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ARISTÓTELES

1. Biografía
Nace en Estagira en 384. Hijo de Nicoó maco, meó dico de Amintas, rey de Macedonia; con quien, es de
suponer, se iniciaraó en la valoracioó n y determinacioó n de la naturaleza. Despueó s de la muerte de su padre
es enviado a Atenas a estudiar en la Academia platoó nica (367), en la que permanece veinte anñ os, hasta la
muerte de Platoó n.
En el anñ o 342 es invitado por Filipo de Macedonia para que se encargara de la educacioó n de su hijo, el
que seríóa al teó rmino de seis anñ os Alejandro Magno. A eó l le unioó una gran amistad que se materializaba
en continuas cartas y envíóos de material para la investigacioó n del filoó sofo.
Terminada la educacioó n de Alejandro, regresoó a Atenas donde, cerca del templo de Apolo Likaios, funda
una escuela llamada desde entonces Liceo. En ella impartíóa clase a sus alumnos por la manñ ana, mientras
paseaban – de donde recibieron el nombre de “Peripateó ticos” - ; y a la tarde a un puó blico maó s numeroso.
A la muerte de Alejandro Magno (323) se le encausoó por Macedonismo y Asebeia (impiedad) por lo que
tuvo que exiliarse ya que, como expresoó , no deseaba que los atenienses atentases por segunda vez
contra la sabiduríóa. A los dos anñ os (322) muere en su retiro de Calcis. Teníóa sesenta y dos anñ os.

2. Obras
Escribioó gran cantidad de obras sobre diferentes temas: loó gica (Organon), ontologíóa y teologíóa
(Metafísica), fíósica (Físicos), Biologíóa y psicologíóa (De Anima), EÉ tica (ética a Nicómaco), políótica (Política)
y arte (Poética).

3. Carácter de su pensamiento
Aristoó teles hereda la Idea socraó tico-platoó nica de la misioó n del filoó sofo y la filosofíóa:
 aprehender y hacer inteligible la Realidad como un Cosmos
 fijar el lugar de hombre en dicho Cosmos
 hacer del conocimiento cientíófico (episteme) el medio y agente privilegiado de tal relacioó n
 restaurar la unidad del hombre consigo, con la ciencia y el Estado. Unidad destruida por las
ensenñ anzas sofistas.
Sin embargo para la comprensioó n de la realidad, para la consecucioó n de la ciencia o la comprensioó n del
hombre, Aristoó teles no va a dirigir su mirada ni utilizar el camino idealista que situaba tales objetos
(realidad, ciencia, esencia del hombre) fuera del mundo fíósico.
Aristoó teles va a ser el iniciador de la ciencia con la creacioó n del primer sistema empíórico, que se dirige y
surge para hacer inteligible la experiencia que de la realidad tiene el hombre, tal y como se le presenta a
sus sentidos.

*Empirismo funcionalista y finalista.


Educado durante su juventud en la observacioó n y anaó lisis de los datos de observacioó n – fundamento de
la revolucioó n hipocraó tica en medicina - y en la comprensioó n bioloó gica de la realidad – fundamento de la
botaó nica y la zoologíóa – Aristoó teles emprende el camino que le aleja de la compresioó n de la realidad
mediante alguó n o algunos principios ajenos a la realidad fíósica misma. Es desde el mundo fíósico desde
donde ha de surgir la respuesta a los problemas que a la razoó n presenta la experiencia.

4. Noción de experiencia
Para Aristoó teles la experiencia es la percepcioó n concreta de un objeto, en este caso de la realidad, tal y
como se presenta ante los sentidos y a una inteligencia comuó n. La experiencia va a ser, por lo tanto, el
punto de partida para el conocimiento cientíófico. El puente que pone en comunicacioó n a la inteligencia
del hombre y la realidad del mundo fíósico.

