Está en la página 1de 22

Título del artículo 105

Más allá del Dos premisas epistemológicas


Laboratorio. La y tres presupuestos
metodológicos
Antropología del
Conocimiento
Científico como L a Sociología del Conocimiento Cien-
tífico (SCC) surge en el mundo anglo-
sajón a lo largo de los años setenta,
apuesta con la pretensión de apropiarse como objeto
de estudio de la Ciencia. Tras una relativa
metodológica consolidación académica e institucional, sur-
girán estudios de corte empírico que pretende-
rán validar sobre el terreno los presupuestos
de la disciplina; estos estudios, predominante-
mente, constituirán una especie de antropolo-
gía del laboratorio científico, es decir, utili-
zando los métodos de la antropología clásica,
los autores de este campo se dedicarán al estu-
Miguel A. V. Ferreira dio sobre el terreno de las prácticas de los
científicos en los laboratorios. En el presente
trabajo, pretendemos criticar argumentada-
mente esta forma de proceder, y abogar enton-
ces por una Antropología del Conocimiento
Científico (ACC) que no oriente su mirada
hacia el laboratorio, que se salga de él y abor-
de, preliminarmente, una, a nuestro modo de
ver, tarea que supone un prerrequisito necesa-
rio para poder, ulteriormente, regresar al labo-
ratorio en condiciones de subsanar las lagunas
que padecen los estudios de campo emprendi-
dos hasta la fecha.
Dicha ACC habrá de fundamentarse en
dos premisas epistemológicas y tres presu-
puestos metodológicos, cuya necesidad tra-
taremos de justificar a continuación. Avan-
cemos, no obstante, dichos presupuestos y
premisas:
1.a premisa epistemológica: El objeto
antropológico llamado Ciencia, en abstracto,
no existe. La ciencia es una práctica concreta,
localizada en un espacio, en un tiempo y en
una cultura(/sociedad) determinados, y sólo
la localización in situ puede permitir una
observación válida: esta localización, ade-
más, ha de iniciarse con el aprendizaje con el
que el propio científico comienza a aprender
a serlo.
2.a premisa epistemológica: El objeto
antropológico llamado Ciencia es un discur -
so: en realidad, es el discurso por excelen-
cia, dado que no sólo nos dice cómo la rea-

Miguel A. V. Ferreira. Universidad Complutense de Madrid.


Política y Sociedad, 37 (2001), Madrid (pp. 105-126)
106 Miguel A. V. Ferreira

lidad es, sino que, además, se autodefine a sí La Ciencia como objeto


mismo como el único discurso válido acerca
de esa realidad. La ACC, enfrentada a la sociológico: de la «zona de
producción discursiva de la Ciencia, está exclusión» a la búsqueda de
atrapada entre la afirmación y la crítica den-
tro de dicho discurso, por su propia preten- un paradigma
sión de cientificidad, de manera que dicha transdisciplinar
tarea ha de afrontarse desde una perspectiva
reflexiva.
1.er presupuesto metodológico: La apro-
ximación empírica a la actividad científica
ha de asumir su naturaleza práctica; aceptan-
E n Teoría de la Ciencia, la visión here-
dada proviene del campo de la Filoso-
fía Analítica: en esta disciplina se
do el hecho de que los miembros de una diseñaron los parámetros de lo que habría de
comunidad emplean los mismos medios para ser la visión ortodoxa del conocimiento cientí-
llevar a cabo sus prácticas cotidianas y para fico: como forma de conocimiento por exce-
dar cuenta del significado de las mismas; la lencia, la ciencia debía ser concebida de modo
lógica de la práctica sólo se puede adquirir que su fundamentación obedeciese a criterios
en la práctica. A diferencia de la mayoría de de formalidad férreos y bien establecidos.
«nativos», los científicos «aprenden» a serlo, Según la Filosofía Analítica, la ciencia se
y el antropólogo está en disposición de acce- construye mediante procedimientos deducti-
der a dicho proceso de aprendizaje. vos, encadenando proposiciones lógicas que se
2.o presupuesto metodológico: La textua- siguen unas a otras de forma necesaria y sobre
lidad de la Ciencia es tanto la vía de acceso las cuales se construye el armazón de la teoría
a la misma para sus practicantes futuros, científica, abstracta, impersonal, rigurosa y
como el modo en que sus resultados son precisa. Sin embargo, esta visión de la ciencia,
reproducidos por sus practicantes actuales; la visión «heredada» será la que un conjunto
sólo la competencia lingüística permitirá un de autores, en el campo de la sociología pon-
acceso adecuado a la forma en que estos drían en cuestión a partir de los años setenta.
construyen la Realidad. Es necesario un tra- El proyecto se originó en la Universidad de
tamiento de los textos, considerados en Edimburgo, y sus fundadores lo denominaron
cuanto constructores de hechos científicos, y el Programa Fuerte (PF) en Sociología del
no sólo en cuanto instrumentos de persua- Conocimiento.
sión. El detonante en este giro en la concepción
3.er presupuesto metodológico: El labora- de la ciencia fue, sin lugar a dudas, Thomas S.
torio será el último lugar visitado por el Kuhn, quien en su obra La estructura de las
antropólogo; en él se hace ciencia, pero en el revoluciones científicas presentó una visión
desempeño cotidiano de tal actividad, al ser histórica de la ciencia que chocaba frontal-
movilizado todo un conjunto de elementos mente con aquella que propugnaba la visión
culturales locales, la propia práctica está heredada 1. Kuhn articuló su concepción de la
impregnada en su ejecución de significados evolución del conocimiento científico a lo
restringidos y de hábitos, disposiciones y largo de la historia en torno al concepto de
esquemas conceptuales que sólo mediante la comunidad científica, el conjunto humano
competencia lingüística pueden ser aprehen- aglutinado en la tarea de avanzar en un campo
didos. (¿Acaso el antropólogo no ha defendi- determinado de la ciencia; cada comunidad
do siempre la necesidad de conocer la lengua científica sería seguidora de un paradigma, un
nativa como paso previo para la interpreta- conjunto articulado de concepciones heurísti-
ción de la cultura de la tribu?). cas, metodológicas y de procedimiento que
guiaría la actividad cotidiana de la comunidad.
En lo que sigue argumentaremos en favor Además, según Kuhn, la dinámica histórica de
de la necesidad de una línea de investigación la ciencia no sería evolutiva, resultado de un
antropológica de la ciencia, una ACC, ancla- progreso continuo y sin rupturas –algo que
da en estos presupuestos que se han anti- también propugnaba la visión heredada: el
cipado. progreso científico sería acumulativo–, sino
Más allá del Laboratorio. La Antropología del Conocimiento... 107

que lo que se dan son cambios revolucionarios científico, tenderían, más bien, a asimilarse.
de paradigmas, situaciones en las que las La tarea sería, entonces: «Discutir, no lo que
comunidades científicas entran en crisis por- debe contar como conocimiento científico,
que el paradigma al que están adscritas no con- sino lo que realmente se tiende a tomar como
sigue dar solución a los problemas que van tal» 6 .
surgiendo, se generan lo que Kuhn denomina Se inauguraba así la que denominaremos
anomalías, que hacen entrar en crisis al para- «primera generación» en los estudios sociales
digma y sólo son resueltas cuando un paradig- de la ciencia. Los problemas que habían susci-
ma alternativo consigue la explicación desea- tado tanto la interpretación mertoniana como
da: la transición entre un paradigma y su las corrientes tradicionales en filosofía e histo-
sucesor no puede darse, según Kuhn, sin una ria de la ciencia posibilitarían el giro que se iba
revolución en el conocimiento de la comuni- a operar en el campo de la sociología en lo que
dad que sufre esa transición. La obra de Kuhn se refiere a la interpretación del «objeto cien-
marcó el inicio de un debate acerca de la natu- cia». En 1964 se funda la Science Studies Unit
raleza efectiva del conocimiento científico, de en la Facultad de Ciencias de la Universidad
su dinámica y evolución. de Edimburgo. En ella, Barry Barnes y David
Ahora bien, en el campo de la sociología los Bloor constituirán el PF: tomando elementos
precedentes propiamente dichos hay que diversos de la filosofía de Wittgenstein, de la
situarlos, por un lado, en Mannheim 2, con su sociología de Mannheim y Durkheim, de la
sociología de la ideología quien, en el afán de antropología de Douglas, propugnan el estudio
determinar las bases existenciales del conoci- sustantivo del conocimiento científico desde
miento, definió una «zona de exclusión» en la una perspectiva sociológica. Afirmarán que la
cual el conocimiento científico quedaba al ciencia es una práctica local, convencional y
margen del análisis sociológico debido a que contingente, históricamente situada y social-
su naturaleza sería tal que no incidirían en su mente configurada, practicada por actores
elaboración factores de tipo social. Y por otro guiados por intereses particulares. La produc-
lado estaría Robert K. Merton 3, quien sí acep- ción de conocimiento está sujeta a negociación
taría a la ciencia como objeto de estudio socio- y el sentido de lo que se dice y lo que se hace
lógico, pero delimitando muy precisamente el surge de la práctica cotidiana y no de patrones
ámbito de competencia de la sociología de abstractos normativos que dicten el modo de
modo que no se inmiscuyera en cuestiones de actuar 7.
índole epistemológica. Según Merton, la cien- No obstante, había un déficit que el PF pro-
cia sería una máquina de comunicación per- piamente dicho no fue capaz de subsanar: su
fecta regida por unos imperativos morales, un perspectiva teórica y su orientación metodoló-
ethos científico 4. Merton afirmaba, además, gica demandaba imperiosamente la prosecu-
que la base existencial de la estructura organi- ción de trabajos empíricos que observasen
zacional de la institución científica sería la sobre el terreno cómo, efectivamente, sus prin-
garante de su excelencia como conocimiento, cipios explicativos tenían una sólida base
y sobre esta base desarrolló una concepción argumental. Fueron otros autores los que
normativa, institucional y funcionalista de la emprendieron este camino. Sin duda, el traba-
ciencia. jo al que se le atribuyó la inauguración de esta
A este programa de investigación se le opu- línea de investigación empírica fue Laboratoy
sieron una serie de críticas 5, fruto de las cua- Life, la obra de Bruno Latour y Steve Woolgar.
les pronto muchos autores estuvieron de acuer- Metodológicamente, este trabajo supuso la
do en el hecho de que la regulación normativa incorporación de la «tribu» de los científicos a
de la conducta y la prescripción de la acción la corriente más genuinamente antropológica
mediante reglas técnicas es algo que cambia en de estudios sobre el terreno; la SCC afrontaba,
el tiempo, y que ese cambio tiene lugar por y como la Antropología, la necesaria recogida
desde contextos sociales, afectando a la propia de datos mediante la observación directa y el
substancia del conocimiento producido por los trabajo de campo.
sujetos implicados en la actividad científica. La obra de Woolgar y Latour inaugura la
De este modo, sociología y epistemología, que denominaremos «segunda generación» de
lejos de ser interpretaciones distintas del hecho los estudios sociales de la Ciencia, que se ha
108 Miguel A. V. Ferreira

