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Bolilla 3: daños resarcibles. Los sistemas máximos y supuestos de daños colectivos.

Punto 1: El daño material:


Si bien las clasificaciones en cuanto a los presupuestos o elementos de la responsabilidad son variadas,
todos los autores coinciden en que el daño es fundamental. Debe existir.
Cabe destacar que en el marco de la sociedad se producen una multiplicidad de daños sin que
necesariamente todos ellos resulten resarcibles. No todo daño va a ser de interés para el derecho,
interesan los fenómenos jurídicos.
Nociones respecto al daño:
El daño como detrimento de un bien jurídico: en este sentido el daño seria el menoscabo sufrido por
una persona en sus cosas, bienes o derechos. Cosas, derechos susceptibles de valor económico o bienes
extrapatrimoniales como la vida, el honor, la intimidad.
En cuanto a las críticas se puede decir que es una teoría muy amplia; solo servía para explicar el daño
material pero confundía daño patrimonial y extrapatrimonial.
El daño como violación de un derecho subjetivo: es decir, como menoscabo a las facultades
correspondientes al individuo para hacer efectivas las potestades jurídicas que la ley le reconoce. Según la
naturaleza de ese derecho el daño será patrimonial o extrapatrimonial
En cuanto a la crítica; se dice que entendía un poco más a los derechos patrimoniales pero era
demasiado amplia (incluso más que la anterior).
El daño como lesión a un interés jurídico: el daño seria la lesión a intereses jurídicos patrimoniales o
extrapatrimoniales ajenos. Así, el perjuicio seria patrimonial o moral, según cual fuera la índole del interés
afectado.
Resarcibilidad: disposición legal.
ARTICULO 1737.- Concepto de daño.
Hay daño cuando se lesiona un derecho o un interés no reprobado por el ordenamiento jurídico, que tenga
por objeto la persona, el patrimonio, o un derecho de incidencia colectiva.
El daño consisten entonces en una lesión a un derecho subjetivo o un interés lícito (legitimo o simple) que
no sea reprobado por el conjunto del ordenamiento jurídico. El objeto de la lesión puede ser: la persona, el
patrimonio o un derecho de incidencia colectiva. Se incorporan justamente estos últimos que son una
multiplicidad de daños individuales (diferenciados para cada uno de los damnificados) que provienen de un
mismo origen, por ejemplo, contaminación de un rio. Es un solo interés pero fragmentado.
El daño se da como consecuencia de una acción humana que lesiona un interés ajeno jurídicamente
protegido, y que sea resarcible.
Requisitos del daño:
ARTICULO 1739.- Requisitos.
Para la procedencia de la indemnización debe existir un perjuicio directo o indirecto, actual o futuro, cierto
y subsistente. La pérdida de chance es indemnizable en la medida en que su contingencia sea razonable y
guarde una adecuada relación de causalidad con el hecho generador.
Un perjuicio directo o indirecto; es fundamental que el daño sea de carácter personal pudiendo
constituirse como directo o indirecto. Es directo cuando el titular del interés afectado es el propio
damnificado. Por ejemplo: un menor incapacitado por una mala praxis médica. Indirecto cuando el perjuicio
propio, deriva de una lesión a bienes patrimoniales o extrapatrimoniales de otra persona, produciéndose el
daño de “rebote”. Por ejemplo: los padres de aquel menor.
Consecuencias reparables;
La indemnización es la consecuencia, resultado, efecto o repercusión del daño como lesión o detrimento a
la persona, al patrimonio, o a un derecho de incidencia colectiva.
Es necesario diferenciar la existencia del daño (contenido) de la indemnización (medida, cuantía). Esta
última puede ser: judicial, legal o convencional.
ARTICULO 1738.- Indemnización.
“La indemnización comprende (1el daño emergente) la pérdida o disminución del patrimonio de la víctima,
el 2lucro cesante en el beneficio económico esperado de acuerdo a la probabilidad objetiva de su
obtención y 3la pérdida de chances. Incluye especialmente las consecuencias de la violación de los
derechos personalísimos de la víctima, de su integridad personal, su salud psicofísica, sus afecciones
espirituales legítimas y las que resultan de la interferencia en su proyecto de vida.”
Un perjuicio actual o futuro; el daño actual se identifica con el perjuicio ya producido al momento de
dictarse sentencia (el costo de reparación de un bien mueble y la privación de su uso, etc.). El daño futuro
es aquel que aún no se ha producido al tiempo de la sentencia, pero a cuyo respecto y en función de las
circunstancias, puede predecirse razonablemente que sucederá (Ejemplo, gastos por tratamientos futuros
del daño sufrido, como la necesidad de practicar una nueva operación a la víctima, etc.)
Un perjuicio cierto; se refiere a la propia existencia del daño.
Un perjuicio subsistente; significa que el daño no debió haber sido resarcido por el responsable al
momento del reclamo. Por ello, aun si la victima procedió a la reparación por si, o bien por terceros a costa
del deudor, tendrá de todos modos derecho a exigir al responsable el costo de la reparación.
Por ejemplo, quien procedió a hacer una reparación urgente en su vivienda ante la entrada de agua
proveniente del piso superior, podrá luego requerir el reintegro de los gastos del dañador o bien del
Consorcio, si estos no actuaron oportunamente.
Razones y régimen de clasificación:
Existen otras clasificaciones,
-Daño patrimonial y extrapatrimonial,
-Daño actual y futuro,
-Daño emergente y lucro cesante,
-Daño directo o indirecto,
-Daño común y propio,
-Daño por mora y daño definitivo,
-Daño al interés positivo y negativo.

