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Historia de Argentina III

Unidad III: La Crisis del modelo agroexportador


Alumno:
Texto: Drosdoff (1972) “Tratado Roca-Runciman”

Introduccion

Pocos convenios internacionales han originados tantas controversias como el tratado


de 1933. El acuerdo aseguro a los ganaderos argentinos el mercado de carnes de Inglaterra,
fue unas de las bases de la política económica de Agustín Justo, y reafirmo las relaciones
comerciales entre Gran Bretaña y Argentina.
El tratado rigió toda la época de prosperidad argentina, la segunda guerra mundial y
el periodo inmediato, hasta que reemplazado por el convenio Los Andes de 1948.
Su firma provoco frecuentes reacciones negativas y acusaciones de interferencia en
los asuntos internos de la Argentina. La década del 30 fue un periodo de continuas
recriminaciones y fricciones entre los gobiernos conservadores de Argentina e Inglaterra.
En 1936 el tratado fue reemplazado por el convenio Malbran-Eden que conservo
parte de las condiciones del pacto de 1933. La crisis de la II Guerra dejo sin efectos las
cláusulas, pero logro prorrogar su vigencia hasta 1948.
En los tratados Gran Bretaña recibió grandes concesiones, como cuando los
frigoríficos de capitales extranjeros tuvieron el control sobre la comercialización de la carne,
cuando los ferrocarriles y tranvías británicos fueron protegidos de la competencia del
transporte automotor y cuando el país rebajo los derechos aduaneros a todo producto inglés.
Lisandro de La Torre lanzo una fulminante cruzada contra el convenio, en especial
sobre los frigoríficos por prácticas monopólicas, en el senado que culmino con el asesinato
de un senador. Las críticas fueron ampliadas luego por Liceada y Rodolfo Puiggrós, que
criticaban el tratado como manifestación del poder excesivo en la economía argentinos de
los grandes invernaderos y los frigoríficos extranjeros, los cuales estaban ligadas
estrechamente al comercio con Inglaterra.
El propósito es explicar los términos del convenio y analizar sus repercusiones
económicas y políticas. Intenta mostrar la evolución del tratado desde firma en 1933,
pasando por su modificación con el tratado Malbran-Eden de 1936, hasta su reemplazo
definitivo en 1948 por el Convenio Los Andes.

Capítulo I: En vísperas del Tratado


El tratado Roca-Runciman fue un producto de la depresión económica mundial de
los años 30, décadas en muchos países del mundo levantaron barreras aduaneras y
concluyeron pactos de intercambio bilateral, abandonando el multilateralismo. La crisis
produjo una fuerte declinación en el nivel mundial de intercambio y cada país recurrió al
proteccionismo y a medidas fiscales extraordinarias. Argentina sintió el golpe de la
depresión fuertemente, las exportaciones del importante producto de la carne sufrió una
disminución en los mercados de Gran Bretaña.
Ni la argentina ni Inglaterra fueron ajenas a la tendencia proteccionista de los
primeros años de la depresión. En 1931 el parlamento británico adopto el Abnormal
Importantion Act que autorizo a gravar importaciones hasta un 10 por ciento del valor si
ellos llegaran al país en cantidades. Después el parlamento autorizo un gravamen de 100%
para importaciones normales. La argentina no iba a la zaga en la política proteccionista, el
gobierno provisional de Uriburu estableció la Comisión de Cambios para restringir la
cantidad de divisas que pudieran utilizarse para importaciones. En 1932 el gobierno de Justo
estableció un derecho adicional del 10% sobre productos importados y hubo un aumento
general de derechos aduaneros. Los acuerdos de Otawa firmados en Canadá en 1932 por
Gran Bretaña y los Dominios convinieron en darse preferencia mutuas de intercambio, lo
que preocupaba a la Argentina de dichos acuerdos fueron las cuotas de carnes que se vio
reducida. La carne enfriada de una categoría en que Argentina no tenía mucha competencia
en los dominios.
Otras categorías de carne bovina y ovina, las cuales estaban en más directa
competición con los dominios. Los acuerdos de Ottawa establecieron que cada tres meses
solo podrían exportar cierto porcentaje de carne ovina y bovina congelada. Era una fuerte
baja para la industria de carne argentina.
Las restricciones de los acuerdos de Ottawa causaron consternación en círculos
ganaderos, quienes vieron amenazado su principal mercado del exterior. En octubre la
comisión directiva de la Sociedad Rural entrego un memorial al Poder Ejecutivo sugiriendo
la conveniencia de un tratado comercial con Gran Bretaña, dando al Reino Unido
concesiones en aduana y cambio. Firmada por Bullrich, Martínez de Hoz, Carlos Dahau,
Enrique Santamarina, etc.
Existían fuertes razones de ambos lados del Atlántico para llega a un acuerdo. Por
parte de la Argentina, el gobierno no pudo ver otro mercado que pudiera reemplazar a Gran
Bretaña. Mercados potenciales como Francia, Alemania y los EEUU estaban bloqueados por
leyes proteccionistas inspiradas por las dificultades por depresión.
La industria de la carne argentina creció específicamente para su exportación al
mercado inglés, donde la carne enfriada, productos de ganados era muy apreciada.
Por otro lado, Gran Bretaña tenia por los 500 millones de libras esterlinas invertida
en la argentina, principalmente en ferrocarriles, y estaba haciendo esfuerzos por estimular la
producción de carne, todavía estaba lejos de realizar el autoabastecimiento. Además los
ferrocarriles transportaban los productos argentinos al Reino Unido, las dos naciones eran
complementarias económicamente.
Aun antes de los acuerdos de Ottawa, Argentina y Gran Bretaña estaban tomando
medidas por una cooperación mas estrecha, en junio de ese año el gobierno argentino dicto
una ley que rebajo los derechos aduaneros del whisky, la medida fue entendido como
respuesta por concesiones del gobierno británico que incluyo cueros, lino y maíz en la lista
de los productos libres de derechos.
El 11 de enero de 1933 salieron para Inglaterra el vicepresidente Julio A. Roca,
Miguel Carcano y G. Leguizamón ambos provenientes vínculos con los ferrocarriles. La
cancillería argentina describió la misión como una visita de cortesía para retribuir una visita
de buena voluntad a la Argentina hecha por el príncipe de Gales. Pero ella tuvo otro
propósito más trascendental

