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Enrique Bonnín. Moral de La Vida PDF
Enrique Bonnín. Moral de La Vida PDF
ISBN: 970-652-373-1
Impreso y hecho en México.
SIGLAS UTILIZADAS
2. DEFINICIÓN DE BIOÉTICA
1 En México, un buen ejemplo de estos tratados, fue el de Julio Roldán González, Ética Médi
ca. La última edición que conozco es de Librería Parroquial Clavería, México, 1990.
2 W.T. Reich (ed), Encyelopedia o f Bioethics, Ed. Simón & Schuster, Nueva York 19952, vol. I,
p. 250.
3 Cf. O.J. Villarreal, “ De la bioética a la moral de la vida” , Anamnesis, 3 (1993), pp. 59-71.
INTRODUCCIÓN A LA MORAL DE LA VIDA 13
4 Asociación Ecuménica de Teólogos del Tercer Mundo, Teología desde el Tercer Mundo, Ed.
DEI, San José, 1982, pp. 94-95.
5 Cf. A. Bompiani, Bioética dalla parte dei deboli, Ed. Dehoniane, Bolonia, 1995.
INTRODUCCIÓN A LA MORAL DE LA VIDA • 17
por salvar la vida (Job 2,4). El ideal del A.T. es gozar largos años de
vida (Deut 30,19-20).
b) La vida es una cosa sagrada. (Cf. el tema de la sangre, Lev
17,10-12). Pero la vida no es intangible, ni es un valor absoluto: por
esto a veces el amor puede exigirnos el dar la vida (Me 8,35; Le 14,26;
Jn 15,13). El ejemplo de Cristo nos manifiesta con toda claridad que el
respeto a la vida, exigencia ética fundamental, no ha de adoptar for
mas idolátricas o absolutizadoras. De hecho la vida humana puede
entrar a veces en conflicto con valores religiosos o morales que en al
gunas circunstancias prevalecerán sobre el derecho a la propia vida.
c) Dios es la fuente de la vida. “Entonces Yavé Dios formó al hom
bre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y re
sultó el hombre un ser viviente” (Gén 2,7; cf. Hech 17,28). La imagen
de Dios en el ser humano exige que su vida sea respetada (cf. Gén 9,6).
d) La vida es un don en usufructo. (Le 12,20). La vida es un kairós,
un tiempo de gracia. Se nos pedirá cuenta de lo hecho durante esta
vida (cf. 2 Cor 5,10). En este sentido, aunque considero que todavía es
válido hablande que el hombre es un “ administrador de su vida” , con
viene no entender esta expresión en un sentido mercantil y jurídico,
sino como expresión del dominio amoroso de Dios sobre nuestra exis
tencia. La vida bajo este aspecto es misión y tarea (cf. Mt 25,14-30: pa
rábola de los talentos). El dominio de Dios sobre la vida no sólo
respeta nuestra libertad, sino que nos la está regalando continuamen
te. Dios no es un inquisidor de nuestra vida, sino que quiere que ésta
se exprese lo más plenamente posible. Recuérdese la frase de san Ire-
neo: Homo vivens, gloria Dei. Hay que aplicar al tema de la vida la doc
trina tomista de que el hombre ha sido hecho por Dios providencia de
sí mismo.
e) Como consecuencia de lo anterior, Dios prohíbe el homicidio.
(Éx 20,13; Mt 5,21-22; 1 Jn 3,15). “Ningún homicida tiene en sí la vida
eterna” . Acerca de la dificultad que proviene de los textos del A.T. en
que Dios manda matar, hablaremos en el capítulo 3.
f) La vida de cada uno está confiada al amor y cuidado de los otros.
Nadie puede responder como Caín: “ ¿Acaso soy yo el guardián de mi
hermano?” (Gén 4,9). Las parábolas del buen samaritano y del pobre
Lázaro nos muestran cómo el Evangelio nos pide ser responsables de
la vida corporal del prójimo en peligro. Esto significa el respeto positi
vo por la vida humana (no es suficiente el simple no hacer daño a na
die).
18 • MORAL DE LA VIDA
mundo actual: “Ha nacido una mentalidad contra la vida” (n° 30).
Esta mentalidad es debida a diferentes causas:
a) El progreso científico-técnico crea en algunos una angustia
cada vez más profunda ante el futuro de la humanidad.
b) “Algunos se preguntan si es un bien vivir o si sería mejor no ha
ber nacido; dudan de si es lícito llamar a otros a la vida, los cua
les maldecirán su existencia en un mundo cruel, cuyos terrores
no son ni siquiera previsibles” (ib.).
c) “Otros piensan que son los únicos destinatarios (de la vida) y ex
cluyen a los demás” , a los cuales imponen métodos y programas
de anticoncepción, esterilización y aborto procurado.
d) Otros, “ cautivos de la mentalidad consumista y con la única
preocupación de un continuo aumento de los bienes materiales,
acaban por no comprender, y por consiguiente rechazar la ri
queza espiritual de una nueva vida humana” (ib.).
e) “En último término, la razón última de estas mentalidades es la
ausencia de Dios en el corazón de los hombres” (ib.). De hecho
sólo el amor de Dios es más fuerte que todos los posibles miedos
del mundo y puede vencerlos.
Creo que las distintas razones que da Juan Pablo II para explicar
la mentalidad antivida pueden resumirse en una sola palabra: la secu
larización, es decir, la ideología que lleva a vivir como si Dios no exis
tiera.
2) Dentro del magisterio de Juan Pablo II sobre la defensa del dere
cho a la vida es importante el discurso pronunciado a los participan
tes en el LIV curso organizado por la Universidad Católica del
Sagrado Corazón en Italia, el 6 de septiembre de 1984 (Texto en Eccle-
sia, n. 2190, 22-9-1984, pp. 1146-1147). El Papa se refiere directamente
en este discurso al tema de la eutanasia, pero al profundizar en sus
causas nos da otra descripción de la mentalidad que acompaña a la
cultura de la muerte. Esta mentalidad estaría caracterizada por los si
guientes aspectos:
a) “La costumbre de disponer, según el propio arbitrio, de la vida
humana cuando aparece” .
b) “La tendencia a estimar la vida personal sólo en la medida en
que sea portadora de riquezas y placeres".
c) “La valoración del bienestar material y del placer com o bie
nes supremos y, en consecuencia, el concepto de sufrimiento
como mal absoluto, que se debe evitar a toda costa y con todos
los medios” .
22 • MORAL DE LA VIDA
8 Cf. J. Gafo, pp. 17-24. A la bibliografía del final del capítulo añadir: T i . Beauchamp —J f .
Childress, Principi di etica biomedica, Ed. Le Lettere, Florencia, 1999.
26 • MORAL DE LA VIDA
9 Cf. J.Gafo. Bioética teológica. Ed. Desclée de B., Bilbao 2003, pp. 164-166.
INTRODUCCIÓN A LA MORAL DE LA VIDA • 27
eos, éstos no deben ofrecerse a quien paga más, sino a aquel paciente
que se presume pueda beneficiarse más10.
Algunas pensadoras feministas han subrayado que la bioética de
los principios debe ser complementada con la “ bioética del cuidado” .
En ésta se enfatiza que la pregunta fundamental no es tanto la de
cóm o ser justos11, sino la de cómo responder a las necesidades de las
personas con las que se entra en relación.
Otros autores opinan que en bioética los principios han de ser per
feccionados por el método casuístico, por la ética de las virtudes o por
la ética de la responsabilidad12.
10 Cf. J. Gafo (ed.), El derecho a la asistencia sanitaria y la distribución de recursos, Ed. Univer
sidad P. Comillas, Madrid, 1999.
11 Cf. C. Gilligan, La moral y la teoría. Psicología del desarrollo femenino, Ed. FCE, México,
1Í85.
