Está en la página 1de 84

·~

~
N" ~ ~
~ ~ ~
~~
~ . ~
~
.....
....
ai::: "~
·~
~
;: ~~
e
;: ~
;: ~ ~
~ C3
.
-~
-~
a cQ
e ~~
r:J':J.IE.
• ,..-4 -o
~ O)
~ ~
1
-
"O
~
.D
<t::
'<l)
::r: u
.......
;;....
ffi
u
o Vl
......
......
<l)
.....
.D
:5
o z<
e; o <
i5
¡:o <t:: ;:¡
¡¡¡
~
u.
Ñ
;::$
'a)
:s
~

¡¡¡
02
¡¡¡
~
o o
<
--
Vl
.....
i:::
~
Vl
o ~
i:::
§ u
:E <t::
....:¡
o
,.
PSICOANALISIS LA CRISIS
DE LA ADOLESCENCIA
STUART SCHNEIDERMAN Lacan: la muerte de
un héroe intelectual

JULIA KRISTEVA y OTROS (El) Trabajo de la metáfora

OCTAVE MANNONI y OTROS La crisis de la adolescencia

DENIS V ASSE El peso de lo real, el sufrimiento

JUAN DAVID NASIO El magnífico niño del psicoanálisis


por
MAUD MANNONI El síntoma y el saber

MARIO FRANCIONI Psicoanálisis, lingüística


O. Mannoni, A. Deluz, B. Gibello y J. Hébrard
y epistemología

SERGE LECLAIRE Un encantamiento que se rompe

JACQUES SÉDAT y OTROS ¿Retorno a Lacan?

SARAH KOFMAN El enigma de la mujer

ÜSCAR MASOTTA Lecciones de introducción


al psicoanálisis

JULIA KRISTEVA Al comienzo era el amor

J. LAPLANCHE Y Fantasía originaria,

geqi~ei
J.-8. PONTALIS fantasía de los orígenes,
orígenes de la fantasía

ARMANDO VERDIGLIONE Psicoanálisis y semiótica


Y OTROS
INDICE
Título del original en francés:
La crise d'Adolescence
© DenoeI, París, 1984
Presentación, por Maud Mannoni . . . . . . . . . . . . . . .... 9
Traducción: Alberto L. Bixio
l. El campo psicoanalítico . . .................... . 15
Ilustración de cubierta: Carlos Niue ¿Es "analizable" la adolescencia?
por Octave Mannoni . ..................... . 17
Discusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
Mesas redondas y actas . . . . . . . . . . . . . . ...... . 41
1. ¿Por qué la esquizofrenia se declara al final
Derechos reservados para todas las ediciones en castellano
de la adolescencia? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
2. La noción de "crisis". Desciframiento y
tratamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
© Editorial Gedisa, S.A. 3. Pedagogía y/o psicoterapia . . . . . . . . . . . . . . . . 53
Avda. Tibidabo, 12, 3º 4. Trayectorias de adolescentes en la institución y
08022 Barcelona, España fuera de ella . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
Tel. 93 253 09 04 5. El adolescente y la familia. . . . . . . . . . . . . . .. . 61
Fax 93 253 09 05 6. Reflexiones sobre el paso al acto en el adolescente
gedisa@gedisa.com y en la psicosis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
www.gedisa.com 7. La anorexia y sus aspectos paradójicos. . ...... . 70
8. Fenómeno especular y contratransferencia en
ISBN: 84-7432-237-5 la problemática de la toxicomanía . . . . . . . . . . . 71

IL El campo medicopedagógico . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 75
Consideraciones sobre la psicopatología de la
Impreso en Argentina inteligencia por Bernard Gibe/lo . . . . . . . ..... . 77
Printed in Argentina Discusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..... . 93

111. El campo de la historia y de la antropología ........ . 125


Queda prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio
de impresión, en forma idéntica, extractada o modificada, en castellano Versión de la comunicación de lean Hébrard .. .. . . 127
o en cualquier otro idioma. Comunicación de Ariane Deluz . .. ........... . 134
Discusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145
Presentación

Maud Mannoni
Este libro reúne lo esencial de los trabajos de dos Jornadas de
estudios 1 dedicadas a la crisis de la adolescencia. Participaron en
ellas analistas e intelectuales procedentes de diversos horizontes.
Se intentó llevar a cabo una incursión fuera de las fronteras
del psicoanálisis en la que se enfrentaron psiquiatras con lógicos y
docentes, analistas con historiadores y antropólogos. Se siguieron
debates a veces vivos pero de rara calidad.
La adolescencia, como se sabe, es un concepto relativamente
reciente. El concepto mismo de adolescencia nació en Occidente.
En las sociedades no evolutivas (como lo muestra Ariane De luz), el
paso de la niñez al estado adulto está más claramente marcado que
entre nosotros. El paso se realiza a través de la dolorosa prueba de
iniciación. Los modelos de iniciación son diferentes según las socie-
dades, pero todos sirven a la integración social del sujeto en el
mundo de los adultos. El individuo adquiere un nombre y aprende
lo que se debe saber de Jos valores de la sociedad en la cual tiene
reservado un lugar. El tiempo del paso de la niñez a estado adulto
puede durar, nos dice Ariane De luz, de quince a cuarenta años.
Algunos renuncian a exponerse a la prueba de iniciación, entonces
se marginan y se convierten en "ceros sociales".
Este acompañamiento de los adultos en Ja aventura cultural
de los adolescentes falta en nuestro tipo de sociedad occidental. El
único modelo de paso de la niñez a la condición de adulto que se
ofrece a los niños es el modelo escolar. Pero, paradójicamente, en la
escuela los niños no saben en qué se los inicia. Nunca se les explica
claramente el sentido de las pruebas. El adolescente llega a la edad

1 Jornadas organizadas por el Centro de Formación y de Investigaciones


Psioanalíticas.

9
adulta sin garantía alguna en cuanto al Jugar que habrá de ocupar do", a los demás (esta conquista se realiza partiendo de fugas y de
entre los mayores y entre sus pares. Algunos jóvenes adultos sólo rupturas con los primeros vínculos afectivos familiares).
entrevén hoy el futuro desde el punto de vista inquietante del Dos siglos después nos vemos frente, no a adolescentes "ham-
desempleo. La condición de "ser asistido toda la vida" se manifies- brientos" de alimento intelectual, sino a adolescentes que son "es-
ta entonces para muchos como la solución menos mala (que perpe- colares anoréxicos" y que se encuentran en dificultades dentro de
túa una dependencia infantil, ya que el estado releva a los padres). las estructuras tradicionales tanto escolares como médico-asisten-
El hecho de que el joven adulto tenga que "conquistar" su lugar y ciales. Esas "estructuras" están lejos de tener siempre una vocación
su independencia en el mundo de los adultos forma parte del juego educativa. En su origen fueron creadas para "dar instrucción obliga-
implícito de la sociedad. Corresponde que cada uno de los niños, toria" a los niños sometidos a la ley de educación escolar, ley que
una vez salido de la adolescencia, haga este descubrimiento, a me- en seguida agregó insidiosamente la obligación de la salud física y
nudo a sus expensas.
mental. Hoy la sociedad espera de los adolescentes que tengan buen
Jean Hébrard se interesó en la aventura individual de unos rendimiento en el plano de la instrucción. En la mayoría de Jos
adolescentes que, en la Francia del siglo XVIII y en la del siglo XIX, casos, la familia y la escuela han dimitido en el plano educativo: a
pasaron de una cultura popular a una cultura ilustrada; y este autor los jóvenes no se los prepara para vivir. Se los ins~ruye, pero ya no
se interrogó sobre la significación de semejante desplazamiento en se los educa. Han desaparecido los valores morales que constituían
el campo cultural (en el criso de los adolescentes "autodidactos"). el fundamento de la creación de las primeras escuelas públicas. No
A través de las historias de casos, Jean Hébrard nos hace cono- hay "acompafiamiento" de una clase de edad a otra.
cer de manera conmovedora los diferentes destinos de estos peque- En nuestros días el saber ya no se "roba"; más bien se lo
fios autodidactos que pudieron beneficiarse o no en un momento vomita.
decisivo de su marcha con la presencia de un "acompañante" en sus Bernard Gibello se esforzó así por mostrar cómo las insufi-
lecturas (en las personas del cura y del maestro). Leer al abrigo del ciencias intelectuales provocan fracasos que, según él, son causa de
delirio es aprender a convertirse en creador del texto que se lee. La un sentimiento de persecución. Gibello aisló el concepto de desar-
producción del sentido de un texto obedece a leyes. Cuando se lle- monia cognitiva patológica y el concepto de retraso de organiza-
ga a los libros por decisión forzada, nada, en efecto, garantiza al ción del razonamiento, fenómenos que se comprueban, nos dice el
sujeto que la lectura sea verdadera. autor, tanto en las situaciones de carencia cultural como en los
Nos dice Jean Hébrard que así pueden distinguirse dos tipos casos de psicosis. Bernard Gibello trató luego de establecer en qué
de alfabetización: uno mantiene al sujeto en su estado cultural pri- se distinguía la desarmonía cognitiva patológica de la pura inhibi-
mero, el otro permite el paso del sujeto a la cultura de adopción. Si ción neurótica o de los trastornos instrumentales. Patrick Delaroche
el cuestionamiento permite al adolescente desarraigarse de su cultu- retomó en seguida este planteo pero preguntándose qué lugar se da
ra primera, parece natural que la cultura de adopción deba ser ense- al deseo en el sujeto hablante.
guida aceptada tal cual es. Lo que a partir de entonces hará que el Los debates que giraron alrededor de Piaget y Longeot pusie-
desplazamiento cultural sea irreversible es el tránsito a la escritura ron de manifiesto los problemas cruciales de nuestro tiempo, no
en la cual el adolescente (o el joven adulto) se inscribe en las for- sólo en el plano pedagógico sino también en el plano de la respues-
mas estereotipadas de la cultura de adopción. La conquista intelec- ta médica dada cuando la pedagogía no se deja interrogar.
tual se realiza en la mayor parte de los casos con un fondo de cen- Hoy no es indiferente comprobar que el invento del concepto
sura, de ascetismo y de repudio (en sujetos que sin embargo fueron de adolescencia estuvo inmediatamente acompañado por medidas
sexuahnente muy despiertos antes de los seis afias). administrativas, médicas y psicopedagógicas diversas.
A través de esas biografías Jean Hébrard nos hace com- Y es esta respuesta social lo que el psicoanálisis cuestiona.
prender cómo la adolescencia pudo constituir para algunos el mo- Freud, nos recuerda Octave Mannoni, fracasó con las adoles-
mento excepcional de la conquista de un saber arrebatado, "roba- centes cuyo análisis emprendió a solicitud de los padres. Esa solici-
10
ll
tud, justificada a los ojos del adulto, no lo estaba a los ojos del ado- olvidado, nos recuerda Octave Mannoni, que el yo (estructurado
lescente (y Freud no cuestionó la decisión parental). como una cebolla) sólo va haciendo capas sucesivas de identifica-
Winnicott se había dado cuenta de que el tiempo constituía ciones. Las viejas identificaciones caen porque otras ocupan su
el mejor remedio para Ja adolescencia. Se esforzaba en acompañar lugar. ¿Qué ocurre con el sujeto? Octave Mannoni continúa dicien-
Ja crisis antes que en curarla y descartó la idea de recurrir a las solu- do que se trata de jugar con las identificaciones y esto sólo es posi-
ciones administrativas o institucionales. Winnicott obtuvo Ja mejor ble si el analista no se identifica demasidado con el personaje del
de sus inspiraciones de su propia crisis de la adolescencia en cuanto analista (pues faltará entonces la dimensión lúdica esencial que hay
a la manera de hacer frente a las dificultades y a la desazón del ado- que conservar en la relación con el adolescente).
lescente y de su familia. Winnicott no examina aisladamente al El analista nada puede hacer con el adolescente si pennanece
adolescente, que está situado en un contexto en relación con el aferrado al saber serio que el adolescente repudia . .Nos dice Octave
adulto, y este autor participa en Jo que ocurre o en lo que se urde Mannoni que el individuo encuentra la curación en lo imaginario al
en "otro escenario" (el del inconsciente de unos y otros). Winni- liberarse mediante el juego . Sin embargo el análisis no puede asimi-
cott no permanece pasivo . Estima que el adolescente interroga la larse al juego. Pero en el análisis hay que conservar un espacio de
psicopatoJogía del adulto y que únicamente Jos escritores que ha- fantasía, un espacio que constituye (como lo subrayaba Freud en
blaron de su propia adolescencia están en condiciones de aportar 1907) la reserva que se forma cuando se pasa del principio del pla-
algún esclarecimiento sobre Jo que comúnmente se llama "crisis", cer al principio de realidad . Lo que se libera, dice Freud, en la
una crisis que es tanto la de los padres como la del adolescente. El prueba de realidad es la fantasía que se encuentra en los juegos de
adulto cuestionado por el adolescente puede, con un poco de los niños.
suerte, salir "transfigurado" por los efectos del conflicto, como en Sin embargo, Freud puso énfasis en los avatares de las pulsio-
un análisis. nes, allí donde exactamente Winnicott hace intervenir el espacio po-
No sabemos, dice Octave Mannoni, si hay crisis de la adoles- tencial localizado entre el individuo y su ambiente . En ese espacio
cencia que son el comienzo de una enfennedad mental o si las crisis de juego tienen su origen el juego y el contrajuego de la madre.
se convierten en enfennedades mentales sólo porque fueron contra- la parte del juego, hace notar Octave Mannoni, es la condición de
riadas.
la verdad del sujeto.
La cuestión queda pendiente. Ginette Michaud responde que Todas estas cuestiones fueron tomadas y debatidas de manera
hay momentos de fractura en la eJJo/ución de un sujeto. Pueden contradictoria en las mesas redondas (cuyos textos están publicados
hasta sobrevenir defensas psicóticas nonnales. Si esos mecanismos en este libro). Los debates giraron alrededor de temas que van de la
son interpretados en el único sentido de una evolución psicopato- toxicomanía a la psicosis, el paso al acto, el desarrollo de una cura,
lógica hacia la psicosis por una mirada nosográjica estrecha, existe las soluciones institucionales y extrainstitucionales propuestas por
el gran peligro de que la dialéctica de los mecanismos de defensa la administración.
quede bloqueada y se petrifique en una estructura de tipo fronteri- Este libro no pretende aportar respuestas. Una carencia teóri-
zo o prepsicótico. ca relativa a la cuestión de las identificaciones (el juego identificato-
Los analistas, en sus investigaciones relativas a la psicosis, pu- rio) hace difícil la cuestión referente a la patología de la adoles-
sieron el acento sobre todo en las cuestiones de diagnóstico (en su cencia. El mérito de la publicación consiste en haber establecido
afinamiento). Aquí queda incompleta una tarea, pues la práctica esa carencia y en dejar abiertos los interrogantes en lugar de tratar
puede llegar a plantear nuevas cuestiones a Ja teoría, en tanto que de cerrarlos con falsas certezas.
la clínica es demasiado frecuentemente utilizada para confirmar
ciertos aspectos de la teoría analítica. MAUD MANNONI
Los analistas, al tratar las identificaciones como fenómenos
patológicos (y al hacerlas remontar todas al estadio del espejo) han

12
13
¿Es "analizable" la adolescencia?

Octave Mannoni

Las palabras crisis de la adolescencia son un poco polisémi-


cas, como, por lo demás, lo son todas las palabras. Por un lado, se
trata de un momento decisivo, un momento en el r:ual el sujeto tie-
ne que elegir su orientación. La palabra crisis tiene entonces el sen-
tido que exhibe en la medicina clásica: designa el momento en el
que la enfem1edad va a decidirse entre la curación o la muerte, el
momento en que podrá juzgarse. (Etimológicamente krisis quiere
decir juicio). El otro sentido es más corriente : designa un estado
agudo, como en la expresión "crisis de nervios". Si se habla de una
crisis de la adolescencia puede hacérselo como en el primer senti-
do, para designar el momento en que se habrá de decidir el futuro
del sujeto o bien, como en el segundo sentido, para designar el mo-
mento en que la neurosis más o menos latente del sujeto se declara
con cierta violencia o cierta urgencia. No hay por qué insistir mu-
cho en esta polisemia. En realidad, no provoca malentendidos.
Todas las sociedades son evolutivas pero en mayor o menor
medida. En aquellas que evolucionan rápidamente, la adolescencia
desempeña cierto papel de manera bastante encubierta: la adoles-
cencia influye mucho en lo que se manifiesta como evolución social.
Si poseyéramos un buen conocimiento de lo que fueron las crisis de
la adolescencia de los hombres que influyeron en su época, ese co-
nocimiento nos sería muy útil para comprender los efectos sociales
de esas crisis. (Por lo demás, no lo ignoramos todo acerca de las
crisis de Baudelaire, Rimbaud y muchos otros. Pero sabemos poco
sobre las crisis de aquellos que no hablaron de ellas.)
La cuestión es empero muy compleja pues los adultos que no
están en una crisis no dejan sin embargo de tener problemas que
ciertamente influyen en las crisis de sus hijos adolescentes. Desde

17
un punto de vista analítico comprobaremos que en ese momento Es raro que un adolescente (aun después de haberse estable-
los jóvenes eligen nuevos modelos de identificación y que a menu- cido la mayoría de edad a los 18 allos) emprenda por sí mismo un
do no los encuentran. En las sociedades completamente estables análisis sin siquiera dar aviso a sus padres. Sin embargo en mi prác-
esos modelos son evidentes, de modo que por ello las crisis de la tica eso se produjo, aunque sólo dos veces. Eran adolescentes que
adolescencia resultan mucho menos visibles. habían abandonado a su familia. Eran mayores según la ley pero se
En todo caso, si es cierto que la adolescencia comienza des- encontraban todavía en plena adolescencia. No gozaban de verda-
pués de la pubertad y termina cuando el individuo llega a la edad dera independiencia y, en todo caso, no tenían dinero para poder
adulta, es menester discernir bien su originalidad. La pubertad es pagar un análisis, por lo menos, al principio. Son casos que me
una crisis puramente individual que no plantea ningún probléma enseftaron mucho, pero en este tipo de casos mi experiencia es limi-
social; no se modifica con la situación sociohistórica; la pubertad tada; no tengo ideas particulares ni experiencia sobre lo que hay
tiene efectos físicos y psicológicos, pero no pone en tela de juicio que hacer, sobre la actitud que hay que asumir con un adolescente
lo social, en tanto que la adolescencia ya amenaza con crear un al que se analiza a solicitud de los padres. Imagino sencillamente
conflicto de generaciones. Semejante conflicto tiene evidentemente que el problema es delicado. No sólo los padres parecen haber dimi-
sus valores y la ausencia de ese conflicto puede considerarse, más tido de sus funciones propias cuando acuden a un analista, sino que
que como una excepción, como una anomalía y, en última instan- el analista es un traidor ya que parece servir, por dinero, a los inte-
cia, un síntoma desfavorable. reses de los padres. Sé muy bien que estos obstáculos no son insu·
En la mayor parte de los casos, las perturbaciones de la ado- perables y que se los supera todos los días. Así y todo hay que se-
lescencia oponen el adolescente a los padres, a los adultos, a las ñalar su importancia. No disponemos de informes suficientes sobre
autoridades y hasta a la sociedad en general o sólo a la clase social casos de análisis de adolescentes, dispuestos o no por sus padres. Y
de los padres, con todas las variantes posibles. Cuando es un niño los casos que encontramos en Freud son desgradadamente todos
(y no un adolescente) el que presenta trastornos (en el momento de ejemplos de fracasos. Por supuesto, nada hay más instructivo que
la pubertad, por ejemplo), se lo puede someter a análisis a requeri- los fracasos pero con la condición de que no se los tome como mo·
miento de los padres pues al proceder así nadie se compromete ni delos.
tampoco se compromete el tratamiento. No ocurre lo mismo si se Verdad es que en Freud encontramos dos ejemplos que no
trata de un adolescente y tal vez aquí resida la mayor dificultad. En son fracasos: uno es el de Catalina, que figura en los Estudios sobre
todo caso, podemos ver claramente en Freud cómo fracasó en los la histeria, el utro es el de Norbert Hanold. Pero el análisis de Ka-
casos de análisis de adolescentes que había emprendido a requeri- tharina es sólo un encuentro muy breve de vacaciones y ella misma
miento (y hasta un poco demasiado por cuenta) de los padres. pidió la ayuda de Freud; todo ocurrió en un día. No sabemos lo
Freud adoptaba con demasiada facilidad una posición paternal. Esto que ocurrió después. En cuanto a Norbert Hanold -que se curó tan
no quiere decir que asumiera la figura del padre en el análisis, pues bien y tan agradablemente-, es un personaje de novela, y no fue
sabía guardarse muy bien de esto. Pero consideraba la decisión del Freud quien "lo curó", sino que fue Zoe Bartgang, la Gradiva; vol-
padre (que en realidad probablemente estuviera justificada, aunque veré a ocuparme de esta cuestión luego.
no lo estaba a los ojos del paciente). Y esto es algo que hay que No es sorprendente que esta situación me haya hecho pensar
tener en cuenta. Resulta difícil evitar estas dificultades a las que que sería mejor no buscar demasiado una técnica en Freud. Freud
precisamente el propio Freud no pudo escapar, pero en todo caso nos dio una teoría irreemplazable, pero no nos ayuda nada en la
es necesario verlas y preocuparnos por ellas si queremos compren- práctica con los adolescentes. El analista en quien hallaremos algo
der algo y si pretendemos ejercer alguna influencia. Aquí encontra- más utilizable es Winnicott, no Melanie Klein, que se interesaba
ría su justa aplicación la fórmula de Lacan: "El analista sólo depen- más bien en los niños y reducía demasiado el trabajo del analista a
de de sí mismo", cuando en realidad se la aplica generahnente a la interpretación "simbólica". Winnicott aporta ideas originales
cuestiones institucionales completamente ajenas a la clínica. muy poco consideradas entre nosotros. Por ejemplo, considera la
18 19
práctica del análisis como algo simple, fácil y al alcance de los demás, la palabra adolescencia no figura en los índices freudianos,
principiantes, en tanto que la psicoterapia sólo está al alcance de salvo en los Estudios sobre la histeria, lugar en que Freud considera
psicoanalistas ya muy experimentados. Esto es absolutamente evi- la adolescencia vagamente como una especie de repetición de la
dente ... pero todos ustedes saben cómo entre nosotros se ha hecho pubertad. (Verdad es que la lengua alemana no posee un término
exactamente lo contrario de esta evidencia hasta el punto de que específico equivalente al francés que designa la adolescencia.) Si la
probablemente sea demasiado tarde para dar marcha atrás. Tan adolescencia es un estado patológico normal, esto es algo que
grande es el peso de lo ya instituido ... En todo caso, habría que puede explicarse fácilmente . Lo anormal sería escapar a ese estado;
tranquilizar a los analistas y persuadirlos de que no quedarán des- eso entrañaría una mutilación, una detención del desarrollo que de-
honrados si en caso de necesidad asumen una actitud psicoterápica, terminaría una forma más o menos visible de debilidad mental.
la cual bien puede imponerse en ciertos casos de.adolescentes. Las De manera que a los ojos de Winnicott - y quizás a los de todo
posibilidades de fracaso son mayores en un análisis estricto. Ahora el mundo, salvo algunos pedantes- se trata de un paso inevitable,
bien, los fracasos son menos perdonables en el caso de los adoles- pero de un paso que no deja de presentar riesgos. Winnicott da la
centes, porque la adolescencia habrá de normalizarse con el tiempo . impresión -aunque no diga nada sobre esto- de que se apoya en el
El lo que se refiere a las crisis de la adolescencia, Winnicott recuerdo que conserva de su propia adolescencia , y tal vez es nece-
recuerda justamente este hecho evidente : la adolescencia sólo dura sario que sea así en todos los casos, de manera consciente o incons-
un tiempo y el tiempo es su remedio natural. Pero hay que agregar ciente. Quien ha condenado su propia crisis de la adolescencia o
por cierto que esta crisis entraña riesgos, que con mala suerte pue- quien se avergüenza de ella, si llega a hacerse analista, puede sentirse
de terminar mal y yo estoy persuadido - aunque sea difícil probar- molesto ante la crisis de adolescencia de su paciente .
lo- de que cierto número de esquizofrenias son la culminación de Cuando Winnicott se aventura a la metapsicología de la ado-
crisis de la adolescencia que han sido impedidas, no resueltas. La lescencia no nos dice nada muy interesante . Es cierto que dispone-
historia de las enfermedades mentales - disciplina que en general mos de pocas luces sobre este tema y lo mejor que podemos encon-
nos falta- mostraría tal vez que la frecuencia de los casos de esqui- trar aquí (aunque no en Winnicott, como veremos) es la cuestión
zofrenia aumenta a medida que aumenta el carácter evolutivo de la difícil y todavía embrollada de las identificaciones. En cambio,
sociedad ... Esos casos eran más raros en las sociedades estables. No Winnicott al escribir sobre la adolescencia piensa que el yo - en el
se trata de combatir la crisis de la adolescencia, ni de curarla, ni de momento de la adolescencia- debe hacer frente a "un nuevo im-
abreviarla, sino más bien se trata de acompañarla y, si supiéramos pulso del ello" . Así, la adolescencia sería la repetición o acaso la
cómo , de explotarla para que el sujeto obtenga de ella el mejor continuación de la pubertad. Uno puede en efecto encontrar ana-
partido posible. En todo caso hay que aceptarla. Winnicott observa logías, pero ¿qué utilidad pueden prestarnos? Creo que la adoles-
también que el adolescente no pide tan sólo ser "comprendido", cencia no puede en modo alguno explicarse por lo que sabemos de
sino que esto va acompañado de una actitud - que es menester res- la pubertad, sin contar con que no se ve cuál podría ser la utilidad
petar- muy parecida a la intransigencia. Comprender, ser compren- o la eficacia de una explicación instintual o pulsional en el caso de
dido, significa practicar o aceptar compromisos o arreglos. El ana- una crisis de la adolescencia. Es un problema de Dafne o de Cloe y,
lista tiene razón al practicar aquí la abstención; de otro modo sería como se sabe, Longo mostró muy bien cómo resolverlo de una ma-
el paciente quien rechazara el compromiso. nera que no tiene nada de original. ..
Hay que tener en cuenta la importancia que Winnicott asigna Winnicott tiene también razón cuando sefiala los efectos de
al juego, es decir (dentro de su sistema), a hacer del espacio analíti- las carencias del medio familiar. Llevaría demasiado tiempo exami-
co un espacio transicional en el que reinan otros principios que no nar las formas que pueden asumir estas carencias: recurrir a la auto-
son el de la realidad. Vemos que Winnicott considera la adolescen- ridad o bien dimitir, recomendaciones tendenciosas o bien el silen-
cia como un estado patológico normal (esta alianza de palabras pro- cio, la seducción y hasta el buen ejemplo - no acabaríamos nunca-
viene de Freud, pero Freud no la aplica a la adolescencia). Por lo y naturalmente también está el mal ejemplo ... Además, los padres,

20 21
recordémo~o, parecen dimitir de sus obligaciones si recurren a un para que se le pueda tener confianza en este dominio. Y pensándo-
terapeuta para su hijo. Los padres pueden criticar el trabajo del psi- lo bien, le doy la razón. No es dejando que las autoridades tomen
coterapeuta y anularlo entre las sesiones, etcétera. Y luego, como medidas en favor de los adolescentes -¿y cómo distinguirlas?~ o
son los padres quienes lo contratan y le pagan, el analista puede contra los adolescentes como podrá remediarse algo. Bien se advier-
verse privado de una parte de sus medios. te que Winnicott debe su inspiración al recuerdo de su propia crisis
El conflicto del adolescente con su familia es a veces latente, de la adolescencia: una cierta oposición a la sociedad, oposición
a veces patente, pero siempre está presente aun en los casos bastan- que llegó a ser lo bastante razonable para que él pudiera ver clara-
te normales en los que no se ha juzgado necesaria una terapia. Si mente en estas cuestiones.
són los padres quienes hacen intervenir a un analista, éste corre el Por otro lado, no sabemos muy bien si hay crisis de la adoles-
peligro de verse envuelto en el conflicto si no pone cuidado. Los cencia que son ya el comienzo de una enfermedad mental y otras
casos más favorables son aquellos en los que el adolescente puede que solamente se convierten en enfermedades mentales porque se
elegir a un analista independientemente y hasta a espaldas de los las ha contrariado. De todas formas, esta incertidumbre nos invita a
padres. Pero estos casos son raros. Ya dijimos que sin embargo a la prudencia.
veces se dan al haberse rebajado a los 18 años la mayoría de edad. Dice Winnicott que nuestro papel es afrontar, lo cual da por
Los análisis hechos en estas condiciones son particularmente favo- sobreentendido que no se trata de soportar pasivamente ni de repri-
rables. mir ciegamente. En esta manera de afrontar, Winnicott ve el signo
Desde luego, la mayor parte de los análisis de adolescentes se de la salud, tanto en el caso de la sociedad como en el de la familia
emprenden a solicitud de los padres y sus resultados pueden ser y el terapeuta, sin que haya necesidad de distinguir.
completamente satisfactorios, naturalmente con la condición de Puede uno preguntarse por qué Freud fracasó en los dos aná-
que el analista no sea tomado por un aliado de la familia ni por el lisis de adolescentes cuyo informe publicó. La respuesta no es difí-
defensor del adolescente contra la autoridad parental. Winnicott cil. Con Dora, Freud quería demostrar que el análisis de los sueños
trabajó casi siempre con los padres. Personalmente carezco de ex- suministraba una técnica eficaz, la cual bastaría para darle los me-
periencia en este tipo de análisis, y tal vez haya quedado en mí un dios de interpretar los problemas inconscientes de Dora. A Freud le
resto de mi propia crisis de la adolescencia que fue, digamos, tumul- interesaban más los problemas de su técnica que los de su paciente.
tuosa y larga; mis padres me dejaron que me desenvolviera solo, con Por cierto que los progresos de la teoría dependen de la experiencia
los inconvenientes pero también con las ventajas que eso entrañaba. clínica y hasta sobre todo del análisis de los fracasos. Pero, por otro
De manera que no me ocuparé de esta cuestión; sin duda otros esta- lado, este trabajo debe redundar finalmente en beneficio de los pa-
rán en condiciones de hablar del asunto. Es una cuestión que hay cientes. Freud fracasó también en el análisis de la joven de Sobre la
que tratar pues es importante, sólo que yo no tengo experiencia psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina por razones
para hacerlo. análogas. Lo que le interesaba era el secreto de la homosexualidad
Entre las observaciones de Winnicott está la de que el adoles- y además había hecho suya la solicitud de los padres. Aquellos eran
cente no acepta nunca una solución falsa -o una solución que le momentos en que se estaba constituyendo el psicoanálisis y desde
parezca falsa-; la frase de Winnicott da a entender que el ingenio un punto de vista histórico esos fracasos son esclarecedores. Pero
de ios padres podría proponer esta clase de componenda. felizmente hoy ya no estamos obligados a subordinar hasta ese pun-
Sabiamente Winnicott piensa que la sociedad debe aceptar las to los intereses del paciente a los de la investigación teórica, no
crisis de la adolescencia como un hecho normal, pero va aún más porque la teoría esté hoy ya establecida, pues Freud la elaboró para
lejos y dice que la sociedad debería guardarse de tratar de remediar- nosotros, sino porque al llevar a cabo el análisis sin preocuparnos
las. Semejante advertencia descarta todas las soluciones administra- de probar una verdad teórica, podemos tener la ocasión de confir-
tivas o institucionales. La razón de esa advertencia es, según Winni- mar, de modificar, de refutar o de inventar proposiciones teóricas.
cott, la de que "la sociedad no es lo bastante sana, es decir, sensata" En efecto, no es la teoría lo que causa una dificultad: es la preocu-

22 23
pación de defender la teoría. Las teorías están" hechas para poder en nuestros análisis: el personaje es analizado y curado por la perso-
ser refutadas, pues de otra manera serían dogmas que aplicamos na misma a quien había rechazado. En efecto, Zoe Bertgang, que
ciegamente. Nosotros no nos encontramos en la situación de Freud, ha ido a verlo a Pompeya y que le devolverá la razón, es precisa-
que necesitaba tener razón. Winnicott no tiene esa necesidad y en mente la persona a la que Norbert había "rechazado". No puede
este caso resulta un guía mejor. Podría uno preguntarse por qué esa uno imaginar que esto se produzca en un análisis ordinario, a me-
oposición se manifiesta sobre todo en la adolescencia. Esto debe nos que éste sea siempre el caso, gracias a la transferencia .. . pero
tener algo que ver con la autoridad, por ejemplo, con la figura del me parece que esto sería llevar un poco demasiado lejos las cosas .. .
padre en el caso de Dora y también en el otro (el caso de homose- Me parece sin embargo que gracias a la transferencia, el analista
xualidad femenina). queda colocado en la posición de alguien que sabe; se s.upone que
En Freud hay un tercer "análisis de adolescente", pero esta es alguien que sabe. (Para Lacan ocurre lo inverso: el hecho de que
vez se trata de un análisis coronado brillantemente por el éxito: en se suponga que el analista sabe es la causa de la transferencia . Pero
primer lugar el padre no figura. Luego, el paciente es imaginario. en el otro sentido es más convincente.) La transferencia se da evi-
Se trata del análisis de Norbert Hanold de la Gradiva. 1 Este análisis dentemente primero. De otra manera el análisis no tendría ningún
de adolescente -por más que no tenga ninguna realidad- no carece carácter específico. El caso de Norbert, analizado por la propia Zoe
de cierto interés. Y aquí también se registra un fracaso: el autor, a quien él no reconoce o no sabe que reconoce, es sencillamente hi-
Jensen, después de haberse sentido halagado por el interés que perbólico ... Pero todo esto es poco importante puesto que ni Zoe
Freud había manifestado por su novela, se enfureció por las insis- ni Norbert existen.
tencias de Freud. También este fracaso nos enseña o confirma algo. La situación entre Freud y Jensen nG es simétrica ... A Freud
La clave del episodio está en que Freud no pudo ocultar que le hace falta algo, a Jensen no le falta nada pues está contento de
su interés por la novela de Jensen estaba vinculado con la promo- que su libro haya gustado. Lo que le hace falta a Freud - en su
ción de la doctrina analítica. Freud escribió a Jung que el análisis forma lógica- es que Jensen reconozca que ha descubierto sin sa-
que logró hacer del libro de Jensen "nos permite gozar (de la con- berlo la verdad analítica. Pero cuando Freud insiste, Jensen se enco-
templación) de nuestras riquezas". Pero esa preocupación ya no leriza y Freud no comprende por qué "Jensen le niega su concurso".
podía causar ningún inconveniente, puesto que Jensen evidente- ¿Qué concurso? Uno escribió un libro de ficción, el otro ve
mente había escrito su libro sin ninguna mira de ese género. A pe- en él una confirmación de sus teorías psicológicas y se lo hace saber
sar del carácter literario de este análisis de adolescente, vale la pena al autor del libro. Esta puede ser la prueba (evidente) de que un es-
considerar un poco sus detalles. critor no necesita ese tipo de saber teórico. Es Freud quien tiene
En ese trabajo Freud repite lo que ya había dicho en los Es- necesidad de Jensen para probar la verdad de sus teorías. Pues
tudios sobre la histeria: que hay una relación entre el psicoanálisis Freud se parecía un poco al rey Yehú - el terrible matador de Jeza-
y la literatura. "Los grandes escritores son nuestros verdaderos bel- que no podía encontrarse con un militar, amigo o ene;nigo,
maestros-porque tienen acceso a fuentes que nos están cerradas". O sin decirle: "Pasa detrás de mí". Jensen comprendió que Freud que.
bien: "No hay que preguntarse si la obra novelística está de acuer- ría reclutarlo o enrolarlo al decirle que era una analista, que forma-
do con la verdad teó.rica. La verdadera cuestión es saber si la teoría ba parte de la banda, como habrá de hacer después con Groddek ...
resiste ante la obra literaria". Es claro que si a Freud le iriteresa quien se dejará enganchar.
Jensen, ello se debe a que encuentra en este autor una prueba en Winnicott -y a esto quería yo llegar- se apartó de Freud
favor suyo, la prueba de que su teoría es verdadera. cuando dijo: "No tengo una causa que defender". Y luego, a decir
De todas maneras, en la Gradiva, Norbert Hanold tiene una verdad, analizar a Hanold no significa nada. Habría que analizar
suerte completamente excepcional que nosotros no podemos tener justamente a Jensen con la ilusión de que luego sabríamos más so-
bre la creación literaria, pero realmente no sabríamos más, después
1 Freud, El delirio y los sueños en la "Gradiva" de Jensen. Gallimard/Idées. de todo.

24 25
Lo que hay que retener de esta anécdota se refiere a las rela- 111cnto de la adolescencia, y sus plumas son plumas prestadas; se dice
ciones del psicoanálisis con la literatura. Freud menciona esta cues- 1 menudo que el adolescente que comienza a perder sus antiguas iden-
tión en varias oportunidades. Reconoce que sus análisis "se parecen tificaciones toma el aspecto de algo prestado. Sus ropas no parecen
a obras compuestas por escritores". Ahora bien, donde podemos er las suyas, ya se trate de vestidos de niños, ya de vestidos de adul·
encontrar alguna luz es, en efecto, en aquellos escritores que habla- tos; y sobre todo ocurre lo mismo con sus opiniones: son opiniones
ron de su adolescencia. Tal vez la crisis de Hanold no sea una típica tornadas en préstamo. El primero que creó esta metáfora, este
crisis de adolescencia pues se parece más bien a una manifestación mpleo de la palabra prestado, como si uno llevara ropas de otro,
obsesiva; además Jensen ya no era un adolescente cuando escribió ;orno si uno hiciera gestos de otro, como si uno pronunciara pala-
su libro. Y si se dijera a Hanold o a Jensen que todo eso confirma bras de otro, había adivinado muy bien lo que son las dificultades
las teorías freudianas, lo que les dijéramos los dejaría indiferentes. de identificarse consigo mismo a través de las identificaciones con
Nada podemos extraer de la novela de Jensen. Es una ensoñación los demás y hasta qué punto es difícil qae la identificación consigo
arqueológica que el autor hizo plausible por obra de una ingeniosa mismo resulte cómoda. Pero, por supuesto, lo sabía sin saberlo y
intriga. Freud diría que es una ensoñación demente que se hace nosotros estamos casi en la misma situación.
plausible por estar de acuerdo con el saber analítico. Evidentemen- Sabíamos hacía mucho tiempo y antes de Freud que "Yo es
te los dos hombres no pueden entenderse. otro". Sabemos también que el yo es sucesivamente o simultánea-
En un análisis, para el paciente no tiene interés el hecho de mente varios otros, pero todavía no comprendemos bien cómo
que las teorías estén confirmadas. Esta es una observación más im- todo eso se arregla al terminar la adolescencia, pues el sujeto no se
portante de lo que parece . Es necesario que cada cual pueda jugar desembaraza en modo alguno de sus objetos prestados; en cierto
con las cartas de que dispone y no que se le expliquen las reglas del modo logra modificarlos, integrarlos, hacerlos suyos. Su personali-
juego. Esto no es fácil de formular en una forma teórica .. . dad continúa siendo ciertamente tan compuesta como lo fue siem-
Por supuesto, en este juego, la dificultad se debe al hecho de pre, pero es compuesta y, as{ y todo, está integrada. En la actuali-
que las identificaciones desempeñan un papel capital en ambas dad no poseemos los medios teóricos para explicar esta situación .2
partes. Sobre todo en los análisis de adultos los problemas de iden- Vemos bien que un novelista es a la vez todos los personajes de su
tificación han quedado un poco en la sombra. Lacan trata las identi- novela, los cuales, separados, pueden promover una tremenda gres-
ficaciones como esencialmente patológicas - las hace remontar has- ca cuando se encuentran, pero que en el interior del autor se dan
ta el estadio del espejo- ; para él son hechos especulares y es lo sim- tregua. Si no fuera así, ¿cómo habría podido Balzac desenvolverse
bólico lo que ha de liberarnos. La identificación sería la fuente de con sus identificaciones? No poseemos los medios teóricos para ex-
la locura. Me parece que esta actitud es muy pesimista. Las identi- plicarlo. Hay que admitir que el psicoanálisis nos ayuda a compren-
ficaciones tienen toda clase de efectos diversos, buenos o malos, sin der muchas cosas, pero no tiene necesidad de aparentar saber cuan-
contar con que las conocemos muy mal. Pero sabemos que el yo no do no posee los medios de saber o simplemente no los posee aún .
hace sino identificaciones. La teoría -o teorías- relativa a la identificación o a las dife-
La oscuridad de los fenómenos de identificación es lo que rentes clases de identificación no ha ido muy lejos. Trátase de un
hace difícil una teoría psicoanalítica de la adolescencia. El sujeto asunto muy difícil. El actor que representa a Hamlet se identifica
está obligado -¿cómo? ¿por qué?- a condenar las identificaciones con un personaje pero no hasta el punto de dar realmente muerte
pasadas. Sabe que ya no es un niño -y si no lo sabe no faltará a Polonio, pues eso sería otra clase de identificación .. . una identifi-
quien se lo recuerde-, pero sabe también que no es un adulto (algo cación demente. Freud no trató esta cuestión, tal como ella se plan-
que se le recuerda aún más) y que se expone al ridículo (que produ- tea en el psicoanálisis personal; la consideró sobre todo en laMas-
ce precisamente una ruptura de identificación en el nivel del yo), si
se deja ir y cree que es un adulto. Los pájaros que mudan de pluma- 2 Freud dice que la identificación al abandonar el yo del sujeto va a si-
je son desdichados. Los seres humanos también mudan, en el mo- tuarse en el carácter. Esto parece estar de acuerdo con las observaciones.

