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“TESTIGOS”

Hechos 1. 8: Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes,


recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda
Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra. NVI

INTRODUCCIÓN:
Muchos mensajes acerca de la Gran Comisión se refieren a la
situación angustiosa de las almas perdidas y a nuestra obligación de
predicarles el Evangelio. Esta vez, sin embargo, quisiera analizar junto
con ustedes otro aspecto que también demanda nuestra atención a
causa de su gran importancia. Mi propósito es hablar sobre la
«motivación» del testigo.
Esta palabra, «motivación», se deriva de una raíz latina que quiere
decir «lo que pone en movimiento» o «lo que impulsa a la acción».
El testigo cristiano tiene un incentivo fuera de sí mismo: las almas
perdidas. Pero debe tener motivos dentro de sí mismo.
El incentivo actúa de afuera hacia adentro. En cambio, la
motivación actúa de adentro hacia afuera: el testigo no lo es sólo
porque haya almas perdidas sino también por poderosas causas
interiores que pueden hacerle clamar, como Pablo,
1 Co. 9:16: Sin embargo, cuando predico el evangelio, no tengo de qué
enorgullecerme, ya que estoy bajo la obligación de hacerlo. ¡Ay de mí
si no predico el evangelio! NVI

¿Cuáles son esas razones íntimas, que imponen al cristiano la


necesidad de ser testigo? ¿Cuál es el por qué y el para qué del testigo?
¿Cuál es la motivación interior que pone en marcha el mecanismo del
testimonio, eliminando todos los prejuicios y todas las inhibiciones?
De muchas respuestas posibles, hoy quisiera mencionar tres. Sólo
tres motivos que deben impulsar a todo testigo cristiano, con
irresistible vigor, al cumplimiento de su privilegiada misión…

DESARROLLO
1. SU EXCLUSIVA EXPERIENCIA CRISTIANA:
a) La experiencia cristiana es personal: es única en cada caso.
Nadie puede vivir nuestra propia y exclusiva experiencia. Es de
nuestra absoluta pertenencia. Es nuestro particular tesoro. Cada
uno tiene conciencia de su propio encuentro con Cristo y ese
conocimiento es absolutamente íntimo. Hay millones de
creyentes en el mundo, pero hay una sola experiencia cristiana
que uno puede conocer gloriosamente y esa experiencia es la
propia.

b) Mi experiencia cristiana es mía: yo era un pecador perdido, yo


fui a Cristo, yo recibí el perdón y la salvación, yo fui regenerado
por la acción del Espíritu Santo. Otros son testigos de sus
propias experiencias, pero solamente yo puedo ser testigo de mi
experiencia.

c) Lo que Dios ha hecho contigo no lo ha hecho con ningún otro:


tú no puedes callar tu propia experiencia, tu personal
conocimiento del Salvador.
Lucas 8. 39. —Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha
hecho por ti. Así que el hombre se fue y proclamó por todo el
pueblo lo mucho que Jesús había hecho por él. NVI

Juan 9. 25: —Si es pecador, no lo sé—respondió el hombre—.


Lo único que sé es que yo era ciego y ahora veo. NVI

El testimonio personal tiene un impactante poder de convicción.


Y si la experiencia cristiana es auténtica, el creyente no puede
callar. He aquí, pues, un «por qué» del testigo, un motivo
interior que lo impulsa a decir al mundo lo que Cristo hizo con
él.

2. LA CONCIENCIA DE VIVIR UNA SOLA VEZ:


a) Otro «por qué» es la conciencia de vivir una sola vez: no
volveremos a pasar por este mundo. Nuestras almas no se
reencarnarán para cumplir una nueva misión profética.
Esta vida, que nos ha sido dada en la Tierra, es también nuestra
única existencia. No volveremos a vivir los días perdidos. Nadie
nos devolverá el tiempo desperdiciado.
Hay millones de vidas cristianas en el mundo, pero yo soy
responsable de mi vida cristiana. Pasaré por este camino una sola
vez: jamás volveré a transitar por él.
Lucas 10. 31-33: 31 Resulta que viajaba por el mismo camino un
sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32 Así
también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y
siguió de largo. 33 Pero un samaritano que iba de viaje llegó a
donde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. NVI

