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¡Esto es un atraco! Sesgos de la tipicidad


en la memoria de testigos
MALEN MIGUELES Y ELVIRA GARCÍA-BAJOS
Universidad del País Vasco

Resumen
En este estudio se analizan los efectos de la tipicidad en la memoria de testigos. Si las personas poseen conoci-
mientos previos de los delitos típicos: guiones para las acciones y estereotipos sobre los atracadores, y los usan para
comprender y recuperar un suceso, su memoria puede incluir también información típica, pero falsa. En un estu-
dio normativo previo se determinaron las acciones implicadas en el atraco a un banco y las características de los
atracadores y, después, se seleccionó una secuencia de un atraco a un banco. Conjugando los datos normativos y
los contenidos del atraco, se elaboró una prueba de reconocimiento con acciones del suceso y características de los
atracadores verdaderas y falsas, de tipicidad alta y baja. Se reconocieron mejor las acciones y las características
de los atracadores de tipicidad alta que baja, pero al mismo tiempo los contenidos con tipicidad alta generaron
una gran proporción de falsas alarmas. Así, los conocimientos previos parecen relevantes para el funcionamiento
cognitivo, favorecen, pero también pueden sesgar la memoria de los testigos de un suceso.
Palabras clave: Falsas memorias, guiones, estereotipos, memoria de testigos.

This is a stick-up! Biases of typicality in


eyewitness memory
Abstract
This study looks at the effects of typicality on eyewitness memory. If individuals have prior knowledge of
common crimes –script actions and robber stereotypes– and use it to comprehend and retrieve events, their memory
may also include typical but false information. The actions involved in a bank robbery and the characteristics
of the bank robbers were established in a normative study, and a sequence of a bank robbery was selected.
Taking into account normative data and the content of the robbery, a recognition task was designed based on
high and low typicality, true and false actions of the event, and characteristics of the robbers. High typicality
actions and robbers’ characteristics were recognised better than low typicality ones, while at the same time con-
tents with high typicality generated a greater proportion of false alarms. Therefore, it seems that prior know-
ledge is relevant in cognitive processes, it promotes eyewitness memory of events, but it can also bias it.
Keywords: False memories, scripts, stereotypes, eyewitness memory.

Agradecimientos: Esta investigación ha sido subvencionada mediante el proyecto BSO2000-1417 del Ministerio
de Ciencia y Tecnología. Agradecemos las sugerencias de dos revisores anónimos del artículo.
Correspondencia con las autoras: Malen Migueles. Facultad de Psicología. Universidad del País Vasco. Avda.
Tolosa, 70. 20018 San Sebastián. E-mail: pbpmisem@ss.ehu.es.
Original recibido: Mayo, 2004. Aceptado: Julio, 2004.

