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AUTOR: José Ramón Bueno Abad, Catedrático de UE del área de Psicología Social
de la Universidad de Valencia.
Resumen
Palabras Clave
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Enajenados, Agresores, Enfermos y Discapacitados
La imagen en prensa de los trastornos
mentales
Introducción
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para este colectivo, así como la apertura de este campo, a la práctica de
los profesionales de la intervención social más allá de las puertas de la
sala de agudos del Hospital (Rodríguez,1997).
En este contexto, es necesario analizar aquellas variables del
contexto social como los Media, capaces de crear una representación
positiva o excluyente de las personas con enfermedad mental y describir
como dichos efectos están afectando las conductas de la población, de
los propios enfermos y no menos importante, del entorno familiar de las
personas con enfermedades mentales crónicas (Moscovici, 1976;
Sanders,1982; Jodelet, 1986, 1989; Rouquette, 1986; Lin y Ensel
1989).
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Cada uno de estos modelos es compartido por diferentes grupos
sociales dependiendo de variables sociodemográficas y profesionales,
pero lo que resulta atrayente es que cada uno de dichos modelos
conlleva aparejadas una serie de conductas y actitudes respecto al
tratamiento y comprensión de las enfermedades mentales.
De este modo, el modelo biomédico, orienta las terapias al trato
tecnificado y episódico de los profesionales de la salud, a la
farmacología y al tratamiento en recursos asilares u hospitalarios,
donde la cronicidad, sintomatología e incurabilidad se convierten en
núcleos dominantes de las conductas interventivas.
El enfermo es un paciente, un ser dependiente de las
instituciones sanitarias o jurídicas, y la familia actúa, siente y enjuicia
marcada por la resignación ante lo inevitable, en espera de nuevos
descubrimientos científicos y biológicos, o bien de la información y
tutela del saber profesionalizado.
El modelo psicosocial sin embargo, no posee una opción definida
respecto a lo positivo o negativo de la génesis social de los trastornos
mentales. Es la sociedad y sus sistemas institucionalizados la que con
sus tensiones y estrés, quiebra la “sensibilidad especial” que tienen
algunos seres humanos. Pero también, significa que los grupos sociales
en los que se ha desarrollado la individualidad del enfermo, como la
familia o los grupos de referencia, pueden estar involucrados en las
causas del trastorno. Por otro lado, si los problemas mentales pueden
tener un origen social, toda la sociedad sería el objeto de intervención y
por tanto estaría involucrada en la recuperación y tratamiento de las
personas con enfermedades mentales, por lo que en esta representación
psicosocial, la reclusión hospitalaria pasa a convertirse en un elemento
más de la rehabilitación, pero no el único, ya que otras variables
psicosociales como el apoyo social, la autoestima o la percepción de
estrés, se vuelven así, objeto de curiosidad para los agentes sociales
más allá de los dispensarios de risperidona.
En este contexto, resulta atrayente mencionar que al inicio de la
Reforma Psiquiátrica y mientras las investigaciones desarrolladas en el
País Vasco a través de cuestionarios y entrevistas, confirmaban esta
“agenda” de actitudes y valoraciones en profesionales, familiares y
enfermos; el Instituto Andaluz de Salud Mental (I.A.S.A.M), en 1987,
elaboraba un informe titulado “Enfermedad Mental y Prensa”, donde
describía la “opinión publicada” al respecto, es decir, los contenidos de
la “agenda periodística” que reflejan las actitudes de los profesionales
de la prensa.
Algunas de las conclusiones de dicha investigación, resaltaban el
hecho de que las noticias periodísticas se hacían eco de los trastornos
mentales, con una especificidad caracterizada por lo anormal, lo
espectacular y las conductas delictivas. De hecho, el delito y la
enfermedad mental aparecían relacionadas como las dos caras de un
mismo fenómeno. Estos trastornos se inscribían mayoritariamente en la
sección de Sucesos y más que delimitados en un continuo científico de
salud y enfermedad, se observaba una acentuación sobre lo morboso y
negativo de estas enfermedades.
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Otra de las características de la información que difundía la
prensa en ese momento, provenía de las declaraciones de profesionales
de la salud mental que exteriorizaban lo negativo del estigma de la
enfermedad psíquica como elemento reforzador del rechazo social a este
colectivo. Por otro lado, se evidenciaba también, como las
declaraciones de personajes públicos o actuaciones sociales, se
deslegitimaban intencionalmente aplicándoles peyorativamente,
adjetivos o clasificaciones propias de la patología mental, extendiendo
de este modo, el estigma de estos trastornos hacia cualquier hecho
social digno de crítica por grupos enfrentados.
