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Voluntad de Poder PDF
Voluntad de Poder PDF
La voluntad
de poder
t
Prólogo de
Dolores Castrillo M irat
Biblioteca Edaf
EDAF
M A D R ID - M É X IC O - B U R N O S A TRES - S A N JU A N - S A N T IA G O
FRIEDRICH NIETZSCHE
LA VOLUNTAD
DE PODER
Prólogo de
D o l o r e s C a s t r il l o M ir a t
BIBLIOTECA EDAF
129
D ir e c to r d e la c o le c c ió n :
M E L Q U Í A D E S P R IE T O
D is e ñ o d e c u b ie r ta : ( ¡ E R A R D O D O M Í N G U E Z ✓
0 D e la tr a d u c c ió n : A N ÍB A L F R O U F E
Indice
(0 2 0 0 0 . D e e s ta e d ic ió n . E d ito ria l E D A F , S .A .
E d ito ria l E l )A K S. A .
J o r g e J u a n , 3 0 . 2 8 0 0 1 M a d rid
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E d a f y M o r a le s , S. A.
O r ie n te , 180, n ° 2 7 9 . C o lo n ia M o c te z u m a , 2 d a . S e c .
C . P 1 5 5 3 0 , M é x ic o , D. F,
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e d a l m o r a le s & e d a t.n e t
Páí>s.
E d a f d e l P la ta . S. A.
C h ile , 2 2 2 2 P ró lo g o , por Dolores Castrillo Mirat .................. 9
1227 - B u e n o s A ire s . A rg e n tin a
C r o n o l o g í a ................................................................................ 25
e d a fd e l p la ta (« V d aí.n ct
E d u f A n tilla s . Inc
LA VOLUNTAD DE PODER
Av. J. T. P iñ e ro . 1594 - C a p a r ra T e rra c e (0 0 9 2 1 - 1 4 13)
S a n J u a n , P u e rto R ic o P r e f a c i o ...................................................................... 31
e d a ía n ti lias ($' e d a f.n e t
E d a f C h ile , S .A .
LIBRO PRIMERO
H u é r f a n o s , 1178 - O f. 5 0 6
S a n tia g o - C h ile
EL NIHILISMO E U R O P E O .................................. 33
c d a f c h ile í^ e d a f .n e t
LIBRO SEGUNDO
Q u e d a p r o h ib id a , s a lv o e x c e p c ió n p re v is ta en la ley. c u a k |u ie r fo rm a d e r e p r o
d u c c io ii, d is tr ib u c ió n , c o m u n ic a c ió n p ú b lic a y tr a n s f o r m a c ió n d e e s ta o b ra sin
CRÍTICA DE LOS SUPREMOS VALORES HIS
c o n ta r c o n la a u to riz a c ió n d e lo s titu la r e s d e p ro p ie d a d in te le c tu a l. L a in fra c c ió n TÓRICOS ............................................................. H9
d e lo s d e r e c h o s m e n c io n a d o s p u e d e s e r c o n s titu tiv a d e d e lito c o n tr a la p ro p ie d a d
in te le c tu a l (a rt. 2 7 0 y s ig u ie n te s d e l C ó d ig o P e n a l). L l C e n tr o E s p a ñ o l de
LIBRO TERCERO
1 )e r e c h o s R c p ro g r á f ic o s ( C E D R O ) v e la p o r el re s p e to d e lo s c ita d o s d e re c h o s .
l'U N D A M EN TO S DE UNA NUEVA VALO
1/ ' i tiit u>n. jniiiii 200() RACIÓN ............................................................... 329
Prólogo
a l g u n o s t e s t i m o n i o s recogidos en la corresponden
OR
1 M . H e id e g g e r , N ie tz s c h e , V. I, p á g . 20 . (T ra d. f r a n c e s a p o r P. K lo s -
s o w s k i, Ed . G a l l i m a r d , 1971 ^
PRÓLOGO
10 D O L O R E S C A ST R IL L O M IRAT
la obra quedó inacabada y la publicación, un año después de dad y la Justicia, se nos revela como la falsa proyección de
su muerte (1901), solo fue posible a base de recomponer nuestros deseos en un más allá inexistente. No hay nada que
fragmentos y elaboraciones discontinuas, tomando como base ver detrás del telón: esc mundo ajeno al cambio, a la muerte,
los planos trazados por el propio Nietzsche, en especial el de al dolor y a la mentira no es otra cosa que la pura nada, un
1887. Tarea que debemos agradecer a su hermana Elisabeth. ideal vacío, una mentira piadosa que hemos confeccionado
aun cuando esta manejara los papeles de su hermano sin el invirtiendo los caracteres de nuestro mundo real que estima
debido escrúpulo y malcntcndicndo a veces su pensamiento. mos indigno de ser vivido por sí mismo. Y «ahora que se
Todos los grandes temas de la filosofía de Nietzsche, el hace claro el mezquino origen de estos valores, nos parece
nihilismo, la crítica de la metafísica, la religión y la moral, la que el universo se desvaloriza, “pierde su sentido"...» (libro 1,
doctrina del Eterno Retorno y la Transmutación de los Valo § 7). Nost encontramos así con dos formas de negación de la
res, se dan cita en esta gran obra, cuyo nudo argumenta! lo vida aparentemente opuestas, pero rigurosamente comple
constituye precisamente el estudio de la Voluntad de Poder, mentarias: el nihilismo pesimista y el «optimismo» metafí
a la que dedica el libro III. Su título, «Fundamentos de una sico del Idealismo. La primera es tan solo la consecuencia
nueva valoración», apunta en un doble sentido. En primer lógica de la segunda (libro I, $ 1). que contiene ya, en sí
lugar nos proporciona una aproximación al concepto de Vo misma, el germen del nihilismo, pues el fundamento de sus
luntad de Poder: es el principio a partir del cual se determi valores no es otra cosa que la pura nada, el n iliil. Constituye
nan los valores. En segundo lugar sugiere la necesidad de así un nihilismo inconsciente que ignora su propia men
una nueva valoración, ya que... un fantasma recorre Europa: tira como tal mentira. Cuando esta mentira se desvela a la
el nihilismo. conciencia, irrumpe el nihilismo propiamente dicho. Pero,
Con el anuncio de su llegada se abre la primera parte de en definitiva, la historia de la humanidad desde Platón y el
esta obra. El nihilismo significa que los valores supremos cristianismo hasta... ¿cuándo?, es siempre la historia de un
pierden su validez, que todo aquello que en el cristianismo, «tedium vitae» cada vez más pronunciado. Primero despre
en la moral y en la filosofía se encontraba establecido con el ciábamos la vida como imperfecta, desde la altura de los
carácter de leyes intangibles o de verdades absolutas, pierde valores superiores; ahora desvalorizamos esos valores del
su virtud imperativa. «El nihilismo es entonces la conscien mundo superior, pero con ello nuestro mundo, el que vivi
cia de un largo despilfarro de fuerzas, la tortura del “en mos, de ninguna forma ha ganado en valor (libro I, § 8). Al
vano”, la inseguridad, la falta de oportunidad para rehacerse contrario, decepcionados por la inexistencia de ese mundo
de alguna manera, de tranquilizarse todavía con cualquier ideal, sobre cuya naturaleza nos gustaría engañamos, nues
cosa; la vergüenza de sí mismo, como si uno se hubiera men tra vida, desprovista ya de todo sentido y de toda finalidad,
tido a sí mismo demasiado tiempo» (libro I, § 12 A). rueda cada vez más lejos hacia su propia nada.
La gran noticia se propaga: Dios ha muerto, y con él todo Sin embargo, esto solo constituye para Nietzsche un es
el reino de los valores suprasensibles, de las normas y de los tado de transición (libro I, § 7). Su perspicacia filosófica le
fines que hasta ahora habían regido la existencia humana. Ya impide caer, al modo de los promotores del existencialismo,
no es posible continuar engañándose con el espejismo de la en un dogmatismo del absurdo. Ya que lo que se esconde tras
trascendencia. La idea de otro mundo superior al nuestro, el sentimiento del absurdo es todavía un resentimiento in-
donde reinan desde siempre y para siempre el Bien, la Ver confesado contra el ser, en tanto que este no se pliega a núes-
12 DOLORES CASTRILLO MIRAT PRÓLOGO 13
tros cánones morales. La vida nos parece desprovista de sen movilizar sus energías. Querría la muerte, pero está dema
tido porque todavía seguimos pensando que debería tener u n siado cansado para morir, prefiere extinguirse pasivamente,
sentido (libro I, § 16, 37). Nietzsche nos advierte constante apagarse serenamente...
mente contra los peligros que entraña la ficción de la fina Todas las formas de nihilismo que acabamos de ver son
lidad: «¡Procuremos no hacer a nuestras “deseabilidades” la expresión de u n a de las cualidades de nuestra Voluntad de
jueces del ser!» (libro III, § 703). Pero el asesino de Dios, el Poder: su cualidad negativa. Para Nietzsche, la Voluntad de
hombre superior, es demasiado débil para afrontar las con Poder no constituye una propiedad de los seres, sino la esen
secuencias de su propio crimen y pronto se dispone a adorar cia misma de todo cuanto es, es decir, de todo cuanto vive.
nuevos becerros de oro. El ser no es otra cosa que Voluntad de Poder, una cambiante
Una herida atraviesa los siglos: el deseo, la codicia de la constelación de fuerzas que pugnan entre sí para asegurarse
más absoluta quietud. Todo cuanto existe se ve desgarrado la dominación. Cada centro de fuerza posee su perspectiva
por la incompletud y la carencia. Devenir es sinónimo de particular, desde la cual interpreta y valora el mundo, de
imperfección e insatisfacción. Ningún instante se justifica a acuerdo con sus peculiares intereses vitales. En este sentido,
sí mismo. Cada cosa, empujada por la insaciable apetencia todo ser (no solo el hombre) es esencialmente una voluntad
del tiempo, deviene otra, pues en sí no es sino absurdo y caos, dominadora y creadora, un poder de tabulación que adereza
pequeño fragmento sin sentido que debe expiar su culpa rin y falsifica la realidad al interpretarla desde el ángulo exclu
diendo tributo ante la Absoluta completud, dispensadora de sivo de sus conveniencias vitales (véase libro III, § 488,498,
sentido para todo cuanto sufre, desgarrado por la herida de su 608,629,636). Nietzsche se abre así a una nueva concepción
finita determinación. Poco importa que Dios haya muerto, del ser y de la verdad: «La verdad es el error, sin el cual no
pues el hombre levanta ahora otros altares — la Razón, la puede vivir ningún ser viviente de determinada especie»
Historia, el Progreso, etc.— que le permiten despreciar el (libro III, § 488). A través de ella fulmina los valores de la
devenir, como realidad actual, e hipotecarlo al advenimiento metafísica occidental, conduce el nihilismo hasta su máxima
de un reino moral absoluto. Mientras el Ideal conserve su lu radicalidad y opera, precisamente por ello, esa transmutación
gar, bajo forma religiosa o laica, el nihilismo continuará en de valores que constituye, como confirma el subtítulo de la
sombreciendo la existencia. Por eso Nietzsche, a diferencia obra, el deseo más profundo de su pensamiento.
de sus predecesores (Hegel, Feuerbach), desconfía de la Un detenido análisis (libro III) pasa revista a las princi
muerte de Dios. Cualquier teleología, cualquier finalismo, pales «verdades» sobre las que se ha venido apoyando hasta
por dialéctico que sea, culpabiliza el devenir en cuanto tal, ahora nuestra dogmática teoría del conocimiento. La idea de
ya que este necesita ser justificado mediante la tendencia a sustancia, la creencia ciega en el yo, en la causalidad, en el
un «fin» que es a la vez «meta ideal» y «término» del des finalismo, no son otra cosa que groseros errores de perspec
arrollo temporal. Sin embargo, la exigencia de veracidad, tiva, mentiras «interesadas» que se han olvidado que lo son.
engendrada por el propio ideal moral, acabará por volverse Todas estas categorías del pensamiento tienden, en definitiva,
contra él, reconociendo su absoluta falta de fundamento. En a estabilizar y uniformar el devenir creando la falsa aparien
tonces sobreviene el gran cansancio, el del nihilista pasivo, cia de cosas estables (sujetos, objetos, sustancias) y de «ca
que recorre el mundo con una mirada desencantada sin en sos idénticos» (especies, formas, leyes, fines). Componen
contrar ningún ideal, ninguna meta que le parezca digna de así una imagen aliñada del mundo, simplificándolo, orde
14 D O L O R E S C A S T R IL L O M IRAT PRÓLOGO 15
nándolo y haciéndolo comprensible para nosotros (libro 111. despreciador que se hunde en su propio ocaso, pues es ya
§ 503-516). Sin esta facultad simplificado™ y falsificadora, flecha del anhelo hacia la otra orilla. ( A s í h a b ló Z a r a tu s tr a .
en la que se expresa nuestra Voluntad de Poder, el mundo Véase Prólogo. 4.)
nos resultaría inviviblc. Nada más lejos de la intención de Este es el punto decisivo de la «filosofía dionisíaca»; el
Nietzsche que criticar estas verdades por el hecho de su fal instante supremo en que la negación se niega a sí misma
sedad; al contrario, si las desenmascara como errores, es como poder autónomo y se transmuta en afirmación de la
para conducir el nihilismo a ese grado de extrema radicali- vida. Lo negativo no desaparece, sino que se convierte en
dad, en que el hombre, lejos de sufrir por la desilusión ante un poder al servicio de la afirmación, esa cara oculta, hasta
el Ideal, reinstaura los derechos de la ilusión, como error al ahora, de nuestra Voluntad de Poder, que constituye no obs
servicio de la vida. Lo que Nietzsche crítica no son las fal tante su esencia más propia. De la afirmación derivarán los
sas pretensiones de la verdad, sino la Verdad en sí y como nuevos valores desconocidos hasta ahora. Lo que Nietzsche
Ideal. La forma extrema del nihilismo seria la opinión de llama transmutación no es, pues, un cambio de valores, sino
que toda creencia, todo tener-por-verdadero, son necesaria un cambio en el elemento del que deriva el valor de los va
mente falsos porque no existe en absoluto un mundo verda lores 2. De ahí que no baste con matar a Dios para acabar con
dero. Por tanto, una apariencia de perspectiva cuyo origen el nihilismo: los ideales, los valores pueden cambiar, pero el
reside en nosotros (en cuanto que necesitamos constante nihilismo permanece, pues todos ellos brotan de la cualidad
mente un mundo más estrecho, más limitado, más simplifi negativa de nuestra Voluntad de Poder.
cado). La medida de nuestra fuerza es hasta qué punto po Ahora bien, decir que la esencia de la Voluntad de Pódel
demos acomodamos a la apariencia, a la necesidad de la es afirmación podría llevamos a un malentendido. Cabría
mentira, sin perecer. pensar: renunciar al Ideal para afirmar la vida, ¿no es acaso
En esa medida, «el nihilismo podría ser una forma divina consentir en lo real tal como es, asumir la realidad tal cual;
de pensar como negación de todo mundo verdadero, de todo en una palabra, resignarse? Ninguna «acusación» de estoi
ser» (libro 1, § 15). cismo puede ser formulada contra Nietzsche una vez que
Pero negar la verdad, el ser, lo permanente, ¿no es acaso aclaremos el sentido que la afirmación cobra en su filosofía.
negar ese Ideal en cuya existencia nos amparábamos pri En primer lugar, la superación del nihilismo no implica abo
mero para despreciar la vida, y desde cuya ausencia la de lir lo negativo, sino transmutarlo en una manera de ser de la
clarábamos más tarde absurda y sin sentido? He aquí cómo afirmación como tal. El hombre dionisíaco no es el hombre
el nihilismo, llevado hasta su último extremo, acaba por ne que dice sí a todo, el animal de carga que no sabe decir no y
garse a sí mismo: la negación ya no niega la vida sino los va acarrea el peso de los valores establecidos sino el hombre
lores que niegan la vida (Dios, la Verdad, el Ideal). belicoso que destruye y niega, porque afirma la vida en su
Frente al nihilista pasivo que aspira a extinguirse serena etemo devenir transfigurador. Quien quiere expulsar de sí
mente, mirando desencantado cómo se desvanecen ante sus
ojos los más preciados valores, el nihilista activo, que co
noce demasiado bien el valor de esos valores, ha dejado de - S o b re e s le a s p e c to , v é a s e G ilíe s D eleuze-. N ie lz s c lic e l la p h ilo s o p h ie ,
l ’.U .R , 1 % 2 (tra d u c c ió n al c a s te lla n o p o r C a rm e n A rta l, E d ito ria l A n a -
apreciarlos y los destruye violentamente. Es el «hombre que
u ra n ia , 1971).
quiere perecer» (lo contrario de «el último hombre», el gran ' G ilíe s D e le u z e . o p . c il., p ág s. 2 0 7 -2 1 3 .
16 DOLORES CASTRILLO MIRAT PRÓLOG O 17
todo lo negativo es precisamente el hombre bueno de la mo guardianes de la vida y se integran por ello en la estructura
ral, el hombre del Ideal, que asume los valores establecidos más íntima del Ser.
y aspira a un mundo Verdadero, Bueno, Bello, a un mundo Pero es que el Ser ha sufrido una mutación decisiva: ya
que no se contradiga, que no cambie. Pero estos valores son no es la perfección inmutable y serena, idéntica consigo
valores falsamente afirmativos que brotan de una Voluntad misma, esa realidad acabada, simple y transparente que la
negativa y traducen un instinto de venganza contra los fuer razón humana puede penetrar hasta sus últimos entresijos. El
tes, los alegres, los que gozan del riesgo de la vida. La mo Ser es ahora Voluntad de Poder: «Un mar de fuerzas norma
ral como Voluntad de Poder es la manera en que los agota les que se agitan en sí mismas, que se transforman eterna
dos, los cansados de vivir, vengándose, se sienten señores mente, que discurren eternamente; un mundo que cuenta con
(libro II, § 386 y 396). Así pues, la verdadera afirmación, la innumerables años de retorno, un flujo perpetuo de sus for
del hombre dionisíaco. no puede prescindir de la negación, mas...» (libro IV, § 1060). El Ser es entonces, en tanto que
porque afirmar no es llevar, soportar, asumir, sino crear4. Voluntad de Poder, un perpetuo devenir, una pluralidad
En realidad, el hombre verdaderamente resignado, el que no siempre cambiante que ofrece infinitas posibilidades de ser
transforma el mundo, ni crea valores nuevos, es el idealista. descifrada. «Cualquier interpretación equivale a un engran
«La idea de que el mundo que debería ser, existe verdadera decimiento o a una decadencia» (libro III, § 592).
mente, es una creencia de los improductivos, que no anhelan La estructura pluralista del ser como devenir determina,
crear un mundo tal y como debería ser. Consideran que existe pues, un conocimiento necesariamente perspectivo. Las ver
ya, buscan los medios para llegar a él. “Voluntad de verdad”: dades absolutas de la metafísica y de la ciencia no son otra
impotencia de la voluntad creadora» (libro III, § 577 A). cosa que interpretaciones, perspectivas unilateralmente esta
De aquí puede deducirse un nuevo sentido de la afirma blecidas, pretendiendo ellas solas dar la medida, a expensas
ción en Nietzsche: no lo verdadero, ni lo real, sino la inter de lo que se muestra en las demás. Son en consecuencia fic
pretación creadora. El mundo no es algo dado de una vez por ciones perniciosas, que, olvidándose que lo son, taponan el
todas, sino una realidad a descubrir, a interpretar, a valorar, resto de las interpretaciones.
a falsificar, a crear. Ahora bien, estas interpretaciones son la manera en que
«¡Todo es falso! ¡Todo es lícito!» (libro III, § 594). Con se manifiesta cada ser como Voluntad de Poder. Así pues,
esta sentencia. Nietzsche no pretende exhortamos a la reali nuestro conocimiento del Ser es también Voluntad de Poder.
zación de horribles crímenes, ni a justificarlos en nombre de «¿Y sabéis, en definitiva, qué es para mí el mundo?... Este
un tibio relativismo. La razón última del inmoralismo nietzs- mundo es la Voluntad de Poder y nada más. Y también
cheano es quebrantar ese antagonismo rígido de la tradición vosotros mismos sois esa Voluntad de Poder y nada más»
metafísica entre la verdad y el error, que se apoya a su vez (Libro IV, § 1060).
en una determinada comprensión del Ser. En la filosofía de El despliegue de fuerzas de la Voluntad de Poder puede
Nietzsche el error y la ilusión no son ya condenados como leerse, por tanto, en un triple aspecto: como concepción del
meras apariencias carentes de realidad, simples avalares de mundo, como conflicto de las pasiones en la subjetividad y
la nada, sino que adquieren una dignidad ontológica. Son los como conflicto de fuerzas en el resto de los organismos vi
vientes. Todos ellos ejemplifican la ontología nietzscheana
tic la Voluntad de Poder.
PRÓLOG O 19
18 D O L O R E S C A ST R IL L O M IRAT
Desde el plano psíquico, la expresión Voluntad de Poder loroso de una vida cuya lucha seria premiada, al fin, con la
ha llevado a graves malentendidos. La Voluntad de Poder no |)osesión de los valores establecidos: dinero, poder, etc. Esta
es una facultad del alma humana: no es que el hombre posea es la idea del poder que se hace el esclavo, impotente para
voluntad, capacidad o poder para realizar tal o tal cosa, sino crear sus propios valores. Alcanzar los valores establecidos
que el hombre es Voluntad de Poder. no es crear por encima de uno mismo, no es dominar, en su
Desde este punto de vista. Voluntad de Poder no significa, verdadero sentido, sino someterse a imperativos ajenos. Para
entonces, que el hombre quiera el poder. El poder no es algo Nietzsche, el amo de la dialéctica es también un esclavo. La
así como una meta que se propusiera alcanzar la voluntad: casta de los señores de la que él nos habla nada tiene que ver
porque la voluntad, en Nietzsche, no es deseo, ni carencia, con una casta detentadora del poder económico o político:
sino virtud creadora y donadora. La voluntad no aspira, no «El poder de la clase media se conserva por el comercio, so
codicia, no busca el poder. Al contrario, el poder, en la volun bre todo por el comercio del dinero... Pero su propio instinto
tad, da. La Voluntad de Poder es un elemento móvil, variable, es fatalmente conservador y “mediocre"... Saber ser pode
plástico, que interpreta, modela, confiere sentido y da valor rosos en todas partes en donde hay poder; pero el disfrute de
a las cosas. La Voluntad de Poder es esencialmente artista. su poder sigue siempre una sola dirección. La palabra más
Pero la creación no hay que entenderla como una mera digna para designar lo mediocre es, como se sabe, la palabra
producción de objetos u obras. La verdadera creación, donde “liberal”» (libro IV, § 859).
se expresa su más alta cualidad artística, es la voluntad de En este juego de metamorfosis constante en que se halla
transfigurarse uno mismo, de sobrepasarse eternamente. La inmerso nuestro ser como Voluntad de Poder no hay, pues,
Voluntad de Poder no es. pues, querer el poder, sino querer ir un fin, una meta que se persiga, para descansar en ella, una
más allá de uno mismo. Es en esta disposición, en esta deci vez alcanzada, tras el largo combate, sino una pluralidad de
sión en la cual el querer nos arrastra más allá de nosotros fines que jerarquizan conforme a nuestro dinamismo pulsio-
mismos, donde reside el hecho de dominar, de tener poder, nal, eternamente creador, eternamente destructor, eternamente
es decir, de estar abierto en y al querer que nos empu ja a so transfigurados
brepasamos. En el querer nos sabemos en tanto que más allá De ahí que la afirmación suprema de nuestra Voluntad de
de nosotros mismos. Por esto Nietzsche habla de un estado Poder pase necesariamente por la adhesión incondicional a
consciente de la diferencia. Sentirse mas fuerte, o en otros ese círculo de la existencia «que debe tornar eternamente
términos: el goce supone siempre una comparación (pero como un devenir que no conoce ni la saciedad, ni el dis
no necesariamente con otros, sino consigo mismo, en un es gusto, ni el cansancio» (libro IV, § 1060).
tado de crecimiento, y sin que se sepa precisamente hasta Así pues, la doctrina del Eterno Retorno, lejos de contra
qué punto se compara) (libro IV, § 912). «La voluntad de un decirse con la teoría de la Voluntad de Poder, como algunos
“más” se encuentra en la naturaleza del goce: la voluntad de autores han pretendido 5, es inseparable de ella. Podría de
que el poder aumente, de que la diferencia entre en la concien cirse que constituye su metáfora.
cia» (libro 111, § 688). Voluntad de Poder es, pues, querer
ser más.
Ahora bien, no debemos malentender la cuestión inter 5 B a e u m le r: N ie tz s c h e , el fi ló s o fo v e l p o lític o . 1 9 3 1 . K . J u sp e rs: N ie tz s-
pretando esta voluntad de sobrepasarse como el esfuerzo do i he. in tr o d u c c ió n a su fi lo s o fía , 1 931.
20 D O L O R E S C A S T R IL L O M IRAT PRÓLOGO 21
En oposición a toda teología, Nietzsche pretende rescatar cosa que el aumento incesante de su propio poder: «El que
la inocencia del devenir, esto es, liberarlo de toda meta, de rer devenir más fuerte a partir de cualquier punto de fuerza,
todo fin que lo hipoteque a un estado terminal. Cuando es la única realidad: no conservación de sí mismo, sino vo
afirma: «El hecho de que se imprima al devenir la condición luntad de apropiarse, de adueñarse, de ser más, de hacerse
del ser. supone la más alta voluntad de poder» (libro III, más fuerte» (libro III, § 682). La Voluntad de Poder es siempre
§ 609), no quiere aludir con ello ni a la congelación del ins ruptura de equilibrio; la energía sobrepasa constantemente la
tante ¡tic er n u n c , ni menos aún al estado de equilibrio que meta que se asigna, de tal modo que alcanzado el punto cul
pondría fin al discurrir del tiempo. La eternidad formulada minante no sabría sino bascular en el sentido opuesto, si es
por el Eterno Retorno no es, pues, la atemporalidad, sino que quiere conservarse como tal energía. En definitiva, sus
la infinitud del tiempo mismo. La eternidad no designa en fines aparentes no son sino variaciones de su fin propio: per
Nietzsche lo que trasciende al tiempo, sino que designa el manecer siempre como energía. La ruptura constante del
ser mismo del tiempo, como lo único permanente y sub equilibrio, donde la significación apenas alcanzada se re
sistente: «Todo vuelve y retoma eternamente...» (libro IV, vela como insignificancia, es. pues, inherente a la esencia de
§ 1051). En el Eterno Retomo se afirma el ser como deve la Voluntad de Poder. ¿No reside aquí precisamente para
nir, en su eterno retornar; ya que s¡ lo único subsistente es la Nietzsche el secreto del Eterno Retorno?: «Este mundo mío
infinitud del tiempo mismo, ningún fin como tal podrá ser dionisíaco que se crea siempre a sí mismo, que se destruye
alcanzado jamás. En efecto, apenas alcanzada la cota perse eternamente a sí mismo; este enigmático mundo de la doble
guida. esto es, el máximo de sentido, ese estado de equilibrio voluptuosidad; este mi «más allá del bien y del mal» sin fin, a
es roto, para volver a recomenzar y garantizar así la eterni menos que no se descubra un fin en la felicidad del círculo; 1... |
dad del devenir: «Si el mundo tuviese un fin, este fin se ha ¿queréis un nombre para ese mundo?... ¡Este nombre es el
bría ya logrado. Si hubiese algún estado final no previsto, ele Voluntad de Poder, y nada más!...
también debería de haberse realizado. Si el mundo fuese, en Otro aspecto del Eterno Retorno (que ha puesto de mani
general, capaz de persistir y de cristalizar, de “ser”; si en fiesto Pierre Klossowski)(’ muestra su indisoluble unidad
todo su devenir tuviese solo por un momento esta capacidad con la teoría de la Voluntad de Poder. La Voluntad de Poder,
de “ser'’, hace mucho tiempo que hubiera terminado todo de en tanto que voluntad de sobrepasarse, implica la incesante
venir, y. por consiguiente, todo pensamiento, todo “espíritu”. transfiguración de nuestro propio ser. En la transfiguración
El hecho de que el espíritu sea devenir demuestra que el dejo de ser el que soy para pasar a ser otro, y solo así soy el
mundo carece de meta, de estado final, y que es incapaz de que verdaderamente soy, pues mi propia esencia consiste en
ser». «En un tiempo infinito, toda posible combinación debe lit constante disolución de mi ser, como ser acabado. La
ser también realizada una vez; aún más, debe ser realizada transfiguración nos abre así a la incesante metamorfosis,
infinito número de veces... El mundo es un círculo que ya se donde toda identidad se disuelve en una múltiple alteridad.
ha repetido una infinidad de veces y que seguirá repitiendo Ahora bien: el círculo del Eterno Retomo implica necesaria
in m fin itu m su juego» (libro IV , § 1055, 1059). mente la realización sucesiva de todas las identidades posi-
¿Qué relación guarda este proceso con la Voluntad de Po
der? El querer no es otra cosa, según hemos visto, que el ’’ P ie rre K lo s so w s k i: N ie tz s c h e e t le c e r d e v ia e u x . E d . M e rc u re d e F ran -
querer ser más. La Voluntad de Poder no sabría querer otra u \ !%<).
22 D O LO RK S C A S T R IL L O M IRAT
PRÓLOGO 23
bles. Afirmar un solo instante de mi existencia actual, su La afirmación nietzscheana revela un pesimismo trágico
pone decir un sí a todos los instantes que lo han hecho posi y no una ciega confianza en la armonía universal. Se com
ble y. en consecuencia, a la infinita serie de mis otras posibles prende también por qué condena la actitud pasiva del es
identidades que ahora desconozco: «Suponiendo que dijéra toico. El estoico no afirma activamente el Ser, sino que se re
mos que sí en un determinado momento, nos encontramos signa a la realidad con la condición de proceder a una previa
con que habremos dicho no solo sí a nosotros mismos, sino anestesia general que 1c prevenga contra cualquier sufri
a toda la existencia. Porque nada existe por sí mismo, ni en miento. El hombre trágico, por el contrario, «no anhela el
nosotros ni en las cosas, y aunque solo una vez haya vibrado placer, ni esquiva el desplacer... Placer y desplacer son sim
y resonado nuestra alma, como una cuerda en función de la ples consecuencias, simples fenómenos concomitantes; lo
felicidad, sería necesaria toda la eternidad para reconstruir que el hombre quiere, lo que quiere la más pequeña parte de
las condiciones de este único acontecimiento, y toda la eter cualquier organismo vivo, es un aumento de poder. En el es
nidad habría sido aprobada, justificada y afirmada en este fuerzo en pos de tal aumento se busca tanto el placer como el
único momento en que decimos "sí”» (libro IV, § 1025). desplacer; el hombre, a partir de aquella voluntad, busca una
Veamos, con palabras de Fierre Klossowski, esta conno resistencia, tiene necesidad de algo que se le oponga.... pero
tación disolvente de la identidad personal que es inherente no por hambre, como pudiera creerse, sino por Voluntad de
al Eterno Retorno: «En el instante en que me es revelado el Poder» (libro IV, § bc)5).
Eterno Retorno dejo de ser yo mismo y soy susceptible de Vemos, pues, que la afirmación del Eterno Retorno, que
volverme innumerables otros, sabiendo que voy a olvidar diviniza toda la existencia, hasta en sus aspectos más dolo
esta revelación una vez fuera de la memoria de mí mismo... rosos, nada tiene que ver con una aceptación servil de lo real.
Para que esta Revelación tenga un sentido será preciso que Afirmar el ser en su eterno retornar no es postrarse ante la
pierda conciencia de mí mismo y que el movimiento me de necesidad y adorarla por impotencia para cambiarla, sino
vuelva el instante en que me fue revelada la necesidad de re instalarse belicosamente en la existencia proclamando a la
correr toda la serie de mis posibilidades». vez su eterna inocencia, sin buscar subterfugios ultramun
Una última aclaración antes de finalizar: la afirmación danos para escapar a ella. El Eterno Retorno no incita a la
absoluta de la existencia que implica la doctrina del Eterno abolición de la Voluntad, a la suspensión del querer que
Retorno debe ser distinguida tanto del optimismo moral y Schopenhauer entendía como la única posibilidad de libera
teológico de estilo leibniziano, como del fatalismo pasivo ción, sino que eleva al hombre a su más alta responsabilidad
tradicional. Nietzsche encuentra despreciable la tesis leibni-
trágica.
ziana del «mejor de los mundos posibles»: «En verdad, yo
no amo tampoco a aquellos que declaran que todas las cosas DOLORES CASTRILLO M1RAT
son buenas y este mundo el me jor de los mundos. A estos los
llamo yo los omnicontentos... Pero masticar y digerir todo...,
¡esa es cosa propia de cerdos!» 7.
1869. Es nombrado catedrático extraordinario de Lengua 1KKO. Principio de su estancia en Italia. Prepara los ma
y Literatura Griega en la Universidad de Basilea. nuscritos de A u r o r a . Con el compositor Peter Gast
Lección inaugural sobre «Homero y la filología clá en Venecia.
sica». Es colega de Bachofen, el estudioso del ma 1881. Estancia en Sils-Maria. La montaña y el mar como
triarcado. y de Burckhardt, al que admiró profun estímulos paisajísticos. Descubre la obra de Spinoza.
damente a lo largo de su vida. Da clases en la Se publica A u ro ra .
Universidad sobre la lírica griega y las C o é fo r a s de 1882. Conoce a Lou A. Salomé, que rechazará por dos ve
Esquilo y lee en el Instituto el F e d ó n de Platón y un ces su oferta de matrimonio. El misterioso viaje con
canto de la ¡ lia d a de Homero. Lou a la isla del Monle Sacro en el lago de Orla. L a
1870. Participa cu la guerra franco-alemana corno enfer g a y a c ie n c ia .
mero voluntario. Llega a Basilea el que será el gran 1883-18X4. Muerte de Wagner. Condena del antisemitismo.
amigo de Nietzsche, el teólogo F. Overbeck. ¿Poema sinfónico? ¿Libro sa
A s í h a b ló Z a r a tu s tr a .
18 7 1. Intenta conseguir una cátedra de Filosofía sin resul grado, filosófico, poético? Las dos claves: el super
tado. Publica E l n a c im ie n to d e la t r a g e d ia e n e l hombre y el eterno retorno.
e s p ír itu d e la m ú s ic a que recibe fuertes críticas de 1885-1886. El «preludio de una filosofía del futuro»: M á s
los filólogos académicos, especialmente de Wila- a llá d e l b ie n y d e l m a l.
mowitz, del que lo defiende su amigo Rohde. 1887. bueno/malo, crítica de
L a g e n e a lo g ía d e la m o r a l:
1872. Cinco conferencias «Sobre el porvenir de nuestros la culpa y de los ideales ascéticos. Correspondencia
centros de enseñanza». con Strindberg. Comienza a leer a Dostoievski, uno
1873-1876. Durante estos años enseñó filosofía antigua de los teóricos del nihilismo y un fino psicólogo de
fundamentándola filológicamente: explica los filó las profundidades del alma. Primeros esbozos de L a
sofos p r e s o c ráticos, la retórica antigua, el E d ip o rey v o lu n ta d d e p o d e r ío .
de Sófocles. Las cuatro C o n s id e r a c io n e s in te m p e s 1888. C>. Brandes da cursos con gran éxito sobre la obra de
tiv a s («David Friedrich Strauss». «Sobre e) prove Nietzsche en Copenhague. Los grandes escritos po
cho y el inconveniente de la historia para la vida», lémicos: E l c a s o ¡le W a g n e r y N ie tz s c h e c o n tra
«Schopenhauer como educador», «Richard Wagner W a g n e r: c r ític a d e l r o m a n tic is m o y d e l a rte c o m o
en Bayreuth»). sa lv a c ió n . D itir a m b o s d e D io n is o s (poemas). El
1878. Ruptura definitiva con Wagner. H u m a n o , d e m a s ia d o c re p ú s c u lo d e lo s íd o lo s. E l A n lic r is to : una crítica
h u m a n o , 1.a pane. del cristianismo. E c c e H o m o (autobiografía). Últi
1879-1880. E l v ia je ro y su s o m b r a (2.a parte de H u m a n o , mos escritos inéditos, cuya arbitraria ordenación por
d e m a s ia d o h u m a n o ). Abandona su cátedra de Basi su hermana dio lugar al libro L a v o lu n ta d d e p oder.
lea y toda labor docente, iniciando sus años de «filó 1889. Enero: la crisis de Turín. Escribe las «cartas de la lo
sofo errante». Su salud empeora de manera alar cura», firmadas por «Anticristo», «Dionisos» o «El
mante. A partir de ahora se retira a lugares apartados Crucificado». Es internado e n una clínica de Basilea
donde, en la soledad, se fraguarán sus más grandes con el diagnóstico de «reblandecimiento cerebral»:
obras. ¿parálisis progresiva debido a la sífilis?
28 D OLORES CA STRILLO MIRAT
LA VOLUNTAD
DE PODER
(Ensayo de una transmutación
de todos los valores)
PREFACIO
L
as
Porque no hay que engañarse sobre el sentido del título ACERCA DEL PLAN
con el cual este evangelio del futuro será nombrado: « L a vo
lu n ta d d e l p o d e r » . Ensayo de una transmutación de todos los 1. El nihilismo está ante la puerta: ¿de dónde nos lle
valores. Con esta fórmula se expresa un contramovimiento ga este, el más inquietante de todos los huéspedes? Punto
en relación tanto con el principio como con la tarea: un mo de partida: es un error señalar como causas del nihilismo
vimiento que, en cualquier clase de futuro, destruirá ese nihi las «crisis sociales», la «degeneración fisiológica», incluso la
lismo perfecto, pero que lo presupone lógica y psicológica corrupción. Se trata de la época más honrada y compasiva.
mente y que no puede venir absolutamente sino de él y por él. I,a miseria, la miseria espiritual, corporal e intelectual, no
Pues ¿por qué es ya necesario el surgimiento del nihilismo? tienen en sí toda la capacidad necesaria para producir el
Porque al llegar hasta sus últimas consecuencias, los mismos nihilismo (o sea, el rechazo radical del valor, el sentido,
valores que hemos tenido hasta ahora son los que lo hacen el deseo). Estas necesidades siguen permitiendo interpre
necesario; porque el nihilismo es la resultante lógica de nues taciones diferentes. Sin embargo, en una interpretación
tros grandes valores y de nuestro ideal; porque debemos ex muy determinada, la cristiano-moral, se asienta el nihi
perimentar en nosotros el nihilismo para llegar a comprender lismo.
cuál era el verdadero valor de estos «valores»... Alguna vez 2. La decadencia del cristianismo, en su moral (que es
necesitaremos valores nuevos... inmovible) que se vuelve contra el Dios cristiano (el sentido
tic la verdad altamente desarrollado por el cristianismo, se
transforma en asco ante la falsedad y la mentira de toda in
terpretación cristiana del mundo y de la historia. La reacción
ilel «Dios es la verdad» en la creencia fanática «todo es falso».
Budismo del h e c h o ..) .
3. Lo decisivo es el escepticismo ante la moral, la de-
nulencia de la interpretación moral del mundo, que ya no
34 FRIED RICH N IETZSCH E
LA VOLUN TA D DE PODER 35
4 6
10
«una manera, de tranquilizarse todavía con cualquier cosa:
In vergüenza de sí mismo, como si uno se hubiera mentido a
A. El pesimismo como fortaleza —¿en qué?— en la sí mismo demasiado tiempo... Ese sentido podría haber sido:
energía de su lógica, como anarquismo y nihilismo, como el cumplimiento de un código moral, lo más alto posible, en
lodos los acontecimientos, el orden moral del mundo; o el
analítica.
B. El pesimismo como declive —¿en qué?— , como sua- incremento del amor y la armonía en las relaciones entre los
vizamiento, como sentimentalización cosmopolita, como seres; o la aproximación a un estado general de felicidad:
n incluso, la disolución en un estado de nada universal:
tout com prenda' e historicismo.
La tensión crítica; los extremos se ponen de manifiesto y
una meta sigue siendo un sentido. Lo común en todas estas
concepciones es que debe alcanzarse algo o través del pro
adquieren preponderancia.
ceso mismo: y, entonces, se comprende que por este devenir
mida se cumple, nada se alcanzará... Por tanto, la desilusión
11
sobre una supuesta finalidad del devenir es la causa del nihi
lismo: sea con relación a un fin completamente determi-
La lógica del pesim ism o hasta el último nihilism o; ¿qué
imdo, sea generalizando la consideración de la insuficiencia
de todas las hipótesis del fin sustentadas hasta ahora, que
es lo que impulsa aquí? Concepto de la falta de valor, de la
>.r refieren al «desarrollo como un todo» (el hombre que no
fa lta de sentido: hasta qué punto los valores morales están
es un colaborador, y mucho menos el punto central del de
dentro de todos los demás altos valores.
venir).
Resultado: los juicios morales de valor son condenacio
nes, negaciones: la moral es la renuncia a la voluntad de Surge, en segundo lugar, el nihilismo como estado psico
lógico, cuando se ha aplicado una totalidad, una sistemati-
existir.
/nción, incluso una organización en todo suceder y bajo todo
suceder, de manera'que en una representación total de una
lorma suprema de dominio y gobierno se deleite el alma se
12
dienta de admiracióriy gloria (si se trata del alma de un Ió
DESMORONAMIENTO DE LOS VALORES nico, bastarán aquella consecuencia absoluta y una dialéc-
COSMOLÓGICOS lica de lo real para conciliario todo...). Una forma de unidad,
*wilquier forma de «monismo»; y, como consecuencia de
rsln fe del hombre en un sentimiento profundo de conexión
A
v dependencia de un «todo» infinitamente superior a él, un
niniliis de la divinidad... «El bien de la totalidad requiere la
El nihilismo, como estado psicológico, surgirá primera
fiilivga del individuo»... ¡Pero hay que darse cuenta de que
mente, cuando hayamos buscado un «sentido» a cualquiei
un existe tal totalidad! En el fondo, el hombre ha perdido la
suceso que no lo tenga, de manera que el que busca acafri
i u-encia en su valor, cuando a través de él no actúa un todo
perdiendo el ánimo. El nihilismo es entonces la consciencia
de un largo despilfarro de fuerzas, la tortura del «en vano», mi initamente precioso: es decir, ha concebido un todo se
mejante para poder creer en su propio valor.
la inseguridad, la falta de oportunidad para rehacerse de al
40 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 41
El nihilismo, como estado psicológico, tiene, además, una rías, y que, después de este exam en, el mundo em pieza a no
tercera y última forma. Dadas estas dos consideraciones: que lener valor para nosotros, debem os preguntam os de dónde
no se llega a nada con el devenir, y que bajo todos los deve nace nuestra creencia en ellas. ¡Tratemos de averiguar si es
nires no gobierna ninguna gran unidad en la que el individuo posible negarlas! Cuando hayamos desvalorizado estas tres
pueda sumergirse por completo, como en un elemento del más categorías, la dem ostración de su inaplicabilidad en todo no
alto valor, queda entonces com o subterfugio condenar todo es razón suficiente para desvalorizar el universo.
el mundo del devenir com o engaño e inventar un mundo si Resultado: la creencia en las categorías de la razón es la
tuado más allá de este y considerarlo como un mundo verda m usa del nihilismo; hemos medido el valor del mundo por
dero. Pero tan pronto com o el hombre llega a darse cuenta de categorías que se refieren a un mundo puramente ficticio.
que 'la construcción de tal mundo se debe tan solo a necesida Conclusión: todos los valores con los cuales hem os tra
des psicológicas y no tiene, por tanto, derecho a la existen tado hasta ahora de hacernos apreciable el mundo, prim era
cia, surge la última forma del nihilismo, una forma que com mente, y con los cuales, después, incluso lo hemos desvalo-
porta en sí misma no creer en un mundo metafísico, y que se li/.ado al haberse mostrado estos inaplicables; todos estos
prohíbe, igualmente, la creencia en un verdadero mundo. valores, reconsiderados psicológicamente, son los resultados
Desde este punto de vista, se admite la realidad del devenir tic determinadas perceptivas de utilidad, establecidas para
com o única realidad y se rechaza cualquier clase de camino conservar e incrementar la imagen de dom inio humano, pero
torcido que conduzca al más allá y a las falsas divinidades; proyectadas falsamente en la esencia de las cosas. La inge
pero no se .soporta ese mundo, aunque no se le quiera negar... nuidad hiperbólica del hombre sigue siendo, pues, conside
¿Qué es lo que ha sucedido, en suma? Se había alcanzado rarse a sí m ismo com o el sentido y la m edida del valor de las
el sentimiento de la falta de valor cuando se com prendió que cosas.
ni con el concepto «fin», ni con el concepto «unidad», ni con
el concepto «verdad» se podía interpretar el carácter general de
la existencia. Con ello, no se alcanza ni se obtiene nada; falta la 13
unidad que engrana en la multiplicidad del acontecer; el ca
rácter de la existencia no es «verdadero», es falso..., ya no se El nihilismo representa un estado patológico intermedio
tiene absolutamente ningún fundam ento para hacerse creer a (lo patológico es la m onstruosa generalización, la conclu
sí mismo en la existencia de un mundo verdadero... En resu sión sin ningún sentido), sea porque las fuerzas productivas
men: las categorías «fin», «unidad», «ser, con las cuales he mi son todavía bastante fuertes, sea porque la decadencia va
mos atribuido un valor al mundo, son desechadas de nuevo cila aún y no ha descubierto todavía sus medios auxiliares.
por nosotros, ahora el mundo aparece com o falto de valor... Supuesto de esta hipótesis: que no hay ninguna verdad,
i|tie no hay ninguna cualidad absoluta de las cosas, ninguna
■■cosa en sí». Esto es nihilismo, y, verdaderamente, nihilismo
B iwlremo. Sitúa el valor de las cosas precisamente en el hecho
ile que ninguna realidad corresponde ni correspondió a estos
Admitiendo que hemos reconocido hasta qué punto el valores, sino que son solo un síntoma de fuerza por parte del
mundo ya no puede ser inteipretado con estas tres catego i|tie atribuye el valor, una simplificación para fines vitales.
LA V O L U N T A D D E PO D ER 43
42 FRIED RICH N IETZSCH E
dad del ser-así-y así de este mundo; en resumen, para expli tareas. La autoridad de la c o n c ie n c ia aparece ahora en pri
car e! mal y la maldad: lógica escandalosa en un filósofo...) mera línea, como indemnización a cambio de una autoridad
personal (cuanto más se emancipa la conciencia, más impera
tiva se hace la moral). O la autoridad de la ra zó n . O el in stin to
18 so c ia l (el rebaño). O la h isto ria , con su espíritu inmanente
que tiene su fin en sí, y a la que puede uno a b a n d o n a r s e . Se
El signo más general de los tiempos modernos: el hom querría eludir, para anular totalmente a la voluntad, al deseo
bre, a sus propios ojos, ha perdido, increíblemente, dignidad. de un fin, al riesgo, a sí mismo; querríamos libramos de la
Durante mucho tiempo fue el centro y el héroe trágico de la responsabilidad (se aceptaría el fatalismo). En fin: la fe lic i-
existencia; entonces se esforzó, al menos, en demostrarse ■dad y, con cierta tartufería, la felicidad de la mayor parte.
emparentado con las partes más decisivas y valiosas de la Se dice uno a sí mismo:
existencia: como hacen todos los metafísicos que quieren es
1) Un fin determinado no es necesario en absoluto.
tablecer la dignidad del hombre con la creencia de que los
2) No es posible prever el fin.
valores morales son valores cardinales. El que abandona a
Dios, con tanta más firmeza se a terra a la creencia en la Precisamente ahora que la voluntad sería necesaria en
moral. toda su potencia, es lo más d é b il, lo más p u s ilá n im e . Abso
luta desconfianza contra la fuerza organizadora de la volun
tad en conjunto.
19
21
Cualquier valoración moral (como, por ejemplo, la bu
dista) acaba en el nihilismo; ¡esperamos esto para Europa! E l n ih ilis ta p e r fe c to .—El ojo del nihilista idealiza dentro
Se cree salir del paso con un moralismo sin fondo religioso: de lo feo, es infiel a sus recuerdos, los deja abatirse, desho
pero para ello es forzoso el camino hacia el nihilismo. En la jarse; no los protege contra las lívidas decoloraciones que
religión es necesario considerarnos como creadores de valo vierte la debilidad sobre lo lejano y lo pasado. Y lo que no
res morales. ejercita contra sí no lo ejercita tampoco contra el pasado
completo de los hombres: lo deja abatirse igualmente.
20
22
La pregunta del nihilismo «¿para qué?» parte de los hábi El nihilismo tie n e d o b le s e n tid o :
tos mantenidos hasta ahora, según los cuales el fin parecía
establecido, dado, exigido desde fuera, es decir, por alguna A) El nihilismo como signo del creciente poder del es
a u to r id a d s o b r e h u m a n a . Al dejar de creer en esta, se buscó, píritu: nihilismo activo.
sin embargo, según la antigua costumbre, otra autoridad que B) El nihilismo como decadencia y retroceso del poder
supiera hablar de forma absoluta y pudiera ordenar fines y del espíritu: nihilismo pasivo.
46 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E
LA VO LU NTA D D E PO D ER 47
23
convertir algo en nada por el juicio secunda el convertir algo
en nada por la mano.
El nihilismo como estado normal. Puede ser un signo de
fuerza; la intensidad del espíritu puede haber aum entado de
tal modo que las metas que tenía hasta ahora («conviccio
25
nes», artículos de fe) resulten inadecuadas (pues una creen
cia expresa, en general, el apremio de las condiciones vita
Sobre la génesis del nihilista.— Solo tardíamente se tiene
les; un sometim iento al influjo de las relaciones bajo las
el coraje de adm itir aquello que sabemos con certeza. El que
cuales un ser prospera, crece, gana poder...); por otra parte,
yo, hasta ahora, haya sido fundam entalm ente nihilista, hace
el signo de una potencia insuficiente para establecerse a sí.
muy poco tiempo que me lo he confesado a m í mismo: la
m ismo de forma productiva, de nuevo, una meta, un porqué,
energía, el radicalismo con que seguía adelante com o nihi
una creencia.
lista m e ocultaron esta verdad esencial. Cuando se va hacia
A lcanza su máximo de fuerza relativa com o potencia vio
un fin, parece imposible que «la falta de fin en sí» sea una
lenta de destrucción: com o nihilismo activo.
creencia esencial.
Su antítesis sería el nihilismo fatigado, que ya no ataca:
su form a m ás conocida es el budism o, com o nihilism o
pasivo, com o signo de debilidad; la potencia del espíritu
26
puede estar cansada, agotada, de form a que las metas y va
lores que tenía hasta ahora resulten inadecuados, faltos de
El pesim ism o de las naturalezas vigorosas.— El «para
crédito; de forma que la síntesis de valores y metas (base so
qué» después de una lucha terrible, incluso aun después de
bre la que descansa toda cultura fuerte) se disuelve y los va
la victoria. Que es algo cien veces más importante que pre
lores aislados se hagan le g uerra— disgregación— , que todo
guntamos si nos encontramos bien o mal — instinto funda
lo que refresca, cura, tranquiliza, aturde, pase a primer plano
mental de todas las naturalezas fuertes— y, en consecuencia,
bajo diferentes disfraces: religiosos, morales, políticos, esté
si los dem ás se encuentran bien o mal. En resumen, que te
ticos, etcétera.
nemos una meta y .que por ella no vacilamos en hacer vícti
mas humanas, arrostrar todos los peligros, tom ar sobre nos
otros mismos todo lo malo, todo lo peor: la gran pasión.
24
Napoleón: casi todas las esperanzas más altas de este t diño instrumento de la ciencia: abrir los ojos a los distintos
siglo.) |K'(|ileños placeres, por ejemplo, con reconocimiento (mo
2) La e s p e c ie in fe r io r («rebaño», «masa», «sociedad») destia contra sí mismo); generalizar esta modestia contra sí
olvida la modestia y exagera sus necesidades de valores c ó s mismo basta convertirla en p a th o s ; la mística, el goce vo
m ic o s y m e ta fís ic a s . Por este proceso se v u lg a r iz a la exis luptuoso del vacío eterno, el arte «por el arte» («le fait»); el
tencia entera: hasta tal punto que domina la masa, tiraniza a ■•puro conocer» como narcótico del asco de sí mismo; cual
los hombres de excepción, de manera que pierden la fe en sí quier trabajo estable, cualquier pequeño fanatismo estúpido;
mismos y se convierten en nihilistas. In confusión de todos los medios, la enfermedad por falta de
Todas las tentativas de crear tipos superiores fracasaron moderación en general (la disipación mata el placer).
(«romanticismo», el artista, el filósofo, contra la tentativa de
Carlyle de concederles los más altos valores morales). 1) Debilitación de la voluntad como resultado.
La re siste n c ia contra los tipos superiores como resultado. 2) Contraste de sentimientos entre un orgullo extremo y
O c a s o e in s e g u r id a d d e to d o s lo s tip o s su p e rio re s. La lu In humillación de pequeñas debilidades.
cha contra el genio («poesía popular», etcétera). Compasión
por los humildes y por los que sufren como m e d id a de la a l
tu r a d e l a lm a . 30
Falta el f iló s o fo que descifre la acción, no solo el que la
poetiza. Llega ya la época en que tendremos que pagar el haber
Nido cristianos durante dos milenios: perdemos la fuerza de
gravedad que nos permitía vivir, hace ya tiempo que no sa
28 llemos de dónde venimos y adonde vamos. Nos precipita
mos, de repente, en las valoraciones opuestas con el grado
El nihilismo in co m p le to , sus forma: vivimos en medio de él. ile energía que ha despertado, incluso en el hombre, una su
Los intentos de escapar al nihilismo sin transmutar los va pervaloraron extrema del hombre.
lores aplicados hasta ahora: producen el efecto contrario, Hoy todo es completamente falso; todo son «palabras»,
agudizan el problema. mmrquía, debilidad o exaltación.
a ) Se busca una especie de solución terrena, pero en el
29 mismo sentido que el t r i u n fo d e fi n i ti v o de la verdad, del
iimor, de la justicia (el socialismo: «igualdad de la per
L a s c la s e s d e a u to a tu r d im ie n to . — En lo más interno: ¿no sona»).
encontrar una salida? Vacío. Intentos de liberarse en la em b ) Se intenta igualmente mantener el ideal moral (con pre
briaguez: la embriaguez como música, la embriaguez como ponderancia de lo altruista, de la abnegación, de la negación
crueldad en el placer trágico de la caída de los más nobles, ile la voluntad).
la embriaguez como entusiasmo ciego por hombres o épocas c) Se intenta incluso conservar el «más allá» aunque sea
aisladas (como odio, etcétera). Intento de trabajar sin sentido. solo co m o incó"»^' lo interpreta de ma-
LA V O LU N TA D D E PO D ER 51
50 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E
37
m ism o o el op tim ism o . N o se h a c o m p ren d id o lo q u e está al
iili'imce de la m año: que el p esim ism o n o es un p ro b lem a,
Evolución del pesim ism o al nihilismo.— Desnaturaliza
Miio un síntom a: que la palabra « p esim ism o » d eb ería su sti
ción de los valores. Escolástica de los valores. L os valores,
tuirse por la de «nihilism o»: que la cu estió n de si no ser es
perdidos, idealizados, en lugar de d o m in ar y dirig ir la ac
mejor q u e ser, es ya. p o r sí m ism a, u n a en ferm ed ad , un signo
ción, se vuelven contra ella, co ndenándola.
ile declive, una idiosincrasia.
C ontradicciones introducidas en lu g ar de los g rad o s y e;i
lil m ov im ien to nihilista es solo la ex p resió n de u n a de-
tegorías naturales. O d io a la jerarq u ía. L as contradicciones
i mlencia fisiológica.
co rresponden a una ép o c a po p u lach era, p o rq u e son fáciles
de com prender.
El m u n d o rechazad o en presencia de un m undo cons
39
truido artificialm ente, « verdadero, válido». Finalm ente, se
descu bre con qué m ateria se ed ificó el « m u n d o verdadero»,
Debe comprenderse: que todas las clases de decaim iento
y ya solo q u ed a el reprobado, cargando en la cu en ta de este,
V de dolen cia han ayu d ad o , co n stan tem en te, al en ju icia
esta su prem a desilusión.
miento de v alo res totales; que, en el resu ltad o d e e sta v alo
Y con esto ha llegado el nihilism o: se han co n serv ad o los
ración d e co n ju n to , la d ecad en cia h a llegado a ser p rep o n d e
valores que sirven para ju zg ar, ¡y nada más!
rante, h a llegado, incluso, a dom inar; que no solo ten em o s
E sto da lugar al nacim ien to del pro b lem a de la fuerza y l;i
i (tic luchar contra todas las m iserias actuales, consecuencia de
debilidad:
In degeneración, sino que to d a d e cad en cia p ro d u cid a hasta
1) Los débiles se rom pen aq u í en pedazos. ulioru h a q u ed ad o retard ad a, es decir, to d a v ía viva. U na tal
2) Los fuertes destruyen lo que no se rom pe. nhorración general de la h u m an id ad , d e sus instintos fu n d a
3) Los m ás fuertes superan los valores que sirven pañi mentales, una tal d ecad en cia general de los en ju iciam ien tos
juzgar. dr valores fo rm a la in terrogante p ar excellence, el v erdadero
m rrtijo que el anim al « hom bre» p ro p o n e al filósofo.
Todo esto en conjunto crea Ia edad trágica.
40
III. E L M O V IM IE N T O N IH IL IS T A C O M O EX PR ESIÓ N
D E LA D E C A D E N C IA
Hl concepto «décadence».— L a d esco m p o sició n , la d e
la c ió n , los residuos, no son algo co n d en ab le en sí m ism o,
38
*nn solam ente una co n secu en cia n ecesaria de la vida, del
i iccim iento vital. L a aparició n de la d ecad en cia es tan esen-
R ecientem ente se han llevado a cab o m u ch o s ab u so s con
i lilimente n ecesaria co m o cu alq u ier su rg im ien to y av an ce de
el em p leo de una p alab ra fortuita e in ad ecu ad a en todos l o s
In vida, y n o se tie n e en la m a n o el m e d io d e h a c erla d es-
sentidos, se h ab la en todas partes de « p esim ism o » , se intent;i
«piirecer. P o r el con trario , la razón ex ig e q u e resp etem o s sus
a toda co sta solucionar la cuestión de si tiene razón el pesi
ilcrcchos.
56 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 57
Es ignominioso que todos los socialistas sistemáticos (La cura: por ejemplo, el militarismo, a partir de Napo
crean que podrían darse circunstancias, com binaciones so león, que vio a la civilización com o su «enemiga natural».)
ciales bajo las cuales el vicio, la enfermedad, el crimen, ki
prostitución, la miseria, dejen de crecer... Esto significa con
denar la vida... 42
Una sociedad no es libre de perm anecer siempre joven.
Incluso en sus más florecientes momentos de esplendoi Lo que se tuvo hasta el presente com o causas de la dege
tiene que dejar sus inmundicias, sus detritus. C.uanto con neración son sus consecuencias.
más energía y audacia vaya adelante, más rica será en fraca Asimismo, aquello que ha venido considerándose como
sos, en deformidades, y más cercana estará de la caída... L;i nira de la degeneración, son simples paliativos contra cier-
vejez no puede eliminarse con instituciones. Ni la enferme Ihn efectos de ella: los «curados» no son más que un tipo de
dad. Ni el vicio. los degenerados.
Consecuencias de la decadencia: el vicio: la viciosidad; la
enfermedad: la diátesis epidémica; el crimen: la criminali-
41 ildtl; el cebilato: la esterilidad; el histerismo: la abulia; el al-
mholismo: el pesimismo; el anarquismo: el libertinaje (lam
Fundam entos sobre la naturaleza de la decadencia: lo inen el espiritual). Los calumniadores, los subversivos, los
que hasta ahora hemos considerado com o sus causas son so escépticos, los destructores...
lamente sus consecuencias.
Con esto se modifica totalmente la perspectiva del pro
blema moral. 43
Toda la lucha moral contra el vicio, contra el lujo y el cri
men, incluso contra la enferm edad misma, peca de ingenui Sobre el concepto «décadence».
dad, parece superflua: no hay posible «enmienda» (contra el I) La duda está m otivada por la decadencia, igualmente
arrepentimiento).
que el libertinaje del espíritu.
La decadencia misma no es algo contra lo que pudiera lu .’) La corrupción de las costumbres está m otivada tam
charse: es absolutamente necesaria y propia de todas las épo bién por la decadencia (debilidad de la volición, necesidad
cas, de todos los pueblos. Lo que se debe com batir con to ile estimulantes muy fuertes).
das las fuerzas es la posible contaminación de las partes
') Los m étodos curativos, sicológicos y morales, no al-
sanas del organismo.
Ieiiui la marcha de la decadencia, no la contienen, son fisio
¿Actuamos así? Hacemos todo lo contrario. Precisamente lógicamente nulos.
en este sentido se orientan los esfuerzos de la humanidad.
¿En qué modo se encuentran relacionados con este pro I lay que considerar la gran nulidad de estas «reacciones»
blema biológico fundamental todos aquellos valores que |iielenciosas; no son más que formas de narcotización utili-
hasta ahora han venido considerándose com o superiores? L;i /iiilas contra ciertas consecuencias fatales; no logran elimi-
filosofía, la religión, la moral, el arte, etcétera. imi totalmente el elemento morboso de la decadencia; no pa
58 FRIED RICH N IETZSCH E
LA V OLUNTAD DK PODF.R 59
evitablemente tom a sus propios instintos de declive como Un largo reflexionar sobre la fisiología del agotamiento
norm a del juicio sociológico. me forzó a la siguiente pregunta: ¿hasta qué punto los juicios
La vida que declina en la Europa actual formula en ellos di' los agotados se han introducido en el m undo de los va
sus ideales colectivos; todos ellos se parecen, hasta confun lores?
dirse, a los ideales de viejas razas que aún sobreviven... El resultado fue de lo más asombroso, incluso para mí,
Del m ism o modo, el instinto de rebaño — un poder que i|ue ya me había encontrado familiarizado con algunos m un
hoy se ha hecho soberano— es algo fundamentalmente di dos bastante extraños: encontré que todos los juicios de va
ferente del instinto de una sociedad aristocrática: depende lor superiores, a todos los que han llegado a enseñorearse
del valor de las unidades el significado de la suma... Tod;i Nobre la humanidad, al menos sobre la humanidad dom esti
nuestra sociología no conoce ningún otro instinto que el del cada, se podían rastrear hasta descubrir que eran juicios de
rebaño, es decir, el de la sum a de los ceros, en que cualquiei ngotados.
cero tiene los «mismos derechos» en un lugar donde es un;i Tras los nombres más sagrados deduje las tendencias más
virtud ser un cero... destructoras; se ha llamado Dios a todo lo que debilita, a
La valoración con la que se juzgan hoy las diferentes tor lodo lo que predica la debilidad, a todo lo que infecta de de
mas de la sociedad es exactamente igual a aquella que con bilidad...; descubrí que el «hom bre bueno» era una auto-
cede un valor más alto a la paz que a la guerra; pero este jui «lirmación de la decadencia.
ció es antibiológico, es, incluso, un aborto de la decadencia de Aquella virtud; de la cual todavía ha dicho Schopenhauer
la vida... La vida es una consecuencia de la guerra, la sociedad que es la superior, la única, el fundam ento de todas las vir-
misma es un medio para la guerra... El señor Herbert Spen ludes, justam ente la piedad, la reconocí yo com o más peli
cer es un decadente como biólogo; lo es tan bien como moni grosa que cualquier vicio; dificultar esencialm ente la selec-
lista (¡ve algo digno de adm irar en el triunfo del altruismo!) i'ión de la especie y el limpiarla de excrementos, esto se ha
conocido hasta ahora com o la virtud por excelencia... Hay
i|iie honrar a la fatalidad; la fatalidad que dice al débil: «¡pe-
54 rrce!»...
Se ha llamado Dios a lo que com batía a la fatalidad; a lo
He tenido la suerte de volver a encontrar, después de mi \|tlc em pobrecía y corrom pía a la humanidad... No se debe
lenios enteros de extravío y equivocaciones, el cam ino qm iisnr el nombre de Dios en vano...
lleva a un sí y a un no. La raza está corrompida, no por sus vicios, sino por su ig
Enseño el no contra todo lo que debilita, contra todo le norancia; está corrom pida porque no ha entendido el agota
que agota. miento com o tal agotamiento: los errores fisiológicos son
Enseño el .sí hacia todo lo que fortalece, acum ula tuerzas i misa de todo mal...
justifica el sentimiento de la fuerza. La virtud es nuestro gran error.
Hasta ahora no se enseñaron ni lo uno ni lo otro: se ha en Problema: ¿cómo llegaron a hacer los agotados las leyes
señado la virtud, el altruismo, la com pasión, se ha enseñad*1 ilr los valores? Dicho de otra forma: ¿cómo llegaron al po-
incluso la negación de la vida. Todos estos son valores ca ilcr los que son los últimos?... ¿Cómo llegó el instinto del
racterísticos de los agotados. Hiinnal hombre a estar cabeza abajo?...
I
68 FRIED RICH N IETZSCH E LA V OLUN TA D DE PODER 69
IV. L A C R IS IS : E L N IH IL IS M O Y L A ID E A ¡Esta es la form a ex trem a del nihilism o!: ¡la nada («el a b
DEL RETORNO surdo») eterna!
Form a eu ro p ea del budism o: la energía del sab er y de la
55 Tuerza o bliga a una creen cia sem ejante. Es la m ás científica
tic lodas las hipótesis posibles. N egam os las m etas finales: si
L as p osiciones ex trem as no se resuelven co n posiciones lu existencia tuviera un fin, este tendría ya que h ab er sido al-
m oderadas, sino con otras igu alm en te ex trem as p ero contra i'mizado.
rias. Y así sucede con la creencia en la inm oralidad absoluta de •
la naturaleza, con la inutilidad y la falta de sentido de la em an ^ :¡: ,-Jí
cipación psicológicam en te n ecesaria, c u an d o y a n o se puede
m an ten er la creencia e n D ios y e n un o rd en m oral esencial. E ntonces se co m p ren d e q u e lo que se persigue aq u í es
El nihilism o aparece aq u í no po rq u e la d esg an a p o r la exis Ulia antítesis del panteísm o: puesto que la creen cia de que
ten cia sea m ás grande que antes, sino p orque nos h em o s he lodo e s p e rfe c to , d iv in o , e te rn o n o s fu e rz a a a d m itir el
cho d esconfiados hacia un « sentido» del m al, e incluso d e lu "eterno retorno». U na pregunta: ¿se ha im p ugnado tam bién
existencia. Pereció una interpretación: puesto que, mientras lu m oral, este d ec ir «sí» p an leísta a todas las co sas? En el
la interpretación servía, p areció c o m o si n o h u biera ningún huido lo que se ha sup erad o es sólo el D ios m oral. ¿T iene
sentido en la existencia, c o m o si todo fu era e n vano. wivlido cre er en un D ios « m ás allá del b ien y del m al» ? ¿Se-
tIn panteísm o p en sar en este sentido? ¿S u p rim irem o s la idea
i
* * * l ilr lin alid ad del p ro c e so y, a p e sa r de to d o , c o n firm a re m o s
el proceso? E sto sucedería si den tro de ese pro ceso , en todo
El qu e este «en vano» sea el carácter de nuestro nihilismo m om ento, se alca n z a se un fin, y ese fin fu era sie m p re el
actual q u ed a p o r dem ostrar. L a d esco n fian za co n tra nuestras misino.
apreciaciones de valores anteriores ascien d e hasta la si Spinoza alcanzó una tal posició n afirm ativ a en cuanto
i guíente pregunta: ¿no serán todos los valo res m ed io s de se i|lie cada m o m en to tiene una necesid ad lógica; y él triunfó,
ducción con los cuales la co m ed ia se alarga p ara q u e no lie | mh m edio de su instinto fun d am en talm en te lógico, sobre
i gue n u nca el desenlace? L a d uración con un «en v ano» sin nuil tal co nd ició n del m undo.
sentido y sin finalid ad es la idea m ás paralizad o ra, sobre
| todo cuando se co m p ren d e que lo en g añ an a uno y, sin em * % ?¡¡
( bargo, n o está en las fu erzas d e uno el p o d e r evitar.
t l'ero su caso es solo un caso aislado. C u alq u ier rasg o fun-
* % * limuental del carácter que palpite en el fo n d o de cu alq uier
I' Invito, que se exp rese en cu alq u ier acontecer, c u an d o sea
C onsid eram o s esto s p en sam ien to s e n su fo rm a m ás terri «^perim entado p o r un individuo co m o su rasgo c aracterís
ble: la existencia tal co m o es, sin sen tid o y sin finalidad tico fundam ental, debería im p u lsar a ese individuo a ap robar
pero in evitablem ente re to m a n d o so b re sí, sin lleg ar a un li lillinlalm ente cad a instante d e la ex isten cia universal, lm pli-
nal en la nada: «El etern o retorno». Hti'lii. incluso, que se percibiese con placer p ara uno m ism o
70 ERIEDRICH NIETZSCHF, [.A V OLUNTAD OH PODER 71
este rasgo fundam ental del carácter, q u e se co n sid e ra rá destruya. los m a lp arad o s ya n o h allarían en ella .su c o n
bueno y valioso. duelo y p erecerían .
P ero la m oral ha protegido, co n tra (a d esesp eració n y el
salto a la nad a en tales h o m b res y estratos, a la vida que ha '■i: :Íi
bía sido v io lentada y op rim id a p o r los h o m b res, p u esto qui
la im potencia contra los hom bres, n o la im p o ten cia c o n tra la liste p erecim ien to se p resenta c o m o la ru in a de sí m ism o,
naturaleza, testifica la am argura m ás d esesp erad a co n tra l;i i m no la elecció n instintiva de lo que forzosam ente destruye.
existencia. L a m oral ha tratad o c o m o en em ig o s a los autori I ,ds síntom as de esla autodeslrucción de los m alp arad o s es
tarios, a los que ejercitaban la v iolencia, a los «Señores* lii m ilovivisección, el en v en en am ien to , la em b riag u ez, el ro
co n tra los que debe ser p rotegido, es decir, alentado, fortale m an ticism o a n te lo d o la tu e rz a in stin tiv a q u e nos llev a a
cido. el hom bre com ún. P or consiguiente, la m oral ha ense lenli/.ar a cto s p o r los c u a le s h a c e m o s p o d e ro so s a n u estro s
ñado a o d iar y despreciar en lo m as pro fu n d o lo q u e es el t'iiem igos m o rta le s (q u e se erig e n , c o m o q u ien d ic e , en su s
rasgo característico fundam ental de los do m in ad o res: su vo I>iopios verd u g o s), la voluntad de destru cció n c o m o volun-
Imitad de poder. N egar, d estru ir y elim in ar esta m oral sera IimI de un m ás p ro fu n d o instinto, el instinto de autodestruc-
co n sid erar el instinto m ás o d iad o con un sen tim ien to y valo i Itui. la voluntad de la nada.
rización contrarios. Si el q u e sufre, el o prim ido, perdiera la Ir
en su derecho a poder d esp reciar la voluntad de poder, en * *
traría de lleno en la fase de la desesperación total. Se daría este
caso cuando este rasgo fuera esencial para la vida, cuando !;i l il nihilism o, c o m o sín to m a de ello , indica que los deshe-
co n secuencia fuera q u e incluso en aquella voluntad de mu itfdmlos y a n o tienen ningún co n su elo , q u e d estruyen para
ral esta «voluntad de poder» estuviera sola, encubierta, que ni'i destruidos: que, privados de la m o ral, ya no tienen nin-
tam bién aquel odio y desprecio fueran una voluntad d e pn tiliuii razón para «entregarse», que están afincados en el te-
der. El oprim ido se daría entonces cu en ta de que estaba ;il iieuo del p rincipio opuesto y tam b ién q u ieren p o d er p or su
m ism o nivel que el op reso r y no tenía ningún privilegio ih |Mile forzando a los p oderosos a ser sus verdugos. E sta es la
ningún rango superior sobre este. turnia europea del budism o, el no-activo, d espués de que
nula existencia ha perd id o su «sentido».
por la larga lucha de opiniones filosóficas h asta el m ás d es cnsualidad, del absurdo, sino que la am aban; los que pueden
esperado escepticism o con tra la filosofía, caracteriza igual pensar en el h o m b re c o n una sig n ific a tiv a a m in o ra c ió n de
m ente la situación, nada inferior, de estos nihilistas, piénsese nu valor, sin p o r e so e m p e q u e ñ e c e rse ni d e b ilita rse : los
en la situación en que ap areció el B uda. L a d o ctrin a del liuís ric o s en salu d , lo s q u e se h an a c o stu m b ra d o a las
«eterno retorno» tendría p resu p u esto s sabios (corno los ten m ayores desg racias y p o r ello y a no tem en a la desgracia,
dría la doctrina del B uda, p or ejem plo: el con cep to de la ca hom bres que están seguros d e su p o d er y q u e representan
sualidad, etc.). con un o rg u llo co n sc ie n te la fu erza q u e el h o m b re ha a d
quirido.
^ 'f*
:¡s * t'fi
¿Q ué significa entonces «desheredado»'? C onsiderem os
la cuestión sobre todo fisiológicam ente, ya no políticam ente. ¿Q ué p en saría un ho m b re así del « eterno retorno»?
La clase m ás insana del ho m b re de E uropa (en todos los es
tratos) es la base de este nihilism o; ella co n ceb irá la creen
cia en el «eterno reto m o » c o m o una m ald ició n que cuando 56
hiere hace que 110 se retroceda ante ningún acto; qu errá no
ex tinguir pasivam ente, sino ex tin g u ir todo lo que hasta esc V. P E R IO D O S D E L N IH IL IS M O E U R O P E O
punto está falto de sentido y finalidad: a p esar q u e se traía
solo de un espasm o, de una rabia c ie g a ante la idea de que El p e r io d o d e o sc u rid a d , de toda clase d e tentativas para
todo estaba allí desde la etern id ad , incluso este m o m en to de conservar lo viejo y no d ejar escap ar lo nuevo.
nihilism o y de ansia d e destrucción. El v alo r de una crisis tal El p e r io d o d e c la r id a d ; se c o m p ren d e q u e v iejo y n uevo
reside en qu e purifica, en que fu erza la agru p ació n d e ele son co n trad ic c io n e s fu n d am en tales: los valo res antig u o s
m entos sem ejantes y los hace d esco m p o n erse m utuam ente: nacieron de la vida en d ecliv e, los n u ev o s, d e la v id a as
en q ue asigna a los h om b res de form as de p en sar opuestas cendente; se c o m p ren d e q u e todos los a n tig u o s ideales son
tareas co m u n es, trayendo a la luz tam bién, d e en tre ellos, ;i opuestos a la vida (nacid o s de la d ecad en cia y d ete rm i
los débiles, a los inseguros, y p ro v o can d o así el im p u lso ha nantes de la d ecad en cia, au n q u e estén ad o rn ad o s con el
cia una jerarq u ía de las fuerzas d esd e el punto d e vista de l;< m agnífico traje d o m in g u ero d e la m oral). C o m p ren d em o s
salud: reconociend o por su co n d ició n a los q u e o rd en an y ;i lo antiguo y estam os m uy lejos de ser suficientem ente fuertes
los que obedecen. N aturalm en te, fu era de todas las norm as para lo nuevo.
sociales existentes. E l p e r io d o d e la s tre s g r a n d e s p a s io n e s : el desprecio, la
com pasión, la destrucción.
% * *
E l p e r io d o d e la c a tá s tr o fe : la aparición d e una doctrina
que crib a a los hom bres... q u e em puja a los déb iles, e igual
¿Q uiénes se m ostrarán aq u í c o m o los m ás fuertes? Lo s mente a los fuertes, a to m ar resoluciones.
m ás m o d erad o s, los q u e n o te n ía n n e c e sid a d d e dogm as
ex trem o s, los que no solo acep tab an una b u en a p arte de l:i
I
74 [ R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L IN T A D DE PODER 75
VI. PARA LA HISTORIA D EL N IH ILISM O EUROPEO El «hom bre bueno» com o síntoma del agotamiento.
La justicia com o voluntad de poder (disciplina).
a) La c o n f u s ió n m o d e r n a Lujuria y neurosis.
M úsica negra, ¿en dónde está la música regenadora?
57 El anarquista.
Desprecio del individuo, asco.
Am igos míos: nuestra juventud fue muy difícil: liemos Profunda diferenciación: ¿lo creador es el ham bre o la sa
sufrido de la juventud com o de una enferm edad grave. Esto • ciedad? La primera crea los ideales del romanticismo.
es debido a la época en la cual fuimos lanzados, época de Falta de naturalidad nórdica.
una profunda decadencia y confusión interior, que se oponía La necesidad del alcohol: los trabajadores, «miseria».
con todas sus debilidades e incluso con sus m ejores luerzas El nihilism o filosófico.
al espíritu de la juventud. La confusión y también la incerti
dum bre son propias de esta época: nada se mantenía firme y
digno de crédito: se vivía para m añana puesto que el pasado 60
m añana era incierto. Todo era resbaladizo y peligroso en
nuestro cam ino, y por ello se ha hecho tan delgado el hielo El lento avance y ascenso de las capas medias e inferiores
que nos m antiene todavía; sentimos entonces todos el inhos (incluida aquí la clase baja, de cuerpo y espíritu), que ya an-
pitalario aliento de la escarcha: por donde nosotros camina les de la Revolución Francesa estaba claram ente preludiada
m os todavía ¡pronto no podrá cam inar ya nadie! y que, aun sin la Revolución, hubiera encontrado igualmente
su cam ino hacia delante — la preponderancia, en sum a, del
rebaño sobre todos los pastores y m ansos— , trae consigo:
58
1) El entenebrecim iento del espíritu (la coexistencia de
Si esta no es una época de declive y debilitación de las una apariencia estoica y frívola de felicidad, propia de cul
fuerzas vitales lo es. por lo m enos, de tentativas insensatas y
turas selectas, decrece: se descubren m uchos sufrim ientos
arbitrarias; y es probable que de un exceso de experimentos que anteriorm ente se ocultaban y soportaban).
fracasados surja una impresión general de decadencia, y quiza 2) La hipocresía moral (una forma de querer distinguirse
la cosa m ism a; la decadencia. por la ética, pero m ediante las virtudes del rebaño: com pa
sión, cuidados, m o deración, virtudes que no son reco n o ci
das ni co n sid erad as dignas fuera de las posibilidades del
59
rebaño).
VII. PARA LA H ISTO R IA D EL O SC U R A N T ISM O 3) Un verdadero cúm ulo de condolencias y satisfaccio
M ODERNO nes com partidas (el bienestar com ún, en grandes agrupa-
mientos. C om o lo tienen todos los anim ales que se organi
Los nóm adas del E stado (em pleados, etc.): sin «patria». zan en rebaños: sentido de la com unidad», «patria», todo
L a decadencia de la familia. aquello en lo que no se tiene en cuenta al individuo).
76 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D DK PO D ER 77
61 63
N u estra época con sus afanes por sup rim ir y ev itar las lin conjunto, nuestra humanidad actual ha alcanzado una
p enurias eventuales y librarse de las p o sib ilid ad es d es nmlidad m onstruosa de humanitarismo. El que esto en ge
agradables es una época de pobres. ¡N uestros «ricos» son neral no sea percibido es en sí m ism o una dem ostración de
los pobres! ¡El verdadero fin de toda riqueza se ha olvi rilo: nos hemos vuelto tan sensibles a las pequeñas miserias
dado! t|iie hemos pasado por alto lo inicuam ente alcanzado.
Aquí hay que descontar el que haya mucha decadencia y
(|tie, visto con tales ojos, nuestro m undo debe tener un as
pecto malo y miserable. Pero estos ojos han visto lo mismo
62
rn todas las épocas:
Crítica del hombre m oderno.— El hombre bueno m era 1) Una cierta sobreexcitación, incluso de la sensibilidad
mente corrompido y seducido por malas instituciones (tira moral.
nos y sacerdotes); la razón como autoridad; la historia como 2) La cantidad de am argura y oscurecim iento que el pe
superación de errores; el futuro com o progreso; el Estado simismo lleva consigo en el enjuiciamiento: ambos puntos
cristiano («el Dios de los ejércitos»); la actividad sexual cris lian hecho que predomine la representación contraria: de que
tianizada (o el matrimonio); el imperio de la «justicia» (el nlgo va mal en nuestra moralidad.
culto de la «humanidad»); la «libertad». La efectividad del crédito, de todo el com ercio mundial,
La actitud romántica del hombre moderno; el hom bre no ile los m edios de comunicación: esto expresa una confianza
ble (Byron, Victor Hugo, G eorge Sand); la noble indigna monstruosamente dulce en los hombres... Esto contribuye
ción; la santificación por la pasión (como verdadera «natu Imnbién a:
raleza»); el tornar partido por los oprimidos y desheredados; 3) La independización de la ciencia de los puntos de vista
lema de los historiadores y novelistas: los estoicos del deber; morales y religiosos: un muy buen indicio, pero que la m a
el «desinterés» com o arte y conocimiento; el «altruismo * yor parte de las veces se ha entendido erróneamente.
com o fórm ula engañosa del egoísm o (utilitarismo), el egoís
mo m ás sentimental. Yo intento a mi manera una justificación de la historia.
Todo esto es el siglo xvm . Por el contrario, lo que no se
ha heredado de él, la insouciance, la despreocupación, la
64
elegancia, la claridad espiritual. El tem po del espíritu se ha
transform ado: el goce en la sutileza y la claridad intelec
El segundo budism o.— Catástrofe nihilista, que llega a su
tuales ha cedido al placer por los colores, por la armonía,
fin con la cultura india. Signos precursores: el predom inio de
por la m asa, por la realidad, etcétera. Sensualism o en lo
lu compasión. La gran fatiga espiritual. La reducción de los
espiritual. En resum en, es el siglo xvm de Rousseau. problemas a cuestiones de placer y desplacer. La gloria m i
litar, que provoca un contragolpe. A sí com o la delimitación
nacional con fronteras provoca un contramovimiento, la mas
78 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 79
cordial «fraternidad». La imposibilidad de la religión en po oraciones diarias), el tren, el telégrafo. Centralización de una
der seguir operando con dogmas y fábulas. cantidad monstruosa de intereses diferentes en un alma: que
para ello debe ser fuerte y capaz de cambio.
65
6X
Lo que hoy es com batido más profundamente es el ins
tinto y la voluntad de la tradición: todas las instituciones que Por qué lodo se conviene en comedia.— Al hombre mo
deben su origen a este instinto van contra el gusto del espí derno le falta: el sustento seguro (consecuencia de una larga
ritu moderno. En el fondo, no se piensa ni se hace nada que forma de actividad idéntica de una clase de hombre); la inca
no tenga como fin el desarraigar este sentido de lo tradicio pacidad de hacer algo perfecto es solo consecuencia de esto:
nal. Se toma la tradición com o fatalidad; se la estudia, se la no se puede alcanzar en solitario lo que debería dar la escuela.
reconoce (como «herencia»), pero 110 se la desea. La tensión Lo que crea una moral, un código; el profundo instinto de
de una voluntad durante mucho tiempo, la elección de situa darse cuenta que solo el automatismo hace posible la per-
ciones y valores que hacen que se pueda disponer de siglos lección en la vida y en el trabajo.
del futuro: todo esto, precisamente, es en gran medida anti- Pero ahora hemos alcanzado el polo opuesto, sí, hemos que
modem o. De lo cual se deduce que los principios desorgani rido alcanzarlo — la más extrema conciencia, la aulopenetra-
zadores son los que caracterizan a nuestra época. ción, del hombre y de la historia— , con lo cual estamos prác
ticamente lo más alejados posible de la perfección en el ser, el
hacer y el querer: nuestras ansias, nuestra voluntad misma de
66 conocimiento, son síntomas de una enorme decadencia. A m
bicionamos lo contrario de lo que quieren las razas fuertes, las
«Sed sencillos»: una exigencia para nosotros, com plica naturalezas fuertes: el com prender es un fin. Que sea la cien
dos e incompresibles examinadores, que es sim plem ente una cia posible en este sentido, tal como se lleva hoy a la práctica,
tontería. Sed naturales: ¿pero cóm o, cuando se es precisa es la prueba de que lodos los instintos elementales de protec
mente innatural?... ción y de defensa de la vida y¿t 110 funcionan. Ya no acopia
mos: despilfarramos los capitales de la experiencia, de la
misma forma en que llevamos a cabo el conocimiento.
67
69
Los medios añejos de obtener seres hom ogéneos y per
durables a través de largas generaciones: propiedad intrans Knsgos nihilistas:
ferible de la tierra, veneración de los antepasados (origen de
la creencia en dioses y héroes como patriarcas). a) En las ciencias físicas y naturales («falta de sentido»);
Hoy en cambio, la división de la propiedad responde a la nuisalismo, mecanicismo, la «legitimidad», un entreacto, un
tendencia más opuesta posible: el periódico (en lugar de las desecho.
80 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 81
71 73
L a « m odernidad» bajo el sím il de la nutrición y la d i Trabajo excesivo, curiosidad y com pasión: nuestros vi
gestión. cios m odernos.
I
82 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 83
74 76
Sobre las características de la «modernidad». Desarrollo El predom inio de los comerciantes e intermediarios tam
excesivo de los modelos intermedios; encogim iento de los bién en lo espiritual: el literato, el «representante», el histo
tipos; ruptura con las tradiciones, con las escuelas; la pre riador (como am algam ador de lo pasado y lo presente), el
ponderancia de los instintos (fisiológicamente preparada; exótico y cosmopolita, los intermediarios entre las ciencias
dar a lo inconsciente más valor) tras la debilitación de la naturales y la filosofía, los semiteólogos.
fuerza de voluntad, del querer el fin y los medios. *
77
75
Los que me han producido más asco hasta ahora son los
Un artesano hábil o un sabio parecen bien cuando están parásitos del espíritu. Se los encuentra ya en nuestra insana
orgullosos de su arte y miran a la vida satisfechos y conten Europa por todas partes y, además, con la mejor conciencia del
tos. Por el contrario, nada es más lamentable de contemplar mundo. Quizá un poco turbados con un cierto air pessimiste,
que cuando un zapatero o maestro de escuela, con cara de |>ero, en lo principal, voraces, sucios, tiznados, entrometidos,
sufrimiento, da a entender que en realidad él ha nacido para |>egajosos, ladrones, sacatrapos — e inocentes com o todos los
algo mejor. ¡Nada hay m ejor que el biení, y esto significa; |)equeños pecadores y microbios— . Viven del ingenio que
tener una habilidad cualquiera y crear con ella virtú en el • oíros reparten a manos llenas: saben que el entregarse des
sentido italiano del Renacimiento. Hoy día, en la época en preocupadamente, el vivir al día, el dilapidar, forman parte,
que el Estado tiene un vientre asom brosam ente gordo, hay Incluso, del ser del genio. Porque el genio es mal adm inistra
en todos los cam pos y ramos, además de los verdaderos tra dor y no se lija en cóm o todos viven y se alimentan de él.
bajadores, «representantes»; por ejem plo, además de los sa
bios y literatos, además de los estratos populares que sufren,
hay estúpidos y ostentosos inútiles, que «presentan» aquel 78
sufrim iento para no hablar de los políticos profesionales que
viven adm irablemente y «representan» con fuertes pulmo VIH. EL H ISTRIONISM O
nes ante el Parlam ento a las clases menesterosas. Nuestra
vida m oderna es desmesuradamente cara por la cantidad de
intermediarios; en una antigua ciudad, por el contrario, y, El abigarramiento del hombre moderno y su estímulo.
com o residuo, todavía en algunas ciudades de España e Ita Esencialmente escondite y saciedad.
lia, se representaba uno a sí m ism o y no necesitaba uno para El literato.
nada de estos m odernos representantes e interm ediarios. El político (en el «torbellino nacional»).
¡Vaya un paso adelante! El histrionismo en las artes:
l'alia de honradez en la educación y en la instrucción
ll'íomentin); los románticos (falta de filosofía y ciencia y
I
84 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D E R K5
exceso de literatura): los novelistas (W alter Scott, pero tam Cristianismo, evolución, supresión de la esclavitud, igual
bién la m onstruosidad de los Nibelungos. con la m úsica más dad de derechos, filantropía, pacifismo, justicia, verdad: todas
nerviosa); los poetas líricos. estas grandes palabras solo tienen valor en la lucha, com o
El «cientificism o». estandarte, no com o realidades, sino palabras pom posas para
Virtuosos (los judíos). lograr algo com pletam ente diferente (sí. ¡y aun contrario!).
Los ideales populares, com o superados, pero no aún ante
el pueblo: el santo, el sabio, el profeta.
81
chaos». Hemos cum plido plenam ente esta profecía: después (Diálisis incomparablemente más esencial de haber precisado
de que el endeble y optim ista siglo xviu hubo em bellecido y científicamente el tipo de decadencia que ambas representan.
racionalizado en exceso al hombre. Henrik Ibsen se me ha hecho muy claro. Con lodo su sólido
Schopenhauer y Pascal. En un sentido esencial, Schopen idealismo y su «voluntad de verdad» no ha logrado liberarse
hauer es el prim ero que reanudó el movim iento de Pascal: del ilusionismo moral que dice «libertad» y no quiere reco
un m onstre et un chaos; en consecuencia, algo que hay que nocer lo que es la libertad: el segundo paso de la m etam or
negar... ¡la historia, la naturaleza, el hom bre mismo! fosis de la «voluntad de poder» por parte de aquellos a los
«N uestra incapacidad para conocer la verdad es conse i|iie les falta. En el primero se pide justicia por parte de los que
cuencia de nuestra corrupción, de nuestra descomposición tienen el poder. En el segundo se ti ice «libertad», es decir, se
moral». Así dice Pascal. Y Schopenhauer, en el fondo, dice (|uieren «liberar» de los que tienen el poder. En el tercero
lo mismo. «Cuanto más profunda sea la corrupción de la ra se dice «igualdad de derechos», es decir, se quiere, en tanto
zón. m ucho m ás necesaria es la doctrina de la gracia» o, di lio se haya logrado el equilibrio, im pedir a los com petidores
cho con palabras de Schopenhauer, la negación. crecer en poder.