Daño emergente. Lucro cesante. La pérdida de la chance: exposición, supuestos, y condiciones de


su resarcibilidad. Legitimación.
El daño emergente es el detrimento que se produce al patrimonio. Una lesión al patrimonio. Pérdida o
disminución de valores económicos. Puede ser actual o futuro. Actual, por ejemplo, destrucción o deterioro
de cosas. Futuro, por ejemplo, gastos en que será necesario incurrir luego de la sentencia para el
mantenimiento de las cosas deterioradas.
El lucro cesante es el impedimento de incrementar el patrimonio. Implica la frustración de ganancias o
ventajas económicas. Puede ser actual o futuro. Actual, por ejemplo, privación de ganancias de un sujeto
lesionado por imposibilidad de trabajar. Futuro, por ejemplo, ganancias frustradas por la subsistencia de la
imposibilidad de trabajar.
La pérdida de la chance está regulada en el artículo 1739 en la última parte.
La pérdida de chance es indemnizable en la medida en que su contingencia sea razonable y guarde una
adecuada relación de causalidad con el hecho generador.
En la pérdida de chances lo que se frustra es la probabilidad o expectativa de ganancias futuras o se
produce una perdida. El ejemplo típico del caballo de carrera que no llega a tiempo para la competencia
hípica privando a su dueño de la expectativa de ganar el premio; el empleado que por las secuelas
permanentes no podrá ascender en el escalafón laboral; el jugador de fútbol que no pudo continuar con su
carrera deportiva ascendente; el daño material de los padres por la muerte de su hijo menor.
La pérdida de chances puede tener repercusiones patrimoniales o no patrimoniales.
El monto o cuantía de la chance indemnizable no es el equivalente a todo el beneficio esperado como en
el lucro cesante. En la chance frustrada lo indemnizable no es el valor total de la pérdida sufrida o la
ganancia dejada de percibir (el total del premio de la competencia hípica no cobrado por la imposibilidad
de que el caballo participe en el evento), sino la probabilidad de obtener el beneficio, que siempre será
más reducido o más bajo que la totalidad de la ventaja (el porcentaje de probabilidad).
Dolo contractual:
Existe dolo cuando se incumple un contrato a sabiendas, es decir, conociendo que se incumplen ciertas
obligaciones recogidas en un contrato.
Se deberá llevar a cabo la reparación correspondiente al daño material ocasionado por ese
incumplimiento.
Daño al interés positivo y negativo:
El daño al interés positivo deriva deriva del incumplimiento de un contrato válidamente celebrado.
Engloba las perspectivas favorables que el acreedor puede legítimamente esperar como resultado del
cumplimiento de la obligación
El daño al interés negativo resulta de la frustración de la expectativa de celebrar un acuerdo. Supone la
ineficacia o invalidez del acto jurídico que había originado la obligación. Ya sea porque: el contrato
finalmente no se materializo, resulto nulo o bien porque se resolvió una vez celebrado sin que se cumpla
su finalidad.
Si se demanda el cobro por el daño al interés positivo, se trata de colocar a las partes en la situación en
que habrían quedado si se hubiera cumplido realmente el contrato.
Cuando se demanda solamente el daño al interés negativo, se trata de restituir a las partes a la situación
anterior a la realización del contrato, de manera que una de ellas no sufra menoscabo por la celebración
de ese contrato que ha resultado resuelto por culpa de la otra.
Daño instantáneo y continuo:
Cuando el daño tiene carácter continuo; se proyecta en el tiempo hacia el futuro, como ocurre en la
mencionada hipótesis de la disminución de capacidad laborativa, que puede prolongarse durante meses,
años, e incluso durante toda la vida del sujeto.
Cuando el daño tiene carácter instantáneo; no tiene una dimensión o proyección hacia el futuro sino que
se agota en un único momento. Por ejemplo: cuando se destruye un objeto no fructífero. En tal caso el
valor del perjuicio sufrido, y por consiguiente el monto de la indemnización, pueden determinarse con
bastante precisión.
Daño compensatorio y moratorio:
En el daño compensatorio; hablamos de un incumplimiento definitivo del contrato. Los daños
compensatorios se derivan de la palabra “compensar”, lo que significa que se repara o indemniza el daño.
En el daño moratorio; hablamos de un incumplimiento relativo. Se produce un retardo en la ejecución, en
el cumplimiento del contrato. Comprende el perjuicio que se cause al acreedor por la demora en el
cumplimiento de la obligación.
Es por ello que cuando el deudor no cumple la obligación en el tiempo debido existe un incumplimiento
relativo, que jurídicamente se denomina mora.
Punto 2: el daño moral.
Concepto; fundamentos de su resarcibilidad: enunciación y explicación.
Algunos autores lo definen por oposición al daño patrimonial; “todo aquel perjuicio que no fuera
patrimonial”.
Otros como Mosset Iturraspe lo definen como: “la alteración disvaliosa del bienestar psicofísico de una
persona por una acción atribuible a otra persona”.
Lorenzetti en base al artículo 1741 lo define como: “la lesión a los derechos o intereses lícitos no
reprobados por el ordenamiento jurídico que repercuten en la esfera extrapatrimonial de una persona.
Hoy casi no se niega el resarcimiento del daño moral, el cual es sustentado con los continuos y reiterados
fallos jurisprudenciales. Sin embargo, en la doctrina la cuestión no fue tan sencilla. Hubo quienes negaron
la indemnización, otros que la limitaron a supuestos específicos y otros que la consideraron con total
plenitud.
 Teoría negatoria absoluta: señala la total o absoluta improcedencia de la reparación económica para
el daño moral. Se funda en argumentos muy precisos: dice que es imposible pagar el dolor con dinero,
la imposibilidad de evaluación del perjuicio ocasionado, entre otros.
Hoy ya no tiene virtualidad esta teoría. Se le ha refutado que de ninguna manera es inmoral, el dinero
tiene como fin compensar la perturbación producida.
 Tesis negatoria relativa: otros autores han considerado que el daño moral procedía solo en ciertos y
determinados casos.
Llambias sostenía que debía indemnizarse solo cuando el sujeto demandado hubiera actuado
dolosamente.
Otros decían que la indemnización solo procedía cuando en la medida en que el daño a su vez fuera
un delito del derecho criminal. Postura receptada por Vélez antes de la reforma con la ley 17711.
 Tesis amplia: es la opinión mayoritaria y actual desde la reforma con la ley 17711. Considera que la
indemnización procede en todos los supuestos en los que hay y se puede probar dicho perjuicio. Tanto
en el ámbito contractual como extracontractual.
En cuanto a la finalidad del daño moral la incógnita ha sido: ¿es una pena o es una indemnización?
Finalmente la respuesta resulto ser que el daño moral da lugar a una indemnización o resarcimiento. Con
dicha indemnización o resarcimiento el daño moral no se borra ni desparece por la suma de dinero que
reciba la víctima. La finalidad es permitirle al perjudicado una especie de satisfacción.
Aspectos sobre los que recae: la seguridad personal, las afecciones legítimas, el bien de goce:
alcance y tratamiento legal de cada una.
El daño moral son las consecuencias o resultados disvaliosos sufridos por una persona en sus intereses o
en sus derechos subjetivos desde una concepción amplia; sufridos en la seguridad personal, en el goce de
los bienes o en las afecciones personales.
Por lo tanto, como dijimos, el daño moral va a recaer sobre:
 Seguridad personal, comprende la protección jurídica a la vida misma de la persona, el amparo a la
actividad física y psíquica, a la disponibilidad del cuerpo, a la identidad, a la imagen, el honor, la
reputación, la privacidad, la igualdad y la libertad.
 Goce de los bienes, es el cariño o afecto que tienen ciertos bienes cuando adquieren para su titular un
valor especial.
 Afecciones legítimas, constituidas por todos aquellos sentimientos que nacen como consecuencia del
emplazamiento familiar. Por tal motivo, el daño de afección se configura bajo la forma de la tristeza, la
pena o el disgusto de un mal padecido por el ser querido.
Reparación del daño:
ARTICULO 1740.- Reparación plena.
La reparación del daño debe ser plena. Consiste en la restitución de la situación del damnificado al estado
anterior al hecho dañoso, sea por el pago en dinero o en especie.
La víctima puede optar por el reintegro específico (recayendo en la víctima la opción por una u otra
modalidad), excepto que la restitución en especie sea parcial o totalmente imposible, excesivamente
oneroso o abusivo, en cuyo caso se debe fijar en dinero.
En el caso de daños derivados de la lesión del honor, la intimidad o la identidad personal, el juez puede, a
pedido de parte, ordenar la publicación de la sentencia, o de sus partes pertinentes, a costa del
responsable. Cuando se trata de la violación de los derechos personalísimos, dada la primacía de la tutela
de la persona humana, la condena comprende también la publicación de la sentencia condenatoria, en
sentido acorde con la postura de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Para la reparación del daño hay dos sistemas:


 El romano: es el de la indemnización por medio de sumas de dinero.
 El germano: la restitución en especie.
Legitimación activa:
Antes de la reforma de la Ley 17.711, al igual que en la mayor parte de la legislación extranjera, se
discutía en torno a cuales eran las personas con derecho a reclamar el resarcimiento por el daño moral. Si
solo tenía derecho a reclamar la víctima del hecho, excluyéndose a los damnificados indirectos; o si se
debía incluir a ambos.
Luego de la reforma con la Ley 17.711 ese debate ceso. Siguiendo la distinción realizada por Vélez en
Responsabilidad Contractual y Extracontractual podemos decir que, dentro de esta última, solamente la
victima (damnificado directo) del hecho dañoso podía reclamar por el daño moral. Y como excepción en
caso de producirse la muerte se extendía la legitimación a los herederos forzosos (ascendientes,
descendiente y cónyuge únicamente).
El CCC ha regulado con más precisión todo este tema en el art. 1741: Indemnización de las
consecuencias no patrimoniales.
En primer lugar: Está legitimado para reclamar la indemnización de las consecuencias no patrimoniales el
damnificado directo.
En segundo lugar: El damnificado indirecto. Si del hecho resulta su muerte o sufre gran discapacidad
también tienen legitimación a título personal, según las circunstancias, los ascendientes, los
descendientes, el cónyuge y quienes convivían con aquél recibiendo trato familiar ostensible.
Fundamental: La acción sólo se transmite a los sucesores universales del legitimado si es interpuesta por
éste (en vida).
El monto de la indemnización debe fijarse ponderando las satisfacciones sustitutivas y compensatorias que
pueden procurar las sumas reconocidas.
Prueba:
En ocasiones resulta muy difícil probar el daño moral o extrapatrimonial. Muchos autores hablan de prueba
diabólica.
Con carácter general y para todo daño rige lo dispuesto en el artículo 1744 del CCC:
“El daño no se presume, y debe ser acreditado por quien lo invoca, salvo que la ley lo presuma o surja
notorio de los propios hechos.”
En base a ello se interpreta que es el actor el que debe acreditarlo, mediante demostración activa, cuando
se afecte un bien de naturaleza patrimonial.
De forma opuesta, cuando la afectación recaiga sobre un bien de naturaleza extrapatrimonial, estará
asistido por una presunción hominis, que deberá ser desvirtuada por el accionado si pretende contrarrestar
la pretensión ejercida.
*presunción hominis: proceso mental por medio del cual el Juez descubre la realidad de un hecho desconocido, como
consecuencia lógica de otro u otros desconocidos.

Las personas jurídicas y el daño moral:


En el ámbito del Cód. Civil existía una importante polémica respecto a si las personas jurídicas podían o
no sufrir un daño moral o extrapatrimonial. Resulta muy difícil/casi imposible concebir que una persona
jurídica pueda tener sentimientos.
En especial, el debate giraba en relación a las personas jurídicas sin fines de lucro, en torno a la lesión al
"buen nombre", o a la reputación. La realidad es que no se traduce en un daño moral o extrapatrimonial,
sino patrimonial. No deja de ser un daño patrimonial. Cabe advertir que la doctrina mayoritaria niega la
existencia de daño moral para este caso.
De la lectura del art. 1741 del CCyC, debe concluirse que el daño extrapatrimonial o moral no puede
predicarse de las personas jurídicas.
Otros autores, que conforman la minoría, afirman que si habría daño moral.
Dispensa anticipada: régimen legal.
ARTICULO 1743.- Dispensa anticipada de la responsabilidad.
“Son inválidas las cláusulas que eximen o limitan la obligación de indemnizar cuando afectan derechos
indisponibles, atentan contra la buena fe, las buenas costumbres o leyes imperativas, o son abusivas. Son
también inválidas si liberan anticipadamente, en forma total o parcial, del daño sufrido por dolo del deudor
o de las personas por las cuales debe responder.”
La norma incorpora al Código cláusulas de dispensa anticipada de responsabilidad que eximen total o
parcialmente. Si bien el artículo sienta como principio general la validez de dichas cláusulas, son muy
importantes las excepciones previstas en un bloque de supuestos de invalidez.
Derechos y actos personalísimos:
ARTÍCULO 52.- Afectaciones a la dignidad.
La persona humana lesionada en su intimidad personal o familiar, honra o reputación, imagen o identidad,
o que de cualquier modo resulte menoscabada en su dignidad personal, puede reclamar la prevención y
reparación de los daños sufridos, conforme a lo dispuesto en el Libro Tercero, Título V, Capítulo 1.
ARTÍCULO 55.- Disposición de derechos personalísimos. Interpretación. Revocabilidad.
El consentimiento para la disposición de los derechos personalísimos es admitido si no es contrario a la
ley, la moral o las buenas costumbres. Este consentimiento no se presume, es de interpretación restrictiva,
y libremente revocable.
Reparación del daño:
En el caso de daños derivados de la lesión del honor, la intimidad o la identidad personal, el juez puede, a
pedido de parte, ordenar la publicación de la sentencia, o de sus partes pertinentes, a costa del
responsable.
Cuando se trata de la violación de los derechos personalísimos, dada la primacía de la tutela de la persona
humana, la condena comprende también la publicación de la sentencia condenatoria, en sentido acorde
con la postura de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Punto 3: El daño resarcible por homicidio. En el código de Vélez: exposición.
El homicidio acaece cuando una persona da muerte a otra, ya sea que hubiese obrado con o sin intención.
Quedan, entonces, comprendidos en esta figura el homicidio simple, culposo, doloso, preterintencional,
parricidio, etc.
La acción para reclamar la indemnización por los perjuicios originados en el homicidio y todo lo relación
con ello fuer regulado ya desde el Código Civil de Vélez.
ARTICULO 1079:
“La obligación de reparar el daño causado por un delito existe, no sólo respecto de aquel a quien el delito
ha damnificado directamente, sino respecto de toda persona, que por él hubiese sufrido, aunque sea de
una manera indirecta.”
Acaecido el homicidio toda persona que hubiese sufrido un perjuicio derivado de esta muerte, tiene una
acción iure propio para ser indemnizada.
Una posición doctrinal plantea que frente al delito de homicidio: el damnificado directo es el muerto y
damnificados indirectos son todas las demás personas que sufren un daño como consecuencia de esa
muerte.
El daño por el homicidio puede ser: moral o material. En el marco del daño material; son damnificados
indirectos con acción personal: el cónyuge, los hijos, los padres, como así también, los hermanos y demás
parientes sin límite de grado y demás personas que sin tener un vínculo de parentesco con el muerto,
hayan sufrido un perjuicio de naturaleza patrimonial.
La tesis del valor económico de la vida humana: exposición, crítica y superación.
No es otra cosa que la medición de la cuantía del perjuicio que sufren aquellos que eran destinatarios de
todos o parte de los bienes económicos que el fallecido producía y en razón de esa fuente de ingresos que
se extingue.
De esta manera, lo que es objeto de medición en dinero, no es la vida en sí misma, sino las consecuencias
que la brusca interrupción de la misma produce.
La vida humana no tiene valor económico per se, sino en consideración a lo que produce y puede producir.
El ataque a la vida puede originar consecuencias económicas que deben ser reparadas.
La vida humana es un bien de naturaleza extrapatrimonial, no integra el patrimonio, sin perjuicio que su
ataque origine consecuencias económicas que deberán ser reparadas, en razón de lo que la vida produce
o pudiera producir en el orden patrimonial para el propio sujeto o para los demás.
Del CCC en el artículo 1741 surge que en caso de daño moral se indemniza el precio del consuelo que
procura mitigar el dolor de la víctima a través de bienes deleitables que conjugan la tristeza, desazón o las
penurias. Se trata de proporcionar a la víctima recursos aptos para menguar el detrimento causado.
La jurisprudencia sostiene que ante la muerte de ancianos o niños debe ser resarcido el daño patrimonial,
fundado en la perdida de chance que importa la posibilidad que tenían las victimas de ayudar
económicamente a sus padres o a sus hijos.
En el CCC argentino: norma legal, indemnizaciones. Legitimación activa.
ARTICULO 1741.- Indemnización de las consecuencias no patrimoniales.
Está legitimado para reclamar la indemnización de las consecuencias no patrimoniales el damnificado
directo. Si del hecho resulta su muerte o sufre gran discapacidad también tienen legitimación a
título personal, según las circunstancias, los ascendientes, los descendientes, el cónyuge y
quienes convivían con aquél recibiendo trato familiar ostensible.
La acción sólo se transmite a los sucesores universales del legitimado si es interpuesta por éste.
El monto de la indemnización debe fijarse ponderando las satisfacciones sustitutivas y
compensatorias que pueden procurar las sumas reconocidas.
ARTICULO 1745.- Indemnización por fallecimiento.
En caso de muerte, la indemnización debe consistir en:
a) los gastos necesarios para asistencia (médica, farmacéutica, internación, etc.) en el tiempo
comprendido entre el hecho dañoso y el fallecimiento. Y regula lo referente al posterior funeral de la
víctima. El derecho a repetirlos incumbe a quien los paga, aunque sea en razón de una obligación legal;
b) lo necesario para alimentos del cónyuge, del conviviente, de los hijos menores de veintiún años de edad
con derecho alimentario, de los hijos incapaces o con capacidad restringida, aunque no hayan sido
declarados tales judicialmente; esta indemnización procede aun cuando otra persona deba prestar
alimentos al damnificado indirecto; el juez, para fijar la reparación, debe tener en cuenta el tiempo probable
de vida de la víctima, sus condiciones personales y las de los reclamantes;
c) la pérdida de chance de ayuda futura como consecuencia de la muerte de los hijos; este derecho
también compete a quien tenga la guarda del menor fallecido.
Reemplaza los artículos de Vélez y fija los criterios para ponderar el daño material en caso de
fallecimiento. Es decir, el denominado valor de la vida humana; la que no tiene valor económico intrínseco
o por sí misma, sino que considera indemnizables los lucros que el fallecido destinaba en vida a los
legitimados activos. Se admite la perdida de chances por la muerte de hijos menores.

