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Godelier: Proceso de formación del Estado

(Fines de los 70 principios 80)

Explica la existencia de la dominación y cómo es posible.


Dominación exógena: remite a fenómenos de conquista de una sociedad por
otra y a la implantación de una dominación estable sobre las poblaciones
conquistadas por parte de la población conquistadora.
Dominación endógena: remite a la constitución progresiva de formas de
dominación ejercida por una parte de la sociedad por sobre el resto de sus
miembros.
Existen dos categorías para explicar la dominación: la violencia y el
consenso/consentimiento
Explica que la dominación no puede solo basarse en la violencia ya que
mediante la violencia se torna demasiado evidente la dominación lo que puede
provocar una revelación por parte del grupo dominado.
Por lo tanto, la violencia debe existir siempre pero también debe estar presente
el consentimiento (hacia la dominación no hacia la violencia). Lo esencial esta
en que violencia y consentimiento no son excluyentes, las proporciones de
cada uno varían según las circunstancias.
El consentimiento puede ser de dos tipos: activo o pasivo
El consentimiento pasivo se basa en aceptar la relación de dominación,
resignarse, es decir no ayudo a que esa dominación se reproduzca, pero
tampoco me revelo
El consentimiento activo es el más difícil pero anhelado de conseguir por los
dominadores ya que este se basa en que los dominados ayudan a que esta
dominación se reproduzca voluntariamente con su manera de pensar o actuar
Ambos consentimientos se logran cuando la relación de dominación no se
presenta como tal, sino que se presenta como una relación de intercambio
suponiendo una idea de paridad, la idea de intercambio de servicios.
Este intercambio puede ser de tipo simbólico (dominantes, por ejemplo,
contacto con los dioses) o puede ser de tipo material (dominados) cuando los
dominados ejercen trabajo extra (plus de valor diría Marx) para que se lo
apropien los dominantes (explotación en el Marxismo)
El problema de la formación del estado remite al del nacimiento de una
aristocracia en el seno de las sociedades arcaicas y, mas allá, al problema de
la concentración de poderes sociales en la persona de individuos que vienen
con ello a encarnar el interés general.
Intenta explicar cómo se da la dominación, no como los dominantes logran la
dominación.

Fruta prohibida por Juan Ramon Capela

Capitulo ii
2.1 un mito jurídico: uni societas, ibi ius
Colomeiro decía: Investigar los orígenes de la sociedad política seria suponer
un absurdo y pretender un imposible. Aristóteles afirmo que la naturaleza ha
hecho del hombre un animal social.
Ubi societas, ubi ius, significa que donde hay sociedad hay derecho. Los
juristas suelen identificar así la sociedad humana con la sociedad organizada
políticamente. Son incapaces de imaginar una sociedad de seres humanos en
la que no exista el derecho ni el estado.
Carbonnier atribuye carácter jurídico a las relaciones que observan entre si
animales no humanos. Este percibe en el comportamiento territorial animal,
derecho subjetivo, es decir, cuando un intruso se introduce en la zona así
delimitada, desencadena una reacción violenta en el derecho-ambiente.
Horror al vacío del derecho: el proyecto burgués ilustrado de juridificar todas las
relaciones sociales imaginables para volverlas previsibles y sobre todo
calculables. Esto es una muestra de ideología jurídica.
Por otro lado, historiadores, sociólogos y antropólogos consideran que la
existencia del derecho y de poder político es un fenómeno no natural sino
histórico.
Hoy se puede mostrar con pruebas, como se verá, que el viejo adagio latino ubi
societas, ubi ius es falso e impreciso.
2.2 saber e ideología
Hay un océano de opiniones contradictorias sobre si el derecho tuvo o no un
origen histórico. El saber habitual de los juristas, versa sobre un conjunto de
doctrinas que sirven para interpretar la ley. Estas doctrinas se contraponen, de
ahí que el lecto tropiece con una diferencia doctrinal importante: la de quienes
entienden por derecho cualquier orden coercitivo y la de quienes solo
consideran derechos a los órdenes coercitivos que tienen ciertas
características específicas.
Hay que representarse el avance del conocimiento humano como una
trabajosa construcción de ciencias verdaderas que solo se puede realizar
derribando creencias preexistentes. Hay muchas concepciones ideológicas, las
cuales se contraponen las unas de las otras.
Hay dos usos distintos de la palabra ideología, uno fuerte y otro más laxo. El
fuerte, se da el nombre ideología a una representación de la realidad falsa pero
coherente en sí misma, que a veces sostienen las personas cerrándole así el
paso al pensamiento verdadero. El laxo de ideología, en el sentido de juicios
de valor, opiniones políticas, religiosas, estéticas, etc., de cada cual. Este tipo
de ideología no están peligrosa, ya que no inducen necesariamente a error
acerca de cómo el mundo es. Sus ideologías no se sitúan en el plano del saber
sino en el de las creencias.
Otro problema que se plantea, es cuando figuras con cierta importancia, como
un anarquista, hace proposiciones con temas económicos, jurídicos y políticos,
puede establecer una influencia importante y equivocada sobre esas
concepciones. La solución no está en o escuchar, sino en preguntarse si quien
se las plantea carece de mejores argumentos que ésos. (impugnaciones de
sentido gnoseológico).
El universo social en el que surgen tanto la ideología como la verdad está tan
dividió y contrapuesto que la verdad no es neutral, sino que puede ser un arma
para cambiar las representaciones sobre el mundo. Pero no hay que creer que
las afirmaciones ideológicas son siempre invento, aunque pueden muy bien
serlo.
Las clases esclavistas no contemplaron la posibilidad de aplicar su saber
científico para sustituir en parte el esfuerzo de los trabajadores.
Las ciencias sociales son menos fiables que las naturales porque en ellas la
experimentación a menudo es imposible o se ve limitada y porque el
observador forma parte del objeto observado.
Para comprender la génesis del derecho es preciso recurrir a las relaciones
generadas entre los miembros de la especie para la realización de actividades
fundamentales y necesarias para su supervivencia.
2.3 GRUPOS SIN GOBERNANTES
La investigación no solo ha recurrido a un análisis renovado de las fuentes
documentales sino también al estudio de algunas de las sociedades todavía
existentes que han permanecido estables, sin experimentar cambios. Se
consideran fósiles históricos, nuestra prehistoria viva. A pesar que estas
sociedades desaparecerán en breves debido a la fuerte penetración de las
nuevas tecnologías. Lo que caracteriza a un grupo social como comunidad
primitiva es un modelo de organización social determinado y no por los
avances de su tecnología. Un principio relevante de estas comunidades
primitivas, es que sólo se tiene acceso a los medios de producción en función
de la pertenencia a la comunidad.
La norma de pertenecer a una comunidad y no a otra, se definen
fundamentalmente como una organización de tipo familiar ampliada. Toda
comunidad aparece unida por vínculos de parentesco. Su propia fruta
prohibida: contienen al menos una prohibición, en el sentido endogámico
biológico.
2.4 LA INSTITUCIÓN SOCIAL DE LA MORALIDAD POSITIVA
Las prohibiciones tienen como se ve aun carácter no jurídico. Llamaremos a
esta institución, más simple que el derecho, que impone de alguna forma
normas al grupo: moralidad positiva.
Las reglamentaciones de las comunidades primitivas operan por mecanismos
que no son los que se emplean en el ámbito jurídico. Las normas de moralidad
positiva tienen una antigüedad ancestral, nadie sabe su origen. No hay nadie
del grupo que pueda cambiarlas, aunque de hecho cambian según las
practicas del grupo a lo largo del tiempo. La reglamentación que vertebra
socialmente una comunidad primitiva se expresa en forma de relatos míticos
que se trasmiten de generación en generación. En ese proceso, aparecen
reflejadas las creencias que la sucesión de la generación ha ido seleccionando
como comunes. Estos relatos míticos crean la autonomía de una comunidad.
Por otro lado, la trasgresión, innovación de lo prohibido, no está sancionado,
pero exige una explicación. Contrariamente, es toda la comunidad que ve con
malos ojos la transgresión y esta es la que impone el castigo, que puede
consistir en la explosión del grupo. La sanción se representa como exigida por
la divinidad del relato mítico para que la comunidad como tal pueda sobrevivir
al tabú violado o evite las consecuencias de la trasgresión. Los ancianos, por
ejemplo, que tienen experiencia, pueden enunciar reglas técnicas a la hora de
hacer una tarea, por tanto, existe cierta reglamentación, ya que si no se siguen
esas reglas no se alcanza el resultado. A pesar de esto, las reglas se enuncian
y las normas se dictan (reglamentación prescriptiva de una comunidad
prejurídica).
La moralidad positiva es el conjunto de normas cuya fuerza para ordenar la
vida comunitaria es fundamentalmente cultural y simbólica, el cual organiza
socialmente las comunidades primitivas. Este es un mecanismo más simple
que el del derecho, para el cual necesaria en cambio la institucionalización de
autoridades personales.
La moralidad positiva es un generador de socialización en nuestros tiempos.
¿Por qué las comunidades primitivas no precisan una institución reguladora
más compleja que la moralidad positiva? Porque en las comunidades primitivas
no hay conflictividad entre subgrupos internos, por ejemplo, no tienen conflictos
para obtener medios de producción, ya que los tienen asegurados.
2.5 EL SURGIMIENTO DEL PODER
El nacimiento del poder parece vinculado a formas de organización que se
adoptaron con los asentamientos territoriales estables y la práctica de
agricultura masiva. Lo que nos ofrece la naturaleza exige cooperación de
numerosas comunidades para realizar tareas imposibles en pequeños grupos.
Pero esto creo tensiones, inviables in un mecanismo regulador. A pesar de
esta, hay otras hipótesis, como ahora los cambios climatológicos que por
ejemplo se redujo el nivel del mar dejando grandes terrenos expuestos, los
cuales fueron cultivados y por tanto se tuvieron que crear normas e
instituciones.
La práctica masiva en Egipto y Mesopotamia, a parte de una cooperación
requería nuevos saberes científicos y técnicos. Estos saberes pasaron a ser
medios de producción esenciales. Se creo una comunidad eminente, la cual
compone una sola sociedad unificada por el proceso productivo, que es
condición a la reproducción de todos. Estas formaciones también han sido
nombradas sociedades tributarias. En estas se aprecia una fuerte evolución
respecto las primitivas. Naturaleza predominante natural (comunidades
subalternas) y naturaleza predominante intelectual (comunidades eminentes).
Las comunidades subalternas tienen a su cargo su propia subsistencia, pero a
la vez el sostenimiento de los miembros de la comunidad eminente. La fuerza
neutralizadora, para contener o limitar el conflicto interno de la sociedad, fue el
poder político, que tenía como instrumento el derecho. La génesis de las
sociedades tributarias: una comunidad puede someter a otras mediante la
violencia física, militar. La superioridad militar significa una desigualdad cultural,
en cambio la sociedad inminente es superior en saberes.
El poder detenta la suprema capacidad de violencia, sostiene la reglamentación
social, y puede incluso innovarla mediante la amenaza de la coerción. El poder
asume las siguientes funciones:
- Garantizar la prestación del sobre trabajo de las comunidades subalternas.
- reprimir los intentos de emancipación de estas.
- difundir ideología de aceptación del orden político-social.
- garantizar la realización de tareas de interés general.
A partir de condiciones económicas que suponen la explotación de unas
personas por otras surgió un mecanismo necesario al que llamamos poder, que
asegura la continuidad de esas condiciones.
Para que haya un gobierno permanente, la sociedad ha de interiorizar con ello.
La interiorización de las relaciones de poder es necesaria para su perduración
(poder militar-político-cultural).
2.6 ORDENES PROTOJURIDICOS Y CODIGOS PRIMITIVOS
El poder no utiliza como primera solución la violencia, sino que utiliza directivas
para la sociedad, es cuando se incumplen estas directivas que se utiliza la
fuerza. Estas directivas o normas son el derecho, este es un lenguaje hablado
principalmente por instituciones con prácticas coercitivas sobre la sociedad. La
sociedad está formada por normas jurídicas, que pueden contraponerse incluso
a las de la moralidad positiva de las comunidades subalternas. Este parece
permitir algún grado de previsión de los comportamientos del poder i de los
demás miembros de la sociedad.
Aunque los contenidos de las normas jurídicas son variables históricamente, el
núcleo es la sumisión. El código de Hammurabi, como la legislación mosaica,
se abre con un discurso legitimatorio, expresivo de la calidad especial del gran
monarca legislador, para dotar de autoridad a su ley. Su contenido es práctico.
Las instituciones jurídicas pueden desempeñar papeles distintos en distintas
sociedades.
Actualmente se dice que en el derecho moderno la ley está por encima de las
personas, incluso de las que tiene más poder. Aunque esto es una falsead
grabe. Por otra parte, jamás se puede suponer que todo el poder se juridifica,
que sólo actúa por medio del derecho o de acuerdo con él. Actualmente ha
evolucionado mucho la implantación del sistema jurídico.
Hay otro derecho, el derecho de las personas, el cual son limitaciones jurídicas
puestas al poder.
CLASE: Intenta explicar el surgimiento del derecho y del poder político y que
función cumple el derecho en la propiedad privada.
Presenta una comunidad primitiva donde no hay derecho sino modalidad
positiva que es un conjunto de costumbres y mitos mediante los cuales es la
propia comunidad quien resuelve los pocos problemas de la sociedad.
No había derecho porque no había propiedad privada, era común, por lo tanto,
no había conflictos sociales.
El derecho entonces surge con la diferenciación entre comunidades eminentes
y subalternas donde existirá división de trabajo y propiedades. Es ahí donde
aparecen los conflictos y por lo tanto el derecho
Solo existe un órgano (Estado) que crea la norma y la ejecuta a diferencia de la
moralidad positiva.
En esos conflictos el derecho cumple la función de legitimar el orden social a
favor de los dominantes reprimiendo los intentos de rebelión por parte de las
clases subalternas.
“Política”, libro primero. (Aristóteles)
Toda polis es, en alguna manera, una comunidad. Y toda comunidad es
instituida en vista de un bien (los hombres obran siempre por lo que les parece
bueno), es claro que todas tienden a un bien; pero tiende al principal de todos,
con mayor razón, la más poderosa de todas, que abarca a las demás. Esta es
la llamada polis y comunidad política.

