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Ludwig Wittgenstein

Tractatus
logico-
philosophicus

El libro de bolsillo
Humanidades
Filosofía
Alianza Editorial
Ludwig Wittgenstein

Tractatus
logico-philosophicus

Versión e introducción de
Jacobo Muñoz e Isidoro Reguera

El libro de bolsillo
Filosofía
Alianza Editorial
7

TITULO ORIGINAL: Tractatus logico-philosophicus


Traducción autorizada de la edición publicada por Routledge, Introducción
sello del grupo Taylor 8c Francis

Primera edición: 2003


Quinta reimpresión: 2010

Diseño de cubierta: Alianza Editorial


Ilustración: Ángel Uriarte

Que la historia editorial del Tractatus logico-philosophicus


-título latino de resonancias spinozianas sugerido, a lo que
parece, con ocasión de la primera edición inglesa de la Ab-
handlung wittgensteiniana, por G. E. Moore- muestra mu-
chas más grietas y accidentes que la desde un principio ele-
vada autoconsciencia de su autor, es cosa hoy ya más que
suficientemente conocida. La progresiva edición de las car-
© Routledge & Kegan Paul, Ltd., Londres. Todos los derechos reservados tas de Wittgenstein, hasta un límite documental perfecta-
© Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2003,2004,2005,2007,2009,2010 mente satisfactorio , y la minuciosa reconstrucción de la gé-
1

Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15; 28027 Madrid; teléfono 91 393 88 88 nesis del Tractatus publicada por G. H. von Wright a finales
www.alianzaeditorial.es de los sesenta , junto con otros testimonios posibles, hablan
2

ISBN: 978-84-206-5570-3 largamente a favor de esa evidencia.


Depósito legal: M. 30.257-2010
Compuesto e impreso en Fernández Ciudad, S. L.
Coto de Dofiana, 10.28320 (Pinto) Madrid 1. Tras varias ediciones parciales, la editorial Suhrkamp ha publicado
Printed in Spain en un solo volumen las más importantes cartas de Wittgenstein a Rus-
sell, Moore, Keynes, Ramsey, Eccles, Engelmann y L. von Ficker. Cfr. L.
W.: Briefe, Frankfurt, Suhrkamp, 1980.
SI QUIERE RECIBIR INFORMACIÓN PERIÓDICA SOBRE LAS NOVEDADES DE
ALIANZA EDITORIAL, ENVÍE UN CORREO ELECTRÓNICO A LA DIRECCIÓN:
2. El trabajo de G. H. von Wright «La génesis del Tractatus» apareció en
el volumen L. W.: Briefe an Ludwig von Ficker, Salzburgo, Otto Müller
alianzaeditorial@anaya.es Verlag, 1969. Posteriormente ha sido reproducido como «Introducción
8
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La consciencia wittgensteiniana del valor de su obra y de po de Monte Cassino . Habla entonces de él como de «la
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las dificultades que, a un tiempo, iba a procurar su compren- obra de mi vida» y no duda en subrayar, como hemos visto,
sión, fue, en efecto, siempre muy alta. Parece obligado citar su valor culminatorio de largos años de trabajo. «¡Resulta
en este contexto el conocido paso del Prólogo: «La verdad de amargo -escribe a Russell en junio de 1919— tener que arras-
los pensamientos aquí comunicados me parece intocable y trar en el cautiverio la obra terminada y ver cómo el absur-
definitiva...». Pero ahí está también lo que manifestaba a su do reina ahí fuera!» 7

amigo Russell desde el campo de internamiento de Monte Las circunstancias externas de la composición del libro,
Cassino al anunciarle la existencia y finalización, en agosto ultimado materialmente en el frente, pueden, ciertamente,
de 1918, de un libro en el que venían a culminar largos años ayudar a comprender la en ocasiones subrayada premura de
de trabajos preparatorios : 3
su estilo y la estilización formal, hasta extremos paradigmá-
ticos, de su contenido. De todos modos, en mayo de 1915,
He escrito un libro titulado Logisch-Philosophische Abhandlung, entregado desde hacía meses a las tareas bélicas, Wittgens-
que contiene todo mi trabajo de los últimos seis años. Creo que he tein advertía ya a Russell de un cambio en sus maneras inte-
solucionado definitivamente nuestros problemas. Puede que esto
lectuales, de por sí lacónicas y graves, como demuestran los
suene arrogante, pero me resulta imposible no creerlo... De hecho,
no lo entenderás sin una e x p l i c a c i ó n previa, ya que está escrito en escritos anteriores a esta época: «Los problemas se vuelven
forma de observaciones harto cortas. (Esto significa, por supuesto, cada vez más lapidarios y generales...» . Su propia explica-
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que nadie lo comprenderá; a pesar de que creo que todo él es claro ción del asunto iba, por lo demás, en una dirección bien con-
como el cristal. Echa por tierra, sin embargo, toda nuestra teoría de creta: «Sabes qué difícil me resulta escribir sobre lógica. Esta
la verdad, de las clases, de los n ú m e r o s y todo el resto.) Lo publicaré es la razón de que mi libro sea tan corto y, consecuentemen-
tan pronto como regrese a casa . 4

te, tan oscuro. Pero no puedo hacer nada por evitarlo» . Lo 9

único que hizo en este sentido fue señalizarlo con una pecu-
Y ahí está también, velis nolis, la curiosa imagen del Witt- liar notación decimal que, por estos motivos, llegó a consi-
genstein subteniente, con su manuscrito en el frente, en la derar imprescindible . 10

mochila de campaña , o paseándolo consigo por el cam-


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Con el tiempo, sus temores a la poca comprensión que en-


histórica» a la edición del Prototractatus editada por McGuinnes, Ny- contraría su obra, por su condición excepcional o por esta
berg y el propio von Wright en Londres, Routledge and Kegan Paul, (obligada) oscuridad, hija de la intensidad y el laconismo,
1971. La última versión, revisada y ampliada, aparece en el libro del irían extendiéndose, como es sabido, a su entera actividad
mismo autor: Wittgenstein, Oxford, Basil Blackwell, 1982, pp. 63-109.
intelectual, hablada o escrita. A propósito del Tractatus eran,
3. Entre estos trabajos preparatorios hay que citar los Tagebücher escri-
tos entre 1914 y 1917, las «Notas sobre lógica» de 1913, las «Notas dicta-
desde luego, absolutos: «¡Es... amargo pensar que nadie lo
das a G. E. Moore en Noruega» de 1914, y la propia versión inicial del
Tractatus, con elucidaciones y adiciones, publicada en 1971 con el título
de Prototractatus (vid. sup.) y que von Wright encontró en Viena en 6. Briefe, pp. 85,87.
1965. 7. Ibid.,p.87.
4. fine/e, pp. 85 y 251 (13 de marzo de 1919). 8. Ibid.,p.72.
5. Cfr. N. Malcolm, L. W.: A. Memoir, Londres, Oxford Univ. Press, 9. Ibid., pp. 88 y 252 (carta a Russell del 19 de agosto de 1919).
1966, pp. 8,42. 10. Ibid.,p. 103.
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10

entenderá aunque se publique!» . Nadie: ni siquiera su ami-


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ahora aceptarlo por la vía u s u a l » - , Wittgenstein pasó a
15

go Russell, con quien tanto discutió de estos temas y del que, proponer su publicación a Ludwig von Ficker, el editor de
sin duda, aprendió . Tampoco Frege, ciertamente . No di-
12 13 Der Brenner. Tampoco esta vez tuvo éxito.
gamos, pues, ya los académicos al uso: «Presentar un trabajo Durante su encuentro con Russell en Holanda entre el 13
filosófico a un catedrático de filosofía es como echar marga- y el 20 de diciembre de 1919, en el que discutieron «línea a lí-
ritas...» .
14 nea» el manuscrito del Tractatus, y ante la manifiesta impo-
Los primeros en no comprenderle fueron, en cualquier sibilidad de encontrar editor para él en Austria o Alemania,
caso, los editores. Wittgenstein ofreció primero su obra, a fi- lo que causaba singular perturbación a Wittgenstein , Rus- 16

nales del verano de 1918, a la editorial yienesa Jahoda & Sie- sell hizo saber a éste su interés por traducirlo él mismo al in-
gel. Ante el nulo éxito de esta iniciativa -en la que algún pa- glés, anteponiéndole una introducción propia. Wittgens-
pel jugaron también Karl Krausy Adolf Loos-, Wittgenstein, tein, que acababa de fracasar una vez más en este sentido
definitivamente licenciado ya del Ejército el 26 de agosto de con Frege , vio abrirse así una posibilidad nueva. Y no sólo
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1919, se dirigió, una vez en Viena, a Wilhelm Braumüller, el de cara al mundo editorial inglés. Siguiendo una sugeren-
editor de su admirado Otto Weininger. Para razonar su soli- cia de su amigo Engelmann procedió, en efecto, a ofrecer la
citud de edición del Tractatus pidió a Russell un informe téc- publicación del libro, con la prometida introducción de Rus-
nico, que éste no dudó en enviar rápidamente a Braumüller, sell, a la prestigiosa editorial Reclam de Leipzig.
sin conseguirse, de todos modos, con ello otra cosa que una Entre las razones de la debatida introducción de Russell
contrapropuesta de edición de la obra con todos los gastos a juegan, pues, un papel no menor las de orden editorial. No
cuenta del propio Wittgenstein. No optando por esta solu- otra cosa se desprende, cuanto menos, de la siguiente carta a
ción -«Escribirlo ha sido asunto mío; asunto del mundo es su frustrado editor von Ficker, fechada el 28 de diciembre de
1919:

11. 7bW.,p.87;cfr.pp.87,94,99-100. Anteayer regresé de Holanda, donde me r e u n í con el profesor Rus-


12. Llevado de una inicial inclinación a la ingeniería aeronáutica, Witt- sell con el fin de comentar mi libro con él. En el caso de que no pue-
genstein cursó estudios, entre 1906 y 1908, en el Instituto Politécnico de da editarlo en Austria o en Alemania, Russell hará que me lo editen
Berlín, trasladándose seguidamente -con igual objeto- ala Universidad
de Manchester. C o m e n z ó aquí a interesarse de modo creciente por los
fundamentos de la matemática, lo que le llevó -a la vez que leía a Frege- 15. Ibid., p. 95 (carta a von Ficker a mediados de octubre de 1919).
a Cambridge, donde profesaba a la sazón Bertrand Russell, famoso ya 16. El 27 de noviembre de 1919 escribía a Russell: «Han comenzado de
como el primer lógico y filósofo de la matemática de Inglaterra. Witt- nuevo las dificultades con mi libro. ¿Recuerdas c ó m o me presionabas
genstein p e r m a n e c i ó en Cambridge, en cuya Universidad llegaría él siempre para que publicara algo? Y ahora que deseo hacerlo, la cosa no
mismo a profesar un día, entre 1911 y 1913. Sobre el encuentro entre sale. ¡Queel diablo se lo lleve!» (Ibid., p. 100).
Russell y Wittgenstein, vid. Russell, B.: Autobiografía, 1914-1944, vol. 2, 17. De acuerdo con un testimonio indirecto y posterior de Heinrich
México, D. E, Aguilar, 1975, pp. 148 ss. Scholz, Wittgenstein debió rogar a Frege por estas fechas que gestionara
13. El 6 de octubre de 1919 escribe a Russell: «Mantengo relación epis- la publicación de su tratado en los Beitrüge zur Philosophie der deuts-
tolar con Frege. No entiende una palabra de mi trabajo y ya estoy com- chen Idealismus, revista con cuyo editor mantenía relación el lógico ale-
pletamente agotado por tantas aclaraciones» (Ibid., p. 93). m á n . El propio Frege había publicado en ella, en 1919, su trabajo «Der
i A TU;J — no irtr^.^fr r» QA Gedanke». La gestión no dio resultado.
12 13

en Inglaterra. (Se propone traducirlo.) La cosa está, pues, plantea- ficialidad e i n c o m p r e n s i ó n . E n v i é el tratado con tu i n t r o d u c c i ó n a
da en los siguientes términos: Russell quiere escribir una intro- Reclam y le e s c r i b í d i c i é n d o l e que no q u e r í a que se imprimiese la
ducción a mi tratado y yo me he declarado de acuerdo. Esta in- i n t r o d u c c i ó n , sino que ella s ó l o d e b í a servir para que se formara un
troducción ocupará casi la mitad del espacio que alcanza el propio juicio sobre mi obra. Como resultado de esto, es sumamente proba-
tratado y explicará sus puntos más oscuros. Con ella el libro consti- ble que Reclam no acepte mi obra (aunque t o d a v í a no he recibido
tuirá un riesgo mucho menor para cualquier editor, o no será riesgo respuesta alguna de é l ) . 2 1

alguno, dado que el nombre de Russell es muy conocido y, en con-


secuencia, asegura a mi tratado cierto número de lectores . 18
Reclam rechazó, efectivamente, el Tractatus, y Wittgens-
tein decidió desinteresarse totalmente de su publicación.
Wittgenstein esperó impacientemente la introducción de Así, el 8 de julio de 1920 Wittgenstein, que había decidido
Russell, como se desprende de sus reclamaciones en cartas trabajar como ayudante de jardinero durante todo aquel ve-
del 19 de enero y 19 de marzo de 1920 . La introducción lle-
19
rano en un convento próximo a Viena, escribía de nuevo a
gó por fin y el 9 de abril Wittgenstein acusaba recibo a Rus- Russell:
sell en términos de moderada disconformidad, pero sin in-
Reclam no ha aceptado mi libro y renuncio a hacer m á s gestiones
troducir cambios en sus planes editoriales:
para verlo impreso. Ahora bien, si tienes a l g ú n interés en que lo
editen, está totalmente a tu d i s p o s i c i ó n : puedes hacer con él lo que
Muchas gracias por tu manuscrito. Hay muchas cosas en él con las quieras . 22

que no estoy totalmente de acuerdo, tanto cuando me criticas como


cuando tratas sencillamente de dilucidar mi punto de vista. Pero
esto no importa. El futuro nos juzgará, o quizá no; y si permanece Russell no dudó, ciertamente, en aceptar el singular en-
en silencio, esto también será un juicio. -La introducción está en cargo. Ofreció inicialmente el Tractatus, a través de Miss
curso de traducción y luego irá al editor junto con el tratado. ¡Espe- Wrinch, a Cambridge University Press, que lo rechazó el 14
ro que los acepte! .
20
de enero de 1921. La editorial Kegan Paul se mostró, en cam-
bio, dispuesta a publicarlo. Y bajo su sello salió, en efecto, en
El 5 de mayo de ese mismo año la disconformidad asumía 1922, en edición bilingüe y con la introducción de Russell.
ya, en cambio, proporciones en absoluto irrelevantes para el De la versión inglesa se ocupó C. K. Ogden, ayudado por F.
destino final del proyecto: P. Ramsey. Wittgenstein no se sintió tampoco excesivamente
satisfecho con la versión de Ogden , que fue sustituida (en
2 3

Ahora te enfadarás conmigo cuando te cuente algo: no se va a la edición del Tractatus de Routledge and Kegan Paul del año
imprimir tu introducción y, en consecuencia, probablemente tam- 1961) por una nueva -y, sin duda, superior- versión de D. F.
poco se imprima mi libro. Cuando tuve ante mí la traducción ale-
Pearsy B. F. McGuinness.
mana de la introducción, no pude decidirme a dejar que la impri-
mieran junto con mi obra. Todo el refinamiento de tu estilo inglés Pero Russell no limitó sus actuaciones al mundo editorial
se perdió, obviamente, en la traducción, y no quedó más que super- inglés. De él partió también, en efecto, la iniciativa de pro-

18. Briefe,-p. 105. 21. /fezd.,pp. 110-111.


19. lbid.,pp. 107y 109. 22. Ibid., p. 113.
20. Ibid.,vp. 109-110. 23. Cfr. L. W.: Letters to C. K. Ogden, Oxford, Blackwell, 1973.
14
15

poner a Wilhelm Ostwald, editor de los Annalen der Na- del mismo ... Recordemos, por nuestra parte, las palabras
28

turphilosophie, la publicación del Tractatus, en la versión del prólogo:


original alemana, en su revista. Ostwald aceptó el proyecto
C a b r í a acaso resumir el sentido entero del libro en las palabras:
y el texto wittgensteiniano vio la luz, junto con la traducción
lo que siquiera puede ser dicho, puede ser dicho claramente; y de lo
alemana de la introducción de Russell, en el cuaderno 14 de que no se puede hablar hay que callar. El libro quiere, pues, trazar
los Annalen, en 1921. Sólo que, aun habiendo manifestado un l í m i t e al pensar o, m á s bien, no al pensar, sino a la e x p r e s i ó n de
en noviembre de ese mismo año a Russell su moderada los pensamientos... el l í m i t e s ó l o p o d r á ser trazado en el lenguaje, y
complacencia -a pesar de las reservas que le inspiraba Ost- lo que reside m á s allá del l í m i t e será simplemente absurdo.
wald- ante la idea de ver impreso el Tractatus en los Anna-
len , una vez ante la edición Wittgenstein, a la sazón entre-
24
En este mismo sentido, y desde una perspectiva comple-
gado a su oficio de maestro de primera enseñanza en mentaria, ya en abril de 1917, en plena elaboración del Trac-
Trattenbach, no dudó en considerarla como «pirata» . 25
tatus, daba cuerpo expresivo, en carta a su amigo Paul En-
gelmann, a esta creencia suya fundamental:

Nada se pierde por no esforzarse en expresar lo inexpresable. ¡Lo


2 inexpresable, m á s bien, está contenido -inexpresablemente- en lo
expresado! 29

Pero ¿de qué trata esta obra cuya incomprensión temía Witt-
genstein tanto y en la que no dudaba en percibir un sistema En agosto de 1919 escribe, por otra parte, a Russell sobre
(no sólo ya un tratado) lógico-filosófico prácticamente de- el contenido de lo que entonces era «su manuscrito»:
finitivo? . Todavía un cuarto de siglo más tarde, en su lla-
26

Me temo que no has comprendido mi a s e v e r a c i ó n fundamental,


mada segunda época, seguía considerándola como la única
respecto a la cual todo el asunto de las proposiciones l ó g i c a s es
alternativa global posible a su nuevo filosofar y, desde lue-
27

mero corolario. El punto fundamental es la t e o r í a de lo que puede


go, el trasfondo ineludible para toda posible comprensión ser expresado (gesagt) mediante proposiciones -esto es, mediante
el lenguaje- (y, lo que es lo mismo, lo que puede ser pensado) y lo
24. El 28 de noviembre de 1921 escribía, en efecto, Wittgenstein a Rus- que no puede ser expresado mediante proposiciones, sino s ó l o
sell: «Sinceramente, me alegra que se publique mi cosa. Aunque Ost- mostrado (gezeigt); creo que esto es el problema cardinal de la filo-
wald sea un archicharlatán. ¡Con tal de que no la mutile! ¿Corriges tú las sofía .
30

pruebas? En tal caso sé amable y cuida de que se imprima tal y como yo


lo he escrito. Creo que Ostwald es capaz de modificar el trabajo a su Las cosas están claras, pues, desde el punto de vista del au-
gusto, p. ej., de acuerdo con su estúpida ortografía. Lo que realmente tor. Con mayor aceramiento abunda en ello en carta algo
me gustaría es que la cosa saliera en Inglaterra» (ibid., pp. 122-123).
posterior a von Ficker, en pleno proceso de negociación de
25. Cfr. la carta a Engelmann de 5 de agosto de 1922, en la que se la-
menta de las «muchas faltas» de la edición de Ostwald (ibid., p. 123).
una eventual publicación de su obra en DerBrenner:
26. En octubre de 1919 escribe a von Ficker sobre su manuscrito: «Se
trata, con toda propiedad, de la e x p o s i c i ó n de un sistema» (Briefe, 28. Cfr. Prólogo a las Philosophische Untersuchungen.
p.94). 29. Bn'e/e,p.78.
27. Cfr. N. Malcolm, op. cit, p. 69. 30. /Wd.,pp.88y252.
16 17

Y q u i z á le sirva de ayuda que le escriba unas cuantas palabras sobre sin embargo, que este propósito delimitador ofrece dos pers-
mi libro: Creo firmemente que no sacará U d . demasiado de su lec- pectivas diferentes, dependiendo de si lo mostrable -o lo in-
tura. Pues no lo c o m p r e n d e r á ; la materia le resultará completamen-
decible- se muestra hablando -de otra cosa- o se muestra en
te e x t r a ñ a . En realidad no le es e x t r a ñ a , porque el sentido del libro
es é t i c o . Quise en tiempos poner en el p r ó l o g o una frase que no
silencio. El Tractatus posibilita ambos puntos de vista, pero es
aparece de hecho en él, pero que se la escribo a U d . ahora, porque cuestión oscura si de hecho están presentes en él . 32

q u i z á le sirva de clave: Quise escribir, en efecto, que mi obra se com- Sin introducirnos en cuestiones disputadas -que no pare-
pone de dos partes: de la que a q u í aparece, y de todo aquello que no ce el objeto oportuno de estas simples notas-, de creer a
he escrito. Y precisamente esta segunda parte es la importante. Mi
libro, en efecto, delimita por dentro lo é t i c o , por así decirlo; y estoy 32. Una cosa sería, en efecto, la mostración lógica (mediante el lengua-
convencido de que, estrictamente, S O L O puede delimitarse así. je) y otra la mostración mística (sin lenguaje alguno). Las proposicio-
Creo, en una palabra, que todo aquello sobre lo que muchos hoy nes de la lógica, por el hecho precisamente de que son tautologías -por
parlotean lo he puesto en evidencia yo en mi libro guardando silen- el hecho de que no dicen nada-, muestran la lógica esencial del mundo
cio sobre ello. Y por eso, si no me equivoco, el libro dirá mucho de y del lenguaje (6.12) c o m ú n a ambos, que posibilita y fundamenta toda
lo que U d . mismo quiere decir, pero q u i z á U d . no vea que está dicho relación figurativo-descriptiva entre ellos. A estos niveles lógicos fun-
en él. Le a c o n s e j a r í a ahora leer el prólogo y el final, puesto que son dantes ninguna proposición o figura, en general, puede decir o figurar
ellos los que expresan con mayor inmediatez el sentido . 31
nada de sí misma (2.172,4.041). Aunque hable de otra cosa, el lenguaje,
a estos niveles, muestra esa estructura lógica c o m ú n al mundo que posi-
bilita su decir algo; de modo que, esencialmente ( l ó g i c a m e n t e ) , todo
De creer, pues, a Wittgenstein, la cuestión de lo decible y lo decir es un mostrar; todo lo que se dice, porque se muestra se dice: «La
indecible -o de lo decible y lo mostrable- y su delimitación proposición muestra lo que dice» (4.461,4.022). Estas relaciones ínti-
precisa sería la inquietud fundamental de donde surgió el mas entre decir y mostrar, sin embargo, no se dan en lo místico (ético,
estético, religioso), que no tiene soporte lógico alguno, ni lingüístico ni
Tractatus. Y esto es, de hecho, el punto capital del análisis que
mundano. Lo m í s t i c o se muestra, simplemente, en la desaparición de
el libro hace de la lógica de nuestro lenguaje, de cuya mala todo lenguaje y mundo l ó g i c a m e n t e ordenados; es sentimiento e intui-
comprensión -y sólo de ella- surgen todos los problemas fi- ción puros -sub specie aeterni- del que del mundo (de que el mundo si-
losóficos, meramente lingüísticos siempre, que en un lengua- quiera sea -lo que sea-) o del mundo como todo: «Existe, ciertamente,
je analizado desaparecerían por sí mismos (4.003). De lo que lo indecible. Ello se muestra, es lo místico» (6.522,6.44 ss.).
Habría, pues, una mostración intrínseca al lenguaje, y otra extrínse-
se puede hablar se puede hablar claramente, y de lo que no se
ca. La primera pertenece por derecho propio al mismo ámbito del len-
puede hablar hay que callar dejando plena autonomía a la guaje y del mundo, y a su lógica. La segunda, no; ella misma, como senti-
muda expresividad del silencio -o a la del propio lenguaje en miento o intuición, está más allá del lenguaje y de su lógica; y su obje-
su nivel mostrativo-. En ambos casos no se plantea ya cues- to, más allá del mundo y de su lógica -la misma que la del lenguaje-. La
tión filosófica alguna, simplemente porque las cosas están primera está contenida de algún modo en el lenguaje (carta citada a En-
gelmann) o se realiza de algún modo mediante él (carta citada a Russell).
claras. Y eso es todo lo que se pretende: clarificar el lenguaje La segunda s ó l o se patentiza en el silencio (carta citada a Ficker); pero
y/o el pensamiento mediante la dilucidación y delimitación ¿cómo? ¿en el silencio absoluto del puro sentir e intuir sin condiciona-
de lo decible/indecible en vistas a la (di)solución de los pro- mientos lógicos de lenguaje o mundo? ¿o en el vacío, también, que deja el
blemas filosóficos. Las mismas citas anteriores manifiestan, hablar de otras cosas o que aparece al hablar de otras cosas? (6.52)... Es
asunto oscuro todo esto, decíamos, no tanto en sí mismo como en el dis-
curso del Tractatus. Wittgenstein lo dejó inaclarado, en esa ambigüedad
31. Ibid., pp. 96-97. que manifiestan, también, modélicamente las citas traídas.
18 19

Wittgenstein, nuevamente, la inquietud teórica fundamental y esa misma impresión, pero más fuerte, había sacado en
de la que surge el Tractatus es la de deslindar en el lenguaje -y 1919, después de toda una semana de discusiones con él so-
sólo en él- aquello de lo que se puede hablar de aquello de lo bre el Tractatus. Aún desde La Haya, donde había tenido lu-
que no se puede hablar (prólogo citado). Y ello supone, en gar el encuentro como hemos visto, Russell escribe a Lady
principio, la doble perspectiva delimita4ora a que nos referi- Ottoline Morrell:
mos, aunque el análisis lógico del lenguaje se restrinja, como
es natural, a una sola de sus vías: el ámbito único donde es Ya h a b í a notado yo en su libro cierto asomo de misticismo pero me
q u e d é asombrado al comprobar que se h a b í a convertido por com-
posible. Así pues, dentro del lenguaje, e intrínseco a él, el pleto en un m í s t i c o .
3 4

análisis distingue entre proposición (con sentido) y proposi-


ción lógica (tautológica), o entre decir y mostrar en general:
Se debiera realmente, o no, este cambio a la lectura de los
así el lenguaje (la lógica, el mundo) desarrolla su ámbito
comentarios de Tolstoi al Evangelio , o a otras más genera-
35

(el de la ciencia) y se circunscribe en sus límites de sentido les de Kierkegaard, Silesius, James, como dice Russell en esa
(los de la ciencia). Y dentro del lenguaje también, pero hacia misma carta, lo cierto es que en la esquemática evocación de
fuera, el análisis desplegado señala el límite entre el lenguaje lo místico en el Tractatus (y en los Tagebücher de 1914-
mismo (la lógica, el mundo, la ciencia) y el silencio (lo místi- 1916) , la consideración que Wittgenstein hace de ello re-
36

co): los límites -por fuera- del lenguaje son los límites -por sulta ya lógicamente coherente, y hasta necesaria, dentro del
dentro- del silencio. Aclarar, analizar esto, es la tarea filosófi- sistema pergeñado en el libro.
ca: a ello se reduce, y en ello acaba, la filosofía (4.11 -4.12). Lo
primero tiene que ver directamente con las cavilaciones lógi-
cas de Wittgenstein en torno a la proposición (corpus central 3
y originario del Tractatus) y se justifica, pues, metodológica-
mente por sí mismo. Lo segundo representa derivaciones Una vez que hemos recordado ya esta autoconsciencia de
(místicas) del análisis lógico, sin duda lógicas también en Wittgenstein respecto al carácter, pretensiones e inspiración
principio, aunque defacto fueran imponiéndose al espíritu del Tractatus, intentemos describir las grandes líneas de
de Wittgenstein no sólo por desasosiegos estrictamente lógi- contenido del libro. Lo haremos de dos modos: genealógica
cos. Detengámonos un instante en ello. y discursivamente, esto es, desde la génesis de su problemáti-
A la muerte de Wittgenstein, Russell escribe en el Obi- ca en la experiencia intelectual concreta de Wittgenstein, y
desde la línea discursiva que de hecho presentan las páginas
tuary de la revista Mind:
de la obra. En ambos casos no buscaremos exhaustividad
En la é p o c a anterior a 1914 se ocupaba casi exclusivamente de l ó g i - sino concisión suma.
ca. Durante la primera guerra, o q u i z á inmediatamente antes, cam-
b i ó su perspectiva y se c o n v i r t i ó m á s o menos en un m í s t i c o , como 34. Briefe, p. 101.
puede apreciarse aquí y allí en el Tractatus *; 3
35. Cfr. ibid., pp. 72-73.
36. Como es sabido, el Tractatus recoge, directa o indirectamente, en
sus páginas gran parte de esos Tagebücher. El trasfondo problemático es
33. MindLX, 239 (July 1951),p. 298. en ambos el mismo.
21
20

A metodológicamente necesaria- de su sistema analítico, lo


cierto es que en el Tractatus aparece otro componente esen-
Genealógicamente, las cosas se presentan así: cial.
1) El componente nuclear y originario es el análisis de la 3) El análisis del lenguaje y del mundo, en efecto, la ló-
proposición o del lenguaje (3-6) y la aplicación de sus resul- gica y la metafísica, llevan a Wittgenstein a evocar lo que
tados al análisis, a su vez, de los lenguajes científicos: lógico, está más allá -siendo limítrofe- de ambos: lo místico; sin te-
matemático, científico-natural (6.1-6.4), con un intermedio matizarlo, naturalmente, refiriéndose a ello sólo como po-
en el que expresa su idea de la función de la filosofía dentro sibilidad frustrada de un lenguaje inanalizado (absurdo
de este sistema (4.11-4.12), idea que especificará metodoló- metafísico tradicional) o como manifiesta imposibilidad
gicamente al final del libro (6.53). -metodológicamente deducible- del análisis lógico del len-
2) El análisis lógico que ha hecho del lenguaje (propo- guaje (y del mundo). Éste ha de servir, en definitiva, tanto o
sición), de su ámbito de sentido (ciencia) y de la propia más que hasta ahora ha valido para desbrozar y abrir el ám-
actividad crítico-lingüística o lógico-analítica (filosofía) bito científico, para salvaguardar y sellar (en los límites) la
aboca ahora a una consideración del polo metafísico u on- frontera inviolable de lo místico.
tológico del lenguaje: el mundo. Se trata, entonces, de ana- Así pues, Wittgenstein desarrolló un análisis lógico, des-
lizar -lógicamente también- el mundo (1 -2.1) y el interme- de el lenguaje, que aplica primero a éste y luego al mundo y a
diario epistemológico entre lenguaje y mundo: la figura la mediación entre ellos. Una vez cerrado así su círculo, el
(2.1-3), con un inciso -epistemológico t a m b i é n - sobre el análisis (el analista) toma conciencia de sus límites: esa
pensamiento (3-3.1), que irá recogiendo después en mo- consciencia de encierro es lo místico. Un componente lógi-
mentos claves del análisis proposicional (3.2, 3.5, 4), así co de base y dos lógicamente derivados (el metafísico-epis-
como dentro de su perspectiva general sobre la actividad temológico y el místico), y en este orden genealógico, cons-
filosófica (4.1121). tituyen el Tractatus. Sus momentos teóricos cúlmenes, más
Tenemos, pues, hasta ahora un componente lógico y otro tensos, suceden siempre al colocarse en el límite; las propo-
metafísico-epistemológico, junto con una caracterización siciones que los expresan emergen como hitos, testigos,
38

general del quehacer filosófico. Con ello Wittgenstein hu- del tortuoso, oculto, camino/caminar del libro.
biera cumplido ya su vieja idea de la filosofía:
La filosofía... se compone de l ó g i c a y m e t a f í s i c a ; la primera es la
base. La e p i s t e m o l o g í a es la filosofía de la p s i c o l o g í a . . . La filosofía
es la doctrina de la forma l ó g i c a de las proposiciones c i e n t í f i c a s . 37

38. Cfr., por ej., 1,2.172,4.0312,4.114,4.461,4.466,5.123,5.471-5.473,


Pero, bien se achaque a preocupaciones del autor impues- 5.511,5.542,5.552, 5.6-6,6.12,6.124,6.22,6.34,6.4-7. Recordemos, en
tas por circunstancias vitales, o a una derivación obvia -y general, para esta genealogía, aquella autoconfesión wittgensteiniana
del 2-8-1916: «Sí, mi trabajo se ha extendido desde los fundamentos de
37. Notes on Logic (1913), en Schriften 1, Frankfurt a. M . , Suhrkamp, la lógica a la esencia del mundo» (Tagebücher, en Schriften 1, ibid., pp
IQfiQ raí 1 R 6 - ? ? S . T V 187. 85-185. v.172). ^
22 23