© 2004 by Fundación Infancia y Aprendizaje, ISSN: 0210-9395 Estudios de Psicología, 2004, 25 (3), 331-342
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Introducción
Nuestro sistema cognitivo está equipado con estructuras organizadas en
forma de esquemas que representan nuestro conocimiento, experiencia y expec-
tativas. Estos esquemas que nos ayudan a planificar, comprender, codificar y
recuperar información también pueden provocar errores. De hecho, la activa-
ción de esquemas, y la memoria semántica en general, puede influir en la recu-
peración de contenidos episódicos y ser un componente poderoso en la apari-
ción de falsas memorias (Roediger y McDermott, 2000). Por ejemplo, los cono-
cimientos previos pueden inducirnos a reconocer objetos típicos inexistentes en
una escena (Brewer y Treyens, 1981; Miller y Gazzaniga, 1998), a aceptar
acciones no presentadas en narraciones basadas en guiones de actividades coti-
dianas, como ir a un restaurante (Bower, Black y Turner, 1979), a reconocer
acciones consistentes con el esquema no ejecutadas en el transcurso de una acti-
vidad diaria, como impartir una clase (Nakamura, Graesser, Zimmerman y
Riha, 1985; Neuschatz, Lampinen, Preston, Hawkins y Toglia, 2002), o inclu-
so a identificar como propias experiencias autobiográficas coherentes con
hechos pasados pero que no hemos vivido (Barclay y Wellman, 1986). Estas
ilusiones de memoria derivan de la activación automática de representaciones
almacenadas para esas situaciones. Guían el procesamiento, pero contenidos del
esquema y hechos reales acceden a la memoria con la misma rapidez, pudiendo
atribuir erróneamente esa fluidez (Jacoby, 1991; Kelley y Rhodes, 2002) a un
encuentro previo con esos contenidos, siendo difícil diferenciar entre memorias
verdaderas y falsas, por lo que reciben confianza alta cuando se pide a los sujetos
que valoren la veracidad de sus recuerdos.
Estas falsas memorias son el producto indeseable, pero posiblemente inevita-
ble, de un sistema de memoria de gran capacidad, pero necesariamente flexible
y adaptativo, y por tanto sujeto a errores (Schacter, 1999). Su estudio puede
ayudarnos a entender de forma más completa y global la estructura y funciona-
miento de la memoria. Además, aunque en la vida cotidiana las ilusiones de
memoria tienen escasa repercusión, pueden tener importantes implicaciones
para la memoria de testigos. Cuando nos enfrentamos a hechos complejos que
se producen de forma rápida e inesperada (por ejemplo: robos, asaltos o atracos)
nuestros esquemas de conocimiento pueden ayudarnos a su comprensión y
codificación, pero también pueden generar errores (Loftus, 1979). Al recuperar
un suceso lo relevante es conocer qué ha pasado, información que queda recogi-
da principalmente en las acciones que capturan la secuencia de hechos y la esen-
cia del acontecimiento, y determinar las características de las personas autores
de esos delitos. Nuestro objetivo es analizar los efectos de los conocimientos
previos, guiones o scripts para las acciones y estereotipos para los autores de los
delitos, en el reconocimiento de un suceso, en este caso un atraco a un banco
presentado en vídeo. Con este propósito se realizó un estudio normativo para
determinar la tipicidad de las acciones implicadas en un atraco a un banco y de
las características de los atracadores. Teniendo en cuenta los contenidos del
suceso y los datos normativos, se elaboró una prueba de reconocimiento con
acciones del suceso y características de los atracadores verdaderas y falsas de
tipicidad alta y baja. La tipicidad de los contenidos puede promover la recupe-
ración pero también sesgar nuestra memoria. Para determinar en qué casos los
errores tienen para los sujetos la misma naturaleza episódica que la información
presentada, constituyendo falsas memorias, también se analizó la experiencia
subjetiva que acompaña a la recuperación a través de la confianza en la respues-
ta.
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Incluso sin experiencia la gente tiene conocimientos sobre las características
que constituyen los delitos más comunes (Smith, 1991) y poseen esquemas de
los sucesos o guiones precisos para esos delitos (García-Bajos y Migueles, 2003;
Greenberg, Wescott y Bailey, 1998; Holst y Pezdek, 1992; List, 1986; Tuckey
y Brewer, 2003a). Pero pocos estudios han examinado el impacto de los esque-
mas en la memoria de testigos. List (1986) elaboró un vídeo con secuencias de
robos simulados en unos grandes almacenes que incluían acciones y objetos de
probabilidad alta y baja, valorada previamente. Encontró mejor recuerdo y
reconocimiento de los contenidos de probabilidad alta que baja, pero la preci-
sión en el reconocimiento fue peor con los contenidos de probabilidad alta debi-
do a que tuvieron más falsas alarmas. Greenberg et al. (1998) analizaron direc-
tamente los efectos de los guiones en los errores de los testigos. En un estudio
normativo obtuvieron las acciones típicas que ocurren cuando se produce un
atraco en una tienda y construyeron el suceso mediante diapositivas omitiendo
3 acciones centrales, pertenecientes al guión, o 3 acciones periféricas, infrecuen-
tes pero consistentes con el esquema. En una prueba de reconocimiento encon-
traron más falsas alarmas para las acciones centrales que periféricas. Para estu-
diar los efectos de la tipicidad y la naturaleza de los errores, García-Bajos y
Migueles (2003) elaboraron la narración de un robo en la calle con acciones de
tipicidad alta y baja obtenidas en un estudio normativo previo. Encontraron
mejor recuerdo y reconocimiento de los contenidos de tipicidad alta que baja,
pero también más falsas alarmas y con confianza alta, mostrando que los sujetos
aceptan con facilidad contenidos del guión no presentados, como si fuesen
memorias reales. La tipicidad también puede sesgar la memoria de los jurados.
Holst y Pezdek (1992) recogieron en un estudio normativo las acciones típicas
de varios atracos. Grabaron juicios simulados incluyendo en las declaraciones de
los testigos parte de las acciones del guión y otras se omitían. Los sujetos no solo
recordaron y reconocieron muchas de las acciones del guión no declaradas por
los testigos, sino que en el reconocimiento les asignaban incluso mayor confian-
za que a los hechos declarados.
Respecto a los estereotipos, entendidos como creencias y expectativas sobre
personas y grupos sociales, se ha observado que promueven la recuperación de
información consistente con ideas preconcebidas, por ejemplo para aspectos
como la raza o sexo (Fyock y Stangor, 1994), pero también sesgan la memoria
(Stangor y McMillan, 1992). Se han obtenido falsas memorias en ámbitos como
género y profesiones (Lenton, Blair y Hastie, 2001) o raza y ocupaciones
(Payne, Jacoby y Lamberg, 2004). Del mismo modo, nuestras ideas preconcebi-
das sobre cómo son y qué apariencia tienen los delincuentes también pueden
influir en la memoria de testigos. Así, se acepta que la gente tiene estereotipos
sobre los rasgos faciales que poseen los autores de diferentes tipos de delitos
(Bull y Greene, 1980) y que utilizamos esas ideas para categorizar a las personas
en buenas y malas (Goldstein, Chance y Gilbert, 1984; Yarmey, 1993). Ade-
más, es posible que las características típicas que conforman nuestros estereoti-
pos sobre los delincuentes, como vestir pantalón vaquero o tener el pelo casta-
ño, produzcan más sesgos en la memoria que otros aspectos menos representati-
vos. Sin embargo, no se han estudiado los efectos de los estereotipos en la
memoria de las características físicas de los autores de delitos (Yarmey, 1993).
Los pocos estudios que han recogido datos normativos de las acciones que
constituyen los guiones de diversos delitos (García-Bajos y Migueles, 2003;
Greenberg et al., 1998; Holst y Pezdek, 1992; Tuckey y Brewer, 2003a) obtie-
nen fácilmente un conjunto relevante de hechos típicos (nombrados por más del
25% de los sujetos) organizados secuencialmente, que representan la esencia del
suceso, y muchos otros elementos de tipicidad baja. Sin embargo, cuando se
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pide genéricamente describir al atracador típico los informes son incompletos y