5. La ciencia de la Realidad: la Física


Partimos de los datos que nos ofrecen nuestros sentidos y que conforman nuestra experiencia. De esta
forma parte Aristoó teles del primer dato que sobre la realidad poseemos: EL MOVIMIENTO.
5.1. La Realidad como PHISIS
La Realidad es cambio, generacioó n y muerte, movimiento. Cualquier conocimiento estable y necesario
que queramos obtener ha de partir de este principio y elevarse desde su comprensioó n. Para el inicio de
la explicacioó n de la realidad hay que partir de la explicacioó n del movimiento.
5.2. Los Elementos del Movimiento. Crítica a Heráclito
Aristoó teles admite la experiencia de la realidad como cambio que habíóa afirmado y ensalzado Heraó clito
– tal y como le llegoó por medio de los sofistas-; pero ante tal concepcioó n Aristoó teles firma la existencia
de algo PERMANTENTE a traveó s de los cambios. Lo que permanece no va a ser el Logos (principio,
proceso y unidad dialeó ctica de la realidad), sino que en cada substancia individual, en cada ser y objeto
existen dos componentes: al MATERIA y la FORMA:
 La Materia va a ser el sustrato que permanece a traveó s de los cambios. Un sustrato eterno y
universal, indefinido e indeterminado pues puede tomar eternamente diferentes estructuras y
definiciones seguó n cada cuerpo. Es ideó ntico en todas las sustancias corpoó reas.
 La Forma e la nocioó n opuestas y complementaria d ella materia. La forma individualiza en una
estructura corporal concreta a la materia. La forma son las diferentes estructuras materiales que
puede adquirir la materia: fuego, aire, tierra, agua y las mezclas.
De la unioó n de la materia y la actualizacioó n de eó sta en una forma resultan las sustancias corpoó reas. Toda
substancia estaó compuesta por la materia permanente y la forma que cambia.
5.3. Los Principios del Movimiento. Crítica a Parménides
Parmeó nides, afirmando la unidad, inmutabilidad y homogeneidad del ser habíóa hecho imposible la
comprensioó n cientíófica de la realidad fíósica que perciben nuestros sentidos. Ante tal unidad. Aristoó teles
va a afirmar, por un lado, el pluralismo del ser, es decir, no existe un ser uó nico sino cada uno de los seres,
las sustancias individuales que pueden ser afectadas por muó ltiples modificaciones. Y, por otro lado, dos
modos del ser que van a constituir los principios del movimiento: SER EN ACTO y SER EN POTENCIA.
En el Libro I de la “Fíósica”, Aristoó teles se consagra a la confrontacioó n con sus predecesores por lo que se
refiere a la naturaleza de los principios o fundamentos desde los cuales se podíóa dar explicacioó n de los
fenoó menos fíósicos. Lo que planteaba era la posibilidad misma de una ciencia sobre la REALIDAD
PHISICA. Para los Eleó atas tal posibilidad era impensable. Para quienes el SER es Uno y no tiene otra
realidad que la ESENCIA, no existe proceso, ni constitucioó n. A un ser de tal naturaleza nada le puede
ocurrir. Los Eleó atas representan la fidelidad maó s e elevada a las exigencias de la univocidad del Logos,
de la Ontologíóa.
Sin embargo, para Aristoó teles, la experiencia del movimiento obliga a ampliar el lenguaje sobre el ser
con una pluralidad de nociones que nos permitan hacer inteligible nuestra propia experiencia. Tal
pluralidad refleja en síó misma la escisioó n que opera el movimiento en el ser.
