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Universidad Autónoma de Ba ja California

Dr. Juan Manuel Ocegueda Hernández


Rector

Dr. Alfonso Vega López


Secretario general

Dra. Blanca Rosa García Rivera


Vicerrectora Campus Ensenada

Dr. Ángel Norzagaray Norzagaray


Vicerrector Campus Mexicali

Dra. María Eugenia Pérez Morales


Vicerrectora Campus Tijuana

Dr. Hugo Edgardo Méndez Fierros


Secretario de Rectoría e Imagen Institucional

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Universidad Autónoma de Ba ja California

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Departamento de Editorial
Av. Reforma 1375. Col. Nueva. C. P. 21100, Mexicali,
Baja California, México. Teléfono: (686) 552 1056.
Correo electrónico: editorial@uabc.edu.mx.
Página electrónica: www.uabc.mx.

Coordinación editorial: Laura Figueroa Lizárraga.


Diseño de portada: Yukiko Nishikawa Aceves / Iken.
Formación: Alfredo Santana G. / Iken.
Edición: Yahvé Cruz Hernández.

Estudios sobre el borrego cimarrón en el noroeste de México /


coordinadores: Ricardo Eaton-González, Aldo A. Guevara
Carrizales y Juan Tapia-Mercado ; compiladores: Gorgonio Ruiz
Campos y Jorge Alaníz García – Mexicali, Baja California:
Universidad Autónoma de Baja California, 2017.
234 p. ; 26 cm.

ISBN: 978-607-607-376-6

1. Borrego cimarrón – México. 2. Conservación de la vida silvestre


– México. 3. Especies amenazadas – México. I. Eaton-González,
Ricardo, coord. II. Guevara Carrizales, Aldo A., coord. III. Tapia-
Mercado, Juan, coord. IV. Ruiz Campos, Gorgonio, comp. V. Alaníz
García, Jorge, comp. VI. Universidad Autónoma de Baja California.

QL737.U53 E88 2017

© D. R. 2017 Ricardo Eaton-González, Aldo A. Guevara Carrizales y Juan Tapia-Mercado

Estudios sobre el borrego cimarrón en el noroeste de México

Las características de esta publicación son propiedad de la


Universidad Autónoma de Baja California.
Se puede reproducir parte del contenido de este libro,
siempre y cuando se citen los datos de la obra.

ISBN: 978-607-607-376-6

Hecho en México / Impreso en México.


Made in Mexico / Printed in Mexico.

Las fotografías de este libro —en forros e interiores— son de la autoría


de Aldo A. Guevara Carrizales, excepto las de las páginas 22, 56, 74 y 176,
que corresponden a Rodolfo Espejo Gómez, y 46, de Denny Armenta.

Los autores agradecen a las biólogas Elizabeth Jáuregui García y Alejandra


Flores Vidrio su valioso apoyo en la compilación del material escrito y en la pre-
paración de cuadros y figuras, así como a la M. C. Nadia Fernanda Siordia
González, por la elaboración del material cartográfico que acompaña esta obra.

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COORDINADORES
Ricardo Eaton-González
Aldo A. Guevara Carrizales
Juan Tapia-Mercado

COMPILADORES
Gorgonio Ruiz-Campos
Jorge Alaníz García

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ÍNDICE
GENERAL

Prólogo 8
Felipe Cuamea Velázquez

1
Los inicios de la investigación sobre el borrego cimarrón 10
en la Universidad Autónoma de Baja California (uabc)
Faustino Camarena-Rosales, José Luis Aguilar Rodríguez,
Gorgonio Ruiz-Campos y Jorge Alaníz García

2
Variación morfométrica de cráneos de borrego cimarrón 22
Ovis canadensis cremnobates y Ovis canadensis weemsi
Eva Salmón-Peralta y Roberto Martínez-Gallardo (†)

3
Densidad y composición poblacional del borrego cimarrón 40
(Ovis canadensis) y su relación con el hábitat en el noreste
de Baja California (Cañada Jaquejel y Arroyo Grande), México
Gorgonio Ruiz-Campos, Marcelo Rodríguez-Meráz (†),
Gerardo López, Jorge Alaníz García y Aldo A.
Guevara Carrizales

4
Monitoreo poblacional del borrego cimarrón 56
(Ovis canadensis) en Baja California en el año 2010
Roberto Martínez-Gallardo (†), Jorge Alaníz García, Aldo A.
Guevara Carrizales y Salvador González-Guzmán

5
Evaluación del hábitat del borrego cimarrón (Ovis 74
canadensis cremnobates) en la sierra San Pedro Mártir,
Baja California, México
Mariana Montoya y Roberto Martínez-Gallardo (†)

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6
Estrategia de manejo para el borrego cimarrón 96
(Ovis canadensis cremnobates Elliot, 1903), basada en la
evaluación de los elementos estructurales del hábitat,
en la sierra San Pedro Mártir, Baja California, México
Ricardo Eaton-González y Roberto Martínez-Gallardo (†)

7
Descripción y modelación de hábitat potencial del borrego 120
cimarrón (Ovis canadensis) en La Rumorosa, Baja California
Guillermo Romero-Figueroa, Rigoberto Texis Texis,
E. Alejandro Lozano-Cavazos, Víctor Ortiz-Ávila, Mario A.
García-Aranda y Olivia García Jurado

8
Histología de órganos selectos de borrego cimarrón 144
(Ovis canadensis)
Rebeca Judith González Solís, Olivia M. Tapia-Vázquez,
Roberto Martínez-Gallardo (†), Alfonso de la Mora Valle y
Jorge Alaníz García

9
Hábitos alimentarios del puma (Puma concolor) para 160
comprobar la depredación sobre el borrego cimarrón en
el ejido Licenciado Alfredo V. Bonfil, Baja California Sur,
México
Eiracitlalli Hernández-Del Ángel, Víctor Sánchez-Cordero
y Enrique Martínez-Meyer

10
Impacto del puma (Puma concolor) en la actividad 176
pecuaria del ejido El Bramadero, Baja California
Sergio Ávila Villegas

11
Percepción de la comunidad de la Universidad Autónoma 202
de Baja California (uabc) sobre el borrego cimarrón
(Ovis canadensis), como herramienta en el manejo
integral de la especie
Violeta Anaya Zamora y Roberto Martínez-Gallardo (†)

12
Conservación y manejo sustentable del borrego cimarrón 218
en Baja California
Efraín Carlos Nieblas Ortiz y José de Jesús Domingo
Zataráin González

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Prólogo
Dr. Felipe Cuamea Velázquez1

El borrego cimarrón (Ovis canadensis cremnobates) es una especie emblemática y de


gran valor histórico, cultural y social para los grupos yumanos. Asociado a la cosmo-
gonía de las culturas nativas de esta región, aparece siempre entretejido en historias,
relatos, cuentos y representaciones diversas. Es símbolo identitario de la Universi-
dad Autónoma de Baja California (uabc): en su canto universitario se entroniza en
la frase “cimarrón mi corazón”; encarna valores y aspiraciones que se despliegan
en las camisetas oficiales de los universitarios, con mensajes como “cimarrón con
valores” y “orgullosamente cimarrón”, y hasta en un cartel su silueta acompaña al
siguiente acróstico: Un Auténtico cimarrón Busca siempre la Cima.

Pero también es una especie de gran valor económico, por ser un recurso cine-
gético apreciado a nivel mundial, el cual —por mucho tiempo— fue aprovechado sin
regulaciones ni criterios claramente establecidos. Su importancia radica, además, en
que es parte de la biodiversidad de la región noroeste del país (Baja California, Baja
California Sur, Sonora), por ser una especie única, de gran elegancia y porte, por su
presencia enigmática que asombra y hechiza a quienes tienen la oportunidad de
observarlo en su medio natural.

El presente libro contiene varios atributos que dan cuenta de su relevancia y per-
tinencia. En primer lugar, la cualidad de tener al borrego cimarrón como protagonista
central y objeto de estudio de varias perspectivas integradas: desde cuestiones de
política pública y definición de líneas de investigación, hasta estudios de percepción
e información respecto a la especie. Además del rigor científico de las investigaciones
que se presentan en doce capítulos, los trabajos parten del propósito declarado de ge-
nerar información científicamente válida y útil para el diseño y elaboración de políti-
cas públicas, relacionadas con estrategias y acciones de manejo para las subespecies

1 Profesor-investigadorde la Facultad de Economía y Relaciones Internacionales y miembro del Centro de


Estudios sobre la Universidad (cesu), de la Universidad Autónoma de Baja California (uabc).

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de borrego cimarrón que se estudian en esta obra. Lo anterior es particularmente
relevante a partir de la publicación del programa de manejo del borrego cimarrón en
Baja California y los cambios en la normativa federal, que ahora otorgan a los gobier-
nos de los estados importantes atribuciones en materia de manejo sustentable de
especies protegidas o en veda.

Un tercer elemento a destacar es que los estudios se realizaron en distintas


zonas de los estados de Baja California, Baja California Sur y Sonora; un cuarto aspec-
to, que complementa la visión de integralidad de los capítulos, es que analizan
comparativamente cuestiones relacionadas con la salud de la especie en ámbitos
controlados, como las Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre
(conocidas como uma), donde se realiza el aprovechamiento cinegético.

Otros capítulos analizan y caracterizan el hábitat del borrego cimarrón y cómo


este influye en la distribución y densidad poblacional de la especie en varias zonas
de estudio, lo cual provee insumos importantes para diseñar estrategias de manejo a
partir de los elementos estructurales del hábitat. Además, los trabajos comparativos
aquí presentados permiten establecer con mayor precisión las áreas de distribución
territorial de las dos subespecies (Ovis canadensis cremnobates y Ovis canadensis
weemsi) en la península de Baja California.

Por supuesto, un estudio del borrego cimarrón que contemple su hábitat y que
no arroje información sobre su depredador natural más conocido, el puma, estaría in-
completo. Dos capítulos presentan hallazgos sobre los hábitos alimenticios del puma
y sus efectos depredadores sobre el borrego cimarrón, así como el impacto del felino
en las actividades pecuarias.

Celebro la publicación de este libro, que seguramente propiciará futuras inves-


tigaciones y colaboraciones entre los especialistas, así como la incorporación de
perspectivas complementarias desde otras disciplinas y enfoques, tendientes a
ponderar la relevancia multidimensional del borrego cimarrón desde varios ámbitos,
como el histórico, cultural, social, ambiental y cinegético. Las políticas públicas
de conservación y aprovechamiento —o las que se determinen— deberán estar
sustentadas en información científica, y en la generación de consensos que incluyan
a la diversidad de actores con algún interés declarado sobre la especie.

En todo caso, la conservación del borrego cimarrón será el parámetro de refe-


rencia para cualquier programa, estrategia o acción, en el marco de políticas públicas
pertinentes. El diseño y operación de estas, así como su éxito relativo, dependerán del
impulso de estrategias igualmente relevantes y pertinentes, así como de los incen-
tivos a ofrecer para los actores involucrados. La indiferencia es tan peligrosa como
asumir que cada uno de los interesados tiene la única verdad. Lo importante es no
perder la perspectiva sobre el objetivo último a lograr con la especie.

Mexicali, Baja California, febrero de 2015.

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1
LOS INICIOS DE LA
INVESTIGACIÓN
SOBRE EL BORREGO
CIMARRÓN EN
LA UNIVERSIDAD
AUTÓNOMA DE BAJA
CALIFORNIA (UABC)

Faustino Camarena-Rosales,1 José


Luis Aguilar Rodríguez,2 Gorgonio
Ruiz-Campos1 y Jorge Alaníz García1

1 Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de

Baja California (uabc). (camarena@uabc.edu.mx).


2 Asociación de Biólogos Egresados de la uabc, a. c.

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Camarena-Rosales, Aguilar Rodríguez, Ruiz-Campos & Alaníz García

El borrego cimarrón (Ovis canadensis), una de las especies de interés cinegético más
importantes en el mundo, se distribuye principalmente en los ecosistemas desérticos
y en la zonas de transición con chaparral y bosques de coníferas en la vertiente Pacífico
de Norteamérica. En México habitan tres subespecies: O. canadensis cremnobates
(Baja California), O. canadensis weemsi (Baja California Sur) y O. canadensis mexicana
(Sonora, Chihuahua y Coahuila). En el suroeste de Estados Unidos se encuentra O. ca-
nadensis nelsoni, en estados como California y Arizona.

El borrego cimarrón ha sido objeto de protección desde 1899, cuando el


presidente Porfirio Díaz decretó la veda sobre la especie y dispuso tropas para pre-
servarla. La veda fue levantada en 1964, mediante la aprobación de cacerías ex-
perimentales, que se regularizaron a partir de 1969. Posteriormente, a principios de
1974, el gobierno federal se encargó de administrar el sistema de vigilancia —además
de la organización cinegética—, actividad que continuó hasta 1987, cuando debido
a presiones de clubes y renombrados cazadores se firmó un convenio con el Consejo
Nacional de la Fauna, para que éste se encargara de las expediciones cinegéticas y
de realizar estudios ecológicos del recurso, quedando a cargo del gobierno federal
la función de inspección y vigilancia ecológica, con ayuda de las autoridades locales.

En los años sesenta y ochenta del siglo XX los cazadores independientes y de


clubes nacionales y extranjeros fueron motivados a obtener trofeos de carácter mun-
dial, para formar parte del exclusivo grupo de los grandes cazadores, denominado
Club del Grand Slam del Borrego Salvaje de Norteamérica (North American Wild
Sheep Slam), en el cual se incluye al borrego cimarrón.

En la cacería de borrego se busca a los ejemplares con la cornamenta de mayor


dimensión, la cual se mide siguiendo un sistema de puntaje establecido por algunos
clubes de caza, como Boone and Crockett y Safari Club International. Los borregos
más grandes se distinguen por su capacidad de escapar de sus depredadores natu-
rales, como el puma, e incluso del mismo humano. Por lo tanto, en las expediciones
cinegéticas (con guías, gemeleros profesionales y toda una brigada), después de una
detallada búsqueda en terrenos agrestes y aislados, sólo los cazadores más experi-
mentados pueden lograr una cacería con altos puntajes.

Baja California destaca entre los sitios para cazar borrego cimarrón, por la fama
que se generó entre las décadas de los años setenta y ochenta del siglo XX, cuando
se obtuvieron ejemplares con muy altos puntajes, en comparación con los estados
vecinos, tanto de México como de Estados Unidos (ver cuadro 1). Además, dentro de
las marcas mundiales para borrego salvaje (bighorn sheep), de acuerdo con el Boone
and Crockett Club la cornamenta que ocupó el primer lugar del siglo XX fue obtenida
en Baja California, en 1940, con un puntaje de 205 ⅛, y su cacería se atribuye a un na-
tivo de Estados Unidos. Esta marca sólo ha sido superada por un borrego cazado en
Alberta, Canadá, con un puntaje de 208 ⅜ (Boone and Crockett Club, 2015).

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Los inicios de la investigación sobre el borrego cimarrón en la Universidad Autónoma de Baja California (uabc)

Cuadro 1. Puntuaciones de trofeo de borrego cimarrón registradas por la organización Safari


Club International de 1971 a 1986.

Baja
Rango de Baja Sonora Nevada Arizona Nuevo Utah
California
puntos California México
Sur

190-194 3 — — — — — —
180-189 17 1 — — 1 — —
170-179 46 8 5 4 4 — —
160-169 52 12 6 14 4 1 1
150-159 31 3 7 6 4 1 —

Fuente: Elaborado con base en los datos presentados por Lara (1990).

Desde que se comenzó a cazar borrego cimarrón en Baja California se han reali-
zado observaciones sobre la especie, pero muchos datos se han perdido o no se han
publicado. A pesar de esto, en la década de 1980 la percepción generalizada fue que
hubo una notable disminución del recurso, tanto por una aparente menor frecuencia
en la observación de ejemplares como por la disminución en el puntaje de los trofeos;
por ello, en diciembre de 1990 la Universidad Autónoma de Baja California (uabc)
solicitó al presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, la protección cabal del bo-
rrego cimarrón, especie emblemática por excelencia de esta institución académica.

Así, en 1990 se publica en el Diario Oficial de la Federación un nuevo decreto


para la veda del borrego de Baja California, pero no se incluye a los otros borregos
del desierto que se distribuyen en México, como el que habita en Baja California Sur
(O. canadensis weemsi) y en Sonora (O. canadensis mexicana). Posteriormente la veda
se fortalece, a partir del establecimiento de la Norma Oficial Mexicana (nom) 059,
para especies de flora y fauna silvestre con algún tipo de protección en México (Se-
cretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales [Semarnat], 2001 y 2010). En dicha
norma se considera al borrego cimarrón bajo protección especial.

En el contexto académico, a partir de la década de los años ochenta del siglo XX


la Facultad de Ciencias de la uabc ha realizado diversas investigaciones sobre el bo-
rrego cimarrón, tanto derivadas de la relación con egresados involucrados en la ad-
ministración, inspección y vigilancia de recursos naturales, como relacionadas con la
organización cinegética y los estudios biológicos, particularmente poblacionales. A lo
largo de este texto se relatan sucesos y resultados de las investigaciones realizadas
en las décadas de los años setenta y ochenta del siglo XX.

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Camarena-Rosales, Aguilar Rodríguez, Ruiz-Campos & Alaníz García

Antecedentes

A principios de la década de los años setenta del siglo XX pocos eran los estudios
formales realizados sobre el borrego cimarrón de la península de Baja California; por
ejemplo, durante la temporada de cacería de 1974 se estimó que su población era
entre 4 560 y 7 800 individuos, a partir de observaciones realizadas entre febrero y
marzo (Álvarez, 1976). Para 1975 se calculó que había entre 13 080 y 14 705 ejemplares.
En cuanto a la biología de los organismos, prácticamente sólo se contaba con la
evaluación del contenido estomacal (Sánchez, 1976) y con referencias sobre algunos
aspectos de la biología (Orihuela, 1979), conducta (López & Orihuela, 1976), enferme-
dades (López, 1979), morfometría craneal (Domínguez, 1976), determinación de edad
(González, 1976), entre otras.

Las primeras relaciones

En 1984, biólogos egresados de la entonces Escuela Superior de Ciencias Biológi-


cas de la uabc (hoy Facultad de Ciencias) comenzaron a colaborar en la Secretaría
de Desarrollo Urbano y Ecología (Sedue), dentro del Departamento de Inspección y
Vigilancia, a cargo del biólogo Mario López Fonseca, siendo el biólogo José Luis
Aguilar jefe de la oficina de Aprovechamiento de Recursos Naturales. Posteriormen-
te, Aguilar se encargó del Departamento de Inspección y Vigilancia, y una de sus
funciones era verificar y participar en la medición oficial de las cornamentas de
borrego cimarrón, lo cual hacía con tres colegas, López Fonseca, Jorge Belloc y Carlos
Plata, con la participación de jefes de campo y guías. Además, llevaba el registro de
las piezas cazadas dentro del denominado Programa Especial del Borrego Cimarrón.

Otra de sus funciones era coordinar las actividades de vigilancia y caza de 10


zonas, lo cual incluía desde aspectos administrativos, técnicos, logística y operación,
hasta asuntos legales, como el sellado o la cancelación de permisos de caza. Por otro
lado, durante la temporada cinegética se encargaba de organizar las expediciones,
en las que el cazador junto con su equipo eran trasladados a las áreas borregueras:
se les guiaba durante 10 días por la agreste zona y, si se tenía suerte, el guía —con
apoyo de dos gemeleros— ubicaba machos adultos de gran tamaño, que pudieran
servir como trofeo.

Por lo regular, cada campamento contaba con un guía, dos gemeleros, dos mo-
chileros, jefe de campamento, arriero, cocinero y varios ayudantes. Generalmente
este personal, contratado por Sedue, vivía en áreas cercanas a Loreto y San Ignacio,
Baja California Sur. Cabe destacar que en una temporada se llegaron a establecer
hasta 10 campamentos. Aunque cada expedición pudo constituir una gran fuente
de información, los datos que se obtenían eran muy limitados: casi estaban centra-

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Los inicios de la investigación sobre el borrego cimarrón en la Universidad Autónoma de Baja California (uabc)

dos en que el guía informara sobre el número de organismos observados. Así, en


términos generales, hasta la década de los años ochenta del siglo XX existía poca
información técnica.

En 1985 se incorporó el biólogo Gerónimo Esquinca Cano a la subdelegación esta-


tal de Sedue, y coincidió en la necesidad de contar con un técnico en cada cam-
pamento, para que desde una perspectiva profesional reportara datos en torno
a las cacerías, incluyendo información sobre las condiciones del hábitat, conteos
de organismos observados —por sexo, tamaño, área de localización—, aspectos
ecológicos y de la biología de la especie, así como para obtener muestras para llevar a
cabo estudios biológicos. De esta manera, se asignó un biólogo a cada campamento,
quienes generalmente eran egresados de la Licenciatura en Biología de la uabc, y
adicionalmente participaron dos médicos veterinarios. Cabe destacar que los ca-
zadores y el personal de las expediciones no interpretaron adecuadamente la
actividad técnica realizada por los profesionistas, por lo que en algunos campamentos
se presentaron diferencias, las cuales posteriormente fueron subsanadas a través de
procedimientos administrativos.

A pesar de las dificultades se logró obtener material biológico y datos de cam-


po de dos temporadas de cacería. En la primera temporada, 1985-1986 (noviembre a
marzo), se observaron 1 346 organismos en 10 zonas de cacería, como se muestra en
el cuadro 2 (Aguilar, 1991a), y para la siguiente temporada el número de ejemplares
detectados se incrementó a 2 151 (Aguilar, 1991b). Es importante precisar que la de-
terminación del tamaño poblacional se fundamentó en datos recogidos durante los
recorridos para las cacerías, cuya ruta era definida por el guía, que era experto en
la búsqueda de manadas de cimarrones, y precisamente por su experiencia había
mayor probabilidad de avistar borregos, aunque no se debe olvidar que los animales
andaban libremente en su hábitat.

Cuadro 2. Evaluación poblacional del borrego cimarrón en Baja California, temporada


1985-1986.

Sexo y edad
Organismos Hembras Machos Crías no No
sexadas identificadas
Crías Juveniles Adultos Crías ¼ ½ ¾ 1C 1D
1 346 53 34 735 11 2 18 104 121 150 87 31

Fuente: Tomado de Aguilar (1991).

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Camarena-Rosales, Aguilar Rodríguez, Ruiz-Campos & Alaníz García

La expedición de permisos de caza se fue reduciendo, debido a la disminución del


recurso y a que el tamaño promedio de las cornamentas de los borregos cobrados
era menor, aunque —debido a la experiencia de los guías y gemeleros— las cacerías
seguían siendo exitosas (ver cuadro 3). Cabe mencionar que cazar ejemplares esti-
mados debajo de 168 puntos se consideraba inadecuado para el manejo poblacional.

Cuadro 3. Permisos de cacería y puntuación de trofeos de borrego cimarrón en diferentes


temporadas.

Permisos otorgados para Promedio de puntuación Éxito de las cacerías


Temporada
Baja California en los trofeos (%)

1974 30 161.34 45
1978 1979 105 160.75 88
1979 1980 113a 161.44 82
1980 1981 73 169.21 79
1981 1982 61 166.80 88
1982 1983 73 166.54 75
1983 1984 70 166.77 87
1984 1985 72 168.22 87
1985 1986 73 167.08 86
1986 1987 65 164.57 84
1987 1988 55 168.33 67

Nota: a La cifra incluye los permisos otorgados para Baja California y Baja California Sur.
Fuente: Elaborado con base en los datos publicados por Lara (1990).

Investigaciones en la UABC

Para el procesamiento del material biológico se firmó un convenio de colaboración


entre la Sedue y la uabc; por parte de la primera fue promovido por su delegado,
Gerónimo Esquinca Cano, y el biólogo Luis Aguilar, y por la segunda, por el entonces
director de la Escuela Superior de Ciencias, químico Alejandro Martínez. Con material
recolectado de 10 organismos cobrados se realizó una evaluación histopatológica.
En la investigación participaron los biólogos Olivia Tapia, Elías Torres, Luis Aguilar y
algunos alumnos que prestaban su servicio social, como María Guadalupe Juárez
Márquez, María de Jesús Santos Pizarro, Héctor Valles Ríos, entre otros. Tras analizar los
tejidos de los ejemplares cazados se detectaron problemas de salud por infecciones
en los órganos, y resaltó una baja actividad gamética (Sedue- uabc, 1988).

Como parte del convenio entre ambas instituciones se acordó realizar un estudio
postemporada en las principales zonas borregueras (Sedue- uabc, 1988). Para el tra-
bajo de campo se contó con el apoyo del personal de Sedue en el estado, así como en
la logística para el transporte de alimentos e insumos. Para la investigación, apoyada
por académicos de la Escuela Superior de Ciencias, se contrató como personal técni-
co a varios egresados que habían participado en anteriores temporadas cinegéticas.
Previo al estudio postemporada de 1987 se realizó un taller sobre el borrego cimarrón,

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Los inicios de la investigación sobre el borrego cimarrón en la Universidad Autónoma de Baja California (uabc)

en las oficinas de Sedue de Ensenada y en la Escuela Superior de Ciencias. Posterior-


mente, con la técnica de transectos ajustada a las cartas topográficas, se recorrieron
seis de las principales zonas borregueras del sur del estado de Baja California: Bahía
de los Ángeles (San Borja), Las Flores, Agua de Soda, Paredones, Las Venecas y San Gre-
gorio. Este estudio fue el primero que siguió una técnica sistemática de muestreo y
observación en transectos, con el objetivo de identificar la distribución y abundancia
de los borregos. Es decir, con esta técnica se eliminaban los sesgos derivados de las
búsquedas durante las temporadas de cacería, cuya ruta era determinada por el guía,
quien finalmente sólo se enfocaba en las áreas donde sí había borrego, lo cual pudo
resultar en una sobrerrepresentación de éste. Como biólogos de campo, en el mues-
treo participaron José Luis Cadena, Jaime Morales, Carlos Plata, Víctor Hugo Ávila y
Manuel Flores, coordinados por José Luis Aguilar y con el apoyo logístico de Faustino
Camarena. Después de un intensivo trabajo de campo, se lograron contabilizar sólo
180 organismos (ver cuadro 4):

Cuadro 4. Evaluación poblacional del borrego cimarrón en Baja California tras la temporada
cinegética.

Sexo y edad
Organismos Hembras Machos Crías no No
sexadas identificadas
Crías Juveniles Adultos Crías ¼ ½ ¾ 1C 1D
180 2 7 108 1 4 6 2 11 15 8 16

Fuente: Sedue- uabc (1988).

Cabe destacar que tanto en el estudio realizado por el personal de Sedue como
en el desarrollado entre dicha institución y académicos de la uabc se observaron
las mismas tendencias. Al comparar los resultados con las exploraciones hechas
durante las dos temporadas de cacería anteriores, se registró una disminución de
las poblaciones de borrego cimarrón en Baja California. Por otro lado, se observó
que el número de crías era bajo en relación con el de hembras adultas, por razones
desconocidas. Otro de los aspectos que resaltó fue la baja frecuencia de organismos
adultos. Tanto en la temporada 1986-1987 como en la postemporada destacó que
la mayoría de ejemplares eran hembras (más de 60%); entre 7 y 13% eran crías cuyo
sexo no se identificó, y el resto eran machos. Uno de los problemas identificados
en los estudios fue la cacería ilegal. Con base en los resultados obtenidos en las
investigaciones se emitieron tres principales recomendaciones: 1) vedar la cacería,
2) realizar estudios integrales y sistemáticos, y 3) adicionalmente se remarcó la ne-
cesidad de reforzar la vigilancia (Aguilar, 1991a, 1991b; Sedue- uabc, 1988).

Las continuas críticas en torno a la forma en que la Sedue coordinaba la cacería se


agudizaron, porque fungía como organizador cinegético y a la vez como administrador
del recurso, lo que propició que el Consejo Nacional de la Fauna se hiciera cargo

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Camarena-Rosales, Aguilar Rodríguez, Ruiz-Campos & Alaníz García

de las actividades cinegéticas y de los estudios del borrego cimarrón. Constituida


como asociación civil, esta organización tenía una mesa directiva integrada por
cazadores y organizadores cinegéticos independientes. Entre sus objetivos se incluía
organizar actividades cinegéticas de conformidad con el calendario autorizado, así
como realizar censos y estudios del recurso, incluyendo la evaluación del potencial
reproductivo y los requerimientos de hábitat, entre otros.

La mesa directiva para Baja California, integrada principalmente por cazadores


del estado, se encargó de la organización cinegética para la temporada 1987-1988, en
la que se otorgaron 55 permisos. La presión para que se llevaran a cabo nuevos cen-
sos recayó en el propio consejo, que realizó un estudio, aunque no se publicaron sus
resultados. En ese tiempo se difundieron diversas especulaciones en torno al borrego
cimarrón, y aumentaron las notas periodísticas sobre éste en los medios de infor-
mación, sobre todo en prensa escrita.

El 27 de septiembre de 1990 el Consejo Universitario de la uabc crea la Comisión


Coordinadora de la Defensa del Borrego Cimarrón (Piñera-Ramírez & Rivera-Delgado,
1997), integrada por los directores de la Facultad de Ciencias, M. en C. Faustino
Camarena; del Instituto de Ciencias Agrícolas, M. en C. Melitón Estrada Luna, y del
Instituto de Ciencias Veterinarias, M. V. Z. Carlos Acuña Uscanga, así como por repre-
sentantes académicos, como el M. en C. Ernesto Campos, y alumnos.

Los miembros de la comisión elaboraron una solicitud de veda, que con el apo-
yo de otros académicos, como los biólogos Marcelo Rodríguez y Jorge Alaníz, fue
entregada al presidente de la República —fuera del programa— durante su visita
al campus Ensenada de la uabc, el 19 de diciembre de 1990. Allí mismo, durante la
primera transmisión en vivo con la que se inauguró la entonces Radio Universidad, el
mismo presidente decretó la veda del borrego cimarrón, con el fin de proteger a esta
especie en peligro de extinción. La veda se publicó en el Diario Oficial de la Federación
el 24 de diciembre de 1990.

Del decreto, se puede resaltar que en el artículo segundo se indica:

Se establecerá un equipo de trabajo integrado por la Sedue, el Consejo Na-


cional de la Fauna, la Universidad Autónoma de Baja California, institucio-
nes de investigación y especialistas en la materia, coordinado por la
Dirección General de Conservación Ecológica de los Recursos Naturales, el
cual supervisará el avance de los estudios de poblaciones que se realicen.
Una vez evaluado el estudio a que se refiere el considerando último
del presente instrumento se procederá, si se considera pertinente, al
levantamiento de la veda o a acordar su permanencia (Semarnat, 1990).

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Los inicios de la investigación sobre el borrego cimarrón en la Universidad Autónoma de Baja California (uabc)

Durante 1991 la uabc realizó diversos intentos de acercamiento con las depen-
dencias de gobierno para definir un proyecto que pudiera evaluar la situación de las
poblaciones del cimarrón en el estado de Baja California, pero los resultados fueron
desalentadores.

Finalmente, la Dirección de Fauna Silvestre de la Sedue se comprometió a brindar


apoyo para que la universidad realizara la evaluación de las poblaciones de borrego
cimarrón del estado. Al principio se planteó la posibilidad de realizar un censo aéreo
junto con el terrestre, que se haría utilizando la técnica de transectos convencional-
mente empleada, con base en la experiencia durante el censo postemporada de 1987.

A principios de 1992, el Consejo Nacional de la Fauna y la Sedue, con apoyo del


Bighorn Institute, con sede en Palm Springs, California, Estados Unidos, realizaron un
censo aéreo —en helicóptero— en el norte de Baja California, durante el cual se obtu-
vo el cálculo de 603 organismos en 3 095 kilómetros cuadrados (km2); para el estado
estimaron una población de entre 780 y 1 170 borregos.

En abril del mismo año se realizó un viaje de exploración por la sierra de Cala-
majué, al sur del municipio de Ensenada, con el propósito de levantar un censo
aéreo de la población de borrego cimarrón, a bordo de un helicóptero tripulado por
el texano Lloyd Kolbe, acompañado del biólogo Gonzalo Medina González y Rafael
Rebollar Bustos, funcionarios de Sedue. El helicóptero que los transportaba no regresó
al campamento y las autoridades realizaron una extensa búsqueda, pero no lograron
encontrarlos. Después de la desaparición del helicóptero, el personal de Sedue reini-
ció las conversaciones para firmar un convenio con la uabc.

En cuanto a la metodología, a pesar de que se argumentaba que se requería


realizar censos estacionales considerando la distribución del borrego cimarrón en
el estado, finalmente se estableció que se podría iniciar con el censo terrestre en un
área de 900 km2, durante dos estaciones del año, y se acordaron los términos de
referencia del estudio. El convenio se firmó hasta mediados de 1992; la Sedue se
comprometió a brindar apoyo del personal asignado a Ensenada, así como guías y
vehículos de doble tracción para el trabajo de campo.

Por la uabc, el equipo de trabajo estaba integrado por el biólogo Marcelo Rodrí-
guez, como responsable técnico; el M. en C. Gorgonio Ruiz Campos, como responsable
del programa de muestreo; el biólogo Gerardo López, como responsable de los traba-
jos de campo, y por el biólogo Jorge Alaníz García, encargado de la logística.

Posteriormente se organizó un taller, en el que participaron biólogos y egresados


con interés o experiencia en torno al borrego cimarrón. Algunos de ellos después co-
laboraron como biólogos en el trabajo de campo: Rubén Julio Reyes Aripes, Jorge
Ramírez Acosta, Manelick Ayala Corral, Jaime Morales Sánchez, Alejandro Gerardo
Avendaño, José Luis Cadena Ramírez, Federico Cota Campbell y Jesús Escamilla Váz-
quez. Dicho grupo fue apoyado por Denny Armenta como fotógrafo de campo.

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Camarena-Rosales, Aguilar Rodríguez, Ruiz-Campos & Alaníz García

Para junio de 1992 la uabc ya había integrado los equipos de trabajo, pero se pre-
sentaron diversos problemas para que la Sedue apoyara con personal y vehículos.
Ante dicha situación, un grupo realizó una salida de prospección en el área de Jamau,
pero el vehículo utilizado quedó atascado en un arenal, lo que dificultó el regreso
del equipo de exploración: luego de caminar varias decenas de kilómetros por una
brecha, el grupo regresó al día siguiente.

Este evento ayudó a que la Sedue acelerara la disposición de presupuesto, vehí-


culos y de personal, integrado por guías de primer orden: Antonio Aguiar, Manuel
Davis, Guadalupe Torres y Telésforo Sánchez, quienes debido a su amplia experiencia
en campo hicieron posible la detección de borregos cimarrones durante los
muestreos en las localidades de Cañada Jaquejel y Arroyo Grande. Los resultados de
los muestreos fueron reportados en el informe técnico presentado ante la instan-
cia correspondiente (Rodríguez-Meraz & Ruiz-Campos, 1993), y una síntesis de
las estimaciones de las densidades poblacionales fue publicada por López, Ruiz-
Campos y Rodríguez-Meraz (1995).

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Los inicios de la investigación sobre el borrego cimarrón en la Universidad Autónoma de Baja California (uabc)

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Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología [Sedue]. (1990, 24 de diciembre). Acuer-
do que establece veda del aprovechamiento de la especie borrego cimarrón
(Ovis canadensis) en su subespecie (Ovis canadensis cremnobates), en el Estado
de Baja California, para la temporada 1990-1991, y se prohíbe estrictamente
la caza, captura, transporte, posesión y comercio de dicha subespecie. México:
Diario Oficial de la Federación.
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Especies nativas de México de flora y fauna silvestres- Categorías de riesgo y
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riesgo. México: Diario Oficial de la Federación.

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2
VARIACIÓN
MORFOMÉTRICA DE
CRÁNEOS DE BORREGO
CIMARRÓN OVIS
CANADENSIS
CREMNOBATES Y OVIS
CANADENSIS WEEMSI

Eva Salmón-Peralta1 y Roberto


Martínez-Gallardo (†)

1 Docente de Preparatoria Xochicalco.

(evitasalmon@yahoo.com.mx).

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Salmón-Peralta & Martínez-Gallardo

Introducción

La descripción de las subespecies de Ovis canadensis fue hecha a principios del


siglo XX con base en su distribución geográfica, color y largo del pelaje, tamaño de
los cuernos, dimensiones del cuerpo y algunas medidas craneales (Buechner, 1960;
Cowan, 1940; Shackleton, 1985). Sin embargo, la nomenclatura taxonómica del bo-
rrego cimarrón de Norteamérica, que ha sido utilizada por más de medio siglo (Hall,
1981; Monson, 1980), fue propuesta por Cowan (1940), quien reconoció siete sub-
especies de Ovis canadensis (O. c.): auduboni, californiana, canadensis, cremnobates,
mexicana, nelsoni y weemsi. Cowan (1940) afirmó que existen diferencias significati-
vas en ciertas medidas craneales entre las subespecies cremnobates y weemsi: en el
primero es notoriamente mayor el promedio del ancho del paladar y la longitud de
los dientes posteriores.

Al examinar y comparar medidas de ejemplares de O. c. cremnobates y O. c.


weemsi de diferentes localidades —Arroyo Grande, Matomí, sierra San Juan, sierra La
Asamblea, volcán Las Tres Vírgenes y sierra La Giganta—, Domínguez (1976) concluyó,
por un lado, que no existían diferencias entre dichas subespecies y, por otro, que el
número de muestras había sido insuficiente para determinar su estatus taxonómico
en la península de Baja California.

De las subespecies del desierto, O. c. nelsoni es la más estudiada a nivel morfo-


métrico. Bradley y Baker (1967) encontraron diferencias notables en la anchura
mastoidea de ejemplares del Valle de la Muerte, California, en comparación con los
del sur de Arizona y los del Desert National Wildlife Range (que puede traducirse
como Reserva Nacional de la Vida Silvestre del Desierto), Nevada (los tres sitios en
Estados Unidos [ee. uu.]). Estos autores también compararon a O. c. nelsoni con
las subespecies alopátricas californiana, canadensis, cremnobates y mexicana, y
encontraron diferencias significativas entre la primera y las demás. Asimismo, de
las subespecies estudiadas, identificaron que O. c. nelsoni presentó una divergencia
mayor con O. c. cremnobates (Bradley & Baker, 1967).

Wehausen y Ramey (1993) reevaluaron la taxonomía de las subespecies de borre-


go cimarrón del desierto utilizando ejemplares californiana, cremnobates, mexicana,
nelsoni y weemsi, así como los datos originales de Cowan (1940). Sus resultados
no coincidieron con la taxonomía propuesta por Cowan (1940) y encontraron dife-
rencias significativas dentro de las poblaciones de O. c. nelsoni, así como entre las de
sierra Nevada, ee. uu., y otras regiones, incluyendo la gran cuenca adyacente a ella. Por
lo tanto, homologaron las subespecies californiana, cremnobates, mexicana y weemsi
con la subespecie nelsoni, y sugirieron que O. c. nelsoni era un taxón politípico con
variación regional a nivel morfológico y genético (Wehausen & Ramey, 1993).

Por tal motivo, el presente estudio retomó la aplicación de técnicas morfométri-


cas en el análisis de la variación inter e intrasubespecífica del borrego cimarrón pen-
insular, para conocer con precisión sus límites de distribución y —de esta manera—
enfocar los esfuerzos de conservación y manejo.

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Variación morfométrica de cráneos de borrego cimarrón Ovis canadensis cremnobates y Ovis canadensis weemsi

Métodos

Se examinaron 70 cráneos de ejemplares machos de borrego cimarrón peninsular,


los cuales se encontraban depositados en las colecciones mastozoológicas del
Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (ib-unam) y
de la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno, así como en depósitos particulares. Se con-
sideraron los ejemplares que contaban con información relevante para la realización
del presente trabajo, como localidad y fecha de recolección.

Las medidas craneales examinadas (ver figura 1), fueron:


1. Ancho del cóndilo exoccipital (ace). Amplitud de la parte exterior del cóndilo
exoccipital.
2. Ancho de la cicatriz del paladar (acp). Amplitud de la parte más delgada de la
cicatriz del paladar.
3. Ancho del maxilar (am). Distancia entre las protuberancias maxilares del cráneo.
4. Longitud de la serie de dientes del maxilar (lsdm). Tomada desde el extremo
anterior del alveolo del premolar uno (pm1) hasta el extremo posterior del alveolo del
molar tres (m3).
5. Longitud total del cráneo (ltc). Tomada desde el extremo anterior de los huesos
premaxilares hasta el extremo posterior de la placa supraoccipital.

Figura 1. Vista ventral del cráneo de Ovis canadensis, donde se muestran las medidas tomadas
a cada ejemplar.

ACE

ACP LTC

AM

LSDM

Fuente: Modificado de Hall (1981).

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Salmón-Peralta & Martínez-Gallardo

Los cráneos fueron medidos con un vernier a un nivel de precisión de 0.01 milí-
metros (mm), excepto su longitud total, cuyo nivel de precisión fue 1 mm (las medidas
se expresan en mm).

Los datos se procesaron mediante estadística descriptiva y multivariada; la últi-


ma sólo constó de análisis de funciones discriminantes. Los análisis se realizaron con
el paquete estadístico statistica v4.5 (1993).

COMPARACIÓN MORFOMÉTRICA ENTRE LAS SUBESPECIES O. C. CREMNOBATES Y


O. C. WEEMSI

Para rectificar la clasificación taxonómica de los ejemplares y detectar variables diag-


nósticas para distinguir subespecies se realizó un análisis de funciones discrimi-
nantes, en el que se consideraron tres grupos:
• Ovis canadensis cremnobates (occ): 36 ejemplares.
• Ovis canadensis weemsi (ocw): 11 ejemplares.
• Incorrectamente clasificados (ic): 23 ejemplares.

Los grupos se definieron con base en la concordancia entre la localidad de reco-


lección, la subespecie asignada y el ancho de la cicatriz del paladar del ejemplar. Los
grupos occ y ocw cumplieron con estos tres criterios, mientras que el grupo ic no
cumplió con alguno de ellos.

La distribución de las especies se basa en el decreto de veda de diciembre de


1990, el cual considera que O. c. cremnobates se encuentra en Baja California y O. c.
weemsi en Baja California Sur.

A diferencia de otros estudios, se tomó en cuenta el ancho de la cicatriz del


paladar, debido a que se observó una notoria diferenciación entre los cráneos de las
subespecies.

COMPARACIÓN MORFOMÉTRICA DE O. C. CREMNOBATES EN LA PENÍNSULA DE BAJA


CALIFORNIA

El análisis de funciones discriminantes se realizó para identificar si existían diferen-


cias morfométricas craneales entre los ejemplares con respecto a las localidades,
para —de esta forma— evidenciar la variación dentro de la subespecie O. c. cremno-
bates. Las localidades y el número de individuos (n), fueron:
A. Sierra San Pedro Mártir, Arroyo Grande, Matomí, San Matías y El Rosario,
Baja California (n = 25).
B. San Luis Gonzaga, Puertecitos, sierra La Asamblea y Bahía de los Ángeles, Baja
California (n = 16).
C. San Gregorio, Santa Rosalía y Loreto, Baja California Sur (n = 11).

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Variación morfométrica de cráneos de borrego cimarrón Ovis canadensis cremnobates y Ovis canadensis weemsi

COMPARACIÓN MORFOMÉTRICA DE O. C. WEEMSI EN LA PENÍNSULA DE


BAJA CALIFORNIA

Con el mismo objetivo, también se realizó un análisis de funciones discriminantes en


cráneos de la subespecie O. c. weemsi, de localidades norteñas (n = 8) y sureñas (n = 10).

Resultados

ESTADÍSTICA DESCRIPTIVA DE O. C. CREMNOBATES Y O. C. WEEMSI

Se observó que los valores del ancho del cóndilo exoccipital (ace), ancho del maxilar
(am), longitud de la serie de dientes del maxilar (lsdm) y longitud total del cráneo
(ltc) son similares entre estas subespecies, mientras que los valores del ancho de la
cicatriz del paladar (acp) presentan una evidente variación (ver cuadros 1 y 2), por lo
que las subespecies cremnobates y weemsi se pueden diferenciar en dos grupos (ver
figura 2).

Cuadro 1. Media (m), desviación estándar (de) y valores mínimo y máximo (Mín.-máx.) de los
52 ejemplares de O. c. cremnobates.

Medidas craneales M DE Mín.-máx.

ace 62.86 3.352 51.46-69.42


acp 14.99 2.137 11.88-20.24
am 97.57 4.394 88.59-110.35
lsdm 90.89 3.123 83.57-98.80
ltc 290.90 8.042 277.00-312.00

Fuente: Elaboración propia.

Cuadro 2. Media (m), desviación estándar (de) y valores mínimo y máximo (Mín.-máx.) de los
18 ejemplares de O. c. weemsi.

Medidas craneales m de Mín.-máx.

ace 62.94 2.841 56.70-66.79


acp 10.23 1.478 6.80-11.81
am 96.34 3.914 89.34-102.53
lsdm 90.07 3.510 82.35-97.50
ltc 290.83 10.489 275.00-318.00

Fuente: Elaboración propia.

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Salmón-Peralta & Martínez-Gallardo

Figura 2. Valores mínimo, máximo y promedio de las medidas craneales para cada subespecie.

100

80

60
mm
40 ace
acp
20
am
lsdm
0
O. c. weemsi O. c. cremnobates

Fuente: Elaboración propia.

ESTADÍSTICA DESCRIPTIVA DE O. C. CREMNOBATES

Se observó que los valores mínimo, máximo y promedio de las cinco medidas cra-
neales de los ejemplares de O. c. cremnobates (ver cuadros 3, 4 y 5) de las diferentes
localidades de estudio fueron muy similares entre sí (ver figura 3).

Cuadro 3. Media (m), desviación estándar (de) y valores mínimo y máximo (Mín.-máx.) de los
19 ejemplares de O. c. cremnobates de la localidad A.

Medidas craneales m de Mín.-máx.

ace 63.18 2.214 59.94-66.75


acp 14.84 2.066 12.44-18.02
am 98.23 4.883 83.57-95.96
lsdm 91.37 3.138 83.57-95.96
ltc 289.87 8.389 279.00-311.00

Fuente: Elaboración propia.

Cuadro 4. Media (m), desviación estándar (de) y valores mínimo y máximo (Mín.-máx.) de los
11 ejemplares de O. c. cremnobates de la localidad B.

Medidas craneales m de Mín.-máx.

ace 62.85 3.899 54.19-67.87


acp 15.62 2.578 12.14-19.98
am 97.29 3.032 93.48-102.80
lsdm 90.11 3.029 85.70-94.59
ltc 291.00 7.861 279.00-303.00

Fuente: Elaboración propia.

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Variación morfométrica de cráneos de borrego cimarrón Ovis canadensis cremnobates y Ovis canadensis weemsi

Cuadro 5. Media (m), desviación estándar (de) y valores mínimo y máximo (Mín.-máx.) de los
22 ejemplares de O. c. cremnobates de la localidad C.

Medidas craneales m de Mín.-máx.

ace 62.66 3.791 51.46-69.42


acp 14.81 2.008 11.88-20.24
am 97.27 4.677 88.70-106.52
lsdm 90.93 3.210 86.43-98.80
ltc 291.52 8.160 278.00-312.00

Fuente: Elaboración propia.

Figura 3. Valores mínimo, máximo y promedio de las medidas craneales de O. c. cremnobates


de cada localidad.

120

100

80

mm 60

40 ace
acp
20
am
0 lsdm
A B C
Fuente: Elaboración propia.

ESTADÍSTICA DESCRIPTIVA DE O. C. WEEMSI

Se identificó una gran similitud entre los valores mínimo, máximo y promedio de las
medidas craneales de ejemplares de O. c. weemsi del norte y del sur de la península
de Baja California (ver cuadros 6 y 7, y figura 4).

Cuadro 6. Media (m), desviación estándar (de) y valores mínimo y máximo (Mín.-máx.) de los
8 ejemplares de O. c. weemsi del norte de la península de Baja California.

Medidas craneales m de Mín.-máx.

ace 63.97 2.092 61.90-66.79


acp 9.92 1.811 6.80-11.31
am 97.20 4.126 92.23-102.53
lsdm 90.12 3.668 85.71-97.5
ltc 292.50 7.289 285.00-305.00

Fuente: Elaboración propia.

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Salmón-Peralta & Martínez-Gallardo

Cuadro 7. Media (m), desviación estándar (de) y valores mínimo y máximo (Mín.-máx.) de los
10 ejemplares de O. c. weemsi del sur de la península de Baja California.

Medidas craneales m de Mín.-máx.

ace 62.11 3.186 56.70-66.14


acp 10.47 1.197 8.30-11.81
am 95.96 3.810 89.34-101.02
lsdm 90.03 3.577 82.35-94.49
ltc 289.50 12.730 275.00-318.00

Fuente: Elaboración propia.

Figura 4. Valores mínimo, máximo y promedio de las medidas craneales de O. c. weemsi del
norte y del sur de la península de Baja California.

100

80

60
mm
40
ace
acp
20
am
lsdm
0
Norte Sur

Fuente: Elaboración propia.

COMPARACIÓN MORFOMÉTRICA ENTRE LAS SUBESPECIES O. C. CREMNOBATES Y


O. C. WEEMSI

Al realizar el análisis de funciones discriminantes se encontró que todos los ejem-


plares pertenecientes a los grupos occ y ocw fueron correctamente clasificados; en
cuanto al grupo ic, 15 fueron identificados mediante el análisis como O. c. cremno-
bates (occ), y 8 como O. c. weemsi (ocw).

El análisis mostró que existen diferencias significativas entre las dos subespecies
(Lambda de Wilks = 0.48454; F aprox. = 14.893; G. L. = 3, 42; p = < 0.0000) (ver cuadro 8).

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Variación morfométrica de cráneos de borrego cimarrón Ovis canadensis cremnobates y Ovis canadensis weemsi

Cuadro 8. Distancia de Mahalanobis y valor p asociado a la distancia entre los centroides de


cada subespecie.

Subespecie O. c. cremnobates O. c. weemsi

O. c. cremnobates — 0.000002
O. c. weemsi 6.252807 —

Nota: Los valores por encima de la diagonal se refieren al valor p y los valores por debajo de la diagonal a
la distancia de Mahalanobis.
Fuente: Elaboración propia.

Al realizar el análisis se calculó una variable canónica (vc), en la cual se concentra


100% de la variación. Para esta variable, el carácter más discriminante entre subes-
pecies fue el ancho de la cicatriz del paladar (acp), seguido de otros caracteres que
contribuyeron en proporciones similares: el ancho del cóndilo exoccipital (ace) y el
ancho del maxilar (am) (ver cuadro 9).

Cuadro 9. Importancia de los caracteres en el análisis de funciones discriminantes en las subes-


pecies de borrego cimarrón peninsular.

Carácter vc

ace 0.25361
acp -1.02339a
am -0.14078

Notas: Coeficientes estandarizados de la función discriminante. a Carácter con mayor contribución a la


función discriminante.
Fuente: Elaboración propia.

COMPARACIÓN MORFOMÉTRICA DE O. C. CREMNOBATES ENTRE LOCALIDADES DE LA


PENÍNSULA DE BAJA CALIFORNIA

No se encontraron diferencias significativas en los cráneos de O. c. cremnobates (Lamb-


da de Wilks = 0.91213; F aprox. = 0.42352; G. L. = 10, 90; p = < 0.9318) (ver cuadro 10).

Cuadro 10. Distancia de Mahalanobis y valor p asociado a la distancia entre los centroides de
O. c. cremnobates de cada localidad.

Localidad A B C

A — 0.897763 0.851660
B 0.189313 — 0.695410
C 0.302402 0.550140 —

Nota: Los valores por encima de la diagonal se refieren al valor p y los valores por debajo de la diagonal a
la distancia de Mahalanobis.
Fuente: Elaboración propia.

31

libro cimarron UABC 2016 boc25.indd 31 20/04/17 8:50 a.m.


Salmón-Peralta & Martínez-Gallardo

Se calcularon dos variables canónicas (vc1 y vc2); la primera (vc1) explicó alrede-
dor de 73% de la variación. Para vc1, la longitud de la serie de dientes del maxilar (lsdm)
y el ancho de la cicatriz del paladar (acp) fueron los caracteres más importantes. Para
la segunda variable (vc2), los caracteres más relevantes fueron la longitud total del
cráneo (ltc) y el ancho del cóndilo exoccipital (ace) (ver cuadro 11).

Cuadro 11. Importancia de los caracteres en el análisis de funciones discriminantes de


O. c. cremnobates.

Medidas craneales vc1 vc2

ace 0.140284 -0.551002


acpz -0.729096 -0.432761
am 0.299531 -0.431613
lsdm 0.785770 0.217107
ltc -0.546966 0.797080

Nota: Coeficientes estandarizados de la función discriminante.


Fuente: Elaboración propia.

La gráfica de las dos primeras variables canónicas muestra que existe un eviden-
te traslape entre las localidades (ver figura 5).

Figura 5. Representación gráfica de las dos variables canónicas(vc1 y vc2).


3.5
3
2.5 A ( ) = sierra San Pedro
Mártir, Arroyo Grande,
1.5
Matomí, San Matías y
1 El Rosario, Baja California
Variable canónica 2

0.5
B ( ) = San Luis Gonzaga,
0
Puertecitos, sierra La
-0.5 Asamblea y Bahía de los
-1 Ángeles, Baja California

-1.5
C ( )= San Gregorio, Santa
-2 Rosalía y Loreto, Baja
-2.5 California Sur
-4 -3 -2 -1 0 1 2 3
Variable canónica 1

Fuente: Elaboración propia.

COMPARACIÓN MORFOMÉTRICA DE O. C. WEEMSI ENTRE LOCALIDADES DE LA PENÍN-


SULA DE BAJA CALIFORNIA

No se encontraron diferencias significativas en los cráneos de O. c. weemsi (Lambda


de Wilks = 0.81080; F aprox. = 1.7501; G. L. = 2, 15; p = < 0.2074) (ver cuadro 12).

32

libro cimarron UABC 2016 boc25.indd 32 20/04/17 8:50 a.m.


Variación morfométrica de cráneos de borrego cimarrón Ovis canadensis cremnobates y Ovis canadensis weemsi

Cuadro 12. Distancia de Mahalanobis y valor p asociado a la distancia entre los centroides de
O. c. weemsi de cada localidad.

Localidad 1 2

1 — 0.208402
2 0.945062 —

Nota: Los valores por encima de la diagonal se refieren al valor p y los valores por debajo de la diagonal a
la distancia de Mahalanobis.
Fuente: Elaboración propia.

Se calculó una variable canónica (vc1), la cual explicó 100% de la variación. Para
esta variable (vc1), el ancho del cóndilo exoccipital (ace) y el ancho de la cicatriz del
paladar (acp) fueron los caracteres más importantes (ver cuadro 13).

Cuadro 13. Importancia de los caracteres en el análisis de funciones discriminantes de


O. c. weemsi.

Carácter vc1

ace 0.973865
acp -0.723449

Nota: Coeficientes estandarizados de la función discriminante.


