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CERRILLO, PEDRO C.

SÁNCHEZ, CÉSAR Literatura con mayúsculas


“Literatura con mayúsculas”,
en Revista OCNOS nº 2, 2006, p. 7-21.
ISSN 1885-446X.

Pedro C. Cerrillo
César Sánchez
Universidad de Castilla-La Mancha

PALABRAS CLAVE: RESUMEN: ABSTRACT:


Literatura Infantil, Educación En este trabajo se presenta un acercamiento al This paper shows an approach to the concept
literaria, Historia y Crítica de la LIJ, concepto de la Literatura Infantil y Juvenil a través of Children’s Literature through a brief diacritical
Destinatarios/lectores. de una breve visión diacrítica desde sus orígenes vision from its origins until today. The article under-
hasta nuestros días, subrayando los usos particu- lines the most characteristic uses of this literature
lares más característicos de esta literatura en cada in each time (didactic, doctrinal, and proselytis-
KEYWORDS: época (didáctico, doctrinal, proselitista…). Además ing). The authors point out the particularities and
Children´s Literature, Literary de señalar sus coincidencias con la Literatura en specific characterization of Children’s Literature
Education, Children´s Literature History general, se pone también de relieve sus particula- and also the coincidences with Adult’s Literature.
and Criticism, Readers. ridades y características específicas, en lo que no This is a new intent to define the characterization
es sino un nuevo intento de delimitar la caracteri- of Children’s Literature (topics, thematic, literary
zación de la LIJ (contenidos, temática, estructura structure, form, editions) and claim the importance
literaria, forma, ediciones…) y reivindicar esta of this literature.
Literatura con mayúsculas.

Desde hace ya unos cuantos años, casi El reconocimiento de la existencia


nadie pone en duda la existencia (tam- de una Literatura Infantil y Juvenil (en
bién la necesidad) de una literatura adelante hablaremos de LIJ) es todavía
expresamente dirigida a los niños, que reciente; en España, ni la ingente labor
tiene en cuenta las especiales caracte- editorial de Calleja a partir del último
rísticas, relativas a las capacidades de cuarto del siglo XIX, ni la importante
recepción de la obra literaria, de los presencia en el mundo editorial del pri-
destinatarios de las obras que en ella se mer tercio del siglo XX de autores como
incluyen. Cuando hablamos de Litera- Antoniorrobles, Elena Fortún, Manuel
tura –como cuando hablamos de pintu- Abril, Mª Teresa León o Salvador Bar-
ra, de música o de arquitectura, ponga- tolozzi fueron suficientes para que se
mos por caso– admitimos, desde hace admitiera y valorara antes la existencia
casi doscientos años, que el estudio, la de una literatura para niños. El reco-
crítica y la investigación son necesa- nocimiento empezó a ser perceptible
rios para valorar y enjuiciar estilos, pe- cuando las editoriales se interesaron,
riodos, movimientos, autores y obras; de manera acusada, por publicar libros
y, sin embargo, durante muchísimo escritos expresamente para el público
tiempo –todavía en cierta medida hoy– infantil y adolescente: de 1970 hasta
las creaciones literarias infantiles han hoy el crecimiento editorial ha sido im-
sido ignoradas por la crítica literaria, la parable, aunque los estudios, la crítica y
historia y la filología; y, cuando se han las investigaciones sobre esta literatura
valorado y enjuiciado, lo han sido con no han tenido, por desgracia –y como
criterios pedagógicos o doctrinales, y antes dijimos–, la misma intensidad.
no literarios. Sobre ello, García Padrino afirma que:
(…) Los primeros intentos de una aunque no podemos olvidar que estuvo
cierta conceptualización básica y las muy condicionada por clarísimas inten- nº 1. 2005
primeras descripciones de este par- ciones didácticas (era, recordémoslo, el
ticular desarrollo histórico parecen Siglo de la Razón); además, las lecturas
corresponder, en general, a sencillos
infantiles no tenían carácter popular,
trabajos que vieron la luz en los años
inmediatamente posteriores al final
sino que se dirigían, como ya había su- 8
de la guerra civil. (García Padrino cedido en siglos anteriores, a los hijos
1992:12) de las clases privilegiadas, tanto social
Por otro lado, la sociedad española ha como económicamente: las colecciones
sabido poco de la LIJ por dos razones, de fábulas de los españoles Iriarte y Sa-
principalmente: la marginación que maniego, escritas por encargo, serían
esta literatura ha sufrido por parte de la un buen ejemplo de ello.
Historia del Arte, la Historia de la Li- Pero, social e históricamente, el con-
teratura, la Crítica Literaria y la Socio- cepto de infancia cambió en ese siglo:
logía, por un lado, y la infravaloración con la aparición histórica de la burgue-
que la propia sociedad, las institucio- sía en Europa (aunque su acceso al poder
nes y los medios de comunicación han no se producirá hasta fines del propio
hecho de ella, por otro. siglo: 1789, tras la Revolución France-
Todo esto, no obstante, no debe ocul- sa), el niño pasó a ser considerado como
tarnos la pequeña gran historia del li- un elemento fundamental de la familia
bro infantil, es decir lo que hubo antes moderna. En este sentido, se le inten-
de ese reconocimiento referido, porque taba proteger y educar, preservándole
libros para niños los ha habido, de una su inocencia y pudor e impidiendo el
u otra forma, con una u otra intención, contacto con el mundo de los adultos: es
desde casi el mismo momento en que como la creación de un “ghetto” protec-
hubo libros; y, en todo caso, los niños tor, en el que tenía mucha importancia
de todo el mundo han sido receptores el proceso de moralización que al niño
de historias, relatos, canciones y reta- se le aplicaba: Rosseau fue quien, sobre
hílas de diverso tipo, desde hace cien- todo desde su Emilio, sentó las bases
tos de años. ideológicas, esencialmente educativas,
sobre y para la infancia. El entendi-
“La primavera” de la literatura miento de la infancia como un periodo
para la infancia diferenciado en la vida de la persona
En el siglo XVIII se extendió la idea que, además, requería una enseñanza
de que los niños eran diferentes de los específica, supuso que se empezaran
adultos y que, por tanto, necesitaban a escribir y a editar libros para niños,
atenciones diferenciadas. Aunque esto aunque, cierto es, que con el fin de que
no se reflejó entonces en la literatura fueran un instrumento didáctico más.