X4
87
Schopenhauer com o continuador aventajado (estado an
terior a la Revolución): com pasión, sensualism o, arte, debi Decadencia del protestantismo: conceptuado teórica e
lidad de la voluntad, catolicism o de los anhelos espirituales: históricamente com o insuficiencia. Preponderancia real del
esto es el buen siglo xviu, en el fondo. nilolicism o; el sentido del protestantism o está tan apagado,
El error fundam ental de la voluntad en Schopenhauer es tí que los más tuertes m ovim ientos antiprotestantes ya no se
pico (com o si el apetito, el instinto, el deseo, fueran lo esen loman com o tales (por ejem plo, el «Parsifal» de Wagner).
cial en la voluntad): dism inución del valor de la voluntad Toda la más alta espiritualidad en Francia es católica de ins
hasta el desconocim iento. De la m ism a forma, el odio contra tinto; Bism arck ha com prendido que ya no hay protestan
el querer: intento de querer ver en el ya-no-querer, en el «ser tismo.
sujeto sin finalidad ni intencionalidad» (en el «sujeto puro, li
bre de voluntad»), algo superior, incluso lo suprem o en sí, la
entidad. G ran síntom a del cansancio o de la debilidad de la 88
voluntad: pues esto es realm ente lo que el apetito trata, comí'
am o y señor, indicándole el cam ino y la medida... El protestantism o, aquella form a espiritualm ente impura
V aburrida de la decadencia, en la que el cristianism o ha sa
bido conservarse hasta ahora en el Norte m ediocre: com o
85 ulpo incom pleto y com plejo, válido para el conocim iento, en
cuanto que reúna, en una m ism a cabeza, experiencias de or-
Se ha hecho la tentativa indigna de ver en Wagner y Scho ilen y origen diferentes
penhauer tipos de enajenación mental: se habría llegado a un
88 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O LU N TA D D E PO DER 89
ritu» se «cierna» sobre estas aguas... Se trata, simplemente, ban, con ese inslinto femenino que siempre tom a partido por
de una forma más indecente del cristianismo, y, sobre lodo, lu virtud, que la inmoralidad tenía la culpa. Galiani dio en el
no más razonable... blanco: citaba los versos de Voltaire:
Un monstre g a i vaut m ia u
90 Qu un sentimental ennuyeta.
Progreso.— ¡Y no nos sigamos engañando! El tiempo co Si yo ahora pensara que Voltaire. e incluso Galiani — que
rre hacia delante. Nos gustaría creer que todo lo que él con n a algo m ucho más profundo que Voltaire— , se habían ade
tiene, de la m ism a form a, corre igualm ente hacia delante, lantado a la Ilustración algo así com o un par de siglos: ¡qué
que la evolución es una evolución progresiva... Esta es la lejos habría ido yo mismo en ese entenebrecimiento! Esto es
apariencia que seduce hasta a los más lúcidos. Pero el siglo bien cierto, y yo tomo en consideración, a veces, una espe
xix no significa ningún progreso con respecto del xvi: y el cie de lamentación ante la estrechez alemana y cristiana y la
espíritu alem án de 1888 es un paso atrás con respecto al es lulta de consecuencia del pesim ism o de Schopenhauer, e in
píritu alemán de 1788... La «humanidad» no avanza, ni si cluso del de Leopardi, y busco sus principales formas (Asia).
quiera existe. El aspecto general es el de un enorme taller de I’oro para soportar este pesimismo extremo (como se m ani
experimentos en que se consigue algo m uy de tarde en tarde, fiesta aquí y allá en mi N acim iento J e la tragedia), para
y son indecibles los fracasos; donde todo orden, toda lógica, vivir solo «sin Dios ni moral», necesitaba encontrar algo que
toda relación y cohexión faltan. ¿Cóm o podem os no reco hiciera pareja. Quizá lo que m ejor sé es por qué el hombre
nocer la aparición del cristianismo com o un m ovim iento de i’s el único animal que ríe: es el único que sufre tanto que
decadencia...; que la Reform a alem ana fue un recrudeci tuvo que inventar la risa. El animal más desgraciado y más
m iento de la barbarie cristiana, que la Revolución destruyo melancólico es, exactamente, el más alegre.
el instinto que tendía a la gran organización de la socie
dad...? El hombre no constituye progreso con respecto al
90 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 91
misiress Beecher-Stowe. Después, los pobres y los trabaja El siglo xvn es aristocrático, ordenador, orgulloso frente
dores. Más tarde, los viciosos y los enfermos: todo esto se u lo animal, riguroso frente al corazón, «ungem ütiich», in
presenta en primer térm ino (¡incluso al genio no saben repre cluso sin cualidades afectivas, «in-alem án», contrario a lo
sentarlo desde hace quinientos años sino com o el gran do burlesco y a lo natural, generalizador y soberano frente al
liente!). Luego viene la huida a la voluptuosidad (Baudelaire {Misado: puesto que cree en si inismo. En el fondo tiene m u
y Schopenhauer); el convencim iento m ás profundo de que el cho de animal de rapiña, mucho de costum bres ascéticas
ansia de señorío es el vicio m ás grande; la seguridad com pura seguir siendo el amo: el siglo de (a voluntad fuerte y
pleta de que moral y desinteressement son conceptos idénti tnmbién de las pasiones intensas.
cos; de que la «felicidad de todos» es un fin digno de es El siglo xviu está dom inado por la mujer, es exaltado, rico
fuerzo (es decir, el reino celestial de Cristo). Estamos en el tic espíritu, superficial, pero con un espíritu al servicio de los
mejor camino: el reino celestial de los pobres de espíritu ha «filíelos, del corazón, libertino en el disfrute d e lo espiritual,
com enzado. Pasos interm edias: el b ow geois (consecuencia m inador de todas las autoridades; em briagado, sobrio, claro,
del nuevo rico) y el trabajador (consecuencia de la máquina). humano, falso para sí mismo, m uy canallesco en el fondo,
Com párese la cultura griega con la francesa en la época Noeial...
de Luis XIV. Fue decidida en uno mismo. Una clase de ocio El siglo xix es m ás animal, más terreno, más feo, más rea
sos que se hacen la vida difícil y ejercen la violencia sobre lista, más populachero, y, por eso, «m ejor», m ás «honrado»,
sí m ism os. El poder de la form a, la voluntad de form arse. La unís som etido a la realidad de toda clase, m ás verdadero;
«felicidad» adm itida com o fin. Una gran fuerza y energía poro débil de voluntad, pero triste y oscuram ente exigente.
tras la naturaleza de la forma. El placer en la perspectiva de |K*m fatalista. Ni tem eroso ni considerado con la «razón», ni
una vida tan fácil en apariencia. A nte los franceses, los grie con el «corazón»; profundam ente co nvencido de la su p re
gos parecen corno niños. macía de los instintos (Schopenhauer dice «voluntad»; pero
linda es m ás característico de su filosofía que la falta de vo
luntad verdadera). Incluso la moral se reduce a un instinto
95
I-com pasión»).
A ugusto C om te es una continuación de) siglo x v m (do
IX. LO S TRES SIG LO S
minio del cceur sobre la tete, sensualism o en la teoría del co
nocim iento, exaltación altruista).
Su diferente sensibilidad se expresa así perfectam ente en
El que la ciencia haya llegado a ser soberana hasta este
esta form a:
pimío dem uestra cóm o el siglo xix se h a liberado del dom i
A ristocratism o: D escartes, dom inio de la razón, testim o nio del ideal. U na cierta «carencia d e necesidades» en el de-
nio de la soberanía de la voluntad. w'o posibilita nuestra fuerza y curiosidad científicas: esta es
F em inism o: Rousseau, dom inio del sentim iento, testim o nuestra form a de virtud.
nio de la soberanía de los sentidos, engañoso. El rom anticism o es una consecuencia del siglo x vm , una
A n im alisnw : Schopenhauer, dom inio de los apetitos, tes cs|iccie de tendencia acum u lad a h acia su exaltación en gran
tim onio de la soberanía del anim alism o, m ás cierto, pen> t'slilo (en realidad, una buena m uestra d e farsa y autoengaño:
m ás tenebroso. nc (juiere representar la fuerte naturaleza, la gran pasión).
94 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N TA D D E PO DER 95
El siglo xtx busca, instintivamente, teorías con las cuales m itra re n su contem plación y fundamentos descanso y feli
sentir justificado su som etim iento fatal a los hechos. Ya el cidad): Hegel busca la razón en todas partes: ante la razón
éxito de Hegel contra el «sentim entalism o» y el idealismo puede uno som eterse y conformarse. En G oethe hay una es
rom ántico residía en lo fatalista de su form a de pensar, en su pecie de fatalismo casi alegre y confiado, un fatalismo que
creencia en una razón suprem a al lado del vencedor, en su lio se rebela, que no se debilita, que quiere hacer de sí mismo
justificación del verdadero «Estado» (en lugar de la «huma lina totalidad en la creencia de que lodo se resuelve en la lo-
nidad», etcétera). Según Schopenhauer, somos algo estúpi tulidad, todo se justifica y aparece com o bueno.
dos y, en el m ejor de los casos, incluso, algo que se elimina
a sí m ism o. Exito del d eterninism o, de la derivación genea %
lógica de las obligaciones, consideradas anteriorm ente como
absolutam ente válidas, la doctrina del medio y la adaptación, Periodo efe la ilustración: luego periodo del sentim enta
la reducción de la voluntad a m ovim ientos refle jos, la nega lismo. Hasta qué punto pertenece Schopenhauer al «senti
ción de la voluntad, com o «causa eficiente»: finalm ente, un mentalismo» (Hegel, a la espiritualidad).
verdadero rebautismo: se ve tan poca voluntad que la pala
bra queda libre para designar algo diferente. O tras teorías: la
doctrina de la objetividad, de la contem plación «abúlica >• 97
com o único cam ino hacia la verdad; también, adem ás, la be
lleza (tam bién la creencia en el «genio» para tener un derc El siglo xvn su lie del hom bre com o una sum a de contra
cho al sometim iento); el m ecanism o, la rigidez calculable del dicciones («Fam as de contradictions», lo que som os); quiere
proceso mecánico; el supuesto «naturalismo», la eliminación descubrir, organizar y com pendiar al hom bre, m ientras el si-
del sujeto que elige, juzga, interpreta, erigida en principio. (¡lo xviII intenta olvidar lo que se sabe de la naturaleza de)
Kant, con su «razón práctica», con su fanatism o moral, liombre para adaptarlo a su utopía. «Superficial, tierno, hu
pertenece enteram ente al siglo xvm; todavía está, por eom mano», se apasiona por «el hom bre».
pleto, fuera del m ovim iento histórico; sin ninguna clase de El siglo xvm quiere borrar las huellas del individuo para
com prensión para las realidades de su tiem po, por ejemplo (|iie la obra parezca lo m ás sem ejante posible a la vida. El si-
la Revolución; no influido por la filosofía griega: fantasea jllo xvm quiere interesarse por el autor a través de la obra,
dor del concepto del deber; sensualista con una oculta indi lil siglo xii busca el arte en el arte, un pedazo de cultura; el
nación hacia los vicios dogm áticos. xiglo xvni busca en el arte propaganda para reform as de na
El m ovim iento de vuelta a K ant en nuestro siglo es una re turaleza social y política.
gresión al siglo x viu; se busca de nuevo un derecho a los an La «utopía», el «hom bre ideal», la divinización de la N a
tiguos ideales, a la antigua exaltación; por ello, es necesaria turaleza, la vanidad del ponerse-a-sí-m ism o-en-escena, la
una teoría del conocim iento que «fije lím ites», es decir, q\u Mibordinación a la propaganda de fines sociales, eí charlata
perm ita establecer a voluntad un m ás allá de la razón... nismo; todo esto lo hem os heredado del siglo xvm.
El pensam ien to de H egel no está m uy alejado del di El estilo del siglo xvn: propre, exact e t libre.
G oethe (escúchese lo que dice G oethe sobre Spinoza: una El individuo fuerte, que se basta a sí m ism o, o en un es-
voluntad de divinación del universo y de la vida para cu liii'iv.o fervoroso ante D ios — y esa m oderna im pertinencia,
96 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E
LA V O L U N T A D D E P O D E R 97
esa solicitud de autores— , eso son contradicciones. «Condu La maldad moral del hom bre parecía preocupar a Rous-
cirse»; com párese esto con los sabios de Port-Royal. Keau; la m ayor parte de las veces se pueden excitar los ins
Alfieri tenía un tacto para el gran estilo. tintos de los oprimidos, que se encuentran, generalm ente,
El odio a lo burlesco (falto de dignidad), la falta de sen bujo la presión del vetitium y de la desgracia, con las pala
tido de la Naturaleza, pertenecen al siglo xvn. bras «injusto», «cruel»: de m anera que su conciencia les
«conseje contra los impulsos revolucionarios. Estos em anci
padores buscan ante todo una cosa: dar a su partido los gran
98 des acentos y aptitudes de la naturaleza superior.
Temor ante un «en vano» general. vida, los rebeldes entre los desheredados. H em os hecho de
Nihilismo. la casta de los criados, los Sudras, nuestra clase media, nues
tro «pueblo», la clase que tiene las decisiones políticas en sus
manos.
114 Por el contrario, el chandala antiguo está arriba: entre
ellos los blasfemos, los ¡nmoralistas. los excluidos de todas
En realidad, ya no necesitam os tanto un contraveneno las clases, los artistas, los judíos, los juglares (en el fondo to
contra el primer nihilismo: la vida ya no es tan incierta, tan das las clases más difam adas de la sociedad).
eventual, tan absurda en nuestra Europa. Una potencialidad Nos hemos elevado a honrosos pensamientos, más aún,
tan m onstruosa del valor del hombre, del valor del mal, et determinamos el honor en el mundo, la «distinción»... Hoy to
cétera, ya no es tan necesaria; soportamos una significativa dos somos portavoces de la vida. Nosotros, los inmoralistas,
reducción de estos valores, podem os adm itir mucho absurdo somos hoy la fuerza más poderosa: los otros grandes pode
y m ucha contingencia: el poder alcanzado por el hombre res nos necesitan..., construimos el mundo a nuestra imagen.
permite ahora una reducción de los medios de disciplina, entre H em os aplicado el concepto «chandala» a los sacerdotes,
los cuales la interpretación moral era el m ás fuerte. «Dios» preceptores del más allá y de la con ellos mal crecida sociedad
es una hipótesis dem asiado extrema. cristiana, incluyendo lo que tiene el m ism o origen: los pesi
mistas, los nihilistas, los románticos de la compasión, los cri
minales, los viciosos, toda la esfera en la cual se tiene la idea
115 de «Dios» com o salvador...
Estam os orgullosos de no tener ya que ser mentirosos, ca
Si, de alguna form a, nuestra deshum anización significa lumniadores, sospechosos de la vida...
un verdadero progreso real, es porque ya no necesitam os una
oposición excesiva; y hasta ninguna clase de oposición...
Debemos amar a los sentidos, ya que los hem os espiri 117
tualizado en todas las m edidas y los hem os hecho artísticos.
Tenemos derecho a todas aquellas cosas que hasta ahora Progreso del siglo xix sobre el xvn (en el fondo nosotros,
han sido las m ás difamadas. los buenos europeos, hacemos una guerra contra el siglo xvn):
com prendiendo a la últim a com o un estado resultante de la que mantenerlo separado claram ente de las necesidades de
prim era o. por lo menos, a la salud del cuerpo com o condi los neurópatas y de los decadentes: para los cuales hay una
ción previa de la salud del alma. necesidad de sal y pimienta, incluso de crueldad).
Todos buscam os una situación en que no tenga nada que
decir la moral burguesa y m ucho m enos la sacerdotal (ante
118 cualquier libro en que advirtam os un cierto olor a párroco o
ii teólogo sentimos una impresión de lam entable niaisetie y
Si algo se ha conseguido ha sido una conducta más ino pobreza). La «buena sociedad» es aquella a la que, en el
fensiva hacia los sentidos, una posición m ás alegre, m ás be lóndo, no le im porta nada m ás que lo que está prohibido y
névola, m ás a lo Goethe, para con la sensibilidad; al mismo proporciona mala fama en la sociedad burguesa: v esto ocurre
tiempo, un sentimiento m ás altanero respecto al conocim ien asimism o con los libros, con la m úsica, con la política o con
to: de m anera que la «necesidad genuina» encuentra poco la apreciación de la mujer.
crédito.
120
119
La desnaturalización del hom bre en el siglo x ix .— (El si-
Nosotros los «objetivos».— No es la «com pasión» lo que Ulo xvm es el siglo de la elegancia, de la finura y de los sen-
nos abre las puertas de las más lejanas y m ás extrañas for liments généreux). N ada de «vuelta a la naturaleza, puesto
mas de ser y de cultura, sino nuestra accesibilidad y desen que todavía no se había dado nunca una hum anidad natural.
voltura que, precisam ente, no son «con-dolencia», sino, por I ,a escolástica, con sus valores innaturales y antinaturales, es
el contrario, se com placen en mil cosas de las que antes se In regla, es el principio; a la N aturaleza llega el hom bre des
dolían (o se indignaban, o se inquietaban, o bien las observa pués de largas luchas, pero no «vuelve»... N aturaleza, quiere
ban hostil y fríam ente). El sufrim iento, en todos sus matices, decir, atreverse a ser inm oral, com o lo es la N aturaleza.
es interesante ahora para nosotros: con ello no som os, real Nosotros som os m ás burdos, m ás directos, más irónicos
m ente, los m ás com pasivos, incluso cuando la contem pla contra los sentim ientos generosos, aun cuando sucum bam os
ción de! dolor nos conm ueva com pletam ente y nos lleve a ti ellos.
las lágrimas; no por ello nos hem os hecho más caritativos. Más natural es nuestra prim era sociedad, la de los ricos,
En este voluntario querer contem plar toda clase de m ise In de los ociosos: nos cazam os m utuam ente, el am or sexual
ria y desgracia nos hem os hecho m ás fuertes y m ás vigoro <\\ una especie de deporte en el cual el m atrim onio supone
sos de com o se era en el siglo xvm ; es una dem ostración de un im pedim ento y un estím ulo; se divierte uno y se vive para
que ha aum entado nuestra fuerza (nos hem os acercado a los rl placer; se aprecian las ventajas del cuerpo en prim er lugar,
siglos xvii y xv¡). Pero es un profundo error considerar n u es se es curioso y audaz.
tro «rom anticism o» com o dem ostración de nuestra «alma Más natural es nuestra posición frente al conocim iento;
em bellecida». Q uerem os sensaciones fuertes, com o las quie |irncticamos e' libertinaje del espíritu con toda inocencia,
ren todas las épocas y clases sociales m ás burdas. (Esto hay lidiamos las costum bres patéticas y hieráticas, nos gusta m ás
r-R IE D R IC H N IE T Z .S C Iir LA V O L U N T A D D E P O D E R 111
lo más prohibido, apenas nos interesaría el conocim iento si que rechaza. Nos hem os fortalecido: nos hem os acercado
el cam ino pura alcanzarlo resultase dem asiado aburrido. más, de nuevo, al siglo xvn, sobre todo al gusto de su última
M ás natural es nuestra posición ante la moral. Los princi etapa (Dancourt, Lesage. Regnard).
pios han llegado a ser ridículos; ya nadie se permite hablar
sin ironía de su «deber». Pero se aprecia una disposición
desprendida, bienintencionada (se ve la moral en el instinto 121
y se desdeña el resto. Además de esto, un mar de conceptos
sobre puntos de honor). Cultura contra civilización.— Los puntos culm inantes de
Más natural es nuestra posición in p o lu itis: vemos los la cultura y de la civilización están separados uno del otro:
problem as del poder, del quantum del poder contra otro no debem os dejarnos inducir a error sobre los profundos an
quantum . N o creem os en un derecho que, de im ponerse, no tagonism os de la cultura y la civilización. Los grandes m o
esté asentado en el poder: experim entam os todos los dere mentos de la cultura lueron siempre, m oralm ente hablando,
chos com o conquistas. épocas de corrupción; y, a la inversa, fueron las épocas de la
Es m ás natural nuestra apreciación de los grandes hom dom esticación voluntaria y obligada del hom bre («civili
bres y cosas: consideram os la pasión com o un privilegio, no zación»), épocas de intolerancia para las naturalezas más es
encontram os nada grande que no incluya un gran crimen; pirituales y más osadas. La civilización quiere algo diferente
concebim os toda grandeza com o un-colocarse-fuera en reía u lo que quiere la cultura: quizá algo contrario...
ción con la moral.
M ás natural es nuestra pasión con respecto a la N atura
leza: ya no nos gusta por su «inocencia», por su «razón», poi 122
su belleza»; la hem os «endem oniado» y «em brutecido».
Pero, en lugar de despreciarla por ello, desde entonces nos Contra lo que prevengo: no confundir el instinto de la d e
sentim os m ás em parentados con ella, más confiados. Ella no cadencia con el de la hum anidad; no confundir los m edios
aspira a la virtud: por eso la tom am os en consideración. disolventes de la civilización, y que necesariam ente condu
M ás natural es nuestra posición frente al arte: no pedimos cen a la decadencia, con los de la cultura; no confundir el li
de él bellas m entiras, etcétera; reina un positivism o brutal, bertinaje, el principio del «laisser aller», con la voluntad de
que constaba sin llegar a excitarse. poder (ella es su principio opuesto).
En resum en: hay signos de que el europeo del siglo xix se
avergüenza ya m enos de sus instintos; para ello ha dado un
gran paso: reconocer totalm ente su absoluta naturalidad, es 123
decir, su inm oralidad, sin am argura; por el contrario, demos
trando su tola! fortaleza para soportar este punto de vista. El problem a sin resolver que yo planteo de nuevo: el pro
Esto suena a ciertos oídos corno si la corrupción hubiera blema de la civilización, la lucha entre R ousseau y Voltaire
progresado: pero lo cierto es que el hom bre no se ha accr hacia 1670. El hom bre se hace m ás profundo, m ás d escon
cado a la «N aturaleza» en el sentido en que hablaba Rous fiado, m ás «inm oral», m ás fuerte, m ás confiado-en-sí-m ism o
seau, sino que ha dado un paso adelante en la civilización y, en la m ism a m edida, m ás «natural»: esto es «progreso».
112 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R
Con ello se separan, por una especie de división del trabajo, bia atm ósfera de un bienestar dem ocrático está aletargada la
las clases resentidas y las m ansas y dom esticadas: de forma facultad de concluir o de llegar a una conclusión. Factible de
que el hecho total ya no salta tan fácilm ente a la vista... Per seguir, pero que no se sigue ya. Por ello, en su conjunio, el
tenece a la fortaleza, al autodom inio y a la fascinación de los socialism o es una cosa desesperada y amarga: y nada es más
fuertes, el que estas clases m ás vigorosas tengan la habilidad divertido de observar, que la contradicción entre las caras
de hacer sentir su degradam iento com o algo superior. A todo venenosas y desesperadas que ponen hoy los socialistas
progreso corresponde una m odificación de los elem entos — ¡y de qué clase de piadosos y ridículos sentim ientos da
fortalecidos en lo «bueno». 1 ^ testim onio su estilo!— y la inofensiva felicidad de cordero
de sus esperanzas y anhelos. Con todo, por ese lado, se
puede llegar hoy en m uchos lugares de Europa a luchas oca
124 sionales y agresiones: en el próxim o siglo esto va a hacer
«m ucho ruido» aquí y allá, y la C om una de París, que tam
Q ue se devuelva al hom bre el valor de sus instintos natu bién en A lem ania tiene sus defensores y partidarios, quizá
rales. haya sido tan solo una débil indigestión com parada con lo
Q ue se im pida su propia subestim ación (no del hombre que se avecina. A p esar de todo, siem pre había dem asiados
com o individuo sino de/ hom bre com o N aturaleza). « poseedores» para que el so cialism o p u ed a sig n ificar algo
Q ue se extraigan d e las cosas las contradicciones, después más que un signo de enferm edad: y estos «poseedores» son
de com prender que som os nosotros los que las hem os intro algo así com o un hom bre, una creencia, «hay que tener algo
ducido en ellas. | para ser algo». Pero este es el m ás antiguo y el m ás sano de
Q ue se suprim a com pletam ente la idiosincrasia social di- todos los instintos, y yo añadiría: «hay que q u erer tener m ás
la existencia (culpa, castigo, justicia, honradez, libertad, de lo que se tiene para llegar a ser m ás». A sí suena, en
am or, etcétera). efecto, la doctrina que, a través de Ja vida, se predica a todo
P rogreso hacia la «naturalidad»: en todos los problem as lo que vive: la m oral de la evolución. T ener y q u erer tener
políticos, tam bién en las relaciones de los partidos, incluso m ás, crecim iento, en una palabra, esto es la vida m ism a. En
e n los partidos m ercantiles o de obreros y patronos, se trata la doctrina del socialism o se oculta apenas «una voluntad de
de cuestiones de poder: «qué se puede» y, solo después, «que negación d e la vida»: tienen que ser hom bres o razas fra ca
se debe». sados los que elaboren una doctrina tal. De hecho, m e gusta
ría q ue algunos g randes ensayos llegaran a d em o strar que,
en una sociedad socialista, la vida se niega a sí m ism a, se
125 corta las raíces a sí m ism a. La tierra es bastante gran d e y los
h om bres todavía lo bastante fecu n d o s para que a m í no m e
E l so cialism o (co m o la tiranía, llevada a sus últim as con parezca d eseable una tal en señ an za práctica y d em o stra d o
secuencias, de los m ás insignificantes y estúpidos, es decir, i a d a bsurdum , in clu so au n cu an d o d iese resu ltad o se pagaría
de los superficiales, env id io so s y com ediantes en un setenta ! con una ca n tid a d m o n stru o sa de v id a s h u m a n as. S in em -
y cin co p o r ciento) es, en realidad, co n secu en cia d e las | bargo, y a co m o topo inquieto, b ajo el su elo de u n a sociedad
« ideas m o d ern as» y d e su an arq u ism o latente: pero en la ti ; que va a m a rc H ‘V ■- : • ' ' ' ^ 'n id ez , el so cialism o
4
114 I Kll UKICH NIETZSCHE LA VOLUNTAD DE PODER
puede llegar a ser algo útil y regenerador: retrasa la «paz en tig io de los filó so fo s; ¡K ant será alg u n a v ez un es p a n ta
la tierra», y Unía la bonaehonería del rebaño dem ocrático pájaros!
obliga a los europeos a desplegar astucia y precaución, a no
renunciar por com pleto a las virtudes viriles y guerreras y a
conservar un resto de espíritu, de claridad, de sequedad y 128
frialdad de ánim o, protege a Europa, a veces, del m arasm us
fe m e n in a s que la am enaza. Todavía no he encontrado ningún m otivo para el d es
aliento. El que haya conservado y cultivado una voluntad
fuerte, al m ism o tiem po que un espíritu am plio, tiene m u
126 chas m ás posibilidades que nunca. Porque la dom esticación
del hom bre en esta E uropa dem ocrática ha Ilegado a ser m uy
Los m ejores frenos y rem edios de la m odernidad: grande; los hom bres que aprenden con facilidad, que se so
m eten con facilidad, son la regla: el rebaño, incluso a veces
1) El servicio general militar, con guerras reales, donde m uy inteligente, está preparado. El que sabe ordenar en
se acabe la diversión. cuentra siem pre a los que han de obedecer: pienso, por ejem
2) La limitación nacional (simplificadora, concentradora). plo, en N apoleón y Bismarck. La com petencia con fuerzas y
3) La alimentación m ejorada (carne). voluntades no inteligentes, que constituye el m ayor im pedi
4) L a progresiva lim pieza y sanidad de las viviendas. m ento, es escasa. ¡Quién no sería cap az de d errib ar a esos
5) El predom inio de la fisiología sobre la teología, la m o señores «objetivos», d e voluntades débiles, co m o R anke o
ral, la econom ía y la política. Renán!
6) La rigidez militar, la exigencia y tratam iento de sus
«obligaciones» (basta ya de alabanzas)...
129
130 tinto gregario: con ellas se prepara una clase de hom bre que
alguna vez caerá en nuestras m anos, que tiene que desear
La mayor equidad y suavización del hombre corno estado caer en nuestras manos.
de debilidad (el N uevo Testamento y la prim itiva com uni Más allá del Bien y del Mal, pero exigim os la absoluta sa-
dad cristiana, como betise com pleta que se muestra en los cTíilización de la moral del rebaño.
ingleses Darwin y Wallace). Vuestra equidad, vuestra natu Nos reservam os m uchas clases de filosofía que nos son
raleza superior os lleva al sufragio universal, etcétera; vues necesarias para la enseñanza: en determ inadas eircunstan-
tro «hum anitarism o» a la indulgencia ante el crim en y la t fias, la filosofía pesim ista com o m artillo; quizá no podam os
estupidez. A la larga, haréis que venza la estupidez, y la irre prescindir de un budism o europeo.
flexión: com odidad y estupidez: centro. Favorecem os probablem ente el desarrollo y m adurez de
Exleriormente: época de guerras terribles, revoluciones, In esencia dem ocrática; ella contribuye a la debilitación de la
explosiones. Interiormente: debilitación creciente del hom voluntad: en el «socialism o» vem os una espina que protege
bre, los acontecim ientos com o excitantes. Lo parisiense contra la com odidad.
com o el extrem o europeo. Posición anlc los pueblos. N uestras preferencias: d ed ica
Consecuencias: 1) Los bárbaros (al principio, natural m o s nuestra atención a los resultados del cruce.
mente, bajo la form a de esa anterior cultura). 2) Los indivi A solas, acom odado, fuerte: ironía contra la «prensa» y su
duos soberanos (donde las fuerzas de la barbarie y el desen Ilustración. Preocupación de que los científicos no se hagan
freno en todo lo existente se cruzan). Epoca de la gran literatos. D espreciam os cualquier clase de ilustración que se
estupidez, brutalidad e indigencia de las m asas y del indivi $ confía a la lectura de los «refritos» periodísticos.
dúo superior. A doptam os nuestras actitudes al azar (com o G oethe,
Stendhal), nuestras experiencias vitales, com o p rim er tér
mino, y las subrayam os, para o cu ltar nuestro v erdadero
131 ti»ndo. N osotros m ism os nos guardam os de im plicar en ello
nuestro corazón. N os sirven de protección, com o la que n e
Una cantidad innum erable de individualidades de la clase cesita y tom a el cam inante; nos gu ard am o s m uy bien d e a cli
superior perecen ahora: pero el que se salva es fuerte como matamos.
el diablo, sem ejante a lo que sucedía en la época del Rena leñem os un a disciplina voluntan;r ante nuestros sem ejan-
cim iento. tos. Lm pleam os todas las tuerzas en el desarrollo de la fu erza
llr voluntad, arte q u e nos perm ite e n m a sc a ra rn o s, arte de
t'imiprender m ás allá de los afectos (tam bién de p en sar en
132 Umiiui «supraeuropea» de vez en cuando).
Preparación p ara esto: el legislador del futuro, llegar a ser
Siendo tan buenos europeos com o som os: ¿qué nos dis los dueños de la tierra, p o r lo m enos nu estro s hijos.
tingue a nosotros de los hom bres de la patria? En prim er lu ( onsideración fundam ental sobre el m atrim onio.
gar, som os ateos e inrnoralistas, pero, a renglón seguido
apoyam os las religiones y las m orales producidas por el iif.
I-'KIEDRSCH NIKTZSCHR
133
I
134
CRÍTICA DE LA RELIGIÓN
Es la época del gran mediodía, de la m ás espantosa clan
dad: una clase de pesimism o, mi gran punto de partida. Quiero reivindicar, com o propiedad y producto del hom
bre, toda la belleza y sublimidad que ha proyectado sobre las
I. Contradición fundamental entre la civilización y el cu cosas reales e imaginadas, haciendo así la más bella apolo
salzamiento del hombre. gía de este. El hombre com o poeta, com o pensador, com o
II. La estim ación moral de los valores com o una historia Dios, com o Amor, com o Poder: ¡oh. suprema y regia libe
de la m entira y del arte de la calum nia al servicio de la vo ralidad con que ha donado a las cosas para em pobrecerse él
luntad de poder (de la voluntad de rebaño, que se rebela con y para sentirse miserable! Este ha sido hasta ahora su mayor
tra los hombres m ás fuertes). altruismo: saber adm irar y adorar, ocultándose que era él
III. Las condiciones de cualquier elevación de la cultiiu mismo quien había creado lo que admiraba.
(la posibilitación de una elección a costa de una multitmli
son las condiciones de todo crecimento.
IV. La m ultitud de sentidos del m undo com o problema 1. S o b r e f.i . n a c im ie n t o df . l a s r e l ig io n e s
de la fuerza que m ira todas las cosas bajo la perspectiva di
su crecim iento. Los juicios de valor moral-cristianos, conn> 135
rebelión de los esclavos y mendacidad de los mismos (con
tra los valores aristocráticos del m undo antiguo). D el origen de la religión.— De la m isma forma que el
hombre inculto cree hoy que la ira es la causa de su enfure
cimiento; el espíritu la causa de que él piense; el alm a la
Musa de que él sienta; de la m isma forma, en suma, con que
120 FRIED RICH N IETZSCH E LA V O LU N TA D DE PO DER 121
hoy se aplican, irreflexivamente, un sinfín de entidades psi el ingenuo com o religiosas se divide en varias personas. La
cológicas que deben ser causas, así ha explicado el hom bre, religión es un caso de «altération de la personnalité». Una
a niveles todavía m ás ingenuos, estas mismas apariencias especie de sentim iento de m iedo y tem or ante sí mismo...
con la ayuda de entidades sociológicas personales. Los esta Pero, también, un alto sentim iento de felicidad y superiori
dos de alma que le parecían extraños, arrebatadores, ago dad extraordinarias... Entre los enferm os, basta la sensación
biantes, los consideraba com o obsesiones y encantos provo de salud para llegar a creer en Dios, en la proxim idad de
cados por el poder atribuido a una persona. (A sí aplica el Dios.
cristiano, que es hoy la clase de hom bre m ás ingenua y re
trógrada, la esperanza, la tranquilidad, el sentim iento de «re
dención» a un Dios de inspiración psicológica: para él, com o 136
tipo esencialm ente sufriente e intranquilo que es. los senti
m ientos de felicidad, de resignación y de tranquilidad, le pa Psicología rudim entaria del hombre religioso.— Todas las
recen algo extraño, algo que requiere una explicación.) Para transform aciones son efectos; todos los efectos son efectos
las razas de gran vitalidad, inteligentes y fuertes, es el epi de la voluntad (el concepto «naturaleza», «ley natural», falta);
léptico quien m ás despierta el convencim iento de que un po todos los efectos tienen un autor. Psicología rudim entaria:
der extraño se proyecta en él; pero tam bién cualquier escla solo es causa cuando se sabe que se ha querido algo.
vitud análoga, por ejem plo, la del ilum inado, la del poeta, la Consecuencia: los estados de poder dan al hom bre la im
del gran crim inal, las pasiones com o el am or y la venganza, presión de no ser la causa, de no ser responsable de ellos; su
sirve para prom over la invención de poderes so brehum a ceden sin haber sido deseados; en consecuencia, no somos
nos. Se concreta un estado en una persona y se supone que, los autores; la voluntad no es libre (es decir, la consciencia
cuando este estado aparece en nosotros, es el efecto de aque de una transform ación operada en nosotros sin que nosotros
lla persona. D icho de otra forma: en la form ación psicológica la hayam os querido), necesita de una voluntad ajena.
de D ios, un estado es personificado com o causa para que C onsecuencia:*! hom bre no ha osado atribuirse todos sus
llegue a ser el efecto de algo. m om entos más fuertes y asom brosos, los ha concebido com o
He aquí la lógica psicológica: el sentim iento del poder, «pasivos», com o «sufridos», com o v io len tacio n es— la reli
cuando de form a repentina y subyugadora se apodera del gión es el surgim iento de una duda sobre la unidad de la per
hom bre —-y este es el caso de todos los grandes afectos— , sona, una alteración de la personalidad— : en cuanto todo lo
provoca en él una duda sobre su persona: no se atreve a pen grande y t uerte del hom bre se concebía com o sobrehum ano,
sar en sí m ism o co m o causa de este sentim iento asom broso, co m o ex tra ñ o a él, el hom bre se em p eq u eñ ecía, co lo cab a
y, p o r ello, establece para estos casos una personalidad más am bos aspectos en dos esferas superadas, una lastim osa y
fuerte, una divinidad. dcbil y otra fuerte y asom brosa: a la prim era la llam ó «hom
En resum en, el origen de la religión reside en los senti bre», y a la segunda «D ios». Y siem pre ha seguido haciendo
m ientos extrem os de poder que, por lo extraños, desconcier esto; en el periodo de la idiosincrasia m oral ha considerado
tan al hom bre; y de la m ism a form a que el enferm o, al sen sus estallos m orales m ás elevados y sublim es no com o «que
tir q u e un m iem bro es dem asiado pesado y extraño, llega a ridos». no com o «obra» de su persona. T am bién el C risto se
la conclusión de que hay otra persona acostada sobre él, así, p aró y diferenció su persona en un a ficción m ezquina y d é
122 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 123
bil a la que llamó hombre, y en otra a la que llamó Dios (Re para eso tienen sus instintos; para hacerlo más digno, más
dentor, Salvador). creíble, tienen que llevar la sem ejanza lo más lejos posible;
La religión ha rebajado el concepto «hombre»; su conse su habilidad de com ediantes debe, ante todo, conseguir en
cuencia extrem a es que todo lo bueno, lo grande, lo verda ellos una buena conciencia, con ayuda de la cual poder con
dero es sobrehum ano y le ha sido donado por una gracia... vencer con veracidad.
137 139
La teoría de la afinidad fue un medio para sacar al hombre El sacerdote quiere dejar bien sentado que es el tipo supe
de su degradación, que trajo consigo la decadencia de aquel rior del ser humano, que domina — incluso sobre aquellos que
estado elevado y fuerte, com o si fuera un estado extraño a él. tienen el poder en las manos— , que es invulnerable, inatacable:
Estos estados fuertes y elevados podían, al menos, ser consi que él es la fuerza más potente de la comunidad, que no hay
derados com o efectos de nuestros antepasados, pertenecía absolutamente ninguna forma de sustituirlo o subestimarlo.
mos unos a otros solidariamente, crecíamos a nuestros pro Medios: él es el único sabio; el único virtuoso; solo él
pios ojos en cuanto nos regíamos con normas conocidas. tiene el dominio supremo sobre sí mismo: solo él es, en un
Intento de las familias nobles para igualar la religión con cierto sentido. Dios, y se remonta a la divinidad; solo él es in
su vanidad. Lo m ismo hacen los poetas y los videntes; se termediario entre Dios y los otros; la divinidad castiga cual
sienten orgullosos, dignificados y elegidos con tal comercio, quier desventaja, cualquier pensamiento dirigido contra un
valorizan en grado sumo el no ser considerados com o indi sacerdote.
viduos, el ser simples boquillas de un clarín (Homero). Medios: la verdad existe. Solo hay una form a de alcan
Gradual posesión de sus elevadas y orgullosas situacio zarla: hacerse sacerdote. Todo lo que es bueno en el orden,
nes, de sus acciones y obras. A nteriorm ente se creían hon en la Naturaleza, en la tradición, se basa en la sabiduría de
rarse más cuando no se consideraba uno a sí m ismo respon los sacerdotes. El Libro Sagrado es su obra. La Naturaleza
sable de las cosas más excelsas que hacía, sino que confen.i rutera no es más que una aplicación de sus estatutos. No hay
esta responsabilidad a Dios. ninguna otra fuente de bien que el sacerdote; cualquier otra
La falta de libertad de la voluntad pasaba por ser lo que excelencia es de categoría diferente a la del sacerdote, por
concedía a una acción un valor superior; entonces hacían a ejemplo, la del guerrero.
Dios autor de sus obras. Consecuencia: si el sacerdote debe ser el tipo superior, la
jerarquía de sus virtudes servirá para graduar los valores del
hombre. El estudio, la renuncia a los sentidos; la inactividad,
138 In impasibilidad; la falta de afectos, la solemnidad. Contra
dicción: el género más profundo de hombre.
Los sacerdotes son los com ediantes de algo sobrenatural, lil sacerdote enseña una determinada clase de moral, para
algo a lo que tienen que dar evidencia, ya sea de ideales, y;i i|ik‘ así le crean un tipo superior. Concibe un contratipo: el
sea de dioses, ya de salvadores; en eso consiste su profesión t'hiinilala. Para hacer despreciable a este, se entrega, por to
i
124 F R IE D R IC 'H N IE T Z S C H E LA V O LU N TA D D E PO D ER 125
dos los medios, a la jerarquización de las castas. El miedo docios. Hacer ver hasta qué punto ella form a parte de la
extrem o de los sacerdotes ante la sensualidad está condicio práctica de estos constituirá el objeto de la presente inve.sti-
nado a su vez por la idea de que también aquí la.jerarquía de , gación.
castas (es decir, la jerarquía en general) es lo m ás am ena t Pero también los filósofos, en cuanto se disponen a tom ar
zado... Cualquier «tendencia más libre» in puncto punen en sus manos, con intenciones ocultas, la dirección de los
arroja al montón la legislación sobre e! matrimoio. " hombres, se han otorgado a sí m ism os el derecho a la m en-
i tira: ante todo Platón. La m ás grandiosa d e ellas es la doble
\ mentira: desarrollada por los típicam ente arios filósofos del
140 ‘ Vedanta: dos sistem as contradictorios en todos sus puntos
principales, pero que se relevan, se integran y se com pletan
El filósofo com o posdesavrollo del tipo de sacerdote, lleva por m otivos educativos. La m entira de una crea la situación
en sí la herencia de este; incluso a pesar de tratarse de un por la cual llega a hacerse inteligible la verdad del otro...
rival, se ve forzado a luchar por lo m ism o y con los mismos ¿H asta dónde llega la m entira piadosa de los sacerdotes y
m edios que el sacerdote de su época; aspira a la autoridad de los filósofos? ¿H ay qu e preguntarse aquí qué condiciones
suprema. previas tienen para la educación, qué d o g m as tienen qu e in
¿Q ué da la autoridad cuando no se tiene en las m anos el ventar para satisfacer estas condiciones previas'?
poder físico (ni ejército, ni arm as...)? ¿C óm o se gana la au En prim er lugar: deben tener a su lado el poder. la au to ri
toridad sobre los que tienen la fuerza física y la autoridad? dad, la absoluta credulidad.
(Los filósofos com piten en la veneración a los príncipes, a En segundo lugar: deben tener el cu rso co m p leto d e la
los conquistadores victoriosos, a los estadistas sabios). N aturaleza en las m anos, de m anera qu e todo lo qu e se re
Únicamente despertando la creencia de que tienen en las fiere al individuo parezca necesario gracias a sus leyes.
m anos un poder m ás alto y m ás fuerte; Dios. N ada es así bas En tercer lugar: deben poseer tam b ién una vasta zo n a de
tante fuerte para ellos; todo el m undo necesita la mediación poder cu y o s co n tro les escap en a los ojos de sus su b o rd in a
y los servicios de los sacerdotes. Se colocan en m edio corno dos: la m ed id a de castig o para el má.s allá, el « d espués-de-
algo indispensable. N ecesitan com o condiciones de su exis la-m uerte». y, p ara m ás facilidad, indicar ello s ios m edios
tencia: 1) que se crea en la absoluta superioridad de su Dios, que conducen a la salvación.
que se crea en su D ios; 2) que no haya ningún otro camino, Tienen qu e hacer o lv id ar el co n cep to del cu rso natural d e
ningún otro cam ino directo a Dios. La segunda exigencia lus cosas; p ero co m o son gente av isp ad a y reflex iv a, p ro m e
crea por sí sola el concepto de la «heterodoxia»; la primera ten, por lo tanto, una serie d e efecto s, p resen tad o s, n a tu ra l
la del «incrédulo» (es decir, el que cree en otro Dios). mente, co m o co n d icio n ad o s por las ovaciones o p o r un a es-
Iricta o b ed ien cia a sus leyes. D e la m ism a form a pueden
lum bíén d ec reta r un a serie d e co sas qu e son a b so lu ta m en te
141 rncionales, pero no p ueden m e n cio n a r la e x p e rien c ia, el e m
pirism o, co m o fu en te de su sab id u ría, sin o qu e tien en qu e
C rítica de la santa m e n tira .-—El q u e la m entira se permito presentar esta co m o fru to d e u n a rev elació n , o co m o c o n se
para fines piadosos perten ece a la te o ría de todos los sacer cuencia d e «las p en iten c ia s m ás duras».
126 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 127
La santa m entira se refiere, por tanto, principalmente: ;il esperanza (premio y castigo); dependencia de una tutela sa
fin de la acción (el fin natura), la razón, se hace invisible: un cerdotal de una exactitud formulista que tiene la pretensión de
fin moral, un cum plim iento de la ley, un servir a Dios, apa expresar una voluntad divina: implantación de una «concien
recen com o finalidad): a la consecuencia de la acción (la cia» que establece una falsa sabiduría en lugar de la prueba y
consecuencia natural se considera sobrenatural, y, para obrai de la investigación: como si ya estuviera m uy claro que es lo
con m ás seguridad, se establecen otras consecuencias incou que hay que hacer y lo que hay que dejar de hacer; una espe
trolables, sobrenaturales). cie de castración del espíritu de búsqueda y de progreso; en
De esta form a se crea una idea de bien y mal que parca- suma, el más grave acal/amiento del hombre que pueda ima
com pleta y absolutam ente independiente de los conceptos ginarse y que pasa con ello por ser el «hombre bueno».
naturales «útil», «dañino», «vital», «antivital»: esta idea, dado En la práctica, toda la razón, toda la herencia de inteligen
que se está pensando en otra vida, puede, incluso, llegar a ser cia, de finura y previsión, que son las condiciones del canon
el punto directam ente opuesto al concepto natural del bien y sacerdotal, se reducen arbitrariamente a una pura mecánica: la
del mal. conformidad con la ley llega a valer como meta superior, la vida
De esta form a se crea finalm ente la fam osa «conciencia» ya no ofrece problemas; toda la concepción del mundo se en
una voz interior que m ide cada acción no por el valor de la sucia con la idea de castigo; al presentarse la vida sacerdotal
acción m ism a con respecto a sus consecuencias, sino en re com o el non plus ultra de la perfección, se transforma la pro
lación con la intención y la conform idad de esta intención pia existen cia en una calum nia y un en su ciam ien to de sí
con respecto a la «ley». misma; el concepto «Dios» representa una renuncia a la vida,
A sí pues, la santa m entira ha inventado: 1) un D ios que una crítica, incluso un desprecio a la vida; la verdad se trans
prem ia y que castiga, que reconoce exactam ente el código de forma en la mentira sacerdotal, la aspiración a la verdad en
los sacerdotes y que envía a estos al mundo en calidad de pona estudio de las Escrituras, com o medio de hacerse teólogo...
voces y plenipotenciarios suyos; 2) un más allá de la vida, en el
que la gran m áquina de castigar se representa ya en acción (para
este fin sirve el concepto de la inmortalidad del alma); 3) la 142
conciencia del hombre com o conciencia de que el bien y el mal
son algo firme: que es Dios m ism o el que habla, cuando acón Crítica del código de M anu.— Todo el libro se apoya en la
seja la conform idad a los preceptos de los sacerdotes; 4) la mentira santificada. ¿Es el bien de la humanidad el que inspiró
moral com o negación de todo curso natural, com o reducción lodo este sistema? ¿Esta clase de hombre que cree en lo intere
de todo suceder a estar condicionado por la m oral, la acción sante de toda acción estaba o no estaba de acuerdo en que se
m oral (es decir, la idea de prem io y de castigo), com o pene estableciera este sistema? M ejorar a la humanidad; ¿en qué se
trando todo com o única fuerza, com o creadora de todo can: inspiró esta intención? ¿D e dónde surgió la idea de m ejora?
bio; 5) la verdad com o don, com o cosa revelada, com o coui E ncontram os una clase de hom bre, la sacerdotal, que cree
cidente con la enseñanza de los sacerdotes, com o condición ¡ser la norm a, la cum bre, la expresión superior del tipo h om
de todo bienestar y de toda dicha en esta vida y en la otra. bre: de ella m ism a tom a el concepto «m ejorar». Cree en su
En suma: ¿con qué se paga la m ejora m oral? Menosprecio preponderancia, la quiere tam bién de hecho: la causa de la
de la razón; reducción de todos los motivos de m iedo y a la santa m entira es la voluntad de poder...
#
128 F R IE D R 1C H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 129
Instauración de la preponderancia: a este fin conduce el El esquema de una organización com ún inalterable, con
dominio de los conceptos que establecen el sacerdocio como los sacerdotes en cabeza — que es el más antiguo gran pro
un non plus ultra de poder. El poder por la mentira, dado que ducto cultural de Asia en el aspecto organizativo— , debió
no se posee el poder físicamente, militarmente... La mentira llevar, naturalmente, en todos los aspectos, a la reflexión y a
com o suplemento del poder: un nuevo concepto de la «verdad». la imitación. Aun a Platón: pero, sobre todo, a los egipcios.
Se equivoca uno al considerar que ha habido en esto un
desarrollo inconsciente e ingenuo, una especie de autoen-
gaño... Los fanáticos no son los inventores de tales sistemas I 144
de opresión plenamente pensados... En esto ha funcionado la
circunspección m ás dotada de sangre fría; una especie de lu Las m orales y las religiones son los m edios principales
cidez com o la que tenía Platón cuando planeaba su «Estado». con los cuales han podido hacerse del hombre lo que se ha
«Hay que querer los medios, si se quiere el fin»; sobre esla querido: a condición, claro está, de que se tuviese una super
opinión política no ha tenido dudas ningún legislador. abundancia de fuerza creadora y que se haya podido ejercer
Nosotros consideram os al modelo clásico com o específi la voluntad durante largos periodos de tiempo.
cam ente ario; por consiguiente, podem os hacer responsable
de la m entira más fundamental que jam ás se haya estable
cido a la clase de hom bre m ejor dotada y m ás lúcida... Se ha 145
copiado esto casi en todas partes: el influjo ario ha corrom
pido al m undo antiguo... i A sí es com o considera una religión afirm ativa aria el o ri
gen de una clase dom inante: el código de Manu. (La divini
143 zación del sentido de poder en los brahm anes es interesante
que se haya originado en una casta de guerreros y después
Hoy se habla m ucho del espíritu sem ítico del N uevo Tes haya pasado a los sacerdotes.)
tamento: pero al decir esto, no se m enciona m ás que el espi A sí es com o una religión afirm ativa sem ítica ve el origen
ritu sacerdotal, y en el código m ás claram ente ario, en la lev de la clase dom inante: el código de M ahom a, el A ntiguo
del M anu, esta clase de «sem itism o», es decir, de espíritu Testamento en sus partes más antiguas. (El m ahom etism o,
sacerdotal, es peor que en ningún otro sitio. como religión esencialm ente m asculina que es, tiene un pro
El desarrollo del Estado sacerdotal judío no es original, fundo desprecio por el sentim entalism o y la m entira del cris
aprendieron el esquem a en Babilonia: po r tanto, el esquema tianismo... al que considera una religión de mujeres.)
es ario. C uando el m ism o de nuevo, m ás tarde, bajo la pre A sí es com o una religión negativa sem ítica ve el origen
ponderancia de la sangre germ ánica, dom inó en Europa, era de la clase oprim ida: el N uevo Testam ento (según conceptos
adecuado al espíritu de la raza dom inante: un gran atavism o Indo-arios: una religión de chandala).
La E dad M edia g erm án ica tratab a de restablecer el orden A sí es com o una religión negativa aria considera el creci
germ ánico de las castas. miento bajo las clases dom inantes: el budism o.
£1 m ahom etism o, por otra parte, aprendió del cristianismo Es com pletam ente adecuado que nosotros no tengam os
la utilización del «m ás allá» com o m edio de castigo. Una religión de la raza aria oprim ida, ya que esto sería una
130 EKIEDR1CH NIETZSCHE
I A VOI UNTAD DE PODER 131
146 149
En sí, una religión no tiene relación con la moral: pero l o s La fe en nosotros m ism os constituye la traba más fuerte,
dos derivados de la religión judía son esencialmente religiones | el m ayor latigazo y las alas más pótenles. El cristianism o de
m orales, es decir, dan preceptos sobre cóm o se debe vivir \ biera haber elevado la inocencia del hombre a la categoría de
hacen que se obedezcan sus exigencias con premios y castigos. artículo de fe; los hombres hubieran llegado así a ser dioses:
en aquel entonces todavía se podía creer.
147
150
En los cultos paganos se trata del gran círculo anual alre toda clase: no expresa el declive de una raza; es, desde el prin
dedor de cuya interpretación gira el culto. En el culto cris cipio, un conglomerado de morbosidades que se atraen m u
tiano tenem os un círculo de fenóm enos de parálisis, alrede tuamente y se entremezclan entre sí... Por eso no es nacional,
dor de los cuales gira el culto... no está condicionado por la raza; se dirige a los desheredados
de todas paites; en el fondo es un rencor contra todo lo bien
nacido y dominador: necesita un símbolo que represente la
153 maldición hacia lo bien nacido, hacia todo lo que domina...
Está también en oposición contra todo movimiento intelec
Esta religión nihilista busca para sí m ism a en la Antigüe tual, contra toda filosofía: toma el partido de los idiotas y ex
dad los elem entos de decadencia y todo lo relacionado con presa una maldición contra el espíritu. Siente rencor contra los
ellos; a saber: dotados, contra los sabios, contra los espiritualmente indepen
dientes, adivina en ellos lo pleno, lo dominador.
a ) El partido de los débiles y los frustrados (condenación del
m undo antiguo); lo que este ha rechazado con m ás fuerza...
b) El partido de los desm oralizados y los antipaganos. 155
c) El partido de los políticam ente cansados y los indife
rentes (los rom anos m architos...), los desnacionalizados, qui En el budism o esta idea es la predominante: «Todos los
se sentían interiorm ente vacíos. deseos, todo lo que produce alectos y sangre impulsa a la ac
d) El partido de los que están hartos de sí m ism os, que ción»; solo en este respecto se nos previene contra el mal. En
colaboran con gusto en una conjura subterránea. consecuencia, obrar no tiene sentido, el obrar form a pane de
la existencia: pero la existencia no tiene sentido. Los budis
tas ven en el mal la tendencia hacia algo ilógico: hacia la afir
154 mación de medios cuyo fin se niega. Buscan un cam ino ha
cia el no ser, y por eso proscriben todas las tendencias que
B uda contra el «C rucificado».— D entro de las religiones parten de los afectos. Por ejemplo: ¡no vengarse!, ¡no ser
nihilistas se pueden, sin em bargo, separar claram ente la cris enemigo! El hedonism o de los cansados establece aquí la
tiana y la budista. L a budista expresa un herm oso atardecer medida suprem a de valor. Nada está más lejos del budista
una d u lzura y una suavidad perfectas; es agradecim iento que el fanatism o judío de un San Pablo: nada contradeciría
hacia todo lo que ha pasado, incluyendo los defectos: l;i más su instinto que esta tensión, esta llama, esta inquietud del
am argura, el desengaño el rencor; al fin, el am or, la altura e s hombre religioso, sobre todo esa forma de sensualidad que el
piritual; el refinam iento de la contradicción filosófica viein- cristianism o ha santificado con el nom bre de «A m or». A
después, tam bién de eso descansa: pero le sirve para acn- pesar de todo, son las clases ilustradas, e incluso las superin-
centar aún m ás su gloria espiritual y su incandescencia <l< Idectuales, las que encuentran su correspondencia en el bu
crepúsculo. (Tiene su origen en las castas superiores.) dismo: una raza exhausta y cansada de una lucha filosófica
El m ovim iento cristiano es un m ovim iento de degenera (le siglos, pero no por debajo de toda cultura com o las capas
ción constituido por elem entos de defección y desechos iK nodales en las que se originó el cristianism o... C om o ideal
LA V O L U N T A D D E PO D ER 135
134 Í R IED R IC ’H N IE T Z S C H E
se percibe lamhién, esencialmente, un desapego del bien \ las otras raíces en las que ha venido creciendo son mucho
del mal: con ello se establece un sutil más allá de la moral, más poderosas. Es un abuso incomparable que tales resulta
que coincide con la esencia de la perfección, en la premisa de qm ■ dos de decadencia, tales engendros, los llamados «Iglesia
las buenas acciones son necesarias solamente de forma tem cristiana», «fe cristiana» y «vida cristiana», se designen con
poral. simplemente como medio, es decir, para apartarse de aquel santo nombre. ¿Qué es lo que ha negado Cristo? Todo
lo que hoy se llama cristiano.
cualquier clase de acción.
156 159
¡Qué curioso! Una religión nihilista com o el cristianismo, Toda la doctrina cristiana acerca de lo que se debe creer,
nacida y adecuada a un pueblo pertinazmente anciano, que toda la «verdad» cristiana no es más que mentira y engaño:
ha sobrevivido todos los instintos fuertes, transportada paso y exactamente lo contrario de lo que era al principio el mo
vimiento cristiano.
a paso a otros medios, y que finalmente penetra en los pue
blos jóvenes que todavía no tienen historia. ¡Una bienaven Justamente lo que en el sentido eclesiástico constituye lo
turanza decadente, de pastores, de atardecer, predicada a los cristiano es, desde un principio, anticristiano: simples sím
bárbaros, a los germanos! ¡A los mismos que habían soñado bolos en lugar de cosas y personas; hechos eternos en lugar
con un Walhalki y que encontraban la plena felicidad en la de historia; puras fórmulas, ritos, dogmas en lugar de una
guerra! Una religión supranacional predicada en medio de praxis de la vida. Lo cristiano es la perfecta indiferencia con
tra dogmas, culto, sacerdotes, Iglesia, teología.
un caos, en que ni siquiera existían naciones.
La práctica del cristianismo no es, en modo alguno, una
quimera inútil, com o tam poco lo es la práctica del budismo:
es un medio para ser feliz.
157
penitencia y el remordimiento de los pecados; su afirmación rer hacerse rico. No hay que maldecir. No hay que juzgar.
mas importante es: «No hay nada en el pecado». H ay que olvidar y perdonar. No orar en público.
Pecado, penitencia, perdón: todo está aquí fuera de lu La «bienaventuranza» no es solo una promesa: existe
gar..., es una intromisión judía, o se trata de paganismo. desde el m om ento en que se vive y se obra conform e a tales
máximas.
161
164
El reino de los cielos es un estado del corazón (de los ni
ños se dirá, «porque de ellos es el reino de los cielos»): nada
A ñudidos posteriores.— Toda la actitud de profetas y m i
que esté «en la tierra». El reino de Dios no «viene» de forma
lagreros, la cólera, la proclam ación del juicio, es una ho
hislórico-cronológica, no según el calendario, no es algo que
rrorosa corrupción (por ejem plo, M arcos 6, 11: «... y a los
esté ahí un día y que el día anterior no estaba, sino que se
que no os recibieron..., en verdad os digo que m ás tolerable
trata de una «transformación de los sentidos en el indivi
será el castigo de Sodom a y G om orra», etcétera). La «hi
duo», algo que viene en todo m om ento, pero que no acaba
guera» (M ateo, 21, 18): «... pero cuando él por la m añana
de estar allí...
volvió a la ciudad tuvo ham bre. Y vio una higuera en el ca
mino y se dirigió a ella y no encontró nada, solo hojas, y le
162 habló: ¡Que nunca m ás crezca fruto de ti! Y la higuera se
secó inmediatam ente».
El ladrón en Ia cruz: cuando el m ism o crim inal que re
cibe una m uerte dolorosa, juzga: «Solo este Jesús que sin
protesta, sin rencor, con bondad, resignadam ente, sufre y 165
m uere es el justo», ha afirmado el Evangelio: y con ello esla
en el Paraíso... La doctrina del prem io y el castigo se ha introducido de
una form a com pletam ente absurda: con ello se ha echado
todo a perder.
163 De la m ism a form a sucede con la praxis de la prim era ec-
clesia m ilitans, del apóstol San Pablo y su conducta orde
Jesús dijo: no se debe ofrecer resistencia ni de hecho ni de nada de una form a com pletam ente falseada, com o prefijada
corazón a los que nos hagan mal. de antem ano...
No se debe reconocer ningún m otivo para separarse de su La posterior glorificación de la vida y doctrina reales de
mujer. los prim eros cristianos: com o si todo hubiese sido prescrito
N o hay que establecer ninguna diferencia entre forasteros así y sim plem ente se hubiera seguido al pie de la letra...
y naturales, extranjeros y com patriotas. Y, además, el cum plim iento de las profecías: ¡de qué forma
N o hay que encolerizarse contra nadie, no hay que me se ha falsificado y justificado todo!
nospreciar a nadie. Dad lim osna en secreto. N o hay que que
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138 I-R 1ED R 1CH N IE T Z S C H E
defensa, a la victoria en sentido de triunfo personal; en la 5) La doctrina del hijo del hombre com o el «hijo de
creencia en la bienaventuranza aquí en la tierra, a pesar de la Dios», la relación vital entre hombre y Dios; de aquí la «se
miseria, los antagonism os y la muerte; en la mansedum bre gunda persona de la divinidad»; precisam ente esto produce
en la ausencia del ira, de soberbia; en no querer ser recom las relaciones filiales de todo hom bre, incluso el más ínfimo,
pensado. ni ligarse a nadie; en el más espiritual abandono del con Dios.
señorío; en el orgullo de una vida voluntariam ente vivida 6) La salvación por la fe (es decir, que no hay ningún otro
para los pobres y los servidores. camino para llegar a ser hijo de Dios que la práctica d e la
Después de que la Iglesia se había dejado arrebatar toda ® vida enseñada por Cristo) transformada en la creencia de al
la praxis cristiana y hubo sancionado la vida dentro del Es gún m aravilloso perdón de los pecados, que no puede ser lle
tado. aquella clase de vida que Jesús había com batido y con vado a cabo por los hombres, sino por la acción de Cristo.
denado, tuvo que depositar el sentido del cristianismo en
otra parte; en la creencia en cosas increíbles, en el cerem o Con ello hahía que dar una nueva significación al «Cristo
nial de rezos, veneraciones, fiestas, etcétera. El concepto en la cruz». Esta muerte no era en sí la causa principal... fue
«pecado», «perdón», «castigo», «recom pensa» — todo poco solo un signo más de cóm o hay que conducirse frente a la
im portante y casi excluido del prim er cristianism o— ad superioridad y a las leyes del mundo: no defenderse... En eso
quiere ahora la m ayor importancia. estaba el ejemplo.
Una honible mezcla de filosofía griega y judaismo; el asce
tismo; el constante juzgar y condenar; la jerarquía, etcétera.
4 171
instintos, para crear una unidad, un poder de defensa; resu su ternura, con su disposición a ayudar y su solicitud de los
miendo: era necesario una especie de estado de excepción unos para con los otros, inexistente en todo el imperio ro
com o el que había proporcionado a los judíos su instinto de m ano y quizá incomprendida; con su orgullo oculto y dis
conservación... frazado de humildad de «pueblo elegido», con su más íntima
Para esto fueron inestimables las persecuciones que sufrie- negación desinteresada a todo lo que está en la cum bre y po
ron los cristianos: la comunidad en el peligro, la conversión de see el brillo y el poder. El genio de Pablo consiste en haber
las masas como único medio de acabar con las persecuciones reconocido esto com o poder, en ver que este estado bien
privadas (en consecuencia, se aplica lo más ligeramente posi aventurado podía transmitirse porque era seductor y atractivo
ble el concepto «conversión»). también para los paganos. Se fijó com o tarea utilizar aquel
tesoro de energía latente, de inteligente felicidad, para una
«Iglesia judía de libre confesión»; utilizar toda la experien
174
cia y la maestría del instinto de conservación de la com uni
dad judía bajo el dominio extranjero; utilizar también la pro
La vida juüeo-cristiana: aquí no predominó el resenti
paganda judía. Con lo que se encontró fue, precisamente,
miento. Fueron solo las grandes persecuciones las que hicieron
con esa clase de pequeñas gentes absolutam ente apolíticas y
aparente la pasión, tanto el fuego del am or com o el del odio
relegadas al margen, pero con habilidad para mantenerse y
Cuando se ve que los seres más queridos caen víctimas
prolongarse en una serie de virtudes adquiridas que expresa
por la fe, se hace uno agresivo: el triunfo del cristianismo se
ban un sentido único de virtud («medios de conservación y
produjo gracias a sus perseguidores.
exaltación de una clase especial de hombre»).
El ascetismo en el cristianismo no es específico: en esto
El principio del am or surge de las pequeñas comunidades
se equivocó Schopenhauer. El ascetismo se desarrolla en el
judías; es un alma apasionada la que arde aquí bajo las ceni
cristianismo solo en aquellos lugares en donde aunque no
zas de la humildad y de la pobreza: por tanto, no era ni griego,
hubiera cristianismo habría ascetismo.
ni indio, ni germánico. El canto en honor del amor, escrito
El cristianismo hipocondríaco, los tormentos y torturas de la
por Pablo, no es cristiano, sino un brote judío de la eterna
conciencia, corresponden igualmente a un terreno determi
llama semita. Si el cristianismo ha hecho algo esencial, en el
nado en el cual los valores cristianos han echado raíces: esto no
sentido psicológico, ha sido elevar la temperatura del alm a de
es el cristianismo propiamente dicho. El cristianismo ha tomad* >
las razas más frías y nobles que entonces estaban en la cum
para sí toda clase de enferm edades, propias de los terrenos
bre; descubrir que la vida más miserable puede hacerse rica e
enfermizos: se le podría reprochar únicamente el no haber sa
inapreciable por un aum ento de la temperatura...
bido oponerse a ningún contagio. Pero precisam ente en esto
Se com prende con esto que una transformación tal no po
consiste su esencia: el cristianismo es un tipo de decadencia
día llevarse a cabo en relación con las clases dominantes: los
judíos y cristianos tenían contra sí las malas maneras: y lo que
175 es fuerza y pasión del alma, acom pañado de malas maneras
tiene un efecto de rechazo y casi produce asco (yo veo estas
La realidad sobre la que podía fundamentarse el cristia malas maneras cuando leo el Nuevo Testamento). Había que
nism o era la pequeña fam ilia de la diáspora, con su calor v estar em parentado por la bajeza y la miseria, con el tipo de
LA V O L U N T A D D E P O D E R 147
146 F R IE D R IC H N IF T Z S C H E
182
183
El sacerdocio judío había com prendido que debía presen El sim bolism o del cristianism o se basa en el sim bolismo
tar todo lo que exigía com o un precepto divino, com o el judío, que también había resuelto la realidad com pleta (his
cum plim iento de un m andam iento de Dios... D e la misma toria, Naturaleza) en una santa innaturalidad e irrealidad...
form a había aprendido a presentar lo que servía para con que ya no quería ver la verdadera historia, que ya no se in
servar a Israel, para posibilitar su existencia (por ejemplo, teresaba por el resultado natural.
una sum a de obras: la circuncisión, el sacrificio, com o cen
tro de la conciencia nacional), no com o obra natural, sino
184
com o obra de «Dios». Este proceso continúa dentro del ju
daism o, en el que no se experim entaba la necesidad de las
Los judíos hacen el intento de rehacerse después de haber
«obras» (es decir, com o baluarte contra el exterior), se podía
perdido dos castas: la de los guerreros y la de los agricultores.
concebir una clase sacerdotal de hom bre que se conducía En este sentido son los «castrados»: tienen los sacerdotes
com o la «naturaleza noble» frente a la aristocracia; un sa e inm ediatam ente el chandala...
cerdocio del alm a, sin casias, y en cierto m odo espontaneo, Q ué fácilmente se produce en ellos una ruptura, una reli
que, para diferenciarse agudam ente de su contrario, conce gión del chandala: el origen del cristianism o.
día valor no a las «obras», sino a los «sentim ientos»... C om o solo reconocían, com o su señor, al guerrero, intro
En el fondo volvía a tratarse de establecer una determ i ducen en su religión la enem istad contra el noble, contra el
nada clase de alm a: en cierto m odo, una insurrección po arrogante, contra el distinguido, contra el poder, contra las
pular en el seno de un pueblo sacerdotal, un m ovim iento clases dom inantes: son pesim istas indignados.
pieti.sta desde abajo (pecadores, publícanos, m ujeres, en C on ello crearon una nueva posición im portante: el sacer
term o s). Jesús de N azaret era el sig n o por el que todos se dote a la cabeza de los chandalas, contra las clases nobles...
reconocían. Y, de nuevo, para p oder crcer en sí m ism os, n e El cristianism o extrajo la últim a consecuencia de este
cesitaro n una transfiguración teológica: les hacía falta nada i m ovim iento: tam bién en el sacerdocio ju d ío percibías to d a
m en o s que «el h ijo de D ios» p ara p o d er llegar a creer... vía la casta, el privilegiado, el noble, pero el cristianism o su
Y d e la m ism a fo rm a que los sacerdotes habían falseado prim ió esto en el sacerdote.
to d a la h isto ria de Israel, se realizó el intento de falsear El C risto es el ch a n d ala que rec h aza al sacerd o te... El
la h isto ria de la H um anidad para que el cristian ism o apa chandala qu e se redim e a sí m ism o...
r e d e r a co m o el acontecim iento m ás im p o rtan te de esta P or ello, la revolución francesa es hija y con tin u ado ra del
E ste m o v im ien to solo podía su rg ir to m a n d o co m o base el cristianism o.... tiene el instinto contra las castas, contra los
ju d a ism o , cu y o rasgo m ás im portante era co n fu n d ir el pe nobles, contra los últim os privilegios...
cado y la desgracia, transform ar to d o p ec ad o e n pecado
h a cia D io s: de to d o esto el cristian ism o es la se g u n d a po
185
tencia.
El «ideal cristiano», p u esto en escen a con astu cia judía.
L^os instintos so cio ló g ico s fu n d am en tales, su «naturaleza».
152 FRIEDRICH NIETZSCHK LA V OLUNTAD DE POD ER I 53
La rebelión contra el poder espiritual dominante. fondo nada se hace, se dice, se quiere y se aprecia que no sea
El intento de convertir las virtudes bajo las cuales es posi pecado, según la estim ación cristiana y beata, incluso pe
ble la felicidad de los inferiores en un ideal supremo que sirva cado mortal. Y, a pesar de todo, ¡ qué sentimiento de bienes
de medida de todos los valores — el llamar a esto «Dios»— , tar en el aire puro, en la espiritualidad superior, en el paso
es el instinto de conservación de las clases más pobres. m ás ligero en esta fuerza liberada y seguro del futuro! En
La abstención absoluta de guerra y desavenencias justifi todo el Nuevo Testamento no hay una sola boiiffonnerie;
cadas por este ideal, de la misma form a que la obediencia. pero, aun con esto, es un libro refutable...
El am or entre unos y otros com o consecuencia del amor
a Dios.
Artificio: negar todos los móviles naturales y trastocarlos 188
en el más allá espiritual..., utilizar com pletamente para si
mismo la virtud y la veneración que esta inspira y lenta La profunda indignidad con que se prejuzga toda vida
mente así irla denegando a todos los no cristianos. fuera del cristianismo; no les basta con inform ar al enemigo,
necesitan, nada menos, que una calum nia total contra todo lo
que no sean ellos... Con la arrogancia de la santidad se alia
186 de la mejor forma un alma inferior e impura: la prueba de
ello son los primeros cristianos.
El profundo desprecio con que el cristiano era tratado en El futuro: se dejan pagar hábilmente... se trata de la más
el mundo antiguo, que seguía siendo noble, pertenece a la sucia forma espiritual que existe. Toda la vida de Cristo se
mism a clase que la actual repulsión instintiva contra los ju representa y adereza de tal forma que confiim e las profecías,
díos: es el odio de las clases libres y conscientes de sí m is tratando con ello de justificarla...
mas contra los que unen hipócritamente las muecas tímidas
y torpes a un insensato sentimiento de autosuficiencia.
El N uevo Testamento es el evangelio de una clase de 189
hombres totalmente desprovistos de nobleza; su pretensión
de tener m ás valor, incluso de poseer todos los valores, cons La falsa interpretación de las palabras, gestos y estado del
tituye, de hecho, algo indignante, incluso en nuestros días. moribundo: por ejemplo, se confunde fundamentalmente el
miedo a la muerte con el miedo al «más-allá-de-la-muerte»...
187
190
¡Qué poco importa el objeto! ¡El espíritu es lo que vivi
fica! ¡Qué atmósfera enferm iza y apestosa em ana de entre También los cristianos han hecho lo que hicieron los ju
esa excitada charlatanería, de «salvación», amor, bienaven díos: aquello que experim entaron com o condición de exis
turanza, fe, verdad, «vida eterna»! Tomemos, en cambio, un tencia y de renovación lo pusieron en boca de su m aestro,
libro realmente pagano, por ejemplo, Petronio, donde en el incrustándolo con ello en su vida. Del m ism o modo le pres
154 KRIEDRICH N IE T Z S C H E
I.A V O L U N T A D D E P O D E R
192
195
¿«Fe u obras»? Pero que las «obras», la costumbre de rea
lizar determinadas tareas, acabe por producir una delermi
El «cristianismo» ha llegado a ser algo fundamentalmente
nada valoración y, por último, un sentimiento, es tan natural
diferente de lo que su fundador hizo y quería. Es el gran mo-
156 F R IE D R IC H N IE T Z S C H K LA V O L U N TAD D E P O D E R 57
vimienlo anlipagano de la Antigüedad, form ulado utilizando de la víctima (el misterio); 3) la acción redentora, la leyenda
la vida, la doctrina y las «palabras» del fundador del cristia sagrada; 4) el ascetismo, la negación del mundo, la «purifi-
nismo, pero en una interpretación absolutamente arbitraria, i cación» supersticiosa; 5) la jerarquía com o una form a de la
según el esquem a de necesidades fundamentalmente dife comunidad. En resumen: el cristianismo se adaptó a un an
rentes, traducido a la lengua de todas las religiones subtem i tipaganismo que ya existía por doquier y que se había intro
neas que han existido. ducido en todas partes, a los cultos que habían sido comba-
Es el surgimiento del pesim ism o (mientras Jesús quería : tidos por Epicuro... mejor dicho, a las religiones de la masa
traer la paz y la felicidad de los corderos): se trata del pesi “ inferior, de las mujeres, de los esclavos, de las clases no nobles.
mismo de los débiles, de los sometidos, de los que sufren, de Tenernos, pues, com o errores:
los oprimidos.
Sus enemigos mortales son : 1) la fuerza de carácter, es 1) La inmortalidad de la persona.
píritu y gusto; lo «mundano»; 2 ) la «felicidad» clásica, el es 2) El supuesto de otro mundo.
cepticismo y la ligereza distinguidos, la dura arrogancia, el 3) Lo absurdo del concepto de castigo y expiación como
libertinaje excéntrico y la fría autosuficiencia del sabio, el centro de la interpretación de la existencia.
refinam iento griego en el gesto, la palabra y la forma. Sus 4) La desdivinización del hombre en lugar de su divini
enemigos mortales son tanto los romanos com o los griegos. zación; la apertura del abism o más profundo que únicamente
Tentativa del antipaganism o para fundamentarse filosófi el milagro, la postración en el aulodesprecio más profundo,
camente y hacerse posible: olfato para las figuras ambiguas pueden salvar.
de la antigua cultura; sobre todo para Platón, ese antiheleno 5) El mundo completo de la imaginación corrom pida y
y semita instintivo... De la m ism a forma para el estoicismo, de las afecciones morbosas, en lugar de una praxis simple y
que es esencialm ente obra de semitas (la «dignidad» como amable, en lugar de una felicidad budista factible de alcan
fuerza, la ley, la virtud com o grandeza, la propia responsa zar en la tierra.
bilidad, La autoridad com o soberanía personal superior: esto 6 ) Un orden religioso, con sacerdocio, teología, culto, sa
es semita. El estoico es un jeque árabe engalanado con oro cramentos; en suma: todo lo que había com batido Jesús de
peles y conceptos griegos). Nazaret.
7) El m ilagro en todas y cada una de las cosas, la su
perstición: mientras que lo que precisam ente distingue al ju
196 daism o y al cristianismo antiguo es su resistencia al milagro,
su racionalism o relativo.
El cristianismo vuelve a la lucha que ya existía contra el
ideal clásico, contra la religión noble.
En realidad toda esta transformación no es más que un.i 197
traducción a las necesidades y al nivel de com prensión de la
masa religiosa de entonces: aquella m asa que veía en Isis. La hipótesis psicológica es la incultura y la falla de sabi
Mitra, Dionisos, la «gran madre», y que exigía de una religión duría, la ignorancia que ha perdido toda vergüenza: piénsese
1 ) la esperanza en el más allá; 2 ) la fantasm agoría sangrienta en aquellos santos desvergonzados en medio de Atenas.
I,A V O L U N T A D D E P O D E R 159
158 F R IE D R IC H N IF .T Z S C H E
inexpresable; pues la im pertinencia desenfrenada que tienen «bien», que ya era judío y una especie de beato (¿aprendió
los m enos calificados para querer opinar sobre los grandes en Egipto?).
problem as, incluso su pretensión de colocarse com o jueces
de tales cosas, desborda toda m edida. La desvergonzada li
gereza con que se habla aquí de los problem as más inabor 203
dables (la vida, el m undo, Dios, la finalidad de la existencia),
com o si no fueran problem as sino, sim plem ente, cosas que Estas pequeñas virtudes de rebaño no llevan de ninguna
estos pequeños estúpidos saben. form a a la «vida eterna»; el sacarlas de este modo a escena,
y a uno mismo con ellas, puede parecer muy inteligente, pero
para el que tiene los ojos abiertos sigue siendo la más ridicula
202 de todas las com edias... No se alcanza de ninguna forma un
privilegio en la tierra y en el cielo cuando se ha hecho a la
Esto constituye la m ás funesta m anía de grandeza que ha perfección el papel de una hermosa y pequeña ovejita; se
existido hasta ahora sobre la tierra; cuando estos pequeños será con ello, en el mejor de los casos, sim plem ente un pe
abortos estúpidos em piezan a atribuirse las palabras «Dios», queño, bonito y absurdo carnerito, con cuernos y todo, y esto
«juicio final», «verdad», «amor», «sabiduría», «espíritu santo», siempre que no se reviente de vanidad, ni se escandalice con
y con ellas com ienzan a fortificarse «contra el mundo»; actitudes de juez.
cuando esta clase de hom bre em pieza a transform ar los va Es m onstruosa la apoteosis de colores con que se ilumi
lores a su antojo, com o si fueran el sentido, la sal, la medida nan aquí las pequeñas virtudes; ¡como si fueran reflejos de
y el equilibrio de todo el resto, lo que habría que hacer es cualidades divinas!
construir m anicom ios para ellos y nada m ás. El perseguirlos La intención natural y la utilidad de todas las virtudes se si
fue una antigua tontería de gran estilo: con ello se les tomaba lencian sistemáticamente; tienen valor únicamente en relación
en serio, se les hacia im portantes. con un mandam iento divino, con un ejemplo divino, solo en
Toda esta fatalidad se posibilitó porque había ya en el relación con bienes espirituales y del más allá: (magnífico:
m undo una especie de m anía de grandeza em parentada con como si se tratase de la «salud del alma»; pero era un recurso
esta: la ju d ía (cuando la sim a que separa a los judíos de los "provisional» con los sentimientos más bellos posibles).
cristianos se abrió, cristianos y judíos tuvieron que echar
m ano del procedim iento de autoconservación que había in
ventado el instinto judío, utilizádolo de nuevo, y por última 204
vez, para su conservación); por otra parte, fue tam bién posi
bilitado porque la filosofía griega de la m oral había hecho La ley, form ulación fundam entalm ente realista de ciertas
to d o lo posible para preparar y h acer aceptable un fanatism o necesidades de conservación de una com unidad, prohíbe
m oral, incluso entre los griegos y los rom anos... Platón, fue ciertas acciones en una dirección determ inada, es decir, im
el gran lazo de unión de la perdición, el prim ero que ni> pide que se dirijan contra la com unidad; no prohíbe el senti
q u iso co m pren d er la naturaleza en la m oral, que ya había miento de donde brotan estas acciones, puesto que necesita
quitado su valor a los dioses griegos con su concepto del las m ism as acciones en otra dirección, es decir, contra los
162 F RIED RICH N IE T Z S C H t LA VOLUNTAD DE PODER 163
enem igos de la com unidad. Entonces aparece el idealista de sus «miembros viriles» la virtud ha adquirido una ento
m oral y dice: «D ios ve los corazones, la acción m ism a en nación femenina que antes no tenía.
sí no es nada; hay que elim inar los sentimientos de enem is Pensemos, por otra parte, en la horrible dureza, en los p e
tad de donde brotan...». En circunstancias norm ales se ríe ligros y la incertidumbrc que com porta una vida de virtudes
uno de esto; solo en esos casos excepcionales en que una viriles — la vida de un corso actual o la de un árabe pagano
com unidad vive absolutamente fuera de toda precisión, cuan (que es parecida incluso en particularidades a la del corso: sus
do lucha por su existencia, se tienen oídos para tales cosas. canciones podían haber sido com puestas por los corsos)— ,
Nos abandonam os a un sentim iento cuya utilidad ya no se así se com prende cóm o precisam ente la clase m ás robusta de
concibe. hom bre se deja fascinar y conm over por el voluptuoso so
Este fue el caso, por ejemplo, cuando apareció Buda den nido de la «bondad» de la «pureza»... A lgo pastoral..., un idi
tro de una sociedad muy apacible e, incluso, intelectual- lio..., el «hombre bueno»: cosas semejantes tienen su efecto
mente fatigada en exceso. más profundo en las épocas en que la tragedia recorre las calles.
Igualm ente sucedió con la prim era com unidad cristiana
(tam bién com unidad judía), cuya premisa era la sociedad ju
* * *
día absolutam ente apolítica. El cristianismo podía sólo creer
en el terreno del judaism o, es decir, dentro de un pueblo que
ya había renunciado a lo político y que vivía una especie de Con esto hemos reconocido también hasta qué punto el
existencia parasitaria dentro del orden romano de las cosas. «idealista» (castrado de ideales) procede igualmente de una
El cristianismo fue un paso más allá: llegó a «castrarse» to realidad muy determ inada y no es sim plem ente un fanta
davía m ucho más, las circunstancias lo permitían. Se sepa sioso... Hemos reconocido, precisamente, que para su clase
ran la naturaleza y la moral cuando se dice: «A m ad a vues de realidad no tiene ningún sentido una prescripción tan gro
tros enemigos», puesto que entonces lo natural «Amarás a tu sera que prohíbe determ inadas acciones (porque el instinto
prójim o y odiarás a tu enem igo» pierde su sentido en la ley está justam ente debilitado para efectuar estas acciones por
(en el instinto); hay que buscar entonces un nuevo funda una larga falta de entrenamiento, por una pobreza de ejer
mentó para el am or al prójim o en primer lugar (como una es cicio). El «castratista» formula una sum a de nuevas condi
pecie de am or a Dios). En todas partes se introduce la idea ciones de conservación para los hombres de una especie
de D ios y se suprime la idea de utilidad; en todas partes se muy determinada: en esto es realista. Los m edios de que se
niega el verdadero origen de toda moral; se aniquila de raí/ sirve para imponer su legislatura son los mismos que utili
la dignificación de la Naturaleza, que consiste precisamenie zaron los antiguos legisladores: la apelación a toda clase de
en el reconocim iento de una moral natural... miloridad, a «Dios», la utilización del concepto «falta y cas-
¿D e dónde viene el poder de seducción de semejanie ligo», es decir, que se sirve de todo el acopio del antiguo
ideal perteneciente a una hum anidad castrada? ¿Por qué im hleal, pero con una nueva significación; por ejemplo, ha
nos repugna com o nos repugna la representación del cas ciendo interior el castigo (como remordimiento de concien
trado?... A quí está la respuesta: la voz del castrado tampoco cia). En la práctica esta especie de hombre desaparece en
nos repugna a pesar de la m utilación que la causa, se ha lu m anto cesan las condiciones excepcionales de su existencia;
cho m ás dulce... Precisam ente por haber privado a la virtud mía especie de felicidad de isleño tahitiano, com o era la vida
164 FRIED RICH N IETZSCH E LA V OLUN TA D DE POD ER 165
del pequeño judío de la provincia romana. Su única hostili Q uinta receta: se llega hasta considerar la Naturaleza
dad natural proviene del terreno en el que crecieron: contra com o contradicción con el propio ideal; se considera como
él necesitan luchar, contra él deben dejar desarrollarse, de una prueba de paciencia, com o una especie de m artirio, el te
nuevo, los instintos ofensivos: sus enem igos son los partida ner que soportar lo natural durante tanto tiempo; se ejercita
rios del antiguo ideal (esta especie de enem istad está magní uno en practicar el desdén por medio de gestos y maneras,
ficam ente representaila por Pablo en relación con los judíos, hacia todas las «cosas naturales».
y por Lulero en relación con el ideal escético sacerdotal). Sexta receta: la victoria de la contranaturaleza, del castra-
La form a más suave de esta enemistad es seguramente la tismo moral, el triunfo del m undo de lo puro, lo bueno, lo li
de los primeros budistas: quizá a nada han dedicado más es bre de pecado, lo santo, se proyecta en el futuro com o final,
fuerzo que a desanim ar y debilitar los sentim ientos de ene térm ino, gran esperanza, com o «venida del reino de Dios».
mistad. La lucha contra el resenlimiento aparece casi com o la ... Yo espero, ¿podem os todavía reírnos del ensalzam iento
primera tarea del budista: solo con esto se garantiza la paz del de una pequeña especie a la categoría de m edida absoluta del
alma. Separarse, pero sin rencor: esto presupone una humani valor de las cosas?...
dad asombrosamente suavizada y dulcificada, una humanidad
santa.
205
precisam ente se trata de la virtud m ás hum ilde, la que re personal, ni la del pecado, ni la de la inmortalidad, ni la de la
conoce el ideal del rebaño únicamente (incluido en esto el redención, ni la de la fe; no tiene necesidad en absoluto de la
pastor): una especie de virtud pequeña, tierna, bieninten metafísica, n¡ mucho menos del ascetismo, y menos aún de una
cionada, desprendida y gozosam ente exaltada, que en lo «ciencia natural cristiana». El cristianismo es una praxis, no
externo carece totalmente de exigencias; una virtud que con una doctrina de fe. Nos dice cómo obrar y no lo que hay que creer.
sidera «al mundo» com o algo opuesto a ella. La más insen El que di jera ahora: «No quiero ser soldado», «no me pre
sata arrogancia, com o si el destino de la humanidad girase ocupan los tribunales», «yo no requiero los servicios de la
de tal form a en tom o a ella que la com unidad fuese, por una policía», no quiero hacer nada que perturbe mi propia paz; y
parte lo justo y el mundo, por otra, lo falso, lo eternamente aunque por ello deba sufrir, nada podrá conservar m ejor mi
reprobable y reprobado. El odio más insensato contra todo paz que el sufrimiento»: ese sería cristiano.
lo que reside en el poder; ¡pero sin tocarlo! Una especie de
separación interior que mantiene exteriorm ente todo igual a
com o era antes (servidumbre y esclavitud; saber convertir 213
todo en un medio para servir a Dios y a la virtud).
Sobre la historia clel cristianism o.— Constante transfor
mación del medio: con esto cam bia continuam ente la doc
211
trina cristiana su punto de equilibrio... La protección a los in
feriores y a la pequeña gente... El desarrollo de la caritas...
El cristianismo es posible com o form a privada de exis El tipo «cristiano» recupera de nuevo, poco a poco, todo lo
tencia; presupone una sociedad estrecha, lim itada, absoluta que negaba originalmente (en cuya negación persistía). El
mente apolítica: pertenece al conventículo. Por el contrario, cristiano se hace ciudadano, soldado, em pleado de los tribu
un «Estado cristiano», una «política cristiana» es algo ver nales, trabajador, comerciante, sabio, teólogo, sacerdote, filó
gonzoso, una mentira, algo así com o una dirección cristiana sofo, granjero, artista, patriota, político, «príncipe»...; vuelve
del ejército que finalmente trataría al «Dios de los ejércitos» a todas las actividades de las que había abjurado (la defensa
com o un jefe de estado mayor. Tampoco el Papado ha po personal, el juzgar, el castigar, el jurar, la distinción entre
dido nunca hacer una política cristiana...; y cuando los re pueblo y pueblo, el desprecio, la irascibilidad). Toda la vida
formadores se dedican a la política, al igual que Lutero. del cristiano llega a ser precisam ente la clase de vida que
puede verse que son partidarios de M aquiavelo, com o cual Cristo aconsejaba rehuir.
quier inmoralista o tirano. La Iglesia pertenece tan plenamente al triunfo de lo anti
cristiano, com o el Estado moderno, el moderno naciona
lismo... La Iglesia es la barbarización del cristianismo.
212
214
El cristianismo es todavía posible en cada instante. No esta
ligado a ninguno de los dogmas desvergonzados que se h a n Llegan a enseñorearse de la cristiandad: el judaism o (Pa
adornado con su nombre; no necesita ni la doctrina del Dios blo); el platonismo (Agustín); el culto de los misterios (doc
LA V OLUNTAD DE PODER 171
170 FRIED RICH N IETZSCH E
trina de la salvación, símbolo de la «cruz»); el ascetismo (odio valor de autorreconocerse) que se confiere también política
a la «Naturaleza», a la «razón», a los «sentidos»; Oriente...). m ente el poder...
