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Para mí, el trabajo del profesor en un aula llena de adolescentes no es una tarea
fácil. Los adolescentes se encuentran en un período crítico de su desarrollo donde su
comportamiento se ve muchas veces influenciado por el entorno que les rodea. La figura
que el adolescente cree sobre su profesor puede marcar el devenir del desarrollo de las
clases. Por ello, pienso que una de las primeras tareas del profesor debe ser ganarse el
respeto por parte de sus alumnos. Para ello el profesor debe intentar identificar las
necesidades de sus alumnos y encontrar un equilibrio entre un enfoque autoritario y
permisivo, siendo un estilo democrático el más adecuado bajo mi punto de vista.
También, mediar otra clase de conflictos en el aula es una labor difícil para los
profesores de alumnos adolescentes. El profesor debe de enfrentarse a distintas
situaciones en las que debe evitar conductas disruptivas como la violencia o el acoso
escolar (conocido como bullyng). Estas conductas deben ser inadmisibles y deben ser
conocidas por el resto del equipo docente. En la actualidad, estas conductas suelen ser
frecuentes en el ámbito educativo como hemos podido observar en el video sobre el juez
de menores de Granada, Emilio Calatayud. En este video se puede reflexionar acerca de
cómo actúa el juez de forma ejemplar con este tipo de problemas de la adolescencia.
Por último, el profesor debe de tener en cuenta las diferencias existentes entre
los adolescentes de género masculino y femenino, puesto que el desarrollo fisiológico y
social de ambos sexos es diferente. Además, el propio género del profesor puede influir
en la conducta de sus alumnos (si el profesor es mujer, los alumnos pueden pensar que
ella defiende a las alumnas y viceversa).