extendido y proliferado a lo largo de esta últi- otros navegantes han encontrado la forma
ma década, una nueva perspectiva en el análi- de llevar las tierras de vuelta consigo, de tal
sis sociológico del fenómeno científico. La manera que él vea por primera vez la isla de
primera generación, surgida del PF, con Bloor Sakhalin, en un rato libre en su casa o en la
y Barnes, supuso una ruptura fundamental en oficina del almirantazgo, mientras fuma su
pipa... 10
la orientación que la escuela mertoniana había
imprimido al tratamiento sociológico de la
Ciencia. Se trató ante todo de vencer un tabú
que contribuía a la mitificación de los conteni-
dos cognitivos del saber científico, tabú here-
dado de la Sociología del Conocimiento clási-
E ncontramos representada metafórica-
mente, en este párrafo, lo que podría
ser la posición de «extranjería» desde
ca según el cual el conocimiento científico la cual parece estar destinado a ver y hablar
constituía un área privilegiada fuera del alcan- todo etnógrafo en tanto que investigador
ce del análisis sociológico. Una vez realizada social. El etnógrafo/extranjero está en posición
la apertura de esta primera generación, el desa- desventajosa frente al nativo: no conoce. Sin
rrollo de las investigaciones al amparo de esta embargo, su pretensión es la de alguien que
nueva perspectiva acabó por suscitar un pro- terminará no sólo por conocer lo que el nativo
blema: poner en cuentión a la Ciencia como conoce, sino más aún: acabará conociendo
paradigma del saber era, al mismo tiempo, cómo el nativo conoce lo que conoce, por qué
implícitamente, una puesta en cuestión de tales lo conoce cómo lo conoce y para qué lo cono-
estudios de la Ciencia, puesto que ellos mis- ce. Cobrará la ventaja de la que inicialmente
mos se reclamaban como científicos. De esta carecía, o decía carecer, pasando de la igno-
forma, la crítica al estatuto privilegiado del rancia a un saber superior en relación con el
conocimiento científico se convertía, a su vez, nativo.
en una auto-crítica al estatuto de los estudios ¿Cómo sucederá esto? Gracias al rastreo de
que realizaban dicha crítica. La que hemos los datos relevantes, mediante un proceso de
denominado segunda generación en los estu- selección y de perspicacia; observando, con-
dios sociales de la Ciencia tratará de encontrar templando lo desconocido: transportando, lle-
vías de salida a esta aparente contradicción y a vando desde su lugar de origen esa cultura
partir de ella, surgirán paradigmas interpretati- extraña hasta su propio mundo. Es decir: el
vos que tratarán de encuadrar el estudio socio- extranjero es un viajero, un cazador y un
lógico de la ciencia en un marco más amplio observador (¿un mirón peligroso?). Esta posi-
que el que podía proporcionar la tradición ción, que podríamos denominar «tradicional»,
sociológica, tratando de incorporar conceptos es la que aquí tomaremos como objeto de crí-
y herramientas heurísticas de otras disciplinas, tica, para el caso de un peculiar etnógrafo:
abriendo el campo a una perspectiva transdis- aquél dedicado al estudio de La Ciencia. La
ciplinar 8. Ahondemos ahora en la señalada ACC por la que aquí se apuesta habrá de aban-
contradicción 9. donar la tradicional «inocencia» del antropólo-
go clásico, puesto que esta nueva tribu, la de
los científicos, va a condicionar fundamental-
mente tanto la metodología como las argu-
El antropólogo no-inocente mentaciones que él esté en disposición de asu-
mir. Este antropólogo no-inocente tendrá que
buscar parapeto y legitimación, enfrentándose
Sabemos (...) que para un extranjero no a su tribu, para poder desarrollar su trabajo.
es suficiente haber sido precedido por otro, El problema de una perspectiva antropológi-
por dos o por cientos, si estos predecesores ca de corte clásico radica en los presupuestos
han desaparecido sin dejar rastro, han
regresado con historias oscuras o no han
epistemológicos desde los que se funda, en su
divulgado sus conocimientos, porque, en los concepción objetivista. Desde esta perspectiva
tres casos, el nuevo navegante no habrá objetivista tradicional, se postula una neta
obtenido nada de los viajes de sus predece - separación entre sujeto y objeto; al afrontar un
sores; para él todo ocurrirá por primera estudio de corte antropológico, dicha separa-
vez. No, únicamente obtendrá algo si los ción se pliega sobre el objeto, que es definido
Más allá del Laboratorio. La Antropología del Conocimiento... 109

como un «Otro». En esta relación Yo/Otro, la poniendo en cuestión su presunta separación, y


distancia simbolizada por la barra delimita la apuntando hacia la posibilidad de una auto-
capacidad, autoridad, fiabilidad y veracidad de constitución interdependiente de ambos, se
los enunciados propuestos por la investiga- rompe la «unidimensionalidad» propia de
ción: el «objeto» etnográfico, el Otro, es recla- dicha relación según es concebida desde la
mado desde una distancia analítica que lo perspectiva tradicional; el acto de conocer no
encapsula en una representación académica puede ser considerado como una vía de direc-
–un Texto–, cuya factualidad o artefactualidad ción única en el cual se habrá podido avanzar
está en dependencia directa de la demostrabili- más o menos, y cuyo fin, la verdad, está aguar-
dad de que dicho objeto es aprehendido en dándonos al final del trayecto; en ese camino,
tanto tal, esto es: su objetivación es una prue- por el contrario, fruto de la interpenetración de
ba fidedigna de su esencia o naturaleza «real». los elementos participantes, debido al azar ins-
El objeto, el otro, ha sido encapsulado en una crito en las relaciones que se dan entre ellos,
representación fiel de su naturaleza, y en la surgen constantemente bifurcaciones y alter-
operación, el sujeto, el Yo, ha resultado un ele- nativas múltiples, cuya resolución sólo se
mento transparente, que permanece inalterado opera coyunturalmente, en la propia práctica
a la vez que tampoco interfiere en la naturale- de la investigación.
za del objeto aprehendido. La Ciencia, que aquí entendemos como la
Esta perspectiva objetivista, mayoritaria en cultura de una comunidad particular, es preci-
la antropología clásica, debe ser cuestionada. samente el Otro desde cuya posición la etno-
En toda investigación se produce una interfe- grafía clásica pretendía precariamente situar su
rencia entre sujeto y objeto, una afectación discurso, de forma que, cuando pretende apro-
mutua resultado del cual será el conocimiento piárselo como «objeto», se encuentra enfrenta-
producido, un conocimiento de un sujeto da simultáneamente a la tarea de analizar y ser
modificado por el acto de conocer, y de un analizada; toda puesta en cuestión de su «obje-
objeto cuya naturaleza es también en parte to» es una puesta en cuestión de sí misma, de
producida por ese acto. La Realidad, la pre- su presunta «cientificidad». La segunda gene-
sunta sustantividad del mundo en el cual cobra ración de los estudios sociales de la ciencia, al
existencia el objeto, independiente del acto de incorporar esta componente autorreferencial,
conocer y externa al sujeto conocedor, debe conlleva la aceptación del hecho de que más
ser considerada como una premisa indemostra- allá de la ciencia como fenómeno social,
da y no-necesaria, en lugar de tomarla como la embarcarse en su estudio supone tomar con-
verdad irrefutable, aunque todavía desconoci- ciencia de las constricciones epistemológicas
da en su totalidad. De esta forma, a la hora de que la Ciencia misma, en cuanto forma parti-
emprender una investigación, los sujetos, obje- cular de saber, incorpora en cualquier proyec-
tos e instrumentos implicados son términos to de conocimiento; constricciones conceptua-
relativos que se necesitan mutuamente y que les, instrumentales, de principio y de método.
se constituyen de forma recíproca, por interre- El antropólogo «tradicional», enfrentado a
lación e interdependencia (instrumentos –téc- un nativo de una cultura distinta, en cuanto
nicas, tecnologías y metodologías de investi- narrador de la observación que realiza, se
gación– que representan mediaciones entre un erige, por así decirlo, en el «representante» de
sujeto que afecta y es afectado por un objeto, ese nativo, que, en cierto sentido, al igual que
el cual se constituye, en virtud de esas media- los objetos con los que tratan las ciencias natu-
ciones y resultado de dicha afectación, en rales, carece de voz propia; el antropólogo dice
parte, en el propio movimiento del sujeto que hablar por boca del nativo, aún cuando no esté
trata de conocerlo), de tal modo que las fronte- muy claro, como ha señalado Woolgar, quién
ras entre ellos son siempre provisionales y en observa y quién es observado 11.
gran medida arbitrarias –de carácter local, Cuando, junto a los trabajos tradicionales,
contingentes, e históricamente delimitadas–. surgen los estudios etnográficos de la Escuela
Lo real será el resultado, y no el presupuesto, de Chicago, nos encontramos con un nuevo
de su interacción en el proceso de la investiga- obstáculo: el extranjero retorna a su cultura,
ción. Al convertir explícitamente en problemá- regresa a casa, pero este retorno a casa no
tica esa distancia entre Sujeto y Objeto, puede ser, simplemente, una vuelta atrás, ya
110 Miguel A. V. Ferreira

que se hace difícil escudarse de nuevo en el frente a la marginalidad de los sujetos investi-
parapeto objetivista de la Sociología tradicio- gados: ésta es la postura epistemológica a prio-
nal, una vez que los estudios de la Antropolo- ri– y al tiempo, la investigación mediante
gía han puesto en escena los problemas rela- observación directa sobre el terreno reclamará
cionados con el relativismo cultural. Este dicha metodología como medio de preservar
retorno será el acicate para replantearse la rela- su estatuto. Ahora, el antropólogo ya no podrá
ción Sujeto/Objeto, incorporando las experien- erigirse en «representante» del nativo al modo
cias acumuladas en los intercambios culturales tradicional, puesto que éste posee una voz
con otros pueblos; el viaje ha aportado nuevos inteligible; su estatuto superior no vendrá dado
elementos al problema, de forma que la distan- ya por una posición epistemológica preemi-
cia entre Sujeto y Objeto, aunque vuelve a nente frente al nativo, sino, en cambio, por una
reducirse en términos prácticos, se complejiza cuestión de legitimidad: el antropólogo es un
en términos teóricos. El etnógrafo ya no se científico, y en tanto que tal, su voz ha de pre-
enfrenta a tribus exóticas, sino que su objeto lo valecer, su interpretación ha de ser la «buena»;
constituyen ahora grupos marginales de su será el portador, no de un discurso frente a un
propia cultura; en ese sentido, la distancia no-discurso, sino de un discurso superior fren-
Sujeto/Objeto se reduce, pues ambos partici- te a otro inferior.
pan de amplios patrones culturales comunes. De este modo, ¿qué sucederá cuando la tribu
Pero esta similaridad, precisamente, es la que pase a ser la del científico y el terreno su labo-
hace que el investigador, habiendo perdido esa ratorio; cuando la fractura cultural enfrente al
extrañeza cultural que lo distanciaba de tribus antropologo, no a la marginalidad social, sino
ajenas, haya de construir nuevas herramientas al conocimiento por excelencia, y sus afirma-
con las que preservar su distancia analítica ciones al respecto puedan ser cuestionadas por
como sujeto investigador frente a su objeto de los «nativos» objeto de estudio, desde una
estudio. posición mucho más acreditada que la suya
Si algo se ha aprendido conociendo otras propia? El extranjero ya no va a poder asumir
culturas es que cada sujeto, individual o colec- el papel de superioridad racional que le permi-
tivo, posee su propia percepción de la realidad, tía, frente a otras culturas –o subculturas–
sus propios conocimientos y creencias acerca garantizar el éxito de su viaje de conquista. La
de la misma, de forma que la «realidad», como preocupación metodológica respecto a la justi-
tal, se rebela; ya no basta una definición previa ficación de sus enunciados y afirmaciones, al
–unilateralmente establecida por un sujeto haberse transformado en una cuestión de legi-
cognoscente– y un acuerdo consensuado timidad, hará que entre sus oponentes se vayan
–entre «colegas»–, pues ambos son el resulta- a encontrar, precisamente y sobre todo, los
do, relativo, de la posición cultural que su propios «nativos» sometidos a observación.
observador ocupe. Es decir: con el relativismo Nuevamente, la distancia entre sujeto y objeto,
incorporado por el antropólogo de vuelta a su al menos en principio, se torna explícita y fran-
cultura, las propias nociones de «Realidad» y ca, sólo que ahora es el antropólogo el que
«Cultura» han de ser repensadas y, posible- lleva las de perder, tanto en el terreno teórico
mente, consideradas como elementos interde- (distancia entre conocimiento y conocimiento-
pendientes e inter-constituyentes. El Antropó- del-conocimiento) como en el terreno práctico
logo de lo exótico, transformado ahora en (distancia entre científico en acción y «presun-
Etnógrafo de lo cotidiano, tratará, sin embar- to» científico observador).
go, de conservar su extranjería, su extrañeza, Paradójica situación que inusitadamente
mediante una doble operación: adoptando una queda reflejada en el párrafo de Bruno Latour
postura epistemológica a priori, por una parte, extractado al inicio de este apartado. Hemos
y empleando una metodología muy determina- utilizado dicho fragmento para señalar los ras-
da, por otra. De un modo u otro podrá seguir gos que caracterizaban al antropólogo. La ima-
considerando que su objeto de estudio sigue gen del extranjero parece ajustarse bastante
siendo la «tribu», otras tribus de su misma bien con la que allí aparece: Latour no está
etnia; el residuo antropológico consistirá en la más que sirviéndose de una metáfora –la del
conservación, pese a todo, de una fractura cul- navegante renacentista, conquistador y aventu-
tural –la normalidad del sujeto investigador rero descubridor de nuevos mundos–, para
Más allá del Laboratorio. La Antropología del Conocimiento... 111

