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Se trata probablemente de uno de los extractos peor interpretados de las cartas de Pablo.
Ha sido motivo de muchos sermones sobre la utilización inadecuada y rechazo del
cuerpo. Ha servido de apoyo a la falsa doctrina de la « mortificación de la carne »
difundida también por muchos profanadores del templo de la Vida.
Pero las palabras exactas empleadas por Pablo, desmienten semejantes interpretaciones.
Tampoco os voy a dar otra más, sin embargo si por interpretación entendéis la distorsión
de un texto para que concuerde éste, con las propias opiniones del traductor. Esta no es
mi intención pues, solo deseo que prestéis atención al sentido exacto de la amonestación
de Pablo.
Recordad que Pablo era Judío y discípulo del famoso maestro Gamalíel. Sabia Griego y
Hebreo. Después de su primer relámpago de consciencia superior, camino de Damasco,
Pablo pasó varios años en el desierto de Arabia. Al igual que otros grandes maestros, su
discurso estaba fundado sobre un conocimiento vivencial y un considerable bagaje
intelectual.
Existe una sola forma de alcanzar este estado de recepción y éste es hacer del vehículo
físico del Poder de Vida « un sacrificio vivo ». La palabra griega para sacrificio es «
thusia »; viene del verbo « thuo » cuyo primer significado es « respirar fuertemente,
jadear ».
Nos aconseja diciendo « no os acomodéis » a este mundo (el termino griego es « aion »y
significa « edad » o « periodo »). Está claro que con esto está proponiendo un recorrido
que se opone a los hábitos y creencias de la mayoría ignorante. Aconseja a sus hermanos
que sean diferentes. Les previene contra el hecho de ser arrastrados por la corriente de la
consciencia racial. Reconoce que la influencia del “pensamiento racial” es poderoso y
que tiende a reducir la velocidad de la vibración en las células del cuerpo. Estar
influenciado significa « amoldarse » a las fuerzas externas.
Aquí nos conectamos con una ley de la mente subconsciente que como sabemos, es
siempre responsiva a la sugestión y que está dotada de poder telepático. A menos que
nos hagamos cargo nosotros mismos de ella y dirijamos su acción, será la sugestión más
fuerte (la de la consciencia racial) que además resulta ser ignorante, la que nos domine.
Por tanto, en vez de construir nuestros cuerpos desde dentro, la mayoría permite que se
construyan según las normas imperfectas imprimidas y proyectadas telepáticamente
sobre el aspecto subconsciente que todos compartimos. Así es como se « amoldan a este
mundo » nuestros cuerpos. Como mucho, solo expresan la inteligencia media de la
época en que nos toca vivir.
Pablo nos dice que cambiemos todo esto y que renovemos nuestras mentes. Esta frase es
muy interesante. Renovar, es hacer de ello lo que era al principio, restablecer su frescura
original; renovar la mente es por tanto restablecer los poderes que cayeron en desuso por
generaciones de ignorancia. Pablo nos recomienda que reactivemos nuestro
conocimiento perdido. Recordemos que nos habla del cuerpo así que está claro, que esta
renovación tiene algo que ver con el control mental de la función física.
Muchas escuelas de sanación metafísica lo han intuido. Sin embargo, son pocos los que
han comprendido el sentido profundo de esta enseñanza ya que no muchos sanadores
entienden que la renovación de la mente tiene que ser lograda a través de procesos
físicos.
Para restablecer el control de la mente sobre la función fisiológica, tenemos que llevar la
consciencia celular bajo la dirección del YO SOY, y liberarla de la influencia telepática
del pensamiento-racial, para este logro hay que hacer algo más que pensar en la salud o
darnos a nosotros mismos autosugestiones. Los qabalistas lo explican claramente
cuando atribuyen a la « inteligencia renovadora » la letra Ayin y el sendero 26,
representado en el Tarot por el Diablo.
Esta es la trayectoria del signo zodiacal Capricornio, regido por Saturno, así como el
lugar de la exaltación de Marte. Fisiológicamente, Marte es la serpiente-fuego, la fuerza
llamada kundalini por los Hindúes. Tiene dos principales centros de expresión física.
Rige el signo Escorpio, que gobierna los órganos de la reproducción de la especie.
También rige el signo Aries que gobierna el cerebro ; y el cerebro contiene el más
elevado de los siete centros, pues es en éste donde el Poder de Vida se expresa como
consciencia cósmica.
