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te

Título de la obra original en inglés: Our High Priest


Copyright e> 1972 by &Ww and HeraW Publishing Association, Hagerstown, Maryland 21740, USA.
AU rigltts reseroed. Spanish language edition published with perrnission of the copyrigltt owner.

NUESTRO SUMO SAC:F.RDOTE


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Traducción Diseño de la ponada


Cantábriga, SC Kathy Polanco

Edición del texto Diagramaclón


Fernando Zabala DMG

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Las citas de los obras de Elena G. White se toman de las ediciones actualizadas caracterizadas por sus tapas color ma-
rrón, o, en su defecto, de las ediciones tradicionales de la Biblioteca del Hogar Cristiano de tapas color grana. Dada la
diversidad actual de ediciones de muchos de los t!tulos, las citas se referencian no solo con la página, sino además con
el capitulo, o el ep(grafe en el caso de Consejos sobre alimentación.
ISBN: 978-1-61161-223-3
Impresión y encuadernación
Corporación en Servicios Integrales y Asesoría Profesional, S.A. de C.V.
Impreso en México
Printed in Mexico
1• edición: Octubre 2013
Procedencia de las imágenes: Archivos APIA
Dedicatoria

A mis estudiantes de teología,


entre los que se recibió gran parte
de la inspiración para este libro
Contenido
PÁGINA

Prólogo .............................................................................. 9

l. Una verdad bíblica esencial ............................................... .13

2. El significado de expiación .................................................. 25

3. Cristo nuestro Sacrificio ................................................... .3 5

4. Cristo nuestro Sumo Sacerdote ......................................... .53

5. El día de la expiación .......................................................... 83

6. El juicio previo al advenimiento ..................................... .115

7. Un juicio según las obras .................................................. 139

8. Las setenta semanas .......................................................... 151

9. Entonces el santuario emergerá victorioso ..................... .167


1O. La hora del juicio de Dios ............................................... .197

11. La segunda venida de Cristo ............................................ 229

12. La iglesia remanente de Dios ............................................ 24 7


Prólogo

E
ste libro versa fundamentalmente sobre el ministerio sumo
sacerdotal de Jesucristo, el único sacrificio por el pecado y el
único mediador entre Dios y el hombre. La mayor parte del
estudio se refiere a su ministerio en el santuario celestial.
La verdad del santuario es una de las más importantes de la
Biblia. Este libro no se ensimisma en los detalles del santuario te,
rrenal, sino que busca ver la vetdad de sus perspectivas más ge,
nerales. Otros autores han abordado exhaustivamente el santuario
terrenal y sus numerosos símbolos y rituales. Este libro se escribió
con un vivo deseo de dar una perspectiva eterna y un significado
vital a la doctrina central de la fe cristiana: la obra expiatoria y
reconciliadora de nuestro Señor Jesucristo, que implica la vindica,
ción de Dios y de su pueblo.
El santuario celestial proporciona a la iglesia remanente el úl,
timo mensaje de Dios a los hombres antes del regreso de Cristo.
Las sublimes alturas morales y espirituales a las que Cristo llama
10 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

a sus seguidores subrayan la importancia suprema de este men,


saje de la hora del juicio. La iglesia cristiana no ha superado el
ministerio mediador de Cristo, que es hoy más importante que
nunca antes.
El presente alejamiento generalizado de la labor reconcilia,
dora de Cristo como nuestro Sumo Sacerdote, y la consiguiente
ignorancia de la misma, hace imperativa una verdadera compren..
sión de la obra de Dios en el santuario celestial y desde el mismo.
El plan divino de la salvación ha sido válido en todos los siglos,
tanto en tipo como en antitipo. Sin embargo, la fase final de la
obra mediadora de Cristo ha cobrado una importancia trascen,
dental desde 1844, cuando Cristo inició la última fase de su mi ..
nisterio de reconciliación y juicio.
Toda adición a nuestra comprensión de Cristo y su ministerio
sacerdotal se basa en los cimientos puestos por los que nos an,
tecedieron. El estudio renovado de este gran tema llevará fruto
al exaltar a Cristo y llevarnos a una comunión más estrecha con
el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. En consideración de
la hora del juicio y del inminente regreso de Cristo, debería He ..
var a la iglesia a un mayor sentido de misión.
La misión de la iglesia remanente está encerrada en su com..
prensión de la obra expiatoria completa de Jesucristo. Ese es su
tema aglutinador. La misión y el mensaje para los últimos días solo
pueden plasmarse a la luz de las- verdades eternas. Solo el Cristo
vivo puede dar significado al santuario y sus servicios. Ninguna H,
teralización puede transformar el corazón de los hombres.
Las verdades divinas que emanan del ministerio completo de
Cristo en el santuario celestial nunca morirán, sino que se apode ..
rarán del corazón de los hombres para siempre. En la actualidad
el mundo necesita un Salvador vivo, un Rey soberano, un Juez
justo. La iglesia remanente ofrece la verdad del santuario al
mundo. Los hombres se esforzarán en vano a no ser que su cora,
zón arda con la vida y el poder del cielo. Esa vida y ese poder están
Prólogo • 11

presentes en la Palabra escrita, igual que lo estuvieron en la Pala..


bra viva cuando vino a morar entre los hombres y a demostrar, en
su propia vida perfecta, los principios eternos del Cielo.
Fuera de las referencias bíblicas y las citas de los escritos de
Elena G. de White, la documentación adicional es mínima. No
puede esperarse que todas las verdades básicas de la obra expia..
toria de Cristo se hayan abordado adecuadamente con un breve
volumen. Quiera Dios que, mediante la lectura de este libro, los
hombres puedan hallar acceso al Dios vivo, «segura y firme ancla
del alma, y que penetra hasta dentro del velo» (Heb. 6: 19).
Una verdad bíblica
esencial

L
a fe cristiana es una religión de redención, un rescate sobre,
natural, una operación de salvación. Esto quiere decir que el
hombre no puede salvarse por sí mismo. El pecado ha distan,
ciado al hombre de Dios. Por lo tanto, el rescate tenía que venir
desde fuera de nosotros. «Todos pecaron y están destituidos de la
gloria de Dios» (Rom. 3: 23).
El surgimiento del pecado es el acontecimiento más trágico
que alguna vez haya acaecido en nuestro universo. De todos los
mundos habitados, el nuestro es excepcional: aquí hay pecado y
muerte. Nadie ha escapado.
«Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre
y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hom,
bres, por cuanto todos pecaron» (Rom. 5: 12).

La Biblia explica el problema así: En su origen, el hombre fue


creado perfecto y en estrecha comunión con su Creador, en un es,
tado de pertenencia al Dios único que es la única fuente de vida.
Pero el hombre se apartó de Dios. Dio su lealtad a Satanás, que
14 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

se había rebelado contra Dios. En consecuencia, el hombre se


alejó de la fuente de la vida. Sobrevino la muerte. A partir de en,
tonces, el pecado y la muerte han reinado en la tierra. Han afee,
tado a todo ser humano que ha venido al mundo.
Sin embargo, Dios busca mantener su posición como Padre
nuestro. Sigue reivindicando a todos los hombres como hijos
suyos. Decidió restaurar la relación a cualquier precio para sí
mismo. Por ello envió a su Hijo amado para revelar el amor de
Dios, para dar respuesta al problema del pecado y de la muerte y
para recuperar a los hombres para la comunión con él.
«Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino
al mundo para salvar a los pecadores» (1 Tim. 1: 15).

«En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de


Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios
en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro
tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de
Cristo. Él es nuestra paz» (Efe. 2: 12,14).

«Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo


mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación»
(2 Cor. 5: 18).

Así, Dios puso en marcha un plan divino de redención, prede,


terminado y formulado en los concilios secretos del Altísimo
desde antes de la fundación del mundo. La figura clave en este
drama universal es el Hijo de Dios, Jesucristo, la figura más excep,
cional y revolucionaria que el mundo haya conocido jamás.
«Por medio de él Dios reconcilió a todo el universo ordenándolo
hacia él, tanto lo que está en la tierra como lo que está en el cielo,
haciendo la paz mediante la sangre que Cristo derramó en la cruz.
[ ... ] Este es el mensaje que se ha anunciado en todas partes del
mundo, y que yo, Pablo, ayudo a predicar» (Col. 1: 20,23, DHH).
1. Una verdad bíblica esencial • 15

El plan divino revelado en la Biblia tiene tres aspectos importan~


tes: la promesa, de la que se ocupa en buena medida el Antiguo
Testamento; el acto de la redención en la cruz y su proclamación
subsiguiente; y, por último, la obra de juicio.
En primer lugar, el programa comenzó con un anuncio de la re~
dención que prometía la recuperación y la restauración definitiva
de todo lo que se había perdido por el pecado y la derrota final de
cuantos se opusieran al Dios del cielo:
«Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la si~
miente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú la herirás en el talón»
(Gén. 3: 15).

En segundo lugar, la promesa fue descrita más plenamente a


Israel cuando Dios descendió sobre el monte Sinaí en una mani.-
festación inaudita de gloria y le reveló tanto la ley como el evan~
gelio. Para instruir a Israel y proclamar al mundo el programa
divino de redención, Moisés recibió un modelo del centro de .ope ..
raciones de Dios en el cielo. En el sistema típico y sacrificial del
santuario terrenal Dios ponía al alcance del pecador el método di..
vino para la redención de la humanidad y la erradicación del pe.-
cado del universo.
Jamás en la historia de este mundo ha otorgado Dios tan mag..
nífica revelación, que explicaba con detalle, en particular, toda la
historia venidera de la salvación.
«Son israelitas, adoptados como hijos de Dios, tienen su presencia,
las alianzas, la ley, el culto, las promesas, los patriarcas; de su linaje
camal desciende el Mesías» (Rom. 9: 4, 5, PER).

Dios no solo habló desde Sinaí, sino que siguió haciéndolo


desde la estancia interior del santuario levítico. Era mucho más
que el lugar de encuentro de Israel para el culto. Su estructura
misma y sus propios servicios simbolizaban el santuario celestial en
el que mora Dios. «Me erigirán un santuario, y habitaré en medio
de ellos» (Éxo. 25: 8). Mediante sacrificios y el ministerio de los
sacerdotes, Dios prometió y reveló el método divino de redención
16 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

que había de venir con Jesucristo y a través de él. Así, Israel había
de ser una luz a las naciones, para que el evangelio pudiera alean..
zar los confines de la tierra. Israel había sido elegido para prepa..
rar al mundo para la venida de Cristo.
«Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe
a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, di ..
ciendo: "En ti serán benditas todas las naciones"» (Gál. 3: 8).

«Dios quería que mediante la revelación de su carácter por Israel,


los hombres fueran atraídos a él. La invitación del evangelio
debía ser dada a todo el mundo. Por la enseñanza del sistema de
sacrificios, Cristo debía ser ensalzado ante las naciones, y ha ..
brían de vivir todos los que miraran a él» (Profetas y reyes,
Introducción, p. 11).

La revelación del santuario se centraba en Jesucristo. Predecía


su muerte expiatoria y su ministerio sumo sacerdotal en el cielo y
el juicio final. Todos los ritos típicos del santuario terrenal apunta ..
ban a esto. El santuario revelaba el alcance de la redención y el jui..
cio, el amor de Dios por los pecadores y la decidida oposición de
Dios a las fuerzas satánicas.
«Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo
será echado fuera. Y yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos
atraeré a mí mismo. Esto decía dando a entender de qué muerte iba
a morir» Quan 12: 31.-33).

Siempre hay que ver a la redención obrada por Cristo en el


contexto de la historia de la salvación, desde el momento de la
entrada del pecado hasta su erradicación final. Con la resurrec ..
ción y la ascensión de Cristo, el centro del drama se desplazó al
santuario del cielo. La clave al programa divino para el destino
de nuestro mundo y la salvación de los hombres sigue residiendo
en el santuario: no en el antiguo santuario levítico, porque ese ya
no existe, sino en el santuario celestial, en el que Cristo, nuestro
Sumo Sacerdote, está sentado a la diestra del Padre.
1. Una verdad bíblica esencial • 17

«Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es


que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra
del trono de la Majestad en los cielos. Él es ministro del santua,
rio y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor y no
el hombre» (Heb. 8: 1, 2).

La naturaleza vital
del ministerio sacerdotal de Cristo
Cristo no ascendió al santuario celestial y se sentó a la diestra
del Padre para no hacer nada. En toda la historia del gran con..
flicto, el propósito y el plan constantes de Dios han venido al
hombre a través del ministerio del Hijo de Dios. Fue el Hijo de
Dios quien descendió sobre el monte Sinaí para comunicar la
ley y el evangelio a Moisés y a los hijos de Israel. Fue el Hijo de
Dios quien vino a la tierra y murió en la cruz para redimir a la
raza caída. Desde su ascensión, el Hijo de Dios ha estado acti.-
vamente ocupado en la dirección de la obra de la redención y
en el progreso de su iglesia. El Hijo de Dios volverá como Rey
de reyes y Señor de señores.
El apóstol Juan vio a Cristo en sus ropajes sacerdotales an,
dando entre «los siete candelabros que [... ] son las siete igle,
sias», que simbolizan a la iglesia de Dios en toda la era cristiana
(véase Apoc. 1: 12, 13, ~0).
Pablo habla de la obra de Cristo como «el mediador entre Dios
y los hombres» (1 Tim. 2: 5, NC). Cristo es nuestro «abogado»
(1 Juan 2: 1), nuestro intercesor (Heb. 7: 25), «el que está a la
diestra de Dios, y que intercede por nosotros» (Rom. 8: 34, JER).
Como Señor y Salvador, Dios lo exaltó «con su diestra [... ] para
dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados» (Hech. 5: 31).
El Padre también «encomienda al Hijo la tarea de juzgar» Ouan
5: 22, PER).
18 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Dado que los autores del Nuevo Testamento se refieren con


claridad y de forma reiterada a la labor sumo sacerdotal de Cristo,
podemos tener la certeza de que el ministerio en el santuario ce,
lestial y procedente deltnismo tiene una profunda significación
mientras prosiga el gran conflicto entre Cristo y Satanás. La reve,
ladón que proviene del santuario declara que Dios comunica con,
tinuamente su propósito y sus actividades con claridad y con
certeza. En todos los siglos insta a su pueblo a ver aquí la verdad,
confiando en Dios y poniendo «los ojos en Jesús, el autor y con,
sumador de la fe» (Heb. 12: 2).
La esperanza cristiana en estos postreros días descansa firme,
mente en la revelación de su propósito sublime en la promesa,
la redención y el juicio. La fe cristiana afirma resueltamente la
creencia en aquel tabernáculo sagrado del santuario en el que
Dios reina y gobierna. Aquí, por el propósito de Dios, que abarca
el tiempo y la eternidad, se unen pasado, presente y futuro.
«Tenemos como firme y segura ancla del alma una esperanza que
penetra hasta detrás de la cortina del santuario, hasta donde Jesús,
el precursor, entró por nosotros, llegando a ser sumo sacerdote para
siempre, según el orden de Melquisedec» (Heb. 6: 19, 20, NVI).
Además, en las regiones celestes hay principados y potestades en
guerra con Dios (Efe. 6: 12). Esa guerra empezó en el cielo, en el
cuartel general divino del santuario (Apoc. 12: 7,9). Satanás o
Lucifer fue en su origen uno de los querubines protectores del
santuario. La guerra empezó allí. Los problemas terminarán allí
cuando el trono de Dios esté seguro para siempre. Por esta razón, es
preciso estudiar y comprender cabalmente el plan de batalla de Dios
y las estrategias dirigidas desde el santuario.
Es significativo que tanto el profeta Daniel como el apóstol
Juan declaren que la oposición de Satanás se dirige contra el san,
tuario de Dios. Mediante sus agentes, Satanás «se engrandeció
frente al príncipe de los ejércitos; por él fue quitado el sacrificio
1. Una verdad bíblica esencial • 19

continuo, y el lugar de su santuario fue echado por tierra» (Dan.


8: 11). En el libro de Apocalipsis, la bestia «abrió su boca para
blasfemar contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su taber ..
náculo y de los que habitan en el cielo» (Apoc. 13: 6).
Resulta evidente de inmediato que la guerra de Satanás con..
tra Dios se centra en el santuario de Dios y en el trono de Dios y,
con ello, en su soberanía. Sin embargo, pese a los ataques de Sa..
tanás y de las huestes que se han pasado a sus filas, Dios nunca ha
renunciado a su trono. El gobierno soberano de Dios se extiende
desde la eternidad en el pasado hasta la eternidad en el futuro. El
mensaje que procede del santuario divino es buena nueva. Dios
está continuamente activo en la plasmación de su propósito
eterno. La verdad que surge del santuario explica la conclusión
definitiva del pecado, el rescate final de la muerte y la destruc ..
ción, los juicios de Dios sobre los hombres y las naciones, y el es ..
tablecimiento del reino eterno de Dios. Esta es la meta hacia la
que confluye toda la creación. Para entender esto, hay que tomarse
en serio las verdades bíblicas que surgen del santuario.
Igual que el antiguo Israel buscaba orientación en el santua..
rio y el templo de Jerusalén, hoy la iglesia debe recurrir al san..
tuario celestial.
«Cristo no entró en un santuario hecho por manos humanas, sim~
ple copia del verdadero santuario, sino en el cielo mismo, para pre~
sentarse ahora ante Dios en favor nuestro» {Heb. 9: 24, NVI).

En el santuario celestial todo es vital, dinámico, genuino y está


centrado en asuntos eternos. La verdad del santuario trata a
Satanás como el auténtico enemigo, considera reales a las fuerzas
del mal, en conflicto con Cristo en una guerra que afecta a todas
las criaturas del universo. Solo aquí se deciden los destinos de los
hombres para bien o para mal. Aquí pueden verse con claridad las
realidades de la verdad y el propósito de Dios.
20 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

«La ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen


misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se
ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acer,
can. De otra manera cesarían de ofrecerse [ ... ]. Pero en estos sa,
crificios cada año se hace memoria de los pecados, porque la
sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pe,
cados. [... ] Ciertamente, todo sacerdote está día tras día minis,
trando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que
nunca pueden quitar los pecados. Pero Cristo, habiendo ofrecido
una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sen,
tado a la diestra de Dios. Allí estará esperando hasta que sus ene,
migos sean puestos por estrado de sus pies» (Heb. 10: 1,13).

Así, los sacrificios de animales en el santuario terrenal nunca


eliminaron el pecado. El encendido de las lámparas nunca alum,
bró el alma ni la mente de los hombres. Los panes nunca alimen,
taron el espíritu de los hombres. La sangre de los toros y las cabras
nunca redimió a un alma. Jamás hicieron lo que nunca se previó
que hicieran. A menudo, los seres humanos nos sentimos inclina,
dos a reemplazar la sustancia con la forma, a cumplir por cumplir
sin llegar nunca a la auténtica verdad, a hablar de boquilla sin ex,
perimentar jamás la redención realmente. Los hombres perdemos
de vista con facilidad la perspectiva divina.
Es preciso que los seres humanos elevemos nuestra vista a
Aquel que se sienta en su trono por encima del círculo de la tierra
y que dirige infaliblemente todas las cosas «conforme al propósito
eterno que hizo en Cristo Jesús, nuestro Señor» (Efe. 3: 11).
La naturaleza y el significado del santuario celestial no pueden
ser establecidos mediante datos científicos. Por muy detallado que
sea nuestro conocimiento de los matériales y las medidas del san,
tuario terrenal, no puede representar debidamente las cosas celes,
tiales ni reproducir la labor de Dios sobre su trono. En el santuario
terrenal no vemos una revelación plena ni decisiva de nuestro
1. Una verdad bíblica esencial • 21

Sumo Sacerdote en el cielo. Cristo no se ocupa de la iluminación


de las lámparas, de dar la vuelta a los panes ni de impartir un mo ..
vimiento oscilante a los incensarios. Las realidades no residen en
lugares, materiales ni en el diseño arquitectónico, sino en la acti..
vidad divina desplegada en el marco del propio gran conflicto.
Cristo nos ha invitado a que, con plena seguridad, entremos
«en el santuario en virtud de la sangre de Jesús, por este camino
nuevo y vivo, inaugurado por él para nosotros, a través del velo, es
decir, de su propia carne, y con un Sumo Sacerdote al frente de la
casa de Dios, acerquémonos con sincero corazón, en plenitud de fe,
purificados los corazones de conciencia mala y lavados los cuérpos
con agua pura. Mantengamos firme la confesión de la esperanza,
pues fiel es el autor de la Promesa» (Heb. 10: 19.. 23, JER).
Esta verdad es absolutamente cierta. Es un sagrado privilegio
para todos los cristianos; es igual de genuina que la expiación his ..
tórica de Cristo en la cruz, sobre la que está basado su ministerio
sacerdotal. Aquí tenemos acceso al Cordero de Dios sobre el
trono, vitalmente vinculado con la redención obrada en la cruz.
Cuando recurrimos a nuestro Sumo Sacerdote en el santuario
celestial, el mundo de las realidades eternas se contrapone a este
mundo efímero de cosas temporales. Aquí vemos el orden celes..
tial contrapuesto a esta confusión mundial actual. Aquí vemos la
seguridad eterna y la vida eterna contrapuestas al temor y la an..
siedad y la muerte de esta existencia. Estas realidades eternas
vuelven a proyectar su sombra sobre el antiguo santuario de la
tierra. Por ello, nos entregamos a construir nuestra vida sobre ci..
mientos genuinos y eternos. Esta es la mayor necesidad del hom..
bre en un mundo materialista que perece.
Servimos a un Cristo vivo que tiene un sacerdocio eterno e
inmutable. El Cristo crucificado ocupa un lugar central. Dejar de
seguir a Cristo al santuario del cielo equivale a empobrecer la obra
de Cristo en la cruz. Una vez que los seres humanos pierden de
22 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

vista a Dios, sentado en su trono, y a su obra continua de reden ..


ción y juicio, queda poco, salvo lo que los hombres puedan hacer
por sí mismos. Dios requiere que vivamos por fe: fe en él, en su so..
beranía sobre nuestra vida entera. Cuando nos comprometemos
con el Dios vivo sobre su trono, podemos conocer el poder de
Dios de salvar hasta lo sumo. La comunicación con Dios es una
realidad viviente y dinámica.
El centro neurálgico de la fe cristiana no está en el corazón y la
mente humanos. Se encuentra en otro lugar: en el santuario divino
del cielo. Ahí debemos sostenemos «como viendo al Invisible». Es
importante distinguir entre la acción y la dirección de Dios en y
desde el santuario celestial y sus efectos en la comprensión y la ex..
periencia humanas.
La redención y el juicio de todos los hombres se basan en el hecho
de que todos los hombres existimos en una relación de responsabili..
dad ante el Dios del cielo. Tomamos partido, ya sea en pro de Cristo
o en contra suya. La redención definitiva significa un juicio de Dios
a favor del creyente, una liberación final del reino de las tinieblas
para acceder al reino de la luz.
El creyente triunfa porque Cristo vence. Si Dios fracasa en su go..
biemo soberano desde el santuario, tiene que fracasar en todas par..
tes. El trono de Dios está eternamente seguro porque Cristo derrotó
a Satanás en el Calvario. Este es el meollo de la obra divina en el
santuario celestial: el triunfo de la Divinidad sobre Satanás y toda su
hueste, y lograr «reconciliar consigo el universo» (Col. 1: 20, NBE).
La administración divina desde el otro no es una experien ..
cia s~bjetiva en el corazón. Es peligroso retirar la atención de
nuestro Señor en el cielo y ocuparnos más de nosotros mismos
que de Dios. Se nos comunica el conocimiento de los movimien..
tos finales de la historia de este mundo no mediante la introspec.-
ción, sino en la obra que ahora se realiza en el santuario celestial.
Con esto no negamos la importancia del compromiso personal
1. Una verdad bíblica esencial • 23

con Cristo de cada cual. Sin embargo, las verdades decisivas de


la iglesia no son meramente personales. El desarrollo espiritual
interior y la certidumbre dependen de Uno que está fuera de
nosotros.
Una parte esencial de la misión de la iglesia es proclamar un
mensaje claro relativo a la obra mediadora final de Cristo. Esta
verdad no es inherente en la experiencia humana. La fe en el mi..
nisterio sacerdotal de Cristo no es fe en ninguna medida de per..
fección humana, sino en el gobierno soberano de Dios desde el
trono. El cristiano no encuentra en sí mismo la verdad defini ..
tiva. La encuentra en el Cristo viviente.
Hoy es preciso que los seres humanos recurramos al camino de
Dios en el santuario, que cada día apartemos nuestra mente del yo,
que con persistencia nos presentemos ante el propiciatorio y el
tribunal de Dios en plena y completa dependencia de él. En este
conflicto plurisecular entre Cristo y Satanás, la revelación proce ..
dente del trono de Dios es la base de la seguridad en un mundo que
se acerca rápidamente a su fin.
Ninguna iglesia de la tierra puede asegurar el destino del
hombre. Ninguna iglesia puede decidir los casos de los hombres.
Ninguna vida que no se edifique sobre el Cristo vivo está a salvo.
Detrás de todos los asuntos de los hombres y del tiempo, solo
Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. El cristiano debe
vivir en términos de dos perspectivas: lo que Cristo hizo por el
hombre en la cruz y el ministerio continuado de redención y jui..
cío desde el santuario celestial.
Desde el santuario Dios dirige la batalla hasta la victoria final.
Aquí se ponen al descubierto las verdades para los últimos días. Aquí
se administra todo el poder divino, se oyen todas las oraciones, se
toman todas las decisiones, se ejecutan todos los juicios.
El destino de todas las naciones, todas las lenguas y todos los
pueblos -pasados, presentes y futuros- está unido a la consu ..
mación triunfante de todas las cosas por parte de Dios. El relato
24 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

completo que Dios realiza de su carácter y su administración del


universo es independiente de la vacilación del hombre. Siem,
pre hay un factor trascendente sobre la obra de la Divinidad en
el santuario celestial que jamás debe reducirse a la experiencia
cristiana, por importante que sea. El logro del propósito de Dios
desde la sala del trono hace posible la erradicación del pecado y
de Satanás y el establecimiento del reino de Dios. Nada más lo
conseguirá.
El significado de· la
• • #
expiOCIOn

E
l significado bíblico de la expiación se centra en una idea bá..
sica: que Dios creó al hombre para vivir en un estado de uni..
dad con él, en todos los sentidos, para gozar de una relación
armoniosa con él y con sus semejantes. Dado que el hombre per..
tenece fundamentalmente a Dios, fue hecho para gozar de la uni..
dad con su Hacedor y vivir en paz con él.
Sin embargo, el pecado quebró esa unidad y produjo desar ..
manía por doquier. De ahí que exista una ruptura radical en
esa unidad. Dios y el hombre están alejados por causa del pe ..
cado. El hombre heredó el resultado del pecado de Adán: la
separación de Dios. El hombre no tiene en sí mismo forma al . .
guna de volver a Dios.
«Como está escrito: "No hay justo, ni aun uno; no hay quien en,
tienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se
hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera
uno"» (Rom. 3: 10,12).
26 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

La expiación es la manera divina de dar lugar a una reconci. .


liación, de volver a ganarse al hombre. Aunque la palabra espa . .
ñola procede del latín expiatio, término relacionado con los
sacrificios de purificación, otro origen, también latino, aunque
medieval, de las palabras equivalentes en otros idiomas, es aduna. .
mentum, «aunamiento».
Este concepto y esta verdad sobre la expiación son tan globa . .
les y trascendentes que es imposible comunicarlos ni entender
debidamente su significado simplemente mediante el estudio de
las palabras aisladas usadas. Pero la doctrina bíblica de la expía . .
ción se centra en el uso de ciertas palabras específicas. Sin em. .
bargo, las palabras españolas, griegas y hebreas no se corresponden
realmente en significado. No son equivalentes exactos.
La principal palabra hebrea es kafar. Es difícil determinar el
significado original de esta palabra. Los eruditos han rastreado
el origen de la palabra hasta una raíz árabe afín que significa
«cubrir» u «Ocultar» y hasta una raíz aramea que significa «lavar»,
«borrar», «erradicar». El Antiguo Testamento recalca la idea de
cubrir el propio pecado mediante alguna forma de expiación o con..
ciliación. En el Antiguo Testamento se usan cuatro formas de esta
palabra raíz. La primera habla de un rescate. «El rico con sus rique ..
zas puede rescatar la vida, pero el pobre no tiene con qué resca ..
tarse» (Prov. 13: 8, NC). La segunda es traducida «tapar» en un
sentido figurado; es decir, propiciar o conciliar. Jacob intentó pro..
piciar o «cubrir» mediante un acopio de dones la injusticia que
había cometido contra su hermano Esaú. «Pues Jacob pensó:
«Apaciguaré su ira con el regalo que va delante de mÍ»» (Gén.
3Z: 20). En tercer lugar, se usa la forma plural de la palabra,
kippurim, para designar al «día de expiación» (Lev. 23: 27), el mo . .
demo yom kippur. Éxodo 30: 15, 16 habla del dinero de las expía ..
dones, medio sido, que debía pagar todo israelita «para hacer
expiación por vuestras personas». En virtud de su acto de redimir
a Israel de la servidumbre en Egipto, Dios reivindica que todo
Israel le pertenece; de aquí que el hombre reconozca esto pagando
2. El significado de expiación • 27

un precio de rescate de medio sido. Así, el israelita reconocía la


reivindicación que Dios hacía en el sentido de que su vida per..
tenecía a Dios. El cuarto uso de la palabra se refiere a la cubierta
del arca, o propiciatorio, como el lugar de la expiación o la pro ..
piciación. «Harás un propiciatorio de oro fino» (Éxo. 25: 17).
La significación del uso de esta palabra marca el lugar en el que
el juicio o la ira de Dios contra el pecado son «tapados» o «conci..
liados» simbólicamente mediante sacrificios animales que tipifica ..
ban el sacrificio del Cristo que había de venir.
La idea subyacente en todos estos casos es la realización de
una reconciliación con Dios mediante una acción apropiada como
respuesta. Kafar comporta la idea básica de efectuar la reconcilia ..
ción purgando el pecado; de aquí que frecuentemente se traduzca
con las palabras «reconciliar» o «propiciar».
«Pero no se comerá ningún sacrificio expiatorio cuya sangre
haya sido llevada a la Tienda de reunión para hacer propicia~
ción en el santuario; este sacrificio se consumirá en el fuego»
(Lev. 6: 30, NVI).

«Luego hizo traer el becerro de la expiación. Aarón y sus hijos pu~


sieron sus manos sobre la cabeza del becerro de la expiación, y
Moisés lo degolló. Tomó entonces la sangre y la untó con sus dedos
sobre los cuernos y alrededor del altar, para purificarlo, y derramó
el resto de la sangre al pie del altar. Así lo santificó para reconci~
liarsobreél» {8: 14, 15).

«Cuando Aarón haya terminado de hacer propiciación por el san~


tuario, la Tienda de reunión y el altar, presentará el macho cabrío
vivo» (16: 20, NVI).

El profeta Daniel, hablando de la obra sacrificial del Cristo que


había de venir, profetizó: «Setenta semanas están determinadas
sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevari..
cación, poner fin al pecado y expiar la iniquidad, para traer la jus..
ticia perdurable» (Dan. 9: 24).
28 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Los sacrificios levíticos apuntaban al sacrificio de Cristo, por


medio del cual los hombres seríamos verdaderamente redimidos
del pecado. Precisamente mediante este proceso, las personas per..
didas fuimos rescatadas por la sangre de Cristo. Se eliminó el ale--
jamiento. Se logró la reconciliación de Dios y el ser humano. Por
lo tanto, el hombre debe hacer uso de ella. Así, siempre que, en
el desierto, los israelitas se acercaban a Dios, traían un animal,
ofrecían un sacrificio personal como afirmación continua por su
parte de que la ruptura había sido sanada y de que estaban en ar--
monía con Dios. El hecho de que muchos perdieran de vista el
verdadero significado de estas ceremonias no estuvo en los propios
sacrificios, sino en que la mente de los hombres se cegó al verda--
dero significado de la expiación.
Se recordaba continuamente a Israel que el pecado crea una
ruptura en la relación del hombre con Dios y destruye la unidad
que Dios desea establecer. Por ello, Dios buscó instruir al pueblo
en la verdad básica de la expiación: que el pecado debe ser elimi--
nado para que el pueblo experimente la reconciliación con Dios
y mantenga comunión con él, que sus seguidores deben llevar
vidas limpias ante el Señor. De aquí la idea fundamental de lo--
grar el «aunamiento».
En el Nuevo Testamento la doctrina de la expiación se centra
en tomo al uso de tres palabras que expresan tres ideas principa--
les: rescate, reconciliación y propiciación o expiación.
Dos palabras griegas dan la idea de rescate, frecuentemente
traducidas «redención» o «redimir». La palabra más importante es
lytron, «rescate»: la redención o la liberación de una persona me ..
diante el pago de un precio. En este caso, el precio sería la sangre
de Cristo, porque «Sin derramamiento de sangre no hay remisión»
(Heb. 9: 22). «El Hijo del hombre[ ... ] vino[ ... ] para dar su vida
en rescate por muchos» (Mat. 20: 28, NVI; véase Tito 2: 14).
Otras formas griegas de la misma raíz se encuentran en Lucas 1: 68:
«El Señor Dios de Israel [ ... ] ha visitado y redimido a su pueblo».
Cristo obtuvo «eterna redención» (Heb. 9: 12). «Siendo justifica--
2. El significado de expiación • 29

dos gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es


en Cristo Jesús» (Rom. 3: 24, LBA). La forma usada aquí tiene
presente la recompra de un cautivo, la liberación de la servidum..
bre por medio del sacrificio: Cristo. La otra palabra, exagorazo,
significa «recomprar» y se traduce «redimir». «Cristo nos redimió»,
es decir, nos volvió a comprar, sacándonos de la maldición y la con..
denación de la ley por el sacrificio de sí mismo (Gál. 3: 13).
El sustantivo español «expiación» apenas aparece en las traduc..
dones del Nuevo Testamento a la lengua de Cervantes. Así, apa..
rece en Romanos 3: 25 y Hebreos 9: 25, pero solo en la NVI.
Aparece también en Hebreos 13: 11, pero solo en la JER, o ~n He..
breos 9: 7, pero solo en la NC. En inglés, la palabra correspondiente
aparece en Romanos 5: 11 en la KJV. Este último texto es una de
las siete apariciones del término griego katallage en el N uevo Tes..
tamento, palabra que suele traducirse «reconciliación» en muchas
versiones en las lenguas modernas, acepción más cercana al signi..
ficado correcto de la palabra. La palabra es una combinación de
kata y allasso. Significa «cambiar» o «intercambiar». En el sentido
religioso usado en el Nuevo Testamento, se refiere a la relación con
Dios, que cambia de enemistad a armonía. Otros casos del uso de
esta palabra en forma verbal dan el significado de reconciliación
{véanse Mat. 5: 23, 24; 1 Cor. 7: 11; 2 Cor. 5: 18.. 20; Rom. 5: 10).
La obra de reconciliación o expiación es atribuida a Dios, quien
toma la iniciativa, por la entrega de su Hijo y por el sacrificio de su
Hijo, que restaura al hombre a la armonía con Dios. Así, la recon..
ciliación se efectúa siempre a través de la persona de Jesucristo, que
murió por los pecados del hombre.
La tercera palabra griega relacionada con la labor expiatoria de
Cristo es hilasterion, traducida «propiciación» o «expiación»
(Rom. 3: 25, NVI). La palabra griega deriva de una raíz que sig..
nifica «mostrar misericordia» (véase Lucas 18: 13). En griego clá..
sico se usa la palabra para apaciguar. y propiciar a los dioses por
medio de dones y sacrificios.
30 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

No hay ninguna posibilidad de reconciliación entre Dios y el


pecado ni de que la transgresión continúe por siempre. El «auna..
miento» es una expresión de la intención divina de destruir el pe.-
cado, que produjo la ruptura en el universo. La restauración a la
unidad no se consumó en la cruz. El problema del pecado no ha
sido resuelto definitivamente aún. La cruz es el acto supremo de
Dios para la redención del hombre. Pero eso es solo un aspecto
de la obra de Cristo encaminada al «aunamiento» final. La recon ..
ciliación es efectuada por el Cristo viviente. No es algo que ocu ..
rriera hace dos mil años. Se experimenta el «aunamiento» cuando
los seres humanos llevamos, día a día, una vida de confianza y de ..
pendencia de él. La redención definitiva de todas las cosas jamás
podrá lograrse hasta que el hombre sea ganado para una vida de
fe y obediencia inquebrantables. El Cristo viviente del presente
salva, redime y reconcilia.
Cristo es nuestro defensor ante él Padre, nuestro Mediador,
nuestro Intercesor, nuestro Representante, nuestro gran Sumo
Sacerdote. La obra realizada en la cruz es la invitación divina a
volver a Dios para estar en «aunamiento» con él. Con este fin,
Cristo sigue ocupado en el ministerio de la reconciliación desde
el santuario celestial. De hecho, podemos decir que, a no ser que
Dios prosiga su propósito encaminado al «aunamiento» final de
todas las cosas, no existe poder en la tierra que pueda de alguna
forma detener las fuerzas del mal ni destruir el mal que existe en
el mundo.
La muerte de Cristo fue mucho más que un gesto divino de
amor. Quebró el poder de Satanás y del pecado. Mediante su mi..
nisterio continuado hasta el final, el pecado y las fuerzas del mal
y del caos también serán destruidos.
Jesucristo se ha identificado con la raza humana para siempre.
Aunque se siente en el trono de Dios, sigue siendo el Hijo viviente
del hombre.
2. El significado de expiación • 31

«Luego el fin, cuando entregue el Reino al Dios y Padre, cuando


haya suprimido todo dominio, toda autoridad y todo podet Preciso
es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo
de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte
[... ]. Pero, luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces tam,
bién el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas,
para que Dios sea todo en todos» (1 Cor. 15: 24,28).

La batalla que Cristo libró mientras estuvo en la tierra no se


circunscribió únicamente a individuos. En la cruz no se cargaron
únicamente los pecados de los hombres. La batalla fue una con,
tinuación de la guerra que empezó en el cielo, cuando Sátanás
fue expulsado (véase Apocalipsis 12). El «aunamiento» final aún
está pendiente de realización, no solo en cada creyente, sino tam,
hién en el mundo y en el universo. Dado que el pecado sigue ma,
nifestándose en el corazón de criaturas morales y espirituales, la
obra de reconciliación debe proseguir. En un sentido, la expiación
ha sido realizada. En el sentido de una armonía universal, aún
está por realizar. La victoria moral y espiritual de Cristo sobre la
cruz no fue inmediatamente evidente en la erradicación del pe,
cado. El mundo sigue requiriendo la dirección de Dios hasta que
dejen de prevalecer el pecado y la muerte.
La reconciliación y la unidad totales del mundo para Cristo se
logran en tres etapas. La primera es la expiación en la cruz, cuando
Cristo trajo la salvación al ser humano pecador. La segunda es el
ministerio sacerdotal de Cristo (comparable al ministerio diario
del sacerdocio levítico), su intercesión y su representación ante el
Padre en nuestro lugar y su dirección de la iglesia hasta el triunfo
definitivo de esta. La tercera es la expiación mediante el juicio. Sin
todas ellas, no puede haber fin del pecado ni inmortalidad para el
hombre. La destrucción final del pecado y la muerte se produce
con el fin del propio Satanás. Puede ser que no llegar a captar
toda la labor de nuestro Señor, tanto en la cruz como desde el
32 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

santuario celestial, nos deje con un conocimiento incompleto de


toda la verdad que la Biblia revela en cuanto al significado pleno
de la expiación.
«La intercesión de Cristo por el hombre en el santuario celestial
es tan esencial para el plan de la salvación como lo fue la muerte
en la cruz. Con su muerte dio principio a aquella obra para cuya
conclusión ascendió al cielo después de su resurrección» (El con,
flicto de los siglos, p. 479).
La respuesta definitiva no ha sido dada aún. La obra de juicio
en el santuario celestial, y que dimana del mismo, difiere de la
victoria que Cristo obtuvo en el Calvario. El Cristo vivo ministra
hasta que la muerte y el pecado dejen de ser. Para el mundo aún
en el pecado, el derrocamiento definitivo del mal nunca podrá lo,
grarse simple y únicamente por un acontecimiento que ocurrió
en la cruz hace dos mil años. Tanto el triunfo en la cruz como la
labor de Cristo como sacerdote en el cielo son la esperanza y
la prenda de la renovación y del «aunamiento» finales.
La clave de la idea bíblica de expiación puede entenderse más
plenamente dentro de esta perspectiva más amplia. Está claro que
todo esto es «en Cristo» y realizado por Cristo. Ahora la culpa y
el castigo del pecado están eliminados y quebrantados. El creyente
está reconciliado con Dios y con sus semejantes. Ahora disfruta,
mediante la imputación y por el poder del Espíritu Santo, de la
perfecta justicia de Cristo, que convierte a la comunión con Dios
en una delicia y una culminación.
La entrada de nuestro exaltado Señor al cielo ha abierto el ca..
mino para la obra de Cristo de intercesión y juicio encaminada al
día final de triunfo. Todo el cielo y los hijos de Dios en la tierra
aguardan anhelantes el día en que Dios ejecutará juicio para la re ..
conciliación definitiva de todas las cosas consigo mismo.
«Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer
cielo y la primera tierra habían pasado [... ].Y yo, Juan, vi la santa
ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de parte de Dios,
2. El significado de expiación • 33

ataviada como una esposa hermoseada para su esposo. Y oí una


gran voz del cielo, que decía: "El tabernáculo de Dios está ahora
con los hombres. Él morará con ellos, ellos serán su pueblo y Dios
mismo estará con ellos como su Dios"» (Apoc. 21: 1.. 3).
Cristo
nuestro Sacrificio
a iglesia cristiana siempre ha confesado su fe en la eterna re~

L dención obtenida para todos los hombres en la cruz. En


Jesucristo, Dios ha pronunciado su palabra suprema a
los hombres perdidos. Este es el tema central de la Epístola
a los Hebreos.
«Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en
otro tiempo a los padres por los profetas, en estos últimos días nos
ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo y por
quien asimismo hizo el universo. Él, que es el resplandor de su
gloria, la imagen misma de su sustancia y quien sustenta todas las
cosas con'la palabra de su poder, habiendo efectuado la purifica,
ción de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la
diestra de la Majestad en las alturas» (Heb. 1: J,J).

El autor de Hebreos compara el sacrificio y el ministerio de


Cristo con los sacrificios y los ritos levíticos. Jesucristo como sa~
crificio y como Sumo Sacerdote colma por completo el libro.
36 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Tipo y prototipo, sombra y realidad, se complementan ~ntre sí


para mostrar la naturaleza de la redención de Cristo y su minis . .
terio sumo sacerdotal que sigue.
Cristo bajó a la tierra para hacer un trabajo completo. En la vís . .
pera de su crucifixión, Jesús dijo: «Yo te he glorificado en la tierra;
he acabado la obra que me diste que hiciera» Quan 17: 4). Y en la
cruz sus últimas palabras exclamaron: «iConsumado es!» Ouan
19: 30). Para recalcar la naturaleza final del sacrificio de Cristo,
la Epístola a los Hebreos usa la expresión «la ofrenda del cuerpo
de jesucristo hecha una vez para siempre» (Heb. 10: 10).
«Pues no penetró Cristo en un santuario hecho por mano de hom. .
bre, en una reproducción del verdadero, sino en el mismo cielo,
para presentarse ahora ante el acatamiento de Dios en favor nues . .
tro, y no para ofrecerse a sí mismo repetidas veces al modo como
el Sumo Sacerdote entra cada año en el santuario con sangre
ajena. Para ello habría tenido que sufrir muchas veces desde la
creación del mundo. Sino que se ha manifestado ahora una sola
vez, en la plenitud de los tiempos, para la destrucción del pecado
mediante su sacrificio» (Heb. 9: 24. . 26, JER).

El sacrificio de Cristo cumple todos los sacrificios típicos y los


sustituye. El sacrificio de Cristo de sí mismo es el don de su vida
por la humanidad. Tal sacrificio es tan eterno como él mismo. No
puede ser repetido. A diferencia de los sacrificios levíticos, Cristo
«no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes,
de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por
los del pueblo, porque esto lo hizo una vez para siempre, ofrecién. .
dose a sí mismo» (Heb. 7: 27).
«En la cruz del Calvario, pagó el precio de la redención de la raza
humana. Y así ganó el derecho de arrebatar a los cautivos de las ga. .
rras del gran engañador» (Mensajes selectos, tomo 1, cap. 46, p. 364).

«Cristo demostró su infinita competencia al cargar con los peca. .


dos del mundo entero. Desempeña el doble oficio de sacrificador
y sacrificio, de sacerdote y víctima» (La fe por la cual vivo, p. 107).
3. Cristo nuestro Sacrificio • 37

«No hay ningún pecado que pueda cometer el hombre para el cual
no se haya hecho provisión en el Calvario» (Mensajes selectos, tomo
1, cap. 52, p. 403).

«Con su vida, Cristo compró a cada ser humano. Murió de una


muerte cruel para salvar a los seres humanos de la muerte eterna.
Dio su vida sin pecado para conseguir en favor del pecador una
vida que se mida con la de Dios. Por medio de su muerte, ha pro,
visto un método mediante el cual el hombre puede romper con
Satanás, volver a la fidelidad a Dios, y obtener el perdón por medio
de su fe en el Redentor» (Hijos e hijas de Dios, p. 23 2).

A diferencia de esta única ofrenda completa, los sacrificios le,


víticos seguían día tras día, año tras año. Nunca quitaban el pe,
cado. Si lo hubiesen hecho, no habría sido necesaria su repetición.
«Ciertamente, todo sacerdote está día tras día ministrando y ofre,
ciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden
quitar los pecados. Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para
siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la dies,
tra de Dios» (Heb. 10: 11, 12).

«La ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen


misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se
ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acer,
can. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan
este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pe,
cado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los
pecados, porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no
1

puede quitar los pecados» (Heb. 10: lA).

El sacerdote levítico se situaba cada día junto al altar, que,


dando su trabajo inacabado, incompleto. Por la mañana y por
la tarde mataba un cordero. La sangre era rociada en los latera,
les del altar del sacrificio y el cadáver era quemado por com,
pleto, mostrando que por la muerte del animal se había realizado
38 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

la expiación del pecado. Aquellos sacrificios apuntaban al futuro,


al auténtico sacrificio por el pecado, a la expiación genuina que
había de venir, realizada de una vez para siempre por Jesucristo en
la cruz.
En Cristo tenemos un sacrificio que trasciende de lejos los sa..
crificios de animales, porque implicó nada más y nada menos que
a la segunda Persona de la Divinidad. En la cruz, Jesucristo fue el
verdadero cordero pascual. Cristo entró en el santuario celestial
ante la presencia del Padre en virtud de su sangre, habiendo ob ..
tenido eterna redención por nosotros.
«Pero presentóse Cristo como Sumo Sacerdote de los bienes fu tu ..
ros, a través de una Tienda mayor y más perfecta, no fabricada por
mano de hombre, es decir, no de este mundo. Y penetró en el san..
tuario una vez para siempre, no con sangre de machos cabríos ni
de novillos, sino con su propia sangre, consiguiendo una reden..
ción eterna» (Heb. 9: 11, 12, JER).

Cristo cargó con los pecados del hombre una vez: sobre la cruz.
Ahora no carga con ellos. Cargar con el pecado lo hizo Cristo por
su muerte.

«Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero»


(1 Ped. 2: 24).

«Ahora, en la consumación de los tiempos, se presentó una vez


para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio
el pecado» (Heb. 9: 26).

El carácter terminante de la redención en la cruz no deja lugar


para vaguedades. Su sacrificio es la solución del problema del pe ..
cado. Jesús no es una de muchas soluciones. Es la única solución.
No es una rama del árbol de la religión universal, un aspecto de
la verdad. Es la Verdad. Su sacrificio es la verdad que todo lo
abarca, que todo lo incluye. No puede haber rival alguno.
3. Cristo nuestro Sacrificio • 39

«En ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre


bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos»
(Hech. 4: 12).
El universo gira en tomo a este centro: la finalidad de la obra
de Cristo por la redención del hombre y la victoria final sobre todo
pecado. Es, esencialmente, un acto sobrenatural. No es una ope,
ración humana: un hombre asesinado por hombres malvados. El
suyo no es un martirio entre los de muchos otros mártires.
Con el Salmista, podemos decir: «Es el Señor quien lo ha hecho
y nos parece un milagro» (Sal. 118: 23, PER). El ~an hecho de que
Cristo muriese por nuestros pecados es la más permanente de todas
las verdades. Nadie puede estar en paz consigo mismo, con sus se,
mejantes o con Dios si antes no está reconciliado con Dios por la
muerte de Jesucristo, su Hijo.
«Hay una gran verdad central que siempre debe tenerse en cuenta
en la investigación de las Escrituras: Cristo y él crucificado. Todas
las otras verdades reciben influencia y poder de acuerdo con su
relación con este tema. [... ] El alma paralizada por el pecado solo
puede recibir vida mediante la obra cumplida en la cruz por el
Autor de nuestra salvación» (Comentario bfblico adventista del sép,
timo día, Comentarios de Elena G. de White, tomo 6, p. 1084).

¿Por qué murió Jesús?


Jesús vino a morir. Se convirtió en un ser humano para poder
probar la muerte para cada hombre. Sin hacerse carne, habría sido
imposible que muriese.
«Por lo cual, entrando en el mundo dice: "Sacrificio y ofrenda no
quisiste, mas me diste un cuerpo"» (Heb. 10: 5).
La cruz fue su destino. No había escape posible, a no ser que
invalidase el plan de redención. Cristo sabía la absoluta necesidad
que tenía de ir a la cruz.
40 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

«Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesa~


río que el Hijo del hombre sea levantado» Quan 3: 14).

«Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le


era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho [ ... ] y ser muerto,
y resucitar al tercer día» (Mat. 16: 21).

«Todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y


sacrificios, por lo cual es necesario que también este tenga algo
que ofrecer» (Heb. 8: 3).

El Calvario fue la hora designada de Cristo. «Ahora está tur--


bada mi alma, ly qué diré? lPadre, sálvame de esta hora? Pero para
esto he llegado a esta hora» Quan 12: 2 7). En varias ocasiones
previas a Getsemaní los hombres intentaron matarlo, pero no pu~
dieron. Hubo hombres que intentaron arrestarlo, pero el intento
quedó en nada. Hasta aquella hora fue protegido milagrosamente.
Sin embargo, cuando llegó su hora designada, nada pudo evitar su
muerte, porque la muerte de Cristo es la crisis de toda la historia
y de todo el universo. Con este fin vino Cristo. Dijo a los dos dis--
cípulos en el camino a Emaús después de su resurrección:
i «Insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profe~
tas han dicho! lNo era necesario que el Cristo padeciera estas
cosas y que entrara en su gloria?» (Luc. 24: 25, 26).

La muerte y la resurrección de Cristo son el meollo del evan--


gelio. Los apóstoles lo proclamaron así. Pablo dijo: «Me propuse
no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a este cru--
cificado» (1 Cor. 2: 2).
«Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres sábados discu.-
tió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escritu.-
ras que era necesario que el Cristo padeciera y resucitara de los
muertos» (Hech. 17: 2, 3).

«Reunid las más vigorosas declaraciones afirmativas con respecto


a la expiación que Cristo hizo por los pecados del mundo. Mostrad
la necesidad de esta expiación» (El evangelismo, p. 140).
3. Cristo nuestro Sacrificio • 41

Entonces, lpor qué murió Jesús? La Palabra de Dios no deja


lugar a dudas al respecto:
«Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras
(1 Cor. 15: 3). En él tenemos redención por su sangre, el perdón
de pecados según las riquezas de su gracia (Efe. 1: 7). Cristo nos
redimió de la maldición de la ley, haciéndose maldición por noso,
tros» (Gál. 3: 13).

La figura clave en este drama universal es Jesucristo, el Hijo de


Dios. Lo más chocante es que para rescatar y redimir a los per,
didos, Cristo tuvo que sufrir la muerte más cruel: la muerte por
crucifixión. La magnitud del sacrificio revela la magnitud del pro . .
blema. lEn qué sentido proporciona el sacrificio de Cristo la res,
puesta completa al pecado? Aquí no puede haber componenda
alguna: nada de ignorar el pecado. Hay dos planos en los que Dios
puede abordar el pecado, dos planos en los que puede intentar H. .
diar con el problema: uno es en el plano de la ley y el castigo; el
otro es en el plano de la gracia y la redención. Dado que Dios es
justo, fiel a su ley, lcómo puede evitar ejecutar la pena de muerte
contra todos los pecadores? Dado que Dios es amor y misericor . .
dia, lcómo puede ejecutar la paga del pecado contra sus hijos?

El problema de Dios con el pecado


El pecado es, en primer lugar, un problema para Dios. El pe . .
cado es la realidad más trágica que jamás haya invadido su domi. .
nio. Solo el pecado ha producido alejamiento, rebelión, sufrimiento
y muerte en lo que otrora fue un universo sin pecado. El pecado es
el enemigo mortal de toda criatura que se ve implicada en el
mismo. En el conflicto entre Dios y el pecado, Dios perdió la ter,
cera parte de los ángeles y a millones de seres humanos sobre la tie . .
rra, todos ellos criaturas suyas e hijos suyos. Ni un ser humano ha
escapado al pecado. Pocos han escapado a la muerte.
42 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

No es posible que Dios deje de lado el pecado, que lo arrincone


o lo consigne al olvido. Un Dios absolutamente santo y justo debe
reaccionar al pecado. O bien debe juzgar el pecado y desterrarlo,
o Dios debe tolerarlo y, por lo tanto, tomar partido por él. Ningún
gobierno divino sería posible a no ser que Dios abordase el pe,
cado. Si no, su ley sería revocada. Los seres humanos y los demo,
nios se envalentonarían en su rebelión.
«Fundamentalmente, el asunto en juego es, en concreto, si hay o no
una reacción divina contra el pecado, no limitada a la conciencia o
al mundo puramente espiritual [... ] sino impregnando el mundo de
la realidad en todas sus dimensiones» Qames Denney, The Christian
Doctrine ofReconciliation [Nueva York: George H. Doran Co., 1918]).
lCuáles son las necesidades morales implicadas en la expía,
ción obrada por Cristo en la cruz? l Qué debe lograr Dios mediante
tamaña tragedia divina? Como Padre, Dios no entrega a sus hijos
perdidos a su suerte, ni lo hará nunca, sin un esfuerzo supremo
por reconciliados con Dios y juzgar el pecado llevando a la des,
trucción final de este. Y al obrar así debe revelar y vindicar su pro,
pio carácter ante el universo.
«La redención no fue meramente un triunfo para Jesús, sino una
tragedia: el momento más terrible de la historia de los hombres, así
como el más glorioso; y si perdemos la sensación de esto, perdemos
la clave de cualquier doctrina de la reconciliación que pueda
apelar al Nuevo Testamento» (ibfd., p. 263).

El sacrificio del Hijo de Dios como la solución divina al pro,


blema del pecado es, en primer lugar, la explicación que Dios da
de su carácter de amor recto. Pablo declara que «Dios lo destinó
[a Cristo] a ser con su sangre instrumento de expiación [... ] . Dios
mostraba así su justicia» (Rom. 3: 25, PER). Juan declaró que «de
tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito»
Ouan 3: 16).
3. Cristo nuestro Sacrificio • 43

En consecuencia, una interpretación verdaderá del Calvario debe


revelar el carácter moral de Dios en sus atributos de amor y justicia.
Dado que el amor de Dios es el motivo básico de su mismísimo ser,
la operación salvífica en Cristo debe ser una expresión de ese amor.
En Cristo la Divinidad revela la capacidad divina para el amor, a la
altura de cualquier cosa que pudiera ocurrir en el universo. Dios es
responsable de sus criaturas igual que un padre es responsable de sus
hijos. Por lo tanto, tiene el derecho moral de asumir el castigo de su
pecaminosidad, de sufrir por sus hijos y con ellos.
«Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.
[ ... ] Así como el Padre me conoce y yo conozco al Padre; y
pongo mi vida porlas ovejas» (10: 11, 15).

«En última instancia, nada reconcilia salvo el amor, y el alma que


se ha alejado de Dios por el pecado y sufre con la reacción divina
al mismo necesita la manifestación de un amor que pueda asegu,
rarle que ni el propio pecado, ni la perdición del alma [ ... ) ni si,
quiera la reacción divina contra él, que culmina en la muerte, son
la realidad final del universo; la realidad final es, más bien, el pro,
pío amor, que hace de nuestro pecado el suyo en toda su realidad,
[ ... ] y que nos ama hasta las últimas consecuencias a través de él
y a pesar de él. La reconciliación se logra cuando se manifiesta tal
amor y cuando, a pesar de la culpa, la desconfianza y el temor,
gana la confianza de los pecadores» (ibíd., p. 218).

A menudo, la gente quiere considerar a la cruz solo desde el


punto de vista del amor de Dios. Tendemos a olvidar la exigencia
moral de que también sea una revelación de la justicia de Dios.
Cuando hemos hablado del sacrificio de Cristo como una revela,
ción solo del amor de Dios, lno lo hemos hecho a pesar del carác,
ter moral de Dios?
Una demostración cruda de sufrimiento o de fallecimiento en
una cruz no es necesariamente redentora. Al contrario, puede
crear hostilidad. Sacrificar deliberadamente la propia vida como
44 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

demostración no tiene en sí ninguna dinámica salvífica. La cruz


es más que una demostración de amor. Que Dios permitiera que
su Hijo fuese crucificado simplemente como una demostración
de amor no explica por qué el sacrificio de Cristo es realmente ne ..
cesarlo. Cristo podría haber venido a la tierra y vivido miles de
años, amando y sanando a l.a gente y proclamando el amor de Dios
con tanta efectividad como morir en la cruz. Si el valor de la cruz
es simplemente garantizar la debida respuesta del pecador, l por
qué es el pecado tan mortal como para requerir semejante sacrifi..
cio? El pecado no es malvado simplemente porque los seres huma..
nos nos sintamos incómodos con él. La mayoría no lo hace. Como
demostración cruda, la cruz únicamente puede beneficiar a los de
edad suficiente y a los suficientemente inteligentes como para ser
conmovidos por ella.
«La explicación que Dios da de sí mismo, de su trato con el hom..
bre y del propósito que infunde en la historia, su explicación de su
voluntad [ ... ] está en Cristo y en su cruz o no está en ningún sitio.
La cruz de Cristo[ ... ] es la autojustificación de Dios en un mundo
tal [ ... ] . La cruz significó más c~mbio en Dios que en el hombre.
Es su propio acto de transformar el juicio en misericordia, su pro ..
pio milagro. Y su primer interés fue su santo amor, no el nuestro»
(P. T. Forsy'th, The ]ustification of God [Londres: Independent Press
Ltd., Memorial Hall, E.C. 4, 1957], p. 37).

