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EXHUMADA, Marcelo Arce Garín, Mantra editorial, 2009.

por Eduardo Farías A.

Exhumada es la primera publicación de Marcelo Arce Garín, y es el


décimo poemario que ha publicado Mantra editorial en su colección Bajo el
arcoíris de fuego. El libro contiene en total 68 páginas.
A mi parecer, la edición exterior de este
libro es, profundamente, opaca, la cual se
compone por una fotografía en blanco/negro,
que se despliega tanto en la cubierta como en la
contracubierta, y el color del título. La mezcla
de estos dos elementos configuran la opacidad
del continente que, a su vez, corresponde con el
contenido de Exhumada. El color café del título
se relaciona íntimamente con el sentido de la
palabra “exhumada”, pues en el fondo ese color
implica el color de la tierra. Por ende, la
cubierta está en sintonía con el contenido de
Exhumada.
Cabe señalar que este despliegue de la
fotografía en la cubierta y la contracubierta es una de las características
primordiales del diseño editorial de Mantra editorial, y que la fotografía
utilizada, según el propio autor, fue cedida por Claudio Bertoni.
El continente del libro es todo el espacio disponible o el campo de
acción que tiene el editor para realizar lo que estime conveniente en el
proceso de edición y construcción del libro. En Exhumada, la
contracubierta está vacía, y no utilizar este espacio es otra posibilidad en la
edición de un libro, pero, en este caso particular, es un error en la edición
y, en consecuencia, de Rodrigo Gómez, el editor. En la librería, el lector
cuando coge un libro, primero observa la cubierta y luego se desplaza hacia
la contracubierta buscando información sobre el libro que tiene en sus
manos. En ese proceso, el lector decide, realmente, si desea comprar el
libro. En síntesis, el texto, o lo que disponga el editor, que se halla en la
contracubierta cumple la función de acercar el contenido del libro al lector
sin que éste tenga que abrir el libro y descubrirlo. Por esa razón, el uso de
la contracubierta es fundamental en la edición del libro y las opciones son
muchas: por ejemplo, hubiese sido interesante que en la contracubierta
apareciese un comentario de Héctor Hernández Montecinos, director
editorial de Mantra, o una parte del postfacio de José Ángel Cuevas, o,
bien, un extracto de algún poema de Exhumada.
En la solapa anterior se encuentra la información sobre el autor, y
en la solapa posterior la información sobre la colección, lo cual es la norma
común en el mundo editorial. Aunque, el trabajo en el diseño de la solapa
posterior me parece digno de mencionar y resaltar.
En la diagramación de Exhumada se advierte una particularidad: la
utilización del tamaño de la tipografía. La tipografía fluctúa entre dos
tamaños, como se aprecia en las páginas 11, 17, 21, 27, 33, 39, 45, 47, 51 y 57.
Este hecho me parece destacable porque la utilización del tamaño de la
tipografía evidenciaría una posible jerarquía entre los poemas.
Exhumada se construye a través del discurso en primera persona del
hablante lírico que asume una voz femenina, hecho que constituye la
principal característica del poemario. En la tradición poética chilena
existen diversas escrituras que, también, se han construido a partir de tal
característica, pienso, ahora, en La tirana de Diego Maquieira y Bracea de
Malú Urriola. Respecto de la voz femenina en Exhumada, Oscar Saavedra y
Raúl Hernández en una conversación me plantearon, con justa razón, que
el gesto escritural de Marcelo Arce ya había sido realizado, y ese gesto se
encuentra en La manoseada de Sergio Parra publicado en 1987. A raíz de
este dato, la intertextualidad es un proceso de lectura necesario para
acercarse a Exhumada, pues entre un proyecto y otro las similitudes son
fundamentales. Por ende, me interesa vislumbrar algunas
intertextualidades y valorar Exhumada en relación a la obra de Sergio
Parra.
En primer lugar, estos dos poemarios se construyen a partir de una
voz particular y femenina, una voz que no se encuentra nombrada, sino
que, por el contrario, se define a raíz de circunstancias particulares.