Capítulo II: Las Negociaciones


Los negociadores argentinos encontraron dos problemas fundamentales en las
discusiones para celebrar el convenio. Uno era la insistencia británica en que el acuerdo
debía incluir cláusulas que garantizan el desbloqueo de libras esterlinas para importaciones
desde Inglaterra. El otro, la resistencia británica a permitir al gobierno argentino manejar un
porcentaje de la cuota de carne con el propósito de controlar el comercio para dar mayor
beneficio al ganadero.
La institución del control de cambios en la argentina afecto por lo menos a 373
compañías británica en el país. Para los ingleses era importante que las compañías británicas
tuvieran esterlinas para importar productos de Gran Bretaña, en cuanto a los ferrocarriles.
El convenio de carnes dependería de las concesiones de cambio, Roca quiso dar a los
británicos satisfacción en ese punto pero se encontró con la oposición del ministro de
Hacienda Alberto Hueyo. Quien pensaba que la concesión sería un verdadero sacrificio para
el país, también estaba disconforme con dar concesiones en el derecho de aduana a Gran
Bretaña sin recibir concesiones de esta. Roca en cambio no vio el eventual acuerdo como
una desventaja, según su modo de pensar era necesario ligar las empresas británicas en la
Argentina fueran dependientes de la prosperidad general del país anfitrión.
Hacia años que en la Argentina había empezado una campaña de ganaderos en contra
el Pool de Frigoríficos, que tenía el virtual monopolio sobre la exportación de carne a Gran
Bretaña desde el país. Los representantes del Board of trace quisieron mantener el control de
la cuota de carne por el pool, los frigoríficos ingleses habían sufrido perdida en las dos
guerras de carne (1913-14/1925-27), lo cual era necesario para la regularidad de precios y
oferta en el mercado ingles. Manifestaron con toda franqueza, temían que tal participación
trastornara la regularidad del abastecimiento del mercado inglés, diera lugar a una
competencia desordenada entre las grandes exportadoras, con el siguiente trastorno en el
nivel de los precios, e hiriese los interese de las compañías frigoríficas establecidas en el
país. Los mismos representantes contestaron que el 54% de los productos ingleses habían
entrado en la Argentina libres de derechos y señalaron que este país tenía fuerte balance a su
favor. Luis Dahau “las ventas de productos británicos en la Argentina apenas constituyen el
4% de sus exportaciones totales, en cambio el 37% de nuestras exportaciones son
absorbidas por Gran Bretaña”.
En el tratado final la Argentina consiguió igual de tratamiento con los dominios
respecto a ovino y bovino congelados. La carne enfriada fue mantenida al año Ottawa
(390.000 toneladas por años).
Debido a circunstancia imprevista, Gran Bretaña podía limitar la carne enfriada
argentina a más del 10 % debajo de la cuota del año Ottawa pero no sin reducir la carne
congelada en los dominios en un porcentaje igual a la reducida en el país.
Gran Bretaña consiguió tratamiento especial en cuanto a cambios. La importancia
primera clausulas del 2º de tratado estipulo que siempre en el república argentina funciones
un sistema de control de cambios, las condiciones bajo las cuales se efectuara en cualquier
año, la disponibilidad de divisas extranjeras serán tales que para satisfacer la demanda de
remeses corrientes de la argentina al Reino unido se destine la suma total de cambios en
libras esterlinas provenientes de la venta de productos argentinos en el Reino Unido.
La sensible cuestión del manejo de la cuota de carnes fue resuelta en Gran Bretaña
manteniendo esta el control del 85% de las licencias de importación de carne de la Argentina.
Fue concedido al gobierno argentino el derecho de administrar el 15% de la cuota.
En cuanto a concesiones en la aduana la tarifa en uno 235 artículos ingleses,
incluyendo cosas tan dispares como dinamita, locomotora, cocinas, arengues, alfombras,
salsa inglesas, medias, trajes, papel, nueces, huevos y juguetes, fue rebajada en distintos
grados como ser el 100% en el caso de animales de pedigree y el 50% en el casa de
locomotoras. La Argentina se comprometió a mantener libre de gravamen el carbón y todos
los otros productos que actualmente importaba libre de derechos y a no imponer mas
impuesto internos para whisky fabricado en el Reino Unido. El convenio afirmo que el
gobierno nacional manteniese este impuesto solamente si las circunstancia financiera lo
exigieran y como medida de emergencia.
Dos clausulas adicionales fueron el tratamiento benévolo al capital británico radicado
en la Argentina y la otra que autorizaba una investigación conjunta en la industria de la
carne. Ambas más tarde causaron repetidas fricciones entre el gobierno conservador de Justo
y la embajada británica. La argentina se comprometió a dar a las empresas inglesas un
tratamiento benévolo que tienda asegurar el mayor desarrollo económico del país y la debida
y legitima protección de los intereses ligados a tales empresas. La clausula sobre la
investigación de carnes dijo que el gobierno del reino unido estaba dispuesto con
cooperación con el gobierno nacional para una conjunta de la estructura económica y
financiera.
El tratado tuvo dos partes. Una, firmada por el vicepresidente Roca y Walter
Runciman en representación del Boart of Trade, el 1º de mayo de 1933, en ello figuraba
todas las concesiones a la Argentina y las concesiones a Gran Bretaña referente a cambio,
tratamiento benévolo a capitales británicos y mantenimiento del carbón y otros productos en
la lista de productos libres de derechos. Una segunda convención y protocolo fue firmada en
septiembre. El tratado entro en vigencia provisionalmente en mayo y definitivamente en
noviembre del mismo año después de la ratificación de los parlamentos de ambos país. La
duración del convenio fue fijada en tres años.
Oficialmente el convenio fue presentado como una enmienda al Tratado de Amistad,
Comercio y Navegación de 1825.
En la cuestión de cambios, la delegación argentina pensó que habían llegado a un
acuerdo que permitiría cierto grado de reciprocidad. La formula daría un proporción de
cambio a los importadores de compañías inglesas radicadas en la Argentina equivalente a la
cantidad de libras esterlinas ganadas por importaciones argentinas. En cuanto a las carnes la
misión argentina logrado su principal propósito: “Detener el mas allá de Ottawa”. La misión
argentina habría salvado el comercio de carne pero otros iban a discutir que el precio era
demasiado alto.

Capítulo III: Repercusión inmediata del Tratado de 1933.