que se escribía para los niños (no ve- De acuerdo a ello, algunos autores se
remos ese reflejo hasta la 2ª mitad del esforzaron en escribir para niños, pero
siglo XIX, con Andersen, los Grimm y de acuerdo a los postulados señalados:
algunos autores de libros de aventuras), didactismo, moralidad, pragmatis-
sí es cierto que, en la Francia ilustrada mo,... Incluso los gobiernos (a través
de aquel siglo XVIII floreció lo que se de algunos de sus ministros) encarga-
ha llamado luego, un poco curiosamen- ban obras para niños: p.e., en España,
te, “la primavera de la literatura para el ministro Floridablanca encargó a
la infancia”, extendiéndose enseguida Iriarte sus famosas Fábulas literarias. A
por toda Europa; fue en ese momento lo largo del siglo proliferaron los libros
cuando la literatura para niños empezó con intenciones pedagógicas: era el si-
a disponer de una relativa autonomía, glo de los “educadores”, quienes, a par-
tir de la mitad de la centuria, abogaron protección de los adultos, sobre todo
nº 1. 2005 en distintos países europeos por nue- en el ámbito familiar. Por eso, durante
vas teorías pedagógicas; así, en Suecia, cientos y cientos de años, los adultos
en 1751, se publicó Cartas de un viejo a han contado a los niños relatos que
un joven príncipe, un libro epistolar del expresan los conflictos del alma in-
9 que es autor Carl Gustav Tessin, tutor fantil, sin eludir la maldad, el castigo,
del pequeño Gustavo, príncipe que te- la fealdad o el miedo, porque también
nía sólo cinco años; en el libro se in- forman parte de su mundo; son rela-
cluyen cuentos maravillosos, fábulas y tos que han estado vivos, muchos aún
reflexiones varias, como clara muestra lo están, en la memoria de los pueblos,
de la corriente didáctica diecioches- transmitidos de generación en gene-
ca de “instruir deleitando”, porque la ración, y recogidos por escrito, en di-
preocupación primordial del siglo no versas versiones, al menos durante los
era entretener y maravillar, sino edu- últimos trescientos años.
car e instruir; algunos autores inten-
taron conjugar ambas pretensiones, Moralejas, doctrinas y lecciones
pero con muchas dificultades y poco La LIJ se ha resentido en exceso de
acierto. El caso más significativo sería, una necesidad “oficial” de comunicar
también en Francia, el de Mme. Le- determinadas enseñanzas, ejemplos,
prince de Beaumont, cuya obra Le ma- valores, moralidades o doctrinas. En
gasin des enfants (1757) es un auténtico España, todavía en 1967, a propósito
acontecimiento histórico para la LIJ: del auge que estaba tomando esta lite-
en él se reúnen historietas morales y ratura, en la revista Bordón se afirmaba
relatos con los que la autora pretendía con rotundidad que en el libro infan-
inculcar a los niños “el espíritu geomé- til no era suficiente la calidad literaria,
trico”, al tiempo que les quería hacer ya que era consustancial al mismo que
súbditos del “imperio de la razón”, por respondiera a “otras obligaciones”:
el que abogaban los ilustrados. Pero en El libro infantil no cumple con tener
el libro no están del todo al margen ni calidad literaria; cuando esté fuera del
la imaginación ni la fantasía, ya que mundo de los pequeños, nace conde-
se insertan algunos hermosos cuen- nado a no leerse, cuando descuide los
imperativos sociales, ha dejado de
tos, entre ellos el titulado “La bella y
cumplir la misión educativa que toda
la bestia”, que luego, por otras razones, comunidad le exige. Existe el peligro,
se ha hecho muy popular; la verdad es cuando el libro es únicamente bello,
que la autora no era muy partidaria de que contribuya sólo a cultivar el buen
ese tipo de historias, sólo en la medida gusto, ejerciendo escaso influjo en la
en que le servían para sus deseos ins- vida moral y social. (Soler 1967:326)
tructivos. Se exigía a la LIJ no sólo capacidad
El didactismo y las tendencias mo- para instruir o adoctrinar, sino que, en
ralizantes se adueñaron casi por com- sí misma, fuera una parte esencial de la
pleto de la literatura que se escribía educación de los niños, despojándola de
para niños en las últimas décadas del los únicos valores que le son exigibles,
XVIII, hasta el punto de que es muy los literarios; esto es algo que no puede
difícil encontrar una sola obra escrita sorprendernos hoy, teniendo en cuenta
para los niños que no se encuadre en las circunstancias históricas y sociales
esa corriente. Pero no podemos olvi- en las que vivió la LIJ hasta hace unos
dar que el mundo de la LIJ es, al me- años. Si leemos las opiniones de algu-
nos en parte, una consecuencia de la nos “modernos inspiradores” de estas
fascinación que el niño ejerce sobre el ideas, como J. Maritain, tendremos la
adulto, aunque también del deseo de confirmación de lo dicho:
El libro infantil nutre la mente se sienten influidos por la hermosu-
con el sentido y el conocimiento de ra espiritual de las almas escogidas.
nº 2. 2006
las virtudes naturales, del honor y la Hasta tal punto que, en una escuela
piedad, de la dignidad del hombre y de suburbios, la mayoría de las ni-
del espíritu, de la grandeza y del des- ñas han preferido la lectura de esta
tino humano, del entreverarse del
bien con el mal, de la `caritas humani
clase de libros a otra cualquiera, y
uno de los libros que mayor éxito ha
10
generis´. (Maritain 1943:68) tenido ha sido el de las “Florecillas
De acuerdo a aquellos postulados y a de San Francisco de Asís”, adaptado a
tales convencimientos, más que nada los niños por Mª Luz Sobral. (Ibarra
doctrinales, la LIJ que se proponía has- 1949:36)
ta hace no tantos años estaba llena de No se conformaban sólo con la lectura
contradicciones (Soler 1967: 328 y ss.): de la biografía, sino que ésta se “adap-
en las primeras edades, al mismo tiem- taba”, y nunca mejor dicho, a las “nece-
po, se recomendaban las composiciones sidades” que los adultos marcaban para
poéticas de raíz folclórica y se excluían los niños en cada caso. Para los niños o
–sorprendentemente– los cuentos po- para las niñas, porque argumentaban
pulares, por el peligro que tenían los que no tenían las mismas “necesida-
relatos que “sobrecogían el alma” de los des lectoras”, al menos a partir de cierta
niños. Para edades un poco más avan- edad:
zadas, se proponía la lectura de textos Las lecturas anteriormente ex-
puestas convienen tanto a los ni-
muy sugerentes y de contrastada cali-
ños como a las niñas. Hasta los doce
dad literaria, como Trampolín y la pájara años, aproximadamente, sus gustos
pinta de Manuel Abril, Pinocho en el fon- son semejantes, pero a partir de esta
do del mar de Salvador Bartolozzi, Color edad van diferenciándose. Para los
de fuego de Camen Kurtz, o El saltamon- niños puede seguirse, graduando
tes verde de Ana María Matute, junto a la según su edad, los mismo géneros;
lectura de las biografías, entre otros, de pero las muchachas necesitan otro
Pío XII, Carlomagno, Blanca de Navarra que, hasta encontrar otro calificativo
o Jaime I El Conquistador, lo que, sin mejor, podríamos llamar `sentimen-
duda, “distanciaba” a los pequeños lec- tal´, en el buen sentido de la palabra.