«¿Qué queremos decir con redención? [... ] Queremos decir rescate


del mal por un Dios cuya forma de realizarlo es moral [ ... J, el acto
de un Dios santo que obra con ecuanimidad y justicia le cueste lo
que le cueste [ ... ] , la transformación moral del hombre y Dios en
un acto santo, amante, intenso, final y eterno» (ibíd., p. 69).

La necesidad moral del sacrificio del Hijo de Dios se basa no


solo en el amor de Dios, sino también en su justicia. lPor qué se exi..
gió un precio tan terrible del Hijo de Dios? l Quién lo demandaba?
3. Cristo nuestro Sacrificio • 45

i Dónde residía la necesidad moral? lNo habría podido salvar Dios


nl hombre sin la muerte de su Hijo? Si podía, lpor qué fue su
muerte tan siquiera necesaria? Pablo declara que la cruz es la re ..
velación de la justicia de Dios para que el propio Señor pudiera
ser justo.
«Dios lo destinó [a Cristo] a ser con su sangre instrumento de ex ..
piación para los que creen. Dios mostraba así su justicia cuando
pacientemente pasaba por alto los pecados de antaño, y demues ..
tra su justicia en el presente siendo justo y haciendo justos a los
que creen en Jesús» (Rom. 3: 25, 26, PER).

lQué quiere decir Pablo exactamente? lCuáles son esos peca..


dos del pasado a los que se refiere Pablo? lCuándo pasó Dios por
alto el pecado alguna vez? En los tiempos del Antiguo Testa ..
mento, la justicia de Dios había sido oscurecida y, a menudo, ma ..
lcntendida porque no se había ejecutado ningún juicio contra el
pecado en cuatro mil años. En los siglos anteriores a la venida de
Cristo, Dios aceptaba y perdonaba a los hombres arrepentidos
cuando ofrecían sacrificios animales. En este pasaje Pablo indica
que, evidentemente, Dios había perdonado con liberalidad sin un
fundamento justo. Hasta la cruz, Dios no había abordado debida..
mente el pecado. El sacrificio de animales nunca quitó de verdad
el pecado ni realizó una expiación adecuada (véase Heb. 10:3, 4).
De aquí que si la reacción de Dios contra el pecado se revelase
simplemente en el sacrificio de animales, no sería un Dios justo.
Porque la justicia debe abordar debidamente el pecado. El pecado
no puede ser soslayado, ciertamente no por Dios.
En consecuencia, esto puso el carácter moral y el gobierno de
Dios bajo sosp~cha de injusticia, de lenidad con el pecado. Dios
no puede subsistir bajo sospechas de este calibre. Su carácter
justo no puede seguir bajo la sombra de la sospecha. Debe pro ..
ducirse una declaración de que el propio Dios es justo y recto. El
texto declara que Dios presentó a su Hijo como propiciación para
al menos demostrar esa justicia.
46 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

El sacrificio de Cristo, satisface entonces, en primer lugar, ne,


cesidades dentro de la propia Divinidad. Eso tiene prioridad. La
salvación no podría llegar al pecador sin satisfacer esas necesida,
des divinas. La justicia debe hacerse, en primer lugar, en el orden
divino.
«Adán cayó por su desobediencia. Había sido quebrantada la ley
de Dios. Había sido deshonrado el gobierno divino, y la justicia
demandaba que se pagara el castigo de la transgresión. [ ... ] Él se
dio en fianza a sí mismo para realizar nuestra salvación plena en
una forma satisfactoria para las demandas de la justicia de Dios, y
de acuerdo con la excelsa santidad de su ley. [... ] lQué derecho
tenía Cristo para sacar a los cautivos de las manos del enemigo? El
derecho de haber efectuado un sacrificio que satisface los princi,
pios de justicia por los cuales se gobierna el reino de los cielos. [ ... ]
En la cruz del Calvario, pagó el precio de la redención de la raza
humana. Y así ganó el derecho de arrebatar a los cautivos de las
garras del gran engañador» (Mensajes selectos, tomo 1, cap. 46,
pp. 362,364).

Todo gira en tomo, no a que la vida de Cristo le fuera arreba,


tada, sino a que depusiera su vida voluntariamente, por iniciativa
propia, para morir por una raza perdida. Ni siquiera la muerte del
Hijo de Dios podría tener poder salvífica alguno si el valor no era
más que el de la muerte de un mártir. El sacrificio de Cristo es un
acto divino, no simplemente una atrocidad humana. Fue un acto
de redención por parte de la Divinidad. Fue el «don inefable» de
Dios, una manifestación del amor y la gracia de Dios.
La cruz es también una expresión divina de juicio contra el
pecado. La justicia, el amor y el juicio son por siempre insepara,
bles. Dios debe ejecutar juicio contra todos los pecadores o él
mismo debe asumirlo. Los miembros de la Divinidad escogieron
esto, dando cumplimiento a la ley mientras se justificaba a los cul,
pables. Se honra la ley de Dios ya sea mediante la completa abe,
3. Cristo nuestro Sacrificio • 47

<.iiencia del hombre o por medio de un juicio adecuado por su vio ..


lación; así se manifiesta la rectitud de Dios en medio de la peca..
minosidad del hombre. La muert:e de Cristo confesó la rectitud
de Dios. Solo un miembro de la Divinidad podía hacer esto, y solo
esto presenta un auténtico juicio contra el pecado ante el uni ..
verso. La necesidad de la muerte de Cristo estriba en la justicia de
Dios, no en la naturaleza radical de la rebelión del hombre. Expía
no la muerte por martirio u homicidio, sino la muerte como ex ..
presión del juicio de Dios contra el mal. La cruz es tanto la reden..
ción del hombre pecador como el juicio de Dios. Para Dios y el
universo debe haber o bien un juicio adecuado contra el pecado
o un fin de la justicia. Ambos no pueden existir en el mismo uni ..
verso. No hay salvación ni justificación alguna para el hombre pe ..
cador sino por la justificación de Dios. Nunca es el hombre tan
recto delante de Dios como cuando, con el corazón quebrantado,
confiesa la rectitud del juicio de Dios en la cruz contra el pecado
que, en derecho, le pertenece como pecador. La justificación del
hombre se basa en la justificación divina.
«Esta era una salvación en la que, en primer lugar, Dios se justifi..
caba a sí mismo, santificaba su nombre y cumplía su propósito
eterno en esos lugares celestiales que gobiernan las cosas terrena ..
les. Su santo amor no está ahí solo como el instrumento de la sal..
vación del hombre, sino que la salvación del hombre está ahí para
la gloria del santo amor de Dios. El hombre es salvo únicamente
por la santidad de Dios y no a partir de ella ni a pesar de ella. Es
salvo por la acción trágica de un Dios santo, por el homenaje pres ..
tado por Dios en Cristo a su propio santo nombre y a su propósito.
[ ... ] Estaríamos más seguros de la salvación del hombre si buscá ..
semos en primer lugar la justicia de Dios» (Forsyth, ofJ. cit., p. 124).

La expiación realizada por Cristo en la cruz es la vindicación de


un Dios justo, la vindicación de la ley moral de Dios en un universo
moral. Dado que esto es verdad, los pecadores se transforman. La
48 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

expiación jamás puede ser una especie de transacción mecánica


que automáticamente salve a los hombres. Debe realmente ganar
a los hombres para Dios, para su mente y su voluntad, y para una
justicia por la que se gobierna el universo.
«La expiación de Cristo no es simplemente una forma capaz de
hacer que sean perdonados nuestros pecados: es un remedio di,
vino para la curación de las transgresiones y la restauración de la
salud espiritual; es el medio ordenado por el cielo por el cual la jus,
ticia de Cristo puede estar no solo sobre nosotros, sino en nuestros
corazones y caracteres» (Comentario bíblico adventista del séptimo
día, Comentarios de Elena G. de White, tomo 6, p. 1073).
La cruz satisfizo asuntos morales divinos. Ante un universo vi..
gilante, Dios reveló que era justo y amante en su forma de abor..
dar el problema del pecado. Se demostró que todos los tratos de
Dios eran coherentes con su carácter recto. Dios juzgó el pecado
hasta su término definitivo. En el don de su Hijo, mantuvo su
amor rector. A la vez, garantizó la erradicación final del pecado,
la eterna seguridad de su trono y la de sus criaturas en todo el uni..
verso.
«Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este
mundo será echado fuera. Y yo, cuando sea levantado de la tierra,
a todos atraeré a mí mismo. Esto decía dando a entender de qué
muerte iba a morir» O~an 12: 31 ..33).

«Por medio de él Dios reconcilió a todo el universo ordenándolo


hacia él, tanto lo que está en la tierra como lo que está en el cielo,
haciendo la paz mediante la sangre que Cristo derramó en la cruz»
(Col. 1: 20, DHH).

«Cuando sobre la cruz exclamó: «Consumado es», se dirigió al


Padre. El pacto había sido llevado plenamente a cabo. Ahora
declara: Padre, consumado es. He hecho tu voluntad, oh Dios
mío. He completado la obra de la redención. Si tu justicia está
3. Cristo nuestro Sacrificio • 49

satisfecha, «aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy,


ellos estén también conmigo». Se oye entonces la voz de Dios pro,
clamando que la justicia está satisfecha» (El Deseado de todas las
gentes, p. 790).
«Por medio de la obra redentora de Cristo, el gobierno de Dios
queda justificado» (ibúl., p. 17).

«La justicia de Dios era mantener su ley, infligiendo el castigo. Esta


era la única forma en la cual podía mantenerse la ley y proclamár,
sela santa, justa y buena. Era la única forma en la cual el pecado
podía ser hecho aparecer como excesivamente pecaminoso, y así
se podían mantener el honor y la majestad de la autoridad divina.
La ley del gobierno de Dios había de ser magnificada con la muerte
del unigénito Hijo de Dios» (Mensajes selectos, tomo 1, p. 355).

lCómo logra todo esto el sacrificio de Cristo? La justific_ación


de Dios no está tanto en el hecho de que Cristo muriera como en
la naturaleza de esa muerte. El pecado es un intruso, enemigo
mortal de Dios y de todos los seres creados. El pecado amenazó la
seguridad del universo, incluyendo el gobierno de Dios. Dios y el
pecado son mutuamente excluyentes. Como Gobernante moral
del universo, Dios está moralmente obligado a actuar contra él. El
pecado nunca puede ser desterrado, a no ser que lo haga el pro..
pio Dios. El hombre no lo hará. Satanás tampoco, porque él lo
inició. La dinámica del pecado solo puede ser contrarrestada por
la dinámica divina de la cruz.
Por la propia naturaleza de su carácter, Dios solo dispone de
ciertas maneras de abordar el pecado. No puede usar la fuerza y
seguir manteniendo cohesionado el universo. No obstante, debe
condenarlo, juzgarlo y establecer el derecho de erradicarlo.
En la cruz todos los miembros de la Divinidad están unidos en
su juicio contra el pecado, porque 4<Dios estaba en Cristo recon..
ciliando consigo al mundo» (2 Cor. 5: 19). Ese juicio le costó a
Dios su amado Hijo. Solo la Divinidad podía revelar ese juicio.
50 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Ninguna criatura habría podido hacerlo. Cuando un pecador sufre


el castigo de su pecado, recibe su merecido. En la cruz la Oivini~
dad asumió su propio juicio contra el pecado.
Una vez que se entra en la refriega, no puede haber campo~
nendas. La terrible agonía y la experiencia de separación en la cruz
no deben ser ignoradas ni desestimadas. La muerte de Cristo fue
excepcional. El grito de desamparo emitido por Cristo no puede
ser explicado por la sabiduría humana. El pecado solo puede ser
perdonado por un acto de Dios, que pronuncia sentencia sobre él
a la vez. Dios puede mantener su gobierno y su ley únicamente en
la medida en que el pecado sea debidamente condenado y deste~
rrado. La cruz reveló este juicio justo ante todo el universo.
Elena O. de White escribe abordando directamente el quid de
la cuestión, y es bueno que consideremos su interpretación de la
agonía de Cristo en Getsemaní y la cruz:
«Cristo asumía ahora una actitud diferente de la que jamás asu~
miera antes. [... ] Como substituto y garante del hombre pecami,
noso, Cristo estaba sufriendo bajo la justicia divina. Veía lo que
significaba la justicia. [... ] Sintiendo quebrantada su unidad con
el Padre, temía que su naturaleza humana no pudiese soportar el
venidero conflicto con las potestades de las tinieblas. [... ] Embar,
gaba el alma de Cristo el temor de quedar separada de Dios» (El
Deseado de todas las gentes, cap. 74, pp. 652, 653).
«Al sentir el Salvador que de él se retraía el semblante divino
en esta hora de suprema angustia, atravesó su corazón un pesar
que nunca podrá comprender plenamente el hombre. Tan
grande fue esa agonía que apenas le dejaba sentir el dolor fí~
sico. [ ... ] El Salvador no podía ver a través de los portales de
la tumba. La esperanza no le presentaba su salida del sepulcro
como vencedor [... ].Temía que el pecado fuese tan ofensivo
para Dios que su separación resultase eterna» (ibíd., cap. 78,
p. 713).
3. Cristo nuestro Sacrificio • 51

«Él, el Expiador del pecado, soporta la ira de la justicia divina y por


causa tuya se hizo pecado» (ibíd., cap. 78, p. 716).

La cruz implica una crisis dentro de la Divinidad. Pero en esta


acción no hay ninguna ruptura dentro de la Divinidad. La unidad
de la Trinidad permanece intacta. Dentro de la Divinidad se ex,
perimenta toda la agonía de la separación que Cristo expresó en
esas terribles palabras, «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has de,
samparado?».
Aunque ame al pecador y a todas las demás criaturas de todo
el universo con un amor eterno, Dios nunca debe dejar la impre,
sión de que ese amor signifique lenidad con el pecado. El amor de
Dios del que habla Juan 3: 16 no debe ser considerado un incen,
tivo para tomar el pecado a la ligera. En la cruz no se ignoran ni
la salvación de los perdidos ni la justicia de Dios. En Dios son re.-
ales tanto el amor como la justicia. Solo una creencia sentimen,
tal en el amor de Dios y una comprensión superficial del mismo
harán que los hombres ya no estén indignados con el pecado. Dios
no sería más amante si desestimase el pecado a la ligera. Ya no
sería el Dios justo. Ya no sería fiable.
«La gracia es gratuita, pero no fácil [ ... ]. Esta cruz se convirtió no
solo en un rescate de una situación difícil, sino en el principio y la
medida del mundo entero. El Señor de la cruz es el albacea defi,
nitivo del juicio universal» (Forsyth, op. cit., pp. 54, 55).

Si Dios no hubiese llegado a pronunciar una sentencia justa


contra el pecado, lno habría llegado el hombre a la conclusión
de que Dios lo aprueba? Si el pecado o la desobediencia a la ley de
Dios pueden ser pasados por alto sin un juicio adecuado, lno pa,
recería enormemente estricta la remoción de Satanás del cielo
con la tercera parte de los ángeles, y no sería demasiado severa la
expulsión de Adán y Eva del huerto del Edén?
Si el pecado es perdonado sin un juicio justo emitido por Dios,
lno ha modificado Dios sus acciones desde el exilio de Satanás y
sus ángeles del cielo? Si la ley de Dios puede ser abrogada después
52 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

de todos estos años, lno es evidente que, para empezar, la ley era
demasiado exigente y que jamás debería haberse exigido la obe,
diencia? Si ahora la pecaminosidad del hombre puede anular la
obligación de obedecer los mandamientos de Dios, el propio Dios
es quien debe adaptarse a la voluntad de sus criaturas y no al
revés. Obviamente, el pecado ya no sería lo suficientemente grave
como para merecer tal muerte para el Hijo de Dios. Si el pecado
puede ser perdonado sin un juicio emitido por Dios, la muerte ya
no es la paga del pecado y Dios sí tiene por inocente al malvado.
Por lo tanto, la cruz es la revelación maravillosa del carácter
amante y justo de Dios. Es la respuesta del propio Dios al pro..
blema del pecado. Es Dios soportando su propio juicio contra el
pecado en vez de ejecutándolo sobre los pecadores. Todas las cría..
turas son emplazadas a tomar partido por Cristo en su vida recta,
en su ley y en su justo juicio contra el pecado. Cuando los hom.-
bres lo hagan, el pecado jamás podrá volver a alzarse. El problema
del pecado ha sido resuelto. El trono de Dios está eternamente
seguro.
Cristo nuestro Sumo
Sacerdote

J
esucristo se ofreció a Dios para ser un sacrificio por el pecado
en la cruz. Tras su ascensión, ministra a la diestra del Padre en
el santuario celestial como Sumo Sacerdote y Mediador entre
Dios y el hombre. En ambos aspectos de su ministerio, Cristo se
ocupa en la labor de reconciliación o expiación.
«Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en
otro tiempo a los padres por los profetas, en estos últimos días nos
ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo y por
quien asimismo hizo el universo. Él [ ... ], habiendo efectuado la
purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó
a la diestra de la Majestad en las alturas» (Heb. 1: 1~3).

La Epístola a los Hebreos presenta la naturaleza definitiva de


la revelaciórt y la salvación proporcionadas por Dios a través de su
Hijo Jesucristo. Se demuestra que Cristo, en la doble función de
sacrificio y sacerdote, es el completo cumplimiento de todos los
tipos y todas las ceremonias del Antiguo Testamento presagiadas
en el santuario terrenal.
54 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

El ofrecimiento de sí mismo como sacrificio y la asunción de


su ministerio sacerdotal en el cielo van de la mano. El primer
deber de un sacerdote es ofrecer sacrificios:
«Todo sumo sacerdote es elegido entre los hombres y nombrado su
representante ante Dios, para ofrecer dones y sacrificios por los
pecados. [... J Del mismo modo Cristo» (5: ¡,5, PER).

«Todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y


sacrificios, por lo cual es necesario que también este tenga algo
que ofrecer» (8: 3).

En la cruz Jesús fue el auténtico cordero pascual. El Sumo Sa,


cerdote se presentó a sí mismo como sacrificio. Esta función no
continúa en el santuario celestial. El sacrificio no forma parte de
la obra de Cristo ante el trono de Dios, donde es sacerdote para
siempre. «Como Jesús permanece para siempre, su sacerdocio es
imperecedero» (7: 24, NVI). Cristo se ofreció a sí mismo una vez
para siempre cuando se ofreció a sí mismo (véanse 9: 12, 25, 26).
Esto no ha de repetirse. Mediante ese único sacrificio, Cristo ob.-
tuvo para nosotros «eterna redención» (9: 11.-15).
En virtud de ese único sacrificio perfecto por el pecado, ahora
Cristo ejerce su ministerio sacerdotal a la diestra del Padre, pre,
sentando y representando a su pueblo aquí en la tierra. Ha sido
exaltado a una posición en el santuario celestial de Sumo Sacer,
dote, trascendiendo cuanto tenía lugar en el santuario terrenal.
En su exaltada posición, es el Rey de justicia, por su vida inmacu,
lada, y sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec, el
único «mediador entre Dios y los hombres» (1 Tim. 2: 5).
Ahora vemos a Jesucristo entronizado junto al Padre como
autor de nuestra salvación (Heb. 2: 5.-10). Es verdadero Dios y
también verdadero hombre. Por lo tanto, está dotado de cosas que
pertenecen a Dios y al hombre. Dado que es el Hijo de Dios, que
intervino en nuestro favor, murió por nosotros y ahora vive y mi,
4. Cristo nuestro Sumo Sacerdote • 55

nistra por nosotros, satisface las necesidades fundamentales del


pecador arrepentido: la reconciliación con Dios y la transforma . .
ción de la vida.

La esfera del ministerio


sacerdotal de Cristo
Cristo es un sacerdote en el cielo. El libro de Hebreos pone de
manifiesto que el ministerio sacerdotal de Cristo se desarrolla en
el santuario celestial.
«Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es
que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del
trono de la Majestad en los cielos. Él es ministro del santuario y
de aquel verdadero tabernáculo que Levantó el Señor y no el
hombre» (8: 1, 2).

«Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de Los bienes


venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no
hecho de manos, es decir, no de esta creación[ ... ]» (9: 11).

Cristo no ofició como sacerdote en el santuario terrenal. Po ..


dría concluirse que Cristo es un sumo sacerdote eterno y que
lo ha sido desde que el pecado entró en el universo. No obstante,
hay muchas razones para creer, por lo dicho en la Epístola a los
Hebreos, que hay un sentido en el que Cristo no asumió su minis ..
terio sumo sacerdotal, tipificado en el sacerdocio levítico, hasta
que se ofreció a sí mismo como sacrificio y ascendió al santuario
celestial. No podía ofrecer su sangre y representar realmente al
hombre pecador ante el Padre sino hasta que hubiese derramado
su sangre.
Tras su ascensión, se convirtió en nuestro representante ante
el trono de Dios, «para presentarse ahora por nosotros ante Dios»
(vers. 24). Así ocurría en el servicio levítico. Tras la muerte del
anitnal, el sacerdote tomaba la sangre de la víctima y la rociaba
en el lugar apropiado: en el altar o ante el velo. Sin la sangre
56 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

derramada, la aparición del sacerdote era inútil; su entrada no


habría tenido eficacia alguna. Así, Cristo presenta los méritos de
su sacrificio, fundados en la expiación realizada en la cruz.

Necesidad de un Sumo Sacerdote eterno


La función fundamental de un sumo sacerdote es mediar entre
Dios y el hombre. La necesidad de este sistema de mediación, tanto
en tipo como en antitipo, surgió debido al alejamiento resultante
del pecado. Satanás había tentado y convencido a Adán y Eva para
que desplazaran su centro de confianza y lealtad de Dios a sí mis . .
mos. Desde ese momento, el hombre ha sido el centro de su pro . .
pio mundo. Todos los seres humanos damos inicio a nuestra vida
con este alejamiento de Dios, que heredamos de Adán.
Si Dios hubiese decidido dejar al hombre en su aislamiento,
este se habría perdido eternamente. Pero Dios extendió su mano
en la persona de su Hijo y buscó reconciliar al hombre con Dios.
En Cristo Dios vuelve a atraer al hombre hacia sí. Para lograrlo,
Jesucristo se convirtió en la expiación del pecado, en el mediador
divino del hombre.
Jesucristo es el don supremo de Dios al hombre, no por su con..
templación académica ni su investigación crítica, sino para satis.-
facer la desesperada necesidad del hombre como pecador, alejado
del Padre. Doquier haya un pecador perdido, ahí está Jesucristo,
Sumo Sacerdote y Redentor. Es, de principio a fin, la respuesta
completa a las necesidades del pecador. En Jesucristo, Dios ha
dado al hombre todas las cosas.
«El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por
todos nosotros, kómo no nos dará también con él todas las cosas?
lQuién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica»
(Rom. 8: 32, 33).

Así, las esperanzas del hombre. encuentran su realización solo


en Cristo. Todos los hombres nacemos «Sin Dios en el mundo»
4. Cristo nuestro Sumo Sacerdote • 57

(Efe. 2: 12). En su condición caída, el hombre se encuentra apar..


tado de Dios. Cristo vino a restaurar esa relación, a posibilitar el
acceso al Dios viviente.
Sin este ministerio sacerdotal en el santuario celestial, el hom..
hre únicamente podía albergar «una horrenda expectación de jui..
do» (Heb. 10: 27). La naturaleza y la profundidad de la necesidad
del pecador requieren un correspondiente ministerio mediador
sobrenatural. Aquí vemos la gran diferencia entre el tipo y el an ..
ti tipo, entre el sacerdocio levítico y el sacerdocio eterno de Cristo.
En los ritos del santuario terrenal levítico se sacrificaban ani..
males. Estos no tenían elección alguna. Cristo, voluntariamente,
cese humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y
muerte de cruz» (Fil. 2: 8).
Los sacrificios levíticos nunca eran completos, sino que eran
repetidos día tras día, año tras año. Cristo solo murió una vez. Los
sacrificios levíticos limpiaban solo externamente de forma ritual.
N unca quitaban el pecado de verdad. Pero Cristo expió comple..
tamente los pecados del mundo. Obtuvo una redención eterna.
En el santuario terrenal los sacerdotes levíticos oficiaban en
un santuario material en condiciones marcadas por la debilidad y
la deficiencia. Eran hombres mortales; no tenían permanencia
alguna. Pero Cristo entró en el mismísimo cielo, en el santuario
verdadero del que el terrenal no era más que un tipo. Los tipos no
eran más que sombras impuestas durante un tiempo (véase Heb.
9: 10). Lo más que cabía esperar de ellos era señalar a la realidad
definitiva en Cristo. No se declara que los tipos sean nulos de
pleno derecho, porque apuntan a la realidad y a la labor de Cristo
en el santuario celestial. Cristo tiene un sacerdocio incorruptible.
Es sacerdote según el orden y el poder de una «vida indestructi.-
ble» (7: 16, 17, 23, 24).
El sacerdocio levítico oficiaba siempre desde una distancia,
con la Deidad velada. Todo el ministerio del santuario terrenal
estaba marcado por la distancia con respecto a Dios. Solo el sumo
sacerdote tenía acceso a la presencia de Dios, y eso solo un día al
año, en el Día de la Expiación. El sacerdote común nunca iba más
58 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

allá del velo del lugar santo, o primera estancia. El adorador


común nunca iba más allá del atrio. Pero Cristo, nuestro Sumo
Sacerdote, «no entró [... ] en el santuario hecho por los hombres,
figura del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse
ahora por nosotros ante Dios» (9: 24). En Cristo el creyente es
invitado a acercarse confiadamente al trono de la gracia. En Jesús
«tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en
él» (Efe. 3: 12).
Cristo media una redención eterna para quienes creen en él.
Salva hasta lo sumo. Da arrepentimiento. Ministra el perdón y
quita el pecado. Ofrece lo que el hombre necesita desesperada,
mente. Solo él satisface las necesidades espirituales de los seres
humanos. Es apto en todos los sentidos para ser el Salvador y el
Defensor del hombre ante nuestro Padre celestial. Conoce al
Padre como ningún otro ser. Está perfectamente familiarizado con
el carácter de Dios.
«Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie co,
noce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el
Hijo y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar» (Luc. 10: 22).

Dado que se hizo hombre, conoce bien la situación de sus her,


manos aquí en la tierra.
En el Evangelio de Juan leemos de él:
«Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos;
y no necesitaba que nadie le explicara nada acerca del hombre,
pues él sabía lo que hay en el hombre» Ouan 2: 24, 25).

Nuestras carencias,· nuestras necesidades, nuestros pecados,


tentaciones, pruebas, debilidades, le resultan más conocidos
que a nosotros mismos. Hasta nuestros deseos más internos y
nuestros anhelos más secretos le son plenamente conocidos.
Dado que es hombre, es capaz de compartir nuestra vida. Es el
autor de nuestra salvación (Heb. 2: 10).
4. Cristo nuestro Sumo Sacerdote • 59

También tiene plena comprensión de la ley de Dios, que todos


lt lS hombres hemos quebrantado. Acepta y enseña la autoridad
divina de la ley, sostiene sus reivindicaciones, mantiene sus nor..
mas morales. Nunca disminuye sus requisitos ni niega la violación
de esa ley por parte del pecador. Pero presenta al Padre su propia
vida de perfecta obediencia a la ley, por la cual la ley es reveren ..
dada y recibe satisfacción, ofreciendo sus méritos en nombre de
lt lS pecadores arrepentidos. Es el Señor justo que ama la justicia y
aborrece la iniquidad.
«Tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apar..
tado de los pecadores y hecho más sublime que los cielos» (7:· 26).

Tal es la necesidad de los hombres pecadores y tal es la precau ..


dón que Dios ha tomado. Así, nuestro Defensor divino promueve
la gloria de Dios, el bien de su pueblo y el honor de la ley. De ..
Hende la causa de Dios y el hombre con más poder y mayor justi.-
da de lo que jamás podría haberlo hecho cualquier otro ser del
universo. Los méritos de su justicia y la redención obrada en la
cruz están ahora en vigor ante nuestro Padre celestial.
«Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cie ..
los, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. No tene ..
mos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras
debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra seme ..
janza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al
trono de la gracia, para álcanzar misericordia y hallar gracia para
el oportuno socorro» (4: 14.-16).

Naturaleza
del ministerio sacerdotal de Cristo
lCuál es la naturaleza de la labor sacerdotal de Cristo en el
cielo? Dado que es sacerdote para siempre, resulta importante
comprender cuál es la labor sacerdotal que sigue realizando. No
60 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

puede ser el sacrificio, porque eso lo hizo una vez en la tierra. Esto
no quiere decir que el sacrificio de Cristo en la tierra ya no tenga
significación en el cielo. Al contrario, los dos aspectos del minis ..
terio sacerdotal de Cristo están muy estrechamente relacionados.
Cristo emprendió su labor de Sumo Sacerdote en el cielo con el
poder de su ofrenda sacrificial. La redención tuvo lugar en la cruz.
La aplicación eficaz de esa redención en la vida del creyente es
efectuada por la obra de Cristo en el cielo.
Si Cristo ya no ofrece sacrificios, lqué hace? Su labor es de in..
tercesión:
«Por eso puede también salvar perpetuamente a los que por él
se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos»
(7: 25).
El significado literal de la palabra «interceder» es «pasar
entre». Denota mediar entre dos partes con vistas a reconciliar
diferencias. La palabra neotestamentaria «intercesión» incluye
todo tipo de actuación en nombre de otro, en particular la súplica
a favor del hombre ante Dios. Mientras estuvo en la tierra, Cristo
intercedió en forma de oración ante su Padre:
«Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me
diste, porque tuyos son [ ... ]. Ya no estoy en el mundo; pero
estos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me
has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como
nosotros» Quan 17: 9 .. 11).

También es nuestro abogado: «Si alguno ha pecado, abo ..


gado tenemos para con el Padre, a Jesucristo, el justo» (1 Juan
2: 1). Este es un término legal. Un abogado es alguien que apa ..
rece en un tribunal de justicia en representación de la persona
acusada, un letrado de la defensa. Cristo, nuestro Abogado, no
defiende nuestra inocencia ante Dios, porque ningún ser hu ..
mano es inocente ante Dios. Sí defiende sus propios méritos,
4. Cristo nuestro Sumo Sacerdote • 61

porque el pecador no puede presentar ninguna demanda en nom..


bre propio. Por ello, se dice que Cristo se presenta «por nosotros
ante Dios» (Heb. 9: 24). En la hora de su juicio y su martirio, Es ..
teban elevó la mirada a su Intercesor divino:
«Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo
y vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios. "iVeo
el cielo abierto -exclamó-, y al Hijo del hombre de pie a la de ..
recha de Dios!"» (Hech. 7: 55, 56, NVI).

iCon qué prontitud se interpuso Jesús a favor de Esteban!


Cristo nunca está ausente de su ministerio sacerdotal. El creyente
sabe dónde puede ser hallado. Está siempre a la diestra del Padre,
aguardando que sus hijos recurran a él. Así, pueden contar con él
con perfecta confianza. Cuando pecan y se arrepienten, suplica
el perdón. Cuando son acusados, proclama su vindicación.
Cuando son tentados, ora para que su fe no decaiga. Es un Sumo
Sacerdote misericordioso y fiel. En él fluye a los hombres todo el
amor de Dios. En el santuario celestial es la misma persona que
fue en la tierra.
«No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de
nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin pecado» {Heb. 4: 15).

«Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para


venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios
se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él
mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que
son tentados» (2: 17, 18).

Igual que el sumo sacerdote del santuario terrenal llevaba los


nombres de las tribus grabados en el pectoral cuando entraba a la
presencia de Dios, Cristo nos lleva sobre su corazón. N ada puede
superar la calidez y el amor de la labor de nuestro Señor por
nosotros ante el Padre. El Padre nunca deja de oír a su Hijo.
62 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

«Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: "Padre, gracias te doy por
haberme oído. Yo sé que siempre me oyes; pero lo dije por causa
de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado"» Quan 11: 41, 42).

Ofrecer la sangre
La sangre derramada de Cristo desempeña un papel clave en
la obra de intercesión. Cristo intercede en virtud de su sacrificio.
En el cielo, la sangre de Cristo, precisamente, clama a Dios por
nosotros.
«Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sion, a la ciu,
dad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos
millares de ángeles [ ... ], a Jesús, Mediador del nuevo pacto, y a la
sangre rociada que habla mejor que la de Abel» (Heb. 12: 22,24).

En medio del trono de Dios, está de pie Cristo, «un Cordero


como inmolado» (Apoc. 5: 6). El Señor dijo a los hijos de Israel:
«Cuando vea la sangre, pasaré de largo» (Éxo. 12: 13, PER). El sa.-
crificio expiatorio de Cristo es la base sobre la que se confieren al
creyente todas las bendiciones de la redención. Porque «sin derra ..
mamiento de sangre no hay remisión» (Heb. 9: 22). En el Nuevo
Testamento se alude con más frecuencia a la sangre de Cristo que
a su muerte en la cruz. El mayor hincapié se pone en que Cristo
entregó libremente su vida y aplica ese acto redentor para la sal..
vación y la recuperación del hombre.
«Pero si esto es así, icuánto más poder tendrá la sangre de Cristo!
Pues por medio del Espíritu eterno, Cristo se ofreció a sí mismo a
Dios como sacrificio sin mancha» (vers. 14, DHH).

El Nuevo Testamento afirma siempre que la sangre de Cristo


ejerce una acción redentora positiva. En ningún lugar se dice
que la sangre de Cristo contamine. Solo el pecado contamina. La
sangre desempeña un papel medular en la obra de la salvación.
4. Cristo nuestro Sumo Sacerdote • 63

Limpia (1 Juan 1: 7; Apoc. 1: 5). Justifica (Rom. 3: 24, 25; 5: 9).


Reconcilia (Efe. 2: 13). Redime (Efe. 1: 7; Col. 1: 14; Apoc. 5: 9).
Santifica (Heb. 10: 29; 13: 12).
El fundamento de la obra de Cristo en el cielo es su sangre de ..
n·amada. La cruz es la base de toda negociación y de toda activi..
dad redentora. La sangre proporciona la base de toda la intercesión
en el santuario celestial.
«Pero presentóse Cristo como Sumo Sacerdote de los bienes fu tu,
ros, a través de una Tienda mayor y más perfecta, no fabricada por
mano de hombre, es decir, no de este mundo. Y penetró en. el san,
tuario una vez para siempre, no con sangre de machos cabríos ni
de novillos, sino con su propia sangre, consiguiendo una reden..
ción eterna. Pues si la sangre de machos cabríos y de toros y la ce,
niza de vaca santifica con su aspersión a los contaminados, en
orden a la purificación de la carne, i cuánto más la sangre de
Cristo, que por el Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a
Dios, purificará de las obras muertas nuestra conciencia para ren,
dir culto a Dios vivo! Por eso es mediador de una nueva Alianza»
(Heb. 9: ll .. lS,JER).

La sangre de Cristo es la moneda del cielo. El pecador arrepen..


tido no puede apelar a nada más, porque no se dispone de nada
más. Ante Dios, los hombres solo podemos recurrir a los méritos
de la vida inmaculada de Cristo y a su perfecto sacrificio. El ere,
yente no tiene nada que ofrecer en sí mismo. Solo existe una vía
de perdón y de victoria sobre el pecado. Jesús lo puso de maní..
ílesto cuando estuvo en la tierra.
«De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del
hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come
mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en
el día final, porque mi carne es verdadera comida y mi sangre
es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre
64 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

permanece en mí y yo en él. Así como me envió el Padre viviente


y yo vivo por el Padre, también el que me come vivirá por mí»
Ouan 6: 53,57).

Por su intercesión, Cristo declara que su sacrifició y los méri,


tos de su sangre siempre son válidos delante de Dios. Los pecados
del hombre claman justicia. La sangre de Cristo proclama perdón.
Nada puede negar la gracia y la misericordia de Dios, salvo el re,
chazo del propio hombre. Los hombres pueden saber que los pe,
cados son perdonados, la culpa quitada y el juicio evitado
únicamente por la sangre de Cristo. No debe permitirse que nada
enturbie esta verdad. No debe realizarse ninguna ofrenda sustitu,
toria. Ninguna obra de los hombres vale de nada; solo Cristo. Hay
una sola puerta de acceso al reino de Dios.
«Volvió, pues, Jesús a decirles: "De cierto, de cierto os digo: Yo
soy la puerta de las ovejas. Todos los que antes de mí vinieron, la,
drones son y salteadores [ ... ] . Yo soy la puerta: el que por mí entre
será salvo; entrará y saldrá, y hallará pastos"» (10: 7,9).

Se dice que Cristo ofrece su sangre ante el Padre en nombre


del pecador.
«Como Cristo, después de su ascensión, compareció ante la pre,
senda de Dios para ofrecer su sangre en beneficio de los creyen,
tes arrepentidos, así el sacerdote rociaba en el servicio diario la
sangre del sacrificio en el lugar santo en favor de los pecadores»
(Patriarcas y profetas, cap. 30, p. 325).
«La obra de Cristo en el santuario celestial, donde él está presen,
tando su propia sangre cada momento ante el propiciatorio, ha,
ciendo intercesión por nosotros, debería impresionar debidamente
el corazón, de modo que reconociésemos el valor de cada mo,
mento. Jesús siempre vive para hacer intercesión por nosotros;
pero un solo momento malgastado no puede ser jamás recobrado»
(Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática, Sección 4, p. 104).
4. Cristo nuestro Sumo Sacerdote • 65

«Cuando Cristo ascendió al cielo, la sensación de su presencia per,


maneció con sus seguidores. Era una presencia personal, impreg,
nada de amor y luz. [ ... ] Sabían que se hallaba delante del trono
de Dios como Amigo y Salvador suyo, que sus simpatías no ha,
bían cambiado y que seguía identificado con la humanidad do,
liente. Estaba presentando delante de Dios los méritos de su sangre
preciosa, y mostrándole sus manos y sus pies traspasados para
recordar el precio que había pagado por sus redimidos» (El camino
a Cristo, cap. 8, pp. 109,11 O).
En el santuario celestial, Cristo aparece en nombre de su pue ..
blo tras haber realizado el sacrificio y no para ofrecer uno. Pre,
senta los méritos de su sacrificio por los pecadores.
Los sacrificios reiterados corresponden por entero al sacerdo,
do levítico del santuario terrenal. Con Cristo no hay lugar alguno
para la repetición ni en la tierra ni en el cielo.
Cualquier ritual o acto que busque repetir esto en forma al,
guna constituye una interpretación engañosa y falsa de la obra sa..
cerdotal de Cristo. En realidad, niega la eficacia del sacrificio
único. Tampoco hay eficacia alguna en tal acto realizado por sa,
cerdo tes terrenales. Solo Cristo tiene derecho a presentar los mé,
ritos de su sangre ante· el Padre y a conceder el perdón de los
pecados. Solo su intercesión garantiza la eficacia constante de su
propia justicia perfecta. Cristo contempla desde lo alto, con amor
eterno, a toda la familia humana. Conoce a los suyos. Sus nom,
bres están escritos en el libro de la vida del Cordero. Están graba,
dos, por así decirlo, en la palma de sus manos y en las tablas de su
corazón. Lleva su caso ante el trono de Dios; el Padre oye. El Es ..
píritu Santo tiene el encargo de impresionar la mente de los hom ..
bres. El pecador se vuelve de las tinieblas a la luz, del pecado a la
justicia.

Abogado de la defensa
Parte de la obra intercesora de Cristo es proteger a su pueblo
contra las tentaciones y las acusaciones de Satanás.
66 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

«lQuién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justi,


fica. lQuién es el que condenará? Cristo es el que murió; más
aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de
Dios, el que también intercede por nosotros» (Rom. 8: 33, 34).

Satanás es «el acusador de nuestros hermanos» (Apoc. 12: 10).


La acusación no es obra de Cristo. La intención de Pablo en este
pasaje es mostrar que cuando Satanás acusa al pecador arrepen,
tido, Cristo está de pie delante de Dios e intercede en su nombre.
Para quienes reivindican los méritos de Cristo, no hay condena,
ción alguna. Cristo vino a destruir la obra del diablo (véase Heb.
2: 14, 15). Derrotó a Satanás en la cruz (véase Juan 12: 31, 32).
En el santuario celestial continúa la misma labor, refutando las
acusaciones del adversario. Muchos son los ataques y las tentado,
nes del enemigo. A no ser que el pueblo de Dios tenga de su lado
a Alguien aún más poderoso, que sea capaz de responder a todas
las acusaciones que Satanás presenta contra él, caerá ante sus tre,
tas y se hundirá bajo el ímpetu de su ataque. La intercesión de
Cristo es su seguridad. Su fe se vuelve firme e inamovible. lnspi,
rado y fortalecido por la intercesión de Cristo, es victorioso sobre
el príncipe de las tinieblas.
La Biblia no dice cómo se efectúa la intercesión de Cristo ni
de qué forma Cristo realiza nuestra defensa. La interpretación
española de la palabra «intercesión» bien puede llevamos a pre,
guntar: ¿Ante quién intercede Cristo? ¿Necesita Cristo rogar al
Padre para convencerlo para que haga algo que vacila en hacer?
Obviamente no. Es evidente que esto forma parte del papel exclu,
sivo de Cristo en el plan de la salvación. Cada miembro de la Dei,
dad tiene funciones específicas que realizar. Desde que el pecado
entró en el universo, Cristo eligió voluntariamente una posición
subordinada. Cristo vino a dar testimonio del Padre. El Espíritu
Santo da testimonio de Cristo. Cada uno se encarga de revelar
confianza y seguridad completas en los demás. La obra de inter,
4. Cristo nuestro Sumo Sacerdote • 67

cesión de Cristo forma parte de los acuerdos originales, igual que


su sacrificio. Con este acuerdo, Cristo honra aL Padre y el Espíritu
Santo honra al Hijo.
La intercesión de Cristo ofrece una maravillosa manifestación
del amor de Dios. Al nombrar a un Defensor divino de los seres
humanos pecadores, se manifiesta ante todo el universo el carác.-
ter del amor de Dios. Todo esto revela hasta dónde Dios está dis ..
puesto a ir para volver a ganarse a los hombres. El Padre, el Hijo
y el Espíritu Santo están todos unidos en La redención definitiva
de los hombres y en la completa erradicación del pecado. La in ..
tercesión es una función mesiánica tan ciertamente como lo fue
la labor de Cristo como Hijo de Dios en la tierra.
Cristo intercedió mientras estuvo en la tierra. Dirigió su peti.-
ción al Padre (véase Luc. 22: 32). Jesús oraba al Padre en nombre
propio, revelando su completa confianza en el Padre (véase Juan
17: 5). Antes de su crucifixión Jesús prometió: «Y yo rogaré aL
Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para
siempre: el Espíritu de verdad» Ouan 14: 16, 17). Jesús habla aquí
de una petición que dirigirá al Padre tras su ascensión 'y su regreso
al trono de Dios. Así da gLoria para siempre a la persona del Padre.
Cristo es para siempre el ejempLo supremo de confianza inque.-
hrantable en nuestro Padre celestial y en su amor por el hombre.

Beneficios de la intercesión de Cristo


Todo don bueno y perfecto desciende del santuario celestial
como consecuencia de la labor sacerdotal de Cristo (véanse San t.
1: 17; Rom. 8: 28). Por su ministerio mediador, Cristo se identi.-
fica hasta taL grado con nosotros y por nosotros, que lo que se
aplica a él por derecho propio se vuelve aplicable a nosotros.
Perfecta seguridad. El ministerio de Cristo proporciona
perfecta seguridad al hijo de Dios. El estado actual de este dista
de ser perfecto. Si no hubiera imperfección en su pueblo, no ha ..
bría necesidad alguna de que Cristo intercediera. La seguridad
68 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

de los santos surge no de nada intrínseco a sí mismos en térmi.-


nos de impecabilidad, sino enteramente de los méritos de Cristo.
He aquí seguridad, confianza y completa certidumbre ante Dios.
Cuando Cristo ascendió al santuario celestial como mediador del
hombre, los discípulos sabían con certeza que nada podría fallar ..
les (véase Luc. 24: 50.-53). A partir de ese momento, los creyen..
tes supieron que tenían a su disposición todo el poder (véase
Hech. 1: 8).
«Así que, hermanos, tenemos libertad para entrar en el lugar san..
tísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que
él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne. También tene ..
mos un gran sacerdote sobre la casa de Dios. Acerquémonos, pues,
con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los
corazones de mala conciencia y lavados los cuerpos con agua pura.
Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra espe ..
ranza, porque fiel es el que prometió» (Heb. 10: 19.-23).

N o es demasiado afirmar la total confianza de quienes siguen


a Cristo al interior del santuario celestial. Él abrió el camino a la
presencia misma de Dios. Ese camino mantiene nuestra vista y
nuestra vida en unión con la vida misma de Dios. Por su interce.-
sión, Cristo imparte la vida eterna a pesar de nuestra descompo.-
sición. Perdona los pecados que merecen condena. No puede
sobrevenimos ninguna tentación que no tenga poder de repeler.
Nuestra salvación final en Cristo se vuelve segura no por la con.-
fianza propia en nuestra justicia, sino en la humilde dependencia
de nuestro Defensor divino ante el Padre. Así, los siervos de Dios
están sellados en la frente. Pertenecen a Dios para siempre.
«Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los
herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso
juramento, para que por dos cosas inmutables, en las cuales es im.-
posible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que
4. Cristo nuestro Sumo Sacerdote • 69

hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de no,


sotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que
penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como
precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de
Melquisedec» (6: 17, 20).

Por Cristo -nuestro eterno Sumo Sacerdote-, nuestra es,


peranza, nuestra confianza y nuestra certidumbre son comparadas
con un ancla que está asida firmemente dentro del santuario ce,
lestial. Allí nos unimos al Padre y al Hijo con lazos inquebranta,
bies. El creyente ha de tener su ancla ahí y en ningúfl: otro sitio:
no en las cosas temporales presentes, no en el ministerio de nin,
gún sacerdocio en la tierra, sino en el mismísimo Dios viviente.
N ada sino esta ancla aguantará en las tempestades de los úl ..
timos días. En realidad, el creyente está anclado al trono de Dios.
Cuando Cristo ascendió al cielo, llevó consigo una multitud de
redimidos (véanse Mat. 27: 51 ..53; Efe. 4: 8). Son las primicias
de los redimidos. El santuario celestial es el santuario de la espe..
ranza para cuantos siguen a Cristo a los lugares celestiales no he ..
chos por mano humana.
Salvados hasta lo sumo. «Y esto es aún más evidente si a se..
mejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto, no
constituido conforme a la ley meramente humana, sino según el
poder de una vida indestructible [ ... ]. Pues la ley nada perfec..
donó y se introduce una mejor esperanza, por la cual nos acerca,
mos a Dios. [... ] Por eso puede también salvar perpetuamente a
los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder
por ellos» (Heb. 7: 15 .. 25).
El plan de la redención tiene como fin la santidad de los hijos
de Dios. El ministerio de Cristo busca desarrollar la pureza moral.
Mediante la intercesión de Cristo, los creyentes se apartan del pe..
cado y abrazan la justicia, aprenden a amar lo que Dios ama y a
detestar lo que él desprecia. La expulsión del pecado de la vida es
70 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

consecuencia de la comunicación de la mismísima vida de Cristo


dentro de nosotros. La victoria sobre el pecado procede de esta
fuente divina.
«Pero por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido
hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención,
para que, como está escrito: "El que se gloría, gloríese en el
Señor"» (1 Cor. 1: 30, 31).

En el santuario celestial, Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote,


nos aguarda donde termina la dependencia del yo. El hombre es
egocéntrico por naturaleza. La capacidad de Dios de salvar
al hombre hasta lo sumo está limitada por la dirección en que
el hombre fija su mirada y por la dependencia de este. Lo último
que abandona el hombre es el esfuerzo por ganar su propia salva~
ción y, por lo tanto, por recurrir a sí mismo.
A menudo, en el hombre existe la tendencia a recurrir a la ley.
Así es posible llevar una vida moral bastante buena. Frecuente~
mente, hasta el creyente relaciona su observancia de la ley con
su propio interés, con las recompensas que puede obtener cum~
pliendo la ley. El Cristo viviente debe vencer el egoísmo del hom~
bre, incluso sus propios actos de justicia, que «son como trapos
de inmundicia» (lsa. 64: 6, NVI).
Cuando como creyentes dependemos de Cristo en el santua~
rio celestial, Cristo nos imparte su propia justicia. Nuestro gran
Sumo Sacerdote se convierte en el nuevo centro de la vida. Esto
prometió Cristo tras su entrada en el santuario celestial.
«Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vo,
sotros para siempre [... ] porque vive con vosotros y estará en voso,
tros. No os dejaré huérfanos; volveré a vosotros» Quan 14: 16,18).

Cristo hace de los que recurren a él receptores de su amor, su


poder y su gracia. No confían en las obras que hacen para reno,
varse a la nueva vida. Esta no es una emoción extática en modo
alguno. No se trata de una falsa garantía, ni de un seguro de vida
4. Cristo nuestro Sumo Sacerdote • 71

automático. La salvación significa que Cristo entra en la vida. Nin.-


gún esfuerzo del hombre, por intenso que sea, y ninguna obra, por
grande que sea, pueden producir obediencia genuina a la voluntad
de Dios. Solo puede transformar la vida lo que aparta al hombre de
sí mismo y del estrecho círculo de su propia capacidad. Así, el hom..
hre es salvo por la fe de principio a fin. Pero la obediencia a lavo ..
!untad revelada de Dios es la confesión de esa fe. La salvación hasta
lo sumo no se basa en las vacilaciones de los esfuerzos del propio
hombre, sino en el Cristo viviente, nuestro Sumo Sacerdote en el
santuario celestial.
He aquí el amor de Dios manifestado allí donde la salvación
se experimenta y se disfruta realmente. Jamás podríamos alcanzar
la salvación solos. Sin la intercesión de Cristo, no podría ser oída
ninguna oración, ser aceptado un servicio ni resistida una tenta ..
ción. Pero tenemos un abogado tal, el Hijo del mismísimo Dios, la
persona más noble del universo, que está disponible en todo mo.-
mento de cada día y en cada situación. Aunque está exaltado por
encima de todo, adorado por la hueste angélica, nos sirve a todos
nosotros por el amor y la misericordia que residen dentro de la
Divinidad.
«Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios ver..
dadero, y a Jesucristo, a quien has enviado» (17: 3).

«Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como
nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfec.-
tos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y
que los has amado a ellos como también a mí me has amado. [ ... ]
Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido,
y estos han conocido que tú me enviaste» (vers. 22.-25).

Acceso a Dios. En Cristo el creyente tiene acceso a Dios. En


el Nuevo Testamento se invita al creyente a acercarse «Confiada..
mente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar
gracia para el oportuno socorro» (Heb. 4: 16).
72 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

En virtud de su labor sacerdotal Cristo une a los creyentes en


la comunión con el Padre. Como pecadores, estamos separados de
Dios. Necesitamos a alguien que tenga acceso al trono de Dios.
Estamos necesitados cada día de una intervención sacerdotal. Por
medio de Cristo, nos acercamos a Dios con perfecta confianza.
Los creyentes estamos tan completamente en Cristo que, en él, te ..
nemos comunión con el Padre y el Hijo. El Padre nos contempla
en su Hijo. Ve que somos uno con su Hijo y, por lo tanto, uno con
el Padre. Ahora tenemos con el Padre la misma relación que el
Señor Jesucristo. Somos hijos de Dios. Dios nos ama igual que
ama a su Hijo. Nada puede separarnos del amor de Dios (véase
Rom. 8: 38, 39).
Cuanto más tiempo vivamos en Cristo, más seguros estaremos
del amor de Dios, más cuenta nos daremos de él y lo manifesta ..
remos a los demás. Llegamos a ver que todo verdadero amor pro..
viene de Dios, porque Cristo comparte su vida misma con
nosotros. Con nosotros permanece la mayor verdad: que Dios nos
ama con un amor eterno que no escatimó a su Hijo unigénito.
Tenemos necesidad de muchas cosas cada día: solicitudes que
hacer, el perdón de nuestros pecados, poder para vivir victoriosa ..
mente; dar gracias. «Por medio de él [... ] tenemos entrada por
un mismo Espíritu al Padre» (Efe. 2: 18). Comenzar la nueva vida
con Cristo no es suficiente. Debemos retener «firme hasta el fin
nuestra confianza del principio» (Heb. 3: 14). Un buen comienzo
no garantiza un buen final. La causa de muchos fracasos es el en ..
gaño de que si se es salvo una vez, se es salvo para siempre. Solo
triunfarán quienes mantengan una comunión viva con Dios. La
comunión con él nos da valor y fortaleza. Poseemos la vida eterna
ahora, la vida de lo alto.
«El que cree en el Hijo tiene vida eterna» Quan 3: 36).

«El que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás, sino que
el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para
vida eterna» (4: 14).
4. Cristo nuestro Sumo Sacerdote • 73

Debe haber algún acercamiento real a Dios o no tendremos


más que una forma externa en la religión. La comunión espiri..
tual con Dios se halla en la base de toda verdadera adoración.
Se invita una y otra vez a los adoradores a volverse hacia el trono
de Dios, donde Cristo está sentado a la diestra. He ahí la reali ..
dad espiritual, abierta para nuestra contemplación, para nuestra
adoración y .para nuestra total entrega. He ahí el centro de la ado ..
ración.
La cuestión básica de toda religión y toda adoración es nues ..
tra relación personal con Dios. El ministerio de Cristo en el san..
tuario celestial representa la debida relación del hombre con
Dios. Nos enseña a poner «los ojos en Jesús, el autor y consuma..
dor de la fe» (Heb. 12: 2). Destaca, revelado, un común deno ..
minador: toda verdad, toda doctrina, toda adoración, deben ser
entendidas y captadas en relación con el Cristo viviente.
Cristo está de pie en persona a la diestra del Padre, y también
a la puerta de nuestro corazón por medio del Espíritu Santo. De ..
jamos de experimentar el poder salvador de Dios si convertimos
a Cristo simplemente en el recuerdo y la imagen de lo que él fue
hace dos mil años, o a su influencia en un mero entusiasmo na ..
tural en vez de en la conciencia de que él mismo está presente
con nosotros y para nosotros.
La confianza y la certidumbre verdaderas ante Dios no se ge ..
neran espontánea1nente. El peligro estriba en que los hombres
perdamos de vista al Cristo vivo en el santuario de los cielos.
Entonces el mundo y la carne se convierten en el interés má ..
ximo del hombre. El ser humano es propenso a buscar signifi..
cado y a poner todo su haber en cosas que, en último término,
deben perecer.
Es preciso que creamos en la interdependencia de la vida cris ..
tiana en la tierra con el ministerio de nuestro Señor en el cielo.
iCuán grande es el poder transformador para la vida y el signifi..
cado cuando recurrimos a Aquel que está a la diestra del Padre
74 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

ministrando las riquezas y las bendiciones del cielo a los que crec.-
mos! Porque solo aquí se nos dispensan la fortaleza, la sabiduría y
la verdad que el hombre pecador necesita.
«Los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los
que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. El ocuparse de la
carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz, por
cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios, porque
no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven
según la carne no pueden agradar a Dios. Pero vosotros no vivís
según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios
está en vosotros. Ysi alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de
él» (Rom. 8: 5,9).

Obras de fe. {<iCuánto más la sangre de Cristo, que por el Es.-


píritu Eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, purificará de
las obras muertas nuestra conciencia para rendir culto a Dios
vivo! Por eso es mediador de una nueva Alianza» (Heb. 9: 14, 15,
JER). «Y considerémonos unos a otros para estimulamos al amor
y a las buenas obras» (1 0: 24).
Dado que vivimos en Cristo, somos llamados a apartarnos de
las «obras muertas» para ofrecer un servicio viviente a Dios y al
hombre. A través de la obra de intercesión de Cristo el servicio del
pueblo de Dios está vivo con fe y amor. No es cuestión baladí saber
por qué mérito y qué motivación el cristiano lleva una vida de
buenas obras. Por su intercesión,,Cristo compensa todas nuestras
deficiencias y quita todas las imperfecciones. «No ha notado ini..
quidad en] acob ni ha visto perversidad en Israel» (Núm. 23: 21).
Las obras están muertas cuando se realizan aparte del Dios vi..
viente. La vida espiritual procedente de Cristo hace de ellas, en
verdad, obras de fe. Son obras muertas aquellas realizadas en un
empeño por guardar la ley y no como expresión de la vida en
Cristo. El cristiano unido a Cristo ya no obra siguiendo directri..
ces erróneas, creyendo acumular mérito y ganar la salvación. Obra
4. Cristo nuestro Sumo Sacerdote • 75

p< lr motivos que son puros, para la gloria de Dios. Obra con el
poder del Espíritu Santo. Dios no necesita nuestra sabiduría, nues.-
1ra fortaleza, nuestra brillantez ni nuestra suficiencia. Pero los seres
humanos siempre somos tentados a confiar en tales cosas. Cuanto
más nos acerquemos al poder de Dios, menos hablaremos de
dicho poder o nos gloriaremos en la posesión del mismo. Separa ..
dos de Cristo, nada podemos hacer.
«Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí
y yo en él, este lleva mucho fruto, porque separados de mí nada po ..
déis hacer. [ ... 1 En esto es glorificado mi Padre: en que llevéis
mucho fruto y seáis así mis discípulos» Quan 15: 5.-8).

Fe salvadora. En el libro de Hebreos, que se centra en el Hijo


del hombre sentado a la diestra de Dios en el santuario celes ..
tial, la palabra 'fe' se usa más de cuarenta veces.
«Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo
que no se ve. Por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos.
[... 1Pero sin fe es imposible agradar a Dios» (Heb. 11: 1.-6).
En ese undécimo capítulo se enumeran santos de Dios que
recibieron la aprobación divina porque su fe se sobrepuso a obs ..
táculos increíbles, llegando hasta la muerte. «Por la fe» es el
principio básico consignado para aquellos hombres de Israel
que centraron su vida en Dios.
En contraposición con esto está el fracaso de los hijos de Israel
en el desierto. La única razón dada es la incredulidad, o falta de
fe. Por ella y su consiguiente desobediencia han sido recordados
por todas las generaciones por sus fracasos.
«No endurezcáis vuestros corazones como en la provocación, en el
día de la tentación en el desierto, donde me tentaron vuestros padres;
me pusieron a prueba y vieron mis obras cuarenta años» (3: 8, 9).