La firma del tratado suscito reacciones encontradas en la prensa de ambos lados del
Atlántico. En Buenos Aires, los dos grandes diarios conservadores, La Prensa y La Nación,
estaban divididos. La Prensa se oponía a os esfuerzos de la Sociedad Rural de presionar al
gobierno a un pacto con Gran Bretaña. Una vez firmado La Prensa hizo un ataque general
sobre la política comercial del gobierno de Justo y también el de Uriburu, apoyaba una
política de libre cambio. La Nación alabo el tratado como teniendo la virtud de constituir el
hecho original de un pronto restablecimiento en la actividades económicas argentinas y un
modelo de convenciones de reciprocidad comercial.
El diario socialista La Vanguardia ataco el tratado como la lógica de la política
económica conservadora e inglesa, atentatorias las dos contra los intereses de los respectivos
pueblos. Lo critico como una consecuencia de la estructura agrícola-ganadera del país.
En Inglaterra el convenio tuvo la oposición de la prensa de Lord Beaverbrook, el
DaIly Express de Londres se quejo que “el tratado entrega el status de un dominio a una
república de Sudamérica”. Otros periódicos comentaron sobre el tratado en forma mucha
más moderada. El Times de Londres comento que el convenio tenía la esperanza de abrir la
puerta de una desarrollo sustancial del intercambio para beneficio de ambos países.
En el Congreso argentino el tratado rápidamente se convirtió en foco de conflicto
político entre la Concordancia y la oposición, principalmente los socialistas. Fue aprobado
en la Cámara de Diputados en julio en una votación con el 61 votos a favor. En el Senado el
debates fue mas ásperos, principalmente por las críticas de Lisandro de la Torres (demócrata
progresista) representante de los intereses de los pequeños y medianos ganaderos e
invernadores de esa zona en competencia de la provincia de Buenos Aires.
De la Torre ataco el tratado con sarcasmo enfocado en los puntos débiles “el
convenio no aseguraba ventajas alguna”, además “la misión abocada a un imposible después
de hacer aceptado todo lo que pedía Inglaterra, acepto que nada se diera a la Argentina, he
aquí `porque el convenio constituye un fracaso total: diplomático y comercial”.
Las discusiones en el Senado rompieron las filas del Partido Democrata Nacional,
miembro de la Concordancia. Matienzo advirtió que “tratar con una nación poderosa es
siempre salir vencido”. Atacando el manejo de los 85% de la cuota de carne, acuso siendo
que Argentina no se convirtió en un dominio británico porque Inglaterra no se toma la
libertad de imponer a los dominios semejantes humillaciones, los dominios británicos tiene
cada uno su cuota y la administran ellos.
Tomando la defensa del tratado, Saavedra Lamas aseguro que el convenio era
necesario para la economía. Al final el mismo fue aprobado por el senado en julio de 1933.
Sin embargo las diferencias sobre el tratado llegaron hasta el seno del gabinete de
Justo. Provoco la renuencia y su renuncia de A. Hueyo como ministro de Hacienda por la
disconformidad con el aspecto arancelario y la disminución de la renta fiscal.
En cuanto a la aplicación del convenio dos problemas enfrento el gobierno de Justo.
Uno fue si debía dar concesiones de aduanas a Gran Bretaña o también a otras naciones,
como a los Dominios británicos. Esto último sería una política difícil de aceptar en vista a la
oposición de los dominios, a la colocación de carne argentina en el mercado inglés. En
cuanto a las rebajas de derechos de aduanas, la Cancillería decidió dar las mismas
concesiones a todas las naciones y no solamente a Gran Bretaña.
Las rebajas de 1933 fueron orientadas hacia productos normalmente importado desde
Gran Bretaña y no para discriminar contra los productos de los otros países directamente.
La cuestión de cómo tratar a los dominios fue más delicada, Roca dijo que en las
conversaciones “se ha tenido extremo cuidado de no dejar presente alguno que pudiese
significar nuestra aceptación expresa o tácita del criterio con que la Gran Bretaña interpreta
de hecho la cláusula de la más favorecida con respecto a los dominios y las otras naciones”.
El asunto estallo cuando la Isla de Santa Elena en 1935 mando un flete de langosta vivas a
Buenos Aires y reclamo que debían entrar libres de derecho. La Cancillería argentina estaba
en aprieto, por un lado la sección legal opino que la cláusula de nación más favorecida no se
aplicaba más a los dominios porque las características de ellos habían cambiado mucho del
tratado de 1825. Por otro lado la cancillería no quería comenzar una gran controversia con
Gran Bretaña por unas langostas. Al final se decidió dar a los dominios el tratamiento más
favorable.
El Tratado Roca-Runciman tuvo un efecto casi inmediato sobre el intercambio entre
la Argentina y el Reino Unido. En 1932 la argentina había exportado $464 millones mientras
que en 1935 había aumentado a $542 millones, y las importaciones $180 millones luego 294.
Aunque el intercambio entre ambos países se incrementó, las importaciones de Inglaterra a
la Argentina aumentaron muchos más que las exportaciones de la Argentina a Inglaterra. En
cuantos a las exportaciones de carne de bovina enfriada se mantuvieron estables del tratado.
Los tres primeros años del tratado representaron años difíciles para la mayoría de los
ganaderos argentinos. Por una razón, los precios eran bajos, por el exceso de oferta. Por otro
lado la carne bovina enfriada fue un producto de la especialidad de los invernadores, que
produjeron en alto grado de carne de mucha calidad. Mientras los productos de carnes del
norte del país, estaban sufriendo perdidas.
Empeorando la disparidad entre los invernadores y los criadores, más pequeños
estaban la política de preferencia que dieron los frigoríficos a los invernadores. Pero los
pequeños productos no fueron los únicos que sufrieron. Por la superproducción y su
resultante, la baja de precios toda ganadería argentina estaba sufriendo. Esta crisis fue
acentuada por los frigoríficos que mantuvieron márgenes de ganancia sustancial,
transfiriendo el peso de las perdidas sobre los productos de ganado.
Para enfrentar la crisis ganadera el gobierno de Justo tomo medidas para el control
más estricto de la industria de carnes aun antes de la firma del tratado. En 1932 el gobierno
envió dos leyes al Congreso, una para el establecimiento de la Junta Nacional de Carnes
destinada a regular el mercado, y la otra para el establecimiento de un frigorífico nacional.
Ambos fueron aprobados como “leyes de carnes”. La composición de la Junta dio gran
importancia a la representación de la Sociedad Rural que controlo dos de los nueves puestos.
Esta institución en 1943 la Corporación Argentina de Productores de Carnes, un organismo
formado por la contribución obligatoria de los propios ganaderos, tenía la facultad de
intervenir dando licencias el 15% de la cuota autoriza por el tratado, para asegurar la
demanda de productos y precios más justos para los ganaderos.
Argentina presiono al gobierno británico para tomar medidas y realizar la
investigación conjunta del comercio de carne pero encontró muchas trabas. Lo peor fue la
resistencia de los frigoríficos extranjeros de mostrar sus libros a los investigadores. Este fue
un punto de fricción entre ambos países. Gran Bretaña sostuvo que el gobierno argentino no
tenía autoridad para obligar a los frigoríficos ingleses a mostrar sus libros de contabilidad.

