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Néstor Braunstein – Deseo y jouissance (goce) en la enseñanza de Jacques Lacan

I – El goce, polo opuesto del deseo.

La noción de jouissance fue introducida en el seminario V “Las formaciones del inconsciente” en la


clase 14. Hasta ese momento, no se trataba de un uso técnico del término. De ahí en adelante, los
siguientes 20 años de la enseñanza de Lacan estuvieron, en gran medida, destinados a separar el
goce del deseo.

Junto con la topología, jouissance se volvió un punto esencial en la teoría lacaniana. Lo que llevo a
Lacan a decir “con jouissance nos encontramos con el único que ente que confesamos”. Y a la
altura del SXX se convirtió en la sustancia con la que se trabaja en psicoanálisis.

Desde ese momento, el concepto de deseo se convirtió en la polaridad antinómica del goce. La
palabra en francés (Jouissance) es complicada de traducir y es preferible utilizar el original en
francés. Jouissance no es la experiencia de un placer o alegría. En Psicoanálisis y Medicina, Lacan
señala:

What I call jouissance – in the sense in which the body experiences itself is always in the nature of
tension, in the nature of a forcing, of a spending, even of an exploit. Unquestionably, there is
jouissance at the level at which pain begins to appear, and we know that it is only at this level of
pain that a whole dimension of the organism, which would otherwise remain veiled, can be
experienced.

Entonces, a partir de 1958 tenemos una doble polaridad en relación a jouissance. Por un lado,
respecto al uso convencional de la palabra placer. Por el otro, respecto al concepto deseo

Si el deseo es falta, falta en ser, jouissance es algo positivo, en el sentido de ser vivido por un
cuerpo donde el placer deja de ser placer. Es un plus, una sensación más allá del placer.

También hay que separar jouissance de satisfacción. Conceptos que se confunden hasta significar
lo mismo en célebres comentaristas como Bruce Fink. El origen de esta confusión se encuentra en
el Seminario VII La ética del psicoanálisis. Allí Lacan señala:

The problem involved is that of jouissance, because jouissance presents itself as buried at the
center of a field and has the characteristics of inaccessibility, obscurity, and opacity; moreover, the
field is surrounded by a barrier which makes access to it difficult for the subject to the point of
inaccessibility, because jouissance appears not purely and simply as the satisfaction of a need, but
as the satisfaction of a drive – that term to be understood in the context of the complex theory I
have developed on this subject in this seminar.

As you were told last time, the drive as such is something extremely complex...It isn’t to be reduced
to the complexity of the instinct as understood in the broadest sense, in the sense that relates it to
energy. It embodies a historical dimension whose true significance needs to be appreciated by us.
This dimension is to be noted in the insistence that characterizes its appearances; it refers back to
something memorable because it was remembered. Remembering, “historicizing,” is coextensive
with the functioning of the drive in the human psyche. It is there, too, that destruction is registered,
that it enters into the register of experience.

El problema comenzó cuando J A Miller le dio a esta sección del seminario el nombre “Jouissance,
la satisfacción de la pulsión”. Cientos de comentadores la tomaron como una definición del
concepto de Jouissance.

Lacan siguió trabajando con el concepto y es evidente que no se trata de la satisfacción de un


deseo o de una demanda, sino que se relaciona con la pulsión de muerte y la cadena significante.
La pulsión es una fuerza constante que tiene como objeto la imposibilidad de su satisfacción. (Así
lo trabaja en la clase “El desmontaje de la pulsión” del Seminario XI). La pulsión no busca
satisfacerse, sino contornear al objeto. La satisfacción de la pulsión, por tanto, no es alcanzar un
objetivo o meta, sino realizar un recorrido.

La satisfacción se encuentra dentro del principio del placer, aunque la satisfacción de la pulsión de
muerte es Jouissance.

Esta es la oposición básica entre jouissance y deseo. El deseo es falta, falta en ser, búsqueda de
algo mítico (el objeto perdido). Su expresión es la fantasía. Mientras que jouissance es no apunta a
nada, es una experiencia impredecible, más allá del principio del placer. Por esto, la fantasía, el
deseo y el placer son barreras para jouissance. Jouissance se encuentra en los estados de tensión
en el que se puede tener una experiencia del cuerpo como tal.

En uno de los pasajes más sugestivos sobre los dos conceptos, Lacan señala que mientras el deseo
viene del Otro, jouissance está del lado de la Cosa. Esta definición tiene ecos en Hegel quien
sostiene que el mero placer debe ser abandonado en favor de la Cosa (das Ding) donde el sujeto
en el ejercicio de su arte o profesión, trasciende la experiencia del placer y puede ir más allá de sí
en la Cosa.

