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John Turner, Departamento de Biología, Winthrop University, Rock Hill, South Carolina
29733, USA
1 Introducción
En la mayor parte del mundo hay un desequilibrio severo entre el suministro de agua, el
consumo humano y la población (Jackson et al., 2001). En República Dominicana (RD),
la disponibilidad per capita de agua es aproximadamente 1,500 m 3 año, el suministro de
agua superficial es 20 x 109 m3/año y el suministro de agua subterránea es 1.5 x 109
m3/año. La irrigación extensa y el consumo alto en áreas urbanas ocupan 10 x 10 9
m3/año, o 47% de la disponibilidad total. En algunas regiones del país, hay un problema
de escasez de agua como resultado de una administración deficiente de aguas de riego, el
suministro urbano de agua y la infraestructura turística. El Instituto Nacional de
Recursos Hidráulicos (INRDHI) proyecta un déficit futuro de agua en el Río Yaque del
Norte (Banco Mundial, 2004), lugar donde se llevó a cabo el estudio actual.
Agregado al problema de la disponibilidad de agua y su consumo es la
contaminación de las fuentes de agua debido a la escorrentía de descargas no-puntuales y
la carencia de capacidad en las plantas de tratamiento de aguas residuales. El impacto de
este problema en la cuenca de agua más grande de RD es el tema de esta investigación.
1
1.1 Calidad de agua y tratamiento de aguas residuales en RD
2
fondos, el uso de este laboratorio de monitoreo ha disminuido considerablemente desde
1994 (Banco Mundial, 2004).
3
En esta evaluación de calidad de agua de la cuenca del Río Yaque del Norte, los sitios de
muestreo a lo largo del río cubrieron el ámbito de puntos prístinos cerca de la cabecera
del río a áreas impactadas por la escorrentía de descargas no-puntuales lavando
sedimentos y nutrientes así como descargas de aguas residuales de los municipios e
industrias. El propósito de este estudio fue establecer y/o actualizar información sobre la
calidad de agua del Río Yaque del Norte para asistir a los administradores y
planificadores a entender el impacto de la adición de nutrientes, el aporte de aguas
residuales sin tratamiento y la escorrentía no-puntual de terrenos agrícolas en la cuenca
de mayor tamaño de RD para el manejo futuro de los recursos acuáticos. Esto logrará un
equilibrio entre la irrigación agrícola, el abastecimiento de agua potable, el tratamiento de
aguas residuales, el desarrollo turístico y los requisitos para el mantenimiento de la salud
de ecosistema.
El área septentrional del valle que formó el Río Yaque del Norte es geológicamente
joven. La capa superficial de suelo franco, moderadamente alcalina y fértil es muy
productiva con irrigación. Las laderas en ambos lados del valle, delimitado por las
Cordilleras Central y Septentrional, tienen suelos más pobres (Bolay, 1997). El mapa de
uso de tierra en la figura 1 muestra que las elevaciones más altas de la cuenca alta
consisten en bosque conífero denso, latifoliado húmedo o nubloso, mucho de estos
bosques se protege dentro del Parque Nacional José Armando Bermúdez. Fuera de los
límites del parque, casi toda la tierra restante en la cuenca ha sido alterada por la
población humana. En las laderas de las Cordilleras Central y Septentrional, la mayor
parte de las tierras son dedicadas a la agricultura de subsistencia y el pasto. Con
frecuencia, las áreas más escarpadas han sido erosionadas severamente y han sido
abandonadas. En la cuenca alta se ubica la ciudad de Jarabacoa. La ciudad más grande
por el río es Santiago, ubicada a 200 metros de altitud y aproximadamente a medio
camino por el curso del río al océano. En la mitad occidental de la cuenca baja, la
precipitación anual disminuye apreciablemente. En estas regiones áridas, es el bosque
seco, o matorral, que domina en áreas que carecen de asentamientos humanos y
agricultura. La población humana en la cuenca entera era 1,245,685 en 2000, con
aproximadamente 800,000 en Santiago. Dentro de Santiago, se estima que entre 75,000 a
100,000 habitan arroyos o cañadas; son sitios que carecen del tratamiento de aguas
residuales y, además, están sujetos a inundaciones periódicas (Abt Associates, Inc., 2002).
