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ISBN: 978-607-607-376-6
ISBN: 978-607-607-376-6
COMPILADORES
Gorgonio Ruiz-Campos
Jorge Alaníz García
Prólogo 8
Felipe Cuamea Velázquez
1
Los inicios de la investigación sobre el borrego cimarrón 10
en la Universidad Autónoma de Baja California (uabc)
Faustino Camarena-Rosales, José Luis Aguilar Rodríguez,
Gorgonio Ruiz-Campos y Jorge Alaníz García
2
Variación morfométrica de cráneos de borrego cimarrón 22
Ovis canadensis cremnobates y Ovis canadensis weemsi
Eva Salmón-Peralta y Roberto Martínez-Gallardo (†)
3
Densidad y composición poblacional del borrego cimarrón 40
(Ovis canadensis) y su relación con el hábitat en el noreste
de Baja California (Cañada Jaquejel y Arroyo Grande), México
Gorgonio Ruiz-Campos, Marcelo Rodríguez-Meráz (†),
Gerardo López, Jorge Alaníz García y Aldo A.
Guevara Carrizales
4
Monitoreo poblacional del borrego cimarrón 56
(Ovis canadensis) en Baja California en el año 2010
Roberto Martínez-Gallardo (†), Jorge Alaníz García, Aldo A.
Guevara Carrizales y Salvador González-Guzmán
5
Evaluación del hábitat del borrego cimarrón (Ovis 74
canadensis cremnobates) en la sierra San Pedro Mártir,
Baja California, México
Mariana Montoya y Roberto Martínez-Gallardo (†)
7
Descripción y modelación de hábitat potencial del borrego 120
cimarrón (Ovis canadensis) en La Rumorosa, Baja California
Guillermo Romero-Figueroa, Rigoberto Texis Texis,
E. Alejandro Lozano-Cavazos, Víctor Ortiz-Ávila, Mario A.
García-Aranda y Olivia García Jurado
8
Histología de órganos selectos de borrego cimarrón 144
(Ovis canadensis)
Rebeca Judith González Solís, Olivia M. Tapia-Vázquez,
Roberto Martínez-Gallardo (†), Alfonso de la Mora Valle y
Jorge Alaníz García
9
Hábitos alimentarios del puma (Puma concolor) para 160
comprobar la depredación sobre el borrego cimarrón en
el ejido Licenciado Alfredo V. Bonfil, Baja California Sur,
México
Eiracitlalli Hernández-Del Ángel, Víctor Sánchez-Cordero
y Enrique Martínez-Meyer
10
Impacto del puma (Puma concolor) en la actividad 176
pecuaria del ejido El Bramadero, Baja California
Sergio Ávila Villegas
11
Percepción de la comunidad de la Universidad Autónoma 202
de Baja California (uabc) sobre el borrego cimarrón
(Ovis canadensis), como herramienta en el manejo
integral de la especie
Violeta Anaya Zamora y Roberto Martínez-Gallardo (†)
12
Conservación y manejo sustentable del borrego cimarrón 218
en Baja California
Efraín Carlos Nieblas Ortiz y José de Jesús Domingo
Zataráin González
Pero también es una especie de gran valor económico, por ser un recurso cine-
gético apreciado a nivel mundial, el cual —por mucho tiempo— fue aprovechado sin
regulaciones ni criterios claramente establecidos. Su importancia radica, además, en
que es parte de la biodiversidad de la región noroeste del país (Baja California, Baja
California Sur, Sonora), por ser una especie única, de gran elegancia y porte, por su
presencia enigmática que asombra y hechiza a quienes tienen la oportunidad de
observarlo en su medio natural.
El presente libro contiene varios atributos que dan cuenta de su relevancia y per-
tinencia. En primer lugar, la cualidad de tener al borrego cimarrón como protagonista
central y objeto de estudio de varias perspectivas integradas: desde cuestiones de
política pública y definición de líneas de investigación, hasta estudios de percepción
e información respecto a la especie. Además del rigor científico de las investigaciones
que se presentan en doce capítulos, los trabajos parten del propósito declarado de ge-
nerar información científicamente válida y útil para el diseño y elaboración de políti-
cas públicas, relacionadas con estrategias y acciones de manejo para las subespecies
Por supuesto, un estudio del borrego cimarrón que contemple su hábitat y que
no arroje información sobre su depredador natural más conocido, el puma, estaría in-
completo. Dos capítulos presentan hallazgos sobre los hábitos alimenticios del puma
y sus efectos depredadores sobre el borrego cimarrón, así como el impacto del felino
en las actividades pecuarias.
El borrego cimarrón (Ovis canadensis), una de las especies de interés cinegético más
importantes en el mundo, se distribuye principalmente en los ecosistemas desérticos
y en la zonas de transición con chaparral y bosques de coníferas en la vertiente Pacífico
de Norteamérica. En México habitan tres subespecies: O. canadensis cremnobates
(Baja California), O. canadensis weemsi (Baja California Sur) y O. canadensis mexicana
(Sonora, Chihuahua y Coahuila). En el suroeste de Estados Unidos se encuentra O. ca-
nadensis nelsoni, en estados como California y Arizona.
Baja California destaca entre los sitios para cazar borrego cimarrón, por la fama
que se generó entre las décadas de los años setenta y ochenta del siglo XX, cuando
se obtuvieron ejemplares con muy altos puntajes, en comparación con los estados
vecinos, tanto de México como de Estados Unidos (ver cuadro 1). Además, dentro de
las marcas mundiales para borrego salvaje (bighorn sheep), de acuerdo con el Boone
and Crockett Club la cornamenta que ocupó el primer lugar del siglo XX fue obtenida
en Baja California, en 1940, con un puntaje de 205 ⅛, y su cacería se atribuye a un na-
tivo de Estados Unidos. Esta marca sólo ha sido superada por un borrego cazado en
Alberta, Canadá, con un puntaje de 208 ⅜ (Boone and Crockett Club, 2015).
12
Baja
Rango de Baja Sonora Nevada Arizona Nuevo Utah
California
puntos California México
Sur
190-194 3 — — — — — —
180-189 17 1 — — 1 — —
170-179 46 8 5 4 4 — —
160-169 52 12 6 14 4 1 1
150-159 31 3 7 6 4 1 —
Fuente: Elaborado con base en los datos presentados por Lara (1990).
Desde que se comenzó a cazar borrego cimarrón en Baja California se han reali-
zado observaciones sobre la especie, pero muchos datos se han perdido o no se han
publicado. A pesar de esto, en la década de 1980 la percepción generalizada fue que
hubo una notable disminución del recurso, tanto por una aparente menor frecuencia
en la observación de ejemplares como por la disminución en el puntaje de los trofeos;
por ello, en diciembre de 1990 la Universidad Autónoma de Baja California (uabc)
solicitó al presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, la protección cabal del bo-
rrego cimarrón, especie emblemática por excelencia de esta institución académica.
13
Antecedentes
A principios de la década de los años setenta del siglo XX pocos eran los estudios
formales realizados sobre el borrego cimarrón de la península de Baja California; por
ejemplo, durante la temporada de cacería de 1974 se estimó que su población era
entre 4 560 y 7 800 individuos, a partir de observaciones realizadas entre febrero y
marzo (Álvarez, 1976). Para 1975 se calculó que había entre 13 080 y 14 705 ejemplares.
En cuanto a la biología de los organismos, prácticamente sólo se contaba con la
evaluación del contenido estomacal (Sánchez, 1976) y con referencias sobre algunos
aspectos de la biología (Orihuela, 1979), conducta (López & Orihuela, 1976), enferme-
dades (López, 1979), morfometría craneal (Domínguez, 1976), determinación de edad
(González, 1976), entre otras.
Por lo regular, cada campamento contaba con un guía, dos gemeleros, dos mo-
chileros, jefe de campamento, arriero, cocinero y varios ayudantes. Generalmente
este personal, contratado por Sedue, vivía en áreas cercanas a Loreto y San Ignacio,
Baja California Sur. Cabe destacar que en una temporada se llegaron a establecer
hasta 10 campamentos. Aunque cada expedición pudo constituir una gran fuente
de información, los datos que se obtenían eran muy limitados: casi estaban centra-
14
Sexo y edad
Organismos Hembras Machos Crías no No
sexadas identificadas
Crías Juveniles Adultos Crías ¼ ½ ¾ 1C 1D
1 346 53 34 735 11 2 18 104 121 150 87 31
15
1974 30 161.34 45
1978 1979 105 160.75 88
1979 1980 113a 161.44 82
1980 1981 73 169.21 79
1981 1982 61 166.80 88
1982 1983 73 166.54 75
1983 1984 70 166.77 87
1984 1985 72 168.22 87
1985 1986 73 167.08 86
1986 1987 65 164.57 84
1987 1988 55 168.33 67
Nota: a La cifra incluye los permisos otorgados para Baja California y Baja California Sur.
Fuente: Elaborado con base en los datos publicados por Lara (1990).
Investigaciones en la UABC
Como parte del convenio entre ambas instituciones se acordó realizar un estudio
postemporada en las principales zonas borregueras (Sedue- uabc, 1988). Para el tra-
bajo de campo se contó con el apoyo del personal de Sedue en el estado, así como en
la logística para el transporte de alimentos e insumos. Para la investigación, apoyada
por académicos de la Escuela Superior de Ciencias, se contrató como personal técni-
co a varios egresados que habían participado en anteriores temporadas cinegéticas.
Previo al estudio postemporada de 1987 se realizó un taller sobre el borrego cimarrón,
16
Cuadro 4. Evaluación poblacional del borrego cimarrón en Baja California tras la temporada
cinegética.
Sexo y edad
Organismos Hembras Machos Crías no No
sexadas identificadas
Crías Juveniles Adultos Crías ¼ ½ ¾ 1C 1D
180 2 7 108 1 4 6 2 11 15 8 16
Cabe destacar que tanto en el estudio realizado por el personal de Sedue como
en el desarrollado entre dicha institución y académicos de la uabc se observaron
las mismas tendencias. Al comparar los resultados con las exploraciones hechas
durante las dos temporadas de cacería anteriores, se registró una disminución de
las poblaciones de borrego cimarrón en Baja California. Por otro lado, se observó
que el número de crías era bajo en relación con el de hembras adultas, por razones
desconocidas. Otro de los aspectos que resaltó fue la baja frecuencia de organismos
adultos. Tanto en la temporada 1986-1987 como en la postemporada destacó que
la mayoría de ejemplares eran hembras (más de 60%); entre 7 y 13% eran crías cuyo
sexo no se identificó, y el resto eran machos. Uno de los problemas identificados
en los estudios fue la cacería ilegal. Con base en los resultados obtenidos en las
investigaciones se emitieron tres principales recomendaciones: 1) vedar la cacería,
2) realizar estudios integrales y sistemáticos, y 3) adicionalmente se remarcó la ne-
cesidad de reforzar la vigilancia (Aguilar, 1991a, 1991b; Sedue- uabc, 1988).
17
Los miembros de la comisión elaboraron una solicitud de veda, que con el apo-
yo de otros académicos, como los biólogos Marcelo Rodríguez y Jorge Alaníz, fue
entregada al presidente de la República —fuera del programa— durante su visita
al campus Ensenada de la uabc, el 19 de diciembre de 1990. Allí mismo, durante la
primera transmisión en vivo con la que se inauguró la entonces Radio Universidad, el
mismo presidente decretó la veda del borrego cimarrón, con el fin de proteger a esta
especie en peligro de extinción. La veda se publicó en el Diario Oficial de la Federación
el 24 de diciembre de 1990.
18
Durante 1991 la uabc realizó diversos intentos de acercamiento con las depen-
dencias de gobierno para definir un proyecto que pudiera evaluar la situación de las
poblaciones del cimarrón en el estado de Baja California, pero los resultados fueron
desalentadores.
En abril del mismo año se realizó un viaje de exploración por la sierra de Cala-
majué, al sur del municipio de Ensenada, con el propósito de levantar un censo
aéreo de la población de borrego cimarrón, a bordo de un helicóptero tripulado por
el texano Lloyd Kolbe, acompañado del biólogo Gonzalo Medina González y Rafael
Rebollar Bustos, funcionarios de Sedue. El helicóptero que los transportaba no regresó
al campamento y las autoridades realizaron una extensa búsqueda, pero no lograron
encontrarlos. Después de la desaparición del helicóptero, el personal de Sedue reini-
ció las conversaciones para firmar un convenio con la uabc.
Por la uabc, el equipo de trabajo estaba integrado por el biólogo Marcelo Rodrí-
guez, como responsable técnico; el M. en C. Gorgonio Ruiz Campos, como responsable
del programa de muestreo; el biólogo Gerardo López, como responsable de los traba-
jos de campo, y por el biólogo Jorge Alaníz García, encargado de la logística.
19
Para junio de 1992 la uabc ya había integrado los equipos de trabajo, pero se pre-
sentaron diversos problemas para que la Sedue apoyara con personal y vehículos.
Ante dicha situación, un grupo realizó una salida de prospección en el área de Jamau,
pero el vehículo utilizado quedó atascado en un arenal, lo que dificultó el regreso
del equipo de exploración: luego de caminar varias decenas de kilómetros por una
brecha, el grupo regresó al día siguiente.
Referencias
20
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weemsi) in Baja California. Desert Bighorn Council Transactions. Desert Bighorn
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do que establece veda del aprovechamiento de la especie borrego cimarrón
(Ovis canadensis) en su subespecie (Ovis canadensis cremnobates), en el Estado
de Baja California, para la temporada 1990-1991, y se prohíbe estrictamente
la caza, captura, transporte, posesión y comercio de dicha subespecie. México:
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Especies nativas de México de flora y fauna silvestres- Categorías de riesgo y
especificaciones para su inclusión, exclusión o cambio- Lista de especies en
riesgo. México: Diario Oficial de la Federación.
21
(evitasalmon@yahoo.com.mx).
Introducción
24
Métodos
Figura 1. Vista ventral del cráneo de Ovis canadensis, donde se muestran las medidas tomadas
a cada ejemplar.
ACE
ACP LTC
AM
LSDM
25
Los cráneos fueron medidos con un vernier a un nivel de precisión de 0.01 milí-
metros (mm), excepto su longitud total, cuyo nivel de precisión fue 1 mm (las medidas
se expresan en mm).
26
Resultados
Se observó que los valores del ancho del cóndilo exoccipital (ace), ancho del maxilar
(am), longitud de la serie de dientes del maxilar (lsdm) y longitud total del cráneo
(ltc) son similares entre estas subespecies, mientras que los valores del ancho de la
cicatriz del paladar (acp) presentan una evidente variación (ver cuadros 1 y 2), por lo
que las subespecies cremnobates y weemsi se pueden diferenciar en dos grupos (ver
figura 2).
Cuadro 1. Media (m), desviación estándar (de) y valores mínimo y máximo (Mín.-máx.) de los
52 ejemplares de O. c. cremnobates.
Cuadro 2. Media (m), desviación estándar (de) y valores mínimo y máximo (Mín.-máx.) de los
18 ejemplares de O. c. weemsi.
27
Figura 2. Valores mínimo, máximo y promedio de las medidas craneales para cada subespecie.
100
80
60
mm
40 ace
acp
20
am
lsdm
0
O. c. weemsi O. c. cremnobates
Se observó que los valores mínimo, máximo y promedio de las cinco medidas cra-
neales de los ejemplares de O. c. cremnobates (ver cuadros 3, 4 y 5) de las diferentes
localidades de estudio fueron muy similares entre sí (ver figura 3).
Cuadro 3. Media (m), desviación estándar (de) y valores mínimo y máximo (Mín.-máx.) de los
19 ejemplares de O. c. cremnobates de la localidad A.
Cuadro 4. Media (m), desviación estándar (de) y valores mínimo y máximo (Mín.-máx.) de los
11 ejemplares de O. c. cremnobates de la localidad B.
28
Cuadro 5. Media (m), desviación estándar (de) y valores mínimo y máximo (Mín.-máx.) de los
22 ejemplares de O. c. cremnobates de la localidad C.
120
100
80
mm 60
40 ace
acp
20
am
0 lsdm
A B C
Fuente: Elaboración propia.
Se identificó una gran similitud entre los valores mínimo, máximo y promedio de las
medidas craneales de ejemplares de O. c. weemsi del norte y del sur de la península
de Baja California (ver cuadros 6 y 7, y figura 4).
Cuadro 6. Media (m), desviación estándar (de) y valores mínimo y máximo (Mín.-máx.) de los
8 ejemplares de O. c. weemsi del norte de la península de Baja California.
29
Cuadro 7. Media (m), desviación estándar (de) y valores mínimo y máximo (Mín.-máx.) de los
10 ejemplares de O. c. weemsi del sur de la península de Baja California.
Figura 4. Valores mínimo, máximo y promedio de las medidas craneales de O. c. weemsi del
norte y del sur de la península de Baja California.
100
80
60
mm
40
ace
acp
20
am
lsdm
0
Norte Sur
El análisis mostró que existen diferencias significativas entre las dos subespecies
(Lambda de Wilks = 0.48454; F aprox. = 14.893; G. L. = 3, 42; p = < 0.0000) (ver cuadro 8).
30
O. c. cremnobates — 0.000002
O. c. weemsi 6.252807 —
Nota: Los valores por encima de la diagonal se refieren al valor p y los valores por debajo de la diagonal a
la distancia de Mahalanobis.
Fuente: Elaboración propia.
Carácter vc
ace 0.25361
acp -1.02339a
am -0.14078
Cuadro 10. Distancia de Mahalanobis y valor p asociado a la distancia entre los centroides de
O. c. cremnobates de cada localidad.
Localidad A B C
A — 0.897763 0.851660
B 0.189313 — 0.695410
C 0.302402 0.550140 —
Nota: Los valores por encima de la diagonal se refieren al valor p y los valores por debajo de la diagonal a
la distancia de Mahalanobis.
Fuente: Elaboración propia.
31
Se calcularon dos variables canónicas (vc1 y vc2); la primera (vc1) explicó alrede-
dor de 73% de la variación. Para vc1, la longitud de la serie de dientes del maxilar (lsdm)
y el ancho de la cicatriz del paladar (acp) fueron los caracteres más importantes. Para
la segunda variable (vc2), los caracteres más relevantes fueron la longitud total del
cráneo (ltc) y el ancho del cóndilo exoccipital (ace) (ver cuadro 11).
La gráfica de las dos primeras variables canónicas muestra que existe un eviden-
te traslape entre las localidades (ver figura 5).
0.5
B ( ) = San Luis Gonzaga,
0
Puertecitos, sierra La
-0.5 Asamblea y Bahía de los
-1 Ángeles, Baja California
-1.5
C ( )= San Gregorio, Santa
-2 Rosalía y Loreto, Baja
-2.5 California Sur
-4 -3 -2 -1 0 1 2 3
Variable canónica 1
32
Cuadro 12. Distancia de Mahalanobis y valor p asociado a la distancia entre los centroides de
O. c. weemsi de cada localidad.
Localidad 1 2
1 — 0.208402
2 0.945062 —
Nota: Los valores por encima de la diagonal se refieren al valor p y los valores por debajo de la diagonal a
la distancia de Mahalanobis.