26 27
senpsychologie. Si quiere uno volverse hacia Ja teoría habría que seemos ninguna teoría prácticamente utilizable y nadie es capaz de
comprender Ja adolescencia como un problema de identificaciones, explicar cómo jugar prácticamente con las identificaciones de un
en plural. Dije que se trata de una especie de muda. Las viejas iden- paciente. Creo que es esta carencia teórica lo que hace embarazosos
tificaciones caen como las viejas plumas para que crezcan otras. los casos de patología de Ja adolescencia . Si bien en general esos
Pero ¿qué ocurre con el sujeto o, mejor dicho, con el yo durante casos no son muy graves ni de una evolución inquietante, creo que
este proceso? ¿Cómo compensa las identificaciones perdidas y habría que clasificarlos entre las psicosis -psicosis transitorias y
cómo acepta las nuevas? En mi primera comunicación, para intro- benignas- antes que entre las neurosis. El caso de Norbert Hanold
ducir el tema de la identificación , mostré cómo Baudelaire se había expuesto en la Gradiva no es un verdadero caso de adolescencia
identificado con el autor inglés del Joven encantador y con el porque se parece demasiado a una neurosis, neurosis obsesiva (un
joven encantador mismo, desde Juego, y cómo ese juego continúa poco fantástica pues se trata de una creación literaria). Sólo es lite-
con Ja Fanfarlo. Sartre comprendió que en ese momento las cartas ratura (y no gran literatura). Y si la crisis de Norbart se parece más
estaban echadas y que Baudelaire ya no cambiaría. Eso es comple- a una neurosis que a una crisis de adolescencia ello se debe eviden-
tamente exacto. Florenne, que editó a un Baudelaire, se escandali- temente a que Jensen la imaginó sobre la base de lo neurótico que
zó tontamente por ello. Pero es él quien no comprende nada. Cree podía haber en él mismo.
que Ja cuestión no ha "terminado" porque Baudelaire todavía En cuanto al aspecto "psicótico" - entre comillas, por su-
tiene que escribir toda su obra. Pero éste no es el caso. Su crisis de puesto- de las crisis de Ja adolescencia, el aspecto de alienación, es
adolescencia, su muda, ha terminado. Será necesario ahora que se decir, las identificaciones y las desidentificaciones en el nivel del yo
las componga con lo que le queda. Y su destino ya está fijado, aun- y del ideal del yo, es algo que uno puede entrever o, en todo caso,
que falte escribir su obra. sospechar. Pero no es seguro que esto pueda ser útilmente analiza-
Frente a una crisis de la adolescencia tengo la impresión de do , a no ser de manera indirecta o como casi a espaldas del pacien-
que no poseemos ningún medio de intervenir en lo que es esencial: te ... y hasta del analista ... Este pesimismo se refiere sólo a la teori-
las elecciones en el campo de las identificaciones. Podemos desarro- zación de estas crisis pues, como se sabe, su evolución es en general
llar un juego - a la manera de Winnicott- , juego que no tiene favorable. La ausencia de toda crisis sería ciertamente más inquie-
consecuencias directas en la realidad, así como las identificaciones tante. Y hasta agregaré que tengo la impresión de que un analista
- en el teatro- liberan de las identificaciones tiránicas. Todo esto que no tenga bastante presente el recuerdo de su propia crisis de la
es bastante delicado y la técnica resulta evasiva. Se trata de la capa- adolescencia - lo que debe de ser ·bastante raro pues de otra mane-
cidad lúdica, se trata de jugar con las identificaciones, pero de una ra, ¿por qué se habría hecho analista?- debe sentirse un poco per-
manera muy poco explícita. Pues si decido identificarme con el dido en un análisis de adolescente. En ese caso el saber teórico no
personaje del analista, mantengo este personaje en el sistema del ·pa- basta en modo alguno.
ciente, quien se mostrará refractario o falsamente cooperativo. Y El último texto literario sobre la adolescencia, publicado
sin embargo yo debo ser el analista y él el paciente, pero estoy hace dos meses por Gallimard. es La Statue de Colette Audry, tex-
identificado solamente con el analista. La complejidad de la teoría to interesante que puede ponerse en paralelo con Sobre la psicogé-
(todavía no elaborada) de las identificaciones es tal que yo puedo nesis de un caso de homosexualidad femenina de Freud. Colette
estar identificado con un analista que se identifica con algún otro ... Audry salió mejor parada del lance.
Esta es una esfera en la que tenemos mucho que hacer -lo sepamos Yo procuro ver con un poco más de claridad la cuestión de la
o no lo sepamos- pero en la cual las guías y las reglas faltan por identificación porque el tema es verdaderamente difícil y continúa
completo . siendo difícil. Imaginemos este ejemplo. El actor que representa
Los teóricos han hablado mucho de la identificación: identi- Hamlet se identifica (así lo supongo) tan perfectamente con super-
ficación proyectiva, identificaciones en diferentes niveles, incorpo- sonaje que podría improvisar, como cuando se representa a sogget-
ración oral, etéetera y ¿por qué no? antropofagia... Pero no po- to , o bien podría incurrir en deslices verbales que serían deslices
28 29
de Hamlet. Por ejemplo, en la escena con el sepulturero, cuando
Hamlet sostiene en la mano el cráneo de Yorrick en lugar de decir:
"Ah, pobre Yorrick" cometería una desliz verbal y diría "Ah, pobre
Hamlet". Hasta supongo que Shakespeare habría podido incurrir en
ese desliz al escribir la obra, que lo habría corregido volviendo a
poner Yorrick y que luego reflexionándolo mejor habría podido Discusión
volver a escribir Hamblet considerando que eso queda asimismo
bien ... y tal vez mejor. .. He aquí una forma de identificación.
Pero puedo suponer que otro actor se identifique también
con Hamlet y con una identificación más alienante, tanto que real- Un oyente
mente da muerte al otro actor que representa a Polonio detrás de la
cortina. ¿Cómo surge en la cura analítica la cuestión de la identifica-
Digamos que la primera identificación es lúdica y la otra ción?
demente. Pero aquí hay una complicación: el actor que representa
a Hamlet se identifica con Hamlet, pero es indispensable que esté Octave Mannoni
también y al mismo tiempo identificado con un actor que represen- Tuve un análisis de una joven adulta que conservaba una
ta a Hamlet. Y creo que es así como funciona el espacio transicio- identificación de su adolescencia, una identificación con ... la Santa
nal de Winnicott. En él la realidad permite el juego i"eal. De mane- Virgen. Por lo demás, padecía de vaginismo (era una perfecta histé-
ra que el espacio analítico y el espacio transicional son la misma rica).
cosa. Me planteé la cuestión de saber si hay identificaciones negati-
Por ejemplo, no se logrará la curación oponiendo lo simbóli- vas, identificaciones con alguien a quien no quiere parecerse el sujeto.
co a lo imaginario ... lo imaginario a la verdad. Pues curiosamente es Pero no debe reducirse la cuestión a la elección del objeto de
en lo imaginario donde se encontrará la curación, donde uno se identificación. Hay que hablar también de las diferentes clases de
liberará por obra del juego. Ahora, para explicar de qué juego Se identificaciones, identificación en el nivel del yo, en el nivel del
trata habría que evocar todo el psicoanálisis en su conjunto ... ideal del yo, y aquí no acaba todo.
En un análisis de adolescente, el analista no logrará gran cosa Hay identificaciones voluntarias, otras son totalmente incons-
si permanece ceflido a su saber, saber que forma parte del mundo cientes, algunas surgen en el curso del acting out (y dejan estupe-
que el adolescente repudia. El analista debería lograr que se pudiera facto al sujeto cuando éste adquiere conciencia de la identificación),
desarrollar el juego del repudio y Ja discusión -lo cual constituye el otras surgen en el transcurso de los sueños ...
único medio de reencontrarse en un mundo en el cual pueda uno Para dar una idea de las complicaciones que pueden presentar
ponerse de acuerdo-, pero todo esto es muy oscuro, pues el análi- las identificaciones, citaré un ejemplo. En el análisis un joven ex-
sis no es un juego. Pero cuando Winnicott dice que el espacio analí- tranjero refiere el siguiente acting out: se encontraba en los Champs-
tico es el espacio transicional, dice lo esencial. Elysées a poca distancia de l'Étoile y entonces ve pasar a una joven
bastante elegante. La aborda para preguntarle dónde está el Arco
de Triunfo. La joven se le ríe en la cara, pues el Arco de Triunfo
estaba frente a ellos. Asombrado de su tontería, el joven quisiera
saber cómo pudo ser capaz de semejante estupidez. El análisis es
muy fácil: el paciente tiene un amigo que llegó a una aventura con
una joven a la que le había preguntado por el camino, y eso había
ocurrido cerca del Arco de Triunfo ... En este caso la identificación
30 31
es inconsciente. Si fuera consciente sería imitación. No es una sim- uNtndo de hecho acuñado entre· dos cosas: por un lado, estarían los
ple identificación con el amigo, sino que es en cierto modo una 111 pulsos del ello (retomo lo que decía Mannoni) que perturban al
identificación con la conducta del amigo. Si fuera una identifica- o pero que no plantean problemas sociales; por otro lado, la ado-
ción en el nivel del _ideal del yo, este analizado habría imitado a su loscencia, que hay que discernir sobre todo como momento de
amigo en otros aspectos de su comportamiento . ¿Por qué recurrió klontificación o momento identificatorio. La novela de Gombro-
a un acting out cuando habría podido soñarlo todo? También ha- wlcz, Ferdydurke, se desarrolla enteramente sobre el tema de la
bría podido hacerlo objeto de una ensofiación. La identificación, migativa del narrador a convertirse en adulto. Quiere absolutamente
que desempeña un papel capital en la vida psíquica, puede tomar, permanecer en la adolescencia. Entonces se niega a "fabricarse una
según parece, todas las formas y estamos muy lejos de poder cata- jota", es decir, rechaza la identificación. También rechaza la protes-
logarlas.. . ta pulsional y se niega a dejarse manejar por los adultos. ¿Qué otro
paso más podría darse? Habría que interrogarse sobre la identifica-
Michele Ducornet ;lón , pero observando que la identificación es múltiple y que ella
Interfiere en la identificación con un modelo social. Se podría ob-
Las "bandas de adolescentes" nos ofrecen material para que servar, por ejemplo, que el concepto de adolescencia es una noción
nos interroguemos sobre los recovecos y subterfugios de la identi-
n primer término histórica que varió considerablemente . Por ejem-
ficación. Puede uno preguntarse si aquí no hay algo que tiene rela-
plo, en el siglo XVIII el adolescente es el personaje del recluta. Con
ción con lo que sabemos del estadio del espejo. En esos grupos cada la burguesía del siglo XIX se puede decir que se produce una revo-
uno parece reflejado en el espejo del otro: la misma vestimenta, el lución en el concepto y el modelo de adolescencia es el joven que
mismo peinado, las mismas insignias.. . cada adolescente está en istá a la espera de algo, el adolescente hijo de burgueses que va al
lugar de una parte de ese cuerpo, y al mismo tiempo se refleja en liceo. En la actualidad, asistimos a una confusión de los límites
él la imagen del cuerpo entero. Es como si estuviéramos presencian- y no tenemos ritos de pasaje; es decir, hay una adolescencia que se
do el retomo a una forma de identificación primera en el mi:¡rno ha prolongado considerablemente y que está muy mezclada. A la
momento en que la maduración lleva a retomar las formas de la se- salida de un liceo o de una escuela primaria llama la atención com-
gunda identificación.
probar que docentes y alumnos de todas edades llevan los mismos
/eans, las mismas camisas, muestran con frecuencia el mismo corte
Octave Mannoni de cabello. Podría decirse entonces que los límites son confusos y
¿Qué hay que hacer? Creo que Winnicott tiene razón, porque que han quedado eliminados o desvanecidos los ritos de pasaje, los
él nos proporciona el escenario, nos proporciona el terreno, el signos que indicaban a qué clase de edad pertenecía un individuo.
terreno de juego, el escenario del teatro en el cual se podrá cons- Hay una dificultad cuando se pretende disponer las cosas alrededor
truir la identificación lúdica que curará de la otra. Pero no me atre- de un concepto analítico: la adolescencia. Aquí estamos frente a
vo a decir esto "oficialmente", porque se trata de una teoría que una dimensión fenomenológica: la adolescencia plantea problemas
siento pero que no tengo; no tengo una teoría de la identificación; y no responde a ninguna definición.
sólo doy una idea.
Octave Mannoni
Charles Zygel
Tengo en cuenta muchas cosas que usted dijo, pero ahora
El concepto de adolescencia es un concepto difícil. ¿Es un quisiera hablar un poco de los ritos de pasaje. Los ritos de pasaje
concepto analítico? Parece que no . Mannoni lo mostró bien, no se existen entre nosotros y están organizados, sólo que funcionan me-
trata exactamente de la pubertad. Freud habla de la pubertad y no nos bien que en las sociedades primitivas. Entre nosotros se trata de
menciona la adolescencia, de manera que llega uno a una especie de una conpetición que no hay en las sociedades primitivas. En ellas

32 33
Jos adolescentes que practican ritos de pasaje no son luego clasifi· •oguros y algunos no se presentan nunca, por lo cual se excluyen
cados con las menciones "bien", "muy bien", etcétera. En las so- llol cuerpo social.
ciedades primitivas no es lo mismo, se trata de algo mucho más
serio y mucho más misterioso también, además de ser definitivo; Victor Azoulay
quiero decir que no se fracasa en un rito de pasaje, 'que no hay
alumnos reprobados en el rito de pasaje. Si comparamos las socie· Hace un instante iba a tomar yo la palabra cuando alguien de
dad es primitivas con la nuestra, pues bien ... los primitivos se desen- la sala encaró el problema social de las bandas de adolescentes. Me
vuelven mejor. En un artículo hasta escribí que no había diferencia Interrogué interiormente sobre la naturaleza del anhelo del adoles-
entre la enseñanza tal como se la imparte frecuentemente en Euro- cente cuando busca la compañía de otros adolescentes, ya para
pa y los vejámenes a los que se somete a los jóvenes justamente entregarse a la toxicomanía, ya para dar libre.rienda conjuntamen-
antes de la prueba de pasaje. te a su agresividad o a su violencia.
Ahora, señor Mannoni, quisiera agradecerle por habernos
Un oyente expuesto sus reflexiones sobre la adolescencia. Si entendí bien lo
que usted nos dijo sobre las identificaciones, habría que proponer
Aquí todo e\iá menos instituido. Creo que lo importante en al adolescente identificaciones "como si" antes que identificaciones
las sociedades primitivas es el modo en que todo está previsto: hay "como" (imitació11 ). No puedo resistir a la tentación de decirlo en
pruebas por las que es menester pasar. Inglés not like, but as if. Inmediatamente hice asociaciones con el
poema de Rudyard Kipling !f.
Un oyente El autor, al dirigirse a un adolescente imaginario y de confor-
En la sociedad occidental el individuo es sacado fuera de sí mis- midad con el ideal del yo cultural, le promete Tu serás un hombre
mo y conducido hacia los demás, hacia otras cosas, hacia otras imá- sólo si lleva a cabo cierto número de realizaciones, si cumple ciertas
genes que no son de él mismo, en tanto que en las sociedades prlmi- condiciones contradictorias, si salva ciertos escollos inevitables.
tivas el individuo es reconducido a sí mismo en virtud de un ritual y ¿Cuántos de nosotros contmuamos sintiendo el encanto de ese
de reglas. En las sociedades occidentales, el rito de pasaje lleva al indi- poema que nos habla de la necesidad de perseverar valientemente a
viduo a identificarse con roles dentro de un marco jerárquico. La fin de ser un adulto, un hombre por fin? ¿Como ... quién? Pero
identificación en nuestros días es la fragmentación. ¿No podría en aquí hay una dificultad.
¿No cree usted que existe una brecha con frecuencia infran-
cambio la identificación tender hacia una reunificación del ser?
queable entre el adulto que se supone que uno es, confortado ade-
Ariane Deluz más por el saber teórico, por una parte, y por otra esa adolescencia
en crisis, que ciertamente es un hecho social, pero que constituye
No creo que se pueda afirmar que en las sociedades llamadas un fenómeno que tuvo siempre equivalentes en todas las épocas?
primitivas los individuos son solamente remitidos a sí mismos; por Lo que quisiera decir se sitúa en tres niveles:
el contrario, los ritos de pasaje les permiten asumir algo que los so- El primero sería el terreno del mito, es decir, el introducido
brepasa y que es justamente el cuerpo social. Y para replicar a Oc- por Freud, el mito de la horda primitiva. Uno puede imaginar al
tave Mannoni, diré que tampoco creo que pueda decirse que no hay adolescente en crisis presa de tentaciones de agresión y de violencia,
fracasos en los ritos de pasaje de las sociedades primitivas. Por como si sin saberlo reprodujera un viejo sueño sepultado en el fon-
ejemplo, entre los masais de Kenya y en ciertas tribus de América do de sí mismo, como si perteneciera a la horda primitiva y partici-
del Norte, el hecho de no soportar bien las pruebas físicas impues- para con los hermanos en el asesinato del jefe de la horda, para pre-
tas en los ritos excluye al impetrante de la sociedad; los adolescen- guntarse luego si habrá de tener o no con sus hermanos el culto del
tes se presentan a cumplir esos ritos únicamente cuando se sienten amor por el "padre desaparecido".

34 35

[jJ


' .., .....
' '' '\::'\:·
~.·.·~ ..
'\.>.:-. '""' l
El segundo parámetro de mi reflexión establece que al mismo li1 lóc ito de nuestra empatía y no podrá así continuar su curso el
tiempo ese adolescente estaría como obsesionado por la fantasía de 11 u h r~o analítico?
ser el hijo único de su madre exlusivamente, con todo lo que eso Así se me manifiesta la confluencia del factor del mito y del
implica, claro está , en cuanto a fantasías de agresión subyacentes; lurlor de la fantasía que obran detrás de la aparente brecha abierta
de ahí la rabia y el furor que lindan con la ambigüedad proveniente 1111trc la adolescencia y su ambiente. Todo ocurriría como si uno
del mito vivido que acabamos de citar; esto confiere así a los com- 1•111ycra que ya ha salido del túnel, en tanto que el otro no sabe to-
portamientos insólitos del adolescente un basamento de mito y fan- duv fu que está por atravesar un túnel... ¡Y ni siquiera el mismo!
tasía. Es importante subrayarlo y lo decisivo está aquí, pues es eso
lo que ulteriormente encontraremos en ese adolescente que se
arrastra como un alma en pena mientras rechaza al mayor (al adul-
11,, oyente
to) y al mismo tiempo lo pide .. . ¿Cómo tender un puente hacia él?
Alguien como Pierre Miile recomendaba vivamente, según ¿No tiene usted una teoría que proponer?
dicen, no fallar en el primer encuentro con un adolescente que está
en crisis y que aparentemente no exige gran cosa. Según Miile hay
que condescender a apartarse de la regla de la neutralidad (impavi- Octave Mannoni
dez) aun corriendo el riesgo de caer en la seducción; en suma, arre-
glárselas para que el adolescente sienta ganas de volver y realmente No quiero fabricar una teoría expresamente para proponer a
vuelva a vernos. Desde la primera vez es necesario mostrarle nuestro alguien ... Uno puede ayudar a los adolescentes, según lo he sugeri-
interés por su inquietud. Si regresa, la partida no está todavía gana- do, transformando las identificaciones de reales en lúdicas. Esto se
da, por supuesto, pues las dificultades apenas comienzan para noso- logra, pero es necesario cierto arte, cierto gusto por este género de
tros, pero para él quedan las esperanzas lícitas de reanudar un·cier- juego , porque si por desgracia el analista se dice que él representa
to diálogo consigo mismo. un modelo , que es persona seria, que está adaptado a la sociedad,
El tercer aspecto de mi intervención tiene que ver con lo que que es el otro término de la relación y que de los platillos de la ba-
usted formuló grosso modo con las palabras "El analista que no se lnnza es el que tiene peso, el adolescente frente a esa situación no
acuerda de su propia crisis de la adolescencia no es analista". Lo podrá beneficiarse nada. O bien quedará vencido y renunciará a lo
sigo a usted perfectamente y trataré de decir en qué estoy de acuer- que quiere para resignarse a ser alguien corriente, o bien mostrará
do con usted: en efecto, en ciertos casos difíciles - los fronterizos- oposición y se escapará. No veo cómo se puede imaginar que el
º en ciertos momentos difíciles del análisis de un adulto ya muy analista sea el modelo para el adolescente. Eso no es posible. El
comprometido, nuestra dificultad consiste en no poder ya "enten- analista podrá consolarse diciéndose que el adolescente no com-
der" lo que realmente pasa, ni lo que se dice; lo que nos "es dado ver" prende nada y que sólo él, el analista, sabe. Precisamente cuando el
en el discurso del paciente (por su crudeza o su violencia) nos frus- analista piensa eso es cuando no sabe.
tra el placer de funcionar psíquicamente en nuestro sillón, en nues- Víctor Azoulay me preguntaba hace un instante qué pensaba
tra costumbre adquirida de "soñar con la infancia". ¿Qué hacer? yo de la fórmula : en una terapia de adolescente, ante todo hay que
¿Atrincherarnos en nuestro sillón? ¿Pasar al acto? No, ciertamente; seducir al sujeto . Si seducir a alguien significa entenderse con él,
debemos continuar soportándolo todo hasta que vuelva a surgir en mantener buenas relaciones con él, ¿por qué no? Si se toma la pala-
nosotros la desagradable reminiscencia de nuestra propia crisis de la bra "seducción" en el sentido de provocar una transferencia positi-
adolescencia (rostros olvidados, lugares vacíos, un túnel intermina- va desde el comienzo, se comete un error. El análisis comienza
ble, travesía del desierto, aislamiento, soledad); todo eso debem<>s siempre con una transferencia negativa. Si uno quiere que comience
soportar por cierto tiempo. con una transferencia positiva hará maniobras que ciertamente
¿No será captado tal vez por el que está en el diván el mensa- resultarán sospechosas. Uno trataría de seducir.

36 37
Hubert Brochier do sus padres, y sólo después de haber cumplido esa tarea podrá
dejar de ser un niño para convertirse en miembro de la colectividad
Quisiera colocarme por un instante en un plano un poco más
fenomenológico para decir a Octave Mannoni que si bien es difícil r1t1cial."
En suma, para Freud, si lo entiendo bien, la adolescencia es
dar una descripción o una definición satisfactoria de la adolescen-
110 sólo repetición del complejo de Edipo, separación de los padres,
cia, tal vez, pasando por alto la definición, pueda hacerse la descrip-
~lno además un trabajo que pone en tela de juicio todo lo que el
ción del estado siguiente, es decir, del estado adulto o de la madu-
Individuo y la sociedad pueden catectizar en el reconocimiento de
rez. Como ustedes saben, existe toda una psicología del "yo" que
111 diferencia de los sexos.
abunda en este sentido y que suministra toda clase de modelos de
La práctica del análisis nos muestra sin embargo que ese aban-
la maduración y de la madurez. Según esa psicología, el adulto de-
dono de las catexias infantiles nunca es completo y que, lo mismo
bería haber abandonado todas las catexias del simbolismo infantil
que el análisis, es interminable. Y aquí la enseñanza del psicoanáli-
y ajustarse a todas las situaciones inevitables con un mínimo de frus-
sis coincide, por ejemplo, con el pensamiento de Heidegger quien
tración, tolerar las frustaciones, etcétera.
nos dice: "La esencia del ser (Dasein) es lo inacabado, es decir, la
presencia simultánea del nacimiento y de la muerte".
Octave Mannoni
En ese momento debe estar curado.
Octave Mannoni
Hubert Brochier
Todo lo que usted dice no deja de ser verdad, pero dentro de
Estoy completamente de acuerdo con usted y quisiera tan ciertos límites. Un poco estrechos. Porque lo que usted propone
sólo recordar que en la reflexión freudiana, en cambio, las exigen- puede realizarse útilmente con adolescentes que no están verda-
cias de la adaptación social no constituyen nunca la finalidad del deramente en cri~is. Un adolescente en crisis frente a concepciones
desarrollo individual. Puede haber conflicto entre el deseo indivi- de este tipo se sentirá incomprendido. En cambio, las ideas de
dual y el control social, y Freud veía en la libido una fuerza más o usted serán muy útiles en el caso de los adolescentes -que feliz-
menos errante, sin objeto claramente definido; de manera que si en mente son los más numerosos- que sencillamente se encuentran
ese conflicto la sociedad suele imponerse, lo hace al precio de la embarazados frente a la diversidad de opciones que se les ofrecen.
maduración y a veces de la neurosis. Hablé de los otros no por pesimismo, sino porque creo que
Esto se aproxima tal vez a las intuiciones de Rousseau para plantean al analista las cuestiones más difíciles.
quien la adolescencia es el movimiento del primer encuentro, el
momento de lo que en psicología se puede llamar la intersubjetivi-
dad, porque la relación con la otra persona está fundada esta vez en Dominique Spengler
una dimensión esencial del encuentro, la diferencia de los sexos.
Me parece que para Freud también, a pesar de la ausencia de Quisiera señalar un punto sociológico: la impresión de que lo
un vocabulario específico, la pubertad no se distingue fundamen- que caracteriza a nuestra sociedad occidental es, podría decirse, la
talmente de la adolescencia (Jugend), y si volvemos a leer los Tres imposibilidad de salir de la crisis de la adolescencia. Por ejemplo,
ensayos sobre la teona de la sexualidad vemos que allí se la consi- antes el certificado de estudios se obtenía a los doce años, luego
dera el momento decisivo de la elección del objeto. Entre las nume- fue a los catorce y actualmente la escuela es obligatoria hasta los
rosas citas que podrían hacerse en apoyo de esta opinión aduciré dieciséis años. El hecho de permanecer tanto tiempo en casa de los
solamente ésta que es breve: "A partir de esa época el individuo hu- padres, de depender financieramente de ellos, ¿no es también un
mano se encuentra frente a una gran tarea que consiste en separarse problema propio de nuestro tipo de sociedad?

38 39
Octave Mannoni
Creo que eso no es lo esencial. No se trata de una cuestión de
edad. Creo que la diferencia está en que las sociedades eran antes
menos evolutivas. Un hijo de panadero sabía que probablemente
sería panadero o algo equivalente. En consecuencia, las identifica-
ciones y a estaban establecidas de manera masiva. Hoy, si el padre es
panadero, ¿qué le dice a su hijo? Le dice que se abstenga de abrazar
ese oficio. Ya no es Jo mismo que antes; hay que tener en cuenta el
Mesas redondas
contexto social. Todo es completamente diferente. Hay padres que
dicen a su hijo: "Ejeno una profesión tonta, me gustaría practicar
otra; mis únicos interlocutores son las cifras". El muchacho. visita
Juego a un compañero cuyo padre Je dice: "Ejeno una profesión
Actas
tonta, no veo más que enfermos, siempre enfermos". Si el mucha-
cho oye estas cosas ¿qué hará? No querrá ni una profesión ni la
otra; no querrá ningún oficio. Terminará ciertamente por elegir al-
guno porque la adolescencia tiene un término, pero mientras es
adolescente estará contra todo. Las sociedades evolutivas son dife-
rentes de las sociedades estables. Hoy los adolescentes están terri-
blemente atrapados. Se le dice a un muchacho: "Seguirás estudios,
llegarás a doctorarte y Juego harás lo que quieras". Ciertamente
esto es hnzarlo por un tobogán en el que se romperá la crisma.

40
1
¿Por qué la esquizofrenia se declara
al final de la adolescencia?

A maro de Villanova 3
Me resulta difícil dar un informe extremadamente fiel. En
realidad, la jornada de hoy permitió reanudar cierto número de
cuestiones que habían aparecido en la primera jornada y que giraban
esencialmente alrededor de la cuestión del concepto de angustia hipo-
condríaca y alrededor de lo que puede manifestarse como algo análo-
go en el adolescente que se halla normalmente en crisis y en aquel que
va a entrar en la esquizofrenia: cierta incapacidad para simbolizar y,
por lo tanto, para llevar a cabo una catexia del propio cuerpo que
desde luego es bastante diferente en el adolescente normal y en el
esquizofrénico.
Lo que se comprueba es que para evitar esta connotación
despectiva del diagnóstico de esquizofrenia resulta interesante lle-
var el análisis a las analogías y no dejarse engañar por el carácter
crónico que presente una esquizofrenia. Me parece que hoy la cues-
tión ya no es ésa, sino que se trata mucho más del futuro sociomé-
dico de los esquizofrénicos, es decir , ¿qué destino institucional o
qué destino terapéutico, en el sentido amplio de la expresión, se
puede ofrecer a alguien atacado de esquizofrenia?
Creo que aquí también la cuestión debe plantearse de ma-
nera análoga a aquello relativo a la dolescencia, a saber, que hay
algo ineluctable en la adolescencia y que no hay que creer que po-
drá evitárselo mediante la intervención terapéutica. Lo que hay que
hacer es dejar que se desarrolle algo que en cierto modo debe tener
una vida propia. No lo digo para defender una posición socrática
que rechaza toda intervención en el desarrollo de una enfermedad.
Verdad es que existe un optimismo que estaría completamente fue-
3 En colaboración con Irene Roublef.

43
ra de lugar tanto en el caso de los adolescentes, como en el caso de · Por ejemplo, sería interesante comparar la evolución de ado-
los enfennos mentales. En cambio, si uno presta atención a las lescentes que tuvieron períodos críticos importantes con la evolu-
cuestiones referentes a la estructura , se puede evitar, por ejemplo, ción de muchachos cuya psicosis fue tratada en la rriñez y comparar
una psiquiatrización rígida o el asilo a alguien que en definitiva estos casos, por fin, con los que no fueron tratados y con aquellos
puede cuidarse a sí mismo bastante bien c>n condiciones más flexi- en quienes la esquizofrenia se declara al finalizar la adolescencia.
bles, es decir, sin ingresar en una vida institucional psiquiátrica. Lo interesante en lo que hemos discutido consistía en que la discu-
Irene Roublef nos dijo : "Comprobamos que la crisis de la sió n permitía todo un juego de comparaciones en virtud de lo que
adolescencia puede revestir infinidad de fonnas, excentricidades de cada cual puede aportar como caso de esquizofrenia. La mayor par-
comportamiento, delincuencia, formación de bandas, drogas , etcé- te del tiempo uno no está, cronológicamente hablando, en los límites
tera, anorexias, bulimias o tentativas de suicidio . También puede tle una adolescencia, si no es en el caso en que se considera la esqui-
haber adolescencias sin crisis claramente visibles. En todo caso , los zo frenia como una detención del desarrollo en un período dado,
desvíos de una economía pulsional que se busca no han de confun- detención que presenta esa apariencia juvenil tan característica de
dirse con las descompensaciones patológicas. Maurois dijo de los los esquizofrénicos. Nuestros conocimientos pueden enriquecerse
adolescentes estaban divididos entre la atracción de Ja carne y el en una óptica de comparación de experiencias clínicas antes que en
terror del pecado. Lo que nosotros queremos aportar es la razón una teorización. Claro está, en la medida en que hay experiencias
de por qué la esquizofrenia se declara a fines de la adolescencia y muy diversas, más fácil es abordar cosas que no fueron muy utiliza-
sobre todo señalar que se trata de algo que preexistía en toda la das, como el concepto de angustia hipocondríaca que Freud intro-
vida anterior del sujeto y que se declara en ese momento . Si no se duce en su texto sobre el narcisismo.
admite este antecedente se niega todo el descubrimiento freudiano,
puesto que se niega el inconsciente. La esquizofrenia es al comien-
Maud Mannoni
zo una supresión, un rechazo ( Verwerfung), una expulsión de la
Bejahung que es ella misma la manifestación sincrónica (en un su- Voy a hacer un poco de abogado del diablo para abrir mejor
jeto dado, con exigencias pulsionales que Abraham llamaba 'exor- un debate contradictorio: la esquizofrenia es un diagnóstico global
bitantes') del derrumbe del orden simbólico, un derrumbe que es y todos los esquizofrénicos - por lo demás, usted mismo lo dice-
diacrónico. Lo que no se ha dejado que sea en la platafonna de la no están "hechos" según el mismo modelo . Wolfson, por ejemplo,
Bejahung no volverá a encontrarse en el historial, es decir, en el de- es un modelo en el que la esquizofrenia consiste esencialmente en
sarrollo, en las anécdotas, de la vida del sujeto. Ocurre que aquello un rechazo de la palabra materna que se convierte en un rechazo de
que no ha sido simbolizado reaparece en lo real, fuera de tiempo y la lengua. Pero Wolfson no es esquizofrénico en lenguas extranjeras.
fuera de discurso, y aquí la palabra del adulto no podrá hacer nada, No hay duda de que algo anterior debe preceder a lo que vie-
contrariamente a lo que ocurre con otras manifestaciones de la ado- ne después . Lo que no resulta claro es saber si se lo puede discernir
lescencia en las que efectivamente hay algo accesible a la sugestión antes.
que puede desempeñar un papel, que tiene su lugar y que es, a mi El derrumbe del orden simbólico plantea problemas, .pues
juicio , mucho más adecuado que una escucha en profundidad en uno podría decir que todo lo que le queda al esquizofrénico es el
ciertas situaciones" . orden simbólico que él utiliza mal. Se trata de saber qué es el orden
Admitido todo esto con el pesimismo que corresponde, la simbólico . ·si es el orden en un sistema simbólico o si es la capaci-
clínica no tendría sino que ganar en el estudio comparado de las dad de utilizar ese orden para las cuestiones semánticas.
crisis y de las patologías análogas en sus manifestaciones. En cuan- No hay esquizofrénicos en las sociedades estables (en su lugar
to a los problemas que nos plantean los psicóticos, todavía no se está la paranoia). Tampoco hay crisis de adolescencia en esas socie-
ha obtenido todo el beneficio que puede deparamos el psicoanálisis; dades poco evolutivas (o por lo menos en la fonna que la crisis
estamos muy lejos de eso. asume entre nosotros).

