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Asia y África en la historia

J. Daniel Toledo B.
(Coordinador)

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA


UNIDAD IZTAPALAPA División de Ciencias S o c i a l e s y Humanidades

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA

Dr. Julio Rubio Oca


Rector General

Mtra. Magdalena Fresán Orozco


Secretaria General

UNIDAD IZTAPALAPA

Dr. José Luis Gázquez Mateos


Rector

Dr. Antonio Aguilar Aguilar


Secretario

Mtro. Gregorio Vidal Bonifaz


Director de la División de Ciencias Sociales y Humanidades

Dr. José Lema


Jefe del Departamento de Filosofía
ÍNDICE

Pág.

Presentación 9

Asia y África en la historia:


enfoques, imágenes y estereotipos
J. Daniel Toledo Beltrán 25

Egipto y Mesopotamia:
cuna de Estados e imperios
Linda Manzanilla 49

India, el desarrollo de una civilización


Benjamín Preciado Solís 63

China premoderna: diversidad dentro de la continuidad


Flora Botton Beja 79

África anterior a la colonización europea


fosé Arturo Saavedra Casco 99

Las religiones de Asia


© Universidad Autónoma Metropolitana Yólotl González Torres 131
Unidad Iztapalapa. División de Ciencias Sociales y Humanidades
Departamento de Filosofía
Área de Investigación Historia Comparada y Regional
América, Asia y África en el reparto del mundo
Avenida Michoacán y La Purísima s/n Gustavo Vargas Martínez 151
Colonia Vicentina.
09340, México, D. F. Colonialismo y descolonización
en Asia y África: una visión general
(siglos XVI al XX)
Diseño de forro: A. Lucinda Torres Calderón
José Carlos Castañeda Reyes 177
ISBN: 970-620-832-1
Colonización y descolonización en África
Impreso y hecho en México
Massimango Cangabo Kagabo 201
PRESENTACIÓN
Medio Oriente: una reflexión contemporánea
David R. Nájera 219