Son aquellas novelas que desarrollan
tores de unos textos con los que no te-
temas relacionados con su femenina
nían ningún tipo de empatía. Todo esto sensibilidad y ternura, siempre en-
sólo podemos entenderlo en el contex- focándolas en un recto sentido. (Iba-
to de un sistema educativo moralista y rra 1949:39)
doctrinario; la citada revista de peda- Superado el problema de la excesiva
gogía Bordón incluía en su primer nú- dependencia, además institucionali-
mero, aparecido en 1949, un artículo en zada, de la educación y de la moralidad,
el que se hacía una defensa encendida la LIJ tiene hoy otros problemas que,
del valor literario y, claro está, educati- como aquel, repercuten negativamente
vo, de las biografías, siempre que sean en sus componentes literarios. Victoria
las de personajes que pudieran ofre- Fernández, directora de la revista CLIJ
cerse como modelos de una determina- y crítica literaria, ya habló, hace unos
da ideología; no tienen desperdicio las años y con mucha razón, de los peli-
siguientes líneas: gros del “utilitarismo curricular”, que
¡Qué rico filón ofrece el santoral! no es más que el aprovechamiento de la
Las vidas de Santa Teresita del Niño lectura de textos literarios para el cum-
Jesús, Santa Casilda de Toledo, San-
plimiento de objetivos escolares ajenos
ta Isabel de Hungría, San Francisco
Javier y de tantos otros bienaventu- a la propia lectura. Hoy, incluso, pode-
rados, atraen, emocionan y enfervo- mos detectar ciertos “riesgos” de nue-
rizan a los lectores, que fácilmente vos adoctrinamientos, aunque desde
posturas muy diferentes a las de tiem- de saber leer y escribir, los niños par-
nº 1. 2005 pos pasados: desde la defensa militante ticipan de muchas manifestaciones del
del laicismo, del nacionalismo o del fe- folclore literario, formando parte de
minismo, p.e., se pueden comunicar, a la cadena hablada que interviene en la
veces –entiéndasenos bien– actitudes o recepción y, en ocasiones, en la trans-
11 ideas impositoras o excluyentes. misión de obras literarias de tradición
También es preocupante el debili- oral, algunas de las cuales tienen a los
tamiento de la dimensión metafórica y propios niños como principales e, in-
simbólica (Colomer 2000:7 y ss.) de las cluso, únicos destinatarios: cuentos
obras literarias infantiles a favor de maravillosos, nanas, juegos mímicos,
otros elementos que satisfacen más in- oraciones, cuentos de nunca acabar,
mediatamente el objetivo editorial de trabalenguas o adivinanzas.
llegar con un libro a lectores de muchas Estos textos literarios, que le son
edades, como el lenguaje estandarizado o transmitidos al niño pequeño por vía
el vocabulario reducido. Y es que, con de- oral y en un contexto que le es fami-
masiada frecuencia, se nos olvida (algu- liar, son sustituidos –con su llegada a la
nos lo ignoran, incluso otros lo niegan) “cultura oficial”– por otros textos, que
que la LIJ es literatura, con mayúscu- ahora se le dan por una vía distinta, la
las, y que, como tal, debemos valorarla, escrita, y que, en más ocasiones de las
estudiarla y enjuiciarla. La LIJ es una deseables, son el resultado de ciertas
literatura que tiene en cuenta de modo condiciones previas que nada tienen
expreso, cuando se escribe premedita- que ver con la creación literaria en sí
damente, la capacidad del lector para misma: me refiero a la frecuencia con
compartir un lenguaje “especial” que, que “se encargan” obras que traten un
como el literario, se caracteriza por el asunto desde determinado punto de
“extrañamiento”, entendido como pro- vista que se considera “adecuado” para
cedimiento estilístico que permite al el destinatario al que se dirige, y que lo
escritor usar las palabras más allá del expresen –además– con una sencillez
significado con que sustituyen la rea- que, a veces, resulta insultante, porque
lidad designada. Los lectores infanti- son textos completamente triviales.
les y adolescentes, a lo largo de todo el
proceso que suponen los periodos de la La LIJ no es una segregación de
infancia y la adolescencia, tienen nive- la Literatura
les diferentes, que son progresivos, en Las características que pueden ser
su capacidad de comprensión lectora y propias de la LIJ no son ajenas al con-
de recepción literaria, por lo que sería junto de la Literatura; cualquier estu-
comprensible que los textos literarios dio de literatura comparada entre obras
que se les ofrecen se correspondie- infantiles y obras para adultos nos ofre-
ran con esas diferencias, pero sin que ce algunos datos de interés, como que,
ello afectara a su calidad literaria, una en una y en otra literatura podemos
calidad que se escamotea en muchas encontrar estructuras organizativas y
ocasiones en aras de la incomprensible procedimientos estilísticos similares;
necesidad de transmitir textos tan sen- o que en ambas literaturas se suelen
cillos que se convierten en simples y, a reflejar las corrientes sociales y cultu-
veces, ramplones. rales que, en cada momento, predomi-
Con demasiada frecuencia se nos ol- nan. Del mismo modo, en una y en otra
vida que el niño no llega vacío de cultu- literatura se dejan sentir muchas de las
ra literaria a su primer contacto oficial transformaciones y novedades que son
con la Literatura, es decir, cuando ac- fruto de una época y de la sociedad de
cede por primera vez a la escuela. Antes la misma; esto es algo que siempre ha
aparecido como indiscutible en la lite- La Guerra Civil española. Durante
ratura para adultos, pero que la historia esos años trágicos, y con un drástico nº 2. 2006
nos indica que también lo es en la LIJ. uso proselitista de la LIJ, se hicieron
Veamos algunos ejemplos: adaptaciones –¿manipulaciones?– de
Corazón. (Ilustración 1). Igual que cuentos tradicionales a las consignas de
sucede en el conjunto de la literatu- los dos bandos, textos en los que encon- 12
ra adulta italiana de la segunda mitad tramos personajes tan conocidos como
del siglo XIX, también hay libros in- Caperucita Roja, el Patito Feo, Alí Babá,
fantiles italianos que nos informan de Traganiños, en las más curiosas cir-
las ideas sociales imperantes en aquel cunstancias, como se puede comprobar
momento: Corazón (1860), de Edmundo en los siguientes ejemplos.
