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Puede asegurarse que la causa fundamental que inició la Revolución Mexicana principalmente fue

la existencia de las enormes haciendas concentradas en unas cuantas personas.

El clero fue poco a poco adueñándose de numerosas fincas, gracias a donaciones y otros medios.
Al finalizar la época colonial, el Clero era el más poderoso latifundista de grandes masas de
territorios; también estaban las haciendas que pertenecían a españoles y criollos.

Se trajo el ejido a México, consistían en una porción de terreno, cuyo objeto era proporcionar
medios de vida a la comunidad, o por lo menos se suponía que así debía ser. Estos terrenos no
pertenecían a los individuos sino a las comunidades, pero, en la mayoría de los casos, esos
terrenos eran insuficientes para cubrir las necesidades del pueblo en comparación con las
extensiones territoriales que gozaban el clero, españoles y criollos. Este fue el problema más
grande de México desde el siglo XIII hasta mediados del siglo XIX.

Para erradicar este problema, gracias a opiniones de mexicanos progresistas y que fue
despertando a muchas más personas, logró que se promulgara la Ley de Desamortización el 25 de
junio de 1856, pues, estaban bien enterados del problema de la distribución de las tierras y la
situación de miseria por la que pasaban los indios, a causa del salario, y las amenazas de
encarcelamiento si no se sometían a la voluntad de los hacendados. El fruto del trabajo no
pertenecía al trabajador, sino a los señores.

Pero, en sí, la ley más que intentar despojar al Clero de sus bienes intentaba poner sus riquezas en
funcionamiento fomentando la economía nacional, pues estas riquezas solían estar estancadas a
causa de “manos muertas”. A pesar de esto, la Ley de Desamortización no coincidió con sus
principales propósitos, pues, los propietarios más ricos en cuanto a tierras, agrandaron aún más
sus extensos territorios.

El clero, inconforme a cause de la promulgación de esta ley, amenazó con la excomunión a


quienes se atrevieran a adquirir sus bienes raíces, provocó las guerras más sangrientas de la
historia mexicana de 1856 a 1867. Esta guerra civil, fue una lucha a muerte entre conservadores y
liberales. El Clero obviamente tenía de su parte a los soldados, hacendados y la mayoría de los
ricos; mientras que los liberales contaban escasamente con el apoyo de una minoría de hombres
cultos y progresistas y representantes de las clases más pobres. El principal apoyo económico del
clero en el país fueron las ganancias que obtenían por la venta de sus tierras e inmueble.

A causa de esto, el gobierno de Juárez promulgó la Ley de Nacionalización de los Bienes de la


Iglesia, el 12 de julio de 1859, con esta ley, el producto de la venta de los inmuebles debían ser
entregados al gobierno.

Todo esto, en lugar de desarrollar la agricultura y le economía, crear la pequeña propiedad y


beneficios para los indios, fortaleció el latifundismo en México y concentró aún más la propiedad
territorial de los latifundistas.
En 1910 habían 840 hacendados y 12 000000 (80% de la población), que comprendían a individuos
que dependían del salario rural, jornaleros del campo y agricultores, la población total del país
ascendía a 15 160369.

Sin embargo, estas grandes haciendas seguían usando métodos agropecuarios de la época
colonial, nunca procuraron modernizar sus técnicas de explotación, más que unos cuantos
hacendados progresistas. El latifundio fue siempre negación de progreso, estancamiento
económico nacional y explotación del pueblo para el privilegio de unos cuantos.

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