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CREATIVIDAD Y DESARROLLO
Ensayo de problematización
Introducción
En segundo lugar, para visibilizar la pertinencia del problema desde una perspectiva
del asombro marcada con más preguntas, cuestionaré algunas de las propiedades
del concepto de desarrollo que han sido dominantes en la historia de la República.
Inmersas en sus propios intereses, las elites colombianas han dirigido este país con
la creencia errónea de que el Estado está al servicio de los intereses prioritarios de
la porción de sociedad económicamente activa. Aceptado sin oposición, el
argumento de que son las fuerzas productivas del país las que movilizan el
desarrollo ha facilitado mantener los privilegios de las clases pudientes de la nación
y ha construido una imagen perversa de la política. Sí, son ellas las que crean
empleo, generan riqueza, transforman la marcha del país; Sí, son quienes
contribuyen en mayor medida a los ingresos fiscales del Estado; Sí, facilitan el
comercio de productos, tecnologías, recursos y demás bienes importados que
modernizan al país. Sí, son quienes han divulgado los valores de una sociedad del
emprendimiento y el trabajo duro como paradigma del buen vivir. En síntesis, son
las élites las que han construido un país democrático en medio de 200 años de
historia llenos de reclamos, violencia, insurrección y luchas civiles intestinas.
Pero ¿quiénes son los que no se adaptan, los que además de apasionados,
emprendedores y creativos son violentos, inconformes, y están dispuestos a perder
la vida por razones incomprensibles? ¿Por qué esos violentos no ven las bondades
del régimen político dominante que busca el beneficio de toda la sociedad partiendo
de la productividad económica como eje del desarrollo y de la democracia
representativa como modelo del acuerdo político constitucional? ¿Cuáles son las
exigencias de una minoría alzada en armas que quiere reintegrarse en unas
condiciones de cambio y justicia social? ¿Qué tienen en común estos grupos
violentos minoritarios con aquellos otros que a lo largo de 200 años de historia
republicana han cuestionado la hegemonía de las élites productivas de este rico
país latinoamericano? ¿Qué dimensión de la hegemonía republicana de 200 años
de historia democrática es la que pone en evidencia este sentimiento de rabia,
violencia, insurrección y muerte?
Pero si han sido constantes los intentos de cambio político e insurrección a lo largo
de 200 años de historia constitucional, entonces, ¿qué ha pasado con los demás
sectores de la población que se han habituado a vivir bajo condiciones de miedo,
inseguridad y violencia? ¿Qué lugar ocupan hoy en los intereses del Estado los
desposeídos, sin tierra, sin hogar, sin trabajo, sin condiciones mínimas de
existencia? La pobreza en sus diversas dimensiones ¿qué atención recibe del
Estado y qué tan efectiva resulta? En su discurso de aceptación del premio Nobel
de la Paz en el año 2006, Muhamad Yunus creador del Banco Grameen afirmó: “La
frustración, hostilidad y furia que genera la miseria imposibilitan una paz sostenible
en cualquier sociedad”. ¿Qué se hace en Colombia para asegurar el bienestar de la
mayoría de la población que vive en condiciones de pobreza? ¿Cómo asegurar una
paz duradera si las condiciones generadoras de pobreza siguen reproduciéndose
en el Estado, la economía y en las diversas formas de trabajo asalariado que ha
creado una sociedad ensimismada, centralista y discriminatoria? (Marquez 1994).
“Para lograr una paz estable debemos encontrar maneras de suministrarle a la
gente la oportunidad de vivir una vida decente” concluye Yunnus (2006, p. 5),
recordando que sin esos mínimos de existencia la paz sigue siendo una quimera.
La Constitución pluralista
De esta manera, las élites cedieron y desmontaron las barreras reaccionarias que,
entre reforma y reforma a la Constitución de 1986, configuraron un modelo
autoritario de democracia. El viento fresco que derrumbó el modelo vertical y
excluyente de comunidad política abrió las puertas a una sociedad más amplia, que
reconocía la diversidad de creencias religiosas, de doctrinas morales e ideas del
bien. Habilitó al poder público para reconocer y escuchar la voz del pueblo cuando
sus derechos constitucionales no eran respetados en términos de educación, salud,
trabajo y vivienda digna. Puso al frente la necesidad de tender canales de
comunicación entre el Estado y sus ciudadanos, y viceversa. Instruyó al poder
judicial para mantener bajo control los desmanes de la corrupción y reducirla a
costos mínimos. Creó la ilusión de un Estado donde el pluralismo moral era la regla,
y los principios de justicia se aplican a todos sin distingos. Si esto es así, entonces,
¿por qué las dos primeras décadas del siglo XXI fueron las más violentas de la
historia reciente de Colombia? Los intentos de cambio social en Colombia han ido
siempre de la mano de la violencia más radical y esquizofrénica.