d´Amicis, es un libro con tales implica- Del lado republicano, sirva como
ciones sociológicas que no podríamos ejemplo El Patito Feo de Andersen
entenderlas sin conocer cómo era la (ilustración 4), publicado por la Edi-
Italia de aquellos años, en la que domi- torial Estrella en 1937, en versión de
naban las ideas liberales consecuencia Antoniorrobles. En él, Antoniorrobles
de lo que allí se llamó “il resorgimen- nos proporciona un claro ejemplo de lo
to”; la permisividad de costumbres y el afirmado, aunque sin querer en nin-
respeto a las libertades individuales gún momento engañar al joven lector
nos ayudan a comprender cómo en el respecto a la autoría del relato, ya que
libro de Amicis (recordemos que es la afirma que el cuento de Andersen ha Corazón (1860)
historia de Marco, que se popularizó sido cambiado de época por él mis- Ilustración 1
tras una serie de televisión de dibujos mo; sin añadir ni quitar personajes
animados) un matrimonio se sepa- del original y sin alterar la secuencia
ra por razones de trabajo, pero siendo cronológica de los hechos, Antonio-
la mujer la que se marcha del hogar (a rrobles realiza un cambio conside-
América) dejando al padre con los hijos rable de la obra con un fin muy claro:
en Italia. presentar a los niños un ejemplo cer-
En Patufet y Celia. En la propia Es- cano a ellos y conocido por la mayoría,
paña, tuvo lugar un fuerte movimiento el Patito Feo, como modelo de niño de
social, que se inició en Cataluña a fines clase humilde, luchador, que sin de-
del siglo XIX y que se extendió por todo jarse engañar ni amedrentar por la
el país hasta los comienzos del XX; por nobleza ni el fascismo, al final encon-
entonces, una revista literaria infantil trará la victoria sobre todos ellos. Ob-
catalana, En Patufet (ilustración 2), puso viando las referencias religiosas con
En Patufet (1904)
especial énfasis en comunicar a los ni- que Andersen escribe su cuento, como
Ilustración 2
ños la necesidad de que, cordialmente, la que hace a la casa del cura como el
se entendieran patronos y obreros, en lugar más lejano hasta donde llega el
una especie de propuesta de igualita- mundo de los patos de aquel corral
rismo democrático que pretendía una –casa que, curiosamente, Antonio-
transformación social pacífica y que rrobles sustituye por la del Alcalde–,
es lo que se estaba viviendo en la so- y expresiones del tipo “Gracias a Dios”
ciedad catalana de aquellos años. Años o “¡Dios mío!”, habituales en el escri-
más tarde, los libros de la serie de Ce- tor danés, Antoniorrobles nos cuenta
lia (ilustración 3), de Elena Fortún, nos la obra prácticamente con el mismo
ilustraron acerca de la sociedad espa- argumento y la misma estructura que
ñola, sobre todo de la vida y costumbres Andersen, pero con un claro mensa-
de la burguesía acomodada madrileña, je de lucha por la igualdad de clases y
en la década de los años treinta del pa- contra el fascismo.
sado siglo. Celia
Ilustración 3
De este modo, los personajes antago- –¡Qué lástima me dan estos patos
nistas son presentados con rasgos pe- incivilizados! Si los patos de clase
nº 1. 2005
yorativos e identificados con las clases elevada se ocupasen de civilizar a los
conservadoras más reaccionarias de la demás, habría más armonía en lagos
y pantanos; pero los patos ilustres se
sociedad1:
13 …patos, pavos y gallos se paseaban
cuidan de apartarse de los silvestres
y de no darles cultura, para que se vea
con desagradable orgullo, conside-
que aún hay clases entre unos y otros.
rándose cada uno lo mejor de su cas-
Afortunadamente, día llegará en que
ta. Eran, en fin, como esos condes y
los patos silvestres se encargarán de
duques que presumen porque vienen
civilizarse por sí mismos.
de condes y duques antiguos.
…sacrificarse por sus hijos la can- O cuando, al ver pasar los cisnes,
saba bastante, lo cual ha sido siempre exclama:
cosa de señoras muy distinguidas, …se adivinaba que era un grupo de
que , aun no teniendo nada que ha- aves selectas, como de profesores que
cer, mandan a los hijos a pasear con iban por el mundo enseñando a los
las ayas,… humildes que debieran unirse y ser
…le consideraba demasiado sil- todos felices en paz, sin la antipatía
vestre y vulgar. ¿Para qué educar a un de los patos privilegiados ni la exis-
pato que parecía, como si dijéramos, tencia de patos incultos y silvestres.
hijo de un obrero, y no del conde de Ésas eran las doctrinas de aquellos
Aguas-Verdes? cisnes que tanto emocionaron al pa-
El Patito Feo (1937) Los jóvenes patos de la granja eras tito feo al pasar sobre el lago.
Ilustración 4 unos estupidillos “pollos-peras” (…). Y como colofón del alegato de Anto-
Todos andaban con mucha presun- niorrobles por el ideal que ha venido
ción, y se saludaban extendiendo un defendiendo, sirva uno de los últimos
ala, porque decían que eso era a la párrafos del cuento:
manera fascista. Y no hacían nada en ¡Qué año de verse despreciado,
todo el día, como buenos señoritos,… cuando aquellos patos orgullosos y
… el pato español, llamado duque fascistas de la granja le creían un pato
del Alba, le dijo un día: silvestre y vulgar!... Ahora verían to-
– (…) Tiene aire de campesino sin dos con envidia que se puede ser de
raza; parece hijo de unos trabajado- joven una modesta ave parda y llegar
res cualesquiera. luego a ser un magnífico cisne que,
Y ante tal ambiente creado por tales como aquellos otros tres del lago, se
personajes, al igual que en el cuento dedicó mansamente y sin vanidad
original, cansado de la marginación y a predicar la unión de los patos y las
la incomprensión, el Patito Feo sale a aves acuáticas del mundo, para que
buscar una nueva vida: no hubiera razas fascistas como las
Prefirió lanzarse a luchar en la vida de la granja, que despreciaban todo
por sí mismo, que no sufrir los des- lo que tuviera aspecto de aves traba-
precios de aquellos patos y pavos fas- jadoras y humildes.
