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LA REVOLUCION MARCISTA.

- El 6 de marzo de 1845 el pueblo de Guayaquil


llevó a cabo una acción heroica: el general Antonio Elizalde y el Tcrel Fernando
Ayarza, Se dirigieron al cuartel de artillería de Guayaquil con el propósito de
tomárselo, acompañados de otros militares y entusiastas civiles para lo cual el
oficial de guardia ya se había comprometido anticipadamente con los
revolucionarios, entonces fue tomado éste fácilmente. Los bravos marcistas
entablaron una encarnizada lucha con los partidarios del Gobierno de Flores,
conquistando la victoria los revolucionarios. Flores atrincherado en su hacienda
la Elvira, cercana a Babahoyo, se rindió y aceptó una negociación firmándose
una negociación en le hacienda la Virginia: Flores dejó el poder; todos los
actos, leyes y decretos posteriores al último día de mando de Flores quedan sin
ningún valor; así terminaron 15 años de dominación extranjera en el Ecuador.
Flores recibió 20.000 pesos y de inmediato salió del Ecuador rumbo a España,
quedando el país gobernado por el triunvirato conformado por José Joaquín de
Olmedo, Vicente Ramón Roca y Diego Noboa.

Hoy se recuerdan 163 años de la acción revolucionaria que lideró Guayaquil en


los comienzos de la vida republicana del Ecuador, para poner fin a la
prolongada permanencia del general Juan José Flores en el mando del país, en
medio de una serie de desaciertos que contrastó con la valiosa administración
del Dr. Vicente Rocafuerte (1835-1839).

Por el triunfo de la jornada del 6 de marzo de 1845 se restituyeron las libertades


ciudadanas y terminó el despótico militarismo extranjero, que por su ayuda en las
guerras de la independencia de España, exigía prebendas de toda clase.

Otras causas que influyeron en la preparación del movimiento marcista fueron los
constantes errores políticos de Flores y su actitud regionalista destinada a poner
trabas al desarrollo armónico de la Costa, incluido Guayaquil.

Entre los muchos personajes identificados con esa lucha antimilitarista y antifloreanista
no debemos olvidar a Vicente Ramón Roca, Gabriel García Moreno, Pedro Moncayo,
Vicente Rocafuerte, José María Urbina, José Joaquín de Olmedo y otras figuras de
recomendable actuación cívica.

La Constitución a la que la motejaron como la Carta de la Esclavitud, también animó la


lucha en pos de la expulsión del mandatario. El 5 de marzo de 1845 los planes se
adelantaron y hubo enfrentamientos en esta ciudad.

El 6 el pueblo salió a las calles para apoyar a los dirigentes. Al día siguiente, el 7,
debido a la presión del vecindario y sus representantes el gobernador Espantoso
renunció ante una Junta Popular que, asimismo, demandó la inmediata renuncia del
presidente Juan José Flores.

Generalizado el triunfo del movimiento en esta ciudad, de manera inmediata se formó


un gobierno provisorio (triunvirato) con José Joaquín de Olmedo, Vicente Ramón Roca
y Diego Noboa, en representación de Quito, Guayaquil y Cuenca, respectivamente.
Juan José Flores y sus allegados intentaron sofocar la revolución para no perder sus
privilegios, pero aquel intento fracasó, pues la revolución ganó simpatizantes en todo
el país y alcanzó los propósitos de terminar con el militarismo y dar paso al civilismo.

Cuando terminaron los sangrientos combates de la hacienda La Elvira, provincia de


Los Ríos, adonde el gobernante se atrincheró con algunas de su tropas que le
seguían leales, el 17 y 18 de junio de 1845 se firmaron los documentos del Convenio
de La Virginia, por los cuales el general Juan José Flores reconoció su derrota y se
alejó definitivamente del mando de la República.

Con el triunfo de la revolución marcista de 1845 se estableció una nueva etapa política
en el Ecuador, que presentó algunos cambios en la conducción del gobierno y en el
pensamiento político que, anterior a ella, aportó muy poco al desarrollo de la nación,
salvo los propósitos que impulsaron personajes y estadistas como Vicente Rocafuerte
Bejarano.

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