Los legitimados activos reciben la indemnización a título iure proprio, como daño emergente, por las
consecuencias patrimoniales propias que la supresión de la vida ajena produjo en ellos. Y en base al
apoyo y auxilio económico que les brindaba el fallecido, teniendo en cuenta todas las circunstancias de la
víctima (capacidad productiva, edad probable de vida, sexo, relaciones de familia etc.) y la de los
damnificados (asistencia que recibía, edad, necesidades asistenciales, tiempo probable de ayuda, etc.).
Los legitimados activos presumidos, es decir respecto de quienes rige la presunción legal iuris tantum de
daño, son el cónyuge, el conviviente, los hijos menores de 21 años o con derecho alimentario, los
incapaces o con capacidad restringida aún no declarada judicialmente.
Los restantes legitimados eventuales (hijos mayores, ascendientes, etc.) deberán acreditar el perjuicio.
La indemnización al supérstite e hijos. Comparación y críticas con el régimen anterior:
Cónyuge:
Es heredero necesario ya que padece las consecuencias del daño. Como bien lo aclara el articulado. Es
un legitimado activo presumido, no debe acreditar el perjuicio. Rige la presunción legal iuris tantum del
daño.
Conviviente:
Hoy en día, como bien se observa en el articulado, queda equiparado al cónyuge. Esto es así en razón de
que padece las consecuencias del daño. Es un legitimado activo presumido, no debe acreditar el perjuicio.
Rige la presunción legal iuris tantum del daño.
Sin embargo, en relación con el Código Civil de Vélez fue un tema de discusión. Hubo quienes le negaban
la acción fundándose en que no estaba amparado por los legitimados previstos en la ley, en que la
relación era contraria a la moral y las buenas costumbres, que es una relación que no crea vínculo jurídico,
etc. Otros le reconocían el derecho fundándose en que por la muerte de su compañero se le producía un
daño cierto. Hoy esto ya no es tema de debate.
Hijos:
Resultan herederos necesarios los hijos menores de veintiún años de edad con derecho alimentario y los
hijos incapaces o con capacidad restringida, aunque no hayan sido declarados tales judicialmente. Es un
legitimado activo presumido, no debe acreditar el perjuicio. Rige la presunción legal iuris tantum del daño.
En el caso de los hijos mayores no se aplica la legitimación activa presumida. No existe presunción iuris
tantum del daño. Por lo que son considerados legitimados eventuales, deben acreditar el perjuicio.
Padres:
No se aplica la legitimación activa presumida. No existe presunción iuris tantum del daño. Por lo que son
considerados legitimados eventuales, deben acreditar el perjuicio.
Cabe destacar que hoy en día el CCC regula específicamente el supuesto de perdida de chance de ayuda
futura como consecuencia de la muerte de los hijos.
Hermanos y otros colaterales:
Tampoco resultan ser herederos forzosos. No se aplica la legitimación activa presumida. No existe
presunción iuris tantum del daño. Por lo que son considerados legitimados eventuales, deben acreditar el
perjuicio.
Acreedores y socios:
Los acreedores solo tendrán derecho a reclamar si prueban que la muerte ha sido la causa adecuada que
impide la percepción del crédito. En cuanto al socio, tiene también derecho a pretender la indemnización
por los perjuicios que le haya causado la muerte de uno de sus socios.
Perdida de la chance de ayuda económica futura: concepto; requisitos; indemnización.
El articulo 1745 recepta el supuesto de perdida de chance de ayuda económica futura:
“c) la pérdida de chance de ayuda futura como consecuencia de la muerte de los hijos; este derecho
también compete a quien tenga la guarda del menor fallecido.”
En caso de muerte de los hijos menores la presunción comprende la pérdida de chance de asistencia
material y espiritual en la ancianidad y en caso de necesidad de los padres, presunción que es más fuerte
en las familias humildes. El artículo 1745 recepta el daño elaborado por la jurisprudencia y aclara que ese
derecho resarcitorio también compete al tercero que tenía la guarda del menor y, por consiguiente, estaba
beneficiado por la presunción de ayuda futura.
Los montos resarcitorios serán diferentes para cada damnificado atendiendo a la distinta situación
vivencial de cada uno de ellos.
Lesiones e incapacidades productivas o económicas: tipos, determinación de la indemnización,
gastos de incapacidad permanente.
Art. 1746: Indemnización por lesiones o incapacidad física o psíquica.
“En caso de lesiones o incapacidad permanente, física o psíquica, total o parcial, la indemnización debe
ser evaluada mediante la determinación de un capital, de tal modo que sus rentas cubran la disminución
de la aptitud del damnificado para realizar actividades productivas o económicamente valorables, y que se
agote al término del plazo en que razonablemente pudo continuar realizando tales actividades. Se
presumen los gastos médicos, farmacéuticos y por transporte que resultan razonables en función de la
índole de las lesiones o la incapacidad. En el supuesto de incapacidad permanente se debe indemnizar el
daño aunque el damnificado continúe ejerciendo una tarea remunerada. Esta indemnización procede aun
cuando otra persona deba prestar alimentos al damnificado.”