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el suelo, luego son abandonados, y los habitantes mudan a una nueva parcela. Dejados de
10 a 20 años, la fertilidad de la tierra está restaurada. Sin embargo, bajo el uso actual, se
utiliza la tierra demasiada intensivamente para su recuperación. Adicionalmente, el
ganado apacienta la tierra de tal manera que la deja improductiva. Eventualmente un
campesino tiene que cultivar un subsuelo arcilloso con menos de 1% de contenido
orgánico, y sujeto a inundación. Esta práctica eventualmente deja la tierra inútil para la
agricultura (Bolay, 1997).
En la parte occidental de la cuenca del Yaque del Norte, solamente el 3% de tierra
es apta para la agricultura intensiva, el 16% para la agricultura marginal, el 28% para el
ganado y el 53% para la silvicultura. Sin embargo, en 1980, el 20.9% de la tierra se
utilizó para la agricultura intensiva, el 30% para la agricultura marginal, 37% para el
prado natural y 10% para la silvicultura. Esta mala utilización de la tierra ha llevado a
una productividad reducida (Bolay, 1997).
A elevaciones más altas, se ha practicado el cultivo de tala y quema
aproximadamente durante los últimos 30 años de tal manera que la degradación no es tan
severa y se ha dejado alguna cubierta de bosque. Estos suelos son ácidos con un
contenido de nutrientes más bajo y son aptos para apacentar ganado y cultivar café
(Bolay, 1997).
Las tasas de infiltración de la precipitación son afectadas por la pérdida del bosque y el
suelo. La tasa normal de erosión para el ambiente subtropical varía entre 0.4 y 1.8
toneladas/ha/año. El 90% de suelos de la Cordillera Central son afectados por la erosión.
La cuenca del Río Yaque del Norte ha estado perdiendo la capa superficial del suelo a
una tasa de 275 toneladas/ha/año. Una de las sub-cuencas, el Río Guayubín, ha perdido
la capa superficial del suelo a una tasa de 111 toneladas/ha/año. Se ha sugerido que con
tan alta pérdida de suelo, los esfuerzos futuros de la repoblación forestal pueden ser
imposibles (Bolay, 1997).
Hartshorn et al. (1981) notó, en términos de erosión y sedimentación, que se
represan los ríos pensando poco en la deforestación y el uso de los terrenos agrícolas. La
cuenca del Río Yaque del Norte tiene tres presas principales: el de Taveras y el complejo
de Bao-López son localizados en la cuenca media, río arriba de Santiago en los Ríos
Yaque del Norte y Bao. La presa de Monción se ubica en el Río Mao en la cuenca baja
(Rodríguez Taveras, 2000). Antes de construir las presas, se estimó la tasa del flujo del
Río Yaque del Norte variaba entre 38 y 100 m3/s (RodríguezTaveras, 2000), con un flujo
medio de 64 m3/s. Las tasas del flujo de los Ríos Mao y Guayubín son 25.12 y 13.38
m3/second (Bolay, 1997; Hartshorn et al., 1981). Las tasas de flujo más altas ocurren en
mayo, agosto, septiembre y noviembre.
El problema mayor presentado por la deforestación es la sedimentación en las
presas y los canales de irrigación. Las presas de la cuenca del Yaque del Norte operan
con una tasa de eficiencia de aproximadamente el 40% y la eficiencia es aún más baja
con respecto a usos para el consumo humano y la irrigación. En 1978, la presa de
Taveras tuvo una tasa de sedimentación de 1,300 m3/km2/año. En 1981, la tasa se estimó
en 2,500 m3/km2/año. En 1993, INRDHI estimó una tasa media de sedimentación durante
20 años de 1,800 m3/km2/año. Por 2022, el nivel de sedimento alcanzará el punto donde
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toma de agua para la generación hidroeléctrica y se perderá el 50% del volumen de la
presa (Rodríguez Taveras, 2000).
En términos de erosión e inundaciones, el manejo inefectivo de la cuenca ha
llevado a una erosión de suelos y ha amplificado la cantidad y la frecuencia de daños por
inundaciones. Se debe la mayor parte del flujo de los ríos a la escorrentía de agua y,
como un ejemplo, el Río Guayubín sube supuestamente de uno a 10 metros dentro de
unas pocas horas después de llover y luego su volumen disminuye rápidamente (Bolay,
1997).