B esa creencia radical inveterada en nuestra historia desde Par-


ménides de que «algo lógico no puede ser sólo posible» (!)
Si describimos éste ahora discursivamente, esto es, siguien- (2.0121). En convicciones como éstas, al parecer, se basa todo
do/persiguiendo sin más su difícil, pero efectiva, andadura el sistema del Tractatus. (Todo sistema se basa en una serie de
o decurso, las cosas se presentan así: creencias, lo elocuente es saber cuáles y saberlo, a ser posible,
desde el principio: en este sentido lo apuntamos aquí. El se-
1) Metafísica atomista y descriptiva del mundo (1-2.1). gundo Wittgenstein no admitirá siquiera -porque carece de
sentido y de objeto- la cuestión del fundamento: todo son
1. El mundo es todo lo que es el caso. juegos de lenguaje. Ahora supone simplemente, y sobre su-
2. Lo que es el caso, el hecho, es el darse efectivo de estados de puestos levanta su constructo lógico: el objeto de la lógica es
cosas. cualquier posibilidad, para la lógica los hechos son todas las
En primer lugar, en vistas al posterior análisis del lenguaje, posibilidades (2.0121); y la lógica, como decíamos, es la base
Wittgenstein organiza el polo o supuesto metafísico de toda de la filosofía, esto es, el fundamento de todo lenguaje y mun-
figuración, representación o descripción lingüística: el mun- do analizados.)
do. El mundo es la totalidad de los hechos y puede descom-
ponerse en cada uno de ellos (como el lenguaje en propo- 2) EPISTEMOLOGÍA: teoría de la figura (2.1-3) y del
siciones) para su análisis. Los hechos son estados de cosas pensamiento (3-3.1).
existentes, y los estados de cosas, conexiones o combinacio-
2.1. Nos hacemos figuras de los hechos.
nes, sin más, de cosas u objetos. En el lenguaje a los estados de
3. La figura lógica de los hechos es el pensamiento.
cosas corresponden las proposiciones (y esto funda el sentido
de éstas), y a las cosas los nombres (y esto funda el significado Una vez descrito ontológicamente el mundo desde el aná-
de éstos); la misma lógica de conexión preside a unos y a lisis lógico se plantean las condiciones de posibilidad de su
otros; de modo que así se funda toda relación figurativa, re- captación mental (y expresión lingüística). Esas condiciones
presentativa o descriptiva entre lenguaje y mundo (4.0311). -epistemológicas normalmente- remiten en el Tractatus a
Esa correspondencia básica es algo meramente supuesto un hecho puramente lógico: el de la figuración. El mundo es
(6.124); no hay más justificación de ella, quizá, que la vieja ar- figurado por el pensamiento (y el lenguaje); dicho con toda
monía racionalista que preside Dios mismo (5.123), o que el radicalidad: pensar (hablar) es figurar. Y figurar es repre-
sano sentido común que nos advierte que si el lenguaje no ha- sentar en el espacio lógico los hechos del mundo (2.11) ; 40

bla del mundo, ¿de qué va a hablar? (5.5521,5.5542) , o que 39

Ese sano sentido c o m ú n supone asimismo, para completarse, que si


39. En este mismo sentido escribirá más tarde: «La obviedad del mun- el lenguaje no expresa también el pensamiento (del mundo) ¿qué va a
do se manifiesta precisamente en el hecho de que el lenguaje sólo le sig- expresar?, o, mejor, que si el pensamiento no es lo que expresa el lengua-
nifica a él y s ó l o a él puede significar. En efecto, dado que el lenguaje re- je ¿qué va a ser? (5.542,3.5,4,4.1121).
cibe el modo de su significar s ó l o de su significado, del mundo, no 40. No entramos aquí en cuestiones como las que plantea m o d é l i c a -
puede imaginarse lenguaje alguno que no represente a este mundo» mente esta proposición y su contexto: la diferencia entre hecho (Tatsa-
/•r>i.:i„„^u:„h» nomorl-iincrpn. Schtriften 2, ibid., 1970, p. 80). che) y estado de cosas (Sachverhalt, Sachlage), o entre mundo (Welt) y
24 25

y una figura: un modelo o patrón lógico de lo real (2.12), do) la auténtica estructura lógica del lenguaje (la forma ge-
esto es, un modelo o patrón de posibilidad de mundo, una neral de la proposición, posibilidad suya), encubierta por su
representación de un estado de cosas posible, cuya posibili- forma cotidiana; y no extrañará, pues, que, una vez descu-
dad ella misma (el pensamiento o el lenguaje) contiene bierta, se nos presente como esencia del lenguaje y esencia
(2.201-2.203). Todo el figurar estriba en que entre la figura y del mundo a la vez (5.4711).
lo figurado, esto es, entre el pensamiento (lenguaje) y el ¿Y el pensamiento? El pensamiento supone un paso inter-
mundo, hay algo en común, algo idéntico, que posibilite la medio entre mundo y lenguaje, difícil de analizar por la pre-
figuración: buscarlo es la única tarea del análisis lógico y del cariedad de su carácter de objeto y los riesgos de psicologis-
Tractatus mismo. Eso idéntico o común no remite para nada mo que ello conlleva (5.54-5.55, 5.631, 4.1121), pero cuya
a los intermediarios epistemológicos tradicionales (siempre existencia hay que presumir con la tradición. El pensamien-
metafísicos o psicologistas, o con ciertos resabios de ello, en to es la figura lógica de los hechos (3) más radical, no impli-
último término): se trata de una forma lógica, que es forma cada aún supuestamente en los inevitables disfraces del len-
de la figuración y forma de la realidad a la vez (2.17,2.18 y guaje (4.002), sino intermediario figurativo esencial entre
2.2). Trátase, en efecto, de esa conformación o estructura 41
una realidad pensada («tal como nosotros la imaginamos»,
lógica atomista que se ha encontrado ya en el análisis lógico- 4.01) y unos signos lingüísticos pensados (3.5), asimismo,
metafísico llevado a cabo en el mundo y que habrá de bus- que hace de éstos un modelo o una figura de aquélla. Pero
carse a continuación en el lenguaje; así es: el largo estudio esa supuesta objetualidad mediadora es inaprehensible al
subsecuente de la proposición (3.1 -6.1) viene dominado por análisis -frente a los esfuerzos en este sentido de toda la tra-
la idea de que la función primordial del lenguaje es figurar el dición anterior-, a no ser en el lenguaje como manifestación
mundo, aunque a primera vista no lo parezca; porque se tra- sensoperceptiva suya (3.1). La cuestión epistemológica, la
ta, insistimos, de una figuración lógica (al estilo de la pro- cuestión metafísica, en definitiva, deriva en la cuestión lin-
yección matemática punto a punto: objetos de la realidad - güística . El pensamiento, así, sólo es definible en términos
42

elementos de la figura), no naturalista, y para comprenderla de lenguaje, como proposición con sentido (4) o como sig-
habrá que desvelar por el análisis (como se hizo con el mun- no preposicional usado (3.5). La teoría del conocimiento se
hace análisis del lenguaje . Con ello la contemporaneidad
43

realidad (Wirklichkeit). Sin aducir para ello prolijas razones, diríamos:


un hecho es un estado de cosas existente; un estado de cosas es una 42. Wittgenstein escribirá m á s tarde: «La armonía entre pensamiento
combinación de cosas que puede existir o no. Los estados de cosas, exis- y realidad, como todo lo metafísico, hay que buscarla en la gramática
tentes o no, formarían la realidad (2.06) como ámbito lógico de posibili- del lenguaje» (Philosophische Grammatik, Schriften 4, ibid., 1969, p. 162;
dad de mundos, por así decirlo; los hechos, esto es, los estados de cosas Zettel, Schriften 5, ibid., 1970, pp. 283-429, p. 301).
existentes, y el hecho de que sean todos (la categoría de totalidad es im- 43. Esto sugieren, obviamente, las proposiciones del Tractatus que ve-
prescindible al mundo para una descripción completa de él como opti- nimos citando, sobre todo la interrogación, nada más que retórica, de
mum del análisis), formarían el mundo. Sachlage, que traducimos por la 4.1121 y el básico aserto analítico de la 5.542: «Pero está claro que 'A
estado de cosas igual que Sachverhalt, se usa como s i n ó n i m o de éste, cree que p', 'A piensa p', 'A dice p' son de la forma ' 'p' dice p'». Para el
quizá con un cierto matiz de generalidad y c o m p o s i c i ó n que éste no tie- análisis, estados a n í m i c o s supuestos como el pensar, la creencia o el
ne: como si una Sachlage se compusiera, a su vez, de Sachverhalten. propio decir, no son sino texturas lógico-lingüísticas tras las que no hay
41. La forma es siempre posibilidad de estructura (2.033). sujeto alguno (5.5421,5.631).
26
27

dará un paso más allá de Kant y de toda la epistemología contextualizan términos y proposiciones en el espacio lógi-
moderna, sobre las bases iniciadas en el empirismo inglés. co-gramatical- no existen en tanto en cuanto no represen-
tan nada (3.1432,4.0312,4.441, 5.4): en liberar al lenguaje
3) LÓGICA: análisis lógico del lenguaje (3.1-6.1). simbólico de estos signos gratuitos hasta llegar a una única
44

variable, lógicamente pura, definitoria de toda proposición,


3.1. En la proposición se expresa sensoperceptivamente el pensa- como forma general de todas y cada una de ellas, consiste el
miento. afán de estas páginas centrales del Tractatus. Sobre estos tres
4. El pensamiento es la proposición con sentido. supuestos lingüísticos básicos acerca del atomismo, de las
5. La proposición es una función de verdad de las proposiciones funciones de verdad y de las constantes y objetos lógicos,
elementales. (La proposición elemental es una función de subsumidos todos ellos en una búsqueda ideal de la esencial
verdad de sí misma.) simplicidad formal del lenguaje, monta Wittgenstein su teo-
6. La forma general de la función de verdad es:
ría de la verdad como valor de funciones veritativas (propo-
[p, £, N (£)]. Ésta es la forma general de la proposición.
siciones): el valor de verdad (o falsedad) de las proposicio-
Contamos ya con el supuesto analizado de una configura- nes moleculares depende sólo de la verdad (o falsedad)
ción lógica idéntica a mundo, pensamiento y lenguaje, de de las proposiciones elementales, y ello se calcula en ta-
modo que a los hechos del mundo corresponden pensa- blas de verdad; el de las proposiciones elementales depende
mientos y proposiciones, y a los objetos de los hechos del sólo de sí mismas, esto es, de que la configuración en cada
mundo objetos del pensamiento y elementos de la proposi- uno de sus elementos responda a la posible configuración de
ción, y todo ello dentro de una misma estructura lógica. objetos en un estado de cosas existente, es decir, en un hecho
Pero todo pende aún del lenguaje; debido a su efectivo ca- del mundo (4.25). Aunque la última comprobación de exis-
rácter de objeto para el análisis lógico -que no comparten ni tencia es siempre empírica . Las posibilidades de verdad
45

el mundo ni el pensamiento-, únicamente en él puede de-


mostrarse esta configuración general atomista. Recordemos
que la metafísica y la epistemología son genealógicamente 44. Cosa que ya había intentado Sheffer en 1913 -y que aprovecha el
Tractatus para su forma general de la proposición-, demostrando c ó m o
constructos sugeridos o necesitados por las conclusiones del los Principia de Russell y Whitehead podían haberse escrito valiéndose
análisis lógico del lenguaje a sus diferentes niveles: nombres, sólo de la incompatibilidad, es decir, prescindiendo de la negación y la
proposiciones elementales, proposiciones moleculares y disyunción.
forma general de toda proposición. En este sentido discurre 45. La c u e s t i ó n de la verdad efectiva de las proposiciones elementales
ahora la parte central del Tractatus. Se muestra en ella cómo y, por tanto, de la existencia en el mundo de estados de cosas, esto es, la
cuestión verificacionista dura, pertenece sólo a la aplicación de la lógi-
toda proposición molecular se compone de proposiciones
ca (5.5521,5.557) y no es una cuestión intrínseca a ella ni al análisis lin-
elementales. Wittgenstein entiende, además, como Frege y güístico que permite. Sólo así puede entenderse la m á x i m a wittgenstei-
Russell, toda proposición como función de verdad, bien de niana de que el sentido mismo de una p r o p o s i c i ó n es su m é t o d o de
sí misma (las elementales), bien de otras (las moleculares). verificación. El análisis l ó g i c o del Tractatus es un análisis formal del
Contra Frege y Russell expone también su idea básica de que sentido de las proposiciones como c o n d i c i ó n y posibilidad de verdad
suya y no genera, por tanto, m á s que un m é t o d o de verificación, no es-
Uo ^ n c t a n t p < ; vnbietos lóeicos -que supuestamente unen o tablece ni constituye la verificación misma, esto es, la detección pun-
28
29

(o falsedad) de las proposiciones elementales (y, por tanto, entre lenguaje (pensamiento) y mundo, presidida por la ló-
de las moleculares) significan posibilidades de existencia (o gica, corona los supuestos del análisis atomista del Tracta-
no existencia) de estados de cosas (4.3). Esta línea posibili- tus, descubiertos en su propio ejercicio.
tadora (trascendental) del mundo desde el lenguaje (desde
el pensamiento) es la vena epistemológica esencial del Trac- 4) TEORIA DE LA CIENCIA: aplicación del análisis al
tatus: ¡algo lógico no puede ser meramente posible!, como ámbito efectivo del lenguaje o del conocimiento (6-7).
ya recordábamos citando la 2.0121. Y esa línea acaba en la
definitiva reducción formal del lenguaje a una única varia- 6.1. Las proposiciones de la l ó g i c a son t a u t o l o g í a s .
ble, esencia lógica definitoria y generadora del lenguaje y del 6.2. La m a t e m á t i c a es un m é t o d o l ó g i c o . Las proposiciones de la
mundo (5.4711,5.5 ss.) , y en la reducción del mundo a una
46 m a t e m á t i c a son ecuaciones, es decir, pseudoproposiciones.
6.3. La i n v e s t i g a c i ó n de la l ó g i c a significa la i n v e s t i g a c i ó n de toda
instancia metafísica límite: el yo, que, a esos niveles últimos,
legaliformidad. Y fuera de la l ó g i c a todo es casualidad.
se identifica además con la lógica y el lenguaje (5.6-6), en esa 6.4. Todas las proposiciones valen lo mismo.
epistemología íntima, pero descarnada (5.641), a que nos
referíamos, en la que nadie piensa (5.631) o dice (5.542) el En estas proposiciones se aplica el análisis lógico del len-
mundo, sino en la que se es (5.63,5.64) el mundo, siendo con guaje, desarrollado hasta ahora, a la crítica del panorama
él vina misma estructura lógica (ni física, ni psíquica): puro científico. Al igual que antes se intentó descubrir la estructu-
lenguaje (o pensamiento). Esta identidad esencial última ra lógica del mundo y del lenguaje, se intenta ahora descu-
brir la estructura lógica de la ciencia, único ámbito de len-
tual de los objetos y hechos mundanos correspondientes (4.063). Se
guaje y mundo analizados, con sentido: lógica (6.1-6.2),
trata de un análisis intrínseco al lenguaje y a su sentido, donde aparece matemática (6.2-6.3) y ciencia natural (6.3-6.4). Como con-
la posibilidad (o no) de un mundo (4.2), que se supone (o no) existente, secuencia de ello quedarán ámbitos de supuesto conoci-
tal cual lo describe el lenguaje, por razones oscuras que ya apuntába- miento que no son asimilables dentro de los límites de un
mos: predeterminación divina, sentido c o m ú n , trascendentalidad l ó -
lenguaje y de un mundo lógicamente analizados; son éstos:
gica, etc. Sea lo que sea lo que exista (o no) en el mundo, como corres-
pondencia de lo que dice una proposición cualquiera, ha de cumplir las lo ético, estético y místico (6.4-6.53) , la filosofía (6.53) y la
47

condiciones lógico-formales que el análisis establece para el sentido de propia función esclarecedora del libro (6.54). La proposi-
ésta. De este modo la verificación de una proposición viene prefigura- ción 7 concluye tajantemente este panorama y el propio l i -
da m e t o d o l ó g i c a m e n t e en su sentido: el sentido es posibilidad de ver- bro. Veámoslo sucintamente.
dad. De este ámbito lógico -o de este enfoque «sintáctico» si se prefie-
re- no sale el Tractatus, y ello explica las reticencias de Wittgenstein
con respecto al Círculo de Viena y a su interpretación verificacionista 47. También podría considerarse lo místico, en cuanto lo inexpresable
del libro, él, que nunca dio, ni quiso dar, un ejemplo de proposición ele- sin más (6.5-6.522), como epígrafe general que incluya lo ético y estéti-
mental o de cosa. co -que son lo mismo (6.421)-, y lo religioso -que, aunque no lo nom-
46. En los Tagebücher el día 1-8-1916 llega, incluso, a dar de Dios una bre así expresamente, silo trata, esbozando típicos temas suyos: muerte
definición semejante a la que en Tractatus 4.5 da de la forma general de e inmortalidad (6.431 ss.), Dios.y mundo (6.4321 ss.)-. De no hacerlo
la proposición, que el día 22-1-1915 ya había equiparado en principio, así, lo místico designaría lo específicamente religioso, pero la generali-
como esencia de la proposición, a la esencia de todo ser (!). Cfr. Schrif- dad con que habla siempre de aquello aconsejaría, quizá, la primera op-
+ ™
n ^ .-.»-. i 7 i „no
30 31

a) En las proposiciones 6.1 Wittgenstein expone su teo- les lo son del lenguaje y lo son del mundo (6.12). En esto
ría de la lógica, quizá el punto más interesante de su teoría consiste esencialmente el fundamentalísimo de la lógica res-
general logicista del saber, dado que todo es básicamente ló- pecto tanto al mundo (metafísica), como al lenguaje sobre el
gica: tanto la ciencia en su estructura legaliforme fundante mundo (ciencia), como a la propia actividad crítica de am-
como la filosofía en su actividad crítica definitoria . Así lo 48
bos (filosofía).
muestra su paradójico estatuto epistemológico: sin decir b) En las proposiciones 6.2 Wittgenstein expone su teo-
nada, no tratando más que de posibilidades (2.0121), y por ría de la matemática en el sentido del duro logicismo que
ello mismo, la lógica fundamenta todo sentido lingüístico y profesaba por entonces, con Russell, y que luego criticaría
todo hecho mundano. Las proposiciones de la lógica, en radicalmente a partir de los años treinta. De acuerdo a ello,
efecto, son tautologías, proposiciones que no dicen nada, la matemática no es más que un método lógico, sus proposi-
que la experiencia no puede rechazar ni confirmar (6.1,6.11, ciones son ecuaciones, o sea, pseudoproposiciones, tam-
5.552). Presentan o muestran la estructura o armazón del bién, que no dicen nada, como las tautologías de la lógica. Y
mundo y del lenguaje (6.12,6.121,6.124) precisamente por- lo que ésta hacía con sus tautologías lo hace aquélla con sus
que no dicen nada de aquél o porque no dicen nada en abso- ecuaciones. Esto es lo importante ahora al respecto; sólo re-
luto. Conforman el marco de posibilidad del mundo: por eso cordar un detalle, la lapidaria crítica al intuicionismo: el
la lógica es trascendental (6.13); aunque su única relación propio lenguaje depara toda la intuición necesaria en mate-
con él es el supuesto de que los nombres tienen significado y mática (6.233); detalle que subsume lo más peculiar de la
las proposiciones elementales tienen sentido (6.124), es de- consideración intrínseca que estas proposiciones 6.2, por lo
cir, que en el mundo hay cosas y hechos que, a la hora de la demás, hacen de la matemática.
aplicación de la lógica en la descripción (científico-natural) c) En las proposiciones 6.3 Wittgenstein expone su teo-
del mundo, y en tal caso, corresponderán (y eso constituirá ría de la ciencia (natural). Con la lógica y su método mate-
su única opción de inteligibilidad) con los nombres y las mático queda enteramente analizado el ámbito donde rei-
proposiciones del lenguaje analizado. De ahí su peculiar mi- nan la necesidad y las leyes, fuera de ella todo es casual (6.3),
sión respecto, siempre, al lenguaje: combinar sus proposi- a pesar de los intentos inveterados del hombre de buscar en
ciones con sentido de modo que lo pierdan, que formen tau- Dios, en el destino, en la voluntad o en el cientificismo lega-
tologías, que no digan ya nada, porque sólo entonces lista una explicación necesaria del mundo (6.47 ss.). La cien-
muestran las propiedades auténticamente lógicas que posi- cia no hace más que describir sistemáticamente el mundo
bilitan en general su decir (6.121). Estas propiedades forma- desde unos aprioris lógicos que (mal) llamamos leyes natu-
rales. Del análisis de éstas pende fundamentalmente la clari-
48. Aunque a ninguna de ellas se le considere teoría o doctrina (4.112, ficación del estatuto teórico de la ciencia. Si la ciencia, en
6.13), el no haber tematizado con m á s pormenor las relaciones entre fi- efecto, posee un dominio legaliforme, regulado, necesario,
losofía (sin lenguaje propio) y lógica (con lenguaje tautológico), es una ese dominio ha de ser lógico, no específicamente científico o
de las insuficiencias claras del Tractatus. En general parece que la filo-
sofía no es más que el ejercicio/uso de la lógica para la crítica/análisis
positivo. Según ello, las leyes de la ciencia no son realmente
del lenguaje (científico). El problema está en c ó m o es ese ejercitar y cuál leyes, las que lo son, sino formas de leyes (6.32), esto es, le-
ves lógicas. No son leves inducidas de lns fenómenos. Hii¿ra-
32 33

mos, sino leyes de la posibilidad de ellos; o no son leyes de lo sentido profundo intendido en el Tractatus (según manifies-
real, sino del lenguaje sobre lo real. Todo apriori (como el de ta en carta a Ficker a finales de 1919, como vimos). Pero es-
la ley) es siempre puramente lógico (6.3211), así como toda tas cuestiones no admiten tratamiento lógico (lingüístico,
necesidad y toda legalidad misma. Las leyes científicas no científico) alguno, como muestra todo el análisis realizado
son sino aprioris lógico-lingüísticos: formas lógicas que po- hasta ahora. Lo importante era eso: delimitar por fuera el
sibilitan estructurar un lenguaje científico positivo, con sen- campo científico de conocimiento y lenguaje y señalar con
tido, que describa concretamente el mundo y sus hechos ello el inicio del ámbito de la intuición, del sentimiento y del
(6.34,6.341). Ellas responden así de la configuración unita- silencio: el ámbito del forzado respeto ante «lo más alto». No
ria que muestra cualquier modelo científico en su descrip- son los problemas científicos los que hay que solucionar
ción del mundo. No hablan del mundo, sino que posibilitan (6.4312), los que realmente importan. No es el cómo del
su descripción planificada, reticular, sistemática (6.341, mundo lo importante, que es un mero constructo lógico-
6.343), en la que consiste la ciencia positiva, lejos de todo in- científico, sino el que del mundo, el simple hecho de que
tento de explicación esencialista (6.37 s.). Nada hay a expli- exista, de que sea -lo que sea- (6.44, 5.552). Veamos. Des-
car tras los fenómenos naturales, como si existiera tras ellos pués de haber puesto los fundamentos y condiciones de
otra necesidad a descubrir que la lógica (que está antes de todo lenguaje con sentido y de haber analizado el ámbito
ellos): todo aparato científico no es más que un constructo (científico, mundano) de su dominio, cuando las cosas pare-
lógico mediador (6.3431), desde el que únicamente es posi- cen estar claras, de improviso el gran estallido: «todas las
ble pensar y hablar del mundo (6.361,6.362). Sólo desde los proposiciones valen lo mismo» (6.4), es decir, no valen
ecos que dejó la proposición 4.023 entendemos esto hasta el nada, porque todo valor y sentido últimos han de estar fuera
final: «la proposición construye un mundo con ayuda de un del mundo, fuera del acaecer y del ser-así (del cómo) (6.41).
andamio lógico». Son ecos trascendentales de ese reflejo es- Aunque todas las cuestiones científicas estén solucionadas,
pecular del mundo que es la lógica (6.13,5.511). como lo están programáticamente según los criterios lógi-
d) En las proposiciones 6.4 y 6.5 Wittgenstein trata o,
49 cos de posibilidad vistos, sentimos que todavía no se han ro-
mejor, evoca las cuestiones eternas del hombre sobre el sen- zado siquiera nuestros problemas vitales. Y en esto ya no
tido último de la vida y del mundo, cuestiones éticas (estéti- hay pregunta alguna, porque no hay respuesta posible; la
cas) y religiosas que realmente le preocupaban (como mues- única respuesta es, justamente, el silencio, la imposibilidad
tra su diario a partir, sobre todo, de mitad del año 1916) y de cuestionamiento lógico previo: la falta de pregunta o la
cuya señalización y demarcación constituiría el auténtico disolución del problema (6.5 ss.). Y es que Dios no se mani-
fiesta en el mundo, ni a «lo más alto» en general le importa
para nada cómo sea el mundo (6.432), de ahí que el sentido y
49. Estas proposiciones podrían dividirse temáticamente así: plantea-
miento general de la cuestión ético-mística (6.4 y 6.41), ética (6.42 ss.,
el valor de éste hayan de estar siempre fuera de él , insisti- 50

incluida la 6.43), mística (6.43 ss., muerte e inmortalidad 6.431 ss., Dios
y mundo 6.432 ss.) y lo que p o d í a m o s llamar epistemología mística ge-
neral (6.5-6.53). Las tres últimas proposiciones son revisiones conclu- 50. Ya aparece aquí -porque de hecho ya lo sentía, como demuestran
sivas sobre la filosofía (6.53), la propia labor realizada en el libro (6.54) sus diarios y cartas de la é p o c a - lo que más tarde Wittgenstein explicará
v. en aeneral, sobre todo el sistema del saber (7). claramente y que -a pesar de todos los peligros y hasta malos recuerdos
34 35

mos, porque en él todo vale igual o todo vale nada, que es lo cómo (lenguaje, lógica, ciencia) en el que (6.44) y en el qué
mismo . Por eso no puede haber teoría o lenguaje ético (es-
51
(5.552) del mundo. Y se muestra en silencio, como un senti-
tético ) alguno; la ética, como lo místico en general, es inex-
52
miento (e intuición) característico; sentimiento, en princi-
54

presable (6.42 s.). Nada, en efecto, que remita al valor y sen- pio, de que la ciencia o la lógica o el lenguaje no solucionan
tido último (total) del mundo puede expresarse dentro de él, para nada nuestra vida (6.52); y sentimiento característico
esto es, en la lógica y el lenguaje que lo llenan, cuyos límites por cuanto lo es del mundo como un todo limitado, basán-
son los mismos que los suyos (5.6 s.). Todo ello, sí, es inex- dose en una intuición previa de ello (6.45)... Así que todo
55

presable, pero existe y de algún modo se muestra: es lo mís- en este mundo da absolutamente igual para lo más alto: todo
tico ... Existe, repetimos, como superación de hecho del
53
lo que el Tractatus, también, ha intentado hacer, como recor-
dará al final (¿excepto el propio hecho de haber mostrado,
que conlleva- tendría que repensarse en la ética hoy, una ética fantasmal
y apologética que ya aburre, agobia, con tanto y tan reiterado civilismo,
paradójicamente, esto mismo? Veremos). Por otra parte, ser
dialogismo y consensualismo práxico: el ú n i c o basamento fuerte de la escéptico con respecto a estas cosas es, por demás, absurdo:
ética es -y ha sido siempre- la religión, Dios mismo; otra cosa es la le- no sólo porque la propia lógica del mundo y del lenguaje re-
galidad positiva, pero los preceptos éticos, modélicamente, son manda- mite intrínsecamente fuera de sí, sino -lógicamente tam-
tos divinos; sin creencias de base -siempre religiosas en definitiva- no
hay ética digna de ese nombre. «La ética, si es algo, es algo sobrenatural»
bién- porque no tiene sentido alguno dudar aquí, donde no
(«Lecture on Ethics», PhilosophicalReview 74,1965, pp. 3-12, p. 6). «Si cabe siquiera cuestionarse nada (6.51). Parece que estas co-
algo es bueno, es también divino. En ello, curiosamente, se resume mi sas (lo místico) se imponen sin más al sentimiento ante cier-
ética» (Vermischte Bemerkungen, Suhrkamp, Frankfurt a. M . , 1977, to tipo de intuiciones que, supuestamente, colocan a uno
p. 15). «Dios Padre ha creado el mundo, Dios Hijo (o la Palabra que pro-
viene de Dios) es lo ético» (Schriften 3, p. 118). «Si hay una frase que ex-
fuera del espacio y del tiempo, es decir, más allá de la lógica
presa exactamente lo que pienso es ésta: bueno es lo que Dios ordena» y de sus condiciones de mundo y lenguaje. Todo lo que se
(idem, p. 115)... En cualquier caso nunca es posible una teoría ética puede -y debe- hacer ante ellas es guardar un respetuoso si-
(ídem, pp. 116-117). «Me parece que no se puede decir más que: ¡vive fe- lencio: callarse... Esta es la sorprendente y catártica secuela
liz!» (Tagebücher, p. 170). Todo lo demás, en el mejor de los casos, no es
más que un absurdo (pero inevitable, o viceversa) «arremeter contra los
de la experiencia de lo místico: que ayuda a dejar de hablar
límites del lenguaje», y, en el peor, mera «palabrería» (Schriften 3, pp. (pensar), a salir del círculo de la lógica y de la razón en que
68-69). enclaustra su ejercicio . De hecho así sucedió con Wittgens-
56

51. La proposición 6.4, con toda esta carga teórica que conlleva, supo-
ne -de aceptarla- el golpe de gracia a toda ideología ingenuamente asu- aunque sin sustantivarlo- se comprenden los matices a que nos referi-
mida por sí misma. mos. Otras razones para lo mismo se basan en el carácter neutro con el
52. Para las relaciones (equivalentes) entre ética y estética, así como que siempre habla de «lo místico», así como en la categoría de totalidad
-en general- para todo este tema ético-místico, cfr. Tagebücher, pp. 165- mundana que refiere tanto a la ética (6.43) como a lo místico (6.45).
182; para lo primero, las pp. 176 y 179 sobre todo. 54. Pocas veces se habla de sentir o de sentimiento en el Tractatus a par-
53. La proposición 6.522, a la que esto se refiere («Lo inexpresable, te de estas dos que comentamos. Es interesante confrontar en qué otras
ciertamente, existe. Se muestra, es lo místico»), por su generalidad, la- ocasiones: 4.1213,6.1223,6.1232,6.53.
conismo y contexto, parece equiparar sin m á s lo místico a lo inexpresa- 55. Intuición sub specie aeternitatis, característica también, que explica
ble y viceversa. De ahí que antes (cfr. supra p. 29, nota 47) dijéramos lo los días 7 y 8 de octubre de 1916 en su diario. Cfr. Tagebücher, p. 176.
que dijimos al respecto. Si se compara esta proposición con el primer 56. Ésta es la fina observación que, refiriéndose a Wittgenstein, Russell
n á r r n f n Ac la 6 471 -nne habla también de la ética como inexpresable, hace a su amiea Ottoline al resoecto: «Ha nenetrado nrnfnnrlamentp en
36 37

tein, que después del Tractatus y la guerra pasará diez años había expresado, como vimos, años antes en las primeras lí-
en silencio, aunque atormentado, en medio de una profun- neas de sus «Notas sobre lógica», de septiembre de 19 1 3 . 58

da crisis, sumido en tentaciones de suicidio, molesto por es- Frente a la ciencia, que tiene claro su estatuto teórico (: es la
tar en este mundo y entre estas gentes ; y cuando vuelva a
57
totalidad de las proposiciones verdaderas (4.11), y su obje-
hablar será sobre otros presupuestos muy diferentes de sen- to, por lo tanto, los hechos todos del mundo), «filosofía» ha
tido. Wittgenstein no se echó en brazos de la mística hacién- de significar otra cosa, algo de diferente nivel epistemológi-
dose monje; aunque ideas así le rondaran la cabeza, sólo fue co; se postula, pues, en principio que la filosofía no es una
capaz de acercarse al jardín conventual; lo que eligió para ciencia, que no es ciencia (4.111). La filosofía, en efecto, no
dejar de pensar fue un modestísimo puesto de maestro de tiene proposiciones específicamente propias, como las cien-
escuela en pueblos perdidos de la montaña austríaca: una cias positivas; es decir, no existe un lenguaje filosófico; una
mística laica suigeneris, tan ascética como la que puede flo- obra de filosofía (tal como Wittgenstein lo entiende) es
tar en una celda monacal, y tan atormentada quizá. Pero an- esencialmente un conjunto de clarificaciones nada más; la
tes de dejarlo perdido en sus laberintos -habituales, por lo filosofía no es una doctrina o una teoría, un corpus positivo
demás-, terminemos lo que nos ocupa ahora, que tanto es del saber, sino una praxis analítico-crítica, una actividad
síntoma como etiología de ellos. que consiste en la clarificación lógica de (pensamientos y)
Las tres últimas proposiciones del Tractatus son tres cor- proposiciones (4.112). La filosofía, pues, no es una ciencia,
tes conclusorios: en la 6.53 cierra metodológicamente su es una práctica intelectual esclarecedora. Pero tiene aún otro
idea de la filosofía, recogiendo aspectos que ya había ex- sentido básico: el delimitador; clarificando, la filosofía deli-
puesto antes en las proposiciones 4.11, intercaladas brusca- mita dominios de sentido; delimita el campo de discusión
mente en medio de la teoría de la proposición; en la 6.54 científica, es decir, el ámbito donde ésta tiene sentido y pue-
hace un paradójico, pero consecuente, balance del libro, y en de siquiera plantearse: el dominio de (lo pensable y) lo deci-
la 7 concluye rotundamente. Veamos. ble; circunscribiendo esto con precisión determina a la vez
e) En medio del análisis de la proposición, en efecto, los límites interiores de una realidad colindante, como es ló-
tras escribir «La proposición representa el darse y no darse gico; pero estos últimos son ya dominios de silencio, domi-
efectivos de los estados de cosas» en la 4.1, Wittgenstein ex- nios místicos, donde no rigen las categorías del análisis. La
pone en nueve proposiciones su idea de la filosofía, que ya filosofía, pues, que no es ciencia, es un ejercicio intelectual
de clasificación y delimitación. Remite a lo (impensable e)
los modos místicos de pensary de sentir, pero creo (aunque él no estaría indecible exponiendo con claridad lo (pensable y) decible,
de acuerdo) que lo que m á s valora del misticismo es su capacidad de en el supuesto primordial de que todo lo que se puede (pen-
apartarle de pensar» (en carta del 20 de diciembre de 1919 desde La
sar y) decir se puede (pensar y) decir claramente (4.113 ss).
Haya, ya citada, Briefe, p. 101). A algo semejante parece referirse años
antes el propio Wittgenstein en carta a Russell del 22 de junio de 1912: Y ahí sigue ahora la proposición antepenúltima del Tracta-
«Cuando tengo tiempo leo ahora las 'Variedades de la exp. religiosa' de tus, especificando esto. Metodológicamente la actividad fi-
James. Este libro me hace m u c h í s i m o bien. No quiero decir que pronto losófica habrá de ceñirse en su ejercicio a estas dos cosas:
sea un santo, pero... me ayuda a liberarme de la Sorge (en el sentido en
que Goethe usó la palabra en la 2. parte de Fausto)» (idem, pp. 2 y 231).
a

57. Cfr.5ne/e,pp.98,99,112,113,125... 58. Cfr. Schriften 1, pp. 186 y 187.


38 39

primera, no usar otro lenguaje que el que se puede usar, el de Tractatus logico-philosophicus, ha de ser el de un camino
la ciencia natural, que no tiene nada que ver con la filosofía, propedéutico cuyo sentido está al final del recorrido y fuera
como sabemos; segunda, en caso de que alguien quiera ha- de él, o al final y fuera de cada tramo. Las proposiciones
cerlo, esto es, en caso de que alguien pretenda decir lo que que de hecho usa la filosofía, como el Tractatus, no clarifican
no se puede decir, o hablar de lo que no se puede hablar, pro- filosóficamente nada por sí mismas, pues, o bien (si tienen
barle entonces su error, demostrándole que algunos de los sentido) son proposiciones de la ciencia, o bien no dicen
términos que emplea no tienen, o no les ha dado, significado nada; pero (de creer a la proposición 6.54) sí clarifican, cu-
alguno. Y esto es lo único que se puede hacer en puridad en riosamente, por el hecho de su superación en el absurdo:
filosofía, según Wittgenstein, a pesar del comprensible sen- sólo sirven a quien las ha recorrido (llegando, más allá de
timiento de insatisfacción que ello puede provocar (6.53). ellas, a una perspectiva correcta sobre el mundo) y las reco-
Insatisfacción... y duda. Porque, claro, ¿en qué consiste en noce entonces como absurdas, a pesar de su evidente fun-
la práctica ese ejercicio lógico clarificatorio y demarcador? ción esclarecedora. Añadamos a esto que lo más importante
¿Cómo puede probar o demostrar nada la filosofía sin un del Tractatus (y, por generalización, de la filosofía) es lo no
lenguaje propio? ¿Cómo delimitar la ciencia hablando úni- escrito en él o, mejor, el hecho mismo de no haber escrito
camente su mismo lenguaje? ¿No es lingüística también la (hablado) sobre ciertas cosas: el silencio . O sea, que lo es-
59

praxis filosófica crítico-lingüística? ¿No se impone, enton- crito, por absurdo, y lo no escrito, por no escrito, es lo clari-
ces, un metalenguaje específicamente filosófico en el que ficador en filosofía. He ahí la situación paradójica de esta
realizar esa crítica? Y, en ese caso, ¿qué criterios valdrían disciplina intelectual puramentepráxica. La filosofía, como
para ese lenguaje? ¿No habrían de investigarse en otro meta- el Tractatus, queda así en un difícil equilibrio crítico-lin-
lenguaje, y así sin fin? Más tarde saldrán de aquí los «juegos güístico, cuyo último responsable y justificación es el propio
de lenguaje». Ahora Wittgenstein nos respondería con lo de filósofo y su actividad crítica: la inevitabilidad del filósofo
siempre en estos casos: es verdad que ninguna proposición de hablar siempre (fuera de todo orden y sentido) de todo
puede decir nada de sí misma, pero su propio uso sí puede orden y sentido, por no dejar que las justificaciones y funda-
mostrarlo (3.332, 3.262); esto es, el propio uso del lenguaje mentalismos, los órdenes lingüísticos, se sucedan hasta el
(científico) mostraría cuándo se habla a un nivel y cuándo a infinito. Es clave la comprensión del filósofo como ser sujeto
otro, cuándo se hace en él ciencia o, mediante él, filosofía. al mundo y al lenguaje, y la de la practicidad de su labor es-
Pero de hecho Wittgenstein vuelve al final del Tractatus al clarecedora, para comprender también un quehacer intelec-
círculo, después de haberlo roto. La única justificación de lo tual como el filosófico, que, si bien miramos las cosas, sólo su
que ha hecho es lo que ha hecho. Es el absurdo final de haber superación permite considerar absurdo. Si el lenguaje (cientí-
hablado y de haber escrito un libro que no soporta su propio fico) estuviera suficientemente analizado, y así lo usáramos,
análisis y crítica. Ni una sola proposición del Tractatus, no haría falta una filosofía que no hace nada «positivo» por
seguramente, tiene sentido desde los propios criterios de el saber, sino hacerse a sí misma paso a paso prescindible,
sentido que él mismo impone; es de dudar que lo tengan, superable, gratuita, en una labor que deja las cosas definiti-
incluso, estas tres últimas. Aunque, de creerlo ahora, por ge-
neralización de la 6.54, el sino de la filosofía, como el del 59. Cfr. carta citada a Ficker: Briefe, pp. 96-97.
40
41

vamente como están, sólo que con mayor clarividencia res- consiguiente sistema de elecciones semánticas -tan discuti-
pecto a su estatuto epistemológico-lingüístico. De todos ble como cualquier otro-. A pesar del documentado desvío
modos no es extraño, repetimos, que esta nueva esclavitud wittgensteiniano respecto de la Introducción de Russell, he-
(no ya teológica, sino científica) ineludible de la filosofía ge- mos optado por conservarla, dándola en nuestra edición a
nere sentimientos de insatisfacción. modo de apéndice ilustre: imposible ignorar, en efecto, su
Quizá Wittgenstein hubo de hablar para mostrar ejem- condición de pieza clásica de la crítica wittgensteiniana.
plarmente que de lo que no se puede hablar hay que guardar Y poco más, sino rogar disculpas al lector por las retorsio-
silencio (7). Pero quizá siempre suceda lo mismo: hay que nes del idioma, que hemos procurado, en cualquier caso, re-
hablar inevitablemente para saber que hay cosas que se pue- ducir al mínimo obligado.
den decir y cosas que no se pueden decir, una vez dichas.
Hay que usar siempre el lenguaje para limitarlo y darle senti-
ISIDORO R E G U E R A
do, y el pensamiento... Pero ¿y el pensamiento del pensa-
JACOBO M U Ñ O Z
miento? ¿Y el lenguaje del lenguaje, como el del Tractatus o
O t o ñ o de 1986
como el nuestro ahora? La razón se delimita a sí misma,
¿cómo o quién, si no, lo hace? Ésta es la gran y única cuestión
de la filosofía. Porque en ella caben todas. Sólo que aun te-
niendo -¿y quién podría dudarlo?- Sentido, carece de sen-
tido.

