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Desempleo juvenil en Chile: radiografía al difícil panorama laboral de las nuevas generaciones

POR CRISTIÁN DOÑA

A sus 23 años, Rafael Morales lleva seis meses buscando trabajo. Es sicólogo de la Universidad Católica y
previo a ello estudió en un colegio particular de Talca. Dedica su tiempo a ver empleos por internet, a corregir
su currículum y a ir a entrevistas presenciales. Nunca antes ha trabajado, al menos no en su profesión, y este
es su inicio al mundo laboral.

“A veces siento ansiedad, porque ha pasado tiempo. Pero luego me calmo porque sé que tengo buena
educación y eso, tarde o temprano, me va a traer frutos. De todas formas, es duro ver a mis compañeros de la
universidad que consiguieron trabajos, compañeros con quienes me titulé”, cuenta.

Desde una vereda opuesta, Patricia Sepúlveda señala que estuvo alrededor de un año viendo trabajos en el
comercio que le acomodaran. Encontró algunos, pero no duraba demasiado. Sin una educación universitaria
de por medio, la joven de 21 años decidió quedarse en su casa para ayudar a su familia con los quehaceres
del hogar.

Tanto Rafael Morales como Patricia Sepúlveda forman parte del 17,1% de jóvenes chilenos entre 20 y 24
años que no tienen trabajo, según la encuesta de Ocupación y Desocupación del Gran Santiago realizada por
el Centro de Micro Datos de la Facultad de Economía de la Universidad de Chile. El mismo estudio reveló que
un 11,9% de los jóvenes entre 25 y 29 años están cesantes. Dichas estadísticas son el doble de la cifra
de desempleo a nivel nacional, el cual alcanza un 6,6% de la población en el primer trimestre de este año.

“Nuestra capacidad productiva no le está dando trabajo a los jóvenes. Entonces, como producimos poco y
como el crecimiento económico es poco, ellos se quedan sin trabajo. Si el crecimiento económico fuera más
grande, ellos tendrían empleo y a mayor empleo, mayor consumo, entonces ahí empieza el círculo virtuoso”,
explica Alejandro Maureira, economista de la Universidad Andrés Bello.

Identidad y cohesión

Pero la desocupación laboral juvenil repercute no sólo a nivel económico, si no que también incide en la
esfera individual y colectiva. Sociólogos identifican que la principal causa asociada a ella es la falta de
educación y capacitación para encontrar un trabajo apropiado, algo que denominan como una falta de “anclaje
del sistema educacional al sistema del mercado laboral”.

Más allá de obtener una remuneración y una ocupación, el trabajo desarrolla externalidades como la identidad
y la cohesión social. Según explica Mauro Basaure, sociólogo e investigador del Centro de Estudios de
Conflicto y Cohesión Social, “el mercado laboral es uno de los grandes elementos que se considera para
cumplir con una sociedad cohesionada. Si tú no tienes trabajo estás excluido de muchas cosas: previsión,
consumo y de las cuestiones simbólicas que entrega el trabajo, entonces se produce una fractura”.

El acceso a oportunidades impacta fuertemente a los sectores más vulnerables.. “La falta de experiencia,
problemas de capacitación y problemas de tiraje de la economía (oferta y demanda) afectan a tipos bien
particulares. Los más afectados son los sectores más vulnerables socioeconómicamente hablando y un gran
número de esos jóvenes desempleados son jóvenes pobres y mujeres en segundo lugar”, enfatiza Basaure.

Una visión coincidente tiene Cristián Doñas, sociólogo y director del Observatorio de Desigualdades de la
Universidad Diego Portales. A su juicio, el desempleo juvenil se relaciona con el capital humano que cada
joven cultiva, según su formación educacional y experiencia. “La estructura del sistema del trabajo en Chile no
permite a jóvenes sin educación entrar a puestos laborales. No hay trabajos en los cuales el joven pueda
aprender una vez salido del colegio”, dice.

Expectativas v/s oportunidades

¿Qué buscan los jóvenes y qué buscan las empresas? La comprensión de este fenómeno y el gap de
expectativas y necesidades entre ambos contextos podría contribuir a un mejor abordaje de los factores que
están incidiendo en un mundo laboral que no satisface la entrega efectiva de puestos de trabajo a quienes se
inician en el mundo laboral.