Tipos:
Incapacidad transitoria: La incapacidad transitoria es la que dura temporariamente porque transcurrido el
período de curación desaparece o remite, por lo que nunca se consolida definitivamente y se indemniza a
título de lucro cesante. A diferencia de la incapacidad permanente. Las reparaciones por incapacidad y por
lucro cesante no son excluyentes entre sí.
La presunción de gastos médicos, farmacéuticos y por transporte, que resultan razonables en función de la
índole de las lesiones o la incapacidad resulta aplicable tanto para la incapacidad transitoria como para la
permanente.
Incapacidad permanente: La incapacidad permanente se da cuando una persona no pueda, a causa de
la magnitud e importancia de una enfermedad o lesión, volver a desempeñar la actividad a la que se
dedicaba.
Puede ser de dos tipos: Incapacidad permanente parcial para la profesión habitual. Incapacidad
permanente total para la profesión habitual.
Determinación de la indemnización:
El capital indemnizatorio debe dar lugar a la producción de rentas que cubran la disminución de la aptitud
del damnificado para realizar actividades productivas o económicamente valorables, dándose el
agotamiento al término del plazo en que razonablemente pudo continuar realizando tales actividades. Para
lo cual será de ayuda el uso de fórmulas matemáticas.
Se destaca que la integridad psicofísica de la persona no tiene un valor económico en sí misma, como si
se tratara de una cosa. Por lo que, el único daño patrimonial tiene relación con la disminución de la
capacidad de esa persona para la ejecución de tareas productivas o económicas. Y para medirlo lo mejor
es el empleo de fórmulas matemáticas que vinculen la disminución de la capacidad de la víctima con el
tiempo de vida en el que esta pudo continuar desarrollado esa actividad económica o productiva.
Gastos de incapacidad permanente:
Esta se debe indemnizar aunque el damnificado continúe ejerciendo una tarea remunerada, y aunque otra
persona deba prestarle alimentos. Es que el deber de prestar alimentos se funda en la satisfacción de las
necesidades básicas.
En cuanto a los gastos médicos, farmacéuticos o de transporte; se presumen aquellos que resultan
razonables en razón de la índole de las lesiones o la incapacidad. Resulta aplicable tanto para la
incapacidad transitoria como para la permanente.
Punto 4: Daños sufridos colectivamente.
La cuestión de la responsabilidad colectiva aparece, en cambio cuando el sujeto no está individualizado
entre un grupo de posibles responsables, y por lógica consecuencia, no se demuestra la relación causal.
La responsabilidad colectiva no ha sido contemplada sino en los casos excepcionales de los cuasidelitos
romanos de effusis et dejectis y de positis vel suspensi. La necesidad de no dejar a las víctimas sin la
reparación por los daños causados, con tanta frecuencia en aquella época, por cosas arrojadas o caídas
de un edificio, cuando no se sabía quién las arrojo o quien las coloco peligrosamente, llevo a imponer la
obligación de indemnizar a todos los ocupantes de la casa en proporción a su interés en la misma.
Hoy , la reiteración de daños producidos por grupos de personas no individualizadas actuando en las más
diversas circunstancias y el concepto cada vez más generalizado de que no debe dejarse a la víctima sin
resarcimiento del daño sufrido.
En sentido amplio, daño colectivo es aquel que afecta a varias personas, de manera simultánea o
sucesivamente.
En sentido estricto, se denomina daño colectivo al que experimenta un conjunto de personas a raíz de la
lesión a un interés grupal o social.
Actualmente se conciben tres clases de derechos: individuales, individuales homogéneos y derechos de
incidencia colectiva. Estos dos últimos tienen por objeto bienes colectivos o derechos colectivos
Sistemas del derecho comparado:
La responsabilidad colectiva ha tenido recepción en el derecho alemán desde la sanción del código civil,
en cambio en Francia se ha seguido una interesante evolución jurisprudencial hasta la consagración
legislativa de este tipo de responsabilidad en el caso de la ley de reformas al CP del 4 de junio de 1970.
Derecho alemán
En el código alemán la cuestión se halla expresamente resuelta en favor de la admisión de la
responsabilidad colectiva.
Derecho Francés
En Francia la jurisprudencia y la doctrina han mantenido durante mucho tiempo el principio de la
responsabilidad individual, tratando de evitar la injusticia que de otro modo se cometería al condenar a un
inocente.
Si la responsabilidad es considerada del lado del autor daño y como una sanción de sus actos
reprochables, la solución restrictiva aparece entonces y los argumentos doctrinarios son irrefutables.
La función esencial de la responsabilidad en su técnica tradicional no es el castigo de los actos injustos,
sino la indemnización de los daños injustos.
Sistema en el derecho nacional:
En el derecho nacional, dentro del CCC, no hay ninguna norma específica que regule los daños sufridos y
causados colectivamente.
En el proyecto de reforma del CC, se había planteado en tres artículos (desde el 1745) regular los daños
sufridos colectivamente y los daños causados colectivamente. Pero esto fue eliminado.
Legitimación activa: sistema de legitimación colectiva.
Estos tipos de derechos son ejercidos, acorde con la resolución de la CSJN en el fallo "Halabi" por el
defensor del pueblo, las asociaciones que concentran el interés colectivo y el afectado (legitimación activa)
(artículo 43 CN).
Su característica principal está dada por el hecho de ser "no distributivos", esto quiere decir que un bien es
colectivo cuando conceptual, fáctica o jurídicamente sea imposible dividirlo en partes y otorgárselas a otros
individuos.
Los daños sufridos colectivamente se presentan en aquellos daños que impactan el medio ambiente, los
daños nucleares, los vicios de los productos de consumo, etc. Los destinatarios del peligro no son las
personas de manera aislada, sino categorías ligadas entre sí por ciertas características.
Vía procesal y reparación: reglas.
El CCC ha perdido fuerza al haber suprimido los artículos que contemplaban el daño sufrido
colectivamente y también al suprimir la sanción pecuniaria prevista.
Tener en cuenta: articulo 52 Ley de Defensa del Consumidor n° 24.240, artículos 41, 42 y 43 CN.
ARTICULO 52. — Acciones Judiciales.
“Sin perjuicio de lo dispuesto en esta ley, el consumidor y usuario podrán iniciar acciones judiciales cuando
sus intereses resulten afectados o amenazados.
La acción corresponderá al consumidor o usuario por su propio derecho, a las asociaciones de
consumidores o usuarios autorizadas en los términos del artículo 56 de esta ley, a la autoridad de
aplicación nacional o local, al Defensor del Pueblo y al Ministerio Público Fiscal. Dicho Ministerio, cuando
no intervenga en el proceso como parte, actuará obligatoriamente como fiscal de la ley.
En las causas judiciales que tramiten en defensa de intereses de incidencia colectiva, las asociaciones de
consumidores y usuarios que lo requieran estarán habilitadas como litisconsortes de cualquiera de los
demás legitimados por el presente artículo, previa evaluación del juez competente sobre la legitimación de
éstas.
Resolverá si es procedente o no, teniendo en cuenta si existe su respectiva acreditación para tal fin de
acuerdo a la normativa vigente.
En caso de desistimiento o abandono de la acción de las referidas asociaciones legitimadas la titularidad
activa será asumida por el Ministerio Público Fiscal.”
Artículo 41: CN
“Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano
y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las
generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la
obligación de recomponer, según lo establezca la ley.
Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos
naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información
y educación ambientales.
Corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los presupuestos mínimos de protección, y a las
provincias, las necesarias para complementarlas, sin que aquéllas alteren las jurisdicciones locales.
