Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
3 D E B T J I? .C a -O S
ra a ia a . iostructiua moral i i
Pedidlas en todas las
buenas librerías ó á
la casa editorial.
S X J S 0 K .IF C I0 3 S T
ESPAÑA: Samealra. . 2,50 pesetas. EXTRANJERO: Semestre. . . 4 trances.
L a I R a t o n c it a B la n c a
C U EN TO PO R EG ESIP O M O R EAU
fu á ves. teruiaua mía, habla en Fran El caetigo en sí era de justicia, pero el
ca im mal rey llamado Luis X I y un cruel vencedor había obligado & asistir
gentil principe á quien decían Carlitos. al suplicio de su padre á los tres hijos
mientras llegaba dei condenado, y
el tiempo en que se arrepentía an
le llamasen Car te Dios de seme
los VIH . De or jante lujo (le
dinario. el ancia venganza. D i g o
no rey, eulermo (lue se íUTepeu-
y supersticioso, lía. pero no por
reinaba, tembla eso se enmenda
ba y sufría invi ba. Por una in
sible. á la som consecuencia es-
bra de los espe t r a fl a. pero co
sos m u r o s del mún entre la ma
castillo que po yoría de !0B mal
seía en Pleseii- vados, los remor
les-Tours. Pero á dimientos no le
mediados del aito d e s p e rta b a n la
1483. había em Vtiedad, y en lii.s
prendido. casi á momeatos ra i fi
la r a s t r a , una nios en que colo
peregrinación d caba tembloroso
Nuestra Sefic-ra la Imagen d» su
de Clery soste devoción e n t r a
nido por ’Tristlu sí y el fantasma
ITI e r m 11 e, su de Nemours, uno
verdugo, C o 1 ci- de los inocentes
tier. su médico, y hijos del dmiue
F r íi n c i s co eie A R .v S u I.A S r Á C iIS A ;- D R t 'K h V A M i K L I o difunto se con
Paula, BU confe- sumía y m o r í a
.sor. porque el vtejo tirano tenía mucho cii lili calabozo de Plesslz-les-Tours.
miedo & los hombres, á la muerte y á la El castillo era una residencia terrible
justicia divina. ITn recuerdo de sangre, y misteriosa: sus vestíbulos llenos de
el do la muerte de Jiicobo d’Armagnac. guardias, sus patios resplandecientr-s
duque de Nemours, atormejitaba aii de soldados, sus capillas siempre ard'en-
agonía. Este gran vasallo había paga tes, sus puentes levadizos siempre en
do hacía tiempo con su cabeza una ten movimiento, le comunicaban el doble
tativa de rebellón contra .“ U soberano. aspecto de cindadela y de convento. Un
6US grande« salones hablábase bajo y se al escuchar un ligero ruido en los tapi
andaba de puntillas como en un cemen ces; volvió la cabeza, lanzó un grito y
terio, y realnwinte lo era, porque sepul se dejó caer en su butaca, loco de ale
tado« en sus subterráneos gemían cen gría y murmurando con nn suspiro:
tenares de cautivos, unos por haber ha — ¡P o r fin!
blado del rey, otros por haber hablado Sin duda te figurarás, hermana mía.
del pueblo, y otros, la mayoría, por no que la tan deseada Blanquita era algu
haber hecho nada. Cada losa del castillo na noble dama, prima ó amiga del prlii-
podía considerarse como la piedra fú cipito; pero te engañas. Blanquita era
nebre de un ser viviente, y aquel lugar senclUamente una ratoncita de albo co
era donde se criaba, ocioso con un es lor como su nombre Indica, y tan viva
píritu aventurero, sólo con un alma ar que al verla correr hubférase dicho que
diente, el principe Carlos, que á la sazón era un rayo de sol que pasaba; tan gentil,
contaba doce años de edad. ¡Pobre hijo que habría sido bien acogida en tiempo
de rey! En vano buscaba sitio donde (le guerra por Grippeminaud. Rodilard
sus ojos pudieran reposar apartándose 6 Ramlnagrobls. que como sabéle eran
de los horrores que le rodeaban. Un bos unos m llitajotes muy poco dellcado.s.
que verde y fresco ondulaba al pie del Carlos acarició á la linda visitante y la
castillo, pero de las encinas pendían más contempló largo rato con delicia, mien
ahorcados que bellotas. El Loira ser tras que la ratoncita rola una galleta
penteaba rumoroso y alegre en el hori que el niño tenía en la mano. Luego, el
zonte, pero todas las noches revolvía y princlplto juzgó conveniente para su
ensangrentaba sus aguas la justicia del íilgnidad enfadarse un poco, y empezó
rey. Por eso, dsepnés de pasar largo á murmurar con tono grave, pero agra
rato embotando su virgen espada en los dable:
muros, ó deletreando las rojas y azules — ¿Queréis decirme, señorita, qué dt-
mayúsculas de! “ Rosal de las guerras.. bo pensar de vuestro comportamiento?