Fuente: Elaboración propia.
Se calculó una variable canónica (vc1), la cual explicó 100% de la variación. Para
esta variable (vc1), el ancho del cóndilo exoccipital (ace) y el ancho de la cicatriz del
paladar (acp) fueron los caracteres más importantes (ver cuadro 13).
Carácter vc1
ace 0.973865
acp -0.723449
Discusión
La muestra más grande (n = 52) fue de O. c. cremnobates, debido a que 70% de los
permisos de cacería de las temporadas 1964 a 1990 fueron otorgados al estado de
Baja California (Pérez-Gil, Jaramillo, Muñiz & Torres, 1991), y porque algunos ejemplares
de las temporadas 1974 a 1980 fueron depositados en colecciones mastozoológicas.
Esta proporción en el tamaño de la muestra ha sido notoria en otros trabajos sobre
morfometría de borrego cimarrón del desierto (Cowan, 1940; Wehausen & Ramey,
1993), donde la muestra de la referida subespecie también fue mayor.
En los trabajos sobre morfometría los ejemplares de estudio se separan por ca-
tegorías de edad, y para el análisis morfométrico comparativo se prefiere examinar
adultos, debido a que estos individuos están completamente desarrollados, lo que
—por ende— disminuye la variabilidad ontogénica (Vargas, 1992). Para este estudio se
33
trabajó principalmente con adultos, sobre todo machos, porque los ejemplares de bo-
rrego cimarrón depositados en las colecciones mastozoológicas son machos obteni-
dos como trofeo de caza, lo cual conlleva que la cifra de hembras sea sumamente baja.
De los cinco caracteres examinados, el único que explicó las diferencias encon-
tradas entre las subespecies fue el ancho de la cicatriz del paladar (acp), el cual es
significativamente mayor en O. c. cremnobates, por lo que se consideró un carácter
robusto para la identificación de las subespecies.
Estos resultados son similares a los de Cowan (1940), quien reportó por primera
vez la variación morfométrica craneal entre las subespecies cremnobates y weemsi,
afirmando que el promedio del ancho del paladar y la longitud de los dientes poste-
riores eran significativamente mayores en weemsi; sin embargo, los datos que in-
cluyó en sus cuadros muestran lo contrario.
34
Así, debido a que la diferencia entre el tamaño de muestra fue menor, los resultados
de esta investigación son confiables.
BAJA
Ensenada CALIFORNIA
San
Felipe
El Rosario
30º 0’0”
SONORA
Bahía de los
Ángeles
Guerrero
28º 0’0”
Negro
BAJA
CALIFORNIA Santa Rosalía
SUR
26º 0’0”
Loreto
OCÉANO
PACÍFICO
La Paz
24º 0’0”
N
0 50 100 150 200
Kilómetros
35
BAJA
Ensenada CALIFORNIA
San
Felipe
El Rosario
30º 0’0”
SONORA
Bahía de los
Ángeles
Guerrero
28º 0’0”
Negro
BAJA
CALIFORNIA Santa Rosalía
SUR
26º 0’0”
Loreto
OCÉANO
PACÍFICO
La Paz
24º 0’0”
N
0 50 100 150 200
Kilómetros
36
Conclusiones
Referencias
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38
Introducción
Algunos estudios que relacionan los atributos del hábitat con la densidad y com-
posición poblacional del borrego cimarrón en el norte de Baja California han sido
bastante puntuales y se han circunscrito a la región de la sierra de San Pedro Mártir
(Eaton-González, 2002; Montoya-Lizárraga, 1998). Derivado de un estudio poblacional
y de hábitat del borrego cimarrón peninsular en la región noreste de Baja California
(Rodríguez-Meraz & Ruiz-Campos, 1993), posterior a la declaración de su protección
integral por el gobierno federal en 1989, se precisó la pertinencia de determinar la
densidad y composición poblacional de esta especie y su relación con algunos atribu-
tos del hábitat en un área de 900 kilómetros cuadrados (km2) en la región noreste de
la península.
Área de estudio
El área de estudio comprende un cuadrante de 900 km2 que colinda, al oeste, con sie-
rra de Juárez; al este, con la sierra Las Pintas; al norte, con la sierra Las Tinajas y, al sur,
con la sierra San Felipe (ver figura 1). Debido a que el polígono de interés estaba situa-
do en el centro de las sierras aludidas, resultaba difícil asociarlo a alguna de ellas, por
lo que se optó por identificarlo con los nombres de los arroyos más importantes del
área: Cañada Jaquejel y Arroyo Grande.
42
Los suelos son de tipo regosol, fluvisol y litosol (Dirección General de Geografía
del Territorio Nacional, 1982). El suelo regosol de origen coluvial es caracterizado por
su textura gruesa y por el predominio —90%— de arena de tamaño medio a fino, con
bajo contenido de nutrientes (> 1% de materia orgánica); son suelos profundos y de
buen drenaje. El suelo de tipo fluvisol es de origen fluvial, siendo profundo y de textura
media, dominado por arenas que se localizan en las mesetas y en las sierras bajas y al-
tas. Además existe un tipo de suelo conocido como pavimento desértico (MacMahon,
1988), el cual al parecer es formado por la intemperización in situ o por la remoción de
las partículas finas por la acción eólica. Este suelo está cubierto por un barniz desérti-
co y óxido de ferromanganeso hidratado, el cual le confiere un color oscuro.
La precipitación media anual es de 61 mm, siendo mayo y junio los meses más ca-
lientes y secos, con temperaturas que pueden alcanzar los 48 °C a la sombra. En los
meses de invierno se registra el mayor porcentaje de lluvias y la temperatura nunca
está por debajo de los 0 °C (López-Saavedra, 1991). La temperatura media anual oscila
entre los 22 y 24 °C (Hasting & Turner, 1965). Durante el verano del periodo de estudio
(julio a diciembre de 1992) se registraron lluvias en forma de tormenta, de corta du-
ración y predominantes en la mañana y al atardecer.
BAJA
CALIFORNIA
SONORA
31º36’0”
BAJA
CALIFORNIA
SUR
31º24’0”
N 0 5 10
Kilómetros
43
Métodos
44
Resultados y discusión
REQUERIMIENTOS DE HÁBITAT
En el área de estudio (ver figura 2), el borrego cimarrón prefiere los sitios de topo-
grafía irregular, terrenos rocosos, quebrados y cubiertos por suelos lavados (ver
figura 3), y recurre a cuevas y al abrigo de los árboles durante los fenómenos meteo-
rológicos y para escapar de los depredadores. El borrego normalmente no recorre
largas distancias, pero depende de su habilidad para correr y trepar por los terrenos
abruptos para escapar de sus enemigos. McCarty (1993), Montoya-Lizárraga (1998)
e Eaton-González (2002) determinaron que la cobertura, rugosidad y escarpado del
terreno son las características topográficas más importantes que explican la presen-
cia del borrego cimarrón, además de facilitar su escape.
45
Figura 3. Características topográficas del hábitat del borrego cimarrón en el área de estudio.
46
60 57
50
43 41
Número de individuos
40
29
30
18
20 14
13 12
10 4 4 5
0
0
< 31 31-60 61-90 > 90
Porcentaje de escarpe
Verano Otoño Total
Figura 5. Frecuencia de detección de borrego cimarrón por intervalo de pendiente del terreno.
52
50
43
40
Número de individuos
30
30
27
25
20
15
12
10 9
7
5 5
2
0 0 0
0
0-14 15-29 30-44 45-59 60-74
Intervalo de pendiente del terreno
47
30
28
26
20 20
Número de individuos
20 20
13
12 12
10 9
8
7 7
6
5
4 4 4
3
1
0 0
> 400 401-500 501-600 601-700 701-800 801-900 901-1100
Intervalos de altitud (m)
Verano Otoño Total
ALIMENTACIÓN
Para la supervivencia del borrego cimarrón, el hábitat debe contar con ciertos facto-
res básicos: alimento, agua y áreas de escape. Un cuarto factor, no siempre conside-
rado en la evaluación del hábitat, es el espacio. Existe una sola investigación sobre la
48
Para este estudio no fue posible analizar el contenido estomacal de los borregos
porque esta subespecie se encontraba en veda permanente. Sin embargo, con base
en observaciones sobre su conducta alimenticia, durante verano y otoño, se pudo
establecer que los borregos prefieren las especies vegetales de matorral micrófilo,
principalmente las gramíneas, así como hojas nuevas de ocotillo y palo verde (ver
figura 7). Tanto en verano como en otoño, los borregos consumen gramíneas con
mayor frecuencia.
10 9
8
6
4 3
2 1
0
Gramíneas
Biznaga
Ocotillo
Palo verde
Arbustos
Jojoba
Agave
Población
49
50 49
40
Número de individuos
30
20
20 18
12
10 8
4 4 5
0
I II III IV
Cuadrantes
Nota: a Cada cuadrante medía 15 x 15 km (225 km2), con cinco transectos de 15 km de longitud y 3 km de
ancho efectivo.
Fuente: Elaboración propia.
50
DENSIDAD ESTIMADA
Notas: Parámetros estimados con el modelo Distance: P = probabilidad de detección; ESW = ancho efec-
tivo de detección (m); D = densidad estimada por km2, y N = número de individuos estimados para una
superficie de 900 km2.
Fuente: Elaboración propia.
COMPOSICIÓN POBLACIONAL
51
Figura 9. Borregos cimarrones por clase de edad, observados durante verano y otoño de 1992.
70 67
60
50
Número de individuos
45
40
30
22
20 17
14 13
10 10
10 6 7
5 4 4 3 4 4
1 000 1 1 2 0
0
C MI HI HA MCI MCII MCIII MCIV
Población
Verano Otoño Total
Nota: Cuadrantes I-IV combinados (900 km2). C = cría; MI = macho clase I; HI = hembra clase I; HA = hem-
bra adulta; MCI = macho clase I; MCII = macho clase II; MCIII = macho clase III, y MCIV = macho clase IV.
Fuente: Elaboración propia.
En California, Estados Unidos (ee. uu.), Bleich y Jessup (1991) estimaron para 1990
una población de borrego cimarrón (O. canadensis) de 600 individuos, circunscritos a
la región de desierto de los condados de Riverside, Imperial y San Diego.
En un área de 740 km2 de esa misma zona, la densidad estimada de borrego ci-
marrón durante la primavera de 1992 (DeForge, Ostermann, Toweill, Cyrog & Garrett,
1993), obtenida mediante censos aéreos en helicóptero, arrojó un valor significati-
vamente similar (0.206 individuos/km2, N = 153 individuos) al registrado en verano
como parte del presente estudio (0.204 individuos/km2, 900 km2, N = 183). Lo ante-
rior demuestra la efectividad del muestreo de transecto en línea para la estimación
de la densidad de borrego cimarrón en el noreste de Baja California.
52
CONDUCTA ESTACIONAL
El borrego cimarrón posee un periodo de celo otoñal. Las hembras sólo aceptan a
los machos durante el periodo de calor de su ciclo estral. Entre más sureña sea su
distribución y más baja sea su ubicación altitudinal en Norteamérica, la estación de
celo será más temprana y larga. Welles (1960) estableció que el periodo de celo para
el borrego cimarrón de Death Valley, California ee. uu., comienza a finales de junio,
se acentúa en julio, se mantiene favorable aún en noviembre y rara vez se registra en
diciembre. En el suroeste de Arizona, ee. uu., el pico de la estación de reproducción
coincide con la terminación de la temporada de lluvias de verano, que proba-
blemente es la más favorable para los procesos reproductivos (Simmons, 1969).
En el sitio de estudio, durante el verano de 1992 se observó conducta de cortejo
en los individuos, pero en otoño no se registró. Durante los muestreos en ambas
estaciones la mayoría de los ejemplares fueron observados en actividades con-
ductuales de forrajeo.
Los individuos exhibieron una clara distribución bimodal durante el día, con una
mayor incidencia de observaciones en la mañana, entre 6:00 y 11:00 horas (h), segui-
da de un lapso sin registros durante el mediodía (12:00 a 14:00 h), y luego una menor
incidencia, entre 15:00 y 18:00 h.
Conclusiones
Como resultado del estudio sobre la población de borrego cimarrón (Ovis canaden-
sis) en un área de 900 km2 de la localidad conocida como Cañada Jaquejel-Arroyo
Grande, al noreste de Baja California, durante verano y otoño de 1992, se obtuvieron
las siguientes conclusiones:
1. La distribución y abundancia de borrego cimarrón fue irregular dentro del
área de estudio; se circunscribió principalmente a sitios con características de
alto valor para el hábitat de la especie, a saber, una combinación de los siguientes
factores bióticos y abióticos: terrenos con alto grado de escarpamiento (> 60%) y
pendiente (> 30°); mayor disponibilidad de agua (fuentes perennes y de fácil acceso);
baja incidencia dze especies competidoras (ganado vacuno y burro feral), y nula
perturbación por actividad antropogénica.
2. La población estimada de borrego cimarrón para el área de 900 km2 (Cañada
Jaquejel y Arroyo Grande) fue 183 individuos para verano (0.204 individuos/km2) y
131 individuos para otoño (0.146 individuos/km2).
3. La composición poblacional de borrego cimarrón en el área de estudio se
destaca por el gran predominio de hembras adultas, en comparación con los machos
(todas sus clases de edad combinadas) y las crías, lo cual indica una fuerte inestabi-
lidad de la población.
53
Agradecimientos
Se agradece a la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (Sedue) por el apoyo eco-
nómico otorgado para la realización de este estudio (Convenio Sedue-uabc-8 472). A
los inspectores adscritos a Sedue Antonio Aguilar, Manuel Davis, Guadalupe Torres
y Telésforo Sánchez, por su valiosa ayuda en los muestreos de campo. A Fernando
Clemente, por su apoyo en el uso del programa Distance. Se agradece de manera
especial a los biólogos que participaron intensivamente en los muestreos de campo:
Jaime Morales, José Luis Cadena, Manelick Ayala, Federico Cota, Alejandro Gerardo,
Jesús Escamilla, Julio Reyes y Jorge Ramírez. A Denny Armenta, por su apoyo en el
registro fotográfico. Este trabajo es dedicado a la memoria del Dr. Roberto Martínez
Gallardo, por su importante contribución al estudio del borrego cimarrón y de la fau-
na silvestre en el estado de Baja California, así como al Biól. Marcelo Rodríguez-Meraz,
de reciente fallecimiento, por su aportación al estudio poblacional de esta especie.
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54
55
Introducción
En abril del mismo año —1992—, DeForge, Osterman, Toweill, Cyrog y Barret
(1993) llevaron a cabo un monitoreo aéreo desde la línea fronteriza hasta la bahía de
San Luis Gonzaga (30º latitud norte), el cual cubrió un área de poco más de 3 100 km2
en 68 horas de vuelo, sobre las sierras: Juárez, Cucapá, Las Tinajas, Las Pintas, Arro-
yo Grande, San Felipe, San Pedro Mártir, Santa Rosa y Santa Isabel. Se registraron
116 grupos y 603 individuos, con una tasa de observación (número de ejemplares
avistados por hora de vuelo) de 8.9 animales; en ese muestreo se identificaron 97 ma-
chos adultos, 303 hembras adultas, 135 corderos y 68 añeros. En proporción, toman-
do a las 303 hembras como el 100%, estos resultados correspondían a 32 machos,
100 hembras, 45 corderos y 22 añeros. El tamaño promedio de los grupos fue de
5.2 animales, con un rango de 1 a 26 individuos.
En 1995 se realizó otro monitoreo poblacional aéreo (Lee & Mellink, 1996),
sobrevolando durante 32.1 horas 3 095 km2, sobre las sierras Juárez, Cucapá, Las Tina-
jas, Las Pintas, San Felipe, San Pedro Mártir, Santa Rosa, Santa Isabel y otras al sur del
estado que no se habían recorrido. En este estudio se encontraron 97 grupos y
58
279 ejemplares, con una tasa de observación de 8.7 animales por hora de vuelo; se
identificaron 76 machos adultos, 134 hembras adultas, 57 corderos y 12 añeros. En
proporción, estos resultados correspondían a 57 machos, 100 hembras, 43 corderos
y 9 añeros. El tamaño promedio de los grupos fue de 2.9 animales, con un rango de
uno a ocho individuos.
En mayo de 1997 la uabc realizó otro monitoreo (Martínez, Alaníz, Jiménez, Rojo &
Montoya, 1997), siguiendo la metodología de sobrevuelos en helicóptero. Después de
45 horas de vuelo sobre más de 14 000 km2, tan sólo se observaron 64 ejemplares. Las
significativas diferencias entre los resultados de este estudio y los anteriores proba-
blemente se debieron a la temporada en la que se realizó el monitoreo y a que se exa-
minaron áreas distintas. Además, en los estudios de DeForge y colaboradores (1993)
y de Lee y Mellink (1996) se evaluaron poblaciones cuya distribución era conocida,
a diferencia del trabajo de Martínez y su equipo (1997), cuyo propósito era realizar
una prospección en la parte sur del estado, por ser una zona de la que se carecía de
información. Adicionalmente, el reporte de la uabc (Martínez et al., 1997) señala que
la velocidad de vuelo fue distinta, al indicar que se revisaron 14 000 km2 en 45 horas,
lo cual refleja una velocidad de vuelo muy alta en comparación con los estudios ante-
riores, que cubrieron 3 095 km2 en 68 y 32 horas de vuelo, situación que seguramente
influyó en la posibilidad y capacidad de observación de ejemplares. Al respecto, la
discusión del reporte final presentado por la uabc (Martínez et al., 1997), plantea:
En octubre de 1999 se realizó otro monitoreo aéreo (Alaníz-García & Lee, 2001), por
iniciativa del Instituto Nacional de Ecología (ine) y del gobierno del estado, que reunió
a los actores estatales interesados en la especie, la uabc, el Centro de Investigación
Científica y de Educación Superior de Ensenada (cicese), así como a los ejidatarios que
tenían registradas Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (co-
nocidas como uma). En este censo se revisaron las mismas áreas que en 1992 y 1995;
se dedicaron 23.8 horas de vuelo y se identificaron 282 animales en 62 grupos, con
una tasa de observación de 11.8 animales por hora de vuelo. Se registraron 83 machos
adultos, 130 hembras adultas, 33 corderos y 36 añeros. En proporción, estos resulta-
dos correspondían a 64 machos, 100 hembras, 25 corderos y 28 añeros.
59
Los dos siguientes censos se efectuaron en el ejido Nuevo Rosarito: en julio, du-
rante 6 días de observación en 7 parajes serranos, se detectaron 33 borregos; y en
agosto, luego de 4 días de acecho en 7 lugares escarpados, se avistaron 15 cimarrones.
La clasificación de los ejemplares hallados en Nuevo Rosarito fue: 24 hembras, 18 ma-
chos (13 de los cuales eran clase III o IV) y 6 sin identificar.