12 Cf. J. Gafo, op.cit. (2003), pp. 62-71.
28 • MORAL DE LA VIDA
BIBLIOGRAFÍA
15 En K. Rahner (ed.), Reflexiones en tom o a la “Humanae vitae”, Ed. Paulinas, Madrid, 1971,
pp. 138-139.
30 • MORAL DE LA VIDA
11. Gloria M. Tomás Garrido (ed.), Manual de Bioética, Ed. Ariel, Bar
celona, 2001 .Parte I.
12. Marciano Vidal, Bioética, Ed. Tecnos, Madrid, 1989, pp. 15-27.
CAPITULO O
EL SENTIDO DE LA VIDA
HUMANA
casa sin saber a dónde va” (Heb 11,8). Se aclara así de algún modo la
dialéctica de las palabras de Jesús: “El que quiera salvar su vida, la
perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio la salva
rá” (Me 8,35). En cristiano podemos afirmar que la plenitud del senti
do de la vida sólo la consigue el que la entrega por el Reino en el
seguimiento de Jesús, aunque esto le lleva necesariamente a enfren
tarse (y en América Latina son muchos los que lo están viviendo en su
carne) con los poderes de la anti-vida, que se oponen a la liberación.
En este camino, que es paso de la muerte a la vida, el creyente tiene
siempre la seguridad que le ofrece el “ andar como el anduvo” (1 Jn
2,6). Por esto Cristo “manifiesta plenamente el hombre al propio hom
bre” , “ya que el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio
del Verbo Encarnado” (GS 22a).
1) La necrofilia
2) El narcisismo
3) La fijación incestuosa
una tendencia que va más allá de la atracción del hijo varón por la ma
dre en el complejo de Edipo. Según Fromm es una de las pasiones
más fundamentales de hombres y mujeres y se refiere al deseo de pro
tección que experimenta todo ser humano. Esta tendencia se da tam
bién en el adulto, el cual, frente a los peligros y los riesgos de la vida,
siente el anhelo de una fuerza que le dé seguridad, protección y amor.
De hecho en todas las personas existen dos tendencias desde el
momentos mismo de nacer: una para salir a la luz y otra para volver al
seno materno; una para la aventura y otra para la seguridad; una para
el riesgo de la independencia y otra para la protección de la depen
dencia. Cuando vence la segunda tendencia tenemos la inclinación
patológica de una fijación maternal incestuosa.
Fromm estudia también tres consecuencias que se derivan como
resultado de esta fijación:
a) La falta de objetividad.
b) La insensibilidad ante el otro como ser humano.
c) La incapacidad para la libertad, para ser uno mismo.
Como fruto de estas consecuencias se da la agresividad y la violen
cia contra todo aquel que no se identifica con la propia madre (lláme
se ésta nación, cultura, religión, raza, etc.) y, sobre todo, contra el que
intenta atacar de alguna forma a la madre con la que el individuo vive
de una forma simbiótica, es decir, que está adherido a ella y de ella re
cibe la vida y la seguridad.
Fromm resume su pensamiento en la siguiente frase: “La tenden
cia a seguir vinculado a la persona maternizante y sus equivalentes
-la sangre, la familia, la tribu- es inherente a todos los hombres y mu
jeres. Está constantemente en pugna con la tendencia opuesta -n a
cer, progresar, crecer-. En el caso de un desarrollo normal vence la
tendencia al crecimiento; en un caso patológico grave vence la ten
dencia regresiva a la unión simbiótica y da por resultado la incapaci-
tación más o menos total del individuo” (El corazón del hombre,
p. 124s).
BIBLIOGRAFÍA:
1. EL HOMICIDIO
2. LA LEGÍTIMA DEFENSA
del principio del conflicto de deberes, pero no del principio del doble
efecto tal como luego fue explicado por la teología, pues en este caso la
defensa de la vida del inocente se realiza como consecuencia de la
muerte del agresor. Incluso creo que se puede afirmar que la argu
mentación de Sto. Tomás es de tipo teleológico. Dice así:
“Nada impide que de un solo acto haya dos efectos, de los cuales uno
sólo es intencionado y el otro no. Pero los actos morales reciben su es
pecie de lo que está en la intención y no, por el contrario, de lo que es
ajeno a ella, ya que esto les es accidental. Ahora bien: del acto de la per
sona que se defiende a sí misma pueden seguirse dos efectos: uno, la
conservación de la propia vida; y otro, la muerte del agresor. Tal acto,
en lo que se refiere a la conservación de la propia vida nada tiene de ilí
cito, puesto que es natural a todo ser conservar su existencia todo
cuanto pueda. Sin embargo, un acto que proviene de buena intención
puede convertirse en ilícito si no es proporcionado al fin. Por consi
guiente, si uno, para defender su propia vida usa de mayor violencia
que la precisa, este acto será ilícito. Pero si rechaza la agresión mode
radamente será lícita la defensa, pues con arreglo al derecho es lícito
repeler la fuerza con la fuerza, moderando la defensa según las necesi
dades de la seguridad amenazada. No es, pues, necesario para la salva
ción que el hombre renuncie al acto de defensa moderada para evitar
ser asesinado, puesto que el hombre está más obligado a mirar por su
propia vida que por la vida ajena”.
1 Cf. A.A. Hásler, El odio en el mundo actual, Alianza Editorial, Madrid, 1973.
2 Cf. J. y H. Goss-Mayr, Evangelio y lucha por la paz, Ed. Sígueme, Salamanca, 1990, pp. 25-41.
48 • MORAL DE LA VIDA
3 Cf. J. Jeremías, Palabras de Jesús, Ed. Fax, Madrid, 1968, pp. 23-100.
EL HOMICIDIO Y LA LEGÍTIMA DEFENSA 49
5 Cf. J. García Trapiello, El problema de la moral en el Antiguo Testamento, Ed. Herder, Barce
lona, 1977, especialmente pp. 162-246. Sobre el tema de la violencia en la Biblia cf. G. Barba-
glio, Dios ¿violento?, Ed. Verbo Divino, Estella, 1992.
EL HOMICIDIO Y LA LEGÍTIMA DEFENSA • 51
BIBLIOGRAFÍA:
útero materno hay una vida humana: cf. Le 1,41-44 (la reacción de
Juan Bautista en el seno de su madre Isabel). Entre las prácticas con
denadas en el N.T. está lafarmakeia (hechicería), que es posible se re
fiera a prácticas abortivas (cf. Gál 5,20; Ap 9,21; 21,8).
La tradición de la Iglesia, sin embargo, es constante en la condena
ción del aborto desde el primer documento que se nos ha transmitido,
de tal forma que ha podido hablarse con propiedad de “ dos mil años
de acogida a la vida no-nacida” . Así la Didajé afirma: “ No matarás al
hijo en el seno de su madre” (5,2). Atenágoras en su En defensa de los
cristianos señala: “Los cristianos afirmamos que las que practican el
aborto cometen homicidio y habrán de dar a Dios cuenta del abor
to” (33). En términos parecidos se expresa la Carta de Bernabé: “No
matarás a tu hijo en el seno de la madre ni, una vez nacido, le quitarás
la vida” (XIX,5). Estos textos se explican porque la práctica del aborto
y la del infanticidio eran muy frecuentes en el mundo greco-romano.
Entre los Santos Padres posteriores podemos citar la condena de todo
aborto que hacen san Jerónimo (cartas 22 y 123) y san Agustín (Contra
Faustum 15,7).
De modo parecido se expresan los concilios de los primeros siglos
imponiendo graves penas a los que provocan el aborto: Elvira (año
306), Ancira (314), II de Braga (572), Trullo (692). El concilio de Elvira
afirma en el canon 63: “ Si alguna mujer en ausencia de su marido co
metiere adulterio, y de sus resultas concibiere, y después de esto ma
tase a su hijo, no recibirá la comunión ni aun al fin de la vida, por
haber duplicado la maldad” . El canon 20 del concilio de Ancira mode
ra el castigo anterior en los siguientes términos: “ Respecto a aquellas
mujeres que fornican y matan sus partos, y de las que ponen medios
para abortar, estaba mandado por los cánones antiguos que hasta el
fin de su vida estuviesen excluidas de la Iglesia. Mas ahora suaviza
mos esta disciplina fijando su penitencia en diez años” .
