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Respuestas habituales:
▪ “Entren por la puerta angosta; porque ancho y espacioso es el camino que conduce a la
destrucción, y muchos son los que entran por él; mientras que angosta es la puerta y
estrecho el camino que conduce a la vida, y pocos son los que la hallan.” (Mateo 7:13, 14.)
Es obvio que Jesús no creía que todos los caminos llevaran a Dios.
MUCHAS personas están encariñadas con sus creencias y tradiciones religiosas. Pero ¿qué
pasa si esas enseñanzas no concuerdan con lo que dice la Biblia? Jesús indicó el peligro de
seguir tradiciones humanas cuando dijo a los líderes religiosos de su tiempo: “Ustedes han
invalidado la palabra de Dios a causa de su tradición”. Y luego citó a Dios, que había
dicho: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está muy alejado de mí.
En vano siguen adorándome, porque enseñan mandatos de hombres como doctrinas”
(Mateo 15:1-9; Isaías 29:13).
Con todo, no solo importa lo que creemos, sino también lo que hacemos. La Biblia indica
que hay personas que “declaran públicamente que conocen a Dios, pero por sus obras lo
repudian” (Tito 1:16). De hecho, dice que en nuestros tiempos muchos “buscarán sus
propios placeres en vez de buscar a Dios. Aparentarán ser muy religiosos, pero con sus
hechos negarán el verdadero poder de la religión”. Y a continuación advierte: “No tengas
nada que ver con esa clase de gente” (2 Timoteo 3:4, 5, Versión Popular).
Sin embargo, no basta con ser sinceros. ¿Por qué? Porque uno puede ser muy sincero y, sin
embargo, estar equivocado. Por eso, es vital conocer bien a Dios (Romanos 10:2, 3). Si
queremos agradarle, tenemos que adquirir conocimiento exacto y actuar de acuerdo con su
Palabra, la Biblia (Mateo 7:21). De modo que la religión verdadera es la que promueve el
motivo correcto, las creencias exactas y la conducta adecuada. Y comportarse
adecuadamente implica hacer la voluntad de Dios todos los días (1 Juan 2:17).