«lY a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos


que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de
su incredulidad» (vers. 18, 19).
76 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

La fe salvadora no es simplemente decir: «Creo que Jesús murió


por mí; creo en las doctrinas básicas de la fe cristiana». La verba..
lización no convierte estas verdades en una experiencia salvadora.
La verdad bíblica se vuelve salvadora solo cuando conocemos la
verdad y nos comprometemos y nos implicamos personalmente;
cuando toda la vida es determinada por esas verdades. «Conoce ..
réis la verdad y la verdad os hará libres» Quan 8: 32).
Las grandes verdades de la redención apuntan en una direc ..
ción que se aparta de lo subjetivo hacia lo auténticamente real.
Somos salvos por el Jesucristo de la historia, el de Nazaret, el de
la cruz, el de la resurrección y el del santuario celestial. Cristo es
el objeto de nuestra fe. Sin esto, todos los sentimientos subjetivos
del mundo serían inútiles para nuestra salvación. No habría base
alguna para nuestra fe.
Por otra parte, no nos queda solo el Jesús de la historia. Las
actividades salvadoras de Cristo en la historia no se quedan en
meros hechos históricos. Experimentamos la salvación a través
de una unión personal con el Cristo viviente. Ambos son esencia..
les. El Cristo que vivió en la tierra y que reina en el cielo y el Cristo
que vive en nuestra vida son la misma persona. Nos identifica..
mos con ambos aspectos del Hijo de Dios. «Jesucristo es el mismo
ayer, hoy y por los siglos» (Heb. 13: 8). La eternidad no cambia al
Cristo que nos salva. No hay ningún otro. Es Aquel que resulta
decisivo para nuestra fe y que mora en nuestro corazón.
La fe recibe a este Cristo eterno. En él somos sus hermanos e
hijos de Dios. «Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús»
(Gál. 3: 26). La fe implica confianza, compromiso, implicación,
conocimiento y obediencia. La fe pone la vida entera bajo el poder
salvador de este Jesucristo. Así, se nos dice que vivamos por fe. La
fe no salva. Solo Cristo salva. Solo nuestra fe le permite salvamos.
Este mismo Jesús toma la iniciativa, a través del Espíritu Santo,
de acercarse a nosotros. La fe es nuestra respuesta a esa iniciativa
y la acogida que damos a la misma. Por esta razón, la fe debe ser
un acto total y no simplemente un asentimiento mental.
4. Cristo nuestro Sumo Sacerdote • 77

«Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba,
donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en
las cosas de arriba, no en las de la tierra, porque habéis muerto y
vuestra vida está escondida con Cristo en Dios» (Col. 3: 1-J).

Fe y obediencia. Dado que la fe que obra por el amor es


nuestra respuesta total al Dios viviente, implica obediencia a su
voluntad y a su Palabra. La Palabra de Dios nos emplaza a la abe ..
diencia de la fe. Esta respuesta viviente se renueva cada día en
toda situación. No hay ninguna parte de la vida que no esté bajo
el poder de este compromiso con el Cristo viviente.
La obediencia a la Palabra revelada forma parte de ia eviden..
da de que la fe es genuina. La desobediencia rechaza el señorío de
Dios en nuestra vida. Nunca podemos subestimar lo que Jesu ..
cristo hizo en el Calvario y lo que hace hoy. La salvación por la fe
no es una huida de la obediencia a la ley de Dios. Más bien, es la
prueba de que 1hemos elegido libremente vivir en armonía con él
en todo lugar en el que nos hable su Palabra. Por esa razón, la fe
está inevitablemente ligada a la Palabra de Dios.
«La palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que toda espada
de dos filos: penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyuntu ..
ras y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones
del corazón» (Heb. 4: 12).

«Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios» (Rom.


10: 17).
Uno de los peligros actuales de la religión es el hincapié que se
hace en el sentimiento interno y en el éxtasis emocional en de tri..
mento de las Escrituras y de la atención a las mismas. En el mo ..
mento en que los seres humanos recurrimos a lo subjetivo, o a
nuestro interior, en busca de la evidencia de la fe y de la prueba
de la salvación, quedamos expuestos a las voces inciertas que pue..
den surgir en nuestra mente. Cualquier recurso a lo subjetivo deja
78 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

a los hombres sin una prueba genuina, sin ningún criterio sobr:e la
verdad, sin ninguna norma absoluta de moralidad y orientación.
El Espíritu Santo guía a los hombres a vivir en armonía con la ver.-
dad de la Biblia y da testimonio de ese hecho. Los cristianos no de . .
bemos solazamos en la reivindicación de que poseemos el Espíritu
Santo con independencia de la Palabra y de la obediencia a la
misma. La Palabra de Dios, junto con el Espíritu Santo, es el ins . .
trumento escogido para el desarrollo de la fe salvadora.
Fe y conocimiento. La Biblia forma la base del conocimiento
para la fe. Gracias a "las Santas Escrituras, y no por ninguna otra
fuente, sabemos quién es Jesucristo y lo que ha hecho. Por la Pala . .
bra de Dios sabemos lo que el Cristo viviente hace en su ministe.-
rio sacerdotal. Solo por esta fuente sabemos cuál es la ley de Dios
y qué espera Dios de nosotros en términos de obediencia. En la Bi.-
blia, Dios ha dado a conocer su voluntad, sus actos salvíficos y su
plan de redención. El propio Dios nos ha revelado todo esto.
N ada en los escritos y las filosofías de los hombres, nada en las
experiencias de los hombres, nos da la Palabra de Dios. Por su.-.
puesto, es posible reducir este conocimiento a una comprensión
mental y nada más. Pero Dios busca en nosotros mucho más que
una percepción mental de estas verdades eternas. En ningún lugar
de la Biblia se contraponen la comprensión intelectual de laPa . .
labra y la fe salvadora. La fe implica la afirmación de la verdad in.-
telectual y objetiva de la Palabra, así como nuestro total
compromiso con l,a obediencia de esa Palabra. La fe no solo cree
lo que Dios ha dicho, sino que abre nuestra vida entera a lo ahí
revelado. Esta es la obediencia de fe que Dios requiere para la sal.-
vación.
Esta obediencia se hace posible por la morada interna del Es . .
píritu Santo. Sin embargo, el Espíritu Santo no destruye nuestra
libertad ni nos subyuga. No intercambia nuestra voluntad ni nues.-
tra mente con las suyas. Vivimos en unión con él y bajo su con.-
trol en virtud de la respuesta totalmente libre de la fe. El Cristo
4. Cristo nuestro Sumo Sacerdote • 79

viviente estimula todo el ser para que viva en armonía con él.
Nuestro concepto de fe salvadora puede ser distorsionado ya sea
por equiparada con cierto éxtasis interno del corazón o por el
mero asentimiento mental a los hechos relativos a Dios y a Cristo
en las Escrituras.
Equiparar la fe con la experiencia interior es exponerse a los
engaños de mucho de lo que se ve en los avivamientos moder. .
nos. No se nos emplaza a buscar excitación emocional que poda. .
mos identificar como la presencia de Dios. Tampoco se nos
emplaza a intentar descubrir a Dios de esta manera en nuestra
vida interior ni a alardear de él ahí. No damos testimonio de cierto
sentimiento interior al que llamamos Dios. Solo podemos dar tes . .
timonio del Cristo viviente de la historia y de la eternidad. Cómo
y cuándo viene Cristo a nosotros en nuestra vida interior es
asunto suyo. No podemos permitimos el lujo de esperar tener una
sensación sobrecogedora para estar seguros. No podemos insistir
en que todos los demás compartan la misma experiencia como
prueba de su fe. Nuestra certidumbre está ligada al Cristo eterno
que se hizo hombre, al Hijo de Dios que murió y ascendió a los lu . .
gares celestiales por nosotros. Nuestra ancla está en el trono de
Dios, no en la experiencia humana.
Podemos dar testimonio del,poder salvador de Cristo, de lo
que ha hecho y hace por nosotros, pero la fe salvadora no está
ahí. La fe salvadora siempre se abre al exterior, hacia Cristo y a la
Palabra de Dios. La fe da la respuesta de conjunto a estos grandes
hechos y a las verdades reveladas, que siguen siendo verdaderos
con independencia de lo que las personas puedan experimentar.
En la fe salvadora no puede darse tener el Espíritu con privación
de la Palabra de Dios.
«También a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a
ellos; a ellos de nada les sirvió haber oído la palabra, por no ir
acompañada de fe en los que la oyeron» (Heb. 4: 2).
80 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Hoy necesitamos un avivamiento generalizado de cristianismo


auténtico. Esto implicaría un avivamiento del estudio de la Biblia,
de las grandes verdades que recibimos de Dios por revelación. La
fe salvadora posee, ciertamente, un factor doctrinal objetivo. Re ..
clama un regreso a las verdades de la Biblia, jamás apartarse de
ellas. Los seres humanos tendemos a concentramos demasiado en
la experiencia interior y demasiado poco en las realidades del Dios
viviente. Por esta razón, gran parte de la religión tiende a hacer
oscilar el péndulo hacia el éxtasis y la excitación emocional.
Los santos enumerados en el capítulo 11 de Hebreos no te ..
nían nada más en qué ;poyarse que la Palabra sin aditamentos y
la realidad del Dios viviente.
«Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que
aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se sal..
varía; Y por esa fe condenó al mundo y fue hecho heredero de la
justicia que viene por la fe» (11: 7).

«Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar


que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba»
{vers. 8).

«Por la fe Moisés, [ ... ) teniendo por mayores riquezas el oprobio de


Cristo que los tesoros de los egipcios, porque tenía puesta la mi..
rada en la recompensa. Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira
del rey, porque se sostuvo como viendo al Invisible» {vers. 24 .. 27).

Estos hombres no recurrieron a sí mismos en ningún mo ..


mento. Se abrieron al exterior, hacia el Dios viviente, quien se
mueve en la historia con independencia de las sensaciones que
tengamos los hombres. Se comprometieron moral y espiritual ..
mente con la revelación procedente de Dios. Esto no es una ne ..
gaci6n del fruto del Espíritu, que es amor, gozo y paz. Sin embargo,
las emociones y las excitaciones pueden burlarse abiertamente de
nosotros y ponemos en evidencia. Suelen hacerlo. Cristo, nunca.
4. Cristo nuestro Sumo Sacerdote • 81

Los hombres luchan por alcanzar alguna sensación de paz, gozo y


amor a través de la introspección. La gente que mira al interior
tiende a llevar su religión a extremos y a probar la verdad de la
misma por lo que sienten. Verdaderamente, necesitamos un com..
promiso genuino con Cristo y un testimonio radiante de ese
hecho. No hay sustituto alguno para eso. La fe en Dios es 1~ fuerza
más poderosa de la vida, pero solo porque es el Dios y Padre de
nuestro Señor jesucristo que acude en respuesta a nuestra fe.
«Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan
grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado
que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que te~emos por
delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el
cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando
el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios» (Heb. 12: 1, 2).
El. día
de la expiación

n el orden levítico del santuario terrenal para un año cual~

E quiera, el ministerio sacerdotal tenía dos aspectos importan~


tes: el diario y el anual.
«Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un
santuario terrenal [... ] Así dispuestas estas cosas, en la primera
parte [estancia] del tabernáculo entran los sacerdotes continua~
mente para cumplir los oficios del culto. Pero en la segunda parte,
entra solo el sumo sacerdote una vez al año» (Heb. 9: 1~ 7; véanse
también 9: 24, 25; 10: 3, 4, 11, 12; 7: 26, 27).

El ritual diario o «continuo» se llevaba a cabo todos los días a


lo largo del año. El anual se producía en un momento fijado, y
acababa dentro de los límites de un día natural. Se denominaba
día de la expiación. El día de la expiación era la culminación de
todo el sistema levítico, el punto culminante de todas las ceremo~
nías religiosas. En ese día, el sumo sacerdote entraba solo en el
84 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

lugar santísimo ante la presencia de Dios para realizar una expia~


ción final para los hijos de Israel y para el santuario. Todo pecado
cometido y toda confesión hecha, todo ritual realizado desde el
anterior día de la expiación, daba testimonio ante Dios y consti~
tuía evidencia para ese día concreto. De ahí su gran significación,
porque los ritos de ese día enseñaban un juicio final, un veredicto
desde el trono de Dios.
«Habló Jehová a Moisés y le dijo: ''A los diez días de este séptimo
mes será el día de expiación; tendréis santa convocación, afligí~
réis vuestras almas y presentaréis una ofrenda quemada a Jehová.
Ningún trabajo haréis en este día, pues es día de expiación, para
reconciliaros delante de Jehová, vuestro Dios. Toda persona que
no ayune en este día, será eliminada de su pueblo. Y cualquier per~
sona que haga algún trabajo en este día, yo haré perecer a la tal
persona en medio de su pueblo"» (Lev. 23: 26~30).

Ritual del día de la expiación


El ritual realizado ese día era excepcional. Se centraba en una
ceremonia con dos cabritos.
«Después [Aarón] tomará los dos machos cabríos y los presentará
delante de Jehová, a la puerta del tabernáculo de reunión. Luego
echará suertes Aarón sobre los dos machos cabríos, una suerte por
Jehová y otra suerte por Azazel. Y hará traer Aarón el macho ca,
brío sobre el cual caiga la suerte por Jehová, y lo ofrecerá como
expiación. Pero el macho cabrío sobre el cual caiga la suerte por
Azazel, lo presentará vivo delante de Jehová para hacer la recon,
ciliación sobre él y enviarlo al desierto para Azazel» (16: 7~10).

El sumo sacerdote entraba en el lugar santísimo con la sangre


del primer cabrito para expiar «por el lugar santo a causa de las im~
purezas de los hijos de Israel y a causa de sus transgresiones, por
todos sus pecados» (vers. 16). Ahora bien, se había hecho expia~
5. El día de la expiación • 85

ción durante el año cuando se ofrecían los sacrificios diarios. lPor


qué eso no era adecuado? lPor qué requería el problema d~l pe,
cado un acto adicional de expiación?
Evidentemente, había algún aspecto del problema del pe,
cado que no había sido abordado aún. Aquí se indica una remo,
ción del pecado no lograda por los ritos diarios. Está claro que
la ceremonia con los dos cabritos mostraba dos aspectos dife,
rentes del trato del problema del pecado. El segundo cabrito, el
de Azazel, no era sacrificado ni su sangre era rociada ante el pro,
piciatorio en el lugar santísimo. Los pecados expiados por la san,
gre del primer cabrito eran entonces confesados sobre la cabeza
del segundo cabrito, que era enviado «al desierto por medio de
un hombre destinado para esto. Aquel macho cabrío llevará
sobre sí todas sus iniquidades a tierra inhabitada» (vers. 21, 22).
lCuál es la significación del envío del «chivo expiatorio» car,
gado con los pecados de Israel a un lugar de aislamiento, un des,
tierra sin posibilidad de retorno? Gran parte de la confusión
relativa a los ritos del día de la expiación ha surgido de la tenden,
cía de los intérpretes de la Biblia y los teólogos a creer que ambos
cabritos representan la obra de Cristo en la cruz. Sin embargo,
estos dos cabritos simbolizan dos aspectos separados y diferencia,
dos del trato de Dios con el pecado. El primer cabrito, cuya san,
gre se derramaba, apuntaba a la expiación obrada por Cristo por
nuestros pecados. El segundo cabrito, cuya sangre no se derra,
maba, no tenía parte alguna en el logro de la redención personal.
En vez de ello, apuntaba a la erradicación final y total del pecado
con posterioridad a la redención obrada por Cristo. Lo enseñado
por medio de los dos cabritos es más que una ofrenda por el pe,
cado. Lo implicado es el destierro de Satanás y sus seguidores, la
erradicación del pecado, según se simbolizaba por el total aisla,
miento del segundo cabrito, que simbolizaba a Satanás.
Hay dos factores que favorecen la creencia de que Azazel sea un
ser personal. Uno es el gran número de eruditos e intérpretes de la
Biblia que sostiene este punto de vista. El otro es la evidencia del
86 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

propio texto hebreo. El paralelismo implicado en el texto sugiere


firmemente que Azazel es un ser personal que se contrapone al
Señor, que es un ser personal. La adjudicación por sorteo demues ..
tra que ambos cabritos son iguales y paralelos en este aspecto,
ambos forman parte integral del problema del pecado, uno para
servir como cabrito para el Señor y el otro para Azazel.

«La palabra hebrea [es] 'azazel [... ].Muchos eruditos modernos


sostienen, juntamente con los judíos, que Azazel es un espíritu su ..
prahumano, personal y maligno. Casi todos están de acuerdo en
que el significado de la raíz de esa palabra es "el que quita" [... ].
Así como un macho cabrío era para el Señor, un Ser personal, el
otro animal debía ser también para un ser personal, y puesto que
evidentemente existe aquí una antítesis, la posición más lógica
sería la de pensar que Azazel está en oposición al Señor, y por lo
tanto no puede ser sino Satanás» (Comentario bíblico adventista del
séptimo día, tomo 1, p. 789).
Además, el rito no era solo una expiación para el pueblo, sino
también para el santuario en su conjunto, una purificación total,
una remoción completa del pecado. Esto es indicado claramente
por las Escrituras con las palabras:

«En este día se hará expiación por vosotros, y seréis limpios de


todos vuestros pecados delante de Jehová. [ ... ] Hará la expía ..
ción por el santuario santo y el tabernáculo de reunión; tam ..
bién hará expiación por el altar, por los sacerdotes y por todo el
pueblo de la congregación. Esto tendréis como estatuto perpe ..
tuo, para hacer expiación una vez al año por todos los pecados
de Israel» (Lev. 16: 30.. 34).

Para los israelitas el día de la expiación era el ajuste de las cuen..


tas humanas ante Dios, la vindicación final tanto del santuario
como del pueblo. Ese día no tenía nada de casual. Aguardaban su
5. El dia de la expiación • 87

llegada cada año con gran solemnidad. Era un día de separación.


Existía fundamentalmente para beneficio de los que creían. Con~
llevaba mucha angustia y temor para aquellos cuyos pecados no
habían sido perdonados. Ese día probaba la obra de cada hombre.
Los israelitas aguardaban con preocupación y sobrecogimiento
la salida del sumo sacerdote de la presencia del Señor en el lugar
santísitno, porque su vindicación final dependía y la aceptación
por Dios y de la purificación. Entonces el sumo sacerdote salía. El
pueblo lo observaba, oía la solemne confesión de pecados sobre la
cabeza del cabrito vivo y veía al cabrito conducido al desierto. En~
tonces sabían que el pecado, en un sentido diferente.del cargado
por el primer cabrito, había sido desterrado para siempre. Nada
volvería a oírse de aquellos pecados del año transcurrido. Esta~
ban todos finiquitados.
El simbolismo y los rituales típicos del santuario levítico están
pensados para aclarar, no para confundir. Apuntaban a las reali~
dades futuras de la labor sumo sacerdotal de Cristo en el santua~
rio celestial. Nos ocupamos aquí de la sustancia de aquellos ritos,
de la naturaleza de las tareas implicadas. El día de la expiación
enseñaba la verdad de que el ministerio de Cristo, que va más allá
del Calvario, hasta la solución final del problema del pecado. N in~
guna verdad sobre Dios o el mfnisterio mediador de Cristo en el
cielo puede ser completa sin eso. La eliminación del pecado im~
plica más que el perdón. Implica también el destierro del pecado
y de Satanás. El misericordioso propósito de nuestro Señor no solo
es perdonar el pecado, sino triunfar sobre él y erradicarlo. El mi~
nisterio de Cristo devolverá el universo a la completa armonía
con Dios. Satanás sigue reinando y progresa en el mundo por do~
quier. El aumento del pecado es indescriptible. Pero finalmente el
pecado y los pecadores serán aislados, desterrados y destruidos.
El razonamiento es sólido. No es que Dios no llegase a efectuar
una expiación completa en la cruz. Sin embargo, ante la natura~
leza definitiva y la eficacia de ese sacrificio, este debe efectuar en
88 • NUESTRQ SUMO SACERDOTE

último término el fin de Satanás y su destrucción final. Ese minis,


terio no cesará hasta que todo el pecado sea borrado del universo.
Si hay algún lugar en el santuario levítico y sus ritos en el que se
enseña y simboliza esta verdad, es en el día de la expiación.
Dios tenía un propósito al señalar ese día final de ministerio del
santuario terrenal. Este pone el remate en el plan de redención y
en la total restauración de la tierra. El ritual de los dos cabritos
enseña la destrucción misma del mal y de quien lo originó. Se,
ñala a Cristo, quien, en su ministerio sacerdotal, es, a la vez,
Redentor y Juez. Si no, el pecado no sería destruido jamás. La
obra de la redención y la tarea de juicio son realizadas por el
mismo Sumo Sacerdote. Dios encomendó por completo al Hijo la
tarea de juzgar (véase Juan 5: 22). La misericordia y la gracia eter,
nas de nuestro Señor, y la certeza del juicio para bien o para mal
van de la mano como una verdad que dimana del santuario. Serán
entendidas por quienes sigan el ministerio de Cristo. Dios está in,
teresado tanto en el triunfo de la justicia como en el derroca,
miento del mal. La victoria final se producirá únicamente como
consecuencia del ministerio de Cristo tanto de redención como de
juicio. El día de la expiación enseña eso.

«Limpios de todos vuestros pecados


delante de Jehová»
«Así purificará el santuario, a causa de las impurezas de los
hijos de Israel [... ]. De la misma manera hará también con el ta,
bemáculo de reunión, que está entre ellos en medio de sus impu,
rezas. [ ... ] Esparcirá sobre [el altar] de la sangre con su dedo siete
veces. Así lo limpiará y lo santificará» (Lev. 16: 16, 19).

Según el ritual simbólico, el santuario levítico estaba canta,


minado en todas sus partes por el pecado y la culpa de los israelí,
tas cuando se hacía expiación y el pecador arrepentido confesaba
sus pecados. Con cada sacrificio diario por los pecados de Israel
5. El día de la expiación • 89

ofrecido a lo largo del año, la creciente contaminación del santua,


rio conllevaba la necesidad de una purificación anual el día de la
expiación. Cuando llegaba ese día, la purificación del santuario y
del pueblo de Israel formaba una característica central de minis,
terio sumo sacerdotal. Ese era el momento culminante que aguar,
daba el pueblo de Israel con gran solemnidad y significación,
«porque en este día se hará expiación por vosotros, y seréis limpios
de todos vuestros pecados delante de Jehová» (vers. 30).
Por lo tanto, había dos purificaciones: una por el individuo,
cuando presentaba su sacrificio personal y confesaba sus pecados,
de los que el santuario asumía responsabilidad en lo sucesivo, y
una purificación del propio santuario el día de la expiación.
Ambas purificaciones resultaban esenciales.
La purificación del santuario levítico el día de la expiación
tiene su homólogo en el santuario celestial. En la Epístola a los
Hebreos se da la interpretación correcta comparando los santua ..
rios terrenal y celestial y sus ministerios sacerdotales.
«Además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y
todos los vasos del ministerio. Y según la Ley, casi todo es puri.fi..
cado con sangre; y sin derramamiento de sangre no hay remisión.
Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fueran
purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sa..
crificios que estos» (Heb. 9: 21 .. 23).

El pecado contamina. La sangre limpia. La limpieza es un


aspecto esencial de la expiación. Con la confesión y el perdón del
pecado, el pecador es limpiado. Este es un aspecto esencial de la
experiencia del creyente con Dios.
«Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión
unos con otros y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de
todo pecado. [... ] Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo
para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad»
(1 Juan 1: 7.-9¡ véase también Apoc. 1: 5).
90 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Esta limpieza inicial es efectuada por la sangre de Cristo y por


la aplicación de la sangre a la vida y la experiencia del creyente.
El creyente puede tener la seguridad de que está perdonado y Hm.-
piado, porque «ninguna condenación hay para los que están en
Cristo Jesús» (Rom. 8: 1).
Sin embargo, el santuario terrenal enseña una limpieza adi. .
cional. Según el tipo, los pecados confesados están representados
figurativamente aguardando en el santuario hasta la purificación
final el día de la expiación.
«Esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo, a los
diez días del mes, afligiréis vuestras almas, y ninguna obra haréis,
ni el natural ni el extranjero que habita entre vosotros, porque en
este día se hará expiación por vosotros, y seréis limpios de todos
vuestros pecados delante de Jehová» {Lev. 16: 29, 30).

«Aunque la sangre de Cristo habría de librar al pecador arre.-


pentido de la condenación de la ley, no anulaba el pecado; este
queda registrado en el santuario hasta la expiación final; así en
símbolo, la sangre de la víctima quitaba el pecado del arrepentido,
pero quedaba en el santuario hasta el día de la expiación» (Patriar.-
cas y profetas, cap. 30 p. 325).
«En el rito típico, solo aquellos que se habían presentado ante
Dios arrepintiéndose y confesando sus pecados, y cuyas iniquida . .
des eran llevadas al santuario por medio de la sangre del holo . .
causto, tenían participación en el servicio del día de las expiaciones.
Así en el gran día de la expiación final y del juicio, los únicos casos
que se consideran son los de quienes hayan profesado ser hijos de
Dios» (El conflicto de los siglos, cap. 29, p. 472).

Cristo no solo llevó todos nuestros pecados en la cruz, sino


que en su ministerio sacerdotal en el santuario celestial ha seguido
su obra de salvación y reconciliación. Realizará una purificación
final, una total reconciliación, una completa erradicación del
5. El día de la expiación • 91

pecado, para la gloria de Dios y sus criaturas leales de todo el uni~


verso. Entonces ningún residuo ni ninguna corrupción marcarán
ni a su santuario ni a su pueblo.
«En el gran día del juicio final, los muertos han de ser juzgados
«por las cosas que» están «escritas en los libros, según sus obras»
(Apoc. 20: 12). Entonces, por el poder de la sangre expiatoria de
Cristo, los pecados de todos los que se hayan arrepentido sincera~
mente serán borrados de los libros celestiales. En esta forma el san~
tuario será liberado, o limpiado, de los registros del pecado. En el
símbolo, esta gran obra de expiación, o el acto de borrar los peca~
dos, estaba representada por los servicios del día de la e"xpiación,
o sea de la purificación del santuario terrenal, la cual se realizaba
en virtud de la sangre de la víctima y por la eliminación de los pe~
cados que lo manchaban.

»Así como en la expiación final los pecados de los arrepentidos


han de borrarse de los registros celestiales, para no ser ya recorda~
dos, en el símbolo terrenal eran enviados al desierto y separados
para siempre de la congregación» (Patriarcas y profetas, cap. 30,
pp. 325, 326).

El hecho de que los pensamientos y las acciones de todos los


hombres, buenos y malos, estén registrados de cara al juicio re~
vela la necesidad de una liquidación o purificación finales. La
apertura de los historiales divinos, cuando «cada uno de nosotros
dará a Dios cuenta de SÍ>> (Rom. 14: 12), requiere un ajuste de
cuentas, cuando los santos de Dios sean proclamados, en presen~
cia del tribunal del cielo, «limpios de todos [sus] .pecados delante
de Jehová».
Hay una urgente necesidad moral y espiritual de una clara
comprensión del juicio investigador. La verdad que proclama la
redención de los pecadores no está confinada a una respuesta su,
perficial a la pregunta: «lQué debo hacer para ser salvo?». Hay
92 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

implicadas una santificación completa, la obediencia a la volun..


tad de Dios, pureza de vida, perseverancia en la fe por medio del
poder divino hecho accesible a través del ministerio sacerdotal
del Cristo viviente. Desde el santuario divino el Espíritu Santo
imparte las verdades divinas más importantes, inalterables para
todo el tiempo.
«Los que desean participar de los beneficios de la mediación del
Salvador no deben permitir que cosa alguna les impida cumplir su
deber de perfeccionarse en la santificación en el temor de Dios.
[... ] El pueblo de Dios debería comprender claramente el asunto
del santuario y del juicio investigador. Todos necesitan conocer
por sí mismos el ministerio y la obra de su gran Sumo Sacerdote.
De otro modo, les será imposible ejercitar la fe tan esencial en
nuestros tiempos, o desempeñar el puesto al que Dios los llama.
Cada cual tiene un alma que salvar o que perder. Todos tienen
una causa pendiente ante el tribunal de Dios. Cada cual deberá
encontrarse cara a cara con el gran Juez. iCuán importante es,
pues, que cada uno contemple a menudo de antemano la solemne
escena del juicio en sesión, cuando serán abiertos los libros,
cuando con Daniel, cada cual tendrá que estar en pie al fin de los
días!» (El confiicto de los siglos, cap. 29, p. 479).

El mundo de hoy atraviesa un período de cambios revolucio ..


narios. Existe una demanda de un reajuste radical de todo pensa..
miento y de la vida entera. Dos fuerzas luchan por obtener el
control de los hombres: Cristo y Satanás. Las fuerzas imperantes
en las filas satánicas se distinguen por un pensamiento anárquico,
por el rechazo de la contención moral y la disciplina y por la a pos ..
tasía religiosa con respecto a la Palabra de Dios. Las voces que
hablan en nombre de Dios buscan devolver a los hombres al
Cristo viviente y a la Palabra de Dios. En vista de las condiciones
alarmantes de nuestro tiempo, es eminentemente urgente volver
a la verdad eterna de Dios. Solo esa verdad eclipsará a las ti ..
5. El día de la expiación • 93

nieblas. La voluntad divina y la ley de Dios son inalterables. La


verdad sigue brillando a través de la iglesia remanente de Dios. El
Cristo viviente del santuario celestial inculca en los seres huma..
nos la necesidad de un avivamiento espiritual para prepararlos
para estar en pie en el juicio actualmente en curso. Es preciso que
los seres humanos se pregunten si están preparados para poseer
la verdad tal como es en Jesucristo y para gozarse en ella y abe ..
decerla.
Es preciso que nos formulemos la pregunta: lEstamos prepara..
dos para estar de pie ante Dios? En el tercer capítulo del Apoca ..
lipsis, Cristo se dirige a la iglesia de Laodicea, buscando despertar
la inquietud del hombre sobre su propia situación. «Sé cómo eres»,
dice Cristo. «No eres frío ni caliente. Eres tibio. Te queda muy
poco tiempo para prepararte. El juicio investigador está en marcha.
Soy tu abogado defensor. Quiero que me posibilites que te repre ..
sente. Si lo haces, el juicio investigador redundará en tu interés.
No tienes nada que temer» (véase Apoc. 3: 14.. 22).
I:?or esta razón, al dirigirse a esa iglesia, Juan habla de Cristo
como el testigo fiel y verdadero. El cuadro parece poner a Cristo en
el estrado una vez que los libros del cielo son abiertos. El universo
está preparado para acatar el juicio de Cristo. Es llamado testigo fiel
porque podemos confiar en que diga la verdad, solo la verdad. En
esta investigación no habrá manera de esquivar los asuntos, no
habrá forma de tergiversar los hechos de la vida de los seres huma ..
nos. Solo Cristo puede dar testimonio de los hechos en cada caso.
Cristo no dice que sus seguidores lo vayan a pasar mal en este
juicio, que las posibilidades de que el creyente salga bien parado
no sean buenas. Cristo no tiene deseo alguno de ser un juez acu ..
sador; solo de ser un amigo amante y salvador. Ahora busca con..
vencer a los seres humanos para que emprendan el único camino
hacia la vida eterna. Se lo representa de pie ante la puerta del co..
razón humano, solicitando la entrada. «Te aconsejo», dice, «que
abras la puerta, que compres de mí oro ... y vestiduras blancas».
94 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Quienes hayan abierto plenamente su vida a Cristo, no tendrán


temor alguno en el juicio. Lo que Cristo aconseja puede resumirse
en pocas palabras: «Üro» -fe y amor-; «vestiduras blancas» -la
justicia de Cristo-. Busca con ahínco suscitar en el hombre la ur~
gencia por encontrarse con Dios en el juicio. Pero costará algo. El
día levítico de la expiación emplazaba a Israel para que sus gentes
se asegurasen de su condición ante Dios.

«Toda persona que no ayune en este día, será eliminada de su pue~


blo» (Lev. 23: 29).

«Estamos viviendo ahora en el gran día de la expiación. Cuando en


el servicio simbólico el sumo sacerdote hacía la propiciación por
Israel, todos debían afligir sus almas arrepintiéndose de sus pecados
y humillándose ante el Señor, si no querían verse separados del pue~
blo. De la misma manera, todos los que desean que sus nombres
sean conservados en el libro de la vida, deben ahora, en los pocos
días que les quedan de este tiempo de gracia, afligir sus almas ante
Dios con verdadero arrepentimiento y dolor por sus pecados. H~y
que escudriñar honda y sinceramente el corazón. Hay que deponer
el espíritu liviano y frívolo al que se entregan tantos cristianos de
profesión. Empeñada lucha espera a todos aquellos que quieran
subyugar las malas inclinaciones que tratan de dominarlos. La obra
de preparación es obra individual. [ ... ] Él examinará el caso de
cada individuo de un modo tan rígido y minucioso como si no hu~
biese otro ser en la tierra. Cada cual tiene que ser probado y encon~
trado sin mancha, ni arruga, ni cosa semejante. [... ] El juicio se
lleva ahora adelante en el santuario celestiaL [ ... ] En la augusta
presencia de Dios nuestras vidas deben ser pasadas en revista. En
este más que en cualquier otro tiempo conviene que toda alma
preste atención a la amonestación del Señor: "Velad y orad: porque
no sabéis cuándo será el tiempo"» (El conflicto de los siglos, cap. 29,
pp. 480~481).
5. El día de la expiación • 95

Desgraciadamente, el hombre moderno no se preocupa de sus


pecados. Está satisfecho con su propia justicia. El término bíblico
«pecado» parece haber perdido su significado para muchos. En un
mundo que ha aceptado mayoritariamente el punto de vista evo,
lutivo de los orígenes, el pecado es, simplemente, un vestigio de la
ascendencia animal del hombre. Sin embargo, la Biblia trata el pe,
cado y la desobediencia como cuestiones sumamente graves. El
pecado no es algo que simplemente resulte lamentable; es un es,
tado del corazón y de la vida que es completamente incompatible
con Dios, que acabará separando al hombre de Dios y precipitán,
dolo en la agonía de la perdición eterna.
El único remedio es el Cristo que llama a la puerta, el Hijo de
Dios, que cargó con nuestros pecados, que resucitó de entre los
muertos y que ahora vive por los siglos de los siglos. Lo único ne,
cesaría es permitir que Dios vuelva a crear nuestra vida en torno
a ese Centro divino, a impartir la vida misma de Cristo, que que,
branta el poder del pecado y libera al cautivo, cambia los deseos
pecaminosos, restaura los poderes espirituales de la mente y pone
la vida entera en armonía con la verdad de Dios. Cualquier reme,
dio que no llegue a hacer esto por los pecadores no es la auténtica
salvación y no superará la prueba en el juicio investigador.
«Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna y esta
vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no
tiene al Hijo de Dios no tiene la vida>> (1 Juan 5: 11, 12).

Este es el único camino. El juicio investigador revelará esto, en


Cristo o fuera de Cristo. El cristiano comprometido puede osar
creer que en este juicio Cristo dará testimonio de su triunfo y pu,
rificación final ante el universo.
La futura purificación de los santos no significa incertidum,
bre, sino triunfo ante el tribunal del cielo. Cristo declarará ante
un universo congregado que estos, sus hijos, quedan separados
para siempre del pecado; que han elegido la justicia, y que en
ellos el pecado no puede volver a surgir. Habiendo pronunciado
96 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

este juicio, la obra del Abogado divino concluye. Cristo ha emi,


tido veredicto en su favor. A partir de ese momento, nada puede
invalidar ese veredicto.
«A todos los que se hayan arrepentido verdaderamente de su pe,
cado, Yque hayan aceptado con fe la sangre de Cristo como su sa,
crificio expiatorio, se les ha inscrito el perdón frente a sus nombres
en los libros del cielo; como llegaron a ser partícipes de la justicia
de Cristo Y su carácter está en armonía con la ley de Dios, sus pe,
cados serán borrados, y ellos mismos serán juzgados dignos de la
vida eterna. [ ... ] Jesús dijo: "El que venciere, será así revestido de
ropas blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, sino
confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus santos
ángeles"» (ibíd., cap. 29, p. 475).

«Limpios de todos vuestros pecados delante de Jehová». Este


es, entonces, el mensaje del día final de la expiación. i Qué mara,
villosa nueva se proclama en esta frase desde el santuario celestial!
lQué supone recibir el veredicto de Jesucristo en nuestro favor?
La frase «limpios ante el Señor» resulta enormemente expresiva.
Significa ser salvos hasta lo sumo. Significa estar vestidos con la
justicia de Cristo. Significa haber puesto en orden la propia alianza
con Dios, «Ser hallados por él sin mancha e irreprochables»
(2 Ped. 3: 14). No hay mayor seguridad que estar «limpios ante el
Señor». Cristo lo es todo para nosotros. «Ya no vivo yo, mas vive
Cristo en mí» (Gál. 2: 20). lConocemos esta realidad espiritual?
lBasamos nuestras perspectivas eternas en ella? Los santos son
bienaventurados para siempre, porque nadie puede condenarlos
ni declararlos impuros. Moran en el ámbito de la infinita pureza.
Ninguna corrupción puede mancharlos. Ninguna iniquidad puede
tentarlos. Ninguna impureza puede volver a contaminarlos en
toda la eternidad.
La escena rnás imponente del juicio investigador es esta
proclamación divina desde el trono de Dios. Se eleva un acorde
de amante ccttidumbrc por todo el universo en cuanto al pue,
5. El día de la expiación • 97

blo de Dios. «Limpios del pecado por toda la eternidad» resuena


hasta los extremos del universo. El hombre no puede declararlo
por sí mismo. Sin embargo, cuando lo proclama Cristo, nuestra
gran Sumo Sacerdote, nadie puede contradecirlo. El cielo fue
creado para personas espiritual y moralmente limpias. Cristo pre.-
senta ante el tribunal del cielo a la muchedumbre constituida por
aquellos que nunca volverán a desear pecar.
Con esta proclamación nos sentimos arrastrados por la co--
rriente divina, el impulso y la dirección de la cual se derivan úni--
camente de Cristo. He aquí todos los redimidos, totalmente
sujetos a él, y en cada cabeza hay una corona. Con independen.-
cia de cualquier esperanza y cualquier gozo que haya en este es--
tado pecaminoso actual, de cualquier pesar o pena que hayan sido
la suerte de los santos, Cristo declara entonces que están fuera
del alcance del pecado y de la muerte. El pueblo de Dios única--
mente refleja la presencia y la gloria del Señor. El día antitípico de
la expiación que empezó en 1844 está cargado de promesa. Los
hijos de Dios en la tierra son queridos en el cielo. Una prueba no--
table del poder salvador de Cristo es su presentación de tan gran
multitud de estos, sus redimidos, limpios ante el Señor y ante el
universo.
En el juicio ahora en curso en el santuario celestial, Cristo
afirma de sus seguidores fieles: «Limpios para siempre de todos
vuestros pecados». El corazón de los hombres late lleno de lealtad
y amor por su Rey. Tal declaración desbanca todas las pretensio.-
nes y los pronunciamientos de los hombres. Este veredicto divino
no es la opinión de los más sabios de la tierra, ni la tradición de
los más viejos, ni la voz de la mayoría, ni el juicio de los mejores.
Es la palabra únicamente de Dios. Impone la pureza y la impeca..
bilidad eternas en un universo perfecto.
Cristo dijo: «La hora de su juicio ha llegado». Ninguna voz
del universo tiene peso, salvo la suya. Los hijos de Dios se han
puesto del lado de su corona y bajo su soberanía. La decisión de
98 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

este juicio proclama la constancia de los santos en su limpieza,


santos ante el Señor. El juicio revelará la impronta de la justicia
de Cristo en el carácter marcado con el sello de Dios. Nadie podrá
arrancarlos de su mano. i Qué glorioso reconocimiento por parte
de Cristo como Rey de reyes y Señor de señores! lSomos súbdi..
tos de Cristo? lSomos suyos? «lQuién acusará a los escogidos de
Dios?» (Rom. 8: 33).
«Estos son los que han salido de la gran tribulación; han lavado sus
ropas y las han blanqueado en la sangre del Cordero. Por eso están
delante del trono de Dios y lo sirven día y noche en su templo. El
que está sentado sobre el trono extenderá su tienda junto a ellos.
[ ... ] Porque el Cordero que está en medio del trono los pasto ..
reará y los guiará a fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugará toda
lágrima de los ojos de ellos» (Apoc. 7: 14.-17).

Cuando los santos se alcen sobre el vasto mar de vidrio en


medio de las multitudes de las huestes celestiales, más incontables
que las olas del mar, vistos desde el estrado de juez de Cristo, sus
hijos tendrán en lo futuro un destino feliz. Ante ese tribunal ce ..
lestial no se preguntará de dónde es cada cual, sino cómo está
cada uno: lEn Cristo o fuera de Cristo? «Y todo aquel que tiene
esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro»
(1 Juan 3: 3).
El hombre fue creado bueno, bello y puro. Nuestro Señor no
llevará a sus hijos a una restauración y una reconciliación incom..
pletas en un universo de seres perfectos. Todo el pasado de la vida
de un hombre examinado en el juicio se vuelve luminoso con
Cristo y su justicia. El futuro lo será más aún. Son bienaventura..
dos para siempre, porque nadie puede condenarlos ni declararlos
impuros. El santuario del cielo y el gobierno de Dios serán vistos
en toda su pureza y su justicia. Toda duda sobre Dios, sobre su ca..
rácter y su labor en pro de la redención de nuestro mundo será eli..
minada. Su santuario, ciertamente, será purificado. No puede
5. El día de la expiación • 99

subsistir ni traza del pecado, ni siquiera su crónica. Ninguna con--


taminación puede manchar ese santuario; ninguna impureza
puede profanarlo.
Aferrémonos a Cristo, para que Jesús pueda pronunciar nues--
tro nombre con elogio ante el universo y el tribunal del cielo.
«Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémo,
nos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando
la santidad en el temor de Dios» (2 Cor. 7: 1).

Insistamos en la limpieza de vida, de pensamiento, de acción,


no como base de la salvación, sino como la esencia· misma de
nuestro ser en Cristo y para ese veredicto divino que recibirán
todos los verdaderos hijos de Dios.

La expiación sobre el segundo cabrito


A partir de los rituales del día de la expiación, está claro que
el segundo cabrito desempeña un papel integral en la solución del
problema del pecado. ,

«Pero el macho cabrío sobre el cual cayó la suerte para el


macho cabrío expiatorio, será presentado vivo delante del Señor
para hacer expiación sobre él, para enviarlo como macho cabrío
expiatorio al desierto» (Lev. 16: 10, LBA).

«Después Aarón pondrá ambas manos sobre la cabeza del


macho cabrío y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos
de Israel y todas sus transgresiones, todos sus pecados, y ponién,
dolos sobre la cabeza del macho cabrío, lo enviará al desierto por
medio de un hombre preparado para esto. El macho cabrío llevará
sobre sí todas sus iniquidades a una tierra solitaria; y el hombre
soltará el macho cabrío en el desierto» (vers. 21, 22, LBA).

Se afirman aquí ciertos hechos importantes relativos al se,


gundo cabrito. En primer lugar, se hace una expiación sobre él.
100 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

En segundo lugar, el cabrito ha de cargar el pecado, los peca~os


que se sacan del lugar santísimo y se confiesan sobre él. En tercer
lugar, ha de cargar con el pecado a un lugar de aislamiento y se,
paración totales.
lPor qué carga el segundo cabrito con el pecado? lPor qué se
realiza la expiación con él, así ·como con el primer cabrito? La ex,
piación hecha con la sangre del primer cabrito no incluía la com,
pleta remoción del pecado. Las Escrituras afirman con claridad
que la expiación se realiza con ambos cabritos (véase Lev. 16: 10,
15,19). En un caso se derramaba sangre, en el otro no. Con el
símbolo del cabrito que fue sacrificado, Cristo cargó con nuestros
pecados. El papel del segundo cabrito no es redentor porque no se
derrama sangre alguna. ·
En la cruz Cristo cargó con el castigo del pecado de cada ser
humano, pero la cruz no erradicó el pecado. Puso los cimientos
para su aniquilación definitiva. Satanás sigue activo. El pecado
sigue reinando en el mundo entero. Satanás dista de estar aislado
del mundo de los hombres y de los acontecimientos, «porque el
diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene
poco tiempo» (Apoc. 12: 12). La carga del pecado por parte del
segundo cabrito revela cómo ha de erradicarse finalmente el pe,
cado, porque nadie volvía a ver el cabrito.
Con la transferencia del pecado desde el santuario, toda la res,
ponsabilidad del pecado recaía en el chivo expiatorio. No quedaba
contaminación alguna en ningún otro sitio. Tanto el santuario
como el pueblo quedaban limpios. Así, la remoción del pecado
contribuía a la reconciliación final de todas las cosas. Se dice que
el chivo expiatorio hacía expiación solo en la medida en que car,
gaba con la responsabilidad del pecado.
lCómo y cuándo se producirá el fin último del pecado y de
Satanás?
«Ningún hombre estará en el tabernáculo de reunión cuando él
entre a hacer la expiación en el santuario, hasta que él salga.
Cuando haya hecho expiación por sí mismo, por su casa y por toda
la comunidad de Israel» (Lev. 16: 17).
5. El día de la expiación • 101

La salida del sumo sacerdote apuntaba a un acontecimiento en


el ministerio sacerdotal de Cristo. Una reseña de un comentario
de Westcott, en el que interpretaba este acontecimiento, declara:

«Cristo el Sumo Sacerdote ha entrado en el mismísimo cielo con


la sangre de su sacrificio. Está allí en este momento haciendo ex,
piación, y nosotros, su congregación, esperamos fuera. Aguarda,
mos hasta que salga, lo que ocurrirá en su segundo advenimiento.
Hasta ese momento, la expiación prosigue [ ... ] . Cristo como
Sumo Sacerdote nuestro ministra su sacrificio en el santuario del
cielo» (Reseña de Epistle to the Hebrews, del obispo Brooke Foss
Westcott, en Church Quarterly Review, tomo XXXII, n2 LXIII, abril
de 1891, p. 18).

Probablemente estemos más cerca de la verdad si decimos que


la salida de Cristo del santuario siga la conclusión de su ministe,
rio de intercesión a favor de su pueblo. En cualquier caso, el papel
de Satanás en la expiación se produce después de esto, cuando
esté muy próximo el momento del regreso de Cristo a la tierra.
Esto significa que Satanás no tiene papel alguno en la obra de la
redención, porque esa obra es exclusivamente de Cristo.
La obra final de reconciliación será una consecución de Jesu,
cristo. Lo que empezó en la cruz lo culminará como divino Sumo
Sacerdote nuestro. El día levítico de la expiación presagiaba el
triunfo definitivo y final de Cristo sobre Satanás. Sin esto, el plan
de redención sería incompleto. La vindicación de la persona y el
gobierno soberanos de Dios forman parte del propósito divino. La
perspectiva limitada de algunos, que restringen la obra sacerdotal
de Cristo al ministerio «diario» de intercesión, no debería impe,
dirnos percibir una perspectiva más amplia que hace justicia al
plan de redención en su conjunto. Otros pasajes de la Biblia acla,
ran esto, especialmente los mensajes escatológicos de los libros de
Daniel y el Apocalipsis, que serán examinados después.
102 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

La vindicación de Dios
Dado que los dos cabritos simbolizan a Cristo y a Satanás, res,
pectivamente, la cuestión final en cuanto a la eliminación del pe,
cado es entre Cristo y Satanás. Lo bueno es que la expiación
incluye la restauración de la unidad y la armonía en todo el uni,
verso. Lo malo es que la expiación es la eliminación del pecado
para satisfacción del universo moral. Bajo todo esto hay algo bá,
sico: la vindicación del carácter de Dios ante la realidad del pe,
cado que ha existido y prosperado desde su origen.
Elena G. de White identifica la expulsión del segundo cabrito
con la erradicación del pecado y de Satanás.
«La obra de Cristo en favor de la redención del hombre y la puri,
ficación del pecado del universo, será concluida cuando se saque
el pecado del santuario celestial y sea colocado sobre Satanás,
quien sufrirá el castigo final. Así en el servicio simbólico, el ciclo
anual del ministerio se completaba con la purificación del santua,
rio y la confesión de los pecados sobre la cabeza del macho cabrío
de Azazel.

»De este modo, en el servicio del tabernáculo, y en el del templo


que posteriormente ocupó su lugar, se enseñaban diariamente al
pueblo las grandes verdades relativas a la muerte y al ministerio de
Cristo, y una vez al año sus pensamientos eran llevados hacia los
acontecimientos finales de la gran controversia entre Cristo y Sa,
tanás, y hacia la purificación final del universo, que lo limpiará del
pecado y de los pecadores» (Patriarcas y profetas, cap. 30, p. 326).

«El macho cabrío era enviado lejos a un lugar desierto, para no


volver jamás a la congregación de Israel. Así también Satanás será
desterrado para siempre de la presencia de Dios y de su pueblo, y
será aniquilado en la destrucción final del pecado y de los pecado,
res» (El conflicto de los siglos, p. 417).

«El macho cabrío emisario, que cargaba con los pecados de Israel,
era enviado «a tierra inhabitada» (Levítico 16: 22); así también
Satanás, cargado con la responsabilidad de todos los pecados que
5. El día de la expiación • 103

ha hecho cometer al pueblo de Dios, será confinado durante mil


años en la tierra entonces desolada y sin habitantes, y sufrirá final,
mente la entera penalidad del pecado en el fuego que destruirá a
todos los impíos. Así el gran plan de la redención alcanzará su
cumplimiento en la extirpación final del pecado y la liberación de
todos los que estuvieron dispuestos a renunciar al mal» (ibíd.,
cap. 29, pp. 476A77).
Así, Elena G. de White muestra que la erradicación del pe,
cado y de Satanás forma parte de la obra final de Cristo como
Sumo Sacerdote en el santuario celestial. El pecado comenzó allí
con Lucifer como querubín protector en torno al trono de Dios.
Y allí se resolverá. El santuario celestial es el centro divino desde
el cual se ejecutan y se resuelven todos los actos del gran con,
flicto entre Cristo y Satanás.
Todos los símbolos levíticos Mgnificativos encuentran su cum,
plimiento en el gran antitipo del santuario celestial. Es lamentable
que las acciones finales de Cristo como nuestro Sumo Sacerdote,
tipificadas por el día levítico de la expiación, hayan sido ignorados
o mal entendidos por la mayor parte de los intérpretes de la Biblia
y de los dirigentes religiosos.
Limitar la expiación a la cruz no deja margen para el proceso
total de la eliminación del pecado y la purificación final del pecado
del universo. Si limitamos la expiación, o «reconciliación», com,
pletamente a la obra de Cristo en la cruz, el alcance del mensaje del
santuario es entendido solo parcialmente. Esta imagen de conjunto
más amplia de la historia de la salvación hasta su consumación
última según es vista dentro de la verdad sobre el santuario celes,
tial da a los adventistas del séptimo día un mensaje distintivo para
nuestro tiempo. La verdad del santuario constituye uno de los
principios básicos de la fe cristiana, particularmente para estos
últimos días.
«Todos necesitan llegar a ser más inteligentes respecto de la obra
de la expiación que se está realizando en el santuario celestial»
(Testimonios para la iglesia, tomo 5, p. 542).
1 04 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

«Estamos en el gran día de la expiación, y la sagrada obra de Cristo


que se está llevando a cabo en este momento en favor del pueblo
de Dios en el santuario celestial, debiera ser nuestro estudio cons,
tan te» (ibíd., p. 490).

El santuario: la solución divina al pecado


El día de la expiación, tanto en tipo como en antitipo, declara
que la solución al problema del pecado es sobrenatural. El minis,
terio sacerdotal de nuestro Señor no es meramente una manifes,
tación del amor continuo y la misericordia salvadora de Dios hacia
el hombre. Es también una batalla con las fuerzas del mal.
Las revelaciones divinas procedentes del santuario de lo alto
están más allá de la forma de actuar de los hombres o de los pro,
cesos históricos naturales del tiempo. La historia de la salvación
es un drama universal resuelto por Dios desde su morada. Me,
diante su obra de juicio, él, por sí solo, logrará la restauración final
de todas las cosas. Esta es la perspectiva escatológica hacia la que
apunta el día de la expiación, la acción divina de juicio en una
resolución final del gran conflicto.
De cierta manera, el pecado llevó a Dios a juicio ante todo el
universo. Dentro del universo surgió un enemigo hábil y sutil que
desafió a Dios. Satanás declaró que la ley de Dios es injusta (véase
Comentario bíblico adventista del séptimo día, Comentarios de
Elena G. de White, tomo 5, pp. 1103, 1104) y acusó a Dios de ser
el responsable del pecado (véase El conflicto de los siglos, cap. 43,
pp. 650, 489).
«En su actitud para con el pecado, Dios no podía sino obrar con jus,
ticia y verdad. Satanás podía hacer uso de armas de las cuales Dios
no podía valerse: la lisonja y el engaño. Satanás había tratado de fal,
sificar la Palabra de Dios y había representado de un modo falso su
plan de gobierno ante los ángeles, sosteniendo que Dios no era justo
al imponer leyes y reglas a los habitantes del cielo; que al exigir de
sus criaturas sumisión y obediencia, solo estaba buscando su propia
5. El día de la expiación • 105

gloria. Por eso debía ser puesto de manifiesto ante los habitantes del
cielo y ante los de todos los mundos, que el gobierno de Dios era
justo y su ley perfecta. [... ]

»El gran usurpador siguió justificándose hasta el fin mismo de la


controversia en el cielo. [... ] Denunció los estatutos divinos como
restricción de su libertad y declaró que el objeto que él perseguía era
asegurar la abolición de la ley para que, libres de esta traba, las hues,
tes del cielo pudiesen alcanzar un grado de existencia más elevado
y glorioso.

»De común acuerdo Satanás y su hueste culparon a Cristo de su re,


belión, declarando que si no hubiesen sido censurados, n~ se ha,
brían rebelado. [... ] El mismo espíritu que fomentara la rebelión en
el cielo continúa inspirándole en la tierra. Satanás ha seguido con
los hombres la misma política que siguiera con los ángeles. [ ... ]

»En la ejecución final del juicio se verá que no existe causa para el
pecado. Cuando el Juez de toda la tierra pregunte a Satanás: "¿Por
qué te rebelaste contra mí y arrebataste súbditos de mi reino?", el
autor del mal no podrá ofrecer excusa alguna. Toda boca perma,
necerá cerrada, todas las huestes rebeldes quedarán mudas. [... ]

>;fodo el universo habrá visto la naturaleza y los resultados del pe,


cado. Y su destrucción completa que en un principio hubiese ate,
morizado a los ángeles y deshonrado a Dios, justificará entonces el
amor de Dios y establecerá su gloria ante un universo de seres que
se deleitarán en hacer su voluntad, y en cuyos corazones se encon,
trará su ley. Nunca más se manifestará el mal. La Palabra de Dios
dice: "No se levantará la aflicción segunda vez" (Nahúm 1: 9, VM).
La ley de Dios que Satanás vituperó como yugo de servidumbres
será honrada como ley de libertad. Después de haber pasado por tal
prueba y experiencia, la creación no se desviará jamás de la sumi,
sión a Aquel que se dio a conocer en sus obras como Dios de amor
insondable y sabiduría infinita» (El conflicto de los siglos, cap. 30,
pp. 488,494; la cursiva ha sido añadida).
106 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

En el día de la expiación hay implicado algo más que la resta u,


ración y la vindicación definitivas de la humanidad. El ministerio
sacerdotal final de nuestro Señor, que destierra a Satanás y el pe,
cado, es más que un decreto relativo al destino humano. No se
trata meramente de que la tierra sea restaurada a su pureza origi,
nal y de que los santos hereden la tierra, sino que el universo será
restaurado a la armonía eterna. La purificación del altar, de las
santas estancias y del tabernáculo incluye la vindicación de Dios,
de su gobierno y de su carácter.
La cuestión básica es la manifestación por parte de Dios de su
absoluta justicia en todos sus tratos con los hombres y los ángeles
y en la destrucción final del pecado y de Satanás cuando todo el
universo proclame a una voz la vindicación de Dios. En esta fase
final del día antitípico de la expiación, Dios aborda la realidad
misma y la existencia del pecado. La transferencia del pecado del
santuario a Satanás señala a Satanás como aquel que debe cargar
con la responsabilidad final del pecado.
«Pero el plan de redención tenía un propósito todavía más amplio
y profundo que el de salvar al hombre. Cristo no vino a la tierra
únicamente por ese motivo; no vino meramente para que los ha,
bitantes de este pequeño mundo acataran la ley de Dios como
debe ser acatada; sino que vino para vindicar el carácter de Dios
ante el universo. [... ] El acto de Cristo, de morir por la salvación del
hombre, no solo haría accesible el cielo para los hombres, sino que
ante todo el universo justificaría a Dios y a s~ Hijo en su trato con
la rebelión de Satanás» (Patriarcas y profetas, cap. 4, p. 49; (la cur,
siva ha sido añadida).

Satanás ha procurado continuamente tergiversar el carácter


de Dios y del gobierno de Dios.
«Mediante la misma falsa representación del carácter de Dios que
empleó en el cielo, para hacerle parecer severo y tiránico, Satanás in,
dujo al hombre e pecar. Y logrado esto, declaró que las restricciones
5. El día de la expiación • 107

injustas de Dios habían sido causa de la caída del hombre, como


lo habían sido de su propia rebeldía» (El conflicto de los siglos,
cap. 30, p. 490).

Dios debía dar una respuesta final incontrovertible a las acu,


saciones de Satanás. El pecado no se erradica por la fuerza; si lo
fuese, Dios podría haber dado buena cuenta de él desde el co . .
mienzo. El universo debe llegar a servir a Dios para siempre por
amor y no por temor. Con este fin, Dios ejecuta el programa di..
vino desde el santuario celestial. La honra del santuario es la
honra del trono de Dios. La propia seguridad y la honra del go . .
bierno de Dios han sido puestas en peligro por causa del pecado.
La purificación del santuario, la remoción de los pecados del san..
tuario, denota, en parte, la vindicación de Dios.

