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En uno de los Cuatro seminarios que se han vuelto ahora accesibles en japonés, Heidegger
hace una breve anotación que, si es correctamente entendida, nos dice cómo debería ser leída su
obra completa. A fin de evitar malentendidos sobre su propio punto de partida, escribe: “Después
de Ser y tiempo (mi) pensamiento reemplaza la locución de ‘sentido del ser’ por la de ‘verdad del
ser’. Y esto fue así para evitar cualquier malentendido sobre la verdad, así como para excluir su
comprensión como conformidad, ‘verdad del ser’ ha sido elucidada como ‘localidad del ser’ — la
verdad como el carácter-locus del ser. Eso presupone, sin embargo, una comprensión de lo que
es un locus. De ahí la expresión de topología del ser.”1
Su itinerario, entonces, ha sido trazado mediante tres palabras directrices sucesivas, de las
cuales las primeras dos permanecieron, sin embargo, abiertas a malentendidos: sentido del ser,
verdad del ser y topología del ser. La primera de ellas había sido malentendida como reeditando
una filosofía (neokantiana) del sentido, y la segunda como presuponiendo que la verdad es una
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19/11/2018 Reiner Schürmann / ¿Cómo leer a Heidegger? | Artillería Inmanente
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uno entre varios— Heidegger trata entonces de pensar explícitamente la presencia como plural.
El actuar que responde a la presencia así comprendida estará en el lado opuesto al “principio del
Fürer”; será un actuar irreconciliablemente ajeno a toda reducción a lo uniforme, un actuar hostil a
lo estándar.
El dilema hermenéutico es aquí notable: al leer a Heidegger de comienzo a fin, es decir, de la
analítica existencial a la topología, se puede estrictamente construir una “idealización de la unidad
en detrimento de la pluralidad”. Pero al leerlo de fin a comienzo, de la topología a la analítica
existencial, la evidencia contraria se impone. La presencia, privada de principios metafísicos,
aparece más nietzscheana, “caótico-práctica”9. En lugar de un concepto unitario de fundamento,
se tiene entonces el “cuadripartido”; en lugar del elogio de la “voluntad dura”10, el desapego; en
lugar de la integración de la universidad al servicio social, la protesta en contra de la tecnología y
la cibernética; en lugar de una identificación pura y simple entre el Führer y el derecho11, la
anarquía.
Tal es el valor inmenso de la breve anotación metodológica hecha por Heidegger durante el
seminario de 1969 en Le Thor. Sugiere que los dos pasos tomados durante el curso de sus
escritos —de “el sentido (Sinn) del ser” a “la verdad (aletheia) del ser”, y luego a la “topología del
ser”— vuelven más cercano su pensamiento, cada vez, a la apropiación de un punto de
comienzo. Si la topología, sola, proporciona el acceso adecuado a la única cuestión que
Heidegger continuó persiguiendo desde el comienzo, la cuestión del ser, entonces es obvio que
sus trabajos deberían ser leídos a contrapelo, no hacia adelante.
Traducción de How to Read Heidegger, artículo publicado en Heidegger reexamined, Vol. 2 (Nueva York:
Routledge), pp. 77-82. También encontrado con un orden distinto, en francés, como capítulo en Le principe de
anarchie.
1 Martin Heidegger, Vier Seminare (Frankfurt/M.: Vittorio Klostermanm, 1967), p. 73.
2 Las dos citas son de Martin Heidegger, Aus der Erfahrung des Denkens (Pfullingen: G. Nesker, 1954), p. 23;
Poetry, Language, Thought, trad. A. Hofstadter (Nueva York: Harper and Row, 1971), p. 12, un texto escrito en 1947,
el primero en el que Heidegger habla de “la topología del ser”.
3 Comprender, Verständnis, debe entender “en el sentido originario de vorstehen: estar puesto ante, estar a la par
de, estar a la altura para sostener eso ante lo cuan uno se encuentra a sí mismo” (Martin Heidegger, Vier Seminare,
p. 72). Ver también Martin Heidegger, Sein un Zeit (Tübingen: Max Niemayer, 1957), p. 143; Being and Time, trad. J.
Macquarrie y E. Robinson (Nueva York: Harper and Row, 1962), p. 183.
4 Martin Heidegger, Vier Seminare, p. 73.
5 Martin Heidegger, Die Selbstbehauptung der deutschen Universitiit (Frankfurt/M.: Vittorio Klostermann, 1983), pp.
15f.