El MOVIMIENTO, diraó Aristoó teles, es EXAÉ TICO, hace salir de síó al Ser, impidieó ndole ser uó nicamente
esencia, obligaó ndole a ser en sus manifestaciones, en sus accidentes el DEVENIR escinde al ser, abriendo
un proceso por el cual se realice. En esas escisiones tiene su origen el discurso o la investigacioó n acerca
del ser y del no-ser.
Pero, es en el movimiento, es en el proceso en el que este ser estaó tico adquiere su unidad dinaó mica a
traveó s de una estructura determinada por las nociones de SER EN ACTO, y SER EN POTENCIA.
A- La palabra DYNAMIS o Potencia, significa en griego primariamente la fuerza o poder para realizar
algo. Aristoó teles la utiliza para designar aquel conjunto de capacidades que constituyen a un ser en su
posibilidades de llegar a ser otra cosa. Lo que le interesa senñ alar es que todo movimiento y cambio no es
azaroso, sino que tiene un sentido cuyo fundamento se halla en la naturaleza de cada ser; ese
fundamento que hace que un cachorro seraó , con el tiempo y los cambios pertinentes, un perro adulto y
un ruisenñ or es lo que denomina Aristoó teles la Potencia. La Potencia no constituye la realidad presente
de un ser; en relacioó n con su realidad presente la potencia es un no-ser (no estaó ) pero, sin embargo, síó
determina toda posibilidad de ser dentro de los líómites de la naturaleza de tal ser.
B- En la terminologíóa aristoteó lica a la potencia se opone, complementaó ndola, el ACTO o Energeia que
indica la realidad presente o actual de un ser. El “ser en acto” nos pondraó de manifiesto la constitucioó n
temporalmente determinada -en un momento dado- de las posibilidades de un ser. El ser en acto nos
pone de manifiesto la identidad del ser: X es Y, por lo que nosotros podemos identificar y diferenciar a
los diversos entes.
Por lo tanto el SER EN ACTO no es maó s que la actualizacioó n en el tiempo de la potencialidad de una
naturaleza. Tal “actualizacioó n” realiza la esencia del ser. La actualizacioó n de las potencialidades de los
seres nos da la experiencia del movimiento.
El movimiento es la experiencia de los cambios, de las diferentes conformaciones de que las cosas
adquieren en ese proceso por el cual, cada ser actualiza las potencialidades inscritas en su naturaleza.
La POTENCIA, por lo tanto, es el concepto que expresa el repertorio real paro no actual que hace posible
el movimiento y la distensioó n del ser, en síó mismo, en su realizacioó n. Junto a la potencia estaó
íóntimamente conectada la MATERIA que se constituye con su sustrato constitutivo. Esta expresa su
dimensioó n estructural, aquella su correlato dinaó mico.
Junto al ACTO se halla relacionada la FORMA en cuanto a su expresioó n estructural que determina todo
ser.
Por lo tanto, seguó n lo dicho, tomar en consideracioó n el movimiento conduce a reconocer que el Ser es
Uno y Muó ltiple. Uno en acto, muó ltiple en potencia. Podríóamos responder que para Aristoó teles las
substancias sensibles son cuasi-substancias en cuanto a que estaó n afectadas por la escisioó n interior que
en ellas introduce el movimiento. Sin embargo, la “separacioó n” platoó nica entre las realidades inmutables
y las realidades cambiantes deviene en Aristoó teles interior a la propia substancia, sin la necesidad de la
accioó n de ninguna realidad ajena a ella. La distincioó n entre materia y forma, entre acto y potencia no
constituye maó s que una expresioó n de tal necesidad.