«La última demandá del alma es [ ... ] que Dios vindique sus cami,
nos ante los hombres. Nos preocupa más que Dios se haga justi. .
cia a sí mismo que incluso a nuestras esperanzas» (P. T. Forsyth,
The]ustification ofGod [Londres: Independent Press, Ltd., 1957],
p. 121).

Por esta razón, el día antitípico de la expiación constituye un


juicio para todos los implicados. Así, los redimidos dan las gracias
a Dios y lo alaban por sus justos juicios.
«También vi como un mar de vidrio mezclado con fuego, y a los
que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, sobre
su marca y el número de su nombre, de pie sobre el mar de vidrio,
con las arpas de Dios. Y cantan el cántico de Moisés, siervo de
Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: "Grandes y maravillosas
son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son
tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, Señor, y glo . .
rificará tu nombre?, pues solo tú eres santo; por lo cual todas las
naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han maní,
festado"» (Apoc. 15: 2A).
108 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Entonces, lcómo se saldan las cuentas finalmente con el pe . .


cado ante el universo? La naturaleza de la expiación de Cristo en
la cruz señala el camino. La solución es redentora, no punitiva. El
pecado no siempre es penado con la imposición de un castigo.
Debe demostrarse que Satanás es el responsable del pecado.
«Habiendo sido completado el plan de la redención, el carácter
de Dios quedará revelado a todos los seres creados. Se verá que los
preceptos de su ley son perfectos e inmutables. El pecado habrá
manifestado entonces su naturaleza; Satanás, su carácter. Enton. .
ces el exterminio del pecado vindicará el amor de Dios y rehabili. .
tará su honor delante de un universo compuesto de seres que se
deleitarán en hacer su voluntad y en cuyo corazón estará su ley»
(El Deseado de todas las gentes, cap. 79, pp. 725, 726).

El momento de la erradicación final


del p·ecado
La justicia de Dios requiere un juicio final, una vindicación
final de su gobierno soberano y de su carácter. El juicio culmina
al final del milenio.
«Vi un ángel que descendía del cielo con la llave del abismo y una
gran cadena en la mano. Prendió al dragón, la serpiente antigua,
que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años. Lo arrojó al abismo,
lo encerró y puso un sello sobre él, para que no engañara más a las
naciones hasta que fueran cumplidos mil años. Después de esto debe
ser desatado por un poco de tiempo. [... ] Y saldrá a engañar a las
naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra [... ], a fin de
reunirlos para la batalla. [... ] Y rodearon el campamento de los san,
tos y la ciudad amada [ ... ] .

»Vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante


del cual huyeron la tierra y el cielo y ningún lugar se halló ya para
ellos. Y vi los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios. Los
libros fueron abiertos, y otro libro fue_ abierto, el cual es el libro de
5. El día de la expiación • 109

la vida. Y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban es,
critas en los libros, según sus obras. [... ] La muerte y el Hades fue,
ron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. El que no
se halló inscrito en el libro de la vida, fue lanzado al lago de fuego»
(Apoc. 20: ¡, 15).

Con referencia al milenio, Satanás es representado como no


destruido aún, pero encadenado, después de lo cual se ve libre
nuevamente con energía e ira renovadas, solo para compartir al
fin el destino que verdaderamente le corresponde como origina . .
dor del pecado. El milenio se presenta como un episodio que con,
duce al juicio final sobre Satanás y sus seguidores. Esto tiene lugar
en torno al gran trono blanco, sobre la santa ciudad, la nueva Je . .
rusalén, que está entonces en esta tierra.
En ese momento se presentará el gran panorama retratado por
Elena G. de White en el último capítulo de El conflicto de los si,
glos, cuando se pasará revista a toda la historia del conflicto. Cuan. .
tos hayan vivido en la tierra se encontrarán personahnente ante
Dios: los justos dentro de la ciudad, los impíos fuera. Toda per,
sona, incluyendo a Satanás, verá su lugar en el tiempo y el des ..
tino. La clara manifestación de la justicia moral de Dios en su trato
con la rebelión de Satanás y sus seguidores zanjará la cuestión
secular del pecado ante un universo expectante y será reconocida
por salvos y perdidos por igual.
En todo el conflicto, la Biblia presenta el intenso interés de
todos los seres celestiales, especialmente en lo referente a la mo ..
ralidad y la integridad del gobierno y el carácter de Dios. Por esta
razón, la mayor parte de los pasajes bíblicos del libro de Apocalip . .
sis que hablan de los juicios de Dios que llevan a la consumación
final son ocasiones de regocijo y alabanza a Dios (véanse Apoc.
11: 18; 15: 4; 16: 5, 7; 19: 2). La razón es que este juicio final es
la respuesta largo tiempo demorada al lamento de los que, a lo
largo de los siglos del reinado del mal, han clamado por vindica ..
ción.
11 0 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

El juicio en tomo al gran trono blanco es el ajuste de cuentas


final ante el universo, el saldo moral de todos, incluido Satanás.
Este juicio final, según se simbolizaba en el acto culminante del
día de la expiación y se representa en Apocalipsis 20, no se ocupa
fundamentalmente de los redimidos. Es la última actuación del
pecado y la justicia en la historia del conflicto. La justicia y la san--
tidad de Dios han avanzado irresistiblemente hasta el triunfo de--
finitivo.
«Por eso Dios también lo exaltó sobre todas las cosas y le dio un
nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús
se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y de ..
bajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre» (Fil. 2: 9 .. 11).

«Todos compareceremos ante el tribunal de Cristo, pues escrito


está: "Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla,
y toda lengua confesará a Dios". De manera que cada uno de no--
sotros dará a Dios cuenta de sí» (Rom. 14: 10--12).

Nada ha ejercitado tanto la mente y los actos de la Divinidad


como la vindicación del carácter de Dios ante el universo. Eso se
efectuará a escala pública y universal. Sin este juicio final que
magnifique a Dios, no puede darse un auténtico fin al pecado. Las
criaturas de Dios a lo largo y ancho de los cielos y la tierra, tanto
salvas como perdidas, reconocerán voluntariamente la justicia de
Dios. Dios y su gobierno tendrán prioridad en el resultado del con--
flicto. No descansará hasta que esto se logre.
«lCómo puede Dios proteger su justicia ante un mundo tal? [... ]
Esto es lo que queremos en una teodicea [justificación de Dios]
real y penetrante: la justicia de Dios no solo admitida, sino ado--
rada, no solo soñada, sino realizada, y realizada en un mundo no de
sufrimiento tan solo, sino más de pecado aún. lPuede Dios prote.-
ger su justicia de tal manera que el mundo injusto sea su alabanza?
¿puede lograr que tal mundo lo siga invocando desde el corazón de
5. El día de la expiación • 111

su maldad, de su culpa y su miseria y bajo la interdicción de su jui,


cio como santo, sabio y bueno? Esa sería la teodicea suprema, la
justificación última de Dios, pronunciada en una acción callada
por una humanidad que olvida su propia suerte preocupada por
entero por la justicia y la gloria de Dios» (P. T. Forsyth, The ]ustifi,
cation of God, pp. 168, 169).
Este es el momento escatológico al que apuntaba el día de la
expiación: la confrontación final entre Cristo y Satanás.
lCómo podemos estar seguros de que la justicia triunfará sobre
el pecado a no ser que este juicio garantice el triunfo. de un Dios
justo? La verdad sobre el carácter de Dios será captada por igual por
santos y pecadores. Esta es la culminación en el conflicto secular
que es decisiva para la eternidad a favor del Dios de los cielos.
Esto será ocasión de alabanza y regocijo universales, porque el
pecado jamás volverá a surgir. Durante seis mil años el universo
ha sido testigo de la acción de un Dios amante y paciente que no
desea que nadie perezca. Al fin, por encima de todas las acciones
de los hombres a lo largo de la historia, hay un veredicto eterno
en pro de la justicia de Dios.

«El juicio lo sacará todo a la luz [... ]. Los hombres gritarán Amén
a su condenación eterna [ ... ] . Para que se ejemplifiquen su justi,
cia, su misericordia, su amor y su santidad, debe mostrarse que su
trono es intachable; que todas estas dudas y estas preguntas rela,
tivas a su administración divina sean conocidas por completo [... ].
Se demostrará que desde el día en que Satanás tentó y arruinó a
la humanidad en el huerto, ha seducido a los seres humanos para
que hagan el mal y ha acusado a Dios de injusticia, parcialidad y
crueldad. La permanencia de la eternidad no puede producirse
hasta que toda esta falsedad y esta calumnia hayan sido barridas.
Esto se realizará delante del gran trono blanco y cegador ante un
universo congregado» (E Wimberley, The Seven Seals of the Apo,
calypse [Nueva York: Fleming Revell, 1922], pp. 157, 160).
112 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

El triunfo culminante no es para la alabanza de los hombres,


sino para la alabanza universal de Dios. Aquí convergen al fin todos
los caminos en tomo a la nueva Jerusalén, con todos sus triunfos y
sus tragedias. Aquí se revela el futuro glorioso y el destino eterno de
cuantos han seguido a Cristo. La solución al problema del pecado
es ahora realidad. El último enemigo que ha de ser destruido es la
muerte. De un extremo del universo al otro reina la reconciliación
eterna.
Elena G. de White resume como sigue la impresionante cui.-
minación del día antitípico de la expiación:
«El propósito del gran rebelde consistió siempre en justificarse, y
en hacer aparecer al gobierno de Dios como responsable de la re,
belión. A ese fin dedicó todo el poder de su gigantesca inteligen,
cía. [ ... ] Pero llegó el momento en que la rebelión debe ser
sofocada finalmente y puestos en evidencia la historia y el carác,
ter de Satanás. El archiengañador ha sido desenmascarado por
completo en su último gran esfuerzo para destronar a Cristo, des,
truir a su pueblo y apoderarse de la ciudad de Dios. Los que se han
unido a él, se dan cuenta del fracaso total de su causa. [ ... ] Ahora
se vuelve objeto de execración universal. [ ... ]

»Toda cuestión de verdad y error en la controversia que tanto ha


durado, ha quedado aclarada. [ ... ] El desarrollo del gobierno de
Satanás en contraste con el de Dios, ha sido presentado a todo el
universo. [ ... ] La sabiduría de Dios, su justicia y su bondad que,
dan por completo reivindicadas. [ ... ] En vista de todos los hechos
del gran conflicto, todo el universo, tanto los justos como los re,
beldes, declaran al unísono: "ijustos y verdaderos son tus cami,
nos, oh Rey de los siglos!" [ ... ].

>>A pesar de que Satanás se ha visto obligado a reconocer la justi,


cía de Dios [... ], su carácter sigue siendo el mismo. [ ... ] Lleno de
frenesí, determina no cejar en el gran conflicto. H~ llegado la hora
de intentar un último y desesperado esfuerzo contra el Rey del
cielo. Se lanza en medio de sus súbditos, y trata de inspirarlos con
5. El día de la expiación • 113

su propio furor y de moverlos a dar inmediata batalla. Pero entre


todos los innumerables millones a quienes indujo engañosamente
a la rebelión, no hay ahora ninguno que reconozca su supremacía.
Su poder ha concluido (El conflicto de los siglos, cap. 43, pp. 650,
652).
Para captar la imagen de conjunto, recomendamos la lectura
del último capítulo en su integridad, «El fin del conflicto», pá ..
ginas 643 .. 657.
Hoy los hombres precisamos una fe viviente que siga a Cristo
en el santuario de lo alto, para creer cada día en lo más grandioso
que jamás pueda ocurrimos a nosotros y a nuestro mundo: la vic..
toria total de Dios sobre el pecado y Satanás, una clara y gozosa
convicción de que la obra de Dios en el santuario celestial y que
emana del mismo está ahora avanzando hasta su destino final,
que es la vida eterna para todos nosotros.
El juicio previo
al advenimiento

U
na de las doctrinas históricas de los adventistas del séptimo
día es la enseñanza relativa a un juicio previo al regreso de
Cristo. Los adventistas lo llamamos «juicio investigador»; es
decir, una apertura de los libros de actas ante un tribunal celeste
en el santuario celestial. Durante este tiempo de juicio, que em ..
pezó en 1844, Dios revela a todos los interesados quiénes son
realmente los salvos de todos los tiempos. Su propósito es lograr
un veredicto universal a favor de los santos antes de su resurrec ..
ción, de cara a la vindicación tanto de estos como de Dios.
«Acompañado por ángeles celestiales, nuestro gran Sumo Sacer..
dote entra en el lugar santísimo, y allí, en la presencia de Dios, da
principio a los últimos actos de su ministerio en beneficio del hom..
bre, a saber, cumplir la obra del juicio y hacer expiación por todos
aquellos que resulten tener derecho a ella» (El conflicto de los siglos,
cap. 29, p. 472).
116 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Esta doctrina es significativa para los adventistas qel séptimo


día. Nuestra posición en el desarrollo de la historia religiosa y de
la salvación está ligada tanto al momento en el que comenzó este
juicio investigador en 1844 y a la naturaleza del juicio, que ha de
concluir con el fin del tiempo de gracia y ser seguido por la se~
gunda venida de Cristo.
En cualquier tentativa por formar una interpretación bíblica
correcta de esta creencia en un juicio previo al advenimiento,
deben tenerse en cuenta ciertas consideraciones:
En primer lugar, lpor qué es necesario un juicio investigador
de los santos? lNo enseñó Jesús: «Ciertamente les aseguro que el
que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no
será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida» Ouan 5:
24, NVI)? Si Cristo prometió a sus seguidores inmunidad frente al
juicio, lcómo puede Dios celebrar tal juicio sin romper su promesa?
En segundo lugar, también debemos tener en cuenta que «el
Señor conoce a los suyos» (2 Tim. 2: 19). «Yo [ ... ] conozco mis
ovejas, y las mías me conocen» Ouan 10: 14). Según esto, no es
preciso que Dios posponga su veredicto de absolución para su pue~
blo hasta el juicio del día final. Resulta difícil afirmar que Dios no
tenga la certeza de quiénes son los salvos hasta que tenga lugar un
juicio final formal. Porque, si esto fuera verdad, lcómo podría
haber experiencia alguna de seguridad para los santos mientras
estén en la tierra? lNo depende su mismísima seguridad aquí de
la clara garantía de que «ninguna condenación hay para los que
están en Cristo Jesús» (Rom. 8: 1)? lNo se nos ordena, aquí y
ahora, que hagamos firme nuestra vocación y elección (véase
2 Ped. 1: 1O)? Si ni siquiera Dios adopta la decisión definitiva
hasta después de 1844, lcómo pudo afirmar Pablo con confianza:
«Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, la cual me
dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también
a todos los que aman su venida» (2 Tim. 4: 8)? lCómo pudo Pablo
haber estado tan seguro en aquel momento?
6. El juicio previo al advenimiento • 117

En tercer lugar, la Biblia declara que «Dios traerá toda obra a


juicio, juntamente con toda cosa oculta, sea buena o sea mala»
(Ecl. 12: 14). Hay amplia evidencia bíblica que enseña la impu ..
tabilidad de todos los hombres, buenos y malos, por todos los pe ..
cados cometidos en su vida: que todos los hombres serán llamados
a dar cuenta de ellos en el juicio (véanse Mat. 12: 36; 25: 31, 32;
Rom. 2: 16; Hech. 17: 31). lCuál es la posición de los santos en
el juicio? lQué implicación tienen los santos en un juicio previo·
al advenimiento?
Deseamos examinar este juicio previo al advenimiento, su
momento y su naturaleza. lQué quiere decir la importantísima
afirmación: «La hora de su [de Dios J juicio ha llegado» (Apoc.
14: 7), pronunciada por ese decisivo apremio judicial antes de
que el hijo del Hombre aparezca en las nubes de los cielos para
segar la cosecha de la tierra (véanse los versículos 14 .. 20)? lQué
dice la Biblia de este juicio? En las visiones de Daniel y el Apo ..
calipsis, es la clave de las acciones e iniciativas finales de Dios
en estos últimos días. Podemos afirmar estas profecías y declarar
nuestra fe en que el plan y el propósito de Dios son sumamente
inteligibles y cruciales para cuantos viven hoy.

El iuicio previo al advenimiento en Daniel 7


La visión de Daniel 7 se dirige al profeta personalmente y le
provoca preocupación y angustia considerables. El capítulo está
estructurado en tres partes:
l. Versículos 1.. 14: Se declara y se consigna la visión según la vio
Daniel.
2. Versículos 15 .. 22: Daniel está profundamente preocupado por conocer
el significado de ciertos aspectos de la visión que lo inquietaron. El
ángel responde y sigue una interpretación.
3. Versículos 23 .. 27: El ángel vuelve nuevamente e interpreta adicional..
mente los aspectos inquietantes de la visión: la cuarta bestia terrible,
el poderoso cuerno pequeño apóstata, el juicio, la derrota definitiva de
esas fuerzas opositoras y el triunfo de los santos.
118 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

En esta visión se menciona tres veces el juicio divino: (1)


«Al iniciarse el juicio, los libros fueron abiertos» (vers. 10, NVI).
(2) Se «emitió juicio en favor de los santos del Altísimo» (vers.
22, NVI). (3) «El tribunal celebrará un juicio» (vers. 26, DHH).
Estas referencias al juicio dan culminación a las tres partes y a
las explicaciones de la visión.
El profeta Daniel ve en visión una serie de acontecimientos,
uno detrás del otro. La expresión original traducida con fórmulas
como «miraba yo» se usa nueve veces para mostrar la secuencia
de las respectivas escenas que aparecen ante él en una acción con,
tinua y sucesiva.
Para determinar el momento en que comienza ese juicio, es
importante que, en nuestro estudio, reconozcamos la secuencia
histórica de las diversas potencias que surgen una tras otra, y el
lugar de este juicio en esta secuencia. Igual que hubo un momento
para que apareciese el imperio del león de Babilonia, para que lo
siguiese el reino del oso de Medopersia, para que, a su vez, se le,
vantase la nación del leopardo de Grecia y para que .la bestia
terrible que simbolizaba a Roma aventajase a todas las naciones
que la precedieron, para la fragmentación del Imperio Romano
en diez cuernos, o naciones, y para que sobreviniese el cuerno pe,
queño, también había un tiempo en que empezaría el juicio de
Dios. Si cada imperio había de seguir al mencionado anterior,
mente, el juicio de los versículos 9, 10, 22, 26 debe seguir al pe,
ríodo de la supremacía del cuerno apóstata de los versículos 8,
21, 25. Dado que estas fuerzas representan imperios y potencias
que surgieron en sucesión, el juicio también tiene que formar
parte de esta sucesión histórica y seguir en el tiempo al período
durante el cual la Roma papal ejerció la supremacía en la tierra.
Que este juicio no es una acción que haya estado continua,
mente en marcha es evidente por el hecho de que el juicio sigue
únicamente al período del cuerno pequeño. No se menciona un
juicio que ponga fin a los otros reinos. No se representa a Dios
6. El juicio previo al advenimiento • 119

descargando su ira sobre cada una de las sucesivas potencias de


la tierra. Este juicio es la culminación de la historia para todas
estas fuerzas que han dominado en la tierra, sucediéndose una
tras otra hasta que se sienta el tribunal. Hasta ese momento, no
ha habido interrupción divina. Ha habido cambios en las poten~
cias y los imperios. Sin embargo, este juicio divino prevé el de~
rrocamiento de todas las potencias terrenales. Contempla el
surgimiento de una nueva potencia: el reino sobrenatural de
Dios. Daniel 7 es una carta de navegación de la historia univer~
sal, trazada y profetizada de antemano, que revela el desenlace
definitivo de victoria para el pueblo de Dios, el «pueblo de los
santos del Altísimo» (vers. 27). Los reinos y las potencias del
mundo están simbolizados por animales salvajes y cuernos, que
ejercen el dominio sobre la tierra, cada uno en sucesión, hasta
que el tribunal divino se sienta en sesión.

El momento del iuicio


En primer lugar, el momento de este juicio es cuando «fueron
puestos unos tronos y se sentó un Anciano de días. Su vestido era
blanco como la nieve; el pelo de su cabeza, como lana limpia; su
trono, llama de fuego» (vers. 9). Este trono de juicio fue puesto en
un momento muy especial. Los tronos no siempre habían estado
puestos; el tribunal no siempre estuvo en sesión. La venida del
Anciano de días, Dios el Padre, que se sienta en el trono, revela
el comienzo de un gran juicio cuando Dios pone el proceso en
marcha al sentarse para presidir como Juez. La declaración «se
sentó un Anciano de días» significa que el Padre ha llegado al tri~
bunal. Solo se ve al Padre sentado en un trono. El término «trono»
es la palabra hebrea korse'. Significa un trono de un tipo muy
especial, reservado para ocasiones especiales. Además del trono
de Dios, se mencionan «tronos», en plural. lPara quiénes estaban
previstos los tronos restantes? Evidentemente, esta es una escena
de juicio con otros seres, una especie de jurado celestial, también
120 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

implicados en la labor de juicio. Dado que esta escena de juicio


tiene lugar en el santuario celestial, debemos buscar el inicio de
una nueva fase de la ministración del santuario que implique una
labor de juicio.
En segundo lugar, el momento es cuando Cristo, el «hijo de
hombre; vino hasta el Anciano de días, y lo hicieron acercarse
delante de él» (vers. 13). Esta venida de Cristo al Padre no puede
aplicarse al regreso de Cristo al Padre en su ascensión. No se abrió
ningún libro ni empezó juicio alguno en ese momento. El mo~
mento del juicio sigue al largo período de la persecución de la igle~
sia, el quebranto de los santos.
Esta venida tampoco puede referirse a la segunda venida de
Cristo. La segunda venida no es una venida hasta el Padre, sino a
la tierra. En esta visión el Padre y el Hijo llegan al tribunal en
medio de una majestuosa escena de juicio en el cielo. El juicio
que sigue da como resultado un veredicto «en favor de los santos»
(vers. 22, NVI). Este juicio establece el derecho de los santos a po~
seer el reino. Después de que se hace esto, la Palabra afirma con
claridad que «llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino»
(vers. 22). Los santos heredan el reino como consecuencia del
juicio. Por lo tanto, este juicio es anterior al momento en que «el
dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo sean
dados al pueblo de los santos del Altísimo» (vers. 2 7). Esto ten~
drá lugar cuando Cristo regrese.
En tercer lugar, tanto Daniel como Juan el revelador sitúan el
momento del juicio con la expresión 'un tiempo, tiempos y la
mitad de un tiempo' (Apoc. 12: 14). Juan usa esta expresión de
forma intercambiable con «mil doscientos sesenta días» y «cua,
renta y dos meses» (vers. 6; 13: 5).
La ubicación del inicio de este juicio en la secuencia histórica
de la profecía de Daniel es del todo concluyente.
«Hablará palabras contra el Altísimo, a los santos del Altísimo .
quebrantará y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán en,
tregados en sus manos hasta tiempo, tiempos y medio tiempo. Pero
se sentará el Juez» (Dan. 7: 25, 26).
6. El juicio previo al advenimiento • 121

Tres veces en este capítulo el juicio sigue a las actividades de


ese poder religioso apóstata simbolizado por el «cuerno [que] tenía
ojos». Daniel sitúa el surgimiento del «cuerno pequeño» en sus
1260 años de supremacía tras el surgimiento de los «diez cuer,
nos», que dio como consecuencia la ruptura del Imperio Romano,
poco después del último de los emperadores romanos de Occi,
dente, en 4 76 d. C. Este momento queda indicado, además, por el
hecho de que, en su surgimiento, el cuerno apóstata arrancó a
tres de estos diez cuernos que llegaron al poder como consecuen,
da de la caída de Roma en Occidente.
Este poder apóstata había de gobernar durante u11: período de
1260 años. El período de supremacía papal empezó cuando el em--
perador Justiniano, en 533 d.C., decretó que el papa era la su,
prema autoridad temporal y religiosa del mundo occidental. Esto
se hizo efectivo en 538 d. C. Este período terminó cuando el papa
fue hecho prisionero en 1798.
Durante este tiempo «este cuerno libró una guerra contra los
santos y los venció. Entonces vino el Anciano y emitió juicio en
favor de los santos del Altísimo» (vers. 21, 22, NVI). «Los san--
tos serán entregados en sus manos por un tiempo y tiempos y
medio tiempo. Pero el tribunal se sentará» (vers. 25, 26, NC).
Las profecías cronológicas del libro de Apocalipsis situaban los
1260 años en la era cristiana, la época en que «la mujer [la igle,
sia] huyó al desierto [ ... ] por mil doscientos sesenta días. [ ... ]
Se le dieron a la mujer [ ... ] dos alas [ ... ] para que volara de de--
lante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada
por un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo» (Apoc. 12: 6, 14;
véase también 13: 5, 7). En su gran profecía, Cristo se refirió a
este mismo período:
«Habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el
principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no
fueran acortados, nadie sería salvo; pero por causa de los esc0gi,
dos, aquellos días serán acortados» (Mat. 24: 21, 22).
122 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Por lo tanto, el juicio sigue a los 1260 años de supremacía papal


y de persecución de los santos. Las Escrituras hablan directamente
de este punto: La potencia apóstata hizo guerra a los santos hasta
que llegó el Anciano de días y comenzó el juicio (Dan. 7: 22). Esta
profecía cronológica sitúa el comienzo de este juicio poco después
de 1798. No dice cuándo terminará ni cuánto durará. El comienzo
de este juicio es uno de los grandes momentos en la historia de la
salvación. Prevé la vindicación de los santos después de los largos
períodos en que los juicios de los hombres tan a menudo les fue,
ron hostiles. Proclama y anhela el triunfo final de Cristo y su pue ..
blo que ha de materializarse cuando Cristo regrese a la tierra.

«El santuario en el cielo es el centro mismo de la obra de Cristo en


favor de los hombres. Concierne a toda alma que vive en la tierra.
Nos revela el plan de la redención, nos conduce hasta el fin mismo
del tiempo y anuncia el triunfo final de la lucha entre la justicia y
el pecado. Es de la mayor importancia que todos investiguen a
fondo estos asuntos, y que estén siempre prontos a dar respuesta
a todo aquel que les pidiere razón de la esperanza que hay en ellos»
(ibíd., cap. 29, p. 479).

La naturaleza del iuicio


La verdad fundamental de la visión y las profecías de Daniel
es que Dios es el Señor de todos. Tiene un propósito, un fin hacia
el que se encaminan todas las cosas. Ese fin la Biblia lo denomina
frecuentemente con el término 'juicio' o con la expresión 'el día
de Jehová'. La visión de Daniel 7 abarca la historia del mundo
desde la época de Daniel hasta el triunfo final del pueblo de Dios
y el establecimiento del eterno reino de Dios. El tema central de
este capítulo es el conflicto entre Dios y sus santos, por una parte,
y el cuerno pequeño, por otra. El conflicto se libró intensamente
hasta. que llegó el Anciano de días, momento en el que el juicio
comienza.
6. El juicio previo al advenimiento • 123

A la hora de intentar comprender la naturaleza de este juicio,


se formulan con claridad ciertos hechos significativos:
En primer lugar, en algunas traducciones, este tribunal celes,
tial se denomina, de hecho, «juicio» y debe ser entendido como
tal (vers. 10, 22, 26).
En segundo lugar, estas tres afirmaciones abordan el mismo
juicio. Las dos últimas referencias al juicio -en los versículos 22
y 26- forman parte de la interpretación angélica del juicio al que
se hace referencia en los versículos 9 y 1O.
En tercer lugar, este juicio implica a ambas partes en conflicto
y predice el triunfo del pueblo de Dios y el derrocamiento de estas
potencias hostiles (vers. 22, 26, 27). La naturaleza de este juicio
puede ser entendida solo a la luz del contexto de los acontecí,
mientas profetizados y de las partes implicadas. En las tres partes
del capítulo sigue a la obra de la potencia religiosa apóstata que
se alza contra Dios y persigue al pueblo de Dios hasta el extremo
de quebrantarlo (véanse los vers. 10, 11, 21, 22, 25,27).
Este juicio establece el momento en que estas fuerzas y nado,
nes malignas dejarán de dominar a los santos y al mundo. El do,
minio les será quitado y dado a Cristo y a su pueblo.
Recapitulando: Está claro que hay dos partes y aspectos de
este juicio: el juicio es contra los enemigos de Dios y a favor de los
santos. Por lo tanto, cualquier interpretación de este juicio que
sigue a los 1260 años debe incluir ambos aspectos. Debido al largo
período de las monstruosas actividades del cuerno contra Dios y
su pueblo, dado que los santos han sido objeto durante tanto
tiempo de la condena y la persecución del hombre, este juicio de
Dios desde su santuario revocará en su favor al veredicto de la
historia. Ese veredicto conlleva la promesa de la vindicación, del
dominio global, de la salvación eterna y del reino de Dios.

Un tribunal celestial
Esta visión no representa a Dios ejecutando juicio en la tierra,
sino que presenta un juicio que tiene lugar en el cielo. El marco
de este juicio presagia gran solemnidad. Jesús, el Hijo de hombre,
124 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

recibe grandes honores, tanto para sí mismo como para sus san. .
tos. Todo esto tiene lugar en medio de las ceremonias más im . .
presionantes en presencia de todos los ángeles y de los seres
celestiales.
«Fueron puestos unos tronos y se sentó un Anciano de días. Su
vestido era blanco como la nieve; el pelo de su cabeza, como lana
limpia; su trono, llama de fuego, y fuego ardiente las ruedas del
mismo. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; miles de
miles lo servían, y millones de millones estaban delante de él. El
Juez se sentó y los libros fueron abiertos» (Dan. 7: 9, 10).

Esta es la fase final de la labor sacerdotal de Cristo en el san . .


tuario celestial en beneficio de su pueblo. La venida de la Divini..
dad al tribunal en este momento apunta al comienzo de una
nueva fase de actividad divina en la sala del trono de Dios, una
labor de juicio. Sin duda, esta continuará hasta que este ministe . .
rio sacerdotal se complete al fin del tiempo de gracia.
Hablando de este acontecimiento del libro de Daniel, Elena G.
de White escribe:
«Acompañado por ángeles celestiales, nuestro gran Sumo Sacer..
dote entra en el lugar santísimo, y allí, en la presencia de Dios, da
principio a los últimos actos de su ministerio en beneficio del hom..
bre, a saber, cumplir la obra del juicio y hacer expiación por todos
aquellos que resulten tener derecho a ella» (ibíd., cap. 29, p. 472).

Hay una razón específica por la que este juicio tiene lugar el"\ el
«lugar santísimo» del santuario celestial. El juicio pertenece a Dios.
El juicio en el santuario de Dios y proveniente del mismo estará
por encima y más allá de las decisiones y del poder de los hombres.
Dará garantías de un juicio justo. Los veredictos de los hombres en
la tierra han sido equivocados muy a menudo. El hombre no tiene
forma de saber quiénes se salvan y quiénes se pierden. Solo Dios
tiene acceso al corazón humano y a las motivaciones de los hom.-
6. El juicio previo al advenimiento • 125

bres. Incluso el juicio de la iglesia en la tierra, a lo largo de los si..


glos, ha dado casi siempre un veredicto equivocado. Dios «ha dis ..
puesto su trono para juicio» (Sal. 9: 7..9). Ningún hombre puede
hacer eso.

La apertura de los libros


El Juez se sentó y los libros fueron abiertos (Dan. 7: 10). lPor
qué se abren los libros en esta ocasión? Se indica un cambio di..
vino en el orden de las cosas que afectará a la marcha de la histo ..
ría y al destino de los hombres. Sucesivas potencias terrenales han
dominado la tierra. La vida del hombre está rodeada por la prima..
cía de un orden pecaminoso. i Qué poco sabemos los hombres
sobre la naturaleza y el resultado del conflicto entre Cristo y Sata..
nás, a no ser que Dios lo revele! Aunque el futuro de las potencias
terrenales esté oculto de los ojos de los hombres, no está oculto de
Dios. La apertura de los libros en el juicio no supondrá novedad al..
guna para Cristo. Únicamente merced a la labor final de juicio por
parte de Dios se invertirá el sentido descendente de la marcha de
los hombres. Hay un largo trecho desde el huerto del Edén hasta
la tierra hecha nueva, del Génesis al Apocalipsis. La obra que Dios
realiza a través de su Hijo es mediante la redención y el juicio. Con
la apertura de los libros del cielo, Dios afirma un juicio justo, un ve ..
redicto favorable a su pueblo, el derrocamiento·de sus enemigos y
la llegada de un nuevo orden mundial.
El lugar de los libros en el juicio no es meramente incidental.
Constituyen los registros de Dios (véanse Isa. 65: 6; Jer. 17: 1; Mal.
3: 16; Luc. 10: 20; Apoc. 20: 12). Revelan la verdad sobre el hom..
bre y su obra: el relato de la vida de cada ser humano. En realidad,
los registros de los libros constituyen la mayor parte de la eviden..
da presentada al tribunal. Según la Biblia, los libros del juicio solo
se abren dos veces: primero, poco después de los 1260 años y, de
nuevo, al final del milenio (Apoc. 20: 11 .. 13). En Daniel 7, los
registros se abren antes de la venida de Cristo para emitir un
126 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

veredicto que vindique a los santos. En Apocalipsis 20, los libros


se abren en conexión con el juicio ante el gran trono blanco y
antes de la destrucción final de los malvados. Ambos juicios re ..
quieren una apertura de los mismos libros. La primera apertura
implica el destino y la recompensa de los justos; el segundo implica
el destino y el castigo de los malvados. En ambos casos, Dios con..
desciende a permitir que los hechos se conozcan. Los juicios vin..
dicarán las decisiones de Dios y su carácter.
La apertura de los libros en el momento del juicio declara que
para Dios todo cuenta. Nada se encubre. Dios no pasó por alto el
pecado en la cruz, pero lo justificó plenamente en la muerte de su
Hijo. Así ocurrirá en el juicio, porque si Dios pasa por alto el pe ..
cado, o si elige ignorar alguno de los hechos, no hay juicio justo
posible. Dios podría ser acusado de injusticia o de favoritismo.
«Dios lleva un registro exacto de todo acto injusto e ilícito. No se
deja engañar por una apariencia de piedad. No se equivoca en su
apreciación del carácter. Los hombres pueden ser engañados por
entes de corazón corrompido, pero Dios penetra todos los disfra ..
ces y lee la vida interior» (ibíd., cap. 29, p. 477).

Dios solo puede odiar y juzgar el pecado por lo que este es. En
su santidad, el Señor solo puede llamar al pecador a rendir cuentas.
Aquí, ante Dios, el hombre queda al descubierto hasta los recove ..
cos más recónditos de su propio corazón. El espíritu odioso y hos ..
til, la mirada lujuriosa, el pensamiento airado, los deseos secretos,
no pueden ocultarse de Dios. Con absoluta franqueza, Dios reve ..
lará el pecado que se agazapa de la forma más sutil y disimulada.
Hasta las palabras de cada hombre están incluidas (Mat. 12: 36).
Dios no se mueve en el ámbito de las generalidades.

«Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo


del hombre. Pues Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con
toda cosa oculta, sea buena o sea mala» (Ecl. 12: 13, 14).
6. El juicio previo al advenimiento • 127

Este texto afirma que no solo los impíos con sus actos malva ..
dos serán llevados a juicio, sino también los justos con sus buenas
acciones.

Ninguna condenación
para los que están en Cristo
«Üs aseguro que quien oye mi palabra y cree en aquel que me
envió tiene vida eterna y no es sometido a juicio, sino que ha pa ..
sado de la muerte a la vida» Ouan 5: 24, PER).

Dado que Cristo prometió al creyente exención· del juicio,


lqué quiso decir? En el juicio no hay la menor posibilidad de que
prospere ninguna reivindicación del ser humano a la justificación
por las obras, pues en él se revela la maldad radical del corazón
humano. «Como está escrito: «No hay justo, ni aun uno»» (Rom.
3: 10). Ante Dios no hay manera de que el hombre pueda com..
pensar sus pecados o su pecaminosidad. Si en el juicio Dios impu..
tase a cada ser humano el registro pecaminoso de su vida, ninguno
podría quedar en pie ante él. Incluso «nuestros actos de justicia
son como trapos de inmundicia» (lsa. 64: 6, NVI).
No hay postura más peligrosa que creer que los pecados que
manchan las páginas de los libros del cielo puedan ser borrados por
algún voto en la iglesia o por la decisión de un sacerdote que afirme
tener el poder de perdonar pecados. La reivindicación presentada
por cualquier organización religiosa o iglesia de perdonar pecados
y de decidir casos para la vida eterna debe desplomarse ante el Juez
de toda la tierra, quien, con una ojeada al registro, deja al descu ..
bierto la absoluta falsedad de los juicios del ser humano.
Lo que Cristo promete aquí no es libertad del juicio, sino
exención de la condena. Entonces, lcómo se vindicará el hom ..
bre pecador ante Dios? lCómo puede darse a cualquier hombre
el veredicto «no culpable»? Pablo dijo: «Ahora, pues, ninguna
condenación hay para los que están en Cristo Jesús» (Rom. 8: 1).
128 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

En la parábola de la fiesta de bodas de Mateo 22, el propio Rey se


presenta a examinar a los invit~dos. Él mismo emite el juicio y echa
al hombre desprovisto del atuendo de boda. Solo el Rey propor...
dona el traje, que representaba la justicia de Cristo. Ningún
atuendo tejido por el propio hombre puede suscitar un juicio en su
favor, porque, en el juicio, no es posible que ninguna persona, igle . .
sia o autoridad religiosa de la tierra reemplace las páginas mancha. .
das de pecado de los libros de registro con las hojas de blancura
inmaculada que proclaman a un hombre no culpable. Si Dios
acusa al hombre según el propio historial de este, nadie puede con. .
tradecirlo. Ante el Señor, todo juicio humano carece de sustancia.
Por lo tanto, Cristo prometió al creyente exención de la con. .
dena, porque el registro revelará que mantiene una relación salva...
dora con Jesucristo. La certez~ de un veredicto favorable al creyente
surge del hecho de que Jesucristo se presenta ante el Padre en re ...
presentación del pecador arrepentido. Solo él nos arbitra nuestra
vindicación definitiva. El cristiano solo puede sostenerse si su vida
está oculta con Cristo en Dios.
Dios desea que le pertenezcamos con todo nuestro corazón,
nuestra mente, nuestra alma y nuestra fuerza. Jesucristo quiere que
dependamos solo de él. Fuera de Cristo, los pecados del hombre
deben quedar eternamente con un saldo deudor.
En las palabras iniciales del libro de Apocalipsis, Cristo dijo:
«No temas. Yo soy el primero y el último, el que vive. Estuve
muerto, pero vivo por los siglos de los siglos, amén. y tengo las na. .
ves de la muerte y del Hades» (Apoc. 1: 17, 18). Jesucristo ha con. .
servado esas llaves. Ha guardado a sus amadas ovejas. Ha vigilado
sus mismísimas cenizas. Ahora las llaves tienen un fin en este jui...
cio. Solo Cristo puede abrir los libros. Solo él puede revelar quié . .
nes verdaderamente le pertenecen, quiénes han aceptado el
gobierno de Cristo. Ante las miríadas de seres angélicos y de testi. .
gos del universo, este juicio proclamará un veredicto a favor de los
trofeos de la gracia del Señor.
6. El juicio previo al advenimiento • 129

La vindicación de los santos


La eterna seguridad de los santos no se basa en los procesos
que tienen lugar en la historia humana, sino en el juicio y la di..
rección del santuario de Dios.
En ningún lugar de Daniel 7 aparecen los santos expuestos a
peligros ante el tribunal de Dios. Como consecuencia de este jui..
cio, reciben todo lo que Dios les prometió en Cristo. Será un jui..
cio a su favor. Los santos son juzgados dignos del reino. El hijo de
hombre está de pie ante el Padre en defensa de los santos y se les
asignan vestiduras blancas.
«Mientras observaba yo, este cuerno libró una guerra contra los
santos y los venció. Entonces vino el Anciano y emitió juicio en
favor de los santos del Altísimo. En ese momento los santos reci..
bieron el reino» (Dan. 7: 21, 22, NVI).

lQué quiere decir la afirmación «emitió juicio en favor de los


santos del Altísimo», o, según lo expresa en inglés la KJV, «judg..
ment was given to the saints of the most High» (el juicio fue dado
a los santos del Altísimo)? El texto hebreo dice «dado para los san..
tos». La Revised Standard Version estadounidense interpreta corree..
tamente el hebreo: «Judgment was given for the saints» (El juicio
fue dado para los santos). Tire New English Bible, traducción britá..
nica, pone: «Then judgement was given in favour of the saints»
(Entonces el juicio fue dado en favor de los santos). Diversos dic ..
donarlos hebreos favorecen esta última traducción: «El juicio fue
dado en favor de» (Brown, Driver y Briggs, Hebrew and English Le..
xicon of the Old Testament, p. 1088); «Se pronuncia juicio en favor
de» (Koehler y Baumgartner, Hebrew and Aramaic Lexicon of the
OT, p. 1065); «Se emitió la decisión en pro de» (Montgomery en
el Intemational Critical Commentary). Las traducciones españolas
suelen coincidir con la RV95, según la cual «Se hizo justicia a los
santos del Altísimo».
130 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Todas las traducciones inglesas mencionadas, salvo la del rey


Jacobo, coinciden en el sentido de que se produce una sentencia
a favor de los santos (más que un proceso de juicio en el que se
ven forzados a involucrarse) y de que, como consecuencia de este
veredicto, los santos reciben el reino.
Parecía que, en la tierra, los santos estaban en peligro, pero no
lo están ante el trono de Dios. Dios nunca ha tenido duda de ellos.
Con él, su futuro nunca ha estado cuestionado. Sin embargo, el
veredicto de los hombres, en la tierra, les ha sido contrario. Hasta
el momento de este juicio, las potencias religiosas y seculares han
hecho valer su peso contra su prójimo en la balanza de su propio
juicio. Han medido la fe y la religión con sus propios conceptos
pervertidos de Dios y la verdad. Sus decisiones no solo han sido
injustas casi en su totalidad, sino en abierta y violenta oposición
a Dios y su voluntad revelada.
Esta visión del juicio y la apertura de los libros de registro es la
respuesta de Dios al torcido registro de la historia. La consecuen..
cia de este juicio emitido por Dios contradice las decisiones de los
hombres. Se rechazan los puntos de vista, las decisiones y las rei..
vindicaciones de las potencias religiosas apóstatas.
Una razón de este juicio es la actividad de la potencia apóstata
del cuerno pequeño contra los santos, que han sufrido oposición
y persecución durante 1260 años. Se ha suprimido la justicia. El
error ha triunfado. Millones de cristianos han sido condenados
injustamente y asesinados. A no ser que Dios intervenga, los san..
tos están en peligro. La respuesta de Dios a su súplica es un juicio
que revocará el veredicto de los hombres.
Los hombres llevan miles de años predicando sobre un juicio
venidero. Poco se han dado cuenta de lo importante que es para
Dios la vindicación y el triunfo de sus santos. En este juicio Dios
revelará quiénes son los salvos y quiénes son los derrotados. Habrá
muchas sorpresas. En esos libros se hallarán nombres que solo
Dios conoce. Por fin se van a poner los puntos sobre las íes.
6. El juicio previo al advenimiento • 131

El derecho a gobernar
Una de las palabras clave de Daniel 7 es «dominio». La pala--
bra hebrea es so/tan. Significa «el derecho a gobernar», «Sobera--
nía». Este juicio determina quién tiene derecho a reinar, el
derecho a ejercer su soberanía sobre todas las naciones, lenguas y
pueblos. Cristo se presenta ante el Padre para recibir este domi--
nio. Como consecuencia de este juicio, el dominio se quita a esas
potencias terrenales que han dominado la tierra y se le da a Cristo
{vers. 12--14).

«Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos,
naciones y lenguas lo sirvieran; su dominio es dominio eterno,
que nunca pasará; y su reino es uno que nunca será destruido
(vers. 14)».

«Y que el reino, el dominio y la majestad de los reinos debajo de


todo el cielo sean dados al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo
reino es reino eterno, y todos los dominios lo servirán y obedece--
rán» (vers. 27).

Este capítulo contrapone el gobierno de las diversas potencias


mundiales con el gobierno soberano de Dios. Las naciones y las
potencias se han arrebatado mutuamente territorios por la fuerza
descarada de las armas. Estos imperios, simbolizados por anima--
les salvajes, llegaron al poder gracias a su mayor poderío. Este
complejo de poder cambia finalmente, no por una manifestación
adicional de fuerza y poderío físico, sino por un juicio divino.
Está en juego el carácter de Dios y de su pueblo. En último
término, el dominio de Cristo es garantizado por el reconoci--
miento universal del carácter de Dios de justicia y amor. Si el
asunto fuese cuestión de fuerza, el conflicto se habría zanjado
cuando surgió el pecado, porque Dios es omnipotente. Satanás y
sus representantes pierden porque su carácter y su vida son total--
mente distintos de los de Dios. Tanto el justo carácter de Dios,
132 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

puesto de manifiesto en toda la contienda entre Cristo y Satanás,


como el carácter revelado en su pueblo hacen posible un veredicto
de que el dominio, el derecho a reinar en la tierra, les pertenece.
A lo largo del conflicto, Satanás ha cuestionado el carácter
del mismísimo Dios. lCómo supera y despeja Dios las dudas que
han existido en el transcurso del largo reinado del pecado? lCómo
destruye Dios realmente el derecho de Satanás a reinar en el co . .
razón de los que no han entendido los asuntos con claridad? Que
el juicio esté cimentado en el carácter de Dios garantiza la vindi. .
cación de Dios y de sus santos. Por esta razón, el juicio previo al
advenimiento es un acto exclusivo de Dios. De la misma manera
que el perdón y la redención son exclusivamente obra de Dios, el
juicio es la vindicación del carácter de Dios y de su derecho a rei . .
nar. En consecuencia, todas las criaturas a lo largo y ancho del
universo darán honra, gloria y alabanza únicamente a Dios. Sata. .
nás y sus seguidores son desposeídos para que el justo amor de
Dios pueda prevalecer.
El juicio es el medio mediante el cual el Dios del universo
irrumpe en el mundo del poderío y de la fuerza. El gobierno de
Dios se establece sobre una base totalmente nueva. Este juicio es
un proceso actualmente en curso. El período del juicio previo al
advenimiento, que comenzó en 1844, proporciona el tiempo de
gracia en que los hombres elegirán ya sea el gobierno de Cristo o
el gobierno del anticristo. Declarará inconfundiblemente quién
ha escogido el gobierno de Cristo en su corazón y su vida. Anti. .
cipa el gobierno universal venidero de Cristo.
Este tiempo del fin que precede al regreso de nuestro Señor
tantea a todos, prueba a todos, vindica o condena a todos. El jui. .
cio que proviene del santuario celestial revelará quiénes han per . .
manecido leales a Dios y a su verdad en medio de las potencias
demoníacas y apóstatas que han procurado destruir la tierra.
Por lo tanto, sostenemos que, para los santos, este juicio pre . .
vio al advenimiento dará como resultado un veredicto veraz y
bendito para vida eterna; un veredicto que da a Cristo el derecho
6. El juicio previo al advenimiento • 133

a llevar a su pueblo a la herencia cuando vuelva a compartir con


él el dominio y el reino. Dado que no hay implicada condena al~
guna, la apertura de los libros solo puede contribuir a su gozo y a
su seguridad futura.
La profecía llama a los hombres a centrar su atención en la labor
de Cristo en el santuario celestial. Ahora, el curso del mundo está
siendo determinado y dirigido desde el santuario de Dios hasta su
culminación victoriosa. Por lo tanto, los integrantes del pueblo de
Dios deben ejercitar la paciencia y la fe. Ahora Cristo se sienta con
el Padre, en el juicio. Abre los libros del destino. Está de pie ante el
Padre para vi.Íldicar a sus seguidores. La significación de e_sta pro~
fecía se encuentra en su aplicación a la época en la que vivimos.

El mensaie del iuicio


Mientras la obra de juicio sigue su curso en el santuario celestial
y antes de la aparición del Hijo del hombre en las nubes de los cie~
los en su segundo advenimiento, la tierra será iluminada y el mundo
advertido por el mensaje final de Dios para preparar al mundo para
su regreso. A través de su pueblo, Dios lleva a cabo una obra sobre
la tierra mediante la predicación de este mensaje de juicio, pues es
su propósito tener sobre la tierra, cuando venga, una iglesia que le
sea completamente leal. El pueblo de Dios no será mancillado por
Babilonia ni se someterá a las potencias apóstatas recibiendo la
marca de la autoridad de la bestia. Sus integrantes reciben el sello
de Dios, la marca de que su vida pertenece a Dios. El mensaje del
juicio es el llamamiento de Dios a todos los hombres a la rectitud de
la vida, a la responsabilidad personal y la preparación para el regreso
de Cristo.
Este mensaje final también se encuentra en el capítulo 14 de
Apocalipsis:
«En medio del cielo vi volar otro ángel que tenía el evangelio
eterno para predicarlo a los habitantes de la tierra, a toda nación,
tribu, lengua y pueblo. Decía a gran voz: "iTemed a Dios y dadle
134 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

gloria, porque la hora de su juicio ha llegado. Adorad a aquel que


hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas!,. [... ) "Si
alguno adora a la bestia y a su imagen y recibe la marca en su frente
o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha
sido vaciado puro en el cáliz de su ira [ ... ] , . Aquí está la perseve,
rancia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y
la fe de Jesús. [... ] Miré, y vi una nube blanca. Sentado sobre la
nube, uno semejante al Hijo del hombre, que llevaba en la cabeza
una corona de oro y en la mano una hoz aguda. Y otro ángel salió
del templo gritando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube:
"iMete tu hoz y siega, porque la hora de segar ha llegado, pues la
mies de la tierra está madura!,. El que estaba sentado sobre la nube
metió su hoz en la tierra y la tierra fue segada» (Apoc. 14: 6, 16).

La cosecha es el fin del mundo (Mat. 13: 39). Según indica el


texto con claridad, este juicio es previo al advenimiento. Este
mensaje final proclama dos cosas: el evangelio eterno y la hora
del juicio de Dios. Los hombres escogerán entre la lealtad a la bes,
tia y su imagen y su marca, y la observancia de los mandamientos
de Dios y mantenerse leales a Jesús. El tema será decisivo y final.
El último mensaje es para el mundo entero. Todos los hombres
tendrán una última oportunidad. Este mensaje de juicio pone ante
el mundo la última advertencia antes del regreso de Cristo. La se.-
sión de juicio anunciada decidirá el destino de todos los hombres.
Así, hay implicada una crisis para todos los hombres. Solo los qu~
soporten la luz plena de la investigación divina saldrán victorio.-
sos y validados. La lectura de cargos ante el tribunal de Dios con..
fronta al hombre con una responsabilidad ineludible. Los seres
humanos que viven en estos últimos días deben aprender a pen..
sar más seriamente en su responsabilidad ante Dios y ante sus
mandamientos, a sopesar cuidadosamente, en esta época de pe.-
cado y desobediencia imperantes, la posibilidad de perderse, así
como la de salvarse.
6. El j~:~icio previo al advenimiento • 135

La nuestra es una época de rebelión contra la ley de Dios más


que en ningún otro tiempo desde los días anteriores al diluvio. El
diablo ha descendido con gran ira, buscando a quien devorar
{véanse 1 Ped. 5: 8; Apoc. 12: 12). Las fuerzas satánicas de la mun~
danalidad, la inmoralidad, la violencia, el odio y la desobediencia
se imponen a la mente. Los placeres de los sentidos, la atención
excesiva a lo trivial y lo superficial, la creciente indiferencia a las
reivindicaciones de Dios, son todos armas del diablo para apartar
a los hombres de Dios. El descuido de la propia preparación
solo puede llevar a la pérdida definitiva de la vida eterna del ser
humano.
«Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no
se carguen de glotonería y de embriaguez y de las preocupaciones
de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día, porque
como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de la
tierra. Velad, pues, orando en todo tiempo que seáis tenidos por
dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en
pie delante del Hijo del hombre» (Luc. 21: 34,36).

Hoy hay un gran clamor en pro de la emancipación de toda


autoridad. Incluso muchos cristianos profesos buscan la libertad
mediante una indiferencia casi burlona ante la ley de· Dios y la
clara verdad de Dios en las Escrituras. El estado de ánimo impe~
rante es la permisividad desenfrenada. El peligro de una vivencia
moral rebajada es mucho mayor que el de la religión legalista. De
vez en cuando se escuchan críticas que califican de legalismo el
llamamiento de la iglesia a una estricta obediencia al código moral
del Decálogo. Tales declaraciones relegan a un segundo plano las
auténticas cuestiones morales de nuestro tiempo. El número de los
descarriados por ellegalismo religioso estos días es pequeño en
comparación con las multitudes que ahora están siendo esclavi~
zados por las corrupciones de la carne.
En medio de este alejamiento de Dios y de su verdad, los que
deseen encontrarse con su Señor con gozo cuando venga deben
136 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

aferrarse a la verdad y ser fieles a su Señor. El terrible poder de la


relajación moral y espiritual de nuestro tiempo ha llevado al
mundo al borde del desastre total. La conciencia de este juicio di. .
vino en el santuario celestial, la comprensión de que en este mismo
momento Cristo está de pie ante el Padre en representación del
ser humano, deberían llevar a los hombres a un nuevo compro . .
miso para prepararse para el día del Señor a fin de que sea posible
que la verdad y la gracia de Dios no nos hayan sido dadas en balde.
Este juicio proclama que importa mucho a Dios cuál sea el re . .
sultado en' nuestro mundo. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no
pueden derivar placer alguno de la continuidad del pecado y el
mal que destruyen la tierra y a los que moran en ella.
La mayor necesidad del mundo en este tiempo no es un nuevo
programa de paz político o internacional, sino una clara compren. .
sión de las iniciativas finales de Dios desde el santuario celestial.
Los seres humanos pueden conocer la seguridad en Cristo única. .
mente. El juicio ofrece gran esperanza e inspiración para el pueblo
de Dios. Proclama que no hay ningún acontecimiento ordinario
que dé lugar al reino de Dios. El pueblo de Dios no espera una me...
jora religiosa ni política que salve al mundo. Este mundo tiene los
días contados. El juicio es la fase final de la historia de la salvación,
que culmina con el regreso de Cristo. En él descansa la esperanza
de 1~ iglesia de Dios. La consecuencia de este juicio establece el
reino soberano de Dios y el triunfo del pueblo de Dios, que verá re . .
vacado el veredicto de la historia, y la falsedad de las potencias sa. .
tánicas y apóstatas desenmascarada y derribada. Ya ahora el reino
de Dios se está haciendo visible en los que guardan los manda. .
mientes de Dios y tienen la fe de Jesús. Las potencias satánicas
batallan con el pueblo de Dios, que se niega a adorar a la bestia y
su imagen o a recibir su marca.
El gran objetivo de este mensaje de juicio es dirigir al pue . .
blo de Dios a penetrar con el ojo de la fe, a través de la bruma
6. El juicio previo al advenimiento • 137

y las tinieblas de nuestro tiempo, hasta el trono de Dios en el


santuario, a mantener su lealtad a él en la hora de la tentación
que sobrevendrá al mundo entero.

«En esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nues~


tros corazones delante de él, pues si nuestro corazón nos reprende,
mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas. Ama~
dos, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en
Dios; y cualquiera cosa que pidamos la recibiremos de él, porque
guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agra~
dables delante de él» (1 Juan 3: 19~22).

Captar el juicio previo al advenimiento en toda su magnitud


significa la disponibilidad a comprometerse con Cristo y sus cami.-
nos en preparación para el día en que nuestro nombre sea pre ..
sentado ante el tribunal celestial para la admisión a la tierra hecha
nueva.

«Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra


vocación y elección, porque haciendo estas cosas, jamás caeréis.
De esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el
reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo» (2 Ped. 1:
10, 11).
Un juicio
según las obras

L
a Biblia afirma que el juicio es, invariablemente, según las
obras.

«Sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas
es según la verdad. [ ... ] Pero por tu dureza y por tu corazón no
arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la
revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno con,
forme a sus obras» (Rom. 2: 2,6).

«Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes


teníais estando en vuestra ignorancia, sino, así como aquel que os
llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra ma,
nera de vivir, porque escrito está: "Sed santos, porque yo soy
santo". Si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas
juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el
tiempo de vuestra peregrinación» (1 Ped. 1: 14, 17).
140 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

«Así se presentó a la visión del profeta el día grande y solemne en


que los caracteres y vidas de los hombres habrán de ser revistados
ante el Juez de toda la tierra, y en que a todos los hombres se
les dará "conforme a sus obras"» (El conflicto de los siglos, cap. 29,
p. 471).
En esta coyuntura, bien se puede preguntar: Si el hombre ha de
salvarse por la gracia y por la justicia de Cristo, lpor qué el juicio
es según las obras del hombre? lQué lugar podrían tener las obras
en el juicio? lPor qué no conformarse con la relación del ser hu ..
mano con Dios y dejarlo así? Además, si el juicio es según las obras,
lno requiere esto que la vida esté dedicada a las buenas obras más
que a la propia relación con Dios? lNo niega esto la salvación úni.-
camente por gracia e invalida el perdón de Dios?
La Biblia dice dos cosas sobre las obras: En primer lugar, no es
posible la salvación por las obras. «Sabiendo que el hombre no
es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo» (Gál.
2: 16). «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios. No por obras, para que nadie se glo ..
ríe» (Efe. 2: 8, 9; véase también Rom. 4: 2, 4, 5; 9: 31, 32; 11: 6).
En segundo lugar, las buenas obras son parte esencial de la vida
cristiana y resultan básicas para el justo juicio de Dios. «Somos
hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cua ..
les Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas»
(Efe. 2: 10). «Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para
que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que
está en los cielos» (Mat. 5: 16; véanse también 1 Ped. 2: 11, 12;
Tito 1: 11; Rom. 13: 12.-14; Efe. 5: 1.-11). «La fe sin obras está
muerta» (Sant. 2: 20).
Las buenas obras no se oponen al evangelio en modo alguno;
forman parte de él. Solo cuando se considera que las obras son el ,
medio de obtener mérito ante Dios y lograr la salvación están en ;
desacuerdo con la salvación por la gracia. Las buenas obras son l
1
7. Un juicio según las obras • 141

parte esencial de la vivencia cristiana genuina y forman la base del


justo juicio de Dios. Es lamentable que muchos creyentes profe ..
sos nieguen a las obras su debido lugar en la salvación por la fe. De
hecho, esas personas vienen a decir: «Las obras carecen de im.-
portancia. Todo lo que Dios requiere es fe y amor. Solo importa lo
que creas».
El juicio según las obras significará juicio tanto según la ley
como según el evangelio.
«Cualquiera que guarde toda la ley, pero ofenda en un punto, se
hace culpable de todos, pues el que dijo: "No cometerás adulterio",
también ha dicho: "No matarás". Ahora bien, si no cometes ·adul..
terio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley. Así hablad
y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la li.-
bertad» (Sant. 2: 10.-12).

