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Alimentación saludable en el TDAH

En el caso de los niños y adolescentes con TDAH, la alimentación es un


pilar esencial. Bien entendida puede aportar nutrientes esenciales que mejoran
el funcionamiento del sistema nervioso repercutiendo positivamente en el
rendimiento intelectual y comportamental, y por otra parte, porque en ocasiones
la falta de apetito provocado por el tratamiento farmacológico, puede llevar a
desequilibrios nutricionales.
El desayuno aporta a los estudiantes los nutrientes necesarios para
comenzar el día con energía para enfrentarse a la alta exigencia diaria física y
mental. Es por tanto, la comida más importante del día, ya que la cantidad y
calidad del desayuno se relaciona de manera directa con el rendimiento
académico del alumno.

Alimentos a evitar en el TDAH

Azúcares

Los azúcares refinados (procesados / simples) tienen efecto en la


actividad intelectual (son la gasolina del cerebro) pero para que el rendimiento
sea óptimo estos deben ser de buena calidad y deben estar ajustados en
cantidad. para evitar picos y bajadas de actividad y producción (rendimiento
intelectual discontinuo y poco eficiente). Los azúcares y los carbohidratos
ingresan al torrente sanguíneo rápidamente. Por lo tanto, producen cambios
rápidos en los niveles de azúcar en la sangre. Esto puede hacer que un niño se
vuelva más activo. Además de todo esto, produce una gran adicción, nuestro
cerebro necesita de los azúcares para realizar gran parte de su trabajo, y lo más
fácil es recurrir a la vía más rápida, los azúcares simples: bollerías, tartas,
refrescos… cogemos el camino sencillo, el problema es que entramos en esa
espiral peligrosa, cuanto más tomamos más necesitamos.
Estimulantes (bebidas y alimentos)

Los estimulantes aumentan el estado de alerta, la atención y la energía,


así como la presión arterial, la frecuencia cardiaca y la respiración. Este efecto
beneficioso en situaciones puntuales de mayor requerimiento intelectual o
físico, ha dado lugar a un abuso de este tipo de sustancias especialmente entre
la población más joven.
Ejemplos de alimentos y/o bebidas estimulantes serían: cafeína, teína,
bebidas energéticas, ginseng, guaran, jalea real, etc. Los estimulantes tomados
sin control pueden ocasionar efectos adversos a corto y medio plazo, como
nerviosismo, aumento de la hiperactividad, fatiga y ansiedad. En el caso de los
afectados por tdah, existe otro riesgo, al combinar estos estimulantes con la
medicación psico-estimulante prescrita para el tratamiento del tdah, en estos
casos lo mejor es evitar en su totalidad este tipo de alimentos y bebidas
estimulantes.

Alimentos beneficiosos en el TDAH

Hidratos de carbono

Si nuestro cerebro necesita azúcares, la forma más saludable de


obtenerlos es a través del consumo de hidratos de carbono complejos. Estos
deberían suponer un 40-50% de nuestra dieta. La ventaja es que estos azúcares
complejos se van liberando poco a poco, lentamente y no tendremos los
problemas de los azúcares simples (picos y subidas de azúcar repentina con las
consecuentes bajadas bruscas de azúcar por segregación de insulina).
Entre los hidratos complejos encontramos: el arroz integral, la quinoa, el
mijo, el trigo sarraceno, el cuscús integral, la avena, el centeno, la espelta…, los
panes y pastas realizados con ellos, todo tipo de legumbres, semillas, etc.
Ácidos grasos saludables
Los ácidos grasos omega 3 y omega 6 (pescado azul, nueces, almendras,
aceites vegetales, semillas de lino, semilla de chía, pipas de calabaza, dátiles,
vegetales…) mejoran la circulación sanguínea disminuyendo los riesgos
cardiovasculares y aumentando la circulación cerebral. Estos aceites son los que
engrasan la maquinaria del sistema nervioso central para que este funcione
correctamente. Son especialmente importantes en las etapas críticas de
neurodesarrollo (desarrollo fetal, primeros años de vida y épocas de crecimiento
y maduración).
Vitaminas y minerales

El hierro es un mineral que su carencia puede ocasionar problemas


atencionales y dificultad en la concentración. Mantener los niveles óptimos de
este mineral favorecerá el rendimiento junto a la vitamina C, es importante en la
modulación de la dopamina, neurotransmisor capital en el TDAH.
Otros minerales como el magnesio, el zinc, también tienen una relación directa

con el rendimiento intelectual y comportamental. Las vitaminas del grupo "B"

(B1, B2, B3, B5 B6, B7, B8, B9 Y B12) son esenciales a la hora de conseguir

un estado adecuado del organismo y del funcionamiento del sistema nervioso y

evitar los estados de agitación, nerviosismo y ansiedad.