Por naturaleza se dice que uno manda y otro obedece para la supervivencia.
Quien con la inteligencia es capaz de prever esta naturalmente destinado a ser
amo, y quien tenga fuerza corporal para realizar lo planeado por aquel es, por
naturaleza, esclavo; por eso se dice que hay un interés mutuo entre amo y
esclavo.-
La comunidad perfecta de varias aldeas es la polis, que tiene el más alto grado
de autarquía. Se forma para vivir y existe para vivir bien.
Toda polis es una asociación natura, ya que también lo son las sociedades
primitivas que le dieron origen. La polis existe en la naturaleza, y el hombre es
por naturaleza un animal político (zoon politikón) y por lo tanto, quien carece de
polis es o no un loco, o alguien “sin familia, sin ley, y sin hogar”.
La razón de que un hombre tenga más de animal política que un animal es
evidente. La naturaleza no hace nada sin algún propósito, y el hombre es el
único de los animales dotado de palabra. El lenguaje sirve para expresar
aquello que es conveniente o nocivo, lo justo o lo injusto. Y es característico del
hombre frente al resto de los animales, que el solo tenga percepción del bien y
del mal, de lo justo y lo injusto, y otros valores, y la común posesión de estos
es lo que forma la casa y la polis.
Además, la polis tiene por naturaleza prioridad sobre la familia y sobre
cualquier particular entre nosotros, ya que el todo es necesariamente primero
que las partes.
Es evidente, que la polis existe por naturaleza y es primero que el individuo; y
como este aisladamente no es autárquico, viene a ser como la parte en
relación con el todo. Y aquella persona que no necesite vivir en sociedad
porque tiene carácter autárquico es o una bestia o un dios, pero no es parte de
la polis.
Cuando el hombre que ha alcanzado el pleno desarrollo es el mejor de los
animales, así también es el peor de todos cuando se independiza de la ley y de
la justicia. La injusticia armada es peligrosisima, ya que el ser humano está
naturalmente equipado con armas al servicio de la inteligencia y de las virtudes,
que puede usar para los peores fines. Por eso, si no tiene virtud, es lo más
profano y salvaje. La justicia está ligada a la polis, tiene un valor político,
porque la administración de la justicia es la regla de la comunidad política.
Administración doméstica: Toda polis se compone de familias. Las partes de
esta administración corresponden a las personas que constituyen la casa, y la
casa completa incluye esclavos y libres.
En la relación amo-esclavo, hay quienes opinan que el ejercicio de la autoridad
del amo requiere un reconocimiento, mientras que otros dicen que el control de
esclavos es antinatural, es decir, que es una relación convencional, y por lo
tanto injusta, porque hay violencia.
El amo es amo del esclavo, pero nada más, en cambio, el esclavo no es solo
eslavo del amo, sino que pertenece enteramente a él. Se evidencia cuál es la
naturaleza y capacidad del esclavo, quien siendo hombre no se pertenece
naturalmente a sí mismo sino a otro; es artículo de propiedad en cuanto a
hombre.
Que unos manden y otros obedezcan es algo inevitable y conveniente. El mejor
gobierno es el que tiene los mejores súbditos (mejor el gobierno sobre hombres
que sobre fieras).
El ser vivo consta de cuerpo y de alma, y por naturaleza uno siempre gobierna
al otro. Sin embargo, esta naturaleza está corrompida, es decir, que en las
naturalezas viciadas el cuerpo domina al alma precisamente por estar en
pésimas condiciones o contra natura.
En los seres vivos, es posible ver un orden despótico y un orden político. El
alma impera sobre el cuerpo con autoridad de déspota, mientras que la
inteligencia sobre los apetitos en forma política. Es evidente que el gobierno del
alma sobre el cuerpo, como el de la inteligencia sobre el afectivo, es natural y
conveniente; y la igualdad o la relación inversa de los dos es siempre a todos
perjudicial.
Los esclavos son aquellas personas que cuyo oficio es el servicio corporal, y es
el mejor que pueden desempeñar, por naturaleza, no hay nada mejor para ellos
que vivir bajo la autoridad del amo. Aquel que es por naturaleza esclavo puede
ser propiedad de otro, y cuenta con capacidad para entenderlo, pero no para
sentirlo o disfrutarlo. Es mínima la diferencia entre los esclavos y los animales
domésticos; los primeros sirven con su cuerpo a las necesidades de la vida,
mientras que los otros sólo obedecen a sus instintos.
La naturaleza misma ha hecho distinción entre el cuerpo de los hombres libres
y de los esclavos.Dándoles fuerzas a los esclavos para los trabajos serviles, y
haciendo erguidos a aquellos pocos útiles para las labores físicas, pero bien
capaces de la vida cívica. Sin embargo hay ocasiones donde existen eslavos
con cuerpos de libres, y hombres libres con alma de esclavos, pero eso no
importa ya que lo que se ve es la belleza del cuerpo y no el alma, y la clase
inferior debe ser esclava de la superior. La esclavitud es justa y conveniente
para los libres.
Sin embargo, hay quienes defienden lo contrario, los cuales tienen
parcialmente razón. Es decir, esclavitud y esclavos se emplea en dos sentidos
diferentes. Porque también existe esclavo y esclavitud por ley, por lo tanto, es
convencional (por ej, todo botín de la guerra pertenece a los vencedores).
Muchos juristas detestan la idea de que porque un hombre tenga la capacidad
de hacer violencia y sea superior en fuerza bruta, pueda por eso esclavizar a
otro. Sin embargo, la confusión que se genera es que se piensa que aquel que
tiene mayor fuerza bruta va a dominar o esclavizar al otro, pero en realidad, la
fuerza desaparece si no se tiene virtud, la virtud es el poder superior, el cual se
haya en la supremacía de lo mejor, dejando de lado como característica
fundamental de la dominación a la fuerza. Podemos decir, entonces, que el
superior en virtud debe gobernar o ser amo.
Algunas personas, aferradas a que la ley crea un estado de derecho, dicen que
la esclavitud gracias a la guerra es justificada. Sin embargo, aquí surge una
contradicción, porque ¿y si la causa de la guerra es injusta?, nadie jamás
afirmaría que sea esclavo alguien que sea indigno de serlo, porque de ser así,
los nobles o las personas de más alto rango social podrían llegar a ser
esclavos en casos de guerra, y por esto, los griegos se rehúsan a llamarlos
esclavos y reservan el término para los bárbaros. A fines de cuentas, unos son
esclavos en cualquier parte del mundo y otros jamás. Esto pasa con los nobles,
los cuales dicen ser nobles en su país de origen y en cualquier parte del
mundo, y por otro lado, los bárbaros son nobles solo en su país de origen.
Dando a entender que hay dos clases de nobleza y libertad.
Podemos decir, entonces, que no siempre esclavos y libres son de tal
condición natural, y que hay casos en que existe dicha distinción, siendo
beneficioso y justo para unos el ser esclavos, para otros el ser amos. Pero es
evidente que el abuso de autoridad es perjudicial para las dos clases. Va a ser
perjudicial para ambas clases si hay una amistad entre hombre y esclavo, ya
que hay comunidad de intereses, y también será perjudicial cuando se funda en
la ley y en la fuerza bruta. El esclavo es parte del amo, parte viva aunque
separada físicamente, y parte de su propiedad, de su casa, su vivienda.

