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Resumen Abstract
Este artículo se propone realizar un This article aims to analyze the way
análisis del modo en que ciertos pun- in which certain cardinal points of
tos cardinales de la concepción de enlightenment’s conception sustained
la Ilustración defendida por Kant son by Kant are reappropriated and rec-
reapropiados y rectificados desde la tified in Adorno and Horkheimer’s
teoría crítica de Adorno y Horkhei- critical theory Dialectic of Enlight-
mer, en su Dialéctica de la Ilustración, enment, and afterwards alluded by
y luego retomados, en forma no exen- Foucault throughout a perspective
ta de polémica –desde una perspec- (that didn’t lack of polemic) fairly far
tiva ajena a la tradición weberiana–, from Weber’s legacy, on his writings
por Foucault en sus escritos sobre from ’83 and ’84 regarding ¿What is
¿Qué es la Ilustración? del ‘83 y ‘84. Enlightenment?
En particular nos interesa desandar The specifics goals here are to retrace
y confrontar los caminos a través de and cope with the paths through which
los cuales se constituyen estas reela- these reformulation of Enlightenment’s
boraciones del núcleo conceptual de conceptual core (that include clear
la Ilustración, que incluyen definidos anti-enlightenment tinges) are set, and
tintes anti-iluministas, e indagar en also to inquire in the controversy raised
las controversias generadas por sus by its unlike readings on the obstacles,
Fecha de recepción:
15 de Septiembre de 2012
Como habrán notado, el mismo título del artículo juega con el famoso texto
de 1784 de Kant, titulado Respuesta a la pregunta ¿Qué es la Ilustración?, y
justamente, lo que pretendemos hacer aquí es analizar la forma en que los rasgos
centrales de la Ilustración, expuestos allí por Kant, luego han sido retomados
y reinterpretados, de distinto modo, por Adorno y Horkheimer y por Foucault.
Estas dos reelaboraciones, frankfurtiana y foucaultiana, indagan de manera dispar
acerca de las potencialidades y limitaciones del proyecto ilustrado e incluyen
definidos tintes anti-iluministas. De aquí que nos permitan, por un lado, elaborar
una respuesta a la pregunta enunciada en el título y, por otro, sopesar hasta qué
punto pueden apartarse ciertos aspectos de la Ilustración sin cortar todo vínculo
con la propuesta original de Kant.
Para ello, hemos organizado el escrito en cuatro partes: a) iniciamos con una
breve exposición de los puntos centrales de la Ilustración en la visión kantiana,
b) continuamos con el tratamiento de la reapropiación hecha por Adorno y
Horkheimer, c) luego hacemos lo mismo con la reinterpretación de Foucault, y
d) cerramos con unas reflexiones finales que buscan responder los dos propósitos
enunciados al final del párrafo anterior.
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Recordar que Kant considera que solo las restricciones impuestas por el avance de la
civilización y por la conducción de gobernantes justos son las que posibilitan la armonía
social, sacan al hombre de un estado de hostilidad permanente y logran enderezarlo, ya
que “tan nudosa es la madera de que está hecho el hombre que con ella no se podrá tallar
nada recto” (2004: 24).
total libertad a este tipo de uso, contra las restricciones que estipula para el uso
privado –o uso funcional– de la razón.
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Si bien comparten esta matriz común, el Iluminismo para los autores frankfurtianos se
diferencia del mito antiguo en otras notas que le otorgan ciertas características distintivas,
básicamente: a) ya no supone la unidad del sujeto y la naturaleza como el mito, b) en la
representación simbólica el sustituto es un ejemplar universal, representa a toda una clase,
mientras que en el mito era particular, y c) las ciencias modernas persiguen sus objetivos a
través del distanciamiento del objeto, en tanto que en el mito lo hacía mediante la mímesis.
Estas notas son las que posibilitan el desarrollo de la abstracción, recurso cardinal del
proyecto iluminista y fundamento de la conversión del pensamiento en una operación de
matematización de la naturaleza.