«Todos los que sin la ley han pecado, sin la ley también perecerán;
y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados,
pues no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino que los
que obedecen la ley serán justificados [ ... ] en el día en que Dios
juzgará por medio de Jesucristo los secretos de los hombres, con.-
forme a mi evangelio» (Rom. 2: 12.-16).

«Si me amáis, guardad mis mandamientos» Ouan 14: 15).

«Este es el amor a Dios: que guardemos sus mandamientos; y sus


mandamientos no son gravosos» (1 Juan 5: 3).

No hay nada vago, oscuro ni caprichoso en estos pasajes. De.-


mandan la obediencia a los mandamientos. El amor es el cumpli.-
miento de la ley, no su descuido o su negación. El amor cumple la
ley de la verdad, de la honestidad, de la pureza. El amor o la fe que
hacen caso omiso de la ley de Dios llevan a los hombres a seguir sus
propios impulsos. Estos textos son una protesta contra tal senti.-
mentalismo en la religión. En el juicio Dios demandará que demos
cuenta de nuestra mayordomía para que el verdadero cristiano
142 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

pueda poner a sus pies el tesoro de un carácter semejante al de


Cristo: no para sumar méritos, ni para la ostentación ante los
hombres, sino para ser como él cuando aparezca.
No hay nada que destruya tan completamente la relación del
hombre con Dios como la desobediencia. El juicio es un momento
para la separación entre los salvos y los perdidos. El pecado separa
al hombre de Dios, con todas las graves consecuencias de perderse.
No puede lograrse que, ante Dios, algún pecado pueda parecer de
poca monta o que sea desestimado como algo irreal. La promesa
de Dios de arrojar nuestros pecados en las profundidades del mar
una vez que nos arrepintamos no relega el pecado al completo al ..
vido. Escribiendo sobre el juicio, Pablo dijo que Dios «Sacará a la
luz lo que está oculto en la oscuridad y pondrá al descubierto las
intenciones de cada corazón. Entonces cada uno recibirá de Dios
la alabanza que le corresponda» (1 Cor. 4: 5, NVI). «La obra de
cada uno quedará patente, pues el día aquella mostrará» (3: 13,
PER). En último término, la Biblia afirma que el juicio es según las
obras, ya sea para aprobación o desaprobación. El cristiano que,
con fe y amor, haya guardado la Palabra y los mandamientos de
Dios recibirá el veredicto de aprobación. Un profeso cristiano que,
mediante su vida y sus obras en la tierra, haya servido al mal re ..
cibirá el veredicto de desaprobación. Su nombre será borrado del
libro de la vida.
«No todo el que me dice: "iSeñor, Señor!", entrará en el reino de
los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los
cielos» (Mat. 7: 21).
El Dios que juzga según las obras no está enzarzado en la ges ..
tión de un sistema de méritos o deméritos por puntos. El cristiano
que participa de la vida de Cristo producirá los frutos de esa vida~
Además, lo que resulta tan crucial y decisivo en las obras es
que implican al hombre en su integridad. Forman una clara base
probatoria en el juicio. El conjunto de la mente y la vida es más
7. Un juicio según las obras • 143

evidente por las obras y las acciones de un hombre que simple ..


mente por los pensamientos de la mente del hombre. Esto no
niega la gravedad de una mente pervertida o de una conciencia
cauterizada. Sin embargo, las obras revelan una permanencia, el
grado del compromiso de un hombre con el mal. Muestran cuánto
se ha alejado el hombre. Las obras llevan al hombre más allá que
sus pensamientos, igual que un arquitecto traza sus planos y luego
dirige la construcción de la casa. Desarrolla sus pensamientos y sus
ideas en obras que construyen la casa, lo que requiere mayor im..
plicación que el trazado de los planos. Las obras acaparan una
mayor medida del tiempo de un ser humano, así como sus ener..
gías, y revelan la naturaleza de su compromiso, ya sea para el bien
o para el mal.
La acción es mejor o peor que la idea. El acto de adulterio ine ..
vitablemente conlleva consecuencias que nada puede erradicar.
Aunque también está condenado por Dios, el pensamiento luju ..
rioso puede ser frenado antes de que el acto produzca sus pesaro..
sos frutos. El adulterio en sí causa mayores daños a las vidas que
la lujuria. El hurto es más desastroso en sus efectos que la codicia.
El efecto de las buenas obras supera ampliamente el simple deseo
de hacer el bien. Dedicar la propia vida a las buenas obras mues ..
tra mucha mayor realidad cristiana que desear hacerlas. Los pen..
samientos seguidos por obras implican la totalidad de la existencia
de un ser humano. Los pensamientos amables son buenos para
quien los tiene; pero las obras amantes producen relaciones de
amor. Por otra parte, los pensamientos lujuriosos u odiosos pueden
turbar el alma durante horas o días; pero las acciones lujuriosas y
las obras de odio también desfiguran la vida de las personas más
cercanas, a menudo durante años; Se arruinan vidas de forma per..
manente. El testimonio de las obras, buenas o males, clara indi..
cación de las elecciones que una persona ha realizado y realizará,
determina inevitablemente su destino en el tribunal de Dios.
144 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

En el juicio, las obras son, por lo tanto, la medida de la vida en..


tera. Una persona que es continuamente desobediente a la volun ..
tad de Dios próporciona evidencia más clara y concluyente de su
total implicación que sus pensamientos sin actos ni obras. Por eso
las obras son tan importantes en el juicio.
El ejercicio y la práctica de la piedad son mejores que las ideas
sobre la piedad. Los actos de adoración son mejor indicación de
lo que un hombre es religiosamente que el mero deseo de adorar,
porque la práctica de ello sirve para transformar a un hombre a
imagen de Dios y la vida se purifica por la presencia de Dios. Un
conocimiento de la oración y un deseo de orar que no lleven real..
mente a la práctica de la oración no tardarán en desaparecer. De..
sear la Palabra de Dios y, pese a ello, no llegar a estudiarla no
satisface las necesidades espirituales de la ley. La obra, la acción,
es lo que compromete verdaderamente a la persona.
Cuando se entienda que el juicio es según las obras y que, por
lo tanto, involucra a la persona en su totalidad, no habrá lugar
para la enseñanza anómica que busca abrogar la ley de Dios. En
presencia de Cristo y bajo la influencia del Espíritu Santo, la de ..
sobediencia a la ley de Dios es impensable, porque en Cristo no
hubo deshonestidad ni impureza algunas.

«Derecho al árbol de la vida»


«Bienaventurados los que lavan sus ropas para tener derecho al
árbol de la vida y para entrar por las puertas en la ciudad. Pero los
perros estarán afuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homici..
das, los idólatras y todo aquel que ama y practica la mentira»
(Apoc. 22: 14, 15).
Este texto habla de una idoneidad para el reino de Dios. El
juicio determinará esa idoneidad. Se requiere cierta calidad de
vida, a diferencia de los que acabarán siendo condenados.
7. Un juicio según las obras • 145

«Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tie ..


rra nueva, en los cuales mora la justicia. Por eso, amados, estando
en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por
él sin mancha e irreprochables, en paz» (2 Ped. 3: 13, 14).
El evangelio es salvación del pecado. Cristo salva al pecador.
Esa misma salvación, aquí y ahora, también hace apto al cris..
tiano para el reino de Dios. Quienes han de poseer el reino son
los que obedecen a Dios. El tiempo de preparación es ahora.
Cuando el nombre de una persona se presente ante el tribunal
del cielo, el caso será decidido. Los cristianos son renovados
continuamente en santa obediencia y conformados a imagen del
Hijo de Dios. Por la vida que llevan, establecen el derecho y la
idoneidad para morar en la ciudad de Dios.
El derecho al reino depende, en cierto sentido, de la obediencia
del ser humano a los mandamientos. Este es el valor de la obedien..
cia del hombre. La vida que vivimos ahora es de vasta importancia
y significación en el juicio ahora en curso. El derecho del pueblo de
Dios al reino no se funda en sus obras de fe y amor. Ese derecho lo
ganó Cristo. Pero la obediencia a través del espíritu, manifestada en
obras de fe, demuestra que están en posesión de ese derecho.
Las obras de fe revelan que Cristo es Señor verdaderamente.
Al prepararse para el juicio y el reino, el cristiano está gobernado
por el único propósito de honrar y obedecer a Cristo. Dios re ..
quiere tal idoneidad para la vida del creyente. Para el ejercicio de
la medicina se requiere una preparación adecuada. Incumbe a esa
profesión una práctica eficiente. Incumbe a la vida cristiana tener
una vivencia de buenas obras y de obediencia a la voluntad de
Dios. Estas obras no acarrean mérito alguno. Dios no otorga la
vida eterna en función de nuestra obediencia. Pero se trata del ·
inicio de una vida, aquí y ahora, que ha de proseguir en el más allá.
La vida cristiana está en armonía con la vida que ha de vivirse en
el más allá. Hay afinidad y semejanza en todo ello. El juicio deter..
minará la idoneidad de una persona para el reino.
146 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Obviamente, la idoneidad de un ser humano debe determi..


narse antes de que Cristo vuelva. Si la vida de una persona no
cambia aquí y ahora, entonces será demasiado tarde. Si un ser hu ..
mano no se deleita en la ley de Dios ahora, no se deleitará enton..
ces en ella. Si un hombre no quiere someterse al Señorío de Cristo
aquí, rechazará el gobierno soberano de Cristo entonces. El juicio
previo al advenimiento revelará si una persona se ha habituado
aquí a la voluntad de Dios; si ama la luz más que las tinieblas. Los
libros de registro manifestarán si un hombre ha edificado su casa
sobre la arena o sobre la roca. Cualquier vida que no se haya edi..
ficado sobre Cristo será condenada. En el juicio Cristo no puede
proclamar un veredicto contrario a los hechos. Ante el tribunal
del cielo, Dios saca a la luz las obras de amor y obediencia. El fiel
y obediente hijo de Dios será vindicado ante una multitud de tes ..
tigos. Para esto ha obrado el amor de Cristo; para esto se ha ma ..
nifestado y se ha aplicado su gracia; todo esto, para que pudiera
transformar a los pecadores a su semejanza y hacerlos idóneos para
la tierra nueva, donde solo existe la justicia.
Gracias a la perfecta justicia de Cristo, el creyente es liberado
de la maldición y la condena de la ley, pero no de la obediencia a
ella. La fe no anula la ley.

«"iTemed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha He ..


gado. Adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las
fuentes de las aguas!". [ ... ] Aquí está la perseverancia de los san ..
tos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús»
(Apoc. 14: 7.. 12).

El cristiano, hasta lo sumo de su capacidad, ha de ser como su


Maestro. Glorifica a Dios mediante la obediencia devota y amante.
Es impensable que, mientras que Cristo magnificó y honró la ley
mediante su perfecta obediencia (lsa. 42: 21), el cristiano la des ..
honre mediante la desobediencia.
7. Un juicio según las obras • 147

La lealtad a Dios es esencial. La obediencia amante honra a


Dios. La desobediencia lo deshonra. El juicio lo declarará. Todos
los seres creados de Dios deben estar seguros de esto. Dios no
puede exponerse a otra catástrofe como la que el mundo lleva so ..
portando casi seis mil años. La fe que obra por amor es una clara
elección entre Dios y cualquier otro dios, una elección entre la
honestidad y la deshonestidad, entre la pureza y la impureza, entre
obedecer los mandamientos y desobedecerlos. La voluntad y los
mandamientos de Dios no son ambiguos. Dios no se enzarza en
prolongados debates para demostrar sus razones. Las demandas
de Dios no son imposibles en el evangelio y el poder del Espíritu
Santo.
«Todos tienen una causa pendiente ante el tribunal de Dios. Cada
cual deberá encontrarse cara a cara con el gran Juez. i Cuán impor..
tante es, pues, que cada uno contemple a menudo de antemano
la solemne escena del juicio en sesión, cuando serán abiertos los
libros, cuando con Daniel, cada cual tendrá que estar en pie al fm
de los días!» (El confiicto de los siglos, cap. 29, p. 4·79).

«La noche está avanzada y se acerca el día. Desechemos, pues, las


obras de las tinieblas y vistámonos las armas de la luz. Andemos
como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no
en lujurias y libertinaje, no en contiendas y envidia. Al contrario,
vestíos del Señor Jesucristo y no satisfagáis los deseos de la carne»
(Rom. 13: 12.. 14).

iQué difícil es valorar la moralidad y la espiritualidad como la


Biblia las enseña! Está claro que ellegalismo no es la respuesta y
que jamás lo ha sido. La Biblia lo deja muy claro. Tiene justifica..
ción que la iglesia proteste contra una religión legalista. No obs ..
tante, iqué enorme diferencia hay entre guardar la ley de Dios y
quebrantarla! iQué sima existe entre las obras de la carne y los
frutos del Espíritu! (Véase Gál. 5: 19.. 25).
148 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Los científicos nunca se cansan de proclamar la grandeza y la


fiabilidad de la ley natural, la ley que gobierna las estrellas, la tierra
y la vida humana. iCuánto más verdaderas y fiables son las leyes
morales y espirituales de Dios! «De manera que la ley a la verdad es
santa, y el mandamiento santo, justo y bueno» (Rom. 7: 12).
En todo el mundo la iglesia se enfrenta con una atenuación del
código moral. Se nos dice que el amor es cuanto necesitamos. La
ley de Dios produce sensaciones de desasosiego, pone incómoda
a la gente. Por ello, para la mayoría, cuanto menos se diga sobre
la ley de Dios, mejor. Los cristianos coincidimos en que el amor
debería ser el poder motivador de toda obediencia. No obstante,
en una época en que se perpetran ataques indisimulados contra la
ley moral de Dios diciendo que tiene poca validez en la actualidad,
o ninguna, es preciso que los hombres vean que la transgresión de
la ley de Dios sigue siendo pecado. La desobediencia siempre sig..
nifica servidumbre, desgracia, sufrimiento y muerte. Con la pre ..
tensión de ampliar nuestras libertades, somos privados de ellas.
Somos vendidos como esclavos. iQué insensato es que la criatura
se ponga en desacuerdo con su Creador por su ley y su evangelio!
Ambos son expresión del eterno carácter de Dios de justo amor
hacia todos los seres creados.
La posibilidad de un veredicto divino favorable o contrario a
nosotros es una nítida realidad en el juicio.
«Porque es tiempo de que el juicio comience por la familia de Dios;
y si comienza por nosotros, i cuál no será el fin de los que se rebe ..
lan contra el evangelio de Dios!» (1 Ped. 4: 17, NVI).

La ley de Dios no contiene nada que no sea recomendable en


sí mismo al entendimiento, al corazón, la conciencia y la vida del
cristiano. Está claro que la condena del pecado se ve suavizada por
la clemencia divina con los que se arrepienten. La norma moral
de Dios es eterna y universal. No hay abrogación alguna de sus
mandamientos. Rechácense, viólense, quémeselos en una hoguera,
7. Un juicio según las obras • 149

entiérreselos, pero téngase en cuenta que no hay manera de eva..


dir la servidumbre, las cargas, lás preocupaciones y la culpa que el
pecado produce. El pecado sigue siendo el problema más lúgubre
del hombre. Si no se acude a Cristo en busca de perdón y purifica..
ción, las necesidades básicas de la vida jamás pueden ser satisfe..
chas. La enfermedad del alma no puede ser resuelta por medio de
un código moral diferente o diluido. Si hemos de encontrar sani..
dad y poder para obedecer los mandamientos, hemos de buscar la
fortaleza de Dios en Cristo. Viviendo en comunión con él, encon..
tramos el yugo de la ley fácil y su carga ligera.
Las setenta
semanas

n sus visiones, Daniel, bajo la inspiración del Espíritu Santo,

E predijo e interpretó acontecimientos con perspectiva histó,


rica. Esto se aplica en particular a las visiones de la gran ima,
gen (Daniel 2); las cuatro grandes bestias, los cuernos, los 1260
años y el juicio (Daniel 7); el camero y el macho cabrío, los 2300
días y las setenta semanas (Daniel8 y 9). Ante él se abría todo el
futuro según lo representaban los emisarios divinos. Estas visiones
se unen entre sí formando un todo, igual que se contemplan los
diversos picos de una cordillera. Así, el profeta contempló la his,
toria de la salvación, el desarrollo de la gran lucha entre Cristo y
las fuerzas del mal. Estas visiones contienen una secuencia defi,
nida de principio a fin que lleva hasta el «tiempo del fin», en el
que Daniel hace hincapié por resultar esencial para la imagen es,
catológica de conjunto. Su propósito era recalcar el triunfo defi,
nitivo de Dios por medio de la salvación y el juicio de Dios.
152 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Es importante observar que estas visiones son homólogas a


muchas de las encontradas en el libro de Apocalipsis, que también
predicen acontecimientos que han de preceder al regreso de
Cristo. Daniel y el Apocalipsis van de la mano al consignar visio~
nes que cubren la historia de la salvación. Se dirigen en buena
medida al pueblo de Dios de todas las épocas, de cara a inspirar y
alentar a sus miembros a la hora de su llamamiento a soportar la
oposición, la persecución y la muerte. Tanto Daniel como Juan
escribieron sobre la sucesión de los grandes imperios -Babilonia,
Medopersia, Grecia y Roma- y de las naciones del mundo que
vinieron después hasta tiempos modernos. Vieron acontecimien~
tos y naciones en su relación con el reino de Dios, que había de
triunfar sobre toda fuerza opositora que se alzase contra el go~
bierno divino. Las potencias más importantes del mundo y su
lugar en la historia, expresados mediante lenguaje figurativo y sún~
bolos, prevén todos la consumación de la historia de la salvación
que había de plasmarse en «el tiempo del fin» (véanse Dan. 8: 17,
19; 11: 35; 12: 4), cuando en «los días de estos reyes, el Dios del
cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el
reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos
estos reinos, pero él permanecerá para siempre» (2: 44).

Un tiempo de gracia nacional


En los capítulos 8 a 12 del libro de Daniel gran parte de la
atención y la acción gira en tomo al santuario. En buena medida,
se ve el gran conflicto desde el punto de vista del cielo y no del de
la tierra. En Daniel8 y 9, la labor de Cristo como Sumo Sacerdote
nuestro en el santuario celestial es representada bajo dos asp~ctos:
uno iniciándose al final de las 70 semanas; el otro al final de los
2300 días. El primero culmina con las palabras «ungir al Santo de
los santos» (9: 24). El segundo culmina con las palabras «luego el ,
santuario será purificado» (8: 14), o «después el santuario será '
restablecido» (8: 14, BNP).
8. Las setenta semanas • 153

«Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu


santa ciudad, para terminar la prevaricación, poner fin al pecado
y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, sellar la vi,
sión y la profecía y ungir al Santo de los santos» (9: 24).

La preocupación de Daniel en todo el capítulo 9 se circuns . .


cribe en buena medida al regreso de los judíos a la tierra de Judá
y a la restauración del santuario y la ciudad de Jerusalén, que
había permanecido desolada desde hacía casi setenta años. El pue . .
blo de Judá estaba en el exilio y parte de él lo había estado casi
todo ese tiempo cuando Daniel escribió este capítulo. Jeremías
había profetizado muchos años antes sobre esta restauraéión.
«Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los se,
tenta años, yo os visitaré y despertaré sobre vosotros mi buena pa,
labra, para haceros volver a este lugar. Porque yo sé los pensamientos
que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y
no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis.
Vendréis y oraréis a mí, y yo os escucharé. Me buscaréis y me halla,
réis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Seré hallado por
vosotros, dice Jehová; haré volver a vuestros cautivos y os reuniré
de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice
Jehová. Y os haré volver al lugar de donde os hice llevar» Oer.
29: 10,14).
Tal como indicó en el versículo 2, la razón de la oración de
Daniel, en Daniel 9, versículos 3-19, se encuentra en esa pro . .
fecía de Jeremías: «Yo, Daniel, miré atentamente en los libros el
número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, en
los que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén: se . .
tenta años». Todos los acontecimientos especificados en esta
profecía habían de tener lugar en el marco de la raza y la histo . .
ría judías. Por esta razón, el ángel Gabliel declara a Daniel: «Se . .
tenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu
santa ciudad» (vers. 24). En respuesta a una de las oraciones
154 · NUESTRO SUMO SACERDOTE

más profundas y significativas de la Biblia, Dios envía al ángel


Gabriel a dar a conocer a Daniel el destino de su pueblo. «Setenta
semanas» era el tiempo que quedaba para que los judíos, como
nación, cumplieran el propósito original de Dios al hacer de ellos
su pueblo.
La expresión «Setenta semanas» significa, en realidad, setenta
períodos de siete años cada uno, o 490 años. Nos ocupamos así del
largo período que llega desde la restauración de los judíos hasta el
tiempo de Cristo. Los setenta años de cautiverio fueron un juicio de
Dios sobre una nación idólatra. Las setenta semanas de años pro. .
metían la liberación y una ocasión de cumplir el destino que Dios
les había dado. El mensaje de las setenta semanas de años era un
mensaje de esperanza para Israel. La perspectiva histórica incluía no
solo el regreso de Israel del cautiverio, sino también la realización
de la esperanza mesiánica durante la septuagésima semana.
Esta profecía proclamaba la misericordia y la decisión de Dios de
cumplir su propósito para Israel: enviar al Redentor prometido y
establecer el reino de Dios. Dios seguía amando a Israel. Su plan
para él seguía en marcha. El propósito del profeta en este capítulo
era dar esperanza y dirección a Israel, a los esparcidos por tierras
extranjeras. Extendía un llamamiento a Israel para que volviese,
no solo a su propia tierra, sino a Dios, y cumpliese el propósito di. .
vino para el que había sido escogido en un primer momento. Dios
seguía planeando cumplir en sus integrantes todas las profecías me. .
siánicas. Dentro de ese período Dios había fijado el momento para
el primer advenimiento de Cristo y su obra redentora en la tierra.
Las setenta semanas se dividían en tres períodos de siete, se . .
senta y dos y una semanas, respectivamente. Las «Siete semanas»
y las «sesenta y dos semanas» llegaban al «Mesías Príncipe». El
tercer período de una semana de años incluye acontecimientos
que implicaron el acto supremo de Dios por la redención del hom. .
bre. «Después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al
Mesías, y nada ya le quedará. [ ... ] A la mitad de la semana hará
8. Las setenta semanas • 155

cesar el sacrificio y la ofrenda» (Dan. 9: 26, 27; véase también el


vers. 24). Es decir, Cristo había de morir en algún momento de la
septuagésima semana.
Los hijos de Judá fueron llevados al cautiverio babilónico como
justa retribución de su continua apostasía y su caída en la idolatría.
El país se vio sujeto a potencias extranjeras. Su independencia na--
cional se convirtió en algo del pasado. El trauma del exilio fue su--
ficiente para llevar a muchos al arrepentimiento y a hacer que se
volvieran a profetas como Jeremías, que habían proclamado un re--
greso a su propia tierra tras setenta años. En consecuencia, siguió
existiendo en el corazón del pueblo de Judá un anhelo por el re-
greso y la reconstrucción de su ciudad y su santuario.
Históricamente, los hechos están bien documentados. En pri--
mer lugar, Ciro, rey de Persia, tras su conquista de Babilonia, auto--
rizó que los judíos regresaran bajo el liderazgo de Zorobabel (véase
Esdras 1). Solo una minoría se aprovechó del decreto. La mayoría
de los judíos eligió quedarse donde estaba.
Llevó más de veinte años construir el templo, debido tanto a
la oposición desde fuera como a la indiferencia entre los propios
judíos, y la restauración completa se demoró muchos años más. El
decreto que condujo al éxito de la predicción fue emitido por
Artajerjes 1, en el séptimo año de su reinado, 457 a.C. Bajo el
liderazgo de Esdras, varios centenares de exiliados judíos regresa--
ron a Jerusalén y restauraron el sistema judicial según la ley hebrea
(véanse Esdras 7 y 8). Esdras incluyó este decreto en su resumen
de órdenes de autorización para la completa restauración de los
judíos en Judea: «Edificaron, pues, y terminaron la obra, por orden
del Dios de Israel, y por mandato de Ciro, de Daría y de Artajer--
jes, rey de Persia» (Esd. 6: 14). Años más tarde, Artajerjes envió
a Nehemías a Judá a acelerar la reedificación de la ciudad (véase
Nehemías 2). La restauración se completó por fin. Los judíos si--
guieron bajo el gobien1o persa y las potencias posteriores de los im--
perios grecomacedónico y romano.
156 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Tanto Esdras como Nehemías extendieron un llamamiento al


pueblo de Judá para que volviese a la adoración del Dios verda.-
dero, a la obediencia de su ley, al destino que Dios le dio en el
mundo. Se renovó el pacto divino que Dios hizo con Abraham y
con Israel en Sinaí. Tuvo lugar un gran avivamiento espiritual. El
pueblo prometió solemnemente guardar el pacto divino (véase
Nehemías 8 a 10). La obra lograda por Esdras y Nehemías tuvo
tanto éxito que, desde ese día, Israel se mantuvo como un pueblo
diferenciado y separado, evitando una recaída en la idolatría con
las naciones circundantes. Esdras llegó a ser considerado por los
judíos de los siglos sucesivos como un segundo Moisés. Todo esto
tenía la intencionalidad de preparar a Israel para la venida del
Mesías en este lapso de 490 años divinamente delimitado para
ese pueblo.
Desde los tiempos de Abraham el pueblo de Israel formó parte
del gran designio de Dios en el mundo; a través de él había de
darse a conocer la revelación de Dios. La existencia de los israe.-
litas era un acto de Dios. Fueron escogidos deliberadamente y
guiados doquier la revelación divina fuera bienvenida y seguida.
Con ese fin, Dios los había sacado de Egipto con mano poderosa;
y volvió a repatriarlos de su cautiverio babilónico a través de la di.-
rección divina dada a varios de los reyes persas.
«Porque tú eres pueblo santo para Jehová, tu Dios; Jehová, tu Dios,
te ha escogido para que le seas un pueblo especial, más que todos
los pueblos que están sobre la tierra. No por ser vosotros el más nu.-
meroso de todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido,
pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos, sino
porque Jehová os amó y quiso guardar el juramento que hizo a vues ..
tros padres; por eso os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os
ha rescatado de la servidumbre, de manos del faraón, rey de Egipto.
Conoce, pues, que Jehová, tu Dios, es Dios, Dios fiel, que guarda
el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus manda..
mientos, hasta por mil generaciones» (De ut. 7: 6.. 9).
8. Las setenta semanas • 157

Así, Dios escogió y buscó modelar a los israelitas para que fue,
ran su instrumento supremo en la proclamación de la ley y el
evangelio y para preparar· al mundo para el Mesías venidero. A
través de Israel, Dios se propuso enseñar al mundo acerca de sí
mismo. Las revelaciones divinas por medio del pueblo hebreo es ..
taban por encima de todas las filosofías de los hombres y de las
creaciones del pensamiento del hombre, y las superaban. Dios se..
leccionó una nación para hacer de ese pueblo el instrumento
mismo de su propósito de revelarse a todos los hombres y salvar a
la humanidad mediante el advenimiento del Hijo de Dios, nacido
judío. No obstante, en toda su historia, el pueblo de Israel se mos,
tró desobediente a la voz divina, negándose a guardar sus manda,
mientas. Hablando de la infidelidad de Israel, Moisés dijo:
«Rebeldes habéis sido a Jehová desde el día en que yo os conozco»
(9: 24).
«Porque yo conozco tu rebelión y tu dura cerviz. Si aun viviendo
yo con vosotros hoy, sois rebeldes a Jehová; lcuánto más después
que yo haya muerto?» (31: 27).

En su martirio, Esteban expresó la misma convicción:


<<iDuros de cerviz! ilncircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros
resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así tam..
bién vosotros. lA cuál de los profetas no persiguieron vuestros pa..
dres? Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del
Justo, a quien vosotros ahora habéis entregado y matado; voso ..
tros que recibisteis la Ley por disposición de ángeles, y no la guar..
dasteis» (Hech. 7: 51 ..53).

En toda la historia de rebeliones y frecuentes arrepentimientos


de Israel, el propósito de Dios siguió constante hasta la venida de
Cristo. La historia hebrea fue el núcleo de la historia de la salvación
de cara a la venida del Mesías. Pero los judíos frustraron el propó..
sito de Dios. Se opusieron a la voluntad divina. Desobedecieron la
158 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

voz divina. No obstante, pese a todo esto, durante mil quinientos


años, Dios buscó realizar su propósito por medio de la ley, el evan..
gelio, el pacto y el juicio.
La profecía de las setenta semanas de años proclamaba el em..
peño final de Dios de cumplir su propósito con los judíos y a tra ..
vés de los mismos. La septuagésima semana era la culminación.
lQué determinó Dios lograr en su Hijo durante esta semana final
de la profecía? Los acontecimientos que habían de ocurrir durante
esta semana de años, o entre 2 7 y 34 d. C., son:
«Para cerrar el delito,
sellar el pecado,
expiar el crimen,
para traer una justicia perenne,
para sellar la visión y al profeta
y ungir el lugar santísimo» (véase Dan. 9: 24, PER).

Los tres primeros implican la obra de expiación de Cristo; el


cuarto, el don de la justicia en la vida perfecta de Jesucristo;
el quinto, sellar tanto la visión como al profeta, es decir, con..
firmar la profecía de las 70 semanas en particular, dando testi ..
monio de ella como auténtica y genuina. El último era «ungir
el lugar santísimo». Todos estos acontecimientos pertenecían
a la esperanza mesiánica y fueron realizados en la obra reden ..
tora de Cristo en la tierra. La septuagésima semana fue la cul ..
minación de la historia judía como nación. Ese fue el día de su
visitación.
«j]erusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los
que te son enviados! iCuántas veces quise juntar a tus hijos como
la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, pero no quisiste!
Vuestra casa os es dejada desierta» (Mat. 23: 37, 38).

La tragedia suprema de los judíos fue su rechazo de Cristo y su


negativa a ser los ministros de Dios para la iluminación y la salva..
ción de los hombres. El Salvador del mundo nació judío. Jesús
dijo a la samaritana: «Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros
8. Las setenta semanas • 159

adoramos lo que sabemos, porque la salvación viene de los judíos»


Ouan 4: 22). El pueblo judío había buscado aquel día a un Rey y
Salvador. Cuando vino, los dirigentes se cegaron voluntariamente,
porque no era el Mesías y el Rey que querían. Por ello, lo crucifi..
caron. Fuera de Cristo, los judíos no pueden tener futuro en el
plan divino, porque Cristo era la verdad central a la que señala..
ban los 490 años. Fuera de él, ya no son el instrumento de Dios
para la comunicación del conocimiento de Dios y de la salvación
del mundo. Fuera de Cristo, el santuario terrenal de Jerusalén,
con su complejo ritual religioso y sus ceremonias meticulosamente
construidas, carecía de propósito. Esto no niega la salvación de
los judíos. Pablo afirmó esto cuando dijo: «No ha desechado Dios
a su pueblo, al cual desde antes conoció. [ ... ] Ha quedado un re.-
manente escogido por gracia» (Rom. 11: 2.-5). El judío tiene un
testimonio que dar, siempre que vuelva a reconocer a Cristo .como
Señor y Salvador.
«Pero el entendimiento de ellos se embotó, porque hasta el día de
hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo sin des ..
correr, el cual por Cristo es quitado. Y aun hasta el día de hoy,
cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de
ellos. Pero cuando se conviertan al Señor, el velo será quitado»
(2 Cor. 3: 14.. 16).

lQué ocurrió finalmente? El fin de las setenta semanas de años


proclamaba el juicio de Dios, no solo sobre Israel como nación,
sino también sobre su santuario terrenal.
«El pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el
santuario, su final llegará como una inundación, y hasta el fin de
la guerra durarán las devastaciones. [ ... ] Después, con la muche ..
dumbrc de las abominaciones, vendrá el desolador, hasta que
venga la consumación y lo que está determinado se derrame sobre
el desolador» (Dan. 9: 26, 2 7).
160 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

El propio Señor advirtió a sus discípulos de la venidera des.-


trucción de Jerusalén, de aquella catástrofe inminente que ocurri.-
ría treinta y seis años después. Habían de huir de la ciudad.
Conocerían el momento del juicio divino:
«Por tanto, cuando veáis en el Lugar santo la abominación desola~
dora de la que habló el profeta Daniel-el que lee, entienda-, en~
tonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El que esté en la
azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el
campo, no vuelva atrás para tomar su capa. Pero i ay de las que estén
encinta y de las que críen en aquellos días! Orad, pues, que vuestra
huida no sea ~n invierno ni en sábado» (Mat. 24: 15~20).

Tras su rechazo de Jesucristo como Mesías y su negativa a


aceptar el evangelio proclamado por sus discípulos, los judíos fue ..
ron sometidos al juicio final bajo los romanos. El año 66 d.C. se
alzaron en rebelión contra sus gobernantes romanos. Jerusalén
cayó en el año 70 d. C. El templo fue completamente destruido; los
ritos del santuario terrenal dejaron de existir. Cuando volvieron a
rebelarse el año 132 d.C., fueron aplastados con brutalidad sal..
vaje y casi aniquilados. Todos los judíos fueron desterrados deJe ..
rusalén y muchos mUes fueron ve~didos como esclavos por todo
el imperio. Estas revueltas llevaron a su fin como nación.
«Si el pueblo le hubiera recibido, Cristo habría evitado a la nación
judía su condenación. Pero la envidia y los celos la hicieron impla ..
cable. Sus hijos resolvieron que no recibirían a Jesús de Nazaret
como el Mesías. Rechazaron la Luz del mundo y desde ese mo ..
mento su vida quedó rodeada de tinieblas como de medianoche.
La suerte predicha cayó sobre la nación judía. Sus propias fieras pa~
siones, irrefrenadas, obraron su ruina. En su ira ciega se destruye~
ron unos a otros. Su orgullo rebelde y obstinado atrajo sobre ellos
la ira de sus conquistadores romanos. Jerusalén fue destruida, el
templo reducido a ruinas, y su sitio arado como un campo. [ ... ] Lo
8. Las setenta semanas • 161

que Dios quiso hacer en favor del mundo por Israel, la nación es,
cogida, lo realizará finalmente mediante su iglesia que está en la
tierra hoy» (Profetas y reyes, cap. 59, p. 483).

«Ungir al Santo de los santos))


lQué nos dice esta profecía, como consecuencia de los acon,
tecimientos de los 490 años, en cuanto al santuario divino? En lo
que al santuario terrenal hebreo se refiere, «a la mitad de la se,
mana [Cristo] hará cesar el sacrificio y la ofrenda». A la vez, el
texto declara que la última fase de la obra de Cristo durante la
septuagésima semana era «ungir al Santo de los santos» (vers. 24).
La expresión hebrea aquí usada para «Santo de los santos» es
qóges qogasfm, significando la forma plural «lugares santos». En
todo el Antiguo Testamento la expresión se refiere a diversos as,
pectos de las estancias santa y santísima del santuario (véanse
Éxo. 29: 30, 36; 30: 25,38; 40: 9,15; Lev. 8: 10,12; Eze. 43: 12).
Sin duda, contiene una referencia al lugar interior del santuario.
Ezequiel, hablando del templo divino, lo llama qóges qogasfm
(43: 12; 45: 3; 48: 12). La expresión aparece cuarenta y cuatro
veces en el Antiguo Testamento y siempre se refiere al lugar del
santuario, y no a una o varias personas. Se considera que 1 Cró,
nicas 23: 13 es la única excepción. Pero adoptar el único uso du,
doso que difiere de los otros cuarenta y tres casos como base para
decir que esta frase de Daniel se refiere a la persona de Cristo es
una exégesis deficiente.
La palabra «ungir» puede significar una unción material con
aceite sagrado; o, mejor, una unción espiritual, con la idea de con,
sagración o dedicación del santuario al servicio de Dios. La unción
del santuario terrenal fue un ritual que tuvo lugar de cara al co,
mienzo del ministerio sacerdotal en el santuario. Ningún ritual ni
ministerio podía empezar hasta que el santuario y todas sus par,
tes y los sacerdotes hubieran sido ungidos, es decir, apartados en
un acto específico de consagración al servicio de Dios.
162 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Después de presentarse los detalles de la construcción del san..


tuario, y antes de que se iniciaran los ritos, se describe la unción:
«Así fue acabada toda la obra del tabernáculo, del tabernáculo de
reunión [ ... ] Cuando Moisés vio toda la obra, y que la habían
hecho como Jehová había mandado, los bendijo» (Éxo. 39: 32..43).

«Luego Jehová habló a Moisés y le dijo: "En el primer día del mes
primero harás levantar el tabernáculo, [ ... ] . Después tomarás el
aceite de la unción, ungirás el tabernáculo y todo lo que está en él;
lo santificarás con todos sus utensilios, y será santo. [ ... ] Luego
llevarás a A.arón y a sus hijos a la puerta del tabernáculo [... ] y
[ ... ]los ungirás"» (40: 1.. 15; véase también Lev. 8: 10.. 12).

Daniel declaró que, en el transcurso de la septuagésima se,


mana, Cristo había de ungir los lugares santos. El santuario terre ..
nal de Jerusalén estaba a punto de llegar a su fin. El santuario que
había de ser ungido o dedicado antes de que Cristo iniciase su mi,
nisterio sacerdotal no era otro que el santuario del cielo.
Esta visión lleva, entonces, al lector, pasando por 490 años de
historia judía, hasta la culminante septuagésima semana y la obra
expiatoria. de Cristo por la salvación del hombre. Este gran acon ..
tecimiento mesiánico constituyó el núcleo de la revelación y el
propósito de Dios para los hebreos. Su fracaso a la hora de guar..
dar el pacto que Dios hizo con sus antepasados y de recibir al
Cristo a quien todos sus sacrificios apuntaban no invalidó el
eterno pacto de Dios. Siguió prevaleciendo el propósito divino.
Es preciso que Cristo reine «hasta que haya puesto a todos sus
enemigos debajo de sus pies» (1 Cor. 15: 25).
La clave del despliegue del propósito continuo de Dios en el
santuario celestial es introducida aquí por vez primera en el An..
tiguo Testamento con la expresión «ungir al Santo de los santos».
Se presenta con mucha discreción, como si estuviese subordinada
a la obra suprema de Cristo en la cruz. No obstante, la profecía de
8. Las setenta semanas • 163

los 490 años nos lleva a la puerta abierta del santuario celestial a
través de la cual, a la conclusión de su obra en la tierra, entró para
proseguir su ministerio sacerdotal, «sacerdote para siempre, según
el orden de Melquisedec» (Heb. 5: 6).
La transición del santuario terrenal al santuario celestial es es.-
pecialmente notoria. No es accidental ni trivial, sino intencional
y significativa. Los acontecimientos de la septuagésima semana
realizados por Cristo combinan el pasado y el futuro, lo terrenal
con lo celestial, lo temporal con lo eterno. Vista así, la obra me.-
diadora expiatoria de Cristo no es un acontecimiento excepcional
en la historia judía; es parte esencial de Cristo, Sumo S~cerdote
para siempre.
«Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los
herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso
juramento, para que por dos cosas inmutables, en las cuales es im..
posible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que
hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de no ..
sotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que
penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como
precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de
Melqúisedec» (Heb. 6: 17.. 20).

Es notable que en la profecía de las setenta semanas de años


se haga referencia a la unción del santuario celestial. Su efecto es
decimos que Cristo se convirtió en el autor de la salvación eterna:
en primer lugar, en virtud de su sacrificio expiatorio; y en segundo
lugar, porque su sacerdocio fue para siempre, según el orden de
Melquisedec.
Cuando Cristo volvió al cielo fue saludado como Sumo Sacer.-
dote en reconocimiento de su obra en la tierra, y ahora «Dios lo
ha exaltado a su derecha, nombrándolo jefe y salvador, para ofre ..
cer a Israel el arrepentimiento y el perdón de los pecados» (Hech.
5: 31, PER). El centro del propósito de Dios pasa del santuario
terrenal al celestial. Cristo ha sido constituido Sumo Sacerdote
por proclamación divina.
164 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

La unción del santuario celestial tuvo lugar tras la ascensión


de Cristo de cara al inicio de la obra sacerdotal de Cristo.
«La ascensión de Cristo al cielo fue la señal de que sus seguidores
iban a recibir la bendición prometida. Debían esperarla antes de
comenzar a hacer su obra. Cuando Cristo entró por los portales ce,
lestiales, fue entronizado en medio de la adoración de los ángeles.
Tan pronto terminó esta ceremonia, el Espíritu Santo descendió
sobre los discípulos en abundantes raudales, y Cristo fue de veras
glorificado con la misma gloria que había tenido con el Padre, desde
toda la eternidad. El derramamiento pentecostal era la comunica,
ción del ciélo de que el Redentor había iniciado su ministerio ce,
lestial. De acuerdo con su promesa, había enviado el Espíritu Santo
del cielo a sus seguidores como prueba de que, como sacerdote y
rey, había recibido toda autoridad en el cielo y en la tierra, y era el
Ungido sobre su pueblo» (Los hechos de los apóstoles, cap. 4, p. 31).

El libro de Hebreos afirma una y otra vez que Cristo fue «hecho»
Sumo Sacerdote, eficiente en el más alto grado, reconocido como
tal por su Padre {véanse Heb. 5: 5; 6: 20; 7: 15, 16; 9: 11).
En el sistema levítico, además de la ofrenda del sacrificio sobre
el altar, se producía la presentación de su sangre ante Dios en el
santuario. Así Cristo, tras su sacrificio en la cruz, entra a la pre ..
senda del Padre, constituyéndose en lo sucesivo representante y
Sumo Sacerdote del hombre. Su ministerio ante el Padre en el
cielo corresponde al del sacerdote levítico, cuya característica car..
dinal se formula así:
«El Señor ha jurado, y no cambiará de parecer: "Tú eres sacerdote
para siempre". Por tanto, Jesús ha llegado a ser el que garantiza un
pacto superior. [ ... ] Por eso también puede salvar por completo a
los que por medio de él se acercan a Dios, ya que vive siempre para
interceder por ellos. Nos convenía tener un sumo sacerdote así:
santo, irreprochable, puro, apartado de los pecadores y exaltado
8. Las setenta semanas • 165

sobre los cielos. A diferencia de los otros sumos sacerdotes, él no


tiene que ofrecer sacrificios día tras día, primero por sus propios
pecados y luego por los del pueblo; porque él ofreció el sacrificio
una sola vez y para siempre cuando se ofreció a sí mismo» (Heb.
7: 21,27, NVI).
«Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que
tenemos tal sumo sacerdote, aquel que se sentó a la derecha del
trono de la Majestad en el cielo, el que sirve en el santuario, es
decir, en el verdadero tabernáculo levantado por el Señor y no por
ningún ser humano» (8: 1, 2, NVI).

El reconocimiento de la función y de la labor sacerdotal de


Cristo por parte del hombre no es algo que deba tratarse a la ligera.
Si se estudian meticulosamente las acciones y la voz de Dios que
surgen tanto del santuario terrenal en la historia hebrea como del
santuario celestial en la era cristiana, se ve que Dios impulsa a los
que creen en él a tomar una decisión definitiva y a rendirse a su ine,
vitable propósito para cuantos creen en él. Dado que Dios man..
tuvo su pacto con los hebreos a pesar de sus muchos años de
rebelión y apostasía, Dios no se apartará de su propósito, que ahora
prosigue desde su santuario en el cielo.
Entonces el santuario
emergera v1ctortoso
~ . .

P
ara captar la importancia del santuario celestial y su «puri. .
ficación» en el gran conflicto entre Cristo y Satanás, debe . .
ríamos tener ciertas cosas presentes. En primer lugar, el
santuario celestial es el centro neurálgico del programa de Dios
para abordar el problema del pecado y la redención de los hom . .
bres. Solo él está equipado para tratar el pecado y a los pecadores.
En segundo lugar, dado que es el centro de las operaciones divi. .
nas, también es objeto del ataque de Satanás y de sus potencias
delegadas en la tierra; de aquí el ataque del cuerno pequeño após . .
tata contra el santuario de Dios y el ministerio sacerdotal de
Cristo. En tercer lugar, la doctrina bíblica de la purificación del
santuario da la clave de las iniciativas finales de Dios y revela a los
hombres la última fase de la labor sacerdotal de Cristo, que lleva
a la vindicación de Dios y su pueblo y a la erradicación del pe . .
cado y de Satanás.
168 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Esto puede sustanciarse a partir del tipo. Aquel momento so..


lemne, la más sagrada de las festividades, el día de la expiación, el
día judío de rendición de cuentas, prometía que Cristo ministra ..
ría una labor final de juicio que había de tener su culminación en
el segundo advenimiento. Cristo en su labor sacerdotal cumple
todos los aspectos del orden levítico. Dado que la eliminación tf..
pica del pecado del santuario una vez al año en el día judío de la
expiación no lograba realmente la eliminación del pecado ni su re ..
solución, debemos esperar que la auténtica solución la efectúe la
fase final de la labor sacerdotal de Cristo en el día antitípico de
la expiación (véanse Heb. 9: 23; 10: 3, 4; Lev. 16: 18, 30). Esta pu..
rificación del santuario, según Daniel S: 14,·comenzó al final de
la profecía de los 2300 años.
«Como en el servicio típico había una obra de expiación al fin del
año, así también, antes de que la obra de Cristo para la redención
de los hombres se complete, queda por hacer una obra de expia,
ción para quitar el pecado del santuario. Este es el servicio que
empezó cuando terminaron los 2300 días. Entonces, así como lo
había anunciado Daniel el profeta, nuestro Sumo Sacerdote entró
en el lugar santísimo, para cumplir la última parte de su solemne
obra: la purificación del santuario.

»Así como en la antigüedad los pecados del pueblo eran puestos


por fe sobre la víctima ofrecida, y por la sangre de esta se transfe,
rían figurativamente al santuario terrenal, así también, en el nuevo
pacto, los pecados de los que se arrepienten son puestos por fe
sobre Cristo, y transferidos, de hecho, al santuario celestial. Y así
como la purificación típica de lo terrenal se efectuaba quitando
los pecados con los cuales había sido contaminado, así también la
purificación real de lo celestial debe efectuarse quitando o bo ..
rrando los pecados registrados en el cielo. Pero antes de que esto
pueda cumplirse deben examinarse los registros para determinar
quiénes son los que, por su arrepentimiento del pecado y su fe en
Cristo, tienen derecho a los beneficios de la expiación cumplida
9. Entonces el santuario emergerá victorioso • 169

por él. La purificación del santuario implica por lo tanto una


obra de investigación, una obra de juicio. Esta obra debe reali,
zarse antes de que venga Cristo para redimir a su pueblo, pues
cuando venga, su galardón está con él, para que pueda otorgar
la recompensa a cada uno según haya sido su obra» (El conflicto
de los siglos, cap. 24, p. 416).

La purificación del santuario


«Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario
será purificado» (Dan. 8: 14).
Las versiones y traducciones modernas de este texto varían
considerablemente de la Reina,Valera. «Por dos mil trescientas
tardes y mañanas; entonces el lugar santo será restaurado» (LBA);
«Dos mil trescientas tardes y mañanas; después el santuario será
restablecido» (BNP); «Dos mil trescientas tardes y mañanas;
después el santuario será reivindicado» (PER).
Este versículo es una respuesta a una pregunta formulada por
un ángel a otro. Los versículos 9-12 proporcionan una alarmante
revelación de la obra malvada del cuerno pequeño a Dios, su ver,
dad, su pueblo y su santuario. En el versículo 13 el primer santo
pregunta: «lHasta cuándo la visión: el sacrificio perpetuo, la ini,
quidad desoladora, el santuario y el ejército pisoteados?». Llegó la
respuesta: «Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas: después
será reivindicado el santuario» OER). La clara implicación es que,
al final de los 2300 días esa potencia profana será vencida y el san..
tuario de Dios será «restaurado», «purificado», «reivindicado», o,
como dice The New English Bible, «emergerá victorioso».
Para expresar este cambio la versión Reina..Valera usa la frase
«luego el santuario será purificado». La palabra hebrea traducida
«purificado» proviene de la raíz $dq. Su significado básico es «jus.-
tificar». En el Antiguo Testamento la palabra se usa cuarenta y
una veces en su forma verbal. Solo se traduce «purificar» en este
versículo. De la raíz hebrea y otras derivaciones proceden las ideas
170 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

de justificación, tener razón, vindicación. Describe un juicio o un


veredicto justo (véanseJob 29: 14; Sal. 37: 6; Isa. 32: 1). Diecio.-
cho usos del verbo tienen el significado de «tener razón, estar jus.-
ti.ficado» (véanse Isa. 43: 9, 26; Sal. 51: 4, 6); también que un juez
dé a una persona el veredicto de ser justa o recta (Deut. 25: 1;
1 Rey. 8: 32; Isa. 5: 23; Prov. 17: 15). Un significado correcto es,
entonces, «justificado». Así, el santuario ha de ser justificado, de ..
mostrarse que tiene razón. De la lucha con el cuerno pequeño,
Dios será vindicado en su trato con el problema del pecado.
Además, los auténticos santos de Dios serán manifestados, jus.-
tificados y se revelará que son justos. En relación con el santua.-
rio de Dios y su ministerio, se dice que todos los hombres están
de pie ante Dios. El santuario en su juicio justo emergerá vic.-
torioso y será restaurado a su estado legítimo.
Pero examinemos con más detalle este aspecto del gran con.-
flicto con la luz que emana de la Palabra de Dios.

El cuerno pequeño ataca las verdades


y al pueblo de Dios
Histórica y proféticamente, la visión de Daniel 8 está estre.-
chamente relacionada con la visión de Daniel 7 y, además, la am..
plifica. La repetición y las similitudes del capítulo 8 tienen la clara
intencionalidad de proporcionar esclarecimiento y énfasis adicio.-
nales. Esto se indica, en parte, por la profunda preocupación que
Daniel siente por las monstruosas actividades del cuerno pequeño,
el aparente éxito de esta potencia, que se ha alineado contra Dios
y su pueblo, lo que Daniel no entendía. «En cuanto a mí, Daniel,
mis pensamientos me turbaron y mi rostro se demudó; pero
guardé el asunto en mi corazón» (Dan. 7: 28). Solo lo satisfará
una revelación adicional de parte de Dios.
Pasaron casi dos años entre las visiones de los capítulos 7 y 8.
Daniel no está preocupado fundamentalmente por el león de Babi..
lonia, el camero de Medopersia ni el macho cabrío de Grecia. Podía
9. Entonces el santuario emergerá victorioso • 171

comprender el destino de estas potencias. El imperio de Babilonia


tenía los días contados. Su suerte estaba sellada. La destrucción a
manos de los medopersas era inminente. Los imperios mundiales
habí;:m de durar solo un breve tiempo. Su intenso deseo era enten,
der la obra del cuerno pequeño, particularmente su ataque sobre
el santuario de Dios. Ninguna potencia descrita en las Escrituras
lo superó en su oposición a Dios y a su pueblo.
La visión de Daniel 7 revelaba que Dios pondría fin a la su,
cesión histórica de potencias mundiales y el cuerno pequeño
mediante una obra de juicio que procedía desde el santuario di,
vino en el cielo que comenzaba después del final de los 1260
años. En Daniel 8 la intervención divina ocurre al final de los
2300 años, cuando el lugar santo había de ser «reivindicado»
(vers. 14, JER, PER).
Daniel registra en primer lugar la visión que se le da (vers. 3,14):
el camero, el macho cabrío, los cuatro cuernos, el cuerno pequeño
y los 2300 días. Debido al mayor interés y al deseo de Daniel por co,
nacer el significado de lo que había visto, el ángel Gabriel recibe el
encargo de hacerle entender «la visión» (vers. 15, 16).
Gabriel interpreta brevemente al camero como Medopersia y al
macho cabrío como Grecia, y luego describe la caída del primer
gran rey. Pasa rápidamente al tema central de la visión en la histo . .
ria: el lugar y la obra del cuerno pequeño. Declara que el misterio
del cuerno pequeño y de los 2300 días no será plenamente com . .
prendido en ese momento, porque es «para el tiempo del fin» (vers.
17, 19). Termina con una afirmación en la que recalca que la visión
de la tarde y la mañana es para una época distante.
El punto central de esta visión es la postura desafiante del cuerno
pequeño contra el Dios del cielo y su oposición al mismo. Su ataque
es cuádruple: en primer lugar, contra Cristo, el «príncipe de los ejér. .
citos» (vers. 11); en segundo lugar, contra la verdad de Dios: «echó
por tierra la verdad» (vers. 12); en tercer lugar, contra los santos o
el pueblo santo (vers. 24); y, en cuarto lugar, contra el santuario de
Dios, ese centro divino en el que Dios reina y ministra la salvación,
pisoteando el santuario y su ritual (vers. 11, 13).
172 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Se usa un lenguaje directísimo y se realizan comparaciones su.-


perlativas para describir las abrumadoras actividades apóstatas
del cuerno pequeño: «creció mucho» «hasta llegar al ejército del
cielo» (vers. 9, 10), «Se engrandeció frente al príncipe de los ejér.-
citos» (vers. 11), «hizo cuanto quiso, y prosperó» (vers. 12), «pre.-
varicación asoladora» (vers. 13), «rey altivo de rostro» (vers. 23),
«causará grandes ruinas» (vers. 24).
Es un cuadro terrible de una potencia religiosa en oposición a
Dios. No es de extrañar que todo esto causara gran preocupación
al profeta.

El cuerno pequeño y Antíoco Epífanes


Frecuentemente los expositores de la Biblia han interpretado
que este «cuerno pequeño» se refiere a Antíoco Epífanes. En la
historia religiosa de los judíos, se recuerda a Antíoco Epífanes fun.. .
damentalmente por un acontecimiento infame: profanó el san..
tuario de Jerusalén. Por esa única razón los intérpretes de la Biblia
identifican a Antíoco con el cuerno pequeño. Nada era más sa.-
grado para los judíos que la explanada del templo, su santuario y
sus ritos. Antíoco invadió Jerusalén con su ejército, erigió alteres
idolátricos e impuso rituales paganos en este lugar sagrado.
Su profanación del sagrado santuario de Jehová es denominada
«prevaricación asoladora» o la «abominación desoladora» (vers.
13; 9: 26). Los judíos se alzaron, rebelándose contra tales atroci..
dades, derrotaron al ejército de Antíoco y lo expulsaron, y recu..
peraron su independencia durante aproximadamente un siglo.
Muchos han considerado que estos acontecimientos son sufi..
dentes para explicar la obra del cuerno pequeño que había de
pisotear el santuario.
Sin embargo, hay varias razones importantes por las que An..
tíoco Epífanes no puede ser el cuerno pequeño de Daniel S:
En primer lugar, Cristo, en Mateo 24: 15, aplicó la expresión
'la abominación desoladora' a los ejércitos romanos que, en efecto,
destruyeron tanto la ciudad como el santuario en el año 70 d.C.
9. Entonces el santuario emergerá victorioso • 173

Jesucristo incluyó, como mínimo, a la Roma pagana en esta pers.-


pectiva, extendiéndola mucho más allá de cualquier interpreta..
ción literal de los 2300 días.
En segundo lugar, Antíoco no destruyó completamente la ciu..
dad ni el santuario. Dejó ambos en pie (Dan. 8: 13; 9: 26).
En tercer lugar, el cuerno pequeño había de ejercer su poder
destructor hasta el fin de los 2300 días. Algunos consideran que
esto son 2300 días literales; otros, que son 1150 días, debido a los
dos sacrificios ofrecidos por la tarde y por la mañana.
La expresión 'la tarde y la mañana' se usa en el primer capítulo
de Génesis, en el que la semana de la creación se compone de seis
unidades de tarde y mañana, cada una de las cuales constituye
un día con dos partes. Por ello, 2300 unidades de tarde y mañana
constituyen 2300 días completos de veinticuatro horas. Ninguno
de estos períodos de días llega desde el momento en que Antíoco
invadió el santuario y detuvo sus ritos hasta el momento en que
fueron restaurados; los anales históricos son muy claros y especí.-
ficos. Desde el momento en que profanó el santuario hasta su res ..
tauración hubo 1940 días, que se quedan cortos 360 días con
respecto a los 2300 días y se pasan de largo 790 días con respecto
a los 1150. (véanse 1 Mac. 1: 20, 21; 4: 53). No puede conseguirse
que las fechas de estos acontecimientos reales coincidan con las
del cuerno pequeño ni por asomo.
En cuarto lugar, se dice que el cuerno pequeño «creció mucho»
(Dan. 8: 9). Cuando se lo compara, ya sea con Medopersia, que «se
engrandecía» (vers. 4) y con Alejandro, que «creció en gran ma.-
nera» (vers. 8), o con todos los demás reyes de la dinastía seléu.-
cida, Antíoco IV no llegó a crecer «mucho».
En quinto lugar, se dice que el cuerno pequeño surgiría «al
fin del reinado de estos» (vers. 23); es decir, en la etapa final de
los cuatro reinos en los que se dividió el imperio de Alejandro.
Duraron entre 301 y 31 a.C. Antíoco gobernó entre 175 y 163
a.C. Dentro de su propia dinastía, está situado hacia la mitad de
los años de ese reino.
174 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

En sexto lugar, se dice que el cuerno pequeño se alzaría con..


tra Cristo, «el Príncipe de los príncipes» (vers. 11, 25). Si la refe ..
renda es al momento en que Cristo vivió en la tierra o incluso a
la oposición de Antíoco al reino de Dios en la tierra, Antíoco no
tuvo éxito. La consecuencia de su guerra con el pueblo de Judá
dio como resultado una nación judía independiente. El templo
profanado fue restaurado y se alcanzó la independencia en menos
de veinte años.
En séptimo lugar, se afirma que la visión era «para el tiempo
del fin» (vers. 17, 19). lQué fin podría ser este? Obviamente, la
visión, aplicada a Antíoco IV, no puede significar el fin del reino
seléucida, ni el fin de la independencia judía ni el fin del mundo.
La frase parece carecer de sentido cuando se aplica a Antíoco.
Estas son las acciones y las características que no tienen nada
que corresponda a Antíoco Epífanes y que, de hecho, son contra..
dictorias con su carácter y su gobierno. Sin embargo, estas carac. .
terísticas sí aparecen en frecuentes presentaciones proféticas del
anticristo que había de venir.