6. El fundamento de la Realidad Phisica: la Naturaleza Substancial


En el Libro II de la Fíósica encontramos un segundo acceso al nuó cleo del problema fíósico, que
complementa el anterior. Si el camino seguido descubre los principio que explican el movimiento y los
elementos que en eó l intervienen, ahora el estudio de la PHYSIS permitiraó establecer una diferencia clara
entre lo fíósico y lo no-fíósico al descubrir que la physis es un principio y una causa.
La determinacioó n de la Physis como principio y causa radicales interpreta lo que queremos decir
cuando afirmamos que algo es por naturaleza y responde a la cuestioó n del modo de ser fíósico.
6.1. Un fundamento inmanente. Crítica a Platón
Platoó n, considerando la naturaleza de las realidades fíósicas, habíóa determinado que eó stas debíóan estar
fundamentadas por principio extranñ os a la realidad, principios o fundamentos subsistentes que, siendo
principio o causa formal y final de los objetos, pudiesen constituirse a un tiempo como objetos de
ciencia. Sin embargo, para Aristoó teles tal doble funcioó n ejercida por las Ideas implicaba una serie
irresoluble de contradicciones.
Planteadas como fundamento y causa de la realidad, la Idea, debe estar ontoloó gicamente relacionada
con la realidad. Sin embargo, su naturaleza es, a l mismo tiempo, esencialmente antagoó nica a la realidad
fíósica, de tal forma que la contraposicioó n entre la realidad y su fundamento es radical.
Su funcioó n causal, por lo tanto, queda desacreditada, porque las ideas, siendo inmoó viles y eternas, no
pueden ser causa de movimiento ni de cambio. Porque lo que se trata no es de explicar la eternidad, que
es lo que es y todo lo que puede ser, sino el movimiento y la corruptibilidad. Haciendo a las ideas objetos
de ciencia imposibilitaba toda investigacioó n sobre la naturaleza y desde ese momento condena al
conocimiento a ser vano y míóstico.
6.2. La estructura del modo de ser físico
Los seres fíósicos (phisei onta) son aquellos que tienen en síó mismos un principio de movimiento y
reposo (Fíósica II, 1). El modo de ser delo que es por naturaleza tiene una fuerza interna, una tendencia,
un principio de movimiento y reposo. Por eso, cuando nos preguntamos por la causa de algo y
respondemos que es natural estamos remitiendo al ser y a la esencia de ese phisei ón, en el que la PISIS
es la causa y principio, inmanente y fundamental.
El Ser de las cosas fíósicas se identifica con la esencia, pero no una esencia externa y extranñ a a las propias
cosas, sino como lo esencial inmanente, interno a las cosas. Como lo SUB-SISTERE, lo que estaó
fundamentado, lo que es causa, principio y origen de cada realidad fíósica: substancias.
6.3. Noción de Naturaleza
Podemos captar lo que entiende Aristoó teles por naturaleza en un sentido que va del maó s general a lo
maó s especíófico. En este sentido Aristoó teles entiende por Naturaleza:
 conjunto de todo lo que nace y se desarrolla
 esencia de los seres
 sustrato de los seres naturales
 materia a partir de la cual se engendran
Otra forma de concebir la nocioó n de Naturaleza es por su contraposicioó n con otros campos de la
realidad y de la experiencia humana. Asíó la naturaleza se opone al Mundo Supra lunar, el mundo de los
cuerpos celestes cuyos comportamientos (OÉ rbitas, fuerzas) y constitucioó n son perfectos (oó rbitas
circulares, materia superior, etc.) y al mundo del Arte en cuanto que artificial, es decir, que tiene la causa
de sus ser y de sus modificaciones en un sujeto exterior.
6.4. Sentido y finalidad de la Naturaleza
La NATURALEZA, entendida dentro de los diferentes niveles senñ alados, es pues, el origen del ser
individual, en cuanto determina por su potencialidad las sucesivas conformaciones de cada uno de los
seres, y de sus cambio, peor, siguiendo esta loó gica que busca conocer los principios, Aristoó teles senñ ala el
sentido de la Naturaleza; es decir, el sentido de los cambios que ella, tanto en su conjunto como
individualmente, promueve.
Para Aristoó teles el AZAR no es maó s que el desconocimiento de los principios que hacen posible e incluso
necesario la ocurrencia de lago. El azar pone de manifiesto la ignorancia humana, sus limitaciones, asíó
como su ansia de conocimiento. Sin embargo nada ocurre sin una causa, sin un principio o fundamento.
Todo cambio, ya sea entitativo o accidental, tiene, en cuanto que natural, un sentido, un fin. El fin de
todo cambio natural es la realizacioó n de todas las potencialidades inscritas en la naturaleza de tal