Para complementar estos monitoreos terrestres, se efectuó uno aéreo, con base
en Bahía de los Ángeles, los días 4 y 5 de noviembre de 2008. Las áreas serranas
que se sobrevolaron abarcaron: Agua de Soda, Las Ánimas, Picacho de la Sandía y
La Asamblea. En 3.5 horas de vuelo fueron clasificados 35 cimarrones (la tasa de
observación fue de 10 animales por hora).
Método
60
El vuelo siguió el contorno de las sierras y las áreas de mayor rugosidad, donde
era más probable encontrar cimarrones. Los datos registrados fueron tamaño de gru-
po, su composición —por sexo y edad (Geist, 1966)—, así como altitud y localización
geográfica. Para determinar ésta se utilizó un geoposicionador marca Garmin, mo-
delo gpsmap® 64, en el cual se registraron las coordenadas geográficas en las que se
observaron los borregos.
En cuanto a la efectividad de los censos aéreos, se estima que los ejemplares ob-
servados representan entre 35 y 45%* de los que se distribuyen en el área (Jett, 1969;
Lee et al., 1992; Miller, Remington, Lee, Van Den Berge & Haderlie, 1989; Remington &
Welsh, 1989), por lo que para calcular la población del borrego cimarrón se consideró
la siguiente fórmula:
Resultados
61
Figura 1. Estructura de edades del borrego cimarrón en Baja California (diciembre de 2010).
Adultas, 45%
Clase IV, 7%
Clase III, 8%
Hembra Macho
Fuente: Elaboración propia.
Los animales observados en cada zona se presentan en el cuadro 1, así como la es-
tructura de edades y sexos. La sierra en la que se avistó el mayor número de cimarro-
nes fue Las Ánimas, mientras que en Calamajué no se encontraron borregos (ver
cuadro 1). Las sierras al sur del estado, es decir, Agua de Soda, Las Ánimas, Los
Paredones y La Libertad, tuvieron las mayores tasas de observación (número de
animales avistados por hora de vuelo), seguidas por Las Tinajas, que se encuentra en
la porción norte del estado (ver cuadro 1 y figura 2). La tasa promedio de observación
fue de 16.78 animales por hora de vuelo, con una desviación estándar de 15.0024 y
una varianza de 225.07.
62
Cuadro 1. Resultados del monitoreo aéreo por sierra (por orden de vuelo).
Notas: 1 Horas de vuelo en la zona. 2 La clasificación de los animales fue: machos clase I- clase II- clase III-
clase IV-hembras- corderos- hembra añera- macho añero. 3 Número de animales observados por hora de vuelo.
Fuente: Elaboración propia.
50 48.33
45
Animales observados/hora de vuelo
40
36.15
35
30 28.66 27.27
26.5
25
20
15 12.66
10 9.56 9.25 8.42
5.12
5 2.91 3.4
0 0
Cucapá
Las Pintas
Las Tinajas
San Felipe
Santa Isabel
Calamajué
La Asamblea
Agua de Soda
Las Ánimas
Los Paredones
La Libertad
Juárez
Sierras
En cuanto a la composición de la población por sexo para cada una de las áreas,
en general se identificó que predominaban las hembras, aunque en la sierras Cucapá
y San Felipe no fue así, puesto que se observaron más machos (ver figura 3).
63
Figura 3. Proporción de sexos de los borregos cimarrones avistados en sierras de Baja California.
45
32
40 19
35 30
23
30 23
Número de individuos
25 14
20 22
15 8 12
12 9
10 11 11 12 6
9 9
5 7 6
4 4 4
0 2 0 1
Cucapá
Las Pintas
Las Tinajas
San Felipe
Santa Isabel
Calamajué
La Asamblea
Agua de Soda
Las Ánimas
Los Paredones
La Libertad
Juárez
Sierras
Hembras Machos
Fuente: Elaboración propia.
Figura 4. Estructura de edades de los borregos cimarrones observados en sierras de Baja California.
60
50
Número de individuos
40
30
20
10
0
Cucapá
Las Pintas
Las Tinajas
San Felipe
Santa Isabel
Calamajué
La Asamblea
Agua de Soda
Las Ánimas
Los Paredones
La Libertad
Juárez
Sierras
Machos añeros Corderos Machos clase IV Machos clase II
Hembras añeras Hembras adultas Machos clase III Machos clase I
64
Cuadro 2. Condición del hábitat del borrego cimarrón en sierras de Baja California.
Cucapá 1 0 1
Las Pintas 3 1 4
Las Tinajas 1 0 1
San Felipe 2 1 3
Santa Isabel 2 1 3
Calamajué 3 1 4
La Asamblea 3 1 4
Agua de Soda 1 0 1
Las Ánimas 3 1 4
Los Paredones 3 1 4
La Libertad 3 1 4
San Pedro Mártir 2 1 3
Juárez 2 1 3
Notas: a 1 = mala; 2 = moderada, y 3 = buena. b 0 = ausencia y 1 = presencia. c Suma de los dos valores
anteriores.
Fuente: Elaboración propia.
65
Cucapá 0 1 0 0 1 2
Las Pintas 1 1 0 0 0 2
Las Tinajas 0 1 1 0 1 3
San Felipe 0 1 1 0 0 2
Santa Isabel 1 1 0 0 0 2
Calamajué 1 0 0 0 0 1
La Asamblea 1 1 0 1 0 3
Agua de Soda 0 0 0 0 1 1
Las Ánimas 1 0 0 0 0 1
Los Paredones 0 1 0 0 0 1
La Libertad 0 0 0 0 0 0
San Pedro Mártir 1 0 0 0 0 1
Juárez 1 0 0 0 0 1
66
Discusión
Durante este monitoreo aéreo se sobrevolaron por primera vez prácticamente todas
las zonas de distribución del borrego cimarrón en el estado, puesto que se recorrie-
ron las sierras del norte (Cucapá, Las Tinajas, Las Pintas, San Felipe, San Pedro Mártir,
Juárez), las del centro (Santa Isabel, La Asamblea y Calamajué) y las del sur (Agua de
Soda, Las Ánimas, Los Paredones y La Libertad). Como únicamente faltó sobrevolar
algunas áreas cercanas a los límites con Baja California Sur y al norte de sierra de
Juárez, en las que también se tienen registros de la especie, este es el muestreo más
completo sobre la población de borrego cimarrón que se ha hecho hasta la fecha.
De los 381 ejemplares registrados, 196 se encontraron en las sierras del norte,
y 185, en las del sur, aunque el avistamiento tuvo diferente duración: para la prime-
ra zona se emplearon alrededor de 21.7 horas, mientras que para la segunda fueron
necesarias 9.5 horas.
También hubo una amplia variación entre las tasas de observación por sierra, co-
rrespondiendo la mayor cifra a las del sur del estado (Agua de Soda, Las Ánimas, Los
Paredones y La Libertad). Mientras que la menor —cero— se obtuvo en Calamajué,
seguida de La Asamblea, San Pedro Mártir y Santa Isabel. Llamaron la atención las
bajas tasas de observación en estas, puesto que abarcan una gran extensión de há-
bitat de borrego cimarrón de buena calidad, por lo que se esperaba que hubiera más
animales de los que se lograron avistar.
67
Las altas tasas de observación en las sierras del sur se debieron principalmente
a que las condiciones del hábitat eran favorables para los borregos, dado que exis-
tía buena disponibilidad de alimento y fuentes de agua en muchos sitios, gracias a
las abundantes lluvias que hubo en ese año, factores que se reflejaron en una buena
actividad reproductiva, la cual se confirmó por la cantidad de hembras con cordero
que fueron avistadas.
Notas: a Duración del sobrevuelo. b Cantidad de borregos observados. c Número de animales avistados.
d No se consideraron las sierras Cucapá y Juárez, porque no se sobrevolaron en 1999.
68
En 1995 se registraron 262 borregos en 90 grupos, tras 24.5 horas de vuelo, arro-
jando una tasa de observación de 10.7 animales por hora de vuelo. Se identificaron
68 machos adultos, 128 hembras adultas, 54 corderos y 12 añeros (ver cuadro 5). En
proporción, estos resultados correspondían a: 53 machos; 100 hembras; 42 corderos,
y 9 añeros.
Notas: a En las cuatro temporadas. b Sobrevuelo realizado en la porción sur de Baja California. c De aquí en
adelante las cifras representan porcentajes.
Fuente: Elaboración propia.
69
tidad de animales y otras con muy pocos, de ahí la fuerte varianza en torno al valor
promedio de animales observados (ver figura 5).
animales observados
Máximo Número de 200
150
Promedio 100
50
0
1992 1995 1999 2010
Año
Fuente: Elaboración propia.
Figura 6. Tasas promedio de observación1 en los cuatro periodos de muestreo en Baja California.
40
Animales observados
30
por hora de vuelo
Tasa de
observación
20 máxima
10
Tasa promedio
0 de observación
1992 1995 1999 2010
Año
Con base en las observaciones realizadas durante el vuelo, se pudo establecer que, en
general, las sierras tenían buenas condiciones de hábitat para los borregos. El valor
integral de conservación de las sierras osciló entre 3 y 4; es decir, de las 13 sierras que
se muestrearon, 10 presentan buenas condiciones de hábitat para los cimarrones,
porque tenían cobertura vegetal, terrenos escarpados, cobertura termal, casi no
70
existía impacto antropogénico y había cuerpos de agua. Sólo tres sierras obtuvieron
valores integrales de conservación bajos (1): Cucapá, Las Pintas y Calamajué, debido a
que, en general, estas sierras tenían muy poca cobertura vegetal y había gran impacto
antropogénico (al menos en las dos primeras), lo cual limita a los borregos. Aunque es
cierto que en dichas sierras se observaron cimarrones, esto fue en fracciones de hábi-
tat que aún estaban bien conservadas, pero la realidad es que la mayor parte de ellas se
encontraba fragmentada o modificada, por lo que no tenían condiciones de hábitat
para el borrego, de modo que su presencia se limitaba a zonas en las que todavía
existía cobertura vegetal y terreno escarpado en buen estado.
Considerando la evaluación del hábitat, la mayoría de las sierras tenía un alto va-
lor integral de conservación y no tantos impactos (excepto Las Pintas y Santa Isabel),
es decir, en lo general presentaban buenas condiciones de hábitat, lo cual se reflejó
en la alta proporción de hembras-corderos identificada en prácticamente todas las
sierras muestreadas, que también sugirió que en todas hubo condiciones para la re-
producción de la población.
Conclusiones
La población de borrego cimarrón en las sierras del norte del estado se encontraba
estable, de acuerdo con las tasas de observación obtenidas en los cuatro muestreos
que se han llevado a cabo en los últimos 18 años, con la misma metodología.
La tasa de observación registrada en las sierras del sur del estado es la mayor que
se ha obtenido en la historia de los muestreos de población de borrego cimarrón para
Baja California.
71
Con base en la evaluación del hábitat, la mayoría de las sierras tenía un alto valor
integral de conservación y no tantos impactos, excepto las del norte del estado.
Agradecimientos
A la spa de Baja California, por el apoyo otorgado para la realización del presente
estudio. A la uabc, en particular al personal de la Facultad de Ciencias, por el apoyo
otorgado para llevar a cabo el proyecto. A la Dirección General de Vida Silvestre, la spa y
las autoridades civiles y militares (Secretaría de la Defensa Nacional [Sedena], Policía
Federal Preventiva [pfp], Procuraduría General de la República [pgr]). A Raymond Lee,
Jesús Zataraín, Jonathan Escobar, Eduardo Prieto, Florent Gomis, José Sánchez, Mel
Cain y Francisco Blanco. Los autores agradecen especialmente a los representantes
de los ejidos Matomí, Nuevo Rosarito, Reforma Agraria Integral, Tierra y Libertad, y a
los del Área de Protección de Flora y Fauna Valle de los Cirios, por su valioso apoyo y
colaboración para la ejecución de este trabajo.
Bibliografía
72
73
Introducción
El borrego cimarrón es una de las tres subespecies de borregos del desierto que
actualmente se distribuyen en México: Ovis canadensis mexicana, en Sonora; O. c.
weemsi, en Baja California Sur, y O. c. cremnobates, en Baja California (Monson &
Sumner, 1980). En éste, se le encuentra en todo el gran sistema de sierras, las cuales
tienen diferentes características, por lo que su hábitat es muy heterogéneo. Alti-
tud, pendiente, cobertura, pedregosidad y la combinación de estos factores pueden
determinar la presencia de la especie. Sin embargo, ésta no utiliza los componen-
tes del hábitat por su disponibilidad, sino que selecciona ciertos aspectos, según su
preferencia, aunque dicha selectividad y sus requerimientos de hábitat no se han
llegado a comprender del todo (Cunningham, 1989).
Área de estudio
La sierra San Pedro Mártir (sspm) forma parte de la cordillera peninsular que inicia
en las montañas de San Jacinto, Estados Unidos, y termina hacia la mitad de la
península de Baja California, en el paralelo 28 (ver figura 1). Está 100 kilómetros
(km) al sureste de Ensenada, y se extiende hacia el sureste de Valle de la Trinidad,
hasta 50 km al oeste de San Felipe (Escoto, 1994; Minnich, Franco-Vizcaíno & Sosa-
Ramírez, 1994).
La sierra abarca tres diferentes sectores de terreno: el escarpe del este, la cresta y
el flanco oeste. En el lado este, termina abruptamente: de alturas de 2 800 metros so-
bre el nivel del mar (msnm), disminuye a sólo 500 msnm —hacia los valles San Pedro
76
TECATE MEXICALI
TIJUANA
Sierra
Cucapá
Sierra
32º 0’0”
ENSENADA Juárez
Sierra
Las Pintas
SAN FELIPE
Sierra San
Pedro Mártir
GOLFO DE
CALIFORNIA
30º 0’0”
Sierra
Santa Isabel
OCÉANO
PACIFICO
Sierra
La Libertad
500 a 1 000 msnm
28º 0’0”
Fuente: Modificado del Anuario Estadístico 1993 (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e
Informática [inegi]).
Las tierras de la sspm están divididas entre el parque nacional homónimo y tierras
ejidales. El parque cubre unas 60 000 hectáreas (ha), aproximadamente. La comuni-
dad del ejido El Bramadero, que ocupa alrededor de 300 000 ha —la mayoría del lado
oeste de la sierra—, se dedica a la ganadería; varios ranchos pecuarios se encuentran
cerca de los arroyos permanentes. Los animales pastan en las praderas de la sierra,
sobre todo en los meses de verano, y en invierno lo hacen en las partes bajas. Entre las
zonas más utilizadas se encuentran La Grulla, La Encantada, Santo Tomás, Santa Rosa
77
y Vallecitos. Las praderas de la parte norte de la sierra son muy pequeñas y no justi-
fican el movimiento del ganado hasta ellas, salvo en temporadas de sequía (Minnich
et al., 1994).
El promedio de precipitación estival sobre San Pedro Mártir es de 100 a 150 milí-
metros (mm) (Escoto, 1994). En invierno, las partes altas de la sierra llegan a tener
temperaturas muy frías; la media anual es de 7.3 °C, con meses tan fríos como marzo,
cuya temperatura media es de - 1.5 °C. Por tal motivo, gran parte de la precipitación
de invierno en la sierra es en forma de nieve. En verano, las temperaturas medias
varían de 25 °C en las partes bajas del oeste, hasta 15 °C en la zona del Observatorio
Astronómico Nacional, llegando a 30 °C en el este. La precipitación media anual en
San Pedro Mártir es de 554 mm. El tipo de clima es subhúmedo (Zúñiga, 1995).
78
El escarpe semiárido del lado este, entre los 1 500 y 2 700 msnm, está cubierto
por un bosque bajo más extenso de Pinus quadrifolia. Debajo de los 1 500 metros (m),
P. quadrifolia es reemplazado por otro piñón, P. monophylla. Los arbustos más comunes
que se presentan en el bosque de pino piñonero incluyen Arctostaphylos peninsularis y
Garrya grisea, entre otros, y algunas suculentas como Yucca schidigera y Agave deserti
(Minnich et al., 1987, 1994).
El escarpe este, debajo de los 1 200 msnm, está cubierto por especies arbustivas
micrófilas. Dominan especies como Larrea tridentata, Ambrosia dumosa, Encelia
farinosa, Olneya tesota, Cercidium floridum y Dalea spinosa. También hay especies
suculentas, como Fouquieria splendens, Agave deserti, A. moranii y diversas espe-
cies de Opuntia spp. En el lado sureste de la sierra hay numerosas poblaciones de
Brahea armata (Minnich et al., 1987, 1994).
79
Estudios sobre el hábitat del borrego muestran que no sólo las características
del primero determinan la presencia o ausencia del segundo, sino que existen otros
factores que tienen incidencia. La perturbación humana, por ejemplo, es determinan-
te en la presencia del borrego; se ha observado que la distancia entre éste y la fuente
de perturbación es de suma importancia en su distribución, e incluso que altera sus
patrones de comportamiento o puede propiciar una disminución en la cantidad de
alimento que ingiera. Otro factor relevante en la distribución del borrego es la visi-
bilidad que éste pueda tener: prefiere coberturas tipo bosques abiertos o matorrales
asociados a pastos, y evita bosques densos y cerrados (Etchberger et al., 1989).
Las sierras del estado tienen diferentes características: San Pedro Mártir y sierra
Juárez son las únicas con bosques de coníferas y nevadas en invierno; las demás pre-
sentan vegetación de matorral xerófilo en su mayor parte. La diferencia se da también
a nivel geocronológico-litológico: sierra Las Pintas es la más antigua, conformada por
rocas sedimentarias metamórficas; luego se formó el complejo metamórfico de las
sierras La Asamblea y San Pedro Mártir. La de San Felipe está formada por esquisto y
calizas, mientras que la Santa Isabel es de rocas ígneas intrusivas ácidas. Las sierras
Las Tinajas y La Libertad tienen una litología de roca sedimentaria arenisca, y la sierra
Juárez es un conglomerado (Tapia, 1997).
80
Otros competidores importantes son los animales ferales y exóticos, como los
burros ferales (Equus asinus), porque sus fuentes de alimentación se traslapan y en
los meses de verano tienen una demanda similar por el agua.
La fragmentación del paisaje es otro factor que puede afectar a la población de bo-
rrego, por dos de sus principales efectos: la alteración del microclima dentro de los
parches y en los alrededores de estos, y el aislamiento de cada uno de ellos en el
81
paisaje circundante. Las alteraciones del ambiente físico se dan a nivel de cambios
en los flujos de radiación, viento y agua, lo cual puede tener importantes efectos en
los fragmentos de vegetación.
El hábitat del borrego está tipificado como lugares mésicos y xéricos, son áreas
propensas a la combustión. El fuego es parte importante en este tipo de ecosistemas
y ayuda al mantenimiento de los hábitats para la vida silvestre. El efecto del fuego
depende de varios factores (frecuencia, intensidad, extensión y estación), del tipo de
vida silvestre que hay y de sus hábitats. En el caso de los ungulados, los afecta positi-
vamente, mejorando en el corto plazo la oferta y calidad del alimento, y a largo plazo
los beneficios son el mantenimiento de las condiciones de producción de alimento
dentro del hábitat.