En nuestra versión del Tractatus hemos tenido siempre,


como no podía ser de otro modo, muy en cuenta la inicial de
Enrique Tierno Galván. Y en cierto modo nuestro trabajo
todo puede ser asumido como un homenaje a su memoria, a
su singular contribución a la introducción y difusión de las
más diversas corrientes del pensamiento contemporáneo en
nuestra sociedad cultural. El tiempo transcurrido desde
aquélla nos ha permitido también, sin embargo, partir de
otras bases. O contar, al menos, con ellas: desde la nueva tra-
ducción inglesa de D. F. Pears y B. F. McGuinness a la france-
sa de Pierre Klossowski. Con todo, y a falta de un vocabula-
rio standard de Wittgenstein en nuestra lengua, nos hemos
guiado por nuestra propia interpretación del Tractatus y su
Dedicado a la memoria
de mi amigo
David H. Pinsent

Motto:... und alies, was man weiss, nicht bloss rauschen


und brausen gehórt hat, lasst sich in drei Worten sagen.

KÜRNBERGER
Tractatus logico-philosophicus
47

Prólogo

Posiblemente sólo entienda este libro quien ya haya pensa-


do alguna vez por sí mismo los pensamientos que en él se
expresan o pensamientos parecidos. No es, pues, un ma-
nual. Su objetivo quedaría alcanzado si procurara deleite a
quien, comprendiéndolo, lo leyera. El libro trata los proble-
mas filosóficos y muestra -según creo- que el planteamien-
to de estos problemas descansa en la incomprensión de la
lógica de nuestro lenguaje. Cabría acaso resumir el sentido
entero del libro en las palabras: lo que siquiera puede ser di-
cho, puede ser dicho claramente; y de lo que no se puede ha-
blar hay que callar. El libro quiere, pues, trazar un límite al
pensar o, más bien, no al pensar, sino a la expresión de los
pensamientos: porque para trazar un límite al pensar ten-
dríamos que poder pensar ambos lados de este límite
(tendríamos, en suma, que poder pensar lo que no resulta
pensable).
Así pues, el límite sólo podrá ser trazado en el lenguaje, y
lo que reside más allá del límite será simplemente absurdo.
En qué medida coincida mi empeño con el de otros filó-
sofos es cosa que no quiero juzgar. Lo que aquí he escrito,
ciertamente, no aspira en particular a novedad alguna; ra-
48 LUDWIG WITTGENSTEIN

zón por la que> igualmente, no aduzco fuentes: me es indife-


rente si lo que he pensado ha sido o no pensado antes por
otro.
Quiero mencionar simplemente que debo a las grandes
obras de Frege y a los trabajos de mi amigo Bertrand Russell
buena parte de la incitación a mis pensamientos.
Si este trabajo tiene algún valor, lo tiene en un doble senti-
do. Primero, por venir expresados en él pensamientos, y este
valor será tanto más grande cuanto mejor expresados estén
dichos pensamientos. Cuanto más se haya dado en el clavo.
En este punto soy consciente de haber quedado muy por de-
bajo de lo posible. Sencillamente porque para consumar la
tarea mi fuerza es demasiado escasa. Otros vendrán, espero,
que lo hagan mejor.
La verdad de los pensamientos aquí comunicados me pa- El mundo es todo lo que es el caso. 1
rece, en cambio, intocable y definitiva. Soy, pues, de la opi- El mundo es la totalidad de los hechos, no de las 1.1
nión de haber solucionado definitivamente, en lo esencial, cosas.
los problemas. Y, si no me equivoco en ello, el valor de este El mundo viene determinado por los hechos, y 1.11
trabajo se cifra, en segundo lugar, en haber mostrado cuan por ser éstos todos los hechos.
poco se ha hecho con haber resuelto estos problemas. Porque la totalidad de los hechos determina lo 1.12
que es el caso y también todo cuanto no es el caso.
L.W. Los hechos en el espacio lógico son el mundo. 1.13
Viena, 1918 El mundo se descompone en hechos. 1.2
Algo puede ser el caso o no ser el caso, y todo lo- 1.21
demás permanecer igual.
Lo que es el caso, el hecho, es el darse efectivo de 2
estados de cosas.
El estado de cosas es una conexión de objetos 2.01
(cosas).

1. En cuanto n ú m e r o s de cada una de las proposiciones, los n ú m e r o s


decimales indican el peso l ó g i c o de las proposiciones, el énfasis que
en mi e x p o s i c i ó n se pone en ellas. Las proposiciones n. 1, n. 2, n. 3,
etc., son observaciones a la p r o p o s i c i ó n n.° n.; las proposiciones
n.ml, n.m2, etc., observaciones a la p r o p o s i c i ó n n.° n.m; y así sucesi-
vamente.
50
51

2.011 Poder ser parte integrante de un estado de cosas conocer sus propiedades externas, pero sí debo co-
es esencial a la cosa. nocer todas sus propiedades internas.
2.012 En la lógica nada es casual: si la cosa puede ocurrir Dados todos los objetos, vienen dados también 2.0124
en el estado de cosas, la posibilidad del estado de co- con ello todos los posibles estados de cosas.
sas tiene que venir ya prejuzgada en la cosa. Cualquier cosa está, por así decirlo, en un espacio 2.013
2.0121 Parecería algo así como un azar que a la cosa ca- de posibles estados de cosas. Puedo representarme
paz de darse de modo efectivo por sí misma le co- vacío ese espacio, pero no la cosa sin el espacio.
rrespondiera posteriormente un estado de cosas. El objeto espacial debe encontrarse en el espacio 2.0131
Que las cosas puedan ocurrir en estados de cosas, infinito. (El punto espacial es un lugar argumental.)
es algo que debe radicar ya en ellas. La mancha en el campo visual no tiene, cierta-
(Algo lógico no puede ser meramente posible. La mente, por qué ser roja, pero ha de tener un color:
lógica trata de cualquier posibilidad y todas las po- tiene, por así decirlo, el espacio cromático en torno
sibilidades son sus hechos.) suyo. El tono ha de tener una altura, el objeto del
Al igual que no podemos en absoluto representar- sentido del tacto una dureza, etc.
nos objetos espaciales fuera del espacio, ni tempora- Los objetos contienen la posibilidad de todos los 2.014
les fuera del tiempo, tampoco podemos represen- estados de cosas.
tarnos objeto alguno fuera de la posibilidad de su La forma del objeto es la posibilidad de su ocu- 2.0141
conexión con otros. rrencia en estados de cosas.
Si puedo representarme el objeto en la trama del El objeto es simple. 2.02
estado de cosas, no puedo representármelo fuera de Cualquier enunciado sobre complejos puede des- 2.0201
la posibilidad de esa trama. componerse en un enunciado sobre sus partes inte-
2.0122 La cosa es independiente en la medida en que grantes y en aquellas proposiciones que describen
puede ocurrir en todos los posibles estados de cosas, completamente los complejos.
pero esta forma de independencia es una forma de Los objetos forman la sustancia del mundo. Por 2.021
interpelación con el estado de cosas, una forma eso no pueden ser compuestos.
de dependencia. (Es imposible que las palabras apa- Si el mundo no tuviera sustancia alguna, el que 2.0211
rezcan de dos modos diferentes, solas y en la propo- una proposición tuviera sentido dependería de que
sición.) otra proposición fuera verdadera.
2.0123 Si conozco el objeto, conozco también todas las Sería entonces imposible pergeñar una figura del 2.0212
posibilidades de su ocurrencia en estados de cosas. mundo (verdadera o falsa).
(Cualquier posibilidad de este tipo debe radicar Es manifiesto que por muy diferente del real que 2.022
en la naturaleza del objeto.) • se piense un mundo ha de tener algo en común con
No cabe encontrar posteriormente una nueva po- él -una forma.
sibilidad. Lo que constituye esta forma fija son precisamen- 2.023
2.oi23i Para conocer un objeto, no tengo ciertamente que te los objetos.
52
53

2.0231 La substancia del mundo sólo puede determinar La estructura del estado de cosas es el modo y ma- 2.032
una forma y no propiedades materiales. Porque és- ñera como los objetos se interrelacionan en él.
tas sólo vienen a ser representadas por las proposi- La forma es la posibilidad de la estructura. 2.033
ciones, sólo vienen a ser formadas por la configura- La estructura del hecho viene constituida por las 2.034
ción délos objetos. estructuras de los estados de cosas.
2.0232 Dicho sea incidentalmente, los objetos son inco- La totalidad de los estados de cosas que se dan 2.04
loros. efectivamente es el mundo.
2.0233 Dos objetos de la misma forma lógica sólo se dife- La totalidad de los estados de cosas que se dan 2.05
rencian entre sí -independientemente de sus propie- efectivamente determina también qué estados de
dades externas- por el hecho de ser diferentes. cosas no se dan efectivamente.
2.02331 O bien una cosa tiene propiedades que ninguna El darse y no darse efectivos de estados de cosas es 2.06
otra posee, en cuyo caso cabe distinguirla sin más de la realidad.
las otras mediante una descripción y remitir a ella; o (Llamamos hecho positivo al darse efectivo de es-
bien, por el contrario, hay varias cosas que tienen to- tados de cosas; al no darse efectivo, hecho negativo.)
das sus propiedades en común, en cuyo caso es ab- Los estados de cosas son independientes unos de 2.061
solutamente imposible señalar una de ellas. otros.
Porque si la cosa no viene distinguida por nada, Del darse o no darse efectivos de un estado de co- 2.062
entonces yo no puedo distinguirla, dado que si no ya sas no puede deducirse el darse o no darse efectivos
estaría, en efecto, distinguida. de otro.
2.024 La substancia es lo que persiste independiente- La realidad total es el mundo. 2.003
mente de lo que es el caso. Nos hacemos figuras de los hechos. 2.1
2.025 Es forma y contenido. La figura representa el estado de cosas en el espa- 2.11
2.0251 Espacio, tiempo y color (cromaticidad) son for- ció lógico, el darse y no darse efectivos de estados de
mas de los objetos. cosas.
2.026 Sólo si hay objetos puede haber una forma fija del La figura es un modelo de la realidad. 2.12
mundo. A los objetos corresponden en la figura los ele- 2.13
2.027 Lo fijo, lo persistente y el objeto son uno y lo mismo. mentos de la misma.
2.0271 El objeto es lo fijo, persistente; la configuración es Los elementos de la figura hacen en ella las veces 2.131
lo cambiante, inestable. de los objetos.
2.0272 La configuración de los objetos forma el estado de La figura consiste en que sus elementos se interre- 2.14
cosas. lacionan de un modo y manera determinados.
2.03 En el estado de cosas los objetos están unidos La figura es un hecho. 2.141
entre sí como los eslabones de una cadena. Que los elementos de la figura se comporten unos 2.15
2.031 En el estado de cosas los objetos se comportan con otros de un modo y manera determinados, repre-
unos con otros de un modo y manera determinados. senta que las cosas se comportan así unas con otras.
54 55

Esta interrelación de los elementos de la figura se punto de vista es su forma de representación); por
llama su estructura y la posibilidad de la misma, su ello representa su objeto correcta o falsamente.
forma de figuración. La figura no puede, sin embargo, situarse fuera de 2.174
2.151 La forma de figuración es la posibilidad de que las su forma de representación.
cosas se interrelacionen al igual que los elementos de Lo que cualquier figura, sea cual fuere su forma, 2.18
la figura. ha de tener en común con la realidad para poder si-
2.1511 La figura está enlazada así con la realidad; llega quiera -correcta o falsamente- figurarla, es la forma
hasta ella. lógica, esto es, la forma de la realidad.
2.1512 Es como un patrón de medida aplicado a la reali- Si la forma de la figuración es la forma lógica, la 2.181
dad. figura se llama la figura lógica.
2.15121 Sólo los puntos extremos de las marcas tocan el Cualquier figura es también una figura lógica. 2.182
objeto a medir. (Por el contrario, no toda figura es, pongamos por
2 . 1 5 B Así pues, de acuerdo con esta concepción, a la fi- caso, espacial.)
gura pertenece también la relación figurativa que la La figura lógica puede figurar el mundo. 2.19
convierte en figura. La figura tiene en común con lo figurado la forma 2.2
2.1514 La relación figurativa consiste en las coordinacio- lógica de la figuración.
nes entre los elementos de la figura y los de las cosas. La figura figura la realidad en la medida en que 2.201
2.1515 Estas coordinaciones son, por así decirlo, los ten- representa una posibilidad del darse y no darse efec-
táculos de los elementos de la figura con los que ésta tivos de estados de cosas.
toca la realidad. La figura representa un posible estado de cosas en 2.202
2.16 Para ser figura, pues, el hecho ha de tener algo en el espacio lógico.
común con lo figurado. La figura contiene la posibilidad del estado de co- 2.203
2.161 En la figura y en lo figurado tiene que haber algo sas que representa.
idéntico en orden a que aquélla pueda siquiera ser fi- La figura concuerda o no con la realidad; es co- 2.21
gura de esto. rrecta o incorrecta, verdadera o falsa.
2.17 Lo que la figura ha de tener en común con la reali- La figura representa lo que representa, indepen- 2.22
dad para poder figurarla a su modo y manera -co- dientemente de su verdad o falsedad, por la forma de
rrecta o falsamente- es su forma de figuración. la figuración.
2.171 La figura puede figurar cualquier realidad cuya Lo que la figura representa es su sentido. 2.221
forma tenga. Su verdad o falsedad consiste en el acuerdo o des- 2.222
La figura espacial todo lo espacial, la cromática, acuerdo de su sentido con la realidad.
todo lo cromático, etc. Para reconocer si la figura es verdadera o falsa, te- 2.223
2.172 Pero la figura no puede figurar su forma de figu- nemos que compararla con la realidad.
ración; la ostenta. Por la figura sólo no cabe reconocer si ella es ver- 2.224
2.173 La figura representa su objeto desde fuera (su dadera o falsa.
56 57

2.225 No existe una figura verdadera a priori. El método de proyección es el pensar el sentido de
3 La figura lógica de los hechos es el pensamiento. la proposición.
3.001 «Un estado de cosas es pensable» quiere decir: Po- Al signo mediante el que expresamos el pensa- 3.12
demos hacernos una figura de él. miento le llamo el signo proposicional. Y la proposi-
3.01 La totalidad de los pensamientos verdaderos es ción es el signo proposicional en su relación proyec-
una figura del mundo. tiva al mundo.
3.02 El pensamiento contiene la posibilidad del estado A la proposición pertenece todo cuanto pertene- 3.13
de cosas que piensa. Lo que es pensable es también ce a la proyección; pero no lo proyectado.
posible. Así pues, la posibilidad de lo proyectado, pero no
3.03 No podemos pensar nada ilógico, porque de lo esto mismo.
contrario tendríamos que pensar ilógicamente. En la proposición, por tanto, aún no viene conte-
3.031 Se dijo en otro tiempo que Dios podría crearlo nido su sentido, pero sí la posibilidad de expresarlo.
todo a excepción de cuanto fuera contrario a las le- («El contenido de la proposición» quiere decir el
yes lógicas. De un mundo «ilógico» no podríamos, contenido de la proposición con sentido.)
en rigor, decir qué aspecto tendría. En la proposición viene incluida la forma de su
3.032 Representar en el lenguaje algo «que contradiga la sentido, pero no su contenido.
lógica» es cosa tan escasamente posible como repre- El signo proposicional consiste en que sus ele- 3.14
sentar en la geometría mediante sus coordenadas mentos, las palabras, se comportan en él unos con
una figura que contradiga las leyes del espacio; o dar otros de un modo y manera determinados.
las coordenadas de un punto que no existe. El signo proposicional es un hecho.
3.0321 Podemos sin duda representar espacialmente un La proposición no es un conglomerado de pala- 3.141
estado de cosas que vaya contra las leyes de la física, bras. (Como tampoco el tema musical un conglome-
pero no uno que vaya contra las de la geometría. rado de tonos.)
3.04 Un pensamiento correcto a priori sería un pensa- La proposición es articulada.
miento tal que su posibilidad condicionaría su ver- Sólo hechos pueden expresar un sentido; una clase 3.142
dad. de nombres no puede.
3.05 Sólo podríamos saber a priori que un pensamien- Que el signo proposicional es un hecho es algo 3.143
to es verdadero si por el pensamiento mismo (sin que viene velado por la forma expresiva corriente de
objeto de comparación) resultara recognoscible su la escritura o de la imprenta.
verdad. Porque en la proposición impresa, por ejemplo, el
3.1 En la proposición se expresa sensoperceptiva- signo proposicional no aparece como esencialmente
mente el pensamiento. distinto de la palabra.
3.11 Usamos el signo sensoperceptible (signo sonoro o (Así fue posible que Frege llamara a la proposi-
escrito, etc.) de la proposición como proyección del ción un nombre compuesto.)
estado de cosas posible. Muy clara resulta la esencia del signo proposicional 3.1431
58 59

cuando, en lugar de imaginárnoslo compuesto de sig- El complejo sólo puede venir dado por su descrip-
nos escritos, nos lo imaginamos compuesto de objetos ción, y ésta será acertada o no. La proposición en la
espaciales (como, por ejemplo, mesas, sillas, libros). que se habla de un complejo no será absurda si éste
La recíproca posición espacial de estas cosas ex- no existe, será simplemente falsa.
presa entonces el sentido de la proposición. Que un elemento proposicional designe un com-
3.1432 No: «El signo complejo 'aRb' dice que a está en la plejo es cosa que puede verse a partir de su carácter
relación R con b» sino: Que 'a' está en cierta relación indeterminado en las proposiciones en las que apa-
con b' dice que aRb.
c
rece. Sabemos que no todo está aún determinado
3.144 Pueden describirse estados de cosas, no nombrar- por esta proposición. (El signo de generalidad con-
se. (Los nombres semejan puntos, las proposiciones tiene ciertamente una figura primitiva.)
flechas, tienen sentido.) La contracción del símbolo de un complejo en un
3.2 El pensamiento puede expresarse en la proposi- símbolo simple puede ser expresada mediante una
ción de un modo tal que a los objetos del pensa- definición.
miento correspondan elementos del signo proposi- Hay un análisis completo, y sólo uno, de la propo- 3.25
cional. sición.
3.201 Llamo «signos simples» a estos elementos, y a la La proposición expresa de un modo determinado 3.251
proposición, «completamente analizada». y claramente especificable lo que expresa: la propo-
3.202 Los signos simples usados en la proposición se sición es articulada.
llaman nombres. El nombre no puede ya descomponerse más por 3.26
3.203 El nombre significa el objeto. El objeto es su signi- definición alguna: es un signo primitivo.
ficado. («A» es el mismo signo que «A».) Todo signo definido designa mediante los signos 3.261
3.21 A la configuración del signo simple en el signo por los que fue definido; y las definiciones señalan el
proposicional corresponde la configuración de los camino.
objetos en el estado de cosas. Dos signos, un signo primitivo y otro definido
3.22 En la proposición el nombre hace las veces del ob- por signos primitivos, no pueden designar del mis-
jeto. mo modo y manera. Los nombres no se pueden
3.221 A los objetos sólo puedo nombrarlos. Los signos descomponer por definiciones. (Ningún signo que
hacen las veces de ellos. Sólo puedo hablar de ellos, esté aislado tiene significado de forma indepen-
no puedo expresarlos. Una proposición sólo puede diente.)
decir cómo es una cosa, no lo que es. Lo que no alcanza a expresarse en los signos es 3.202
3.23 La exigencia de la posibilidad de los signos sim- cosa que muestra su uso. Lo que los signos tragan es
ples es la exigencia de la precisión del sentido. cosa que expresa su uso.
3.24 La proposición que trata del complejo está en re- Los significados de los signos primitivos pueden 3.263
lación interna con la proposición que trata de su ser explicados mediante aclaraciones. Aclaraciones
parte integrante. son proposiciones que contienen signos primitivos.
60 61

Sólo pueden ser, pues, comprendidas si los significa- mentemos con partes de aquella proposición. Pero si
dos de estos signos son ya conocidos. transformamos en variables todos aquellos signos
3.3 Sólo la proposición tiene sentido; sólo en la trama cuyo significado fue fijado arbitrariamente, sigue
de la proposición tiene un nombre significado. habiendo aún una clase así.
3.31 A cualquier parte de la proposición que caracteri- Sólo que ésta no depende ya de acuerdo alguno,
ce su sentido la llamo una expresión (un símbolo). sino únicamente de la naturaleza de la proposición.
(La proposición misma es una expresión.) Corresponde a una forma lógica -a una figura lógica
Expresión es todo lo que, esencial para el sentido primitiva.
de la proposición, pueden tener en común entre sí Qué valores puede asumir la variable proposicio- 3.316
las proposiciones. nal es algo que se determina.
La expresión caracteriza una forma y un conte- La determinación de los valores es la variable.
nido. La determinación de los valores de las variables 3.317
3.311 La expresión presupone las formas de todas las preposicionales es la especificación de las proposicio-
proposiciones en las que puede ocurrir. Es el distin- nes cuyo distintivo común es la variable.
tivo característico común de una clase de proposi- La determinación es una descripción de estas
ciones. proposiciones.
3.312 Viene, pues, representada por la forma general de La determinación tratará, pues, sólo de símbolos,
las proposiciones que caracteriza. no de su significado.
Y, ciertamente, en esta forma la expresión será Y sólo esto es esencial a la determinación, que sólo
constante, y todo lo demás variable. es una descripción de símbolos y no dice nada sobre lo
3.313 La expresión es representada, pues, mediante una designado.
variable cuyos valores son las proposiciones que Cómo acontece la descripción de las proposicio-
contienen la expresión. nes, es cosa inesencial.
(En caso límite, la variable se convierte en cons- Concibo la proposición -igual que Frege y Rus- 3.318
tante, la expresión en proposición.) sell- como función de las expresiones contenidas en
Llamo a una variable así «variable proposicional». ella.
3.314 La expresión sólo tiene significado en la proposi- El signo es lo sensorialmente perceptible en el 3.32
ción. Cualquier variable puede concebirse como va- símbolo.
riable proposicional. Dos símbolos distintos pueden tener, pues, en co- 3.321
(También el nombre variable.) mún el signo (signo escrito o sonoro, etc.) -desig-
3.315 Si transformamos una parte integrante de una nan entonces de modo y manera distintos.
proposición en una variable, hay entonces una clase Nunca puede ser el rasgo distintivo común de dos 3.322
de proposiciones que son los valores todos de la pro- objetos el que los designemos con el mismo signo,
posición variable así surgida. Esta clase todavía de- pero con modos de designación distintos en cada
pende, en general, de lo que, tras acuerdo arbitrario, caso. Porque el signo es ciertamente arbitrario. Ca-
62
63

bría, pues, escoger también dos signos distintos, (Si todo se comporta como si un signo tuviera sig-
pero ¿dónde quedaría entonces lo común en la de- nificado, entonces tiene también significado.)
signación? La sintaxis lógica no permite que el significado de 3.33
3.323 En el lenguaje ordinario sucede con singular fre- un signo juegue en ella papel alguno; tiene que po-
cuencia que la misma palabra designe de modo y der ser establecida sin mentar el significado de un
manera distintos -esto es, que pertenezca a símbo- signo; ha de presuponer sólo la descripción de las ex-
los distintos-, o que dos palabras que designan de presiones.
modo y manera distintos sean usados externamente A partir de esta observación lancemos una mira- 3.331
de igual modo en la proposición. da a la «Theory of types» de Russell: El error de Rus-
Así la palabra «es» se presenta como cópula, sell se muestra en que tuvo que hablar del significa-
como signo de igualdad y como expresión de exis- do de los signos al establecer las reglas sígnicas.
tencia; «existir», como verbo intransitivo, parejo a Ninguna proposición puede enunciar algo sobre 3.332
«ir»; «idéntico», como adjetivo; hablamos de algo, sí misma, dado que el signo proposicional no puede
pero también de que algo sucede. estar contenido en él mismo (en esto consiste toda la
(En la proposición «Verde es verde» -donde la «Theory of types»).
primera palabra es el apellido de una persona y la úl- Una función no puede ser su propio argumento 3.333
tima un adjetivo-, estas palabras no tienen tan sólo debido a que el signo funcional contiene ya la figura
significado distinto, sino que son símbolos distintos.) primitiva de su argumento y no puede contenerse a
3.324 Surgen así fácilmente las confusiones más funda- sí mismo.
mentales (de las que está llena la filosofía entera). Supongamos, por ejemplo, que la función F (fx)
3.325 Para eludir estos errores tenemos que usar un len- pudiera ser su propio argumento; habría, entonces,
guaje sígnico que los excluya, en la medida en que no una proposición: «F(F(fx))» y en ella la función ex-
use el mismo signo en símbolos distintos, ni use ex- terna F y la función interna F deberían tener signifi-
ternamente de igual manera signos que designen de cados diferentes, dado que la interna tiene la forma
modo diferente. Un lenguaje sígnico, pues, que obe- 9 (fx), la externa la forma 4» (9 (fx)). Común a am-
dezca a la gramática lógica -a la sintaxis lógica. bas funciones es sólo la letra «F», que, sin embargo,
(La escritura conceptual de Frege y Russell es un sola nada designa.
lenguaje así, que, no obstante, no excluye aún todos Esto queda inmediatamente claro si en lugar de
los errores.) escribir «F(F(u))» escribimos «(39): F(9u). yu =
3.326 Para reconocer el símbolo en el signo hay que Fu». Desaparece así la paradoja de Russell.
atender al uso con sentido. Las reglas de la sintaxis lógica tienen que com- 3.334
3.327 Sólo unido a su uso lógico-sintáctico determina el prenderse por sí mismas, con sólo saber cómo desig-
signo una forma lógica. na cada signo.
3.328 Si un signo no se usa, carece de significado. Éste es La proposición posee rasgos esenciales y casua- 3.34
el sentido del lema de Occam. les.
64 65

Casuales son los rasgos que emanan del modo pe- Cabe expresar, por ejemplo, lo común a todas las 3.3441
culiar de elaboración del signo proposicional. notaciones para las funciones veritativas así: les es
Esenciales, sólo los que capacitan a la proposición común el hecho de poder ser sustituidas todas ellas
para expresar su sentido. -p. ej.- por la notación de «~p» («no p») y «pvq»
3.341 Lo esencial en la proposición es, pues, lo común a («poq»).
todas las proposiciones que pueden expresar el mis- (Con ello queda caracterizado el modo y manera
mo sentido. como una posible notación especial puede procu-
Y asimismo, generalmente, lo esencial en el sím- rarnos ilustraciones generales.)
bolo es lo que todos los símbolos que pueden cum- El signo del complejo no se descompone a través 3.3442
plir el mismo fin tienen en común. del análisis arbitrariamente, de modo tal que, pon-
3.3411 Cabría, pues, decir: el nombre genuino es lo que gamos por caso, su descomposición fuera diferente
tienen en común todos los símbolos que designan el en cada trama proposicional.
objeto. Se seguiría así, sucesivamente, que ninguna La proposición determina un lugar en el espacio 3.4
clase de composición resulta esencial al nombre. lógico. La existencia de este, espacio lógico viene ga-
3.342 En nuestras notaciones hay, ciertamente, algo ar- rantizada únicamente por la existencia de las partes
bitrario, pero esto no es arbitrario: que si hemos de- integrantes, por la existencia de la proposición con
terminado arbitrariamente algo, entonces algo dife- sentido.
rente ha de ser el caso. (Esto depende de la esencia de El signo proposicional y las coordenadas lógicas: 3.41
la notación.)
Esto es el lugar lógico.
3.3421 Puede que un modo peculiar de designación ca- El lugar geométrico y el lógico coinciden en que 3.411
rezca de importancia, pero siempre es importante ambos son la posibilidad de una existencia.
que se trate de un posible modo de designación.
Aunque a la proposición sólo le es dado determi- 3.42
Y así sucede siempre en filosofía: lo individual se nar un lugar del espacio lógico, el espacio lógico to-
revela una y otra vez como no importante, pero la tal tiene, sin embargo, que venir dado ya por ella.
posibilidad de cada singular nos procura una ilus-
(De lo contrario, por la negación, la suma lógica,
tración sobre la esencia del mundo.
el producto lógico, etc., se introducirían siempre
3.343 Definiciones son reglas de traducción de un len-
nuevos elementos -en coordinación.)
guaje a otro. Cualquier lenguaje sígnico correcto ha
(El armazón lógico en torno a la figura determina
de resultar traducible a cualquier otro de acuerdo
el espacio lógico. La proposición atraviesa el espacio
con tales reglas: esto es lo que todos ellos tienen en
lógico entero.)
común.
El signo proposicional usado, pensado, es el pen- 3.5
3.344 Lo que designa en el símbolo es lo común a todos
aquellos símbolos por los que el primero puede ser Sarniento.
sustituido de acuerdo con las reglas de la sintaxis ló- El pensamiento es la proposición con sentido. 4
gica. La totalidad de las proposiciones es el lenguaje. 4.001
El hombre posee la capacidad de construir len- 4.002
66 67

guajes en los que cualquier sentido resulte expresa- A primera vista parece que la proposición -tal 4.011
ble, sin tener la menor idea de cómo y qué significa como viene impresa sobre el papel- no es figura al-
cada palabra. Al igual que se habla sin saber cómo se guna de la realidad de la que trata. Pero tampoco la
producen los diferentes sonidos. notación musical parece ser a primera vista figura
El lenguaje ordinario es una parte del organismo alguna de la música, ni nuestra escritura fonética (el
humano y no menos complicado que éste. alfabeto), figura alguna de nuestro lenguaje habla-
Es humanamente imposible extraer de él inme- do. Y, sin embargo, estos lenguajes sígnicos se reve-
diatamente la lógica del lenguaje. lan también en el sentido corriente como figuras de
El lenguaje disfraza el pensamiento. Y de un lo que representan.
modo tal, en efecto, que de la forma externa del ro- Es evidente que sentimos una proposición de la 4.012
paje no puede deducirse la forma del pensamiento forma «aRb» como figura. Aquí el signo es evidente-
disfrazado; porque la forma externa del ropaje está mente un símil de lo designado.
construida de cara a objetivos totalmente distintos Y si penetramos en lo esencial de este carácter fi- 4.013
que el de permitir reconocer la forma del cuerpo. gurativo, vemos que éste no es perturbado por irre-
Las convenciones tácitas para la comprensión del gularidades aparentes (como el uso del f y del \? en la
lenguaje ordinario son enormemente complicadas. notación musical).
4.003 La mayor parte de las proposiciones e interrogan- Porque también estas irregularidades figuran lo que
tes que se han escrito sobre cuestiones filosóficas no han de expresar; sólo que de otro modo y manera.
son falsas, sino absurdas. De ahí que no podamos El disco gramofónico, el pensamiento musical, la 4.014
dar respuesta en absoluto a interrogantes de este notación musical, las ondas sonoras, están todos en-
tipo, sino sólo constatar su condición de absurdos. tre sí en esa relación interna figurativa que se da en-
La mayor parte de los interrogantes y proposiciones tre lenguaje y mundo.
de los filósofos estriban en nuestra falta de com- A todos ellos les es común la factura lógica.
prensión de nuestra lógica lingüística. (Como, en la fábula, los dos jóvenes, sus dos caballos
(Son del tipo del interrogante acerca de si lo bue- y sus lirios. En cierta medida todos son uno.)
no es más o menos idéntico que lo bello.) En que haya una regla general que permita al 4.0141
Y no es de extrañar que los más profundos pro- músico sacar la sinfonía de la partitura, que haga
blemas no sean problema alguno. posible deducir la sinfonía del surco del disco gra-
4.0031 Toda filosofía es «crítica lingüística». (En todo mofónico y deducir de nuevo la partitura según la
caso, no en el sentido de Mauthner.) Mérito de Rus- primera regla, consiste precisamente la semejanza
sell es haber mostrado que la forma aparente de la interna de cosas aparentemente tan distintas. Y di-
proposición no tiene por qué ser su forma real. cha regla es la ley de la proyección, que proyecta la
4.01 La proposición es una figura de la realidad. sinfonía en el lenguaje de la notación musical.
La proposición es un modelo de la realidad tal Es la regla de la traducción del lenguaje de la no-
como nos la pensamos. tación musical al del disco gramofónico.
68 69