44 45
Actualmente no tenemos una teoría que se imponga sobre Me abandonó después de dos años de tratamiento frente a frente.
estos puntos. Volví a verlo cinco años después y el individuo era un esquizofréni-
Puede haber muy bien algo pasado que predisponga sin cau- co delirante eil apariencia incurable, en todo caso para mí.
sar trastornos, y puede haber algo presente que desencadene la Recientemente mantuve un diálogo analítico con un joven de
crisis. Por el momento no se sabe lo bastante. dieciocho años que todos los psiquiatras diagnosticaban como
Si en ciertas ocasiones la palabra del adulto no puede sino "esquizofrénico". El paciente había asustado a todos nuestros
agravar un episodio delirante, corresponde que el analista no adop- hacedores de diagnósticos. Lo hice acostar en el diván a pesar de su
te una actitud parecida a la del neurólogo de Schreber. Un analista juventud. El paciente realiza ahora brillantes estudios. Vive feliz.
debe interrogarse sobre la parte que desempeña en la agravaci1'- n del Parece aferrado a su psicoanálisis.
estado de su paciente. En Bonneuil tuvimos situaciones en ! que Por el momento, sí, digo bien, "por el momento", parece
hubo que hospitalizar al adolescente, pero en las que fue U J' • ilto evolucionar hacia una homosexualidad platónica. El onanismo le
quien contribuyó a desencadenar la crisis. Por lo demás, asi~i 11 ws a basta. Es un proceso en marcha.
la cura milagrosa de un catatónico de quien ya nadie esperaba oada. En lugar de hablar de "estructuras", de "optimismo" o de
Su terapeuta fue otro niño. "pesimismo" yo preferiría -en todos esos casos- hablar del azar
de un encuentro en el cual las disposiciones personales del analista
Pie"eDavid (su contratransferencia en el sentido amplio, si ustedes prefieren)
desempeñen un papel principal para bien o para mal.
En tu notable intervención, Villanova, hablas de un "optimis-
mo que estaría completamente fuera de lugar" en lo tocante a las Amaro de Villanova
crisis graves de la adolescencia que nos hacen sospechar una evolu-
ción esquizofrénica irreversible. De manera que a veces eres pesi- De ninguna manera pensé que esto pudiera entenderse así.
mista. Maud Mannoni, en cambio, es optimista, pero atenúa su acti- Justamente en las presentaciones de casos lo que se veía era esa di-
tud al confesar que se hace "abogada del diablo". "No hay esqui- versidad absoluta y en definitiva el absurdo que supondría hablar
zofrénicos en las sociedades estables. No ·hay crisis de adolescencia de esqeuizofrenia. Hay esquizofrénicos, claro está, pero la esquizo-
en las sociedades poco evolutivas", dice Maud Mannoni, que denun- frenia es algo que sirve como palabra de código que no transmite
cia, en nuestra sociedad, la intervención patógena de ciertos adultos. empero ningún mensaje.
¿Pesimismo u optimismo? A mi juicio, no es ésa la cuestión.
Los hechos son los hechos. Se quiere negar o no la existencia de Maud Mannoni
una estructura psicótica, "eso no impide que tal estructura exista". Por eso es importante relativizar un poco las cosas, sobre to-
Es un hecho clínico bien conocido el de que las crisis juveni- do en la época de la adolescencia, cuando el sujeto se encuentra
les graves pueden resolverse sin secuelas. Pero también hay que te- enfrentado a múltiples identificaciones. A veces le va muy mal y
ner bien en cuenta que muchos psicóticos no pueden curarse. A todo se presenta bajo el ropaje de la psicosis. A veces sobreviene el
• pesar de nuestra buena voluntad chocamos contra un muro. drama. Es importante convertir el drama en comedia ... El catatóni-
Que uno se encierre dentro de la nosografía psiquiátrica, co- co al que me refería hace un instante logró curarse porque ya no se
mo hace Bergeret, o que niegue la esquizofrenia cuando un delirio esperaba nada de él. Algo pudo ocurrir a partir del momento en
se viene abajo para hablar de psicosis histérica y negar la originali- que se encontró envuelto en otro discurso (un discurso que no era
dad estructural del concepto de forclusión, como hace Maleval, el discurso médico y familiar sobre su "caso") y en que encontró a
creo que uno se sitúa al margen de la cuestión. jóvenes que se preocupaban por él y que lo arrastraron a vivir. En
Tuve dos experiencias opuestas con algunos años de intervalo: las estructuras urbanas, que son las nuestras, las personas se encuen-
le negué el diván a un esquizoide que pedía un análisis didáctico. tran fácilmente aisladas sin tener a nadie con quien hablar.
46
47
blemática y desarrolló un punto del trabajo: la dificultad de trans-
mitir ideales a través de las generaciones y se refirió a la compleji-
dad de las identificaciones de los magrebíes de la segunda genera-
2 ción que se ven actualmente sobre todo en la repón parisiense (lo
hizo a traves de un caso clínico de un joven toxicómano tratado en
el centro de cura en el que ella trabaja). Consideró las particularida-
La noción de "crisis". des de la crisis de la adolescencia en ese joven y abordó el problema
Desciframiento y tratamiento de la estructura de esa crisis con relación a una evolución bloquea-
da y a una crisis de adolescencia no cumplida. En ese momento se
Ginette Michaud 4 consideró la posibilidad de la utilización de temas culturales como
"defensa psicótica" o bien la utilización de la droga para mantener
Decidí no dar un texto preparado sino resumir las intervencio- a distancia el deseo de la madre. Franr;olse Savelli nos mostró cómo
nes sobre la base de la lista de presentación que leí esta mañana en la droga y la inercia identificatoria obraron en este adolescente y
la mesa redonda. Expondré así cuestiones que fueron comunes o cómo el muchacho pasó a la agresión . ¿Cómo se desarrolló la crisis
que movilizaron a los participantes. de adolescencia misma? (En la presentación de las Jornadas se dijo
Partiendo del concepto de desciframiento de la crisis, los par- que una de las cuestiones sería la siguiente : ¿Se debe la psicosis a
ticipantes de la mesa redonda escrutaron el concepto de adolescen- una crisis de la adolescencia q_ue evolucionó mal, o bien a una crisis
cia y de niñ.ez y estudiaron así el lugar que ocupa el niño en la so- de la adolescencia no efectuada a causa de la fragilidad de las iden-
ciedad (se buscó apoyo en los trabajos de Aries y de Ryback); ·se tificaciones?) Con este caso de Fran¡;oise Savelli se pudo abordar la
recordó que la niñez es un concepto creado en el siglo XVIII. Mar- elaboración progresiva del lugar identificatorio del padre que no
cos Einis trazó la historia del concepto de adolescencia dentro de la está excluido sino que ocupa un lugar real, muy fluctuante y difícil
historia del movimiento psiquiátrico y en relación con las ideas eco- de simbolizar en el discurso de la madre . Entonces se trató el con-
nómicas y políticas del siglo XIX y con el feedback entre Europa y cepto de fluctuación en relación con las identificaciones.
los Estados Unidos. Marcos Einis intentó una valoración progresiva De manera que la noción de adolescencia es crítica en sí mis-
de la comprensión de los puntos de crisis que determinaron el ac- ma en numerosos planos, pero otro problema es el desciframiento
tual retorno a Europa de concepciones sobre el adolescente que son de la crisis de la adolescencia como etapa de ajuste a la propia iden-
nuestras y que están sostenidas por los conceptos que utilizamos tidad sexual, con su repudio de los ideales parentales, con su busca
actualmente. Esos conceptos se aproximan a las concepciones nor- de nuevas identificaciones, con la reactivación de la omnipotencia
teamericanas de comienzos del siglo, tanto en el nivel de los con- infantil en pugna con la aceptación del cuerpo marcado por el sexo
ceptos como en las maneras de hacerse cargo de los adolescentes masculino o femenino. Moses Laufer llama a ese momento de la
que hoy volvemos a adoptar cien años después (inauguración de adolescencia una fractura o colapso en el desarrollo, breakdown.
hosi>itales, de lugares de crisis, de dispensarios, de centros de acogi- Ese colapso puede desarrollar en el adolescente mecanismos de de-
miento). Einis analiza el lugar histórico de los conceptos de adapta- fensa psicótica (que yo llamaría normal) con regresión a la imagen
ción a integración y la historia que comienza en los Estados Unidos del cuerpo parcelado y no disociado, imagen sostenida por la fan-
a causa de los adolescentes que son descendientes de emigrados de tasía de que el cuerpo no es ni masculino ni femenino. Ese momen-
Europa y que deben integrarse en el nuevo medio. En ocasión de to sería normal, a veces infinitamente breve; otras, muy largo. En
conside<rar a los descendientes de inmigrantes apareció en la mesa ese momento aparecerían mecanismos de defensa en el primer pla-
redonda el concepto de meteco. Fran~oise Savelli ilustró esta pro- no de la escena clínica. Cuando esos mecanismos son descifrados en
el único sentido de una evolución psicopatológica hacia la psicosis
por una mirada nosográfica estrecha, por un tratamiento inadecua-
4 Y colaboradores.
49
48
do, el adolescente corre el gran peligro de que la dialéctica de los breackdown de que habla Laufer? Para él, antes de la fase de laten-
mecanismos de defensa quede bloqueada y se petrifique en una es- cia y de la resolución del complejo de Edipo, una falla en Ja estruc·
tructura de tipo fronterizo o prepsicótico (aunque ahora se reserva tura determina una "potencialidad" psicótica que se revelaría luego
este término para el terreno de Ja psicología infantil). Está ese peli- en el momento de Ja crisis de la adolescencia.
gro que no es empero inevitable. Y aquí se sitúa la polémica o por ¿Cómo descifrar Ja crisis? ¿Cómo distinguir Ja crisis nonnal
lo menos la discusión con Amaro de Villanova: ¿cuáles son las con- de adolescencia "que tennina mal" - y que con un trabajo apropia·
diciones para que el bloqueo resulte definitivo? Si el adolescente do puede resumir en breve tiempo un dinamismo evolutivo- de Ja
puede posteriormente entrar en contacto con ese colapso (por obra crisis sintomática propia de esta potencialidad psicótica que también
de una terapia o una escucha analítica, en el sentido estrecho o exige un trabajo apropiado si se quiere ayudar al adolescente a no
amplio de la expresión; pero aquí habría que discutir sobre lo que encerrarse en un callejón sin salida?
se llama una escucha analítica) podrá comprender el sentido del Se plantearon otras cuestiones pero no tengo tiempo para
repudio de su cuerpo sexuado y de sus antiguos ideales que tam- desarrollarlas.
bién están representados por la ley social. En ese momento la evolu-
ción puede reanudarse, y nuestros colegas Rever.ly y Mina Delleda
Patrick Delaroche
Luchini nos dieron ejemplos en sus casos expuestos. Jean-Frarn¡:ois
Reverzy desarrolló esta cuestión: ¿cómo introducir una respuesta Debo decir que Ja intervención de Ginette Michaud me pro·
analítica compatible con Ja exigencia sociomédica en que está vocó cierto malestar. Ese malestar no se debe ciertamente a su pen-
comprometido el adolescente? Reverzy nos muestra cómo se cons- samiento sino a Jos autores citados en la mesa redonda que Ginette
truye la crisis a través de un caso preciso, el de Didier. Los asisten- Michaud resumió fielmente .
tes sociales, espantados por el síntoma que presentaba el adoles- En efecto, algunos de esos autores quieren hacer de la adoles-
cente (angustia hipocondríaca de tipo cancerofóbico) lo abandona- cencia no sólo una nueva especialidad psiquiátrica, sino una espe-
ron y lo hospitalizaron. cialidad psiquiátrica que utiliza el refuerzo de datos psicoanalíticos.
Pero luego esa cancerofobia se modificó cuando el adolescen- Ginette Michaud acaba de citar en particular a Moses Laufer, un
te se sometió a un trabajo terapéutico con Reverzy. Terminó por psicoanalista inglés. Moses Laufer vino recientemente a París invi-
encontrar un espacio social y se sintió valorizado al convertirse en tado a un coloquio sobre Ja adolescencia que acaba de desarrollarse
campeón de tresillo. Considerado Joco en el primer momento, logró bajo Ja égida de una universidad parisiense y cuya reseña aparece
Juego imponerse como el "Mozart del tresillo" en el distrito. en una revista nueva. Ahora bien, no creo exagerar si digo que la
Nina Delleda Luchini nos habló de su experiencia durante actitud de Moses Laufer frente a los adolescentes (de los que se
cuatro o cinco días pasados en un Jugar de recepción de adolescen- hace cargo de una manera extremadamente apremiante) aprovecha
tes. Nos explicó cómo la escucha de los adultos se transformaba de alguna manera ese momento en que las catexias y las identifica-
allí. En Jugar de escuchar, los adolescentes se pusieron a hacer pre- ciones son frágiles para influir verdaderamente en el destino de los
guntas y a provocar el diálogo. adolescentes en función de Jo que él cree justo y bueno según su
Ocurre que el colapso o fractura es provocado por el repudio propia experiencia de Ja vida; en suma, adopta frente a ellos una
de los antiguos ideales y por el vacío de ideales que deberían reem- actitud pedagógica . Creo que si es bueno denunciar Ja ilusión psico-
plazar a aquéllos. La lucha contra ese vacío induce al adolescente a analítica en materia de pedagogía no lo es menos denunciar la ilu-
construir "neonecesidades" y una "neorrealidad". Frédéric Rous- sión pedagógica en psicoanálisis.
seau explica la desazón de los adolescentes a quienes la satisfacción Ahora bien, a mi juicio conviene considerar Ja adolescencia
inmediata de la necesidad sacó de una posición de seres deseantes. desde el punto de vista analítico de una manera más sana. Siempre
¿Se debe la evolución de una psicosis a una crisis que termina me pareció eminentemente sospechoso el interés selectivo de los
mal (Octave Mannoni)? ¿O bien se trata de la repetición de ese psicoanalistas por este período crítico, al que, por Jo demás, escapa

so 51
buen número de individuos. Para mí se trata de un período extre-
madamente variable situado entre la niñez y el estado llamado adul-
to, período en el que el sujeto pone en tela de juicio su destino
como "totalidad", según una expresión que debo a Paul Israel, y en
el cual se produce una modificación de las identificaciones, como 3
lo ha subrayado Octave Mannoni.
Entre Jos terapeutas de adolescentes, Jo mismo que entre los
terapeutas de psicóticos, existe una tentación contratransferencial
megalomaníaca sin duda porque tanto los unos como los otros Pedagogía y /o psicoterapia
tienen Ja ilusión de intervenir en el nivel de Jo ·real. No- creo en
modo alguno que se trate de eso, creo más bien que el terapeuta en
ambos casos ha de encarnar un ideal del yo que parece faltar. Patrick Delaroche 5
Podría decir más cosas pero prefiero detenerme aquí para no
monopolizar el debate. Las actas de esta mesa redonda me permitirán precisar lo que
decía hace un rato.
Ginette Michaud Esta mesa redonda reunió a elementos de cuatro hospitales
especiales que designaré con su nombre corriente: La Grange Bate-
En efecto puedo haber desbarrado. Por ejemplo, un desliz liere, el centro Étienne-Marcel, el CEREP {bd Jourdan) y Ville-
puede consistir en tomar de un autor un término como el colapso d'Avray.
o breackdown de Laufer, a quien no conozco; pero me parecía No hay que creer que este tema nos aleja del tema general de
que ese término ilustraba bien lo que yo quería decir. Efectivamen- la Jornada: Adolescencia y psicosis. En efecto, si nos planteamos la
te el error está en tomar un término divorciado de su contexto, cuestión del lugar de la pedagogía en establecimientos como los
pues el oyente puede suponer que uno se adhiere a todo el conjun- nuestros, nos valemos de un pretexto para hablar al mismo tiempo
to de Ja teoría. En ningún momento quise hacer referencia a la de la condición de la locura.
ilusión pedagógica en el psicoanálisis, ¿Pretexto? ¿Es precisamente la pedagogía un pretexto en es-
tablecimientos donde se brindan cuidados? Ahora bien, ·si en una
perspectiva médica los cuidados significan culminar en la curación,
ésta no podría definirse sin una adaptación del individuo, primero,
a sí mismo y luego a una condición social mínima; y esa condición
en la adolescencia es ante todo de formación, la cual precede al
trabajo que, desde el pecado original, constituye la suerte común
de los humanos.
e El lugar de la escolaridad en los hospitales especiales para
adolescentes nos interesa pues ante todo como posible desaliena-
ción frente a la segregación, al rechazo de las estructuras llamadas
normales que provocaron diversos trastornos. Pero ofrecer una
estructura escolar, ¿no es en cierto modo colocar el arado delante
de los bueyes? Todo el problema está ahí.
5 En colaboración con J.-J. Baranes, J.-P. Brugidou, P. lrae!, X. Jacquey
y B. Penot.
52
53
¿Cuántas veces hemos podido comprobar que enviar de nue- dialéctica entre la función teórica y el rol transferencia!, rol al que
vo a las aulas a un adolescente no sólo lo tranquilizaba sino que no escapan los docentes.
acallaba en él un delirio que una escucha complaciente podría Para Jean-Paul Brugidou (Ville-d'Avray), por fin, si las fun-
haber fijado? Y es más aún, ¿no ponía a prueba ese hecho nuestra ciones está separadas en teoría, en la practica los psicopedagogos
piedad contratransferencial de terapeutas? cumplen el doble papel de pedagogos y terapeutas, lo cual va a
De manera que en primer Jugar hemos escrutado la estructu- plantear la cuestión del pedagogo que hace terapias en el estableci-
ra de esos establecimientos y su relación con la pedagogía. En unos, miento, aun cuando esto no se refiera a los adolescentes de que se
Ja pedagogía en cuanto pedagogía curativa tiene un Jugar centraJ,6 ha hecho cargo en el grupo.
en otros la pedagogía está articulada con un sistema de cuidados. 7 La estructura de cada institución no refleja obligatoriamente
De manera que cotidianamente se plantea Ja cuestión de saber las concepciones teóricas. En efecto, la admisión de un adolescen-
cuándo, en qué momento y por qué hay que volver a enviar a sus te es decidida por un psicoanalista consultor en tres de los estable-
clases a un adolescente que sufre. cimientos (La Grange, el CEREP, Étienne-Marcel) en tanto que en
Toda la experiencia prueba que ese sufrimiento, que en un el último (Ville-d'Avray) la decide un equipo compuesto por un
adulto puede hacerse crónico y concretarse en una enfermedad médico y un psicopedagogo.
psiquiátrica, es eminentemente lábil en el adolescente. Por Jo demás, Lo cierto es (Delaroche) que la pedagogía puede desempeñar
hasta en el adulto una actitud nonnativa en relación con el trabajo en el plano terapéutico una doble parte: desalienación, en primer
puede resultar sumamente saludable. lugar, en relación con las instituciones psiquiátricas y luego criterio
El lugar de la pedagogía en nuestros establecimientos -y no de realidad, mientras se procura evitar la seducción recíproca y la
se debe a un azar el hecho de que el psicoanálisis sea el marco de omnipotencia infantil del deseo. Pero el lugar de la escolaridad
referencia terapéutica en ellos ni el hecho de que sean administra- continúa estando estructuralmente vinculado con la decisión del
dos por asociaciones del tipo de la ley de 1901 - debe enfocarse terapeuta, siendo así que en la sociedad está vinculado con la ley,
pues desde el punto de vista terapéutico. lo cual tiene considerables consecuencias.
¡Pero cuánta ambigüedad hay aquí! En efecto, ¿cómo evitar
las interferencias recíprocas? Para Paul Israel (La Grange), que
iniciará Ja discusión, se trata de separar la peda$ogü1 de los efectos Víctor Azoulay
de la transferencia. Según J ean Joseph Baranes (Etienne-Marcel), hay
que evitar las trampas de Ja transferencia en su difusión institucio- Quiero hacer muy rápidamente una pequeña pregunta a Pa-
nal, y el psicoanalista debe asumir una posición "tangencial" en re- trick Delaroche sobre la omnipotencia de los psicoanalistas o del
lación con Ja gestión pedagógica. psicoanálisis frente al adolescente. ¿No tenemos acaso interés en
establecer la medida de Ja diferencia entre la omnipotencia en el
Bemard Penot se refiere a los cuatro discursos de Jacques
Lacan (sobre el maestro, el universitario, el histérico, el psicoanalí- terreno de Jo que nos exige la realidad y la fantasía de omnipoten-
tico) para decir que si los roles de los unos y Jos otros son intercam- cia con la cual trabajamos en nuestro sillón?
biables en Ja institución, ninguna función oficial monopoliza en sí
misma uno de los cuatro discursos. En la síntesis clínica, cada uno
Patrick De/aroche
habla más en función de la posición transferencia! que ocupa frente
al caso. (En lo que se puede llamar su rol.) Hay pues una relación Justamente creo que presentas aquí el problema del marco
analítico sobre el que trabajó J . L. Donnet. Precisamente en el en-
cuentro con el adolescente se trata continuamente de hablar del
6 La Grange Bateliere: Ville-d'Avray. marco, por la buena razón de que hay que establecer un marco
7 fuera del cual adolescente y terapeuta están Ja mayor parte del
Étienne-Marcel, bd Jourdan.

54 55
tiempo. Ésa es la condición del posible análisis de la fantasía: fuera
de un marco constituido y decidido en común, se hace una inter-
pretación violenta y se realiza un paso al acto, signo precisamente
de nuestro deseo de omnipotencia.
4
Tr((lyectoria de adolescentes en la
institución y fuera de ella

Philippe Petryn
Bonneuil es una "institución fragmentada". La forma antinó-
mica de la expresión (según recuerda R. Lefort) 9 indica aquello
que (de lo instituido y del discurso establecido sobre el cual se
apoya lo instituido) en ese lugar puede ser interpelado por todo
sujeto, aun por quien se sitúa fuera de todo discurso, el psicótico.
"La metáfora de la fragmentación se refiere al hecho de que
ese lugar de vida está abierto al exterior. La institución toma por su
cuenta la fragmentación. Partiendo de esa postura algo puede
reanudarse o más exactamente puede quedar en suspenso aquello
que tendría sentido obliterante. De esta manera se deja al sujeto la
posibilidad de llegar a otro discurso. La alternancia de las estadías
entre Bonneuil y los lugares de residencia en la provincia es la reali-
zación de una medida contra la tentación de un medio que sería un
refugio cerrado en el que se repetiría la admisión y la exclusión de
los sujetos. En el juego de la presencia y de la ausencia en relación
con Bonneuil puede suscitarse un efecto de simbolización."
El concepto de trabajo, tal como se utiliza en Bonneuil;
apunta a una problemática del sujeto en una perspectiva analítica.
Los muchachos que lo desean pueden, antes de los catorce años,
pasar un día o dos por semana con un mecánico, con un restaura-
dor, con un joyero. con un panadero, con un carpintero, con un
proyectista, etcétera. Estas actividades exteriores les permiten a
menudo encarar de manera radicabnente diferente su relación con

8 En colaboración con Chandra Covindassamy, Michel Polo (con refe-


rencia a Un lieu paur vivre, Seuil y Secrete enfance, Epi).
9 Education impossible, Seuil, 1973.

56 57
la escuela y reanudar así la escolaridad que a veces había quedado terapeuta y el del paciente"; 1º aquí interviene el inconsciente del
interrumpida. uno y del otro y se procura un acercamiento que se logra o fracasa;
Una demanda escolar puede nacer después de un primer tiem- se logra en la medida en que se inaugura una experiencia. Todo lo
po de aescolaridad. Por otra parte, muchas posibilidades de aprender, que se establece así como relación está hecho de confianza mutua,
de descubrir, de jugar juntos, de expresarse, de inventar, se les ofrecen pero también se sentimientos de omnipotencia, de hostilidad, de
a los muchachos en virtud de las actividades que les son propuestas amor y de temor.
fuera de Bonneuil y en la misma escuela. Talleres cotidianos reagru- Los adolescentes "en crisis" a los que nos estamos refiriendol 1
pan regularmente a los alumnos con educadores y psicoanalistas del tienen todos en común lo siguiente: una intransigencia moral (aun
equipo a los cuales se unen a veces profesionales (alrededor de la cuando sean delincuentes) que los lleva a rechazar todo compromi-
música, de la representación teatral, de la cocina, del teatro de som- so y a aferrarse sin cesar a "la verdad", es decir, a denunciar la fal-
bras chinescas, de Jos cuentos, etcétera). La organización de ese sedad del mundo de las personas adultas. Este comportamiento ín-
lugar como "lugar de vida" permite ayudar a cierto tipo de mucha- tegro, sin concesión alguna, se afirma en la forma de un desafío
chos que son rebeldes a las reeducaciones y tratamientos psiquiátri- permanente al adulto, quien se encuentra de continuo recusado en
cos clásicos. De esta manera muchos lograron ingresar en el liceo, su autoridad y en sus valores morales. El adolescente le opone su
obtener certificados de oficios (mozo de caballeriza, entrenador de- moral hecha de violencia, de generosidad ... y de una gran depen-
portivo, por ejemplo) obtener el certificado de estudios primarios dencia respecto del adulto amado y rechazado.
(cuando se trataba de jóvenes completamente refractarios a la La adolescencia no es una enfermedad; es una etapa entre los
escuela), obtener una formación profesional (para adquirir, por sueños de la niñez y las realizaciones del adulto, etapa durante la
ejemplo, un certificado de litógrafo fotomecánico y trabajar en el cual el adolescente descubre lo que hubo de fracasado en la genera-
sector llamado de los "oficios del libro"). ción que lo precedió.
Este modo de vida y de organización de las tareas (alternando Si el adulto no soporta que lo recuse y opone su autoridad a
con estadías en otros lugares) tiene efectos terapéuticos que a me- la violencia del adolescente, la respuesta de éste será una incom-
nudo determinan que un niño pueda prescindir de una ayuda qui- prensión y una violencia redobladas, respuesta (con sus componen-
mioterapéutica importante o de un psicoanálisis individual. Algu- tes de persecución) cuyo efecto no deja de recordar a menudo el
nos niños y adolescentes (así como sus padres) son seguidos fuera cuadro de los trastornos que se llaman esquizofrénicos (trastornos
del lugar de vida de Bonneuil por un psicoanalista del equipo. Por que reflejan una dificultad para vivir y que los adolescentes expre-
Jo demás, se mantienen reuniones semanales con Jos padres, reunio- san como dificultad para sentirse reales). El filme La naranja mecá-
nes animadas por Maud Mannoni. La separación del adolescente de nica ilustra cómo en ciertos momentos, a falta de vida imaginaria,
la escuela y de su familia exige un trabajo continuo con los padres. el adolescente llega a transponer a lo real fantasías de crueldad,
El establecimiento de estructuras flexibles y abiertas al mundo ex- hasta el punto de que sólo siente que existe a través del asesinato
terior evita tener que recurrir a un circuito medicosocial de ayuda y del otro, asesinato que lo deja aparentemente indiferente, pero que
asistencia, circuito que resulta mortífero para el adolescente o el le es necesario para salvaguardar su ser (lo que el adolescente mata
joven adulto. en el otro es su propia imagen "mala").
En el curso de esta Jornada de estudios hemos abordado la no- Ponerse a Ja escucha del adolescente no quiere decir que de-
ción de crisis de adolescencia sobre la base de esta experiencia clínica. bamos perder por eso nuestros propios puntos de referencia o que
Mediante ejemplos clínicos mostramos la importancia que tiene debamos erigir en dogma el dejar hacer. Lo que nos parece irnpor-
poder dejar que una "crisis" se desarrolle sin la intervención intem-
pestiva del adulto. La adaptación del adulto al joven permite que
entre ambos surja un campo que no es otro que el campo del juego. lO Winnicott.
"Se trata de dos ámbitos de juego que se imbrican, el ámbito del 11 Desarrollado en Un lieu pour vivre, Seuil, 1976.

59
58
tante es el hecho de que toda intervención intempestiva del adulto
puede agravar la situación conflictiva en tanto que la abstención
terapéutica constituye a menudo la única actitud capaz de evitar
luego una posibilidad terapéutica.
La ruptura deliberada con el ambiente siempre se lleva a cabo 5
en un fondo de dependencia, y la independencia absoluta constitu-
ye siempre un señuelo. El sujeto busca de manera más o menos
confusa pertencer a un grupo social dado (o bien reivindica la sole-
dad en oposición a todo grupo social). Más frecuente es ver a jóve- El adolescente y la familia 12

nes (y no tan jóvenes) vivir su vida por procuración, es decir, alcan-


zar una forma de realización por intermedio de otro que logra vivir.
La realización personal se desarrolla en una unidad social dada, Louis de La Robertie
unidad (o estructuras) que se construyen y se reconstruyen sin Hemos desarrollado tres puntos de vista.
cesar. El mundo imaginario del adolescente conserva siempre, como
Un primer punto de vista es el que se podría llamar la rela-
lo recuerda Winnicott, un lugar para la muerte de alguien. Este es
ción entre el adolescente y sus padres; aquí hemos insistido en el
un hecho que debería poder expresarse al máximo no sólo en la
hecho de que si hay una crisis del adolescente (una crisis de la ado-
palabra, sino también en obras de imaginación (teatro, pintura); y
lescencia), hay también una crisis parental y ambas son correlativas.
debería darse el mayor margen posible al adolescente para que éste
La segunda parte se articuló alrededor del hecho de que lo
tenga acceso a todas las posibilidades de transposición creadora.
patógeno existe, se comprueba; pero si lo patógeno existe , si lo psi-
Se trata de esas posibilidades que están frenadas cuando se pide a
cótico existe, ello es el producto de toda una genealogía y no se da
un adolescente que se haga adulto demasiado pronto; así se lo abru-
por casualidad.
ma con responsabilidades que él no está en condiciones de asumir.
El tercer punto en el que hemos insistido constituye un.caso
En cambio , compartir el trabajo del adulto y ganar algo de dinero
particular de psicopatología familiar .
puede ser considerado por al adolescente como un juego. Lejos de
En lo que se refiere a la primera parte, hablaré de la situación
convertirlo demasiado pronto en adulto, esto le ofrece posibilida-
general del adolescente y de sus padres. Partiré de la hipótesis si-
des de superarse en una actividad que le permite ser accesible ;i la
guiente : pasar de la dependencia a la autonomía, como es propio
invención. Hoy en día, los jóvenes no buscan tanto la promoción
de la adolescencia, sólo puede efectuarse en una relación entre el
social como una razón para vivir . .. y nosotros somos cada vez más
adolescente y la sociedad circundante, pues la familia no es más
impotentes en cuanto a poder ofrecerles esa razón . Los adolescen- que una parte de esa sociedad. Para su familia el adolescente tiene
tes psicóticos en ciertos momentos tienen necesidad de huir de las sobre todo un lugar de objeto , de suerte que toda la cuestión se re-
instit1,1ciones concebidas para ellos porque en lo real buscan algo sume en esto : ¿podrá el adolescente llegar a ser sujeto? Tal vez
que en el plano imaginario no logran inventar. A veces les es necesa- aquí esté el comienzo del conflicto.
rio reconciliarse primero con los guijarros (en un lugar "deshabita- A la crisis del adolescente corresponde (como reflejada en un
do") antes de tener acceso a un mundo en el que las manos, hasta espejo) la crisis parental. Lo importante es el paso progresivo de
entonces habituadas a destruir, se sienten llamadas a producir. una relación padres-hijo a una relación adulto-adulto, aun cuando
Hoy un número cada vez mayor de docentes está empeñado esta nueva relación esté marcada por un aspecto específico que es
en reinv~ntar un oficio que ya no se adapta a la situación actual.
Reinventar su oficio significa poner en tela de juicio las estructuras
12 En colaboración con Claude Boukobza, Pierre David, Dominique Gu-
en las que se encuentran aprisionados los adultos con los alumnos y
los pacientes. yornard, Catherine Mathelin, Berta Roth.

60 6f
el aspecto de la filiación . A la explosión pulsional del adolescente a esta alianza, pero sobre todo por vía de los productos reprimidos
puede corresponder la revivificación de ciertas fuerzas pulsionales o sublimados de un Edipo no resuelto de generación en generación
reprimidas en Jos padres y el levantamiento parcial de la represión. surge bruscamente en un adolescente una estructura psicótica."
Esta crisis parental se caracteriza por un trabajo muy importante Este texto de Pierre David fue ilustrado con un caso clínico
de duelo. Muchas cosas se reagrupan alrededor de esta idea de duelo expuesto por Claude Baukobze : una joven psicótica de trece años
que se sitúa en varios niveles, especialmente en el plano narcisista y se puso a evocar en un episodio delirante los remotos orígenes de
en el plano del ideal del yo. La hipótesis que formulo aquí es la de su familia (ilustrando así la tesis de que se necesitan tres generacio-
que las dos crisis, Ja del adolescente y la de los padres, son correlati- nes para hacer un p&icótico ). Su locura pone en tela de juicio la psi-
.vas, es decir, que el adolescente no puede salir de su crisis sino a cosis encubierta del padre , hombre aparentemente bien adaptado a
costa del difícil camino que deben recorrer Jos padres. Y como los Ja sociedad, y la neurosis de su madre que Ja había entregado a una
padres pueden tener tropiezos en ese camino, cabe esperar que el abuela paterna. ·
psicoanalista esté con el adolescente. En el momento en que la adolescente plantea Ja cuestión de
La segunda parte de Ja mesa redonda giró alrededor de una la identidad sexual, aquella joven intenta, en virtud de una identi-
agumentación de Pierre David sobre la cuestión del adolescente , la ficación delirante, llenar el vacío transmitido de generación en
estructura familiar contemporánea y la genealogía de las psicosis. generación por la línea paterna.
Dijo Pierre David : "El complejo de Edipo continúa siendo el Berta Roth, al examinar varios casos clínicos, se esforzó por
elemento central del descubrimiento freudiano . Freud pudo tener discernir el Jugar que puede ocupar la palabra del padre, de un
Ja intuición de este complejo porque creció en el seno de la familia padre que es "todo amor", cuando esa palabra erotizada fue pro-
nuclear contemporánea reducida a la pareja parental y a sus hijos. nunciada a través de un acto de promesa . ¿Cómo Ja totalidad del
La sociedad global concedió a los padres el poder de prohibir. Los fantasma del padre puede cobrar cuerpo en el psiquismo del hijo?
padres adquirieron así en ciertos casos solamente (pero esos son los La palabra erotizada, mediadora de una fantasía no explícita, es to-
casos patógenos) el poder de imponer sus fantasías inconscientes mada por el hijo como un acto, como un hecho; cuando decir y
racionalizadas como la ley. Muchas de las dificultades de la adoles- hacer se confunden, la palabra erotizada asume la condición de acto.
cencia se explican por un conflicto entre la pasión parental y la El problema planteado por la autora es el de saber cómo en-
reivindicación, por parte del adolescente, de su autonomía subje- cara el adolescente la promesa de amor parental, cómo el adoles-
tiva. Frecuentemente el adolescente sólo puede hacerlo mediante cente no puede hacer de los actos de los demás su propia puesta en
síntomas neuróticos, en otras palabras, la ley son los padres. No escena, en la que el acto sería ya una huella en su cuerpo y una
hay ya otra vertiente, la ley está en otra parte. boca sin palabras. ¿Qué otra cosa puede hacerse sino crear otra
"En ciertos casos se puede captar la genealogía de la psicosis puesta en escena de lo que ocurre y no se puede denunciar?
en varias generaciones. Lo que se transmite es a la vez una perturba- En la situación analítica la comunicación de un argumento
ción en la estructuración edípica de los padres y abuelos que for- en el cual el cuerpo es el principal personaje ¿permitirá hablar del
man parejas neuróticas, y una corriente libidinal pregenital que, en peligro a que está sometido el cuerpo? ¿De qué manera ese cuerpo se
la tercera o la cuarta generación, desorganiza totalmente la estruc- convirtió en el instrumento de una relación no inocente? En otras
tura de la personalidad simbólica fundada en el Edipo. Cuando fal- palabras ¿qué parte del deseo de ese adolescente podrá considerarse
ta la simbolización primaria lo imaginario puede pasar a lo real. y declararse?
"El parentesco extendido se manifiesta en las alteraciones e Las cuestiones que podemos destacar de las diversas interven-
infracciones de la alianza entre las dos familias. Recordemos que ciones son las siguientes:
jurídicamente la alianza es el vínculo que en el matrimonio une al
padre de un cónyuge con el otro cónyuge. A menudo se encuentra a) la crisis del adolescente y Ja crisis parental son correlativas;
en las historias familiares de los psicóticos monstruosas infracciones b) el estado patógeno psicótico existe y la genealogía de-

62 63
sempeña en él una parte. Dicho de otra manera, si ese estado se da,
no se da por casualidad; a esta cuestión se agrega otra: ¿en qué me-
dida el adolescente es el director de escena de un drama represen-
tado por muchos?
6

Reflexiones sobre el paso al acto en el


adolescente y en la psicosis

Michele Ducornet 13
El trabajo de preparación de esta mesa redonda tenía como
tema de reflexión el paso al acto en el adolescente y en la psicosis.
La perspectiva analítica nos lleva a distinguir dos formas, el paso al
acto y el acting out; estas dos formas no son el producto de una di-
visión arbitraria sino que se fundan en diferencias clínicas y estruc-
turales. Implican una posición del sujeto. Estas formas de actos
existen fuera de la situación analítica, pero sólo se las puede descu-
brir como testimonios de estructuras partiendo de los conceptos
del psicoanálisis.
Para ilustrar las relaciones entre acting out y "paso del acto",
Lacan utilizó una metáfora topológica : 14 la cura se desarrolla como
en un escenario, sólo que la sala, el público, forma también parte de
la cura. "En el análisis se representa con un lleno total, la sala está
atestada y todo lo que se encuentra allí debe estar afectado . Cuan-
do comienza a producirse tumulto, el público trepa al escenario;
eso es lo que se llama el acting out."
En cambio el paso al acto corresponde al hecho de que el pú-
blico vaya a parar al "hueco del apuntador". Y eso es lo que ocurre,
cuando el analista entiende en lo real lo que le es aportado en la
forma de acting out.
La adquisición del lenguaje nos suministra un primer modelo
de acting out: en sus primeros usos del lenguaje, el niño manipU'la
fonemas que transporta de objeto en objeto por contigüidad. Pero

13 En colaboración con Christiane Bardet, Thérese Schneider.


14 Jornadas provinciales de primavera, Estrasburgo, 1963. Discurso de
clausura de Jacques Lacan.

64 65
es menester aún que ese significante, que el niño puede colocar en menores nos habló de esos pequeños delitos que se repiten en los
cualquier lugar, sea representado por él mismo, como sujeto, para adolescentes, delitos que no se presentan como actos bruscos, bru-
un público al cual designa el objeto. Ese público es primero la ma- tales, a los que el sujeto está entregado por entero, sino delitos de
dre, por cuanto ella constituye el soporte del significante al cual se repetición. El juez había observado que cuando un adolescente le
apela. En ese primer tiempo del acting out se funda no sólo el len- hablaba del delito cometido, no tenía ningún sentido lo que le
guaje sino también la inscripción en la cadena significante. decía sobre el delito. Lo que en última instancia importaba era la
Al mismo tiempo en que se produce el acceso del sujeto al palabra surgida en la familia, palabra que permitía al adolescente
lenguaje, surge la estructura de la alienación; entre dos significantes entregarse a otra cosa y no a la repetición del delito, entregarse a
el sujeto no puede sino quedar "borrado" y entonces el juego con otra cosa en la cual podía ser reconocido como sujeto, indepen-
los significantes puede proseguir. Por poco que se niegue la condi- dientemente de la deriva de sus actos.
ción del otro, portador del significante que borra y, por lo tanto, Uno de los participantes nos habló de una adolescente de
de la falta, es el otro el que queda borrado y entonces ya no es quince años, asesina de un niño. Ese paso al acto parecía tener un
posible el juego con los significantes. Todo se desarrolla entonces carácter restitutorio, de la misma manera en que el delirio tiene un
como si no hubiera más escenario. La ausencia del lugar del otro carácter restitutorio. Cuando se habla de paso al acto, tiene uno la
impide todo descentrarse del sujeto, de manera que éste queda impresión de que ya no hay escenario pues, según vimos, el juego
reducido a la inmediatez del paso al acto. con los significantes ya no es posible. Aquí nos encontramt>s en el
Esto nos lleva a considerar la relación entre la angustia y el terreno de Ja forclusión, pero no necesariamente en el de la psicosis.
paso al acto. La confrontación del adolescente con las modificacio- Partiendo de la clínica habría que trabajar sobre este tema:
nes estructurales y la cuestión del deseo reactivan, entre otras cosas, ¿qué relación hay entre los episodios alucinatorios, los accesos deli-
la angustia edípica. Durante el desarrollo de .la crisis de la adoles- rantes, y el acting out o el paso al acto en su conexión con la es-
cencia se produce una revelación de la posición del sujeto en rela- tructura?
ción con los significantes primordiales: el nombre del padre, el falo,
la muerte. El paso al acto se refiere a significantes, como lo atesti- Maud Mannoni
gua la experiencia clínica. En aquellas Jornadas de 1963, a las que se refiere usted, La-
El adolescente deberá romper también con el apoyo materno can había planteado la cuestión: ¿se puede hablar de acting out
y continuar desarrollando su alienación, lo cual implica una fragili- fuera del análisis (es decir, fuera de una relación transferencial y
dad coyuntural de la que da testimonio el paso al acto. contratransferencial)?
Si la forclusión y la negación no son ajenas al paso al acto, Lacan sugirió que existía una estrecha relación entre el acting
no por eso manifiestan la disociación del sujeto. Por ejemplo, la out - situado como representación teatral del fantasma (se trata de
alucinación puede aparecer en el adolescente de manera fortuita y un él que intenta dar a entender algo; Jo que aquí ocurre sería del
esto plantea la cuestión de su parentesco con el paso al acto. orden del proceso primario)- y el paso al acto, que se trata de un
Si el acting out puede "entenderse" -en el análisis- en su acto que precede al decir. Se trata del yo (je) de una verdad (lo que
valor de estructura, el enigma del paso al acto subsiste. El paciente ocurre aquí sería del orden del proceso secundario). No hay que
dice: "No sé por qué hago esto; no puedo decirle nada, sólo sé que pasar por alto que muchas cosas que ocurren en el escenario son
debo hacerlo, que debo gritar o dar puñetazos contra la pared o in- efectos de lo que ocurre en la sala .
sultar a un enfermo o cortarme en pedazos". Como si Ja angustia En 1963 Lacan designó como paso al acto ciertas interrupcio-
de ese paciente consistiera en ir a buscar en los vacíos corporales nes del análisis. Se refirió entonces a una torpeza de Freud que dijo
que él se fabrica esos cortes que, en otros, fundan el inconsciente. a su paciente "Ese es el hombre que usted ama". Sintiéndose in-
Estas reflexiones que acabamos de exponer constituían el comprendida, la paciente lo abandonó alimentando ideas de ven-
tema de la mesa redonda. En el curso de la discusión, un juez de ganza.