Entre los Papas que condenaron el aborto están: Gregorio III
(731-741); Esteban V (885-895), Sixto V (1588), Inocencio XI (1679).
Esteban V, por ejemplo, indica lo siguiente escribiendo al obispo de
Maguncia: “A aquellos a quienes se les prueba, o que confiesan que
son culpables del crimen de infanticidio, castigúelos tu moderación,
porque si es homicida el que por el aborto destruye en el útero lo con
cebido, ¿cóm o podrá ser excusado de ser homicida el que matare un
niño de un solo día?” 2
2 Pueden verse los textos de Papas y Concilios en M. Zalba - J. Bozal, El Magisterio eclesiástico
y la medicina, Ed. Razón y Fe, Madrid, 1955.
EL ABORTO • 55
3 Se quería encontrar una base bíblica para la distinción entre feto formado y no formado en
la traducción griega de los L X X de Éx 21,22-23. Allí se dice que si el feto que muere en una
pelea es formado se exige la pena del talión. Es decir, se supone que es una persona. Pero
hoy está fuera de dudas que la traducción de los L X X falsea en este caso el texto hebreo. Sin
embargo, hay que tener en cuenta que esta traducción tuvo un gran influjo en los primeros
siglos. Cf. J. Gafo (1979), pp. 65-68.
56 • MORAL DE LA VIDA
7 Adoptamos la terminología más común entre los biólogos: Cigoto, desde la fecundación has
ta la terminación de la implantación en el útero (los primeros 14 días); embrión, desde el ini
cio de la tercera semana hasta el final de la séptima;/eto, desde la octava semana hasta el fi
nal de la gestación.
EL ABORTO • 59
8 Cf. Norman M. Ford, Quando eomincio i o? Ed. Baldini & Castoldi, Milán, 1997.
60 • MORAL DE LA VIDA
9 Algunos opinan que en virtud de que durante las 10-12 primeras semanas de gestación el
embrión humano es prácticamente idéntico al de otros mamíferos, sólo hasta entonces el
feto puede considerarse com o humano, ya que es cuando aparecen los rasgos morfológicos
genuinos de la especie humana. Cf. J.M.García Mouriño, Otras formas violentas de morir,
Ed. San Pablo, Madrid, 1998, p. 64.
EL ABORTO • 61
Se llaman así las razones por las que alguien en un momento deter
minado juzga aconsejable, “indicado” , interrumpir el embarazo por
medio del aborto. Veamos sus aspectos éticos.
12 Cf. M. Zalba, “El aborto terapéutico. ¿Aborto indirecto?” , Estudios Eclesiásticos, 52 (1977),
pp. 9-38. El autor, conocido por sus opiniones conservadoras, termina su artículo afirmando:
“El aborto terapéutico nos parece que no es aborto directo” . Otros autores prefieren aplicar
en esta situación el caso de conflicto de valores.
13 Conferencia Episcopal Alemana, Catecismo católico para adultos. Vol. II: Vivir la fe. Ed.
BAC, Madrid, 1998, pp. 261s. Quizás no sea inútil recordar que este Catecismo tiene el visto
bueno de la Santa Sede. El episcopado del Canadá afirma lo siguiente: “ Las palabras del
Concilio sobre el aborto condenan evidentemente el atentado directo a la vida del feto y no
aquellas intervenciones que se imponen para salvar la vida de la madre y que, a veces, pro
vocan la muerte del feto, sin quererlo” Los obispos de Corea del Sur se expresan en el mismo
sentido: cf. G. Caprile, Non uccidere. II magistero della Chiesa sull 'aborto, Ed. La Civiltá Cat-
tolica, Roma 1973, n° 83 y 112. E. López Azpitarte afirma que, siguiendo lo declarado por la
Evangelium vitae de que el injusto agresor deja de ser inocente “incluso en el caso que no
fuese moralmente responsable por falta de uso de razón” (n° 55), “ el feto que pusiera en peli
gro la vida de la madre ya no podría catalogarse com o inocente” : “ La Evangelium vitae y el
aborto terapéutico” , Stromata 58 (2002), p. 309.
EL ABORTO • 65
14 La legislación sobre el aborto en México es muy variada según los diversos estados. El Códi
go penal para el Distrito Federal permite el aborto cuando el embarazo es fruto de una viola
ción (artic. 333) y cuando, de no provocarse el aborto, la mujer embarazada corre peligro de
muerte (artic. 334). Más recientemente, tras desafortunada controversia, se añadieron los
casos de peligro de malformaciones (indicación eugenésica) y de peligro para la salud de la
madre. El único estado que hace tiempo despenalizó el aborto por razones económ icas es el
de Yucatán.
EL ABORTO • 67
hacer el mal! Tienen más facilidades para abortar, lo mismo que tie
nen más facilidades para comprar droga y más facilidades para con
tratar un asesino a sueldo. Pero así como lo anterior no es razón para
que se despenalice el asesinato a fin de dar a todos la igualdad de
oportunidades para la venganza, así tampoco la igualdad de oportuni
dades ante el crimen del aborto es razón para que se despenalice.
Lo anterior no quiere decir que la Iglesia sea insensible a la trágica
situación de las mujeres que abortan. Juan Pablo II les dedica un ex
celente párrafo en la EV, en el que entre otras cosas se afirma: “ La
Iglesia sabe cuántos condicionamientos pueden haber influido en
vuestra decisión, y no duda de que en muchos casos se ha tratado de
una decisión dolorosa e incluso dramática. Probablemente la herida
todavía no ha cicatrizado en vuestro interior. Es verdad que lo sucedi
do fue y sigue siendo profundamente injusto. Sin embargo, no os de
jéis vencer por el desánimo y no abandonéis la esperanza” (n° 99c)15.
15 “No raramente la mujer está sometida a presiones tan fuertes que se siente psicológicamen
te obligada a ceder al aborto: no hay duda de que en este caso la responsabilidad moral afec
ta particularmente a quienes directa o indirectamente la han forzado a abortar” (EV 59a).
Un ejemplo de estas presiones puede verse en el excelente libro de la periodista italiana
Oriana Fallad Carta a un niño que no llegó a nacer, ed. Noguer, Barcelona, 1976.
68 • MORAL DE LA VIDA
16 Cf. el discurso de Juan Pablo II en Polonia el 4/6/1991: Ecclesia, n° 2533 (22-6-1991), p. 965.
EL ABORTO • 69
BIBLIOGRAFÍA:
1 Hay autores, sin embargo, que hacen hincapié en las consecuencias psicológicas que pue
den seguirse de la esterilización, sobre todo en algunas personas no del todo equilibradas.
Cf. J. Gafo, pp. 167-168.
72 • MORAL DE LA VIDA
2. LA CASTRACIÓN EN EL PASADO
2 “ Hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los cielos”
74 • MORAL DE LA VIDA
Hay que tener en cuenta que para que el órgano sea extirpado o
inutilizado no es necesario que esté enfermo. Es suficiente que su
conservación o función constituyan directa o indirectamente una se
ria amenaza para el organismo. Por ejemplo, está comprobado que el
crecimiento de un tumor en los pechos (el cáncer de mama) se puede
retrasar o incluso detener mediante la supresión de la función ovári-
ca. En este caso, pues, estaría permitida la esterilización de la mujer
para conseguir la supresión de dicha función ovárica.
nes graves para la mujer y para la vida familiar? Por otra parte, a la
luz del Vaticano II y de la Humarme vitae, en los que se habla de la im
portancia de la vida sexual para la realización de los valores específi
cos de la vida matrimonial, no es fácil llamar ‘libre’ a las relaciones
sexuales dentro del matrimonio” 3.