82
Método
La sspm se recorrió desde el pie de ladera del lado este (500 msnm) hasta las partes
más altas, llegando a los 2 800 m de altura. Los muestreos se hicieron entre noviem-
bre de 1997 y abril de 1998.
Con los datos registrados en el formato, se obtuvo lo siguiente para cada transecto:
Cobertura (C): proporción del terreno ocupado por la proyección perpendicular de las
partes aéreas de los individuos de la especie vegetal considerada.
83
C = ( L/T)x 100
Donde: L = longitud de proyección del individuo de la especie x (metros)
T = longitud total del transecto (metros)
Para las seis variables de cada th, se volvió a hacer un análisis exploratorio de
datos, para identificar valores extremos. Cuando estos fueron detectados no se elimi-
naron, sino que se revisó a qué transecto correspondían y se determinó la razón por
la que no estaban dentro del rango. Una vez obtenida esta información, se hizo una
descripción de cada th, considerando todas sus variables y la formación vegetal pre-
sente en cada uno.
84
Para hacer el análisis con el glim en todo el rango altitudinal, los factores consi-
derados fueron altitud, pendiente, pedregosidad y cobertura vegetal. No se tomaron
en cuenta el resto de elementos, como orientación de la ladera, tipo de suelo y forma
de vida, porque la cobertura surge en función de estos.
Se establecieron clases para cada factor, y después se asignaron los datos co-
rrespondientes a estas para cada factor y transecto. Se elaboró una matriz, cuyas
primeras cuatro columnas eran altitud, pendiente, pedregosidad y cobertura, res-
pectivamente, y la quinta presentaba los conteos de las evidencias como variable de
respuesta. La información de los 58 transectos realizados se asentó en sendas filas. Se
desarrolló el análisis glim, y se tomaron en cuenta los resultados de altitud.
De igual forma, se procesaron matrices para cada th; lo único que varió fue el
número de filas y que no fue considerada la altitud. Tomando en cuenta las mismas
clases que para el hábitat total, se hizo el análisis estadístico para cada matriz de los
diferentes th.
Como resultado del análisis con el modelo lineal generalizado, se obtuvo una
devianza (variación del modelo) total y las devianzas parciales para los diferentes
factores (elementos del hábitat), así como para las interacciones entre estos. Con el
valor de la diferencia entre la devianza parcial y total, se determinó el grado de sig-
nificancia (a = 0.05) de cada factor en la tabla ji cuadrada (X2). La significancia de
un factor quiere decir que hay diferencias significativas entre las clases del mismo.
Para analizar qué clase o nivel del factor fue diferente de otro, se hizo una prueba
t student. El t estimado se calculó de la siguiente manera:
Los valores de los estimados y del error estándar fueron obtenidos del resultado
del análisis glim. Una vez que se calcularon las diferencias significativas entre las
clases de cada factor, se estimó el número de evidencias encontradas para las clases:
Número de evidencias para clase 1 = antiln (estimado 1)
Número de evidencias para clase i = antiln (estimado 1 + estimado i),
i diferente de uno
Con esta información, se identificó qué nivel de qué factor o factores, y en qué
proporción, determinaron la presencia del borrego cimarrón en cada lugar durante la
temporada de muestreo.
85
Con el programa idrisi, versión 4.1 (Eastman, 1992), se hizo una reclasificación
del modelo digital de terreno de la sspm, considerando cinco clases de altitud, que
correspondían a cada th. A partir de este mapa, se calcularon las pendientes —en
grados— y se hizo una segunda reclasificación. Después, relacionando la información
de ambos mapas (de th y pendientes), se obtuvo otro que asociaba los diferentes th
con las distintas clases de pendiente.
Por otro lado, en el programa autocad (versión 14), se creó una rejilla con cuadra-
dos de 10 x 10 km, la cual se exportó al programa idrisi como un archivo vectorial, y
se sobrepuso en el mapa.
Con esta información y con la obtenida del glim, se procedió a estimar la pro-
babilidad de ocurrencia de borrego cimarrón para el área de estudio, mediante la
siguiente fórmula:
De esta manera, para cada cuadro de 100 km2 dentro del área de estudio, se cal-
culó la probabilidad de ocurrencia de borrego cimarrón.
86
Resultados
Con base en los factores bióticos y abióticos obtenidos en los transectos, así
como en los cálculos de cobertura vegetal y frecuencia de ocurrencia de las for-
mas de vida, se obtuvieron cinco diferentes áreas o tipos de hábitats (th), separados
por rangos de altitud: th1 = menor a 550 m; th2 = 550-700 m; th3 = 700-1 500 m;
th4 = 1 500-2 500 m, y th5 = mayor a 2 500 m.
Para analizar los datos con el programa glim, se hizo una agrupación de los va-
lores de cada elemento o factor. Para la altitud se consideraron cinco clases o niveles,
correspondientes a los cinco th. La separación de los valores de pendiente y pedrego-
sidad fue la misma, con tres clases para estos dos factores. La cobertura también fue
separada en cinco clases.
87
la devianza del modelo, bastó con las de segundo orden (ai, ap, ai, ip, ac, ic, pc) para que
no quedara devianza residual.
De la misma manera, se obtuvieron las devianzas totales para cada th, así como
las devianzas parciales de cada factor y de las interacciones. También se obtuvo la
significancia de los factores con la prueba de ji cuadrada (X2). No se hizo el análisis para
el th1 porque en este no hubo evidencias de borrego, es decir, en todos los niveles la va-
riable de respuesta fue cero. De este modo, sólo se hizo el análisis glim para los th 2 al 5.
En el th3, la devianza total del modelo fue 47.148. La cobertura fue el elemento
que sustentó en un 47.28% la devianza total, seguida por la interacción pedregosidad-
cobertura, con 25.18%. No fue necesario procesar todas las interacciones de segundo
orden, ni la de tercer orden, para respaldar 99.99% de la devianza.
Para el th5, el modelo registró una devianza total de 29.442. La pedregosidad fue
el elemento que explicó en un 45.92% la devianza total, seguido por la pendiente,
con 41.17%. El 100% de la devianza fue validada por el modelo que consideró sólo dos
interacciones de segundo orden (ver cuadro 2).
Cuadro 2. Devianza totala y porcentaje de explicación de cada factor e interacciones para el th5.
Pendiente 41.17 * 2
Pedregosidad 45,92 * 2
Cobertura 12.59 n. s. 3
Pendiente-Pedregosidad 0.01 n. s. 1
Pedregosidad-Cobertura 0.31 n. s. 1
88
Una vez hallados los factores que tuvieron diferencias significativas entre sus cla-
ses, se hizo la comparación entre cada una de las clases de cada factor, y se vio cuáles
fueron significativamente diferentes por medio de una prueba t student. En el análi-
sis del hábitat de toda el área de estudio sólo se consideró el factor altitud, porque
explicó el mayor porcentaje, y para que los demás factores se analizaran por th.
Cabe mencionar que el fuego, el único factor que altera la estructura del hábitat,
es también la única perturbación no antropogénica. El fuego forma parte de los pro-
cesos naturales del sistema de la sspm, generando una heterogeneidad del paisaje
tanto espacial como temporal. Por su importancia en la modificación de la estructura
del hábitat, se hizo énfasis en sus impactos.
Ganadería th1, th2, th3, th4, th5 Calidad del hábitat, borrego cimarrón
Circulación de carros th1, th2, th5 Calidad del hábitat, borrego cimarrón
89
Conclusiones-discusiones
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94
6
ESTRATEGIA DE
MANEJO PARA EL
BORREGO CIMARRÓN
(OVIS CANADENSIS
CREMNOBATES
ELLIOT, 1903), BASADA
EN LA EVALUACIÓN
DE LOS ELEMENTOS
ESTRUCTURALES DEL
HÁBITAT, EN LA SIERRA
SAN PEDRO MÁRTIR,
BAJA CALIFORNIA,
MÉXICO
Ricardo Eaton-González 1 y
Roberto Martínez-Gallardo (†)
Introducción
En México, el borrego cimarrón es, desde el punto de vista económico, una de las es-
pecies más importantes, debido a la derrama que genera su cacería, y desde el punto
de vista cinegético, representa uno de los trofeos más interesantes a escala mundial,
por su gran cornamenta y lo difícil que resulta cazarlo. En 1990 se decretó la veda
total para su aprovechamiento, y hasta hoy, en Baja California —a pesar de los múlti-
ples intereses para conservarlo o aprovecharlo, los censos realizados, el desarrollo de
trabajos científicos para algunas poblaciones del estado y la propuesta de acciones
para el fomento de sus poblaciones—, la problemática en torno a la especie no ha
podido resolverse.
Para el borrego cimarrón y otros organismos las características del hábitat deter-
minan la presencia y, en gran medida, la dinámica de sus poblaciones: un hábitat que
posee elementos favorables para reproducción, alimentación, cobertura y dispersión
en el espacio y tiempo garantiza la persistencia de las especies que lo utilizan.
Monson (1980): El hábitat típico del borrego cimarrón es el terreno quebrado por
cañones y aluviones, accidentado y rocoso.
Valdez y Krausman (1999): El hábitat del borrego se define por terrenos quebra-
dos, rocosos, regiones con temperaturas extremas; generalmente evitan áreas con
vegetación alta que obstruya su visibilidad.
98
Métodos
99
tipo meseta, lo que indica la pérdida de la continuidad del terreno que caracteriza
al macizo montañoso de la sspm; el límite norte se ubicó en un sitio inmediato al
Observatorio Astronómico Nacional San Pedro Mártir, del Instituto de Astronomía
de la Universidad Nacional Autónoma de México (ia-unam). La digitalización y deli-
mitación del área de estudio se realizó sobre la carta topográfica escala 1:250 000
Lázaro Cárdenas —H11-5-6— (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Infor-
mática [inegi], 1978), utilizando para esto los criterios descritos. La zona se recorrió
a pie, siguiendo senderos y visitando áreas donde se tenía evidencia de la especie;
la información se compiló de diciembre de 1997 a diciembre de 2000. Los sitios de
muestreo se registraron mediante un Sistema de Posicionamiento Global (cuyas
siglas en inglés son gps), utilizando el sistema de referencia North American Datum
of 1927 (nad27) y la proyección Universal Transversa de Mercator (utm).
Se utilizaron los modelos digitales de elevación de terreno (mdet) del inegi, a escala
1:250 000, con una resolución de aproximadamente 70 metros (m) x 70 m (4 900 m2).
La información digital se procesó en el programa de cómputo idrisi32 (Clark Labs,
1999), mediante el que se derivaron imágenes de altura, pendiente, orientación y ru-
gosidad del terreno, las cuales se reclasificaron de la siguiente manera:
100
fórmula para obtener rugosidad utilizada por Andrew y Bleich (1999), se aplicó el
siguiente algoritmo:
Rij = ((Vs / Vm)* 100)) + ((An / 4)* 100))
Se integró una hoja de cálculo —en el programa Excel para Windows— con los
576 registros disponibles para la especie dentro del área de estudio (evidencias
directas e indirectas). La información se codificó de acuerdo con:
• Fecha: 1 = Registros de enero, febrero y marzo.
2 = Registros de abril, mayo y junio.
3 = Registros de julio, agosto y septiembre.
4 = Registros de octubre, noviembre y diciembre.
• Sexo y edad, como se muestra en el cuadro 1:
2 = Machos
Captura 1999b 3 > 2 años
3 = Hembras
Notas: a El sexado se retomó de Ayala (2000); la edad se definió de acuerdo con: a) tamaño —por medición
directa— y clasificación de las excretas: 1 (chicas), 2 (medianas) y 3 (grandes) (Ayala, 2000), y b) la relación
tamaño-edad (Jones, 1980). b Los sexos y las edades se determinaron por observación directa.
Fuente: Elaboración propia.
Para obtener una mejor resolución en los análisis posteriores, se decidió incluir una
variable espacial a la base de datos, para lo cual se realizó lo siguiente: mediante la
sobreposición de la base de evidencias georreferenciadas y la imagen generada en el
101
trabajo de Montoya (1998), donde se representan los cinco tipos de hábitats defini-
dos para la sspm, se le asignó como atributo a cada evidencia el tipo de hábitat (th)
en donde se encontró; sin embargo, como no se obtuvieron registros para el th 1, se
renombraron los th para este trabajo, así los th 2, 3, 4 y 5 de Montoya corresponden a
los th 1, 2, 3 y 4 del presente estudio.
595600 3384521 1 1 1 1 1 23
596600 3385521 2 1 2 2 3 12
102
Para definir qué tipo de evento biológico representa cada escenario, se hizo un cruce y
traslape de la información de las imágenes que representaban espacialmente a cada
uno de estos, agrupando aquellos que se traslapaban espa-cialmente. El agrupamien-
to de escenarios se analizó mediante los atributos de fecha, sexo y edad, con base en
la literatura consultada (Geist, 1971; Simmons, 1980; Valdez & Krausman, 1999).
103
Resultados
GOLFO DE
CALIFORNIA
3 200 000
Parque Nacional
Sierra San Pedro Mártir
3 400 000
Área de estudio
3 380 000
1 2 1 2 5 1
1 2 2 2 1 2
2 3 3 3 2 15
2 3 3 4 50 16
3 3 3 3 5 27
3 3 3 4 59 28
4 3 3 2 41 40
4 3 3 4 1 41
104
Después de analizar mediante el glim los 41 escenarios, se identificó que los da-
tos de las fechas 1 y 4 —correspondientes a enero, febrero, marzo, octubre, noviem-
bre y diciembre—, y las fechas 2 y 3 —correspondientes a abril, mayo, junio, julio,
agosto y septiembre— no presentaron diferencias significativas, por lo que se
agruparon en dos niveles para esa variable. Esto también sucedió con las variables
edad y th, quedando dos niveles para la primera y tres para la segunda. El cuadro 4
muestra la recodificación en los niveles de las variables después del glim:
1 1
Fecha 2 2
3 2
4 1
1 1
Sexo 2 2
3 3
1 1
Edad 2 1
3 2
1 1
th 2 2
3 3
4 1
La recodificación de los niveles de las variables después del primer análisis glim
permitió reducir a 17 los 41 escenarios inicialmente definidos. El cuadro 5 presenta la
información sobre los 17 escenarios:
1 2 1 1 4 1
1 2 1 2 16 2
1 2 2 1 26 3
1 2 2 2 59 4
1 3 1 1 5 5
1 3 1 2 14 6
1 3 2 1 4 7
1 3 2 2 85 8
2 1 1 1 5 9
(Continúa)
105
Cuadro 5. (Continuación).
1 3 1 1,2 4
2 1 1,3 1,3 2
3 3,4 1 2 4
4 1,2 1,2,3 1,2 2
5 3 1 1 1
6 4 3 3 2
7 1,2,4 1,2,3 2,3 2,4
8 1,2,3,4 1,2,3,4 1,2,3,4,5 2
9 4 1 2 4
10 2,3,4 1 1,2 4
11 4 1 1 4
12 3,4 1 1,2 4
13 4 1 1 4
14 2,3,4 1 1,2 4
15 4 1 1 4
16 2,3,4 1,2 1,2,3 4
17 4 1 1 4
106
noroeste) caracterizó con mayor frecuencia a los escenarios, y para la variable pen-
diente, el tipo 1 fue el más representativo. Respecto a la rugosidad, los tipos 1, 2 y 1-2
(combinados) fueron los más frecuentes; además, ningún escenario presentó el tipo
de vegetación 3 (chaparral): la mayoría se ubicó en el tipo de vege-tación 4 (bosque
de coníferas).
Con las variables de hábitat y sus correspondientes niveles, que caracterizaban a ca-
da escenario, se hicieron las imágenes que representaban el área potencial para cada
uno de estos. Como ejemplo, en la figura 2 se presenta el área calculada para el esce-
nario 1. El escenario que ocupa la mayor área es el 8, seguido por el 7 y el 4. En relación
con la ubicación del escenario, en un rango altitudinal y en montaña o desierto, la
mayoría (10) se ubicó en montaña, cuatro en desierto y tres en la montaña y el de-
sierto. Los escenarios 10, 11, 13, 14, 15 y 17 resultaron con un área potencial similar en
extensión y ubicación, debido a que están compuestos por las mismas variables (y
niveles) de hábitat.
1 0.012739097
2 0.038217291
3 0.04458047
4 0.076434582
5 0.019102276
6 0.050962757
7 0.019108645
8 0.127390969
9 0.006369548
10 0.127390969
11 0.012739097
12 0.146493245
13 0.006369548
(Continúa)
107
Cuadro 7. (Continuación).
14 0.146499615
15 0.012739097
16 0.140123697
17 0.012739097
Fuente: Elaboración propia.
Figura 2. Imagen que representa las áreas favorables o de mayor probabilidad en la sspm. La
escala va de menor (1) a mayor (5) probabilidad.
3 430 000
3 420 000
Áreas de mayor
3 410 000
probabilidad
1
3 400 000
2
3
4
3 390 000
N
10 000 m
650 000 660 000 670 000 680 000
108
30
25
Frecuencia
20
15
10
0
O1 O2 O3 O4 P1 P2 P3 P4 P5 R1 R2 R3 R4 R5 R6 R7 V1 V2 V3 V4
Variables de hábitat/niveles
Hembras Machos
Se puede apreciar que no hay una preferencia hacia una variable de hábitat en
relación con el sexo. Sin embargo, dada una variable de hábitat, los ejemplares de
ambos sexos prefieren alguno de sus niveles: por ejemplo, machos y hembras tienen
preferencia por el tipo de vegetación 2 y 4, por la rugosidad 1 y 2 y por la pendiente 1.
Figura 4. Frecuencia de echaderos por temporada y por cada variable y nivel del hábitat.
16
14
12
10
Frecuencia
8
6
4
2
0
O1 O2 O3 O4 P1 P2 P3 P4 P5 R1 R2 R3 R4 R5 R6 R7 V1 V2 V3 V4
Variables de hábitat/niveles
Temporada 1 Temporada 2
109
Con el objetivo de entender mejor e inferir los procesos biológicos que podrían estar
sucediendo en cada uno de los escenarios, se procedió a dar una interpretación de su
composición biológica y su convergencia espacial. La información resultante se pre-
senta en el cuadro 8:
110
De los ocho grupos que se formaron, los primeros cinco pertenecían a la tem-
porada 1 (húmeda) y los otros tres a la temporada 2 (seca). La mayor parte de los
grupos se presentaron en el tipo de vegetación 2 y 5, y al agrupar todos los escenarios
se logró definir —de acuerdo con la literatura— grupos familiares, de pre-ruta, post-
ruta, reproductivo, de ruta y solitarios.