66 67
La falta de simbolización del analista repercute en vertientes goría particular del paso al acto criminal. En aquel artículo Lacan
diferentes y nos remite a la pareja de conceptos: lo chistoso y lo habla de la manera en que un objeto se hace criminógeno para un
cómico. (Lo cómico surge cuando cesa. el efecto de la estupefacc- sujeto a causa de las características que lo ligan al sujeto, pero que
ción.) Siempre hay una tercera persona. no son ellas mismas generadoras de pasos al acto ... más criminales
Cuando el paciente de usted dice "No sé por qué hago eso" que otros.
puede uno preguntarse si no hay allí un hacer que lo penetra. El
hacer no siempre es ajeno a las palabras. El acto precede al decir o Maud Mannoni
revela lo que del yo (je) fue a parar en un decir. Estoy completamente de acuerdo con usted. Yo intervine
Lo que caracteriza al psicótico en el segundo estado, cuando pues temía que el público, que ignoraba todos los casosvivosdeque
pasa al acto, es el hecho de que el yo esté fuera de juego. En el pla- ustedes hablaron en la mesa redonda, no comprendiera la transcrip-
no de la vivencia · se trata de un estado de estupor, pero no se puede ción que ustedes dieron . En realidad, yo paso al acto también cuan-
-como, por lo demás, usted lo da a entender- aplicar esa respuesta do muerdo una manzana. Esa es la complicación que señalo .
a todos y hacer de esa respuesta un modelo único.
Una de las contribuciones del psicoanálisis fue intentar esta-
blecer una relación entre el surgimiento del acto impulsivo y la
transferencia sin olvidar que ese trabajo de repetición satisface las
pulsiones reprimidas. En criminología, por razones técnicas, se re-
serva de manera restrictiva la expresión de paso al acto, para desig-
nar actos impulsivos, violentos, sin referencia a una situación transfe-
rencial. Lo que quisiera recordar es que la estructura está en el sínto-
ma y que resulta ventajoso poner en claro no tanto el sujeto como el
conjunto de que éste forma parte. El síntoma tiene una función, es
un contexto sobre el cual hay que interrogarse. Entre el paso al
acto y el acting out, ¿no sería necesario un tercer término: el paso
al acto patológico o delictivo?
Sin embargo, habría que poner cuidado en no proponer una
categoría nosográfica suplementaria (relativa al paso al acto patoló-
gico). El problema podría circunscribirse mejor estudiando la diver-
sidad de lo que se ofrece en el plano clínico. En 1963,.Lacan señaló
insistentemente, cuando se habla de paso al acto, el peligro que
existiría en tomar como único modelo la psicosis. Recordó el uso
restrictivo de la expresión en criminología y de algún modo lo opu-
so al empleo más amplio que se le da entre los analistas. Lacan
deseaba poder comprender más lo que se nos plantea como enigma
que es menester interrogar.

Michele Ducornet
Lacan lo decía refiriéndose al paso al acto y a la criminología,
pero no me parece que haya razón alguna para establecer una cate-

68 69
7 8
Fenómeno especular y
La anorexia y sus aspectos paradójicos con tratransferencia en la problemática
de la tox icornan ía
Patrick Avrane 1s Eduardo Vera Ocampol6
A través de diferentes casos hemos examinado a la persona Quisiera incorporanne al eje que sirvió de soporte, de cafia-
anoréxica en sus posturas: el desafío que lanza a su madre al no mazo, a los debates de esta mesa redonda que podría definirse en
comer nada tiene la mira de significarle que su cuerpo no es un dos puntos: por una parte, la problemática del toxicómano puede
cuerpo de necesidades y que ella lo interroga sobre su deseo propio, encontrar un lugar en el campo del psicoanálisis y, por otra parte,
es decir, sobre lo que en el nivel del segundo tiempo del espejo no la toxicomanía, la problemática del toxicómano, puede esclarecer
pudo marchar bien puesto que el anoréxico no pudo constituir su también puntos metapsicológicos planteados en la teoría analítica.
ideal del yo. Los temas centrales desarrollados en esta mesa redonda par-
En la época de latencia, aun antes de que se desate la anore- tieron de una comprobación: el tratamiento clínico del toxicóma-
xia, el sujeto está envuelto en una trama de la familia que no es del no en las instituciones suscita numerosas dificultades. Y esto tiene
mismo orden que el de la trama familiar del neurótico; se trata de relación con el hecho paradójico de que quien se considera apresa-
lo que no puede mantener cuando se declara el síntoma anoréxico. do en un lazo de dependencia respecto de un producto alberga al
La paciente de nuestro caso entrega sus síntomas para que se los lea mismo tiempo, sin saberlo, una verdadera pasión de independiencia
y se los descifre pero no para que se los vea en el sentido de la his- respecto de cualquier otro como posible compafiero de su placer.
teria; ella misma no se ve. La toxicomanía es una problemática que parece colocar en
Se ha considerado pues la cuestión de la relación de esa ano- una situación critica y molesta a todos los que están envueltos en
réxica con su imagen en el espejo. Ve una imagen filifonne, afinada, ella, incluso los terapeutas. En efecto, es una problemática enojosa
fálica o no realmente fálica (éste ha sido un punto de la discusión) que pone en situación embarazosa al médico, quien no puede dejar
que representa la sombra de un ideal; o bien lo que ve es algo mons- de comprobar que todo no se reduce a una simple cuestión de
truoso en la~ redondeces de que ella quiere desembarazarse, algo drogas, pero también molesta a los psicoanalistas cuando se encuen-
horroroso de una realidad no simbolizada. tran frente a toxicómanos para quienes toda relación transferencia!
Ella trata de arrancar a lo real y simbolizarlo un significante con el analista se ve inevitablemente mancillada por su relación
perdido para los padres a fin de que la cadena se reconstruya (cade- apasionada por la droga. Por eso, el encuentro del toxicómano con
na de los significantes como cadena de las generaciones). De ahí la un terapeuta coloca a este último desde el comienzo en una posi-
importancia de la escritura o de ciertas decisiones profesionales en ción incómoda.
la "curación" de la anorexia, cuando la paciente intenta reconstuir
su trama familiar. 16 En colaboración con M. Lise Lacas, Jean M. Lévy, Alain Rigaud y A.

15 En colaboración con Micheline Glicenstein, Régine Mougin. Marie van Hove.

70 71
Hemos querido someter a discusión la cuestión de la transfe- Patrick Guyomard
rencia en la cura del toxicómano y nos hemos dicho que lo que se Hoy está entre nosotros Colette Audry como no especialista.
manifiesta frecuentemente como algo evidente en la práctica díni- ¿Desearía decir usted algo sobre esta jornada, sobre lo que oyó en
ca de las instituciones es tal vez la expresión justamente de la trans- ella?
ferencia que, no advertida, no analizada, sería experimentada o em-
pleada por los terapeutas. Por ejemplo, el empleo en apariencia tri- Colette Audry
vial del tuteo, que sin embargo es de rigor en las instituciones para
toxicómanos, ¿no tandrá cierta relación con lo que corresponde al No deseo decir gran cosa, pero declararé que me quedo muy
fenómeno especular, con el "tú ves lo que yo veo", del toxicómano sedienta de todo cuanto se dijo y que me pasaría ocho días enteros
o con la jerga toxicomaníaca? Creo que se ganaría bastante si nos escuchándolos hablar. Este tema reactiva precisamente toda una
interrogáramos sobre lo que sea una terapia posible para los toxicó- parte de lo que me mantuvo ocupada mientras escribía mi libro.11
manos dentro de una institución, en lugar de considerarla desde Entre los temas de nuestra mesa redonda de esta mañana lo
el comienzo como algo evidente, cuando en realidad dicha terapia que retuvo mi atención fue el hecho - por lo demás bien conoci-
descansa sobre cierto número de datos enunciados o impuestos co- do- del repudio de la familia por el adolescente que entonces elige
mo previos. como guías a otros que no son los padres o busca el trato de compa-
En este sentido, el orden jurídico, al determinar cierto modo ñeros de su edad o las dos cosas a la vez.
de funcionamiento institucional - pensemos en la obligación de Por mi parte viví las dos fases de esta mutación y mi libro
brindar cuidados y luego en la sanción terapéutica-, ¿no modera- exhibe esa doble marca. En mi caso la primera fase fue la dominan-
ría el lugar y la función de la transferencia entre los terapeutas y te; fue una experiencia unificadora e identificatoria que nutre todo
los toxicómanos? Esta fue una de las cuestiones tratadas en la mesa el cuerpo de mi relato. La segunda fue sólo circunstancial y diré
redonda. que bastante benigna. Sin embargo a ella quisiera referirme ahora.
También apelamos al concurso de personas no especialistas En la historia del estudiante Torless* , de que hablamos esta mañana,
de la toxicomanía. Terminaré ofreciendo este ejemplo aportado esa fase se manifiesta en cambio primordial. Y en el mundo en que
esta mañana: se trata de un muchacho. Un adulto estaba encargado vivimos y en el cual vemos enfrentarse todos los valores, esa fase
de informar sobre la toxicomanía. Después de su exposición el adul- reviste ciertamente un carácter histórico . Es un fenómeno tan ma-
to interroga a los muchachos para asegurarse de que lo han compren- sivo que me parece comprometer el futuro mismo de la humanidad.
dido bien. El adolescente interrogado le replica: El repudio de la familia y de sus valores - o por lo menos el
distanciamiento del adolescente respecto del medio de la genera-
-El toxicómano sería como alguien que un día hubiera en- ción parental- es probablemente una etapa necesaria en la consti-
contrado un elefante rojo. tución de un sujeto autónomo. El paso al trato con compañeros de
- ¿Un elefante rojo? la misma edad ofrece un punto de apoyo de carácter a la vez bio-
-- Sí, y habría quedado fascinado por ese elefante rojo, de lógico (la familia es ella misma un medio biológico). crítico y cul-
modo que quisiera volver a verlo, volver a encontrarlo a toda costa; tural. Pero al desalienarse de la familia · el joven tiende a alienarse
pero el elefante que encuentra es, no rÓjo, sino amarillo. Continúa en el grupo y esta nueva alienación puede ir muy lejos. En efecto,
siempre con el deseo de encontrar a su elefante rojo, pero el siguien- la sociedad de compañeros de la misma edad es algo extremadamen-
te que encuentra es pardo y luego encuentra uno violeta. No volve- te ambiguo y en ciertos aspectos extremadamente temible .
rá a encontrar nunca a ese elefante rojo que lo fascinó y que, por lo
demás, no existió nunca. l7 La Statue, Gallimard, 1983
* Las tribulaciones del estudiante Torless, de Robert Mu sil, Sur, Buenos
Aires, 1960. [T. ]

72 73
En el establecimiento para alumnos internos donde es envia-
do el estudiante Torless, éste encuentra un grupo de muchachos
que son verdaderos nazis antes de tiempo (esta historia autobiográ-
fica se remonta a comienzos del siglo). T6rless se une un tiempo a
ellos, pero termina por apartarse del grupo. ¿Por qué? ¿Qué le im-
pide convertirse en un precursor de los S.S.? Esta es la cuestión que
el libro plantea en profundidad. Como se trata de una obra litera-
ria no se le da una respuesta explícita. Es decir, Ja obra contiene 11
ciertamente su respuesta pero sin formularla claramente en ningún
momento. Esa respuesta, fundida en la materia misma del relato,
será siempre dudosa, hipotética, oscura y turbadora.
Puede uno suponer que la marca primera impresa por la fa- Campo medicopedagógico
milia en el alma del joven Torless era un sello indeleble capaz, a
diferencia de sus camaradas, de permitirle resistir a la larga las agre-
siones del nuevo medio. También se puede suponer, y no menos
verosímilmente que lo que salvó al joven Musil (prototipo de T6r-
less) fue su vocación en germen de escritor. Llegar hasta el fin de lo
que le era propuesto y hasta impuesto por la influencia del grupo
equivalía a perpetrar la destrucción de las posibilidades creadoras
que él presentía en su persona.
Lo cierto es que en este libro asistimos al desarrollo de una
experiencia por entero inconsciente en el interior de un instituto
cerrado. En cambio, el fenómeno frente al cual nos hallamos hoy,
el de la "banda" de jóvenes, que son amantes del pop o fanáticos
de Ja motocicleta o predelincuentes, etcétera, es un fenómeno gene-
ralizado. Entre las generaciones está abierta una brecha y existe el
riesgo de que nos encontremos definitivamente sin una pasarela
para llegar hasta los representantes de toda una clase de edad com-
parables a esas pequeñas criaturas cuyas actividades consternado-
ras nos ha descrito la ficción científica.
Sin embargo, si uno llega a establecer contacto con esos seres
extraños termina en general por percibir que inconscientemente
aspiran a descubrir valore~ ' valores rigurosos.

74
Consideraciones sobre la psicopatología
de la inteligencia

Bernard Gibello

Patrick Guyomard
Esta tercera Jornada de estudios sobre la adolescencia recibió
como título: La adolescencia en las fronteras del psicoanálisis.
En efecto, el concepto de adolescencia no es un concepto
analítico y hemos pensado que no era posible terminar nuestro ·
trabajo sobre el tema sin abrirnos a otros horizontes y a otros dis-
cursos.
La mañana estará dedicada a discutir tesis e investigaciones
de Bemard Gibello y por la tarde cotejaremos nuestras propias in-
vestigaciones con dos discursos de horizontes diferentes: los de un
historiador y los de un etnólogo. Cedo la palabra a Patrick Dela-
roche quien nos presentará a Bemard Gibello e inaugurará así esta
mañana de trabajo.

Patrick Delaroche
Bernard Gibello, psiquiatra y psicoanalista, director de un la-
boratorio en la Salpetriére, partiendo de observaciones clínicas y
paraclínicas de psicópatas en 1976 elaboró el concepto nosográfico
nuevo de desannonía cognitiva. Posteriormente extendió sus refle-
xiones a la patología de la inteligencia en general en su tesis de doc-
torado y coronó sus actividades docentes junto a Didier Anzieu.
Desde 1976 Gibello tomaba como base la desarmonía de los
comportamientos de empaque y prestancia que son bien conocidos
en los psicópatas y que indican un nivel intelectual normal. Cito:
"Trastornos importantes de la simbolización del tiempo y de la du-
ración, del espacio y de las representaciones mentales constituyen,
en grados variables, una mezcla de sintomatología disarmónica, dis-
práxica y disgnósica" . Esos trastornos fueron puestos de manifies-

77
to por una serie de desfasajes elevados a la escala de pensamiento fiesta cristiana que reemplazó a la fiesta pagana de la luz y a las
lógico de Longeot, escala que evalúa el tipo de razonamiento inhe- orgías que la acompañaban.
rente a los estadios indicados por Piaget. Esta coincidencia de fechas me permite hacerles observar
Esta mañana haremos una incursión fuera de las fronteras del hasta qué punto, en la tradición religiosa católica, la inteligencia y
psicoanálisis en ese dominio de la evaluación experiencia} de las sus manifestaciones huelen a azufre. Evocaré sólo dos nombres: el
facultades intelectuales. de Lucifer, el portador de la luz precisamente, y el nombre del As-
Se trata pues de cotejar estos datos, que corresponden a una tuto, empleado para designar la potencia satánica. No mencionaré
realidad clínica innegable, con lo que nos enseña el psicoanálisis. Los los nombres de todos los hombres que antes, por haber descubierto
invitamos a ustedes a realizar un viaje a países diferentes cuyas len- una verdad científica, fueron condenados a ser quemados vivos.
guas no son las mismas. Pero quien habla de fronteras habla tam- En cambio, me complace poder expresar a Maud Mannoni, a
bién de aduanas o de libre intercambio, de manera que espero que Patrick Guyomard, a Patrick Delaroche y a todos los miembros
podamos fijar la frontera, no ya entre las diferentes ramas del saber del Centro de Formación y de Investigaciones Psicoanalíticas mi
pues se trata aquí de epistemología, ni entre los trastornos llama- placer por participar hoy en sus trabajos; aguardo sus críticas y ten-
dos instrumentales y las inhibiciones neuróticas -la frontera puede go la esperanza de que no me envíen a la hoguera.
quedar aquí abolida por el hecho de que en el análisis el sujeto Al reflexionar en la manera en que podría hablar a ustedes
~. puede retomar por su cuenta imperfecciones muy antiguas--, ni tam- de mis trabajos sobre la psicopatología de la inteligencia, me di
poco entre lo innato y lo adquirido -en virtud del concepto mismo cuenta de que era necesario que le~ expusiera una plataforma de
de constructivismo, Piaget se sitúa del lado de los psicoanalistas reflexiones y de observaciones diversas.
genéticos frente a Chomsky-, no, creo que la frontera debe situar- Uno de los caminos que conduce a esa plataforma es el de los
se en nuestras actitudes y en las justificaciones que les demos en nuevos descubrimientos realizados en semiología clínica de la inte-
relación con la teoría analítica. Sobre este particular creo que será ligencia; otro camino es el descubrimiento psicopatológico de esos
útil discutir con Bernard Gibello sobre los fundamentos del pensa- trastornos en términos freudianos, piagetianos, kleinianos y bionia-
miento y aquí Gibello se apoya ea los conceptos de Melanie Klein nos; y una tercera vía es la de la observación directa del desarrollo
y de Bion y se funda asimismo en el agregado que hace a la teoría de las facultades del niño.
de Freud cuando habla de representaciones de transformaciones o Este programa es manifiestamente muy ambicioso conside-
de representaciones práxicas, "de los efectos de la motricidad cor- rando el tiempo que se nos ha asignado hoy de manera que, por lo
poral", que él sitúa en el inconsciente junto con representaciones menos en parte , sólo podré presentar esbozos.
de cosas que, según me parece, están vinculadas en su espíritu con
la "preconcepción" de Bion, entendida como objeto psíquico ele-
mental. Nuevos descubrimientos en semiología clínica
La frontera entre nuestras actitudes está en el fondo determi- de la inteligencia
• nada por el deseo del sujeto, aun cuando ese deseo esté aparente-
mente ausente en el autista y excluido de lo simbólico en el psicótico Comenzaré, pues, considerando los nuevos descubrimientos
o simplemente proyectado en el neurótico. realizados en semiología clínica de la inteligencia y examinando lo
que ya era clásico y lo que se está haciendo clásico.
Como ustedes lo saben bien, lo clásico con referencia a tras-
tornos de la inteligencia era considerar las demencias, las debilida-
Bemard Gibe/lo des mentales, las inhibiciones intelectuales y, de una manera discu-
Hoy es el primer domingo de Adviento. En la liturgia católica tida y discutible, las sobredotes intelectuales. Pero, desde hace
éste es el comienzo de la preparación de la fiesta de Navidad, la varias decenas de años, la descripción clásica tiende a modificarse

78 79
bajo la influencia de numerosos trabajos debidos entre otros a la pena hacérselo notar. Por ejemplo, después de aquellos errores,
Maud Mannoni, Roger Mises, Bruno Castets, H. J. Eysenck, Mela- hizo un esbozo de polígono, pero un polígono cuyo perímetro
nie Klein, H. Segal, D. Winnicott y muchos más. quedaba abierto".
En cuanto a lo que nos concierne o mejor dicho lo que me En ese caso André inmediatamente dijo: "Aquí no hay duda
concierne a mí, mi contribución en este terreno comenzó hace alguna, me he equivocado, es evidente; tengo que aplicarme más,
unos diez años al poner de manifiesto el síndrome de desarmonía Jo comenzaré todo de nuevo" .
cognitiva patológica y se completó hace un año y medio con el des- Considerando este material reílexióné un poco y recordé que
cubrimiento de un segundo síndome, el del retraso de organización Piaget decía que antes de Jos cinco o seis años el niño construye el
del razonamiento. espacio y se Jo representa de una manera completamente diferente
En lo que se refiere a la desarmonía cognitiva patológica, qui- de Ja nuestra una vez que llegamos a la edad adulta .
siera hablarles de una manera concreta y directa, pues he observado El niño, en efecto, se representa el espacio en términos que se
que muy frecuentemente la gente se forja una idea extremadamen- aproximan a Jos de la geometría topológica - come, dicen los mate-
te falsa de la realidad de este trastorno. máticos- ' es decir' que para él y para Jos niños de menos de siete
Me atrajo la atención - y esto debe de haber ocurrido en años las medidas no son caracteres esenciales para reconocer la
1967 o en 1968- un muchacho de catorce años que se encontraba identidad de las formas: las relaciones de identidad no se hacen en
en un hogar de educación supervisada. Por razones diversas el mu- modo alguno según las dimensiones o los valores de ángulo; se fun-
chacho quería seguir cursos de dibujo técnico. Se le organizaron dan en las relaciones de continuidad o discontinuidad de las líneas.
cursos de dibujo técnico y todo parecía marchar perfectamente En semejante espacio dos figuras cerradas y convexas, cualquiera
pues él estaba satisfecho y un docente competente estaba dispuesto sea su forma, son figuras idénticas en tanto que dos figuras abier-
a darle los cursos útiles en ese dominio. tas, dos perímetros abiertos, cualquiera sea su forma, son dos figu -
Pero luego las cosas no salieron como se había previsto, pues- ras diferentes. En esta perspectiva, el muchacho era coherente con
to que cada vez que el muchacho se reunía con el profesor de edu- cierta representación del espacio cuando decía que la figura cerrada
cación técnica y éste le proponía hacer un trabajo de trazado, la convexa que había dibujado era idéntica y que la otra, la de Ja se-
tarea no resultaba. Y no resultaba de una manera completamente gunda vez, era diferente.
particular: cuando por ejemplo se invitaba al muchacho a reprodu- Del mimo modo, el maestro por su parte era completamente
cir el dibujo de un cuadrado con una regla y un lápiz, reproducía coherente con Jos términos de Ja geometría euclidiana en Ja cual
un dibujo que en el mejor de Jos casos era un polígono v:igamente todos nosotros pensamos el espacio . En efecto, en Ja geometría
cerrado cuyos lados no eran ni perpendiculares ni iguales. euclidiana Ja identidad de las figuras se funda en la identidad de los
El maestro le decía: "Te has equivocado". Y André respon- lados y en Ja identidad de los ángulos. Estaba pues enteramente jus-
día a su maestro: "No". El educador, contrariado, le decía: "Bien tificado cuando decía que las dos figuras no eran idénticas.
ves que sí, te has equivocado". El otro respondía: "No, no lo veo Pero ambos - el muchacho y el educador- pensaban. trabaja-
en modo alguno". Entonces se cambiaban palabras cada vez más ban, reflexionaban en "continentes de pensamiento" o en sistemas
• agrias y cada vez menos suaves hasta que ambos reñían abiertamen- de pensamiento, o en universos de pensamiento distintos, con dos
te. Tratamos de comprender este conflicto desde diversos puntos axiomáticas diferentes, cada una de las cuales llevaba a upa rHferP 1-
de vista y en un primer momento fracasamos por completo en la te concepción en cuanto a· la identidad . El alumno y el docente no
interpretación pertinente de la situación. podían entenderse puesto que el educador no sospechaba que el
Un tiempo después, el educador nos dijo: "Pero hay algo niño no disponía de un marco de referencia euclidiano. Por lo
muy singular en esta cuestión de André; es testarudo y obstinado demás y Jo mismo que cada uno de todos nosotros en general, el
como un burro para no admitir que se ha equivocado en ciertos educador no reparaba en el hecho de que pensaba en tém1inos eu-
casos. Pero en otros, lo admite instantáneamente y ni siquiera vale clidianos y que eran posibles otras formas de pensamiento. El ca-

80 81
rácter inconsciente de las estructuras de pensamiento de uno y otro adquirir a estos muchachos. Por añadidura, éstos en general no nos
no les impedía, claro está, llegar a conclusiones contradictorias. demandan nada en cuanto a sus perturbaciones del pensamiento
De manera pues que André presentaba una organización de lo pues desconocen su existencia.
que se podría llamar los "continentes de pensamiento" muy dife- Por fin, de conformidad con mis observaciones, esos trastor-
rente de la organización de los muchachos de su edad : a los catorce nos del razonamiento van acompañados siempre por trastornos de
años habría debido tener una forma de pensamiento euclidiano en simbolización 2 -yo personalmente prefiero hablar de trastornos de
su cabeza para pensar el espacio. "semiotización" - que afectan de manera más o menos grave las
En aquel momento me sentí impulsado a hacer un estudio representaciones y el sistema de representación del espacio, del
sistemático en un población de 126 casos, de 126 adolescentes mar- tiempo, de la palabra, de los gestos, de la representación de sí mis-
ginados. Este estudio 1 mostró que aquellos adolescentes no dispo- mo, y que se traducen en una sintomatología practognósica variada
nían de las mismas modalidades de razonamiento de Jos muchachos y en diversos trastornos narcisistas.
corrientes. Precisamente se observaba en ellos una falta de homoge- Puse de manifiesto por primera vez esta desarmonía cognitiva
neidad en los procesos de razonamiento empleados a una edad dada patológica en 1974 en muchachos psicópatas, es decir, en sujetos
para pensar contenidos y dominios de pensamiento diferentes. Por en quienes el acting out inmediato de los conflictos era el modo
ejemplo, André era capaz de pensai:. el número o los números como predominante de defensa. Luego tuve ocasión de comprobar que
ustedes o yo, pero era totalmente incapaz de pensar el espacio co- las desarmonías cognitivas patOlógicas se encontraban igualmente
mo ustedes o yo. Asimismo otros chicos podían pensar los números en chicos psicóticos, ya en la forma de esquizofrenia precoz de la
convenientemente pero eran incompetentes en otros dominios del adolescencia, ya en la forma de autismo infantil, ya en la forma de
pensamiento. desarmonía evolutiva; y comprobé que se encontraban también de-
Existe pues una especie de déficit, de anomalía, en el desarro- sarmonías cognitivas patológicas en los niños esencialmente depre-
llo de las estructuras lógicas que se manifiesta en ciertos dominios y sivos y por fin en adolescentes y adultos que habían padecido trau-
no en otros. Esa falta de homogeneidad en los procesos de razona- matismos craneanos.
miento -y queda a disposición de ustedes la descripción estadística Como consecuencia de estas observaciones me sentí impul-
de la situación- muestra, en todo caso, que hay una diferencia sado a utilizar y a desarrollar la clínica piagetiana junto con la clí-
extremadamente significativa en cuanto a la no homogeneiJad en nica dásica en el laboratorio que fundé en la Salpétriere para el
estos muchachos marginados y una población de muchachos ordi- estudio de los trastornos de Ja inteligencia; traté entonces de refle-
narios. xionar desde un punto de vista psicoanalítico sobre lo que pudiera
Los trastornos del razonamiento que constituyen las desar- ser el origen de este género de trastornos.
monías cognitivas patológicas son, por ciertos, completamente in- Paralelamente a mis investigaciones personales que son, según
conscientes. Es decir, esos chicos no se dan cuenta de sus errores de creo, las primeras en este campo, hubo investigaciones practicadas
razonamiento y en general viven las consecuencias de sus errores en Nueva York por Gilbert V.oyat en 1980 quien, con una metodo-
.. como persecuciones incomprensibles. Por otra parte, la adquisición
de las estructuras lógicas faltantes no depende de un trabajo orto-
logía un poco diferente de la mía, puso igualmente de manifiesto lo
que él llama la cognitive heterogeneity en niños autistas de un hos-
pedagógico, suponiendo que los docentes conocieran la génesis nor- pital de Harlem. Otros trabajos, que realiza actualmente en Suiza
mal de las estructuras lógicas elementales y trataran de hacérselas un equipo en el que figuran Y. Bumand, A. M. Zutter, J. J. Burger-
meister y R. Tissot3 y otros, muestran igualmente anomalías del
1
Pathologica/ cognitive dysharmony and reasoning homogeneity index, 2 B. Gibello y M. L. Gibello-Verdicr: Troubles instrumentaux et échec
Joumal of Adolescence, Academic Press, Londres, 1983, 6 , l 09-130. Dyshar-
monie cognitive, intelligence et psychopathie - Etude differentie//e sur une seo/aire, Confrontations Psychiatriques, París, 1983. 23
popu/ation de 126 cas. Bu//etin de Psycho/ogie, 1983, XXXVI, n° 359. 3 Y. Burnand, A. M. Zutter, J. J. Burgcrmcister y R. Tissot: Quelques

82 83
de un atraso escolar muy importante, puesto que apenas sabía leer,
tipo de la desarmonía cognitiva patológica en sujetos esquizofréni- no podía contar, no podía captar las estructuras de Ja mayor parte
cos adultos. de las cosas de la vida corriente. Durante la entrevista no se advier-
En suma, si es posible discutir uno u otro punto de los detalles ten sin embargo signos clínicos de debilidad mental y en el WISC
metodológicos, hoy en día ya no es posible poner seriamente en Cécile obtiene los siguientes resultados:
duda la existencia del síndrome de desarmonía cognitiva patológica
cuya incidencia parece considerable en sujetos que sufren de per- CI,V : 92 CI,E : 94 Cl,T : 92
turbaciones mentales e intelectuales y cuyos efectos en el fracaso
escolar y la marginación son en general enormes. En cambio, la organización de Jos procesos de razonamiento,
·Junto a esas desarmonías patológicas llegué a describir un se- escrutada mediante las pruebas piagetianas cualitativas, muestra
gundo síndrome de patología intelectual que propongo llamar "re- que la niña apenas comienza a abordar el estadio o'peratorio concre-
traso de organización del razonamiento", cómodamente abreviado to ( estaóio concreto A), cuando cabía esperar en razón de su co-
en la forma de ROR. ciente intelectual que dominara por lo menos el estadio intermedio.
Se trata de sujetos que de manera sorprendente presentan un Logré reunir decenas de observaciones análogas. Bien se ve
razonamiento de estructura y de nivel arcaicos en relación con su que en esos casos no se trata de un trastorno leve cuyas causas ha-
edad cronológica y su nivel intelectual. Normalmente, como uste- bría que ir a buscar con una delicada pinza de depilar; por el con-
des saben especialmente después de los trabajos de Piaget y sus dis- trario, esos trastornos son extremadamente groseros, masivos, enor-
cípulos, los procesos cognitivos e intelectuales se desarrollan pro- mes y determinan que esa niña de aspecto corriente organice su
gresivamente. El pensamiento es ejercido primero por el bebé en el razonamiento como una criatura de alrededor de diez años menos.
período sensoriomotor hasta alrededor de los dos años ; el pensa- Por razones metodológicas, ·que no quiero desarrollar aquí,
miento comienza a ser mentalizado en el estadio preoperatorio. El no es fácil poner de manifiesto Jos retrasos de organización del ra-
estadio de las operaciones concretas sucede al preoperatorio alrede- zonamiento cuando son más leves puesto que no disponemos de
dor de los siete años y el estadio operatorio parece terminado alre- una escala para medir este trastorno de una manera muy precisa. Es
dedor de los catorce o quince años. muy probable que los retrasos de organización del razonamiento
Habitualmente se observa una concordancia entre la edad de más discretos o leves existan en numerosos niños y que no se ponen
acceso a los diferentes estadios y el nivel intelectual del sujeto, es- de manifiesto más a menudo a causa de las limitaciones de nuestros
timado tanto clínicamente como por medio de pruebas psicomé- medios de detección .
tricas tales como los tests de Wechsler, el WISC, etc. Y con gran
sorpresa hube de encontrar recientemente decenas de casos en los ¿CUáles son las circunstancias en que se dan esos retrasos de
que faltaba esta concordancia. Se trata de chicos cuya edad va de organización del razonamiento?
Jos seis a los quince años, que tienen un nivel intelectual clínica-
mente normal y corriente y un cociente intelectual comprendido Las circunstancias son muy variables y todo nos lleva a creer
dentro de los límites de lo normal, es decir, entre 80 y 120. Por actualmente que , lo mismo que las desarmonías cognitivas patológi-
lo general, después de un tiempo esos chicos son sobrepasados por cas, los retrasos de organización del razonamiento son una especie
compañeros de sus edad y de su nivel intelectual en el terreno esco- de camino final común de todo un conjunto de circunstancias di-
lar y en el de la socialización. versas que pueden ser muy diferentes entre sí y que, en todo caso,
La primera niña que vi en esa situación era Cécile, que tenía determinan dificultades muy importantes en la organización del
entonces catorce años y diez meses; fue enviada a consulta a causa pensamiento.
En efecto, a veces se trata de niños con fracasos escolares que
sorprenden a quienes los rodean en la medida en que esos niños dan
aspects des activités cognitives du schizophrene, Encephale, 1981. 7, 153·
180. señales habitualmente consideradas como signos de inteligencia;

84 85
son esos chicos de los que suele decirse: "¡Sin embargo, no es ton- secretos de la familia son, en general, confrontaciones con la angus-
to!" Con todo, el examen de los continentes de pensamiento en lo tia de muerte o de parcelación, confrontaciones particularmente
que se refiere al espacio, al tiempo, al número, al examen del len- reiteradas, violentas y graves.
guaje y de la lógica ponen de manifiesto las formas arcaicas de esos Por ejemplo, Adam había nacido el día del fallecimiento de
continentes de pensamiento en relación con la edad y el nivel inte- su abuela materna, que murió de un cáncer descubierto durante el
lectual. embarazo de la madre, es decir, cuando ésta lo estaba esperando; y
El examen del pensamiento del niño, mediante pruebas piage- la madre de Adam, diez años después, no había realizado aún el tra-
tianas, permite confirmar y precisar estos datos. En otros lugares y bajo de duelo de su propia madre muerta en aquel momento.
sin duda con mucha mayor frecuencia, el retraso de organización Ustedes me dirán: "Eso bastaría para perturbar al niño", pero
del razonamiento se descubre fortuitamente en el curso de un esto dista mucho de ser todo. En efecto, por añadidura la madre de
examen general efectuado a causa de trastornos psicopatológicos Adam no había podido tener hijos en su matrimonio anterior; con
diversos que pueden ser extremadamente variados. verdadera desesperación comprobaba que cada embarazo tenninaba
En este último caso, el fracaso escolar se pasa a menudo clí- en un aborto espontáneo; su primer marido se había suicidado.
nicamente por alto y queda inadvertido en razón de la importancia Además, el padre de Adam había sido operado a los ocho años por
de las perturbaciones de la relación con el mundo y de las perturba- Clovis Vincent de un tumor cerebral del que aún hoy el hombre
ciones de la personalidad. Y así podemos encontrar ROR en situa- conserva secuelas hemipléjicas importantes. Había temido profun-
ciones de carencia cultural; éstas son quizá las primeras situaciones damente que a los seis o los ocho años su propio hijo sufriera a su
en las que se encontraron ROR entre hijos de emigrados. Ahora no vez de un tumor cerebral y un día me dijo: "No viví tranquilo
creo que sea ésa la circunstancia más frecuente. hasta que Adam paso los ocho años".
Me pareció que los problemas sobrevenían esencialmente Estos hechos dramáticos múltiples eran callados por los padres
cuando los padres mismos conocían pobremente su propia cultura que ni siquiera entre ellos hablaban de semejantes cuestiones y con
a la que apenas se referían; de manera que los padres eran incapaces menos razón al hijo que las ignoraba por completo, por lo menos
de familiarizar a sus hijos con esa cultura y de hacérsela compartir. oficiahnente. Hay que tener en cuenta que los padres, por lo demás,
Como se trasladaron a un lugar de cultura diferente de la suya, Jos había vacilado mucho en tener un h~¡o y habían resuelto que Adam
padres están asimismo poco familiarizados con nuestra cultura y sería hijo único.
son incapaces de introducir en ella a sus hijos. Y como la preocupa- Para Adam, la evocación del pasado, de su pasado personal,
ción por la formación espiritual no es la primera preocupación de Ja de sus orígenes, de su nacimiento, de la vida y los sufrimientos de
escuela actual, esos niños permanecen apartados entre la cultura sus padres estaría vedada en la medida en que esa evocación activa-
tradicional de su familia y Ja cultura tradicional del país de acogida ría Ja angustia depresiva y la angustia de castración de s1,1s padres.
sin poder inscribirse ni en la una ni en la otra. Me parece que estamos aquí en una problemática de denega-
Sin embargo, estas circunstancias de desculturación no bastan ción y que el ROR permite a Adam evitar la reconstrucción deliran-
.,. probablemente para explicar el determinismo de los ROR, puesto te habitual al precio de una extrema limitación de sus medios de
que no todos los niños colocados en semejante situación presentan comprensión y de conocimiento. Sobre esto me pregunto si Jos
este trastorno. Aquí habría que emprender otras investigaciones. ROR que sobrevienen en niños desculturados no tienen un determi-
En todo caso, parece que la desculturación es un factor extremada- nismo análogo, es decir, carencia de continente para pensar, lo cual
mente determinante. pondría en corto circuito la interpelación de los padres en lo tocan-
Por Jo demás, la existencia de un secreto familiar importante, te al abandono de sus propias tradiciones.
que a menudo se refiere a la filiación del muchacho, o aconteci- También encontré ROR en niños aquejados de una psicosis,
mientos graves que perturbaron a sus padres antes del nacimiento, en particular simbiótica, y me parece verosímil que ocurra lo mis-
según nos pareció, tenían influencia en otros casos. El secreto o los mo en las psicosis autísticas, así como en ciertas formas de desarmo-

86 87
que su estudio permite verificar algunas hipótesis extrañas enuncia-
nías evolutivas psicóticas en las cuales predominan las angustias y das por Hanna Sega], Wilfred Bion y Donald Meltzer.
las defensas más arcaicas.
Por otro lado, los retrasos de organización del razonamiento Una primera cuestión teórica que quisiera esbozar aqu( es la
parecen igualmente muy frecuentes en circunstancias en las cuales, del lugar de esos sindromes en relación con la inhibición intelectual
a diferencia de las anteriores, lo que está en primer plano son le- El examen de neuróticos inhibidos intelectualmente no mues-
siones orgánicas. Encontré tales retrasos en niños con perturbacio- tra la existencia de desarmonía cognitiva ni de retrasos de organiza-
nes cerebrales motoras, en niños con traumatismos craneanos o en ción del razonamiento. Este es un elemento de semiología clínica
niños que habían sufrido una intervención neuroquirúrgica o en que me parece absolutamente esencial. Nunca ocurrió que pudiéra-
niños que habían sido sometidos a radioterapia por tumores malig- mos poner de manifiesto anomalías de los continentes de pensa-
nos del cerebro. miento o de la estructuración de los continentes de pensamiento
En fin, parece que Jos retrasos de organización del razona- (ya sea desarmonías cognitivas patológicas, ya sea retrasos de orga-
miento con corrientes en Jos niños afectados por graves carencias nización del razonamiento) en niños en quienes la problemática era
proteicocalóricas que matan a varios centenares de millares de ni- una problemática neurótica de cualquier tipo.
ños del tercer mundo todos Jos años. En efecto, esos chicos disponen de las estructuras lógicas co-
Me parece que aún es prematuro ir más allá en Ja interpreta- rrespondientes a su edad, sólo que no se sirven de ellas o apenas
ción de Jos retrasos de organización del razonamiento, de Jos cuales se sirven de ellas, en tanto que esas estructuras no están normal-
no conocemos todavía bien Jos momentos en que sobreviven, Ja mente adquiridas en los ROR o están adquiridas de una manera
evolución, las posibilidades de tratamiento y de curación. torcida en los disarmónicos cognitivos.
Mi actual impresión clínica e intuitiva es que se trata de tras- En los casos de retraso de organización del razonamiento se
tornos graves, muy resistentes a Jos intentos terapéuticos, y ciertas
observa, en efecto, lo que se podría llamar metafóricamente una
semejanzas de retrasos de organización del razonamiento con Jos
agenesia del continente del pensamiento y, en los disarmónicos
procesos de deterioro intelectual senil me hacen admitir Ja hipótesis cognitivos, se trata de un desarrollo alterado de esos mismos conte-
de que en el niño esos retrasos constituyen tal vez una forma ate- nidos de pensamiento. En los neuróticos, Ja inhibición intelectual
nuada de las demencias propias de la senectud. Pero también aquí procede generalmente de una sobrecatexia sexual de Ja inteligencia
sería menester emprender numerosos trabajos para confirmar o y de Ja culpabilidad neurótica por este placer en una perspectiva
invalidar esta hipótesis, especialmente en las perspectivas de las de- edípica.
mencias del anciano, de los mecanismos defensivos y de la expre-
sión de cierto número de síndromes depresivos. En las desarmonías y en Jos ROR, parece que Ja erotización
de la inteligencia es mínima y que esos niños no aprendieron a
obtener placer de las actividades intelectuales.
Habiendo llegado a este punto de mi exposición me encuen- Ahora se puede distinguir otro eje de discusión y de reflexión
1/1' tro en una situación algún tanto embarazosa. En efecto, les he pre- que es Ja cuestión de saber lo que se encierra en el ámbito de tras-
sentado a ustedes dos síndromes nuevos, muy difundidos sin duda, tornos del aprendizaje. En efecto, se puede considerar que las
pero también poco conocidos y a menudo mal reconocidos. Para desarmonías cognitivas y Jos RO R son manifestaciones de trastornos
muchos de ustedes mi investigación, la desarmonía cognitiva pato- del aprendizaje, entendiendo que se trata del aprendizaje de la menta-
lógica y el retraso de organización del razonamiento son probable- lización, del aprendizaje de los procesos del pensamiento en general
mente tres monstruos de los cuales sería mejor mantenerse alejado. y de los procesos del razonamiento en particular.
Sin embargo, quisiera mostrarles, si me conceden aún unos
minutos de atención, que esos monstruos representan un enfoque No tengo tiempo de desarrollar aquí esta cuestión en detalle
nuevo y apasionante del funcionamiento del aparato psíquico y de manera que me contentaré con indicar algunos elementos. En