retratar la extranjería del investigador. Pero el algo que los «nativos clásicos» habían sido
extranjero que nos quiere mostrar Latour, pese incapaces de lograr. Aquí argumentamos en
a que sus rasgos parecen ser tan afines, no es favor de una orientación «asimilativa», tan
la del antropólogo sino la del... ¡científico! (no cuestionable desde muchas posiciones teóri-
es un retrato del etnógrafo/extranjero lo que cas, todas ellas opuestas, en definitiva, a una
pretende hacer Latour sino, precisamente, uno ruptura sin concesiones con las reminiscencias
de su objeto de estudio). Su navegante no va objetivistas heredadas de los ahora nuestros
en busca de las estructuras de parentesco de «nativos».
los nativos de Sakhalin, ni de sus ceremonias Hagamos explícitas ahora las implicaciones,
sacrificiales, ni de sus costumbres; es más, su epistemológicas y metodológicas, que resultan
actitud al respecto es más bien despectiva e de esa negociación desventajosa entre el antro-
indiferente 12. Persigue la construcción de un pológo de la ciencia y los nativos científicos.
mapa; es un Geógrafo, o al menos algo que
siglos después podría llegar a ser llamado así.
¿Cómo una misma metáfora puede ser igual de
pertinente para ambos tipos de observadores, Los presupuestos
de extranjeros? Por la ambigüedad de las posi- de la segunda generación
ciones relativas de sujeto observador y sujeto
observado en el caso de la antropología de
laboratorio. Esa ambigüedad neutraliza las afir- ...la perpetuación de los modos de cono -
maciones que el antropólogo pueda enunciar. cimiento y las verdades establecidas obede -
Entre los dos extremos posibles de una fran- ce a procesos culturales de reproducción:
ja que va desde la asimilación total a la cultu- una cultura produce modos de conocimiento
ra nativa hasta el distanciamiento absoluto, la en los hombres de esa cultura, los cuales,
con su modo de conocimiento, reproducen la
posición asumida por el investigador puede cultura que produce estos modos de conoci -
variar indefinidamente; sin embargo, la cultu- miento. Las creencias que se imponen se ven
ra nativa del científico es tal que a priori se fortificadas por la fe que han suscitado. De
niega al antropólogo tanto la competencia este modo se reproducen no sólo los conoci -
como la legitimidad para su asimilación; de mientos, sino las estructuras y los modos
este modo, la tradicional observación partici- que determinan la invarianza de los conoci -
pante conservará su componente observacio- mientos. (...) Y, sin embargo, las ideas se
nal, distanciada, mientras que habrá de relegar agitan, cambian... 13
el aspecto participativo a un plano práctica-
mente insignificante; si ha habido autores que
se han «salido» de sus especialidades científi-
cas de competencia para luego hablar de lo que
participativamente compartieron en cuanto
E l «espíritu» reflexivista que inspira los
recientes trabajos en la SCC es direc-
to heredero de los planteamientos ini-
miembros reconocidos, no se ha dado el caso ciales de Bruno Latour. Es precisamente este
de alguien que deliberadamente haya «entra- autor quien ha introducido el concepto de «tra-
do» en una de tales especialidades con la pre- ducción» en la interpretación social de la cien-
tensión prioritaria de obtener el «derecho» a la cia. Tras Laboratory Life (en común con
asimilación como paso preliminar para la Woolgar), en su Ciencia en acción elabora el
obtención de un status plenamente «partici- modelo interpretativo conocido propiamente
pante» en su observación. La actitud, hasta la como Teoría de la Traducción 14. Posteriormen-
fecha, ha sido una actitud de repliegue: el te (Nunca hemos sido modernos) da cobertura
antropólogo de la ciencia ha aceptado siempre, filosófica a este trabajo, tratando de fijar su
de una forma u otra, una negociación desven- posición como pre-moderna, en oposición a la
tajosa para poder realizar su trabajo: la distan- tradición kantiana según él imperante en la
cia Yo/Otro, al contrario que en los demás interpretación de la relación Sociedad/Natura-
estudios antropológicos, ha sido definida en leza, y que denomina como la «Tradición
gran medida por el Otro, no de forma directa, Moderna»; tradición que, apoyada en una
pero sí mediante el rechazo activo de una defi- perspectiva unidimensional, estaría en la base
nición unilateral por parte del antropólogo, de todas las formulaciones precedentes den-
112 Miguel A. V. Ferreira

tro del campo de los estudios sociales de la sentido de su actividad es la producción de ins-
Ciencia. cripciones literarias: inscripciones que repre-
Esta unidimensionalidad implica que, sobre sentan a la Naturaleza a través del conocimien-
el eje Naturaleza/Sociedad, las distintas posi- to científico porque la Naturaleza misma no
ciones teóricas se situarían gradacionalmente puede hablar, no tiene voz. La inscripción lite-
en cuanto al peso de los factores interpretativos raria es la traducción definitiva de todo el pro-
que consideraran predominantes (factores natu- ceso pero, a lo largo de él, no dejan de operar-
rales o factores sociales), y en lo que se refiere se traducciones intermedias, de un nivel de
al objeto de interpretación (hechos naturales o abstracción menos depurado. El laboratorio es
artefactos sociales). Sobre esta dimensión, el Centro de Cálculo de la Red: en él se pro-
Latour considera necesario trazar una perpen- cesa la información. Unas inscripciones son
dicular, un segundo eje de referencia, en el cual recogidas y transfiguradas en nuevas modalida-
se incluiría la dimensión histórica de los fenó- des que, a su vez, salen del laboratorio y se
menos sometidos a análisis: es el Gradiente de introducen en el circuito reticular, para ser
Estabilización. Objetos y teorías (representa- sometidas a ulteriores traducciones, contrasta-
ciones de objetos), más o menos naturales y das, refutadas o apoyadas, consolidadas o debi-
más o menos sociales, serían, además, fruto de litadas, en cuanto representantes de la realidad.
la trayectoria histórica de las controversias en En este modelo interpretativo –la metáfora
las que se hubiesen visto envueltos; su estabili- reticular–, la traducción es la lógica, en un pro-
dad (objetividad) o inestabilidad (escepti- ceso de síntesis en el cual cada sucesiva tra-
cismo [no-organizado]) en cuanto hechos sería ducción acumula en menos espacio y menos
una característica históricamente variable y materialidad más y más «factualidad», y que
cambiante. Sobre este eje cartesiano quedaría culmina, en el límite, con un enunciado acerca
determinada la factualidad de los hechos y la de algún aspecto del mundo, garantizándolo
objetividad de las interpretaciones. como un «hecho».
En este esquema se encaja su teoría de la En esta dinámica, los laboratorios van
traducción. Latour emplea el término en oposi- ampliando su dimensión reticular; se extien-
ción al de difusión: la ciencia, en cuanto acti- den cada vez a más puntos sus alianzas. Las
vidad (una actividad constructora de hechos y fronteras del laboratorio sobrepasan enorme-
de inscripciones acerca de los hechos construi- mente su localización geográfica particular:
dos) derivaría en un producto, el conocimiento éste se extiende por toda la sociedad. [Vivimos
científico, como resultado de una operación de rodeados de traducciones científicas, en forma
traducción inserta en un marco reticular, com- de objetos, máquinas y conceptos –las cajas
plejo y heterogéneo, que implica una modifi- negras son el medio ambiente habitual de la
cación de los contenidos y significados de lo vida cotidiana en nuestras sociedades–; forma-
que es transportado: una traducción. mos parte de un enorme laboratorio científico,
La operación de traducción transforma y somos aliados, inconscientes, en su estructu-
«datos» en «conocimiento» y, en ella, se pro- ra reticular].
duce un cambio en la naturaleza de la materia Y, pese a ello, la Ciencia ha adquirido una
prima originaria: si se da con éxito, el dato significación esotérica en el seno de esas mis-
habrá alcanzado el estatuto de hecho. Si la mas sociedades. Ello es así porque dicha ima-
empresa científica fracasa, los datos adquirirán gen es uno de los productos de su actividad,
el carácter de Artefactos. En el esquema anti- una inscripción, una traducción más operada
moderno, un hecho es un producto plenamen- en el proceso de la construcción de hechos.
te natural (u objetivo) y estabilizado; un arte- Porque los centros de cálculo han logrado pro-
facto, por el contrario, es enteramente social (o ducir una determinada transcripción de lo que
subjetivo) e inestable. Entre ambos polos la ciencia es, que interpreta como tal sólo a
extremos, las trayectorias de las controversias sus productos más abstractos y formalizados,
científicas –las traducciones– se desplazan por las traducciones de último nivel de sus más
las regiones intermedias del mapa: poseen una consolidadas cajas negras. La Ciencia es
historia. –según ella misma ha conseguido traducir-
Según Latour, los científicos son los intér- se– el conjunto de formalizaciones en que
pretes, los portavoces, de la Naturaleza. El sus conocimientos se contienen; eminente-
Más allá del Laboratorio. La Antropología del Conocimiento... 113

mente, la Ciencia es la Matemática de la Cien-


cia (los productos transcritos como enuncia-
dos formales de las «Leyes de la Naturale-
za»). De esta forma, sólo sus portavoces
E squemáticamente, en Laboratory Life
los autores van a realizar una serie de
operaciones, cuyo resultado, como
autorizados, sus intérpretes, están en disposi- vamos a ver, será la construcción de un gran
ción de entrar en el circuito reticular de las –elegante, todo hay que decirlo– artificio tex-
controversias. [Desde «fuera» del laboratorio tual; dichas operaciones son las siguientes:
–de sus ramificaciones y alianzas nucleares–
todo son cajas negras]. Primero, definirán a priori una determinada
Es en este marco conceptual en el que habría perspectiva desde la que observar; y, mediante
que interpretar Laboratory Life, inaugurador ella, realizarán un doble movimiento: estable-
de lo que hemos llamado segunda generación cerán una distancia analítica respecto al objeto
en los estudios sociales de la Ciencia. La obra de investigación, e instaurarán unos criterios
representaría, por una parte, el intento de sub- de organización, extrínsecos al proceso que
sanar la carencia de estudios de carácter empí- analizan.
rico en la tradición inaugurada por el PF y, por Segundo, justificarán, al amparo de dicha
otra, la alternativa al déficit reflexivo de la pri- perspectiva, su metodología sirviéndose de la
mera generación –en realidad, una extensión antropología tradicional, lo cual les permitirá
efectiva, en la práctica, del principio de refle - no tomar en consideración la falta de compe-
xividad del PF–, pero, como veremos, la acti- tencia técnica desde la cual se ven obligados a
vidad práctica del Latour/antropólogo dista hablar.
mucho de la congruencia respecto de los enun- Tercero, anunciándonos la amenaza que,
ciados del Latour/filósofo: como alternativa según ellos, supondría «convertirse en nativo»,
respecto a la generación precedente, la obra no combinarán las dos previas operaciones de
sólo es insuficiente sino que, lo cual es más modo que consigan derivar la cuestion hacia el
grave, yerra en su orientación. problema de la mitificación del científico y de
su actividad, cosa que, dirán, habrán consegui-
do evitar mediante los pasos previos.
Los límites de la investigación Cuarto, inventarán un «principio de organi-
zación», la inscripción literaria, mediante el
en el laboratorio cual generalizarán la dimensión textual de la
actividad científica vaciándola, en el mismo
movimiento, de contenido.
Los éxitos aplastantes, pero también exal - Quinto, reconceptualizarán todas las opera-
tados, de las técnicas surgidas de las cien -
cias de la naturaleza han hecho que en nues -
ciones mediante la incorporación del principio
tra época sólo esté el científico: el resto no de organización a partir del caos, que les per-
cuenta. Hemos creído que lo único verdade - mitirá mantener un doble discurso: cara a los
ro es lo científico. Sólo la ciencia se ocupa - «colegas» y cara a los científicos objeto de
ría, sin ilusionarse, de buscar la Verdad estudio, mediante el cual pretenderán sostener
acerca de la naturaleza y de nosotros mis - el carácter reflexivo de la investigación.
mos. El resto (nuestra subjetividad en nues -
tras pasiones, el arte y el mito, para no Woolgar y Latour, efectivamente, deciden
hablar de la religión) sólo sería, en el mejor adoptar una determinada perspectiva observa-
de los casos, un ornamento mental, cuando cional, toman una decisión a priori acerca de
no un engaño. En la sucesión de ilusiones su status como observadores.16 No es el curso
del Siglo de las Luces, nos han sido necesa -
rias las desilusiones del siglo XX para com - de la investigación el que desarrolla la posi-
prender que también la Verdad científica es ción observacional de forma inherentemente
un ornamento de lo real. (...) Lo real no es reflexiva sino que, antes de «ponerse a obser-
verdadero. Se contenta con ser. Y nosotros var», los investigadores optan por una forma
construimos una verdad en torno a él, y des - determinada de observación:
pués otra, como un ornamento; no de forma
arbitraria, naturalmente, sino con vistas a En la práctica, los observadores adoptan
ciertos objetivos 15. una senda intermedia entre los dos roles
114 Miguel A. V. Ferreira