Cornelius Castoriadis
La igualdad de los ciudadanos es, naturalemente , una igualdad con respecto
a la ley ( isonomia) pero esencialmente es mucho más que eso. No se refiere
a un otorgamiento de derechos iguales pasivos sino que lo constituye la
participación general activa, en los asuntos públicos. Esta participación no se
deja al azar, al contrario se fomenta activamente tanto por medio de reglas
formales como por el ethos de la polis. Según el derecho ateniense, un ciudad
no que rehusase tomar aparte en las luchas civiles que agitaban la ciudad se
hacía atimos, es decir, perdía sus derechos políticos ( 20).La participación se
materializa en la Eklesia , Asamblea del pueblo que es el cuerpo soberano
actuante. Todos los ciudadano tienen derecho a tomar la palabra ( isegoria)
en ella y la voz de todos tiene el mismo peso ( isopsephia) . La obligación
moral de todos es la de hablar con toda franqueza ( parresia) . Pero la
participación se materializa también en la pertenencia a los tribuales donde no
existen los jueces profesionales. La casi totalidad de las salas están formadas
por jurados que se designa n por sorteo. La Ekklesia que es la que dicta las
leyes y gobierna esta asistida por el Consejo (la Boule).
Esta es la democracia directa. Tres aspectos de esta democracia merecen un
comentario más amplio.
a)El pueblo, se contrapone a los representantes.

Cada vez que en la historia moderna una colectividad política entra en un


proceso de autoconstitucion y de autoactividad radical, la democracia directa
ha sido redescubierta o reinventada: los consejos municipales ( town
meetings) durante la revolución americana, secciones durante la Revolución
Francesa, y la Comuna de Paris, consejos obreros en los soviets en su forma
inicial,…Hannah Arendt ha insistido muchas veces en la importancia de estas
formas. En todos los casos el cuerpo soberano es la totalidad de las personas
concernidas. Cada vez que una delegación se hace inevitable, los delegados
no son simplemente electos sino que pueden ser revocados en cualquier
momento. No olvidemos que la filosofía política clásica ignoraba la noción
(mistificadora) de representación. Para Heródoto, lo mismo que para
Aristoteles, la democracia es el poder del demos, poder que no permite
ninguna limitación en materia de legislación y que la designación de
magistrados ( no de representantes) se hace por sorteo o por rotación. Algunos
se empeñan hoy en repetir que la constitución preferida de Aristóteles, lo que él
denomina politeia, era una mezcla de aristocracia y de democracia pero
olvidan añadir que para Aristóteles el elemento aristocrático de esta politeia
viene del hecho de que los magistrados son electos y no sacados por sorteo.
En varias ocasiones define claramente la elección como un principio
aristocrático. Esto era igualmente claro para Montesquieu y para Rousseau.
Fue Rousseau y no Lenin ni Marx quien decía que los ingleses se creen libres
porque eligen su parlamento pero que en realidad no son libres más que un
solo día cada cinco años. Y cuando Roseau explica que la democracia es un
régimen demasiado perfecto para los hombres y solo apto para un pueblo de
dioses, entiende por democracia la identidad del pueblo soberano y del mando
, es decir la ausencia de magistrados.

Los liberales modernos serios- por oposicon a los “filósofos políticos” actuales-
no ignoraban esto. Benjamin Constant no ha glorificado las elecciones ni la
representación en tanto que tal, la ha defendido como un mal menor en la idea
de que la democracia era imposible en un país moderno debido a sus
dimensiones extensas y porque la gente se desinteresaba de los asuntos
públicos. Sea la que sea el valor de estos argumentos , se fundan sobre el
reconocimiento explícito del hecho de que la representación es un principio
ajeno a la democracias. Esto es indiscutible. Desde el momento en que existen
representantes permanentes, la autoridad, la actividad y la iniciativa política se
le quitan al cuerpo ciudad no y se entrega a un cuerpo restringido de
representantes que la utilizan de manera que consolidan su posición y crean
las condiciones susceptibles de influir, de múltiples formas, las próximas
elecciones.

b)El pueblo se contrapone a los expertos:


La concepción griega de los expertos se liga al principio de la democracia
directa . Las decisiones relativas a la ley, y tambien a los asuntos políticos
importantes- a las cuestiones de gobernabilidad- son tomadas por la Ekklesia
después de ser propuestas por diversos oradores y , entre otros, si es el caso,
también por aquellos que pretenden poseer un saber especifico concerniente
los asuntos de los que se discute. Mi hay ni podría haber especialistas en
asuntos públicos. Los expertos políticos – o la sabiduría politica- pertenece a la
comunidad política porque la pericia, la técnica en el sentido estricto, está
siempre ligada a una actividad técnica específica y se reconoce en su propio
campo. Así explica Platon en el Protagoras que los atenienses escuchar la
opinión de los técnicos cuando se trata de construir los muros o navíos pero
escuchan a cualquiera en materia de política ( los jurados populares encarnan
la misma idea en el campo de la justicia) . La guerra es uno de esos campos
específicos que supone una técnica propia, por esos los que hayan de dirigirla,
los estrategos, son elegidos, al mismo título que los técnico que, en otros
terrenos, hayan de encargarse de una tarea particular. En definitiva, Atenas
constituida una politeia en el sentido de la definido de Aristóteles pero también
según los enemigos de la democracia, como Platón. El que juzga de algo bien
no es un especialista sino el usuario. El guerreo y no el herrero para considerar
una espada, el caballero y no el guarnicionero para juzgar la silla de montar.
Así, para los asuntos públicos comunes, el usuario es por lo tanto el mejor juez
,que no es otro sino la polis. A la vista de los resultados- la Acrópolis , o las
tragedias premiadas, por ejemplo - se puede pensar que ese juicio del usuario
era más bien acertado. No puede menos de insistirse en el contraste entre
esta concepción y la visón moderno. La idea dominante según la cual los
expertos no pueden ser juzgados más que por otros expertos es una de las
conclusones de la expansión y la irresponsabilidad crecientes de los aparatos
jerárquicos –burocráticos modernos. La idea dominante de que existen
expertos en politica, es decir especialistas de lo universal y técnicos de la
totalidad es una burla de la idewsa misma de democracia. El poder de los
políticos se derivaría de la pericia que ellos son los únicos que poseen y el
pueblo, por definición inexperto, es solo periódicamente llamado a dar su
opinión sobre esos expertos. Dada la vacuidad del concepto mismo de una
especialización universal, esta idea conlleva le germen del divorcio creciente
entre la aptitud a alcanzar el poder y la aptitud para gobernar, divorcio cada vez
más flagrante en las sociedades occidentales.

c)La comunidad se contrapone al Estado.

La polis griega no era un Estado en el sentido moderno . La palabra misma


Estado no existe en griego antiguo (es significativo que el griego moderno haya
tenido que inventar una palabra para estar cosa nueva y que hayan tenido
que recurrir al antiguo kratos, que quiere decir fuerza). Politeia, en el título del
libro de Platón, por ejemplo, no significa der Staat como en la tradición alemana
clásica. El latin respublica que designa a la vez la institución / constitución
política y la manera en que el pueblo se ocupa de los asuntos comunes.
Cuando se obstina en traducir el título del tratado de Aristóteles: Atenaion
Politeia por “Constitución de Atenas” es una vergüenza para la filología
moderna. Es a la vez un error lingüístico flagrante y un signo inexplicable de
ignorancia o de incomprensión de gente muy erudita. Aristóteles escribe la
“Constitución de los atenienses”. Tucidides es perfectamente explícito a este
respecto: ”Andres gar polis, “ “ la polis sonlos hombres”. Antes de la batalla de
Salamina cuando debe de apelar al argumento extremo para hacer valer su
táctica, Temístocles amenaza a los restantes aliados: los atenienses se
retiraran con sus familias y su flota para fundar una nueva ciudad al oeste- y
eso que para los atenienses era sagrada su tierra y se enorgullecían de
proclamarse autóctonos. La idea de un Estado , es decir de una institución
distinta y separada del cuerpo de los ciudadanos, hubiera sido incomprensible
para un griego. Aunque es verdad que , la comunidad política existe a un nivel
que no se confunde con una realidad concreta, empírica, de unos miles de
personas reunidas en un lugar determinado cierto día y la comunidad política
de las atenienses, la polis, posee una existencia propia, por ejemplo, los
tratados son respetados independientemente de su antigüedad y , la
responsabilidad por los actos ant6eriores se acepta, etc, pero no obstante, no
se hace distinción entre un Estado y una población .

No se puede oponer la persona moral, el cuerpo constituido permanente de


los atenienses perennes e imprescriptibles de una parte y los atenienses
viviendo y respirando de otra. Ni hay Estado ni aparato de estado.
Naturalmente existe en Atenas un mecanismo técnico-administrativo (muy
importante en los siglos IV y V) pero este no asume ninguna función política.
Es significativo que esta administración sea llevada por esclavos hasta niveles
muy elevados (policía, conservación de archivos públicos, fianzas públicas.
Ronald Reagan y seguramente Pascal Volcker hubieran sido esclavos en
Atenas). Estos esclavos eran supervisados por los ciudadanos magistrados
generalmente elegidos por sorteo. La burocracia permanente que cumple
tareas de ejecucion en sentido más estricto del término se deja a los esclavos
( y prolongando el pensamiento de Aristóteles, podría encomendarse a
maquinas).

En la mayoría de los casos, la designación de magistrados por sortero o por


rotación asegura la participación de un gran número de ciudadanos en las
funciones oficiales y les permite estar al tanto de ellas. Que la Ekklesia decida
sobre cualquier asunto gubernamental de importancia, garantiza el control del
cuerpo político sobre los magistrados elegidos así como la posibilidad de su
revocación en todo momento. La condena, en un procedimiento judicial,
entraña, entre otras cosas, la destitución del magistrado. Por supuesto, todos
los magistrados son responsables de su gestión y deben de rendir cuentas
(euthune) . Durante la época clásica lo hacían ante la Boule. En cierto sentido,
la unidad y existencia mimas del cuerpo político ciudadano es “ prepolítica” en
la medida al menos en que se trata de una autoinsitucion política explicita. La
comunidad comienza por así decir a “recibirse” de su propio pasado con todo lo
que ese pasado acarrea (esto correspondería en parte a lo que los modernos
han llamado “ sociedad civil” ) Algun elemento de ese dato puede considerarse
sin interés o bien no transformables, pero , de iure, la “ sociedad civil” es en si
un proyecto de acción política instituyente. Ciertos aspectos de la reforma de
Clistenes en Atenas (506 a JC) lo ilustran de una manera llamativa. La división
tradicional de la población en tribus se reemplaza por una nueva división que
tiene dos objetivos esenciales. En primer lugar el número mismo de tribus se
modifica. Los cuatro philai tradicionales ( jónicos) se hacen diez y cada una de
ellas se subdivide en tres de manera que cada una de ellas participa en el
conjunto de las magistraturas por rotación ( lo que implica de hecho, la creación
de un nuevo año y de un nuevo calendario políticos). En segundo lugar, cada
tribu se forma de manera equilibrada por demos agrarios, marítimos y urbanos.
Las tribus- cuya sede ese encuentra desde entonces en la ciudad de Atenas-
se hacen por lo tanto ajenas e la particularidad geográfica o profesional, son
unidades políticas . Asistimos entonces a la creación de un espacio social
propiamente político, creación que tiene su apoyo en elementos sociales
(económicos) y geográficos sin que por ello estén determinadas por éstos. La
articulación del cuerpo ciudadano que así se crea desde una perspectiva
política se superpone a las articulaciones pre-políticas sin aplastarlas. Esta
articulación obedece a dos imperativos estrictamente políticos. La igualdad en
la participación en el poder por una parte y la unidad del cuerpo político (por
oposición a los intereses particulares) de otra.