cistas, que no tenían más preocupa- Por otro lado, hablar de LIJ en el ban-
ciones que la de ser elegantes y comer do sublevado viene a ser prácticamente
sin trabajar. sinónimo de LIJ de posguerra, ya que
Y es a partir de entonces, con el patito hasta los años finales de la contienda,
vagando por los mismos lugares que en salvo raras excepciones, no encontra-
el original danés, cuando Antoniorro- mos una labor coordinada y decidida en
bles comienza a proclamar por pico del la creación y edición de literatura para
protagonista los ideales republicanos niños. Posiblemente por el hecho de
1
Todas las citas que hacemos del que quiere transmitir a todos los lecto- centrar todos sus esfuerzos en el campo
texto de Antoniorrobles pertenecen
res, unos ideales a favor de la igualdad, militar, la labor editorial en esta zona
a la edición de la Editorial Estrella, de
1937, en la que las páginas no aparecen la cultura y la educación de todas las no contó al principio de la contienda
numeradas. clases sociales: con una planificación como la llevada
a cabo por distintos organismos oficia- vamos a encontrar al leer la obra: Ca-
les de la II República, caracterizándo- perucita Encarnada. Nueva versión del nº 2. 2006
se más por la dispersión de diferentes célebre cuento dialogado y puesto en es-
y escasas iniciativas privadas de baja cena por la regidora comarcal de prensa y
calidad literaria, como es el caso de El propaganda de Trujillo, camarada Merce-
imperio de los enanitos de Casimiro Diz des Terrones Durán. 14
Lois. Y es que la mayoría de los cuentos La historia, conocida por todos, es
para niños se canalizaron a través de aquí adornada con canciones populares
las revistas infantiles, como la oficial (Caperucita comienza cantando “Esta-
Flechas y Pelayos (ilustración 5), fruto ba la pájara pinta,…”) y con la presencia
de la unión de dos revistas anteriores de una serie de nuevos personajes: un
y resultado de la unificación impuesta hada buena, con la imagen de una Vir-
por el sistema totalitario del General gen, que encarna el bien; un enano dia-
Franco. La línea ideológica y editorial bólico que intenta y consigue engañar a
de estas publicaciones queda patente la niña para que no obedezca a la mamá
en este fragmento con que se abría la ni al hada y vaya por el camino más lar-
edición del primer número de la men- go; y un particular lobo que –además de
cionada publicación oficial el 11 de di- ser la encarnación del mal– es el amo de
ciembre de 1938: todos los enanos, y que –por supuesto–
Aquí tenéis un periódico que os se come a la abuela y a la niña y acaba
enseñará a cumplir con vuestro deber desollado por el cazador.
de pequeños soldados de la FALAN- Hasta aquí, aún con estas alteracio-
GE y de España, y que sabrá, también, nes, pudiera ser más o menos aceptable
divertiros (...). Flechas os saluda hoy,
por tratarse de una escenificación en
con el brazo en alto con el saludo que
todos vosotros debéis hacer constan- la que probablemente habría que dar
temente, en la calle, en la escuela, en cabida a muchos niños para que todos
el paseo, al ver a los Jefes (...). Tenéis participasen. Pero, como el ya mencio-
que llevar siempre la camisa azul y nado cambio de título apuntaba, el sus-
pensar que el fusil y el libro son los trato ideológico del relato es la princi-
más grandes regalos que puedan ha- pal señal de la manipulación a que es
cérsele a un español. (Flechas y Pela- sometido el popular cuento, un sustrato
yos 1938:2) acorde con el pensamiento único y el
También en ese bando los cuentos adoctrinamiento religioso impuestos
populares se utilizaron con fines ideo- por el gobierno de los vencedores. Fi-
lógicos, siendo muy perceptible, ade- jémonos en los siguientes fragmentos:
más, una fuerte influencia eclesiás- cuando el enano le anima a desobede-
tica, que conllevó la identificación, o cer a su madre e ir por el camino más
–al menos– la buena relación, de los largo, Caperucita le responde:
protagonistas con personajes divinos A las niñas que son desobedien-
y religiosos, y la de los antagonis- tes les ocurren muchas desgracias. Y
tas con duendes, enanos y demonios. luego cuando mueren, en lugar de ir
Veamos un ejemplo: una versión de la al Cielo con la Virgen que es tan guapa
popular Caperucita Roja, adaptada al y tan buena y a jugar con el niño Je-
teatro, género de escasa importancia sús, ¡se las lleva el demonio al infier-
en el mundo editorial infantil en esta no, donde no hay más diablillos feos
y negros que las pinchan! (Terrones
época, del que tan sólo encontramos
1939:5)
alguna versión dedicada al uso escolar,
O cuando el cazador rescata del vien-
como la que aquí nos ocupa. Se trata de
tre del lobo a la abuela y a la nieta, la
una edición, aparecida en Cáceres, a
abuela le da las gracias, pero el cazador
finales de la Guerra Civil; ya el título Flechas y Pelayos
las rechaza argumentando:
nos indica el contenido con el que nos Ilustración 5
¡Gracias a Dios, señora Micaela! y de desarrollar sus capacidades, ni en
Todas las cosas buenas que nos ocu- el proceso de construcción de la perso-
nº 1. 2005
rren a Él se las debemos y únicamen- nalidad, ni tampoco en el proceso lec-
te cuando no cumplimos con su Ley tor, y en el que su capacidad connotativa
nos suceden desgracias. (Terrones
es limitada. Es decir, la LIJ se dirige a
15 1939:11)
unos lectores específicos por su edad:
Al final, cuando incluso el enano se
de acuerdo a la teoría de los “polisiste-
arrepiente de haberla engañado para
mas” (Even-Zohar 1978) sería una lite-
que fuese por ese camino, el Hada bue-
ratura “de frontera o periférica”, como
na sorprende a todos con la siguiente
lo son la literatura oral, o la comercial,
intervención:
Bueno, Caperucita, te repito lo di-
o la “rosa”, frente a la literatura “canó-
cho. ¡Hasta la vista! Pero antes de nica”, que ocupa el centro del sistema y
separarme de ti, voy a darte un re- no busca un lector específico. Como casi
cuerdo. (Saca de entre su ropa una todas las literaturas periféricas, la LIJ
caperuza igual a la que lucía la niña se coloca en el lugar del lector, incluso -
en el primer acto, pero azul en lugar –en ocasiones– requiere la interacción
de encarnada, y se la da a la niña). del mismo, como sucede en la literatura
Toma, he visto que perdiste tu cape- de tradición popular (Lluch 2003).