La dem ocracia es el cristianismo naturalizado: una espe
cie de «vuelta a la Naturaleza», después de que la antinatu
215 ralidad extrema pudo ser superada por una valoración con
traria. Consecuencia: el ideal aristocrático em pieza entonces a
El cristianismo com o una desnaturalización de la moral desnaturalizarse («el hombre superior», «el noble», el «artista»,
de rebaño: bajo un error y una autoceguera absolutos. La «la pasión», «el reconocimiento», el romanticismo como culto
dem ocratización es una form a más natural del mismo, m e de la excepción, el genio, etc.).
nos engañosa.
Es un hecho: los oprimidos, los inferiores, toda la gran
m asa de esclavos y semiesclavos quieren el poder. 216
Primera etapa: se liberan, en primer lugar se desatan con
la imaginación, se reconocen entre sí, se imponen. Cuando también los «señores» pueden hacerse cristianos.
Segunda etapa: entran en la lucha, quieren reconocimiento, Radica en el instinto de una comunidad (rama, linaje, tribu,
derechos iguales, «justicia». municipio) el despreciar o considerar com o algo valioso para
Tercera etapa: exigen privilegios (atraen a sí a los repre ella aquellas situaciones y aspiraciones a las cuales debe su
sentantes del poder). pervivencia, por ejemplo, la obediencia, el socorro mutuo, la
Cuarta etapa: quieren el poder para ellos solos y lo consi prudencia, la moderación, la compasión, así com o todo lo
guen... En el cristianismo hay que distinguir tres elementos; que se encuentra en su camino o podría contradecirlo.
a) los oprimidos de todas clases; b) las m edianías de todas De la m ism a form a radica en el instinto de los dom inado
clases; c) los descontentos y enfermos de todas clases. Con res (sean individuos, sean clases) el proteger y distinguir las
el primer elem ento lucha contra los políticamente nobles y virtudes por las cuales los súbditos son manejables y sum i
su ideal; con el segundo elem ento contra las excepciones y sos (condiciones y sentimientos que pueden ser tan extraños
los privilegiados (espiritual y físicamente) de todas clases; com o sea posible a los propios que las sufren).
con el tercer elemento, contra el instinto natural de los sanos El instinto de rebaño y el instinto del dom inador se con
y felices. vierten en una alabanza de cierto número de cualidades y s i- '
Cuando alcanza la victoria, el segundo elem ento adquiere luaciones; pero o b ra n por razones diferentes: el primero, por
la m ayor importancia, porque entonces el cristianismo ha un egoísm o inmediato; el segundo, por un egoísm o mediato.
atraído hacia sí a los sanos y a los felices (como guerreros a La sumisión de las razas dominadoras al cristianismo es
favor de su causa), de la m ism a form a que los «poderosos» esencialm ente consecuencia del convencimiento de que el
(interesados com o están en el dom inio de la masa); y es en cristianismo es una religión de rebaño que enseña la obe
tonces cuando el instinto de rebaño, la naturaleza mediocre, diencia; en resumen, de que se dom ina más fácilmente a los
es considerada valiosa en todos sus aspectos, y, a través del cristianos que a los no cristianos. Desde este punto de vista
cristianismo, recibe su sanción suprema. Esta naturaleza m e recomienda todavía hoy el Papa al em perador de China la
diocre llega a adquirir consciencia hasta tal punto (alcanza el propaganda cristiana.
172 I RIED RICH N IETZSCH L LA VOLUNTAD DE PODER 173
Añádase a esto que la potencia de seducción del ideal «Todo está bien»: nos cuesta trabajo negar. Sufrimos
cristiano tiene quiza más fuerza en las naturalezas que aman el cuando somos lo bastante poco inteligentes com o para tomar
peí i tiro, la aventura y lo contradictorio, a los que aman todo partido contra algo... En el fondo, nosotros, los cultos, so
lo que constituye riesgo, pero con ello pueden alcanzar un mos los que cum plim os hoy la doctrina de Cristo de la m e
non plus ultra del sentimiento de poder. Piénsese en Santa jo r form a posible.
Teresa en m edio de los heroicos instintos de sus hermanos;
el cristianismo aparece allí com o una form a de exaltación de
la voluntad, de la fuerza de la voluntad, com o una quijotería 219
del heroísmo...
Ironía contra los que creen hoy superado el cristianismo
por las modernas ciencias naturales. Los juicios de valor cris
3. El. I DE A L CR I S T I A N O tianos no han sido con ello superados en absoluto. «Cristo en
la cruz» es el sím bolo más sublime, incluso hoy.
217
221
218
H em os restablecido el ideal cristiano: nos falta determ i
Nuestro privilegio: vivimos en la época de la com paración, nar su valor:
podem os revisar com o nunca se ha revisado; somos la auto-
conciencia de la historia. D isfrutamos de otra forma, sufrimos 1) ¿Q ué valores son negados por el m isino? ¿Q ué con-
de otra forma: la com paración de una m ultiplicidad inaudita licne el ideal contrario? O rgullo, pitaros de la distancia, la
constituye nuestra actividad más instintiva. Com prendem os gran responsabilidad, la exuberancia, la m agnífica anim ali
todo, vivim os todo, ya no tenem os en nosotros ningún senti dad. los instintos guerreros y conquistadores, la divinización
m iento de hostilidad. A unque nosotros m ism os salgam os m al de la pasión, de la venganza, de la astucia, de la ira, de la vo
parados de ello, nuestra curiosidad contradictoria y casi apa luptuosidad, d e la aventura, del reconocim iento; se niega el
sionada se lanza sin miedo a las cosas m ás peligrosas... ideal noble; la belleza, la sabiduría, el poder, la m agnificen-
174 IW K D R IC H NIETZSCHB LA V OLUN TA D D E POD ER 175
cía y la peligrosidad del tipo hombre: el hombre que esta Una fuerza plena quiere crear, sufrir, desaparecer: para ella
blece las metas, el hom bre «futuro» (aquí la cristiandad se la m urm urada gloria cristiana es una m úsica barata y las
presenta com o consecuencia final del judaismo). muecas hieráticas un fastidio.
2) ¿Es realizable? Si, pero condicionado climáticamente,
de Ibrma semejante al ideal indio. Desdeñan ambos el tra
bajo. Aparta de él el pueblo, Estado, com unidad cultural, ju 223
risdicción; rechaza la enseñanza, el saber, la educación y las
buenas maneras, la industria y el comercio... Separa todo lo Pobreza, humildad y castidad: ideales peligrosos y difa
que constituye la utilidad y el valor del hombre, envuelve a m adores, pero que sirven, com o los venenos en ciertas en
este con una idiosincrasia del sentimiento. Antipolítico, anti fermedades, de medicinas útiles, por ejemplo, en la época
nacional, ni agresivo ni defensivo, solo posible dentro del imperial romana.
m ás firmemente cimentado estado y vida social que deja a es Todos los ideales son peligrosos, porque rebajan y difa
tos sagrados parásitos pulular a expensas de la comunidad... man lo real; todos son venenos, pero indispensables com o
3) Permanece com o consecuencia de la voluntad de pla- rem edios momentáneos.
cer — ¡y nada más!— ■.La «beatitud» pasa por ser algo que se
dem uestra por sí mismo, que no necesita ninguna justifica
ción; todo lo dem ás (la manera de vivir y de dejar vivir) es 224
solo un medio para alcanzar el fin...
Pero esto es pensando bajamente: el miedo al dolor, a la Dios creó a los hombres felices, ociosos, inocentes e in
impureza, a la propia perdición com o motivos más que sufi m ortales: nuestra verdadera vida es una existencia falsa,
cientes para aguantar todo... decaída, pecaminosa, una existencia de castigo... El sufri
Esta es una pobre form a de pensar... Signos de una raza m iento, la lucha, el trabajo, la m uerte, se estim an com o
agotada... No hay que dejarse engañar. («Sed com o los ni objeciones e interrogaciones contra la vida, com o algo anti
ños». La Naturaleza em parentada con esto: Francisco de natural, com o algo que no debe perdurar; com o algo contra
Asís, neurótico, epiléptico, visionario, com o Jesús.) lo que se necesitan — ¡y se han usado!— m edicinas.
La humanidad se ha encontrado desde Adán hasta ahora
en circunstancias anormales: Dios mismo ha entregado a su
222 hijo por el pecado de Adán, para acabar con estas circuns
tancias anormales: el carácter natural de la vida es una m al
El hom bre superior se diferencia del inferior por su intre dición; Cristo devuelve al estado normal al que cree en él: lo
pidez y su desafío de la desgracia: se trata de un sím bolo de hace feliz, ocioso e inocente. Pero la tierra no ha empezado
retroceso cuando las valoraciones eudem ónicas empiezan a todavía a ser fértil sin trabajarla; las mujeres no paren niños
ser consideradas com o las m ás suprem as (cansancio fisioló sin dolores; la enferm edad no ha desaparecido; los más cre
gico, em pobrecim iento de la voluntad). E l cristianism o, con yentes se encuentran aquí tan mal com o los más incrédulos.
su perspectiva de «beatitud», es una form a típica del pensa Pero el hombre se ha liberado de la m uerte y del pecado:
miento de una especie de hom bre sufriente y empobrecido. afirmaciones que no perm iten ningún control, y por ello
176 i r ie d r ic h N IETZSCH E LA V OLU N TA D DE POD ER 177
tanto más (.-alegóricamente suspuestas por la Iglesia. «Está lores naturales hasta que se llegó a tom ar un ser pálido, en
libre tic pecado» — liberado no por sus acciones, no por una fermizo, de una exaltación idiotizante, com o perfección,
lucha rigurosa por su parte, sino por el acto de la redención— , com o «angélico», com o apoteosis, com o hombre superior.
por consiguiente perfecto, inocente, paradisíaco...
La verdadera vida es solo una creencia (es decir, un auto-
engaño, una locura). Toda la verdadera existencia de lucha, 227
de com bate, llena de brillo y de tinieblas, es solo una exis
tencia m ala y falsa: la tarea es ser redim ido de ella. La ignorancia in psychologicis.— El cristiano no tiene sis
«El hombre es inocente, ocioso, inmortal, feliz»: esta con tema nervioso; el desprecio y el arbitrario intento de apartar
cepción de los "deseos suprem os” debe ser criticada ante la vista de las exigencias del cuerpo, del descubrim iento del
todo. ¿Por qué van la culpa, el trabajo, la muerte, el sufri cuerpo; la hipótesis, de que este es adecuado a la naturaleza
miento (y, hablando cristianamente, el conocimiento...) con superior del hombre, de que necesariam ente beneficia al
tra los «deseos suprem os»? Los negligentes conceptos cris alma; la reducción sistem ática de todos los sentim ientos ge
tianos de «beatitud», «inocencia», «inmortalidad»... nerales del cuerpo a valores morales; la enferm edad m ism a
considerada com o condicionam iento moral, en cierto modo
com o castigo o prueba y también corno condición de la sa
225 lud, por lo que el hom bre se hará m ás perfecto de lo que po
dría ser estando sano (el concepto de Pascal), en determ ina
Falta el concepto excéntrico de la «santidad»; «D ios» v das circunstancias al ponerse en felino voluntariam ente.
«hom bre» no han sido separados. Falta el «m ilagro»: no
existe en absoluto aquella esfera, la única que consideram os
es la «espiritual» (es decir, la sim bólico-psicológica). Com o 228
decadencia: hace juego con el «epicureism o». El paraíso, se
gún el concepto griego; el «jardín de Epicuro». ¿De qué trata entonces esta lucha del «cristiano» contra la
Falta la tarea en una vida tal: no quiere nada; una forma Naturaleza? ¡No nos dejarem os engañar por sus palabras y
de los dioses «epicúreos»; falta toda clase para establecer sus interpretaciones! Se trata de la Naturaleza contra algo que
todavía unos fines, tener hijos: todo se ha conseguido ya. también es Naturaleza. En algunos es el m iedo, en otros el
asco, en otros una cierta espiritualidad, en otros el am or ha:
cía un ideal sin carne y sin apetitos, en los m ás altos un «com -
226 |x-ndio de la Naturaleza» que ellos quieren igualar a sus idea
les. Se com prende que la hum ildad en lugar del orgullo, la
D espreciaban el cuerpo: no contaban con él; m ás aún, lo prudencia atem orizada ante los apetitos, el apartam iento de
trataban com o enem igo. Su petulancia era creer que se po los deberes habituales (con lo cual se crea un sentim iento su-
día llevar un «alm a herm osa» en un aborto de cadáver... Para |>erior de rango), la excitación de una lucha constante por co
hacer esto com prensible a los dem ás, necesitaban presenta i sas m onstruosas, la costum bre de la efusión del sentimiento;
de o tra m an era el concepto «alm a herm osa», alterar los va todo esto junto c 1" ' '• -v.-Hornina la excitabilidad
178 IK IE D R IC H N IETZSCH E LA V OLUNTAD DE PODER 179
de un cuerpo atorm entado, pero el nerviosismo y su inspira En realidad, el hombre cree que su estado desgraciado será
ción se interpretan de otra manera. El gusto de esta clase de consecuencia de su escrúpulo de su «pecado», de su «auto
naturale/a se dirige: I) a las sutilezas; 2) a lo florido; 3) a los crítica»...
sentimientos extremos. Las inclinaciones naturales se satisfa Pero el estado de restablecim iento, a menudo, tras un pro
cen, sin embargo, pero bajo una nueva form a de interpretación, fundo agotam iento y postración, vuelve. «¿Cóm o es posible
por ejem plo, com o «justificación ante D ios», «sentim iento que yo esté tan libre, tan despreocupado? Es un milagro;
de salvación por la gracia» (¡todo sentimiento inexpresable de solo Dios puede ser la causa». Conclusión: «Dios ha perdo
bienestar se interpreta de esta form a!), el orgullo, la volup nado mis pecados»...
tuosidad, etcétera. Problema general: ¿qué será del hombre que De esto se extrae una consecuencia práctica: para excitar
difam a su naturaleza y que, prácticamente, la niega y la atro los sentimientos de pecado, para preparar la atrición, hay que
fia? En realidad, el cristiano aparece com o una form a exage situar al cuerpo en un estado enferm izo y neurótico. El m é
rada del dom inio de sí mismo: para m oderar sus instintos pa todo para ello es conocido. Cuán fácil resulta no sospechar
rece necesitar anularse o crucificarse. de la lógica causal del hecho: si se tiene un significado reli
gioso para la disciplina de la carne, aparece com o fin en sí.
m ientras que es solo el m edio para posibilitar esa m orbosa
229 indigestión del arrepentim iento (la «idéefixe» del pecado, la
hipnotización de la gallina por la línea «pecado»).
El hom bre no se conocía psicológicam ente durante toda M altratando el cuerpo se prepara el terreno para la serie
la cadena de siglos: hoy no se conoce tampoco. Saber, por de «sentim ientos de culpabilidad», es decir, un sufrim iento
ejemplo, que se tiene un sistema nervioso (pero no un «alma») general que quiere ser explicado...
sigue siendo todavía privilegio de los más instruidos. Pero el Por otra parte, resulta igual a esto el método de la «re
hom bre no se contenta con no saber esto. Hay que ser muy dención»: se provoca una disolución del sentim iento por
humano para decir «esto no lo sé», para presumir de ignorancia. medio de oraciones, m ovim ientos, m uecas, votos; en conse
Por supuesto, sufra o esté de buen humor, no duda que en cuencia, viene el agotam iento, a m enudo de repente, a m e
contrará la razón siem pre que la busque, por tanto, la busca.. nudo bajo form as epilépticas. Y, tras un estado de profunda
La verdad es que no encuentra la razón porque ni siquiera se som nolencia, vuelve la apariencia de salud, o, expresado re
m olesta en pensar dónde debería buscarla... ¿Q ué sucede?... ligiosam ente, la «salvación».
Tom a una serie de estados suyos com o causa, por ejem plo,
un trabajo em pezado de buena gana (en el fondo, em pezado
porque el buen hum or daba ánim os para ello) sale bien: 230
ecco, el trabajo es la causa del buen humor... D e hecho, lo
conseguido estaba condicionado por lo m ism o que condi A ntiguam ente, debido a que son ricos en aspectos ines
cionaba el buen hum or: por la feliz coordinación de las fuer perados, horribles, inexplicables e incalculables, estos esta
zas y sistem as psicológicos. dos y consecuencias del agotam iento fisiológico fueron to
Se encuentra m al: y, en consecuencia, no se puede quien m ados com o m ás im portantes que los estados saludables y
de encim a una preocupación, un escrúpulo, una autocrítica sus consecuencias. Se les tem ía: se adm itía un m undo supe
180 [•'RIEDRICH N IETZSCH E LA V O LU N TA D DE PO D ER IS I
rior. Se ha hecho responsables al sueño y a los sueños, a las un signo de decadencia. Este volver a abrir viejas heridas,
sombras, a la noche, al m iedo natural, de la aparición de ta este mecerse en el autodesprecio y en la contrición consti
les m undos secundarios: ante todo habría que considerar de tuye una enfermedad más, de la cual nunca podrá provenir
esta form a los síntomas del agotam iento psicológico. Las la «salvación del alma», sino siem pre única y exclusiva
antiguas religiones imponían verdaderas disciplinas a los d e mente una nueva forma de enferm edad de la misma...
votos encam inadas a alcanzar en estado de agotam iento ne Estos «estados de salvación» en los cristianos son sim
cesario para llegar a experim entar tales cosas... Se creía ha plemente cam bios del m ism o estado enfermizo, interpreta
ber entrado en un orden superior en el cual todo deja de ser ciones de crisis epilépticas, bajo fórmulas determ inadas,
conocido. La apariencia de un poder superior... dadas no por la ciencia, sino por la ilusión religiosa.
Se es bueno de una m anera enferm a cuando se está en
fermo... Incluimos hoy la m ayor parte del aparato psicoló
231 gico con que ha trabajado el cristianism o entre las form as de
la histeria y de la epilepsia.
El sueño com o consecuencia de ese agotam iento, el ago Toda la práctica de la restauración del alm a debe ser res
tam iento com o consecuencia de esa excitación desmedida... tablecida sobre bases psicológicas: el «rem ordim iento de
La necesidad del sueño, la divinización e, incluso, la ado conciencia», com o tal es un im pedim ento para la cura; hay
ración del concepto «sueño», las hallam os en todas las reli que intentar contrapesarlo con nuevos tratam ientos, para
giones y filosofías pesimistas. huir, lo m ás rápidam ente posible, d<¿ la debilidad de la auto-
El agotam iento, en este caso un agotam iento de raza; el tortura... Se deberían desprestigiar! las prácticas puramente
sueño, considerado psicológicam ente, solo una necesidad de psicológicas de la Iglesia y de las sectas... com o peligrosas
descanso más profundo y m ás largo... Prácticam ente es la para la salud... No se cura a un enfe,hno con oraciones o con
m uerte la que actúa aquí de form a tan seductora bajo la im a jurando a los m alos espíritus: los estados de «tranquilidad»
gen de su herm ano el sueño... que aparecen bajo tales influencias están lejos de despertar
la confianza en sentido psicológico.
Se está sano cuando se ríe uno de la seriedad y el ardor
232
con que alguna singularidad de nuestra vida nos hipnotiza de
esa form a, cuando en el rem ordim iento de conciencia se
Todo el ejercicio cristiano de la penitencia y la redención
siente algo así com o el m ordisco de un perro contra una
puede com prenderse com o una fo lie circulaire creada arbi
roca, cuando se avergüenza uno de su arrepentim iento.
trariam en te: fácilm ente provocable solo en individuos ya
La práctica utilizada hasta ahora, que era puram ente psico
predestinados, es decir, con predisposiciones m orbosas.
lógica y religiosa, pretendía solo un cam bio de los síntomas:
consideraba que un hom bre estaba restablecido cuando se in
233 clinaba ante la cruz y hacía votos de ser un hom bre bueno...
I’ero un crim inal que, con una cierta seriedad sombría, se afe-
C ontra el arrepentim iento y su tratam iento param en/< rm a su destino y no niega inm ediatam ente lo que ha hecho,
psicológico.— N o estar a la altura de una experiencia es v.i posee m ás salud de alma... Los criminales con quienes vivía
182 I K IhD R IC H N1ETZSCHK
L A V O L U N T A D DF. P O D E R 183
Dostoycvski en la prisión eran absolutamente naturalezas in que constituyan el verdadero resumen de una persona; y con
quebrantables. ¿No son cien veces más valiosos que un cris siderando qué poca personalidad tiene la mayoría, raramente
tiano «doblegado»? (Recomiendo el tratamiento del remordi se podrá caracterizar a un hombre por un acto aislado. Hay
miento de conciencia con la cura de Mitchell...) acciones circunstanciales puramente epidérmicas, acciones
que son simples reflejos de una liberación, consecuencia de
un estimulo; suceden mucho antes de que lo profundo de
234 nuestro ser se vea afectado por ello, de que se haya pregun
tado por ello. Un enfado, un puñetazo, una navajada: ¡qué
El remordimiento de conciencia: signo de que el carácter hay en ello de personal! La acción comporta, a menudo, una
no está a la altura del hecho. Hay también remordimientos especie de anonadamiento, una cierta cohibición, de forma
de conciencia por buenas obras: el que sean desacostum bra que el que la lleva a cabo queda com o pasmado al recordarla
das es lo que las hace sobresalir del m edio tradicional. y se siente simplemente com o algo accesorio a ella. La per
turbación mental, esa especie de hipnosis, tiene que ser com
batida ante todo: un hecho aislado, sea el que sea, es, sin em
235 bargo, en comparación con todo lo que se hace, igual a cero
y puede suprimirse sin que la operación matem ática se altere
Contra el arrepentimiento.— Odio esa especie de cobardía con ello. El interés injusto que puede tener la sociedad en
por nuestros actos propios; no debemos tolerar en nosotros dirigir toda nuestra existencia en una sola dirección, com o si
las punzadas súbitas, los embates de vergüenza y vejación. su sentido estuviera en dedicarse a una acción única, no de
Sería mucho mejor sentir un orgullo extremo. Finalmente, bería contaminar al mismo que ha llevado a cabo la acción,
¡de qué sirven! Ningún acto desaparece porque se arrepienta pero, desgraciadamente, sucede casi siempre así. Esto procede
quien lo hizo. Tampoco desaparece porque se «perdone» o se de que a toda acción con consecuencias desacostum bradas
«expíe» Habría que ser teólogo para creer en un poder que sigue una perturbación mental, independientemente, incluso,
borre la falta; nosotros los inmoralistas preferimos no creer de que estas consecuencias sean buenas o malas. Imagínese a
en la «falla». Creemos que cualquier clase de acción es de va un enam orado que haya conseguido una promesa; a un poeta
lor idéntico en sus raíces; de la misma forma, las acciones a quien aplaude el público de un teatro: no se diferencian en
que se vuelven contra nosotros, consideradas económica nada, en cuanto al tor(u>r intelíectualis. del anarquista a quien
mente pueden ser acciones útiles y, generalmente, deseables. le van a registrar la casa.
En algún caso particular reconoceremos que una acción pu Hay acciones indignas de nosotros, acciones que, consi
diera haber sido fácilmente evitable, solo que las circunstan deradas com o típicas, nos sum irían en la categoría de es
cias nos predispusieron a realizarla. ¿Q uién de nosotros no pecie inferior. Por esto hay que evitar el error de con sid e
habría recorrido ya toda la escala del crim en si las circuns rarlas típicas. Hay también una clase contraria de acciones;
tan d as lo hubieran posibilitado?... Por ello, no debe decirse de las que no somos dignos; excepciones surgidas de una es-
nunca: «Esto y esto no debieras haberlo hecho», sino siem |>ecial plenitud de felicidad y salud, las olas m ás altas de la
pre: «¡Qué extraño que no lo haya hecho ya cien veces!». I 'n marea que una tempestad, un azar, han lanzado alguna vez a
suma, hay muy pocas acciones que puedan llamarse típicas esa altura: de la m ism a forma, tales acciones y «obras» no
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L A V O L U N TAD D E P O D E R I 85
184 I RIED RICH N IETZSCH E
son típicas tampoco. Nunca hay que m edir a un artista por el respeto y temor, por ejemplo, la «incorruptibilidad» por
parte de los brahmanes.
alcance ile sus obras.
^ ^ #
236
A) El cristianism o aparece todavía hoy com o necesario, La lucha contra la canaillc y el rebaño. Al conseguirse
en la m edida en que el hombre resulta inculto y ominioso... ^ una cierta dom a y ordenación, es absolutam ente necesario
B) Visto desde otros ángulos, no solamente es innecesa ahondar terriblemente la sima entre estos purificados y re
nacidos y el resto.
rio, sino extrem adam ente dañino, pero atractivo y seductor,
puesto que responde al carácter morboso de capas enteras, Esta sima aum enta la propia estim ación, la fe en lo que se
de tipos com pletos de la hum anidad de hoy..., tipos que se representa, en las castas superiores: de aquí el cliandala. El
manifiestan de acuerdo con sus tendencias, tales com o la as desprecio excesivo es psicológicamente correcto y debe ser
exagerado al céntuplo para que se propague.
piración cristiana: decadentes de toda especie.
Debe distinguirse rigurosamente entre A y B. En el caso
A, el cristianismo constituye un m edicam ento o, al menos,
un freno (aun cuando eventualm ente haga que enfermemos: 238
lo cual puede resultar beneficioso para acabar con la cruel
j La lucha contra los instintos brutales es diferente que la
dad y la brutalidad). En el caso B es un síntom a de la propia
enfermedad, incrementa la decadencia; aquí actúa en contra lucha contra los instintos enfermizos; puede ser, incluso, un
de un sistema de tratamiento corroborante, aquí el instinto medio para dom inar la brutalidad, para hacer enfermos. El
tratamiento psicológico del cristianismo tiende normalmente
del enfermo va contra lo que es saludable.
a convertir una bestia en un ser enferm izo y, por consi
guiente, un animal domesticado.
La lucha contra las naturalezas burdas e incultivadas ne
237
cesariamente ha de hacerse con recursos apropiados que obren
El partido de los severos, de los dignos, de los medita sobre ellos: los medios supersticiosós resultan para ello im
prescindibles e irreemplazables.
bundos: y frente a estos, los incultivados, los sucios, los in
calculables brutos — simple problem a de dom esticación-
a cuyo efecto el dom ador debe ser necesariam ente duro, lo
239
rrible y espantoso para sus bestias.
Todas las dem andas fundam entales deben hacerse con
una brutal claridad, es decir, desorbitándolas mil veces cu N uestro tiempo, en cierto sentido, está m aduro (es decir,
decadente) com o lo estuvo la época de Buda... Por eso es
tanto no se com prendan.
El cum plim iento m ismo de estas dem andas necesita sci viable un cristianismo sin dogm as absurdos (los más repug
absolutamente exagerado, de tal form a que llegue a producn nantes abortos del antiguo hibridismo).
186 ¡■RiED RIC'H N I L T /S C H E
LA V O L U N T A !} D F P O D E R IK 7
240 242
En el supuesto de que no fuera posible hallar una contra No nos damos suficiente cuenta de la barbarie de algunos
prueba de la fe cristiana, Pascal dijo que, ante la horrible conceptos que todavía subsisten en nosotros los europeos.
posibilidad de que fuera verdadera, era prudente hacerse ¡Creer que la salvación del alm a depende de un libro!... Y se
cristiano. Hay que considerar com o signos de que el cristia me dice que aún hoy entre nosotros se cree eso... ¿De qué
nism o va perdiendo parte de sus efectos terroríficos a los in nos sirve toda la educación científica, toda la crítica y la her
tentos que se hacen para justificarlo, en el sentido de que, menéutica, cuando sem ejante absurdo, la inteipretación b í
aunque fuese falso, los resultados de su falsedad han de blica que m antiene la Iglesia, no hace que nos tiñam os de
mostrado ser beneficiosos; se da a entender con ello que el bochorno y vergüenza?
cristianism o debe subsistir no por el m iedo a una am enaza Da que pensar: hasta qué punto esa om inosa creencia en
dora posibilidad, sino por los beneficiosos efectos que pro la providencia divina — esa creencia que entorpece la mano
duce, y, también, porque sin él la vida estaría terriblemente y la razón— todavía subsiste; hasta qué punto bajo las fórm u
falta de estím ulos. Este giro hedonístico, la dem ostración las «Naturaleza», «progreso», «perfeccionam iento», «darwi-
po r el placer, es un síntoma de declive: sustituye a la d e nism o», bajo la superstición en una confusa correspondencia
m ostración por la fuerza, y tam bién a aquello que produce entre la felicidad y la virtud, entre el infortunio y la culpa,
convulsión en la idea cristiana, el temor. Realm ente, con esta sobreviven aún las hipótesis y las interpretaciones cristianas.
interpretación el cristianism o está cerca del agotam iento: se Esta confianza absurda en el curso de las cosas, en la «vida»
conform a con un cristianism o narcotizante, debido a que ya en el «instinto vital», esa honrada resignación que cree sufi
no tiene fuerzas para buscar la lucha, ni para aventurarse, ni ciente que cualquiera cum pla con su obligación para que todo
para desear quedarse solo, ni aun para el pascalism o, para ese vaya bien, todo esto no tiene sentido m ientras no aceptem os
estudiado autodesprecio, para esa creencia en la indignidad una dirección de las cosas suh especie Ijoiií. A un el propio fa
hum ana, para esa angustia del «tal vez nos condenem os». talismo, que es nuestra form a actual de sensibilidad filosó
Mas un cristianism o que tiende ante todo a calm ar los ner fica. no es sino una consecuencia de esta larga fe en el orden
vios enferm os no necesita para nada aquella horrenda con divino, una consecuencia inconsciente: com o si no depen
signa de un «D ios en la cruz»: en silencio el budism o ha pro- diese de nosotros que todo siga igual (com o si tuviéram os el
gresado e influido por doquier en Europa. deber de tolerar que todo discurra según su curso: siendo el
individuo únicam ente una form a de la realidad absoluta).
241
243
El hum or de la cultura europea: se tiene una cosa por vei
dadera, pero se hace lo contrario. ¡Y de qué sirve, por ejeiu El colm o tle la psicológica costum bre de m entir en el hom
pío, todo el arte de la lectura y de la crítica si la interpreta bre es im aginar un ser co m o origen, com o «en-sí». conform e
ción eclesiástica de la Biblia, tanto la protestante com o la con lo que, sin ir más lejos, según sus pequeñas norm as, le
católica, hoy corno ayer, se m antienen en pie! parece bueno, sabio, poderoso, precioso, suprim iendo, de
188 P R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 189
este modo, totalmente la causalidad, origen de toda bondad, Resulta evidente que, para nuestra vida humana, conside
toda sabiduría, todo poder, y del verdadero valor de estas. En rada tal cual es, toda la «verdad», toda la «bondad», «santi
suma, considerar elementos surgidos más tardíamente y de dad» y «divinización», al estilo cristiano, han constituido
modo más condicional como existencia espontánea «en sí», hasta ahora grandes riesgos; aun hoy, la humanidad corre el
elementos que, lejos de haberse formado lentamente, podrían peligro de perecer a causa de un ideal contrario a la vida.
ser, quizá, el origen de toda formación... Si consideramos em
píricamente cada uno de los casos en los cuales un hombre
sobrepasa la medida humana, veremos que cualquier grado • 244
superior de poder presupone la libertad frente a lo bueno y lo
malo y también ante lo verdadero y lo falso y no puede ate Meditemos acerca de la merm a que sufrirían todas las
nerse a lo que la bondad exige; esto abarca igualmente a cual instituciones humanas, en el caso de que solam ente en una
quier grado superior de sabiduría; la bondad es abandonada, divina y opuesta esfera superior pudieran ser sancionadas.
así como la veracidad, la justicia, la virtud y todas las velei La costumbre de ver su valor en tal sanción (por ejemplo, en
dosas valoraciones del pueblo. En definitiva, ¿no es notorio el matrimonio) les quita su mérito natural, llegando en oca
que incluso cualquier grado superior de bondad ya supone siones, a negárselo... La Naturaleza ha sido juzgada desfa
una cierta miopía y vulgaridad intelectuales y una enorme in vorablem ente. en la medida en que se ha honrado a un Dios
capacidad para distinguir la distancia que media entre lo ver contranatural. «Naturaleza» quiso decir, de este modo, algo
dadero y lo falso, entre lo beneficioso y lo dañino? Y no «despreciable», «malvado»...
digam os nada sobre las catastróficas consecuencias que La creencia ineludible en la realidad de las cualidades
acarrearía el hecho de que una bondad suprem a tuviese morales supremas com o Dios: con eso se negaron lodos los
en sus m anos un alto grado de poder («la supresión del in verdaderos valores, concibiéndolos sistemáticam ente com o
fortunio»), De hecho, basta con ver qué tendencias inspira falsos, com o sin valor. De este m odo se entronizó lo contra
el «D ios del am or» a sus creyentes; estos dejarían en ca natural. Con una lógica inexorable se llegó a pretender la ne
m isa a la humanidad en favor de los «buenos». En la prácti gación absoluta de la Naturaleza.
ca, este mismo Dios se mostró, frente a la verdadera estruc
tura del m undo, com o un D ios de la m ayor m iopía, im
potencia y sinuosidad: de donde se deduce el valor de su 245
concepción.
El saber y la sabiduría no tienen ningún valor en sí, tam Aun colocando en primer plano la doctrina del altruismo
poco la bondad: es necesario conocer la m eta según la cual y del amor, no ha conseguido el cristianismo elevar en abso
estas cualidades adquieren valor o se desvalorizan. Podría luto el interés de la especie a un grado más alto que el interés
m os suponer una m eta en la cual un saber extrem o apare individual. Su verdadero efecto histórico, efecto que puede
ciera com o sin valor (por ejemplo, cuando la decepción ex considerarse fatal, fue, por el contrario, enaltecer el egoísmo,
trem a fuera uno de los supuestos del incremento vital; y, elevar al extrem o el egoísmo personal (por ejemplo, hasta
también, cuando la bondad entorpeciera y desanim ase el im una inmortalidad personal). Mediante el cristianismo se con
pulso de los grandes deseos)... cedió al individuo una importancia tal, un valor tan absoluto,
190 I K IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A » D E PO D ER 191
que ya no podía este ser sacrificado: pero la especie solo sub dad extrema, como un delito contra la vida, pasará a formar
siste con el sacrificio de los hombres... Ante Dios todas las parte de esa pandilla de enfermos y adquirirá sus mismos ins
«almas» son iguales: ¡pero esta es, precisamente, la más per tintos... El verdadero altruismo exige el sacrificio por el m e
niciosa de las posibles valoraciones! Si colocamos a los indi joramiento de la especie; es duro, requiere vencerse a sí mismo,
viduos al mismo nivel, dudam os con ello de la especie, y am puesto que acostum bra a sacrificar vidas humanas. Y esta
paramos así una práctica que conduce a la ruina de esta: el seudohumanidad fervorosa que es el cristianismo quiere pre
cristianismo es el principio opuesto a la selección. En cuanto cisamente lograr que nadie sea sacrificado.
que el degenerado y el enfermo («el cristiano») deben tener
el mismo valor que el sano («el pagano») o un valor mayor
aún, si nos atenemos al juicio formulado por Pascal sobre la 246
salud y la enfermedad; pero esto es oponerse al curso natural
de la evolución, haciendo de la contranaturaleza una ley... En Nada más beneficioso ni más digno de ser activado que
general, este am or por la humanidad supone, en la práctica, un consecuente nihilismo de la acción. A sí com o com
conceder ventajas a todo sufrimiento, a todo lo mal nacido, a prendo todos los fenóm enos del cristianismo y del nihilismo,
toda degeneración: la efectividad de la fuerza, la responsabi así mismo expreso: «Estamos m aduros para no ser, resulta
lidad, el deber supremo de sacrificar a los hombres han sido sensato para nosotros no ser». Este lenguaje de la «razón»
debilitados. Según el esquema de valoración cristiana, no que sería en este caso el lenguaje de la Naturaleza selectiva.
daba ya más que el sacrificio de uno mismo, pero este resto Lo que, por encima de (oda idea, resulta, en cambio, in-
de sacrificio humano que el cristianismo concedía y aconse juzgable es la cobarde ambigüedad e insuficiencia de una re
jaba, desde el punto de vista general de la raza no tiene nin ligión com o la cristiana, o. más claramente, de la Iglesia, que
gún sentido. Es indiferente para la prosperidad de la especie en lugar de estimular la muerte y la autodestrucción, protege a
el que uno de sus miembros se autosacrifique (es este un pro todos los mal nacidos y enfermos y fomenta su reproducción.
cedimiento monacal y ascético, bueno únicamente para aca Problema: ¿que medios habría que usar para conseguir una
bar en la hoguera y en los patíbulos como «mártir» del error forma severa del gran nihilismo contagioso, una forma es
por equivocación). Para detener la ruina de la especie es im tricta que, con científica minuciosidad enseñase e impusiera la
prescindible que el malparado, el débil, el degenerado, pe muerte voluntaria (y que no permitiese vegetar demasiado a
rezcan: pero es a estos precisamente a los que el cristianismo, los débiles en la idea de una falsa existencia posterior)'?
como fuerza conservadora, protege, aumentando así, todavía No podríamos reprochar suficientemente al cristianismo el
más, la potencia de ese instinto de los débiles para cuidarse, haber despreciado, por la idea de la inmortalidad personal, del
para mantenerse, para sostenerse mutuamente. ¿Qué son la valor de un movimiento purificador y grande como el nihi
«virtud» y «filantropía» cristianas sino ese mutuo m anteni lista, e, igualmente, por haber fomentado la esperanza de la re
miento, esa solidaridad de los débiles, ese impedimento a la surrección; en una palabra, por haber impedido siempre el
selección? ¿Qué es el altruismo cristiano sino el egoísmo m a acto.del nihilismo, el suicidio... El lo sustituyó por el suicidio
sivo de los débiles que adivina que ayudándose unos a otros lento, gradual: una vida pequeña, infeliz, aunque duradera;
cada uno podría conservarse durante mucho más tiempo?... lina vida enteramente vulgar, burguesa, mediocre, etcétera.
Quien no considere tal modo de pensar com o una inmorali
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247 248
l,<i charlatanería m oral del cristianism o.— La compasión I ¿A cambio de qué protesto yo? De que, en modo alguno,
y el desprecio se suceden en una rápida variación, y yo me esa pequeña mediocridad, ese equilibrio de un alm a que no
siento a veces tan indignado com o ante un crimen indigno. es capaz de conocer los grandes estímulos, de promover
A quí el error se ha convertido en deber — en virtud— , la grandes acontecimientos, sea considerada com o algo su
equivocación en sostén; el instinto de aniquilación es siste premo, y, más aún, com o m edida del hombre,
matizado com o «redención»; aquí cualquier operación se i ^ Bacon de Verulam dijo: «Infimarum virtutum apud vul-
convierte en herida, en una extirpación de los mismos órga gus laus est, mediarum admiratio, supremarum sensus nu-
nos cuya energía supone el retorno de la salud. Y, en el mejor llus». Pero el cristianismo, com o religión, pertenece al vul-
de los casos, no se cura nada, no se hace más que transfor gus: para él la máxima virtud de la especie no tiene sentido
m ar una serie de síntomas de un mal en otro... Y este peli alguno.
groso disparate, este sistema de violación y de castración de Veamos al «cristiano auténtico», incoar, aun así, contra lo
la vida, es considerado com o santo, com o intangible; vivir a que contraría a sus instintos: ensucia y hace sospechosa la
su servicio, ser el autóm ata de esta terapéutica, ser sacerdote, belleza, el esplendor, la riqueza, el orgullo, la propia estim a
debe elevar, puede hacernos venerables, santos y propiamente ción, el conocimiento, el poder, en suma, la totalidad de la
inviolables. Solo la divinidad puede ser autora de esta suprema cultura: su idea consiste en quitar a todo esto la buena
terapéutica: solo como revelación es comprensible la «salva conciencia.
ción», com o un acto de gracia, com o un regalo inmerecido
• »
donado a la criatura.
Primer teorema: la salud del alma será considerada como 249
enfermedad con desconfianza.
Segundo teorema: los supuestos para una vida vigorosa y Hasta ahora se denunció al cristianismo de un modo falso
floreciente, las pasiones y deseos violentos, se admitirán y encubierto. Mientras no se considere a la moral cristiana
com o objeciones hacia una vida vigorosa y floreciente. como un delito capital contra la vida se seguirá haciendo el
Tercer teorema: todo lo que am enaza al hombre con un juego a sus defensores. La simple cuestión acerca de la «ver-
peligro, todo lo que puede dominarle y destruirlo es malo, j dad» del cristianismo — sea en lo concerniente a la existen
recusable: es preciso desenraizarlo de su alma. cia de su Dios o a lo que puede haber de histórico en la crea
Cuarto teorema: el hombre a quien se ha hecho inofen ción de sus mitos, por no hablar de la A stronomía y de las
sivo para sí mismo y para los demás, a quien se ha hundido Ciencias Naturales cristianas— es un asunto enteramente
en la humildad y en la modestia, el hombre consciente de su accesorio, mientras que no se roza siquiera el tem a del du
debilidad, el «pecador», ese es el tipo deseable; el que, con doso valor de la moral cristiana. ¿Vale algo la moral cristiana
una cierta cirugía del alma, se puede producir... o, por el contrario, es infamante y vil a pesar de toda la san-
tidad-de-sus-artes de seducción? Para eludir el problem a de
la verdad existen subterfugios de todo género; y, en último
caso, los creyentes saben servirse de la lógica de los incré-
194 I R I E D R IC H N IE T Z S C H E
L A V O L C N T A D D I-P O D E R 195
cir, por virtutlcs anticristianas), esta interpretación se nos ha tiano. (¡Q ué ingenuidad, com o si la m oral fuera posible
puesto cada vez más difícil. cuando no existe un Dios que la sancione!) El más allá total
Un expediente más ingenioso: el criticismo kantiano. La mente indispensable cuando se quiere mantener con sinceri
inteligencia se niega a sí misma el derecho, tanto para la in dad suficiente la fe en la moral.
terpretación en aquel sentido como para la renuncia a la in Problema básico: ¿De dónde arranca esta omnipotencia
terpretación del m ism o sentido. Se resigna a un aumento de de la fe? ¿De la fe en la moral? (Teniendo en cuenta que la
confianza y de fe, renunciando a toda demostrabilidad de esta moral también ignora que las mismas condiciones funda
última, con llenar este vacío con un «ideal» (Dios) ininteligi- «i mentales de la vida han sido interpretadas falsamente en su
ble y superior. El expediente hegeliano, vinculado a Platón, favor, a pesar del conocim iento del m undo animal y vegetal.
aparte un fondo romántico y de reacción es, a la vez, el sín La «autoconservación»: horizonte darwinista de reconci
tom a del sentido histórico, una nueva fuerza: el «espíritu» es liación de los principios egoístas y altruistas.)
el ideal «que se va descubriendo y realizando»; en el proceso,
en el devenir, se pone de manifiesto constantemente el creci
miento de semejante ideal, en el cual creemos; de tal forma, 252
el ideal se realiza, la fe se dirige al porvenir, en el cual puede
adorar su más alta necesidad. Resumiendo: El problema del origen de nuestras valoraciones morales
y de nuestras tablas de valores no coincide exactamente con
1) Dios resulta para nosotros incognoscible e indemos su crítica, com o se ha creído muchas veces, si bien es cierto
trable (sentido interior del movim iento de la teoría del cono que la penetración en un «pudenda origo» produce en con
cimiento). secuencia para el sentimiento un descrédito de la cosa origi
2) Dios es dem ostrable, pero algo que llega a ser, en nada y organiza contra la misma una disposición de ánimo y
trando nosotros en él com o consecuencia de nuestra urgen una actitud críticas.
cia de ideal (fondo del m ovim iento histórico). ¿Qué valor merecen nuestras valoraciones morales, nues
tras tablas de bienes? ¿Qué es lo que en realidad ganamos
Según puede observarse, la crítica no va jam ás dirigida con su sostenimiento? ¿Quién lo gana? ¿En relación a qué?
contra el ideal mismo, sino contra el problem a de averiguar La respuesta no puede ser otra que: la vida. A hora bien, ¿qué
la procedencia de la contradicción contra el mismo; o lo que es la vida? Convirtiéndose en algo muy urgente, un joven y
es lo mismo: por qué aún no se ha alcanzado o de por qué no más exacto concepto de la vida. Mi fórmula se resume en e s
es demostrable. tas palabras: la vida es voluntad de poder.
Existe una diferencia considerable entre sentir esta nece / ¿ Q u é es en definitiva una valoración moral en sí...'? ¿Hace
sidad com o necesidad en función de la pasión o com o un referencia a otro mundo, a un mundo metafísico (según creía
problem a de pensamiento. el m ismo Kant), que precede al gran m ovim iento histórico?
Independientemente de toda consideración filosófico-reli En definitiva: ¿dónde nació? ¿O es que no nació? Respuesta:
giosa, nos situamos ante el mismo fenómeno: el utilitarismo la valoración moral es una interpretación, una explicación en
(socialismo, democracia) censura el origen de las valoracio definitiva. La explicación m ism a ya resulta un síntom a de un
nes m orales, pero, sin em bargo, cree en ellas, com o el cris- determinado estado fisiológico y, por otra parte, de un deter
I'RIEDRICH NIF.T7.SCHP. LA VOLl.'NTAD DE PODBR 199
198
minado nivel de los juicios dominantes: ¿quién interpreta? de astrología, de pre juicios (de razas, tribus, de distintos gra
Nuestros aléelos. dos, com o juventud o decrepitud, etc.).
Con aplicación a la moral cristiana europea especial
mente: la mayoría de nuestros juicios morales son síntomas
253 de decadencia, de falta de fe en la vida, una preparación para
el pesimismo.
Se conviene que todas las virtudes son estados fisiológicos: Mi principal afirmación: No existen fenómenos morales,
sobre todo las principales funciones orgánicas como necesa sino meras interpretaciones morales de esos fenómenos.
rias, como bien sentidas. Todas las virtudes son realmente pa Esta misma interpretación resulta de origen extramoral.
siones refinadas y de manera indudable estados de exaltación. ¿Qué supone el hecho de haber interpretado una contra
La compasión y el amor a la humanidad deben interpretarse dicción en la existencia? Estimo de importancia decisiva que
como una evolución del instinto genésico. La justicia como tras cualquier valoración aparecen, predominando, aquellas
una evolución de la venganza. La virtud como juego de resis interpretaciones morales. ¿Cómo mediríamos en el caso de
tencia. como voluntad de poder en suma. El honor, además, que estas faltaran? ¿Qué valor tendría entonces el conoci
como reconocimiento de lo semejante y de lo equivalente. miento, etc.?
254 257
Com prendo, cuando digo moral, un sistema de valoracio En toda valoración hay implícita una determinada pers
nes que se relacionan con las condiciones de vida de un ser. pectiva: conservación del individuo, del grupo, de la raza, del
Estado, de una Iglesia, de una fe, de una cultura. En virtud del
«olvido» que nos proporciona una valoración de nueva pers
255 pectiva, contradictoria, y, por consiguiente, de impulsos con
tradictorios en el hombre. Se trata de la expresión de la en
De toda moral, ha solido decirse siempre: «Hay que co fermedad en el hombre, por el contrario de los animales, en
nocerla en sus frutos». De toda moral digo yo: «Es un fruto los que cada instinto encuentra su satisfacción inmediata.
por el cual conozco el terreno donde crece». Sin embargo, este ser lleno de contradicciones tiene en su
fondo un gran método de conocimiento: siente mucho Pro y
Contra, se eleva a la justicia, a la com pensación de la esti-,
256 mación por encim a del bien y del mal.
El hombre más sabio sería el más rico en contradicciones,
Mi afán de interpretar los juicios morales com o síntomas el que, por decirlo así, tuviera órganos táctiles para toda
y signos de expresión en los que se revelan procesos fisioló clase de hombre; y también sus grandes momentos de in
gicos, así com o la conciencia de condiciones de conserva mensa armonía, el gran caso también en nosotros. Algo así
ción o crecimiento, una form a de interpretación de valores como un movimiento planetario.
200 IRIED R1CH N IETZSCH E
LA V O LU N TA D D E PO D ER 201
258
qué es lo que se expresa con él: una creencia, «tal pregunta
responde a nuestras condiciones de existencia». Inmoral, en
Ks ovíllente que «querer» equivale a querer alcanzar ti
resumen, significa «lo que conduce a la ruina». Todas esas
nos. til «fin», supone una valoración. ¿De dónde provienen
com unidades en que han sido encontradas estas afirm acio
las valoraciones? Su fundamento no es algo fijo respecto a
nes han perecido; algunas de estas proposiciones han sido
lo «placentero y doloroso».
subrayadas de nuevo, porque cada com unidad que se esta
Son muchos los casos en que hacemos que un objeto se
blece vuelve a hacerlas necesarias, por ejemplo: «no roba
convierta en algo doloroso en virtud de una previa valoración.
rás». En m om entos en que el sentimiento de la comunidad
Perímetro de las valoraciones morales: en casi todas ellas
no podía ser exigido (por ejemplo, en el «imperium roma-
juegan las impresiones de los sentidos. Por ellas coloreamos
num») lo que se intentaba era la «salvación del alma», utili
el mundo.
zando el lenguaje religioso; o la «m aximación de la dicha»,
Nosotros marcamos los fines y los valores. Poseemos
hablando en térm inos filosóficos. Porque incluso los filóso
dentro de nosotros una trem enda fuerza de medición latente;
fos moralistas griegos nada más sentían con su 7tóA,ig.
pero en la com paración de los valores se nos revelan valores
contradictorios, muchas tablas de valores (por consiguiente,
nada con valor en sí). 260
En el análisis de cada tabla de valores suelen reservárse
nos estos corno condiciones de existencia de grupos limita La necesidad de los fa lso s valores.— Resulta absurdo im
dos (y a menudo erróneos): para la conservación. pugnar un juicio impugnando su condicionalidad: la necesi
Al considerar el hombre actual se pone de manifiesto que dad de esta manera no queda abolida. Los falsos valores no
existen muy diversos juicios de valor, que ninguna fuerza se desarraigan con razonamientos, com o una óptica curvilí
creadora existe en ellos últimamente com o fundamento: «la nea de los ojos de un enfermo. Debe com prenderse la nece
condición de la existencia» falta hoy en el juicio moral. Es sidad de su existencia contingente; son efectos de causas que
mucho más superfluo, nunca ha sido tan doloroso. Es arbi nada tienen que ver con las razones.
trario. Tiende al caos.
¿Quién crea el fin que preside la humanidad y está sobre
el individuo? Antes, so pretexto moral, se quería conservar: 261
ahora nadie quiere ya hacerlo porque no hay nada que con
servar probablemente. A sí pues, una moral que busca un fin. El nuevo y principal tema, a mi juicio, es ver y mostrar'el
problema de la moral. Por mi parte niego que semejante cosa
se haya hecho en la filosofía moral hasta hoy.
259
262
¿Cuál es el criterio de la acción moral? 1) su desinterés:
2) su universalidad, etc. Pero esta es ética de gabinete. Hay
¡Cuán falsamente ha estado engañada la humanidad por
que estudiar a los pueblos, cuál es en cada caso el criterio y lo que se refiere al hecbr *' ' ' r<- l VKja interior!
LA V O L U N T A D D E P O D E R 203
202 IR1ED RICH N IETZSCH E
¡Tener los ojos cerrados a todo, tener boca y también cerrar D. En qué medida es perjudicial para la vida la moral.
la boca! a) Al goce de la vida, a la gratitud de la vida, etc.
b) Al em bellecimiento, al ennoblecim iento de la vida.
c) Al conocim iento de la vida.
263 J) Al desarrollo de la vida, en cuanto pretende divorciar
de ella los más altos fenóm enos de la vida.
Se echa de m enos la ciencia y la conciencia de las vicisi
tudes del juicio moral y sobre el hecho de que ya varias ve E. Contrapartida: su utilidad para la vida.
ces lo «bueno» y «lo malo» haya sido rebautizado. Con la
1) La moral com o principio de conservación de los más
expresión «m oralidad de la moral» he hecho referencia por
mi parte a uno de estos desplazam ientos. También la concien grandes conjuntos com o lim itación de sus m iem bros: «el
instrumento».
cia ha renovado sus esferas: hubo un rem ordim iento de
2) La m oral com o principio de conservación en relación
conciencia del rebaño.
con el peligro interior del hom bre por las pasiones: «la m o
deración».
264 3) La m oral com o principio contrario de la terrible ex
plosión de los poderosos: el «m iserable».
A. La moral obra de la inm oralidad:
La primera suele ser estoica, dura, tiránica (ya que el es 268
cepticism o por sí tenía algo de cam isa de fuerza moral); la
otra, fanática, sentim ental, misteriosa, que tiene de parte a ¿Cómo puede haber alguien que solo se respete con referen
las m ujeres y a los «buenos sentimientos» (el prim er cristia cia a valores morales, alguien que todo lo subordine y tenga
nism o resultó en este sentido moral). en menos el Bien y el Mal, perfección, salud del alma, etc.?
Válganos de ejemplo: Enrique Federico Amiel. ¿Qué signi
fica la idiosincrasia moral?, me pregunto sociológicamente y
267 también fisiológicamente; por ejemplo, Pascal. Por tanto, en
casos que se dan otras cualidades superiores, y aun en el caso
Veamos el m oralism o com o fenóm eno puesto en eviden de Schopenhauer. que sin duda alguna estimaba, no solo lo
cia. Y tam bién com o enigm a. Porque el fenóm eno moral nos que no tenía, sino lo que no podía tener... ¿o se tratará de una
ha preocupado com o enigm a. Hoy sabría yo dar una res mera interpretación moral, por hábito, de estados positivos de
puesta: ¿Q ué representa que para m í el bien ajeno deba tener dolor y desplacer? ¿No se tratará de una determinada clase de
m ás valor que el m ío propio? Pero el prójim o debe estim ar «sensibilidad» que no comprende la causa de sus múltiples
el valor de su bienestar de otra m anera que yo, es decir, debe sentimientos de malestar, creyendo explicarlos con hipótesis
subordinar mi bien al suyo. ¿Q ué sig n ific a d «tú debes», que morales? ¿Es posible que hasta un ocasional bienestar y sen
los m ism os filósofos consideran com o «dado»? timiento de vigor aparezca iluminado bajo la óptica de la
La idea, en prim era instancia desconcertante, de que el in «buena conciencia», de la proximidad de Dios, de la concien
dividuo debe tener en m ás la acción que realiza con su pró cia de la Redención? Por tanto, el que posee una idiosincra
jim o que la que realiza consigo m ism o, y que este otro, a su sia moral tiene su propio valor: 1) Ya en la aproximación al
vez, debe hacer lo m ism o, etc. (que las acciones se deben lla tipo moral de virtud: es «hombre honrado», «hombre justo»;
m ar buenas cuando al realizarlas solo pensam os en el bien estado m edio de alta consideración: mediocre en sus capaci
del prójim o en vez de en nosotros m ism os), tiene un sentido: dades, pero en todas sus aspiraciones honrado, concienzudo,
es. en efecto, el instinto del sentim iento de la com unidad, /irme, estimado, probado; 2) Ya sea que crea poseer este va
b asad o en el criterio de que el individuo vale poco por sí lor porque no sabe interpretar de otra m anera todos sus esta
m ism o, y que vale m ucho en unión con los demás,-ftdfní- llos: se desconoce a sí m ism o y se interpreta de este modo. La
tiendo que los individuos form en una com unidad con senti moral es, en definitiva, ¿el único esquem a interpretativo
m iento y conciencia com ún. Es decir, que estam os ante una frente al cual el hombre puede soportarse a sí mismo, que se
especie de ejercicio de la m irada en una m ism a dirección, o convierte en algo así com o un orgullo?
d e la voluntad de una óptica con la cual tratase de hacer im
posible el m irarse a sí m ism o.
¡M i idea es que faltan los fines y que estos tienen que ser 269
individuales! En el criterio de la tendencia general, cada in
d iv id u o es sa c rific a d o y sirv e de in stru m e n to . Id p o r las E l predom inio d e los valores m orales.— Com o conse
calles y encontraréis puros «esclavos». ¿D ónde van? ¿Q ué cuencia de este predom inio, nos encontram os con la corrup
quieren? ción de este predom inio, nos encontram os con Ja corrupción
206 1-U lliD R IC H M F.TZSCH 1-: 207
LA V O U 'N T A II (>K PODER
movim iento cuenta con enormes ventajas, cualquiera que dad lo más alto posible, para encontrarse m enos humillado.
sea la dosis de crueldad, falsedad y espíritu limitado de que Por tanto: ¡habla Dios!
ha dado muestras (dado que la historia de la lucha de la m o Necesitamos a Dios como sanción absoluta que no ad
ral con los instintos fundamentales de la vida es la mayor in mite apelación, como un «im perativo categórico»; y, mien
moralidad que ha habido hasta ahora sobre la tierra...). tras se creyó en la razón, en su autoridad, se necesitó una en
tidad metafísica que logificase el problema.
Suponiendo de nuevo que existe la fe en Dios, pregunta
273 mos de nuevo: «¿Quién habla?». Mi respuesta deriva de la
metafísica, que no de la fisiología animal: habla el instinto
Lo más difícil quizá sea descubrir un problema en lo que de rebano. Quiere el señorío, y en consecuencia dice:
constituye nuestra vida y nuestros hábitos: el ojo no está pre «¡Tú debes!»; quiere que el individuo no tenga otro valor
parado para ello: y esto es lo que a m í me parece que sucede que su relación con el todo, en provecho del todo; odia la
con la moral. independencia individual: vuelve el odio de todos los indi
El problem a «cada hombre objeto de otro», que en sí viduos contra sí.
mismo no es nada, se presta a las m ayores supercherías.
El problem a «tú debes», inclinación que no sabe funda
mentarse y que se parece a lo que ocurre con el instinto se 274
xual, no debe caer bajo la sanción de los instintos. Por el
contrario, debe ser su ley y su juez... Toda la moral europea se levanta y fundamenta sobre la
El problem a de la «igualdad», no debe hacernos olvidar moral del rebaño; la fatalidad de todos los hombres grandes y
que todos nosotros tratamos por encim a de todo de distin raros consiste en que todo lo que los hace destacar los hace
guirnos: aquí precisam ente debemos, por el contrario, poner blancos de la difamación y la calumnia. Precisamente el vigor
nuestras exigencias com o los demás. La cosa no puede re del hombre actual es la causa del pesimismo: los mediocres
sultar más absurda, más sorprendente, más disparatada; pero son alegres, com o le ocurre al rebaño, carente de conciencia y
es sentida com o sagrado, com o superior en rango, la contra preocupaciones morales. (Para el pesimismo de los fuertes:
dicción racional que aquí apenas se advierte. ---- ----- Pascal, Schopenhauer.)
El sacrificio y la abnegación com o objetivos importantes, Cuanto más peligrosa parece una cualidad del rebaño,
la obediencia absoluta a la moral y la creencia en la igualdad tanto más se la aprecia.
de todos ante la misma.
La negligencia y el abandono del bienestar y de la vida
com o cosas excelentes, la perfecta renuncia a la valoración 275
propia, el riguroso anhelo de ver renunciar a todos a lo
mismo. «El valor de las acciones está determinado: cada iu M oral de la veracidad en el rebaño.— «Debes ser fácil de
dividuo se encuentra sometido a esta valoración». comprender, debes transparentarte interiormente por señales
Supongamos que habla una autoridad; ¿quién habla? Ha\ claras y constantes; de no ser así, se te considerará peligroso,
que com prender al orgullo hum ano buscando a esta auton y si eres malo, ten presente que la facultad de disimulo es lo
L A V O L l'N (A O D E P O IM K 211
210 I K I L D R IC H N IE T Z S C H E
ser, de osle sentimiento.» Pero entonces, aparece el ideólogo mizos están ausentes en la bestia de rebaño; esta m isma tiene
de la vimid, el moralista concretamente, y dice: «¡Dios am a los un valor inapreciable, pero su incapacidad para dirigirse ne
conv/.oncs] ¿Por qué privaros de ciertas acciones? ¡No seréis cesita para ella un «pastor»: esto es lo que com prenden los
mejores por ello!». Respuesta: «Virtuoso señor de largas orejas: sacerdotes... El estado no es ni bastante íntimo ni bastante
nosotros no queremos ser mejores, porque nos encontramos secreto: la dirección de la conciencia se le escapa. ¿Cóm o se
muy sal isfechos de nosotros mismos; lo único que tratamos es enferm ó la bestia del rebaño por el sacerdote?
de no perjudicam os los unos a los otros; por esto defendere
mos ciertos actos en ciertas condiciones, es decir, respecto de
2X1
nosotros mismos, en tanto que no sabríamos honrar lo bastante
los netos m ism os, a condición de que se aplicaran a adversa
E l odio í 'ontra los privilegiados d el cuerpo y d el alm a.—
rios de la com unidad, por ejemplo, a usted. N osotros educa
Estamos ante la rebelión de los odiosos, de los fracasados,
mos a nuestros hijos en vista de nuestros preceptos: crecen
contra los bellos, orgullosos y bien hum orados. Entre sus
sometidos a esta disciplina; si estuviésem os anim ados de este
m edios, «no encontram os m érito alguno», «el peligro es
radicalismo que place a Dios y que recom ienda vuestra sania
enorme»: debem os temblar y sentir agudo malestar, «la natu
locura, si tuviéramos el espíritu lo bastante mal conformado
ralidad es mala»; «lo recto es ir contra la Naturaleza». Tam
para condenar la fuente de estos actos, «el corazón», «el senti
bién contra la razón (lo contranatural com o superior).
miento», condenar/amos también nuestra existencia, y con ella,
De nuevo son los sacerdotes los que explotan este estado
su condición suprema: un sentimiento, un corazón, una pa
ile ánim o y atraen al pueblo hacia ellos. «El pecador», a
sión, a la que rendim os los honores supremos. Nosotros evi
quien Dios am a m ás que al «justo». Esta es la lucha contra
tamos, por nuestro mandato, que este sentimiento explote de
el paganism o (el rem ordim iento de conciencia com o m edio
form a inoportuna y trate de abrirse caminos; nosotros obramos
para destruir la arm onía de las almas).
sabiamente aceptando semejantes leyes, nosotros también somos
El odio de los mediocres contra los más dotados, el rebaño
morales... ¿No sospecháis cuánto nos cuesta, qué sacrificio, qué
contra los independientes. (La moral com o auténtica m orali
disciplina, cuántas victorias sobre nosotros m ism os, qué duros
dad.) Insistam os contra el egoísmo: su valor solo lo es, en
necesitamos ser? N osotros encam am os deseos vehementes;
tanto aprovecha al «otro». «Todos somos iguales»: contra el
hay m om entos en que desearíam os consagram os a nosotros
instinto de dom inación, contra los «señores» en general; con
mismos... Pero el «espíritu público» se adueña de nosotros...;
tra el privilegio; contra los sectarios, los espíritus libres y los
observad, pues, que esta es casi una definición de la moralidad.
escépticos; contra la filosofía (como instrum ento e instinto de
investigación); en los filósofos, el «imperativo categórico», (a
esencia de la m oral, «universalidad y ubicuidad».
280
214 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E
LA V O L U N T A D DK P O D E R 215
Pero ,s e pueden asim ism o conocer las consecuencias? saber de qué se trata. El mismo «crimen», por ejemplo, puede
A muy p o c o s pasos, ¿quién puede DECIR todo lo que pro ser en algún caso un privilegio superior, y, en otro, una mancha.
voca, lodo lo que suscita un acto, todo lo que excita contra De hecho, el egoísm o de los jueces es el que interpreta una
él? /S irv e de estim ulante? ¿Sirve de chispa que hace arder acción (o el autor de esta) según les es útil o nocivo a ellos
una materia explosiva...? No cabe duda de que los utilitarios m ism os (o en relación con su sem ejanza o desem ejanza).
son ingenuos. Y que, en resum idas cuentas, tenemos que sa
ber siempre lo que es útil; y, en este punto, tam poco su m i
rada ve m ás allá de muy pocos pasos... No tienen concepto 291
de la gran econom ía, incapaz de prescindir del mal.
¿Cóm o es posible que sin conocer el origen, sin conocer N orm alm ente, el concepto de «una acción reprensible»
las consecuencias, un acto tenga, en general, algún valor...? nos colm a de dificultades. Nada de lo que ocurre puede ser
Nos queda el acto mismo: los fenómenos que lo acompañan en sí reprensible, pues no se hubiera podido evitar: todas las
en la conciencia, el sí o el no que sigue a su ejecución. D e cosas están tan indisolublem ente unidas, que. si tratásem os
biendo preguntarnos: ¿el valor de un acto reside en los fenó de excluir alguna, excluiríam os al m ism o tiem po el resto.
menos subjetivos que lo acompañan. (Esto sería medir el valor Un acto reprensible sería, en general, un m undo reprobado...
de la m úsica por el placer o desplacer que nos causa... que Y aun entonces, en un m undo reprobado, la reprobación
causa a su autor...) Resulta indudable que el acto aparece sería tam bién reprensible... Y la consecuencia de una m anera
acom pañado de sentim ientos de valor, del sentim iento de de p en sar q ue rechazase todo resu ltaría una p ráctica que
poder, de coacción, de im potencia, por ejem plo, la libertad, afirm ase todo... D ado que el devenir se nos presenta com o
el espíritu de facilidad; y, de otro m odo, la cuestión: ¿se po un gran anillo, todas las cosas tendrán el m ism o valor, serán
dría reducir el valor d e una acción a valores fisiológicos, sa igualm ente eternas, igualm ente necesarias. En todas las co
ber si es la expresión de la vida com pleta o de la vida difí rrelaciones de sí y no, de preferencia y de exclusión, de am or
cil? Q uizá su valor biológico se exprese de este m odo... v de odio, solo se expresa una perspectiva, el interés que pre
En vista de que el valor no puede ser estim ado ni por su sentan tipos determ inados de la vida: todo lo que es, en d e
origen, ni por sus consecuencias, ni por los fenóm enos que finitiva. equivale a un sí.
lo acom pañan, hay que reconocer que su valor perm anece
desconocido...
292
290
¿Crítica de los sen tim ien to s sub jetivo s d e va lo r?— A nte
E xiste una desnaturalización de la m oral consistente en el lem a de la conciencia, en otro tiem p o solía pensarse;
qu erer separar los actos de los hom bres que los ejecutan, en cuando la co nciencia rechaza una acción, d ich a acción es v i
querer oponer el odio y el desprecio al «pecado»; creyéndose tuperable. La co n cien cia reprueba de hech o la acción que ha
que existen actos que, por sí m ism os, son buenos o m alos. icprobado durante largo tiem po. N o hace sino volver a repe-
R establecim iento de la «naturaleza»; un acto po r sí m ism o iii : no crea valores. L o que en otro tiem p o nos llevaba a re-
está com pletam ente d esprovisto de valor. L o im portante es i lia /a r cierto s actos no era la conciencia, sino el ju ic io (o el
220 I K 1E D R IC H N IE T Z S C H E LA V O LU N TA D D E PO D ER 221
prejuic n > ) d e l a s consecuencias... La aprobación de l a concien 1) Se ha falsificado todo desplacer, toda desgracia, com
cia, el bienestar que produce (a «paz consigo mismo», son plicando con ellos la culpabilidad (Ja folia); se ha arrebatado,
del m isino orden que el placer de un creador ante su obra, y por consiguiente, toda la inocencia al dolor.
por c onsiguiente, no prueban nada. El contento no sirve para 2) Se han desacreditado todos los sentim ientos de placer
valorizar aquello a lo que se refiere, así com o la falta de con intenso (la petulancia, la voluptuosidad, el triunfo, el orgu
tento no puede servir de argumento contra el valor de una llo, la audacia, el conocim iento, la seguridad y la confianza
cosa. Ignoramos dem asiado para evaluar la m edida de nues en sí), haciéndolos sospechosos: viendo en ellos nada más
tros actos, faltándonos la posibilidad de establecer un punto •' que pecado y seducción.
de vista objetivo. P oref hecho de reprobar un acto, no som os 3) Se han dado los nom bres m ás sagrados al sentimiento
jueces, sino partes... Los nobles sentim ientos que acom pa de debilidad, a la cobardía íntima, a la falta de valor perso
ñan a un acto prueban poco en favor de este: sabido es que nal; dignificándolos con los nom bres más sagrados, para su
un estado de elevación patético lleva al artista a producir brayar que son deseables en el plano más elevado.
en m uchas ocasiones obras insignificantes. Conviene decir 4) Se ha m aliníerprelado (ocio lo que es grande en el
que estas im pulsiones son harto engañosas, y que desviando hom bre, haciendo de ello (a renunciación y el sacrificio de sí
nuestra m irada, nuestra fuerza de ju ic io crítico, desvían la mismo en favor de algo relacionado con los dem ás; aun en
precaución, ¡a intuición de que hacem os una tontería, vol el conocedor, en el artista, el despojo de la personalidad ha
viéndonos estúpidos. sido torcidam ente presentado com o la causa del m ás alio co
nocim iento, de la sabiduría m ás profunda.
5) Se ha falsificado el amor, considerándolo com o ab an
I
293 dono (com o altruismo), cuando en realidad es una tom a de
posesión, y únicam ente en la superabundancia de Ja perso
D e la herencia de dos m ilenios de vivisección de la nalidad abandona algo de sí m ism o. Sabido es que solo pue
conciencia y de autocrucífixión, procede nuestro gran ejer den am ar las personas enteras: aquellas que cuentan con una
cicio, quizá nuestra maestría, nuestro refinam iento en cada personalidad despojada. Los «objetivos» resultan los peores
caso; no debiendo olvidar nuestra predisposición a confra am antes (y si no, que lo digan las m ujeres). Lo m ism o su
ternizar con la m ala conciencia. cede con el am or de Dios o de la patria: requiere que quien
Sería posible intentar algo en dirección contraría: la inclina la encarna descanse fuertem ente en sí (el egoísm o intensifica
ción no natural, es decir, la inclinación a! m ás allá, contraria el yo; el altruism o, el no-yo).
a los sentidos, contraria al pensam iento, contraria a la n atu 6 ) Se ha considerado la vida com o un castigo; la fe! icidatl.
raleza; en una palabra, la tendencia a herm anar el ideal tra com o una tentación; la pasión com o una realidad diabólica;
dicional y calum nioso de la naturaleza con la mala conciencia. la confianza en st m ism o, com o algo totalm ente impío.
En resum en: toda esta psicología es una psicología del
obstáculo, una especie d e am urallam iento por terror. Por una
294 parte, la m ayoría (los desheredados y los m ediocres) se po
nen en guardia perm anente contra los m ás fuertes (tratando
Los grandes crím enes en psicología: ile destruirlos en su desarrollo); p o r otra, quieren santificar y
I.A V O L U M A I ) D E P O D E R
222 1;R IE D R ¡C H N IE T Z S C H E
298 IV
299
El objeto de este tratado es la gran política de la virtud. Lo
hemos escrito para uso de aquellos que tienen el deseo de
¿Qué perjuicios ha sufrido a lo largo de las épocas la hu
aprender, no cóm o se llega a ser virtuoso, sino cóm o es po
m anidad por la moral — y este es mi problem a— . así com o
sible hacerse virtuoso, cóm o se ha de im plantar la virtud.
por su m oralidad? Daños espirituales, etcétera.
Pretendo dem ostrar que para querer una cosa — la im planta
ción o reinado de la virtud— no se tiene derecho a querer
300 ninguna otra: siendo por lo contrario p o r lo que suele renun
ciarse m uchas veces a ser virtuoso. A unque el sacrificio es
Es preciso, finalm ente, arrinconar las valoraciones hum a grande, fin tan noble bien m erece sem ejante sacrificio. ¡Los
nas, ya que solo tendrían valor com o valores de rincón. Dado más grandes sacrificios, en realidad! A lgunos de los m ora
que han desaparecido m uchas especies de anim ales, si des listas m ás célebres se han aventurado por este cam ino. Al re
apareciese el hom bre, no se perdería dem asiado. H ay que conocer y anticipar la verdad que debe enseñarse por pri
ser lo suficientem ente filósofo para no adm irar nada. («Nil m era vez en este tratado; esto es: que no se conseguirá
admiran».) im plantar la virtud, sino por los procedim ientos que se utili
zan para alcanzar una dom inación cualquiera...; pero nunca
por m edio de la virtud...
301 E ste tratado tiene por objeto, com o ya queda dicho, la p o
lítica de la virtud. Intenta determ inar el ideal de esta política,
El hom bre es una pequeña especie animal sobreexcitada pintando a la m ism a com o debería ser si algo perfecto p u
que, felizm ente, ha hecho su tiem po; la vida en general sobre diera existir sobre la tierra. A hora bien: ningún filósofo d u
la tierra: un instante, un incidente, una excepción sin conse dará en considerar el m aquiavelism o com o el tipo de lo per
cuencia, al que, dado el carácter general de la tierra, carece de fecto en política. Pero el m aquiavelism o puro, crudo, verde,
im portancia; la tierra m ism a, com o cualquier constelación, es en toda su aspereza, sobrehum ano, divino, trascendente, j a
un «hiatus» entre dos nadas, un acontecim iento sin plan, sin más podrá ser alcanzado por los hom bres; apenas lo rozarán.
razón, sin voluntad, sin conciencia; la peor necesidad, la ne En esta especie de política m ás estrecha, en la política d e la
cesidad más estúpida... ¿Q ué es en realidad lo que se rebela virtud, creo firm em ente que lo ideal n u n ca ha sido logrado.
en nosotros contra esta m anera de ver las cosas? La serpiente A dm itiendo la existencia de un p ar de ojos para las cosas
de la vanidad nos dice: «Todo esto debe ser falso, porque su ocultas, advertirem os, aun en los m oralistas m ás indepen
bleva... ¿Podría en el fondo no ser m ás que apariencia? El dientes, m ás conscientes (puesto que el nom bre de m oralista
hom bre, no obstante, hablando corno K ant, sería...». es el que debe aplicarse a esos políticos de la m oral, a todos
226 I R I E D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 227
303
308
Con la virtud pura no se fundam enta el señorío virtuoso;
con la virtud sola se renuncia al poder, se debilita la volun A. Cam ino para llegar al poder: enm ascarar la nueva vir-
tad de poder. ILid con el nom bre de una virtud antigua; excitar eJ interés
por ella («Dicha» com o consecuencia y a la inversa), el arte
228 IK IH D R fC H N IE T Z S C H E (.A V O L U N T A D D E P O D E R
313
310
L a m o ra l en !a valoración de las razas y las c la se s.—
La crueldad, refinándose con trágica com pasión, viene a C onsiderando que las pasiones y los instintos fu n d am en tales
ser negada com o tal. Lo m ism o que el am or sexual en la expresan, en todas las razas y en todas las clases, algo de las
form a de «am our passion»; los sentim ientos del esclavo condiciones d e existen cia de estas (p o r lo m e n o s d e las c o n
com o obediencia cristiana; la pequeñez com o hum ildad; la diciones en que han vivido algún tiem po), ex ig ir qu e sean
enferm edad del «nervus sym pathicus», por ejem plo, com o virtuosas, seria pedir:
pesim ism o, pascalism o o carlylism o, etcétera. Q u e v ariaran su carácter, cam b iasen d e piel y su p rim ieran
su pasado.
Q ue dejasen de d iferenciarse.
LA V O LU N TA D DE PO D ER 231
230 1 K ll-D R IC H N IE T Z S C H H
Que so aproximaran por la semejanza de sus aspiraciones: Del m ism o m odo el Estado, la dom inación bajo todas las
o más exactamente: que pereciesen... formas de los funcionarios y los soldados; igualmente la
1 .a voluntad de una sola moral se encuentra, pues, en la ciencia, para poder trabajar con confianza y econom izar sus
tiranía de una especie: la especie a cuya m edida se ha hecho fuerzas. De la m ism a manera el clero.
esta moral única, con detrim ento de las dem ás especies: Por tanto, aquí se hace triunfar la moral común, en vista de
esta es la destrucción o la uniform ación en favor de una que por ella se realiza un avance; y para asegurarle la victo
moral adm itida (bien para no serle peligrosa, bien para ser ria, se hace la guerra y se utiliza la violencia contra la inmo
explotados por ella). Supresión de la «esclavitud»: en apa ralidad. ¿Con qué «derecho»? Con ninguno en realidad; pero
riencia. un tributo aportado a la «dignidad humana»; en rea guiándose por el instinto de conservación. Cuando les resulta
lidad, la destrucción de una especie esencialm ente distinta práctico, las mismas clases se valen de la inmoralidad.
(de esta m anera se socavan las bases de sus valores y de su
felicidad).
Aquello sobre lo que una raza contraria o una clase con 314
traria radica su fuerza es interpretado com o lo que hay más
malo en ellas, com o lo peor: pues por esto es por lo que per La hipócrita afirmación de que están defendidas todas las
judica (se calumnian y se desbautizan sus «virtudes»). instituciones civiles, com o si se tratase de creaciones de la
Es una objeción contra un hombre y contra un pueblo el moralidad.... por ejemplo, el matrimonio, el trabajo, la pro
que nos perjudiquen; pero, considerado desde su punto de fesión, la patria, la familia, el orden, el derecho. Pero com o
vista, tienen necesidad de nosotros, porque de nosotros pue estas están siempre referidas a la especie de los hom bres más
den sacar algún provecho. mediocres, para protegerla contra las excepciones y las ne
La exigencia de la «humanización» (que ingenuamente se cesidades de la excepción, hay que aceptar muy natural que
cree dueña de la fórmula «¿qué es lo humano?») resulta una se m ienta dem asiado sobre este punto.
hipocresía de que se vale una serie de hombres determinada
para llegar a la dominación: o más exactamente: un instinto
determinado, el instinto de rebaño. «Igualdad de los hom 315
bres»: lo que se oculta bajo la tendencia de poner al mismo
nivel, cada vez más, hom bres en cuanto hombres. Hay que defender la virtud contra los predicadores de la
El «interés» con relación a la moral com ún (artificio: ha virtud, por tratarse de sus peores enemigos. Porque predican
cer grandes apetitos, el deseo de dom inar y la concupiscen la virtud como si se tratase de un ideal para todos; le quitan
cia, de los protectores de la verdad). su raro encanto, ese encanto raro de lo inimitable, de lo ex
En qué form a los hombres de negocios de todas clases, cepcional y distinguido, vale decir, su encanto aristocrático.
las personas ansiosas de lucro, todo lo que debe dar crédito También se debe com batir a los idealistas disfrazados, dado
y pretende obtenerlo, tiene necesidad de impulsar a la uni que llaman a todas las puertas y respiran a sus anchas con lo
form idad de carácter y a la sem ejanza de evaluaciones: el que suena a hueco. ¡Qué ingenuidad pedir lo grande y lo raro
com ercio mundial y el cam bio bajo todas sus formas cons y reaccionar cuando no aparece con desprecio y cólera! Es
triñen a la virtud y la com pran en cierta manera. indiscutible, por ejemplo, que un m atrim onio vale lo que los
232 T R IE D R IC H N IE T Z S C H E l.A V O L l 'N T A » D E P O D E R 211
que lo constituyen, es decir, que puede ser algo lamentable lo que la necesidad os impone, o lo que os es útil, no mere
y torpe, no habiendo párroco ni alcalde que pueda evitarlo. céis alabanza ni la debéis pedir... Cuando solo se es virtuoso
La virtud tiene en su contra todos los instintos de los se no se es demasiado com o hombre: ¡Sobre esto no tratéis de
res mediocres; carece de utilidad, es imprudente, aísla; re engañaros! Los hombres que brillaron en la historia no fue
sulta afín a la pasión y poco accesible a la razón; corrompe ron nunca asnos cargados de virtudes: su instinto interior, la
el carácter, la cabeza, los sentimientos — y siempre se mide medida de su poder, no iba por ahí, mientras que vuestro m i
con el patrón de los bienes vulgares del hombre, poniéndo nimalismo de poder no puede estar más lejos de la virtud.
nos en abierta hostilidad contra el orden, contra la mentira
que se oculta en todo ordenamiento, en toda institución, en
toda realidad— ; se trata del peor de los vicios, suponiendo 317
que se la haya de juzgar en función de los defectos nocivos
sobre los demás. Un hombre virtuoso, en consecuencia de lo inmedia
Reconozco la verdad: 1) en que no exige ser reconocida; tamente dicho, pertenece a una especie inferior, porque no es
2) en que no presupone nunca virtud, sino algo distinto; 3) en una persona, y su valor procede de haberse conform ado a un
que no sufre en ausencia de virtud, sino que considera esta esquem a humano, fijado de una vez para siempre. No tiene
com o la relación de distancia basándose en la cual debe ser valor en sí: puede ser com parado, tiene semejantes, no debe
honrado algo en la virtud; no se comparte; 4) en que no hace ser único.
propaganda...; 5) en que no permite a nadie que se erija en Contrastar la s cualidades del hom bre bueno. ¿Por qué nos
juez, porque es siempre una virtud por sí; 6 ) en que, por otra gustan? Porque no nos obligan a guerrear, porque no necesi
parte, hace todo lo que está prohibido; la virtud, en mi criterio, tan desconfianza, precauciones, recogimiento y severidad:
es el verdadero «vetium» dentro de toda legislación de re nuestra pereza, nuestra bondad de alma, nuestra aligereza
baño; 7) en una palabra, en que es virtud, en el estilo renacen celebran fiesta. Este sentimiento de bienestar es el que se
tista, «virtú», virtud carente de toda moralidad... proyecta fuera de nosotros mismos para brindárselo al hom
bre bueno, para hacer de él una cualidad, un valor.
316 318
Pero sobre todo, señores virtuosos, no disfrutáis de privi La virtud es, a veces, una mera forma, digna más bien de
legio alguno sobre nosotros: queremos inculcaros la modes la estupidez; pero ¿quién podría tomarlo a mal? Y aun esta
tia, puesto que lo que os lleva a la virtud es un mísero egoís clase de virtud no ha sobrevivido. Una especie de sencillez
mo y una prudencia evidente. Y si tuvieseis alguna mayor aldeana, posible en cualquier circunstancia, a la que no po
fuerza y valor en el cuerpo, no os rebajaríais com o soléis ha demos menos de recibir con consideración y risa, cree aún
cerlo a la nulidad virtuosa. Hacéis lo que podéis: en parte, lo hoy que todo está en buenas manos, a saber: en m anos de
que debéis y a lo que os obligan las circunstancias; en parte, I )ios; y cuando se mantiene esta afirmación, con la inocente
lo que os gusta; en parte, lo que os parece práctico. Pero si ni > seguridad con que se diría que dos y dos son cuatro, guardé
hacéis más que aquello a que os lleva vuestra inclinación, o monos mucho de contradecirlos. ¿Por qué turbar esa ingenua
234 L R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L .liN T A D D E PO D K R
321
325
larga vida y felicidad». N uestra opinión es, por el contrario, mentó que desea, veremos en él la más absurda de las bes
que el v ic io y la virtud en vez de causas, son consecuencias. tias... Parece com o si necesitase una liza de la cobardía, de la
Se llega a ser un hom bre honrado, sencillamente, porque se pereza, de la debilidad, del servilismo, para alivio de sus fuer
es un hombre honrado: es decir, porque se ha nacido con un tes y varoniles virtudes: analizad las concupiscencias hum a
capital de buenos instintos y de condiciones prósperas... Si nas, sus «ideales». El hombre que lo intenta se libra de sus
se nace pobre, si se nace de padres que todo lo han dilapi eternos valores en sí mismo, de sus actos: en lo insignificante,
dado sin recoger nada, se es «incorregible», estándose dis en lo absurdo, en lo pueril. La pobreza de espíritu en él resulta
puesto para el presidio o el manicomio... Nosotros no pode espantosa. El ideal es, por así decirlo, el tributo que el hom
mos imaginar la degeneración moral desvinculada de la bre paga por el desgaste que tiene, que hace en todas sus ver
degeneración física: la prim era no es más que un conjunto de daderas tareas. Al cesar la realidad empieza el sueño, la fatiga,
síntomas de la segunda... se es necesariam ente m alo com o se la debilidad: el ideal es justamente una forma del ensueño, de la
es necesariam ente enfermo... La palabra «malo» expresa en fatiga, de la debilidad... Las naturalezas más fuertes y las más
este caso ciertas incapacidades que están fisiológicamente li desmayadas se equiparan cuando se entregan a este estado:
gadas al tipo de la degeneración: por ejemplo, la debilidad divinizan la disminución del trabajo, de la lucha, de la pasión,
de la voluntad, la incertidumbre y hasta la multiplicidad de la de la tensión, de la contradicción, de la realidad en suma... de
«persona», la impotencia para suprim ir la reacción a una ex la batalla del conocimiento, del descanso del conocimiento...
citación cualquiera y de dominarse, la coacción en cualquier Suele llamarse «inocencia» al estado ideal de ignorancia;
especie de sugestión de la voluntad ajena. El vicio no es una «bienaventuranza» al estado ideal de pereza; «am or» al es
causa, sino una consecuencia... El vicio sirve para resumir, tado ideal de bestia de rebaño que no quiere tener enemigo.
en síntesis bastante arbitraria, ciertas consecuencias de la de De tal forrita han elevado a ideal todo lo que rebaja al hom
generación fisiológica. Una proposición general, com o la bre y lo envilece.
que enseña el cristianismo — «el hombre es malo»— , estaría
justificada si se pudiera adm itir que el tipo del degenerado
fuese considerado com o el tipo normal del hombre. Pero de 333
cir esto supone en principio una exageración. Lo que es cierto
es que la proposición puede reclam ar derechos allí donde el El deseo dimensiona todo aquello que se desea; y, además,
cristianism o crece y se afinca; pues de este m odo se de crece, cuando no es satisfecho; al punto, que las m ás gran
muestra la realidad de un terreno morboso, de un terreno des ideas fueron creadas en función de los más vivos deseos.
proclive a la degeneración. Damos mayor valor a las cosas cuanto más las deseamos:
cuando los «valores morales» llegan a ser los más altos valo
res; cosa que revela que el ideal moral es el que menos se ha
332 satisfecho (en cuanto este significa la exención de todo dolor,
una m anera de lograr la bienaventuranza). La humanidad no
Nunca será bastante examinado el hombre que sabe de ha hecho más que abrazar sombras cada vez con m ayor ar
fenderse y sacar partido de las circunstancias orillando todos dor; y, por último, ha llamado a Dios a su desesperación, a su
los obstáculos; pero sí si consideram os al hombre en el mo- impotencia...
242 I R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D DE PO D E R
334 nos deseaban que esta acabase pronto, que llegara el fin de
la humanidad lo más pronto posible; no habiendo duda al
I .¿i ingenuidad con respecto a las últimas «debilidades», guna sobre lo que se le hacía sufrir al individuo... El pro
desconociendo en tanto el «porqué» del hombre. blema de cada individuo se vinculaba a una vida futura; el
valor, el sentido, el círculo de los valores era fijo, absoluto,
formaba una sola cosa con Dios... Todo lo que se apartaba de
335 este tipo eterno era pecam inoso, diabólico, condenable...
El centro de equilibrio del valor estaba para cada alm a en
¿Cuál es la m oneda falsa en lo m oral?— Intentamos creer ella misma: ¡Salvación o condenación! ¡La salvación de las
que sabem os algo, por ejemplo, de lo que es bueno y es almas inmortales! Q uizá la forma más extrem a del egoís
malo... Esto equivale casi a saber cuál es el destino del hom mo... Cada alm a no puede tener más que un ideal, más que
bre, cuáles son sus fines. Esto supondría saber que el hom un cam ino de salvación... Forma extrem a de igualdad, enca
bre tiene un fin, un destino... denada a un abultam iento óptico de la propia importancia,
dem asiado absurda... Almas absurdam ente importantes, po
seídas de una espantosa angustia sobre su destino...
336 Hoy ya no cree nadie en esta absurda im portancia, des
pués de pasar la ciencia por el tam iz del m enosprecio. A pe
Q ue la hum anidad tiene una idea específica que realizar, sar de ello, se continúa con el hábito óptico de buscar el va
que m archa a la consecución de un fin, resulta una idea bas lor del hom bre en la aproxim ación a un ser ideal: en el fondo
tante oscura y arbitraria, aunque m uy verde. Es posible que m antenem os toda la perspectiva de autonom ía com o la de
se la deseche antes de que se convierta en idea fija... igualdad de derechos ante el ideal, «In sum nia»; creem os co
L a hum anidad, en realidad, no es un todo, sino una di nocer lo que es la últim a deseabilidad por lo que se refiere al
versidad irreducible de procesos vitales ascendentes y des hom bre ideal...
cendentes. por lo que no puede tener una juventud, una m a Pero esta le, en realidad, es una enorm e perversión aca
durez y posteriorm ente una vejez. Por el contrario, las capas rreada por el ideal cristiano: y esto lo confirm a un exam en
están m ezcladas e interpuestas, y en algunos m ilenios se exhaustivo de un tipo ideal. En prim er lugar, se cree saber
pueden dar tipos m ás jóven es de hom bres de los que pueden que es deseable la aproxim ación a un tipo ideal; se cree tam
señalarse hoy. A dem ás, la «decadence» pertenece a todas las bién, en segundo lugar, cuál es este tipo, y, en tercer lugar,
épocas de la hum anidad: por todas partes se encuentran m a que toda desviación de este tipo supone un retroceso, un per
terias de desperdicio y de decadencia, siendo siempre el mismo juicio, una pérdida de fuerza y de poder... Se sueña con es-
el proceso biológico de separación de los productos, des lados en los que este tipo de hom bre perfecto consiga el fa
com posición y decadencia. vor de una gran m ayoría, hasta el punto que nunca hicieron
Bajo la presión de los prejuicios cristianos no se puso esta más nuestros socialistas, ni nuestros señores utilitaristas. Así.
cuestión de m anifiesto: el sentido estaba en la salvación de pareciera señalarse un fin a la evolución humana; en todo caso,
las alm as individuales; no entraba a considerarse el m ás o el la fe en un progreso hacia el ideal es la única form a en que
m enos en la dirección de la hum anidad. Los m ejores cristia hoy se concibe el fin de la historia. «In sum m a»: el hecho de
244 I K IE D R IC H N IE T Z S C H E LA VO LU N TA D DE PO D ER 245
ponerse el «reino de Dios en el futuro, en la tierra, en lo hu sí mismo (se abandona algo de sí mismo). El tipo superior:
mano, no quita que se conserve la fe en el antiguo ideal». el ideal clásico com o expresión de la prosperidad de todos
los instintos principales. De nuevo nos encontram os ante
un estilo superior: el grande estilo. Expresión de la voluntad
337 de poder. H asta el instinto m ás tem ido se atreve a afir
marse.