A pesar de los argumentos anteriores, hay que señalar que la este
rilización directa preventiva fue declarada inmoral por el Papa Pío
XII y ha sido rechazada nuevamente en un documento de la Sagrada
Congregación para la Doctrina de la Fe del 31-7-1994, indicando que
se trata en estos casos de una esterilización directa no permitida.
estos casos habrá que atenerse a las condiciones y requisitos que se
ñalan las leyes para evitar todo tipo de abusos.
De todos modos, como señala el antes citado Elio Sgreccia (el cual
personalmente abriga serias dudas sobre la licitud de la esterilización
en este caso), “ hay el deber de buscar medios más legítimos y menos
cruentos de autodefensa, más respetuosos de la dignidad humana,
que habría que emplear contra el agresor y no contra el agredido” (p.
485). Convendría en este sentido penalizar más duramente la viola
ción sexual contra los deficientes mentales.
BIBLIOGRAFÍA:
2 “ Si fuera necesario para la salud de todo el cuerpo humano la amputación de algún miem
bro, por ejemplo, si está podrido y puede inficionar a los demás, tal amputación sería lauda
ble y saludable. Pues bien: cada persona singular se compara a toda la comunidad com o la
parte al todo; y, por lo tanto, si un hombre es peligroso a la sociedad y la corrom pe por algún
pecado, laudable y saludablemente se le quita la vida para la conservación del bien com ún”
(Suma Teológica, II-II,q.64,a.2).
3 Hay edición española reciente en Ed. Altaya (Col. Grandes Obras del Pensamiento, 29), Bar
celona, 1994,
4 Sobre los Estados Unidos cf. “ Declaración de la Conferencia Episcopal de los Estados Uni
dos sobre la pena de muerte” (1980), Ecclesia, 2038 (11-7-1981), pp. 858-862.
LA PENA DE MUERTE. LA TORTURA 81
3. LA TORTURA
5 Para estos casos, lo mejor sería que, qgí com o ya hay tribunales internacionales, hubiese
también cárceles internacionales, bajo el mando de la ONU, para garantizar que los reos
muy peligrosos pudieran realmente cumplir una cadena perpetua.
6 Otro argumento que hay que tener en cuenta contra la pena de muerte es su carácter irrepa
rable cuando ha habido un error judicial.
7 Téngase en cuenta que este texto ha sustituido en la edición definitiva del Catecismo de la
Iglesia Católica al que sobre este tema se encontraba en el n° 2266 de la primera edición, que
fue ampliamente criticado. Cf. M. Hendrickx, “ Le Magistére et la peine de mort. Réflexions
sur le Cathéchisme et “Evangelium Vitae” , Nouvelle Revue Théologique, 118 (1996), pp. 3-22.
8 Sobre la necesidad de eliminar la pena de muerte puede verse el testimonio de la religiosa
norteamericana Sister Helen Prejean en su libro Pena de muerte, ed. B, Barcelona, 1997. So
bre este libro se ha hecho una magnífica película, con el mismo título, que recom iendo enca
recidamente.
LA PENA DE MUERTE. LA TORTURA 83
BIBLIOGRAFÍA:
1. EL SUICIDIO
1 Hans Küng pone en duda el valor del argumento de que la vida la tenemos en usufructo en
nombre de la autonomía que Dios nos ha dado: H. Küng - W. Jens, Morir con dignidad, Ed.
Trotta, Madrid, 1997, pp.53-54.
EL SUICIDIO. LA HUELGA DE HAMBRE 89
2 Cf. D. Mieth, “ Etica del deporte” , Concilium, n° 225 (1989), pp. 241-285.
EL SUICIDIO. LA HUELGA DE HAMBRE 91
3 Estoy de acuerdo con Marciano Vidal en que las condiciones enumeradas muchas veces no
se dan en los países del Primer Mundo y en que “ la huelga de hambre solamente puede te
ner derecho a credibilidad ética en situaciones tercermundistas” (p.174), pero también en
los países desarrollados se dan situaciones de grave injusticia (p.e. en el trato a los emigran
tes extranjeros) y, por lo tanto, me parece poco realista afirmar que “ la huelga de hambre no
es un ideal ético con futuro; a lo sumo puede ser un lamentable y anticuado procedimiento
que sirve todavía en situaciones de notable injusticia” (ibid.). En cuestión de respeto a los
derechos humanos el mundo no ha ido siempre hacia adelante en los últimos tiempos. Las
huelgas de hambre, con frecuencia en los templos, que los inmigrantes extranjeros han rea
lizado en los últimos tiempos en Francia o en España, nos muestran la actualidad del tema,
también en el Primer Mundo.
94 • MORAL DE LA VIDA
BIBLIOGRAFÍA:
4 Cf. F. J. Elizari, Praxis cristiana, vol. II, Madrid, 1981, pp. 108-109.
_______________________________________________CAPÍTULO Q
LA EUTANASIA Y EL DERECHO
A MORIR CON DIGNIDAD
1. LA PROBLEMÁTICA ACTUAL
2. LA EUTANASIA
1 Una autora llega a decir que “ frecuentemente quien pide que se le aplique la eutanasia no
hace otra cosa que pedir a la medicina que le libre de la medicina” : Ma Elena Martín en G.Ma
Tomás Garrido (ed.), Manual de Bioética, ed. Ariel, Barcelona, 2001, p. 464.
2 Cf. V. Méndez, Sobre morir, Ed. Trotta, Madrid, 2002, pp. 53-58.
98 • MORAL DE LA VIDA
3. LA IGLESIA Y LA EUTANASIA
4. LA DISTANASIA
5. LA ORTOTANASIA
8 Cf. el texto íntegro del discurso en Ecclesia, n° 3199 (2004), pp. 509-511.
9 E. López Azpitarte, pp. 226-227.
104 • MORAL DE LA VIDA
BIBLIOGRAFÍA:
13 Aunque el texto de los obispos españoles no hable de ello, creo que el testamento vital o vo
luntad anticipada es también el lugar oportuno para declarar la intención de donar los órga
nos para trasplante.
CAPITULO
LOS TRASPLANTES
Es suficiente una causa razonable, como pueden ser las razones es
téticas, para justificar este tipo de trasplante. Podría darse algún in
conveniente moral cuando, por razón del estado concreto de la
persona, la operación representase un peligro desproporcionado en
relación a los bienes que se desean obtener.
2) Los trasplantes aloplásticos son lícitos con tal que no produzcan
una alteración grave de la personalidad. Por esto ya Pío XII se declaró
en contra del trasplante de glándulas sexuales de un animal a un ser
humano (discurso del 14-5-1956). Conviene tener en cuenta que la es
casez de órganos para trasplantes y las dificultades para aumentar las
tasas de donación han hecho que muchos investigadores crean que el
futuro está en los trasplantes de órganos de animales. No se da en es
tos casos ningún ultraje contra el ser humano.
Sin embargo, las posibles consecuencias de este tipo de trasplantes
no están todavía completamente aclaradas. El Consejo de Europa re
comendó en 1999 que se introdujera una moratoria en los xenotras-
plantes, basándose en que: “Los riesgos son hoy incontrolables. La
transmisión de retrovirus y priones animales a los humanos a través
de los xenotrasplantes puede causar enfermedades y, si éstas se
transmitiesen a otros humanos, pandemias graves” 1.
3) Los trasplantes homoplásticos de vivo a vivo son lícitos siempre
que la donación se realice con plena libertad y con fundadas probabi
lidades de éxito. Se trata, claro está, de que el donante ofrezca una
parte de su cuerpo de la que pueda prescindir sin consecuencias des
proporcionadamente peligrosas. Son trasplantes de este tipo las
transfusiones de sangre, de una cantidad limitada de fragmentos de
piel, de segmentos de tendones, de pequeñas secciones de glándulas o
de vasos sanguíneos, etc.