Capitulo IV: La investigación en el Senado y la ofensiva de De la Torre


La investigación en el senado del comercio de carnes tuvo cuatro propósitos
principales:
1. Verificar si los precios que pagaban los frigoríficos en la Argentina
guardaban relación con los precios que ellos obtenían en el exterior;
2. Averiguar si los ganaderos o frigoríficos habían recibido ganancia de la
devaluación del 20% de 1933.
3. Investigar cuales fueron las ganancias de los frigoríficos particulares
4. Determinar si los precios de los novillos de exportación en Australia eran
superiores o inferiores a los que se pagaban en argentina.
Enseguida, la investigación tropezó con el mismo problema: los frigoríficos se
negaron a mostrar los libros, especialmente en lo referente a precios de compra y venta.
Pronto se llegó a una confrontación con los frigoríficos de capitales extranjeros. Por la
resistencia de estos a mostrar sus libros, el Senado, en octubre de 1934 dicto una resolución
autorizando a tres peritos contadores a requerir y examinar los libros de siete frigoríficos que
eran socios del Pool de frigoríficos.
El conflicto llego a un punto culminante cuando la comisión cito a Richard Tootell,
presidente del Frigorífico Anglo, para dar testimonio, el cual se negó a entregar planillas de
costo de venta y compra. Francamente reconoció que la compañía no quería mostrar los
datos, fue apresado el mismo das por desacato. Al día siguiente los obreros 21 cajones de
documentos del frigoríficos, que habían sido como cajones de Corned Beef. El
descubrimiento fue denunciado al Senado, y la policía del Congreso ayudada por la
Prefectura Marítima allanaron el Norman Star y confiscaron los documentos, que incluían
planillas de precios.
La Cancillería estaba plenamente embarazada y trato de usar su influencia de
inversores ingleses para convencer a los dueños de los frigoríficos a cambiar de actitud. La
negativa impulso al gobierno a presionar al Reino Unido para proseguir una investigación
conjunta. El mismo presidente Justo estaba preocupado por el obstruccionismo de los
frigoríficos, que no pudo evitar el uso del poder público para obligar la presentación de los
libros. Malbran escribió al Sir Follet Holt presidente del Ferrocarril Gran Oeste de Bs As
pidiéndole que usara su influencia para persuadir a las compañas de frigoríficos británicos.
Había varios motivos por lo que la Cancillería quería ayudar a la Comisión del Senado en su
investigación,
• por un lado los frigoríficos no solo estaban impidiendo la investigación del
senado sino que también ellos estaban impidiendo la investigación conjunta argentino-
británica
• Por otra parte el gobierno de Justo fuertemente influido por intereses
ganaderos quiso limitar las ganancias del Pool de Frigoríficos para dar más ganancias a los
productores.
• Otro factor era la presión política sobre el gobierno afectado por por
publicidad del secuestro de los cajones a bordo del buque y el arresto de Tootell. Lo que era
mal interpretado por la opinión pública argentina atribuyendo al gobierno negligencia o
mala voluntad de realizar la investigación.
La embajada británica hizo reclamaciones acerca el arresto de Toostell y las medidas
de fuerza del Senado pero la cancillería los rechazó.
El gobierno argentino no tuvo suficiente confianza en sus recursos técnicos para
obtener sus propias conclusiones y desafiar a los frigoríficos extranjeros. Tuvo que acceder a
una investigación conjunta con Gran Bretaña. El arresto de Tootell quebró la resistencia de
los frigoríficos a mostrar sus libros.
Los resultados de la investigación fueron presentados en el Senado en junio de 1935.
Había dos informe, el de la mayoría y el de Lisandro. Ambas presentaciones denunciaron a
los frigoríficos del Pool por monopolizar las cuotas de carne y que sus ganancias eran
excesivas. Además criticaron duramente a los frigoríficos por sus resistencias a la Comisión
investigadora y por sus abusos en la clasificación de las carnes para aumentar el beneficio.
Se diferencia los dos informes en que el de la Torre fue mucho más fuerte e incluyo cargos
serios contra el régimen de Justo, acuso al gobierno de colusión con pool de frigoríficos, y
atacaba además al ministro de Agricultura Duhau, un ganadero, por el ser el beneficiario de
precios inflados por los frigoríficos en la compra de ganado de su propiedad.
En comparación el informa de la mayoría, escrito en termino diplomática, evitaba un
enfrentamiento con el Poder ejecutivo. Sin embargo tuvo juicios directos y duros contra los
frigoríficos, entre las denuncias se encontraba de que las empresas exportadoras están
concertadas en una combinación monopolista y comprende el 80%, además que no había
armonía entre los precios de compra en el país y los de venta en Smithfield. Otro punto era
la falta de contabilidad de los frigoríficos, abusos en la clasificación de carne y por ocultar
los costos de elaboración. Concluyo la mayoría que los ganaderos solamente han recibido
parte del beneficio de la devaluación del dinero, que las operaciones de cambio favorecen
demasiados a los frigoríficos. Este informe tenía una crítica indirecta al Tratado, los
senadores de la Concordancia recomendaron que Argentina, primer país productor de carne
bovina del mundo, debiera aprovechar su situación privilegiada.
Las soluciones que propusieron los senadores Landaburu y Serrey fueron
notablemente modestas, planteaban que se clasificara la carne en peso neto en vez de peso
vivo, siendo clasificada en plaza de matanza bajo el control de gobierno. La otra ley exigiría
a los frigoríficos tener un estricto régimen de contabilidad, manteniendo libros de costo y
gastos para mostrar al gobierno. De la Torre sostuvo que las propuestas de sus colegas no
propone soluciones de fondo, su informe tuve 48 puntos en los que remarcaba: que los
frigoríficos son culpables de evasión, de que el Ejecutivo no ha prestado el concurso que
debía la investigación y que sus intereses son los mismo que criadores e invernadores, que la
CAP dio la cuota de carne al Pool, que los sueldos de los obreros del frigoríficos son bajos.
El blanco de ataque del senador fue Luis Duhau quien fue acusado de ineficiencia absoluta.
Duhau y el ministro de Haciendo F. Pinedo concurrieron al Senado a defender al
Poder Ejecutivo, acusado de favoritismo a los frigoríficos. El ministro de agricultura no
negó que la CAP distribuyo la cuota de carne argentina a los pool. Federico Pinedo se
convirtió en el antagonista principal de De la Torre, acusándole de falsa declaraciones,
contradicciones e intenciones políticas, el debate se transformó en un duelo personal entre
ambos. Los debates concitaron el interés público. De la Torre tuvo razón en sus ataques a los
frigoríficos por evasión de réditos pero Pinedo los neutralizo pero era evidente que el
gobierno estuvo seriamente preocupado
Los debates llegaron a su fin trágico el día 23 de julio en el más fuerte intercambio
de insultos entre De la Torre y Pinedo. Duhau dio un empujo al Torre y cayó al piso, Enzo
Bordabehere corrió a ayudarlo, súbitamente en espectador tiro con una pistola repetida veces
apuntando al senador B, quien cayó al piso y murió en el mismo día. La policía apreso a
Valdés Cora quien era un conocido de Duhau. El asesinato de Bordabehere llevo el gran
debate a su fin, la investigación de la comisión del senado resulto inconclusa. Dahau negó
conocer al asesino.
La crítica de De la Torres al tratado no tuvo diferencia con las del gobierno, él no
estaba en contrala política bilateral con Gran Bretaña se mostró a favor. Lo que no compartía
era la reserva de distribución del 85% de la cuota de carne por Gran Bretaña. Los sietes
puntos fueron que los precios del ganado argentino no podrán mejorar mientras no haya
competencia en las compras, que el gobierno británico no tiene derecho a reservar la cuota
para determinar importadores y mucho menos a excluir a los importadores argentinos que
persiguen el propósito de beneficio privado, que al vencimiento del convenio debe
establecerse el monopolio del estado que podría otorgar permisos de exportación de
empresas, que las compañías frigoríficas deben mejor las viviendas y salarios de los obreros.
El objeto principal de estos puntos fue poner más restricciones sobre los frigoríficos
y conseguido control de la cuota de carne. El debate de la carne presiono el traspaso del
control de Gran Bretaña a la Argentina y origino una mayor intervención en el mercado por
parte de la CAP.