Fuente: Elaboración propia.

Discusión

Como se mencionó en el apartado Métodos, este trabajo se realizó con ejemplares


depositados en colecciones específicas, por lo que la muestra fue limitada para cada
subespecie y localidad.

La muestra más grande (n = 52) fue de O. c. cremnobates, debido a que 70% de los
permisos de cacería de las temporadas 1964 a 1990 fueron otorgados al estado de
Baja California (Pérez-Gil, Jaramillo, Muñiz & Torres, 1991), y porque algunos ejemplares
de las temporadas 1974 a 1980 fueron depositados en colecciones mastozoológicas.
Esta proporción en el tamaño de la muestra ha sido notoria en otros trabajos sobre
morfometría de borrego cimarrón del desierto (Cowan, 1940; Wehausen & Ramey,
1993), donde la muestra de la referida subespecie también fue mayor.

En los trabajos sobre morfometría los ejemplares de estudio se separan por ca-
tegorías de edad, y para el análisis morfométrico comparativo se prefiere examinar
adultos, debido a que estos individuos están completamente desarrollados, lo que
—por ende— disminuye la variabilidad ontogénica (Vargas, 1992). Para este estudio se

33

libro cimarron UABC 2016 boc25.indd 33 20/04/17 8:50 a.m.


Salmón-Peralta & Martínez-Gallardo

trabajó principalmente con adultos, sobre todo machos, porque los ejemplares de bo-
rrego cimarrón depositados en las colecciones mastozoológicas son machos obteni-
dos como trofeo de caza, lo cual conlleva que la cifra de hembras sea sumamente baja.

Las medidas craneales consideradas en el estudio no fueron las comúnmente


utilizadas en los trabajos sobre morfometría de borrego cimarrón (Bradley & Baker,
1967; Cowan, 1940; Domínguez, 1976; Wehausen & Ramey, 1993): más bien fueron
resultado de la revisión de 102 ejemplares depositados en la Colección Nacional de
Mamíferos del ib-unam, es decir, se eligieron los caracteres craneales que se po-
drían medir en la mayoría de los ejemplares, debido a que había cráneos incompletos
y mandíbulas solas. Cabe mencionar que el único carácter que presentó diferencias
morfométricas aparentes fue el ancho de la cicatriz del paladar (acp), el cual no había
sido considerado por los autores arriba señalados.

Mediante el análisis de funciones discriminantes se confirmó que los ejem-


plares de los grupos occ y ocw habían sido correctamente registrados. De los 23
ejemplares Incorrectamente clasificados (ic), el análisis permitió definir a cuál de
las dos subespecies consideradas en el presente estudio (occ u ocw) pertenecían: 15
ejemplares fueron identificados con el grupo occ y 8 con el grupo ocw.

De los cinco caracteres examinados, el único que explicó las diferencias encon-
tradas entre las subespecies fue el ancho de la cicatriz del paladar (acp), el cual es
significativamente mayor en O. c. cremnobates, por lo que se consideró un carácter
robusto para la identificación de las subespecies.

Estos resultados son similares a los de Cowan (1940), quien reportó por primera
vez la variación morfométrica craneal entre las subespecies cremnobates y weemsi,
afirmando que el promedio del ancho del paladar y la longitud de los dientes poste-
riores eran significativamente mayores en weemsi; sin embargo, los datos que in-
cluyó en sus cuadros muestran lo contrario.

En 1993, Wehausen y Ramey señalaron que los resultados de Cowan (1940) no


eran válidos, debido a que utilizó ejemplares de diferentes edades y a que el tamaño
de muestra que empleó para cada subespecie fue muy reducido (O. c. cremnobates = 7;
O. c. weemsi = 3). Sin embargo, la conclusión a la que llegaron Wehausen y Ramey
(1993), quienes homologaron a las subespecies californiana, cremnobates, mexica-
na y weemsi con nelsoni, no es del todo válida, porque ellos trabajaron con una mues-
tra de 57 ejemplares de cremnobates y de 5 ejemplares de weemsi —considerando
para la última subespecie un tamaño de muestra similar al de Cowan (1940)—;
es decir, la diferencia en el tamaño de la muestra de las subespecies pudo haber
afectado el resultado de su trabajo.

En el presente estudio, el tamaño de la muestra de O. c. cremnobates fue 52 ejem-


plares, y de O. c. weemsi, 11, siendo el primer trabajo sobre morfometría de borrego ci-
marrón que presenta el tamaño de muestra más grande para la subespecie weemsi.

34

libro cimarron UABC 2016 boc25.indd 34 20/04/17 8:50 a.m.


Variación morfométrica de cráneos de borrego cimarrón Ovis canadensis cremnobates y Ovis canadensis weemsi

Así, debido a que la diferencia entre el tamaño de muestra fue menor, los resultados
de esta investigación son confiables.

Los hallazgos de Domínguez (1976) muestran igualdad entre los ejemplares de


Arroyo Grande, Matomí, sierra San Juan, sierra La Asamblea, volcán Las Tres Vírgenes y
sierra La Giganta, por lo que concluyó que no había diferencias entre las subespecies
y que el material de estudio había sido insuficiente para determinar su estatus taxo-
nómico en Baja California. Esto se debe a que Domínguez no encontró diferencias
morfométricas en los cráneos e ignoró que en la parte media de la península de Baja
California probablemente concurren las dos subespecies.

Con respecto a la variación dentro de las subespecies, no se encontraron diferen-


cias morfométricas craneales significativas entre las localidades de estudio de O. c.
cremnobates y O. c. weemsi, lo cual corrobora que los resultados del análisis son co-
rrectos y que el ancho de la cicatriz del paladar (acp) es un carácter confiable y robusto
para identificar subespecies.

Una vez clasificados correctamente los ejemplares, se precisaron los límites de


distribución geográfica para cada subespecie: en función de los registros obtenidos,
O. c. cremnobates se distribuye desde San Matías, Baja California, hasta Las Tres Vír-
genes, Baja California Sur (ver figura 6). O. c. weemsi se distribuye desde San Matías,
Baja California, hasta sierra El Mechudo, Baja California Sur (ver figura 7).

Figura 6. Mapa de distribución de O. c. cremnobates.


32º 0’0”

BAJA
Ensenada CALIFORNIA

San
Felipe

El Rosario
30º 0’0”

SONORA
Bahía de los
Ángeles

Guerrero
28º 0’0”

Negro
BAJA
CALIFORNIA Santa Rosalía
SUR
26º 0’0”

Loreto

OCÉANO
PACÍFICO

La Paz
24º 0’0”

N
0 50 100 150 200

Kilómetros

- 116º 0’0” - 114º 0’0” - 112º 0’0” - 110º 0’0”

Fuente: Elaboración propia.

35

libro cimarron UABC 2016 boc25.indd 35 20/04/17 8:50 a.m.


Salmón-Peralta & Martínez-Gallardo

Es importante mencionar que, con base en los análisis realizados, se determinó


que uno de los ejemplares de la localidad de Loreto, Baja California Sur, pertenecía
a la subespecie cremnobates. Lo anterior sugiere que tanto las poblaciones de O. c.
cremnobates como de O. c. weemsi probablemente se encuentran en un proceso
de dispersión, de norte a sur y de sur a norte, respectivamente, por lo que la zona
comprendida entre la bahía de San Luis Gonzaga, Baja California, y Santa Rosalía, Baja
California Sur, podría considerarse un área de confluencia de las dos subespecies,
la cual resulta de vital importancia para el estudio del borrego cimarrón, porque se
supone que allí ambas subespecies se encuentran sometidas a las mismas presiones
de selección y, por ende, podrían llegar a establecer intergrados. Debido a lo anterior,
es de suma importancia la correcta identificación de los ejemplares cobrados durante
las cacerías.

En el Programa de conservación de la vida silvestre y diversificación productiva en el


sector rural 1997-2000 se contempló la creación de santuarios para borrego cimarrón
en los estados de Baja California Sur y Sonora. Sin embargo, con base en los resultados
de este trabajo, se considera que el santuario debería establecerse desde el área de
Bahía de los Ángeles hasta la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno, debido a que en esta
zona se encuentran ambas subespecies y se podrían llegar a establecer intergrados.

Figura 7. Mapa de distribución de O. c. weemsi.


32º 0’0”

BAJA
Ensenada CALIFORNIA

San
Felipe

El Rosario
30º 0’0”

SONORA
Bahía de los
Ángeles

Guerrero
28º 0’0”

Negro
BAJA
CALIFORNIA Santa Rosalía
SUR
26º 0’0”

Loreto

OCÉANO
PACÍFICO

La Paz
24º 0’0”

N
0 50 100 150 200

Kilómetros

- 116º 0’0” - 114º 0’0” - 112º 0’0” - 110º 0’0”

Fuente: Elaboración propia.

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Variación morfométrica de cráneos de borrego cimarrón Ovis canadensis cremnobates y Ovis canadensis weemsi

Conclusiones

Existen diferencias morfométricas craneales significativas entre las subespecies O.


c. cremnobates y O. c. weemsi.

El carácter morfométrico craneal más importante para la determinación de las


subespecies O. c. cremnobates y O. c. weemsi es el ancho de la cicatriz del paladar
(acp), que tiene mayor tamaño en la primera subespecie.

No existen diferencias morfométricas craneales entre los ejemplares de ca-


da subespecie.

En el periodo de estudio, el área de distribución de O. c. cremnobates llegaba ha-


cia el sur hasta Las Tres Vírgenes, Baja California Sur, mientras que la de O. c. weemsi
se extendía al norte hasta el valle de San Matías, Baja California.

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3
DENSIDAD Y
COMPOSICIÓN
POBLACIONAL DEL
BORREGO CIMARRÓN
(OVIS CANADENSIS) Y
SU RELACIÓN CON EL
HÁBITAT EN EL NORESTE
DE BAJA CALIFORNIA
(CAÑADA JAQUEJEL
Y ARROYO GRANDE),
MÉXICO

Gorgonio Ruiz-Campos, Marcelo


Rodríguez-Meráz (†), Gerardo
López, Jorge Alaníz García y Aldo A.
Guevara Carrizales1

1 Investigadores del Laboratorio de Vertebrados de la

Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma


de Baja California (uabc). Ensenada, Baja California,
México. (gruiz@uabc.edu.mx).

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Ruiz-Campos, Rodríguez-Meráz, López, Alaníz García & Guevara Carrizales

Introducción

El borrego cimarrón (Ovis canadensis) se distribuye en la península de Baja California,


México, desde la sierra La Giganta (al norte de bahía La Paz, Baja California Sur) hasta
el límite internacional con los Estados Unidos de América (Monson & Sumner, 1980).
Al menos cuatro poblaciones locales de borrego cimarrón han sido reconocidas en la
península (Monson & Sumner, 1980), en las siguientes áreas: 1) sierra La Giganta, al
norte de las montañas y al oeste de Loreto; 2) áreas montañosas de Las Tres Vírgenes
y de sierra San Francisco, comprendidas entre Santa Rosalía y El Arco; 3) montañas
cerca de Bahía de los Ángeles, incluyendo la sierra de Calmallí, San Borja, Calamajué,
San Luis, cerro Junípero Serra y Rumorosa, y 4) en las montañas desde bahía San Luis
Gonzaga y El Mármol hasta el límite internacional.

Algunos estudios que relacionan los atributos del hábitat con la densidad y com-
posición poblacional del borrego cimarrón en el norte de Baja California han sido
bastante puntuales y se han circunscrito a la región de la sierra de San Pedro Mártir
(Eaton-González, 2002; Montoya-Lizárraga, 1998). Derivado de un estudio poblacional
y de hábitat del borrego cimarrón peninsular en la región noreste de Baja California
(Rodríguez-Meraz & Ruiz-Campos, 1993), posterior a la declaración de su protección
integral por el gobierno federal en 1989, se precisó la pertinencia de determinar la
densidad y composición poblacional de esta especie y su relación con algunos atribu-
tos del hábitat en un área de 900 kilómetros cuadrados (km2) en la región noreste de
la península.

Área de estudio

El área de estudio comprende un cuadrante de 900 km2 que colinda, al oeste, con sie-
rra de Juárez; al este, con la sierra Las Pintas; al norte, con la sierra Las Tinajas y, al sur,
con la sierra San Felipe (ver figura 1). Debido a que el polígono de interés estaba situa-
do en el centro de las sierras aludidas, resultaba difícil asociarlo a alguna de ellas, por
lo que se optó por identificarlo con los nombres de los arroyos más importantes del
área: Cañada Jaquejel y Arroyo Grande.

La región explorada está formada por rocas metasedimentarias que se localizan


en pequeñas porciones en las sierras Las Pintas y Las Tinajas, donde las rocas son
más antiguas y vinculadas al Paleozoico. Las rocas intrusivas de origen volcánico que
datan del Cretácico son apreciables en las sierras bajas desde San Felipe a Santa Rosa.
El área también se conforma de rocas extrusivas de origen volcánico cuya génesis por
vulcanismo se remonta al Cenozoico, principalmente en el Plioceno (Gastil, Phillips &
Allison, 1975).

42

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Densidad y composición poblacional del borrego cimarrón (Ovis canadensis) y su relación con el hábitat…

Los suelos son de tipo regosol, fluvisol y litosol (Dirección General de Geografía
del Territorio Nacional, 1982). El suelo regosol de origen coluvial es caracterizado por
su textura gruesa y por el predominio —90%— de arena de tamaño medio a fino, con
bajo contenido de nutrientes (> 1% de materia orgánica); son suelos profundos y de
buen drenaje. El suelo de tipo fluvisol es de origen fluvial, siendo profundo y de textura
media, dominado por arenas que se localizan en las mesetas y en las sierras bajas y al-
tas. Además existe un tipo de suelo conocido como pavimento desértico (MacMahon,
1988), el cual al parecer es formado por la intemperización in situ o por la remoción de
las partículas finas por la acción eólica. Este suelo está cubierto por un barniz desérti-
co y óxido de ferromanganeso hidratado, el cual le confiere un color oscuro.

La precipitación media anual es de 61 mm, siendo mayo y junio los meses más ca-
lientes y secos, con temperaturas que pueden alcanzar los 48 °C a la sombra. En los
meses de invierno se registra el mayor porcentaje de lluvias y la temperatura nunca
está por debajo de los 0 °C (López-Saavedra, 1991). La temperatura media anual oscila
entre los 22 y 24 °C (Hasting & Turner, 1965). Durante el verano del periodo de estudio
(julio a diciembre de 1992) se registraron lluvias en forma de tormenta, de corta du-
ración y predominantes en la mañana y al atardecer.

Biogeográficamente, el área de estudio está incluida en la gran provincia del de-


sierto sonorense (Shreve & Wiggins, 1964), o bien, como parte de la provincia de la
cordillera peninsular (MacMahon, 1988). Dos asociaciones de vegetación dominante
son aquí reconocidas, Echinocereus engelmannii–Agave deserti y Fouquieria splen-
dens–Larrea tridentata (Peinado, Bartolomé, Delgadillo & Aguado, 1994).

Figura 1. Área de estudio y subcuadrantes en la región de Cañada Jaquejel y Arroyo Grande,


noreste de Baja California.
31º48’0”

BAJA
CALIFORNIA

SONORA
31º36’0”

BAJA
CALIFORNIA
SUR
31º24’0”

N 0 5 10

Kilómetros

- 115º36’0” - 115º24’0” - 115º12’0” - 115º0’0”

Fuente: Modificado de Rodríguez-Meraz y Ruiz-Campos (1993).

43

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Ruiz-Campos, Rodríguez-Meráz, López, Alaníz García & Guevara Carrizales

Métodos

Durante el verano y otoño de 1992 (23 de julio a 3 de diciembre) se realizaron 10 ex-


pediciones de muestreo, cada una de 15 días —150 días efectivos—, con la parti-
cipación conjunta de investigadores de la Facultad de Ciencias de la Universidad
Autónoma de Baja California (uabc) y personal de inspección adscrito a la Secretaría
de Desarrollo Urbano y Ecología (ahora Secretaría de Medio Ambiente y Recursos
Naturales [Semarnat]).

El área de estudio, de 900 km2, fue dividida en cuatro cuadrantes de 15 x 15 km


—una superficie de 225 km2— (ver figura 1). En cada uno se establecieron de manera
sistemática cinco transectos de 15 km de longitud y 3 km de ancho, orientados en
dirección este-oeste; entre los cuatro cuadrantes sumaron 20 transectos, los cuales
fueron recorridos dos veces, en verano y otoño, en un lapso mínimo de tres días cada
uno (5 km recorridos por día). Tanto en verano como en otoño se exploraron 600 km,
que representa un barrido efectivo de 66.7% del área de estudio.

Se utilizó el método de muestreo de transecto en línea (Burnham, Anderson


& Laake, 1980), que consiste en medir el ángulo y distancia de observación de los
individuos avistados con respecto a líneas de recorrido de un transecto de dimen-
sión definida. Los datos obtenidos fueron procesados con el modelo Distance (Laake,
Buckland, Anderson & Burnham, 1991), con el propósito de estimar la población espe-
rada en cada cuadrante y en el área total del estudio.

Colateralmente, en cada transecto recorrido se registraron las características más


importantes del hábitat asociado a los individuos detectados, con base en los criterios
metodológicos de Geist (1971), Monson y Sumner (1980), Burnham y colaboradores
(1980), y McCarty (1993). La fisiografía del terreno (escarpado, rugosidad y aspecto) y
las fuentes de agua (tipo, tamaño y distancia) fueron registradas a lo largo de cada
transecto recorrido (McCarty, 1993). La rugosidad del terreno fue determinada en un
radio de 100 metros (m) en diferentes puntos de cada transecto, considerando las
siguientes categorías de cobertura: ligeramente escarpado (< 30%), medianamente
escarpado (30-60%), escarpado (61-90%) y muy escarpado (> 90%) (López, Ruiz-Campos
& Rodríguez-Meraz, 1995). El grado de pendiente promedio del sitio de detección de
individuos fue determinado mediante el uso de mapas topográficos de la Comisión
de Estudios del Territorio Nacional (Cetenal), escala 1:50 000; se consideraron seis
intervalos de grados de pendiente: 0-14, 15-29, 30-44, 45-59, 60-74 y > 74. La altitud
de cada punto de detección de borrego fue establecida con base en un altímetro y
un mapa topográfico escala 1:50 000; la altitud (en metros) fue clasificada en siete
clases: < 400, 401-500, 501-600, 601-700, 701-800, 801-900 y 901-1100. La identificación
de tinajas o cuerpos de agua en el área de estudio fue basada en fotografías aéreas
y en mapas topográficos de la Cetenal escala 1:50 000. Durante la detección de cada
individuo o grupo de borregos se registró su actividad.

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libro cimarron UABC 2016 boc25.indd 44 20/04/17 8:50 a.m.


Densidad y composición poblacional del borrego cimarrón (Ovis canadensis) y su relación con el hábitat…

Las pruebas estadísticas de ji cuadrada (X2); t student para muestras pareadas


y muestras independientes; análisis de varianza de una vía, y análisis de correlación
de Pearson (r) fueron basadas en Sokal y Rohlf (1981) y Brower, Zar y Von Ende (1998).

Resultados y discusión

REQUERIMIENTOS DE HÁBITAT

En el área de estudio (ver figura 2), el borrego cimarrón prefiere los sitios de topo-
grafía irregular, terrenos rocosos, quebrados y cubiertos por suelos lavados (ver
figura 3), y recurre a cuevas y al abrigo de los árboles durante los fenómenos meteo-
rológicos y para escapar de los depredadores. El borrego normalmente no recorre
largas distancias, pero depende de su habilidad para correr y trepar por los terrenos
abruptos para escapar de sus enemigos. McCarty (1993), Montoya-Lizárraga (1998)
e Eaton-González (2002) determinaron que la cobertura, rugosidad y escarpado del
terreno son las características topográficas más importantes que explican la presen-
cia del borrego cimarrón, además de facilitar su escape.

En el estudio se cuantificó el número de individuos observados en relación con


las características topográficas asociadas (ver figura 4). En términos generales, se
registró una mayor frecuencia de ejemplares en sitios con mayor grado de escarpado
(> 60%); en cambio, en zonas con bajo grado de escarpado (< 60%) el número de
borregos registrados fue menor. La proporción de cimarrones identificados en las
distintas categorías de escarpado fue diferente tanto en verano como en otoño
(X2 = 10.32, p = 0.020); es decir, la preferencia de los borregos por grado de escarpado
cambia estacionalmente. En verano, los sitios con un grado de escarpado de 61-90%
fueron los más importantes, mientras que en otoño se detectó una mayor frecuencia
en dos tipos de escarpado (61-90% y > 90%), así como algunos registros en la categoría
< 31%. Los sitios con alto porcentaje de escarpado confieren una mayor seguridad al
borrego cimarrón ante la imposibilidad de que otros animales —no adaptados para
dichas zonas— puedan competir por el recurso espacio, o bien facilita su huida ante
la presencia de depredadores (McCarty, 1993).

En relación con el grado de inclinación del terreno donde habita el cimarrón,


se encontró que en el verano eligen sitios con declives entre 45° y 74° (ver figura 5).
Sin embargo, durante el otoño los borregos no exhibieron preferencia por algún
tipo o grado de pendiente. En este caso, la frecuencia de individuos detectados en
los transectos de muestreo fue dependiente del grado de inclinación del terreno
(X2 = 24.625, p = 0.000). Esta condición puede ser explicada porque en verano, cuan-
do la disponibilidad de alimento es menor (hay mayor competencia) y la frecuencia
de depredadores se incrementa, los borregos tienden a moverse hacia lugares menos

45

libro cimarron UABC 2016 boc25.indd 45 20/04/17 8:50 a.m.


Ruiz-Campos, Rodríguez-Meráz, López, Alaníz García & Guevara Carrizales

accesibles para otros animales, evitando así la competencia y su depredación; otra


posible explicación es que durante el estiaje prefieren terrenos de mayor pendiente y
altitud a fin de amortiguar las altas temperaturas.

Figura 2. Borrego cimarrón peninsular (Ovis canadensis) en Arroyo Grande. 9 de diciembre


de 1992.

Fotografía: Denny Armenta.

Figura 3. Características topográficas del hábitat del borrego cimarrón en el área de estudio.

Fotografía: Denny Armenta.

46

libro cimarron UABC 2016 boc25.indd 46 20/04/17 8:50 a.m.


Densidad y composición poblacional del borrego cimarrón (Ovis canadensis) y su relación con el hábitat…

Figura 4. Frecuencia de detección de borrego cimarrón por categoría de escarpado.

60 57

50
43 41
Número de individuos

40
29
30
18
20 14
13 12
10 4 4 5
0
0
< 31 31-60 61-90 > 90
Porcentaje de escarpe
Verano Otoño Total

Notas: Porcentaje de escarpe: < 31 (ligeramente escarpado), 31-60 (medianamente escarpado),


61-90 (escarpado) y > 90 (muy escarpado).
Fuente: Elaboración propia.

Figura 5. Frecuencia de detección de borrego cimarrón por intervalo de pendiente del terreno.

52
50

43
40
Número de individuos

30
30
27
25

20
15
12
10 9
7
5 5
2
0 0 0
0
0-14 15-29 30-44 45-59 60-74
Intervalo de pendiente del terreno

Verano Otoño Total

Fuente: Elaboración propia.

En verano, los borregos fueron observados en un intervalo altitudinal de 301 a


1 100 m (ver figura 6), destacando su preferencia por altitudes entre los 501 y 700 m;
fuera del ámbito antes señalado, la frecuencia de individuos detectados disminuyó
de modo paulatino en ambos sentidos del gradiente. En el otoño, los borregos pre-
sentaron una distribución más o menos homogénea entre los 401 y 800 m de altitud
(ver figura 6), debido al movimiento de individuos a través del gradiente altitudinal.

47

libro cimarron UABC 2016 boc25.indd 47 20/04/17 8:50 a.m.


Ruiz-Campos, Rodríguez-Meráz, López, Alaníz García & Guevara Carrizales

Figura 6. Frecuencia de individuos de borrego cimarrón detectados por intervalo de altitud.


33

30
28
26

20 20
Número de individuos

20 20

13
12 12

10 9
8
7 7
6
5
4 4 4
3
1
0 0
> 400 401-500 501-600 601-700 701-800 801-900 901-1100
Intervalos de altitud (m)
Verano Otoño Total

Fuente: Elaboración propia.

En cuanto a las especies vegetales en el área de estudio, estas pertenecen al piso de


vegetación de matorral desértico xerófilo en las partes por debajo de los 800-900 me-
tros sobre el nivel del mar (msnm) (Peinado et al., 1994), donde destacan el ocotillo
(Fouquieria splendens), mezcal (Agave deserti), gobernadora (Larrea tridentata), in-
cienso (Encelia farinosa), cenizo (Ambrosia dumosa), canutillo (Ephedra californica),
jojoba (Simmondsia chinensis), pelo de ángel (Calliandra californica), costilla de vaca
(Atriplex canescens), biznaga (Ferocactus acanthodes) y yuca (Yucca schidigera). En las
partes más altas del área de estudio, por encima de los 900 msnm, especialmente
en las laderas sombreadas, se encuentran especies típicas del chaparral de montaña,
tales como salvia blanca (Salvia apiana), huata (Juniperus californica), manzanita
(Arctostaphylos spp.), y en los sitios de mayor elevación (> 1000 msnm) aparece el
pino piñonero (Pinus monophylla). En las cañadas de las montañas se identifican es-
pecies freatófilas (aquellas asociadas a los mantos freáticos), principalmente uña de
gato (Acacia greggii), palo fierro (Olneya tesota), palo verde (Parkinsonia microphylla)
y corona de cristo (Dalea spinosa) (Delgadillo, 1992).

ALIMENTACIÓN

Para la supervivencia del borrego cimarrón, el hábitat debe contar con ciertos facto-
res básicos: alimento, agua y áreas de escape. Un cuarto factor, no siempre conside-
rado en la evaluación del hábitat, es el espacio. Existe una sola investigación sobre la

48

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Densidad y composición poblacional del borrego cimarrón (Ovis canadensis) y su relación con el hábitat…

alimentación del borrego cimarrón en el área de estudio (Sánchez, 1976), la cual se


basó en el análisis del contenido estomacal de 20 borregos cazados en la temporada
cinegética (nueve en Arroyo Grande, tres en Matomí, uno en El Mármol y siete en la
sierra La Asamblea). Los borregos consumieron 43% de pastos, 33% de hojas y tallos
de arbustos y árboles ramoneados (incluyendo cactus) y 24% de hierbas. Debido al
relativo bajo número de muestras y a la poca representación estacional, el referido
estudio no puede ser considerado como representativo del consumo alimenticio du-
rante un ciclo anual. Sin embargo, es importante porque señala que el borrego con-
sume una gran cantidad de pastos en un área extremadamente árida.

Para este estudio no fue posible analizar el contenido estomacal de los borregos
porque esta subespecie se encontraba en veda permanente. Sin embargo, con base
en observaciones sobre su conducta alimenticia, durante verano y otoño, se pudo
establecer que los borregos prefieren las especies vegetales de matorral micrófilo,
principalmente las gramíneas, así como hojas nuevas de ocotillo y palo verde (ver
figura 7). Tanto en verano como en otoño, los borregos consumen gramíneas con
mayor frecuencia.

Figura 7. Frecuencia de individuos de borrego cimarrón observados en actividad de forrajeo


sobre formas vegetales.
16
16
14 13
12 12
12
Número de individuos

10 9
8
6
4 3
2 1
0
Gramíneas

Biznaga

Ocotillo

Palo verde

Arbustos

Jojoba

Agave

Población

Fuente: Elaboración propia.

DENSIDAD Y COMPOSICIÓN POBLACIONAL

El tamaño de una población está determinada, en primer término, por el aporte de


alimento y la disponibilidad del recurso espacio, es decir, por la capacidad de carga
del sistema. Sin embargo, existen otros factores extrínsecos —como la presencia de
enemigos naturales (depredadores) y competidores— que pueden ocasionar una
baja densidad poblacional.

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Ruiz-Campos, Rodríguez-Meráz, López, Alaníz García & Guevara Carrizales

En el área de estudio (900 km2) fueron observados 85 borregos en verano (25


grupos; 3.3 borregos/grupo) y 35 en otoño (10 grupos; 3.5 borregos/grupo). El número
de cimarrones registrados por cuadrante y estación se muestra en la figura 8.

Los avistamientos de borrego cimarrón no fueron estadísticamente diferentes


(p < 0.05) en los muestreos de otoño e invierno (t student, t = 2.04), lo cual sugiere
una distribución homogénea de los individuos a través del área de estudio durante
ambas estaciones (López et al., 1995). Sin embargo, el número de individuos dentro
de cada cuadrante (entre transectos) fue significativamente diferente (de acuerdo
con el análisis de varianza, prueba anova-1 vía, f = 2.86, p < 0.05), posiblemente como
consecuencia de la heterogeneidad entre transectos en relación con la existencia
o proximidad de cuerpos de agua (tinajas) (Douglas, 1988; Leslie & Douglas, 1979;
Wakeling & Miller, 1990), además de la presencia de competidores y depredadores,
y la perturbación antropogénica. Una prueba pareada de t student para cuadrantes
demostró una diferencia significativa sólo para el cuadrante III (t = 2.818, p < 0.048).
La prueba de correlación de Pearson no demostró diferencia significativa entre el
número de borregos observados y la distancia promedio de proximidad de cuerpos
de agua, tanto en el verano (r = 0.287, p = 0.455) como en el otoño (r = 0.350, p = 0.611).
Estas correlaciones bajas sugieren que la presencia del borrego cimarrón dentro del
cuadrante III (transectos 2-4 y 5) fue independiente de la existencia de cuerpos de
agua, porque con frecuencia se registran precipitaciones bianuales (verano e invier-
no) en el noroeste de Baja California, y particularmente en la región del bajo Río Co-
lorado (Delgadillo, 1992; García, 1981; Turner & Brown, 1982).

Figura 8. Borregos cimarrones observados por cuadrantea y estación.

50 49

40
Número de individuos

30

20
20 18

12
10 8
4 4 5

0
I II III IV
Cuadrantes

Verano de 1992 Otoño de 1992

Nota: a Cada cuadrante medía 15 x 15 km (225 km2), con cinco transectos de 15 km de longitud y 3 km de
ancho efectivo.
Fuente: Elaboración propia.

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Densidad y composición poblacional del borrego cimarrón (Ovis canadensis) y su relación con el hábitat…

DENSIDAD ESTIMADA

De acuerdo con el modelo Distance, el tamaño (N) de la población estimada de bo-


rrego cimarrón —para el área de 900 km2 en Cañada Jaquejel y Arroyo Grande, en
1992— fue de 183 individuos para el verano y de 131 ejemplares para el otoño (ver
parámetros en cuadro 1). La densidad estimada fue de 0.204 individuos/km2 para
verano y de 0.146 individuos/km2 para otoño. Las densidades calculadas fueron si-
milares en ambas estaciones, lo que sugiere poco movimiento de los individuos más
allá de los cuadrantes estudiados.

Cuadro 1. Densidad estimada de individuos de borrego cimarrón en el área de estudio duran-


te verano y otoño de 1992.

Valor Desviación Coeficiente de Intervalo de


Estación Parámetro
estimado estándar variación (%) confianza 95%

Verano P 0.602 0.0374 6.2 0.532 a 0.681


ESW 654.2 40.6 6.2 578.2 a 740.1
D 0.204 0.0261 12.8 0.159 a 0.262
N 183 23.46 12.8 143.0 a 235.0

Otoño P 0.564 0.0542 9.6 0.465 a 0.685


ESW 422.8 40.6 9.6 348.2 a 513.5
D 0.146 0.0278 19 0.101 a 0.211
N 131 24.99 19 91.0 a 190.0

Notas: Parámetros estimados con el modelo Distance: P = probabilidad de detección; ESW = ancho efec-
tivo de detección (m); D = densidad estimada por km2, y N = número de individuos estimados para una
superficie de 900 km2.
Fuente: Elaboración propia.

COMPOSICIÓN POBLACIONAL

En el verano de 1992, en el área de estudio se observó que la estructura poblacional


del borrego cimarrón estuvo representada por la mayoría de las clases de edad, con
excepción de la clase macho I (MI) (ver figura 9). La clase predominante fue la de hem-
bras adultas (HA, n = 45), en contraste con los individuos machos de todas sus clases
de edad combinadas (n = 35), lo cual es equivalente a 1 macho por cada 1.3 hembras.
Además, destacó la escasa representación de crías en la población (n = 5), indicativo
de una fuerte inestabilidad de la población del área en cuestión.

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Ruiz-Campos, Rodríguez-Meráz, López, Alaníz García & Guevara Carrizales

Figura 9. Borregos cimarrones por clase de edad, observados durante verano y otoño de 1992.
70 67

60

50
Número de individuos

45
40

30
22
20 17
14 13
10 10
10 6 7
5 4 4 3 4 4
1 000 1 1 2 0
0
C MI HI HA MCI MCII MCIII MCIV
Población
Verano Otoño Total

Nota: Cuadrantes I-IV combinados (900 km2). C = cría; MI = macho clase I; HI = hembra clase I; HA = hem-
bra adulta; MCI = macho clase I; MCII = macho clase II; MCIII = macho clase III, y MCIV = macho clase IV.
Fuente: Elaboración propia.

Es pertinente apuntar que cualquier población en equilibrio suele presentar un


predominio de individuos jóvenes en relación con los adultos, es decir, el crecimiento
poblacional conlleva la incorporación de un gran número de ejemplares nuevos al
seno de la población. Por el contrario, una población en declive tenderá a presentar
mayor número de individuos adultos y pocos jóvenes. Una población con predominio
de ejemplares adultos no sólo indica un declive en ésta, sino un empobrecimiento de
la calidad del hábitat (Monson & Sumner, 1980).

Durante el otoño de 1992, la distribución de frecuencias de individuos observados


por categoría de edad fue estadísticamente similar al registro realizado en el verano
(X2 = 3.23, p = 0.521), predominando de nuevo las hembras (HA, n = 22; ver figura 9).
Los machos (todas las clases de edad combinadas) fueron menos abundantes (n = 12).
La proporción macho-hembras fue de 12:22, lo cual equivale a 1 macho por cada 1.8 hem-
bras. En toda el área de estudio sólo se observó una cría.

En California, Estados Unidos (ee. uu.), Bleich y Jessup (1991) estimaron para 1990
una población de borrego cimarrón (O. canadensis) de 600 individuos, circunscritos a
la región de desierto de los condados de Riverside, Imperial y San Diego.

En un área de 740 km2 de esa misma zona, la densidad estimada de borrego ci-
marrón durante la primavera de 1992 (DeForge, Ostermann, Toweill, Cyrog & Garrett,
1993), obtenida mediante censos aéreos en helicóptero, arrojó un valor significati-
vamente similar (0.206 individuos/km2, N = 153 individuos) al registrado en verano
como parte del presente estudio (0.204 individuos/km2, 900 km2, N = 183). Lo ante-
rior demuestra la efectividad del muestreo de transecto en línea para la estimación
de la densidad de borrego cimarrón en el noreste de Baja California.

52

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Densidad y composición poblacional del borrego cimarrón (Ovis canadensis) y su relación con el hábitat…

CONDUCTA ESTACIONAL

El borrego cimarrón posee un periodo de celo otoñal. Las hembras sólo aceptan a
los machos durante el periodo de calor de su ciclo estral. Entre más sureña sea su
distribución y más baja sea su ubicación altitudinal en Norteamérica, la estación de
celo será más temprana y larga. Welles (1960) estableció que el periodo de celo para
el borrego cimarrón de Death Valley, California ee. uu., comienza a finales de junio,
se acentúa en julio, se mantiene favorable aún en noviembre y rara vez se registra en
diciembre. En el suroeste de Arizona, ee. uu., el pico de la estación de reproducción
coincide con la terminación de la temporada de lluvias de verano, que proba-
blemente es la más favorable para los procesos reproductivos (Simmons, 1969).
En el sitio de estudio, durante el verano de 1992 se observó conducta de cortejo
en los individuos, pero en otoño no se registró. Durante los muestreos en ambas
estaciones la mayoría de los ejemplares fueron observados en actividades con-
ductuales de forrajeo.

Los individuos exhibieron una clara distribución bimodal durante el día, con una
mayor incidencia de observaciones en la mañana, entre 6:00 y 11:00 horas (h), segui-
da de un lapso sin registros durante el mediodía (12:00 a 14:00 h), y luego una menor
incidencia, entre 15:00 y 18:00 h.

Conclusiones

Como resultado del estudio sobre la población de borrego cimarrón (Ovis canaden-
sis) en un área de 900 km2 de la localidad conocida como Cañada Jaquejel-Arroyo
Grande, al noreste de Baja California, durante verano y otoño de 1992, se obtuvieron
las siguientes conclusiones:
1. La distribución y abundancia de borrego cimarrón fue irregular dentro del
área de estudio; se circunscribió principalmente a sitios con características de
alto valor para el hábitat de la especie, a saber, una combinación de los siguientes
factores bióticos y abióticos: terrenos con alto grado de escarpamiento (> 60%) y
pendiente (> 30°); mayor disponibilidad de agua (fuentes perennes y de fácil acceso);
baja incidencia dze especies competidoras (ganado vacuno y burro feral), y nula
perturbación por actividad antropogénica.
2. La población estimada de borrego cimarrón para el área de 900 km2 (Cañada
Jaquejel y Arroyo Grande) fue 183 individuos para verano (0.204 individuos/km2) y
131 individuos para otoño (0.146 individuos/km2).
3. La composición poblacional de borrego cimarrón en el área de estudio se
destaca por el gran predominio de hembras adultas, en comparación con los machos
(todas sus clases de edad combinadas) y las crías, lo cual indica una fuerte inestabi-
lidad de la población.

53

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Ruiz-Campos, Rodríguez-Meráz, López, Alaníz García & Guevara Carrizales

Agradecimientos
Se agradece a la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (Sedue) por el apoyo eco-
nómico otorgado para la realización de este estudio (Convenio Sedue-uabc-8 472). A
los inspectores adscritos a Sedue Antonio Aguilar, Manuel Davis, Guadalupe Torres
y Telésforo Sánchez, por su valiosa ayuda en los muestreos de campo. A Fernando
Clemente, por su apoyo en el uso del programa Distance. Se agradece de manera
especial a los biólogos que participaron intensivamente en los muestreos de campo:
Jaime Morales, José Luis Cadena, Manelick Ayala, Federico Cota, Alejandro Gerardo,
Jesús Escamilla, Julio Reyes y Jorge Ramírez. A Denny Armenta, por su apoyo en el
registro fotográfico. Este trabajo es dedicado a la memoria del Dr. Roberto Martínez
Gallardo, por su importante contribución al estudio del borrego cimarrón y de la fau-
na silvestre en el estado de Baja California, así como al Biól. Marcelo Rodríguez-Meraz,
de reciente fallecimiento, por su aportación al estudio poblacional de esta especie.

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4
MONITOREO
POBLACIONAL DEL
BORREGO CIMARRÓN
(OVIS CANADENSIS) EN
BAJA CALIFORNIA
EN EL AÑO 2010

Roberto Martínez-Gallardo (†), Jorge


Alaníz García, Aldo A. Guevara Carriza-
les y Salvador González-Guzmán1

1 Investigadores del Laboratorio de Vertebrados de la


Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma
de Baja California (uabc). Ensenada, Baja California,
México. (jalaniz@uabc.edu.mx).

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Martínez-Gallardo, Alaníz García, Guevara Carrizales & González-Guzmán

Introducción

La primera estimación poblacional de borrego cimarrón en México la realizó Ber-


nardo Villa, en 1959, quien calculó que había 2 000 ejemplares en toda la península
de Baja California. Posteriormente, entre febrero y marzo de 1974, en el marco del
Programa Nacional del Borrego Cimarrón, la Dirección General de Fauna Silvestre
—dependiente de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (sag)— realizó un
censo terrestre en la península de Baja California durante la temporada de cacería,
abarcando aproximadamente 2 000 kilómetros cuadrados (km2). Se observaron 327
individuos, y a partir de dicha cifra se realizó una extrapolación a 12 000 km2, que co-
rrespondían al área de hábitat potencial en la península, y se estimó una población
de 4 500 a 7 800 ejemplares (Álvarez, 1976). Sin embargo, en dicha investigación se
señaló: “esta, es sólo una aproximación que puede tener un considerable margen de
error, debido a la ausencia de conocimiento concerniente a la distribución exacta del
borrego cimarrón en Baja California”.

En 1992, la Universidad Autónoma de Baja California (uabc) realizó un estudio


poblacional y de hábitat durante cinco meses, en un área de 900 km2 en la zona de
Cañada Jaquejel y Arroyo Grande, entre las sierras Juárez, Las Tinajas y Las Pintas, al
norte del estado [31º 30´ N y 115º 30´ O] (López, Ruiz-Campos & Rodríguez-Meraz,
1995). Para su ejecución se emplearon transectos terrestres, esto es, recorridos a pie y
observación directa de ejemplares, durante los que se contabilizaron 120 individuos
de borrego cimarrón, con una densidad (número de ejemplares por km2) de 0.20 y
0.14, en verano y otoño, respectivamente; además se registraron las características
del hábitat donde fueron localizados.

En abril del mismo año —1992—, DeForge, Osterman, Toweill, Cyrog y Barret
(1993) llevaron a cabo un monitoreo aéreo desde la línea fronteriza hasta la bahía de
San Luis Gonzaga (30º latitud norte), el cual cubrió un área de poco más de 3 100 km2
en 68 horas de vuelo, sobre las sierras: Juárez, Cucapá, Las Tinajas, Las Pintas, Arro-
yo Grande, San Felipe, San Pedro Mártir, Santa Rosa y Santa Isabel. Se registraron
116 grupos y 603 individuos, con una tasa de observación (número de ejemplares
avistados por hora de vuelo) de 8.9 animales; en ese muestreo se identificaron 97 ma-
chos adultos, 303 hembras adultas, 135 corderos y 68 añeros. En proporción, toman-
do a las 303 hembras como el 100%, estos resultados correspondían a 32 machos,
100 hembras, 45 corderos y 22 añeros. El tamaño promedio de los grupos fue de
5.2 animales, con un rango de 1 a 26 individuos.

Tanto en el estudio de DeForge y su equipo (1993) como en el de López y colabo-


radores (1995) se registraron densidades semejantes por kilómetro cuadrado (0.19 y
0.20, respectivamente).

En 1995 se realizó otro monitoreo poblacional aéreo (Lee & Mellink, 1996),
sobrevolando durante 32.1 horas 3 095 km2, sobre las sierras Juárez, Cucapá, Las Tina-
jas, Las Pintas, San Felipe, San Pedro Mártir, Santa Rosa, Santa Isabel y otras al sur del
estado que no se habían recorrido. En este estudio se encontraron 97 grupos y

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Monitoreo poblacional del borrego cimarrón (Ovis canadensis) en Baja California en el año 2010

279 ejemplares, con una tasa de observación de 8.7 animales por hora de vuelo; se
identificaron 76 machos adultos, 134 hembras adultas, 57 corderos y 12 añeros. En
proporción, estos resultados correspondían a 57 machos, 100 hembras, 43 corderos
y 9 añeros. El tamaño promedio de los grupos fue de 2.9 animales, con un rango de
uno a ocho individuos.

En mayo de 1997 la uabc realizó otro monitoreo (Martínez, Alaníz, Jiménez, Rojo &
Montoya, 1997), siguiendo la metodología de sobrevuelos en helicóptero. Después de
45 horas de vuelo sobre más de 14 000 km2, tan sólo se observaron 64 ejemplares. Las
significativas diferencias entre los resultados de este estudio y los anteriores proba-
blemente se debieron a la temporada en la que se realizó el monitoreo y a que se exa-
minaron áreas distintas. Además, en los estudios de DeForge y colaboradores (1993)
y de Lee y Mellink (1996) se evaluaron poblaciones cuya distribución era conocida,
a diferencia del trabajo de Martínez y su equipo (1997), cuyo propósito era realizar
una prospección en la parte sur del estado, por ser una zona de la que se carecía de
información. Adicionalmente, el reporte de la uabc (Martínez et al., 1997) señala que
la velocidad de vuelo fue distinta, al indicar que se revisaron 14 000 km2 en 45 horas,
lo cual refleja una velocidad de vuelo muy alta en comparación con los estudios ante-
riores, que cubrieron 3 095 km2 en 68 y 32 horas de vuelo, situación que seguramente
influyó en la posibilidad y capacidad de observación de ejemplares. Al respecto, la
discusión del reporte final presentado por la uabc (Martínez et al., 1997), plantea:

Considerando los resultados obtenidos por otros autores en Baja Cali-


fornia, el número de animales avistados en este censo fue muy bajo. Hay
que tomar en cuenta que el tipo de censo realizado fue diferente a los dos
anteriores, ya que estos fueron realizados en áreas de altas probabilidades
de localización de borrego cimarrón. El censo realizado en este estudio,
por el contrario, empleó el esfuerzo de muestreo de manera uniforme
en toda el área de distribución, disminuyendo con ello la probabilidad
de encuentro de animales, hay que considerar que este censo presenta
sesgos, como la segregación sexual debida a la época, lo cual provoca
que los grupos de animales se fraccionen y de este modo, la tasa de
observación se vea disminuida.

En octubre de 1999 se realizó otro monitoreo aéreo (Alaníz-García & Lee, 2001), por
iniciativa del Instituto Nacional de Ecología (ine) y del gobierno del estado, que reunió
a los actores estatales interesados en la especie, la uabc, el Centro de Investigación
Científica y de Educación Superior de Ensenada (cicese), así como a los ejidatarios que
tenían registradas Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (co-
nocidas como uma). En este censo se revisaron las mismas áreas que en 1992 y 1995;
se dedicaron 23.8 horas de vuelo y se identificaron 282 animales en 62 grupos, con
una tasa de observación de 11.8 animales por hora de vuelo. Se registraron 83 machos
adultos, 130 hembras adultas, 33 corderos y 36 añeros. En proporción, estos resulta-
dos correspondían a 64 machos, 100 hembras, 25 corderos y 28 añeros.

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Martínez-Gallardo, Alaníz García, Guevara Carrizales & González-Guzmán

Posteriormente, de mayo a octubre de 2008, el equipo del Área de Protección de


Flora y Fauna Valle de los Cirios promovió la realización de cinco censos terrestres, en
las sierras de los ejidos circundantes a Bahía de los Ángeles. Los dos primeros se lle-
varon a cabo en el ejido Tierra y Libertad. En mayo, 10 observadores permanecieron
por 11 días en 10 territorios montañosos: tras el registro de 66 borregos, estos fueron
identificados como 40 hembras, 17 machos (11 de ellos clase III o IV), 7 sin clasificar y
2 juveniles.

Los dos siguientes censos se efectuaron en el ejido Nuevo Rosarito: en julio, du-
rante 6 días de observación en 7 parajes serranos, se detectaron 33 borregos; y en
agosto, luego de 4 días de acecho en 7 lugares escarpados, se avistaron 15 cimarrones.
La clasificación de los ejemplares hallados en Nuevo Rosarito fue: 24 hembras, 18 ma-
chos (13 de los cuales eran clase III o IV) y 6 sin identificar.

El quinto y último censo terrestre fue en octubre, en el ejido Confederación Na-


cional Campesina. Después de dos días de vigilancia en un sitio montañés, se identi-
ficaron 22 borregos: 15 hembras y 7 machos (todos clase III o IV).

Para complementar estos monitoreos terrestres, se efectuó uno aéreo, con base
en Bahía de los Ángeles, los días 4 y 5 de noviembre de 2008. Las áreas serranas
que se sobrevolaron abarcaron: Agua de Soda, Las Ánimas, Picacho de la Sandía y
La Asamblea. En 3.5 horas de vuelo fueron clasificados 35 cimarrones (la tasa de
observación fue de 10 animales por hora).

Método

Para actualizar el conocimiento sobre las poblaciones de borrego cimarrón en Baja


California, se llevó a cabo un monitoreo aéreo del 6 al 13 de diciembre de 2010, sobre
las serranías que se habían recorrido anteriormente, con tiempos y áreas definidos,
empleando la metodología desarrollada por el Arizona Game and Fish Department
(Lee & López-Saavedra, 1993; Remington & Welsh, 1989). El muestreo se enfocó a las
regiones montañosas que habían sido sobrevoladas en 1992, 1995 y 1999, las sierras:
Cucapá, Las Tinajas, Las Pintas, San Felipe —incluyendo Arroyo Grande y Cañada
Jaquejel—, Santa Rosa, Santa Isabel, San Pedro Mártir, Juárez; además, se decidió
explorar otras del sur del estado: Calamajué, La Asamblea, Agua de Soda, Las Ánimas,
La Libertad y Paredones.

Considerando las recomendaciones establecidas en el Proyecto para la Conser-


vación, Manejo y Aprovechamiento Sustentable del Borrego Cimarrón (Ovis canadensis)
en México (ine, 2000), se utilizó un helicóptero Hughes 500D, con tres observadores a
bordo y el piloto, que también fungía como tal y mantuvo una velocidad de vuelo de
entre 80 y 90 kilómetros por hora; las puertas del helicóptero fueron removidas para
facilitar el avistamiento de animales.

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Monitoreo poblacional del borrego cimarrón (Ovis canadensis) en Baja California en el año 2010

El vuelo siguió el contorno de las sierras y las áreas de mayor rugosidad, donde
era más probable encontrar cimarrones. Los datos registrados fueron tamaño de gru-
po, su composición —por sexo y edad (Geist, 1966)—, así como altitud y localización
geográfica. Para determinar ésta se utilizó un geoposicionador marca Garmin, mo-
delo gpsmap® 64, en el cual se registraron las coordenadas geográficas en las que se
observaron los borregos.

Una vez que se lograba un avistamiento el piloto maniobraba para que la


composición del grupo pudiera ser determinada por al menos dos de los obser-
vadores; sólo se contabilizaron los animales que cumplieron esta condición. Se
procuró sobrevolar los grupos detectados sólo el tiempo necesario, para evitarles
estrés excesivo.

En cuanto a la efectividad de los censos aéreos, se estima que los ejemplares ob-
servados representan entre 35 y 45%* de los que se distribuyen en el área (Jett, 1969;
Lee et al., 1992; Miller, Remington, Lee, Van Den Berge & Haderlie, 1989; Remington &
Welsh, 1989), por lo que para calcular la población del borrego cimarrón se consideró
la siguiente fórmula:

n = [(número de animales observados) / (0.35*)]


* Factor de observación o estimación

Adicionalmente, durante los sobrevuelos se anotaron las condiciones del hábitat,


tomando en consideración los criterios de Hansen (1980), Wilson y colaboradores
(1980) y Cunningham (1989), tales como existencia de cuerpos de agua, señales o
evidencias de la presencia de borregos en el área (senderos, echaderos, etcétera),
cobertura vegetal y termal, actividades antropogénicas (como ganadería, minería,
líneas de alta tensión y caminos de mantenimiento), entre otros. Los observadores que
participaron en el muestreo aéreo fueron: Eduardo Prieto, Jesús Zataraín (ambos de
la Secretaría de Protección al Ambiente [spa]); Jorge Alaníz, Aldo Guevara y Jonathan
Escobar (los tres de la uabc); Raymond Lee (de Ray Lee Limited Liability Corporation
[llc]), y Mel Cain (de Helicopters Utility).

Resultados

NÚMERO TOTAL DE ANIMALES AVISTADOS

Luego de sobrevolar 31.2 horas las 13 sierras seleccionadas, se avistaron 91 grupos de


cimarrones, sumando 381 individuos, los cuales fueron clasificados de la siguiente
manera: 86 machos, 170 hembras, 91 corderos y 34 añeros. El tamaño promedio del
grupo fue de 4.2 ejemplares, con un rango de entre 2 y 21 borregos; la tasa de obser-
vación fue de 12.2 animales por hora de vuelo.

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Martínez-Gallardo, Alaníz García, Guevara Carrizales & González-Guzmán

En proporción, los resultados del monitoreo aéreo correspondían a 51 machos,


100 hembras, 54 corderos y 20 añeros. La composición de la población, fue: por sexo,
66% hembras y 34% machos; por estructura de edades, 24% eran corderos (crías
indiferenciadas), y de los machos: 2% clase I; 5% clase II; 8% clase III; 7% clase IV, y
3% añeros; de las hembras: 45% adultas y 6% añeras (ver figura 1).

Figura 1. Estructura de edades del borrego cimarrón en Baja California (diciembre de 2010).

Adultas, 45%

Clase IV, 7%

Clase III, 8%

Corderos, 24% Clase II, 5%


Clase I, 2%
Añeras, 6% Añeros, 3%

Hembra Macho
Fuente: Elaboración propia.

NÚMERO DE ANIMALES OBSERVADOS POR SIERRA

Los animales observados en cada zona se presentan en el cuadro 1, así como la es-
tructura de edades y sexos. La sierra en la que se avistó el mayor número de cimarro-
nes fue Las Ánimas, mientras que en Calamajué no se encontraron borregos (ver
cuadro 1). Las sierras al sur del estado, es decir, Agua de Soda, Las Ánimas, Los
Paredones y La Libertad, tuvieron las mayores tasas de observación (número de
animales avistados por hora de vuelo), seguidas por Las Tinajas, que se encuentra en
la porción norte del estado (ver cuadro 1 y figura 2). La tasa promedio de observación
fue de 16.78 animales por hora de vuelo, con una desviación estándar de 15.0024 y
una varianza de 225.07.

Con base en la efectividad del conteo de individuos mediante el monitoreo


aéreo, se eligieron como factores de estimación u observación el 0.40 —indicado en
el Proyecto para la Conservación, Manejo y Aprovechamiento Sustentable del Borrego
Cimarrón (Ovis canadensis) en México (ine, 2000)—, y el 0.45 —considerado en el
Programa de Conservación, Repoblación y Aprovechamiento Sustentable de Borrego
Cimarrón (Ovis canadensis mexicana) en el estado de Sonora (Secretaría de Medio
Ambiente y Recursos Naturales [Semarnat]- Gobierno del Estado de Sonora, 2012)—.
De este modo, se estimó que la población de borrego cimarrón en las sierras monito-
readas en 2010 era de entre 846 y 952 ejemplares.

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Monitoreo poblacional del borrego cimarrón (Ovis canadensis) en Baja California en el año 2010

Cuadro 1. Resultados del monitoreo aéreo por sierra (por orden de vuelo).