Alimentación después de los 30 años. Una dieta adecuada, buenos
hábitos de alimentación y la práctica regular de actividad física son tres factores
fundamentales para garantizar el bienestar del cuerpo después de los 30 años.
Somos el sitio líder de estilo de vida en México y América Latina. Sumamos a
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Los requerimientos de cada mujer van variando dependiendo de su
edad, estatura, complexión y actividad física, pero estos disminuyen conforme
la edad, le mostramos una serie de recomendaciones para que obtenga una
buena nutrición después de los 30 años.
1. Aumentar el consumo de verduras. La zanahoria, ensalada de hojas verdes

con tomate y espárragos, pueden ser una buena opción para cada momento del

día, después de los 30 años. Las verduras de hojas verdes contienen clorofila

favoreciendo a la desintoxicación de nuestro organismo, además de ser

excelentes fuentes de ácido fólico.

Un estudio realizado con mujeres mexicanas por el Centro de Investigación en

Alimentación y Desarrollo A.C. evaluó la relación entre el consumo de alimentos como la

cebolla, lechuga, manzana, espinaca y el té, entre otros que contienen Fito estrógenos, y el

riesgo de padecer cáncer de mama.

Según el estudio, el consumo de más de una rebanada de cebolla por día tiene un efecto

protector contra el riesgo de la enfermedad después de los 30 años. También se mostró un


efecto similar de un consumo de más de media taza de espinacas y más de una hoja de

lechuga por día en mujeres que todavía no presentaban la menopausia.

2. Comer al menos 5 porciones de frutas. Las frutas son excelentes fuentes de

varias vitaminas, minerales y antioxidantes; por ejemplo, la guayaba, naranja y

mandarina contienen vitamina C, la cual favorece la prevención del cáncer.

Por otro lado, frutas como la fresa, manzana y sandía se asocian con la reducción del riesgo

de cáncer, así como la eliminación de radicales libres que oxidan y dañan a las células de

las mujeres después de los 30 años.

3. Agregar a la alimentación una porción de grasa insaturada al día. Una

cucharadita de aceite de olivo o 2 cucharadas de cacahuates o ajonjolí tostado

en las ensaladas; 10 almendras o una cucharada y media de nueces picadas. Este

tipo de grasa contiene efecto protector contra enfermedades cardiovasculares.

4. Comer leguminosas tres veces por semana. Las leguminosas como frijoles,

lentejas y soya son una excelente fuente de fibra y proteínas.

5. Consumir la adecuada cantidad de fibra y agua al día. La fibra es un

componente de la dieta que participa en la absorción del calcio. Las mujeres

con más de 30 años, con un consumo superior a los 30 g., presentan una

inhibición de la absorción del calcio y a largo plazo esto puede favorecer a la

osteoporosis. En conjunto, la ingesta suficiente de agua (aproximadamente 2

litros) es también muy importante para el buen funcionamiento del organismo.


6. Incluir de 2 a 3 porciones de lácteos al día. La leche y sus derivados

(preferentemente bajos en grasa) contienen calcio, mineral que refuerza los

huesos y ayuda a prevenir la osteoporosis.

7. Por el uso prolongado de anticonceptivos hormonales, las mujeres de más de

40 años pueden presentar deficiencia de vitaminas del complejo B, en especial

la piridoxina (vitamina B6) -la carencia de esta vitamina, representa una

disminución de la serotonina y depresión.- Las principales fuentes de piridoxina

son carnes, pescado, aves, leguminosas, aguacate, plátano y oleaginosas.

A medida que el cuerpo envejece necesita más cuidados para hacer frente a los riesgos de

salud. Una dieta adecuada, buenos hábitos de alimentación y la práctica regular de

actividad física son tres factores fundamentales para garantizar el bienestar del cuerpo

después de los 30 años. Si hay dudas acerca de la alimentación, se recomienda acudir con

un nutriólogo para que una orientación efectiva.

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