Capítulo V: “La renovación del Tratado Roca-Runciman”


Dos problemas principales enfrento al gobierno argentino al vencimiento del
convenio y durante su renovación.
 Uno su la dificultad de conseguir un compromiso de parte de Gran Bretaña
para obligar a las compañías frigoríficas con sede en el Reino Unido a
mostrar sus libros a la comisión de investigación
 Otro fue la insistencia del gobierno británico para imponer un impuesto sobre
las importaciones de carne.
En 1936 el nuevo tratado fue concertado entre los dos países con un compromiso principal:
 Gran Bretaña dio a la Argentina el control de las cuotas de carne
 Gran Bretaña se reserva el derecho de imponer un impuesto de ¾ de peñique por
libra
La cuestión de la investigación fue un punto de irritación, tanto el canciller Lamas y el
ministro de agricultura Carcano estuvieron en contra de la renovación si el gobierno
británico no tomara medida contra las compañía que no cooperaran. Adema acuso al
gobierno británico de ser culpable de violar sus compromisos de 1933. Al final la cancillería
coincidió con la recomendación de los negociadores en que no valía la pena poner en peligro
la renovación por insistir en una ley especial del Parlamento. En diciembre se a reafirmo el
deseo de ambas naciones de proseguir con la investigación de carne.
El embajador argentino en Londres, Malbran relato que los británicos están dispuestos a dar
la cuota de carne a la Argentina con la condición que este país tenga en consideración los
intereses de las compañías británicas.
El impuesto a la carne parecía inevitable a todos los negociadores. La embajada inglesa en
argentina había señalado que el precio de la carne estaba bajando, poniendo a la industria del
ganado ingles en un estado de crisis, cuya producción daba trabajo un millón de trabajadores
ingleses. Las importaciones de carne hacia ese país habían bajado un 13,55% en 1934 y
advirtió que el impuesto a la carne importada seria como un subsidio para los productores
ingleses.
El gobierno argentino estaba preparado psicológicamente para aceptar el impuesto. El ex
ministro Duhau recomendó la aceptación de las propuestas británicas en base de un
impuesto sobre las importaciones de carnes, ya que temía que los Dominios dominarían tal
transferencia en detrimento de argentina, lo mismo pensaba su sucesor.
Los británicos querían la eliminación de las cuotas argentinas para carne ovina y porcina;
extensión de la cláusula de tratamiento benévolo para el capital británico y a la abolición del
impuesto adicional del 10%. El primero fue resistido por el ministerio de Agricultura, en
cuanto a los otros están igual en oposición, Ortiz ministro de haciendo dijo que las
condiciones de 10933 deben ser mantenidas sin aumentar concesiones actuales porque ello
haría peligrar la norma de este gobierno de mantener su política de cumplimiento de los
compromisos contraído para la deuda.
El tratado final era bastante parecido al de 1933 con las excepciones del impuesto sobre la
carne y el manejo de la cuota por parte de la Argentina. La cuota de carne enfriada fue fijada
en la misma cantidad que en 1933, la carne congelada fue fijada en 886 mil.
Aunque la argentina no consiguió una ley para para obligar a los frigoríficos a abrir sus
libros, Gran Bretaña reconoció indirectamente que el gobierno podía castigar a los
frigoríficos que eran culpables de evasión de réditos y prácticas monopolistas.
El entusiasmo por un nuevo tratado había decrecido al llegar el momento para su renovación,
los ministros estaban irritado por las demora de la investigación del comercio de carne y la
falta de cooperación por parte de los frigoríficos. Además el impuesto sobre la carne
importada puso a los ganaderos en una situación difícil.
Al final fue firmado por Anthony Eden y W. Runciman en representación del Bourd of
Trade, y Tomas Le Breton y Malbran por parte de Argentina.
En julio de 1935 el gobierno de Justo sanciono un subsidio para absorber el impuesto
británico de ¾ penique por libra.
La reacción periodística en buenos aires ante el tratado de 1936 fue la misma que las de
1933, La Nación la aprobó, La Prensa mostro mucho menos entusiasmo, La Vanguardia
mantuvo su actitud completamente adversa. El tratado entro en vigencia el 20 de noviembre
de 1936 pero nunca fue ratificado por el Congreso, seguirá en vigencia hasta 1948.

