La atención amorosa y respetuosa de la familia sumada al
apoyo de la escuela y su entorno, el aprovechamiento de las ventanas de oportunidad, la exposición a ambientes ricos en experiencias sensoriales y la estimulación del desarrollo motriz que reciba el niño es lo que le permitirá desarrollarse plenamente en armonía y balance emocional. Es el rol de la educación, como una ayuda para la vida, estar al servicio del niño para cubrir todas estas necesidades. La educación debe proteger la vida psíquica del niño, desde la preparación del hogar, el trabajo con los padres y la comunidad. Esto permitirá que ese niño se desarrolle saludablemente y pueda explotar al máximo sus aptitudes cognitivas, lingüísticas y sociales, para luego convertirse en un adulto creativo, crítico e íntegro. Una sociedad que necesita formar personas autónomas y críticos, capaces de respetar a las personas que opinan de distintas maneras y a la vez de defender sus derechos. La dignidad y el valor que se atribuye el ser humano constituyen el fundamento y la fuente de todos los derechos, así como los demás principios que regulan la vida social. El hombre es el centro y el fin de la sociedad, nunca puede ser medio para algo o para alguien, razón por la cual los recursos económicos y culturales deben ponerse a su disposición para lograr su desarrollo y felicidad este es un gran reto y ha de tener gran importancia.