El estudio del I.A.S.A.M confirmó que en prensa, se representaba
a las enfermedades mentales como originadas a partir de un enfoque
tripartito que incluía lo biológico, lo psicológico y lo social, adivinándose
una interrelación de los mismos para algunas formulaciones de la
bipolaridad salud-enfermedad. De igual modo, se detectó que cuando se
realizaban propuestas de intervención, como la apertura de recursos
intermedios o por el contrario, de tipo residencial, o un retorno a la
práctica asilar, dichas propuestas se relacionaban con los marcos
teóricos y representaciones científicas mencionadas hasta aquí,
demostrando con ello, la existencia de grupos sociales activos en la
definición de las enfermedades mentales, a partir de sus intereses y
conocimientos.
Por último, este estudio constató la utilización por parte de los
periodistas de la terminología científica, a través de un tecnicismo
formal, que no obedece a un conocimiento concreto del significado
patológico de los términos utilizados.
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y 1998), de cuatro periódicos de tirada nacional y autonómica ( ABC, El
País, El Levante y Las Provincias). El numero total de ejemplares ha
sido de 2920, lo que supone la totalidad de todos los periódicos
comprendidos en dicho espacio temporal. Las noticias analizadas
ascienden a 1115, utilizando para el análisis cuantitativo de las
mismas, el cuestionario CASPESS adaptado a los objetivos de la
investigación (Bueno Abad, 1996b).
Dicha adaptación ha supuesto la elaboración de 52 variables
expresadas a través de 492 ítems definitorios de los trastornos
mentales, recogiendo en su estructura las orientaciones que se
desprenden de los trabajos de Leventhal y cols. (1980,1982 y 1984) y
Hofstat (1996), por los que las conductas de enfermedad están influidas
por la información disponible y predominante sobre la etiología, curso,
pronostico, duración y curación de estos trastornos. Así mismo, el
cuestionario de seguimiento de la prensa escrita, recoge la información
desde un enfoque ecológico, en el que los enfermos, las familias, los
profesionales y las Instituciones, pueden adoptar un discurso diferente
de acuerdo con su posición social respecto a la enfermedad, lo que
permite una integración posterior del amplio espectro iconológico de la
locura distribuido mediaticamente a los grupos sociales.
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las condiciones sociales y culturales de dichas fechas, como momentos
en que se producen un mayor numero de contactos sociales domésticos
o bien que dichos contactos, se producen durante el periodo de invierno
en espacios privados, aumentando las oportunidades de relaciones
estresantes para los enfermos mentales.
-Enfermedad Mental
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(15%). También es necesario añadir, que las noticias relacionadas con
los Servicios Sociales alcanzan el 10% de la muestra, mientras que la
investigación médica y biológica lo hace en un 12%. A este respecto la
prensa nacional se relaciona con la investigación psiquiátrica y la
sanidad, mientras que la prensa autonómica lo hace en relación con la
judicialización de la agresión y los servicios sociales.
Por tanto, constatamos una Tríada Temática que caracteriza la
representación de los trastornos mentales, configurada por la
Judicialización-Agresión-Psiquiatría, ocupando el 50% de todas las
noticias referidas a estos trastornos, los dos primeros elementos del
conjunto mencionado.
El tipo de enfermedad que más aparece en la prensa autonómica y
por tanto conectados en mayor medida con la judicialización de la
agresión, son la esquizofrenia y los trastornos de personalidad,
Mientras que en la prensa nacional aparecen característicamente
la depresión y los trastornos de ansiedad, conectados por tanto en
mayor medida con la atención y la investigación sanitaria. Es oportuno
destacar sin embargo, que significativamente todas las enfermedades
mentales en la prensa nacional asumen la distintividad de
enfermedades neurológicas en un contexto biomédico, mientras que en
la prensa autonómica, independientemente de su sintomatología,
aparecen de modo generalista, etiquetadas como psiquiátricas,
psicológicas y mentales.
Por último, la situación descrita en las noticias, hace referencia
significativamente en la prensa autonómica a situaciones ligadas a la
agresión a familiares, agresión recibida y delitos cometidos por el
enfermo, a diferencia de la prensa nacional caracterizada por los
accidentes y las conductas de incumplimiento terapéutico. Evidenciando
de nuevo la relación entre agresión, judicialización y ámbito autonómico
de la tirada periodística.