Islam, nacionalismo y modernización


Zidane Zeraoui 281
La presente obra, Asia y África en la historia, es el resultado de una serie
La India desde la independencia de ciclos de conferencias patrocinadas por la Asociación Latinoameri-
David N. Lorenzen 323 cana de Estudios de Asia y África (ALADAA) e impartidas por especia-
listas, cuya autoridad en la materia es ya ampliamente reconocida en
La revolución china en la historia México, en distintos tiempos e instituciones académico-culturales como
Romer Cornejo Bustamante 335 la Universidad Iberoamericana, la Universidad de las Américas, el Mu-
seo Nacional de las Culturas, la Universidad Autónoma Metropolitana,
El mito y la realidad del "milagro japonés": la Universidad Autónoma de Guerrero, etcétera, con la finalidad de
las bases del crecimiento económico contribuir al conocimiento y difusión de los temas y problemas de Asia
J. Daniel Toledo 353 y África.
La gran receptividad, interés y cuestionamientos que tales confe-
Corea: ¿una nación entre dos Estados? rencias han suscitado, así como la necesidad de mayor información y
Alfredo Romero Castilla 381 demanda de fuentes más especializadas sobre tales tópicos, particular-
mente en español, generó la idea de transformarlas en un texto breve,
Vietnam en la posguerra: continuidad y reforma sencillo y accesible, desprovisto de un aparato erudito demasiado rigu-
Carl T. Berrisford 415 roso y apoyado por una bibliografía básica, con la finalidad de atender
tales demandas y carencias.
El Estado de África hoy en la globalización mundial De allí entonces que, el presente libro no es una obra perfecta-
Yarisse Zoctizoum 439 mente estructurada, en el sentido de responder, de una manera preci-
sa, a una continuidad histórica, unidad analítica, especificidad temática
Sudáfrica en los albores del siglo XXI: y, aún, coherencia textual. No podría serlo, tratando con temporalida-
la transición democrática des tan amplias, espacios tan diversos, culturas, civilizaciones y proce-
Hilda Varela Barraza 459 sos históricos tan heterogéneos. Peor aún, conformada por las
aportaciones de autores tan diferentes, no sólo desde la perspectiva de
sus especialidades, sino también desde la perspectiva de sus enfoques
teóricos y metodológicos.
No obstante lo anterior, tampoco es una compilación mecánica,
accidental, improvisada. En primer lugar, exhibe una lógica temática
al tratar los temas de Asia y África; privilegia cierto tipo de enfoques
adscritos al campo de las ciencias sociales y humanidades; mas aún,
utiliza a la historia como el gran ordenador para el tratamiento de los
temas y problemas afroasiáticos, tanto del remoto pasado, como de la
más cabal contemporaneidad. Pero, por sobre todo, responde a un
objetivo didáctico central: servir de introducción, de puente de plata
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para acceder a un tratamiento o estudio más sistemático y más científi- distantes el uno del otro, derivó en dos formas tan distintas de Estado y
co respecto de los contenidos de Asia y África en nuestro medio acadé- de desarrollo.
mico, particularmente para aquellos estudiantes de licenciatura, o En una apretada síntesis Benjamín Preciado Solís nos entrega una
aquellos que requieran de información mas específica sobre dichas retrospectiva histórica de la India, misma que se extiende desde las
materias. En definitiva, más que un tratado erudito, o una obra históri- culturas originales y autónomas del Indo (2500 a. C. ) hasta el desmem-
ca perfectamente acabada y sustentada, el presente libro es una ama- bramiento del imperio mogol, en 1707, y la irrupción del poderío in-
ble invitación a incursionar de una manera mas certera y sistemática en glés en la India. A lo largo del trabajo India, el desarrollo de una
el conocimiento de Asia y África. civilización. Preciado Solís, no sólo nos identifica algunas de las múlti-
El primer trabajo titulado Asia y África en la historia: enfoques, ples facetas filosóficas, religiosas y lingüísticas que caracterizan la cul-
imágenes y estereotipos escrito por J. Daniel Toledo Beltrán, es una tura india, sino que enfatiza la diversidad regional como una constante
suerte de introducción general a la obra. Parte de la constatación de histórica central en la construcción de la unidad política nacional del
que los contenidos relativos a Asia y África, la relación y proporción que subcontinente indio, al punto de que la historia de la India puede ser
guardan dichos contenidos con respecto a otros temas en el contexto vista —en palabras del propio autor— como un proceso de unificación
de la llamada historia universal, así como los enfoques que se emplean y disgregación constante, aún hasta el día de hoy.
e imágenes que se difunden en planes y programas escolares, libros de Pero la historia de la India puede verse también como un proceso
texto y medios de comunicación y difusión en general, es ambigua, de unificación cultural cuya base ideológica, social y religiosa fue pues-
falsificada, marginal, cuando no de exclusión absoluta. El tratamiento ta por el brahmanismo e hinduismo, sobre la cual se agregó mas tarde
de los contenidos aparece casi siempre subordinado a otros procesos el elemento indoario, mismo que resultó decisivo en la conformación
históricos ajenos a la región, descontextualizados, sesgados, deforma- del perfil histórico-social de la India. El surgimiento de las religiones
dos y subvalorados, lo que se traduce en una serie de generalizaciones, antibrahmánicas como el budismo y el jainismo, visiones religiosas más
reduccionismos, ambigüedades, falsas imágenes y estereotipos, antiguos abiertas y populares, así como la llegada del islam (s. VIII), terminaron
y nuevos, respecto de las sociedades asiáticas y africanas, que no guar- por constituir una cultura característica de la India, configurada por
dan proporción con su verdadera significación histórica. múltiples y fascinantes facetas.
Después de algunas precisiones geohistóricas necesarias, del aná- Flora Botton Beja, en su trabajo China premoderna: diversidad
lisis crítico de generalidades, imágenes y estereotipos más difundidos dentro de la continuidad, parte de la premisa de que lo más sobresa-
en nuestro medio académico respecto de Asia y África, de rebatir los liente de la historia de China no es su antigüedad, sino su continuidad.
enfoques teórico-metodológico empleados hasta ahora y de externar En efecto, al estudiar la historia china, advertimos que dicha continui-
una crítica fundada al "eurocentrismo", en tanto ideología distorciona- dad histórica —muchas veces tipificada como inmóvil, estática y petrifi-
dora y excluyente de las realidades históricas asiáticas y africanas, se cada— ha supuesto una gran "diversidad y dinamismo, una tendencia
arriba a una nueva propuesta sustentada en la "desfalsificación" de la constante a la fusión cultural y una gran capacidad de expansión que
historia y a una recuperación de las perspectivas asiáticas y africanas en se dio dentro de un marco de continuidad ideológica y social".
la construcción de una verdadera historia mundial, y no "universal", Ahora bien, dentro de los pilares de la continuidad Flora Botton
que recupere, ahora sí, lo universal de la experiencia humana. menciona la geografía, que ayuda a explicar algunos de los rasgos de
En el trabajo Egipto y Mesopotamia: cuna de Estados e Imperios, China y también algunos de sus problemas ancestrales; destaca tam-
Linda Manzanilla, sobre la base de testimonios arqueológicos, nos in- bién, por un lado, la conformación de un sistema social estructurado
troduce al proceso de transición de sociedades aldeanas a sociedades en función de la familia, en tanto núcleo social básico, y, por el otro, el
complejas en la historia temprana de Egipto y Mesopotamia, en tanto surgimiento y consolidación de la ideología confuciana, que dio senti-
procesos de unificación, creación y desarrollo de una civilización. Una do y razón de ser al Estado. Ambos constituyeron esa amalgama básica
cuestión central a desentrañar en esta historia es cómo, en dos proce- entre familia y Estado, factor esencial en la continuidad del sistema
sos históricos prácticamente contemporáneos y geográficamente no tan socio-político chino.
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El hecho de que, en su tiempo, China nunca encontró cerca de pezaron a surgir voces reclamando y exigiendo una nueva postura y
sus fronteras una civilización que se le pudiera equiparar, no sólo fo- nuevos enfoques para la construcción de una historia de África más
mentó en los chinos el orgullo y la autopercepción como centro del auténtica. El panafricanismo fue uno de los pioneros en todos esos
mundo, sino que facilitó su expansión e influencia incontrarrestable esfuerzos.
en toda el Asia oriental y del sur. A partir de tales planteamientos, Arturo Saavedra empieza por
Otro pilar de estabilidad y continuidad lo constituyen, sin duda, reconocer al África como cuna de la humanidad y nodriza de la civiliza-
la larga duración de las dinastías, empezando por la Zhou (1927-221 ción, para luego hacer un recuento de los reinos, imperios y culturas
a. C ) , la más larga de toda la historia de China; la Han (296 a. C. -220 más representativos del continente como Egipto, Nubia, Kush, Meroe,
d. C. ) que marcó el verdadero inicio del imperio chino; la dinastía Tang Etiopía, Gana, Malí, Gao, y las culturas swahili y zulú. Al destacar sus
(618-907), una de las de mayor esplendor en toda la larga historia chi- procesos y aportaciones histórico-culturales, así como sus relaciones e
na; la Song (960-1297) con cambios fundamentales dentro de la tradi- intercambios con pueblos y reinos aledaños y de otros continentes en
ción; la Ming (1368-1644), que marcó toda una época de estabilidad y épocas anteriores al siglo XIX, se refuta la idea de África como un ente
afianzamiento de las formas culturales chinas y, finalmente, la dinastía aislado, con sociedades estáticas y ahistóricas hasta la llegada de los
Qing, también conocida como Manchú, (1662-1911), que si bien logró europeos. En definitiva, la pasión con la que en los últimos años los afri-
establecer su hegemonía sobre China por casi tres siglos, en tanto di- canos se dedican a reconstruir su pasado —según el autor— debe ser
nastía extranjera que era, también le cupo el nada gratificante honor acompañada por nuestra parte de una actitud más flexible, abierta,
de ser la última dinastía en la historia china, derrocada justamente por más científica y menos prejuiciada respecto de la historia de África.
el proyecto de la república de Sun Yat Sen en 1911. No obstante, lo Es bien sabido que las religiones más conocidas y más extendidas
subraya Flora Botton, ésta continuidad observada a través de la dura- en el mundo surgieron en el continente asiático. Allí están el judais-
ción y sucesión de dinastías a lo largo de la historia china puede indu- mo, el cristianismo, el islam, el budismo y el confucianismo para atesti-
cirnos a engaño: al interior de cada periodo dinástico, y particularmente guarlo. En este sentido, pueblos como los indoeuropeos, semitas y
en los periodos de transición, se advierte un gran dinamismo, acompa- sinojaponeses destacaron en la creación de sistemas religiosos que más
ñado de reformas, ajustes y cambios profundos, y sobre todo, por la tarde serían enriquecidos y difundidos a escala mundial. A partir de
permanente lucha entre las fuerzas que impulsan la centralización y esta constatación Yólotl González Torres, en su trabajo Las religiones
aquellas que la desafían que, de alguna manera, representan también de Asia nos entrega una visión panorámica de las principales concep-
un tipo de continuidad en la historia china. ciones religiosas del continente, describiéndolas en sus rasgos funda-
En el trabajo África, anterior a la colonización europea, J. Arturo mentales. Empieza por aquellas de los pueblos indoeuropeos de Irán y
Saavedra Casco parte del hecho, ciertamente contradictorio, de que de la India, que comparten algunas semejanzas en sus orígenes, como
mientras una serie de evidencias arqueológicas reconocen y colocan al el zoroastrismo, el hinduismo, el jainismo, el budismo y el sikhismo. A
continente africano como cuna de la humanidad, tratados sobre histo- continuación se abordan las expresiones religiosas de los semitas: el
ria universal, manuales escolares y aún enciclopedias de prestigio, ig- judaismo, el cristianismo y el islamismo, para culminar con la descripti-
noren, releguen, o todavía más, nieguen buena parte de su historia, va de los rasgos esenciales del confucianismo, el budismo (importado
particularmente la llamada época precolonial. El autor responsabiliza por China desde la India y difundido, a su vez, desde allí al resto del
de esto al eurocentrismo que, por desgracia, ha permeado en Latino- Asia oriental) y del shintoísmo, en tanto concepciones y prácticas reli-
américa todos nuestros conocimientos sobre África. El positivismo y su giosas de chinos y japoneses.
desconfianza extrema en la posibilidad de la reconstrucción histórica En el trabajo América, Asia y África en el reparto del mundo,
de las culturas ágrafas y el esquematismo ortodoxo de los materialistas Gustavo Vargas Martínez, sustentado en abundante apoyo cartográfico
históricos de la época, hicieron otro tanto. Sólo después de la Segunda y en elementos de geografía histórica, nos ubica en temporalidades y
Guerra Mundial y del proceso de descolonización que le siguió, parti- realidades menos remotas que las abordadas en la primera parte de
cularmente con el surgimiento de los movimientos nacionalistas, em- esta obra, y nos coloca en contacto con procesos históricos cuyos alcan-
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ces y efectos llegan, incluso, hasta nuestro propio siglo XX, cuáles son Cheneaux ha llamado el asalto final al Asia, acción que también pode-
los procesos derivados del reparto del mundo en distintas épocas y por mos extender al África, sobre todo por el reparto de Berlín (1884-1885).
hegemonías de distinto signo nacional, pero bajo una misma empresa Por cierto, las distancias y diferencias entre la primera y última etapa
general: la empresa del colonialismo. Pero la idea no es sólo reseñar el del colonialismo en Asia y África, no sólo está en las nuevas modalida-
gradual reparto del mundo a partir de la expansión europea iniciada des de la dominación colonial, llamadas ahora neocoloniales, sino tam-
en el siglo XV, sino también identificar algunas secuelas y conflictos bién en la aparición de nuevos y agresivos actores (Alemania, Italia y
derivados de dicho proceso, como las disputas y controversias deriva- Japón) en la disputa intercolonial, que tendrán que dirimir sus dife-
das del Tratado de Tordesillas, los efectos de la llamada europeización rencias y ambiciones a través de dos guerras mundiales. Y precisamen-
del mundo, el reparto de África, el inicio del proceso de descoloniza- te la Segunda Guerra Mundial vendrá a constituirse en el parteaguas
ción, etcétera. histórico que precipitará el proceso de descolonización de los pueblos
Con base en el contexto anterior. Vargas Martínez concede espe- de Asia y África, que tendrán que luchar justamente contra aquéllos
cial atención a la vieja controversia de si América era ya conocida antes con los que habían ganado ambas guerras, para obtener su libertad.
del inicio de la empresa colombina. Al respecto, el autor hace suya la En un terreno un poco más específico que el trabajo anterior,
hipótesis de que efectivamente América ya estaba representada en el Massimango Cangabo Kagabo desarrolla el tema Colonización y des-
mapamundi de Martellus de 1489, supuestamente conocido por Cris- colonización en África. Aún cuando la explotación colonial europea
tóbal Colón antes de iniciar su primer viaje, todo lo cuál, no sólo plan- en África se remonta al mismo siglo XV y sigue con la trata de esclavos
tea la necesidad de una nueva historia del llamado descubrimiento de hasta la primera mitad del siglo XIX, el presente trabajo se inicia con
América, sino de América misma, cosa que está todavía por hacer. la Conferencia de Berlín, celebrada entre septiembre de 1884 y fe-
El dominio imperial de territorios es práctica antigua, pero el co- brero de 1885, enfatizando los aspectos que tienen que ver con el
lonialismo como sistema es consustancial al capitalismo. Así, grosso modo, proceso de descolonización, independencia y formación de nuevos
a cada fase de evolución del modo de producción capitalista corres- Estados nacionales.
ponde una modalidad de la explotación colonialista, o viceversa. Esta A pesar del Acta de Berlín, que justificó, legitimó y consagró el
es la tesis central de la que parte José Carlos Castañeda en su trabajo colonialismo en África, y de las férreas modalidades y prácticas im-
Colonialismo y descolonización en Asia y África: una visión general (si- puestas por británicos, franceses, belgas y portugueses, etc. a sus res-
glo XVI al XX) para entregarnos una panorámica sobre tan extenso pectivas administraciones, el régimen colonial terminó por objetivar
periodo histórico. No obstante el común denominador de la empresa sus propias contradicciones que, a la luz de las ideologías indepen-
colonial —la explotación de las naciones y de los pueblos débiles por dentistas, la acción tanto de las élites como de las masas africanas,
medio de la fuerza— el "modelo" o estrategia colonial difirió bastante estimulados por una coyuntura internacional favorable, terminaron
según se aplicara en América, Asia o África, en parte debido a las prio- por precipitar, a partir de la década de los sesenta, el proceso de la
ridades de cada metrópoli y, en parte, a la diversidad de condiciones descolonización y formación, no exenta de dificultades y violencias,
existentes en cada colonia. Esto tendrá mucho que ver más tarde cuan- de nuevos estados nacionales que emergen al escenario mundial mar-
do se inicien los procesos de descolonización. cados por la impronta del colonialismo y su cúmulo de secuelas, pero
Presentar adecuadamente el proceso de expansión, consolidación también bajo el imperativo de lograr la estabilidad política y acceder
y desintegración colonial europea en Asia y África a lo largo de casi al bienestar económico-social.
cinco siglos, en unas cuantas páginas, es tarea difícil; de allí que el au- Mosaico de contrastes, el Medio Oriente refiere tanto a una re-
tor haya preferido la utilización de casos ejemplares para cada circuns- gión específica, como a una manera de entender y hacer política a
tancia. Así, mientras que el caso del colonialismo portugués en la India nivel regional y mundial; refiere también a etnias y credos religiosos;
ilustra lo que fue una primera etapa de la acción colonial europea en a culturas, civilizaciones e imperios. Y por si esto fuera poco, refiere a
Asia (s. XV-XVI), el tratamiento de la acción colonial en la segunda una de las regiones más conflictivas del mundo, en donde la combina-
mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX, ilustra lo que Jean ción colonialismo, racismo, petróleo, regionalismo, fundamentalismo.
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bipolarismo, hegemonismo, armamentismo, guerra, paz, etc., ha resul- representan avances significativos, no es todavía la paz deseada por
tado altamente explosiva. Es en este contexto que se sitúa el trabajo todos, o casi todos.
Medio Oriente: una reflexión contemporánea escrito por David Náje- En el polémico artículo "El fin de la historia" Francis Fukuyama
ra, con el objetivo expreso de aclarar un Medio Oriente confuso y es- no sólo plantea el incontrarrestable triunfo de la idea liberal sobre la
quematizado. Para alcanzar tal meta, el autor empieza con una reflexión idea socialista, sino que también señala que, para su dominio definiti-
marco: las relaciones internacionales y el poder en el Medio Oriente vo, el liberalismo triunfante debe confrontar todavía otros dos obs-
contemporáneo, dirimido en este caso en torno a la Guerra del Golfo, táculos o "contradicciones" temporales menores, cuales son el
misma que es considerada como un primer ejercicio de la nueva uni- fundamentalismo y el nacionalismo, mismos que han cobrado una sor-
polaridad, con un único y gran beneficiado: los Estados Unidos. prendente fuerza en los últimos tiempos. Pues bien, tomando como
La segunda gran reflexión es en torno a las posibilidades de la paz referencia dicho artículo Zidane Zeraoui, en su trabajo Islam, naciona-
en el Medio Oriente, proceso obstruido, retrasado y violentado como lismo y modernización se propone examinar aquellas dos "contradic-
ninguno, no sólo por los actores regionales y presiones internaciona- ciones" menores al liberalismo que, en el caso del llamado Mundo
les, sino también por el peso de los conflictos de larga duración y los Árabe, no sólo se dan en su forma más exacerbada, sino que nacionalis-
intereses coyunturales, tanto regionales como mundiales. Pero, en defi- mo y fundamentalismo se mezclan y entrecruzan en la dinámica políti-
nitiva, todo pasa por la solución de lo que para muchos es ya el "con- ca de la región, distando mucho de ser factores secundarios en la
flicto del siglo", es decir, el problema palestino-israelí. Al respecto, un explicación histórica de los conflictos regionales.
Medio Oriente en paz —como dice David Nájera— se antoja todavía La respuesta del islam frente al reto nacional y el análisis de la
quimérico, pero se han dado pasos y avances que hace algunos años problemática de la modernización de finales del siglo frente al funda-
parecían imposibles. En cualquier caso, es todavía un mundo distante mentalismo, son los ejes sobre los cuales Zidane Zeraoui construye su
del orden, como concluye el propio autor. hipótesis central de trabajo: el fundamentalismo no es un obstáculo
Pero el trabajo no sólo se circunscribe geográfica y fácticamente menor, circunstancial, para el liberalismo, "al contrario, en la medida
al Medio Oriente, aprovecha para examinar otros actores y conflictos que se vincula y absorbe al nacionalismo, se convierte en una fuerza
en el llamado mundo islámico, que no son totalmente ajenos al con- más radical y totalizadora que el nacionalismo laico. Por otra parte, el
flicto original. Tal es el caso de la situación política en Argelia, los en- fundamentalismo se define también como una nueva propuesta frente
frentamientos entre Marruecos y la República Árabe Saharauí a los procesos de modernización y no un simple proyecto de rechazo
Democrática; la siempre controversial política de la Libia de Khadíify, del progreso occidental para regresar al siglo VII". En congruencia con
las relaciones entre el islam y la nueva Comunidad de Estados Inde- lo anterior, y después de resolver problemas conceptuales y de interre-
pendientes; el ya ancestral problema de los kurdos y armenios, los pro- lación entre islam, nacionalismo y fundamentalismo, tanto a nivel glo-
blemas y conflictos derivados del intervencionismo y faccionalismo en bal, como en su expresión islámica, el autor se dedica a estudiar, entre
Afganistán, etcétera. otros, casos como los de Irán y Argelia que, paradójicamente, son dos
Finalmente, después de examinar panorámicamente los princi- de los países con mayor influencia occidental, pero al mismo tiem-
pales conflictos en el mundo islámico, él autor retorna al conflicto po son dos experiencias reveladoras en cuanto al mayor rechazo de
original. Examina las contingencias que rodearon la Conferencia de aplicación de modelos modernizadores occidentales en sus respec-
Paz para el Medio Oriente, celebrada en octubre de 1991, entre pa- tivas sociedades.
lestinos e israelíes que, pasando por los Acuerdos de Campo David Desde su nacimiento como Estado independiente, en 1947, la In-
(1978) y todo el sinnúmero de escollos que le siguió, consiguió por dia ha luchado denodadamente para mejorar su economía, educar y
fin, no sólo acercar a los enemigos ancestrales a una mesa de negocia- alimentar a su población —cuyo número llega hoy a los 850 millones
ciones y empezar a reconocer su mutua existencia, sino también avan- de habitantes— preservar su unión social y política interna, y mante-
zar en sus propias aspiraciones. No obstante, la Conferencia de Paz y ner su presencia militar en la r e g i ó n . En este descomunal esfuerzo
el fin de la Guerra del Golfo, y sus respectivos impactos regionales, —nos dice David N. Lorenzen en su trabajo La India desde la indepen-
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dencia— se han obtenido logros impresionantes, pero también se han to nacionalista (guomingdang), como el revolucionario (partido co-
confrontado obstáculos que han puesto en peligro la existencia misma munista), que se aliaron y se confrontaron sucesivamente, hasta el triun-
del Estado indio. Entre los primeros se encuentran, sin duda, la crea- fo comunista en la guerra civil revolucionaria en 1949. Pero una cosa
ción de una industria nacional más amplia y menos dependiente; el fue el triunfo de la revolución y otra la construcción del socialismo.
relativo éxito de la llamada "revolución verde" que, en los años setenta, En efecto, en los primeros 27 años de gobierno del partido comu-
logró aumentar la producción agrícola por arriba de la tasa de creci- nista en China (1949-1976) se debió superar enormes rezagos, remo-
miento de la población, y la consolidación del poderío militar regio- ver obstáculos, impulsar reformas y cambios estructurales, confrontar
nal, después de tres guerras con Paquistán y una contra China, etc. bloqueos internacionales y, por si fuera poco, afrontar luchas intesti-
Entre los obstáculos principales está la ya sempiterna tendencia a la nas entre las facciones revolucionarias por la implantación ya de la es-
separación y descentralización, representada por fuertes movimientos trategia soviética, ya de la china, en la construcción del socialismo. La
separatistas como los de Cachemira y el Punjab, y muy especialmente Revolución Cultural —concebida como parte de un modelo de socia-
el separatismo sikhs. Por lo demás, a la confrontación entre centralis- lismo maoísta según Cornejo Bustamante— representó el culmen de
mo y separatismo, no sólo hay que vincular los magnicidios de Indira y la revolución china bajo la égida de Mao Zedong, luego tuvo lugar un
Rajib Gandhi, sino también la consecuente inestabilidad política na- proceso de revisión crítica a la revolución cultural, misma que culminó
cional. Otros obstáculos lo constituyen el lento e ineficiente desarrollo con una serie de reformas al socialismo. Dichas reformas se definieron
industrial, la carencia de energéticos, la deuda externa, las guerras re- en 1976, año de la desaparición de Zhou Enlai y Mao Zedong, y se
gionales, pero sobre todo, lo que Lorenzen define como la "amenaza pusieron en práctica a partir de diciembre de 1978, una vez resuelta la
principal", es decir, "el paulatino derrumbamiento de las fuerzas del lucha por el poder en la era post-Mao. Sus resultados, particularmente
orden y de la democracia frente a los conflictos de clases, de castas y de el impresionante crecimiento del PIB y sus reflejos en los ingresos de la
comunidades religiosas". población, no sólo ha obligado a redefinir la economía china como
La conjunción de dos grandes procesos, la crisis del estado impe- una "economía socialista de mercado", sino que también ha puesto en
rial chino, que había empezado desde fines del siglo XVIII, y la inter- entredicho la ya conocida consigna de la "persistencia en el camino
vención de las potencias imperialistas europeas desde mediados del socialista" del régimen chino.
siglo XIX, no sólo prepararon el derrumbe de la decadente dinastía En el trabajo El mito y la realidad del "milagro japonés": las bases
Qing, sino que también crearon las condiciones para el surgimiento del crecimiento económico escrito por J. Daniel Toledo Beltrán se parte
del proceso revolucionario que ha originado, a su vez, la situación ac- de la constatación de que, muy probablemente uno de los temas sobre
tual de China. De allí que, todo intento de comprensión de la sociedad los que más se ha escrito en la historia contemporánea del Japón, ha sido
china contemporánea no puede prescindir de estos largos e importan- sobre el rápido crecimiento económico, particularmente el experimen-
tes procesos históricos, esto es, en toda tentativa de cabal comprensión tado en el periodo de la posguerra (1955-1973), mismo que ha sido bau-
de la historia china se requiere de un ejercicio de larga duración. Esta tizado como el "milagro económico japonés". No obstante, y contra todo
es —grosso modo— la tesis central con la que Romer Cornejo Bustaman- lo que se pudiera pensar, no ha sido y no es uno de los fenómenos mejor
te, en su trabajo La revolución china en la historia, se propone exami- conocidos, tanto en el Japón, como en el extranjero. Ello, principalmen-
nar, de una manera sucinta claro está, los principales acontecimientos te porque se ha enfatizado y/o privilegiado la visión de un Japón econó-
del último siglo de la de por sí larga historia china. micamente exitoso que, devastado por la guerra y las atómicas, no sólo
A partir del caos político generado por el fracaso de la República se reconstruyó, sino que se constituyó, en uno de los más breves tiempos
(1911), del contacto de jóvenes intelectuales chinos con ideas políticas históricos, en la segunda potencia capitalista mundial, ignorando o sub-
liberales, marxistas, democráticas, anarquistas, etc.; de las guerras loca- valorando los costos sociales que la sociedad japonesa, como un todo, ha
les, de la crisis económica y de la agraviante presencia de las potencias debido pagar por tamaño éxito económico.
imperialistas, particularmente de la agresiva presencia de los japoneses De allí que, partiendo del contraste entre la devastación y la opu-
desde fines de la década de los veinte, etc. se nutrió tanto el movimien- lencia experimentados por el Japón en el periodo de la posguerra, no
20 J. Daniel Toledo B. PRESENTACIÓN 21