El diagnóstico de Nicolás Farfán, Director del Instituto Nacional de la Juventud (Injuv), es claro: “La transición
escuela-trabajo está costando mucho porque quien requiere de contratar personas está buscando habilidades,
herramientas o competencias que quizás no se están otorgando en la educación”. Ante eso, crearon el
programa “Tu Primera Pega”, orientado a jóvenes más vulnerables, cuyo fin es prepararlos para su primera
entrevista de trabajo, ofreciendo además becas de idiomas, en inglés y chino, así como también talleres de
habilidades blandas.

Al analizar el contexto que afecta a la educación técnico profesional, la evaluación es similar. “Observamos
una desconexión entre la educación técnico profesional de nivel medio y las empresas. Por una parte, nos
encontramos con Liceos Técnico Profesionales desarticulados con el sector productivo, lo que repercute en
bajas tasas de titulación a nivel nacional (55%) y una formación no alineada con los requerimientos del sector
productivo actual. Por otro lado, existen empresas en las que la falta de técnicos de mando medio es crítica
para poder sostener su operación o crecimiento futuro”, detalla Francisco Ruiz, fundador y jefe de educación
de la Fundación Chile Dual, una institución dedicada a la implementación de la formación dual.

Este modelo consiste en la entrega, a lo largo de dos años, de formación teórica para los jóvenes en sus
liceos, de manera que puedan poner en práctica lo aprendido durante una estadía en una empresa, donde
tienen a un mentor, que es un técnico de la misma compañía, quien ha sido seleccionado y capacitado para
cumplir el rol de formador, siguiendo un plan de aprendizaje que garantiza que en la empresa adscrita al
sistema se estén viendo los contenidos curriculares.

Cómo se conectan las empresas

En 2014 el desempleo juvenil en Europa era crítico. Mientras en algunos países la cesantía de jóvenes era del
20%, en otros, como España, la estadística se disparaba al 50%. Ante ese escenario, empresas del mundo
privado con presencia global y conexión con los procesos productivos y las comunidades donde operan,
detectaron los efectos de este escenario y la necesidad de renovación, donde las estructuras se ven obligadas
a innovar.

Una muestra de ello es el programa “Iniciativa por los Jóvenes”, que desarrolla Nestlé a nivel mundial hace
dos años, para fortalecer la empleabilidad juvenil y ser puente con otras empresas del mundo privado. En
Chile, según expresa Juan Esteban Dulcic -gerente de Recursos Humanos de la compañía en el país-, ven
que “para contribuir a la solución del problema, se necesita que más empresas se sumen, que el Estado se
sume, y hemos encontrado buena recepción en distintas entidades, considerando que se trata de una
problemática multisectorial y multifactorial que nos compete a todos para crear valor en el país. Este es un
punto de encuentro donde no hay color político, hay comunión respecto al problema de la empleabilidad y una
visión conjunta de unir el mundo de la educación con la empresa”.

En ese contexto, el próximo 31 de mayo está previsto el “Segundo Encuentro de Jóvenes de la Alianza del
Pacífico”, instancia para la cual se ha involucrado el gobierno suizo, los países de la Alianzas del Pacífico
(México, Perú y Colombia) y en Chile la Direcon, los ministerios de Educación y Trabajo y organismos
técnicos, con el fin de abordar la temática de empleabilidad juvenil de manera conjunta.

Esta conexión entre el mundo público y el privado también se está gestando en otros rubros como el
automotriz. SKBergé implementó la formación dual al interior de la compañía, a través de una alianza con el
Liceo Industrial de Recoleta para la especialidad de Mecánica Automotriz.

Nicolás García, ex alumno de dicho liceo, cuenta su experiencia: “Firmar contrato fue una gran oportunidad
para iniciar mis proyectos de vida. Estoy muy agradecido que la empresa haya confiado en mis habilidades y
en mi forma de trabajo para formar parte de la gran familia de SKBergé. A través de esta experiencia, espero
algún día abrir mi propio taller y seguir desarrollándome y creciendo en el rubro automotriz que es lo que más
me apasiona”.

http://www.icso.cl/columnas/desempleo-juvenil-en-chile-radiografia-al-dificil-panorama-laboral-de-las-nuevas-
generaciones/
INE: 2,5 millones de personas trabajan en un empleo informal en Chile

Autor: Pablo Guarda Velasco

MIE 31 ENE 2018 | 09:09 PM


Primera medición de este tipo del organismo estadístico, reveló, además, que el 65,6% de los empleos por cuenta propia
son informales, a octubre-diciembre de 2017.

