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Prensa y enfermedad mental crónica

No cabe duda de que el tratamiento de las enfermedades mentales


crónicas ha evolucionado a lo largo del tiempo. La contribución de la
exploración médica, sobre todo, en la primera mitad del siglo pasado sobre la
base de la investigación neurológica, ha supuesto un gran avance para la
comprensión y el tratamiento de los síndromes psicóticos teniendo su reflejo
más evidente durante la década de los cincuenta, con la aparición de
psicofármacos como la clorpromazina o en la actualidad, con el uso de nuevos
antipsicoticos como la risperidona, en principio con menores efectos
secundarios que los fármacos clásicos. En realidad, estos avances supusieron
un importante cambio de paradigma, que motivó en no poca medida, la
aparición de nuevas ideas sobre la enfermedad mental crónica y permitió que
los enfermos pudieran desarrollar otro tipo de vivencias en un medio social
normalizado, que no fueran ya necesariamente las asociadas a una cultura
asilar u hospitalaria y haciendo posible con ello, el inicio de la Reforma
Psiquiátrica de 1985.
Esta “biologización” de la esquizofrenia y los trastornos psicóticos, sin duda
tiene su prolongación en la actualidad con las expectativas derivadas de la
investigación genética, pero junto a ello, es necesario reseñar que ha
posibilitado la evolución de la psicoterapia para el tratamiento de las psicosis,
sobre todo, a partir de las década de los noventa, en un contexto social
normalizado y desde una perspectiva ambulatoria y comunitaria. Desde la
citada fecha, en el campo de la psicoterapia conviven modelos psicológicos
conductuales, cognitivo-conductuales, de intervención familiar o de terapias
integradas desde una perspectiva multidimensional y con posibilidades de
aplicación desde una orientación comunitaria para el tratamiento de la psicosis
(Roder, V., et al, 1995; Rodríguez, A., 1997).
En este nuevo contexto, la investigación psicológica ha tenido que hacer
frente a la necesidad de extender sus investigaciones hacia el análisis del
ambiente social en el que estos enfermos y sus familias afrontan su
enfermedad y en la exploración de aquellas variables psicosociales que
podrían incidir sobre el curso y pronostico de las enfermedades mentales
crónicas.
Puesto que los grupos sociales configuran una determinada
representación de los hechos de acuerdo con las imágenes que mayormente
comparten y que estas se difunden y transmiten a través de los Media
(Moscovici, S., 1961; Jodelet, D., 1989) y puesto que la información compartida
por los grupos sociales sobre las causas, la naturaleza y el tratamiento de una
enfermedad, pueden incidir sobre el trato que se dispensa a estos enfermos y
en el tratamiento de la misma (Leventhal, H, y cools, 1980, 1982, 1984), la
unidad de investigación de Psicología Comunitaria de la Universidad de
Valencia ha investigado, a partir del análisis cuantitativo y cualitativo de 2920
ejemplares periodísticos (1997 y 1998), tanto de tirada nacional como
autonómica de la Comunidad Valenciana, las imágenes que las enfermedades
mentales tienen en el actual tejido social.
Los resultados de esta investigación demuestran que en la prensa
analizada existen tres representaciones diferentes de entender la enfermedad
mental. Una de los más sobresalientes es la llamada “bio-médica”. En ella
queda patente como es el personal médico/psiquiátrico y el contexto
hospitalario quien emite e informa desde un discurso que alude a la
incurabilidad de estos trastornos, a sus bases orgánicas, al internamiento
hospitalario, a la psiquiatría como paradigma dominante y a la terapia
farmacológica.
Un segundo modelo, mucho menos pronunciado y emergente, es el que
definimos como de intervención social. Este se encuentra cruzado por
características de tipo asistencial, ambigüedad en la distinción entre
discapacidad psíquica y enfermedad mental y resulta centrado en el impacto de
la enfermedad sobre las relaciones familiares. Sin embargo, en él también
existen otros aspectos más positivos como la concepción de que estos
problemas pueden ser tratables como enfermedades crónicas, su interés en la
salud y no solo en la enfermedad y su preocupación por la integración social de
estos enfermos. Este modelo es informado por profesionales como psicólogos
y trabajadores sociales aunque en un numero mucho menor que el modelo
anteriormente aludido.
Por último, encontramos un modelo que describimos como relativo a una
tipología asociada a los elementos legal/agresión, en el que los jueces, las
fuerzas del orden público y los abogados informan sobre las enfermedades
mentales y sus consecuencias legales. Esta representación resulta ser la más
compartida por todos los periódicos de la muestra estudiada y la más
omnipresente sin distinción por el ámbito de tirada o la ideología editorial. Su
base es el tratamiento de la agresión asociada al enfermo mental, etiquetando
a este como delincuente, agresor y violento y propugnando como consecuencia
una intervención judicial, más que medica o de carácter social.
Respecto a la imagen del enfermo mental, hemos encontrado diferentes
conceptualizaciones que se asocian fuertemente y de modo estadísticamente
significativo con la ideología del Medio. Así, para la prensa conservadora (Las
Provincias, ABC) el enfermo mental es mayoritariamente agresor, delincuente,
discapacitado y causa de alarma social. En el polo progresista (El Levante, El
País) el enfermo mental es claramente un enfermo, un paciente que puede ser
agresivo aunque suele ser, en la mayoría de las ocasiones, la victima de los
hechos violentos relatados y donde la enfermedad es causa de exclusión
social.
Al respecto de estos resultados, es necesario concluir que la imagen del
enfermo mental crónico sigue siendo insatisfactoria y negativa para su
integración social. Tal hecho viene a demostrar que la Reforma Psiquiátrica no
se está extendiendo con la calidad suficiente por el tejido social y que existe
una imagen hegemónica de la agresión y su tratamiento judicial como eje
vertebrador de la representación social de las enfermedades mentales. Por otro
lado, la teoría de las representaciones sociales ha demostrado su robustez al
tener capacidad para explicar adecuadamente la existencia de asociaciones
entre actitudes individuales o profesionales y las representaciones sociales
difundidas por los Media. Además, la investigación ha demostrado que las
ideologías son un elemento independiente de las representaciones sociales,
siendo estas un modo de pensamiento social específico de las sociedades
actuales. Por último, los resultados han puesto de relieve la necesidad de
seguir desarrollando la Reforma desde un enfoque comunitario, de proximidad
y colaboración entre todos los agentes sociales para conseguir la plena
integración social de los enfermos mentales.
Bibliografía