Otra confusión que debe ser aclarada es la que sostiene que el deseo es dialéctico y mientras que
jouissance no lo es. Se dice que jouissance es solipsista e intransferible, pero en toda la obra de
Lacan se señala que solo nos podemos acercar a jouissance a través del lenguaje y que el Otro
siempre está involucrado. Jouissance en los síntomas neuróticos es una forma de relacionarse con
el Otro. Los síntomas sólo existen en tanto son actualizados en transferencia. Como escribió Freud:
“los síntomas sirven como sustitutos de la relación sexual en los enfermos, son el sustituto de una
satisfacción que no tienen en sus vidas”. Los síntomas no son solamente meros sufrimientos
subjetivos, como sostiene la psiquiatría oficia, sino que son una forma de jouissance que se dirige
de un otro al Otro.

The subject will realize that his desire is merely a vain detour with the aim of catching the
jouissance of the other – in so far as the other intervenes, he will realize that there is a jouissance
beyond the pleasure principle (S VII, pp. 183–4).
Jouissance es un sacrificio hecho en el altar de más o menos dioses oscuros; es el maléfico
jouissance de arrancar al otro los bienes que más aprecia. Jouissance está relacionada con la ley, y
por tanto con su transgresión. Es gracias a la ley (y no hay que olvidar que la ley es el otro lado del
deseo) que cierto acto provoca “the jouissance wich the drive aims at”. La pulsión no se dirige a
una meta visible o sensible, sino que es el efecto que se produce en su retorno, luego de haber
fallado y haber dado la vuelta alrededor del objetivo, luego de haber confrontado lo real, esto es,
la imposibilidad de la satisfacción plena. Por esto podemos decir con Lacan que el real, el real de
jouissance, es lo imposible.

Jouissance aparece en la culpa, en el remordimiento, en la confesión, en la constricción, más en


pagar que en que te paguen, en destruir más que en conservar. Su esencia es la suspensión del
arco reflejo, de la persecución de la satisfacción, del servicio a la comunidad, de las “buenas
razones” que gobiernan la conducta racional. Conlleva consigo sus propias razones. Al estar ligada
al Otro su existencia tiene una sustancia ética y no fisiológica. Es por esto que debemos afirmar
enfáticamente la naturaleza dialéctica de jouissance. Jouissance es la sustancia de la neurosis, de
la perversión, de la psicosis y del sinthome.

II – Veinte tesis sobre jouissance

Ya que Jouissance no es homogéneo, debemos reconocer sus distintas modalidades. Podemos


reconocer modalidades generadas y preservadas por el lenguaje y por tanto vinculadas al
significante, pero también aquellas no relacionadas con el discurso. Para explorar esta lógica y su
genealogía voy a resumir mi argumento en veinte tesis.

