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Como es sabido, antes de ser presidente Morales hacía programas cómicos. Así se entiende su
postura física en este discurso, al colocar su cuerpo en tensión extrema durante 7 largos
segundos. ¿Buscaba transmitir una señal de firmeza para reiterar su empecinada decisión de
no dejar entrar al país a Iván Velásquez? Sus intervención pública fue apenas unas horas
después que la Corte de Constitucionalidad declaraba sin lugar las solicitudes de revocatoria
del amparo provisional para dejar ingresar al comisionado de Cicig, presentadas por PGN,
Sandra Jovel y el propio mandatario.
Desde la semiótica, el discurso corporal del presidente, representa todo un texto en el que se
pueden leer signos e intenciones. Pero debajo de ese primer texto, hay otro texto
significativamente más relevante, por el cual se evidencia hostilidad encubierta hacia Iván
Velásquez. Y como recurso retórico usa las medias palabras y varios silencios de pocos
segundos, que le permiten deslizar un sentimiento de animadversión. Sin decirlo.
Hay mensajes escondidos en un segundo plano, pues Morales usa un lenguaje cantinflesco:
dice una cosa, queriendo señalar otra, como lo hecho al enfundarse en el disfraz de general
del ejército. Y este pequeñito discurso es una pieza de antología, pues en apenas un párrafo
de dos líneas con escasas 25 palabras, se retrata de cuerpo entero. Lo vamos a desnudar
semióticamente, para saber qué transmite aviesamente.
Señalan los expertos que para decir cosas, no se hace necesario nombrarlas. Es suficiente
sugerirlas, subrayarlas de manera indirecta, sin mencionarlas. Eso es llamado subtexto: una
dimensión del lenguaje que permite cargar de intenciones el discurso, desarrollándolo a
través de verbalizaciones implícitas, y se utiliza en discursos políticos. El subtexto se define
como un texto secundario, por debajo del texto primario. Y si se usa acompañado de cortos
silencios, palabras entrecortadas o alusiones indirectas, terminan redondeando la idea (sobre
un tema, cosa o persona). Pero el subtexto puede ser una hábil manipulación o una tonta
insinuación.
En este caso, Morales se cuidó de no mencionar a Iván Velásquez, y con tono sarcástico dijo:
“… y aprovecho a saludar a quienes quieren entrar, y no van a poder…” E inmediato el
presidente usó un subtexto vulgar, ampliamente conocido en Guatemala, al decir: “…Que
miren esta...” y para intentar salvar la chabacanada agregó “…esta transmisión…” Pero
entre una y otra frase, dejó tres segundos de silencio, mismos que dispararon la escabrosa
idea que deseaba sembrar en la mente de los receptores. Los guatemaltecos entendemos lo
que le dijo (al Comisionado) sin decírselo. Pero sabemos que fue una vulgaridad. Ese recurso
de decir algo, pero como que no dice nada, porque lo dice a medias, abre la imaginación.
¿Estará obsesionado con Velásquez o estará temeroso? En ese texto hay un subtexto que
esconde algo anormal. ¿Puede ser una insania mental? Sus discursos son verdaderos icebergs
¿Qué esconderán?