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Braunstein
Braunstein
Junto con la topología, jouissance se volvió un punto esencial en la teoría lacaniana. Lo que llevo a
Lacan a decir “con jouissance nos encontramos con el único que ente que confesamos”. Y a la
altura del SXX se convirtió en la sustancia con la que se trabaja en psicoanálisis.
Desde ese momento, el concepto de deseo se convirtió en la polaridad antinómica del goce. La
palabra en francés (Jouissance) es complicada de traducir y es preferible utilizar el original en
francés. Jouissance no es la experiencia de un placer o alegría. En Psicoanálisis y Medicina, Lacan
señala:
What I call jouissance – in the sense in which the body experiences itself is always in the nature of
tension, in the nature of a forcing, of a spending, even of an exploit. Unquestionably, there is
jouissance at the level at which pain begins to appear, and we know that it is only at this level of
pain that a whole dimension of the organism, which would otherwise remain veiled, can be
experienced.
Entonces, a partir de 1958 tenemos una doble polaridad en relación a jouissance. Por un lado,
respecto al uso convencional de la palabra placer. Por el otro, respecto al concepto deseo
Si el deseo es falta, falta en ser, jouissance es algo positivo, en el sentido de ser vivido por un
cuerpo donde el placer deja de ser placer. Es un plus, una sensación más allá del placer.
También hay que separar jouissance de satisfacción. Conceptos que se confunden hasta significar
lo mismo en célebres comentaristas como Bruce Fink. El origen de esta confusión se encuentra en
el Seminario VII La ética del psicoanálisis. Allí Lacan señala:
The problem involved is that of jouissance, because jouissance presents itself as buried at the
center of a field and has the characteristics of inaccessibility, obscurity, and opacity; moreover, the
field is surrounded by a barrier which makes access to it difficult for the subject to the point of
inaccessibility, because jouissance appears not purely and simply as the satisfaction of a need, but
as the satisfaction of a drive – that term to be understood in the context of the complex theory I
have developed on this subject in this seminar.
As you were told last time, the drive as such is something extremely complex...It isn’t to be reduced
to the complexity of the instinct as understood in the broadest sense, in the sense that relates it to
energy. It embodies a historical dimension whose true significance needs to be appreciated by us.
This dimension is to be noted in the insistence that characterizes its appearances; it refers back to
something memorable because it was remembered. Remembering, “historicizing,” is coextensive
with the functioning of the drive in the human psyche. It is there, too, that destruction is registered,
that it enters into the register of experience.
El problema comenzó cuando J A Miller le dio a esta sección del seminario el nombre “Jouissance,
la satisfacción de la pulsión”. Cientos de comentadores la tomaron como una definición del
concepto de Jouissance.
La satisfacción se encuentra dentro del principio del placer, aunque la satisfacción de la pulsión de
muerte es Jouissance.
Esta es la oposición básica entre jouissance y deseo. El deseo es falta, falta en ser, búsqueda de
algo mítico (el objeto perdido). Su expresión es la fantasía. Mientras que jouissance es no apunta a
nada, es una experiencia impredecible, más allá del principio del placer. Por esto, la fantasía, el
deseo y el placer son barreras para jouissance. Jouissance se encuentra en los estados de tensión
en el que se puede tener una experiencia del cuerpo como tal.
En uno de los pasajes más sugestivos sobre los dos conceptos, Lacan señala que mientras el deseo
viene del Otro, jouissance está del lado de la Cosa. Esta definición tiene ecos en Hegel quien
sostiene que el mero placer debe ser abandonado en favor de la Cosa (das Ding) donde el sujeto
en el ejercicio de su arte o profesión, trasciende la experiencia del placer y puede ir más allá de sí
en la Cosa.
Otra confusión que debe ser aclarada es la que sostiene que el deseo es dialéctico y mientras que
jouissance no lo es. Se dice que jouissance es solipsista e intransferible, pero en toda la obra de
Lacan se señala que solo nos podemos acercar a jouissance a través del lenguaje y que el Otro
siempre está involucrado. Jouissance en los síntomas neuróticos es una forma de relacionarse con
el Otro. Los síntomas sólo existen en tanto son actualizados en transferencia. Como escribió Freud:
“los síntomas sirven como sustitutos de la relación sexual en los enfermos, son el sustituto de una
satisfacción que no tienen en sus vidas”. Los síntomas no son solamente meros sufrimientos
subjetivos, como sostiene la psiquiatría oficia, sino que son una forma de jouissance que se dirige
de un otro al Otro.
The subject will realize that his desire is merely a vain detour with the aim of catching the
jouissance of the other – in so far as the other intervenes, he will realize that there is a jouissance
beyond the pleasure principle (S VII, pp. 183–4).
Jouissance es un sacrificio hecho en el altar de más o menos dioses oscuros; es el maléfico
jouissance de arrancar al otro los bienes que más aprecia. Jouissance está relacionada con la ley, y
por tanto con su transgresión. Es gracias a la ley (y no hay que olvidar que la ley es el otro lado del
deseo) que cierto acto provoca “the jouissance wich the drive aims at”. La pulsión no se dirige a
una meta visible o sensible, sino que es el efecto que se produce en su retorno, luego de haber
fallado y haber dado la vuelta alrededor del objetivo, luego de haber confrontado lo real, esto es,
la imposibilidad de la satisfacción plena. Por esto podemos decir con Lacan que el real, el real de
jouissance, es lo imposible.