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Código geotécnico de taludes y laderas de Costa Rica

 Asociación Costarricense de Geotecnia


 ISBN: 978-9977-66-335-7
 Primera edición, 2015
 80 págs., 17.78 x 25.4 cm

La Asociación Costarricense de Geotecnia (ACG) del Colegio de Ingenieros Civiles, por medio de los autores
dedicados a la academia y a la consultoría geotécnica, así como al diseño y construcción de obras
geotécnicas, ofrece este documento que apunta directamente a garantizar que se lleve a cabo la debida
investigación y análisis de taludes y laderas por parte del profesional a cargo.

El Código geotécnico de taludes y laderas de Costa Rica considera exigencias mínimas, sin ser limitativo para
los estudios de evaluación, investigación, análisis y estabilización de deslizamientos de laderas y taludes, al
brindar un enfoque orientado en función del riesgo seleccionado y al considerar el tipo de obras de
infraestructura involucrada. En su sección inicial se destina a indicar los criterios de diseño para definir el nivel
de seguridad del talud o ladera analizada. En la segunda sección se incluye, entre otros aspectos, una ficha
técnica que tiene como objetivo documentar el tipo de ladera o talud que se requiere analizar; con esto se
pretende definir los requisitos mínimos para su investigación y así generar el modelo geotécnico de análisis.

En la tercera sección se han concentrado los métodos de análisis, o bien, otros procesos que permitan
evaluar la estabilidad de estos. Se hace hincapié en que, si bien todos estos métodos han logrado predecir el
comportamiento de los taludes y actualmente se cuenta con modelos computacionales confiables, se obtendrá
un resultado erróneo si la calidad de las características geotécnicas de los materiales que lo conforman es
pobre. La cuarta sección enlista los sistemas de protección y estabilización que pueden implementarse para
su seguridad, y finalmente se incluyen recomendaciones para el monitoreo de las acciones implementadas.

Estabilidad de taludes

La mayoría de los contratistas generales trabaja muy bien en construcción verticales, sobre el
nivel del terreno; sin embargo, bajo el nivel del terreno muchos de ellos tienen dificultades.
Son números los que pierden dinero en sus proyectos, debido a problemas en el subsuelo.

A menudo se escoge el gerente el proyecto por su capacidad ara levantar estructuras de


acero, colar concreto o efectuar otras construcciones verticales, pero con mucha frecuencia no
entiende los problemas que se presentan en el subsuelo por lo que pronto se encuentra con
graves dificultades, y tiene que pedir ayuda.

La construcción en el subsuelo es tan difícil y exigente como la que se realiza sobre el terreno.
Angulo de inclinación
Muchas excavaciones se inician con un corte vertical. Algunos suelos se mantienen erectos
hasta profundidades considerables, cuando se cortan verticalmente; pero la mayoría se
desploma. Cuando los taludes verticales se desploman hasta un ángulo estable, grandes
bloques de material pueden caer al fondo de la excavación.

En general, en los suelos arenosos, la arna tenderá a deslizarse y desplomarse durante el


proceso de excavación. Por lo común, ésta se estabiliza a un determinado ángulo, sin riesgos
importantes.

No obstante, los suelos limosos, arcillosos o de arena cementada se excavan a veces hasta
profundidades considerables, antes de que los grandes bloques de material se deslicen hasta
el fondo.

Durante las excavaciones se puede calcular el ángulo al que puede esperarse que se
mantenga el suelo temporalmente. En la tabla 1 se presentan algunos ángulos aproximados y
empíricos.
Al iniciar una excavación, es más fácil comenzar el corte en el ángulo de inclinación
propuesto. Si el ángulo deseado del talud temporal tiene una relación de una horizontal a uno
vertical y la profundidad de la excavación es de 15 pies (4.5 m), la parte superior de la
excavación debe principiarse a 15 pies (4.5 m) fuera del fondo propuesto.

Tabla 1

Tipo de suelo Algunos ángulos típicos de inclinación temporal

45° para laderas mojadas; 35° o 1 ½ a 1 para laderas secas; los taludes
1. Arena o arena y grava
húmedos deben ser más tendidos.

Vertical a 10 pies (3 m); ½ a 1 a 20 pies (6m) o más; ¾ a 1 para taludes


2. Arena cementada
altos.

Vertical a 3 pies (0.90 m); ½ a 1 a 6 pies (1.80 m); ¾ a 1 a 10 pies (3 m);


2. Arena cementada 1 ½ a 1 para laderas altas. Para taludes húmedos, inclinaciones
menores, de hasta 4 a 1.

Vertical a 6 pies (1.80 m); ½ a 1 a 10 pies más altos; pero las


3. Limo blando o arcilla blanda
inclinaciones deberán ser menores par laderas mojadas.

4. Limo o arcilla moderadamente Vertical a 10 pies (3 m) ½ a 1 a 20 pies (6 m); ¾ a 1 a 30 pies (9 m); la 1


firme para taludes más altos, excepto taludes planos en suelo mojado.