F orm as m ás escondidas del culto a l ideal m oral cris b) Partir de condiciones particulares en las que el mundo
tiano.— La idea cobarde y fem enina de «naturaleza», soñada aparece más vacío, más pálido, más adelgazado; en que la
por los fanáticos de esta (aparte de todos los instintos del as «espiritualización», la ausencia de sentido adquieren carác
pecto, terrible, inexorable y cínico, a la vez el m ás bello), in ter de perfección; en que se evita meticulosam ente todo lo
tenta entresacar de la Naturaleza aquella «humanidad» cris- que es brutal, todo lo que es directam ente animal, todo lo
tianomoral — concepto rousseauniano de la natuleza— , como que está dem asiado cerca de nosotros (se calcula, se elige):
si esta supusiese libertad, bondad, inocencia, justicia, idilio, el «sabio», el «ángel»; sacerdotal = virgen = ignorante, esta
siempre el culto de la moral cristiana en el fondo. Reunir lu es la característica f isiológica de sem ejantes idealistas: el
gares que han venerado los poetas, por ejemplo, las altas ideal anémico. En estas circunstancias, el problem a puede
montañas, etc. Lo que G oethe quería tener en ella — porque convertirse en el del ideal de las naturalezas que representan
adm iraba a Spinoza— . Com pleta ignorancia de los supues el prim er ideal, el ideal pagano (debiendo recordarse que es
tos de este culto... así com o Goethe ve en Spinoza su «santo»).
La idea fem enina y cobarde del hombre, al estilo de c) Partir de supuestos en virtud de los que consideramos
Comte y Stuart Mili, com o objeto posible de culto... Siem el mundo com o un absurdo, com o dem asiado malo, com o
pre volvemos al culto de la moral cristiana bajo un nuevo dem asiado pobre, com o dem asiado decepcionador, para vol
nombre... los librepensadores, por ejem plo, com o Guyau. ver de nuevo aquí o para desear de nuevo este ideal (se niega,
La idea cobarde y fem enina de «arte» com o com pasión a se destruye): esta es la proyección del ideal en lo que es con
todo el que sufre, a todo lo mal nacido (Thierry, por ejemplo, tranaturaleza, contrario a los hechos y a la lógica: la condi
en la historia): regresándose siempre al culto del ideal cris- ción del que así juzga (el «empobrecimiento» del mundo,
tianomoral. consecuencia de los sufrimientos, se toma, no se da), se lla
Por último, el ideal socialista: que no es en realidad más mará ideal contra Naturaleza (el ideal cristiano es una form a
que el m ism o ideal cristianom oral, pero mal entendido. ción intermedia entre el segundo y el tercero, predominando
unas veces bajo una forma, otras bajo otra).
Los tres ideales: a) fortalecim iento de la vida (pagano);
338 h) atenuación de la vida (anémico): <) negación de la vida
(contranatural). Se posee el sentimiento de la «adivinación»:
£ / origen del ideal.— Examen del suelo donde se produce en su m ayor plenitud — en la elección más delicada— , en la
a) Partir de las condiciones «estéticas», en las que el destrucción y el aniquilamiento de la vida...
mundo aparece más pleno, más redondo, más perfecto,
com o es el ideal pagano, donde predom ina la afirm ación de
246 I'R IE D R IC H N IH T /.S C H K
L A V O L U N T A D DF. P O D E R 247
339
C. El tipo estoico.— La firmeza, el dom inio de sí mismo,
el carácter inquebrantable, la paz, consecuencia de una larga
A. /./ tipo consecuente.— Es preciso com prender que no
voluntad implacable — la calm a profunda, el estado de de
se liono ilerecho a odiar el mal; que no se tiene derecho a re-
fensa, la fortaleza, la desconfianza guerrera— , la firmeza de
sislivlo; que no se tiene derecho a hacerse la guerra a sí principios, la unidad de la voluntad y de la ciencia, el respeto
mismo; que no basta con aceptar el sentimiento que entraña
de sí mismo. Tipo del ermitaño. «El buey perfecto».
semejante práctica; que se vive totalmente en los sentim ien
tos positivos; que se tom a el partido de los adversarios en la
palabra y en la acción; que, por una superafectación de esta 340
dos posibles, se em pobrece el suelo reservado a otros esta
dos...; que hace falta una práctica continua. ¿Y qué es, en de Un ideal que desea afirm arse, suele apoyarse: a) en un
finitiva, lo que se ha alcanzado con esto? El tipo budista o la
supuesto origen; b) en una supuesta afinidad con los idea
perfecta vaca. les m ás poderosos ya existentes; c) en la m agia del se
Este punto de vista solo es válido cuando no reina ningún creto, com o si se tratase de un poder indiscutible; d) en el
fanatism o moral, es decir, cuando no se odia el mal por el desprestigio de todo ideal contrario; e) en una falsa doctrina
mal mismo, sino solamente porque crea caminos que nos del provecho, que trae consigo, por ejemplo, la felicidad,
ocasionan perjuicios (la inquietud, el trabajo, los cuidados, tranquilidad de alma, paz o el favor de un Dios todopode
las com plicaciones, la dependencia). roso, etc. Para la fisiología de los idealistas: Carlyle, Schiller,
Nos encontram os con el punto de vista del budismo, pues Michelet.
al no odiar al pecado, se carece por com pleto de la idea de ¿Se ha refutado un ideal, una vez que se han descubierto
«pecado». todos los expedientes defensivos y protectores con los cua
B. Tipo inconsecuente.— Al hacerse la guerra al mal, se les se le conserva...? No; se ha em pleado, sim plem ente, to
cree que la guerra, a causa del bien, no entraña las conse dos los medios que suelen utilizar los seres vivos para sub
cuencias morales que son inseparables de la guerra y no in sistir y desarrollarse.
fluye sobre el carácter de la m isma manera. (A causa de es En mi criterio, todas las fuerzas e instintos por los cuales
tas consecuencias se detesta la guerra y se la considera como no solo se conserva sino que se desarrolla la vida están pros
un mal.) De hecho, semejante guerra contra el mal corrompe critos por la moral. Para liberar la vida parece evidente que
más que cualquier enemistad de persona a persona; general hay que destruir la moral.
mente, la persona es la que remonta, por lo menos imagina
tivamente, el puesto del adversario (el diablo, los malos es
píritus, etc.). Tal actitud hostil de observación y espionaje 341
frente a todo lo que es más negativo en nosotros y podría po
seer un mal origen, termina por el estado de espíritu más Los idealistas suelen tener la prudencia de no conocer.
atorm entado y más inquieto: de suerte que el «milagro», el Son seres que tienen motivos para acum ular sombras sobre
éxtasis, la solución en el más allá se hacen ahora deseables... sí, puesto que son bastante astutos.
El tipo cristiano o el «perfecto cazurro».
248 I R I E D R I C H N1ETZ.SCHE LA V O L U N TAD D E P O D E R 249
342 se a u n ia n a (c o m p á re s e la c o n la d e P a sc a l, q u e d e d u c e de lo
c ita d o la c o n c lu s ió n d el p e c a d o o rig in a l).
iendencia de la evolución mora!. — T odo in d iv id u o d e se a E s p re c is o c o m p a r a r la ta m b ié n c o n la ló g ic a d e L u te ro .
q u e iu> p re v a le z c a o tra d o c trin a , o e s tim a c ió n d e las c o sa s, E n los d o s c a s o s se b u s c a un p re te x to p a ra in tro d u c ir un in
q u e la su y a . L a te n d e n c ia fu n d a m e n ta l d e los d é b ile s y m e s a c ia b le in s tin to d e o d io c o n el p re te x to d el d e b e r m o ra l y
d io c re s d e to d o s los tie m p o s c o n siste e n d e b ilita r a los p o re lig io s o . El o d io h a c ia la c la se d o m in a n te tra ta d e s a n tifi
d e ro s o s , tira r h a c ia a b a jo , v a lié n d o se c o m o m e d io p rin c ip a l c a rse ... (la « c u lp a b ilid a d d e Is ra e l» , b a se del p o d e r d e los
del ju ic io m o ra l. S u e le d e s a c re d ita rs e la c o n d u c ta d e los m á s s a c e rd o te s ).
fu e rte s re s p e c to a lo s m á s d é b ile s, a tal p u n to q u e los e s ta T a m b ié n e s n e c e sa rio c o m p a ra r la ló g ic a a n á lo g a d e S an
d o s s u p e rio re s d e los fu e rte s su e le n se r m al c o n c e p tu a d o s. P a b lo . E n e lla la c a u s a d e D io s sirv e d e tra m p o lín a su s re
L a lu c h a d e los m á s c o n tra los m e n o s , lo h o s tilid a d c o n a c c io n e s, la c a u s a d el d e re c h o d e la h u m a n id a d , e tc é te ra . En
tra lo s d is tin g u id o s , d e lo s d é b ile s c o n tra lo s tu e rte s , d e sta c a c a s o d e C risto , el jú b ilo del p u e b lo se p ro d u c e c o m o c a u s a
e n tre sus m á s fin o s e p is o d io s el q u e los e x c e le n te s , los lin o s, d e la e je c u c ió n ; un m o v im ie n to a n tisa c e rd o ta l d e sd e el p rin
los p re s e n tu o s o s , se p re se n ta n c o m o d é b ile s y se v a le n d e los c ip io . E n tre los a n tise m ita s m is m o s , sie m p re e s el m is m o
m á s g ro s e ro s m e d io s d e l poder. g o lp e d e su e rte : a g o b ia r al a d v e rs a rio c o n a rg u m e n to s m o
ra le s y re se rv a rse el p a p el d e la ju s tic ia v e n g a d o ra .
343
345
1) El s u p u e s to in stin to p u ro del c o n o c im ie n to d e to d o s
los filó s o fo s e s tá re g id o p o r su « v e rd a d » m o ral; so lo e n a p a Consecuencia de la lucha.— Q u ie n e s lu c h a n tra ta n de
rie n c ia e s in d e p e n d ie n te ... tra n s fo rm a r a su s a d v e rs a rio s p a ra c o n v e rtirlo s e n su s a n tí
2) L a « v e rd a d m o ra l» , « a s í se d e b e o b ra r» , e s u n a m e ra p o d a s, e n su e sp íritu so la m e n te . T ra ta n d e c re e r e n sí m is m o s
fo rm a c o n sc ie n te d e un in stin to fa tig ad o , « n o so tro s o b ra m o s d e sd e el p u n to q u e p u e d e te n e r el v a lo r d e la « b u e n a c a u s a »
d e e s ta y la o tra m a n e ra » . El « id ea l d e b e re s ta b le c e r y fo rtifi (c o m o si e llo s re p re se n ta s e n a la b u e n a ): c o m o si la ra z ó n y
c a r un in stin to , y c o n s ig u e q u e el h o m b re o b e d e z c a , c u a n d o la v irtu d fu e ra n c o m b a tid a s p o r su a d v e r s a rio ... L a fe q u e
se c o n v ie rte e n un m e ro a u tó m a ta » . n e c e sita ro n c o m o m e d io d e d e fe n s a y d e a g re sió n , el m ás
fu e rte d e to d o s, e s la fe e n sí p ro p io , p e ro m al in te rp re ta d a
c o n el n o m b re d e fe e n D io s. N o im a g in a n n u n c a las v e n ta
344 ja s y las u tilid a d e s d e la v ic to ria , b a jo el n o m b re d e « v ic to
ria d e D io s» . T o d a c o m u n id a d p e q u e ñ a (lo m is m o q u e to d o
La moraI como m edio de seducción. — « L a N a tu ra le z a es in d iv id u o ), al lu ch ar, trata d e c o n v e n c e rs e d e e sto : « N o s o tro s
b u e n a , p u e s la c a u s a d e la m is m a e s u n D io s sa b io y b u e n o .» le ñ e m o s el b u e n g u sto , el b u e n ju ic io y la v irtu d d e n u e stra
E n to n c e s , ¿a q u ié n p o d e m o s h a c e r re s p o n s a b le d e la c o rru p p a rte ...» . L a lu c h a o b lig a s ie m p re a u n a e x a g e ra c ió n d e lo
c ió n d e los h o m b re s ? L a s c la s e s d irig e n te s , o lo s tira n o s y pro p io .
los s e d u c to re s, h a y q u e a n iq u ila rla s . E sta e s la ló g ic a rous
250 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E
l.A V O L U N TAD D K PO D K R 251
Por extraño que resulte el ideal juzgado (el del cristiano, 348
el del «espíritu libre», el del «inmoralista», el del «naciona
lista») no se debe exigir que sea el ideal; pues con ello se le Fl «hombre bueno » o la hemiplejía de la virtud.— Para to
quita el carácter de privilegio. Se le debe conservar para dis dos los hombres que han conservado el vigor y han perm a
tinguirse, no para igualarse a otros. necido cerca de la Naturaleza, el am or y el odio, la gratitud y
/.Cómo resulta, en cambio, que la mayor parte de los idea la venganza, la bondad y la cólera, la acción afirmativa y la
listas hacen enseguida propaganda com o si no tuvieran nin acción negativa, son inseparables. Se es bueno, si de alguna
gún derecho al ideal si los dem ás no lo reconocieran? Esto manera sabemos ser malos; se es malo, porque de otra forma
es lo que de ordinario hacen todas aquellas entusiastas mu- no podríamos ser buenos. ¿De dónde procede, por tanto, ese
jercitas que se permiten el lujo de estudiar latín y m atem áti estado enfermizo, esa ideología contranatura, que rechaza
cas. ¿Qué les obliga a ello...? En mi criterio, el instinto de re una doble tendencia, que enseña com o virtud suprema no po
baño, el tem or al rebaño: trabajan por la emancipación de la seer más que un semivalor? ¿De dónde viene esa hemiplejía
mujer, al cultivar su separatismo privado con prudencia bajo de la virtud, inventada por el hombre bueno...? Se exige del
la form a de una generosa actividad, bajo la bandera del «al hombre la amputación de los instintos que le permitan llevar
truismo». la contraria, hacer daño, montar en cólera, exigir venganza...
La prudencia de los idealistas consiste en ser únicamente A esta desnaturalización corresponde luego esa concepción
m isioneros y representantes de un ideal: de este m odo se dualista de un ser puramente bueno y de un ser puramente
elevan a los ojos de aquellos que creen en el desinterés y el malo (Dios, el espíritu, el hombre), que resumen todas las
egoísmo. Sin em bargo, el verdadero heroísm o consiste en fuerzas, intenciones y condiciones positivas en el primer
que m ás que cubrirse con la bandera de la abnegación, del caso, y todas las negativas en el último. De este m odo se con
sacrificio o del desinterés, no se com bate... «A sí soy yo; así sidera que tal valoración es «idealista»; el que así piensa, cree
quiero ser..., ¡y al diablo con los demás!». que ha colocado sus deseos supremos en su personal concep
ción del bien. Cuando ha alcanzado la cima, contempla un es
tado del que el mal se habría suprimido y en el que no que
347 darían com o habitantes m ás que los seres buenos. No admite,
por tanto, com o cierto que, en esta posición, el bien y el mal
Todo ideal arrastra am or y odio, adm iración y desprecio. están condicionados el uno por el otro; quiere, por el cotrario,
Si el sentimiento positivo no es el primer móvil, lo es el ne que el mal desaparezca y que el bien perdure, aunque el uno
gativo. Odio y resentimiento dan, por ejemplo, en todo re tenga derecho a existir, y el otro no tenga derecho de ningún
sentimiento ideal, el «primum mobile». modo... ¿Cuál es, en suma, el ser que se desea...?
En cualquier tiempo, y particularm ente en las épocas cris
tianas, la angustia de reducir al hombre a esta semiactividad
que es el bien: hoy día no faltan seres deformados y debili
tados por la Iglesia para los que esta intención equivale a la
252 I K IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 253
«humani/acioii» general, o a la «voluntad de Dios», o tam cosas odiosas, que hay que com batir constantem ente. «El
bién a - la salud del alma». Se busca ante todo que el hom hombre bueno» se ve com o rodeado del mal, perseguido per
bre no haga el mal, que en ninguna circunstancia perjudique m anentem ente por el mal; aguza su vista y acaba por descu
ni Icnga el propósito de hacer daño... Para conseguirlo se re brir huellas m alignas en todo lo que hace. Terminando, como
com ienda la extirpación de todas las posibilidades de ene- es lógico, por considerar la naturaleza mala; al hombre, co
mislad, de suprimir los instintos de rencor; se recomienda rrompido; y a la bondad, com o un estado de gracia, y por
ese mal crónico que es «la paz del alma»... tanto, hum anam ente imposible. En resumen: niega la vida,
Semejante tendencia, desarrollada por un tipo particular de concibe el bien com o valor supremo que niega la vida... Por
hombre, deriva de una suposición absurda: considera el bien eso, su ideología del bien y del mal debería ser refutada por
y el mal como realidades en contradicción la una con la otra él. Pero... no se refuta una enfermedad... ¡Y solo así es com o
(y no como valores complementarios, lo que respondería a la concibe otra vida!
realidad); aconseja tomar el partido del bien; exige que el
hombre bueno renuncie y resista al mal hasta sus más pro) lin
das raíces; siendo esta la forma de que niega absolutamente la 349
vida que en todos sus instintos tiene tanto de «sí» como de
«no». Y lejos por desgracia de comprenderlo, sueña con vol La idea de Poder, lo m ism o que se refiera a un Dios o a
ver a la unidad, a la totalidad, a la fuerza de la vida: se ima un hombre, existe siempre la capacidad de utilizar y la ca
gina que ha llegado a un estado de salud cuando, por tin, la pacidad de perjudicar. Ocurriéndole lo dicho a todas las ra
anarquía interior, las perturbaciones que derivan de estos im zones bien constituidas.
pulsos opuestos han concluido. Quizá no haya habido hasta el Un progreso fatal consiste en separar dialíticam ente la
presente ideología más peligrosa, mayor escándalo «in psy- fuerza para lo uno y para lo otro... A unque con esto la moral
chologicis» que esta voluntad del bien: fue ensalzado el tipo se constituya en envenenadora de la vida.
más repugnante, el «tartufo»; se enseñó que es necesario ser
tartufo para descubrir el camino verdadero que conduce a
Dios; que la vida del tartufo es la única que le es grata... 350
Y también en este caso es la vida la que tiene razón — la
vida que no sabe separar la negación de la afirmación— . Crítica del hombre bueno.— La honradez, la dignidad, el
¿Para qué poner toda nuestra fuerza en declarar que la guerra sentimiento del deber, la justicia, la humildad, la lealtad, la
es mala, tratando de no perjudicar, de no decir «no», cuando rectitud, la buena conciencia, a pesar de la sonoridad de ta
a pesar de todo se hace porque no puede hacerse otra cosa... ? les palabras, ¿afirman y aprueban verdaderam ente las cuali
El hom bre bueno que ha renunciado al mal, afligido, pues dades por ellas mismas? ¿O es posible que cualidades y
ese es su deseo, con esta hem iplejía del mal, no deja nunca condiciones, indiferentes por su valor, sean consideradas
de hacer la guerra y tener enemigos, de decir «no» por tanto, de desde un punto de vista que en el fondo se lo diera? El valor
obrar negativamente. ¡El cristiano, por ejemplo, que detesta de estas cualidades, ¿reside en ellas mismas o en la utilidad
la mentira, a todo llama mentira. Precisamente, por creer en y el provecho que reportan, que parecen reportar o que se
una oposición entre el bien y el mal. se le llena el mundo de sospecha que reporten...?
•i
l-K IE D R K ’l l N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 255
254
C) ■/)(■ ¡ti ilijiinuición de las llam adas m alas cualidades» se dice nada. Lo esencial es el sentimiento: «¿Quién soy yo?».
¿Quién es el prójimo con respecto a mí? Evaluación cons
359 tantem ente activa.
362 365
Las m otivaciones de la acción de un hom bre superior son L a com pasión es una disipación del sentim iento, un pará
increíblem ente sim ples: con palabras com o «com pasión» no sito d añino d e la salud m oral; es im posible que constituya un
260 I'R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D R E P O D E R
deber aumentar el mal en la tierra. Cuando solo se hace el lo abnegado, lo imprudente, no es algo especial — es común
bien p o r com pasión, es un hecho que nos hacem os el bien a a todos los instintos— , no piensa en la utilidad de todo el
nosolms mismos, en vez de a los demás. La compasión no se «ego» (porque no piensa), va contra nuestra utilidad, contra
refiero a las máximas, sino a los efectos; es patológica. El do el «ego»: y a veces a favor del «ego»; aunque en los dos ca
lor ajeno nos contagia, porque la com pasión es un contagio. sos inocentemente.
366 370
No hay egoísm o que se satisfaga con ser egoísm o y no ir Origen de los valores m orales.— El egoísm o vale lo
más allá; por tanto, no existe nunca aquel egoísm o «lícito», m ism o que vale fisiológicamente quien lo posee.
«moralmente neutro», disculpable. Cada individuo representa la línea de evolución (aunque
«Siempre se alimenta nuestro yo a costa de los demás.» no solo com o la moral, com o algo que com ienza con el na
«El vivo, vive siempre a costa de otros vivos; el que no cimiento): cuando representa la evolución ascendente de la
com prende esto no ha dado el primer paso en la sinceridad.» línea del hombre, su valor es, en efecto, extraordinario, y el
cuidado que inspira la conservación y la protección de su
crecimiento puede ser extremo. (El cuidado de la posibilidad
367 de futuro que hay en él da al individuo bien nacido un ex
traordinario derecho al egoísmo.) Si representa, en la evolu
El «sujeto» no es más que una ficción; no existe el «ego» ción, la línea descendente, la descomposición, el malestar
de que se habla cuando censuram os al egoísmo. crónico, hay que atribuirle poco valor; y la más elemental
equidad exige que quite a los hombres bien nacidos la me
nor cantidad de terreno, de fuerza y de sol. En este caso, la
36H sociedad tiene el deber de asignar al egoísm o sus límites más
estrechos (el egoísmo puede, a veces, m anifestarse de una
El «yo» — ¡que no puede confundirse con la dirección uni manera absurda, enfermiza, sediciosa): ya se trate de indivi
taria de nuestro ser!— es solamente una síntesis conceptual; duos o de capas populares enteras que lo marchitan y dism i
en definitiva, no existe una conducta «egoísta». nuyen. Una doctrina y una religión del «amor» dificulta la
propia afirmación; una religión de la paciencia, de la resig
nación, de la ayuda mutua, en acción y en palabras, pueden
369 ser de un valor superior en semejantes capas, aun a los ojos
de los dominadores: pues ellas reprimen los sentimientos de
Dado que todo instinto es inteligente, la «utilidad» no es la rivalidad, del resentimiento, de la envidia, propios de los
para él un punto de vista. Todo instinto, en cuanto activo, sa seres desheredados; divinizan, con el nombre de ideal de hu
critica fuerza y otros instintos; finalm ente es frenado; de lo mildad y de obediencia, el estado de esclavitud, de inferiori
contrario, parecería un despilfarro. En suma, lo «inegoístico». dad, de pobreza, de enfermedad, de opresión. Esto explica
LA V O L U N T A D D E P O D E R
262 I K 1E D R IC H N IF.T Z SC H K
por que las clases (o las razas) dom inantes, así com o los in En fin de cuentas, como ya he indicado, esta descarga del
d iv id u o s . m aniienen sin cesar el culto del altruismo, el evan rencor que consiste en juzgar, en rechazar y en castigar el
gelio de los humildes, el «D ios en la cruz». egoísm o (el propio o el ajeno), es también el instinto de con
i :i predom inio de las elevaciones altruistas es la conse serv ad o en los desheredados. En suma, el culto del altruismo
cuencia de un instinto en favor de los desheredados. Aquí, en es una forma específica del egoísmo que se presenta de ordi
tra en juego la evaluación más profunda; «yo no valgo de nario en condiciones fisiológicas particulares.
masiado»; este es un juicio puramente fisiológico; es, mejor Cuando el socialista anhela, con adm irable indignación, la
dicho, el sentim iento de impotencia, la falta de un gran sen justicia, el derecho, los derechos iguales, se encuentra bajo la
tim iento (en los músculos, los nervios, los centros del m ovi influencia de su deficiente cultura, que no sabe com prender
miento). La valoración se traduce, según la cultura específica la causa de su sentimiento, aparte que este anhelo constituya
de estas capas, e n ju ic io moral o religioso (la preponderancia un placer para él. Si se encontrase en m ejores condiciones, es
de los juicios religiosos o m orales es siempre un signo de cul muy posible que no pensara así. buscando su placer en otra
tura inferior); trata de hallar fundam entos en las esferas por parte. Lo m ism o le sucede al cristiano: este calum nia, co n
las que la idea de «valor» ha llegado a su conocim iento. La dena y m aldice al mundo, sin exceptuarse él m ism o. En am
interpretación por la cual el pecador cristiano cree com pren bos casos, estam os aún entre enfennos. a los que sienta bien
derse a sí m ism o es un intento para encontrar justificada la el chillar, a los que la calum nia les proporciona un alivio.
falta de poder y de confianza en sí; prefiere sentirse culpable
a encontrarse vanam ente malo. Es ya un síntom a de descom
posición el tener necesidad de una interpretación de este gé 371
nero. En otros casos, el desheredado no inquiere la razón de
su infortunio en su «falta», com o hace el cristiano, sino en la C ualquier sociedad trata de caricaturizar a sus adversarios
sociedad; tal el socialista, el anarquista, el nihilista: conside — por lo m enos en su im aginación— y de ponerlos a caldo.
rando su existencia com o algo cuya causa debe ser de al Sem ejante caricatura es, por ejem plo, nuestro crim inal. En
guien, esto s se apro x im an al cristiano, que creen tam bién m edio del régim en aristocrático del Im perio R om ano, el ju
p oder soportar m ejor su m alestar y su m ala conform ación d ío solía reducirse a la caricatura. Entre los artistas, «M on-
cuando encuentran a alguien a quien puedan echarle la culpa. sieur P ru d ’hom m e» y el «burgués»; entre las gentes p iado
El instinto de venganza y del resentim iento aparece aquí, en sas, el im pío; entre los aristócratas, el hom bre del pueblo.
los dos casos, corno un m edio de soportar la existencia, com o Entre los inm oral islas, el m oralista es una caricatura: esta
una especie de instinto de conservación: del m ism o m odo m os, en m i criterio, en el caso de Platón.
que la preferencia concedida a la teoría y a la práctica al
truistas. El odio proveniente del egoísm o, ya sea el que nos
es propio (en el cristiano) o el de los dem ás (el socialista), se 372
nos presenta así com o una valorización en la que predom ina
la venganza; y considerado desde otro ángulo, com o un ardid L as inclinaciones y poderes elogiados por la m oral son
del espíritu de conservación en los que sufren p o r el creci para m í es e n c ia lm e n te ig u ales a los v alo re s ex e crad o s y
m iento <Je sus sentim ientos de m utualidad y reciprocidad... rechazados p o r ella: p o r ejem plo, la ju sticia co m o voluntad
264 IK IL O R IC H N IETZ SC H E: LA V O L I .'N CAI) D E P O D E R
de poder; voluntad de verdad, com o medio de voluntad de el hom bre vea separadam ente el elem ento de im pulsión y su
poder. «expresión» («la máscara»), signo de contradicción interior y
obstáculo para la victoria. La absoluta inocencia en los gestos,
en la palabra, en los efectos; la «buena conciencia» en la false
373
dad; la seguridad con que se concibe después de las palabras
grandiosas y magníficas. Todo lo necesario para la victoria.
La interiorización deI hom bre.— Nace cuando los im por
En el otro caso: para vencer en la extrem a clarividencia,
tantes instintos que la sociedad controla se vuelven contra el
es necesario el genio del com ediante y un gran dom inio de
que los siente, aliándose con la imaginación. Los instintos de
sí mismo. Por ello, los sacerdotes son los m ás hábiles y
enemistad, crueldad, venganza, violencia, se reabsorben en
conscientes hipócritas, y luego los príncipes, a quienes el
la voluntad de conocer; hay codicia e instinto de conquista;
arte y la estirpe impone una especie de conducta teatral. En
en el artista, la fuerza contenida de disimulo y engaño suele
el tercer caso, los hombres de sociedad, los diplomáticos. En el
descubrirse; los instintos se transforman en dem onios a los
cuarto, las mujeres.
que hay que dominar, etcétera.
Pensam iento fundam ental: la falsedad es algo tan pro
fundo, tan m ultilateral, y la voluntad está de tal m odo d iri
374 gida contra el conocim iento directo de sí m ism o, que cuenta
en su favor con la conjetura de una gran verosim ilitud: ver
La falsedad.— Todo instinto soberano se vale de los de dad, voluntad de verdad es otra cosa muy distinta y casi un
más instintos como si fueran instrumentos, hace de ellos algo m ero revestim iento. (La necesidad de creer es el m ay o r
así como un cortejo de aduladores: no se deja nunca llamar freno a la veracidad.)
por su nombre vil, ni tolera otras alabanzas, a m enos que se «N o debes m entir», se nos recom ienda: y se nos exige ve
sienta al mismo tiempo alabado indirectamente. En torno de racidad. Pero el reconocim iento de lo real (el no dejarse e n
todo instinto soberano cristalizan todas las alabanzas y todas gañar) es m ayor por parte de los em busteros. G eneralm ente
las censuras para llegar a un orden fi jo y a una etiqueta: esta se ha dicho poco o dem asiado: la pretensión de declararse
es una de las causas de la falsedad. con cada palabra que se pronuncia es una ingenuidad.
Todo instinto que aspira a la dom inación, pero que se en Se dice lo que se piensa, se es «veraz» solo bajo ciertos su
cuentra, sin em bargo, bajo un yugo, tiene necesidad de va puestos; a saber: el de ser entendido («inter pares»), y luego
lerse, para fortalecerse y para sostener el sentim iento de su el de ser bien entendido (tam bién «inter pares»). Nos o culta
dignidad, de todos los bellos nom bres y de todos los valores m os contra el extraño; y el que quiere lograr algo, dice lo que
reconocidos: lo que hace que se atreva a representarse las ha querido pensar de sí m ism o, pero no lo que piensa. («El
más de las veces bajo el nombre del «dueño» a quien co m fuerte siempre m iente».)
bate y que quiere librarse (por ejem plo, bajo el reinado de los
valores cristianos, el deseo de la carne o el deseo del poder). 375
Esta es otra causa de falsedad.
En los dos casos reina una ingenuidad absoluta; la falsedad L a gran m oneda falsa nihilista bajo un hábil abuso d e los
no participa de la conciencia. Un signo de instinto roto es que valores morales:
L A V O l. l 'N I A D D E P O D E R
266 I K IK D R IC H N IE T Z S C H E
rácier ( n u . ' i c o y doloroso, sino que espero siempre que sea La lógica dice: estos deseos ocasionan frecuentemente
más U.ti'ku y doloroso que en anteriores ocasiones... grandes males; en consecuencia, son malas, son vituperables.
1*1 colm o de la sabiduría era para Schopenhauer llegar a El hom bre debe desentenderse de ellas; si no lo hace, es por
la aceptación de que todo lo existente carece de sentido; cosa que no es un hom bre «bueno».
que instintivamente hace el hombre bueno... Niega que haya Se trata de una lógica igual a la que dice: «Si un m iem
olía clase de inteligencia más alta, considera su criterio bro te duele, arráncalo». En el caso especial de aquel «inge
com o un «non plus ultra». En sus doctrinas, la inteligencia nuo cam pesino», el fundador del cristianism o recom endó la
se subordina al bien: su más alto valor (en el Arte, por ejem práctica a sus discípulos, en el caso de excitación sexual, de
plo) sería preparar la inversión moral, el dom inio absoluto este m andato, el cual no significa solam ente prescindir de un
de tos valores morales. miembro, sino transform ar de raíz el carácter del hombre:
Justam ente con Schopenhauer quiero caracterizar igual este queda «castrado»... Igual ocurre con la locura del m ora
mente a Kant. Nada griego, com pletam ente inhistórico (pa lista, cuando, en vez de intentar que las pasiones sean dom i
saje sobre la Revolución francesa), y fanático-m oral (pasaje- nadas, pide que se las extirpe. Solo el hom bre castrado, con
de G oethe sobre el mal radical). También se ve la santidad cluye siempre, puede ser bueno.
en su fondo... Este espíritu estrecho y nefasto en sentido moral, en vez
N ecesito hacer una crítica del santo. de u tilizar las grandes fuentes de energía, esos torrentes
Valor de Hegel. «Pasión.» aním icos frecuentem ente peligrosos que brotan con im petuo
Filosofía de especiero del señor Spencer: com pleta au sidad, trata de que desaparezcan.
sencia de ideal, fuera del hom bre mediocre.
Instinto fundam ental de todos los filósofos, historiadores
y psicólogos: todo lo que el hom bre valora, Arte, Historia. 380
Ciencia, Religión, Técnica, debe ser adm itido com o un va
lor moral, com o condicionado m oralm ente en su fin, en sus ¿Superación de las p a sio n e s?— M ucho cuidado si ha de
m edios y en sus resultados. Com prenderlo todo en relación significar su debilitam iento y destrucción. El problem a co n
con un valor supremo, por ejem plo, la pregunta de Rousseau siste en servirse de ellas, tiranizándolas por m ucho tiem po
sobre la civilización: «¿M ejora por ella el hom bre?». Pre (no com o individuo, sino com o com unidad, raza, etc.). Po
gunta pueril, pues sabido es que ocurre todo lo contrario, niendo en ellas, en fin, co m o una libertad confiada, puesto
cosa que, en definitiva, habla en favor de la civilización. que nos am an com o buenos servidores, y nos acom pañan d i
ligentes en nuestras m ejores actividades.
379
381
La m oral religiosa.— La em oción, el gran deseo, las pa
siones del poder, del amor, la venganza, de la posesión, quie L a intolerancia de la m oral es una expresión de la debili
ren los m oralistas arrancarlas, extinguirlas con el fin de p u dad del hom bre: se asustan ante su «inm oralidad», tiene que
rificar el alma. negar sus m ás fuertes instintos, en vista de q ue los utiliza de
270 I K IL D K IC H M I . I Z M III
L A V O I .1IN T A I) D E P O D E R 271
mala manera. I’oi esto, los más grandes filones de la tierra 384
permanecí'ii durante mucho tiempo inexplotados: falta la
fuei/a que los libere. ¿Cóm o es posible que, bajo la presión de la moral ascé
tica del renunciamiento a sí mismo, los sentimientos del
amor, de la bondad y de la piedad, y aun los de justicia, ge
3X2 nerosidad y heroísm o, resulataran casi desconocidos?
La riqueza de personalidad, la plenitud de sí mismo, la su
Hay hom bres y pueblos com pletam ente ingenuos que perabundancia y el deber, el bienestar instintivo y la afirm a
creen que sería deseable un buen tiem po perm anente: «In ción personal es lo que en definitiva constituye el gran sacri
rebus moralibus»: que el hom bre bueno, en definitiva, sería ficio y el gran amor; un fuerte y divino sentido de lo personal
algo deseable; y precisam ente en esto consiste el progreso es lo que da madurez a estas pasiones, con tanta certidumbre
de la evolución humana: que solo él quede (y a este fin de com o el deseo de dominar, de avanzar, com o la certidumbre
ben dirigirse los diversos esfuerzos). El problem a resulta interior de tener un derecho sobre todos. Los sentimientos
en alto grado antieconóm ico y, com o queda dicho, el col contrarios, según la acepción vulgar, equivalen a un mismo
mo de la ingenuidad, nada más que expresión de la gracia sentimiento: y si no conservamos nuestro propio pellejo y en
que el «hom bre bueno» hace (no despierta tem or alguno; él nos mantenemos serenos y valientes, no hay nada que dar
hace posibles nuestras expansiones y da lo que se puede y es perfectamente inútil tender la mano para proteger y sos
tomar). tener... ¿Hasta qué punto se ha podido transformar el sentido
de estos instintos, que el hombre ha llegado a considerar
com o precioso lo que está en contra suya? ¡Sacrificio de un
383 yo a otro yo! ¡Vergüenza para esa miserable mentira psicoló
gica, que hasta el presente ha tenido el predom inio en la Igle
Dentro de la concepción de la jerarquía de las pasiones, lo sia y en la filosofía influenciada por la Iglesia!
recto y lo normal supone el dom inio de la pasión, mientras Dada la tendencia del hombre a pecar, este no tiene otro
que las pasiones suelen ser consideradas com o lo anormal, remedio que odiarse a sí mismo Y en el fondo, no tendría el
lo peligroso, lo semibestial y. en definitiva, por su fin, con derecho de sentir frente a sus semejantes otro sentimiento que
cupiscencia... ante sí mismo; el am or de los hombres tiene necesidad de una
La pasión se degrada: 1) com o si ella fuera el móvil, no justificación; debe encontrarse en el hecho de que Dios ha
necesariam ente, sino de manera inconveniente; 2 ) en cuanto ordenado este amor. Se deduce, por consiguiente, que to
solo persigue algo que carece de valor, un placer... dos los instintos naturales del hombres (sus inclinaciones al
El desconocim iento de la pasión y de la razón, com o si amor, etcétera) le parecen prohibidos por sí mismos) y que
estas fueran seres en sí, más que lo que en realidad son, es solo después de haberlos negado, en virtud de la obediencia
tados relativos de diferentes pasiones y deseos, y com o si a su Dios, recobran sus derechos... ¡Hasta ese punto llegó
cada pasión no tuviera en sí un «quantum» de razón... Pascal, el admirable lógico del cristianismo! Recordemos sus
sentimientos para con su hermana. «No hacerse amar», es lo
que en el fondo le parecía ser cristiano.
272 I 'K i k d r i c h n i e t z s c h f : l.A V O L U N T A D D E PO D K R 273
386 El valor moral com o valor aparente, com paración con los
valores fisiológicos.
El hom bre verdadero representa, en mi criterio, un valor
muy superior al del hombre que podría «desear» cualquier
ideal, tal com o se le ha presentado hasta aquí; todo lo que se 389
ha deseado con relación al hom bre no ha sido más que di
gresión absurda y peligrosa, por la cual una especie de hom La retexión sobre lo más general es siempre atrasada; las
bres particulares querría erig ir en ley, por encim a de la últimas «deseabilidades» sobre los hombres, por ejemplo,
hum anidad, sus propias condiciones de conservación y cre nunca han sido consideradas por los filósofos com o proble
cimiento; todo deseo de este hom bre ha rebajado hasta el mas. El «mejoramiento» del hombre ha sido planteado por
presente el valor de) hombre, su fuerza y su certidum bre en todos de una m anera ingenua, com o si. en virtud de una in
el porvenir; la pobreza del hombre y su m ediocre intelectua tuición, estuviéramos por encim a del problem a. ¿Por qué ha
lidad se ponen hoy m ás de m anifiesto cuando persigue el ob de m ejorarse el hombre? ¿En qué medida resulta deseable
jeto de sus deseos; la facultad que permite al hom bre fijar que sea virtuoso, prudente o feliz? H abida cuenta que no se
274 I R I E D R IC H N IE T Z S C H E
LA V O L U N T A D U E P O U E R 275
conoce el poique del hombre, semejante opinión carece de este punto, partiendo de otra m edida de valor y deseando
sentido; v m se desea lo uno, a lo mejor no se puede desear salvar las almas, cree en la capacidad expiatoria del castigo,
lo oiro. Id aumento de la virtud, ¿puede com pararse con un y además, en la fuerza redentora del perdón; ambas cosas
aumento de la prudencia y el juicio? «Dubito»; existen dem a son errores del prejuicio religioso, porque ni el castigo puri
siadas ocasiones de dem ostrar lo contrario. La virtud como fica, ni el perdón redime, aparte que lo hecho no pueda ser
lin. en el riguroso sentido de la palabra, ¿no necesita, por el deshecho. El perdón no dem uestra que algo deje de ser... Un
contrario, como medios indispensables, de la desgracia, de hecho tiene sus consecuencias en el hombre y fuera del
las privaciones y de las maceraciones? Y si, al fin, llegase a hombre, independientemente de que haya sido perdonado,
más altura el conocimiento, ¿no se debería también renun expiado, etc.; independientemente de que la Iglesia haya
ciar al encarecim iento de la dicha'? ¿Y el peligro de elegir convertido a su autor en un santo. La Iglesia cree en cosas
com o camino para el conocimiento el riesgo, la aventura, la que no hay: en «almas»; cree en efectos que no se producen:
desconfianza, la seducción...? Y si se ansia felicidad, quizá los efectos divinos; cree en estados que no hay: en el pecado,
haya que alistarse entre los pobres de espíritu. en la redención, en la salvación de las almas; en general, se
queda en la superficie, en signos, gestos, palabras, a los cua
les da una interpretación arbitraria. Ha falsificado metódica
390 mente la psicología.
manidnd ha vivido en peligro, y quizá en todos los dem ás para dar a la prueba de fuerza (o «por los frutos») la preem i
casos c'ii que ha parecido otra cosa, ha sido quizá porque la nencia y aun la lacultad de decidir todas las dem ás formas
psicología ha carecido de perspicacia y de valor para llegar de la demostración. «Lo que nos hace buenos debe ser bueno:
hasta d íondo: «Cuanto más sano, fuerte, rico, fecundo, em lo que no es bueno, no debe engañarnos», discurren con ló
prendedor se siente un hom bre, tanto m ás inm oralm ente gica inexorable. «Lo que da buenos frutos debe ser verda
procede». ¡No debem os suscribir tan triste pensam iento! dero; no hay otro criterio de verdad...»
Pero. aceptando que por un m om ento sim patizásemos con Pero si el hecho de hacem os mejores se considera com o
él, ¡cómo se iluminaría el porvenir! ¿Que nos haría pagar el argumento, el hecho de hacem os peores debe estimarse
mundo más caro que lo que precisam ente deseam os con to com o refutación... Se dem uestra que el error es error exam i
llas nuestras fuerzas: la deshumanización, el mejoramiento, nando la vida de los que lo representan: un paso en falso, un
la creciente «civilización» del hom bre? Nada sería más caro vicio que refutan... Esta manera indecente de luchar, la que
que la virtud, porque, en definitiva, convertiríam os con ella ataja por debajo y por la espalda, la de los perros, no ha
el m undo en un hospital; y la suprem a aspiración de la sabi muerto tampoco: los sacerdotes, a fuer de psicólogos, no en
duría sería convertir a cada hom bre en un «enfermero». Ten cuentran jam ás nada m ás interesante que husm ear en los se
dríamos, en efecto, aquel soñado estado de «paz en la tie cretos de sus adversarios; dan pruebas de cristianismo hasta
rra». Pero, al mismo tiempo, tendríamos tan poco bienestar, buscando en las deyecciones del mundo. Ante todo, ante los
tan poca belleza, tan poco valor, tan poco peligro, ¡tan pocas hombres de primera categoría en el mundo, ante los m aes
de esas obras por las cuales ansiam os vivir en el mundo! tros, recordemos que G oethe f ue en todos los tiempos com
Y, además, ninguna hazaña. Porque todas las grandes haza batido en Alem ania (Klopstock m ism o y Herder dieron «el
ñas y hechos que se han perpetuado y no han sido barridos buen ejemplo»: «Dime con quién andas y te diré quién eres»),
por la ola del tiempo, ¿no han sido grandes inmoralidades si
penetramos en su fondo...?
393
392 Hay que ser inmoralista, sin duda alguna, para hacer m o
ral de acción... Los medios de que se vale el moralista, son
Los sacerdotes, lo mismo que los semisacerdotes y los fi probablemente los m ás terribles que se han utilizado: el que
lósofos, han llamado verdad en todos los tiempos a una doc no tiene valor para la inmoralidad, servirá para todo lo que
trina cuyo efecto educador era beneficioso o parecía serlo, no suponga ser moralista.
una doctrina que nos hacía «mejores» a los hombres. Se pa La moral es una «menagerie»: su presuposición es que
recen por esto a un em pírico ingenuo, a un taumaturgo que valen las barras de acero más que la libertad, aun para los en
hubiera salido del pueblo, que, por haberse servido com o re jaulados; su otra presuposición es que hay domadores de fie
medio de un veneno, negase que esto fuese un veneno pre ras que no retroceden ante los medios más terribles, puesto
cisamente... A las verdades, «las reconoceréis por sus fru que dominan el hierro candente con la mano. Esta especie
tos»; tal es el razonam iento hoy, incluso, de los sacerdotes. espantosa que admite la lucha con las bestias feroces se
Su sagacidad ha sido derrochada de manera bastante funesta. llama la de los «sacerdotes».
278 I K IEDRICH N IETZSCH E »
LA V OLUNTAD DE PODER
Por consiguiente. la moral es una oposición permanente a 2) Los tuertes y los débiles: los sanos y los enfermos: las
los esluei /o s tic la naturaleza para producir un tipo superior. excepciones y la regla. No hay duda de quién es el más fuerte.
Pula- sus defectos más importantes pueden señalarse: la des Aspecto general de la historia: ¿es el hom bre una excep
confianza contra la vida en general (sintiendo su tendencia ción en la historia de la vida? Protesta contra el darwinismo.
com o inmoral), falta de sentido, contradicción (en cuanto los Los medios de los débiles para mantenerse arriba son: ins
valores supremos son sentidos com o en oposición a los ins- tinto, humanidad, instituciones.
linios superiores), degeneración y destrucción de los carac 3) Prueba de este señorío en nuestros instintos políticos,
teres superiores, porque justamente en ellos es donde se evi en nuestras valoraciones sociales, en las Artes, en la Ciencia.
dencia el conflicto. Los instintos decadentes han predominado sobre los ins
tintos de progreso.... la voluntad de la nada ha predominado
sobre la voluntad de vivir.
396
¿Es esto verdad? ¿No hay quizá una mayor garantía de la
vida de la especie en esta victoria de los débiles y de los m e
¿Cuáles han sido de siempre los valores más predominantes?
diocres'? ¿No es quizá un medio en el movimiento general de la
La moral com o valor supremo en todas las fases de la fi
vida, un «tempo» retardado, una defensa contra algo peor aún?
losofía (aun entre los escépticos). Resultado: este mundo no
Suponiendo que los fuertes llegasen a dom inar en todo y,
tiene valor por sí mismo; se hace necesaria la existencia de
por tanto, también en las valoraciones morales, saquemos la
un «mundo verdadero.
consecuencia de cómo pensarían respecto a la enfermedad, el
¿Qué es lo que determina el supremo valor en definitiva?
dolor y el sacrificio. La consecuencia sería un menosprecio
¿Qué es esencialm ente la moral? El instinto de «decadencc».
de sí mismos por parte de los débiles; tratarían de desapare
los agotados y los desheredados, que de esta manera, ven
cer y de disolverse. ¿Y seria esto deseable? ¿Podría desearse
gándose, se sienten señores...
un m undo en el que faltara la influencia de los débiles, su fi
Prueba histórica: los filósofos siempre decadentes, siem
nura, su circunspección, su espiritualidad, su flexibilidad...?
pre al servicio de las religiones nihilistas.
Hemos visto la pugna de dos voluntades de poder (en el
El instinto de decadencia aparece com o voluntad de po
caso especial tenemos un principio: dar la razón al que hasta
der. Introducción de su sistema de medios: absoluta inmora
ahora ha estado postergado y quitársela al que hasta ahora ha
lidad de estos medios.
dominado): hemos reconocido el verdadero mundo com o un
mundo de «engaño», y la moralidad como una forma de inmo
Los VALORES C O N T R A R IO S Q U E D A N S IE M P R E D EB A JO ralidad. Nosotros no decimos «el más fuerte no tiene derecho».
Hemos com prendido lo que constituye el más alto valor y
I) ¿Cómo es posible semejante cosa? ¿Por qué la vida, lo que determinó su victoria sobre el valor contrario: se tra
la perfección fisiológica, queda debajo en todas partes? ¿Por taba del más importante numéricamente.
qué no hay ninguna filosofía del Sí, ninguna religión del Sí'.’ Purifiquemos el valor contrario, el de la infección y de la
Signos históricos de este movimiento: la religión pagana falta de carácter, el de la degeneración por todos reconocido.
que puede sintetizarse en «Dionisio contra el Crucificado». Frente al restablecim iento de la naturaleza, la liberación
El Renacimiento. El Arte. del m orbo moral.
282 I KIEDRICH NIETZSCH E 2X3
LA V O L U N T A D DE PO DER
397 400
I ,a moral es un error útil, sobre todo para los más grandes En qué medida a negación de la moral es aún un trozo de
y libres de prejuicio de sus propugnadores, una mentira for su propia fuerza. Nosotros, los europeos, llevamos la sangre
zosamente estimada. de los que murieron por su fe. Hemos adm itido la moral de
m anera terrible y seria y no hay nada que no le hayam os
sacrificado. Por otra parte, nuestra d elicad eza espiritual
398 la hemos alcanzado precisam ente por una vivisección de la
conciencia. Todavía sigue siendo para nosotros un misterio el
Conquistem os la verdad de manera que no necesitemos «¿dónde?» al que nos sentimos em pujados después de haber
dem asiado la disciplina de la moral. En caso de que se ju z sido arrancados a nuestro antiguo suelo. Pero este mismo
gue la vida moralmente, rechazarla. suelo nos ha infundido la fuerza, que ahora nos impulsa a lo
No debemos crear personajes imaginarios y, por ejemplo, lejos, a la aventura, a las playas donde somos arrojados; no
decir: «La naturaleza es cruel». Se siente alivio, comprendien hay elección, tenemos que ser conquistadores, porque ya no
do que no hay tal ser central responsable. tenemos suelo donde podam os establecer nuestros lares,
Evolución de la humanidad. A) Lograr un cierto poder so donde nos podamos sustentar. Un oculto «sí» nos impulsa,
bre la Naturaleza y, por consiguiente, un inevitable poder so que es más fuerte que todas nuestras negaciones. Nuestra
bre el hombre. (La moral era necesaria para realizar al hom mism a fortaleza ya no tolera aquel antiguo suelo cómodo:
bre en su lucha contra la Naturaleza y con la «bestia feroz».) nos atrevemos a ir más allá; a pensar que el mundo es aún
B) Una vez alcanzado el poder sobre la Naturaleza, puede rico e inexplorado, y aun irse a fondo es mejor que hacerse
utilizarse para conseguir el desenvolvimiento del hombre li indeciso y sentirse envenenado. N uestra propia fortaleza
bremente: la voluntad de poder com o elevación y vigoriza- nos lanza al mar, allí donde todos los soles se han puesto...
ción del individuo. Nosotros sospechamos un nuevo mundo...
399 VII
408
que sepamos lo que es la perfección— . y el mal solo una
aparii'iu i.i (más radicales en Spinoza los conceptos bien y
La marcha de la filosofía se ha visto siempre obstaculi
mal), o del supremo fin debe ser deducido Dios (como con
zada por los prejuicios morales históricos.
secuencia de un favor de Dios, que nos permite elegir entre
En todas las épocas se han tomado los «bellos pensa
el bien y el mal: el privilegio de 110 ser autómatas; «Libertad»
m ientos» por argumentos; los «pechos hidalgos», por el fue
del peligro, del error, de la elección falsa..., por ejemplo,
lle de la divinidad; la convicción com o «criterio de la ver
Simplicio en su com entario a Epicteto).
tí dad»; la necesidad del adversario, com o signo interrogante
O nuestro mundo es imperfecto, el mal y el pecado son co
de la sabiduría; esta falsedad, esta falsa m oneda la encontra
sas reales; en este caso el mundo 110 puede ser verdadero, y el
m os por toda la historia de la filosofía. D escontados los es
conocimiento es el único camino para negarlo, es un error
tim ables, pero raros escépticos, en ninguna parte encontra
que, com o error, puede ser reconocido. Esta es la opinión de
mos un instinto de honradez intelectual. Últimamente, el
Schopenhauer, basándose en los supuestos de Kant. Todavía
mism o Kant, en toda su inocencia de esta corrupción de los
más desesperado es Pascal; puesto que entiende que com o el
pensadores, ha tratado de constituir científicam ente el con
conocimiento también está corrompido y falseado, es necesa
cepto tle «razón práctica», y hasta inventó una razón para
ria la revelación para comprender el valor negativo del mundo.
prescindir de la razón a ratos: a saber, las necesidades del co
razón cuando hablan la moral y el «deber».
407
409
La costumbre de las autoridades absolutas ha creado una
especie de necesidad de las autoridades absolutas, tan fuerte,
Hegel: su lado popular, la doctrina de la guerra y de los
que aun en épocas críticas como la de Kant, se muestra su
grandes hombres. El derecho es de los victoriosos: de esta
perior a la necesidad crítica, y, en cierto sentido, se apodera
manera expone el progreso de la humanidad. Intento de ex
del trabajo del entendimiento crítico y lo pone al servicio de
plicar el dominio de la moral por la historia.
sus fines. En la siguiente generación, que por su instinto his
Kant: un reino de valores que se sustrae a nosotros, tan in
tórico tiene un concepto relativo de la autoridad, se nota, a
visible com o real.
pesar de esto, su dominio, cuando también en la filosofía de
Hegel: una evolución dem ostrable, que se va haciendo vi
la evolución de Hegel. la historia, bautizada en filosofía, se
sible, del reino de la moral.
pone al servicio de la idea moral y es considerada com o la
Nosotros no querem os engañam os con la manera kan
realización progresiva de dicha idea m oral. Desde Platón,
tiana ni con la moral hegeliana; no creemos, com o les ocu
la filosofía está bajo el dominio de la moral. Igualmente y en
rrió a ellos, en la moral. Por tanto, no tenem os que crear nin
sus antecesores, se advierten destellos de interpretaciones
guna filosofía para fundam entar la moral. Tanto el criticismo
morales (en Anaximandro, la ruina de todas las cosas como
com o el historicismo se nos presentan carentes de interés en
castigo por su emancipación del Ser puro; en Heráclito, la re
tal sentido. ¿En qué sentido lo tienen?
gularidad de los fenómenos com o prueba del carácter moral
de todo el devenir).
288 EK1EDRICH N IETZSCH E LA V OLUNTAD DE PODER
bitar la autoridad y ponerla en las circunstancias. En A le nos, la economía, la acumulación de los tesoros logrados en
mania la valoración del crítico pertenece a la historia de la el terreno del conocim iento (es decir, de un nuevo hecho
creciente virilidad. L essing, por ejem plo (N apoleón sobre propio y manejable...).
(ioelhc). lis un hecho que el rom anticism o alem án hizo re La moral es una ciencia tan especial porque es práctica en
troceder este m ovim iento, y el llamamiento de la filosofía sum o graiio, hasta el punto de que ¡a posición del conoci
alem ana hace referencia a aquel com o si con él se hubiera m iento puro, la probidad científica, es pronto abandonada en
conjurado el peligro del escepticismo y hubiera podido demos el m om ento que la moral exige sus respuestas. L a moral dice:
trarse la fe. En Hegel culm inan am bas tendencias: generaliza yo «necesito ciertas» respuestas; las razones, los argumentos
en el fondo el hecho de la crítica alem ana y el hecho del ro vendrán después, y si no quieren venir que no vengan...
m anticism o alem án — una especie de fatalism o dialéctico, « /C ó m o se debe obrar?» Si pensam os que desde hace m i
pero en honor del espíritu y subordinando positivam ente los les de años nos hem os tenido que en co m iar con un tipo
filósofos a la realidad— . El crítico, nada m ás que prepara. soberanam ente desarrollado, en el que todo se ha hecho ins
C on Schopenhauer declina el tem a de los filósofos: se tinto, oportunidad, autom atism o, fatalidad, la urgencia de se
trata de una determ inación del valor: pero siem pre bajo el m ejante cuestión moral nos parecerá fatalmente cóm ica.
yugo del eudem onism o. El ideal del pesim ism o. ¿C óm o se debe obrar? La rnoral fue siem pre un equívoco;
en realidad, una especie a la que una fatalidad interior im
pulsaba a obrar de tal o cual m odo, «quería» justificarse ele
417 vando su norm a de conducta a norm a universal.
¿C óm o se debe obrar?, no es causa, sino efecto. La moral
Teoría y prá ctica .— Distinción funesta, com o si existiese continua; el ideal llega al final. Por otra parte, la aparición
un instinto particular del conocim iento, que despreocupada del escrúpulo m oral (dicho de otro modo: la conciencia de
de los problem as de utilidad y de peligro, se precipitase cie los valores según los cuates se obra) es un cierto estado en
gam ente hacia la verdad: y luego, aparte de este instinto, ferm izo; las épocas fuertes y los tiem pos vigorosos no refle
todo el m undo de los intereses prácticos... xionaban sobre sus derechos, sobre los principios de su co n
Al contrario, yo trato de m ostrar qué clase de instintos han ducta, sobre el instinto y la razón. L legar a ser consciente
actuado detrás de todos estos teóricos puros; cóm o los m is supone un signo de la verdadera m oralidad, es decir, la se
m os, de m anera irrem ediable bajo el im perio de sus instintos, guridad instintiva en la acción, se la han llevado los dem o
se han precipitado sobre algo que para ellos, solam ente para nios... Los m oralistas son, com o cada vez que se crea un
ellos, suponía la verdad. La lucha de los sistem as, sin perder nuevo m undo de la conciencia, signos de una lección, de una
de vista la de los escrúpulos de la teoría del conocim iento, es depauperación, de una desorganización. Los hom bres p ro
una lucha de instintos determ inados (las form as de la vitali fundam ente instintivos tienen pánico a la ¡ogificación del
dad, de la regresión, de las clases, de las razas, etc.). deber; entre ellos encontram os adversarios pirrónicos de la
El llam ado instinto del conocim iento debe ser reducido a dialéctica y de la cognoscibilidad en general... U na virtud es
un instinto de apropiación y de dom inio: de acuerdo con este refutada com o un «para».
instinto se han d esarrollado los sentidos, la m em oria, los ins Tesis: la aparición de los m oralistas coincide con los
tintos, etc. La reducción m ás rápida posible de los fenóm e- iiem pos en qu e la m oralidad h a term inado.
294 I K IE D R IC H NIETZ SCH E LA VOL.l'N TAD DE PODER
Tesis: vi m oralista es un elemento disolvente de los ins Yo me prevengo contra toda la poesía del espíritu cien
tintos morillos, aunque él esté convencido de que es su res tífico:
taurador. 1) Respecto de la exposición, cuando no corresponde a
T e s i s : lo que realmente im pulsa a los m oralistas 110 son la génesis de las ideas.
l o s instintos morales, sino los instintos de decadencia, tradu 2) En las pretensiones del método, que quizá en una de
cidos en las fórmulas de la moral (sienten la inseguridad de term inada época de la ciencia aún no es posible.
los instintos com o corrupción). 3) En las pretensiones de objetividad, de fría im persona
Tesis: los instintos de decadencia que los m oralistas quie lidad, en las que. como en todas las dem ás valoraciones, des
ren que prevalezcan sobre el instinto moral de las razas y las pachan nuestros hechos interiores con dos palabras. Hay for
épocas fuertes, son: m as cóm icas, por ejem plo, la de Saint-Beuve. que siempre
1) Los instintos de los débiles y de los desheredados. se afanó por m ostraren cualquier lado, con pasión y color, el
2) Los instintos de las excepciones, de los solitarios, de «pro» y el «contra», y con gusto lo hubiera apartado de su vida.
los desarraigados, del abortus en grande y en pequeño.
3) Los instintos de los que sufren habitualm ente. que n e 419
cesitan una explicación noble de su estado y que por esto
tienen que ser lo m enos fisiólogos posible. «Objetividad» cu el filósofo.— Indiferentismo moral hacia
sí, ceguera frente a las buenas y m alas consecuencias, im pre
418 meditación en el uso de medios peligrosos, perversidad y plu
ralidad del carácter consideradas y utilizadas com o excelencia.
H ipocresía del espíritu científico .— No se debe aparen Mi profunda indiferencia conm igo mismo: no quiero sa
tar espíritu científico allí donde no hay tiem po para ser car ningún provecho de mis conocimientos, ni tampoco apro
científico; aunque tam bién el verdadero investigador tiene vecharm e de las consecuencias que puedan traerm e. A quí
la vanidad de presum ir de una especie de m étodo, que en el debe incluirse lo que pudiera llam arse corrupción del carác
fondo aún pertenece a su tiem po. Igualm ente no debe fal ter; esta perspectiva está fuera del asunto: yo adm inistro mi
sear cosas e ideas a las cuales ha llegado de otro m odo, por carácter, pero no se me ocurre ni com prenderlo, ni variarlo;
el cálculo personal de la virtud no ha entrado ni por lo más
m edio de una falsa apariencia de deducción y dialéctica.
Así falseó K ant, en su m oral, sus inclinaciones psicológicas rem oto en mi cerebro. Me parece que se cierran las puertas
del conocim iento en cuanto se interesa uno por su caso par
interiores; otro ejem plo m ás m oderno es la ética de H erbert
ticular, o bien por la «salvación de su alma»... No hay que
S pencer. N o d eb em o s d e sv irtu a r ni d isfraz ar la m anera
tom ar tan en serio la moralidad propia, y atender un poco
de cóm o llegaron a nosotros nuestros pensam ientos. Los
más a la contraria...
libros m ás profundos e inagotables tienen siem pre algo
Se cuenta dem asiado con una especie de patrim onio he
del carácter aforístico e im provisado de los «pensam ientos»
redado de la m oralidad; intuyéndose que se puede dilapidar
de Pascal. Las fuerzas y valoraciones im pulsoras perm an e
y tirar m ucho por la ventana sin p o r ello em pobrecerse en
cen largo tiem po b ajo la superficie; lo que aparece es el
exceso. N unca sienten la tentación de adm irar las «bellas al
efecto.
296 IK IL D R IC H N IETZSCH E LA V OL UNT AD D E PODER 2 ') 7
mas»; siempre sospechan que son superiores a ellas. Acogen de la misma forma que el ojo del pintor denuncia degenera
los Iciioiiicmos ilc virtud con una ironía interior: deniaiser la ción, cuando detrás de él aparece el afán de ver por ver.
vertí): s e u e l o placer.
I ).w vueltas alrededor de sí mismo; no sentir el menor d e
2. P a r a la c r ít ic a df . la f il o s o f ía g r ie g a
seo de ser «m ejor», ni siquiera de «variar». Interesar para no
echar la/,os a las cosas con pretexto de moralidad. 421
antigua; una planta desvinculada del suelo; una humanidad llámente despiadado. Puede tiranizarse con ella. El vencido
sin ningún instinto determinado y regulador; una virtud que se siente indefenso. Se abandona a su víctima: la prueba de
se «demuestra» por razones. Este es «el individuo» total que no se es un idiota. Nada exaspera más a la gente que per
mente absurdo por excelencia. El más alto grado de la eon- m anecer fríos com o la razón vencedora; porque se despoten-
tranatuialeza... cializa la inteligencia de sus adversarios. La ironía del dia
Resumiendo: la dem ostración de los valores morales tuvo léctico concretam ente, puede considerarse una form a de la
por consecuencia crear el tipo desnaturalizado del hombre: venganza popular: los oprim idos acreditan su ferocidad en la
el hombre «bueno», el hombre «feliz», el «sabio». Sócrates acerada punta fría del silogismo.
significa una época de profunda perversión en la historia de En Platón, hombre fantástico y de sensibilidad excesiva,
los valores. el encanto del concepto fue tan grande, que divinizó y reve
renció involuntariam ente el concepto com o fo n n a ideal. La
em briaguez dialéctica, com o conciencia para adquirir por
425 ella un señorío sobre sí m ism o, com o instrum ento de la vo
luntad de poder.
Sócrates.— Este cam biar de gusto en hom enaje a la dia
léctica es un gran signo de inquietud. ¿Qué sucedió en reali
dad? Sócrates, al realizarlo, llegó a vencer un gusto princi 426
pesco, el gusto de lo noble: fue el pueblo quien venció por
medio de la dialéctica. Para Sócrates la buena sociedad la re El problem a de Sócrates.— Las dos antítesis: el senti
chazaba; se creía que la dialéctica nos hacía vulnerables; pre m iento trágico y el sentim iento socrático, m edidos según las
venía a la juventud en contra de ella. ¿A qué venía tal aparato leyes de la vida.
de razonam ientos? Contra los hom bres se tiene la autoridad. ¿En qué m anera pueda considerarse el sentim iento socrá
Se m anda esto y basta. Entre sí, ínter pares, si tiene la tradi tico com o un fenóm eno de decadencia; en qué sentido existe,
ción, pero no la autoridad; y en último ténnino, se «com sin em bargo, una salud vigorosa aún y una gran fuerza en la
prenden». No quedaba sitio para la dialéctica. También se actitud, en las capacidades y en la resistencia del hom bre
desconfiaba de aquella facilidad para encontrar argumentos. científico? (la salud del plebeyo, cuya m alignidad, «esprit
Las cosas honestas no tenían su razón tan a mano. Es algo in frondeur», sagacidad, lo que queda en el fondo del «canaille»
decente m ostrar nuestros cinco dedos. Lo que puede dem os es m antenido en sus límites por la sabiduría; «feo»).
trarse carece de valor. La dialéctica despierta confianza, y el D eform ación: la ironía de sí m ism o, la sequedad dialéc
instinto de todos los oradores de todos los partidos sabe que tica, la inteligencia com o tirano contra el «tirano» (el ins
es poco persuasiva. Nacía resulta más sencillo para destruir tinto). En Sócrates todo es exagerado, excéntrico, caricatura,
que un efecto dialéctico. La dialéctica solo vale com o arm a un bufón con los instintos de Voltaire. Inventa una nueva e s
defensiva. Hay que encontrarse en un apuro, ver pisoteado su pecie de com bate; es el prim er m aestro de arm as en la so
propio derecho: no conviene usarla antes. Los judíos — com o ciedad distinguida de A tenas: no representa sino a la inteli
el zorro, com o Sócrates— fueron siem pre dialécticos. La gencia superior: la llam a «virtud» (com prendió que esto era
dialéctica es un instrum ento que se tiene en la m ano, senci- para él la salvación: no era libre de ser inteligente, esto era
304 ! R IE D R IC H N IE T Z S C H E I.A V O L U N T A D D E P O D E R 305
natural cu r l ); adueñarse de sí, para entrar luego en la lid pro jism o y la anarquía de los instintos son, en Sócrates, síntomas
visto de aigum entos y no con pasión (el ardid de Spinoza: de decadencia. La superfetación de la lógica y de la misma
«Ionio inim duclor» del error de las pasiones); descubrir razón. Las dos cosas, que son anormales, dependen la una de
com o se llega a seducir a cada uno de aquellos a quienes se la otra.
ha apasionado, descubrir que la pasión procede de una m a «Crítica». Déjase advertir la decadencia en esta preocu
nera ilógica, hábito en la ironía consigo m ism o, para dañar, pación por la «felicidad», típico estado de peligro. Lo que en el
en su raíz, el sentim iento de rencor. fondo hay de patológico, se advierte en el fanatismo que pone
Interpretar de qué estado parcial e idiosincrásico se puede en interesarse por la felicidad: se trata de un interés vital.
deducir el problem a socrático, su identificación de la razón, Ser razonable o parecer: tal era la alternativa ante la cual
de la virtud y de la felicidad. Ejerció un verdadero hechizo se encontraban todos. El m oralism o de los filósofos griegos
con esta teoría absurda: la filosofía antigua no pudo desem patentiza un sentim iento de peligro.
barazarse de ella.
Falta absoluta de interés objetivo: odio a la ciencia; idio
sincrasia de considerarse a sí m ism o com o problem a. Alu- 428
nación acústica en Sócrates. ¿De dónde viene que Sócrates
sea un m onóm ano m oral? Toda filosofía «práctica», en los P or qu é todo se reducid a un ju e g o escénico.— La psico
casos de necesidad, pasa a prim er térm ino. La moral y la re logía rudimentaria, que no valorizaba m ás que los m om en
ligión, cuando se convierten en el principal interés, se con tos conscientes en el hom bre (en cuanto causas), que consi
vierten en el signo de un estado de necesidad. deraba la conciencia com o una voluntad (es decir, com o una
intención), tras toda acción, esta psicología hubiera podido
responder sim plem ente, en prim er lugar: «¿Q ué quiere el
427 hom bre?». Respuesta: la felicidad (no se llegaba a decir «el
poder»: esto hubiera sido ser inmoral); por consiguiente, hay
La prudencia, la claridad, la dureza y la logicidad, consi en toda acción del hom bre una intención de alcanzar por ella
deradas com o arm as contra el salvajism o de los instintos. la felicidad. En segundo lugar: si el hom bre no consigue d e
Estos últim os deben ser am enazadores y peligrosos; de lo finitivam ente la felicidad, ¿en qué consiste? En los errores
contrario, no tendría sentido desarrollar la inteligencia hasta que com ete, por lo que se refiere a los m edios. ¿Cuál es el
la tiranía. Para hacer de la inteligencia un tirano, es preciso procedim iento infalible para llegar a la felicidad? Respuesta:
que los instintos tam bién lo sean. H e aquí el problem a. E n la virtud. ¿Por qué la virtud? Porque es la m ás alta sabiduría
tonces, resultaba la cosa bastante natural. y porque la sabiduría hace imposible la falta que consiste en
Solución: los filósofos griegos hay que considerarlos en equivocarse en los m edios; en cuanto razón, la virtud es el
el m ism o hecho fundam ental de sus experiencias interiores cam ino de la felicidad. La dialéctica se convierte en la ocu
que Sócrates: a cinco pasos del exceso, de la anarquía, de la pación continua de la virtud, al excluir toda perturbación del
orgía; todos son hom bres de decadencia. Consideraban a S ó intelecto, todas las pasiones.
crates com o un m édico: la lógica es para ellos voluntad de D e hecho, el hom bre no quiere la «felicidad». La alegría
poder, de denom inación de sí m ism o, de felicidad. El salva- es un sentimie-’f- prescinde de las p a
306 I'K IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O LU N TA D DE PO D ER
siones, so terminan las condiciones que alumbran en el más Com o 110 depende de su voluntad, cuando se dan cuenta de
alto unido el sentimiento de poden y, por tanto, la alegría. La su equivocación lamentable, advierten que figuran entre los
sabiduría más alta es un estado sereno y claro que está lejos más vigorosos promotores de la decadencia.
de producir este sentim iento de felicidad que trae consigo Fijémonos en un filósofo griego: en Platón, por ejemplo.
toila especie de em briaguez... Los filósofos antiguos com ba Platón separa los instintos de sus lazos con la «polis», con la
ten todo lo que es gris, todo lo que disculpa la frialdad y la lucha, con la bravura militar, con el arte de la belleza, con los
neutralidad de la conciencia... Al apoyarse en su falsa hipó misterios, con la creencia en la tradición y con los antepasa
tesis eran consecuentes: consideraban la conciencia com o el dos... Era el seductor de los nobles; él m ism o fue seducido
estado elevado, com o el estado superior, com o la condición por el «rutier» Sócrates... Negaba todas las condiciones bá
de la perfección, m ientras que, en realidad, lo contrario es lo sicas que habían influido en el «griego noble», introducía la
verdadero... dialéctica com o práctica cotidiana, conspiraba contra los ti
En tanto que querem os una cosa, que la sabemos, no hay ranos, hizo política con vistas al futuro y dio el ejem plo más
perfección en la acción, de cualquier orden que esta sea. Los perfecto de los «instintos separados» de las cosas antiguas...
filósofos antiguos, en la práctica, eran m ás bien unos chapu Es profundo apasionado de lodo lo que es antihelénico...
ceros, porque, en teoría, parecían condenados a la chapuce Las formas de la decadencia están representadas por unos
ría... En la práctica, todo devenía com edia: y el que advirtió y p o r otros. En esos grandes f ilósofos, y en su idiosincra
sem ejante juego. Pirrón. representaba com o todo el mundo; sia moral y religiosa, encarnan el anarquism o, el nihilism o
es decir, que por lo que se refiere a la bondad y a la equidad, (orííiowpoqa), el cinismo, el endurecim iento, el hedonismo, el
las gentes sencillas son superiores a los filósofos. reaccionarismo.
Los grandes caracteres del pasado han considerado con La cuestión de la felicidad, de la «virtud», de la «salva
repugnancia a los filósofos de la virtud, porque en ellos veían ción del alma» es la expresión de la contradicción filosófica
enredadores y cóm icos (juicio em itido sobre Platón por Epi- en esas naturalezas en decadencia: les falta el equilibrio de
curo, por Pirrón...). los instintos, el «fin».
Resultado; en la práctica de la vida, en la paciencia, la
bondad y el socorro m utuo son superiores las gentes senci
llas (este es. probablem ente, el juicio que reivindican para 430
sus m ujiks, Tolstoi y D ostoyevski): se sienten respaldadas
por una m ayor filosofía en la práctica de la vida, tienen una Veamos en qué m edida se sostiene aún en prejuicios m o
form a m ás anim osa de concluir con lo que es necesario... rales la dialéctica y la fe en la razón. A nte Platón, y com o ha
biendo vivido en otro tiem po en el m undo inteligible del
bien, nos encontram os com o en posesión de un patrim onio
429 de aquel tiempo: la divina dialéctica, com o producto del
bien, nos lleva a todos los bienes (y. por consiguiente, nos
Sobre la crítica de los filó so fo s.— Suele estar m uy difun conduce al «pasado»). También Descartes defendía que en una
dido, entre filósofos y m oralistas, el autoengaño que consiste doctrina m oral esencialm ente cristiana, que afirm ase la exis
en creer qu e se libran de la decadencia luchando contra ella. tencia de un dios bueno, creador de las cosas, la veracidad
308 I K IK D R IC H N I F T /S C I I K I-A v o l u n t a d d e p o d k r .!<>•)
de Dios garantizaba la verdad de las impresiones de nuestros griego. Crecido entre el tum ulto de las escuelas; tardío: fati
sentidos. Aparte una sanción religiosa, de un Dios que ga gado; la protesta del cansancio contra el celo de los dialécti
rantí/ase nuestros sentidos y nuestra razón, ¿de dónde po cos; la desconfianza que inspira a los espíritus fatigados la
dríam os sacar un derecho para confiar en la vida? Q ue el categoría de todas las cosas. C onoce a Alejandro, conoce a
pensam iento mide la realidad, que lo que no puede ser pen los penitentes indios. Sobre tales hom bres, tardíos y refina
sado no existe, significa un grosero «non plus ultra» de una dos, todo lo que es ba jo, todo lo que es pobre, todo lo que es
fe moral (de un principio de verdad, esencial en el fondo de idiota merece su atención. Tal actitud narcotiza y distiende
las cosas), una loca afirmación en sí, desm entida en todo (Pascal). Por lo dem ás, tipos así, viven y sienten con las gen
m om ento por nuestra experiencia. N ada podem os pensar, en tes, al unísono con las gentes, tienen un poco de afecto para
cuanto es... todo el mundo, tienen necesidad de calor com o hombres fa
tigados... Superar la contradicción es lo que intentan: nada de
lucha; nada de distinciones honoríficas; negar los instintos
431 griegos (Pirrón vivía con su hermana, que era com adrona).
D isfrazar la sabiduría de m anera que no llame la atención y
Los auténticos filósofos, entre los griegos, son los anterio cubrirla con m anto de pobreza y harapos, hasta ir al m ercado
res a Sócrates, puesto que con Sócrates algo evidentemente se y vender cerdos de la India... La dulzura, la claridad, la indi
transfomia. Eran personajes distinguidos que se situaban ale ferencia: despreciar las virtudes que necesitan «pose»; colo
jados del pueblo y de las costumbres, que habían viajado m u carse a un nivel uniform e, aun en la virtud; últim a victoria
cho, serios hasta la austeridad, de lenta mirada, instruidos en sobre sí m ism o, últim a indiferencia.
los asuntos de Estado y de la diplomacia. Anticipaban a los sa Pirrón, en definitiva, es sem ejante a Epicuro. U no y otro
bios las grandes concepciones de las cosas, puesto que, en el representan, en realidad, dos formas de la decadencia griega.
fondo, representaban esas grandes concepciones, que ellos Están em parentados por su odio a la dialéctica y a todas las
mismos hacían sistema. Nada representa mejor el espíritu griego virtudes histriónicas — a las dos cosas reunidas se las lla
que esta fecundidad impresionante en tipos, esta integralidad m aba por aquel entonces filosofía— ; intencionadam ente es
involuntaria en la serie de las grandes posibilidades del ideal tim aban poco lo am ado por los filósofos: escogían para d e
filosófico. Yo no veo más que una gran figura en pos posso- signarlo los nom bres m ás vulgares y m ás despreciados:
cráticos, figura tardía y necesariam ente última: la de Pirrón el encam ar un estado en el que no se está ni enferm o, ni sano,
nihilista. Su instinto va dirigido contra todo lo que, en el in ni m uerto, ni vivo, Epicuro es m ás ingenuo, m ás idílico, m ás
tervalo, alcanza supremacía: los socráticos. Platón. (Pirrón se reconocido; Pirrón m ás experim entado, m ás bajo, más nihi
incorpora, por encim a de Protágoras. a Deniócrito...) lista... Su vida fue una protesta contra la gran doctrina de la
Es Pirrón, en sum a, la «sabia» fatiga. Vida hum ilde entre identidad (felicidad, virtud, conocim iento). No se acelera
los hum ildes. C arencia de orgullo. V ivir de la m anera vulgar: la vida verdadera por la ciencia: la sabiduría no nos hace
venerar y creer todo lo que los dem ás creen. G uardarse de la «sabios»... L a sabiduría no quiere la felicidad, y, por tanto, se
ciencia y del intelecto, de todo lo que hincha. Ser, sencilla desinteresa en absoluto de ella...
m ente, de una paciencia infinita, ser indiferente y dulce,
a m í t e u x , aún mejor, TCpaDTr)<;. A lgo así com o un budista
310 I K M D R IC H N IK T Z S C H E
LA V O L U N T A D D E PO D ER 311
432
lealtad y la sabiduría jam ás han tenido conciencia de sus
principios; los principios, pudiera afirmarse, les inspiraron
La lucha con lia la «antigua fe», tal com o la em prendió
siempre cierto terror. El deseo de una virtud que razona no
Kpicum, era, en el sentido riguroso, la lucha contra el cris
es razonable... Semejante deseo com prom ete al filósofo.
tianismo preexistente, la lucha contra el m undo antiguo, ya
oscurecido, contam inado de la moral, penetrado del senti
miento de la falta, viejo y enfermo. 434
No es la «corrupción de las costumbres» de la Antigüedad,
sino, precisam ente, su m oralism o lo que crea las condicio
Cuando por el uso, y a lo largo de una serie de genera
nes bajo las cuales el cristianism o puede hacerse dueño de la
ciones, se lia acum ulado suf iciente finura, bravura, preci
Antigüedad. El fanatismo moral (Platón, en suma) destruyó
sión, m oderación, la fuerza instintiva de esta virtud incorpo
el fanatismo, transm utando su valor y envenenando la ino
rada irradia tam bién en el espíritu, y se hace palpable ese
cencia. D eberíam os com prender, por último, que lo que se
valor que llam am os «lealtad espiritual». En todo estado de
destruyó con esto l'ue algo superior, com parándosela con lo
conciencia se acusa una cierta m olestia del organism o; se
que la sustituyó posteriorm ente. El cristianismo, al liberarse
debe buscar algo nuevo, nada es bastante satisfactorio para
de la corrupción psicológica, se enraizó en un suelo por de
explicarlo, hay fatiga, tensión, sobreexcitación, dado además
más corrom pido.
que todo esto es lo que constituye precisam ente el estado de
conciencia... El genio está basado en el instinto... lo m ism o
que la bondad. Solo se obra con perfección cuando se obra
433
instintivam ente. Tam bién desde el punto de vista m oral todo
pensar que se desarrolla conscientem ente es una m era tenta
La cicnciu com o disciplina o com o instinto.— Entre los fi
tiva, a lo sum o el contrajuego de la m oral. La honradez cien
lósofos griegos, es necesario señalar un relajam iento de los
tífica es algo en vilo, cuando el pensador em pieza a razonar:
instintos; si no, no habrían com etido la trem enda equivoca hágase si no la prueba, póngase a los m ás sabios en el carro
ción de estim ar el estado consciente com o el m ás perfecto de
de oro, cuando se les hace m anifestarse m oralm ente.
los estados. La intensidad de la conciencia está en razón in
Puede dem ostrarse, adem ás, que todo pensar que se des
versa con la facilidad y la rapidez de la transm utación cere
arrolla conscientem ente representa un grado ínfimo de m o
bral. A llí reina la opinión contraria, por lo que se refiere a los
ralidad, un grado m ucho m ás bajo que este m ism o pensar
instintos; prueba evidente de que los instintos se encontraban
cuando aparece guiado por sus instintos.
debilitados...
Es preciso encontrar la vida perfecta allí donde no hay d e
m asiada conciencia (es decir, allí donde la vida se preocupa
435
m enos de su lógica, de sus razones, de sus m edios y de sus
intenciones: de su utilidad). El retorno al sim ple hecho, al La lucha contra Sócrates, contra Platón y contra todas las
buen sentido, al buen hom bre, a la gente sencilla de todas
escuelas socráticas, arranca del instinto profundo que enseña
clases. A lm acenadas desde hace m uchas g eneraciones, la
que no se hace m ejor al hom bre cuando se le presenta la vir
312 IR I E O R IC H N IH T Z S C H H LA V O LU N TA D D E PO D ER 313
tud com o dem ostrable y com o fundada... En realidad, nos ¿De quién se defienden en realidad? De la obligación, del
encom iam os líenle al siguiente hecho mezquino: el instinto imperio de la ley. de la necesidad de ir mano sobre mano...
agónico, loi'/.ando a todos los dialécticos nacidos a glorificar Creo que a esto lo llaman libertad...
sus aptitudes personales como cualidades superiores y a repre A quí se expresa la decadencia: el instinto de solidaridad
sentar lodo lo dem ás com o condicionado por estas. El espí ha degenerado, hasta el punto de que se considera com o ti
ritu anticientífico de toda esta «filosofía» quiere tener razón. ranía: no quieren autoridad, desprecian la solidaridad, se nie
gan a entrar en fila por la lentitud infinita de sus m ovim ien
tos. Tienen odio, en suma, a la m archa regular, al «tempo»
436
científico; tienen odio a la indiferencia en lo que se refiere al
Resulta extraordinario que, desde los comienzos de la fi fin y a la persona, a la obra de largo aliento, propia del hom
losofía griega, se advierta una lucha contra la ciencia, con los bre científico.
medios de una teoría del conocimiento o de un escepti
cismo... ¿Con qué fin...? En favor, constantemente, de la m o
ral. (El odio, por ejemplo, contra los filósofos y los médicos.) 437
Sócrates, Aristipo, la escuela megárica, los cínicos Epicuro,
Pirrón: un asunto general contra el conocimiento en nombre En el fondo, la moral alimenta sentimientos hostiles con
y a favor de la moral... (Odio contra la dialéctica.) Q ueda por tra la ciencia: ya Sócrates los tenía, y precisam ente porque la
resolver un problema: se aproxima a la sofística para desem ciencia se interesa por cosas que no tienen nada que ver con
barazarse de la ciencia. Por otra parte, los físicos aparecen el bien y el mal; por consiguiente, quitan importancia a los
atados al punto que ellos admiten: entre sus fundamentos, la sentimientos en pro del bien y en contra del mal. En efecto,
teoría de la verdad, la teoría del ser; por ejemplo, el átomo, la moral pretende que el hombre entero se ponga con todas
los cuatro elementos (yuxtaposición del ser, para explicar la sus fuerzas a sus órdenes, llegando a considerar com o dila
multiplicidad, el cambio). La predicación del menosprecio en pidación de semejantes fuerzas el ocuparse de las piedras y
contra de la objetividad, del interés: retorno al interés prác de las plantas. Por esto en Grecia, cuando Sócrates injertó en
tico, a la utilidad personal de todo conocimiento... la ciencia el morbo moral, la ciencia avanzó. La ciencia no ha
La lucha planteada contra la ciencia se dirige: 1) contra su conseguido alcanzar una altura com o la que supuso el senti
sentimiento (objetividad); 2 ) contra sus m edios (es decir, miento de un Demócrito, de un Hipócrates o de un Tucídides.
contra las posibilidades de ellos); 3) contra sus resultados,
considerados com o infantiles.
Se trata de la m ism a lucha, reanudada posteriorm ente por 438
la Iglesia, en nombre de la piedad: la Iglesia hereda todo el
aparato guerrero de la Antigüedad. La teoría del conocimien Problema de filósofo y de un hombre de ciencia.— In
to desempeña, en este momento, el papel que en Kant, que en fluencia de la edad; hábitos depresivos (vida sedentaria a la
los indios. Nadie se quiere ocupar de este asunto, porque todo manera de Kant; exceso de trabajo; nutrición insuficiente del
el mundo quiere tener las m anos libres para seguir el propio cerebro; lectura). Otra cuestión quizá más importante: pen
camino. sar si no constituye un síntoma de decadencia en el hecho de
«
314 I-K IK D R IC H N IE T Z S C H E
I A V O L U N TAD d e p o d e r
destinos liuinanos: y se interpreta su propio destino, com o si por otra parte, existe la necesidad de la incredulidad, con
tocio so produjera para la salud del espíritu. Esta falta de fundida con la «voluntad de verdad» (la necesidad de des
«filología», «falta de aseo y moneda falsa para los espíritus vincularse de una creencia por varios motivos, de tener ra
sutiles”, se inspira de ordinario en la buena voluntad. La zón ante «un creyente» cualquiera). ¿Qué es lo que inspira a
buena voluntad, los «nobles sentimientos», los «estados de los escépticos? El odio de los dogmáticos: o, una necesidad
alma elevados» se sirven de los mismos medios, que lo son de calm a determ inada por la fatiga, com o ocurre en Pirrón.
de impostor y monedero falso, medios que son reprobados Las ventajas que se esperaban de la verdad eran las ven
por la pasión y la moral y considerados egoístas: el amor, el tajas que determinaban la creencia en ella, pues, por ella
odio, la vengan/a. misma, la verdad podría ser absolutam ente penosa, nociva,
Lo que más caro ha pagado la humanidad son los errores, nefasta. La verdad solamente se com bate cuando se confía
y probablemente los errores de buena voluntad son los que en la victoria; por ejemplo, la libertad contra los poderes es
le causaron más daño. La ilusión que nos hace felices es más tablecidos.
funesta que la que implica directam ente consecuencias noci El método de la verdad no ha sido encontrado por m oti
vas: esta última aguza la sagacidad, nos hace desconfiados y vos de verdad, sino por motivos de poder, por voluntad de
purifica la razón: la primera, se satisface sim plem ente con ser superior.
adormecemos. ¿Por qué trata de dem ostrarse la verdad? Por el senti
Los bellos sentimientos com o los impulsos nobles perte miento de m ayor poder, por la utilidad, por su carácter in
necen, hablando psicológicamente, a los m edios narcóticos: dispensable; en resumen, por conseguir ciertas ventajas.
su abuso entraña las m ism as consecuencias que el abuso de Pero esto es un prejuicio, un indicio de que en el fondo no se
cualquier otro opio y concluye en la debilitación del sistema trata de la verdad...
nervioso... ¿Qué significa, por ejemplo, «querer la verdad» en los
Goncourt, en los naturalistas? H acer una crítica de la «obje
tividad».
