Está en la página 1de 1

La luna y la hormiga

Una noche la luna paseaba como siempre por el cielo inmenso . El cielo era de color azul oscuro y
estaba lleno de estrellitas brillantes. De pronto, la luna detuvo su paseo y vio una pequeña
hormiguita perdida entre los arbustos de un jardín abandonado que por allí había . Se sorprendió
mucho al verla tan asustada, corriendo de aquí para allá, toda afanada por encontrar un camino
que la llevara de vuelta a casa. La luna no entendió mucho su turbación porque ahí nomás, a unos
cuantos pasos, podía divisar su casa y a sus compañeras. Pero solo la luna podía ver todo eso
porque era inmensa y flotaba en el cielo y desde allí casi todo se puede ver . Entonces intentó
guiarla soplando un poco como para que se diera cuenta por dónde era que debía andar. Pero la
hormiguita era testaruda y luchaba con el viento, y se caía, y volvía a intentar ir por donde no
debía. Y la luna soplaba y soplaba, lo más bajito posible, porque si no quién sabe dónde iría a
parar la hormiguita. Así pasó algún tiempo hasta que la luna se cansó y dejó de soplar porque la
hormiguita era muy testaruda, pero no dejó de pensar cómo hacer para ayudarla. La hormiguita
mientras tanto subía y bajaba montículos de tierra , curioseaba por entre las hierbas, hablaba con
sapos y grillos pero ninguno entendía su idioma. Después de pensar y pensar mucho la luna no
tuvo más remedio que darse por vencida y limitarse a observar a la hormiguita. Pero la hormiguita
de pronto se cansó y se sentó en un granito de arena y se puso a llorar porque se consideraba
irremediablemente perdida. La luna entonces no soportó más tamaña tragedia y brilló con todo su
corazón para que la hormiguita no se sintiera tan sola. Las estrellitas, que observaban a la luna y
que todo hacían de acuerdo a lo que ella hacía, también empezaron a brillar más fuerte. Y la luz
que así iluminaba contagió a las hierbas, los insectos , las piedras, que brillaron con más vivacidad
y alegría que nunca, hasta llegar al propio corazón de la hormiguita que se iluminó de pronto y
pudo ver las cosas más claras y recordó por dónde era que estaba el camino de vuelta a casa. La
hormiguita entonces se paró, miró alegre a todos lados, y prosiguió ahora sí segura el camino que
tanto anhelaba encontrar y que no estaba sino frente a sus propios pies .

También podría gustarte