Vertical a 10 pies (3 m) ½ a 1 a 20 pies (6 m); ¾ a 1 a 30 pies (9 m); la 1


5. Limo o arcilla firme
para taludes más altos, excepto taludes planos en suelo mojado.

Hay muchas excepciones. Los “valores típicos” anteriores no son para utilizarlos en el diseño
de taludes. La ley federal conocida como “Ocupational Sfety and Health Act”, así como
también los códigos industriales estatales, limitan la altura de los cortes verticales no
apuntalados, donde haya hombres trabajando.

Socavaciones
Después de cortar un talud, a veces es necesario socavarlo para introducir cimentaciones o
líneas de servicio público.

Cuando es necesario socavar y no es posible lograr un ángulo estable para el talud, la


socavación deberá hacerse en secciones estrechas. La parte superior del talud deberá
descargarse todo lo que sea posible y no deberá dejarse encima ningún equipo de
construcción.

A veces, los taludes se socavan en el proceso de la excavación. El suelo se desploma y corre


hasta la máquina excavadora. Esto no es muy peligroso en arena limpia, que se deslizará
hasta su ángulo de reposo; no obstante, puede resultar peligroso en suelos cementados,
arenas mojadas, con aparente cohesión, o limos y arcillas que permanecerán verticales
temporalmente y, luego, un gran bloque se desprenderá y caerá como un deslizamiento de
tierras.

Erosión
Las laderas de excavación no tienen ningún recubrimiento y ninguna protección natural, por lo
que son muy susceptibles a la erosión por fuertes lluvias.

Es muy importante limitar la cantidad de agua que corre por las laderas de
excavaciones. Esto se puede hacer mediante la construcción de un dique o una barrera en la
parte superior de talud, que desvíe al agua de la excavación, en lugar de correr sobre el talud.

Antes de lluvias inminentes, el frente de la excavación también se puede proteger cubriéndolo


con láminas de materiales plásticos, o bien, rociándolo con varios materiales
impermeables. El silicato de sodio es uno de los materiales que se utilizan con este fin (una
modificación del proceso de Joostn). Este material se puede inyectar en una ladera, o bien, se
puede rociar sobre la superficie de un talud.
Agrietamiento
El agrietamiento de las laderas excavadas en pendientes muy inclinadas puede plantear un
problema grave, como resultado de la desecación del suelo. El suelo tenderá a desmoronarse
y desplomarse. Lo que es todavía peor es que las grietas profundas pueden hacer que se
deslicen grandes bloques de material. A menudo, los taludes parecen encontrarse en una
pendiente segura; pero puede caer algún boque de material que se desprenda de la pared de
la excavación, lo cual suele provocar muchos daños y heridos.

Luego, cuando se completa el relleno, el suelo puede volver a mojarse. En esas condiciones,
el suelo puede dilatarse y, quizá, resquebrajar muros o losas de concreto situados sobre el
talud.

Los agrietamientos se pueden reducir con facilidad, limitando la evaporación del agua. A
veces esto se lleva cabo rociando frecuentes o “aspersiones atomizadas” de las laderas.

Figura anterior. Guía para establecer la distancia de seguridad desde el borde de los
taludes o las laderas, para le almacenamiento de materiales o la colocación de equipos.

También se puede lograr mediante un recubrimiento protector de la ladera. Los


recubrimientos de protección pueden ser láminas de material plástico, compuestos químicos
rociados, materiales bituminosos rociados u otros materiales impermeables.

Cargas en la parte superior del talud.


Es natural que los contratistas depositen maquinaria en la parte superior de los taludes,
amontonen el exceso de materiales de excavación en el suelo, o bien, almacenen materiales
de construcción en la parte superior de las laderas. Además, la maquinaria pesada puede
causar vibraciones que aumenten los riesgos de desplome de las laderas.