Identificación del santuario


La característica más llamativa de la apostasía y de la oposición
del cuerno pequeño es su ataque contra el santuario y sus ritos:
«Por él fue quitado el sacrificio continuo, y el lugar de su san..
tuario fue echado por tierra» (vers. 11). «La entrega del santua. .
rio y el ejército para ser pisoteados» (vers. 13). lQué santuario es
echado por tierra y qué «continuo» es quitado?
En primer lugar, la Biblia revela dos s~ntuarios: el terrenal y el
celestial. El terrenal es un tipo o modelo del celestial. La relación
entre estos santuarios es de gran antigüedad, remontándose hasta
la época de Moisés. La idea de un templo en el que moraba Dios
surgió cuando Dios dio a Moisés una visión del mismo y un modelo
a seguir en la edificación del tabernáculo en el desierto; y a David
los planos de las estructuras, más elaboradas y permanentes, en la
9. Entonces el santuario emergerá victorioso • 175

explanada del templo, en Jerusalén. Casi al comienzo de su histo ..


ria, Israel adquirió la creencia en el santuario en que moraba Dios.
Aun hoy, la zona anteriormente ocupada por el templo es, para
los judíos modernos, el lugar más sagrado. Lo que La Meca es
para los musulmanes lo son para los judíos Jerusalén y la expla..
nada del templo. Ese era su centro de culto y de comunicación
con Dios.
Moisés construyó el antiguo tabernáculo, con todo su mobi..
liario, según el modelo y el plano que Dios le mostró mientras es..
tuvo en el monte Sinaí (Éxo. 25: 9, 40). Dios dio instrucciones
verbales completas a Moisés, lo cual explica por qué los profe ..
tas y los autores bíblicos posteriores, incluyendo Isaías, Ezequiel
y el apóstol Juan describen el santuario celestial usando la ico..
nografía simbólica del terrenal. Cuando Daniel habla del rito
«Continuo», la mente se retrotrae a los tiempos del santuario te ..
rrenal, cuando los sacerdotes realizaban el holocausto continuo.
Se mataba un cordero por la mañana y por la tarde, se derra ..
maba su sangre y el cuerpo era consumido sobre el altar en el
atrio del templo. En el transcurso del día se sucedían otros sacri..
ficios personales. Estas eran las ceremonias a las que se refieren
los autores bíblicos posteriores. Todos estos ritos apuntaban
hacia el futuro, a Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, tanto en su
sacrificio en la tierra como a su ministerio sacerdotal en el san..
tuario celestial.
«Tenernos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono
de la Majestad en los cielos. Él es ministro del santuario y de aquel
verdadero tabernáculo que levantó el Señor y no el hombre. Todo
sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrifi..
dos, por lo cual es necesario que también este tenga algo que ofre ..
cer. Así que, si estuviera sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote,
habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley.
Estos sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales,
176 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo,


diciéndole: "Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se
te ha mostrado en el monte". Pero ahora tanto mejor ministerio es
el suyo» (Heb. 8: 1~6).

Por ello, cuando Daniel habla del «continuo» y del «santuario»


y de las 2300 «tardes y mañanas», usa el lenguaje del símbolo,
igual que otros autores bíblicos cuando hablan del santuario ce~
lestial y del ministerio que Cristo realiza en él. Dado que Daniel
usa el lenguaje del símbolo, ello no excluye al santuario celestial
como parte de la visión. El apóstol Juan, escribiendo veinte años
después de la destrucción del santuario terrenal de Jerusalén, vio
siete candelabros de oro que simbolizaban a las siete iglesias
(Apoc. 1: 12, 20); «un Cordero como inmolado» (5: 6); «el altar»
y «un incensario de oro» (8: 3), qúe estaba delante del velo; la
ofrenda de incienso, que simbolizaba los méritos de Cristo ofrecí~
dos con las oraciones de los santos (8: 3).
Juan vio el templo de Dios abierto en el cielo «y el arca de su
pacto se dejó ver en el templo» (11: 19). El único santuario en
existencia cuando Juan escribió el Apocalipsis era el del cielo,
aunque usa el lenguaje del símbolo para describirlo.
En segundo lugar, Jesús identificó la descripción de «la abomi,
nación desoladora» del cuerno pequeño con la Roma pagana y su
destrucción de la ciudad y el santuario en el año 70 d. C., de la cual
este nunca se ha recuperado ni ha sido reedificado. La explanada
del templo está ocupada ahora por una mezquita musulmana. El
antiguo santuario no emergió victorioso ni fue restaurado ni puri~
ficado. Un cumplimiento correcto de la profecía relativa al san,
tuario debe culminar con su surgimiento victorioso, con que sea
restaurado a su estado legítimo.
En tercer lugar, la profecía y la perspectiva divina son escato~
lógicas. El ángel dijo a Daniel que «la visión es para el tiempo del
fin. [... J Yo te enseñaré lo que ha de venir al fin de la ira» (Dan.
8: 17~19).
9. Entonces el santuario emergerá victorioso • 177

La gente habría de tener una comprensión completa de la vi..


sión únicamente después de «muchos días», «al fin de la ira»,
cuando el cuerno pequeño había de ser «quebrantado, aunque no
por mano humana» (vers. 25, 26); es decir, no por la fuerza de las
armas ni de los hombres, sino por el juicio y la acción de Dios,
cuando el santuario celestial había de emerger victorioso. Gabriel
concluye con la afirmación rotunda de que la visión de la tarde y
la mañana es verdadera. Expresiones tales como 'el tiempo del
fin' y 'muchos días' dirigen a Daniel hacia el futuro lejano. La
plena comprensión de esta parte de la visión no se produciría sino
hasta una época distante, al final de los 2300 años. El único san..
tuario implicado más allá de 70 d. C. es el santuario celestial.
En cuarto lugar, las frases relativas a la supresión del continuo
y al derribo del santuario se reiteran en conexión con todos los pe ..
ríodos cronológicos proféticos de Daniel. En Daniel 8 están liga ..
das a los 2300 días. En Danielll están ligadas con la persecución
de los santos, la Edad Media, cuando muchos «durante aÍgunos
días caerán a espada y a fuego, en cautividad y despojo. [ ... ] Tam..
bién algunos de los sabios caerán para ser depurados, limpiados y
emblanquecidos, hasta el tiempo determinado; porque aun para
esto hay plazo» (vers. 33 ..35). En Daniell2 la eliminación del
«continuo» está ligada con los 1260, 1290 y 1335 años:
«Cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas
estas cosas se cumplirán. Yo oí, pero no entendí. Dije entonces:
"Señor mío, lcuál será el fin de estas cosas?". Él respondió: ''Anda,
Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el
tiempo del fin. [ ... ] Desde el tiempo en que sea quitado el sacri..
ficio continuo hasta la abominación desoladora, habrá mil dos ..
cientos noventa días. [ ... ] En cuanto a ti, tú irás hasta el fin, y
reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días"»
(Dan. 12: 7.. 13).

Todos estos versículos bíblicos tienen una cosa en común:


implican el ataque contra el santuario y su ministerio y están
inevitablemente ligados a estos períodos cronológicos proféticos
178 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

que se extienden hasta el tiempo del fin. Las visiones de Daniel


7, 8, 9, 11 y 12 implican este poder único: el apóstata cuerno pe.-
queño. En todos los casos, en lo que concierne al santuario, Dios
gana el juicio, y su ministerio, que emana del santuario, emerge
victorioso, junto con sus santos.
En quinto lugar, tanto el período de los 2300 años de Daniel 8
como los 490 años de Daniel 9 constituyen partes de la misma vi.-
sión, a la que se hace referencia frecuente. Ambos períodos comien.-
zan a la vez, eh tiempos del reino de Medopersia. Ambos se centran
en el ataque contra el santuario de Dios, contra su verdad y contra
su pueblo. Ambos revelan el angustioso deseo de Daniel por com..
prender la visión. Ambos implican el empeño de Gabriel por lograr
que Daniel la entienda.
Un examen minucioso de los capítulos 8 a 12 revela cuánto se
complementan y lo homólogos que resultan entre sí, partiendo de
la época de Daniel y llegando al tiempo del fin.

«El continuo»
«Por él [el cuerno pequeño] fue quitado el sacrificio continuo»
(Dan. 8: 11). La palabra hebrea traducida «continuo» es tamfd,
que significa «diario», «perpetuo». La Revised Standard Version es ..
tadounidense pone «the continual bumt offering» (el holocausto
continuo) y The New English Bible «the regular offering» (la ofrenda
regular). En español, la Nueva Versión Internacional pone «el sacri.-
ficio diario» y la Biblia de ]erusalén «el sacrificio perpetuo». El hin.-
capié no se hace en el sacrificio, sino en la naturaleza continua del
ministerio sacerdotal. Se refiere a todo el ritual del templo ofrecido
cotidianamente por los sacerdotes para oficiar el perdón y la reden.-
ción. «Ciertamente, todo sacerdote está día tras día ministrando»
(Heb. 10: 11). Los ritos «continuos» tipificaban la provisión conti..
nua y completa en la obra sacerdotal de Cristo para quienes acuden
buscando perdón y salvación.
Al comparar el ministerio sacerdotal de Cristo con el levítico,
no debemos pensar que sea como el del santuario terrenal. Dado
que el incienso ofrecido con las oraciones de los santos simboliza
9. Entonces el santuario emergerá victorioso • 179

los méritos de Cristo, cabe esperar que Cristo ofrezca esos méritos,
no que queme incienso. Dado que las «siete lámparas de fuego»
simbolizan al Espíritu Santo (véase Apoc. 4: 5), cabe esperar que
Cristo nos ministre al Espíritu Santo, no que esté ocupado en en.-
cender lámparas.
Moisés, Daniel y Juan representaron las realidades divinas por
medio de aspectos terrenales literales porque el hombre, como pe..
cador, no podía contemplar las realidades de lo divino y, para ver
lo eterno a través de lo visible, se usan símbolos. Así se nos ins ..
truye sobre el programa divino de la redención y el juicio.
Ha de concebirse que el sacrificio y el ministerio sacerdotal
cumplen todos los símbolos y los ritos del santuario y el sacerdocio
levíticos. En el centro mismo de la fe cristiana se yergue nuestro
Sumo Sacerdote, quien derramó su sangre por la humanidad y
quien se sienta a la diestra de Dios como nuestro Mediador eterno.
Hemos sido comprados con su sangre, redimidos por su sangre
y tenemos el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su
gracia (véanse Efe. 1: 7; 2: 13; Col. 1: 20; 1 Ped. 1: 18, 19). Así,
Cristo realizó una ofrenda plena, perfecta y suficiente por los pe.-
cados del mundo entero. En él todos nuestros pecados están expia ..
dos. Ya no impiden nuestra admisión a la presencia y el favor divinos.
Cristo nunca deja de ser el Mediador entre Dios y el hombre. N in..
guna otra labor mediadora es aceptable ante Dios. La obra y el ffii..
nisterio de Cristo son para salvar a los hombres. Lo hace no solo por
su muerte en la cruz, sino también por su vida (Rom. 5: 10). Cristo
arbitra a cuantos acuden a él las realidades espirituales y las conse..
cuencias de la redención lograda en la cruz.
«El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros ma ..
tasteis colgándolo en un madero. A este, Dios ha exaltado con su
diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento
y perdón de pecados» (Hech. 5: 30, 31).

Cristo ofreció su propia sangre a Dios e inauguró su ministe ..


rio sacerdotal en «el más amplio y más perfecto tabernáculo»
(Heb. 9: 11). Solo él es «mediador de un mejor pacto», «del nuevo
180 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

pacto» (8: 6; 12: 24). El nuevo pacto se basa en el perdón divino


de los pecados (8: 12; 10: 16, 17). Por lo tanto, se dice de Cristo
que es «misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se
refiere, para expiar los pecados del pueblo» (2: 17), para quebran..
tar el poder del pecado (7: 11, 19). Solo él puede llevar a los hom..
bres a esa comunión con Dios. Una de las marcas más distintivas
del ministerio sacerdotal de Cristo es garantizar nuestro acceso a
la presencia de Dios, a cuantos «hemos acudido para asimos de la
esperanza puesta delante de nosotros» (6: 18). Ante Dios, el pe.-
cado y la desobediencia no son nimiedades. Cristo abre la puerta
del santuario para dejar que los seres humanos veamos el arca de
su pacto que contiene la ley de Dios (Apoc. 11: 19). Jesucristo,
nuestro Sumo Sacerdote incorruptible, lleva a los hombres a hon..
rar tanto la ley como el evangelio. Quitar el pecado y la desobe.-
diencia, restaurar la imagen de Dios en el hombre, es el servicio
supremo que Cristo presta a la humanidad.
Porque, «lquién puede perdonar pecados, sino solo Dios?»
(Mar. 2: 7). «Yo, yo soy quien borro tus rebeliones por amor de mí
mismo, y no me acordaré de tus pecados» (lsa. 43: 25). Cristo
nuestro Sumo Sacerdote ministra para «salvar perpetuamente a
los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder
por ellos» (Heb. 7: 25). Si Cristo no hubiese resucitado de entre
los muertos para realizar su ministerio sacerdotal, no podríamos
ser salvos (1 Cor. 15: 17, 18). El Espíritu Santo vino por su minis.-
terio en el santuario:
«Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya, porque
si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy,
os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pe ..
cado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en
mí; de justicia, por cuanto voy al Padre y no me veréis más; y de
juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado»
Quan 16: 7.-11).
9. Entonces el santuario emergerá victorioso • 181

Además, gracias a que Cristo ministra en el santuario de lo


alto, progresa en la tierra la obra del evangelio eterno:
«De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo
hago, él también las hará; y aun mayores hará, porque yo voy al
Padre» (14: 12).

En virtud de su ministerio continuo, también Cristo volverá:


«Todavía un poco y no me veréis, y de nuevo un poco y me veréis,
porque yo voy al Padre» (16: 16).

El ministerio sacerdotal de Cristo en el santuario celestial lo


es todo para el mundo y la iglesia. En ese verdadero santuario,
Cristo es el centro del mérito, la misericordia, el amor y el poder
ilimitados y sin restricciones. Solo él es el autor de la salvación
del hombre, el Sumo Sacerdote único ante el supremo Dios del
universo, en perfecta armonía con Dios y lleno de piedad hacia
el hombre pecador (Heb. 2: 16.-18). .
Dios el Padre presta atención, de buena gana, a la intercesión
de nuestro Salvador y acepta los méritos de Cristo, y de nadie más,
en representación nuestra. Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, pro.-
cura para su pueblo todas las riquezas y las bendiciones que fluyen
de su expiación completa en la cruz. Nada más cuenta en el cielo.
Confiando únicamente en sus méritos, no en los de los santos o los
ángeles, nos acercamos al trono de la gracia de Dios. Cristo nos ar..
bitra una herencia eterna {9: 15). Es el Autor de nuestra salvación;
lleva a la gloria a muchos hijos por medio de su ministerio (2: 10).
Así, enseña a los hombres a contemplarlo a él, Autor y Perfeccio.-
nador de nuestra fe. En su función sacerdotal, reivindica a su pue..
blo como derecho propio. Los creyentes pueden andar sobre la
tierra como ciudadanos del cielo.
Este ministerio de Cristo jamás debe ser oscurecido por tradi..
ciones, falsificaciones, juicios erróneos ni verbalizaciones de hom.-
bres pecadores. Que el hombre falible asuma o usurpe este
182 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

derecho, que pertenece a Cristo solo, es la obra del anticristo. Los


hombres necesitan un sacerdocio incorruptible, con el poder de
una vida indestructible (7: 16). Cristo, como verdadero Dios y
verdadero hombre, está plenamente equipado para el cargo y la
labor de Sumo Sacerdote.
Comprender el ministerio salvador de Cristo desde el santua..
rio celestial y comprometer la propia vida con él significan cono..
cer a Aquel cuyo conocimiento es vida eterna Quan 17: 3). Seguir
a Cristo en el santuario de lo alto, recurrir únicamente al Cristo
vivo, puede otorgar a los hombres certidumbre y seguridad de sal..
vación y de victoria definitiva. La necesidad fundamental es que
el Cristo vivo esté en el centro de nuestra vida y nuestra labor. El
problema de la iglesia en el curso de la mayor parte de su historia
es que los cristianos no le han permitido ocupar su lugar legítimo.

Quitar el continuo
«Por él fue quitado el sacrificio continuo, y el lugar de su santua ..
rio fue echado por tierra>> (Dan. 8: 11).

Los que creen que el versículo 11 de Daniel S se refiere al san..


tuario terrenal literal interpretan que esto quiere decir la profana.-
ción literal del santuario mediante una invasión de sus santos
lugares, erigiendo capillas idolátricas a dioses paganos y parali..
zando los rituales y los sacrificios cotidianos judíos durante un pe.-
ríodo literal de 2300 -o 1150- días reales.
Los que creen que el santuario y el continuo se refieren al san..
tuario celestial ven la cuestión en términos de un conflicto entre
sistemas, ideas y doctrinas religiosos opuestos -el reino de Jesu.-
cristo, Príncipe de la luz, contra el reino del príncipe de las tinie ..
blas-, un conflicto entre Cristo y el anticristo.
La referencia al «continuo» y al derribo del santuario es, evi.-
dentemente, la misma que se menciona en Daniel11: 31 a 35 y
12: 9 a 13. A partir de los períodos cronológicos mencionados en
9. Entonces el santuario emergerá victorioso • 183

conexión con este santuario, los 1260, 1290 y 1335 días, pode,
mos inferior que las 2300 tardes y mañanas simbolizan años. Esto
se ve apoyado adicionalmente por las setenta semanas de años de
Daniel9, que son tiempo literal, y los 1260 días proféticos de Apo,
calipsis 12 y 13. Por ello, hay buena razón para la creencia de que
estas cifras numéricas constituyan tiempo profético; que el santua,
rio al que se alude es el celestial y no el terrenal, que dejó de existir
después del año 70 d.C.
Además, parece imposible explicar satisfactoriamente los gran,
des temas representados en estas visiones en términos de días li,
terales. Las diversas visiones y profecías implicaban adentrarse en
el futuro remoto. La estrecha identidad y el alcance de estas visio,
nes están entre las pruebas más convincentes de que estos días
representan años y de que incumben al santuario verdadero del
cielo. El sellamiento de la visión del continuo y el santuario hasta
el tiempo del fin y la promesa de que Daniel se levantaría sobre su
heredad cuando llegase el momento de la revelación plena miran
mucho más allá que el día en que oyó esas palabras.
Uno de los problemas de la interpretación se centra en el uso del
1
término «Santuario», en qué tenía en mente Daniel: el santuario te,
rrenal o el santuario celestial. La historia de la salvación comienza
con el terrenal y pasa al celestial cuando el antitipo cumple el tipo.
Esto resulta evidente en el sacrificio y el ministerio de los sacerdotes
levíticos en comparación con el sacrificio y el ministerio sacerdotal
de Cristo. La visión de Daniel abarca ambos, porque forman parte del
plan y el propósito de Dios en la historia judía y cristiana.
Si Daniel S: 9,14 se refiere meramente a desolaciones literales
en Jerusalén y a la destrucción de los judíos, entonces la liberación
se produciría mediante la acción de una fuerza militar mayor, que
habría de ser seguida por una restauración literal de los ritos dia,
rios. Pero la comunicación del ángel con Daniel implica clara,
mente que los problemas van más allá de la realidad del santuario
terrenal, alcanzando el celestial.
184 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

«"¿Cuándo será el fin de estas maravillas? Oí al varón vestido de


lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su mano dere~
cha y su mano izquierda al cielo y juró por el que vive por los siglos,
que será por tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo. Y cuando se
acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas se
cumplirán. Yo oí, pero no entendí. Dije entonces: "Señor mío, kuál
será el fin de estas cosas?". Él respondió: '~da, Daniel, pues estas
palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin. Muchos
serán limpios, emblanquecidos y purificados; los impíos procede~
rán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá; pero los enten,
didos comprenderán''» (Dan. 12: 6, 10).

lQué no entenderán los malvados si todo lo que hay en juego


es la restauración literal del santuario y sus servicios? lNo depende
el entendimiento de una comprensión espiritual de las fuerzas reli--
giosas y de los elementos sobrenaturales que han de revelarse en el
tiempo del fin, cuando terminan estas profecías cronológicas? En~
tonces, lquién podrá prevalecer cuando Daniel se levante (véase el
vers. 1)? lQuién puede soportar la prueba desde el santuario de
Dios, soportar su juicio, su investigación? Se ha echado abajo la
verdad, no la estructura física. Los santos han sido destruidos, no
la ciudad. El ministerio de Cristo ha sido oscurecido, no el cese de
los ritos religiosos. El ataque del cuerno pequeño es contr~ Cristo,
el Príncipe de los príncipes, contra la verdad de Dios, contra la
actividad redentora de nuestro gran Sumo Sacerdote, contra la ley
de Dios y contra el pueblo de Dios.
Las visiones afines del libro de Daniel que son paralelas al ca--
pítulo 8 también revelan que el conflicto y el resultado son espi~
rituales. En la visión de la gran imagen de ~aniel 2, el asunto lo
decide la piedra que se desprende del monte sin la intervención
de manos humanas. En Daniel 7 la larga historia de la oposición
a Dios por parte del hombre es resuelta por un juicio emitido por
Dios desde el santuario celestial. En Daniel 8 aprendemos que el
poderío del cuerno pequeño apóstata será quebrantado sin manos.
9. Entonces el santuario emergerá victorioso • 185

Daniel 11 nos enseña que el rey que se exalta contra el Dios de


los dioses llegará a su fin y que nadie lo ayudará. Según Daniel
12, solo cuando se levanta el arcángel Miguel son liberados los
hombres, y Dios emerge victorioso. Se logra la vindicación de Dios
y de su pueblo no por los métodos humanos, sino por los divinos.
El quid está en la verdad contra el error, la luz contra las tinie ..
bias. Se logra la victoria no por la presencia o el poderío de ejér..
citos terrenales o de decretos humanos, sino por la verdad y el
poder de Dios viviente. Este es el triunfo que estas grandes visio ..
nes proféticas prevén y requieren.

El. punto focal


En Daniel 8 está en juego la vindicación de Dios y su pueblo
contra las fuerzas del mal. El mensaje que emana del santuario
inquiere sobre el problema del pecado, en cuanto a la fe y 1~ obe ..
diencia a Dios, que gobierna y arbitra desde su morada. lPuede la
realidad del ministerio de Cristo en el santuario celestial vencer
los juicios injustos de los hombres y de las fuerzas de las tinieblas
y hacer que los justos resplandezcan «como el resplandor del fir ..
mamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las es..
trellas, a perpetua eternidad» (Dan. 12: 3)?
El apóstol Juan, escribiendo en el marco de este tiempo del
fin, habló de medir el templo, el altar y a los adoradores (Apoc. 11:
1, 2). No se llamó a contratista ni sastre alguno para que realizase
las mediciones. Ninguna literalidad de ese tipo puede lograr que
la verdad de Dios sea el centro de atención. Medir el santuario es
comprender su ministerio sacerdotal, su obra de redención y de
juicio. Medir el altar significa entender y proclamar la verdadera
expiación. Medir a los adoradores significa realizar un examen
para determinar quiénes son los verdaderos adoradores. Mediante
este símbolo de la medición, los pecadores son dirigidos hacia
Cristo, el Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo, y
a Cristo como Mediador del ser humano en el santuario celestial.
186 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

El derecho a perdonar y a iu.zgar los casos


Dado que la visión de Daniel se centra en el santuario celes. .
tial y la obra de mediación de Cristo, lqué quiere decir la frase
«por él [el cuerno pequeño] fue quitado el sacrificio continuo, y
el lugar de su santuario fue echado por tierra» (Dan. 8: 11)? Qb..
viamente, el cuerno pequeño apóstata no tenía forma alguna de
lograr el acceso al santuario celestial. Pero sí privó a los hombres
del verdadero conocimiento de la justicia salvadora y del juicio a
través del único Mediador entre Dios y los hombres al usurpar el
lugar y el ministerio de Cristo. Los hombres no podían valerse de
lo que ignoraban.
El cuerno pequeño afirma tener el derecho y el poder de perdo . .
nar pecados, de decidir casos y de juzgar a los hombres, de per..
donar o no perdonar, de decretar la vida eterna o la condenación
eterna. Esa reivindicación, aceptada por los hombres, eclipsa el
ministerio que pertenece a Cristo. Como Sumo Sacerdote del
hombre, Cristo ascendió al santuario celestial para dar el arrepen. .
timiento y el perdón de los pecados. Dios le ha dado el derecho
exclusivo de juzgar la vida de los hombres y de emitir un vere ..
dicto final.
El ministerio continuo en el santuario celestial pierde toda sig..
nificación y eficacia cuando cualquier hombre o cualquier sistema
se atreven a usurpar el lugar de Jesucristo. La pérdida del conoci. .
miento de la labor sacerdotal de Cristo mantiene a los hombres en
el pecado y las tinieblas. Tal sistema pone a Cristo fuera del pro . .
ceso salvífica. La creencia en que los sacerdotes de la tierra pue.-
den perdonar el pecado y decidir casos para bien o para mal, con
independencia de la generosidad con la que se interpreten esa in.-
tención y esa acción, no libera a los hombres ni de sus pecados ni
de su culpa. Ningún santo, ninguna madre de Jesús, ningún sacer..
dote terrenal puede interceder por nosotros ante Dios. El cris.-
tiano no queda a la suerte de las decisiones y los juicios de los
9. Entonces el santuario emergerá victorioso • 187

hombres. Es idolatría comprometer nuestro destino eterno con


cualquier ser humano. En Cristo tenemos al mismísimo Dios como
heredad nuestra.
El cuerno pequeño apóstata. ha competido, por así decirlo, con
el ministerio salvador que emana del santuario y en la decisión
de quién es apto para la salvación. Entonces, lcómo ha de emer--
ger victorioso el santuario de Dios, ser justificado en último tér--
mino? Esta no es en absoluto una acción arbitraria por parte de
Dios. Dios derrotará a sus oponentes no por un decreto ni por la
fuerza. No obstante, el propio. Dios condesciende a hacer públicos
y disponibles en todo el universo sus decisiones y sus juicios. Dios
abre los libros del cielo para que todos los vean. Dios formó a sus
criaturas libres para pensar, decidir y determinar a qué líder celes--
tial seguir: a Cristo o a Satanás. Dios honra esa libertad presen--
tando la verdad sobre sí mismo y su programa de redención ante
los hombres y permitiendo que escojan por sí mismos. El vere--
dicto final que se emita desde el santuario vindicará tanto a Dios
como a sus santos.
«Pero el plan de redención tenía un propósito todavía más amplio
y profu,ndo que el de salvar al hombre. Cristo no vino a la tierra
únicamente por este motivo; no vino meramente para que los ha--
bitantes de este pequeño mundo acataran la ley de Dios como
debe ser acatada; sino que vino para vindicar el carácter de Dios
ante el universo» (Patriarcas y profetas, cap. 4, p. 49).

Es preciso que todo el perdón y todo el juicio se fundamenten


en una base justa, reconocida universal e individualmente.
Cuando proceden de Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, Salvador
y Juez, podemos estar seguros. Ha llegado el día de esa revelación
de los justos juicios de Dios. Los juicios de Cristo que emanan de
su santuario serán el único veredicto acertado. De la sede divina
proviene toda la acción perfecta de la Divinidad concentrada en
el perdón y el juicio por parte de la única persona, Jesucristo,
188 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

«en el día en que Dios juzgará por medio de Jesucristo los se,
cretas de los hombres, conforme a mi evangelio» (Rom. 2: 16).
«Vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro
escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. Y vi un ángel
poderoso que pregonaba a gran voz: "l Quién es digno de abrir el
libro y desatar sus sellos?". Pero ninguno, ni en el cielo ni en la
tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro [ ... 1Entonces
uno de los ancianos me dijo: "No llores, porque el León de la tribu
de J udá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar
sus siete sellos". [ ... 1 [Y el Cordero1 vino y tomó el libro de la
mano derecha del que estaba sentado en el trono. Cuando hubo
tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro anda..
nos se postraron delante del Cordero. [ ... ]

»"Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste


inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo ¡¡..
naje, lengua, pueblo y nación" [ ... ]. Miré, y oí .la voz de muchos
ángeles [... ]. Su número era millones de millones, y decían a gran
voz: "El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las
riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza".
A todo lo creado que está en el cielo, sobre la tierra, debajo de la
tierra y en el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, oí decir: '~l
que está sentado en el trono y al Cordero, sea la alabanza, la honra,
la gloria y el poder, por los siglos de los siglos"» (Apoc. 5: 1.. 13).

Elena G. de White sitúa en el tiempo del fin el anterior acon..


tecimiento, y presenta la ruptura de los sellos como la apertura
de los libros de registro, que revelan el destino de los hombres y
el triunfo de Dios:
«Así hicieron su elección los dirigentes judíos. Su decisión fue re ..
gistrada en el libro que Juan vio en la mano de Aquel que se sienta
en el trono, el libro que ningún hombre podía abrir. Con todo su
carácter vindicativo aparecerá esta decisión delante de ellos el día
en que este libro sea abierto por el León de la tribu de Judá» (Pa ..
labras de vida del gran Maestro, cap. 23, p. 236).
9. Entonces el santuario emergerá victorioso • 189

Por medio de esta revelación procedente del santuario se de ..


mostrará la falsedad de las decisiones de los poderes apóstatas del
cuerno pequeño sobre la vida de los hombres. Se revocarán sus
decisiones. Todos sus pronunciamientos de perdón y las decisio..
nes de vida o muerte serán rechazados por el Dios del cielo. Nada,
sino el juicio de Dios procedente de su santuario puede decidir
con precisión la suerte de los seres humanos. Al haberse otorgado
todo juicio a él, solo Cristo puede dar a conocer al universo el per..
dón que coincide con el auténtico arrepentimiento, un juicio que
cuadra con el carácter, una salvación que no puede ser objeto de
retractación. Se demostrará que todo perdón otorgado, todo jui..
cio dado por Jesucristo sobre cada vida, está completamente en lo
correcto.
Por esta razón, el «juicio investigador» al final de los 2300 años
adquiere significación universal en la gran contienda entre la ver..
dad y el error. El universo honrará el juicio de Dios, y se pondrá
de su parte, no del de los hombres en la tierra, con independen..
cia de la posición y el poder de estos. Los injustos y débiles juicios
de los hombres serán rechazados. La verdad que emana del san..
tuario es el despliegue de la palabra definitiva de Cristo en cuanto
a la condición y el destino de todos los seres humanos. Las deci..
siones adoptadas por los hombres en la tierra nunca pueden ser
justas y nunca pueden ser definitivas.
E~ juicio investigador es una amante revelación, dada por Cristo,
de las decisiones justas a favor de los que han confiado en él. La
mujer escarlata, Babilonia, es la madre de un falso sistema mundial
de culto que está en oposición a la verdad y a la ley de Dios, a los
hijos de Dios, a la obra expiatoria y redentora de Cristo, quien es el
único Sumo Sacerdote y Mediador ante Dios (Apoc. 17: ¡ ..5). A lo
largo de los años, esta iglesia apóstata ha reivindicado blasfema ..
mente el derecho de hablar en nombre de Dios y de arbitrar su gra..
cia salvadora a los que moran en la tierra y a decidir entre los salvos
y los perdidos. Pero el hombre jamás ha protagonizado ningún
método recto ni ningún juicio justo. Los hombres son fácilmente
190 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

engañados por las apariencias y por las palabras. El pecado es algo


más que un· acto externo. Es también un estado de la mente y el co. .
razón. Solo Cristo puede leer la mente de los seres humanos. La fe
es la respuesta vital que el ser humano da a Cristo. Solo Dios puede
juzgar esa fe. La hora del juicio de Dios pondrá a prueba la obra de
todo hombre.
«Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el
cual es Jesucristo. Si alguien edifica sobre este fundamento con
oro, plata y piedras preciosas, o con madera, heno·y hojarasca, la
obra de cada uno se hará manifiesta, porque el día la pondrá al
descubierto, pues por el fuego será revelada. La obra de cada uno,
sea la que sea, el fuego la probará» (1 Cor. 3: 11 . . 13).

Desde el verdadero santuario del cielo, Cristo ministra con


amor y poder para aplicar su obra redentora de la cruz a la rege . .
neración humana y al crecimiento a semejanza suya. Mediante su
Espíritu, restaura la imagen de Dios en aquellos que confían en él.
Lo que ha de resistir para la eternidad no se basa en la obra o la
decisión humanas. La redención y el juicio son acciones exclusi. .
vas de Dios en beneficio de sus hijos, que ningún ser humano
puede realizar en modo alguno. En él y por él, los hombres cono . .
cemos la certeza de que los juicios de Dios son para siempre ver. .
daderos e irreversibles. La hora del juicio revelará esto.
«Por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con
justicia, por aquel varón a quien designó, acreditándolo ante todos
al haberlo levantado de los muertos» (Hech. 17: 31).

«Así que no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el


Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas y manifes . .
tará las intenciones de los corazones. Entonces, cada uno recibirá
su alabanza de Dios» (1 Cor. 4: 5).

Estas acciones emanadas desde el santuario son tan persona. .


les y tan justas que el resultado final será un «aunamiento» uní . .
versal. Tal veredicto no está en momento alguno dentro de las
9. Entonces el santuario emergerá victorioso • 191

reivindicaciones y el juicio de los seres humanos. Ha llegado la


hora de su juicio para restaurar la verdad sobre Dios y sus accio--
nes finales por un mundo moribundo. Dios nos habla desde el san--
tuario para restaurar el auténtico culto en confianza y obediencia.
Solo Dios resolverá el problema del pecado y justificará su go ..
bierno soberano en todo el universo.
«Satanás trabaja constantemente, con intensa energía y bajo miles
de disfraces, para desfigurar el carácter y el gobierno de Dios. Con
planes abarcantes y bien organizados y con maravilloso poder, tra--
baja por mantener engañados a los habitantes del mundo. Dios, el
Ser infinito y omnisciente, ve el fin desde el principio, y al hacer
frente al mal trazó planes extensos y de gran alcance. Se propuso
no solamente aplastar la rebelión, sino también demostrar a todo
el universo la naturaleza de esta. El plan de Dios se iba desarro--
llando y a la vez que revelaba su justicia y su misericordia, vindi--
caba plenamente su sabiduría y equidad en su trato con el mal»
(Patriarcas y profetas, cap. 5, p. 56).
En conexión con la labor final del evangelio sobre la tierra,
Juan vio al templo (santuario) de Dios abierto en el cielo, «y el
arca de su pacto se dejó ver en el templo. Hubo relámpagos, voces,
truenos, un terremoto y granizo grande» (Apoc. 11: 19).
Todo esto no lo logró la Reforma, porque la ley y el santuario
siguieron pisoteados. La iglesia en esa época recibió «un pequeño
socorro» (Dan. 11: 34).
Si precisamos preguntar sobre arrepentimiento, salvación, jui.-
cio, vindicación, la respuesta debe venir de Dios y no del hombre.
Se requiere a Alguien que sea nuestro Salvador, nuestro Juez,
nuestro Mediador, nuestro Intercesor y Sumo Sacerdote; Alguien
cuyos juicios no puedan ser contradichos, cuya confesión de no--
sotros ante el Padre y ante el universo solo pueda ser objeto de
alabanza y nunca negada. Solo aquí está el juicio moral incon..
testable de Dios.
192 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

«Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: "Mi hijo eres tú; yo


te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones y
como posesión tuya los confines de la tierra"» (Sal. 2: 7, 8; véase
también Heb. 7: 25).

Este juicio dará satisfacción y certidumbre eterna a todas las


criaturas de Dios, y la garantía de que el pecado no volverá a sur. .
gir. En el ministerio sacerdotal de Cristo, Dios ejecuta la redención
y el juicio, que nunca pueden volver a ser cuestionados, por bien
de sus hijos.
El llamamiento a salir de Babilonia es un llamamiento a estu . .
. diar el ministerio mediador de Cristo y a recurrir solo a él. La pu . .
rificación o justificación del santuario también significa que Dios
ha tomado cartas en el asunto para juzgar a su pueblo y decidir su
destino, desenmascarando con ello la falsedad y la indignidad de
este sistema apóstata. Hay una obra continua de expiación y recon. .
ciliación efectuada por Cristo en el cielo que no ha delegado a nin. .
gún poder religioso de la tierra. «Si alguno ha pecado, abogado
tenemos para con el Padre, a jesucristo, el justo» (1 Juan 2: 1).
i Qué grave es recurrir a una iglesia o una institución de la tie . .
rra y no recurrir a Cristo! iQué alarmante es el pensamiento de
permitir que cualquier poder de la tierra se interponga entre no . .
sotros y Cristo! Si es fatal perder de vista la salvación en la cruz,
resulta igual de fatal aceptar un mediador humano entre el peca. .
dory Dios.
Por lo tanto, se pone sobre nosotros la responsabilidad de re . .
currir a Cristo, Autor y Perfeccionador de nuestra fe:

«También tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Dios. Acer. .


quémonos, pues, con corazón sincero, en plena certidumbre de fe,
purificados los corazones de mala conciencia y lavados los cuerpos
con agua pura. Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de
nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió» (Heb. 10: 21 . . 23).
9. Entonces el santuario emergerá victorioso • 193

Se nos llama a confiar en su juicio y su amor. Ni el diablo ni la


impotencia de los hombres pueden destruir nuestra confianza, so,
cavar nuestra paz ni disipar nuestra certidumbre. Miremos a lo
alto, a la justicia incomparable de nuestro Salvador y nuestro Juez,
aguardando ese veredicto eterno que nos garantice lugares celes,
tiales en Jesucristo, Señor nuestro.
Esta es la respuesta divina a las maquinaciones de los demo ..
nios y de los hombres y a los poderes de las tinieblas, la respuesta
a quienes se han alzado contra Dios, los que han echado la verdad
por tierra, los que se engrandecieron incluso contra el Príncipe de
los ejércitos, los que, a lo largo de los siglos, han destruido al pue..
blo poderoso y santo, y quienes han quitado la ministración diaria
de Cristo de la mente de los hombres y han pisoteado el lugar de
su santuario. El juicio divino está implícito en la declaración «será
quebrantado, aunque no por mano humana» (Dan. 8: 25).·
El propio Dios juzgará a este poder, a su arrogante desafío a él
mismo, a sus ataques contra sus santos, a su culto ególatra y a su
total desprecio por la verdad y la justicia. En este juicio, Cristo
reivindica a su pueblo, los que están vestidos con su justicia, «los
que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús» (Apoc.
14: 12).
En estas grandes profecías, en el centro del conflicto, se en..
cuentran los que moran en la tierra. Los poderes celestiales com..
piten por su lealtad. La batalla por las almas de los hombres es
vasta y su importancia tremenda, porque el destino eterno de los
hombres y de nuestro mundo está en juego. Gran parte de la his ..
toria de la humanidad implica una perspectiva pesimista en tér..
minos de los muchos que se han puesto de parte de Satanás y del
remanente que se ha alineado con Cristo. La iglesia tiene una ur ..
gente necesidad de captar a hombres para Cristo y prepara~los
para estar en pie mientras se abren los libros en el juicio. Cuando
Cristo volvió a su Padre, encargó a sus seguidores:
194 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

«Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándo~


los en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y ense~
ñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo
estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (Mat. 28:
19, 20).
lQué relación tiene esto con la «purificación del santuario»,
«la restauración del santuario a su estado legítimo»? Para empe~
zar, significa llamar la atención de los hombres a la única Fuente
de perdón, redención y santificación.
«Pero por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido
hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención»
(1 Cor. 1: 30).

También significa que en ningún otro lugar se dispone de un


juicio justo de los seres humanos. El juicio que considera los casos
de los hombres en el santuario celestial es el único que cuenta. Ese
juicio tendrá una validez eterna. Más allá de las reivindicaciones
de los hombres está el juicio de Dios.
Por eso, en Daniel 8, se hace hincapié en la purificación, la
restauración, el triunfo del santuario. Aquí y solo aquí podrá sos..
tenerse el carácter de los santos a la luz de la presencia de Dios.
Por esta razón Dios llevará a su pueblo ante el tribunal. Es esen. .
cial para el triunfo del santuario y para el ministerio sacerdotal de
Cristo. Demostrará que Dios es justo en todos sus juicios. Com. .
pletará el propósito redentor para el hombre. Hará posible el re ..
greso de Cristo para dar a sus santos vida eterna.
Tal triunfo no pueden lograrlo las potencias apóstatas de la
tierra. Cristo revocará el juicio del cuerno pequeño. La restaura ..
ción del santuario es una victoria del juicio de Dios sobre el de
los hombres.
Baste decir que tanto los justos difuntos como los justos vivos
entrarán en la gloria del reino eterno de Dios a través del minis . .
terio final de Cristo. Es el juicio de la esperanza exultante, de la
victoria emergente.
9. Entonces el santuario emergerá victorioso • 195

Después de que los santos hayan estado de pie, por así decirlo,
ante el tribunal en el esplendor de la justicia de Cristo, serán arre ..
batados y trasladados para vivir y reinar con Cristo mil años. Per..
tenecerán a esa orden de la verdad en la que Cristo es el Rey
eterno, siempre presente entre su pueblo. El juicio debe tener lugar
antes del regreso de Cristo, porque este es el portal que conduce
más allá de la tumba en la primera res.urrección, y eso está reser..
vado para cuantos hayan sido vindicados ante el tribunal de Dios.
El mensaje que emana del santuario celestial es seguro. La vi..
sión de los 2300 días es verdadera. Nada puede negar el justo jui..
cio de Dios, porque todas las cuentas se llevan hasta el último
céntimo. Vayamos con Cristo, porque ahora es el momento de
levantamos en nuestra heredad en estos últimos días.
La hora
del juicio de Dios

llibro del Apocalipsis representa, en gran parte, las fortunas

E. de la iglesia de Dios a lo largo de la era cristiana. La «mujer


vestida del sol [ ... ] y sobre su cabeza una corona de doce es ..
trellas» (Apoc. 12: 1) representa a la iglesia de Dios. La «gran ra..
mera» ataviada en púrpura y escarlata (17: 1.-6) representa la
personificación de la religión apóstata en un conflicto mortal con
la iglesia de Dios. La enemistad implacable de Satanás contra el
pueblo de Dios a lo largo de los siglos está representada por el dra..
gón, que «persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón.
Pero se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila para que
volara de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es
sustentada por un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo. Y la
serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para
que fuera arrastrada por el río» (12: 13.-15).
198 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Con la figura del cuerno pequeño apóstata, Daniel profetizó


sobre la misma potencia, que quebrantaría «a los santos del Altí~
simo [ ... ] hasta tiempo, tiempos y medio tiempo» (Dan. 7: 25;
véase también 8: 24).
La guerra entre la iglesia de Dios y las potencias demoníacas
alcanza su culminación en los últimos días en una última tenta~
tiva por destruir al pueblo de Dios.
«Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer y se fue a hacer
la guerra contra el resto de la descendencia de ella, contra los que
guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Je,
sucristo» (Apoc. 12: 17).

En este conflicto final, todos los seres humanos se sentirán Ha~


mados a tomar partido. El dragón, la bestia y el falso profeta, ac~
tuando al unísono, buscan extender su autoridad sobre cuantos
moran en la tierra (16: 13, 14). La bestia que se alzó contra el
Dios del cielo y blasfemó contra el santuario de Dios y procuró
erradicar de la tierra al pueblo de Dios, busca ahora convertirse en
el centro de la adoración (13: 4~8). Hace que el falso profeta en~
gañe a los moradores de la tierra mediante los milagros que tenía
el poder de realizar (vers. 11~ 15). Establece un boicot económico
contra quienes se nieguen a adorar a la bestia y a su imagen y
mantengan su lealtad a Dios. Los que escogen adorar a la bestia
y su imagen reciben la marca de la bestia (vers. 16, 17). Los que
guardan los mandamientos de Dios y se mantienen leales a jesús
tienen el sello de Dios (14: 12; cf. 7: 3~5).
La iglesia remanente de Dios ha de proclamar la última pala~
bra divina a un mundo que tiene los días contados. Este mensaje
final está simbolizado por tres proclamaciones angelicales y es se~
guido inmediatamente por el regreso de Cristo. El primer ángel
proclama el evangelio eterno y la alarmante verdad de que el jui~
cio divino, del que tanto tiempo venían hablando los profetas y los
apóstoles como un juicio venidero, ha comenzado ya. El segundo
10. La hora del juicio de Dios • 199

ángel proclama: «Ha caído [... ] Babilonia». El tercero pronuncia


una solemne advertencia contra la adoración de la bestia y su ima . .
gen y contra la imposición de su marca. Este mensaje de la hora
del juicio es el último esfuerzo divino por salvar a los hombres,
por llevarlos a obedecer y adorar al Dios verdadero. El resultado
es una doble cosecha: la de los justos y los malvados, que llega a
su culminación con el segundo advenimiento de Cristo (véase
Apoc. 14: 6. . 20).

«¡La hora de su iuicio ha llegado!»


«En medio del cielo vi volar otro ángel que tenía el evangelio
eterno para predicarlo a los habitantes de la tierra, a toda nación,
tribu, lengua y pueblo. Decía a gran voz: "iTemed a Dios y dadle
gloria, porque La hora de su juicio ha llegado. Adorad a aquel que
hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas!"» (~poc.
14: 6, 7).
El uso de la palabra «hora» se refiere a un momento de gran
crisis para la humanidad. Tiene todo el aspecto de ser una acción
personal distintiva de Dios relativa al destino de los hombres.
Cristo también usó la palabra con referencia a la crisis de la cruz.
«Ha llegado la hora para que el Hijo del hombre sea glorificado.
[... ]Ahora está turbada mi alma, ¿y qué diré? lPadre, sálvame de
esta hora? Pero para esto he llegado a esta hora» Quan 12: 23 . . 27).

En el libro de Apocalipsis «hora» se refiere a la crisis final de


los últimos días. Es «la hora de la prueba que ha de venir sobre el
mundo entero para probar a los que habitan sobre la tierra. Vengo
pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona»
(3: 1O, 11). Es la hora de la lucha final entre Cristo y Satanás, una
hora de victoria para Cristo y una hora de derrota para sus ene . .
migas (17: 12 . . 14).
Es la hora de la caída completa de Babilonia, símbolo de la re . .
ligión y la adoración falsas (18: 10, 17, 19).
200 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

La hora de la crisis del mundo ha sobrevenido con la procla..


mación de que ha llegado la hora del juicio de Dios. Es el último
tiempo; por lo tanto, la iglesia debe anunciar el mensaje con el
poder del Espíritu Santo en un último empeño por advertir a los
hombres y salvarlos.
La muert~ de Cristo fue el acto supremo y completo para la re ..
dención del mundo. Dado que la crisis de la cruz ha de ser enten..
dida en términos de la expiación de los pecados del mundo por
parte de Cristo, también «la hora del juicio» ha de ser considerada
en relación con su segunda venida y llevando a ella.

«Juicio»
Las dos palabras griegas más importantes traducidas «juicio»
son krisis y krima. Krisis se refiere al acto o al proceso de juzgar,
normalmente independiente del veredicto que haya de emitirse.
El significado de la raíz es «separar», distinguir entre lo recto y lo
perverso. Krima, por otro lado, es el veredicto, la decisión a la que
se llega como consecuencia del proceso judicial.
Krisis es la palabra usada en Apocalipsis 14: 7. Se refiere a la
hora del juicio o separación, por parte de Dios, de los salvos y
los perdidos. La mayoría de las visiones y los mensajes del Apoca~
lipsis se ocupa de acontecimientos y juicios que conciernen al
tiempo del fin antes del regreso de Cristo. Para los que se entre~
guen por completo a Cristo, la hora del juicio del Señor dará como
resultado su vindicación; para los que adoren a la bestia, a su ima~
gen y reciban su marca, el juicio dará como resultado la condena.
El Apocalipsis afirma, como ningún otro libro del N u evo Testa~
mento, que antes del regreso de Cristo, mediante un procedi.-
miento judicial en el santuario celestial, Dios separará claramente
a los justos de los malvados, a lo auténtico de lo falso.
Además, declara el texto, «la hora de su juicio ha llegado». El
tiempo aoristo griego significa que el juicio es ahora, no en algún
momento del futuro. Ahora Dios está inmerso en un proceso de
10. La hora del juicio de Dios • 201

juicio. Por lo tanto, Dios llama a los hombres mientras siga ha ..


biendo tiempo. No tendría sentido el llamamiento que Dios ex.-
tiende a los hombres si no hubiera un juicio previo al advenimiento.
Mientras prosiga el proceso divino de juicio, seguirá quedando
tiempo de gracia. El mensaje de la hora del juicio invita «a toda
nación, tribu, lengua y pueblo» a volverse a él antes de que sea
demasiado tarde.
Cabría suponer que la hora del juicio de Dios significa una
acción divina contra la injusticia comparable al diluvio o a la
destrucción de Sodoma y Gomorra. Pero este juicio se eleva de
esta categoría y se integra entre los hechos finales que preceden
al regreso de Cristo.
El propósito de Dios no ha de lograrse por la fuerza; de lo con.-
trario, podría haber erradicado el pecado mediante este método
en su origen. Aquí el juicio forma parte integral de la consumación
de todas las cosas. Están en juego la vindicación de Dios y de sus
caminos con los hombres, los ángeles y sus criaturas de todo el
universo.
«Estamos viviendo ahora en el gran día de la expiación. [ ... ]
Cuando quede concluida la obra del juicio investigador, quedará
también decidida la suerte de todos para vida o para muerte. El
tiempo de gracia terminará poco antes de que el Señor aparezca en
las nubes del cielo» (El conflicto de los siglos, cap. 29, pp. 480, 481).

Mientras el Padre y el Hijo juzgan ahora los casos de los seres


humanos, las personas debemos considerar este juicio con pro.-
fundo interés, como un asunto de vida eterna o de muerte eterna.
Si no, lcómo hemos de interpretar esa terrible urgencia en elegir
entre el sello de Dios y la marca de la bestia? La relevancia de este
proceso judicial, efectuado en el santuario celestial, para la vida
de los hombres es sumamente importante. Forma parte de la fase
final del ministerio sacerdotal de nuestro Señor. Constituye, para
toda la humanidad, la última oportunidad de arrepentirse y la
hora final de nuestro mundo.
202 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Las visiones escatológicas de los libros de Daniel y el Apoca..


lipsis apuntan al triunfo definitivo de la iglesia de Dios. Hablan de
los acontecimientos finales de la historia de este mundo que tie ..
nen lugar ahora. Solo la actividad jurisdiccional del Cristo vivo
puede poner fin al conflicto, desterrar el pecado y establecer la
justicia. La historia de la salvación no podría terminar de otra ma ..
nera. Cristo llevará el tiempo y la historia como la conocemos a
un punto final. La iglesia remanente de Dios avanza en su esfuerzo
misionero en anhelante expectativa del regreso visible de su Señor
vivo. El llamamiento de Dios es a adorar «a aquel que hizo el cielo
y la tierra~ el mar y las fuentes de las aguas» (Apoc. 14: 7).
lHan de seguir reinando el bien y el mal con iguales derechos?
lO prevalecerá la justicia y la tierra será restaurada a su estado
edénico original? La meta de la historia es asunto de vital preocu ..
pación. El pecado es un usurpador. Los últimos días serán mo ..
mentos lóbregos de tremenda apostasía espiritual y alejamiento
de Dios.
El apóstol Pablo profetizó del día del Señor:
«iNadie os engañe de ninguna manera!, pues no vendrá sin que
antes venga la apostasía y se manifieste el hombre de pecado, el
hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que
se llama Dios o es objeto de culto; tanto, que se sienta en el tem..
plo de Dios como Dios, haciéndose _pasar por Dios.[ ... ] Y enton ..
ces se manifestará aquel impío, a quien el Señor matará coh el
espíritu de su boca y destruirá con el resplandor de su venida. El
advenimiento de este impío, que es obra de Satanás, irá acompa ..
ñado de hechos poderosos, señales y falsos milagros, y con todo
engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no red..
bieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía
un poder engañoso, para que crean en la mentira, a fin de que
sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino
que se complacieron en la injusticia» (2 Tes. 2: 3 .. 12).
1O. La hora del juicio de Dios • 203

Esta trágica situación del mundo será abordada por una ac. .
ción decisiva por parte de Dios desde su santuario en el cielo. Con
independencia de cuáles hayan sido las pruebas del pueblo de
Dios, podemos estar seguros de que la hora del juicio divino sig. .
nificará el triunfo definitivo y la bienaventuranza eterna de los
santos. La Biblia reivindica para nuestro mundo nada menos que
completa armonía con Dios. Será efectuada por la hora del juicio
divino1 no del humano, y acallará para siempre la rebelión de los
hombres y los ángeles. Se ha dado tiempo al pecado para revelar
su verdadero carácter hasta que se alcance la hora de la crisis. Esa
hora ha llegado. Dios intervendrá para establecer su justicia y su
iglesia, y llevará al mundo a su fin por medio del regreso personal
y visible de Jesucristo.
La mayor parte del mundo religioso y científico de nuestra
época expresa el desarrollo de la verdad, la religión, la cultura y las
civilizaciones en términos de una duración ilimitada. Se cree que
las soluciones a los problemas de nuestro mundo tienen lugar en
el marco del proceso histórico actual. Pero el cumplimiento de la
Palabra y las profecías de Dios requiere el tiempo del fin, el fin de
la historia como el hombre la ha conocido en los últimos seis mil
años. La culminación de la historia está aquí, cuando las prome . .
sas de Dios de un cielo nuevo y una tierra nueva, la restauración
de todas las cosas a una completa armonía con Dios, han de ma. .
terializarse en breve. Ahora mismo Dios está ordenando el rumbo
del mundo y dirigiendo este último período. La clave de los siglos,
la clave de la época actual, llega al hombre desde el santuario ce . .
lestial. Nunca debiera perderse de vista ese hecho.
Teniendo en cuenta este juicio que tiene lugar ahora y la in. .
minente aparición de Jesucristo, la misión de la iglesia no es la re . .
forma social ni la paz mundial o la eliminación de la pobreza en
el mundo -aunque, gracias al evangelio y al amor de Cristo, sí se
produce una reforma social--. La misión es la regeneración y la
transformación de las personas por el poder del evangelio y por el
poder santificador de la verdad de Dios por medio del Espíritu
Santo.
204 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

«Todos necesitan conocer por sí mismos el ministerio y la obra de


su gran Sumo Sacerdote. De otro modo, les será imposible ejerci,
tar la fe tan esencial en nuestros tiempos, o desempeñar el puesto
al que Dios los llama. Cada cual tiene un alma que salvar o que
perder. Todos tienen una causa pendiente ante el tribunal de Dios.
Cada cual deberá encontrarse cara a cara con el gran Juez. iCuán
importante es, pues, que cada uno contemple a menudo de ante,
mano la solemne escena del juicio en sesión, cuando serán abier,
tos los libros, cuando con Daniel, cada cual tendrá que estar en pie
al fin de los días!» (El conflicto de los siglos, cap. 29, p. 479).

El mensaje del juicio proclama en términos inconfundibles el


control de la historia por parte de Dios y su jurisdicción sobre su
iglesia. Por medio de este mensaje, Dios llevará a su consumación
al mundo de los hombres y las naciones. Los acontecimientos ac,
tuales en el mundo solo pueden ser explicados en términos de la
hora culminante de Dios. Al final, Dios realizará una última incur..
sión en la historia en el regreso personal y visible de su Hijo. Los
días del hombre habrán llegado a su término. El desarrollo secu,
lar del mal llegará a su fin. El viejo orden pasará. Prevalecerá una
nueva creación, con la alegre aceptación del gobierno soberano de
Jesucristo por parte de todas sus criaturas.
Por medio de este mensaje de juicio, los hombres somos llama,
dos a dar toda nuestra lealtad a Cristo. Más allá se encuentra la
visión del triunfo glorioso de quienes tomen esta decisión. Me,
diante la proclamación de este último mensaje en el poder el Es,
píritu Santo, la tierra será iluminada con la gloria de Dios.
«Después de esto vi a otro ángel que bajaba del cielo. Tenía mucho
poder, y la tierra se iluminó con su resplandor. Gritó a gran voz:
"iHa caído! iHa caído la gran Babilonia! Se ha convertido en mo,
rada de demonios y en guarida de todo espíritu maligno, en nido
de toda ave impura y detestable. Porque todas las naciones han
bebido el excitante vino de su adulterio; los reyes de la tierra
1o. La hora del juicio de Dios • 205

cometieron adulterio con ella, y los comerciantes de la tierra se en,


riquecieron a costa de lo que ella despilfarraba en sus lujos"~
(Apoc. 18: 1,3, NVI).
La verdad de Dios estará tan clara y será tan completa, y el
juicio tan final, que requerirá la entrega total del ser humano al
Dios del cielo, y la eterna alabanza con el triunfo de la justicia.