substancia y de la Naturaleza en su conjunto.
En tanto que los cambios naturales tienen como finalidad la actualizacioó n de la totalidad de las
potencialidades de una substancia podemos afirmar que la Naturaleza, en cuanto principio de tales
cambios, es una tendencia hacia la perfeccioó n del estado de todo ente.
6.5. La Naturaleza como causa: las cuatro causas
Aristoó teles, en su pretensioó n de hacer inteligible la experiencia, enfoca la realidad desde diferentes
aspectos que se complementan. En este sentido podemos comprender un nuevo acercamiento a la
caracterizacioó n de la REALIDAD de los seres naturales en relacioó n con su principio o causa: la
naturaleza. Las sustancias naturales estaó n constituidas estructuralmente por:
 La Materia primera: es el sustrato comuó n
 La Materia: es la determinacioó n material comuó n, tal y como es percibida
 La Forma
Para Aristoó teles la causa es aquel factor o factores necesarios para la explicacioó n de cualquier proceso y
que lo hacen comprensible. La Causa o principio estructural y dinaó mico de que cada sustancia sea
individual, es decir esa y no otra es su propia naturaleza especíófica, que se constituye asíó como su
ESENCIA.
Tal funcioó n sustantiva se comprende desde cuatro aspectos fundamentales. El formal, el eficiente, el
material y el final. En este sentido la Naturaleza es:
 CAUSA FORMAL de cada ser en cuanto que determinante de su estructura formal. Cada
sustancia tendraó la forma especíófica y eó sta estaraó determinada por su esencia natural.
 CAUSA MATERIAL, la naturaleza es origen del sustrato comuó n y especíófico de la sustancias. A
diferencia de Platoó n que introducíóa la materia como un principio independiente e insustancial,
Aristoó teles hace de la materia el fundamento estructural sobre el que actuaraó la forma para la
configuracioó n de las sustancias.
 CAUSA EFICIENTE, ya que desde la naturaleza de cada ser desde donde se determinan los
cambios que eó sta ha de sufrir para la actualizacioó n de la potencia. Tales cambios pueden ser de
varios tipos; cada vez que surge un cambio puede ser una nueva entidad, o una nueva cualidad o
la localizacioó n de una entidad ya existente, etc.
 Cambio sustancial, aquel en el que una cosa deja de ser la entidad que era para
transformarse en otra distinta.
 Cambio accidental, aquel en le que la cosa sigue siendo la misma entidad, pero cambia en
alguó n aspecto no esencia, es decir, en alguó n aspecto cualitativo o cuantitativo o
sencillamente de lugar.
 CAUSA FINAL, ya que es la naturaleza esencial la que determinan el sentido y finalidad de los
cambios acaecidos en una substancia. En este sentido, Aristoó teles opone a cualquier aceptacioó n
del AZAR, poniendo de manifiesto su formacioó n bioloó gica. La naturaleza no es CASUAL, sino que
cada uno de sus elementos y, en cada elemento, cada una de sus partes, cumple con una funcioó n
determinada y es esta FUNCIONALIDAD la que nos muestra el sentido final de la realidad.
Aristoó teles piensa que toda entidad, natural o artificial, tiene una funcioó n, una tarea, un para queó , un fin.
La diferencia estaó en que las cosas artificiales tienen una misioó n extríónseca, conferidas a ellas por su
artíófice, mientras que las cosas naturales tienen una misioó n intríónseca, inmanente, que les viene de
dentro.
*La ciencia fíósica ha sido el intento de explicacioó n racional de los fenoó menos y estructuras
fundamentales de la experiencia que el hombre tiene de los seres que no ha producido. Para ello ha sido
necesario transformar el discurso (logos) y el pensamiento, adaptaó ndolo a las exigencias del fenoó meno
fíósico fundamental, hasta llegar a la nocioó n de PHISYS, para lo cual ha sido necesaria la superacioó n de la
univocidad de los Eleó atas, el movilismo de los Heraclíóteos y el idealismo platoó nico. El nuevo meó todo
para racionalizar el aó mbito fíósico tiene que ser capaz de ordenar la inestabilidad y dinamicidad de los
seres, cuya raíóz potencial constitutiva es la materia.
La ciencia aristoteó lica es posible por el reconocimiento de la experiencia como fuente de conocimiento y
punto de arranque necesario del conocimiento intelectual. La ciencia fíósica es el intento de conocer los
principios de los seres fíósicos a traveó s del maó ximo de experiencia y de su profundizacioó n racional, pero
siempre regida por la fuerza que imprime el contacto con los fenoó menos a traveó s de la sensacioó n.