Se prohíbe el ingreso al territorio nacional de residuos actual o potencialmente peligrosos, y de los
radiactivos.”
Artículo 42: CN
“Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en la relación de consumo, a la
protección de su salud, seguridad e intereses económicos; a una información adecuada y veraz; a la
libertad de elección, y a condiciones de trato equitativo y digno.
Las autoridades proveerán a la protección de esos derechos, a la educación para el consumo, a la defensa
de la competencia contra toda forma de distorsión de los mercados, al control de los monopolios naturales
y legales, al de la calidad y eficiencia de los servicios públicos, y a la constitución de asociaciones de
consumidores y de usuarios.
La legislación establecerá procedimientos eficaces para la prevención y solución de conflictos, y los
marcos regulatorios de los servicios públicos de competencia nacional, previendo la necesaria
participación de las asociaciones de consumidores y usuarios y de las provincias interesadas, en los
organismos de control.”
Artículo 43: CN
“Toda persona puede interponer acción expedita y rápida de amparo, siempre que no exista otro medio
judicial más idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades públicas o de particulares, que en forma
actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos
y garantías reconocidos por esta Constitución, un tratado o una ley. En el caso, el juez podrá declarar la
inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u omisión lesiva.
Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo a los derechos que
protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así como a los derechos de incidencia
colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo y las asociaciones que propendan a esos fines,
registradas conforme a la ley, la que determinará los requisitos y formas de su organización.
Toda persona podrá interponer esta acción para tomar conocimiento de los datos a ella referidos y de su
finalidad, que consten en registros o bancos de datos públicos, o los privados destinados a proveer
informes, y en caso de falsedad o discriminación, para exigir la supresión, rectificación, confidencialidad o
actualización de aquéllos. No podrá afectarse el secreto de las fuentes de información periodística.
Cuando el derecho lesionado, restringido, alterado o amenazado fuera la libertad física, o en caso de
agravamiento ilegítimo en la forma o condiciones de detención, o en el de desaparición forzada de
personas, la acción de hábeas corpus podrá ser interpuesta por el afectado o por cualquiera en su favor y
el juez resolverá de inmediato, aun durante la vigencia del estado de sitio.”
Daño ambiental: régimen legal.
El daño ambiental conocido como “daño ambiental de incidencia colectiva” es definido por la Ley General
del Ambiente en su artículo 27 in fine:
“Se define al daño ambiental como toda alteración relevante que modifique negativamente el ambiente,
sus recursos, el equilibrio de los ecosistemas, o los bienes o valores colectivos.”
La LGA diferencia el daño ambiental del daño a los individuos a través del ambiente. En el caso del daño
al ambiente nos encontramos con un daño al medio, ya sea mediante su alteración o destrucción, que
afecta la calidad de vida de los distintos seres vivos, sus ecosistemas y los componentes de la noción de
ambiente. Cuando existe daño al ambiente no debe necesariamente concretarse un daño específico o
puntual a las personas o sus bienes particulares.
La LGA distingue la responsabilidad penal y administrativa de la responsabilidad civil por daño ambiental
colectivo:
ARTÍCULO 29. La exención de responsabilidad sólo se producirá acreditando que, a pesar de haberse
adoptado todas las medidas destinadas a evitarlo y sin mediar culpa concurrente del responsable, los
daños se produjeron por culpa exclusiva de la víctima o de un tercero por quien no debe responder.
La responsabilidad civil o penal, por daño ambiental, es independiente de la administrativa.
ARTÍCULO 30. Producido el daño ambiental colectivo, tendrán legitimación para obtener la recomposición
del ambiente dañado, el afectado, el Defensor del Pueblo y las asociaciones no gubernamentales de
defensa ambiental, conforme lo prevé el artículo 43 de la Constitución Nacional, y el Estado nacional,
provincial o municipal; asimismo, quedará legitimado para la acción de recomposición o de indemnización
pertinente, la persona directamente damnificada por el hecho dañoso acaecido en su jurisdicción.
Deducida demanda de daño ambiental colectivo por alguno de los titulares señalados, no podrán
interponerla los restantes, lo que no obsta a su derecho a intervenir como terceros.- Sin perjuicio de lo
indicado precedentemente toda persona podrá solicitar, mediante acción de amparo, la cesación de
actividades generadoras de daño ambiental colectivo.
ARTÍCULO 31. Si en la comisión del daño ambiental colectivo, hubieren participado dos o más personas, o
no fuere posible la determinación precisa de la medida del daño aportado por cada responsable, todos
serán responsables solidariamente de la reparación frente a la sociedad, sin perjuicio, en su caso, del
derecho de repetición entre sí para lo que el juez interviniente podrá determinar el grado de
responsabilidad de cada persona responsable.
En el caso de que el daño sea producido por personas jurídicas la responsabilidad se haga extensiva a
sus autoridades y profesionales, en la medida de su participación
Patrimonio cultural: normas aplicables.
En cuanto al régimen jurídico, es importante el transito operado en Argentina desde la concepción que
entendía su tutela mediante leyes especiales (la llamada “Legislación Patrimonial”) a la incorporación
constitucional (con la reforma de 1994) del denominado “Derecho al patrimonio cultural (DPC)”
La reforma incorporó a la Constitución Nacional la “tercera” generación de derechos, positivizando el
“Derecho al patrimonio y a la identidad cultural” -entre otros de su clase-, pero además, estableciendo la
manda de dictar una ley de presupuestos mínimos que (a más de veinte años). Argentina consagró en la
Constitución Nacional (y en muchas cartas provinciales), el DPC, dándole carácter de derecho colectivo.
En síntesis, la reforma nacional en Argentina, cambió sustancialmente la cuestión y obliga a considerar
que: Antes de la reforma, el PC se estudiaba mediante la llamada “legislación del patrimonio” con reenvío
a numerosas leyes, pues existe un universo de bienes que conforman el concepto “patrimonio” y por tanto
existe una frondosa legislación especial5 , normas generales (nacionales o provinciales) sin perjuicio de la
articulación con normas municipales (locales); la reforma constitucional (94) al incorporar el “DPC” con
remisión al “ambiente” y en el capítulo “nuevos derechos”, le da además de lo expresado, dimensión de
derecho humano, fijando la responsabilidad inter generacional de tutela.
En Argentina los bienes que integran el PC de la nación son enumerados en Ley 25.1977 que crea el
Registro Único de Bienes Culturales.
ARTICULO 1º: La presente ley tiene por objeto la centralización del ordenamiento de datos de los bienes
culturales de la Nación, en el marco de un sistema de protección colectiva de su patrimonio que a partir de
la identificación y registro del mismo será denominado Registro Nacional de Bienes Culturales.
ARTICULO 2º: A los efectos de la presente ley se entiende por "bienes culturales", a todos aquellos
objetos, seres o sitios que constituyen la expresión o el testimonio de la creación humana y la evolución de
la naturaleza y que tienen un valor arqueológico, histórico, artístico, científico o técnico excepcional. El
universo de estos bienes constituirá el patrimonio cultural argentino.
Se entiende por "bienes culturales histórico-artísticos" todas las obras del hombre u obras conjuntas del
hombre y la naturaleza, de carácter irreemplazable, cuya peculiaridad, unidad, rareza y/o antigüedad les
confiere un valor universal o nacional excepcional desde el punto de vista histórico, etnológico o
antropológico, así como las obras arquitectónicas, de la escultura o de pintura y las de carácter
arqueológico.