Animales Estructura de Tasa de


Sierra Horas1
observados edades y sexos2 observación3

Cucapá 1.5 19 1-1-4-2-7-2-1-1 12.66


Las Pintas 2.3 22 1-1-0-0-11-6-1-2 9.56
Las Tinajas 2.0 53 0-2-2-2-26-16-4-1 26.5
San Felipe 5.4 50 1-4-9-8-17-9-2-0 9.25
Santa Isabel 3.9 20 0-2-0-0-11-6-1-0 5.12
Calamajué 2.0 0 0
La Asamblea 2.4 7 0-0-0-1-3-2-1-0 2.91
Agua de Soda 1.5 43 0-1-4-2-19-11-4-2 28.66
Las Ánimas 1.2 58 2-2-2-3-29-15-3-2 48.33
Los Paredones 1.3 47 2-2-4-1-21-13-2-2 36.15
La Libertad 1.1 30 1-2-2-6-12-4-2-1 27.27
San Pedro Mártir 4.7 16 0-0-1-2-8-3-1-1 3.40
Juárez 1.9 16 1-1-2-2-6-4-0-0 8.42
Total 31.2 381 9-18-30-29-170-91-22-12

Notas: 1 Horas de vuelo en la zona. 2 La clasificación de los animales fue: machos clase I- clase II- clase III-
clase IV-hembras- corderos- hembra añera- macho añero. 3 Número de animales observados por hora de vuelo.
Fuente: Elaboración propia.

Figura 2. Tasas de observación1 de borrego cimarrón en las sierras de Baja California.

50 48.33
45
Animales observados/hora de vuelo

40
36.15
35
30 28.66 27.27
26.5
25
20
15 12.66
10 9.56 9.25 8.42
5.12
5 2.91 3.4
0 0
Cucapá

Las Pintas

Las Tinajas

San Felipe

Santa Isabel

Calamajué

La Asamblea

Agua de Soda

Las Ánimas

Los Paredones

La Libertad

San Pedro Mártir

Juárez

Sierras

Nota: 1 Número de animales observados por hora de vuelo.


Fuente: Elaboración propia.

En cuanto a la composición de la población por sexo para cada una de las áreas,
en general se identificó que predominaban las hembras, aunque en la sierras Cucapá
y San Felipe no fue así, puesto que se observaron más machos (ver figura 3).

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Martínez-Gallardo, Alaníz García, Guevara Carrizales & González-Guzmán

Figura 3. Proporción de sexos de los borregos cimarrones avistados en sierras de Baja California.

45
32
40 19
35 30
23
30 23
Número de individuos

25 14
20 22
15 8 12
12 9
10 11 11 12 6
9 9
5 7 6
4 4 4
0 2 0 1
Cucapá

Las Pintas

Las Tinajas

San Felipe

Santa Isabel

Calamajué

La Asamblea

Agua de Soda

Las Ánimas

Los Paredones

La Libertad

San Pedro Mártir

Juárez
Sierras
Hembras Machos
Fuente: Elaboración propia.

Respecto a la estructura de edades en cada una de las sierras muestreadas, se


identificó que la mayor parte de la población estaba conformaba por hembras adul-
tas. Además, se observaron áreas donde el número de corderos encontrados también
era significativo, como en Las Tinajas, Agua de Soda, Los Paredones y Las Ánimas; la
sierra donde se registró el mayor número de machos —en todas sus clases de edad—
fue San Felipe (ver figura 4).

Figura 4. Estructura de edades de los borregos cimarrones observados en sierras de Baja California.
60

50
Número de individuos

40

30

20

10

0
Cucapá

Las Pintas

Las Tinajas

San Felipe

Santa Isabel

Calamajué

La Asamblea

Agua de Soda

Las Ánimas

Los Paredones

La Libertad

San Pedro Mártir

Juárez

Sierras
Machos añeros Corderos Machos clase IV Machos clase II
Hembras añeras Hembras adultas Machos clase III Machos clase I

Fuente: Elaboración propia.

64

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Monitoreo poblacional del borrego cimarrón (Ovis canadensis) en Baja California en el año 2010

CONDICIÓN DEL HÁBITAT POR SIERRA

Se estableció un criterio denominado calidad de hábitat, bajo tres categorías: 1 = mala;


2 = moderada, y 3 = buena. Para esta clasificación se consideró la cobertura vegetal
existente en la sierra, lo escarpado de la misma, la cobertura termal disponible y
los impactos antropogénicos detectados. También se tomó en cuenta la presencia
de cuerpos de agua en las sierras: localizar uno se consideraba algo positivo para
la condición del hábitat del borrego cimarrón. Las sierras que presentaron excelen-
tes condiciones de hábitat para las poblaciones de la especie, fueron: Agua de Soda,
Las Ánimas, Las Tinajas, San Pedro Mártir, Santa Isabel y La Asamblea. Seguidas de las
sierras Los Paredones, La Libertad, San Felipe, Juárez. Los valores más bajos se encon-
traron en las sierras Cucapá, Las Pintas y Calamajué (ver cuadro 2).

Cuadro 2. Condición del hábitat del borrego cimarrón en sierras de Baja California.

Calidad de Cuerpos Valor integral


Sierra
hábitata de aguab de conservaciónc

Cucapá 1 0 1
Las Pintas 3 1 4
Las Tinajas 1 0 1
San Felipe 2 1 3
Santa Isabel 2 1 3
Calamajué 3 1 4
La Asamblea 3 1 4
Agua de Soda 1 0 1
Las Ánimas 3 1 4
Los Paredones 3 1 4
La Libertad 3 1 4
San Pedro Mártir 2 1 3
Juárez 2 1 3

Notas: a 1 = mala; 2 = moderada, y 3 = buena. b 0 = ausencia y 1 = presencia. c Suma de los dos valores
anteriores.
Fuente: Elaboración propia.

En cuanto a los impactos de tipo antropogénico registrados durante el moni-


toreo, destacó la ganadería: se detectó la presencia de ganado vacuno en áreas borre-
gueras y en las cercanías de cuerpos de agua que también eran frecuentados por los
cimarrones, lo cual —de una u otra manera— representa un riesgo para estos, puesto
que en dichos sitios pueden contraer enfermedades características del ganado pero
transmisibles a los borregos, como: ectima contagioso, toxoplasmosis, clamidiasis,
leptospirosis, entre otras.

Otro impacto identificado fue la presencia de caminos, desde carreteras hasta


brechas; tanto hubo sierras con muchos caminos como otras sin ellos o sólo con sen-
deros de acceso, por lo que no estaban fragmentadas por estos.

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Martínez-Gallardo, Alaníz García, Guevara Carrizales & González-Guzmán

En algunas regiones montañosas se observó otro impacto significativo, el cablea-


do de alta tensión, puesto que la instalación de las torres metálicas que lo conectan
provoca una fuerte fragmentación de la sierra, por los caminos que se hacen para
introducir las torres, los cables, establecer las subestaciones y por el tránsito de per-
sonal para el mantenimiento de las líneas, que en conjunto constituyen una fuente
más de estrés para las poblaciones de borrego, provocando un impacto en su hábitat;
afortunadamente sólo en algunas áreas serranas se encontró esta situación.

También se detectaron asentamientos humanos en zonas montañosas, y aun-


que ciertamente no son frecuentes, hay ranchos inmersos en parajes de hábitat de
borrego cimarrón, lo que de alguna u otra manera impacta a éste y a sus poblaciones.

Finalmente, el último impacto detectado durante el muestreo aéreo fue la pre-


sencia de minas, y aunque se trata de una situación focalizada, resulta trascendente,
debido a que dependiendo de la dimensión y actividad de la mina, esta puede llegar
a transformar por completo el hábitat del borrego cimarrón.

Mediante la suma de estos factores se obtuvo el valor de impacto: por ejemplo,


si en una sierra se hubiera detectado ganado, caminos y minas, se le habría asignado
un valor de impacto tres; pero si no se hubiera observado ninguna de las situaciones
adversas señaladas, se consideraría como cero; por tal motivo, el valor de impacto
iba de cero (cuando no existía) a cinco, que significaría que en dicha sierra se habían
detectado todos los mencionados (ver cuadro 3).

Cuadro 3. Valor de los impactos antropogénicosa identificados durante el muestreo aéreo.

Líneas de Casas Valor de


Sierra Ganado Caminos Minas
alta tensión habitación impactob

Cucapá 0 1 0 0 1 2
Las Pintas 1 1 0 0 0 2
Las Tinajas 0 1 1 0 1 3
San Felipe 0 1 1 0 0 2
Santa Isabel 1 1 0 0 0 2
Calamajué 1 0 0 0 0 1
La Asamblea 1 1 0 1 0 3
Agua de Soda 0 0 0 0 1 1
Las Ánimas 1 0 0 0 0 1
Los Paredones 0 1 0 0 0 1
La Libertad 0 0 0 0 0 0
San Pedro Mártir 1 0 0 0 0 1
Juárez 1 0 0 0 0 1

Notas: a 0 = ausente y 1 = presente. b Suma de los impactos antropogénicos.


Fuente: Elaboración propia.

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Monitoreo poblacional del borrego cimarrón (Ovis canadensis) en Baja California en el año 2010

Discusión

Durante este monitoreo aéreo se sobrevolaron por primera vez prácticamente todas
las zonas de distribución del borrego cimarrón en el estado, puesto que se recorrie-
ron las sierras del norte (Cucapá, Las Tinajas, Las Pintas, San Felipe, San Pedro Mártir,
Juárez), las del centro (Santa Isabel, La Asamblea y Calamajué) y las del sur (Agua de
Soda, Las Ánimas, Los Paredones y La Libertad). Como únicamente faltó sobrevolar
algunas áreas cercanas a los límites con Baja California Sur y al norte de sierra de
Juárez, en las que también se tienen registros de la especie, este es el muestreo más
completo sobre la población de borrego cimarrón que se ha hecho hasta la fecha.

De los 381 ejemplares registrados, 196 se encontraron en las sierras del norte,
y 185, en las del sur, aunque el avistamiento tuvo diferente duración: para la prime-
ra zona se emplearon alrededor de 21.7 horas, mientras que para la segunda fueron
necesarias 9.5 horas.

La mayoría de los grupos observados eran familiares, es decir, estaban conforma-


dos por machos adultos, hembras adultas, corderos y añeros. Como se mencionó an-
tes, había más hembras (66%) que machos (34%), proporción poblacional que se ha
mantenido constante y corresponde a la identificada en otros muestreos realizados:
predominan las hembras.

Respecto a la estructura de edades de los individuos, 67% eran adultos, 9% añeros


y 24% corderos. La estructura de edades sugirió que existía una buena actividad re-
productiva, pues aproximadamente la mitad de las hembras contabilizadas tenían
cordero. Por sierra, se observaron diferentes resultados, puesto que en algunas se
identificaron ejemplares de todas las edades (hembras adultas y añeras; corderos;
machos añeros; machos clases I, II, III y IV), como en la Cucapá, Las Ánimas, Los
Paredones y La Libertad; en otras sólo se registraron siete clases de edad: Las Tinajas,
San Felipe y Agua de Soda. Sin embargo, en todas las sierras de Baja California hubo
hembras adultas y corderos, lo que sugiere que en todas hay actividad reproductiva.

En seis sierras se avistaron individuos de todas las clases de edad consideradas


para los machos adultos (Cucapá, San Felipe, Las Ánimas, Los Paredones, La Libertad y
Juárez), mientras que en Santa Isabel y La Asamblea sólo se detectaron de una.

También hubo una amplia variación entre las tasas de observación por sierra, co-
rrespondiendo la mayor cifra a las del sur del estado (Agua de Soda, Las Ánimas, Los
Paredones y La Libertad). Mientras que la menor —cero— se obtuvo en Calamajué,
seguida de La Asamblea, San Pedro Mártir y Santa Isabel. Llamaron la atención las
bajas tasas de observación en estas, puesto que abarcan una gran extensión de há-
bitat de borrego cimarrón de buena calidad, por lo que se esperaba que hubiera más
animales de los que se lograron avistar.

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Martínez-Gallardo, Alaníz García, Guevara Carrizales & González-Guzmán

Las altas tasas de observación en las sierras del sur se debieron principalmente
a que las condiciones del hábitat eran favorables para los borregos, dado que exis-
tía buena disponibilidad de alimento y fuentes de agua en muchos sitios, gracias a
las abundantes lluvias que hubo en ese año, factores que se reflejaron en una buena
actividad reproductiva, la cual se confirmó por la cantidad de hembras con cordero
que fueron avistadas.

COMPORTAMIENTO POBLACIONAL DEL BORREGO CIMARRÓN

Con el objeto de evaluar comparativamente los resultados obtenidos en los dife-


rentes monitoreos aéreos que se han realizado en Baja California, por De Forge
y colaboradores (1992), Lee y Mellink (1996, 1999), y el presente estudio (2010), se
muestran los hallazgos para las áreas que se sobrevolaron, las sierras Cucapá, Las
Tinajas, Las Pintas, San Felipe, San Pedro Mártir, Santa Isabel y Juárez (ver cuadro 4).

Cuadro 4. Resultados de los monitoreos aéreos poblacionales del borrego cimarrón en


Baja California.

1992 1995 1999 2010


Sierra Horasa Horas Horas Horas
Númerob Número Número Número

2.0 0.5 — 1.5


Cucapá
2 0 — 19

4.5 2.0 1.2 2.3


Las Pintas
25 27 1 22

5.5 2.1 2.0 2.0


Las Tinajas
67 23 25 53

18.0 6.7 5.0 5.4


San Felipe
282 85 25 50

13.0 2.8 — 1.9


Juárez
4 2 — 16

14.0 5.1 3.7 4.7


San Pedro Mártir
83 14 72 16

11.0 5.3 4.2 3.9


Santa Isabel
140 111 125 20

68.0 24.5 16.1 21.7


Totales
603 262 248 196
Tasa de
observaciónc 8.9 10.7 15.4d 9.1

Notas: a Duración del sobrevuelo. b Cantidad de borregos observados. c Número de animales avistados.
d No se consideraron las sierras Cucapá y Juárez, porque no se sobrevolaron en 1999.

Fuente: Elaboración propia.

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Monitoreo poblacional del borrego cimarrón (Ovis canadensis) en Baja California en el año 2010

Considerando los resultados obtenidos por monitoreo, se puede recapitular: en


1992 se encontraron 603 cimarrones en 116 grupos, luego de 68 horas de vuelo, por
lo que la tasa de observación fue de 8.9 animales por hora de vuelo. Se avistaron
97 machos adultos, 303 hembras adultas, 135 corderos y 68 añeros (ver cuadro 5). Los
resultados en proporción, fueron: 32 machos; 100 hembras; 45 corderos, y 22 añeros.

En 1995 se registraron 262 borregos en 90 grupos, tras 24.5 horas de vuelo, arro-
jando una tasa de observación de 10.7 animales por hora de vuelo. Se identificaron
68 machos adultos, 128 hembras adultas, 54 corderos y 12 añeros (ver cuadro 5). En
proporción, estos resultados correspondían a: 53 machos; 100 hembras; 42 corderos,
y 9 añeros.

En 1999 se avistaron 248 ejemplares en 56 grupos, luego de 16.1 horas de vue-


lo, con una tasa de observación de 15.4 animales por hora de vuelo. Se detectaron
72 machos adultos, 115 hembras adultas, 30 corderos y 31 añeros (ver cuadro 5). Los
resultados en proporción, fueron: 63 machos; 100 hembras; 26 corderos, y 27 añeros.
Cabe destacar que en este monitoreo no se consideraron las sierras Cucapá y Juárez.

Finalmente, en 2010 se hallaron 196 borregos en 49 grupos, tras 21.5 horas de


vuelo, lo que resulta en una tasa de observación de 9.1 animales por hora de vuelo.
Se registraron 49 machos adultos, 86 hembras adultas, 46 corderos y 15 añeros (ver
cuadro 5). En proporción, estos resultados correspondían a: 57 machos; 100 hembras;
53 corderos, y 17 añeros.

Cuadro 5. Composición de la población de borrego cimarrón en las sierras monitoreadas.a

Referencia 1992 1995 1999 2010 2010b

Avistados 603 262 248 196 185


Machosc 16.1 26 29 25 20
Hembras 50.2 48.8 46.4 43.87 45.4
Corderos 22.4 20.6 12 23.46 25.40
Añeros 11.3 4.6 12.5 7.65 9.19

Notas: a En las cuatro temporadas. b Sobrevuelo realizado en la porción sur de Baja California. c De aquí en
adelante las cifras representan porcentajes.
Fuente: Elaboración propia.

En cuanto al número de animales observados en cada periodo de muestreo, se


encontró que en el de 1992 se obtuvo el mayor promedio, pero con una varianza ma-
yor (9867.14) que la del resto de los muestreos —1995 (1866.28), 1999 (2439.8) y 2010
(263)—, lo que quiere decir que conforme sea más homogénea la distribución del
borrego cimarrón va a tender a ser menor la variación; es decir, en el estudio de 2010
se identificó que prácticamente en todas las sierras había borregos, relativamente el
mismo número, mientras que en el muestreo de 1992 hubo sierras con una gran can-

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Martínez-Gallardo, Alaníz García, Guevara Carrizales & González-Guzmán

tidad de animales y otras con muy pocos, de ahí la fuerte varianza en torno al valor
promedio de animales observados (ver figura 5).

Figura 5. Animales observados en los cuatro periodos de muestreo en Baja California.


300
250

animales observados
Máximo Número de 200
150
Promedio 100
50
0
1992 1995 1999 2010
Año
Fuente: Elaboración propia.

Respecto a la tasa de observación, al calcular el promedio para cada una de las


temporadas de muestreo, se obtuvo que la menor tasa de observación promedio
correspondió a la temporada de 1992, con 7.62 ejemplares por hora de vuelo; siguiendo
en orden ascendente la temporada de 1995, con 8.79; después la temporada de 2010,
con 10.84, para llegar a la temporada con mayor tasa promedio de observación,
la de 1999, con 13.51 individuos por hora de vuelo. Así, a pesar de la variación en el
comportamiento de las tasas promedio de observación, no se consideró que existieran
diferencias significativas en las cuatro temporadas de muestreo (ver figura 6).

Figura 6. Tasas promedio de observación1 en los cuatro periodos de muestreo en Baja California.

40
Animales observados

30
por hora de vuelo

Tasa de
observación
20 máxima
10
Tasa promedio
0 de observación
1992 1995 1999 2010
Año

Nota: 1 Número de animales avistados por hora de vuelo.


Fuente: Elaboración propia.

CONDICIÓN DEL HÁBITAT POR SIERRA

Con base en las observaciones realizadas durante el vuelo, se pudo establecer que, en
general, las sierras tenían buenas condiciones de hábitat para los borregos. El valor
integral de conservación de las sierras osciló entre 3 y 4; es decir, de las 13 sierras que
se muestrearon, 10 presentan buenas condiciones de hábitat para los cimarrones,
porque tenían cobertura vegetal, terrenos escarpados, cobertura termal, casi no

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Monitoreo poblacional del borrego cimarrón (Ovis canadensis) en Baja California en el año 2010

existía impacto antropogénico y había cuerpos de agua. Sólo tres sierras obtuvieron
valores integrales de conservación bajos (1): Cucapá, Las Pintas y Calamajué, debido a
que, en general, estas sierras tenían muy poca cobertura vegetal y había gran impacto
antropogénico (al menos en las dos primeras), lo cual limita a los borregos. Aunque es
cierto que en dichas sierras se observaron cimarrones, esto fue en fracciones de hábi-
tat que aún estaban bien conservadas, pero la realidad es que la mayor parte de ellas se
encontraba fragmentada o modificada, por lo que no tenían condiciones de hábitat
para el borrego, de modo que su presencia se limitaba a zonas en las que todavía
existía cobertura vegetal y terreno escarpado en buen estado.

Respecto a los impactos antropogénicos, se registraron cinco tipos, pero en nin-


guna sierra se identificó la presencia de todos: el número máximo detectado fue tres,
en las sierras Las Pintas y Santa Isabel; en cuatro de ellas se identificaron dos: Cucapá,
Juárez, Las Tinajas y San Felipe; en seis sierras se documentó la presencia de un solo
impacto: San Pedro Mártir, Calamajué, La Asamblea, Agua de Soda, Los Paredones y
La Libertad, y sólo en Las Ánimas no se observaron impactos. Cabe destacar que ésta
obtuvo un valor integral de conservación alto y un bajo valor de impacto, lo que impli-
ca una excelente condición del hábitat del borrego cimarrón, y precisamente en esta
sierra fue donde se avistó el mayor número de animales durante el muestreo, lo que
confirma que las buenas condiciones de hábitat propician la reproducción y un buen
reclutamiento poblacional, como sugiere la proporción de hembras-corderos registra-
da en el monitoreo.

Considerando la evaluación del hábitat, la mayoría de las sierras tenía un alto va-
lor integral de conservación y no tantos impactos (excepto Las Pintas y Santa Isabel),
es decir, en lo general presentaban buenas condiciones de hábitat, lo cual se reflejó
en la alta proporción de hembras-corderos identificada en prácticamente todas las
sierras muestreadas, que también sugirió que en todas hubo condiciones para la re-
producción de la población.

Conclusiones

La población de borrego cimarrón en las sierras del norte del estado se encontraba
estable, de acuerdo con las tasas de observación obtenidas en los cuatro muestreos
que se han llevado a cabo en los últimos 18 años, con la misma metodología.

La tasa de observación registrada en las sierras del sur del estado es la mayor que
se ha obtenido en la historia de los muestreos de población de borrego cimarrón para
Baja California.

La proporción de hembras-corderos sugirió una importante actividad reproduc-


tiva de la especie en todas las sierras de Baja California, aunque destacaron las del
sur, por la cantidad de hembras observadas.

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Martínez-Gallardo, Alaníz García, Guevara Carrizales & González-Guzmán

Con base en la evaluación del hábitat, la mayoría de las sierras tenía un alto valor
integral de conservación y no tantos impactos, excepto las del norte del estado.

Se recomienda realizar evaluaciones aéreas de la especie al menos cada 2 o


3 años, para darle seguimiento a su comportamiento —en número y estructura po-
blacional— por sierra, como se propone en la Estrategia Estatal para la Conservación
y el Manejo Sustentable del Borrego Cimarrón en Baja California (2013). Se sugiere
mantener las evaluaciones en las sierras tradicionalmente evaluadas e incluir todas
las del sur del estado, así como la parte norte de sierra de Juárez.

Agradecimientos

A la spa de Baja California, por el apoyo otorgado para la realización del presente
estudio. A la uabc, en particular al personal de la Facultad de Ciencias, por el apoyo
otorgado para llevar a cabo el proyecto. A la Dirección General de Vida Silvestre, la spa y
las autoridades civiles y militares (Secretaría de la Defensa Nacional [Sedena], Policía
Federal Preventiva [pfp], Procuraduría General de la República [pgr]). A Raymond Lee,
Jesús Zataraín, Jonathan Escobar, Eduardo Prieto, Florent Gomis, José Sánchez, Mel
Cain y Francisco Blanco. Los autores agradecen especialmente a los representantes
de los ejidos Matomí, Nuevo Rosarito, Reforma Agraria Integral, Tierra y Libertad, y a
los del Área de Protección de Flora y Fauna Valle de los Cirios, por su valioso apoyo y
colaboración para la ejecución de este trabajo.

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5
EVALUACIÓN DEL
HÁBITAT DEL BORREGO
CIMARRÓN (OVIS
CANADENSIS
CREMNOBATES)
EN LA SIERRA SAN
PEDRO MÁRTIR, BAJA
CALIFORNIA, MÉXICO

Mariana Montoya1 y Roberto


Martínez-Gallardo (†)

1 Wildlife Conservation Society, Perú.


(mmontoya@wcs.org).

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Montoya & Martínez-Gallardo

Introducción

Los ecosistemas naturales, sean estructuralmente simples o complejos, son resulta-


do de una larga historia de coevolución de las plantas y animales que los constituyen
(May, 1974), dando origen a la gran diversidad biológica actual, aunque esta comenzó
a disminuir desde que las comunidades humanas empezaron a crecer (Primack, 1995).
Por ejemplo, en Baja California la población de borrego cimarrón (Ovis canaden-
sis cremmnobates) —una de las especies de fauna silvestre de mayor importancia
económica del noroeste de México— ha disminuido en los últimos años, debido a
la cacería furtiva, el aumento de ranchos ganaderos y la perturbación de su hábitat
(Wakelyn, 1990).

Se le encuentra en regiones de desierto cálido del suroeste de Estados Unidos


y del noroeste de México, en terrenos agrestes, rocosos y cortados por cañones. En
toda su área de distribución hay zonas abruptas, con montañas bajas, riscos y pies
de ladera interrumpidos (Monson & Sumner, 1980). También habita en bosques de
coníferas y en sus áreas de transición: en verano, los borregos se distribuyen en el
cinturón de coníferas, mientras que en invierno bajan a zonas menos elevadas (Ro-
binson & Cronemiller, 1954).

El borrego cimarrón es una de las tres subespecies de borregos del desierto que
actualmente se distribuyen en México: Ovis canadensis mexicana, en Sonora; O. c.
weemsi, en Baja California Sur, y O. c. cremnobates, en Baja California (Monson &
Sumner, 1980). En éste, se le encuentra en todo el gran sistema de sierras, las cuales
tienen diferentes características, por lo que su hábitat es muy heterogéneo. Alti-
tud, pendiente, cobertura, pedregosidad y la combinación de estos factores pueden
determinar la presencia de la especie. Sin embargo, ésta no utiliza los componen-
tes del hábitat por su disponibilidad, sino que selecciona ciertos aspectos, según su
preferencia, aunque dicha selectividad y sus requerimientos de hábitat no se han
llegado a comprender del todo (Cunningham, 1989).

Área de estudio

La sierra San Pedro Mártir (sspm) forma parte de la cordillera peninsular que inicia
en las montañas de San Jacinto, Estados Unidos, y termina hacia la mitad de la
península de Baja California, en el paralelo 28 (ver figura 1). Está 100 kilómetros
(km) al sureste de Ensenada, y se extiende hacia el sureste de Valle de la Trinidad,
hasta 50 km al oeste de San Felipe (Escoto, 1994; Minnich, Franco-Vizcaíno & Sosa-
Ramírez, 1994).

La sierra abarca tres diferentes sectores de terreno: el escarpe del este, la cresta y
el flanco oeste. En el lado este, termina abruptamente: de alturas de 2 800 metros so-
bre el nivel del mar (msnm), disminuye a sólo 500 msnm —hacia los valles San Pedro

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Evaluación del hábitat del borrego cimarrón (Ovis canadensis cremnobates) en la sierra San Pedro Mártir...

Mártir y Chico—, en una distancia de alrededor de 10 km: es un relieve casi vertical.


Está dividida por cañones profundos. La cresta de la sierra es una amplia meseta que
comprende una cuenca aluvial angosta y praderas extensas con elevaciones super-
ficiales que se incrementan desde los 1 600 msnm, en arroyo Santa Eulalia, en el sur,
hasta 2 400 msnm, en Vallecitos, al norte (Escoto, 1994; Gastil & Lillegraven, 1974;
Minnich et al., 1994).

Figura 1. Orografía de Baja California, México.

TECATE MEXICALI
TIJUANA
Sierra
Cucapá

Sierra
32º 0’0”

ENSENADA Juárez

Sierra
Las Pintas

SAN FELIPE

Sierra San
Pedro Mártir
GOLFO DE
CALIFORNIA
30º 0’0”

Sierra
Santa Isabel

OCÉANO
PACIFICO

Sierra
La Libertad
500 a 1 000 msnm
28º 0’0”

1 000 a 1 500 msnm


N
1 500 a 2 000 msnm
0 25 50 75 100
Kilómetros 2 000 a 2 500 msnm
2 500 a 3 000 msnm
- 116º 0’0” - 114º 0’0”

Fuente: Modificado del Anuario Estadístico 1993 (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e
Informática [inegi]).

La altiplanicie está inclinada hacia el suroeste, normal al eje de la península. En su


punto más amplio abarca alrededor de 15 km de ancho. La altiplanicie tiene lomeríos
bajos de pendientes suaves y es de roca granítica que subyace a una cubierta de alu-
vión dispersa. En su superficie hay ciénegas y valles con arroyos serpenteantes que se
han desarrollado localmente (Escoto, 1994).

Las tierras de la sspm están divididas entre el parque nacional homónimo y tierras
ejidales. El parque cubre unas 60 000 hectáreas (ha), aproximadamente. La comuni-
dad del ejido El Bramadero, que ocupa alrededor de 300 000 ha —la mayoría del lado
oeste de la sierra—, se dedica a la ganadería; varios ranchos pecuarios se encuentran
cerca de los arroyos permanentes. Los animales pastan en las praderas de la sierra,
sobre todo en los meses de verano, y en invierno lo hacen en las partes bajas. Entre las
zonas más utilizadas se encuentran La Grulla, La Encantada, Santo Tomás, Santa Rosa

77

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Montoya & Martínez-Gallardo

y Vallecitos. Las praderas de la parte norte de la sierra son muy pequeñas y no justi-
fican el movimiento del ganado hasta ellas, salvo en temporadas de sequía (Minnich
et al., 1994).

El drenaje principal es hacia el lado oeste de la sierra. En esa vertiente drenan


cuatro sistemas de ríos: San Rafael y San Telmo, hacia el noroeste; Santo Domingo,
hacia el suroeste y, por último, el río San Simón (Escoto, 1994; Zúñiga, 1995). En el
extremo norte algunos arroyos escurren hacia el Valle de la Trinidad. Hacia el lado
este, la sierra es drenada por numerosos arroyos que bajan desde la cresta forman-
do cañadas profundas por todo el escarpe, el cual no se utiliza. Algunos afluentes
tienen caudal perenne al pie de la sierra, sin embargo casi nunca llegan al mar porque
se infiltran y evaporan (Espinoza, 1983).

El promedio de precipitación estival sobre San Pedro Mártir es de 100 a 150 milí-
metros (mm) (Escoto, 1994). En invierno, las partes altas de la sierra llegan a tener
temperaturas muy frías; la media anual es de 7.3 °C, con meses tan fríos como marzo,
cuya temperatura media es de - 1.5 °C. Por tal motivo, gran parte de la precipitación
de invierno en la sierra es en forma de nieve. En verano, las temperaturas medias
varían de 25 °C en las partes bajas del oeste, hasta 15 °C en la zona del Observatorio
Astronómico Nacional, llegando a 30 °C en el este. La precipitación media anual en
San Pedro Mártir es de 554 mm. El tipo de clima es subhúmedo (Zúñiga, 1995).

San Pedro Mártir se ubica en el margen sur de la zona climática mediterránea de


Norteamérica. Entre noviembre y abril, los ciclones de invierno traen precipitaciones
frontales con nieve en las partes altas de la sierra, y se forma una sombra de lluvia en
la vertiente este. En el verano, que es mayormente cálido y seco, sucede lo contrario. La
humedad que viene del sureste origina precipitaciones convectivas en las montañas,
mientras que en la porción occidental no existe convección debido a la presencia de los
vientos ascendentes del Pacífico. De esta forma, en la vertiente oeste predominan casi
exclusivamente las lluvias de invierno, mientras que en el este, las de verano (Escoto,
1994; Minnich et al., 1994).

Las lluvias en el desierto de Baja California se presentan principalmente du-


rante verano y principios de otoño, con una precipitación anual de 90 a 120 mm, y una
temperatura media anual de 23 °C. La vegetación es escasa, y comprende varios tipos
de cactus, yuca, maguey, cirio, palo verde, ocotillo, mezquite, entre otros (Monson &
Sumner, 1980).

A partir de la interpretación de fotografías aéreas, Minnich (1987) identificó los ti-


pos de vegetación en San Pedro Mártir, los cuales mostraron una amplia distribución
altitudinal. Los patrones locales están influenciados por la pendiente, el aspecto y el
sustrato. En la parte alta oeste, el chaparral es reemplazado por un bosque mixto de
coníferas, dominado por Pinus jeffreyi, mezclado con P. lambertiana y Abies concolor.
Estas dos últimas coníferas son dominantes en las laderas de exposición sur con pen-
diente pronunciada. A medida que la altiplanicie desciende hacia el sur de Vallecitos,

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Evaluación del hábitat del borrego cimarrón (Ovis canadensis cremnobates) en la sierra San Pedro Mártir...

el bosque de coníferas mixto cede su lugar a un bosque monoespecífico de Pinus


jeffreyi, el cual se distribuye en el piso de las cuencas y en las orillas de las ciénegas,
evitando las pendientes cubiertas de chaparral. Por otro lado, en las ciénegas de Va-
llecitos y La Tasajera son comunes los bosques subalpinos de Pinus contorta y Populus
tremuloides. Estos bosques se encuentran además en varios arroyos hacia el oeste y
en otros puntos dispersos, y también contienen especies de arbustos importantes
(Escoto, 1994; Minnich et al., 1987, 1994).

El escarpe semiárido del lado este, entre los 1 500 y 2 700 msnm, está cubierto
por un bosque bajo más extenso de Pinus quadrifolia. Debajo de los 1 500 metros (m),
P. quadrifolia es reemplazado por otro piñón, P. monophylla. Los arbustos más comunes
que se presentan en el bosque de pino piñonero incluyen Arctostaphylos peninsularis y
Garrya grisea, entre otros, y algunas suculentas como Yucca schidigera y Agave deserti
(Minnich et al., 1987, 1994).

El escarpe este, debajo de los 1 200 msnm, está cubierto por especies arbustivas
micrófilas. Dominan especies como Larrea tridentata, Ambrosia dumosa, Encelia
farinosa, Olneya tesota, Cercidium floridum y Dalea spinosa. También hay especies
suculentas, como Fouquieria splendens, Agave deserti, A. moranii y diversas espe-
cies de Opuntia spp. En el lado sureste de la sierra hay numerosas poblaciones de
Brahea armata (Minnich et al., 1987, 1994).

Los bosques de la sspm tienen una estructura de vegetación abierta: cuentan


con grandes espacios entre los árboles (50.15 árboles por hectárea). Las comunidades
dominadas por P. jeffreyi son menos densas que las antes mencionadas. Otro tipo de
vegetación son las praderas de altitud. Se encuentran en algunos valles y son muy
utilizadas por el ganado (Escoto, 1994; Minnich et al., 1995).

Utilizando criterios bioclimáticos, florísticos, fitosociológicos y fisiográficos, Pei-


nado, Alcaraz, Delgadillo y Aguado (1994) describieron las unidades fitogeográficas
hasta el rango de sector de San Pedro Mártir. En dicha sierra se pueden reconocer
las siguientes unidades fitogeográficas: reino Holártico, región Californiana, provincia
Martirense, sector Martirense, y reino Neotropical, región Xerofítico-Mexicana, provin-
cia Colorada, sector Sanfelipense. Por el gradiente térmico latitudinal y altitudinal que
presenta la sspm, se reconocen cuatro pisos bioclimáticos en la zona de clima medi-
terráneo: piso inframediterráneo, termomediterráneo, mesomediterráneo y supra-
mediterráneo, y otro en la zona de clima tropical-desértico situada al este de la sierra,
el piso meso-tropical. Los pisos bioclimáticos se reconocen mediante las comunidades
vegetales que presentan correlaciones con determinados intervalos termoclimáticos
(Peinado, Alcaraz et al., 1994; Peinado, Bartolomé, Delgadillo & Aguado, 1994).

Se encontró que el fuego es la única perturbación que afecta la estructura del


hábitat en San Pedro Mártir. Esta alteración natural crea un ambiente heterogéneo,
con lo cual el borrego tiene una mayor oferta de condiciones de hábitat, que con-
tribuyen a su supervivencia. Otras perturbaciones identificadas fueron: ganadería,

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Montoya & Martínez-Gallardo

cercas, actividad de vehículos motorizados y mantenimiento de infraestructura, las


cuales no afectan la estructura del hábitat, pero sí otros elementos que pueden im-
pactar directamente a las poblaciones de borrego cimarrón en el área.

Estudios sobre el hábitat del borrego muestran que no sólo las características
del primero determinan la presencia o ausencia del segundo, sino que existen otros
factores que tienen incidencia. La perturbación humana, por ejemplo, es determinan-
te en la presencia del borrego; se ha observado que la distancia entre éste y la fuente
de perturbación es de suma importancia en su distribución, e incluso que altera sus
patrones de comportamiento o puede propiciar una disminución en la cantidad de
alimento que ingiera. Otro factor relevante en la distribución del borrego es la visi-
bilidad que éste pueda tener: prefiere coberturas tipo bosques abiertos o matorrales
asociados a pastos, y evita bosques densos y cerrados (Etchberger et al., 1989).

El desierto de Baja California ocupa la parte este de la península, y presenta


una irregularidad y escarpado discontinuo que van de norte a sur. Tiene una variada
topografía, que incluye cordilleras (cordillera Peninsular, por ejemplo), colinas, mese-
tas, cañones, etcétera. Los borregos de la subespecie Ovis canadensis cremnobates
se encuentran en las elevaciones de la parte este, desde la sierra Juárez, al norte
—llegando a elevaciones de 3 000 m en la sspm, donde en algunos meses del año
hay nieve—, hasta la sierra La Giganta, en el sur. Aunque a la subespecie cremnobates
se le llama borrego del desierto, ésta se encuentra parte del año ocupando bosques
de coníferas, como lo hacen otras subespecies del género Ovis, al norte de América
(Shackleton, 1985).

No se tienen datos exactos de la superficie de hábitat con la que cuenta la sub-


especie cremmobates en el estado de Baja California. Se sabe que se encuentra en
las sierras Cucapá, Juárez, Las Tinajas, Las Pintas, San Pedro Mártir, San Felipe, San-
ta Isabel, Las Arrastras, Calamajué, La Asamblea, San Borja, Las Ánimas, Agua de
Soda y San Juan. Sin embargo, las estimaciones de superficie de hábitat varían des-
de 10 875 kilómetros cuadrados (km2), calculados por Raymond Lee en 1995,
14 321.85 km2, estimados por Alberto Tapia (1997), hasta 18 600 km2, proyectados por
Arturo Lara Flores en 1989. La cifra máxima la planteó Gonzalo Medina, en 1990, calcu-
lando 34 000 km2, casi la mitad de la superficie del estado (que abarca 71 609.26 km2).

Las sierras del estado tienen diferentes características: San Pedro Mártir y sierra
Juárez son las únicas con bosques de coníferas y nevadas en invierno; las demás pre-
sentan vegetación de matorral xerófilo en su mayor parte. La diferencia se da también
a nivel geocronológico-litológico: sierra Las Pintas es la más antigua, conformada por
rocas sedimentarias metamórficas; luego se formó el complejo metamórfico de las
sierras La Asamblea y San Pedro Mártir. La de San Felipe está formada por esquisto y
calizas, mientras que la Santa Isabel es de rocas ígneas intrusivas ácidas. Las sierras
Las Tinajas y La Libertad tienen una litología de roca sedimentaria arenisca, y la sierra
Juárez es un conglomerado (Tapia, 1997).

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Evaluación del hábitat del borrego cimarrón (Ovis canadensis cremnobates) en la sierra San Pedro Mártir...

Se observó que durante invierno el borrego se distribuye debajo de las zonas de


las nieves permanentes (a menos de 1 500 m), busca los lugares menos fríos y evita
los fondos de quebradas, prefiriendo las cordilleras. Las cuestas y cumbres las utiliza
según sus características; en general, prefiere las zonas más escarpadas (pendientes
mayores a 80%), pero para consumo de alimento elige áreas con pendientes de
entre 36 y 80%. Los lugares rocosos los utiliza para dormir, y los terrenos agrestes y
las cordilleras, para refugio y escape. Es importante mencionar que la selección de
hábitat difiere entre machos, hembras y juveniles.

En estudios realizados en época de verano se observó una selección similar


a la de invierno: en el verano, el borrego busca lugares con sombra, o sitios como
los pies de ladera, que son más ventilados y húmedos, para reducir su gasto de
energía en termorregulación. Similar al invierno, en verano el borrego elige áreas
con pendientes entre 59 y 79%, y raramente se le encuentra donde las pendientes
son menores a 40% o mayores de 120%. Adicionalmente, se identificó que no utiliza
zonas con elevaciones menores a 1 098 m, ni mayores a 1 585 m: prefiere sitios entre
1 098 y 1 341 m (Gionfriddo & Krausman, 1986).

En general, la respuesta del borrego a las pendientes, altitudes y posición to-


pográfica está relacionada a factores como visibilidad, disponibilidad de alimento
y proximidad a terrenos de escape, y no a la pendiente, altitud y topografía per se
(Gionfriddo & Krausman, 1986).

La fragmentación del hábitat es el proceso por el cual una superficie continua


de éste es reducida (en tamaño) y dividida en dos o más partes. Estas porciones o
parches son áreas más o menos homogéneas que por lo general están aisladas unas
de otras por un paisaje altamente modificado o degradado, o que están rodeadas por
una sección de terreno distinta —llamada matriz—, con vegetación diferente o que
tiene un uso de suelo diferente al de los fragmentos o parches (Forman, 1995; Lord &
Norton, 1990; Saunders et al., 1991; Shafer, 1990; Wilcove et al., 1986), fenómeno que
es una consecuencia común de las actividades antropogénicas (Solbrig, 1992).

La invasión humana en zonas de distribución del borrego ha tenido efectos


drásticos sobre sus poblaciones, tales como la transmisión de enfermedades del
ganado doméstico y la competencia con éste por alimento. Por ambas razones, se
ha llegado a la conclusión de que ninguna subespecie de borrego cimarrón puede
coexistir con el borrego doméstico.

Otros competidores importantes son los animales ferales y exóticos, como los
burros ferales (Equus asinus), porque sus fuentes de alimentación se traslapan y en
los meses de verano tienen una demanda similar por el agua.

La fragmentación del paisaje es otro factor que puede afectar a la población de bo-
rrego, por dos de sus principales efectos: la alteración del microclima dentro de los
parches y en los alrededores de estos, y el aislamiento de cada uno de ellos en el

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paisaje circundante. Las alteraciones del ambiente físico se dan a nivel de cambios
en los flujos de radiación, viento y agua, lo cual puede tener importantes efectos en
los fragmentos de vegetación.

La existencia de una estructura de parches en un ambiente ofrece a los organis-


mos la opción de responder a ésta de forma aleatoria. Y cuando el patrón de uso no
es aleatorio, en general probablemente se deba a microclimas, presiones de depre-
dación, disponibilidad de alimento o eficiencia en la ingesta.

Otra consecuencia de la fragmentación puede ser el efecto de borde, que re-


presenta un atractivo para los depredadores. Los cazadores gustan de estas zonas,
porque por lo general muchas especies cinegéticas son abundantes ahí.

Las especies pueden estar amenazadas incluso cuando no hay fragmentación


del hábitat, sin que haya cambios en la estructura de la vegetación dominante de
la comunidad, proceso al que se le denomina degradación del hábitat: no es muy
evidente y su causa más común es la contaminación, por agroquímicos o del agua
y del aire.

La precipitación también puede ser considerada una perturbación al hábitat


del borrego cimarrón, que corresponde a un ambiente árido y semiárido, y como
tal se caracteriza por una variabilidad climática, topográfica y edáfica extrema, lo
cual produce una clara y compleja estructura de parches. Como generalmente la llu-
via es escasa y variable en estos sistemas, los procesos básicos del ecosistema, como
producción, consumo y descomposición, están íntimamente ligados a los pulsos
de precipitación. Aunado a esta heterogeneidad temporal, está la variación espa-
cial. En una escala local, las características topográficas pueden producir grandes
diferencias en las lluvias a cortas distancias. Además, dado que en los ambientes ári-
dos y semiáridos la topografía y el tipo de suelo varían tremendamente, a escala lo-
cal estas variaciones pueden ser más importantes para la biota que las pluviales, por
su influencia en las características microclimáticas, salinidad, estabilidad del suelo,
patrones de penetración de la humedad y escorrentía.

El hábitat del borrego está tipificado como lugares mésicos y xéricos, son áreas
propensas a la combustión. El fuego es parte importante en este tipo de ecosistemas
y ayuda al mantenimiento de los hábitats para la vida silvestre. El efecto del fuego
depende de varios factores (frecuencia, intensidad, extensión y estación), del tipo de
vida silvestre que hay y de sus hábitats. En el caso de los ungulados, los afecta positi-
vamente, mejorando en el corto plazo la oferta y calidad del alimento, y a largo plazo
los beneficios son el mantenimiento de las condiciones de producción de alimento
dentro del hábitat.

La recurrencia del fuego es la forma más significativa de perturbación natural


en el norte de Baja California. La sspm es el límite sur del clima mediterráneo en la
provincia florística Californiana, clima que se caracteriza por tener precipitaciones in-

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Evaluación del hábitat del borrego cimarrón (Ovis canadensis cremnobates) en la sierra San Pedro Mártir...

vernales, seguidas de veranos secos. La cobertura vegetal desarrollada gracias a estas


lluvias se seca en el verano, lo que acentúa la combustibilidad natural. La mayor parte
del chaparral y bosque del lado oeste se ha quemado por lo menos una vez desde
1925, en promedio con áreas incendiadas menores a 3 000 ha. En San Pedro Mártir, el
tiempo promedio de rotación de los fuegos para todos los tipos de bosques mixtos
de coníferas y chaparral se ha estimado entre 50 y 55 años, y para el bosque de pino
piñonero, del lado este semiárido, se ha calculado entre 100 y 200 años o más.

Existen evidencias sustanciales de que —en algunas condiciones— la elimi-


nación o reducción de las perturbaciones crea mayores problemas de los que resuelve,
situación que se presenta en el caso específico de los incendios.

Método

La sspm se recorrió desde el pie de ladera del lado este (500 msnm) hasta las partes
más altas, llegando a los 2 800 m de altura. Los muestreos se hicieron entre noviem-
bre de 1997 y abril de 1998.

Se caminó por la zona y se ubicaron lugares con evidencias de borrego cimarrón,


ya fueran los mismos individuos o alguno de sus rastros, como huellas, excretas,
echaderos o senderos asociados a su tránsito.

Para la caracterización del hábitat se utilizó el método de líneas de Canfield. Des-


pués de localizar evidencias de borregos, se marcaron transectos en dichos lugares
(no de forma aleatoria). Con apoyo de una cinta métrica, se trazó el transecto en línea
de 30 m, y se midieron aquellas plantas que tocaban o estaban sobre la cinta. En cada
una se midió la distancia de su proyección perpendicular sobre la cinta, se registró la
especie y su forma de vida (árbol, arbusto y hierba). En el caso de los árboles, también
se midió su altura. Además, se anotó —en un formato— la información topográfica
(ángulo de inclinación, por ejemplo) y otras variables físicas, como temperatura, tipo de
suelo, etcétera. También se registraron los cuerpos de agua disponibles para el borrego.

En cada transecto se estableció la formación vegetal correspondiente, consi-


derando la siguiente clasificación:
• Bosque: sitio con dominancia de especies arbóreas.
• Matorral: lugar con predominio de especies arbustivas.
• Matorral xerófilo: área con mayoría de especies arbustivas xerófilas.
• Ecotono: zona de transición (entre algunas de las formaciones).

Con los datos registrados en el formato, se obtuvo lo siguiente para cada transecto:
Cobertura (C): proporción del terreno ocupado por la proyección perpendicular de las
partes aéreas de los individuos de la especie vegetal considerada.

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Montoya & Martínez-Gallardo

C = ( L/T)x 100
Donde: L = longitud de proyección del individuo de la especie x (metros)
T = longitud total del transecto (metros)

Frecuencia (F): probabilidad de encontrar determinada forma de vida en un transecto.


Fi = ( Xi / N ) x 100
Donde: Xi = número de individuos de la forma de vida i
N = número total de formas de vida en el transecto

Con base en la información obtenida en los transectos, se hizo una separación


de la zona evaluada, diferenciando las áreas según su altitud. Los criterios para
establecer los rangos de altitud de cada área diferencial, fueron: 1) pendiente; 2) pedre-
gosidad; 3) cobertura; 4) frecuencia de árboles; 5) de arbustos, y 6) de hierbas, en cada
transecto. Aunque se tenía en cuenta que el hábitat es uno solo, a estas áreas con
variaciones se les denominó tipo de hábitat (th), para facilitar el análisis.

De cada una de las seis variables mencionadas se hicieron gráficas en relación


con la altitud, y se ubicaron agrupaciones de valores. Para cada variable, se hizo
la separación de forma independiente y aproximada, y se compararon todas las
divisiones hechas; para ajustar éstas en cada variable, se hizo un análisis exploratorio
de datos con un diagrama de tallo y hoja, utilizando el programa de cómputo sas
para Windows, con el procedimiento proc univariate (sas Institute, 1994) para cada
división, en cada variable. Con esto, se identificaron los valores extremos de cada sepa-
ración hecha en cada variable, y se hizo la división del área en los diferentes th,
tomando en cuenta las seis variables.

Para las seis variables de cada th, se volvió a hacer un análisis exploratorio de
datos, para identificar valores extremos. Cuando estos fueron detectados no se elimi-
naron, sino que se revisó a qué transecto correspondían y se determinó la razón por
la que no estaban dentro del rango. Una vez obtenida esta información, se hizo una
descripción de cada th, considerando todas sus variables y la formación vegetal pre-
sente en cada uno.

Para identificar qué elementos estructurales del hábitat determinan la presencia


de borrego cimarrón en cada uno de los th, y en qué grado la altitud explica dicha
distribución en todo el rango altitudinal de la sspm, se realizó un análisis estadístico
basado en un modelo lineal generalizado (programa estadístico Generalized Linear
Interactive Modelling System [glim] v. 3.77, Royal Statistical Society-Numerical
Algorithms Group, 1985). En este caso, la variable de respuesta fue el número de
evidencias encontradas por transecto de cada th. El modelo considerado utiliza un
error de tipo Poisson, el cual asume que los datos son números enteros, cuyas varianzas
son iguales a sus medias. Además, el modelo está ligado a una función logarítmica,
la cual asegura que todos los valores ajustados sean positivos (Crawley, 1993).

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Evaluación del hábitat del borrego cimarrón (Ovis canadensis cremnobates) en la sierra San Pedro Mártir...

Para hacer el análisis con el glim en todo el rango altitudinal, los factores consi-
derados fueron altitud, pendiente, pedregosidad y cobertura vegetal. No se tomaron
en cuenta el resto de elementos, como orientación de la ladera, tipo de suelo y forma
de vida, porque la cobertura surge en función de estos.

Se establecieron clases para cada factor, y después se asignaron los datos co-
rrespondientes a estas para cada factor y transecto. Se elaboró una matriz, cuyas
primeras cuatro columnas eran altitud, pendiente, pedregosidad y cobertura, res-
pectivamente, y la quinta presentaba los conteos de las evidencias como variable de
respuesta. La información de los 58 transectos realizados se asentó en sendas filas. Se
desarrolló el análisis glim, y se tomaron en cuenta los resultados de altitud.

De igual forma, se procesaron matrices para cada th; lo único que varió fue el
número de filas y que no fue considerada la altitud. Tomando en cuenta las mismas
clases que para el hábitat total, se hizo el análisis estadístico para cada matriz de los
diferentes th.

Como resultado del análisis con el modelo lineal generalizado, se obtuvo una
devianza (variación del modelo) total y las devianzas parciales para los diferentes
factores (elementos del hábitat), así como para las interacciones entre estos. Con el
valor de la diferencia entre la devianza parcial y total, se determinó el grado de sig-
nificancia (a = 0.05) de cada factor en la tabla ji cuadrada (X2). La significancia de
un factor quiere decir que hay diferencias significativas entre las clases del mismo.
Para analizar qué clase o nivel del factor fue diferente de otro, se hizo una prueba
t student. El t estimado se calculó de la siguiente manera:

t = (estimado 1 - estimado 2) / error estándar 2

Los valores de los estimados y del error estándar fueron obtenidos del resultado
del análisis glim. Una vez que se calcularon las diferencias significativas entre las
clases de cada factor, se estimó el número de evidencias encontradas para las clases:

Número de evidencias para clase 1 = antiln (estimado 1)

Número de evidencias para clase i = antiln (estimado 1 + estimado i),
i diferente de uno

Con esta información, se identificó qué nivel de qué factor o factores, y en qué
proporción, determinaron la presencia del borrego cimarrón en cada lugar durante la
temporada de muestreo.

El reconocimiento de las alteraciones se hizo durante el recorrido a pie en la sspm.


La información se registró con detalle cuando la perturbación se encontró sobre al-
gún transecto; en los demás casos sólo se hizo una descripción de ésta. Se consideró

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Montoya & Martínez-Gallardo

como perturbación a cualquier evento natural o actividad antropogénica encontra-


dos en el área que causaran algún cambio en el sistema natural.

Con base en la literatura existente y las observaciones de campo, se hizo una


descripción de las perturbaciones identificadas y sobre cómo éstas impactaban al
hábitat y a los borregos cimarrones. Para determinar las áreas perturbadas por el
fuego, se utilizó el mapa de incendios elaborado por Minnich (1997).

Con la información obtenida del glim, se calcularon las probabilidades de ocu-


rrencia del borrego cimarrón en áreas de 10 x 10 km, establecidas en la sspm de ma-
nera aleatoria.

Con el programa idrisi, versión 4.1 (Eastman, 1992), se hizo una reclasificación
del modelo digital de terreno de la sspm, considerando cinco clases de altitud, que
correspondían a cada th. A partir de este mapa, se calcularon las pendientes —en
grados— y se hizo una segunda reclasificación. Después, relacionando la información
de ambos mapas (de th y pendientes), se obtuvo otro que asociaba los diferentes th
con las distintas clases de pendiente.

Por otro lado, en el programa autocad (versión 14), se creó una rejilla con cuadra-
dos de 10 x 10 km, la cual se exportó al programa idrisi como un archivo vectorial, y
se sobrepuso en el mapa.

Con las coordenadas de la rejilla, se hicieron ventanas del mapa resultante de la


clasificación cruzada. Cada ventana se guardó como un archivo independiente. En
cada uno de estos, se calculó el área de cada clase (combinación de th con pendiente)
dentro de cada cuadro.

Con esta información y con la obtenida del glim, se procedió a estimar la pro-
babilidad de ocurrencia de borrego cimarrón para el área de estudio, mediante la
siguiente fórmula:

Donde: IIBc = Probabilidad del borrego cimarrón en el cuadro k


Eji = Número de evidencias en la pendiente j del hábitat i (calculadas me-
diante el glim)
Aji = Área de la pendiente j del hábitat i (calculadas con el idrisi)
% Pi = Porcentaje que explica la pendiente, la presencia de la evidencia en el
thi (glim)

De esta manera, para cada cuadro de 100 km2 dentro del área de estudio, se cal-
culó la probabilidad de ocurrencia de borrego cimarrón.

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Evaluación del hábitat del borrego cimarrón (Ovis canadensis cremnobates) en la sierra San Pedro Mártir...

Resultados

Se hicieron 58 transectos de 30 metros en 8 localidades: Observatorio Astronómico


Nacional; cañada San Matías; área del cerro El Picacho y rancho Las Tinajas; cañada
La Esperanza; cañón del Diablo; cañada La Providencia; cañada La Encantada este, y
cañada Agua Caliente (ver cuadro 1).

Cuadro 1. Número de transectos realizados por localidad.

Localidad Transectos Mes

Observatorio Astronómico Nacional 19 Noviembre


Cañada La Providencia 6 Diciembre
Cañada La Esperanza 2 Enero
Cañón del Diablo 13 Enero y febrero
Cañada Agua Caliente 1 Febrero
Cañada La Encantada este 5 Febrero
Cañada San Matías 7 Marzo
Cerro El Picacho y rancho Las Tinajas 5 Marzo
Total 58

Fuente: Elaboración propia.