7. De al Física a la Biología: teoría del Alma


La psicologíóa es, para Aristoó teles, una parte de la fíósica. No es sino el teó rmino supremo de una jerarquíóa
de formas especíóficas que explica sucesivamente al cohesioó n de la materia (en oposicioó n a la materia
prima) del cuerpo fíósico y finalmente del ser animado, paso de la materia inorgaó nica a la materia
orgaó nica.
La palabra PSYKHEÉ significa en griego antiguo soplo, aliento, vida, lo mismo que “anima” en latíón. Las
cosas inanimadas carecen de alma, de vida. Los organismos vivos estaó n animados, tienen ánima, son
empsykhoi, tienen psique. Por lo tanto la psique es lo diferencial entre los seres animados y los
inanimados, entre los vivos y los inertes.
Frente a este sentido ordinario, la tradicioó n oó rfico-pitagoó rica habíóa usado la palabra psique en un
sentido extranñ o y misterioso, para referirse a un presunto espíóritu individual, que ya existíóa antes como
hueó sped, a veces hostil, prisionero de un cuerpo, y que a la muerte de eó ste seguiraó viviendo, bien
rencarnaó ndose en otro cuerpo, bien separado y habitando en míóticos paíóses. Platoó n habíóa hecho suya
esta concepcioó n del alma.
Aunque en su juventud habíóa aceptado la nocioó n platoó nica del alma, Aristoó teles volvioó en su madurez al
sentido comuó n implíócito en el lenguaje ordinario.
A) El Alma no es un espíóritu separable del cuerpo, pues no puede existir sin el cuerpo, ya que es la
forma o estructura de un cierto tipo de cuerpo, EL CUERPO VIVO.
Pero tampoco es ella misma un cuerpo, sino algo de un cuerpo, su forma o estructura.
El organismo vivo, animado que posee su alma, la estructura u organizacioó n que le permite ejercer
funciones vitales, puede ejercerlas o no. mientras duerme no ejerce muchas de ellas, pero sigue
manteniendo intacta su capacidad para ejercerlas, su vida.
B) Lo que tiene alma se distingue de lo que no lo tiene por el hecho de vivir. Ahora bien, vivir se dice de
muchas maneras, en efecto tanto los animales como las plantas viven, pero su vida, su alma, NO SON
IDEÉ NTICAS. La vida o el animal tiene potencialidades, como la de percibir y moverse, hay ciertas
actividades comunes a todo tipo de vida o alma, incluso de las plantas, como la nutricioó n y la
reproduccioó n.
El organismo adquiere su primera plenitud cuando adquiere la estructura u organizacioó n que le permite
ejercer funciones vitales y la plenitud segunda cuando ejercer tales funciones en la vida.
C) LA VIDA es el conjunto de las actividades vitales, tales como la nutricioó n, la respiracioó n, la sensacioó n,
etc. esas actividades vitales soó lo pueden darse en un organismo que funcione, en un cuerpo animado, en
algo que posee alma. El alma es esa organizacioó n o estructura del cuerpo que le permite realizar sus
funciones vitales.
Y su vida seríóa el ver. Un ojo sin vida es u ojo ciego, un animal sin alma es un animal muerto. El alma no
es separable del cuerpo.
