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Un nuevo sismo, esta vez de grado 8 o más grados, está remeciendo las
estructuras arcaicas del sistema judicial en el Perú; con réplicas y consecuencias
que se van expandiendo a cada momento en diferentes espacios de la vida
institucional y política nacional. El factor desencadenante de este remezón han
sido indudablemente los audios difundidos por IDL Reporteros que, por el
momento, compromete a miembros del Consejo Nacional de la Magistratura, a un
vocal supremo y al presidente de la Corte Superior de Justicia del Callao,
congresistas, algún empresario y operadores de rango menor, en actividades
ilícitas de intercambio de favores, designación de fiscales y funcionarios, coacción
y otros más.
El Poder Judicial y todo lo relacionado con él constituye, según la teoría crítica que
asumo personalmente, uno de los importantes subsistemas o componentes del
sistema sobre-estructural de la sociedad global que, junto con el aparato de
coerción directa (violencia legal), tiene como función primordial garantizar la
unidad y el orden social en el proceso contradictorio de su reproducción
jerarquizada. El otro sistema de reproducción global de la sociedad capitalista es
el sistema hegemónico donde interactúan funcionalmente las instituciones que
trabajan con la cultura, el arte, la educación y la ética y todo aquello enfilado a la
construcción y reproducción de subjetividad en la “sociedad civil”. Dependiendo
del grado de desarrollo de las sociedades dominadas por el capital, será diferente
el nivel de intervención de estos sistemas en la reproducción social y del poder,
del sistema de coacción (tribunales de justicia, violencia material coactiva) o de la
hegemonía. En los países de capitalismo desarrollado o autocentrado, por
ejemplo, es más significativa la hegemonía para garantizar el orden y la
reproducción social; mientras que en las formaciones sociales menos
desarrolladas, de capitalismo híbrido depredador y colonial, como el caso del
Perú, el papel del sistema legal y coactivo cumple funciones más importantes en la
lógica reproductiva y legitimadora del sistema vigente. Con el añadido de que la
calidad del sistema judicial en estos últimos países tiende a ser menor que la
calidad en los países de capitalismo avanzado, entre otras razones porque el
Estado no ha logrado una suficiente separación universalizadora respecto a las
estructuras materiales de la sociedad y de sus agentes individuales y corporativos;
situación que posibilita su perforación por poderes fácticos que utilizan,
distorsionan y anidan en la naturaleza universalizante del Estado, en búsqueda de
favores corporativos y personales.
Dada esta situación, el orden social y político que debe garantizar universalmente
el sistema judicial es el orden histórico de la sociedad en que vivimos, con sus
relaciones sociales de producción e intercambio históricamente establecidas
donde unos, los pocos, amasan fortunas inmensas explotando el trabajo de los
demás, depredando los recursos naturales con la venia del Estado, o
informalmente como sucede con la economía informal e ilegal; y, cuando las
condiciones lo ameriten, haciendo uso de la fuerza para poner en orden a los
descontentos y protestantes (“criminalización de la protesta”). Como se trata de un
sistema cuya universalización en el sentido de la separación de los intereses
colectivos de la clase propietaria respecto a los intereses de los propietarios
particulares, es una universalización trucha, muy pobre y con restada capacidad
legitimadora de la sociedad en su conjunto. La función pública del sistema judicial
se ha dualizado (dividido en dos) entre una dimensión formal y pública del
sistema judicial y una dimensión escondida, subterránea u oculta de este
sistema, gracias a lo cual lo privado adquiere más protagonismo que lo público en
los procesos reales de la administración de justicia en el Perú. Como esta
dualización no podía ser formalmente automática, rápida e inmediata, se ha
necesitado de la intermediación de un conjunto de “procesos pulsionales” que
obran, esta vez, no en el sistema sino en los individuos que operan en este
sistema siendo parte del mismo y necesitando de él como es el caso de los
operadores de justicia: jueces, vocales, abogados, secretarios, etc. Lo público
espacio privilegiado de la vida política moderna normal, además, por lo señalado
hasta aquí se ha convertido, por la forma como está organizado, en una limitación
para el desembalce atropellado y fomentado por el modelo neoliberal de los
intereses privados que hormiguean alrededor del Estado, motivo más que
suficiente encontrado para sumergir en lo privado el contenido de lo público, en un
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20/07/2018