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Litigante por amor

Narrador: Esta es la historia de Ciriaco y Dionisia que están unidos en


matrimonio y este caso en si es muy particular ya que se trata de la lucha de
Ciriaco un español pobre que demanda a los amos de su esposa para que se
la vendan.

Este es un caso singular ya que el litigante no es jurista y además era un


hombre libre.

Corregidor: Buenas tardes damas y caballeros a continuación daremos inicio


al caso siendo las 9 de la mañana con 30 minutos del día 29 de febrero del año
1804, nos hemos reunido con la finalidad de resolver la demanda a don Juan
de Dios Cáceres y a doña Jerónima de Gracia y Loris por ahorra a doña
Dionisia de Gracia, esclava de los demandados por parte de su esposo y
demandante Ciriaco de Urtecho.

Ciriaco: Buenos días, soy Ciriaco de Urtecho, esposo de la esclava Dionisia,


domiciliado en la hacienda “Cáceres Gracia”.

Corregidor: La defensa y demandado

Abogado de Cáceres: Buenos días señor corregidor y presentes todos, la


respuesta a la demanda de mi defendido es nula ya que es irracional y mal
argumentada.

Cáceres: Buenos días a todos los presentes, soy don Juan de Dios Cáceres
comerciante y hacendado domiciliado en la hacienda “Cáceres Gracia” de la
cual soy dueño.

Corregidor: Demandante exponga su demanda y que es lo que pide para


solucionarlo.

Ciriaco: Demando a don Juan de Dios Cáceres y a doña Jerónima de Gracia y


Loris por el ahorro de mi esposa Dionisia de Gracia por el motivo de unión
familiar y pido que sea vendida por 170 pesos que fue el precio que pagaron
por ella.

Me apena mucho estar en esta situación de esclavitud porque a pesar de ser


un hombre libre me siento un esclavo, ya que mi amada Dionisia es esclava y
yo aun sabiendo eso me case con ella porque es la dueña de mi corazón pero
lamentablemente desde hace unos años comparto su suerte ya que he dejado
mi trabajo de comerciante el cual iba muy bien por ser limpiador de establos y
pastar caballos y otros animales y agradezco a don Cáceres por dejarme vivir
en su hacienda junto a mi amada pero solo es debido a mi obligación
matrimonial que me sacrifico y siendo sujetado a la esclavitud que afecta solo a
ella.

Cáceres: Esto es completamente inaceptable ya que 500 pesos es un precio


justo por la esclava que fue entregada desde niña y en mi casa aprendió a
cocinar, lavar y almidonar. Aprendió toda esa educación en mi casa.

Por todo esto y más es inaudito que sea vendida al mismo precio que fue
adquirida. Además, la esclava no es cruelmente maltratada y en mi casa
siempre fue tratada con amor y es y ha sido engreída por mi esposa desde que
vive con nosotros.

Por eso me es muy desagradable no solo a mí sino también a mi esposa que


se nos haya demandado por su libertad ya que todos de la familia le tenemos
mucho cariño.

Abogado de Ciriaco: Don Ciriaco de Urtecho no demanda la libertad absoluta


de la esclava maltratos sino la venta de doña Dionisia de Gracia, que es
esclava del mismo.

Y dándose el caso de que don Cáceres ha aceptado vender, pedimos un precio


justo ya que doña Dionisia fue vendida a 170 pesos por don Bernabé (vendedor
de esclavos) a don Paolo que es tío de doña Jerónima de Gracia y teniendo en
cuenta que primero todo esclavo tiene derecho a un rescate y esto es
innegable a todos los cautivos. Segundo, la sanidad de la esclava, pero ella ni
siquiera goza de una buena salud y teniendo sus 38 años ni siquiera puede dar
frutos para alegar que tiene mucho que perder. Tercero, es que tenía oficio
conocido como no ocurre en este caso.

En esta situación Sr. Corregidor, vemos una caso de usura, es un precio


excesivo, ya que doña Dionisia solo quiere pasar los próximos años que le
quedan de vida con su familia.

Abogado de Cáceres: El precio ofrecido por don Urtecho es muy bajo para el
valor de la esclava que no solo es monetario ya que sabe realizar todas las
labores domésticas sino que también tiene un valor sentimental y el precio no
puede ser el mismo.

Y la enfermedad que dicen que padece como todos los argumentos


presentados para la demanda son falsos e improcedentes ya que la palidez
que alegan es parte del mestizaje de su naturaleza ya que ella parece más
mestiza que mulata.

Y don Cáceres no niega ni afirma la libertad de su esclava solo pide un precio


justo por todo lo que se le dio a la esclava y él pone todo en manos de la
justicia su señoría.
Cáceres: Me apena mucho la ingratitud de la esclava solo dejo en manos de la
justicia y exijo una tasación justa ya que la esclava es de mi propiedad y pido
que la tasación al establezca el sargento mayor don Juan Antonio de Arce.

Ciriaco: Disculpe don Cáceres pero teniendo en cuenta los maltratos que ha
padecido mi esposa durante años me parece un exceso y una usura el precio
que exige por ella.

Ella es constantemente maltratada, ella lava lana sacándola del agua caliente a
fría, limpia muy temprano en las mañanas y se acuesta muy tarde, casi no
duerme.

Cáceres: Dionisia olvidemos todo esto y sigue viviendo con nosotros. El dinero
que será devuelto a tu esposo y exijo que se le imponga la pena del perpetuo
silencio.