Dentro de este tipo de trasplantes el más discutido en la moral ca
tólica ha sido el trasplante de riñón. Al ser un órgano doble el donante
puede prescindir en circunstancias normales de uno de sus riñones
sin excesivo peligro para su salud. Aunque actualmente este tipo de
trasplantes se realiza de muerto a vivo con grandes posibilidades de
éxito, en un principio, para evitar el rechace, se exigía que el donante
fuera un consanguíneo.
Debido a una aplicación demasiado fisicista y matemática de los
principios de totalidad y del voluntario indirecto, en los años 50 mu
2 Cf. el texto completo del discurso en Signo de los Tiempos, n° 47 (1992), pp. 16-18. El texto ci
tado está en la p. 17. Creo que en la primera parte de este texto hay una clara afirmación de la
licitud, salvadas las condiciones, del trasplante de vivo a vivo al que antes me he referido. Lo
mismo puede decirse respecto a las palabras empleadas por Juan Pablo II en su discurso del
29/8/2000, n° 4.
3 L 'Osservatore Romano (ed. en español), 32 (2000), n° 35, pp. 6 y 11.
LOS TRASPLANTES • 111
sos porque son también muy raros los donantes. Lo asombroso es que
uno de los motivos que frenan más la generosidad de muchos en la do
nación de órganos es, al parecer, ciertas razones o prejuicios supues
tamente religiosos. Para muchas personas la mutilación de un
cadáver es considerada como una especie de profanación. Sin embar
go, ya Pío XII en el discurso antes citado recordaba que no se puede
“ considerar y tratar el cadáver de un hombre simplemente como una
cosa o como el de un animal” . Pero añadía: “Es necesario educar al
público y explicarle con inteligencia y respeto que consentir expresa o
tácitamente en serias intervenciones sobre la integridad del cadáver,
en interés de los que sufren, no ofende la piedad debida al difunto
cuando se tienen para ello poderosas razones” .
Lo mejor es hacer la donación de órganos en vida, para que los po
sibles trasplantes puedan realizarse lo más rápidamente posible y con
el mínimo de trámites burocráticos. Para obtener en la ciudad de Mé
xico la cédula de donador de órganos puede acudirse a la Dirección
General de Trasplantes: Bulevard Picacho Ajusco, n° 154, piso 6o, col.
Jardines de la Montaña, Del. Tlalpan, tel. 5644-8148. En algunos esta
dos de la República Mexicana se puede indicar en la cédula de mane
jar si el poseedor es donante de órganos.
Relacionado con los trasplantes está el lamentable tema de los “ ni
ños desaparecidos” en América Latina. Aunque las autoridades lo
han negado una y otra vez, todo parece indicar que se dan casos en
que los niños son secuestrados para obtener sus órganos con fines de
trasplante, sobre todo dada la falta de órganos disponibles en los paí
ses ricos. Sobre esta cuestión cf. José M. Martín Medem, Niños de re
puesto, Ed. Complutense, Madrid, 1994.
4 R.J. White y otros, The determination ofbrain death and its relationship to human death, Pon
tificia Academia Scientiarum, Ciudad del Vaticano, 1992, p.'82.
LOS TRASPLANTES • 113
BIBLIOGRAFÍA:
a) Hay que educar para que no se identifique “vida útil” con “vida
productiva para el sistema” . El amor a la vida de los pueblos lati
nos y africanos no debe sacrificarse en favor de un desarrollo
concebido con mentalidad anglosajona.
La calidad de vida no se identifica de ningún modo con el “ nivel
de vida” expresado en la renta per cápita. No es lo mismo vida
feliz que vida sin dolor.
b) Es necesario cultivar el “ mens sana in corpore sano” . Para ello
se requiere un razonable método de vida para conservar la sa
lud. Pero la salud corporal no es el valor más elevado. Hay que
evitar el “ culto al cuerpo” . El cuidado de la salud física y mental
es un grave deber moral, pero no se ha de caer en una morbosa
preocupación (hipocondría).
c) La salud es un bien no sólo individual, sino también social. Yo
soy responsable solidario de la salud de mis hermanos. Es nece
sario un esfuerzo comunitario inteligente y organizado: luchar
contra las epidemias, trabajar juntos por una mayor higiene,
uso de vacunas, etc. Pobreza no tiene por qué identificarse ne
cesariamente con suciedad y descuido.
118 • MORAL DE LA VIDA
1 Cf. la pastoral de los Obispos de la Región Pacifico-Sur de M éxico sobre Narcotráfico, preo
cupación pastoral (marzo 1984).
2 “ En las actuales circunstancias la Iglesia no alienta el ideal de la creación de megápolis que
se tornan irremediablemente inhumanas” (Puebla, 430).
LA SALUD V LA ENFERMEDAD. EL SIDA • 119
3 Cf. José Ma González Ruiz, Pobreza evangélica y promoción humana, Ed. Nova T erra, Barce
lona, 1966, pp. 30-32.
4 Cf. Juan Pablo II, Carta Apostólica Salvifici doloris (1984).
5 Sobre el concepto bíblico de “ hipomoné” cf. C. Spicq, Vida cristiana y peregrinación en el el
Nuevo Testamento, Ed. BAC, Madrid, 1977, pp. 174-186.
120 • MORAL DE LA VIDA
9 Sobre estas fases, además del libro de Kübler-Ross citado en la bibliografía, cf. J. Gafo “Ayu
dando a bien morir” en Varios, La eutanasia y el derecho a morir con dignidad, Ed. Paulinas,
Madrid, 1980, pp. 71-72 y 67-68.
LA SALUD Y LA ENFERMEDAD. EL SIDA • 123
Ante el hecho del sida, que había venido precedido de un gran au
mento de las enfermedades de difusión sexual, se escucharon no po
cas voces que hablaban de un “ azote divino” com o castigo a la
inmoralidad sexual de nuestro tiempo. La polémica en torno al sida se
inscribió en torno a la llamada “ contrarrevolución sexual” , de la que
tanto se ha hablado en los últimos tiempos, sobre todo en los Estados
Unidos. Muchas voces han afirmado que la revolución sexual ha ido
demasiado lejos y que se han derribado barreras en el comportamien
to sexual que deberían ser mantenidas. Para algunos el sida sería la
actualización del diluvio de lava y fuego que cayó sobre las ciudades
bíblicas de Sodoma y Gomorra.
Creo que sería inoportuna y errónea una campaña de moralidad
de las Iglesias basada en el hecho del sida. De hecho los avances de la
124 • MORAL DE LA VIDA
Antes de que apareciese el sida, los libros que hablaban del grado
de seguridad de los distintos medios anticonceptivos señalaban que el
preservativo tenía un índice del 15% de fallos. No parece que desde
Criterios éticos:
Io. Los experimentos humanos que hicieron los nazis, y otros abu
sos que nos muestra la historia, nunca han puesto en duda la legitima
ción de la experimentación médica, ya que el progreso de la medicina
juega un papel de suma importancia en la construcción y progreso de
la sociedad.
2o Pero esta legitimidad debe ir avalada por el respeto a la dignidad
de la persona humana. Este respeto a la persona puede, en ciertas cir
cunstancias, fijar unos determinados límites a la investigación médica.
3o El respeto a la persona en la que se realiza la investigación exige
contar siempre con su libre consentimiento, que no puede nunca ver
se condicionado con ningún tipo de presiones. Este consentimiento
no puede ser arbitrario. Esto quiere decir que hay derechos a los que
la persona no tiene derecho a renunciar, ya que no puede disponer de
su vida de un modo absoluto.
El libre consentimiento pide una información veraz y lo más com
pleta posible, dentro de las circunstancias. La persona debe conocer,
al menos de un modo general, los posibles riesgos que el experimento
conlleva.