Punto 5: daños causados colectivamente.


Como vemos, existen dos posibilidades bien diferenciadas, puede ser: grupal o colectiva, lo que nos
plantea el primer interrogante, ¿son términos sinónimos o tienen diferencias?

La doctrina ha entendido pacíficamente que:

- En la responsabilidad grupal el del daño causado “individualmente”, por un miembro integrante del
grupo determinado; aunque anónimo.

- En la responsabilidad colectiva, el daño es causado “por todos los integrantes”, o mejor dicho todos
tienen algún grado de participación en él.

1 -En la primera hipótesis, pese a estar en presencia de un daño grupal, el origen es individual, aunque
anónimo. Si la persona, integrante del grupo, fuese “individualizada”, centrará la cuestión en la órbita de
la responsabilidad individual, y no regirán los principios de la responsabilidad colectiva. El ejemplo típico
del grupo de cacería, en los cuales uno de ellos hiere a una persona, y ante la indeterminación de su
autor, se condena a todos los miembros del grupo.

2 -En la segunda hipótesis, serán todos los miembros de esa cantidad de personas los que conjuntamente
ocasionarán el daño.

Aunque en esta hipótesis pueden a su vez existir dos variantes:

A) Todos los miembros han tenido algún grado de participación en el daño.. Por ejemplo cuando varias
fábricas vuelcan desechos contaminantes en el cauce de un río.

b) Todos los integrantes han contribuido a generar el daño, aunque no pueda determinarse en que
proporción han contribuido. El ejemplo típico de las avalanchas en espectáculos públicos, o el accionar de
las “barras bravas” generadoras de daños.
Régimen legal del CCC: supuestos. Eximentes.
Art. 1760 Cosa suspendida o arrojada.
Si de una parte de un edificio cae una cosa, o si ésta es arrojada, los dueños y ocupantes de dicha parte
responden solidariamente por el daño que cause. Sólo se libera quien demuestre que no participó en su
producción.
La norma en comentario regula un caso puntual de responsabilidad colectiva, constituido por los daños
ocasionados por las cosas caídas o arrojadas de un edificio. En tal caso, la ley presume que son autores
del daño todos los dueños u ocupantes de la parte del inmueble de la cual provenga la cosa dañosa,
quienes responden objetiva y solidariamente, pero pueden liberarse de responsabilidad mediante prueba
en contrario.
El ámbito de aplicación de este supuesto de responsabilidad incluye los daños causados tanto por cosas
arrojadas como por objetos que caen de un edificio. De este modo se supera la distinción anterior entre las
cosas arrojadas y aquellas "suspendidas o puestas de un modo peligroso que lleguen a caer", proveniente
del derecho romano, por una enunciación más clara. En cuanto al lugar de la caída de esas cosas, el
nuevo texto nada dice, con lo cual cabe interpretar que rige no sólo para las cosas caídas o arrojadas a la
calle —como lo disponía el artículo 1119 del código derogado—, sino también para las que impactan en
sectores no abiertos al público, como un patio interno.
La ley menciona como legitimados pasivos a los dueños y los ocupantes de la parte del edificio de la que
proviene la cosa. La referencia al "ocupante" busca ampliar el alcance del artículo, pues incluye a cualquier
persona que habite en el inmueble, ya se trate de un locatario, usufructuario, usuario, poseedor,
comodatario, depositario, etcétera
En los supuestos regidos por la norma, la ley presume, salvo prueba en contrario, que todos los dueños u
ocupantes de la parte del edificio de la que cayó la cosa son autores del daño. Queda a su cargo, para
eximirse, acreditar que no han participado en la producción del perjuicio.

Art. 1761 Autor anónimo.


Si el daño proviene de un miembro no identificado de un grupo determinado responden solidariamente
todos sus integrantes, excepto aquel que demuestre que no ha contribuido a su producción.
La norma sienta un principio general —del que el artículo 1760 resulta una aplicación particular— según el
cual todos los integrantes de un grupo responden objetiva y solidariamente por el daño ocasionado por
uno de ellos, si éste no ha podido ser identificado.
La norma en comentario consagra un caso puntual de responsabilidad colectiva.
Se trata de los casos en que el daño es causado por un miembro no identificado de un grupo que, en
cambio, sí está determinado (v. gr., daños causados a la víctima como consecuencia de una reyerta
espontánea de la que participaron varias personas, sin que pueda identificarse quién fue específicamente
el que ejerció violencia sobre aquélla). Se trata de un supuesto de causalidad alternativa o disyunta, pues,
en realidad, el daño es causado por una persona o por otra.
En tal caso, la ley presume que todos los miembros del grupo han sido coautores del daño.
La aplicación del artículo presupone, ante todo, que exista un grupo, es decir, una pluralidad de personas
que forman un conjunto. No es necesario, por el contrario, que ese grupo esté formalmente constituido de
antemano. Determinada la existencia del grupo, es preciso que exista un nexo entre éste y el daño.
La norma requiere, como requisito ineludible, que no se haya acreditado quién o quiénes ocasionaron el
perjuicio. Es decir, se exige que el autor permanezca en el anonimato, pues si fuera posible establecer
quién es el autor concreto de la acción dañosa la responsabilidad no sería colectiva. Es este anonimato el
que permite imputar responsabilidad a todos los miembros del grupo.
Art. 1762 Actividad peligrosa de un grupo.
Si un grupo realiza una actividad peligrosa para terceros, todos sus integrantes responden solidariamente
por el daño causado por uno o más de sus miembros. Sólo se libera quien demuestra que no integraba el
grupo.
Cuando el daño es causado por uno o algunos miembros de un grupo de riesgo, todos sus integrantes
responden solidariamente.
Se trata de un supuesto de responsabilidad colectiva como consecuencia del riesgo generado por el grupo
en sí mismo.
La norma en comentario busca generar herramientas jurídicas más adecuadas para los casos en que el
daño es ocasionado por el accionar de determinados grupos riesgosos, como sucede con las
denominadas "barras bravas", las "patotas", los grupos de agentes contaminantes, etcétera.
Es preciso que medie relación causal entre el riesgo generado por el grupo y el daño cuya reparación se
reclama. Así, si se demanda a los integrantes de una "barra brava" por los daños sufridos por la víctima en
el curso de un espectáculo público, debe acreditarse que el perjuicio fue ocasionado por uno o algunos de
los integrantes del grupo (identificados o no).
Son legitimados pasivos todos los integrantes del grupo, quienes responden solidariamente frente a la
víctima.
La prueba de quién fue el autor material del perjuicio, o de que el demandado no lo produjo, no exime a
este último. Por ejemplo, si se trata de un grupo de automovilistas que desarrollan carreras ilegales en la
vía pública (conocidas como "picadas"), es intrascendente acreditar cuál fue el vehículo que atropelló a la
víctima, pues responden todos los que participaron del grupo que desarrolló la actividad.
La solución no se encontraba prevista en el código derogado, pero la doctrina y la jurisprudencia
propugnaban de todos modos su aplicación sobre la base de la aplicación analógica o extensiva de
diversos textos. Ahora se la regula expresamente.

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