Discusiones y conclusiones
Los datos utilizados para la realización de este trabajo se obtuvieron casi en su tota-
lidad de evidencias indirectas de la presencia del borrego en la zona de estudio. El uso
de este tipo de datos resulta adecuado para investigaciones sobre la especie, debido
a que el terreno donde vive es agreste y los avistamientos son escasos. Como afirman
Montoya (1998) y Ayala (2000), la utilización de evidencias indirectas —sobre todo
los grupos de excretas— resulta indispensable para el estudio del borrego cimarrón
y su hábitat.
111
El análisis de los resultados sobre los niveles de las variables de hábitat que
caracterizaron a los escenarios, junto con las imágenes obtenidas, exhibió que las
zonas más heterogéneas son aquellas que se encuentran en la parte media de la
sierra, entre el parteaguas y la base de ésta en el desierto, es decir, la zona de cañones.
Lo anterior reviste importancia para la conservación de las poblaciones, debido a
que estas zonas son casi inaccesibles, desde el este y el oeste, asegurando con ello
un mínimo o nulo disturbio a las poblaciones que allí se distribuyen. Esto podría
reflejar, en cierto sentido, la existencia de subpoblaciones en la sspm: si esas áreas
brindan refugio y una diversidad de condiciones ambientales a los borregos, estos
se mantendrán ahí, moviéndose ocasionalmente a otras zonas con el propósito
de aparearse o colonizar hábitat. Lo anterior se apoya en el trabajo de Simmons
(1980), quien menciona que un hábitat heterogéneo puede proporcionar al borrego
todos los satisfactores, evitando que éste se mueva a otras zonas, excepto cuando
lo hace con fines de reproducción o colonización de nuevos ámbitos hogareños.
Adicionalmente, Gildart (1999) menciona que el borrego no se mueve a más de 5 a 10
millas de su lugar de nacimiento durante toda su vida, aunque existen animales que
han realizado trayectos excepcionalmente extensos.
Las áreas potenciales que representan a cada escenario son muy disímiles, exis-
tiendo escenarios que son 2 o 3 veces más grandes que otros. Una posible conse-
cuencia de la existencia de áreas de hábitat extensas puede ser una mayor presencia
de animales en el sitio, es decir, entre más hábitat, más borregos, una relación lógica
muy utilizada; sin embargo, muchos estudios han demostrado que la población del
borrego cimarrón no se incrementa en proporción directa a la cantidad de hábitat
disponible, por la variación en la calidad de éste (Krausman & Leopold, 1986).
112
113
114
hembras y jóvenes, zonas en las que se pueden estar llevando a cabo las principales
actividades relacionadas con el desarrollo de las poblaciones de borrego, tales como:
parto, crianza, aprendizaje, apareamiento, descanso y escape, actividades realizadas
en su mayoría dentro de los terrenos de hembras.
Recomendaciones
115
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118
Guillermo Romero-Figueroa,1
Rigoberto Texis Texis,2 Eloy A. Lozano-
Cavazos,2 Víctor Ortiz-Ávila,3 Mario A.
García-Aranda2 y Olivia García Jurado2
Introducción
Esta especie posee una notable capacidad para sobrevivir en diferentes condi-
ciones, tanto en cumbres con nieve hasta en desiertos cálidos como los del norte de
México. Se encuentra entre las ovejas más grandes del mundo, pertenece a la familia
Bovidae, donde encontramos a antílopes, bisontes, gacelas, ovejas, vacunos, etcétera,
y es la única especie que representa a la subfamilia caprinae en México (Medellín,
Manterola, Valdez, Hewitt, Doan-Crider & Fulbrigth, 2005).
Para el borrego cimarrón los cuatro componentes esenciales del hábitat, son:
alimento, agua, terreno de escape y espacio abierto (Valdez & Krausman, 1999).
Otros investigadores refieren que son la vegetación, topografía, elevación, pendiente
y terreno de escape (Espinosa & Contreras-Balderas, 2010; Guerrero-Cárdenas, Tovar
& Álvarez, 2003; Krausman & Leopold, 1986; López, Lee, De Vos, Schweinsburg &
Luna, 1999; McKinney, Smith & De Vos, 2006; Valdez, 2012). Por otro lado, Guerrero-
122
Para ciertos autores, el terreno de escape del borrego cimarrón se define como
un área de hábitat potencial, conformada por diferentes parámetros topográficos
que derivan en terrenos quebrados y de gran pendiente, asociados a la protección
ambiental y de depredadores (Álvarez-Cárdenas et al., 2009; Espinosa et al., 2007;
Guerrero et al., 2003; López et al., 1999). Los anteriores componentes influyen en la
calidad del terreno de escape dentro del hábitat, conformado por terrenos quebra-
dos, de gran pendiente (> 60%) y gran altitud (> 300 msnm).
Por otra parte, el arreglo espacial, la densidad de la vegetación, así como la dis-
ponibilidad de terreno de escape influyen en el éxito de forrajeo del borrego, debido a
que prefieren terrenos accidentados. Se distribuyen entre cordilleras y no les gustan
las superficies abiertas, por lo que son menos propensos a moverse entre cadenas
montañosas que sean muy distantes. Así, la disponibilidad de hábitats adecuados
dentro de una distancia potencialmente transitable influye en la distribución de
esta especie.
123
del siglo XX, por lo que los ungulados —entre ellos el borrego cimarrón que habita
esta zona— han sufrido los efectos de estas presiones (Mellink, 1996). Actualmente
se han desarrollado proyectos de generación de energía, como los parques eólicos,
los cuales ocasionan pérdida, modificación y fragmentación intensa del hábitat,
contaminación acústica y perturbación visual. Por todo lo anterior resulta prioritario
generar información básica sobre las poblaciones de borrego que residen en la zona,
la cual es indispensable para delinear estrategias de conservación de la especie y su
hábitat; entre la información relevante que necesitamos conocer se encuentran la
descripción de su hábitat y la distribución espacial potencial.
Métodos
ÁREA DE ESTUDIO
124
EE. UU.
MÉXICO
32º 36’0”
Sierra de
La Rumorosa
BAJA
CALIFORNIA
SONORA
Poblado BAJA
CALIFORNIA
La Rumorosa SUR
32º 30’0”
En las laderas dominan las cactáceas del género Mammillaria sp., Ferocactus sp.
y agaves del género Agave sp., Encelia sp.; en el estrato vertical la especie dominan-
te es Olneya tesota (palo fierro), misma que también se desarrolla en las partes
bajas de la sierra, principalmente en los arroyos —donde el suelo es arenoso—, en
asociación con mezquites (Prosopis sp.); en las mesetas y planicies de las partes bajas
se observan individuos de Fouquieria splendens (ocotillo) como especie dominante
(Texis, 2014).
125
Cámaras de rastreo
Tras instalar las cámaras en su sitio, fueron revisadas una vez al mes durante
cuatro meses; se registró tanto el número de la cámara como las coordenadas de
su ubicación, de acuerdo con la proyección Universal Transversa de Mercator (utm).
Además, se anotó la fecha y hora de cada registro fotográfico, y posteriormente se
realizó una depuración del material, para poder utilizarlo como base de datos.
Se realizó una integración de información para hacer una base de datos única, inclu-
yendo excretas y registros fotográficos, para su posterior análisis. Las coordenadas
de las muestras fueron asociadas al sistema utm zona 11, utilizando como referencia
el Sistema Geodésico Mundial de 1984 (cuyas siglas en inglés son wgs84: World
Geodetic System of 1984).
126
extensión 3D del programa ArcView™ 3.0 se derivaron los modelos de: a) pendiente
en porcentaje; b) elevaciones, y c) exposiciones.
Una vez que la base de datos se enriqueció con las referencias de las siete variables
utilizadas en el sig, cada una de éstas fue evaluada estadísticamente con el programa
Statistica® 7.0, con el que: a) se obtuvo la media para cada variable numérica; b) se
realizó un análisis de distribución de frecuencias, y c) se generó una campana de
Gauss para establecer los valores máximo y mínimo de cada variable, que repre-
sentarían el intervalo de tolerancia de la especie, excluyendo aquellos valores ex-
tremos u outliers.
Una vez establecidos los límites máximos y mínimos de las variables numéricas,
estos fueron usados como criterios de selección y filtrado en el sig, generando así
cubiertas óptimas para la especie.
127
y mínimo de cada una de las variables numéricas; esto se logró con la extensión
Unión de Xtools para ArcView™ 3.0, en la cual se conservaron aquellas áreas en las
que coincidieron las cubiertas óptimas de las cuatro variables (vegetación, elevación,
pendiente y exposición), zonas a las que se les denominó terreno de escape.
Posteriormente se generó para éstas una zona de amortiguamiento (buffer) de 150m,
con base en la metodología de Espinosa y colaboradores (2007), apoyándose en la
utilería homónima de la extensión Xtools para ArcView™ 3.0; estas áreas fueron
consideradas como hábitat periférico al terreno de escape.
Resultados y discusiones
Clima
Figura 2. Relación entre los registros de borrego cimarrón y los tipos de clima en la sierra de
La Rumorosa.
BWh(x’), 20%
BWks, 80%
Tipos de clima
Fuente: Archivo de investigación.
128
Figura 3. Distribución de los registros de borrego cimarrón por tipo de clima en la sierra de
La Rumorosa.
EE. UU.
MÉXICO
32º 36’0”
Sierra
La Rumorosa
Poblado
La Rumorosa
32º 30’0”
Suelo
Figura 4. Relación entre los registros de borrego cimarrón y los tipos de suelo en la sierra de
La Rumorosa.
Litosol, 93%
Regosol eútrico, 1%
Fluvisol eútrico, 6%
Descripción de suelos
Fuente: Archivo de investigación.
129
Figura 5. Distribución de los registros de borrego cimarrón por tipo de suelo en la sierra de
La Rumorosa.
EE. UU.
MÉXICO
32º 36’0”
Sierra de
La Rumorosa
Litosol
Regosol calcárico
Regosol eútrico
Feozem háplico
- 116º 6’0” - 116º 0’0” - 115º 54’0”
Vegetación
130
Figura 6. Relación entre los registros de borrego cimarrón y los tipos de vegetación en la sierra
de La Rumorosa.
Matorral
desértico,
96%
Bosque
de pino,
4%
Tipos de vegetación
Figura 7. Distribución de los registros de borrego cimarrón por tipo de vegetación en la sierra de
La Rumorosa.
EE. UU.
MÉXICO
32º 36’0”
Sierra de
La Rumorosa
Poblado
La Rumorosa
Bosque de pino
32º 30’0”
Bosque de tascate
Chaparral
Matorral desértico micrófilo
- 116º 6’0” - 116º 0’0” - 115º 54’0”
131
MODELACIÓN DE HÁBITAT
De acuerdo con las cubiertas geográficas vectoriales Carta de uso del suelo y vege-
tación serie III, escala 1:250 000 de inegi (2005), que fue utilizada para una selección
y posterior filtrado de datos al sig a partir de la base de datos, la vegetación óptima
para el borrego cimarrón en el área de estudio, dentro de la sierra de La Rumorosa, fue
matorral desértico micrófilo.
Elevación
Para el análisis de la variable elevación se consideraron 103 de los 130 puntos que
componían la base de datos, es decir, se excluyeron 27 puntos del análisis estadís-
132
tico, debido al criterio para el filtrado de datos del sig, que fue de 500 a 1 200 m en
el área de estudio (ver figura 8).
Histograma
60
50
Número de observaciones
40
30
20
10
0
500 600 700 800 900 1 000 1 100 1 200 1 300
Elevación
Los resultados que se obtuvieron del análisis estadístico para la variable elevación
arrojaron una media de 709.85 m, con un valor mínimo de 572 m y un valor máxi-
mo de 1 199 m. Conforme a la distribución de la campana de Gauss, el intervalo
óptimo de elevación para el borrego cimarrón fue de 762 a 820 m. En la figura 9 se
muestra el límite geográfico del filtrado del intervalo de elevaciones óptimo para el
borrego cimarrón en la sierra de La Rumorosa.
Los 27 registros que se omitieron para el análisis se encontraban fuera del in-
tervalo óptimo de elevación para el borrego cimarrón, puesto que se ubicaban en
elevaciones correspondientes a zonas de bosque de pino, y otras por debajo de 500 m.
133
Figura 9. Límites del intervalo de elevación óptima para el borrego cimarrón en la sierra de La
Rumorosa (zonas en color).
EE. UU.
MÉXICO
32º 36’0”
Sierra de
La Rumorosa
Poblado
La Rumorosa
32º 30’0”
Pendiente
134
porque son muy inclinadas. De acuerdo con Espinosa y colaboradores (2010), el há-
bitat adecuado se definió considerando áreas de entre 20-59% de pendientes en las
laderas, situadas a una distancia igual o menor a 150 m del terreno de escape.
Histograma
22
20
18
16
14
Número de observaciones
12
10
0
15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75
Pendiente (%)
Los puntos con pendiente menor de 20% fueron depurados en el análisis es-
tadístico, porque correspondían a áreas que el borrego cimarrón evade o no suele
utilizar, y que se encuentran dentro de los límites inferiores de pendiente.
135
Figura 11. Límites del intervalo de pendiente óptima para el borrego cimarrón en la sierra de La
Rumorosa (zonas en color).
EE. UU.
MÉXICO
Sierra de
32º 36’0”
La Rumorosa
Poblado
La Rumorosa
32º 30’0”
Exposición
Para la variable exposición se utilizaron los valores obtenidos del cruce de datos en el
análisis estadístico: 117 registros de la base de datos. La media obtenida fue de 106.77°
(en la región este), con un valor mínimo de 0.58° (al norte) y un valor máximo de
248.96° (al noroeste), teniendo un intervalo de exposición óptima de 94.07° a 119.46°
(al este-sureste) para el borrego cimarrón en La Rumorosa, Tecate, Baja California (ver
figura 12).
Figura 12. Histograma de frecuencias de los valores de exposición de 117 registros de borrego cimarrón de
la sierra de La Rumorosa.
Histograma
16
14
Número de observaciones
12
10
8
6
4
2
0
-40 0 40 80 120 160 200 240 280
Exposición
Fuente: Archivo de investigación.
136
En el siguiente mapa (figura 13) se muestra el resultado del filtrado de las exposicio-
nes óptimas en la sierra de La Rumorosa, en el que se representan las exposiciones
sureste-este en la zona.
Figura 13. Límites del intervalo de exposición óptima para el borrego cimarrón en la sierra de
La Rumorosa (zonas en color).
EE. UU.
MÉXICO
32º 36’0”
Sierra de
La Rumorosa
Poblado
32º 30’0”
La Rumorosa
137
Figura 14. Terreno de escape y hábitat disponible para el borrego cimarrón en la sierra de La
Rumorosa.
EE. UU.
MÉXICO
32º 36’0”
Sierra de
La Rumorosa
Poblado
La Rumorosa
32º 30’0”
Terreno de escape
Hábitat disponible
- 116º 6’0” - 116º 0’0” - 115º 54’0”
Los resultados obtenidos ayudaron a discriminar las áreas que evade el borrego
cimarrón de las que son su hábitat potencial. El modelo se puede extrapolar a un área
de análisis mayor, como la sierra de Juárez. En las serranías de Maderas del Carmen,
138
de San Marcos y del Pino, Espinosa y colaboradores (2007) trazaron una zona de amor-
tiguamiento que consideró 150 m por afuera del terreno de escape en pendientes
de entre 20 y 59%, referencia que se tomó como criterio para el área de amortigua-
miento de este trabajo, por la similitud de las características de elevación. Sin em-
bargo, en las montañas Harquahala, Arizona, ee. uu., Krausman y Leopold (1986)
obtuvieron un área media de amortiguamiento de 329 m2 en las zonas que utiliza
el borrego cimarrón. Las diferencias en cuanto al área de amortiguamiento y terre-
no de escape pueden adjudicarse a las distintas condiciones que presentan las áreas
de estudio.
Conclusiones
A partir de registros indirectos, como los grupos de heces fecales y las cámaras de ras-
treo, los sig son una herramienta útil para la caracterización del hábitat que ocupa
el borrego cimarrón (Ovis canadensis) a nivel paisaje, porque capturan valores de las
variables ambientales, como elevación, exposición, pendiente y vegetación del terre-
no. Lo anterior da la pauta para realizar un estudio sobre uso y disponibilidad, para
identificar la preferencia del borrego por diferentes categorías en cada una de las
variables evaluadas.
Los hallazgos del presente estudio ayudan a delimitar el área potencial que
puede ocupar o habitar el borrego cimarrón, y en la que se debería establecer un
sistema de monitoreo permanente para registrar las oscilaciones poblacionales en
escala espacial y temporal. Además, dicha superficie podría ser contemplada en el
diseño de planes de manejo del hábitat.
139
Agradecimientos
Se agradece a Eduardo Prieto, Juan Vargas y al San Diego Zoo Institute for Conserva-
tion Research, por las facilidades para este trabajo.
Referencias
140
141
Oropeza, O. (2000). Pendiente del terreno. En I. Sommer & O. Oropeza (comps.), Atlas
regional de impactos derivados de las actividades petroleras en Coatzacoalcos,
Veracruz (pp. 26-29). México: Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Natu-
rales (Semarnat)- Universidad Nacional Autónoma de México (unam).
Sutherland, W. (2006). Ecological census techniques. Cambridge: Cambridge Univer-
sity Press.
Texis, T. R. (2014). Caracterización del hábitat del borrego cimarrón (Ovis canadensis) en
La Rumorosa, sierra de Juárez, Tecate, Baja California (Tesis de licenciatura). Acervo
de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, División de Ciencia Ani-
mal, Departamento de Recursos Naturales Renovables, México.
Tilton, M. E. & Willard, E. E. (1982). Winter habitat selection by mountain sheep. The
Journal of Wildlife Management, 46(2), 359-336.
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scrub. En D. E. Brown (ed.), Biotic communities southwestern United States and
northwestern Mexico (pp. 180-221). Salt Lake City: University of Utah Press.
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University of Arizona Press.
Valdez, R. R. (2012). Densidad y estructura poblacional del borrego cimarrón (Ovis ca-
nadensis weemsi, Goldman 1937) en la isla El Carmen, Baja California Sur, México.
En Facultad de Ciencias Forestales (ed.), Seminario de posgrado (pp. 265-274).
México: Universidad Autónoma de Nuevo León.
Warrick, G. D. & Krausman, P. R. (1989). Barrel cacti comsuption by desert bighorn
sheep. Southwestern Naturalist, 34, 483-486.
142
(rgonzalezsolis@yahoo.com.mx).
2 Agromarisma, Sociedad de Producción Rural de
Baja California.
Introducción
En México, el borrego cimarrón (Ovis canadensis) es una especie que en la Norma Ofi-
cial Mexicana 059 (nom-059-ecol-2010) está considerada como sujeta a protección
especial y, al mismo tiempo, es una de las principales presas cinegéticas del país, por
lo que adquiere un gran valor socioeconómico; además, es carismática y parte de la
tradición cultural de los pueblos del norte de México (Pérez-Gil, Jaramillo, Muñiz &
Torres, 1996; Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca [Semarnap]-
Instituto Nacional de Ecología [ine], 2000).