En segundo lugar, la sustancia, por así decirlo, de ciertas imágenes
en el poemario de Sergio Parra se encuentran transformadas en
Exhumada. Por ejemplo, la lectura de literatura y la poesía es un punto
común entre los dos libros, pues, por una parte, en La manoseada, la
hablante lee a Cortázar y hace el amor con un muchacho que escribe
poesía, y, por otra parte, en Exhumada la amiga, la flaca Alejandra, de la
hablante lee a Neruda, y además “es poeta la flaca” (15). Además, existe en
los dos poemarios un uso de la cultura pop, específicamente de la música
popular en español, que configura la identidad cultural de la hablante: La
manoseada canta de memoria las canciones de Julio Iglesias, mientras que
la hablante de Exhumada posee cassettes de Adamo y Perales.
En tercer lugar, tanto en La manoseada como en Exhumada, la
hablante está constantemente reafirmando su identidad en los poemas.
Así, en La manoseada, la hablante se construye a partir de diversas
imágenes. En cambio, en Exhumada, la hablante se define
fundamentalmente a partir de una afirmación, “soy la exhumada”, que
despliega en diversos momentos del poemario. Sin embargo, existen otras
afirmaciones que hablan sobre la identidad de la hablante: “no soy
tortillera / no soy regodeona / exhumada canera soy” (15). Ahora bien, este
proceso constante de autoafirmación y autodefinición en Exhumada
permite que la hablante también niegue la identidad que ha creado: “desde
hoy cavaré mi propia tumba palada tras palada no soy la exhumada” (47),
aunque en la página 55, nuevamente, la hablante se defina como la
exhumada. El proceso identitario en Exhumada es ambivalente y
contradictorio.
Cuando se realiza una lectura intertextual de un corpus literario
siempre existe un motivo mayor. La finalidad no es simplemente
vislumbrar de manera mecánica las similitudes, o las diferencias, entre
dos textos. La lectura intertextual es el procedimiento necesario para
advertir la posición de un texto respecto de otro. En este caso particular, la
finalidad de la lectura intertextual en esta crítica es establecer la posición
literaria de Exhumada respecto de la obra de Sergio Parra.
¿Cuál es la posición de Exhumada respecto de La manoseada de
Sergio Parra? La Pueden ser tres las respuestas. Uno. Podemos considerar
que Exhumada es una copia actualizada de los procedimientos textuales, y
del imaginario, de La manoseada. Dos. Exhumada es una reescritura de
La manoseada. Tres. El poemario de Marcelo Arce es una continuación del
proyecto poético de Sergio Parra.
Por mi parte, yo comulgo con las tres posibilidades en su justa
medida. Primero, sitúo, provisionalmente, a Exhumada como el poemario
que continúa y reestructura el proyecto poético de Sergio Parra, y para
lograr dicho propósito poético se copian, y se reescriben, ciertos
procedimientos y circunstancias para que la identificación entre un texto y
otro se proyecte, sin dificultad, en el lector. Por ejemplo, en el libro de
Sergio Parra, la hablante construye las situaciones como recuerdos que se
traen al presente por medio de la escritura, mientras que “la Exhumada
tiene que ver con una forma de conciencia” (63) como sostiene José Ángel
Cuevas en el postfacio.
En conclusión, Exhumada de Marcelo Arce Garín se sitúa en la
tradición poética chilena como la continuación y reestructuración del
proyecto poético de Sergio Parra, específicamente de su libro La
manoseada. Sin duda que el valor literario de Exhumada debe ser definido
en un análisis extenso e intenso al que he realizado. Por mi parte, he
intentado mostrar una puerta de entrada. Por último, respecto del título
del libro de Marcelo Arce, exhumar es la acción de desenterrar un cadáver;
además, el diccionario de la Real Academia Española entrega otra entrada:
“sacar a luz lo olvidado”. Gracias a esta entrada de la palabra, puedo
afirmar que Exhumada saca a luz el proyecto poético de Sergio Parra
reconfigurándolo. Exhumada es un momento diferente de una misma
historia que hasta el momento estaba en el olvido escrituralmente.

Segunda edición, 12 de septiembre del 2010, Santiago.

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