sólo se analicen los factores y condiciones fundamentales sobre las que como externas, de fines de los ochenta y principios de los noventa. En
se construyó el llamado "milagro económico japonés", sino que tam- primer lugar se refiere al ya consustancial compromiso con la guerra
bién las nuevas bases sobre las cuales, una vez terminada la era del que por siglos ha tenido que librar el pueblo vietnamita para estable-
"milagro", la economía japonesa continuó su proceso de diversifica- cerse como Estado y que, en mucho, ha templado y fortalecido el ca-
ción, expansión e internacionalización hasta llegar a constituirse en rácter e independencia nacional; el segundo tiene que ver con la
uno de los actores más importantes en el escenario económico, indus- adopción del comunismo que, aunque doctrina extranjera, ha arraiga-
trial, comercial y financiero mundial, sólo detrás de los Estados Uni- do de una manera que podría considerarse casi natural en algunas so-
dos. Pero esta vez se destacan también los altos costos sociales que este ciedades asiáticas llegando a "ocupar una parte integral de la identidad
éxito ha representado para la sociedad japonesa de ayer y de hoy, parti- nacional y cultural de sus pueblos", como sería el caso de uña buena
cularmente la brecha entre productividad y salarios, extremada en el parte de la sociedad vietnamita, cosa que ha hecho difícil el socava-
caso de la mano de obra femenina; contaminación y deterioro ambien- miento de sus estructuras básicas. Todo lo contrario ha ocurrido en la
tal, que han sido los más publicitados; pero sobre todo se aborda el alto URSS y en Europa del Este. De allí que, China, Corea del Norte, Laos y
costo que ha representado la llamada "educación para el éxito" y el Vietnam constituyan todavía un reducto del socialismo mundial.
karoshi, literalmente la muerte por exceso de trabajo. Todavía mas, y este sería el tercer rasgo que privilegia Berrisford,
Decidido a transitar por una vía que permita trascender la histo- la experiencia acumulada de las múltiples luchas por la independencia
ria mito y dar paso a un ejercicio de la historia como proceso, Alfredo y la unificación nacional, así como su desafío para sobrevivir en un
Romero Castilla en su trabajo Corea: ¿una nación entre dos Estados? ambiente internacional hostil marcado por dos guerras frías: la clásica
aspira a trazar una perspectiva histórica que enfatice el origen y desti- entre el capitalismo y el comunismo, y la nueva, librada al interior del
no de la nación coreana, independientemente de su fractura actual en comunismo y como resultado del enfrentamiento sino-soviético, todo
dos Estados diferentes, antagónicos, que el autor estima como muy di- lo cual ha derivado en una tendencia pragmática del socialismo vieüía-
fícil de unificar a corto o mediano plazo. Sin embargo, la historia de mita que hoy día se está probando, no sólo en sus reformas internas,
los desencuentros y divisiones es mucho más antigua y no sólo imputa- sino sobre todo en su proceso de apertura e integración hacia la región
ble al acuerdo estratégico-militar entre Estados Unidos y la Unión So- del sureste asiático, y por extensión al resto del mundo.
viética, con el fin de acelerar la derrota del Japón en agosto de 1945. En su estilo muy peculiar que, al igual que otros hemos decidido
Para probar esta historia de encuentros y desencuentros de la na- respetar en la presente obra, Yarisse Zoctizoum, en su trabajo El Esta-
ción coreana, Romero Castilla se remonta, incluso, a los orígenes mis- do de África hoy en la globalización mundial aborda la difícil tarea de
mos del primer Estado coreano, surgido como resultado de la brindarnos un panorama general y crítico acerca del África actual, par-
unificación de los tres reinos primigenios por allá por el año 668, hasta ticularmente en los aspectos económicos y políticos, frente a las ten-
el presente, con una nación coreana dividida en dos Estados. Pero lo dencias globalizadoras que caracterizan a la economía mundial.
interesante de todo esto, como ya se ha dicho, es que la división actual Para acometer tal empresa, Yarisse Zoctizoum empieza por docu-
no responde exclusivamente a las circunstancias geopolíticas derivadas mentar y analizar las dimensiones de lo que él llama la crisis de las
de la inmediata posguerra, sino que también tiene que ver con una economías africanas y los ajustes que se intentan para resolverla; de la
historia más larga. Y esto también cuenta para las posibilidades de uni- misma manera lo hace con la crisis de las estructuras políticas, reseñan-
ficación de la nación coreana en un solo Estado. do a continuación los esfuerzos que se hacen para encontrar el modelo
Carl T. Berrisford, en su escrito Vietnam en la posguerra: conti- político adecuado que dé solución a las demandas sociales, particular-
nuidad y reforma parte subrayando la existencia e importancia de, al mente aquellas relacionadas con las reivindicaciones populares. En
menos tres rasgos inherentes al carácter nacional del pueblo vietnami- cualquier caso, las soluciones que hoy se intentan en todos los confínes
ta que, dentro de otros factores y circunstancias, mucho tienen que ver del continente son difíciles de lograr, puesto que su eficacia, no sólo
con las reformas y continuidad en el proceso de reestructuración del depende de una adecuada comprensión de la multiplicidad y comple-
régimen y en la redefinición de sus estrategias políticas, tanto internas jidad de factores que conforman la realidad africana actual, sino tam-
22 J. Daniel Toledo B. PRESENTACIÓN 23