extremos de completo recién llegado (un primero está en disposición de una determina-
ideal inalcanzable) o de participante pleno da capacitación técnica que el segundo no
(el cual, convirtiéndose en nativo, es incapaz posee, pero que eso, al final, no importa– sino
de comunicarse con su comunidad de cole- que amparan su posición remitiéndose a la
gas observadores). (...) Su problema es el de antropología tradicional para, así, desdecirse
seleccionar un principio de organización
que le permita realizar un informe del labo-
de esa previamente señalada importancia de la
ratorio suficientemente interesante tanto competencia técnica:
para los científicos como para los lectores no
familiarizados con la Biología. En breve, el Consideramos que la aparente superiori-
principio de organización del observador dad en cuestiones técnicas de los miembros
deberá suministrar un hilo de Ariadna en un de nuestro laboratorio es insignificante, en el
laberinto de aparente caos y confusión 17. sentido de que no consideramos que un
conocimiento previo (o en el caso del ex-
participante, una socialización previa) sea
De este modo, el observador asume, prime- un prerrequisito necesario para entender el
ro, su distancia epistemológica respecto a los trabajo de los científicos. Esto es semejante
nativos (ha de conservar la identidad comuni- a la negativa de un antropólogo a inclinarse
taria con sus «colegas») y, segundo, la preva- ante el conocimiento de un hechicero primi-
lencia de sus criterios organizacionales (de tivo. Para nosotros, los peligros de «conver-
atribución de significado) sobre los de los nati- tirse en nativo» son mayores que las venta-
vos. Los propios autores son conscientes de la jas de fácil acceso y establecimiento rápido
importancia que tiene para el curso de la inves- de compenetración con los participantes.
tigación la perspectiva desde la cual asuman Los científicos de nuestro laboratorio consti-
públicamente situarse; en principio, pareciera tuyen una tribu en la que se corre el peligro
de malentender la manipulación y produc-
que su intención es bien distinta a la que ha de ción de objetos cotidianos, si se les otorga el
resultar finalmente: alto estatus que el mundo externo da, a
veces, a sus resultados 20.
... resulta claro que el tipo de información
que proporcionan los científicos tendrá un No sólo no se nos dice cuáles sean esos peli-
efecto importante en la configuración de los
informes de los investigadores y que la
gros de «convertirse en nativo» sino que, al
información proporcionada depende, a su parecer, de lo que se trata es de no caer en la
vez, de la naturaleza de la relación entre el común mitificación del científico y de su acti-
científico y el investigador. Por ello es vidad, anclada en el alto estatus alcanzado por
importante examinar brevemente la natura- esta actividad en nuestras sociedades. Hemos
leza de esa relación y el modo en que puede de señalar, además, que los autores incurren en
afectar la producción de los informes sobre un cierto «defecto de forma» en lo relativo a lo
la ciencia 18. que han dado en denominar «cuestiones técni-
cas» puesto que, si bien deciden no considerar
Pareciera, pues, que antes de iniciar la la competencia técnica relevante a la hora de
investigación van a emprender un análisis en interpretar la conducta de los científicos en el
profundidad de las implicaciones que la rela- laboratorio, sí admiten la importancia de lo
ción entre investigador y científico tiene sobre técnico en la configuración de dicha actividad:
la misma, con el objeto de emplear las conclu-
siones obtenidas de dicho análisis para confi- Queremos prestar atención a las cuestio-
gurar posteriormente las líneas teóricas de la nes «técnicas» en el sentido de que la utili-
investigación. Pero no es eso lo que efectiva- zación que los científicos hacen de los tér-
mente realizan. Pese a que apuntan la impor- minos «técnico» e «intelectual» constituye
tancia de la competencia técnica a la hora de una característica importante de su activi-
dad. Pero consideramos que el uso de tales
enfrentarse al estudio de la ciencia 19 –atribu- conceptos es un fenómeno que hay que
yendo en consecuencia un papel muy relevan- explicar. De un modo más significativo, lo
te a dicha competencia en la naturaleza de la consideramos tan importante que la explica-
relación investigador/científico–, los autores ción que demos de la actividad científica no
no sólo no analizan cómo es esa relación –a lo debe depender de un modo importante del
sumo, se puede llegar a la conclusión de que el uso acrítico de los mismos conceptos y ter-
Más allá del Laboratorio. La Antropología del Conocimiento... 115

minología que actúan como parte de esa gación sistemático y ordenado», pero según el
actividad 21. sistema y el orden propios de la comunidad de
los colegas del investigador, no de los de la
Y ¿cómo se puede dar cuenta de la impor- práctica científica de laboratorio objeto de
tancia constitutiva de lo técnico en la configu- estudio 23.
ración de la actividad del científico en el labo- Es en este punto en el que los autores esta-
ratorio, así como en la atribución de sentido blecen el puente que les permitirá, simultánea-
que hagan ellos mismos de dicha actividad, mente, preservar esa neta separación dada por
tanto como de sus resultados, si se carece de la la competencia técnica de la cual han decidido
competencia técnica necesaria para acceder a prescindir y, además, afirmar no obstante ello,
esa componente propia de la actividad científi- que su estudio sí que presenta un claro carác-
ca? Cerrada a priori esta opción, habrá de ser ter reflexivo:
tomada otra vía para determinar los objetivos
que la investigación habrá de perseguir, y así La utilización especial que hacemos de la
se nos desvela, entonces, la verdadera natura- perspectiva antropológica con respecto a la
leza de la investigación, condicionada por esta ciencia entraña un grado de reflexividad
particular forma de delimitar a priori las fron- que, por lo general, no resulta evidente en
teras de su objeto: muchos estudios de la ciencia. Al hablar de
reflexividad, pretendemos referirnos a la
... es necesario recuperar parte del carácter conciencia de que quienes observan la acti-
artesanal de la actividad científica mediante vidad científica emplean métodos esencial-
observaciones in situ de la práctica científi- mente similares a los de los participantes
ca. Dicho más concretamente, es necesario que estudian 24.
mostrar a través de la investigación empírica
cómo se organizan esas prácticas artesanales Así determinado cuál es el sentido que dan a
mediante un informe de investigación siste- la dimensión reflexiva –reflexividad = analo-
mático y ordenado. En resumen, ¿cómo se gía de métodos– de la investigación, tan sólo
transforman las realidades de la práctica les resta un paso que dar para, a partir de él,
científica en afirmaciones acerca de cómo indicar en qué modo la observación del objeto
se ha hecho ciencia? 22 va a resultar en la aplicación extrínseca de un
criterio interpretativo y de organización:
Obsérvese la circularidad de la últma inte-
rrogación que se hacen los autores, que viene a Nos interesa de qué manera se construye
plantear que de lo que se trata es de averiguar el orden científico a partir del caos (...) los
cómo la práctica científica, en cuanto realidad observadores externos parecen estar en una
(material, queremos entender), se transforma posición esencialmetne similar a la de los
en afirmaciones «acerca de cómo se ha hecho científicos, pues se enfrentan a la tarea de
ciencia», de donde resulta que se delega en los construir una explicación ordenada a partir
propios sujetos investigados la tarea de atribuir de una disposición desordenada de observa-
sentido a su actividad, y al investigador tan ciones. Aprovechando la reflexividad de la
sólo le resta comprender la «práctica artesa- situación del observador, esperamos poder
obtener un asidero analítico interesante
nal» según la cual se da ese proceso. Esto es: sobre nuestro entendimiento de la práctica
la incompetencia técnica del investigador científica. Así mantendremos que, al darse
determina que el paso de lo material a lo sim- cuenta y examinar subsiguientemente esa
bólico –de la actividad a la atribución de sig- similaridad esencial del método, el observa-
nificado– quede fuera de su alcance, en manos dor puede entender mejor ciertos detalles de
de los propios científicos, de modo tal que su la actividad científica 25.
objeto habrá de ser otro. Y es por eso que, a la
hora de construir el analista su propia interpre- Desvinculado de la necesidad de una com-
tación, deba recurrir, como se verá, a herra- petencia técnica similar a la de los miembros
mientas extrínsecas al propio proceso investi- del laboratorio, pero partiendo de una postura
gado, salvando formalmente el expediente pretendidamente reflexiva sugerida por la
gracias a que dicha interpretación, efectiva- similaridad de métodos entre científicos e
mente, va a constituir un «informe de investi- investigador, la introducción del concepto de
116 Miguel A. V. Ferreira

«organización a partir del caos» le va a permi- ductos del laboratorio en sus propios térmi-
tir a éste subsumir, como se verá, la actividad nos, y puede comenzar a entender cómo se
científica bajo la etiqueta de «producción de organiza el trabajo y por qué la producción
inscripciones literarias», indicando que, así, literaria es valorada de forma tan elevada.
tanto él como los sujetos investigados, en (...) Más aún, el antropólogo se siente orgu-
lloso de haber conservado su perspectiva
substancia, están haciendo lo mismo. Natural- antropológica frente a los hechizos y encan-
mente, esto es falso. tos de sus informantes... 27
Hemos de señalar, junto a lo ya apuntado,
que la situación se agrava por el hecho de que, De esta forma, la dimensión textual de la
según los autores afirman, el informe que pro- actividad científica se generaliza hasta el
duzcan deberá satisfacer también a los científi- punto de transformarla en la única práctica
cos –lo cual está a su vez, en cierta medida, en relevante de la misma, su objetivo y su fun-
contradicción con la postura que han asumido, ción. Los textos sólo serían una forma más de
consistente en distanciarse epistemológica- inscripción literaria, y su especificidad textual
mente de los sujetos bajo estudio (recordemos no sería tan importante como su función en
que buscan un informe sistemático y ordenado cuanto método de reificación. Desde tal pers-
que satisfaga las expectativas de los colegas) y pectiva, la construcción textual en sí misma,
de hacer prevalecer sus criterios organizacio- en cuanto herramienta, queda fuera del análi-
nales respecto a los de los nativos– supone, sis; inserta en un proceso más general, se ana-
implícitamente, que se está aceptando la capa- liza su papel en el mismo pero no se afronta un
cidad de estos para enfrentarse a las definicio- estudio «literario» de su forma del tipo que se
nes y objetivaciones que el antropólogo pueda ha podido hacer en el caso de la literatura etno-
hacer (¡he aquí esa negociación desventajosa gráfica. Se asume de partida, nuevamente, la
de la que hablábamos!). El problema metodo- falta de competencia, en este caso lingüística,
lógico de la observación está planteado en los para tal tipo de análisis:
términos más clásicos; la distancia sigue con-
cibiéndose como el enfrentamiento a lo «exó- ... nuestro observador no estaba convenci-
tico»: la aproximación a una cultura en princi- do de que eso [realizar un análisis matemáti-
pio esotérica. Ello es así porque los términos co más sofisticado y complejo de la historia
del problema se han transpuesto tal cual los de las citas que estudiaba] aliviara su difi-
mismos estaban planteados en la Antropología cultad básica (...). En cambio, razonaba que
clásica: el investigador se acerca a la cultura debía haber algo en el contenido de los artí-
nativa, ya constituida y en acción: a los cientí- culos que explicara cómo eran evaluados.
ficos en el laboratorio. En consecuencia, nuestro observador
comenzó a examinar con detenimiento algu-
La implicación subsiguiente es la invención nos de los artículos para descubrir las posi-
de un artificio textual que emplearán como bles razones de su valor relativo. ¡Ay! ¡Para
«principio de organización»: el concepto de él era chino! Reconocía que muchos térmi-
inscripción literaria. Desde la posición externa nos eran nombres... de aparatos y sustancias
que se ha adoptado (la posición del escéptico químicas con las que se había topado. Tam-
como posteriormente la denominará Latour 26), bién se dio cuenta de que ni la gramática ni
la actividad del laboratorio se interpreta como la estructura básica de los enunciados era
un proceso cuyo fin último es la producción de distinta de la que él mismo utilizaba. Pero se
inscripciones que reifican los resultados de sentía completamente incapaz de captar el
dicha actividad, y son generados como sopor- «significado» de esos artículos, no digamos
te –evidencia– de los textos y artículos en los ya entender cómo ese significado sustentaba
toda una cultura. (...) Desesperado, se volvió
que la realidad es construida como tal; textos e a los participantes. Pero cuando pidió que le
inscripciones son los auténticos constructores aclararan el significado de los artículos se
de hechos (científicos): encontró con que le replicaban que los artí-
culos no tenían significado o interés en sí
Persiguiendo la noción de inscripción mismos... 28
literaria, nuestro observador ha sido capaz
de encontrar su camino a través del laberin- El investigador, enfrentado a la textualidad de
to. Ahora puede explicar los objetivos y pro- la ciencia a partir de una previa asunción de su
Más allá del Laboratorio. La Antropología del Conocimiento... 117