4o Este respeto a la persona del que hemos hablado no puede en
tenderse de un modo individualista. El hombre es un ser social y el po
sible bien que con la experimentación se puede conseguir para la
sociedad es un aspecto que también hay que tener en cuenta.
5o En lo que se refiere a la experimentación terapéutica, hay que
recordar que la voluntad del experimentador -co n frecuencia un
128 • MORAL DE LA VIDA
BIBLIOGRAFÍA:
13 Puede encontrarse dicho texto en G. García Colorado - F.S. López Brito (eds.), Legislando
en Bioética. Ed. GPPAN, México, 2003, pp. 425-432. Sobre este tema de la experimentación
con seres humanos he seguido sobre todo a E. Alburquerque, Bioética, Ed. CCS, Madrid,
1995, pp. 103-113. Cf. También J. Gafo, Bioética teológica, Ed. Desclée, Bilbao, 2003,
pp. 331-356. Este último autor trata con amplitud la discutida cuestión de los ensayos con
placebo.
LA SALUD Y LA ENFERMEDAD. EL SIDA • 129
1. UN TEMA DE ACTUALIDAD
Uno de los campos de la moral de la vida que más eco suscita en la opi
nión pública es el de las nuevas técnicas de reproducción humana,
también llamadas técnicas de reproducción asistida. A partir especial
mente del nacimiento en Gran Bretaña en 1978 del primer “ bebé de
probeta” , la niña Louise Brown, raro es el mes en que no se haya pro
ducido en esta materia algún acontecimiento que no haya tenido reso
nancia en los medios de comunicación social. Y es que resulta evidente
que todo lo relacionado con el nacimiento de la vida -igual que con la
muerte- remueve estratos profundos del ser humano. Son los dos
grandes enigmas de la condición humana, y cuanto a ellos se refiere re
percute en la conciencia del humano y en las estructuras sociales y cul
turales. De ahí el gran impacto, la polémica que con frecuencia
acompaña a estas noticias y la dificultad de asumir planteamientos que
no vayan acompañados de importantes cargas emocionales1.
2. LA INSEMINACIÓN ARTIFICIAL
3. LA FECUNDACIÓN ARTIFICIAL
2 “ La maternidad sustitutiva representa una falta objetiva contra las obligaciones del amor
materno, de la fidelidad conyugal y de la maternidad responsable; ofende la dignidad y el de
recho del hijo a ser concebido, gestado, traído al mundo y educado por los propias padres;
instaura, en detrimento de la familia, una división entre los elementos físicos, psíquicos y
morales que la constituyen” (Donum vitae, II,A,3).
134 • MORAL DE LA VIDA
A) La clonación no reproductiva.
Conseguir células madre es lo que se intenta hacer con la técnica
de clonación humana no reproductiva (también llamada terapéutica,
aunque este nombre es con vistas al futuro). En ella se transfiere el
núcleo de una célula somática diferenciada al citoplasma de un óvulo
(humano o de animal) al que previamente se le ha quitado el núcleo,
convirtiéndola así en el equivalente de un cigoto que puede iniciar un
proceso de desarrollo embrionario normal (hasta aquí es el método
que se siguió con la oveja Dolly). Sin embargo el destino de este em
brión no es el de ser transferido a un útero femenino, sino el de man
tenerlo en el laboratorio a fin de utilizar sus células troncales
totipotentes para tratar de establecer en el laboratorio determinados
cultivos de tejidos o de órganos. De este modo, al trasplantar luego al
enfermo unas células provenientes de su mismo organismo, se evita
ría el grave problema del rechazo. Esto es lo que han realizado un gru
po de científicos coreanos en febrero del 2004.
Sin embargo, la obtención de un embrión clonado por transferen
cia de núcleo plantea el problema ético de haber creado un embrión
humano que ha de ser destruido para poder establecer los cultivos ce
lulares deseados. En algunos de los países que han dado luz verde a
este tipo de experimentos (como Gran Bretaña) el embrión se destru
ye antes de los 14 días porque la ley supone que antes de esta fecha no
es todavía una persona humana. En una decisión de marzo del 2003,
LAS NUEVAS TÉCNICAS DE REPRODUCCIÓN HUMANA. LA CLONACIÓN. LAS CÉLULAS MADRE 139
BIBLIOGRAFÍA:
En 1990 tiene lugar el inicio oficial del PGH, que ha sido llamado el
primer megaproyecto de la biología, tanto por sus costos económicos
como por su complejidad. El proyecto tropezó con objeciones iniciales
de buena parte de la comunidad científica por considerarse que no
había que darle prioridad, ya que muchos de los datos que se iban a
conocer no tenían valor. Todo lo que se necesitaba era la identifica
ción de los genes responsables de enfermedades, que no son todos ni
muchísimo menos.
Pero la capacidad de la cartografía genética se elevó exponencial
mente al ir avanzando la tecnología del ADN recombinante, ya que
los puntos de corte de las enzimas de restricción actúan a modo de se
ñales fácilmente identificables de la presencia o ausencia de determi
nados genes. Bit a bit, forman agregaciones de fragmentos que se
ASPECTOS ÉTICOS DE LA BIOTECNOLOGÍA Y DE LA MANIPULACIÓN GENÉTICA 147
solapan los unos a los otros en un orden conocido, hasta que acaban
por reproducir toda la extensión de un cromosoma. Los fragmentos
adyacentes forman ordenadas bibliotecas de cromosomas que ayu
dan a los investigadores a la localización de genes específicos.
El 26 de junio del 2000 fue una fecha memorable en la historia de la
biología. Tras 10 años de intensa investigación, se comunicó oficial
mente que el genoma humano había sido descifrado en sus partes
esenciales. La noticia fue dada simultáneamente, en solemne ceremo
nia presidida por el presidente Clinton, por el Proyecto Genoma Hu
mano, de carácter público, en el que habían intervenido Estados
Unidos, Gran Bretaña, China, Japón, Francia y Alemania, y por el
proyecto privado llevado por la empresa estadounidense Celesa Ge-
nomics, que al final habían abandonado la dura pugna que habían
mantenido. Venter, el director de Celesa Genomics, aceptó que todos
los científicos, trabajen para el proyecto público o para el privado, de
ben compartir las informaciones de sus descubrimientos básicos so
bre el genoma5.
Pero propiamente lo ya conseguido es “el final del comienzo del
proyecto” . Ya tenemos el mapa de los poco más de 30000 genes que
tienen los individuos de la especie humana, sea de la raza que sean,
que por cierto sólo son 300 genes más que los del ratón y poco más que
los de la mosca o el gusano. Pero este conocimiento por sí solo no nos
dirá las funciones de los genes; y es que cuando sepamos las funciones
de los genes, todavía no sabremos cóm o éstas son llevadas a cabo,
cóm o son expresados los genes y cuáles son los pasos bioquímicos en
tre la codificación de una proteína y la manifestación de una enferme
dad. La biogenética tiene, pues, mucho camino por delante6.
Con respecto al hecho -que ha extrañado a m uchos- de la poca di
ferencia entre el número de genes de la especie humana y el de los
animales inferiores, que se han estudiado hasta ahora, el sociólogo
Manuel Castells tiene el siguiente comentario que me parece intere
sante: “Nuestra diferencia (y probablemente la de todas las especies)
no está en los genes, sino en la interacción entre los genes. En la com
plejidad de las redes de intercambio... Los genes sólo funcionan cuan
do y como se relacionan con otros. Como nosotros en el fondo. Son las
redes entre genes que, mediante su interacción biológica en el tiem
po, han ido generando la vida mediante propiedades emergentes de la
12 Sobre este tema cf. J. Harris, Supermán y la Mujer Maravilla, Ed. Tecnos, Madrid, 1998, pp.
294-315.