Un organismo puede tener vida, tiene vida en potencia. Si estaó vivo, esa potencia estaó actualizada, el
organismo estaó (respecto de esa potencia) en su plenitud (entelekhia).
Soó lo con la muerte desaparece del animal su alma. EÉ sta es pues inseparable del cuerpo del organismo
vivo. La unioó n, por lo tanto, entre cuerpo y alma es NATURAL y ESENCIAL, en cuanto que con ella se
constituye una sustancia natural: el viviente.
Todos los animales son, en cuanto que individuos, mortales. Soó lo como especie pueden alcanzar algo
comparable a la inmortalidad, reproducieó ndose generacioó n tras generacioó n, y asíó manteniendo la
especie.
¿Tiene el alma atributos que le sean propios? Aristoó teles responde negativamente; lo que
impropiamente se denomina “pasiones del alma” no afectan uó nicamente al alma, sino al alma con el
cuerpo; es el ser vivo todo entero – alma y cuerpo – quien se encoleriza, de pruebas de valor, siente
deseos o sensaciones.
7.1. Jerarquía ascendente de los vivientes: funciones y fundamentos
La psicologíóa de Aristoó teles no deja de estar construida seguó n un esquema ascendente, en el cual se ve
coó mo las funciones superiores del alma se desprenden poco a poco de su condicionamiento sensible.
Esta graduacioó n parece primeramente en la jerarquíóa de los seres vivos, que tienen todas unas almas,
aunque definida por funciones diferentes.
Asíó, la planta es capaz de nutrirse y reproducirse porque estaó dotada de un LAMA VEGETATIVA; el
animal debe su facultad de sentir a la existencia en eó l de un alma SENSITIVA; finalmente, soó lo hombre
estaó dotado de un alma INTELECTIVA.
 Alma Vegetativa: asume las funciones de alimentacioó n y reproduccioó n
 Alma Sensitiva: capaz de sensaciones, sentimientos, experiencia y memoria.
 Alma Intelectiva: capaz de imaginacioó n, voluntad y entendimiento.
Estas tres almas no son especies de un geó nero comuó n, sino maó s bien los teó rminos de una serie, en la cual
cada uno supone al precedente, salvo el primero, pero se distingue de eó l por la emergencia de un nuevo
orden.
En este sentido, y dentro de la aplicacioó n relativa de sus conceptos, podemos afirmar que el
conocimiento estaó en potencia en el alma desde su nivel inferior y que soó lo se realiza o actualiza en el
hombre, en el que la AUTOCONCIENCIA es pareja a la autorrealizacioó n.
En Aristoó teles las funciones son manifestaciones de este ascenso desde lo material a lo espiritual y de
los sensible y particular a lo inteligible y universal. La imaginacioó n y la sensibilidad no aparecen ya
como un obstaó culo para el conocimiento intelectual como en Platoó n, Aristoó teles insiste en diversos
momentos de su obra en la CONTINUIDAD del paso que permite elevarse de la sensacioó n a la ciencia,
paso que no es maó s que la actualizacioó n de lo que estaó en potencia den la sensacioó n: porque lo
particular, objeto de la sensacioó n, es en potencia lo universal, objeto de la ciencia.

