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Vicios de la voluntad- El dolo

Gracias a mi madre por ser el pilar que


me mantiene de pie e impulsa cada uno de mis
pasos dentro de esta carrera universitaria, la
cual me fascina y apasiona.

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Vicios de la voluntad- El dolo

TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCION………………………………………………………………….…..4
VICIOS DE LA VOLUNTAD ............................................................................... 5
El dolo: ............................................................................................................ 6
1. Caracteres del dolo .................................................................................. 6
2. Requisitos que debe reunir el dolo como vicio de la voluntad ................. 6
3. Clases de dolo ......................................................................................... 7
3.1. Dolo causante………………………………………………………….....7

3.2. Dolo fortuito o incidental…………………………………………...…….8

4. Modalidades del dolo ............................................................................... 9


4.1. El dolo por acción………………………………………….…………..…9

4.2. El dolo por omisión……………………………………………………...10

4.3. El dolo directo……………………………………….……………….….10

4.3.1. El dolo del representante…………………………..…….......11

4.3.2. El dolo del incapaz……………………………..……………..12

4.4. El dolo recíproco………………………………………...………………12

4.5 El dolo indirecto………………………………………..…………………13

5. El dolo en los Actos Unilaterales ........................................................... 14

6. Los efectos del dolo ............................................................................... 15

7. Nulidad de la renuncia de las acciones fundadas en el dolo ................. 16

8. La vía procedimental.............................................................................. 16

9. La Prueba en el dolo .............................................................................. 16

10. Prescriptibilidad de la Acciones ........................................................... 17

BIBLIOGRAFIA ................................................................................................ 18

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Vicios de la voluntad- El dolo

INTRODUCCION

El presente trabajo de investigación está diseñado de manera práctica y


didáctica teniendo por finalidad lograr entender adecuadamente el tema
designado, este es: vicios de la voluntad en su modalidad de dolo, el cual
detallaré en esta monografía.

Este tema será abordado basándome en los puntos principalmente


tocados por Fernando Vidal Ramírez en su obra ‘Actos jurídicos’, también
analizaré obras de otros importantes doctrinarios nacionales, y como material
indispensable tengo a la mano el Código Civil peruano, todo esto para abarcar
ampliamente la materia en cuestión.

Para empezar; para hablar del dolo en los actos jurídicos, es imposible
que omita su configuración como uno de los Vicios de la Voluntad, así que por
ahí iniciaré este trabajo, daré un concepto amplio de lo que en realidad es el dolo
en el Derecho Civil, luego abordaré los caracteres del dolo, sus requisitos para
que se constituya como vicio de la voluntad, su clasificación o clases y las
modalidades en que se puede presentar, también veremos que el dolo se puede
manifestar o presentar en los actos unilaterales, observaremos cuales son sus
efectos , la nulidad de la renuncia de las acciones fundadas en el dolo, cual es
la vía procedimental que le corresponde a las acciones que se llevan a cabo a
consecuencia de él, la prueba en su configuración y por ultimo veremos la
prescripción de las acciones consecuentes del dolo en el acto jurídico.

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VICIOS DE LA VOLUNTAD

La voluntad del sujeto constituye la esencia misma del acto jurídico a


través de la declaración de la voluntad, pero esto no se agota en la manifestación
tiene otros campos así como lo explican en la doctrina del negocio jurídico es
decir la declaración de la voluntad, pues la falta de ella hace que el negocio no
llegue a ser tal; que la declaración es solo suficiente, pues esta manifestación
necesita que entre ambas existencias una imprescindible correlación toda vez
que la manifestación debe dar contenido a la verdadera o real voluntad interna
del sujeto y que entre lo que manifiesta el sujeto y lo que quiera exista también
una necesaria e imprescindible correlación, así para que exista un acto jurídico,
la voluntad, tanto en su formación como en su exteriorización debe ser seria,
consciente y libremente emitida. Sin embargo, también se presentan casos en
que la voluntad jurídica no llega a formarse, ya sea por la ausencia del
discernimiento, intención o libertad. Además la voluntad manifestada debe
responder a una determinación seria, destinada a crear resultados jurídicos.