El Yaque del Norte, incluyendo sus numerosos tributarios, es el río más utilizado en RD
en términos de canales de irrigación (Núñez Molina, 1987). Bolay (1997) discute los
problemas en la porción occidental de la cuenca debido a salinización, anega y
contaminación por agroquímicos o aguas residuales. La sedimentación debido a la
escorrentía y la erosión también afecta mucho los canales de irrigación (Bolay, 1997).
Se debía el interés inicial en la irrigación para promover el cultivo de arroz en los
1920. De ese tiempo a la década de los 80, se ha construido 377 km de canales primarios
y 352 km de canales secundarios, principalmente en los regiones de las cuencas media y
baja, e irrigan aproximadamente 75,000 ha (Rodríguez Taveras, 2000). Los canales de
irrigación han desviado una gran parte del caudal en las partes media y baja del río. La
irrigación ha permitido una agricultura intensiva, dominada por la caña de azúcar, el
plátano, el ganado y las cosechas mixtas. A nivel nacional, la eficiencia de la irrigación
es de 18 a 25% y los granjeros no pagan el verdadero valor económico del agua (Banco
Mundial, 2004).
La salinización de la tierra y el aumento en la conductividad en el agua son
ligados al desagüe deficiente de tierras agrícolas. Un estudio de dos meses por INRDHI
y GTZ (1993) documentó el incremento en el contenido de sales y la turbidez río abajo de
Navarrete (río abajo de Santiago). Rodríguez Taveras (2000) informó también que el
problema se empeora al acercarse hacia la cuenca baja y la desembocadura al Océano
Atlántico. Se estima que 31,250 ha en la cuenca del Yaque del Norte son afectados por la
salinización y INRDHI estima que a nivel nacional el 34% de tierras irrigadas es afectada
por salinización. El cultivo del arroz ha creado la mayor parte del problema de
salinización y ahora se fomenta la sustitución de productos, incluyendo, el plátano, el
cajuil, el melón, el sorgo, el tomate, el maíz, el guandul, el tamarindo y la toronja (Banco
Mundial, 2004; Rodríguez Taveras, 2000).
El Río Yaque del Norte descarga en el Parque Nacional Montecristi. Es un
bosque seco subtropical, con más de 4,000 ha de mayormente mangle rojo, Rhizophora
mangle. Esta región representa el manglar más grande RD. En el lado tierra firme del
manglar se encuentran pantanos salados de vegetación halofítica. Los suelos aluviales
abundan. Los mangles costeros son protegidos en el lado hacia el mar por arrecifes
coralinos. Se han reportado la presencia de tortugas marinas, manatís y cocodrilos en
esta área (Bolay, 1997).
3 Materiales y métodos
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3.1 Ubicación de los sitios de muestreo y la descripción del área
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Se aseguró la calidad de datos tanto como posible bajo condiciones de campo de
República Dominicana. Se colectaron datos de temperatura con dos medidores para
propósitos de comparación. Antes de cada muestreo, se calibró el medidor de oxígeno
disuelto YSI por el método atmosférico. Igualmente se calibró el aparato Horiba con una
solución de calibración (Horiba AutoCal Solution). Se utilizó los paquetes de reactivos
de Hach de acuerdo a las especificaciones. Las muestras de agua para los análisis en
Winthrop University fueron mantenidas en una nevera en el campo, y luego congeladas
hasta el análisis.
4 Resultados
Se experimentó una precipitación fuerte durante el inicio del muestreo en mayo 2004. La
precipitación disminuyó sobre el transcurso del período del estudio hasta la terminación
en agosto 2004. Los caudales del río, o las tasas del flujo, y la turbidez fluctuaron
ampliamente durante el período entero de estudio debido a una precipitación frecuente en
las elevaciones más altas de la cuenca.