incompetencia técnica, es incapaz de aprehender puede «aprender a ser nativo» con los propios
el significado, la sustancia, el contenido de los nativos. Ese producto cultural ya constitui-
artículos que trata de interpretar. Naturalmente, do, el del laboratorio, es el resultado de un
para poder darle algún tipo de sentido a todo ese proceso de aprendizaje altamente institu-
conjunto de bibliografía que ha acumulado cionalizado en nuestras sociedades, y pertene-
sobre su mesa, habrá de inventarse algún artifi- ciente a la propia cultura del antropólogo, por
cio, y es eso, exactamente, lo que hará: lo tanto, accesible a él, mediante el cual el
científico adquiere su cultura específica, la
... nuestro observador decidió examinar cultura de la tribu, y ese proceso debe ser estu-
cuidadosamente los diferentes tipos de enun- diado antes de tratar de entender cuál es la
ciados de los artículos. En concreto, le inte- práctica cotidiana articulada sobre la base de
resaba delimitar en qué medida parece que dicha cultura específica. El antropólogo
unos enunciados son más fácticos que otros. puede aprender reflexivamente la ciencia
(...) Aunque entendía poco de los artículos
que leía, había desarrollado una técnica
que los científicos aprenden y ponen en
gramatical simple para distinguir entre práctica de forma no reflexiva (ese universo
tipos de enunciados. Pensaba que eso le per- de «aparente caos y confusión» cobraría una
mitía acercarse a la sustancia misma de los apariencia menos caótica entonces).
enunciados de los científicos sin tener que El «exotismo» de la ciencia puede ser
confiar completamente en los participantes desentrañado sin tener que asumir de partida la
para su elucidación o para que le ayuden 29. imposibilidad de comunicación perfecta entre
el investigador de la ciencia y los científicos
Cabe señalar, entonces, la incongruencia investigados por él 32. Dicho intento, frente al
analítica que supone definir la actividad cien- de Woolgar y Latour, daría efectivamente a la
tífica como una gran máquina productora de segunda generación de los estudios sociales de
inscripciones para dedicarse luego, en lugar de la Ciencia una dimensión mucho más plena-
a analizar el contenido de tales inscripciones, a mente reflexiva, una dimensión que habremos
establecer una tipología de artículos –aunque de denominar «transductiva». Veámos cómo
no las únicas, sí las principales de tales ins- plantear dicha alternativa.
cripciones– basada en unas cuantas «reglas
gramaticales simples» (¡recalquemos lo de
«simples»!). En último término, esto no deja
de ser un guiño a la comunidad de colegas, La Etnometodología
bastante familiarizados ya con los estudios como fuente de recursos
cuantitativos de las citas científicas sostenidos
en base a criterios que nada tienen que ver con
los contenidos de tales citas 30.
Queda manifiesto, entonces, cómo la caren-
cia de competencia técnica impide el acceso al
P ara hacerlo, nos serviremos de los
Studies in Ethnomethodology de
Harold Garfinkel 33. El instrumento
contenido sustantivo de la producción textual con el cual la investigación afronte el estudio
científica: la misma crítica que los autores de su objeto –el instrumento etnometodológi-
hacen de los trabajos de Hagstrom y Bourdieu co 34, en este caso– cobra especial relevancia
se puede aplicar a ellos mismos 31. por dos razones:
Por todo lo dicho, queda claro que, sobre la
base de los presupuestos con los que afrontan — Primero, porque nos va a interesar el
la investigación, Woolgar y Latour han desem- instrumento principal: el lenguaje, tanto el de
barcado demasiado pronto en el laboratorio. los sujetos como el de los objetos; el elemento
No se puede aprehender la dinámica de la vertebrador del mundo tal cual lo conocemos.
práctica científica sin haber accedido pre- Del mundo social porque, en cuanto humanos
viamente al proceso mediante el cual el es nuestra posesión más distintiva; del mundo
científico está en disposición de comenzar a natural, porque, aunque ese mundo en sí
ejercer esa actividad; a diferencia del antro- mismo carece de lenguaje (humano), los cien-
pólogo clásico, y ésta es la ventaja que puede tíficos se presentan ante nosotros como sus
explotar la ACC, el antropólogo de la ciencia intérpretes 35, y ellos también son hombres.
118 Miguel A. V. Ferreira

— Segundo, porque todo instrumento es enfoque etnometodológico consiste en no


relativo al método en el cual se justifica como aceptar de forma directa dichas objetivaciones,
vía de mediación entre el sujeto y sus objetos pues no dejan de ser representaciones de las
y, como hemos visto, la discusión metodológi- actividades, no las actividades mismas y, ade-
ca sigue estando abierta en muchos frentes en más, dichas objetivaciones son en sí mismas
el seno de la SCC. Ya se ha optado por una parte de las propias actividades que objetivan.
reducción: se ha elegido la vía antropológica y Abundando en ello y, en el mismo sentido
la aproximación empírica, pero queda por en el que Bourdieu nos dice que hay una dife-
determinar cómo la elección afecta al objeto. rencia de naturaleza en la lógica que rige las
Como hipótesis de trabajo, se parte de la prácticas y la lógica que las representa de
firme convicción de que toda metodología, en modo racional, Garfinkel asume la imposibili-
cierta medida, «produce» un objeto parti- dad de codificación estricta de esa «práctica
cular, adecuado y de su misma escala, y no organizacional» que los sujetos aplican en sus
se trata simplemente de una cuestión de «uni- afirmaciones acerca de las actividades que rea-
dades de medida», sino de definición. Y tal es lizan como miembros de una colectividad: no
el caso, también, de la Etnometodología. existe ningún modo de «programar» de forma
axiomática y sistemática, mediante reglas de
Para Garfinkel, el elemento clave de todo procedimiento, los distintos pasos a efectuar
estudio etnometodológico es la consideración en una determinada actividad. Ello es debido
de las actividades cotidianas como conjuntos en gran medida al hecho de que dichas activi-
organizados y racionales de prácticas, aunque dades se desarrollan en un contexto práctico
no explícitamente ejecutadas como tales; lo determinado que impone prioridades y restrin-
cual guarda una estrecha relación con la ge cursos de acción formalmente posibles.
noción de habitus propuesta por Bourdieu. La Para la comprensión de las estructuras
principal preocupación de Bourdieu será la de sociales que subyacen implícitamente, com-
interpretar «la lógica de la práctica», es decir, partidas de forma unánime pero no visible por
la coherencia estructural de las prácticas apa- los sujetos investigados, el investigador debe-
rentemente rutinarias de la vida cotidiana, rá valerse del discurso de los sujetos, pero
coherencia de naturaleza distinta a la lógica dicho discurso encierra significados sólo des-
representacional con la que dichas prácticas cifrables a partir de ese conocimiento implíci-
son habitualmente encapsuladas: to, de forma que, en algún modo, el analista ha
de tener un conocimiento previo de lo que pre-
... no se puede entender la lógica de la cisamente trata de conocer. Se trata de una cir-
práctica si no es a través de construcciones cularidad intrínseca a la investigación; una cir-
que la destruyen en tanto que tal, mientras cularidad irresoluble desde una perspectiva
uno no cuestiona lo que son, o mejor, lo que
hacen los instrumentos de objetivación,
objetivista tradicional, pero que se resuelve en
genealogías, esquemas, cuadros sinópticos, la práctica si el enfoque con el que se afronta
planos, mapas, a lo que añadí después, gra- el estudio rompe con los presupuestos de dicha
cias a los trabajos más recientes de Jack perspectiva 37.
Goody, la mera transcripción escrita 36. Por otro lado, también siguiendo las direc-
trices presentadas por Garfinel, cualquier
Otro factor a tener en cuenta, dentro de las estructura social debe ser vista como auto-
consideraciones que Garfinkel hace respecto a organizativa, en tanto que sus actividades son
la «política» que han de seguir los estudios estructuradas de forma que generan un entorno
etnometodológicos, es el hecho de que las práctico que puede ser detectado, reconocido y
prácticas diarias y habituales de los miembros reproducido como tal: los métodos empleados
de toda colectividad poseen una estructura for- para su organización son exactamente los mis-
mal, una coherencia organizacional y, en tanto mos que los que utilizan sus miembros para
que ello sea así, los propios miembros han de hacerlos evidentes, para garantizar su claridad,
ser capaces de reproducirlas narrativa e infor- coherencia, planificación, etc.: para garantizar
mativamente; han de estar en disposición de su «racionalidad».
«informar» sobre ellas –hacerlas visibles y La etnometodología se enfrenta a estas
racionales–. Ahora bien, la peculiaridad del estructuras como objeto de estudio, por lo cual
Más allá del Laboratorio. La Antropología del Conocimiento... 119

y, dado que ella misma es una práctica, a la vez local, estudiado– del estudio se ha dado pre-
que analiza es analizada, y cada caso concreto, viamente. Siguiendo las directrices de Garfin-
cada situación particular debe ser evaluada en kel, el laboratorio debería ser considerado
el propio proceso de la investigación, con las como el «marco social» en el cual se desarro-
habilidades que simultáneamente se van lla la actividad científica, esa «estructura orga-
adquiriendo de y en el proceso mismo, tenien- nizacional» que da soporte a la formalidad
do en cuenta que dicha evaluación forma tam- implícita de las prácticas. Lo que ocurre es
bién parte del objeto de la investigación. que, dada la incompetencia técnica de los
Si se siguen estas directrices, dicha propues- autores, en lugar de establecer en base a una
ta constituye un serio óbice para las investiga- práctica compartida con los sujetos de estudio
ciones empíricas emprendidas por la SCC bajo cuál sea la delimitación práctica de dicho
el nombre de etnometodológicas y, por marco social y estructural, se ven obligados a
supuesto, de ello también es víctima Labora - incorporar desde fuera del laboratorio una
tory Life, en el que la posición del investiga- definición del laboratorio. En cuanto «estruc-
dor, la distancia tradicional del extranjero fren- tura organizacional» se ven en la necesidad
te a la tribu, impide todo acceso a esos –ignorantes de la regulación práctica de su
conocimientos socialmente condicionantes de funcionamiento y constitución– de concebirlo
la actividad concreta, implícitos en ella y parte como algo regulado por algún tipo de código
en sí mismos de la propia actividad. Con la escrito de actuaciones y con procedimientos
perspectiva del antropólogo clásico, ignorante decisionales codificados de antemano. Se afir-
y escéptico, la transición entre lo estructurado mará que dichas prescripciones no son cumpli-
y lo estructurante 38, en lo que se refiere a las das rigurosamente, que se actualizan conoci-
pautas y disposiciones que sustentan el ejerci- mientos tácitos no explicitados en ningún
cio de la actividad diaria –sea ésta la que se da momento, que las prescripciones efectivas no
en el ámbito de las relaciones familiares, en el son las tipificadas por el protocolo, sino que
seno de un sindicato o en las tareas de un labo- son del tipo de «reglas flojas» descrito por
ratorio–, quedan fuera del alcance de la inves- Garfinkel, pero todo ello se hará habiendo asu-
tigación; el habitus permanece indescifrable. mido previamente que, tanto los actores como
Es fundamental el hecho de esa inextricable los investigadores –separados por su compe-
imbricación entre práctica y lógica o, para ser tencia en cuanto miembros de dicho conjunto
más exactos, entre lógica de la práctica y lógi- organizativo–, aceptan una «definición» del
ca de la representación de la práctica. Está en laboratorio ajustada a características formales
juego una única racionalidad, que orienta tanto verificables, por ejemplo, en los documentos
la actuación como la asignación de sentido que protocolarios y en las estructuras jerárquicas y
a esa actuación se dé, pero dicha racionalidad organizativas «oficiales», y no a las que se
se pone en juego en la ejecución práctica de las entresacan de su funcionamiento práctico.
tareas propias de la actividad que se esté reali- Aunque sólo sea para refutarlo, habrá un
zando: no es posible deslindar la actividad de modelo previo de laboratorio (es decir: un cri-
la racionalidad que la sustenta; son la misma terio de evaluación extrínseco al propio labo-
cosa. De este modo, en Laboratory Life, al ratorio, en contra de la prescripción de Garfin-
aproximarse al estudio de las prácticas de kel. Se habrá trazado una frontera entre los
laboratorio sin un conocimiento práctico de métodos de los «miembros» y los del investi-
dichas actividades, en lugar de poner en juego gador porque existe una definición del labora-
la racionalidad propia de las mismas –un pri- torio que no es el laboratorio mismo, una
mer paso hacia la reflexividad de la investiga- representación cuya lógica es extrínseca a la
ción–, los autores se ven en la necesidad de lógica práctica de lo representado) 39.
construir una racionalidad representacional Por lo tanto, habrá que aceptar la contextua-
propia, extrínseca a dichas actividades –de la lidad local, concreta, práctica, de la actividad
cual surgen los conceptos de inscripción lite - científica, pero es necesaro para ello como
raria y de organización a partir del caos–. requisito un paso previo, aquél que nos permi-
No obstante, el primer paso en el camino de te entender cómo el nativo llega a ser recono-
esta «deslocalización» –la incorporación de cido como tal. La Ciencia se hace en el labora-
herramients heurísticas ajenas al proceso, torio, pero ¿dónde se hace al hacedor de la
120 Miguel A. V. Ferreira