Se consideró como evidencia a cualquier elemento que indicara la presencia del


borrego en el área: la mayoría fueron excretas; otras, como senderos, echaderos o
huellas, variaron según la localidad.

Con base en los factores bióticos y abióticos obtenidos en los transectos, así
como en los cálculos de cobertura vegetal y frecuencia de ocurrencia de las for-
mas de vida, se obtuvieron cinco diferentes áreas o tipos de hábitats (th), separados
por rangos de altitud: th1 = menor a 550 m; th2 = 550-700 m; th3 = 700-1 500 m;
th4 = 1 500-2 500 m, y th5 = mayor a 2 500 m.

Para analizar los datos con el programa glim, se hizo una agrupación de los va-
lores de cada elemento o factor. Para la altitud se consideraron cinco clases o niveles,
correspondientes a los cinco th. La separación de los valores de pendiente y pedrego-
sidad fue la misma, con tres clases para estos dos factores. La cobertura también fue
separada en cinco clases.

Mediante el glim, se hizo el análisis de la matriz con los datos de todo el


hábitat (sin separación por th), y se obtuvo una devianza de 193.56 con 37 grados de
libertad. La altitud fue el factor que explicó en mayor grado —41.60%— la presencia
del borrego en el área de estudio. No todos los factores resultaron con diferencias
significativas entre sus clases. El modelo resultante fue el siguiente: modelo= 1 + a
(Altitud) + i (pendiente) + p (Pedregosidad) + c (Cobertura) + ai + ap + ai + ip + ac + ic
+ pc. No fueron necesarias interacciones de tercer o cuarto orden para explicar toda

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Montoya & Martínez-Gallardo

la devianza del modelo, bastó con las de segundo orden (ai, ap, ai, ip, ac, ic, pc) para que
no quedara devianza residual.

De la misma manera, se obtuvieron las devianzas totales para cada th, así como
las devianzas parciales de cada factor y de las interacciones. También se obtuvo la
significancia de los factores con la prueba de ji cuadrada (X2). No se hizo el análisis para
el th1 porque en este no hubo evidencias de borrego, es decir, en todos los niveles la va-
riable de respuesta fue cero. De este modo, sólo se hizo el análisis glim para los th 2 al 5.

En el th2, la pedregosidad fue el elemento (o factor) que explicó en un 34.7%


la devianza del modelo (la total fue 24.38). La pendiente se ubicó en segundo lu-
gar, con 26.63%. El modelo quedó totalmente validado con dos interacciones de
segundo orden.

En el th3, la devianza total del modelo fue 47.148. La cobertura fue el elemento
que sustentó en un 47.28% la devianza total, seguida por la interacción pedregosidad-
cobertura, con 25.18%. No fue necesario procesar todas las interacciones de segundo
orden, ni la de tercer orden, para respaldar 99.99% de la devianza.

La pendiente fue el elemento más importante en el th4, con 80.62% de expli-


cación de toda la devianza del modelo (12.057). Las interacciones no sustentaron las
diferencias en la variable de respuesta: bastó con los factores independientes para
explicar 100% la devianza.

Para el th5, el modelo registró una devianza total de 29.442. La pedregosidad fue
el elemento que explicó en un 45.92% la devianza total, seguido por la pendiente,
con 41.17%. El 100% de la devianza fue validada por el modelo que consideró sólo dos
interacciones de segundo orden (ver cuadro 2).

Cuadro 2. Devianza totala y porcentaje de explicación de cada factor e interacciones para el th5.

Factores % Explicación X2 (0.05) Grados de libertadb

Pendiente 41.17 * 2

Pedregosidad 45,92 * 2

Cobertura 12.59 n. s. 3

Pendiente-Pedregosidad 0.01 n. s. 1

Pedregosidad-Cobertura 0.31 n. s. 1

Devianza explicada 100.00

Notas: a = 29.442. b = 10 (total). * = significativo; n. s. = no significativo.


Fuente: Elaboración propia.

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Evaluación del hábitat del borrego cimarrón (Ovis canadensis cremnobates) en la sierra San Pedro Mártir...

Una vez hallados los factores que tuvieron diferencias significativas entre sus cla-
ses, se hizo la comparación entre cada una de las clases de cada factor, y se vio cuáles
fueron significativamente diferentes por medio de una prueba t student. En el análi-
sis del hábitat de toda el área de estudio sólo se consideró el factor altitud, porque
explicó el mayor porcentaje, y para que los demás factores se analizaran por th.

En el modelo, el th5 obtuvo una devianza de 29.442. La pedregosidad fue el ele-


mento que explicó en 45.92% la devianza total, seguido por la pendiente, con 41.17%. El
100% de la devianza fue validada por el modelo, que consideró sólo dos interacciones
de segundo orden.

En la sspm se identificaron seis fuentes de perturbación (ver cuadro 3), de las


cuales sólo una afecta a la estructura del hábitat: el fuego. El resto lo altera de una
manera no tan evidente, porque no modifica su estructura, sino su calidad. Sin em-
bargo, las perturbaciones sobre la calidad del hábitat también son importantes,
porque —según la literatura— afectan a la población de borrego cimarrón.

Cabe mencionar que el fuego, el único factor que altera la estructura del hábitat,
es también la única perturbación no antropogénica. El fuego forma parte de los pro-
cesos naturales del sistema de la sspm, generando una heterogeneidad del paisaje
tanto espacial como temporal. Por su importancia en la modificación de la estructura
del hábitat, se hizo énfasis en sus impactos.

Cuadro 3. Fuentes de perturbación en la sierra San Pedro Mártir.

Perturbación th afectado Elemento impactado

Ganadería th1, th2, th3, th4, th5 Calidad del hábitat, borrego cimarrón

Fuego th4, th5 Estructura del hábitat, borrego cimarrón

Basura th2, th3 Calidad del hábitat

Actividad de mantenimiento th5 Calidad del hábitat, borrego cimarrón

Circulación de carros th1, th2, th5 Calidad del hábitat, borrego cimarrón

Cercas th1, th2, th4 Calidad del hábitat, borrego cimarrón

Fuente: Elaboración propia.

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Montoya & Martínez-Gallardo

Conclusiones-discusiones

• Utilizar evidencias indirectas de la presencia del borrego cimarrón es una he-


rramienta muy útil para la evaluación de su hábitat.
• El hábitat de la sspm se caracteriza por ser un ambiente naturalmente heterogé-
neo, y provee al borrego de diversos elementos estructurales que le permiten mante-
ner su población saludable. Es importante conservar esta heterogeneidad ambiental,
manteniendo los procesos naturales que se presentan en la sierra, como los incendios.
• La importancia del hábitat de la sspm no sólo es local, sino también regional,
porque sus características son distintas a las demás sierras de todo el sistema oro-
gráfico de Baja California.
• La altitud, pendiente, cobertura, pedregosidad y la combinación de estas, de-
terminaron la presencia de borrego cimarrón (registrada mediante evidencias) en el
presente estudio.
• Durante la temporada de invierno no se identificaron impactos en la estructura
del hábitat de la sspm. De las perturbaciones registradas, el fuego fue la única que
afecta la estructura del hábitat del borrego cimarrón, aunque parece tener un efecto
positivo sobre la población de la especie.
• La evaluación sistemática del hábitat —método utilizado en el presente tra-
bajo— permite comparar los resultados con los de otros lugares en donde se realice.
Y aunque pueden incorporarse más factores en el modelo, los hallazgos seguirán
siendo comparables entre los diferentes estudios.
• El modelo para calcular la probabilidad de presencia del borrego en áreas de-
limitadas tiene un gran potencial de aplicación en el manejo de esta especie. En este
trabajo la probabilidad fue en función de la pendiente, pero pueden agregarse otros
factores.
• Se sugiere que el modelo de metapoblación se ajuste a la población de Ovis
canadensis cremnobates, de modo que su manejo sea a escala regional, tomando en
cuenta todo su ámbito de distribución, y no cada sierra de forma independiente.

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7

6
ESTRATEGIA DE
MANEJO PARA EL
BORREGO CIMARRÓN
(OVIS CANADENSIS
CREMNOBATES
ELLIOT, 1903), BASADA
EN LA EVALUACIÓN
DE LOS ELEMENTOS
ESTRUCTURALES DEL
HÁBITAT, EN LA SIERRA
SAN PEDRO MÁRTIR,
BAJA CALIFORNIA,
MÉXICO

Ricardo Eaton-González 1 y
Roberto Martínez-Gallardo (†)

1 Docente de la Facultad de Ciencias y de la Facultad

de Ciencias Marinas de la Universidad Autónoma


de Baja California (uabc). (eaton@uabc.edu.mx).

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Eaton-González & Martínez-Gallardo

Introducción

En México, el borrego cimarrón es, desde el punto de vista económico, una de las es-
pecies más importantes, debido a la derrama que genera su cacería, y desde el punto
de vista cinegético, representa uno de los trofeos más interesantes a escala mundial,
por su gran cornamenta y lo difícil que resulta cazarlo. En 1990 se decretó la veda
total para su aprovechamiento, y hasta hoy, en Baja California —a pesar de los múlti-
ples intereses para conservarlo o aprovecharlo, los censos realizados, el desarrollo de
trabajos científicos para algunas poblaciones del estado y la propuesta de acciones
para el fomento de sus poblaciones—, la problemática en torno a la especie no ha
podido resolverse.

Para el borrego cimarrón y otros organismos las características del hábitat deter-
minan la presencia y, en gran medida, la dinámica de sus poblaciones: un hábitat que
posee elementos favorables para reproducción, alimentación, cobertura y dispersión
en el espacio y tiempo garantiza la persistencia de las especies que lo utilizan.

Wilson y colaboradores (1980) mencionan que el borrego cimarrón es un animal


con requisitos de hábitat muy estrictos, porque necesita áreas específicas para ali-
mentación, cortejo, descanso, así como cobertura de escape y sitios para pariciones;
por lo anterior, concluyeron que el borrego es muy susceptible a los cambios que
ocurren en su hábitat y que la afectación de un componente puede significar la
pérdida de un hato completo.

Diversos autores han definido el hábitat del borrego así:

Monson (1980): El hábitat típico del borrego cimarrón es el terreno quebrado por
cañones y aluviones, accidentado y rocoso.

Geist (1971): El borrego cimarrón habita en terreno montañoso abierto, común-


mente cerca de los acantilados. Las comunidades de plantas son usualmente clímax
con algunos arbustos altos y árboles, y con abundantes arbustos, hierbas y pastos en
crecimiento. Las temperaturas y la disponibilidad de agua varían ampliamente: el bo-
rrego cimarrón del desierto habita montañas donde las temperaturas sobrepasan
49 °C a la sombra, y pueden mantenerse sin beber agua por largos periodos.

Valdez y Krausman (1999): El hábitat del borrego se define por terrenos quebra-
dos, rocosos, regiones con temperaturas extremas; generalmente evitan áreas con
vegetación alta que obstruya su visibilidad.

La diversidad de elementos que definen el hábitat del borrego cimarrón puede


variar de acuerdo con su rango de distribución, principalmente debido a las diferen-
cias de vegetación y clima de cada sitio, lo que origina que en la literatura suelan
mencionarse dos razas de borregos en relación con las características del hábitat
donde viven: el borrego de las montañas y el borrego del desierto (Monson, 1980).

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Estrategia de manejo para el borrego cimarrón (Ovis canadensis cremnobates Elliot, 1903)...

Sin embargo, lo anterior no es totalmente aplicable a la población de borrego que


se encuentra en la sierra San Pedro Mártir, porque ésta podría comportarse como
una mezcla de ambas razas, debido a lo particular y heterogéneo del hábitat (Mon-
toya, 1998). Considerando lo anterior, es necesario realizar estudios de hábitat con
mayor detalle, para conocer los elementos que lo componen y saber cuáles de
ellos tienen mayor importancia para determinar la presencia del borrego. Siendo
un mamífero socialmente especializado, normalmente muestra gran fidelidad
al mismo ámbito hogareño estacional año tras año, preferencia que es heredada
generacionalmente mediante comportamiento aprendido. Por tal motivo, el borrego
es muy susceptible a los cambios que ocurren en su hábitat, como la pérdida o
disminución de algún elemento. Además, se ha documentado que para la fauna los
requerimientos de hábitat cambian en relación con la estación, actividad, sexo y edad
(Holl, 1982), siendo esto muy evidente en el borrego cimarrón.

Tratando de identificar los elementos del hábitat más importantes en cada


área, algunos trabajos han aportado datos más específicos, por ejemplo, Wilson y su
equipo (1980) señalaron como relevantes el terreno de escape, altitud, precipitación,
temperatura, barreras naturales, suelo, agua, vegetación-alimento, cobertura (de
escape y termal) y espacio. Monson (1980) reconoció la importancia del alimento,
agua, terreno de escape y espacio. Holl (1982) destacó la altitud, pendiente (y su
orientación), distancia a fuentes de agua, cobertura vegetal y cantidad de terreno
de escape disponible (pendientes mayores a 60%). Cunningham y Ohmart (1986)
incluyeron en su estudio la pendiente, orientación, altitud, tipo de vegetación,
distancia a fuentes de agua permanentes, composición de grupos, tiempo que los
animales usan las áreas, distancia al terreno de escape (pendientes mayores a 80%)
y distancia de perturbación humana. En particular, para la sierra San Pedro Mártir
(sspm), en Baja California, México, Montoya (1998) definió cinco tipos de hábitats
considerando como componentes la pendiente del terreno, altitud, pedregosidad,
cobertura vegetal y frecuencia de formas de vida (árboles, arbustos y hierbas).

En este contexto —atendiendo en principio únicamente a intereses de diag-


nóstico, mantenimiento y fomento a las poblaciones de borrego cimarrón—, se ha
desarrollado el presente estudio, que aporta conocimiento específico para un área de
distribución de la especie y una metodología aplicable a cualquier sitio. En este tra-
bajo se ha buscado innovar los métodos de investigación e involucrar datos obtenidos
de forma no invasiva, acorde con la conservación, manejo y etología de la especie.

Métodos

DELIMITACIÓN DEL ÁREA DE ESTUDIO Y OBTENCIÓN DE EVIDENCIAS DE LA ESPECIE

Al sur, el área de estudio se delimitó en un sitio conocido como cañón El Carrizo,


donde la altitud cambia suavemente y se encuentra una dominancia de topoformas

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Eaton-González & Martínez-Gallardo

tipo meseta, lo que indica la pérdida de la continuidad del terreno que caracteriza
al macizo montañoso de la sspm; el límite norte se ubicó en un sitio inmediato al
Observatorio Astronómico Nacional San Pedro Mártir, del Instituto de Astronomía
de la Universidad Nacional Autónoma de México (ia-unam). La digitalización y deli-
mitación del área de estudio se realizó sobre la carta topográfica escala 1:250 000
Lázaro Cárdenas —H11-5-6— (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Infor-
mática [inegi], 1978), utilizando para esto los criterios descritos. La zona se recorrió
a pie, siguiendo senderos y visitando áreas donde se tenía evidencia de la especie;
la información se compiló de diciembre de 1997 a diciembre de 2000. Los sitios de
muestreo se registraron mediante un Sistema de Posicionamiento Global (cuyas
siglas en inglés son gps), utilizando el sistema de referencia North American Datum
of 1927 (nad27) y la proyección Universal Transversa de Mercator (utm).

Como evidencias directas de la especie se consideraron los puntos geográficos


donde se avistaron animales, en los recorridos a pie y durante la captura de 10 borre-
gos, en 1999. Como evidencias indirectas se tomaron en cuenta la colecta de excretas
y los sitios donde se encontraron echaderos y se recolectaron pelos de algunos
ejemplares. La información se capturó en una base de datos, detallando fecha de
colecta, sexo (referencias obtenidas de Ayala, 2000), edad y coordenadas X y Y.

INFORMACIÓN DIGITAL SOBRE HÁBITAT

Se utilizaron los modelos digitales de elevación de terreno (mdet) del inegi, a escala
1:250 000, con una resolución de aproximadamente 70 metros (m) x 70 m (4 900 m2).
La información digital se procesó en el programa de cómputo idrisi32 (Clark Labs,
1999), mediante el que se derivaron imágenes de altura, pendiente, orientación y ru-
gosidad del terreno, las cuales se reclasificaron de la siguiente manera:

A partir de la imagen de la inclinación del terreno se definieron cinco clases de


pendientes, a las que, con base en los antecedentes de la literatura consultada, se
les asignó un porcentaje: clase 1 (0-25%), clase 2 (26-50%), clase 3 (51-70%), clase 4
(71-100%) y clase 5 (más de 100%). Posteriormente, la imagen de orientación de la
pendiente se reclasificó así: clase 1 (norte y noroeste o 0-90°), clase 2 (este y sureste
u 81-180°), clase 3 (sur y suroeste o 181-270°) y clase 4 (oeste y noroeste o 271-360°). La
imagen de los tipos de vegetación presentes en el área de estudio se derivó a partir
del análisis de la información disponible sobre ésta y de entrevistas con expertos
en el tema; así, los tipos de vegetación se definieron de acuerdo con un factor alti-
tudinal, que para la zona de estudio indica la dominancia de tipos de vegetación en
límites o pisos. Con base en lo anterior, y empleando la nomenclatura de las Cartas
de uso del suelo y vegetación del inegi (1997), los tipos de vegetación resultaron así:
matorral micrófilo (< 500 metros sobre el nivel del mar [msnm]), matorral rosetófilo
(501-1500 msnm), chaparral (1501-2000 msnm) y bosque de coníferas (> 2001 msnm).
Por último, considerando a la rugosidad como la suma de los valles, pendientes, picos,
orientaciones y elevaciones presentes en un área (Forman, 1995), y con base en la

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Estrategia de manejo para el borrego cimarrón (Ovis canadensis cremnobates Elliot, 1903)...

fórmula para obtener rugosidad utilizada por Andrew y Bleich (1999), se aplicó el
siguiente algoritmo:
Rij = ((Vs / Vm)* 100)) + ((An / 4)* 100))

Donde: R = Rugosidad en cada pixel; Vs = Desviación estándar de la pendiente en


un radio de 70 metros alrededor de cada pixel; Vm = Valor máximo de la desviación
estándar en el área de estudio; An = Número de diferentes clases de orientación de la
pendiente, en un radio de 70 metros alrededor de cada pixel, y 4 = Valor máximo de
clases de orientación distinguibles en el área de estudio.

ORGANIZACIÓN DE LAS EVIDENCIAS

Se integró una hoja de cálculo —en el programa Excel para Windows— con los
576 registros disponibles para la especie dentro del área de estudio (evidencias
directas e indirectas). La información se codificó de acuerdo con:
• Fecha: 1 = Registros de enero, febrero y marzo.
2 = Registros de abril, mayo y junio.
3 = Registros de julio, agosto y septiembre.
4 = Registros de octubre, noviembre y diciembre.
• Sexo y edad, como se muestra en el cuadro 1:

Cuadro 1. Codificación de las evidencias por sexo y edad.

Tipo de evidencia Sexo Edad

1 < 1 año (cría)


2 = Machos
Grupos de excretasa 2 = 1-2 años (jóvenes)
3 = Hembras
3 > 2 años (subadultos/adultos)

2 = Machos
Captura 1999b 3 > 2 años
3 = Hembras

1 = No sexados 1 < 1 año


Avistamientosb 2 = Machos 2 = 1-2 años
3 = Hembras 3 > 2 años

Notas: a El sexado se retomó de Ayala (2000); la edad se definió de acuerdo con: a) tamaño —por medición
directa— y clasificación de las excretas: 1 (chicas), 2 (medianas) y 3 (grandes) (Ayala, 2000), y b) la relación
tamaño-edad (Jones, 1980). b Los sexos y las edades se determinaron por observación directa.
Fuente: Elaboración propia.

ANÁLISIS DE LOS DATOS

Para obtener una mejor resolución en los análisis posteriores, se decidió incluir una
variable espacial a la base de datos, para lo cual se realizó lo siguiente: mediante la
sobreposición de la base de evidencias georreferenciadas y la imagen generada en el

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Eaton-González & Martínez-Gallardo

trabajo de Montoya (1998), donde se representan los cinco tipos de hábitats defini-
dos para la sspm, se le asignó como atributo a cada evidencia el tipo de hábitat (th)
en donde se encontró; sin embargo, como no se obtuvieron registros para el th 1, se
renombraron los th para este trabajo, así los th 2, 3, 4 y 5 de Montoya corresponden a
los th 1, 2, 3 y 4 del presente estudio.

Mediante una consulta cruzada de campos se definieron las combinaciones


únicas entre los valores de los atributos de las evidencias, a las que se les llamó
escenarios, y se obtuvo la frecuencia de evidencias para cada uno de estos, como el
ejemplo que se muestra en el cuadro 2:

Cuadro 2. Ejemplo de la frecuencia de evidencias por escenario.

X Y Escenario Fecha Sexo Edad th Frecuencia

595600 3384521 1 1 1 1 1 23
596600 3385521 2 1 2 2 3 12

Fuente: Elaboración propia.

Con base en la localización de las evidencias correspondientes a cada escena-


rio se creó una imagen booleana (que tiene valores 0 y 1, donde el cero representa
ausencia y el 1 presencia) para cada uno. La caracterización de cada escenario se reali-
zó sobreponiendo la imagen booleana con cada una de las imágenes de las variables
de hábitat. Estos valores se capturaron en una base de datos con la siguiente es-
tructura: escenario, orientación, pendiente, rugosidad y tipo de vegetación.

ÁREA POTENCIAL DE CADA ESCENARIO

Para conocer el área potencial de cada escenario se hizo lo siguiente:


• Se obtuvo una imagen del área por cada nivel de cada variable de hábitat.
• Se sumaron y multiplicaron las áreas que corresponden a cada nivel de cada varia-
ble que caracteriza a cada escenario.

De esta forma se construyeron las imágenes que representan el área probable o


potencial para cada escenario dentro de la zona de estudio.

ÁREAS FAVORABLES O DE MAYOR PROBABILIDAD

Con el propósito de realizar un análisis tanto de las evidencias, como de su presen-


cia y las variables de hábitat, se utilizó un modelo lineal generalizado, empleando
para esto el Sistema de Modelado Interactivo Lineal Generalizado, versión 3.77 (cuyas
siglas en inglés son glim, Generalized Linear Interactive Modelling System; Royal Sta-

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Estrategia de manejo para el borrego cimarrón (Ovis canadensis cremnobates Elliot, 1903)...

tistical Society-Numerical Algorithms Group, 1985). El modelo lineal generalizado se


declaró con error tipo Poisson; este tipo de modelo es el más adecuado para datos
tipo conteo, como frecuencias, proporciones, etcétera (Crawley, 1993). En el glim, se
realizó el análisis declarando como variable de respuesta la frecuencia de ocurren-
cia de cada escenario, y como factores la fecha, edad, sexo y th para cada registro.
Los resultados determinaron la significancia entre los factores mediante la prueba ji
cuadrada (X2); se recodificaron los niveles de las variables que no presentaban dife-
rencias significativas de acuerdo con una prueba t student. Se realizó un segundo
análisis glim, para obtener el porcentaje de explicación que aporta cada variable de
hábitat a la variabilidad total del modelo (la variable y su nivel más importante) y la
probabilidad de cada escenario.

ÁREA DE PROBABILIDAD DE CADA ESCENARIO

Se calculó sumando las frecuencias estimadas de cada variable y dividiendo esta


suma entre cada nivel de la variable para cada escenario. Posteriormente, se suma-
ron las probabilidades dadas por cada variable para cada escenario y se dividieron
entre el número de variables, en este caso seis (sexo, edad, orientación, pendiente,
rugosidad y vegetación), para obtener la probabilidad de cada escenario según su
frecuencia, variables y niveles de cada una de las variables consideradas. Para definir
espacialmente las áreas de mayor probabilidad de ocurrencia de cada escenario, se
combinaron las características de hábitat de estos con sus respectivas probabili-
dades proporcionales y las áreas potenciales que ocupa cada escenario, por ejemplo:

Probabilidad escenario 1 = (([orientación = 1]* 0.23) + ([orientación = 4]* 0.05)) +


([pendiente = 3]* 0.001) + (([rugosidad = 3]* 0.18) + ([rugosidad = 4]* 0.022)) + ([vege-
tación = 2]* 0.20).

ANÁLISIS DE EVIDENCIAS DE MACHOS, HEMBRAS Y ECHADEROS

Siguiendo los procedimientos descritos, se cruzó la información espacial de los


registros de evidencias de hembras, machos y echaderos con la información de las
variables de hábitat, para obtener las características de éste para cada registro.

CARACTERIZACIÓN BIOLÓGICA DE LOS ESCENARIOS

Para definir qué tipo de evento biológico representa cada escenario, se hizo un cruce y
traslape de la información de las imágenes que representaban espacialmente a cada
uno de estos, agrupando aquellos que se traslapaban espa-cialmente. El agrupamien-
to de escenarios se analizó mediante los atributos de fecha, sexo y edad, con base en
la literatura consultada (Geist, 1971; Simmons, 1980; Valdez & Krausman, 1999).

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Eaton-González & Martínez-Gallardo

Resultados

EVIDENCIAS DIRECTAS E INDIRECTAS

Se recolectaron 576 evidencias: 15 provenientes de avistamientos, 10 de los indivi-


duos capturados en 1999 y 551 grupos de excretas diferenciadas por sexo y edad. En
la figura 1 se muestra la localización de los sitios donde se recolectó información y la
delimitación del área de estudio.

Figura 1. Área de estudio y sitios de recolección de información.


3 400 000

GOLFO DE
CALIFORNIA
3 200 000

Parque Nacional
Sierra San Pedro Mártir
3 400 000

Área de estudio
3 380 000

N 0 10 20 Sitios con evidencias


Kilómetros Proyección Universal
Transversa de Mercator
620 000 640 000 660 000 680 000 700 000
Datum Horizontal nad27

Fuente: Elaboración propia con datos de Google Earth y Google Physical.

ORGANIZACIÓN Y ANÁLISIS DE LOS DATOS

La combinación de los campos de la base de datos dio como resultado 41 combina-


ciones o escenarios, como se muestra en el cuadro 3:

Cuadro 3. Ejemplo de la organización de los datos en 41 escenarios.

Fecha Sexo Edad th Frecuencia Escenario

1 2 1 2 5 1
1 2 2 2 1 2
2 3 3 3 2 15
2 3 3 4 50 16
3 3 3 3 5 27
3 3 3 4 59 28
4 3 3 2 41 40
4 3 3 4 1 41

Fuente: Elaboración propia.

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Estrategia de manejo para el borrego cimarrón (Ovis canadensis cremnobates Elliot, 1903)...

Después de analizar mediante el glim los 41 escenarios, se identificó que los da-
tos de las fechas 1 y 4 —correspondientes a enero, febrero, marzo, octubre, noviem-
bre y diciembre—, y las fechas 2 y 3 —correspondientes a abril, mayo, junio, julio,
agosto y septiembre— no presentaron diferencias significativas, por lo que se
agruparon en dos niveles para esa variable. Esto también sucedió con las variables
edad y th, quedando dos niveles para la primera y tres para la segunda. El cuadro 4
muestra la recodificación en los niveles de las variables después del glim:

Cuadro 4. Recodificación de los niveles de las variables.

Factor Antes del glim Después del glim

1 1
Fecha 2 2
3 2
4 1

1 1
Sexo 2 2
3 3

1 1
Edad 2 1
3 2

1 1
th 2 2
3 3
4 1

Fuente: Elaboración propia.

La recodificación de los niveles de las variables después del primer análisis glim
permitió reducir a 17 los 41 escenarios inicialmente definidos. El cuadro 5 presenta la
información sobre los 17 escenarios:

Cuadro 5. Organización de los datos en 17 escenarios.

Fecha Sexo Edad th #Frecuencia #Escenario

1 2 1 1 4 1
1 2 1 2 16 2
1 2 2 1 26 3
1 2 2 2 59 4
1 3 1 1 5 5
1 3 1 2 14 6
1 3 2 1 4 7
1 3 2 2 85 8
2 1 1 1 5 9
(Continúa)

105

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Eaton-González & Martínez-Gallardo

Cuadro 5. (Continuación).

Fecha Sexo Edad th #Frecuencia #Escenario


2 22 1 1 59 10
2 2 1 3 10 11
2 2 2 1 102 12
2 2 2 3 7 13
2 3 1 1 58 14
2 3 1 3 6 15
2 3 2 1 109 16
2 3 2 3 7 17
Fuente: Elaboración propia.

CARACTERIZACIÓN DE LOS ESCENARIOS

Se obtuvo al cruzar la información digital de las variables de hábitat con la locali-


zación de los sitios que representaban a los escenarios. El cuadro 6 presenta el
resultado de este cruce y los valores de cada nivel por factor y escenario:

Cuadro 6. Caracterización de los escenarios de acuerdo con las variables de hábitat.

Escenario Orientación Pendiente Rugosidad Vegetación

1 3 1 1,2 4
2 1 1,3 1,3 2
3 3,4 1 2 4
4 1,2 1,2,3 1,2 2
5 3 1 1 1
6 4 3 3 2
7 1,2,4 1,2,3 2,3 2,4
8 1,2,3,4 1,2,3,4 1,2,3,4,5 2
9 4 1 2 4
10 2,3,4 1 1,2 4
11 4 1 1 4
12 3,4 1 1,2 4
13 4 1 1 4
14 2,3,4 1 1,2 4
15 4 1 1 4
16 2,3,4 1,2 1,2,3 4
17 4 1 1 4

Fuente: Elaboración propia.

Claramente se observó que el escenario 8 presentó la mayor diversidad de nive-


les de las variables de hábitat; por el contrario, siete escenarios (41%) presentaron
un solo valor para cada variable, siendo notable que los escenarios 10, 11, 13, 14, 15 y 17
registraron los mismos valores. En cuanto a la variable orientación, el nivel 4 (oeste-

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Estrategia de manejo para el borrego cimarrón (Ovis canadensis cremnobates Elliot, 1903)...

noroeste) caracterizó con mayor frecuencia a los escenarios, y para la variable pen-
diente, el tipo 1 fue el más representativo. Respecto a la rugosidad, los tipos 1, 2 y 1-2
(combinados) fueron los más frecuentes; además, ningún escenario presentó el tipo
de vegetación 3 (chaparral): la mayoría se ubicó en el tipo de vege-tación 4 (bosque
de coníferas).

ÁREA POTENCIAL DE CADA ESCENARIO

Con las variables de hábitat y sus correspondientes niveles, que caracterizaban a ca-
da escenario, se hicieron las imágenes que representaban el área potencial para cada
uno de estos. Como ejemplo, en la figura 2 se presenta el área calculada para el esce-
nario 1. El escenario que ocupa la mayor área es el 8, seguido por el 7 y el 4. En relación
con la ubicación del escenario, en un rango altitudinal y en montaña o desierto, la
mayoría (10) se ubicó en montaña, cuatro en desierto y tres en la montaña y el de-
sierto. Los escenarios 10, 11, 13, 14, 15 y 17 resultaron con un área potencial similar en
extensión y ubicación, debido a que están compuestos por las mismas variables (y
niveles) de hábitat.

ÁREAS FAVORABLES O DE MAYOR PROBABILIDAD DE OCURRENCIA DE CADA


ESCENARIO

Tras el segundo análisis glim se identificó que el componente escenario explica en


mayor grado la variabilidad de los datos (27.15%), seguido por la rugosidad (18.09%),
la orientación (10.45%), la pendiente (8.38%) y la vegetación (3.81%); el resto de la
devianza se asoció a las interacciones entre las variables. Como parte de este mismo
análisis se obtuvieron los valores de probabilidad para cada escenario, los cuales se
muestran en el cuadro 7:

Cuadro 7. Valores de probabilidad de cada escenario.

Escenario Probabilidad (modelo)

1 0.012739097
2 0.038217291
3 0.04458047
4 0.076434582
5 0.019102276
6 0.050962757
7 0.019108645
8 0.127390969
9 0.006369548
10 0.127390969
11 0.012739097
12 0.146493245
13 0.006369548
(Continúa)

107

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Eaton-González & Martínez-Gallardo

Cuadro 7. (Continuación).

Escenario Probabilidad (modelo)

14 0.146499615
15 0.012739097
16 0.140123697
17 0.012739097
Fuente: Elaboración propia.

Con base en la información anterior se obtuvo el área potencial que ocuparía


cada escenario y la probabilidad asociada de que ocurra. Las imágenes obtenidas re-
presentan las áreas con mayor probabilidad de presencia de escenarios, y se definen
por los elementos de hábitat favorables para la presencia del borrego; de este modo,
un escenario con valor de probabilidad alto representa un área más favorable para
el borrego que un escenario con valor bajo. Con el propósito de conocer las áreas con
mayor probabilidad se sumaron todas las imágenes anteriores, para obtener una que
mostrara las áreas de mayor probabilidad. De acuerdo con esta imagen (ver figura 2),
las áreas localizadas del parteaguas hacia el oeste de la sspm —donde se encuentran
los bosques de coníferas, algunas zonas del sur de la sspm y otras más en la sierra de
San Felipe— presentaron las mayores probabilidades. El análisis detallado de esta
imagen brinda como principal hallazgo que las zonas de cañones tienen una gran
amalgama de probabilidades, representando fragmentos de áreas con alta proba-
bilidad rodeados de áreas con menor probabilidad. Las zonas amarilla y verde claro
representan las áreas de menor probabilidad, que se localizan en los sitios más in-
accesibles de la sspm.

Figura 2. Imagen que representa las áreas favorables o de mayor probabilidad en la sspm. La
escala va de menor (1) a mayor (5) probabilidad.
3 430 000
3 420 000

Áreas de mayor
3 410 000

probabilidad
1
3 400 000

2
3
4
3 390 000

Coord. utm zona 11n


3 380 000

N
10 000 m
650 000 660 000 670 000 680 000

Fuente: Elaboración propia.

108

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Estrategia de manejo para el borrego cimarrón (Ovis canadensis cremnobates Elliot, 1903)...

ANÁLISIS DE LAS EVIDENCIAS DE HEMBRAS, MACHOS Y ECHADEROS

Se relacionó la localización de las evidencias de hembras, machos y echaderos con


cada una de las variables de hábitat. Las figuras 3 y 4 presentan los resultados de
estos análisis.

Figura 3. Frecuencia de sexos por cada variable y nivel de variable de hábitat.


35

30

25
Frecuencia

20

15

10

0
O1 O2 O3 O4 P1 P2 P3 P4 P5 R1 R2 R3 R4 R5 R6 R7 V1 V2 V3 V4
Variables de hábitat/niveles
Hembras Machos

Notas: O = Orientación, P = Pendiente, R = Rugosidad y V = Tipo de vegetación.


Fuente: Elaboración propia.

Se puede apreciar que no hay una preferencia hacia una variable de hábitat en
relación con el sexo. Sin embargo, dada una variable de hábitat, los ejemplares de
ambos sexos prefieren alguno de sus niveles: por ejemplo, machos y hembras tienen
preferencia por el tipo de vegetación 2 y 4, por la rugosidad 1 y 2 y por la pendiente 1.

Figura 4. Frecuencia de echaderos por temporada y por cada variable y nivel del hábitat.
16
14
12
10
Frecuencia

8
6
4
2
0
O1 O2 O3 O4 P1 P2 P3 P4 P5 R1 R2 R3 R4 R5 R6 R7 V1 V2 V3 V4
Variables de hábitat/niveles
Temporada 1 Temporada 2

Notas: O = Orientación, P = Pendiente, R = Rugosidad y V = Tipo de vegetación.


Fuente: Elaboración propia.

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Eaton-González & Martínez-Gallardo

La figura anterior muestra una diferencia en el número de echaderos por


temporada, siendo más abundantes en la temporada 2, que correspondió a abril,
mayo, junio, julio, agosto y septiembre; estos sitios se caracterizaron por presentar
orientación 3 (sur-suroeste), pendiente tipo 1 (0-25%), rugosidad 1 y vegetación 4
(bosque de coníferas).

CARACTERIZACIÓN BIOLÓGICA DE LOS ESCENARIOS

Con el objetivo de entender mejor e inferir los procesos biológicos que podrían estar
sucediendo en cada uno de los escenarios, se procedió a dar una interpretación de su
composición biológica y su convergencia espacial. La información resultante se pre-
senta en el cuadro 8:

Cuadro 8. Caracterización biológica de los escenarios.


Tipo de Posible
Grupo Escenario Temporada1, 2 Sexo Edad
hábitat interpretación
2 1 M J 2
6 1 H J 2 Grupo familiar
1
8 1 H A 2
3 1 M A 1y4
1 1 M J 1y4
2 Grupo de pre-ruta o
7 1 H A 1y4
grupo de post-ruta
5 1 H J 1y4
14 1 H J 1y4
4 1 M A 2
Grupo reproductivo
3 8 1 H A 2
Grupo de ruta
6 1 H J 2
5 1 H J 1y4
4 1 1 M J 1y4 Grupo familiar
7 1 H A 1y4
6 1 H J 2
5 Grupo solitario
8 1 H A 2
14 2 H J 1y4
10 2 M 1y4 Grupo de pre-ruta
J
6 12 2 M 1y4 Grupo de post-ruta
A
16 2 H 1y4 Grupo de ruta
A
16 2 H A 1y4
9 2 C J 1y4 Grupo familiar
7
10 2 M J 1y4 Grupo de pre-ruta
12 2 M A 1y4
17 2 H A 3
11 2 M J 3 Grupo de pre-ruta
8 13 2 M A 3 Grupo de post-ruta
15 2 H J 3 Grupo de ruta

Notas: 1 Húmeda (de octubre a marzo). 2 Seca (de abril a septiembre).


Fuente: Elaboración propia.

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Estrategia de manejo para el borrego cimarrón (Ovis canadensis cremnobates Elliot, 1903)...

De los ocho grupos que se formaron, los primeros cinco pertenecían a la tem-
porada 1 (húmeda) y los otros tres a la temporada 2 (seca). La mayor parte de los
grupos se presentaron en el tipo de vegetación 2 y 5, y al agrupar todos los escenarios
se logró definir —de acuerdo con la literatura— grupos familiares, de pre-ruta, post-
ruta, reproductivo, de ruta y solitarios.

Discusiones y conclusiones

Los datos utilizados para la realización de este trabajo se obtuvieron casi en su tota-
lidad de evidencias indirectas de la presencia del borrego en la zona de estudio. El uso
de este tipo de datos resulta adecuado para investigaciones sobre la especie, debido
a que el terreno donde vive es agreste y los avistamientos son escasos. Como afirman
Montoya (1998) y Ayala (2000), la utilización de evidencias indirectas —sobre todo
los grupos de excretas— resulta indispensable para el estudio del borrego cimarrón
y su hábitat.

Respecto a los primeros resultados obtenidos al analizar y organizar los datos,


la reducción en el número de escenarios (de 41 a 17) se fundamentó en la falta de dife-
rencias significativas entre las fechas 2 y 3, y 1 y 4; entre la edad 1 y 2, y entre el tipo
de hábitat 1 y 4. La similitud entre las fechas 2 y 3 se debió a que correspondían a los
meses de temporada seca en la sspm, y las fechas 1 y 4 correspondían a los meses de
la temporada húmeda, de manera que los datos obtenidos fueron congruentes con
los procesos climáticos en la sspm. Entre las edades 1 (crías) y 2 (jóvenes) tampoco
se identificaron diferencias, debido a la similitud en la frecuencia de ocurrencia de
las evidencias de estas clases de edad, que refleja la utilización de sitios de hábitat
similares o una baja mortalidad entre ambas, pues el número de individuos de las
dos se mantuvo durante un ciclo reproductivo. Esto último concuerda con estudios
que afirman que los jóvenes y los corderos que no son destetados permanecen con
sus madres en los terrenos más agrestes del sitio donde habitan, evitando con ello
la depredación (Bleich, Bowyer & Wehausen, 1997; Krausman & Shackleton, 2000;
Shackleton, Shank & Wikeem, 1999), lo cual fortalece la idea de que el número de
individuos de estas dos clases de edad se mantiene. También se ha documentado
que algunas poblaciones de borrego pueden presentar dos ciclos reproductivos en
un año (Ayala, 2000) y que pueden nacer corderos en cualquier mes del año (Gildart,
1999), lo que brinda la oportunidad de que en alguna época del año exista una fre-
cuencia similar de crías y jóvenes dentro de los grupos.

De acuerdo con el análisis de la información digital y después de la obten-


ción de las variables ambientales se pudo comprobar que en la parte central de la
sierra —en los cañones— el hábitat es heterogéneo, y brinda diversas condiciones
y elementos de hábitat a los borregos, existiendo sitios donde pueden mitigar
todas sus necesidades sin desplazarse grandes distancias. Si bien los resultados
indicaron que la heterogeneidad de condiciones que caracterizan a un escenario no

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Eaton-González & Martínez-Gallardo

depende del tamaño del área potencial ni de la frecuencia de ocurrencia, también


evidenciaron que los borregos prefieren determinadas condiciones de hábitat, lo
cual aporta certeza y solidez a la formulación de escenarios como unidad de estudio
de hábitat, y a la caracterización de estos considerando sus variables. Respecto a
la vegetación, fue notable que ningún escenario presentara el tipo de vegetación
3 (chaparral), hecho que concuerda con lo que mencionan Krausman, Sandoval y
Etchberger (1999), Krausman y Shackleton (2000) y Wilson y colaboradores (1980):
que el borrego evita las áreas de vegetación cerrada, como el chaparral. La ocurrencia
de un escenario en el tipo de vegetación 1 (matorral micrófilo), que se localiza en
zona de valles desérticos y donde no hay pendientes pronunciadas o zonas rocosas
(terreno de escape), pudo deberse a que en la parte sur de la sierra este tipo de
vegetación y topoformas se pueden encontrar en gran parte de la extensión de los
cañones, debido a que estos son más abiertos y con pendientes menos pronuncia-
das que los cañones del norte de la sspm.

El análisis de los resultados sobre los niveles de las variables de hábitat que
caracterizaron a los escenarios, junto con las imágenes obtenidas, exhibió que las
zonas más heterogéneas son aquellas que se encuentran en la parte media de la
sierra, entre el parteaguas y la base de ésta en el desierto, es decir, la zona de cañones.
Lo anterior reviste importancia para la conservación de las poblaciones, debido a
que estas zonas son casi inaccesibles, desde el este y el oeste, asegurando con ello
un mínimo o nulo disturbio a las poblaciones que allí se distribuyen. Esto podría
reflejar, en cierto sentido, la existencia de subpoblaciones en la sspm: si esas áreas
brindan refugio y una diversidad de condiciones ambientales a los borregos, estos
se mantendrán ahí, moviéndose ocasionalmente a otras zonas con el propósito
de aparearse o colonizar hábitat. Lo anterior se apoya en el trabajo de Simmons
(1980), quien menciona que un hábitat heterogéneo puede proporcionar al borrego
todos los satisfactores, evitando que éste se mueva a otras zonas, excepto cuando
lo hace con fines de reproducción o colonización de nuevos ámbitos hogareños.
Adicionalmente, Gildart (1999) menciona que el borrego no se mueve a más de 5 a 10
millas de su lugar de nacimiento durante toda su vida, aunque existen animales que
han realizado trayectos excepcionalmente extensos.

Las áreas potenciales que representan a cada escenario son muy disímiles, exis-
tiendo escenarios que son 2 o 3 veces más grandes que otros. Una posible conse-
cuencia de la existencia de áreas de hábitat extensas puede ser una mayor presencia
de animales en el sitio, es decir, entre más hábitat, más borregos, una relación lógica
muy utilizada; sin embargo, muchos estudios han demostrado que la población del
borrego cimarrón no se incrementa en proporción directa a la cantidad de hábitat
disponible, por la variación en la calidad de éste (Krausman & Leopold, 1986).

Como resultado de la combinación de todos los escenarios y sus probabilidades


se identificó que las zonas con mayor probabilidad no se encuentran en los caño-
nes, y que ahí se presenta una gran heterogeneidad de probabilidades de ocurrencia
de diversos escenarios. Al analizar detalladamente las zonas de cañones se puede

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Estrategia de manejo para el borrego cimarrón (Ovis canadensis cremnobates Elliot, 1903)...

apreciar que son un gran entramado de probabilidades, lo que nuevamente brinda


la posibilidad de plantear que en esas zonas existen subpoblaciones o grupos pobla-
cionales de borregos que pueden tener una dinámica independiente —unos de
otros— y que ocasionalmente intercambian individuos por razones de colonización
o reproducción. Lo anterior concuerda con Bleich y colaboradores (1990), quienes
mencionan que los grupos de borregos se distribuyen naturalmente en fragmen-
tos que se localizan entre zonas de hábitat no adecuado (escenarios con baja
probabilidad). Al respecto, Simmons (1969) menciona que, en su distribución actual,
se puede considerar que el borrego no es migratorio, aunque existe una migración
gradual de algunos individuos entre los grupos. Otro resultado interesante es que los
sitios con probabilidad más alta se encuentran en la zona de bosque de coníferas, en
la parte alta y hacia el oeste del parteaguas de la sspm, precisamente donde no se han
encontrado rastros del borrego, sin embargo esta zona puede representar un hábitat
susceptible de ser usado por la especie. Tratando de interpretar estos resultados,
y de acuerdo con la información proporcionada por los habitantes de la zona, se
piensa que en el pasado el borrego se distribuía en esos sitios (Vallecitos, La Grulla, La
Encantada, por citar algunos) y que por efecto de las actividades humanas (apertura
de caminos, introducción de ganado, etcétera) el borrego modificó su distribución,
restringiéndose a la porción este del parteaguas de la sspm. El argumento anterior
puede apoyarse en el trabajo de Colodner (2001), quien encontró que los borregos
presentaban evidencias de haber sufrido enfermedades propias del ganado. Las áreas
sur y sureste tienen en general probabilidades de 4, resultado similar a lo encontrado
por Lara y su equipo (1999), quienes mencionan que en esas zonas hay una alta
probabilidad de presencia y movimiento del borrego. Sin embargo, durante los
recorridos de campo en dicha zona no se encontraron evidencias al respecto, a pesar
de que existen muchos relatos de los lugareños y de la gente que ha estado en el área
por muchos años, quienes dicen que a mediados del siglo XX ocurrían movimientos
de borrego entre la sspm y la sierra de San Felipe, precisamente en la zona sur-
sureste de la sspm. La ausencia de borrego en esta zona se puede deber a la presencia
constante de vehículos (durante todo el año), que se incrementa cuando las
carreras fuera de carretera pasan por ahí. Además, esta posible zona de paso ha sido
transformada por el desarrollo de actividades agropecuarias. Entre los agentes de
disturbio para las poblaciones de borrego, Geist (1999) menciona a depredadores,
humanos, vehículos, aviones y actividades cinegéticas, e incluso reporta que los
grupos de borregos sometidos a una perturbación pueden ausentarse de los sitios
desde unos días a unas semanas, o no regresar. Por lo anterior, es muy importante
analizar las fuentes de disturbio para el borrego en futuros trabajos, para poder tener
una visión más clara de la relación del borrego con su hábitat y saber cuáles zonas
pueden perder su calidad debido a la presencia de disturbios.

El análisis de temporalidad de echaderos indicó que la temporada 2 (de abril a sep-


tiembre) presentó una mayor frecuencia de echaderos que la temporada 1, y los sitios
donde estos se ubicaron se caracterizaron por tener una orientación 3, pendiente 1,
rugosidad 1 y vegetación 4. Esto indica que en esa temporada los borregos eligieron
terrenos no agrestes, en partes altas y donde se encuentra el bosque de coníferas,

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Eaton-González & Martínez-Gallardo

para descansar y resguardarse de las condiciones de clima extremo que se presentan


en las zonas bajas durante esos meses. Este resultado es similar al que encontraron
Shannon y colaboradores (1975), quienes mencionan que los borregos se mueven a
regiones alpinas en los meses cálidos y secos. Al respecto, Hansen (1980) refiere que
eligen con cuidado los echaderos, generalmente cerca de picos y cordilleras o en al-
gún lugar donde se pueda observar gran parte del territorio, así los animales pueden
escapar hacia arriba o hacia abajo. Relacionando esta afirmación con los sitios de es-
tudio, se identificó una similitud en cuanto a que la mayoría de los echaderos locali-
zados estaba en las partes altas, adonde se dominaba visualmente el terreno, y cerca
de bajadas o senderos escarpados cuesta abajo, que los animales podían utilizar para
bajar rápidamente y escapar del lugar. Este hallazgo sugiere que los borregos pueden
estar moviéndose en sentido altitudinal o longitudinal por los cañones, lo que realza
la importancia de los cañones o microcuencas como unidad de estudio para el bo-
rrego. Estos movimientos verticales han sido observados en California y Nevada
(Simmons, 1980). Montoya (1998) también menciona la posibilidad de que se pueda
estar presentando este fenómeno en la sspm.

La organización social del borrego incluye la formación de grupos de acuerdo


con sexo y la edad; en general, estos se componen de machos, hembras, corderos y
jóvenes de uno o dos años anteriores, segregados sexual y espacialmente; durante la
época de apareamiento, mientras dura la ruta, los machos se unen a los grupos de
hembras-jóvenes, lo que usualmente sucede en el ámbito hogareño de estas. La se-
gregación por sexos reduce la competencia intraespecífica por forraje y el estrés nu-
tricional en la lactancia por la interacción de hembras y machos (Krausman et al.,
1999). Debido a lo anterior, el análisis que aquí se discute tiene implicaciones rele-
vantes para el manejo de la especie, además de que no existen antecedentes al res-
pecto. Por tal motivo, es importante corroborar la información obtenida, tanto con
datos de campo como mediante la realización de estudios de comportamiento del
borrego en la sspm. La determinación de la interpretación del evento biológico que
sucede en cada escenario se hizo con base en el sexo y la edad que representa cada
escenario, definiendo así los grupos, que se pueden denominar grupos socialmente
funcionales. Es notable que no se identificaron grupos compuestos únicamente por
machos, lo cual se pudo deber a que los sitios de muestreo no se ubicaron en los
lugares donde se encuentran la mayor parte del año los machos sexualmente ac-
tivos, parajes que pueden ser muy agrestes y lejanos a los de las hembras. La inter-
pretación anterior se apoya en lo que menciona Geist (1999): “Los machos adultos
pueden utilizar áreas que las hembras y corderos no pueden”, además: “Las hem-
bras y jóvenes siempre están más asociados a las áreas cercanas al terreno de es-
cape que los machos, y tienen ámbitos hogareños más pequeños”, y detalla: “A causa
de que los machos adultos son corredores muy capaces, pueden vagar más lejos e ir
a sitios de alimentación menos seguros que los que utilizan las hembras”. La carac-
terización biológica de los escenarios brinda elementos importantes para el manejo
de la especie en la zona y permite formular supuestos, sujetos a ser comprobados en
futuras investigaciones. Sin embargo, tras el análisis realizado se puede concluir que
los escenarios brindan información de los sitios donde se encuentran los grupos de

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Estrategia de manejo para el borrego cimarrón (Ovis canadensis cremnobates Elliot, 1903)...

hembras y jóvenes, zonas en las que se pueden estar llevando a cabo las principales
actividades relacionadas con el desarrollo de las poblaciones de borrego, tales como:
parto, crianza, aprendizaje, apareamiento, descanso y escape, actividades realizadas
en su mayoría dentro de los terrenos de hembras.

Recomendaciones

Varios proyectos de investigación podrían plantearse a partir de los resultados de este


trabajo, con este propósito se hacen las siguientes recomendaciones de investigación:

La realización de estudios etológicos y de movimiento del borrego por tempo-


radas en la sspm ayudaría a corroborar la utilización del hábitat y la existencia de
los grupos sociales o eventos biológicos identificados a partir del presente análisis.
Es indispensable realizar trabajo de prospección en campo en las áreas potenciales
definidas, con el fin de verificar la ocurrencia de borrego en ellas. Se podría establecer
un proyecto de monitoreo permanente en las áreas que resultaron con más alta
probabilidad: se pueden emplear métodos directos, como estaciones con dispositivos
fotográficos, o métodos indirectos, como el conteo de grupos de excretas o echaderos
en áreas delimitadas. Se recomienda obtener datos sobre las fuentes de disturbio
(humano y natural) identificadas durante los trabajos de campo, información que
puede incluirse en la evaluación como un factor adicional en los análisis.

Respecto al manejo de la especie, que implica gestión y ejecución de proyectos,


Smith y Krausman (1988) mencionan que en Estados Unidos se ha desarrollado en
tres fases: 1. Custodia, caracterizada por la restricción en la cacería y el establecimiento
de refugios para la especie. 2. Obtención de mejores inventarios y experimentación
con el desarrollo de aguajes y manejo animal. 3. Apertura de cacería limitada. Aunque
deben realizarse algunos esfuerzos adicionales para el incremento en la calidad de fo-
rraje, reducción de la competencia y mejoramiento del hábitat. Wilson y colabora-
dores (1980) mencionan que en el manejo del borrego la clave es la protección, el
mantenimiento y el mejoramiento del hábitat. Bleich y su equipo (1990) plantean que
actualmente no es adecuado el concepto de que el hábitat del borrego está restrin-
gido a masas montañosas que proveen comida, cobertura y agua, ni que esto mantiene
poblaciones permanentes de la especie. Con base en lo anterior, se puede recomendar
que en la sspm el manejo del borrego sea en cuatro fases iniciales: 1. Identificación de
actores e interesados en el aprovechamiento o conservación del recurso. 2. Síntesis
de información actual e identificación de vacíos críticos de información, que permitirá
el desarrollo de proyectos específicos. 3. Establecimiento de programas limitados de
aprovechamiento cinegético o ecoturístico, que generen recursos económicos para
los tenedores del recurso y para la continuación de los programas de investigación
en la zona. En esta fase se requiere, necesariamente, un desglose detallado del desti-
no de los recursos económicos que se generarán. 4. Determinación del estado actual

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Eaton-González & Martínez-Gallardo

de las poblaciones de borrego y su hábitat. Esto permitiría definir si se debe continuar


un aprovechamiento o no, así como el tipo más adecuado para el área.

En general, las recomendaciones principales para el manejo de la especie en la


zona se podrían resumir en: 1. Regular y limitar las actividades de visitantes en las
áreas potenciales con mayor probabilidad, para conocer la respuesta del movimiento
de la población de borregos hacia esa zona. Con esto se pretendería propiciar que el
borrego amplíe su distribución hacia la vertiente oeste del parteaguas, coadyvando
al incremento natural de las poblaciones de borrego cimarrón en la sspm. 2. Esta-
blecer un programa de monitoreo de las poblaciones de borrego en la sspm, y de la
respuesta de la especie a lo planteado en el punto anterior. 3. Realizar actividades
de educación ambiental con el objetivo de crear conciencia entre los actores de la
zona acerca de la importancia de conservar y manejar en grupo las poblaciones y el
hábitat del borrego en la sspm. 4. La administración del borrego cimarrón debe ser un
esfuerzo conjunto entre los tres niveles de gobierno, el sector académico y privado
(tenedores del recurso, prestadores de servicios, organizaciones de la sociedad civil
[osc], etcétera), encabezado por un grupo o comité con participación equitativa de
los actores mencionados.