Una disposición ateniense de lo más curioso atestigua de ese mismo espíritu(


Aristóteles, política 1330,a,20): cuando la Ekklesia delibera sobre cuestiones
que entrañan posibilidad de un conflicto ( de una guerra) con una polis vecina,
los ciudadanos que habitan en las fronteras con esa ciudad no tienen derecho
a tomar parte en la votación dado que no podrían votar sin que sus intereses
particulares dominasen su motivación , dado que la decisión debe de adoptarse
según consideraciones de ineters general. Esto da fe, una vez más, de una
concepción de la política diametralmente opuesta a la mentalidad moderna de
defensa y afirmación de los intereses. Los intereses deben, en la medida de lo
posible, mantenerse a distancia en el momento de tomar decisiones políticas.
Modo de producción Feudal (Perry Anderson)
Producción feudal: apareció en Europa occidental.
-Modo de producción dominado por la tierra y la economía natural, en el que ni
el trabajo ni los productos del trabajo eran mercancías.
-El productor, o sea el campesino, estaba unido a los medios de producción, o
sea la tierra; los campesinos que ocupaban y cultivaban la tierra no eran sus
propietarios.
-La propiedad agrícola estaba controlada privadamente, que por medios de
relaciones de compulsión políticas y legales, extraían un plus producto del
campesinado.
Había una coerción extra económica, o sea una explotación con autoridad
política.
-Los derechos de propiedad del señor sobre su tierra eran de grado: el señor
recibía la investidura de sus derechos de otro noble superior y el prestaba una
ayuda militar eficaz en tiempos de guerra; o sea recibía sus tierras en calidad
de feudo.
-El señor ligio era vasallo de un superior feudal, y así hasta llegar a lo más alto
del sistema, muchas veces un monarca, de quien en última instancia, toda
tierra podía ser en principio dominio eminente.
A comienzos de la época medieval, los vínculos intermedios de la jerarquía
entre el simple señorío y la monarquía soberana eran la castellanía, baronía, el
condado, y el principado. La consecuencia de esta organización o jerarquía era
que las funciones del estado se desintegraban en una distribución vertical de
arriba hacia abajo, o sea que, la soberanía nunca se asentaba en un solo
centro. De allí derivaron 3 características del feudalismo occidental:
1. La supervivencia de las tierras comunales de las aldeas y de los alodios de
los campesinos, los cuales procedentes de los modos de producción pre
feudales, aunque no generados por el feudalismo, tampoco eran incompatibles
con el. La división feudal de soberanías en zonas particularistas, con fronteras
superpuestas y sin ningún centro de competencia universal, siempre permite la
existencia de entidades corporativas alógenas en sus intersticios. No existía
una concentración sencilla y horizontal de las dos clases básicas de la
economía rural en una sola y homogénea forma de propiedad. Dentro del
señorío, las relaciones de producción estaban mediadas a través de un
estatuto agrario dual. Los señoríos estaban distribuidos entre varias aldeas. Por
encima de este laberinto jurídico se situaba elhaute justice de los señoríos
territoriales, cuya zona de competencia era geográfica.
2. En segundo lugar, la parcelación de siberianos produjo en Europa occidental
el fenómeno de la ciudad medieval. El modo de producción feudal fue el
primero que le permitió un desarrollo autónomo en el marco de una economía
natural agraria. Las mayores ciudades medievales nunca pudieron rivalizar con
los imperios de la antigüedad, porque su función dentro de la formación social
era más avanzada. Las ciudades medievales de Europa que ejercían el
comercio y la manufactura eran comunas autogobernadas que gozaban de
autonomía política y militar, respecto de la nobleza y de la Iglesia. En
comparación con China y el imperio Romano, que estaban subordinadas y
controladas en, el primer caso, por lo burócratas, y en el segundo, por los
terratenientes nobles. La producción dinámica entre ciudad y campo sólo fue
posible en el modo de producción feudal: oposición entre una economía urbana
de creciente intercambio mercantil, controlada por mercaderes y organizada en
gremios y corporaciones, y una economía rural de intercambio natural
controlada por nobles y organizada en señoríos y parcelas, con enclaves
campesinos comunales e individuales.
3. La cúspide de la cadena era en algunos aspectos importantes, su eslabón
más débil. El monarca era un soberano feudal de sus vasallos a quienes
estaba ligado por vínculos recíprocos de fidelidad, y no un soberano supremo
situado por encima de sus súbditos. Sus recursos económicos residían casi
exclusivamente en sus dominios personales como señor, y sus llamadas a sus
vasallos tenían naturaleza esencialmente militar. No tenía acceso político
directo al conjunto de la población, ya que la jurisdicción sobre esta estaba
mediatizada por varios niveles de subinfeudacion. El monarca en efecto sólo
era señor de sus propios dominios y en el resto era una figura ceremonial.
Entonces, se puede decir que el poder político estaba estratificado hacia abajo
de tal forma que su cima no conservaba ninguna autoridad cualitativamente
distintiva. El modo de producción feudal de occidente específico desde su
origen la soberanía; se caracterizó desde su origen y en su misma estructura
por una atracción y contradicción dinámicas dentro del estado centrífugo que
produjo y reprodujo orgánicamente.
Este sistema político imposibilitó necesariamente la aparición de una extensa
burocracia y dividió funcionalmente de una nueva forma el dominio de clase. La
iglesia, que siempre había estado integrada y subordinada al estado, ahora se
convirtió en una institución autónoma dentro del sistema político feudal.
Su dominio sobre las creencias y valores de las masas fue inmenso. Debido a
la dispersión de la coerción, la iglesia pudo defender sus intereses corporativos
por medio de las Fuerzas Armadas. Los conflictos institucionales entre los
señoríos laicos y religiosos provocaron la escisión en la estructura de la
legitimidad feudal. La justicia era la modalidad central del poder político; la
jerarquía feudal excluía toda forma de ejecutivo en el moderno sentido de un
aparato administrativo permanente del estado para imponer el cumplimiento de
la ley, ya que la parcelación de la soberanía lo hacía imposible. Al mismo
tiempo no había espacio para un legislativo; los monarcas cumplían su función
conservando las leyes tradicionales pero no inventando nuevas. Por lo que
durante cierto tiempo el poder político llegó a estar activo con una sola función,
la judicial, interpretando y aplicando las leyes existentes.

Estado absolutista en Occidente – Perry Anderson


Critica a Marx y Engels Tanto Marx como Engels consideran al absolutismo
como un mecanismo de equilibrio político entre la nobleza y la burguesía.
Sostenían que la nobleza feudal (su denominación social y político), había
llegado a su fin. Además, sostenían que las estructuras administrativas del
Estado Absolutista eran un instrumento burgués. Anderson critica esta postura,
ya que el hecho de que la servidumbre haya desaparecido, no significa que las
relaciones feudales en el campo hayan corrido la misma suerte. Por lo que no
desapareció la coerción privada extraeconómica, la dependencia personal, etc.
Esto indica que las relaciones de producción rurales continuaron siendo
feudales. Los señores, o sea la aristocracia feudal:
- Continuaron siendo propietarios de los medios de producción.
- Continuo su dominio político.
¿Cómo llego a conseguir el Estado un poder central?, ¿Cómo se convierte en
Absolutista? El poder de los señores feudales quedo amenazado a causa de la
desaparición de la servidumbre. Esto trae como resultado el desplazamiento de
la coerción política centralizada y militarizada hacia un Estado Absolutista. La
coordinación entre el Estado Absoluto con la nobleza permitió el aumento de
dominio de esta última al campesinado no servil a nuevas formas de
dependencia y explotación. O sea, que los Estados monárquicos fueron un
instrumento para mantener el dominio nobiliario sobre las masas rurales. Otro
punto a tener presente, es la aparición de la burguesía mercantil que se había
desarrollado en las ciudades medievales. Durante la depresión feudal aparecen
industrias urbanas, como las de hierro, papel y textiles. También aparecen
avances tecnológicos como los cañones de bronce, la imprenta, la construcción
de galeones de 3 mástiles, etc.
Estado Absolutista: Concepto
Entonces, el absolutismo fue un aparato reorganizado y potenciado de
dominación feudal, destinado a mantener a las masas campesinas en su
posición social tradicional. Fue el nuevo caparazón político de una nobleza
amenazada.
Resurgimiento del derecho romano
Este ocurrió correlativamente con el absolutismo. Fue un signo de la
expansión de las relaciones capitalistas en las ciudades y en el campo.
Económicamente: respondía a los intereses vitales de la burguesía comercial y
manufacturera. Políticamente: respondía a las exigencias constitucionales de
los estados feudales reorganizados. Este sistema legal romano comprendía
dos sectores:
- El derecho civil (el jus): regulaba las transacciones económicas entre los
ciudadanos.
- El derecho publico (la lex): regia las relaciones políticas entre el Estado y sus
súbditos. El derecho romano era el arma más poderosa que tenía a su
disposición el Estado Absolutista, para la integración territorial y el centralismo
administrativo.
La estructura de la monarquía absoluta
La modernización jurídica reforzó el dominio de la clase feudal. Esto se pudo
observar con las innovaciones institucionales en las estructuras de la
monarquía absoluta,
estas son: el ejército, la burocracia, los impuestos, el comercio (mercantilismo)
y la diplomacia.
El Ejercito
El ejército profesional creció con la revolución militar introducida en los siglos
XVI y XVII. No era un ejército nacional, sino que estaba compuesto por
mercenarios extranjeros. Estos se reclutaban fuera de los perímetros de las
monarquías absolutas. Por Ej.: suabos, albaneses, suizos, galeses, turcos,
húngaros, etc. ¿Cuál fue la razón de la introducción de mercenarios en los
ejércitos? La razón, es que es imposible adiestrar a los súbditos (los
campesinos) en las artes de la guerra, y al mismo tiempo hacer que obedezcan
las leyes y los magistrados. Estos campesinos podían sublevarse fácilmente.
La Burocracia
Los cargos burocráticos en el renacimiento eran vendibles a individuos
privados. Los que compraban cargos lo hacían a través de la corrupción y
privilegios autorizados (esto sería honores públicos). La venta de cargos nació
en el siglo XVI y se convirtió en un soporte financiero de los estados
absolutistas en el siglo XVII. Además de permitir el incremento monetario,
también permitió el ascenso de la burguesía mercantil y manufacturera. La
burguesía, integrado al aparato del estado, poseía una posición subordinada
dentro del sistema político feudal, ya que la nobleza siempre estaba en la cima
de la jerarquía social. La venta de cargos, además, fue un medio indirecto de
obtener rentas de la nobleza y de la burguesía mercantil.