En sentido lato, existe un vicio de la voluntad negocial cuando ésta se ha


formado defectuosamente. En sentido estricto, se entiende por vicios de la
voluntad aquellos defectos que hacen anulable la declaración de voluntad,
excluyéndose las anormalidades afectantes a la voluntad que hacen que no
exista. Estos vicios pueden estar causados por la falta de conocimiento,
espontánea o provocada (error, dolo), o por la falta de libertad, física o moral
(violencia, intimidación).

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El dolo:

Es toda aserción de lo que es falso o disimulación de lo verdadero; es


cualquier artificio, astucia o maquinación que se emplee por una de las partes
para conseguir la ejecución del acto jurídico.

Es un factor perturbador inconsciente del proceso formativo de la voluntad


jurídica que afecta a la función cognoscitiva del sujeto y por ende distorsiona su
voluntad interna. Pero a diferencia del error-vicio, que es espontaneo, el dolo es
una inducción al error, un engaño para provocar el error, y por eso se caracteriza
por la mala fe, por el designio de perjudicar a otro, esto según Fernando Vidal
Ramírez.

Giuseppe Stolfi en su libro ‘Teoría del Negocio Jurídico’ afirma que el dolo
es el error provocado mediante engaño y constituye una causa por si suficiente
para la anulación del acto jurídico, de modo que este es impugnable aun en los
casos en que el error por si solo no afecta la validez del negocio, ya que el error
que no provocaría la ineficacia del acto la provoca entonces porque ha tenido
por causa el dolo.

En tanto, el dolo constituye una forma de vicio de la voluntad, es pues, un


artificio de mala fe que se emplea para engañar a una persona, induciéndola al
error a fin de que celebre un acto jurídico que sin ese engaño la victima nunca lo
hubiera celebrado.

1. Caracteres del dolo


 Es intencional;
 Su empleo es un engaño para inducir al error;
 Es contrario a las reglas de la buena fe.

2. Requisitos que debe reunir el dolo como vicio de la voluntad

 Debe ser grave;

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 Determinante del otorgamiento del acto por la contraparte;

 Debe haber causado un daño importante;

 No debe tratarse de dolo recíproco (por ambas partes).

3. Clases de dolo
La doctrina distingue una diversa variedad de clases de dolo; siendo la
distinción más importante la que lo clasifica en dolo determinante o causante y
el dolo incidente o incidental, que es la que se utiliza en nuestro Código Civil.

3.1. Dolo causante

El dolo causante es el engaño utilizado par la formación de voluntad


interna de un sujeto, el cual, de no haberse provocado el error, no se
hubiera celebrado el acto jurídico.

Es el factor determinante de la voluntad ajena, el dolus causam


dans, o sea a aquel de no haber mediado no hubiera determinado la
declaración de voluntad.

Se le llama también dolo causal, determinante o principal, la


doctrina lo distingue como nexo causal entre el engaño y la declaración
de la victima, y por lo tanto, el que se constituye en genuino vicio de la
voluntad.

La doctrina unánimemente afirma que debe existir dolo


necesariamente antes de la celebración del acto jurídico, ya que el dolo
posterior no constituye un vicio de la voluntad ni puede ser causal de
anulación de dicho acto.

Este tipo de dolo puede producir la anulación del acto jurídico y la


obligación de indemnizar los daños y perjuicios.

Así el artículo 210º del nuestro Código Civil peruano dispone que
“el dolo es causa de anulación del acto jurídico cuando el engaño usado
por una de las partes haya sido tal que sin la otra parte no hubiera

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celebrado el acto. Cuando el engaño sea empleado por un tercero, el acto


es anulable si fue conocido por la parte que obtuvo beneficio de él”.

Si el engaño o vicio ha sido determinante de la prestación del


consentimiento, de tal modo que sin ello, la otra parte no habría
contratado, el contrato es anulable y el vicio, determinante o causante. Por
eso se dice que el dolo causante es el engaño que se emplea para lograr
la formación de la voluntad interna del otro sujeto y su respectiva
manifestación.

Ej. Antonio compra una computadora supuestamente de ultima


generación, porque así se lo hace creer el vendedor y porque ve una
marca en la computadora que lo acredita, sin embargo al día siguiente de
la compra, se da cuenta que la computadora corresponde a una versión
antigua entonces Antonio podría acudir al órgano jurisdiccional
correspondiente y solicitar la anulación del acto de compra-venta por
causal de dolo.