448 ¿Por qué se intenta conocer? ¿Por qué deseamos que no
se nos engañe?... Lo que siempre se ha querido, en vez de la
Ningún lujo tan costoso para el hombre com o el error, verdad, ha sido la fe... La fe se crea por métodos antagóni
que, además, cuando es fisiológico, pone en peligro su exis
cos a los em pleados por el método de la ciencia, y excluye a
tencia. ¿Qué es lo que el hom bre pagó hasta ahora m ás caro, los mismos.
que es lo que ha expiado m ás dolorosam ente...? Sus ver
dades. Por aquello de que las m ism as eran reales errores: «in
physiologicis»... 450
un Dios, l;i «verdad», y en todo caso un juez y un condenado riores que tiene acreditados la moral. Basta dem ostrar que la
de osle ser... moral en sí es también inmoral, en el sentido en que la inmo
Sí se quiere tener una prueba de la manera profunda y ralidad ha sido condenada hasta el presente. Cuando hayamos
fundamental com o las necesidades verdaderamente bárbaras destruido de esta forma la tiranía de los valores que han te
del hombre tratan de sacrificarse, aun en su estado dom esti nido curso hasta aquí, cuando hayamos suprim ido el mundo-
cado y de acuerdo con su «civilización», es preciso buscar verdad, un nuevo orden de valores aparecerá naturalmente.
los «leilmotivs» de toda la evolución de la filosofía. De este El m undo-apariencia y el mundo-mentira: he ahí la con
modo encontrarem os una especie de venganza de la reali tradicción. Este último fue llamado hasta aquí mundo-ver-
dad, una destrucción socarrona de las evoluciones, en medio dad, «verdad absoluta», «Dios». Este mundo. Naturalmente,
de las cuales vive el hom bre, un alm a insatisfecha que con es el que hem os suprimido.
sidera el estado de disciplina com o una tortura y que experi Lógica de mi concepción:
m enta una voluptuosidad particular en cortar, de un modo
enfermizo, todos los lazos que lo ataban a él. 1) La moral com o valor superior (dueña de todas las fa
L a historia de la filosofía es una rabia secreta contra las ses de la filosofía, hasta del escepticismo). Resultado: este
condiciones de la vida, contra los sentimientos de valor de la m undo no vale nada, no es el «mundo-verdad».
vida, contra la decisión en favor de la vida. Los filósofos ja 2) ¿Qué es lo que determ ina aquí el valor superior? ¿Qué
más dudaron en afirmar un mundo, a condición de que estu es exactam ente la moral? El instinto de decadencia; para los
viera en contradicción con este mundo, de que pusiera en sus agotados y los desheredados, es una m anera de vengarse.
manos un instrumento que pudiese servir para hablar nega Prueba histórica: los filósofos son siempre decadentes... al
tivamente de este mundo. La filosofía fue hasta aquí la gran servicio de la religión nihilista.
escuela de la calumnia, y de tal modo se impuso, que aun hoy 3) El instinto de decadencia que se presenta com o volun
día nuestra ciencia, que se hacía pasar por intérprete de la tad de poder. Prueba: la inmoralidad absoluta de los medios
vida, ha aceptado la posición fundamental de la calumnia y en toda la historia de la mora!.
m anipula este mundo com o si no fuera m ás que apariencia,
y este encadenam iento de causas com o si no fuera m ás que No hem os reconocido en toda la corriente más que un
fenomenal. ¿Cuál es el odio que entra en ju eg o ? caso particular de la voluntad de poder: la moral m ism a es
Yo creo siem pre que la m oral, la «Circe» de los filóso un caso particular de inmoralidad.
fos, les juega siempre la m ala partida de obligarles a ser en
todo tiem po calum niadores. Creían en las «verdades» m o
rales, encontraban allí valores superiores..., ¿qué les que 457
daba por hacer sino decir «non» a la existencia, en vista de
que la com prendían mejor?... Pues tal existencia es inmoral... Innoven iones fundam entales. —En lugar de valores m ora
Esta vida reposa en hipótesis inmorales, y toda moral niega les, valores meramente naturalistas. Se asiste a la naturaliza
la vida. ción de la moral.
Suprim am os el m undo verdadero: para llevar a cabo se En lugar de «sociología», una doctrina de los modelos de
m ejante supresión, tenemos que elim inar los valores supe señorío.
LA V O LU N TA D DE PO D ER 327
326 I H IIÍD R IC H N 1E TZSC H F.
F.n limar de "sociedad». el progreso de la cultura com o mi presente con dureza y violencia; una manera de pensar sin
interés preferido (primero en su conjunto, pero luego pre- escrúpulos, inmoral, que intentase adm inistraren grande las
íercnlem cnle en sus partes). buenas y malas cualidades del hombre, porque confía en sa
1 .11 lugar ele la «teoría del conocim iento», una doctrina de ber em plearlas diestramente. Pero el que busca hoy filósofos
la perspectiva de los afectos (a la cual corresponde una je de esta clase, ¿qué probabilidades tiene de encontrar lo que
rarquía de los afectos: los afectos transfigurados: su superior busca? ¿No es probable que, agarrado a la linterna de Dió-
ordenación, su «espiritualidad»), genes, se pasase día y noche buscando inútilmente? Esta
I-n lugar de la m etafísica y de la religión, la doctrina del época cam ina en dirección opuesta; quiere, en segundo tér
eterno retorno (esta com o m edio de disciplina y selección). mino, la com odidad; desea, ante todo, publicidad y aquel ba
rullo del m ercado que tanto le agrada; pretende, en tercer lu
gar, que todos nos posternemos con el más vil de los
458 servilismos ante las más burdas patrañas: una de ellas es la
«igualdad de los hom bres», y honra exclusivam ente las vir
E ntre m is p recursores figura S chopenhauer: en qué tudes dem ocráticas. Pero estas circunstancias son radical
m ed id a he profu n d izad o el pesim ism o, im poniéndosem e mente opuestas a la producción del filósofo tal y com o yo al
ante todo por la evidencia de sus m ás elevadas contradic menos la entiendo. Sabido es que todo el m undo se lamenta
ciones. ile la conducta de los filósofos, enterrados entre autos de fe.
Luego, los artistas ideales, aquellos retoños del m ovi mala conciencia y arrogantes doctrinas eclesiásticas. Sin
em bargo, la verdad es que estas m ism as condiciones fueron
m iento napoleónico.
Luego, los europeos superiores, precursores de la gran más favorables para la producción de una espiritualidad po
derosa y rica que las de la vida actual. Hoy reina otra clase
política.
Luego, los griegos y su nacim iento. do espíritu, a saber: el espíritu dem agógico, el espíritu de co
mediante. quizá tam bién el espíritu de las víboras y de las
hormigas, propio de los sabios o, por lo m enos, favorable a
459 la producción de los sabios. Sin duda alguna peor, desfavo
rable para los grandes artistas. ¿N o se precipitan todos ellos
He citado a m is predecesores inconscientes. Pero ¿dónde cu el abism o por una falla interior de disciplina? A unque no
se ven exterionnente tiranizados por la im posición de un d e
iría yo a buscar, con alguna esperanza filosófica de mi estilo,
filósofos que por lo m enos respondieran a m is pretcnsiones? cálogo cortesano o sacerdotal, desconocen la lbrm a de ed u
car a su «tirano interior», a su voluntad. Y lo que queda d i
S olam ente allí donde im perase una m anera de pensar aristo
cho sobre los artistas, puede aplicarse igualm ente, en un
crática, que considerase la esclavitud y otra cualquier clase
sentido superior y fatal, a los filósofos. ¿En dónde eneontra-
de d ep endencia com o un su puesto de toda alta cultura:
icilios hoy espíritus libres? ¡Señálesem e, por ventura, un es
donde reinase una m anera de pensar creadora que no viese
píritu libre!
en el m undo un lugar de paz, el «sábado de todos los sába
dos», sino ahora, y en estado de paz. el m edio para la gue
rra. U na m anera de pensar que m irase al futuro y tratara el
328 I R IE D R IC H N IE T Z S C H E
460
LA VOLUNTAD DE PODER
CO M O CO N O CIM IEN TO
a) M étodo de la investigación
461
462
463
465 469
El encanto de las maneras de pensar opuestas y el no de Q ue entre sujeto y objeto existe una cierta relación ade
cuada; que el objeto es algo que, mirado por dentro, sería su
jarse llevar por el atractivo del carácter enigmático, crea la
I
332 I K IIiD R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 333
jeto a su ve/, es mi ingenioso expediente que, en mi criterio, placer y el desplacer son fenóm enos tardíos y derivados del
tuvo su época. La medida de aquello de que somos cons intelecto...
cientes depende de la burda utilidad de la conciencia. ¿Cómo La «causalidad» nos escapa: adm itir entre las ideas un
había de permitir esta perspectiva angular de la conciencia lazo inmediato y causal, com o hace la lógica, es la conse-
decir algo sobre «sujeto» y «objeto» que se relacionase de cuencia de observación más grosera y m ás torpe. Entre dos
algún modo con la realidad? pensamientos hay aún toda clase de pasiones que se entre
gan a su juego; pero los m ovim ientos son dem asiado rápi
dos, lo que hace que los desconozcam os, que los neguemos.
470 «Pensar», tal com o lo determinan los teóricos del conoci
miento. es cosa que no existe; es una ficción com pletamente
La crítica de la nueva filosofía descubre la existencia de un arbitraria, realizada .separando del proceso general un solo
punto de vista deficiente, como si hubiera «hechos de concien elemento, sustrayendo todos los dem ás elem entos, un arre
cia» y ningún fenomenalismo en la autoobservación. glo artificioso para entenderse...
El «espíritu», una cosa que piensa: a ser posible, el espí
ritu absoluto, «el espíritu puro», esta concepción derivada de
471 la falsa observación de sí mismo, que cree en el procedi
m iento que consiste en «pensar»: aquí se com ienza a im agi
«Conciencia»: ¿en qué m edida las ideas representadas, la nar un acto que no se produce de ninguna manera: «pensar»,
voluntad representada, el sentimiento representado (lo único y se imagina, en segundo lugar, un «substratum». sujeto
que conocem os) es com pletam ente superficial'/ ¡Nuestro imaginario en el que cada acto de este pensam iento tiene su
m undo interior es también fenómeno! origen, y nada más: lo que quiere decir que tanto la acción
como el que la ejecuta son simulados.
472
473
Yo mantengo también la fenomenalidad del mundo inte
rior; todo lo que no deviene sensible en la conciencia ha El fenom enalism o no hay que buscarlo en los sitios fal
debido ser previam ente dispuesto, sim plificado, esquem a sos: nada es más fenomenal, o más exactamente, nada es tan
tizado, interpretado. El verdadero procedim iento de la «per ilusorio, com o ese m undo interior que observamos con ese
cepción interior», el encadenam iento de las causas entre lamoso «sentido interior».
los pensamientos, los sentimientos, los deseos, entre el su Hemos creído que la voluntad era una causa, hasta el
jeto y el objeto, está por com pleto oculto a nuestros ojos, y punto de que, según nuestra experiencia, hemos supuesto
quizá resulta, solamente en nosotros, motivo de imagina una causa todo lo que acontece (es decir, la intención como
ción. Ese «m undo interior en apariencia» es tratado con las causa de lo que sucede).
mismas form as y los mismos procedim ientos que el mundo Creemos que el pensamiento y los pensamientos, tales
«exterior». N osotros jam ás tropezam os con «hechos»; el com o acontecen en nosotros, se encuentran vinculados por
334 IK IL D K IC H NIETZ.SCTIC
I.A V OLUNTAD D E PODER
un encadenam iento de causalidad cualquiera: el lógico, en por las cosas exteriores, y es proyectado posteriormente so
particular, que habla de casos que efectivam ente no han ocu bre nosotros al exterior en form a de «causa» prestada a di
rrido en la realidad, el lógico se ha acostum brado al prejui cho efecto...
cio de creer que los pensamientos ocasionan pensamientos. En el fenom enalism o del «m undo interior» volvem os a
N o s o t r o s creemos — y nuestros filósofos lo creen todavía—
la cronología de la causa y del efecto. El hecho fundamental
que el sentido del dolor y del placer provoca reacciones. Du de la experiencia es que la causa se imagina una vez que el
rante miles de años se ha presentado al placer y el deseo de efecto tuvo lugar... Igualmente ocurre con la sucesión de las
sustraerse al desplacer como motivo de toda clase de acción. ideas...: buscamos la razón de una idea antes de que haya sido
Con un poco de reflexión, podemos admitir que todo pasa consciente para nosotros, y entonces la razón, y luego su
ría exactamente según el mismo encadenam iento de causas consecuencia, entran en nuestra conciencia... Todos nuestros
y efectos si estos estados de placer y de dolor no existieran: sueños consisten en interpretar sentimientos de conjunto,
engañándonos por creer que dan lugar a algún fenómeno. para buscar sus posibles causas, y tal suerte, que un estado
Son fenómenos secundarios, con una finalidad com pleta no deviene consciente sino cuando el encadenam iento de las
m ente distinta de la de provocar reacciones: son efectos que causas, inventado para interpretarlo, se ha hecho presente en
se integran en el proceso de reacción en curso... la conciencia.
«In somma»: todo lo que resulta consciente es un fenó Toda la experiencia interior está fundada sobre una irrita
meno final, una conclusión que no produce ningún efecto; ción de los centros nerviosos, a la que se busca o adjudica
toda sucesión en la conciencia es absolutamente atomística. una causa; y solamente la causa de esta manera buscada pe
Habiéndose tratado de com prender el mundo en nosotros a netra en la conciencia: esta causa no se adapta en absoluto a
base de concepciones contrarias com o si nada fuera activo, la causa verdadera: es algo así com o un tanteo basado en an
com o si natía fuese real, sino el pensamiento, el sentimiento, teriores «experiencias interiores», es decir, en la memoria.
la voluntad. Pero la m em oria conserva igualmente el hábito de las inter
pretaciones antiguas, es decir, de la causalidad errónea; de
suerte que la «experiencia interior» contendrá en ella todas
474 las antiguas falsas ficciones causales. Nuestro «m undo exte
rior», tal com o suele proyectarse a cada momento, está es
E l fenom enalism o del m undo ¡m enor.— La causa, por una trechamente unido a los viejos errores de las causas, trata
inversión cronológica, llega a la conciencia después que el mos de interpretarlo por el esquematismo de los «objetos», etc.
efecto. Hemos averiguado que un dolor puede proyectarse La «experiencia interior» no aparece en la conciencia sino
en un sitio del cuerpo sano, sin ser este su sitio; sabem os que una vez encontrado cierto lenguaje que el individuo pueda
las sensaciones que ingenuamente consideram os com o con comprender, es decir, la transposición de un estado a otro
dicionadas por el mundo exterior están, en realidad, condi más conocido. «Com prender» es sim plem ente poder expre
cionadas por el mundo interior; pues la verdadera acción del sar algo de nuevo en el lenguaje de alguna cosa antigua co
m undo exterior se realiza siempre de una m anera incons nocida. Por ejemplo: cuando digo «yo m e siento mal», tal
ciente... El fragmento de mundo exterior de que som os cons juicio equivale a una grande y tardía neutralidad por parte
cientes ha nacido después del efecto ejercido sobre nosotros del observador: el hombre ingenuo dirá siempre: una cosa u
336 I RIUDR1CH N IETZSCH E LA V OLUNTAD D E PODER
otra hace que yo me sienta mal; no juzgará claram ente su c) La creencia en el «yo» sujeto
m alestar sino cuando descubra una razón para sentirse mal...
A eslo es a lo que yo llamo una falta de filología; porque po 476
der leer un lexlo es la form a más tardía de la «experiencia in
ferior». quizá una form a probablemente apenas posible... En mi criterio, contra el positivismo que se limita al fe
nómeno, «solo hay hechos». Y quizá, más que hechos, in
terpretaciones. No conocem os ningún hecho en sí, y parece
475 I absurdo pretenderlo.
«Todo es subjetivo», os digo; pero solo al decirlo nos en
No hay ni «espíritu», ni razón, ni pensamiento, ni concien contramos con una interpretación. El sujeto no nos es dado,
cia, ni alma, ni voluntad, ni verdad; las citadas, no son sino sino añadido, imaginado, algo que se esconde. Por consi
ficciones inútiles. No se trata de «sujeto» y «objeto», sino de guiente, ¿se hace necesario contar con una interpretación d e
una cierta especie animal que no prospera sino bajo el im trás de la interpretación? En realidad entramos en el cam po
perio de una justeza relativa de sus percepciones y, ante todo, de la poesía, de las hipótesis.
con la regularidad de estas (de m anera que le es posible ca El mundo es algo «cognoscible», en cuanto la palabra
pitalizar sus experiencias...). «conocimiento» tiene algún sentido; pero, al ser susceptible
C om o instrum ento del poder, trabaja el conocim iento. de diversas interpretaciones, no tiene un sentido fundam en
Realidad que crece, en la m edida que aum enta el poder... tal, sino m achism os sentidos. Perspectivismo.
El sentido del conocimiento: en este caso, com o en el de
la idea de «bien» y de «belleza», la concepción de enten
derse severa y estrechamente desde el punto de vista antro- 477
pocéntrico y biológico. Para que una especie concreta pueda
conservarse y crecer en su poder es preciso que su concep Donde nuestra ignorancia em pieza, donde ya no llegamos
ción de lo real abrace m uchas cosas calculables y constan con la vista, ponem os una palabra; por ejemplo, la palabra
tes. con el fin de levantar sobre sem ejante concepción un «yo», la palabra «acción», la palabra «pasión», que son quizá
esquem a de su conducta. La utilidad de la conservación — líneas del horizonte de nuestro pensamiento, pero de nin
y no cualquier abstracta y teórica necesidad de no ser en guna manera «verdades».
gañado— radicase com o m otivo tras la evolución de los
órganos del conocim iento..., estos órganos se desarrollan
de m anera que su observación baste para conservarnos. 478
De otro m odo, la m edida de la necesidad de conocer d e
pende de la m edida del crecim iento de la voluntad de po El «yo» se encuentra determ inado por el pensamiento,
d er de la especie; una especie se apodera de una cantidad l>ero hasta ahora se creía en un plano más bien popular, que
de realidad para hacerse dueña de esta, para tomarla a su ser en el «yo pienso» había a manera de una conciencia inm e
vicio. diata, a cuya analogía entendíamos todas, las demás reaccio
nes causales. Pero por muy normal y necesaria que sea esta
l.A V O L U N T A D D E P O D E R 339
338 FR 1ED R 1C H N IE T Z S C H E
ficción. 110 es posible olvidar su carácter fantástico: puede Los grados en el sentimiento de vida y de poder (lógica y
haber una creencia que sea condición de vida y, a pesar de conexión en lo que ha sido vivido), damos la medida del
ello, falsa. «ser», de la «realidad», de la no apariencia.
Sujeto: se plantea la terminología de nuestra creencia en
una unidad entre los diversos momentos de un sentimiento
479 de realidad superior: entendemos semejante creencia como el
efecto de una sola causa — creemos en nuestra creencia hasta
«Si se piensa, es que hay algo que piensa»; a esto puede el punto de que, a causa de ella, imaginamos la «verdad», la
reducirse la argumentación de Descartes. Pero esto equivale «realidad», la «sustancialidad»— . «Sujeto» es la ficción que
a adm itir com o verdadero «a priori» nuestra creencia en la pretende hacernos creer que muchos estados similares son
idea de sustancia. Decir que. cuando se piensa, es preciso que en nosotros el efecto de un mismo «substratum»; pero somos
haya algo que piensa, es un poco la formulación de un há nosotros los que hemos creado la analogía entre estos dife
bito gramatical que atribuye a la acción un actor. Aquí anun rentes estados. La equiparación y la aprestación de estos, he
ciam os, resum iendo, un postulado lógico m etafísico, sin aquí los hechos y no la analogía (es preciso, por el contrario,
contentam os con comprobar... Mientras que por el camino negar la analogía).
de Descartes no se llega nunca a una certidumbre absoluta,
sino solamente a un hecho de creencia muy pronunciada.
Si se redujese la proposición a esto: «se piensa, luego hay 481
pensamiento», estableceríamos una simple tautología, y lo
que precisam ente se pone en tela de juicio, la realidad del Es necesario saber lo que es el ser para decidir si esto o
pensamiento queda intacta — de suerte que, bajo esta forma, aquello son cosas reales (los hechos de la conciencia, por
nos sentimos obligados a reconocer la «apariencia» del pen ejemplo); y también para saber lo que es certeza, lo que es
samiento— . Sin embargo, lo que Descartes quería es que el conocimiento y cosas así. Pero com o no sabemos esto, re
pensamiento no tuviese una realidad aparencial, sino que se sulta un tanto absurda cualquier crítica del conocimiento.
brindase com o algo en sí. ¿Cómo es posible criticar un instrumento que hay que utilizar
irremediablemente para la crítica? Ni siquiera puede defi
nirse a sí mismo.
480
toda la historia religiosa de la humanidad se reconoce com o guna cosa que, por sí misma, aspire a reforzarse, y que no
historia de la superstición del alma. A quí hay un límite: quiere conservarse sino indirectamente (quiere encarecerse).
nuestro mismo pensamiento envuelve aquella fe (con su di
ferencia de sustancia, accidente, acción, sujeto de la acción, etc.;
llegar a él significa privarse de pensar). 484
487
II
491 p e n sa r, lo e se n c ia l e s o rd e n a r el m a te ria l n u e v o e n lo s p la n
te o s a n tig u o s (le c h o d e P ro c u sto ), ig u a la r lo n u e v o a lo viejo.
D e las d ife re n te s fo rm a s d e l c o n o c im ie n to . R a s tre a r su r e
lació n c o n o tro s m u c h o s (o la re la c ió n d e la e sp e c ie ). (C ó m o
h a b ría d e s e r el c o n o c im ie n to d e « o tro » . L a e s p e c ie d e c o 495
n o c im ie n to y d e re c o n o c im ie n to se im p lic a en las c o n d ic io
n e s d e e x is te n c ia : a sí la c o n c lu s ió n d e q u e n o p u e d e h a b e r L as p e rc e p c io n e s d e lo s se n tid o s p ro y e c ta d a s al e x te rio r
o tra c la se d e in te lec to (p a ra n o so tro s) q u e la q u e a n o so tro s nos « fu e ra » y « d e n tro » ; e n e s te c a s o m a n d a el c u e rp o .
m a n tie n e , r e s u lta p re c ip ita d a ; se m e ja n te c o n d ic ió n e fe c tiv a L a m is m a fu e rz a n iv e la d o ra y o rd e n a d o ra q u e rig e el idio-
de e x is te n c ia e s so lo c o n tin g e n te y e n a b so lu to n e c e sa ria . p la s m a rig e ta m b ié n la in c o rp o ra c ió n d el m u n d o e x te rio r; las
N u e s tro a p a ra to c o g n o s c itiv o n o se e n c u e n tra d e s tin a d o p e rc e p c io n e s d e n u e stro s se n tid o s sig n ific a n el re su lta d o de
al c o n o c im ie n to . e sta a sim ila c ió n y e q u ip a ra c ió n re la c io n a d o c o n to d o n u e stro
p a sa d o ; n o sig u e n in m e d ia ta m e n te a la « im p re sió n » .
492
496
E n m i c rite rio , las « v e rd a d e s» , « a p rio ri» , m ás firm e m e n te
c re íd a s so n c re e n c ia s p ro v isio n a le s; la ley d e c a u s a lid a d , p o r T o d o p e n sa r, ju z g a r, p e rc ib ir, ig u al q u e c o m p a ra r, e sta so
e je m p lo , h á b ito s m u y b ie n e je rc ita d o s d e la c re e n c ia , d e tal m e tid o a u n a « e q u ip a ra c ió n » , y a n te rio rm e n te a u n a « ig u a
a rra ig o q u e el h e c h o d e n o c re e rlo s te rm in a ría c o n la e sp e cie. la c ió n » . L a ig u a la c ió n e q u iv a le a la in c o rp o ra c ió n d e la m a
P e ro ¿so n p o r e sto v e rd a d e s? ¡V aliente ra z o n a m ie n to ! ¡C o m o te ria a d q u irid a e n las a m e b a s.
si la v e rd a d se d e m o s tra s e p o r la su s ta n c ia d e l h o m b re ! « R e c u e rd o » p o s te rio rm e n te , en c u a n to el in stin to ig u ala -
to rio se d o m e ñ a , la d ife re n c ia c o n se rv a d a . R e c o rd a r c ó m o
ru b ric a r a lg o , c ó m o e n c a jo n a r: a c tiv o , ¿ q u ié n ?
493
¿ E n q u é m e d id a p o d e m o s c o n s id e ra r q u e n u e s tro in te 497
le c to e s u n a c o n s e c u e n c ia d e las c o n d ic io n e s d e v id a ? N o lo
te n d ría m o s si n o lo n e c e s itá s e m o s , si p u d ié ra m o s v iv ir d e R e s p e c to a la m e m o ria d e b e re c tific a rs e : el m a y o r e rro r
o tro m o d o . c o n s is te e n a d m itir u n « a lm a » q u e re p ro d u c e , re c o n o c e , e t
c é te ra , in te m p o ra lm e n te : e n e ste a s p e c to y o n o p u e d o h a c e r
v e n ir al re c u e rd o , la v o lu n ta d e s im p o te n te , c u a n d o a p a re c e
494 un p e n s a m ie n to . S u c e d e a lg o d e lo q u e m e d o y p e rfe c ta
c u e n ta ; in m e d ia ta m e n te , su c e d e a lg o se m e ja n te ... ¿ Q u ié n lo
« P e n sa r» e n los e s ta d o s p rim itiv o s (p re o rg á n ic o s ) e q u i llam a, q u ié n lo d e sp ie rta ...?
v a le a c re a r e s tru c tu ra s c o m o e n lo s c ris ta le s. E n n u e stro
346 FR IED RICH N IETZ SC H E
LA V O L U N T A D D E P O D E R 347
498 m is m o c o lo r, lo c o n fe sa m o s; p o r e je m p lo , el e n c a rc e la d o o
el q u e se e x tra v ía ). D e la m is m a m a n e ra , c a d a in se c to re a c
T o d a la m e c á n ic a d e l c o n o c im ie n to e s un a p a ra to de a b s c io n a d e u n a m a n e ra a u n c o lo r; u n o s a m a n e sto s, o tro s
tra c c ió n y d e s im p lific a c ió n , q u e n o e stá e n c a m in a d o al c o a q u e llo s; p o r e je m p lo , las h o rm ig a s.
n o c er, sin o a c o n s e g u ir p o d e r so b re las c o sa s; el « fin » y el
« m e d io » e stá n ta n a le ja d o s d e la e s e n c ia c o m o los « c o n c e p
to s» . C o n « fin e s » y « m e d io s » n o s a p o d e ra m o s d el p ro c e so 501
(se in v e n ta u n p ro c e s o q u e e s p a lp a b le ), p e ro c o n « c o n c e p
to s» d e las « c o sa s» q u e fo rm a n el p ro c e so . P rim e ro las im á g e n e s y, a n te s q u e n a d a , e x p lic a r c ó m o
n a c e n las im á g e n e s e n el e sp íritu . P o s te rio rm e n te , las p a la
b ra s a p lic a d a s a las im á g e n e s. L u e g o los c o n c e p to s , q u e so lo
499 so n p o sib le s c u a n d o h a y p a la b ra s — u n a sín te s is d e m u c h a s
p a la b ra s b a jo a lg o n o s o n o ro sin o in tu itiv o (p a la b ra )— . El
L a c o n c ie n c ia — in ic ia n d o e x te rio rm e n te , c o m o c o o rd i p e q u e ñ o e fe c to e m o tiv o q u e p ro d u c e la « p a la b ra » p o r c o n
n a c ió n y c o n c ie n c ia d e las im p re sio n e s— , al p rin c ip io m u y s ig u ie n te . al in tu ir im á g e n e s p a re c id a s p a ra las c u a le s e x is te
lejo s del c e n tro b io ló g ic o d e l in d iv id u o ; p e ro un p ro c e so q u e u n a p a la b ra — e sta te n u e e m o c ió n e s lo c o m ú n , el fu n d a
se p ro fu n d iz a , se in te rio riz a , q u e se a c e rc a c o n s ta n te m e n te a m e n to del c o n c e p to — . El h e c h o b á sic o e s q u e c ie rta s d é b i
d ic h o c en tro . le s e m o c io n e s son p u e sta s c o m o se m e ja n te s, se n tid a s d e la
m is m a m a n e ra . P o r lo ta n to , la c o n fu sió n d e d o s se n sa c io n e s
a b s o lu ta m e n te v e c in a s en la c o m p ro b a c ió n d e e s ta s s e n s a
500 c io n e s; a u n q u e , ¿ q u ié n c o m p ru e b a ? L a c re e n c ia e s lo o rig i
n a rio p o r c o n s ig u ie n te d e to d a im p re sió n se n sib le: p a re c id a
N u e stra s p e rc e p c io n e s , tal y c o m o n o so tro s las c o m p re n a u n a a firm a c ió n c o m o p rim e ra a c tiv id a d in te le c tu a l. U n
d e m o s , e s d e cir, c u al su m a d e to d a s las p e rc e p c io n e s, c u y a « te n e r p o r v e rd a d e ro » e n p rin c ip io . P re g u n tá n d o n o s : ¿ c ó m o
c o n c ie n c ia p ro g re s iv a fu e útil y e se n c ia l a n u e stro o rg a se c re a e ste « te n e r p o r v e rd a d e ro » ? ¿ Q u é se p ro d u c e d e trá s
n ism o y a to d o el p ro c e so a n te rio r al m is m o ; p o r c o n s i
d e « v e rd ad e ro » '?
g u ie n te , n o sie m p re a c u s a m o s n u e stra s p e rc e p c io n e s (y n o
h a b la m o s d e las e lé c tric a s), p u e sto q u e n o s o tro s te n e m o s
s e n sib ilid a d p a ra a lg u n a c la se d e p e rc e p c io n e s . S e n c illa 502
m e n te a q u e lla s q u e n e c e s ita m o s p a ra n u e s tra c o n se rv a c ió n .
S o m o s c o n s c ie n te s e n la m e d id a q u e la c o n c ie n c ia re su lta L a v a lo riz a c ió n : « y o c re o q u e e s to y a q u e llo e s a sí» ,
v á lid a , n o s e s útil. N o c a b e d u d a q u e to d a s las p e rc e p c io n e s c o m o e s e n c ia d e la « v e rd a d » . E n la v a lo ra c ió n q u e d a n e x
se n sib le s se e n c u e n tra n v in c u la d a s a ju ic io s d e v a lo r (ú til y p re sa d a s c o n d ic io n e s d e o b se rv a c ió n y d e c re c im ie n to . T o
p e rju d ic ia l, p o r ta n to , a g ra d a b le y d e s a g ra d a b le ). C a d a c o lo r d o s n u e s tro s e le m e n to s d e c o n o c im ie n to y n u e stro s se n tid o s
e x p re s a p a ra n o so tro s ta m b ié n u n v a lo r (si b ie n p o c a s v e c e s, so lo se d e sa rro lla n e n re la c ió n c o n c ie rta s c o n d ic io n e s de
o c o m o c o n s e c u e n c ia d e u n la rg o y e x c lu s iv o a c tu a r del c o n s e rv a c ió n y c re c im ie n to . L a c o n fia n z a e n la d ia lé c tic a , o
348 FR IED RICH N IE T Z SC H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 349
509
507
M á s q u e « c o n o c e r» , e sq u e m a tiz a r, im p o n e r al c a o s b a s
L a p o te n c ia in v e n tiv a q u e h a im a g in a d o las c a te g o ría s ta n te re g u la rid a d y su fic ie n te n ú m e ro d e fo rm a s p a ra s a tis
sirve a la n e ce sid ad o a la se g u rid ad d e una ráp id a co m p re n sió n , fa c e r n u e stra s n e c e s id a d e s p rá ctic a s.
a b a se d e sig n o s y d e s o n id o s, e s d e cir, d e sig n o s a b re v ia d o s L a n e c e s id a d d a la m e d id a e n el p ro c e s o d e la ra z ó n de
— p u e s n o se tra ta d e v e rd a d e s m e ta fís ic a s e n los c o n c e p to s la ló g ic a ; la n e c e s id a d d e c o m p r e n d e r m á s q u e d e « c o n o
d e su s ta n c ia , su je to , o b je to , ser, d e v e n ir— . L o s p o d e ro so s c e r » . d e re su m ir, d e e s q u e m a tiz a r, d a d a la in te lig e n c ia del
so n los q u e h a n im p u e sto los n o m b re s a las c o sa s, y, e n tre c á lc u lo ... (E l a rre g lo , la in te rp re ta c ió n d e la s c o s a s s e m e
los p o d e ro so s, los m ás g ra n d e s artistas de la a b stracció n son los ja n te s , ig u ale s; ig u al p ro c e s o q u e e x p e rim e n ta la im p re sió n
q u e c re a ro n las c a te g o ría s. d e los s e n tid o s e s el d e s a rro llo d e la ra z ó n .) N o e s u n a id ea
p re c o n c e b id a la q u e tra b a ja e n e s te c a s o , s in o la u tilid a d ; las
c o s a s n o so n v a lo riz a b le s y m a n e ja b le s p a ra n o so tro s, sin o
508 c u a n d o las v e m o s g ro s e ra m e n te e ig u a le s u n a s a o tra s... L a
f in a lid a d e n la ra z ó n e s un e fe c to y n o u n a c a u s a : la v id a d i
U n a m o ra l, o lo q u e e s lo m is m o , u n g é n e ro d e v id a d e su a d e d e to d a o tra e s p e c ie d e ra z ó n h a c ia la c u a l h a g a e s
m o s tra d o y a c re d ita d o p o r u n a e x p e rie n c ia c o n sid e ra b le , fu e rz o s c o n sta n te s ; e n to n c e s se h a c e p o c o c la ra , d e m a s ia d o
a d e m á s de un larg o e x a m e n , c o n c lu y e en lle g a r a la c o n c ie n d e sig u a l.
dientes a cosas estables. Por eso la citada adm isión no ten 513
dría aún ninguna fuerza de dem ostración respecto de la rea
lidad; lo que «es» form a parte de nuestra óptica. El «yo» ad Si solo existe un ser. el «yo», y todos los dem ás seres es
m itido com o «siendo», y no tocado por el devenir ni por la tán creados a su imagen y semejanza; si, por último, la creen
evolución. cia en el yo se confunde con la creencia de la lógica en el
El m undo imaginario del sujeto, de la sustancia, de la ra fondo, es decir, en la verdad m etafísica de las categorías de
zón, etc., resulta necesario. Existe en nosotros una facultad la razón; si, además, el ser se nos brinda corno algo en cons
ordenadora, sim plificadora, que falsea y separa artificial tante devenir, entonces...
mente, «Verdad» es la voluntad de hacerse dueño de la m ul
tiplicidad de las sensaciones — ordenar los fenóm enos res
pecto a determ inadas categorías— . En esto partimos de ¡a 514
creencia de que las cosas tienen un «en sí» (aceptando los fe
nóm enos por reales). El continuo devenir no nos permite hablar de individuo,
El carácter del m undo que esté en su devenir no es «íor- etcétera: el núm ero de los seres varía constantem ente. N o
m ulable», es falso, se contradice. El conocim iento y el de tendríam os una idea del tiem po ni del m ovim iento, si no cre
venir se excluyen. Por consiguiente, resulta obligado que el yéram os ver, por un error de apreciación, cosas inmóviles al
«conocim iento» sea otra cosa; es preciso que una voluntad lado de cosas que se m ueven. Tam poco com prenderíam os la
de hacer conocible preceda: una especie de devenir debe causa y el efecto, y sin la errónea idea de un espacio vacío
producir la ilusión del ser. no hubiéram os llegado jamás a la concepción del espacio. El
principio de identidad tiene com o fondo la apariencia de que
hay cosas iguales. Un m undo en devenir no se podría inteli-
512 gir en el sentido estricto de la palabra; solam ente en cuanto
la inteligencia que com prende y que conoce encuentra un
¿Y si nuestro yo fuera el único ser a sem ejanza del cual m undo previam ente creado por un procedim iento grosero,
creásem os o com prendiésem os todos los seres perfecta constituido de meras apariencias; solo en tanto este género de
m ente? Surge entonces la duda de si no se producirá en esta apariencias rem ansa la vida, hay algo com o conocim iento; es
ocasión un desenfoque de perspectiva — la aparente unidad decir, un m ensurar los antiguos errores unos con otros.
en que nosotros resum im os todo com o en la línea de un ho
rizonte— . Esta guía que tenem os en nuestro cuerpo nos de
m uestra una infinita m ultiplicidad; m etódicam ente es lícito 515
utilizar com o guía los fenóm enos m ás extraños para el estu
dio de los m ás triviales. Por último, si adm itim os que todo P ara la apariencia lógica.— Lo m ism o la idea de «indi
es devenir, el conocim iento solo es posible en virtud de la viduo» que la de «especie» son falsas y aparentes, la «espe
creencia en el ser. cie» expresa solo el hecho de que una m ultitud de seres aná
logos se presentan al m ism o tiem po y que la m archa en el
desarrollo y la transform ación está retardada durante largo
356 L R IK D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R
tiempo: de suerte que los pequeños cambios y los pequeños La coacción subjetiva que nos lleva a creer en la lógica
alimentos que se realizan no entran casi en la línea de cuenta explica sim plem ente que antes de haber tenido conciencia
(una íase del desarrollo en que el hecho de desarrollarse no de ella misma, no hem os hecho otra cosa que utilizar sus
se hace visible, de suerte que parece existir un perfecto equi postulados en lo que acaece; por ello, cuando nos encontra
librio, lo que proporciona la falsa idea de que el tin se ha al mos en su presencia — no pudiendo hacer otra cosa— , nues
canzado y que ha habido un fin en la evolución...). tra imaginación considera esa coacción com o un aval de la
La forma se presenta como algo duradero y, por consi verdad. Nosotros somos los que hemos creado la «cosa», la
guiente, com o algo importante; pero la forma ha sido inven «cosa igual», el sujeto, el atributo, la acción, el objeto, la
tada por nosotros, y nada más que por nosotros; cualquiera sustancia, la forma, después de habernos contentado durante
que sea el número de veces en que se realiza la m isma forma, mucho tiempo con igualar, con hacer toscas y simples las co
no significa ni poco ni mucho que sea la m ism a — pues sas. El m undo se nos presenta com o algo lógico, porque fui
puede aparecer algo nuevo— , y nosotros, que comparamos, mos nosotros quienes em pezam os previamente a logificarlo.
somos los únicos que descubrimos lo que es nuevo, en cuanto
es semejante a lo antiguo, para añadirlo a la unidad de la
forma. Com o si debiera lograrse un tipo particular, como si 516
este tipo sirviera de modelo y de ejemplo a la formación.
La forma, la especie, la ley, la idea, el fin — siempre suele Solución fundamental: Nosotros creem os en la razón,
com eterse el error de reem plazar una ficción por una falsa pero esta es la filosofía del concepto más vago. El lenguaje
realidad, com o si lo que llega se sintiese en la obligación de está edificado sobre los prejuicios más ingenuos.
obedecer a una orden cualquiera— ; se llega a una separación Posteriormente descubrim os inarmonías y problem as en
artificial entre lo que obra y aquello según lo cual se dirige la las cosas porque discurrim os en forma lingüística; por lo que
acción (pero el «qué», y el «según qué», que son hechos, no creemos en la «eterna verdad» de la «razón» (por ejemplo,
se fijan para obedecer a nuestra lógica metafisicodogmática). sujeto, predicado, etcétera).
No se debe interpretar la coacción que nos lleva a formar Dejamos de pensar; si 110 deseamos circunscribim os en las
conceptos, especies, formas, fines y leyes («un mundo de ca normas lingüísticas, llegamos a dudar de ver en la ocasión
sos idénticos»), llegando a formar el mundo-verdad; por el un límite com o límite.
contrario, la necesidad de disponer para nuestro uso un mundo El pensam iento racional es una interpretación con arreglo
dentro del cual nuestra existencia sea posible, crea el que es a un esquem a del que nosotros no podem os prescindir.
determinable, simplificado, comprensible para nosotros.
La m ism a presión existe en la actividad de los sentidos
que sostiene la razón — por la simplificación, el aum ento de e) Conciencia
tamaño, la acentuación y la interpretación— sobre la que re
posa todo «reconocimiento», toda posibilidad de hacerse in 517
teligible. Nuestras necesidades han condicionado de tal modo
nuestros sentidos que el m ism o m undo de las apariencias Nada tan equivocado com o hacer de lo psíquico y lo fí
reaparece siempre y tom a así la apariencia de la realidad. sico dos espectros, dos manifestaciones de una m ism a sus
LA V O L U N T A D D E P O D E R 359
358 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E
tancia. Con ella 110 se explica nada, si es que lo que se intenta En resumen: lo que se hace consciente se encuentra en re
es alguna explicación. La conciencia, situada en segundo laciones de causalidad que nos son absolutam ente desco
término, casi indiferente, superfina, dispuesta a desaparecer nocidas. La sucesión de pensamientos, de sentimientos, de
deja su puesto a un autom atism o más perfecto. ideas en la conciencia no nos da a entender que esta serie sea
Si observam os exclusivam ente los fenómenos interiores, una serie causal, aunque sí lo parezca, y en grado altísimo.
podem os sentim os com parados con los sordomudos, que de Sobre esta apariencia en realidad es sobre lo que tenemos
ducen las palabras que no oyen del m ovim iento de los la fundada toda la representación del espíritu, razón, lógica, etc.
bios. Por nuestra parte, deducim os de los lenómenos del (nada de esto existe: estas son síntesis y unidades simuladas),
m undo interior otros fenóm enos visibles, que percibiríamos para proyectar luego esta representación en las cosas, tras las
cosas.
si nuestros métodos de observación fuesen suficientes, y a
los que se conocen por la corriente del sistema nervioso. De ordinario, tom am os la conciencia com o conjunción
Para este mundo interior nos faltan toda serie de órganos, sensorial y tribunal supremo; se ha desarrollado en las rela
y así sucede que sentimos com o unidad una complejidad ciones, teniendo en cuenta los intereses de relación... «Rela
múltiple, y creamos una casualidad cuando no conocem os ción», entendida aquí también com o influencia del mundo
seguramente la razón del movim iento y del cambio, siendo exterior y las reacciones que esta influencia necesita de
lo único que aparece en la conciencia la sucesión de ideas y nuestra parte; igualmente para el efecto que nosotros produ
de sentimientos. Sin embargo, es com pletam ente inacepta cimos por fuera. No es un conducto, en definitiva, sino un
ble que esta sucesión tenga algo que ver con un encadena órgano conductor.
miento casual: la conciencia no nos proporciona ningún
ejemplo de causa y efecto.
519
Debemos guardam os de explicar la finalidad por el espí 2) El espíritu considerado com o causa, sobre lodo siem
ritu: Calla loda razón para atribuir al espíritu la facultad de or pre que aparece la finalidad, el sistema, la coordinación.
ganizar y sistematizar. El sistem a nervioso tiene un imperio 3) La conciencia considerada com o la form a m ás alta
m ucho más vasto: el mundo de la conciencia es añadido. En que se puede alcanzar, com o el ser m ás elevado, com o Dios.
el proceso general de adaptación y .sistematización, la con 4) La voluntad registrada allí donde hay efectos.
ciencia no desem peña ningún papel. 5) El m undo-verdad considerado com o un m undo inte
lectual, accesible por el hecho de la conciencia.
521 * 6 ) El conocim iento absoluto estim ado com o facultad de
la conciencia, allí donde existen conocim ientos.
Los fisiólogos y los filósofos crcen que la conciencia
Consecuencias:
aum enta de valor a m edida que se esclarece, por aquello de
que la conciencia más clara, más lógica y el pensam iento más C ualquier progreso reside en el progreso hacia la
fino, m erecen la primacía. Sin em bargo, ¿de qué sirve este conciencia; todo retroceso reside en la inconsciencia (el he
valor? C on respecto a la liberación de la voluntad, lo m ás útil cho de hacerse inconsciente era considerado com o una d e
es un pensam iento sim plificado y superficial en grado m á cadencia, com o abandono a los deseos de los sentidos, com o
ximo: podría por esto..., etc. (porque deja pocos motivos). una term inación...).
La precisión del acto está en antagonism o con la precisión N os aproxim am os a la realidad del «ser verdadero» por la
dem asiado clarividente y a m enudo de juicio incierto: esta dialéctica. M ientras que nos alejam os por los instintos, los
últim a está guiada por un instinto m ás profundo. I sentidos, el m ecanism o...
L anzar el hom bre a que se fundiera en este espíritu sería
intentar hacer de él un Dios: espíritu, voluntad, bondad, unidad.
522 Todo el bien debe provenir de la espiritualidad, ser un h e
cho de la conciencia.
El error principal de los psicólogos: toman la representación El constante progreso hacia lo m ejor no puede ser siempre
confusa com o un grado ínfimo al relacionarla con laclara: pero otra cosa que un progreso hacia el hecho de ser consciente.
lo que se aleja de nuestra conciencia, oscureciéndola, puede sin
em bargo ser muy claro en sí. El oscurecim iento con lo que
0 Ju icio verdadero-falso
tiene que ver es con la perspectiva de la conciencia.
524
523
El prejuicio teológico en K ant, su d ogm atism o incons
ciente, su perspectiva m oral co m o elem entos dom inantes,
G randes errores:
directivos, com parativos.
1) L a exageración desm edida en la estim ación de la ( El Ttpcotov ¿có m o es posible el h ech o del co n o
conciencia; se hace de esta una unidad, un ser: «el espíritu», cim iento?, ¿qué es el conocim iento? ¡Si no sab em o s en qué
«el alm a», alguna cosa que piensa, que siente, que quiere. consiste, m al v am os a co n testar a la p reg u n ta de si hay co-
1,A V OLUN TA D DE l'O D FK
362 F R IE D R IC H N 1 E T Z SC H H
nocimiento! ¡Muy bien! Pero si yo no «sé» ya si hay cono dad y la necesidad no nos pueden nunca ser dadas por la ex
cimiento, si puede haberlo, yo no puedo proponer racional periencia, por lo que se deduce que están allí sin experiencia.
mente la cuestión de si hay conocimiento. Kant cree en el ¡No hay juicios particulares!
hecho del conocimiento: pretende la ingenuidad de ¡el co (Jn juicio particular no equivale a una verdad; no equivale
nocimiento del conocimiento! al conocimiento. Solo en la relación entre varios juicios hay
«Conocimiento es juicio.» Pero el juicio equivale a una una garantía.
creencia, la creencia de tal cosa es de este modo. ;Y no co ¿Qué es lo que distingue la creencia verdadera de la falsa?
nocimiento! Todo conocim iento consiste en juicios sintéti ¿Qué es conocimiento? ¡El «lo sabe»; esto es divino!
cos con el carácter de universalidad (la cosa sucede de esta Universalidad y necesidad nunca nos pueden ser dadas pol
m anera en todos los casos; así. y nunca de otra forma), con la experiencia. Son independientes de la misma, anteriores a ella.
Aquel juicio que se hace «a priori», es decir, independientemen
el carácter de necesidad (lo contrario de la afirmación nunca
te de (oda experiencia y por la propia razón, se convierte en un
puede acaecer).
«conocimiento puro».
La regularidad en la creencia en el conocim iento supone
«Los fundamentos de la lógica, el principio de identidad
siempre un postulado, así com o la legitimidad del juicio de
y el de contradicción son conocimientos puros, porque pre
creencia. Aquí la ontología moral es el prejuicio dominante.
ceden a toda experiencia». Pero estos principios no son cono
Por consiguiente, el razonam iento es:
cimientos, sino artículos de fe reguladores.
1) Hay afirmaciones que se tienen por umversalmente Para dem ostrar la aprioridad (la racionalidad pura) de los
válidas y necesarias. juicios matemáticos, el espacio debe ser concebido como
2) El carácter de universalidad y necesidad no puede una forma de la razón pura.
provenir de la experiencia. Hume afirmó: «No hay juicios sintéticos a priori». Kant
3) Por tanto, tiene que fundarse en otra cosa que en la dice: «¡Sí los hay. los juicios matemáticos!». Y si tales ju i
experiencia, tiene que existir otra fuente de conocimiento. cios son posibles, también lo es la metafísica, como un co
nocimiento de las cosas por la razón pura.
Kant concluye:
Las matemáticas son posibles en condiciones que no son
1) Hay afirmaciones que solo son válidas bajo ciertos permitidas por la existencia de la metafísica. Todo conoci
supuestos. miento humano es o un conocimiento de experiencia o un
2 ) Este supuesto es que no procede de la experiencia, conocimiento matemático.
sino de la razón pura. Un juicio es sintético cuando reúne representaciones di
versas.
La cuestión, por consiguiente, es: ¡de dónde extrae su fun
Es «a priori». es decir, dicha reunión es universal y nece
dam ento la creencia en la verdad de tales afirmaciones! Pero
saria, cuando no procede de la percepción sensible, sino de
el origen de una creencia, es decir, de una firme convicción,
la pura razón.
es un problem a psicológico, y esta creencia está fundam en
Si hay juicios sintéticos «a priori», la razón está en con
tada m uchas veces en una experiencia estrecha y limitada.
diciones de enlazar: el enlace constituye una forma. La ra
Presupone ya que no solo hay «data a posteriori», sino tam
zón, por consiguiente, posee una facultad formal.
bién «data a priori», «antes de la experiencia». La universali
*
364 FRIED RICH N1HTZSCHE LA V O L U N T A D DE PO D ER 365
536
g) Contra el causalismo
En un m undo esencialm ente falso, la veracidad se nos
presentaría com o una tendencia contra Natura: de tal mundo 538
solamente tendría sentido com o medio para una especial po
tencia superior de falsedad. Para que pueda ser fingido un Yo creo en el espacio absoluto, corno fundamento de la
mundo de lo verdadero, de lo existente, debería antes crearse fuerza; esta limita y configura. El tiempo eterno. Pero en mí
la veracidad (suponiendo el que tal m undo se creyera since no hay espacio ni tiempo. «Los cambios son apariencias m e
ramente). ramente» (o procesos de los sentidos para nosotros); si nos
Sencillo, transparente, sin contradicción consigo mismo, otros situamos entre estos cam bios algunos retornos regu
duradero, igual a sí m ism o siempre, sin dobles, sin gancho, lares, no conseguim os con ello nada sino el hecho de que
sin cortina, sin forma: un hom bre así concibe un m undo del siempre sucede así. El sentimiento de que el «post hoc» es
ser com o «Dios», a su imagen. i --------
Para que sea posible la veracidad, toda la esfera humana 1 L a re fe r e n c ia a la fra s e d e S te n d h a l c o r r e s p o n d e a u n p a s a je d e su
debe ser limpia, pequeña y apreciable: el provecho de cada \ n ía d e Ñ apóle*'"'
370 FR IED RICH NIETZSCH E LA V O LU N TA D DE PO D ER 371
un « p ro p le r h o c » e s fá c il d e d e d u c ir c o m o e rro r, es c o m 543
p re n sib le . P e ro los f e n ó m e n o s n o p u e d e n se r « c a u s a s» .
E n to d o ju ic io se a lb e rg a la c re e n c ia to ta l, p le n a y p r o
fu n d a , en el su je to y p re d ic a d o o e n la c a u s a y el e fe c to (es
539 d e c ir, c o m o a firm a c ió n d e q u e c a d a e fe c to e s a c tiv id a d y q u e
c a d a a c tiv id a d p re s u p o n e un a c to r); y e s ta ú ltim a c re e n c ia e s
In te rp re ta r u n h e c h o c o m o a c c ió n o p a sió n (p o r c o n s i so lo u n c a s o p a rtic u la r d e la p rim e ra , d e m o d o q u e e s c o m o
g u ie n te , to d a a c c ió n , p a sió n ) su p o n e : to d o c a m b io , to d o lle la c re e n c ia fu n d a m e n ta l d e la c re e n c ia : h a y su je to , to d o lo
g a r a se r o tro im p lic a u n a c o s a q u e c a m b ia y un a u to r del q u e s u c e d e se c o n d u c e p re d ic a tiv a m e n te c o n re s p e c to a a l
c a m b io . g ú n su je to .
Y o p e rc ib o a lg o y b u s c o en ra z ó n d e e s te a lg o : e s to q u ie re
d e cir, o rig in a ria m e n te : y o b u s c o u n a in te n c ió n y, a n te to d o ,
540
u n su je to , q u e e s el q u e tie n e e s ta in te n c ió n ; u n su je to , un a c
tor: to d o h e c h o u n a a c c ió n ; h a c e tie m p o se a d iv in a b a e n to d o
H isto ria p s ic o ló g ic a d el c o n c e p to « su je to » . E l c u e rp o , la
h e c h o u n a in te n c ió n , c o n v irtié n d o s e la c o s a e n n u e s tra m á s
c o sa , el « to d o » , c o n s tru id o p o r el o jo , e s ta b le c e la d istin c ió n
re m o ta c o stu m b re . ¿ L a tie n e ta m b ié n el a n im a l? ¿ N o se in
e n tre u n h e c h o y un a c to r; el a cto r, la c a u s a d e la a c c ió n , c o n
c lin a él ta m b ié n , c o m o se r v iv o , a la in te rp re ta c ió n se g ú n el
c e b id a c a d a v e z m á s s u tilm e n te , h a d e ja d o el re sto « su je to » .
m ism o'? L a p re g u n ta « ¿ p o r q u é ? » e s sie m p re la p re g u n ta se
g ú n la « c a u s a fin a lis» , un p a ra q u é . N a d a te n e m o s d e u n a
O ta m b ié n la p a la b ra « y o » . U n a e s p e c ie d e p e rs p e c tiv a e n la d e s p u é s d e o tro , s in o n u e s tr a in c a p a c id a d d e p o d e r in te r
el a rtific io en la in v e n c ió n d e l « su je to » , d e l « y o » . c io n a l. E s la c re e n c ia d e q u e lo q u e v iv e y p ie n s a e s lo ú n ico
q u e p u e d e p ro d u c ir e fe c to s , la v o lu n ta d , la in te n c ió n ; e s la
c re e n c ia d e q u e to d o h e c h o e s u n a a c c ió n , q u e to d a a c c ió n
542 su p o n e u n a a c c ió n ; e s la c re e n c ia e n el su je to . ¿ N o se rá e sta
c re e n c ia , e n el c o n c e p to s u je to -p re d ic a d o , u n a p e rfe c ta to n
« S u je to » , « o b je to » , « p re d ic a d o » ; e s ta s se p a ra c io n e s se tería.'’
h a c e n , y p a sa n lu e g o a se r e sq u e m a s so b re to d o s los h e c h o s P re g u n té m o n o s: ¿ e s la in te n c ió n la c a u s a d e un h e c h o ?
a p a re n te s. L a fa ls a o b s e rv a c ió n fu n d a m e n ta l e s q u e y o c re o ¿O e s, a d e m á s , la ilu s ió n ? ¿ N o se rá el h e c h o m is m o ?
q u e so y el q u e h a c e a lg o , el q u e su fre a lg o , el q u e tie n e a lg o ,
e l q u e tie n e u n a c u a lid a d .
372 FR IFD R IC H NIRTZSCHH LA V O LU NTA D DF PODER 373
545
P e ro h e m o s c o m p re n d id o q u e el s u je to e ra im a g in a rio . L a
a n tin o m ia e n tre la « c o sa e n sí» y la « a p a rie n c ia » n o p u e d e
Contra el deterninism o y la teleología .— A u n q u e u n a
se r d e fe n d id a , p u e sto q u e c o n e lla d e s a p a re c e ta m b ié n la
c o sa su c e d a in d e fe c tib le m e n te , d e m a n e ra a p re c ia b le , n o se
id e a d e la « a p a rie n c ia » .
d e d u c e q u e la m is m a su c e d a « n e c e s a ria m e n te » . Si u n a c a n
c) Si a b a n d o n a m o s el s u je to q u e a c tú a , a b a n d o n a m o s
tid a d d e fu e rz a se d e te rm in a y se c o m p o rta , e n c a d a c a s o
ta m b ié n el su je to so b re el q u e a ctú a. L a d u ra c ió n , la ig u a l
c o n c re to , d e u n a m a n e ra p a rtic u la r y ú n ic a , n o se p u e d e d e
d a d c o n s ig o m is m o , el ser, n o so n in h e re n te s ni a lo q u e se
d u c ir q u e « su v o lu n ta d n o e s lib re » . L a « n e c e s id a d m e c á
lla m a su je to ni a lo q u e se lla m a o b jeto : so n c o m p le jid a d e s
n ic a » e s u n e s ta d o d e h e c h o : s o m o s n o so tro s los q u e h e m o s
d e lo q u e su c e d e , c o n re la c ió n a o tra s c o m p le jid a d e s d u ra
q u e rid o se rv irn o s d e e lla p a ra e x p lic a r lo q u e su c e d e . H e m o s
d e ra s e n a p a rie n c ia ; se d istin g u e n , p o r e je m p lo , p o r u n a d i
e x p lic a d o la p o sib ilid a d d e e n u n c ia r lo q u e a c a e c e c o m o la
fe re n c ia e n la m a rc h a d e lo q u e s u c e d e (re p o s o -m o v im ie n to ;
c o n s e c u e n c ia d e u n a n e c e sid a d q u e rig e los a c o n te c im ie n
só lid o -líq u id o ), d ife re n c ia s q u e n o e x is te n p o r sí m is m a s y
to s. P e ro p o rq u e y o re a lic e a lg u n a c o sa d e te rm in a d a n o se
p o r las c u a le s n o se e x p re sa , d e h e c h o , m ás q u e d ife re n c ia s
d e b e c o le g ir q u e y o la e je c u te o b lig a d o . L a c o a c c ió n n o es
d e g ra d o s q u e , e n u n a m e d id a p a rtic u la r d e la ó p tic a , p a re
d e m o s tra b le e n las c o sa s: la re g la d e m u e s tra s o la m e n te que
c e n c o n tra ste s . N o e x is te c o n tra ste : la id ea d e c o n tra s te d e
u n a so la y m is m a c o sa q u e s u c e d e n o e s, al m is m o tie m p o ,
riv a d e la ló g ic a , tra n s p o rtá n d o la fa ls a m e n te d e la ló g ic a so
o tra. S o lo c u a n d o h e m o s in tro d u c id o su je to s , « a g e n te s » , en
b re las c o sa s.
las c o sa s, e s c u a n d o n a c e e ste e sp e jism o : to d o lo q u e su c e d e
d) A b a n d o n a n d o la id ea del « su je to » y d e « o b jeto » a b a n
e s la c o n s e c u e n c ia d e u n a a c c ió n e je rc id a so b re los su jeto s:
d o n a m o s la id ea d e « su sta n c ia » , y, p o r c o n sig u ie n te , sus d ife
¿ e je rc id a p o r q u ié n ? P o r u n « a c to r» . C a u s a y e fe c to : n o c io
ren tes m o d ific ac io n e s: p o r e jem p lo : la « m ate ria » , el « e sp íritu »
n e s p e lig ro s a s e n c u a n to n o s o b lig a n a p e n s a r en u n a c o sa
y o tra s re a lid a d e s h ip o té tic a s , « e te rn id a d e in v a ria b ilid a d de
q u e o c a s io n a y e n u n a c o s a so b re la c u al se a ctú a.
la m a te ria » , e tc . N o s d e s e n te n d e m o s d e la m a te ria lid a d .
a) L a n e c e s id a d n o e s un h e c h o , sin o u n a in te rp re ta c ió n .
M o ra lm e n te h a b la n d o , el m u n d o e s a b s o lu ta m e n te fa lso .
b) C u a n d o h e m o s c o m p re n d id o q u e el « s u je to » n o es
Y a d e m á s , si c o n v e n im o s q u e la m o ra l e s u n fr a g m e n to del
a lg o q u e o b ra , sin o s o la m e n te u n a fic c ió n , d e a q u í se d e d u
m u n d o , la m o ra l e s fa lsa.
c e n m u c h a s c o n se c u e n c ia s.
E l a fá n d e v e rd a d e s u n a n h e lo d e e s ta b iliz a c ió n , el h e c h o
A im a g e n y s e m e ja n z a d el s u je to h e m o s in v e n ta d o la c a u
de h a c e r v e rd a d e ro y d u ra d e ro , u n a su p re sió n d e e s e c a rá c
sa lid a d , in tro d u c ié n d o la e n el c a o s d e las se n sa c io n e s. Si no
ter fa ls o , u n a tr a n s p o s ic ió n d e e s te al ser. L a v e rd a d n o e s en
c re e m o s y a en el s u je to q u e o b ra , la c re e n c ia e n los o b je to s
c o n s e c u e n c ia a lg o q u e e sté a h í y q u e h a y a q u e s o rp re n d e r y
q u e o b ra n , e n la a c c ió n re c íp ro c a , c a u s a y e fe c to , e n tre e sto s
e n c o n tra r, sin o a lg o q u e h a y q u e in v e n ta r, q u e d é su n o m b re
fe n ó m e n o s q u e lla m a m o s c o sa s, c a e ig u a lm e n te .
a u n a o p e ra c ió n . M e jo r a ú n , a la v o lu n ta d d e c o n s e g u ir u n a
Y d e s a p a re c e , n a tu ra lm e n te , ta m b ié n el m u n d o d e los á to
v icto ria, v o lu n ta d q u e , p o r s í m is m a , c a re c e d e fin : a d m itir
m o s a g e n te s , lo s c u a le s so lo se a d m ite n c o n u n a c o n d ic ió n :
la v e rd a d e s in ic ia r un p ro c e s o « in in fin itu m » , u n a d e te rm i
c o n la d e q u e se n e c e s ita n a g e n te s .
n a d a a c c ió n a c tiv a , y n o la lle g a d a a la c o n c ie n c ia d e a lg u n a
P o r ú ltim o , d e s a p a re c e a s im is m o la « c o sa en sí» , p o rq u e
c o sa fija y d e te rm in a d a . E n u n a p a la b ra , p a ra la « v o lu n ta d de
e s ta e q u iv a le , e n su m a , a la c o n c e p c ió n d e l « su je to e n sí».
p oder».
LA V O L U N T A D D E PO D ER 377
376 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E
La vida está fundada sobre la hipótesis de una creencia en débil, de m anera que este actúa en función del poder más
una cosa duradera y que actúa de forma regular; cuanto más fuerte, se crea una jerarquía, una organización que despierta
poderosa es la vida, más extenso debe ser el mundo adivi- forzosam ente la idea de un orden en el que el fin y los m e
nable, al cual, en cierto modo, se le ha prestado existencia. dios desempeñan el principal papel.
Logificar, racionalizar, sistematizar; estos son los problemas Contra la aparente «necesidad».
que plantea la vida. La palabra entrecom illada no es más que un térm ino con
El hombre, en cierto modo, proyecta fuera de sí su anhelo el que se expresa que una fuerza no es otra cosa todavía.
de verdad, su «fin», para hacer de él el mundo del ser, el Contra la apariencia de «finalidad»:
mundo metafísico, la «cosa en sí», el mundo ya existente. Su «Finalidad» no es sino un térm ino para expresar un orden
necesidad de creador inventa de antemano el mundo en el de esferas de poder y el conjunto de estas.
que va a trabajar, anticipándolo; y esta anticipación, esta «fe»
en la verdad, es su sostén particular.
Todo lo que sucede, todo, todo movimiento, todo devenir, h) Cosa en s í y fenóm eno
debe ser considerado com o la fijación de grados y de fuer
zas, com o una lucha... 546
Desde el momento que suponemos a alguien responsable
del hecho de que estemos conformados de tal o cual manera Con el paso del tiempo, el lado endeble del criticismo
(Dios, la Naturaleza), atribuyéndola nuestra existencia, nues kantiano se ha ido poniendo de manifiesto aun a los ojos más
tra felicidad y nuestra naturaleza, como si estas cosas fueran vulgares: Kant no tenía derecho alguno para su distinción
otras tantas intenciones por su parte, estropeamos, para nos entre « fenóm eno» y «cosa en sí»; él m ism o se había cer
otros, la inocencia del devenir. Entonces advertimos que al cenado este derecho de continuar haciendo esta distinción
guien quiere alcanzar alguna cosa por nosotros y para nosotros. arcaica al condenar com o ilícito el razonam iento que deri
El «bien del individuo» es tan imaginario com o el «bien vaba del fenóm eno una causa del fenómeno, y esto por su
de la especie»: no se sacrifica el primero al segundo; la es misma interpretación del concepto de causalidad, com o úni
pecie, vista de lejos, es algo tan inconsistente com o el indi camente aplicable a las relaciones entre los fenómenos: in
viduo. La llamada «conservación de la especie», resulta nada terpretación que, por otra parte, ya prescribía aquella distin
más que una consecuencia del crecimiento de la especie, lo ción com o si la «cosa en sí» fuera, más que derivada, dada.
que equivale a una victoria sobre la misma, dirigiéndose ha
cia una especie más vigorosa.
Tesis: la «finalidad» aparente («esta finalidad infinita 547
mente superior a todo el arte humano») no es sino la conse
cuencia de esa voluntad de poder que se desarrolla en todo Resulta evidente que ni las cosas en sí, ni los fenómenos
lo que sucede; el hecho de llegar a ser m ás fuerte arrastra pueden estar en relación de causa y efecto: de lo que se de
consigo condiciones que se parecen a un bosquejo de finali duce que el concepto de «causa y efecto» no es aplicable
dad: los fines aparentes no son intencionales, sino que, desde dentro de una filosofía que cree en cosas en sí y en fenóm e
el mom ento en que hay preponderancia, sobre un poder más nos. La falta de Kant... El concepto de «causa y efecto», con-
378 FR IED RICH N IETZ SC H E
FA V O L U N T A D DF, P O D E R 379
s id e ra d o p s ic o ló g ic a m e n te , d e riv a sie m p re d e u n a fo rm a de
549
p e n sa r q u e ve e n to d a s p a rte s v o lu n ta d e s q u e o b ra n u n a s so
b re o irá s, q u e so lo c re e e n se re s v iv o s y, e n ú ltim o té rm in o ,
U n a « c o sa e n sí» e s tan a b s u rd a c o m o un « se n tid o en sí»,
en « a lm a s » m á s q u e e n c o sa s. A te n ié n d o n o s a la c o n c e p c ió n
c o m o u n a « sig n ific a c ió n en sí». N o h a y n in g ú n « h e c h o en
m e c á n ic a d e l u n iv e rs o (q u e e s ló g ic a , y d e su a p lic a c ió n al
sí» , p o rq u e p a ra q u e p u e d a d a rs e un h e c h o d e b e d e in te rp re
e s p a c io y al tie m p o ), re d ú c e s e a q u e l c o n c e p to a la f ó rm u la tá rs e lo d e a lg u n a m an e ra.
m a te m á tic a , c o n la q u e , y e s to d e b e m o s su b ra y a rlo c o n s
El « ¿ q u é es e sto ? » , e q u iv a le a la a trib u c ió n d e un se n tid o
ta n te m e n te , n u n c a se c o m p re n d e n a d a , si n o se d ib u ja , si no
d e riv a d o d e o tra c o sa . L a « e se n c ia e s a lg o d e p e rsp e c tiv a , y
se s im b o liz a e n a lg o . su p o n e ya u n a p lu ra lid a d . E n el fo n d o , sie m p re se tra ta d e un
« ¿ q u é es e sto p a ra m í? » (p a ra n o so tro s, p a ra to d o el q u e
v iv e. etc.).
548 U n a c o sa q u e d a ría b ien d e fin id a e n el c a s o d e q u e to d o s
los se res se h u b ie ra n p re g u n ta d o , re sp e c to a e lla , « ¿ q u é es
El c o n o c im ie n to es u n a fá b u la e v id e n te . S ie m p re q u iere
e sto ? » y h u b ie ra n o b te n id o u n a re sp u e s ta . S o lo c o n q u e fa lte
sa b e rse c ó m o e stá fa b ric a d a la « c o sa e n sí»; p e ro es lo c ie rto
u n se r p a rtic u la r c o n su s re la c io n e s y p e rs p e c tiv a s p ro p ia s , la
q u e n o h a y n in g u n a « c o sa e n sí» e n re alid a d . Y a u n s u p o c o sa n o e s ta ría « d e fin id a » .
n ie n d o q u e e x is tie ra un « e n sí» , u n in c o n d ic io n a d o , n o p o d ría
E n re su m e n : la e se n c ia d e u n a c o sa n o es, e n ú ltim o té r
se r jam á s c o n o c id o . N a d a a b so lu to p u e d e c o n o c e rse : d e lo
m in o , m á s q u e u n a o p in ió n so b re la « c o sa » . O , m e jo r d ic h o ,
c o n tra rio , n o se ría a b so lu to . C o n o c e r sig n ific a sie m p re « p o
el « ta n to v a le » es el p ro p io « e s» , el ú n ic o « e sto es».
n e r a lg o b a jo c ie rta c o n d ic ió n » ; tal c o n o c e d o r q u isie ra que
N o se p u e d e p re g u n ta r: « ¿ Q u ié n e s el q u e in te rp re ta ? » , y a
a q u e llo q u e q u ie re c o n o c e r n o se re la c io n a se ni c o n él ni con
q u e el in te rp re ta r m is m o , c o m o u n a fo rm a d e la v o lu n ta d de
n a d ie , a c titu d q u e , e n p rin c ip io , p o n e d e m a n ifie s to u n a c o n
p o d e r, tie n e e x is te n c ia e n c u a n to a fe c to , p e ro n o c o m o un
tra d ic c ió n , c o m o e s la d e q u e re r c o n o c e r, y al m is m o tie m p o ,
« se r» , sin o c o m o un p ro c e so , c o m o un d e v en ir.
n o q u e r e r e n tr a r e n re la c ió n c o n la c o s a c o n o c id a (¿ c ó m o
N acen las c o sas c o m o c o n se c u e n c ia e x clu siv a de q u e se las
s e ría p o s ib le , e n e s te c a s o , el c o n o c im ie n to ? ) , y, e n s e g u n
re p re se n te , se las p ien se, se las q u ie ra o se las sie n ta . El c o n
d o lu g a r, la d e lo q u e n o tie n e re la c ió n c o n n a d ie n o e x is te ,
c e p to « c o sa » im p lic a un c o n ju n to d e c u a lid a d e s. El m is m o
y, p o r lo ta n to , ta m p o c o p u e d e se r c o n o c id o d e n a d ie . C o n o
« su je to » e s u n a c re a c ió n d e e ste g é n e ro , u n a « c o sa » c o m o
c e r q u ie re d e c ir « p o n e r s e e n re la c ió n c o n a lg o » , se n tirs e
to d a s las d e m á s: u n a s im p lific a c ió n p a ra n o m b ra r a la fu e rz a
c o n d ic io n a d o p o r a lg o y, al m is m o tie m p o , c o n d ic io n a r este
q u e p o n e , q u e in v e n ta , q u e p ie n s a c o m o tal, a d ife re n c ia de
a lg o p o r p a rte d el q u e c o n o c e ; y, se g ú n los c a so s, p o r otra
to d a s las d e m á s p o sic io n e s, in v e n c io n e s, p e n sa m ie n to s . P o r
p a rte , u n a fija c ió n , u n a d e sig n a c ió n , u n a c o n c ie n c ia d e con
c o n sig u ie n te , la fa c u lta d , a d ife re n c ia d e to d o s los p a rtic u la
d ic io n e s (n o u n d isc e rn im ie n to d e se res, d e c o sa s, d e « co sas
res, c o n c re ta : e n el fo n d o , la a c c ió n c o n re sp e c to a to d a s las
e n sí»). a c c io n e s q u e se e s p e ra n (a c c ió n y la p ro b a b ilid a d d e s e m e
ja n te s a c c io n e s).
380 FR IED RICH N IETZ SC H E » LA V O L U N T A D D E P O D E R 38 I
553 « E n la fo rm a c ió n d el p e n s a m ie n to d e b e h a b e r un m o
m e n to e n q u e se a d q u ie re la c o n c ie n c ia d e q u e a q u e llo q u e
Q u e las c o s a s a c re d ite n u n a n a tu ra le z a p o r sí, in d e p e n se c o n s id e ra c o m o p ro p ie d a d e s d e las c o s a s son se n sa c io n e s
d ie n te m e n te d e la in te rp re ta c ió n y a p a rte la s u b je tiv id a d , es del su je to q u e se sie n te : c o n e s to las p ro p ie d a d e s d e ja n d e
u n a h ip ó te s is m u y p o c o v á lid a , p o rq u e e llo p re s u p o n d ría q u e p e rte n e c e r a las c o sa s.» Q u e d a la « c o sa en sí». L a d ife re n c ia
el in te rp re ta r y el su b je tiv iz a r n o e s e se n c ia l y q u e u n a c o sa e n tre « c o sa en sí» y c o sa e s tá fu n d a d a e n la v ie ja e in g e n u a
e x is te c o n in d e p e n d e n c ia a b s o lu ta d e to d a s su s re la c io n e s. p e rc e p c ió n q u e a trib u y e a las c o sa s e n e rg ía ; p e ro el a n á lisis
E l a p a re n te c a rá c te r o b je tiv o d e las c o sa s, p o r el c o n tra d e m u e s tra q u e ta m b ié n la fu e rz a e s u n a c o s a in v e n ta d a , a sí
rio, ¿ p o d ría c o n s is tir e n u n a d ife re n c ia d e g ra d o d e n tro d e lo c o m o la su s ta n c ia . « ¿ L a c o s a a fe c ta a u n s u je to ? » R a íc e s de
su b je tiv o ; q u e a lg o q u e c a m b ia le n ta m e n te n o s lo re p re s e n la id ea d e s u s ta n c ia en el le n g u a je , n o en lo q u e e s tá fu e ra de
ta m o s c o m o « o b je tiv o » , c o m o d u ra d e ro , c o m o e x is te n te «en n o so tro s. ¡L a c o s a e n sí n o e s re a lm e n te u n p ro b le m a !
382 FR IED RICH NIETZSCH E LA V O L U N T A D D E P O D E R 383
utilidad, por lo que se refiere a la conservación y aum ento de «tempo» en el que la observación y la comparación serían
poder, en una especie animal particular. posibles, etc...
Hl lado perspectivo, por consiguiente, es el que da el ca ... La «apariencia» es un mundo dispuesto y simplificado en
rácter de «apariencia». ¡Como si continuase todavía en el el cual han trabajado nuestros instintos prácticos: para nosotros
mundo después de haber suprimido la perspectiva! De esta resulta perfectamente verdadero porque vivimos en él, pode
lorma se habría descontado la relatividad. mos vivir en él: prueba de su verdad para nosotros...
Cada centro de fuerza posee su perspectiva para todo el ... El mundo, abstracción hecha de nuestra condición de
resto, es decir, su acción particular, su resistencia. El «mundo- habitantes del mundo; el mundo que hemos ceñido a nues
apariencia» se reduce, por consiguiente, a una manera espe tro ser, a nuestra lógica y a nuestros prejuicios psicológicos,
cífica de obrar sobre el mundo, partiendo de un centro de re no existe como mundo en sí: es esencialm ente un mundo de
ferencia. relaciones; mirado desde puntos distintos tom a cada vez un
No existe otra manera de obrar, sin embargo, y lo que se nuevo cariz; su ser es esencialm ente distinto desde cada
llama «mundo» es solamente un vocablo para denom inar el punto; se sustenta sobre cada punto, cada punto lo sostiene,
juego de conjunto de estas acciones. La realidad se reduce aunque estas adiciones son en cada uno de los casos absolu
exactamente a esta acción y reacción particulares de cada in tamente incongruentes.
dividuo respecto al conjunto. L a medida del poder determ ina cuál es el ser que posee la
Por tanto, no existe el mínimo asidero para hablar en la otra m edida de poder; bajo qué forma, bajo qué fuerza, bajo
ocasión de la apariencia. qué coacción actúa o resiste.
La manera específica de reaccionar es la única form a de Cada caso particular no puede ser más sugestivo: nos
la reacción; no se sabe cuántas especies ni qué especies hay. otros hemos creado una concepción que nos permite vivir en
Pero no hay ser «diferente», «verdadero», esencial; de esta un mundo, que nos permite percibir m uchas cosas para po
m anera se expresaría un mundo sin acción ni reacción... der soportar el hecho de vivir en este mundo...
La oposición entre el mundo-apariencia y el m undo-ver
dad se reduce a la oposición entre el «mundo» y la «nada».
561
cado entre cosas similares. Por tanto, el infinito y el caos de k) La necesidad metafísica
las impresiones sensoriales son, en cierto modo, logificados.
2) El mundo de los «fenómenos» es el mundo preparado 562
que suscita en nosotros la impresión de la realidad. La «rea
lidad» reside en el retorno continuo de las cosas parecidas, Cuando se es filósofo, como siempre ha ocurrido con los
conocidas, semejantes; en el carácter lógico de esta, en la filósofos, no se tienen ojos para lo que ha sido ni para lo que
creencia de que aquí podremos calcular y determinar será: solo se ve lo que es. Pero com o lo que es no existe, al
3) Lo opuesto de este m undo de los fenómeno: no es el filósofo no le queda más que lo «imaginario»: no le queda
«mundo-verdad», sino el mundo sin forma e informulable más que «su mundo».
del caos de las sensaciones; por consiguiente, otra especie
del mundo de los fenómenos, un mundo que, para nosotros,
no es «cognoscible» 563
4) Se hace preciso contestar las preguntas relativas a las
«cosas en sí», abstracción hecha de la receptividad de nues A firmar la existencia de cosas de las que nada se sabe,
tros sentidos y de la actividad de nuestra razón, con otra pre porque se siente com o un provecho no sabiendo nada de
gunta: «¿cómo podem os nosotros saber que hay cosas?»: so ellas, fue una candidez de Kant, resultado de la presión de
mos nosotros los que hemos creado la «existencia de las necesidades especialmente metafísicomorales.
cosas»; se trata de saber si no podrían existir aún muchas
maneras de crear un semejante m undo-apariencia; y si esta
forma de crear, de logificar, de disponer, de falsificar, no es 564
la realidad misma, la realidad mejor garantizada; en suma, si
lo que asigna a las cosas un lugar no es lo que solamente es Los artistas no soportan la realidad, pronto vuelven la
real, y si el efecto que produce en nosotros el mundo exte vista a otro lado; su opinión es que lo que vale de una cosa es
rior no es el resultado de semejantes sucesos volantes... Los aquel residuo fantasmal que se com pone de colores, figura,
otros «seres» obran ante nosotros; nuestro mundo preparado sonido, idea; creen que cuanto más sutilizado, adelgazado,
de las apariencias es un ajuste, una victoria sobre las accio volatilizado está un hombre o una cosa tanto más valen, tanto
nes de aquellos: una especie de medida defensiva. El sujeto más reales son y, por lo tanto, poseen más valor. Esto es puro
es lo único demostrable: se puede aventurar la hipótesis de platonismo: criterio, sin embargo, que poseía más audacia en
que no hay más que sujetos, pues el «objeto» no es sino una la inversión; que medía el grado de realidad por el grado de
especie de efecto del sujeto sobre el sujeto, un «modus» del valor y decía: cuanto más «idea» más ser. Investía el con
sujeto. cepto de realidad y aseguraba: «Lo que vosotros tenéis por
real es un error, y cuanto más nos acercamos a la idea más
nos acercamos a la realidad». ¿Se comprende? Esta fue la
verdadera revolución; y, como fue adoptada por el cristia
nismo, no nos sorprende. Platón, como tal artista, prefirió la
upariencia al ser, es decir, la mentira y la invención a la ver
388 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D DE PO D ER 389
dad; por lo demás, estaba tan persuadido del valor de la apa medios», «cosas», «sustancias», a las leyes lógicas, a los nú
riencia, que le colocó los atributos del «ser», «cosa primor meros, a las figuras.
dial» y «bondad», «verdad» en suma: los atributos de valor. De ninguna manera podría entenderse el conocim iento si
El concepto de valor, pensado com o causa: primera opi antes el pensam iento no hubiera transform ado el mundo en
nión. cosas iguales a ellas mismas. Solo en función del pensa
El ideal pensado com o todos los atributos que honran: se m iento hay verdad y falsedad.
gunda opinión. El pensamiento por otra parte es inderivable, así com o la
sensación, aunque pasará mucho tiempo para que se de
muestre su carácter originario o de «cosa en sí», afirmándose
565 solamente que no podem os remontarnos a su origen porque
no tenemos más que pensamiento y sensación.
La idea del «m undo-verdadero» o de «Dios» com o abso
luto suprasensible, espiritual, bondadoso, es una regla de
medida en relación al hecho de que los instintos contrarios 567
todavía son omnipotentes...
La moderación, la humanidad lograda, se hace evidente «Conocer» es siempre referirse a algo pretérito: es funda
de una m anera exacta en la deshumanización de los dioses: mentalmente un «regressus in infinitum». Lo que nos lleva
los griegos de los primeros tiempos, que no tenían miedo al a detenem os (en una imaginada causa primera, en un abso
hombre por estar contentos con su modo de ser, se acerca luto, etc.), es la pereza, la fatiga...
ban a sus dioses con todas sus pasiones.
Por tanto, la espiritualización de la idea de Dios está muy
lejos de significar un progreso; esto se advierte con facilidad 568
en el caso de Goethe: en su caso se hace evidente el hecho
de que la volatilización de Dios en virtud y espíritu es un es Para la psicología de la metafísica. El influjo del miedo:
tado grosero...
Todo lo más temido, el origen de los más importantes su
frimientos (afán de poder, voluptuosidad, etc.), ha sido tra
566 tado con más saña por el hombre y eliminado del «verda
dero» mundo. Esta es la causa de que hayan sido borradas
Absurdo de toda metafísica, com o deducción de lo con poco a poco las pasiones: han creado a Dios com o la antíte
dicionado y de lo incondicionado. sis del mal, han hecho que la realidad suponga la negación
Es propio de la naturaleza del pensam iento añadir a lo de los deseos y de las pasiones (es decir, la nada).
condicionado lo incondicionado por medio de la imagina De la m ism a m anera ha sido odiado por ellos lo irracional,
ción, com o se añade el yo a la pluralidad de sus procesos: lo arbitrario, lo contingente (como causa de múltiples daños
m ide el m undo con arreglo a las dimensiones creadas por él lisíeos). En consecuencia, negaron tal elemento en el «ser en
mismo: a sus ficciones fundamentales, «absoluto», «fines s si •• y lo concibieron com o racionalidad y finalidad absolutas.
390 t-K IC D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 391
También lwn tem ido el cam bio, lo perecedero; esto es ex Epicuro. con el fin de conservar los valores morales, negó
presión de un espíritu deprim ido lleno tle desconfianza y ex la posibilidad del conocim iento (considerando valores mo
periencias nocivas (caso Spinoza; una especie opuesta de rales a los hedonísticos). San A gustín insiste en lo mismo, y
hom bres consideraría este cam bio com o estimulante). más tarde Pascal («la razón corrom pida») realiza algo idén
Otra especie hum ana, rebosante de fuerza y jubilosa vería tico respecto a los valores cristianos.
con gusto precisam ente las pasiones, lo irracional y el cam El respeto de Spinoza y Descartes por todo lo que cambia.
bio en sentido eudem onológieo. sin elim inar sus consecuen
cias, peligro, contraste, muerte, etc.
571
El delecto de este silogismo: se crean dos conceptos con los sufrimientos superiores de placer («sentimientos de los
tradictorios; porque una realidad corresponde a uno de los valores»), es igualmente decisiva para el problema de la rea
dos, es «preciso», igualmente, que exista una realidad para el lidad.
otro. «¿Cómo se sacaría de lo contrario su noción opuesta?» Indiferente o accesoria resulta la m edida del saber posi
La razón es, por consiguiente, una fuerza de revelación para tivo; basta considerar la evolución india.
lo que es en sí. La teoría budista, al negar la realidad de una m anera ín
Pero el origen de estas antinomias no tiene necesidad de tegra (apariencia = sufrim iento), es el producto de una
remontarse necesariamente a una fuente sobrenatural de la consecuencia absoluta: indemostrabilidad, inaccesibilidad,
razón: es suficiente con oponer la verdadera génesis de las ausencia de categorías, no solo por un «mundo en sí», sino
ideas: esta proviene de la esfera práctica, de la esfera de la inteligencia de los procedimientos defectuosos por medio de
utilidad, y, por esto, posee su fe viva (se parece, si no sacan los que se adquiere toda noción. «Realidad absoluta», «ser
conclusiones de acuerdo con esta razón; aunque por esto no en sí», contradicción. En un mundo en devenir, la «realidad»
quede dem ostrado lo que esta afum a). no es sino una simplificación, a la vista de un fin práctico, de
El hacerse problem a por el sufrimiento en el caso de los una ilusión fundada en órganos groseros, o una desviación
metafísicos es com pletam ente ingenua. «Beatitud eterna», en el desarrollo del devenir.
falta de sentido psicológico. Los hom bres bravos y crea La negación del mundo, la nihilización lógica, derivan
dores no consideran nunca la alegría y el sufrimiento com o del hecho de que no es obligado oponer el ser al no-ser y de
problem as de valores íntimos, sino com o fenómenos secun negarse la idea del devenir.
darios; es preciso quererlos a ambos, al dolor y al placer, si
pretende conseguir algo. Algo de enferm izo y fatigado se de
m uestra en el hecho de que los m etafísicos y los religiosos 573
vean dem asiado en primer plano los problem as del sufri
miento y de la alegría. La moral, tam poco tiene por sí tanta Ser y devenir.— La «razón» se cim enta en bases sensua
importancia, sino por considerarse com o una de las condi listas sobre los prejuicios de los sentidos, es decir, creyendo
ciones importantes para suprim ir el dolor. en la verdad de los juicios de los sentidos.
De la misma manera, las preocupaciones ocasionadas por «Ser», com o generalización de la idea «viva» (respirar);
la apariencia y el error, causa del dolor, de la superstición que «ser animado», «querer», «obrar», «devenir».
hay de unir la idea de felicidad a la de verdad (confusión: la La antinomia se plantearía entonces: «ser inanimado», «no
felicidad en la «certidumbre», en la «fe»). estar en su devenir», «no querer». Por consiguiente, no se
opone al ser el no-ser, a la apariencia; tampoco se le opone la
muerte (pues solo lo que puede vivir puede morir).
572 El «alma», el «yo», presentados com o hecho primordial,
<• introducidos en todas partes en donde hay un devenir.
En qué m edida las distintas teorías importantes del cono
cim iento (materialismo, sensualismo, idealismo) son una
consecuencia de la apreciación de los valores: la fuente de
LA V O L U N T A D D E PO D K R
394 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E
reduce ;i una apariencia y, en tanto apariencia, no tendría el lósofos y su locura descubrieron que, detrás de estas catego
derecho de apoyarse en sí m ism a para condenar lo talso. rías, se ocultaba la concepción de este mundo, al cual no co
rrespondía sino este en que vivimos. Se interpretaron mal los
medios, considerados com o medidas de valores y utilizados
C para condenar su primera intención...
El proyecto consistía en engañarse de una manera útil, en
Sería necesario examinar, desde el punto de vista psico medio de fórmulas y de signos por medio de los cuales se
lógico, la «voluntad de lo verdadero»; esta no es un poder pudiese reducir la multiplicidad turbadora a un esquema útil
moral, sino una form a de la voluntad de poder. Podría de y manejable.
mostrarse por el hecho de que se sirve de medios inmorales: Pero, lastimosamente, se puso en juego una categoría m o
particularmente, de los metafísicos. No se investiga de ver ral; ninguna criatura desea engañarse, ninguna criatura, m e
dad m ás que cuando se superan todos los prejuicios morales: jo r dicho, debe engañarse; y, por consiguiente, no hay más
tal investigación delimita una victoria sobre la moral. que una voluntad de lo verdadero. ¿Qué es la «verdad»?
La antinomia brindaba este esquema: el mundo-verdad,
cuyo cam ino se busca, no puede vivir en contradicción con
576 sigo mismo, no puede cambiar, devenir, puesto que no tiene
principio ni fin.
El error de los filósofos consiste en que, en vez de ver en Se com ete un gran error, la verdadera fatalidad del error
la lógica y en las categorías de la razón medios para vincu sobre la tierra: en las formas de la razón se creía poseer un
lar al mundo a fines utilitarios (por consiguiente, «en princi criterio de la realidad, aunque solo se mantuvieran estas for
pio», en vez de crear una falsa utilidad), se cree estar en po mas para dom inar a la realidad, para m alentender la realidad
sesión del criterio de la verdad, o lo que es lo mismo, de lo de una manera inteligente...
real. El «criterio de la verdad» no era, en efecto, más que la Y he aquí que el mundo adquiere un tono falso, a causa,
utilidad biológica de un semejante sistema de alteración por justam ente de las cualidades que constituyen su realidad: el
principio, atenido a que una especie animal no conoce nada cambio, el devenir, la multiplicidad, los contrastes y las con
más importante que conservarse, tendríamos, por consiguiente, tradicciones, la guerra. Desde ese m om ento irrumpió la fa
el derecho de hablar aquí de «verdad». La ingenuidad es talidad.
tribaba sim plem ente en tom ar la idiosincrasia antropocén- 1) ¿Cómo nos podríamos desembarazar del mundo falso,
trica por la m edida de las cosas, com o norma de lo «real» y del mundo que no es más que apariencia? (este era en reali
de lo irreal»; o lo que es lo mismo: en hacer absoluta una dad el mundo verdadero, el único).
cosa condicionada. Mas de repente el mundo se divide en 2) ¿C óm o adquirir, en lo posible, el carácter contrario
dos partes: un «mundo-verdad» y un «mundo-apariencia»; al del m undo apariencia? (concepción del ser perfecto, el
y, precisam ente, el m undo en que el hombre había imagi opuesto a todo ser real, m ás exactam ente, lo opuesto a la
nado instalarse por su cuenta y riesgo com enzó a desacredi vida...).
tarse. En vez de utilizar las formas com o instrumentos para Toda la corriente de los valores incidía sobre la calumnia
hacer el m undo m anejable y determinable para su uso, los fi de la vida; se creó una confusión del dogm atism o ideal con
398 F R IH D K IC H N IL T Z S C H L I.A V O L U N T A D D E P O D E K 399
el conocimiento en general: de suerte que el partido opuesto verdad — un mundo en el que no se padezca contradición,
com enzó igualmente a detestar la ciencia. ilusión, cam bio— , causas de) sufrimiento. No duda un ins
Así es com o el cam ino de la ciencia se vio obstruido do tante de que haya un mundo así, que deba haberlo; querría
blemente: por la creencia en el «mundo-verdad», de una dar con un camino que lo vinculase a este mundo. ¿Dónde
parle, y por los adversarios de esta creencia, por otra. Las busca el hombre en este caso la idea de la realidad? ¿Por qué
ciencias naturales, la fisiología, estaban: 1 ) condonadas en hace derivar precisam ente el sufrimiento del cambio, de la
su objeto, 2 ) privadas de sus ventajas. ilusión, de la contradicción? ¿Por qué no hace derivar de
En el mundo real, en donde todo se vincula y se constriñe ellos su felicidad...?
en absoluto, condenar y alejar una cosa en la imaginación El desprecio, el odio a todo lo que pasa, cam bia y se trans
sería com o alejar y condenarlo todo. Las expresiones «esto forma. ¿De dónde proviene esta evolución de lo que perm a
no debería ser o no hubiera debido ser así» son una farsa. nece? Visiblemente, la voluntad de lo verdadero no es en
Im aginando las consecuencias se destruiría la fuente de la este caso más que un m undo en donde todo fuera duradero.
vida, si se quisiera evitar lo que, en un sentido o en otro, es Los sentidos engañan, la razón corrige los errores; por con
peligroso, destructor. ¡La fisiología dem uestra lo dicho de siguiente (así se concluye), la razón es el cam ino hacia lo
m ejor manera! que es duradero; las ideas en las que hubiera m enos sensua
Vemos cóm o la moral: a) envenena toda la concepción lism o deberían ser las m ás próximas al m undo-verdad. De
del mundo; b) detiene la m archa hacia el conocim iento, ha los sentidos es de donde viene la m ayor parte de nuestra des
cia la ciencia; c) disuelve y m ina todos los verdaderos ins gracia: son estos sobornadores, engañadores, destructores.
tintos, enseñando a considerar sus raíces com o inmorales. La felicidad no puede sentirse garantizada m ás que por lo
Ante nosotros se sitúa y trabaja un trem endo instrum ento que es: el cam bio y la felicidad se excluyen uno a otro. Por
de decadencia, que llega a m antenerse bajo los nombres más consiguiente, la am bición más alta es conseguir la identifi
sagrados, con las más santas actitudes. cación con el ser. Esta es la fórm ula que conduce al cam ino
de la m ayor felicidad.