ruza, ahí tienes otra para sustituirla. Precisamente la situación de igual-
(Terrones 1939:15)
dad en que se comunican las obras para
Y, tras las gracias de Caperucita y su
adultos hace posible la convivencia de
reflexión sobre el cambio de nombre
significados distintos y de interpreta-
que ahora tendrá que hacerse por su
ciones similares ante la expresión de un
nueva vestimenta, el Hada le confirma:
modelo, historia, valor, conocimiento,
Efectivamente. Te llamarán “Ca-
perucita Azul”. Y no olvides que el
tendencia, asunto o estilo; algo que no
azul significa obediencia, disciplina, es posible, en la misma medida, en la
sacrificio… amor en fin. (Terrones LIJ, en la que, sobre todo en las prime-
1939:16) ras edades, tiene especial importancia
la figura del mediador adulto (padre/
Sobre los destinatarios de la LIJ y madre, animador, educador, bibliote-
las literaturas periféricas cario o crítico), quien, en muchas oca-
Existen claras diferencias en el desti- siones, como dice Gemma Lluch (1999:
natario de la LIJ y de la literatura gene- 20-27), se convierte en un “agente de
ral, porque en las obras para adultos la transformación”, ya que actúa como
comunicación se produce entre iguales: “primer receptor” del texto literario
autor y lector se comunican un texto en para, en una segunda fase, comprar,
un contexto del que ambos forman par- recomendar o proponer el libro al niño,
te, aunque el tiempo no sea el mismo; quien se convierte, de tal modo, en “se-
ello, no obstante, no impide que ante gundo receptor”. Como mediador, en
un mismo texto pueda haber interpre- la LIJ es esencial, además, la figura del
taciones diferentes. En las obras infan- editor; sobre ella, Jaime García Padrino
tiles, sin embargo, la comunicación se dice (1992:28-29):
produce entre un autor y un lector que La inserción social de la literatura
no son iguales, porque el lector es un infantil y su propia definición como
género, han ido de la mano de una
niño al que escribe un adulto, y porque,
paralela labor dedicada a la edición
además, el lector-niño no siempre elige
de libros infantiles. Desde tan es-
sus lecturas, ya que, sobre todo en las trecha relación, el editor llega a con-
primeras edades, no tiene las condicio- vertirse en mediador decisivo entre
nes necesarias para hacerlo, al ser un el autor y el destinatario. Ese papel,
lector que no ha terminado de madurar presente en cualquier tipo de publi-
cación, toma tonos peculiares en las determinante para la LIJ europea, ya
ediciones dedicadas a la infancia. La que inició, aunque todavía con cierta nº 2. 2006
función editorial orientada hacia la timidez, un camino nuevo en el que los
infancia se convierte, de tal modo, en fines pedagógicos y doctrinales empe-
factor determinante para el acceso de
zaron a perder importancia. De todos
ese público específico a unas obras
literarias, toda vez que la concepción
modos, siguió existiendo el problema 16
del editor sobre las condiciones con- que representaba la consideración de
venientes en ellas puede condicionar la LIJ como Literatura, con autonomía
incluso la actitud creativa del propio artística; sirva como ejemplo la opi-
autor a la hora de afrontar su relación nión del filósofo italiano Benedetto
con los destinatarios infantiles. Croce, quien, a principios del siglo XX,
Todo ello, no obstante, no impide que dijo que el arte para los niños no será ja-
consideremos la existencia de obras más verdadero arte, porque en las obras
“clásicas” en el mundo de la LIJ, enten- infantiles hay elementos extraestéticos.
diendo como tales las que han trascen- Croce olvidaba que no sólo en las obras
dido la época y el contexto en que fueron infantiles había elementos extraestéti-
escritas, e incluso –en ocasiones– , a su cos, porque cualquier obra artística no
propio autor, y han sido aceptadas por la puede ser despojada de las circunstan-
infancia o la juventud de otras épocas. cias históricas y sociales en que se ha
(Elliot, refiriéndonos a los “clásicos” en producido.
general, los definía como las obras que Ante la LIJ, el mundo de la literatura
soportan la responsabilidad de ser leí- de adultos ha mantenido posturas con-
das en otras épocas con sentido y valor trarias; unos han negado su existencia
alegórico). Hoy, millones de personas o su necesidad; otros –en cambio– la
en todo el mundo pueden reconocer la han afirmado con decisión, como Mi-
existencia de obras como La Celestina, guel Delibes (1994:16-17):
El enfermo imaginario, Lazarillo de Tor- El escritor para adultos olvida con
mes o El mercader de Venecia, sin saber frecuencia que los niños son los se-
asociarlas a sus autores; lo mismo su- res humanos con ideas más claras,
cede con obras de la LIJ: Peter Pan, Alicia que sus ideas tal vez no serán mu-
chas, pero están perfectamente de-
en el País de las Maravillas, El soldadito de
finidas. El lenguaje, entonces, de no
plomo o Gulliver, que han abandonado la
tratarse de un lenguaje intrincado y
periferia para colocarse en el centro del conceptista, no constituye un impe-
sistema. dimento para hacernos entender por
ellos... El escritor para adultos que,
Hacia un concepto de LIJ circunstancialmente, se dirige a los
Hoy sigue siendo normal admitir que niños, no tiene por qué poner voz de
hasta los hermanos Grimm (escribie- falsete, ni sacar la `voz de la abuelita’
ron sus Cuentos de la infancia y del hogar para contar un cuento. Hacer esto se-
entre 1812 y 1825) no existió la Litera- ría menospreciar a sus destinatarios
que, de ordinario, suplen su vocabu-
tura Infantil tal y como la entendemos;
lario limitado cuando la historia que
no obstante, como antes dijimos, en el
pretendemos referirles les interesa.
siglo XVIII la Literatura Infantil em-
En ese mismo artículo, Delibes des-
pezó a disponer de cierta autonomía
taca tres notas en la Literatura Infantil:
artística, pero sólo relativamente, ya
tema adecuado, linealidad y brevedad,
que el utilitarismo y el didactismo im-
explicándolas con claridad:
puestos por los creadores ilustrados de El tema no tiene por qué ser sim-
la época condicionaron en gran medi- ple, ñoño ni edulcorado, pero sí ha
da las obras que se escribieron para los de caer dentro de su mundo o excitar
niños. La llegada del Romanticismo fue su imaginación. El tema que elija-
mos no debe dejarlos insatisfechos Pero LIJ no es, ni puede ser, solamente
ni indiferentes, pero tampoco tie- la que es escrita deliberadamente para
nº 2. 2006
ne por qué ser exclusivo para ellos. niños; es también aquélla que, sin tener
Quiero decir que un gran tema para a los niños como destinatarios únicos
un relato infantil será aquel que no
o principales, ellos la han hecho suya
17 sólo encandile a los niños, sino que
despierte en el adulto sus nostalgias
con el paso del tiempo. Sería bueno que
de infancia o sus sentimientos de historiadores, críticos e investigadores
entonces (...) La Literatura Infan- aceptaran una sola denominación para
til que, como hemos dicho, no de- hablar de esta literatura, que evitara la
manda un estilo propio –salvo en el dispersión terminológica que, en oca-
caso de niños de muy pocos años– sí siones, puede provocar confusiones.
requiere una determinada exten- No presentaría problemas insalvables
sión... Al niño, inmerso ya en la admitir la expresión Literatura Infantil
peripecia, debemos facilitarle el ac- (o, más precisamente, Literatura Infantil
ceso hacia el desenlace, puesto que
y Juvenil) para referirse a toda la litera-
le encocora cualquier interrupción,
cualquier ornamento que frene o
tura que se dirige a destinatarios hasta
desvíe su interés. los dieciséis años, aun reconociendo
Pero, ¿qué es la LIJ? El propio térmi- que los dos o tres últimos años de ese
no hace poco más de sesenta años que largo periodo de la vida de la persona,
es usado sin apenas reticencias por la ofrece singularidades muy relevan-
mayoría de críticos y estudiosos. Car- tes, que también afectan a las lecturas;
men Bravo-Villasante, en el prólogo a pero, a cambio, podríamos englobar en
su Historia de la Literatura Infantil Es- un mismo epígrafe una época completa,
pañola (1972:7-9), firmado en mayo de bien es cierto que escolar, que coincide
1957, aunque aparecido dos años des- con la educación obligatoria.