Tiempo de iuzgar
lA qué período se aplican las palabras «la hora de su juicio ha
llegado»? En el contexto de Apocalipsis 14, la hora del juicio di..
vino precede tanto a la ira de Dios, en términos de las siete pla..
gas postreras, como a la segunda venida de Cristo (léanse los vers.
10, 15, 16). Este juicio coincide en el tiempo con la predicación
mundial del evangelio. Igual que el evangelio eterno, con la opor..
tunidad de creer y ser salvos, es una realidad presente, se dice que
el juicio divino ha llegado. Ambos aspectos del último mensaje al
mundo son mutuamente complementarios. Los versículos 6 al12
de Apocalipsis 14 describen tanto un juicio que tiene lugar como
un evangelio que se predica antes del regreso de Cristo, mientras
la puerta de la salvación sigue abierta. Los versículos 14 al 20 se
refieren al momento en que acabe en la tierra la obra de Dios.
Los que oigan y acepten el evangelio y que sean vindicados en
ese tribunal celestial serán cosechados cuando Cristo venga. Han
oído la voz del Hijo de Dios a través del mensaje del juicio y el
evangelio. Han sido revestidos de la justicia de Cristo. Por ello,
quedan en pie, por así decirlo, ante el tribunal de Cristo. Al abrir
los libros de registro y confesar el nombre de los creyentes ante el
Padre y la hueste angélica, el Hijo lleva a cabo una tarea de jui..
cio para que, en su venida, pueda «recompensar a cada uno según
sea su obra» (22: 12).
La imagen del gran Segador sentado sobre una nube blanca
con una hoz afilada en la mano es simbólica. Al terminar su mi.-
nisterio sacerdotal como Redentor y Juez, el Hijo del hombre
206 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

abandona el santuario junto con sus ángeles para segar la mies de


la tierra ( 14: 14.. 20). El tiempo de sembrar la semilla de la verdad
y de advertir al mundo es cosa del pasado. Ha llegado el momento
de la cosecha.
Además, es importante observar que la imagen que Juan pre.-
senta del juicio previo al advenimiento va de la mano de la del ca..
pítulo 7 de Daniel. Según la profecía de Daniel, tras el quebranto
de los santos «se sentará el Juez». Los versículos 21 y 25 describen
al cuerno haciendo guerra a los santos y a estos entregados en su
mano un tiempo, tiempos y medio tie'mpo. Los versículos 22 y 26
se refieren al juicio que sigue a los 1260 años de opresión y perse.-
cución de la iglesia.
La secuencia temporal es importante. Aunque el regreso de
Cristo no es mencionado específicamente aquí en Daniel 7, está
decididamente implicado en las palabras «que el reino, el domi..
nio [ ... ] sean dados al pueblo de los santos del Altísimo» (vers.
27). El Padre y el Hijo han realizado la tarea de juicio antes de
dar el reino a Cristo y a su pueblo.
Estas dos imágenes del juicio y las referencias al mismo son
complementarias y cada una debería ser estudiada teniendo en
cuenta la otra. En ambas visiones, Cristo acude a juzgar para rea.-
lizar el propósito final de Dios y para consumar el plan de la re.-
dención. Como consecuencia de este juicio termina el conflicto
con el triunfo de Cristo y de su pueblo.
En la visión de Daniel8 la característica fundamental es la pu.-
rificación, o la justificación, del santuario celestial al final de los
2300 años. Las setenta semanas de años de Daniel 9, que dan co.-
mienzo a la interpretación. de la profecía de los 2300 años, que
parte de la orden de Artajerjes para restaurar y reconstruir Jeru ..
salén, pueden datarse desde 457 a.C. Esto lleva la fecha terminal
de la profecía de los 2300 años a 1844 d.C.
Durante gran parte de la era cristiana, el gran conflicto giró en
tomo al ministerio de Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, en su con..
flicto con los poderes apóstatas que habían usurpado las funcio.-
nes y la autoridad de Dios. Durante siglos, los hombres tuvieron
1o. La hora del juicio de Dios • 207

que conformarse con las leyes y los juicios de una religión após ..
tata, blasfemando con ello contra el santuario de Dios y negando
a los hombres la verdad del ministerio de Cristo de justicia y de
juicio. La visión de este capítulo afirma que el engañoso gobierno
dominante de los usurpadores acabará siendo destruido por una
revelación y una nueva compresión de la obra de Cristo en el san..
tuario celestial.
La justificación o la purificación del santuario significa que hay
un principio eterno de justicia y rectitud que prevalecerá sobre
los engaños y las injusticias de los hombres. A partir de 1844 se
verá que el ministerio sacerdotal de Cristo y la santidad de la ley
de Dios son la única solución justa al problema del pecado. Así
sería restaurado el santuario celestial (vers. 14). Entonces empe ..
zaría a «emerger victorioso» (The New English Bible). Al hacerlo,
Cristo se vindicará a sí mismo y vindicará a su pueblo.
Es digno de nota que, a finales del siglo XVIII y en la p~imera
mitad del XIX, hubo dirigentes de iglesia y gente interesada en la
religión que interpretaron que estas mismas profecías cronológi..
cas relativas al juicio y al santuario señalaban el fin del mundo y
el regreso de Cristo allá por 1844. Estaban equivocados. Losad..
ventistas del séptimo día creemos que se refieren al inicio de «la
hora del juicio de Dios», que empezó en el santuario celestial en
ese momento.
Así, las grandes profecías cronológicas de la historia universal
sitúan este juicio con posterioridad a los 1260 años de tribulación
de la iglesia, o poco después de 1798. La profecía de los 2300 años
identificaba que la nueva fase del ministerio de juicio de Cristo
empezaría en 1844. La Biblia llama a esto el tiempo del fin, que
llega a su culminación con el regreso de Cristo.

El templo del cielo


lCon qué derecho hacemos tanto hincapié los adventistas del
séptimo día en la labor sacerdotal de Cristo en el santuario celes ..
tial? La enseñanza neotestamentaria sobre el ministerio mediador
208 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

de Cristo forma parte esencial del mensaje evangélico. Como


Sumo Sacerdote, Cristo cumple, de hecho, el ministerio «diario»
y el «anual» del santuario terrenal. Desde su ascensión al santua..
rio del cielo, Cristo, mediador e intercesor nuestro, ha adminis ..
trado continuamente su perdón y su salvación a los pecadores
arrepentidos. La obra final de expiación o reconciliación tipificada
por el día levítico de la expiación implica una obra culminante de
juicio, con Cristo como Juez, que dará lugar al gobierno de la jus ..
ticia y al triunfo de su pueblo.
En el Apocalipsis es muy visible este aspecto final del ministe ..
rio de Cristo. En todo el libro, la obra de juicio está estrechamente
asociada con el templo o santuario de Dios. Los acontecimientos
relacionados con el tiempo del fin ocupan la mayor parte del libro.
Es significativa la frecuente referencia al templo del cielo.
En el Nuevo Testamento hay dos palabras griegas traducidas
«templo». La primera palabra es hieran. Se refiere a todo el recinto
consagrado que, por ejemplo, constituía el templo de Jerusalén. La
segunda es naos, o santuario. Incluye el lugar santo y el santo de
los santos, a diferencia de hieran, y «se refiere más específicamente
al santuario» a. D. DOUGLAS, The New Bible Dictionary [Wm. B.
Eerdmans], p. 1247). Kittel dice que «naos denota, en griego, la
morada de los dioses [... ] los recintos sagrados, el altar, los atrios
interiores» (0. KITIEL, Theological Dictionary of the New Testament,
tomo 4, pp. 880, 888).
En el Apocalipsis, la palabra traducida «templo» es naos. Se usa
quince veces. La palabra hieran no se usa ni una vez. Así, se dice que
el templo o santo de los santos contiene «el arca de su pacto»
(Apoc. 11: 19; 15: 5). También está «el altar de oro que estaba de ..
lante del trono» (Apoc. 8: 3; véase 9: 13). En todo el libro se mues ..
tra a Juan ese santuario celestial, en visión. En dieciocho de los
veintidós capítulos se hace referencia directa o indirectamente al
templo o santuario. En su visión, Juan es llevado con frecuencia a
la morada de Dios para ser testigo del ministerio sacerdotal de
1O. La hora del juicio de Dios • 209

Cristo. Una y otra vez, se describe a ángeles ministradores que


salen del santuario o del altar o del templo, con instrucciones de
Dios en la obra divina de salvación y juicio (véanse Apoc. 15: 5;
14: 15, 17, 18; 18: 1, 8). La frecuente referencia al santuario por
parte de Juan es llamativamente similar al santuario terrenal, tal
como lo vio y lo construyó Moisés. Sin embargo, con Moisés, la
acción se producía en el santuario terrenal y emanaba de él. Con
Juan, la acción emana del santuario celestial.
A menudo, los traductores de la Biblia traducen la palabra
naos «santuario», no «templo». Con independencia de cómo que,
ramos concebir la palabra en nuestra propia mente, está claro por
el contexto en el que se usa la palabra que hay implicada nada
menos que la labor sacerdotal de Cristo, tanto la redención como
el juicio. Los adventistas del séptimo día creemos que este minis,
terio final de Cristo en el santuario constituye el día antitípico de
la expiación, que exige un mensaje al mundo sobre la hora del jui,
cio y que es nuestra la responsabilidad sagrada de proclamarlo.
Igual que el día levítico de la expiación proclamaba la buena
nueva de la «purificación» o la justificación del santuario y el pue,
blo de Dios por parte de este, también la buena nueva mediante
la obra final de expiación por parte de Cristo significará el triunfo
de su pueblo y la destrucción del pecado. Juan deja esto perfecta,
mente claro en sus frecuentes referencias a la acción de Dios en
y desde el santuario (véanse Apoc. 4 y 5; 6: 9, 10; 8: ),5; 9:1 3;
11: 1, 2, 19; 14: 1, 15, 17, 18; 16: 1, 7, 17; 19: 1,5). La vindica,
ción de los santos y la erradicación del pecado no tendrán lugar
poco a poco. El triunfo definitivo será consecuencia del ministe,
rio sacerdotal de Jesucristo.
Seguir a Jesús al santuario es entender los acontecimientos fi,
nales de nuestro mundo.
«El santuario en el cielo es el centro mismo de la obra de Cristo en
favor de los hombres. Concierne a toda alma que vive en la tierra.
21 0 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Nos revela el plan de la redención, nos conduce hasta el fin mismo


del tiempo y anuncia el triunfo final de la lucha entre la justicia y
el pecado. Es de la mayor importancia que todos investiguen a
fondo estos asuntos, y que estén siempre prontos a dar respuesta
a todo aquel que les pidiere razón de la esperanza que hay en ellos»
(El conflicto de los siglos, cap. 29, p. 479).
Hay una puerta. Dios la ha abierto. Hay un trono dispuesto en
el santuario: el trono del juicio. Cristo acude al Padre a tomar el
rollo de la mano del Padre. La culminación es el paso del rollo se~
Hado al Cordero de Dios (Apocalipsis 5). Cristo abre el rollo. En
Daniel 7 eso se presenta como la apertura de los libros. El propó~
sito de las negociaciones en el santuario ante el Padre y los que
están sentados es la elección de alguien digno de abrir el rollo que
se encuentra en la mano de Dios. El contenido del rollo es no solo
los juicios que están por caer sobre el mundo, sino también la re~
velación de aquellos cuyo nombre está escrito y cuyo destino ha
de decidirse.
«Cuando Pilato se lavó las manos diciendo: «Inocente soy yo de
la sangre de este justo», los sacerdotes se unieron con la turba ig,
norante en su exclamación apasionada: "Su sangre sea sobre no,
sotros, y sobre nuestros hijos". [ ... ] Así hicieron su elección los
dirigentes judíos. Su decisión fue registrada en el libro que Juan vio
en la mano de Aquel que se sienta en el trono, el libro que ningún hom,
bre podfa abrir. Con todo su carácter vindicativo aparecerá esta de,
cisión delante de ellos el día en que este libro sea abierto por el
León de la tribu de Judá» (Palabras de vida del gran Maestro, cap. 23,
p. 236; la cursiva ha sido añadida).

«Ángeles estaban unidos en la obra de Aquel que había desatado


los sellos y había tomado el libro. Cuatro ángeles poderosos retie,
nen los poderes de esta tierra hasta que los siervos de Dios sean se,
liados en sus frentes» (Comentario bíblico adventista del séptimo día,
Comentarios de Elena G. de White, tomo 7, p. 978 [sobre
Apoc. 5: 11]).
10. La hora del juicio de Dios • 211

«Los libros del cielo, en los cuales están consignados los nom,
bres y los actos de los hombres, determinarán los fallos del juicio.
El profeta Daniel dice: "El Juez se sentó, y los libros se abrie,
ron"» (El conflicto de los siglos, cap. 29, p. 472).

La apertura del rollo o de los libros implica algún tipo de exa,


men, de revelación, de investigación o de rendición de cuentas.
Los registros divinos se publican como parte del ministerio final de
Cristo. El destino de los seres humanos será decidido según los
hechos revelados en los libros de registro. Algunos nombres serán
aprobados. Otros serán rechazados. En la apertura de los libros se
representa la revelación de quiénes son los auténticos santos. El
juicio no cuestiona la reputación ni la seguridad del pueblo de
Dios. Lo manifiesta. Los santos no están en peligro. Dios acabará
dando satisfacción al ruego de los mártires y de todo su pueblo.
Se demostrará que el juicio es un factor esencial en la seguri,
dad eterna de los santos y en la eliminación del pecado. El arre,
pentimiento no erradica el registro de un pasado pecaminoso del
hombre, con su historial indeleble sellado en los libros para el día
del juicio. Se busca la aprobación universal del juicio de Dios
sobre las personas, la garantía de que no habrá una resurrección
del pas·ado. Se responderán y se silenciarán para siempre las
acusaciones y las dudas procedentes de cualquier fuente.
En el juicio se verá que el amor y la justicia de Dios han ac,
tuado en concierto; se ha honrado a la ley de Dios. En adelante,
la justicia eterna será aclamada universalmente, aprobada por mi,
nadas de miríadas de ángeles y las criaturas de un millón de mun,
dos. El universo de las inteligencias morales verá que Dios ha
sustentado el honor de su carácter recto, que Dios de ninguna ma,
nera ha puesto en peligro su santidad al salvar al pecador. El jui,
do previo al advenimiento obtendrá de todos un veredicto unido
pidiendo que Dios resucite a los muertos en Cristo y traslade a los
vivos.
212 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

El iuicio investigador
«Üs aseguro que quien oye mi palabra y cree en aquel que me
envió tiene vida eterna y no es sometido a juicio, sino que ha pa . .
sado de la muerte a la vida» Quan 5: 24, PER).

Entre los amigos y los críticos de los adventistas del séptimo día,
nada ha suscitado mayor discusión y oposición que la enseñanza
de un juicio investigador en el cielo reservado para el pueblo de
Dios antes del regreso de Cristo. Para muchos, esta doctrina parece
destrozar toda posibilidad de certidumbre aquí y ahora y deja en la
incertidumbre la propia situación de uno ante Dios. lCómo puede
un cristiano estar seguro en esta vida de su destino y su futuro con
Dios hasta que el juicio previo al advenimiento haya sacado a la
luz los hechos de cada persona y se pronuncie sentencia?
Si hemos de entender la relación entre los santos y el juicio, es
preciso que mantengamos nuestro apego estricto a la Palabra de
Dios. Hay amplia evidencia en las Escrituras que afirma la segu . .
ridad y la certidumbre de quienes entregan su vida a Jesucristo.
«Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra
vocación y elección, porque haciendo estas cosas, jamás caeréis.
De esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el
reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo» (2 Ped. 1:
10, 11).
«Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de
Dios, pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar
otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adop . .
ción, por el cual clamamos: "iAbba, Padre!". El Espíritu mismo da
testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios» (Rom.
8: 14. . 16).
«En esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros, en
que nos ha dado de su Espíritu. [... ] En esto se ha perfeccionado
el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del
juicio» (1 Juan 4: 1.3 . . 17).
1O. La hora del juicio de Dios • 213

«Ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste,


tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él
avergonzados» (2: 28).
Ningún libro iguala al Apocalipsis en alcance e intensidad en
lo que respecta a la naturaleza del juicio divino que ha de sobre..
venir a la humanidad en los últimos días. A la vez, ningún libro
afirma tan categóricamente la seguridad de los santos. Ante el
odio de los hombres y los ataques más desesperados contra la igle..
sia de Dios, el hijo de Dios no tiene nada que temer (véanse Apoc.
7: 9, 13, 14; 14: 1..5; 15: 2.. 4; 19: 1.. 9; 2o: 4, 6).
Parece que la traducción de Juan 5: 24 de La Biblia del Peregrino
y otras versiones interpreta que esto significa que los hijos de Dios
no serán sometidos a juicio. Sin embargo, el apóstol Juan afirma
que «no hay condena para los que pertenecen al Mesías Jesús»
(Rom. 8: 1, PER). Las Escrituras afirman con claridad que nadie
escapa al juicio. Todos estamos bajo el escrutinio enormemepte es ..
cudriñador del Juez de todos los hombres.
«Todos hemos de comparecer ante el tribunal del Mesías, para re ..
cibir el pago de lo que hicimos con el cuerpo, el bien o el mal»
(2 Cor. 5: 10, PER).

«A mí poco me importa ser juzgado por vosotros o por un tribu ..


nal humano; ni yo mismo me juzgo. De nada me reprocha la con..
ciencia, pero no por ello salgo absuelto; quien me juzga es el Señor.
Por tanto, no juzguéis antes de tiempo; esperad a que venga el
Señor, el cual iluminará lo oculto en las tinieblas y descubrirá las
intenciones del corazón. Entonces recibirá cada uno su califica..
ción de Dios» (1 Cor. 4: 3 ..5, PER).
En conclusión, y después de oírlo todo, teme a Dios y guarda sus
mandamientos, porque eso es ser hombre; que Dios juzgará todas
las acciones, aun las ocultas, buenas y malas (Ecl. 12: 13, 14, PER).
«Pues escrito está: "Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará
toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios". De manera que cada
uno de nosotros dará a Dios cuenta de SÍ» (Rom. 14: 11, 12; véanse
también Mat. 12: 36; Luc. 16: 2; Heb. 13: 17; 1 Ped. 4: 3 .. 7).
214 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Que los santos están implicados en el juicio se pone de mani.-


fiesto también por la apertura de los libros de registro. Esto in ..
cluye el libro de la vida, con los nombres de cuantos han profesado
el nombre de Cristo (véanse Mal. 3: 16; Fil. 4: 3; Apoc. 3: 5; 13:
8; 20: 15; 22: 19). «El Juez se sentó y los libros fueron abiertos»
(Dan. 7: 1O) en el momento específico indicado en la visión.
Ningún otro súnbolo puede transmitir de forma tan gráfica el
hecho de que nada queda excluido ni olvidado. Los libros son el ex.-
pediente inerrante de la vida. Ante Dios, en el cielo, se abren los
registros de la vida de todos los hombres. No están disponibles para
los hombres ni las iglesias de la tierra.
Los hombres preguntan a menudo: lCómo puede haber cosas
tales como libros y registros en un mundo espiritual? Dado por
hecho que no sean libros literales, puede haber algo que corres ..
ponda a libros. Quizá no haya extractos pormenorizados, grabados
en bajo o altorrelieve, pero puede haber algo que responda al pro..
pósito de los registros. Puede que no haya lectura literal de cargos
ni recuento de actuaciones contenidas en algún manuscrito, pero
puede haber algo que dé a conocer todas las cosas y las haga evi--
dentes.
La vida de todo ser humano aparecerá en todas sus auténticas
proporciones, abierta no solo ante Dios, sino ante todo el universo
de seres inteligentes. Igual que hay actos, comportamientos y
motivos en todos los hombres que hacen necesario el juicio, tam--
bién hay requisitos en el corazón y en la ley de Dios que lo hacen
necesario. El hombre está siendo juzgado por el Hijo del hombre.
Los alejamientos de la verdad y la justicia no pueden ser medidos
sino por la norma de la ley y el carácter de Dios. Cuando los hom ..
bres se encuentren con Cristo ante el tribunal, todo estará perfec--
tamente claro.
«Cualquiera que guarde toda la ley, pero ofenda en un punto, se hace
culpable de todos, pues el que dijo: "No cometerás adulterio", tam..
bién ha dicho: "No matarás". Ahora bien, si no cometes adulterio,
1O. La hora del juicio de Dios • 215

pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley. Así hablad y así


haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad»
{Sant. 2: 10,12).

La Biblia presenta el juicio para que todas las personas perci,


ban su certidumbre. La apertura de los libros en el juicio acercará
al hombre a Aquel que se sienta en el trono o lo alejará de él.
La responsabilidad implica una rendición de cuentas. Esto im,
plica un juicio. Por lo tanto, debería recordarse que el tribunal di,
vino está constituido ahora. La necesidad moral más imperativa
de esta época es la firme creencia en que los requisitos de la eterna
ley de Dios están ahora en plena vigencia, afirmando la majestad
y la eternidad de ella y que el hombre será juzgado por ella.
El juicio divino ahora en curso debería dar a todo hombre un
profundo sentido de responsabilidad ante Dios y su Palabra. Por,
que el juicio no consiste simplemente en condenar a los malvados.
Todos compareceremos. Todos quedaremos expuestos ante el tfi,
bunal de Cristo. Este tiempo del fin ha de ser de profunda autoe,
valuación, de cómo aparece nuestra vida ante Dios.
El juicio previo al advenimiento debería reforzar la confianza
y la seguridad del pueblo de Dios. El proceso de juicio, de distin~
guir entre los justos y los malvados, ha estado oculto hasta ahora.
Durante miles de años, los veredictos divinos del Dios que juzga
rectamente han sido desconocidos. Sin embargo, este juicio lo re,
vela todo y afirma el carácter justo de Dios y de su pueblo.

Un iuicio deseable
«Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los
que habían muerto por causa de la palabra de Dios y del testimo,
nio que tenían. Clamaban a gran voz, diciendo: "lHasta cuándo
Señor, santo y verdadero, vas a tardar en juzgar y vengar nuestra
sangre de los que habitan sobre la tierra?". Entonces se les dio
216 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

vestiduras blancas y se les dijo que descansaran todavía un poco


de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y
sus hermanos que también habían de ser muertos como ellos»
(Apoc. 6: 9, 11).

Con el quinto sello pasamos al interior del velo del santuario


celestial. En visión, Juan ve las «almas» de los mártires que pere,
cieron por su lealtad a Dios. Estos son aquellos que en el trans,
curso del largo período de persecución durante los 1260 años
constituyeron la iglesia de Dios. Igual que la sangre de Abel da,
maba justicia (Gén. 4: 10), también 'al final de este largo período
las impacientes voces de los mártires claman a Dios: «lHasta
cuándo Señor, santo y verdadero, vas a tardar en juzgar y vengar
nuestra sangre [... ] ?». Sin duda, tal ruego de aquellos que me ..
nospreciaron su propia vida hasta la muerte debe producir una
rápida liberación. Pero se les dice que aguarden un poco, hasta
que los que habían de seguirlos manifestaran una dedicación a
Cristo igual a la suya. Igual que los mártires dieron cuanto tenían,
también lo harán los llamados a ser fieles ante la orden de adorar
a la bestia y su imagen y de recibir su marca.
La época del quinto sello también se sitúa en relación con el
sello que viene a continuación. El sexto sello abre ante nosotros
una visión de la ruptura del mundo natural y el grito de los per..
didos en el regreso de Cristo.
Se da una túnica blanca a cada uno de estos mártires bajo el
altar. Se trata claramente de una alusión a la justicia de Cristo.
Ningún acusador puede privarlos de eso. La túnica blanca de la
justicia de Cristo les garantiza el derecho a la vida eterna. Con in.-
dependencia de lo que deparara el futuro, nada tenían que temer.
Su única pregunta tenía que ver con el tiempo. lCuánto tiempo
pasaría hasta que fueran vindicados? La respuesta fue que debían
esperar un poco. Recibirían la justificación final de Dios junto con
sus hermanos que habían de seguirlos. Si hubieran corrido algún
10. La hora del juicio de Dios • 217

riesgo ante Dios, una confianza como la expresada habría estado


injustificada. La prueba más difícil ante el tribunal de Dios habría
seguido estando delante de ellos. Para ellos la batalla había aca,
bado. Como Pablo, cuando afrontaba el martirio, podían decir:
«Yo ya estoy próximo a ser sacrificado. El tiempo de mi partida está
cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he
guardado la fe. Por lo demás, me está reservada la corona de jus,
ticia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a
mí, sino también a todos los que aman su venida» (2 Tim. 4: 6,8).

Se justifican ciertas conclusiones a partir de esta r~velación


relativa a los santos martirizados:
En primer lugar, este juicio implica a toda la iglesia de Dios: la
pasada y la presente. La iglesia del pasado y la iglesia del presente
son una. La hora del juicio de Dios sacará a la luz qué santos cons,
tituyen la verdadera iglesia de todos los tiempos.
En segundo lugar, el pueblo de Dios no tiene nada que temer
del juicio. Los santos de los últimos días también pueden hallar
confianza y seguridad al afrontar el juicio cuando sus nombres
sean confesados ante el Padre y la hueste angélica.
En tercer lugar, el «un poco de tiempo» representa el período
entre 1798 y el regreso de Cristo.
En cuarto lugar, la respuesta de Dios a su súplica de juicio está
contenida en las palabras divinas «la hora de su juicio ha llegado».
Ahora Dios responderá a sus santos.
lCómo entender el «juicio investigador» del pueblo de Dios?
Tal juicio difícilmente puede significar que Dios necesite realizar
tal investigación por suponerse que desconozca los hechos sobre
su pueblo.
«Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: "Co,
noce el Señor a los que son suyos"» (2 Tim. 2: 19).

«Yo soy el buen pastor y conozco mis ovejas, y las mías me cono,
cen» Quan 10: 14).
218 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Obviamente, en la mente de Dios no puede haber ninguna


duda ni cuestionamiento en cuanto a los que han guardado la fe.
Los santos no pueden estar en peligro a lo largo de los años hasta
la hora del juicio. lQué decir de Enoc, Moisés y Elías en el cielo
y de la multitud de cautivos resucitados cuando Cristo hubo com~
pletado su labor en el cielo y fueron llevados al cielo? lTienen que
aguardar hasta el comienzo del juicio previo al advenimiento para
saber si su posición en el cielo es segura? lPrevén la posibilidad de
una revocación del veredicto divino que llevó a Dios a resucitar~
los y trasladarlos al cielo? Está claro que no.
Si Dios no precisa investigación alguna, lpor qué realizarla? Si
Dios ha sabido desde el comienzo quiénes se salvan y quiénes se
pierden, lpor qué enjuiciar a los santos? Si una persona es un hijo
de Dios perdonado y redimido hasta el fin de su vida, l por qué
sacar el pasado a colación? Entonces, lcuál es el propósito de la
fase investigadora del juicio previo al advenimiento en lo que res~
pecta al pueblo de Dios?
En las profecías estudiadas hasta ahora, este juicio está aso~
ciado con acontecimientos cruciales del tiempo del fin. Daniel lo
llama hacer «justicia a los santos» o «en favor de los santos» (Dan.
7: 22, RV95 y NVI). Ha llegado el momento de poner los puntos
sobre las íes. Por lo tanto, en el Apocalipsis, el pueblo de Dios en..
tona una y otra vez cantos de alabanza y adoración porque Dios
ha acometido el juicio personalmente. El pueblo de Dios sabe que
Cristo juzga con rectitud (Apoc. 19: 2); que los juicios de Dios
son verdaderos y justos (Apoc. 16: 7). Cuando Dios se ocupe de
sus casos entre 1844 y el fin del tiempo de gracia, sus integrantes
quedarán plenamente vindicados ante todo el universo.
«Si Dios es por nosotros, lquién contra nosotros? El que no esca~
timó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros,
lcómo no nos dará también con él todas las cosas? lQuién acusará
a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. lQuién es el que
condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también
10. La hora del juicio de Dios • 219

resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también


intercede por nosotros. lQuién nos separará del amor de Cristo?»
(Rom. 8: 31~35).

Esta hora del juicio apunta al momento en que Dios cumplirá


sus promesas a los redimidos. Cristo acude ante el Padre a recibir
su reino: no un territorio, sino el pueblo que le pertenece. La hora
del regreso de Cristo está próxima. Entonces resucitará a todos
los millones que han guardado la fe. Si los dejara en la tumba, la
muerte sería vencedora. Satanás triunfaría. Mientras estuvo en
la tierra, Cristo prometió que confesaría el nombre de los redimí~
dos ante el Padre:
«A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo
también lo confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.
Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo tam~
bién lo negaré delante de mi Padre que está en los cielos» ('Mat.
10: 32, 33).

«El vencedor será vestido de vestiduras blancas, y no borraré su


nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi
Padre y delante de sus ángeles» (Apoc. 3: 5).

Evidentemente, esta es una confesión pública cuando Cristo


se alza en defensa de su pueblo. Daniel dice que hay presentes
«millones de millones» cuando se inicia el juicio (Dan. 7: 10).
lPor qué hay ángeles presentes en el juicio? lSe requiere su testi.-
monio? lNo son suficientes los registros de los libros? Dios condes~
dende a mostrarles su justicia y su rectitud en su trato con los
pecadores. El hombre es proQenso a echar las culpas a Dios, a
cuestionar su carácter de amor y justicia y a ponerlo en duda.
Dado que los ángeles «son todos espíritus ministradores, envía~
dos para servicio a favor de los que serán herederos de la salva..
ción» (Heb. 1: 14) y desempeñan un papel importante en la vida
de los hombres y han observado la verdad de cada persona, el jui..
cio se realiza en su presencia y para su aprobación.
220 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

La justicia y los juicios de Dios son todos públicos, no privados.


Dios no hace nada en un rincón en el que el resto del universo no
pueda ver ni saber, porque el destino y la seguridad del universo
están en juego. Todas las criaturas de Dios han sido amenazadas
por la labor de Satanás. El enemigo de Dios ha tenido mucho
éxito en la esclavización de millones de hijos de Dios.
En consecuencia, cuando Dios se propone levantar de entre
los muertos a los redimidos y trasladar a los justos vivos, debe ga . .
rantizarse la seguridad de los súbditos de Dios. No debe permi. .
tirse que el pecado vuelva a surgir una segunda vez. Eso solo
puede garantizarlo un universo unido, un universo plenamente
reconciliado y en armonía, con Dios.
Cuando se abren los libros del cielo, Cristo se pone de pie para
reivindicar a los suyos.
«El divino Intercesor aboga en favor de todos los que han vencido
por la fe en su sangre para que se les perdonen sus transgresiones,
a fin de que sean restablecidos en su morada edénica y coronados
con él coherederos del "señorío primero". [ ... ] Pide para su pue . .
blo, no solo el perdón y la justificación, plenos y completos, sino
además participación en su gloria y un asiento en su trono» (El
conflicto de los siglos, cap. 29, p. 475).
Evidentemente, Cristo no solo presenta sus peticiones ante el
Padre, sino que busca, por así decirlo, la aprobación de un jurado
celestial: los representantes de otros mundos y todos los ángeles.
La constitución de su pueblo como coherederos suyos es uno de
los grandes momentos de la existencia de Cristo. Estos son los tro . .
feos de su grada. «Verá el fruto de la aflicción de su alma y que . .
dará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a
muchos, y llevará sobre sí las iniquidades de ellos» (Isa. 53: 11).
«Al impartir sus enseñanzas, Cristo procuró impresionar a los
hombres con la certeza y el carácter público del juicio venidero.
10. La hora del juicio de Dios • 221

No es el juicio de unos pocos individuos o aun de una nación, sino


del conjunto total de inteligencias humanas, de seres responsa . .
bies. Se llevará a cabo en presencia de los otros mundos, para que
el amor, la integridad y el servicio del hombre a Dios puedan ser
honrados supremamente» (Elena G. de WHITE, Review and He . .
rald, 22 de noviembre de 1898).
Dado que Dios somete esta hora de juicio a la inspección pú . .
blica, lpuede haber alguien que dispute las reivindicaciones de
Cristo? lHay alguien que busque frustrar los planes de sacar a su
pueblo de la tmnba?
Satanás es el acusador. No tiene intención alguna de ceder nin.-
gún pecador a Dios si puede impedirlo. Cuestionará las reivindica . .
dones de Cristo hasta sus últimas consecuencias. Forma parte del
espíritu y de la obra de Satanás acusar a todos los pecadores arre.-
pentidos y reivindicar que le pertenecen. Elena G. de White pre . .
senta unas perspicaces observaciones sobre este asunto concreto.
Entonces me mostró a Josué, el sumo sacerdote, que estaba de pie
ante el ángel del Señor, y a Satanás, que estaba a su mano derecha
como parte acusadora. El ángel del Señor le dijo a Satanás: "iQue
te reprenda el Señor [ ... ] ! lAcaso no es este hombre un tizón res . .
catado del fuego?". Josué estaba vestido con ropas sucias en pre . .
senda del ángel. Así que el ángel les dijo a los que estaban allí,
dispuestos a servirle: "iQuítenle las ropas sucias!". Y a Josué le
dijo: «Como puedes ver, ya te he liberado de tu culpa, y ahora voy
a vestirte con ropas espléndidas» (Zac. 3: 1. . 5, NVI).

«Así como Satanás acusaba aJosué y a su pueblo, en todas las eda . .


des ha acusado a los que buscaban la misericordia y el favor de
Dios. [ ... ] La controversia se repite sobre cada alma rescatada
del poder del mal, y cuyo nombre se registra en el libro de la
vida del Cordero. Nunca se recibe a alguno en la familia de Dios
sin que ello levante la decidida resistencia del enemigo» (Profetas
y reyes, p. 391).
222 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

«Satanás había acusado a Jacob ante los ángeles de Dios y preten~


día tener derecho a destruirle por causa de su pecado; había indu~
ciclo a Esaú a que marchase contra_él, y durante la larga noche de
lucha del patriarca, Satanás procuró embargarle con el sentimiento
de su culpabilidad para desanimado y apartarlo de Dios. [ ... ] Así
como Satanás [... ] acusó a Jacob, acusará también al pueblo de
Dios. Cuenta a las multitudes del mundo entre sus súbditos [... ] ,
pero [... ] no sabe que la suerte de cada uno de ellos ha sido re~
suelta en el santuario celestial. Tiene conocimiento exacto de los
pecados que les ha hecho cometer y los presenta ante Dios con la
mayor exageración y asegurando que esa gente es tan merecedora
como él mismo de ser excluida del favor de Dios. Declara que en
justicia el Señor no puede perdonar los pecados de ellos y destruirle
al mismo tiempo a él y a sus ángeles. Los reclama como presa suya
y pide que le sean entregados para destruirlos. Mientras Satanás
acusa al pueblo de Dios haciendo hincapié en sus pecados, el Señor
le permite probarlos hasta el extremo. La confianza de ellos en Dios,
su fe y su flnneza serán rigurosamente probadas. [ ... ] Echan mano
del poder de Dios como Jacob se aferró al ángel» (El conflicto de
los siglos, pp. 603~605).
Con la apertura de los libros y la aclaración de los registros,
¿qué reivindicaciones han de sostenerse: las de Cristo o las de Sa~
tanás? A raíz de esta extraordinaria situación, hay que llegar a la
conclusión de que tanto Cristo como Satanás conocen los regis~
tros de la vida de todos. Pero las decisiones de Dios no se habían
revelado hasta ahora. Esta «investigación» no es ningún juicio
precipitado. En cuanto a la vindicación final de los santos de Dios,
esto no es una pantomima. Las reivindicaciones de Cristo en pro
de sus redimidos son cuestionadas por Satanás hasta sus últimas
consecuencias. Si hubieran de sustentarse las reivindicaciones de
Satanás, el plan de redención habría fracasado. Satanás habría te~
nido razón en sus acusaciones de que las criaturas libres no podían
1O. La hora del juicio de Dios • 223

obedecer la ley de Dios ni cumplir lo que el Señor requiere y que,


si se las dejaba tomar su propia decisión, todas lo habrían seguido.
Por imperfecto que sea nuestro conocimiento de todos los
procesos del juicio previo al advenimiento en el santuario ce.-
lestial, significa mucho tanto para la justicia de Dios como para
la salvación definitiva de su pueblo. Sobre el papel, no hay ma . .
nera de que ningún ser humano pueda enfrentarse a las impu.-
taciones ni silenciar las acusaciones de Satanás. A menos que
los que profesan seguir a Cristo estén revestidos con la vesti. .
menta de la justicia de Cristo, las reivindicaciones de Satanás
serán ratificadas.
«El hombre no puede por sí mismo hacer frente a estas acusado,
nes del enemigo. Con sus ropas manchadas de pecado, confiesa
su culpabilidad ante Dios. Pero Jesús, nuestro Abogado, presenta
una súplica eficaz en favor de todos los que mediante el arrepen,
timiento y la fe le han confiado la guarda de sus almas. Intercede
por su causa y vence a su acusador con los poderosos argumen. .
tos del Calvario. [... ] Él solicita a su Padre misericordia y recon,
ciliación para el hombre culpable. Al acusador de sus hijos
declara: ijehová te reprenda, oh Satanás! Estos son la compra
de mi sangre[ ... ].

>;Todos los que se hayan revestido del manto de la justicia de Cristo


subsistirán delante de él como escogidos fieles y veraces. Satanás
no puede arrancarlos de la mano de Cristo. Este no dejará que una
sola alma que con arrepentimiento y fe haya pedido su protección
caiga bajo el poder del enemigo» (Profetas y reyes, cap. 47, p: 392).

El inicio del juicio y la apertura de los libros significan que los


miembros de la Divinidad han quedado expuestos a la disputa con
Satanás, el enemigo de Dios y del hombre. Tal com? Daniel vio
en visión, tanto el Padre como el Hijo deben ir a juicio y vindi,
carse ellos mismos y a los hijos de Dios ante todos los ángeles y
todas las criaturas presentes. Con independencia de cómo quera,
mos concebir este gran tribunal celestial, sin importar qué imagen
224 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

~sen los profetas en su presentación, está claro que la aprobación


espontánea de las criaturas leales a Dios forma parte del triunfo
final de Cristo sobre Satanás.
«Cuando el arcángel Miguel luchaba con el diablo disputándole el
cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición con~
tra él, sino que dijo: "El Señor te reprenda"» Oud. 9).

En este pasaje se representa a Cristo y a Satanás disputándose


el cuerpo de Moisés. Moisés había muerto. La disputa surgió por el
plan de Dios de resucitarlo. Esta reivindicación se encontró con la
resistencia del diablo. Evidentemente, ambos reivindicaban tener
derechos sobre el cuerpo de Moisés. Cristo descendió a resucitarlo.
El diablo intentó impedirlo. Moisés había matado al egipcio; por lo
tanto, era presa de Satanás. Pero Cristo venció, y Moisés y Elías
aparecieron al lado de Cristo en el monte de la transfiguración
(Luc. 9: 29 ..33). Así será con cada hijo de Dios.
El asunto en el juicio previo al advenimiento es entre Cristo y
Satanás, entre el carácter santo de Dios y el carácter injusto del
diablo, entre las reivindicaciones contrapuestas de cada uno por
el derecho a decidir el destino eterno de los hombres. Lo que
Cristo hizo en la cruz le dio el derecho de reivindicar a la raza hu ..
mana como propiedad suya. Pero el triunfo final de Cristo y de
sus santos no es completo hasta que el juicio los haya vindicado
a ambos. Esa será la hora de la alabanza universal de Dios. Los
santos s~ regocijan de que haya llegado la hora del juicio de Dios.
«También vi como un mar de vidrio mezclado con fuego, y a los
que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, sobre
su marca y el número de su nombre, de pie sobre el mar de vidrio,
con las arpas de Dios. Y cantan el cántico de Moisés, siervo de
Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: "Grandes y maravillosas
son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son
tus caminos, Rey de los santos. lQuién no te temerá, Señor, y
10. La hora del juicio de Dios • 225

glorificará tu nombre?, pues solo tú eres santo; por lo cual todas las
naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han mani,
festado"» (Apoc. 15: 2,4).

He aquí el quid mismo del juicio de los santos. El juicio debe


sustentarse en un fundamento autosufi.ciente. Dios mantendrá la
honra de su carácter, reflejado en el espejo de su santa ley.
En el juicio, Dios mostrará que no puede haber tolerancia al,
guna ni alejamiento de su voluntad por parte de ningún hombre,
de ninguna iglesia ni de ningún demonio. No habrá consignas de
tapar cuentas pendientes. Ninguna de las acusaciones que Sata,
nás presente contra los santos ante el tribunal celestial tendrá va,
lidez alguna. La eliminación del pecado significará nada menos
que acallar todas las acusaciones por toda la eternidad. Los juicios
de Dios serán veraces y mantendrán su validez para siempre.
Jesús afirma la ausencia de condenación de su pueblo y, a la
vez, la ausencia de exención del juicio. Sustenta el juicio investí,
gador en el firme cimiento de lo que cada ser humano es a la vista
del cielo cuando está revestido de su justi~ia. De ninguna manera
prevé Cristo las protestas de nadie, salvo del propio Satanás.
Cristo está de pie ante el Padre y las huestes angélicas con com,
pleta certidumbre sobre sus redimidos. En la parábola de Cristo,
el único invitado en la fiesta de bodas que corría un riesgo era el
hombre sin vestido de boda (véase Mat. 22: 1.. 14).
Las cinco vírgenes prudentes que tenían aceite en su lámpara
entraron a la boda. Eran buenas amigas del Novio. No había po,
sibUidad alguna de que quedaran excluidas. Estaban seguras. Pero
las cinco vírgenes insensatas que no se prepararon no pudieron
pasar a la boda (Mat. 25: 1,13).
El juicio previo al advenimiento es absolutamente real. El Juez
juzgará con justicia. Nada será arbitrario ni unilateral. No habrá
la menor componenda con la santidad de Dios. Si Dios ha de rei..
nar, es inconcebible que la verdad sea echada por tierra ni un
226 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

ápice. Téngase en cuenta que cualquier alteración de la ley de


Dios mantendría a nuestro planeta manchado de pecado para
siempre. Dios no dará tregua al pecado, ni puede hacerlo. Satanás
y el pecado deben ser desenmascarados por completo.
El gobierno soberano de Dios será reconocido por siempre, no
por fuerza, sino por derecho, así como la justicia de su carácter y
del de sus santos. La evidencia confirmará el derecho de Dios a
reinar en santo amor, porque pondrá de manifiesto el corazón y el
carácter del mismísimo Dios eterno.
La justicia de Cristo será la posesión de todo el pueblo de Dios.
Se descubrirá que sus santos están en Cristo, formando con él una
unidad en corazón y vida. La actitud del cristiano hacia Dios será
de obediencia profunda y establecida. Esta obediencia dimana de
forma natural de su perfecta confianza en Dios. Los cristianos nos
deleitamos en la ley de Dios. La consecuencia moral de nuestra fe
es esa obediencia interior y espiritual que se contrapone abierta..
mente a la desobediencia y a la descarada violación de la ley de
Dios encontrada en la actualidad en el mundo entero. La fe que
obra por el amor guardando los mandamientos de Dios nunca es
legalismo. Es la alegre expresión del Espíritu que mora en nuestro
interior.
«Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer y se fue a hacer
la guerra contra el resto de la descendencia de ella, contra los que
guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio deJe ..
su cristo» {Apoc. 12: 17).

«Aquí está la perseverancia de los santos, los que guardan los man..
damientos de Dios y la fe de Jesús» {Apoc. 14: 12).

Para los santos de Dios, el juicio significará realización, no


aprensión. Será una presentación honrosa ante el Padre y su hueste
angélica. El propio Cristo se alzará en defensa de su pueblo. La pre..
senda misma de su Abogado ante el Padre es la seguridad de sus
10. La hora del juicio de Dios • 227

integrantes. Más allá de todas las cuestiones y las teorías del jui..
cio humano, Jesús dará a conocer a sus ovejas. Tan pronto como
sus nombres se pronuncien en presencia del Padre, todo irá bien.
El juicio investigador es una revelación del amor y la lealtad a
Dios en su máxima expresión.
Por doquie¡; los hombres deberían reconocer la responsabUidad
de un juicio presente. Jesucristo es la Persona más dominante y re ..
volucionaria de la historia humana, de cuyo círculo de influencia
y de cuyo destino nadie puede desvincularse. Nadie que lo siga y
permanezca fiel a él aquí estará de pie temeroso ante Dios. Tanto
pronto como los seres humanos se den cuenta de la tremenda sig..
nificación y de la finalidad de este juicio, pierden el derecho a ser
moral y espiritualmente indiferentes. Hay una Persona a la que
los seres humanos no podemos evitar. Una pregunta que los seres
humanos debemos afrontar: ¿Qué debo hacer de Aquel que es
llamado el Cristo? La majestad espiritual del Hombre que es Dios
encausará a l.os hombres ante su tribunal, del cual no pueden
apartarse con seguridad a no ser que los confiese como discípulos
suyos y no como sus enemigos.
La expectativa de que se nos llame a aparecer junto a nuestro
registro a rendir cuentas ante Dios no ejerce sobre la vida de los
hombres el poder que debiera. Teniendo en cuenta la vida y la
muerte de Cristo por la humanidad, ningún hombre puede creer
en serio que el Cristo vivo no juzgará a cada individuo.
Sqrprende que, al contemplar la deplorable extensión del mal
y de la rebelión en nuestro mundo contemporáneo, los hombres
queden indiferentes al mensaje final de «la hora del juicio de
Dios», que implica el destino de todos los hombres. Este mensaje
es la última palabra de revelación divina antes del fin del tiempo
de gracia; está dado para esta hora y esta época.
«Bienaventurados los que lavan sus ropas para tener derecho al
árbol de la vida y para entrar por las puertas en la ciudad. [ ... ] Yo,
Jesús, he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en
228 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

las iglesias. [... ]El Espíritu y la Esposa dicen: "iVen!". El que oye,
diga: "iVen!". Y el que tiene sed, venga. El que quiera, tome gra~
tuitamente del agua de la vida. [ ... ] El que da testimonio de estas
cosas dice: "Ciertamente vengo en breve". iAmén! iVen, Señor
Jesús!» (Apoc. 22: 14,20).
La segunda venida
ele Cristo

L
legamos ahora a ese acontecimiento supremo que se hacer,
nido sobre el divino plan de la redención desde el comienzo.
~esucristo es el Salvador, el Juez y el Rey del ser humano. El
propósito de Dios solo se materializará con el regreso de Cristo a
nuestro mundo.
En las visiones y los mensajes de Daniel 7 a 12 y Apocalipsis
5, 1O a 14 y 17 a 19, se revela a Dios dirigiendo los acontecimien--
tos y las iniciativas finales en nuestro mundo hasta la victoria de.-
finitiva. Tanto en tipo como en antitipo, Dios ha desplegado su
programa para salvar a los perdidos y lograr la reconciliación de
todas las cosas con él.
Esta poderosa actuación de Cristo, nuestro Sumo Sacerdote en
el santuario celestial, constituye la característica distintiva del úl.-
timo mensaje de Dios al mundo. El centro neurálgico de la fe cris ..
tiana, particularmente en esta época, no está en la mente ni en el
230 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

corazón humano, sino en el santuario celestial, en el que se desa. .


rrolla el juicio divino. El punto culminante de la historia de nues . .
tro mundo ocurre cuando Cristo abandona el santuario celestial
y regresa a la tierra.
El juicio previo al advenimiento es el preludio a la venida de
Cristo y al establecimiento del reino. El apóstol Juan, en Apoca. .
lipsis 14: 6. . 20, hace a la venida de Cristo dependiente de un jui. .
cio que posibilita que el Señor pague «a cada uno conforme a sus
obras» (Rom. 2: 6). Se representa a este juicio con las imágenes
de la cosecha del trigo -los justos- y la vendimia de las uvas -los
impenitentes.
La inquietud por la mejora de los problemas sociales, naciona . .
les e internacionales del ser humano, que forman parte de la mi. .
sión cristiana, nunca puede descubrir la verdad última ni la
realidad de Dios. Esto llega al hombre por el ministerio de Cristo
en el santuario. En ningún sitio se revela que el triunfo final de la
verdad, la justicia y la rectitud sea un proceso gradual de salvación
del mundo, el firme avance de la cultura y la civilización moder. .
nas contra las fuerzas de la pobreza, la enfermedad y la guerra.
Dios pronuncia su última palabra dirigida al hombre a través del
ministerio sacerdotal de Cristo en el santuario celestial. El hom. .
bre cuya fe esté puesta en esa dirección aprenderá la verdad para
estos últimos días.
El hecho ineludible es que en la segunda venida de Cristo el
destino eterno de todos los hombres ha quedado fijado. En fun . .
ción de este juicio previo al advenimiento, los creyentes se unirán
a Cristo cuando venga, y los incrédulos quedarán separados de
Dios para siempre.
«"iVengo pronto!, y mi galardón conmigo, para recompensar a
cada uno según sea su obra. Yo soy el Alfa y la Omega, el princi . .
pio y el fin, el primero y el último". Bienaventurados los que lavan
sus ropas para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por
11. La segunda venida de Cristo • 231

las puertas en la ciudad. Pero los perros estarán afuera, y los hechi~
ceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras y todo aquel que
ama y practica la mentira. [... ] El que da testimonio de estas cosas
dice: "Ciertamente vengo en breve». iAmén! iVen, Señor Jesús!"»
{Apoc. 22: 12~ 20).

El triunfo de la justicia llega a través de la redención y el jui~


cio. En la ordenación divina de los acontecimientos finales, el
juicio previo al advenimiento es una necesidad para la consuma~
ción de todas las cosas. El mensaje del juicio es un asunto de
gran urgencia para alcanzar al ser humano, para despertarlo, lla~
marlo a salir de la Babilonia apóstata y prepararlo para encon~
trarse con el Rey que viene. El mundo está repleto de gente del
todo inconsciente de que ahora está de pie, por así decirlo, ante
el tribunal de Dios. La medida de la urgencia es la cercanía del
regreso de Cristo y el mortal peligro de la perdición ete~na para
vastas multitudes en el mundo actual. Muchos de los elegidos de
Dios no han sido alcanzados aún. Dios aguarda y trabaja para
salvar a los que acudirán a él a través de Cristo.
«A pesar de las tinieblas espirituales y del alejamiento de Dios que
se observan en las iglesias que constituyen Babilonia, la mayoría de
los verdaderos discípulos de Cristo se encuentran aún en el seno
de ellas. Muchos de ellos no han oído nunca proclamar las verda~
des especiales para nuestro tiempo» (El conflicto de los siglos, cap. 22,
p. 386).

El mensaje de la hora del juicio invita a todos los hombres a


salir de Babilonia y, con ello, a que sus nombres sean inscritos en
el libro de la vida, no para condenarlos, sino para vindicados.
Cuando Cristo venga, será demasiado tarde para esto. Que Dios
realice en el santuario celestial este juicio investigador y advierta
al hombre antes de que venga es una manifestación del ardiente
amor de Dios y de su deseo de lograr que todos salgan con aceite
en su lámpara al encuentro del Esposo que se aproxima.
232 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Certeza de la venida de Cristo


«Cuando venga el Hijo del hombre, lhallará fe en la tierra?»
(Luc. 18: 8). Este texto presenta dos elementos de verdad: «Cuando
venga el Hijo del hombre». He ahí la certeza divina. «lHallará fe en
la tierra?». He ahí la incertidumbre humana.
A lo largo de los siglos ha habido mucha especulación sobre el
regreso de Cristo y el fin del mundo. A menudo, la gente que ha
creído en el regreso inminente y visible de Cristo a nuestro mundo
ha sido asociada con elementos marginales lunáticos y fanáticos
del cristianismo.
Hay ocasiones en que el hombre tiene necesidad desesperada
de auxilio y liberación más allá de sí mismo, más allá de cualquier
cosa que esté a disposición de manos humanas. Tal es el tiempo
en el que vivimos hoy. La cruda realidad de la situación actual del
mundo proclama que el día del Señor está cercano, que el día de
rendición de cuentas a Dios está aquí.
El hombre moderno tiene la inclinación a considerar las decla,
raciones bíblicas sobre el regreso de Cristo y el fin del mundo con
serias dudas y manifiesta incredulidad. Los hombres insisten en
que esas declaraciones bíblicas han superado su fecha de caduci,
dad y ya no resultan relevantes.
Además, se insiste en que la civilización moderna, con sus
avances científicos y tecnológicos, dificulta predicar de forma
efectiva el inminente regreso de Cristo a la tierra. No son pocas ·
las personas religiosas que evitan cuidadosa y deliberadamente
contemplar tal perspectiva.

La promesa divina
La Biblia declara que el hombre tiene un futuro tan cierta,
mente como que tiene un pasado y un presente. Este futuro no es
una mera extensión de la vida tal como existe en la tierra en la ac,
tualidad. Los cristianos buscamos una certidumbre nacida de la fe
en las promesas de Dios. Las personas precisamos oír un mensaje
11. La segunda venida de Cristo • 233

claro extraído de la Palabra de Dios. Dios conoce perfectamente


la situación irremediable y confusa del mundo. También sabe que
solo el regreso de Cristo puede proporcionarnos la solución que ne,
cesitamos. Cristo prometió categóricamente que regresaría.
«No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
En la casa de mi Padre muchas moradas hay¡ si así no fuera, yo os
lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me
voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo,
para que donde yo esté, vosotros también estéis» Quan 14: 1,3).

Cristo siempre ha guardado su palabra; la promesa del regreso


está firmemente arraigada. Es el Cristo vivo, no un hombre muerto.
Dio esa promesa de volver hace casi dos mil años. El transcurso
del tiempo no invalida la promesa. Habiendo venido una vez, no
ha de negarse la promesa de Dios de volver. En Cristo, Dios dio al
hombre liberación del pecado y de la muerte. ·

«No temas. Yo soy el primero y el último, el que vive. Estuve


muerto, pero vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las Ha,
ves de la muerte y del Hades» (Apoc. 1: 17, 18).

Cristo debe volver, porque no es el Dios de los muertos, sino


el de los vivos. Sin su regreso para resucitar a los santos, sería úni,
camente el Dios de los difuntos. El regreso significa que el propio
Cristo debe volver. Ninguna venida del Espíritu Santo al corazón
de los hombres dará respuesta a la promesa. Cristo habló de
«aquel día», del día en que resucitaría a sus santos en su venida.
«No os asombréis de esto, porque llegará la hora cuando todos Los
que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno
saldrán a resurrección de vida; pero los que hicieron lo malo, a re,
surrección de condenación» Quan 5: 28, 29).

«Nadie puede venir a mí, si el Padre, que me envió, no lo atrae¡ y


yo lo resucitaré en el día final» (6: 44).
234 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Si el orden presente ha de continuar tal cual, entonces no hay


ni rastro de la sobresaliente y eterna victoria de Cristo sobre Sa..
tanás, el pecado y la muerte.
Es imposible que el sepulcro acabe venciendo. Hay un factor
más poderoso que el pecado y que la muerte; hay algo que garan ..
tiza la victoria sobre ambos: no que el hombre tenga un alma inmor..
tal, sino un Salvador inmortal; no que los hombres al morir pasen
a una vida superior o inferior, sino que sean de Cristo en su venida.
La vida después de la muerte depende únicamente de la resu ..
rrección. En su resurrección, Cristo dijo: «Aún no he subido a
mi Padre» (20: 17). Dios no reclamó a su Hijo al cielo. Lo sacó de
la tumba. Si Cristo no hubiese resucitado, ahora no estaría en el
cielo. Seguiría en una tumba en alguna parte de Israel. Solo por
la resurrección viene la vida. Esto vale para todos los creyentes.
«Yo soy la resurrección y la vida», dijo Jesús (11: 25). La victoria
de Cristo sobre la muerte es la garantía de nuestra propia victo ..
ria. El cristiano puede afrontar la muerte sin temor. Cuando Cristo
vuelva por segunda vez, el cristiano despertará a la inmortalidad
con el sonido de su voz.
«Os digo un misterio: No todos moriremos; pero todos seremos
transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la
final trompeta, porque se tocará la trompeta, y los muertos serán
resucitados incorruptibles y nosotros seremos transformados, pues
es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción y que
esto mortal se vista de inmortalidad. [... ] Entonces se cumplirá la
palabra que está escrita: "Sorbida es la muerte en victoria».
«lDónde está, muerte, tu aguijón? lDónde, sepulcro, tu victoria?"
[... ] . Pero gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por
medio de nuestro Señor Jesucristo» (1 Cor. 15: 51 .. 57).

Que nadie se equivoque en cuanto al regreso de nuestro Señor.


Está próximo. Cristo murió en la cruz no solo para establecer un
reino, sino para consumarlo en su regreso. El retorno de Cristo es
el momento cumbre del cristiano.
11. La segunda venida de Cristo • 235

«Estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del cono,
cimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él lo he perdido
todo y lo tengo por basura I ... ]. Quiero conocerlo a él y el poder
de su resurrección, y participar de sus padecimientos hasta llegar
a ser semejante a él en su muerte, si es que en alguna manera logro
llegar a la resurrección de entre los muertos» (Fil. 3: 8,11).

El regreso corporal, personal y visible de Cristo a la tierra era


una creencia dominante de la iglesia primitiva. El Nuevo Testa--
mento abunda en referencias a esta verdad básica. La única ma--
nera de explicar esta creencia unánime y esta expectativa de los
primeros creyentes estaría en la afirmación del propio Cristo.
Los discípulos estaban completamente seguros de que Cristo vol,
vería de manera personal y visible (véanse Hech. 1: 11; 1 Tes. 4:
13--15; Heb. 9: 27, 28; Apoc. 1: 7).
Los autores de la Biblia que hablaron y profetizaron sobre el re--
greso de Cristo eran hombre de gran integridad moral. Las afirmado,
nes de la Biblia no son producto de meras ilusiones ni invenciones
ficticias de mentes enfermas. Su testimonio de los acontecimientos
finales de la historia de este mundo es completamente inequívoco.
Desde esa época, la iglesia cristiana ha aceptado y proclamado esta
verdad como parte esencial de su credo, junto con la encamación,
la muerte y la resurrección de Cristo.

La gran profecía de nuestro Señor


Los tres evangelistas sinópticos relatan la profecía que nuestro
Señor dio inmediatamente antes de su crucifixión, cuando recalcó
la certeza de su regreso (véanse Mat..24; Mar. 13; Luc. 21: 5--36).
Mientras los discípulos contemplaban el espléndido templo de
Jerusalén, Cristo los alarmó diciendo: «No quedará aquí piedra
sobre piedra que no sea derribada» (Mat. 24: 2). Los discípulos le
preguntaro:n de inmediato: «Dinos, lcuándo serán estas cosas y
qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo?» (vers. 3).
236 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Entonces Jesús habló del futuro, que implicaba un juicio di.-


vino tanto sobre la nación judía como sobre el mundo. Quería
preparar a sus discípulos para el terrible desastre que había de pre.-
cipitarse sobre la nación judía y para los días oscuros que iban a
acontecer en el curso de su generación.
Tras abordar el juicio sobre los judíos, Cristo pasó a contestar
inmediatamente su pregunta: «lCuál será la señal de tu venida y
del fin del mundo?» (NVI). Habló de diversas señales en los cie.-
los y en la tierra que ocurrirían inmediatamente antes de que el
Hijo del hombre hubiera de volver en las nubes del cielo con
poder y gran gloria (véase Luc. 21: 25 ..36).
Lo significativo es que todas las predicciones de Cristo relati,
vas a la nación judía se cumplieron de una manera notablemente
literal en todos sus detalles. Este propio hecho garantiza que su
predicción sobre el fin del mundo y su regreso reciba asimismo un
cumplimiento literal exacto. Cristo se interesa no en el momento
de su regreso, sino en la certidumbre del mismo. Cristo da tal·cer.-
teza e importancia al hecho de su regreso que este se incluye entre
los fundamentos de la fe cristiana.