146
Por tal motivo, para Baja California Sur y Sonora, México, el presente trabajo es pio-
nero en la utilización de la histología como una herramienta para explorar el estado
de salud en el que se encontraban los borregos al momento de ser cazados. El obje-
tivo final —luego de integrar las técnicas utilizadas en el monitoreo sanitario— es
conocer las posibles enfermedades que padecían los cimarrones, para tomar las me-
didas apropiadas para mejorar las condiciones de salud y reproducción de la especie.
Métodos
OBTENCIÓN DE MUESTRAS
Con el interés de aprovechar los órganos de los borregos cobrados durante la tem-
porada cinegética de noviembre de 2002 a marzo de 2003, se tomaron algunas
muestras de los ejemplares cazados en las Unidades de Manejo para la Conservación
de la Vida Silvestre (uma) Rancho Noche Buena, en Hermosillo, Sonora, y del ejido
Alfredo V. Bonfil, en Baja California Sur. Dos alumnos de la Licenciatura en Biología
de la Facultad de Ciencias de la uabc realizaron el trabajo de campo en Sonora, a los
cuales se capacitó con base en el trabajo de Ayala, Tapia y Martínez-Gallardo (2006).
Las muestras de los ejemplares provenientes de Baja California Sur las obtuvieron
los mismos cazadores, colocándolas en tubos de plástico con formalina buffer al 10%,
para su fijación y posterior procesamiento.
147
Resumiendo, se trabajó con las muestras de cinco borregos machos: uno prove-
niente de Sonora (de 9 años, cobrado el 9 de noviembre de 2002) y cuatro de Baja Ca-
lifornia Sur, que fueron cazados en tres localidades diferentes: uno, en el cerro 33
(en enero de 2003, de 12 años); otro, en la localidad La Reforma (en febrero de 2003,
de entre 13 y 14 años), y dos en la localidad de El Aguajito (uno, el 12 de febrero de 2003, de
12 años; el otro, el 2 de marzo de 2003, de entre 13 y 14 años) (ver figura 1). Del borrego
del cerro 33 sólo se obtuvieron los testículos; de los tres restantes se extrajeron mues-
tras de órganos, pero no los testículos.
Rancho
Noche Buena
SONORA
BAJA
CALIFORNIA
GOLFO DE
CALIFORNIA
28º 0’0”
Cerro 33 La Reforma
El Aguajito
BAJA CALIFORNIA
27º 0’0”
SUR 0 25 50 N
Kilómetros
TRABAJO DE LABORATORIO
148
Notas: Flecha = túnica vaginal, a la izquierda sin túnica vaginal y sin epidídimo. A la derecha, con epidídi-
mo y túnica vaginal.
Fuente: Archivo personal.
149
ANÁLISIS MICROSCÓPICO
Cada una de las muestras de lengua, pulmón y riñón se observó al microscopio, con la
intención de realizar una descripción de los diferentes tipos de tejido de cada órgano
y determinar si existía daño (estudio histopatológico). Las muestras se examinaron
utilizando un microscopio de luz con diferentes objetivos (10X, 40X y 100X).
Resultados
En la mucosa, el epitelio era plano, estratificado y escamoso (ver figura 4). Se obser-
varon dos tipos de papilas: filiformes y fungiformes. Las papilas filiformes son estruc-
turas altas de forma cónica, queratinizadas y muy desarrolladas; en algunas se podían
identificar papilas filiformes secundarias, muy delgadas, completamente queratiniza-
das, dispuestas alrededor y asociadas casi desde su base a la papila primaria, la cual
era de mayor grosor. Las papilas fungiformes estaban conformadas por un epitelio es-
tratificado córneo; en su lámina propia se encontró, principalmente, tejido conjuntivo
denso irregular y vasos sanguíneos. En el epitelio de estas papilas no se encontraron
botones gustativos como tales; en vez de ello, se observaron proyecciones anchas del
tejido conjuntivo que entraban hacia el epitelio, en cuyo interior se hallaron fibras
colágenas y capilares.
A medida que el tejido conjuntivo se iba haciendo laxo hacia el interior del
órgano, se asociaba con nervios y paquetes musculares de tejido estriado somático.
150
En las capas más profundas también se observó tejido adiposo, unido al músculo y al
tejido conjuntivo. En las muestras analizadas no se encontraron acinos glandulares
de ningún tipo.
Figura 4. Lengua.
Ep
Ep
Notas: Ep = epitelio plano estratificado escamoso. Flechas blancas = estrato germinativo y células pig-
mentarias. Flechas negras = infiltrado inflamatorio. Tinción h-e. Aumento: 100X.
Fuente: Elaboración propia.
Histopatologías
151
Ca
Notas: Flechas blancas = linfocitos. Flechas negras = células plasmáticas. Ca = capilar, Tinción h-e.
Aumento: 1 000X.
Fuente: Elaboración propia.
Histopatologías
152
Ca
V
Ca
Notas: Flechas largas = eosinófilos. Flechas cortas = linfocitos. Ca = capilares. V = vaso sanguíneo.
Tinción h-e. Aumento: 630X.
Fuente: Elaboración propia.
Los túbulos contorneados proximales poseen un epitelio con una capa de células
semejantes a pirámides con el ápice truncado, con microvellosidades —en su región
apical, dirigidas hacia la luz del túbulo— y abundante citoplasma eosinófilo; los nú-
cleos son esféricos, ubicados a diferentes alturas en el citoplasma, poco basófilos y
con presencia de nucléolos basófilos. El citoplasma es eosinófilo y abundante, sin
llegar a notarse un límite claro entre las células. Los túbulos contorneados distales
están constituidos por un epitelio cúbico simple. Se distinguen de los proximales por
tener una luz más amplia, además, sus núcleos son un poco más basófilos y ligera-
mente más grandes que los de los túbulos contorneados proximales, su ubicación
en el citoplasma —ligeramente menos eosinófilo— es central, con presencia de nu-
cléolos. La rama gruesa del asa de Henle tiene un epitelio cúbico simple de escaso
153
citoplasma (por lo que los núcleos se ven más juntos), el cual es ligeramente menos
eosinófilo que el de los túbulos colectores; presenta núcleos redondos centrales,
grandes, un poco más basófilos que los de los túbulos colectores. La rama delgada
del asa de Henle está constituida por un epitelio plano simple con escaso citoplasma,
núcleos ovoides poco basófilos y nucléolos. Los túbulos colectores poseen un epitelio
cúbico simple de núcleos centrales, grandes, poco basófilos; con citoplasma eosinófi-
lo, más abundante que el observado en la rama gruesa del asa de Henle.
Histopatologías
TC
TC TC
Notas: Flecha gruesa = infiltrado mononuclear. tc = túbulos colectores. Flecha delgada = atrofia tubular
difusa. Tinción h-e. Aumento: 200X.
Fuente: Elaboración propia.
154
mente acidófilo con apariencia espumosa. Los tubos seminíferos están compuestos
de epitelio germinativo, integrado a su vez por varios tipos de células germinales que
dan origen a los espermatozoides; intercaladas entre estas, se hayan las células de
Sertoli. Debajo de las células germinativas se encuentra la membrana basal, rodeada
por tejido conjuntivo denso de fibras colágenas y músculo liso.
En el caso del borrego de Sonora, los tubos seminíferos tenían una arquitectura
tubular conservada, cuyo epitelio exhibía una población celular abundante, con
actividad gamética, en la que se observaban espermatogonias, espermátides y es-
permatocitos; la mayoría de los tubos contenía espermatozoides (ver figura 8). No
se encontraron tubos con pérdida del epitelio germinativo ni membranas basa-
les engrosadas, características de tubos atróficos. En cuanto al borrego de Baja Ca-
lifornia Sur, a pesar de que se perdió calidad en las preparaciones (debido a que
las muestras fueron congeladas), se identificaron células germinales en diferen-
tes etapas de la espermatogénesis y espermiogénesis, y la mayoría de los tubos te-
nía espermatozoides.
Histopatologías
Figura 8. Testículo.
Ti
T
155
La cabeza del epidídimo está rodeada por tejido conjuntivo denso irregular con
predominancia de fibras colágenas, en el que se encuentran vasos sanguíneos y va-
sos linfáticos; este tejido se proyecta hacia el interior, formando septos que pueden
llegar hasta el otro extremo, o bien fusionarse con el tejido intersticial. En la cabeza
del epidídimo se observan dos tipos de tubos: los que se hallan del lado donde de-
sembocan los tubos eferentes, y los que se dirigen hacia el cuerpo del epidídimo.
Los primeros poseen un epitelio cilíndrico seudoestratificado con estereocilios, y se
encuentran llenos de espermatozoides; los núcleos son redondos, basófilos, y el cito-
plasma, vacuolado (ver figura 9). Por otro lado, los tubos que se dirigen hacia el cuerpo
del epidídimo se observan en su mayoría vacíos, y poseen un epitelio cilíndrico seu-
doestraficado con estereocilios. Las células del epitelio son altas, con el núcleo des-
plazado hacia la región basal; el núcleo es grande, y puede ser redondo o bien ovoide
y basófilo. El citoplasma es vacuolado, sin límites claros entre una y otra célula. En la
región basal del epitelio asociada a la membrana homónima se observan algunas
inclusiones positivas a la técnica de ácido peryódico de Schiff. Los tubos están rodea-
dos primordialmente de músculo liso y tejido conjuntivo denso irregular. Hay poco
tejido intersticial entre los tubos, conformado por tejido conjuntivo laxo de fibras
colágenas con vasos sanguíneos y algunos leucocitos.
La capa de tejido conjuntivo denso irregular que recubría el cuerpo del epidídi-
mo era más gruesa y presentaba vasos sanguíneos, linfáticos y nervios. El tejido que
rodeaba los tubos era igual que en la cabeza, sólo que en mayor cantidad. El tejido
intersticial era igual que el observado en la cabeza del epidídimo. Se encontró un
epitelio cilíndrico seudoestratificado con estereocilios. No se identificaron límites
definidos entre una célula y otra. En la base del epitelio también se notaron inclu-
siones positivas a la técnica de ácido peryódico de Schiff, al igual que en la región
de la cabeza, sólo que en el cuerpo no eran tan evidentes. En los cortes del borre-
go de Sonora todos los conductos analizados tenían espermatozoides, pero en el de
Baja California Sur no todos.
156
C
E
157
E
Lu
CM
Notas: E = espermatozoides. Lu = luz del conducto. CM = tejido conjuntivo y músculo liso. Tinción h-e.
Aumento: 100X.
Fuente: Elaboración propia.
Conclusiones
A nivel pulmonar, la afección de los borregos estudiados fue notoria por la pre-
sencia de infiltrado inflamatorio de agudo a crónico, sobre todo el de La Reforma, dada
la hiperplasia observada, con posible bronquitis crónica leve. El organismo de El Agua-
jito cazado en febrero presentaba paredes alveolares ligeramente engrosadas, lo cual
podría corresponder a una inflamación intersticial comúnmente asociada a agentes
virales.
158
Referencias
159
Autónoma de México.
Introducción
Por otro lado, y de importancia local, en las comunidades rurales de nuestro país
—en particular en ejidos y pequeñas propiedades— el puma puede afectar las ac-
tividades productivas al atacar especies de relevancia económica, como el caso del
borrego cimarrón, lo cual representa pérdidas para el ranchero o ejidatario.
En Estados Unidos (ee. uu.), en áreas con un escaso manejo de los recursos ga-
naderos, el puma llegó a producir tal daño que los rancheros se vieron forzados a
emprender una remoción intensiva y no selectiva de la especie por medio de veneno,
trampas y perros. Sin embargo, a pesar de la gran cantidad de pumas muertos, la
campaña no logró una disminución significativa en el problema de depredación
(Cunningham, Haynes, Gustavson & Haywood, 1995). Alternativamente, y de suma
importancia para el manejo de la población de estos felinos, en ciertas áreas se ha
observado que la depredación de borrego cimarrón es un fenómeno aprendido por
uno o varios pumas relacionados familiarmente (por ejemplo, madre y crías); en estos
sitios, la remoción de dichos individuos solucionó el problema (Ross, Jalkotzy & Festa-
Blanchet, 1997).
162
Las tierras de la uma ejido Lic. Alfredo V. Bonfil (con clave de registro DFYFS-
CR-EX-0439-BCS) se encuentran dentro de la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno
(ver figura 1). En 1996 el ejido se registró como uma, dando origen al Programa
de Conservación, Manejo y Aprovechamiento Sustentable del Borrego Cimarrón,
coordinado por la dirección de dicha reserva. Las principales amenazas para esta
especie son la cacería furtiva, la presencia de ganado doméstico en el hábitat, la
sequía y las industrias extractivas en áreas de distribución.
GOLFO DE
28º 0’0”
CALIFORNIA
BAJA
CALIFORNIA
SUR
BAJA
CALIFORNIA SONORA
OCÉANO
PACÍFICO
27º 0’0”
N 0 25 50
Kilómetros
163
Métodos
Como parte de los objetivos específicos del proyecto, primero se verificó la presencia
de puma en el área de estudio, y en segundo término se analizó la frecuencia y pro-
porción de los tipos de presa en los hábitos alimentarios del felino.
En el ejido Lic. Alfredo V. Bonfil, los carnívoros que coexisten con el puma son el
coyote (Canis latrans), la zorra (Urocyon cinereoargenteus) y el gato montés (Lynx ru-
fus), por lo que la identificación y colecta de las excretas de puma se basaron en tres
criterios: 1) las características específicas de las heces de las diferentes especies, de
acuerdo con algunos autores (Whitaker & Hamilton, 1998); 2) la presencia de regis-
tros asociados, tales como huellas de la especie, y 3) la experiencia de los biólogos y
los recolectores.
164
Las excretas de los pumas son de forma cilíndrica, aunque en zonas áridas tien-
den a presentar profundas constricciones e incluso se llegan a fraccionar en varios
paquetes similares; difieren de las del gato montés (Lynx rufus), por ser más grandes
(10 a 30 centímetros [cm] de largo, 2 a 3.5 cm de ancho). Las heces del puma general-
mente tienen pelo y restos de hueso visibles, y ocasionalmente las cubren con tierra
y hojas (Aranda, 2000). Son de color pardo oscuro cuando están frescas y después
de algún tiempo a la intemperie se tornan blancuzcas; además, poseen un olor muy
característico y fuerte (Bueno, 2001).
Cada excremento se sumergió en agua (dentro de una bolsa plástica cerrada her-
méticamente) durante 24 horas o más, para su fragmentación. Una vez concluido
este proceso, las muestras se vaciaron a unos botes plásticos, para desmenuzarlas
manualmente. Después se vertió el contenido sobre dos tamices circulares plásticos
165
sobrepuestos: el superior tenía una rejilla de luz de 1 milímetro (mm), y el inferior, una
de 0.462 mm; ambos filtros se colocaron sobre una charola de plástico —para evitar
pérdida de material— y se lavaron bajo el chorro de agua corriente hasta quitar el ex-
ceso de tierra y arena. Una vez lavada, cada muestra se dejó secar a temperatura am-
biente en cajas de Petri. Posteriormente, con ayuda de pinzas y agujas de disección,
el material se separó, reagrupando después los componentes principales, como pelo,
huesos, plumas y materia vegetal, los cuales fueron almacenados individualmente
en bolsas de plástico rotuladas para cada muestra.
VARIABLES DE RESPUESTA
166
ANÁLISIS ESTADÍSTICO
Como resultado del análisis se obtuvo la devianza (variación del sistema) total
y el cambio de devianza, de acuerdo con los factores considerados: localidad (1-4),
estación (1-2), cobertura (1-2) y tipo de presa (1-17).
167
Resultados
168
Cuadro 2. Referencias de las especies-presa identificadas en las excretas de los pumas (reco-
lectadas en las tres localidades más representativas del ejido).
169
Los grupos taxonómicos con el mayor porcentaje de aparición (pa) en las excretas,
fueron: roedores (60.7%); artiodáctilos y reptiles (ambos con 10.7%); perisodáctilos y
lagomorfos (los dos 7.14%), y aves (3.5%). Por especies, los mayores porcentajes co-
rrespondieron a: ratón de abazones (Chaetodipus spinatus), 36.4%; ratón (Peromyscus
maniculatus), ratón (Reithrodontomys megalotis), y reptiles, los tres con el mismo
porcentaje: 27.3%. Tanto los venados (Odocoileus hemionus) como los caballos (Equus
caballus) tuvieron un pa de 18.2%.
Al igual que en el pa, los mamíferos dominaron la dieta del puma en cuanto a
la frecuencia relativa (fr). Los mamíferos comprendieron 85.7% de los restos encon-
trados en las excretas analizadas. A nivel de orden, los roedores (ratones y ardillas)
representaron 60.7%; les siguieron los artiodáctilos (vacas y venados), con 10.7%, fi-
nalmente, los perisodáctilos (caballos) y lagomorfos (conejos y liebres), ambos con
7.14% (ver figura 3).
Figura 3. Frecuencias relativas de los diferentes tipos de presa —por grupos— encontrados en
las excretas de puma.
60.7
60
50
40
Frecuencia relativa (%)
30
20
10.7 10.7
10 7.14 7.14
3.5
0
Roedores Artiodáctilos Reptiles Perisodáctilos Lagomorfos Aves
Grupos taxonómicos
Las especies más frecuentes fueron Chaetodipus spinatus (14.3%), Peromyscus ma-
niculatus (10.7%), Reithrodontomys megalotis (10.7%), Odocoileus hemionus (7.14%) y
Equus caballus (7.14%). El resto de las especies estuvieron por debajo de 5%. Como gru-
po, los reptiles representaron 10%, y las aves se presentaron en 3.57% de las excretas.
170
Cuadro 3. Referencias de los componentes alimentarios obtenidos del análisis de las excretas
de puma recolectadas entre los años 2002 y 2004.
(n = 11) 11 28
Mamíferos
Artiodactyla
Bovidae
Bos taurus 1 9.1 3.57
Cervidae
Odocoileus hemionus 2 18.2 7.14
Perissodactyla
Equidae
Equus caballus 2 18.2 7.14
Lagomorpha
Leporidae
Lepus californicus 1 9.1 3.57
Sylvilagus audubonii 1 9.1 3.57
Rodentia
Sciuridae
Ammospermophilus leucurus 2 18.2 7.14
Tamias obscurus 1 9.1 3.57
Heteromyidae
Chaetodipus arenarius 1 9.1 3.57
Chaetodipus spinatus 4 36.4 14.28
Dipodomys spp. 1 9.1 3.57
Muridae
Peromyscus maniculatus 3 27.3 10.7
Peromyscus sp. 1 9.1 3.57
Reithrodontomys megalotis 3 27.3 10.7
Neotoma lepida 1 9.1 3.57
Aves
Reptiles
Lacertilia
Lagartija no identificada 2 18.2 7.14
Iguanidae
Iguana no identificada 1 9.1 3.57
Total 28 254.5 99.97
171
El peso promedio de las presas consumidas por el puma (pc) fue de 9.04 kg. Se
establecieron tres categorías de peso de las presas: 64.70% pesaron ≤ 1 kg (pequeñas);
17.6%, > 1 kg y < 15 kg (medianas), y con igual porcentaje —17.6%— > 15 kg (grandes).