13 Cf. E. Alburquerque, Bioética, Ed. CCS, Madrid, 19952, p. 93.
ASPECTOS ÉTICOS DE LA BIOTECNOLOGÍA Y DE LA MANIPULACIÓN GENÉTICA • 151
14 Cf. Instituí Borja de Bioética, “ Sobre la elección del sexo de los hijos” , Bioética & Debat, n°
34 (2003), pp. 8- 9.
152 • MORAL DE LA VIDA
15 F. García Olmedo, La tercera revolución verde, Ed. Debate, Madrid, 1998, p. 180.
16 Cf. J. Gafo, “ Riesgos y ventajas de los alimentos transgénicos” , Mensaje, n° 487 (2000), pp.
ASPECTOS ÉTICOS DE LA BIOTECNOLOGÍA Y DE LA MANIPULACIÓN GENÉTICA • 153
7. EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA
BIBLIOGRAFÍA:
20 Discurso ai grupo de trabajo sobre el genoma humano promovido por la Pontificia Acade
mia de las Ciencias (20/11/1993): Ecclesia, n° 2263 (1993), pp. 1867-1868.
21 Discurso a la Asamblea Plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias (28/10/1994). Cita
do en J. Gafo (2003), p. 405.
156 • MORAL DE LA VIDA
1 Todos los datos han sido proporcionados por la FAO, la Organización de las Naciones Uni
das para la Alimentación y la Agricultura.
158 • MORAL DE LA VIDA
6 S. Del Campo, La política demográfica en España, Ed. Cuadernos para el diálogo, Madrid,
1974, p. 172.
160 • MORAL DE LA VIDA
Para ir venciendo el problema del hambre, ante todo hay que ir su
perando las causas que lo provocan, de las que hemos hablado en el
punto anterior. Hay también una serie de estrategias y tácticas de ca
rácter más técnico, de las que este libro no es el lugar más adecuado
para tratar. Recomiendo sobre todo los informes anuales de “Acción
contra el Hambre” , una ONG de carácter internacional nacida en
10 M. Vidal, “ Una ética de la solidaridad contra el hambre” , Corintios XIII, n° 82 (1997), pp.
133-151.
164 • MORAL DE LA VIDA
BIBLIOGRAFÍA:
12 “ Mensaje de Juan Pablo II para la Cuaresma 1996” (n° 3): L 'Osseruatore Romano (ed. en es
pañol), 38 (1996), n° 1414 (2/2/1996), pp. 2 y 4.
____________________________ CAPÍTULO
EL ALCOHOLISMO
L. DEFINICIÓN DE ALCOHOLISMO
2 Entre estos consejos hay uno que me parece particularmente interesante: “No distancie al
alcohólico de sus hijos. Tal vez deseando ser compadecida y necesitando apoyo, intente ha
cer causa común con ellos. Esta postura lo dejaría a él más desvalido. Sus hijos deben apren
der a través de usted a querer a su padre pese a todo, comprender que su violencia no es na
tural, sino fruto de una enfermedad, y que si entre todos consiguieran curarlo, sería tan bue
no com o cualquier padre” .
Otro de los consejos afirma: “ Si es preciso que se someta a tratamiento, piense que en deter
minados momentos él también lo desea y a la par lo teme. Sea paciente y ayúdelo a madurar
esta idea todavía en embrión, pero que en ningún momento sienta que su tratamiento o su
hospitalización son impuestos, sino que por el contrario han sido adoptados por decisión
propia” .
También se dice: “ Procure reactivar en él todas las iniciativas que antes le interesaban.
Afectuosamente y con un clima familiar sereno, conceda importancia a sus sugerencias e in
terésese por ellas. Aprenda ahora lo que tal vez debió hacer antes, es decir, aprenda cuáles
son sus centros de interés, sus aficiones, sus gustos. Piense usted que muchas esposas -aun
que no sea éste su caso-jam ás supieron por qué su marido se encontraba más a gusto en el
bar que en casa. Con frecuencia sus inquietudes y aficiones eran más comprendidas por los
compañeros de barra y vaso que por los suyos.
172 • MORAL DE LA VIDA
BIBLIOGRAFÍA:
1. LA DROGA Y LA DROGADICCIÓN
Elizari define las drogas como “ aquellos productos con un poder acti
vo sobre el sistema nervioso, a las que se acude para mejorar el rendi
miento intelectual o físico, para lograr nuevas sensaciones o para
llegar a un estado psíquico más agradable” .
El consumo de estos productos está atestiguado desde tiempos
muy antiguos con diversos objetivos: rituales, de iniciación, diagnósti
cos, terapéuticos o dionisíacos. Su uso estaba bastante normatizado
por la sociedad.
A partir del siglo X X se entra en una nueva fase de mayor difusión
de las drogas en el mundo occidental. Pero es sobre todo a partir de
los años 60 del siglo X X , coincidiendo con la revolución estudiantil y
el movimiento “ hippy” , cuando se multiplica el uso de los estupefa
cientes y, consiguientemente, va tomando auge el negocio del narco
tráfico, negocio ilícito en cuanto que la mayoría de los países han
declarado ilegal la venta y el consumo de las drogas, exceptuando de
terminados casos de consumo terapéutico debidamente autorizado.
Una característica típica de las drogas es que su uso suele producir
una creciente adicción, que puede convertirse en toxicomanía cuan
do se da una relación de dependencia que lleva a la falta de libertad de
la persona para abandonar el consumo de una sustancia determi
nada.
Es entonces cuando se produce el fenómeno de la drogadicción
que puede definirse como: “La apetencia anormal y prolongada que
manifiestan ciertos sujetos hacia sustancias tóxicas o drogas, cuyos
efectos analgésicos, euforísticos o dinámicos han conocido acciden
176 • MORAL DE LA VIDA
2. CAUSAS DE LA DROGADICCIÓN
1 M. Vidal, Diccionario de ética teológica, Ed. Verbo Divino, Estella, 1991, p. 127.
2 Cf. Ecclesia, n° 1995 (1980), pp. 10-11.
LA DROGADICCIÓN Y EL NARCOTRÁFICO • 177
BIBLIOGRAFÍA:
1 Cf. J. Gafo, Diez palabras clave en bioética, Ed. Verbo Divino, Estella, 1993, pp. 341-346.
182 • MORAL DE LA VIDA
nos protege de los efectos perniciosos de los rayos ultravioleta del sol.
En el hemisferio norte también ha comenzado a constatarse dicho fe
nómeno.
Entre las causas se ha hecho hincapié en el uso de los clorofluocar-
bonos (CFC), un producto químico que se utiliza en la fabricación de
frigoríficos, climatizadores, espumas industriales, aerosoles, etc. Los
CFC en la atmósfera se descomponen y producen monóxido de cloro
que degrada el ozono convirtiéndolo en oxígeno. Hay ya acuerdos in
ternacionales para prohibir el uso de los CFC, pero la situación es gra
ve porque los que ya se han enviado a la atmósfera no se pueden
reabsorber.
6) La contaminación de las aguas: El gran desarrollo agrícola que se
inicia en los años 50 caracterizado, entre otras cosas, por el uso masi
vo de abonos químicos, insecticidas y pesticidas se ha estancado en
los últimos años y sus repercusiones negativas sobre los suelos y las
aguas son preocupantes. Añadamos el efecto contaminante de la in
dustria sobre mares y ríos. Los problemas ocasionados por las centra
les nucleares (cf. Chernobil en la antigua Unión Soviética)) y el envío
de desechos radioactivos a determinadas fosas marinas constituyen
otros factores de preocupación ambiental.
7) El crecimiento demográfico: Sin admitir las exageraciones que se
dijeron en decenios anteriores, es obvio que el crecimiento constante
de la población constituye un factor de contaminación. Todos más o
menos contaminamos y por lo tanto es lógico que cuantos más seamos
más contaminación habrá. Lo que no puede admitirse es que la fecun
didad de los pobres sea la causa principal de degradación del medio
ambiente. Un ciudadano rico del Norte consume un promedio de
veinte veces más recursos naturales que un ciudadano pobre del Sur.