se restringen a aspectos globales o generales (p.e., Greenberg et al., 1998). Se
obtiene un conjunto más amplio de características al desglosar las descripciones
en distintos apartados (p.e., Turkey y Brewer, 2003a). Y se amplían los infor-
mes si se especifican explícitamente los distintos contenidos que deben aportar-
se. De todos modos, la producción de las características de los autores de delitos
no se hace de forma tan fluida como las acciones y requiere esfuerzo por parte de
los sujetos. Aún así, se consigue un conjunto amplio de características y rasgos
sobre los que los sujetos tienen un gran consenso.
Las diferencias para obtener los guiones de las acciones y los estereotipos de
los autores de los delitos también se manifiestan en la memoria de testigos.
Tanto en sucesos reales (p.e., Woolnough y MacLeod, 2001; Yuille y Cutshall,
1986) como en los trabajos de laboratorio (p.e., Clifford y Scott, 1978; Migueles
y García-Bajos, 1999) los testigos recuerdan y reconocen bien las acciones impli-
cadas en el acontecimiento. Sin embargo, la información referida a los autores de
los delitos es más incompleta (p.e., Christianson y Hübinette, 1993; Migueles y
García-Bajos, 2002; Tollestrup, Turtle y Yuille, 1994), posiblemente porque
muchas características de las personas requieren atención para ser codificadas y,
debido a la rapidez con que se producen los hechos, no se procesan.
Pocos estudios han examinado para un mismo suceso la memoria de acciones
y personas. Woolnough y MacLeod (2001) analizaron las declaraciones de vícti-
mas y testigos de ocho asaltos reales grabados en circuitos cerrados de televi-
sión. Valoraron acciones, objetos, descripción de los autores y aspectos verbales.
Encontraron que de toda la información que pudo ser verificada el 93,3%
correspondía a acciones. Yuille y Cutshall (1986) analizaron las declaraciones de
los testigos de un atraco a una tienda de armas y examinaron acciones, personas
y objetos. El 56% de la información aportada correspondía a acciones y sólo el
26% se refería a las personas implicadas en los hechos. Además, dieron mayor
porcentaje de información correcta en las acciones (82%) que en las personas
(74%). En parte, estos resultados pueden estar sesgados porque en las entrevis-
tas los investigadores, testigos y víctimas tienden a centrarse más en las accio-
nes que en la descripción de los autores (véase Fisher y Geiselman, 1992, pp.
44-45). Pero esas diferencias se mantienen cuando se hace el mismo número de
preguntas para ambos contenidos. Migueles y García-Bajos (2002) evaluaron el
recuerdo con clave y el reconocimiento de acciones y características de las perso-
nas implicadas en un intento de robo en un supermercado y encontraron mejor
recuerdo y reconocimiento para las acciones (80%) que para las características
de las personas (54%).
Aunque no se han estudiado en un mismo suceso los efectos de los guiones
para las acciones y los estereotipos para los autores, tanto la producción de los
datos normativos como la memoria de testigos indican que las acciones de un
suceso se procesan y recuperan con más facilidad que las características de los
autores. Por tanto, es previsible que los efectos de los esquemas manifiesten
también esas diferencias en el reconocimiento y la confianza. Como plantean
Payne et al. (2004), las distorsiones en la memoria pueden seguir caminos dis-
tintos. En nuestro caso, la fluidez para las acciones típicas del guión del suceso
puede llevar a aceptar con facilidad hechos falsos como si fuesen memorias rea-
les, por lo que recibirán confianza alta, constituyendo falsas memorias. Sin
embargo, al ser evidente la falta de memoria para muchas características de los
autores, cuando los participantes no estén seguros de la respuesta correcta, acep-
tarán contenidos de los estereotipos, pero con confianza baja, porque saben que
están siguiendo una estrategia de adivinación. Comprobar estos aspectos cons-
tituye un objetivo adicional de este estudio.
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Método
Participantes
En este experimento participaron 48 alumnos de Psicopedagogía de la Uni-
versidad del País Vasco, 43 mujeres y 5 varones. Sus edades estaban comprendi-
das entre 20 y 43 años (M = 26,11 años; DT = 7,10).