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La mutua implicación e identificación weberiana entre racionalización y modernización
desemboca en una visión pesimista de estos procesos, dado que, aunque incluyen en su
seno ciertos rasgos emancipatorios, son portadoras de niveles crecientes de formalización
e instrumentalización, y terminan instaurando nuevos sistemas de cosificación y
deshumanización que acarrean la pérdida de la libertad y de la autonomía por parte de
los individuos ante la burocratización de los diferentes aspectos de su vida. Por ello, este
proceso de formalización de la razón da por resultado, finalmente, una razón desencantada
que ya no puede proporcionar un sentido unitario a las acciones e instituciones humanas
(Weber, 1983, 1984). En esta visión pesimista de las consecuencias de la racionalidad
moderna, puede establecerse una clara línea de continuidad entre los planteos de Weber
y las posturas de Lukács, los principales representantes de las primeras generaciones
de la Escuela de Frankfurt (Adorno, Horkheimer, Benjamin, Marcuse, etc.) y algunos de
los autores enrolados dentro del pensamiento posmoderno, aunque vale aclarar que la
corriente posmoderna no presta especial atención a esta tradición y abreva mayormente de
la crítica de la razón moderna hecha en clave nietzscheana.
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Este carácter instrumental y funcional que cubre todas las esferas de actividad humana
tiene, en la óptica de Adorno y Horkheimer, un acabado ejemplo en el análisis que realizan
de la industria cultural. El modo industrial de producción inunda también el mundo de
la cultura a través de la estandarización y reproducción en serie de objetos, patrones y
valores; los procedimientos técnicos y mercantiles colonizan la creación artística, moldean
los gustos del público y refuerzan el dominio sobre la conciencia individual. La industria
cultural es la industria de la diversión y el entretenimiento, lo cual implica hacer apología
de la sociedad, no reflexionar, conformarse, olvidar el dolor, resignarse y renunciar a tratar
de reflejar la totalidad, por lo que enaltece los estereotipos y la imitación y se convierte en
medio de perfeccionamiento moral y disciplinamiento social de las masas.
Por supuesto que Foucault se encolumna en este último grupo, pero avanza
más en sus distinciones y sostiene que esta segunda actitud dio lugar, por un lado,
a una reflexión crítica sobre las condiciones de posibilidad del conocimiento
verdadero, que deviene en analítica de la verdad, y, por el otro, a una reflexión
crítica de las fuentes de la actualidad, de una ontología presente, de la cual
Foucault abreva y se entiende como continuador. A través de esta distinción,
Foucault intenta sortear la divergencia existente entre distintas líneas teóricas y
afirma moverse en esta forma de reflexión abierta por el Kant de ¿Qué es la
ilustración?, auto-posicionamiento que expresa con claridad en el final de la
conferencia de 1983 sobre la Ilustración:
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Esta decisión de Foucault de auto-encolumnarse detrás de los padres de la modernidad no
estuvo exenta de generar controversias y, en particular, no convenció a Habermas, quien
desconfía de este intento iluminista del último Foucault y sostiene que “sorprendentemente,
en la última frase de su lección [se refiere a la de 1983], Foucault se considera comprendido
en esa tradición” (2003: 140), dado que, según Habermas, ello implicaría para Foucault
entrar en contradicción con su producción anterior, en la que veía a la voluntad de saber
moderna, decididamente, como medio de opresión y no como “impulso crítico digno de
preservación y necesitado de renovación” (Habermas, 2003: 123-4).
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Con anterioridad, en el mismo texto, Foucault cifra la modernidad toda como una
actitud de cuestionar y relacionarse con el propio presente “remitiéndome al texto de
Kant, me pregunto si no se puede considerar a la modernidad más bien como una actitud
antes que como un período de la historia. (…) antes que pretender distinguir el ‘período
moderno’ de las épocas ‘pre’ o ‘postmoderna’, creo que más valdría indagar cómo la
actitud de modernidad, desde que se formó, se encontró en lucha con actitudes de ‘contra-
modernidad’” (1996a: 94).
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Cfr.: “no se trata de liberar la verdad de todo sistema de poder –esto sería una quimera,
ya que la verdad es ella misma poder– sino de separar el poder de la verdad de las formas
proyecto ilustrado.
Reflexiones finales
Bibliografía