4.1 Oxígeno
En el Río Yaque del Norte, el oxígeno disuelto (OD) era siempre mayor que 5 mg/L, el
nivel generalmente aceptado para sostener la fauna acuática (Figuras 3 y 4). Sin embargo
durante varios episodios individuales de muestreo río abajo de Santiago, las lecturas de
OD oscilaban entre 3 y 4 mg/L durante períodos de poco caudal en el río (el sitio de
Yaque-El Remate). Adicionalmente, OD en los Arroyos Hierba Buena (promedio de 4.7)
y Nibaje (promedio de 1.5) fue inadecuado. Se encontraron los promedios más altos de
OD en los tributarios Ríos Amina y Mao sobre la cuenca baja y en sitios de la cuenca alta.
4.2 pH
Las concentraciones del ion de hidrógeno (pH) eran normalmente cerca de 7 a través de
la cuenca, inclusive en los dos arroyos descargando aguas residuales al Yaque del Norte
(Hierba Buena y Nibaje) (Figura 5). Estos valores caen dentro de las normas de calidad
de agua de SEMARN (2003).
4.3 Conductividad
La conductividad eléctrica media fue más baja en la cuenca alta y los puntos superiores
de la cuenca media, variando de 0.08 a 0.19 mS/cm. La conductividad media en los
Arroyos Hierba Buena y Nibaje era apreciablemente más alta (0.24 y 0.72 mS/cm,
respectivamente) que en las aguas del río (Figuras 6 y 7). La conductividad aumentó río
abajo de Santiago substancialmente hasta un promedio de 1.05 mS/cm.
4.4 Turbidez
INDHRI y GTZ (1993) indican un estándar de 100 NTU para RD. La turbidez media
sólo excedió este estándar en el río abajo de Santiago en Yaque-El Remate y en el Río
8
Guayubín (Figuras 8 y 9). Los sitios en la cuenca alta siempre mostraron una turbidez
baja. Los sitios en la cuenca baja mostraron, de manera consistente, las lecturas de NTU
más altas.
4.5 Nitrógeno
4.6 Fósforo
5 Discusión
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cañadas urbanas más contaminadas de la cuenca del Río Piracicaba, Brasil (Daniel et al.,
2002). Se atribuyeron enteramente las disminuciones del oxígeno disuelto a descargas
puntuales de aguas urbanas residuales sin tratamiento. Asimismo, las concentraciones de
OD en otro estudio urbano tropical de una cañada en Accra, Ghana mostraron valores
medios que varían de 1.48 a 4.88 mg/L (Thorne et al., 2000).
Abt Associates, Inc. (2002) y Hartshorn et al. (1981) reportaron concentraciones
de cationes y aniones aumentando hasta 30 veces después de pasar por Santiago y con la
adición del desagüe agrícola al río. Ellos indicaron también que el volumen de agua
contribuido al río de los tributarios más grandes, los Ríos Amina y Mao, probablemente
diluyó la conductividad eléctrica en el Yaque del Norte.
En otros estudios tropicales y subtropicales, se informaron que la conductividad
en aguas menos contaminadas varía entre 0.05 y 0.1 mS/cm. La conductividad era
aproximadamente tres veces mayor en las cañadas más contaminadas en la cuenca del
Río Piracicaba, Brasil (Daniel et al., 2002) que en el mismo río, entre 0.4 y 0.6 mS/cm.
Se atribuyeron estos aumentos enteramente a las descargas puntuales de aguas residuales
urbanas sin tratamiento. De manera semejante, la conductividad alta en otro estudio
urbano tropical de una cañada en Accra, Ghana mostró una conductividad que varía de
0.232 a 1.252 mS/cm desde los sitios menos hasta los sitios más impactados (Thorne et
al., 2000). En Tanzania, las aguas que corren por una cuenca agrícola tenían una
conductividad tan alta como 48 mS/cm (Ngoye y Machiwa, 2004). En un estudio de una
región intensamente irrigada de Australia, Jackson et al. (2000) notaron que en la cuenca
Murray-Darling, suministrando aproximadamente la mitad de la producción agrícola de
Australia, se ha tenido que limitar la extracción de agua en respuesta a un aumento en la
salinización debido a la irrigación para equilibrar la demanda entre la población humana
y la demanda para la agricultura. Estos límites tuvieron como resultado volver las
diversiones de agua a los niveles de 1993-94.