Una salvación completada


La salvación completa solo puede realizarse con el regreso de
Cristo. Es cuestión de gran urgencia que se realice el programa
divino para la redención del hombre perdido y la restauración de
la tierra nueva.
La plena manifestación de todos los hijos de Dios aún está
pendiente de realización.
«Por tanto, también la creación misma será libertada de la escla..
vitud de corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Sa..
hemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores
de parto hasta ahora. Y no solo ella, sino que también nosotros
mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también
11. La segunda venida de Cristo • 237

gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la


redención de nuestro cuerpo, porque en esperanza fuimos salvos»
(Rom. 8: 21,24).

La segunda venida de Cristo ha de cumplir lo que la primera


venida dejó inconcluso. La obra de Cristo en la tierra solo fue el
primer capítulo del plan de redención. Quedaba mucho más por
realizar. La supremacía de Cristo no ha sido reconocida aún. El
pecado sigue abundando, y Satanás aún prevalece.
«Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sa,
crifi.cio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios .. Allí es,
tará esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de
sus pies» (Heb. 10: 12, 13).

Cuando Cristo ascendió, llevó consigo un puñado de sus hijos


de la tierra, las primicias de su labor, la garantía de que volvería
por todos sus hijos (véanse Mat. 27: 52, 53; Efe. 4: 8). Millones
aguardan en la tumba su regreso. La separación entre Cristo y sus
hijos en la tumba no puede ser eterna. Ciertamente, volverá por
ellos.
«Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que
duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tie,
nen esperanza. Si creemos que Jesús murió y resucitó, así también
traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. [ ... ] El Señor
mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de
Dios, descenderá del cielo. Entonces, los muertos en Cristo resu,
citarán primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que haya,
mos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las
nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con
el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas pala,
bras» (1 Tes. 4: 13,18; véase también 1 Cor. 15: 51,58).

Al fin, todos los que han confiado en él se unen a Cristo en su


reino eterno. Esta certidumbre ha sido la esperanza del adveni ..
miento a lo largo de toda la historia. Esa esperanza es medular
238 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

para el pueblo de Dios en estos últimos días. Igual que no puede


haber sustituto para el primer advenimiento de Cristo, tampoco
puede haberlo para su segundo advenimiento. Debe ocurrir como
Cristo dijo.
«Y esta es la voluntad del que me ha enviado: que todo aquel que
ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna; y yo lo resucitaré en el
día final» Ouan 6: 40).
La salvación abarca más que el perdón, la justificación y la
santificación en esta vida. La salvación es más que la aceptación
de quienes creen en Jesús aquí. La salvación completa incluye el
segundo advenimiento de Cristo. El plan de la redención no
puede concluir sin esto. La redención completa solo llega por
medio de un nuevo orden desde lo alto. En ese día, Dios ha pro.-
metido que «enjugará toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no
habrá más muerte, ni habrá más llanto ni clamor ni dolor, porque
las primeras cosas ya pasaron. El que estaba sentado en el trono
dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas. Me dijo: "Escribe, porque
estas palabras son fieles y verdaderas"» (Apoc. 21: 4, 5).
El progreso humano no hará esto. Podemos extender la vida
aquí todo lo que queramos, pero el hombre nunca conquistará el
pecado ni la muerte, con sus terrores para los moribundos y sus lá.-
grimas para los que quedan.
Debe negarse la afirmación de que el hombre puede hacer
realidad una sociedad perfecta en la tierra. N ada quedará de la
presente civilización tal como la conocemos. Este ha sido el plan
divino desde el principio. Un día cercano, Cristo hará su obra
perfecta. Quienes confían en él vivirán en un mundo inmacu ..
lado de seres perfectos. Más allá de estas sombras, el orden per ..
fecto vendrá con la revelación final de Jesucristo.
Mientras recibimos conscientemente de nuestro Señor aquí y
ahora, tenemos hambre de más y se profundiza la convicción de
que esta hambre de justicia no será avergonzada, sino satisfecha
11. La segunda venida de Cristo • 239

como solo Dios puede satisfacerla. La fe del cristiano está puesta


no en la posesión de cosas, sino en las realidades últimas. El re ...
greso de Cristo no es un apéndice de la fe. El cristiano puede hallar
el cumplimiento completo del mensaje del tercer ángel únicamente
cuando el Hijo de Dios aparezca en las nubes del cielo.

Intervención repentina
En lo que a la situación del mundo se refiere, la Biblia no pro . .
mete un cambio para mejor. No se trata de pesimismo. Es la ver . .
dad bíblica.
«También debes saber que en los últimos días vendrán tiempos pe,
ligrosos. Habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanido,
sos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos,
impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, sin tem,
planza, crueles, enemigos de lo bueno, traidores, impetuosos, en,
greídos, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán
apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella. A esos, eví,
talos» (2 Tim. 3: 1,5).

Hoy las fuerzas de las tinieblas y la injusticia están al alza por


doquier. Puede que los hombres construyan teorías que procla,
men el evangelio de la mejora gradual y la salvación de la civili..
zación como la conocemos, pero las Sagradas Escrituras lo niegan.
Cristo dijo: «Mi reino no es de este mundo» Ouan 18: 36). Se re ..
presenta a Cristo, en su venida, como el jinete montado en un
caballo blanco y dirigiendo los ejércitos del cielo.
«Él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopode ..
roso. En su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey
de reyes y Señor de señores» {Apoc. 19: 15, 16).

Su regreso es súbito, catastrófico. Irrumpe en el mundo con


precipitación aterradora.
«Igual que el relámpago sale del oriente y se muestra hasta el oc.-
cidente, así será también la venida del Hijo del hombre. [ ... ] En..
torrees aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo, y todas
240 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

las tribus de la tierra harán lamentación cuando vean al Hijo del


hombre venir sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.
Enviará sus ángeles con gran voz de trompeta y juntarán a sus es~
cogidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el
otro» (Mat. 24: 27~31).
Mientras los hombres estén proclamando paz y seguridad, cae
sobre ellos destrucción repentina.
«Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá
así como ladrón en la noche. Cuando digan: «Paz y seguridad», en~
tonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores
a la mujer encinta, y no escaparán. Pero vosotros, hermanos, no
estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.
Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de
la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los
demás, sino vigilemos y seamos sobrios» (1 Tes. 5: 2~6; véanse Mat.
24: 44~51; Apoc. 6: 15~ 17).

El regreso de Cristo significa un orden completamente nuevo


desde lo alto, no desde el interior. Todo lo de este mundo llegará
a un punto final. Todos los negocios, todo el placer, el trabajo y la
educación cesarán. Se paralizará toda la actividad social, política,
nacional e internacional. Los hombres no tendrán el deseo ni el
tiempo para comer, jugar, trabajar ni luchar. Los hombres contem~
piarán a Jesucristo. «He aquí que viene con las nubes: Todo ojo lo
verá» (Apoc. 1: 7). Se rasgará el velo del cielo. El invisible Señor
del cielo se hará visible. Será visto. Será oído con la voz de la trom.-
peta que despierta a los muertos.
Entre las multitudes que viven en la actualidad, la secularidad
de nuestra época ha considerado como ficción el acontecimiento
sobrenatural del regreso de Cristo, aminorando así la urgencia que
requiere una preparación específica para el día del Señor. El en..
tusiasmo incontrolado por los placeres de los sentidos desalienta
un estudio diligente de la Palabra de Dios. Algunos arguyen que
11. La segunda venida de Cristo • 241

Cristo lleva ausente personal y visiblemente casi dos mil años. Por
lo tanto, ha surgido una tendencia a considerar el inminente re . .
greso de Cristo como una tergiversación de la Palabra de Dios,
cuando no una falsificación. La aparente demora del regreso de
Cristo hace aparecer incierta la posibilidad de una conclusión en
cuanto al inminente fin de los siglos. Se afirma que la uniformi. .
dad de la naturaleza niega toda posibilidad de una intervención
divina. La Biblia predijo que en los últimos días los hombres pen . .
sarían así.
«Sabed ante todo que en los últimos días vendrán burlad~res, an . .
dando según sus propias pasiones y diciendo: "lDónde está la pro. .
mesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres
durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el princi. .
pio de la creación". Estos ignoran voluntariamente que en el tiempo
antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos y también la
tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, por lo cual el
mundo de entonces pereció anegado en agua. Pero los cielos y la
tierra que existen ahora están reservados por la misma palabra, guar. .
dados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hom. .
bres impíos» (2 Ped. 3: 3. . 7).
Debido a su precipitación y a su fuerza cat~strófica, el fin del
mundo fue comparado por Cristo con la destrucción del mundo
por el diluvio y con la aniquilación de Sodoma y Gomarra por el
fuego.
«Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo
del hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento,
hasta el día en que entró Noé en el arca y vino el diluvio y los des . .
truyó a todos. Asimismo, como sucedió en los días de Lot, cuando
comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; pero
el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y
los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del hombre se
manifieste» (Luc. 17: 26~30).
242 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

En la época de Noé el ser humano se preocupaba de la vida se . .


cular y de la ganancia personal. A lo largo de más de cien años
Noé intentó advertir al mundo sobre el desastre global que se ave . .
cinaba. Pero las gentes reaccionaron como si hubieran tenido sor. .
dera. La construcción del arca por parte de Noé dio testimonio de
que el patriarca creía en la palabra del Señor. Pese a ello, solo ocho
almas del mundo entonces conocido entraron en el arca y se sal . .
varon. El diluvio sobrevino con temible ímpetu. En unos días, ilos
únicos supervivientes eran los que se encontraban en el arca!
Cristo dijo que antes de su regreso imperaría la misma situa . .
ción; que el mundo incrédulo ignoraría o despreciaría el último
mensaje de Dios. Un mundo sumido en el pecado y la muerte no
puede tener parte en el nuevo orden de Dios. Su reino va más
allá de la conservación de la vida como la conocemos aquí. La
vida eterna jamás surgirá de un mundo así. La sabiduría y las obras
de los hombres no pueden proporcionar ninguna panacea para
los males de la humanidad. No hay prueba alguna de que se pro . .
ducirá un arrepentimiento masivo hacia el Cristo viviente.
La Palabra de Dios afirma reiteradamente que Jesucristo ten. .
drá la última palabra y que ejecutará el juicio final sobre nues . .
tro mundo. Cristq habló frecuentemente en parábolas sobre este
tema: la cizaña entre el trigo, que aguardan al gran Segador; los
labradores malvados sorprendidos por la venida del Señor (Mat.
25: 13 . .33; 21: 33 . . 42).
La vida actual es materialista casi en su totalidad y casi atea.
Discurre sin perspectiva espiritual ni gusto por la espiritualidad. La
moralidad de los tiempos tiende al libertinaje y a la anarquía. Des . .
pierta la alarma y el temor por doquier.
A pesar del avance del mal en el mundo, Dios dirige desde su
santuario su propio plan para el establecimiento de su reino de
justicia. El mundo se encamina a toda velocidad hacia su punto
culminante. El futuro de todos los hombres y de las naciones será
moldeado por esta revelación final de Dios.
11. La segunda venida de Cristo • 243

«¡Salid de ella, pueblo mío!»


«Después de esto vi otro ángel que descendía del cielo con gran
poder, y la tierra fue alumbrada con su gloria. Clamó con voz po~
tente, diciendo: "iHa caído, ha caído la gran Babilonia! Se ha con~ ·
vertido en habitación de demonios, en guarida de todo espíritu
inmundo y en albergue de toda ave inmunda y aborrecible, porque
todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación.
[ ... ]".Y oí otra voz del cielo, que decía: "iSalid de ella, pueblo
mío, para que no seáis partícipes de sus pecados ni recibáis parte
de sus plagas!"» (Apoc. 18: lA).

«Se describe aquí la terrible condición en que se encuentra el


mundo religioso. Cada vez que la gente rechace la verdad, habrá
mayor confusión en su mente y más terquedad en su corazón,
hasta que se hunda en temeraria incredulidad. En su desafío de
las amonestaciones de Dios, seguirá pisoteando uno de los precep,
tos del Decálogo hasta que sea inducida a perseguir a los que lo
consideran sagrado. Se desprecia a Cristo cuando se manifiesta
desdén hacia su Palabra y hacia su pueblo» (El conflicto de los siglos,
cap. 39, pp. 589,590).

El mundo actual afronta una reforma espiritual o una revolu,


ción anárquica. La primera depende de la entrega del hombre al
Espíritu Santo; la segunda, del control del hombre por los pode--
res demoníacos. La primera alumbrará al mundo con la realidad
y la gloria de Dios; la segunda precipitará al mundo en una vida
anárquica y en el rechazo de toda limitación moral.
La revolución en marcha en la actualidad amenaza por do--
quiera la seguridad de las personas. Se desechan las verdades fun ..
damentales y las leyes de Dios. Se socavan los cimientos mismos
de la vida. Uno de los pilares principales del universo es la justi--
cia de Dios. Esta debe mantenerse a toda costa. Dado que Cristo
es el Señor, justicia nuestra, la iniquidad debe ser destruida. Una
cualidad esencial de la fe vital es el compromiso con Cristo y la
244 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

obediencia de sus mandamientos. Cuando los hombres se plan. .


tean cambiar la ley de Dios, escogen ser desobedientes y rechazan
la justicia de Dios. La consecuencia es que tienen poca inclinación
o poco respeto por obedecer, ya sea la ley de Dios o las leyes que
han promulgado.
Las obras de obediencia solas no salvarán a un ser humano,
pero, a la vez, sí constituyen la mejor prueba de que uno ha expe . .
rimentado el poder salvador de Dios.
Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, es aún el ministro de la re ...
conciliación en el santuario celestial. El mundo pertenece a Dios
y no a Satanás. En la cruz Cristo pagó el precio de la redención de
todos los hombres. A pesar de esto, hay multitudes sometidas a
servidumbre a las fuerzas satánicas. N u estro mundo se encuentra
en el umbral del reino eterno de Jesucristo. El juicio investigador
lleva en marcha más de ciento veinticinco años. Por lo tanto, los
hombres deberíamos acudir a Cristo en esta hora de juicio con
confianza y esperanza. Deberíamos acudir con completa lealtad y
compromiso a hacer su voluntad. «Al que a mí viene, no lo echo
a
fuera» uan 6: 3 7).
En este tiempo, la iglesia remanente de Dios, vestida con la
justicia de Cristo, ha de llevar el último mensaje de Dios al
mundo. En medio de una apostasía mundial de la verdad de Dios,
el Espíritu Santo efectuará un avivamiento de la piedad primitiva.
«La gran obra de evangelización no terminará con menor manifes . .
tación del poder divino que la que señaló el principio de ella. Las
profecías que se cumplieron en tiempo de la efusión de la lluvia
temprana, al principio del ministerio evangélico, deben volverse a
cumplir en tiempo de la lluvia tardía, al fin de dicho ministerio»
(ibíd., cap. 39, p. 596).
Con independencia de que las personas decidan responder o
no, esta misión es responsabilidad de la iglesia. Los integrantes
del pueblo de Dios han de ser los más puros, los más honrados,
los más obedientes, los más amantes y los más implicados en la
11. La segunda venida de Cristo • 245

difusión del evangelio del reino de Dios. La certidumbre del


Señor, cuya venida es inminente, debe llenar a su pueblo de con. .
fianza ante Dios y de arrojo ante los hombres. La iglesia ha de
pasar del estado laodicense al segundo Pentecostés. El testimonio
personal del poder transformador de Dios conquistará la ciudadela
de los corazones para el Cristo que viene.
«Vendrán siervos de Dios con semblantes iluminados y resplande . .
dentes de santa consagración, y se apresurarán de lugar en lugar
para proclamar el mensaje celestial. Miles de voces predicarán el
mensaje por toda la tierra. Se realizarán milagros, los enfermos sa. .
narán y signos y prodigios seguirán a los creyentes. Satánás tam. .
bién efectuará sus falsos milagros, al punto de hacer caer fuego del
cielo a la vista de los hombres (Apocalipsis 13: 13). Es así como los
habitantes de la tierra tendrán que decidirse en pro o en contra de
la verdad. El mensaje no será llevado adelante tanto con argumen. .
tos como por medio de la convicción profunda inspirada por el Es . .
píritu de Dios. [ ... ] A pesar de los poderes coligados contra la
verdad, un sinnúmero de personas se alistará en las filas del Señor»
(ibúl., cap. 39, p. 597).

El pueblo de Dios debe experimentar la realidad del Dios vivo.


Debe captar la realidad del mundo eterno. En su exaltada persona,
Cristo es la fuente de su poder y de su fortaleza. Sus integrantes
andan en la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Han sido libra . .
dos de las tinieblas e introducidos en la gloriosa luz de Dios. Cami. .
nan con Cristo en los lugares celestiales. Su ciudadanía está en el
cielo. Su fe está anclada al trono de Dios.
La iglesia remanente
de Dios

L
a hora del juicio de Dios sacará a la luz a los que constituyen
la verdadera iglesia. La iglesia .es denominada «el cuerpo de
Cristo». «Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo y miembros
cada uno en particular» (1 Cor. 12: 27). El cuerpo incluye a todos
los cristianos verdaderos, vivos y muertos. Son parte de Cristo, la
Cabeza viviente.
«Respondiendo Simón Pedro, dijo: "Tú eres el Cristo, el Hijo del
Dios viviente". Entonces le respondió Jesús: "Bienaventurado eres,
Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino
mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo que tú eres
Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades
no la dominarán"» (Mat. 16: 16,18).

Cristo afirma que tiene una iglesia en este mundo; que «las
puertas del Hades» no dominarán a la iglesia de Dios. He aquí
una promesa divina de que su iglesia prevalecerá contra toda
oposición. No debería ser difícil la decisión de formar parte de
tal iglesia.
248 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Sin embargo, lcuál es la verdadera iglesia? lQué iglesia reco.-


nocería hoy Jesús como la iglesia victoriosa contra los poderes de
las tinieblas? lPertenecen todas las organizaciones eclesiásticas y
todas las confesiones a la única iglesia verdadera? Todas las igle..
sias se atribuyen la verdad que señala el camino hacia el reino de
Dios y la vida eterna. Pero, lrealmente tienen todas las iglesias
derecho a tal atribución?
Hay mucha religión barata en el mundo. Es posible que haya
falsificaciones. El tipo de iglesia que uno escoge importa mucho.
Es posible que una iglesia se alíe con las fuerzas opuestas a la ver..
dad de Dios mientras que profese continuamente enseñarla y pre.-
dicarla. Cuando esto sucede, los hombres, en realida.d, adoran y
sirven a doctrinas de hombres y a las creaciones del pensamiento
y las opiniones de los hombres. Dado que está en juego la salva..
ción de la persona, esta debería cerciorarse del camino que toma.
Permitir ser engañado en tales asuntos es una insensatez del peor
calibre.
Nadie niega que Dios tenga hijos en todas las organizaciones
cristianas de creyentes. Jesús dijo:
«Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; a esas tam..
bién debo atraer y oirán mi voz, y habrá un rebaño y un pastor»
Ouan 10: 16).

Si esto es así, l puede ser tan importante la respuesta a la pre ..


gunta de cuál es la verdadera iglesia? Esta consideración apenas
roza el problema. Mucha gente encuentra difícil captar y aceptar
esto. Parten de la idea equivocada de qué es realmente un cris.-
tiano, de qué se supone que es un auténtico discípulo de Cristo.
La verdadera iglesia debe dejar perfectamente claro qué significa
ser un discípulo leal de Cristo. Esto no es lo mismo que repetir el
Credo de los apóstoles. La verdadera iglesia comienza con Cristo.
«Sobre esta roca edificaré mi iglesia». Este es el punto de partida
del creyente. Jesús no pide una aportación financiera a empresas
12. La iglesia remanente de Dios • 249

religiosas, ni siquiera una vida moralmente respetable. La cues,


tión es un asunto de entrega total a Jesucristo y a la verdad reve,
lada de Dios. Toda iglesia debe ser probada por esto.
lSe revela en las Sagradas Escrituras la iglesia entregada a lavo,
luntad de Dios? lConduce la iglesia a sus ~eguidores liada la ver,
dad que está en Cristo y en la Biblia? Cristo prometió llevar a su
iglesia a la unidad sobre la verdad mediante la obra del Espíritu
Santo.
«Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis so,
brellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a
toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta; sino que
hablará todo lo que oiga y os hará saber las cosas que habrán de
venir. Él me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo hará saber»
Ouan 16: 12, 14).

Es el propósito de Dios comunicar al mundo, a través de su


iglesia, la revelación de sí mismo, su carácter, su verdad, su amor
y su misericordia. La iglesia no puede ser verdaderamente la igle~
sia hasta que cumpla ese propósito. Hablar de sucesión apostó,
lica es aceptable, siempre que esta sucesión signifique lealtad a
toda la verdad de la Palabra de Dios. Sin eso, no tenemos más que
una reivindicación de propio cuño al privilegio y a la autoridad
eclesiásticos.
Es preciso que la iglesia ore: «Hágase tu voluntad, como en el
cielo, así también en la tierra»; y luego que haga posible el cum,
plimiento de esa oración escudriñando las Escrituras para descu,
brir la voluntad de Dios en doctrina, en fe, en moralidad y en la
vivencia cristiana. La diferencia entre lo verdadero y lo falso es,
triba precisamente aquí. Una brújula apunta cada vez de forma
natural al polo magnético, a no ser que haya sido manipulada in,
debidamente. Asimismo, la verdadera iglesia de Dios apuntará al
polo magnético de la verdad encontrada en la Biblia. Cuando una
iglesia no llega a superar esa prueba, niega la fe una vez dada a los
250 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

santos. A lo largo de su historia, la iglesia ha sido continuamente


atacada por este asunto. Satanás ha tenido éxito una y otra vez en
hacer que la iglesia se aleje de la verdad de la Biblia.
La pregunta fundamental es: lEn qué iglesia se puede confiar
de verdad? La respuesta es inconfundiblemente candorosa: En la
iglesia que confiese la verdad de Cristo y de la Palabra viviente de
Dios. La verdadera iglesia está donde pueda hallarse la verdad vital
de Dios. La cuestión hoy, en último término, es: lEs fiable mi igle,
sia como guía segura en cuestiones de fe y doctrina? lEs mi iglesia
fiel a la Palabra de Dios en todos los aspectos?
Una y otra vez se ha manipulado la Palabra de Dios. Los hom,
bres han contrapuesto su propia tradición a la verdad de Dios.
Jesús reconoció este alejamiento de la verdad de Dios y advirtió
contra él:
«En vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos
de hombres, porque, dejando el mandamiento de Dios, os aferráis
a la tradición de los hombres [ ... ] . Bien invalidáis el mandamiento
de Dios para guardar vuestra tradición» (Mar. 7: 7,9).

Por lo tanto, es preciso que todas las iglesias, sin importar su ta,
maño o su ubicación geográfica se sometan a prueba por esa
norma dada de la verdad: las Sagradas Escrituras. Aquí no puede
haber componendas de ningún tipo si la iglesia ha de mantenerse
fiel a su Señor. Cuando decimos que Cristo instituyó la iglesia cris,
tiana, no queremos decir que creara una organización y que luego
dejara que los pastores, los obispos y los arzobispos la administra,
ran. Cristo siempre es el Señor de la iglesia. Dios gobierna la igle,
sia en verdad y con amor. Cuando Cristo es Señor y cuando el
Espíritu dirige, la iglesia debe ser conducida a la verdad. Cristo
jamás negaría las Escrituras. Él mismo declaró: «La Escritura no
puede ser quebrantada» Quan 10: 35). Cristo pone de manifiesto
que aceptar y obedecer su Palabra revelada es una prueba de dis,
cipulado.
12. La iglesia remanente de Dios • 251

«Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: "Si vo,
sotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis dis,
cípulos; y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres"» Ouan
8: 31, 32).
En función de esto, los hombres se encontrarán ya sea a favor
de Dios o en contra de él. El peligro que afronta la iglesia es la po,
sibilidad de que se aleje de las ~scrituras, y el engaño consiguiente
a sus propios seguidores. Así, los hombres pueden apartarse ca..
yendo en el error mientras reivindican continuamente creer en
la verdad. Por esta razón, ninguna iglesia puede declarar por su
propia autoridad que un hombre esté «en la verdad>~ o que sea
«salvo». Solo Dios puede hacer eso. Solo la Palabra de Dios puede
revelar la verdad y distinguirla del error.
Todo cristiano profeso es personalmente responsable de for.-
mularse las debidas preguntas: ¿Realmente quiero conocer la ver..
dad? ¿Me propongo realmente obedecer la verdad revel~da en la
Palabra de Dios? A través de las Sagradas Escrituras, Dios ha su ..
ministrado todo lo necesario para llevar a los pecadores a la luz.
La palabra de verdad es la luz que brilla en las tinieblas de este
mundo. Está disponible para cuantos la lean y la estudien. Esta es
la responsabilidad de la persona, sin importar de qué iglesia sea
miembro. Asimismo, todo pastor de cualquier confesión tiene la
orden sagrada de aprender la verdad y de guiar a sus oyentes en
el camino de la verdad. Cuando los hombres son así confrontados,
contestan Sí o No a Dios.
Una iglesia puede alejarse tanto de la verdad que su mensaje
mismo sea tinieblas; su propio ritual, sus propias proclamaciones
formales, su culto, son solo un barniz y una falsificación que ocul..
tan su alejamiento de la fe.
En la actualidad muchas personas religiosas han llegado a creer
en su iglesia particular sin conocer ni examinar la verdad de la
posición de esa iglesia ni si ellas mismas en realidad viven obe..
dientemente la voluntad revelada de Dios. Que cualquier iglesia
252 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

se aleje de la Palabra es igual de grave que una desviación de la


debida senda en cuestiones morales en nuestro mundo contem..
poráneo.
Estar comprometido con la plena luz de la verdad hallada en
Cristo y en su Palabra es ser verdaderamente creyente. Ningún
cristiano puede permitirse el lujo de estar frente a la verdad de
Dios y luego negarse a ver y oír porque la Palabra penetre hasta el
interior de su propia voluntad egoísta o porque no le guste disen.-
tir de la iglesia de la que es miembro. Hacer discípulos de Cristo
no es un concurso de popularidad ni nada por el estilo. Solo el re ..
manente se ha puesto del lado de Cristo. La mayoría ha tomado
el camino espacioso que conduce a la destrucción. Nadie puede
permitirse el lujo de paliar su conciencia ante Dios entrando a
formar parte de una iglesia sencillamente para evitar elegir la ver..
dad por sí mismo.
La iglesia verdadera llevará continuamente a sus seguidores a
la luz de Dios, «que va en aumento hasta que el día es perfecto»
(Prov. 4: 18). Así, la iglesia obtiene continuamente la victoria
sobre las fuerzas del error y de las tinieblas.
· Algunas de las palabras más vitales y alentadoras de la Biblia
se encuentran en lo dicho por Dios a su iglesia remanente:
«Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer y se fue a hacer
la guerra contra el resto de la descendencia de ella, contra los que
guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de J e..
sucristo» (Apoc. 12: 17).

«Aquí está la perseverancia de los santos, los que guardan los man..
damientos de Dios y la fe de Jesús» (14: 12).

«Vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de


juzgar. Y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio
de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la
bestia ni a su imagen, ni recibieron la marca en sus frentes ni en
sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años» (20: 4).
12. La iglesia remanente de Dios • 253

Verdaderamente merece la pena que los hombres reconozcan


que Dios les ha hablado, de modo que puedan entender y aplicar
con claridad su verdad a su propia vida. La Palabra de Dios ha de
tener vía libre en la iglesia remanente. El gran día del gozo de la
presencia del Señor está próximo. «Tu pueblo se te ofrecerá vol un,
tariamente en el día de tu mando» (Sal. 110: 3). La iglesia verda,
dera demostrará que es el pueblo de Dios por su obediencia a sus
mandamientos y por su testimonio viviente de Jesucristo. En la
iglesia verdadera los miembros entienden y obedecen la verdad
de Dios. Esta lealtad es aceptada con alegría debido al don de la
salvación en Cristo. La iglesia no es algo que los hombres hagan.
Es algo que Dios hace por el poder de su Espíritu, que la lleva a
toda la verdad. Esta es la iglesia en la que los hombres pueden
confiar, una iglesia probada por la Palabra de Dios y el Cristo vi,
viente y que no es hallada falta.
Sin esta prueba, ninguna iglesia, por grande que sea, puede ser
objeto de confianza. Cuando la iglesia realice continuamente su
encargo misionero con fe y amor, proclamando y haciendo la vo,
luntad de Dios por su completa lealtad a su Señor, habrá poder en
la iglesia de Dios y las puertas del infierno no prevalecerán con,
tra ella.

Ocuparse de la doctrina
Uno de los peligros más funestos para una iglesia en estos úl,
timos días es carecer de una sana doctrina. La palabra griega tra,
ducida «doctrina» es didaskalia o «enseñanza». Las Escrituras
forman la base de la sana doctrina o enseñanza, de un conocí,
miento doctrinal de las cosas divinas. Las doctrinas bíblicas son las
verdades fundamentales de la Biblia, por lo general dispuestas sis,
temáticamente. La mente está estructurada de tal manera que
precisa ver las verdades de la Biblia en su debida relación. Las
doctrinas bíblicas se conciben normalmente en términos de con,
ceptos intelectuales, en contraposición con la verdad en la expe,
rienda y en la práctica.
254 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

La Biblia es la Palabra de Dios y, por lo tanto, la verdad de


Dios. Contiene poco que podamos llamar doctrina en un sentido
sistematizado. Rara vez presentó ningún autor bíblico un éstudio
sistematizado de ninguna verdad particular. Por ejemplo, no hay
ningún esquema organizado ni ninguna argumentación sobre ver,
dades tan grandes como el segundo advenimiento, el estado de
los muertos, ni siquiera sobre la salvación, y muchas otras. El es,
tudio de Pablo sobre la justificación por la fe en el libro de Roma,
nos es el que más se aproxima a esto.
Sin embargo, hay una intensa preocupación por lo que es la
verdad y por la sana doctrina. Que los autores de la Biblia no es,
cribieran un manual de doctrinas bíblicas no quiere decir que fue,
ran negligentes en cuanto a las verdades y las enseñanzas de la
Biblia. La historia de la iglesia cristiana revela los conflictos que
surgieron siempre que la iglesia se apartó de las enseñanzas de la
Biblia y enseñó el error. La iglesia descubrió la conveniencia de de,
fender su posición con un sistema organizado de sana doctrina.
Una y otra vez, las Escrituras destacan la necesidad de que la
iglesia y el cristiano sigan la sana doctrina:
«Enseña lo que está de acuerdo con la sana doctrina» (Tito 2: 1,
LBA).

«Con pureza de doctrina, con dignidad» (vers. 7, LBA).

Cuando las Escrituras hablan de «buena doctrina» (1 Tim. 4:


6; Prov. 4: 2) y de «sana doctrina» (1 Tim. 1: 10; 2 Tim. 4: 3), en
contraposición con los «mandamientos de hombres» (Mat. 15: 9)
y las «doctrinas de demonios» (1 Tim. 4: 1), no dicen que haya di,
ferentes maneras de enseñar lo mismo ni que la doctrina carezca
de importancia, sino que estas son enseñanzas antagónicas. La di,
ferencia es vital para la experiencia cristiana. Cada cristiano y
cada iglesia tienen la responsabilidad de preguntar: l Qué es la
verdad? lQué es sana doctrina? La iglesia ha de ejercer su papel
12. La iglesia remanente de Dios • 255

de maestro de la verdad y la sana doctrina. Debe «exhortar con


sana doctrina» (Tito 1: 9, LBA). «Habla lo que está de acuerdo
con la sana doctrina» (2: 1).
Hoy hay tanto indiferencia como oposición a la doctrina. Al ..
gunos dicen que lo esencial es Jesucristo. La consigna es «Regreso
a Cristo». Todo cristiano respalda eso. No puede llamarse cristiana
a ninguna iglesia o religión que no centre en Jesucristo su doctrina
y su vida. A menudo, se lleva a creer a los cristianos profesos que
la inquietud por la doctrina conduce a la frialdad en la religión y
a la pérdida de la experiencia cristiana. Se dice que el cristianismo
no es un credo, sino una vida. Nadie quiere discutir es9. A la vez,
la afirmación puede resultar muy engañosa, especialmente cuando
tales consignas se usan para menoscabar el contenido racional y las
enseñanzas de la Biblia. La tendencia es poner la doctrina y la ex ..
periencia cristianas en oposición mutua. La consigna «iFuera
la doctrina! Regresemos a Cristo» es igual de sensata que decir
«iFuera la botánica! Volvamos a las flores»; «iFuera la teología!
Regresemos a Dios». La doctrina y la fe van de la mano.
Los peligros que se entuentran en este tipo de enfoque no son
fáciles de discernir. Los seres humanos nos sentimos satisfechos
con una aprobación mental de la religión sin un compromiso per..
sonal. A menudo, la iglesia se ha preocupado en gran medida de
la certeza racional más que de vivir la verdad. Lleva mucho tiempo
actuando en el contexto de ideas y doctrinas, dando prioridad a
pronunciamientos formales de la iglesia y las instituciones educa..
tivas. Es posible responder muchas preguntas de religión sin impli..
carse personalmente. En el juego de palabras e ideas, es posible
reducir a Dios a una idea. El esfuerzo de formular un sistema lógico
de doctrina puede no llevar al hombre a parte alguna. De ahí el
clamor por una fe para ser vivida, no para ser conocida. El con..
traste está entre ser participante y ser espectador.
Afirmamos que todos los hombres necesitan una vida cen..
trada en Cristo. La experiencia cristiana es más que doctrina.
Pero la pregunta crucial es cómo llegar a la verdad. lCómo saber
256 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

si la experiencia que se reivindica tener corresponde realmente a


la verdad de Dios? lEn qué punto los hombres nos vemos real~
mente frente a la verdad? lCuándo está la experiencia de un hom~
bre de acuerdo con la verdad?
Una de las tendencias peligrosas de nuestra época es la negativa
del hombre a verse acotado por el carácter normativo de la Palabra
de Dios. Admitimos que la doctrina sobre Cristo no es Cristo; que
la doctrina sobre el hombre no es el hombre. Obviamente, Dios no
es idéntico a la doctrina. La doctrina de la salvación no es lo mismo
que experimentar la salvación. Pero la enseñanza de la Biblia sobre
estas verdades es anterior a la auténtica experiencia.
Para su validez, la verdad no depende de la experiencia del
hombre, sino de lo que Dios ha revelado en su Palabra. La doc~
trina de Pablo sobre la justificación por la fe en el libro de Roma~
nos no es lo mismo que la experiencia de ella en el cristiano. No
obstante, la experiencia es probada por la enseñanza bíblica al res~
pecto. Dios nunca deja al pecador para que busque a tientas en su
interior para encontrar la verdad. En todos los casos, el Espíritu
Santo habla, enseña y se mueve a través de estas verdades bíbli~
cas para hacer de la experiencia cristiana algo genuino y pleno de
significado. La verdad es tanto doctrinal como personal.
«Al pueblo de Dios se le indica que busque en las Sagradas Escri,
turas su salvaguardia contra las influencias de los falsos maestros
y el poder seductor de los espíritus tenebrosos. Satanás emplea
cuantos medios puede para impedir que los hombres conozcan la
Biblia [... ] . El último gran engaño se desplegará pronto ante no,
sotros. El Anticristo va a efectuar ante nuestra vista obras mara,
villosas. El contrahacimiento se asemejará tanto a la realidad, que
será imposible distinguirlos sin el auxilio de las Santas Escrituras.
Ellas son las que deben atestiguar en favor o en contra de toda de,
claración, de todo milagro. [ .. :] Solo los que hayan fortalecido su
espíritu con las verdades de la Biblia podrán resistir en el último
12. La iglesia remanente de Dios • 257

gran conflicto. Toda alma ha de pasar por la prueba decisiva: lObe,


deceré a Dios antes que a los hombres?» (El conflicto de los siglos,
cap. 38, pp. 579,580).

Las doctrinas son los aspectos formalizados de la fe. Señalan al


Dios viviente. Las personas interesadas en la religión tienen parte
de razón cuando advierten contra el intelectualismo abstracto.
No puede insistirse lo bastante en la naturaleza vital de la decisión
y el compromiso en pro de Cristo y su Palabra. Sin embargo,
lcómo sabe el hombre si aquello con lo que se compromete es re,
almente la verdad? La Biblia habla a los hombres sobre el Dios
verdadero, sobre quién es,· qué ha hecho para salvar al hombre,
qué hará y qué requiere que los hombres crean y hagan. Este es el
contenido dado de doctrina y de conocimiento de la verdad. Me,
diante el poder y la presencia del Espíritu Santo, Dios aborda al
hombre personalmente. Demanda una respuesta personal inteli,
gente, un compromiso en armonía con las enseñanzas reveladas
en la Palabra de Dios. La auténtica experiencia cristiana requiere
obediencia a lo que está dado y enseñado doctrinalmente en la Bi,
blia. El conocimiento de la verdad bíblica requiere algo más que
el mero pensamiento. Requiere poner toda la vida del hombre en
armonía con las verdades divinas de la Palabra de Dios.
Sin la creencia en las enseñanzas y las verdades de la Palabra
de Dios, la experiencia cristiana se reduce a un sentimiento sub,
jetivo en el corazón. Cuando Dios no dice nada en términos de
sana doctrina, no hay manera de saber qué es realmente la verdad.
El peligro aquí es que el hombre se una a lo que es falso.
Por ejemplo: Daniel profetizó sobre un poder apóstata que
pensaría «en cambiar los tiempos y la ley» (Dan. 7: 25). lCómo
saber qué ley obedecer sino por la Palabra de Dios? El apóstol Juan
profetizó sobre Babilonia la Grande, una potencia adúltera, que
haría que todas las naciones bebieran «del vino [las falsas doctri,
nas] del furor de su fornicación» (Apoc. 13: 14,17; 18: 2A).
258 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

En su segunda carta a Timoteo, Pablo advirtió a la iglesia:


«Vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que,
teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a
sus propias pasiones, y apartarán de la verdad el oído y se volve,
rán a las fábulas» (2 Tim. 4: 3, 4).

Hablando del tiempo del fin, Cristo dijo:


«Porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y harán gran,
des señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si es posible,
aun a los escogidos» (Mat. 24: 24).

lCómo puede el cristiano estar seguro de no ser engañado


también él? Obviamente, no puede confiar en el hombre. Su
único recurso ha de ser la Palabra de Dios.
«iA la ley y al testimonio! Si no dicen conforme a esto, es porque
no les ha amanecido» (Isa. 8: 20).

Las verdades de la Biblia tienen significación para los hombres


de todos los tiempos, porque constituyen la verdad eterna e ina ..
movible de Dios. Ningún cristiano puede permitirse el lujo de vivir
según lo que parece acertado a sus propios ojos y en su propia ex--
periencia. Solo la verdad revelada de Dios es suficiente para de--
sarrollar una experiencia en armonía con Dios.
Con Jesucristo no había conflicto alguno entre las declaracio--
nes doctrinales y la experiencia de la verdad bíblica. Jesús se sen..
tía sobrecogido con compasión cuando veía a las multitudes
desamparadas. En respuesta a su necesidad, empezó a enseñarles
muchas cosas. No solo se encontraba con ellas y les sonreía: les
hablaba. Las instruía. Les llevaba luz y sanidad. No solo hacía que
se sintieran bien, sino que nutría su mente. Antes de su partida,
ordenó a los discípulos que hicieran lo mismo:
«Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, [ ... ] ense.-
ñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y
yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo»
(Mat. 28: 19, 20).
12. La iglesia remanente de Dios • 259

No hay evidencia alguna de que la doctrina cristiana sea lesiva


para la vida cristiana. Al contrario: una comunión más estrecha
con Cristo significa una comprensión más firme de la sana doc ..
trina. En cuanto al Decálogo, Cristo no dijo: «Las enseñanzas de
los diez mandamientos ya no están vigentes desde que vine. Si me
tenéis a mí, no tenéis necesidad de la ley de Dios». En cuanto al
sexto mandamiento, también prohibió un espíritu de odio que He ..
vase al homicidio. N o negó la permanencia del séptimo manda..
miento contra el adulterio, pero también prohibió incluso una
intención lujuriosa.
Jesucristo es el único cimiento seguro. Y «nadie puede poner
otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Si
alguien edifica sobre este fundamento con oro, plata y piedras pre..
ciosas, o con madera, heno y hojarasca, la obra de cada uno se
hará manifiesta, porque el día la pondrá al descubierto, pues por
el fuego será revelada. La obra de cada uno, sea la que sea, el fuego
la probará» (1 Cor. 3: 11 .. 13).
No puede resultar indiferente que la superestructura que pre..
tendamos construir sobre este fundamento sea de piedra costosa
o de hojarasca. El compromiso con Cristo no aleja al cristiano de
la doctrina bíblica. Lo establece en ella. Cristo es la verdad. Habla
la verdad. Enseña la verdad. Este es el patrimonio del cristiano. El
compromiso con Cristo viene primero. Si nuestra relación con
Cristo no es la debida, ninguna relación con la doctrina puede ser
buena.
«Y se admiraban los judíos, diciendo: "¿Cómo sabe este letras sin
haber estudiado?". Jesús les respondió y dijo: "Mi doctrina no es
mía, sino de aquel que me envió. El que quiera hacer la voluntad
de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios o si yo hablo por mi
propia cuenta"» Ouan 7: 15 .. 17).

«Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos. No os dejéis lle ..


var de doctrinas diversas y extrañas» (Heb. 13: 8, 9; véanse tam..
bién Mat. 5: 17 .. 20; Luc. 8: 15; Juan 6: 63; 12: 48 ..50).
260 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

«Pero gracias a Dios que, aunque erais esclavos del pecado, habéis
obedecido de corazón a aquella forma de doctrina que os transmi~
rieron» (Rom. 6: 17).

Cualquier iglesia que, deliberadamente, descuide o rechace


parte alguna de la Palabra de Dios está en grave peligro de ap6s~
tasía de Dios. La frecuente acusación que Dios presenta contra su
profeso pueblo en la Biblia es que no ha obedecido su voz. Deplo~
ramos el descuido o el rechazo de cualquier doctrina bíblica mien~
tras, a la vez, se pretende aceptar a Cristo como Salvador y Señor.
Demos vida al cristianismo, ino faltaba más! Pero, en el mo~
mento en que se hace esto, se descubren las normas mismas y las
verdades que hacen inevitable la doctrina. De nada sirve exhor~
tar a los hombres para que lleven una vida recta a no ser que ma~
nifiesten obediencia a la ley de Dios. No se llega a ningún sitio
instando a la gente para que siga a Cristo a no ser que reconozcan
la necesidad de guardar sus mandamientos.
«No todo el que me dice: "iSeñor, Señor!", entrará en el reino de
los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los
cielos. Muchos me dirán en aquel día: "Señor, Señor, lno profeti~
zamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y
en tu nombre hicimos muchos müagros?". Entonces les declararé:
"N unca os conocí. iApartaos de mí, hacedores de maldad!". A
cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las pone en práctica,
lo compararé a un hombre prudente que edificó su casa sobre la
roca. Descendió la lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos y golpe~
aron contra aquella casa; pero no cayó, porque estaba cimentada
sobre la roca» (Mat. 7: 21 ~ 25).

Estas palabras suenan increíbles y difíciles de creer. Pero fue~


ron pronunciadas por nuestro Señor. Declaró que muchas de las
personas que acabarán arrojadas a las tinieblas de afuera serán
las que han predicado y enseñado desde el púlpito sagrado en las
iglesias y las que se han sentado y escuchado en los bancos.
12. La iglesia remanente de Dios • 261

Lo que crea un ser humano sí importa. Cuando más se co.-


nozca la Palabra de Dios y más se la obedezca, más sólidas serán
la fe y la experiencia de cada cual. Cristo dijo: «No solo de pan vi..
virá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios»
(Mat. 4: 4). Ahora bien, un hombre puede decidir alimentarse de
una corteza de pan como único sustento diario, pero su salud y su
fuerza estarán muy limitadas. Será de mayor servicio para él, su fa ..
milia y su comunidad si adopta una dieta adecuada que nutra
tanto la mente como el cuerpo. Ocurre igual con la Palabra de
Dios. Si se quiere que proporcione fuerza para vencer al pecado y
desarrollar una sólida experiencia cristiana, el creyente debe vivir
por cada palabra y no quedar satisfecho con un míriimo básico.
Ninguna de las verdades de Dios ni de las enseñanzas de la Biblia
ha de ser abrogada. La doctrina de la Biblia se yergue como un
baluarte contra el error y el engaño.
«La verdad y la gloria de Dios son inseparables, y nos es imposible
honrar a Dios con opiniones erróneas cuando tenemos la Biblia a
nuestro alcance. Muchos sostienen que no importa lo que uno
cree, siempre que su conducta sea buena. Pero la vida es modelada
por la fe. Si teniendo la luz y la verdad a nuestro alcance, no pro ..
curamos conocerla, de hecho la rechazamos y preferimos las tinie ..
blas a la luz» (El conflicto de lns siglns, cap. 38, p. 583).
«El apóstol Pablo, refiriéndose a los últimos días, dijo: "Porque ven..
drá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina" (2 Timoteo 4: 3).
Ya hemos entrado de lleno en ese tiempo. Las multitudes se nie ..
gan a recibir las verdades bíblicas porque estas contrarían los de.-
seos de los corazones pecaminosos y mundanos; y Satanás les
proporciona los engaños en que se complacen. Pero Dios tendrá en
la tierra un pueblo que sostendrá la Biblia y la Biblia sola, como
piedra de toque de todas las doctrinas y base de todas las refor..
mas. [... ] Antes de aceptar cualquier doctrina o precepto debemos
cercioramos de si Los autoriza un categórico ''Así dice Jehová"»
(ibfd., p. 581).
262 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

El amor: El camino más excelente


Hoy 'amor' es la palabra favorita entre personas de cualquier
confesión interesadas en la religión. Se dice que es el común deno~
minador que une. Lejos esté de mí menospreciar el amor de Dios
en la vida cristiana. El cristiano coincide con la Biblia en que el
amor es el «Camino [... ] más excelente». Los adventistas del sép~
timo día afirmamos que el amor es el último mensaje de misericor~
dia que ha de darse al mundo.
«El mundo está envuelto por las tinieblas de la falsa concepción de
Dios. Los hombres están perdiendo el conocimiento de su carácter,
el cual ha sido mal entendido y mal interpretado. En este tiempo,
ha de proclamarse un mensaje de Dios, un mensaje que ilumine
con su influencia y salve con su poder. Su carácter ha de ser dado
a conocer. Sobre las tinieblas del mundo ha de resplandecer la luz
de su gloria, de su bondad, su misericordia y su verdad. [... ]

»Aquellos que esperan la venida del Esposo han de decir al pue~


blo: "iVeis aquí el Dios vuestro!". Los últimos rayos de luz miseri,
cordiosa, el último mensaje de clemencia que ha de darse al
mundo, es una revelación de su carácter de amor. Los hijos de Dios
han de manifestar su gloria. En su vida y carácter han de revelar
lo que la gracia de Dios ha hecho por ellos» (Palabras de vida del
gran Maestro, cap. 29, p. 342).
Todo cristiano quiere fuerza para guardar estos dos grandes
mandamientos: el amor a Dios y el amor al ser humano. «El fruto
del Espíritu es amor» {Gál. 5: 22). En la observancia de estos man~
damientos, el cristiano participa del poder del Espíritu Santo. Este
amor es un amor justo. Puede confiarse en él. La libertad del amor
es la libertad de cumplir la voluntad de Dios. Esto es lo que Cristo
quiso decir cuando dijo: «Si me amáis, guardad mis mandamien~
tos» Quan 14: 15). lQué requiere el amor de Dios? Requiere la
observancia de los mandamientos. En otras palabras, el amor es
12. La iglesia remanente de Dios • 263

algo más que meramente un buen sentimiento en el corazón.


Cambia y transforma la vida realmente. Pone al hombre en armo ..
nía con Dios.
Gran parte de la religión popular de hoy hace hincapié en una
inmediatez con Dios en términos de una intensidad de sensación,
pasión y, a menudo, éxtasis. Pretende implicar al creyente en lo so.-
brenatural. Se lleva a los hombres a creer que el amor es lo abso.-
luto; que todo lo demás cambia. El amor resolverá los problemas
del mundo. El amor es cristianismo. El cristianismo es amor. Pero,
lquién quiere razonar contra el amor? Toda la gente entrañable,
ciertamente, tendrá algo en común que la una.
Sin embargo, nos vemos llevados a preguntar: lQué tipo de
Dios amamos? lQué tipo de verdad amamos? llmporta? La iglesia
debe guardarse de dos extremos: el trato intelectual y abstracto
con la verdad y la reivindicación de un sentimiento interior de bús.-
queda de Dios a tientas que descuida o desdeña la verdad doctri..
nal de las Escrituras.
Hay multitud de variaciones en las religiones y las sectas mar..
cadas por la imprecisión en la enseñanza y la doctrina bíblicas.
Esta es una época de indolencia intelectual en el estudio de la Bi..
blia. La mayor amenaza para la iglesia es que no viva de toda pa..
labra que sale de la boca de Dios. La gente padece necesidad de
las verdades de la Biblia. Hay hambre de la Palabra de Dios.
«Ciertamente vienen días, dice Jehová, el Señor, en los cuales en.-
viaré hambre a la tierra, no hambre de pan ni sed de agua, sino de
oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el
norte hasta el oriente andarán buscando palabra de Jehová, y no
la hallarán» (Amós 8: 11, 12).

El éxtasis emocional es, demasiado a menudo, el refugio de men..


tes indolentes. Hace innecesario el pensamiento. Une a todo el
mundo apagando las luces. Permite un pensamiento difuso sobre
la verdad bíblica. Ahora bien, si se desea identificar la verdad y la
264 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

salvación con cierta experiencia emocional, no hay manera de evi..


tarlo. Sin embargo, lcómo distinguir entre lo verdadero y lo falso?
Si Satanás se presenta ante el hombre como un ángel de luz en
algún tipo de éxtasis y de buenas sensaciones, lcómo puede el
hombre distinguir entre la voz de Dios y la voz del diablo? Si deja ..
mos que Cristo dirima este asunto, su continuo recurso a las Escri..
turas -«Escrito está»- cuando él mismo desenmascaró al diablo
sigue siendo válido para los cristianos de todos los tiempos. lPor
qué norma han de probar los hombres el amor, el sentimiento, el
testimonio interior, si no por la Palabra de Dios? Los pecadores son
propensos a pervertir la verdad. Ante la posibilidad de una fal ..
sificación en el momento mismo en que la verdad y la fiabilidad son
tan esenciales, la iglesia remanente de estos últimos días debe ase ..
gurarse de que su comunión con Dios sea genuina.
«Desde el origen de la gran controversia en el cielo, el propósito
de Satanás ha consistido en destruir la ley de Dios. [... ] En su afán
por desacreditar los preceptos divinos, Satanás pervirtió las doctri..
nas de la Biblia, de suerte que se incorporaron errores en la fe de
millares de personas que profesan creer en las Santas Escrituras. El
último gran conflicto entre la verdad y el error no es más que la úl..
tima batalla de la controversia que se viene desarrollando desde
hace tanto tiempo con respecto a la ley de Dios. En esta batalla es ..
tamos entrando ahora; es la que se libra entre las leyes de los hom..
bres y los preceptos de Jehová, entre la religión de la Biblia y la
religión de las fábulas y de la tradición» (El conflicto de los siglos,
cap. 37, pp. 569 .. 570).

Para evitar el engaño de los falsos espíritus es necesario volver


a la Biblia. Esto no significa que la verdad pueda ser experimen..
tada meramente leyéndola. Siempre existe la necesidad de que el
Espíritu Santo escriba la ley y las verdades de Dios en el corazón.
Pero las verdades escritas en el corazón no son diferentes de las de
las Escrituras.
12. La iglesia remanente de Dios • 265

Un hombre dijo recientemente, en cuanto a las emociones y


las exaltaciones de una iglesia particular, que el auténtico sentido
de la religión está únicamente en encontrar la felicidad, la alegría
y el amor. lNo es eso lo que deberíamos encontrar en la iglesia?
lSignifica esto que, siempre y cuando los hombres nos sintamos
así, acordemos no formular más preguntas? lQue si uno ama a su
prójimo ya no hay necesidad adicional de considerar diferencias
en la doctrina bíblica? lPor qué enzarzarse en un debate sobre qué
día guardar: el séptimo o el primero? lPor qué molestarse en in,
dagar si la ley de Dios ha sido abrogada? lQué importa que Cristo
venga pronto o dentro de cinco mil años?
Esta propia actitud suscita un grave problema. ll-1asta qué ex,
tremo puede cualquier iglesia omitir de sus creencias las verda,
des básicas de la Palabra de Dios? lCuántas de las doctrinas de la
Biblia pueden dejarse fuera de la. lista cuidadosamente compen,
diada por cada denominación cristiana? Si se niega la importan,
cia del cuarto mandamiento, lpor qué no negarlos todos? En la
vida real, lhemos de decir que las personas pueden vivir de forma
contraria a la Palabra de Dios y que eso no afecta a su destino
eterno? lEs amar al prójimo todo lo que hay que hacer? lPuede ex,
plicarse toda la verdad del cristianismo con una sola palabra,
'amor', mientras se rechazan las otras reivindicaciones que la Bi,
blia requiere en obediencia a la voluntad de Dios?
Desgraciadamente, en nuestra época hemos desarrollado un
tipo de religión sin la debida consideración hacia las Escrituras. Es
una religión de atajos. Es una religión sin obediencia, una religión
que pretende estar por encima del compromiso con la ley de Dios.
Hoy tenemos un cristianismo sin conciencia, una religión sin ley,
una creencia que no influye en el comportamiento, amor sin cas,
tidad. Gran parte del mundo se encuentra en tinieblas espiritua,
les y en un paganismo en ciernes que ha llevado a la humanidad
al borde del desastre total. Espiritual y moralmente, el mundo es
un lugar precario en el cual vivir: el fin del mundo está a la vista.
266 • NUESTRO SUMO SACERDOTE

Los hombres han olvidado cuán cierta y cuán vital es la Palabra de


Dios. La Biblia ofrece luz y certidumbre en un día de oscuridad y
de duda. Ninguna iglesia que se aleje de las grandes verdades de la
Biblia puede satisfacer las necesidades del mundo contemporáneo.
Se nos dice con frecuencia que el mundo necesita un aviva . .
miento religioso. Es sumamente significativo que la iglesia rema . .
nente de los últimos días se distinga por una fe viviente en Jesucristo
y por la observancia de sus mandamientos. Por ello, el mundo en. .
tero ha de ser alumbrado con la gloria de Dios (véase Apoc. 12:
17; 14: 12; 18: ¡ . .s).
La religión de la iglesia remanente insiste en una relación acer. .
tada de fe, amor y obediencia. La obediencia está determinada
por la dedicación del hombre a Jesucristo. El pueblo de Dios re . .
conoce la reivindicación de Dios sobre toda su vida, el derecho de
Cristo a reinar en toda ella. La fe en Cristo armoniza la mente y
la vida con Dios, infunde en todo el ser el poder transformador del
Espíritu Santo. La iglesia remanente descubre el poder de Dios
para salvar del pecado. La fe se aferra del Dios invisible.
El pueblo de Dios se cultivará en la justicia, no en la injusti. .
da. Es sabido que ninguna obra puede salvar al hombre. Cristo lo
hace. Pero la salvación no es simplemente cierta sensación agra . .
dable en el corazón. La salvación nos aparta del pecado y nos
acerca a la piedad, nos aleja de la desobediencia y nos lleva a la
obediencia. Implica a la totalidad del hombre y toda su vida en
todas sus relaciones personales. La fidelidad a Cristo y a sus man. .
damientos es la Estrella Polar en medio de la degeneración moral
a
de nuestra época. Quien acuda a conocer Cristo debe necesa . .
riamente llegar a la integridad moral y a una vida de justicia.
La iglesia remanente insta al mundo a volver a Cristo. Y n1u . .
chas cosas vendrán luego. Los hombres no se quedan inmóviles.
Andar con Cristo es vivir como Cristo.
«lAndarán dos juntos si no están de acuerdo?» (Amós 3: 3).
12. La iglesia remanente de Dios • 267

«lQué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? lY qué co,


munión, la luz con las tinieblas? lQué armonía puede haber entre
Cristo y Belial? lO qué parte el creyente con el incrédulo? ¿y qué
acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Y vosotros sois
el templo del Dios viviente, como Dios dijo: "Habitaré y andaré
entre ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo". Por lo cual,
"Salid de en medio de ellos y apartaos, dice el Señor, y no toquéis
lo impuro; y yo os recibiré y seré para vosotros por Padre, y voso,
tros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso"» (2 Cor.
6: 14,18).
«Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas,.limpiémo,
nos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando
la santidad en el temor de Dios» (7: 1).

La iglesia remanente afirma que los hombres no somos salvos


por grandes sacrificios ni a causa de nuestra obediencia. No obs,
tan te, no es lo de menos que, al ser salvos solo por Cristo, los hom,
bres descubramos que la salvación nos aparta del pecado y nos
acerca al cumplimiento de la justicia de la ley para los que no
andan según la carne, sino según el espíritu (Rom. 8: 4). Existe
una relación eterna y necesaria entre el amor y la obediencia a la
voluntad de Dios. l Qué iglesia y qué pueblo estarán listos para
encontrarse con el Señor que viene?
«Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado
lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, se,
remos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es. Y todo
aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así
como él es puro» (1 Juan 3: 2, 3).
Nuest
rou m
a c er
o . ,
d ot e
«Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro gran Sumo
sacerdote que ha entrado en el cielo. Por eso
debemos seguir firmes en la fe que
profesamos» (Hebreos 4: 14, DHH).
Es innegable que la doctrina del ministerio sacerdotal de
Cristo es fundamental para la fe cristiana y un aspecto
central en la historia de la salvación, desde el comienzo
del pecado hasta su erradica­ción final.
N u e s tro S u m o Sa c e rd o t e aborda detalladamente las principales

ense­ñanzas bíblicas respecto a la obra que nuestro


Señor está realizan­do en santuario celestial.
El autor interpreta el ministerio de Cristo como un
elemento clave para la redención de los seres humanos.
Cada capítulo ha sido es­crito a fin de lograr un objetivo
concreto: que el lector experimen­te un encuentro con el
Cristo vivo, nuestro Sumo Sacerdote en el santuario
celestial.

ISBN
978-1-61161-223-3

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