Prácticamente uno de cada tres trabajadores, al cierre de 2017, se desempeñó en condiciones de informalidad laboral,
siendo el primer dato duro que se conoce respecto a esta realidad -a veces oculta- del mercado laboral nacional.

Según informó el INE, estrenando las nuevas cifras que comenzará a publicar mensualmente, 2.520.550 ocupados en el
país se ubicó en el segmento informal entre octubre y diciembre del año pasado, es decir, un 30% del total de los
empleados.

Así, Chile se ubica en torno al nivel de informalidad que muestran países emergentes como Sudáfrica (30%), Turquía
(33,2%), y Kazajistán (29,6%), y bastante mejor posicionado que sus pares de Ecuador (40,3%), Colombia (69,6%) y Perú
(74,3%), según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Sin embargo, al comparar con países
desarrollados, Chile aún se ubica lejos de los niveles de Alemania, Francia, Noruega o Dinamarca, con una tasa de
informalidad cercana al 10%.

¿Pero qué significa ser un trabajador informal?

La definición metodológica utilizada por el INE, señala que todos los trabajadores dependientes, que no cuentan con
acceso a la seguridad social (tanto sistema de salud como cotización en las AFP) se encuentran en condiciones de
informalidad.

En el caso de los trabajadores independientes, se les considera como informales si la empresa o negocio que poseen, o la
actividad que desarrollan, no cuentan con registro en el Servicio de Impuestos Internos (SII), y no llevan un sistema
contable que les permita separar los gastos del negocio de los del hogar.

Adicionalmente, todos los ocupados que se encuentran en el segmento de familiares no remunerados del hogar, se
consideran como ocupados informales.

Como lo plantea el INE, el objetivo del nuevo indicador es “elaborar estadísticas desde la perspectiva de la calidad de las
ocupaciones que se crean en la economía”.

Ante este panorama, la ministra del Trabajo, Alejandra Krauss, destacó que el nuevo índice contribuye para “poder tomar
las medidas que sean necesarias para abordar el tema”.

Mientras que el futuro encargado de la cartera, Nicolás Monckeberg, planteó que “es una mala noticia que uno de cada
tres chilenos solo deban conformarse con un trabajo informal y que el empleo por cuenta propia -sin contrato ni previsión-
siga subiendo especialmente en las mujeres”, agregando que “esto afecta seriamente las futuras pensiones de nuestros
trabajadores”.

Además, el próximo titular de Trabajo sostuvo que “hoy no basta conformarse solo con lograr ‘la estabilidad en el
desempleo’, sino que debemos trabajar unidos desde el primer momento para reducirlo creando más empleo de calidad”.

Trabajo por Cuenta Propia


Una de las principales interrogantes de los últimos años sobre el mercado laboral tuvo que ver con qué tipo de empleo por
cuenta propia se estaba desarrollando en el país, considerando que la alta creación de empleo de este segmento en
particular permitió mantener acotada la tasa de desempleo.

Así, el INE reveló a los 1.831.010 ocupados por cuenta propia observados en el trimestre octubre-diciembre, señalando
que 1.202.050 trabajadores (un 65,5% del total) es ocupado informal.

Además, respecto a este segmento de trabajadores “independientes”, se informó que 26,5% se desempeñó en casa del
empleador o cliente, un 23,7% lo hizo en la calle o vía pública (23,7%) y un 20,6% lo hizo en su propio hogar.

A su vez, otro bolsón importante de informalidad según segmento se encontró en el personal de servicio doméstico, cuya
informalidad alcanzó 47,9%.

Al contrario, y dando cuenta de la importancia de la calidad del empleo generado, entre los asalariados solo el 17,5% del
total (1.017.740 empleados), son considerados informales. En el caso de los empleadores, solo el 15,4% tiene un trabajo
informal.
Reducir la informalidad
Entre los analistas del mercado celebraron el trabajo desarrollado por el INE para conocer la informalidad en el país, si
bien mostraron preocupación por la alta tasa que arrojó el cuarto trimestre de 2017.

