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Este documento discute cómo las personas se meten zancadillas a sí mismas y cómo dejar de hacerlo. Explica que cuando sucede algo que no nos gusta, activamos cuatro estructuras primarias de pensamiento irracional y comenzamos a demandar que las cosas no deberían haber sucedido como sucedieron. También señala que nuestros ancestros automatizaron reacciones rápidas ante amenazas a la supervivencia, lo que explica nuestros estados de alerta ante ruidos o objetos repentinos. Finalmente, argumenta que podemos interpretar
Este documento discute cómo las personas se meten zancadillas a sí mismas y cómo dejar de hacerlo. Explica que cuando sucede algo que no nos gusta, activamos cuatro estructuras primarias de pensamiento irracional y comenzamos a demandar que las cosas no deberían haber sucedido como sucedieron. También señala que nuestros ancestros automatizaron reacciones rápidas ante amenazas a la supervivencia, lo que explica nuestros estados de alerta ante ruidos o objetos repentinos. Finalmente, argumenta que podemos interpretar
Este documento discute cómo las personas se meten zancadillas a sí mismas y cómo dejar de hacerlo. Explica que cuando sucede algo que no nos gusta, activamos cuatro estructuras primarias de pensamiento irracional y comenzamos a demandar que las cosas no deberían haber sucedido como sucedieron. También señala que nuestros ancestros automatizaron reacciones rápidas ante amenazas a la supervivencia, lo que explica nuestros estados de alerta ante ruidos o objetos repentinos. Finalmente, argumenta que podemos interpretar
El arte de meterse zancadillas a uno mismo y como dejar de hacerlo.
La realidad seguirá comportándose según las leyes a cuyo conocimiento tenemos
solo un acceso limitado. Cuando sucede algo que no nos gusta parece activarse las cuatro estructuras primarias del pensamiento irracional y es cuando se comienza a demandar que las cosas no deberían de hacer sucedido como sucedieron. De esta forma nosotros mismos somos responsables de que las cosas hayan salido como salieron, dependiendo el tamaño de nuestra demanda, de nuestros deseos, de nuestra manifestación será el tamaño de nuestra emoción. Y mientras más perturbaros estemos, menos eficaces seremos para resolver la dificultad que se nos presente. Nuestros ancestros a lo largo de generaciones automatizaron reacciones rápidas ante la amenaza a la supervivencia, de esta manera se explica los estados de alerta en que nuestro organismo entra ante ruidos repentinos u objetos que aparecen de pronto en nuestro campo visual. De esta forma se explican también los brotes de ira cuando nuestro núcleo primario, nuestra propiedad o nuestros derechos se ven amenazados. El significado es actividad cognoscitiva, algo que nosotros aportamos, algo que no existe sin nuestra intervención como miembros activos de la comunidad hablante. Nosotros percibimos la palabra o el acto que no deseamos y una vez percibido, podemos interpretarlo de mucha manera, podemos pensar, lógica, madura, racionalmente sobre él y sentir la emoción legitima que dicha interpretación genere. Pero si de lugar de tener tales pensamientos interpretamos la realidad de modo distinto y nos dirigimos como creo que está reaccionando neuróticamente. Todo lo que sabemos lo hemos aprendido gracias al esfuerzo de nuestros padres, de nuestros maestros, de las diferentes religiones de la cultura en general.