bién de los factores históricos, que en un continente como el africano, bastante largas, hecho que necesariamente hace aparecer algunos de
pesan demasiado. los trabajos un tanto desfasados, o con cierto aire de obsolescencia,
No es gratuito afirmar que Sudáfrica es un caso singular en el dada la fecha en que fueron escritos. No obstante, su valor historiográ-
contexto africano. En efecto, por un lado ha sido el punto nodal en la fico se sostiene y responde a los objetivos planteados originalmente
determinación de las relaciones de cooperación o conflicto en el Áfri- por todos los participantes en el presente volumen.
ca austral y, por el otro, ha sido el único país africano que en los últi- Agradecemos, finalmente, el alero protector que nos brinda la UAM-
mos 35 años ha mantenido una posición relevante en el escenario Iztapalapay su Departamento de Filosofía, quienes, haciendo honor a su
mundial. De allí entonces la trascendencia de los cambios operados en lema de Casa abierta al tiempo, han dado entrada y oportunidad al pre-
este país en los años recientes, pues expresan no sólo el carácter espe- sente libro; a los miembros de ALADAA por la generosa contribución
cífico de Sudáfrica, tanto a nivel regional, como internacional, sino con sus escritos, y a Hernán Taboada, comprometido miembro de ALA-
también expresan, de una manera dramática, el nuevo dinamismo po- DAA, cuya diligencia y eficacia ayudó a resolver algunos de los proble-
lítico, social y económico en la parte austral del continente africano. mas de redacción de los trabajos que aquí presentamos. Cabe, sin
Bajo esta tesis general, Hilda Várela Barraza, en el trabajo Sudáfrica en embargo, la aclaración de que los únicos responsables de las formas y
los albores del siglo XXI: la transición democrática, examina el proce- contenidos de los escritos, somos sus respectivos autores.
so de transición entre el derribamiento formal de los muros del apar-
theid y la construcción de una sociedad post-apartheid, proceso que la
propia autora ha calificado como una de las "revoluciones tardías" del J. DANIEL TOLEDO BELTRÁN
presente siglo. Coordinador
Así, del análisis de los factores que explican la crisis estructural
del apartheid y de los intentos por parte del aparato oficial de detener
el derrumbe introduciendo débiles, superficiales y ineficaces reformas
al sistema, se pasa al estudio del proceso de democratización que, ante-
cedido por la ingobernabilidad e inaplicabilidad del apartheid, empe-
zaba a crear condiciones para la negociación política en pro de la paz y
del aniquilamiento definitivo del régimen racista de Sudáfrica. Final-
mente, este tardado, complejo, confrontado, difícil y muchas veces vio-
lento proceso de transición, concluye con los acuerdos de junio de 1993,
tomados en el seno del Foro de Negociación Multipartidista, que pre-
paran oficialmente la etapa de transición hacia una Sudáfrica demo-
crática para el año 2000, justamente cuando se instale el gobierno de
mayoría en ese país.
No obstante los compromisos adquiridos por las fuerzas involu-
cradas —señala Hilda Varela— el proceso de democratización y el pro-
yecto de reconstrucción nacional que le sigue, no estará exento de
dificultades y violencias.
Como suele suceder con las publicaciones en nuestro medio aca-
démico universitario, éstas tardan en aparecer; ya sea por la cantidad
de las mismas, ya sea por la poca disponibilidad de recursos financie-
ros, siempre escasos, destinados a estos menesteres. Esto es lo que ha
acontecido con la presente obra, cuyas contingencias editoriales son ya
ASIA Y ÁFRICA EN LA HISTORIA: ENFOQUES,
IMÁGENES Y ESTEREOTIPOS

J. Daniel Toledo Beltrán


UAM-Iztapalapa

No hace mucho tiempo, la tierra estaba poblada por dos mil millones de habitantes,
es decir, quinientos millones de hombres y mil quinientos millones de indígenas.
Los primeros disponían del verbo, los otros lo tomaban prestado. [... ] la élite euro-
pea se dedicó a fabricar una élite indígena; se seleccionaron adolescentes, se les
marcó en la frente, con hierro candente, los principios de la cultura occidental,
se les introdujeron en la boca mordazas sonoras, grandes palabras pastosas que se
adherían a los dientes; tras una breve estancia en la metrópoli se les regresaba a su
país, falsificados. Esas mentiras vivientes no tenían ya nada que decir a sus her-
manos; eran un eco, desde París, Londres, Amsterdam, nosotros lanzábamos pala-
bras: "¡Partenón! ¡Fraternidad!" y en alguna parte, en África, en Asia, otros labios
se abrían: "¡... tenón! ¡... nidad!" Era la Edad de Oro. [... ] Europa creyó en su
misión: había helenizado a los asiáticos, había creado esa especie nueva, los negros
grecolatinos.

Jean-Paul Sartre
Prefacio a Los condenados de la tierra de Frantz Fanon (1961)

Hasta que los leones tengan sus propios historiadores, las historias de cacería se-
guirán glorificando al cazador.

Proverbio africano tradicional.

Algunas precisiones necesarias

Asia y África, en su conjunto, constituyen aproximadamente el 60 por


ciento de las tierras emergidas del planeta; en ambos continentes vive
alrededor del 70 por ciento de la población mundial, que en la última
década del siglo sobrepasa ya los cinco mil millones de seres humanos.
Sólo las personas que habitan China, India, Indonesia, Bangladesh,
Japón y la ex Unión Soviética, que también es asiática, superan por
mucho la mitad de la población de la tierra. Pero este fenómeno de
alta concentración demográfica no es un fenómeno propio de nuestra

25
ASIA YÁTRICA EN LA HISTORIA:
26 Daniel Toledo B. ENFOQUES, IMÁGENES Y ESTEREOTIPOS 27

contemporaneidad, tiene ya una larga historia tratándose de Asia y Áfri- El presente ensayo es un poco el resultado de una investigación
ca. Es conocido que, por lo menos desde el tercer milenio a. C. existen en torno a los enfoques, contenidos e imágenes que respecto a Asia y
ya en la Mesopotamia del Tigris y del Éufrates, en el valle del Nilo, en la África se hacía hasta hace poco, tanto en planes, programas y libros de
gran llanura del Indo y del Ganges, del Yangtsé y del Huang-Ho, o Río texto, como en periódicos, revistas, historietas, e incluso otros medios
Amarillo, en China, por sólo nombrar las cuencas hidrográficas más de comunicación como la televisión, en México. Si bien nuestra bús-
importantes, grandes concentraciones humanas que, como dice Gor- queda privilegiaba los medios de difusión más sistemáticos y escolariza-
don Childe, poseían "una dotación generosa e infalible de agua y un dos (programas y libros de texto), no descartó aquellos destinados a
suelo fértil, renovado cada año por las avenidas, que aseguraba un abas- usuarios comunes, no escolarizados; la finalidad era el reforzamiento,
tecimiento superabundante de alimentos", ' condiciones que no sólo o la inclusión si fuera el caso, de los contenidos relativos a Asia y África
permitieron el crecimiento de la población, sino que allanaron el ca- en los planes, programas y libros de texto de la educación básica mexica-
mino para el desarrollo de la vida material, espiritual y artística de los na. Posteriormente la búsqueda se extendió a los niveles de preparatoria y
pueblos que allí habitaban. licenciatura, como una forma de cubrir todo el espectro de nuestra
Es, pues, en Asia y África donde a partir del 4000 a. C. tuvieron educación formal o regular, incluida cierta especialización a nivel de la
lugar esos procesos de transformación de sociedades aldeanas a socie- licenciatura de historia. Con estas bases, el conocimiento adicional de
dades más complejas, con un alto nivel de organización política, social algunas fuentes bibliográficas a nivel de libros de texto generales y una
y económica que dieron forma a esos formidables centros originales cierta experiencia en cuanto la enseñanza de los temas de Asia y África
de cultura localizados en Mesopotamia, Egipto, India y China, cuya en diferentes niveles educativos, podemos arribar a una serie de cons-
gran capacidad de irradiación y expansión empezó a evidenciarse a tataciones importantes.
partir del segundo milenio a. C, y cuyos alcances civilizatorios, tanto en Una primera, y hasta cierto punto curiosa constatación que se pue-
su forma material como espiritual, han llegado hasta nuestros días. de señalar, es que si se tratara de un dato puramente programático — cuantitativo, s
¿Quién podría hoy, con fundadas razones, poner en duda las raíces y en sus ediciones 1976 y 1986, deberíamos concluir que los estudiantes
contribuciones asiáticas y africanas al proceso de formación de nuestra de educación primaria eran los que más sabían de Asia y África en Méxi-
cultura occidental y cristiana? Pero no se trata sólo de aludir al pasado co, puesto que sus auxiliares didácticos eran los que en términos pro-
brillante y espectacular, ni de privilegiar el hecho de que históricamen- porcionales, presentaban una mayor cobertura sobre dichos temas; por
te Asia y África han sido la cuna de las culturas más antiguas del plane- el contrario, los planes de estudio de varias licenciaturas de historia de
ta, sino de destacar también que en la actualidad ambos continentes otras tantas universidades mexicanas, no alcanzaban dicha proporción.
son escenarios de importantes y gravitantes procesos económicos, polí- He aquí un tema para la reflexión.
ticos, tecnológicos, culturales, etcétera, cuyos alcances, como en el pa-
sado, incumben a toda la humanidad, y es imposible ignorarlos. El acopio informativo en cuanto a la cobertura y tratamiento que
Ahora bien, lo que nos interesa destacar aquí es que pese a esta se ha dado a los contenidos de Asia y África, la relación y proporción
gran significación e incidencia de las culturas asiáticas y africanas, y que guardan dichos contenidos con respecto a otros temas en el con-
sobre todo su continuidad histórica, no corresponde, ni se refleja en el texto de la llamada historia universal, así como la revisión crítica de los
escaso y a veces estereotipado conocimiento que tenemos respecto de enfoques que se emplean e imágenes que se difunden nos permiten
los pueblos, cultura y realidades asiáticas y africanas no sólo en la esfe- aseverar que el tratamiento de las temáticas asiáticas y africanas es mar-
ra de la cultura y conocimiento popular, que hasta cierto punto sería ginal, cuando no de exclusión absoluta; los contenidos aparecen su-
comprensible, sino sobre todo en nuestros medios escolares y académi- bordinados a otros procesos históricos ajenos a la región y los enfoques
cos, que para los efectos educativos es mucho más preocupante. empleados, casi siempre desde la perspectiva eurocentrista, son des-
contextualizados, sesgados, deformados y subvalorados, todo lo cual se
traduce en una serie de generalidades, reduccionismos, ambigüeda-
1 Vere Gordon Childe, Los orígenes de la civilización México, FCE, 1978, pp. 173, 174. des, falsas imágenes y estereotipos, antiguos y nuevos, que se han di-
ASIA Y ÁFRICA EN LA HISTORIA:
28 J. Daniel Toledo B. ENFOQUES, IMÁGENES Y ESTEREOTIPOS 29

