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Dato relevante

París, Francia 7 de noviembre de 2003 la UNESCO distinguió a la festividad indígena de Día de Muertos como Obra
Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

La cultura en México se caracteriza por su variedad de celebraciones que se realizan en torno a las costumbres,
creencias y tradiciones, heredadas de nuestros abuelos, que han pasado de generación en generación, hasta llegar
a nuestros días.

Una de las fiestas más representativas es la que les celebramos a nuestros muertos, cuyo significado es mágico-
religioso; cada pueblo en nuestra República Mexicana tiene distintas formas de vivir el culto

Para los pueblos indígenas de México localizados en la región centro-sur del país, en efecto, el complejo de prácticas
y tradiciones que prevalecen en sus comunidades para celebrar a los muertos o antepasados constituye una de las
costumbres más profundas y dinámicas que actualmente se realizan en dichas poblaciones.

En las regiones maya, nahua, zapoteca y mixteca, por ejemplo, dicha celebración no sólo tiene relevancia en la vida
ceremonial y festiva de los pueblos, sino que su propia naturaleza la coloca como uno de los núcleos centrales tanto
de la identidad y la cosmovisión de cada grupo, como de su vida social comunitaria.

La celebración a los muertos se remonta a las épocas prehispánica; el festival que se convirtió en el Día de Muertos
se conmemoraba el noveno mes del calendario solar mexica, cerca del inicio de agosto, y se celebraba durante un
mes completo. Las festividades eran presididas por la diosa Mictecacíhuatl, conocida como la "Dama de la Muerte"
(actualmente relacionada con "la Catrina", personaje de José Guadalupe Posada) y esposa de Mictlantecuhtli, Señor
de la tierra de los muertos. Las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y las vidas de parientes
fallecidos.

Cuando llegaron a América los españoles en el siglo XVI trajeron sus propias celebraciones del Día de Muertos
cristianas y europeas, donde se recordaba a los muertos en el Día de Todos los Santos. Al convertir a los nativos del
nuevo mundo se dio lugar a un sincretismo que mezcló las tradiciones europeas y prehispánicas, haciendo coincidir
las festividades católicas del Día de todos los Santos y Todas las Almas con el festival similar mesoamericano,
creando el actual Día de Muertos.

A continuación presentamos la ofrenda realizada por el tercer grado, grupo B, coordinados por el profesor Gaspar
Camacho David Fernando.

Al ser México un país pluricultural y pluriétnico, tal celebración no tiene un carácter homogéneo, sino que va añadiendo
diferentes significados y evocaciones según el pueblo indígena o grupo social que la practique, debido a esto tomamos
la decisión de no enfocar a algún estado en específico nuestra ofrenda, pero si respetar los elementos que usualmente
la componen en la mayoría de los lugares de la república mexicana donde la tradición prevalece.

La ofrenda es uno de los elementos que caracteriza la celebración del día de muertos en nuestro país, esta es una
mezcla cultural donde los europeos pusieron ceras, velas y veladoras; los indígenas agregaron el sahumerio con su
copal y la comida y la flor de cempasúchil (Zempoalxóchitl).

La ofrenda, tal y como la conocemos hoy, es también un reflejo del sincretismo del viejo y el nuevo mundo. Se recibe
a los muertos con elementos naturales, frugales e intangibles -incluimos aquí las estelas de olores y fragancias que
le nacen a las flores, al incienso y al copal-.

Cuenta la historia y la tradición que ha pasado de boca en boca entre generaciones, que las ánimas llegan en orden
a las 12 horas de cada día

Solo mencionando algunos lugares de México como Puebla, Tlaxcala, Veracruz y Guadalajara la ofrenda de Día de
Muertos se puede colocar desde el 28 de octubre, pues en este día en que se recibe a los que murieron a causa de
una accidente y nunca pudieron llegar a su destino, o bien, los que tuvieron una muerte violenta.
El 29 de octubre: a los ahogados, el 30 de octubre: a las ánimas solas y olvidadas, que no tienen familiares como
los huérfanos, el 31 de octubre: a las almas que nunca nacieron o no recibieron el bautismo.

El día 1 de noviembre: a los niños, también referidos como "angelitos"

Y el día 2 de noviembre: a los muertos adultos.

Sabiendo esto, nos damos cuenta que la ofrenda va tomando forma a lo largo de estas fechas y no en un solo día
como muchos pensamos.

La ofrenda se caracteriza por ciertos elementos representativos en ella:

Imagen del difunto. Dicha imagen honra la parte más alta del altar y es a quién va dirigida la ofrenda, en nuestra
ofrenda en el primer nivel podemos observar algunas fotos de nuestros familiares fallecidos a quienes les dedicamos
también esta ofrenda además de Ezequiel Ordoñez.

La cruz. Utilizada en todos los altares, es un símbolo introducido por los evangelizadores españoles con el fin de
incorporar el catecismo a una tradición tan arraigada entre los indígenas como la veneración de los muertos. La cruz
va en la parte inferior del altar, y puede ser de sal o de ceniza.

Copal e incienso. El copal es un elemento prehispánico que limpia y purifica las energías de un lugar y las de quien
lo utiliza; el incienso santifica el ambiente.

El arco: se coloca en la cúspide del altar y simboliza la entrada al mundo de los muertos. Se le adorna con limonarias
y flor de cempasúchil.

Papel picado. Es considerado como una representación de la alegría festiva del Día de Muertos y del viento.

Velas, veladoras y cirios. Todos estos elementos se consideran como una luz que guía en este mundo. Las veladoras
blancas en las ofrendas del estado de puebla son dirigidas a los más pequeños y se encienden el día 1 de noviembre,
mientras que las lámparas de aceite y agua, se encienden el día 2 de noviembre y van dirigidas a los adultos.

La sal, que simboliza la purificación del espíritu para los niños del purgatorio.

Agua. El agua tiene gran importancia ya que, entre otros significados, refleja la pureza del alma, el cielo continuo de
la regeneración de la vida y de las siembras; además, un vaso de agua sirve para que el espíritu mitigue su sed
después del viaje desde el mundo de los muertos.

Flores. Son el adorno usual en los altares y en el sepulcro. La flor de cempasúchil es la flor que, por su aroma, sirve
de guía a los espíritus en este mundo.

Calaveras. Las calaveras son distribuidas en todo el altar y pueden ser de azúcar, barro o yeso, con adornos de
colores; se les considera una alusión a la muerte y recuerdan que está siempre se encuentra presente.

Comida. El alimento tradicional o el que era del agrado de los fallecidos se pone para que el alma visitada lo disfrute.

Pan. El pan es una representación de la eucaristía, y fue agregado por los evangelizadores españoles. Puede ser
adornado con formas de huesos en alusión a la cruz, espolvoreado con azúcar y hecho con anís.

Bebidas alcohólicas. Son bebidas del gusto del difunto denominados “trago” Generalmente son “caballitos” de tequila,
pulque o mezcal.

Objetos personales. Se colocan igualmente artículos pertenecientes en vida a los difuntos, con la finalidad de que el
espíritu pueda recordar los momentos de su vida. En caso de los niños, se emplean sus juguetes preferidos como los
vemos en nuestra ofrenda.

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