88 89
primer lugar, el punto de partida es la clásica noción freudiana de duda hay también un aparato intermedio entre ese aparato de deli-
proceso primario y proceso secundario de funcionamiento del apa- rar y el aparato de pensar, algo intermedio que tiene que ver con
rato psíquico: Como se sabe, el advenimiento del proceso secunda- la persistencia de la creencia megalomaníaca en la omnipotencia y
rio marca para Freud el reemplazo del principio de placer y mega- en la omnisciencia, posición en la cual el sujeto puede pensar par-
lomanía por el principio de realidad. cialmente y utilizar cierto número de informaciones provenientes
Melanie Klein agregó a esta descripción la de la escisión del de él mismo y del exterior, pero en una perspectiva de omnipoten-
objeto arcaico y la catexia (por la pulsión de muerte) de lo que ella cia y de omnisciencia.
llama el pecho malo; agregó además la crisis vinculada con el descu- Esta es precisamente la posición habitual de los sujetos psicó-
brimiento del objeto total y permanente así como el descubrimien- patas en quienes el esbozo de mentalización en la omnipotencia y
to de los primeros encuentros con la angustia depresiva . el paso al acto con Jos modos habituales de comportamiento. Así
Para Melanie Klein esta primera crisis depresiva constituye el se pueden bosquejar los elementos psicoanalíticos de una teoría
primer momento en el que aparecen posibilidades de representa- del aprendizaje cognitivo y de sus trastornos. Pero también hay que
ción del pasado y posibilidades de mentalización. Probablemente insistir en las recientes contribuciones de diversos observadores di-
esta crisis es el origen de todos los trastornos de semiotización. En rectos del bebé, quienes ponen severamente en tela de juicio las
efecto, las concepciones de Melaine Klein permiten comprender, ideas habitualmente recibidas. Y después del primer psicoanalista
por lo menos parcialmente, hasta qué punto el mantenimiento de observador directo del bebé, que fue Spitz, nos han llegado muchos
las angustias vinculadas con la posición esquizo-paranoide puede datos nuevos. De ellos señalaré esencialmente las nociones aporta-
perturbar gravemente la elaboración del proceso secundario y de das por figuras como Bower, Papousek y Brazelton.
una manera general la elaboración de toda la organización del pen- Cada uno de ellos, de manera diferente y bastante diversa,
samiento. mostró en efecto que desde el nacimiento, desde las primeras horas,
La contribución de Wilfred Bion es esencial por su concep- en el caso de ciertas observaciones, el bebé - ¡oh , escándalo!- expe-
ción de la identificación proyectiva patológica considerada como rimenta placer en comprender el porqué y el cómo de las cosas y de
factor perturbador fundamental de los procesos de semiotización. las relaciones. Estas nuevas nociones nos llevarán probablemente a
Sus ideas relativas al ataque de los vínculos y sus ideas· relativas al reconsiderar de manera radical la géaesis de la inteligencia y el des-
desarrollo patológico del aparato de pensar los pensamientos en la tino de la pulsión epistemofílica siguiendo, a mi juicio, las indica-
psicosis aportan asimismo a menudo un medio de comprensión de ciones que Freud daba en i 937 en una carta dirigida a Marie Bona·
los más.pertinentes. parte; no resisto la tentación de citarla aquí para terminar. Es una
En cuanto a las concepciones de Bion del aparato de pensar carta del 27 de mayo de 1937 en la cual Freud decía a Marie Bona-
los pensamientos, les recuerdo esquemáticamente sus ideas sobre Ja parte :
cuestión. Bion nos dice que para pensar y para mentalizar es nece-
sario que el yo sea capaz de soportar un poco las frustraciones, que "Para terminar, se puede considerar la curiÜsidad, la pulsión
ciertas personas son incapaces de soportarlas y que en ese momento de explorar, como una sublimación completa del instinto
toda mentalización es una persecución. Esa sensación de persecu- agresivo o destructor. En el conjunto de la vida intelectual, el
ción determina el desarro'Ilo {en lugar de lo que Bion llama un apa- instinto asume una gran importancia como motor de toda
rato de pensar los pensamientos) de un aparato de expulsar fuera discriminación, de todo rechazo y de toda condenación. El
del aparato psíquico los esbozos de pensamiento que pudieran for- volverse la pulsión agresiva contra uno mismo es naturalmen-
marse. te la contraparte de la libido dirigida hacia el exterior cuando
Este aparato que proyecta al exterior los esbozos de pensa- pasa del yo a los objetos. Muy esquemáticamente se podría
miento es, claro está, un aparato de delirar y Bion agrega que sin imaginar que al comienzo de la vida toda la libido estuviera

90 91
dirigida hacia el interior y toda la agresión hacia el exterior y
que esto cambiara gradualmente en el curso de la vida. Pero
tal vez sea falso.
Perdóneme este curso.
Cordialmente suyo
S. Freud" Discusión
Gracias por Ja atención que me prestaron.
Maud Mannoni
Agradezco a Bernard Gibello por haber venido a exponer cier-
tos aspectos de su investigación en esta jornada de estudios.
Hace dieciséis años, en este mismo lugar, Winnicott había
aceptado hablar de la esquizofrenia infantil y había hecho alusión a
Kanner, es decir, al hecho de que éste hubiera puesto de manifiesto
en 1943 una entidad nosológica que él llamó autismo infantil. Bleu-
ler ya había utilizado el término autismo, pero Kanner estableció
los criterios diferenciales del autismo respecto de la esquizofrenia.
Winnicott explicó que no era seguro que todo fuera benefi-
cioso en el hecho de que Kanner hubiera llamado "autísticos" esos
casos. Winnicott nos dijo que aquel descubrimiento tuvo como
efecto que los pediatras a partir de entonces pudieran clasificar de
manera más cómoda a esos niños y colocarlos en grupo de fronteras
artificialmente claras. El pediatra ya no aéompañó emocionalmente
a las madres afligidas. Ya no había necesidad de hablarles puesto
que se les podía decir que su hijo "tenía" una enfermedad bien pre-
cisa. El descubrimiento de Kanner sirvió a la administración que lo
utilizó con fines de segregación. Este descubrimiento no aportó
gran cosa al paciente en el plano de una posibilidad de curación. A
los buenos resultados (un 5%) obtenidos mediante las terapias en
cura ambulatoria, Bettelheirn opuso su 420/o de buenos resultados.
e Kanner llegó a olvidar la interacción de los factores individuales y
del ambiente según operan desde el nacimiento. Esto determinó
que el niño autista se convirtiera en alguien de quien se habla pero
a quien ya uno no se dirige. El examen médico preventivo los consi-
deraba casos patógenos porque se utilizaba en una perspectiva esen-
cialmente segregativa.
Me pregunto si los descubrimientos de la desarmonía cogni-
tiva no podrían tener los mismos efectos negativos en la utilización
que pudiera hacer de ellos la administración.

92 93
Male y Favreau, en su momento, distinguieron, porun lado, al de sí para exigirnos que le enseñáramos a calcular el 12%, pues
fracaso escolar derivado de Ja pura readaptación pedagógica y, por no quería dejarse "timar". Y luego nos preguntó: ¿Por qué hacen
otro, el fracaso como síntoma neurótico. Pero son Jos fracasos de las falta tantos años para aprender de manera complicada algo que es
orientaciones pedagógicas Jos que nos enseñan aquello que en el tan simple? ¿Dónde está el equívoco? Evidentemente sólo los "su-
ámbito del médico (y de padres y docentes) permanece en una radi- jetos con desventajas" formulan esta clase de cuestiones.
cal falta de comprensión, que consiste en no oír Jo que el niño in- Todo adolescente normal (y con mayor razón aquel que se
tentaba decir más allá de Ja enfermedad por Ja cual se consulta al considera disarmónico, débil mental o psicótico) tiene necesidad en
médico. un momento dado de denunciar a su madre, a su padre y a los adul-
Considerar que insuficiencias del conocimiento (de la inteli- tos encargados de su educación. Para desembarazarse de ellos, el
gencia) provocan fracasos que son causa de sentimientos de perse- adolescente necesita oponérseles teniendo Ja seguridad de que al
cución y de oposición es algo que merece discutirse. Un analista perder a esas personas él mismo no se perderá, sino que habrá de
estaría completamente dispuesto a suponer que tal vez ocurra lo in- nacer de nuevo para llevar a cabo un proyecto que será el suyo. En
verso. 'El analista pensará que el autor puede haberse dejado influir Bonneuil tratamos de transformar esta oposición en acto de crea-
por el hecho de que una cuestión que puede medirse mediante un ción. Desde los 8 o 9 años, cualquier niño tiene la posibilidad de
test es por eso mismo más objetiva y real que aquella que se com- mezclarse en el mundo de los adultos pasando uno o dos días por
prueba al margen de lo que es "mensurable". semana con un artesano. Esta interrupción no deja de tener efectos
Un niño clasificado como disarmónico en un determinado en el modo en que el niño se sitúa enseguida en relación con lo
tipo de estructuras escolares puede en otro determinado tipo de escolar. La desventaja que lo aqueja ya no se manifiesta como algo
estructuras evolucionar de manera radicalmente diferente. Una ado- ineluctable que condena al sujeto a un futuro de mediocridad. Sa-
lescente, inepta en matemáticas, logró aprobar los exámenes por- car a un niño de la condición de enfermo para devolverlo a lo que
que se había enamorado de su profesor de matemáticas. Otra ado- existe en cada uno de nosotros como "genio propio", para decirlo
lescente, después de ocho años de reeducación de inspiración piage- con una expresión de Fran9oise Dolto, hace que la educación
tiana, inició el proceso de manera diferente a partir del día en que adquiera ciertos visos de hazañas de saltimbanquis: los mejores
una persona que no era especialista se ocupó de ella. Hasta enton- espectáculos se montan con los cuerpos contorsionados. Así lo
ces aquella joven no había adquirido el concepto de que 3 + 2 = 5. había comprendido Freud cuando aconsejaba que se profundizaran
Alcanzó el nivel del CEP en algunos meses. Y a la pasión de la esco- los procesos psíquicos de la manera en que los poetas habitualmen-
laridad se agregó una pasión por Ja puericultura. La vida escolar se te nos ofrecen historias de enfermos, pues la verdad del análisis era
reorganizó de manera diferente a partir de entonces. Aquella ado- considerada por Freud en su dimensión histórica, es decir, en "lo
lescente se puso a vivir su cuerpo desde el día en que se sintió reco- que ocurre" en el desarrollo de un relato. El discurso analítico no
nocida por la otra persona. puede prescindir de cierta dramaturgia. Y el analista no debe olvi-
La rebelión de los llamados sujetos con desventajas (rebelión dar que en todo descubrimiento hay una verdad personal que el
• que nosotros llamamos persecución) es a menudo una rebelión con- analista, a veces sin advertirlo, tiende a verificar en sus pacientes .
tra la situación que se les impone. La escolaridad tal como Ja conce- La teoría, como lo recordaba André Green, es necesaria como fic-
bimos nosotros les fastidia. Pienso en un muchacho de catorce años ción razonante. En el momento en que se huye de la ficción se aleja
que no alcanzaba al nivel de un primer grado de la escuela elemen- uno del análisis. A mí me preocupa que se pueda relativizar aquello
tal a pesar de múltiples reeducaciones. Sólo se abrió a los "proble- que no se da como proposiciones científicas; es menester que no
mas" cuando le fue acordado el derecho de criticar el saber tal perdamos contacto con los verdaderos problemas.
como lo concebirnos nosotros. Las cuestiones necesarias a su for- No podemos olvidar el contexto histórico en el que se desa-
mación surgieron de su actividad práctica (se le había dado la posi- rrolló en el siglo XIX un saber teórico sobre la niñez; el principal
bilidad de trabajar en un restaurante). Un día se nos presentó fuera efecto de ese saber consistió en que la sociedad metió el período de

94 95
la niñez en un sistema cerrado y reglamentado, distinto del mundo No creo que los conocimientos que hoy poseemos sobre el
del adulto. Entonces pudieron surgir las ideas de regresión patoló- funcionamiento psíquico precoz habrían podido obtenerse sin los
gica y de situación conflictiva, sin que por ello se pusiera en tela de trabajos de innumerables personas. de científicos y no científicos,
juicio el carácter de las instituciones responsables de un tipo de que aportaron en todo caso sus puntos de vista y defmieron cierto
neurosis vinculado con una forma de civilización. número de conceptos. Por otra parte, cuando usted dice, señora,
Si el siglo XVIII es en cierto modo el siglo de la disección, el que no hay que poner etiquetas, usted misma se ve sin embargo
XIX el de la ortopedia (física y mental), el siglo XX es el siglo de la obligada a utilizar una en la expresión "sujetos con desventajas".
programación de la "salud mental", que el poder administrativo Creo que no se trata realmente aquí de una querella, sino que se
maneja (mediante exámenes médicos preventivos y diversas medi- trata de una posición de principio para ciertas actividades y otra
das de recuperación). posición de principio para otras: lo que es pertinente en una situa-
Sobre esta base se elaboran teorías filosóficas, pedagógicas y ción, no lo es en otra.
médicas, teorías que a su vez generan múltiples técnicas de reeduca- Quisiera insistir, o mejor dicho, quisiera retomar un punto
ción. Nos encontramos frente a una práctica {hecha de sentido que usted recordó hace un instante: la cuestión de la persecución.
común popular y de tradiciones) y a una teoría con miras científi- Tampoco es evidente que la persecución proveniente del exterior
cas más o menos impregnadas de la ideología de la época. Entra sea lo primero y que las dificultades de organización del .razona-
aquí en juego una especie de doble saber, que por haber tenido un miento sean posteriores a esa persecución.
destino opuesto en Itard y en Freud, merece ser considerado y que Creo que se trata de algo más complicado y que, en efecto, lo
uno se interrogue sobre él. primero es la persecución. Diré que es la persecución de esos niños
Las investigaciones de Bernard Gibello son útiles porque nos por la vida misma que llevan, por la vida o en todo caso por una
recuerdan los límites del problema que están en la organización serie de acontecimientos de la vida y una serie de situaciones, y
social, problema con el cual chocan cotidianamente los analistas, hasta persecución de todos sus pensamientos y situaciones. Esas
sobre todo los analistas de nii'ios. Pero no debemos arredramos ante situaciones de persecución determinan que en ellos entran en juego
medidas administrativas que serían la puesta en práctica de finas y mecanismos tendientes a descartar toda posibfüdad de pensamiento
matizadas investigaciones como las de Gibello. A nosotros, los ana- y en cierto modo (a la manera de la identificación proyectiva pato-
listas, nos incumbe recordar otro punto de vista. lógica que Bion nos describió muy bien) esto ocurre como con la
formación de una bola de nieve. Si uno no logra detener este ciclo
Bernard Gibe/lo de la persecución y del perseguido y del perseguidor, no se logra
nada en los intentos de entablar relaciones mutativas con el niño.
No sé si puedo responder, pues aquí no se trata realmente de Ustedes saben sin duda que una de las cosas más difíciles en
una discusión de mis tesis. Maud Mannoni subraya los perjuicios de los establecimientos o en las familias en que hay niños con proble-
poner etiquetas. Yo no puedo dejar de estar de acuerdo con el he- mas, una de las cosas más difíciles es precisamente evitar que la per-
cho de que poner etiquetas causa perjuicios; eso es indiscutible, secución anule todo intento de ayudar a esos niños y todo intento
pero personahnente creo que hay algo más que esos danos, que hay de modificar y mejorar la situación.
también resultados perniciosos que derivan del desconocimiento y A mi juicio es allí donde están los efectos perversos de que
tampoco puede uno no estar de acuerdo con esto. usted hablaba poco antes, mucho más que en la situación de poner
Para pensar nos son necesarias palabras, nos son necesarios etiquetas, ya que uno advierte con una regularidad extraordinaria
elementos para elaborar nuestra reflexión y si no disponemos de que la casi totalidad de las instituciones segrega agresividad hacia
esas palabras, si no podemos discernir lo que estamos hablando, los nifios a quienes dichas instituciones están encargadas de ayudar.
tendremos todas las dificultades del mundo para evolucionar y Se pueden comprender e interpretar esos movimientos agresivos
comprender algo. respecto de los nil'ios; a mi juicio ése es un trámite interpretativo

96 97
institucional esencial sin el cual las mejores intenciones pueden te- autores como F. Longeot. Independientemente del nombre mismo
ner consecuencias verdaderamente nefastas. de Piaget, el prestigio de esta teoría se basa casi enteramente en el
No por eso hemos de dejar caer los brazos o negarnos a dis- empleo -mágico o publicitario- de la palabra lógica. Ahora bien,
tinguir las cosas o no tratar de hacer algo; por el contrario, me pa- este empleo constituye una enorme impostura.
rece que es importante intentarlo todo para hacer conscientes los Científicamente, la "lógica" piagetiana (o seudopiagetiana) es
conflictos internos, personales o institucionales, especialmente ana- por completo pueril. El culto místico del grupo de Klein ya ha
lizando las dificultades que uno encuentra a medida que se presentan. hecho retorcerse de risa a varias generaciones de matemáticos; y la
invocación a ese grupo ritualmente efectuada por Longeot en lo
Daniel Lacombe tocante a la prueba sobre las proporciones y las probabilidades, no
deja de hacer lo propio. Aun más cómica es la afirmación (que hace
Me siento muy confuso por tener que abrir el fuego . Espero el propio Longeot) de que la prueba del péndulo apelaría a la "ló-
que esto se deba únicamente a una razón topológica: el orden de la gica de las proposiciones"; cualquier principiante puede darse cuen-
lista de los que intervienen en el debate . ta de que esta prueba depende de todo menos de la lógica de las
Me interesaron muchos las experiencias del doctor GibeUo, proposiciones.
expuestas en sus artículos y en la disertación que acabamos de oír. Técnicamente, el logicismo piagetiano, cuando se lo aplica a
Siempre es útil conocer los resultados, convenientemente analiza- individuos mayores de doce años y cuando imagina el "estadio for-
dos, de pruebas precisas administradas a determinadas poblaciones, mal" (presuntamente dividido en el "subformal A" y el "subformal
cualesquiera que sean esas pruebas y esas poblaciones. En la medida B"), sólo evita el fracaso recurriendo al ardid.
en que no se podían prever exactamente esos resultados, siempre En efecto, ¿cómo se elaboran las pruebas destinadas a detec-
resulta interesante conocerlos. Además, cada una de las pruebas del tar el estadio al cual ha llegado un individuo?
EPL4 es en sí misma bastante ingeniosa. Si se toma en serio la teoría de los estadios, dichas pruebas
Sé que se reprochará a la muestra examinada por el doctor deben ser determinadas a priori partiendo de la definición de los
Gibello así como a la muestra estudiada por Longeot el hecho de estadios. En particular. puesto que la doctrina piagetiana vincula es-
ser demasiado restringidas. Personalmente eso no me preocupa: los trechamente el estadio formal con Ja noción lógica de "implicación'',
hechos comprobados son significativos (¿de qué? Aquí está toda la hay que elaborar y aplicar tests que se refieran a esa noción. Y así lo
cuestión) y la extensión de los experimentos a vastas poblaciones hicieron investigadores piagetianos con el resultado general siguien-
introduce sin duda vicios suplementarios. En cambio, me habría te : cuando los tests son inteligentes (por ejemplo, la prueba de las
gustado que se hubieran administrado las pruebas del EPL a otras cartas de Wason), la proporción de fracasos es enorme (puede supe-
categorías de sujetos, por ejemplo, a adultos cultivados (pienso en rar el 90º/o aun en caso de adultos cultivados); cuando en cambio
particular que los psiquiatras presentarían un índice de desarmonía los tests son tontos (por ejemplo, las pequeñas historias que uno
cognitiva bastante elevado). encuentra en conjuntos de tests como el ECDL que precedió al
.,. Tehiendo todo esto en cuenta, digamos que los resultados del
doctor Gibello no nos fueron presentados como hechos brutos y
EPL), la proporción de fracasos es relativamente escasa y depende
mucho del nivel escolar del individuo . Esto no tiene nada de sor-
aislados por interesantes que sean en sí mismos, sino que se nos prendente; en efecto, diversos trabajos (por ejemplo los de B. Du-
presentaron doblemente insertos en una teoría y en una práctica. mont) mostraron que en esa clase de pruebas las dificultades que
En lo que concierne a la teoría, se trata de la de Piaget o más hay que vencer nada tienen que ver con la cordura de la implica-
exactamente de un piagetismo posterior revisado y deformado por ción misma, sino que consisten esencialmente en adivinar lo que
4 Escala de pensamiento lógico de Franfois Longeot. Establecimiento
"ha querido decir" el autor de la pregunta; ahora bien, la aptitud
de aplicación psicotécnica, 6 bis, rue André-Chénier, 92130, lssy-les-Mouli· para resolver esta clase de adivinanzas constituye el factor esencial
neaux. del éxito escolar.

98 99
Resumiendo, la teoría de los estadios no se sostiene cuando ciencia patológica del sujeto a quien se administra el test. La medi-
se llega a un nivel superior (a partir del "preforma!"). cina y la sociedad les deben reconocimiento eterno.
Para salvar esta teoría se puede renunciar entonces a todo Jo En efecto, llegamos aquí a la utilización práctica de las expe-
que hacía rico y coherente el nivel elemental en el caso de niños pe- riencias de Longeot y Gibello: clasificar a los individuos y "explicar"
queños. Especialmente se pueden reducir los estadios a la condición (es decir, justificar y si es posible hacerlo médicamente) los fracasos
de meros medios de evaluación. Y esto se realiza en varias etapas. escolares.
El principal factor de éxito, tanto en las pruebas escolares
A) Se eliminan las pruebas cuya tasa de éxito es demasiado como en los tests "cognitivos", consiste esencialmente en esto: ser
baja o demasiado elevada; capaz de adivinar lo que el autor de la pregunta espera que el alum-
B) se normaliza (sin confesarlo) la notación de las pruebas no le responda. Trátase ciertamente de una capacidad de tipo cogni-
restantes; tivo (y a veces muy elaborada), pero que naqa tiene que ver con la
C) se decide, por ejemplo, que en el caso de una notación so- "lógica" (sobre todo con la lógica de las "proposiciones").
bre seis puntos, un punto corresponde al estadio preoperatorio, dos Desde este punto de vista, la historia -contada por Gibello-
al estadio concreto A, tres al estadio concreto B, cuatro al prefor- de André, ese adolescente que habría permanecido en el estadio
ma), cinco al preformal A y seis al formal B; "topológico", merecería estudiarse en detalle. Es conocida la teoría
piagetiana, según la cual el niño hasta cierta edad no tiene concien-
D) posteriormente se justifica esta correspondencia mediante
cia más que de las relaciones topológicas y sólo posteriormente
argumentos "lógicos", más o menos fantasiosos.
descubre las relaciones métricas. Esta teoría también ha hecho reír
Exactamente así se construyen las pruebas del EPL (escala de
a todos los matemáticos que oyeron hablar de ella: si la teoría fue-
pensamiento lógico).
ra exacta el niño no sería capaz de distinguir su pelota de un cubo,
de un tazón o de su osito de felpa, porque todos esos objetos son
Además se pueden efectuar dos convenciones:
topológicamente isomorfos a una bola; y sería incapaz de dis-
1) llamar "estadio alcanzado" por un individuo aquel que co- tinguir una taza provista de asa, un anillo, un tubo o hasta asuma-
rresponde (en la etapa C), al promedio de notas obtenidas por este dre (pero aquí abordamos un dominio psicoanalítico), porque to-
individuo en las diferentes pruebas del conjunto; dos esos objetos son homeomorfos a un toro geométrico, es decir,
2) llamar "índice de desarmonía cognitiva" de un individuo a un tubo abierto por ambos extremos. Un ser humano realmente
la tasa de dispersión de sus notas alrededor de su nota promedio. incapaz de utilizar la métrica euclidiana no podría realizar un solo
movimiento eficaz ni, a fortiori, ir de su casa a la escuela o subir
Se comprueba entonces que el índice de desarmonía cogniti- una escalera. Como André aparentemente no presentaba ninguna
va es en general débil: ése era el fin de toda la operación. Se puede deficiencia de este tipo, deduzco que el único trastorno que lo
deducir de esto que los estadios tienen una realidad estadística: aquejaba era la incapacidad de realizar en el espacio típicamente
indiscutiblemente Ja tienen, pero ¡se trata de Ja realidad de Jos arte- escolar de la hoja de papel ciertas operaciones de tipo escolar, exi-
factos! gidas por un representante del sistema escolar.
Dicho de otra manera, en pruebas honestas, el índice de desar- Son conocidas las relaciones entre las aptitudes escolares y el
monía cognitiva sería elevado e indicaría la impropiedad de la teo- desarrollo del niño; esas relaciones se fundan -como nos lo recordó
ría. En pruebas como las del EPL, el valor (débil pero no nulo) de en su exposición el doctor Gibello- en el principio de la "bola de
este índice en poblaciones "normales" aparece como el residuo de nieve" y en el principio del "abuso". Por una parte, el fracaso esco-
realidad que ha resistido a todos los artificios. El rasgo de genio de lar, una vez que se manifiesta -es decir, a menudo desde el ingreso
Longeot y de Gibello consiste en haber transformado una insufi- en la escuela- se acentúa casi siempre y aumenta año tras año. Por
ciencia científica del psicólogo que administra el test en una defi- otra parte, ese fracaso contamina toda la vida del niño, pues en

100 101
nuestra sociedad, es en la escuela donde se desarrolla la mayor par- rar estos asuntos y espero que puedas asistir a las jornadas que dedi-
te de las facultades cognitivas, donde se lleva a cabo la inserción caré a las cuestiones relativas a la medida de la inteligencia, proba-
social y donde se crea -y se consolida- la imagen de uno mismo. blemente durante el mes de junio; luego volveremos a hablar de
Desde este punto de vista los alumnos del CPPN 5 tienen un largo esto.
pasado de rechazo institucional y de sufrimiento narcisista que Pero yo no estoy aquí, ni ustedes están aquí, según creo, para
ellos tratan -en vano- de compensar con reacciones de rebelión hacer una crítica de Piaget, de Longeot, ni de una serie de otras
o de "prestancia". personas que se ocuparon de la cuestión.
Cabría pues esperar que en esta población se registrara un Personalmente, la novedad que aporto es algo más tontá que
nivel de desempeño u111formemente bajo, lo cual daría (por defini- lo que se dice de Piaget, de Longeot y de muchos otros. Lo que
ción) una armonía cognitiva casi perfecta. La desarmonía que se digo es que cuando se examinan niños, cuando se habla con ellos y
comprueba debería pues considerarse, no como una desventaja su- cuando se los somete a pruebas que fueron seleccionadas por otros
plementaria, sino por el contrario como un signo alentador: ¡esos y que no son perfectas, y acaso sean menos perfectas que otras
adolescentes que sólo tienen fracasos en su vida escolar, son sin em- (creo que desarrollé esta cuestión en un artículo referente a la escala
bargo aun capaces de pasar con éxito ciertas pruebas del EPL! de pensamiento lógico de Longeot ), pues bien, cuando se los somete
Hasta ahora, el discurso que el sistema social y escolar dirigía a esas pruebas, se da cuenta uno de una cosa, se da cuenta de que
a los alumnos de las clases de nivel preprofesional (y de muchos hay una diferencia muy significativa, y tú lo has dicho, extremada-
otros "modelos de fracaso") rezaba más o menos así: "Si ustedes mente significativa, pues realmente hay una enorme diferencia. en-
no tienen ninguna posibilidad de ejercer una de las profesiones con tre algunos casos y ciertos chicos que no presentan esas dificultades.
que sueñan, si están destinados a ser sólo peones u obreros (y al Entonces no se puede negar el interés que tiene poner de ma-
cabo de algunos años sería mejor decir desocupados o delincuentes) nifiesto esas diferencias. Se puede negar el interés de designar la di-
ello se debe esencialmente a que ustedes son tontos." Ahora , gra- ferencia con una expresión verbal. Y dicho sea de paso, te hago
cias al doctor Gibello , se les podrá decir: "No sólo son ustedes ton- notar que tú utilizaste la expresión "desarmonía cognitiva" cuando
tos sino que son desarmónicarnente tontos". yo hablé de "desarmonía cognitiva patológica". Hay una desarmo-
nía cognitiva normal de menor amplitud que la desannon_ía cogni-
Bernard Gibe/lo tiva patológica. Pero lo importante e interesante al comparar los
resultados de unos casos con otros es el hecho de que uno advierte
Mi querido 'Lacombe, te agradezco tu intervención; he podi- que hay allí algo diferente y algo tan diferente que hasta que no se
do comprobar que con el correr de los años no has perdido tu po- lo pone de relieve no se lo comprende ni se cree que se pueda existir.
der de seducción por la paradoja. Cuando me dices que André estaba atrapado en el sistema
Así y todo quisiera señalar que en lo que nos has dicho no· escolar, te equivocas. Por el contrario, André es un ejemplo perfec-
has sido muy honesto en la medida en que argumentas una canti- to de lo que Maud Mannoni nos decía poco ha sobre Ja importancia·
dad de cosas que nos llevarían tal vez dos o tres días más si fuéra- de las motivaciones personales del nil1o en un aprendizaje. Ese chi-
mos a discutirlas válidamente y a fondo cuando, en realidad, aquí co, que tenía catorce años, había sido rechazado de toda escolari-
realmente no se trata de eso. Nos propones un debate sobre la inte- dad clásica desde muchos afias antes, una escolaridad que no cono-
ligencia, sobre su medición, sobre concepciones de Piaget, sobre la cía 'Pues no comprendía ni sabía nada en el plano escolar.
crítica a las concepciones de Piaget, sobre la cuestión de los desfa- Ese chico vivía en el seno de un hogar en el que no se le obli-
sajes, etcétera. gaba a ninguna fom13 de escolaridad y en ese hogar, después de
Me alegro de que tengas un espíritu tan agudo para conside- varias discusiones y después de varios intentos de pasar períodos de
práctica de oficios en diversos lugares, André pidió permiso para
5 Clase de nivel preprofesional. emprender el aprendizaje de perito en instalaciones de calefacción.

102 103
Su aprendizaje había comenzado bastante bien y a satisfacción del que en el caso de los adultos también he hecho alguna pequeña ex-
artesano con el que trabajaba André. Pero al cabo de ocho o diez periencia con esas técnicas. Ellas no revelan desarmonías cognitivas
días André fue a ver a su educador y le dijo más o menos lo siguien- en los psiquiatras, pero muestran en ellos con mucha frecuencia
te: "Mirá, Dédé, el trabajo que me he puesto a hacer me da fastidio una organización del razonamiento que no sobrepasa el comienzo
porque para ser técnico de instalaciones de calefacción tengo que del estadio formal. Sí, es así. Me pareció observar que frecuente-
saber interpretar los planos; de otra manera soy un imbécil en el mente esto se registraba entre los psicólogos y que entre los mate-
trabajo; quisiera pues aprender a leer los planos para comprender lo máticos era más bien una desarmonía cognitiva lo que se revelaba.
que debo hacer y lo que puedo hacer". En fin, te digo todo esto para pagarte con la misma moneda.
En aquel momento su educador se las compuso para organi- Pero dejemos estas querellas sectarias y de posiciones pues
zarle la situación escolar que el chico le pedía y que no le era im- creo que la verdadera cuestión, la cuestión importante, es la de
puesta. André pedía muy precisamente que le enseñaran a leer los saber cómo podemos pasar del asunto epistémico, que es el tema de
planos pero era necesario que aprendiera las nociones más elemen- la investigación piagetiana, al asunto clínico. De esta cuestión se
tales para llegar a ese fin . ocupan actualmente bastante los piagetianos y los estudiosos de Gi-
Cuando digo que ese chico vivía en un espacio topológico y nebra. Personalmente estoy más interesado en el paso al asunto clí-
no en un espacio euclidiano, hazme el favor de no tomarme el pelo; nico por lo que hemos aprendido en el plano epistémico.
sé perfectamente, como lo sabemos todos, que el niño no vive en Terminaré haciendo notar que sobre la cuestión de los desfa-
espacio matemático topológico. Sólo sé -y tú lo sabes tan bien sajes los mismos piagetianos disputan enormemente entre sí. Por
como yo- que si un niño logra diferenciar un tazón de una cucha- mi parte, a mí esto no se me da nada. No se me da nada puesto que
ra, de su madre y de muchos otros objetos puede mostrarse extre- (lo repito) encontré un medio que permite de una manera simple,
madamente indiferente a las medias, a los valores, a· Jos números y a lo mismo que la clínica, confirmar elementos de clínica. Ese medio
los ángulos. revela que hay diferencias que dan cuenta de dificultades masivas y
Si yo hubiera dicho un espacio de goma que se puede estirar generalmente pasadas por alto en ciertos niños.
o encoger, eso habría tal vez dado una idea mejor de ese espacio. Eso no quiere decir que la escuela no existe. No quiere decir
De todas maneras no creo que los matemáticos enuncien verdades, que la escuela no ejerza efectos malos o buenos en los niños. Eso
creo que los matemáticos proponen modelos, modelos que resultan no quiere decir que poner etiquetas no tenga consecuencias, sino
cómodos para reflexionar pero que no se encuentran forzosamente que quiere decir que también existe lo que yo describo y que se
realizados en la naturaleza. Estuve errado al decir que André vivía puede hablar de ello sin burlarse necesariamente de uno.
en un espacio topológico; por lo demás, no creo haberlo dicho, y
en todo caso no lo pienso. Pero lo que pienso es que el modo que Stella Barnk
tiene el niño de cinco o seis años de pensar el espacio se aproxima
más al modelo del espacio topológico que al modelo del espacio No he tenido tiempo de leer toda la bibliografía referente a
euclidiano, aun cuando esto haga desternillarse a los matemáticos. Piagef y a Longeot, pero después de haber escuchado al señor Gibe-
Esa es una cuestión suya. llo tengo ahora cierta idea del tema. Probablemente me encuentre
Luego me argumentas sobre elementos técnicos y sobre prue- en la situación paradójica que el señor Gibello pensaba que era la si-
bas que yo no conozco, que la mayor parte de las personas reunidas tuación en que se encontraba Daniel Lacombe. En efecto, es la
aquí no conoce ... bueno ... eso no es realmente ... ¿cómo decirlo? misma.
No es muy honesto proponernos una argumentación que no se pue- Esa situación me hace pensar en la historia del caldero que
de discutir. cuenta Freud. Se trata de respuestas dadas a un señor que reprocha
Tú dices también que con adultos supuestamente corrientes a otro el haberle tomado prestado un caldero y habérselo devuelto
esas técnicas de examen darían resultados particulares. Y ocurre en mal estado. Primer argumento: yo no tomé prestado un caldero.