fundido y arraigado respecto de las sociedades y culturas asiáticas y nia (Myanmar), los templos indios, las pagodas coreanas, los jardines
africanas, que no guardan proporción con su verdadera significación japoneses, etcétera, son exóticos; también lo son los productos como
histórica. vestidos y perfumes chinos, tailandeses, hindúes, filipinos; 2} es aplica-
Aun cuando Asia y África comparten algunas imágenes y estereo- do también al mosaico humano de Asia, en tanto portadores de cos-
tipos, es necesario examinarlas por separado a fin de recuperar, por lo tumbres y tradiciones diferentes; así, las mujeres tailandesas, los monjes
menos, su especificidad. Empezaremos por Asia, reducida durante budistas, los brahmanes indios, los dignatarios árabes, los emperado-
mucho tiempo a "Oriente". res chinos, etcétera, son exóticos; 3) por último, y hasta hace poco este
concepto se hacía también extensivo a los estudiosos de las "cosas orien-
Del "Oriente" monolítico a la pluralidad asiática tales", cuyos problemas y temas de investigación eran, por añadidura,
exóticos.
De entrada, uno de los conceptos más profusamente utilizados, de ma- Otra de las imágenes que se repite constantemente es la de Asia
yor capacidad aglutinadora y que prohija la mayor cantidad de imágenes como un continente proclive a lo misterioso, a lo mágico; espacio ple-
y estereotipos respecto de Asia es el de "Oriente". Bajo él tiene cabida tórico de leyendas y ensueños, que dan origen a otros tantos estereoti-
todo lo asiático, que pasa a ser sinónimo de oriental, lo mismo da que se pos. Según esto, Asia encubre secretos profundos y misterios no
trate de los Beduinos árabes, los Thugs de la India o los Samurais japone- resueltos, como por ejemplo los secretos y poderes de la Gran Pirámi-
ses, todos son orientales; igual sucede si se trata de las formaciones cultu- de que, curiosamente, se difunden en función de Asia y no de África,
rales urbanas de Mesopotamia (4000 a. C. ), de las culturas agrícolas del como debiera corresponder; la "misteriosa" existencia de la piedra
valle del Indo (2500 a. C ) , o la cultura China bajo la dinastía Zhou (1027- Caaba, en el centro del santuario del mismo nombre, calificativo mil
221 a. C ) . Bajo tal concepto se construyen categorías analíticas impor- veces reiterado cuando se trata de los templos hinduistas, budistas, shin-
tantes como "Despotismo oriental" y "Modo de producción asiático", se toistas esparcidos desde la India hasta Japón, pasando por el sureste
promueven el establecimiento de instituciones académicas y la forma- asiático, China, Corea, etcétera. Pero lo misterioso no es exclusivo de
ción de grupos de investigación, reflexión y análisis que pasan a denomi- lugares o templos, también es propio de muchas personas y grupos del
narse "Centros de Estudios Orientales", hasta la constitución de clubes
continente como los "misteriosos" thugs y los "crueles sikhs" de la In-
de meditación y autocontrol, cuya efectividad se garantiza por la utiliza-
dia, los implacables ninjas del Japón, las sociedades secretas chinas con
ción de "refinadas técnicas orientales", etcétera. Hay que señalar, sin
sus emblemáticos dragones negros, rojos, verdes y, por supuesto, los
embargo, que el concepto de "Oriente" no es estático, ni monolítico a
sempiternos "misteriosos" lamas.
ultranza, acepta ciertos cambios y admite desagregaciones. Por lo pron-
Lo "mágico" es otro de los atributos de los orientales, lo cual pue-
to, se utilizan con mucha frecuencia, y no sólo en el estricto sentido geo-
de tener varias lecturas, por un lado puede aludir al simple arte de la
gráfico, los conceptos de "Cercano Oriente" y "Lejano Oriente", lo que
prestidigitación, según la cual los magos si son orientales son buenos,
ya es ganancia en términos de especificidad. Volveremos más tarde sobre
pero si son chinos son mejores. No sin razón muy pocos de nuestros
otras connotaciones del concepto de "Oriente", por ahora sólo nos inte-
resa subrayar la frecuencia de su utilización y su carácter aglutinante, autóctonos magos resisten la tentación de adoptar nombres chinos.
depositario de la esencia de lo asiático. Por otro lado, y esto en un sentido más trascendente, lo mágico parece
ser el puente entre lo misterioso y lo legendario, cuya concreción ha
Otro de los conceptos-imágenes que se repiten con más frecuen- transformado al Asia en un continente atiborrado de sueños y leyen-
cia es el de "exotismo", que asociado con el "oriente" se transforma en das. ¿Quién no recuerda, por ejemplo, la leyenda de Moisés salvado de
"exotismo oriental", una de las adjetivaciones más frecuentes para de- las aguas, misma que se repite en Mesopotamia y hasta en el valle del
signar lugares, costumbres, productos, personas provenientes de Asia. Indo, aunque con personajes diferentes y en otras circunstancias, o no
El concepto "exotismo oriental" tiene por lo menos tres aplicaciones conoce el relato de los Reyes Magos tras la errante estrella de Belén,
importantes: 1) es utilizado en la descripción del paisaje físico-cultural: leyendas que hoy están en la base de una de las religiones más extendi-
los jardines colgantes de Babilonia, los cultivos de amapola en Birma- das de la tierra? ¿Quién ha podido sustraerse a la mágica atmósfera de
ASIA YÁTRICA EN LA HISTORIA:
30 J. Daniel Toledo B. ENFOQUES, IMÁGENES Y ESTEREOTIPOS 31

Las mil una noches, a los fantásticos relatos de los Tesoros de Golconda sión europea. Pero de allí en adelante ¡nada! cinco siglos de historia en
o a los sueños fincados en torno a las Fuentes de la eterna juventud de los que Asia lo ha recibido todo, no ha aportado prácticamente nada
Hayderabad? ¿Acaso los fantásticos relatos, muy pronto transformados importante, ni siquiera en nuestra historia inmediata. Todo lo cual no
en leyenda de Marco Polo acerca de los palacios chinos y japoneses sólo da forma a una gran pregunta, sino que refuerza la imagen enig-
recubiertos de oro y plata no crearon sueños y despertaron apetitos en mática del continente: ¿cómo es posible que el gigante asiático, salvo la
los mercaderes de la Europa medieval? Y las referencias podrían seguir, posible excepción del Japón, haya permanecido aletargado tantos si-
el caudal es grande. glos frente al explosivo y fulgurante desarrollo científico-económico
Pero Asia es también un continente que genera imágenes contra- de Occidente? He aquí otro tema para reflexionar.
dictorias, algunas profundamente contrastantes. Mientras por un lado Por lo que respecta a los mapas y a la descriptiva geográfico-histó-
se le reconoce que es la madre de los continentes, no sólo por razones rica, el continente asiático se nos presenta no pocas veces como frag-
geológicas, sino porque allí aparecieron las primeras civilizaciones, to- mentado, con agudos desequilibrios regionales donde todo parece
das las religiones que hoy tienen vigencia y alcances mundiales, e im- haber ocurrido y aún ocurre en las llanuras de los grandes ríos, en
portantes escuelas de pensamiento filosófico; florecieron y se torno a las sociedades hidráulicas como diría Wittfogel; más allá de
desarrollaron en él culturas y civilizaciones tan importantes como las ellas los grandes espacios vacíos donde nada existe, ni nada parece ha-
de Mesopotamia, India y China; ¡allí están los restos arqueológicos, los ber ocurrido, como en el caso de Asia central, visión que no sólo omite
templos, los castillos, las murallas, las fuentes y documentos literarios, la referencia a la ruta de la seda que desde tres siglos antes de la era
etcétera, para atestiguar la magnitud de tal grandeza! Sin embargo, cristiana comunicaba el corazón de China con el Mediterráneo euro-
por otro lado se subraya que junto a ese "pasado brillante" se levanta peo y africano a través de esa región en un activo comercio transconti-
un presente incierto y problemático, ilustrado profusamente por el ham- nental, sino que también ignora la más contemporánea existencia de
bre y la pobreza de Bangladesh o la India; el radicalismo y la violencia sociedades, culturas, economías, distribuidas en esas vastas mesetas,
desatados por los fundamentalismos, nacionalismos y regionalismos ya montañas y cuencas fluviales interiores de Asia.
sea en Irán, Iraq, Líbano o India; el conflicto potencial representado Aparte de reproducir la imagen de un escenario de nutridas cara-
por el crecimiento demográfico en un continente que llega a los 3 000 vanas de camellos que viajan a través de los desiertos de oasis en oasis,
millones de habitantes (más de la mitad de la población mundial) y frecuentemente asaltados por "agresivos y crueles" nómadas de los de-
que crece cada año a un ritmo de 55 millones de personas; el problema siertos, o el espacio donde "bárbaros" jinetes de las estepas se despla-
de los refugiados y migrantes, legales e ilegales, que genera "ghettos" y zan sobre pacíficas ciudades y campos de cultivo, saqueando, violando
tensiones en los países receptores, etcétera; allí están también los pro- y matando a sus moradores, contra los cuales se hace necesario cons-
blemas para atestiguar la magnitud de las contradicciones sociales, po- truir barreras de protección como la Gran Muralla China, se desarrolla
líticas y económicas del Asia del presente. Nada más claro el contraste también la idea del aislamiento e incomunicación del continente, con
entre el "pasado brillante", que fue y ya no es, y el presente incierto, lugares inaccesibles e infranqueables como la cadena de los Himalayas,
preocupante, que sí existe. los Hindukush o la meseta del Tíbet, o desiertos intransitables como el
En congruencia con lo anterior, en nuestros libros de texto, revis- de Arabia, Gobi, Thar, Tacla-Makan, etcétera, sin advertir que, precisa-
tas e historiografía revisados se advierte mucho más interés por el Asia mente las grandes cadenas montañosas asiáticas han orientado las prin-
del pasado que del presente y futuro, retrospectiva en la que se llega a cipales rutas terrestres, intensamente transitadas a lo largo de la historia,
reconocer un "aporte cultural de Oriente" al Occidente europeo, par- y que los desiertos han sido, más que una barrera u obstáculo, verdade-
ticularmente en el transcurso de los siglos VII y VIII con la expansión ros océanos de comunicación mucho más utilizados que cualquier otra
del islam, y en los siglos XIII y XIV, posterior a las Cruzadas y previos al ruta terrestre, siempre atiborradas de cargas tributarias, obstáculos y
Renacimiento, cuando a través del "puente árabe-islámico" llegaron a peligros de asalto.
Europa aportes filosóficos científicos y técnicos que algo tuvieron que Por otra parte, la idea de aislamiento es del todo discutible, en
ver con el renacimiento científico-humanista y con la posterior expan- parte porque desde Asia, en tanto el más viejo de los mundos, han
ASIA Y ÁFRICA EN LA HISTORIA:
32 J. Daniel Toledo B.
ENFOQUES, IMÁGENES Y ESTEREOTIPOS 33