4.015 La posibilidad de todos los símiles, del carácter fi- Se la comprende si se comprenden sus partes inte-
gurativo entero de nuestro modo de expresión, des- grantes.
cansa en la lógica de la figuración. En la traducción de un lenguaje a otro no se pro- 4.025
4.016 Para comprender la esencia de la proposición cede traduciendo cada proposición del primero a
pensemos en la escritura jeroglífica, que figura los una proposición del segundo; se traducen sólo las
hechos que describe. partes integrantes de las proposiciones.
Y de ella, sin perder lo esencial de la figuración, (Y el diccionario no sólo traduce sustantivos, sino
surgió la escritura alfabética. también verbos, adjetivos y conjunciones, etc.; y los
4.02 Vemos esto porque comprendemos el sentido del trata a todos por igual.)
signo proposicional sin que nos haya sido explicado. Los significados de los signos simples (de las pa- 4.026
4.021 La proposición es una figura de la realidad: Pues labras) deben sernos explicados para que nos sea
conozco el estado de cosas representado por ella si posible entenderlos.
comprendo la proposición. Y comprendo la propo- Pero con las proposiciones nos comprendemos.
sición sin que me haya sido explicado su sentido. Pertenece a la esencia de la proposición poder co- 4.027
4.022 La proposición muestra su sentido. municarnos un sentido nuevo.
La proposición muestra cómo se comportan las Una proposición debe comunicar un sentido nue- 4.03
cosas si es verdadera. Y dice que se comportan así. vo con expresiones viejas.
4.023 La realidad tiene que quedar fijada por la propo- La proposición nos comunica un estado de cosas;
sición en orden al sí o al no. tiene, pues, que estar esencialmente conectada con el
Para ello ha de ser enteramente descrita por la estado de cosas.
misma. La proposición es la descripción de un esta- Y la conexión es, precisamente, que ella es su figu-
do de cosas. ra lógica.
Al igual que la descripción describe un objeto La proposición sólo dice algo en la medida en que
atendiendo a sus propiedades externas, así la propo- es una figura.
sición describe la realidad atendiendo a sus propie- En la proposición, por así decirlo, se confecciona 4.031
dades internas. a modo de prueba un estado de cosas.
La proposición construye un mundo con ayuda Cabe decir simplemente: en lugar de esta proposi-
de un armazón lógico, y por ello, puede verse en ella ción tiene este y aquel sentido, esta proposición re-
también cómo se comporta todo lo lógico, sí es ver- presenta este y aquel estado de cosas.
dadera. De una proposición falsa cabe extraer con- Un nombre está en lugar de una cosa, otro en lu- 4.0311
clusiones. gar de otra y entre sí están unidos; así representa el
4.024 Comprender una proposición quiere decir saber todo -como una figura viva- el estado de cosas.
lo que es el caso si es verdadera. La posibilidad de la proposición descansa sobre el 4.0312
(Cabe, pues, comprenderla sin saber si es verda- principio de la representación de objetos por medio
dera.) de signos.
70
71

Mi idea fundamental es que las «constantes lógi- La realidad es comparada con la proposición. 4.05
cas» no representan nada. Que la lógica de los he- Sólo en la medida en que es una figura de la reali- 4.06
chos no puede representarse. dad puede la proposición ser verdadera o falsa.
4.032 Sólo en la medida en que está lógicamente articu- Si no se repara en que la proposición tiene un sen- 4.061
lada es la proposición una figura del estado de cosas. tido independiente de los hechos, puede creerse fá-
(También la proposición «ambulo» es compuesta, cilmente que verdadero y falso son relaciones equi-
porque su raíz con otra terminación y su termina- parables entre signo y designado.
ción con otra raíz dan un sentido diferente.) Cabría decir entonces, p. ej., que «p» designa de
4.04 En la proposición tiene que poder distinguirse modo verdadero lo que «~p» de modo falso, etc.
exactamente lo mismo que en el estado de cosas que ¿No es posible entenderse con proposiciones fal- 4.062
representa. sas como hasta ahora con verdaderas ? Sólo mientras
Ambos deben poseer igual multiplicidad lógica se sepa que son mentadas falsamente.
(matemática). (Cfr. la mecánica de Hertz sobre mo- ¡No! Porque una proposición es verdadera cuan-
delos dinámicos.) do las cosas se comportan como lo decimos con ella;
4.041 Esta multiplicidad matemática, a su vez, no pue- y si con «p» mentamos «~p» y las cosas se compor-
de, naturalmente, ser figurada de nuevo. Al figurar tan como lo mentamos, entonces «p» es, en la nueva
no cabe salir de ella. concepción, verdadera y no falsa.
4.0411 Si quisiéramos, p. ej., expresar lo que expresamos Pero es importante que los signos «p» y «~p» pue- 4.0621
mediante «(x) fx» anteponiendo un índice a «fx» dan decir lo mismo. Porque ello muestra que en la
-algo así como: «Gen. fx»-, no bastaría, no sabría- realidad nada corresponde al signo «~».
mos qué había sido generalizado. Si quisiéramos Que en una proposición aparezca la negación no
indicarlo mediante un índice «a» -algo así como: es aún un rasgo característico de su sentido (—p =
«f (xa)»-, tampoco bastaría, no conoceríamos el
ámbito del signo de generalidad. Las proposiciones «p» y «~p» tienen sentido
Si quisiéramos intentarlo introduciendo una con- opuesto, pero les corresponde una y la misma reali-
traseña en los lugares arguméntales -algo así como: dad.
«(A, A) . F (A, A)»-, no bastaría, no podríamos Una imagen para explicar el concepto de verdad: 4.063
constatar la identidad de las variables. Etc. mancha negra sobre papel blanco; es posible descri-
Todos estos modos de designación no bastan por- bir la forma de la mancha diciendo de cada punto de
que no poseen la necesaria multiplicidad matemá- la superficie si es blanco o negro. Al hecho de que un
tica. punto sea negro le corresponde un hecho positivo; al
4.0412 Por la misma razón no basta la explicación idea- de que un punto sea blanco (no negro), un hecho ne-
lista de la visión de las relaciones espaciales median- gativo. Si designo un punto de la superficie (un valor
te las «gafas espaciales», porque no puede explicarla fregeano de verdad), ello corresponde al supuesto
multiplicidad de estas relaciones. sentado para el enjuiciamiento, etc., etc.
72 73

Pero para poder decir que un punto es negro o La filosofía no es ninguna de las ciencias natura- 4.111
blanco, tengo que saber antes cuándo a un punto se le les.
llama negro y cuándo se le llama blanco; para poder (La palabra «filosofía» ha de significar algo que
decir «p» es verdadero (o falso) tengo que haber deter- está por arriba o por debajo, pero no junto a las cien-
minado en qué circunstancias llamo verdadero a «p», cias naturales.)
y con ello determino el sentido de la proposición. El objetivo de la filosofía es la clarificación lógica 4.112
He aquí el punto en el que cojea el símil: podemos de los pensamientos.
señalar un punto del papel sin saber qué es blanco y La filosofía no es una doctrina, sino una activi-
qué es negro; pero a una proposición sin sentido no dad.
le corresponde nada, puesto que no designa cosa al- Una obra filosófica consta esencialmente de acla-
guna (valor veritativo) cuyas propiedades pudieran raciones.
llevar por nombre «falso» o «verdadero», pongamos El resultado de la filosofía no son «proposiciones
por caso; el verbo de una proposición no es «es ver- filosóficas», sino el que las proposiciones lleguen a
dadero» o «es falso» -como creía Frege-, sino que lo clarificarse. La filosofía debe clarificar y delimitar
que «es verdadero» debe contener ya el verbo. nítidamente los pensamientos, que de otro modo
4.064 Cualquier proposición ha de tenerla un sentido; son, por así decirlo, turbios y borrosos.
la afirmación no puede dárselo, puesto que es ella La psicología no tiene más parentesco con la filo- 4.1121
precisamente quien afirma el sentido. Y lo mismo sofía que cualquier otra ciencia natural.
vale para la negación, etc. La teoría del conocimiento es la filosofía de la psi-
4.0641 Cabría decir: La negación se refiere ya al lugar ló- cología. ¿Acaso no corresponde mi estudio del len-
gico que determina la proposición negada. La pro- guaje sígnico al estudio de los procesos de pensa-
posición que niega determina otro lugar lógico que miento que los filósofos consideraban tan esencial
la negada. para la filosofía de la lógica? Sólo que la mayoría de
La proposición que niega determina un lugar ló- las veces se enredaron en investigaciones psicológi-
gico con ayuda del lugar lógico de la proposición ne- cas inesenciales, y un peligro análogo corre también
gada, en la medida en que describe éste como situa- mi método.
do fuera de aquél. La teoría darwinista no tiene que ver con la filoso- 4.1122
Que pueda negarse de nuevo la proposición nega- fía más que cualquier otra hipótesis de la ciencia na-
da muestra ya que lo que es negado es ya una propo- tural.
sición y no sólo la preparación de una proposición. La filosofía delimita el ámbito disputable de la 4.113
4.1 La proposición representa el darse y no darse ciencia natural.
efectivos de los estados de cosas. Debe delimitar lo pensable y con ello lo impensa- 4.114
4.ii La totalidad de las proposiciones verdaderas es la ble.
ciencia natural entera (o la totalidad de las ciencias Debe delimitar desde dentro lo impensable por
naturales). medio de lo pensable.
74 75

4.115 Significará lo indecible en la medida en que repre- hechos y, en el mismo sentido, de relaciones forma-
senta claramente lo decible. les y relaciones de estructuras.
4.116 Cuanto puede siquiera ser pensado, puede ser (En lugar de propiedad de la estructura digo tam-
pensado claramente. Cuanto puede expresarse, pue- bién «propiedad interna»; en lugar de relación de las
de expresarse claramente. estructuras, «relación interna».
4.12 La proposición puede representar la realidad en- Introduzco estas expresiones para mostrar la raíz
tera, pero no puede representar lo que ha de tener en de la confusión, muy extendida entre los filósofos,
común con la realidad para poder representarla -la
entre las relaciones internas y las relaciones genui-
forma lógica.
nas (externas).)
Para poder representar la forma lógica, debería- Pero el darse efectivo de tales propiedades y rela-
mos situarnos con la proposición fuera de la lógica,
ciones internas no puede ser afirmado mediante
es decir, fuera del mundo.
proposiciones, sino que se muestra en las proposi-
4.121 La proposición no puede representar la forma ló-
gica; ésta se refleja en ella. ciones que representan aquellos estados de cosas y
que tratan de aquellos objetos.
El lenguaje no puede representar lo que en él se
refleja. A una propiedad interna de un hecho podemos 4.1221
Lo que se expresa en el lenguaje no podemos ex- llamarle también un rasgo de ese hecho. (En el sen-
presarlo nosotros a través de él. tido en que hablamos, por ejemplo, de rasgos facia-
La proposición muestra la forma lógica de la reali- les.)
dad. Una propiedad es interna si resulta impensable 4.123
La ostenta. que su objeto no la posea.
4.1211 Así una proposición «fa» muestra que en su senti- (Este color azul y aquél están eo ipso en la relación
do aparece el objeto a; dos proposiciones «fa» y «ga», interna de más claro y más oscuro. Es impensable
que en ambas se habla del mismo objeto. El que dos que estos dos objetos no estuvieran en esa relación.)
proposiciones se contradigan entre sí lo muestra su
(Aquí corresponde al uso fluctuante de las palabras
estructura; de igual modo, el que una se siga de la
«propiedad» y «relación» el uso fluctuante de la pa-
otra. Etc.
labra «objeto».)
4.1212 Lo quepuede ser mostrado, no puede ser dicho.
El darse efectivo de una propiedad interna de un 4.124
4.1213 Ahora comprendemos también nuestro senti-
posible estado de cosas no viene expresado median-
miento: que estamos en posesión de una concepción
te una proposición, sino en la proposición que lo re-
lógica correcta sólo si en nuestro lenguaje sígnico
todo concuerda. presenta, por medio de una propiedad interna de la
misma.
4.122 Podemos hablar, en cierto sentido, de propieda-
des formales de los objetos y estados de cosas o, res- Sería tan absurdo atribuir a la proposición una
pectivamente, de propiedades de la estructura de los propiedad formal como negársela.
No es posible diferenciar las formas unas de otras 4.1241
76 f 77
i

otra; porque esto presupone que tiene algún sentido El signo de los rasgos distintivos de un concepto
enunciar ambas propiedades de ambas formas. formal es, pues, un rasgo característico de todos los
4.125 El darse efectivo de una relación interna entre po- símbolos cuyos significados caen bajo el concepto.
sibles estados de cosas se expresa lingüísticamente Así pues, la expresión del concepto formal es una
mediante una relación interna entre las proposicio- variable proposicional en la que sólo este rasgo ca-
nes que los representan. racterístico es constante.
4.1251 Queda resuelta así la cuestión disputada de «si to- La variable proposicional designa el concepto for- 4.127
das las relaciones son internas o externas». mal, y sus valores, los objetos que caen bajo este con-
4.1252 Llamo series de formas a las series que están orde- cepto.
nadas por relaciones internas. Toda variable es el signo de un concepto formal. 4.1271
La serie de los números no está ordenada por una Porque cada variable representa una forma constan-
relación externa, sino por una relación interna. te que poseen todos sus valores y que puede ser con-
Igualmente la serie de las proposiciones «aRb», cebida como propiedad formal de estos valores.
«(3x): aRx.xRb», Así el nombre variable «x» es el signo genuino del 4.1272
«(3x,y): aRx. xRy. yRb», etc. pseudo-concepto objeto.
(Si b está en una de estas relaciones con a, llamo a Siempre que la palabra «objeto» («cosa», etc.) es
b un sucesor de a.)
usada correctamente, se expresa en la escritura con-
4.126 En el sentido en el que hablamos de propiedades ceptual mediante el nombre variable.
formales, podemos hablar ahora también de con-
Por ejemplo, en la proposición «hay 2 objetos,
ceptos formales.
que...» mediante «(3x, y)...».
(Introduzco esta expresión para clarificar la raíz
de la confusión de los conceptos formales con los Siempre que se usa de otro modo, es decir, como
conceptos propios que cruza toda la vieja lógica.) palabra conceptual genuina, surgen pseudoproposi-
Que algo caiga bajo un concepto formal como obje- ciones absurdas.
to suyo, no puede ser expresado mediante una propo- Así, por ejemplo, no cabe decir «Hay objetos»
sición. Sino que se muestra en el signo de ese mismo como se dice, pongamos por caso, «Hay libros».
objeto. (El nombre muestra que designa un objeto; el Como tampoco «Hay 100 objetos» o «Hay x obje-
signo numérico, que designa un número; etc.). tos».
Los conceptos formales, en efecto, no pueden ser Y es absurdo hablar del número de todos los ob-
representados, como los conceptos propios, por una jetos.
función. Igual vale para las palabras «complejo», «hecho»,
Porque sus rasgos distintivos, las propiedades for- «función», «número», etc.
males, no se expresan mediante funciones. Todas ellas designan conceptos formales y se re-
La expresión del concepto formal es, pues, un ras- presentan en la escritura conceptual mediante varia-
go de ciertos símbolos.
bles,
Fregeno mediante funciones o clases. (Como creían
y Russell.)
78 79

Expresiones como «1 es un número», «sólo hay El sentido de la proposición es su coincidencia y 4.2


un cero» y similares son absurdas. no coincidencia con las posibilidades del darse y no
(Tan absurdo es decir «sólo hay un 1» como ab- darse efectivos de los estados de cosas.
surdo sería decir: 2 x 2 es igual a 4 a las 3 horas.) La proposición más sencilla, la proposición ele- 4.21
4.12721 El concepto formal viene ya dado con un objeto que mental, afirma el darse efectivo de un estado de co-
cae bajo él. No cabe, pues, introducir objetos de un sas.
concepto formal y el concepto formal mismo como Un signo de la proposición elemental es que nin- 4.211
conceptos básicos. Así no cabe, por ejemplo, introdu- guna proposición elemental pueda entrar en contra-
cir el concepto de la función y también funciones espe-
dicción con ella.
ciales (al modo de Russell) como conceptos básicos; o
La proposición elemental consta de nombres. Es 4.22
el concepto de número y números determinados.
4.1273 Si queremos expresar la proposición general «b es una trama, una concatenación de nombres.
un sucesor de a» en la escritura conceptual necesita- Es manifiesto que en el análisis de las proposicio- 4.221
mos una expresión para el miembro general de la se- nes hemos de llegar a proposiciones elementales que
rie de formas: aRb, (3 x): aRx . xRb, (3 x, y): aRx . constan de nombres en conexión inmediata.
xRy. yRb,... Sólo cabe expresar el miembro general Se plantea aquí la cuestión de cómo se efectúa el
de una serie de formas mediante una variable, por- nexo proposicional.
que el concepto: miembro de esta serie de formas, es Aunque el mundo sea infinitamente complejo, de 4.2211
un concepto/orma/. (Esto es algo que Frege y Russell modo que cada hecho conste de infinitos estados de
pasaron por alto; de ahí la falsedad del modo y ma- cosas, y cada estado de cosas, de infinitos objetos,
nera como quieren expresar proposiciones genera- aún entonces tendría que haber objetos y estados de
les del tipo de las anteriores; ese modo y manera cosas.
contiene un circulus vitiosus.) El nombre aparece en la proposición sólo en la 4.23
Podemos determinar el miembro general de la se- trama de la proposición elemental.
rie de formas aduciendo su primer miembro y la for- Los nombres son los símbolos simples; los deno- 4.24
ma general de la operación que genera el miembro to mediante letras sueltas («x», «y», «z»).
siguiente a partir de la proposición precedente. Escribo la proposición elemental como función
4.1274 La pregunta por la existencia de un concepto for- de los nombres en la forma «fx», «x, y», etc.
mal es absurda. Porque no hay proposición que pue- O la denoto mediante las letras p, q, r.
da dar respuesta a tal pregunta. Si uso dos signos en uno y el mismo significado, 4.241
(Así no cabe, p. ej., preguntar: «¿Hay proposicio- expreso esto colocando entre ambos el signo «=».
nes de sujeto-predicado inanalizables?»). «a = b» quiere decir, pues: el signo «a» es sustitui-
4.128 Las formas lógicas son anuméricas. ble por el signo «b».
Por eso no hay en la lógica números prominentes, (Si introduzco mediante una ecuación un nuevo
y por eso no hay monismo o dualismo filosóficos, etc. signo «b», determinando que debe sustituir a un sig-
80
81

-definición- (como Russell) en la forma «a = b A estas combinaciones corresponde el mismo nú- 4.28
Def.». La definición es una regla sígnica.) mero de posibilidades de verdad -y falsedad- de n
4.242 Así pues, expresiones de la forma «a = b» no son proposiciones elementales.
sino adminículos de la representación; nada expre- Las posibilidades veritativas de las proposiciones 4.3
san sobre el significado de los signos «a», «b». elementales significan las posibilidades del darse y
4.243 ¿Podemos comprender dos nombres sin saber si no darse efectivos de los estados de cosas.
designan la misma cosa o dos cosas distintas? ¿Pode- Podemos representar las posibilidades veritativas 4.31
mos comprender una proposición en la que apare- mediante esquemas del tipo siguiente («V» significa
cen dos nombres sin saber si significan lo mismo o «verdadero»; «F», «falso». Las series de «V» y de «F»
algo diferente? bajo la serie de las proposiciones elementales signi-
Si conozco, p. ej., el significado de una palabra in- fican en un simbolismo fácilmente comprensible sus
glesa y de una palabra alemana que signifique lo posibilidades veritativas):
mismo, entonces es imposible que ignore que ambas
significan lo mismo; es imposible que no pueda tra-
ducir una a otra.
Expresiones como «a = a», o derivadas de éstas,
no son ni proposiciones elementales ni signos con
sentido. (Esto se mostrará después.)
4.25 Si la proposición elemental es verdadera, el estado
de cosas se da efectivamente; si la proposición ele-
mental es falsa, el estado de cosas no se da efectiva-
mente.
4.26 La especificación de todas las proposiciones ele-
mentales verdaderas describe el mundo completa-
mente. El mundo queda completamente descrito
por la especificación de todas las proposiciones ele-
mentales más la especificación de las que de ellas son
verdaderas y de las que de ellas son falsas. La proposición es la expresión de la coincidencia 4.4
4.27 Respecto al darse y no darse efectivos de n estados y no coincidencia con las posibilidades veritativas de
de cosas hay las proposiciones elementales.
Las posibilidades veritativas de las proposiciones 4.41
elementales son las condiciones de la verdad y false-
dad de las proposiciones.
Pueden darse efectivamente todas las combina- Es probable, en principio, que la introducción de 4.411
ciones de los estados de cosas y las otras no darse. las proposiciones elementales sea fundamental para
82
83

la comprensión de todos los demás tipos de propo- Cosa análoga vale, naturalmente, para todos los
siciones. La comprensión de las proposiciones gene- signos que expresan lo mismo que los esquemas de
rales depende palpablemente, en efecto, de la de las «V»y «F».
proposiciones elementales. Esto: 4.442
4.42 Respecto de la coincidencia y no coincidencia de
una proposición con las posibilidades veritativas de
n proposiciones elementales hay

4.43 Podemos expresar la coincidencia con las posibi-


lidades veritativas adscribiéndoles en el esquema el
distintivo «V» (verdadero), p. ej.
La falta de este distintivo significa la no coinci-
dencia. es, p. ej., un signo proposicional. (El «trazo judicati-
4.431 La expresión de la coincidencia y no coincidencia vo» fregeano carece lógicamente de todo signi-
con las posibilidades veritativas de las proposiciones ficado; lo único que muestra en Frege (y Russell)
elementales expresa las condiciones veritativas de la es que estos autores tenían por verdaderas las propo-
proposición. siciones así designadas. De ahí que «i—» no perte-
La proposición es la expresión de sus condiciones nezca a la trama proposicional, como tampoco el
veritativas. (Por ello, Frege las antepuso con todo número de la proposición, pongamos por caso. Es
acierto como explicación de los signos de su escritu- imposible que una proposición diga de sí misma que
ra conceptual. Sólo que la explicación del concepto es verdadera.) Si la secuencia serial de las posibilida-
de verdad es falsa en Frege: Si «lo verdadero» y «lo des veritativas viene determinada de una vez por to-
falso» fueran realmente objetos, y argumentos en das en el esquema por una regla combinatoria, en-
, etc., entonces, según la determinación fregeana, tonces la última columna no es sino una expresión
el sentido de no estaría en modo alguno deter- de las condiciones veritativas. Si escribimos esta co-
minado.) lumna como serie, entonces el signo proposicional
4.44 El signo que surge de la correlación del citado dis- se convierte en: «(VV-V) (p, q)» o más claramente:
tintivo «verdadero» y de las posibilidades veritati- «(VVFV) (p, q)». (El número de sitios en el parénte-
vas, es un signo proposicional. sis izquierdo viene determinado por el número de
4.441 Está claro que al complejo de los signos «F» y «V» miembros en el derecho.)
no corresponde objeto (o complejo de objetos) algu- Para n proposiciones elementales hay L grupos 4.45
n

no; como tampoco a los trazos horizontales y verti- posibles de condiciones veritativas.
cales o a los paréntesis. No hay «objetos lógicos». Los grupos de condiciones veritativas que perte-
84 85

necen a las posibilidades veritativas de un número Las condiciones veritativas determinan el espacio 4.463
de proposiciones elementales, pueden ordenarse en de juego que les es dejado a los hechos por la propo-
una serie. sición.
4.46 Entre los grupos posibles de condiciones veritati- (La proposición, la figura, el modelo, son, en
vas hay dos casos extremos. sentido negativo, como un cuerpo sólido que limita
En uno de ellos la proposición es verdadera para la libertad de movimiento de los demás; en sentido
todas las posibilidades veritativas de las proposicio- positivo, como el espacio limitado por substancia
nes elementales. Decimos que las condiciones veri- sólida, en el que un cuerpo ocupa un lugar.) La tau-
tativas son tautológicas. tología deja a la realidad el espacio lógico entero
En el segundo, la proposición es falsa para todas -infinito-; la contradicción llena todo el espacio ló-
las posibilidades veritativas: Las condiciones verita- gico y no deja a la realidad punto alguno. De ahí
tivas son contradictorias. que ninguna de las dos pueda determinar en modo
En el primer caso llamamos a la proposición una alguno la realidad.
tautología, en el segundo una contradicción. La verdad de la tautología es cierta; la de la propo- 4.464
4.461 La proposición muestra lo que dice; la tautología sición, posible; la de la contradicción, imposible.
y la contradicción, que no dicen nada. (Cierto, posible, imposible: He ahilos distintivos de
La tautología carece de posibilidades veritativas, la graduación que necesitamos en la teoría de la pro-
dado que es incondicionalmente verdadera; y la con- babilidad.)
tradicción no es verdadera en condición alguna. El producto lógico de una tautología y una propo- 4.465
Tautología y contradicción carecen de sentido. sición dice lo mismo que la proposición. Tal produc-
(Como el punto del que parten dos flechas en di- to es, pues, idéntico a la proposición. Porque no cabe
rección opuesta.) modificar lo esencial del símbolo sin modificar su
(Nada sé, p. ej., sobre el tiempo si sé que llueve o sentido.
no llueve.) A una determinada conexión lógica de signos co- 4.466
4.4611 Pero tautología y contradicción no son absurdas; rresponde una determinada conexión lógica de sus
pertenecen al simbolismo y ello de modo similar, significados; sólo a los signos inconexos correspon-
ciertamente, a como el cero pertenece al simbolismo de una conexión arbitraria cualquiera.
de la aritmética. Esto quiere decir que proposiciones que son verda-
4.462 Tautología y contradicción no son figuras de la deras para cualquier estado de cosas no pueden ser
realidad. No representan ningún posible estado de co- en absoluto conexiones dé signos, porque de lo con-
sas. Porque aquélla permite cualquier posible estado trario sólo podrían corresponderles determinadas
de cosas, ésta ninguno. En la tautología las condicio- conexiones de objetos. (Y a ninguna conexión lógica
nes de coincidencia con el mundo -las relaciones re- corresponde ninguna conexión de los objetos.)
presentativas- se neutralizan entre sí, de modo que no Tautología y contradicción son los casos límites
está en relación representativa alguna con la realidad. de la conexión sígnica, es decir, su disolución.
86
87

4.4661 Por supuesto que también en la tautología y en la La forma general de la proposición es una variable. 4.53
contradicción los signos están aún unidos unos a La proposición es una función veritativa de las 5
otros, es decir, en relación mutua; pero estas relacio- proposiciones elementales.
nes carecen de significado, son inesenciales al sím- (La proposición elemental es una función verita-
bolo. tiva de sí misma.)
4.5 Ahora parece posible dar la forma más general de Las proposiciones elementales son los argumen- 5.01
la proposición: es decir, dar una descripción de las tos veritativos de la proposición.
proposiciones de cualquier lenguaje sígnico, de Hay una tendencia a confundir los argumentos de 5.02
modo que cualquier posible sentido pueda ser ex- funciones con los índices de nombres. Reconozco,
presado mediante un símbolo al que convenga la en efecto, tanto en el argumento como en el índice el
descripción, y que cualquier símbolo al que conven- significado del signo que los contiene.
ga la descripción pueda expresar un sentido si los En el «+ » de Russell, p. ej., «c» es un índice que
c

significados de los nombres son escogidos adecua- indica que el signo entero es el signo de adición para
damente. números cardinales. Pero esta designación descansa
Está claro que en la descripción de la forma más sobre una convención arbitraria, y en lugar de «+ »c

general de la proposición sólo puede ser descrito lo cabría escoger también un signo simple; en «~p»,
esencial de ella; de lo contrario no sería, ciertamen- sin embargo, «p» no es índice sino un argumento: el
te, la más general. sentido de «~p» no puede ser comprendido sin que
Que haya una forma general de la proposición es antes haya sido comprendido el sentido de «p». (En
cosa que viene probada por el hecho de que no pue- el nombre Julio César, «Julio» es un índice. El índice
de haber proposición alguna cuya forma no hubiera es siempre una parte de una descripción del objeto,
podido ser prevista (esto es, construida). La forma a cuyo nombre lo adjuntamos. Por ejemplo, el César
general de la proposición es: las cosas se comportan del linaje de los Julios.)
de tal y tal modo. Si no me equivoco, la confusión de argumento e
En el supuesto de que me fueran dadas todas las índice subyace a la teoría fregeana del significado de
4.51
proposiciones elementales: entonces cabría pregun- las proposiciones y funciones. Para Frege, las propo-
tar simplemente: qué proposiciones puedo formar siciones de la lógica eran nombres, y sus argumen-
con ellas. Y éstas son todas las proposiciones, y así tos, los índices de estos nombres.
vienen delimitadas. Las funciones veritativas pueden ordenarse en se- 5.1
Las proposiciones son todo lo que se sigue de la ries.
4.52
totalidad de todas las proposiciones elementales Éste es el fundamento de la teoría de la probabili-
(naturalmente también del hecho de que se trata de dad.
la totalidad de todas). (De ahí que, en cierto sentido, Las funciones veritativas de un número cualquie- 5.101
quepa decir que todas las proposiciones son genera- ra de proposiciones elementales pueden escribirse
lizaciones de las proposiciones elementales.) en un esquema del tipo siguiente:
88 89

Si un dios crea un mundo en el que determinadas 5.123


proposiciones son verdaderas, con ello crea también
ya un mundo en el que todas las proposiciones que
se siguen de ellas son correctas. Y, de modo similar,
no podría crear un mundo en el que la proposición
«p» fuera verdadera sin crear todos sus objetos.
La proposición afirma cualquier proposición que 5.124
se siga de ella.
«p • q» es una de las proposiciones que afirman 5.1241
«p» y, a la vez, una de las proposiciones que afirman
«q».
Dos proposiciones se oponen entre sí si no hay
una proposición con sentido que afirme ambas.
Cualquier proposición que contradiga a otra la
niega.
Que la verdad de una proposición se sigue de la 5.13
verdad de otras proposiciones es cosa que percibi-
mos a partir de la estructura de las proposiciones.
Si la verdad de una proposición se sigue de la ver- 5.131
A las posibilidades veritativas de los argumentos dad de otras, esto se expresa mediante relaciones en
veritativos que hacen verdadera la proposición las las que están las formas de aquellas proposiciones; y,
llamo sus fundamentos veritativos. ciertamente, no necesitamos ponerlas antes en
5.11 Si todos los fundamentos veritativos que son co- aquellas relaciones, uniéndolas entre sí en una pro-
munes a un número de proposiciones son, al mismo posición, sino que estas relaciones son internas y se
tiempo, fundamentos veritativos de una determina- dan efectivamente tan pronto como aquellas propo-
da proposición, entonces decimos que la verdad de siciones se dan efectivamente, y por ello.
ésta se sigue de la verdad de aquéllas. Si de pvqy ~p deducimos q, la relación de las for- 5.1311
5.12 En particular, la verdad de una proposición «p» se mas preposicionales de «pvq» y «~p» queda oculta
sigue de la verdad de otra «q», si todos los funda- por el modo de designación. Pero si en lugar de
mentos veritativos de la segunda lo son también de «pvq» escribimos, por ejemplo, «p | q • | • p | q», y en
la primera. lugar de «~p» escribimos «p | p» (p | q = ni p, ni q),
5.121 Los fundamentos veritativos de una vienen conte- entonces se hace evidente la trama interna.
nidos en los de la otra; p se sigue de q. (Que de (x) • fx pueda deducirse fa, muestra que
5.122 Si p se sigue de q, entonces el sentido de «p» viene la generalidad está presente también en el símbolo
contenido en el sentido de «q». «(x) • fx».)
90 91

5.132 Si p se sigue de q, entonces puedo deducir p de q; La tautología se sigue de todas las proposiciones: 5.142
inferir p de q. no dice nada.
El tipo de deducción sólo puede obtenerse sacán- La contradicción es lo común de las proposicio- 5.143
dolo de ambas proposiciones. nes que ninguna proposición tiene en común con
Sólo ellas mismas pueden justificar la deducción. otra. La tautología es lo común de todas las proposi-
«Leyes deductivas» que -como en Frege y Russell- ciones que nada tienen en común entre sí.
tienen que justificar las deducciones, carecen de sen- La contradicción, por así decirlo, desaparece fue-
tido y serían superfluas. ra, la tautología, dentro de todas las proposiciones.
5.1.33 Todo inferir sucede apriori. La contradicción es el límite externo de las propo-
5.134 De una proposición elemental no puede inferirse siciones, la tautología es su centro insustancial.
ninguna otra. Si V es el número de los fundamentos veritativos 5.15
r

5.135 Del darse efectivo de un estado de cosas cualquie- de la proposición «r», V el de los fundamentos ve-
r s

ra no se puede, en modo alguno, deducir el darse ritativos de la proposición «s», que lo son a la vez de
efectivo de otro enteramente distinto. «r», entonces llamamos a la relación: V : V la medi-
r s r

5.136 No hay un nexo causal que justifique tal deduc- da de la probabilidad que la proposición «r» confiere
ción. a la proposición «s».
5.1361 No podemos inferir los acaecimientos del futuro a Sea, en una esquema como el anterior del número 5.151
partir de los actuales. 5.101, V el número de los «V» en la proposición r;
r