pués, decía: Sus peculiaridades y particularidades
Sólo el título de esta breve histo- se han ido percibiendo y consolidando
ria de la literatura infantil española poco a poco, pero el lenguaje en el que
es posible que haga sonreír a más de se expresa es coincidente con el de la
una persona. ¿Historia de la Literatu- literatura en general. Históricamente,
ra Infantil? De sorpresa en sorpresa, se han representado en la LIJ valores
el que sonríe irá viendo –y su sonrisa (positivos y negativos), de ahí, esa ten-
será menos irónica y más complaci- dencia al adoctrinamiento ya mencio-
da– que los niños también tienen sus
nada. Pero, poco a poco, la LIJ se ha ido
clásicos.
desprendiendo de ella, incorporando,
Luego, en 1961, en el prólogo a la se-
al mismo tiempo, temas actuales y, so-
gunda edición del mismo libro, afirmó:
Ya no es la literatura infantil un gé-
cialmente, importantes: cualquier tema
nero vergonzante y excelentes escri- puede ser tratado, siempre que sea con cohe-
tores y poetas escriben para niños. rencia, ya que el niño necesita un horizonte
La LIJ es, ante todo y sobre todo, li- polícromo, una visión múltiple y abierta del
teratura, sin –en principio– adjetivos mundo. (Mora y Morán 2000:17).
de ningún tipo; si se le añade “infantil” De todos modos, la LIJ ha sido y es –de
o “juvenil” es por la necesidad de deli- algún modo– una literatura susceptible
mitar una época concreta de la vida del de manipulación, debido a la cantidad
hombre que, en literatura, está marca- de versiones, adaptaciones y recreacio-
da por las capacidades de los destinata- nes que de muchos títulos existen. Esto,
rios lectores, y, en menor medida, por que sería impensable –al menos en la
gustos e intereses lectores muy concre- misma medida– en la literatura adulta,
tos, así como por sus posibilidades de no sólo se da en la literatura infantil de
recepción literaria. tradición popular, sino también en la
de autor (antes vimos los ejemplos de bre el resto de los personajes, así como
Caperucita y de El Patito Feo, ambos en que muchos protagonistas son niños o nº 2. 2006
el contexto de la Guerra Civil españo- adolescentes.
la). La historia de la LIJ nos demuestra
que ésta ha sido una literatura con un Sobre la técnica y la estructura
importante componente popular, de literarias 18
ahí que muchas de sus características 1ª. La acción suele estar estructurada
coincidan con las que son propias de la en tres partes: exposición, desarrollo y
literatura de tradición popular, tanto en desenlace, siendo muy breves la primera
lo que se refiere a los contenidos como en y la tercera.
lo que se refiere a las estructuras, las for- 2ª. Esquematismo y ambigüedad en la
mas o los procedimientos técnicos utiliza- localización temporal de los hechos que
dos. Veamos, con un poco más de deta- se narran, lo que provoca una frecuente
lle y con carácter general, cuáles son las extratemporalidad, ya las localizaciones
características más acusadas de la LIJ.2 temporales suelen ser tan amplias como
imprecisas: “Había una vez...”, “Después
Sobre los contenidos de un año...”, “Érase una vez...”
1ª. La frecuente presencia de elemen- 3ª. Esquematismo y ambigüedad en la
tos no normales, lo que provoca una re- localización espacial de los hechos que se
lación inmediata con el paradigma de la narran, lo que provoca algo similar a lo
normalidad, de la que surge un choque reseñado para el tiempo en el punto an-
que provoca la atención inmediata del terior: “En un lugar lejano...”, “En un país
destinatario; de este modo, se pueden remoto...”, “En una misteriosa ciudad”.
explicar los ejemplos de Pantagruel y 4ª. La caracterización de las condi-
Gargantúa, Pulgarcito, El Gato con botas ciones humanas de los personajes suele
o Alicia en el País de las Maravillas, entre ser muy rígida: el bueno es siempre muy
otros muchos. bueno; el malo, muy malo; el feo, muy
2ª. Una tendencia a personificar, y en feo, etc. Estas condiciones humanas tan
general, a humanizar, lo que no es hu- rígidamente marcadas son susceptibles
mano. El ejemplo más significativo es de modificación en el transcurso de una
el de la gran tradición de las fábulas, con misma historia, pero sólo si se dan unas
sus protagonistas animales que tienen circunstancias excepcionales: una vir-
la capacidad de hablar. tud muy destacada del personaje, una
3ª. La ausencia de complicación temá- especial fortuna o intervenciones má-
tica. Sin embargo, sí hay una serie de ele- gicas (de hadas, brujas, merlines, en-
mentos argumentales recurrentes: el viaje cantadores). Este técnica caracteriza-
a través del tiempo, los cambios radicales dora también afecta a los escenarios de
de suerte (casi siempre provocados por muchas obras: “palacio / cabaña”, “cas-
una intervención extraordinaria), el pre- tillo / pocilga”, “mansión/chabola”.
mio al bueno y el castigo al malo, etc. 5ª. Elementalismo y rudimentarismo
4ª. Las historias contenidas en los li- técnicos: escasas, rápidas y breves des-
bros infantiles suelen plantear un con- cripciones y linealidad narrativa. Sir-
flicto externo al que se suele dar solu- va como ejemplo que para indicar que
ción en el propio libro. un lugar está muy lejos, no es necesa-
5ª. Una importante carga afectiva. rio describir prolijamente las razones;
2
6ª. Un cierto simbolismo y frecuente basta con una sencilla repetición: “le- Entiéndase que no se trata de que
cualquier obra de LIJ deba reunir esas
presencia de contenidos fantásticos y jos, lejos, lejos”; en otros casos, igual:
características, sino que cualquier
fabulosos. “se fue andando, andando, andando” estudio de literatura comparada nos
7ª. En cuanto a los personajes, suele (para indicar que anduvo muchísimo); revelaría la presencia de muchas de
haber un protagonista que destaca so- “era pequeño, pequeño, pequeño”, etc. ellas en bastantes obras que son consi-
deradas parte de la LIJ universal.
Con ello, se consiguen efectos inme- 3ª. La extensión de los libros suele
nº 2. 2006 diatos en la comunicación del mensaje ser pequeña o media, normalizándose
que se desea transmitir. conforme los destinatarios son lectores
6ª. Diálogos frecuentes y rápidos. de más edad.