La distancia hacia atrás del borde superior de una ladera puede estimarse como guía
aproximada, suponiendo que el talud podría considerarse seguro, si fuera más alto; pero se
situará en el ángulo de inclinación utilizado al efectuar la excavación. Si ese ángulo de
inclinación es de ¾ a 1, por ejemplo, y el peso sobre las bases de una unidad del equipo es de
500 Lb/pie2 (2,2400 kg/m2), esto equivaldría a hacer que la excavación tuviera 5 pies (1.5 m)
más de profundidad. Esto se ilustra en la figura . Puesto que el equipó se puede utilizar para
levantar cargas, puede aumentar la presión máxima ejercida sobre la base más cercana a la
excavación. Al efectuar los cálculos, este aumento debe agregarse a la carga de las
bases. Por ejemplo, si al elevar alguna carga, de las bases se debe incrementar a 1,000
Lb/pie2 (4,880 kg/m2), la altura equivalente de suelo nuevo es de 10 pies (3 m). Como se
muestra en la figura , los 10 pies (3 m) de suelo nuevo se pueden reemplazar con un bloque
de material. El borde del bloque se encuentra aproximadamente a 4 pies (1.20 m) de
distancia del borde de la ladera. La base de la grúa debe mantenerse también por lo menos a
4 pies (1.20 m) de distancia del borde de la excavación.
Detección de movimiento
Los deslizamientos de tierras y las fracturas de las laderas no se producen de pronto y sin
advertencias. Dan señales de la inminencia de la fractura, antes de que se produzca
realmente. El problema más importante consiste en que muchas veces no se observan o
toman en consideración esas indicaciones.

Durante el funcionamiento de equipos en posiciones precarias en la parte superior de


pendientes, debe darse a alguien la tarea específica de inspeccionar con frecuencia la parte
superior del talud. Se deberá observar si hay señales de agrietamientos a una distancia de
borde igual a la altura del talud. Asimismo, se deberán observar los hinchamientos en el
centro o al pie de la ladera y las partículas de tierra que se desprendan del talud por debajo de
la maquinaria.

Los movimientos ligeros de las ladras se pueden descubrir observando puntos fijos de
referencia. Un método más conveniente, pero también más costoso, consiste en instalar
recubrimientos especiales en orificios perforados. Esos casquillos o recubrimientos y los
instrumentos para medir sus movimientos se pueden obtener en varios lugares; sin embargo,
sería mejor trabajar con un ingeniero de suelos que esté familiarizado con el funcionamiento
de esos equipos.

Cortes verticales
En algunos casos se pueden hacer cortes verticales en suelos cementados o que se
componen de limos o arcillas de gran cohesión. También se pueden efectuar cortes verticales
en suelos arenosos que tienen una “cohesión temporal aparente”, debido a su contenido de
agua.

En general, los cortes verticales se deben considerar temporales y rellenarse o estabilizarse


en alguna otra forma, tan pronto como sea posible.

En general la máxima altura vertical a la que se puede mantener un suelo limoso o arcilloso es
igual a la expresión siguiente:

La cohesión se mide mediante pruebas de laboratorio, y se debe incluir en los informes de


suelos.

En un terreno arcilloso con una cohesión de 500 Lb/pie² (2,440 kg/m²) y un peso de 100
Lb/pie³ (1,625 kg/m³), la altura temporal a la que se puede cortar un tlud vertical es de 10 pies
(3 m). Este cálculo no incluye ningún factor de seguridad. Con un factor de seguridad de 1.5,
latura permitida del corte sería de 6 ½ pies (1.95 m).
En general, se deben evitar los cortes verticales. Los operadores de equipos no deben
iniciarse ninguna excavación verticalmente para descubrir, cuando concluye el trabajo, que es
muy difícil volver atrás y tender el talud. Las excavaciones deben iniciarse de acuerdo con las
líneas de corte requeridas para la pendiente deseada.

Si una ladera es demasiado escarpada y comienza a desplomarse, el método más evidente de


estabilización consiste en disminuir su pendiente. Cuando no haya espacio para tender un
talud, se necesitará tomar alguna otra medida. Es conveniente que esas medidas se tomen
antes de iniciar una excavación o antes de que se haya avanzado demasiado.

Los métodos de estabilización incluyen:

Desagüe: En muchos casos la extracción de agua muy atrás de las pendientes, utilizando
pozos o “web points”, hace aumentar la estabilidad de las laderas.

Cubierta de gunite: Si la ladera no tiene una pendiente excesiva, una cubierta de gunite
retendrá a veces la humedad del suelo y agregará cierta resistencia.

Productos químicos: Cuando es necesario cortar laderas muy escarpadas en zonas con
grandes limitaciones de espacio, es posible estabilizar algunos suelos, inyectándoles
productos químicos.

Apuntalamiento: Con frecuencia los taludes se estabilizan por medio de apuntalamientos.

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