Capítulo VI: La Cláusula del tratamiento benévolo al capital británico


Uno de los aspectos más difíciles de evaluar del tratado de 1933 y 1936 es la cláusula de
tratamientos benévolo de inversiones británicas. La variedad de inversiones, los términos
ambiguos del tratado y la subjectividad de la cuestión prohíben evoluciones exactas.
Un autor ha afirmado sin pruebas que había clausulas secretas en el tratado relativas a las
leyes de Coordinación de ferrocarriles, corporación de transporte de la ciudad de Bs As y la
formación de un banco central, es decir como objeto de tratamiento benévolo del capital
británico en las empresas de servicio públicos y otras. Eso implicaba atención especial a los
ferrocarriles, el principal servicio público de capital británico. La Foreing office y Board of
trade no eran tímidos en afirmar sus derechos y dieron amplias interpretación que fueron
aceptadas o rechazadas por la cancillería.
Las concesiones pedida por lesne Burgin, de la boar…, fueron: que la oficina de cambio
asigne suficiente cambio de libras esterlinas a los ferrocarriles, que le gobierno investigue la
situación de las compañías inglesas de seguros, que tome medida para ayudar a compañía
tramways anglo argentina, que de preferencia a las compañías británicas en licitaciones
públicas, que le gobierno cancele el impuesto general del 10%.
De todos estos pedidos fue le de la compañía de tramways anglo argentino resulto más
conocido. Los tranvías de capital ingles estaban perdiendo dinero por la competencias de
ómnibus y colectivo, entraría en bancarrota. Se dictó una ley que satisfacía mucho a la
Board of trade pero fue impopular ya que obligaba a los dueños de micro ómnibus y
compañías independiente, bajo alternativa de expropiación de sus vehículos, a unirse a la
cooperación que fue dominada por las grandes compañías de transporte de la ciudad,
incluyendo la Tranways Anglo- Argentina. La ley le dio poder de regular el trasporte,
coordiban los servicios de transporte colectivo de pasajeros evitando la superposiciones
innecesarias y antieconómicas.
Aun el periódico conservador La Nación critico la medida cuando fue aprobada por la
cámara de diputados, junto con la ley de Coordinación ferroviaria, un plan para eliminar la
competencia entre ferrocarriles y ómnibus.
Otras reclamaciones inglesas no recibieron tanta atención argentina como la corporación de
transporte. La embajada inglesa expreso varias veces su preocupación por no darse
preferencia a compañías británicas en licitaciones internacionales. Irwing agregado
comercial de la embajada inglesa se quejó de que Argentina estaba dando preferencia a
compañías alemana, dirigiéndose a Duhau. Este dijo que las firmas británicas tenían que
ajustarse al mercado argentino y critico a la embajada inglesa por seguir reclamando por
contratos después de licitación. El gobierno británico se quejaba por la diferencia que le
hacían en las concesiones de barcos tipo ferry, en compañías de seguro, en la compra de
carbón para ferrocarril. Ante esto último el director de Comercio Castro sostuvo que el
gobierno no iba a intervenir porque el ferrocarril de Sta Fe era de capitales privados y esto
no se aplicaba en el tratado de 1933. El embajador británico Henry protesto sobre las
restricciones de precio de venta impuesto por la municipalidad sobre la compañía, la
cancillería sostuvo que la división de poderes no permitía la intervención del gobierno en los
asuntos de Rosario. Mejor suerte tuvieron los ingleses en Buenos Aires donde en dos
oportunidades la embajada logro hacer anular dos ordenanzas municipales. A pesar de estas
dos instancia sería un error afirmar que el gobierno siempre tomo partido a favor de los
frigoríficos extranjeros, la CAP fue fundada en 1934 con el propósito específico de limitar el
poder de los frigoríficos en el mercado.
El informe de investigación de la carne critico a los frigoríficos por tener demasiados poder,
por ocultar libros y reservar para los ganaderos argentinos las perdidas principales de la
crisis de 1929. El informe llego a conclusiones que lesionaron los intereses de los
frigoríficos británicos, lo comprometió moralmente a reconocer las propias injusticias de los
frigoríficos y de no impedir la acción del gobierno argentino para corregir los abusos del
pool.
El campo más importante de concesiones a Gran Bretaña fue el de los ferrocarriles, eran las
más valiosas de las inversiones. Fueron los ferrocarriles las empresas que más pudieron
ganar con las clausulas sobre preferencias de cambio en los tratados Roca-Runciman y
Malbran-Eden. Además, la prosperidad de los ferrocarriles estaba vinculada con la
prosperidad del campo argentino, una disminución de fletes de trigos, ganado o maíz
directamente repercutía en las ganancias de los ferrocarriles, también tenían interés en
mantener las exportaciones de carne y otros productos desde argentina.
En las negociaciones por la renovación del tratado la influencia de los dirigentes británicos
de ferrocarriles era evidente. Un memorándum de dos dirigentes ferroviarios británicos,
Goudge del Ferrocarril Buenos Aires y Pacifico, y Eddy del Ferrocarril Sud, ofreció a
Saavedra Lamas ayuda para conseguir la renovación del tratado si el gobierno argentino por
su lado ofrecería ciertas concesiones: reglamentos para coordinar el transporte de camiones.
La medida más importante para proteger a los ferrocarriles fue sancionada en 1937 poco más
de un mes de la firma del otro tratado, esta ley conocida como Coordinación de Transporte
estableció la comisión nacional de coordinación de trasporte cuya función era evitar la
superposición n de los sistema de ferrocarriles y automotores. Se sometió al servicio de
carreteras a control federal, esa medida fue sumamente importante para los primeros porque
desde 1930 venían sufriendo perdida debido a la competencia de camiones. Una tarifa fue
fijada a los automotores.
Sin embargo las concesiones relacionadas a los tratados nunca fueron suficientes para
rescatar los ferrocarriles británicos de sus males económicos financieros. En los últimos
años de la década de los treintas las quejas británicas sobre los males continuaban, el
ferrocarril Sud se quejaba de pérdidas de 1.300.000 libras esterlinas por falta de cambio y
por la competencia del transporte de carreteras. Lord Halifax, ministro de las relaciones
exteriores inglés, en 1939 pedía más concesiones para los ferrocarriles: aumento de tarifas,
mayor referencia de cambio y vigorosa aplicación de la ley de coordinación ferroviaria.
Gran Bretaña nunca consiguió todas las concesiones que quería y el gobierno argentino
accedió a los pedidos del Foreign Office de una manera selectiva.

