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DIOCESIS DE CORDOBA, VERACRUZ.

DIACONADO 2016

HISTORIA DE LA IGLESIA

VIAJES DE SAN PABLO

FORMADOR: SEM. JUAN FERNANDO LUNA

ASPIRANTE: FERNANDO MOLINA CAPI


LOS VIAJES DE SAN PABLO Y SUS FRUTOS
Saulo de Tarso, judío de la tribu de Benjamín, ciudadano romano por nacimiento, de
formación y cultura helenista, de religión judía, fariseo por asociación y cristiano por
conversión; es el más excelso y activo de los apóstoles y el más celoso en la defensa y
promoción del cristianismo surgente. En un principio persecutor de los primeros cristianos,
experimenta su conversión camino a Damasco, en Siria donde es bautizado. Después de
permanecer tres años reflexionando, meditando y aprendiendo, se presenta la comunidad
de Jerusalén y a los demás apóstoles contando su experiencia de conversión.
Posteriormente ante la amenaza de los judíos helenistas de Jerusalén es trasladado a Tarso
de donde comenzará sus viajes apostólicos.
PRIMER VIAJE
Se traslada a Antioquía en donde evangeliza y se encuentra con Bernabé, logrando juntos
un aumento en el número de creyentes. Se aporta un donativo recogido en colecta en favor
de los hermanos de Jerusalén para aliviar los efectos de la hambruna desatada en tiempos
del emperador Claudio
Saulo y Bernabé son designados para llevar el donativo a Jerusalén, de donde retornar a
Antioquía en compañía de Juan Marcos.
Desde Antioquía van Saulo, Bernabé y Juan Marcos a Chipre en donde convierten al
Gobernador Sergio Paulo y en cuyo honor Saulo cambia su nombre por el de Pablo. Pablo
se pone al frente de la misión en lugar de Bernabé, luego se desembarcan en Perge de
Panfilia en donde Juan Marcos no prosigue con ellos y regresa a Antioquía; Pablo continua
su viaje recorriendo Pisidia, Iconio, Listra, Derbe, Licaonia hasta Atalía embarcándose de ahí
para Antioquía.
Aunque en esta misión se pretendió evangelizar primeramente a los judíos de la diáspora,
ante la oposición de los mismos se predicó el evangelio y se consiguió la conversión al
mostrarse dispuestos a abrazar la fe que se les anunciaba.
SEGUNDO VIAJE
Después del Concilio de Jerusalén Pablo emprende su segundo viaje desde Antioquía
acompañado por Silas, pero sin la compañía de Bernabé y de Juan Marcos en este nuevo
viaje visitarán primeras las comunidades ya formadas: recorrieron Siria y Cilicia
consolidando las Iglesias de Licaonia, Pisidia, Listra en donde tomó por compañero a
Timoteo, cruzaron frigia y Galacia; en Tróade gana para fe a su fiel compañero el médico
Lucas. Pasan A Macedonia donde fundan las iglesias de Filipos, tesalónica y Berea. Llegan a
Atenas en donde Pablo predica en el Areópago, en donde hay pocas conversiones: entre
ellas la señora Damaris y la de Dionisio el Areopagita.
Durante año y medio predica y logra una conversión abundante en Corintio, en donde se
encontró con el hermano de Séneca, el procónsul Galión, quien rechazó las acusaciones
hechas contra Pablo por los judíos. También se encontró con los cristianos Áquila y Priscila,
matrimonio expulsado de Roma, con los demás judíos, por el emperador Claudio; con ellos
emprendió el regreso a Antioquía pasando por Éfeso, desembarcando en Cesárea, llegando
a Jerusalén y regresando a Antioquía para rendir cuentas del viaje en que fue
“encomendado a la Gracia” para la misión.
TERCER VIAJE
Partiendo nuevamente de Antioquía siguiendo el itinerario del segundo viaje: cruzó Galacia
y Frigia, en Éfeso permaneció dos años y tres meses, expulsado de ahí pasó a Macedonia,
llegando a lírico, volviendo a Grecia y estableciéndose tres meses en Corinto.
A inicio del año 58 pasó por Macedonia, Tróade y Mileto, embarcándose para Palestina y
volviendo a Jerusalén, donde intentaron asesinarlo los judíos; cae prisionero en Cesárea en
donde apela al Cesar y posteriormente, en un accidentado viaje, llega a Roma quedando en
prisión mitigada, mientras se resolvía su caso en el tribunal del César. Contó con la libertad
dos años después, continuando su actividad evangelizadora a favor de los romanos

San Pablo es el Apóstol por antonomasia y se presenta como prototipo de todo


evangelizador, que quiere que todos los hombres conozcan a Dios y se salven, que conozcan
y vivan el misterio de Cristo. Para San pablo evangelizar es un deber que le incumbe, que se
declara disponible para todo; se debe a todos a sabiendas que es instrumento de Cristo, se
entrega completamente a anunciar el evangelio hasta el desgaste total porque la cridad de
Dios le apremia, todo lo que no fuera Cristo no le interesa, porque su vivir era Cristo y nada
más que Cristo.

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