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las diferentes orientaciones del pensamiento científico y la tradición
asistencial en las Intervenciones Sociales.
La terapia relacionada en mayor medida con la prensa
conservadora es la referente a la Integración Social, en este sentido es
necesario destacar que el colectivo a quien va dirigido dicha integración,
es bastante heterogéneo y abarca de modo indiferenciado a todos los
discapacitados mentales, sean personas con deficiencias psíquicas o
personas con enfermedad mental. La prensa progresista, añade un
aspecto más que acaba por configurar su adhesión al modelo biomédico
tradicional, al relacionarse significativamente con la farmacología, el
internamiento y la hospitalización psiquiátrica.
Por otro lado, la curación de estos trastornos, resulta posible en la
prensa progresista e incurables en la conservadora. Por último, las
circunstancias precedentes y asociadas a las situaciones descritas en
estas noticias hacen referencia a la alarma social causada por las
personas con enfermedad mental en oposición al rechazo social
relacionado con la prensa progresista. Esta alarma está provocada en la
prensa conservadora por la agresión a terceros y familiares y el rechazo
social por las crisis y el internamiento hospitalario, dos de los elementos
más indicativos de las crisis psicóticas, en particular de la
esquizofrenia. En cualquier caso, podemos observar que las
consecuencias a que se enfrentan los enfermos mentales están
comprendidas en ese espacio de la exclusión y la alarma social en
mayor medida que en la normalización e integración de las redes
sociales.
-Enfermo Mental
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investigadores, sin que podamos sin embargo, aportar alguna hipótesis
consecuente al respecto, dada la naturaleza de nuestra investigación.
-Instituciones
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caracteriza por las noticias donde se recogen los cierres de los Recursos
Sociales y Sanitarios, mientras que los periódicos progresistas recogen
en mayor medida informes y declaraciones que se relacionan con la
epidemiología y la investigación de estos trastornos.
-Profesionales
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Así, el 69% de los artículos están firmados con el nombre genérico
de “La Redacción”, apareciendo en el resto de noticias una ingente
nómina de periodistas. En Las Provincias, aparecen 42 periodistas que
escribieron artículos relacionados con la enfermedad mental durante los
años del seguimiento de la investigación, la mayoría de ellos, no pasan
de una o dos referencias a excepción en este caso, de la sección
“Tribunales”.
El ABC, presenta una relación de 59 periodistas con un numero
similar de referencias por profesional (1 ó 2), ha excepción de la sección
de Sucesos y Sociedad, donde puntualmente algún profesional
concreto, alcanza la cifra de cuatro artículos firmados.
Por su parte, El Levante, presenta un numero mayor de
profesionales (69), también con una o dos referencias, siendo las
secciones de “Sucesos” y “Salud”, donde algunos periodistas alcanzan
una continuidad similar a la del periódico anterior.
Por último, El País, presenta una nómina de 68 profesionales con
las mismas características que el resto, dándose la mayor continuidad
en las firmas correspondientes a la sección de “Autonómicas”.
Por lo que nos encontramos con una abundante variabilidad en la
presencia de periodistas que no se refleja como cabía esperar, en una
profusa variabilidad de la agenda y contenido de los Medios, ya que
entre otras cosas, dichos periodistas no continúan estables durante
mucho tiempo en una área temática que les permita lograr algún
conocimiento especializado sobre el tema del cual escriben.
Por lo que podemos concluir que estos profesionales reproducen
en gran parte, más allá de sus opiniones personales, una
representación de los hechos, trasladada por los agentes sociales y ya
existente en la organización Medial a la que pertenecen.
Conclusiones y Perspectivas:
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-La representación de los enfermos mentales sigue siendo
negativa y relacionada con la agresión y la dependencia. De he hecho,
podemos afirmar que esta categorización negativa permanece estable,
independientemente de las acciones sociales desarrolladas como
consecuencia de la Reforma Psiquiátrica.
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Referencias Bibliográficas
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(Ed.).Handbook of psychology and healt. Vol. IV: Social Psychologycal
aspects of health. Hillsdale: N. J. Erlbaum.
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Wolf, M. (1996). La investigación de la comunicación de masas.
Barcelona: Paidos.
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