6 Ibid., p. 18. Esta lectura de Heidegger es defendida de la manera más coherente en el artículo de Karsten Harries
“Heidegger as a Political Thinker”, Review of Metaphysics 29 (1976), pp. 642-669, reimpreso en Michael Murray, ed.,
Heidegger and Modern Philosophy (New Haven and London: Yale University Press, 1978), pp. 304-328. Que la
estructura de la “resolución” en Ser y tiempo iplica una necesidad de autoridad me parece altamente debatible.
Incluso aquellos que encuentran tal lectura convicente seguirían teniendo que reconocer que en 1953 Jürgen
Habermas llamó una transformación en la “calidad de llamamiento” entre Ser y tiempo e Introducción a la metafísica.
En Ser y tiempo, escribe Habermas, Heidegger seguía exaltando la decisión cuasi-religiosa de la “existencia privada
auto-individuada como autonomía finita”, mientras su alabanza del poder y la violencia fue sólo una “corolación
fascista” momentánea del descubrimiento subsecuente de “la historia del ser” (Jürgen Habermas, Philosophisch-
politische Profile [Frankfurt/M.: Suhrkamp, 1971], pp. 67-75, trad. Dale Ponikvar, “Martin Heidegger: On the
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Publication of Lectures from the Year 1935”, Graduate Faculty Philosophy Journal 6:2 (1977), pp. 155-164). Lo que
hace esta tendencia al leer Ser y tiempo es una interpretación voluntarista de Entschlossenheit. Pero convencerse
uno mismo de la debilidad de este punto de partido, no es suficiente para ver a Henri Birault, por ejemplo, sostener
con al menos igual contundencia que Entschlossenheit prefigura la noción posterior de Gelassenheit. Ver Henri
Birault, Heidegger et l’expérience de la pensée (París: Gallimard, 1978), p. 519. Esta lectura posterior puede al
menos validarse con una afirmación explícita en Martin Heidegger, Wegmarken (Frankfurt/M.: Vittorio Klostermann,
1967), p. 94, trad. en Basic Writings, ed. D. F. Krell (Nueva York: Harper and Row, 1977), p. 138. Si bien el mismo
concepto en Ser y tiempo puede difícilmente dar paso tanto a la llamada al servicio y la llamada al dejar-ser.
7 Karl Jaspers, Notizen zu Martin Heidegger (Munich: R. Piper, 1978), p. 183. Ver también su Philosophische
Autobiographie (Munchen: R. Piper, 1977), pp. 92-111. Estas dos publicaciones continúan un debate abierto por
Georg Lukács y Theodor Adorno y resumido por Beda Allemann, “Martin Heidegger und die Politik”, en Otto Poggeler,
ed., Heidegger: Perspektiven zur Deutung seines Werks (Koln: Kiepenheur & Witsch, 1970), pp. 246-260. Más
recientemente ha sido afirmada con sutiles términos diferentes por Jürgen Habermas, quien opone ahora a la “nueva
derecha”, un00a distinción que para él coincide con aquella entre modernismo (cuyo portavoz es Kant) y post-
modernismo (cuyo portavoz es Heidegger). Esta tipología se vuelve aún más cruda cuando la racionalidad y la
comunicación son descritas como ideas modernas ilustradas, mientras que hoy en día los “jóvenes conservadores”
(el Wittgenstein temprano, el Gottfried Benn tardío) permanecen acusados de identificar modernismo y nihilismo,
intervención estatal y totalitarismo, anti-militarismo y simpatía por el terrorismo, etc. Habermas ha formulado algunos
de estos criticismo en un trabajo resumen del Adorno y Heidegger tardíos: Theorie des kommunikativen Handelns, 2
vol. (Frankfur/M.: Suhrkamp, 1981), por ejemplo, vol. 1, pp. 516. Mis observaciones anteriores acerca de la ilustración
deberían bastar sobre este tema para sugerir cuán insostenibles son estas disyunciones y amalgamaciones fáciles.
8 K. Harries, “Heidegger as a Political Thinker”, p. 669.
9 H. Birault, Heidegger et l’experience de la pensee, p. 74.
10 “Firmeza de la voluntad” y “claridad del corazón” son los temas del elogio funeral hecho por Heidegger en 1933
para Leo Schlageter; ver Nachlese zu Heidegger: Dokumente zu seinem Leben und Denken, mit zwei Bildtafeln, ed.
Guido Schneeberger (Bern: publicado de manera privada, 1962), p. 48.
11 Ibid., pp. 63r. and 136.
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