Diseño
Se aplicó un diseño factorial 2 (Contenidos: acciones, atracadores) x 2 (Tipici-
dad: alta, baja) con medidas repetidas en ambos factores. La memoria del suceso
se evaluó a través de una prueba de reconocimiento verbal Verdadero / Falso.
Además, los participantes debían valorar la confianza en sus respuestas para cada
ítem.

Materiales
Para determinar la tipicidad de los contenidos del atraco a un banco previa-
mente se realizó un estudio normativo. En este estudio participaron 80 alumnos
de Psicología de la Universidad del País Vasco, 72 mujeres y 8 varones con eda-
des comprendidas entre 18 y 45 años (M = 20,56 años; DT = 3,85). En primer
lugar los estudiantes, en grupos de 15 a 20 personas, dispusieron de 10 minutos
para listar por orden cronológico las acciones más comunes o típicas que tienen
lugar cuando se produce un atraco a un banco. Seguidamente, para determinar
los estereotipos o ideas preconcebidas sobre las características de los atracadores,
se les pidió una descripción detallada de un atracador de bancos típico. Para evi-
tar descripciones imprecisas y con pocos detalles, en cinco apartados y en forma-
to narrativo, se les solicitaba información sobre las características globales (edad,
sexo, estatura, constitución y aspecto físico), aspectos de la cabeza (cara, pelo,
ojos, nariz, boca), ropa, calzado y complementos, carácter y personalidad, y otros
rasgos que quisieran mencionar.
Dos jueces codificaron las acciones y la descripción del atracador típico de
acuerdo con su frecuencia de producción. En las acciones se agruparon paráfrases
y sinónimos, pero las acciones generales (p.e., amenazar al cajero: 12,5 %), accio-
nes específicas (p.e., amenazar al cajero con un arma: 37,5 %) y acciones que
incluían detalles diferenciados (p.e., amenazar al cajero para que abra la caja fuer-
te: 11,25 %) no se incluyeron en la misma categoría. Para ambos contenidos
(acciones y características de los atracadores) se siguió el criterio planteado por
Bower et al. (1979) y adoptado por otros autores (p.e., García-Bajos y Migueles,
2003; Holts y Pezdek, 1992) y se consideraron de tipicidad alta aquellos conte-
nidos mencionados por al menos el 25% de los sujetos. Para la tipicidad baja se
seleccionaron las ideas o características listadas por menos del 5% de los partici-
pantes, pero en ningún caso discrepantes con el suceso o los atracadores.
Cuando se dispuso de los datos normativos, se seleccionó un extracto de 5
minutos de duración del capítulo Asalto a un banco de la serie de acción de televi-
sión Medicopter. El vídeo presentaba un atraco a un banco perpetrado por dos
varones, que simulaba bien un suceso real y no incluía situaciones llamativas que
pueden desvirtuar la naturaleza del acontecimiento (véase Tuckey y Brewer,
2003b). La película se inicia con el robo de un coche en una gasolinera y la llega-
da de los atracadores al banco. Tras esperar al furgón con el dinero entran al
banco y ejecutan el robo. Mientras uno de los atracadores se encarga del dinero,
el otro controla y vigila a la gente que se encuentra en el banco. Tras un disparo
donde hieren a un guardia de seguridad, cogen el dinero y huyen en el coche.
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Para evaluar la memoria se eligió una prueba de reconocimiento porque es


más sensible que el recuerdo para estimar las falsas memorias (véase Stadler, Roe-
diger y McDermott, 1999). Para elaborar la prueba de reconocimiento se tuvie-
ron en cuenta el suceso y los datos normativos. Se seleccionaron 16 acciones y 16
características de los atracadores, 8 verdaderas y 8 falsas, y en cada caso, 4 de tipi-
cidad alta y 4 de tipicidad baja (véase el Apéndice). Se evitaron contenidos cita-
dos por los sujetos que fuesen obvios en el acontecimiento (p.e., entrar al banco:
70 %; los atracadores suelen ser hombres/varones: 74 %), acciones que pudiesen
deducirse del acontecimiento (p.e., elegir el banco: 27,5 %) y aspectos de los
atracadores que no fuesen discriminables en el suceso (p.e., ojos azules: 4 %).
La prueba de reconocimiento estaba formada por 32 frases divididas en dos
bloques: 16 acciones del suceso, en orden cronológico, y 16 características de los
atracadores. En cada caso, 8 frases eran verdaderas y 8 falsas; 4 de tipicidad alta y
4 de baja, controlando que no hubiese más de 3 frases seguidas de las mismas
características.