Ciencia? Si es cierto que se puede afrontar una En este sentido, la incompetencia técnica y
perspectiva empírica para interpretar la inma- lingüística del investigador es determinante a
nencia práctica de la construcción del conoci- la hora de errar en la construcción de una
miento científico, también ha de ser posible representación plausible del objeto de investi-
analizar de igual modo la construcción del gación. La distancia instrumental del lenguaje
constructor; las convenciones que rigen la es doble: por una parte, es la distancia entre el
validación y significatividad del producto investigador y lo investigado; la mediación del
científico como tal no han de ser diferentes a lenguaje transforma la situación práctica de la
las que sancionan la validez del validador (si observación en una perspectiva de conoci-
es que aceptamos los presupuestos etnometo- miento cuando, entre el observador y el nativo,
dológicos). Con este paso previo será posible se produce el acto comunicativo; por otra
realizar una investigación de las prácticas del parte, es la distancia entre el observador-que-
laboratorio en la que el investigador pueda conoce y el observador-que-no-conoce; la
poner en juego la lógica de la práctica propia mediación del texto transforma la comunica-
de ese marco social organizativo que es el ción en persuasión, a un observador en autor
laboratorio, de modo que la atribución de sen- (autorizado) y al otro en lector (convencido).
tido resulte de la práctica misma y no de una Pero cuando, por incompetencia, se privilegia
definición externa construida a priori. el lenguaje del nativo de tal modo que su dis-
Con ello, evitamos la adopción de una deter- curso permanece autónomo a la investigación,
minada perspectiva observacional a priori, así y que no es el lenguaje nativo el soporte del
como la necesidad de justificar dicha perspec- acto comunicativo, sino el del observador
tiva debida a la falta de competencia técnica (compartido culturalmente con el del nativo),
–primera y segunda operaciones realizadas por la mediación se rompe, y el texto ulterior
los autores de Laboratory Life–. Nos habre- transforma al autor en observador convencido
mos situado, de partida, en la práctica misma y al lector en observador escéptico. Prevalece,
del laboratorio y no en una impostura observa- en definitiva, el discurso del nativo, inaccesi-
cional del mismo. La contextualidad situacio- ble a ambos observadores.
nal y la autorreferencialidad de las prácticas, En resumen, en cuanto que toda actividad
entendidas tal como la Etnometodología las implica una cierta lógica de la práctica, que no
expresa, nos permiten afrontar, de este modo, se puede verbalizar ni formalizar, que simple-
un estudio práctico de las prácticas. mente «se pone en juego», y de la cual ni los
Por otro lado, teniendo en cuenta ese carácter actores ni los observadores son plenamente
auto-organizativo que, según la Etnometodolo- conscientes, la aproximación empírica es
gía tienen las prácticas –el sentido adscrito a las necesaria para el acercamiento al conocimien-
prácticas por sus ejecutores puede ser actualiza- to científico, y una aproximación empírica que
do en situaciones ulteriores para solventar pro- habría de acercarse más a la «vivencia» que a
blemas novedosos, organizando, en base a prác- la simple observación (en lugar de la clásica
ticas pretéritas, situaciones, prácticas, actuales–, observación participante habría que empren-
evitaremos la invención de criterios organiza- der una participación observante, en el sentido
cionales –inscripción literaria–, así como su de que el significado de la distancia analítica
reconceptualización operativa –organización a respecto al objeto debe ser reducida en térmi-
partir del caos– (operaciones cuarta y quinta nos prácticos):
que señalamos en el caso de la obra de Woolgar
y Latour). El sentido de la práctica vendrá dado En lugar de tratar las propiedades de
por la práctica misma: su organización no obe- racionalidad como principio metodológico
decerá a algún criterio dictado por un observa- para la interpretación de las actividades,
dor externo sino que resultará del ejercicio deben ser tratadas solamente como material
empírico problemático. Tendrían única-
mismo de esa práctica. No queremos decir que mente el carácter de datos y deberían ser
los conceptos de inscripción literaria y de orga - consideradas en el mismo modo en el que
nización a partir del caos no sean pertinentes, lo son las propiedades más familiares de
sino que su pertinencia no puede ser defendida la conducta. (...) En una palabra, las propie-
ni justificada desde la posición externa de un dades racionales de la conducta pueden ser
observador ajeno a la práctica que observa. desplazadas por los sociólogos del dominio
Más allá del Laboratorio. La Antropología del Conocimiento... 121

del comentario filosófico y trasladadas a la Evitamos con ello enfrentarnos a productos


investigación empírica 40. acabados, para inscribir la investigación en la
constitución de esos productos.
Esto nos lleva, por una parte, a hablar de
Conclusiones prácticas en lugar de conocimientos en abs-
tracto. La contextualidad situacional de las
prácticas tal como las entiende la Etnometodo-

W oolgar y Latour, aun cuando


pudiera parecer paradójico,
están de acuerdo, en principio,
logía nos orienta en este sentido: al entender la
Ciencia como una actividad, la imbricación
entre sentido práctico y sentido representacio-
nal significa que no es distinto lo que hace el
con el planteamiento que aquí tratamos de
defender: científico del producto resultante de su actua-
ción; la presunta universalidad de la Ciencia es
... aunque en principio era necesario y una construcción, también de su práctica coti-
deseable, no hay que estudiar el laboratorio diana, de modo que la ecuación de Schroedin-
como una unidad aislada; simplemente, ger no significa lo mismo en un acelerador de
forma parte de una historia más amplia 41. partículas que en una asignatura de tercer
curso de licenciatura: ese sentido depende de
Pero ellos omiten el estudio de esa «historia la situación contextual, práctica, en la que la
más amplia» como si, al hacerlo, dejaran pen- ecuación es puesta en juego.
diente para otros una tarea complementaria a Peor además, por otra parte, la evidencia-
la suya cuando, en realidad, esa tarea es requi- ción de la naturaleza discursiva de la actividad
sito previo fundamental para el estudio de la científica nos pone de manifiesto una dualidad
vida en el laboratorio 42. Y no deja de ser iró- constitutiva de dicha actividad: la Ciencia nos
nico que, habiendo rechazado de antemano la dice cómo es el mundo, la realidad que objeti-
tarea de una interpretación propia de la mate- va, pero al tiempo nos dice también que sólo
rialidad de la actividad científica –recordemos ella está en disposición de lograr dicha objeti-
que ellos sitúan su actividad interpretativa en vación. La Ciencia es capaz de hablar de reali-
el proceso «artesanal» que lleva de la materia- dades inaccesibles a los observadores que la
lidad de la actividad a la asignación del senti- analizan y, al tiempo, se autoconstituye a sí
do que los científicos dan a esa actividad, sien- misma, frente a dichos observadores. Con su
do así los científicos los que poseen la potestad discurso constituye una realidad a la que mode-
de esa asignación–, declaren, sin embargo, que la porque es, para ella, un objeto mudo, en
la especificidad de la ciencia es una cuestión tanto que, cuando es ella misma la que es
de exégesis, más que de matemáticas o de sometida a objetivación, se rebela frente a ese
lógica 43. Puede ser cierto, pero esa labor her- discurso objetivante –los científicos niegan a
menéutica de la ciencia opera utilizando las los sociólogos el derecho a decir cómo es la
matemáticas y la lógica, y éstas han de ser Ciencia–. Por eso el investigador debe acceder
entendidas antes de entender cómo se realiza a la práctica científica para esta operación retó-
esa específica labor hermenéutica en que con- rica. Y ello nos conduce a los tres presupuestos
siste la ciencia. metodológicos que habíamos anticipado.
La ACC que aquí tratamos de defender pre- En primer lugar, dada la inconmesurabilidad
tende utilizar de un modo plenamente reflexi- anunciada por Garfinkel y Bourdieu entre la
vo las proposiciones que la Etnometodología lógica de la práctica y la lógica que la repre-
apunta en relación a la naturaleza constitutiva senta y, puesto que esas prácticas son auto-
de las prácticas, entendiendo el conocimiento organizativas (el propio desarrollo de la activi-
como una actividad, antes que como un pro- dad define el curso adecuado de la misma) y
ducto abstracto y reificado. auto-referentes (el sentido de dichas prácticas
Y así, consideramos que se ha de partir de se encuentra inscrito en su misma ejecución;
dos premisas epistemológicas: el objeto Cien- no hay un programa que aplicar: la práctica se
cia no existe en abstracto sino como una prác- «hace» y se «dice» a un mismo tiempo, en la
tica (1.a) y, en tanto que práctica, se constituye misma operación), entonces, una aproxima-
fundamentalmente de manera discursiva (2.a). ción empírica a la ciencia ha de enfrentarse
122 Miguel A. V. Ferreira

desde la inevitable necesidad de «aprender nal, es insuficiente. Dicha actividad, compro-


practicando lo que la práctica es» (1.er presu- metida con el objetivo de desentrañar la natu-
puesto metodológico). Más aún si tenemos en raleza de lo real, forma parte de la realidad que
cuenta que no existen recetas lógicas –ni onto- es su objeto y ello la convierte constitutiva-
lógicas, ni epistemológicas– para construir mente en una actividad reflexiva; reflexividad
herramientas nuevas con las que enfrentarse a sobre-añadida desde la perspectiva del obser-
situaciones novedosas (evitemos, pues, la vador que, analizando la ciencia, trata de
«receta» de la inscripción literaria). desentrañar la naturaleza de dicha actividad
En segundo lugar, como parte de la activi- mediante una actividad que pretende sea cien-
dad científica, ciertamente, está la producción tífica. Pero dicha reflexividad no comporta
de textos: con ellos aprenden los neófitos y se una especial conciencia por parte del observa-
comunican entre sí los expertos. Aceptamos la dor, o una mayor meticulosidad a la hora de
propuesta de Woolgar y Latour de que un labo- manejar las herramientas representacionales
ratoiro puede ser concebido como una máqui- de las que se valga; supone que ha de resolver
na productora de textos pero, sin la competen- situaciones novedosas construyendo medios
cia técnica requerida para la comprensión de novedosos 44, que no puede fijar un determina-
dichos textos, su sentido real queda fuera de do protocolo de actuación con el que orientar-
nuestro alcance. Por eso, para acceder a la se ni partir de algún modelo preestablecido, ha
dimensión discursivo-textual de la actividad de «inventar» una práctica.
científica es necesaria la competencia lingüís- Nos encontramos aquí con la siguiente para-
tica propia de la tribu (2.o presupuesto meto- doja: la comunidad científica del laboratorio
dológico). Nada habremos avanzado si, tras objeto de estudio se constituye como tal comu-
concebir a la ciencia como una actividad pro- nidad científica mediante un proceso generati-
ductora de inscripciones literarias, dichas ins- vo. Desde nuestra perspectiva, el resultado
cripciones son chino para nosotros como final, una comunidad científica, no puede
investigadores: ¿cómo interpretar entonces el aprehenderse como objeto si no se aprehende
sentido de la lógica práctica incorporada en el proceso de su generación; siendo dicho pro-
tales inscripciones? ceso un proceso de adquisición, de aprendiza-
Y, en tercer lugar, como consecuencia de je, desde la perspectiva empírica de una apro-
todo ello, el laboratorio ha de ser el úlitmo ximación (práctica) a las prácticas cotidianas,
lugar visitado por el antropólogo (3.er presu- la aprehensión del objeto implica la inclusión
puesto metodológico): sus presupuestos inicia- en el mismo: sólo se podrá conocer qué es una
les han de permitirle obviar la negociación de comunidad científica –un laboratorio–, con-
su estatus con los nativos y la opción a la que creta, determinada y localizada aprendiendo su
tenía que enfrentarse en un principio –extran- aprendizaje. En contra de la concepción obje-
jero recién llegado o participante plenamente tivista tradicional, nos encontramos aquí ya
asimilado– deberá ser diluida. La negociación con esa interpenetración entre sujeto y objeto,
se dará indefectiblemente, pues su posición algo que no se da en el caso de Laboratoy Life.
siempre estará suspendida entre la dualidad En el intento de procurar la comprensión de
discursiva de su objeto, y aunque haya «apren- la lógica no explícita que configura el sentido
dido». Como científico estará sometido a los del proceso de constitución del científico, la
mismos impedimentos a que estaba sometido lógica inscrita en el habitus científico, el antro-
en cuanto antropólogo, sólo que ahora dicha pólogo abandona finalmente el mito del
negociación se producirá desde dentro, con el extranjero y se convierte en «nativo»; sin
lenguaje de los nativos, no con el de su obser- embargo, ya el mero hecho de la conciencia de
vador, restableciéndose el acto comunicativo su posición particular, junto con la intención
propio de la actividad observacional. de hacer explícito aquello que sólo de manera
Así pues, el antropólogo del conocimiento tácita e inconsciente contribuye a la forma-
científico ha de partir de una concepción según ción, y posterior actualización práctica, de
la cual dicho conocimiento es una actividad, dicho habitus, lo sitúa en una extranjería inte-
cuya lógica, eminentemente práctica conlleva rior; la reflexividad inherente a tal posición
la necesidad de un aprendizaje cuya racionali- epistemológica es una reflexividad de segundo
zación, su reducción a la lógica representacio- orden: la observación es en sí misma auto-
Más allá del Laboratorio. La Antropología del Conocimiento... 123