El sacerdote y el levita tuvieron una sola oportunidad y la


perdieron para siempre. Jamás volverían a vivir ese día. Pero el
samaritano cumplió su misión de ese día, que él tampoco volverá
a vivir otra vez.

b) El testigo cristiano sabe que esta vida es su única oportunidad


para testificar:
 En el Cielo no se predicará la salvación, porque todos estarán
definitivamente redimidos.
 En el infierno no se predicará el Evangelio, porque todos
estarán eternamente condenados.
El testigo sabe que tiene una misión que puede cumplir
solamente ahora. El testigo sabe que él puede hacer algo que
nadie puede hacer en su lugar: él tiene sus propios amigos, sus
propios parientes, sus propias oportunidades, sus propias
posibilidades, sus propios dones. El testigo tiene un ministerio
exclusivo, y la conciencia de vivir una sola vez para cumplirlo.
Es otro de los poderosos matices de su motivación.

c) «Me seréis testigos»: el cristiano debe comprender que no solo


tiene que ser testigo a causa de las almas perdidas, sino también
a causa de sí mismo. Esa es la razón de ser de la vida cristiana,
una existencia singular que, de otra manera, carecería de
propósito. Vivo una sola vez, pero para vivir realmente debo ser
responsable: debo cumplir mi misión-asignación.

3. LA PERFECCIÓN EN EL PROPÓSITO:
No nos interesan únicamente los «por qué». También vamos a
considerar un «para qué» del testigo.
Una de las motivaciones es el propósito y nuestro propósito es la
perfección:
Mateo 5. 48: Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial
es perfecto. NVI

Entre los muchos matices de la perfección, el testigo aspira a


cumplir cabalmente el propósito de su vida cristiana.

Quiere culminar su servicio, diciendo como Pablo:


2 Timoteo 4. 7: He peleado la buena batalla, he terminado la
carrera, me he mantenido en la fe. NVI

El testigo sabe que el camino del creyente requiere una perfección


dinámica. Un lactante puede ser perfecto como lactante, pero debe
evolucionar para llegar a ser perfecto como adulto.

De la misma manera, el testigo se perfecciona progresivamente. No


hay tal cosa como una perfección estática, sino una continua
evolución, como la que Pablo describe en su epístola a los
Filipenses:
Filipenses 3. 12-14: 12 No es que ya lo haya conseguido todo, o que
ya sea perfecto. Sin embargo, sigo adelante esperando alcanzar
aquello para lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mí. 13 Hermanos, no
pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago:
olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que
está delante, 14 sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio
que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús.
NVI

Notemos que el apóstol añade (v. 15):


«Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos»

Esto demuestra su concepto de la perfección dinámica, como


impulso que conduce al cristiano hacia la meta definitiva.
El testigo aspira a ser útil, a consumir su vida en el fuego del
servicio y cumplir perfectamente su misión-asignación evangélica.
El testigo se entrega a la fe divina que lo consume y lo transforma,
expresando en términos eternos lo que él hace dentro de los límites
de lo temporal.

CONCLUSIÓN:
Finalmente, el testigo reconoce la urgencia del presente, el valor de
cada desafío, la importancia de cumplir perfectamente la misión de
cada instante.
La perspectiva de la muerte le infunde nuevas energías, pues sabe que
no puede postergar indefinidamente su tarea. Y el testigo comprende
que para ganar la vida debe perderla, debe anularse a sí mismo y
rendirse al servicio de los demás, debe identificarse con su Maestro
hasta el punto de repetir, con el apóstol;
Gálatas 2. 20: He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino
que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la
fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí. NVI

Y ésta será su motivación suprema. Así, pues, el testigo se lanza a


evangelizar a los perdidos, sabiendo el «por qué» y el «para qué» de
su gloriosa misión.

POR QUÉ
SU EXCLUSIVA EXPERIENCIA CRISTIANA:
LA CONCIENCIA DE VIVIR UNA SOLA VEZ:

PARA QUÉ
LA PERFECCIÓN EN EL PROPÓSITO:
Hechos 1. 8: Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes,
recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda
Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra. NVI
Presentado por
Pr. Christian Chicaiza.
Vila, S. (2001). 1000 bosquejos para predicadores (pp. 492–494).
Viladecavalls (Barcelona) Españ a: Editorial CLIE.

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