3.2. El dolo fortuito o incidental


El dolo fortuito no es el engaño determinante de la voluntad y, por
tanto, es el que no se constituye como causa eficiente de la celebración
del acto jurídico, puesto que con o sin su mediación se hubiera de todas
maneras celebrado. Este dolo es el que se utiliza para obtener indebidas
ventajas y es por eso que es dolus incidens, pues el engaño no es
determinante de la manifestación de la voluntad, así que el autor del
engaño solo consigue condiciones que le favorecen al lograr que la victima
del dolo celebre el acto en condiciones más gravosas para ella.

Acá no da lugar a que se anule este acto jurídico, este solo se


indemniza; así el artículo 211º del Código Civil refiere “si el engaño no es
de tal naturaleza que haya determinando la voluntad, el acto será valido,
aunque sin el se hubiera concluido en condiciones distintas; pero la parte
que actuó de mala fe responderá de la indemnización de daños y
perjuicios”.

Se incide a un error por parte del vendedor para que el acto se


celebre en condiciones distintas al que se haya pactado es decir el
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vendedor se aprovechará del proceso subjetivo llevado al objetivo la


voluntad para obtener una venta mayor al costo real de la cosa donde su
afecto será indemnizar por el autor del dolo al que padeció de los daños y
perjuicios manteniendo el acto jurídico.

Ej. Se puede producir cuando un vendedor de libros se percata que


hay un comprador que busca ávidamente un determinado ejemplar que
solo el vendedor lo tiene. Ante tal situación este eleva el precio del libro.
El interesado paga su precio existente. Esta circunstancia no da lugar a
pedir la nulidad de compra venta, si no solamente a la indemnización por
daños y perjuicios por parte del comprador. Es decir la compraventa
siempre se habría producido pero en condiciones menos onerosas a las
que se pagó por el libro.

4. Modalidades del dolo

Las modalidades del dolo suponen la utilización de este por vía de acción
o por vía de omisión por parte de uno de los celebrantes o por ambos y también
por un tercero.

4.1. El dolo por acción o acción dolosa

La acción dolosa está comprendida en el artículo 212º de nuestro


Código Civil. Se suele denominar dolo positivo, dolo por acción, o dolo por
comisión, que consiste en la utilización de la palabra o de algún hecho
para adulterar la realidad sobre lo que es objeto del acto jurídico.

El dolo por comisión está constituido por las maquinaciones con las
que engañan al otro celebrante, que puede consistir en artimañas,
mediante las cuales se induce a tomar como cierta representación falsa
de la realidad. Tal este ejemplo que se refiriere a una casación; una
empresa que era aspirante a un suministro publico había hecho presentar
por otras empresas complacientes, no interesadas en el contrato, ofertas
en las que indicaban precios muy altos, de manera de inducir a
la administración publica a aceptarla. La casación reconoció la existencia
del dolo determinante que justificó la anulación del contrato.

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4.2. El dolo por omisión u omisión dolosa

En el artículo 212º del Código Civil peruano dispone que la omisión


dolosa produzca los mismos efectos que la acción dolosa.

Como se puede apreciar en este artículo están señaladas tanto la


omisión dolosa como la acción dolosa. Se considera que la omisión dolosa
existe cuando está de por medio el accionar de la mala fe que se da por
ejemplo, en aquel silencio que tiene como intención hacer que el
cocelebrante caiga en error, al no informarle a la victima de las
circunstancias que desconocía con el propósito de arrancarle su
consentimiento para sacar provecho. A la omisión dolosa se le suele
también denominar dolo negativo o dolo por omisión que implica una
voluntad dolosa del parte del que la provoca. Por eso gran parte de los
tratadistas lo caracterizan como una reticencia que se adopta para
reprimir que otro sujeto se equivoque. Lejos de efectuar la declaración del
caso cuando la victima ya incurrió en el error, de mala fe, se omite efectuar
la acción.