Procedimiento
Para realizar el experimento en grupos pequeños, los 48 alumnos se dividie-
ron en 4 grupos. Antes de presentarles el suceso se les pidió que prestaran aten-
ción a la película porque posteriormente serían evaluados. Después de ver el
vídeo recibieron dos tareas distractoras. Primero realizaron una prueba de fluidez
verbal. Debían escribir el mayor número posible de palabras que empezasen por
la letra p en cinco minutos. Después completaron una prueba de percepción de
diferencias. Consistía en señalar en 60 conjuntos de tres caras esquemáticas la
que era distinta a las otras dos, disponiendo de tres minutos. En conjunto, con la
presentación, ejemplos y realización de las tareas distractoras transcurrieron 15
minutos. Antes de iniciar la tarea de reconocimiento se informó a los participan-
tes que en el cuadernillo había 32 frases divididas en dos bloques, uno para las
acciones y otro para los atracadores, que las frases podían ser verdaderas o falsas
en función del suceso presentado y que para responder se basaran exclusivamente
en lo que habían visto en el vídeo. Por último, completaron a su propio ritmo,
sin límite de tiempo, la tarea de reconocimiento, determinando si cada frase era
verdadera o falsa y valorando en cada caso la confianza en su respuesta en una
escala que iba de 1 (ninguna seguridad) a 5 (seguridad total). La duración aproxi-
mada de la sesión experimental fue de 30 minutos.

Resultados
Reconocimiento
La proporción de aciertos, falsas alarmas y las puntuaciones A’ y B’’D (véase la
Tabla I) se analizaron a través de cuatro AVARs 2 (Contenido: acciones, atracado-
res) x 2 (Tipicidad: alta, baja). Utilizamos las puntuaciones A’ como estimadores
no paramétricos de la sensibilidad (Snodgrass y Corwin, 1988). Sus valores se
distribuyen entre 0 y 1, donde puntuaciones de 0,5 representan un rendimiento
al azar y valores superiores reflejan mayor sensibilidad y exactitud. Las puntua-
ciones B”D (Donaldson, 1992) indican el criterio de respuesta que adoptan los
sujetos. Sus valores se distribuyen entre –1 y +1. Puntuaciones de 0 señalan un
criterio de respuesta neutral, valores positivos un criterio más estricto o conser-
vador y puntuaciones negativas un criterio de respuesta laxo o liberal.
Aciertos. La proporción de aciertos fue mayor para las acciones (M = 0,81) que
para las características de los atracadores (M = 0,71) [F(1, 47) = 14,19; p <
0,001]. Respecto a la tipicidad, hubo más aciertos con información de tipicidad
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alta (M = 0,86) que baja (M = 0,66) [F(1, 47) = 62,79; p < 0,001]. La interac-
ción Contenido x Tipicidad [F(1, 47) = 3,81; p = 0,05] muestra que la propor-
ción de aciertos fue mayor en las acciones que en las personas de tipicidad alta (p
< 0,001), mientras que no hubo diferencias con tipicidad baja.
TABLA I
Proporción de aciertos, falsas alarmas y puntuaciones A’ y B”D

