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Ni los truenos ni la lluvia hacen desistir a Tomasito de coger el tranvía.

Cuando está en
clase se imagina en el tranvía, cuando está en casa quiere coger el tranvía, cuando sale
del colegio, como cada día, sube por fin al tranvía, con su mochila y sus zapatos
relucientes se acomoda en uno de los asientos de las primeras filas: quiere llegar cuanto
antes.

No le gusta el colegio, no le gusta estudiar, no sueña los mismos sueños que sus
compañeros, pero cada día relata un nuevo cuento con los personajes que deambulan
por la calle, se puede decir que los conoce, incluso a algunos les saluda, otros le
devuelven el saludo. En el interior del tranvía se oye:

— ¿Cómo está tu papá? — le pregunta un pasajero del tranvía.


— Papá está muy bien, muy contento, tiene un bolígrafo nuevo, escribe mucho.
— ¡Voy en tranvía! ¡Voy en tranvía! — cantaba Tomasito.
— Qué irresponsabilidad dejar a este niño sólo hacer un trayecto tan largo —
susurraba una señora de nariz puntiaguda.
— ¡Soy un revisor! Señora déjeme ver su billete.
— Aquí lo tienes.
— ¡Hummm! Veo que usted no enseña su billete, ¿no habrá entrado sin billete?
— No me molestes niño.
— Tomasito que se acerca tu parada
— Gracias Señora
— Hospital Universitario repetía el tranvía.

Al bajar del tranvía, corrió por la cera, atravesó corriendo la calle, entró corriendo en el
Hospital, corrió por el pasillo, subió corriendo las escaleras y llegó a su puerta. Estaba
cerrada.

— ¿Por qué? — se dijo.


— Tomasito, espera un poquito, ahora podrás entrar — dijo una enfermera y le
acercó un papel, un lápiz y le dijo: ¿a ver qué historia me cuentas hoy Tomasito?
— Gracias.
— Podría escribir todas las imágenes que he visto y dibujar las que he oído, pero
esperaré a ver a papá, se las contaré y a ver si le gustan para sus escritos, porque
papá es escritor — penó.
— ¿Quién anda por el pasillo?
— ¡Papá! ¡Papá! ¡Papá! Decía mientras entraba corriendo a la habitación.
— ¿Me has traído historias frescas para añadir a mi nueva novela? ¿Sobre nuestros
personajes favoritos?
— Sí, sí, el señor que siempre lee el periódico hoy estaba leyendo una carta, la
chica con gafas de miope, iba sin gafas y leía un libro, el señor del cigarro en la
boca, llevaba una regaliz….¿te gusta papá?
— Cuanto material, nos vamos a tener que poner a escribir ahora mismo, a ver
Tomasito ¿cómo empezaremos el día de hoy?
— Me parece que ya lo sé, hoy podemos empezar subiendo tú y yo al tranvía y
descubriendo nuevos personajes.
— Hoy no puedo venir a casa, me han de hacer más pruebas, pero en unos días si
vendré.
— Tenía tanta ilusión
— Lo sé hijo, no puede ser.

De repente, oye:

— ¡Tomasito! ¡Tomasito!
— ¿Sí?
— ¿Estás despierto?
— ¿Estaba durmiendo?
— Venga bonito, vamos a vestirte con tus mejores telas y tus zapatos relucientes.
Tus papás te verán muy guapo desde el cielo.

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