Los Impuestos
El cobro de los impuestos tenía como finalidad financiar las guerras. En Francia
podía ser la taille, la gabelle. Estos recaían sobre los pobres. Sin embargo, la
clase señorial estaba exenta del impuesto directo. El cobro de impuestos trajo
como consecuencia diversos levantamientos campesinos.
Mercantilismo
El mercantilismo alentaba la exportación de bienes y prohibía la de metales
preciosos y moneda. El mercantilismo representaba las concepciones de una
clase dominante feudal que se había adaptado a un mercado integrado.
Anderson dice que era una teoría de la intervención del estado político en el
funcionamiento de la economía, en interés de la prosperidad de esta economía
y el poder de ese estado. La teoría mercantilista era belicista al hacer hincapié
en la necesidad y rentabilidad de la guerra.
La Diplomacia
Fue adoptada en toda Europa en el siglo XVI. Por un lado, tenía un sistema
formalizado de intercambio interestatal, esto sería establecimientos de nuevas
instituciones (las embajadas) en el extranjero y las cancillerías para relaciones
exteriores. Otro mecanismo de la diplomacia era el matrimonio: eran menos
costosas como vía de expansión territorial que una agresión armada. Sin
embargo, proporciono resultados menos inmediatos.
Clase y Estado problemas de periodización, siglo XVII
Anderson toma a Bodin para mostrar la idea moderna del poder político como
capacidad soberana de crear leyes e imponer su obediencia a sus súbditos.
Además, el autor sostiene que ninguna monarquía occidental ha gozado de un
poder absoluto sobre sus súbditos, en el sentido de un despotismo (o sea
autoridad no limitada por leyes). Por el contrario, la monarquía estuvo
doblemente limitada:
- Por la nobleza aristocrática (que formaba el organismo político tradicional),
que estaba por debajo de la monarquía.
- Por la ley moral situada por encima de la monarquía.
En el siglo XVII, el ejército se incrementa y se hacen más caros. Esto trae
como consecuencia una gran presión impositiva a las masas.
Rebeliones locales nobiliarias
Aparecen rebeliones nobiliarias contra el estado absolutista occidental. Estos
usaban a las masas pobres, para acoplarse a la rebelión. por Ej.: la fronda en
Francia, la gran rebelión en Inglaterra. Esta reacción no fue un asalto total de la
aristocracia contra la monarquía. Ambas, dice Anderson, están unidas por un
cordón umbilical de clase. La gran rebelión, en cambio, triunfo en Inglaterra. En
los demás países como Francia, España, etc., estas rebeliones fueron
aplastadas. En Inglaterra y Holanda el absolutismo estaba derrocado. Permitió
un aumento del capital mercantil y manufacturero a través de una expansión
comercial y colonial ultramarina.
Francia
En la construcción del absolutismo francés, antes de llegar a su punto estable
y sólido, fue interrumpido en varias ocasiones por recaídas que pueden
identificarse con 3 rupturas:
- La guerra de los 100 años en el siglo XV.
- Las guerras de religión en el siglo XVI.
- La fronda siglo XVII.
La guerra de los 100 años.
Siglo XV Solo se pudo ganar con el abandono de la caballería (que era un
sistema señorial) por la creación de un ejército regular pagado. Para poder
pagar a este ejército, se cobró un impuesto (taille de 1439) por la monarquía.
Los que quedaron exentos del impuesto fueron: el clero y la nobleza. Se
observa dos hechos importantes:
- El rey logra imponer un impuesto.
- El ejército bajo el mando del rey. Al reconquistar las provincias del norte,
Carlos VII no realizo ningún intento de reforzar la autoridad central. Con el
ingreso de Luis XI 1461, se recuperó los patrimonios provinciales perdidos, se
adquirió los gobiernos municipales de las ciudades, y se exigió mayores
impuestos.
La monarquía que inauguró Luis XI no era un Estado Centralizado. Francia
estaba dividida en 12 gobernadurias, confiada a nobles destacados. La
monarquía también creo varios parlamentos. Los estados generales recobran
un nuevo vigor. Convocar a estos estados tenía como fin obtener el apoyo de
sus súbditos reales para una política fiscal y extranjera. El monarca a no
conseguir contribuciones financieras deseadas, dejaron de convocar a estos
estados nacionales. En el siglo XVI, en los gobiernos tanto de Francisco I y
Enrique II:
- Los estados generales dejaron de existir.
- Las ciudades no fueron convocadas nunca más después de 1517.
- La política exterior se volvió exclusivo del rey.
- Los parlamentos fueron presenciados por el rey. Ni Francisco I, ni Enrique II
fueron reyes autocráticos, ya que ambos consultaban a las asambleas
regionales.

Las guerras de religión


Al morir Enrique II, se produce una lucha entre hugonotes y la santa liga por el
control de la monarquía, que quedó vacante políticamente. Estas guerras
fueron dirigidas por tres linajes: Guisa, Montmorency y Borbón. Como siempre,
para poder financiar la guerra se cobraron impuestos reales, que cayó en
ciudades católicas del norte, ya que muchas de las ciudades del sur se
adhirieron a los hugonotes. Las constante campañas militares desbastan los
campos, que lleva al campesino del centro sur de Francia a un levantamiento
no religioso en 1590. en París, el comité dictatorial de funcionarios y clérigos
tomo el poder. Enrique IV sube al trono, se convierte al catolicismo y aisló a los
comités, suprimiendo de esta manera las rebeliones campesinas. Las guerras
de religión llegaron a su fin con la reafirmación del estado real, llegando de esta
manera el absolutismo a su madurez. Enrique IV centralizo el poder en Paris
por vez primera, convirtiéndola en la capital del reino. Una evolución
institucional fue la introducción en 1604 de la venta de cargos en el aparato del
estado. Por esta época Richelieu y sus sucesores comenzaron a construir una
maquina administrativa racionalizada (control e intervención real en toda
Francia).}
Richelieu
Fue un soberano de facto desde 1624. creo el sistema de Intendants. Estos
eran funcionarios enviados a las provincias con misiones temporales. Luego, se
convirtieron en delegados permanentes del gobierno central. Los cargos eran
revocables y no se podían comprar.
La guerra de los 30 años. 1618-1648
Un gran crecimiento fiscal fue a causa de la intervención diplomática y militar
de Richelieu en la guerra de los 30 años. Los enormes gastos exigieron la
venta de cargos y la extracción impositiva a los pobres, provocando estragos
sociales. Estas presiones fiscales del absolutismo provocaron rebeliones por
parte de las masas urbanas y rurales.
La fronda
Fue la más larga ola de rebeliones populares. La nobleza, la magistratura y la
burguesía municipal utilizaron a las masas descontentas para sus fines contra
el absolutismo. Mazarino sucedió a Richelieu. El primero pretendía conquistar
Nápoles y Cataluña, prolongando la guerra con España. Esto trajo como
consecuencia la Fronda. El hambre y la furia popular se combinaron con una
rebelión de los officers, dirigida por el Parlament de París contra el sistema de
Intendants. Francia estaba dividida, ya que las provincias se encontraban
desvinculadas de París. Las ciudades establecían dictaduras municipales y
rebeldes: esto continuo hasta Luis XIV, quien asumirá el mando personal del
Estado en 1661.
Luis XIV con su ingreso:
- La autoridad real y ejecutivo quedo en el soberano.
- En su reinado el absolutismo llego a su plenitud.
- Los Parlaments fueron silenciados.
- Los tribunales soberanos fueron reducidos a la obediencia.
- Los estados provinciales ya no pudieron discutir ni negociar los impuestos. -
La residencia del monarca y de la alta nobleza en Versalles
. - En 1667 se creó una fuerza de policías para conservar el orden y reprimir
revueltas.
- El ejército creció considerablemente. Con él se desarmo finalmente a la
nobleza provinciana. También permitió aplastar rebeliones con rapidez.
- Los gastos del estado disminuyeron y los impuestos se redujeron
. - Se lanzo un programa mercantilista para acelerar el desarrollo
manufacturero y comercial de Francia y la expansión colonial en el exterior.
- Se fundaron nuevas industrias: paños, cristal, tapicerías, objetos de hierro,
etc.
- . - Se crearon compañías para explotar el comercio de Oriente y las Indias
Occidentales.
- El mercantilismo fue lo que condujo a Francia a invadir Holanda en 1672. su
intención era suprimir la competencia de su comercio. La exacción por parte del
estado y las malas cosechas, traen como consecuencia hambre y miseria, por
lo que llevo a nuevos levantamientos de campesinos. Estos fueron suprimidos
hasta reducirlos. En esta ocasión ningún señor o propietario intento utilizarlos
para sus propios fines. Para financiar la guerra, se inventaron nuevos cargos
que se pusieron a la venta. Se subastaron títulos, se multiplicaron las rentas
públicas. Se manipulo el valor de la moneda y se cobró un impuesto por
capitación.

Manifiesto comunista:

Resumen por capítulo


Capítulo I: Burgueses y proletarios
El texto empieza desarrollando la idea de que la historia de la sociedad
humana es una historia de luchas de clases opresoras y clases oprimidas, y
que en la actual sociedad la humanidad tiende a dividirse entre dos clases
antagónicas: burguesía y proletariado.
Luego de esto, se hace un repaso histórico desde las últimas épocas de la
sociedad feudal hasta la "moderna sociedad burguesa", encontrando en el
desarrollo económico el hilo que explica los radicales cambios políticos y
culturales que causaron que la segunda surgiera revolucionariamente de la
descomposición de la primera.
La historia de la transición entre la sociedad feudal y la sociedad moderna es
también la historia del ascenso de la burguesía a clase dominante: desde su
surgimiento en las primeras ciudades de la Edad Media, la creación de
comunas y municipios independientes, luego su carácter de tercer Estado en
las monarquías, hasta que "implantada la gran industria y abiertos los cauces
del mercado mundial (...) conquista la hegemonía política y crea el moderno
Estado representativo", el cual, según los autores, es "el Consejo de
administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa".
Marx y Engels reivindican el papel revolucionario que tuvo la burguesía:
"Dondequiera que se instauró, echó por tierra todas las instituciones feudales,
patriarcales e idílicas." Al explotar el mercado mundial, la burguesía destruye
las trabas nacionales al incremento de la producción y el comercio, subordina o
hace desaparecer a las clases feudales, somete al campo a la ciudad, a los
"pueblos bárbaros y semibárbaros" a las "naciones civilizadas", y da lugar a un
movimiento aglutinador de los medios de producción, la propiedad, y los
habitantes de cada país, lo cual, a su vez, conduce a un proceso de
centralización política y a un cosmopolitismo cultural. De esta manera, la
burguesía crea un único mundo civilizado con su sello de clase.
Pero, al "contrario de cuantas clases sociales la precedieron, que tenían todas
por condición primaria de vida la intangibilidad del régimen de producción
vigente", la burguesía "no puede existir si no es revolucionando
incesantemente los instrumentos de la producción, que tanto vale decir el
sistema todo de la producción, y con él todo el régimen social." Y en este
desarrollo incesante de las fuerzas productivas Marx y Engels vaticinan que la
época de la burguesía tiene un límite en las propias relaciones de producción
burguesas. La sociedad feudal debía descomponerse porque sus relaciones de
producción obstaculizaban el desarrollo de las fuerzas productivas, lo cual
determinó que la burguesía, la representante de estas nuevas fuerzas
productivas, tarde o temprano tuviera que entrar en lucha política contra la
nobleza y hacerse del poder político para romper esas trabas. Este conflicto
entre fuerzas productivas y relaciones de producción estaba volviendo a ocurrir:
"Desde hace varias décadas, la historia de la industria y del comercio no es
más que la historia de las modernas fuerzas productivas que se rebelan contra
el régimen vigente de producción, contra el régimen de la propiedad, donde
residen las condiciones de vida y de predominio político de la burguesía." Se
cita como ejemplo de ello a las crisis comerciales.
Marx y Engels anuncian que la nueva clase revolucionaria que terminará con el
régimen burgués para poner en pie las nuevas relaciones de producción es el
proletariado, "esa clase obrera moderna que sólo puede vivir encontrando
trabajo y que sólo encuentra trabajo en la medida en que éste alimenta a
incremento el capital."
En los párrafos siguientes Marx y Engels describen el mundo industrial en el
que vive el proletariado, la tendencia de las clases medias empobrecidas a
engrosar sus filas, y la historia de su lucha contra el régimen burgués de
producción, que ha ido desde la confrontación aislada entre obreros y
burgueses individuales hasta llegar a la confrontación de las dos clases. Es el
mismo desarrollo acelerado de la industria el que nivela las condiciones
obreras, cohesiona a los proletarios, y presenta su asociación de clase como
primera necesidad para la lucha por sus intereses sociales, contrarios a los de
la clase de los burgueses.
Sin embargo, la revolución proletaria no tiene objetivos similares a los que tuvo
la revolución burguesa: "Todas las clases que le precedieron y conquistaron el
Poder procuraron consolidar las posiciones adquiridas sometiendo a la
sociedad entera a su régimen de adquisición. Los proletarios sólo pueden
conquistar para sí las fuerzas sociales de la producción aboliendo el régimen
adquisitivo a que se hallan sujetos, y con él todo el régimen de apropiación de
la sociedad. Los proletarios no tienen nada propio que asegurar, sino destruir
todos los aseguramientos y seguridades privadas de los demás. (...) Hasta
ahora, todos los movimientos sociales habían sido movimientos desatados por
una minoría o en interés de una minoría. El movimiento proletario es el
movimiento autónomo de una inmensa mayoría en interés de una mayoría
inmensa. El proletariado, la capa más baja y oprimida de la sociedad actual, no
puede levantarse, incorporarse, sin hacer saltar, hecho añicos desde los
cimientos hasta el remate, todo ese edificio que forma la sociedad oficial."
Los autores terminan este capítulo señalando la muerte histórica de la
burguesía y la victoria del proletariado como "igualmente inevitables" debido a
la incapacidad de la burguesía para elevar las condiciones de vida del
proletariado que, lejos de ello, decaen constantemente producto del desarrollo
de la gran industria dentro del régimen de producción burgués.
Capítulo II: Proletarios y comunistas
Los autores dejan claro que los comunistas "No tienen intereses propios que se
distingan de los intereses generales del proletariado. No profesan principios
especiales con los que aspiren a modelar el movimiento proletario." y que "El
objetivo inmediato de los comunistas es idéntico al que persiguen los demás
partidos proletarios en general: formar la conciencia de clase del proletariado,
derrocar el régimen de la burguesía, llevar al proletariado a la conquista del
Poder."
Lo que distingue a comunistas de proletarios es "que destacan y reivindican
siempre, en todas y cada una de las acciones nacionales proletarias, los
intereses comunes y peculiares de todo el proletariado, independientes de su
nacionalidad, y en que, cualquiera que sea la etapa histórica en que se mueva
la lucha entre el proletariado y la burguesía, mantienen siempre el interés del
movimiento enfocado en su conjunto. "
Los autores describen la teoría del comunismo empezando por resumirla en la
fórmula: "abolición de la propiedad privada", pero aclarando que no se refieren
a "la abolición de la propiedad en general, sino la abolición del régimen de
propiedad de la burguesía, de esta moderna institución de la propiedad privada
burguesa, expresión última y la más acabada de ese régimen de producción y
apropiación de lo producido que reposa sobre el antagonismo de dos clases,
sobre la explotación de unos hombres por otros."
A continuación, en forma polémica con interlocutores imaginarios, los autores
responden a "los reproches de la burguesía contra el comunismo": abolición de
la propiedad, del trabajo, de la familia, de la nacionalidad, de la individualidad,
etc. La respuesta a cada objeción aclara que lo que se busca abolir es la forma
burguesa que adoptan todas estas instituciones. En cada caso los autores
demuestran cómo estas acusaciones tópicas contra el comunismo, cuando no
son directamente calumnias, son una defensa más o menos velada de los
intereses de clase de la burguesía haciéndolos pasar por intereses de toda la
sociedad.
Más adelante los autores, sin "entrar a analizar las acusaciones que se hacen
contra el comunismo desde el punto de vista religioso-filosófico e ideológico en
general", señalan la base de las ideas de cada época en "las condiciones de
vida, las relaciones sociales, la existencia social del hombre", desmintiendo la
existencia de "verdades eternas", y concluyendo "Las ideas imperantes en una
época han sido siempre las ideas propias de la clase imperante".
Como terminación de este capítulo, Marx y Engels vuelven al punto de la
conquista del poder político por el proletariado como primer paso de la
revolución obrera. Señalan como tarea del proletariado erigido en clase
dominante el centralizar los medios de producción "en manos del Estado, es
decir, del proletariado organizado como clase gobernante" (en el prólogo a la
edición alemana de 1872, luego de la experiencia de la Comuna de París, los
autores dirían que "la clase obrera no puede limitarse a tomar posesión de la
máquina del Estado en bloque, poniéndola en marcha para sus propios fines",
de manera que esta identidad entre Estado y proletariado organizado como
clase gobernante es incorrecta).
A continuación, los autores esbozan un programa general de expropiaciones,
políticas fiscales, medidas jurídicas y reorganización de la economía y de la
educación a ser aplicado por el proletariado erigido en clase dominante. Por
último matizan que, si bien el proletariado, en lucha contra la burguesía, se ve
obligado a la conquista del poder político, una vez "hayan desaparecido las
diferencias de clase y toda la producción esté concentrada en manos de la
sociedad", la hegemonía política de clase del proletariado dejará de ser
necesaria, "Y a la vieja sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos
de clase, sustituirá una asociación en que el libre desarrollo de cada uno
condicione el libre desarrollo de todos."

MARX, Karl: Sobre la cuestión judía

La emancipación de los judíos es, en última instancia, la emancipación de la


humanidad del judaísmo.