partido las primeras grandes migraciones humanas y se han trazado las Mediterráneo europeo. Por ningún lado se menciona —tal como lo
principales rutas comerciales de la antigüedad, rutas por las cuales no puntualiza Joseph Needham— que mientras "Europa se ahogaba en la
sólo han transitado productos, sino también ideas, valores, técnicas, ignorancia, en China se realizaban descubrimientos que cambiarían al
sistemas; y en parte porque si hay un continente bien comunicado con mundo, como la obtención del primer explosivo por vía química —la
el exterior ¡ése es Asia!, puesto que en verdad forma parte de una mis- pólvora de cañón— el empleo del compás magnético o la invención
ma masa continental que Europa, que algunos denominan Eurasia, pero del papel. "2 En definitiva, mercaderes, misioneros y militares europeos
de la cual Europa, en términos de superficie por lo menos, vendría no fueron a descubrir ni a explorar, sino a conquistar, evangelizar y,
siendo una especie de península de Asia. Ni que decir respecto de la sobre todo, a traficar en un mundo del que ya tenían importantes apor-
cercanía e intensa comunicación con África, construida e incrementa- tes materiales y espirituales y del que, por cierto, poseían abundantes
da desde las primeras formaciones culturales en ambos continentes. noticias.
Llama la atención la ruptura de la continuidad del relato históri- Otra proporción no despreciable de las imágenes recabadas la
co respecto de Asia. Por un lado hay un tratamiento exhaustivo de lo ocupan aquellas que asocian al continente asiático con algún tipo de
que hemos llamado "el pasado brillante" de las civilizaciones asiáticas, peligro, real o potencial, mismo que puede tener varias lecturas o in-
de las cuales se reconoce incluso nuestro carácter de beneficiarios; pero terpretaciones, dependiendo de la época. En el pasado más remoto se
por otro lado, el relato se interrumpe prácticamente durante siglos asocia a las "invasiones de los bárbaros", aunque se expresa a través de
para volver a aparecer en la baja Edad Media europea, pero ahora como una visión contradictoria. Mientras que por un lado se destaca que di-
un continente por "descubrir y conquistar", que los fantásticos relatos cho continente ha sido el asiento de grandes y antiguas civilizaciones,
de Marco Polo se encargarán de incentivar. Empieza entonces la histo- por el otro se enfatiza que desde Asia han provenido las principales
ria de las "exploraciones europeas de Asia" y los "viajes de descubri- invasiones de los "bárbaros", entre ellos indoeuropeos, hunos, mongo-
mientos" que van desde Vasco de Gama y Magallanes hasta el pintoresco les, hasta "árabes-sarracenos", etcétera, que han desestabilizado el mun-
"descubrimiento" del comodoro Perry, que en 1854 según una fuente "des- do, saqueado y destruido pueblos e imperios. Por supuesto que en dichas
cubre" el Imperio del Sol Naciente, cuya existencia data por lo menos fuentes no se subraya que en la mayoría de los casos no fueron ni tan
desde el siglo VI de nuestra era. En este mismo sentido, las fuentes infor- invasiones, ni tan bárbaras, sino que —como dice G. Childe— el "cho-
mativas, aún aquellos textos de mayor perspectiva historiográfica, no que de culturas provocado por las invasiones y las emigraciones, facili-
sólo refuerzan la imagen de un continente esperando "ser descubier- tó la propagación de las nuevas ideas, quebrantando la rigidez de las
to", sino que prácticamente nada dicen respecto de exploraciones y sociedades establecidas".
viajes asiáticos hacia occidente. Hay testimonios chinos, japoneses, in- Desde una perspectiva más contemporánea el concepto de peli-
dios, que explican, más verazmente por cierto, las exploraciones y des- gro se ha ido resumiendo cada vez más en la idea de "peligro amarillo"
cubrimientos asiáticos de Europa. Allí se consigna por ejemplo que que, a su vez, admite varias lecturas. En primer lugar se ha vinculado a
ya los Fenicios habían llegado hasta las islas británicas a través del Me- la llamada explosión demográfica y sus "imprevisibles consecuencias"
diterráneo; que los Persas ya habían impuesto su ley en territorios grie- en términos de desplazamientos humanos, tesis que no pareciera tan
gos mucho antes de que Alejandro Magno hiciera sus incursiones al descabellada toda vez que se trata de un continente que hoy llega a los
continente asiático; que mucho antes de las Cruzadas los Hunos ha- 3 000 millones de habitantes, de los cuales la gran mayoría son de raza
bían llegado a París y los árabes se habían establecido en la península amarilla, que —como se ha dicho— crece cada año en más de 55 millo-
ibérica; que el imperio Mongol, en 1241, se extendía y ejercía su domi- nes y que en el año 2025 albergará 4 500 millones de seres humanos.
nio desde el noreste de China hasta Hungría y Polonia en pleno centro No obstante que la alta densidad demográfica de algunas regiones asiá-
de Europa. Muy escasa mención se hace a la gravitación de la ruta de la ticas no autoriza de manera alguna la revivencia del malthusianismo, el
seda y a la ruta de las especias, que como ya hemos dicho empezaban
en el corazón de China y llegaban, a través de caravanas y navegación
de cabotaje, hasta Antioquía o Damasco, las costas africanas y de allí al 2 Biblioteca Salvat de Grandes Temas, Oriente y Occidente, Barcelona, 1973, p. 11.
ASIA YÁTRICA EN LA HISTORIA:
34 J. Daniel Toledo B. ENFOQUES, IMÁGENES Y ESTEREOTIPOS 35

peligro potencial se subraya, a veces en términos de alarma. Por otro Asia contenidas sobre todo en aquel concepto de "Oriente" que hemos
lado, en la década de los cincuenta y sesenta, el "peligro amarillo" se comentado, a imágenes y visiones más reales, más específicas, que ha-
tiñó de rojo al encarnar la amenaza de la expansión del comunismo gan mayor justicia a esa extraordinaria diversidad y heterogeneidad
chino e indochino, no sólo en la región asiática; por el contrario, en la geográfica, étnica, social, cultural, etcétera, que es el continente asiáti-
década de los setenta y ochenta, dicha expresión se asoció a la invasión co. Este largo proceso ha tenido, al menos, un avance importante, cual
de manufacturas y capitales japoneses, coreanos, taiwaneses, etcétera, es la superación de los enfoques "orientalistas" y "neo-orientalistas" y
en los mercados occidentales. En este último caso, la percepción de su remplazo por nuevas bases teóricas y nuevos enfoques metodológi-
dicho "peligro" fue tan real que muchos periódicos y revistas, especial- cos para abordar los temas y problemas asiáticos. Pero éste no ha sido
mente norteamericanas que circulan en nuestro medio, titulaban ¡alerta, un camino fácil, el peso de la tradición eurocentrista es aún muy gran-
vienen los japoneses! ¡vienen los coreanos! Imagen que sin duda algu- de y los resultados son todavía escasos y de muy reciente data.
na se ha visto incrementada por el desplazamiento de comunidades Como se sabe, el viejo "orientalismo", profundamente arraigado
asiáticas, algunos con el carácter de refugiados, como consecuencia de en las concepciones esencialistas, se construyó sobre la idea de que
los conflictos en Indochina. Por último, y aunque esto resulte más anec- "Oriente" es un todo, cuya esencia y elemento más trascendente es su
dótico, no debemos olvidar que en un tiempo el "peligro amarillo" es- aporte cultural, razón por la cual mostró siempre preferencias por el
tuvo dramáticamente asociado a la expansión de la "fiebre amarilla", estudio del pasado brillante de las culturas asiáticas, en tanto experien-
o fiebre de Hong-Kong, que en la primera mitad de la década de los cias históricas logradas. Esta concepción determinó la metodología a
sesenta puso a temblar el mundo y mató a mucha gente, como sucede seguir y los temas a investigar, que no fueron otros que la lengua, la
hoy con el sida, que también se ha originado fuera de "Occidente", arquitectura y el arte, la religión, las genealogías y las prácticas esotéri-
esta vez en África. Con esta lógica, las grandes epidemias, los grandes cas; es decir, estructuras estáticas, descontextualizadas, carentes de toda
males como el narcotráfico de hoy, siempre se generan fuera, nunca proyección social, en una suerte de estudio del pasado por el pasado
dentro de la formación europea occidental, todas vienen de Asia, Áfri- mismo. Yno podía ser de otra manera puesto que "Oriente" se estudiaba
ca y América Latina, fuentes de todos los males. desde Europa, a través de acervos y testimonios que han sido traídos a
El los últimos tiempos Asia nos ha entregado nuevos personajes ella, auténticas muestras en magníficos museos, pero carentes de vida
arquetipos; por ejemplo el "terrorista" que es o palestino, fundamenta- propia. Con estas concepciones, métodos e instrumentos de trabajo
lista islámico, o sikh; el "fanático religioso" que no pueden ser otros sólo era posible construir visiones limitadas, estereotipadas, paternalis-
que los chiitas con el Ayatola Jomeini a la cabeza; el "gobernante arcai- tas y racistas de la realidad asiática.
co, autoritario y desquiciado", liderazgo que disputan enconadamente El colonialismo incorporó el pragmatismo, surge entonces el in-
Saddam Hussein desde Iraq y Muammar al-Khaddafi desde Libia, en terés por conocer ciertas dinámicas relacionadas con la interacción
África; el "cruel y sádico vietcong" que durante mucho tiempo ator- política y económica en las sociedades asiáticas, como una manera de
mentó a los angelicales, democráticos y pacifistas infantes de marina hacer más eficientes los mecanismos de dominación y control del apa-
norteamericanos; el "ninja" japonés, una especie de "superman" asiáti- rato colonial, cosa que obviamente colocó el énfasis en los estudios
co, pero sin aspiraciones democrátictis, ni redentoras de la humani- de las cuestiones más "contemporáneas", entonces el viejo orientalis-
dad, etcétera. Todos estos estereotipos se vienen a unir a las geishas y mo debe dar paso al nuevo orientalismo, mucho más funcional y prag-
samurais japoneses, a los fakires y encantadores de serpientes indios, o mático. Así, el estudio del "Oriente" empieza a desagregarse en áreas,
los magos y coolies chinos, a los inescrutables y misteriosos lamas, etcé- regiones, países, sociedades, culturas específicas, etcétera, y empie-
tera, para formar ese verdadero mosaico asiático que, por lo menos le zan también a descubrirse las dificultades para acceder a un más ca-
hace alguna justicia a la pluralidad étnico-cultural del continente. bal conocimiento de las mismas, partiendo por la lengua. Surge
El recuento y comentario en torno a las imágenes y estereotipos entonces la estrategia de reclutar "orientales" para resolver tales pro-
podría seguir, sin embargo, lo que nos interesa subrayar por ahora es el blemas, para cuyos efectos buena parte de ellos son traídos a las me-
tránsito desde aquellas visiones globales, generalizadas y ambiguas de trópolis donde serán preparados, capacitados —"falsificados" dirá
36 J. Daniel Toledo B. f ASIA YÁTRICA EN LA HISTORIA:
ENFOQUES, IMÁGENES Y ESTEREOTIPOS 37