4.3 El dolo directo

Este es el utilizado por uno de los celebrantes del acto jurídico, a


los que jurídicamente se les exige actuar de buena fe, a fin de no quebrar
el principio romanista nemo dolus suus prodesse debet (a nadie debe
resultar ventajoso su dolo). Esta modalidad de dolo fue la tradicionalmente
considerada y legislada.

El Código Civil legisla sobre el dolo directo en el primer párrafo del


artículo 210º en el cual habla sobre el dolo causante, en el artículo 211º
en el cual legisla sobre el dolo incidental y está implícito en el 212º, en el
cual está legislado sobre la acción y la omisión dolosa.

Es indudable que el dolo de la parte, es el típico dolo directo, no


requiere ya ser considerado de manera especial. Así de esta modalidad
de dolo derivan el dolo del representante y el dolo del incapaz.

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4.3.1. El dolo del representante

Este se configura cuando es utilizado por quien viene


ejerciendo la representación de una de las partes, caso dl cual
nuestro Código Civil no ha hecho previsión, sino solo cuando el
representante es el sujeto pasivo del dolo, así que en su actuación
doloso pudo o no haber estado coludido con su representado.

En el caso de que el empleo del dolo por el representante


sea de acuerdo con el representado, no la cebe duda que los
efectos del dolo recaerán sobre el representado, ya sea el dolo
empleado causado o fortuito.

En el caso de que el empleo del dolo por el representante


sea sin conocimiento ni complicidad del representado las opiniones
son diversas, Jorge A. Carranza considera que en ese caso el dolo
no hace anulable el acto y el representado queda obligado a
responder de los daños y perjuicios en la medida en que se
hubieran enriquecido, reconociéndolo el derecho de accionar
contra su representante para la reparación de los daños y perjuicios
que a su vez le haya causado; por otro lado Fernando Vidal
Ramírez considera que el dolo del representante debe incidir en la
validez del acto jurídico, si es causante y generar la obligación de
indemnizar, si es incidente o fortuito, en tanto que el representante
deberá responder antes el representado por su actuación y quedar
obligado a indemnizarlo por los daños y perjuicios que su actuación
irroguen, sin perjuicio de sus responsabilidades ante la parte que
celebro el acto jurídico con él.

En cuanto al dolo de quien celebra el acto a nombre de una


persona jurídica, el criterio del segundo caso es el aplicable, sea
que el dolo haya sido empleado por algunos de sus órganos o por
un representante.

En el caso de la representación legal, en la que el


representado no escoge a su representante y por ende no le
corresponde asumir las consecuencias del dolo de este, Vidal

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Ramírez afirma que si el dolo del representante legal es causante,


no debe haber lugar a la anulación del acto, correspondiéndole
únicamente al representante responder por los daños y perjuicios
frente a la parte con la que celebró el acto, así también si el dolo ha
sido incidente.

4.3.2. El dolo del incapaz

El incapaz si bien es parte de los actos jurídicos, no puede


celebrarlos por si mismo, salvo de que se trate de actos cuya
celebración le está permitida por la ley.

El código civil ha previsto la posibilidad de que un incapaz


utilice el dolo y esto esta legislado en el articulado correspondiente
a la nulidad del acto jurídico y en la norma contenida en el numeral
229: “Si el incapaz ha procedido de mala fe ocultando su
incapacidad para inducir a la celebración del acto, ni él, ni sus
herederos o cesionarios, pueden alegar la nulidad”.

Como puede apreciarse la consecuencia que le sobreviene


al incapaz por su mala fe o dolo es que ni el, ni sus herederos o
cesionarios, pueden alegar la nulidad del acto jurídico, pero de no
haber mediado su mala fe tendría expedita la acción de nulidad; en
tanto que la victima del dolo utilizado por el incapaz viene a ser
protegida y se dispone la conservación del acto jurídico que
celebró.

4.4. El dolo recíproco

El artículo vigente solo está referido al dolo que acusa la anulación


del acto jurídico, es decir, se refiere solo al dolo causante.

Pero como sostienen Vidal Ramírez, José León Barandiarán y


Lohman, el artículo 213º no debe interpretarse solo en lo que se refiere al
dolo causante si no también al dolo incidental, esto significa que el dolo
recíproco también afecta a las indemnizaciones, contempladas en el
articulo 211º de nuestro Código Civil.