Dionisia es más que una esclava para nosotros es como si fuera parte de
nuestra familia, mi esposa y mis hijos la quieren mucho y además ella no es
una simple esclava, ella está al cuidado de toda la casa y ella no realiza
trabajos diferentes a los demás.

Además, con qué cara reclama este mantenido desvergonzado si vive del
trabajo de Dionisia, es más, yo lo mantengo porque vive en mi casa, yo pago
su comida, sus enfermedades, lo visto, no les permito gasto alguno, él se
mantiene a mis expensas.

Y no solo eso, él no tiene derecho a reclamar libertad alguna ya que él sabía


que Dionisia era esclava antes de que se casaran, es absurdo que pida
protección para Dionisia ya que por ley los amos no pueden maltratar a sus
esclavos.

Abogado de Cáceres: Por último, no pueden obligar a vender algo de


propiedad privada, mi defendido solo exige el precio justo ya que como es un
bien privado, él debe poner precio y 500 pesos es un buen precio teniendo en
cuenta que la esclava se encuentra en óptimas condiciones.

Y Sr. Corregidor también hay que tener en cuenta que muchas veces los
esclavos mienten y calumnian a sus amos con tal de conseguir su libertad.

Ciriaco: Bueno, entonces si es mentira lo que he dicho me desmentirá el


médico, Sr. Corregidor le pido que me conceda la petición de revisar a mi
esposa, solo así esclarecerá la verdad.

Corregidor: Primero, el juicio es por el precio de la esclava por lo tanto don


Cáceres si ha aceptado vender a la esclava, la pugna es por a cuanto se la
venderá.
Sr. Abogado (sarcásticamente), segundo, si se habla de maltrato habrá
pruebas o testigos que deben presentar.

Tercero, el cirujano la va a revisar para establecer la condición en la que se


encuentra la esclava y así poder realizar la tasación justa.

¿Las partes tienen testigos?

Respuesta: Si. Los 4(Ciriaco, Cáceres y los abogados)

Don Cáceres presente a sus testigos.

Abogado de Cáceres: Pido que pase a tribuna don Bernabé, el cual es


vendedor de esclavos.

Don Bernabé: Buenos días Sr. Corregidor, soy Bernabé Urrieta Gonzales, y
hace 20 años le vendí a don Pablo esta esclava de nacimiento para que se la
obsequiara a su sobrina Jerónima de Gracia.

Abogado de Cáceres: Don Bernabé dígame una cosa, la esclavo de 9 años


vale igual que uno de 38 años.

Don Bernabé: No, para nada, depende si es hombre o mujer y que puede
saber hacer.

Un esclavo niño vale menos ya que en su condición de niño no puede hacer


más que ayudar en servicios domésticos y su capacidad es limitada, en
cambio, un esclavo adulto vale mucho más por el tiempo mantenido y porque
sirve de mano de obra en las haciendas y construcciones, puede tener muchos
usos.

Y si hablamos de mujeres, las esclavas mujeres son mucho más costosas ya


que producen frutos y también sirven para servicios domésticos. Además, de
usos comerciales y textiles.

Abogado de Cáceres: Sr. Corregidor, está clarísimo las pruebas nos


respaldan, todos podemos darnos cuenta que doña Dionisia no puede costar
igual.

Ciriaco: Sr. Corregidor me permite hacerle unas preguntas a don Bernabé.

Corregidor: Proceda.

Ciriaco: Don Bernabé, ¿El precio de un esclavo enfermo es igual al de uno


sano?

Don Bernabé: No.

Ciriaco: ¿Por qué don Bernabé?


Don Bernabé: Porque no trabaja normalmente.

Ciriaco: Por lo tanto, mi esposa ya no es útil ya que está muy enferma, para
que retenerla si no les va a servir.

Cáceres: Estos argumentos son improcedentes, Dionisia es de mi propiedad y


yo no la voy a vender a ese precio.

Corregidor: ¿Mas testigos?

Doña Jerónima: Buenos días Sr. Corregidor, Dionisia siempre ha sido muy
cercana a mi desde que era pequeña, no me explico que ha podido motivar
este proceder ya que ella y su esposo vivían en mi casa, yo no quiero venderla
solo le pido que recapacite y olvidemos todo esto y vuelva con nosotros.

Corregidor: Testigo del demandante.

Ciriaco: Pido que la hermana María Concepción nos brinde su opinión.

María Concepción: Buenos días Sr. Corregidor, soy María Concepción


Barrantes, monja del Convento de Las Mercedes y doña Dionisia es una mujer
devota y solidaria, todos los domingos esta puntual en misa y siempre que hay
una actividad en la Iglesia nos ayuda a pesar del poco tiempo que dispone,
doña Dionisia no solo es una laica más de la Iglesia sino también es una amiga
mía y nos ha contado sus padecimientos debido a la enfermedad que padece
porque hace más de tres años que siente esos dolores y ella se lo ha
comunicado a su ama y esta le seguía mandando a lavar y almidonar la lana.

Además, Dionisia como cualquier otra mujer sufre mucho por no estar al lado
de su marido ya que él se ha ido a trabajar lejos para reunir el dinero y ahorrar,
además, ellos están casados y Dios manda que la mujer deba estar al lado de
su marido al lugar donde vaya.

La unión familiar es importante, es lo que Dios manda cuando contraen


sagrado matrimonio, no lo digo yo, así lo establece Dios y su voluntad es
superior a las leyes del hombre.

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