Capitulo VII .El Tratado Olvidado


El tratado Malbrán-Eden convenio que reemplazo al anterior Roca-Runciman en 1936 y
siguió en vigencia hasta 1948, el tratado fue firmado en 1936, vencería el 31 de diciembre
de 1939 de no ser denunciado por sus contratantes el convenio seguiría en vigor, era
evidente que en 1939 ninguno de los dos países quería denunciar el tratado. La guerra
produjo un aumento de la demanda de productos generales de la argentina, incluyendo carne
enlatada provoco irónicamente una reducción drástica de las necesidades de Gran Bretaña
por la carne bovina enfriada. Pero había compensaciones para la Argentina la guerra produjo
un aumento de la demanda de productos argentinos de toda clase durante la guerra la
Argentina tuvo que producir hasta el límite de sus posibilidades también fue el periodo más
próspero que el país haya conocido desde la depresión.
Sin denunciar el tratado Malbrán-Eden los dos gobiernos hicieron cinco nuevos contratos de
carnes durante la guerra en ellos establecían cuotas de carne distintas a dicho tratado. La
Argentina tuvo un rápido proceso de industrialización necesitaba muchos más producto que
los que Gran Bretaña vendía, había escases de hierro, hojalata, zinc, cobre, carbón etc. Gran
Bretaña empeñada en la guerra no podía proveer estos productos en cantidad suficiente
entonces la Argentina tenía que importar de los EEUU para llenar el vacío.
I- El acuerdo Roca-Runciman firmado el 1 de mayo de 1933 entre otras causas garantizaba
la colocación en el mercado británico de ciertas cantidades de carnes argentinas (vacuna
enfriada y vacuna y ovina congelada) y determinaba el procedimiento a seguir en el supuesto
de que el Reino Unido considera necesario reducir dichos cupos.
II- El acuerdo Malbrán-Eden firmado el 1 de diciembre de 1936 garantizaba a la Argentina
proporciones mínimas sobre el total de las importaciones reguladas en el Reino Unido de
ciertos tipos de carnes establece la prohibición por parte del Reino Unido de limitar
cuantitativamente la importación de determinados artículos agropecuarios, acuerda el
tratamiento más favorable en caso de restringirse la exportación de otros productos y
finalmente consolida los derechos a percibir para la importación de ciertos tipos de carnes,
trigo, lino, maíz y extracto de quebrachos argentinos. La Republica Argentina en cambio
otorga el tratamiento más favorable al Reino Unido en materia de cambio, determina el
destino de las divisas originadas por las exportaciones argentinas a dicho país rebaja o
consolida los aforos para la importación de ciertos artículos británicos, librea libera de
derechos de entrada al carbón y otros productos y además otorga el tratamiento nacional
para la percepción de impuestos internos al whisky de esa procedencia.
III- Al estallar la última guerra el Reino Unido centralizo las compras de carne en nuestro
país cuyas condiciones de venta fueron establecidas en cinco diversos contratos el último de
los cuales venció el 30 de septiembre de 1944.
Después de la guerra esta cooperación continuo la argentina necesitaba todavía el mercado
inglés de exportación de carnes y además necesitaba una fuente de importar maquinarias y
bienes industriales. El tratado Malbrán-Eden fue prorrogado de nuevo hasta el 31 de
diciembre de 1946, por el convenio Miranda-Eady firmado en Buenos Aires el 17 de
Septiembre de 1946 por el Gran Bretaña se comprometió a comprar el saldo exportable de la
carne argentina por 4 años menos una reserva para su venta por el gobierno argentino a otros
mercados. El acuerdo reconoció que las libras esterlinas en Gran Bretaña no serían
convertibles algo que causo fricción entre EEUU y Gran Bretaña. Los EEUU querían que las
libras fueran convertibles pero el tratado de 1946 estableció que la Argentina podía disponer
de libras congeladas dentro del área de la libra esterlina solamente “si en cualquier año el
balance de pagos con el área esterlina fuera desfavorable para la Argentina. En materia de
ferrocarriles el convenio de 1946 estipulo la formación de una compañía mixta argentina-
británica. Pero el 13 de febrero la Argentina firmo el contrato de compra directa de los
ferrocarriles por 150.000.000 de pesos. Venció el 31 de diciembre de 1946 el tratado
Malbrán-Eden fue prorrogado de nuevo por notas intercambiadas entre el 13 y 19 de marzo
de 1947.
El nuevo tratado comercial que reemplazo al Malbrán-Eden fue el convenio Los Andes
firmado en Buenos Aires el 12 de febrero de 1948 este tratado no dio preferencia a la carne
enfriada, en vez de carne enfriada el convenio Los Andes se refería a carne congelada y
envasada, Gran Bretaña se comprometió a comprar en 1948 un total de 400.000 toneladas de
carne congelada y 20.000 toneladas de carne vacuna y ovina envasada. El Reino Unido
también se declaró dispuesto a facilitar el suministro durante 1948 de 2.585.160 toneladas de
productos petrolíferos 1.000.000 de toneladas de carbón y 111.350 toneladas de acero y
otros productos. Desapareció en el Tratado Los Andes la cláusula sobre el tratamiento
benévolo del capital británico, pero si había una clausula sobre preferencia a productos
británicos que decía en igualdad de condiciones teniendo en cuenta la calidad, precio y
palazo de entrega el gobierno argentino dará preferencia a las firmas del Reino Unido. Así
llegó a su fin el tratado Malbrán-Eden pero la política bilateral continuaba.

Capitulo VIII. Las Críticas Históricas al Tratado.