La turbidez, generalmente medida en unidades nefelométricas (NTU), es un
indicador de la carga de sedimento. Las partículas de sedimento, principalmente de cieno
y arcilla o de lodo, pueden llegar a ser suspendidas en el agua debido al viento y las
corrientes, o pueden ser lavadas al agua por la escorrentía. Esto variará según el nivel de
precipitación y el uso de la tierra. Se debe alguna turbidez a materia orgánica, tal como
aquella de células de algas/fitoplancton y otros microorganismos. La turbidez que se
debe a materia inorgánica tal como el lodo puede atascar las agallas de los peces, enterrar
y sofocar huevos u otras etapas pequeñas de vida bentónica de organismos acuáticos,
transportar contaminantes adsorbidos e inducir la atenuación de la luz solar (que afectará
la fotosíntesis) (Davies-Colley 2001).
El aporte de nutrientes tiene su origen en fuentes naturales así como en fuentes
culturales. En USA, la concentración de TN en el medio ambiente natural varía de 0.02
en la región occidental más seca del país a 0.5 mg/L en la llanura costera del sureste. La
concentración de TP en el medio ambiente natural varía de menos de 0.006 en la región
occidental más seca a 0.08 mg/L en la región de las Llanuras Grandes (Smith et al.,
2003). El nitrógeno y el fósforo son los elementos responsables en la sobre-fertilización
acuática, o la eutroficación. Específicamente en la presencia de concentraciones altas de
TP, las aguas superficiales en la cuenca entera del Río Yaque del Norte son eutróficas.
Abt Associates, Inc. (2002) reportó que el amoniaco solamente excedió 0.5 mg/L, la
10
norma de la calidad de agua para RD (SEMARN, 2003), en Navarrete cerca del sitio de
Yaque-El Remate en el estudio actual.
Generalmente se reportan niveles altos de fósforo en aguas superficiales de Puerto
Rico (Sotomayor-Ramírez et al., 2001). Los autores indican que el límite umbral para la
eutroficación se considera en 0.1 mg/L, pero concentraciones tan bajas como 0.02 mg/L
puede causar un problema. En el 50% medio de muestras TP varió de 0.04 a 0.29 mg/L,
con un promedio de 0.3 mg/L. La carga de fósforo fue atribuida a una variedad de
orígenes orgánicos, incluyendo las del medio ambiente natural, las no-puntuales de la
actividad agrícola y las descargas puntuales. No había diferencias estacionales en
concentraciones de TP como se esperaba después de formar una hipótesis que el fósforo
sería más alto en meses más lluviosos debido a la escorrentía. Otros investigadores han
encontrado resultados semejantes. En Georgia, USA, Nearing et al., (1993) no encontró
relación entre tasas de flujo y concentraciones de fósforo en agua que corre por terrenos
dedicados a bosque y a aquellos dedicados a pasto. Kwong et al. (2002) indicó ese
movimiento de nitrógeno y fósforo es ligado al sedimento en la escorrentía y no se
comporta diferente entre regiones templadas y tropicales. En RD, Jobin (1999) informó
que en un proyecto de construcción de una presa sobre el Río Nizao en el sur de RD, el
Lago Valdesia tuvo 0.01 TP mg/L en 1979 y por 1990-91, TP era 0.05 mg/L,
simultáneamente con un aumento en la cantidad de algas.
El uso de agua en regiones rurales en el trópico corre la gama de escenarios tales
como el Amazonas peruano relativamente prístino y escasamente habitado donde la
mayoría de las personas obtienen su agua potable y se deshace de sus desechos sin
tratamiento en la misma fuente sin dañar el recurso (McClain et al., 2001) a la situación
en la mayoría de las regiones tropicales donde ríos son impactados pesadamente por
actividades humanas, como mencionado más temprano aquí (Daniel et al., 2002; Ngoye y
Machiwa, 2004; Thorne et al., 2000). En todo caso, se recomienda el tratamiento de
aguas residuales y la conservación de los humedales y las zonas amortiguadores de las
riberas.