104 105
Segundo argumento: el caldero ya estaba agujereado. Hay un tercer psicología y hoy lo digo de una manera menos ingenua, pues inten-
argumento que he olvidado. té penetrar un poco en ese mundo que no conocía, el mundo de los
tests, de la medición de la inteligencia, de la cuantificación. Vea
Berdard Gibe/lo usted, señor Gibello, nosotros tenemos actividades que son prác-
ticamente opuestas, completamente antinómicas porque usted aca-
Te lo he devuelto en buen estado, ya estaba agujereado cuan- ba de hablar de sus dos descubrimientos, de la desarmonía cogniti-
do me lo prestaste y nunca te pedi prestado un caldero.
va patológica y del ROR, como si fueran monstruos, y a mí me
parece que efectivamente son monstruos, pero monstruos episte-
Ste/la Baruk
mológicos y sobre ellos trataré de decir algo.
Sí, eso es. Pero yo utilizaré solo dos argumentos: primero, no Usted dice que no estamos aquí para examinar a Piaget. No
tomé prestado un caldero, luego, el caldero ya estaba agujereado. estamos aquí para examinar a Piaget, pero en esto ocurre como con
No he tomado prestado un caldero. Para mí, el caldero es la los mitos, esos mitos profundamente enraizados que hacen mover a
psicología. Tengo veintiocho años de práctica dedicada a la lucha la humanidad. Un día alguien cuenta una historia que es repetida
contra los fracasos en matemática. Se trata de una práctica extre- por otro y luego repetida por diez personas más, hasta que por fin
madamente diversificada, y en esto tengo suerte. Actué tanto en se olvidan por completo los fundamentos de la historia inicial. Y
hospitales especiales como en centros médico-pedagógicos y en cla- todo el mundo hace como si esos fundamentos existieran, todo el
ses llamadas nonnales; me remitieron alumnos de todas clases, mundo hace como si los estadios de Piaget existieran y que sólo es
"considerados ineptos" y otros de quienes se creía que "nunca necesario mejorarlos, perfeccionarlos, etcétera. Pero esos estadios
debían estudiar matemática" y todos sabemos que la práctica de la no existen, sencillamente no existen. Puedo afirmarlo basándome
matemática es, según se supone, la forma por excelencia de ejercer en mi experiencia pues hice trabajar a adultos y hasta adultos que
la inteligencia . estaban en análisis - figúrense ustedes que los fracasos en matemá-
La diversificación de mis alumnos, adultos, niños y especial- tica resisten al diván- y por lo tanto tal vez pueda decir algo sobre
mente los niños que yo remitía a ciertos centros medicopsicopeda- esto justamente. Esto prueba quizás el carácter específico de un
gógicos después de haberlos tenido en un curso nonnal fue una lugar psíquico que sería. no el de la inteligencia, sino (palabra que
suerte para mí. los analistas podrán quizás apreciar) el del entendimiento. Habría
Eso me permitió oír decir: "Usted dijo en clase que la raíz algo que decir sobre el André de usted, pero desde el punto de vista
cuadrada de 3 era igual a 9" a lo que yo respondía: "¡Ah! ¿sí? del entendimiento. En efecto, cuando uno no se ve trabado por las
¿Dije eso?" Pues bien, después de veinticinco años los alumnos me presuposiciones de la psicología, advierte que el funcionamiento
dan cuenta de dichos tan extraordinarios que harían que fueran del psiquismo es de una riqueza y de una heterogeneidad absoluta-
colgados en la plaza pública los profesores que los hubieran enun- mente constante desde los nifios que ingresan a la escuela hasta los
ciado. adultos 'de cincuenta ai'los. entre los cuales hubo que reconvertir a
Tuve, pues, la suerte inicial de oír cómo me atribuían ciertas cierto número de profesores en lo tocante a la matemática moderna,
cosas los alumnos de mi propio discurso. pues se encontraban en la situación de parecer débiles mentales.
Tuve también la suerte de hablar con frecuencia ingenuamen- Pues bien. la heterogeneidad es un hecho universal; ése es el primer
te al decir que lo ignoraba todo de la psico/ogia, afirmación que punto. Segundo punto: sólo hay desam10nías. Todos somos desar-
podría parecer una provocación. Por consiguiente, en lugar de plan- mónicos cognitivos de la misma manera en que se pudo decir todos
tearme la cuestión normativa eso no ocurre como deberla ocurrir, somos judios alemanes. Puedo garantizarles que todos somos disar-
porque se supone que debe ocurrir de cierta manera, me interrogué mónicos. La mejor prueba de lo que le digo en la circunstancia de
sobre cómo ocurre eso y luego por qué ocurre eso como ocurre. que si ponemos a un adulto en una situación de aprendizaje cual-
Pues bien, efectivamente, vuelvo a decir que tuve suerte de no saber quiera. si ese dominio no le es familiar, ese adulto se comportará

106 107
tro cometen el mismo error y ·cuando se trata de alumnos proce-
como un niño de seis o siete años frente a un sistema de significa-
dentes de distintos lugares, me pregunto si no habrá que reconside-
ciones nuevas. Y tal vez se encuentre en una situación aún más difí-
rar lisa y llanamente el concepto de normalidad.
cil. Pienso en quienes tratan de iniciarse en el análisis y se encuen-
Por eso, digo que el esquema de la psicología no se sostiene.
tran ante dificultades que los afectan prodigiosamente. Lo que
Según Longeot, un individuo no puede llegar a un determinado es-
hube de descubrir poco a poco en la matemática es que la norma
supuesta, el filo de la navaja, es lo que es considerado, lo que es tadio sin haber pasado por el estadio anterior. Tengo alumnos que
preparado, lo que es descrito en el curso de los siglos por sucesivos estudian funciones y razonan sobre las derivadas, pero que me
matemáticos. Basada en una serie de enunciados, la lógica matemá- dicen que un medio más un tercio es igual a dos quintos. De mane-
tica no es la lógica de nadie. La respuesta normal, archinormal, es la ra que sencillamente no puedo aceptar la idea de desarmonía cogni-
tiva ni siquiera la idea de desarmonía patológica pues no existe.
que cae junto a la respuesta correcta. Y pueden obtenerse respues-
tas correctas, eso no lo discuto. Tampoco discuto, señor Gibello, la Yo nunca la encontré.
Segundo argumento que no desarrollaré pues Daniel Lacom-
existencia de la enfermedad, pero lo que me parece dramático es
que se vean enfermos donde no los hay. Nombrar no es un acto be ya lo trató en parte: se podría mostrar que la situación de los
neutro. Nombrar hace existir algo que antes no existía. Entonces tests no es ciertamente una situación que permita juzgar la inteli-
yo digo la psicología no existe, la psicologia es el caldero que no gencia de un sujeto. Es menester que el sujeto obre y no que sea
tomé prestado. Desgraciadamente hay psicólogos, psicólogos que sometido a juicio, como se hace. Por lo demás, todo lo que sé del
pudieron afirmar que un niño era inepto para la matemática; la rea- análisis del funcionamiento psíquico real de los alumnos, es decir,
lidad refutó completamente sus afirmaciones. Desde hace unos del obrar real de un sujeto, 19 aprendí haciendo trabajar a los alum-
años me inclino hacia lo que yo llamo la verdad del error, el e"or nos y trabajando con ellos. Únicamente se puede juzgar la inteligen-
cia de un niño partiendo de un trabajo . Y aun aquí uno es víctima
en matemátíca. Y no faltaron taxonomistas furiosos que me pre-
guntaron si yo había hecho la lista de todos los errores que había de todas las presuposiciones sobre la lógica espontánea de un niño.
Podría contar muchas historias sobre las lógicas espontáneas de un
que cometer para aprender la matemática. Evidentemente me niego
niño. Esas lógicas nada tienen que ver con la lógica de Piaget. La
a realizar ese tipo de trabajo: si el error es la norma del funciona-
lógica tiene una historia, la moral tiene una historia. En cuanto a
miento psíquico en matemática, no hay norma del error.
los tests, los grabados de Binet, con los cuales se interroga a los
Hace unos meses estuve en Lille con unos profesores conven-
niños, ya tienen un siglo. Las preguntas de Binet también tienen u.n
cidos de la idea de que si un chico afirma "La raíz cuadrada de 2
siglo, aun cuando se las haya modificado. El caldero está agujerea-
más la raíz cuadrada de 3 es igual a la raíz cuadrada de 5" eso tal
do, más que agujereado, pierde por todas partes. Me parece que la
vez no sea tan abominable, tan disarmónico como parece. Semejan-
psicología es un monstruo epistemológico; quizás habría otra cosa
te enunciación quizá no indique una disfunción ni una desarmonía
que hacer en lugar de tratar de establecer cómo algo no funciona
cualquiera sino que sencillamente da cuenta de un proceso del pen-
bien mediante el aparato médico, psicoanalítico, psiquiátrico, psi-
samiento, de un proceso normal del entendimiento. Puesto que ese
cológicºci; quizá sería más interesante ver cómo algo funciona bien,
proceso existe, hay que aceptarlo en su dinámica, hay que tenerlo
por qué funciona de esa manera y devolver así a su lugar al sujeto
en cuenta.
hablante, pues en todo este debate se advierte una gran ausente que
Lo que trato de decir es que hay que tener en cuenta las reac-
es la lengua, a la que no parece habérsele dado mucho lugar; pero
ciones del sujeto cognoscente, porque se trata de la realidad del
acaso volvamos luego a considerar este punto.
funcionamiento psíquico. No se puede pasar por alto esa realidad,
como se vieron obligados a admitirlo los participantes del seminario Bemard Gibello
de Lille. Un profesor obseivó que de treinta pruebas escritas de
principio de año, en veinticuatro se encontraba el mismo error en Cuando usted identifica matemática e inteligencia con razo-
una multiplicación notable . Cuando de treinta alumnos veinticua- namiento, lo hace al margen de lo que yo digo. Por otra parte,

108 109
cuando usted dice disarrnónico en un sentido despectivo, lo hace
sin atender a lo que yo dije. Cuando usted identifica la lógica con muy simple: hay una relación entre las palabras de la lengua nume-
el dominio escolar, también lo hace al margen de lo que yo digo ral (uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, etcétera) y la significación de
Lo que yo expongo es algo tan extraño que a usted le cuesta las palabras. Para el niño la garantía de algunas de esas significacio-
trabajo comprender lo que digo. Le voy a dar otro ejemplo: un chi- nes está en su cuerpo. Las dos orejas para el dos, las famosas dos
co se pone a hacer sus cuentas porque admmistra su presupuesto. orejas o los dos ojos de los tests de Binet, los diez dedos. El niño
Después de chupar su lápiz hace las cuentas y llega a un resultado sabe hablar en esta lengua numeral antes de ir a la escuela; en la
que hace verificar por un adulto, quien le dice: "Muy bien. tu ope- escuela se le enseña a escribir. Inmediatamente se produce una rup-
ración es correcta". El chico regresa a la sala del grupo y en ese tura entre significantes y significados. No se comprende el dolor
momento monta en cólera. Su educador le pregunta: "¿Por qué que eso representa para el niño, no se ve la dificultad de decir trece
estás tan enojado?" Y el muchacho le replica: "Estoy rabioso por- por 13, diecisiete por 17, la dificultad de decir ochenta* y no tener
que, como ves, mi cuenta abarca diez renglones y yo gasté 300 que escribir ni un 4 ni un 20. Usted señor Gibello, cuya racionali-
francos, en tanto que Alfred llenó dos páginas y apenas gastó 150 dad está completamente constituida y que escribe noventa y nueve
francos. Eso es asqueroso, me fastidia, me revienta". (cuatro veces veinte más diez y nueve) con nueves sin asombrarse,
Montó en cólera ese chico, dijo cosas que atestiguan una reac- no se figura que para un niño representa un sufrimiento no poder
ción totalmente incomprensible si uno no se da cuenta de que de- escribir ni un cuatro, ni un veinte, ni un diez, ni un nueve;si lo hicie-
trás de la reacción de ese chico está su desconocimiento de la con- ra usted consideraría monstruoso ese comportamiento. Me inquieta
servación del número; sólo partiendo de este hecho se puede com- la manera en que usted juzga el comportamiento de los niños. Us-
prender lo que le ocurrió, de otra manera se interpretará diferente- ted dice que los niños asocian con cada fonema una escritura nu-
mente la rea.cción, pero no se la comprenderá. mérica. Pero le hago notar que no se trata de fonemas sino que son
Incidentes de este tipo - no me refiero a cosas escolares sino significantes. Cuando hay una circulación entre significantes y
a incidentes cotidianos, a maneras de hablar, a maneras de hacer, de significados hay un sentido.
organizar proyectos- denotan que en la organización lógica hay Sobre esto insisto yo con los ortofonistas que ya lo saben; se
algo que falla. trata de llevar a cabo una restauración. La niñez primera es prácti-
Por otra parte, usted dice algo que es cierto: cuando aprende- camente la más difícil. Toda la facultad del lenguaje se opera en ese
mos algo comenzamos a comprenderlo y a pensarlo en ténninos momento. Puedo dar una cantidad de ejemplos que muestran que
arcaicos (uno soba el objeto, lo manipula y luego se pone a pensar- es en ese comienzo cuando está en peligro la racionalidad a punto de
lo, a expresarlo). Pero esos aprendizajes no son desarmonías cogni- construirse en un niño. Esto tiene enonnes consecuencias que hay
tivas. La heterogeneidad del razonamiento no es tampoco la desar- que tener en cuenta. Hay que tenerlas en cuenta en la historia del
monía cognitiva patológica. La desarmonía cognitiva patológica cuadrado, hay que tenerlas en cuenta en la historia de la línea.
consiste en encontrarse ante un trámite que uno ya no comprende. ¿Qué quiere decir cuadrado para André? ¿No querrá decir simple-
Hay elementos para comprenderlo, pero uno no puede compren- mente un polígono?
derlo. Hubo alumnos que me preguntaron si tenían que hacer un
cuadrado realmente cuadrado o hacerlo en relieve o sencillamente
no hacerlo. Noventa y nueve es un sufrimiento. Trece es un sufri-
Stella Bamk miento. Escribir estas cifras como se lo hace en la escuela primaria
Lo que trato de mostrar en la obra que estoy escribiendo en es colocar al niño en una situación de abandono en relación con su
este momento es que al niño se lo hace pasar por una especie de propio entendimiento. Ahora bien, toda la racionalidad constitui-
cedazo, que es su primera escolaridad. Uno se pregunta cómo pue- da de los adultos acentúa este abandono. No sorprende el hecho de
de el niño salir indemne de semejante prueba. Les doy un ejemplo
* En francés quatre-vingts (ochenta), cuatro veces veinte. (T.]
110 111
que los niños se imaginen como víctimas de persecuciones. Real- Esta idea central de desarmonía junto con la de la homoge-
mente lo son. neidad de los estadios suscitó controversias entre los piagetianos.
Esas tomas de posición parciales me parecen muy cercanas a elec-
Philippe Petry ciones prácticas en el trabajo cotidiano, elecciones que con frecuen-
cia hacemos en nombre de una "teoría" de la inteligencia muy
No creo que se pueda hacer abstracción de las teorías de Pia- poco explícita.
get considerando la desarmonía cognitiva como un "hecho" que Se pueden encontrar rastros de estas controversias en las ac-
puede reinterpretarse a la luz de otras teorías. La desarmonía cog- tas de un coloquio de 1976, "Epistemología genética y equilibrio",
nitiva no es un "hecho" en bruto. Esta nueva entidad nosográfica que reunió a discípulos con motivo del octogésimo cumpleaños
se obtiene experimentalmente y se interpreta gracias a un instru- del maestro. Es notable comprobar que las preguntas de los discí-
mento que viene a ser la aplicación práctica de una teoría, la de Pia- pulos giran alrededor de la noción de desequilibrio y de la concep-
get. Esto tiene implicaciones prácticas en el modo en que son enfo- ción "optimista" de Piaget en lo tocante al de'senlace feliz de esos
cados los trastornos de la inteligencia. momentos de desarmonía.
El señor Gibello señaló las divergencias que hay entre los pia- Consideremos tres puntos del debate que, según me parece,
getianos en tomo del concepto de desarmonía. No se trata, como pueden entrañar implicaciones prácticas.
dijo el señor Gibello, de "querellas bizantinas" sobre la interpreta-
ción de un hecho, sino que se trata de problemas centrales en lo 1) La integración necesaria de lo superado en lo superante o la
tocante a la concepción del paso de un estadio al otro . La manera integración necesariamente "acrecentante" concebida como una
en que se responde a esos problemas implica desempeños prácticos. "unión indisoluble entre estabilidad de lo adquirido y exigencia de
En Piaget, la desarmonía no es una noción marginal, sino que
superación" .11
por lo menos desde 1975 es una noción cenhal para explicar el
paso de un estadio a otro. 6 Piaget presenta estos momentos de dese- 2) ¿Es unívoco el desenlace del desequilibrio? Si hay varios
quilibro como "los motores de la construcción de las diferentes or- desenlaces posibles, podría haber lugar para ramificaciones, jerar-
ganizaciones cognitivas". El sujeto tropieza con un obstáculo que quizaciones de estados alternativos que darían cabida a un "princi-
está en contradicción con su nivel de razonamiento, que lo desequi- pio de indeterminación".9
libra y que exige una superación por obra de una modificación Piaget responde: "La elección de los diferentes caminos es
cognitiva. Para Piaget el estadio superado queda necesariamente exclusiva. La elección de uno descarta los otros, pero un sujeto
integrado en una estructura más completa. Este proceso constituye cognitivo puede esperar reunirlos ulteriormente en virtud de unio-
"el equilibro acrecentante" que implica "a la vez conservación esta- nes retroactivas" . 10
bilizadora y nueva construcción". 7 3) La negativa a tomar en consideración el obtáculo traba el
El desequilibrio, "motor del desarrollo•; es entendido en la desarrollo del proceso de equilibrio. Piaget no pnede explicar esta
perspectiva de una teoría de los sistems y de la autoorganización negativa en términos cognitivos y apela a lo que él llama el "freu-
por diferenciación interna de estructuras jerarquizadas cada vez dismo" y evoca la represión. Pero agrega: "El sujeto ve muy bien el
más complejas en las que la necesaria "integración de lo superado problema pero no quiere admitir el factor aunque éste exista. Me
en lo superante" crea una creciente estabilidad.

8 lnhelder, García, Vaneche, Epistémologie génétique et équilibration,


Hommage ~lean Piaget, Delachaux et Niestlé, 1977, pág. 138.
6 Jean Piaget, L 'Équilibration des stroctures cognitives, PUF, 1975, pá-
gina 18. 9HommagedJeanPiaget,1977,pág.128.
7 Op. cit., pág. 36. to ldem, pág. 131.

112 113
parece que es absolutamente normal que en la etapa ulterior lo bend y otros, 1s quienes rechazan la idea de una superación y de la
tenga en cuenta.11 inclusión de un estadio en otro.
Reichenbach introdujo la distinción entre el contexto del des-
A las preguntas de sus discípulos referentes a las posibilidades cubrimiento y el contexto de la justificación, Kuhn reelaboró esta
de indeterminación, Piaget responde manifestando la esperanza de distinción y opuso el trabajo de la ciencia normal (que desarrolla
una unificación que siempre cabe esperar en el estadio ulterior. Es- la adquisición en el marco de una teoría dada) y los momentos de
ta pasión por la unificación y la homogeneidad lo lleva a asumir revolución en los que el marco de trabajo está redefinido por la
posiciones epistemológicas algún tanto discutibles que se manifies- creación de un nuevo paradigma. Feyerabend, por fin, insistió en
tan de manera casi caricaturesca en su última obra, Psicogénesis e la inconmensurabilidad de paradigmas diferentes cuyas relaciones no
historia de las ciencias, 12 cuyo prefacio destaca su valor testamen- pueden concebirse como inclusión sino que han de entenderse
tario. Se trata de un intento de reconstruir los estadios de desarro- como superposición parcial de sistemas abiertos. 16 Este autor
llo de la mecánica y de la matemática en paralelo con Jos estadios mostró también basándose en ejemplos históricos que en el contex-
del desarrollo cognitivo. También aquí el tema central de la obra 13 to del descubrimiento todo los expedientes son lícitos: Tout est
son los mecanismos de paso de un estadio a otro. bon. 17 Estas disquisiciones demasiado teóricas tienen, según se ve
Esta obra ambiciona superar la oposición, clásica en la histo- a través de la última fórmula provocativa, implicaciones prácticas:
ria de las ciencias, entre continuidad y discontinuidad. También si en el trabajo con el niño aceptamos la idea de que el descubri-
aquí los momentos de desequilibrio permiten pasar de un estadio a miento no es del mismo orden que la justificación podremos tolerar ,
otro y determinan una jerarquización de los estadios del desarrollo que el niño haga anticipaciones o regresiones no homogéneas a los
de las ciencias, jerarquización paralela a la de los estadios de desa- estadios en que se supone que razona cuando debe justificarse y
rrollo de la inteligencia. Para Piaget esa jerarquización corre pareja podremos tal vez tolerar que varios sistemas de referencias se super-
con una unificación por obra de la "superación de una estructura pongan. Habría entonces, pues, lugar para lo que ciertos discípulos
por otra más amplia y lo superado queda integrado en la superación de Piaget llaman la "indeterminación". Llama la atención compro-
lo cual permite la continuidad del saber, continuidad que es com- bar que a las cuestiones referentes a las posibilidades de indeter-
pleta en la matemática pura" .14 minación Piaget responde manifestando la esperanza de que siem-
La historia de las ciencias reproduciría pues la historia de la pre cabe esperar una unificación en el estadio ulterior. Esta pasión
inteligencia y pasaría por los mismos estadios. Este paralelo revela, por la unificación me parece problemática: si abordamos las dificul-
por un efecto de amplificación, una serie de cuestiones que, según tades de los niños con el espíritu de la hermosa arquitectura del
me parece, tienen que ver también con la concepción de la inteli- sistema piagetiano no podemos dejar de tener la penosa impresión
gencia. de hallarnos frente a un campo de ruinas en el que sólo podemos
Esta síntesis evolucionista me parece acercarse más a la re- distinguir algun0s islotes errantes sin ninguna'homogeneidad.
construcción pedagógica que a la historia de las ciencias. Por lo de- Si pensamos que hay que consolidar la homogeneidad de un
más, está en contradicción con buena parte de la epistemología estadio antes de permitirnos anticipaciones que podrían desestabi-
contemporánea: Piaget se opone a Reichenbach, Kuhn y Feyera- lizar el edificio, podemos vernos impedidos en seguir al niño en
aquellas tentativas en que él se sorprende a veces razonando por
11
encima de su nivel homologado por el test.
ldem, pág. 121.
12 15
Piaget y Rolando García, Psychogénése et Historie des Sciences, Flam- Paul Feyerabend, Contre la méthode, Seuil, 1979, pág. 194.
marion, 1983, pág. 41. l6 Idem, pág. 20.
Jdem, pág. 304.
13
14
17 Poincaré, Conférence ala Société de Psychologie de París, Bul/etin ae
Psychogénése et Historie desSciences, 1983, pág. 35, y págs 225 a 296. 11nstitut Général de Psycho/ogie, n° 3, 1908.

114 115
En cuanto al problema de la negativa a considerar el obstácu- pareja, es necesario despojarlos de su exceso de sentido; pero no
lo, no se la puede explicar en términos estrictamente cognitivos; estoy seguro de que esto logre una separación neta entre el ·fantas-
con frecuencia pone a prueba nuestra imaginación cuando se trata ma y lo cognitivo.
de variar los enunciados, de elegir ejemplos o ilustraciones de una Quisiera citar la anécdota bien conocida de Poincaré recorda-
idea, y en el curso de estas paráfrasis, de estas variaciones, se reve- da por lo demás por el propio Piaget. Encontraremos en ella una ilus-
lan a menudo los arcanos y las trampas del lenguaje supuestamente tración de descubrimiento y justificación. Poincaré trabaja sin
corriente. resultado en cierto tipo de funciones y la historia comienza en una
La idea de desarmonía tiene el interés de orientar la atención noche de insomnio que el autor describe así: "Las ideas surgían en
hacia los momentos normales y motores del desarrollo de la inteli- tropel; yo sentía cómo chocaban entre sí hasta que dos de ellas se
gencia; en este proceso se produce una reelaboración al tropezar juntaron". A menudo se dice que los disarmónicos, frente al pro-
uno con obstáculos y al pasar por desequilibrios. La idea construc- blema que no pueden tratar intelectualmente, se expresan por su
tivista, tan cara a Piaget, podría 'tal vez hacernos atender al aspecto agitación motriz.
de autoorganización de los procesos de un sujeto que busca y cons- Poincaré encontró la solución al día siguiente cuando se dis-
truye sus propios puntos de referencia para orientarse en una situa- ponía a dar un paseo: "Al poner el pie en el ómnibus, se me presen-
ción problemática. El sistema piagetiano puede sin duda servir tó la idea sin que en mis pensamientos exteriores nada pareciera
como medio y como obstáculo: ese sistema nos obliga a tener en haberme preparado para ver que las transformaciones de que había
cuenta el modo en que un niño construye y reelabora su propio estado haciendo uso eran idénticas a las de la geometría no eucli-
sistema de referencias, pero también puede encerrar el proceder diana. No hice la verificación, pero inmediatamente estuve seguro
singular del niño en un sistema de progreso preestablecido (que se de esa verdad" .1s
supone que es el mismo para todos), sistema en el que queda poco El trabajo se realiza en momentos separados de la agitación
lugar para la fudeterminación y otros caminos alternativos. de las ideas, agitación aparentemente estéril (que recuerda las per-
Clínicamente resulta divertido comprobar que los niños tie- turbaciones del continente evocadas por B. Gibello). El surgimiento
nen tendencia a transformar el test de Longeot en test proyectivo. de las ideas se manifiesta como algo distinto de la verificación. No
En la prueba de conservación del peso y del volumen 'se les mues- se trata de blandir el mito de la iluminación o del genio creador,
tran dos "morcillas" de pasta de modelar y entonces los chicos se sino que hay que señalar el alcance práctico de la distinción entre el
ponen a contar historias de serpientes. Cuando se achata una de las descubrimiento y la justificación, que, según me parece, es el terre-
morcillas para hacer con ella una galleta, el niño cuenta una historia no de Piaget en el cual el trabajo de reconstrucción permite la ho-
de tortitas y termina por decir: "Sí, la galleta tiene el mismo peso mogeneidad del razonamiento. Pero no creo que la demostración
pero uno puede lanzar al aire una tortita, entonces ésta es más li- consista en recorrer el camino del descubrimiento hacia atrás. Gauss
viana". decía: "Ya tenía la solución, pero todavía me faltaba descubrir
Más claramente aún, en la prueba de las series, un chico clasi- cómo había llegado a ella".
,,. fica los bastoncillos por orden de tamaño, como en una familia : el
hermanito, la hermana mayor, mamá, papá. Catherine Mathelin
Dos universos de referencia se superponen parcialmente. ¿Es-
tá justificado jerarquizar desde el comienzo estos dos modos de Ante todo quisiera felicitar al señor Gibello. Venir a hablar
construir marcos de referencia, desvalorizar la fantasía como pará- aquí esta mañana no era cosa fácil. ¡Pero usted tenía que saber a lo
sita, como obstáculo del razonamiento? que se exponía! Venir al Centro de Formación y de Investigaciones
Verdad es que a menudo nos vemos embarazados por el surgi-
miento intempestivo de fantasmas en el trabajo cotidiano y que para t 8 Poincaré citado por J. Hademard en Essai sur la psychologie de l'in-
poder utilizar matemáticamente conceptos como cero, relación, vention dam; le domaine mathématique, Gauthiers-Villars, págs. 23-24.

116 117
Psicoanalíticas para hablar a analistas que tienen a Freud y a Lacan que yo hacía; como tenía el tiempo medido comencé por el prin·
como referencias, para hablar ante Maud Mannoni, ante la gente de cipio.
Bonneuil. ..
Siempre hemos tratado de defender exactamente lo contrario
!sabe/le Bloch
de lo que usted nos aporta hoy, de manera que criticarlo nos resul-
taba fácil. Se trata un poco de "rutina" y por eso no me parece Lo que me parece apasionante es esta posible apertura de las
muy elegante la manera en que lo hemos recibido aquí. posiciones de Gibello a un debate sobre las elecciones teóricas que
La crítica que puedo hacer no se refiere a lo que usted dijo determinan nuestra práctica. Sé que el señor Gibello está dispuesto
esta mañana, pues conozco suficientemente sus orientaciones y a aceptar esta confrontación. Yo trabajo con el grupo didáctico del
antes de venir aquí sabía que esas orientaciones no son las mías. Instituto de Investigaciones para la Enseñanza de la Matemática
Sin embargo vine con la esperanza de aprender algo. Después de (París-Sud). Con ese grupo de didáctica hemos procurado elaborar
todo estamos en este Centro para eso, ¿no es así') otro modo de enseñar la matemática, modo que tiene en cuenta
Su exposición me parece decepcionante porque no nos ense- una serie de ideas enunciadas esta mañana. Nuestro punto de partí·
ña nada nuevo; por ejemplo, usted no dice en modo alguno cómo da se acerca mucho al de Stella Baruk, pero nos diferenciamos lue-
los puntos de apoyo que usted instauró le permiten trabajar. ¿Para go por los métodos, porque Stella Baruk toma a niños en reeduca-
qué pueden servir? Después de todo nosotros somos analistas y tra· ción en tanto que nosotros tratamos de modificar la enseñanza
tamos a niños y adultos. ¿De qué manera le sirve ese modo perfec- tradicional en las clases. Claro está que esto se hace en una reacción
cionado de poner etiquetas en sus curas, puesto que también usted contra la concepción dogmática de la década de 1970 y del tipo ló-
es analista? gica = inteligencia = demostración =descubrimiento y aprendizaje.
Eso es lo que me hubiera gustado saber esta mañana y no oír Nos preocupamos por hacer hincapié en los contenidos, es decir,
decir que los tests son grotescos y no sirven para nada, porque ya por evaluar no ya una teoría del conocimiento sino una teoría del
estamos al corriente después de tanto tiempo de repetirlo y macha· aprendizaje en matemática. Y también nos preocupamos por tener
car sobre eso ... en cuenta el aprendizaje y el objeto del aprendizaje en la evalua-
Pero ¿cómo trabaja usted? ¿Cómo puede usted hacer coexis· ción y la enseñanza.
tir su trabajo de tests y su trabajo de analista') ¿Cómo reaccionan Procuraré describirlo en grandes trazos. Ante todo ¿a qué
los niños? ¿Cuáles son sus puntos de apoyo en sus curas? ¿Corres- concepto se apunta? ¿Qué se quiere enseñar? Luego hay que tratar
ponden a los nuestros? de ver cómo explorar ese concepto.
Esos son los elementos que usted no nos ofreció y me parece Nos apoyamos justamente en la hipótesis de una desarmonía
que una discusión sobre ellos habría sido más interesante que la permanente entre los niveles de conocimiento en lo tocante a un
eterna "guerra de los tests". mismo concepto. Por lo demás, el aprendizaje no consiste en tender
hacia una síntesis unificadora, que, por otro lado, no existe. El
Bernard Gibe/lo aprendizaje es la acción, la acción fuente de saber, la acción ejerci-
da sobre objetos. Y aquí no se trata de objetos materiales como
Le agradezco vivamente por haber señalado esta cuestión aquellos de que habla Piaget, porque nosotros nos dirigimos a alum-
puesto que precisamente ahí está el problema. Pero también está el nos que con frecuencia son mayores. Se trata de objetos matemáti-
problema de que aquí sin duda algunos participantes conocen mis cos bien conocidos por el alumno o supuestamente bien conocidos
ideas, las han oído expresar o las han leído en algún momento; por él. Esta cuestión de desplazamiento o transposición fue tam-
pero yo no soy tan megalómano para imaginar que todo el mundo bién estudiada por Line Robert en matemática. En física, los tra-
conoce mis ideas. Eso, teniendo en cuenta el tiempo de que dispo· bajos de Laurence Viennot se refieren a alumnos de física moderna
nía, me condujo a decir de qué se trataba antes de hablar sobre lo que, aunque capaces de resolver problemas físicos en su nivel, te-

118 119
nían ciertos conceptos completamente arcaicos sobre la velocidad, Lo esencial es que ciertos desplazamientos permanecen y pueden
la fuerza, el movimiento. Esos conceptos arcaicos se remontaban a servir para hacer progresar ulteriormente el conocimiento. No se
la Edad Media. Por lo demás, han sido explicados en un número tienen en cuenta los fenómenos de proyección ni las interpretacio-
especial de Pour la science. Un artículo trata la cuestión de esos nes personales de tipo afectivo e imaginario (en los niños de Bon-
conceptos medievales de la mecánica no newtoniana. neuil estos fenómenos son bastante claros; lo son menos en los
¿En qué consiste, pues, ese aprendizaje, esa exploración del niños de las clases normales) por la sencilla razón de que la escue-
concepto? Consiste en tratar de introducir un concepto en diferen- la recha'la este tipo de discurso. El discurso afectivo o imaginario
tes situaciones. Consideremos un ejemplo muy simple: si se quiere no tienen lugar en la escuela. Pero cuando se da un poco de libertad
hablar de números racionales, es decir, de fracciones, comenzará a los alumnos, por ejemplo, haciéndoles trabajar en grupo, se com-
uno por hablar de partes de una torta o de cuadraditos de chocola- prueba que esos alumnos tienen muy frecuentemente comporta-
te y se introduce así la notación de la fracción a sobre b y luego mientos de ese tipo y usari palabras enteramente familiares para ex-
tal vez se podrá hablar de engranajes y correas de transmisión. Así plicarse mutuamente los conceptos tratados. Por lo demás, los pro-
se tiene un desfasaje, un desplazamiento. Y se comprueba este des- pios matemáticos llaman "patatas" a las representaciones de con-
plazamiento porque el concepto opera en situaciones bien conoci- junto; cuando tienen una barrera entre dos ecuaciones dicen que
das por los niños. Por ejemplo, en el caso de las partes de una torta eliminan, etcétera.
o de los cuadraditos de chocolate el desplazamiento opera implíci- Para tenninar, diré que en última instancia no nos interesa
tamente, es decir, antes de que se lo nombre como objeto de saber. tanto saber si un desfasaje es patológico o no, sino cómo utilizarlo
La mayor parte de los chicos de catorce años (las fracciones se en- para hacer progresar al alumno en el conocimiento matemático.
señan en tercer año) son capaces de decir qué porcentaje de una ta-
bleta de chocolate representan cinco cuadraditos de chocolate, an- Mustapha Mes/em
tes de saber lo que es un número racional. Tal vez sea esa transposi-
ción la que permite ese juego de desequilibrio/equilibrio y lo que Las cuestiones planteadas en el trabajo de Gibello tienen gran
hace progresar al alumno en las situaciones en las que el concepto interés. Mi única inquietud respecto de ellas es la de Maud Mannoni
no operaba anteriormente. Es evidente que la mayoría de los alum- y se refiere a los efectos negativos de la utilización concreta de este
nos de tercer año nunca oyó hablar de números racionales. El do- tipo de investigación.
cente habrá de identificar entonces el concepto, objeto del apren- Sólo daré un ejemplo: en el instituto en que trabajo me en-
dizaje. Eso es lo que en didáctica se llama la fase de institucionali- cuentro frente a esta situación. La mayor parte de los docentes
zación, que tiene también una condición de reconocimiento social están muy influidos por Piaget y Wallon. Cuando un chico de diez
del saber. Es evidente que no se exige al alumno un saber homogé- u once años dice: "Quisiera trabajar", es decir, trabajar como los
neo, ni siquiera al terminar el aprendizaje. Los diferentes marcos grandes, el preceptor, el educador, le dice: "No, no puedes ir a una
se explorarán más o menos a fondo según la edad del alumno, clase de preaprendizaje pues no tienes la edad requerida". Y es en
según sus posibilidades. ese momento cuando se manifiestan los efectos negativos pues la
Otro tema que puede elegirse es, por ejemplo, el de las pará- institución se sirve de la regla legislativa (sólo van a las clases de
bolas. Uno podría hablar de faros de automóviles, de hornos sola- preaprendizaje los que tienen quince años) o psicológica (hay que
res, de la construcción de una parábola, de rosetones parabólicos haber superado determinado estadio para hacer un curso de capaci-
construidos con círculos y rectas, coloreados de dos maneras dife- tación). El hecho de que ese niño siga un curso de capacitación po-
rentes y, según la edad del alumno, se podrá poner por ejemplo la dría permitirle cobrar conciencia del lugar en que está y de lo que
parábola en ecuación o no hacerlo. Se admitirá pues que aun en él mismo es como sujeto hablante, y llegar así a la escritura y a la
relación con el saber apuntado en el conocimiento, en su aprendiza- lectura, signo de su reconocimiento. Este es un primer punto.
je, el alumno conserva desplazamientos en relación con ese saber. El segundo punto, que no tendré tiempo de desarrollar mu-

120 121
cho, se refiere al comienzo de Ja conferencia de B. Gibello, cuando, no son más que un medio y el proceso científico nunca es más que
como cristiano, habla de sus filiaciones y del problema de los emi- un trámite para permitirnos comprender en cada sujeto cuáles son
grados. Esta actitud puede implicar respuestas totalitarias, segrega- los continentes de su realidad interior y cuáles son los lazos con
tivas, que no dejen lugar al individuo (los tales no llegan a leer ni a la realidad exterior.
escribir porque son inmigrantes). Terminaré dando un breve ejemplo de una secuencia pedagó-
Yo mismo, Mustapha Meslem, me interesé mucho por los gica que, según me parece, puede ilustrar lo que acabo de decir.
fracasos y los éxitos escolares en la población que yo llamo arabo- Una institutriz me había comunicado: "Siempre tengo dificultades
musulmana, en lugar de designarla con términos como nordafrica- con Richard. En la hora de las lecciones de matemática se encole-
na, magrebí o en lugar de hablar de "segunda generación", expre- riza, lanza todo al aire, lo rompe todo. ¿No podrías venir en el mo-
sión que está de moda como la palabra desarmonía. mento de las lecciones de matemática para tratar de ver lo que
Me parece importante poder abordar la historia y los mitos ocurre?"
del pueblo arabomusulmán. A nadie Je es lícito decir o escribir: Aquel niño tenía como tarea hacer una clasificación. La ins-
"Ese hombre es así o piensa esto porque es europeo o porque per- titutriz había dispuesto muy bien la situación. Guardaba con el
tenece a la civilización grecolatina". Ahora bien, esto se dice o se niño una relación flexible, pero sin embargo veía yo que entre am-
escribe cuando se trata de la población arabomusulmana. bos estaban presentes todos los elementos de un violento conflicto.
Propongo que se reflexione en esta frase de un filósofo árabe Comprendí entonces que la situación se basaba en un melentendido:
del siglo XII (Ibn Arabi): "Quien ve aparecer el relámpago al Orien- la institutriz esperaba que el niño hiciera una clasificación como la
te que aspire al Oriente y si Jo ve resplandecer al Occidente que as- hacen los niños que han alcanzado el estadio del pensamiento ope-
pire al Occidente; mi deseo es el relámpago en su fulgor y no en los ratorio, pero Richard efectuaba concienzudamente una clasifica-
Jugares que toca". ción con un proceso típico de pensamiento preoperatorio.
En la diferencia, que desconocían ambos, entre estos dos pro-
cesos estribaba el conflicto alimentado por sentimientos recíprocos
Señora de Gibe/lo
de persecución. Al pedir a la institutriz que continuara trabajando
Me parece que una parte de Ja dificultad de las réplicas de con aquel niño, me limité sencillamente a ácompañarlo en su trámi-
esta mañana se debe a malentendidos. Por ejemplo, las críticas del te intelectual que consistía en clasificar las cosas según él lo enten-
examen cognitivo fundadas en el repudio del sistema Binest-Simon día; así le dejaba hacer una experiencia intelectual llevada a cabo
y en una concepción del examen psicológico que data de más o con Jos medios de que el chico disponía. Luego al volver al hospi-
menos cincuenta años atrás; dichas críticas no tienen fundamento tal Je dijo a su educadora: "¿Sabes? No sé lo que me ocurrió hoy
aplicadas a los exámenes psicológicos tales como nosotros los prac- en la escuela, pero me he hecho grande".
ticamos. Examinar a un niño no significa preocuparse por atribuirle
un determinado cociente de inteligencia o un determinado perfil en Patrick Guyomard
la escena de pensamiento lógico. Cuando llevamos a cabo un exa- Una palabra para terminar .. .
men psicológico instauramos una situación entre un niño y noso-
tros, instauramos una relación en Ja cual procuramos, por una par-
Bemard Gibe/lo
te, captar cómo piensa ese niño, y, por otra, establecer por qué
piensa así y en qué medida eso le es útil o en qué medida represen- Dos palabras. La primera es gracias. La segunda es para insis-
ta un obstáculo a su desarrollo, a su bienestar. Me asombran las di- tir sobre el hecho de que el niño aprende a pensar mucho antes de
ficultades que tienen Jos analistas en el caso de un niño para enca- ir a la escuela, y creo que no habría que olvidarlo.
rar esta cuestión de saber cómo dicho niño piensa y en qué medida
depende de ello su condición de sujeto. Para nosotros, los tests

122 123
Patrick Guyomard
Para terminar estas jornadas de trabajo sobre la adolescencia
hemos solicitado a dos especialistas procedentes de otros campos
que no son el del psicoanálisis que nos aporten su testimonio y el
resultado de su trabajo sobre la manera en que pueden resolverse
crisis y problemas de adolescentes. Esta tarde tenemos aquí a un
historiador y a un etnólogo que nos hablarán basándose en su prác-
tica sobre la manera en que en los siglos XVIII y XIX se resolvieron
problemas de integración de jóvenes en la sociedad y cómo, en
otras culturas y otras civilizaciones diferentes de la nuestra, me-
diante la iniciación, puede proponerse a los adolescentes una inte-
gración en el mundo de los adultos.

Versión de la comunicación de lean Hébrard


establecida por Joel Dor 1

El concepto de adolescencia no existió siempre, por lo menos


tal como hoy la entendemos. La noción misma de adolescencia
parece ser un invento relativamente moderno. Para los historiado-
res, la historia de la adolescencia debe todavía hacerse en gran parte,
pues no disponemos de una síntesis seria sobre lo que pudiera ser la
evolución de la edad de la adolescencia en los modos de sociabili-
dad o en los modos del paso de una sociabilidad de la niñez a una
sociabilidad del adulto.
Jean Hébrard se interesó particularmente en un aspecto por
entero singular de la adolescencia al preguntarse cómo unos niños,
en diferentes épocas de nuestra historia, aprendieron a procurarse

1 Jean Hébrard hizo una improvisación brillante. Aquí se ofrece un


resumen de su intervención que no fue revisado por el autor.