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Así la modalidad del dolo recíproco, también llamado dolo bilateral


o dolo mutuo, se configura cuando las dos partes emplean el dolo.

El código civil en su articulo 213º ha adoptado lo que es ya un


principio universalmente acogido en cuanto a que el dolo se neutraliza
cuando es reciproco: “Para que el dolo sea causa de anulación no debe
haber sido empleado por las dos partes”.

Esta norma no debe interpretarse en sentido restrictivo y solo para


la anulación del acto si el dolo es causante, sino que debe extenderse a
que es también compensatorio de las indemnizaciones, si el dolo es solo
incidente, y que, en cualquiera de los casos, las partes que actuaron
dolosamente no podrán plantear ni la anulación del acto ni la
indemnización por los perjuicios que pudieran haberse irrogado.

En tanto que cuando dos celebrantes se engañan mutuamente


mediante un dolo incidental, no podría demandarse el pago de una
indemnización por daños y perjuicios. En este caso también se produce
una agresión a la buena fe.

4.5. El dolo indirecto


El dolo indirecto proviene de un tercero, de un extraño al acto, que
lo emplea con la misma finalidad que con que lo podría haber empleado
una de las partes para obtener una ventaja indebida, esta modalidad de
dolo se denomina también dolo de tercero.

En este caso se pueden presentar dos hipótesis: en la primera la


utilización del dolo por el tercero sea en connivencia con una de las partes,
o por lo menos, que esta tenga el conocimiento del dolo; la segunda, que
ninguna de las partes tenga conocimiento de la utilización del dolo por el
tercero.

El Código Civil se ocupa del dolo indirecto o de tercero en el


segundo párrafo de su articulo 210º: cuando el engaño es empleado por
un tercero el acto es anulable si fue conocido por la parte que obtuvo
beneficio de él”.

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Se puede apreciar de este párrafo del articulado que para la


incidencia del dolo de un tercero es necesario que sea de conocimiento
por la parte que se benefició de él y el acto que deriva de esta situación
seria anulable, sin embargo se puede interpretar que la anulación del acto
por el dolo del tercero solo procede si además de conocerse por una de
las partes se obtuvo beneficio con dicho dolo, pues no basta el simple
conocimiento ya que el Código Civil ha establecido dos requisitos
concurrentes: el conocimiento y el beneficio que se obtiene con el dolo.

Así Vidal Ramírez concluye que si el dolo de tercero es causante,


el acto jurídico puede será anulado; si es incidente, la victima podrá
demandar daños y perjuicios no solo a la parte que tuvo conocimiento del
dolo, sino también al tercero en aplicación de las reglas de la
responsabilidad extracontractual (arts. 1969º y 1983º C.C).

5. El dolo en los Actos Unilaterales

A lo largo de este trabajo de investigación se ha podido notar que el dolo


discurre o se emplea en los actos jurídicos bilaterales, sin embargo este también
puede presentarse en los actos unilaterales.

León Hurtado en su libro ‘La Voluntad y la capacidad en los actos jurídicos’


menciona que “en los actos unilaterales la voluntad puede estar viciada de dolo,
pero como hay solo una parte el vicio deberá ser provocado necesariamente por
un tercero.
El Código Civil no ha previsto el dolo en los actos unilaterales. Sin
embargo nada obsta para que pueda hacerse presente, sean actos recepticios
o actos no recepticios.

En los actos unilaterales recepticios el dolo se presenta con mayor nitidez


que en los actos no recepticios, en el primer caso la captación de voluntad se
produce mediante halagos mas no de artificios y engaños pero en definitiva
ambos conducen a la misma finalidad, la cual es producir una declaración de
voluntad, así por ejemplo podría darse en el caso de un testador que es inducido

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por un tercero a dejarlo como heredero universal mediante halagos, lisonjas,


fingimientos e intrigas, de acuerdo al artículo 809º del Código Civil, el dolo es
causa de anulabilidad del testamento. Esta anulabilidad podría ser parcial o total,
según el dolo haya determinado la voluntad del testador en cuanto a todo el
contenido del testamento o solo una de sus clausulas.