En resum en: el mundo, tal com o debería ser, existe; este
577 mundo, el m undo en que vivim os, es un error: este mundo,
el nuestro, no debería existir.
La extraordinaria ilusión de ser consciente, no individual L a creencia en el ser destaca solam ente com o una conse
mente, sino com o hum anidad. Im aginem os a nosotros m is cuencia: el verdadero m óvil prim ero es la falta de fe en el
m os, pensem os en nosotros: avancem os por los cam inos pe devenir, la desconfianza respecto del devenir, el desprecio
queños y grandes. del devenir.
¿Cuál es el hom bre que razona de esta m anera? U na es
pecie im productiva y doliente, una especie fatigada de la
A vida. Si im aginam os la especie de hom bre contraria, nos en
contraríam os con que la m ism a no tendría necesidad de la
a) El hom bre necesita la verdad, un m undo que no se creencia en el ser: o m ás claro todavía, que despreciaría al
contradiga, que no falsee nada y que no cam bie, un m undo- ser com o algo m uerto, enojoso, indiferente...
400 F R IE D R 1 C H N lH T /S C H h LA V O L U N T A D D E PO D ER 401
La idea de que el m undo que debería ser, existe verdade fijar solamente lo que es, no pueden fijar nada, tal com o esto
ramente, es una creencia de los improductivos, que no anhe debe ser.
lan crear un mundo tal y com o debería ser. Consideran que Los artistas intervienen a manera de intermediarios; fijan
existe ya, buscan los medios para llegar a él. «Voluntad de por lo menos el sím bolo de lo que debe ser, son productivos
verdad»: impotencia de la voluntad creadora. en cuanto cam bian y transform an verdaderam ente; no com o
hacen los conocedores, que dejan todo cual está.
Reconocer que una cosa está Coincidencia entre los filósofos y las religiones pesimis
hecha de tal manera. A n ta g o n is m o e n lo s tas; se trata de la m ism a especie de hombres (confieren el
g r a d o s d e f u e r z a d e la
más alto grado de realidad a las cosas de m ás alta valoración).
H a c e r lo p o s ib le p a r a q u e a lg u n a n a tu r a le z a
Coincidencia entre los filósofos y los hom bres morales y
c o s a e s té h e c h a d e ta l m a n e r a .
sus evaluaciones (la interpretación moral del m undo esti
m ada com o sentido del mundo, después del envilecim iento
Ficción de un m undo que corresponde a nuestros deseos, del sentido religioso).
artificio e interp retacio n es p sicológicas, para ligar todo
Derrum bam iento de los filósofos por la destrucción del
lo que veneram os y todo lo que nos es agradable con esc
m undo del ser: periodo interm ediario del nihilism o, antes
m undo-verdad. que la tuerza sea suficiente para volver los valores, para d i
«Voluntad de lo verdadero»; en este grado es esencial vinizar y aprobar el m undo del devenir y de la apariencia
mente el arte de la interpretación, para lo cual es necesario com o el único mundo.
igualmente la fuerza interpretativa.
La m ism a clase de hom bres, de un grado m enor todavía,
no estando en la posesión de la fuerza de interpretar, de crear B
ficciones, conform a al nihilista. Un nihilista es el hombre
que piensa que e] m undo, tal com o es, no tiene razón de ser, El nihilismo, com o fenóm eno norm al, sím bolo de fuerza
y que el m undo, tal com o debería de ser, no existe. Por tanto, creciente o de debilidad creciente:
el hecho de existir (obrar, sufrir, querer, sentir) carece de Bien que la fuerza de crear, de querer, haya evolucionado
sentido: la actitud del «en vano» es la actitud del nihilista: en de tal form a que no tenga necesidad de esta interpretación
cuanto actitud, es, adem ás, una inconsciencia del mismo. general, de esta introducción de un sentido («D eberes pre
El que no debe poner su voluntad en las cosas, el que ca sentes», Estado, etc.).
rece de fuerza y de voluntad, sabe por lo m enos prescindir O bien que la fuerza creadora que supone el ser dism i
del sentido en las cosas, hasta qué punto se soporta vivir en nuya y que la desilusión llegue a ser el estado dom inante. La
el m undo que no tiene sentido: porque se organiza un p e dificultad de creer en su ser, la «incredulidad».
queño trozo de sentido. ¿Q ué significa la ciencia con relación a estas dos posibi
Tener m irada objetiva desde el punto de vista filosófico lidades?
puede ser, por consiguiente, una prueba de pobreza de vo I) Es un signo de fuerza y de dom inación de sí m ism o,
luntad y de fuerza. Pues la fuerza aglutina todo lo que hay sugiere que se puede prescindir de un m undo, de ilusiones
m ás cercano y m ás vecino; los «conocedores», que quieren que consuelan y curan las llagas.
402 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 403
2) Puede también minar sordamente, disecar, desilusio en la palabra «verdadero»; impensadamente las atribuimos
nar. debilitar. también al mundo-verdad; el mundo-verdad debe brindársenos
como un mundo verídico, un mundo que no se engaña y no
nos tiene por engañados: creer en él es sentirse forzados a creer
C por egoísmo, com o ocurre entre los seres dignos de crédito.
Frente a la idea de un «m undo desconocido», se define
La fe en la verdad, la urgencia de apoyarse en alguna cosa este m undo «conocido» com o algo «fastidioso».
que sea adm itida com o verdadera: reducción psicológica Por la idea de otro mundo so insinúa que el mundo podía ser
con arreglo a todas las valoraciones que han ocurrido hasta diferente — esta idea suprime la necesidad y la fatalidad—
el día. El temor, la pereza. (es inútil someterse, asimilarse).
Igualm ente la incredulidad: Reducción. En qué sentido Ante la idea de un «mundo-verdad», se adm ite que este
adquiere un valor nuevo sin existir un m undo-verdad (de tal mundo resulta mentiroso, engañador, desleal, falso, inesen-
form a, los sentim ientos de valor, desparram ados hasta en cial, y, por consiguiente, no nos es útil (hay que conseguir no
tonces por el mundo, se hacen libres). rendirse a él; es necesario oponerse).
De tres modos distintos nos libramos nosotros de este
mundo:
578
Valiéndonos de la propia curiosidad, com o si el interés es
j) El m undo «verdadero» y el m undo «aparente» tuviese en otra parte.
Resignándonos— com o si no fuera obligado resignarse— ,
A adm itiendo que este m undo no consiste en una necesidad de
últim o orden.
Las seducciones que dim anan de este concepto son de
tres especies:
P or m edio de nuestra sim p atía y n u estra estim ación
U n m undo desconocido: som os aventureros, curiosos; lo — com o si este m undo desleal y deshonesto con nosotros no
conocido llega a fatigam os (lo que sem ejante idea tiene de las mereciese...
peligroso es la insinuación de que «este» m undo nos resulta Nos rebelam os, en sum a, de una triple m anera, valiéndo
conocido...). nos sim plem ente de una X para hacer la crítica del m undo
O tro m undo en el que todo es distinto: hay algo en nos que conocem os
otros que querría llegar a las com paraciones; quizá todo con
cluye bien y no hayam os esperado inútilm ente.
Un m undo en el que todo fuese diferente, en el que... ¿por B
qué no?, quizá incluso nosotros pudiéram os ser tam bién d i
ferentes. Prim er paso en el cam ino del análisis: darnos cuenta que
U n m undo-verdad: aq u í n o s en co n tram o s con el a ten ta hemos sido seducidos. Porque las cosas podrían acaecer
do m ayor contra nosotros; hay dem asiadas cosas entrañadas exactam ente de una form a opuesta:
404 E R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O LU N TA D DE PO D ER 405
a) El mundo desconocido podría estar resuelto de tal Un pueblo que presume de sí mismo, que está en el inicio
suerte para que gocem os de este mundo; estam os ante la de su cañ era progresiva, considera el hecho de ser otro fa
forma más vulgar y más necia de la existencia. talmente disminuyeme; supone el mundo ajeno y descono
b ) El otro mundo, desentendido por com pleto de nuestros cido casi com o enem igo y desde luego com o su contrario;
deseos, que no llegan nunca a realizarse, podría considerarse no siente ningún interés por lo que le resulta extraño, y lo re
formando parte de la masa de lo que este mundo hace atrac chaza totalmente.
tivo para nosotros: intentar conocerlo equivale a satisfacerlo. ... Ningún pueblo aceptaría que otro pudiera ser el verda
í’) El mundo-verdad: ¿quién puede decimos que el mundo- dero pueblo...
apariencia tiene menos valor que el mundo-verdad? Sem e La posibilidad de poderse llegar a esta distinción — con
jante juicio, ¿no contradice nuestro instinto? El hombre con siderar este mundo com o el de las apariencias y el otro com o
cretamente, ¿no crea siempre un mundo imaginario, deseoso verdadero— supone un síntoma.
de conseguir algo m ejor que la realidad? Sobre todo, ¿cómo El núcleo de formación de la idea del «otro mundo»: el
llegamos a la conclusión de que nuestro mundo no es el ver del filósofo que crea un mundo de la razón, en el que la ra
dadero...? Entonces, el otro m undo podría ser al menos el zón y las funciones lógicas son adecuadas: de esta idea en
m undo-apariencia (es un hecho que los griegos idearon un definitiva procede el «mundo-verdad».
m undo de las sombras, una existencia ilusoria vecina de la El hombre religioso, al inventar el «mundo divino», ori
existencia verdadera? En última instancia, ¿qué derecho te gina el mundo «desnaturalizado, «contranaturaleza
nemos a fijar en cierto aspecto grados de realidad? Esto ya El hombre moral que propende a un m undo del «libre ar
es diferente a un mundo desconocido; se trata de un deseo de bitrio», insinúa el mundo «bueno, perfecto, justo, sagrado».
saber cosas del mundo desconocido. Que hay que intuir el Estos tres planteos tienen de común la equivocación psi
otro mundo, el mundo desconocido, ¡perfectamente!; pero no cológica, la confusión fisiológica.
puede ignorarse que cuando decimos «mundo-verdad» sig El «otro mundo», tal com o aparece verdaderamente en la
nificamos que «conocem os algo sobre él»; todo lo contrario, historia, actúa sobre ella con algunos atributos. Con los es
por tanto, de suponer un mundo X... tigmas del prejuicio filosófico, moral y religioso.
En resumen: el mundo X imaginado, pretendido, podría El otro m undo, tal y com o se deduce de todo lo dicho,
llegar a ser, bajo muchos aspectos, m ucho m ás enojoso, in resulta sinónimo del no ser, de la no-vida, del deseo de no
hum ano e indigno que este mundo. vivir.
No ocurriría igual si pretendiéramos que hay X mundos; Llegando a una visión de conjunto, el instinto del cansan
vale decir, todos los m undos posibles además de este. Pero cio de vivir y no el de la vida, es que ha hecho posible la crea
esto sería desenfocar lo pretendido. ción del «otro mundo».
La filosofía, en consecuencia, lo mismo que la religión y
C la moral, son síntomas de decadencia.
580
583
El problem a de los valores siempre es más importante
que el de la certeza; este último se convierte en algo que im El afán de los «hechos estables». Teoría del conocim iento:
porta, después de plantearse el problem a de los valores. ¡qué enorm e pesim ism o hay en ella!
Si se exam ina el ser y la apariencia desde un plano de co
sas psicológico, no encontram os un «ser en sí» ni un con
cepto de la «realidad», sino un concepto de los grados de apa 584
riencia, estim ados por la fuerza de la «parte» que solem os
conceder a la apariencia. La oposición entre el «m undo real», según ha descubierto
Entre las im ágenes y las perfecciones no se libra una lu el pesim ism o, y un m undo que tiene una posibilidad de vida
cha por la existencia, sino por el dom inio; la im agen vencida (exam ínense los derechos de la verdad). Es obligado m edir
no suele aniquilarse, sino rechazarse, porque en el cam po es con la vida el sentido de todos estos «im pulsos ideales» para
piritual no existen los aniquilam ientos... com prender exactam ente lo que es el antagonism o m encio
nado: la lucha entre la v id a en fen n iza, desesperada, en busca
de un más allá, y la vida sana, m ás estúpida, m ás en g añ a
581 dora, m ás rica, m enos descom puesta. Por tanto, no estam os
ante una «verdad» en lucha con la vida, sino ante una esp e
Estudiados como interpretaciones cie de vida en lucha con otra vida. ¡Esta quiere ser la esp e
«Fines y medios» ......... (y no como hechos), podemos pre cie m ás destacada! A q u í es preciso introducir la dem o stra
«Causa y e fe c to » ............ guntarnos: ¿en qué medida son ne ción de la necesidad de una jerarquía; debe dem ostrarse que
«Sujeto y objeto» ......... cesarias aún las interpretaciones?
el problem a esencial consiste en co n ferir una jerarq u ía a las
«Hacer y sufrir» ............ (esto es, tales que «conserven la
varias especies de vida.
«Cosa en sí y fenómeno». existencia»): todas en el sentido de
t una voluntad de poder.
408 F R IE D R IC H N IE T Z S C H h I.A V O L U N T A D D E P O D E R 409
585 588
Hay que transformar la creencia: «una cosa es así» o «de Aunque no creem os en una «educación moral» del gé
esla otra manera» en la voluntad: la cosa debe devenir «así» nero humano, reconocem os la necesidad de una «escuela
o «de otra manera», por tanto. obligatoria de los errores científicos», porque la verdad en
tristece y acaba con la voluntad de vivir, suponiendo que el
hombre no se haya lanzado ya, fatalmente, por su cam ino y
I) Ciencia encarne con soberbia trágica sus honestas opiniones.
586
589
La ciencia ha consistido siempre en un elim inador del to
tal confusionismo de las cosas, por medio de «hipótesis» que Premisas del trabajo científico: una creencia, en primer
lo «explican» todo, a partir de esa repugnancia evidente de lugar, en la ligazón y duración de los trabajos científicos, de
la inteligencia por lo caótico. Idéntica repugnancia, sin em m odo que el particular pueda trabajar en un puesto más o
bargo, se apodera de mí cuando me considero a m í mismo; m enos humilde, confiado en que lo que hace no es inútil.
también quisiera significar el mundo interior mediante un Nada paraliza más que trabajar «en vano», que luchar «en
esquema para superar la confusión intelectual. La moral re vano».
sultó siempre una simplificación del género: enseñó que el
hombre es conocido, es reconocido. Pero nosotros, al des
truir la moral, hemos coadyuvado a oscurecernos. Yo sé que o
no sé nada de mí. La física se convierte en un beneficio para
el espíritu; la ciencia (como camino del conocimiento) ad Los tiempos acumuladores en que se crean fuerzas y m e
quiere com o un mayor interés al ser elim inada la moral; y dios de poder, de los que el porvenir tendrá que servirse: la
com o nosotros encontramos coherencia en esta, desearíamos ciencia considerada como un estado intermedio, en el que
ordenar la vida conservando, en cierto sentido, la ciencia. De las criaturas también intermedias, com plicadas, tienen su
aquí podemos derivar una especie de reflexión práctica, desquite lógico, su satisfacción correspondiente; todos aque
com o conocedores de nuestras condiciones existenciales. llos a quienes repugna profundamente la acción.
587 590
Nuestras premisas se concretan en: ningún Dios; ningún Un filósofo suele divertirse de otra m anera y con otros
fin, u objetivo final. ¡Q uerem os no caer en seleccionar y elementos: por ejemplo, con el nihilismo. La creencia de los
recom endar a los humildes, un modo de pensar que, sin em nihilistas, de que no existe ninguna verdad, es un gran rela
bargo, pueda valerles! jamiento para un hom bre que, com o preocupado por el co
410 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D DE PO D ER 411
nocimiento, se encuentra obligadamente en lucha con ver falso, cuando el mismo se analiza con un aparato algo más
dades sencillamente odiosas. Porque algo no puede negarse: delicado. Pero su inteligibilidad, su claridad, su practicabili-
la verdad siempre es fea. dad, su belleza desaparecen en cuanto retinam os nuestros
sentidos: de la m ism a m anera desaparece la belleza en
cuanto estudiamos los acontecim ientos de la historia; la or
591 denación del fin es ya una ilusión. Cuanto más superficial y
groseram ente es com prendido tanto más precioso, determ i
La «carencia de sentido de lo que sucede»... Creer en esto nado, bello, pleno de significado se nos muestra. Cuanto
resulta consecuencia de un claro juicio sobre la falsedad de más profundamente nos consideram os o nos consideran,
las interpretaciones admitidas hasta el presente; es una ge más dism inuye nuestro valor y más se evidencia la falta de
neralización del desaliento y la debilidad; no es una creación sentido. ¡Somos nosotros, los que hemos creado el mundo
necesaria. que valoriza! En consecuencia, m ensurar la verdad tiene
El hombre, víctima de su inmodestia, niega el sentido algo de ilusión, puesto que más que la verdad, deberíamos
donde no lo ve. apreciar la fuerza que crea, simplifica, configura e inventa.
¡Todo es falso! ¡Todo es lícito!
Precisamente en virtud de los límites de la mirada y como
592
consecuencia de una voluntad de simplificar, se introduce lo
bello, lo «valioso»; suceso que yo mismo ignoro.
Infinita posibilidad de descifrar el mundo: cualquier in
terpretación equivale a un engrandecimiento o a una de
cadencia.
595
La unidad (el monismo) es una necesidad de la «inercia»;
la pluralidad de la explicación es un síntom a de fuerza. ¡No
La pérdida de una ilusión no crea ninguna verdad, sino
deberíamos intentar apoderarnos del carácter misterioso y
solo «un poco más de ignorancia», una amplificación de
enigmático del mundo!
nuestro «espacio vacío», un ensanche de nuestro «desierto».
593
596
«Contra» el afán de conciliar y pacificar. De este criterio
se deriva toda tentativa de monismo. ¿Qué puede ser el conocimiento, en suma? «Interpreta-
i ion», oposición de un sentido, «no explicación» (en la m a
yoría de los casos se trata de una nueva interpretación, de
594 una interpretación vieja que se ha hecho incomprensible, y
i|iic de repente no es más que un signo). No hay hechos: todo
La perspectiva de este mundo creado para los ojos, para i". Huido, inaprensible, huidizo; lo que más cura son nuestras
el tacto y para el oído, dem uestra que el m ism o es bastante opiniones.
412 F R IE D R IC H N IK T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 413
597 6 CX)
El distinguir entre lo «verdadero» y lo «falso», el estable El desarrollo de la ciencia soluciona siempre, y cada vez
cer hechos en general es radicalmente distinto del poder crea más. lo «conocido» en algo nuevo; pero desea precisam ente
dor, del crear, del forjar, del dominar, del querer, com o co lo opuesto y parte del instinto de reconducir lo desconocido
rresponde a la esencia de la filosofía. Dar un sentido a las a lo conocido.
cosas es una función que constituye siempre un residuo, in En total, la ciencia prepara una soberana ignorancia, un
condicionalm ente, supuesto que en dichas cosas no se en sentimiento de que no hay «conocer», que el soñar con co
cuentre nunca sentido. A sí sucede con los sonidos, pero tam nocer fue una forma del orgullo; y todavía más: que nosotros
bién con los destinos del pueblo; estos podían recibir las m ás no conservam os la mínima noción que nos perm ita dejar el
distintas interpretaciones, las m ás diversas direcciones, para «conocimiento» ni el valor de una posibilidad; que «cono
los fines más diversos. cer» es una idea henchida de contradicciones. Traducim os en
A unque el grado más alto sea fijar un fin y forjar sobre el duro hecho una antiquísima mitología y vanidad del hom
este la realidad efectiva: así la interpretación del hecho, y 110 bre: com o no es ya lícito pensar en una «cosa en sí», tam poco
solam ente su planteam iento mental. es ya lícito p ensaren un «conocim iento en sí». Se trata de una
seducción producida por el núm ero y por la lógica, producida
por las «leyes».
598 L a « sab id u ría» ad m itid a co m o te n tativ a de su p erar
las ev alu acio n es perspectivas (o sea «la voluntad de po
En últim o térm ino, el hom bre no encuentra en las cosas der» ); p rin cip io h ostil y d iso lv en te de la v id a, sín to m a,
sino lo que él m ism o suele poner en ellas: este volver a en com o en los indios, etc., d eb ilid ad de la facultad de asim i
contrar, este reencuentro, se llam a ciencia, e introducir, arte, lación.
religión, amor, orgullo. En am bos casos, aunque fueran ju e
gos de niños, se debería continuar con m ucho ánim o, los
unos para volver a encontrar, los otros — ¡que som os nos 601
otros!— para introducir.
No es preciso que te inform es de la ignorancia en que v i
ven el anim al y el hom bre; debes igualm ente tener la volun
599 tad de la ignorancia y aprenderla. Te es necesario com pren
der que, sin esta especie de ignorancia, la vida m ism a sería
Los dos lados de la conciencia: im posible, que es una condición en virtud de la cual única
m ente prospera y se conserva lo que vive: debes rodearte de
En relación con el individuo. una grande, sólida cam pana de ignorancia.
En relación con los com plejos culturales («niveles»).
D iversa evaluación, según el uno o el otro lado.
414 F R 1E D R IC H N I E T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 415
602 606
C iencia: (ransform ación de la N aturaleza en con cep Siempre que se habla de «humanizar» el mundo, equivale
tos con el fin de dominarla; esto form a parte de la rúbrica a adueñarse más del mundo.
«medios».
Pero el fin y la voluntad del hombre deben asimism o cre
cer, su intención debe ser encam inada al todo. 607
605
Recapitulación:
Lucha entre pasiones y tiranías de una pasión sobre el ¡n El hecho de que se im prim a al devenir la condición de ser,
telecto. supone la más alta voluntad de poder.
416 FR IED RICH N IETZ SC H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 417
Para conservar un mundo del ser, de la duración de la Todo el idealismo humano existente hasta ahora debe
equivalencia, etc., se realiza una doble falsificación: una que transformares con el pensamiento en nihilismo, en la creen
parle de los sentidos y la otra del espíritu. cia en la absoluta falta de valor, o sea, en la falta de sentido.
lo d o retom o es la aproximación extrem a de un mundo El aniquilamiento de los ideales, el nuevo desierto: las nue
del devenir al m undo del ser: cim a de la meditación. vas artes para soportarlo nosotros los anfibios.
La condenación y la insatisfacción del devenir derivan de Hipótesis: valor, paciencia, ningún «retorno atrás», nin
los valores atribuidos al ser, después que se iba inventando gún furor para avanzar.
semejante mundo. (N. B.: Zaratustra se orienta constantemente en sentido
La metam orfosis del ser (cuerpo. Dios, ideas, leyes natu parodístico hacia todos los viejos valores, partiendo de su
rales, fórmulas, etc.). abundancia.)
El ser com o apariencia; inversión de los valores: el ser era
lo que prestaba el valor.
¿Cómo es posible el conocimiento, cuando este es impo III
sible en el devenir...? Com o error sobre mí mismo, como vo
luntad de poder, como voluntad de ilusión. LA VOLUNTAD DE PODER EN LA NATURALEZA
El devenir considerado com o invención, com o negación
de sí mismo, com o superación de sí mismo; no hay sujeto, 1. L A INTERPRETACIÓN M ECÁ NICA DEL M UN D O
sino acción, supuestos sentados por la facultad creadora; no
hay «causas ni efectos». 610
El arte entendido com o voluntad de superar el devenir,
com o un «eternizar», pero de corto alcance, según las pers Entre las interpretaciones del mundo que se conocen hasta
pectivas; repitiéndose en lo pequeño — en cierta manera— la ahora, parece que hoy triunfa la que podría considerarse
tendencia del todo. como «mecánica». En realidad, tiene de su parte la buena
Toda nuestra vida debe ser considerada com o una fórm u conciencia; y ninguna ciencia cree haber conseguido por sí
la reducida de la tendencia com plexiva: por esto una nue misma un progreso y un éxito, si no lo ha conseguido con
va fijación del concepto de «vida», com o voluntad de ayuda de los procedimientos mecánicos. De todos son cono
poder. cidos estos procedimientos: dejando a un lado la «razón» y
Poner en vez de la «causa y efecto» la lucha de los ele los «fines», cualquiera que sean las consecuencias que se de
mentos del devenir entre sí, muchas veces con la absorción riven, se advierte que en un lapso determinado, todo puede
del adversario: no hay número constante en el devenir. devenir de todo; no se puede disimular cierta sonrisa cuando
Los antiguos ideales no se pueden utilizar para interpretar se llega a reducir a la pasión y al choque la «aparente inten
todo lo que deviene, después de haber sido reconocido su cionalidad en el destino» de una planta o de un huevo; en re
origen animal y su utilidad; por el contrario, todos ellos con sumen: si en asunto tan serio es lícita una expresión burlona,
tradicen la vida. se rinde homenaje evidente al principio de la mayor estupi
Es inservible la teoría mecanicista: produce la impresión dez posible. Mientras, y en los espíritus más selectos que en
de la falta de sentido. contramos dentro de esta tendencia, hay un presentimiento de
418 FR IED RICH N IE T Z SC H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 419
sentir una cierta angustia, com o si la teoría tuviese una laguna extraña. Pero la realidad en la sucesión nos ha enviciado de
que más o menos tarde podría llegar a ser su laguna extrema: tal modo, que no nos sorprendem os del carácter maravilloso
quiero decir aquella laguna de que no nos cuidamos cuando de esta regularidad.
estamos en una suprema necesidad. No se pueden «explicar»
la presión y el choque al mismo tiempo; no hemos podido
em anciparnos de la «actio in distans»: se ha perdido la le en 613
la m isma posibilidad de explicar, y se concede, con sem
blante socarrón, que se puede descubrir, pero no explicar, que Existe una tuerza que no es posible representar con una
la interpretación dinámica del mundo, con su negación del palabra vacía, y que no puede tener derecho de ciudadanía
«espacio vacío», de las pequeñas masas de átomos, dentro de com o si dijéramos en la ciencia: ¡se trata de la fuerza pura
poco gravitará sobre los físicos, atribuyéndose con lo dicho mente mecánica, de atracción y de repulsión, que quiere ha
una cualidad interior al dinamismo. cernos presentable nada menos que el mundo!
611 614
El concepto triunfal de «fuerza» con que nuestros físicos Presión y choque son algo inusitadamente tardío, deri
crearon Dios y el mundo, no tiene necesidad de integración: se vado, no originario. Presupone, naturalmente, cosas com
le debe añadir una voluntad interior definida por mí como «vo pactas susceptibles de hacer presión y producir choques.
luntad de poder», o sea, deseo insaciable de mostrar potencia, ¿De dónde sacan su coherencia...?
o empleo, ejercicio del poder, como instinto creador, etcétera.
Los físicos no pueden desentenderse, con sus principios, de la
«acción a distancia», ni, por otra parte, de una fuerza impe- 615
lente (de atracción). No sirve de nada: todos los movimientos,
todos los «fenómenos», todas las «leyes» se deben entender Nada invariable hay en la química: la invariabilidad es
solo com o síntomas de cosas que suceden «interiorm ente» y una m era apariencia, cierto prejuicio escolástico. Nosotros
servirse de la analogía del hom bre con semejante fin. Al ani hemos proclam ado la invariabilidad de la metafísica, seño
mal le resulta posible derivar sus instintos de la voluntad de res tísicos. Es dem asiado ingenuo afirmar, por el simple he
poder; y así también, de esta única fuente, todas las funcio cho de analizar su superficie, que el diamante, el grafito y el
nes de la vida orgánica. carbón son cosas idénticas. ¿Por qué? Porque no se puede
com probar m ediante la balanza ninguna pérdida de sustan
cia. Q uizá lo afirmado equivale a decir que aquellos cuerpos
612 tienen algo de común; pero el trabajo m olecular en la trans-
lorm ación, que no podem os ver ni pesar, es precisam ente
Pero ¿ha sido hasta ahora com probada una fuerza? No, lo que de una materia hace otra, provista de propiedades par-
sino solo efectos, traducidos en una lengua com pletamente liculares.
420 P R IE D R IC H N IE T Z S C H E I-A V O L U N T A D D E P O D E R 421
616 618
«Contra el átom o» de los físicos. Lo prim ero que se ne «La sensación de fuerza no es posible derivarla del m ovi
cesita para com prender el m undo es poder calcularlo y dis miento: la sensación en general no puede derivar del movi
poner de causas constantes: com o en la realidad no encon miento.»
tram os causas semejantes, suponem os que tales causas son «También en este punto habla solamente una experiencia
los átomos. Este es el origen de la atomística. aparente: en una sustancia (cerebro) se engendra )a sensa
El cálculo del mundo, la posibilidad de expresar en fórmu ción en virtud de un movim iento transm itido (estímulo).
las todo lo que ocurre, ¿es quizá comprender...'? ¿Qué es lo que A hora bien: ¿engendrada'? ¿Se dem ostraría así que la sensa
com prenderíam os de una m úsica si calculásem os todo lo ción no existe de modo que su surgir debiera ser entendido
que en ella hay de calculable y puede ser reducido a fórmu com o un acto de creación del m ovim iento introducido? El
las? Las «causas constantes», las cosas, las sustancias, son algo estado privado de sensación es una propiedad de la sustan
incondicionado. esto es, imaginado: ¿qué es lo que hemos cia; hay sustancias que experim entan sensaciones.»
obtenido? «¿Sabem os a ciencia cierta que algunas sustancias no tie
nen sensaciones? No; lo único que nos ocurre es que care
cemos de la experiencia de que las tienen. Es imposible de
617 ducir la sensación de la sustancia que no tiene sensaciones...»
¡Cosas de la precipitación!
La idea m ecánica del «m ovim iento» es una traducción del
proceso originario al lenguaje de los «ojos y el tacto».
La idea de «átom o», la distinción entre una «sede de la 619
fuerza impelente y la fuerza m ism a» es un lenguaje derivado
de nuestro m undo logicofísico. «A traer» y «rechazar», en sentido puram ente m ecánico,
N o está en nuestro poder transform ar nuestros m edios de son ficciones com pletas, palabras. No es posible pensar un
expresión; pero es posible entender hasta qué punto son una atraer que no tenga una intención. El deseo de apoderarse de
sencilla semiótica. Es absurdo reclam ar una form a adecuada algo o de defenderse de su poder y rechazarlo, es algo que
de expresión: expresar una simple relación... L a idea de «ver «com prendem os» perfectam ente: interpretación de la cual
dad» es absurda. Todo el reino de la «verdad» y de la «false podríam os hacer perfecto uso.
dad» se refiere solam ente a relaciones entre criaturas, no al Resum iendo: la necesidad psicológica de creer en una
«en sí»... No hay «esencia en sí» (las relaciones constituyen causalidad se encuentra en la im posibilidad de «im aginar un
precisam ente la esencia), corno no puede adm itirse un «co acontecimiento sin intenciones»; pero con esto, naturalmente,
nocim iento en sí». no se dice nada sobre la verdad o falsedad de tal creencia, so
bre su justificación. La creencia en «causas» puede caer en la
creencia en (fines). (Contra Spinoza y su causalism o.)
LA V O L U N T A D D E P O D E R 423
422 P R IE D R 1C H N IF.TZSC H U
625
que no hay un «poder hacer algo de otro modo» se basa el
cálculo.
Dos estados que se suceden «causa» el uno, «efecto» el
La cantidad de fuerza se define por la acción que realiza
otro: estamos ante una concepción falsa. El primer estado no
y por la que resiste. Falta la «adiaforia», la cual podría ser
tiene influencia que ejercer, no ha influido nada en el segundo.
pensada en sí. Es importante una voluntad de violentar y de
Estamos en este caso ante la lucha de dos elementos de po
fenderse de la violencia. No conservación de sí mismo: todo
der desigual: se consigue un nuevo ajuste de las fuerzas se
el átom o actúa sobre todo el ser, elim inando con el pensa
gún la medida de la potencia de cada elemento. El segundo
miento este irradiar de voluntad de poder. Por eso yo lo con
estado es algo fundamentalmente diverso del primero (no es
sidero como una cantidad de «voluntad de poder», así expreso
efecto del primero); lo esencial es que los factores que con
el carácter que no se puede elim inar con el pensamiento del
tienden en la lucha salgan de la misma con otros valores de
orden m ecánico sin d estru ir con la im aginación ese m is
poder.
mo orden.
El concepto de «m ovim iento» es, com o puede deducirse,
una traducción del m undo de la acción, del efecto, en un
626
mundo visible, hecho fatalmente para los ojos. Se sobren
tiende en este caso que siempre hay una cosa movida; tam
Crítica del m ecanism o.— Desembaracém onos de los dos
bién, que la ficción de una m asa pequeñísim a de átom os o
consejos populares de la «necesidad» y de «ley»: el primero
a pesar de la abstracción de esta, imaginamos siempre el
crea una falsa obligación; el segundo, una falsa libertad en el
átomo dinámico com o una cosa que obra; vale decir, no he
mundo. Las «cosas» no se producen de un modo regular ni
mos abandonado el hábito a que nos vemos atraídos por los
según una regla; no hay cosas (las cosas son una ficción
sentidos y por la lengua. Sujeto, objeto, un agente para cada
nuestra): tampoco se realizan bajo el imperio de la necesi
acción, la acción separada de aquello que la produce: no ol
dad. En suma: no se presta obedicencia; porque el hecho de
vidamos que esto es una simple semiótica y no indica nada
que las cosas «sean así com o son», débiles o fuertes, no se
real. La m ecánica com o doctrina del m ovim iento es, en de
debe a una obediencia, a una regla, o a una coacción...
finitiva, una traducción en la lengua de los sentidos de los
hombres.
627
628
El grado de superioridad es sencillamente el de resistencia
en todo lo que sucede; si nosotros, para nuestros cálculos,
Aunque se necesiten las «unidades» para poder contar, no
llegamos a expresar lo dicho en fórmulas y en leyes, ¡tanto quiere esto decir que tales unidades «existan». El concepto
mejor, naturalmente! A unque no hayam os puesto ninguna
di unidad está derivado del concepto de nuestro «yo», que
moralidad en el mundo por el hecho de suponerlo obediente. es nuestro más antiguo artículo de fe. De no consideram os
N o hay leyes: todo poder produce en cada instante sus nosotros com o unidades, no habríam os llegado al concepto
últim as consecuencias. Es evidente de que en el hecho de
de «cosa». Q uizá bastante tarde hem os advertido que núes-
LA V O L U N T A D D E P O D E R 427
426 F R IP .D R IC H N IH T Z SC 'H L
tra concepc ión de] yo no garantiza nada que se refiera a una sistem atización en m ovim ientos necesarios; así. para los fí
unidad real. Por tanto, para tener en pie teóricam ente al sicos, el «m undo aparente» se reduce a aquel lado del ser ge
mundo mecánico, tenem os que admitir que lo construimos neral y generalm ente necesario que es accesible a cada ser
con dos ficciones: con el concepto de «movim iento» (deri según su cualidad (accesible y también dispuesto: «hecho
vado de nuestro concepto de los sentidos) y con el concepto subjetivo»), Pero los físicos están en un error. El átom o que
de «átomo» (unidad proveniente de nuestra experiencia fí ellos suponen es derivado según la lógica de aquel perspec-
sica). el m undo m ecánico tiene com o premisa un prejuicio tivisino de la conciencia; por consiguiente, es también una
de los sentidos y un prejuicio psicológico. 1 ficción subjetiva. Aquella imagen del mundo que esbozan
La mecánica plantea fenóm enos de sucesión, que en su no está com pletam ente separada sustancialm ente de la im a
gran mayoría son sem ióticos, m ediante expresiones sensi gen subjetiva del mundo: no está más que construida con
bles y psicológicas (dice que toda acción es m ovim iento, sentidos m ás refinados, pero siem pre, con «nuestros» senti
que donde hay m ovim iento hay algo movido): no se refiere dos... Y, por último, han dejado una cosa fuera de la conste
a la fuerza causante. lación, sin saberlo: precisamente el necesario perspectivismo
El m undo mecánico, por tanto, es im aginado com o el ojo en virtud del cual todo centro de fuerza — y no solamente el
y el tacto se representan únicam ente el m undo (como «m o hombre— construye, partiendo de sí, lodo el resto del mundo,
vido»), de m anera que pueda ser calculado, que sean im agi o sea lo mide, lo palpa, lo forja según su propia fuerza... Han
nadas unidades causales, «cosas» (átom os), cuya acción es olvidado introducir en el cálculo del «verdadero ser» esta
la m ism a siempre. (El falso concepto de sujeto se transfiere fuerza que pone una perspectiva, o, para hablar la lengua de las
al concepto de átom o.) i escuelas: el ser su jeto. O pinan que este ha «evolucionado»,
«Fenom enal» es. pues, la introducción del concepto de ha sobrevenido, aunque tam poco el quím ico tenga necesidad
núm ero, del concepto de cosa (concepto de sujeto), del con de él; es este el ser específico, el determ inado obrar y reac
cepto de actividad (separación del ser que origina el obrar), cionar de este o aquel modo.
del concepto de movimiento; pero siempre tenemos aquí den El perspectivism o es solam ente una forma com pleja de la
tro nuestros ojos y nuestra psicología. especificidad. Mi concepto es que todo cuerpo específico se
Al elim inar estos ingredientes, nos quedam os sin cosas, y esfuerza por hacerse dueño de todo el espacio y por exten
solo con cantidades dinám icas, en una relación de tensión, der su propia fuerza (su voluntad de poder) y por rechazar
hacia otras cantidades dinám icas, cuya esencia consiste en su lodo lo que se opone a su expansión. Pero choca continua
relación con las dem ás cantidades, en su «obrar» sobre estas. m ente con esfuerzos iguales de otros cuerpos, y term ina
La voluntad de poder no es un ser, no es un devenir, sino un ajustándose («unificándose») con aquellos que le son sufi
«pathos»; es el hecho elem ental, del cual resulta com o co n cientem ente afínes, y entonces conspiran juntos por el poder.
secuencia, un devenir, un obrar... Y el proceso continúa...
629 630
i
Los físicos no creen en un «m undo real» a su modo: una Para un átom o de fuerza en el m undo inorgánico solo
sistem atización de átom os, fija, igual para todos los seres. tiene im portancia su vecindad: las fuerzas a distancia se
428 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D DE PODER 429
com pensan. Aquí está el núcleo de la perspectiva y la razón imaginar su estado más alto com o si no fuera un estado de
por la que una criatura viviente es com pletamente «egoísta». equilibrio...
La necesidad absoluta de que las cosas sucedan de modo
igual en el camino del mundo com o en todo lo demás no es
631 un determinismo de lo que sucede, sino simplemente una ex
presión del hecho de que lo imposible no es posible; que una
Suponiendo que el mundo dispone de una cierta cantidad fuerza determinada no puede ser otra cosa que esta fuerza de
de fuerza, es evidente que todo dispendio de fuerza en cual terminada; que esta no conduce, respecto de una cantidad de
quier sitio condiciona el sistema; por tanto, además de la cau resistencia de fuerza, diversamente de corno exige su propia
salidad de cosas que suceden unas a otras, habría una depen dimensión: suceder y suceder necesariamente constituye una
dencia de las cosas unas ¡unto a otras y unas con otras. tautología.
632 IV
634 637
Llamamos «vida» a una multiplicidad de fuerzas unidas La mayor com plejidad, la profunda separación, la acción
por un mismo proceso de nutrición. A este proceso de nutri colateral de los órganos y de las funciones perfeccionadas,
ción. com o m edio de su posibilidad, corresponden los lla con la desaparición de los miembros intermediarios: si todo
mados sentimientos, imaginación, pensamiento, etc.: 1) una esto es perfección, se desprende una voluntad de poder en
resistencia a todas las fuerzas restantes; 2) un poner en orden el proceso orgánico, en virtud del cual fuerzas dominantes,
estas fuerzas según la forma y el ritmo; 3) un evaluar re plasmantes, imperiosas, aumentan constantem ente el campo
ferente a la incorporación o a la separación. de su poder y, dentro de los límites de aquel, simplifican
siempre de nuevo: el imperativo «creciente».
El «espíritu» resulta solamente un medio, un instrumento,
635 al servicio de la vida superior, del enaltecimiento de la vida.
Lo que suele considerarse nuestra «conciencia» no es cul parcial y, por consiguiente, en conformidad con el uso que de
pable tic todas las vicisitudes esenciales a nuestra conserva ellas se haga, se plasm ará en form a cada vez más perfecta.
ción y a nuestro crecimiento; y no habría cerebro tan fino
que pudiera construir más que una máquina, y en esto todo
proceso orgánico es m uy superior. 641
condicionar la conservación, y, sobre todo, no se conserva con dad incorporada: la generación es la derivación de una im
ello, sino que se disgrega. El instinto que en este caso domina potencia.
debe precisamente explicar esta voluntad de no conservarse; Cuando los hom bres pequeños buscan por ham bre las
el «hambre» es ya una interpretación, según organismos desi m ujeres pequeñas, la generación es la consecuencia del
gualmente complicados (el hambre es una forma especiali ham bre.
zada y más tardía del instinto, una expresión de la división del
trabajo, puesta al servicio de un instinto más elevado, que do
m ina a aquella). 64K
cam p o de luerza del atacanle y hace aum entar al m ism o 2) La voluntad de poder se especializa com o voluntad
atacante. de nutrición, de propiedad, de instrum entos, de sentidos
Cuando esta incorporación no se consigue, la criatura se (obedientes) y dueños: por ejem plo, en el cuerpo. La volun
disgrega: y la duplicidad aparece com o consecuencia de la tad m ás fuerte dirige a la más débil. No hay otra causalidad
voluntad de poder; para no dejar escapar lo conquistado, la que la de voluntad a voluntad. Con la explicación m ecánica
voluntad de poder se escinde en dos voluntades (en algunos no se explica nada.
casos, sin necesidad de renunciar por com pleto a un vínculo 3) En todo ser viv iente se destaca el sentir, pensar y querer.
entre sí). Un placer no es otra cosa que un estím ulo del sentim iento de
El «ham bre» es solam ente una adaptación más estricta, poder por parte de un obstáculo (estim ulo aún m ás fuerte si
cuando el im pulso fundam ental hacia el poder ha adquirido es producido por obstáculos y resistencias rítmicas): de m odo
una form a más espíritu. que aquel sentim iento se hincha, se pone tenso. En todo pla
cer, por tanto, va com prendido un dolor. Si el placer es muy
grande, los dolores serán m uy largos y la tensión del arco
650 enorme.
4) Las funciones espirituales. Voluntad de crear, de asi
¿Q ué es la pasión? Un ser paralizado en el m om ento en milar, etc.
que se avanza. Un acto, por consiguiente, de resistencia y de
reacción.
¿Q ué cosa es la «acción»? A quello que se extiende hacia b) E l hom bre
el poder.
«N utrición» es solo derivada: lo originario es com o una 652
voluntad de apoderarse de alguna cosa.
«G eneración» es solo derivada; en su origen es esto: El hilo conductor del cuerpo. A ceptando que el «alm a»
cuando una voluntad no es bastante para organizar todo lo haya sido un pensam iento activo y m isterioso, del cual los fi
q u e nos hem os apropiado, entra en vigor una contravolun lósofos se hayan separado con razón, pero solo a la fuerza, es
tad, la cual se encarga de desem barazarse de lo superfluo; un posible que lo que los filósofos nos enseñan para suplir el
n uevo cen tro de organización, después de una lucha con la alm a sea aún m ás atractivo, m ás m isterioso. El cuerpo h u
v oluntad originaria. mano, en el que repercute siem pre, vivo y vivaz, el pasado
« P lacer» es el sentim iento de p oder (y presupone el des más rem oto y m ás próxim o de todo el devenir orgánico, a tra
placer). vés del cual, por encim a y por fuera del cual parece correr un
prodigioso e inaudito río: el cuerpo es una noción m ás sor
prendente que la antigua «alm a». En cualquier tiem po se
65] creyó m ás en el tiem po com o una propiedad nuestra, com o
nuestro verdadero ser, en sum a, com o nuestro «ego», que en el
1) R ed u cir las funciones orgánicas a la voluntad funda espíritu (o en el «alm a» o en el sujeto, co m o se dice ahora, en
m en tal, a la v o luntad de poder, pero separadas d e esta. v e/ de alm a, en el lenguaje de las escuelas). N o ha habido na
438 F R IE D R IC H N I E T Z S t'llK LA V O L U N T A D D E PO D ER 4 »
en el fin por amor al cual se han hecho las cosas, se ha nemos ningún derecho; esto sería un colocar, para resolver
obrado y se ha vivido: esta antigua idiosincrasia del gusto un problema, la solución de este en un mundo inaccesible a
term ina por tornar un giro peligroso, suponiendo que la falta nuestra observación).
de intención y de fin en lo que sucede entra cada vez más en Finalmente, com o nunca un fin podría ser un fenómeno
primera línea en la conciencia. Parecería que con esto se pre concomitante, secundario, en la serie de las fuerzas operan
parase una desvalorización general: «Todo carece de sen tes de variaciones, las cuales provocan la acción conforme al
tido»; esta melancólica sentencia significa: «todo sentido se fin: una pálida imagen anticipadamente proyectada en la
encuentra en la intención y, suponiendo que la intención ialte conciencia, que nos sirve para orientarnos en lo que sucede,
com pletam ente, falta también com pletam ente el sentido». com o un síntoma m ism o del hecho, no la causa de este. Mas
De acuerdo con esta apreciación, nos vemos forzados a trans con esto hemos hecho la crítica de la voluntad misma: ¿no
ferir el valor de la vida a una «vida después de la muerte», o es una ilusión el tom ar com o causa lo que emerge en la
a la progresiva evolución de las ideas, o de la hum anidad, conciencia com o acto de voluntad ? Y todos los fenómenos
o del pueblo, o más allá del hombre; pero de este modo se de la conciencia, ¿son acaso otra cosa que fenómenos vita
llegó a un progressns ¡n ¡nfinitum del tin: se acabó por tener les, postreros anillos de una cadena, condicionado aparente
necesidad de hacerse un lugar en el «proceso del mundo» (con m ente en su sucederse dentro de un plano de la conciencia?
la dem oníaca intención de que aquello supusiera un proceso Esto podría constituir una ilusión.
hacia la nada).
Frente a esto, el fin creyó necesaria una crítica más severa:
se debía ver que una acción no es nunca producida por un 660
fin; que fin y medios son interpretaciones mediante las cua
les ciertos puntos de un hecho son subrayados y elegidos a La ciencia, en vez de preguntarnos qué es lo que nos
expensas de otros, y precisam ente del mayor número; que obliga a querer, niega más bien que se «quiera» y cree que
siempre que una cosa se realiza en función de un tin, sucede sucede otra cosa com pletamente distinta; en suma, que la
algo profundamente distinto; que en relación con cualquier creencia en la «voluntad» y en el «fin» se convierte en una
acto encam inado a un fin, las cosas están corno están con la ilusión. La ciencia no pregunta cuáles son los motivos de la
pretendida finalidad del calor irradiado por el sol; la masa acción, com o si estos antes de la acción estuvieran ya en
mayor dilapidada: una parte calculable tiene «fin», tiene nuestra conciencia, sino que descom pone la acción en un
«sentido»; que un fin, con sus medios, es un diseño com ple grupo mecánico de fenómenos y busca la prehistoria de este
tamente indeterminado, que puede verdaderam ente mandar movim iento mecánico, pero no en el sentir, en el percibir, en
com o prescripción, com o «voluntad», pero presupone un el pensar. La ciencia no llega nunca a conseguir la explica
sistema de instrumentos obedientes y educados, que, en vez ción de todo este problema: la sensación es su materia, que
de lo indeterminado, crean sim ples dimensiones fijas (o sea. debe ser explicada. Su problema es precisamente este: expli
imaginamos un sistema de inteligencias más sabias, pero car el m undo sin poner m ano en las sensaciones com o cau
m ás limitadas, que ponen fin y medios para poder medir sa, porque esto supondría: considerar las sensaciones como
nuestro fin, al único objeto conocido de nosotros, la función causa de las sensaciones. De ningún modo su misión resulta
de la «causa de una acción», cosa a que propiam ente no te cumplida.
444 FRIED RICH NIFTZSCHK I.A V OLUN TA D D E PODER 445
Por tanto, o ninguna voluntad (hipótesis de la ciencia), o manifiestan de tal manera deban de ser estúpidos. La supre
libre voluntad. Esta última hipótesis responde al sentir do sión de todo fundam ento y logicidad, una afirmación o una
minante, del cual no podem os desentendem os, aunque la hi negación en el reducir a un deseo o a una repulsión apasio
pótesis luera demostrada. nada, una abreviación imperativa cuya utilidad no se suele
La creencia popular en la causa y el efecto está fundada en desconocer: esto es placer y desplacer. Su origen está en la
la hipótesis de que la libre voluntad es causa de toda acción: esfera central del intelecto: su prem isa es un percibir infini
precisamente de la que nosotros traemos el sentimiento de la tamente acelerado, un resumir, un calcular, un concluir: pla
causalidad. Por tanto, aquí subyace también el sentimiento de cer y desplacer son siempre fenómenos finales, no «causas».
que toda causa no es acción, sino simple mera causa, si la vo La decisión acerca de lo que debe suscitar placer y des
luntad es la causa. «Nuestros actos de voluntad no son nece placer depende del grado de potencia; la misma cosa que. en
sarios»: esto está contenido en el concepto de «voluntad». relación con una pequeña cantidad de potencia, aparece como
N ecesario es el efecto después de la causa: así sentim os peligro y necesidad de defenderse lo más pronto posible,
nosotros. Es una hipótesis, por tanto, que aun nuestro querer puede, cuando hay conciencia de una gran plenitud de po
es, en cualquier caso, un deber. tencia, tener la consecuencia de una excitación voluptuosa,
un sentimiento de placer.
Todos los sentimientos de placer y de desplacer suponen
661 ya una m edida lomada con el criterio de la utilidad general
o de la nocividad general; por consiguiente, una esfera en la
«Querer» no es «aspirar», anhelar, desear; lodo esto se que se verifica el querer, un fin (un estado) y una selección
eleva gracias a la pasión del mando. ile los medios oportunos para conseguirlo. Placer y despla
No hay un «querer», sino solo un querer alguna cosa; no se cer no son nunca «hechos originarios».
debe escindir el fin del estado de ánimo, com o suelen hacer Los sentimientos de placer y desplacer son reacciones de
los teóricos del conocimiento. «Querer», según estos entien la voluntad (afectos), en las que el centro intelectual marca
den, existe casi tan poco com o «pensar»: es una pura ficción. como valor general, el de ciertas variaciones acaecidas, para
Pertenece a la voluntad el hecho de que una cosa es introducir al m ismo tiempo acciones contrarias.
m andada (naturalmente, con esto no se dice que la voluntad
se «efectúe»).
Todo estado general de tensión, en virtud del cual una 663
fuerza tiende a disolverse, no es una «voluntad».
La creencia en ¡as pasiones.— Las pasiones son una cons-
Irucción de la inteligencia: la invención de causas inexis
662 tentes. Todos los sentim ientos com unes del cuerpo que
nosotros com prendem os son interpretados intelectualmenle,
«Desplacer» y «placer» son las palabras más estúpidas, esto es, se busca una causa por la cual nos sentimos de este
los m edios m enos imaginables para expresar juicios; con o del otro modo, en personas, hechos, etc. Por tanto, algo de
esto, naturalmente, no quiero decir que los juicios que se nocivo, de peligroso, de extraño, se destaca com o si fuese la
446 F R IE D R IC H N IE T Z S C IIE LA V O LU N TA D DE PO DER 447
causa ile nuestro mal hum or; en realidad, la cosa se busca, 665
com o incremento al mal humor, para hacer inteligible, pen-
sable nuestro estado de ánimo. Frecuentes aflujos de sangre La prehistoria inmediata de una acción se refiere a esta;
al cerebro, con el sentimiento de la sofocación, son interpre pero m ucho más atrás se encuentra una prehistoria que se re
tados com o cólera; las personas y las cosas excitan en nos fiere a sucesos mucho más lejanos: la acción singular es, al
otros la cólera y son liberaciones de estados fisiológicos. mismo tiempo, un elem ento de un hecho más tardío, mucho
Posteriormente, después de una larga costumbre, ciertos he más extenso. Los procesos más breves y los más largos no
chos y ciertos sentimientos com unes se ligan de tal modo, están nunca separados.
que la vista de ciertos hechos provoca aquel estado de senti
m iento com ún y, especialm ente, aporta consigo un insulto
de sangre, una producción de esperma, etc.: mediante la pro 666
ximidad. Entonces afirmamos: «Ha sido excitada la pasión».
En el «placer» y el «desplacer» ya hay juicios: los estímu Teoría del acaso. El alm a se considera com o un ser que
los se distinguen según resulten favorables o no al sentimiento elige y se nutre, extraordinariam ente sabia y continuam ente
de poder. creadora (esta fuerza creadora se olvida, entendiéndose
La creencia en la voluntad. Es una creencia m aravillosa la com o m eram ente pasiva).
que pone un pensamiento com o origen de un movim iento Yo reconocí la fuerza activa, creadora, junto a la acciden
mecánico. La coherencia de la ciencia exige que, después de tal: el acaso es solamente el choque recíproco de los instin
habernos hecho pensable el m undo por m edio de las imáge tos creadores.
nes, hagamos pensables tam bién las pasiones, las aspiracio
nes, la voluntad, etc., lo que significa negarlas y tratarlas
com o errores del intelecto. 667
ció de quiénes trabajan? Trabajan en favor del m ayor per de poder. Tener fines, metas, intenciones, «querer» en líneas
feccionamiento de los medios de nutrición y educación de generales, es un tratar de devenir m ás fuerte, un querer cre
las fundamentales funciones animales: sobre todo del incre cer y querer también los m edios necesarios para ello.
mento de la vida. El instinto más general y profundo en toda acción y vo
Por tanto, la parte incalculablemente m ayor se encuentra luntad ha sido lo que más desconocido y oculto ha quedado
en lo que se llama «cuerpo» y «carne»; el resto resulta acce precisamente por esto: porque en la práctica seguimos siem
sorio. El deber de continuar tejiendo toda la tram a de la vida pre su mandato, porque somos esencialm ente ese mandato...
y tejerla de modo que el hilo sea cada vez más tuerte, se con Todas las valoraciones son únicamente consecuencias y
vierte en el verdadero deber. perspectivas más estrechas al servicio de esta voluntad única:
Obsérvese, sin em bargo, cóm o el corazón, el alma, la vir el valorar mismo no es sino esta voluntad de poder.
tud, el espíritu se conjuran para invertir este deber funda Una crítica del ser que para que parta de uno cualquiera
mental, ¡como si ellos mismos fueran los fines!... La dege de estos valores es cosa absurda e imposible de comprender.
neración, de la vida está sustancialmcnte determ inada por la Aun suponiendo que en aquella crítica se introduzca un pro
extraordinaria capacidad de errar de la conciencia: es muy ceso de destrucción, ese proceso se encuentra siempre al ser
débilmente refrenada por el instinto, y por esto mismo des vicio de esta voluntad.
barra largamente y del modo más profundo. ¡Valuar el ser mismo! ¡Pero si ya el valuar es este ser! Y aun
M edir por el sentimiento de placer o de desplacer de esta cuando neguemos, hacemos siempre lo que somos.
conciencia el valor de la existencia: ¿puede imaginarse más Es necesario comprender, pues, el absurdo de estos ges
loca extravagancia de la vanidad? A quí se trata solo de un tos judicatores de la existencia, y luego tratar además de adi
medio; ¡y también los sentimientos placenteros o desplacen- vinar qué es lo que sucede realmente con ellos. Es cosa muy
teros son solamente medios! sintomática.
¿Cómo se mide objetivamente el valor'.' Únicamente por
la cantidad de fuerza aum entada y organizada.
669
Valor de roda evaluación.— Pretendo que se vuelva a ad Si intentamos la descomposición de nuestro cuerpo en el
mitir el agente en la acción una vez suprimido con el pensa espacio, llegamos a tener de él una imagen parecida a la de
miento, aislando de esta manera la acción; que se vuelva a los sistemas de estrellas, encontrándonos con que la distin
adm itir en la acción el hacer alguna cosa, el «fin», la «inten ción entre lo orgánico y lo inorgánico no hiere nuestros ojos.
ción», la «meta», después de haberlos quitado artificiosa I lace tiempo, se explicaban los movim ientos de las estrellas
mente de la acción, dejando así vacía la acción. rom o honra de un Ser consciente de sus fines; hoy, no hay
Todos los «fines» y las «m etas», los «sentidos», son sola va necesidad de ello, y aun por lo referente a los m ovim ien-
mente m odos de expresión y metam orfosis de la única vo los del cuerpo y a las variaciones del cuerpo, hace ya algún
luntad que es inherente a todo lo que ocurre: de la voluntad llempo que no los referimos a una conciencia que supone fi
450 F R IE D R IC H N IK T Z S C H E
l.A V O L U N T A D D E PO D H R 451
nes. La mayor parte de los movimientos no tienen nada que de las acciones son cosas diversas, y que no se sabe dem a
ver con la ciencia, y mucho menos con la sensación. Las siado de cuanto precede a una acción; que nuestros senti
sensaciones y los pensamientos son cosa extraordinariamente mientos de la «libertad de la voluntad», «causa y efecto», son
pequeña y extraña, frente a los innúmeros acontecimientos fantásticos; que las imágenes y los pensamientos y las pala
de cada momento. bras son solamente signos de pensamiento: mostrar que toda
Contrariamente, nosotros descubrimos que en los más pe acción tiene poca profundidad; que toda alabanza o censura
queños acontecim ientos reina una finalidad que se oculta a son superficiales; que lodo aquello que constituye nuestra
todo nuestro saber: una previsión, una elección, un conectar, vida consciente es invención e imaginación; que nosotros, en
un hacer bueno de nuevo, etc. En resumen, encontram os una todas nuestras palabras, hablamos de descubrimientos (tam
actividad que se debe atribuir a un intelecto enormemente bién de pasiones), y que la unificación de la humanidad se
más elevado y com prensivo que el que nosotros conocemos. basa en una transfiguración de estos descubrimientos, mien
Com enzamos a pensar «pobremente» de todo aquello de lo tras que en el fondo la profunda evolución continúa por un
que somos conscientes; no sabemos hacem os responsables camino oscuro (por la generación). ¿Altera las cosas, en rea
de nosotros mismos, porque nosotros, com o criaturas cons lidad, semejante creencia en los descubrimientos com unes de
cientes y forjadoras de fines, no somos sino una mínima los hombres? Todo el conjunto de las ideas y de las valora
parte de nosotros mismos. De las numerosas influencias que ciones, ¿no será otra cosa que la m ism a expresión de cambios
se ejercen en todo momento, por ejemplo: de las influencias no conocidos? ¿Hay realmente voluntades, fines, pensamien
del aire, de la electricidad, no nos damos cuenta de casi nin tos. valores? ¿O acaso la vida consciente, toda ella, no es más
guna: pudiendo haber bastantes fuerzas que, sin llegar nunca que un espejismo? Aun cuando parece que las valoraciones
a hacerse perceptibles por nosotros, ejercieran una continua determinan a un hombre, ¡en el fondo sucede algo muy dis
influencia. Placer y dolor son fenómenos muy raros y esca tinto! Suponiendo, en resumidas cuentas, que se llegue a ex
sos, frente a los innumerables estímulos que una célula, un plicar la finalidad en la obra de la Naturaleza sin adm itir un
órgano, ejerce sobre otra célula, sobre otro órgano. ••yo» que ponga un fin, ¿no podría, en último térm ino, poner
Esta es la frase de la modestia de la conciencia. Termi lines también nuestro pensamiento, nuestra voluntad, etcé
nando así por entender el mismo «yo» consciente como un ins tera, ser solamente un lenguaje para indicar algo sustancial
trumento único al servicio de aquel más alto entendimiento mente diverso, esto es, algo no deseado ni consciente? ¿No
que entiende todas las cosas; pudiendo entonces preguntar podría ser sino la más fina apariencia de aquella finalidad na-
nos si tcxlo querer consciente, todos los fines conscientes, to lural de lo orgánico, pero no distinta de ella?
das las valoraciones no serán acaso únicamente medios por Bn pocas palabras: quizá en todo el desarrollo del espíritu
los que se debe conseguir algo sustancialmente diverso de lo no se trate de otra cosa que del cuerpo; es la historia, que se
que aparece dentro de la conciencia. Nosotros creemos qui lince sensible, del hecho de que se form a un cuerpo más ele
se trata de nuestro placer o desplacer; mas placer y desplacer vado. Lo orgánico se eleva a grados más altos. Nuestra avi-
podrían ser medios en virtud de los cuales deberíamos pro i le/, por conocer la Naturaleza es un m edio que el cuerpo em
porcionar algo que se encuentra fuera de nuestra consciencia. plea para perfeccionarse. O mejor dicho: se hacen centenares
Hay que dem ostrar que todo aquello de que somos conscien dv miles de experiencias para cambiar la nutrición, el modo
tes se queda en la superficie; que las acciones y las imágenes ile vivir, el tenor de vida del cuerpo: la conciencia y las valo
452 FRIEDR1CH N IE T Z S C H E
LA V O L U N T A D D E P O D E R 453
raciones que hay en todo esto, toda clase de placeres y de des La concepción del mundo moral. Los sentimientos de je
placeres son signos de este cambio y de estos experimentos. rarquía social son transferidos al universo: la constancia, la
Por último, no se trata de) hombre; este debe ser superado. ley, el orden y la coordinación, al ser valoradas en el más
alto grado, son buscadas también en el lugar más alto, sobre
el Todo, o detrás del Todo.
670 Lo que es com ún a todas estas concepciones: querer ha
cer de los instintos dominadores las supremas instancias de
EN Q U É M EDIDA LAS INTERPRETACIONES v aloren general, considerarlos com o fuerzas creadoras y go
DEL M UNDO SON SÍNTOM AS DE bernadoras. Se entiende que estos instintos, o son recíproca
UN INSTINTO DOM INADOR mente enemigos, o se someten los unos a los otros (.sintéti
camente también se asocian o se truecan en el dominio).
La concepción artística del mundo: problema de colocarse Pero su profundo antagonismo es tan grande, que allí donde
lrente a la vida. Pero en este caso falta el análisis de la visión quieren satisfacerse todos se debe suponer un hombre de ab
estética, su reducción a ¡a crueldad, al sentido de la seguri soluta mediocridad.
dad, del ser jueces y del estar fuera, etc. Se debe exam inar al
artista mismo y su psicología. (Hacer la crítica del instinto
del juego, com o descarga de fuerza, com o gusto del cambio, 671
de imprimir nuestra propia alma en lo que resulta extraño a
nosotros; crítica del egoísm o absoluto del artista, etc.). ¿No sería necesario buscar nuestro aparente «conoci
Com prender también, qué instintos sublima. miento» en viejas valoraciones, incorporadas sólidam ente a
La concepción científica del mundo; critica de la necesidad nosotros, hasta el punto de que constituyen algo muy im
psicología de ciencia. Intentar hacer comprensibles las cosas, portante de nuestra esencia fundamental, hasta el punto de
intentar hacer las prácticas útiles, utilizables; hasta qué punto que realmente solo necesidades más apremiantes aparecen
es esto antiestético. Atribuir valor solo a lo que puede ser nu en lucha con el resultado de necesidades más antiguas?
merado y calculado. En qué medida una especie de hombres Ver, percibir, interpretar el m undo de m anera que la vida
mediocres trata de conseguir el predominio por la ciencia. Es orgánica se conserve en esta perspectiva de interpretación.
tremendo observar que la historia misma suele conquistarse El hombre no es solamente un individuo, sino el conjunto de
de semejante forma, la historia, que es el reino, en definitiva, lo que es orgánico y pervive dentro de una determinada línea.
de lo superior, de lo judicial. Qué instintos sublima la ciencia. I’or el hecho de que existe, se dem uestra que también haexis-
La concepción religiosa del mundo; crítica del hom bre re lido una especie de interpretaciones (si bien siempre perm a
ligioso. Es m enos necesario el hombre moral que el hombre nentemente construidas), que el sistema de la interpretación
de las importantes elevaciones y de las trem endas depresio no ha cambiado. «Adaptación.»
nes, que interpreta las primeras con gratitud o con sospechas Nuestra «insuficiencia», nuestro «ideal», etc., es acaso la
y no las deriva de sí m ism o (ni tam poco las segundas). Esen consecuencia de este fragmento incorporado de interpreta
cialm ente, el hombre religioso es el que se siente «no-libre» ción. desde nuestro punto de vista o enfoque; quizá con esto
y sublim a sus estados de ánimo, sus instintos de sumisión. la vida orgánica concluye por perecer, así com o la división
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un César, es «sui géneris»: semejantes cualidades no se trans provecho de las excepciones y de los casos singulares: los
miten por herencia. Se hereda el tipo: un tipo no es cosa extre más fuertes y los m ás afortunados no son m ucho cuando tie
ma, no es un «caso feliz...» Esto no depende de una especial nen en contra suya los instintos del rebaño, la pusilanim idad
fatalidad o «m ala voluntad» de la N aturaleza, sino sim ple de los débiles y la preponderancia del núm ero. Mi concep
m ente del concepto de «tipo superior»; el tipo superior repre ción com plexiva del m undo de los valores dem uestra que en
senta una com plejidad incom parablem ente mayor, una sum a los valores superiores hoy colocados sobre la hum anidad no
m ayor de elem entos coordinados; por consiguiente, tam bién prevalecen los casos singulares, los tipos de selección, sino
la disgregación es incom parablem ente m ás probable. El más bien los tipos de decadencia; probablem ente, nada tan
«genio» es la m áquina m ás sublim e que existe; por consi interesante com o este tipo de espectáculo no deseado...
guiente, la m ás frágil. Por raro que resulte, siem pre se deben poner en valor los
Tercera proposición: la «civilización» o dom esticación fuertes contra los débiles, los afortunados contra los desgra
del hom bre no alcanza dem asiada profundidad... A llí donde ciados, los sanos contra los enferm os, así com o los que tie
penetra en profundidad se convierte súbitam ente en degene nen defectos hereditarios. Si se quiere convertir la realidad
ración (tipo: el cristiano). El hom bre «salvaje» (o el hom bre en una fórm ula m oral, esta moral puede decir: los tipos m e
malo, expresándonos en lenguaje m oral) es una regresión a dios tienen más valor que las excepciones; los seres de d e
la N aturaleza, y, en un cierto sentido, su restablecim iento, su cadencia. más que los medios; la voluntad de la nada sobre
salvación de la «civilización»... la voluntad de vencer; y el objeto com plexivo es. para ex
presam os en térm inos cristianos, budísticos, schopenhaue-
rianos: «antes "n o " ser que ser».
678 Yo m e rebelo contra la idea de dar a la realidad una fórmula
moral; abom ino de m anera mortal al cristianism o por haber
A n tid anvin .— N ada me sorprende tanto, al lanzar una m i creado las palabras y los gestos sublimes para dar aire de de
rada sobre los grandes destinos de los hombres, com o en recho a una terrible realidad, aires de virtud y de divinidad...
contrarm e delante de m í lo contrario de lo que hoy ven Dar- Veo a todos los filósofos y a la ciencia de rodillas ante
win y su escuela, o de lo que quieren ver: la selección a favor la realidad de una lucha por la vida opuesta a la enseñada
de los más fuertes, de los m ejor logrados, el progreso de la por la escuela de Darwin; veo, en fin, predominar a los que
especie. Precisamente es lo contrario lo que se toca con la comprometen la vida, el valor de la vida. El error de la escuela
mano: la supresión de los casos felices, la inutilización de de Darwin ha llegado a ser para mí un problem a: ¿cóm o se
los tipos m ejor logrados, el inevitable gravitar de los tipos puede estar tan ciego para ver en falso precisamente en este
medios y hasta de los tipos inferiores a la medida. A menos punto?
que se nos dé la razón por la que el hombre ha de constituir La afirmación más absurda del m undo es la de que las es
una excepción entre las criaturas, yo me inclino a pensar que pecies representen un progreso, cuando, por ahora, suponen
la escuela de Darvvin se equivoca totalmente. Aquella vo un «nivel». Nadie ha demostrado hasta ahora que los organis
luntad de poder en que yo he reconocido el último m otivo y mos más altos hayan derivado de los más bajos. Yo veo que
carácter de toda variación, nos pone en la mano el medio de la cantidad hace preponderantes a los inferiores, así com o la
explicar por qué precisam ente la selección no se verifica en prudencia y la astucia; pero no veo cóm o una variación ac
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cidental atribuya una ventaja, al menos por tiempo sufi y dirigente del mundo inferior o para conservar el organismo
cientemente largo: esto sería, por otra parte, un nuevo m o llamado «individuo».
tivo para explicar por qué una variación accidental se ha he No solo somos más que el individuo, sino toda la cadena,
cho tan fuerte. con los deberes naturalmente de todo su porvenir.
Yo sitúo la «crueldad de la Naturaleza» de que suele ha
blarse en otro sitio: la Naturaleza es cruel contra los favori
tos de la suerte, ahorra y protege y ama a los humildes. IV
Resumiendo: el poder creciente de una especie se en
cuentra menos garantizado por los favoritos de la fortuna, TEORÍA DE LA VOLUNTAD DE PODER
por los fuertes, que por la preponderancia de los tipos m e Y DE LOS VALORES
dios e ínfimos... En los últimos se encuentra la gran fecun
didad, la duración: con los primeros crece el peligro, la rá Concepción unitaria de la p sico lo g ía .— A lgo a lo que
pida destrucción, la rápida dism inución del número. estam os habituados es a considerar el hecho de ser forjadas
una multitud de formas com o com partibles con el origen de
una unidad.
679 En mi concepto, la voluntad de poder es la form a prim i
tiva de pasión, y todas las otras pasiones son solamente con
El hombre que hasta ahora ha existido es. por así decirlo, figuraciones de aquella.
el hombre del hombre futuro: todas las formas creadoras que Se obtiene un importante esclarecim iento situando el po
proyectan el hombre porvenir palpitan en el hombre del pre der en lugar de la felicidad individual (a la cual debe tender
sente; y com o estas son enormes, hay sufrim iento para el in lodo ser viviente): «aspirar al poder, a un aum ento de poder»
dividuo del presente, sufrimiento tanto mayor cuanto más —el placer es solo un síntoma del sentimiento del poder al
determina el porvenir. La más profunda concepción del su canzado, la comprobación de una diferencia— ; no se busca la
frir son las fuerzas plasmadoras entrechocándose. No debe consecución del goce, el goce sobreviene cuando se logra lo que
engañam os nunca el aislam iento del hombre, porque alguna se pretende: el goce acom paña, pero no mueve.
cosa fluye constantemente entre los individuos. El hecho de Toda fuerza impelente resulta voluntad de poder, y que
que él m ism o se sienta aislado, es un estím ulo que tiende a fuera de esta no hay fuerza física, dinám ica ni psíquica.
metas lejanas dentro del proceso; su búsqueda de la felicidad En nuestra ciencia, en la que la idea de causa y efecto está
es el medio que mantiene unidas y m odera las fuerzas plas ivducida a una relación de igualdad, con la ambición de de
m adoras, para que no se destruyan entre sí. mostrar que de lodos lados hay la misma cantidad de fuerza,
lalta la fuerza impelente: consideramos solo resultados, los
consideramos iguales en relación con el contenido de fuerza...
680 Supone algo así com o un simple negocio experimental,
decir que la variación no cesa: en realidad, no tenemos nin
La fuerza superflua en la intelectualidad se fija a sí misma gún motivo para creer que a una variación haya de seguir
nuevos cam inos, aunque no sim plem ente com o com andante nlra. Parecería por el contrario que un estado logrado debe
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ría conservarse, si no hubiese en él una facultad de no qu e N o sim plem ente constancia de la energía, sino econom ía
rerse consentir... La tesis de Spinoza, de la «conseivación de sí», m áxim a en el consum o: de m anera que el querer devenir
debería, en realidad, cerrar el cam bio; pero la tesis es falsa, más fuerte a partir de cualquier punto de fuerza, es la única
lo contrario es la verdad. Puede dem ostrarse clarísim am ente realidad: no conservación de sí m ism o, sino v o lu n tad de
que cada ser vivo hace todo lo posible, no solo para conser apropiarse, de adueñarse, de ser m ás. de hacerse m ás fuerte.
varse, sino para llegar a ser más... El hecho de que la ciencia sea posible, ¿debe evidenciarnos
un principio de causalidad: «De- causas iguales, efectos igua
les», «una ley perm anente de las cosas», «un orden invaria
682 ble»? ¿Es tam bién necesaria una cosa, por el hecho de que
sea calculable...?
<-<V oluntad d e p o d er» v eausa lism o .— El co n c ep to de Si una cosa se realiza de una m anera concreta, este hecho
«causa» en sentido psicológico es nuestro sentim iento de po no quiere decir que haya ningún «principio», ninguna «ley»,
d er en la citada voluntad; nuestra idea de «efecto», la su ningún «orden», sino cierta cantidad de fuerzas que actúan,
perstición de que este senlimiento de poder es el poder mismo cuya esencia consiste en ejercitar poderes sobre todas las
que mueve... cantidades de fuerza.
L'n estado de ánim o que acom paña al hecho y es ya un N osotros adm itim os una aspiración al poder sin una sen
efecto de! hecho es proyectado com o «causa suficiente» de! sación de placer o desplacer, o sea, sin el sentim iento del
m ism o — la relación de tensión de nuestro sentim iento de aum ento o de la dism inución del poder. ¿Es solo un lenguaje
poder (el goce com o sentim iento de poder) y el de la resis el m ecanism o para indicar el m undo interno de los hechos,
tencia superada— , ¿son estas ilusiones? un m undo que rem ansa cierta cantidad de voluntad, que
Si trasladam os el concepto de causa a la única esfera co lucha y que v ence? T odas las hipótesis del m ecanism o,
nocida por nosotros y de la cual lo habíam os quitado, no materia, átomo, gravedad y choque no son «hechos en sí»,
podem os suponer ningún cam bio en que no se encuentre sino interpretaciones realizadas con la ayuda de ficciones
representada una voluntad de poder. Nosotros no sabemos psíquicas.
valorar un cam bio si no observam os la acción de una fuerza La vida, com o la form a del ser conocida por nosotros, es,
sobre olra. específicamente, una voluntad de acum ular fuerza; todos los
La mecánica nos m uestra consecuencias solamente y en procesos de la vida tienen en este caso su palanca: nada quiere
imágenes (el movim iento es un lenguaje figurado). La misma conservarse, todo debe ser sum ado y acumulado.
gravitación no tiene causa mecánica, porque es, precisa La vida, com o caso particular (la hipótesis que, partiendo
mente. el motivo de consecuencias mecánicas. tle una realidad determ inada, se eleva al carácter general de
La voluntad de acumular fuerzas es algo indispensable la existencia), tiende a un sentimiento m áxim o de poder; el
para el fenómeno de la vida, para la nutrición, la generación, esfuerzo no es otra cosa que un esfuerzo hacia el poder; esta
la herencia, para la sociedad, el Estado, las costum bres, la voluntad es la m ás íntima y la más inferior. (La m ecánica es
autoridad. ¿No podría admitirse que esta voluntad sea la una sim ple semiótica de las consecuencias.)
causa m otriz igualmente en la química y en el plano de la or
denación cósmica?
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683 687
Por la vía de la investigación sobre la evolución, no se Con arreglo a las resistencias que una fuerza busca para
puede encontrar lo que es motivo del hecho de que exista dominarlas, crece la medida del fracaso y de la catástrofe
evolución en general: no se la debe considerar com o «cosa cuando ellas se provocan; y en cuanto cualquier fuerza solo
que deviene» y aún menos com o cosa devenida. puede descargarse contra resistencias, es necesario en toda
acción un ingrediente de desplacer. No obstante, este des
placer actúa com o estímulo vital, reforzando la voluntad de
684 poder.
ción de la voluntad, en el hecho de que la voluntad no vive la verdad. Existen casos en que una especie de placer está
satisfecha si no tiene enfrente un adversario y una resisten condicionada por una cierta sucesión rítmica de pequeños
cia. El «hombre feliz»: ideal del rebaño. estím ulos de desplacer: con estos se logra un increm ento
rápido del sentimiento de poder, del sentimiento de placer.
Así sucede, por ejemplo, en las cosquillas y en el cosquilleo
690 sexual del acto del coito: vem os en estos casos actuar al
desplacer com o ingrediente del placer. Parece que en este
La norm al insatisf acción de nuestros instintos, por ejem caso existe un pequeño obstáculo que es superado y luego
plo, del hambre, del instinto sexual, del instinto de movi seguido por otro pequeño obstáculo, que, a su vez, es ven
miento, no contiene en sí nada deprimente; irrita, en reali cido; este ju eg o de resistencia y de victoria excita aquel
dad, el sentimiento de la vida, com o todo ritmo de pequeños sentim iento co m plejo de poder su p erflu o y excesivo en
estímulos dolorosos refuerza aquel sentimiento, digan lo que el m ás alto tono, sentimiento que constituye lo esencial del
quieran los pesimistas. Dicha insatisfacción, lejos de entris placer.
tecerse con la vida, es su gran estimulante. Lo contrario, vale decir, un aum ento del sentimiento de
(En general, podría definirse el placer en general com o un dolor mediante la introducción de pequeños estímulos de
ritmo de pequeños estímulos de desplacer.) placer, falta: placer y dolor no son cosas opuestas.
El dolor es un fenómeno intelectual, en el que se mani
fiesta evidentem ente un juicio: el juicio de «cosa nociva», en
691 el que se resume una larga experiencia. En sí, el dolor no
existe. No es la herida lo que hace sufrir: es la experiencia
K ant dice: «Esta proposición del conde Berri (Sobre la de las malas consecuencias que una herida puede tener para
índole del placer y de! dolor, 1781) yo la transcribo con ab el conjunto del organismo, es aquella experiencia que habla
soluta convicción: “El único estimulo del hombre es el do en form a de esa agitación profunda que se llama disgusto
lor. El dolor precede a todo placer. El placer no es un ser (por las influencias nocivas que fueron conocidas por la más
positivo”». antigua humanidad, por ejemplo, la de los productos quím i
cos venenosos com binados de un m odo nuevo: falta también
la expresión de) dolor, y, sin em bargo, por efecto de aquellos
692 venenos perecemos).
Lo propio del dolor es siempre la larga sacudida, el tem
E) dolor es algo distinto del goce, y no precisam ente su blor subsiguiente a un choque en el centro del sistema ner
contrario. Si la esencia del goce quedó definida com o un au vioso que excita el terror: se sufre propiam ente, no por causa
m ento del sentimiento de poder (como un sentimiento por del dolor (por una herida, por ejem plo), sino por la larga
consiguiente de diferencia, que perm ite el parangón), no ruptura de equilibrio que sobreviene a causa de dicho cho
queda aún definida la esencia de] desplacer. Los falsos con que. El dolor es una enferm edad de los centros nerviosos
trastes preferidos por el pueblo, y, lo que es lo mismo, la len del cerebro; el placer, por el contrario, no es ninguna enfer
gua, resultaron siempre grilletes nocivos para la m archa de medad...
468 FK 1E D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 469
car algo que le resista, no por hambre, com o pudiera creerse, 697
sino por voluntad de poder. Luego hace la tentativa de ven
cer dicha resistencia, de apropiársela, de incorporársela; lo que ¿Por qué los artículos fundamentales de la psicología acu
se llama nutrición es simplemente un fenómeno subsiguiente, san la peor deformación y com o acuñación de m oneda falsa?
una aplicación de aquella primitiva voluntad de hacerse más «El hom bre tiende a la felicidad», por ejemplo; ¿qué hay de
fuerte. El desplacer, por consiguiente, está tan lejos de pro verdad en semejante afirmación? Para com prender qué es
ducir consecuencias com o una disminución de nuestro senti vivir, qué especie de esfuerzo y de tensión es la vida, la fórmu
m iento de poder, que, en los casos medios, obra precisamente la debe valer para los árboles, las hierbas y los animales.
com o estímulo sobre esta voluntad de poder: el obstáculo es Cuando nos preguntamos: «¿A qué tiende la planta?», inven
precisamente el estímulo de la tal voluntad. tamos una falsa unidad que no existe: el hecho de un m últi
ple crecimiento con iniciativas propias y semipropias resulta
desconocido y negado cuando suponem os antes una grosera
696 unidad, una «planta». Q ue los últimos pequeñísimos «indivi
duos» no se puedan com prender com o se com prende un «in
Suele confundirse el desplacer, en general, con una forma dividuo metafísico», un átomo; que su esfera de poder se
particular del desplacer, la del agotamiento: este representa desplace constantemente, es algo explicable. Pero ¿tiende a
efectivamente una profunda disminución y un rebajamiento la felicidad cada uno de estos cuando se transforma de tal
de la voluntad de poder, un a pérdida de fuerza mensurable. manera? Todo expandirse, sin embargo, sabido es que re
Tales palabras quieren decir que existe: a) desplacer como sulta un tender a una resistencia: el m ovim iento es esencial
medio para excitar el refuerzo del poder, y b) el desplacer que mente una cosa vinculada con los estados de desplacer; lo
proviene del despilfarro del poder; en el primer caso, estamos que aquí im pulsa debe, en todo caso, querer alguna cosa
claramente ante un estímulo; en el segundo, la consecuencia más, cuando quiere en tal forma el desplacer y lo busca con
de una irritación excesiva... La incapacidad de resistencia es tinuamente. ¿Por qué com baten entre ellos los árboles de
propia de este segundo desplacer: el reto a lo que resiste es tina selva virgen? ¿Por la «felicidad»...? ¡No; por el poder!
propio del primero...; el único placer que se experimenta en el El hombre que se ha adueñado de las fuerzas naturales,
estado de agotamiento es el de adormecerse; el placer, en el otro i|tie se ha hecho dueño de su propio salvajism o y desenfreno
caso, es la victoria... Los psicólogos son muy dados a confu (las aspiraciones vienen después, han aprendido a ser útiles);
siones por no separar estas dos formas de placer: la del ador el hombre frente a un prehom bre, representa una enorme
mecerse y la del vencer. Los agotados ansian reposo, bostezos, cantidad de poder, no un aum ento de «felicidad». ¿Cómo se
paz, silencio: esta es la felicidad de las religiones y de las filo Imcde pretender que haya aspirado a la felicidad?
sofías nihilistas; los vivos y los ricos quieren la victoria, quieren
adversarios vencidos, quieren extender su poder sobre territo
rios más extensos que los que ocupan en la actualidad. Todas 698
las funciones sanas del organismo tienen esta necesidad, y
todo el organismo resulta un com plejo de sistemas que lu Por culpa de las últimas cuestiones veo resplandecer so-
chan entre sí por el aumento de los sentimientos de poder. lue mí, entre las estrellas, la enorme escuela de errores que
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hasta aquí ha sido considerada com o la m ás alta inspiración Estam os ante mi objección fundam ental contra todas las
de la hum anidad: «toda felicidad dim ana de la virtud: toda cosm odiceas y teodiceas fisicom orales, contra todos los por
virtud, de la libre voluntad». qués y los valores suprem os en la filosofía y en la filosofía
Si se invienen los valores: toda bravura es resultado de religiosa, hasta ahora existentes. U na especie de m edios fue-
una feliz organización, toda libertad es consecuencia de la ion entendidos com o fines: la vida y su aum ento de fuerzas
bravura. (A quí libertad significa facilidad en dirigirse a sí fueron, por el contrario, rebajados al nivel de medios.
m ism o. C ualquier artista puede com prenderm e.) Si tratásem os de alejar un fin de la vida, deberíam os in
tentar que no coincidiera con ninguna categoría de la vida
consciente com o m edio para llegar a él.
699 ¡La «negación de la vida», estim ada com o meta de la vida,
com o m eta de la evolución! ¡La existencia com o una gran es
«El valor de la vida.» La vida es un caso particular: debe tupidez! Tan gratuita interpretación es solamente consecuen
justificarse no solo la vida, sino cualquier existencia: el princi cia de una mensuración de la vida con los factores de la
pio justificador es un principio por el cual se desarrolla la vida. conciencia (placer y desplacer, bien y mal). En este caso se
La vida, m edio siem pre para alguna cosa, es la expresión valorizan los m edios contra el fin: los m edios «insanos», ab
de form as de aum ento del poder. surdos, sobre todo desagradables; ¿para qué puede servir una
cosa que tiene necesidad de tales m edios? Pero el error está
en que nosotros, en ve/, de buscar el f in que disculpa precisa
700 mente semejantes medios, suponemos «a priori» un fin que
excluye precisamente semejantes medios, o sea, adoptamos una
C om o el «mundo consciente» no sirve de punto de arran deseabilidad en relación con ciertos m edios (con m edios pla
que del valor se hace precisa, com o es lógico, una valoriza centeros, racionales, virtuosos), como norma según la cual pre
ción «objetiva». cisamente establecemos qué objetivo de conjunto es deseable.
En relación con el gran volumen y la m ultiplicidad dei El error fundamental consiste precisam ente en que nos
trabajo realizado en provecho o daño recíprocos, represen otros, en vez de com prender la conciencia com o instrumento
tada por la vida com plexiva de cualquier organism o, el y particularidad en la vida contem plativa, la ponem os com o
mundo consciente de sentimientos, intenciones, evaluacio criterio de la vida, com o suprem o estado de valor de la vida:
nes de aquel organism o es una pequeña fracción. Hacer di' esta es la errónea perspectiva del «a parte ad totum »; por
este fragm ento de conciencia el fin, el porqué de cada fenó esto instintivamente todos los filósofos llegan a concluir por
meno com plexivo de la vida, es algo a que no tenemos el me imaginar una conciencia com plexiva de todo lo que acon
ñor de los derechos: es un hecho que llegar a ser consciente tece a la vida y a la voluntad, un «espíritu», «Dios». Pero
resulta solo un m edio m ás en el desarrollo y en el aumento debe decírseles que, precisam ente por esto, hacen de la vida
del poder de la vida. Por esto es una ingenuidad poner como una monstruosidad: que un Dios y un sensorio com plexivo
valores supremos el placer, o la espiritualidad, o la moralidad, sería en absoluto una cosa por la cual la existencia merecería
o cualquiera otra singularidad de la esfera de la conciencia, ser condenada... Precisamente el hecho de que nosotros ha
y el justificar acaso en ellos el «mundo». yamos elim inado la conciencia com plexiva. que pone fines
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y medios, es nuestro gran alivio; con esto debemos dejar de pierde su valor, y precisam en te p o r esto aparece co m o pri
ser pesimistas... Nuestro gran reproche contra la existencia vado de sentido y superfluo.
era «la existencia de Dios»... Por tanto, es necesario preguntarse: ¿cóm o p u d o (o debió)
surgir la ilusión del ser?
Y tam bién: ¿cóm o se han desvalorizado todos los juicios
701
de v alor que se basan en la hipótesis del ser?
Pero con esto reconocem os qu e esta hipótesis del S er es
D e l valor ele devenir.— Si el m ovim iento del m undo .se
el origen de todas las calum nias del m undo (el «m undo m e
m arcase una m eta, la m ism a debería ser alcanzada. Pero el
jor», el «m undo real», el «m as allá», la «cosa en sí»),
hecho esencial es el siguiente: que aquel m ovim iento no
1) El devenir no tiende hacia ninguna m eta, no desagua
tiene una m eta, y toda filosofía o hipótesis científica (por
en un «ser».
ejem plo, el m ecanism o), en la cual una m ela se hace nece
2) El dev en ir no es un estado aparente, m ientras que el
saria, es refutada por este hecho fundam ental.
m undo existente acaso es una apariencia.
Yo persigo una concepción del m undo de acuerdo con este
3) El devenir tiene en todo m om ento igual valor: la sum a
hecho. El devenir debe explicarse sin recurrir a estas inten
de su valor queda siem pre igual; en otros térm inos: el d ev e
ciones finales: el devenir debe aparecer justificado en todo
nir no tiene ningún valor, porque falta una cosa con la cual
m om ento (o bien debe aparecer no valorable; lo que nos lleva
se pudiera m edir y en relación a la cual la palabra «valor»
a la m ism a conclusión): no podem os de ningún m odo ju stifi
icnga sentido. El valor com plexivo del m undo no es valori-
car el presente por un futuro o el pasado con un presente. La
/able; el pesim ism o filosófico, por consiguiente, resulta algo
«necesidad» no presenta la form a de una fuerza com plexiva
cóm ico.
invasora. dom inante, o de un prim er motor; y no debe enten
derse com o la necesidad de condicionar algo valioso. Debe
negarse una conciencia com plexiva del devenir, un «Dios»,
703
para no situar todo lo que ocurre en el punto de vista de un
ser que tiene con nosotros com unes sentimientos y sabiduría,
¡Procurem os no hacer a nuestras «deseabilidades» jueces
y, sin em bargo, no desea nada: «Dios» es inútil cuando no
del ser!
quiere algo, y, por otra parte, con Dios se pone una suma de
¡Hay que colocar de nuevo com o un «en sí» tras de la
desplacer y de ilogismo que rebaja el valor com plexivo del
evolución, las form as finales de la evolución!