8. Conocimiento, Entendimiento y Ciencia


Todos los animales son capaces de percibir ciertas formas naturales, captando semejanzas y diferencias
en su entrono, discriminando unas cosas de otras.
La PERCEPCIOÉ N es la uó nica forma de conocimiento accesible a los animales inferiores. Un conocimiento
momentaó neo y fugaz, que se aparece con la percepcioó n misma.
En los animales superiores, sin embargo, se da una cierta persistencia de la percepcioó n, lo que se llama
el recuerdo o la MEMORIA. La memoria de las percepciones pasadas es la que permite la EXPERIENCIA.
De entre los animales capaces de recordar, algunos forman una nocioó n o esquema de aquello de lo que
guarda repetidos recuerdos. Ese proceso tiene lugar especialmente en el hombre, y su resultado recibe
el nombre de experiencia. Los muchos recuerdos similares acerca del mismo tipo de experiencia se van
decantando en nuestro interior, hasta dejar un poso que forma la nocioó n universal.
La experiencia es la base de la teó cnica y de la ciencia, en cuanto que soó lo en ella se desprenden los
conceptos generales, en funcioó n de los cuales se formulan las reglas de la teó cnica y las verdades de la
esencia.
Aunque el saber teó cnico surge de la experiencia, una vez surgidos, es posible ensenñ arlo a lo que carecen
de ella. Pero Aristoó teles advierte que el saber sin experiencia puede degenerar en palabreríóa. Soó lo la
experiencia como conocimiento de las cosas singulares nos aporta el criterio uó ltimo de la verdad.
Aunque la experiencia es la base, soó lo el saber coó mo teó cnica o ciencia sobrepasa la rutina y entonces
seraó capaz de dar cuenta de sus hallazgos y aciertos, ya que es capaz de explicarlos, pues conoce su
causa.
8.1. Los tres tipos de saberes
Ahora bien, el saber – episteme – se dice de tres maneras:
 como saber PRODUCTIVO (episteme poietikeó ): saber hacer, producir o fabricar seguó n reglas o
principios y se identifica con la teó cnica.
 como saber PRAÉ CTICO (episteme praktikeó ): saber actuar, saber comportarse del modo oó ptimo o
adecuado. A diferencia del productivo que conduce a la produccioó n de un objeto externo, el
saber praó ctico no versa sobre la produccioó n del objeto alguno, sino que es su propio fin.
 como saber TEOÉ RICO o CONTEMPLATIVO (episteme theoritikeó ): no responde a intereó s por la
produccioó n ni por la accioó n, sino que es desinteresado y se identifica con la ciencia.
8.2. El conocimiento científico
Ninguó n saber es innato. Al saber llegamos por el aprendizaje o por la articulacioó n conceptual de la
experiencia, es decir, pensando. Aristoó teles caracteriza la ciencia como:
 conocimiento de las ESENCIAS, el “¿queó ?”
 conocimiento de las CAUSAS, el “¿por queó ?”
 conocimiento fijo, universal y necesario. Es un o puede ser
8.3. La Inducción
La ciencia es una deduccioó n demostrativa a partir de axiomas y principio de que no necesitan de
demostracioó n pero, ¿coó mo llegamos al conocimiento de tales principios?
Aristoó teles no admitíóa la teoríóa platoó nica seguó n la cual el conocimiento abstracto proveníóa por
reminiscencia. Insistíóa en que venimos al mundo sin saber nada, ya que el conocimiento comienza en los
sentidos.
¿Coó mo llegamos entonces? No cientíóficamente, desde luego, es decir, no por demostracioó n de otros
principios, sino mediante la maó s potente de nuestras capacidades intelectuales: la INTUICIOÉ N
INTELECTUAL. A la intuicioó n intelectual es un conocimiento directo y evidente, de caraó cter intelectual
de los principios universales y necesarios sobre los que se sustenta de una forma remediable el
conocimiento de alguna ciencia.
Tal intuicioó n no es faó cil ni se consigue siempre. Requiere de una PREPARACIOÉ N INTELECTUAL y
PSICOLOÉ GICA. Tal preparacioó n la suministra la INDUCCIOÉ N.
A) Todo conocimiento se inicia con la EXPERIENCIA SENSIBLE que suponen las funciones de la
sensacioó n, memoria y experiencia por las cuales adquirimos informacioó n, la preservamos y la
aplicamos en casos semejantes.
B) Tales datos son el material sobre el que actuó a la IMAGINACIOÉ N para prescindir de los concreto.
Con el contenido de la imaginacioó n reflexionamos prescindiendo paulatinamente de lo
accidental y particular para configurar una unidad esencial.
C) Tal unidad esencial se formaliza prescindieó ndose de toda vinculacioó n material, es decir,
conceptualizaó ndose. Tales conceptos y definiciones se constituyen como la base del
conocimiento contemplativo o cientíófico.
Por la INDUCCIOÉ N pasamos de varios enunciados singulares sobre individuos concretos a un enunciado
especíófico, que lo subsume. Por induccioó n pasamos de varios enunciados generales especíóficos a un soó lo
enunciado geneó rico. Asíó avanzamos desde lo singular hasta lo maó s general hasta llegar a los primero
principios.
Pero la induccioó n no es demostrativa, no prueba nada ni nos otorga contenidos universales y necesarios,
soó lo de maó xima generalidad. SU FUNCIOÉ N es psicoloó gica y consiste en preparar nuestra inteligencia
para la captacioó n intuitiva de los principios.
Mediante tal actividad familiarizamos nuestra inteligencia con la evidencia, con la verdad, con los
principios que, una vez intuidos, constituiraó n, en su evidencia, el fundamento de la ciencia.

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