Jean-Paul Sartre— y luego regresados a su medio natural para reali- Oriente y Occidente? Ninguna de nuestras fuentes resuelve, o se refie-
zar la tarea académica. El problema sin embargo, subsistirá puesto re siquiera a tal dilema.
que los nuevos cuadros de orientalistas han sido formados de acuer-
do a los patrones-occidentales" que la mayoría de las veces poco tie- África: una historia en construcción
nen que ver con la realidad asiática y / o africana, según sea el caso.
He aquí las grandes limitaciones del neo-orientalismo, por un lado Si hay una expresión que refleja con propiedad lo que ha sido el trata-
subsiste la tendencia a aplicar enfoques y modelos estructuralistas miento y difusión de la historia de los pueblos y sociedades africanas,
construidos con base a conceptos, esquemas y realidades occidenta- por lo menos hasta el proceso de descolonización, ésta es la de "pue-
les; y por el otro, se sigue privilegiando el estudio de aquellas áreas y blos sin historia". Expresión utilizada alguna vez por Hegel para expre-
problemas que tienen que ver con el control y la dominación colo- sar la superioridad, en ese momento en todo su apogeo, de la Europa
nial; inclusive, el propio desarrollo de las ciencias sociales en esa épo- decimonónica, pero sobre todo para legitimar el racismo eurocentris-
ca está más en función de los servicios que prestan a las tesis de la ta del modelo colonial, según el cual pueblos como los africanos sólo
dominación, que de su propia capacidad analítica. Los resultados eran, pueden traspasar el umbral de la historia de la mano de la "moderni-
entonces, previsibles: aunque se gana en especificidad, las visiones dad" y de la acción civilizadora de la madre patria europea. Según
siguen siendo distorsionadas, sesgadas y descontextualizadas, y la his- esta tesis los estadios previos a estos "encuentros" o "descubrimientos",
toria, ahora de los "orientes", continúa reconstruyéndose de acuerdo tan de moda en estos últimos tiempos, cuando más podrían inscribirse
a parámetros y periodificaciones occidentales, obedeciendo a los en una oscura y difusa prehistoria. Bajo esta hipótesis de trabajo revisa-
impulsos externos y no a los propios. mos nuestras fuentes. He aquí algunos de los resultados.
"Occidente" es otra cosa, es diferente. Desde él se organiza y orde- Una de las imágenes más difundidas presenta al África como un
na el mundo; él es el principio y el fin del progreso, que desde allí se continente típicamente marginal, que cuando más ha servido de puen-
despliega a todos los confines del mundo. Ésta es la filosofía de la Euro- te histórico entre Asia y Europa, una suerte de "pasadizo" o "corredor"
pa decimonónica y bajo su imperativo se ordena la historia del progre- por el cual circulan pueblos, productos e ideas, pero que por sí mismo
so humano. De allí resulta el concepto de "Oriente", siempre en función nada ha aportado a la civilización humana. Curiosamente en este tipo
de "Occidente". Por eso también hablamos de "Cercano", "Medio", "Le- de visiones se excluye, casi siempre, a la cultura egipcia, la cual se reco-
jano" y "Extremo Oriente", y aunque durante siglos el etnocentrismo noce más en función del Medio Oriente que de África. La imagen es,
chino ha tenido una concepción antagónica, ésta no ha trascendido a pues, contundente: nada notable, ni duradero, ha sido creado en Áfri-
Occidente. En este sentido, la dicotomía Occidente-Oriente origi- ca hasta la llegada del hombre blanco, visión mil veces reiterada por
nalmente fue geográfica, luego histórica-cultural, pero lo importan- diferentes medios y diferentes niveles, no sólo en crónicas y libros de
te de subrayar es que no tiene, ni ha tenido nunca un estricto sentido texto, sino también en historietas en donde Tarzán, el personaje de Edgar
de equilibrio hemisférico. Si sólo fuera por pura precisión geográfica R. Burroughs, resulta ejemplar.
y hacemos caso al meridiano de Greenwich, que divide a la tierra en Abundan líis descripciones de África como un continente "inacce-
hemisferio occidental y hemisferio oriental, resulta que la mayor parte sible, aislado y rodeado de mares", sin reparar en la soberana obvie-
de Europa queda comprendida dentro de la connotación "Oriental". dad; pero además un continente plagado de pestes, hambrunas, de
La pregunta es obvia: ¿se consideran orientales los alemanes, los fran- geografía agresiva y extremosa, difícil de penetrar.
ceses, los italianos, o los griegos, que son los más cercanos al Oriente Los habitantes y sociedades africanas son "tradicionales", es decir, so-
histórico-cultural? Evidentemente que no. ciedades estáticas, congeladas en el tiempo, atrasadas y al margen de la mo-
Vistas así las cosas, el concepto de Oriente, más que orientar, des- dernidad, en perfecto estado de barbarie o salvajismo. Cuando llegan a
orienta. Pero no sólo por eso es poco recomendable su uso; es también evolucionar lo hacen muy lentamente, sólo a nivel de la autosuficiencia,
un concepto excluyente; por ejemplo, en la señalada dicotomía hemis- visión que naturalmente se opone a la dinámica de las sociedades
férica ¿dónde ubicamos al África? ¿en Occidente u Oriente? o ¿entre europeas u "occidentales" que pasan a constituirse en el "modelo".
I
ASIA Y ÁFRICA EN LA HISTORIA:
38 J. Daniel Toledo B. ENFOQUES, IMÁGENES Y ESTEREOTIPOS 39

África es un continente con cientos de lenguas y dialectos, pero de los europeos. Su pasado precolonial prácticamente no existe en
sin "escritura"; por tanto, sin historia puesto que la reconstrucción de nuestros referentes bibliográficos, esa historia no tiene importan-
ésta es casi imposible por la falta de fuentes escritas. Según estas con- cia, no es trascendente.
cepciones, las tradiciones orales no son dignas de crédito y las constata- Ahora bien, no tenemos espacio, ni es nuestro objetivo discutir
ciones etnográficas sólo permiten vagas conjeturas, y así no se hace aquí en forma detallada cada una de estas imágenes, estereotipos y
ciencia. De tal manera que sociedades de este tipo están prácticamente generalizaciones respecto de África, cosa que con mayor propiedad
al margen de la historia, son repetitivas, no tienen una real noción del hacen algunos de los trabajos incluidos en la presente obra; sin embar-
tiempo histórico y no conocen el cambio en el sentido revolucionario; go, no podemos renunciar a la posibilidad de externar algunos comen-
en consecuencia, son reliquias del pasado. tarios y emitir algunos juicios respecto de ellas. En principio, hay que
Son también reiteradas las imágenes que presentan a los africa- refutar categóricamente las ideas de que África es un continente inac-
nos como "paganos" por excelencia, a los cuales hay que enviar "misio- cesible, aislado, donde nada notable ha ocurrido desde la llegada de
nes catequizadoras" para incorporarlos, no sólo a la civilización, sino a los blancos, con sociedades atrasadas, inmovilizadas e incomunicadas
la humanidad misma. Pero esto no es una cosa fácil, puesto que los entre sí y con el exterior, que no evolucionan y que nada han aportado
africanos suelen ser "belicosos" y algunos "antropófagos", insensibles a la civilización humana.
por tanto a los elevados propósitos de las acciones civilizadoras de los Es verdad que durante años África ha sido para nosotros apenas
misioneros europeos. un contorno geográfico en los mapas mundiales, contorno cuyos pri-
África es un continente social y políticamente inestable, cuyos máxi- meros trazos si bien empezaron a ser dibujados con mayor precisión
mos niveles de organización social son la horda y la tribu, a las cuales, desde las expediciones de Enrique el Navegante y de la toma de Ceuta
en plena era del Estado moderno persisten en regresar. Las modernas en 1415, ocultaban la realidad de una vasta y riquísima experiencia
concepciones del Estado, en cuanto organización jurídica de la nación, histórica de siglos de duración. La circunnavegación portuguesa conti-
base sólida de los gobiernos y clara delimitación territorial, no tiene nuó, Bartolomé Díaz cruzó el Cabo y Vasco de Gama llegó a la India; la
mucha cabida en África. Cuando llega a suceder, tienen corta dura- ruta quedó establecida. Más tarde la surcarían holandeses, ingleses,
ción. Un abrupto golpe de Estado termina con la breve estabilidad, franceses, etcétera, y África seguía allí, tan cerca de Europa, sin explo-
encarama al poder a líderes cuyos prototipos son los Idi Amin Dada, rar ni ocupar del todo, sino hasta avanzada la segunda mitad del siglo
Bokassa I, Mobutu Sese Seko, etcétera, y se reinicia la inestabilidad, la XIX. ¿Por qué tardó tanto la maquinaria colonial europea en ocupar
anarquía o los regímenes nepóücos, en medio de una espiral de violen- África? ¿No estaban acaso dentro de las prioridades de la empresa colo-
cia y corrupción interminable. nial el oro, metales preciosos, otros productos entre los cuales se en-
Se dice que la "economía africana", excepto la de Sudáfrica, siempre contraban los esclavos, provenientes de ese continente? ¿O fue África
está en el límite de la subsistencia, al borde del colapso; de allí que altera- la que se resistió testaruda y eficazmente a ser "descubierta" por los
ciones geográficcK:limáticas como la sequía por ejemplo, o conflictos étni- insignes exploradores blancos y sus respectivos aparatos militares? Por
co-políticos como las frecuentes guerras civiles, etcétera, provocan lo pronto, por ninguna parte se habla de una heroica y exitosa resisten-
devastadoras hambrunas que, en los últimos 30 años ha exhibido en Bia- cia de las tribus africanas a los mejor equipados ejércitos de blancos, a
fra, el Sahel, Etiopía y Somalia algunos de los ejemplos más dramáticos. pesar de que testimonios orales dan cuenta de que el hombre africano
En definitiva, una de las mayores y más frecuentes generalizacio- resistió, peleó, gestó sus propias estrategias militares y muchas veces
nes es la concepción del África como el "continente negro", y por aña- triunfó ante el embate de las fuerzas colonialistas, demorando la colo-
didura oscuro y agresivo. Exceptuando la herencia de los asentamientos nización. He aquí una historia por contar.
blancos de Sudáfrica y su culminación en el régimen del Apartheid, el La idea del inmovilismo y del atraso como situación casi generali-
resto de la vasta geografía de esta masa continental de poco más de zada en África es insostenible. En el ámbito cultural, dando por des-
30 millones de kilómetros cuadrados, está habitada por tribus, pue- contada la cultura egipcia, niega la existencia de otros centro creadores
blos y Estados negros, cuya historia empieza recién con la llegada de culturas y formaciones sociales tan importantes como Etiopía, Gha-
ASIA YÁTRICA EN LA HISTORIA:
40 J. Daniel Toledo B. ENFOQUES, IMÁGENES Y ESTEREOTIPOS 41

na, Malí, Gao, Timbuctú, etcétera, y mucho menos considera la acción generar excedentes, y que mucho antes que Europa usa ya elementos
religioso-cultural del islam, difundido, internalizado, arraigado y revi- monetarios en sus transacciones. En fin, una economía equilibrada y
talizado en una considerable área del norte de África desde mucho en progreso que la llegada del europeo no sólo interrumpió, sino revir-
antes de la llegada de los colonialistas europeos. En el terreno material tió, transformando a buena parte de África de sociedades de producto-
no sólo subvalora la economía aldeana o modo de producción de lina- res a sociedades de recolectores, de precaria subsistencia. Más aún, el
je al que habían accedido una buena parte de las sociedades africanas, modelo colonial impuso los cultivos de exportación como el algo-
sino que desestima la existencia de un modo de producción africano dón, el maní, las oleaginosas, las linaceas, etcétera, en severo detri-
más extendido, sustentado en una economía agraria patriarcal, una mento de los cultivos alimentarios. En este contexto, y en plena era de
organización socioeconómica tributaria, con importantes excedentes la modernidad, las hambrunas provocadas por las sequías que han
e intercambios a larga distancia. El colonialismo detuvo ese proceso, sido tradicionales en África, tienen hoy una magnitud y una dura-
que de ninguna manera podría calificarse como atrasado. ción que jamás llegaron a tener en la época precolonial.
Si sólo fuera por comparar tendríamos que decir que, mientras El concepto o imagen de "continente negro" es uno de los más
Europa recién empezaba a construir los cimientos de su propia exis- controvertidos, no sólo porque encubre una serie de generalizaciones
tencia, en medio de disputas y guerras feudales, África producía cien- y equívocos, sino sobre todo por su carga racista. En primer lugar hay
cia, filosofía, teología musulmana, literatura y astronomía de las más que aclarar que, aunque en el aspecto físico África presenta una estruc-
avanzadas, y poseía desde mucho tiempo atrás importantes acervos de tura bastante compacta, en el aspecto étnico-cultural existe una gran
la cultura, ciencia y pensamiento; que mientras Europa era asediada diversidad. En este sentido hay por lo menos una frontera bastante
por epidemias, pestes y hambruna que diezmaban sus primitivas y su- nítida entre África del norte, predominantemente árabe-islámica, y la
cias ciudades, Ibn Batuta, ese incansable viajero y cronista, recorría las llamada, ahora sí con propiedad, África Negra, que se extiende al sur
magníficas urbes de Timbuctú y Gao, y se maravillaba de los efectos del Sahara y del Alto Nilo. La primera mucho más vinculada al ám-
producidos por los intercambios comerciales a través de transitadas rutas bito de las civilizaciones mediterráneas antiguas y la segunda desa-
que unían al África Occidental con la del Norte, con el índico, con el rrollando rasgos más diferenciados e independientes que muchos
cercano y Lejano Oriente, en un intenso y dinámico tráfico de produc- estiman como "más propiamente africanos". La historia del África Negra
tos e ideas. Además, desde milenios los faraones egipcios habían im- es más desconocida, hasta el siglo XIX poco se sabía de ella ya que los
puesto un intenso tráfico de oro, perfumes, especias, joyas, plumas de exploradores y "civilizadores" europeos estaban más interesados en la
avestruz, esclavos con el sur del continente, en una enorme anticipa- geografía y en los recursos del continente, que en su pasado histórico.
ción al sueño inglés nunca realizado de construir la ruta del Cairo al La segunda cuestión por discutir es aquella de que en el "continente
Cabo. Por lo demás, desde por lo menos el siglo V a.C, la región del negro" sólo existen hordas y tribus atrasadas e incomunicadas, que vi-
norte de África ha sido uno de los escenarios terrestres más intensa- ven en permanente confrontación y guerra, y por lo mismo, en extre-
mente transitados de la historia, ya por los propios egipcios, como por ma inestabilidad. Como ya se ha visto, la existencia de Estados, Reinos
cartagineses, romanos, árabes, etcétera, todos los cuales dejaron allí su e incluso Imperios con organización económica, política y social com-
impronta cultural en una extensa región que aportó lo suyo y que siem- pleja, refuta categóricamente tal aseveración.
pre estuvo abierta al Mediterráneo, al islam, al "Cercano Oriente" y, Por lo que toca a las guerras, éstas siempre han existido en Áfri-
más tarde, a las influencias de Europa mediterránea. Entonces cabe ca, al igual que en otras partes, pero su carácter y dimensiones han
preguntarse ¿cuál atraso, cuál inmovilismo, cuál aislamiento? cambiado radicalmente. Mientras que en la época precolonial mu-
Como ya se ha dicho, la intensa actividad comercial de los Esta- chas de ellas tenían el carácter de "guerras rituales", hoy en día son
dos, reinos e imperios africanos precoloniales, sus intercambios a larga de franco exterminio; en parte por la polarización de intereses so-
distancia, tanto intra como extracontinentales, hablan ya de economías ciopoliticos y el extremo divisionismo, exacerbado desde siempre por
y de flujos económicos importantes, de una producción agrícola, gana- la política colonial de "dividir para reinar", y en parte porque la propia
dera, textil y metalúrgica capaz de superar la inmediata subsistencia y "civilización occidental y cristiana" ha puesto en manos africanas los
ASIA YÁTRICA EN LA HISTORIA;
42 J. Daniel Toledo B. ENFOQUES, IMÁGENES Y ESTEREOTIPOS 43