A menudo los proyectos de desarrollo en áreas tropicales enfocan
desproporcionadamente en la utilización de la tierra e ignoran en gran parte los recursos
acuáticos. La preservación de una alta calidad de agua es esencial para sostener los
recursos acuáticos tales como las pesquerías (Brinson, 1987). De una vista global, con
pronósticos de cambio de clima, muchas regiones de mundo pueden llegar a ser aún más
limitadas en términos de la disponibilidad de agua dulce. El agua de desagüe puede
aumentar 10% en décadas futuras debido al cambio del clima mientras se proyecta un
aumento de 30% para la población humana. Como un ejemplo de condiciones acuáticas
actuales, Jackson et al. (2001) reportó que hasta 20% de todas las especies de agua dulce
es amenazado o ya extinto por todo el mundo debido a la degradación de hábitats. En
una evaluación reciente de la fauna macroinvertebrada en 26 sitios en la cuenca del
Yaque del Norte, Soldner et al. (2004) encontraron que se asoció el deterioro en la
calidad de agua con indicadores declinantes de riqueza y diversidad de especies, esto a
pesar de no ser capaz de eliminar el efecto de la composición de macroinvertebrados en la
cuenca alta contra la cuenca baja. Para RD en general, Russell (1991) informó que con
una cobertura de bosque de aproximadamente 10% sobre el territorio nacional que es
montañoso en un 60%, muchos ríos que anteriormente fueron de caudal alto se han
secado debido a deforestación. Por lo tanto, la mayor causa de la disminución en
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volumen de los ríos en RD es la deforestación, y conjuntamente con la deforestación y
terreno montañoso, la erosión de suelos es el problema número uno de los recursos
naturales. Los suelos lavados a los ríos pueden alterar irrevocablemente el hábitat de la
fauna acuática a través de la degradación de la calidad de agua y la sofocación del hábitat
y la fauna con sedimento (Davies-Colley, 2001). Por ejemplo, la presa hidroeléctrico
Tavera, en el Río Yaque del Norte, había acumulado 20 metros de sedimento detrás del
dique en menos de 20 años después de su construcción (Russell, 1991). En términos del
medio ambiente costero, la literatura indica que los nutrientes, los sedimentos
suspendidos y otros contaminantes descargados por ríos en áreas costeras impactan la
zona costera, especialmente los arrecifes coralinos (Devlin et al., 2001).
Además de la pérdida de suelo y la sedimentación, el aporte de nutrientes de la
cuenca de un río tiene un impacto fuerte sobre a calidad de agua. Al comparar cuencas de
regiones templadas contra las tropicales, los contaminantes no-puntuales son la fuente
mayor de nutrientes en USA (Carpenter et al., 1999), mientras que los contaminantes
puntuales son más significativos en los países tropicales en desarrollo (Ometo et al.,
2000). Las aguas sobre-fertilizadas debido a la presencia de nutrientes tales como
nitrógeno y fósforo resultan en un estado de eutroficación. Las aguas eutroficadas
contienen comúnmente grandes poblaciones de algas y resultan en un problema
significativo en aguas superficiales porque indican una agua degradada para la fauna
acuática. La mayor parte del problema origina del excedente de fósforo, el culpable
principal en la eutroficación, seguido por el nitrógeno (Carpenter et al., 1998). Withers y
Lord (2002) comentaron sobre el asunto del manejo de la tierra y el control del exceso de
nutrientes en aguas superficiales en UK. En el Río Nuese, North Carolina, USA, los
nutrientes agregados de las 441 descargas puntuales y de las 554 granjas de producción
animal han creado una situación por lo cual la cuenca del río es un depósito de nutrientes;
eso es, se importan los nutrientes desde fuera de la cuenca. Bajo condiciones de
precipitación intensiva, los nutrientes pueden crear condiciones severamente degradadas
de agua en el río y río abajo en los estuarios (Glasgow y Burkholder, 2000). Por otro
lado, sobre un período de 20 años de un manejo cuidadoso, los niveles de nitrógeno y
fósforo disminuyeron apreciablemente en cuatro ríos de Ohio, USA después de la
introducción de un mejor plan de manejo de la aplicación de abonos inorgánico y
orgánico (Richards y Baker, 2002). Si la carga mayor es de origen no-puntual, otra vez,
la preservación y/o la creación de vegetación ribereña, los humedales y las tierras
inundadas a los lados de los ríos pueden jugar un papel amortiguador en cuanto a esta
carga de contaminación.