Acciones Atracadores
Tipicidad alta Tipicidad baja Tipicidad alta Tipicidad baja

Aciertos -0,93 0,68 -0,79 0,64


FAs -0,69 0,13 -0,52 0,20
A’ -0,68 0,79 -0,66 0,75
B”D -0,79 0,30 -0,41 0,25

Falsas alarmas. Hubo mayor proporción de falsas alarmas para la información


de tipicidad alta (M = 0,60) que baja (M = 0,16) [F(1, 47) = 137,93; p < 0,001].
Aunque el factor Contenido no fue significativo, sí lo fue la interacción Conteni-
do x Tipicidad [F(1, 47) = 13,11; p < 0,001]. Con información de tipicidad alta
hubo mayor proporción de falsas alarmas en las acciones que en las características
de los atracadores (p = 0,002), mientras que no hubo diferencias con tipicidad
baja.
Puntuaciones A’. No fueron significativos ni el factor Contenido ni la interac-
ción Contenido x Tipicidad. Pero, debido a la alta proporción de falsas alarmas,
tanto en las acciones como en las características de los atracadores con tipicidad
alta, la exactitud de los sujetos fue mayor con tipicidad baja (M = 0,77) que alta
(M = 0,67) [F(1, 47) = 17,95; p < 0,001]. Aún así, tanto las puntuaciones pro-
medio A’ presentadas en la tabla I como el promedio total del experimento (M =
0,72) fueron superiores a 0,5 (p < 0,001), indicando que en ningún caso los par-
ticipantes actuaron al azar.
Puntuaciones B’’D. El criterio de respuesta fue más laxo para las acciones (M =
-0,25) que para las características de los atracadores (M = -0,08) [F(1, 47) = 9,27;
p = 0,004]. En este caso, mientras que los participantes tuvieron un criterio de
respuesta liberal en el reconocimiento de las acciones (-0,25 < 0; p < 0,001),
siguieron un criterio de decisión neutral (-0,08 = 0) en el reconocimiento de las
características de los atracadores. Respecto a la tipicidad, los participantes tuvie-
ron un criterio liberal en el reconocimiento de la información de tipicidad alta
(M = -0,60) y estricto con la información de tipicidad baja (M = 0,28) [F(1, 47)
= 215,81; p < 0,001]. Además, la interacción Contenido x Tipicidad [F(1, 47) =
12,21; p = 0,001] muestra que los participantes adoptaron un criterio más laxo
para las acciones que para las personas con tipicidad alta (p < 0,001), mientras
que no hubo diferencias entre acciones y atracadores con tipicidad baja (véase la
Tabla I). Por último, cabe señalar que todos los valores promedio de B’’D pre-
sentados en la tabla I, así como el promedio total de todo el experimento (M =
-0,16) se separan significativamente (p < 0,001) del criterio neutral 0.

Confianza
Los participantes valoraron la confianza en la respuesta para las acciones y las
características de los atracadores en una escala de 1 (ninguna seguridad) a 5
(seguridad total). En la tabla II se presentan los resultados para los aciertos y las
falsas alarmas. Como puede verse, no todos los participantes tuvieron respuestas
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en todas las categorías; aspecto que queda reflejado en los grados de libertad de
los análisis de varianza.
La confianza fue mayor en las acciones (M = 3,90) que en las características de
los atracadores (M = 2,70), [F(1, 47) = 119,37; p < 0,001] y en la información
de tipicidad alta (M = 3,62) que baja (M = 3,03), [F(1, 47) = 31,93; p < 0,001],
tanto para las acciones (tipicidad alta = 4,26; baja = 3,90) [F(1, 47) = 12,42; p =
0,001] como para los atracadores (tipicidad alta = 2,97; baja = 2,53) [F(1, 46) =
15,56; p < 0,001]. Por tanto, la confianza se corresponde con el rendimiento de
los participantes en la tarea de reconocimiento. Y la confianza también fue
mayor en los aciertos (M = 3,65) que en las falsas alarmas (M = 3,01) [F(1, 47) =
49,74; p < 0,001], tanto para las acciones ( aciertos = 4,30; falsas alarmas = 3,5)
[F(1, 46) = 24,50; p < 0,001] como para las características de los atracadores
(aciertos = 3,00; falsas alarmas = 2,51) [F(1, 44) = 29,51; p < 0,001]. Así, glo-
balmente, la confianza también parece corresponderse con la exactitud en el
reconocimiento.
TABLA II
Confianza media (rango 1-5) y número de sujetos (entre paréntesis) con respuestas en cada categoría

Acciones Atracadores

Tipicidad alta
Aciertos 4,49 (48) 3,30 (47)
FAs 4,04 (47) 2,64 (43)
Tipicidad baja
Aciertos 4,12 (47) 2,68 (47)
FAs 2,96 (22) 2,38 (26)

Sin embargo, la interacción Contenido x Tipicidad x Exactitud (aciertos, fal-


sas alarmas) [F(1, 14) = 5,50; p = 0,034] muestra que la confianza sigue patrones
distintos en el reconocimiento de las acciones y de las características de los atra-
cadores (véase la Tabla II). Mientras que la confianza en las acciones fue superior
a la media (3) en los aciertos y falsas alarmas de tipicidad alta y en los aciertos de
tipicidad baja (p < 0,001), en las características de los atracadores solo los aciertos
de tipicidad alta superaron ese valor (p = 0,032). Por tanto, los participantes
aceptaron con confianza alta las acciones falsas pertenecientes al guión, mostran-
do los sesgos de la tipicidad. Sin embargo, asignaron confianza baja a las falsas
alarmas en las características típicas de los atracadores.