127
los medios intelectuales para insertarse en el saber de su cuerpo cho campesino llamado Valentin Jamery-DuvaJ2 que escribió sus
social. Según el tipo de niño que se considere puede estimarse que memorias en la época en que se había convertido en un especialista
ese paso se realiza de manera más o menos fácil. En el caso de cier- en medallas antiguas y era bibliotecario principal del duque de
tos niños, la integración en el saber social de la edad adulta, que es el Lorena. El segundo caso, más cercano a nosotros, es el de un tal
saber del medio social habitual, parece haberse realizado siempre Antoine Sylvere3 a quien una edición reciente de sus escritos dio a
como hoy. Históricamente carecen estrictamente de interés en la conocer con el nombre de Toinou. Toinou es un chico de la Auver-
medida en que la ausencia misma de dificultades hace que hayan nia de comienzos del siglo XIX que, una vez terminado el período
quedado pocos rastros del proceso. Para avanzar un poco en esta de escolaridad obligatoria, estaba destinado a trabajar en las funda-
cuestión Jean Hébrard consideró sobre todo niños que no habrían ciones de la región de Ambert. Pero Toinou sigue una trayectoria
debido llegar al tipo de saber social al que llegaron: niños que pasa- pasmosa y llegará a ser director de las Azucareras del Norte y habrá
ron de una cultura popular a una cultura ilustrada. Es decir, niños de vivir también de su pluma. Jean Hébrard interroga estos dos rela-
que al llegar a la edad adulta serán llamados autodidactos. tos de vidas tratando de comprender cómo la adolescencia fue el
Hay autodidactos que sencillamente son personas que apren- momento excepcional de un desplazamiento cultural imprevisto.
dieron por sí mismas. Pero cuando uno trata de abordar formas de Jamery-Duval nació en una pequeña aldea de· la región de
autodidactismo más antiguas, advierte que el hecho de haber apren- Tonnerre (Yonne). A los ocho años se quedó huérfano. Sufre innu-
dido por sí mismo no es tan raro como podía creerse. merables malos tratos en su familia y, a causa de un robo insignifi-
¿Qué significa exactamente desplazarse en el campo cultural? cante (había robado una manzana en un huerto), tiene miedo de re-
La mayor parte de los trabajos sociológicos referentes a la gresar a su casa y decide huir. Durante esa fuga conoce toda una
cultura y a las prácticas culturales insiste en el hecho de que toda serie de lugares sociales en los que suelen encontrarse en su época
práctica cultural es heredada y aun cuando un individuo logre rea- quienes huyen: hospicios, estadías en la casa de algún campesino
lizar el esfueno que lo lleva a apropiarse de otras prácticas cultu- donde cumple trabajos menores, pequeñas comunidades monásti-
rales que no son las de su medio propio, esto se advierte siempre. cas que reciben a la gente que está de paso. Por fin, alrededor de Jos
Así, un autodidacto se advierte siempre que lo es, y aun cuando catorce años se halla en una ermita de Lorena. En algunos años
parezca un erudito, siempre parece demasiado ilustrado. La cues- aprende a leer y a escribir y se interesa por libros que apenas com-
tión que se plantea es ésta: ¿Es realmente posible un autodidactis- prende. Un día, el duque de Lorena y sus cortesanos realizan una
mo o bien, por el contrario, trátase siempre de un seí'luelo que las partida de caza. Jamery-Duval guarda una manada de ocas y sostie-
sociedades construyen en el marco de un fijismo cultural completa- ne en sus manos un libro de geografía. El duque de Lorena se detie-
mente generalizado? ne y queda asombrado por los conocimientos de aquel pequeño
La escuela parece ser un lugar perfectamente característico campesino. Decide llevarlo a su corte. Se le asigna un preceptor y
de la creencia en la posibilidad del autodidactismo en el sentido luego lo envían a la Universidad donde realiza brillantes estudios y
de que podría ser el instrumento que permite los tránsitos cultura- se convierte en un intelectual.
les, los desplazamientos más eficaces y más rápidos. La idea de que Antoine Sylvere es también hijo de campesinos. Frecuenta
uno puede apropiarse de otras prácticas culturales que no son las una escuela de Hermanos donde aprende a leer. Una vez que apren-
suyas propias al aprenderlas de algún otro es inherente a la idea dió a leer queda interrumpida su escolaridad pues debe ir a trabajar.
misma de escuela. Por eso Jean Hébrard se pregunta cómo adoles-
centes que no fueron a la escuela llegaron a posibilitarse un despla-
zamiento cultural enteramente excepcional. 2 Jamery-Duval Mémoire (Enfonce et éducotion d 'un poysan ou XV//.f!
Jeail Hébrard considera dos ejemplos de esas aventuras inte- siécle), París, Le Sycomore, 1981.
lectuales que condujeron a adolescentes a cambiar bruscamente de 3 Antoine Sylvere, Toinou, lo vie d'un enfont auvergnot, París, Pion,
cultura. El primer caso data del siglo XVIII. Se trata de un mucha- 1980; Le Légionnoire F1utsh, París, Pion, 1982.

129
128
Al cabo de algún tiempo abandona su ocupación y se emplea como campesino. Pregunta a los viejos lo que es una semana, un mes, un
mandadero en el servicio de correos. Un día falsifica una firma para año, como si por ese lado estuviera situado el saber que él no posee
cobrar una libranza, se queda con el dinero .y decide marcharse. y que identifica con un saber culto, erudito, técnico. En otros mo-
Para evitar el arresto ingresa en la Legión Extranjera donde encuen- mentos, le interesa dirigirse al viajero a quien le pregunta Jo que es
tra individuos muy curiosos. una montaña, un torrente, Jo que es la nieve, etcétera. Toda su
Trata en particular a un abogado y a un profesor de matemá- peregrinación está marcada por encuentros sucesivos con personajes
tica: uno le enseñaba a preparar su defensa cuando se constituya que pueden enseñarle algo. Para él, esto es tan importante como
prisionero al terminar su estada en Ja Legión; el otro Je enseña a procurarse alimento . Construir sistemáticamente semejante desa-
convertirse en buen matemático. Siendo ya un buen matemático rraigo es más o menos lo que constituye el autodidactismo.
regresa a Francia para someterse a juicio. Asombra de tal manera al En cuanro a Toinou, emprende viaje cuando ya tiene diecisie-
jurado que éste lo absuelve. Busca trabajo y se hace profesor de ma- te años. Pero el cuestionamiento y la interrogación se sitúan tam-
temática en la enseñanza privada. bién a una distancia que esta vez es familiar. En la familia de Toi-
¿Qué ocurrió con estos dos personajes? ¿Qué los impulsó a nou hay dos estratos culturales: el primero es el círculo inmediato
una trayectoria tan particular? En ambas biografías Jean Hébrard del padre y de la madre; el segundo es el círculo más alejado del
buscó los acontecimientos que podrían explicar estt( desarraigo de abuelo. Este es analfabeto, en tanto que el padre y la madre saben
sus culturas naturales, Distinguió así cuatro momentos principales leer y escribir. Pero parece que en ese caso la alfabetización no bas-
en este proceso de desarraigo: ta para crear la distancia. Toinou va a ver al abuelo que no llegó a
aprender a leer. El abuelo explica a Toinou que lo que no se nos
Primer momento quiere decir, lo que no se nos quiere enseñar hay que robarlo. Hay
que saber arrebatar, robar las respuestas a las preguntas. Y entonces
En los dos casos hay una aculturación del medio de origen
le explica que él mismo robó el "saber leer" al cura siguiendo los
que parece hacer a estos individuos más sensibles que sus congéne-
domingos la misa sobre el misal. Le aclara que tardó diez años para
res a la complejidad de la cultura campesina de la época en que vi-
llegar a eso. De manera que el abuelo tiene esa idea del interroga-
ven. Uno y otro son individuos para quienes la cultura popular y
torio que es lo que el nieto precisamente ha ido a buscar en su abuelo.
sobre todo Ja cultura rural nunca fueron unidades muy homogéneas La dificultad intrínseca del acceso a otra cultura está en el
por estar penetradas de realidades diferentes. Asimismo, ambos son hecho de que ese otro lugar cultural continúa siendo en buena me-
particularmente sensibles a la mezcla cultural que impregna los me- dida inaccesible a quien no sabe hacer las preguntas pertinentes.
dios culturales en sus respectivas épocas. El primer momento se ca- Tanto en el caso de Antoine Sylvere como en el de Jamery-Duval
racteriza ante todo por esta impregnación de una mezcla cultural. el desarraigo es un proceso que conduce, no a dar conocimiento,
sino a dar métodos para interrogar los objetos culturales. En Jame-
Segundo momento ry-Duval, el desplazamiento se produce progresivamente y va de
El segundo momento es el de un vagabundeo (que en el caso una interrogación de la cultura oral hacia una interrogación de la
de Jamery-Duval es al principio una fuga) por cualquier parte. Ocu- cultura escrita. Lo mismo ocurre con Antoine Sylvere. La respuesta
rre como si hubiera otro lugar que pudiera ser aquel en que se a las preguntas está en Jos libros; hay que buscar en los libros para
aprende otra cosa. Lo que por ejemplo busca el niño en fuga son encontrar las respuestas. Aprender a leer sería pues el tercer tiempo
individuos que puedan enseñarle algo. Va entonces a ver a ancianos, de la constitución del autodidactismo.
porque el chico se pregunta qué es Ja muerte. Los interroga tratan-
Tercer momento
do de inscribir en una idea ilustrada del tiempo su propio conoci-
miento del tiempo que pasa, el del ritmo de las estaciones, el del El tercer tiempo es el del aprendizaje o mejor dicho reapren-
ritmo de Jos trabajos, que es lo que sabe del tiempo un pequeño dizaje de la lectura.

130 131
Jamery-Duval trabajaba en una granja como pastor y un día tura ; no hay que poner en tela de juicio su seguuJJ cultura. Por el
por casualidad da con las fábulas de Esopo. Primero aprende las contrario, es menester aceptar esa segunda cultura tal cual ellJ es,
fábulas de Esopo de memoria , oralmente. En un segundo tiempo, sin reelaboración alguna. El muchacho aprende entonces a 11hHk1ar
lo mismo que el abuelo de Antoine Sylvere, trata de volver a encon- sus tendencias un poco violentas a ponerlo todo en tela de JUic10 .
trar en el texto lo que aprendió de memoria. En algunos meses ya Se siente en él un ascetismo permanente que en cierto modo tiende
sabía leer; entonces lee todos los libros de las bibliotecas de la aldea: a una humildad intelectual, la cual le permitirá ser reconocido en
la del cura y la del maestro. Yendo de aldea en aldea recorre así el la nueva sociedad a la que él aspira y hasta ser aceptado como bi-
contenido de todas las pequeñas bibliotecas campesinas disponibles. bliotecario.
Cuando gana un poco de dinero se precipita a la ciudad más cercana Con AntoineSylvere ocurre lo mismo. Los legionarios le ense-
y compra libros en las librerías. Esta es una entrada en lo escrito ñan a no hacer preguntas y a no extraviarse en caminos que po-
muy rápida. drían resultar peligrosos. También él habrá de dejarse censurar por
El caso de Antoine Sylvere es diferente . Ya había aprendido aquellas mismas personas que lo guiaron para remodelar su lectura.
a leer en la escuela y, por lo demás, sale de ella habiendo leído Llegará a ser así un buen profesor de matemática, un buen pedago-
poco. De manera que ulteriormente tendrá que volver a aprender a go, como sus modelos. De manera que la censura es necesaria al
leer. Y aquí necesitará que se lo ayude, es decir, que otra persona le desplazamiento cultural, a la dinámica cultural. En efecto, la censu-
explique y le confirme que su lectura es buena, que no se engaña al ra les permite a ambos no ir a parar en algo que podría llamarse una
leer. Y ciertamente, en el fondo de un desplazamiento cultural de marginación definitiva, que sería bien peligrosa.
este tipo siempre queda la posibilidad de interpretar en los libros Para concluir, Jean Hébrard pone de relieve que los dos per-
cualquier cosa. De manera que en ambos casos comienza así un sonajes manifiestan, en su intento de reconstruir algo de su suelo
cuarto tiempo en esta entrada en lo escrito y en una cultura dife- cultural, la misma preocupación por hacer que las cosas sean irre-
rente. versibles. Y lo que en efecto hace irreversible este desplazamiento
es el hecho de que ambos hayan experimentado la necesidad de
Cuarto momento decirlo y, más aún, de escribirlo. Este sería el quinto tiempo del
autodidactismo. En un momento u otro es menester que el autodi-
El cuarto tiempo es el de la certificación de la validez de la dactismo se exprese en los términos de una escritura que es la de la
lectura. ¿Cuál es el sentido de un libro? En la cultura oral no hay cultura de adopción. Entonces Jamery-Duval y Antoine Sylvere
problemas de este tipo, en tanto que con el libro se entabla una es- escriben sus memorias y se presentan a sus contemporáneos como
pecie de diálogo de sordos pues no hay otra persona que pueda vali- ejemplos que alcanzaron el éxito en su empeño, es decir, como bue-
dar la lectura de un libro. Cuando uno llega a los libros por decisión nos salvajes que llegan a ser personas cultivadas. No se pueden pre-.
forzada todo es posible porque nada puede garantizar que la lectura sentar a sus contemporáneos sino en la forma en la cual se espera
sea válida. El valor de verdad de una lectura procede del consenso que se presenten. Asistimos así a algo realmente pasmoso. Unos
social, y el autodidacto, por esencia ajeno a ese consenso social, se individuos logran realizar lo que la estructuración misma del campo
encuentra frente a una tarea enorme: no sabe distinguir la denota- social impide , es decir, un desplazamiento en el seno mismo de ese
ción de Ja connotación, no sabe distinguir la metáfora del sentido campo. Pero para poder _realizar ese desplazamiento los dos perso-
recto, la imagen de lo que ella sugiere. El autodidacto toma todo al najes se ven obligados a inscribirse en las fonnas más estereotipa-
pie de la letra. Jamery-Duval comprendió muy pronto que no basta das de ese campo cultural de adopción .
saber leer, también hay que aprender el sentido de lo leído. Y tam-
bién se da cuenta rápidamente de que debe contentarse con las res-
puestas dadas en los libros. Sobre todo hay que evitar ese cuestio- Patrick Guyomard
namiento que antes le había permitido apartarse de su primera cul- Ahora pasaremos a la segunda exposición a fin de agupar las
132
133
cuestiones. Ariane Deluz es etnóloga y nos hablará de su experien- De manera general, la adolescencia y el hogar o, mejor dicho,
cia de los ritos de la adolescencia y en particular de los ritos de ini- la educación familiar son por lo común incompatibles. La adoles-
ciación en sociedades diferentes de la nuestra. cencia, el paso del estado de niño al estado de adulto, escapa casi
en todas partes al estricto control familiar.
Ariane Deluz Consideremos la primera solución y demos un ejemplo. En
Ghana, una población de agricultores (los gonyas del norte) fue es-
Para los etnólogos la adolescencia no fue un tema de estudio tudiada por Esther Goody, 5 una antropóloga británica.
por una razón muy simple : la adolescencia no ha sido identifkada Los gonyas confían sus hijos a otros hogares domésticos que
como tal. Para oír hablar de ella hubo que esperar el trabajo de los reivindican desde el nacimiento de los niños. Al nacer una niña,
Margaret Mead contenido en Costumbres y sexualidad en Oceanía. 4 un hermano de la madre de la criatura, un tío materno, puede
Ahora bien, la autora no utiliza el término adolescencia pues recha- declarar que desea criar a esa niña en su hogar; y si se trata de un
za la noción misma de adolescencia en lo tocante a las muchachas varón, una hermana del padre del chico puede dedicarse a criarlo.
de Samoa. Teniendo en cuenta esto y antes de hablar de mi expe- En el momento del nacimiento se realiza un pequeño sacrificio en
riencia personal, me pareció interesante exponer una rápida visión honor de los antepasados y cuando el niño llega a los siete u ocho
panorámica del modo en que las diferentes sociedades ven el paso años es confiado a los padres adoptivos que lo habían reclamado;
de la niñez a la edad adulta, lo que nosotros llamamos adolescen- reside en el hogar de éstos, trabaja, cultiva la tierra de su tío mater-
cia, que, entre otras cosas, está marcado por la pubertad. no o de su tía paterna hasta que alcanza la edad de casarse. En ese
Conviene decir que esto siempre varió y cambia radicalmente momento, si es un varón, recibe de su tutor una esposa o un fusil u
según se trate de varones o se trate de muchachas; ésta es una ob- otra cosa de gran valor simbólico, por ejemplo, un caballo. Entre
servación trivial, pero me parece esencial. los gonyas, alrededor del 60% de los adolescentes son educados en
Por fin, los tiempos de la adolescencia, es decir, los períodos un hogar que no es el suyo propio.
durante los cuales se reaiiza ese paso son extremadamente variables; Otros niños pueden ser también reclamados por otros padres
como veremos en seguida, el paso puede llevarse a cabo en una adoptivos; por ejemplo, una mujer puede exigir hacerse cargo de la
noche, en un día, o puede llevar varios años. En términos generales educación de la tercera hija de su hija casada. Esther Goody no lo
me pareció distinguir cuatro modos según los cuales las sociedades dice, pero a menudo en África, el nacimiento de esta tercera hija
resolvían este problema: marca el fin de la vida sexual de la abuela.
Cuando una pareja ya tuvo dos hijos varones, si la criatura
- El primero consiste en confiar a los niños del grupo a otros
que nace luego es una niña, se la confía a la madre de la esposa.
hogares domésticos.
¡,Cuáles son las funciones de esta costumbre? En primer lugar,
- El segundo consiste en destinarlos a una institución extrafa- esta costumbre perro ite a los niños en crisis hallarun hogar, pues aquí
miliar y ponerlos bajo la dirección de educadores y jefes. se trata de una sociedad en la que la estabilidad matrimonial es dé-
- El tercero consiste en alentar y autorizar a los jóvenes para bil y en la época en que trabajaba Esther Goody. es decir, a media-
que formen grupos de iguales liberados del control de los dos de la década de 1950, la mortalidad infantil era aún muy eleva-
adultos. da y también era extremadamente elevada la mortalidad de las mu-
- Y por último, en las sociedades desculturizadas, llegamos jeres por parto; esa costumbre permitía pues encontrar otra ma-
aproximadamente al estado actual de los estudios: no se sabe dre a niños que se quedaban sin madre. Esta posibilidad de confiar
muy bien qué hacer.
s E. Goody , Kinship Fostering in Gonja en P. Mayer (editor); Socializa-
tion, the approach from social anthropology, Monography, ASA n° 8, Lon-
4 M. Mead, Moeurs et sexualité en Océanie, Pion, 1963. dres, Tavistock, 1970, págs. 51-54.

134 135
la educación de los hijo5 a otros obra también como barrera contra que debe saber de los mitos y de los valores de la sociedad, y ésta
el incesto. En efecto, en general una mujer se divorcia para volver a es una nueva lengua. Esa iniciación había sido abandonada durante
casarse y no lleva sus hijos del matrimonio anterior a la casa de su muchos años pues lo niños escolarizados ya no se sometían a aqué-
nuevo marido, sobre todo si se trata de varones; si lo hiciera, sus lla. Pero cuando esos niños llegaron a ser jefes políticos modernos o
hijos serían considerados como rivales sexuales del nuevo marido. altos funcionarios y quisieron ejercer una actividad en su aldea, se
Los gonyas estiman también que los padres adoptivos son capaces vieron obligados a ir al bosque sagrado, a veces a la edad de cin-
de mayor severidad que los padres naturales y que por lo tanto los cuenta años, para ser iniciados en los valores del grupo. Sin haber
nifios se educan mejor en matrimonios polígamos. Este sistema pasado por esa iniciación, no eran reconocidos como miembros
evita también el favoritismo de la madre respecto de sus propios hi- :abales del cuerpo social. Se los consideraba como bebés, como
jos y las disputas entre los cónyuges. Un hecho interesante es el de 1iños. Y si, por otra parte, ejercían cierta autoridad, esa autoridad
que las relaciones de los nifios con sus padres tutOres son en general les era negada por no haber cumplido los ritos de iniciación. No
relaciones buenas y positivas que empero no continúan más allá del insistiré mucho en el ejemplo de los senufos, sino que hablaré de
período durante el cual los nifios viven en ese hogar de adopción; los masais de la Kenya Septentrional. Aquí se trata de una sociedad
nunca hay reciprocidad : un hijo creado en el seno de una determi- en trasición, pasablemente aculturada en la época en· que fue estu-
nada familia no criará a un hijo de esa misma familia . diada. Además, es una sociedad en la que los ancianos, que ejercen
Hay pues una primera ruptura con los padres alrededor de los el poder, se desvelan por adoctrinar a los jóvenes e inculcarles sus
ocho años, pero se lleva a cabo una segunda ruptura aún más radi- propios valores.
cal con los padres que han educado al joven o a la muchacha en el Los masais son nómades de la Kenya Septentrional, tienen
momento de su matrimonio. Por fin, puede emitirse una hipótesis una economía pastoril y un sistema de clases de edad en virtud del
funcionalista que no tiene mucho que ver con la adolescencia pero cual los jóvenes pasan por un período en el que se los llama mora-
que es así y todo interesante: esta institución inicia una cadena de nes. De esos moranes habla J. Kessel en su libro El león. Tradicio-
grupos de primos, puesto que si los niños van a vivir a la casa de su nalmente los moranes son muchachos solteros a quienes les estaba
tío materno, los hijos de ese tío materno van ellos también a vivir a principalmente confiada la misión de proteger a la tribu y su gana-
la casa de su tío materno que nada tiene que ver con los padres de do contra las incursiones de otras tribus, pero también la misión
los nifios del primer grupo, y así sucesivamente. Es decir, hijos na- de hacer incursiones a esas tribus. Los moranes eran guerreros que
turales y adoptivos que cohabitan durante cierto tiempo en familias. tenían la costumbre de realizar incursiones a tierras de los demás
entablan así recíproco conocimiento. Esto da lugar a lo que sella- grupos para robarles ganado o para utilizar los mejores campos de
ma niños "enlazados", término utilizado por P. Bohannan para de- pastoreo.6
signar a los hijos de padres divorciados que se encuentran en una Tradicionalmente, la tribu se componía de dos lugares distin:
nueva familia . tos: en el centro, la aldea, núcleo en el que los ancianos vivían con
La segunda solución consiste en confiar los nifios a educado- las mujeres y los nifios. Ese núcleo estaba rodeado de territorios de
res o en destinarlos a una institución dirigida por cierto número de pastoreo en cuyas márgenes vivían los moranes en campamentos;
educadores. Esta solución puede tener fines diferentes, por ejem- estos moranes guardaban el ganado. El poder era ejercido por los
plo, la iniciación entre los senufos de la Costa de Marfil. Esta inicia- ancianos. Éstos decidían sobre las expediciones guerreras futuras,
ción tiene la finalidad de enseí'lar a los muchachos todo el saber zanjaban los conflictos y monopolizaban a las mujeres. Los mora-
relativo a la sociedad y enseí'larles los valores de esa sociedad. La nes eran solteros y sólo clandestinamente tenían acceso a las mu-
iniciación se realiza a una edad relativamente avanzada; en muchos jeres. La condición de los moranes era extremadamente ambivalen-
grupos quedó reducida a dos o tres jornadas o noches de iniciación
en un bosque sagrado; durante esas jornadas el niflo recibe un nom- 6 P. Spencer, The Samburu : a study o[ gerontocracy in a Nomadic Tri-
bre nuevo. Por medios mnemotécnicos el anillo aprende todo lo be, Londres, Routledge and Kegan Paul, 1965.

136 137
te. Esos jóvenes eran hermosos. vigorosos, estaban cargados de Apenas tienen sus primeras reglas, las muchachas de los guros
adornos, se los consideraba gloriosos y se los' envidiaba, pero sobre se consideran aptas para casarse; antes de casarse o en todo caso
ellos pesaban todas las prohibiciones. De manera que, por un lado, antes del nacimiento del primer hijo (esto varió con el tiempo) se
su condición atraía la admiración de las mujeres y el amor de éstas las enviaba a pasar algún tiempo en el bosque sagrado de la socie-
y, por otro lado, con la edad podían pasar a la condición de los vie- dad de las mujeres. Esta sociedad de las mujeres tenía formas bas-
jos, menos gloriosos, lo cual les permitía insertarse en la vida de la tante particulares si se las compara con otros ritos de iniciación de
aldea y tener esposas legítimas. La trasición de un estado al otro se las muchachas de poblaciones vecinas. En efecto, se trataba de una
realizaba gradualmente; poco a poco los moranes iban integrándose iniciación en la vida sexual. Antes, todo esto se desarrollaba en la
en el grupo de los viejos pero esa transición duraba unos diez años. estación seca y la iniciación duraba tres o cuatro meses. Hoy la ini-
La ideología de los moranes era una ideología guerrera. Se los des- ciación se realiza durante las vacaciones escolares y dina unos diez
cribió como "jóvenes coléricos", pero los ancianos los arengaban días.
regularmente y les predecían los peores castigos del cielo, de los Las muchachas son llevadas primero a una de las aldeas don-
antepasados y de las fuerzas superiores si no se ajustaban a los idea- de actúa una sociedad de iniciadas dirigidas por una jefa. Tienen en
les de la tribu que eran ideales puritanos. Los moranes reacciona- general entre catorce y diecisiete años y se supone que no saben lo
ban frecuentemente a las exhortaciones de los ancianos entrando que les va a ocurrir; en principio, las muchachas lo ignoran. Se las
en trance. alimenta bastante copiosamente durante varios días en los que es-
Hasta los ochos años los varones vivían con su madre y poco tán acompañadas por todas las mujeres de la aldea que bailan y can-
a poco acompañaban luego a los moranes de la periferia para pres- tan con ellas y tocan un instrumento, sobre todo la calabaza. El rit-
tarles pequeños servicios. Cuando se sentían prontos se presentaban mo de la música, fuerte y violento, hace que a veces las muchachas
al ritual de iniciación. Lo hacían a partir de los doce años, pero al- inicien un estado de trance. Se les enseña cierto número de cantos,
gunos sólo a los diecisiete o dieciocho años; ese ritual de iniciación los que ellas ya tuvieron ocasión de cantar con su madre en fune-
era extremadamente doloroso. Se trataba de una circuncisión públi- rales.
ca. Si un joven gritaba o se debatía durante ese ritual quedaba defi- Una noche, una vez que todas las mujeres de la aldea la ocu-
nitivamente excluido de la sociedad, no se lo admitía en la sociedad pan por entero después de haber echado a los hombres, conducen a
de los moran.es y se convertía en un cero social por el resto de sus las muchachas a la sabana sagrada que es un claro situado en las
días. Ciertos jóvenes, por temor a esta prueba dolorosa, preferían afueras de la aldea. Se habla de una sabana porque entre los guros
no afrontarla y se convertían en extraños dentro de su propia socie- lo femenino es sabana y lo femenino es bosque; allí son sometidas
dad. El tiempo de la adolescencia duraba pues de quince a cuarenta a un rito de incisión que en realidad es una subincisión del clítoris;
años. No se podía decir que un hombre había llegado al estado no se les corta el clítoris sino que se hace una incisión en su base
adulto mientras no se hubiera casado. En realidad, se pasaba así de y esta operación se designa con el término yerasa que quiere decir
la juventud a la edad madura. Esa edad madura comprendía a lavar el rostro; el rostro es la metáfora del sexo. En realidad, esto
personas de treinta y cinco a sesenta años. Después se pasaba a la significa hacer salir el sexo, hacer salir el clítorill. No se trata real-
categoría de los ancianos que ya no tenían ningún poder. Había mente de una clitoridectomía. Después de esta operación relativa-
pues adolescentes, hombres maduros y ancianos. mente dolorosa, las muchachas son llevadas a una choza o a varias
Otro ejemplo de adolescentes dirigidos por ancianos es el que chozas donde permanecen aisladas durante varios días. Se las cuida,
pude observar en las muchachas guros de la Costa de Marfil. 1 y los padres y los habitantes de la aldea acuden para llevarles rega-
7 A. Deluz, Fémúiin Nocturne, en A. Deluz, C. Le Cour-Grandmaison y
los. A partir de ese momento están autorizadas para tocar los obje-
tos sagrados, es decir, las calabazas, y entonces tienen el derecho
A. Retel-Laurentin, ÍA natte el le manguier, París, Mercure de France, 1978,
págs. 187-246. A. Deluz, Deuil et alcool, en prensa en Cahiers du CES, París, de ir a la sabana; van regularmente allí, y es en la sabana sagrada
enero de 1984. donde reciben su instrucción que en realidad es una educación

138 139
sexual compuesta de juegos sexuales. Se entregan al juego de esti- En cuanto a los varones guros, éstos no se desplazan . Pasan
rarse mutuamente los senos (tradicionalmente se decía que una mu- en la aldea la adolescencia que dura hasta que reciben una mujer en
jer estaba en buenas condiciones para casarse cuando tenía Jos matrimonio. Y sólo la reciben cuando el hermano mayor ha recibi-
senos caídos) y bailan con placer hasta el agotamiento. Al cabo de do ya una mujer en matrimonio ; el hijo mayor de un hombre tiene
algunas semanas las muchachas regresan a la aldea purificadas por derecho a una esposa sólo cuando todos los hermanos menores de
última vez. Durante todo ese tiempo se les ha hecho absorber una su padre están casados. Tradicionalmente la edad de casamiento de
serie de preparados. Las instrucciones que recibieron se refieren a los hombres era tardía, de treinta y cinco a cuarenta años. Mientras
las plantas que podrán utilizar como emenagogo : las mujeres que tanto los muchachos tenían otras actividades. Hacían la guerra, po-
no desean tener hijos se hacen lavativas con infusiones de esas plan- dían ser tejedores, practicaban la caza, bailaban y se divertían tam-
tas durante todo el mes y así tendrán regularmente sus reglas. Esto bién en su propio bosque sagrado. Aquí no había iniciación formal
es extremadamente importante porque les permite también evitar y eran admitidos en el bosque sagrado como hombres de condición
las amenorreas. Ahora bien, toda amenorrea constituye un enorme libre. Las cosas han cambiado desde el éxodo rural, éxodo que per-
peligro para la mujer. Se cree que el esperma masculino puede dar mitió al muchacho crearse de alguna manera una adolescencia. Los
muerte a la mujer si no se mezcla con la sangre de ésta. La acumula- jóvenes agricultores pudieron así abandonar la aldea, experimentar
ción de semen 11 en el interior del útero constituye un grave peligro otras cosas, vivir una aventura y acumular bienes que les permitían
potencial; las enfermedades ginecológicas, la muerte de las mujeres adquirir una esposa. Tradicionalmente también les era posible otra
en el momento de la menopausia o de los partos y a lo largo de alternativa. Un hombre que había raptado una mujer a un hermano
toda su vida genésica se atribuyen al hecho de no encontrarse mez- o a un hombre más viejo de su aldea, podía ir a refugiarse en la casa
clados la sangre y el esperma. Es pues absolutamente esencial tener de su tío materno. Esta solución era buena porque permitía adqui-
regularmente las reglas. rir una esposa y vivir una vida de adulto. Pero era mala en la medi-
Antes se enseñaba a las muchachas cuáles eran las plantas (lo da en que un muchacho o un adolescente que permaneciera dema-
que se llama mondadientes de madera) eficaces para provocar el siado tiempo en casa de su tío materno se encontraba en una posi-
aborto. Uno de los dramas de las mujeres modernas es el hecho de ción de inferioridad pues era considerado un cautivo . El hombre
que los bosques sagrados donde se enseñan estas técnicas son cada joven que se había dado a la fuga se veía en cierto modo obligado a
vez menos numerosos. Las mujeres quedan así libradas a la arbitra- negociar su regreso con su familia paterna si quería recuperar su
riedad de la naturaleza y ya no pueden controlar su fecundidad lugar en la sociedad.
como aquellas otras mujeres que tradicionalmente habían pasado Por fin, consideraré un ejemplo de sociedad en la que los hi-
por la sabana sagrada. jos, los adolescentes, forman grupos de iguales que permanecen
De manera que para las muchachas de los guros una inicia- fuera del control de los adultos. Hay muchos de estos casos y el
ción condicionaba toda su libertad ulterior que escapaba por entero más conocido es el del Gothul, es decir, la institución de la gran
al control de los hombres. Se supone que los hombres ni siquiera casa entre los murias de la India. Se encontrará la descripción del
pueden imaginarse que las mujeres aprenden esta clase de secretos Gothul en el libro de Elwin, La casa de los jóvenes entre los murias. 9
en el momento de la iniciación. Evidentemente los hombres lo Pero yo me referiré más bien a las experiencias de los jóvenes em-
saben y ésa es una de las razones por las cuales toda la ideología beras de Colombia a quienes pude observar.
oficial se opone a la iniciación femenina. Esta representa, en efecto, Se trata de una experiencia apenas institucionalizada. Los
la posibilidad de que las mujeres controlen la fecundidad . emberas 1º son un pueblo de agricultores, recolectores de los frutos

9 V. Elwin, Maison des jeunes chez les Muria, París, Gallimard, 1959.
11 C. Haxaire, Les maux qui le cachent. Étiologie et perception de trou-
bles gynécologiques chez les femmes Gouro. Comunicación al primer colo- 1º M. Chiva y A. Deluz, A propós des adolescences normales: réflexions
quio nacional de antropología médica, París, 1983, 17 páginas. al'u!Xlge des clinicienes. Psychologie franr;aise , 1980, t. 25 , l. 25-3 7.
140 141

!. •
·,~'t.·.«
w ?!
'1,/,\
j,,,~
'1/,!i(J
de Ja tierra y pescadores que viven a lo largo de Jos ríos del Choco pubertad algunos muchachos abandonan el hogar familiar; no Jo
en Ja costa colombiana del Pacífico. Se trata de una región muy hú- hacen todos, ésta es una práctica que no está institucionalizada ni
meda donde se registran ocho metros de lluvias por año, no hay ca- tampoco se Jos alienta verbalmente para que abandonen el núcleo
minos ni aldeas. A orillas de Jos ríos Jos emberas viven en cabañas familiar. Pero espontáneamente se forman grupos de jóvenes, de pri-
puestas sobre pilotes y expuestas a todos Jos vientos. Las comuni- mos, tres, cuatro, cinco o seis jóvenes que meten todos sus bienes
caciones se realizan ya por Jos ríos, ya mediante pequeños istmos en una especie de hatillo; llevan una camisa, collares de perlas,
que unen Jos cursos de agua entre sí. La unidad familiar puede estar utensilios de pesca, un arpón y una piragua. Y así van de casa en
compuesta por un hombre, su mujer, sus hijos y a veces por algunos casa, de río en río; el área de un recorrido abarca tres o cuatro ríos.
hijos casados o personas pertenecientes a dos grupos de hermanos Allí permanecen durante un período difícil de determinar pues
casados que viven en dos cabañas, una frente a la otra. Cuando hay esto no está codificado. El vagabundeo de esos jóvenes dura dos o
que hacer un trabajo colectivo se llama a todos Jos vecinos, a las tres años, que se pasan visitando cabaña tras cabaña y sobre todo
gentes del río, una unidad que no se designa con ningún nombre. asistiendo a guarapos.
Se los llama sencillamente "Jos otros" . Son aquellos que pertenecen
al círculo exterior, aquellos con los que no se vive. El trabajo colec- Al terminar cada guarapo , Jos jóvenes se encaminan a otro
tivo puede ser desbrozar un terreno para cultivar maíz, construir lugar. Van siempre en grupos, se mezclan poco con otras personas,
una cabaña, fabricar una piragua. Esos trabajos son siempre segui- duermen sobre una plataforma particular que les es asignada en las
dos por una gran fiesta y son esas grandes fiestas las que se llaman cabañas, y este vagabundeo sólo cesa cuando el joven ha encontra-
los guarapos; guarapo es el nombre de una bebida hecha de jugo de do una esposa.
caña de azúcar fermentado durante varios días; se preparan enor- ¿Cómo encuentran una mujer? Al visitar cabaña tras cabaña
mes cantidades de esa bebida que durante dos o tres días constitu- poco a poco hacen su elección. Las muchachas en el momento de Ja
yen el único alimento de Jos que dan la fiesta . Los guarapos tienen pubertad siguen un ritual de iniciación extremadamente breve, de
lugar en una cabaña y fácilmente pueden reunirse noventa personas algunos días, durante los cuales sencillamente se las alimenta mejor
en una cabaña de doce metros de diámetro; en ella viven durante y Juego se organiza un guarapo. Las muchachas permanecen en el
dos o tres día~. El guarapo es el lugar de las luchas. En esa población seno de su familia pues son los varones quienes se desplazan hasta
todos son increíblemente tranquilos, suaves, gentiles. Los conflictos que con motivo de una fiesta encuentran al alma hermana. Cuando
se zanjan mediante la huida; las personas que ya no se entienden uno de los jóvenes hizo su elección, se desliza por la noche junto a
entre sí se marchan y van a residir en casa de otros parientes pues Ja muchacha mientras ésta duerme. La muchacha Jo acepta o Jo
cada uno tiene Ja posibilidad de ir a vivir a Ja casa de su padre, de su rechaza. Si lo acepta el joven duerme con ella y al cabo de cuatro
madre, de la madre de su padre, del padre de su madre, etcétera, et- noches se considera que están casados; en ese momento el joven se
cétera ... Se trata pues de una sociedad del tipo llamado cognaticio. establece en ese Jugar, en todo caso momentáneamente. Permanece
Pero los pocos conflictos y tensiones inevitables se resuelven siem- en Ja casa de su suegro o suegra, según el Jugar en que viva Ja mu-
pre fuera de Jos guarapos que son considerados Jugares peligrosos. chacha, o bien se lleva a Ja joven a Ja casa de sus propios padres o
En efecto, el guarapo es también el lugar donde se encuentran espí- hace ambas cosas, permanece un tiempo con la familia que Jo aco-
ritus: durante el guarapo en el que se encuentran Jos seres humanos gió, un año o dos aíjos, el tiempo suficiente para tener un hijo y
se lleva también a cabo una reunión de espíritus. hasta dos tal vez, y luego regresa a la casa de sus propios padres.
Los jóvenes emberas son educados de una manera extraordi- También puede instalarse con otro de sus hermanos que haya en-
nariamente flexible, siguen a sus padres durante todas las ocupacio- contrado esposa en otro Jugar. Pero el fin de este vagabundeo de
nes de éstos, tanto Jos varones como las mujeres. Su pubertad es iniciación es realmente el matromonio. El grupo de muchachos
extremadamente precoz. Las muchachas son púberes a Jos once disminuye poco a poco. Los que 1' 0 encontraron mujeres y desean
años y Jos varones alrededor de los doce o trece. Poco después de la continuar el vagabundeo reclutan a , tros varones entre sus primos.

142 143
Pero en una población en la que los adultos son estables y sólo se
desplazan en su propio río en ocasión de las fiestas de guarapo, el
periplo de los muchachos por muchos ríos constituye una verdade-
ra iniciación. Gracias a esa iniciación los jóvenes saben luego cómo
comportarse y orientarse en la sociedad.
En conclusión, según la sociedad de que se trate, hay modos Discusión
diferentes de encarar la adolescencia. La iniciación es también muy
diversa. No creo que se puedan oponer esos modos globalmente a la
adolescencia occidental. Por lo demás, volvemos a encontrar mode-
los que son una repetición de experiencias semejantes a aquellas a
Patrick Guyomardll
que aluden nuestros historiadores occidentales; volvemos a encon-
trar también instituciones que existieron en nuestras sociedades Creo que podemos comenzar este debate con las preguntas
rurales y, desde luego, encontramos entre nosotros mismos com- que tendrán que hacerse Ariane Deluz y Jean Hébrard después de
portamientos que se asemejan a los comportamientos extremada- haber escuchado sus respectivas exposiciones. Ariane Deluz tenía
mente refmados que acabo de recordar. una pregunta que hacer a Jean Hébrard.