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DESCRIPCIÓN Y
MODELACIÓN DE
HÁBITAT POTENCIAL DEL
BORREGO CIMARRÓN
(OVIS CANADENSIS)
EN LA RUMOROSA,
BAJA CALIFORNIA

Guillermo Romero-Figueroa,1
Rigoberto Texis Texis,2 Eloy A. Lozano-
Cavazos,2 Víctor Ortiz-Ávila,3 Mario A.
García-Aranda2 y Olivia García Jurado2

1 Profesor-investigador; Laboratorio de Manejo y

Conservación de Vida Sivestre, de la Facultad de


Ciencias de la Universidad Autónoma de Baja
California (uabc). Ensenada, Baja California,
México. (gromero4@uabc.edu.mx).
2 Departamento de Recursos Naturales Renovables.

Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro.


Saltillo, Coahuila, México.
3 Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste,

S. C. Instituto Politécnico Nacional. La Paz, Baja


California Sur, México.

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Romero-Figueroa, Texis Texis, Lozano-Cavazos, Ortiz-Ávila, García-Aranda & García Jurado

Introducción

Por su porte y cornamenta, el borrego cimarrón posee una imagen emblemática


y romántica que ha cautivado a propios y extraños de la región donde habita, ins-
pirando a artistas para plasmar su figura, a cazadores para cobrarlo como trofeo y
a investigadores para conocerlo y conservarlo. El cimarrón posee habilidades para
desplazarse en su hábitat, saltando o corriendo en pendientes con alto grado de
inclinación y en terrazas con superficies resbaladizas, por lo que está íntimamente
ligado a peñascos rocosos y abruptos acantilados, los cuales se encuentran en
diversas sierras del noroeste de México.

Esta especie posee una notable capacidad para sobrevivir en diferentes condi-
ciones, tanto en cumbres con nieve hasta en desiertos cálidos como los del norte de
México. Se encuentra entre las ovejas más grandes del mundo, pertenece a la familia
Bovidae, donde encontramos a antílopes, bisontes, gacelas, ovejas, vacunos, etcétera,
y es la única especie que representa a la subfamilia caprinae en México (Medellín,
Manterola, Valdez, Hewitt, Doan-Crider & Fulbrigth, 2005).

En Norteamérica habitan en áreas montañosas con vegetación escasa (Krausman,


Leopold, Seegmiller & Torres, 1989). En México, donde se le considera uno de los
mamíferos silvestres más importantes —por su alto valor ecológico, social, cultural
y económico—, se distribuye principalmente en el noroeste del país, incluyendo la
mayoría de las sierras escarpadas a lo largo de la parte oriental de la península de
Baja California, así como en algunas cadenas montañosas de Sonora, Chihuahua,
Coahuila y parte de Nuevo León. Se han considerado tres subespecies: Ovis canadensis
mexicana, Ovis canadensis weemsi y Ovis canadensis cremnobates, aunque creemos
que junto con éste habita también, en el norte de la sierra de Juárez, Ovis canaden-
sis nelsoni, distribuido en el sur de California.

El borrego habita generalmente en pendientes de suelo rocoso en ambientes de


clima árido. Los tipos de vegetación de su hábitat incluyen matorrales de tipo xerófi-
lo, subinerme y desértico micrófilo, así como pastizales (Álvarez-Romero & Medellín,
2005). Su fuente de alimentación es el ramoneo de arbustos, pastos y hierbas; el agua
también es suministrada como parte de su dieta en plantas suculentas como la biz-
naga o cactus de barril (Romero-Figueroa, observación directa; Warrick & Krausman,
1989). Pueden ser activos durante el día o la noche y descansar durante las horas más
calurosas del día.

Para el borrego cimarrón los cuatro componentes esenciales del hábitat, son:
alimento, agua, terreno de escape y espacio abierto (Valdez & Krausman, 1999).
Otros investigadores refieren que son la vegetación, topografía, elevación, pendiente
y terreno de escape (Espinosa & Contreras-Balderas, 2010; Guerrero-Cárdenas, Tovar
& Álvarez, 2003; Krausman & Leopold, 1986; López, Lee, De Vos, Schweinsburg &
Luna, 1999; McKinney, Smith & De Vos, 2006; Valdez, 2012). Por otro lado, Guerrero-

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libro cimarron UABC 2016 boc25.indd 122 20/04/17 8:50 a.m.


Descripción y modelación de hábitat potencial del borrego cimarrón (Ovis canadensis) en La Rumorosa...

Cárdenas y colaboradores (2003) mencionan que la exposición del terreno también


es un factor importante en el hábitat de esta especie.

El ambiente que caracteriza al hábitat del borrego cimarrón está conformado


por afloramientos rocosos, acantilados escarpados y topografía accidentada (Kraus-
man, Sandoval & Etchberger, 1999). Sin embargo, se ha visto que esta especie tiene
preferencia por ciertas zonas dentro de estos ambientes; por ejemplo, la separa-
ción entre hembras y machos se puede dar en un rango continuo, pero se concen-
tran en diferentes áreas; en invierno, los machos tienen mayor preferencia por
espacios abiertos, y las hembras, por los acantilados (Geist & Petocz, 1977). Se han
realizado diversos estudios del borrego, evaluando la relación entre la especie y el
componente topográfico de su hábitat, mediante técnicas de uso-disponibilidad,
donde se ha observado la preferencia por altitudes mayores a 300 metros sobre el
nivel del mar (msnm), y por geoformas del tipo ladera (García, 2014; Guerrero et al.,
2003; Krausman & Leopold, 1986; López et al., 1999; Texis, 2014).

La pendiente se relaciona con la morfología y dinámica de todas las formas


del relieve, constituyendo un factor que favorece la delimitación de los procesos de
erosión e intemperismo y los tipos de formas (geoformas) que se encuentran en el
terreno (Oropeza, 2000). Este factor es vital en la vida de los borregos, porque prefie-
ren terrenos con pendientes de entre 30 y 85% (Espinosa et al., 2010; Guerrero et al.,
2003; López et al., 1999).

Para ciertos autores, el terreno de escape del borrego cimarrón se define como
un área de hábitat potencial, conformada por diferentes parámetros topográficos
que derivan en terrenos quebrados y de gran pendiente, asociados a la protección
ambiental y de depredadores (Álvarez-Cárdenas et al., 2009; Espinosa et al., 2007;
Guerrero et al., 2003; López et al., 1999). Los anteriores componentes influyen en la
calidad del terreno de escape dentro del hábitat, conformado por terrenos quebra-
dos, de gran pendiente (> 60%) y gran altitud (> 300 msnm).

Por otra parte, el arreglo espacial, la densidad de la vegetación, así como la dis-
ponibilidad de terreno de escape influyen en el éxito de forrajeo del borrego, debido a
que prefieren terrenos accidentados. Se distribuyen entre cordilleras y no les gustan
las superficies abiertas, por lo que son menos propensos a moverse entre cadenas
montañosas que sean muy distantes. Así, la disponibilidad de hábitats adecuados
dentro de una distancia potencialmente transitable influye en la distribución de
esta especie.

Los ecosistemas de la sierra de Juárez se hallan sometidos a diversas presiones


antropogénicas. La reducción y fragmentación de hábitat, la cacería no controlada, la
competencia con especies de ganado doméstico o feral, la disminución de fuentes
acuíferas, el incremento de incendios forestales, la deforestación, las actividades
turístico-recreativas, entre otros factores, han afectado la región desde mediados

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Romero-Figueroa, Texis Texis, Lozano-Cavazos, Ortiz-Ávila, García-Aranda & García Jurado

del siglo XX, por lo que los ungulados —entre ellos el borrego cimarrón que habita
esta zona— han sufrido los efectos de estas presiones (Mellink, 1996). Actualmente
se han desarrollado proyectos de generación de energía, como los parques eólicos,
los cuales ocasionan pérdida, modificación y fragmentación intensa del hábitat,
contaminación acústica y perturbación visual. Por todo lo anterior resulta prioritario
generar información básica sobre las poblaciones de borrego que residen en la zona,
la cual es indispensable para delinear estrategias de conservación de la especie y su
hábitat; entre la información relevante que necesitamos conocer se encuentran la
descripción de su hábitat y la distribución espacial potencial.

En los últimos años se han utilizado ampliamente los sistemas de información


geográfica (sig) en la búsqueda y descripción de hábitats adecuados para especies
silvestres, y mediante la incorporación de estas tecnologías se ha podido analizar
la configuración espacial, elemento fundamental para alcanzar el objetivo de este
trabajo: la caracterización del hábitat del borrego cimarrón, con base en los límites
máximos y mínimos de una serie de variables ambientales de registros indirectos de
presencia de la especie, para posteriormente generar un modelo de hábitat potencial
de distribución.

Métodos

ÁREA DE ESTUDIO

El estudio se llevó a cabo en el norte de la sierra de Juárez, mejor conocida como


serranía de La Rumorosa, perteneciente al municipio de Tecate, Baja California,
México (32º 32’ 17” latitud norte, 116º 02’ 06” longitud oeste, 32º 36’ 36” latitud norte
y 115º 57’ 00” longitud oeste), con un rango de elevación que va desde los 220 a los
1 232 msnm (ver figura 1). Su lindero regional se deriva del macizo montañoso que
constituye la sierra; lo abrupto se localiza al este, producto de la continua separación
asociada al límite de la falla geológica de San Andrés, de la cual es parte la laguna
Salada, teniendo una pendiente mucho más suave al oeste de la sierra (Arriaga et al.,
2000; Delgadillo & Rodríguez, 2002).

Con base en el sistema de clasificación de Köppen modificado por García (1981),


en la región se presentan los siguientes tipos de clima: muy árido, templado (BWks),
con una temperatura media anual entre 12 y 18 °C, en el mes más frío de entre – 3 a
18 °C, y menor de 22 °C en el mes más caliente, y lluvias de invierno mayores al 18%
anual, y muy árido, semicálido —BWh(x’)—, con una temperatura media anual entre
18 y 22 °C, menor de 18 °C en el mes más frío, y en el mes más caliente mayor a 22°C, y
lluvias entre verano e invierno mayores al 18% anual (Instituto Nacional de Estadísti-
ca, Geografía e Informática [inegi], 2001).

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Descripción y modelación de hábitat potencial del borrego cimarrón (Ovis canadensis) en La Rumorosa...

Topográficamente, se encuentra en uno de los puntos orográficos más impor-


tantes del municipio de Tecate, con una geología asociada a una zona de transición,
existiendo rocas ígneas intrusivas ácidas y metamórficas esquisto del periodo me-
sozoico. Los tipos de suelo del sitio están conformados por regosol eútrico, litosol y
fluvisol eútrico (inegi, 2001).

Figura 1. Mapa de ubicación del área de estudio.

EE. UU.

MÉXICO
32º 36’0”

Sierra de
La Rumorosa
BAJA
CALIFORNIA

SONORA

Poblado BAJA
CALIFORNIA

La Rumorosa SUR
32º 30’0”

- 116º 6’0” - 116º 0’0” - 115º 54’0”

Fuente: Archivo de investigación.

El área de estudio presenta una comunidad vegetal de tipo matorral micrófilo en


la mayoría de sus laderas; en las partes altas se desarrolla una comunidad de asocia-
ción de matorral con pino y encino; en general, la composición vertical y horizontal
es simple y poco densa, puesto que la mayor parte del sistema es rocoso y el suelo
carece de materia orgánica; las familias más representadas son las cactáceas, fabá-
ceas y asteráceas (Texis, 2014).

En las laderas dominan las cactáceas del género Mammillaria sp., Ferocactus sp.
y agaves del género Agave sp., Encelia sp.; en el estrato vertical la especie dominan-
te es Olneya tesota (palo fierro), misma que también se desarrolla en las partes
bajas de la sierra, principalmente en los arroyos —donde el suelo es arenoso—, en
asociación con mezquites (Prosopis sp.); en las mesetas y planicies de las partes bajas
se observan individuos de Fouquieria splendens (ocotillo) como especie dominante
(Texis, 2014).

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libro cimarron UABC 2016 boc25.indd 125 20/04/17 8:50 a.m.


Romero-Figueroa, Texis Texis, Lozano-Cavazos, Ortiz-Ávila, García-Aranda & García Jurado

Cámaras de rastreo

Se utilizaron ocho cámaras de rastreo Bushnell® Trophy Cam estándar de 8 mega-


pixeles (mp). Antes de instalarlas se realizó un recorrido de prospección, para identificar
las áreas más adecuadas para colocar las cámaras, considerando la ubicación de
grupos de excretas, echaderos, zonas de ramoneo, rastros de pelo, huellas o senderos
utilizados por el borrego cimarrón en la sierra.

Tras instalar las cámaras en su sitio, fueron revisadas una vez al mes durante
cuatro meses; se registró tanto el número de la cámara como las coordenadas de
su ubicación, de acuerdo con la proyección Universal Transversa de Mercator (utm).
Además, se anotó la fecha y hora de cada registro fotográfico, y posteriormente se
realizó una depuración del material, para poder utilizarlo como base de datos.

Colecta de grupos de heces fecales

Se realizó entre septiembre y diciembre de 2012 mediante transectos en senderos, en


áreas donde se distribuye el borrego cimarrón. La colecta consistió en ubicar grupos
de heces fecales (también conocidos como excretas o pellets), considerando aque-
llos constituidos por entre 5 y 60 unidades, diferenciándolos por la forma, tamaño,
color, textura y humedad (Sutherland, 2006). Al encontrar un grupo de excretas se le
asignó un número y se registró la clave, fecha, ubicación geográfica, lugar de colecta
y nombre del colector.

La colecta de los grupos de heces se realizó teniendo cuidado, utilizando bolsas


plásticas, guantes, cubrebocas, y etiquetando debidamente cada grupo para evitar
contaminación cruzada.

Integración de la base de datos unificada

Se realizó una integración de información para hacer una base de datos única, inclu-
yendo excretas y registros fotográficos, para su posterior análisis. Las coordenadas
de las muestras fueron asociadas al sistema utm zona 11, utilizando como referencia
el Sistema Geodésico Mundial de 1984 (cuyas siglas en inglés son wgs84: World
Geodetic System of 1984).

Modelo digital de elevaciones

De la página del inegi se descargó un modelo digital de elevación del estado de


Baja California, denominado Continuo de elevaciones mexicano 3.0 (cem 3.0), el cual
tiene una resolución espacial de 15 x 15 metros (m), y fue proyectado al sistema de
coordenadas utm zona 11 del datum wgs84. A partir de este modelo y utilizando la

126

libro cimarron UABC 2016 boc25.indd 126 20/04/17 8:50 a.m.


Descripción y modelación de hábitat potencial del borrego cimarrón (Ovis canadensis) en La Rumorosa...

extensión 3D del programa ArcView™ 3.0 se derivaron los modelos de: a) pendiente
en porcentaje; b) elevaciones, y c) exposiciones.

De la página del inegi también se obtuvieron: a) la cubierta geográfica vectorial


Carta de uso del suelo y vegetación serie III, escala 1:250 000 (2005), para obtener el tipo
de vegetación presente en los registros; b) las cubiertas vectoriales de edafología,
escala 1:250 000, para saber el tipo de suelo en los registros, y c) la cubierta geográfica
de climas, escala 1:1 000 000, para conocer la referencia de climas de los registros de
borrego cimarrón.

Integración de la base de datos de registros al sig

Con la base de datos unificada se creó una cubierta shapefile en el programa


ArcView™ 3.0, la cual fue enriquecida con las variables ambientales recopiladas en
el sig. Para esto se utilizó la extensión Point Analyst 1.0 de ArcView™, con la cual
cada registro de borrego cimarrón se asoció al valor de cada una de las variables
ambientales del sig; es decir, cada registro tenía un valor de elevación, pendiente,
exposición, vegetación, suelo y clima.

Análisis estadístico de la base de datos

Una vez que la base de datos se enriqueció con las referencias de las siete variables
utilizadas en el sig, cada una de éstas fue evaluada estadísticamente con el programa
Statistica® 7.0, con el que: a) se obtuvo la media para cada variable numérica; b) se
realizó un análisis de distribución de frecuencias, y c) se generó una campana de
Gauss para establecer los valores máximo y mínimo de cada variable, que repre-
sentarían el intervalo de tolerancia de la especie, excluyendo aquellos valores ex-
tremos u outliers.

Una vez establecidos los límites máximos y mínimos de las variables numéricas,
estos fueron usados como criterios de selección y filtrado en el sig, generando así
cubiertas óptimas para la especie.

Las variables de tipo categórico —como suelo, vegetación y tipo de clima—


fueron evaluadas visualmente en el sig a través de la distribución espacial de los
registros en relación con los mapas de dichas variables.

Modelación de hábitat potencial del borrego cimarrón

En el sig, mediante el programa ArcView, se realizó una superposición e intersección


de las cubiertas ambientales óptimas filtradas a través del criterio del límite máximo

127

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Romero-Figueroa, Texis Texis, Lozano-Cavazos, Ortiz-Ávila, García-Aranda & García Jurado

y mínimo de cada una de las variables numéricas; esto se logró con la extensión
Unión de Xtools para ArcView™ 3.0, en la cual se conservaron aquellas áreas en las
que coincidieron las cubiertas óptimas de las cuatro variables (vegetación, elevación,
pendiente y exposición), zonas a las que se les denominó terreno de escape.
Posteriormente se generó para éstas una zona de amortiguamiento (buffer) de 150m,
con base en la metodología de Espinosa y colaboradores (2007), apoyándose en la
utilería homónima de la extensión Xtools para ArcView™ 3.0; estas áreas fueron
consideradas como hábitat periférico al terreno de escape.

Finalmente, se sumó la superficie —en kilómetros cuadrados (km2)— de las


áreas de terreno de escape y de amortiguamiento de La Rumorosa y sus alrededores,
con el objetivo de tener un dato que pudiera servir para calcular la capacidad de car-
ga, para un posterior manejo y conservación de la zona.

Resultados y discusiones

ANÁLISIS DE DISTRIBUCIÓN DE LAS VARIABLES GEOGRÁFICAS

Clima

Considerando la distribución de los registros de los grupos de excretas encontrados


en la sierra de La Rumorosa, los climas más utilizados por la especie fueron: muy
árido, templado (BWks) y muy árido BWh(x’), semicálido. Al concluir el análisis se
identificó que el clima tipo BWks tuvo preferencia, con 80% de los registros, seguido
del clima tipo BWh(x’), con 20% de los registros (ver figura 2).

Figura 2. Relación entre los registros de borrego cimarrón y los tipos de clima en la sierra de
La Rumorosa.

BWh(x’), 20%

BWks, 80%

Tipos de clima
Fuente: Archivo de investigación.

128

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Descripción y modelación de hábitat potencial del borrego cimarrón (Ovis canadensis) en La Rumorosa...

En relación con la distribución geográfica, los registros de borrego cimarrón en la


sierra de La Rumorosa se ubicaron en el clima muy árido, y una quinta parte en clima
semicálido (ver figura 3).

Figura 3. Distribución de los registros de borrego cimarrón por tipo de clima en la sierra de
La Rumorosa.

EE. UU.

MÉXICO
32º 36’0”

Sierra
La Rumorosa

Poblado
La Rumorosa
32º 30’0”

BWks: Muy árido, templado

BWh(x’): Muy árido, semicálido


- 116º 6’0” - 116º 0’0” - 115º 54’0”

Nota: Los puntos naranjas representan los registros de la base de datos.


Fuente: Archivo de investigación.

Suelo

En cuanto a los tipos de suelo en el área de estudio, en la sierra de La Rumorosa, la


preferencia del borrego cimarrón fue: en primer lugar, litosol, con 121 registros (93%),
seguido de fluvisol eútrico, con ocho registros (6%), y por último el suelo de tipo
regosol eútrico, con un registro (1%) (ver figura 4).

Figura 4. Relación entre los registros de borrego cimarrón y los tipos de suelo en la sierra de
La Rumorosa.

Litosol, 93%

Regosol eútrico, 1%

Fluvisol eútrico, 6%

Descripción de suelos
Fuente: Archivo de investigación.

129

libro cimarron UABC 2016 boc25.indd 129 20/04/17 8:50 a.m.


Romero-Figueroa, Texis Texis, Lozano-Cavazos, Ortiz-Ávila, García-Aranda & García Jurado

La presencia de suelos de tipo fluvisol eútrico y regosol eútrico se debe en gran


medida a la ubicación de los pocos registros encontrados, porque se hallaban entre
los límites de los suelos litosol-fluvisol eútrico y litosol-regosol eútrico, debido a
que los litosoles se localizan en zonas altas y los otros dos tipos de suelo en las ver-
tientes o zonas de arrastre. La distribución de los registros de borrego cimarrón en
relación con los tipos de suelo se presenta en la figura 5.

Figura 5. Distribución de los registros de borrego cimarrón por tipo de suelo en la sierra de
La Rumorosa.

EE. UU.

MÉXICO
32º 36’0”

Sierra de
La Rumorosa

Poblado Fluvisol eútrico


La Rumorosa
32º 30’0”

Litosol
Regosol calcárico
Regosol eútrico
Feozem háplico
- 116º 6’0” - 116º 0’0” - 115º 54’0”

Nota: Los puntos naranjas representan los registros de la base de datos.


Fuente: Archivo de investigación.

Vegetación

Los principales tipos de vegetación asociados a la distribución de los registros fueron


matorral desértico micrófilo, con 125 registros (96%), y bosque de pino, con 5 registros
(4%) (ver figura 6).

Adicionalmente, para obtener un mejor panorama de la estructura y composición


florística del área de estudio, se realizaron muestreos de vegetación en los sitios de
registro, en 10 transectos de 10 x 50 m, a lo largo del gradiente altitudinal de la sierra
de La Rumorosa; en cada transecto se midieron y registraron todos los individuos
perennes, y también se realizó una dasometría (estimación de la cobertura vegetal,
altura de los individuos y forma de crecimiento de cada especie).

130

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Descripción y modelación de hábitat potencial del borrego cimarrón (Ovis canadensis) en La Rumorosa...

Figura 6. Relación entre los registros de borrego cimarrón y los tipos de vegetación en la sierra
de La Rumorosa.

Matorral
desértico,
96%

Bosque
de pino,
4%

Tipos de vegetación

Fuente: Archivo de investigación.

La mayoría de los registros se ubicaron en matorral desértico micrófilo, debido a


que esta comunidad vegetal presenta estratos bajos, condición que permite al borre-
go cimarrón tener una amplia cobertura visual ante posibles amenazas, así como
acceder a terreno de escape. En cuanto a los registros que se ubicaron en bosque de
pino, esto pudo deberse a que correspondían a ecotonos, es decir, zonas de transición
entre las condiciones de matorral, bosque y posibles fuentes de agua (ver figura 7).

Figura 7. Distribución de los registros de borrego cimarrón por tipo de vegetación en la sierra de
La Rumorosa.

EE. UU.

MÉXICO
32º 36’0”

Sierra de
La Rumorosa

Poblado
La Rumorosa
Bosque de pino
32º 30’0”

Bosque de tascate
Chaparral
Matorral desértico micrófilo
- 116º 6’0” - 116º 0’0” - 115º 54’0”

Nota: Los puntos naranjas representan los registros de la base de datos.


Fuente: Archivo de investigación.

131

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Romero-Figueroa, Texis Texis, Lozano-Cavazos, Ortiz-Ávila, García-Aranda & García Jurado

MODELACIÓN DE HÁBITAT

Filtrado de la vegetación óptima

De acuerdo con las cubiertas geográficas vectoriales Carta de uso del suelo y vege-
tación serie III, escala 1:250 000 de inegi (2005), que fue utilizada para una selección
y posterior filtrado de datos al sig a partir de la base de datos, la vegetación óptima
para el borrego cimarrón en el área de estudio, dentro de la sierra de La Rumorosa, fue
matorral desértico micrófilo.

Este tipo de matorral de zonas áridas y semiáridas tiene la característica de ser


vegetación de porte bajo, con alturas promedio de 0.5 a 1.5 m, lo cual —como se dijo—
amplía la visibilidad del borrego cimarrón para detectar a sus posibles depredadores.
En el caso de las montañas Silver Bell, ubicadas en el centro-sur de Arizona, Estados
Unidos (ee. uu.), Jansen y colaboradores (2006) reportaron que la vegetación que
ocupaba el borrego cimarrón se componía de comunidades vegetativas de tierras
altas del desierto de Sonora, incluyendo especies como palo verde (Microphyllum
cercidium), saguaro (Carnegiea gigantea), nopal (Opuntia spp.), biznaguilla (Mammi-
llaria spp.), gobernadora (Larrea tridentata), ambrosia (Ambrosia deltoidea) y jojoba
(Simmondsia chinensis). Browning y Monson (1980) y Turner y Brown (1994) mencio-
naron que las asociaciones vegetativas que utilizaba el borrego cimarrón abarcaban
desde vegetación de tierras altas, como bosque de pino piñonero (Pinus edulis)
asociado a juníperos (Juniperus spp.), hasta matorrales desérticos.

En el caso de las montañas Harquahala, Arizona, ee. uu., Krausman y Leopold


(1986) identificaron dos formaciones vegetativas básicas asociadas al borrego cima-
rrón: matorral desértico, ubicado entre 580 y 1 646 msnm, y chaparral, localizado
entre 1 036 y 1 732 msnm (Lowe, 1964). En las montañas Mazatzal, Arizona, ee. uu.,
McKinney y su equipo (2003) registraron que por debajo de los 1 100 msnm la mayor
parte de la vegetación era parecida al matorral desértico de Sonora, mientras que el
chaparral se encontraba alrededor de los 1 100 msnm, el cual estaba combinado en
los extremos (ecotono) con comunidades de pino ponderosa (Pinus ponderosa).

En la sierra de El Mechudo, Baja California Sur, Álvarez-Cárdenas y colaboradores


(2009) identificaron tres tipos de vegetación óptimos para el borrego: matorral espi-
noso, matorral inerme y matorral inerme-cardonal; además, la cobertura media de la
vegetación fue de 20.7%, con una altura promedio de 1.25 m para las áreas ocupadas
por el borrego cimarrón.

Elevación

Para el análisis de la variable elevación se consideraron 103 de los 130 puntos que
componían la base de datos, es decir, se excluyeron 27 puntos del análisis estadís-

132

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Descripción y modelación de hábitat potencial del borrego cimarrón (Ovis canadensis) en La Rumorosa...

tico, debido al criterio para el filtrado de datos del sig, que fue de 500 a 1 200 m en
el área de estudio (ver figura 8).

Figura 8. Histograma de frecuencias de los valores de pendiente de 103 registros de borrego


cimarrón de la sierra de La Rumorosa.

Histograma

60

50
Número de observaciones

40

30

20

10

0
500 600 700 800 900 1 000 1 100 1 200 1 300
Elevación

Fuente: Archivo de investigación.

Los resultados que se obtuvieron del análisis estadístico para la variable elevación
arrojaron una media de 709.85 m, con un valor mínimo de 572 m y un valor máxi-
mo de 1 199 m. Conforme a la distribución de la campana de Gauss, el intervalo
óptimo de elevación para el borrego cimarrón fue de 762 a 820 m. En la figura 9 se
muestra el límite geográfico del filtrado del intervalo de elevaciones óptimo para el
borrego cimarrón en la sierra de La Rumorosa.

Los 27 registros que se omitieron para el análisis se encontraban fuera del in-
tervalo óptimo de elevación para el borrego cimarrón, puesto que se ubicaban en
elevaciones correspondientes a zonas de bosque de pino, y otras por debajo de 500 m.

Filtrado de elevación óptima de la sierra de La Rumorosa

Con base en el análisis estadístico de la variable elevación, se determinó el intervalo


óptimo para el borrego cimarrón en el área de estudio, mediante el filtrado de los datos
del sig, y el resultado fue un área que cumplía con los valores establecidos (ver figura 9).

133

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Romero-Figueroa, Texis Texis, Lozano-Cavazos, Ortiz-Ávila, García-Aranda & García Jurado

Figura 9. Límites del intervalo de elevación óptima para el borrego cimarrón en la sierra de La
Rumorosa (zonas en color).

EE. UU.
MÉXICO

32º 36’0”
Sierra de
La Rumorosa

Poblado
La Rumorosa
32º 30’0”

- 116º 6’0” - 116º 0’0” - 115º 54’0”

Fuente: Archivo de investigación.

Para las montañas de Harquahala, La Paz y el condado de Maricopa, ubicados al


oeste de Phoenix, Arizona, ee. uu., Krausman y Leopold (1986) obtuvieron un rango de
elevación combinado de entre 580 y 1 732 msnm, y la elevación media utilizada por el
borrego cimarrón fue de 970 msnm; para las áreas no utilizadas por el borrego cima-
rrón, la media fue de 1 068 msnm. En contraste, Guerrero-Cárdenas y colaboradores
(2003) registraron para la sierra de El Mechudo, Baja California Sur, México, un rango
de elevación de 550 msnm en el cerro de El Junco, y de 1 100 msnm en el monte de El
Mechudo (para el área de estudio), y una preferencia del borrego cimarrón por eleva-
ciones de entre 100 y 200 msnm en El Junco y Las Ánimas, y de 300 a 400 msnm en El
Mechudo, evitando elevaciones inferiores a 100 msnm y superiores a 600 msnm. Para
la sierra de El Mechudo, Baja California Sur, México, Álvarez-Cárdenas y colaboradores
(2009) ubicaron tres áreas de estudio: El Mechudo, Las Ánimas y El Junco; la elevación
media fue de 400 a 1 070 msnm. En cuanto al índice de rugosidad de terreno (irt), el
borrego prefirió áreas con un rango de 151 > 200, el cual se ubicó en El Mechudo, con
un rango de elevación entre 100 y 400 msnm, y > 600 msnm. En comparación con los
resultados obtenidos por los autores mencionados, el presente estudio estuvo dentro
de los mismos valores.

Pendiente

Para el análisis estadístico de la variable pendiente se utilizaron 95 registros de la


base de datos; se depuraron 35. Del análisis se obtuvieron los siguientes resultados
estadísticos: una pendiente media de 40.92%, con un valor mínimo de 20.96% y un
valor máximo de 68.50% (ver figura 10). En relación con lo anterior, Berger (1993)
considera que pendientes ≥ 60% no deben considerarse como terreno de escape,

134

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Descripción y modelación de hábitat potencial del borrego cimarrón (Ovis canadensis) en La Rumorosa...

porque son muy inclinadas. De acuerdo con Espinosa y colaboradores (2010), el há-
bitat adecuado se definió considerando áreas de entre 20-59% de pendientes en las
laderas, situadas a una distancia igual o menor a 150 m del terreno de escape.

Figura 10. Histograma de frecuencias de los valores de pendiente de 95 registros de borrego


cimarrón en la sierra de La Rumorosa.

Histograma
22

20

18

16

14
Número de observaciones

12

10

0
15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75

Pendiente (%)

Fuente: Archivo de investigación.

Los puntos con pendiente menor de 20% fueron depurados en el análisis es-
tadístico, porque correspondían a áreas que el borrego cimarrón evade o no suele
utilizar, y que se encuentran dentro de los límites inferiores de pendiente.

Filtrado de pendiente óptima de la sierra de La Rumorosa

Los resultados obtenidos en el análisis estadístico arrojaron un intervalo óptimo de


pendiente para el borrego cimarrón que oscila entre 39 y 44%; la figura 11 muestra el
área óptima de pendiente de acuerdo con el filtrado del sig.

Para la variable pendiente se muestra que el intervalo óptimo para el borrego


cimarrón fue de 39 a 44% en La Rumorosa, Tecate, Baja California. En contraste, para
la montañas Thompson Falls y Cabinet, Montana, ee. uu., Tilton y Willard (1982) regis-
traron que el borrego cimarrón prefería pendientes > 80%, mientras que utiliza-
ba pendientes de 36 a 80% para otras actividades —como alimentación— y evitaba
áreas con pendientes menores a 10%. Por otra parte, Guerrero-Cárdenas y colabora-
dores (2003) mencionaron que para la sierra de El Mechudo los borregos machos
preferían pendientes > 80% o de más de 40° de inclinación, y las hembras, pendientes
mayores a 60%.

135

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Romero-Figueroa, Texis Texis, Lozano-Cavazos, Ortiz-Ávila, García-Aranda & García Jurado

Figura 11. Límites del intervalo de pendiente óptima para el borrego cimarrón en la sierra de La
Rumorosa (zonas en color).

EE. UU.
MÉXICO

Sierra de
32º 36’0”
La Rumorosa

Poblado
La Rumorosa
32º 30’0”

- 116º 6’0” - 116º 0’0” - 115º 54’0”

Fuente: Archivo de investigación.

Exposición

Para la variable exposición se utilizaron los valores obtenidos del cruce de datos en el
análisis estadístico: 117 registros de la base de datos. La media obtenida fue de 106.77°
(en la región este), con un valor mínimo de 0.58° (al norte) y un valor máximo de
248.96° (al noroeste), teniendo un intervalo de exposición óptima de 94.07° a 119.46°
(al este-sureste) para el borrego cimarrón en La Rumorosa, Tecate, Baja California (ver
figura 12).

Figura 12. Histograma de frecuencias de los valores de exposición de 117 registros de borrego cimarrón de
la sierra de La Rumorosa.
Histograma

16
14
Número de observaciones

12
10
8
6
4
2
0
-40 0 40 80 120 160 200 240 280
Exposición
Fuente: Archivo de investigación.

136

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Descripción y modelación de hábitat potencial del borrego cimarrón (Ovis canadensis) en La Rumorosa...

Para la temporada en la que se realizó el estudio —entre septiembre y diciem-


bre—, la mayoría de los puntos registrados expresó una tendencia a exposiciones
este-sureste.

Filtrado de exposición óptima de la sierra de La Rumorosa

En el siguiente mapa (figura 13) se muestra el resultado del filtrado de las exposicio-
nes óptimas en la sierra de La Rumorosa, en el que se representan las exposiciones
sureste-este en la zona.

Figura 13. Límites del intervalo de exposición óptima para el borrego cimarrón en la sierra de
La Rumorosa (zonas en color).

EE. UU.
MÉXICO
32º 36’0”

Sierra de
La Rumorosa

Poblado
32º 30’0”

La Rumorosa

- 116º 6’0” - 116º 0’0” - 115º 54’0”

Fuente: Archivo de investigación.

En tres distintos sitios de la sierra de El Mechudo, Guerrero-Cárdenas y cola-


boradores (2003) observaron que la exposición era sureste, lo que coincide parcial-
mente con nuestros resultados para la sierra de La Rumorosa. En contraste, para las
montañas Thompson Falls y Cabinet, ubicadas en Montana, ee. uu., Tilton y Willard
(1982) identificaron que la exposición preferida por el borrego era el suroeste. La ex-
posición es un factor que define el tipo de vegetación, debido a que las diferentes
exposiciones tienen distintas horas de luz. Las exposiciones sur tienen más horas de
luz que las exposiciones norte, lo cual se refleja en las primeras con zonas más secas
y vegetación de bajo estrato, condición más aprovechable para el borrego cimarrón.

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libro cimarron UABC 2016 boc25.indd 137 20/04/17 8:51 a.m.


Romero-Figueroa, Texis Texis, Lozano-Cavazos, Ortiz-Ávila, García-Aranda & García Jurado

MODELO DE DISTRIBUCIÓN DE HÁBITAT POTENCIAL DEL BORREGO CIMARRÓN EN LA


RUMOROSA, TECATE, BAJA CALIFORNIA, MÉXICO

El resultado del filtrado de variables y su intersección se reflejan en un área que reú-


ne las características necesarias para el borrego cimarrón, en relación con las varia-
bles topográficas y de vegetación en la sierra de La Rumorosa. Estas serranías
han sido el hogar del borrego cimarrón desde su llegada a Baja California, hace
aproximadamente 12 000 años (Lee, 1989). La intersección de estas variables con sus
valores óptimos arrojó como resultado un área en donde el borrego cimarrón cuenta
con: forraje, terreno de escape, áreas de descanso, de parto y celo, cobertura térmica
y agua (ver figura 14), de acuerdo con Krausman y Leopold (1986).

Figura 14. Terreno de escape y hábitat disponible para el borrego cimarrón en la sierra de La
Rumorosa.

EE. UU.
MÉXICO
32º 36’0”

Sierra de
La Rumorosa

Poblado
La Rumorosa
32º 30’0”

Terreno de escape

Hábitat disponible
- 116º 6’0” - 116º 0’0” - 115º 54’0”

Nota: Zonas resultantes de la intersección de las variables seleccionadas y filtradas en el sig.


Fuente: Archivo de investigación.

En relación con el análisis de superficie de hábitat potencial para la sierra de La


Rumorosa, se calculó un área óptima de terreno de escape de 29.77 km2 (2 977.5 hec-
táreas [ha]), un hábitat disponible de 36.63 km2 (3 663.42 ha), y en conjunto el área
comprendía 66.4 km2, que representan 0.093% del territorio de Baja California, cuya
superficie es de 71 557 km2. La superficie de hábitat potencial —6 640 ha— representa
información útil para determinar el área que puede ser potencialmente ocupada por
el borrego cimarrón a nivel paisaje y para considerarla en los planes de reintroducción
y manejo de la especie en esa región.

Los resultados obtenidos ayudaron a discriminar las áreas que evade el borrego
cimarrón de las que son su hábitat potencial. El modelo se puede extrapolar a un área
de análisis mayor, como la sierra de Juárez. En las serranías de Maderas del Carmen,

138

libro cimarron UABC 2016 boc25.indd 138 20/04/17 8:51 a.m.


Descripción y modelación de hábitat potencial del borrego cimarrón (Ovis canadensis) en La Rumorosa...

de San Marcos y del Pino, Espinosa y colaboradores (2007) trazaron una zona de amor-
tiguamiento que consideró 150 m por afuera del terreno de escape en pendientes
de entre 20 y 59%, referencia que se tomó como criterio para el área de amortigua-
miento de este trabajo, por la similitud de las características de elevación. Sin em-
bargo, en las montañas Harquahala, Arizona, ee. uu., Krausman y Leopold (1986)
obtuvieron un área media de amortiguamiento de 329 m2 en las zonas que utiliza
el borrego cimarrón. Las diferencias en cuanto al área de amortiguamiento y terre-
no de escape pueden adjudicarse a las distintas condiciones que presentan las áreas
de estudio.

Conclusiones

A partir de registros indirectos, como los grupos de heces fecales y las cámaras de ras-
treo, los sig son una herramienta útil para la caracterización del hábitat que ocupa
el borrego cimarrón (Ovis canadensis) a nivel paisaje, porque capturan valores de las
variables ambientales, como elevación, exposición, pendiente y vegetación del terre-
no. Lo anterior da la pauta para realizar un estudio sobre uso y disponibilidad, para
identificar la preferencia del borrego por diferentes categorías en cada una de las
variables evaluadas.

En este trabajo, en la sierra de La Rumorosa, Tecate, Baja California, México, el


borrego cimarrón mostró preferencias por elevaciones entre 762 y 820 msnm, con
exposiciones sureste-este y pendientes de 39 a 44%, dando como resultado el área
potencialmente habitada por la especie en la sierra de La Rumorosa.

Los hallazgos del presente estudio ayudan a delimitar el área potencial que
puede ocupar o habitar el borrego cimarrón, y en la que se debería establecer un
sistema de monitoreo permanente para registrar las oscilaciones poblacionales en
escala espacial y temporal. Además, dicha superficie podría ser contemplada en el
diseño de planes de manejo del hábitat.

Por último, considerando los resultados de esta investigación, sería pertinente


medir la conectividad-aislamiento de los parches de hábitat adecuado que se en-
cuentran distribuidos en el paisaje, para identificar el corredor biológico de la especie
dentro del área de estudio y la región, y para generar estrategias de conservación
acordes a las condiciones ambientales de la zona, especialmente en los esfuerzos
binacionales de conservación del borrego cimarrón y de la fauna asociada a éste en
la franja fronteriza con Estados Unidos.

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libro cimarron UABC 2016 boc25.indd 139 20/04/17 8:51 a.m.


Romero-Figueroa, Texis Texis, Lozano-Cavazos, Ortiz-Ávila, García-Aranda & García Jurado

Agradecimientos

Se agradece a Eduardo Prieto, Juan Vargas y al San Diego Zoo Institute for Conserva-
tion Research, por las facilidades para este trabajo.

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Descripción y modelación de hábitat potencial del borrego cimarrón (Ovis canadensis) en La Rumorosa...

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libro cimarron UABC 2016 boc25.indd 141 20/04/17 8:51 a.m.


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8
HISTOLOGÍA DE
ÓRGANOS SELECTOS DE
BORREGO CIMARRÓN
(OVIS CANADENSIS)

Rebeca Judith González Solís,1


Olivia M. Tapia-Vázquez,2 Roberto
Martínez-Gallardo (†), Alfonso de la
Mora Valle3 y Jorge Alaníz García4

1 Crisol Ambiental, Asociación Civil (A. C.).

(rgonzalezsolis@yahoo.com.mx).
2 Agromarisma, Sociedad de Producción Rural de

Responsabilidad Limitada (spr de rl) y Comité


Estatal de Sanidad Acuícola.
3 Instituto de Investigaciones en Ciencias

Veterinarias. Universidad Autónoma de Baja


California.
4 Facultad de Ciencias. Universidad Autónoma de

Baja California.

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González Solís, Tapia-Vázquez, Martínez-Gallardo, De la Mora Valle & Alaníz García

Introducción

En México, el borrego cimarrón (Ovis canadensis) es una especie que en la Norma Ofi-
cial Mexicana 059 (nom-059-ecol-2010) está considerada como sujeta a protección
especial y, al mismo tiempo, es una de las principales presas cinegéticas del país, por
lo que adquiere un gran valor socioeconómico; además, es carismática y parte de la
tradición cultural de los pueblos del norte de México (Pérez-Gil, Jaramillo, Muñiz &
Torres, 1996; Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca [Semarnap]-
Instituto Nacional de Ecología [ine], 2000).

Aunque históricamente las enfermedades han sido agentes reguladores de las


poblaciones de borrego cimarrón, la invasión del hombre a su hábitat y zonas de
distribución y el ganado doméstico han sido los principales factores del decaimiento
catastrófico de la especie, debido al estrés, las condiciones ambientales, la reducción
del hábitat y la introducción directa e indirecta de enfermedades (sobre todo pul-
monares) y parásitos (Post, 1971; Turner & Payson, 1982).

Las técnicas histológicas permiten visualizar de manera directa la forma y es-


tructura de las células y tejidos, así como identificar las alteraciones estructurales
y el grado de lesión que caracterizan a una enfermedad (Bell & Lightner, 1988; Ro-
bbins, Cotran, Kumar & Collins, 2000); principalmente se han utilizado, como rutina,
para la detección de enfermedades en humanos, y para diagnóstico en especies de
importancia comercial, tales como camarón (Litopenaeus vannamei), ostión (Crassos-
trea gigas), abulón (Haliotis spp.), entre otros. Para el caso del borrego cimarrón, en
1988 la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (Sedue), en colaboración con la
Universidad Autónoma de Baja California (uabc), realizó un estudio poblacional e
histopatológico de los organismos cobrados durante las temporadas cinegéticas de
1986 y 1987 en Baja California. Tras los análisis histológicos realizados en los apara-
tos digestivo, urinario, reproductor, respiratorio y circulatorio, se encontraron afec-
ciones de tipo respiratorio, desde infiltración linfocítica en mucosas y submucosas,
hasta metaplasia en mucosa. En riñón, se observó lesión en glomérulos y conductos
colectores proximales, y ocasionalmente fibrosis y engrosamiento de membranas.

Considerando: a) el gran valor del borrego cimarrón; b) que a la fecha no se


cuenta con un registro de la descripción histológica normal, ni de las alteraciones
de la misma, y c) la necesidad de realizar estudios a través de los cuales se puedan
obtener resultados confiables, a fin de establecer medidas y acciones de manejo y
conservación de la especie que respondan a su administración sustentable y a las
diferentes demandas y necesidades de la sociedad, el presente trabajo expone la
descripción histológica normal de algunos órganos, con la identificación de altera-
ciones histológicas y el análisis de la condición reproductiva de los borregos cobrados
durante la temporada cinegética de noviembre de 2002 a marzo de 2003, en Baja
California Sur y Sonora, México.

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Histología de órganos selectos de borrego cimarrón (Ovis canadensis)

Cuando se realizó el presente estudio, en México el borrego cimarrón se distribuía


únicamente en Baja California, Baja California Sur y Sonora. Por dicha razón, consi-
derando que para hacer estudios histológicos se requiere sacrificar a los organismos
(para obtener las muestras de los órganos) y, además, que en Baja California no se
practica la cacería deportiva desde 1990, las muestras se obtuvieron de borregos co-
brados en los otros dos estados. Sin embargo, cabe destacar que por mucho tiempo
las presas no se habían aprovechado para investigación, perdiendo la oportunidad
de ampliar los conocimientos sobre el estado de salud de los organismos, así como
la posibilidad de darle seguimiento a la historia de vida de tan importante recurso.

Por tal motivo, para Baja California Sur y Sonora, México, el presente trabajo es pio-
nero en la utilización de la histología como una herramienta para explorar el estado
de salud en el que se encontraban los borregos al momento de ser cazados. El obje-
tivo final —luego de integrar las técnicas utilizadas en el monitoreo sanitario— es
conocer las posibles enfermedades que padecían los cimarrones, para tomar las me-
didas apropiadas para mejorar las condiciones de salud y reproducción de la especie.

Métodos

La presente investigación consideró tres etapas: 1) obtención de muestras; 2) proce-


samiento histológico, y 3) análisis microscópico.

OBTENCIÓN DE MUESTRAS

Con el interés de aprovechar los órganos de los borregos cobrados durante la tem-
porada cinegética de noviembre de 2002 a marzo de 2003, se tomaron algunas
muestras de los ejemplares cazados en las Unidades de Manejo para la Conservación
de la Vida Silvestre (uma) Rancho Noche Buena, en Hermosillo, Sonora, y del ejido
Alfredo V. Bonfil, en Baja California Sur. Dos alumnos de la Licenciatura en Biología
de la Facultad de Ciencias de la uabc realizaron el trabajo de campo en Sonora, a los
cuales se capacitó con base en el trabajo de Ayala, Tapia y Martínez-Gallardo (2006).
Las muestras de los ejemplares provenientes de Baja California Sur las obtuvieron
los mismos cazadores, colocándolas en tubos de plástico con formalina buffer al 10%,
para su fijación y posterior procesamiento.

En el Rancho Noche Buena, en Sonora, se extrajeron muestras de pulmón, riñón


y testículos de un borrego; en el ejido Alfredo V. Bonfil, Baja California Sur, de lengua,
pulmón y riñón de tres ejemplares, y únicamente los testículos de un cuarto borrego.
Los testículos del borrego de Sonora se fijaron inmediatamente en formalina buffer al
10%, pero los del borrego de Baja California Sur no se pudieron fijar inmediatamente y

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libro cimarron UABC 2016 boc25.indd 147 20/04/17 8:51 a.m.


González Solís, Tapia-Vázquez, Martínez-Gallardo, De la Mora Valle & Alaníz García

estuvieron congelados aproximadamente 3 meses; posteriormente, se descongelaron


y se fijaron en la referida solución.

Resumiendo, se trabajó con las muestras de cinco borregos machos: uno prove-
niente de Sonora (de 9 años, cobrado el 9 de noviembre de 2002) y cuatro de Baja Ca-
lifornia Sur, que fueron cazados en tres localidades diferentes: uno, en el cerro 33
(en enero de 2003, de 12 años); otro, en la localidad La Reforma (en febrero de 2003,
de entre 13 y 14 años), y dos en la localidad de El Aguajito (uno, el 12 de febrero de 2003, de
12 años; el otro, el 2 de marzo de 2003, de entre 13 y 14 años) (ver figura 1). Del borrego
del cerro 33 sólo se obtuvieron los testículos; de los tres restantes se extrajeron mues-
tras de órganos, pero no los testículos.

Figura 1. Mapa de localidades.


29º 0’0”

Rancho
Noche Buena

SONORA

BAJA
CALIFORNIA
GOLFO DE
CALIFORNIA
28º 0’0”

Cerro 33 La Reforma

El Aguajito

BAJA CALIFORNIA
27º 0’0”

SUR 0 25 50 N
Kilómetros

- 113º 0’0” - 112º 0’0”

Fuente: Archivo de investigación.

TRABAJO DE LABORATORIO

Una vez obtenidas las muestras se procedió a la toma de submuestras —pedazos


más pequeños—, para procesarlas con las técnicas histológicas que se describen más
adelante (ver figura 2).

148

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Histología de órganos selectos de borrego cimarrón (Ovis canadensis)

Figura 2. Obtención de submuestras de pulmón.

Fuente: Archivo personal.

En el caso de los testículos, primero se les retiró la túnica vaginal; después, se


separó con un bisturí el epidídimo de cada testículo, y posteriormente ambos fueron
cortados transversalmente en tres secciones —A, B, y C—, de abajo hacia arriba (ver
figura 3). En el caso del epidídimo se tomaron muestras transversales de cabeza,
cuerpo y cola, así como del conducto deferente.

Figura 3. Testículos del borrego de Sonora.

Notas: Flecha = túnica vaginal, a la izquierda sin túnica vaginal y sin epidídimo. A la derecha, con epidídi-
mo y túnica vaginal.
Fuente: Archivo personal.

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González Solís, Tapia-Vázquez, Martínez-Gallardo, De la Mora Valle & Alaníz García

Después de obtener las submuestras, el exceso de fijador se eliminó con agua


corriente, y se procedió a deshidratarlas con alcohol etílico, aclarado con xileno e
inclusión en parafina, para obtener cortes seriados —de un grosor de cinco micras—
con el microtomo. Posteriormente se realizó la desparafinación y tinción con las
técnicas hematoxilina–eosina (h-e), tricrómica de Gallego e histoquímica del ácido
peryódico de Schiff (pas), para luego llevar a cabo el análisis microscópico.

ANÁLISIS MICROSCÓPICO

Cada una de las muestras de lengua, pulmón y riñón se observó al microscopio, con la
intención de realizar una descripción de los diferentes tipos de tejido de cada órgano
y determinar si existía daño (estudio histopatológico). Las muestras se examinaron
utilizando un microscopio de luz con diferentes objetivos (10X, 40X y 100X).

La valoración de la condición reproductiva de los organismos cobrados se realizó


con base en la observación del estado en el que se encontraron los tejidos que
conformaban los testículos, epidídimo (cabeza, cuerpo y cola) y conducto deferente.
En específico, se analizó la presencia o ausencia de los diferentes tipos celulares del
epitelio germinativo de los testículos, el grado de madurez de las células gaméticas,
la condición de espermatogénesis de los tubos seminíferos, la existencia de tubos
atróficos, el grosor de la membrana basal de los tubos seminíferos y la identificación
de espermatozoides en epidídimo y conducto deferente.

Resultados

DESCRIPCIÓN HISTOLÓGICA DE LENGUA

En la mucosa, el epitelio era plano, estratificado y escamoso (ver figura 4). Se obser-
varon dos tipos de papilas: filiformes y fungiformes. Las papilas filiformes son estruc-
turas altas de forma cónica, queratinizadas y muy desarrolladas; en algunas se podían
identificar papilas filiformes secundarias, muy delgadas, completamente queratiniza-
das, dispuestas alrededor y asociadas casi desde su base a la papila primaria, la cual
era de mayor grosor. Las papilas fungiformes estaban conformadas por un epitelio es-
tratificado córneo; en su lámina propia se encontró, principalmente, tejido conjuntivo
denso irregular y vasos sanguíneos. En el epitelio de estas papilas no se encontraron
botones gustativos como tales; en vez de ello, se observaron proyecciones anchas del
tejido conjuntivo que entraban hacia el epitelio, en cuyo interior se hallaron fibras
colágenas y capilares.

A medida que el tejido conjuntivo se iba haciendo laxo hacia el interior del
órgano, se asociaba con nervios y paquetes musculares de tejido estriado somático.

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Histología de órganos selectos de borrego cimarrón (Ovis canadensis)

En las capas más profundas también se observó tejido adiposo, unido al músculo y al
tejido conjuntivo. En las muestras analizadas no se encontraron acinos glandulares
de ningún tipo.

Figura 4. Lengua.

Ep
Ep

Notas: Ep = epitelio plano estratificado escamoso. Flechas blancas = estrato germinativo y células pig-
mentarias. Flechas negras = infiltrado inflamatorio. Tinción h-e. Aumento: 100X.
Fuente: Elaboración propia.

Histopatologías

En las muestras de lengua de los tres borregos se observó infiltrado inflamatorio. En


el borrego de La Reforma, se encontraba en el espacio intersticial de las fibras mus-
culares estriadas profundas, constituido por neutrófilos y eosinófilos, y capilares dila-
tados. En el borrego de El Aguajito cobrado en febrero, el infiltrado inflamatorio fue
de localización perivascular y adyacente al epitelio escamoso, llegando hasta vasos
sanguíneos en las capas más profundas; estaba caracterizado por linfocitos y células
plasmáticas (linfoplasmocitario), con presencia de capilares dilatados y congestivos
(ver figura 5). También se identificaron pequeños focos de necrosis en el epitelio. En el
borrego de El Aguajito cobrado en marzo, el componente inflamatorio era abundan-
te, de localización tanto superficial como profunda, principalmente asociado a vasos
sanguíneos, y constituido por neutrófilos, eosinófilos y células plasmáticas. Tanto en
el borrego de La Reforma como en el ejemplar cazado en febrero en El Aguajito se
detectaron incrustaciones de tejido vegetal en la región muscular —que pudieran
corresponder a espinas—, todas con formación de fibrosis a su alrededor.

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González Solís, Tapia-Vázquez, Martínez-Gallardo, De la Mora Valle & Alaníz García

Figura 5. Infiltrado inflamatorio en lengua.

Ca

Notas: Flechas blancas = linfocitos. Flechas negras = células plasmáticas. Ca = capilar, Tinción h-e.
Aumento: 1 000X.
Fuente: Elaboración propia.

DESCRIPCIÓN HISTOLÓGICA DE PULMÓN

En el pulmón se encontró un patrón morfológico característico de los mamíferos


terrestres, conformado por los constituyentes del árbol bronquial: bronquios, bron-
quiolos, sacos alveolares y alveolos, íntimamente relacionados con capilares y vasos
sanguíneos; también se observó la pleura visceral.