Figura 4. Número relativo de individuos consumidos por el puma en la uma ejido Lic.
Alfredo V. Bonfil.
60 58
50
Individuos consumidos (%)
40
30
20
13 13
10 7
4 5 5 5
0
Ratones Ardillas Reptiles Aves Conejos Liebres Caballos Venados
172
Cuadro 4. Devianza y porcentajes de explicación de las cuatro variables del modelo lineal
generalizado (glim).
Notas: Aplicado a los datos del análisis de 11 excretas de puma recolectadas en el área de estudio. 1 Grados
de libertad.
Fuente: Elaboración propia.
Discusión
Conclusiones
1. Con base en los resultados del presente trabajo, no se encontró evidencia de que los
pumas en la uma ejido Lic. Alfredo V. Bonfil, en Baja California Sur, se alimentaran de
borregos cimarrones, durante el tiempo muestreado.
173
2. La dieta del puma (Puma concolor) estuvo compuesta por un espectro de 17 es-
pecies-presa, pertenecientes a tres diferentes grupos (aves, reptiles y mamíferos),
destacando los mamíferos.
3. De estos, la mayor frecuencia de aparición en las excretas analizadas corres-
pondió al ratón de abazones (Chaetodipus spinatus), el ratón (Peromyscus manicula-
tus) y el ratón (Reithrodontomys megalotis).
4. El puma mostró una tendencia a seleccionar y consumir presas de talla pe-
queña (< 1 kg).
5. En cuanto a las especies presentes en las excretas de Puma concolor, no se re-
gistraron diferencias asociadas a las localidades en las que fueron recolectadas.
6. La biomasa relativa consumida por el puma estuvo dominada por equinos y
venados. Las vacas, los lagomorfos, las aves y los reptiles figuraron como presas alter-
nativas importantes, y los ratones y las ardillas aportaron en menor proporción a la
biomasa total consumida.
7. Con la aplicación del factor de corrección, el número relativo mayor de presas
consumidas por el puma correspondió a ratones, ardillas y reptiles.
8. Los resultados obtenidos sugieren que el puma se comporta como un depre-
dador oportunista en la uma.
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174
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175
Introducción
La extensa distribución del puma (Puma concolor, Linneus, 1771) indica su adaptabili-
dad para habitar diversos hábitats y alimentarse de gran variedad de presas silvestres
(Hopkins et al., 1986). En sitios donde hay menor densidad poblacional de estas, el
felino tiende a matar otras especies silvestres disponibles (Leopold & Krausman,
1986; McKinney, 1996; Rau et al., 1992) o ganado (McLean, 1953; Presnall, 1948;
Shaw, 1983), siendo esto último —probablemente— la mayor fuente de conflicto
entre dicha especie y los humanos (Ciucci & Boitani, 1998; Mazzolli, Ryan & Graipel,
1997), depredación que ha sido abordada en algunos estudios: Shaw (1982);
Cunningham, Haynes, Gustavson y Haywood (1995), y Mazzolli y colaboradores (1997).
En México no se han documentado las pérdidas por ataques de puma a los animales
domésticos, pero existen algunos trabajos que analizan la interacción entre el ganado
y los felinos silvestres, como los de Aranda (1994), Caso (1997) y López-González,
Brown y Lorenzana (2000), quienes describen la depredación de ganado por jaguar
(Panthera onca) en los estados de Campeche, Tamaulipas y Sonora, respectivamente,
y coinciden en que probablemente se debe a la gran cantidad y disponibilidad de es-
pecies domésticas en el hábitat del felino.
Antecedentes
178
179
180
Cuadro 1. Presas principales del puma, encontradas por análisis de contenidos estomacales.
Total de
Fuente1 Área de estudio Presas principales2 fro3
muestras
Connolly, 1949 Utah, ee. uu. Venado bura, ovino 11 Venado 0.18
Robinette et al., Utah y Nevada, ee. uu. Venado bura, ovino, 401 Venado 0.48
1959 puercoespín,
lagomorfos
Greer, 1976 Montana, ee. uu. Venado bura, ovino, 16 Venado 0.25
liebre
Total de
Fuente1 Área de estudio Presas principales2 fro3
muestras
Hibben, 1937 Nuevo México– Venados bura y cola 298 Venado 0.53
Arizona, ee. uu. blanca, puercoespín,
conejo
Schwartz y Washington, ee. uu. Liebre, venado bura, 28 Liebres 0.39
Mitchell, 1945 wapití, ardilla arbórea
Connolly, 1949 Utah, ee. uu. Venado bura, 16 Venado 0.75
puercoespín
(Continúa)
181
Cuadro 2. (Continuación).
Murie, 1951 Washington, ee. uu. Wapití, venado bura, 22 Wapití 0.36
liebre
Robinette et al., Utah y Nevada, ee. uu. Venado bura, 52 Venado 0.64
1959 (mayo–octubre) puercoespín, ovino
Robinette et al., Utah y Nevada, ee. uu. Venado bura, 225 Venado 0.74
1959 (noviembre–abril) puercoespín,
lagomorfos
Hornocker, 1970 Idaho, ee. uu. Venado bura, 198 Sin
wapití, liebre información
Tamaulipas, México Venado cola blanca, 86
equino, porcino, Venado 0.21
coyote, vacuno
McBride, 1976 Nuevo León, México Porcino, venado cola 25 Porcino 0.44
blanca
Venado cola blanca, 124 Venado 0.36
caprino, pecarí,
puercoespín
Coahuila, México Venado cola blanca, 133 Venado 0.53
vacuno, zorrillo
Chihuahua, México Venado cola blanca, 584 Venado 0.43
ovinos, puercoespín
Texas, ee. uu. Venado cola blanca 25 Venado 0.48
Shaw, 1977 Arizona, ee. uu. Venado bura, vacuno, 50 Venado 0.54
puercoespín
Shaw, 1980 Arizona, ee. uu. Venado bura, 101 Venado 0.67
lagomorfos
Henry y Slowls, Arizona, ee. uu. Pecarí, coyote 9 Pecarí 0.56
1980
Notas: 1 Citados en el original. 2 Aparece en negritas el ganado que fue parte de la alimentación. 3 Frecuen-
cia relativa de ocurrencia de la presa principal.
Fuente: Modificado de Anderson (1983).
Después de Anderson (1983) se han realizado otros estudios sobre hábitos ali-
mentarios del puma, cuyos principales resultados se resumen en el cuadro 3.
182
Ackerman Utah, ee. uu. Venado bura, conejo, 239 excretas Venado 0.61
et al., 1984 ardilla, roedores,
vacuno
Toweill y Oregón, ee. uu. Venado bura, ovino, 61 cadáveres Venado 0.64
Maser, 1985 pasto
Leopold y Texas, ee. uu. Venado bura, pecarí, (No se Venado bura
Krausman, roedores, lagomorfos menciona) 0.85 (1972-1974),
1986 047 (1980-1981)
Yáñez et al., Parque Nacional Liebre, ovino, 705 excretas Liebre 0.73
1986 Torres del Paine, guanaco, zorra
Chile
Maehr et al., Florida, ee. uu. Jabalí, venado cola 270 excretas Jabalí 0.42
1990 blanca, mapache, y 28 cadáveres
armadillo, conejo,
vacuno
Rau et al., 1991 Sur de Chile Liebre, pudú, roedor 65 excretas Liebre 0.46
Cashman Arizona, ee. uu. Venado bura, pecarí, 159 excretas Venado
et al., 1992 vacuno, borrego bura 0.39
cimarrón, roedores,
lagomorfos
Aranda y Quintana Roo, Venados cola blanca 15 excretas Venado 0.50
Sánchez- México y temazate, coatí,
Cordero, 1996 pecarí
Branch et al., Provincia Vizcacha, armadillo, 80 excretas Vizcacha, desde
1996 La Pampa, porcino 51.6 hasta 84.9
Argentina
Kunkel et al., Montana, ee. uu. Venado cola blanca, 128 cadáveres Venado 0.87
1999 alce, wapití
Notas: 1 Consulta directa. 2 Aparece en negritas el ganado que fue parte de la alimentación.
Fuente: Elaboración propia.
183
Evaluar y valorar las pérdidas de ganado por depredación no es fácil. Dado que
las mermas materiales se traducen en económicas, no existe suficiente objetividad
en la valoración de los depredadores y su papel en el ecosistema (Peña-Neira, s. f.).
El manejo de los individuos problema depende de su clara identificación y de una
técnica de intervención adecuada. El control selectivo es una forma ecológicamente
preferible a la reducción amplia de la población, aunque es difícil identificar a los in-
dividuos problema (Linnell et al., 1999). La presencia de depredadores o sus rastros en
áreas ganaderas no es evidencia suficiente para confirmar la depredación. Diversas
razones pueden explicar las pérdidas de ganado, como factores ambientales (clima
adverso, variación en el régimen de lluvias, insuficiente cobertura vegetal, incendios),
envenenamiento, enfermedades, robo, cacería accidental o premeditada (Roy & Do-
rrance, 1976; Wade & Bowns, 1997).
184
también puede ser útil: los cambios en éste permiten disminuir los conflictos entre
depredadores y animales domésticos, además de beneficiar la producción pecuaria.
En Baja California, Pijoan y Chávez (1991) recomendaron acciones para incrementarla,
con base en la óptima utilización de los recursos forrajeros de la zona, con el mayor
número posible de animales productivos. Sus recomendaciones —ordenadas en un
calendario—incluyen: 1) eliminación de animales no productivos del agostadero;
2) llevar a cabo una época de empadre definida; 3) suplementación del ganado en
temporadas críticas; 4) rotación de potreros; 5) quemas controladas; 6) mejoramiento
genético del ganado, y 7) siembra de praderas de invierno. Gastélum (1997) realizó un
estudio de la ganadería en el ejido Sierra de Juárez, Baja California, y elaboró una
propuesta de manejo integral del ecosistema para beneficiar la producción ganadera
en la región. El autor desarrolló un calendario de actividades, las cuales adecua al tipo
de vegetación donde se encuentre el ganado (chaparral o bosque de coníferas).
Área de estudio
La sierra San Pedro Mártir se ubica en el margen sur de la zona climática medi-
terránea de Norteamérica (Escoto, 1994). El clima se subdivide en un gradiente al-
titudinal, con climas templados en el pnsspm, y climas secos por debajo de los
2 000 metros de elevación. En altitudes mayores a 1 500 metros, la precipitación me-
dia es de 250 a 300 milímetros (mm); entre los 400 y 1 500 metros sobre el nivel del
mar (msnm) se encuentra una amplia zona que recibe entre 200 y 250 mm de pre-
cipitación; por debajo de 400 metros de altitud se registran entre 150 y 200 mm de
precipitación (Secretaría de Planeación y Presupuesto [SPP], 1984). Entre noviembre y
185
OCÉANO
PACÍFICO
30º 30’0”
0 10 20 30 N
Kilómetros
- 116º 0’0” - 115º 45’0” - 115º 30’0” - 115º 15’0” - 115º 0’0”
186
Metodología
APLICACIÓN DE LA ENCUESTA
Para conocer más sobre la actividad ganadera en el ejido El Bramadero, las causas
de pérdida de ganado y el manejo tradicional de la fauna silvestre, se aplicó aleato-
riamente una encuesta a 25 de sus pobladores —mayores de edad, hombres y mu-
jeres—, durante dos reuniones ejidales en San Telmo y Santo Domingo.
Los datos sobre la densidad poblacional de venado bura se obtuvieron del estudio de
Ahumada (2000). No se realizaron estimaciones para poblaciones de otras especies
silvestres. La abundancia de ganado se calculó por medio del inventario ganadero de
la Sagar (Víctor Morales, comunicación personal, 2000). Ambos datos se utilizaron
para analizar si la cantidad de presas en la zona influía en la preferencia y hábitos
alimentarios del puma.
187
sar por lo menos durante 24 horas; después se lavaron bajo el chorro de agua, en una
coladera con luz de malla de 1 mm, separando los componentes sólidos, como pelo,
huesos, dientes y garras. Se extrajo una muestra de pelo de cada excreta y se dejó
secar por 24 horas. Luego se realizaron observaciones macroscópicas de tales mues-
tras, para identificar coloración, bandeado y longitud, y microscópicas para registrar
el patrón de escamas, de médula y medir el diámetro. Se calculó la frecuencia de
aparición: fa = (Fi / N) * 100; y la frecuencia relativa de ocurrencia: fro = (Fi / l: Fi) * 100,
de acuerdo con Aranda (1994, 1995), con el fin de determinar la importancia de las
presas a escala general y local. El análisis combinado —de la encuesta, la disponibi-
lidad de presas potenciales y de las excretas— se utilizó para estimar el impacto del
puma en la actividad ganadera.
Para identificar las características del hábitat que determinaron la presencia del
puma en cada sitio donde se colectaron evidencias, se realizó un análisis estadístico
basado en un Modelo Lineal Generalizado (programa estadístico Generalized Linear
Interactive Modelling System [glim] v. 3.77, Royal Statistical Society-Numerical Algo-
rithms Group, 1985). Se creó una matriz descriptiva de cada sitio de colecta con las
nueve variables y sus niveles. El modelo está ligado a una función logarítmica, que
asegura que los valores ajustados sean positivos (Crawley, 1993). Las siete variables
consideradas fueron: humanos, presas silvestres, altitud, altura de la vegetación, tipo
de vegetación, de suelo y fisiografía (agua y ganado se eliminaron porque estuvieron
en todos los sitios muestreados). Se obtuvo una matriz que constó de 22 filas, co-
rrespondientes a la descripción de 22 sitios de colecta; las primeras siete columnas
representaron los factores, y la última, la variable de respuesta.
Resultados
Entre junio de 1999 y julio del año 2000 se realizaron 13 visitas de campo, sumando
31 días de diversas actividades: aplicación de los 25 cuestionarios a ejidatarios; reco-
lección de 33 excretas de puma; registro de 18 huellas, cuatro presas muertas, y un
puma muerto, así como una observación directa.
ENCUESTA
188
400 animales. No existe un precio fijo para el ganado, porque depende de las condi-
ciones del animal, como edad y peso, así como del comprador y el vendedor; las ga-
nancias que genera esta actividad son variables.
Densidad
4.24 4.05 1.89 7.25 3.61
(venados/km2)
Proporción
1:0.25 1:2.67 1:2 1:14 1:2
Macho:hembra
189
permitiendo el pastoreo libre, con poco o ningún control del ciclo de vida del gana-
do para regular la producción de crías. Algunos ganaderos reportaron otras prácti-
cas: descorne, castración, hierra (marcaje con hierro), baños, prevención y tratamiento
de enfermedades. En épocas críticas los productores no aplican suplementación
alimenticia a los animales.
ANÁLISIS DE EXCRETAS
Entre junio de 1999 y julio del año 2000 se recolectaron 33 excretas de puma; cuatro
no fueron incluidas en el análisis porque sus características no permitieron su iden-
tificación definitiva.
Los resultados del modelo lineal generalizado fueron obtenidos al agrupar los niveles
de tres factores y una interacción. Primero se realizó un análisis con las nueve varia-
bles y sus correspondientes niveles. Un segundo análisis consideró siete variables
(humanos, presas silvestres, altitud, altura de la vegetación, tipo de vegetación, tipo
de suelo y fisiografía): agua y ganado se eliminaron porque estuvieron en todos los
sitios muestreados. Un tercer modelo se realizó con el mismo número de factores,
pero dejando solamente las variables humanos, altitud, vegetación, y la interacción
humanos-altitud.
Aunque en el presente estudio no fue posible documentar ganado que hubiera sido
presa del puma, lo cual constituiría el factor más importante para determinar las pér-
didas monetarias por su depredación, cabe destacar que éstas también dependen de
190
Discusiones
Venado
Por lo general el puma consume presas grandes (Ackerman, Lindzey & Hemker, 1984;
Robinette et al., 1959), principalmente venado, en la mayor parte de su rango de dis-
tribución (Anderson, 1983): su presencia en la alimentación del felino fluctúa entre
18%, en Utah (Connolly, 1949, citado en Anderson, 1983), y 87%, en Montana (Kunkel,
Ruth, Pletscher & Hornocker, 1999). Sin embargo, durante el análisis de excretas de
esta investigación no se encontraron restos de venado bura.
191
Los datos obtenidos por Anderson y Wallmo (1984) y Galindo-Leal (1993) indican
que la densidad poblacional de venados en hábitats de chaparral posiblemente es
mayor que en los de bosque de coníferas. Sin embargo, en el presente estudio las
excretas de puma se recolectaron principalmente en la zona de chaparral, y no se
encontraron restos de venado en ellas.
Ganado
Como depredador oportunista, el puma ataca a las presas más abundantes en su hábi-
tat, hecho que probablemente explica que elija matar ganado —por grande y nume-
roso— en el ejido El Bramadero. La abundancia de animales domésticos en la zona y la
posible existencia de ganado feral son causa probable de que en el análisis de hábitos
alimentarios se haya encontrado ganado en alto porcentaje de frecuencia. Además, se
ha observado que aunque haya presas silvestres el puma y el jaguar prefieren atacar
ganado doméstico (López-González et al., 2000; Mazzolli et al., 1997; Shaw, 1982).
192
Borrego cimarrón
La distribución restringida del borrego cimarrón en la sspm evita que pueda conver-
tirse en la principal presa del puma. Berger y Wehausen (1991) plantearon que en
ausencia de venado es difícil que una población de borrego cimarrón pueda sostener a
una de pumas, porque estos no se encuentran en las mismas zonas —montañosas—
que los primeros. Esto puede suceder en el área de estudio, dadas las condiciones de
pendiente y de cobertura vegetal, que no favorecen la distribución del puma en las
zonas que habita el borrego.
193
baja de la sierra, y la de invierno, en la parte alta. Sin embargo, sin lluvia el ganado
se debilita y se expone a depredación, enfermedades o accidentes, lo cual con-
trasta con la salud y situación de un animal nativo como el venado, acostumbrado a
las condiciones ambientales de la región. Algunos depredadores se alimentan de
animales domésticos muertos por causas como la sequía (Aranda et al., 1995). Por
estas razones, se considera que el manejo inadecuado del ganado posiblemente sea
la principal causa de pérdidas económicas, y que realizar algunos cambios en las es-
trategias de producción ganadera probablemente beneficiaría dicha actividad a me-
diano y largo plazo.
194
Los resultados del glim describen la importancia de cada uno de nueve factores (pre-
sencia de agua, actividades humanas, ganado y presas silvestres; altitud, tipo y altura
de la vegetación, suelo y fisiografía) en los sitios de colecta de excretas del puma. El
modelo resultante del análisis fue 1 + H + Al + V + H * Al, siendo la altitud menor de
1 000 msnm, la vegetación predominante de chaparral y la presencia de humanos las
variables más significativas, es decir, las que explicaron en mayor proporción la va-
riación del modelo.