La creencia en el nexo causal es la superstición. V el número de los «V» en la proposición s que es-
r s

5.1362 La libertad de la voluntad consiste en que accio- tán en las mismas columnas con los «V» de la propo-
nes futuras no pueden conocerse ahora. Sólo po- sición r. La proposición r confiere entonces a la pro-
dríamos conocerlas de ser la causalidad una necesi- posición s la probabilidad: V : V .
r s r

dad interna como la de la deducción lógica.-La No hay objeto específico alguno, propio de las 5.1511
conexión entre saber y sabido es la de la necesidad proposiciones de probabilidad.
lógica. A las proposiciones que carecen de argumentos 5.152
(«A sabe que p es el caso» carece de sentido si p es veritativos en común las llamamos independientes
una tautología.) entre sí.
5.1363 Si del hecho de que una proposición nos resulte Dos proposiciones elementales se confieren mu-
evidente no se sigue que es verdadera, entonces la tuamente la probabilidad 1/2.
evidencia tampoco es justificación alguna para Si p se sigue de q, entonces la proposición «q»
nuestra creencia en su verdad. confiere a la proposición «p» la probabilidad 1. La
5.14 Si una proposición se sigue de otra, entonces ésta certeza de la deducción lógica es un caso límite de la
dice más que aquélla, aquélla menos que ésta. probabilidad.
5.141 Si p se sigue de q y q de p, entonces son una y la (Aplicación a la tautología y contradicción.)
misma proposición. Por sí misma una proposición no es probable ni 5.153
92
93

improbable. Un evento ocurre o no ocurre, no hay incompleta de un determinado estado de cosas, pero
un término medio. es siempre una figura completa.)
5.154 Supongamos que en una urna hay igual número La proposición de probabilidad es, por así decir-
de bolas blancas y negras (y ninguna otra). Saco una lo, un extracto de otras proposiciones.
bola tras otra y vuelvo a ponerlas en la urna. Por me- Las estructuras de las proposiciones están en reía- 5.2
dio de este experimento, entonces, podré constatar ciones internas entre sí.
que los números de las bolas negras y blancas extraí- Podemos resaltar estas relaciones internas en núes- 5.21
das se aproximan entre sí a medida que voy sacándo- tro modo de expresión representando una proposición
las. como resultado de una operación que la obtiene a par-
Esto no es, pues, un hecho matemático. tir de otras proposiciones (las bases de la operación).
Si ahora digo: es igualmente probable que saque La operación es la expresión de una relación entre 5.22
una bola blanca que una negra, esto significa: todas las estructuras de su resultado y de sus bases.
las circunstancias que me son conocidas (inclui- La operación es lo que ha de suceder con una pro- 5.23
das las leyes de la naturaleza hipotéticamente admi- posición para hacer de ella otra.
tidas) no confieren a la ocurrencia de un evento más Y esto dependerá, naturalmente, de sus propieda- 5.231
probabilidad que a la ocurrencia de otro. Es decir, des formales, de la similitud interna de sus formas.
confieren -como fácilmente puede deducirse de las La relación interna que ordena una serie es equi- 5.232
explicaciones anteriores- a cada uno la probabili- valente a la operación por la que un miembro surge a
dad 1/2. partir de otro.
Lo que confirmo por el experimento es que la La operación sólo puede aparecer allí donde una 5.233
ocurrencia de ambos eventos es independiente de proposición surge de otra de modo lógicamente sig-
las circunstancias de las que no tengo mayor conoci- nificativo. O sea, allí donde comienza la construc-
miento. ción lógica de la proposición.
5.155 La unidad de la proposición de probabilidad es: Las funciones veritativas de las proposiciones ele- 5.234
las circunstancias -de las que, por lo demás, no ten- mentales son resultados de operaciones que tienen
go mayor conocimiento- confieren a la ocurrencia como bases las proposiciones elementales. (Llamo a
de un determinado evento tal y tal grado de proba- estas operaciones, operaciones veritativas.)
bilidad. E l sentido de una función veritativa de p es una 5.2341
5.156 Así pues, la probabilidad es una generalización. función del sentido de p.
Envuelve una descripción general de una forma pro- Negación, suma lógica, producto lógico, etcétera,
posicional. son operaciones. (La negación invierte el sentido de
Sólo a falta de certeza usamos la probabilidad. la proposición.)
Cuando, en efecto, no conocemos un hecho entera- La operación se muestra en una variable; muestra 5.24
mente, pero sabemos algo sobre su forma. cómo puede llegarse de una forma de proposiciones
(Una proposición puede ser, sin duda, una figura a otra.
94 95

Da expresión a la diferencia de las formas. (Y lo mienzo de la serie de formas; el segundo, la forma de


común entre las bases y el resultado de la operación un miembro cualquiera x de la serie, y el tercero, la
son precisamente las bases.) forma del miembro de la serie que sigue inmediata-
5.241 La operación no caracteriza forma alguna, sino mente a x.
sólo la diferencia de las formas. El concepto de la aplicación sucesiva de la opera- 5.2523
5.242 La misma operación que de «p» hace «q», hace de ción es equivalente al concepto «y así sucesivamente».
«q» «r», y así sucesivamente. Esto sólo puede expre- Una operación puede anular el efecto de otra. Las 5.253
sarse por el hecho de que «p», «q», «r», etc., son va- operaciones pueden cancelarse entre sí.
riables que expresan de modo general ciertas rela- La operación puede desaparecer (p. ej., la nega- 5.254
ciones formales. ción en
5.25 La ocurrencia de la operación no caracteriza el Todas las proposiciones son resultados de opera- 5.3
sentido de la proposición. ciones veritativas con las proposiciones elementales.
La operación no enuncia nada, sólo su resultado, La operación veritativa es el modo y manera cómo
y esto depende de las bases de la operación. a partir de las proposiciones elementales surge
(Operación y función no deben confundirse una la función veritativa. De acuerdo con la esencia de la
con otra.) operación veritativa, del mismo modo que surge de
5.251 Una función no puede ser su propio argumento, las proposiciones elementales su función veritativa,
pero el resultado de una operación puede convertir- surge de las funciones veritativas una nueva. Toda
se, ciertamente, en su propia base. operación veritativa produce, a partir de funciones
5.252 Sólo así es posible la progresión miembro a veritativas de proposiciones elementales, otra fun-
miembro en una serie de formas (de tipo a tipo en ción veritativa de proposiciones elementales, una
las jerarquías de Russell y Whitehead). (Russell y proposición. El resultado de toda operación verita-
Whitehead no admitieron la posibilidad de esta pro- tiva con los resultados de operaciones veritativas
gresión, pero hicieron repetidamente uso de ella.) con proposiciones elementales es nuevamente el re-
5.2521 Llamo a la aplicación repetida de una operación sultado de una operación veritativa con proposicio-
a su propio resultado su aplicación sucesiva («O' O' nes elementales.
O' a» es el resultado de la triple aplicación sucesiva Toda proposición es el resultado de operaciones
de «0'£» a «a»). veritativas con proposiciones elementales.
En sentido parecido hablo de la aplicación sucesi- Los esquemas del núm. 4.31 tienen significado 5.31
va de varias operaciones a un número de proposi- incluso cuando «p», «q», «r», etc., no son proposi-
ciones. ciones elementales. Y es fácil de ver que el signo pro-
5.2522 De ahí que escriba el miembro general de una se- posicional del núm. 4.442 expresa una función veri-
rie de formas a, O' a, O' O' a,... así:«[a, x, O' x]». Esta tativa de proposiciones elementales incluso cuando
expresión entre paréntesis es una variable. El primer «p» y «q» son funciones veritativas de proposiciones
miembro de la expresión entre paréntesis es el co- elementales.
96 97

5.32 Todas las funciones veritativas son resultados de como de un objeto; pero la posibilidad de la nega-
la aplicación sucesiva de un número finito de opera- ción viene prejuzgada ya en la afirmación.
ciones veritativas a las proposiciones elementales. Y de haber un objeto que se llamara «~», entonces
5.4 Se muestra aquí que no hay «objetos lógicos», debería decir otra cosa que «p». Porque una
«constantes lógicas» (en el sentido de Frege y Rus- proposición trataría entonces precisamente de ~, la
sell). otra no.
5.41 Pues: son idénticos todos aquellos resultados de Esta desaparición de las constantes lógicas apa- 5.441
operaciones veritativas con funciones veritativas rentes tiene lugar también cuando dice
que son una y la misma función veritativa de propo- lo mismo que ,o dice lo
siciones elementales. mismo que «fa».
5.42 Es evidente que etc., no son relaciones en el Si se nos da una proposición también se nos dan 5.442
sentido de derecha e izquierda, etcétera. ya con ella los resultados de todas las operaciones ve-
La posibilidad de la interdefinibilidad de los «sig- ritativas que la tienen como base.
nos primitivos» lógicos de Frege y Russell muestra Si hay signos primitivos lógicos, entonces una ló- 5.45
ya que éstos no son signos primitivos y, propiamente gica correcta ha de clarificar la posición de unos res-
ya, que no designan relaciones. pecto a otros y justificar su existencia. La construc-
Y es evidente que el , que definimos mediante ción de la lógica a partir de sus signos primitivos
«~» y «v», es idéntico a aquel mediante el que defini- debe llegar a esclarecerse.
mos «v» con «~», y que éste «v» es idéntico al prime- Si la lógica tiene conceptos fundamentales, éstos 5.451
ro. Y así sucesivamente. han de ser independientes entre sí. Una vez introdu-
5.43 Que de un hecho p hayan de seguirse infinitos cido un concepto primitivo, ha de estar introducido,
otros, a saber: etc., es cosa difícil de en general, en todas las combinaciones en las que
creer de antemano. Y no es menos extraño que el ocurra. No es posible, pues, introducirlo primero
número infinito de las proposiciones de la lógica (de para una combinación y luego nuevamente para
la matemática) se siga de media docena de «leyes otra. P. ej.: una vez introducida una negación, te-
fundamentales». nemos que comprenderla ya tanto en proposicio-
nes de la forma «~p» como en proposiciones como
Pero todas las proposiciones de la lógica dicen lo
mismo. Es decir, nada. , entre otras. No podemos in-
5.44 Las funciones veritativas no son funciones mate- troducirla primero para una clase de casos, luego
riales. para otra, por cuanto que de proceder así quedaría
Si se puede generar, p. ej., una afirmación me- dudoso si su significado sería el mismo en ambos ca-
diante doble negación, ¿viene entonces contenida la sos, y no habría motivo alguno para utilizar en am-
negación -en algún sentido- en la afirmación? bos casos el mismo tipo de combinación sígnica.
¿ niega ~p, o afirma p, o ambas cosas? (En resumen, para la introducción de signos pri-
La proposición no trata de la negación mitivos vale, mutatis mutandis, lo mismo que Frege
98
99

(«Grundgesetze der Arithmetik») dijo para la intro- Un ámbito en el que valga la proposición: simplex
ducción de signos mediante definiciones.) sigillum veri.
5.452 La introducción de un nuevo recurso en el simbo- De haberse introducido correctamente los signos 5.46
lismo de la lógica ha de ser siempre un aconteci- lógicos, se hubiera introducido también el sentido
miento cargado de consecuencias. Ningún recurso de todas sus combinaciones; o sea, no sólo «pvq»,
nuevo puede introducirse en la lógica -con aire en- sino también ya «~(pv~q»), etc., etc. Con ello ya se
teramente inocente, por así decirlo- entre paréntesis habría introducido también el efecto de todas las
o a pie de línea. combinaciones posibles, sin más, de paréntesis. Y
(Así aparecen en los «Principia Mathematica» de con ello habría quedado claro que los signos primiti-
Russell y Whitehead definiciones y leyes fundamen- vos propiamente generales no son los «pvq», «(3x) •
tales en palabras. ¿Por qué aquí, de repente, pala- fx», etc., sino la forma más general de sus combina-
bras? Esto necesitaría una justificación. Tal justifica- ciones.
ción falta y ha de faltar, dado que el procedimiento Es significativo el hecho aparentemente sin im- 5.461
no está, de hecho, permitido.) portancia de que las pseudorrelaciones lógicas
Pero si la introducción de un nuevo adminículo como v y =3 precisan de los paréntesis; contraria-
en un lugar se ha revelado necesaria, entonces hay mente a las relaciones genuinas.
que preguntarse en seguida: ¿dónde habrá que usar El uso de los paréntesis con aquellos signos pri-
siempre este adminículo a partir de ahora? Su posi- mitivos aparentes remite ya, en efecto, al hecho de
ción en la lógica es lo que hay que explicar ahora. que éstos no son los signos primitivos genuinos. Y
5.453 Todos los números de la lógica han de resultar nadie creerá, desde luego, que los paréntesis tienen
justificables. un significado autónomo.
O más bien: debe hacerse evidente que en la lógica Los signos lógicos de operación son signos de 5.4611
no hay números. puntuación.
No hay números prominentes. Está claro que todo cuanto puede siquiera decirse 5.47
5.454 En la lógica no hay relación de contigüidad, no de antemano sobre la forma de todas las proposicio-
puede haber clasificación alguna. nes debe poder decirse de una vez.
En la lógica no puede haber nada más general ni En la proposición elemental vienen ya conteni-
más especial. das, en efecto, todas las operaciones lógicas. Puesto
5.4541 Las soluciones de los problemas lógicos han de que «fa» dice lo mismo que «(3x) • fx • x = a». Donde
ser simples, ya que imponen el standard de la simpli- hay composición hay argumento y función, y donde
cidad. están los dos últimos están ya todas las constantes
Los hombres han barruntado siempre que tiene lógicas.
que haber un ámbito de cuestiones cuyas respuestas Cabría decir: la única constante lógica es lo que
yazcan unidas -a priori- simétricamente y en for- todas las proposiciones tienen, por su naturaleza, en
mación cerrada, regular. común unas con otras.
100 101

Pero esto es la forma general de la proposición. quier proposición posible está correctamente for-
5.471 La forma general de la proposición es la esencia mada y si carece de sentido ello sólo puede deberse a
de la proposición. que no hemos dado significado a algunas de sus par-
5.4711 Dar la esencia de la proposición quiere decir dar tes integrantes.
la esencia de toda descripción, o sea, la esencia del (Aunque creamos haberlo hecho.)
mundo. Así, «Sócrates es idéntico» no dice nada porque
5.472 La descripción de la forma más general de la pro- no hemos dado a la palabra «idéntico» ningún signi-
posición es la descripción del uno y único signo pri- ficado en cuanto adjetivo. Porque si aparece como
mitivo general de la lógica. signo de igualdad, entonces simboliza de un modo y
5.473 La lógica debe cuidarse de sí misma. manera totalmente distintos - l a relación designante
Un signo posible debe también poder designar. es otra diferente-, o sea, el símbolo es también en
Todo lo que es posible en la lógica está también per- ambos casos de todo punto diferente; ambos símbo-
mitido. («Sócrates es idéntico» no quiere decir nada los sólo tienen casualmente uno con otro en común
porque no hay ninguna propiedad que se llame el signo.
«idéntico». La proposición es absurda porque no he- El número de las operaciones fundamentales ne- 5.474
mos establecido una determinación arbitraria, pero cesarias depende sólo de nuestra notación.
no porque el símbolo no estuviera permitido en y Lo único que importa es formar un sistema de 5.475
por sí mismo.) signos de un determinado número de dimensiones
En cierto sentido, no podemos equivocarnos en la de una multiplicidad matemática determinada.
lógica. Está claro que aquí no se trata de un número de 5.476
5.4731 La evidencia, de la que Russell tanto habló, sólo conceptos fundamentales que deben ser designados,
puede resultar superflua en la lógica en la medida sino de la expresión de una regla.
en que el lenguaje mismo impide todo error lógi- Toda función veritativa es resultado de la aplica- 5.5
co.- Que la lógica sea a priori consiste en que nada ción sucesiva de la operación a
ilógico puede ser pensado. proposiciones elementales.
5.4732 No podemos dar a un signo el sentido incorrecto. Esta operación niega todas las proposiciones en el
5.47321 E l lema de Occam no es, naturalmente, una regla paréntesis derecho y la llamo la negación de esas
arbitraria, ni una regla justificada por su éxito prác- proposiciones.
tico: dice que unidades sígnicas'mnecesarias no sig- A una expresión entre paréntesis cuyos miembros 5.501
nifican nada. sean proposiciones la denoto -si el orden serial de los
Signos que cumplen un objetivo son lógicamente miembros en el paréntesis_es indiferente- por medio
equivalentes, signos que no cumplen ningún objeti- de un signo de la forma «(£)». «£» es una variable cu-
vo son lógicamente asignificativos. yos valores son los miembros de la expresión entre
5.4733 Frege dice: cualquier proposición formada co- paréntesis; y el guión sobre la variable indica que re-
rrectamente debe tener un sentido; y yo digo: cual- presenta todos sus valores en el paréntesis.
102
103

(Así pues, si tiene, pongamos por caso, los tres ción falsa. ¿Pero cómo puedo ahora poner de acuer-
valores P, Q, R, entonces = (P, Q, R)). do el guión «~» con la realidad?
Los valores de la variable se estipulan. Lo que niega en «~p» no es, sin embargo, el«~»,
La estipulación es la descripción de las proposi- sino lo que todos los signos de esta notación que nie-
ciones que representa la variable. gan p tienen en común.
Cómo suceda la descripción de los miembros de O sea, la regla común de acuerdo con la que se for-
la expresión entre paréntesis es inesencial. man «~p», , «~pv~p», «~p. ~ p», etc., etc.,
Podemos distinguir tres tipos de descripción: 1 , La
a (ad inf.). Y esto común lo refleja la negación.
enumeración directa. En este caso podemos colocar Cabría decir: lo común de todos los símbolos que 5.513
en lugar de la variable simplemente sus valores cons- afirman tanto p como q es la proposición «p • q». Lo
tantes. 2. Dando una función fx cuyos valores, para
a común de todos los símbolos que afirman bien p o
todos los valores de x, son las proposiciones a des- bien q es la proposición «pvq».
cribir. 3. Dando una ley formal de acuerdo con la
a Y así cabe decir: dos proposiciones se oponen una
cual vienen formadas aquellas proposiciones. En a otra cuando no tienen nada en común. Y: cual-
este caso los miembros de la expresión entre parén- quier proposición tiene sólo una negativa porque
tesis son los miembros todos de una serie de formas. sólo hay una proposición que quede completamen-
5.502 Escribo, pues, en lugar de te fuera de ella.
También en la notación de Russell se muestra, así,
que «q: pv~p» dice lo mismo que «q»; que «pv~p»
es la negación de todos los valores de la va-
no dice nada.
riable proposicional.
Una vez estipulada una notación hay en ella ya 5.514
5.503 Puesto que, evidentemente, resulta fácil expresar
una regla de acuerdo con la cual se forman todas las
cómo pueden formarse proposiciones con esta ope-
proposiciones que niegan p; una regla de acuerdo
ración y cómo no pueden formarse proposiciones
con la cual se forman todas las proposiciones que
con ella, también esto ha de poder encontrar una ex-
afirman p o q, y así sucesivamente. Estas reglas son
presión exacta.
equivalentes a los símbolos y en ellos se refleja su
5.5i Si E, sólo tiene un valor, entonces = ~p (no
sentido.
p); si tiene dos valores, entonces = ~ p . ~q (ni p
niq). Tiene que mostrarse en nuestros símbolos que lo 5.515
5.5i i ¿Cómo puede la lógica, que todo lo abarca y que que viene unido mediante «v», «.», etc., han de ser
refleja el mundo, utilizar garabatos y manipulacio- proposiciones.
nes tan especiales? Sólo en la medida en que todos Y éste es ciertamente el caso, porque el símbolo
ellos se anudan formando una red infinitamente «p» y «q» presupone ya por sí mismo el «v»,«~», etc.
fina, el gran espejo. Si el signo «p» no está en «pvq» por un signo com-
5.512 «~p» es verdadera si «p» es falsa. Así pues, en la plejo, no puede tener sentido por sí sólo; pero enton-
proposición verdadera «~p», «p» es una proposi- ces tampoco pueden tener sentido las líneas «pvp»,
104 105

«p • p», etc., que tienen el mismo sentido que «p». Certeza, posibilidad e imposibilidad de un estado
Pero si «pvp» no tiene sentido, tampoco «pvq» pue- de cosas no vienen expresadas mediante una propo-
de tenerlo. sición, sino mediante el hecho de que una expresión
5.5151 ¿Tiene que formarse el signo de la proposición ne- sea una tautología, una proposición con sentido o
gativa con el signo de la positiva? ¿Por qué no cabría una contradicción.
expresar la proposición negativa mediante un hecho Aquel caso precedente al que uno quisiera remi-
negativo? (Por ejemplo: si «a» no está en una rela- tirse siempre debe estar ya en el símbolo.
ción determinada con «b», ello podría expresar que Cabe describir el mundo completamente median- 5.526
aRb no es el caso.) te proposiciones enteramente generalizadas, lo que
Pero también aquí la proposición negativa, a de- quiere decir, pues, sin adscribir de entrada a nombre
cir verdad, viene indirectamente formada mediante alguno un objeto determinado.
la positiva. Para llegar después al modo corriente de expre-
La proposición positiva debe presuponer la exis- sión hay que decir simplemente tras una expresión
tencia de la proposición negativa, y viceversa. como «hay una y sólo una x tal que...»: y esta x es a.
5.52 Si los valores de E, son todos los valores de una Una proposición enteramente generalizada es, 5.5261
función fx para todos los valores de x, entonces N(£) como cualquier otra, una proposición compuesta.
= ~(3x)-fx. (Esto se muestra en el hecho de que en «(3x, 9) • 9X»
5.521 Separo el concepto todo de la función veritativa. tenemos que mencionar separadamente «9» y «x».
Frege y Russell introdujeron la generalidad en cone- Ambas están independientemente en relaciones de-
xión con el producto lógico o la suma lógica. signantes con el mundo, como en la proposición no
Se hizo difícil por eso comprender las proposicio- generalizada.)
nes «(3x) • fx» y «(x) • fx» en las que ambas ideas es- Distintivo del símbolo compuesto: tiene algo en
tán encerradas. común con otros símbolos.
5.522 Lo propio del signo de generalidad es, primero, La verdad o falsedad de cualquier proposición 5.5262
que remite a una figura lógica primitiva y, segun- cambia, ciertamente, algo en la trama general del
do, que destaca las constantes. mundo. Y el ámbito de juego que la totalidad de las
5.523 El signo de generalidad aparece como argumento. proposiciones elementales deja a su trama es preci-
5.524 Si están dados los objetos, con ello nos vienen ya samente aquel que delimitan las proposiciones en-
dados también todos los objetos. teramente generalizadas. (Si una proposición ele-
Si están dadas las proposiciones elementales, con mental es verdadera, con ello, en cualquier caso, es
ello nos vienen ya dadas también todas las proposi- verdadera una proposición elemental más.)
ciones elementales. Expreso la igualdad del objeto mediante la igual- 5.53
5.525 No es correcto reproducir la proposición «(3x) • dad del signo y no con ayuda de un signo de igualdad.
• fx» en palabras -como hace Russell- mediante «fx La diversidad de los objetos, mediante la de los sig-
es posible». nos.
106 107

5.5301 Es evidente que la identidad no es una relación Con ello se solventan asimismo todos los proble- 5.535

entre objetos. Esto queda muy claro si se considera, mas que venían vinculados a tales pseudoproposi-
p. ej., la proposición . Lo que esta ciones.
proposición dice es simplemente que sólo a satisface Todos los problemas que lleva consigo el «Axiom
la función f, y no que sólo satisfacen ía función f of Infinity» de Russell pueden ser resueltos ya aquí.
aquellas cosas que están en una determinada rela- Lo que ha de decir el Axiom of Infinity se expresa-
ción con a. ría en el lenguaje por la presencia de infinitos nom-
Cabría decir, por supuesto, que sólo a está, efecti- bres con significado diferente.
vamente, en esa relación con a, pero para expresar Hay ciertos casos en los que se tiene la tentación 5.5351

esto necesitaríamos el propio signo de igualdad. de utilizar expresiones de la forma «a = a» o ,


5.5302 La definición russelliana de «=» no basta; porque y similares. Y tal sucede, efectivamente, cuando se
no puede decirse en orden a ella que dos objetos ten- quiere hablar de la figura primitiva: proposición,
gan todas las propiedades en común. (Aun cuando cosa, etc. Así, Russell ha reproducido simbólica-
esta proposición jamás sea correcta, tiene, sin em- mente en los «Principies of Mathematics» el absurdo
bargo, sentido.) «p es una proposición» mediante , y lo ha
5.5303 Dicho sea de paso: es absurdo decir de dos cosas puesto como hipótesis ante ciertas proposiciones,
que son idénticas, y decir de una que es idéntica a sí con el fin de que sus lugares arguméntales no pudie-
misma no dice absolutamente nada. ran ser ocupados sino por proposiciones.
5.531 Así pues, no escribo «f(a, b) • a = b», sino «f(a, a)» (Poner la hipótesis ante una proposición
(o ).Yno », sino ». para asegurarle argumentos de la forma correcta es
absurdo ya porque la hipótesis, para una no-propo-
sición como argumento, no pasa a ser falsa, sino ab-
surda, y porque la proposición misma se convierte
en absurda por argumentos de tipo incorrecto, esto
es, se preserva tan bien o tan mal a sí misma de los
argumentos incorrectos como la hipótesis sin senti-
do añadida a tal efecto.)
Igualmente querría expresarse «no hay cosas» 5.5352
mediante . Pero, incluso siendo esto
una proposición, ¿acaso no sería también verdadera
si «hubiera cosas», sí, pero cosas que no fueran idén-
5.534 Y ahora vemos que pseudoproposiciones como: ticas a sí mismas?
«a = a», , ,• En la forma general de la proposición, la proposi- 5.54

, etc., no pueden escribirse en absoluto en una ción no ocurre en la proposición sino como base de
escritura conceptual correcta. operaciones veritativas.
108 109

5.541 A primera vista parece como si una proposición pueda ser vista de dos modos como cubo; y todos los
pudiera ocurrir en otra también de otro modo. Es- fenómenos similares. Porque en realidad lo que ve-
pecialmente en ciertas formas proposicionales de la mos son dos hechos diferentes.
psicología como «A cree que p es el caso», o «A pien- (Si miro primero a los ángulos a y sólo fugazmen-
sa p», etc. te a los b, entonces a aparece delante; y viceversa.)
Aquí, a una mirada superficial puede parecer, Debemos responder ahora a priori a la pregunta 5.55
ciertamente, como si la proposición p estuviera con por todas las formas posibles de proposiciones ele-
un objeto A en una clase de relación. mentales.
(Y en la moderna teoría del conocimiento (Rus- La proposición elemental consta de nombres.
sell, Moore, etc.), dichas proposiciones, en efecto, Pero como no podemos aducir el número de nom-
han sido concebidas así.) bres de significado diferente, tampoco podemos
5.542 Pero está claro que «A cree que p», «A piensa p», aducir la composición de la proposición elemen-
«A dice p» son de la forma «'p' dice p»: y aquí no se tal.
trata de una coordinación de un hecho y un objeto, Nuestro principio fundamental es que cualquier 5.551
sino de la coordinación de hechos mediante la coor- interrogante que pueda resolverse en general me-
dinación de sus objetos. diante la lógica ha de poder resolverse sin más.
5.5421 Esto muestra también que el alma -el sujeto, (Y si llegamos a la situación de tener que solucio-
etc.-, tal como es concebida en la actual psicología nar un problema de este tipo contemplando el mun-
superficial, es una quimera. do, ello mostraría que vamos por caminos radical-
Un alma compuesta no sería ya, ciertamente, un mente equivocados.)
alma. La «experiencia» que necesitamos para compren- 5.552
5.5422 La explicación correcta de la forma de la proposi- der la lógica no es la de que algo se comporta de tal y
ción «A juzga p» ha de mostrar que es imposible juz- tal modo, sino la de que algo es; pero esto, justamen-
gar un absurdo. (La teoría de Russell no satisface te, no es ninguna experiencia.
esta condición.) La lógica está antes de toda experiencia -de que
5.5423 Percibir un complejo quiere decir percibir que sus algo es así. Está antes del cómo, no antes del qué.
partes integrantes se comportan unas respecto de Y si esto no fuera así, ¿cómo podríamos aplicar la 5.5521
otras de tal y tal modo. lógica? Cabría decir: si hubiera una lógica aunque
Esto explica asimismo, ciertamente, que la figura no hubiera ningún mundo, ¿cómo podría entonces
haber una lógica dado que hay un mundo?
Russell dijo que hay relaciones simples entre dife- 5.553
rentes números de cosas (Individuáis). Pero ¿entre
qué números? Y ¿cómo puede decidirse esto? -¿Por
la experiencia?
(No hay un número prominente.)
110 111

5.554 La determinación de cualquier forma especial se- ordenadas desde un punto de vista lógico. Lo más
ría enteramente arbitraria. simple que hemos de indicar aquí no es un símil de
5.5541 Tiene que resultar determinable a priori, p. ej., si la verdad, sino la verdad misma.
puedo llegar a encontrarme en la situación de tener (Nuestros problemas no son abstractos, sino aca-
que designar algo con el signo de una relación de 27 so los más concretos que existen.)
términos. La aplicación de la lógica decide qué proposicio- 5.557
5.5542 Pero ¿podemos siquiera preguntar así? ¿Podemos nes elementales hay.
establecer una forma sígnica y no saber si puede co- Lo que pertenece a la aplicación es cosa que la ló-
rresponderá algo? gica no puede anticipar.
¿Tiene sentido la pregunta: qué ha de ser para que Esto es claro: la lógica no puede chocar con su
algo pueda ser-el-caso?
aplicación.
5.555 Está claro que tenemos un concepto de la propo-
Pero la lógica ha de tocarse con su aplicación.
sición elemental, prescindiendo de su forma lógica
La lógica y su aplicación, pues, no pueden inva-
especial.
dirse una a otra.
Pero donde pueden construirse símbolos de acuer-
do a un sistema, allí lo lógicamente importante es este Si no puedo especificar a priori las proposiciones 5.5571
sistema y no cada uno de los símbolos particulares. elementales, querer especificarlas tendrá que llevar
Cómo iba a ser posible que en lógica tuviera que a un manifiesto absurdo.
habérmelas con fórmulas que puedo inventar; más Los límites de mi lenguaje significan los límites de 5.6
bien tengo que habérmelas con aquello que me posi- mi mundo.
bilita inventarlas. La lógica llena el mundo; los límites del mundo 5.61
5.556 No puede haber una jerarquía de las formas de las son también sus límites.
proposiciones elementales. Sólo podemos predecir No podemos, por consiguiente, decir en lógica: en
lo que nosotros mismos construimos. el mundo hay esto y esto, aquello no.
5.5561 La realidad empírica viene limitada por la totali- En efecto, esto presupondría, aparentemente, que
dad de los objetos. El límite vuelve a mostrarse en la excluimos ciertas posibilidades; y ello no puede ser
totalidad de las proposiciones elementales. el caso, porque, de otro modo, la lógica tendría que
Las jerarquías son y tienen que ser independien- rebasar los límites del mundo: si es que, efectiva-
tes de la realidad. mente, pudiera contemplar tales límites también
5.5562 Si sabemos por motivos puramente lógicos que desde el otro lado.
tiene que haber proposiciones elementales, entonces Lo que no podemos pensar no lo podemos pen-
cualquiera que comprenda las proposiciones en su sar; así pues, tampoco podemos decir lo que no po-
forma no analizada tiene que saberlo. demos pensar.
5.5563 Todas las proposiciones de nuestro lenguaje ordi- Esta observación ofrece la clave para resolver la 5.62
nario están de hecho, tal como están, perfectamente cuestión de en qué medida es el solipsismo una
verdad.
112 113

En rigor, lo que el solipsismo entiende es plena- En general, todo lo que podemos describir podría
mente correcto, sólo que eso no se puede decir, sino ser también de otra manera.
que se muestra. No hay orden alguno a priori de las cosas.
Que el mundo es mi mundo se muestra en que los Se ve aquí cómo, llevado a sus últimas consecuen- 5.64
límites del lenguaje (del lenguaje que sólo yo entien- cias, el solipsismo coincide con el puro realismo.
do) significan los límites de mi mundo. El yo del solipsismo se contrae hasta convertirse
5.621 El mundo y la vida son una y la misma cosa. en un punto inextenso y queda la realidad con él co-
5.63 Yo soy mi mundo. (El microcosmos.) ordinada.
5.631 El sujeto pensante, representante no existe. Existe, pues, realmente un sentido en el que en 5.641
Si yo escribiera un libro «El mundo tal como lo filosofía puede tratarse no-psicológicamente del
encontré», debería informar en él también sobre mi yo-
cuerpo y decir qué miembros obedecen a mi volun- El yo entra en la filosofía por el hecho de que el
tad y cuáles no, etc.; ciertamente esto es un método «mundo es mi mundo».
para aislar el sujeto o, más bien, para mostrar que en El yo filosófico no es el hombre, ni el cuerpo hu-
un sentido relevante no hay sujeto: de él solo, en mano, ni el alma humana, de la que trata la psicolo-
efecto, no cabría tratar en este libro. gía, sino el sujeto metafísico, el límite -no una parte
5.632 El sujeto no pertenece al mundo, sino que es un lí- del mundo.
mite del mundo. La forma general de la función veritativa es: 6
5.633 ¿Dónde descubrir en el mundo un sujeto metafí-
sico? Ésta es la forma general de la proposición.
Dices que ocurre aquí enteramente como con el Esto no dice otra cosa sino que toda proposición 6.001
ojo y el campo visual. Pero el ojo no lo ves realmente. es un resultado de la aplicación sucesiva de la opera-
Y nada en el campo visual permite inferir que es ción a las proposiciones elementales.
visto por un ojo. Dada la forma general de cómo una proposición 6.002
5.6331 El campo visual no tiene, en efecto, y por así de- está construida, con ello viene dada asimismo la for-
cirlo, una forma como ésta: ma general según la cual a partir de una proposición
cabe obtener otra por medio de una operación.
La forma general de la operación es, pues: 6.01
Ojo-
Ésta es la forma más general de la transición de
una proposición a otra.
5.634 Esto guarda relación con el hecho de que ninguna Y as/llegamos a los números: defino 6.02
parte de nuestra experiencia es tampoco a priori.
Todo lo que vemos podría ser también de otra ma-
nera.
114 115

cuyo caso parecería un hecho curioso que cada pro-


posición poseyera una de estas propiedades. Nada
menos evidente ahora que esto; tan escasamente
evidente como sonaría, por ejemplo, la proposición
«todas las rosas son o bien amarillas o bien rojas»,
aunque fuera verdadera. En efecto, esta proposición
asume ahora por entero el carácter de una proposi-
ción científico-natural, y esto es el indicio seguro de
que fue concebida falsamente.
La explicación correcta de las proposiciones lógi- 6.112
cas ha de conferirles un lugar exclusivo entre todas
las proposiciones.
Que a la sola luz del símbolo pueda reconocerse 6.113
6.021 El número es el exponente de una operación. que son verdaderas, es característica peculiar de las
6.022 El concepto de número no es otra cosa que lo co- proposiciones lógicas, y este hecho encierra en sí
mún de todos los números, la forma general del nú- toda la filosofía de la lógica. Y del mismo modo, que
mero. no pueda reconocerse en la sola proposición la ver-
El concepto de número es el número variable. dad o falsedad de las proposiciones no lógicas, es
Y el concepto de igualdad numérica es la forma también uno de los hechos más importantes.
general de todas las igualdades numéricas especia- Que las proposiciones de la lógica sean tautolo- 6.12
les. gías es cosa que muestra las propiedades formales
6.03 La forma general del n ú m e r o entero es: [0, -lógicas- del lenguaje, del mundo.
Que sus partes integrantes, así unidas, den una
6.031 La teoría de las clases es enteramente superflua en tautología, es cosa que caracteriza la lógica de sus
la matemática. partes integrantes.
Esto guarda relación con el hecho de que la gene- Para que proposiciones, unidas de un determina-
ralidad que necesitamos en la matemática no es la do modo y manera, den una tautología, han de tener
casual. determinadas propiedades estructurales. Que así
6.1 Las proposiciones de la lógica son tautologías. unidas den una tautología, es cosa, pues, que mues-
6.ii Las proposiciones de la lógica, pues, no dicen tra que poseen esas propiedades estructurales.
nada. (Son las proposiciones analíticas.) Que, por ejemplo, las proposiciones «p» y «~p» 6.1201
6.111 Las teorías que presentan una proposición de la den una tautología en la combinación »,
lógica como llena de contenido son siempre falsas. es cosa que muestra que se contradicen entre sí. Que
Cabría, p. ej., creer que las palabras «verdadero» y las proposiciones , «p» y «q» den una tauto-
«falso» designan dos propiedades entre otras, en logía combinadas entre sí en la forma
116
117

z>: (q)», es cosa que muestra que q se sigue de p y de


p z> q. Que «(x) • fx: z>: fa» sea una tautología, mues-
tra que fa se sigue de (x) • fx. Etc., etc.
6.1202 Está claro que, para el mismo fin, en lugar de las
tautologías podrían utilizarse también las contra-
dicciones.
6.1203 Para reconocer como tal una tautología, en los ca-
sos en los que en la tautología no aparece signo de
generalidad alguno, puede recurrirse al siguiente
método visual: en lugar de «p», «q», «r», etc., escribo
«VpF», «VqF», «VrF», etc. Expreso la combinación
veritativa mediante corchetes. P. ej.:

De ahí que la proposición ~(p. ~q) se exprese así:


Y la coordinación de la verdad o falsedad de la
proposición entera con las combinaciones veritati-
vas de los argumentos veritativos, mediante rayas,
del siguiente modo:

V Si en lugar de «q» ponemos «p» e investigamos la


Así pues, este signo representaría, p. ej., la propo- conexión de las V y F más externas con las más in-
sición p z> q. Supongamos ahora que quiero investi- ternas, resulta entonces que la verdad de la proposi-
gar, p. ej., si la proposición ~(p . ~p) (principio de ción entera está coordinada con todas las combina-
contradicción) es una tautología. En nuestra nota- ciones veritativas de su argumento; su falsedad, con
ción la forma «~c;» se escribe: ninguna.
118
119

6.121 Las proposiciones de la lógica demuestran las Está claro: las leyes lógicas no pueden estar some- 6.123
propiedades lógicas de las proposiciones combinán- tidas a su vez a leyes lógicas.
dolas en proposiciones que no dicen nada. (No hay, como creyó Russell, un principio de con-
Cabría llamar a este método un método-cero. En tradicción propio para cada «type», sino que basta
la proposición lógica se colocan proposiciones en uno, ya que no se aplica a sí mismo.)
equilibrio recíproco, y el estado de equilibrio mues- El distintivo de la proposición lógica no es la vali- 6.1231
tra, entonces, cómo han de estar construidas lógica- dez general.
mente esas proposiciones. Porque ser general quiere decir sólo: valer casual-
6.122 De ello resulta que podemos pasar también sin las mente para todas las cosas. Ya que una proposición
proposiciones lógicas, ya que en una notación ade- no generalizada puede ser tan tautológica como una
cuada podemos reconocer las propiedades formales generalizada.
de las proposiciones mirando simplemente esas pro- Cabría llamar esencial a la validez general lógica 6.1232
posiciones. en contraposición a la casual de la proposición «to-
6.1221 Si dos proposiciones «p» y «q», p. ej., dan en la dos los hombres son mortales», por ejemplo. Propo-
combinación «p 3 q» una tautología, está claro que siciones como el «Axiom of reducibility» de Russell
q se sigue de p. no son proposiciones lógicas, y esto explica nuestro
Que, p. ej., «q» se sigue de «p 3 q • p», es cosa que sentimiento: que de ser verdaderas sólo podrían ser-
vemos a partir de las dos proposiciones mismas, lo por una feliz casualidad.
pero podemos también mostrarlo así: combinándo- Puede imaginarse un mundo en el que el Axiom 6.1233
las de modo que formen «p 3 q • p: 3: q»; y entonces of reducibility no tenga validez. Pero está claro que
muestran que se trata de una tautología. la lógica no tiene nada que ver con la cuestión de si
6.1222 Esto aclara la cuestión de por qué las proposi- nuestro mundo es realmente así o no.
ciones lógicas no pueden ser confirmadas por la Las proposiciones lógicas describen el armazón 6.124
experiencia, como tampoco pueden ser refutadas del mundo o, más bien, lo representan. No «tratan»
por ella. Una proposición de la lógica no sólo no de nada. Presuponen que los nombres tienen signi-
puede ser refutada por experiencia posible alguna, ficado, y las proposiciones elementales, sentido; y
sino que tampoco debe poder ser confirmada por ésta es su conexión con el mundo. Está claro que
ella. algo tiene que indicar sobre el mundo el hecho de
6.1223 Ahora queda claro por qué se ha sentido a menu- que ciertas conexiones de símbolos -que tienen
do como si las «verdades lógicas» pudieran ser «pos- esencialmente un carácter determinado- sean tau-
tuladas» por nosotros: podemos, en efecto, postu- tologías. Aquí radica lo decisivo. Decíamos que algo
larlas en la medida en que podemos postular una hay de arbitrario en los símbolos que usamos y
notación satisfactoria. algo hay que no lo es. En la lógica sólo esto se expre-
6.1224 Ahora queda claro también por qué se llamó a la sa: Pero quiere decir que en la lógica no expresamos
lógica la teoría de las formas y de la deducción. nosotros lo que queremos con ayuda de los signos,
120
121

sino que en la lógica es la propia naturaleza de los Sería, en efecto, demasiado extraño que se pudie- 6.1263
signos naturalmente necesarios lo que se expresa: Si ra demostrar lógicamente una proposición con sen-
conocemos la sintaxis lógica de un lenguaje sígnico tido a partir de otra, y una proposición lógica tam-
cualquiera, entonces ya están dadas todas las propo- bién. Está claro de antemano que la demostración
siciones de la lógica. lógica de una proposición con sentido y la demos-
6.125 Es posible, y ciertamente también a la luz de la tración en la lógica han de ser dos cosas de todo
vieja concepción de la lógica, dar de antemano una punto diferentes.
descripción de todas las proposiciones lógicas «ver- La proposición con sentido enuncia algo, y su 6.1264
daderas». demostración muestra que ello es así; en la lógi-
6.1251 Por eso en la lógica tampoco puede haber nunca ca toda proposición es la forma de una demostra-
sorpresas. ción. Toda proposición de la lógica es un moduspo-
6.126 Puede calcularse si una proposición pertenece a la nens representado en signos. (Y el modusponens no
lógica calculando las propiedades lógicas del sím- puede ser expresado mediante una proposición.)
bolo. Siempre puede concebirse la lógica de modo que 6.1265
Y esto lo hacemos cuando «demostramos» una toda proposición sea su propia demostración.
proposición lógica. Porque formamos la proposi- Todas las proposiciones de la lógica son parigua- 6.127
ción lógica a partir de otras según meras reglas síg- les; no hay esencialmente entre ellas leyes funda-
nicas sin preocuparnos por un sentido y un signifi- mentales y proposiciones derivadas.
cado. Toda tautología muestra por ella misma que es
La demostración de las proposiciones lógicas una tautología.
consiste en que las hacemos surgir a partir de otras Está claro que el número de las «leyes lógicas fun- 6.1271
proposiciones lógicas mediante la aplicación sucesi- damentales» es arbitrario, puesto que la lógica podía,
va de ciertas operaciones que a partir de las prime- efectivamente, derivarse de una ley fundamental con
ras generan una y otra vez tautologías. (Y, cierta- sólo formar, p. ej., el producto lógico a partir de las
mente, de una tautología sólo se siguen tautologías.) leyes fundamentales de Frege. (Frege diría tal vez que
Naturalmente, este modo de mostrar que sus propo- esta ley fundamental ya no es inmediatamente evi-
siciones son tautologías es enteramente inesencial a dente. Pero no deja de resultar curioso que un pensa-
la lógica. Ya por el hecho de que las proposiciones de dor tan exacto como Frege haya invocado el grado de
las que parte la demostración tienen, efectivamente, evidencia como criterio de la proposición lógica.)
que mostrar sin demostración que son tautologías. La lógica no es una teoría sino una figura especu- 6.13
6.1261 En la lógica proceso y resultado son equivalentes. lar del mundo.
(Ninguna sorpresa, en consecuencia.) La lógica es trascendental.
6.1262 En la lógica la demostración no es sino un medio La matemática es un método lógico. 6.2
mecánico auxiliar para un más fácil reconocimiento Las proposiciones de la matemática son ecuacio-
de la tautología, cuando ésta es complicada. nes, es decir, pseudoproposiciones.
122 123

6.21 La proposición matemática no expresa pensa- No es posible afirmar la identidad del significa- 6.2322
miento alguno. do de dos expresiones. Porque para poder afirmar
6.211 En la vida lo que necesitamos nunca es, cierta- algo de su significado tengo que conocer su signifi-
mente, la proposición matemática, sino que utiliza- cado; y en la medida en que conozco su significado
mos la proposición matemática sólo para deducir sé si significan lo mismo o algo diferente.
de proposiciones que no pertenecen a la matemáti- La ecuación caracteriza sólo el punto de vista des- 6.2323
ca otras proposiciones que tampoco pertenecen a de el que considero ambas expresiones, es decir, el
ella. punto de vista de su igualdad de significado.
(En la filosofía el interrogante «para qué usamos A la cuestión de si la intuición resulta necesaria 6.233
realmente tal palabra, tal proposición» lleva una y para la resolución de los problemas matemáticos
otra vez a valiosos esclarecimientos.) hay que responder que es precisamente el lenguaje el
6.22 La matemática muestra en las ecuaciones la lógi- que procura aquí la necesaria intuición.
ca del mundo que las proposiciones de la lógica Es precisamente el procedimiento del cálculo lo 6.2331
muestran en las tautologías. que proporciona esta intuición.
6.23 Si dos expresiones vienen unidas por el signo de El cálculo no es un experimento.
igualdad, ello quiere decir que son sustituibles una La matemática es un método de la lógica. 6.234
por otra. Pero si esto es el caso tiene que mostrarse Lo esencial del método matemático es trabajar 6.2341
en las dos expresiones mismas. con ecuaciones. Que toda proposición de la mate-
Que dos expresiones sean sustituibles una por mática deba entenderse por sí misma, es cosa que
otra, caracteriza su forma lógica. descansa precisamente en este método.
6.231 Es una propiedad de la afirmación, que pueda ser El método de la matemática para llegar a sus 6.24
concebida como doble negación. Es una propiedad ecuaciones es el método de sustitución.
de «1 + 1 + 1 + 1», que pueda concebirse como «(1 + Porque las ecuaciones expresan la sustituibilidad
1) + (1 + 1)». de dos expresiones, y nosotros avanzamos de un nú-
6.232 Frege dice que ambas expresiones tienen el mis- mero de ecuaciones a ecuaciones nuevas sustituyen-
mo significado, pero diferente sentido. Pero lo esen- do unas expresiones por otras de acuerdo con las
cial de la ecuación es que no resulta necesaria para ecuaciones.
mostrar que las dos expresiones unidas por el signo De ahí que la prueba de la proposición 2 x 2 = 4 se 6.241
de igualdad tienen el mismo significado, ya que esto exprese así:
es algo que ambas expresiones mismas dejan ver.
6.2321 Y que las proposiciones de la matemática puedan
ser probadas, no quiere decir otra cosa sino que su
corrección puede ser percibida sin necesidad de que
lo que expresan sea ello mismo comparado, en or-
den a su corrección, con los hechos. La investigación de la lógica significa la investiga- 6.3
124
125

ción de toda legaliformidad. Y fuera de la lógica todo forma unitaria. Esta forma es arbitraria, puesto que
es casualidad. con igual éxito hubiera podido utilizar una red con
6.31 En cualquier caso, la llamada ley de la inducción aberturas triangulares o exagonales. Puede que la
no puede ser una ley lógica, dado que es manifiesta- descripción con ayuda de una red triangulada hu-
mente una proposición con sentido. Y por eso no biera resultado más sencilla; esto quiere decir que
puede ser tampoco una ley a priori. podríamos describir más exactamente la superficie
6.32 La ley de causalidad no es una ley, sino la forma de con una red triangulada más burda que con una
una ley. cuadriculada más fina (o al revés), etc. A las diferen-
6.321 «Ley de causalidad» no es un nombre genérico. Y tes redes corresponden diferentes sistemas de des-
al igual que en la mecánica decimos que hay leyes del cripción del mundo. La mecánica determina una
mínimum -tales como la ley de la mínima acción-, forma de descripción del mundo al decir: todas las
hay en la física leyes de causalidad, leyes de la forma proposiciones de la descripción del mundo tienen
de causalidad. que obtenerse de un modo y manera dados a partir
6.3211 Se ha sospechado, ciertamente, que tenía que ha- de un número de proposiciones dadas -los axiomas
ber una «ley de la mínima acción» antes de saber con mecánicos-. Procura así los materiales para la cons-
exactitud cómo rezaba. (Aquí, como siempre, lo cier- trucción del edificio científico y dice: cualquiera que
to a priori se revela como algo puramente lógico.) sea el edificio que quieras levantar tendrás que cons-
6.33 No creemos a priori en una ley de conservación, truirlo de algún modo con estos y sólo estos mate-
sino que conocemos a priori la posibilidad de una riales.
forma lógica. (Al igual que con el sistema numérico ha de po-
6.34 Todas aquellas proposiciones, como el principio derse escribir un número arbitrario cualquiera, con
de razón, de la continuidad en la naturaleza, del mí- el sistema de la mecánica, una proposición cualquie-
nimo gasto en la naturaleza, etc., etc., todas ellas son ra de la física.)
intuiciones a priori sobre la posible conformación Y ahora vemos la posición recíproca de lógica y 6.342
de las proposiciones de la ciencia. mecánica. (Cabría hacer, también, que la red se
6.341 La mecánica newtoniana, por ejemplo, lleva la compusiera de figuras de otro tipo, de triángulos y
descripción del mundo a una forma unitaria. Ima- exágonos, por ejemplo.) Que una figura como la
ginémonos una superficie blanca con manchas ne- arriba citada pueda ser descrita mediante una red de
gras irregulares. Diríamos entonces: cualquiera que una forma dada, es cosa que no dice nada sobre la fi-
sea la figura que toma cuerpo así, siempre puedo gura. (Porque esto vale para cualquier figura de este
aproximarme arbitrariamente a su descripción, cu- tipo.) Pero lo que caracteriza a la figura es esto: que
briendo la superficie con una red cuadriculada sufi- puede describirse enteramente mediante una deter-
cientemente fina y diciendo, acto seguido, de cada minada red de una determinada finura.
cuadrado que es blanco o que es negro. Habré lleva- Así pues, tampoco enuncia nada sobre el mundo
do de este modo la descripción de la superficie a una el hecho de que pueda ser descrito mediante la
126 127

dos acontecimientos (que se excluyen recíproca-


mecánica newtoniana; pero sí, ciertamente, el he-
cho de que se deje describir así mediante ella, como, mente) porque no se da ninguna causa en orden a la
en efecto, es el caso. También dice algo sobre el que uno de ellos hubiera de suceder más bien que el
mundo el hecho de que pueda describirse más sen- otro, se trata en realidad de que no puede describirse
cillamente mediante una mecánica que mediante en absoluto uno de ellos si no se da cierta asimetría.
otra. Y si tal asimetría está dada, entonces podemos con-
cebirla como causa de la ocurrencia del uno y de la
6.343 La mecánica es un intento de construir de acuer-
no-ocurrencia del otro.
do con un plan todas las proposiciones verdaderas
que necesitamos para la descripción del mundo. El problema kantiano de la mano derecha y de la 6.36111
mano izquierda, que no pueden hacerse coincidir
6.3431 A través del aparato lógico entero, sin embargo,
las leyes físicas hablan de los objetos del mundo. superponiéndolas, se da ya en el plano, incluso en el
6.3432 No debemos olvidar que la descripción del mun- espacio unidimensional, donde las dos figuras con-
do mediante la mecánica es siempre enteramente ge- gruentes a y b tampoco pueden hacerse coincidir su-
neral. En ella nunca se trata, p. ej., de puntos mate- perponiéndolas sin sacarlas fuera de este espacio:
riales determinados, sino de puntos cualesquiera.
6.35 Aunque en nuestra figura las manchas son figuras
geométricas, la geometría no puede, sin embargo,
obviamente, decir nada sobre su forma y posición
efectivas. Pero la red es puramente geométrica, todas La mano derecha y la mano izquierda son, en
sus propiedades pueden indicarse a priori. efecto, enteramente congruentes. Y nada tiene que
Leyes como el principio de razón, etc., tratan de la ver con ello el que no sea posible hacerlas coincidir
red, no de lo que la red describe. superponiéndolas.
6.36 Si hubiera una ley de causalidad podría rezar así: Sería posible calzar el guante derecho en la mano
«Hay leyes naturales». Pero, por supuesto, tal cosa izquierda si cupiera darle la vuelta en el espacio cua-
no puede decirse; se muestra. tridimensional.
6.361 En el modo de expresión de Hertz cabría decir: Lo que se puede describir puede ocurrir también, 6.362

sólo sonpensables conexiones legaliformes. y lo que ha de excluir la ley de causalidad es cosa que
6.36ii No podemos comparar ningún proceso con el tampoco puede describirse.
«decurso del tiempo» -éste no existe-, sino sólo con El procedimiento de la inducción consiste en que 6.363

otro proceso (con la marcha del cronómetro, por asumimos la ley más simple que cabe armonizar con
ejemplo). nuestras experiencias.
De ahí que la descripción del decurso temporal Pero ese procedimiento no tiene una fundamen- 6.3631

sólo resulta posible apoyándonos en otro proceso. tación lógica, sino sólo psicológica.
Algo enteramente análogo vale para el espacio. Don- Está claro que no hay fundamento alguno para
de se dice, p. ej., que no podría suceder ninguno de creer que ocurrirá realmente el caso más simple.
128 129

6.36311 Que el sol vaya a salir mañana es una hipótesis; y (Está claro que el producto lógico de dos proposi-
esto quiere decir: no sabemos si saldrá. ciones elementales no puede ser una tautología ni
6.37 No hay una necesidad por la que algo tenga que una contradicción. El enunciado de que un punto
ocurrir porque otra cosa haya ocurrido. Sólo hay del campo visual tiene al mismo tiempo dos colores
una necesidad lógica. diferentes es una contradicción.)
6.371 A toda la visión moderna del mundo subyace el es- Todas las proposiciones valen lo mismo. 6.4
pejismo de que las llamadas leyes de la naturaleza son El sentido del mundo tiene que residir fuera de él. 6.41
las explicaciones de los fenómenos de la naturaleza. En el mundo todo es como es y todo sucede como
6.372 Y así se aferran a las leyes de la naturaleza como a sucede; en él no hay valor alguno, y si lo hubiera ca-
algo intocable, al igual que los antiguos a Dios y al recería de valor.
destino. Si hay un valor que tenga valor ha de residir fuera
Y ambos tienen razón y no la tienen. Pero los anti- de todo suceder y ser-así. Porque todo suceder y ser-
guos son, en cualquier caso, más claros en la medida así son casuales.
en que reconocen un final claro, en tanto que en el Lo que los hace no-casuales no puede residir en el
nuevo sistema ha de parecer como si todo estuviera mundo; porque, de lo contrario, sería casual a su vez.
explicado. Ha de residir fuera del mundo.
6.373 El mundo es independiente de mi voluntad. Por eso tampoco puede haber proposiciones éti- 6.42
6.374 Y aunque todo lo que deseamos sucediera, esto cas. Las proposiciones no pueden expresar nada
sólo sería, por así decirlo, una gracia del destino, más alto.
dado que no hay conexión lógica alguna entre vo- Está claro que la ética no resulta expresable. La 6.421
luntad y mundo capaz de garantizar tal cosa, ni no- ética es trascendental.
sotros mismos podríamos querer la hipotética cone- (Ética y estética son una y la misma cosa.)
xión física. Cuando se asienta una ley ética de la forma «tú 6.422
6.375 A l igual que sólo hay una necesidad lógica, sólo debes...» el primer pensamiento es: ¿y qué, si no lo
hay también una imposibilidad lógica. hago? Pero está claro que la ética nada tiene que ver
6.3751 Que, por ejemplo, dos colores estén a la vez en un con el premio y el castigo en sentido ordinario. Esta
lugar del campo visual es imposible y, a decir verdad, pregunta por las consecuencias de una acción tiene
lógicamente imposible, puesto que ello viene exclui- que ser, pues, irrelevante. Al menos, estas conse-
do por la estructura lógica del color. Pensemos cuencias no deben ser acontecimientos. Porque algo
cómo se representa esta contradicción en la física; correcto tiene que haber, a pesar de todo, en aquella
aproximadamente así: una partícula no puede tener interpelación. Tiene que haber, en efecto, un tipo de
al mismo tiempo dos velocidades; esto quiere decir premio y de castigo éticos, pero éstos han de residir
que no puede estar al mismo tiempo en dos lugares; en la acción misma.
esto quiere decir que partículas en lugares diferen- (Y está claro, asimismo, que el premio ha de ser
tes, al mismo tiempo, no pueden ser idénticas. algo agradable y el castigo algo desagradable.)
130
131

6.423 De la voluntad como soporte de lo ético no cabe Los hechos pertenecen todos sólo a la tarea, no a 6.4321
hablar. la solución.
Y la voluntad como fenómeno sólo interesa a la No cómo sea el mundo es lo místico sino que sea. 6.44
psicología. La visión del mundo sub specie aeterni es su v i - 6.45
6.43 Si la voluntad buena o mala cambia el mundo, en- sión como-todo-limitado. El sentimiento del mun-
tonces sólo puede cambiar los límites del mundo, no do como todo limitado es lo místico.
los hechos; no lo que puede expresarse mediante el Respecto a una respuesta que no puede expresar- 6.5
lenguaje. se, tampoco cabe expresar la pregunta.
En una palabra, el mundo tiene que convertirse El enigma no existe.
entonces en otro enteramente diferente. Tiene que Si una pregunta puede siquiera formularse, tam-
crecer o decrecer, por así decirlo, en su totalidad. El bién puede responderse.
mundo del feliz es otro que el del infeliz. El escepticismo no es irrebatible, sino manifiesta- 6.51
6.431 Al igual que en la muerte el mundo no cambia mente absurdo, cuando quiere dudar allí donde no
sino que cesa. puede preguntarse.
6.4311 La muerte no es un acontecimiento de la vida. No Porque sólo puede existir duda donde existe una
se vive la muerte. pregunta, una pregunta sólo donde existe una res-
Si por eternidad se entiende, no una duración puesta, y ésta, sólo donde algo puede ser dicho.
temporal infinita, sino intemporalidad, entonces Sentimos que aun cuando todas las posibles cues- 6.52
vive eternamente quien vive en el presente. tiones científicas hayan recibido respuesta, nuestros
Nuestra vida es tan infinita como ilimitado es problemas vitales todavía no se han rozado en lo
nuestro campo visual. más mínimo. Por supuesto que entonces ya no que-
6.4312 La inmortalidad temporal del alma del hombre, da pregunta alguna; y esto es precisamente la res-
esto es, su eterno sobrevivir tras la muerte, no sólo puesta.
no está garantizada en modo alguno, sino que, ante La solución del problema de la vida se nota en la 6.521
todo, tal supuesto no procura en absoluto lo que desaparición de ese problema. (¿No es ésta la razón
siempre se quiso alcanzar con él. ¿Se resuelve acaso por la que personas que tras largas dudas llegaron a
un enigma porque yo sobreviva eternamente? ¿No ver claro el sentido de la vida, no pudieran decir, en-
es, pues, esta vida eterna, entonces, tan enigmática tonces, en qué consistía tal sentido?)
como la presente? La solución del enigma de la vida Lo inexpresable, ciertamente, existe. Se muestra, 6.522
en el espacio y el tiempo reside fuera del espacio y es lo místico.
del tiempo. El método correcto de la filosofía sería propia- 6.53
(No son problemas de la ciencia natural los que mente éste: no decir nada más que lo que se puede
hay que resolver.) decir, o sea, proposiciones de la ciencia natural -o
6.432 Cómo sea el mundo es de todo punto indiferente sea, algo que nada tiene que ver con la filosofía-, y
para lo más alto. Dios no se manifiesta en el mundo. entonces, cuantas veces alguien quisiera decir algo
132
133

metafísico, probarle que en sus proposiciones no ha-


bía dado significado a ciertos signos. Este método le Apéndice
resultaría insatisfactorio -no tendría el sentimiento
de que le enseñábamos filosofía-, pero sería el único
estrictamente correcto.
6.54 Mis proposiciones esclarecen porque quien me
entiende las reconoce al final como absurdas, cuan-
do a través de ellas -sobre ellas- ha salido fuera de
ellas. (Tiene, por así decirlo, que arrojar la escalera
después de haber subido por ella.)
Tiene que superar estas proposiciones; entonces
ve correctamente el mundo.
7 De lo que no se puede hablar hay que callar.
134 Introducción de B. Russell al Tractatus 135

El Tractatus logico-philosophicus del profesor Wittgenstein


intenta, consígalo o no, llegar a la verdad última en las mate-
rias de que trata, y merece por su intento, objeto y profundi-
dad que se le considere un acontecimiento de suma impor-
tancia en el mundo filosófico. Partiendo de los principios
del simbolismo y de las relaciones necesarias entre las pala-
bras y las cosas en cualquier lenguaje, aplica el resultado de
esta investigación a las varias ramas de la filosofía tradicio-
nal, mostrando en cada caso cómo la filosofía tradicional y
las soluciones tradicionales proceden de la ignorancia de los
principios del simbolismo y del mal uso del lenguaje.
Trata en primer lugar de la estructura lógica de las propo-
siciones y de la naturaleza de la inferencia lógica. De aquí
pasamos sucesivamente a la teoría del conocimiento, a los
principios de la física, a la ética y, finalmente, a lo místico
(dasMystische).
Para comprender el libro de Wittgenstein es preciso com-
prender el problema al que se enfrenta. En la parte de su teo-
ría que se refiere al simbolismo se ocupa de las condiciones
que se requieren para conseguir un lenguaje lógicamente
perfecto. Hay varios problemas con relación al lenguaje. En
136 137