Histopatologías

En el pulmón del borrego de Sonora se notó infiltrado inflamatorio linfoplasmocitario,


neutrófilos y eosinófilos de localización perivascular (ver figura 6). Se detectó una
ligera hiperplasia —incremento en el número de células— del epitelio de algunos
bronquiolos terminales, y en otros era más marcada. En el borrego de La Reforma
se hallaron elementos inflamatorios linfoplasmocitarios en tejido conjuntivo de
bronquios, bronquiolos y perivascular, así como congestión vascular. En el borrego
de El Aguajito cobrado en febrero se identificó infiltrado inflamatorio leucocitario,
correspondiente a linfocitos y eosinófilos, de localización perivascular y subepitelial
en algunos bronquios. En algunas regiones del corte se observó engrosamiento de
las paredes alveolares, con proliferación discreta de tejido conectivo y hemorragia
leve. En los cortes analizados del borrego de El Aguajito cazado en marzo no se
encontraron histopatologías.

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Histología de órganos selectos de borrego cimarrón (Ovis canadensis)

Figura 6. Infiltrado inflamatorio en pulmón.

Ca

V
Ca

Notas: Flechas largas = eosinófilos. Flechas cortas = linfocitos. Ca = capilares. V = vaso sanguíneo.
Tinción h-e. Aumento: 630X.
Fuente: Elaboración propia.

DESCRIPCIÓN HISTOLÓGICA DE RIÑÓN

En el riñón se distinguen dos zonas, la cortical y la medular. En la primera se encuen-


tran los glomérulos renales o de Malpighi, los túbulos contorneados proximales y
distales, las ramas delgada y gruesa del asa de Henle, la parte inicial de los túbulos
colectores y vasos sanguíneos. La médula está constituida por las ramas delgada y
gruesa del asa de Henle, los túbulos colectores, y vasos sanguíneos. El tejido intersti-
cial es muy escaso y está constituido por tejido conjuntivo laxo.

La nefrona está conformada por el glomérulo de Malpighi, que se encuentra den-


tro de la cápsula de Bowman, la cual posee una capa parietal de epitelio plano simple
y otra visceral que corresponde al epitelio glomerular (células redondas unidas a los
capilares). Entre estas dos capas se halla el denominado espacio urinario.

Los túbulos contorneados proximales poseen un epitelio con una capa de células
semejantes a pirámides con el ápice truncado, con microvellosidades —en su región
apical, dirigidas hacia la luz del túbulo— y abundante citoplasma eosinófilo; los nú-
cleos son esféricos, ubicados a diferentes alturas en el citoplasma, poco basófilos y
con presencia de nucléolos basófilos. El citoplasma es eosinófilo y abundante, sin
llegar a notarse un límite claro entre las células. Los túbulos contorneados distales
están constituidos por un epitelio cúbico simple. Se distinguen de los proximales por
tener una luz más amplia, además, sus núcleos son un poco más basófilos y ligera-
mente más grandes que los de los túbulos contorneados proximales, su ubicación
en el citoplasma —ligeramente menos eosinófilo— es central, con presencia de nu-
cléolos. La rama gruesa del asa de Henle tiene un epitelio cúbico simple de escaso

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González Solís, Tapia-Vázquez, Martínez-Gallardo, De la Mora Valle & Alaníz García

citoplasma (por lo que los núcleos se ven más juntos), el cual es ligeramente menos
eosinófilo que el de los túbulos colectores; presenta núcleos redondos centrales,
grandes, un poco más basófilos que los de los túbulos colectores. La rama delgada
del asa de Henle está constituida por un epitelio plano simple con escaso citoplasma,
núcleos ovoides poco basófilos y nucléolos. Los túbulos colectores poseen un epitelio
cúbico simple de núcleos centrales, grandes, poco basófilos; con citoplasma eosinófi-
lo, más abundante que el observado en la rama gruesa del asa de Henle.

Histopatologías

En los dos borregos cazados en El Aguajito se observaron focos de infiltrado mono-


nuclear en el tejido intersticial —compuesto principalmente por células plasmáticas
y algunos linfocitos con atrofia tubular difusa—, restringido a pequeñas zonas del
corte (ver figura 7).

Figura 7. Infiltrado inflamatorio en riñón.

TC
TC TC

Notas: Flecha gruesa = infiltrado mononuclear. tc = túbulos colectores. Flecha delgada = atrofia tubular
difusa. Tinción h-e. Aumento: 200X.
Fuente: Elaboración propia.

DESCRIPCIÓN HISTOLÓGICA DE TESTÍCULO

El testículo contiene los tubos seminíferos, que se encuentran enrollados sobre sí


mismos y entre los cuales hay tejido conjuntivo laxo de fibras colágenas con fibro-
blastos, fibrocitos, vasos sanguíneos, células mesenquimáticas y células de Leydig. Las
últimas se hayan dispersas —generalmente como células individuales ocasionales—
en el tejido conjuntivo intersticial o en pequeños grupos de dos a cuatro, cerca de
vasos sanguíneos; poseen núcleos redondos, muy basófilos y un citoplasma notable-

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Histología de órganos selectos de borrego cimarrón (Ovis canadensis)

mente acidófilo con apariencia espumosa. Los tubos seminíferos están compuestos
de epitelio germinativo, integrado a su vez por varios tipos de células germinales que
dan origen a los espermatozoides; intercaladas entre estas, se hayan las células de
Sertoli. Debajo de las células germinativas se encuentra la membrana basal, rodeada
por tejido conjuntivo denso de fibras colágenas y músculo liso.

En el caso del borrego de Sonora, los tubos seminíferos tenían una arquitectura
tubular conservada, cuyo epitelio exhibía una población celular abundante, con
actividad gamética, en la que se observaban espermatogonias, espermátides y es-
permatocitos; la mayoría de los tubos contenía espermatozoides (ver figura 8). No
se encontraron tubos con pérdida del epitelio germinativo ni membranas basa-
les engrosadas, características de tubos atróficos. En cuanto al borrego de Baja Ca-
lifornia Sur, a pesar de que se perdió calidad en las preparaciones (debido a que
las muestras fueron congeladas), se identificaron células germinales en diferen-
tes etapas de la espermatogénesis y espermiogénesis, y la mayoría de los tubos te-
nía espermatozoides.

Histopatologías

En el organismo de Sonora se detectó una pequeña zona de infiltrado leucocita-


rio en ambos testículos, así como en las secciones A y B; en dicha zona, los tubos
seminíferos eran de menor tamaño, se encontraban desorganizados y con infiltrado
inflamatorio, caracterizado por la presencia de linfocitos e histiocitos, con predomi-
nio de eosinófilos.

Figura 8. Testículo.

Ti
T

Notas: T = Tubos seminíferos. Ti = tejido intersticial. Flecha corta = epitelio germinativo.


Flechas largas = espermatozoides. Tinción h-e. Aumento: 100X.
Fuente: Elaboración propia.

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González Solís, Tapia-Vázquez, Martínez-Gallardo, De la Mora Valle & Alaníz García

DESCRIPCIÓN HISTOLÓGICA DE EPIDÍDIMO

El epidídimo es un órgano ubicado sobre el testículo en el que se distinguen la cabe-


za, el cuerpo y la cola, circundados por el mismo tejido —semejante al parénquima—
que rodea al testículo. En el interior del epidídimo se encuentra su conducto, enrolla-
do sobre sí mismo, en el cual desembocan los conductos eferentes, provenientes de
los testículos.

La cabeza del epidídimo está rodeada por tejido conjuntivo denso irregular con
predominancia de fibras colágenas, en el que se encuentran vasos sanguíneos y va-
sos linfáticos; este tejido se proyecta hacia el interior, formando septos que pueden
llegar hasta el otro extremo, o bien fusionarse con el tejido intersticial. En la cabeza
del epidídimo se observan dos tipos de tubos: los que se hallan del lado donde de-
sembocan los tubos eferentes, y los que se dirigen hacia el cuerpo del epidídimo.
Los primeros poseen un epitelio cilíndrico seudoestratificado con estereocilios, y se
encuentran llenos de espermatozoides; los núcleos son redondos, basófilos, y el cito-
plasma, vacuolado (ver figura 9). Por otro lado, los tubos que se dirigen hacia el cuerpo
del epidídimo se observan en su mayoría vacíos, y poseen un epitelio cilíndrico seu-
doestraficado con estereocilios. Las células del epitelio son altas, con el núcleo des-
plazado hacia la región basal; el núcleo es grande, y puede ser redondo o bien ovoide
y basófilo. El citoplasma es vacuolado, sin límites claros entre una y otra célula. En la
región basal del epitelio asociada a la membrana homónima se observan algunas
inclusiones positivas a la técnica de ácido peryódico de Schiff. Los tubos están rodea-
dos primordialmente de músculo liso y tejido conjuntivo denso irregular. Hay poco
tejido intersticial entre los tubos, conformado por tejido conjuntivo laxo de fibras
colágenas con vasos sanguíneos y algunos leucocitos.

En comparación con el organismo de Sonora, en el de Baja California Sur se


notó mayor cantidad de tejido conectivo entre los tubos seminíferos. En la cabeza
del epidídimo también se observaron los tubos eferentes, los cuales salían de la rete
testis y entraban hacia aquélla; eran de menor tamaño y poseían un epitelio cilíndrico
seudoestratificado menos elevado que los del conducto del epidídimo; los núcleos
iban de redondos a ovoides, intensamente basófilos.

La capa de tejido conjuntivo denso irregular que recubría el cuerpo del epidídi-
mo era más gruesa y presentaba vasos sanguíneos, linfáticos y nervios. El tejido que
rodeaba los tubos era igual que en la cabeza, sólo que en mayor cantidad. El tejido
intersticial era igual que el observado en la cabeza del epidídimo. Se encontró un
epitelio cilíndrico seudoestratificado con estereocilios. No se identificaron límites
definidos entre una célula y otra. En la base del epitelio también se notaron inclu-
siones positivas a la técnica de ácido peryódico de Schiff, al igual que en la región
de la cabeza, sólo que en el cuerpo no eran tan evidentes. En los cortes del borre-
go de Sonora todos los conductos analizados tenían espermatozoides, pero en el de
Baja California Sur no todos.

En el borrego de Sonora, la cola del epidídimo presentaba tubos grandes con un


epitelio cúbico simple, por un lado, y cilíndrico simple, por otro. La mayoría de los

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Histología de órganos selectos de borrego cimarrón (Ovis canadensis)

tubos estaban llenos de espermatozoides, y otros pocos, vacíos. La cápsula de tejido


que recubría la cola era igual que la de la cabeza, y también formaba septos que se
proyectaban hacia el otro lado. Esta cápsula era más gruesa en el borrego de Baja
California Sur que en el de Sonora. El tejido que rodeaba los tubos era primordial-
mente conjuntivo denso irregular, con mayor cantidad de fibras musculares lisas que
las identificadas en la cabeza del epidídimo. No se encontró daño en ninguna de las
partes del epidídimo.

Figura 9. Cabeza de epidídimo.

C
E

Notas: E = espermatozoides. Flecha = epitelio cilíndrico seudoestratificado. C = tejido conjuntivo.


Tinción h-e. Aumento: 100X.
Fuente: Elaboración propia.

DESCRIPCIÓN HISTOLÓGICA DE CONDUCTO DEFERENTE

En términos de anatomía macroscópica, el conducto deferente sale de la cola del


epidídimo y asciende a lo largo del testículo junto al cuerpo de aquél. En el interior
del conducto deferente se observa un tubo, revestido por un epitelio cilíndrico simple
seguido por tejido conjuntivo que se encuentra rodeado por varias fibras de músculo
liso, que corren circularmente alrededor del conducto, y en el límite externo se mez-
clan con algunas fibras musculares que se ubican longitudinalmente con respecto
al conducto; entremezclado con las fibras musculares hay tejido conjuntivo de fibras
colágenas y algunos capilares. En su borde externo (capa adventicia), el conducto
deferente está rodeado por tejido conjuntivo denso irregular de fibras colágenas
gruesas. En los extremos laterales, entre el tejido conjuntivo denso irregular que
recubre al conducto deferente y el músculo entremezclado con fibras colágenas, se
observa tejido conjuntivo laxo, el cual alberga vasos sanguíneos, linfáticos y nervios.
La luz de los conductos deferentes de los borregos de ambas localidades tenía esper-
matozoides (ver figura 10). No se encontraron lesiones evidentes.

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González Solís, Tapia-Vázquez, Martínez-Gallardo, De la Mora Valle & Alaníz García

Figura 10. Conducto deferente correspondiente al borrego de Sonora.

E
Lu

CM

Notas: E = espermatozoides. Lu = luz del conducto. CM = tejido conjuntivo y músculo liso. Tinción h-e.
Aumento: 100X.
Fuente: Elaboración propia.

Conclusiones

Durante la presente investigación se identificaron lesiones en tejidos de lengua,


pulmón, riñón y testículos, las cuales obedecen a procesos infecciosos que pudieron
haber sido originados por bacterias o virus, manifestándose como padecimientos
agudos, crónicos y hasta crónicos activos. Lo anterior evidencia que los borregos co-
brados están expuestos a agentes que merman su calidad de vida.

A nivel pulmonar, la afección de los borregos estudiados fue notoria por la pre-
sencia de infiltrado inflamatorio de agudo a crónico, sobre todo el de La Reforma, dada
la hiperplasia observada, con posible bronquitis crónica leve. El organismo de El Agua-
jito cazado en febrero presentaba paredes alveolares ligeramente engrosadas, lo cual
podría corresponder a una inflamación intersticial comúnmente asociada a agentes
virales.

Sólo se identificaron alteraciones histológicas en riñón en los borregos cobrados


en la localidad de El Aguajito, aunque no se consideraron relevantes ni que refleja-
ran un estado disfuncional en los animales; sin embargo, la presencia de elementos
inflamatorios de localización focal sugiere que los borregos pudieron haber tenido
—por lo menos— una infección con respuesta inflamatoria del parénquima renal,
conocida como pielonefritis.

En cuanto a la condición reproductiva de los organismos cobrados en Sonora y


Baja California Sur (de 9 y 12 años de edad, respectivamente), por las características
de ambos se concluyó que poseían plena capacidad fisiológica de fecundar y poten-
cial para intervenir eficazmente en los procesos reproductivos.

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Histología de órganos selectos de borrego cimarrón (Ovis canadensis)

Aunque los antecedentes de infecciones hallados en este trabajo no expresan


graves problemas de salud, la posibilidad de que ocurran eventos más severos o agu-
dos, así como enfermedades con manifestaciones clínicas, es un riesgo latente para
los borregos. Por tal motivo, se recomienda darle continuidad a este trabajo, tomando
muestras de órganos de los ejemplares cobrados durante las siguientes temporadas
cinegéticas, con la finalidad de correlacionar los resultados histológicos con otro tipo
de pruebas que permitan darle seguimiento al estado de salud de las poblaciones de
la especie.

Referencias

Ayala, S. G. C., Tapia, V. O. & Martínez-Gallardo, R. (2006). Manual de técnicas de campo


y laboratorio para el estudio de las poblaciones de fauna silvestre, estudio de caso:
borrego cimarrón (Ovis canadensis). Manuscrito aceptado para su publicación.
Bell, T. A. & Lightner, D. V. (1988). A handbook of normal penaeid shrimp histology. Ba-
ton Rouge, Luisiana: World Aquaculture Society.
Pérez-Gil, R. S., Jaramillo, F. M., Muñiz, A. M. S. & Torres, M. G. G. (1996). Importancia
económica de los vertebrados silvestres de México. Distrito Federal, México: PG7
Consultores, Sociedad Civil (S. C.)- Comisión Nacional para el Conocimiento y
Uso de la Biodiversidad (Conabio).
Post, G. (1971). The pneumonia complex in bighorn sheep. Transactions of the first
North American wild sheep conference, 1, 98-106.
Robbins, S. L., Cotran, R. S., Kumar, V. & Collins, T. (2000). Patología estructural y funcio-
nal. Colombia: McGraw-Hill Interamericana.
Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología [Sedue]- Universidad Autónoma de Baja
California [uabc]. (1988). Estudio poblacional e histopatológico del borrego ci-
marrón del desierto (Ovis canadensis) en el estado de Baja California. (Reporte
técnico. México).
Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca [Semarnap]- Instituto
Nacional de Ecología [INE]. (2000). Proyecto para la conservación, manejo
y aprovechamiento sustentable del borrego cimarrón (Ovis canadensis) en
México. México: Autor.
Turner, J. C. & Payson, J. B. (1982). The occurrence of selected infectious diseases in the
desert bighorn sheep, Ovis canadensis cremnobates, herds of the Santa Rosa
Mountains, California. California Fish and Game, 68(4), 235-243.

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9
HÁBITOS ALIMENTARIOS
DEL PUMA (PUMA
CONCOLOR) PARA
COMPROBAR LA
DEPREDACIÓN
SOBRE EL BORREGO
CIMARRÓN EN EL
EJIDO LICENCIADO
ALFREDO V. BONFIL,
BAJA CALIFORNIA SUR,
MÉXICO

Eiracitlalli Hernández-Del Ángel,1


Víctor Sánchez-Cordero y Enrique
Martínez-Meyer2

1 Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario

núm. 12, Tampico, Tamaulipas.


(biol.eirahdz@gmail.com).
2 Instituto de Biología, Universidad Nacional

Autónoma de México.

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Hernández-Del Ángel, Sánchez-Cordero & Martínez-Meyer

Introducción

Los ejidatarios integrantes de la Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida


Silvestre ejido Licenciado Alfredo V. Bonfil, ubicada en Baja California Sur, observaron
en ésta una disminución en la población de borrego cimarrón, y pensaron que el
puma era el principal causante de tal situación, por lo que el equipo de investigación
de la unidad de manejo de vida silvestre de la Universidad Autónoma de Baja Califor-
nia (uabc) —liderado por el Dr. Roberto Martínez Gallardo— se dio a la tarea de corro-
borarlo, analizando los hábitos alimentarios del felino.

Diversos estudios han descrito al puma como un depredador oportunista en


algunas áreas de América (Branch, Pessino & Villarreal, 1996; Rau, Tilleria, Martínez
& Muñoz, 1991). Sin embargo, en nuestro país se desconoce en gran parte el impacto
que este felino pueda ejercer sobre las poblaciones de sus principales presas (silves-
tres y domésticas).

En el suroeste de Arizona se ha observado que los pumas consumen pecarí y


borrego cimarrón (Ovis canadensis) (Cashman, Pierce & Krausman, 1992). Además,
éste ha sido considerado como una presa de dichos felinos en ciertos hábitats mon-
tañosos, incluyendo algunas sierras de Baja California; incluso se ha detectado que
en áreas con alta estacionalidad el puma ha eliminado poblaciones de cimarrones y
de ovejas.

En Baja California sólo se ha realizado un trabajo sobre los hábitos alimenta-


rios del puma (Bueno, 2001), pero en México existen algunos estudios en torno al
impacto del felino sobre sus poblaciones presa (silvestres).

Por otro lado, y de importancia local, en las comunidades rurales de nuestro país
—en particular en ejidos y pequeñas propiedades— el puma puede afectar las ac-
tividades productivas al atacar especies de relevancia económica, como el caso del
borrego cimarrón, lo cual representa pérdidas para el ranchero o ejidatario.

En Estados Unidos (ee. uu.), en áreas con un escaso manejo de los recursos ga-
naderos, el puma llegó a producir tal daño que los rancheros se vieron forzados a
emprender una remoción intensiva y no selectiva de la especie por medio de veneno,
trampas y perros. Sin embargo, a pesar de la gran cantidad de pumas muertos, la
campaña no logró una disminución significativa en el problema de depredación
(Cunningham, Haynes, Gustavson & Haywood, 1995). Alternativamente, y de suma
importancia para el manejo de la población de estos felinos, en ciertas áreas se ha
observado que la depredación de borrego cimarrón es un fenómeno aprendido por
uno o varios pumas relacionados familiarmente (por ejemplo, madre y crías); en estos
sitios, la remoción de dichos individuos solucionó el problema (Ross, Jalkotzy & Festa-
Blanchet, 1997).

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Hábitos alimentarios del puma (Puma concolor) para comprobar la depredación sobre el borrego cimarrón...

En México, como en la Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silves-


tre —conocida como uma— del ejido Licenciado (Lic.) Alfredo V. Bonfil no se tiene
conocimiento del impacto del puma sobre la población de borrego cimarrón (Ovis
canadensis), el cual es una de las principales especies aprovechadas en la actividad
cinegética del ejido, pero la presencia del felino en el área puede estar afectando de
manera significativa las poblaciones silvestres.

Las tierras de la uma ejido Lic. Alfredo V. Bonfil (con clave de registro DFYFS-
CR-EX-0439-BCS) se encuentran dentro de la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno
(ver figura 1). En 1996 el ejido se registró como uma, dando origen al Programa
de Conservación, Manejo y Aprovechamiento Sustentable del Borrego Cimarrón,
coordinado por la dirección de dicha reserva. Las principales amenazas para esta
especie son la cacería furtiva, la presencia de ganado doméstico en el hábitat, la
sequía y las industrias extractivas en áreas de distribución.

Figura 1. Macrolocalización y delimitación del área de estudio.

GOLFO DE
28º 0’0”

CALIFORNIA

BAJA
CALIFORNIA
SUR

BAJA
CALIFORNIA SONORA

OCÉANO
PACÍFICO
27º 0’0”

N 0 25 50
Kilómetros

- 113º 0’0” - 112º 0’0”

Ejido Lic. Alfredo V. Bonfil Áreas de colecta

Fuente: Landsat Thematic Mapper (tm).

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Hernández-Del Ángel, Sánchez-Cordero & Martínez-Meyer

Los fondos para el programa provienen de la actividad cinegética y son adminis-


trados a través de un fideicomiso privado, que cuenta con un comité técnico público;
son aportaciones de los cazadores a la Fundación Norteamericana del Borrego Silves-
tre (cuyas siglas en inglés son wsf: Wild Sheep Foundation) y sus capítulos estatales,
a la Sociedad de Arizona para el Borrego del Desierto, a la Fundación Mexicana para
la Conservación del Borrego Cimarrón, Asociación Civil (A. C.), entre otras.

Hasta el momento es el primer programa para el borrego cimarrón —en México—


en donde los ingresos obtenidos por el pago de permisos de cacería se invierten di-
rectamente en estrategias de conservación de la especie y en el desarrollo de las
comunidades sociales, armonizando ambos, es decir, es un programa de desarro-
llo sustentable.

El área de estudio se ubica en el municipio de Mulegé, el cual tiene una superfi-


cie de 3 309 220 hectáreas (ha), equivalente a 34.56% de la estatal. Se encuentra en la
provincia que comprende los grandes macizos montañosos del oriente de la penínsu-
la, y dentro de ésta se halla la formación de la sierra de San Francisco, que abarca un
conjunto de elevaciones truncadas y alargadas de pendiente abrupta: en este macizo
montañoso sobresalen el volcán Las Tres Vírgenes, el volcán Partido y el volcán El Azu-
fre; también incluye la sierra La Reforma y, finalmente, rodeando la población de Santa
Rosalía, se observa una formación montañosa en la que destacan los cerros El Calvario
y Verde, que pertenecen al sistema montañoso de Baja California (Rzedowski, 1983).

Dada su extensión, situación geográfica y aislamiento, la Reserva de la Biosfera El


Vizcaíno es de particular importancia para la distribución de la fauna de la península.
Actualmente se estima que habitan 308 especies de vertebrados terrestres y mari-
nos, de las cuales 4 son anfibios, 43 reptiles, 192 aves y 69 mamíferos.

Métodos

Como parte de los objetivos específicos del proyecto, primero se verificó la presencia
de puma en el área de estudio, y en segundo término se analizó la frecuencia y pro-
porción de los tipos de presa en los hábitos alimentarios del felino.

En el ejido Lic. Alfredo V. Bonfil, los carnívoros que coexisten con el puma son el
coyote (Canis latrans), la zorra (Urocyon cinereoargenteus) y el gato montés (Lynx ru-
fus), por lo que la identificación y colecta de las excretas de puma se basaron en tres
criterios: 1) las características específicas de las heces de las diferentes especies, de
acuerdo con algunos autores (Whitaker & Hamilton, 1998); 2) la presencia de regis-
tros asociados, tales como huellas de la especie, y 3) la experiencia de los biólogos y
los recolectores.

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Hábitos alimentarios del puma (Puma concolor) para comprobar la depredación sobre el borrego cimarrón...

Las excretas de los pumas son de forma cilíndrica, aunque en zonas áridas tien-
den a presentar profundas constricciones e incluso se llegan a fraccionar en varios
paquetes similares; difieren de las del gato montés (Lynx rufus), por ser más grandes
(10 a 30 centímetros [cm] de largo, 2 a 3.5 cm de ancho). Las heces del puma general-
mente tienen pelo y restos de hueso visibles, y ocasionalmente las cubren con tierra
y hojas (Aranda, 2000). Son de color pardo oscuro cuando están frescas y después
de algún tiempo a la intemperie se tornan blancuzcas; además, poseen un olor muy
característico y fuerte (Bueno, 2001).

Los excrementos fueron localizados aleatoriamente; en el análisis sólo se in-


cluyeron las identificaciones positivas. Al hallar las excretas se les tomaba una fo-
tografía, y después se colocaban en bolsas de papel rotuladas con la clave de colecta
y la fecha, posteriormente se revisaba el área aledaña. Las muestras se analizaron en
el Laboratorio de Manejo y Conservación de Vida Silvestre de la Facultad de Ciencias
de la uabc, en el campus Ensenada.

Figura 2. Excretas de puma recolectadas en la uma ejido Lic. Alfredo V. Bonfil.

Fuente: Archivo personal.

ANÁLISIS DE LAS MUESTRAS EN EL LABORATORIO

Cada excremento se sumergió en agua (dentro de una bolsa plástica cerrada her-
méticamente) durante 24 horas o más, para su fragmentación. Una vez concluido
este proceso, las muestras se vaciaron a unos botes plásticos, para desmenuzarlas
manualmente. Después se vertió el contenido sobre dos tamices circulares plásticos

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Hernández-Del Ángel, Sánchez-Cordero & Martínez-Meyer

sobrepuestos: el superior tenía una rejilla de luz de 1 milímetro (mm), y el inferior, una
de 0.462 mm; ambos filtros se colocaron sobre una charola de plástico —para evitar
pérdida de material— y se lavaron bajo el chorro de agua corriente hasta quitar el ex-
ceso de tierra y arena. Una vez lavada, cada muestra se dejó secar a temperatura am-
biente en cajas de Petri. Posteriormente, con ayuda de pinzas y agujas de disección,
el material se separó, reagrupando después los componentes principales, como pelo,
huesos, plumas y materia vegetal, los cuales fueron almacenados individualmente
en bolsas de plástico rotuladas para cada muestra.

Para la identificación de los componentes se usaron microscopios estereoscópi-


cos, guías (Rodríguez, 2002) y colecciones de referencia (del Laboratorio de Vertebra-
dos de la Facultad de Ciencias de la uabc).

La identificación de los pelos se realizó mediante la elaboración de laminillas per-


manentes, para una posterior observación y comparación de los patrones medulares,
así como de las escamas, siguiendo la técnica de Rodríguez (2002). También fueron
comparados con la colección de referencia de laminillas con pelos de guardia de los
mamíferos de Baja California (Rodríguez, 2002). La identificación de los restos óseos
se logró contrastando las muestras con la colección de referencia de esqueletos, or-
ganismos preparados y montados del Laboratorio de Vertebrados de la Facultad de
Ciencias de la uabc.

VARIABLES DE RESPUESTA

Para investigar los hábitos alimentarios, el mejor procedimiento analítico depende


del animal que se estudia, de los componentes de su dieta y de la fuente y disponi-
bilidad de material. En el caso de los pumas, la importancia de las diferentes espe-
cies-presa encontradas en sus excrementos se determinó mediante los siguientes
parámetros:
1. Frecuencia absoluta (fa): es la suma de todos los individuos presa, identificados
para cada especie. Este análisis estima la importancia de cada tipo de presa en forma
independiente; es una etapa primaria en la mayoría de los estudios.
2. Porcentaje de aparición (pa): es la frecuencia absoluta de cada resto alimenti-
cio entre el número de muestras. Expresa el porcentaje total de los excrementos en
los cuales este fragmento fue encontrado, así como qué tan común fue en la dieta.
La fórmula es la siguiente:

Donde: fai = Frecuencia absoluta de la presa i


n = Número total de la muestra
3. Frecuencia relativa (fr): es la frecuencia de cada especie-presa expresada como
porcentaje de la suma de todas las frecuencias. La fórmula es la siguiente:

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Hábitos alimentarios del puma (Puma concolor) para comprobar la depredación sobre el borrego cimarrón...

Donde: fai = Frecuencia absoluta de la presa i


4. Peso promedio de las presas (pc): esta medida expresa —en kilogramos (kg)—
el peso promedio del organismo consumido por los pumas en la zona de estudio, con
base en el número de apariciones y el peso de las diferentes especies detectadas en
los excrementos analizados (Iriarte, Franklin, Johnson & Redford, 1990). El pc se cal-
culó mediante la siguiente fórmula:

Donde: fai= Frecuencia absoluta de cada especie presa


inpi= Logaritmo natural del peso (en gramos) de cada especie presa
ni= Número total de especies-presa registradas en los excrementos
5. Factor de corrección (fc): El factor de corrección sólo se aplicó a las presas que
pesaron más de 1 kg; para las presas pequeñas, se utilizó su peso promedio (Logan, 2001).
fc = 1.98 + 0.035 x peso estimado de la presa (kg)

ANÁLISIS ESTADÍSTICO

El análisis estadístico se basó en un Sistema de Modelado Interactivo Lineal Gene-


ralizado, versión 3.77 (cuyas siglas en inglés son glim, Generalized Linear Interactive
Modelling System; Royal Statistical Society-Numerical Algorithms Group, 1985). Las
variables de respuesta fueron las frecuencias encontradas para cada especie en el
total de los excrementos (fa) y las variables explicativas fueron localidad (l), estación
(e), cobertura (c) y tipo de presa (p). Los diferentes tipos de presa se agruparon en cin-
co grandes grupos: el primero, denominado de mamíferos pequeños (ratones, ratas
canguros y ardillas); el segundo, de mamíferos medianos (lagomorfos); el tercero, de
mamíferos grandes (artiodáctilos y perisodáctilos); el cuarto, formado por aves, y el
quinto, por reptiles. El modelo considerado utiliza una distribución de tipo Poisson,
el cual asume la entrada de valores enteros cuyas varianzas son iguales a sus medias.
Además, el modelo está ligado a una función logarítmica, la cual asegura que los
valores ajustados son positivos (Crawley, 1993).

Como resultado del análisis se obtuvo la devianza (variación del sistema) total
y el cambio de devianza, de acuerdo con los factores considerados: localidad (1-4),
estación (1-2), cobertura (1-2) y tipo de presa (1-17).

Con el valor del cambio de devianza y los grados de libertad se determinó la


significancia de cada variable en el modelo. Para analizar las diferencias entre las
localidades y entre los tipos de presas se realizaron pruebas de varianza.

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Hernández-Del Ángel, Sánchez-Cordero & Martínez-Meyer

Resultados

Durante 15 meses (de diciembre de 2002 a marzo de 2004) se recolectaron y analiza-


ron 11 excretas de puma en cinco localidades del ejido Lic. Alfredo V. Bonfil:
1. Camino a la sierra La Reforma,
2. Cañón El Azufre,
3. Sierra La Reforma,
4. Aguajito, y
5. Cerro El Viejo.

El 60% de las excretas se recolectaron en zonas con vegetación de desierto sar-


cocaule; 25%, en matorral sarco-crasicaule, y el 15% restante, en matorral sarcocaule,
al aire libre y cercanas a los arroyos. Las 11 excretas contuvieron restos de vertebrados,
y 4 (36.4%), restos de vegetación. Las heces contenían principalmente pelo, huesos,
escamas (de reptiles), plumas, materia vegetal, piedras pequeñas y arena.

El espectro alimentario del puma comprendió 3 clases, 7 órdenes, 10 familias y


17 especies (ver cuadro 1). En las excretas se encontraron algunos exoesqueletos de
insectos, así como varios gusanos, presumiblemente parásitos intestinales. Ambos, al
igual que la materia vegetal y la materia orgánica no identificada (moni), no fueron
considerados en el análisis.

Cuadro 1. Lista de las especies-presa encontradas en el análisis de las excretas de puma.

Nombre común Nombre científico

1. Ave no identificada Ave ni


2. Lagartija no identificada Lacertilia
3. Iguana no identificada Iguanidae
4. Ratón Peromyscus maniculatus
5. Ratón Peromyscus sp.
6. Ratón Reithrodontomys megalotis
7. Ratón de abazones Chaetodipus spinatus
8. Ratón de abazones Chaetodipus arenarius
9. Ratón Dipodomys sp.
10. Rata Neotoma lepida
11. Ardilla cola blanca Ammospermophilus leucurus
12. Ardilla Tamias obscurus
13. Conejo del desierto Sylvilagus audubonii
14. Liebre de cola negra Lepus californicus
15. Vaca Bos taurus
16. Venado Odocoileus hemionus
17. Caballo Equus caballus

Fuente: Elaboración propia.

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Hábitos alimentarios del puma (Puma concolor) para comprobar la depredación sobre el borrego cimarrón...

Las localidades sierra La Reforma, camino a La Reforma y cañón El Azufre desta-


caron por su aporte al número de muestras y a la composición de la dieta, al confor-
mar 81.8% de las excretas recolectadas.

De manera particular, sierra La Reforma aportó 36.4% de las excretas recolec-


tadas, 41.9% del peso promedio de los organismos consumidos por los pumas y
52.9% de las especies-presa encontradas. Por su parte, la localidad cañón El Azufre
contribuyó con 27.3% de las muestras, 59.13% del peso promedio de los organismos
comidos por los felinos y 47% de las especies-presa identificadas. Finalmente, camino
a La Reforma aportó 18.2% de las heces, 49.5% del peso promedio de los organismos
consumidos por los pumas y 47% de las especies-presa detectadas.

Cuadro 2. Referencias de las especies-presa identificadas en las excretas de los pumas (reco-
lectadas en las tres localidades más representativas del ejido).

Loc. Especie En la propia localidad Total de la muestra

fa pa (%) fr (%) fa (%) pa (%) fr (%)


Peromyscus maniculatus 1 25 14.28 33.33 9.09 3.57
Sierra La Reforma

Reithrodontomys megalotis 1 25 14.28 33.33 9.09 3.57


(n = 4) Presa (9)

Chaetodipus spinatus 1 25 14.28 25 9.09 3.57


Sylvilagus audubonii 1 25 14.28 100 9.09 3.57
Lepus californicus 1 25 14.28 100 9.09 3.57
Ammospermophilus leucurus 1 25 14.28 50 9.09 3.57
Bos taurus 1 25 14.28 100 9.09 3.57
Total 7 175 99.96 25 63.63 24.99
fa pa (%) fr (%) fa (%) pa (%) fr (%)
Dipodomys sp. 1 33.33 12.5 100 9.09 3.57
Peromyscus maniculatus 1 33.33 12.5 33.33 9.09 3.57
Cañón de El Azufre

Reithrodontomys megalotis 1 33.33 12.5 33.33 9.09 3.57


(n = 3) Presa (8)

Chaetodipus spinatus 1 33.33 12.5 25 9.09 3.57


Ammospermophilus leucurus 1 33.33 12.5 50 9.09 3.57
Odocoileus hemionus 1 33.33 12.5 50 9.09 3.57
Equus caballus 1 33.33 12.5 50 9.09 3.57
Reptil (iguana) 1 33.33 12.5 33.33 9.09 3.57
Total 8 266.64 100 28.57 72.72 28.56

fa pa (%) fr (%) fa (%) pa (%) fr (%)


Peromyscus sp. 1 50 10 100 9.09 3.57
Camino a La Reforma

Peromyscus maniculatus 1 50 10 33.33 9.09 3.57


(n = 2) Presa (8)

Chaetodipus arenarius 1 50 10 100 9.09 3.57


Chaetodipus spinatus 2 100 20 50 18.18 7.14
Reithrodontomys megalotis 1 50 10 33.33 9.09 3.57
Equus caballus 1 50 10 50 9.09 3.57
Ave 1 50 10 100 9.09 3.57
Reptil (lagartija) 2 100 20 66.66 18.18 7.14
Total 10 500 100 58.82 90.9 35.7
Notas: fa = Frecuencia de aparición; pa = porcentaje de aparición; fr = Frecuencia relativa.
Fuente: Elaboración propia.

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Hernández-Del Ángel, Sánchez-Cordero & Martínez-Meyer

Los grupos taxonómicos con el mayor porcentaje de aparición (pa) en las excretas,
fueron: roedores (60.7%); artiodáctilos y reptiles (ambos con 10.7%); perisodáctilos y
lagomorfos (los dos 7.14%), y aves (3.5%). Por especies, los mayores porcentajes co-
rrespondieron a: ratón de abazones (Chaetodipus spinatus), 36.4%; ratón (Peromyscus
maniculatus), ratón (Reithrodontomys megalotis), y reptiles, los tres con el mismo
porcentaje: 27.3%. Tanto los venados (Odocoileus hemionus) como los caballos (Equus
caballus) tuvieron un pa de 18.2%.

Al igual que en el pa, los mamíferos dominaron la dieta del puma en cuanto a
la frecuencia relativa (fr). Los mamíferos comprendieron 85.7% de los restos encon-
trados en las excretas analizadas. A nivel de orden, los roedores (ratones y ardillas)
representaron 60.7%; les siguieron los artiodáctilos (vacas y venados), con 10.7%, fi-
nalmente, los perisodáctilos (caballos) y lagomorfos (conejos y liebres), ambos con
7.14% (ver figura 3).

Figura 3. Frecuencias relativas de los diferentes tipos de presa —por grupos— encontrados en
las excretas de puma.

60.7
60

50

40
Frecuencia relativa (%)

30

20

10.7 10.7
10 7.14 7.14
3.5
0
Roedores Artiodáctilos Reptiles Perisodáctilos Lagomorfos Aves

Grupos taxonómicos

Fuente: Elaboración propia.

Las especies más frecuentes fueron Chaetodipus spinatus (14.3%), Peromyscus ma-
niculatus (10.7%), Reithrodontomys megalotis (10.7%), Odocoileus hemionus (7.14%) y
Equus caballus (7.14%). El resto de las especies estuvieron por debajo de 5%. Como gru-
po, los reptiles representaron 10%, y las aves se presentaron en 3.57% de las excretas.

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Hábitos alimentarios del puma (Puma concolor) para comprobar la depredación sobre el borrego cimarrón...

Cuadro 3. Referencias de los componentes alimentarios obtenidos del análisis de las excretas
de puma recolectadas entre los años 2002 y 2004.

Clases y grupos de presas fa pa (%) fr (%)

(n = 11) 11 28

Mamíferos

Artiodactyla
Bovidae
Bos taurus 1 9.1 3.57
Cervidae
Odocoileus hemionus 2 18.2 7.14
Perissodactyla
Equidae
Equus caballus 2 18.2 7.14
Lagomorpha
Leporidae
Lepus californicus 1 9.1 3.57
Sylvilagus audubonii 1 9.1 3.57
Rodentia
Sciuridae
Ammospermophilus leucurus 2 18.2 7.14
Tamias obscurus 1 9.1 3.57
Heteromyidae
Chaetodipus arenarius 1 9.1 3.57
Chaetodipus spinatus 4 36.4 14.28
Dipodomys spp. 1 9.1 3.57
Muridae
Peromyscus maniculatus 3 27.3 10.7
Peromyscus sp. 1 9.1 3.57
Reithrodontomys megalotis 3 27.3 10.7
Neotoma lepida 1 9.1 3.57

Aves

Ave no identificada 1 9.1 3.57

Reptiles

Lacertilia
Lagartija no identificada 2 18.2 7.14
Iguanidae
Iguana no identificada 1 9.1 3.57
Total 28 254.5 99.97

Notas: fa = Frecuencia de aparición; pa = porcentaje de aparición; fr = Frecuencia relativa.


Fuente: Elaboración propia.

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Hernández-Del Ángel, Sánchez-Cordero & Martínez-Meyer

El peso promedio de las presas consumidas por el puma (pc) fue de 9.04 kg. Se
establecieron tres categorías de peso de las presas: 64.70% pesaron ≤ 1 kg (pequeñas);
17.6%, > 1 kg y < 15 kg (medianas), y con igual porcentaje —17.6%— > 15 kg (grandes).

Las especies consumidas de mayor peso (consideradas grandes) fueron: vaca


(Bos taurus), 70 kg; caballo (Equus caballus), 65 kg, y venado (Odocoileus hemionus),
50 kg; seguidas por el grupo de las especies medianas: liebre del desierto (Lepus
californicus), 2.7 kg; iguana no identificada, 1.7 kg, y el ave, de 1.2 kg. A estos dos grupos
(especies grandes y medianas) se les aplicó el factor de corrección (fc).

Respecto al número relativo de individuos consumidos por el puma, los mayores


porcentajes lo obtuvieron los ratones, las ardillas y los reptiles (58%, 13% y 13%,
respectivamente), seguidos por el ave (7%), el conejo (4%) y las cuatro especies res-
tantes (que en conjunto aportaron 5%) (ver figura 4).

Figura 4. Número relativo de individuos consumidos por el puma en la uma ejido Lic.
Alfredo V. Bonfil.

60 58

50
Individuos consumidos (%)

40

30

20
13 13
10 7
4 5 5 5
0
Ratones Ardillas Reptiles Aves Conejos Liebres Caballos Venados

Fuente: Elaboración propia.

RESULTADOS DEL ANÁLISIS ESTADÍSTICO (GLIM)

El modelo lineal generalizado resultante fue: 1 + l + e + c + p. El análisis del glim


para la matriz de los datos resultó en una devianza total de 65.954, con 11 grados de
libertad. El tipo de presa (p) explicó 77.43% (51.07) de las frecuencias de aparición; la
cobertura (c) sustentó 3.67% (2.423); la estación (e) justificó 3.22% (2.127), y la localidad
(l) fundamentó en 0.08% (0.052) la presencia de las presas en los excrementos (ver
cuadro 4). El análisis mostró diferencias significativas para la variable tipo de presa,
pero muy pocas para las demás —localidad (l), estación (e) y cobertura (c)—.

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Hábitos alimentarios del puma (Puma concolor) para comprobar la depredación sobre el borrego cimarrón...

Cuadro 4. Devianza y porcentajes de explicación de las cuatro variables del modelo lineal
generalizado (glim).

Variables Devianza explicada % de explicación g. l.1

Localidad (l) 0.052 0.08 10


Estación (e) 2.127 3.22 9
Cobertura (c) 2.423 3.67 8
Tipo de presa (t) 51.07 77.43 7
Devianza total 65.954 100 11

Notas: Aplicado a los datos del análisis de 11 excretas de puma recolectadas en el área de estudio. 1 Grados
de libertad.
Fuente: Elaboración propia.

Finalmente, el modelo presentó diferencias significativas (p < 0.05) en el con-


sumo de diferentes tipos de presas; se encontró que en el ejido Lic. Alfredo V. Bonfil
los pumas consumieron en mayor número presas de tamaño pequeño.

Discusión

El número y la composición de las presas registradas en las excretas de los pumas


de la uma ejido Lic. Alfredo V. Bonfil concordaron con algunos estudios en donde
los mamíferos comprenden cerca del 90% de la dieta de los felinos. Los hallazgos
de la presente investigación —en cuanto al tipo de presa— fueron similares a los
resultados de otras realizadas en Arizona, Nuevo México y Brasil (Elmer, 1997; Logan,
2001; Hoogesteijn, 2002), donde se han registrado entre 9 y 14 presas, siendo el ganado
(vacas y caballos) y los venados los de mayor ocurrencia en los hábitos alimentarios
de los pumas de esas áreas, aunque también se registraron presas pequeñas, como
lagomorfos. Mientras que para Baja California, en el área de la sierra de San Pedro
Mártir, las principales presas fueron el ganado (caballos y vacas) y los roedores
(Bueno, 2001). En cuanto al tipo y número de especies-presa, la composición de la
alimentación de los pumas en el área de estudio fue muy semejante a la obtenida
por Bueno (2001) en Baja California, lo cual muy probablemente se deba a que la
variedad de especies es muy semejante en ambas áreas de estudio, y por la similitud
entre las características del hábitat.

Conclusiones

1. Con base en los resultados del presente trabajo, no se encontró evidencia de que los
pumas en la uma ejido Lic. Alfredo V. Bonfil, en Baja California Sur, se alimentaran de
borregos cimarrones, durante el tiempo muestreado.

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Hernández-Del Ángel, Sánchez-Cordero & Martínez-Meyer

2. La dieta del puma (Puma concolor) estuvo compuesta por un espectro de 17 es-
pecies-presa, pertenecientes a tres diferentes grupos (aves, reptiles y mamíferos),
destacando los mamíferos.
3. De estos, la mayor frecuencia de aparición en las excretas analizadas corres-
pondió al ratón de abazones (Chaetodipus spinatus), el ratón (Peromyscus manicula-
tus) y el ratón (Reithrodontomys megalotis).
4. El puma mostró una tendencia a seleccionar y consumir presas de talla pe-
queña (< 1 kg).
5. En cuanto a las especies presentes en las excretas de Puma concolor, no se re-
gistraron diferencias asociadas a las localidades en las que fueron recolectadas.
6. La biomasa relativa consumida por el puma estuvo dominada por equinos y
venados. Las vacas, los lagomorfos, las aves y los reptiles figuraron como presas alter-
nativas importantes, y los ratones y las ardillas aportaron en menor proporción a la
biomasa total consumida.
7. Con la aplicación del factor de corrección, el número relativo mayor de presas
consumidas por el puma correspondió a ratones, ardillas y reptiles.
8. Los resultados obtenidos sugieren que el puma se comporta como un depre-
dador oportunista en la uma.

Bibliografía

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10
IMPACTO DEL PUMA
(PUMA CONCOLOR)
EN LA ACTIVIDAD
PECUARIA DEL EJIDO
EL BRAMADERO, BAJA
CALIFORNIA

Sergio Ávila Villegas1

1 Maestría en Manejo de Ecosistemas de Zonas

Áridas de la Universidad Autónoma de Baja


California (uabc). (puma_avila@yahoo.com.mx).

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Ávila Villegas

Introducción

La extensa distribución del puma (Puma concolor, Linneus, 1771) indica su adaptabili-
dad para habitar diversos hábitats y alimentarse de gran variedad de presas silvestres
(Hopkins et al., 1986). En sitios donde hay menor densidad poblacional de estas, el
felino tiende a matar otras especies silvestres disponibles (Leopold & Krausman,
1986; McKinney, 1996; Rau et al., 1992) o ganado (McLean, 1953; Presnall, 1948;
Shaw, 1983), siendo esto último —probablemente— la mayor fuente de conflicto
entre dicha especie y los humanos (Ciucci & Boitani, 1998; Mazzolli, Ryan & Graipel,
1997), depredación que ha sido abordada en algunos estudios: Shaw (1982);
Cunningham, Haynes, Gustavson y Haywood (1995), y Mazzolli y colaboradores (1997).
En México no se han documentado las pérdidas por ataques de puma a los animales
domésticos, pero existen algunos trabajos que analizan la interacción entre el ganado
y los felinos silvestres, como los de Aranda (1994), Caso (1997) y López-González,
Brown y Lorenzana (2000), quienes describen la depredación de ganado por jaguar
(Panthera onca) en los estados de Campeche, Tamaulipas y Sonora, respectivamente,
y coinciden en que probablemente se debe a la gran cantidad y disponibilidad de es-
pecies domésticas en el hábitat del felino.

Mazzolli y colaboradores (1997) encontraron que el puma ataca ganado vacuno,


ovino, caprino y porcino en distintas proporciones y con diferente intensidad depen-
diendo de la temporada del año. En California, los ataques a ganado y mascotas se
incrementaron debido a la expansión de las poblaciones humanas hacia zonas rura-
les, al aumento de actividades de recreación en áreas naturales y a la ampliación de
las superficies de pastoreo (Torres, Mansfield, Foley, Lupo & Brinkhaus, 1996). En Baja
California se han documentado los ataques del felino sobre el ganado desde media-
dos del siglo XVIII (Del Barco, 1988).

Antecedentes

La ganadería es una actividad productiva importante y generalizada en México,


principalmente en zonas áridas (Peña-Neira, s. f.). Uno de los sistemas básicos de ex-
plotación de vacunos es el pastoreo extensivo o engorda en praderas y agostaderos
(Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural [Sagar], 1998). La sierra de
San Pedro Mártir, donde la ganadería fue introducida a finales del siglo XVIII, con-
centra hasta 75% de dicha actividad, realizada por los habitantes de San Telmo y San-
to Domingo al pie de la sierra (Meling, 1991). Según el Plan Municipal de Desarrollo
1999-2001 (1999), la región de San Telmo contaba con 5 967 cabezas de ganado, des-
tacando 4 835 bovinos. La ganadería está bajo el control de 20 a 30 propietarios,
quienes usan diversas áreas para pastoreo en la sierra, entre ellos La Grulla, La En-
cantada, Santo Tomás, Santa Rosa y Vallecitos (Minnich, 1994). En 1993 Baja California
produjo 4% de la producción ganadera nacional de carne de bovino (Instituto Nacio-
nal de Estadística, Geografía e Informática [inegi], 1996).

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Impacto del puma (Puma concolor) en la actividad pecuaria del ejido El Bramadero, Baja California

Los principales estudios dedicados a examinar los procesos de deforestación y


degradación ecológica en el llamado tercer mundo, coinciden en señalar que la ex-
pansión de la ganadería bovina es uno de los principales agentes de cambio ecológico
en América Latina. La introducción de ganado doméstico a Norteamérica modificó
los ecosistemas naturales e impactó negativamente a las poblaciones de fauna
silvestre. En su expansión, la ganadería ha ido ocupando importantes porciones de
cada una de las zonas ecológicas de México, provocando impactos con diferentes
grados de intensidad (Toledo, 1987), como el deterioro de la vegetación y la erosión del
suelo, provocados por el sobrepastoreo, especialmente en zonas áridas y semiáridas
de México (Peña-Neira, s. f.).

El puma es un animal ampliamente estudiado en Norteamérica; sus aspectos


biológicos y ecológicos han sido analizados en investigaciones de larga duración (Hor-
nocker, 1970; Logan, Sweanor, Ruth & Hornocker, 1996; López-González & González-
Romero, 1998; Robinette, Gashwiler & Morris, 1959; Seidensticker, Hornocker, Wiles &
Messick, 1973), ampliando el conocimiento sobre la especie. La organización social
del puma se compone de hembras y machos residentes, adultos independientes,
juveniles y transeúntes (López-González & González-Romero, 1998). Los territorios de
los machos generalmente no se sobreponen entre sí, pero puede haber sobreposi-
ción entre los territorios de un macho con varias hembras, y de varias hembras entre
sí; el tamaño del territorio es variable. En casi todas las poblaciones la proporción de
sexos parece favorecer a las hembras (Currier, 1983; Hemker, Lindzey & Ackerman,
1984; Hopkins, Kutilek & Shreve, 1986; Seidensticker et al., 1973), siendo el promedio
un macho por cada dos hembras (López-González & González-Romero, 1998).
Ambos son solitarios y sólo se reúnen en época de apareamiento; la gestación dura
aproximadamente 91 días y en promedio las camadas son de tres crías (Currier, 1983;
Torres & Bleich, 2000). Las hembras pueden reproducirse por primera vez a los 12 me-
ses, y después cada 24 meses, aproximadamente; las crías se dispersan a partir de los
18 meses de edad (López-González & González-Romero, 1998). El método de cacería
del puma sigue el patrón básico de los felinos: búsqueda, acecho y acercamiento a
la presa utilizando la cobertura del hábitat: carrera corta, ataque al cuello y espalda,
y muerte por fractura de cuello, desangramiento o asfixia (Kruuk, 1986; Robinette
et al., 1959).

El puma es un carnívoro oportunista que basa su alimentación en mamíferos


ungulados, pero es capaz de alimentarse de casi cualquier especie disponible en
su hábitat (Aranda, 1994; Currier, 1983; Kruuk, 1986; López-González & González-
Romero, 1998; McKinney, 1996). La composición de sus hábitos alimentarios es muy
similar en la mayoría de los estudios, aunque existen variaciones tanto locales como
estacionales (Shaw, 1983). El alto grado de similitud en la alimentación de un depre-
dador en distintas localidades sugiere que es muy selectivo con su hábitat, que está
altamente especializado en su método de cacería o ambos (Kruuk, 1986). Anderson
(1983; ver cuadros 1 y 2) resumió varios estudios sobre los hábitos alimentarios del
puma realizados en Canadá, Estados Unidos y México (revisión de contenidos es-
tomacales y excretas), y encontró que los venados bura (Odocoileus hemionus) y cola

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Ávila Villegas

blanca (O. virginianus) son el componente principal de su dieta; en Sudamérica apa-


recen otros ungulados, como el guanaco (Lama guanicoe) y el pudú (Pudu pudu). Los
lagomorfos también son presas comunes del puma. Otras especies presa incluyen
mapache (Procyon lotor), zorrillos (Mephitidae), tejón (Taxidea taxus), coatí (Nasua
narica), zorras (Urocyon cinereoargenteus, Vulpes sp.), coyote y gato montés. Sola-
mente en cinco estudios la proporción de la presa principal fue menor a 30% de la
alimentación (Connolly, 1949; Greer, 1976; McBride, 1976, citado en Anderson, 1983).
Únicamente en el estudio de McBride (citado en Anderson, 1983) el ganado aparece
como presa principal del puma.

La interacción entre el puma y el ganado doméstico está regida por diversas


condiciones, tanto del depredador como de la presa, además del hábitat que am-
bos ocupan. El conocimiento de las presas disponibles en un área y las prácticas de
manejo del ganado son factores importantes en el análisis de la problemática (Shaw,
1983). Para algunas zonas de México existen pocos datos publicados sobre las pér-
didas causadas por depredadores (Aranda, López-Rivera & López-de Buen, 1995), lo
cual se deriva de la dificultad de estudiar a los grandes carnívoros y de realizar las
observaciones de depredación, aunque este trabajo es vital (Linnell, Odden, Martin,
Aanes & Swenson, 1999).

A pesar de su alta especialización, los felinos pueden presentar comportamien-


tos específicos, idiosincrasias o individualidades intraespecíficas (Kruuk, 1986; Linnell
et al., 1999; McLean, 1953; Robinette et al., 1959). Presnall (1948) y Linnell y colabora-
dores (1999) señalaron la existencia de depredadores que se acostumbran a cazar
presas domésticas disponibles en gran cantidad, y los dividen en dos tipos de indi-
viduos problema: 1) aquellos en cuyo territorio no existen poblaciones de ganado y
efectúan la cacería fuera de éste, y 2) depredadores en cuyo territorio se encuentra el
ganado y lo atacan con mayor frecuencia. La remoción de individuos problema sólo
es una solución temporal (Caso, 1997; McKinney, 1996; McLean, 1953).