7ª. Uso de estructuras de corte repeti- Hay, además, corrientes de la LIJ que
19 tivo. Normalmente mediante cualquiera tienen una gran importancia para enten-
de estos tres procedimientos: por enume- der una parte del funcionamiento de esta
ración de elementos (lo que conlleva una literatura. Nos referiremos aquí a dos de
ordenación, aunque a veces es caótica, de ellos: el realismo y el humor. En cuanto al
elementos de todo tipo: personajes, ac- realismo, en Europa, a raíz de la primera
ciones, lugares,...); por encadenamiento de edición de Pippi Calzaslargas (1945), y en
elementos (un término final de oración, o España un poco más tarde (hacia finales
final de verso, o final de un grupo de ver- de los años 60 del siglo XX), se consideró
sos aparece al principio de la oración, el que a los niños no podía escamoteárseles
verso o el grupo de versos siguientes); o la realidad, incorporándose a la literatu-
mediante estructuras binarias (bien diá- ra que se les ofrecía temas hasta entonces
logos, bien preguntas y respuestas, en las impensables: la paz, las guerras, el do-
que dos o más voces desarrollan la acción). lor, los conflictos familiares o la muerte
El uso de estructuras repetitivas provoca (aunque ésta ya estaba presente en bue-
que, en el caso de la poesía infantil, sea na parte de la literatura de tradición po-
frecuente la aparición de estribillos. pular, de la que también participaban los
niños de todo el mundo). Pasados unos
Sobre las formas años, se ha podido detectar, sobre todo
1ª. Claridad en la exposición de las en la literatura dirigida a adolescentes y
acciones. jóvenes, una sobreabundancia de realis-
2ª. Sencillez expresiva, tanto léxica mo; quizá ésa sea una de las razones por
como sintáctica. las que han triunfado, recientemente,
3ª. Ritmo muy vivo y ágil, sobre todo obras en las que la fantasía es el elemen-
en los textos en verso. to sustancial: El señor de los anillos, Harry
4ª. En el caso de la poesía, la métrica Potter o Las memorias de Idhun.
de la lírica infantil ofrece unas constan- En lo referente al humor, su presencia
tes que prevalecen sobre cualquier otra: en la LIJ es, en muchas ocasiones, un re-
verso de arte menor, tendencia al aniso- curso para darle la vuelta a la realidad.
silabismo, frecuente uso del octosílabo El humor, entendido como una actitud
y del hexasílabo y rimas reguladas; la ante la vida, es un procedimiento muy
cuarteta, el pareado, la seguidilla sim- eficaz para ayudar a romper esquemas
ple, la redondilla, el romance (y su va- convencionales o situaciones espera-
riante de romancillo) son las agrupacio- bles, por frecuentes –y, a veces– tópicas,
nes estróficas o versales más empleadas. pero también lo es para ayudar a los pe-
queños lectores a ver el mundo de una
Sobre las ediciones manera diferente, para desdramatizar
1ª. Las ediciones de LIJ, sobre todo en ciertos conflictos, para minimizar pro-
los primeros años, van acompañadas de blemas o para enfrentarse a ciertas rea-
profusas ilustraciones que, en ocasiones, lidades de modo diferente al habitual.
cuentan –por sí mismas– la historia.
2ª. Es una literatura en la que los pa- LA LIJ, LITERATURA CON
ratextos tienen una gran importancia, MAYÚSCULAS
orientando, aunque –a veces– pudien- Hace ya unos años, en las conclusio-
do confundir, la elección del libro para nes del III Simposio sobre Literatura
una determinada edad. Infantil y Lectura que, con el título El
canon literario frente a la moda, organizó muy interesantes y sugestivas, pero no
la Fundación Germán Sánchez Ruipé- ser –necesariamente– un texto lite- nº 2. 2006
rez en 1996, se afirmó que: rario. La frontera entre el libro “útil”
La Literatura Infantil y Juvenil y el libro “inútil” debe estar muy bien
es un fenómeno consolidado de co- delimitada en las primeras edades,
municación literaria que posee sus porque el concepto de “utilidad” suele 20
obras clásicas y un marco de expec- asociarse a las tareas escolares, regla-
tativas sobre lo que es una obra diri-
das y obligatorias, con las que el niño
gida a la infancia y a la adolescencia.
El canon de la LIJ debe incluir como “debe” aprender un determinado nú-
rasgo específico la valoración de las mero de conocimientos en cada una de
obras respecto de su capacidad para sus edades.
adecuarse al nivel de comprensión de Cada día que pasa es más necesaria
sus destinatarios y para ayudarles a la creación de un discurso crítico único
avanzar en su comprensión literaria. para la Literatura Infantil, en el que la
Allí mismo se advertía sobre la exce- comunidad universitaria debiera tener
siva escolarización de esta literatura, mucho que decir, y en el que no debiera
que es una consecuencia de uso de esta cuestionarse que la LIJ es Literatura, ni
literatura solo como un pretexto para la que, como tal literatura, la terminolo-
actividad escolar reglada, desprecian- gía literaria debe ser la misma, en todo
do –de ese modo– la relación de gra- lo que se refiere a géneros, canon, con-
tuidad que es obligatoria entre el lector cepto de clásico, historia literaria o re-
y la obra literaria, cuando de la lectura cursos de estilo, sin que ello minimice
de ésta no se desprende nada que vaya las peculiaridades de la LIJ, así como la
más allá del propio acto de la lectura. necesidad de usar, para su estudio, me-
Muchos de los fracasos en la creación todologías afines.
de hábitos lectores provienen de la au- El panorama de la LIJ es, pese a todo,
sencia de una delimitación precisa de mucho mejor que hace unos cuantos
la barrera que separa la “lectura esco- años. Quienes escriben expresamente
lar” de la “lectura literaria”, es decir de para los niños han asumido que ello no
la barrera que separa la obligatoriedad conlleva imitar torpemente su mundo,
de la primera de la voluntariedad de la parafraseando sus expresiones o des-
segunda. Y éste es, probablemente, uno pojando los textos de su capacidad para
de los principales problemas con que se sugerir. La LIJ es ya una literatura que
encuentra, en la actualidad, la LIJ, en lo intenta dirigirse a unos lectores cuyo
que a la relación directa con sus desti- desarrollo no ha finalizado sin renun-
natarios se refiere. ciar por ello a la universalidad de sus
Todos los libros que se ofrecen para mensajes o a la belleza de su lenguaje.
niños no son literatura, lo que no quie- La autonomía artística de esta literatu-
re decir que no puedan ser interesan- ra es la que ha hecho posible que hoy sea
tes. Lo que sucede es que, con el buen considerada como una manifestación
ánimo de crear y fomentar los hábitos literaria plena. Una Literatura con ma-
lectores, solemos tratar como textos li- yúsculas, cuya aportación a la infancia
terarios libros que no lo son, pero que, y a la adolescencia es esencial, no sólo
sin duda, pueden contribuir a “hacer porque es el primer contacto del niño
lectores”: libros-juego, libros-objeto, con la creación literaria escrita y culta,
algunos álbumes, pictogramas, libros sino también porque es un buen recur-
de conocimientos, etc. Un libro sobre so para el desarrollo de la personalidad,
la vida de los animales salvajes puede la creatividad y el juicio crítico.
estar muy bien editado, tener atractivas
ilustraciones y ofrecer informaciones
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nº 2. 2006
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