Como lo señaló Juan Bravo, economista e investigador de Clapes UC, “la tasa de informalidad es muy alta, el 30% lleva a
Chile mucho más cerca a la realidad de los países emergentes que los desarrollados. Es una mala noticia”. En este sentido,
Bravo afirmó que “esto pasa porque en los países desarrollados los trabajadores independientes están mucho más
concentrados en empleadores que en cuenta propia. Están ligados a un emprendimiento de buena calidad”.

En esta línea, Bravo aseguró que es necesario que “la política pública genere incentivos para la formalización; por
ejemplo, facilitando los trámites de la creación de un negocio, de manera que sea menos costoso. Esto sobre todo en
empresas pequeñas, donde abunda el empleo por cuenta propia”. Asimismo, el economista sostuvo que “una legislación
laboral muy rígida, o un sistema tributario muy complejo, también desincentivan la formalidad”.

De acuerdo a Jorge Lorca, economista senior de Banchile Inversiones, “es clave que se brinden incentivos para evitar
lagunas previsionales, y en este sentido, subsidios a la cotización en trabajos informales o bonos contingentes a umbrales
de cotizaciones ininterrumpidas pueden ser alternativas a considerar”. De todas maneras Lorca indicó que “como
probablemente parte de esta informalidad está asociada a las desaceleraciones de años recientes, la recuperación esperada
para este año debería inducir una disminución en la tasa de empleos informales”.

En la misma línea, Alejandro Alarcón, economista de la U. de Chile, afirmó que “típicamente cuando una economía
alcanza el crecimiento tendencial (3,2%) -como podría ocurrir este año- se generan empleos sostenibles en el tiempo, y
por tanto de calidad. Será el momento de comparar y no me cabe la duda que disminuirá esta cifra de informalidad”.
Además, comentó que “son cifras muy importantes para la próxima administración, para poder atacar de frente este
problema”.

https://www.latercera.com/negocios/noticia/ine-25-millones-personas-trabajan-empleo-informal-chile/53356/
Hora de actuar con las pymes y microempresas
Quienes se dedican a emprender ofrecen un producto a partir de su inventiva, iniciativa y trabajo. Al
mismo tiempo, asumen su condición de microempresarios como un vehículo clave para que sus
familias logren salir de la situación de pobreza en la que se encuentran. Es nuestro deber contribuir a
esa finalidad.

Por Amador Sepúlveda / 15.06.2017


Las grandes empresas, esas que hacen noticia por su gran patrimonio y por sus muchos escándalos,
representan en realidad al 1% de las empresas existentes en nuestro país. El 17% de las empresas chilenas
son Pymes, el 82% corresponden a microempresas y el 1% a grandes empresas. La participación que ellas
tienen en las ventas es, sin embargo, inversamente proporcional a su número: mientras las grandes
empresas participan de las ventas en un 81%, las Pymes lo hacen en un 16% y las microempresas en tan
solo un 3%.

El alto grado de concentración patrimonial en manos de unos pocos grupos económicos y una política
económica que no enfrenta las desigualdades del mercado ha colocado en difícil posición a las pequeñas y
microempresas. Algunos ejemplos: dos cadenas controlan más del 60% de las ventas de los supermercados;
tres cadenas administran el 90% de las farmacias; Soprole maneja el negocio de los lácteos.

Pese a lo anterior, el apoyo al emprendimiento suele estar en el vocabulario político chileno como un mantra.
La derecha ha constituido parte de su discurso a partir de la idea de emprendimiento y ha permeado incluso a
la denominada “centroizquierda”. Sin embargo, la realidad indica que las políticas en la materia han sido más
bien flojas en ambos sectores políticos, pues no ha existido voluntad gubernamental ni de la clase política
para desafiar las posiciones monopólicas de las grandes empresas, así como tampoco ha habido medidas
efectivas para facilitar el accionar de las pequeñas y micro empresas. En ellas encontramos un enorme
potencial económico y de progreso para Chile, que hoy está frenado por una política hecha a la medida de los
grandes empresarios. En materia de emprendimiento, hay mucho de cliché y poco de política pública para
apoyar a nuestros emprendedores.