Discusión
En este experimento hemos analizado para un mismo suceso, un atraco a un
banco, la memoria de las acciones y de las características de los autores del delito.
En general, como se esperaba, los participantes reconocieron mejor y con mayor
confianza las acciones que las características de los atracadores. Estos resultados
son consistentes con los datos obtenidos en estudios previos. Los testigos de
sucesos reales (Woolnough y MacLeod, 2001) y los participantes en experimen-
tos de laboratorio (Migueles y García-Bajos, 1999) centran sus informes en las
acciones del suceso, aportando pocos detalles de los autores. Cuando se hacen
preguntas específicas para ampliar esos aspectos (Yuille y Cutshall, 1986) el por-
centaje de detalles referidos a las personas sigue siendo menor y con peor exacti-
tud que las acciones. E incluso utilizando pruebas de recuerdo con clave y reco-
nocimiento (Migueles y García-Bajos, 2002) el rendimiento es peor para las per-
sonas que para las acciones del suceso. Posiblemente porque fijarse en las
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¡Esto es un atraco! Sesgos de la tipicidad en la memoria de testigos / M. Migueles y E. García-Bajos 339


características de las personas requiere más atención y en muchos casos, debido
en parte a la rapidez con que se producen los hechos, no lleguen ni a procesarse
(Christianson y Hübinette, 1993).
Respecto a la tipicidad, planteamos que los conocimientos previos guían el
procesamiento de un suceso, pero que también pueden sesgar la memoria. En
este caso, se reconocieron mejor y con mayor confianza los contenidos de tipici-
dad alta que baja, pero al mismo tiempo se produjo mayor proporción de falsas
alarmas con tipicidad alta, reduciendo la precisión para esos contenidos. Pode-
mos pensar que se reconocen mejor los contenidos de tipicidad alta simplemente
porque se procesan mejor. Si fuese así, se controlaría mejor esa información y, por
tanto, se esperaría un número reducido de falsas alarmas. Por el contrario, para-
digmáticamente, los participantes aceptaron, siguiendo un criterio de respuesta
laxo, muchos aspectos de tipicidad alta que no estaban en el suceso y con mayor
confianza que las falsas alarmas para los contenidos de tipicidad baja. Así, hemos
de asumir efectos importantes de la tipicidad en la memoria de testigos y que los
errores derivados de los conocimientos previos, como planteamos, nos aportan
información útil para entender el funcionamiento de la memoria. Estos sesgos de
la tipicidad en la memoria de testigos aparecen tanto si los sucesos se presentan
en vídeo (List, 1986), mediante diapositivas (Greenberg et al., 1998), o se trata
de una narración (García-Bajos y Migueles, 2003). Y también afectan a la
memoria (Holst y Pezdek, 1992) y veredictos (Smith, 1991) de los jurados. Ade-
más, no son específicos de los sucesos, que se producen de forma rápida e inespe-
rada, como es en este caso un atraco a un banco, aparecen en cualquier ámbito de
nuestra vida, desde la narración (Bower et al., 1979) y representación (Nakamura
et al., 1985) de actividades cotidianas, hasta en nuestras experiencias autobiográ-
ficas (Barclay y Wellman, 1986). Muchos de estos efectos pueden resultar anec-
dóticos, como, por ejemplo, estar convencidos de que en la escena de una playa
había una pelota cuando no estaba (Miller y Gazzaniga, 1998), pero en el caso de
los testigos asumir erróneamente acciones o detalles de los autores puede tener
consecuencias importantes. De todos modos, a pesar de que en este experimento
observamos un sesgo sistemático de la tipicidad en la memoria, la precisión en el
reconocimiento del suceso estuvo por encima del nivel del azar en todos los con-
tenidos: acciones y características de las personas, con tipicidad alta y baja. Y la
confianza también fue mayor en los aciertos que en las falsas alarmas, tanto para
las acciones como en las características de los atracadores.
¿Cómo afecta la tipicidad al reconocimiento de las acciones del suceso y de las
características de los autores del delito? Cuando los contenidos son de tipicidad
baja no hay diferencias entre las acciones y las características de los atracadores ni
en la proporción de aciertos, ni en la proporción de falsas alarmas, ni en la preci-
sión, ni en el criterio de respuesta, que en ambos casos fue estricto. El reconoci-
miento es peor que con tipicidad alta, pero se producen pocos errores y estos reci-
ben confianza baja. Por tanto, la especificación de los contenidos de tipicidad
baja en los esquemas debe ser reducida, si es que existe. Son contenidos que
representan información denominada por los autores irrelevante, de relleno,
periférica, de probabilidad o tipicidad baja, pero en todos los casos plausible, que
ni es inconsistente con el esquema ni lo contradice, aunque es infrecuentemente
mencionada en la obtención de los datos normativos. Los estudios previos tam-
bién muestran que la memoria es peor con tipicidad baja que alta (List, 1986;
Tuckey y Brewer, 2003a), pero, como en este caso, se producen menos errores
(Greenberg et al., 1998), que también reciben confianza baja (García-Bajos y
Migueles, 2003; Holst y Pezdek, 1992). De todo ello se deduce que el efecto de
los esquemas parece poco importante para contenidos de tipicidad baja.
05. Migueles 28/10/04 08:05 Página 340