primer lugar está el problema de qué es lo que efectivamente La tarea esencial del lenguaje es afirmar o negar los he-
ocurre en nuestra mente cuando empleamos el lenguaje con
chos. Dada la sintaxis de un lenguaje, el significado de una
la intención de significar algo con él; este problema pertene-
proposición está determinado tan pronto como se conozca
ce a la psicología. En segundo lugar está el problema de la re-
el significado de las palabras que la componen. Para que una
lación existente entre pensamientos, palabra y proposicio-
cierta proposición pueda afirmar un cierto hecho, debe ha-
nes y aquello a lo que se refieren o significan; este problema
ber, cualquiera que sea el modo como el lenguaje esté cons-
pertenece a la epistemología. En tercer lugar está el proble-
truido, algo en común entre la estructura de la proposición y
ma de usar las proposiciones de tal modo que expresen la
la estructura del hecho. Ésta es tal vez la tesis más funda-
verdad más bien que la falsedad; esto pertenece a las ciencias
mental de la teoría de Wittgenstein. Aquello que haya de co-
especiales que tratan de las materias propias de las proposi-
mún entre la proposición y el hecho, no puede, así lo afirma
ciones en cuestión. En cuarto lugar está la cuestión siguien-
el autor, ser dicho a su vez en el lenguaje. Sólo puede ser, en
te: ¿Qué relación debe haber entre un hecho (una proposi-
ción, por ejemplo) y otro hecho para que el primero sea la fraseología de Wittgenstein, mostrado, no dicho, pues
capaz de ser un símbolo del segundo? Esta última es una cualquier caso que podamos decir tendrá siempre la misma
cuestión lógica y es precisamente aquella de la que Witt- estructura.
genstein se ocupa. Estudia las condiciones de un simbolis- El primer requisito de un lenguaje ideal sería tener un
mo correcto, es decir, un simbolismo en el cual una proposi- solo nombre para cada elemento, y nunca el mismo nombre
ción «signifique» algo totalmente definido. En la práctica, el para dos elementos distintos. Un nombre es un símbolo
lenguaje es siempre más o menos vago, ya que lo que afirma- simple en el sentido de que no posee partes que sean a su vez
mos no es nunca totalmente preciso. Así pues, la lógica ha de símbolos. En un lenguaje lógicamente perfecto, nada que no
tratar de dos problemas en relación con el simbolismo: 1.° fuera un elemento tendría un símbolo simple. El símbolo
Las condiciones para que se dé el sentido más bien que el para un compuesto sería un «complejo» que contuviera los
sinsentido en las combinaciones de símbolos; 2.° Las condi- símbolos de las partes. Al hablar de un «complejo» estamos,
ciones para que exista unicidad de significado o referencia como veremos más adelante, pecando en contra de las reglas
en los símbolos o en las combinaciones de símbolos. Un len- de la gramática filosófica, pero esto es inevitable al princi-
guaje lógicamente perfecto tiene reglas de sintaxis que evi- pio. «La mayor parte de las proposiciones e interrogantes
tan los sinsentidos, y tiene símbolos particulares con un que se han escrito sobre materia filosófica no son falsas, sino
significado determinado y único. Wittgenstein estudia las sinsentido. No podemos, pues, responder a cuestiones de
condiciones necesarias para un lenguaje lógicamente per- esta clase de ningún modo, sino sólo establecer su sinsenti-
fecto. No es que haya lenguaje lógicamente perfecto, o que do. La mayor parte de las cuestiones y proposiciones de los
nosotros nos creamos aquí y ahora capaces de construir filósofos proceden de que no comprendemos la lógica de
un lenguaje lógicamente perfecto, sino que toda la función nuestro lenguaje. Son del mismo tipo que la cuestión de si lo
del lenguaje consiste en tener significado y sólo cumple esta bueno es más o menos idéntico que lo bello» (4.003). Lo que
función satisfactoriamente en la medida en que se aproxima en el mundo es complejo es un hecho. Los hechos que no se
al lenguaje ideal que nosotros postulamos. componen de otros hechos son los que Wittgenstein llama
Sachverhalte, mientras que a un hecho que conste de dos o
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más hechos se le llama Tatsache; así, por ejemplo: «Sócrates relación, unos con otros. «En la figura y en lo figurado debe
es sabio» es un Sachverhalt y también un Tatsache, mientras haber algo idéntico para que una pueda ser figura siquiera
que «Sócrates es sabio y Platón es su discípulo» es un Tatsa- de lo otro. Lo que la figura debe tener en común con la reali-
che, pero no un Sachverhalt. dad para poder figurarla a su modo y manera -justa o falsa-
mente- es su forma de figuración» (2.161,2.17).
Wittgenstein compara la expresión lingüística a la pro-
yección en geometría. Una figura geométrica puede ser pro- Hablamos de una figura lógica de una realidad cuando
yectada de varias maneras: cada una de éstas corresponde a queremos indicar solamente tanta semejanza cuanta es
un lenguaje diferente, pero las propiedades de proyección de esencial a su condición de ser una figura, y esto en algún
la figura original permanecen inmutables, cualquiera que sentido, es decir, cuando no deseamos implicar nada más
sea el modo de proyección que se adopte. Estas propiedades que la identidad de la forma lógica. La figura lógica de un
proyectivas corresponden a aquello que en la teoría de Witt- hecho, dice, es un Gedanke.Una. figura puede corresponder
genstein tienen en común la proposición y el hecho, siempre o no corresponder al hecho y por consiguiente ser verdadera o
que la proposición asevere el hecho. falsa, pero en ambos casos tiene en común con el hecho la
forma lógica. El sentido en el cual Wittgenstein habla de fi-
En cierto nivel elemental esto desde luego es obvio. Es im-
guras puede ilustrarse por la siguiente afirmación: «El disco
posible, por ejemplo, establecer una afirmación sobre dos
gramofónico, el pensamiento musical, la notación musical,
hombres (admitiendo por ahora que los hombres puedan
las ondas sonoras, están todos, unos respecto de otros, en
ser tratados como elementos) sin emplear dos nombres, y si
aquella interna relación figurativa que se mantiene entre
se quiere aseverar una relación entre los dos hombres será
lenguaje y mundo. A todos ellos les es común la estructura
necesario que la proposición en la que hacemos la asevera-
lógica. (Como en la fábula, los dos jóvenes, sus dos caballos
ción establezca una relación entre los dos nombres. Si deci-
y sus lirios, son todos, en cierto sentido, la misma cosa)»
mos «Platón ama a Sócrates», la palabra «ama», que está en-
(4.014). La posibilidad de que una proposición represente a
tre la palabra «Platón» y la palabra «Sócrates», establece una
un hecho depende del hecho de que en ella los objetos estén
relación entre estas dos palabras, y se debe a este hecho el
representados por signos. Las llamadas «constantes» lógicas
que nuestra proposición sea capaz de aseverar una relación
no están representadas por signos, sino que ellas mismas es-
entre las personas representadas por las palabras «Platón y
tán presentes tanto en la proposición como en el hecho. La
Sócrates». «No: 'El signo complejo aRb dice que a está en la
proposición y el hecho deben manifestar la misma «multi-
relación R con b, sino: Que a está en una cierta relación con
plicidad» lógica, que no puede ser a su vez representada,
b, dice que aRb» (3.1432).
pues tiene que estar en común entre el hecho y la figura.
Wittgenstein comienza su teoría del simbolismo con la si- Wittgenstein sostiene que todo aquello que es propiamente
guiente afirmación: (2.1): «Nos hacemos figuras de los he- filosófico pertenece a lo que sólo se puede mostrar, es decir:
chos». Una figura, dice, es un modelo de la realidad, y a los a aquello que es común al hecho y a su figura lógica. Según
objetos en la realidad corresponden los elementos de la figu- este criterio se concluye que nada correcto puede decirse en
ra: la figura misma es un hecho. El hecho de que las cosas filosofía. Toda proposición filosófica es mala gramática, y a
tengan una cierta relación entre sí se representa por el hecho lo más que podemos aspirar con la discusión filosófica es a
de que en la figura sus elementos tienen también una cierta
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mostrar a los demás que la discusión filosófica es un error. caso del electrón. Su fundamento para sostener que hay
«La filosofía no es una de las ciencias naturales. (La palabra simples es que que cada complejo presupone un hecho. Esto
'filosofía' debe significar algo que esté sobre o bajo, pero no no supone necesariamente que la complejidad de los hechos
junto a las ciencias naturales.) El objeto de la filosofía es la sea finita; aunque cada hecho constase de infinidad de he-
aclaración lógica de pensamientos. La filosofía no es una chos atómicos y cada hecho atómico se compusiese de un
teoría, sino una actividad. Una obra filosófica consiste esen- número infinito de objetos, aun en este supuesto habría ob-
cialmente en elucidaciones. El resultado de la filosofía no jetos y hechos atómicos (4.2211). La afirmación de que hay
son 'proposiciones filosóficas', sino el esclarecimiento de las un cierto complejo se reduce a la aseveración de que sus ele-
proposiciones. La filosofía debe esclarecer y delimitar con mentos constitutivos están en una cierta relación, que es la
precisión los pensamientos que de otro modo serían, por así aseveración de un hecho: así, pues, si damos un nombre al
decirlo, opacos y confusos» (4.111 y 4.112). De acuerdo con complejo, este nombre sólo tiene sentido en virtud de la ver-
este principio todas las cosas que haya que decir para que el dad de una cierta proposición, a saber, la proposición que
lector comprenda la teoría de Wittgenstein son todas ellas afirma la relación mutua de los componentes del complejo.
cosas que la propia teoría condena como carentes de senti- Así, nombrar los complejos presupone proposiciones, mien-
do. Teniendo en cuenta esto, intentaremos exponer la visión tras que las proposiciones presuponen que los simples ten-
del mundo que parece que está al fondo de su sistema. gan un nombre. Así, pues, se pone de manifiesto que nom-
brar los simples es lógicamente lo primero en lógica.
El mundo se compone de hechos: hechos que estricta-
mente no podemos definir; pero podemos explicar lo que El mundo está totalmente descrito si todos los hechos ató-
queremos decir, admitiendo que los hechos son lo que hace micos se conocen, unido al hecho de que éstos son todos los
a las proposiciones verdaderas o falsas. Los hechos pueden hechos. El mundo no se describe por el mero nombrar de to-
contener partes que sean hechos o pueden no contenerlas; dos los objetos que están en él; es necesario también conocer
«Sócrates era un sabio ateniense» se compone de dos he- los hechos atómicos de los cuales esos objetos son partes
chos: «Sócrates era sabio» y «Sócrates era un ateniense». Un constitutivas. Dada la totalidad de hechos atómicos, cada
hecho que no tenga partes que sean hechos lo llama Witt- proposición verdadera, aunque compleja, puede teórica-
genstein Sachverhalt. Es lo mismo que aquello alo que llama mente ser inferida. A una proposición (verdadera o falsa)
hecho atómico. Un hecho atómico, aunque no conste de par- que asevera un hecho atómico se le llama una proposición
tes que son hechos, sin embargo consta de partes. Si consi- atómica. Todas las proposiciones atómicas son lógicamente
deramos «Sócrates es sabio» como un hecho atómico vere- independientes unas de otras. Ninguna proposición atómi-
mos que contiene dos constitutivos «Sócrates» y «sabio». Si ca implica otra o es incompatible con otra. Así pues, todo el
se analiza un hecho atómico lo más completamente posible problema de la inferencia lógica se refiere a proposiciones
(posibilidad teórica, no práctica), las partes constitutivas que no son atómicas. Tales proposiciones pueden ser llama-
que se obtengan al final pueden llamarse «simples» u «obje- das moleculares.
tos». Wittgenstein no pretende que podamos realmente ais- La teoría de Wittgenstein de las proposiciones molecula-
lar el «simple» o que tengamos de él un conocimiento empí- res se fundamenta sobre su teoría acerca de la construcción
rico. Es una necesidad lógica exigida por la teoría como el de las funciones de verdad.
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Una función de verdad de una proposición p es una pro- es decir, de nuestra función primitiva. El desarrollo de otras
posición que contiene p, y tal que su verdad o falsedad de- funciones de verdad de «no-p» y «p o q» se da detallada-
pende sólo de la verdad o falsedad dep; del mismo modo, mente al comienzo de Principia Mathematica. Con esto se
una función de verdad de varias proposiciones p, q, r... logra todo lo que se necesita para el caso de que las proposi-
es una proposición que contiene p, q, r..,, y tal que su ver- ciones que son los argumentos de nuestras funciones de
dad o falsedad depende sólo de la verdad o de la falsedad verdad sean dadas por enumeración. Wittgenstein, sin em-
dep, q, r... Pudiera parecer a primera vista que hay otras bargo, por un análisis realmente interesante, consigue ex-
funciones de proposiciones además de las funciones de tender el proceso a las proposiciones generales, es decir, a
verdad; así, por ejemplo, sería «A creep», ya que de modo los casos en que las proposiciones que son argumentos de
general A creería algunas proposiciones verdaderas y algu- nuestras funciones de verdad no están dadas por enumera-
nas falsas; a menos que sea un individuo excepcionalmente ción, sino que se dan como todas las que cumplen cierta
dotado, no podemos colegir que p es verdadera por el he- condición. Por ejemplo, sea/x una función preposicional
cho de que lo crea, o quep es falsa por el hecho de que no lo (es decir, una función cuyos valores son proposiciones),
crea. Otras excepciones aparentes serían, por ejemplo, «p como «x es humano» -entonces los diferentes valores defx
es una proposición muy compleja» o «p es una proposición constituyen un grupo de proposiciones. Podemos extender
referente a Sócrates». Wittgenstein sostiene, sin embargo, la idea «no-p y no-q» tanto hasta aplicarla a la negación si-
por razones que ya expondremos, que tales excepciones multánea de todas las proposiciones que son valores defx.
son sólo aparentes, y que cada función de una proposición De este modo llegamos a la proposición que de ordinario se
es realmente una función de verdad. De aquí se sigue que representa en lógica matemática por las palabras «fx es falsa
si podemos definir las funciones de verdad de modo gene- para todos los valores de x». La negación de esto sería la
ral, podremos obtener una definición general de todas las proposición «hay al menos una x para la cual/x es verdad»
proposiciones en los términos del grupo primitivo de que está representada por «(3x) - fx». Si en vez de^c hubié-
las proposiciones atómicas. De este modo procede Witt- semos partido de no-/x habríamos llegado a la proposición
genstein. «fx es verdadera para todos los valores de x», que está repre-
Ha sido demostrado por el doctor Sheffer (Trans. Am. sentada por «(x) - fx». El método de Wittgenstein para ope-
Math. Soc, vol. XIV, pp. 481-488) que todas las funciones de rar con las proposiciones generales [es decir, «(x) • fx» y
verdad de un grupo dado de proposiciones pueden cons- «(3x) • fx»] difiere de los métodos precedentes por el hecho
truirse a partir de una de estas dos funciones: «no-p o no-q» de que la generalidad interviene sólo en la especificación del
o «no-p y no-q». Wittgenstein emplea la última, presupo- grupo de proposiciones a que se refiere, y cuando esto se lle-
niendo el conocimiento del trabajo del doctor Sheffer. Es fá- va a cabo, la construcción de las funciones de verdad proce-
cil ver el modo en que se construyen otras funciones de ver- de exactamente como en el caso de un número finito de ar-
dad de «no-q». «No-p y no-p», es equivalente a «no-p», con gumentos enumerados,p, q, r...
lo que obtenemos una definición de la negación en los tér- Sobre este punto, Wittgenstein no da en el texto una expli-
minos de nuestra función primitiva: por lo tanto, podemos cación suficiente de su simbolismo. El símbolo que emplea
definir «p o q», puesto que es la negación de «no-p y no-q», es (p, N(£)). He aquí la explicación de este simbolismo:
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p representa todas las proposiciones atómicas, tiendo de las proposiciones atómicas, y de este modo queda
^representa cualquier grupo de proposiciones. definida la totalidad de las proposiciones. (Las aparentes ex-
N ( | ) representa la negación de todas las proposiciones cepciones mencionadas más arriba son tratadas de un modo
que componen £. que consideraremos más adelante.) Wittgenstein puede,
pues, afirmar que proposiciones son todo lo que se sigue de
El símbolo completo (p, \, N(|)) significa todo aquello la totalidad de las proposiciones atómicas (unido al hecho
que puede obtenerse formando una selección cualquiera de de que ésta es la totalidad de ellas); que una proposición es
proposiciones atómicas, negándolas todas, seleccionando siempre una función de verdad de las proposiciones atómi-
algunas del grupo de proposiciones nuevamente obtenido cas; y que sip se sigue de q, el significado dep está contenido
unidas con otras del grupo primitivo -y así indefinidamen- en el significado de q, de lo cual resulta, naturalmente, que
te-. Ésta es, dice, la función general de verdad y también la nada puede deducirse de una proposición atómica. Todas
forma general de la proposición. Lo que esto significa es algo las proposiciones de la lógica, afirma, son tautologías, como,
menos complicado de lo que parece. El símbolo intenta des- por ejemplo,«p o nop».
cribir un proceso con la ayuda del cual, dadas las proposi- El hecho de que nada puede deducirse de una proposición
ciones atómicas, todas las demás pueden construirse. El atómica tiene aplicaciones de interés, por ejemplo, a la cau-
proceso depende de: salidad. En la lógica de Wittgenstein no puede haber nada
semejante al nexo causal. «Los acontecimientos del futuro
(a) La prueba de Sheffer de que todas las funciones de -dice- «no podemos inferirlos de los del presente. Supersti-
verdad pueden obtenerse de la negación simultánea, es de- ción es la creencia en el nexo causal.» Que el sol vaya a salir
cir, de «no-p y no-q»; mañana es una hipótesis. No sabemos, realmente, si saldrá,
(b) La teoría de Wittgenstein de la derivación de las pro- ya que no hay necesidad alguna para que una cosa acaezca
posiciones generales de las conjunciones y disyunciones; porque acaezca otra.
(c) La aseveración de que una proposición puede apare- Tomemos ahora otro tema -el de los nombres-. En el len-
cer en otra sólo como argumento de una función de verdad. guaje lógico-teórico de Wittgenstein, los nombres sólo son
dados a los simples. No damos dos nombres a una sola cosa,
Dados estos tres fundamentos, se sigue que todas las pro- o un nombre a dos cosas. No hay ningún medio, según el au-
posiciones que no son atómicas pueden derivarse de las tor, para describir la totalidad de las cosas que pueden ser
que lo son por un proceso uniforme, y es este proceso el que nombradas, en otras palabras, la totalidad de lo que hay en
Wittgenstein indica en su símbolo. el mundo. Para poder hacer esto tendríamos que conocer al-
Por este método uniforme de construcción llegamos a guna propiedad que perteneciese a cada cosa por necesidad
una asombrosa simplificación de la teoría de la inferencia, lo lógica. Se ha intentado alguna vez encontrar tal propiedad
mismo que a una definición del tipo de proposiciones que en la autoidentidad, pero la concepción de la identidad está
pertenecen a la lógica. El método de generación descrito au- sometida por Wittgenstein a un criticismo destructor, del
toriza a Wittgenstein a decir que todas las proposiciones cual no parece posible escapar. Queda rechazada la defini-
pueden construirse del modo anteriormente indicado, par- ción de la identidad por medio de la identidad de lo indis-
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cernible, porque la identidad de lo indiscernible parece que imposible, y la proposición, por consiguiente, carece de sen-
no es un principio lógico necesario. De acuerdo con este tido.
principio, x es idéntica ajy si cada propiedad de x es una pro- Henos, pues, aquí ante un ejemplo de una tesis funda-
piedad de y; pero, después de todo, sería lógicamente posi- mental de Wittgenstein, que es imposible decir nada sobre el
ble que dos cosas tuviesen exactamente las mismas propie- mundo como un todo, y que cualquier cosa que pueda decir-
dades. Que esto de hecho no ocurra, es una característica se ha de ser sobre partes delimitadas del mundo. Este punto
accidental del mundo, no una característica lógicamente ne- de vista puede haber sido en principio sugerido por la nota-
cesaria, y las características accidentales del mundo no de- ción, y si es así, esto dice mucho en su favor, pues una buena
ben naturalmente ser admitidas en la estructura de la lógica. notación posee una penetración y una capacidad de suge-
Wittgenstein, de acuerdo con esto, suprime la identidad y rencia que la hace en ocasiones parecerse a un profesor vivo.
adopta la convención de que diferentes letras signifiquen di- Las irregularidades en la notación son con frecuencia el pri-
ferentes cosas. En la práctica se necesita la identidad, por mer signo de los errores filosóficos, y una notación perfecta
ejemplo, entre un nombre y una descripción o entre dos des- llegaría a ser un sustitutivo del pensamiento. Pero aun cuan-
cripciones. Se necesita para proposiciones tales como «Só- do haya sido la notación la que haya sugerido al principio a
crates es el filósofo que bebió la cicuta» o «El primer número Wittgenstein la limitación de la lógica a las cosas dentro del
par es aquel que sigue inmediatamente a 1». Es fácil en el sis- mundo, en contraposición al mundo como todo, no obstan-
tema de Wittgenstein proveer respecto de tales usos de la te, esta concepción, una vez sugerida, ha mostrado encerrar
identidad. mucho más que la simple notación. Por mi parte, no preten-
do saber si esta tesis es definitivamente cierta. En esta intro-
El rechazo de la identidad excluye un método de hablar de
ducción, mi objeto es exponerla, no pronunciarme respecto
la totalidad de las cosas, y se encontrará que cualquier otro
de ella. De acuerdo con este criterio, sólo podríamos decir
método que se proponga ha de resultar igualmente engaño-
cosas sobre el mundo como un todo si pudiésemos salir fue-
so; así, al menos, lo afirma Wittgenstein, y yo creo que con
ra del mundo, es decir si dejase para nosotros de ser el mun-
fundamento. Esto equivale a decir que «objeto» es un seudo-
do entero. Pudiera ocurrir que nuestro mundo estuviese l i -
concepto. Decir que «x es un objeto» es no decir nada. Se si-
mitado por algún ser superior que lo vigilase sobre lo alto;
gue de esto que no podemos hacer juicios tales como «hay
pero para nosotros, por muy finito que pueda ser, no puede
más de tres objetos en el mundo» o «hay un número infinito
tener límites el mundo desde el momento en que no hay
de objetos en el mundo». Los objetos sólo pueden mencio-
nada fuera de él. Wittgenstein emplea como analogía el
narse en conexión con alguna propiedad definida. Podemos
campo visual. Nuestro campo visual no tiene para nosotros
decir «hay más de tres objetos que son humanos», o «hay
límites visuales, ya que no existen fuera de él, del mismo
más de tres objetos que son rojos», porque en estas afirma-
modo que en nuestro mundo lógico no hay límites lógicos,
ciones la palabra «objeto» puede sustituirse en el lenguaje de
ya que nuestra lógica no conoce nada fuera de ella. Estas
la lógica por una variable que será en el primer caso la fun-
consideraciones le llevan a una discusión interesante sobre
ción «x es humano», en el segundo la función «x es rojo».
el solipsismo. La lógica, dice, llena el mundo. Los límites del
Pero cuando intentamos decir «hay más de tres objetos»,
mundo son también sus propios límites. En lógica, por con-
esta sustitución de la variable por la palabra «objeto» se hace
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siguiente, no podemos decir: en el mundo hay esto y lo otro, en Philosophical Essays y Proceedings ofthe Aristotelian So-
pero no aquello; decir esto presupondría excluir ciertas po- ciety, 1906-1907. El problema de que se trata es el problema
sibilidades, y esto no puede ser, ya que requeriría que la ló- de la forma lógica de la creencia, es decir, cuál es el esquema
gica fuera más allá de los límites del mundo, como si pudiera que representa lo que sucede cuando un hombre cree. Natu-
contemplar estos límites desde el otro lado. Lo que no pode- ralmente, el problema se aplica no sólo a la creencia, sino
mos pensar, no podemos pensarlo; por consiguiente, tam- también a una multitud de fenómenos mentales que se pue-
poco podemos decir lo que no podemos pensar. den llamar actitudes proposicionales: duda, consideración,
Esto, dice Wittgenstein, da la clave del solipsismo. Lo que deseo, etc. En todos estos casos parece natural expresar el fe-
el solipsismo pretende es ciertamente correcto; pero no pue- nómeno en la forma «A d u d a p » , «A desea p», etc., lo que
de decirse, sólo puede mostrarse. Que el mundo es mi mun- hace que esto aparezca como si existiese una relación entre
do se muestra en el hecho de que los límites del lenguaje (el una persona y una proposición. Éste, naturalmente, no pue-
único lenguaje que yo entiendo) indican los límites de mi de ser el último análisis, ya que las personas son ficciones lo
mundo. El sujeto metafísico no pertenece al mundo, es un lí- mismo que las proposiciones, excepto en el sentido en que
mite del mundo. son hechos de por sí. Una proposición, considerada como
Debemos tratar ahora la cuestión de las proposiciones un hecho de por sí, puede ser una serie de palabras que un
moleculares que no son a primera vista funciones de verdad hombre se repite a sí mismo, o una figura compleja, o una
de las proposiciones que contienen; por ejemplo: «A creep». serie de figuras que pasan por su imaginación, o una serie de
Wittgenstein introduce este argumento en defensa de su movimientos corporales incipientes. Puede ser una cual-
tesis; a saber: que todas las funciones moleculares son fun- quiera de innumerables cosas diferentes. La proposición, en
ciones de verdad. Dice (5.54): «En la forma preposicional cuanto un hecho de por sí, por ejemplo, la serie actual de pa-
general la proposición aparece en otra sólo como base de las labras que el hombre se dice a sí mismo, no es relevante para
operaciones de verdad». A primera vista, continúa diciendo, la lógica. Lo que es relevante para la lógica es el elemento co-
parece como si una proposición pudiera aparecer de otra mún a todos estos hechos, que permite, como decimos, sig-
manera; por ejemplo: «A creep». De manera superficial pa- nificar el hecho que la proposición asevera. Para la psicolo-
rece como si la proposiciónp estuviese en una especie de re- gía, naturalmente, es más interesante, pues un símbolo no
lación con el objeto A. «Pero es claro que "A creep", "A pien- significa aquello que simboliza sólo en virtud de una rela-
sap", "A dicep" son de la forma "'p' dicep"; y aquí no se trata ción lógica, sino también en virtud de una relación psicoló-
de la coordinación de un hecho con un objeto, sino de la co- gica de intención, de asociación o de cualquier otro carácter.
ordinación de hechos por medio de la coordinación de sus La parte psicológica del significado no concierne, sin em-
objetos» (5.542). bargo, al lógico. Lo que le concierne en este problema de la
Lo que Wittgenstein expone aquí, lo expone de modo tan creencia es el esquema lógico. Es claro que, cuando una per-
breve que no queda bastante claro para aquellas personas sona cree una proposición, la persona, considerada como
que desconocen las controversias a las cuales se refiere. La un sujeto metafísico, no debe ser tenida en cuenta en orden a
teoría con la cual se muestra en desacuerdo está expuesta en explicar lo que está sucediendo. Lo que ha de explicarse es la
mis artículos sobre la naturaleza de la verdad y de la falsedad relación existente entre la serie de palabras, que es la propo-
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sición considerada como un hecho de por sí, y el hecho «ob- factoría hasta que se haya demostrado que es capaz de poder
jetivo» que hace a la proposición verdadera o falsa. Todo ser aplicada a los números transfinitos. No creo que haya
esto se reduce en último término a la cuestión del significa- nada en el sistema de Wittgenstein que le impida llenar esta
do de las proposiciones, y es tanto como decir que el signifi-
laguna.
cado de las proposiciones es la única parte no-psicológica
Más interesante que estas cuestiones de detalle compara-
del problema implicada en el análisis de la creencia. Este
tivo es la actitud de Wittgenstein respecto de lo místico. Su
problema es tan sólo el de la relación entre dos hechos, a sa-
actitud hacia ello nace de modo natural de su doctrina de la
ber: la relación entre las series de palabras empleadas por el
lógica pura, según la cual, la proposición lógica es una figu-
creyente y el hecho que hace que estas palabras sean verda-
ra (verdadera o falsa) del hecho, y tiene en común con el he-
deras o falsas. La serie de palabras es un hecho, tanto como
cho una cierta estructura. Es esta estructura común lo que la
pueda serlo aquello que hace que sea verdadera o falsa. La
hace capaz de ser una figura del hecho; pero la estructura no
relación entre estos dos hechos no es inanalizable, puesto
puede, a su vez, ponerse en palabras, puesto que es una es-
que el significado de una proposición resulta del significa-
tructura de palabras, lo mismo que de los hechos a los cua-
do de las palabras que la constituyen. El significado déla se-
les se refiere. Por consiguiente, todo cuanto quede envuelto
rie de palabras que es una proposición, es una función del
en la idea de la expresividad del lenguaje, debe permanecer
significado de las palabras aisladas. Según esto, la proposi-
incapaz de ser expresado en el lenguaje, y es, por consi-
ción, como un todo, no entra realmente en aquello que ya se
guiente, inexpresable en un sentido perfectamente preciso.
ha explicado al explicar el significado de la proposición.
Esto inexpresable contiene, según Wittgenstein, el conjunto
Ayudaría tal vez a comprender el punto de vista que estoy
de la lógica y de la filosofía. El verdadero método de enseñar
tratando de exponer, decir que en los casos ya tratados la
filosofía, dice, sería limitarse a las proposiciones de las cien-
proposición aparece como un hecho y no como una propo-
cias, establecidas con toda la claridad y exactitud posibles,
sición. Tal afirmación, sin embargo, no debe tomarse dema-
dejando las afirmaciones filosóficas al discípulo, y hacién-
siado literalmente. El punto esencial es que en el acto de
dole patente que cualquier cosa que se haga con ellas carece
creer, de desear, etc., lo lógicamente fundamental es la rela-
de significado. Es cierto que la misma suerte que le cupo a
ción de una proposición considerada como hecho con el
Sócrates podría caberle a cualquier hombre que intentase
hecho que la hace verdadera o falsa, y que esta relación entre
este método de enseñanza, pero no debemos atemorizarnos,
dos actos es reducible a la relación de sus componentes. Así,
pues éste es el único método justo. No es precisamente esto
pues, la proposición aparece aquí de un modo completa-
lo que hace dudar respecto de aceptar o no la posición de
mente distinto al modo como aparece en una función de
Wittgenstein, a pesar de los argumentos tan poderosos que
verdad.
ofrece para apoyarlo. Lo que ocasiona tal duda es el hecho de
Hay algunos aspectos, según mi opinión, en los que la que después de todo, Wittgenstein encuentra el modo de de-
teoría de Wittgenstein necesita un mayor desarrollo técnico. cir una buena cantidad de cosas sobre aquello de lo que nada
Esto puede aplicarse, concretamente, a su teoría del número se puede decir, sugiriendo así al lector escéptico la posible
(6.02 ss.), la cual, tal y como está, sólo puede aplicarse a los existencia de una salida, bien a través de la jerarquía de len-
números finitos. Ninguna lógica puede considerarse satis- guajes o bien de cualquier otro modo. Toda la ética, por
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ejemplo, la coloca Wittgenstein en la región mística inexpre- pensadas por él como existentes y constituyen el objeto de su
sable. A pesar de eso es capaz de comunicar sus opiniones misticismo. La totalidad resultante de nuestra jerarquía no
éticas. Su defensa consistiría en decir que lo que él llama sería sólo inexpresable lógicamente, sino una ficción, una ilu-
«místico» puede mostrarse, pero no decirse. Puede que esta sión, y en este sentido la supuesta esfera de lo místico queda-
defensa sea satisfactoria, pero por mi parte confieso que me ría abolida. Tal hipótesis es muy difícil y veo objeciones a las
produce una cierta sensación de disconformidad intelec- cuales, de momento, no sé cómo contestar, aunque no veo
tual. cómo una hipótesis más fácil pueda escaparse de las conclu-
siones de Wittgenstein. Aunque esta hipótesis tan difícil pu-
Hay un problema puramente lógico, con relación al cual
diera sostenerse, dejaría intacta una gran parte de la teoría de
esas dificultades son especialmente agudas. Me refiero al
Wittgenstein, aunque posiblemente no aquella parte en la
problema de la generalidad. En la teoría de la generalidad es
cual insiste más. Teniendo larga experiencia de las dificulta-
necesario considerar todas las proposiciones de la forma/x,
des de la lógica y de lo ilusorio de las teorías que parecen irre-
donde/x es una función proposicional dada. Esto pertenece
futables, no soy capaz de asegurar la exactitud de una teoría
a la parte de la lógica que puede expresarse de acuerdo con
fundándome tan sólo en que no veo ningún punto en que esté
el sistema de Wittgenstein. Pero la totalidad de los posibles
equivocada. Pero haber construido una teoría de la lógica,
valores de x que puede parecer que están comprendidos en
que no es en ningún punto manifiestamente errónea, signifi-
la totalidad de las proposiciones de la formaje no está admi-
ca haber logrado una obra de extraordinaria dificultad e im-
tida por Wittgenstein entre aquellas cosas que pueden ser
portancia. Este mérito, en mi opinión, corresponde al libro
dichas, pues esto no es sino la totalidad de las cosas del mun-
de Wittgenstein y lo convierte en algo que ningún filósofo se-
do, y esto supone el intento de concebir el mundo como un
rio puede permitirse descuidar.
todo; «el sentimiento del mundo como todo limitado es lo
místico», por lo tanto, la totalidad de los valores de x es lo
místico (6.45). Esto está expresamente dicho cuando Witt- B E R T R A N D RUSSELL
genstein niega que podamos construir proposiciones sobre Mayo 1922
el número de cosas que hay en el mundo, como, por ejemplo,
cuando decimos que hay más de tres.
Estas dificultades me sugieren la siguiente posibilidad: que
todo lenguaje tiene, como Wittgenstein dice, una estructura
de la cual nada puede decirse en el lenguaje, pero que puede
haber otro lenguaje que trate de la estructura del primer len-
guaje y que tenga una nueva estructura y que esta jerarquía
de lenguajes no tenga límites. Wittgenstein puede responder
que toda su teoría puede aplicarse sin cambiarla a la totalidad
de estos lenguajes. La única réplica sería negar que exista tal
totalidad. Las totalidades de las que Wittgenstein sostiene
que es imposible hablar lógicamente, están, sin embargo,
154
155

índice alfabético

Los n ú m e r o s entre paréntesis se refieren a los parágrafos. Así, «6.211


(2)» indica el parágrafo segundo de la sección 6.211.

A priori, Alfabeto, 4.016 (2)


criterio de un tal pensamiento, Alma, 5.5421 (Véase también Su-
3.04 jeto)
todo inferir sucede, 5.133 « A m b u l o » , una p r o p o s i c i ó n
que el ser de la lógica consiste compuesta, 4.032 (2)
en, 5.4731 Analíticas, proposiciones, 6.211
ninguna parte de nuestra ex- A p l i c a c i ó n , sucesiva definida,
periencia es, 5.634 5.2521 (1),
siempre se revela como algo equivalente a «y así sucesiva-
puramente lógico, 6.3211 mente», 5.2523
posibilidad de una forma lógi- Argumento,
ca como, 6.33 la función no puede ser su pro-
intuiciones, principios científi- pio, 3.333(1)
cos como, 6.34 lugares y generalidad, 4.0411
geometría es, 6.35 (1) (2)
Absurdo, 4.003, 4.1272 (9), A r m a z ó n , l ó g i c o , 3.42 (3), 4.023
4.1274, 4.4611, 5.5303, (5), 6.124
5.5351,5.5422,6.51 , A s e v e r a c i ó n , signo de, sin signi-
A f i r m a c i ó n , propiedad l ó g i c a f i c a d o ^ ^ (2),
de, 6.231(1) respecto a hechos, 2
A f i r m a c i ó n , y deducibilidad, estados de cosas (Sachverhalt)
5.124(1), son conexiones de objetos,
no puede dar un sentido, 4.064 2.01,2.03
156 157

posibilidad de, 2.012,2.0124 Color, una forma de los objetos, Decir, del «sucesor», 4.1252 (4)
posibilidad de que entren obje- 2.0251, por proposiciones, 4.022 (2) del «concepto formal», 4.126
tos en, 2.0121 (2) estructura lógica de, 6.3751 imposibilidad de, lo que no se (1)
estructura de, 2.032 « C o m p l e j o » , un concepto for- puede pensar, 5.61 (4) como simbolizada, 4.241 (3)
respecto a proposiciones, 4.1 mal, 4.1272 (7,8), Deducción, sólo un adminículo de la re-
respecto de proposiciones ele- enunciados sobre, analizable, y estructura, 5.13 presentación, 4.242
mentales, 4.21,4.25 2.0201 respecto de la forma, 5.1311 de las «posibilidades veritati-
n ú m e r o de combinaciones de, proposiciones sobre, 3.24 (1) (1) vas», 4.3
4.27(1) dado s ó l o por descripciones, y evidencia, 5.1363 de la «tautología», 4.46 (4)
posible infinidad, de, 4.2211 3.24(2) y contenido relativo, 5.14 de la «contradicción», 4.46 (4)
Auto-evidencia, y definición, 3.24 (4) e identidad, 5.141 del «espacio», 4.463
superflua en lógica, 5.4731 c ó m o percibirlo, 5.5423 Definición, de los «fundamentos veritati-
no es un criterio para las pro- Comprensión, de la «forma del objeto», vos», 5.101
posiciones lógicas, 6.1271 de proposiciones, 4.02,4.024 2.0141 de las «proposiciones indepen-
de proposiciones matemáticas, de nombres, 4.243 de la «estructura» (de los esta- dientes», 5.152 (1)
6.2341 depende de la comprensión de dos de cosas), 2.032 de la «operación», 5.23
Axioma del infinito, 5.535 (2.3), las proposiciones elementa- de la «forma», 2.033 de las «operaciones veritati-
de reducibilidad, 6.1232,6.1233 les, 4.411 de la «forma de la figuración», vas», 5.234
el de las proposiciones genera- 2.151 reglas para, 5.451 (2)
les, 4.411 de la «figura lógica», 2.181 de la «negación» (en el sentido
Cálculo, no experimento, 6.2331 C o n f i g u r a c i ó n , de objetos, del «signo proposicional», 3.12 de la negación simultánea),
(2) 2.0272, 3.21 (Véase también de la «medida de la probabili- 5.5
Casual, Estructura) dad»^.^ de los números, 6.02
en lógica nada es, 2.012 Constante, la e x p r e s i ó n como, del «signo simple», 3.201 del «número», 6.022 (2)
Causalidad, ley de, como l í m i t e 3.312(2) «análisis completo» (de la pro- Derecha, e izquierda, manos,
de lo descriptible, 6.362 C o n t r a d i c c i ó n (Véase también posición), 3.201 problema kantiano, 6.36111
es la forma de una ley, 6.32, Negación), del «nombre», 3.202 Descripción,
6.321,6.361 definida, 4.46 (4), de un s í m b o l o para un com- del mundo, 3.01
no puede decirse, 6.36 no una figura de la realidad, plejo, 3.24 (4) de estado de cosas, 3.144
« C e r o - m é t o d o » , en lógica, 6.121 4.462 como análisis, 3.26 de un complejo, 3.24 (2)
(2) caso límite de c o n e x i ó n de efectos sobre la designación, de proposiciones, 3.317 (2)
Certeza, como caso l í m i t e de la símbolos, 4.466 (4) 3.261(1) de expresiones, 3.33
probabilidad, 5.152 (3), lo c o m ú n de las proposiciones, d é l a «expresión», 3.31 (1) de la realidad por una proposi-
de la verdad de la tautología, 5.143 ' de la «variable proposicional», c i ó n ^ ^ (2)
4.464(1) Correspondencia, 3.313(3) de un hecho por una proposi-
opuesta a la posibilidad y a la entre objetos y figura, elemen- del «signo», 3.32 c i ó n ^ ^ (3)
imposibilidad, 4.464 (2) tos, 2.13 como regla de traducción, de un objeto, 4.023 (4)
Claridad, toda cosa puede ser de configuración de signos sim- 3.343 descripciones, sistemas de,
dicha y pensada de modo ples y objetos, 3.21 del «lugar lógico», 3.41 6.341
claro, 4.116 Cosas (Véase Objeto) de las «propiedades», 4.122 Destino, y los antiguos, 6.372
Clases, teoría de las, superflua Darwinista, teoría, inimportan- de las «series de formas», (1)
en matemáticas, 6.031 (1) te para la filosofía, 4.1122 4.1252(1) Diferenciación, 2.02331
158 159