«devenir»; por fortuna, falta precisam ente tal poder aditivo
(un Dios que sufre y vigila, un sensorio complexivo»: y
«todo espíritu» sería la m ayor objeción contra el Ser).
704
708 v á m e n te , p o d ría m o s h a b la r d e á to m o s y d e m ó n a d a s; y es
c ie rto q u e el m u n d o q u e tie n e m e n o r d u ra c ió n e s e l m á s d u
L as p a la b ra s del « v a lo r» so n b a n d e ra s q u e su e le n e n a r b o ra d e ro ... N o e x is te v o lu n ta d : h a y p u n tu a c io n e s d e v o lu n ta d ,
larse d o n d e se in v e n ta u n a n u e v a b e a titu d o un n u e v o se n ti las c u a le s c o n s ta n te m e n te a u m e n ta n o d is m in u y e n su poder.
m ie n to .
V
709
L A V O L U N T A D D E P O D E R C O M O S O C IE D A D
El p u n to d e v ista del « v a lo r» e s el p u n to d e v is ta d e c o n Y C O M O IN D IV ID U O
d ic io n e s d e c o n s e rv a c ió n y d e c re c im ie n to e n re la c ió n c o n
se re s c o m p le jo s , q u e tie n e n u n a v id a d e d u ra c ió n re la tiv a 1. S o c ie d a d y E sta d o
d e n tro d el d e v en ir.
N o h a y u n id a d e s ú ltim a s in m u ta b le s, ni á to m o s, ni m ó n a 712
d a s; ta m b ié n a q u í el « se r» fu e p re c isa m e n te in tro d u c id o p o r
n o s o tro s (p o r ra z o n e s p rá c tic a s, ú tile s, d e p e rsp e c tiv a ). P ro p o s ic ió n fu n d a m e n ta l: s o la m e n te lo s in d iv id u o s se
sie n te n « re sp o n sa b le s» . L as m u ltitu d e s e n re a lid a d h a n sid o
c r e a d a s p a ra h a c e r a q u e llo p a r a lo c u a l n o tie n e n v a lo r los
710 in d iv id u o s. Q u iz á p o r e sto to d a s las c o m u n id a d e s , s o c ie d a
d e s, e tc é te ra , so n c ie n v e c e s m a s s in c e ra s y m á s in stru c tiv a s
« S e re s d e d o m in io » ; la e s fe ra d el d o m in a d o r c re c e c o n ti so b re la e s e n c ia d el h o m b re q u e el in d iv id u o , q u e e s d e m a
n u a m e n te , o ta m b ié n , se g ú n el fa v o r o d is fa v o r d e las c ir sia d o d é b il p a ra te n e r el v a lo r d e su s in stin to s...
c u n s ta n c ia s (de la n u tric ió n ), d is m in u y e o c re c e p e rió d ic a T o d o « a ltru is m o » se n o s re v e la c o m o p ru d e n c ia d el
m en te . « h o m b re -p riv a d o » : las so c ie d a d e s n o so n « a ltru ista s » e n tre
« V a lo r» es e s e n c ia lm e n te el p u n to d e v ista p a ra el a u sí... E l p re c e p to d el a m o r al p ró jim o n o h a sid o n u n c a re e m
m e n to o la d is m in u c ió n d e e sto s c e n tro s p a tro n a le s (« m u lti p la z a d o p o r el p re c e p to d e l a m o r al v e c in o . M a s re su lta c o
p lic id a d » en to d o c aso ; p e ro la « u n id a d » n o se e n c u e n tra de rre c to d e c ir q u e e n e s te p la n to d a v ía e s tá e n v ig o r el p re c e p to
n in g ú n m o d o e n la n a tu ra le z a d el d e v e n ir). d e M a n u : « T o d o s los re in o s lim ítro fe s, in c lu so los a lia d o s,
d e b e n se r c o n s id e ra d o s c o rn o e n e m ig o s . P o r la m is m a ra z ó n
d e b e m o s c o n s id e ra r a los v e c in o s d e e s to s p u e b lo s c o m o
711 a m ig o s» .
P o r e s ta ra z ó n e s tan p re c io s o el e s tu d io d e la so c ie d a d ,
L o s m e d io s e x p re s iv o s d el le n g u a je n o se u tiliz a n para d a d o q u e el h o m b re , c o m o so c ie d a d , e s m u c h o m á s in g e n u o
s ig n ific a r el d e v e n ir; p ro p io d e n u e stra in e v ita b le n e c e sid a d q u e el h o m b re c o m o « u n id a d » . L a « s o c ie d a d » tie n e la v irtu d
d e c o n s e rv a c ió n e s su p o n e r p e rm a n e n te m e n te un m u n d o d e n o c o n s id e ra rs e n u n c a m á s q u e c o m o m e d io d e lo s f u e r
g ro s e ro d e e le m e n to s p e rm a n e n te s , d e « c o sa s» , e tc. R elati tes, d e l p o d e r, del o rd e n .
480 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E L A V O L l :N T A D D I. P O D E R 481
¡Qué sencillez y dignidad palpitan en las palabras de El legislador y el que ejecuta la ley; el m aestro de disci
Manu!: «Por su propia fuerza, difícilmente se sostendría la plina y los que se han forjado y dispuesto en la disciplina.
virtud. En el fondo, solo el tem or al castigo es lo que reduce
al hombre a ciertos límites y cada individuo puede gozar en
paz de lo suyo». 715
714
716
darles la mala conciencia con que enfermen interiormente en aunque se muestre m adura para la dem ocracia y el régimen
función de su excepcionalidad. mercantilista... Las seguridades de paz en la mayoría de los
casos suelen ser medios para aturdirse.
723
725
724 726
Es inherente al concepto de un ser vivo, su crecimiento, el Para defender la subsistencia de algo superior a un indi
ensanchamiento de su esfera de poder, para lo cual tiene que viduo; para que pueda conservarse una cosa que quizá re
valerse de fuerzas extrañas. Se habla, bajo las nieblas debidas sulte una creación individual, hay que exigir toda clase de
al efecto narcótico de la moral, del derecho a defenderse de limitaciones individuales, de mutilaciones, etc. ¿De qué m a
los individuos; de la misma manera podía hablarse de un de nera...? El amor, la veneración, la gratitud hacia la persona
recho a atacar, pues ambos — y el segundo aún más que el que creó la obra es un alivio; o bien, que nuestros antepasa
primero— le resultan necesarios al ser humano: el egoísmo dos hayan luchado por ella; o que mi posteridad esté garan
agresivo y defensivo no son cosas de elección o de «libre vo tizada cuando yo por mi parte garantizo dicha obra (por
luntad», sino la «fatalidad» de la vida misma. ejemplo, la Traite;). La moral, en definitiva, es la creación de
Al respecto, da lo mismo considerar un individuo, un algo que se hace durable a costa de los individuos, o por su
cuerpo viviente o una sociedad progresiva. El derecho al escolarización. Se com prende que la perspectiva de abajo
castigo (o de defensa social) no es en esencia más que un arriba dará otra impresión com pletamente distinta que la de
abuso de la palabra «derecho»: un derecho se adquiere por arriba abajo.
un pacto; pero el defenderse y el guardarse no se apoya en ¿De qué m anera conservaremos un com plejo de poderes?
ningún pacto. Sacrificando m uchas generaciones.
De la misma manera y con parecido sentido, podría hablar
se de la necesidad de conquistar, de un deseo de poder, bien 516
mediante las armas, bien por la colonización o el comercio;
derecho de crecimiento, por ejemplo. Una sociedad está en El «continuum»: «M atrimonio, propiedad, lengua, tradi
decadencia cuando renuncia a la conquista y a la guerra. ción, estirpe, familia, pueblo. Estado», son continuos de or
L A V O L U N T A D D E PO D H R 487
486 F R IE D R IC H N IE T Z S C H K
den inferior o superior. La econom ía de estas entidades con (¿existe todavía la nobleza?). «Quareritur»; es decir, de la
siste en la superabundancia de las ventajas del trabajo inin creación de un tipo fijo y determinado de hombre dominador,
terrumpido, así com o de la multiplicación sobre los prejui a cuyo punto de vista se sacrifican hombre y mujer. Se com
cios: las máximas costas de los cam bios de las partes o de la prende que para esto el am or no es de primera necesidad; por
durabilidad de esta. (M ultiplicación de las partes eficientes el contrario; y ni siquiera aquella cantidad de buena voluntad
que, sin em bargo, muchas veces están desocupadas; así del uno para con el otro que justifica el buen matrimonio bur
pues, máximo coste de reacción y coste no insignificante de gués. Lo que en última instancia vale es el interés de una ge
conservación.) La ventaja se deduce al evitar interrupciones neración, y sobre él, de una clase. Nosotros, los modernos
y las pérdidas consiguientes. Nada resulta más costoso que animales de sangre caliente, de corazón susceptible, nos sen-
comenzar. liremos un poco helados ante este frío y severo concepto del
«Cuanto m ayor es el provecho de una existencia, tanto matrimonio, tal como ha existido en toda sociedad aristocrá
mayores son los gastos de conservación y de producción tica, desde la antigua Atenas hasta la Europa del siglo xvm.
(alimentación y propagación); lanío más grandes son los pe Precisamente como consecuencia, el amor como pasión — ate
ligros y las probabilidades de caer en la sima tlesde la allura niéndonos al profundo sentido de la palabra— se ha inven-
alcanzada.» lado en y para el mundo aristocrático: para un mundo donde
Iti coacción y la carencia del mismo era mayor.
728
516
El matrimonio, en el sentido burgués de la palabra, en el
más precioso sentido, por tanto, de la palabra «matrimonio», Para el porvenir del m atrim onio.— Un recargo en la con
no tiene que ver dem asiado con el amor, ni con el dinero. En tribución (en las herencias), y un impuesto militar de los sol
el amor, no es posible fundar una institución. Se Irata de un ieres de una determ inada edad y creciendo según la edad
permiso social para que dos personas salisfagan su instinto (dentro de la comunidad).
sexual en ciertas condiciones, com o es natural, condiciones Ventajas de muy diversa índole para los padres prolíficos
que, en definitiva, salvaguarden los intereses sociales. Como bajo las circunstancias de una pluralidad de votos.
es natural, entre estas condiciones figuran cierto bienestar Un registro m édico anterior a todo m atrimonio, suscrito
para los contrayentes y bastante buena voluntad: voluntad de por una autoridad responsable, en el que figuren ciertas res
paciencia, de fidelidad, de cuidados mutuos; pero no debe puestas de los desposados y hechas por el m édico (Historia
abusarse de la palabra am or en este asunto. Para dos enamo di' tina fam ilia).
rados, en el sentido profundo y serio de la palabra, la satis Para atacar la prostitución (o para su ennoblecimiento),
facción del instinto sexual no es esencial, sino un mero sím matrimonio provisional legalizado (por años o meses), con
bolo: para una parte, según se ha dicho, símbolo de una garantías para los hijos.
dependencia incondicional: para otra, símbolo de adhesión, ( ada matrimonio garantizado y abonado por un determ i
de posesión. En el matrimonio, según el sentido noble y tra nado número de hombres respetables de un m unicipio, com o
dicional de la palabra, se trata de la disciplina de una raza itMiitio municipal.
488 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E
LA V O L U N T A D D E P O D E R 489
730
731
que bajo la im presión del miedo, del fracaso, calum nie su 737
acto y lo deshonre. A un prescindiendo de aquellos casos en
que, desde el punió de vista fisiológico, el crim inal se haya En el antiguo derecho penal dom inaba un concepto reli
entregado a un inaceptable impulso y desfigure su acto por gioso: el de la fuerza expiatoria de la pena. L a pena purifi
una acción episódica, haciendo que aparezca determ inado caba a quien la sufría; m ientras que en el m undo m oderno
por un falso m otivo (por ejem plo, un delito sangriento atri mancha. La pena tiene algo de indem nización: por ella se
buido al robo). encuentra alguien absuelto de aquello por lo que ha querido
Hay que procurar no juzgar el valor de un hom bre por un sufrir tanto. A dm itiendo el concepto de pena, advertirnos
solo hecho. Ya lo advirtió Napoleón. Los hechos — altos re tras la m ism a un alivio y un respiro, que realm ente está muy
lieves— son especialm ente insignificantes en este caso. Si cerca de una nueva salud, de un restablecim iento. No solo se
uno de nosotros no tiene en su conciencia un delito, por han hecho las paces con la sociedad, sino que se ha reco
ejem plo, ¿a qué se debe un hom icidio? Q uizá a que nos han brado la propia estim ación convirtiéndose en un «puro»...
faltado unas circunstancias favorables. Y si estas circunstan A ctualm ente, la pena aísla m ucho m ás que el delito; lo fatal
cias hubiesen concurrido, ¿qué hubieran indicado en nuestro que tiene tras sí cualquier delito es de tal índole que ha lle
favor? En el fondo es posible que se nos despreciara si no gado a ser incurable. De la pena salim os com o enem igos de
tuviéramos valor para matar a cualquiera en determ inadas la sociedad... Desde que som os sus víctim as, esta cuenta con
circunstancias. En casi todos los delincuentes se revelan un enem igo más.
cualidades que no deben faltar en un hombre. Por eso Dos-
toyevski dijo, de los huéspedes de una cárcel de Siberia, que
738
formaban la parte más fuerte y valiosa del pueblo ruso. Si
entre nosotros el delincuente es una planta poco alimentada
Mi pregunta, quizá dem asiado radical ante todo nuevo có
y desmedrada, es por delecto de nuestra organización social;
digo penal, es esta; que las penas deben .ser proporcionadas
en la época renacentista el crim inal prosperaba y conseguía
en su rigor a la m agnitud del delito — ¡cosa que quiere todo
valores propios, virtud al estilo del Renacimiento, es cierto.
el m undo en el fondo!— . y proporcionales a la sensibilidad
iv/7/í, virtud exenta claro es de moralidad.
ile cada crim inal. Es decir: ¿debe haber una determ inación
Solo se pueden elevar los hombres a quienes no se trata
previa de los castigos para un delito, debe hacer un código
con menosprecio: el desprecio moral es un deshonor y un
|>enal? Pero teniendo en cuenta que no sería fácil fijar el
perjuicio mayor que cualquier crimen.
grado de la pena para un crim inal, ¿deberíam os en la prác
Lo infam ante se ha adm itido en la pena, por culpa de
tica renunciar al castigo? ¡Qué grave daño! ¿Verdad? Por
que ciertas expiaciones solo se aplicaban a ciertos indivi
consiguiente...
duos despreciados (esclavos, por ejem plo). Los que con
m ás frecuencia resultaban castigados eran hom bres des
preciables, y finalm ente se consideró el castigo com o algo 739
infamante.
¡Oh la Filosofía del Derecho! Se trata de una ciencia que.
como cualquier ciencia m oral, apenas si está en pañales.
494 FRIEDRICH NIETZSCHK LA VOLUNTAD DE PODER 495
de esla bestia astada del nacionalism o? ¿ Q ué valor puede te me avergüenzo de esa orgullosa palabra; no, nosotros no la
ner, en un m om ento que todo nos hace pensar en intereses necesitamos; alcanzarem os la victoria y aun el poder sin el
m ás altos y com unes, exaltar esos ruines sentim ientos de auxilio de la verdad. El hechizo que nos favorece, la m irada
am or propio? Y esto ocurre en una época en la que la in de Venus que hechiza y deja ciego a nuestro adversario, es la
terdependencia intelectual y la desnacionalización espiritual magia de «lo extrem o», el encanto que ejerce todo lo extre
salta a la vista y el verdadero valor y sentido de una cultura mado: los inm oralistas. nosotros naturalm ente, som os los
suele consistir en una adaptación v fecundación recíprocas... mas extrem istas.
Y el «nuevo im perio» está fundado sobre la idea mas usada
y desvalorizada: la igualdad de derechos y de votos.
La lucha por la influencia dentro de un Estado que nada 745
vale; esa cultura de las grandes ciudades, de los periódicos,
de la fiebre y de la «falta de fines». La corrupción de nuestras clases dom inantes ha estrope-
La unificación económ ica de Europa va lográndose in mlo el tipo del dominador. El «Estado» com o adm inistrador
evitablem ente, y, al m ism o tiempo, com o reacción, el partido de la justicia es una cobardía, porque falta el gran hom bre
de la paz... que pueda servir de referencia. U ltim am ente, la inseguridad
Un partido de la paz, sin sentim entalidad, que se impone es tan grande, que los hom bres, ante cualquier fuerza de vo
la prohibición de la guerra a sí m ism o y para sus hijos; que luntad que m anda, caen en el polvo.
renuncia a servirse de la justicia; que conjura contra sí la
contradicción, la lucha, la persecución: un partido de los
746
oprim idos, al m enos para un cierto tiempo; pronto el gran
partido victorioso del sentim iento de venganza y rivalidad. «La voluntad de dom inio» resulta tan odiada en las épo
Un partido de la guerra que aparece con los m ism os prin
cas dem ocráticas, de toda la psicología de estos tiem pos se
cipios y rigores contra sí, en dirección inversa.
encam ina a su dism inución y calum nia. El tipo de gran am
bicioso tiene com o m odelo a Napoleón. ¡Y a César! ¡Y a
Alejandro! ¡Como si los citados no fueran los mas despre-
744
ciadores del honor!...
Y Helvecio os enseña que se aspira al poder para gozar los
Los príncipes europeos necesitan considerar si pueden
placeres destinados al poderoso: él interpreta esta aspiración
prescindir de nuestro apoyo. Nosotros los inmoralistas so
al poder com o voluntad de gozar, com o simple hedonismo.
mos hoy la única fuerza que no necesita aliados para conse
guir la victoria: somos, con mucho, para este fin, los más
fuertes entre los fuertes. No necesitam os ni siquiera la men 747
tira: ¿qué poder sería capaz de pasarse sin ella? Una gran se
ducción lucha a favor nuestro, la mas poderosa de cuantas Según sienta un pueblo: «en los pocos está el derecho, el
existen: la seducción de la verdad... ¿De la verdad? ¿Quién juicio, las dotes de gobierno, etc.», o «en los m uchos», ha
sitúa esta palabra en mis labios? Pues bien, yo la rechazo; yo brá un g o b i e r n " ' ¡'-biorno democrático.
498 FRIEDR1CH N IETZSCH E LA V OLUN TA D D E PODER 499
755 759
En una palabra: el pesim ism o indignado cre a respo n sab ili derechos»: prim ero se en señ ó a la h u m an id ad el prin cip io de
dades para crear un sentim iento agradable: la venganza..., a la Iti igualdad d e una m an era religiosa, d esp u és v ino la co n s
qu e H o m ero consid erab a «m ás dulce que la m iel». trucción de u n a m oral sobre sem ejan te idea: qué m ilagro,
¡qué m ilag ro que el h o m bre term ine p o r tom arla en serio, in
tentando practicarla!; intentando llevarla a la p ráctica polí-
o lica, dem ocrática, socialista, pesim ista p o r indignación.
La busca de responsabilidades, en la m ay o ría d e las o c a
Q ue la co m en tad a teoría no sea com prendida, o, m ejo r d i siones, corre a cargo del instinto de v enganza. E ste instinto
ch o , n o sea despreciada, e.s obra de ese cristianism o que to tic venganza h a dom inado de tal fo rm a sobre la hum anidad,
dos llevam os disuelto en la m asa de la sangre. La cosa re que to d a la m etafísica, la psicología, la historia, y sobre todo
sulta cierta hasta tal plinto, que siem pre som os tolerantes en la m oral, acusan la huella de su sello. Todo lo que ha pen
todo aquello que aun de lejos sabe a cristianism o... Los so sado el hom bre lleva en sí el bacilo de la venganza. El h o m
cialistas recurren siem pre al instinto cristiano: este es su más bre, al pensar, ha co n tam inado al m ism o D ios, restándole
tino ardid... D esde la aparición del cristianism o estam os ha inocencia a la vida, sobre todo, en cuanto ha referido toda
bituados al concepto supersticioso de «alm a», del «alm a in m odalidad del ser a voluntades, a intenciones, a actos de res
m ortal», de las alm as nóm adas, habitantes de otros m undos ponsabilidad. Toda la doctrina de la voluntad, triste falsifi
por su naturaleza, que casualm ente caen, por así decirlo, en cación de la psicología m oderna, ha sido inventada con p ro
la tierra y encarnan; pero sin que su esencia sea m ancillada pósitos fatales de castigo. L a utilidad social de la pena es lo
ni m ucho m enos condicionada. Las relaciones sociales, lo que garantizaba la dignidad, el poder y la verdad de este co n
m ism o las de parentesco que las de historia, son solo oca cepto. Los autores de aquella psicología, de la psicogía de la
siones para las alm as, quizá trances apurados: en todo caso, voluntad, se buscaron en las clases que tenían a su alcance el
el alm a no es nunca «obra» suya. Con sem ejante idea, el in derecho de castigar, y a cuyo frente se encontraba el sacer
dividuo adquiere un valor trascendental: puede atribuirse dote, puesto que los sacerdotes desearon la creación de un
una im portancia absurda. derecho, del derecho de tom ar venganza, concediendo a
El cristianism o, sin duda alguna, ha enaltecido al indivi Dios el derecho de vengarse. Con este propósito se inventó
duo haciéndolo ju e z de todas y cada una de las cosas, con la teoría del hom bre «libre»; con este fin tam bién, había que
virtiendo casi en un deber este gran desvarío: ha hecho valer suponer que toda acción es deseada, que el origen de cual
derechos «eternos» contra todo lo tem poral y condicionado. quier acción está en la conciencia. Pero con estos principios
¿Q ué es el Estado? ¿Q ué es la sociedad? ¿Qué son las leyes se refuta la antigua psicología.
históricas? ¿Qué es la psicología? En este m om ento tom a la C uando parece iniciarse el m ovim iento contrario en toda
palabra un más allá del devenir, un inmutable en toda la his Europa; cuando nosotros, aleccionados, querem os arrojar
toria; aquí habla algo inmortal, algo divino: ¡un alma! del m undo el concepto de culpa y el concepto de castigo,
O tra idea que también tenem os incrustada por la herencia, nuestra m ayor seriedad debe consistir en purificar la psico
en las carnes de la m odernidad, trem endam ente absurda: el logía de lodo semejante, de la m ism a m anera que la moral,
concepto de la «igualdad de las almas ante Dios». En ella la historia, las instituciones y sanciones sociales y hasta Dios
encontram os el prototipo de todas las teorías de la «igualdad mismo, en quien debem os reconocer nuestro más natural
LA V O LU N TA D DE PO DER 505
504 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E
d a considerable; en qué sentido las fuerzas superiores se sir por una victoria, por la boda, por la paz: todas las fiestas tie
ven de esta; tem or religioso ante sí m ism o, estado de ánimo nen necesidad de un sujeto sobre el cual se descargue el sen
del profeta, del poeta. timiento. Se quiere que todo el bien que le ocurre a un hom
Cuarto punto de vista.— En qué sentido la responsabili bre sea hecho a este hom bre: se busca a un autor. L o m ism o
dad p o r el conjunto atribuye y perm ite a la persona una m i sucede ante una obra de arte, que alabam os a su autor, en vez
rada am plia, una m ano severa y fecunda, un ju icio y una de contentarnos con ella.
im aginación, una grandiosidad en la actitud y en los gestos, ¿Qué es alabar, por consiguiente? Lina especie de co m
cosa que no podría ocurrir si obrase solo por cuenta propia. pensación en relación con los beneficios recibidos, una res
En suma: los sentim ientos colectivos egoístas son la gran titución. una prueba de nuestro poder, porque el que alaba
escu ela prim aria de la soberanía personal. La clase noble aprueba, valora, juzga, atribuyéndose el derecho de aproba
hereda siem pre esta disciplina. ción. El sentim iento intensificado de felicidad y de vida es
tam bién un sentim iento intensificado de poder: partiendo
de este, el hom bre alaba (inventa y busca un autor, un «su
76S jeto»). El reconocim iento es la buena venganza: m ás seria
mente reclam ada a ser ejercida allí donde se deben conser
Las formas disim uladas de la voluntad de poder: var a un tiem po la igualdad y el orgullo, allí donde m ejor se
1) Deseo de libertad, de independencia, al m ism o tiempo ejerce la venganza.
que de equilibrio, de paz, de coordinación. En la form a más
baja: voluntad general de existir, «instinto de conservación».
770
2) Ponerse en cola para satisfacer la voluntad de poder
del conjunto: la sum isión, el hacerse indispensable, el ple PARA EL «M AQUIA V ELISM O» DEL DOM INIO
garse al que detenta el poder, el «amor» com o un camino
oblicuo para llegar al corazón del poderoso, a los fines de La voluntad de dom inio es algo manifiesto:
dom inar al poderoso.
a) En los oprim idos, en los esclavos de toda especie,
3) El sentimiento del deber, la conciencia, el consuelo
como voluntad de «libertad»; sim plem ente la liberación apa
imaginario de pertenecer a un rango más elevado que el de
rece com o fin (en sentido m oral-religioso: «responsabilidad
los legítimos detentadores del poder: el reconocimiento de
solo ante la propia conciencia», «libertad evangélica», etc.).
una jerarquía que permite juzgar, hasta a los m ás poderosos:
b ) En una especie de hom bres más fuertes, m adurada para
la condenación de sí mismo: la invención de nuevas tablas de
el poder com o deseo de preponderancia; cuando no alcanza
valores (los hebreos son el ejem plo clásico de esto último).
dxito se restringe a la voluntad de «justicia» (por ejemplo, a
lii voluntad de derechos iguales a los de la clase dominante).
769 <■) E n los más fuertes, más ricos, más independientes, más
valerosos, com o «am or a la humanidad», al «pueblo», al
£7 elogio, la gratitud, com o voluntad de poder.— Elogio y Evangelio, a la verdad, a Dios; com o compasión: com o «sa
reconocimiento por una buena cosecha, por el buen tiempo. crificio de sí mismo», etc.; com o un dominar, com o un to
510 F R IE D R I C H N I E T Z S C H E LA V O L U N TA D DE POD ER 511
m ar a su servicio; com o un cálculo instintivo de una sola resulta bastante lento y duro, se necesitan m ayores estím u
cosa; com o u n a gran cantidad de poder al que se puede dar los p ara iniciar las funciones.
u n a d ire c c ió n : el h éro e , el p ro fe ta , el C ésar, el S alvad o r, L a disolución es una objeción solam ente contra el que no
el p asto r (de esto form a parte tam bién el am or sexual, que tiene derecho a ella, y casi todas las pasiones tienen m ala re
quiere sojuzgar, poseer, y aparece com o una entrega de si putación para aquellos que no son bastante fuertes para con
m ism o. E n el fondo, es solam ente el am or al propio instru vertirlas en su propia utilidad.
m ento, al propio caballo, la convicción de que una cosa nos Es preciso entenderse sobre el hecho de que se puede em
pertenece y que nos podem os servir de ella). plear contra la pasión lo que se debe em plear contra la enfer
¡«Libertad», «justicia» y «am or»! medad; sin embargo, no es posible prescindir de las enfer
medades, y menos aún de la.s pasiones. Tenemos necesidad
de lo anormal, sufrimos un gran «shock» en la vida mediante
771 estas grandes enfermedades.
Es im prescindible distinguir en un enemigo:
Am or.— C ontem pla tu interior. ¿Existe algo n ris egoísta
que este am or, esta com pasión de la mu jer? Y cuando se sa 1) La pasión dom inante, que, en general, lleva consigo
crifican a sí m ism as, cuando sacrifican su honor, su reputa tam bién la form a suprem a de la salud; en este caso se consi
ción, ¿a quien lo sacrifican? ¿A un hom bre? ¿N o será a una gue m ejor la coordinación de los sistem as internos y su co
necesidad desenfrenada? Se trata, sin duda alguna, de d e laborar en un solo servicio; ¡pero esta es, cosa curiosa, casi
seos m uy egoístas, aunque ayuden a otro y le inspiren gra la definición de la salud!
titud... 2) El contraste de las pasiones, la existencia de dos, tres,
¡Hasta dónde sem ejante superfetación de una sola valora m uchas «alm as en un solo pecho»: cosa bastante malsana,
ción puede santificar a todo el resto! ruina interior, cosa disolvente, que traiciona y aum enta un
divorcio interior, una anarquía interior, a menos que una sola
pasión sea la que domine. Retorno de la salud...
772 3) La coexistencia de las pasiones, .sin que estas se con
trasten o se favorezcan entre sí; suele ser periódica, y enton
«Sentidos», «pasiones».— El tem or de los sentidos, de los ces, una vez restablecido el orden, es también sanada. A este
deseos, de las pasiones, cuando va tan lejos que los extravia, grupo de pasionales se adscriben los hombres más intere
es ya un síntom a de debilidad: los m edios extrem os caracte santes, los camaleones; estos no están en contradicción con
rizan siem pre estados de ánim o anorm ales. Lo que falta, o es ellos mismos, son felices y seguros, pero no tienen ningún
destrozado, es la fuerza para paralizar un impulso; cuando se desarrollo: sus estados de ánimo se encuentran próximos
debe ceder instintivam ente, esto es, reaccionar, entonces ha unos a otros, aunque se les separe siete veces. Estos cambios
rem os bien en rehuir las ocasiones («las seducciones»), no devienen.
«Un estím ulo de los sentidos» es una seducción solamente
cuando se trata de .seres cuyo sistem a nervioso es dem asiado
m ovible y determ inuble; en el caso contrario, que el sistema
512 F K IE D R IC H N IB TZSC 'H B la v o lu n t a d d e po d er 513
bían declarado nocivos los motivos reales de la acción: para Se trata de conjugar la m anera de obrar altruista con la na
poder obrar en general, para poder prescribir acciones, se de turaleza, se busca la parte altruista en el seno de la vida, se
bía describir com o posibles acciones que no son posible de buscan lo egoísta y lo altruista com o igualmente fundados
ninguna manera, y, en cierto modo, había que santificarlas. en la esencia de la vida y de la naturaleza.
Con la m ism a falsedad con que se había calumniado, se ve Se sueña con la desaparición del contraste en cualquier
neró y se idealizó. porvenir, en que, mediante una adaptación continua, lo egoísta
La furia contra los instintos de la vida fue considerada sea, al mismo tiempo, altruista.
como «santa», com o venerable. La castidad absoluta, la obe Finalmente, se considera que las acciones altruistas son
diencia absoluta, la pobreza absoluta, ideales propios de sacer solamente una parte de las egoístas, y que la m edida en que
dotes. La limosna, la compasión, el sacrificio, la negación de se ama, en que se prodiga uno, es una prueba de la medida
lo bello, de la razón, de la sensualidad, una mirada morosa para del poder individual y de la personalidad. Resumiendo: se
todas las cualidades fuertes que se poseen: este fue el ideal comprende que, m aleando al hombre, se le hace mejor, y
del laico. que no se puede ser esto sin aquello. Con lo dicho, se alza el
telón sobre la enorme falsificación de la psicología como
o nunca fue practicada entre los hombres.
784
781
sos, hasta tal punto, que parece haberse olvidado qué cosa es 789
un alma grande y un espíritu poderoso; por lo que actual
mente, hombres mediocres y, por otra parte, mal formados, El «filósofo-artista». Concepto elevado del arte. ¿Puede
se exhiben en el mercado, casi con buena conciencia y sin el hom bre situarse lan lejos de sus sem ejantes com o para
ningún escrúpulo, y se creen grandes hombres, reform a «crear formas con ellos»? (Ejercicios posibles: 1, el hombre
dores, com o hace, por ejemplo, Eugenio Dühring, que es que se autoforja, el solitario: 2 , el artista com o siempre ha
verdaderamente un sabio hábil y bien formado, aunque re sido, vale decir, el pequeño elaborador de una materia ex
vele en casi todas sus palabras un alma mezquina, atorm en clusiva.)
tado por sentimientos de envidia; y revela también que no
responde a un espíritu poderoso, espumoso, benéficamente
pródigo, ¡sinoa la ambición! ¡Y am bicionar honores en nues 790
tra época, que domina la plebe y que es la plebe la que los
dispensa, es mas indigno de un filósofo que en cualquier Existe una obra de arte, al parecer sin artista: la que apa
época! rece com o cuerpo, com o organización (el cuerpo de los ofi
ciales prusianos, de la Com pañía de Jesús). En semejante
sentido, el artista no es sino un escalón premilitar.
787 El mundo puede considerarse com o una obra de arte que
se engendra a sí misma.
Mi «porvenir» se cifra en una rígida educación politéc
nica. Servicio militar; de manera que, de ordinario, de todo
hombre perteneciente a las clases superiores sea oficial, aun 791
que por otra parte es cualquier cosa.
La realidad llamada «artista» es por dem ás transparente:
partir de él para mirar a los instintos fundam entales del po
VI der, de la Naturaleza, etc.; y también de las religiones y de la
moral.
LA VOLUNTAD DE PODER CO M O ARTE «El juego», lo que es inútil, puede considerarse com o
ideal del hombre sobrecargado de fuerza, com o cosa «infan
788 til». La «infantilidad» de Dios.
cia de lo orgiástico. Ambos estados de ánimo, aunque más el contrario, el percibir semejante sim plificación aum enta a
débilmente; suelen encontrarse en la vida normal: en el sueño su vez el sentimiento de fuerza... El gran estilo es el vértice
y en la embriaguez. de la evolución.
Pero entre el sueño y la em briaguez hay una diferencia, La fealdad significa decadencia en un tipo, contradicción
aunque los dos desencadenan en nosotros tuerzas artísticas, y defectuosa coordinación de los deseos profundos; significa
lo hacen de manera diferente. El sueño dispone a ver, a en un rebajamiento de fuerza organizadora, de voluntad, ha
trelazar, a poetizar; la em briaguez, a la pasión, a los gestos, blando psicológicamente...
al canto, a la danza. El estado de placer que conocemos por embriaguez es
exactamente un alto sentimiento del poder... Las sensaciones
de tiempo y de lugar han cambiado; se abarcan con la mirada
793 lejanías enormes y, por decirlo así. se com prueban: el ojo se
extiende sobre grandes multitudes y grandes espacios; el ór
En la em briaguez dionisíaca descubrim os la sexualidad, gano se afina para percibir muchas cosas pequeñas y fugaces;
la voluptuosidad, que tam poco fallan en la apolínea. Pero es la adivinación, la fuerza de com prender mediante la mí
existe com o una diferencia de ritmo en los dos estados... El nima ayuda, la mínima sugestión: la sensualidad «inteligente»;
extremo reposo de ciertas .sensaciones de em briaguez (más la fuerza se manifiesta com o sentimiento de soberanía en los
exactamente: el retardo del senlimiento del tiempo y del es músculos, com o agilidad y placer en los movimientos, com o
pacio) se refleja voluntariamente en la visión de los gestos y danza, ligereza, ritmo rápido; la fuerza deviene del gozo de
de las almas más tranquilas. El estilo clásico representa mostrar esta fuerza, convirtiéndose en un «golpe de bravura»,
exactamente este reposo, esta simplificación, esta abrevia una aventura, una intrepidez, una indiferencia hacia la vida y
ción. esta concentración; significando el más alto senti la muerte... Todos estos elevados m om entos de la vida se in-
miento de poder. Reaccionar difícilmente, poseer una gran terrelacionan: el m undo de las imágenes y de las representa
conciencia, 110 tener ningún sentimiento de lucha. ciones propio del uno basta, com o sugestión, para los otros...;
así, term inan por m ezclarse estados de ánim o que acaso
tendrían motivos para permanecer recíprocamente extraños.
794 Por ejemplo: el sentimiento de embriaguez religiosa y la ex
citación sexual, dos sentimientos de gran profundidad que se
El sentimiento de em briaguez suele determ inarlo un au coordinan de manera casi maravillosa. ¿Qué es lo que les
mento de fuerza: es más fuerte en las épocas en que los se gusta a todas las mujeres, devotas, viejas o jóvenes? Un santo
xos se acoplan: nuevos órganos, nuevas facultades, colores con piernas bonitas, bastante joven y bastante idiota. Otro
y formas nuevas; el «em bellecimiento» es una consecuencia ejemplo: la crueldad en la tragedia y la compasión (normal
de la elevación de su fuerza. El em bellecim iento es expre mente coordinadas). Primavera, danza, música; todo esto es la
sión de una voluntad victoriosa, de una coordinación más realidad de los sexos, y aquella «infinitud dentro del pecho»
fuerte, de una armonización de todos los deseos violentos, de que se habla en el Fausto.
de un equilibrio infaliblem ente perpendicular. La simplifica Los artistas de valor son consecuencia de un tempera
ción lógica y geom étrica deriva del aum ento de fuerzas; por mento fuerte, exuberante; se trata de animales vigorosos, sen-
528 F R IE D R 1 C H N I E T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 529
suales; no se puede pensar — sin un cierto estado de enarde «Perfección.» Esta, en aquellos estados de ánim o (parti
cim iento del sistem a sexual— en Rafael... H acer m úsica es cularm ente en el am or sexual), se revela de m odo ingenuo,
tam bién un m odo de hacer hijos: la castidad es solam ente la y esto lo acusa el instinto m ás profundo com o la cosa más
econom ía de un artista; en todo caso, en los artistas la fecun alta, m ás deseable, m ás preciosa en general, com o el m ovi
didad cesa al m ism o tiem po la fuerza generativa... Los artis m iento ascensional de su tipo; y revela igualm ente a qué es
tas no suelen ver ninguna cosa com o es .sino más plena, más tado aspira realm ente. La perfección es el ensancham iento
simple, m ás fuerte; para esto tienen que disfrutar de una es extraordinario del propio sentim iento de poder, la riqueza, el
pecie de juventud y de prim avera, de una especie de em bria- l necesario desbordam iento de todas las riberas...
guez habitual en la vida.
796
n ec esario u sa r ya de violencia, que todo sigue y obedece fá dador contra la inm ediata reacción fundada en e( juicio del
c ilm en te y m u e stra la ta z m á s am able a la obediencia; esto instinto; distrae, refleja m ás despacio, ve m ás lejos y m ás
d iv in iza la fu erza de v o luntad del artista. larga la cadena d e las consecuencias.
L os ju icio s sobre lo bello v lo feo tienen la vista corta
(cuentan con la oposición del intelecto), pero son persuasi
79X vos en grado sum o; apelan a nuestros instintos allí donde e s
tos se deciden m ás rápidam ente y dicen su sí o su no antes
Valor b io ló g ico de lo «helio» y de lo « fe o ».— L o que nos que el intelecto lom e la palabra.
resu lta repu g n an te en estricto sentido estético os. po¿ larguí Las m ás frecuentes afirm aciones de belleza se provocan
sim a ex periencia, dañoso al hom bre, co m o peligroso, com o y se excitan recíprocam ente; una vez que el instinto estético
acreedor ¿t la desconfianza: el instinto estético que habla de entra en funciones, una cantidad de otras perfecciones, d eri
im proviso (por ejem plo, en el disgusto) equivale a un juicio. vadas de los m ás diversos lugares, se cristaliza alrededor de
En tal sentido, lo bello está en la categoría general de los va la «belleza particular». No es posible m antenerse objetivos,
lores b iológicos de lo útil, de lo benéfico, de lo que intensi esto es. suspender la fuerza que interpreta, añade, llena, in
fica la vida; pero e s que por una cantidad de irritaciones, que venta (esta fuerza es el m ism o concatenam iento de las afir
m uy de lejos recuerdan cosas y estados de ánim o útiles y se m aciones de la belleza). El aspecto de una «m ujer bella»...
en lazan con ellas, nos proporcionan el sentim iento de lo be Por consiguiente:
llo, esto es, del aum ento del sentim iento del poder (por co n 1) El juicio de belleza es miope: solo adivina las conse
sig u ien te , no solo co sas, sino tam b ién las se n sacio n es que cuencias próxim as.
aco m p añan a tales cosas, o sus sím bolos). 2) C olm a el objeto que determ ina este juicio de un en
De este m odo lo bello y lo feo .son reconocidos com o con canto determ inado por la asociación de diversos juicios de
dicionados; en relación con nuestros valores de conservación, belleza; pero esta fascinación es com pletam ente extraña a la
inferiores. Q uerer establecer una belleza y una fealdad abs esencia de aquel objeto. Sentir com o algo bello una cosa sig
trayendo de este caso, es absurdo. L o bello no existe, como nifica sentirla de una m anera necesariam ente falsa (por esto,
no existen el bien y la verdad. En el individuo se trata aún de dicho sea de paso, el m atrim onio por am or es la clase de m a
condiciones de conservación de una determ inada especie de trimonio m ás irracional, socialmente hablando).
hom bres; así, el hom bre del rebaño disfrutará el sentimiento
del valor de lo bello por cosas distintas de aquellas por las que
el hom bre de excepción y el superhom bre le experimentan. 799
La óptica de la prim era línea es la que tom a en conside
ración solam ente las consecuencias más próxim as de donde Para la génesis del arte.— Aquel hacer perfectos, ver per
nace el valor de lo bello (así com o de lo bueno y de lo ver fectos, que es propio del sistema cerebral sobrecargado de
dadero). fuerza sexual (pasar la noche con la m ujer amada, la transfi
Todos los juicios instintivos tienen la vista corta para la guración de los más pequeños detalles, la vida considerada
cadena de las consecuencias: aconsejan lo que se debe hacer com o una sucesión de cosas sublimes, el atribuir mayor va
en prim er lugar. El intelecto en esencia es un aparato retar lor que a cualquier otra cosa a la «infelicidad del desgraciado
532 F R IF .D R IC 'H N IF T Z S C H H LA V O LU N TA D DE PO DER 533
en am ores»), contribuye al nacim iento del arte; por otro lidad de la inocencia. Es un v o lu n tario cerrar los o jo s sobre
lado, toda perfección y belleza obra com o inconsciente re KÍ m ism a... S iem pre la ficción o b ra m ás fuertem ente; si es in
cuerdo de aquel estado del alm a enam orada y de su m odo de consciente, «deviene inconsciente.)
ver; cada perfección, toda la belleza de las cosas, despierta
por contiguity la idea de la beatitud afrodisíaca. (En térm i
nos fisiológicos: el instinto creador del artista y la difusión 801
del semen por la sangre...) La pretensión del arte y la belleza
es una indirecta aspiración a los raptos del instinto sexual ¡Cuántas cosas puede hacer lo q ue llam am os «am or» y
que este com unica al cerebro. El m undo se ha hecho per que es m uchas veces m ás que am or! Pero sobre este tem a
fecto en virtud del «amor». cada uno de nosotros tenem os un criterio particular. La
fuerza m u scu lar de una m u c h ac h a crece tan p ro n to co m o
un hom bre se acerca a ella: existen instrum entos con los que
X(K) se m ide este fen ó m en o . En relacio n es m ás in ten sas entre
los sexos, com o es, por ejem p lo , el baile y o tro s usos so
La sensualidad en sus disfraces: I ) Se disfraza del idea ciales, esta fuerza aum enta de tal forma, que las hace capaces
lismo propio de la juventud («Platón»), creando la misma de verdaderos alardes. Se acaba por no d ar crédito, ni a los
especie de espejo cóncavo que la m ujer am ada parece en el ojos ni al reloj. Pero en este caso es necesario ten er en cu en
caso especial, poniendo una incrustación, un aum ento, una ta el hech o de que la d an za, co m o cu a lq u ie r m o v im ien to
transfiguración, una infinidad en torno a cada cosa; 2 ) se dis rápido, ap o rta una e sp ec ie de em b riag u ez a to d o el s is
fraza en la religión del amor: «un herm oso joven, una mujer tem a vascular, nervioso y muscular. En este caso es preciso
bella», es algo divino; un novio, una novia del alma: 3) se tener en cuenta los efecto s co m b in ad o s de una d o b le em
disfraza de arte com o de una fuerza que «adorna»; com o el briaguez.
hombre ve la mujer, haciéndole, por decirlo así, un don de ¡Qué im portante es sentir algunas veces un pequeño co
lodos los presentes que existen; así la sensualidad del artista nato de em briaguez! Hay realidades que no deberíam os co n
coloca en un solo objeto todas las dem ás cosas que estim a y fesam os nunca; en esto, com o las m ujeres, contam os con to
valora, y de este modo perfecciona un objeto, idealizándolo. dos los pudores fem eninos... A quellas jóv en es que danzan,
La mujer, conocedora de las sensaciones que el hombre ex viven visiblem ente fuera de cualquier realidad; danzan sola
perimenta ante ella, estim ula sus esfuerzos de idealización, mente con ideales tangibles; hasta ven, y esto es m ás grave,
adornándose, danzando, expresando pensamientos delica ideales que se sientan cerca de ellas: las m adres. Buena oca
dos; y así manifiesta pudor, reserva y conserva distancias sión para citar a Fausto. Tienen un aspecto bastante m ejor
con el instinto de que así crece la tendencia idealizante del cuando se sienten un poco em briagadas sem ejantes criaturas
hombre. (Dada la acreditada finura del instinto femenino, el — y, ¡oh qué bien lo saben!— , quizá son am ables porque lo
pudor no debe considerarse una hipocresía consciente: re saben. Por último, también su atavío las inspira; su atavío es
vela que precisamente la inocencia real ingenua seduce más su tercera pequeña em briaguez; creen en su m odista com o
al hombre y lo eleva a valoraciones superiores. Por eso, la en Dios. ¿Quién se atrevería a quitarles esa fe? ¡Esta te las
mujer es ingenua por finura de instinto, que le revela la uti hace felices! Y la inspiración que se inspiran a sí m ism as es
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I.A V O L U N T A D D E P O D E R 535
cosa sana. La propia admiración de sí la.s protege contra los los, nuevos sonidos de seducción, nuevos encantos. N o su
enfriamientos. ¿Se constipó alguna vez. una m ujer hermosa cede m ás en el hombre. Su econom ía general se convierte en
que se imaginase bien vestida? ¡Nunca! Ni aun en el caso en algo más rico que nunca, m ás poderoso, m ás com pleto que
que apenas estuviese vestida. en el hombre que no ama. El que am a se prodiga: se siente
rico para serlo. En función de esta riqueza se atreve, se siente
aventurero, se convierte en un asno de valor y de inocencia:
802 cree de nuevo en Dios, cree en la virtud, porque cree en el
amor; por otra parte, a ese idiota de la felicidad le salen alas
¿Se necesita la prueba incontrovertible de lo lejos a que y nuevas facultades, y hasta se le abren las puertas del arte.
llega la fuerza de transfiguración de la embriaguez? El «amor» Si del lirismo en el tono y en la palabra deducimos la suges
es esta prueba: lo que se llama am or en todos los idiomas y tión de aquella fiebre intestinal, ¿qué queda entonces del li
en todos los silencios del mundo. Aquella em briaguez se rismo y de la música...? Q uizá l'a n pour l'u rt: el virtuo
aparta de la realidad de tal modo, que en la conciencia del sismo de rana tiritona que se aburre en su pantano... Todo lo
am ante la causa desaparece, creyéndose que puede encon demás fue creado por el amor.
trarse cualquier otra cosa en vez de ella: un trem olar y un
brillar de todos los espejos encantados de Circe. En este
caso, no existe diferencia ostensible entre el hombre y el ani 804
mal, ni toman parte el espíritu, la bondad, la probidad... La
burla es delicada cuando se es delicado, es grosera cuando Todas las artes actúan com o sugestiones sobre los m úscu
se es grosero; pero el amor, y hasta el am or de Dios, el amor los y sobre los sentidos que en el hombre artístico tienen una
santo de las «almas redimidas», en su raíz es la misma cosa: actividad primordial; pero nunca hablan más que a los artis
una fiebre que tiene motivos para transfigurarse, una em tas, hablan a esta especie de delicada movilidad del cuerpo.
briaguez que hace bien en mentir sobre sí misma... Y en todo La concepción de «profano» es un error. El sordo no supone
caso, se miente bien cuando se ama, se miente bien y ante sí una categoría entre los oyentes.
y a propósito de sí; nos presentam os ante nosotros mismos Todas las artes también tienen un efecto tónico, aumentan
transfigurados, más fuertes, más ricos, más perfectos, somos la fuerza, aum entan el placer (el sentimiento de fuerza), ex
más perfectos... A quí encontram os el arte com o función or citan todos los más sutiles recuerdos de la em briaguez; hay
gánica; lo encontram os inscrito sobre el angélico instinto una m em oria particular que desciende en tales estados de
«amor»; lo encontramos com o el m ayor estim ulante vivo; el ánimo; entonces retorna un lejano y fugitivo m undo de sen
arte tiene, por lamo, una finalidad sublime aun en su propia saciones.
mentira... Pero nos engañaríamos si nos ajustásemos a su L o feo se convierte en la contradicción del arte, puesto
fuerza cautivadora; hace más que imaginar simplemente, que este lo excluye, la negación artística; siempre que la de
llega a desplazar los valores. No solo desplaza el sentimiento generación, el em pobrecim iento de la vida, la impotencia, la
de los valores; el que ama, vale más, es más fuerte. Seme disolución, la descomposición son provocados aunque sea
jante estado produce en los animales nuevas armas, nuevos solo de lejos, el hom bre estético reacciona diciendo su «no».
pigmentos, colores, formas: sobre todo, nuevos movimien- Lo feo tiene efecto depresivo; es la expresión de una depre-
F R IE D R IC H N IE T Z S C H E
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536
814
XI2 f
El sentido y el gusto por lo inefable (verdadera m oderni
¿N o faltaría un anillo en la cadena del arte y de la ciencia dad), por lo que no es com ún, resulta opuesto al instinto que
por ausencia de la mujer, si faltase la obra de la mujer?... Ad pone su gozo y su fuerza en com prender lo típico, cosa que
m itida la excepción, que com prueba la regla, la m ujer lk \ > ocurrió en los m ejores tiem pos de Grecia. En él hay una ple
a la perfección todo lo que no es una obra: las cartas, las me nitud de la criatura viva, la m edida dom ina; en la base h a
morías y aun los más delicados trabajos m anuales que exi.s llamos aquella fase del alm a fuerte que se m ueve lentam ente
ten; en suma, todo lo que no es realm ente un oficio, exacta y que experim enta repugnancia frente a lo que resulta de-
m ente por la razón de que en estos trabajos se com pleta a m 1 masiado vivo. El caso general, la ley, es honrado y puesto de
m ism a, obedeciendo al único im pulso artístico que poseí relieve; al contrario, la excepción se descarta y el m atiz se
quiere placer... Pero ¿qué tiene que ver la m ujer con la |>a borra. Lo que es sólido, poderoso, fijo, la vida, reposa am
sional indiferencia del verdadero artista, capaz de concedo plia y poderosam ente y conserva la fuerza, «place»; o sea,
a un sonido, a un soplo, a un acento, m ayor importancia qu< corresponde a lo que se piensa de sí mismo.
a sí mismo?... ¿Qué es lo que agarra con sus cinco dedos <l<
lo que hay en él de más secreto, de más íntimo?... ¿Por qur
no atribuye valor a una cosa que no pueda llegar a ser forma 815
a una cosa que no pueda abandonarse al artista y hacer.!
patente? El arte, com o el artista lo profesa, ¿no lo considi En las cosas importantes yo concedo a los artistas m ayo
ráis com o un atentado a todos los «pudeurs»?... Solamcni' res derechos que a todos los filósofos que hayan existido;
en nuestro siglo llegó la m ujer a ocuparse de la literaim i estos no perdieron los grandes rieles por los que cam ina la
(«vers la canaille plum iére écrivassiére». según dijo Mna vida, am aron las cosas «de este m undo», amaron sus senti
beau); se hace la escritora, la artista, pierde el insiini" dos. Tratan de «suprim ir la sensualidad»; esto m e parece una
¿Con qué fin. en resumidas cuentas, si nos es lícito pro.;'un incomprensión, o una enferm edad, o una cura, cuando no
tarlo? .| Nimpleinente hipocresía y engaño de sí mismo. Yo me auguro
ii mí mismo, y a todos los que pueden vivir sin la am enaza
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t
de una conciencia puritana, una espiritualización y una mui soberanía. No existe un arte pesim ista. El arte debe ser afir
tiplicación de sus sentidos cada vez m ayores: nosotros mu mativo. Jo b afirm a. Pero ¿y Zola? ¿Y G oncourt? Todo lo que
ren ion ser g ratos a los sentidos por su finura, por su plenitud pintan es feo; y el h ech o d e m ostrarlo denuncia cierto gusto
y su fuerza, y po r eso Ies ofrecem os nuestro m ejo r espíritu por la fealdad... No sirve, y se engañan los que sostienen lo
¿Q ué im portan, en definitiva, las excom uniones sacerdotales contrario. ¡Cómo redim e, sin em bargo, D ostoyevski!...
o m etafísicas de los sentidos? Ya no se tiene necesidad de es
tas excom uniones; es sino de buena constitución el hecho <le
que un espíritu com o G oethe se pliegue con fruición y cor 817
dialidad cada vez m ás a las «cosas del m undo». Q uizá pui
conservar la concepción m ás im portante del hom bre, según Si m is lectores reconocen que tam bién «el hom bre
la cual, el hom bre se convierte en el transfigurador de la bueno» representa una form a de agotam iento en la gran co
existencia cuando llega a transfigurarse a sí m ism o. m edia total de la vida, honrarem os aquella consecuencia del
cristianism o que concibe com o odioso al hom bre bueno. En
r ■semejante cosa el cristianism o tuvo razón.
816 Para un filósofo es algo indigno decir que «lo bueno y lo
bello son una m isma cosa»; y si adem ás añude «y tam bién
¡P esim ism o en a rte ?— El artista am a progresivamenie lo verdadero», se le debe apalear. L a verdad es fea.
los m edios donde se m anifiesta el estado de embriague?.: la Precisam ente el arte intenta siem pre «que no perezcam os
extraordinaria finura y esplendor de los colores, la claridad a causa de la verdad».
de la línea, la gradación de los sonidos, lo que es distinguido,
mientras que en el estado normal carece de toda distinción.
Todas las cosas distinguidas, todos los m atices, en ouant» m
actualizan las extrem as tensiones de fuerza que la embria
guez crea, despiertan retrospectivam ente este estado de em Com batir la m oralización p o r m edio del arte.— C onside
briaguez, teniendo en cuenta que el propósito de las obras (li rar el arte com o liberación de la estrechez moral y de la óp
arte debe ser provocar el estado de ánim o que determina la tica de los ángulos, o com o burla de estos. Huir de la natu
obra de arte: la em briaguez en suma. raleza. donde la belleza suele ir acompañada de su propio
Lo que es esenciaI en el arte es su perfeccionamiento de (.1 terror. Concepción del grande hombre.
existencia, su provocar, la perfección y la plenitud; el arte e \ Las almas de lujo, frágiles e inútiles, a quienes basta un
esencialm ente la afirmación, la bendición, la divinización de soplo para turbarlas, «las bellas almas».
la existencia... ¿Qué significa un arte pesimista? ¿No es hasta Despertar los ideales poco sentidos en su implacable bru
cierto punto una contradicción? Claro que lo es. Schopen talidad y dureza, com o los monstruos más espléndidos de
hauer se equivoca cuando pone ciertas obras de arte al sen 1 cuantos existen.
ció del pesimismo. La tragedia, precisamente, no enseña <-r<- Experimentar un goce fascinador lanzando una mirada
signaeión»... Representar (as cosas terribles y enigmáticas, .1 psicológica en la sinuosidad y en la histrionería inconsciente
las que no teme, es ya en el artista un instinto de poder y de que hay en todos los artistas que moralizan.
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P oner en evidencia la falsedad del arte. Iros específicos «genios» del siglo, grandes para am bos: la
Poner en evidencia las «fuerzas fundam entales idealizado gran charlatanería de Victor H ugo y R icardo W agner. al lado
ras» («sensualidad, em briaguez, animalidad superabundante»), del virtuosism o que satisficieron para sí, los m ás retinados
«m adores del arte. D e aquí la falta de grandeza; tienen una
óptica cam biante, unas veces en vista de las necesidades m ás
819 groseras, otras com o consecuencia de las m ás refinadas.
820
822
D iferencia entre «público» y «cenáculo»; con el primero,
hay que intentar ser charlatán; en el segundo, se hace preciso El arte moderno como un arte de «tiranizar».— Una lógica
pretender ser virtuoso. Esta distinción pueden superarla núes grotesca y con líneas forzadam ente pronunciadas: el motivo
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sim plificado hasta reducirlo a fórm ula: la fórm ula tiraniza. m undos aún m ás lejanos, y no descubiertos aún; el «dédain»
D entro de las líneas, una salvaje m ultiplicidad, una masa hacia los «boulevards»... El nacionalism o, y nadie debe en
p reponderante, frente a la cual los sentidos se extravían; la gañarse, no es sino una form a particular del exotism o... Los
brutalidad de los colores, del asunto, de los deseos. Ejem m úsicos rom ánticos transcriben lo que aprendieron en los li
píos: Zola, W agner; en un orden m ás espiritual. Taine. Poi bros exóticos; se q u e m a vivir h echos exóticos, experim en
tanto, lógica, m asa y brutalidad. tar pasiones de gusto florentino o veneciano y se acaba por
contentarse con buscarlas en la im aginación... L o esencial es
el género de deseos nuevos, una voluntad de im itar y de vi
823 vir im itando, el disfraz, la transposición de) alm a... El arte
romántico es solamente un último recurso en vez de una «rea
A propósito de los pintores. «Tous ces moderne.s sonr des lidad» fracasada.
poetes qui ont étre “peintres” . L’un ar cherché des drames Tentativa para hacer nuevas cosas: revolución, N apoleón.
d ans l’histoire, l'au tre des scénes de mceurs. celui-ci traduil Napoleón fue algo así corno la pasión de nuevas posibilida
des religions, celui-kí une phi)osophie->. Este imita a Rafael; des de) alm a, un ensancham iento de los espacios del alma.
este otro a los prim eros m aestros italianos; los pintores de Extenuación de la voluntad; tanta m ayor extravagancia en
paisajes em plean árboles y nubes pura com poner odas y eli los deseos de sentir cosas nuevas, de exponerlas, de soñar
gías. N inguno es sim ple y totalm ente pintor; todos son ar las; todo esto es consecuencia de las cosas excesivas q ue se
queólogos, psicólogos, directores de escena de cualquier re han vislo: ham bre rabiosa de sentim ientos excesivos... Las
cuerdo o teoría. Se com placen en nuestra erudición, en literaturas extranjeras proporcionan las drogas m ás intensas.
nuestra filosofía. Están com o nosotros: colm ados, rebosa/?
tes de ideas generales. A m an una form a, no por lo que es.
sino por lo que expresa. Son hijos de una generación erudita, 825
atorm entada y reflexiva; a m uchas leguas de distancia de l o s
antiguos m aestros, que no leían y pensaban solam ente en dar Los griegos de W ínckelm ann y de G oethe, los orientales
un festín a sus ojos. de Hugo, los personajes del «Edda», puestos en m úsica por
Wagner; los ingleses del siglo xm, de W alter Scott; cualquier
día se descubrirá toda la com edia. Todo eso fue, histórica
824 mente. falso por encim a d e todo, pero moderno.
828
831
O ffe n b a c h .— M úsica fran cesa con espíritu volteriano,
libre, petulante, con un cierto guiño sardónico, pero claro, L a m úsica «descriptiva»; conviene dejar que la realidad
pleno de espíritu hasta la trivialidad (no se pone afeites) y sin produzca «efecto»... Todas estas form as de arte son m ás li
la «m ignardise» de una sensualidad m orbosa o blondamente geras, m ás imitables; en ellas ponen su m ano los que tienen
vienesa. m enores dones naturales. Apelación a los instintos; arte su
gestivo.
829
832
Si por genio de artista entendem os la más am plia libertad
bajo la ley, la divina ligereza y facilidad en las cosas más di Sobre nuestra «música m oderna».— La decadencia de la
fíciles, O ffenbach tiene más derecho al calificativo de «ge m elodía tiene algo que se relaciona con la decadencia de la
mo» que Wagner. W agner es pesado, tardo; nada le es mas idea, de la dialéctica, de la libertad del m ovim iento espiri
ajeno que los m omentos de petulante perfección com o l o s tual; es una estupidez y un colmo que se desarrollan en nue
que Offenbach, a lo payaso, consigue cinco o seis veces en vas audacias y hasta en principios; en conclusión: hay sola-
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LA V O L U N T A D D E P O D E R 553
g onzarse del placer: de olvidar persuadir; de m andar, de qu e M ozart fue un alm a tierna y en am o rad a, to d a siglo xvttt,
rer... H acerse d u eñ o de) c í i o .s propio; integ rar e l propio caos aun en su seriedad... B eethoven fue el prim er gran ro m án
hasta qu e devenga form a; d evenir lógicos, sim ples, claros, tico, en el sentido del co n cep to francés del rom anticism o,
m atem áticos; d ev en ir leyes; tal es en este caso la gran am bi com o W agner es et últim o gran rom ántico..., am b o s ad v er
ción. C on ella se im presiona a la gente; ya nada suscita am or sarios instintivos del gusto clásico, del estilo severo, p ara no
h acia sem ejantes hom bres poderosos; a su alrededor se ex hablar en este caso del «gran» estilo.
tiende un desierto, un silencio, un m iedo, co m o ante el es
p ec tá cu lo de un gran sa crileg io ... T odas las artes conocen
sem ejantes am biciosos del gran estilo: ¿P o r q u é falta, sin 838
em bargo, en la m úsica? N o tenem os m úsicos que constru
y an un edificio com o el P alazzo Pitti... Y es que estam os El rom anticism o resulta un problem a equivoco, com o
an te un ev id e n te p ro b lem a. ¿P erte n ec e ac aso la m ú sica a todo lo m oderno.
aq u ella cu ltu ra en que ya ha te rm in ad o el rein o de todas L os estados de ánim o estéticos son dobles.
las especies de hom bres violentos? ¿Es probable, por otro L os hom bres cabales y generosos en contradicción con
lado, q u e el co n c e p to de gran e s tilo e sté en c o n tra d ic los que buscan y desean.
ció n co n el alm a de la m úsica, con la «m u jer» en nuestra
m úsica?...
D esem bocam os en un problem a cardinal: ¿Cuál es el 839
puesto de toda nuestra m úsica? Las épocas del gusto clásico
no conocen nada que se pueda parangonar: floreció cuando \Jn rom ántico es un artista que convierte en fuerza crea
e) m undo del R enacim iento tocó a su fin, cuando la «liber dora su descontento de sí m ism o, que m ira lejos y mira d e
tad» se había ausentado de las costum bres y hasta de los trás de sí y de su mundo.
hom bres: ¿C onstituye acaso, parte de su carácter, ser un eon-
trarrenacim iento? ¿Es la herm ana del estilo barroco, ya que
en lodo caso es su contem poránea'? La m úsica moderna, ¿es 840
algo m ás que decadencia?...
A nteriorm ente puse el dedo en la llaga: nuestra música, ¿Es el ane una consecuencia del descontento que produce la
¿no será un fragm ento de com rarrenacim iento en el arte.' realidad? ¿Es la expresión del reconocim iento por una felici
¿N o será parienta muy próxim a del estilo barroco? ¿N o se dad gozada? En el primer caso, estamos ante el romanticismo;
habrá form ado en contradicción con todo el gusto clásico, en el segundo, esplendor de gloria y ditirambo, es el arte de
tanto que en ella se prohíba toda am bición de clasicism o? la apoteosis. De esta m anera última form a parte tam bién R a
Sobre este problem a, de valor de prim er orden, la res fael. que com etió el pecado de divinizar la apariencia de la
puesta no podría ser más clara si se valorizase exactam ente interpretación cristiana del mundo; fue reconocido a la exis
el hecho de que la m úsica consigue su más perfecta m adu tencia en obras en las que no se m ostró totalmente cristiano.
rez y plenitud com o rom anticism o, com o movim iento de re Con la interpretación m oral del mundo resulta insoporta
acción contra lo clásico. ble. El cristianism o fue la tentativa para «dom inarlo» con
558 F R IF .D R IC H N I E T Z S C H E L A V O L U N T A D D E PO D E R
aquella interpretación, o sea, de negarlo. En la práctica, tal h o m érico resp la n d o r de g lo ria so b re to d as las cosas; p ero
atentado, el atentado de lina trem enda sobresíim aeión del puede tam bién ser aquella tiránica voluntad de quien sufre
hom bre con el resto de las cosas, puso fin al oscurecim iento, gravem ente, que sobre la p articular idiosincrasia de su p ro
al envilecim iento, a su depauperación: la especie m ás m e pio sufrim iento, sobre lo que es m ás personal, particular, res
d iocre e inocua, la especie del hom bre de rebaño, es la única tringido, querría im prim ir el sello de un a ley y construcción
que encontró con él su cuenta, su provecho si se prefiere... obligatoria y que, por así decirlo, se vincula sobre todas las
H om ero y R ubens com o artistas de las apoteosis. La m ú cosas sellándolas con su propia im agen, con la im agen de su
sica no ha tenido aún ningún representante en este plano. i propia tortura, m arcándola con el hierro candente. Este ú l
La idealización del gran delincuente (el sentido de .su tim o es el pesim ism o rom ántico en la form a m ás expresiva,
grandeza) es griega: el desvalorizar, el calum niar, el hacer ya sea com o filosofía schopenhaueriana de la voluntad, ya
d espreciable al pecador es judaico-cristiano. com o m úsica w agneriana.
r
841 842
E l rom anticism o y su contrario.— En un terreno particular, Tras la antinom ia clasico-rom ántico, ¿no se ocultará la
en el plano de los valores estéticos, suelo a veces pregun oposición entre lo activo y lo reactivo?
tarm e: ¿han llegado alguna vez a ser creadoras el ham bre y
la superabundancia? Desde otro punto de vista, una nueva
distinción salta a prim er plano: el m otivo de crear es el de 843
seo de rigor, de alcanzar la eternidad, de «ser», o el deseo de
destrucción, de cam bio, de devenir. A m bos m odos de de Para ser clásico se deben poseer todas las dotes y deseos
sear, sin em bargo, se revelan, m irando al fondo, com o m e fuertes y aparentem ente contradictorios: pero de m odo que
ros equívocos, solo explicables con arreglo al esquem a m en vayan juntos bajo un m ism o yugo; se debe de gastar el
cionado, preferible a mi juicio. tiem po justo para llevar a la m áxim a perfección un género
El deseo de destrucción, de cam bio, de devenir puede sel de literatura o de arte o de política (no después de haber ocu
la expresión de una fuerza dem asiado preñada de porvenir rrido este hecho); reflejar en su propia alm a m ás íntima y
(concretada por m í en la palabra «dionisíaco»); pero puede más profunda un estado de ánimo colectivo (de un pueblo o
ser también el odio de los fracasados, de los renunciadores. de una cultura); llegar en una época en que este estado de
de los mal form ados, que destruye, debe destruir, porque lo ánim o existe todavía y no está aún coloreado de la imitación
que existe, toda existencia y hasta cada ser, los indigna y los de los extranjeros (o depende aún de ella); ser no un espíritu
excita. reactivo, sino un espíritu que concluye y guía en el avance,
El deseo de «eternizar» puede, por otra parte, derivar tam que afirm a en todos los casos, incluso con su propio odio.
bién de la gratitud y del amor; un arte que tiene tal origen sera «¿N o form ó parte de esto el altísimo valor personal?»...
siempre un arte de apoteosis, ditirám bica con Rubens, feli/ H abrá que preguntar si en este caso los prejuicios m orales no
con Hafis, clara y bondadosa con G oethe, difundiendo un cum plen su papel, y si una gran elevación m oral no es acaso
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en sí una contradicción del clasicism o: si estos monstruos hombre sea m ás duro, m ás sencillo, m ás fuerte, m ás malo,
m orales no deben necesariam ente ser rom ánticos, en la pa non cosas que se relacionan entre sí. La sim plificación ló-
labra y en la acción... sem ejante preponderancia de una sola (lico-psicológica. El desprecio del detalle, de lo com plicado,
virtud (com o la que encontrarnos en el m onstruo m oral) es de lo incierto.
hostil al poder clásico de equilibrio; suponiendo que se po Los románticos en A lem ania no protestaron contra el clasi
sea esta elevación, y, sin em bargo, se sea clásico, se podría cismo, sino contra la razón, el progreso, el gusto, el siglo xvm.
audazm ente concluir que se posee tam bién la inm oralidad cu La sensibilidad de la m úsica rom ántico-w agneriana: con
la m ism a m edida; este es quizá el caso de Shakespeare (ad traste con la sensibilidad clásica.
m itiendo que sea realm ente lord Bacon). La voluntad de la unidad (por qué la unidad tiraniza a los
oyentes y a los espectadores, aunque sea incapaz de tirani
zarse a sí m ism a en el punto principal: esto es, en relación
844 con la obra m ism a), la facultad de renunciar, de abreviar, de
r
aclarar, de simplificar. La victoria obtenida por m edio de las
C osas del porvenir.— Contra el rom anticism o de la gran masas (Wagner, Hugo, Zola, Taine).
«pasión».
C om préndase que a todo gusto clásico corresponde una
cantidad de frialdad, de lucidez, de dureza; sobre todo la ló 845
gica, la felicidad en las cosas intelectuales, las «tres unida
des». la concentración, el odio contra el sentim iento, la sen E l nihilismo ele los artistas.— La N aturaleza es cruel con
sibilidad, el «sprit», el odio contra lo múltiple, contra lo su serenidad y cínica con sus auroras. Nosotros somos hosti
incierto, contra lo vago, contra el presentim iento, así como les a las em ociones. Nosotros huim os allí donde la naturaleza
contra lo que es breve, agudo, ligero, bueno. No es conve conm ueve nuestros sentidos y nuestra fuerza de imaginación:
niente ju g ar con las fórm ulas artísticas. Hay que forjar la allí donde no tenemos nada que amar, donde nada nos re
vida de manera que se deba form ular después. cuerda las apariencias morales y las delicadezas de nuestra
Es esta una alegre com edia, ante la cual solo ahora sabe naturaleza septentrional; cosa que ocurre también en el arte.
m os reír, y que solo ahora vemos: esta, que los contem porá Preferimos lo que no nos recuerda el «bien» y el «mal». Nues
neos de Herder, de W inckelmann, de G oethe y de Hegel pre tra excitabilidad moral y nuestra capacidad de sufrimiento es
tendieron haber descubierto de nuevo el ideal clásico... ¡y al tán un tanto disueltas en una naturaleza fecunda y feliz, en el
m ism o tiempo a Shakespeare! ¡Y la m ism a generación se fatalismo de los sentidos y de las fuerzas. La vida sin bondad.
había separado con desprecio de la escuela clásica de los El beneficio consiste en el espectáculo de la grandiosa in
franceses, com o si no se hubiera podido aprender lo esencial diferencia de la Naturaleza hacia el bien y el mal.
tanto en un caso com o en otro...! Pero se quería la «natura», N ada de justicia en la historia, nada de bondad en la na
la «naturaleza». ¡Qué estupidez! ¡Se creía que el clasicism o turaleza: por esto el pesimista, cuando es artista sobre todo,
era una especie de naturaleza! va en materia histórica por los terrenos donde la ausencia de
Reflexionem os hasta el fin, sin prejuicios ni blanduras, en justicia se muestra con grandiosa ingenuidad, donde preci
qué terreno puede florecer un gusto clásico. Lograr que el samente la pe'-*'- •’ ' " . y también va en la
562 F R 1 E D R IC H N I E T Z S C H E LA V O LU N TA D DK PODER 563
N atu ra lez a p o r d o n d e el carácter m a lo o indiferente no se trágica. A sí se llega a una consecuencia que solo puede des
o cu lta, d o n d e la N atu ra lez a eq u iv ale al carácter de la per conocer la absoluta cobardía de un sistem ático: a la conse
fecció n ... El artista nih ilista se revela en el q u erer y preferí i cuencia d e que la tragedia es un «tónico». Si en este caso
la h isto ria cínica, la N atu raleza cínica... Schopenhauer no quiere com prender, si considera la depre
sión colectiva com o un estado de ánim o trágico, si hace com
prender a los griegos (no resignados con su desgracia) que no
846 se encontraron a la altura de la concepción del mundo, incurre
en prejuicio, lógica de sistema, m oneda falsa que estropearon,
¿ Q u é es lo trágico? Yo he puesto m uchas veces el dedo en poco a poco, toda la filosofía de Schopenhauer (él, que arbi
el gran erro r d e A ristóteles, que creyó reconocer en el error v traria y violentam ente interpretó mal el genio, el arte, la moral,
en la com pasión, em ociones deprim entes, nada m enos que las la religión pagana, la belleza, la ciencia y casi todo).
em o cio n es trágicas. Si tuviese razón, la tragedia se habií.i
co nvertido en un arte peligroso para la vida: habría que po
nerse en guardia contra ella com o contra un peligro público 847
y un escándalo. El arte, que, por lo general, es el gran esti
m ulante de la vida, una em briaguez de vivir, una voluntad de El artista trágico.— En un individuo o en un pueblo, la
vivir, que, al servicio de un m ovim iento descendente, llega cuestión de form ar y situar el juicio de «belleza», es un pro
ría a ser co m o sierva del pesim ism o, peligrosa para la salud blema de fuerza. El sentimiento de plenitud, de fuerza acumu
(sencillam ente porque no es verdad que m ediante la excí lada (que perm ite aceptar con valor y serenidad m uchas co
tación de estas em ociones logrem os «purificam os» de ellas sas ante las cuales el débil tiembla), el sentim iento de poder
com o parece creer A ristóteles). Lo que habitualm ente pro expresa el juicio de «belleza» sobre realidades y estados de
v o ca terror o com pasión, desorganiza, debilita, desalienta: > ánimo que el instinto de impotencia solo puede estim ar como
suponiendo que tuviese razón Schopenhauer cuando man lidiosas o feas. La deducción de cuanto sobre esto podríamos
tiene qu e de la tragedia debe derivarse la resignación (esto es, hacer, si nos viésemos ante un peligro, ante un problema, ante
una dulce renuncia a la felicidad, a la esperanza, a la volun una tentación, determ ina, en cierta manera, nuestra aproba
tad d e vivir), se concebiría de esa form a un arte que se negase ción estética. (Porque decir «esto es bello» es plantear una
a sí m ism o. En sem e jante caso, la tragedia supondría un pro afirmación.)
ceso de disolución, el instinto de la vida destruyéndose a m Considerando el problem a en general, resulta que la pre
m ism o en el instinto del arte. C ristianism o, nihilism o, arte dilección por las cosas enigm áticas y terribles es un síntoma
trág ico , d ec ad e n cia fisiológica, todo esto iría de la mano, de fuerza, mientras que el gusto por lo gracioso y lo decora
llegaría a la preponderancia en el m ism o m om ento, se eni tivo es patrim onio de los débiles y los delicados. El gusto
pujaría recíprocam ente hacia delante... ¿Y si lo hiciese hacia por la tragedia distingue a las épocas y a los caracteres fuer
abajo? La tragedia se convertiría en un síntom a de la de tes: su «non plus ultra» es acaso la Divina Comedia. Son los
cadencia. espíritus heroicos los que se afirman a sí mismos en la cruel
Puede refutarse esta doctrina con la m ayor frialdad, eslí dad trágica: son lo suficientemente duros como para sentir el
es, m idiendo con el dinam óm etro el efecto de una emoción sufrimiento com o placer.
564 f-R IF D R IC H N Í E r Z S C ff L LA V O L U N T A D D E PO D E R 565
Admitiendo, por el contrario, que los débiles pretendan el lismo de la obra de arte, su crear es algo así com o el reco
goce de un arte que no fue creado para ellos, ¿qué harán par;i nocimiento por el hecho de ser.
adaptar a su gusto la tragedia? introducirem os en ella pani La profundidad del artista trágico, consiste, en suma, en
interpretarlas «sus propias apreciaciones», por ejem plo, el que su instinto estético otea las consecuencias más lejanas,
«triunfo del orden moral en el mundo», o la doctrina de la que no se encierra por m iopía en la observación de las cosas
«falta de valor de la existencia», o «la invitación a la resig próximas; que afirma la econom ía en grande, que justifica lo
nación» (o, igualmente, una descarga de em ociones, mitad terrible, lo malo, lo enigmático, y no se contenta, sin em
médica, mitad moral, a la manera de Aristóteles). Finalmente, bargo, con justificarlo.
el arte de lo terrible, excitando los nervios, puede adquirir va
lor como estimulante en los débiles y en los agotados: tal es
hoy, por ejemplo, la razón por la que es tan apreciado el arte- 848
de Wagner. Es signo de bienestar y de sentimiento de poder
la medida en que cada uno puede concederá las cosas su ca EL ARTE EN EL ORIGEN DE LA TRAGEDIA
rácter terrible y enigmático, y el hecho de que tenga en gene
ral necesidad de «soluciones» finales. La concepción de la obra a que tiende este libro, en última
Este género de pesimism o de los artistas es justam ente lo instancia, es particularm ente hosca y desagradable: parece
contrario del pesim ism o religioso-moral, que lamenta la que entre los tipos de pesim ism o conocidos, ninguno ha lle
«corrupción» del hombre, del enigma de la existencia: este gado a este grado de malignidad. En este caso falta el con
quiere absolutamente una solución, o, por lo menos, una es traste entre un m undo real y un mundo aparente: no hay más
peranza de solución. Los que sufren, los desesperados, los que un solo mundo, y este es falso, cruel, contradictorio, se-
que desconfían de sí, en una palabra, los enfermos, tuvieron iKíctor, sin sentido... Un m undo semejante es un mundo ver
en todos los tiempos necesidad de visiones fascinadoras para dadero. Por nuestra parte necesitamos de la m entira para
soportar la vida (el concepto de «beatitud» tiene precisa conseguir la victoria sobre esta realidad, sobre esta «ver
m ente este origen). Un caso semejante: los artistas de la de dad», o sea, para vivir... El hecho de que la mentira se nece
cadencia, que en el fondo toman una posición nihilista frente site para vivir forma parte de este terrible y enigmático ca
a la vida, se refugian en la belleza de la forma, en las cosas rácter de la existencia.
elegidas, en las que la naturaleza ha llegado a su perfección, La metafísica, la moral, la religión, la ciencia, son consi
y es indiferente, grande y bella. deradas en este libro com o diversas form as de la mentira:
(El «am or de lo bello» puede, por tanto, ser algo distinto por ayuda de la m ism a, podem os creer en la vida. «La vida
que la facultad de ver una cosa bella, de crear una cosa be debe inspirar confianza»: el tema, enfocado de esta manera,
lia: puede ser precisamente expresión de la incapacidad de agobia con su magnitud. Para cum plirlo, el hom bre debe ser
hacer esto.) ya por naturaleza em bustero, debe ser artista ante todo. Y lo
Los artistas que subyugan, que en todo conflicto hacen es: metafísica, moral, religión, ciencia, son partes de su vo
resonar un acorde consonante, son ios que hacen también luntad de arte, de mentira, de miedo de la «verdad», de ne
aprovechar las cosas de su propio poder y de su redención gación de la «verdad». La m ism a facultad en virtud de la
personal: expresan su más íntima experiencia en el simbo cual fuerza a la realidad con la mentira, esta facultad artís-
566 F R IE D R JC H N /K T Z S C H E LA V O LUNTA D D E P O D E R J u
tica del hombre por excelencia, la tiene de com ún con todo la existencia, sino que lo vive y lo desea vivir; del hombre
lo que existe. Si él m ism o es un fragm ento de realidad, de trágico y guerrero, del héroe.
verdad, de Naturaleza, ¿cómo podría no ser un fragm ento El arte es la redención del que sufre, como camino hacia
del genio de la mentira? estados de ánimo en que el sufrimiento es querido, transfi
Que el carácter de la existencia sea desconocido, deter gurado. divinizado; en que el sufrimiento es una forma del
mina la más profunda visión secreta detrás de todo lo que es
gran encanto.
virtud, ciencia, devoción, oficio del artista. N o ver nunca m u
chas cosas, verlas falsamente, alegar cosas que no existen: i
¡c|ué sabio es considerarse sabio en estados de ánim o en qui III
se está muy lejos de la sabiduría! El am or, el entusiasm o.
«Dios», son simples refinamientos del extraño engaño de si Se observará cómo en este libro el pesimismo o, más cla
mismo, simples seducciones para la vida, sim ples creencias
ramente, el nihilismo, tiene valor de «verdad». Pero la ver
en la vida. En momentos en que el hom bre se sintió enga
dad no es la más alta medida de valor y aún menos la más
ñado, en que se ha embaucado a sí mismo, en que cree en la
alta potencia. Aquí la voluntad de la apariencia, de la ilusión
vida, ¡qué exuberancia se produce en él! ¡Qué éxtasis! ¡Qué
del engaño, del devenir y del variar (por engaño objetivo)
sentimiento de poder! ¡Qué triunfo de artista hay en el senti
es considerada como más profunda, más original, más «m e
miento de poder! ¡El hombre ha llegado a ser nuevam ente
tafísica» que la voluntad de verdad, de realidad, de aparien
dueño de la «materia», dueño de la «verdad»...! Y cualquiera
cia; esta última, por el contrario, es simplemente un aspecto
que sea el momento en que se alegre, siem pre es igual en su
de la voluntad de ilusión. Igualmente, el placer es consi
gozo; se alegra como artista, goza com o poder, goza con la *
derado más originario que el dolor y el dolor es conside
mentira como con una nueva facultad.
rado como condicionado, como un fenómeno consiguiente
de la voluntad de placer (de la voluntad de devenir, de
crecer, de configurar, etc., de crear; pero en el crear va inclui
11
do también el destruir). Es concebido un estado suprem o
de afirmación de la existencia, del cual no se puede dis
El arte y nada más que el arte. ¡Es el que hace p osible
traer ni siquiera el supremo dolor: el estado tragicodioni-
la vida, gran seductor de la vida, el gran estim u lan te de la
síaco.
vida!
El arte es la única fuerza superior opuesta a toda voluntad
de negar la vida, es la fuerza anticristiana, la antibudística, la
antinihilista por excelencia.
IV
El arte como redención del hom bre del conocim iento, de
aquel que ve el carácter terrible y enigm ático de la existen
Por tanto, este libro es incluso antipesimista; en el sentido
cia, del que quiere verlo, del que investiga trágicam ente.
de que enseña algo más fuerte que el pesimismo, más «di
El arte es Ja única fuerza superior opuesta a toda voluntad, |
vino» que la verdad; esto es, el Arte. Nadie, a lo que parece,
que no solamente percibe el carácter terrible y enigm ático de
más que el autor de este libro, otorgaría seriamente la pala
bra a una radical negación de la vida, a una real acción ne-
568 FRIED RICH N IETZ SC H E
JE R A R Q U ÍA
1. La d o c t r in a d i -: l a j e r a r q u ía
849
850
851
la guerra y el peligro han .sido creados para que una cía» 855
conserve sus condiciones. El grandioso m odelo: el hombre
de la N aturaleza, la criatura m ás débil, m ás hábil, adquiere D el ra n g o .— L a «igualdad» lleva a cre er q ue todo el m u n
el dom inio, som etiendo a los poderes m ás estúpidos. do tiene derech o a cu alq u ier p ro b lem a. D esa p arec e, co m o
consecuencia, cu alq u ier jerarquía.
852
856
Yo distingo entre un tipo de vida ascendente y otro de de
cadencia, de fragmentación, de debilidad. ¿H ay que eren R esulta inevitable una declaración de g u erra d e los h o m
que el problem a del rango solo se puede poner, en general, bres superiores a la m asa. P or todas partes, la m ed io crid ad
entre estos dos tipos? r n c coaliga para h acerse dueña. T odo lo que reb lan d ece, su a
857
854
E xiste la necesidad de una doctrina bastante im portante
Ventajas de alejarse de la propia época.— Situarse fuera para alentar a los fuertes, producir efectos educativos, para
de estos dos movimientos, del de la moral individual y cid paralizar y destruir por otra parte a los cansados del m undo.
de la moral colectiva, porque tam poco la primera conoce la El aniquilam iento de las razas decadentes. D ecad en cia de
jerarquía y quiere dar a todos una libertad por el estilo. Mis Europa. El aniquilam iento de la valoración de los esclavos.
pensamientos no consideran el grado de libertad que se delv El dom inio sobre la tierra para producir el tip o superior. El
conceder a todo el mundo, sino el grado de poder que uno u aniquilam iento de esa hipocresía que se llam a «m oral» (el
otro deben ejercer sobre otros o sobre todos; o sea, sobre la cristianismo considerado com o una form a histórica de hones
medida en que un sacrificio de libertad, y hasta un hacerse tidad. A gustín. Bunyan). La conclusión del sufragio univer
esclavo, ofrecen la base a la producción de un tipo superan sal, del sistema en virtud del cual las naturalezas m ás bajas
Atrevámonos a preguntarnos: ¿cómo se podría sacrificar la se im ponen a las superiores y m ás contrastadas. El aniquila
evolución de la humanidad para contribuirá la existencia de miento de la m ediocridad y de su valor. (Los unilaterales, in
una especie más alta que la del hombre...? dividuos y pueblos: tender a la plenitud d e la N aturaleza
uniendo los contrarios; m ezcla de razas con sem ejante fin.)
Que el nuevo valor no im plique ninguna verdad apriorística
572 F R IE D R IC H N 1 E T Z S C H E LA V O L U N T A D D E FO D ER 573
(puesto que así los buscan los habituados a creer), pero libre Únicamente los enferm os han in v en tad o «la m aldad». (C on
subordinación a una idea dom inante, que tiene su propio frecuencia, hay una m adurez m o rb o sa p reco z en los raq u íti
tiem po; por ejem plo, la dei tiem po considerado com o tm.i cos, en los escrupulosos y en los tuberculosos.) El «esprit» es
propiedad del espacio, etc. lina propiedad de las razas tardías: h eb reo s, franceses, c h i
nos. (L os antisem itas no p erdonan a los heb reo s qu e tengan
«sprií» y dinero. A ntisem ita es uno d e los n o m b res d e los
2. LOS FUERTES Y LOS DÉBILES «fracasados».)
L os enferm os y los débiles tienen en su h aber cierta fas
858 cinación: son m ás interesantes que los sanos: el loco y el
santo son las dos especies hum anas m ás interesantes... logran
El concepto de «hom bre fuerte y hom bre débil», en deli un extraño parentesco con el «genio». Los g randes «aventu
nitiva, se reduce a esto: el hom bre del prim er caso ha heiv reros y delincuentes» y todos los hom bres, sobre todo los
dado m ucha fuerza, es una suma; el honpbre del segundo li.i más sanos, están enferm os en ciertas ép o cas de su vida; los
heredado m ucha m enos (herencia insuficiente o dilapida grandes m ovim ientos del sentim iento, la pasión del poder, el
ción de la herencia). La debilidad puede ser un fenómeno umor, la venganza, van acom pañados de profundas p ertu r
inicial: se tiene aún poca fuerza, o en el caso extrem o «no baciones. En cuanto a la decadencia, todo hom bre que no
más fuerza». muere dem asiado joven la representa casi en todos los sen
Lo importante es saber dónde hay gran fuerza y dónde sr tidos: conoce, pues, por experiencia, los instintos propios de
debe gastar la fuerza. L a masa, por ser la suma de los débi lo decadente: casi la m ilad de la vida hum ana es decadencia.
les, reacciona muy lentamente; se preserva de m uchas cosas Por últim o, la mujer. U na m itad de la hum anidad es débil,
para las cuales es dem asiado débil, de las cuales no puede típicamente enferm a, variable, inconstante; la m ujer tiene
obtener ninguna utilidad; no crea, no avanza. necesidad de la fuerza para agarrarse a ella, para inventar
Esto atenta contra la teoría que niega al enem igo fuerte, una religión de la debilidad que venere co m o a cosas divinas
convencida de que la masa es la que hace las cosas. Es la a los seres débiles, el am ar, el ser hum ildes; o. m ejor: la m u
misma diferencia que hay entre generaciones separadas jer hace débiles a los fuertes, y reina, claro está, cuando co n
cinco o seis generaciones pueden encontrarse entre el hom sigue dom inarlos. La m ujer se ha aliado siem pre con los d e
bre activo y la masa: es una diferencia cronológica. cadentes, con los sacerdotes, contra los «poderosos», contra
Los valores de los débiles son los más apreciados, poiqu- los «fuertes», contra los «hom bres». La m ujer pone de su
los fuertes se los han apropiado para dirigir con ellos. parte a los niños por el culto de la piedad, de la com pasión,
del amor: la m adre representa el altruism o del m odo m ás
convincente.