Se ha observado que existe una mayor proporción de machos en eventos de


depredación de ganado (Kruuk, 1986; Linnell et al., 1999; Torres et al., 1996), proba-
blemente debido a que tienen territorios más extensos que las hembras, lo cual pro-
vee más oportunidades de encuentros con ganado. En California, Torres y su equipo
(1996) encontraron una proporción de 59.6% de pumas machos cazando vacunos y
de 75% depredando equinos. En algunas ocasiones los eventos de depredación de
ganado, mascotas, aves de corral, o los ataques a humanos pueden estar relacio-
nados con animales jóvenes o subadultos con poca experiencia (Linnell et al., 1999;
Mazzolliet al., 1997; McKinney, 1996; Shaw, 1983; Torres et al., 1996).

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Impacto del puma (Puma concolor) en la actividad pecuaria del ejido El Bramadero, Baja California

Cuadro 1. Presas principales del puma, encontradas por análisis de contenidos estomacales.

Total de
Fuente1 Área de estudio Presas principales2 fro3
muestras

Dixon, 1925 California, Estados Venado bura, 43 Venado 0.79


Unidos (ee. uu.) pasto, mapache

Grinnell et al., California, ee. uu. Venado bura 34 Venado 0.79


1937
Young, 1946 Nueve estados del Venado bura, equino, 113 Venado 0.62
oeste de ee. uu. puercoespín, vacuno,
ovino, caprino

Connolly, 1949 Utah, ee. uu. Venado bura, ovino 11 Venado 0.18

Robinette et al., Utah y Nevada, ee. uu. Venado bura, ovino, 401 Venado 0.48
1959 puercoespín,
lagomorfos

Spalding y Columbia Británica, Venado bura, liebre, 132 Venado 0.42


Lesowski, 1971 Canadá carroña, ovino

Greer, 1976 Montana, ee. uu. Venado bura, ovino, 16 Venado 0.25
liebre

Tamaulipas, México Venado bura 8 Venado 0.50

McBride, 1976 Coahuila, México Caprino, venado cola 18 Venado 0.28


blanca, equino

Chihuahua, México Vacuno 13 Venado 0.23

Texas, ee. uu. Venado cola blanca, 54 Venado 0.39


ovino, puercoespín

Toweill y Oregón, ee. uu. Venado bura, 25 Venado 0.52


Meslow, 1977 puercoespín
Notas: 1 Citados en el original. 2 Aparece en negritas el ganado que fue parte de la alimentación. 3 Fre-
cuencia relativa de ocurrencia de la presa principal.
Fuente: Modificado de Anderson (1983).

Cuadro 2. Presas principales del puma, encontradas por análisis de excretas.

Total de
Fuente1 Área de estudio Presas principales2 fro3
muestras

Hibben, 1937 Nuevo México– Venados bura y cola 298 Venado 0.53
Arizona, ee. uu. blanca, puercoespín,
conejo
Schwartz y Washington, ee. uu. Liebre, venado bura, 28 Liebres 0.39
Mitchell, 1945 wapití, ardilla arbórea
Connolly, 1949 Utah, ee. uu. Venado bura, 16 Venado 0.75
puercoespín

(Continúa)

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Ávila Villegas

Cuadro 2. (Continuación).

Fuente1 Área de estudio Presas principales2 Total de fro3


muestras

Murie, 1951 Washington, ee. uu. Wapití, venado bura, 22 Wapití 0.36
liebre
Robinette et al., Utah y Nevada, ee. uu. Venado bura, 52 Venado 0.64
1959 (mayo–octubre) puercoespín, ovino
Robinette et al., Utah y Nevada, ee. uu. Venado bura, 225 Venado 0.74
1959 (noviembre–abril) puercoespín,
lagomorfos
Hornocker, 1970 Idaho, ee. uu. Venado bura, 198 Sin
wapití, liebre información
Tamaulipas, México Venado cola blanca, 86
equino, porcino, Venado 0.21
coyote, vacuno
McBride, 1976 Nuevo León, México Porcino, venado cola 25 Porcino 0.44
blanca
Venado cola blanca, 124 Venado 0.36
caprino, pecarí,
puercoespín
Coahuila, México Venado cola blanca, 133 Venado 0.53
vacuno, zorrillo
Chihuahua, México Venado cola blanca, 584 Venado 0.43
ovinos, puercoespín
Texas, ee. uu. Venado cola blanca 25 Venado 0.48

Shaw, 1977 Arizona, ee. uu. Venado bura, vacuno, 50 Venado 0.54
puercoespín
Shaw, 1980 Arizona, ee. uu. Venado bura, 101 Venado 0.67
lagomorfos
Henry y Slowls, Arizona, ee. uu. Pecarí, coyote 9 Pecarí 0.56
1980

Notas: 1 Citados en el original. 2 Aparece en negritas el ganado que fue parte de la alimentación. 3 Frecuen-
cia relativa de ocurrencia de la presa principal.
Fuente: Modificado de Anderson (1983).

Después de Anderson (1983) se han realizado otros estudios sobre hábitos ali-
mentarios del puma, cuyos principales resultados se resumen en el cuadro 3.

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Impacto del puma (Puma concolor) en la actividad pecuaria del ejido El Bramadero, Baja California

Cuadro 3. Resultados de estudios de hábitos alimentarios del puma, publicados entre


1984 y 1999.

Fuente1 Área de estudio Presas principales2 Total de fro3


muestras

Ackerman Utah, ee. uu. Venado bura, conejo, 239 excretas Venado 0.61
et al., 1984 ardilla, roedores,
vacuno
Toweill y Oregón, ee. uu. Venado bura, ovino, 61 cadáveres Venado 0.64
Maser, 1985 pasto
Leopold y Texas, ee. uu. Venado bura, pecarí, (No se Venado bura
Krausman, roedores, lagomorfos menciona) 0.85 (1972-1974),
1986 047 (1980-1981)
Yáñez et al., Parque Nacional Liebre, ovino, 705 excretas Liebre 0.73
1986 Torres del Paine, guanaco, zorra
Chile
Maehr et al., Florida, ee. uu. Jabalí, venado cola 270 excretas Jabalí 0.42
1990 blanca, mapache, y 28 cadáveres
armadillo, conejo,
vacuno

Rau et al., 1991 Sur de Chile Liebre, pudú, roedor 65 excretas Liebre 0.46
Cashman Arizona, ee. uu. Venado bura, pecarí, 159 excretas Venado
et al., 1992 vacuno, borrego bura 0.39
cimarrón, roedores,
lagomorfos
Aranda y Quintana Roo, Venados cola blanca 15 excretas Venado 0.50
Sánchez- México y temazate, coatí,
Cordero, 1996 pecarí
Branch et al., Provincia Vizcacha, armadillo, 80 excretas Vizcacha, desde
1996 La Pampa, porcino 51.6 hasta 84.9
Argentina
Kunkel et al., Montana, ee. uu. Venado cola blanca, 128 cadáveres Venado 0.87
1999 alce, wapití

Notas: 1 Consulta directa. 2 Aparece en negritas el ganado que fue parte de la alimentación.
Fuente: Elaboración propia.

El ganado puede ser susceptible de ataques de puma por su salud, edad y


tamaño, falta de estrategias antidepredatorias, así como por las técnicas de pastoreo
extensivo y su disponibilidad dentro del hábitat del felino. Cuando los depredadores
encuentran especies cuyas estrategias para evadirlos son insuficientes, como los
animales domésticos, su acceso a estas es mucho más fácil (Kruuk, 1986; Linnell et
al., 1999). En sistemas de pastoreo extensivo, abierto o con encierros nocturnos, los
depredadores aprenden y desarrollan habilidades encaminadas a matar ganado sin
ser descubiertos (Linnell et al., 1999). Mazzolli y colaboradores (1997) encontraron
que los ataques del puma al ganado sucedieron cuando éste fue llevado a pastorear
en sitios donde era vulnerable; en cambio, la depredación disminuyó cuando el
ganado estaba protegido.

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Ávila Villegas

La mayoría de los carnívoros son oportunistas y basan su alimentación en la


presa más abundante o en la más fácil de capturar (Romero, 1993). La depredación del
puma sobre ganado y animales silvestres se dirige principalmente hacia los vulne-
rables, viejos, jóvenes, de reducida vitalidad y cierto rango de tamaño, asegurando
eventos de depredación exitosos (Caso, 1997; Hornocker, 1970; Mazzolli et al., 1997;
McKinney, 1996; Presnall, 1948; Robinette et al., 1959; Shaw, 1983). En Arizona, 93% del
ganado cazado por puma correspondió a animales menores de un año (Shaw, 1983).
Shaw (1983), Kruuk, (1986) y López-González y González-Romero (1998) mencionaron
que el tamaño de la presa es una característica física determinante en los eventos de
depredación de ganado. El tamaño común de las presas del puma es el de un venado;
sin embargo, algunos pumas jóvenes, sin territorio o subdominantes atacan presas
menores, como mamíferos pequeños (Shaw, 1983), lo cual explica la tendencia a
alimentarse de vacunos y equinos jóvenes (Hornocker, 1970; McKinney, 1996; Presnall,
1948; Robinette et al., 1959; Shaw, 1983).

Dentro de las características del hábitat que favorecen el comportamiento de-


predatorio del puma, es primordial la cobertura vegetal o del terreno, dado que la
estrategia de cacería de los felinos está basada en el uso de los elementos del hábitat
(vegetación, rocas, cañones, colinas), para que pueda acercarse lo suficiente a su presa
y atacarla (Kruuk, 1986; Mclean, 1953; Robinette et al., 1959). El puma evita los hábitats
abiertos, y aunque su territorio incluya zonas descubiertas, taladas, caminos vecina-
les o con presencia humana, realiza sus movimientos solamente en áreas protegidas
y con cobertura (Beier, 1995; Van Dyke et al., 1986).

Evaluar y valorar las pérdidas de ganado por depredación no es fácil. Dado que
las mermas materiales se traducen en económicas, no existe suficiente objetividad
en la valoración de los depredadores y su papel en el ecosistema (Peña-Neira, s. f.).
El manejo de los individuos problema depende de su clara identificación y de una
técnica de intervención adecuada. El control selectivo es una forma ecológicamente
preferible a la reducción amplia de la población, aunque es difícil identificar a los in-
dividuos problema (Linnell et al., 1999). La presencia de depredadores o sus rastros en
áreas ganaderas no es evidencia suficiente para confirmar la depredación. Diversas
razones pueden explicar las pérdidas de ganado, como factores ambientales (clima
adverso, variación en el régimen de lluvias, insuficiente cobertura vegetal, incendios),
envenenamiento, enfermedades, robo, cacería accidental o premeditada (Roy & Do-
rrance, 1976; Wade & Bowns, 1997).

Las investigaciones para evaluar los efectos de depredación en animales domés-


ticos no son imparciales, porque muestran tendencias en favor de la ganadería o de
la fauna silvestre. Una forma de saber si hay depredación de ganado es el análisis
de la alimentación de los depredadores. Entre las técnicas más comunes para el
estudio de los hábitos alimentarios se encuentran los análisis de contenidos esto-
macales y de excretas (Aranda, 1994). La evaluación de la depredación de animales
domésticos también involucra el estudio del comportamiento del depredador
o de las características del hábitat. Conocer las prácticas de manejo de ganado

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Impacto del puma (Puma concolor) en la actividad pecuaria del ejido El Bramadero, Baja California

también puede ser útil: los cambios en éste permiten disminuir los conflictos entre
depredadores y animales domésticos, además de beneficiar la producción pecuaria.
En Baja California, Pijoan y Chávez (1991) recomendaron acciones para incrementarla,
con base en la óptima utilización de los recursos forrajeros de la zona, con el mayor
número posible de animales productivos. Sus recomendaciones —ordenadas en un
calendario—incluyen: 1) eliminación de animales no productivos del agostadero;
2) llevar a cabo una época de empadre definida; 3) suplementación del ganado en
temporadas críticas; 4) rotación de potreros; 5) quemas controladas; 6) mejoramiento
genético del ganado, y 7) siembra de praderas de invierno. Gastélum (1997) realizó un
estudio de la ganadería en el ejido Sierra de Juárez, Baja California, y elaboró una
propuesta de manejo integral del ecosistema para beneficiar la producción ganadera
en la región. El autor desarrolló un calendario de actividades, las cuales adecua al tipo
de vegetación donde se encuentre el ganado (chaparral o bosque de coníferas).

Las encuestas son un método ampliamente utilizado para recolectar datos de un


gran número de informantes en periodos relativamente cortos y a bajo costo, y sirven
para conocer e integrar actitudes y creencias de la población en relación con la inves-
tigación sobre recursos naturales (Chadwick, Bahr & Albretch, 1984). Peña-Neira (s. f.)
propone dirigirse a los ganaderos de manera sencilla y breve por medio de entrevistas
sobre la fauna silvestre, acciones en contra de plagas y depredadores y estudios fac-
tibles de realizar en las áreas afectadas. Manfredo y colaboradores (1998) utilizaron
encuestas para explorar la opinión comunitaria respecto a las políticas de manejo del
puma, y encontraron que conocer la actitud de la gente hacia el manejo de la fauna
permite mayor éxito en la implementación de las respectivas políticas. Considerando
lo anterior, el presente trabajo busca estimar el impacto de la depredación del puma
en la actividad ganadera del ejido El Bramadero, Baja California.

Área de estudio

El ejido ganadero El Bramadero se encuentra en la región noroeste de la penín-


sula de Baja California, entre 30º 15’ 00” y 31º 15’ 00” de latitud norte, y 115º 00’ 00” y
116º 00’ 00” de longitud oeste, con una superficie aproximada de 308 000 hectáreas.
Al este, el ejido colinda con el Parque Nacional Sierra de San Pedro Mártir (pnsspm)
(ver figura 1).

La sierra San Pedro Mártir se ubica en el margen sur de la zona climática medi-
terránea de Norteamérica (Escoto, 1994). El clima se subdivide en un gradiente al-
titudinal, con climas templados en el pnsspm, y climas secos por debajo de los
2 000 metros de elevación. En altitudes mayores a 1 500 metros, la precipitación me-
dia es de 250 a 300 milímetros (mm); entre los 400 y 1 500 metros sobre el nivel del
mar (msnm) se encuentra una amplia zona que recibe entre 200 y 250 mm de pre-
cipitación; por debajo de 400 metros de altitud se registran entre 150 y 200 mm de
precipitación (Secretaría de Planeación y Presupuesto [SPP], 1984). Entre noviembre y

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Ávila Villegas

abril, las temperaturas máximas y mínimas en el pnsspm son de 15 °C y 0 °C; de 21 °C


y 3 °C entre los 500 y 1 500 metros, y de entre 21 °C y 9 °C en sitios por debajo de los
500 metros (spp, 1984).

Baja California se encuentra en la región biogeográfica neártica y en la provin-


cia florística califoniana (Zúñiga, 1995); la sierra de San Pedro Mártir está en la pro-
vincia martirense (Delgadillo, 1998): es un bosque de coníferas con características
boreales que tal vez registra un mayor número de endemismos debido a su rela-
tivo aislamiento y condiciones ambientales específicas (Delgadillo, 1998). El chapa-
rral de montaña, cuyo taxa dominante es Adenostoma fasciculatum, se encuentra
desde los 0 hasta los 2 200 msnm. Existe una zona de transición entre los 1 200 y
1 800 msnm, donde se encuentra Pinus quadrifolia. El bosque de pino de montaña (Pi-
nus lambertiana y P. murrayana) predomina entre los 1 200 y 3 000 msnm; en la sierra,
el género Pinus ocupa 89.6% de la vegetación (Delgadillo, 1998). Otras especies en la
región, son: alamillo (Populus tremuloides); encinos (Quercus agrifolia y Q. chrysolepis);
pinos (Pinus quadrifolia, P. jeffreyi, P. lambertiana, P. murrayana, P. edulis, P. coulteri, y
P. monophylla). El bosque conífero mixto combina Abies concolor, Cupressus montana
(endémico), Pinus y Popolus. Entre los pastos se encuentran Bromus spp., Aristida spp.,
Agropyron spp., Muhlembergia spp. (Zúñiga, 1995).

Mellink (1991) publicó una lista de 52 mamíferos divididos en 6 órdenes (Insec-


tivora, Chiroptera, Lagomorpha, Rodentia, Carnivora y Artiodactyla). Minnich (1994)
enlistó 77 especies de aves en la sspm, divididas en chaparral (51 especies) y bosque
mixto de coníferas (26 especies). Existen alrededor de 65 especies de anfibios y rep-
tiles (Welsh, 1988) y una especie de pez, la trucha arcoiris (Oncorhynchus mykiss nel-
soni), una subespecie endémica de la sierra (Ruiz-Campos & Pister, 1995).

Figura 1. Localización del área de estudio.


31º 0’0”
30º 45’0”

OCÉANO
PACÍFICO
30º 30’0”

0 10 20 30 N
Kilómetros

- 116º 0’0” - 115º 45’0” - 115º 30’0” - 115º 15’0” - 115º 0’0”

100 1000 2000 Polígono aproximado de pnsspm


500 1500 2500 Polígono aproximado de ejido El Bramadero

Fuente: Elaboración propia.

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Impacto del puma (Puma concolor) en la actividad pecuaria del ejido El Bramadero, Baja California

Metodología

APLICACIÓN DE LA ENCUESTA

Para conocer más sobre la actividad ganadera en el ejido El Bramadero, las causas
de pérdida de ganado y el manejo tradicional de la fauna silvestre, se aplicó aleato-
riamente una encuesta a 25 de sus pobladores —mayores de edad, hombres y mu-
jeres—, durante dos reuniones ejidales en San Telmo y Santo Domingo.

El cuestionario contenía 40 preguntas, de acuerdo con las cuales se agruparon y


analizaron los resultados, considerando principalmente las respuestas relacionadas
con la pérdida de ganado, los problemas de depredación y con propuestas para resolver
o evitar ambas situaciones. También se obtuvo el calendario de manejo de ganado
en el ejido, el cual se comparó con otros propuestos para la región en algunas pu-
blicaciones, y se generó uno que incluye las actividades propuestas para disminuir
pérdidas por depredación.

DETERMINACIÓN DE LA DISPONIBILIDAD DE LAS DOS PRINCIPALES PRESAS POTEN-


CIALES DEL PUMA (VENADO Y GANADO)

Los datos sobre la densidad poblacional de venado bura se obtuvieron del estudio de
Ahumada (2000). No se realizaron estimaciones para poblaciones de otras especies
silvestres. La abundancia de ganado se calculó por medio del inventario ganadero de
la Sagar (Víctor Morales, comunicación personal, 2000). Ambos datos se utilizaron
para analizar si la cantidad de presas en la zona influía en la preferencia y hábitos
alimentarios del puma.

IDENTIFICACIÓN DE LOS COMPONENTES DE LA ALIMENTACIÓN DEL PUMA POR


ANÁLISIS DE EXCRETAS

La presencia y la actividad del puma se registraron por medio de transectos en varios


tipos de vegetación, ranchos, veredas, valles, colinas, áreas riparias, caminos; se realizó
una observación directa y se recolectaron y georreferenciaron diversos rastros (tales
como excretas, huellas, senderos, restos de presas consumidas y de pumas cazados).
Se recolectaron 33 excretas y se hicieron moldes de las huellas, identificando los ras-
tros con las guías de Murie (1974) y Aranda (1981). Las características del hábitat
donde se recolectaron los rastros se describieron considerando nueve variables: pre-
sencia de agua, humanos, ganado, presas silvestres; altitud, altura de la vegetación,
tipo de vegetación, tipo de suelo y fisiografía. Cada rastro recolectado fue etiquetado
con una clave única.

Las excretas se describieron de acuerdo a sus características externas, como color,


olor, consistencia y tamaño. Primero se limpiaron con agua y jabón, y se dejaron repo-

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sar por lo menos durante 24 horas; después se lavaron bajo el chorro de agua, en una
coladera con luz de malla de 1 mm, separando los componentes sólidos, como pelo,
huesos, dientes y garras. Se extrajo una muestra de pelo de cada excreta y se dejó
secar por 24 horas. Luego se realizaron observaciones macroscópicas de tales mues-
tras, para identificar coloración, bandeado y longitud, y microscópicas para registrar
el patrón de escamas, de médula y medir el diámetro. Se calculó la frecuencia de
aparición: fa = (Fi / N) * 100; y la frecuencia relativa de ocurrencia: fro = (Fi / l: Fi) * 100,
de acuerdo con Aranda (1994, 1995), con el fin de determinar la importancia de las
presas a escala general y local. El análisis combinado —de la encuesta, la disponibi-
lidad de presas potenciales y de las excretas— se utilizó para estimar el impacto del
puma en la actividad ganadera.

GENERACIÓN DEL MODELO LINEAL GENERALIZADO

Para identificar las características del hábitat que determinaron la presencia del
puma en cada sitio donde se colectaron evidencias, se realizó un análisis estadístico
basado en un Modelo Lineal Generalizado (programa estadístico Generalized Linear
Interactive Modelling System [glim] v. 3.77, Royal Statistical Society-Numerical Algo-
rithms Group, 1985). Se creó una matriz descriptiva de cada sitio de colecta con las
nueve variables y sus niveles. El modelo está ligado a una función logarítmica, que
asegura que los valores ajustados sean positivos (Crawley, 1993). Las siete variables
consideradas fueron: humanos, presas silvestres, altitud, altura de la vegetación, tipo
de vegetación, de suelo y fisiografía (agua y ganado se eliminaron porque estuvieron
en todos los sitios muestreados). Se obtuvo una matriz que constó de 22 filas, co-
rrespondientes a la descripción de 22 sitios de colecta; las primeras siete columnas
representaron los factores, y la última, la variable de respuesta.

Resultados

Entre junio de 1999 y julio del año 2000 se realizaron 13 visitas de campo, sumando
31 días de diversas actividades: aplicación de los 25 cuestionarios a ejidatarios; reco-
lección de 33 excretas de puma; registro de 18 huellas, cuatro presas muertas, y un
puma muerto, así como una observación directa.

ENCUESTA

Fueron entrevistados 25 habitantes (22 hombres y 3 mujeres) de nueve localidades


del ejido El Bramadero, cuyas edades oscilaban entre 32 y 80 años. De acuerdo con
sus comentarios, las principales actividades económicas en el ejido, son: gana-dería,
agricultura, comercio, guardabosques, renta de equipo, minería y trabajo en em-
pacadoras. El ganado que se produce es vacuno, equino, caprino, porcino, así co-
mo aves de corral. El número de cabezas de ganado por propietario varía de 1 hasta

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Impacto del puma (Puma concolor) en la actividad pecuaria del ejido El Bramadero, Baja California

400 animales. No existe un precio fijo para el ganado, porque depende de las condi-
ciones del animal, como edad y peso, así como del comprador y el vendedor; las ga-
nancias que genera esta actividad son variables.

Identificaron al menos siete razones de pérdida de ganado: sequía (23%), depre-


dación (23%), robo (18%), enfermedades (15%), partos (10%), extravío (8%) y accidentes
(3%). Tres personas dijeron no saber cuántas cabezas de ganado habían perdido;
otras dos comentaron desconocer a cuánto ascendían sus pérdidas, y cuatro más
mencionaron no haber tenido mermas. Según los encuestados, en el ejido las presas
del puma son, en proporción: vacunos (22%), equinos (22%), venados (17%), cánidos
(11%), lagomorfos (11%), gato montés (6%), aves (5%), caprinos (3%) y otros (3%).

DISPONIBILIDAD DE PRESAS POTENCIALES

Estimar la disponibilidad de presas potenciales en el área de estudio era importante


para confirmar si explicaba parcialmente o influía en los hábitos alimentarios del
puma y, probablemente, anticipar patrones de conducta.

Utilizando la técnica de transecto en línea, Ahumada (2000) calculó la densidad de


venados y la proporción de sexos para los meses de julio, septiembre y diciembre
de 1999, y abril y junio del año 2000, en el bosque de coníferas del parque sspm (ver
cuadro 4).

Cuadro 4. Densidad y proporción de sexos de venados durante ciertos meses1 en la sspm.

Mes Julio Septiembre Diciembre Abril Junio

Densidad
4.24 4.05 1.89 7.25 3.61
(venados/km2)
Proporción
1:0.25 1:2.67 1:2 1:14 1:2
Macho:hembra

Nota: 1 De 1999 y el año 2000.


Fuente: Ahumada (2000).

La distribución del borrego cimarrón en la sspm es diferente a la observada en el


área del presente estudio, por lo que no había datos para considerar a dicha especie
en éste. Sin embargo, se estima poco probable que sea presa del puma, dado que
ocupan hábitats distintos; además, durante otros estudios realizados en la zona
(Martínez-Gallardo, comunicación personal, 2000) no se han encontrado evidencias
de que el borrego cimarrón haya sido presa del felino.

La estimación de la disponibilidad de ganado doméstico se obtuvo del


inventario ganadero realizado en el primer semestre del año 2000 por personal de
la Sagar (Víctor Morales, comunicación personal, 2000). Los resultados, fueron: 7 145
cabezas de ganado vacuno; 356 de equino, y 97 de porcino. El manejo era extensivo,

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Ávila Villegas

permitiendo el pastoreo libre, con poco o ningún control del ciclo de vida del gana-
do para regular la producción de crías. Algunos ganaderos reportaron otras prácti-
cas: descorne, castración, hierra (marcaje con hierro), baños, prevención y tratamiento
de enfermedades. En épocas críticas los productores no aplican suplementación
alimenticia a los animales.

ANÁLISIS DE EXCRETAS

Entre junio de 1999 y julio del año 2000 se recolectaron 33 excretas de puma; cuatro
no fueron incluidas en el análisis porque sus características no permitieron su iden-
tificación definitiva.

A través de la observación de pelo en las excretas del puma, se encontraron siete


componentes de su alimentación: tres a nivel de especies (vacunos, equinos y gato
montés); uno a nivel de familia (Canidae); dos a nivel de orden (Rodentia y Lagomor-
pha), y otro que no se logró identificar. En 29 excretas, el porcentaje de ocurrencia de
estos componentes, fue: vacunos (28%), roedores (28%), equinos (21%), lagomorfos
(11%), gato montés (2%), cánidos (2%) y no identificado (8%).

MODELO LINEAL GENERALIZADO

Los resultados del modelo lineal generalizado fueron obtenidos al agrupar los niveles
de tres factores y una interacción. Primero se realizó un análisis con las nueve varia-
bles y sus correspondientes niveles. Un segundo análisis consideró siete variables
(humanos, presas silvestres, altitud, altura de la vegetación, tipo de vegetación, tipo
de suelo y fisiografía): agua y ganado se eliminaron porque estuvieron en todos los
sitios muestreados. Un tercer modelo se realizó con el mismo número de factores,
pero dejando solamente las variables humanos, altitud, vegetación, y la interacción
humanos-altitud.

El modelo resultante fue: 1 + H + Al + V + H * Al, que sustentó 94.07% de la devian-


za. La altitud fue el factor que explicó en mayor proporción la devianza total (56.14%).
Solamente fue necesaria una interacción de segundo orden (H * Al); no se realizaron
interacciones de tercer orden. De los factores utilizados, H y Al fueron significativos y
V y H * Al no fueron significativos; sin embargo V fue el factor que obtuvo el segundo
porcentaje más alto de la devianza (18.78%).

ESTIMACIÓN DEL IMPACTO DEL PUMA SOBRE LA GANADERÍA EN EL EJIDO

Aunque en el presente estudio no fue posible documentar ganado que hubiera sido
presa del puma, lo cual constituiría el factor más importante para determinar las pér-
didas monetarias por su depredación, cabe destacar que éstas también dependen de

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Impacto del puma (Puma concolor) en la actividad pecuaria del ejido El Bramadero, Baja California

factores biológicos (número de presas consumidas), ecológicos (hábitat ocupado por


depredador y presas, disponibilidad de presas, comportamiento) y socioeconómicos
(valor monetario por cabeza de ganado, número de animales perdidos).

Discusiones

Además de la heterogeneidad de la población en cuanto a edad y tiempo de resi-


dencia en el ejido, los resultados de las encuestas evidenciaron que las principales
actividades económicas son la agricultura y la ganadería; ésta se realiza de forma
diversa, y en general el ganado representa una inversión, puesto que los animales se
pueden vender cuando existe necesidad económica, aunque los encuestados consi-
deraron que no se obtienen las ganancias deseadas. De acuerdo con sus opiniones,
la depredación por puma es causa importante de pérdidas económicas. Sin embargo,
es muy posible que se le responsabilice equivocadamente, o que la depredación del
felino se deba al inadecuado manejo del ganado, la sequía, las enfermedades o a la
falta de presas silvestres.

Mazzolli y colaboradores (1997) identificaron que para los ganaderos es fácil


recordar las pérdidas de dos años atrás sin demasiados sesgos, y que la pérdida
de ganado por depredación de puma es baja, pero por otros factores —como
enfermedades, partos, caídas y robo— es elevada. Algunos autores han documentado
la exageración de la depredación sobre animales domésticos (Caso, 1997; López-
González et al., 2000; Shaw, 1982). En general, la gente no acepta que la depredación
de ganado por puma se deba a las prácticas de manejo, porque las han llevado a
cabo de la misma forma durante muchos años. Fueron pocas las propuestas de los
encuestados para disminuir la pérdida de ganado, y estaban asociadas a situaciones
particulares. La cacería del puma fue la única solución planteada para evitar su
depredación, y aunque se ha realizado durante muchos años, en opinión de los
encuestados los conflictos ganado-puma han aumentado. Las ideas y reflexiones
generadas durante las encuestas reflejan la intención de resolver los conflictos a
corto plazo, sin implementar medidas de prevención conjuntas y duraderas.

DISPONIBILIDAD DE PRESAS POTENCIALES

Venado

Por lo general el puma consume presas grandes (Ackerman, Lindzey & Hemker, 1984;
Robinette et al., 1959), principalmente venado, en la mayor parte de su rango de dis-
tribución (Anderson, 1983): su presencia en la alimentación del felino fluctúa entre
18%, en Utah (Connolly, 1949, citado en Anderson, 1983), y 87%, en Montana (Kunkel,
Ruth, Pletscher & Hornocker, 1999). Sin embargo, durante el análisis de excretas de
esta investigación no se encontraron restos de venado bura.

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Ávila Villegas

Galindo-Leal (1993) recopiló información sobre la densidad poblacional del vena-


do bura en Norteamérica; en hábitats similares a los explorados durante el presente
estudio, como el chaparral de las regiones mediterráneas de California, registró una
densidad promedio de 42.14 individuos por kilómetro cuadrado (individuos/km2), y
en el bosque de coníferas templado seco, la densidad promedio fue de 12.17 indi-
viduos/km2. Anderson y Wallmo (1984) señalaron que en el chaparral la densidad
de venados puede ser de entre 21.2 a 55.6 individuos/km2, y en áreas relativamente
pequeñas de bosque, de 18.5 individuos/km2.

Las estimaciones de densidad de venado bura muestran variabilidad a lo largo


del año. Durante este estudio, la más alta —en abril— fue la más cercana a las calcu-
ladas por Anderson y Wallmo (1984) y Galindo-Leal (1993) en el bosque de coníferas,
pero las densidades de los meses restantes fueron bajas. Galindo-Leal (1993) encon-
tró 11 registros de 21 en los que la densidad de venado bura en el bosque de coníferas
seco era menor a 10 individuos/km2, aún así, la del pnsspm más bien es baja.

Los datos obtenidos por Anderson y Wallmo (1984) y Galindo-Leal (1993) indican
que la densidad poblacional de venados en hábitats de chaparral posiblemente es
mayor que en los de bosque de coníferas. Sin embargo, en el presente estudio las
excretas de puma se recolectaron principalmente en la zona de chaparral, y no se
encontraron restos de venado en ellas.

Los encuestados mencionaron que la cacería de venado está prohibida en el


área, pero que se realiza de manera ilegal y que en años anteriores fue intensiva;
así, podría pensarse que la baja densidad de venados en la zona puede explicarse
—parcialmente— por la presión de la cacería ejercida en años recientes. Según
Aranda y colaboradores (1995), el bajo consumo de venados de algunos depredadores
se relaciona con una baja densidad, especialmente en situaciones de cacería sin
control. Otras actividades que potencialmente limitan la población de venado son
la destrucción de hábitat por la explotación forestal, la extensión de la agricultura,
el pastoreo excesivo, y el grado de competencia por forraje con otros herbívoros, es-
pecialmente el ganado; estos efectos se han estudiado poco (Anderson & Wallmo,
1984; Galindo-Leal, 1993). En el caso de la sspm, la densidad de las presas potenciales
—baja de venado y alta de ganado vacuno— se conjuntan para explicar la preferencia
del puma por el segundo.

Ganado

Como depredador oportunista, el puma ataca a las presas más abundantes en su hábi-
tat, hecho que probablemente explica que elija matar ganado —por grande y nume-
roso— en el ejido El Bramadero. La abundancia de animales domésticos en la zona y la
posible existencia de ganado feral son causa probable de que en el análisis de hábitos
alimentarios se haya encontrado ganado en alto porcentaje de frecuencia. Además, se
ha observado que aunque haya presas silvestres el puma y el jaguar prefieren atacar
ganado doméstico (López-González et al., 2000; Mazzolli et al., 1997; Shaw, 1982).

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Impacto del puma (Puma concolor) en la actividad pecuaria del ejido El Bramadero, Baja California

Shaw (1982) mencionó que existe un patrón en la selección de venados y ga-


nado, el cual se relaciona con la disponibilidad y la vulnerabilidad de las clases de
edad involucradas. La ganadería extensiva aumenta la disponibilidad de animales
domésticos en el área e incide en su pobre condición física en tiempos de sequía,
incrementando la probabilidad de que el puma ataque individuos jóvenes, viejos o
vulnerables (Hornocker, 1970; Kunkel et al., 1999; McKinney, 1996; Presnall, 1948; Robi-
nette et al., 1959; Shaw, 1983; Spalding & Lesowski, 1971).

Si se compara el número de cabezas de ganado susceptibles de depredación


por puma con la densidad de venados estimada por Ahumada (2000), la cifra de
la primera especie rebasa la de la segunda, y además son animales más fáciles
de cazar para el puma. Shaw (1982) mencionó que los ataques a ganado se deben
más a su disponibilidad que a una preferencia, mientras que Currier (1983) planteó
que el número de cabezas de ganado cazadas por el puma varía inversamente en
relación con el número de venados disponibles. En el ejido El Bramadero, la gran
disponibilidad de crías de vacunos y la baja densidad de venados probablemente se
combinan para elevar la pérdida de los primeros.

Borrego cimarrón

La distribución restringida del borrego cimarrón en la sspm evita que pueda conver-
tirse en la principal presa del puma. Berger y Wehausen (1991) plantearon que en
ausencia de venado es difícil que una población de borrego cimarrón pueda sostener a
una de pumas, porque estos no se encuentran en las mismas zonas —montañosas—
que los primeros. Esto puede suceder en el área de estudio, dadas las condiciones de
pendiente y de cobertura vegetal, que no favorecen la distribución del puma en las
zonas que habita el borrego.

PRÁCTICAS DE MANEJO DE GANADO

El modo de manejar al ganado puede ser causa importante de su depredación (Caso,


1997); por ejemplo, cuando hay nacimientos dentro del hábitat del puma las pérdidas
son mayores, especialmente si las densidades de venado son bajas (Shaw, 1983). En
áreas donde el ganado pastorea libremente —y es desatendido— dentro del hábitat
del depredador, éste no diferencia entre presas domésticas y silvestres; además de
que el ganado es más fácil de cazar: su amplia distribución dentro del ecosistema
aumenta la probabilidad de que el depredador lo encuentre, sin que esto le represente
esfuerzo especial (Linnell et al., 1999). El pastoreo extensivo de ganado, como práctica
general de manejo, probablemente sea el principal factor de riesgo de depredación
(Aranda et al., 1995; López-González et al., 2000): implica poco seguimiento y control
en las épocas de apareamiento y nacimientos, lo cual expone al ganado a ser ata-
cado por depredadores silvestres, e incluso domésticos (Ciucci & Boitani, 1998). En
el pnsspm el pastoreo estacional es una costumbre antigua, basada en que hay dos
épocas de precipitación que teóricamente generan alimento: la de verano, en la parte

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baja de la sierra, y la de invierno, en la parte alta. Sin embargo, sin lluvia el ganado
se debilita y se expone a depredación, enfermedades o accidentes, lo cual con-
trasta con la salud y situación de un animal nativo como el venado, acostumbrado a
las condiciones ambientales de la región. Algunos depredadores se alimentan de
animales domésticos muertos por causas como la sequía (Aranda et al., 1995). Por
estas razones, se considera que el manejo inadecuado del ganado posiblemente sea
la principal causa de pérdidas económicas, y que realizar algunos cambios en las es-
trategias de producción ganadera probablemente beneficiaría dicha actividad a me-
diano y largo plazo.

INFLUENCIA HUMANA EN LA ZONA DE ESTUDIO

Las actividades humanas aumentan directa e indirectamente la disponibilidad de


presas domésticas para los depredadores (Aranda et al., 1995). En el área de estudio, los
principales impactos antropogénicos son la apertura de caminos, la expansión de la
ganadería y la agricultura, y las actividades recreativas en el pnsspm. Probablemente
la cacería no regulada tiene un mayor efecto, dado que la disminución de las pobla-
ciones silvestres y el crecimiento de la actividad pecuaria posiblemente son las princi-
pales causas de impacto en la población de pumas en la sspm.

ANÁLISIS DE LOS HÁBITOS ALIMENTARIOS DEL PUMA

El número de excretas colectadas y analizadas durante este estudio (N = 29) coincide


con el tamaño de muestra promedio de otros con la misma duración (Aranda &
Sánchez-Cordero, 1996, N = 15; Cashman, Peirce & Krausman, 1992, N = 40; Maehr,
Belden, Land & Wilkins, 1990, N = 21;Yáñez, Cárdenas, Gezelle & Jaksic, 1986, N = 31). Dado
que no se determinó cuándo fueron depositadas, no fue posible establecer diferencias
temporales en la alimentación del puma. La importancia de los componentes iden-
tificados en las excretas fue variable no sólo por su frecuencia de ocurrencia, sino por
la aportación de biomasa de cada uno. El análisis de las presas identificadas se dividió
de acuerdo al peso, en: 1) presas pequeñas y medianas (< 15 kilogramos [kg]): coyote,
zorra gris, gato montés, liebres y roedores, y 2) presas grandes: ganado doméstico
(> 15 kg). Los roedores representaron 28% de las especies pequeñas y medianas, que a
su vez constituyen 51% de las especies.

El ganado vacuno y los roedores fueron el componente con la mayor frecuencia


(28% cada uno), seguidos por los equinos (21%). De acuerdo con el censo de Sagar
(1998), la proporción vacunos-equinos en el área de estudio es de 1 por cada 0.05. En
cuanto a los componentes de las excretas, la proporción de vacunos-equinos con-
sumidos fue de 1 por cada 0.75. Esta variación posiblemente fundamente una prefe-
rencia del puma por alimentarse de equinos, lo cual ha sido observado por otros
autores (Currier, 1983; Shaw, 1982). El ganado doméstico apareció como presa úni-
ca en por lo menos 50% de las excretas en las que fue identificado, probablemente

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Impacto del puma (Puma concolor) en la actividad pecuaria del ejido El Bramadero, Baja California

debido a su mayor tamaño. Sin embargo, el consumo de presas grandes disminuye


el número de excretas que contienen restos que se pueden identificar, como pelo o
huesos, y las excretas resultantes no son sólidas (Floyd, Mech & Jordan, 1978). La alta
frecuencia de aparición de presas grandes en las excretas representa una sobrees-
timación en términos de peso, debido a que es posible que al alimentarse de una
presa grande por varios días, distintas excretas —depositadas en un mismo sitio y de
características similares— sean del mismo organismo presa.

ANÁLISIS DEL MODELO LINEAL GENERALIZADO

Los resultados del glim describen la importancia de cada uno de nueve factores (pre-
sencia de agua, actividades humanas, ganado y presas silvestres; altitud, tipo y altura
de la vegetación, suelo y fisiografía) en los sitios de colecta de excretas del puma. El
modelo resultante del análisis fue 1 + H + Al + V + H * Al, siendo la altitud menor de
1 000 msnm, la vegetación predominante de chaparral y la presencia de humanos las
variables más significativas, es decir, las que explicaron en mayor proporción la va-
riación del modelo.

ESTIMACIÓN DEL IMPACTO DEL PUMA SOBRE LA GANADERÍA DEL EJIDO

El número de presas consumidas por un puma en determinado tiempo es muy varia-


ble, como lo demuestran diversos estudios: un venado bura por semana (Presnall,
1948); 14-20 venados bura por año (Hornocker, 1970); 12–91 venados por año (Ander-
son, 1983). Otros autores (citados en Anderson, 1983) estiman un rango de un venado
bura cada 4-30 días, y una cría de ganado cada 26-121 días. La variación en la literatura
y la poca información obtenida durante este estudio, obligan a una evaluación de
pérdidas teórica y parcial.

La estimación económica de las pérdidas por depredación puede obtenerse mul-


tiplicando el número de cabezas de ganado atacadas por su precio en el mercado.
Sin embargo, la situación socioeconómica del productor que sufre la depredación
es un factor importante para calcular el impacto de ésta. Los ganaderos con hatos
numerosos, actividades económicas suplementarias (agricultura, comercio, empleo
en otro lugar), que pueden proteger su ganado —vacunarlo o alimentarlo—, los que
incluso no viven en el ejido, o rentan sus tierras a ganaderos que no son ejidatarios,
perciben un impacto económico menor que aquellos con pocos animales domés-
ticos, que realizan ganadería de subsistencia con pastoreo extensivo, y proveen po-
cos o nulos suplementos alimenticios o vacunas a sus animales. El tipo de manejo de
ganado realizado por cada productor puede incrementar o disminuir las pérdidas,
de acuerdo con su capacidad económica para la producción, suplementación y pro-
tección del hato ganadero.

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Ávila Villegas

Conclusiones

La ganadería y la agricultura son las principales actividades productivas en el ejido El


Bramadero, las cuales se desarrollan a la par de otras. El ganado constituye un patri-
monio para las familias, y recurren a él para resolver necesidades económicas.

De acuerdo con la encuesta, la depredación del puma representa 23% de las pér-
didas de ganado; el 77% restante se asocia a otras seis causas: 56% se debe a la se-
quía, el robo y las enfermedades, que se relacionan con las prácticas de manejo, las
cuales dependen de la situación socioeconómica de los productores y del número
de animales que posean. En general, el manejo se basa en prácticas ancestrales: es
extensivo, con pastoreo temporal y poca o nula inversión para su mejoramiento.

El puma es un depredador oportunista que se alimenta de las presas disponibles


en cada sitio: sus hábitos alimentarios varían en cada localidad. El análisis de excretas
confirmó que el ganado doméstico constituyó 49% de la alimentación del puma
(28% vacunos, 21% equinos). La alta frecuencia de aparición de ganado en las excretas
del puma indica la amplia distribución y disponibilidad de los animales domésticos
en el ejido.

No se encontraron restos de venado bura en las excretas de puma. La densi-


dad de venados en el área de estudio es baja en comparación con zonas de bosque
de coníferas.

Recapitulando, los resultados de este estudio sugieren que las principales cau-
sas de que el puma deprede al ganado son la alta disponibilidad de especies do-
mésticas en el hábitat del felino, las técnicas de manejo extensivo y la baja densidad
de venados.

Las evidencias de humanos, la altitud menor de 1 000 msnm y la vegetación tipo


chaparral explicaron significativamente la presencia del puma en las localidades
donde se realizó la colecta de excretas. Las presas silvestres, la altura de la vegetación,
el tipo de suelo y la fisiografía no fueron significativos.

Recomendaciones de manejo del conflicto


de depredación por puma

La implementación de estrategias eficaces para disminuir las pérdidas por depre-


dación depende de la identificación de las causas y, en su caso, de la especie respon-
sable. Las soluciones tendrán mejores resultados si se aplican en conjunto, en vez
de pretender que un solo método resuelva totalmente la problemática. La manera
más efectiva de disminuir los ataques al ganado en áreas donde los depredadores

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Impacto del puma (Puma concolor) en la actividad pecuaria del ejido El Bramadero, Baja California

son abundantes es cambiar la forma en que éste se maneja, en lugar de reducir las
poblaciones de especies-presa silvestres.

Entre las prácticas de manejo recomendadas, se encuentran: evitar zonas de con-


flicto con depredadores; vigilar y proteger los hatos, principalmente a las crías y ju-
veniles; adecuar la proporción de sexos, favoreciendo la presencia de machos, porque
pueden defenderse mejor; sincronizar el nacimiento de animales domésticos con el
de los silvestres que son presas naturales del depredador; evitar el pastoreo de ani-
males enfermos, viejos o débiles, y reducir el tamaño de los hatos.

Estas medidas pueden ayudar a reducir las pérdidas por depredación y aumentar
la producción de crías de ganado para su venta, y para evitar —en particular— que
éste sea depredado por puma, se aconseja: separar a los becerros de su hábitat (hasta
una edad mínima de seis meses); sincronizar las épocas de parición del ganado con
las del venado; procurar el pastoreo en mesetas amplias, en lomeríos con topografía
moderada y vegetación baja, así como evitar cañones y áreas con cobertura vegetal
densa, para reducir la interacción con este felino.

Eliminar a un puma residente de su territorio puede tener diversos efectos so-


bre la composición y organización social de una población, pues abre la posibilidad
de que varios animales jóvenes ocupen el área que deja disponible y continúen o au-
menten el problema de depredación. En algunos sitios estos felinos han sido cazados
por largos periodos, sin que esto haya mermado drásticamente sus poblaciones o
haya resuelto el problema.

Se han propuesto diversos métodos para el control de los depredadores, pero


algunos han tenido efectos diferentes, dependiendo de los ecosistemas donde han
sido aplicados. El uso de perros guardianes, el pago de cuotas por animal cazado o
por pérdidas de ganado, el traslado de individuos problema y la cacería controlada
son distintas maneras de proteger a los animales domésticos de la depredación. (El
uso de trampas y venenos no es recomendable porque no es posible seleccionar a las
especies que controlan).

Sin embargo, el incremento o mantenimiento de poblaciones saludables de fau-


na silvestre y el restablecimiento de las condiciones y procesos ecológicos naturales,
posiblemente incidan en la disminución de las pérdidas económicas derivadas de la
depredación del ganado, en especial si el felino prefiere presas silvestres.

Referencias

Ackerman, B. B., Lindzey, F. G. & Hemker, T. P. (1984). Cougar food habits in southern
Utah. The Journal of Wildlife Management, 48(1), 147-155.

197

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Ávila Villegas

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11
PERCEPCIÓN DE LA
COMUNIDAD DE
LA UNIVERSIDAD
AUTÓNOMA DE BAJA
CALIFORNIA (UABC)
SOBRE EL BORREGO
CIMARRÓN (OVIS
CANADENSIS), COMO
HERRAMIENTA EN EL
MANEJO INTEGRAL DE
LA ESPECIE

Violeta Anaya Zamora1 y Roberto


Martínez-Gallardo (†)

1 Laboratorio de Zoología de la Facultad de Ciencias

Naturales. Universidad Autónoma de Querétaro.


(violetanaya@gmail.com).

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Anaya Zamora & Martínez-Gallardo

Introducción

En el desarrollo de las sociedades humanas las interacciones con la fauna silvestre


han estado íntimamente relacionadas con la cultura. En estos imbricados procesos
culturales y de coexistencia se han gestado relaciones positivas y negativas, depen-
diendo de los objetivos, intereses, beneficios o perjuicios que representen las especies
para los humanos, lo cual ha derivado en actitudes de admiración, tributo o miedo
hacia algunas de ellas.

Las pinturas rupestres han dejado en claro la importancia de los animales en


las primeras sociedades humanas, denotando algunos de sus usos y costumbres.
Con el tiempo, de ser recursos que satisfacían necesidades de alimento, vestido,
medicina o transporte, han trascendido a formar parte del mundo simbólico de las
sociedades (Lara-Kraudy, 2004). En este sentido, no es sorpresivo que las culturas al-
rededor del mundo hayan atribuido a la fauna silvestre significados o valores que
las han guiado en su desarrollo a través de los años. Mead (2009) expone que el
significado no se deriva de los procesos mentales, sino de la interacción con los
objetos. Sin embargo, si bien los símbolos incrementan la capacidad de las personas
para percibir su entorno, aunque estos perduren y puedan incluso propiciar un
sentido de identidad, la jerarquización de los significados o valores cambia en
función del contexto de los individuos.

La manera en que la sociedad interactúa con el medio que le rodea se organiza


en forma de sistemas socio-ecológicos complejos, cuyo análisis en profundidad re-
quiere de nuevos enfoques metodológicos interdisciplinarios. Esta necesidad se ha
puesto de manifiesto ante la falta de efectividad de las ciencias básicas para abordar
la crisis relacionada con la biodiversidad, y ha destacado la importancia de desarro-
llar estudios interdisciplinarios que integren los aspectos biológicos y sociales en la
conservación de las especies (Mascia et al., 2003).

En la vida contemporánea, si bien los valores o significados se mantienen, el or-


den jerárquico con el cual se interactúa está condicionado por las nuevas formas de
relación con el medio cambiante. Aunque el desarrollo de la sociedad tiene que surgir
de lo que existe, reclama a la vez una (re)significación de lo presente y su inserción
en un pensamiento que sepa establecer puentes entre conceptos aparentemente
antagónicos, como local y global, teórico y práctico, urbano y rural, tradicional y mo-
derno, de manera paralela al rescate de valores espirituales e inmateriales (Brunel,
2011). Las fuerzas del desarrollo y el cambio transforman el paisaje tanto física como
culturalmente, y esto propicia que se generen nuevas percepciones en torno a estos
cambios, influidas también por los procesos científicos y tecnológicos que los acom-
pañan. Estas percepciones inciden en la toma de decisiones y actitudes en torno al
manejo de los recursos, en este caso de la fauna silvestre en la actualidad. Desde
luego, las actitudes son sólo un indicador de la conducta, pero no la conducta en
sí. Por ello, las actitudes deben interpretarse como “síntomas” y no como “hechos”
(Viqueira, 1977). Existe una notable variación en las actitudes de los humanos hacia

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Percepción de la comunidad de la Universidad Autónoma de Baja California (uabc) sobre el borrego cimarrón...

los animales: ciertas especies y grupos parecen ser más valorados en términos de
conservación, investigación e interés público (Czech, Krausman & Borkhataria, 1998).

Aunque los expertos pueden definir los valores de la biodiversidad, estos no


siempre son compartidos por la gente. Por ello las fuerzas que determinan el desti-
no de una población animal son tantas, tan diversas y funcionan a tantos niveles, que
resulta especialmente difícil dibujar una imagen que sea a la vez suficientemente
completa y detallada, como sintética y comprensible (Callaghan, 2003). Para poder
dar valor a un recurso es necesario conocer sus bondades y oportunidades de be-
neficio, pues la información ambiental y los datos científicos no son suficientes para
cambiar comportamientos sociales. Según Caughley (1994), entre los factores socia-
les que determinan el éxito o el fracaso del proceso de conservación de las especies,
se encuentran:
1) Las actitudes, percepciones y conocimientos de la población local, regional,
nacional e internacional frente a la especie.
2) Planes y estrategias de desarrollo o de infraestructura a gran escala.
3) Planes de ordenamiento del suelo en el ámbito municipal.
4) La importancia que los medios de comunicación otorguen al proceso de
recuperación de una especie.
5) La actitud e interés de los políticos locales, regionales y nacionales con res-
pecto al recurso.
6) Las presiones y acciones emprendidas por diferentes grupos de interés: extre-
mistas ambientales, protectores de los animales, ganaderos, agricultores, madereros,
cazadores, pescadores, constructores, empresarios turísticos, especuladores del suelo.

Así, es importante hacer notar que estos factores constituyen una guía para la
acción, que no se pueden explicar como creaciones individuales, sino como cons-
trucciones colectivas, diseminadas y recreadas por la vivencia y los testimonios
personales. En el caso de la vida silvestre, el conocimiento de estas percepciones y
actitudes permite contar con herramientas para la implementación de estrategias
efectivas con componentes integrales y colectivos para su óptimo manejo.

En México, una de las especies que por su importancia económica, cultural,


biológica y simbólica ha logrado atraer la atención de científicos, conservacionistas,
cazadores y público en general, es el borrego cimarrón (Anaya, 2010).

No sólo es un animal simbólico en el noroeste del país, sino una de las especies
cinegéticas más importantes, y representa una significativa derrama económica para
las comunidades donde habita. Sin embargo, en su aprovechamiento sólo se ha en-
fatizado el aspecto económico, ignorando prácticamente otros factores que afectan
a la especie (Aguilar, 1999, citado por Galindo, 2000).

En el imaginario social, el borrego cimarrón ha sido un animal apreciado por su


porte y su comportamiento; por ejemplo, según un mito kiliwa, la deidad Meltí ‘Ipá
Jalá colocó a los borregos cimarrones en las cuatro montañas de las esquinas del

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Anaya Zamora & Martínez-Gallardo

mundo, para que sostuvieran el cielo con su cornamenta. Hoy en día, para las culturas
del norte de México constituye un símbolo de fuerza, independencia y señorío (Tapia,
1997). Y esta tradición no sólo continúa entre las culturas autóctonas, sino también
entre los modernos habitantes del desierto mexicano, quienes lo usan como emble-
ma y escudo de sus instituciones y empresas.

En Baja California, uno de los aspectos que incide en la relevancia que tiene el bo-
rrego cimarrón en la sociedad es el hecho de que representa a su universidad, la cual
está involucrada en la toma de decisiones sobre este recurso. El antecedente sobre
cómo llega el borrego cimarrón a la Universidad Autónoma de Baja California (uabc)
es poco conocido y son escasos los documentos sobre el hecho.

Se apunta que, ante la necesidad de contar con un referente que identificara a los
universitarios de la uabc en las justas deportivas, como parte de la búsqueda de una
mascota —entre perros, aves y serpientes—, el profesor de educación física Victorino
Vara propuso como tal al borrego cimarrón, el 9 de octubre de 1968 (Tapia, 1997). Usa-
da desde ese año, la imagen del borrego se fortalece como emblema durante las dé-
cadas de los años setenta y ochenta del siglo XX. Pero es hasta el 6 de diciembre
de 1996 que se acuerda, por unanimidad, adoptar oficialmente al borrego cimarrón
como mascota universitaria, y en 1997 el Consejo Universitario acuerda registrar al
borrego como patente de uso exclusivo de la uabc (Tapia, 2008).

En el documento donde se oficializa el uso del borrego cimarrón como mascota


de la universidad se expresa la esencia del símbolo y los ideales que relacionan a los
universitarios con los cimarrones: metafóricamente, alguien que lucha con la cabe-
za (a través del intelecto) y busca siempre las alturas, con libertad, nobleza y fortaleza;
además, como valor primordial, es una especie nativa del estado.

Motivo de orgullo e identidad para la comunidad universitaria, la figura del bo-


rrego cimarrón se emplea en gran cantidad de artículos escolares, papelería, cha-
marras y publicidad en general. Ahora es posible ver al borrego cimarrón en todo lo
relacionado con la uabc, y está presente en aulas y edificios.