340 Estudios de Psicología, 2004, 25 (3), pp. 331-342

Los efectos de los conocimientos previos se manifiestan en los contenidos de


tipicidad alta y parecen afectar de forma distinta a las acciones que a las caracte-
rísticas de los atracadores. Las acciones de tipicidad alta tuvieron mayor propor-
ción de aciertos, mayor proporción de falsas alarmas y un criterio de respuesta
más laxo que las características de tipicidad alta de los atracadores. Estos resulta-
dos pueden indicar que, al menos en este experimento, el impacto de los guiones
en la memoria de las acciones del suceso es más fuerte que los efectos de los este-
reotipos en la memoria de las características de los atracadores. La confianza nos
permite matizar esa idea, porque en las acciones de tipicidad alta la confianza en
las falsas alarmas es alta y se acerca a la confianza en los aciertos, mientras que las
falsas alarmas en las características de los atracadores se aceptan con confianza
baja y no alcanza ni siquiera el valor medio. Es decir, que el sesgo de la tipicidad
es mayor en las acciones que en las características de los atracadores, porque ade-
más de producir mayor proporción de falsas alarmas, se aceptan con mayor con-
fianza, acercándose más estrictamente a lo que denominamos falsas memorias.
Procesos distintos han podido contribuir a magnificar las falsas memorias para
las acciones típicas del guión respecto a los errores en las características de los
atracadores derivados de los estereotipos. La activación automática del guión de
un atraco a un banco puede facilitar la recuperación de las acciones del suceso,
pero acciones típicas que no se han producido durante el transcurso del aconteci-
miento accederían a la memoria con la misma rapidez, atribuyendo erróneamen-
te naturaleza episódica a esa fluidez de procesamiento (Kelley y Rhodes, 2002),
por lo que reciben confianza alta. Por el contrario, como no se tiene una memoria
tan precisa de las características de los atracadores, los participantes pueden
dudar de la veracidad de sus decisiones, y por eso aceptan los contenidos de los
estereotipos con confianza baja (véase Payne et al., 2004).
En resumen, en este estudio se ponen de manifiesto los efectos de los conoci-
mientos previos, guiones para las acciones y estereotipos para las personas, en el
reconocimiento de un suceso. Para la información de tipicidad baja los partici-
pantes son capaces de discriminar entre contenidos del suceso e información
falsa, y cuando cometen errores lo hacen con confianza baja. Sin embargo, acep-
tan muchos contenidos falsos de tipicidad alta consistentes con sus conocimien-
tos previos. Además, las acciones falsas de tipicidad alta se reconocen con gran
confianza, constituyendo falsas memorias. Si consideramos que estos errores no
se anulan cuando se informa a los sujetos sobre los sesgos de la tipicidad en la
memoria (García-Bajos y Migueles, 2003) ni cuando se hacen ensayos de prácti-
ca para prevenir esos errores (Migueles y García-Bajos, 2001), la repercusión
para la memoria de testigos parece evidente.

Referencias
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¡Esto es un atraco! Sesgos de la tipicidad en la memoria de testigos / M. Migueles y E. García-Bajos 341


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05. Migueles 28/10/04 08:05 Página 342

342 Estudios de Psicología, 2004, 25 (3), pp. 331-342

Apéndice
Datos normativos para las acciones y las características de los autores de un atraco a
un banco

Acciones % Atracadores %

Tipicidad alta verdaderas 32,81 Tipicidad alta verdaderas 34,38


Amenazar y gritar para que nadie se mueva 43,75 Edad, unos 30 años 43,75
Obligar a meter el dinero en una bolsa 28,75 Pelo castaño oscuro 37,50
Vigilar y controlar a la gente 33,75 Ropa oscura 28,75
Coger la bolsa y llevarse el dinero 25,00 Nariz grande 27,50

Tipicidad alta falsas 33,75 Tipicidad alta falsas 34,58


Ajustarse el pasamontañas al entrar 31,26 Estatura alta 33,33
Gritar ¡esto es un atraco! 25,00 Constitución fuerte 40,00
Pedir el dinero al cajero 43,75 Calzado deportivo 32,50
Amenazar a los clientes con una pistola 35,00 Pantalón vaquero 32,50

Tipicidad baja verdaderas 1,87 Tipicidad baja verdaderas 2,50


Cargar y revisar las armas en el coche 2,50 Cejas pobladas 2,50
Hacer que la gente se vaya a un lado 2,50 Entradas en el pelo 1,25
Gritar al de seguridad que deje el armaen el suelo 1,25 Despeinado 2,50
La gente se queda callada 1,25 Zapatos negros 3,75

Tipicidad baja falsas 2,19 Tipicidad baja falsas 1,56


Poner la pistola en la sien 2,50 Camisa blanca 2,50
Intentar calmar al atracador 2,50 Anillos en las manos 1,25
Socorrer al herido 2,50 Pañuelo en el cuello 1,25
La gente sale corriendo del banco 1,25 Cara cuadrada 1,25

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