observación debido precisamente a su carácter 7


El PF estableció cuatro principios programáticos. El
práctico y concreto. principio de causalidad, que establece que las explica-
ciones que han de darse a estos procesos de producción
Dada esta peculiar posición del investiga- tienen que ser de tipo causal –aunque bien entendido que
dor, se nos aparece una segunda paradoja: para no ha de concebirse la causalidad sensu stricto, al modo
él, la adquisición del conocimiento científico determinista o probabilista propio de las ciencias natura-
implica que sus representaciones del mundo les, sino más bien en el sentido interpretativo y herme-
son «traducciones», neutras, de la realidad –así néutico característico de las ciencias sociales (algo expli-
ca algo y, entonces es causa de ello, si le confiere sentido
es como las consideran los científicos–, en e inteligibilidad)–. El principio de imparcialidad, que
tanto que el ejercicio del conocimiento cientí- establece que las razones que aduzca el investigador no
fico implica que sus representaciones son pueden obviar las razones de los sujetos investigados; no
«construcciones» de la realidad –así es como hay que prejuzgar la definición de la situación que sus
el investigador las considera a priori–. El actores promulgan sino tenerla en cuenta como un ele-
mento, y un elemento relevante, de la propia situación.
antropólogo del conocimiento científico ha de El principio de simetría, en virtud del cual se postula que
aceptar y rechazar simultáneamente la Reali - el mismo tipo de explicaciones que se den para los casos
dad de la que habla dicho conocimiento; como de conocimiento finalmente sancionado como exitoso o
sujeto/objeto de la investigación, debe convi- «bueno» han de ser aducidas para aquellos otros en los
vir con esa ambivalencia (y no resolverla arbi- que de lo que se trate sea de intentos «fallidos», esto es,
de procesos cuyo resultado, a posteriori, fue juzgado
trariamente en un determinado sentido, por cómo erróneo o «malo». Por último, el principio de refle -
ejemplo, el de inscripción literaria). xividad, según el que, dado que la pretensión del PF es
La ACC por la que abogamos pretende, una explicación científica de los procesos de producción
sobre la base de las premisas epistemológicas de conocimiento científico, las mismas explicaciones
y metodológicas aquí vertidas, construir un que desde él se produzcan, deben de poder ser igualmen-
te aplicadas sobre sus propios productos y afirmaciones.
proyecto de conocimiento. Y sabemos que en Vease: BARNES (1974) y BLOOR (1975), (1976).
esa tarea, parte del objeto se pierde inevitable- 8
En estas nuevas formas de abordar la ciencia desta-
mente en el intento de aprehenderlo: can, sin duda, las concepciones de Callon y de Latour, la
teoría del Actor-Red y la teoría de la Traducción, respec-
La sociología es una actividad destructora tivamente, las cuales, con matices, pueden considerarse
dos maneras de configurar la misma idea, la concepción
del mundo (...). En el acto de describir el reticular y heterogénea de la ciencia como un circuito
objeto comenzamos a destruirlo 45. indefinido y constantemente cambiante de flujo de infor-
---- mación. Véanse CALLON et al. (1996), CALLON (1995),
[L]a pregunta que nos interesa es dónde, CALLON-LATOUR (1981), LATOUR (1987).
cómo y sobre qué bases dejamos de plante- 9
Respecto a la evolución desde la primera a la segun-
arnos más preguntas; en qué punto (...) deci- da generación en los estudios sociales de la ciencia véase
diremos dejar de dudar[.] 46 BLANCO-IRANZO (1999), capítulos 7, 10 y 11.
10
LATOUR (1987): 210.
11
WOOLGAR (1988): Una foto muestra a Malinowsky
tomando sus notas de campo mientras es observado por
NOTAS los nativos que está estudiando: los nativos observan al
observador. Pero al mismo tiempo, fijando más la aten-
1
KUHN (1981). ción, se descubre que alguno de ellos mira a la cámara
2
Al respecto, traducciones que se pueden consultar que toma la foto, de forma que la observación-de-la-
son MANNHEIM (1963), MANNHEIM (1973). observación es, a su vez, observada por aquellos que son
3
MERTON (1985), por ejemplo. objeto de dicha observación. Es decir: quién observe y
4
Los cuatro principales valores de dicho ethos serí- quién sea observado depende en fundamental medida de
an: el Comunalismo –la ciencia opera de manera colec- la perspectiva desde la cual se quiera afrontar esa inte-
tiva y cooperativa–, el Universalismo –el conocimiento racción de la investigación entre sujeto y objeto de la
científico es de carácter universal e independiente de las misma. (Véase más adelante la nota 37).
circunstancias particulares en las que pueda ser puesto 12
No se trata de desprecio en sentido estricto. Lo que
en juego–, el Desinterés –los científicos realizan su sucede es que la motivación principal, a la cual todo lo
labor de manera altruista sin buscar en ella beneficios demás queda subordinado, es la de retornar con los
personales–, y el Escepticismo Organizado –los científi- datos recogidos, de forma que la recogida de datos, en sí
cos, por principio, recelan de cualquier novedad y la misma, se convierte más en un «gesto» que en una acti-
someten sistemáticamente a pruebas antes de aceptar su vidad: «Lapérouse no se tropieza simplemente con los
validez–. chinos ni ignora a los que se encuentran en tierra. Por
5
De entre ellas, destacaremos, a título de ejemplo, las el contrario, aprende de ellos tanto como puede, descri -
de Mulkay, MULKAY (1972), (1974), y Ziman, ZIMAN be su cultura, política y economía (¡con sólo un día de
(1972). observación!), y envía a los naturalistas a recorrer el
6
DOLBY (1971): 12. bosque para recoger especímenes, tomar notas apresu -
124 Miguel A. V. Ferreira

radamente y observar las posiciones de las estrellas y to en escena: «Lo específico de este laboratorio son las
los planetas. ¿Por qué tanta prisa? si estuviesen real - configuraciones concretas del aparato que hemos deno-
mente interesados en la isla ¿no podrían quedarse más minado instrumento de inscripción. La importancia fun-
tiempo? No, porque no están tan interesados en este damental de esa disposición material es que ninguno de
lugar como en llevárselo de vuelta, primero a su barco, los fenómenos «sobre los que» hablan los participantes
y luego a Versalles». LATOUR (1987): 207 (subr. nuestro). podría existir sin ella. (...) No se trata sólo de que los
13
MORIN (1992): 30. fenómenos dependen de ciertos isntrumentos materiales,
14
Modelo interpretativo que se corresponde muy sino que el escenario material del laboratorio constituye
directamente con la Teoría del Actor-Red, propugnada completamente los fenómenos. La realidad artificial, que
por Callon. Véase, por ejemplo, CALLON et al. (1996). los participantes describen en términos de una entidad
15
ATLAN (1991): 25-26. objetiva, ha sido de hecho construida utilizando instru-
16
Lo cual, como se verá más adelante, está en direc- mentos de inscripción. Semejante realidad, que Bache-
ta contradicción con la que Woolgar ha de denominar lard... denomina la «fenomenotécnica», adquiere la apa-
reflexividad constitutiva de toda investigación. riencia de un fenómeno en virtud de su construcción
17
LATOUR-WOOLGAR (1979): 19 (subr. nuestro). mediante técnicas materiales.» (1995: 77).
18 28
LATOUR-WOOLGAR (1995): 26-27. LATOUR-WOOLGAR (1995): 89-90 (subr. nuestro).
19 29
«Mulkay... mantiene que el estudio sociológico de LATOUR-WOOLGAR (1995): 91, 96 (subr. nuestro).
30
la ciencia requiere un estrecho examen de su cultura téc- Hablando de «guiños», hemos de señalar como
nica y, por consiguiente, la cooperación activa de parti- éstos aparecen destinados, también, a la comunidad cien-
cipantes técnicamente competentes». LATOUR-WOOLGAR tífica objeto de estudio. Veamos cómo formalmente los
(1995): 34. autores parecen pretender desmarcarse de los «dejes»
20
LATOUR-WOOLGAR (1995): 38. propios de la comunidad que están investigando: «En
21
LATOUR-WOOLGAR (1995): 35. este punto tenemos que observar un aspecto importante
22
LATOUR-WOOLGAR (1995): 37 (subr. nuestro). de nuestra discusión hasta ahora. Hemos intentado evitar
23
Pese a lo dicho, más adelante los autores no tienen términos que cambiaran la naturaleza de las cuestiones
rubor alguno a la hora de afirmar que: «...como defini- que tratamos. Así, al subrayuar el proceso por el que se
ción de trabajo, se podría decir que nos interesa la cons- construyen cualesquiera sustancias, hemos tratado de
trucción social de conocimiento científico, en la medida evitar describir los bioensayos que consideran que no
en que ésta presta atención a los procesos mediante los plantean problemas las relaciones entre los signos y lo
que los científicos dan sentido a sus observaciones». que significan. A pesar del hecho de que nuestros cientí-
LATOUR-WOOLGAR (1995): 41. ficos creían que las inscripciones podían ser representa-
24
LATOUR-WOOLGAR (1995): 38. ciones o indicadores de alguna entidad con existencia
25
LATOUR-WOOLGAR (1995): 42-43. indepenciente «externa», hemos mantenido que sola-
26
LATOUR (1987). En esta obra, Latour utiliza la figu- mente el uso de estas inscripciones constituyeron esas
ra literaria del escéptico representando al supuesto recep- entidades. No se trata simplemente de que las diferencias
tor del discurso científico reacio a aceptar sus afirmacio- en las curvas indiquen la presencia de una sustancia; se
nes, y sobre el que la red de alianzas que constituye la trata de que la sustancia es idéntica a las diferencias per-
actividad científica ejercerá un efecto persuasivo inten- cibidas entre las curvas. Para subrayar esa cuestión
tando convencerlo de la veracidad y factualidad de sus hemos renunciado a usar expresiones tales como «se des-
enunciados. También aquí el escéptico es un artificio tex- cubrió la sustancia haciendo un bioensayo» o «como
tual, una representación metafórica que, como decía resultado de la identificación de las diferencias entre los
Atkinson (ATKINSON, 1990), contribuye a dar veracidad dos picos se encontró el objeto». Emplear estas expre-
al texto al potenciar la identificación del lector con dicho siones sería transmitir la impresión confundente de que
personaje. la presencia de ciertos objetos estaba dada de antemano
27
LATOUR-WOOLGAR (1979): 87-88. Los autores no y que la existencia de esos objetos simplemente estaba
se cansan de reiterar el «alivio» que produce en el obser- esperando a ser revelada oportunamente por los científi-
vador haber encontrado ese principio explicativo que cos. En cambio, no concebimos que los científicos utili-
surge del concepto de «inscripción gráfica»: «... el obser- cen diversas estrategias que descorran las cortinas sobre
vador sintió que el laboratorio no era tan confuso como las verdades dadas de antemano, aunque hasta ahora
había pensado al principio. Parecía que hubiera una simi- ocultas. Más bien, la ingeniosa capacidad de los científi-
litud esencial entre las capacidades de inscripción del cos constituye los objetos (en este caso las sustancias).
aparato, la pasión maníaca por marcar, codificar y archi- De modo interesante, intentar evitar terminología que
var y las habilidades gráficas de escritura, persuasión y implica la preexistencia de objetos posteriormente des-
discusión. Por tanto, el observador incluso pudo dar sen- cubiertos por los científicos nos ha llevado a ciertas difi-
tido a estas actividades oscuras, como la de un técnico cultades de estilo. Sugerimos que eso se debe precisa-
que muele el cerebro de unas ratas, dándose cuenta que mente al uso frecuente de cierta forma de discurso en las
el producto final de esa actividad podría ser un diagrama descripciones del proceso científico. Por ello, hemos
sumamente valioso. Incluso el revoltijo más complicado encontrado tremendamente difícil formular descripcio-
de cifras podría terminar finalmente como parte de algu- nes de la actividad científica que no conduzcan a la
na discusión entre los «doctores». Para el observador, impresión confundente de que la ciencia trata del descu-
pues, el laboratorio comienza a tener la apariencia de un brimiento (en vez de la creatividad y la construcción).
sistema de inscripción gráfica» (1995: 63). Y no dejan de No se trata sólo de que haya que cambiar el centro de
recalcar la importancia constitutiva, en la actividad del antención; se trata de que hay que limpiar las formula-
laboratorio, de ese artefacto interpretativo que han pues- ciones que caracterizan las descripciones históricas de la
Más allá del Laboratorio. La Antropología del Conocimiento... 125