D i n á m i c o , modelos, 4.04 (2) den contradecir las leyes del, 2.0233 (Véase también Pro- Filosofía,
Dios, 6.432,6.372(1) 3.032 piedad interna) está llena de confusiones, 3.324
el término definido, 3.31(1) importancia de la posibilidad
«anteojos espaciales», 4.0412
presentadas por una variable, en, 3.3421
simetría en, 6.3611 (3)
Ecuaciones, como e x p r e s i ó n de congruencia en, 6.36111 3.313(1) la mayor parte consiste en afir-
sustitución, 6.24 (2), Estado de cosas (Sachlage), tienen significado s ó l o en una maciones sin sentido, 4.003
no necesita expresar sinonimi- posibilidad de, 2.014 proposición, 3.314 (1) no es una ciencia natural, 4.111
dad,6.232(2) c o n e x i ó n de los objetos con, la proposición es una función su objeto es el esclarecimien-
caracteriza un punto de vista, 2.0122 de ella, 3.318 to l ó g i c o del pensamiento,
6.2323 existencia garantizada del lu- 4.112(1)
puede ser descrito, no nom-
Ego, gar lógico, 3.4 una actividad, no una teoría,
brado, 3.144 (1)
el no-psicológico, 5.641 4.112(2)
Estructura,
E l u c i d a c i ó n , de los signos pri- de un hecho atómico, 2.032, resulta de elucidaciones, 4.112
mitivos, 3.263 2.034 Figuras, (3)
Equiprobabilidad, 5.154 (3) y forma, 2.033 la posibilidad de, requiere sus- aclara las proposiciones, 4.112
Escepticismo, 6.51 (1) de una figura, 2.125 (2) tancia, 2.0212 (4)
Esencia, lógica, 4.014 (2) hechas por nosotros, 2.1 no está en especial relación con
de símbolo, 3.341,3.343,4.475 relaciones lógicas se muestran y espacio lógico, 2.11 la psicología, 4.1121 (1)
de proposiciones, 3.341,4.027, por, 4.1211(2) son modelos de la realidad, peligro de c o n f u s i ó n con la
4.03,4.016,4.5 (2), 5.471 2.12,4.01 psicología, 4.1121 (3)
y propiedades internas, 4.122
de la notación, 3.342 (2) son hechos, 2.14,2.141 y la teoría de Darwin, 4.1122
de naturaleza figurativa, 4.013 de proposiciones y deducibili- forma de representación de, 2.15 define la ciencia natural, 4.113
de representación, 4.016 dad,5.13 en cuanto unidas con la reali- d e f í n e l o pensable, 4.114
y forma general de la proposi- de proposiciones, están en in- dad, 2.151, 2.1511, 2.201, representa lo decible, 4.115
ción, 5.471 2.21 m é t o d o exacto de, 6.53
terna relación, 5.2
del mundo, 5.4711 incluyen la relación represen- valor de las preguntas sobre el
conexión con operación, 5.22
Es, significado de, 3.323 tante, 2.1513 propósito del simbolismo
propiedades de, y tautología,
Esencial, propiedad de una cosa tiene forma de representación en, 6.211 (1)
6.12(3)
para ser constituyente po- en c o m ú n con la realidad, Físicas, leyes, referidas a los ob-
Estética, 6.421 (3)
sible de un hecho a t ó m i c o , 2.16,2.171 jetos del mundo, 6.3431
Eternidad, 6.4311
el término definido, 2.181 Forma (Véase también Posibili-
2.011 Ética, 6.421,6.422
representan su sentido, 2.221 dad),
Existencia,
no son verdad a priori, 2.224, de objetos, 2.0141, 2.0233,
de hechos atómicos, 2.11,4.1
2.225 2.0251
Espacio (Véase también Lógico, de lugar lógico, 3.4
espacio) se comparan con la realidad, del mundo se compone de ob-
Expedientes,
2.233 jetos, 2.022-3
los objetos espaciales impensa- en lógica, 5.452
lógicas, y sustancia, 2.025
bles fuera de, 2.0121 (4) Exponente,
son pensamientos, 3 y posibilidad de la estructura,
los objetos espaciales deben de una operación, 6.021
estar en, 2.0131 (1) las proposiciones como, de 2.033
Expresiones, todas las que nece-
visual, 2.0131 (2) realidad, 4.021 lógica general, 2.18 (Véase
sitan ser traducidas, 4.025
una forma de los objetos, 2.0251 las proposiciones como, 4.03 también Prototipo)
(1),
las figuras geométricas no pue- de la realidad, 2.18
propiedad externa, 2.01231, (3)
160
161

de la r e p r e s e n t a c i ó n , Formal, ley, en cuanto determi- Generalidad, Identidad,


definida, 2.151 na series formales, 5.501 de signos-señales, 3.203
su notación contiene una figu-
la muestra, 2.172 (6) signo de,
ra primitiva, 3.24 (3), 5.522
f u n c i ó n de, en las figuras, Formales, propiedades, dispensable, 5.533, 6.232
simbolizada, 4.0411
2.173 explicada, 4.122 (1) c ó m o se muestra, 5.1311(2) (2)
de las expresiones, 3.31 (4) explicada por los rasgos de los concepto de, separada de la su significado, 4.241 (2)
de las proposiciones, 3.311 símbolos, 4.126 (6) función de verdad, 5.521 no es una propiedad, 5.473 (2)
y variable, 3.315 c o n e x i ó n con la estructura, simbolismo para, hacer cons- c ó m o se expresa, 5.53, 5.531,
determinada por un signo, 5.32 i tantes privilegiadas, 5.522 5.532,5.5321
3.327 Formales, series, referida a la figura lógica pri- no es una relación entre obje-
de funciones, 3.333 (2) definidas, 4.1252(1) mitiva, 5.522 tos, 5.5301 (1)
de las proposiciones, 4.0031 término general de, 4.1273 s í m b o l o para, entra como un crítica de la definición de Rus-
de una mancha, 4.063 ejemplo de, 4.45 (2) argumento, 5.523 sell, 5.5302
no puede representarse en funciones de verdad, 5.1 (1) esencial no puede aseverarse, 6.2322
la p r o p o s i c i ó n , 4.12, 4.121 progreso de t é r m i n o a térmi- necesidad en matemáticas, Igualdad, significado del signo
(1) no, 5.252 6.031 (2) de, 6.23(1)
no puede decirse que tenga expresiones para t é r m i n o s ge- accidental, 6.031 (2), 6.1232 Incomprensibilidad e interiori-
propiedades, 4.1241 nerales de, 5.2522 opuesta a la generalidad acci- dad de las propiedades,
de los valores de una variable, Frecuencia, la i n t e r v e n c i ó n de dental, 6.1232 4.123
4.1271 (2) los acontecimientos, 5.154 Geometría, como un apriori, 6.35 Independencia de las proposi-
general de las proposiciones, (1) Geométrico, ciones, definida, 5.152(1)
4.5,5.47 Frege, 3.143, 3.318, 3.325, 4.063 lugar y posibilidad, 3.411 í n d i c e (de un nombre),
es una variable, 4.53 (1), 4.1272 (8), 4.1273, explicado, 5.02
general proposicional y opera- 4.4431, 5.02 (3), 5.132 (4), confundido con el argumento
ciones de verdad, 5.54 5.42, 5.451, 5.4733 (1), « H e c h o » , un concepto formal, 5.02(3)
mostrada por s u s t i t u c i ó n , 6.23 5.521,6.1271,6.232 4.1272 (7,8) Inducción,
(2) « F u n c i ó n » , un concepto formal, Hechos, como supuesto de simplicidad,
Formal, comparado con la l ó g i - 4.1273(7,8) componen el mundo, 1.1,1.2 6.363
ca, 6.12(1) Función, totalidad de, 1.11 tiene s ó l o un fundamento psi-
Formal, p r o p o s i c i ó n es una, de nom- el mundo dividido en, 1.2 cológico, 6.3631 (1)
definido, 4.126(1) bres, 3.318, 4.24(2) independencia mutua de, 1.21 Inducción, ley de,
ejemplos de, 4.1272 (7,8) no puede ser su propio argu- no una ley lógica, 6.31
existencia de, 2.
opuesto al concepto « p r o p i o mento, 3.333,5.251 no a priori, 6.31
y figuras, 2.1,2.2
de», 4.126 (2) no puede presentar conceptos Inferencia,
negativa, 2.06 (2)
características de, 4.126 (5,7) formales, 4.126 (4) requeridos para expresión del «leyes de», carecen de sentido,
expresado por variables, 4.126 la p r o p o s i c i ó n elemental es sentido, 3.142 5.132
(8),4.127 una, de nombres, 4.24 (2) Hertz, 4.04 (2), 6.361 en uno priori, 5.133
cuestiones sobre existencia de, distinta de la o p e r a c i ó n , 5.25 Inmortalidad, 6.4312 (1)
carecen de sentido, 4.127 (3) Interna, semejanza, 4.0141
concepto ya dado con el objeto y composición, 5.47 (3) Idealistas, su e x p l i c a c i ó n de Internas, propiedades (Véase
al que se aplica, 4.12721 Futuro, no conocimiento del, c ó m o se ven las relaciones también Propiedades for-
como idea primitiva, 4.12721 6.26311 espaciales, 4.0412 males),
162
163

conocimiento de, necesario Libertad de la voluntad, 5.1362 de las partes constitutivas mos- implica a toda proposición l ó -
para el conocimiento de ob- (1) tradas por tautologías, 6.12 gica, 6.124
jetos, 2.01231 L ó g i c a (Véase también Proposi- (2) Lógicas, constantes,
de una p r o p o s i c i ó n , describe cioneslógicas), cálculo en, 6.121 (1) no representan, 4.0312 (2)
realidad, 4.023 (4) nada accidental en, 2.012 «método-cero», en, 6.121 (2) no hay, 5.4
y estructura, 4.122 (2) de las posibilidades, 2.0121 papel de la p o s t u l a c i ó n en, desaparición de, 5.441
de posibles estados de cosas, (3), 5.555 (3) 6.1223 s ó l o una, de ellas, 5.47 (4),
4.122 (4) imposibilidad de «ser contra- por qué se le llama teoría de las 5.472
y rasgos, 4.1221 dicha», 3.03,3.032,5.4731 formas, 6.1224 Lógicas, coordenadas, como de-
e incomprensión, 4.123(1) de hechos, no puede represen- leyes de, no obedecen a otras terminando un lugar l ó g i -
Internas, relaciones, tarse, 4.0312 (2) leyes, 6.123(1) co, 3.41
del juicio sobre un complejo al falta de importancia del monis- ninguna sorpresa en, 6.1251 L ó g i c a s , formas, son a n u m é r i -
juicio sobre las partes cons- mo y dualismo, 4.128 (2) prueba en, 6.126 (2-4), 6.1262 cas, 4.128(1)
titutivas, 324(1) abarcando todos los reflejos proceso y resultado equivalen Lógicas, propiedades de la pro-
la representación como un del mundo, 5.11 en, 6.1261 p o s i c i ó n , demostradas por-
ejemplo, 4.014(1) proposiciones de, no dicen cada p r o p o s i c i ó n lógica es su que producen t a u t o l o g í a s ,
y definición de las series for- nada, 5.43 (2) propia prueba, 6.1265 6.121
males, 4.1252 (1) expedientes en, 5.452,5.511 proposiciones primitivas de, Lógicas, proposiciones,
y deducción, 5.131 ningún número en, 5.453 (2) arbitrarias en n ú m e r o , tienen un lugar propio en-
entre las estructuras de las pro- debe cuidarse a sí misma, 6.1271 tre todas las proposiciones,
posiciones, 5.2 5.454(1) ninguna teoría, 6.13(1) 6.112
equivalentes a las operaciones, simplicidad de, 5.4541 refleja el mundo, 6.13(1) su verdad es discernible en sím-
5.232 es a priori, 5.4541 (2), 5.4731, es trascendental, 6.13(2) bolos, 6.113
Jerarquía, definida, 4.463 5.551 (1) ninguna p r o p o s i c i ó n primiti- dispensable, 6.122
Jeroglífica, escritura, 4.106 posibilidad en, 5.473 (2) va en, 6.27(1) no confirmables por la expe-
no hay equivocaciones posi- investigación de la regulari- riencia, 6.1222
bles en, 5.473 (3) dad, 6.3 no se distinguen por generali-
Lenguaje (Véase también Ordi- todas las cuestiones de, son todo es accidente fuera de la, dad, 6.1231 (1)
nario, lenguaje), contestables sin m á s , 5.551 6.3 presentan el armazón del mun-
traducción de, 3.343 (1) y mecánicas, 6.342 do, 6.124
es la totalidad de las proposi- precede a toda experiencia, L ó g i c a , adecuada a lo formal, tratan de nada, 6.124
ciones, 4.001 5.552(2) 6.12(1) c o n e x i ó n con el mundo de,
lógica de, 4.002 (3), 4.003 (1) aplicaciones de, 5.5521,5.557 Lógica, g r a m á t i c a , 3.325 (2) 6.124
disfraza el pensamiento, 4.002 (4) problemas de, concretos, 5.5563 (Véase también Lógica, sin- como formas de una prueba,
«crítica de», 4.0031 (2) taxis) 6.1264(1)
capaz de expresar cada senti- imposibilidad de describir el Lógica, sintaxis, como modusponens, 6.1264 (2)
do, 4.022(1) mundo en, 5.61 (2) necesidad de obedecer a, 3.325 tienen igual categoría, 6.127 (1)
supliendo a la intuición, 6.233 no puede pasar los límites del (1) L ó g i c o , espacio (Véase también
límites de mi, 5.6 mundo, 5.61 (3) Lógico, lugar),
el significado de los signos no
Ley de la acción menor, 6.3211 sus proposiciones son tautoló- hechos en, 1.13
interviene en, 3.33
Leyes de la naturaleza, no son gicas, 6.1,6.22 y el mundo, 1.13
reglas de, 3.334
explicaciones, 6.371 toda la filosofía de, 6.113 cada cosa está en, 2.013
y reglas de traducción, 3.344
164 165

y n ú m e r o de dimensiones de Naturales, ciencias,


las figuras presentan hechos Mecánica,
los signos, 5.474 son la totalidad de las proposi-
en, 2.11,2.202 relación con la lógica, 6.342
Mundo, mi, ciones verdaderas, 4.11
lugar en, determinado por pro- naturaleza de, 6.343
límites del, 5.62 (3) no incluyen la filosofía, 4.111
posiciones, 3.4 su generalidad, 6.3432
yo soy, 5.63 Necesidad, s ó l o necesidad lógi-
dado con cada p r o p o s i c i ó n , Microcosmos, el, 5.63
Mundo, el, ca, 6.37
3.42(1) Místico, lo, 6.44,6.45,6.522
y lo que acaece, 1. N e g a c i ó n (= negación simultá-
Lógico, lugar (Véase también Ló- Modus ponens, 6.1264 (2)
compuesto de hechos, no de nea),
gico, espacio), Mostrar,
cosas, 1.1 introducida, 5.5
relación con el signo proposi- necesidad de formas de repre-
y espacio lógico, 1.13 simbolizada, 5.502
cional y las coordenadas l ó - sentación, 2.172
dividido en hechos, 1.2 Negación,
gicas, 3.41 de sentido, 4.022
objetos son su sustancia, 2.021 la intervención de, no caracte-
la p r o p o s i s i ó n le determina, formalógica, 4.121 (4)
su forma se compone de obje- riza el sentido, 4.0621 (2)
3.42(1) por estructura, 4.1211 (2)
tos, 2.023 como lugar l ó g i c o determina-
n e g a c i ó n como determina- que una p r o p o s i c i ó n se sigue
es la totalidad de los estados de do, 4.0641
ción, 4.0641 de otra, 4.1211 (2)
cosas, 2.04 es una operación, 5.2341 (2)
«Lógicos, objetos», no hay, ejemplos de, 4.1211, 6.12,
es toda la realidad, 2.063 sentido, inverso, 5.2341 (3)
4.441,5.4 6.1201,6.127 (2), 6.36 (2)
relación proyectiva del signo la posibilidad de, presupuesta
Matemáticas, excluye el decir, 4.1212
proposicional con, 3.12 en la afirmación, 5.44 (4)
no tienen necesidad de la teo- que tiene internas propieda-
naturaleza de, revelada por necesidad de una definición
ría de las clases, 6.031(1) des, 4.122 (4)
posibilidad, 3.3421 particular, 5.451
no generalidad accidental en, que aplica un concepto formal,
completamente descrito por la por medio de lo que es c o m ú n
6.031 (2) 4.126(3)
totalidad de las proposicio- a todo símbolo de negación,
proposiciones de, lo que se dice, por la proposi-
nes elementales de verdad, 5.512(2)
son ecuaciones, 6.2 (2) ción, 4.461 (1)
4.26 N e g a c i ó n , signo de,
no expresan pensamientos, por tautologías y contradiccio-
nombre, no se necesitan para corresponde a nada en la reali-
6.21 nes, 4.461 (1)
la descripción de, 5.526 dad, 4.0621
como vínculos en la inferen- generalidad, 5.1311 (2)
límites del, 5.61 (1) no se refiere a un objeto, 5.44
cia, 6.211 de operaciones, 5.24 (1)
muestran la lógica del mun- y vida son lo mismo, 5.621 (5)
exactitud del solipsismo, 5.62 (2)
el sujeto no pertenece al, 5.632 Newtoniana, m e c á n i c a , 6.341,
do, 6.22 que el mundo es mi mundo,
propiedades lógicas de, 6.12, 6.342 (2)
Todas son autoevidentes, 5.62(3)
6.124 Nombres,
6.2341 lógica del mundo, 6.22
c o n e x i ó n con las proposicio- no pueden expresar sentido,
es un m é t o d o lógico, 6.2 (1), lo inexpresable, 6.522
nes lógicas, 6.124 3.142
6.234 Muerte, 6.341,6.4311
lógica de, se muestra en tauto- semejan puntos, 3.144 (2)
prueba en, significado de la, Multiplicidad,
logías y ecuaciones, 6.22 son signos simples, 3.202
6.2321 la misma en la proposición y el
intuición en, lugar de la, 6.233 i n f o r m a c i ó n sobre, dada por son signos primitivos, 3.26
estado de cosas representa-
método de, operando con ecua- simplicidad de descripción, son inanalizables, 3.26
do, 4.04
ciones, 6.2341 6.342 (2) no se puede definir, 3.261 (2)
no puede ser representada,
utiliza el m é t o d o de sustitu- independiente de mi voluntad, tienen significado s ó l o en el
4.041
ción, 6.24(1) 6.373,6.374 contexto de las proposicio-
y s í m b o l o de generalidad,
Mauthner, 4.0031 sentido de, 6.41 (1) nes, 3.3
4.0411 (3)
166 167

variables, 3.314 (2) forma de, 2.0141 resultado de, puede ser base como m é t o d o de proyección,
el «real», 3.3411 son simples, 2.02 de las mismas operaciones, 3.11(2)
composición no esencial, 3.3411 son la sustancia del mundo, 5.251 expresado por signos, 3.1
las proposiciones elementa- 2.021 aseveran nada, 5.25 (2) se aplica al signo proposicio-
les son una c o n e x i ó n de, son la forma fija del mundo, aplicación sucesiva de, 5.2521, nal, 3.5
4.22 2.023,2.026 5.2523 es la proposición con significa-
c ó m o entrar en las proposicio- son coloreados, 2.0232 pueden ocultarse, 5.253,5.254 do^
nes, 4.23 los nombres los refieren a, 3.203, distintas de las funciones, 5.253 disfrazado por el lenguaje, 4.002
son s í m b o l o s simples, 4.241 3.22 no relaciones, 5.42 (1) (4)
(1) configuración de, 3.21 signos para, son puntuaciones, forma de, 4.002 (4)
índice de, 5.02(1) s ó l o pueden ser aseverados, 5.4611 Posibilidad, 2.0122-3
dispensables para describir el 3.221 n ú m e r o básico, depende sólo de estado de cosas, 2.012,
mundo, 5.526 características comunes de, no de nuestra notación, 5.474 2.0124,2.014,2.202,2.203
N o t a c i ó n (Véase también Len- se muestran por similaridad exponentes de, 6.021 y lógica, 2.0121 (3), 5.473 (2)
guaje), de signos, 3.322 Ordinario, lenguaje, de conexión de cosas, 2.0121 (4)
arbitrariedad de, 3.342 sin sentido, hablar de su exis- todas sus proposiciones com- de estructura es forma, 2.033
esencia de, 3.342 tencia, 4.1272 (5) pletamente en orden, 5.5563 y forma de representación,
« N ú m e r o » , un concepto formal, sin sentido, hablar de su n ú - ambigüedad de, 3.323 2.151
4.1272(7,8) mero, 4.1272 (6) tan complicado como el orga- y concebible, 3.02
Número, posible afinidad de, 4.2211 nismo humano, 4.002 (2) de proyección, 3.13 (2)
concepto de igualdad de, 2.1022 si dados, todos son dados, necesita ajustes muy complica- de m é t o d o de simbolización,
(3) 5.524(1) dos, 4.002 (5) 3.3421
concepto de, 6.022 como v í n c u l o s determinan- y naturaleza del mundo, 3.3421
formal general del, 6.022 (1), tes de la realidad empírica, y lugar lógico, 3.411
6.03 5.5561 (1) Palabras, no pueden estar den- de proposiciones, 4.0312 (1)
Números, Ockam, principio de, 3.328, tro y fuera de las proposi- muestra, 5.525 (2)
definiciones de, 6.02 5.47321(1) ciones, 2.0122 «Postulación» de «verdades l ó -
como exponentes de operación, Operaciones, Paréntesis, importancia de, 5.461 gicas», 6.1223
6.021 bases de, 5.21, 5.24 (3), 5.25 Pensable Primitivas, ideas, conceptos for-
ordenados por la relación in- (2), 5.251 y figurable, 3.001 males como, 4.12721
terna, 4.1252 (2) c o n e x i ó n con la estructura, y posible, 3.02 Primitivos, signos, c ó m o son elu-
5.22,6.002 está delimitada por la filosofía, cidados sus significados,
definidas, 5.23 4.114 3.263
Objeto: un pseudoconcepto, dependen de las propiedades sólo son conexiones uniformes, son nombres, 3.26
4.1272(1) formales, 5.231 6.361 de lógica,
Objetos (cosas), ejemplos de, 5.2341 (2) Pensamiento, tienen significado diferente al
intervención de los estados de se muestra en una variable, como figura lógica, 3. de los signos no primitivos,
cosas de, 2.012,2.0123 5.24(1) c o n t i n ú a la posibilidad de un 3.261 (2)
posibilidad de c o n e x i ó n con caracterizan la diferencia en estado de cosas, 3.02 (1) necesitan ser justificados,
otros objetos, 2.0121 (4) las formas, 5.24 (2), 5.241 apriori, criterio de, 3.04 5.45
independencia de, 2.0122 intervención de, no tiene senti- expresado en proposiciones, reglas de definición aplicadas
y posibilidad, 2.014 do caracterizado, 5.25(1) 3.2 a, 5.451 (2)
168
169

como formas de combina- elementos de, 3.2 rasgos esenciales de, 3.34 asignación de valores de ver-
ción, 5.46 no puede contenerse, 3.332 determina cada uno un lugar dad a, describen el mun-
Principios c i e n t í f i c o s , como in- en cuanto determina el lugar lógico, 3.42 do, 4.26
tuiciones apriori, 6.34 lógico, 3.41 lo que es el espacio l ó g i c o de, relación de las posibilidades
Probabilidad, sentido de, no necesita explica- con, 3.42(1) de verdad de, con otras
proposición, ción, 4.02,4021 penetra todo el espacio lógico, proposiciones, 4.4
relación con la certeza, con tabla de verdad como, 4.44, 3.42 (3) importancia de, para la com-
la posibilidad y con la im- 4.442(1) forma lógica de, 4.0031 prensión de otras proposi-
posibilidad, 4.464 (2) Proposicional variable, s í m b o l o como figuras lógicas, 4.01 (1), ciones, 4.411
no tiene objeto especial, raya para, 5.501 4.03 (3) son argumentos de verdad
5.1511 definida, 3.313 (3) como modelos de la realidad, de las proposiciones, 5.01
relación de la experiencia toda variable concebible como, 4.01 (2) l ó g i c a m e n t e independien-
con, 5.154 (4) 3.314 son figuras de la realidad, tes, 5.134
unidad de, 5.155 relación con la forma lógica, 4.021 contiene todas las operacio-
un resumen de otras propo- 3.315 muestra su sentido, 4.022 nes lógicas, 5.47 (2)
siciones, 5.156 (5) d e t e r m i n a c i ó n de los valores lo que dicen, 4.022 (2) si se dan, todas son dadas,
basadas sobre series de funcio- de, 3.316 necesita sólo «sí» o «no» para 5.524(2)
nes de verdad, 5.1 expresa un concepto formal, fijar la realidad, 4.023(1) jerarquía permitida por,
medida de, definida, 5.15,5.151 4.126 (8) son descripciones de hechos, 5.5262(1)
de proposiciones elementales, Proposiciones, rasgos acciden- 4.023 (3) formas de, no jerarquías de,
5.152(2) tales de, 3.34 comprendidas, 4.024 5.556
tiene certeza en cuanto caso lí- como configuraciones de obje- son compuestas, 4.032 (2), c o m p o s i c i ó n de, no puede
mite de, 5.152 (3) tos, 2.0231 5.5261 (1) darse, 5.55 (2)
es una generalización, 5.156 (1) relación de, con el signo pro- se comparan en la realidad, 4.05 concepto de, 5.555 (1)
se necesita en defecto de la cer- posicional, 3.12 tiene valores de verdad en cuan- formas posibles de, 5.55
teza, 5.156 (2) contenido de, 3.13 (4) to figura de la realidad, 4.06 fundamentos puramente l ó -
implica una descripción gene- están articuladas, 3.141 (2), tiene sentido con independen- gicos de ellas, 5.5562
ral de la forma proposicio- 3.251,4.032(1) cia de los hechos, 4.061 no pueden darse a priori,
nal, 5.156 (2) parecen flechas, 3.144 (2) no pueden dar sentido por ase- 5.5571
no se aplican a las proposicio- expresión de pensamientos en, veración, 4.064 relación con la tautología y la
nes aisladas, 5.153 3.2 negación de, 4.0641 contradicción, 6.3751 (3)
Problemas, los m á s profundos, análisis de, 3.201,3.25,4.221 (1) no pueden representar formas y posibilidades verdaderas de
no son problemas, 4.003 (3) en ellas los nombres sustituyen lógicas, 4.12(1), 4.121 las proposiciones elementa-
Proposicional, c o n e x i ó n (Satz- a los objetos, 3.22 elementales, les, 4.4
verband), 4.221 dice como, no lo que la cosa es, relación con los estados de n ú m e r o de posibilidades de
Proposicional, signo, 3.221 cosas, 4.21,4.25 acuerdo con las posibilida-
definido, 3.12 sobre los complejos, 3.24 no pueden contradecir otras des de verdad de las propo-
relación de, a la proposición, son expresiones, 3.31 (2) proposiciones elementa- siciones elementales, 4.42,
3.12 como funciones de expresio- les, 4.211 4.45(1)
esunhecho, 3.14,3.143 nes, 3.318 se compone de nombres, son expresiones de sus condi-
naturaleza esencial de, 3.1431 no dicen nada sobre sí mismas, 4.22,5.55(2) ciones de verdad, 4.431 (2)
(1) 3.332 simbolizadas, 4.24 (2,3) muestra lo que dice, 4.461 (1)
170
171

sentido de, no cambia por aña- y forma lógica, 3.315 figuras comparadas con, 2.21, expresado por la p o s i c i ó n
dirle tautologías, 4.465 ejemplos de, 3.333 (1), 5.5351 2.223 espacial, 3.1431 (2)
la forma más general de, 4.5 (6) (1) la proposición como figura de, independiente de los he-
se sigue de las proposiciones Proyección, 4.01(1), 4.021 chos, 4.061 (1)
elementales, 4.52 m é t o d o de, como pensamien- completamente descrita por la determinado, 4.063 (2)
son generalizaciones de las to, 3.11 (2) proposición, 4.023 (2) y posibilidades de existencia
proposiciones elementales, posibilidad de, pertenece a la descrita por las propiedades de estados de cosas, 4.2
4.52 proposición, 3.13 (2) internas de la p r o p o s i c i ó n , contenido en el sentido de
son funciones de verdad de las y traducción, 4.0141 4.023 (4) otras proposiciones, 5.122
proposiciones elementales, Prueba, rasgos lógicos de, 4.023 (5) expresable s ó l o por hechos,
5(1) en lógica, un expediente mecá- proposiciones comparadas con, 3.142
tiene proposiciones elemen- nico, 6.1263 4.05 pide la determinidad de, 3.23
tales como argumentos de de proposiciones con signi- no figurada por la tautología y s ó l o las proposiciones lo tie-
verdad, 5.01 ficado, comparadas con la la contradicción, 4.462 nen, 3.3
ni probables ni improbables en prueba en lógica, 6.1263 empírica, limitada por la totali- caracterizado por expresiones,
sí mismas, 5.153 de dos veces dos, 6.241 dad de los objetos, 5.5561 (1) 3.31 (1)
siempre figuras completas, Pseudo-concepto, 4.1272 (1), Representación, lógica, de, 4.015 del signo proposicional, no ne-
5.156 (4) p r o p o s i c i ó n y cosa, como, (Véase también forma de re- cesita explicación, 4.02,4.021
forma general de, 5.47 (5) 5.5351 (1) presentación) nuevo, comunicado, 4.03 (1)
lo que es c o m ú n a, aclarado, Pseudo-proposiciones, 5.535 (1), Representante, r e l a c i ó n , perte- adecuado con la representa-
5.513(1) proceden del uso de pseudo- neciente a la figura, 2.1513 c i ó n del estado de cosas,
oposición de, 5.513 (2) conceptos,4.1272 (4) Reglas como equivalentes a los 4.031 (2)
presupuestos de, 5.5151 (3) son proposiciones m a t e m á t i - s í m b o l o s , 5.514 opuesto, 4.0621 (3)
probabilidad, no tiene especial cas, 6.2 (2) Russell, 3.318, 3.325, 3.331, no puede sustituirse por la ase-
objeto, 5.51511 Psicología y filosofía, 4.1121 3.333, 4.0031, 4.1272 (8), veración, 4.064
completamente generalizadas, 4.12721, 4.1273, 4.241 (3), los objetos interviniendo en,
5.526(1), 5.5261 (1) 5.02 (2), 5.132 (4), 5.252, 4.1211(1)
psicológica, 5.541,5.542 Rasgos, i n t e r p r e t a c i ó n de los, 5.4, 5.42, 5.452 (2), 5.513 y deducibilidad, 5.122
todo de igual valor, 6.4 4.1221 (3), 5.521, 5.525, 5.5302, de funciones de verdad como
no pueden aseverar su propia Rasgos, los de los s í m b o l o s ex- 5.535, 5.541 (4), 5.5422, una función, 5.2341 (1)
verdad, 4.442 (3) presan propiedades forma- 5.553(1), 6.123 (2), 6.1332 invertido por la n e g a c i ó n ,
lógicas (Véase también Propo- les, 4.125 (6) Russell, paradoja de, 3.333 (4) 5.2341 (3)
siciones lógicas) Realidad, Sentido, carecer de (Sinnlos),
presentan el darse y no darse como darse y no darse efecti- distinto de sinsentido, 4.461 (3)
efectivos de los estados de vos de los estados de cosas, Sentido, tautología y contradicción son,
cosas, 4.1 2.06(1) requiere sustancia, 2.0211 4.461 (3)
«primitivas», 5.43 (1) total, es el mundo, 2.063 una figura representa su, 2.221 ejemplos de, 5.1362 (2)
con significado, las figuras son modelos de, c o n e x i ó n con el m é t o d o de Series formales (Véase también
contenido de, 3.13 (4,5) 2.12 proyección, 3.11 (2) forma, series)
Prototipo, unida a las figuras, 2.1511- de proposiciones, Significado,
en la n o t a c i ó n de generalidad, 2.15121 sólo forma del contenido en de signos primitivos, 3.263
3.24 (3), 5.522 forma de, 2.18 la proposición, 3.13 (4) de nombres, 3.3
172
173

Signo (Véanse también primi- «Sócrates es idéntico», 5.473 (2),


es una proposición analítica, Uso fluctuante,
tivo, signo y proposicional, 5.4733(3)
6.11 de «propiedad» y «relación»,
signo) Solipsismo,
y propiedades de la estructura, 4.123(3)
identidad de señales de, 3.023 correcto en la intención, 5.62
6.12(3)
como parte perceptible del sím- coincide con realismo, 5.64
m é t o d o de reconocimiento,
bolo, 3.11,3.32 Sucesor,, d e f i n i c i ó n de, 4.1252 Valor, 6.4,6.41
6.1203 Variable (Véase también Propo-
complejo, 3.1432 (4)
usado para demostrar las pro- sicional variable)
simple, 3.201,3.202 Sujeto, el,
piedades lógicas, 6.121 una expresión presentada por,
aplicación de, 3.262 y el cuerpo, 5.631 (2)
una p r o p o s i c i ó n no genera- 3.313
el mismo, puede pertenecer a no pertenece al mundo, 5.632
diferentes símbolos, 3.321 lizada puede ser, 6.1231 nombre, puede concebirse co-
es un límite del mundo, 5.632,
y símbolo, 3.326 (2) mo una variable proposicio-
5.641 (3)
como determina una forma l ó - derivación de tautologías de, nal, 3.314 (2)
Superstición, 5.1361 (2)
gica, 3.327 6.126(3) valores de, 3.315,5.501 (6)
Sustancia,
no usado, 3.328(1) muestra que es una tautología, d e t e r m i n a c i ó n del valor de,
del mundo, identificada con
como semejanza del significa- 6.127(2) 3.317
los objetos, 2.021
do, 4.012 muestra l ó g i c a del mundo, es signo del concepto formal,
existe independientemente de
posible, 5.473 (2) 6.22 4.1271
lo que es el caso, 2.024
no puede recibir un sentido es forma y contenido, 2.025 Teoría del conocimiento, en se considera como variable
erróneo, 5.4732 cuanto relativa a la psico- proposicional, 3.314
equivalencia de, 5.47321 (2) l o g í a y a la filosofía, 4.1121 forma de, 4.1271(2)
S i m b o l i z a c i ó n , m é t o d o s de, Tautología, (2) nombres, como signo para
3.322 definida, 4.46 (4) Teoría de los tipos, 3.331-3.333, el pseudo-concepto, objeto,
Símbolos, no dice nada, 4.461 (1), 5.142, 5.252,6.123(2) 4.1272(1)
para complejos, definido, 3.24 (4) 6.11 Tiempo, necesaria para expresar el tér-
una forma de los objetos, mino general de las series
adecuado con las expresiones, no tiene condiciones de ver-
2.0251 formales, 4.1273(1)
3.31 dad, 4.461 (2)
Totalidad, de los estados de co- la forma general proposicional
tienen signo perceptible, 3.32 carece de sentido, 4.461 (3)
diferentes pueden tener un sig- sas, 2.05
no es sin sentido, 4.4611 es una, 4.53
no c o m ú n , 3.321 «Transcurso» de, 3.3611 (1),
no es una figura de la realidad, usada para operaciones, 5.24 (1)
diferencia de, 3.323 (3) los objetos temporales im- general proposicional, 5.242
4.462
y signos, 3.326 pensables fuera del, 2.0121 en expresión del término gene-
su verdad cierta, 4.464 (1)
rasgos esenciales de, 3.34 (4) ral de la serie, 5.2522
efectos de añadir, a una propo-
que significa en, 3.344 secuencia de acontecimiento «Verde es verde», 3.323
sición, 4.465
presupuestos de, 5.5151 (3) en, 6.3611 (1,2) Vida, el problema de, 6.52,6.521
un caso límite de combinación
compuestos, criterio de, 5.5261 Traslación,
de símbolo, 4.466 (4) V i s i ó n , campo de, 5.633,56331
(2) como criterio para «lo que es
sigue de toda p r o p o s i c i ó n , Voluntad, la, 6.423,6.43
común» a los símbolos,
como equivalente a reglas, 5.142
5.541 3.343
participada en proposiciones, Whitehead, 5.452 (2), 5.252
Símil, 4.015 yproyección, 4.0141
5.143(1)
Simplicidad, de objetos, 2.02, probabilidad de, 5.152 (4)
2.021 la proposición lógica es, 6.1
174
175

índice

Introducción de Jacobo Muñoz e Isidoro Reguera 7


Prólogo 47

TRACTATUS LOGICO-PHILOSOPHICUS 49
Apéndice, Introducción de B. Russell al Tractatus 135
índice alfabético 155

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