6 Conclusión
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en el país (Santiago) y recibe el aporte de contaminantes no-puntuales de tierras agrícolas
y de laderas montañosas deforestadas.
Con una población humana creciente, una agricultura intensiva que emplea
abonos y pesticidas sintéticos y contra el fondo de un terreno generalmente montañoso,
mucho de que requiere la irrigación para sostener la agricultura, el desafío de manejar
satisfactoriamente los recursos territoriales y acuáticos de la cuenca del Río Yaque del
Norte para satisfacer a todos los involucrados es crítico y se necesita atender
urgentemente al asunto.
7 Agradecimientos
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Figura 1. Uso de tierra en la cuenca del Río Yaque del Norte, noroeste de República
Dominicana.
Figura 2. La cuenca del Río Yaque del Norte, noroeste de República Dominicana. Se
establecieron 14 sitios de muestreo a lo largo de 200 km del río y algunos tributarios
desde la cuenca montañosa alta hasta la cuenca baja cerca de la desembocadura en el
Océano Atlántico.
Figura 3. El promedio del oxígeno disuelto en la cuenca del Río Yaque del Norte,
República Dominicana de junio a agosto de 2004. La línea tachada en 5 mg/L indica el
nivel de oxígeno disuelto necesario para sostener la vida acuática. Las barras circundadas
representan tributarios del río principal.
Figura 4. El promedio del oxígeno disuelto en la cuenca del Río Yaque del Norte,
República Dominicana de junio a agosto de 2004. La línea tachada en 5 mg/L indica el
nivel de oxígeno disuelto necesario para sostener la vida acuática.
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Figura 5. El promedio de pH en la cuenca del Río Yaque del Norte, República
Dominicana de junio a agosto de 2004. Las barras circundadas representan tributarios del
río principal.
Figura 8. El promedio de turbidez en la cuenca del Río Yaque del Norte, República
Dominicana de junio a agosto de 2004. La línea tachada en 100 NTU es un estándar
indicado en INDRHI y GTZ (1993). Las barras circundadas representan tributarios del
río principal.
Figura 9. El promedio de turbidez en la cuenca del Río Yaque del Norte, República
Dominicana de junio a agosto de 2004. La línea tachada en 100 NTU es un estándar
indicado en INDRHI y GTZ (1993).
Figura 10. El promedio del nitrógeno total en la cuenca del Río Yaque del Norte,
República Dominicana de junio a agosto de 2004. La línea tachada en 1.5 mg/L es un
estándar común en USA que no se debe exceder y es utilizado aquí como punto de
referencia. Las barras circundadas representan tributarios del río principal.
Figura 11. El promedio del nitrógeno total en la cuenca del Río Yaque del Norte,
República Dominicana de junio a agosto de 2004. La línea tachada en 1.5 mg/L es un
estándar común en USA que no se debe exceder y es utilizado aquí como punto de
referencia.
Figura 12. El promedio de nitrato en la cuenca del Río Yaque del Norte, República
Dominicana de junio a agosto de 2004. Las barras circundadas representan tributarios del
río principal.
Figura 13. El promedio de nitrato en la cuenca del Río Yaque del Norte, República
Dominicana de junio a agosto de 2004.
Figura 14. El promedio de amoniaco en la cuenca del Río Yaque del Norte, República
Dominicana de junio a agosto de 2004.
Figura 15. El promedio del fósforo total en la cuenca del Río Yaque del Norte, República
Dominicana de junio a agosto de 2004. La línea tachada en 0.025 mg/L es el estándar
que no se debe exceder según las normas de SEMARN. Las barras circundadas
representan tributarios del río principal.
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Figura 16. El promedio del fósforo total en la cuenca del Río Yaque del Norte, República
Dominicana de junio a agosto de 2004. La línea tachada en 0.025 mg/L es el estándar
que no se debe exceder según las normas de SEMARN.
Figura 17. El promedio de fosfato en la cuenca del Río Yaque del Norte, República
Dominicana de junio a agosto de 2004. Las barras circundadas representan tributarios del
río principal.
Figura 18. El promedio de fosfato en la cuenca del Río Yaque del Norte, República
Dominicana de junio a agosto de 2004.
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