Los programas de fomento de Corfo, las garantías crediticias, el apoyo tecnológico y capacitación, han sido
básicamente experiencias pilotos, y en la práctica favorecen a un número muy reducido del universo de
pequeños empresarios. En lo que respecta al financiamiento, los pequeños empresarios deben pagar
varias veces más que los grandes empresarios por el costo del dinero, lo que bloquea sus iniciativas
de negocios. El Banco Estado se comporta como un banco privado más, aplicando las mismas altas
tasas de interés que el resto del sistema financiero. Por si ello fuera poco, el acceso al mercado para los
pequeños empresarios no cuenta con preferencia alguna (cuestión que sí ocurre en no pocos países). En
resumen, el panorama se rige por la falacia de la regla neoliberal, según la cual todos los agentes
económicos –sean grandes o pequeños– ingresan en las mismas condiciones al mercado.

Lo anterior ha traído como consecuencia posiciones dominantes de los grandes empresarios, traduciéndose
en manifiesta explotación de los pequeños empresarios como proveedores de los supermercados y retails.
Estos últimos dilatan los pagos y les fijan los precios de compra a los pequeños. Adicionalmente, el propio
Estado no cumple sus compromisos con la Pymes, pagando a destiempo e incluso manteniendo elevadas
deudas con los pequeños empresarios.

Quienes queremos cambiar Chile estamos convencidos de la necesidad y urgencia de una concepción
diferente y una política pública que modifique radicalmente el actual estado de cosas en materia de
emprendimiento, para que los pequeños empresarios desplieguen todo su potencial productivo y de negocios
a favor de la economía nacional y para el progreso del país.

En cuanto a acceso al financiamiento, es preciso convertir al Banco del Estado en un banco de


fomento (como existen en todos los países del mundo), para que reoriente su actividad con sentido público,
colocando en el centro de sus políticas a las medianas, micro y pequeñas empresas.

También es necesario fortalecer los programas de fomento productivo. Estos deben especializarse para el
apoyo a las pequeñas y micro empresas y cooperativas de trabajo. Otra contribución en esta área puede ser
la creación de un Sistema Nacional de Capacitación especial para las micro y pequeñas empresas e
incorporar a representantes de esos sectores a los Consejos de Capacitación y Certificación de
Competencias.

Pero junto a estas iniciativas, debemos tomar decisiones en el ámbito de la regulación del mercado en favor
de las medianas, pequeñas y microempresas. Debe favorecerse su acceso por medio de la regulación de
segmentos de mercado para la producción exclusiva de las pequeñas empresas;establecer una
regulación legal que impida a los supermercados, retailers y otros compradores dilatar los pagos e imponer
precios expoliadores a los pequeños empresarios; así como también poner al día al Estado en sus
pagos. Otro aspecto significativo es permitir la asociatividad de los pequeños empresarios para
abordar licitaciones del Estado.

En el mundo entero, las pequeñas y microempresas juegan un papel importante en la economía, generando
empleo, contribuyendo al crecimiento económico y a una distribución más equitativa del ingreso. Para hacer
de ello una realidad, es necesario tener voluntad política y resolver los problemas que enfrentan hoy.

Estos desafíos son comunes sobre todo para los microempresarios de sectores populares debido a
que son precisamente los que cuentan con menores recursos y escasos apoyos. El abandono de este
sector resulta inconcebible pues los estudios demuestran que casi la mitad de la población activa del país
trabaja en estas unidades productivas, donde un tercio de ellos vive en condiciones de pobreza y presenta
problemas en el manejo de sus negocios. Variados estudios han confirmado que muchas de estas unidades
económicas tienen una base familiar, dirigida y administrada por uno de los integrantes y tienen su
funcionamiento en la vivienda o en un local adyacente a ella.

El abandono que sigue a la desregulación y a la falta de apoyo incide en una mala calidad de vida de
microempresarios, así como en una baja calidad del empleo, constante inestabilidad e inseguridad
social. Es necesario dejar la retórica y pasar a la acción. La que esta candidatura parlamentaria
propone al Frente Amplio y a Chile es una alternativa que permite aprovechar el enorme potencial que
tiene este sector productivo.