práctica científica antes de poder entender esa práctica» nos habla Latour son los escépticos, aquellos que necesi-
(1995: 145-146). Pese a todo lo dicho, los autores no tan ser convencidos de la veracidad del discurso científi-
encuentran ningún reparo en introducir terminología co sobre el mundo. El científico, como portavoz del
que, explícitamente, asimilan con la terminología estric- mundo habla, dice hablar, en nombre de la realidad; pero
tamente científica: «El término campo se utiliza simultá- el caso es que lo que hace es producir un discurso, y pro-
neamente para denotar el sentido de campo científico y ducirlo para comunicarlo a otros, tanto disidentes como
para expresar la idea de «campo agonístico». En este no. Actúa como representante humano de lo inanimado,
segundo sentido «campo» (el término francés que utiliza y como tal, su instrumento es el Lenguaje (un lenguaje
Bourdieu es «champ») denota el efecto en un individuo que no sólo es el lenguaje abstracto, codificado y pre-
de los movimientos y afirmaciones de los demás, en vez suntamente neutro de los números).
36
de una estructura u organización. De este modo, no es BOURDIEU (1991): 29.
37
diferente al sentido de campo magnético o sus similares Esta circularidad es tratada por Woolgar (WOOL -
en física (campos magnéticos, teorías del campo, etc.)» GAR: «Reflexivity is the etnographer of the text», en
(1995: 238, nota 11). Y no sólo asimilan terminología, WOOLGAR (1988): 15-34), el cual la define como un
sino que llegan a importarla directamente: «Medimos el «proceso de ida-y-vuelta». El artículo arranca con la
contenido informativo de un mensaje en un conjunto presentación de una fotografía de Malinowski tomando
dado mediante el logaritmo de la probabilidad de su ocu- notas de campo mientras es observado por los nativos a
rrencia. Ese modo de definir la información tiene un pre- los que está estudiando. Según el nivel de observación
cedente anterior en la mecánica estadística en donde la que se decida tomar, la propia observación cambia de
medida de la entropía es idéntica en su forma a la de sentido: el fotógrafo observa a Malinowski, Malinowski
información (Singh...)» (1995: 267). Por lo tanto, aunque observa a los nativos, que, a su vez, mientras él toma
formalmente los autores se desmarquen de las formas notas, lo observan a él; uno de los nativos mira, no a
propias del proceder de los científicos que estudian, sus - Malinowski sino a la cámara, de forma que observa la
tantivamente están reproduciendo esa misma práctica, y observación del observador... Surgen, pues, niveles de
así la monografía que nos ofrecen está plagada de gráfi- observación múltiples e interconectados, que conducen
cos, fotografías, análisis cuantitativos, etc. a plantearse sobre qué bases se establece la distinción
31
«Ni Bourdieu ni Hagstrom nos ayudan a entender entre etnógrafo y nativo, entre observador y observado.
por qué los científicos tienen interés en leerse unos a Utilizando la analogía de las fotografías y los títulos,
otros. La utilización que hacen de modelos económicos, Woolgar rechaza lo que él denomina el mito de la trian-
derivados, respectivamente, de las economías capitalista gulación. La fotografía es una imagen enmarcada; se
y precapitalista, no consideran la demanda. Eso se debe presenta bajo la apariencia de un simple extracto del
a que no se ocupan de los contenidos de la ciencia [!!]. mundo; variando el encuadre, se transformaría en otro
Como ha mantenido Callon..., sólo se pueden aplicar los extracto del mismo mundo. A su vez, el título tan sólo
modelos económicos si ello explica el contenido de la sería un comentario de la fotografía en cuanto fragmen-
ciencia. Hagstrom y Bourdieu proporcionan explicacio- to de mundo, ajeno tanto al uno como a la otra. Sin
nes útiles de la distribución del crédito como proceso embargo, como instrumentos textuales, fotografía,
participativo, pero contribuyen poco a entender la pro- marco y título están directamente implicados en el
ducción del valor» (1995: 231, subr. nuestro). mundo del cual se reclaman distantes y neutrales. La
32
«... la comunicación entre el científico social y su selección refuerza, así, la existencia misma de una rea-
objeto es un a priori epistemológico de las ciencias lidad, al presentar como la realidad algo que tan sólo es
sociales». LAMO (1990): 121-122. una de entre múltiples alternativas. El título, a su vez,
33
GARFINKEL (1989). refuerza la idea de objetividad, la idea de que esa reali-
34
La etnometodología, propiamente hablando y, dad constituye un mundo objetivo del que podemos
como su propio nombre indica, es un método de investi- escoger ítems que someter a consideración, sin por ello
gación, no un instrumento. Sin embargo utilizamos aquí alterar la naturaleza del mundo. El sentido de conjunto
el concepto instrumento con la intención de resaltar que se obtiene, de este modo, por la mutua referencia que se
la intermediación entre sujeto y objeto de la investiga- incita al receptor del texto a establecer entre la fotogra-
ción es instrumental, se realiza mediante la metodología fía, el marco y el título. El significado de cada uno
seleccionada como la óptima; es en este sentido que se depende en parte del de los otros elementos que, a su
trata de un «instrumento de mediación» (véase un poco vez, dependen de él para que su significación sea com-
más adelante en el texto). pleta; se trata de un proceso recursivo, de ida-y-vuelta
35
«Los científicos no dicen más que lo que está ins- constante entre los significados parciales de cada ele-
crito, pero sin sus comentarios ¡las inscripciones dicen mento particular.
38
considerablemente menos! Existe una palabra para des- Esta relación entre lo estructurado y lo estructuran-
cribir esta extraña situación, (...) dicha palabra es porta- te la explicita Bourdieu refiriéndose a la noción de Habi-
voz (o presentador). El autor actúa como si fuera el pre- tus: «Los condicionamientos asociados a una clase parti-
sentador de lo que está inscrito en el visor del cular de condiciones de existencia producen habitus,
instrumento. (...) ¿Quién está hablando? ¿las cosas o las sistemas de disposiciones duraderas y transferibles,
personas a través de la voz del representante? ¿Qué dice estructuras estructuradas predispuestas para funcionar
él (o ella, o ellos)? Sólo lo que las cosas que ellos repre- como estructuras estructurantes, es decir, como princi-
sentan dirían su pudieran hablar directamente. Pero la pios generadores y organizadores de prácticas y repre-
cuestión es que no pueden. Entonces, lo que el disidente sentaciones que pueden estar objetivamente adaptadas a
ve es, en la práctica, muy diferente de lo que el portavoz su fin sin suponer la búsqueda consciente de fines y el
relata». LATOUR (1987): 71-72. Los disidentes de los que dominio expreso de las operaciones necesarias para
126 Miguel A. V. Ferreira

alcanzarlos, objetivamente ‘reguladas’ y ‘regulares’ sin BIBLIOGRAFÍA


ser el producto de la obediencia a reglas, y, a la vez que
todo esto, colectivamente orquestadas sin ser producto ATKINSON, P. (1990): The Ethnographic Imagination:
de la acción organizadora de un director de orquesta». textual constructions of reality, Londres, Routledge.
BOURDIEU (1991): 92. ATLAN, H. (1991): Con Razón y sin ella. Intercrítica de
39
En relación a esto, cabe señalar que el propio Gar- la Ciencia y del Mito. Barcelona, Tusquets.
finkel, una vez planteados los presupuestos teóricos que BARNES, B. (1974): Scientific Knowledge and Sociologi -
debería seguir una investigación de corte etnometodoló- cal Theory, Londres, Routledge & Kegan Paul.
gico, quiebra dichos presupuestos a la hora de delimitar BLANCO, R. - IRANZO, J. M. (1999): Sociología del cono -
operativamente las condiciones prácticas de las investi- cimiento científico, Madrid, CIS.
gaciones que lleva a cabo; así, los «contextos situaciona- BLOOR, D. (1976): «A Philosophical Approach to Scien -
les» en los cuales se desarrollan las prácticas cotidianas, ce», en Social Studies of Science n.° 5, pp.: 507-517.
operativamente, terminan por transformarse en «institu- — (1976): Knowledge and Social Imagery, Londres,
ciones», mientras que las propias prácticas, en general, a Routledge & Kegan Paul.
la hora de su especificación operativa, se transforman en BOURDIEU, P. (1991): El sentido práctico. Madrid, Taurus.
simples procesos decisionales precodificados por el CALLON, M. (1995): «Four Models for the Dynamics of
investigador. Science», en J. JASANOFF et al (de): Handbook of
40
GARFINKEL (1989): 277-278-282 (subrayado nues- Science and Technologie Studies, Londres, Sage; pp.
tro). 29-63.
41
LATOUR-WOOLGAR (1995): 301. CALLON, M. - LATOUR, B. (1981): «Unscrewing the Big
42
Ellos mismos reconocen la insuficiencia de su tra- Leviathan: How Actors Macro-structure Reality and
bajo debida a la carencia de ese estudio preliminar de la How Sociologists Help Them to Do so», en A.V.
historia que conduce hasta el laboratorio: «El observador CICOUREL y K.D. KNORR-CETINA (eds): Advances in
se encuentra con una dificultad mayor y es que, por lo Social Theory: Toward an Integration of Micro- and
general, llega a la escena demasiado tarde, sólo puede Macro-sociologies, Boston y Londres, Routledge; pp.
registrar anécdotas retrospectivas de cómo este o ese 277-303.
científico tuvo tal idea...» (1995: 193). CALLON, M. et al. (1996): Mapping the dynamics of
43
«Puede que el principio básico de la actividad Science and Technology. Londres, The Macmillan
científica no se encuentre en el dominio de las mate- Press Ltd.
máticas ni de la lógica, sino, como Nietzsche... y Spi- DOLBY, R.G.A. (1971): «Sociology of Knowledge in
noza... señalaron, en el trabajo de exégesis. La exége- National Science», Science Studies n.° 1, pp. 3-21.
sis y la hermenéutica son los instrumentos alrededor de GARFINKEL, H. (1989): Studies in Ethnomethodology.
los cuales se ha forjado históricamente la idea de pro- Cambridge, Polity Press.
ducción científica. Afirmamos que las observaciones KUHN, T. (1981): La estructura de las revoluciones cien -
empíricas de la actividad del laboratorio que hemos tíficas, México D.F., FCE.
hecho apoyan plenamente ese audaz punto de vista; LAMO DE ESPINOSA, E. (1990): La sociedad reflexiva.
por ejemplo, no hay que tomar a la ligera la noción de Sujeto y objeto del conocimiento sociológico,Madrid,
inscripción (Derrida...)» (1995: 288, nota 24). Si bien CIS-S. XXI.
podemos estar de acuerdo en que sí que Laboratory LATOUR, B. (1987): Ciencia en Acción. Barcelona,
Life apoya esta hipótesis, ciertamente no estamos de Labor.
acuerdo en que sus autores sean consecuentes con ella —(1991): Nunca hemos sido modernos, Madrid, Debate.
ni que la apliquen hasta sus últimas –o primeras– con- LATOUR, B. – WOOLGAR, S. (1995): La vida en el labo -
secuencias. ratorio. La construcción de los hechos científicos.
44
La necesidad de un replanteamiento radical está Madrid, Alianza. [Título original: (1979): Laboratory
también expresada por Woolgar y Latour en Laboratory Life. Londres, SAGE.]
Life, pero se apunta para rechazar inmediatamente MANNHEIM, K. (1963): Ensayos de sociología de la cul -
emprenderla como tarea: «... esta objeción [la objeción tura, Madrid, Aguilar.
de que no han dicho por qué se resuelve una controver- — (1973): Ideología y Utopía: introducción a la socio -
sia o se estabiliza un enunciado] sólo tiene sentido en la logía del conocimiento, Madrid, Aguilar.
medida en que se presupone que preexiste orden de MERTON, R. K. (1985): La sociología de la ciencia: inves -
algún tipo antes de que la ciencia lo «revele», o que tigaciones teóricas y empíricas, Madrid, Alianza.
resulta, de algún modo, de alguna otra cosa que no sea el MORIN, E. (1992): El Método IV. Las ideas. Su hábitat,
desorden. Ese supuesto filosófico básico se ha cuestio- su vida, sus costumbres, su organización. Madrid,
nado recientemente y... pretendemos mostrar cómo se Cátedra.
aclara la actividad del laboratorio si se modifica ese MULKAY, M. J. (1972): «Conformity and Innovation in
supuesto. Hacerlo completamente supondría ir más Science», en Halmos (ed): The Sociology of Science,
allá del dominio de las argumentaciones usuales en Londres, Routledge & Kegan Paul.
sociología de la ciencia y ciertamente más allá del — (1974): «Conceptual Displacement and Migration in
alcance de esta monografía. Por ello restringiremos Science: A Prefatory Paper», en Science Studies n.° 4,
nuestra discusión a otra descripción analógica del labo- pp. 205-234.
ratorio.» (1995: 227, subr. nuestro). WOOLGAR, S. (ed) (1988): Knowledge and Reflexivity.
45
LAMO (1980): 177-178. Londres, SAGE.
46
WOOLGAR: «Reflexivity is the Ethnographer of the ZIMAN, J. (1972): El conocimiento público, México,
Text», en W OOLGAR, ed. (1988): 17. FCE.

También podría gustarte