Ariane Deluz
No sé si se trata de una pregunta, pero es una reflexión que
suscita la observación que. usted hizo de que cuando se abandona
un campo social para entrar en otro campo social se produce una
gran pérdida. Esta pérdida cultural se registra en todos los niveles
cuando se pasa de una sociedad a otra, de una cultura a otra. Bien
se ve, por ejemplo, en qué se convirtió la escuela sociológica de
Francfort, expulsada por el nazismo, cuando se reinstaló en Jos Es-
tados Unidos. Se convirtió en la escuela sociológica norteamerica-
na, es decir, en algo increíblemente empobrecido en cuanto a sus
conceptos en comparación con la riqueza y la creatividad de la es-
cuela de Francfort_que ahora volvemos a descubrir en su forma ori-
ginal.

lean Hébrard
Ese es efectivamente un buen ejemplo. Creo que, para encon-
trar cosas interesantes, hay que instalarse siempre en las márgenes,
en las fronteras o en Jos Jugares difíciles y escarpados. Justamente
ha hecho usted muy bien en mencionar la escuela de Francfort. En
su origen mismo, esa escuela implica una experiencia sorprendente
de mezclas culturales. Estos últimos tiempos se ha puesto un poco

11 Las intervenciones no fueron revisadas por sus autores.


144
145
de moda Walter Benjamin junto con la escuela de Francfort. En medio relativamente acomodado que explicaran una serie de pala-
Francia se lo conoce por sus trabajos estéticos sobre París o sobre bras de un vocabulario del que debían disponer para no pasar por
Baudelaire. Pero Walter Benjamín representa también la cultura personas incultas. Pues bien, hubo sorpresas: un ateo era un buzo
judía y el materialismo marxista de 1930 en Francfort. Y esto re- submarino, un omnívoro, alguien que comía hombres. Se advirtió
sulta algo increíble: ¿cómo ser un creyente judío practicante y ser que todo el vocabulario de la vida moral había desaparecido com-
a la vez materialista? Es esta postura absolutamente incongruente pletamente. ¿Qué es un hombre íntegro? Estrictamente no se sabe.
de Walter Benjamín lo que me parece uno de los motores esenciales En cambio, apareció en economía todo un vocabulario de los me-
de la escuela de Francfort. Antes de partir para los Estados Unidos, dios de comunicación de masas. Si hay cierto cuerpo de saber rela-
lo que hace que la escuela de Francfort se aferre a esa postura se cionado con la lengua propia de esos medios, la lengua misma es
debe tal vez a que ella sabe sostener esa me_zcla cultural, esas cosas extraña al niño que va a la escuela. No se toma suficientemente en
un poco incongruentes, un poco imposibles de vivir. cuenta el cuestionamiento representado por los fenómenos aparen-
temente atípicos que son las reacciones del niño. Frente a esta
situación nos vemos en nuestra práctica cotidiana. Si no se tienen
Stel/a Baruk
en cuenta estos fenómenos, no sé si se enviará al niño a la hoguera,
Me han interesado mucho las dos exposiciones y más parti- pero lo cierto es que ese niño se encamina derechamente al fracaso
cularmente (puesto que tiene que ver con la reflexión que yo tam- y nunca sabrá por qué ha fracasado . Estas historias se viven de ma-
bién aporto) la de Jean Hébrard . Sería una lástima encerrarla en el nera dramática cuando el niño no es comprendido en la interpreta-
archivo de la historia. Esa noción de la mezcla cultural me parece ción que hace de las cosas. Quisiera dar un ejemplo un poco cómico
candente. Hoy se podría interpretar la mezcla cultural en los tér- que es la siguiente anécdota contada por el matemático Apéry.
minos siguientes: una disparidad de lenguas entre, por ejemplo, la Se trata de un alumno que pasa al pizarrón para hacer un pro-
lengua que habla un nifio que va a la escuela y la lengua del saber blema de construcción geométrica. El chico se debate frente a una
que se le enseñará. Hay aquí una alienación cultural de hecho en re- figura . El profesor bien intencionado le dice: "¿Qué hay que cons-
lación con el saber que todavía no se posee, enajenación marcada truir? Una tangente a dos círculos, ¿cómo habrá que hacer?", etc.
por el equivalente de los fenómenos al margen de que usted habla. El alumno continúa perplejo y al cabo de un rato, para tratar de
Los fenómenos al margen dan cuenta de esta alienación. En los fe- provocar un comienzo de razonamiento, el profesor declara : "Su-
nómenos aparentemente atípicos se produce el choque de las dos pongamos que el problema está resuelto". "¡Ufl" exclama el alum-
lenguas, la lengua del nifio y la lengua del saber que se supone que no que aliviado vuelve a su banco.
uno debe enseñarle y que está cargada de cosas implícitas, de pre-
suposiciones, de reglas de empleo. Es ese choque lo que produce Jean Hébrard
errores. El error es un cuestionamiento sobre el funcionamiento Quiero agradecer a Stella Baruk por haber puesto efectiva-
cultural que no es todavía el del niño. No hablo de disparidades mente el acento en las cosas más importantes de mi exposición.
culturales evidentes como las que se comprueban en los hijos de Creo que sería menester considerar en paralelo nuestras dos exposi-
inmigrantes, en hijos de culturas radicalmente diferentes, sino que ciones. En lo que Ariane De luz dijo lo que me impresiona es todo
me refiero al niño que habla en su casa, que tiene pues una cultura ese lujo de detalles con que las sociedades sobre las que ella trabaja
de lo oral y que se encuentra frente a una cultura de lo escrito que tratan de no dejar a los adolescentes solos en su aventura cultural.
va a ser la cultura de la clase. Hubo una encuesta sumamente inte- Tal vez cometo un grueso error desde el punto de vista etnográfico,
resante realizada por un profesor del liceo Chateaubriand en Ren- pero lo que más me impresiona es el hecho de que cada modelo de
nes: la encuesta mostró la relativización de las culturas, la desapa- iniciación sea perfectamente explícito y sirva para algo preciso,
rición de las culturas, prueba de que este fenómeno existe. Tam- siendo así que entre nosotros las estructuras escolares constituyen
bién se pidió a muchachos de quinto año del bachillerato y de un el único modelo, el modelo hegemónico, del paso de la niñez a la

146 147
edad adulta en Occidente. No se sabe lo que se hace en la escuela. sexual, y habla de esto. En su relato habla de esta cuestión y es
No se sabe de qué se ocupan en ella. No se sabe en qué se inicia al muy divertido. Hay dos momentos de su experiencia en que lo
niño. En las sociedades africanas a que usted aludió me parece en sexual adquiere importancia. El primer momento es aquel en el que
cambio que se sabe bien de qué se trata. Por lo demás, en su expo- el muchacho llega a una pequeña ermita (creo que la ermita del her-
sición usted subraya frecuentemente que aun cuando no se tenga mano Pacome) donde trata de iniciarse en las virtudes del ascetismo
derecho de saber algo o si se finge no saberlo, se lo sabe siempre eremítico, es decir, en las oraciones continuas y en las privaciones.
poco o mucho. Hay allí una especie de especificación de la inicia- El muchacho se siente de pronto acometido por una excitación ab-
ción que me parece importante. ¿Me equivoco? solutamente fabulosa y siente un miedo espantoso. Se dice en su
fuero interno que dejará de rezar porque resulta realmente demasia-
Ariane Deluz do peligroso hacerlo. El segundo momento ocurre en la universidad
de Pont-a-Mousson. Está con los jesuitas y allí el latín no le resulta
De ninguna manera. muy excitante pues no posee ninguna cultura latina; tiene que
aprender las declinaciones, las conjugaciones, etcétera. Siente en-
Frar;oise Mu/ler tonces una aguda comezón en la carne. Para evitar que esto ponga
Mi reflexión se refiere al mismo punto: en la exposición de obstáculos a sus estudios, debe de habérsele insinuado -y aquí
Jean Hébrard en ningún momento se trata de identidad sexual de siente uno las prácticas subyacentes de los jesuitas de la época-
los dos personajes. En cambio, en la exposición de Ariane Deluz que bebiera todas las mañanas una decocción de cierto hongo, el
todo se concentra en el reconocimiento social de esa identidad amanita faloide; así podrá tal vez reprimir un poco los impulsos de
sexual. En las sociedades estudiadas no hay una superación cultural, la sexualidad. El joven hace el experimento y efectivamente todas
sino que se trata de la integración total de cada individuo en una las mañanas se bebe un vasito de la infusión. Casi se muere eviden-
cultura dada, integración que pasa por la identidad sexual. Quizá la temente. Pero ustedes ven que el caso de Jamery-Duval, el precio
superación, el cambio de cultura son realizaciones que se pagan al que se debe pagar por el desplazamiento cultural es el de una radi-
precio de una represión total. .. cal abstinencia en lo tocante a la vida sexual. No habrá de ingresar
en las órdenes ni habrá de casarse. Advierte uno en el fondo que ese
lean Hébrard es efectivamente el sostén de toda su aventura. Dejo que ustedes lo
interpreten, pero es claro que en el caso de Jamery-Duval las cosas
Más de lo que usted cree. ocurrieron así. Y lo mismo puede decirse de Antoine Sylvere aun-
que se case y tenga hijos.
Franr;oise Muller
Me parece que se puede hacer un paralelo entre estos dos Pie"eDavid
modos de evolución por el cual un niño se hace adulto. pero que al
Quisiera hacer una breve observación sobre lo expuesto por
" fin de cuentas la diferencia es inconmensurable, es del orden de la
mutación.
Jean Hébrard. A mi juicio, Hébrard trata lo que los sociólogos
llaman "trayectoria social transgeneracional". Pero todo lo referen-
te al autodidactismo plantea la cuestión de la relación del saber con
lean Hébrard
una adquisición de la cultura, cuyo medio puede parecer lícito o
Tal vez nuestras dos exposiciones sean efectivamente el revés ilícito. Siempre hay una especie de condescendencia por parte del
y el derecho de una misma realidad. Pero para referirnos nuevamen- intelectual "de derecho" frente a un autodidacto.
te a Jamery-Duval consideremos solo una pequeña anécdota. Jame- Ya se trate de la trayectoria social de los sociólogos, ya se tra-
ry-Duval hizo todo cuanto pudo para evitar el surgimiento de lo te de la adquisición del saber, lo esencial está siempre en el incons-

148 149
ciente, es una relación inconsciente con el falo y con el deseo de ta de Ja sociedad global (salvo en situaciones muy graves que infrin-
deseo de la otra persona (el padre o la madre o ambos). Lo he ob- gen manifiestamente la legislación colectiva, como en el caso del
servado frecuentemente en los análisis de niños y de adultos. Los matricida Pierre Riviere cuyo expediente reunió y comentó Michel
estudios basados en documentos históricos y sociológicos deben Foucault). La ley les llega por mediación de los padres. Los padres
tener en cuenta este aspecto del problema. Lo que en realidad se adquirieron el poder de imponer sus pasiones (es decir, el vigor de
me escapa es la manera en que las comunicaciones que acabamos de sus fantasías inconscientes más o menos racionalizadas). Esas fan-
oír se articulan con nuestras preocupaciones analíticas. tasías serán o bien pasivamente aceptadas o bien serán sentidas
como conflicto por el niño que defiende como puede su autonomía
lean Hébrard subjetiva.
Los síntomas neuróticos, las perturbaciones de carácter o las
Pues yo Je haré de buena gana esa pregunta ya. que usted está
perturbaciones psicóticas se explican en adelante por un compromi-
en el campo interesado en establecerlo, como usted diría .
so entre el deseo del niño y el poder antagónico de uno de Jos pa-
Patrick Guyomard dres o de ambos padres.
Hoy me atendré al tema tratado: la situación·psíquica de los
Después de todo el problema no consiste aquí en articular las adolescentes frente a Ja asimilación del lenguaje y del saber. La par-
exposiciones con el psicoanálisis. Se articulan por sí mismas; como tida siempre se juega alrededor del complejo de Edipo y de Ja cues-
es evidente para todo el mundo . tión fálica (en el saber y el lenguaje). Ese fue sin duda el caso de
Rousseau, teniendo en cuenta su estructura particular y su genio.
Pierre David También habría mucho que decir sobre la cuestión fálica en una
No creo que "se articulen por sí mismas" . Cuando nosotros mujer del siglo XIX como George Sand. Esta cuestión, a mi juicio,
colaboramos con historiadores y etnólogos debemos trabajar en explica Ja trayectoria del personaje cuya historia nos contó Jean
una revisión epistemológica. Sus métodos y sus conceptos deben Hébrard.
ser cotejados con los de nuestra práctica. En cuanto a Ja antropología, me parece que no es posible el
La historia nos plantea problemas difíciles. Freud no pudo paralelo entre las estructuras elementales de parentesco en las socie-
conocer Ja "historia nueva" de estos últimos decenios. Digo esto a dades primitivas y las estructuras complejas de la nuestra. Lo que
causa de un tema que me parece fundamental en esta discusión pudo creerse que era un terreno común entre el psicoanálisis y la
sobre el adolescente: las interrelaciones entre Ja familia y el adoles- antropología se reveló como el resultado de una ilusión.
cente. Lo que debe reelaborarse es el complejo .de Edipo en función No puedo dejar de pensar que Jos antropólogos orientan sus
de las investigaciones llevadas a cabo durante estos últimos veinte investigaciones hacia cuestiones que no hallaron solución en Ja or-
años sobre Ja evolución de la familia contemporánea. ganización social en la que ellos viven y cuestionan a las sociedades
El historiador de las mentalidades, Philippe Aries, fue el pri- primitivas sobre aspectos que les resultaría muy difícil admitir en
.. mero que pUso de relieve los caracteres de Ja evolución de Ja familia
en Jos últimos dos siglos. Este autor mostró que a fines del siglo XIX
la suya propia. El propio Lévi-Strauss lo observaba en sus conversa-
ciones con G. Charbonnier, cuando éste lo interrogaba sobre el tra-
y a comienzos del siglo XX la familia moderna se "sustrajo al mun- bajo del antropólogo. Lévi-Strauss reconocía cierta neutralidad res-
do y opuso a Ja sociedad el grupo solitario de los padres y sus hijos". pecto de comportamientos indígenas que en su propia civilización
A mi juicio, este aislamiento del microgrupo familiar explica el des- habrían provocado de su parte vivas reacciones.
cubrimiento del wmplejo de Edipo. La significación de este descu- También soy escéptico cuando nuestros amigos los etnólogos
brimiento consiste menos en la importancia capital de Ja ley y su comparan la crisis de la adolescencia tal como la observamos en
imposición que en la posibilidad de su deformación. nuestra práctica cotidiana con los ritos de iniciación de las socieda-
La ley ya no llega al niño y al adolescente por Ja acción direc- des primitivas.

ISO 151
Maud Mannoni En el libro Soleil Hop;12 se ve en qué consiste la creencia en
las máscaras. Las máscaras de los hopis se llaman katcina. En el mo-
Hemos invitado a un historiador y a una etnóloga para que mento de la iniciación, los adultos al quitarse sus máscaras revelan
arrojaran una luz diferente sobre la cuestión de la adolescencia, ese que eran ellos quienes hacían las katcinas. La creencia infantil
difícil paso de la niñez a la condición de adulto. queda así desmentida en el curso de una ceremonia de prueba; pero
Jean Hébrard, con infinita delicadeza, nos expuso la historia esa creencia continuará existiendo en otra forma durante la edad
de dos muchachos, uno del siglo XVIII y otro del siglo XIX, que adulta.
lograron salir de su desdichada situación. Ambos pertenecían a un Los ritos de iniciación ponen una especie de sello sobre algo
mundo en que la alfabetización era muy reducida: apropiarse de la secreto. Los niños iniciados son personas que ya no están engaña-
lectura cuando uno es pobre y autodidacto no parece cosa fácil. das y que a su vez participan en la mistificación. Los niños, como
Pues no basta con volver a encontrar en los textos las historias con lo recordaba Octave Mannoni, son el sostén de la creencia de los
que uno ha sido arrullado; además hay que poder llegar a ser crea- adultos.
dor del texto que uno lee. La producción del sentido de un texto En nuestra sociedad la mistificación y las medidas vejatorias
obedece a leyes y transgredirlas supone el peligro de ir a parar a la existen ciertamente (en la forma de los exámenes, entre otras). Pero
hoguera. en nuestra cultura no se les dice a los niños que son objeto de mis-
El mérito de Valentin Jamery-Duval consiste en haber com- tificación. No se les dice que el vejamen tiene una finalidad forma-
prendido que era necesario (ahora que ya sabía leer) encontrar un dora. De algún modo ellos mismos por su cuenta deben encontrar
acompañante (en las personas del maestro de escuela y del cura) en la manera de pasar por los desfiladeros de la castración y la manera
su lectura. Leer (al abrigo del delirio) es aprender a interpretar un de abandonar las formas imaginarias de una creencia para abrirse
texto y es también aprender a conservar para uno mismo ciertas a un compromiso por obra de una simbolización. Ese es el trabajo
cuestiones (por ejemplo, las relativas a la realidad de la existencia que"°ealiza el cura de Barbiana con los reprobados del sistema.
de Dios). Lo que Jean Hébrard nos muestra de manera explícita es el
Una oyente nos habló hace un rato del choque de las dos len- hecho de que no basta con aprender a descifrar, hay que aprender a
guas (la lengua vulgar dialectal y la lengua de los maestros). Lo que tratar el sentido, lo cual sólo es posible en virtud de la negación,
me interesó en la historia de Barbiana, esa pequeña aldea toscana la oposición, la rebelión. En toda transgresión aparece en algún
en la que un cura se ocupaba de los reprobados en la enseñanza pú- momento una regla del juego. Lo que tienen en común las historias
blica, es el hecho de que el dominio de la lengua de los maestros {la de estos muchachos es el hecho de que el saber no se da, sino que
lengua enseflada en la escuela) sólo fue adquirida por los niflos a se arrebata y hasta se roba. Hoy en día hemos perdido esta dimen-
partir del momento en que el cura se puso a interrogar con ellos el sión de pasión, de lucha, de partida entablada. Los niños, en 1984,
sistema que produce "los reprobados de que la sociedad tiene nece- no saben lo que van a hacer a la escuela. En cuanto a los adultos,
sidad". Los "reprobados del sistema" llegaron a ser, como se sabe, están desmovilizados y ya no tienen ningún mensaje que transmi-
maestros de escuela revolucionarios: lo que el cura les aportó fue la tirles.
posibilidad de hablar de cosas prohibidas (el sexo, la política). Un Agradecemos a Jean Hébrard y a Ariane Deluz habemos
adolescente decía: "Sólo la lengua nos hace iguales. Un igual es aportado con pasión tantas cuestiones que no son ajenas a los pro-
aquel que sabe expresarse y comprender la expresión de los demás. blemas de nuestro tiempo.
Poco importa que sea rico o pobre, eso cuenta infinitamente menos.
Lo que se necesita es que hable".
Lo que me pareció importante en el trabajo de Ariane Deluz
es el lugar asignado al problema de la iniciación, ese acontecimiento
ritualiza<lo que marca el paso de la niñez al estado adulto. 12 Soleil Hop·~ Pion, 1959.

152 153
Dominique Guyomard aprendí a distinguir los evangelios todo se me dio por sí solo. Cada
Desearía replicar a Pierre David y decirle que escuché con vez que iba a la iglesia adquiría cuatro o cinco palabras". Y luego
enorme gusto las historias contadas por Jean Hébrard. El vínculo continúa refiriéndose a las estrellas. Mira el cielo con su nieto y
está allí, está en el hecho de que lo hayamos escuchado con tanto dice: "Las estrellas tienen todas nombres pero quienes los conocen
placer. Las historias de Antoine Sylvere y de Jamery-Duvalme im- los guardan para sí, como un secreto. Será necesario que vayas a las
presionaron. Las escuché con el placer de los nií'ios que escuchan ciudades en las que se puede aprender todo eso" (siempre esa idea
cuentos. En mi condición de analista me impresionó también la de desplazamiento). "Tú no habrás de tener tierras (efectivamente
cuestión de la violencia y del robo en Toinou. Lo que me parece los padres no tienen tierras), y lo que no quieren decirte habrás de
importante es la existencia de aquel abuelo que dice a su nieto esas -robarlo sin miedo".
palabras portadoras de un destino: "Hay que robar el saber". Ro- Creo que éste es un texto, muy pero muy hermoso que marca
barlo y no ya tan sólo tomarlo. Eso es lo que ha de permitir a Toi- efectivamente lo que se desprende de esta relación con el saber
nou (en virtud de ese robo) pasar de un espacio a otro. Son las pala- cuando el saber se presenta a un adolescente como algo doblemente
bras del abuelo las que en la Legión Extranjera le permitirán a Toi- prohibido (socialmente y en la jerarquía de las edades), como el
nou aprender una lengua, un saber. ¡Es extraordinario! En ese acto saber de los adultos. Tal vez haya abuelos cuya verdadera condi-
de pasar a un saber "robado" hay una especie de inscripción en una ción habría que caracterizar (y ustedes lo harán mejor que yo),
ley enunciada por el abuelo. abuelos que desempeñan curiosos papeles, papeles de orientación
en la demanda o en la creación de la demanda, algo por el estilo.
Ariane De/uz Jacqueline Persini
Debo dar una respuesta también a Pierre David. Creo que no Las tres condiciones que permiten el paso de una cultura de
era éste el lugar de que practicáramos el análisis. En cuanto a lo origen a una cultura de adopción son interesantes:
que usted dice de los etnólogos y de Lévi-Strauss diré que efecti-
vamente miran con bastante calma, en las sociedades que estudian, - Toinou suprime el cuestionamiento que le permitió aban-
cosas que no soportarían en la suya propia. Es una actitud de ele- donar su cultura primera para intentar situarse en la cultura de
mental prudencia. Cuando uno se encuentra en una sociedad que adopción.
conoce un poco mejor, aun cuando uno sea etnólogo, uno reaccio- - Toinou debe dar pruebas de humildad intelectual para ser
na. Yo misma hube de reaccionar ante conductas perversas, pero reconocido en la cultura de adopción.
reaccioné en el contexto de la experiencia que tenía de la socie- - Si no quiere correr el peligro de verse marginado es menes-
dad y de las normas de la sociedad en que me movía. Sin esa expe- ter que recurra a cierta censura.
riencia, no habría podido llegar a la interpretación.
Y cuando la cultura de adopción se presenta en la forma de
lean Hébrard
una escuela o de una asociación psicoanalítica, ¿se puede pensar en
Esta es una discusión muy entrecruzada. En lo que se refiere qué van a parar la supq:sión del cuestionamiento, la humildad inte-
a ese robo del saber, yo quisiera responder simplemente mediante lectual y la censura?
dos pequeí\os textos. Se trata de un abuelo que habla a su nieto y
lo hace de la manera siguiente: "Ese pequeí\o no es más alto que mi Un oyente
bota y ya sabe leer como un notario. Yo, para aprender a leer, Recibir y escuchar es una prueba de humildad. Actualmente
necesité más de diez años y lo conseguí siguiendo la misa en mi estamos encerrados en el discurso psicoanalítico, pero es difícil que
libro. Durante mucho tiempo no comprendí gran cosa y cuando alguien se ponga a hablar de un paciente. Hubo que pedir a un his-

154 155
toriador y a una antropóloga que nos contaran historias muy sim- arena remite al hombre de la arena y "el sueñecito" es el hombre
ples en las cuales podemos reencontramos com_o analistas. de la arena que hace dormir. Es decir, el malentendido. ¿Qué ha
hecho el niño? Tradujo los elementos que le fueron dados a su pro-
Un oyente pio código. A menudo estriban en esto las equivocaciones, los ma-
lentendidos y los fracasos en las comunicaciones entre dos culturas.
¿Qué es lo que caracteriza a las dos narraciones? Tenemos Agradezco a Jean Hébrard esta exposición particularmente
dos biografías que fueron efectivamente reconstruidas en el marco interesante.
de las memorias. Pero lo que me llamó la atención en las trayecto-
rias de estas dos personas es la manera en que se toparon con la cul-
tura y con cierto número de reglas. Esa trayectoria es una trayectoria lean Hébrard
de movilidad social, un itinerario de la voluntad de éxito social, y Y yo le agradezco el haber hecho alusión a Michel de Certeau
usted lo dijo muy bien por lo demás. Luego es interesante ver cómo de quien vuelvo a citar el título de la obra. Las artes de hacer, en la
se configura un modelo que de alguna manera muestra que la activi- cual efectivamente resulta esencial la pareja de conceptos táctica y
dad social es posible (y eso, sin mostrar los fracasos. El segundo estrategia en las apropiaciones culturales. Ese libro me sirvió mu-
punto es el de que en esa busca de la cultura se encuentran obstácu- cho cuando me puse a reflexionar en los casos de esos dos mucha-
los a menudo insuperables. ¿Por qué insuperables? Hay situaciones chos. También tiene usted entera razón al señalar que lo que distin-
en que la movilidad está determinada por todo el grupo. En esas gue a esos dos muchachos es el carácter individual de su aventura.
condiciones y en ese momento el grupo es protector del individuo. Inician completamente solos ese proceso cuando en realidad en
Aquí, en ciertos momentos, tal vez haya menos necesidad de es- otras épocas pudieron observarse desplazamientos culturales masi-
tructuras intermedias. Pero también hay situaciones en las que se vos. Por ejemplo, en la Francia Meridional y en el siglo XIX, entre
trata más del grupo y en las que se crea una posibilidad de movili- 1830 y 1914, la alfabetización de los medios rurales se realiza masi-
dad para el individuo que está solo frente a la cultura. Tengo que vamente. Las poblaciones marchan juntas con estructuras colecti-
hacer dos observaciones sobre este punto : vas que están presentes para ayudarles a dar el paso. Se trata tanto
dél cura como del pastor protestante o del maestro de escuela; pero
- Me refiero a una primera observación leída en de Certeau,
toda la aldea marcha al mismo paso. En los poblados entran los dia-
Las artes de hacer 13 : de Certeau hacía la distinción entre la estra-
rios que sostienen las transformaciones culturales. En cambio, las
tegia, las tácticas y las astucias. Los que dominan una cultura saben
dos biografías que traté de presentarles representan una experiencia
adónde van, tienen una trayectoria, una estrategia personal que es
en la cual la individualidad misma indica la dificultad, el carácter
también familiar y colectiva. Otros no tienen estrategia pero se
singular. Es extremadamente importante advertir bien que si en
desenvuelven mediante tácticas y astucias. Si unos crean situaciones
esos relatos biográficos hay algo que pueda analizarse ello se debe
y las transforman, otros se desenvuelven como pueden con los
justamente a que son casos individuales. Cuando uno trata de tra-
estragos que de ello se siguen. Y precisamente para limitar esos
bajar sobre desplazamientos culturales masivos no ve nada.
estragos recurren a "tácticas y astucias".
No podemos dejar de admitir los desplazamientos masivos,
La otra observación que se me ocurre se refiere al concepto
pues de ellos tenemos cifras estadísticas, como por ejemplo, las ex-
de "mezcla cultural". Se trata de padres que hablan a sus hijos del
puestas en el excelente libro de Furet y Ozouf, Lectura y escritura
"sable y del hisopo". El sable remite al ejército y el hisopo a la igle-
en Francia desde Ca/vino a Jules Ferry; aquí los autores tratan de
sia. Los niños que oyen esto repiten "la arena y el sueñecito"* La
trabajar con los grandes movimientos migratorios de la alfabetiza-
13
Michel de Certeau, L '/nvention du quiotidien: Coll. 11/18. Les Arts ción. Pero trabajan en el nivel de los registros estadísticos y se de-
de Faile. Coll. 10/18.
tienen allí. En cambio, trabajando en casos individuales y paradóji-
* Semejanza de vocablos: en francés Sabre (sable) y Sable (arena);gou- camente creo que se hace realmente lo que llamamos un estudio de
pillon (hisopo) y roupillon (sueño, siesta). [T.]

156 157
casos; es decir, se trata de un enfoque cualitativo de cierto número papel, esos signos dispuestos en un trozo de papel, no tiene sentido
de fenómenos que permiten reconsiderar el enfoque cuantitativo. por sí misma. Para que adquiera sentido se necesita algo más que la
Más o menos en este sentido he trabajado. escritura misma. La escritura implica materiales con los cuales se
puede hacer cualquier cosa. Y ahí está el peligro. El lector está en
Stel/a Baruk peligro cada vez que trata materiales escritos de esa manera, porque
con el mismo material escrito se pueden tener cantidades de senti-
Me pregunto si una de las cuestiones subyacentes más impor- dos diferentes. Pero existe un sentido, nosotros estamos rodeados
tantes en todo lo que se ha dicho no es la cuestión del sentido. ¿No de estructuras de sentido, desde la glosa escolástica hasta la expli-
es la cuestión del sentido la que se plantea de manera aguda en la cación de textos de Lagarde y Michard. Estamos rodeados de es-
vida de los sujetos? ¿No es esa cuestión la que se manifiesta en las tructuras que tienen la función de enseñamos a captar el sentido
historias que usted nos contó, aunque se manifieste de manera ~ife­ correcto, estructuras que son esenciales.
rente según las sociedades? Para los adolescentes la dificultad de Un alumno del bachillerato que pusiera hoy en tela de juicio
ser, ¿no consiste en hallarse en un universo de sentidos que está Ja explicación del texto canónico de Lagarde y Michard tendría una
habitado o deshabitado? Este es un fenómeno que pude comprobar estrategia. Llevaría a cabo una astuta maniobra si en lugar de la
cotidianamente: niños en estado de abandono en lo tocante al sen- explicación canónica introdujera un poco de análisis barthiano con Ja
tido. Me parece esencial esa idea de la garantía del sentido a la que necesaria guiñada dirigida al profesor que tiene delante. Se adverti-
usted se refirió poco antes. ¿No hay una disparidad entre las socie- ría entonces que ese alumno sabe someterse, pero no a cualquier
dades estudiadas por Ariane Deluz y nuestras sociedades en cuanto sentido. Se sometería a otro sentido. Lo que sería completamente
a la relación con el sentido y la garantía de sentido? ¿Y no parece inadmisible en el ámbito social es una interpretación que no se so-
que en las sociedades los conflictos más agudos giran alrededor del metiera a ningún sentido. No sería admisible salvo en el caso de lo
sentido? que se llama efecto de modernidad. ¿Qué es la modernidad en la
cultura? ¿No es un elemento que de pronto es reconocido por un
Jean Hébrard grupo social como algo resueltamente diferente y aceptado como
Voy a hablar de un texto psicoanalítico (una golondrina no tal, es decir, como portador de modernidad? Esto podría replan-
hace verano). Un texto de Freud contiene una idea que me interesó tearse psicológicamente en el nivel de una pedagogía enteramente
mucho (seguramente mal traducida, pero yo leí la versión francesa) corriente. ¿Podría aceptarse el acierto de un niño en una interpre-
y que se llama la sumisión al sentido.* Al considerar la génesis del tación, no como algo que hay que rechazar, sino como una moder-
chiste Freud observa que, para él, hay dos etapas en la relación de nidad? Qué se encerraría aquí? Tal vez habría que volver efectiva-
los niños con los chistes. La primera etapa se caracteriza por el mente las miradas hacia el psicoanálisis en Jo tocante a esta cues-
retruécano, es decir, por el estricto juego de palabras, un juego que tión. ¿No les correspondería a ustedes enumerar y registrar todas
se realiza con los materiales del lenguaje. En la segunda etapa el las modernidades?
o niño se prohibe a sí mismo el retruécano o le es prohibido porque
es asocial, porque es mal recibido en el ámbito social. Entonces el Edith Schwa/berg
niño sustituye el estricto retruécano (para poder hacerlo de todas
maneras) por el chiste, que utiliza el juego de palabras para adquirir Me llamó la atención en el caso de Toinou (Antoine Sylvere)
sentido. Freud tuvo esta idea que me parece extraordinaria, la idea que usted no mencionara las condiciones de su aprendizaje escolar
de la slimisión al sentido, necesaria para que el nmo crezca. La que fueron particularmente horribles. Sus padres lo envían a una
escritura como tal, la escritura que encontramos en un trozo de escuela de "hermanas" que aterroriz~n y hasta torturan a los niños.
El ingreso de Toinou en la escuela está marcado por esa visión
• En El chiste y su relación con el inconsciente, 1905. (T.) infernal de niños de cuatro a siete años que lloran y orinan por to·

158 159
das partes a causa del miedo que le inspiran esas mujeres que pro- cuerdos. Después, lejos de la escuela, de los frailes que le hacen su-
fieren alaridos y que con una varilla les golpean los dedos si no lle- frir toda clase de afrentas, decide huir. Es como si ese rechazo pri-
gan a aprender bastante rápidamente el alfabeto. Luego Toinou mero de la madre y luego del padre (a éste ya no le interesa más su
pasa a estudiar con los "hermanos" de quienes también recibe ma- hijo mayor desde el nacimiento del segundo hijo y no responde a
los tratos. La enseñanza pasa por el tamiz de la ideología clerical ninguna de sus preguntas) le permitiera catectizar el mundo. Enton-
de la época. Lo particular en la historia de Toinou es el hecho de ces se entrega al vagabundeo y sus pasos lo llevan a la casa del
que el deseo de saber haya podido sobrevivir a los vejámenes y a la abuelo ...
perversión de la enseñanza. Si ese deseo de saber continuó siendo
tan agudo ello se debió (como lo hizo notar Dominique Guyomard) lean Hébrard
a que tenía sus raíces en la palabra del abuelo materno, palabra que
actuó como un oráculo. Quisiera responder a su pregunta: "¿Qué desencadena en un
El retrato de Toinou se lee como un cuento y por lo tanto pue- niño las ganas de leer?" citando un texto de las Confesiones de
de ser objeto de una escucha analítica. Se hablaba de avidez. En los Jean-Jacques Rousseau quien dice refiriéndose a la lectura: "No
dos casos evocados los chicos tienen hambre, la familia no come recuerdo haberlo aprendido, me parece que siempre lo supe"' Para
más que pan o sopas de patatas. Pero Toinou está hambriento sobre mí, Rousseau no es un autodidacto. Habría que colocar a Rous-
todo de alimentos de la cultura y husmea sus olores. Aquí se habló seau en el otro terreno y tal vez aquí habría que establecer una
del sentido, pero también está la sensualidad y lo pulsional que en- división en el mundo cultural entre personas que tuvieron que ha-
tran en juego. La gran comida de Toinou es la de la primera comu- cer ese aprendizaje de leer y personas, como lo dice muy bien
nión, pues después de haber comulgado (de haber comido el cuerpo Rousseau, que nunca tuvieron que hacerlo. Habría que considerar,
de Cristo) come una gran cantidad de manjares. Se consideró tam- por ejemplo, a Sartre en Les Mots. Ustedes se acordarán de aquella
bién la cuestión de la sexualidad de Toinou. En el libro está consig- escena fabulosa en la que él se adueña del modo de lectura de su
nado el relato de encantadores amores infantiles; Toinou conoce a madre, un poco también como si nunca hubiera aprendido a hacer-
una nifla de la que se enamora y ella es la que le inculca los prime- lo. ¿Y quién más? Tournier en Le vent parac/et, cuando se paseaba
ros elementos del pudor. Antes Toinou se complacía en explorar por la farmacia de su abuelo y se ponía a descifrar, siendo niflo, las
las zonas genitales y en mostrar sus órganos sexuales. Los chicos extrañas palabras que veía en los frascos de la farmacia. Pero no se
deciden casarse y hacer economías para comprar hijos... trata de la misma situación, aquí no hay nada que robar, ya está
allí. Rousseau tenía la biblioteca de su padre, enorme, repleta de
lean Hébrard novelas, Sartre tenía la biblioteca de su madre y la de su abuelo.
Tournier tenía la farmacia de su abuelo también (siempre los abue-
Tienen cinco años en ese momento. los, obsérvenlo), en tanto que los otros dos no tenían nada de eso.
Los otros dos tuvieron que desarraigarse de algo para desarrollarse.
Edith Schwa/berg Cuando usted habla del horrible aprendizaje de la lectura en el caso
.;,.
Pero en el momento del nacimiento del hermanito todo se del pequeño Antoine Sylvere con aqui:llas hermanas dominicas de
malogra, cuando en realidad ese acontecimiento habría podido Ambert (hay que nombrarlas), que son horribles arpías, él las llama
hacer entrar en juego un saber sobre la sexualidad, sobre el origen "monstruos de anteojos". Dice de su maestra que es un "monstruo
de la vida. Considerado como una persona mayor, Toinou ya no de anteojos". Efectivamente tiene que abandonar ese ambiente. Lo
debe beber leche y sobre todo se ve condenado a acunar sin cesar al que aprendió allí es un modo de lectura que lo mantendría en un
hermanito; ya no puede salir a jugar ni a explorar el mundo, ni co- estado cultural primero. Por mi parte, creo que habría que distin-
nocer a otros. Antaine Sylv~re dice que durante esos años todo se guir dos tipos de alfabetización: una alfabetización que podría lla-
extinguió para él, que todo quedó sumido en la oscuridad, sin re- marse restringida, cuya única función consiste en permitir recono-

160 161
cer los textos canónicos de una civilización (el texto religioso del
siglo XIX en Francia) y una alfabetización abierta, en cambio, que
puede dirigirse a todos los libros. Entonces se ve bien lo que se
crean Antoine Sylvére y Jamery-Duval: la posibilidad de superar la
alfabetización restringida de orden escolar para encaminarse hacia
una alfabetización intelectual real que les pennitiría llegar a todo.
Este acceso a todo es peligroso y es allí donde comienza el proble-
ma del autodidactismo. Pero tenía usted razón al señalar una serie
de otros aspectos que habría que considerar i:lesde un punto de vis-
ta diferente, por ejemplo, el enfoque psicoanalítico.
Un oyente
Las madres de estos dos niños los decepcionaron.
lean Hébrard
Es cierto que las madres no estuvieron a la altura de las cir-
cunstancias. Una de mis colegas, Ségolene Le Men, trabajó con las
ilustraciones de los abecedarios de los siglos XVIII y XIX y en su
tesis muestra lo siguiente : la imagen del frontispicio de los pequefios
abecedarios destinados a los niños entre la revolución y 1960 es de
dos tipos. El primero es la imagen de la educación materna. En ge-
neral. el tema iconográfico es santa Ana que educa a la santa Virgen.
El segundo tipo es la imagen de la educación paterna y el tema es el
del paseo rousseauniano al campo, es decir, el padre que lleva a su
hijo a la naturaleza. Esta colega observó que las educaciones mater-
nales son muy numerosas, pero se encuentran siempre en cartillas
cuyas intenciones pedagógicas son limitadas: conocer las letras, co-
nocer las silabas, saber las oraciones, y eso es todo. En cambio, en
las ed~caciones paternas la apertura al mundo es mayor. Las carti-
llas son mucho más interesantes, en ellas se aprende muy rápida-
mente a leer y luego se despierta el interés por el mundo, esencial-
mente el mundo de las artes y los oficios. Creo que en esta diferen-
cia tenemos bien expresado este doble registro de la educación.

Maud Mannoni
Agradecemos vivamente a Ariane Deluz y a Jean Hébrard.
Creo que los trabajos de esta tarde habrán mostrado el interés que
tiene para todos nosotros una confrontación entre discursos dife-
rentes y la riqueza de intercambios a que puede dar lugar semejante
cotejo.
162
Esta edición se terminó de imprimiren el mes de Noviembre de 2012
en Bibliográfika de Voros S.A., Bucarelli 1160, Buenos Aires.
www.bibliografika.com

~
\\. f RE Uo14
'>~~ •-1

O. Mannoni, A. Deluz,
B. Gibello y J. Hébrard
La Crisis de la Adolescencia
f-:'11 estt' uolumen St' re/Íllen varios de los temas más crw.;i(,t/es en tor-
110 d<! la siempre candente cuestión de la llamada crisis de la adoles-
cencia. 1,p11ede mzalizarse la adolescencia?, ¿hay a.\pectospsicopatoló-
l~icus en la euol11ción de la iuteligencia?, y otros temas de a11tropulopJa
c11 lt11 ral e historia.
La noción de adolescencia plantea muchos problemas. 81 adveni-
miento de la adolescencia supone una quiehra en la evolución , que
induce en el s1~/eto a la producción de mecanismos de df:!/ensa propios
de w1 psicótico "11orma/,,, Cuando un ahorda/e nosogréí:ftco limitado
decodzjica estos mecanismos en el 1í,nico sentido de evolución psicu-
patológica hacia la psicosis, puede ocurrir que estos mecmtismos se
hloqueen forma11do ww estructura de tzpo horderline. t.~-;ta situación
suscita 1111a polénúca: 1,'Cltáles son las condiciones para que este blo-
queo sea deji'r1itivo? ¿ÜI psicosis se dehe a una crisis de adolescenci(,/
mal df:!/h1ida o a una crisis de adolescencia que no ha te11ido lugar
dehido a la fragilidad de las ident(/tcaciones?
Los autores de este interesante volumen son un psicoanalista, 1111
psiquiatra (con influencias de Bion, Freud y PiagetJ, 1111 a11trop6logo
(deformación analítica ) y un historiador que se ha ocupado de cues-
tiones de aprendizaje de la lectura y la escritura.

ISBN 978 - 84 - 7432 - 237 - 8

9 11 788474 11 322378 Código:121113


gedj§f¡

También podría gustarte