Ahora el problema para los ocultistas es desviar la energía almacenada en el plexo sacro
de sus expresiones fisiológicas normales y ascenderla a través de los siete centros hasta
el más alto, en el cerebro. A pesar de lo que pueden pensar algunos y por más que hayáis
podido leer, que esto se logra únicamente con la meditación, resulta que antes de poder
empezar a meditar o afectar a los procesos fisiológicos desde la mente, es necesario
como preámbulo, recobrar el mando de la consciencia celular.
Lo mas fácil para empezar es hacerse cargo de la función respiratoria que sólo es
parcialmente automática. Una respiración profunda, voluntaria, rítmica pone a muchos
grupos de células bajo el control de la mente.
Esto es simplemente absurdo. Nuestros problemas se deben casi sin excepción, a que
nuestra consciencia celular se parece a un caballo desbocado. Hasta que no controlemos
a nuestra animal, no podremos integrar la consciencia superior en nuestra vida diaria. La
gente que ignora las leyes del cuerpo y dedica su tiempo a meditar sobre lo que ellos
consideran temas espirituales es como un hombre que necesitando salvar su vida se
dedica a meditar sobre la misericordia divina.
Debemos primero dominar el caballo, para que deje de controlar y tomar las riendas. Ni
siquiera es Swami Vivekanda totalmente justo con el Hatha-Yoga. En el glosario de su
libro « Raja Yoga », define este sistema como sigue:
«La ciencia de control del cuerpo y de la mente, pero sin ningún fin espiritual en
perspectiva, siendo la perfección corporal su único objetivo. »
Esto no es exacto. Una de las obras mas importantes sobre Hatha Yoga el « Gheranta
Sanhita » empieza con esta salutación:
« Saludo a este Adisvara (el Señor Supremo) que enseña primero la ciencia del Hatha
Yoga. Esto es una escalera para subir hasta las máximas alturas del Raja-Yoga. »
Define Vivekananda el Raja Yoga como « la ciencia » que permite conquistar la
naturaleza interna (o sea la mente subjetiva) con el fin de desarrollar la Divinidad dentro
de si.
Tal como una « escalera para subir hasta las máximas alturas del Raja Yoga », este
pernicioso Hatha Yoga tiene necesariamente el mismo fin. Toma simplemente en cuenta
la ley natural. Desarrollar el conocimiento de la naturaleza interna empieza por su
manifestación más externa, el cuerpo físico.
Esta conquista tiene por fin el restablecimiento del poder perdido para controlar la
consciencia celular. A tal fin, le pedimos deliberadamente a las células de nuestro
cuerpo que hagan cosas inusuales. En vez de permitirle al cuerpo cambiar
continuamente de postura, elegimos una pose y seguimos practicándola horas y horas
con la mayor constancia. Nos dedicamos a un sistema asiduo de ejercicios que hace que
cada célula en todo el organismo sea receptiva y responda a la mente central. Al
principio, hay mucha resistencia y las células que incorporan los errores del
pensamiento-racial se niegan rotundamente a obedecer.
Protestan porque, para ellas, obediencia significa realmente la muerte. Si, por ejemplo,
eres de los muchos que no pueden tocar el suelo con la yema de los dedos sin doblar las
rodillas, cualquier intento resultará más o menos doloroso. El dolor es la manifestación
de protesta de las células que estáis entregando como un sacrificio al Poder de Vida en
vuestra determinación por hacer de vuestro cuerpo un instrumento del Espíritu universal,
consagrado y agradable. Pero si seguís practicando, llegará el momento en que podáis
tocar el suelo incluso con la palma de la mano. Ya no habrá dolor porque las células
viejas que son destruidas por vuestros esfuerzos ya han sido sustituidas por otras más
receptivas a vuestra condición mental. Nada hay como este desmontar de tejido.
Recordemos ahora que a esto lo llama Pablo un « servicio razonable ». La palabra
traducida « razonable »significa literalmente « lógico ». El servicio no es ejercicio
basado en una fe ciega. Es una clase de servicio que obedece a un pensamiento lógico de
acuerdo con las leyes de expresión del Poder de Vida. Y éste no puede expresar lo mejor
de si mismo a través de un cuerpo obstruido por desechos y totalmente desafinado. Al
igual que un Paderewski no podría tocar música con un piano de pacotilla.
Por más que meditemos, y llenemos nuestra mente de santos pensamientos, si estos no
nos conducen a hacer de nuestro cuerpo un templo para el Dios Vivo, poniéndolo en
buena forma, no estamos realizando nuestra parte de la Gran Obra.