El dinero se ha convertido a través de él y con él, en una potencia universal, y


el espíritu práctico de los judíos en el espíritu práctico de los pueblos cristianos.
Los judíos se han emancipado en la medida que los cristianos se han hecho
judíos.
La sociedad burguesa engendra constantemente al judío en su propia entraña.
La necesidad práctica, el egoísmo, es el principio de la sociedad burguesa y se
manifiesta como tal en toda su pureza tan pronto como la sociedad burguesa
alumbra totalmente de su seno el Estado político. El dios de la necesidad
práctica y del egoísmo es el dinero. El dios de los judíos se ha secularizado, se
ha convertido en dios universal. El judaísmo llega a su apogeo con la
coronación de la sociedad burguesa; pero la sociedad burguesa sólo se corona
en el mundo cristiano. Sólo bajo la egida del cristianismo, que convierte en
relaciones puramente externas para el hombre todas las relaciones nacionales,
naturales, morales y teóricas, podía la sociedad civil llegar a separarse
totalmente de la vida del Estado, desgarrar todos los vínculos genéricos del
hombre, suplantar estos vínculos por el egoísmo, por la necesidad egoísta,
disolver el mundo de los hombres en un mundo de individuos que se enfrentan
los unos a los otros atomística, hostilmente.
Teología y política
La emancipación política del judío, del cristiano y del hombre religioso en
general es la emancipación del Estado del judaísmo, del cristianismo y en
general de la religión. El Estado se emancipa de la religión al emanciparse de
la religión del Estado.
El hombre que se libera de él por medio del Estado, se libera políticamente, de
una barrera, al ponerse en contradicción consigo mismo, al sobreponerse a
esta barrera de un modo abstracto y limitado, de un modo parcial.
El Estado es el mediador entre el hombre y la libertad del hombre.
La propiedad privada
La elevación política del hombre por encima de la religión comparte todos los
inconvenientes y todas las ventajas de la elevación política, en general. El
Estado como Estado anula, por ejemplo, la propiedad privada.
Sin embargo, la anulación política de la propiedad privada, no sólo no destruye
a esta, sino que, lejos de ello, la presupone. El Estado anula a su modo las
diferencias de nacimiento, de Estado social, de cultura y de ocupación al
declarar el nacimiento como diferencias no políticas, al proclamar a todo
miembro del pueblo, sin atender a estas diferencias, como copartícipe por igual
de la soberanía popular, al tratar a todos los elementos de la vida real del
pueblo desde el punto de vista del Estado. No obstante, el Estado deja que la
propiedad privada, la cultura y la ocupación actúen a su modo, es decir, como
propiedad privada, como cultura y como ocupación, y hagan valer su
naturaleza especial.
La guerra civil en Francia (Marx - Engels)
La comuna de Paris.
El 18 de Marzo de 1871, los proletarios de Paris luego de los fracasos y las
traiciones de las clases dominantes, tienen como deber imperioso hacerse
dueños de sus propios destinos y tomar el poder.
Sin embargo, la clase obrera no debe limitarse solo a tomar posesión de la
máquina estatal tal y como está, ya que el poder estatal centralizado y sus
órganos tales como el ejército, la policía, la burocracia, etc. procede de los
tiempos de la monarquía absoluta y sirvió a la naciente sociedad burguesa.
La revolución de 1830 transfirió el gobierna de manos de los terratenientes a
manos de los capitalistas, es decir, de los enemigos más remotos hacia los
enemigos más directos de la clase obrera.
Se conformó, entonces, una República parlamentaria (con Luis Bonaparte
como presidente), un régimen de franco terrorismo de clase y de insulto contra
la “muchedumbre”.
Dicha unión se sirvió del poder del Estado, sin piedad, como una máquina
nacional de guerra del capital contra el trabajo, por miedo de una amenaza de
alzamiento del proletariado.
La cruzada ininterrumpida contra las masas productoras hizo que el poder
ejecutivo se reprima cada vez más, a tal punto de quitarle poder al parlamento,
es decir, mientras más se revestía el poder ejecutivo de facultades represivas,
más despojaba su propio baluarte parlamentario. El fruto natural de la
República dio como resultado un Segundo imperio. (Se le llama Segundo para
diferenciarlo del primer imperio francés por parte del general Napoleón a inicios
del S. XIX)
El nuevo imperio (1852 - 1870) con Luis Bonaparte o “Napoleón III” al mando,
declaraba apoyarse en los campesinos, amplia masa de productores no
envuelta directamente en la lucha entre el capital y el trabajo, mediante el
sufragio universal por sanción y la espada por cetro.
Dicho imperio quería unificar a todas las clases sociales, salvaba a la clase
obrera por destruir el parlamentarismo, y por lo tanto, la sumisión del gobierno
de las clases poseedoras, y también salvaba a las clases poseedoras por su
gran poderío económico.
La antítesis de este imperio era la comuna, la cual buscaba acabar no solo con
la forma monárquica de la dominación de clase, sino con la propia dominación
de clase. La comuna era la forma positiva de esta república.
-Se trataba de convertir este hecho en una institución duradera, por lo cual el
primer decreto de la comuna fue suprimir el ejército permanente y sustituirlo por
una guardia nacional, el pueblo armado.
-La comuna estaba formada por los consejeros municipales elegidos por el
sufragio universal, eran responsables y revocables en todo momento.
-La mayoría de sus miembros eran obreros o representantes de la clase
obrera.
-Era una corporación de trabajo, ejecutiva y legislativa al mismo tiempo.
-La policia se desprendió de sus atributos políticos y pasó a ser parte de la
comuna.
-Desde los miembros de la comuna “para abajo” todos los que desempeñaban
cargos públicos debían hacerlo con salarios de obrero.
-Además, la comuna tomó como medida desvincular a la iglesia del estado, ya
que se consideraba como la fuerza espiritual de represión.
-Todas las instituciones de enseñanzas se abrieron al pueblo gratuitamente,
emancipadas del Estado y De la Iglesia.
Una vez establecida en Paris, la comuna se abrió paso por las provincias,
dejando atrás l antiguo gobierno centralizado. La comuna debía ser la forma
política de hasta la más pequeña aldea del país, en todos los distritos rurales
se debe reemplazar a la policia por miembros de la comuna armados, y deben
administrar sus asuntos colectivos por medio de asambleas, y enviar diputados
a la asamblea nacional de Paris.
Sin embargo, el régimen de la comuna se ha tomado erróneamente por un
intento de fraccionar en una federación de pequeños estados, es decir, que el
antagonismo entre la comuna y el estado se ha presentado equivocadamente,
como una forma exagerada contra el excesivo centralismo.
El régimen de la comuna habría devuelto al organismo social todas las fueras
que el estado le había absorbido, y así había comenzado la regeneración en
Francia. La comuna implicaba un régimen de autonomía local, pero ya no como
contrapeso a un poder estatal.
La comuna era, esencialmente, un gobierno de la clase obrera, fruto de la lucha
de la clase productora contra la clase apropiadora, la forma política que llevó a
cabo la emancipación económica del trabajo.
Sin esta última condición, el régimen de la comuna habría sido una
imposibilidad y una impostura, ya que emancipado el trabajo, todo hombre se
convierte en trabajador, y el trabajo productivo deja de ser un atributo de clase.
Según el autor, la sociedad actual va a desembocar irresistiblemente en un
comunismo, debido a su propio desarrollo económico, sin embargo, los
trabajadores tendrán que pasar por largas luchas y por una serie de procesos
históricos que cambiarían las circunstancias.
Cuando la comuna de paris tomo por sus propias manos la dirección de la
revolución, es decir, cuando por primera vez en la historia los simples obreros
se atrevieron a violar el monopolio de gobierno de sus “superiores naturales”, el
viejo mundo se retorció en convulsiones de rabia ante el espectáculo de la
bandera roja, símbolo de la República del trabajo.
La clase media (tenderos, artesanos, comerciantes) surgió bajo la forma de
Unión republicana, y se colocó bajo la bandera de la comuna, defendiéndola,
ya que el Imperio los había arruinado económicamente con su dilapidación de
la riqueza pública y con las grandes estafas financieras.
Los campesinos eran bonapartistas, y por lo tanto, contrarios a la comuna,
estos querían establecer bloqueos policiales para evitar que la comuna
creciera.
La comuna era la verdadera representación de todos los elementos sanos de la
sociedad francesa, y por consiguiente, el autentico gobierno nacional, el cual
había adicionado a todos los obreros del mundo, como un ejemplo a seguir.
Mientras que el Segundo Imperio había sido la celebración de la estafa política,
los estafadores de todos los países habían acudido corriendo a su llamada
para participar en el saqueo del pueblo francés.
El antiguo gobierno, refugiado en Versalles, apenas recobró un poco de
fuerzas, comenzó a emplear medidas violentas contra la comuna, querían
derrocarla, ahogando la libre expresión y quemando los periódicos publicados
por Paris, entre otras medidas.
Maravilloso en verdad fue el cambio operado por la comuna de Paris. De aquel
Paris prostituido del Segundo Imperio no quedaba ni rastro. Paris ya no era
lugar de terratenientes ingleses, o de ex esclavistas, etc. Ya no había
cadaveres en el depósito ni asaltos nocturnos, ni siquiera hurtos.
Sin embargo, frente a este mundo nuevo de Paris, se alzaba el mundo viejo de
Versalles, el cual el primero era toda verdad, y el segundo toda mentira,
mentiras por parte de AdolpheThiers (jefe del poder ejecutivo de la República
hasta que las instituciones de Francia sean prescritas) el cual decía que el
Paris de la comuna no era más que un puñado de criminales, mientras que
verdaderamente, su Paris, el Paris de Thiers, era el Paris de los libres fugitivos,
el Paris rico, capitalista, el Paris para el que la guerra civil no era más que un
agradable pasatiempo.
En mayo de 1871, Thiers envió soldados franceses, con el apoyo de los
alemanes, para aplastar a la Comuna. El 30 de agosto del mismo año, se
convirtió en presidente provisional de la tercera República y gobernó hasta el
año 1873.

Contribución a la crítica de la economía política (Karl Marx) - Prefacio.


Marx hace una revisión crítica sobre la filosofía del derecho de Hegel.
Las relaciones jurídicas, así como las formas de estado, no pueden explicarse
ni por sí mismas, ni por la llamada evolución general del espíritu humano; que
se originan más bien en las condiciones materiales de existencia que Hegel
comprendía bajo el nombre de “sociedad civil”; pero que la anatomía de la
sociedad civil hay que buscarla en la economía política.
El resultado general al que Marx llegó fue que en la producción social de su
existencia, los hombres entran en relaciones determinadas, necesarias,
independientes de su voluntad; estas relaciones de producción corresponden a
un grado determinado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El
conjunto de estas relaciones de producción constituye la estructura económica
de la sociedad, la base real, sobre la cual se eleva una superestructura jurídica
y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social.
El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de vida social,
política e intelectual en general.
No es la conciencia de los hombres la que determina su ser; por el contrario, su
ser social es lo que determina su conciencia. En una fase determinada de su
desarrollo, las fuerzas productivas de la sociedad entran en contradicción con
las relaciones de producción existentes, o, lo cual no es más que su expresión
jurídica, con las relaciones de propiedad en cuyo interior se habían movido
hasta entonces. De formas evolutivas de las fuerzas productivas que eran,
estas relaciones se convierten en trabas de estas fuerzas. Entonces se abre
una época de revolución social. El cambio que se ha producido en la base
económica trastorna más o menos, lenta o rápidamente, toda la colosal
superestructura. Al considerar tales revoluciones importa siempre distinguir
entre la revolución material de las condiciones económicas de producción, y las
formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas (es decir, las formas
ideológicas bajo las cuales los hombres adquieren conciencia de este conflicto
y lo resuelven)
Así como no se juzga a un individuo por la idea que él tenga de su mismo,
tampoco se puede juzgar tan épica de revolución por la conciencia de su
misma; es preciso, por el contrario, explicar esta conciencia por las
contradicciones de la vida material, por el conflicto que existe entre las fuerzas
productivas y las relaciones sociales de producción. Una sociedad no
desaparece nunca antes de que sean desarrolladas todas las fuerzas
productivas que pueda contener, y las relaciones de producción nuevas y
superiores no se sustituyen jamás en ella antes de que las condiciones
materiales de existencia de esas relaciones hayan sido incubadas en el seno
mismo de la vieja sociedad. El problema mismo no se presenta más que
cuando las condiciones materiales para resolverlo existen o se encuentran en
estado de existir. Las relaciones burguesas de producción son la última forma
antagónica del proceso de producción social, un antagonismo que nace de las
condiciones sociales de existencia de los individuos. Las fuerzas productivas
que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa crean al mismo tiempo
las condiciones materiales para resolver este antagonismo. Con esta formación
social termina la prehistoria de la sociedad humana.

La vía democrática al socialismo (Poulantzas)

Finalmente, quisiera revisar rápidamente un segundo concepto clave en el


último libro de Nicos Poulantzas; más específicamente en el último capítulo de
ese libro, al que titula: “Hacia un socialismo democrático”.

Si el Estado capitalista moderno es una relación social que atraviesa a toda la


sociedad y a todos sus componentes: las clases sociales, las identidades
colectivas, sus ideas, su historia y sus esperanzas; entonces, el socialismo,
entendido como la transformación estructural de las relaciones de fuerzas entre
las clases sociales, necesariamente tiene que atravesar al propio Estado, que
por otra parte no es más que la institucionalización material e ideal, económica
y cultural, de esa correlación de fuerzas sociales. Y lo atraviesa justamente
como la democratización sustancial de las decisiones colectivas, de la gestión
de lo común, como desmonopolización creciente de la producción de los
universales cohesionadores; es decir, como irrupción de la democracia en las
condiciones materiales y simbólicas de la existencia social.

De acuerdo a Poulantzas, siete son las características de esta vía democrática


al socialismo:

1) Es un largo proceso, en el que (…)

2) Las luchas populares despliegan su intensidad en las propias


contradicciones del Estado, modificando las relaciones de fuerza en su seno
mismo (…)

3) Las luchas transforman la materialidad del Estado (…)

4) Las luchas reivindican y profundizan el pluralismo político ideológico (…)

5) Las luchas profundizan las libertades políticas, el sufragio universal de la


democracia representativa.

6) Se desarrollan nuevas formas de democracia directa y de focos


autogestionarios.

7) Todo eso acontece en la perspectiva de la extinción del Estado [xiv] .

Cuando Poulantzas menciona que la vía democrática al socialismo es un “largo


proceso”, se refiere a que no se trata de un golpe de mano, un asalto al Estado,
una victoria electoral o armada, ni mucho menos un decreto. Desde la lógica
relacional, el socialismo consiste en la transformación radical de la correlación
de fuerzas entre las clases anteriormente subalternas, que ha de materializarse
en distintos nodos institucionales del Estado que condensan precisamente esa
correlación de fuerzas. Pero también −añadiríamos nosotros− significa, en esta
misma lógica, continuas transformaciones en las formas organizativas de las
clases laboriosas, en su capacidad asociativa y de participación directa, y, por
sobre todo, en lo que denominamos como la dimensión ideal del Estado, es
decir, en las ideas-fuerza de la sociedad, en el conjunto de esquemas morales
y lógicos con los que la gente organiza su vida cotidiana.

De hecho, esta dimensión ideal del Estado −a veces soslayada por


Poulantzas− quizás es la más importante a transformar, pues, incluso lo más
material del Estado (los aparatos de coerción) son eficaces solamente si
preservan la legitimidad de su monopolio; es decir, si existe una creencia
socialmente compartida acerca de su pertinencia y necesidad práctica.

Entonces, la idea de proceso hace referencia a un despliegue de muchas


transformaciones en las correlaciones de fuerzas, en la totalidad de los
espacios dentro de la estructura estatal y también por fuera de ella; aunque sus
resultados difieran en el tiempo. Pero, ciertamente, no se trata de una
acumulación de cambios graduales al interior del Estado, tal como propugnaba
el viejo reformismo.