1. En los seres humanos, la satisfacción de necesidades, de la vida misma, ocurre a través de


una serie de intercambios simbólicos por tanto, atrapando al sujeto en una red del
lenguaje que está comandada por el Otro.
2. El niño, aún antes de adquirir la función discursiva, está sumergido en un mundo de
lenguaje en donde el Otro le da un nombre, signos de identidad, un lugar en la división
hombre – mujer, ideales que constituyen su yo cuando éste se establece en la fase del
espejo. Se introduce a la ley. La carne se transforma en cuerpo, organismo. El objeto se
vuelve sujeto.
3. En su estado de indefensión (Hilflosigkeit) este proto o archi sujeto se manifiesta con un
grito desesperado que el Otro maternal interpreta como una demanda y responde
ofreciendo el pecho. Este acto transforma esta parte del cuerpo de la madre en el
significante de su deseo.
4. El resultante estado de extrema tensión y relajación, caracterizado por Freud como la
“experiencia de satisfacción” tiene como signo el llanto, que revela su máxima cercanía
con la Cosa y al mismo tiempo, la definitiva e irrevocable separación de ésta. De este
momento en adelante, la vida es vivida en exilio de la Cosa.
5. La experiencia de desesperación e indefensión seguida de un ideal inscribe una
satisfacción mítica escrita como jouissance que es alien del discurso. Un jeroglífico en el
cuerpo que sólo puede ser descifrado después de la incorporación del sujeto en el mundo
del lenguaje. Este momento lo deberíamos llamar “jouissance of being” y corresponde a lo
inefable, es una jouissance primera y se vincula con la represión primaria de Freud.
6. El humano entra en un sistema de intercambios que debe incluir a la palabra alienándose
en los caminos ofrecidos por el Otro -sustituyendo el jouissance directo del cuerpo por las
reglas impuestas por el Otro-. Jouissance se vuelve posible con la condición de ser
desnaturalizada y filtrada por el lenguaje.
7. La demanda es demanda de satisfacción. Sin embargo, el agente de la demanda va más
allá de la necesidad, es el deseo por los significantes absolutos del deseo del Otro, en otras
palabras, de su amor. Entonces, la satisfacción siempre deja un trazo de desilusión: hay
algo perdido en el objeto que el otro ofrece. Nunca es suficiente. Y es esta insatisfacción
que recuerda la satisfacción la que engendra el objeto: el objeto causa del deseo. El objeto
plus de gozar que Lacan llama objeto a. Este objeto a no tiene representación, le falta una
imagen especular.
8. En el estado inicial que llamamos “jouissance of being” existe una completitud mutua
entre el niño y el Otro, la madre. Este momento es previo a la falta y al deseo. La necesaria
ausencia de la madre arroja al niño devuelta a un estado de indefensión. El sujeto aparece
desde el principio como el sujeto de un jouissance perdido. El sujeto descubre que no es el
“one and only” del Otro y tiene que atravesar el duelo de la unión mítica previa con la
madre. La pregunta surge: ¿Qué le falta al Otro que yo soy incapaz de completar? El deseo
del Otro por algo que no se le puede proveer es revelado en la castración del Otro
maternal que instituye al falo como el significante del deseo.
9. El sujeto se da cuenta que no puede satisfacer su pulsión o su demanda de amor con
ningún objeto. La falta resultante de esta condición convierte al sujeto como eternamente
deseante y obligado a servir de por vida al jouissance a través del discurso. La falta nos
lleva al significante primordial (el falo). Jouissance en el parletre es el jouissance del
significante.
10. El falo es un significante sin igual. No puede copular (cannot be coupled), no tiene opuesto
en ningún significante. Ese es la condición fundamental del discurso; es sencillamente el
significante de la falta inherente al sujeto hablante. El sujeto dividido, exiliado de lo real
por lo simbólico.
11. El sujeto al haber atravesado la castración es incorporado al mundo de los humanos.
Desde ese momento él o ella pueden ser educados, es decir, entrar a un sistema de
renuncias pulsionales.
12. El sujeto se reconoce a si mismo desde el principio como el objeto de un deseo, la
fantasía, la pulsión y el amor del Otro. Al mismo tiempo, el jouissance que el sujeto puede
tener experiencia lo deja inhabilitado para saber qué está envuelto en el jouissance del
Otro. No se puede gozar (jouir) del Otro. Es una suposición, una fantasía y por tanto algo
que pertenece a lo Real. Seamos claro el juissance del Otro no está en el Otro (que no
existe), sino en el sujeto mismo. Un ejemplo se puede encontrar en el caso del presidente
Schreber.
13. Jouissance, al igual que el deseo, es dialéctico y al mismo tiempo no está limitado por
universales. El jouissance del Otro es un misterio inefable, más allá de las palabras, fuera
de lo simbólico, fuera del falo. Su modelo es el plus, el suplemento del cual las mujeres
pueden hablar sin saber en qué consiste. El jouissance del Otro se asume como el del Otro
sexo, más allá del falo, el jouissance femenino.
14. La función del discurso nos permite separar las tres modalidades del jouissance: a)
Jouissance en la palabra del ser hablante, el jouissance fálico, sirviente de la castración, la
ley y el nombre del padre. B) Jouissance antes de la palabra, su experiencia es en relación
al jouissance de la madre, a la proximidad de la Cosa, un jouissance escrito en el cuerpo,
pero innombrable, mítico, una creación retroactiva y c) Jouissance más allá de la
regulación de la ley y el falo, el jouissance del Otro, el jouissance femenino que por estar
fuera del discurso es imposible de objetivar.
15. Ahora podemos establecer las secuencias lógicas antes notadas. La Cosa y el jouissance del
ser son desplazados por el significante fálico. El significante fálico deja su lugar al
significante del nombre del padre que puede ser articulado con el set de significantes, el
Otro, por lo cual el sujeto puede ser incluido en el sistema simbólico. Hablamos, pero no
podemos traer con nuestra conversación nuestro jouissance perdido, salvo por el camino
de la castración producida por lenguaje y el discurso. El objeto a es el que se mantiene por
fuera de la cadena significante. El resto de la inclusión del sujeto en el mundo vía el
discurso y el complejo de Edipo. Los síntomas neuróticos apuntan a tener acceso al lugar
vacío dejado por la Cosa.
16. El pasaje del jouissance del ser al jouissance fálico y, eventualmente, al juissance del Otro
demanda un progresivo sistema de transcripciones que lleva de uno al siguiente: 1)
sistema perceptivo, 2) inconsciente y 3) preconsciente.
17. Este sistema de inscripciones requiere un proceso de traducción que permite el pasaje de
uno al otro. Ya que el primero de esos sistemas no contiene significantes, lo llamaré
“descifrar” al pasaje del jouissance del ser al inconsciente. Y dejaré el término
“interpretación” para el pasaje del inconsciente al preconsciente.
18. Permítanme leer la frase de Freud Wo Es war, soll Ich werden como una descripción del
lugar donde el jouissance del sujeto ha sido enterrado, enmudecido, encerrado en ataúdes
sintomáticos; desde aquí el jouissance debe encontrar su camino hacia el discurso. El acto
analítico, que incluye el acto performativo de la interpretación, el psicoanálisis va hacia el
desciframiento de poner jouissance en palabras trascendiendo las barreras del sentido y la
satisfacción.
19. Las estructuras clínicas constituyen organizaciones de barreras contra el jouissance.
Dependiendo el tipo clínico, la dirección terapéutica que debe tomar el psicoanalista.
20. Tres citas de Lacan.

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