Los historiadores que hoy en día defienden el tratado Roca-Runciman son pocos para el
conservador José Alfredo Martínez de Hoz el tratado fue muy discutido en el país debe
tenerse en cuenta sin embargo, para juzgarlo la difícil situación económica argentina para
negociar en esa época por su dependencia casi exclusiva del mercado consumidor de Gran
Bretaña. Las críticas históricas más comunes son las que lo caracterizan como una
manifestación del poder de la oligarquía-ganadera tradicional. Uno de los principales
ataques al convenio fue hecho por los hermanos Julio y Rodolfo Irazusta según ellos el
carácter de amigos de los ingleses es más permanente en nuestros oligarcas que el de
representantes del Estado argentino y que la economía pastoril es la que nos hace
dependientes de Inglaterra. Raúl Scalabrini Ortiz dio un fuerte sentido antibritánico a las
críticas al tratado “el prodigo estado argentino fue enajenando todos sus bienes, sus tierras,
sus concesiones y sus ferrocarriles, sus puertos, su libertad de opinión internacional. Cuando
no tuvo otra cosa que enajenar enajeno la soberanía nacional con el pacto Roca-Runciman.
Sergio Bagú también tiene una interpretación de que el tratado fue echo con menosprecio
de la soberanía argentina comento que el programa económico de Justo que incluía el tratado
Roca-Runciman tuvo un contenido integral, economía dirigida a mantener el privilegio del
sector ganadero y latifundista intentos repetidos de colocar al país dentro de la órbita
económica del imperio británico. Juan José Real es menos casuístico en sus críticas y se
mostró opuesto al bilateralismo sostiene que Justo perdió una ocasión de modificar la
antigua dependencia del mercado de Gran Bretaña “la crisis pudo ser nuestra gran
oportunidad, no digo para romper los lazos que nos ataban al mercado único, sino para llevar
las relaciones a un nuevo plano. El convenio vino a apretar con más fuerzas esos lazos”.
De muchas maneras los argumentos por más control del Estado reflejan los de Lisandro de
la Torre en su campaña contra el gobierno de Justo en el Senado en junio y julio de 1935. De
la Torre recomendó un monopolio de exportación del Estado. Atacó la política de los
ferrocarriles y critico al gobierno por ser demasiado flojo en controlarlos. Sus acusaciones
de que un monopolio de frigoríficos extranjeros controlaba la comercialización de la carne
algo reconocido por el gobierno de Justo.
Uno de los problemas más difíciles para los historiadores que tratan el tema es el de analizar
los efectos del tratado sobre la industrialización de la Argentina. Algunos escritores lo han
atacado como un impedimento de la industrialización. Raúl Scalabrini Ortiz comentaba que
“el rehecho monopolio de los transportes y el manejo del crédito desde el Banco Central
ahogaran ese apenas balbuceante industrialismo y la República Argentina proseguirá en su
letargo anémico, quizás agravado porque ni siquiera las actividades del pequeño comercio
serán libradas a los nativos”. Leopoldo Portnoy aunque reconociendo que los años 30 fueron
un periodo de industrialización, sostuvo que los convenios bilaterales de los cuales el Roca-
Runciman fue el más importante, contrarresto el industrialismo.
El historiador norteamericano Arthur p. Whitaker ha comentado que el tratado Roca-
Runciman consiguió una protección “en términos que ni si quiera beneficiaron al total de las
oligarquía y menos a la Nación en general solo a los barones de la carne y amenazo destruir
el sector industrial entero por alentar la importación desde Gran Bretaña. Alberto Ciria
también reconoció el crecimiento de la industrialización pero señalo a la vez que este
proceso afectó principalmente al gran Buenos Aires y en menor escala al litoral. Adolfo
Dorfman señalo que hacia 1940 “la mayor parte de la industria argentina es del tipo
manufacturero liviano, productora de artículos de consumo. Aun las fábricas de automotores
se limitaban a montar las partes introducidas desde el extranjero.

Capitulo IX Efectos del Tratado.


El tratado Roca-Runciman afecto a casi todos los aspectos de la vida de la República
Argentina en el campo interno el tratado estimulo una mayor intervención del Estado en la
industria de la carne. La Cooperación Argentina de Productores de Carnes fue una
consecuencia directa del convenio de 1933 ya que su propósito era administrar el 15% de la
cuota de carne exportada a Gran Bretaña. La limitación del poder de la Argentina para
controlar el resto (85%) de la cuota provoco una investigación en el Senado por los abusos
de los frigoríficos extranjeros como resultante de la cruzada de Lisandro de la Torre.
Tan importantes como los resultados directos del tratado fueron los indirectos la ley de
coordinación de transportes provocó la necesidad de eliminar abusos por el excesivo control
de las compañías extranjeras de servicios públicos. En 1946 fue creado el Instituto
Argentino para la Promoción del Intercambio (IAPI) que dio al estado el monopolio de la
comercialización de las exportaciones. En el campo de la política exterior el tratado Roca-
Runciman fue el primero de una serie de convenios bilaterales que determinaron la base de
las relaciones internacionales del país entre 1933 y 1955. Aunque el convenio Roca-
Runciman consolido las relaciones entre Gran Bretaña y la Argentina, la segunda guerra
mundial aporto otras tendencias que servirían a largo plazo para romper la relación
tradicional entre los dos países. El movimiento de industrialización que comenzó en los años
30 y siguió con más intensidad durante la guerra hizo a la argentina menos dependiente del
mercado exterior de la carne.
En el lapso de 1935-1939 las exportaciones representaron alrededor del 19% del producto
bruto de la argentina en el periodo de la segunda guerra mundial entre 1940 a 1944 las
exportaciones a pesar del boom de las ventas al exterior representaron solamente el 13% del
producto bruto ese rumbo muestra que poco a poco la antigua dependencia del mercado
exterior estaba disminuyendo. Otra tendencia que el tratado Roca-Runciman no pudo
contrarrestar fue el reemplazo de Gran Bretaña por los EEUU como proveedor principal de
la argentina. Inglaterra con su producción orientada a la guerra no tuvo los recursos para
satisfacer los menesteres de la creciente industria argentina. Las repercusiones de los pactos
Roca-Runciman y Malbrán-Eden resultaron en un movimiento antibritánico. Importantes
libros aparecieron atacando a Gran Bretaña junto con la oligarquía como los de Scalabrini
Ortiz y los hermanos Irazusta. El diario socialista La Vanguardia sostenía una constante
campaña en contra de Gran Bretaña y periódicos comunistas como La Hora y Nueva Palabra
y de la extrema derecha como El Pampero usaron también al tratado Roca-Runciman como
un pretexto para atacar a Gran Bretaña.

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