Quienes se dedican a emprender ofrecen un producto a partir de su inventiva, iniciativa y trabajo. Al mismo
tiempo, asumen su condición de microempresarios como un vehículo clave para que sus familias logren salir
de la situación de pobreza en la que se encuentran. Es nuestro deber contribuir a esa finalidad.

http://www.eldesconcierto.cl/2017/06/15/hora-de-actuar-con-las-pymes-y-microempresas/
Los desafíos del mercado laboral del futuro
Por: Guillermo Carey. Publicado: Jueves 24 de mayo de 2017 a las 04:00 hrs.
Hace 30 años la idea de estudiar una carrera tradicional todavía era un objetivo en las familias chilenas y
que además se vinculaba con profesiones como la ingeniería, leyes, medicina y arquitectura. Dicha visión ha
cambiado por completo, debido a procesos como la transformación digital y la incorporación de nuevas
tecnologías. Esto porque el mundo se ha abierto a posibilidades laborales que eran terreno exclusivo de la
ciencia ficción. Otra razón es que estamos experimentando la reconversión laboral, es decir, el surgimiento de
nuevos espacios de trabajo que serán parte de la sociedad del futuro, una que también nos exigirá el
aprendizaje de nuevos conocimientos para poder ser personas competitivas, innovadoras y creativas al
momento de buscar soluciones para un mundo en permanente cambio.

Este panorama es aún más evidente si consideramos las nuevas perspectivas generacionales. El estudio
“Las carreras de los millennials: visión 2020” de ManpowerGroup señala que este segmento de la sociedad
constituirá más de un tercio de la fuerza de trabajo mundial. También describe a los millennials como
personas que conciben las carreras profesionales como un terreno en constante cambio, a la vez que buscan
ocupaciones que les permitan una mayor compatibilización con la vida familiar y sus proyectos personales.
Junto con la estabilidad monetaria, uno de los aspectos que más les motiva es la oportunidad de crecimiento
(93%) entendido como la posibilidad de incorporar nuevas habilidades.

Es así que el mercado laboral del futuro exigirá a las empresas y organizaciones un enfoque más dinámico
respecto de cómo relacionarse con quienes integran el capital humano. Las organizaciones líderes del mañana
serán aquellas que dispongan de programas de movilidad laboral, retención y de mentoring que estimulen a
sus trabajadores, para que puedan incorporar competencias que hoy son impensadas y que les permitan ser
cada vez más disruptivos y visionarios.
Un ejemplo de esta nueva visión es la flexibilidad laboral. El estudio “Employer Branding Randstad Award
2016” reveló que el 55% de los trabajadores de 29 países consultados prefiere un horario laboral flexible. Este
resultado muestra un tremendo desafío y que para Chile puede ser un poco más complejo al considerar que
somos el sexto país de la OCDE en el que más horas se trabaja al año, con un total de 1.974. Por tal motivo, las
nuevas tecnologías y el teletrabajo podrían hacer que las horas trabajadas en Chile se reduzcan, a la vez que
sean más eficientes y productivas.
Un ejemplo de esta nueva visión es la flexibilidad laboral. El estudio “Employer Branding Randstad Award
2016” reveló que el 55% de los trabajadores de 29 países consultados prefiere un horario laboral flexible. Este
resultado muestra un tremendo desafío y que para Chile puede ser un poco más complejo al considerar que
somos el sexto país de la OCDE en el que más horas se trabaja al año, con un total de 1.974. Por tal motivo, las
nuevas tecnologías y el teletrabajo podrían hacer que las horas trabajadas en Chile se reduzcan, a la vez que
sean más eficientes y productivas.
El mundo laboral del mañana pavimentará el camino hacia la creación de nuevos empleos. Sin duda, la
automatización modificará un gran número de procesos productivos y todavía no está tan claro su impacto. A
pesar de ello, tenemos que ser optimistas, ya que surgirá la necesidad de nuevas habilidades que se harán más
patentes en los próximos años. Éstas se vincularán con nuevos trabajos para quienes serán los
transformadores, expansionistas, maximizadores, éticos, desarrolladores, filósofos, innovadores y creativos
del mundo laboral del siglo XXI. Todo esto nos lleva a la necesidad de replantearnos los procesos del mundo
laboral en Chile, para lo cual es importante enriquecer el diálogo entre empresas y Estado con nuevas ideas.
En la época de la revolución industrial era impensado trabajar en computación o en comunicaciones
corporativas. Lo que hoy consideramos una ficción para el mercado laboral del futuro, al estilo de las novelas
de Julio Verne o de H.G. Wells, quizá sea una realidad en el mundo convergente del mañana.

https://www.df.cl/noticias/opinion/columnistas/guillermo-carey/los-desafios-del-mercado-laboral-del-
futuro/2018-05-23/191945.html

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