6 del “ Santo Evangelio,., el nlfio soña ¿Cómo « e entiende? Aquí se os trata
dor. reclinado en ¡a ventana, pasaba el como á una duquesa: he cerrado mis
tiempo contemplando el hermoso cielo puertas á Oliverio el Gamo, cuya fisono
de la Turena y buscando en las cam mía y corte gatuno os molestan: Pico
biantes torma.s de las nubes, ejércitos y de Oro, mi hermoso halcón, está muerto
batallas. de envidia: y vos, ingrata, todas las
Un día. sus gestos y su fisonomía re tardes me abandonáis para correr loa
velaban un aburrimiento menos pronun. campos como un ratón sin ley ni gobier
ciado y menos vagas preocupaciones. El no. ¿Adónde vals así, sin temor ó los
“ Angelus., del mediodía había sonado peligros que os amenazan y sin acorda
ya: su comida matinal, compuesta á pe- ros de mis Inquietudes? ¿A dónde vals?,
tlcióu suya de pastelillos y dulces, le ¡responded!, ¡quiero saberlo!
incitaba inútilmente con sus aromas, y Auque el interrogatorio era apremian
permanecía intacta en la mesa que el te, la pobre Blanquita no respondió una
princlplto golpeaba con impaciencia. L e palabra, como os podéis figurar, pero fi
vantábase de vez en cuando, jadeante jando con aire triste sus inteligentes
de esperanza é inquietud, y aguzando el ojillos en los del niño regañón, arañó
oído repetía: las páginas de un Evangelio que estaba
— ;Ven, Blanquita. ven! El sol de entreabierto encima de la mesa, y puso
rrite el almuerzo, y si tardas ee van á sus sonrosadas patitas sobre estas pala
comer tu parte las moscas. bras: “ Visitad á los presos,.. Carlos se
Y como el olvidadizo convidado no quedó confuso y sorprendido como lee
respondiese á la llamada, el pobre an sucede á los presuntuosos que reciben
fitrión volvía á desolarse y á patalear á una lección en el mismo instante que
más y mejor. De pronto se estremeció creen darla ellos, porque más de una
vez habla o(do coacar cosas extrafias rey está bastante enfermo,, Carlos te
acerca de los habitantes subterr&neos nía fe en esta fórmula, cuyo poder su
de Plesslz-Iee-Tours, y en más de una premo había contrastado muchas veces,
ocasión habla pensado hacer una piado porque recordaba á la gente del ancia
sa peregrinación al encierro de aquel no Luis X I, soldados, cortesanos, carce
Joven d’Armagnac, cuya edad y cuya cu leros Ó criados, que una rabieta de niño
na excitaban especialmente su curiosi
dad y su simpatía; pero el terror que le
Inspiraba su padre le habla contenido
hasta entonces, y ahora se reprochaba
su prudencia como un crimen, y resol
vió expiarlo aquella misma noche. Mi
nutos después del to
que de silencio salló
de su torrecilla, se
guido de un criadit»
portador de una ces-
tilla llena de pan, vi
no y frutas, y hajó á
uno de los patios in
teriores del castillo.
Una compañía de la
guardia escocesa ron
daba por las murallas
á la luz de la luna.
— ¿Quién v iv e t—
gritó una voz ronca y
amenazadora.
— C a r l o s , el del
fín ( 1 ),
— ;No se puede pa-
ear!
Pero Carlos se acer
có al oficial de la ron.
da y dijo dos palabras
a l oído.
— ¡Si es asi, ade
lanté, Monseñor! —
d ijo entonces el m ili
U A R C H A U .W .V L U H D lIA L O í- t O R L A L X 'A S A L I ' Z IIK O R A A X T O R C II.V
tar visiblemente des
concertado.— ¡Pasad y que Dios os pro podía trocarse de repente en un sólido
teja, porque si os descubren soy pordltlo! rencor de rey.
Nuestro héroe empleó con igual éxito El delfín y su paje, guiados por el car
e l mismo sistema para despertar al car. celero, se aventuraron, no sin titubear
«e le ro y desterrar sus escrfipulos. Tal un tanto, bajo una bóveda húmeda y
vez, hermana mía, tendréis curiosidad sombría y por una larga escalera de ca
de saber las mágicas palabras que en racol, cada uno de cuyes resbaladizos
boca del nlfio abatían las espadas y des. peldaños amenazaban una peligrosa caí
corrían los cerrojos; eran estas: “ El da. Todos marchaban alumbrados por
la escasa luz de una antorcha de resina
(IJ DeUln ©rs « l titu lo il«l hijo m Avordol
que medio apagaban á veces los aletazos
rey de Pranoia. de los murciélagos ó las gotas de agua
za del pie del árbol cuando caen. No toiloe lofi monos pnedon colgfirfifi
de la oola, oomo ¿ate qae le llam a monn-
La cola es Utilísima para los monos. araóa y oomo otros de otras especies
i'oii su papá va -luaiilio Y en el agua pone al fln Viento en popa, á toda vela
á jugar con ru tiarquito. el velero bergantín. no corre ya. sino vueia.
lO L E ÍIA V M IP U IX D E L P A D R E D A M IÁ N E N M O L O K A I
madoe en dos Alas y cogidos de la« ma va á los dos vencidos á su grupo, pero
nos. Uno de los grupo« canta: en caso contrario, queda prisionero de
aquel bando, y el Juego continúa asf al
Con ona pLnma eo sombrero
Marcho contra la oiudad;
ternando los doa grupos, hasta que uno
Los niños le han visto á eabailo; de ésto« queda sin chico«.
K l os el que AorriHó las pnertas. Terminemos advirtiendo al lector
que los grabados que ilustran «ate ar
V uno de los chico« más fuertes del ticulo eon reproducciones de pinturas
bando corre y se arroja contra las ma sobre seda hecha« por artistas chinos,
nca de dos de los contrario«, tratando por lo cual parecetn algo raro« y lo son
de romper la fila. S1 lo consigue, se lle en realidad.
PROBLEMAS Y RECREOS
l.ns AI.FILKIIKS
P H O U l.K M \
lüttCas nueve cabezas son nueve cabezas de ra gue puedan coulsrse diez lilas de alfile-
alliler, y se trata de una coga muy sencilla, rea con tres alfileres cada uoa.
Kl problema consiste en prenderlos de mnne-