859 Finalm ente, la creciente civilización, que trae consigo,
por necesidad, el aum ento de los elem entos m orbosos, de los
Por qué los débiles son los victoriosos.— Los débiles \ neurasténicos, de los psicopáticos y de la crim inalidad. Hay
los enfermos, en suma, despiertan m ayor simpatía, son mas una clase intermedia: el artista; separado de la crim inalidad
■ variables, son más múltiples, más distraídos, más malignos por lo débil de su voluntad y el m iedo a la sociedad; inma-
574 F R IE D R IC H N I E T Z S C H E L.A V O L U N T A D D E P O D E R 575
tura para el manicom io, pesca con sus redes en todos los ma «entejante m o v im ien to m orboso: ellos serán los retardatarios
res. El artista m oderno es una planta representativa de la t i por excelencia, los que asum en lentam ente y ab an d o n an d i
vilización; lo m ism o el pintor, el m úsico, y, principalm ente fícilm ente, los relativam ente duraderos en m e d io d e este
aquel novelista que em plea la im propia palabra de «natura prodigioso cam biar y m ezclares. N ecesariam en te, en tales
lismo»... A um entan los locos, los delincuentes y los «natu circunstancias, el centro de grav ed ad v a a c a e r en los m e
ralistas»: signo de una cultura creciente y que velozmente diocres: contra el dom inio d e la plebe y de los excéntricos
avanza; el desecho, los dem entes, la escoria adquieren ini (generalm ente aliados entre ellos) se co n so lid a la m ediocri-
portancia, la corriente descendiente va al m ism o paso. I dad com o garantía y depositaría del porvenir. D e aquí nace
F inalm ente, la m ezcla social, lógica de la revolución, para los hom bres d e excepción un nuevo adversario o una
de la igualdad de derechos, de la supersticiosa creencia en !;i nueva seducción, A dm itiendo que no se sum en a la plebe ni
«igualdad de los hom bres». Los representantes de los ins entonen him nos en hom enaje al instinto de los «deshereda
tintos d ecadentes {del resentim iento, del desconcierto, del dos», deberán, por necesidad, ser «m ediocres» y «positi
instinto de destrucción, de la anarquía y del socialism o), vos». E llos lo saben: la «m ediocritas» es tam bién «aurea»,
com prendidos los instintos de esclavitud, los instintos de solo d isp o n e del d in ero y del oro (de todo lo qu e brilla...).
holgazanería, de astucia y de la cuñadería de los estratos so Y de nuevo, una vez m ás, la vieja virtud, y, en general, todo
ciales tenidos durante mucho tiem po en sujeción, se mezclan el m undo del ideal superado, conquista intérpretes bien d o
en la sangre de todas ias clases; después de dos o tres gene tados... Resultado: la m ediocridad adquiere espíritu, agu
raciones la raza ha llegado a ser imposible de reconocer, todo deza, genio, se hace divertida, seduce.
se ha convertido en plebe. De aquí resulta un instinto colec R esultado: una alta cultura solo puede elevarse sobre un
tivo contra la selección, contra el privilegio de cualquier ge | am plio terreno, sobre una m ediocridad suficientem ente co n
ñero, tan fuerte y seguro, duro, cruel en la práctica, que bien solidada de m anera fuerte y sana. A su servicio y servida al
pronto, en electo, se someten hasta los privilegiados: todos m ism o tiem po por ella trabaja la ciencia y tam bién el arte.
los que quieren conservar el poder adulan a la plebe, trabajan La ciencia no puede soñar una situación m ejor: la ciencia,
con la plebe, deben tener al público de su parte, y, ante todo, com o tal, es propia de una especie interm edia de hom bres;
deben hacer los «genios»; estos se hacen los heraldos de los entre las excepciones está desplazada: no tiene nada de aris
sentimientos con que se entusiasma a las masas; de la nota tocrática y aún m enos de anárquica en sus instintos. El po
sentimental, del respeto de quienes vienen sufriendo, hum il der de la clase m edia se conserva por el com ercio, sobre todo
demente, despreciados, perseguidos, suena por encim a de por el com ercio del dinero: el instinto de los grandes finan
todas las dem ás notas. (Tipos: Vietor Hugo y Ricardo Wag cieros es contrario a lodos los extrem os; por esto los hebreos
ner.) La ascensión de la plebe significa, una vez más, la as son, actualm ente, la potencia m ás conservadora en nuestro
censión de los antiguos valores. Europa, tan am enazada y expuesta. Ellos 110 tienen necesi
Con un movim iento tan intenso en el ritmo y en los me dad de revoluciones ni de socialism o, ni de m ilitarism os; si
dios como el que representa nuestra civilización, se desplaza anhelan tener poder y tienen necesidad de él, aun sobre el
el centro de gravedad de los hombres: de aquellos hombres partido revolucionario, ello es solo una consecuencia y no
que importan mas que todos, a los cuales corresponde, en I una contradicción de cuanto antes se dijo. Tienen necesidad
cierto aspecto, el deber de com pensar todo el gran peligro de de excitar eventualm ente el pavor contra otras tendencias
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LA V O L U N T A D D E PO D E R 577
cada vez más pequeñas, cada vez más sutilm ente adaptables; 862
serán cada vez más superfluos todos los elem entos que do
minan y que mandan; será un todo de fuerza prodigiosa, cu Juicio sobre el aum ento de p oder colectivo: calcu lar en
yos singulares factores representarán fuerzas mínimas, valo qué m edida el ocaso de individuos, de clases, de épocas, de
res mínimos. pueblos, se com prende en este aum ento.
En oposición al em pequeñecim iento y adaptación del D esplazam iento del centro de gravedad de una civili
hombre a una utilidad especializada, es necesario el moví zación. Los gastos de todo crecim iento, ¿quién los soporta?
miento opuesto, la producción del hom bre sintético, agluti En qué sentido estos gastos deben ser hoy tan enorm es.
nador, justificador, para el cual aquella m ecanización de la
humanidad es Lina condición prelim inar de la existencia,
com o una base sobre la cual puede encontrar su más alta 863
forma de ser.
r
Necesita tener en contra a la multitud, a los «nivelados»; Aspecto general del europeo del porvenir: considerado
tiene necesidad del sentimiento de la distancia respecto de com o el más inteligente entre los animales esclavizados, muy
estos; está sobre ellos, vive de ellos. Esta forma superior de laborioso, m odesto en el fondo y curioso en extrem o, m últi
lo aristocrático es en mi criterio la forma del porvenir. Eli ple, ablandado, débil de voluntad: un caos cosm opolita de pa
sentido moral, aquel mecanismo colectivo, la solidaridad de siones y de inteligencias. ¿Cóm o podría resultar de aquí una
todas las ruedas, representa un m áxim o en el disfrute del especie más fuerte ? ¿Una especie de gusto clásico? El gusto
hombre; pero presupone hombres por am or a los cuales este clásico es la voluntad de simplificación, de refuerzo, de visi
disfrute adquiere un sentido. En el otro caso sería en realidad bilidad de la felicidad, de cosas terribles, el valor de la des
sim plem ente el envilecim iento colectivo, la dism inución del nudez psicológica (la simplificación es una consecuencia de la
valor del tipo «hombre», un fenómeno de regresión en gran voluntad de refuerzos: el hacer visible la felicidad y la desnudez
escala. es una consecuencia de la voluntad de cosas terribles...). Para
Com o puede observarse, lo que yo com bato es el opti elevarse, luchando, de este caos a esta configuración surge una
mismo económico: ese optimismo que considera que con el necesidad, hay que elegir: o perecer o imponerse. Una raza
aumento de los gastos de todos debe necesariamente crecer dom inante solo puede desarrollarse en virtud de principios
también la utilidad de todos. Me parece que la verdad es lo terribles y violentos. Debiendo preguntarnos: ¿dónde están
contrario: los gastos de todos se adicionan en una pérdida ge los bárbaros del siglo xx? Se harán visibles y se consolidarán
neral: el hombre se hace menor: de tal manera, que no se en después de enorm es crisis socialistas; serán los elem entos ca
tiende para lo que, en definitiva, ha podido servir proceso tan paces de la m ayor dureza para consigo mismo, los que puedan
tremendo. Podemos preguntarnos, ¿a qué fin? ¿Es preciso un garantizar la voluntad más prolongada.
nuevo a qué fm?... Quizá la humanidad necesite plantearse
semejantes preguntas.
864
p erseg u idas, que los hom bres m ás poderosos se han hecho ¡Faltó hasta el m o m en to la fe en la aleg ría d e co n serv ar la
im p o sib les, y deben sentirse m alos, «nocivo s e ilícitos». m edida, el goce de q u ie n cabalga en un fo g o so corcel! La
E sta p érdida es grande, pero ha sido necesaria en nuestros m ediocridad de las n aturalezas d éb iles se trocó p o r la m e
tiem pos, en los que una gran cantidad de fuerzas contrarias sura de las naturalezas fuertes.
se cu ltiv a m ediante la represión tem poral de aquellas pasio En resum en: las cosas m ejores se difam aron porque los
nes (de las pasiones de dom inio, del gusto de la transform a débiles o los cerdos desen fren ad o s proyectaron sobre ellas
ción y de la ilusión) hace posible su desencadenam iento, lina luz som bría, y los m ejores hom bres perm anecieron des-
ex e n to de su antiguo salvajism o. N osotros aceptam os una | conocidos y con frecuencia se d esconocieron ellos m ism os.
barbarie dom esticada, si nos acordam os de nuestros artistas
y hom bres de Estado.
866
r
La confusión llegó tan lejos, que llegó a estigm atizar* hacia su m ateria. C on frecuencia, el sentido de la actividad
con los nom bres m ás injuriosos precisam ente a los grande*, busca solam ente un terreno. En el «egoísm o» com ún, preci
virtuosos de la vida (cuyo dom inio de sí m ism os form a el samente el «non-ego», la criatura m edia, el hom bre de la es
más agudo contraste con el vicio y el desenfreno). A un ho\ pecie quiere su propia conservación; esto indigna, cuando no
se estim a obligado censurar a C ésar Borgia, por lo que, sen se percibe por los más raros, por los más finos y por los m e
cillam ente, hace reír. La iglesia proscribió a algunos empe nos m ediocres. Porque estos suelen ju zg ar así: «¡N osotros
radores alem anes con m otivo de sus vicios, com o si im somos los m ás nobles! ¡Importa m ás nuestra propia conser
m onje o un sacerdote tuviese derecho a hablar de lo que un vación que la del rebaño!».
Federico II puede exigirse a sí m ism o. Don Juan fue conde
nado al infierno, cosa un poco inocente. ¿Se observó alguna
869
vez. que en el cielo no hay hombros interesantes...? La cosa
se convierte en una referencia para las m ujerzuelas. acerca
¡La degeneración de los dom inadores y de las clases do
del lugar en que encontrarán más fácilm ente su salvación.
minantes ha creado el mayor abuso de la historia! Sin los cé-
Si se piensa con alguna coherencia y se liene la visión
; sares rom anos y la sociedad rom ana, el cristianism o no ha
exacta de lo que es un «gran hom bre», no cabe la m enor duda
bría triunfado.
que la Iglesia tiene que m andar al infierno a todos los «gran
¡Desde el m om ento que a los hom bres inferiores les asalta
des hombres», puesto que com bate toda «grandeza en el
la duda de que existan hom bres superiores, el peligro se am
hombre».
plia! Y se llega a descubrir que hay virtud aún entre los hom-
| bres inferiores, subyugados, pobres de espíritu; y que res
pecto a Dios, todos los hombres son iguales: ¡lo que ha sido
867
hasta ahora el non plus ultra del cretinism o sobre la tierra!
Porque los hombres superiores terminaron por medirse a sí
Los derechos que un hom bre adquiere están en relación
mismos con la m edida de las virtudes de los esclavos, se en
con los deberes que acepta, con las em presas para las que so
tendieron a sí m ism os «soberbios», etc.; encontraron despre
supone dispuesto. El m ayor núm ero de los hombres no tiene
ciables todas sus cualidades superiores.
derecho a la existencia, y se convierte en una desgracia para
C uando Nerón y Caracalla ocuparon el solio, se produjo
los hombres superiores.
la paradoja de que «el hombre más hum ilde tiene más valor
que el que está más alto». Y se abrió camino una idea de Dios.
¡O m ás alejada posible de la imagen de los poderosos: ¡el
868 Dios crucificado!
rinos de los hombres del pasado: e! crecimiento de las reI¡ Ku valor persistiría aun cuando este valor no resultara útil
giones demuestra que el hombre no saca gusto de los hom tt nadie. ¿Y por qué no podría precisamente, el hombre del
bres («y ni siquiera de las mujeres», según dice Ham)el»> cual salieron los efectos más ruinosos, ser el vértice de toda
O bien: se reúnen muchos hombres en montón, como parla lu especie humana, situándose tan alto, tan superior, que
mentos. y se desea que obren tiránicamente de igual modo. todo se arruinase al envidiarlo...?
El «tiranizar» es cosa de los grandes hombres. Vuelven
estúpido ai hombre interior.
873
872
874
N ada justifica tanto a N apoleón, com o que la revolución
lo hiciera posible. A tal precio, se debería desear el estallido L a preocupación moral degrada a un hom bre respecto a la
anárquico de toda nuestra civilización. Napoleón hizo p<>M jerarquía, a) «aparte», al sentimiento de libertad de las natu
bie el nacionalism o; esta es su disculpa. ralezas creadoras, de los «hijos de Dios» (o del diablo). Es
El valor de un hom bre (aparte, com o es natural, de moia indiferente que predique la moral dom inante: con ello perte-
lidad e inmoralidad, porque con estos conceptos no se ai|in I nece al rebaño, aunque sea en calidad de suprem a necesidad
(ata el valor de un hom bre) no consiste en su utilidad, va i|ue del rebaño, en calidad de r'
i
586 F R IB D R IC H N IE T Z S C H E | I A V O L U N T A D D E PO D H R 587
sus in stru m e n to s d e d efen sa, sus instintos protectores no considerar que nuestro «deber» consiste precisam ente en
so n , «a p rio ri» , fu ertes ni bastante seguros: necesitan cir esta actividad «objetiva», aprender a estim ar el placer y el
c u n sta n c ia s m u y fav o rab le s para p ro sp erar (prosperan las d eber separados entre sí, este es el inapreciable em peño de
m ás d e las v e c e s en tre los elem e n to s ínfim os y socialm enie las escuelas, su ventaja. Por eso hasta este m om ento, el filó
m á s sacrificad o s; si se en c u en tran personas, se encuentran logo fue el educador en sí, porque su actitud ofrece el m o
allí m á s se g u ra m en te q u e en las clases m edias). delo de una m onotonía de la actividad que llega hasta lo
C u a n d o la lu ch a d e clases, d irigida hacia la igualdad tic grandioso; ba jo su batidera, el joven aprende a «encelarse»;
d ere ch o s, está casi term in ad a, la lucha se d esencadena c o n prim era condición de una futura capacidad para llenar tna-
tra la p erso n a solitaria. (En cierto sentido, esta se puede fá q u in alm en te sus propios deberes (com o funcionario del
c ilm e n te co n se rv a r y desarro llar en una sociedad d em o crá E stado, esposo, esclavo burocrático, lector de periódicos y
tica: cu a n d o los m ed io s defen siv o s m ás groseros no son tan soldado). A caso una existencia sem ejante tiene m ayor ne
n ecesario s y un cierto hábito de orden, de elocuencia, de ju s cesidad de una justificación y de una transfiguración filosó
ticia, d e co n fia n za , form a parte de los mecfios am bientales.) fica que cualquier otra; los sentim ientos placenteros deben
L os m ás fuertes deb en ser aherrojados, vigilados, encar ser desvalorados, com o sentim ientos de ínfimo orden, por
celad o s: pues así lo q uiere el instinto rebañiego. Para aq u e un tribunal infalible; debe haber el «deber en sí», acaso tam
llos. un régim en de d o m in io sobre sí m ism os, de aislam iento bién el «pathos» del respeto de todo lo que es desagradable,
ascético o del «deber» en un trabajo inútil, por m edio del y esla exigencia debe hablar com o desde más allá de toda
cual no v u elven ya a encontrarse a sí m ism os. utilidad, afición, finalidad, imperativamente... la forma ma
quinal de existencia debe ser considerada com o la más alta,
la más venerable, com o la más estim ada de sí misma. (Tipo:
8X3 K ant com o fanático del concepto formal «tú debes».)
m ás alta y soberana que se basa sobre ella, y que solo oli 896
v án d o se sobre la m ism a puede realizar su m isión. Se tendrá
no solam ente una raza de señores cu y a m isión se agote go P unto de vista principal: no hay que valorizar el d eber de
bem an d o , sino una raza q ue tenga una propia esfera de vida, la especie su p erio r p o r el hecho d e d irig ir a la inferior (cosa
un exceso de fuerza para la belleza, el valor, la cultura. Lis que hace, por ejem plo, C om te); hay qu e co n sid erarla infe
m aneras, hasta en el sentido m ás espiritual; una raza afirma rior come) base, gracias a la cual una especie su p erio r cu m
dora que se pueda co nced er todos los lujos, bastante fuerte ple el deber qu e le es propio, gracias al que puede, en defi
para no aguantar la tiranía del im perativo de la virtud, bas nitiva, vivir.
tante rica para no tener necesidad de la parsim onia y de l;i L as condiciones en que una especie fuerte y noble se co n
pedantería, m ás allá del bien y del mal; una estufa destinada serva (respecto de una educación espiritual) son opuestas a
a las plantas m ás extrañas y elegidas. las que constituyen la vida de las «m asas industriales», los
r especieros, en opinión de Spencer.
A quello que se concede a las naturalezas m ás fuertes y fe
894 cundas para hacer posible su existencia — ocio, aventuras,
incredulidad y hasta extravagancias— . si se concediera a las
N uestros psicólogos, cuya m irada se reduce a registrar los naturalezas m ediocres, las condenaría necesariam ente a la
síntom as de la decadencia, fecundan insistentem ente nuestra ruina. A quí está en su puesto la laboriosidad, la regla, la m o
desconfianza contra el espíritu. Solam ente se analizan los deración, la firm e «convicción»; en resum en: las virtudes
efectos del espíritu que debilitan, que nos tornan delicados, del rebaño; con estas se perfecciona esta m ediocre clase de
enferm os; puesto que solam ente aparecen: hom bres.
U n i ó n d e la s u p e r i o
lo s c ín ic o s
N u e v o s b á rb a ro s lo s t e n t a d o r e s
r id a c l in te le c tu a l c o a 897
e l b i e n e s t a r y c o n el
lo s c o n q u is ta d o r e s
e x c e s o d e fu erza.
Pura los tipos dom inadores.— El «pastor» en contraste
con el «patrono» (el prim ero es corno el instrum ento para la
conservación del rebaño; el segundo, últim o objetivo del re
895 baño indiferenciado).
ciones opuestas y quererlas eternamente de nuevo. El Eslaclo fácil no tener éxito: por tanto, tender a esto no es cosa que
y la sociedad com o base: punto de vista de la economía alegre. Escepticismo. Contra el escepticismo: valor, juicio,
mundial; la educación considerada como domesticación. dureza, independencia, sentido de la responsabilidad, pue
den reforzarse por nuestra p a rte ; podem os hacer más sutil la
finura de la balanza y esperar que vengan en nuestra ayuda
898
los casos favorables.
6 ) ¿Se quiere lograr un fin o descansar de todos los fines'.' Tal hombre, en principio, no se conoce a sí mismo; a cada
(Tarea a Ja que se entrega el filósofo, que en todo fin olfatea paso delata la poca importancia de su constitución. La vida
un limite, un ángulo, una prisión, una estupidez.) algunas veces es tan misericordiosa, que hace recuperar más
7) ¿Se quiere ser más estimado, o más temido, o más tarde esta dura escuela; enfermedades que duran años, des
despreciado? arrollan extraordinariamente la fuerza de voluntad y la facul
8 ) ¿Se quiere ser tirano, o seductor, o pastor, o animal de tad de bastarse a sí mismos; también, un estado de necesidad
(
rebaño? que surge impensadamente, una triste condición de la mujer
y de los hijos, que nos fuerza a desplegar una actividad ca
paz de distribuir una actividad que devuelva su energía a las
905 fibras adormecidas y com unique obstinación a la voluntad
r de vivir. En cualquier ocasión, lo más deseable es una dura
Tipo de mi discípulo.— Aquellos hombres que en defini disciplina a su debido tiempo, esto es, en aquella edad que
tiva me interesan, son a los que les deseo sufrimientos, aban tanto estimula advertir lo que se espera de nosotros. Porque
dono, enfermedad, malos tratos, desprecio: yo deseo, ade esto es lo que distingue a la buena escuela de todas las de
más, que no desconozcan el profundo desprecio de sí mismos, más: que se espera mucho; que se exige con severidad que
el martirio de la desconfianza de sí mismos, la miseria del ven se pretende com o algo normal lo que es bueno, e incluso lo
cido; y no tengo compasión de ellos, porque les deseo lo que que es distinguido; que el elogio es raro y falta la indulgen
revela el valor de un hombre: ¿que aguanten con firmeza! cia; que la aprobación se expresa de un modo áspero, obje-
i tivo, sin consideración al ingenio ni al origen. Desde cual-
906 ’ quier punto de vista es necesaria semejante disciplina, cosa
¡ tan aplicable a lo material com o a lo espiritual: ¡sería funesto
La felicidad y el contento de sí mismo del «lazzaroni», o ¡ querer hacer aquí una separación! Una m ism a disciplina
la bondad de las almas pías, o el tísico am or ele los líricos sirve al militar y al doctor, y, apurando un poco las cosas, no
moravos no dem uestran nada sobre la jerarquía ciel hombre. hay erudito que no encarne los instintos del valiente militar.
Cualquier educador debía lanzar a latigazos a la miseria a Poder m andar y obedecer con orgullo; estar en filas, pero ser
esta clase de beatos. El peligro del em pequeñecim iento, del también capaz en todo m om ento de obedecer; preferir el pe
ligro al bienestar; no pesar en una balanza lo h'cito y lo ilí
reposo, sobreviene pronto: contra la felicidad espinosiana o
epicúrea y contra todo reposo en estados de ánim o contem cito; ser más enemigo de lo mezquino, de lo astuto, del para
plativos. Pero si la virtud es el medio para llegar a semejante sitismo que del mal. Qué es lo que, en definitiva, se aprende
felicidad, hay que adueñarse de la virtud. en una rígida escuela? A m andar y a obedecer.
907 908
N unca he com prendido cóm o el hombre que desdeñó en •t Hay que «negar» el mérito; siempre que se hagan cosas
su m om ento ir a una buena escuela puede hacer nada bien. por encim a del elogio y aun sobre toda comprensión.
602 F R IE D R IC H N IK T Z S C H E
LA V O L U N T A D D E PO D ER 603
914 No pensar de esta forma; «lo que es justo para uno, resulta
conveniente para otro»; sino de la m anera contraria.
Yo creo que si nos considerásemos a nosotros mismos. 1< E stim ar com o privilegio la represalia, la capacidad de res
demás se nos daría por añadidura. Ciertamente. prccisamcui. tituir; concedérsela com o una distinción.
con esto se deja de existir para los dem ás, porque esto es l< N o am bicionar la virtud de los demás.
último que ellos perdonan. «¿Cóm o? ¿Un hombre que se es
tim a a sí mismo?» 917
Pero esto es cosa muy distinta al ciego am or a sí mismo
nada más com ún, en el am or de los sexos, com o en aquell.i
A base de experiencia se descubren los m edios com o se
cosa doble que se llama «yo», que el desprecio de lo que se
pueden tratar a los pueblos rudos y que la barbarie de los m e
ama. el fatalismo en el amor.
dios no es nada arbitrario ni caprichoso, si a pesar de nues
tra delicadeza europea nos vemos obligados alguna vez a ser,
y 15 en el Congo o en cualquier parte, señores de los bárbaros.
9 20
921
N ota m arginal a una «niaisscríe angluise».— «N o haga',
con los dem ás lo que no q u ieras que hagan contigo.» Tales Contra John Sttiart M ili.— Su vulgaridad m e inspira h o n o r
palabras se consideran sabiduría, prudencia, base de la nm cuando dice: «lo que es justo para un hom bre es conveniente
ral. «áurea sem encia». John Suart Mili ¿y ¿quién no? ém u para otro», «no h acer a los dem ás lo q u e no q uerem os p ara
los in g leses) cree lo arriba dicho... Pero en esta sem encia no nosotros m ism os»; vulgaridad que q u iere fundar todas las
existe el m ás m ínim o análisis. La afirm ación «no hagas lo relaciones h um anas en la reciprocidad d e la prestación, de
q u e no quieras que hagan contigo» prohíbe las acciones a m odo que toda acción aparece com o una especie de p ago de
causa de sus consecuencias nocivas: el pensam iento recón cosa que ha sido sum inistrada. En este caso, la prem isa es
dito es que una acción es siem pre «recom pensada». Pues innoble en el m ás b ajo estilo ; aq u í se p resu p o n e en ti y en
bien: si alguien, actu alizan d o el P rín cip e d e M aquiavelo, m í la equivalencia de los valores de las acciones; aquí se
dijese: se deben hacer precisam ente aquellas acciones para anula sencillam ente el valor m ás persona! de una acción (o
que ios dem ás no se nos adelanten, para poner a los dem ás m ejor dicho, lo que no puede ser com pensado o pagado con
fuera de la posibilidad de hacérnoslas a nosotros». nada). La «reciprocidad» es una gran vulgaridad: precisa
Por otra parte, supongam os que un corso, por su honor, m ente el hecho de qu e lo que yo hago no puede, m aterial ni
hace uso de la «vendetta». No es que quiera alojar una bala m oralm ente, ser hecho por otro; el hecho de que no puede
en su cuerpo, pero la perspectiva de recibirla, la probabilidad haber ninguna com pensación (a no ser en la «elegantísim a»
de una bala, no lo detiene en la satisfacción de su honor... esfera de m is iguales, Ínter pare.v); el hecho de que. en un
Y ¿no som os nosotros acaso, en todas las acciones del ho sentido m ás profundo, no se restituye nunca, porque se es
nor, indiferentes precisam ente a sus consecuencias? Evitar algo único y solo se realizan acciones únicas, este hecho,
una acción que pueda traer consecuencias d añosas para esta convicción fundam ental, contiene la causa del aisla
nosotros sería un precepto contrario al honor en general. m iento aristocrático de la m ultitud, porque la m ultitud cree
En cam bio, aquella sentencia es preciosa porque revela un en la «igualdad» y. por consiguiente, en la compensación y en
tipo de hombre, por m edio de ella se formula el instinto del la «reciprocidad».
rebaño: hay que ser iguales, hay que apreciarse igualmente,
com o yo te trato a ti, así has de tratarme a mí. A quí se cree,
realmente, en una equivalencia de las acciones, que en rodas I
las relaciones reales no se da efectivamente. No toda acción
610 FRIEDRfCH N1ETZSCHE LA V O LU N TA D D E PO D ER 611
922 924
935
La apariencia frívola en las palabras, en el vestir, en la ac
titud, con la cual una estoica dureza y dom inio de sí mismo
La idea de nuestros jardines y palacios (y en este aspecto
también la idea de toda avidez y riqueza) es esta: quitarse de protege de toda curiosidad indiscreta.
delante de los ojos el desorden y la vulgaridad y construn Los gestos lentos y la mirada lenta. Hay pocas cosas pre
ciosas, y estas vienen por sí mismas, y quieren llegar por sí
una mansión a la nobleza del alma.
mismas, y adquirir valor. N osotros adm iram os con gran di
En realidad, los hom bres creen devenir naturalezas más
ficultad.
escogidas si aquellas bellas cosas reposadas han ejercido
| Soportar la pobreza, la necesidad y también las enferm e
efecto sobre ellos: a Italia, los viajes, las letras y el teatro
¡Quieren educarse; este es el sentido de su labor cultural! dades.
Evitar los corazones mezquinos y desconfiar en principio
¡Pero los fuertes, los poderosos, quieten reeducar y no tenei
de quien elogia fácilmente, porque quien celebra cree com
en sí nada de extraño!
prender lo que celebra: pero com prender — según dijo Bal-
A sí los hombres van a la gran Naturaleza, no para encon
zac, típico am bicioso— , com prender es igualar.
trarse a sí mismos, sino para perderse y olvidarse en ella. El
N osotros dudam os muy seriamente de la com unicabili
«salir fuera de sí mismos» es el deseo de todos los débiles y
dad del corazón; la soledad para nosotros no es algo que se
descontentos de sí.
elige, sino que se nos da.
La convicción de que hay deberes solamente hacia los
iguales; con los semejantes debem os com portam os com o
936
j mejor nos plazca; solo ínter pares se puede pedir justicia
í (pero no hacerse muchas ilusiones en este punto).
Solo existe una nobleza de nacimiento, una nobleza de
! La ironía para con los «dotados de bellas cualidades», la
sangre. (Aquí — observación para los asnos— no se habla de
creencia en la nobleza de la sangre aun en el cam po moral.
la partícula «von» ni del almanaque Gotha.) Siempre que se
Considerarse siempre como un hombre a quien los demás
habla de «aristocráticos del espíritu», por lo general, no fal
deben atribuir honores, mientras que no se encuentra frecuente
tan motivos para ocultar alguna cosa; com o es sabido, esta
mente un hombre que pueda atribuimos honores a nosotros.
es una palabra com ún entre los hebreos am biciosos. El espí
Disfrazarse siempre; cuanto más alta es la estirpe de un
ritu por sí solo no ennoblece: es preciso, sobre todo, algo que
hombre, mejor le va el incógnito. Si hubiese un Dios, debe
en principio ennoblezca el espíritu. ¿Qué hace falta para
ría, aunque no fuese por otra cosa que por motivos de de
conseguir esto...? La sangre.
coro, mostrarse al mundo solamente com o hombre.
La capacidad del orium, de la absoluta convicción de que
un trabajo manual en cualquier sentido no deshonra, pero
937
resta nobleza. No ser «diligente» en el sentido burgués, aun
que sepamos honrar y estimar la diligencia; no debemos ha
¿Qué es lo noble?
cer com o aquellos artistas, insaciablemente cacareadores,
La asiduidad en las cosas exteriores, limita com o tal asi
que hacen com o las gallinas: cantan, ponen el huevo y vuel
duidad, nos tiene alejados, nos preserva de las confusiones.
ven a cantar.
618 l.A V O l.U N 'tA D D K P O D E R 619
FR lF.D R tC H N 1 E T Z S C H E
N osotros protegem os a los artistas y a los poetas y a cual N osotros apreciam os poco a los hom bres buenos; los co n
quier m aestro en cualquier disciplina: pero nosotros, como sideram os anim ales de rebaño. N osotros sabem os cóm o en
criaturas que som os de una especie superior, que solo pode tre los hom bres peores y m ás m alignos, m ás duros, se oculta
m os algo, com o los únicos «hom bres productivos», no nos a veces una inapreciable gota de oro, que pesa m ás que to
confundim os con ellos. das las sencillas bondades de las alm as lácteas.
El gusto de las formas: tom ar bajo la propia protección N osotros creem os que un hom bre de nuestra especie 110
todo lo que es formal; la convicción de que la cortesía es una está reíutado por sus vicios ni por sus locuras. Sabem os que
de las m ayores virtudes; la desco n fian za contra todas las somos difícilm ente reconocibles, y que tenem os todas las ra
especies del dejarse llevar, com prendida toda libertad de zones para atribuirnos razones de prim er orden.
prensa y de pensam iento, porque con pstas el espíritu se hace
cóm odo y grosero y se cruza de brazos.
938
El encontrarse bien con las m ujeres, com o una especie de
criatura acaso m ás m ezquina, pero m as fina y ligera. ¡Que ¿Qué es la nobleza? El tener que representarse obligada
fortuna encontrar criaturas que tienen siem pre en la cabeza
mente a sí mismo. Buscar situaciones en que se tiene cons
la danza, la locura y el atavío! Son ellas el encanto de m u tantemente necesidad de posar. D escuidar la felicidad del m a
chas almas viriles, tiesas y profundas, cuya vida se siente yor número, entendiendo por felicidad la paz del alm a, la
agravada por la responsabilidad.
vida, la com odidad, la m ezquindad angloinglesa, com o la en
El encontrarse bien con los principes y con los sacerdo tiende Spencer. Buscar instintivamente por sí graves respon
tes, porque estos conservan la fe en una serie de valores hu sabilidades. Saber crearse enemigos, y en el peor de los ca
manos, hasta en la valoración del pasado, por lo m enos sim sos, saber hacernos enemigos, enem igos de nosotros mismos.
bélicam ente y a lo grande. Contradecir constantemente el gran número, no con las pala
Saber callar; sin decir nada de esto ante oyentes. bras, sino con las acciones.
Soportar largas enem istades: la falta de facilidad para la
conciliación.
La náusea de lo dem agógico, de la «ilustración», de la 939
«sensibilidad», de la fam iliaridad plebeya.
Convertir en cosecha de cosas preciosas la necesidad de La virtud (com o veracidad, por ejemplo) es nuestro más
un alm a elevada y selecta; no querer poseer nada de vulgar. noble lujo, nuestro lujo más peligroso; no hay nunca que
Los propios libros, los propios paisajes. despreciar las ventajas que trae consigo.
N osotros nos rebelam os contra las buenas y las malas ex
periencias y no generalizam os fácilmente. El caso singular:
940
cuán irónicos som os frente al caso singular, cuantío éste
tiene el mal gusto de convertirse en norma.
Es preciso no admitir ningún elogio; hagamos lo que sea
N osotros am am os la ingenuidad y a los ingenuos; pero
útil, lo que nos proporcione placer, lo que debamos hacer en
los am am os corno espectadores y com o criaturas superiores
definitiva.
encontram os que Fausto es tan ingenuo com o su Margarita
620 F R IE D R IC H M E T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 621
941 945
¿A qué llam am os castidad en el hombre...? A la noble/;i ¡Combatamos las cómodas concepciones de la «nobleza»!
de su gesto sexual; a no soportar in eroticis, ni lo que es bru No se debe prescindir de un poco de brutalidad, ni tampoco
tal, ni lo que es morboso, ni lo que es prudente. de una cierta tendencia a la crim inalidad. El «contento de sí
no se encuentra en la nobleza; se debe ser arriesgado hasta
contra uno mismo, tentador, corruptor; no se debe usar de
942 I ninguna de las charlatanerías de las bellas almas. Yo quiero
crear la atmósfera para un ideal más pleno.
El «concepto de honor» se funda en la aceptación de la
«buena sociedad», en las altas cualidades caballerescas, en
la obligación de representarse continuam ente a sí mismo. Es 946
esencial no apesadum brar la propia vida, exigir absoluta
mente maneras respetuosas por parte de aquellos con los qui «El paraíso se encuentra a la som bra de las espadas»; sím
se está en contacto (por lo menos en cuanto estos no son de bolo y m arca en la que se revelan y se adivinan almas de ori
los «nuestros»); no ser ni confidencial, ni bonachón, ni di gen noble y guerrero.
vertido, ni modesto, a no ser ínter pares; representarse siem
pre a sí mismo.
| 947
L as diversas form as de necesidad, en virtud de las cuales superior de espíritus dom inadores y cesáreos que se colocase
fue edu cado y form ado el hom bre: la necesidad enseña a tra sobre la dem ocracia, se atuviese a ella, se elevase por m edio
bajar, a pensar, a dom inarse a sí m ism o. de ella? ¿Por nuevas m iras lejanas o propias, hasta ahora im
posibles...? ¿Por sus deberes...?
o
949
La purificación y el robustecim iento fisio ló g ico .— L;i
nueva aristocracia tiene necesidad de un contraste que com El espectáculo del europeo m oderno m e inspira gran es
batir: debe tener una terrible necesidad de conservarse. peranza; se está form ando una audaz raza dom inante, sobre
Los dos futuros de la hum anidad son: I ) La consecuencia una m asa rebañiega absolutam ente inteligente. D entro de
de la m ediocridad; 2) La elim inación consciente, el forjarse poco, adem ás, los m ovim ientos para la form ación de esta
a sí mismo. m asa no serán los únicos en prim era línea.
U na doctrina que crea un abism o contiene la especie más
alta y la más baja (destruye la especie interm edia).
Los aristocráticos hasta ahora, lo m ism o laicos que ecle 950
siásticos, no han sentido la necesidad de crear una nueva
aristocracia. Las m ism as condiciones que fom entan el desarrollo del
anim al de rebaño fom entan, por otra parte, el desarrollo del
animal dirigente.
4. L os SEÑORES DE [.ATIERRA.
948 951
Siem pre se nos plantea una cuestión tentadora y mala, di Se acerca, de m anera inevitable, vacilante y terrible com o
cho en honor de los que tienen derecho a semejantes cueslio el destino, el gran deber, el gran problem a de saber de qué
nes enigm áticas, de las alm as actuales m ás vigorosas, que m odo ha de ser adm inistrada la tierra com o un todo. Y aque
m ejor saben dom inarse a sí mismas: ¿no sería conveniente lla otra de cóm o debe ser educado el hom bre también com o
en vista de cóm o se desarrolla en Europa el tipo «animal de un todo (sin olvidar un pueblo y una raza).
rebaño», intentar una educación sistemática, artificial y cons Las m orales im perantes son el m edio principal con que el
ciente del tipo opuesto y de sus virtudes...? ¿Y no sería pau hom bre se puede forjar lo que place a una voluntad creadora
el mismo movim iento dem ocrático una especie de meta, de y profunda; suponiendo que tal voluntad artística de primer
solución y de justificación el que hubiese alguien que se m i orden tenga en sus m anos el poder y consiga desarrollar d u
viese de él, para que f inalmente, en su nueva y sublime con rante largos espacios de tiempo su voluntad creadora, en
figuración de la esclavitud (y esto es lo que acabará por sei l.i form a de legislaciones de religiones y de costumbres. Hoy,
dem ocracia europea), encontrase su camino aquella espei ie probablem ente aún por largo tiem po, se buscarán inútil-
624 F R IF .D R IC H N I E T Z S C H H LA V O L IN T A D D E PO D E R 625
m en te sem ejantes hom bres de gran p oder creador, los ver m uchos m edios de tran sició n y de ilusión — y a q u e la d u ra
d aderos grandes h o m b res, com o yo los entiendo; estos fal ción de la vida de un h o m bre no sig n ifica n ad a ante la reali
tan; cu an d o ven cid as m uchas d ificultades y desilusiones, se zación de deberes y propósitos tan am p lio s— , debiéndose,
em p iece a co m p ren d er p o r q u é faltan, y que su surgir y su por en cim a de todo, ed u c ar a una n u ev a especie en que se le
desarro llarse ya no tienen m ás obstáculos sino lo que hoy en garanticen a aquella voluntad y a aquel instinto la duración
E u ro p a se llam a «la m oral», co m o si no h ubiese o no pudiera a trav és de m u ch a generaciones, una n u ev a especie y casta
h aber otra distinta; y se trata de la ya descrita m oral de ani de señores; esto se com p ren d e com o la vasta y difícilm ente
nial de rebaño, que con todas sus fuerzas aspira a la muelle enunciable continuación de este pensam iento. P reparar una
felicidad de tira re n la tierra; esto es, a la seguridad, a la falla transm utación de los valores para una determ in ad a especie
de peligros, al bienestar, a la felicidad de la vida, y en fin, «si de hom bres fuertes de grandísim a fuerza d e voluntad y esp i
lodo va bien», espera sustraerse tam bién a todo género de ritualidad, y con este fin desen cad en ar en ellos, con lenta
pastores y de guías. Sus dos doctrinas m ás frecuentem ente prudencia, una cantidad de instintos frenados y calu m n ia
suplicadas suenan así: «igualdad de derechos» y «com pa dos; el que piensa en esto pertenece a los nuestros, a tos es
sión para todos los que sufren»; y el m ism o sufrir es consi píritus libres, a un nuevo género de «espíritus libres» m ejor
d erado por estos com o cosa que se debe abolir radicalm ente. dicho, diferente del hasta ahora existente; com o que estos
El hecho de que tales «ideas» puedan ser aún m odernas, da desean casi lo contrario. Form an parte de estos, a mi juicio,
una falsa idea de esta m odernidad. Pero quien ha m editado ante todo, los pesim istas de Europa, los poetas y los pensa
profundam ente sobre el dónde y el cóm o la planta hom bre dores de un idealism o exaltado, en cuanto su descontento de
ha crecido m ás poderosam ente hasta ahora, debe creer que to d a la ex isten cia los fuerza, p o r lo m enos lógicam ente, a
el crecim iento se ha producido en condiciones opuestas: que estar descontentos de los hom bres actuales; y así tam bién
a tal fin la peligrosidad de su condición debe aum entar enor ciertos artistas in saciab les ante am b icio so s qu e luchan
m em ente, su fuerza de invención debe desarrollarse com ba audazm ente e incondicionalm ente por los privilegios de los
tiendo bajo una larga presión y constricción, su voluntad de hom bres superiores y contra el «anim al de rebaño», y m e
vida d ebe elevarse hasta una A condicionada voluntad de diante las seducciones propias del arte adorm ecen en los es
p o d er y de predom inio, y que peligro, dureza, violencia, píritus elegidos todos los instintos de rebaño y la prudencia
peligro en la calle com o en el corazón, desigualdad de dere del rebaño; y en tercer lugar, todos los críticos e historiado
chos, el ocultarse, el estoicism o, el arte de seducir, las tra res. en los cuales se continúa valerosam ente el descubri
v esuras de todo género: en sum a, lo opuesto de lo que de miento, felizmente iniciado del viejo m undo — esta es la obra
sea el rebaño, es la condición necesaria para la elevación del del nuevo Colón, del espíritu alem án— ; porque por nuestra
tipo humano. U na m oral que tenga estas intenciones contra parte, nos encontram os todavía en los inicios de esta co n
rías, que quiera educar al hom bre para elevarse y no perma quista. En el m undo antiguo, en efecto, dom inaba en reali
necer en la com odidad y en lo m ediocre; una moral que se dad otra moral, una moral m ás de señores que la moral m o
proponga educar una casta gobernante, los futuros señores derna; y el hom bre antiguo, bajo la coacción pedagógica de
de la tierra, debe, para poder ser enseñada, introducirse en su moral, era un hom bre m ás fuerte y más profundo que el
com binación con la ley moral existente y con las palabras \ hom bre de hoy: hasta ahora fue exclusivam ente «el hombre
las apariencias de esta. Pero para lal fin hay que encontrar bien logrado»
626 F R I E D R I C H N IE T Z S C H E . LA V O LU NTA D DE PODER 627
P ero la seducción que fue ejercid a po r la A ntigüedad y es co ncedida una d u ració n m ilenaria: una especie superior de
ejercid a sobre las alm as bien logradas, esto es, fuertes y eni hom bres, que. en v irtu d d e la fu erza de su voluntad, de su sa
p ren d ed eras, es aún hoy la niás fina y la m ás eficaz entre to biduría, riqueza e influencia, se sirvan de la E uropa d em o
das las seducciones antidem ocráticas y anticristianas, com o crática co m o d e su m ás ad ecuado y flexible instrum ento para
ocurrió concretam ente en la época del R enacim iento. poner la m ano en los destinos de la tierra, para derivar de los
artistas al «hom bre» m ism o. Basta; h a llegado el tiem po en que
im pere la d o ctrin a sobre la política.
952
Yo escribo para esa especie de hom bres que no exi sten to 5. El. O R A N HOM BRE.
957
r 958
El gran ho m b re resulta naturalm ente escéptico (con esiu
no q uiero insinuar que debe actuar co m o tal), aceptando qui La revolución, las convulsiones de los pueblos y sus su
la g ran d eza consista en q u erer una co sa grande y los medios frim ientos son. en mi criterio, m enos im portantes que los su
in d ispensables para conseguirla. La libertad de toda ciase de frim ientos de los grandes individuos en su desarrollo. No
co n v iccio n es form a parte de la fuerza de .su voluntad. A sí se hay qu e engañarse: la m ultitud de m iserias de todos los pe
co n fo rm a a todo «desp o tism o ilustrado», el que ejerce toda queños no suponen nada, si no es por el sentido de los hom
g ran pasión. U na pasión de este género tom a a la inteligen bres poderosos. Pensar en sí en los m om entos de gran peí i-
cía a su servicio; tiene el valor de utilizar tam bién m edios si gro; sacar la propia utilidad de los m ales ajenos; esto, en un
niestros, obra sin escrúpulos; se crea convicciones a las que alto grado de aberración, puede ser digno de un gran carác
tiene derecho pero a ias que no se sujeta. La necesidad de te. ter que quiere dom inar sus sentimientos de com pasión y de
d e algo absoluto en el sí y en el no, e s una prueba de debili justicia.
dad; y toda debilidad es una debilidad de la voluntad. El
hom bre de fe. el creyente, es forzosam ente una especie de
h o m bre pequeño. Por ello resulta que la «libertad de pensa 959
m iento», es decir, la incredulidad com o instinto, resulta hasta
cierto punto una condición prelim inar de la grandeza. El hom bre, al contrario que los animales, incuba en sí una
El gran hom bre siente poder sobre un pueblo: sus coinci gran cantidad de instintos e impulsos contradictorios; en vir
dencias tem porales con un pueblo o con una época: este en tud de esta síntesis, es el dueño de la tierra. Las morales son
grandecim iento del sentim iento de sí m ism o com o «causa» \ la expresión de jerarquías, ¡ocalmente limitadas, en este
«voluntad» suele ser mal entendido, com o si fuese altruismo, m últiple mundo de los instintos; así que el hombre no perece
el gran hom bre se siente im pulsado a buscar m edios para co por sus contradicciones. Por consiguiente, un impulso que
m unicarse: todos los grandes hom bres son creadores de se dom ina debilita y refina su impulso opuesto, el cual estimula
m ejantes medios. Q uieren forjarse a sí m ism os en el seno de s la actividad del impulso principal.
grandes com unidades; quiere dar una sola forma a lo nuiln El más grande hombre debe lograr la mayor multiplicidad
pie y discordante; les excita la vinculación con el caos. de instintos, multiplicidad tan fuerte como él puede soportar.
630 F R IE D R I C H N 1 E T 7 .S C H K l.A VOLUNTAD DE PODER 631
En realidad, allí donde la planta del hombre resulla pode las grandes facultades humanas están fuera de toda relación
rosa, se encuentran instintos que chocan fuertemente ende con lo que este ha hecho por ellas o ha sacrificado o sufrido
sí, aunque sean refrenados (por ejemplo, bn Shakespeare). por ellas. Pero si se observa su prehistoria familiar, se des
cubre la historia de un enorme ahorro y acumulación de ca
pital de fuerza, mediante toda especie de renuncias, luchas,
960 trabajos, desarrollos. El gran hombre es grande porque ha
costado tanto y no porque exista como un milagro, como un
¿Es posible que no tengam os el derecho de incluir a todos don del cielo y del azar; la «transmisión hereditaria» es una
los grandes hom bres entre los m alos? En los casos especia noción falsa. Los antepasados han pagado los gastos de lo
les, resulta difícil dem ostrado. Con frecuencia les fue posi que un hombre es.
ble un perfecto juego del escondite, revistiendo los gestos y
las exterioridades de las grandes virtudes. Con frecuencia
honraron las virtudes con seriedad y con una apasionada du 963
reza contra sí mismos, pero con crueldad; esto engaña, visto
de lejos. Muchos fueron com prendidos falsam ente; no es P eligro d e la m o d e stia .— L a ad a p ta ció n o b lig a d a a d e b e
raro que el gran deber exigiera a los m ism os grandes cuali res, a so cied ad es, a reg las d e trab a jo c o tid ia n a s e n q u e el
dades; por ejemplo, la justicia. Lo esencial es esto; los más ac aso n o s p o n e , e s u n a é p o c a e n q u e n o n u e s tr a fu e r z a
graneles tienen acaso grandes virtudes, pero entonces no tie ni n u estro ideal han en trad o en n u e stra c o n c ie n c ia a d ic ta rle
nen las cualidades opuestas. Yo creo que de la presencia de la ley; la p re c o z se g u rid a d , s a tisfa c c ió n y v u lg a rid a d d e
los contrarios y del sentimiento de estos nacen precisam ente co nciencia qu e con tal ad ap tació n se c o n sig u e , e ste p re m a
los grandes hombres, esos arcos fuertem ente tensos. turo contentarse que se insinúa en el esp íritu c o m o u n a lib e
ración de la inquietud interna y etern a y n o s v icia y n o s tien e
envilecidos del m o d o m ás absoluto; el ap re n d e r a v a lo ra r se
961
gún la m anera d e los «ig u ales» , co m o si no tu v ié ra m o s en
nosotros m ism os una m ed id a y un d ere ch o p ara fijar v alo res;
En el gran hombre, resultan más destacadas las cualida
el esfuerzo d e hacer v alo racio n es ig u ales co n tra la v o z in
des específicas de la vida: injusticia, mentira, explotación
terna del gusto, que es tam bién u na co n c ie n cia , to d o esto
Pero en cuanto obran como dominadores, su esencia es mal
llega a ser un terrible y sutil en cad en am ien to ; si n o te rm in a
entendida en sentido bueno y es interpretada com o buena
por crear una explosión, que obliga a sa lta r d e g o lp e to d o s
Tipo: Carlyle como intérprete.
los vínculos del am or y de la m oral, un esp íritu se m ejan te se
entristece, se em p equeñece, se afem ina, se m aterializa.
Lo contrario, aunque triste, resulta siem p re m ejo r; su frir
962
del propio am biente el elogio y la censura; llegar a sen tirse
corno consecuencia ulcerado y herido; d efenderse, co n in v o
Por lo general, cualquier cosa vale lo que se paga por ella
luntaria desconfianza, del am or de quienes nos rodean; ap ren
Esta sentencia no vale cuando se toma al individuo aislado;
der a callar, disim ulando el silencio co n discursos; crearse
LA V O L U N T A D DK P O D E R 633
632 I R I h D R K t l N tE T Z S C H H
966
969
FJ horizonte hum ano.— Se puede considerar a los filoso
fos com o personas que hacen extraordinarios esfuerzos pura ¿Por qué el filósofo se logra tan pocas veces? P orque e n
experim entar a qué altura puede elevarse el hombre, espe tre sus condiciones de éxito hay cualidades que, por lo co
cialm ente Platón: hasta dónde llega su fuerza. Pero lo hacen m ún, arruinan a un hom bre:
com o individuos; acaso fue más grande el instinto de los ce 1) Una enorm e m ultiplicidad de cualidades debe co n sti
sares, de los fundadores de Estados, etc., los cuales pensaban tuir' un com pendio del hom bre, de lodos sus deseos, altos y
cuán lejos puede ser im pulsado el hom bre en la evolución bajos; hay el peligro de la contradicción y del disgusto de sí
«en circunstancias favorables». Pero no com prenden lo sufi m ism o.
d e n te qué son las circunstancias favorables. Y de ahí la pre 2) El filósofo debe tener curiosidad de los d iversos as
gunta: ¿En qué lugares ha crecido más espléndidamente hasta pectos de las cosas: peligro de dispersarse.
ahora la planta «hombre»? Para responder se hace obligado 3) Debe ser equitativo y ju sto en el m ás alto sentido de
el estudio com parativo de la historia. estas palabras; pero tam bién profundo en el am or, en el odio
(y en la injusticia).
967 4) D ebe ser no solo espectador, sino legislador: juez y
juzgado (por ser un com pendio del m undo).
Un hecho, una obra, tienen una elocuencia nueva p a u 5) Debe ser extraordinariam ente vario y, sin em bargo,
cada época y para cada nueva especie de hombres. La hislo firme y duro. Debe ser plegable.
ría dice verdades siempre «nuevas».
636 FRIEDR/CH NIETZSCHE LA VOLUNTAD DE PODER 637
971 974
es ridículo), ¡levar a un alto grado de pasión del crear y no ción con que todos los m ediocres de espíritu se ocupan de él,
desbastare! márm ol. La posición de excepción y de poder de creyendo que tienen absoluto derecho a hacerlo. Para los
aquellas criaturas (confrontada con la de los principios que hom bres de este incom prensible aislam iento es necesario
hasta ahora han existido): el cesar rom ano con el alm a de em bozarse valerosa y cordialm ente en el m anto de una sole
Cristo. dad exterior y vasta; esto form a parte d e su sabiduría. Hoy
serán necesarios incluso la astucia y el disfraz para que se
conserve un hom bre de este género, para que sobrenade en
977 | las rápidas ondas del tiem po, que le arrastren al fondo. Toda
tentativa de resistir en el presente y con el presente, toda esta
N unca se debe separar la grandeza del alm a de la gran aproximación a estos hombres y fines del hoy, deberá expiar
deza intelectual. Porque aquella implica independencia; pero las el solitario com o su propio pecado: y podrá adm irar es
esta no es perm itida sin grandeza iníelectual; provoca abu tupefacto la oculta sabiduría de su naturaleza, que en todas
sos hasta con ¡a (acuitad de hacer el bien y con el ejercicio estas tentativas lo reclam a para sí m ediante la enferm edad y
de la justicia. Los espíritus pequeños deben obedecer; por la desgracia.
consiguiente, no pueden tener entre sus virtudes la de la
grandeza.
979
Al hom bre filósofo superior que tiene en torno suyo la so M a n z o n i (// come di Carnuiaiiola, acto 11)
ledad, no porque quiera estar solo, sino porque es algo ini
gualable, ¡qué peligros y sufrimientos nuevos le serán ahorra
dos en estos tiem pos, que se ha perdido la fe en la jerarquía 980
y, por consiguiente, no se sabe honrar ni com prender aquí-
lia soledad! En otro tiempo, el sabio se santificaba casi por La m ás extraña y elevada figura del hom bre casi nunca
la conciencia de la m ultitud con semejante apartamiento, se logra: así, la historia de la filosofía nos brinda una gran
hoy el solitario se ve com o envuelto en una nube de turbias cantidad de nial logrados, de casos fallidos y de procesos ex
dudas y sospechas. Y no solo por parte de los envidiosos \ traordinariam ente lentos; entre un progreso y otro transcu-
de los miserables: tiene que sentir también el desconocí | rren m ilenios enteros que destruyen lo que ya se había lo-
miento, la negligencia y la superficialidad en toda benevo I grado; la conexión se interrumpe con enorme frecuencia. Es
lencia que se le manifiesta, conoce la perfidia de la eompo | una triste historia, la historia del hom bre superior, del sabio.
sición mezquina, que se cree santa y buena cuando traía «!«• Más dam nificada es precisam ente la m em oria de los grandes,
«salvar» al solidario de sí mismo, incluso ofreciéndole m u porque los mal logrados y los logrados a medias la descono-
posición más cóm oda o una sociedad más ordinaria y m.r } cen y la hum illan con sus «éxitos». Siem pre que el «efecto»
confiada; debe adm irar el inconsciente instinto de destuu se muestra, aparece en escena una m asa plebeya; el coloquio
640 FRIEDRIC H N1ETZSCHE
LA V O L U N T A D D E P O D E R 641
982
986
«Les philosophes ne sont pas faits pour s ’aimer. Les aigles j A mí me consuela saber que sobre los vapores y el cieno
ne volent point en eom pagnie. II faut laisser cela aux peí . de la vileza hum ana hay una hum anidad m ás elevada, m ás
drix, aux étourneaux. Planer au-dessus et avoir des grifles. j «clara», cuantitativam ente pequeña (porque todo lo excelente
viola le lot des grands génies.» es contado por naturaleza); se pertenece a ella, no porque se
ÜAUAM esté mejor dotado y se sea m ás virtuoso o m ás heroico o m ás
am oroso que los hom bres descalificados, sino porque se es
más frío, más claro, m ás penetrante, m ás solitario; porque en
i el fondo se soporta la soledad, se quiere la soledad, se exige
la m ism a com o felicidad, privilegio y hasta condición de la
642 f-R IE D R IC H N I E T /.S C H E L A V O L U N T A D D E P O D I iR 643
990
987
r Yo predico que hay hom bres su p erio res e inferiores, y que
Condición absoluta: que los sentim ientos de valor s o n en algunas circunstancias, un individuo ju stifica y resum e la
distintos arriba que abajo: que a los inferiores les falta in l'i existencia de m ilenios enteros. M e refiero, claro está, a un
nita experiencia; que de abajo arriba es tan inevitable conm hom bre m ás com pleto, m ás rico, m ás en tero con relación a
lógica la incomprensión. innum erables hom bres fragm entarios, incom pletos.
9XX 991
¿Cómo llegan los hombres a conseguir una gran tuerza \ M ás allá de los dom inadores, desligados de lodo vínculo,
a alcanzar una gran misión? Toda virtud y capacidad di ! viven los grandes hom bres: y en los d o m in ad o s tienen sus
cuerpo y del alma lia sido adquirida con fatiga y detallada instrum entos.
mente, mediante entusiasmo, dominio personal, limitaciones;
mediante muchas y fieles repeticiones de los m ism os traba
992
jos. de las mismas renuncias: pero hay hombres que son l o s
herederos y los señores de esta riqueza de virtud y de capad
Jerarquía: el que determ ina los valores y guía la volu n tad
dad lentamente adquirida y múltiple, porque, en virtud di-
de m ilenios, dirigiendo las naturalezas m ás elevadas, es el
matrimonios afortunados, y también como consecuencia de
hom bre m ás elevado.
casos fortuitos, las fuerzas adquiridas y acumuladas por mu
chas generaciones no fueron disipadas y dispersadas, siin>
reunidas por un círculo y por una voluntad firmísima. Final 993
mente, aparece un hombre, prodigioso por su fuerza, que de
sea asumir una misión prodigiosa: porque nuestra fuerza es la Yo creo que h e adivinado algo del alm a del h o m b re su
que dispone de nosotros; y el miserable juego espiritual de 11 perior; es posible que el que lo adivina, perezca; p ero quien
nes e intenciones y motivos es solo una apariencia, aunque •I lo ha visto, debe poner todo lo que pueda de su parte porque
los ojos débiles vean en él lo que realmente es. sea «posible».
644 F R IE D R I C H N IE 'rZ S C 'H E LA V O LU N TA D D E PO D ER 645
Pensam iento fundam ental: hay que tom ar el porvcim viene el estím u lo , lo q u e q u iere, y n o se su je ta ; se e n c u e n tra
com o criterio de toda nuestra valoración, y no buscar cie>iin> siem pre en su so cied ad , ya se o c u p e d e lib ro s, d e h o m b re s o
de nosotros las leyes de nuestra acción. de paisajes; h o n ra al elegir, al p erm itir, al te n e r co n fia n za .
994 997
El objetivo no es la «hum anidad», sino el superhom bre A dquirir un a elev ació n y un a p e rsp e c tiv a de la o b se rv a
ción para co m p re n d er q u e to d o se d e sa rro lla c o m o d eb e d e s
arrollarse; que to d a esp ecie de « im p e rfe cc ió n » y los su fri
9 9 5 r m ientos qu e esta p ro d u ce fo rm an p arte d e las co sas q u e m ás
deben desearse.
«Come l'uom s ’etem a...»
« In f» , XV. 8 s
998
schopenhaueriana del «en sí>> com o voluntad que coastiiinv pueden invertir los valores cuando existe una tensión cié nue
un progreso esencial. Pero S chopenhauer no supo dív/m /.n vas necesidades, de gentes que tienen nuevas necesidades,
esta voluntad; se atuvo al ideal crístíanonioral. Schopenhatiei que sufren el agobio cié los viejos valores sin tener concien
se encontraba tan presionado por los valores cristianos', que cia de ello.
cuando la cosa en sí no fuera para él «Dios», la considero
como algo abyecto, estúpido, absolutam ente ap ro b a b le. N<> 1002
comprendió nunca que puede haber m uchísim as m aneras del
ser diversamente y hasta muchas maneras de ser Dios. P u n to d e v ista p a ra m is v alo res. ¿ S e o b r a p o r a b u n d a n c ia
o p o r d eseo ? ¿S e m iro so la m e n te o se p o n e m a n o a la o b r a ?
¿O se tuerce la m irada y se aparta? ¿S e o b ra p o r fu e rz a a c u m u
999 r lada. « esp o n tán e am e n te » , o se sie n te u n o e s tim u la d o o e x c i
tado cié un m o d o sim p lem en te re a c tiv o ? ¿ S e es s im p le p o r
¿Habrá alguien que ponga en duda que, hasta hoy, los va p o b reza d e ele m e n to s o se o b ra p o r p re p o n d e ra n te d o m in io
lores morales han sido los valores suprem os...? La prueba es sobre un gran núm ero, hasta p o n er este g ra n n ú m e ro al p ro p io
que si desplazamos estos valores, alteram os todo el mundo servicio cu an d o se tiene n ec esid ad d e e llo ? ¿ S e e s p ro b le m a
de los valores: e invertimos el principio hasta ahora adm itido o solu ció n ? ¿Se es p erfecto p o r un p e q u e ñ o d e b e r o im p e r
de su jerarquía. fecto por el c a rá c te r e x tra o rd in a rio d e u n fin ? ¿ S e e s p u r o
o co m ediante? Y ya co m o co m ed ia n te , ¿se e s u n sim u la d o r,
1000 un representante, o se es la m ism a c o sa re p re s e n ta d a ? ¿ S e es
u n a «persona» o sim p lem en te c o m o un lu g a r d e re u n ió n d e
Invertir los valores,— ¿A qué nos conduciría? Deben personas? ¿Se es en fe rm o p o r e n fe rm e d a d o p o r e x c e s o d e
existir todos los movimientos espontáneos, los nuevos, fuer salud'? ¿Se actúa co m o un « p asto r» , c o m o un « h o m b re d e
¡es. del porvenir: pero hoy se encuentran todavía con nom excepción», o co m o un « d eserto r» en te rc era in sta n c ia ?
bres falsos y valoraciones falsas y no han adquirido aún ¿Existe necesidad de « d ig n id ad » o d e p a y a so s? ¿ S e b u sc a la
conciencia de sí mismos. resistencia o se ev ita? ¿S e es im p e rfe cto p o r d e m a s ia d o p re
Queremos obtener una valerosa conciencia y afirmación coz o por d em asiado tardío'? ¿Se d ic e p o r carácter, sí, o se
de lo que hemos conseguido: deseamos desembarazamos dice no, o se co n vierte cu alq u iera en p a v o d e p lu m a s m u lti
del hábito de las valoraciones antiguas que nos desvaloran colores? ¿Se es lo su ficien tem en te o rg u llo so p ara n o a v e r
en las cosas mejores y más fuertes conseguidas hasta ahora gonzarse ni de la propia v anidad? ¿S e e s aú n c a p a z d e r e
por nosotros. m ordim ientos ? (Esta últim a especie resu lta m u y rara: en o tro
tiem po la conciencia tenía m u ch as co sas q u e roer: p a re c e se r
que ahora no tiene dientes su ficien tes p ara realizar su c o m e
1001 tido.) ¿.Somos capaces d e afrontar un deber...? (H ay p erso n a s
que perderían todo el resto de su alegría de v iv ir si se d ejaran
Toda doctrina para la cual no se tiene ya acumulada toda arrebatar el deber: particularm ente los afe m in ad o s, los q u e
la tuerza y la materia explosiva necesaria, es superflua. Se nacieron para súbditos.)
648 F R tE O R I C H N I E T Z S C H E L.A V O L U N T A D D E P O D E R 649
1003 1006
Suponiendo que nuestra concepción del m undo fuese A nte la salud y la te n d en c ia d e las en fe rm e d ad e s, ¡ se a
errónea, ¿se podría concebir una perfección dentro de Ja cual m os prudente! N o solo hay q u e ten er en cu e n ta la flo ració n
los errores fueran sancionados? corporal, la agilidad, el v alo r y la se ren id ad del esp íritu , sin o
Concepción de una nueva perfección: lo que no responde el grado de en ferm ed ad q u e se es c a p a z d e so p o rtar y su p e
a nuestra lógica, a nuestro «bello», a nuestro «bueno», a rar. pues todo ello pu ed e san arn o s. A q u ello p o r lo qu e p u e
nuestro «verdadero», podría, en un sentido superior al de den arruinarse los h o m b res m ás d elica d o s fo rm a parte de los
nuestro m ism o idea), ser perfecto. m edios estim ulantes d e la gran salud.
1004
1007
m ism as razones por que una vez se negara el m undo: y, poi porque nosotros m ism os som os, entre otras cosas, en ig m áti
consiguiente, term ina concibiendo este m undo com o el más cos y espantosos: lo dionisíaco en la voluntad, en el espíritu,
alto ideal posible, efectivam ente realizado. en el gusto.
1013 M IS C IN C O «N O »
ral y ve en ellas e) síntom a de la fuerza (culto de la pasión, El progreso es el fortalecim iento del tipo, la capacidad de
una im itación de las form as expresivas, un furor expresivo gran voluntad: todo lo dem ás es error y peligro.
no por abundancia, sino por defecto). Ciertas cosas nacieron
en el siglo xix de una relativa abundancia, con placer: la mu
1017
sica serena, etc: entre poetas, por ejem plo, S lifter y G odo
fredo Keller son signos de m ayor fuerza, de m ás íntimo bien
Un periodo en que la vieja m ascarada y el aspecto moral
estar, que... La gran técnica e inventiva, las ciencias naturales,
de las pasiones produce repugnancia, en que se busque la
la historia (?), son productos derivados de la fuerza, de la
N aturaleza desnuda: en que la cantidad de poder es sim ple
confianza en sí, propia del siglo decim onono.
m ente atribuida com o decisiva (esto es. com o determ inadora
5) Mi lucha contra la preponderancia de los instintos del
del rango), en el que resurge el gran estilo, com o conse
rebaño, desde que la ciencia ha hechí) causa com ún con
cuencia de la pasión.
ellos; contra el íntimo odio con que se trata todo género de
jerarquía y de distancia.
1018
1016 1019
La alegría brota donde existe el sentimiento de poder. No es que «la felicidad sea una consecuencia de la vir-
La felicidad consiste en la conciencia del poder y de la I tud», es que el más poderoso establece precisam ente com o
victoria que ha llegado a imponerse. virtud su estado de ánimo feliz.
658 F R IE D R IC H N I K T '/S C H E
L A V O L U N T A D DF. P O D E R 659
por sí m ism o, ni en nosotros ni en las cosas, y aunque solo U n a d ism in u ció n , en d efin itiv a, d e la p ro p ia fu erza del
u na v ez h ay a vibrado y resonado nuestra alm a, co m o una hom bre.
cuerda en función de la felicidad, sería necesaria toda la eter A lo m ejo r sería posible todo lo contrario; y hay indicios
nidad para reconstruir las condiciones de este único aco n te de ello. D ios, pensando com o un ser libre de la m oral, en ce
cim iento, y toda la eternidad habría sido aprobada, ju stifi rrando en sí toda la plenitud de los contrarios vitales y re
cada y afirm ada en este único m om ento en que decim os «sí». solviendo y ju stifican d o estos contrarios en un divino to r
m ento: D ios com o el «m ás allá», por encim a de la m iserable
m oral de m ozos de cuerda, de la m oral del «bien y del mal».
1026
1030
Nosotros, los pocos o m uchos que intentamos vivir en un
m undo desm oralizado; nosotros, paganos confesos, somos
S eparem os la bondad suprem a de la idea de D ios, por in
probablem ente también los primeros en com prender qué e.s
digna de Él. Separem os igualm ente la suprem a sabiduría: es
una confesión pagana: es un deber figurar criaturas más im
la vanidad de los filósofos la que tiene la culpa de tal extra
portantes que el hombre, pero más allá del bien y del mal; un
vagancia, de un Dios que es un m onstruo de sabiduría. Dios
deber apreciar todo «ser más altos» com o un «ser también in
tiene que parecerse a ellos lo m ás posible... V no. ¡Dios es el
morales». Nosotros creemos en el Olimpo, no en el Crucifijo.
poder suprem o y esto basta! ¡Y de ello se deriva todo; de ello
se deriva «el mundo»!
1028
1031
El hom bre moderno ha ejercitado generalm ente su fuei
za idealizadora en relación con un Dios en una creciente mo ¡Cuántos dioses no serán aún posibles! A m í mismo, por
ralización del mismo... ¿Qué significa esto...? Nada bueno ejemplo, a quien el instinto religioso, el instinto creador de
LA V O LU N TA D D E PO D ER 66 3
662 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E
1034 afirma realmente aquí (por una parte, el instinto del que su
fre; por otm, el instinto del rebaño, y en tercer lugar, el ins
N u e v a v ía h a c ia e l « s í ».— La filosofía, tal como yo la lie tinto de la mayoría contra las excepciones).
entendido y vivido hasta este momento, es la investigación Con todo lo dicho descubría yo en cuán otra dirección
voluntaria de los aspectos, aun los más detestados e infames, debe proyectarse la elevación y el incremento del hombre:
de la existencia. Por la larga experiencia que semejante perc una raza más fuerte: esta debe figurarse hombres superiores,
grinaeión a través de los desiertos y glaciares me lia otorgado, más allá del bien y del mal, más allá de aquellos valores que
aprendí a mirar de otro modo todo lo que hasta ahora ha sido no pueden negar que nacen de la esfera del sufr imiento, del
base de la filosofía; poniéndose muy en claro para mí la es rebaño y tle la mayoría: yo buscaba en la historia los datos
condida historia de la filosofía, la psicología de sus grandes de esta formación de 1111 ideal invertido (descubrí de nuevo y,
hombres. ¿Cuánta verdad soporta, cuánta verdad anhela un naturalmente, fijé los conceptos de «pagano, clásico y noble»),
espíritu...?, fue para mí la pregunta clave-para considerar los
valores. El error es una «cobardía»... Toda conquista del co
nocimiento es consecuencia del valor, de la dureza consigo 1035
mismo, de la pureza para consigo mismo... Tal «filosofía ex
perimental». como yo la vivo, sin querer decir con esto que Demostraren qué sentido y hasta dónde la religión griega
se detenga en una negación, en el «110 ». en una voluntad de fue más elevada que la judaicocristiana. Pues sabido es que
negar. Más que esto, lo que quiere es penetrar hasta lo con la última venció y se impuso, porque la religión griega se en
trario —hasta una afirmación dionisíaca del mundo, cual este contraba degenerada y había retrocedido.
es, sin detracción, ni excepción, ni elección— , quiere el círculo
eterno: las mismas cosas, la misma lógica e idéntico ilogismo
del encadenamiento: ser dionisíacos frente a la existencia; mi 1036
fórmula en este punto es «amor fati».
A tal fin. hay que entender no solo como necesarios, sino No debe extrañar que pasen un par de milenios para vol
como deseables, los aspectos de la existencia humana nega ver a encontrar el vínculo (con el helenismo); ¡un par de mi
dos hasta ahora: deseables 110 solo en relación con los aspee lenios es un periodo muy corto de tiempo!
tos hasta ahora afirmados (en cierto modo, como el comple
mento o la premisa de estos), sino por amor a ellos mismos,
como si fueran los lados de la existencia más poderosos, más 1037
fecundos, más verdaderos, en los que se expresa más clara
mente la voluntad de la existencia. Deben existir hombres que santifiquen todos los actos hu
Así también es necesario, a este fin, valorar los lazos de manos, no solo el comer y el beber, y no solo en memoria de
la existencia que hasta ahora han sido afirmados única los griegos, o para unificarse con ellos, es para lo que debe
mente: comprender de dónde nace esta valoración y cuan ser transfigurado este mundo, sino siempre de nuevo y de un
poco obligatoria es para una valoración dionisíaca de la exis modo nuevo.
tencia: yo he extraído y he comprendido qué cosa es lo que
LA VOLUNTAD DE PODER 667
666 FRIEDRICH NIETZSCHE
d e m o stra c ió n d e to d a s su s c o m b in a c io n e s d e b e s e r d ad a de
1038
u n a n u ev a fo rm a ; e s to d u ra y se co n serv a.
L o s h o m b re s m á s in te le c tu a l iz a d o s sie n te n el e stím u lo y
la fa s c in a c ió n d e las c o s a s se n su a le s de una fo rm a q u e Jos
1040
d e m á s h o m b re s (lo s del « c o ra z ó n d e ca rn e » ) n o p u e d e n im a
g in a r y n o d e b e n im a g in a r e n m o d o alg u n o ; so n sen su alistas
L a sen su alid ad , la av id ez d e d o m in io , el g u sto d e la a p a
c o n la m a y o r b u e n a fe, p o rq u e c o n c ed e n a 1os se n tid o s un
rien cia y del en g a ñ o , u n g ran se n tim ien to d e g ratitu d a la
v a lo r m á s fu n d a m e n ta l q u e a aq u el ta m iz fu n d am e n tal, a
v id a y a su s esta d o s t/picos; to d o esto es esencial p ara el
aq u e l a p a ra to p a ra su tiliz a r y e m p e q u e ñ e c e r a lo que en la
cu lto p ag an o , y tien e d e su parte la bu en a conciencia. L a
le n g u a del p u e b lo se lla m a «espíritu». L a fu erza y el p o d er
co n tran atu raleza (ya en la A n tigüedad griega) com bate lo pa-
de los se n tid o s c o n stitu y e un fu n d am e n to esen c ial en el
gan o , en n o m b re d e la m oral y d e la dialéctica.
h o m b re b ie n fo rm a d o y c o m p leto ; ante to d o d eb e form arse
ei m a g n ifico « an im al» ; ¡qué im p o rta toda «hum anizació n » !
1041
1039
Q u erem o s u na concepción antim etafísica y artística del
m undo.
1) N osotros q u erem o s co n serv ar nuestros sentidos y la fe
en los m ism os; ¡pensarlos de un m o d o com pleto! La an ti
se n su alidad de la filo so fía hasta ah o ra existente es la m ayor
1042
lo cu ra de! hom bre.
2 ) Q u erem o s ex ten d e r el m u n d o existente, a cuya co n s
L a eternidad de la bella form a fue la ilusión de A polo: Ja
tru cció n ha colab o rad o to d o lo que vive sobre la tierra, para
n o n n a aristocrática: «¡así debe ser siem pre!».
q u e ap arezc a cuál es (m ovido duradera y lentam ente); ¡no
D ionisos, sensualidad y crueldad. Lo transitorio podría
q u erem o s co n tin u ar adm itiéndolo com o falso!
explicarse com o goce de la fuerza creadora y destructora,
3) N uestras valoraciones construyen aquel m undo; acen
com o creación constante.
túan y subrayan. ¿Q ué im portancia tiene el hecho de que las
religiones digan: «todo es nia'o, y falso, y m aligno»? ¡La con
denación de todo el proceso solo puede ser un ju ic io de cria
1043
turas m al logradas!
4 ) ¿Es verdad que los m al logrados son (os que m ás su
Con la palabra dionísaco se expresa un impulso hacía la
tren, los m ás finos...? ¿Es verdad que tienen poco valor Jos-
unidad, un tratar de aprehender lo que se encuentra m ás allá
satisfechos?
de la persona, de lo que es cotidiano, de la sociedad, de la
5) H ay que com prendere! fenóm eno artístico fundamen
realidad sobre el abism o del crimen: un desbordamiento
tal que se llam a «vida», el espíritu constructor que edifica cu
apasionado y doloroso en tetados <*» ánimos hoscos, plenos.
las circunstancias m ás desfavorables, del todo más lento. l.:i
66K F R IE D R IC ’H M E T 'Z S C H E LA V O LU N TA D D E PO D ER 669
vagos; una extática afirm ación del carácter com plejo de Ja 1044
vida, com o de un carácter igual en todos los cam bios, igual
m ente poderoso y feliz; la gran com unidad panteísta del g o A los m ás elevados e ilustres goces h u m an o s, en los que
zar y del sufrir, que aprueba y santifica hasta las m ás terri la existencia celeb ra su p ropia transfiguración, llegan, co m o
bles y enigm áticas propiedades de la vida; la eterna voluntad es ju sto , los hom bres m as exquisitos y m ejo r logrados, y es
de creación, de fecundidad, de retorno; el sentim iento de la tos m ism os solo llegan a ello desp u és d e h ab er vivido ellos
única necesidad del crear y destruir. m ism os y sus antepasados un a larga vida preparatoria para
Con la palabra «apolíneo» se expresa el im pulso para este fin, y sin siquiera conocer este fin. E ntonces, un a d es
existir com pletam ente paro sí. el im pulso hacia el «indivi bordante riqueza de fuerzas m últiples, y al m ism o tiem p o la
duo» a todo lo que sim plifica, pone de relieve, da fortaleza, m ás ágil potencia de una «libre voluntad» y de una disp o si
es claro, no equívoco, típico: la libertad bajo la ley. ción soberana habitan afectuosam ente en un m ism o hom bre,
Al claro antagonism o de estas dos fu erzas artísticas de la la una ju n to a la otra; entonces el espíritu está en los senti
Naturaleza va también necesariam ente unido al ulterior des dos com o en su casa, com o los sentidos están en el espíritu
arrollo del arte, com o el ulterior desarrollo de la humanidad también fam iliarm ente, y todo lo que se desarrolla en el es
va unida al antagonism o de los sexos. La abundancia de píritu debe tam bién desencadenar en los sentidos una extra
fuerza y de medida, la más alta forma de la afirm ación de sí ordinaria y delicada felicidad. ¡Y viceversa! Piénsese en esta
en una belleza audaz, noble, fría, es el apolinism o de la v o inversión en la ópera d e Hafis; G oethe m ism o, aunque en
luntad griega. form a m ás débil, da una idea de este fenóm eno. Es verosí
Esta oposición entre lo dionisíaco y lo apolíneo en el alma mil que en tales hom bres, perfectos y bien constituidos, los
griega es uno de los grandes enigmas por el que yo me siento aspectos m ás sensuales term inen por transfigurarse en una
atraído al estudiar la naturaleza de los griegos. En el fondo, em briaguez de im ágenes propia de la m ás alta inteligencia;
yo no trataba más que adivinar por qué el apolinism o griego ellos sienten en sí una especie de divinización del cuerpo, y
había madurado siempre en un subsuelo dionisíaco: el griego están alejadísim os de la filosofía ascética que dice «D ios es
dionisíaco sintió la necesidad de devenir apolíneo, o sea, de un espíritu»; de aquí resulta claram ente que el asceta es el
em ancipar su voluntad de lo enorme, de lo múltiple, de lo in «hom bre mal logrado», el cual aprueba solo una cosa de sí
cierto, de lo terrible, haciendo de ello una voluntad de m e mismo, precisam ente aquella que juzga y condena, y la llama
dida. de simplicidad, de inserción en la regla y en el con «Dios».
cepto. En el fondo de lo griego está lo desmesurado, el Desde aquella elevación de gozo en que el hom bre se
desierto, lo asiático: la bravura del griego consiste en la lucha siente a sí mismo, y se siente com pletam ente com o una
contra su asiatismo; la belleza no le fue entregada com o dote, form a divinizada y com o una autojustificación de la N atu
como no le fue dada la lógica ni la naturaleza de la costum raleza, hasta la alegría de ciudadanos sanos y de sanas cria
bre: todo esto lo conquistó, lo deseó, lo trabajó, convirtién turas m edio hom bres y m edio anim ales, toda esta larga
dolo en su «victoria». enorme escala de luces y colores de la felicidad, el griego,
no sin el grato estrem ecim iento del que ha sido iniciado en
un secreto, no sin m uchas p recauciones y pío silencio, la
llam aba con el nom bre de un Dios: Dioniso. ¿Q ué saben.
670 FR1EDRICH NIETZSC'HF.
LA V O LU N TA D DE PO D ER
pues, to d o s los h o m b res m odernos, hijos de una época í’ní síaca; d escu b rir de n u ev o en sí el su r y te n d er sobre la p ro
gil, m últiple, enferm iza, extraña, qué saben de la dim ensión p ia cab eza un cielo m anantial, claro, brillante y m isterioso;
de la felicidad g riega, que podrían, m ejor dicho, saber de reco n q u istar la salud y la secreta p o ten cia m eridional del
ella? ¿D e d ó n d e los esclavos de las «ideas m odernas» saca alm a; ser cad a vez m ás am plio, m ás internacional, m ás eu
rían un derecho a las fiestas dionisíacas? ropeo, m ás supereuropeo. m ás oriental, en fin, m ás griego;
C u ando «florecían» el cuerpo y el alm a griegos, y no pre p orque el helenism o fue el prim er g ran vín cu lo y síntesis de
cisam ente en clim as de exaltación m orbosa y locura, nació to d o lo que es o rien tal, y precisam ente co n esto co m en zó la
aquel sím bolo m isterioso de la m ás alta afirm ación del iniciación del alm a europea, el d escubrim iento de nuestro
m undo y transfiguración de la existencia que jam ás fue co n «nuevo m undo»: el que vive bajo tales im perativos, ¿quién
seguida sobre la tierra. Se trataba de una m edida, en com pa sabe lo q ue descubrirá un día? ¡A caso, precisam ente, un
ración con la cual se encontraba dem asiado corto, dem a nuevo día!
siado pobre, dem asiado estrecho todo lo que después ha
m ad u rad o , p ro n u n cíese solam ente el nom bre de D ioniso
entre los hom bres y las cosas m odernas de m ás alta calidad, 1045
por ejem plo, ante G oethe, Beethoven, S hakespeare o Rafael,
y estarán de pronto juzgadas nuestras cosas y nuestros m o L os dos tipos: D ioniso y el C rucificado.— Al dilucidar si
m entos m ejores. ¡Dionisos es un juez! ¿Se m e ha com pren el hom bre religioso es una típica form a de la decadencia (los
d id o ? N o ex iste n dudas sobre que los griegos trataban de grandes innovadores son todos y cada uno de ellos enferm os
in terp retar co n sus ex p e rien c ias dion isíacas los últim os y epilépticos), ¿no dejam os aparte el tipo pagano, uno de los
secretos del «destino del alm a» y todo lo que sabían de la tipos del hom bre religioso? El culto pagano, ¿no es una
educación y la purificación del hom bre, sobre todo de la in form a del reconocim iento y de la afirm ación de la vida?...
m utable jerarquía y de la desigualdad de valores entre hom Su m ás alto representante, ¿no debería ser una apología y
bre y hom bre: aquí se encuentra para todo lo que es griego una divinización de esta?... ¡Tipo de un espíritu bien logrado
la gran profundidad, el gran silencio: no se conoce a los grie y desbordante de arrebato extático! ¡Tipo de un espíritu que
gos hasta que se descubre este m isterioso cam ino subterrá en sí resum e y resuelve los problem as y las contradicciones
neo. Los indiscretos ojos de los doctos no verán nunca claro de la vida!
estas cosas, por m ucha erudición que puedan em plear para Es aq u í donde yo coloco al D ioniso de los griegos: la afir
tales investigaciones; aun el noble celo de los am igos de la m ación religiosa de la vida, de la vida entera, no negada ni
A ntigüedad, com o en el caso de G oethe y W inckelmann, desintegrada (es típico que el acto sexual despierte sentim ien
tiene realm ente aquí algo de ilícito y de inmodesto. Esperar tos de profundidad, de misterio, de respeto).
y prepararse; esperar la irrupción de nuevos manantiales, Dioniso contra e) «Crucificado»: aquí tenéis la oposición.
prepararse en la soledad para visiones y voces extrañas; la No se trata de una diferencia de m artirio, porque el martirio
var la propia alm a del polvo y del estrépito del m ercado, de tiene otro sentido. La vida mism a, su eterna fecundidad y su
m odo que se haga cada vez m ás pulida; superar todo lo que retom o determ inan el tormento, la destrucción, la voluntad
es cristiano con algo de supercristiano, y no solo elim inarle de destrucción a esta vida, com o una fórm ula de su conde
de sí, porque la doctrina cristiana fue la opuesta a la diom nación.
672 FRIED RICH N IFT ZSC H F LA V OLUNTAD D E POD ER 673
Para «la más grande de las luchas» es necesaria un «arma Tiempos del máximo peligro.
nueva». C reación de una oligarquía sobre los pueblos y sus in
El martillo: provocar una terrible decisión; poner a Europa tereses; educación para una política com ún a todos los
frente a las consecuencias, si su voluntad «quiere» el ocaso. hombres.
iAntes la muerte que la mediocridad! Todo lo contrario del jesuitismo.
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Si el m undo tuviese un tin, este fin se habría ya logrado.
1) E! pensam iento del eterno retom o: si él es verdadero, Si hub iese algún e stad o final n o previsto, tam bién d eb ería
sus prem isas tam bién deben serlo. C onsecuencias de este de haberse realizado. Si el m undo fuese, en general, capaz de
pensam iento. persistir y de cristalizar, de «ser»; si en todo su devenir tu
2) El pensam iento es m ás arduo; sus efectos probables, a viese solo por un m om ento esta capacidad de «ser», hace m u
m enos que no sean previstos, o sea. a m enos que no se trans cho tiempo que hubiera term inado todo devenir, y, por consi
m uten todos los valores guiente, todo pensam iento, todo «espíritu». El hecho de que
3) M edios para soportarlo: la transm utación de todos los el espíritu sea devenir dem uestra que el m undo carece de
valores. En vez del gusto por la seguridad, el am or por la in- meta, de estado final, y que es incapaz de ser. Pero la tradi
certidum bre: en vez de «causa y efecto», la creación conti cional costum bre de pensar en un fin, en todo lo que sucede
núa; en vez de la voluntad de conservación, la de potencia. y en un D ios creador que guía al m undo es tan fuerte, que al
Total: a la humilde expresión «todo es solamente subjetivo», la pensador le cuesta trabajo no im aginar que la m ism a falta de
afirm ación «¡tam bién es obra nuestra! ¡Seamos altivos!». fin en el m undo sea una intención. A esta idea — que el m undo
evite deliberadam ente una m eta y que sepa prevenirse artifi
1053 cialmente de caer en un movim iento circular— deben llegar
todos los que quieran imponer por decreto al m undo la facul
Para soportar el pensam iento del retom o resulta necesa tad de renovarse eternamente, o sea, de imponer a una fuerza
rio: sentirse libres de la moral; encontrar nuevos remedios finita, determinada, de cantidad invariablemente igual, cual
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es el mundo, la m ilagrosa capacidad de una nueva configura en un espacio no determ inado. Y así, tam bién, en un espacio
ción infinita de sus form as y de sus situaciones. El mundo, esférico. La form a del espacio debe ser la causa del m ovi
aun no siendo D ios, debe ser cap az de la d ivina fuerza de m iento eterno y, por ultim o, de toda «im perfección.
creación, de la infinita fuerza de transform ación; debe abste La fuerza, el reposo, el perm anecer igual a sí m ism o, son
nerse voluntariam ente de recaer en una de sus antiguas for cosas contradictorias entre sí. La m edida de la fuerza (com o
mas; debe tener no solo la intención, sino también los medios dim ensión) es fija, pero su esencia es fluida.
de g uardarse de toda repetición; debe, por consiguiente, Es necesario negar que hay cosas «sin tiempo». E n un d e
«controlar» en todo m om ento cada uno de sus movim ientos, term inado m om ento de la fuerza se da la condición absoluta
para evitar metas, estados finales, repeticiones y todas las de de un nuevo reparto de todas las fuerzas que la com ponen:
m ás posibles consecuencias de una opirfíón y de un deseo tan nunca puede fijarse. El «cam bio» form a parte de su esencia;
im perdonablem ente locos. Todo esto sigue siendo siem pre el por consiguiente, tam bién su carácter temporal; pero con esto
antiguo m odo de pensar y de desear, una especie de aspira solo se fija de un m odo abstracto la necesidad del cambio.
ción a creer que de cualquier forma el mundo es igual al viejo
Dios amado, infinito, ilimitadam ente creador; que en cual
quier lugar «el viejo Dios vive aún: aquella aspiración de Spi- 1058
noza que se expresa en las palabras «deus sive natura» (él se
detuvo en «natura sive deus»), Pero ¿cuál es el principio y Aquel em perador tuvo siem pre presente el carácter tran
la creencia con que se formula más precisam ente el cambio sitorio de todas las cosas, no dándoles dem asiada im portan
decisivo, la preponderancia ahora conseguida del espíritu cia y perm aneciendo tranquilo en m edio de ellas. A mí, por
científico sobre el espíritu religioso, fabricador de dioses? Es el contrario, me parece que todo ha tenido dem asiado valor
acaso esto: el mundo, com o fuerza, no debe ser considerado para poder ser tan fugaz; yo busco una eternidad para cada
com o infinito, porque no puede ser imaginado así: nosotros cosa: ¿pueden verterse en el m ar los vinos y los bálsam os
rechazamos el concepto de una fuerza infinita com o incom m ás preciosos? Me consuelo pensando que todo lo que ha
patible con el concepto de fuerza. Luego al m undo le falta la sido es eterno y que el m ar lo echa a la orilla.
facultad de renovarse eternamente.
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La nueva concepción del m undo.— El m undo existe. No
El principio de la persistencia de la energía exige «el
es una cosa que deviene: una cosa que pasa. O m ejor dicho:
eterno retom o».
deviene, pasa; pero no com enzó nunca a devenir, ni a pasar.
Y com o sus excrem entos son su alimento, vive de sí mismo.
1057 La hipótesis de un m undo creado no debe preocupam os
por un solo m om ento. El concepto «creación» es hoy senci
El hecho de que una situación de equilibrio nunca se al llamente indefinible, irrealizable: es sim plem ente una pala
cance dem uestra que no es posible. Pero debería ser lograda bra, rudim entaria y derivada del tiem po de la superstición;
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257 V a r io s a u t o r e s 273 F. N í e t z s c h e
Cuentos policíacos La gaya ciencia
258 E d ic ió n d e P e d r o P r o v f . n c i o 274 J. O lm os
Antología de la poesía erótica Tierra del corazón
y A n to n io R u iz O bra poética
Antología de la poesía
norteamericana 276 R. D a r í o
Azul...
260 B. P é re z G a ld ó s
277 P. M é r i m é e
M arianela
Carm en
261 B. P é re z G a ld ó s
r 278 M . M achado
Trafalgar
Antología poética
262 N. G ó g o l
279 B. P é r e z G a ld ó s
Alm as muertas
Miau
264 J. L e z a m a L i m a
281 K . M arx
Paradiso
M iseria de la filosofía
265 W. F a u l k n e r
285 P. N e r i i d a
L o s in v ic to s
Antología popular
266 R. A u s e rti
286 D . J uan M a nu el
Con la luz prim era
El conde Lucanor
267 C . J. C e l a 287 B . d i; l a s C a s a s
La colm ena Brevísim a relación de
la destruyción de las Indias
268 F. N i e t z s c h e
El crepúsculo de los ídolos 288 J. C o nrad
El corazón de las tinieblas
270 W. S h a k e sp ea re
La fierecilla domada. 289 J . S t u a r t M il l