195
Conclusiones
De acuerdo con la encuesta, la depredación del puma representa 23% de las pér-
didas de ganado; el 77% restante se asocia a otras seis causas: 56% se debe a la se-
quía, el robo y las enfermedades, que se relacionan con las prácticas de manejo, las
cuales dependen de la situación socioeconómica de los productores y del número
de animales que posean. En general, el manejo se basa en prácticas ancestrales: es
extensivo, con pastoreo temporal y poca o nula inversión para su mejoramiento.
Recapitulando, los resultados de este estudio sugieren que las principales cau-
sas de que el puma deprede al ganado son la alta disponibilidad de especies do-
mésticas en el hábitat del felino, las técnicas de manejo extensivo y la baja densidad
de venados.
196
son abundantes es cambiar la forma en que éste se maneja, en lugar de reducir las
poblaciones de especies-presa silvestres.
Estas medidas pueden ayudar a reducir las pérdidas por depredación y aumentar
la producción de crías de ganado para su venta, y para evitar —en particular— que
éste sea depredado por puma, se aconseja: separar a los becerros de su hábitat (hasta
una edad mínima de seis meses); sincronizar las épocas de parición del ganado con
las del venado; procurar el pastoreo en mesetas amplias, en lomeríos con topografía
moderada y vegetación baja, así como evitar cañones y áreas con cobertura vegetal
densa, para reducir la interacción con este felino.
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200
201
Introducción
204
los animales: ciertas especies y grupos parecen ser más valorados en términos de
conservación, investigación e interés público (Czech, Krausman & Borkhataria, 1998).
Así, es importante hacer notar que estos factores constituyen una guía para la
acción, que no se pueden explicar como creaciones individuales, sino como cons-
trucciones colectivas, diseminadas y recreadas por la vivencia y los testimonios
personales. En el caso de la vida silvestre, el conocimiento de estas percepciones y
actitudes permite contar con herramientas para la implementación de estrategias
efectivas con componentes integrales y colectivos para su óptimo manejo.
No sólo es un animal simbólico en el noroeste del país, sino una de las especies
cinegéticas más importantes, y representa una significativa derrama económica para
las comunidades donde habita. Sin embargo, en su aprovechamiento sólo se ha en-
fatizado el aspecto económico, ignorando prácticamente otros factores que afectan
a la especie (Aguilar, 1999, citado por Galindo, 2000).
205
mundo, para que sostuvieran el cielo con su cornamenta. Hoy en día, para las culturas
del norte de México constituye un símbolo de fuerza, independencia y señorío (Tapia,
1997). Y esta tradición no sólo continúa entre las culturas autóctonas, sino también
entre los modernos habitantes del desierto mexicano, quienes lo usan como emble-
ma y escudo de sus instituciones y empresas.
En Baja California, uno de los aspectos que incide en la relevancia que tiene el bo-
rrego cimarrón en la sociedad es el hecho de que representa a su universidad, la cual
está involucrada en la toma de decisiones sobre este recurso. El antecedente sobre
cómo llega el borrego cimarrón a la Universidad Autónoma de Baja California (uabc)
es poco conocido y son escasos los documentos sobre el hecho.
Se apunta que, ante la necesidad de contar con un referente que identificara a los
universitarios de la uabc en las justas deportivas, como parte de la búsqueda de una
mascota —entre perros, aves y serpientes—, el profesor de educación física Victorino
Vara propuso como tal al borrego cimarrón, el 9 de octubre de 1968 (Tapia, 1997). Usa-
da desde ese año, la imagen del borrego se fortalece como emblema durante las dé-
cadas de los años setenta y ochenta del siglo XX. Pero es hasta el 6 de diciembre
de 1996 que se acuerda, por unanimidad, adoptar oficialmente al borrego cimarrón
como mascota universitaria, y en 1997 el Consejo Universitario acuerda registrar al
borrego como patente de uso exclusivo de la uabc (Tapia, 2008).
El estudio que se presenta en este capítulo consideró como premisa que el des-
conocimiento y la falta de valoración del borrego cimarrón por parte de la sociedad
han ocasionado que las estrategias que se han planteado para su conservación y
206
Métodos
Para conocer la percepción sobre el borrego cimarrón entre los estudiantes de la uabc
se emplearon dos técnicas de investigación social en cuyo diseño se procuró obtener in-
formación relacionada con el conocimiento, la actitud y el interés en torno a la especie.
En primer término se realizó un grupo focal, para el cual antes se diseñó un guion
con preguntas sobre el borrego cimarrón y se acondicionó un espacio adecuado
para tener contacto con los participantes, a quienes se convocó a asistir de ma-
nera voluntaria; un moderador coordinó sus participaciones, y se recopilaron notas
para el análisis. Del grupo focal se desprendieron las preguntas que conformarían la
encuesta, de la que se realizó una prueba piloto y se hicieron correcciones para su aplica-
ción formal.
Resultados
GRUPO FOCAL
El grupo estuvo conformado por 12 asistentes, a quienes —de acuerdo con el guion
establecido— se les hicieron preguntas para determinar sus características de-
mográficas. Asistieron cuatro mujeres y ocho hombres, la mayoría (siete) estudian-
tes de Ciencias de la Comunicación, y los demás de Ingeniería, Administración y
posgrado. El rango de edad fue entre 21 y 27 años; respecto al origen, ocho de los par-
207
Los hallazgos derivados del grupo focal se presentan con base en la temática
que se fue analizando y la frecuencia de los comentarios: en primer término, para
generar interés sobre el tema, se exploraron los significados de ser cimarrón; des-
pués se hicieron preguntas para conocer la cantidad y calidad de información for-
mal sobre la especie y su aprovechamiento y, por último, para detectar actitudes, se
escucharon algunas intervenciones y propuestas sobre los mecanismos de partici-
pación en el proceso de revaloración del recurso.
La palabra cimarrón...
Identidad
208
Entre los planteamientos que se registraron durante el desarrollo del grupo focal,
se encuentran:
Para explorar el nivel de conocimiento sobre el borrego cimarrón se hizo una pregun-
ta general: “¿Qué sabes del borrego cimarrón?”. El objetivo de hacer sólo una pregunta
fue que los participantes pudieran expresar libremente toda la información que
supieran al respecto.
209
Actitud
ENCUESTA
210
Edad (años) %
17-20 14
21-24 72
25-28 10
29-32 4
Género %
Mujeres 51
Hombres 49
Lugar de origen %
Baja California 83
Otro 17
Semestre %
1°-3° 28
4°-6° 32
7°-9° 40
Identidad
Uno de los objetivos del estudio era comprender en qué medida los universitarios se
identificaban con el cimarrón como símbolo de su universidad, por lo que se les pre-
guntó: “¿crees que el borrego cimarrón representa a la uabc?”, (figura 1).
50%
50
40 38%
30
Porcentaje
20
12%
10
0
En desacuerdo Parcialmente de acuerdo De acuerdo
Al indagar los atributos que reconocen los universitarios en torno a ser cima-
rrones, las referencias orgullo y pertenecer a una de las mejores universidades fueron
las más mencionadas, aunque cabe resaltar que para 20% de ellos ser cimarrón no
representaba nada.
211
Al consultar a los encuestados por qué se eligió al borrego cimarrón como em-
blema de su institución, luego de categorizar las respuestas se concluyó que el mo-
tivo más sobresaliente —con 42% de respuestas— fue la representatividad de Baja
California, es decir, expresaron que el cimarrón fue elegido como insignia de la uabc
porque a su vez éste simboliza al estado (figura 2).
Figura 2. Motivos por los que se eligió al borrego cimarrón como emblema universitario.
50
42%
40
30
Porcentaje
20% 21%
20
16%
10%
10
0
No respondió Actividades Representativo Características Característico
deportivas de Baja California de la especie de la zona
En los ítems que relacionaban la identidad como cimarrón con el lugar de origen
de los participantes, se confirmó que existe un vínculo entre ambos (figura 3).
62%
60
55%
50
40
Porcentaje
33%
30 28% ¿Te identificas
como cimarrón?
20
En desacuerdo
12%
10 10% Parcialmente
de acuerdo
0 De acuerdo
Baja California Otro
Lugar de origen
Fuente: Elaboración propia.
212
Nombre científico 77 12 —
Subespecies en México 84 11 —
Distribución 31 20 48
Alimentación 26 67 —
Hábitat 15 19 66
Estatus 8 19 —
Importancia 5 50 45
Tipo de aprovechamiento 33 5 62
Promedio 35 25 28
35%
35
30 29%
25 24%
Porcentaje
20
15
12%
10
0
No contestó En desacuerdo Parcialmente de acuerdo De acuerdo
213
Figura 5. Opiniones relacionadas con la actitud en torno al aprovechamiento del borrego cimarrón.
Sólo la imagen 7%
Se acaba la especie 8%
No respondió 20%
Porcentaje
Además, con el fin de integrar a los diversos actores involucrados con el borrego
cimarrón en los procesos de planeación relacionados con la especie, como parte del
estudio se identificaron algunos mecanismos de participación que los universitarios
sugieren para contribuir en el manejo de ésta, así como para fortalecer su identidad
como cimarrones (cuadro 3).
Ámbito Estrategia
Divulgación de información
Asistencia a eventos sobre el cimarrón
Programas culturales
Fotografía (técnica y de divulgación)
Carteles, difusión en radio, prensa y televisión
Técnico-científico Aplicación de encuestas e investigación
Realización de documentales
Monitoreo de la especie
Diseño de campaña, producción de spots y materiales
214
Conclusiones
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217
El propósito de la Estrategia Estatal… fue renovar los esfuerzos para hacer frente
a las amenazas a las que están sujetas las poblaciones silvestres de la especie en Baja
California, así como para asegurar su conservación de la mano de alternativas para
su uso sustentable.
220
Sin duda, lo anterior constituyó uno de los primeros logros de la Estrategia Es-
tatal… desde el proceso participativo para la planificación del instrumento, toda
vez que la diversidad de intereses de los actores clave mencionados históricamente
había sido motivo de antagonismo. En un ejercicio participativo sin precedentes, en
el que todos los sectores con intereses legítimos en materia de conservación y mane-
jo sustentable de la especie Ovis canadensis se encontraban en la misma mesa de
trabajo, se logró que reconocieran que el propósito común era la conservación del bo-
rrego cimarrón, la cual inequívocamente incluye el manejo y el uso sustentable como
mecanismos indispensables para su cumplimiento.
Cabe mencionar que, a diferencia de Sonora y Baja California Sur (B. C. S.), donde
la autoridad federal (Semarnat-dgvs) ha otorgado autorizaciones para el manejo del
borrego cimarrón en las uma a través del aprovechamiento extractivo con fines cine-
géticos, tanto en vida libre (caso tipo: uma del ejido Alfredo V. Bonfil, B. C. S.) como en
la modalidad de manejo intensivo o confinado (caso tipo: las uma de ranchos par-
ticulares en Sonora), en Baja California, la veda temporal —por un año— decretada
en 1990 tuvo un efecto de permanencia virtual en el inconsciente colectivo de su
221
sociedad, idea que ha sido fuertemente reforzada a través del tiempo, debido a que el
borrego cimarrón forma parte de la identidad iconográfica de instituciones de gran
prestigio en el estado, siendo el caso principal la uabc, que lo incorpora como masco-
ta y sello de identidad iconográfica.
Otra aportación del primer taller participativo fue el reconocimiento del modelo
para llevar a cabo acciones de manejo para la conservación de las poblaciones de la
especie en Baja California: la uma en su modalidad vida libre. A diferencia de la mo-
dalidad intensiva, que se practica en algunos predios del estado de Sonora, durante
el taller se reconoció que el modelo de manejo en vida libre representa la mejor al-
ternativa para mantener la viabilidad de las poblaciones de Ovis canadensis, dado su
amplio rango de distribución en el estado (a través de 17 sierras), las características
del hábitat, así como la reducción del riesgo de pérdida de integridad genética, que
podría conllevar el manejo confinado.
222
Esto representa otro logro de la Estrategia Estatal… al acuñar para México el tér-
mino de uma regional, modelo en el que la delimitación del espacio geográfico en el
que se llevarán a cabo las acciones de manejo para la conservación de una especie,
obedece en primera instancia a criterios de límite de hábitat, en vez de a límites ad-
ministrativos del territorio, lo cual constituye una innovación.
Monitoreo poblacional
Los datos relacionados con las poblaciones de borrego cimarrón en el estado se ge-
neraron través de monitoreos aéreos y terrestres, que se llevaron a cabo en diciembre
de 2010, y de febrero a junio de 2011, respectivamente, en las mismas áreas que fueron
sobrevoladas en 1992, 1995 y 1999 (sierras Cucapá, Las Tinajas, Las Pintas, San Felipe
—incluyendo Arroyo Grande y Cañada Jaquejel—, Santa Rosa, Santa Isabel, San Pedro
Mártir y Juárez), o bien censadas vía terrestre en el verano y otoño de 1992 (Cañada
Jaquejel y Arroyo Grande).
223
Monitoreo aéreo
La composición de la población, fue: por sexo, 66% hembras y 34% machos; por
estructura de edades (ver figura 1), 24% eran corderos (crías indiferenciadas), y de los
machos: 2% clase I; 5% clase II; 8% clase III; 7% clase IV, y 3% añeros; de las hembras:
45% adultas y 6% añeras.
Figura 1. Estructura de edades del borrego cimarrón en Baja California (diciembre de 2010).
Adultas, 45%
Clase IV, 7%
Clase III, 8%
Corderos, 24%
Clase II, 5%
Clase I, 2%
Añeras, 6% Añeros, 3%
Hembra Macho
Fuente: Elaboración propia.
Los animales observados en cada zona se presentan en el cuadro 1, así como la estruc-
tura de edades y sexos. La sierra en la que se avistó el mayor número de cimarrones
fue Las Ánimas, mientras que en Calamajué no se encontraron borregos. Las sierras
al sur del estado, es decir, Agua de Soda, Las Ánimas, Los Paredones y La Libertad, tu-
vieron las mayores tasas de observación (número de animales avistados por hora de
224
vuelo), seguidas por Las Tinajas, que se encuentra en la porción norte del estado (ver
figura 2). La tasa promedio de observación fue de 16.8 animales por hora de vuelo, con
una desviación estándar de 15 y una varianza de 225.
Cuadro 1. Resultados del monitoreo aéreo por sierra (por orden de vuelo).
Notas: 1 Horas de vuelo en la zona. 2 La clasificación de los animales fue: machos clase I- clase II- clase III-
clase IV- hembras- corderos- hembra añera- macho añero. 3 Número de animales observados por hora
de vuelo.
Fuente: Elaboración propia.
50 48.33
Animales observados/hora de vuelo
40
36.15
30 28.66 27.27
26.5
20
12.66
10 9.56 9.25 8.42
5.12 3.4
2.91
0 0
Cucapá
Las Pintas
Las Tinajas
San Felipe
Santa Isabel
Calamajué
La Asamblea
Agua de Soda
Las Ánimas
Los Paredones
La Libertad
Juárez
Sierras
Nota: 1 Número de animales observados por hora de vuelo.
Fuente: Elaboración propia.
225
Monitoreo terrestre
226
ANIMALES AVISTADOS
Figura 3. Estructura de edades del borrego cimarrón en Baja California (diciembre de 2010).
Machos
Machos clase I,
clase II, 3%
9%
Machos
clase III,
13% Hembras,
38%
Machos
clase IV,
12%
Hembras añeras,
21%
Corderos, 21%
Hembra Macho
Fuente: Elaboración propia.
Los animales observados por sierra, así como la estructura de edades y sexos se
presentan en el cuadro 2. La sierra que tuvo la mayor tasa de observación (número de
animales observados por hora de muestreo) fue Santa Isabel, y la que tuvo la menor
fue sierra de Juárez.
227
Con base en los resultados del monitoreo terrestre, los investigadores de la uabc
concluyeron que la población de borrego cimarrón en mejor estado de conservación
se encontraba en la sierra Santa Isabel, gracias a la mayor disponibilidad de hábitat.
Entre las acciones de la Estrategia Estatal… para mejorar la calidad del hábitat del
borrego cimarrón en sus principales zonas de distribución natural en el estado, a
través de Cremnobates Consultores, S. C., se realizaron labores para la rehabilitación
de aguajes, con el objetivo de incrementar la disponibilidad de fuentes de capta-
ción de agua para el abastecimiento de las poblaciones en vida libre, considerando
las condiciones semiáridas prevalecientes en dichas áreas.
228
Estrategia Estatal para la Conservación y Manejo Sustentable del Borrego Cimarrón en Baja California
0 15 30 60 90 120 N
Sierra Áreas propuestas para uma
de Juárez Kilómetros
Valle de
Ojos Negros SONORA Aguajes rehabilitados
32º 0’0”
Ensenada
Ejidos
BAJA
CALIFORNIA Valle de
la Trinidad
Confederación Nacional Campesina
Sierra San
Cordillera Molina
Colonet San Felipe
Pedro Mártir Dieciséis de Septiembre
31º 0’0”
Hermenegildo Galeana
Independencia
Puertecitos
San Quintín Jamau
GOLFO DE CALIFORNIA
El Rosario Juárez
30º 0’0”
San Luis
Gonzaga
Matomí
Nuevo Rosarito
Plan Nacional Agrario
OCÉANO PACÍFICO
Bahía de los
Ángeles
Reforma Agraria Integral
29º 0’0”
Punta Prieta
Revolución
Santa Tepi
Rosaliita
Tierra y Libertad
Villa
Jesús María
28º 0’0”
Proyección: UTM
Zona: 11 BAJA CALIFORNIA
Datum horizontal: WGS84 SUR
229
Los trabajos de rehabilitación fueron realizados por los ejidatarios (ver figura 5),
quienes tienen experiencia en campo y conocen perfectamente las zonas de distri-
bución del borrego cimarrón y la ubicación de cada uno de los aguajes.
En el caso del burro feral, puede competir por interferencia o por recursos con
especies nativas que se alimenten de pastos o por ramoneo —como el borrego
cimarrón—, y puede ejercer una severa presión sobre las poblaciones vegetales y
230
Los resultados permitirán conocer algunas de las enfermedades a las que se han
expuesto las poblaciones de equinos en el estado, así como analizar las medidas de
231
Comités de vigilancia
Líneas estratégicas
232
Conclusiones
233
lifornia, se trata también de una herramienta que debe ponerse al servicio de las
necesidades de las comunidades rurales, que reclaman el derecho de cuidar y hacer
un uso responsable de sus recursos naturales, visión que comparten los miembros
del sector académico. Sin embargo, velar por que este propósito se mantenga vigente
conlleva una gran responsabilidad, lo cual sólo será posible en la medida en que la
Estrategia Estatal… se instrumente y ponga en marcha.
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