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EL DECÁLOGO DEL ABOGADO

I. Estudia. El Derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus


pasos serán cada día un poco menos Abogado.

Es importante estudiar a diario, no cuando nos acordemos, ya que el Derecho


es una ciencia que constantemente sufre cambios, y si no estamos actualizados
diariamente sobre los acontecimientos que se presentan no solo en nuestra
sociedad, sino a nivel mundial, entonces desconoceremos lo que ocurre en el
mundo del Derecho y eso nos hará menos abogado y más ignorante.

II. Piensa, El Derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.

De que nos sirve estudiar lo que se encuentra plasmado en los código, es decir
memorizarse las normas que se encuentran en los cuerpos normativos, no es
cuestión de memorizar las cosas, sino que debemos pensar, analizar para poder
comprender en realidad lo que significa el Derecho, no basta con memorizar de
manera robótica, al contrario, debemos pensar analíticamente.

III. Trabaja. La Abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la


Justicia.

El Derecho no es solo estudiar y pensar, sino que esto debemos ponerlo en


práctica, en la universidad uno aprende solo el 20% de lo que es el Derecho, ya
que ese 80% restante uno lo aprende en la práctica, es decir litigando, por eso
es importante tener conocimiento no solo de la norma, sino de jurisprudencia y
doctrina para plasmarlo de manera satisfactoria al momento de practicar.

IV. Lucha. Tu deber es luchar por el Derecho, pero el día que encuentres en
conflicto el Derecho con la Justicia, lucha por la Justicia.

El Derecho es una constante lucha, tiene su fundamento en el conflicto que


existe, por ejemplo, entre dos personas que disputan una propiedad, o entre la
fiscalía con el acusado para poder imponer la pena más alta. Pero debemos
tener en cuenta que sobre el Derecho prevalecerá la Justicia, ya que la Justicia
es dar a cada uno lo suyo, es decir lo de cada uno, ni más ni menos.

V. Sé leal. Leal como tu cliente al que no puedes abandonar hasta que


comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando
él sea desleal contigo, Leal para con el Juez que ignora los hechos, y debe
confiar en lo que tú le dices y que, en cuanto al Derecho, alguna que otra
vez debe confiar en el que tú le invocas.

El ser leal es una facultad innata que pocos abogados tienen en la actualidad,
lamentablemente la corrupción invoca a la deslealtad por parte o bien del
demandante o del demandado para poder corromper al Juez y ganar el proceso
a toda costa. Por eso ante la deslealtad uno debe seguir siendo sincero, no
perder esa esencia que es única e innata en los abogados.

VI. Tolera. Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que
sea tolerada la tuya.

Un abogado que no tolera escuchar la verdad y se deja llevar por la ignorancia


que se presenta como una venda encima de nuestros ojos y no nos deja ver la
realidad, sino solo lo que nuestro ego nos quiere hacer ver como verdad,
entonces no puede ser llamado abogado, es cualquier cosa menos abogado. El
abogado por diversas cualidades innatas se diferencias de los demás.

VII. Ten paciencia. El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su
colaboración.

Es importante que el abogado actúe con cabeza fría, no puede ser presa de sus
impulsos, sino perdería el control y eso no es ventajoso para un profesional del
Derecho. La paciencia es una virtud que el abogado debe cultivar diariamente,
si en su momento no fuimos dichosos de lo que nos corresponde con justa razón,
entonces debemos ser pacientes porque lo que es de uno llegará con el tiempo.

VIII. Ten fe. Ten fe en el Derecho, como el mejor instrumento para la


convivencia humana; en la Justicia, como destino normal del Derecho, en
la Paz como substitutivo bondadoso de la Justicia; y sobre todo, ten fe en
la Libertad, sin la cual no hay Derecho, ni Justicia, ni Paz.

La fe nos permite tener confianza y seguridad, y si tenemos fe en la Libertad


entonces tendremos fe en todo lo que circula a nuestro alrededor, ya que como
lo manifiesta Couture la fe nos permite entrelazar tanto al Derecho con la Justicia,
la Paz, y sobre todo con la Libertad. Un abogado sin Libertad es como una pájaro
atrapado en una jaula.
IX. Olvida. La Abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras
llenando tu alma de rencor llegaría un día en que la vida sería imposible
para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.

El abogado en cada lucha que tiene a lo largo de su vida debe hacer borrón y
cuenta nueva de los hechos que pasaron en ese momento, sobre todo si tuvo
derrotas que fueron dolorosas. En realidad el olvido para el abogado es un
antídoto que nos permite purificar todas las toxinas que no nos permiten crecer
como profesional.

X. Ama tu profesión. Trata de considerar la Abogacía de tal manera que el


día que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para
ti proporcionarle que sea Abogado.

Un abogado que no ame su profesión no puede ejercerla de manera plena, mejor


sería que se dedique a otra profesión. Si amor uno no puede crecer en esta
hermosa profesión, sobre todo si uno tiene descendencia sería todo un honor
que sigan la Abogacía, por eso si gozamos de una preparación plena en todos
sus extremos, nuestros hijos nos verán a la Abogacía como su carrera a futuro.

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