En los actos unilaterales no recepticios la presencia del dolo y la


impugnabilidad del acto por esta causa ofrece mayores dificultades. Sin
embargo, nada obsta para que pueda invocarse el dolo realizado por un extraño,
como por ejemplo, que el propio ladrón induzca a una promesa de recompensa
con la finalidad de que la victima del robo recupere la cosa y el propio ladrón
cobre la recompensa.

6. Los efectos del dolo

Los efectos del dolo resultan de su calificación en el dolo causante, que


puede conducir a la anulación del acto jurídico, o el dolo incidente que solo puede
producir resarcimiento de los daños y perjuicios; en el primer caso la victima del
dolo tiene expedida la acción de anulación y, en el segundo la correspondiente
acción indemnizatoria.

Sin embargo nada impide que ante un dolo causante se puedan acumular
las pretensiones de nulidad e indemnizatoria, lo que es imposible de ocurrir frente
a un dolo incidente, pues este solo da lugar a una pretensión indemnizatoria.

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7. Nulidad de la renuncia de las acciones fundadas en el dolo

Según el artículo 218º del Código Civil es también nula la renuncia


anticipada a las acciones fundadas en el dolo. En ese caso Vidal Ramírez
considera que el dolo por constituir un ilícito civil justifica la inserción de este
precepto. La renuncia no puede ser anticipada, pero si es posible a posteriori,
cuando la victima del dolo tiene el conocimiento de él, y no obstante, se desiste
de entablar la acción resarcitoria de los daños y perjuicios.
El artículo mencionado no distingue la clase de dolo a que se refiere, pero
según este autor esto se puede interpretar como referido a ambas clases de dolo
(causante e incidente) y a ambas acciones derivadas de ellos, respecto de las
cuales prohíbe, bajo sanción de nulidad, su renuncia anticipada.

8. La vía procedimental

El Código Civil ni el Código Procesal Civil han señalado la vía


procedimental, ni para la acción anulatoria ni para la acción indemnizatoria. Así
que a la falta de norma expresa, la vía que corresponde para las acciones ya
mencionadas es la de proceso de conocimiento pues esto es deducible del inc.
1 del art. 475 del C.P.C el cual refiere que: Se tramitan por esta vía y ante jueces
civiles los asuntos contenciosos que no tengan vía procedimental, que no estén
atribuidos por la ley a otros órganos jurisdiccionales y además que cuando por
su naturaleza o complejidad de la pretensión, el juez considere atendible su
tramitación.

9. La Prueba en el dolo

El dolo además de ser un vicio de la voluntad se configura como un ilícito


civil. Para su prueba se aplica el principio general: onus probandi incumbit actori
(el que lo alega tiene que probarlo) y a él corresponde la carga de la prueba. Los
medios probatorios deben estar dirigidos a poner evidencia la acción u omisión
dolosa y los daños y perjuicios irrogados.

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Vicios de la voluntad- El dolo

No existe restricción en cuanto a los medios de prueba. Pueden utilizarse


todos los reconocidos como tales y que sean idóneos para evidenciar los hechos
constitutivos del dolo y los daños y perjuicios causados a fin de producir certeza
en el órgano jurisdiccional.

10. Prescriptibilidad de la Acciones

Las acciones que genera el dolo son prescriptibles y se extinguen en el


plazo de dos años, tanto la anulatoria como indemnizatoria.

La prescripción de la acción de anulación esta prevista en el inciso 4 del


articulo 2001º del Código Civil, que dispone que las acciones para la anulación
de los actos jurídicos prescriben en el plazo de dos años, que se computa desde
el día en que pudo ejercitarse la acción, conforme al articulo 1993º.

La prescripción de la acción indemnizatoria está también prevista en el


mismo artículo e inciso, pues como se sabe, el dolo constituye un ilícito civil que
le hace aplicables a su autor las reglas de la responsabilidad extracontractual.

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BIBLIOGRAFIA

 ROMERO, Francisco Javier. Curso del Acto Jurídico.

 VIDAL RAMÍREZ, Fernando. El Acto Jurídico.

 http://es.wikipedia.org/wiki/Vicios_de_la_voluntad

 http://www.enciclopedia-juridica.biz14.com/d/vicios-de-la-voluntad/vicios-
de-la-voluntad.htm

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