Jodelet, D., (1989) Folies et représentations sociales, París, PUF.

Levental, H. ; Meyer, D. ; Nerenz, D. (1980) The common sense


representations of illnes danger. En Rachman, S. (ed.), Contribution tho
medicals psychology (vol.2), Oxford, Pergamon Press.

Levental, H. ; Nerenz, D.; Strauss, A., (1982) Self regulation and the
mechanisms of symptom appraisal : en Mechanic D. (ed.), Symptom illness
behaviour, and helping seeking. Nueva York, Proditct.

Levental, H. ; Nerenz, D.; Steele, D. (1984) Illnes representations and coping


whit healt treats. En Baum, A; Tailor, S.y Singer, J. (ed.), Handbook of
psychology and healt. Vol IV. Social Psychologycal aspects of healt. Hilldale,
Erlbaum.

Moscovici, S., (1961) La psychanalyse, son image et son public. París, PUF.

Roder, V. Et al., (1995) Terapia integrada de la esquizofrenia, Barcelona, Ariel.

Rodríguez Abelardo, (1997) Rehabilitación psicosocial de personas con


trastornos mentales crónicos, Madrid, Pirámide.
RESUMEN DE CURRICULUM Y FOTOGRAFIA DE JOSE RAMON
BUENO ABAD.

 Catedrático de Escuela Universitaria del Área de Psicología


Social. Facultad de Ciencias Sociales. Universitat de València,
España.(1997).
 Funcionario en excedencia de la Generalitat Valenciana donde
ha ejercido entre 1982 y 1992 los puestos de Jefe de Servicio de
Planificación Social, Director Territorial de Servicios Sociales,
Asesor del Conseller de Cultura de Educación y Ciencia y Jefe de
Sección de Promoción y Actividades Culturales.
 Sub Director de la Escuela
Universitaria de Trabajo Social y Vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales (1999-2002).

Premios y Actividades Académicas:

 Premio Extraordinario de Doctorado de la Universitat de Valencia (1989-1990).


 Premio Nacional de Investigación del INSERSO (1990).
 Premio Internacional del INSERSO (1991) en la modalidad de Medios de Comunicación.
 Premio Autonómico de Investigación en Servicios Sociales de la Generalitat Valenciana (1991).
 Diplomado de L´Ecole des Hautes Etudes Sociales de París y de la Université de París. Francia
(1996-1998).
 Profesor Visitante de l´Ecole de Services Sociales de Toulon, de la ETSUP de París, de la Université
de Montreal, UQAM de Hull (Québec) y la Universidad Centroamericana de Managua.
 Profesor Visitante de las Universidades Nacionales: Universidad de Castilla La Mancha,
Universidad de Murcia, Universidad de Granada, Universidad de Zaragoza, Universidad
Internacional del Mar (Murcia), universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED-Madrid).

Jose.R.Bueno@uv.es

Últimas Publicaciones:

- José R. Bueno Abad y Francisco Mestre Lujan (2003). Prensa y enfermedad mental más
que noticias. Cuadernos de Investigación psicología comunitaria. Valencia. Editorial
Minim ediciones.
- José R. Bueno y Jose F. Belda (2005). Familias Inmigrantes en la escuela. Valencia.
Servicio de Publicaciones de la Universidad de Valencia.
- Jose R. Bueno (2005) El proceso de ayuda en la intervención psicosocial. Madrid. Ed.
Popular

Francisco José Mestre Luján


Doctor en Psicología de la Universidad de Valencia
Profesor Asociado de la Universidad de Valencia
Psicólogo de los Centros de Servicios Sociales de Atención Primaria del
Ayuntamiento de Valencia.
Ha sido Director y Psicólogo de CRIS /C. Día para personas con
enfermedad mental en la ciudad de Valencia.
Fjmlujan60@gmail.com

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