Por lo tanto, aunque debe disminuirse más el crecimiento demográfi
co de lo que ya se ha hecho en los últimos años, desde la perspectiva
de la población la disminución del problema ambiental no está en que
los países pobres disminuyan drásticamente su población, sino en
que los países ricos dejen de vivir en la actual cultura del despilfarro y
del consumo inútil.
rra y sométanla; dominen los peces del mar, las aves del cielo y todos
los animales que se mueven sobre la tierra” (Gen 1,28). Con lo que
Dios no sólo sería el culpable del problema medioambiental sino tam
bién del problema demográfico, muy relacionado con el anterior.
Creo muy sinceramente que a todos estos que explotan sin miseri
cordia los productos no renovables del planeta Tierra no les mueve
ciertamente el afán de obedecer a Dios, sino las ganas de tener más di
nero y más poder económico. Pero, si alguno hubiera que se escudase
en el Génesis para cometer sus desmanes y atropellos medioambien
tales, habría que decirle que está interpretando muy mal la Sagrada
Escritura. Por de pronto hay que tener en cuenta que en el Génesis
hay dos relatos de la creación. En el segundo, el que los biblistas lla
man el “ texto yavista” , y que en realidad es el más antiguo, se no dice
que “ el Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín del Edén
para que “ ¿o guardara y lo cultivara” (Gen 2,15).
Pero volvamos al texto de Génesis 1,28, que es el que ofrece dificul
tad para algunos. ¿Cuál es el papel que frente a la naturaleza y en el
seno de ella los seres humanos estamos llamados a desempeñar? No
ciertamente la de permitir que sea la naturaleza salvaje la que nos go
bierne. Puede que en Occidente hayamos ido demasiado lejos a la
hora de domesticar a la naturaleza, pero lo cierto es que la tradición
cristiana afirma claramente que el hombre no existe simplemente
para rendir culto a la naturaleza salvaje. Los humanos debemos estar
con Dios y colaborar con El en su plan de perfeccionar y completar la
creación.
El principio administración: En el pensamiento cristiano sobre la
relación del hombre con su medio ambiente ha tenido siempre una
gran importancia el llamado “principio de administración” . Un buen
administrador de la creación debe actuar como un fiel representante
de Dios, sustentando su creación y manteniéndola para las generacio
nes futuras. La administración supone, por un lado, responsabilidad
y, por otro, un papel activo y creativo por nuestra parte con respecto
al medio ambiente. Hemos de ser tanto cultivadores com o guardia
nes. Recordemos, por otra parte -y sin abandonar el libro del Géne
sis- que si Adán y Eva son los fundadores del cultivo de la tierra, Noé
desempeña ciertamente el mismo papel respecto de la conservación
de la vida animal, al introducir en el arca -p o r orden de Dios- una pa
reja de cada una de las especies animales “ para conservar la vida”
(Gen 6,18-20).
Pero no abandonemos el texto de Génesis 1,28 que habla de “ domi
nar” la tierra. La palabra hebrea original tiene que ver con la autori
LA DEFENSA DEL MEDIO AMBIENTE • 185
2 Cf. el texto en J. R. Flecha, La fuente de la vida, Ed. Sígueme, Salamanca, 1999, p. 425.
186 • MORAL DE LA VIDA
Hay que señalar ante todo que la crisis que padecemos no es sólo
medioambiental. Hace falta un cambio en la escala de valores. Esto
debe llevar a una modificación de la voluntad ilimitada de dominio
que ha empujado al hombre de la modernidad a apoderarse de la tie
rra para explotarla sin misericordia. Los descubrimientos científicos
y técnicos no deben ser para que el ser humano tenga más poder so
bre la naturaleza, sino para que todos puedan conseguir una vida de
auténtica calidad humana.
Hans Joñas, en su libro titulado El principio de responsabilidad4,
aplica al tema medioambiental una reformulación de los principios
éticos kantianos. Estos serían los tres principios principales:
a) Actúa de tal forma que los efectos de tu actuación sean compati
bles con la permanencia de genuina vida humana sobre el pla
neta.
b) Actúa de tal modo que los efectos de tu acción no sean destructi
vos de la posibilidad futura de la vida humana.
c) No comprometas las condiciones para una continuación indefi
nida de la humanidad sobre la tierra.
3 Un estudio resumido de la tradición cristiana sobre la relación del hombre con la naturaleza
puede verse en I. Bradley, pp. 55-77.
4 Ed. Herder, Barcelona, 1995, pp. 39-40.
LA DEFENSA DEL MEDIO AMBIENTE • 187
BIBLIOGRAFÍA:
5 Dios en la creación, Ed. Sígueme, Salamanca, 1987. El subtítulo del libro es: “Doctrina ecoló
gica de la creación”
6 No trato aquí el discutido tema de “ los derechos de los animales” . En mi opinión los anima
les no tienen derechos ni siquiera en un sentido analógico. Lo cual no quita que tengan que
ser respetados y que creo que ciertos espectáculos com o las corridas de toros o las peleéis de
gallos deberían ser eliminados. Cf. Juan Masiá, “ Derechos de los animales” , en J. Gafo (ed.),
Diez palabras clave en ecología, ed. Verbo Divino, Estella, 1998, pp. 139-166.
188 • MORAL DE LA VIDA
Introducción................................................................................................9
1. Introducción a la moral de la v id a .....................................................11
2. El sentido de la vida humana............................................................ 31
3. El homicidio y la legítima defensa.................................................... 43
4. El aborto............................................................................................ 53
5. La esterilización............................................................................... 71
6. La pena de muerte. La tortura..........................................................79
7. El suicidio. La huelga de hambre..................................................... 87
8. La eutanasia y el derecho a morir con dignidad...............................97
9. Los trasplantes............................................................................... 107
10. La salud y la enfermedad. El sida.....................................................117
11. Las nuevas técnicas de reproducción humana.
La clonación. Las células m a d re ..................................................... 131
12. Biotecnología e ingeniería genética............................................... 143
13. El problema del hambre.................................................................. 157
14. El alcoholismo.................................................................................. 167
15. La drogadicción y el narcotráfico . ............................................... 175
16. La defensa del medio ambiente....................................................... 181
Los medios de comunicación social constantemente informan —a veces
con sensacionalismo— de cuestiones relacionadas con la Moral de la vida
o Bioética: violencia terrorista, aborto, eutanasia, trasplantes, reproducción
asistida, manipulación genética, clonación reproductiva o terapéutica,
células madre, madres de alquiler, bebés a la carta, pena de muerte, etc.
Este libro intenta dar, sobre todo a los no especialistas, una visión que
les ayude a distinguir —en éstas y en futuras problemáticas —entre lo que
es posible hacer desde el punto de vista de la biotecnología y lo que se
debe hacer desde el punto de vista moral, teniendo en cuenta ante todo el
respeto a la dignidad y a los derechos fundamentales de la persona humana.
La perspectiva es teológica, es decir, se tiene en cuenta lo que dice la
Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia, pero en íntimo contacto
con los datos que nos aporta el mundo científico.
Como el autor —sacerdote y doctor en teología moral —escribe desde
la realidad mexicana, ha tenido en cuenta una serie de cuestiones de las
que normalmente no tratan los que escriben desde otras latitudes: el hambre,
el alcoholismo, el narcotráfico, la esterilización por motivos de política
demográfica, etc. En este sentido, una moral de la vida es algo mucho más
amplio que una simple moral médica. Se explican también al comienzo del
libro los principios que fundamentan la Bioética, a fin de que ésta no se
reduzca a una mera casuística. Para aquellos que quieran profundizar más,
cada tema viene seguido de una selecta bibliografía.
ISBN 970-652-373-1
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EDICIONES
789706 523730 D4B4R