En México, en particular en el estado de Baja California, la conservación y el apro-


vechamiento del borrego cimarrón recaen en diferentes actores, y la uabc es pieza
importante en la toma de decisiones al respecto. Además, esta institución cuenta
con un programa de investigación a largo plazo que tiene como objetivo producir
el conocimiento necesario para realizar el manejo, la conservación y, en su caso, el
aprovechamiento sustentable del borrego cimarrón, tomando como referencia la
información generada sobre las condiciones naturales y sociales relacionadas con
la especie (Martínez & Ayala, 2007).

El estudio que se presenta en este capítulo consideró como premisa que el des-
conocimiento y la falta de valoración del borrego cimarrón por parte de la sociedad
han ocasionado que las estrategias que se han planteado para su conservación y

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Percepción de la comunidad de la Universidad Autónoma de Baja California (uabc) sobre el borrego cimarrón...

aprovechamiento no hayan cumplido con los objetivos deseados. Incorporando me-


todologías propias de las ciencias sociales, se exploró la percepción de la comunidad
universitaria de la uabc acerca del borrego cimarrón, por lo que este estudio repre-
senta un acercamiento a la dimensión social como herramienta en el manejo inte-
gral de las especies, en este caso, del borrego cimarrón en Baja California.

Métodos

Para conocer la percepción sobre el borrego cimarrón entre los estudiantes de la uabc
se emplearon dos técnicas de investigación social en cuyo diseño se procuró obtener in-
formación relacionada con el conocimiento, la actitud y el interés en torno a la especie.

En primer término se realizó un grupo focal, para el cual antes se diseñó un guion
con preguntas sobre el borrego cimarrón y se acondicionó un espacio adecuado
para tener contacto con los participantes, a quienes se convocó a asistir de ma-
nera voluntaria; un moderador coordinó sus participaciones, y se recopilaron notas
para el análisis. Del grupo focal se desprendieron las preguntas que conformarían la
encuesta, de la que se realizó una prueba piloto y se hicieron correcciones para su aplica-
ción formal.

El cuestionario contenía 30 preguntas relacionadas con el objeto de investigación.


Los ítems se dividieron en descriptivos o de identificación (edad, género, lugar de
origen); preguntas cerradas para determinar el conocimiento formal sobre la espe-
cie y definir niveles de actitud con base en escalas tipo Likert (Dawes, 1975), así
como preguntas abiertas para escudriñar el interés y la actitud en torno al borre-
go cimarrón, categorizando las respuestas de acuerdo con su connotación positiva
o negativa, a criterio del investigador. Las respuestas se capturaron en una base de
datos y fueron procesadas en el programa spss 10.0 (siglas en inglés de Statistical
Package for the Social Sciences) para obtener datos en estadística descriptiva y ta-
blas de relaciones entre ítems.

Resultados

GRUPO FOCAL

El grupo estuvo conformado por 12 asistentes, a quienes —de acuerdo con el guion
establecido— se les hicieron preguntas para determinar sus características de-
mográficas. Asistieron cuatro mujeres y ocho hombres, la mayoría (siete) estudian-
tes de Ciencias de la Comunicación, y los demás de Ingeniería, Administración y
posgrado. El rango de edad fue entre 21 y 27 años; respecto al origen, ocho de los par-

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Anaya Zamora & Martínez-Gallardo

ticipantes eran bajacalifornianos. Posteriormente se puso a prueba la encuesta


sobre el borrego cimarrón; el contenido de las preguntas se planteó de tal mane-
ra que permitiera conocer los significados, valores y actitudes sobre el borrego dentro
del ámbito universitario, propiciando un tema de conversación dinámico, por lo que
las opiniones se expresaron sin limitación.

Los hallazgos derivados del grupo focal se presentan con base en la temática
que se fue analizando y la frecuencia de los comentarios: en primer término, para
generar interés sobre el tema, se exploraron los significados de ser cimarrón; des-
pués se hicieron preguntas para conocer la cantidad y calidad de información for-
mal sobre la especie y su aprovechamiento y, por último, para detectar actitudes, se
escucharon algunas intervenciones y propuestas sobre los mecanismos de partici-
pación en el proceso de revaloración del recurso.

La palabra cimarrón...

A manera de introducción, la primera intervención fue para explorar el significado


de la palabra cimarrón: los participantes debían comentar lo primero que les viniera
a la mente al escuchar este término. Cuatro de los 12 participantes dijeron uabc, y
otros cuatro mencionaron orgullo; las palabras fuerza, compromiso y responsabilidad
fueron comentadas por los otros participantes. Sobresalió que el adjetivo cimarrón
está asociado a la universidad. Cuando se les pidió que hicieran lo mismo al escuchar
borrego cimarrón, siete respondieron Baja California, uno dijo sierra San Pedro Mártir y
los participantes restantes expresaron único, desierto y cuernos. En este punto destacó
que relacionaron a la especie con una región. Una vez que las intervenciones de los
asistentes fueron fluidas se abordaron las preguntas del guion, propiciando que todos
participaran y expresaran libremente su opinión en torno a cada cuestionamiento.

Identidad

Respecto a la identidad, al indagar entre los participantes el significado de ser ci-


marrón hubo diversas respuestas, pero la mayoría —ocho— dijo orgullo; durante la
discusión destacó que los asistentes no concebían a la universidad sin el borrego
como su emblema. Sobresalió la asociación directa del borrego con Baja California
y que este animal no sólo representa a la universidad, sino también al estado. Por
otra parte, al retomar que dentro del entorno universitario se fomenta la identidad
cimarrona, los asistentes coincidieron en que esta no es del todo sólida: plantearon
que no podrían dar referencia sobre el origen de la misma y consideraron que proba-
blemente no sea tan trascendente como en otras universidades. Para algunos ser ci-
marrón no representaba nada: un asistente nunca había pensado al respecto, y para
otros la uabc constituyó otra opción para estudiar, no precisamente la primera; en
este punto destacó la cuestión del origen, pues para aquellos que no eran bajacali-

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Percepción de la comunidad de la Universidad Autónoma de Baja California (uabc) sobre el borrego cimarrón...

fornianos o que llevaban poco tiempo en la universidad no tenía importancia si eran


o no cimarrones, puesto que no se lo habían cuestionado.

Entre los planteamientos que se registraron durante el desarrollo del grupo focal,
se encuentran:

La universidad debería fomentar la identidad de cimarrón con eventos y así


(sic). En el curso de inducción sólo te dicen que eres cimarrón y que debes
ser fuerte para llegar a la cima, pero después de eso ya no se hace más por
hacernos sentir más o por conocer mínimo más sobre la mascota.
---
Yo creo que como universitarios debemos tener una formación más com-
pleta, a veces no nos interesamos por saber por qué somos cimarrones, pu-
dimos haber sido cóndor (risas), que también es de Baja California, pero en
realidad no me imagino que (sic) a la universidad sin el cimarrón.

Estas opiniones denotan inseguridad en torno a la identidad cimarrona y el poco


impulso de la universidad para mantenerla, para dar a conocer el emblema y la im-
portancia de éste. También destaca que los estudiantes foráneos no habían conside-
rado por completo su identidad como cimarrones, debido a su origen.

Conocimiento sobre la especie

Para explorar el nivel de conocimiento sobre el borrego cimarrón se hizo una pregun-
ta general: “¿Qué sabes del borrego cimarrón?”. El objetivo de hacer sólo una pregunta
fue que los participantes pudieran expresar libremente toda la información que
supieran al respecto.

En general, se identificó que los asistentes desconocían algunos aspectos sobre la


especie, como su nombre científico y las zonas de distribución: algunos participantes
(cinco) sólo mencionaron que se distribuía en Baja California; en cuanto al estatus ofi-
cial, todos apuntaron que está en peligro de extinción debido a la cacería, y manifes-
taron desconocimiento sobre los proyectos de conservación y manejo de la especie:

En realidad no sé nada del cimarrón; me acuerdo que los profes de la pri-


maria algo te dicen, pero pues hace mucho, la verdad ahora que lo pienso
me da un poco de vergüenza (risas).

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Anaya Zamora & Martínez-Gallardo

Es un animal que sólo vive en Baja California, sé que está en peligro de


extinción porque lo cazan, pero no conozco dónde está ni qué come… me
imagino que como todos los borregos ha de comer pasto, pero pues ni si-
quiera estoy segura.
---
He escuchado que es una especie en peligro y que vive en varios lugares de
toda la península; una vez leí que en algunos lugares sí tienen permiso para
cazarlos, pero bueno, no es algo que escuches en todos lados, y yo un día me
puse a buscar sobre el borrego porque me preguntaron de otro lado qué
era un cimarrón y no pude contestar, y eso que es un animal de mi estado.

Actitud

Al explorar la actitud en torno al aprovechamiento del borrego cimarrón y la dis-


posición para participar en actividades en pro de la revaloración de este recurso, en
general los asistentes mostraron interés y voluntad para involucrarse en proyectos
para la conservación del borrego. Algunos expresaron que no intentarían proponer
una actividad, pero que si en la universidad se desarrollaran estas acciones, sí par-
ticiparían. Otros plantearon la necesidad de que hubiera opciones de acuerdo con su
formación, y de crear conciencia ante la falta de apropiación del recurso. En cuanto
al aprovechamiento de la especie, siete de los participantes declararon no estar de
acuerdo en que éste sea de tipo cinegético. Algunos defendieron el derecho a vivir
del cimarrón, como cualquier ser vivo, y otros consideraron que podrían aprovecharse
otros recursos, o bien otras maneras de sacarle provecho a esta especie.

En cuanto a actitud, en esta dinámica destacó que el desconocimiento del tipo


de aprovechamiento del borrego determina el estar a favor o en contra de esta prác-
tica. Además, sobresalieron como valores la existencia y el aprovechamiento de tipo
no extractivo, lo cual constituye un referente para el manejo de la especie.

ENCUESTA

Los resultados de la aplicación del cuestionario para explorar la percepción de los


universitarios sobre el borrego cimarrón se desglosan en los componentes identidad,
conocimiento y actitud.

Características demográficas de la muestra

Se realizaron 224 encuestas a estudiantes de la uabc campus Ensenada, en las


unidades El Sauzal y Valle Dorado. La mayoría de los individuos (72%) tenía entre
21 y 24 años; 51% mujeres y 49% hombres; 83% de los participantes nacieron en Baja
California, y 40% cursaban los últimos semestres (cuadro 1).

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Percepción de la comunidad de la Universidad Autónoma de Baja California (uabc) sobre el borrego cimarrón...

Cuadro 1. Características demográficas de los participantes.

Edad (años) %

17-20 14
21-24 72
25-28 10
29-32 4
Género %

Mujeres 51
Hombres 49
Lugar de origen %

Baja California 83
Otro 17
Semestre %

1°-3° 28
4°-6° 32
7°-9° 40

Fuente: Elaboración propia.

Identidad

Uno de los objetivos del estudio era comprender en qué medida los universitarios se
identificaban con el cimarrón como símbolo de su universidad, por lo que se les pre-
guntó: “¿crees que el borrego cimarrón representa a la uabc?”, (figura 1).

Figura 1. Universitarios que consideran que el borrego cimarrón representa a la uabc.

50%
50

40 38%

30
Porcentaje

20
12%
10

0
En desacuerdo Parcialmente de acuerdo De acuerdo

Fuente: Elaboración propia.

Al indagar los atributos que reconocen los universitarios en torno a ser cima-
rrones, las referencias orgullo y pertenecer a una de las mejores universidades fueron
las más mencionadas, aunque cabe resaltar que para 20% de ellos ser cimarrón no
representaba nada.

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Anaya Zamora & Martínez-Gallardo

Como aspecto importante en la relación de identidad con el borrego cimarrón se


exploró entre los estudiantes qué cualidades creían compartir con la especie: la en-
cuesta reveló que 31% consideraba que la perseverancia era una de las características
que más los identificaban, y comentaron que en el discurso universitario de identi-
dad como cimarrones se destaca que estos siempre trabajan hasta llegar a la cima.

Al consultar a los encuestados por qué se eligió al borrego cimarrón como em-
blema de su institución, luego de categorizar las respuestas se concluyó que el mo-
tivo más sobresaliente —con 42% de respuestas— fue la representatividad de Baja
California, es decir, expresaron que el cimarrón fue elegido como insignia de la uabc
porque a su vez éste simboliza al estado (figura 2).

Figura 2. Motivos por los que se eligió al borrego cimarrón como emblema universitario.

50
42%
40

30
Porcentaje

20% 21%
20
16%
10%
10

0
No respondió Actividades Representativo Características Característico
deportivas de Baja California de la especie de la zona

Fuente: Elaboración propia.

En los ítems que relacionaban la identidad como cimarrón con el lugar de origen
de los participantes, se confirmó que existe un vínculo entre ambos (figura 3).

Figura 3. Relación entre el lugar de origen y la identidad como cimarrón.

62%
60
55%
50

40
Porcentaje

33%
30 28% ¿Te identificas
como cimarrón?
20
En desacuerdo
12%
10 10% Parcialmente
de acuerdo
0 De acuerdo
Baja California Otro
Lugar de origen
Fuente: Elaboración propia.

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Percepción de la comunidad de la Universidad Autónoma de Baja California (uabc) sobre el borrego cimarrón...

Considerando que el ámbito universitario es fuente de generación de cono-


cimiento, un punto clave de la investigación fue identificar la cantidad y calidad de
información que los estudiantes de la uabc poseen en relación con el borrego cima-
rrón (cuadro 2).

Cuadro 2. Conocimientos sobre el borrego cimarrón.

Aspecto No sabe Correcto Aproximado

Nombre científico 77 12 —
Subespecies en México 84 11 —
Distribución 31 20 48
Alimentación 26 67 —
Hábitat 15 19 66
Estatus 8 19 —
Importancia 5 50 45
Tipo de aprovechamiento 33 5 62
Promedio 35 25 28

Fuente: Elaboración propia.

Para explorar la actitud de los universitarios en torno al aprovechamiento del bo-


rrego cimarrón, se les cuestionó si estaban de acuerdo con dicha práctica (figura 4) y
se identificaron algunos aspectos que influyen en la adopción de una postura positi-
va o negativa al respecto (figura 5).

Figura 4. Opinión respecto al aprovechamiento del borrego cimarrón.

35%
35

30 29%

25 24%
Porcentaje

20

15
12%

10

0
No contestó En desacuerdo Parcialmente de acuerdo De acuerdo

Fuente: Elaboración propia.

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Anaya Zamora & Martínez-Gallardo

Figura 5. Opiniones relacionadas con la actitud en torno al aprovechamiento del borrego cimarrón.

Todos los recursos se pueden aprovechar 14%

Se pueden aprovechar otros animales 10%

Sólo la imagen 7%

Se acaba la especie 8%

Porque está protegido 7%

Es una actividad que acaba con las especies 5%

Desconocimiento sobre los tipos


de aprovechamiento 29%

No respondió 20%
Porcentaje

Desconocimiento sobre En desacuerdo con De acuerdo con el De acuerdo con el


el aprovechamiento el aprovechamiento aprovechamiento aprovechamiento
no extractivo

Fuente: Elaboración propia.

Además, con el fin de integrar a los diversos actores involucrados con el borrego
cimarrón en los procesos de planeación relacionados con la especie, como parte del
estudio se identificaron algunos mecanismos de participación que los universitarios
sugieren para contribuir en el manejo de ésta, así como para fortalecer su identidad
como cimarrones (cuadro 3).

Cuadro 3. Propuestas de participación para los universitarios.

Ámbito Estrategia

Divulgación de información
Asistencia a eventos sobre el cimarrón
Programas culturales
Fotografía (técnica y de divulgación)
Carteles, difusión en radio, prensa y televisión
Técnico-científico Aplicación de encuestas e investigación
Realización de documentales
Monitoreo de la especie
Diseño de campaña, producción de spots y materiales

Pago en sitios para avistamiento de borrego


Venta de productos

Fuente: Elaboración propia.

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Percepción de la comunidad de la Universidad Autónoma de Baja California (uabc) sobre el borrego cimarrón...

Tras indagar en la percepción de los universitarios sobre el borrego cimarrón,


se identificó su conocimiento, interés y actitud en función de lo que para ellos
representa la especie y su aprovechamiento. Destacó que hay un desconocimiento
—en términos básicos— de la especie, lo cual deriva en una actitud negativa ante el
aprovechamiento extractivo del animal; por ejemplo, hubo quienes consideran que
el cimarrón está en peligro de extinción. Sin embargo, existe interés en conocer más
sobre la especie y algunos participantes dijeron estar a favor de su aprovechamiento
no extractivo.

Conclusiones

Al explorar la percepción de los universitarios sobre el borrego cimarrón se pudo


apreciar el valor que le asignan a la especie desde una perspectiva simbólica, ecoló-
gica y económica. La percepción social sobre los recursos puede ser empleada como
herramienta potencial para desarrollar mecanismos de conservación efectivos, o bien
para reformar las estrategias existentes, como aquellos que integraron los estudios
sociales a la comprensión de conflictos de manejo de fauna silvestre: Velazco (2002);
Echegaray (2004); Álvarez (2007) y Pérez (2009). Esta investigación puede contribuir,
por un lado, a enriquecer la comprensión del conocimiento sobre el borrego cima-
rrón y, por otro, podría proporcionar alternativas para el manejo de la especie desde
el punto de vista de la comunidad universitaria. Las formas de participación sugeridas
por ésta —actividades culturales, técnico-científicas y económicas— pueden derivar
en productos para la divulgación y generación de conocimiento sobre el borrego ci-
marrón, por lo que dichas propuestas podrían considerarse en futuros planes de ma-
nejo de la especie, para que sean más integrales y tengan mayor probabilidad de éxito.
Sin duda, no será posible enfrentar los retos del manejo de la vida silvestre sin integrar
nuevos paradigmas para ello. Si bien desde el ámbito de las ciencias naturales se
cuenta con copiosa información acerca de las especies, es necesario considerar las
realidades locales desde el punto de vista social, político, económico y cultural a fin de
integrar a la sociedad en los procesos de conservación y manejo de la biodiversidad.
El borrego cimarrón de Baja California no sólo está en sus montañas y desiertos, habi-
ta también en las calles, en su gente, en los que han dedicado parte de su vida a la
comprensión y conocimiento de esta especie, en los universitarios que —como en su
canto expresan— con esfuerzo y con certeza buscan la realización plena del hombre.

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Anaya Zamora & Martínez-Gallardo

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12
CONSERVACIÓN Y
MANEJO SUSTENTABLE
DEL BORREGO
CIMARRÓN EN BAJA
CALIFORNIA

Efraín Carlos Nieblas Ortiz1 y José de


Jesús Domingo Zataráin González2

1 Investigador titular en el área de medio ambiente,


Instituto de Ingeniería de la Universidad
Autónoma de Baja California (uabc).
(efrain.nieblas@uabc.edu.mx).
2 Encargado de despacho del Área de Protección de
Flora y Fauna (apff) Islas del Golfo de California,
de la Comisión Nacional de Áreas Naturales
Protegidas (Conanp).

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Nieblas Ortiz & Zataráin González

La Estrategia Estatal para la Conservación y el Manejo Sustentable del Borrego Cima-


rrón en Baja California (Gobierno del Estado de Baja California, 2012) fue un proyecto
concebido como un instrumento de política pública de ámbito estatal, basado
en cuatro principios fundamentales: a) mantener la viabilidad ecológica de las
poblaciones y hábitat de Ovis canadensis en Baja California; b) realizar activida-
des sustentables de manejo de la especie que beneficiaran económica y socialmente
a las comunidades —legítimas poseedoras de la tierra— del área donde se distribuye
en vida libre; c) propiciar la rehabilitación de su hábitat, y d) actualizar el conoci-
miento e impulsar la generación de nuevos estudios sobre las poblaciones silves-
tres, para orientar con bases científicas la toma de decisiones sobre la conservación
del borrego cimarrón.

El propósito de la Estrategia Estatal… fue renovar los esfuerzos para hacer frente
a las amenazas a las que están sujetas las poblaciones silvestres de la especie en Baja
California, así como para asegurar su conservación de la mano de alternativas para
su uso sustentable.

Si bien existían disposiciones legales de ámbito federal para proteger a la espe-


cie —como el decreto presidencial de 1990, que promulgó una veda por un año
para prohibir la caza del borrego cimarrón, así como la inclusión de la especie en
la Norma Oficial Mexicana nom-059-ecol-1994, bajo la categoría de riesgo especie
sujeta a protección especial, categoría que se mantuvo al actualizar ese instrumento
como nom-059-Semarnat-2010—, dichas disposiciones fueron insuficientes para
garantizar la protección efectiva de la especie ante dos de sus principales amenazas:
la extracción ilegal de su medio natural y la caza furtiva. Con la entrada en vigor
de la Ley General de Vida Silvestre en el año 2000, y de su Reglamento, en el año 2005,
la regulación aplicable a las actividades relacionadas con las especies de la vida
silvestre, incluyendo al borrego cimarrón, es una facultad de la Secretaría de Medio
Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), a través de la Dirección General de Vida
Silvestre (dgvs), instancia responsable de las resoluciones sobre su uso, manejo o
aprovechamiento. Sin embargo, a partir de la descentralización de funciones en
materia de vida silvestre a los gobiernos de los estados del norte del país, convenido
en 2005 e iniciado en 2006, el manejo y la conservación del borrego cimarrón se
convirtieron en temas importantes para el gobierno del estado de Baja California.
Para el año 2009, ejerciendo sus atribuciones en cuanto a regulación y manejo de
vida silvestre, la administración estatal de Baja California, a través de la Secretaría
de Protección al Ambiente del gobierno del estado (spabc), incluyó en su cartera de
proyectos de gestión de fondos —ante el presupuesto de egresos de la federación—
la Estrategia Estatal para la Conservación y el Manejo Sustentable del Borrego Cima-
rrón en Baja California. Tras la aprobación de fondos federales, asignados al gobierno
del estado de Baja California, durante el año 2010 se inició la elaboración de la Estra-
tegia Estatal… bajo una metodología participativa con actores clave.

En primera instancia, su diseño incluyó un trabajo colaborativo muy cercano en-


tre la spabc, la Universidad Autónoma de Baja California (uabc) y la Comisión Na-

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Conservación y manejo sustentable del borrego cimarrón en Baja California

cional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp). El personal de la spabc planteó la


necesidad de generar un instrumento que facultara al gobierno estatal a tomar
acciones directas sobre la conservación de la especie, hasta ese momento bajo ju-
risdicción federal. Por su parte, la Conanp, a través de un equipo de la Dirección de
Especies Prioritarias para la Conservación, compiló la información base disponible
sobre la especie Ovis canadensis en el contexto nacional y regional, así como las
alternativas de manejo que se realizaban en Sonora con la subespecie mexicana, y
en Baja California Sur, con la subespecie weemsi. Pero fue la uabc, a través del gru-
po de especialistas en vida silvestre de la Maestría en Manejo de Ecosistemas de
Zonas Áridas, de la Facultad de Ciencias, encabezado por el Dr. Roberto Martínez
Gallardo (†), la que contribuyó con la información disponible sobre la especie en
el estado. Los estudios poblacionales base fueron los realizados en los inicios de la
década de 1990 en la parte noreste del estado (López, Ruiz-Campos & Rodríguez-
Meraz, 1995), y continuados desde 1996 por el Dr. Martínez Gallardo y el M. en
C. Jorge Alaníz García, considerando el ámbito de distribución de la especie a nivel
estatal, investigaciones que, en conjunto, sirvieron de base para plantear las necesi-
dades de conservación de ésta en la entidad.

Tras la conceptualización del proyecto, se buscó que participaran más instancias


y actores clave en la mesa de trabajo sobre el borrego cimarrón en Baja California. Así,
se sumaron al proceso representantes de la dgvs de la Semarnat, de la delegación
federal de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), y expertos,
como académicos, miembros de organizaciones de la sociedad civil, consultores y es-
pecialistas del tema, además de algunos representantes de las comunidades rurales
en cuyas tierras se distribuye en vida libre el borrego cimarrón: específicamente, ti-
tulares de Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (conocidas
como uma) y representantes de los ejidos borregueros del estado.

Sin duda, lo anterior constituyó uno de los primeros logros de la Estrategia Es-
tatal… desde el proceso participativo para la planificación del instrumento, toda
vez que la diversidad de intereses de los actores clave mencionados históricamente
había sido motivo de antagonismo. En un ejercicio participativo sin precedentes, en
el que todos los sectores con intereses legítimos en materia de conservación y mane-
jo sustentable de la especie Ovis canadensis se encontraban en la misma mesa de
trabajo, se logró que reconocieran que el propósito común era la conservación del bo-
rrego cimarrón, la cual inequívocamente incluye el manejo y el uso sustentable como
mecanismos indispensables para su cumplimiento.

Cabe mencionar que, a diferencia de Sonora y Baja California Sur (B. C. S.), donde
la autoridad federal (Semarnat-dgvs) ha otorgado autorizaciones para el manejo del
borrego cimarrón en las uma a través del aprovechamiento extractivo con fines cine-
géticos, tanto en vida libre (caso tipo: uma del ejido Alfredo V. Bonfil, B. C. S.) como en
la modalidad de manejo intensivo o confinado (caso tipo: las uma de ranchos par-
ticulares en Sonora), en Baja California, la veda temporal —por un año— decretada
en 1990 tuvo un efecto de permanencia virtual en el inconsciente colectivo de su

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Nieblas Ortiz & Zataráin González

sociedad, idea que ha sido fuertemente reforzada a través del tiempo, debido a que el
borrego cimarrón forma parte de la identidad iconográfica de instituciones de gran
prestigio en el estado, siendo el caso principal la uabc, que lo incorpora como masco-
ta y sello de identidad iconográfica.

Entre las actividades más significativas para la construcción de la Estrategia Es-


tatal… se encuentra la realización de dos talleres participativos, en los que se logró
contar con la asistencia y opinión de los miembros de los diversos sectores intere-
sados en el borrego cimarrón a nivel estatal. En el primer taller, a través de ponen-
cias y mesas de trabajo, se abordaron temas relacionados con: población y hábitat,
amenazas, así como aspectos sociales, económicos y jurídicos.

Entre otros resultados, se identificó que la falta de manejo de la especie ha sido


un problema central, pues el abandono institucional y sectorial al respecto propi-
ció que durante más de 20 años las acciones furtivas predominaran en la interacción
con las poblaciones de borrego cimarrón del estado. Cabe recordar que la subespecie
que se distribuye en Baja California, Ovis canadensis cremnobates, representa el
principal trofeo de la cinegética en el Grand Slam Mundial, dado que desarrolla
una cornamenta de mayor puntaje, en comparación con las subespecies mexicana
y weemsi, que habitan en Sonora y Baja California Sur, respectivamente; de ahí que
sea altamente cotizado en el mercado negro, y objeto de fuerte presión por parte de
la cacería ilegal. Dadas las limitaciones de los instrumentos de protección federal
vigentes y la carencia de facultades de las autoridades estatales y municipales para
la conservación efectiva de Ovis canadensis cremnobates en Baja California, la Estra-
tegia Estatal… propone alternativas de participación para cada uno de los actores
clave en torno al borrego cimarrón en la entidad.

Otra aportación del primer taller participativo fue el reconocimiento del modelo
para llevar a cabo acciones de manejo para la conservación de las poblaciones de la
especie en Baja California: la uma en su modalidad vida libre. A diferencia de la mo-
dalidad intensiva, que se practica en algunos predios del estado de Sonora, durante
el taller se reconoció que el modelo de manejo en vida libre representa la mejor al-
ternativa para mantener la viabilidad de las poblaciones de Ovis canadensis, dado su
amplio rango de distribución en el estado (a través de 17 sierras), las características
del hábitat, así como la reducción del riesgo de pérdida de integridad genética, que
podría conllevar el manejo confinado.

Adicionalmente, durante el taller se acordó impulsar que este modelo de uma


delimite las zonas de hábitat efectivo dentro del territorio que conforma el ámbi-
to hogareño de la población de borrego cimarrón, que se alinea con la biogeogra-
fía de la zona; con lo anterior, se puede decir que el modelo adquiere una connotación
de uma regional, donde es posible que —a partir de los límites del hábitat efectivo del
borrego cimarrón— la uma pueda estar integrada por más de un predio o territorio.

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Conservación y manejo sustentable del borrego cimarrón en Baja California

Esto representa otro logro de la Estrategia Estatal… al acuñar para México el tér-
mino de uma regional, modelo en el que la delimitación del espacio geográfico en el
que se llevarán a cabo las acciones de manejo para la conservación de una especie,
obedece en primera instancia a criterios de límite de hábitat, en vez de a límites ad-
ministrativos del territorio, lo cual constituye una innovación.

Más avanzado el proceso de construcción de la Estrategia Estatal... en una sesión


de trabajo en la que participaron representantes ejidales y propietarios de terre-
nos en los que se distribuye de manera natural el borrego cimarrón en el estado, y
con el soporte técnico de investigadores de la uabc, consultores, asesores técnicos,
expertos en sistemas de información geográfica, además del personal de la propia
spabc, se llevó a cabo un ejercicio participativo en el que, con base en el conocimien-
to de las comunidades rurales, entrecruzado con la información disponible sobre la
distribución de la especie, se identificaron geográficamente las zonas del territorio
estatal que podrían considerarse como áreas más probables de hábitat borreguero, y
se delimitaron polígonos —a mano alzada— sobre cartografía digital, logrando una
primera aproximación de las zonas que podrían considerarse como uma regional de
borrego cimarrón.

En el segundo taller participativo se analizaron experiencias sobre el manejo del


borrego cimarrón en Sonora y Baja California Sur, y mecanismos de administración
financiera, como la creación de un fideicomiso, una alternativa de apoyo para la con-
formación de las uma regionales.

Además de la consolidación de acuerdos de participación de los principales sec-


tores clave para la conservación y el manejo sustentable del borrego cimarrón en
Baja California, a través de los talleres participativos la Estrategia Estatal… consideró
la instrumentación de acciones preliminares de manejo, tales como: monitoreo de
las poblaciones de borrego cimarrón en el estado, rehabilitación de aguajes, con-
trol de especies ferales, y formación de comités de vigilancia participativa, las cuales
se describen a continuación.

Monitoreo poblacional

Los datos relacionados con las poblaciones de borrego cimarrón en el estado se ge-
neraron través de monitoreos aéreos y terrestres, que se llevaron a cabo en diciembre
de 2010, y de febrero a junio de 2011, respectivamente, en las mismas áreas que fueron
sobrevoladas en 1992, 1995 y 1999 (sierras Cucapá, Las Tinajas, Las Pintas, San Felipe
—incluyendo Arroyo Grande y Cañada Jaquejel—, Santa Rosa, Santa Isabel, San Pedro
Mártir y Juárez), o bien censadas vía terrestre en el verano y otoño de 1992 (Cañada
Jaquejel y Arroyo Grande).

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Nieblas Ortiz & Zataráin González

Monitoreo aéreo

El monitoreo aéreo se realizó entre el 6 y el 13 de diciembre de 2010 en las sierras


Cucapá, Las Tinajas, Las Pintas, Arroyo Grande, Cañada Jaquejel, Juárez, San Felipe,
San Pedro Mártir, Santa Isabel, Calamajué, La Asamblea, Agua de Soda, Las Ánimas, La
Libertad y Paredones. Se volaron 31.2 horas (h) (Martínez-Gallardo, 2011a).

Fueron avistados 381 borregos, y se determinó la siguiente estructura poblacional:


86 machos, 170 hembras, 91 corderos y 34 añeros, los cuales fueron vistos en 91 grupos.
De estos, 43% estaban integrados por machos adultos, hembras, corderos y añeros;
en 33% únicamente había hembras, corderos y añeros; 15% estaban conformados
por machos adultos, y 9%, sólo por hembras. El tamaño promedio del grupo fue
de 4.2 animales, con un rango de 2 a 21 animales.

La composición de la población, fue: por sexo, 66% hembras y 34% machos; por
estructura de edades (ver figura 1), 24% eran corderos (crías indiferenciadas), y de los
machos: 2% clase I; 5% clase II; 8% clase III; 7% clase IV, y 3% añeros; de las hembras:
45% adultas y 6% añeras.

Figura 1. Estructura de edades del borrego cimarrón en Baja California (diciembre de 2010).

Adultas, 45%

Clase IV, 7%

Clase III, 8%

Corderos, 24%
Clase II, 5%
Clase I, 2%
Añeras, 6% Añeros, 3%
Hembra Macho
Fuente: Elaboración propia.

NÚMERO DE ANIMALES OBSERVADOS POR SIERRA

Los animales observados en cada zona se presentan en el cuadro 1, así como la estruc-
tura de edades y sexos. La sierra en la que se avistó el mayor número de cimarrones
fue Las Ánimas, mientras que en Calamajué no se encontraron borregos. Las sierras
al sur del estado, es decir, Agua de Soda, Las Ánimas, Los Paredones y La Libertad, tu-
vieron las mayores tasas de observación (número de animales avistados por hora de

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Conservación y manejo sustentable del borrego cimarrón en Baja California

vuelo), seguidas por Las Tinajas, que se encuentra en la porción norte del estado (ver
figura 2). La tasa promedio de observación fue de 16.8 animales por hora de vuelo, con
una desviación estándar de 15 y una varianza de 225.

Cuadro 1. Resultados del monitoreo aéreo por sierra (por orden de vuelo).

Animales Estructura de Tasa de


Sierra Horas1 observados edades y sexos2 observación3

Cucapá 1.5 19 1-1-4-2-7-2-1-1 12.66


Las Pintas 2.3 22 1-1-0-0-11-6-1-2 9.56
Las Tinajas 2.0 53 0-2-2-2-26-16-4-1 26.5
San Felipe 5.4 50 1-4-9-8-17-9-2-0 9.25
Santa Isabel 3.9 20 0-2-0-0-11-6-1-0 5.12
Calamajué 2.0 — — —
La Asamblea 2.4 7 0-0-0-1-3-2-1-0 2.91
Agua de Soda 1.5 43 0-1-4-2-19-11-4-2 28.66
Las Ánimas 1.2 58 2-2-2-3-29-15-3-2 48.33
Los Paredones 1.3 47 2-2-4-1-21-13-2-2 36.15
La Libertad 1.1 30 1-2-2-6-12-4-2-1 27.27
San Pedro Mártir 4.7 16 0-0-1-2-8-3-1-1 3.40
Juárez 1.9 16 1-1-2-2-6-4-0-0 8.42
Total 31.2 381 9-18-30-29-170-91-22-12

Notas: 1 Horas de vuelo en la zona. 2 La clasificación de los animales fue: machos clase I- clase II- clase III-
clase IV- hembras- corderos- hembra añera- macho añero. 3 Número de animales observados por hora
de vuelo.
Fuente: Elaboración propia.

Figura 2. Tasas de observación1 de borrego cimarrón en las sierras de Baja California.

50 48.33
Animales observados/hora de vuelo

40
36.15

30 28.66 27.27
26.5

20
12.66
10 9.56 9.25 8.42
5.12 3.4
2.91
0 0
Cucapá

Las Pintas

Las Tinajas

San Felipe

Santa Isabel

Calamajué

La Asamblea

Agua de Soda

Las Ánimas

Los Paredones

La Libertad

San Pedro Mártir

Juárez

Sierras
Nota: 1 Número de animales observados por hora de vuelo.
Fuente: Elaboración propia.

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Nieblas Ortiz & Zataráin González

De manera general, los resultados del monitoreo aéreo efectuado en diciembre


de 2010 por el equipo de Martínez-Gallardo (2011a) —piloteado por Raymound Lee—,
en conjunto con personal de la spa, muestran que de los 381 ejemplares registrados,
196 se encontraron en las sierras del norte, y 185, en las del sur, aunque el avistamien-
to tuvo diferente duración: para la primera zona se emplearon alrededor de 21.7 horas,
mientras que para la segunda fueron necesarias 9.5 horas.

La mayoría de los grupos observados eran familiares, es decir, estaban confor-


mados por machos adultos, hembras adultas, corderos y añeros. Respecto a la estruc-
tura de edades de los individuos, 67% eran adultos, 9% añeros y 24% corderos. Esta
estructura de edades sugirió que existía una buena actividad reproductiva, pues
aproximadamente la mitad de las hembras contabilizadas tenían cordero.

Después de que los investigadores de la uabc analizaron los datos de 2010, se


realizó una comparación del comportamiento poblacional del borrego cimarrón en
las áreas sobrevoladas en 1992, 1995, 1999 y 2010, y se identificó que —a excepción
de 1992— los resultados de los monitoreos fueron muy similares, lo cual permitió
estimar que, en general, en dichas sierras la población de borregos se mantuvo es-
table entre 1992 y 2010, y siguen reproduciéndose hasta la fecha.

Además de lo anterior, tras el monitoreo de 2010 se identificó que la tasa de ob-


servación en las sierras del sur del estado era la mayor que se había obtenido en la
historia de los muestreos de población de borrego cimarrón para Baja California, de-
stacando además la cantidad de hembras observadas en ellas, así como la proporción
de hembras-corderos, que sugería una gran actividad reproductiva de la especie en
estas y las demás sierras.

Monitoreo terrestre

El monitoreo terrestre consistió en recorridos a pie y a caballo en varias localidades


de las sierras Santa Águeda, La Sirena, La Libertad, Santa Isabel (oeste y este), Juárez
y San Pedro Mártir (Martínez-Gallardo, 2011b). El método de muestreo empleado fue
el de transecto en línea. Para ser elegidas, las localidades debían cumplir dos condi-
ciones: que existieran reportes sobre la presencia de borrego y que no hubieran sido
monitoreadas en el censo aéreo realizado en diciembre de 2010.

Para el muestreo en estas seis sierras de Baja California se emplearon 322.03 h:


89.4 h correspondieron a evidencias directas, y 232.23 h, a indirectas. Se identificaron
2 846 evidencias de borrego cimarrón: 2 576 indirectas y 270 directas. Los hallazgos
fueron muy variables entre localidades, en algunas fueron muy abundantes y en
otras no se registraron.

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Conservación y manejo sustentable del borrego cimarrón en Baja California

ANIMALES AVISTADOS

En el reporte de la uabc se menciona que considerando sólo las evidencias directas,


es decir, los animales observados, se registraron 270 borregos cimarrones en 89.4 h de
avistamiento, con una tasa de observación de 3.02 animales por hora, e identifican-
do la siguiente estructura de edades: 87 machos, 107 hembras, 55 corderos y 7 ejem-
plares que no fueron determinados; fueron vistos en 62 grupos, cuyo tamaño varió
entre 1 y 32 animales.

La composición de la población, considerando la proporción de sexos, fue: 55%


hembras y 45% machos; por estructura de edades, 20.37% eran corderos, y de los
machos: 0.37% clase I; 8.14% clase II; 12.22% clase III, y 11.48% clase IV; de las hembras,
3.70% añeras y 35.92% adultas, y el resto, 2.59%, no fueron determinados (ver figura 3).

Figura 3. Estructura de edades del borrego cimarrón en Baja California (diciembre de 2010).

Machos
Machos clase I,
clase II, 3%
9%

Machos
clase III,
13% Hembras,
38%

Machos
clase IV,
12%

Hembras añeras,
21%
Corderos, 21%

Hembra Macho
Fuente: Elaboración propia.

Los animales observados por sierra, así como la estructura de edades y sexos se
presentan en el cuadro 2. La sierra que tuvo la mayor tasa de observación (número de
animales observados por hora de muestreo) fue Santa Isabel, y la que tuvo la menor
fue sierra de Juárez.

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Nieblas Ortiz & Zataráin González

Cuadro 2. Resultados del monitoreo terrestre1 de la población de borrego cimarrón en seis


sierras de Baja California.

Animales Esfuerzo en Tasa de Estructura de


Zona Sierra observación2 edades y sexos3
avistados horas

Sur Santa Águeda 16 14.4 1.11 0-3-2-1-0-9-1-0


La Sirena 6 5.55 1.08 0-2-0-0-0-3-0-1
La Libertad 25 9.55 2.61 1-5-7-5-0-5-2-0
Centro Santa Isabel 181 34.45 5.25 0-7-22-23-8-61-40-6
San Pedro Mártir 29 13.3 2.18 0-3-2-2-0-14-8-0
Norte Juárez 13 12.85 1.06 0-2-0-0-2-5-4-0
Totales 270 89.4 3.02 1-22-33-31-10-97-55-7
Notas: 1 Realizado en 2011. 2 Número de animales observados por hora de vuelo. 3 La clasificación de los ani-
males fue: machos clase I- clase II- clase III- clase IV- hembras añeras- hembras- corderos- no determinado.
Fuente: Elaboración propia.

Con base en los resultados del monitoreo terrestre, los investigadores de la uabc
concluyeron que la población de borrego cimarrón en mejor estado de conservación
se encontraba en la sierra Santa Isabel, gracias a la mayor disponibilidad de hábitat.

Por otra parte, en sierra de Juárez, particularmente en las inmediaciones de Arro-


yo Grande y Cañada Jaquejel, donde antes la población de la especie era bastante nu-
merosa (Rodríguez-Meraz & Ruiz-Campos, 1994), durante el monitoreo se identificó
que estaba muy mermada, lo cual se atribuyó al crecimiento desordenado de la ga-
nadería extensiva, la incursión de especies exóticas que se han vuelto ferales —como
los burros—, la caza furtiva, la construcción de cercos y a las carreras fuera de camino.

EVALUACIÓN Y REHABILITACIÓN DEL HÁBITAT

La evaluación del hábitat se llevó a cabo siguiendo la metodología propuesta por


Hansen (1980), modificada para las condiciones del hábitat del borrego cimarrón en
Baja California (Martínez-Gallardo, 2011a, 2011b). Fueron evaluados 114 puntos, dis-
tribuidos en seis sierras que fueron seleccionadas para el análisis, en el que se identi-
ficaron 54 localidades con valores promedio.

Rehabilitación del hábitat

Entre las acciones de la Estrategia Estatal… para mejorar la calidad del hábitat del
borrego cimarrón en sus principales zonas de distribución natural en el estado, a
través de Cremnobates Consultores, S. C., se realizaron labores para la rehabilitación
de aguajes, con el objetivo de incrementar la disponibilidad de fuentes de capta-
ción de agua para el abastecimiento de las poblaciones en vida libre, considerando
las condiciones semiáridas prevalecientes en dichas áreas.

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Conservación y manejo sustentable del borrego cimarrón en Baja California

Como parte del trabajo de campo, mediante recorridos y evaluaciones se identifi-


caron los aguajes en el hábitat del borrego cimarrón en seis ejidos (Cordillera Molina,
Plan Nacional Agrario, Reforma Agraria Integral, El Tepi, Nuevo Rosarito y Tierra y Li-
bertad). Asimismo, se registraron los tipos de vegetación alrededor de las fuentes de
agua, así como las prácticas mecánicas que se llevarían a cabo, considerando el tipo
de suelo, la hidrología superficial, los tipos de corrientes de agua y de pendiente.

Los sitios se eligieron de acuerdo a tres criterios:


1. Sitios con aguajes con potencial para mejorar su funcionalidad y con presencia
de borrego cimarrón, permanente o de paso.
2. Aguajes de la zona borreguera con factibilidad técnica para realizar labores
de mantenimiento mediante obras de desazolve, eliminación de maleza, retención
de agua, etcétera.
3. Disponibilidad de colaboración —para llevar a cabo los trabajos— de parte de
ejidatarios y titulares de parcelas o representantes legales de las uma.

Considerando estas características, fueron seleccionados y rehabilitados 25 agua-


jes, en los que se realizaron obras de desazolve; ampliación, reconstrucción y mejora-
miento del vaso de agua; eliminación de maleza; dragado, así como limpieza y manejo
de los sitios seleccionados, de los que se obtuvieron las coordenadas geográficas, para
su ubicación exacta (ver figura 4).

Figura 4. Localización de aguajes rehabilitados en algunas zonas borregueras de Baja California.

Estrategia Estatal para la Conservación y Manejo Sustentable del Borrego Cimarrón en Baja California

0 15 30 60 90 120 N
Sierra Áreas propuestas para uma
de Juárez Kilómetros
Valle de
Ojos Negros SONORA Aguajes rehabilitados
32º 0’0”

Ensenada
Ejidos
BAJA
CALIFORNIA Valle de
la Trinidad
Confederación Nacional Campesina

Sierra San
Cordillera Molina
Colonet San Felipe
Pedro Mártir Dieciséis de Septiembre
31º 0’0”

Hermenegildo Galeana
Independencia
Puertecitos
San Quintín Jamau
GOLFO DE CALIFORNIA
El Rosario Juárez
30º 0’0”

San Luis
Gonzaga
Matomí
Nuevo Rosarito
Plan Nacional Agrario
OCÉANO PACÍFICO
Bahía de los
Ángeles
Reforma Agraria Integral
29º 0’0”

Punta Prieta
Revolución
Santa Tepi
Rosaliita
Tierra y Libertad
Villa
Jesús María
28º 0’0”

Proyección: UTM
Zona: 11 BAJA CALIFORNIA
Datum horizontal: WGS84 SUR

- 116º 0’0” - 115º 0’0” - 114º 0’0” - 113º 0’0”

Rehabilitación de hábitat, comités de vigilancia ambiental participativa y establecimiento de uma


Aguajes rehabilitados
Fuente: Adaptado de spa (2012).

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Nieblas Ortiz & Zataráin González

Los trabajos de rehabilitación fueron realizados por los ejidatarios (ver figura 5),
quienes tienen experiencia en campo y conocen perfectamente las zonas de distri-
bución del borrego cimarrón y la ubicación de cada uno de los aguajes.

Figura 5. Actividades de rehabilitación de aguajes en ejidos borregueros.

Fuente: Cremnobates Consultores.

Extracción de especies ferales

La introducción de fauna exótica puede traer como consecuencia la modificación de


los hábitats, porque estos evolucionaron sin su presencia (Mellink, 1991). En particular,
este tipo de fauna puede afectar significativamente a las comunidades de plantas,
y por consiguiente a las poblaciones animales que dependen de estas (Jones, 1980).

En el caso del burro feral, puede competir por interferencia o por recursos con
especies nativas que se alimenten de pastos o por ramoneo —como el borrego
cimarrón—, y puede ejercer una severa presión sobre las poblaciones vegetales y

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Conservación y manejo sustentable del borrego cimarrón en Baja California

modificar la dinámica poblacional tanto de plantas como de animales. La alteración


de las comunidades vegetales es particularmente importante por la forma de fo-
rrajeo de dicha especie, pues aunque no coma toda la planta suele arrancarla desde
su raíz. Por otro lado, si bien el burro feral puede ser una presa alternativa para los
depredadores silvestres, como coyotes y pumas, también es portador y transmisor de
enfermedades a la fauna nativa.

Considerando lo anterior, a través de Cremnobates Consultores, S. C., se procedió


al control de ejemplares de Equus asinus mediante su caza, utilizando el método de
largo alcance, que resultaba más factible por el hábitat de la especie y el tipo de te-
rreno en el área del ejido Cordillera Molina. Por medio de un sistema de posiciona-
miento global (cuyas siglas en inglés son gps) se ubicaron las zonas donde se habían
observado grupos de estos animales.

Durante el proceso participaron cazadores experimentados —quienes contaban


con los permisos correspondientes para la posesión y uso de las armas—, colocados
en sitios estratégicos. Los rifles de largo alcance que se utilizaron estaban provis-
tos de mira telescópica y silenciador, para evitar ahuyentar a las manadas vecinas
por la presencia de los cazadores o las detonaciones.

Tras el control de ejemplares de Equus asinus en el hábitat del borrego cima-


rrón, se excavó una fosa de aproximadamente dos metros de profundidad, en cuyo
fondo se colocó cal viva, así como encima del cuerpo de cada animal, para retrasar
el periodo de putrefacción y disminuir la actividad bacteriana: como el cuerpo se va
secando se disminuyen los fluidos, evitando la contaminación del suelo, aunque la
fosa se hizo en un lugar que no permitía la contaminación de aguas superficiales
y subterráneas.

Sin embargo, para aprovechar al máximo los ejemplares sacrificados, antes de


disponerlos para su entierro, se procedió a la colecta de muestras biológicas, para
evaluar el estado de salud de la población de burros ferales (Equus assinus) en Baja
California. Se extrajeron muestras de sangre de la vena yugular para obtener suero
sanguíneo y medir la exposición a enfermedades a través de pruebas serológicas.
Las enfermedades a detectar, fueron: encefalitis equina del oeste, encefalitis equi-
na del este, encefalitis equina de Venezuela, encefalitis del oeste del Nilo, influenza
equina, encefalitis equina japonesa, peste equina africana, rinoneumonitis equina,
muermo, organismos como Salmonella y Babesia equi, y parásitos gastrointestinales
(en muestras de heces) y respiratorios.

También se realizó una necropsia completa en campo a los animales sacrifica-


dos, para recolectar muestras de tejidos que mostraban alguna patología e identifi-
car las enfermedades que pudieran estar presentes en esta fracción de la población
de burros ferales.

Los resultados permitirán conocer algunas de las enfermedades a las que se han
expuesto las poblaciones de equinos en el estado, así como analizar las medidas de

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Nieblas Ortiz & Zataráin González

manejo sanitario en caso de aprovechamiento (para consumo o zootécnico) de los


burros ferales, para disminuir el riesgo de transmisión de enfermedades a las pobla-
ciones de fauna silvestre.

Comités de vigilancia

Para ofrecer asistencia técnica en materia de vigilancia ambiental participativa a los


ejidatarios y grupos de las comunidades rurales de las zonas donde se distribuye de
manera natural el borrego cimarrón en el estado, se realizaron reuniones de capaci-
tación en diversas localidades, durante las que se explicó la importancia de que sus
habitantes participen en la conservación y el manejo sustentable de esta especie y
recurso, particularmente respecto a la responsabilidad de participar en su vigilancia
y protección, para lo cual se brindó a los interesados orientación sobre la confor-
mación de comités de vigilancia ambiental participativa, figura reconocida en la Ley
General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (lgeepa).

En las capacitaciones se brindó información sobre requisitos, funciones y as-


pectos legales para la formación de los comités de vigilancia ambiental participativa,
quedando en manos del personal de la delegación federal de Profepa en Baja California
su atención coordinada y la conclusión de las acreditaciones correspondientes.

Líneas estratégicas

La Estrategia Estatal… logró establecer 15 líneas estratégicas, con objetivos y metas a


corto, mediano y largo plazo, con los cuales se consolida la visión de contar con un
instrumento de política pública capaz de guiar las decisiones en el manejo y conser-
vación del borrego cimarrón en Baja California (Gobierno del Estado de Baja Califor-
nia, 2012):
1. Integración de los tres órdenes de gobierno, académicos, sector privado, po-
seedores del recurso y prestadores de servicios, para el manejo y la administración
integral de las poblaciones de borrego cimarrón.
2. Instalación del Comité Técnico Consultivo para la Conservación, Manejo y Apro-
vechamiento Sustentable del Borrego Cimarrón en Baja California, como órgano ase-
sor del Consejo Estatal de Protección al Ambiente, de conformidad con lo dispuesto
en la Ley de Protección al Ambiente para el Estado de Baja California.
3. Definición de las zonas regionales que estén directamente relacionadas con la
dinámica, conservación y viabilidad de las poblaciones de la subespecie cremnobates,
con base en la articulación del Sistema de Unidades de Manejo para la Conservación
de Vida Silvestre (conocido como suma).
4. Evaluar la distribución geográfica, el tamaño y la composición —históricos y
actuales— de las poblaciones de borrego cimarrón.
5. Definir y desarrollar las técnicas y métodos de manejo de las poblaciones y del
hábitat del borrego cimarrón.

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Conservación y manejo sustentable del borrego cimarrón en Baja California

6. Identificar, evaluar y controlar los principales factores de amenaza y riesgo


para el borrego cimarrón.
7. Incrementar el número poblacional del borrego cimarrón por medio de su con-
servación, manejo y aprovechamiento sustentable.
8. Replantear, concretar, continuar y realizar investigaciones técnico-científicas
que sustenten y garanticen la persistencia, conservación y aprovechamiento del
borrego cimarrón en Baja California, considerando —bajo un esquema multidis-
ciplinario— la opinión y los valiosos conocimientos de los ejidatarios y de la gente
de campo.
9. Lograr el mantenimiento de las poblaciones viables de borrego cimarrón me-
diante su aprovechamiento sustentable.
10. Evaluar la calidad del hábitat y realizar actividades para su manejo, protec-
ción, conservación o restauración.
11. Impulsar el fortalecimiento de las capacidades de vigilancia participativa.
12. Promover la educación ambiental, la difusión, la capacitación técnica y el de-
sarrollo tecnológico.
13. Ofrecer alternativas de diversificación productiva y aprovechamiento sus-
tentable de los recursos naturales.
14. Implementar la búsqueda y creación de mecanismos de financiamiento para
el manejo y conservación del borrego cimarrón en cada uma.
15. Establecer convenios, acuerdos y participaciones.

Conclusiones

A partir de que la Estrategia Estatal… se publicó en el Periódico Oficial del Estado de


Baja California, el 22 de febrero de 2013, adquirió una connotación de instrumento
de política pública, único en su tipo en la entidad. Después de su publicación oficial,
la Semarnat, por medio de la dgvs, en el oficio sgpa/dgvs/12159/12, de fecha 12 de di-
ciembre de 2012, notifica a la spabc que a partir de entonces quedan a su cargo la
evaluación, el dictamen y en su caso la emisión de tasas de aprovechamiento de bo-
rrego cimarrón.

Con este logro de gestión pública, la Estrategia Estatal… se convierte en la herra-


mienta legal para guiar y consolidar la política pública sobre conservación y manejo
sustentable del borrego cimarrón en Baja California. Sin embargo, es responsabilidad
de la autoridad estatal promover y poner en marcha las 15 líneas estratégicas y de
acción que conforman la columna vertebral de dicho instrumento; esto, de la mano
y con la participación de los sectores clave que en él se definen: comunidades rurales
(ejidatarios, legítimos poseedores de terrenos borregueros, titulares de las uma), la
uabc y los expertos que fueron reconocidos durante la integración del documento.
Si bien la Estrategia Estatal… es un gran logro para la gestión pública en mate-
ria de conservación de la biodiversidad y sustentabilidad en el estado de Baja Ca-

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Nieblas Ortiz & Zataráin González

lifornia, se trata también de una herramienta que debe ponerse al servicio de las
necesidades de las comunidades rurales, que reclaman el derecho de cuidar y hacer
un uso responsable de sus recursos naturales, visión que comparten los miembros
del sector académico. Sin embargo, velar por que este propósito se mantenga vigente
conlleva una gran responsabilidad, lo cual sólo será posible en la medida en que la
Estrategia Estatal… se instrumente y ponga en marcha.

Bibliografía

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Se terminó de imprimir el 28 febrero de 2017, en Comersia Impresiones, S. A. de C. V.,
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Página electrónica: www.comersia.com.mx.
La edición estuvo a cargo del Departamento de Editorial de la Universidad Autónoma de Baja California.
En su composición se utilizaron las fuentes tipográficas The Sans, Trajan Pro y Proxima Nova.
El tiraje consta de 500 ejemplares.

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