Interpretando esto desde la experiencia boliviana, ese proceso significa un


despliegue simultáneo de intensas luchas sociales en cada uno de los espacios
de las estructuras estatales, donde se dan profundas transformaciones en las
correlaciones de fuerza entre los sectores sociales con capacidad de decisión y
en la propia composición material de esas estructuras estatales; esto es válido
tanto para los sistemas de representación electoral (victorias electorales), para
la administración de los bienes comunes (políticas económicas), y para la
hegemonía política (orden simbólico del mundo).

La hegemonía es la creciente irradiación de una esperanza movilizadora en


torno a una manera social de administrar los bienes comunes de todos los
connacionales, pero también es la modificación de los esquemas morales y
lógicos con los que las personas organizan su presencia en el mundo. Gramsci
tiene razón cuando dice que las clases trabajadoras deben dirigir y convencer a
la mayor parte de las clases sociales en torno a un proyecto revolucionario de
Estado, economía y sociedad. Aunque Lenin también tiene razón, cuando
afirma que el proyecto dominante debe ser derrotado.

Se dice que existen dos versiones respecto a la hegemonía política: la de


convencer, gramsciana; y la de derrotar, leninista.
Nuestra experiencia en Bolivia nos enseña que la hegemonía es en realidad la
combinación de ambas. Primero está el irradiar y convencer en torno a un
principio de esperanza movilizadora (tal como lo demandaba Gramsci).
Hablamos de un largo trabajo cultural, discursivo, organizativo y simbólico, que
va estableciendo nodos de irradiación territorial en el espacio social, y cuya
eficacia se pone a prueba al momento del vaciamiento y resquebrajamiento de
las tolerancias morales entre los gobernantes y los gobernados, o momentos
de disponibilidad social para revocar los esquemas morales y lógicos del orden
social dominante.

Uno nunca puede saber con precisión cuándo emergerá ese momento de
revocación de las antiguas fidelidades políticas y, de hecho, hay generaciones
sociales, revolucionarios, académicos y líderes sociales, que trabajan décadas
y mueren antes de ver algún resultado. Sin embargo, esos momentos de la
sociedad en las que ella se abre a una revocatoria de creencias sustanciales sí
existen; y entonces es ahí cuando la larga y paciente labor de construcción
cultural, simbólica y organizativa pone a prueba su capacidad irradiadora para
articular esperanzas movilizadoras, a partir de las potencias latentes dentro del
propio tramado de las clases subalternas. La constitución de un “empate
catastrófico” [xv] , de dos proyectos sociales confrontados con capacidad de
movilización, convencimiento moral e irradiación territorial propia de los
procesos revolucionarios, surgirá de esta estrategia de “guerra de posiciones”
[xvi] .

Sin embargo, después llega un momento, que podemos llamar el “momento


robesperiano”, en el que se debe derrotar la estructura discursiva y organizativa
de los sectores dominantes −y ahí quien tiene razón es Lenin. Ningún poder se
retira del campo de fuerzas por mera constatación o deterioro; no, al contrario,
hace todo lo posible, incluso busca recurrir a la violencia para preservar su
mando estatal. Entonces, en medio de una insurgencia social por fuera del
Estado, y por dentro de las propias estructuras institucionales del Estado, se
tiene que derrotar el viejo poder decadente, atravesando lo que se podría
llamar un “punto de bifurcación” [xvii] , en el que las fuerzas, acumuladas en
todos los terrenos de la vida social a lo largo de décadas, se confrontan de
manera desnuda, dando lugar a una nueva correlación y una nueva
condensación de ellas. Y es que una correlación de fuerzas no deviene en otra
sin una modificación de la fuerza en sentido estricto; por eso el cambio de
dirección y de posición de la correlación de fuerzas requiere un “punto de
bifurcación” o un cambio en las propias fuerzas que se confrontan. Por eso, la
inclinación leninista por una “guerra de movimientos” (como la definía Gramsci),
no es una particularidad de las revoluciones en “oriente” con una débil sociedad
civil, sino una necesidad común frente a cualquier Estado del mundo, que en el
fondo no es más que una condensación de correlación de fuerzas entre las
clases sociales. La estrategia revolucionaria radica en saber en qué momento
del proceso se aplica la “guerra de movimientos” y en qué otro la “guerra de
posiciones”; el punto es que una no puede existir sin la otra.

Una vez atravesado el punto de bifurcación que reestructura radicalmente la


correlación de fuerzas entre las clases sociales, dando lugar a un nuevo bloque
de poder dirigente de la sociedad, nuevamente se tiene que volver a articular y
convencer al resto de la sociedad, incluso a los opositores (que no
desaparecen), aunque su articulación ya no será como clases dominantes, sino
como clases derrotadas, es decir, desorganizadas y sin proyecto propio. Y aquí
entonces entra nuevamente en escena Gramsci, con la lógica del
convencimiento y la reforma moral e intelectual. En este caso, la fórmula es:
convencer e instaurar, en palabras de Bloch, el “principio esperanza” [xviii] ; en
otros términos, derrotar el proyecto dominante e integrar en torno a los nuevos
esquemas morales y lógicos dominantes al resto de la sociedad. He ahí la
fórmula de la hegemonía política, del proceso de construcción de la nueva
forma estatal.

A riesgo de esquematizar la idea del socialismo como proceso, podríamos


distinguir entre los nudos principales, los nudos decisivos y los nudos
estructurales que requiere una revolucionarización de forma y contenido social
para un tránsito democrático hacia el socialismo.

Los nudos principales de revolucionarización de la correlación de fuerzas


serían:

a) El gobierno

b) El parlamento

c) Y los medios de comunicación

Los nudos decisivos:

d) La experiencia organizativa autónoma de los sectores subalternos

e) La participación social en la gestión de los bienes comunes


f) El uso y función redistributiva de los recursos públicos

g) Y las ideas fuerza u horizontes de época con las que las personas se
movilizan.

Y los nudos estructurales:

h) Las formas de propiedad y gestión sobre las principales fuentes de


generación de riqueza, en la perspectiva de su socialización o
comunitarizacion;

i) Los esquemas morales y lógicos con los que las personas conocen y actúan
en el mundo, capaces de ir desmontando procesualmente los monopolios de la
gestión de los bienes comunes de la sociedad.

Tenemos, entonces, nudos principales, decisivos y estructurales; pero no se


trata de condensaciones de fuerzas graduales y en ascenso, sino de
componentes concéntricos de las luchas de clases que revelan la composición
social, económica, política y simbólica del campo social, de la trama social y del
proceso estatal en marcha.

Cuando solo se dan cambios en los nudos principales, estamos ante


renovaciones regulares en los sistemas políticos dentro del mismo orden
estatal. Si los cambios se presentan en los nudos principales y en los nudos
decisivos, estamos ante revoluciones democráticas y políticas que renuevan el
orden estatal capitalista dominante bajo formas de ampliación democratizada
de sus instituciones y derechos. Y cuando se dan cambios simultáneamente en
los tres nudos (principales, decisivos y estructurales), nos encontramos ante
revoluciones sociales que inician un largo proceso de transformación estatal,
un nuevo bloque de clases dirigente, una democratización creciente de la
política y de la economía, y −lo que es decisivo− un proceso de
desmonopolización de la gestión de los bienes comunes de la sociedad
(impuestos, derechos colectivos, servicios básicos, recursos naturales, sistema
financiero, identidades colectivas, cultura, símbolos cohesionadores, redes
económicas, etc.).

Retomando la propuesta de la vía democrática al socialismo poulantziana, ésta


supone dos cosas más. En primer lugar, la defensa y ampliación del pluralismo
político, de la democracia representativa. En la actualidad esto es una
obviedad; sin embargo, hace 30 años, en la izquierda y en el marxismo, esa
afirmación era una completa herejía porque la democracia representativa
estaba asociada a la democracia burguesa. Y seguramente el mismo
Poulantzas debió haber recibido, por esa afirmación, innumerables críticas de
la izquierda radical “oficial” y las consiguientes excomuniones políticas.

En segundo lugar, Poulantzas también plantea la ampliación de los espacios de


democracia directa. Derrumbadas las fidelidades oscurantistas que obligaban
al pensamiento marxista a mutilarse y silenciarse en el altar de la obsecuente
defensa de unos regímenes que a la larga se mostraron como formas
anómalas de capitalismo de Estado, ahora comprendemos que las libertades
políticas y la democracia representativa son, en gran medida, resultado de las
propias luchas populares; son su derecho de ciudadanía y forman parte de su
acervo, de la memoria colectiva y de su experiencia política. Es cierto que la
democracia representativa ayuda a reproducir el régimen estatal capitalista,
pero también consagra los derechos sociales, unifica colectividades de clase y,
lo que es más importante, es un terreno fértil para despertar posibilidades
democráticas que van más allá de ella. Si bien la democracia representativa
puede devenir en una democracia fósil que expropia la voluntad social en
rituales individualizados que reproducen pasivamente la dominación, también
expresa parte de la fuerza organizativa alcanzada de las clases subalternas, de
sus límites temporales, y, ante todo, es el escenario natural en el que pueden
desplegarse y despertarse formas democráticas y capacidades asociativas que
van más allá de ella y del propio Estado.

Ciertamente, lo popular se constituye como sujeto político en las elecciones y


en las libertades políticas, pero también está claro que lo popular rebasa lo
meramente representativo; la irradiación democrática de la sociedad crea o
hereda espacios de participación directa, de democracia comunitaria, de
experiencia sindical y asambleística territorial, que también forman parte del
pluralismo democrático de la sociedad. Esta dualidad democrática
representativa y participativa-directa-comunitaria es la clave para el
entendimiento de la vía democrática al socialismo.

De hecho, desde esta perspectiva, el socialismo no está asociado a la


estatización de los medios de producción −que ayuda a redistribuir riqueza,
pero que no es un tipo de propiedad social ni el inicio de un nuevo modo de
producción− o a un partido único (que en el caso de Lenin, fue una
excepcionalidad temporal ante la guerra y la invasión de siete potencias
mundiales). El socialismo no puede ser nada menos que la ampliación
irrestricta de los espacios deliberativos y ejecutivos de la sociedad en la gestión
de los asuntos públicos y, a la larga, en la producción y gestión de la riqueza
social.
Al interior de la audaz reflexión poulantziana, la cuestión de las formas de
propiedad de los recursos económicos en el socialismo, y de la complejidad y
dificultad en la construcción de experiencias organizativas para implementar
formas de propiedad social, de producción social de riqueza y de gestión social
de la producción que vayan más allá de la propiedad estatal y privada
capitalista, constituyen un tema central pendiente en sus escritos [xix] .
Volviendo a la trágica paradoja con la que caracterizamos el tiempo en que se
desarrolla la obra de Poulantzas, quizás también en ella radique la virtud de su
pensamiento. Él supo mirar más allá de la derrota temporal que se avecinaba
para proponer los puntos nodales del resurgimiento de un pensamiento
socialista; solo que para eso tuvieron que pasar más de 30 años. Es así que los
socialistas y marxistas de hoy, tenemos mucho aún que aprender de este
intelectual para entender el presente y para poder transformarlo.

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