motivos y, sobre todo, las armas para aniquilarse. Está, por último, el De los enfoques eurocentrístas a una visión más integral
aberrante racismo, que no ameritaría mayores consideraciones si no y dinámica de la historía de Asia y África
estuviera en la base de uno de los tráficos más infamantes realizados
por el género humano en toda su historia: la trata de negros, y si no ¿Dónde está el origen de todas las imágenes, estereotipos y generaliza-
fuera uno de los factores más gravitantes en los conflictos sociocultu- ciones respecto de Asia y África que hemos reseñado y discutido hasta
rales de hoy en importantes sociedades que aunque geográficamente aquí? La respuesta pareciera bastante obvia. Todo se inicia con la difu-
distantes del "continente negro", no son ajenáis al problema original. sión del enfoque histórico eurocentrista y su idea universalizadora de
Quedaría quizás por mencionar una interesante paradoja: en térmi- que la civilización se origina, se expande y termina en Europa, la cual
nos literales las lágrimas, el sudor y la sangre de entre 15 millones a pasa a constituirse en el centro rector, en función del cual se ordena y
20 millones de esclavos negros está en la base, en los cimientos, del explica el acontecer histórico mundial. Contra lo que pudiera parecer,
sistema que les niega hoy su historia, su propio derecho a existir en la el arrogarse este rol no es un acto tan arbitrario, ni unilateral, es más
memoria de los tiempos. bien el producto de todo un proceso histórico de largas raíces que cul-
Así como el progreso de las investigaciones científicas de arqueó- mina en el siglo XIX, el siglo de la plenitud europea, de la autoafirma-
logos y paleontólogos confirman de que es en África, y no en Asia ción de su conciencia de superioridad por sobre el resto del mundo.
como antes se creía, donde hay que buscar el origen remoto del hom- En efecto, el modelo colonial, pivote fundamental del capitalismo, re-
bre, de las razas y de las culturas humanas, demuestra que la asevera- quirió de un nuevo discurso de legitimación que superara al ya anacró-
ción o creencia de que la acción civilizadora provino desde Europa y nico de la evangelización, que ya había cumplido su tarea.
desde allí se desplegó hacia los confines de África, "que nada notable Se trataba ahora de forjar una especie de "conciencia nacional"
había aportado a la civilización humana" hasta ese momento, es una de la Europa expansionista, liberal y burguesa, y de justificar jurídica e
soberana falacia, así también lo es la afirmación de que los africanos históricamente sus aspiraciones ecuménicas y las modalidades de la do-
son "pueblos sin historia" por carecer de escritura. Ésta es una falacia minación colonial. Con esta claridad de propósitos y teniendo como
por partida triple: en primer lugar, las fuentes escritas tienen un alto plataforma teórica el racionalismo y positivismo, se construye un nue-
valor testimonial, pero no son las únicas en el proceso de la recons- vo referente teórico-metodológico centrado en la idea de un "Occi-
trucción histórica. En el caso de África la tradición oral —bajo la for- dente" esencial encarnado por Europa, heredero legítimo de una
ma de cantos genealógicos y relatos de resistencia transmitidos por tradición civilizadora adjudicada al clasicismo grecorromano, que trans-
los griots, danzas, etcétera— tiene un valor inestimable, sobre todo si fiere a "Europa" el rol de vanguardia en el desarrollo de la ciencia, la
se apoyan en otras fuentes como los objetos ceremoniales y cultura- técnica, el progreso y la cultura cuyo "destino manifiesto" es unlversali-
les: bastones de mando, cetros, escudos, máscaras, trenzas, los apoya zar tales valores y prácticas, controlar directa o indirectamente la direc-
cabeza, las estatuas, etcétera; en segundo lugar, no es muy válido sos- ción del mundo y hacer sentir su influencia política y económica en
tener que no hay escritura en África puesto que existen sistemas grá- todos los continentes. En esta perspectiva, Europa encarna la máxima
ficos bien estructurados que cumplen tales funciones, en otros casos realización del progreso y de la civilización humana, que desde allí se
es una escritura mestiza árabe-africana, y en cualquier caso no hay despliegan a todos los confines del planeta. Inclusive, desde Europa
que olvidar que la escritura jeroglífica egipcia es un sistema de escri- se ordena y hasta anticipa el curso de la historia del resto del mundo,
tura africano. En tercer lugar, sí hay fuentes escritas e incluso una de la ahora sí llamada historia universal. En su apogeo, la fuerza del
historiografía precolonial para África, sobre todo documentos escri- eurocentrismo fue tal que ni siquiera grandes pensadores e historia-
tos en lengua árabe, aunque también se encuentran en griego y por- dores como Hegel, Marx, Engels, Toynbee, etcétera, pudieron abs-
tugués. En lengua árabe son fundamentales los escritos y testimonios traerse de sus concepciones; es más, algunos de ellos fueron sus
recogidos por Ibn Haukal, Ibn Batuta, Al Bekri, Ibnjaldún y Al Oma- entusiastas voceros.
ni, entre otros. Sobre estas bases testimoniales hay pues una tarea por El siguiente párrafo-testimonio de Henri Moniot ilustra perfecta-
hacer, una historia por construir. mente la concepción eurocentrista:
I
ASIA YÁFRICA EN LA mSTORIA:
44 I Daniel Toledo B. ENFOQUES, IMÁGENES Y ESTEREOTIPOS 45

Érase Europa y ahí se acaba toda la historia. Muy lejos de allí en el


lenguas, de una historia política, diplomática y militar anclada en el
espacio y el tiempo, había algunas 'grandes civilizaciones', que sus
esplendor de las dinastías, de las artes, de los esoterismos, en el saber
textos, sus ruinas, alguna vez lazos de parentesco, de intercambio
filosófico y en el peso de las grandes religiones, etcétera. Permitió tam-
o de herencia con la antigüedad clásica, nuestra madre, o la ampli-
bién la construcción de grandes museos de muestras asiáticas y africa-
tud de las masas humanas que opusieron a los poderes y a la mira-
nas en Europa, muestras genuinas, elementos o frutos culturales
da europeas, hacían que fuesen admitidas al margen del imperio
importantes, pero descontextualizados, nunca formando parte de pro-
de Clío, bajo los cuidados de un orientalismo enamorado de filolo-
cesos, de sociedades vi\'as, dinámicas, cambiantes.
gía y de arqueología monumental, y consagrado, a menudo, a la
Otro de los aspectos más arraigados de los enfoques eurocentris-
ostentación de las 'invariantes' espirituales. El resto: pueblos sin
tas, cuyos presupuestos e instrumentos de análisis han dominado tan-
historia, como admitían el hombre de la calle, los manuales y la
universidad. [...] la exclusión de tantos pueblos obedecía a dictá-
to las tareas de investigación como de docencia en nuestro medio, ha
menes diversos. Ante todo, una idea recibida: nada habían hecho
sido la desnaturalización y subordinación de la historia asiática y afri-
de notable, nada habían producido de duradero, antes de la llega- cana a los parámetros europeos u occidentales, acción que queda de
da de los blancos y de la civilización.'' manifiesto por el siguiente tipo de procedimientos metodológicos:
en primer lugar por la tendencia a definir la cultura ajena por la au-
sencia de uno o de algunos elementos específicos de la cultura del
P e r o el e u r o c e n t r i s m o p u e d e llegar a la subvaloración extrema, y
observador, es decir, de la europea. Esta modalidad consiste en califi-
lo hace con frecuencia c u a n d o se refiere al m u n d o e x t r a e u r o p e o , c o m o
car al "otro" por lo que no es, antes de precisar lo que es; por ejem-
es el caso de la cita de Margoliouth respecto de la visión de Alleyne
plo, el calificar a los pueblos asiáticos y africanos como "no-blancos"
Ireland en t o r n o a los pueblos árabes, q u e resulta ejemplar:
—nos dicen Perrot y Preiswerk— equivale a llamar a las rosas y a los
crisantemos como "no-tulipanes", es decir, no dar ninguna indicación
Durante los últimos 500 años [...] la población de esta zona nada
o caracterización específica sobre ellos, sobre su propia naturaleza y
ha podido añadir al progreso humano. Los naturcdes de los trópi-
desde su propia perspectiva.^ En segundo lugar por la tendencia a co-
cos y subtrópicos que no han estado bajo una influencia europea,
locar a la cultura propia como el parámetro absoluto para evaluar a la
no han aportado durante este dempo ni una sola contribución de
"otra", a fin de determinar dónde se sitúa ésta respecto de aquélla.
cierta importancia al arte, a la literatura, a la ciencia, a la industria,
Estas comparaciones no sólo se hacen utilizando conceptos, valores e
o a la inventiva humana; no han producido ni un ingeniero, ni un
instituciones ajenas a la cultura evaluada, sino que estableciendo cuál
químico, ni un biólogo, ni un historiador, ni un pintor, ni un músi-
debería ser su evolución histórica, que no podría ser otra que el curso
co eminente.''
de la cultura propia, es decir, el de la europea. Según este axioma, la
cultura ajena no tiene derecho a permanecer como tal o a ser simple-
De esta m a n e r a la E u r o p a decimonónica, con su incontrarresta-
mente otra, toda diferencia es un atraso, un anacronismo, una curio-
ble e indesmentible poder, nos impuso sin más u n a concepción de la
sidad exótica, o también una manifestación subversiva, de resistencia,
historia q u e postuló y transformó en n o r m a los determinismos geográ-
justificadora de la represión y el etnocidio. Este tipo de enfoques ha
ficos, la superioridad del h o m b r e blanco y las visiones unilaterales. Al
quedado plasmado en una gran cantidad de trabajos realizados por
a m p a r o de esta ideología d o m i n a n t e , q u e triunfaba e i m p o n í a la cultu-
exploradores, militares, misioneros, diplomáticos, mercaderes, etcé-
ra e u r o p e a en el m u n d o , se construyó u n a m e t o d o l o g í a para el estudio
tera, en el transcurso del siglo XIX y en algunos estudios de etnogra-
de las cuestiones asiáticas y africanas q u e privilegiaba el estudio de las
fía y antropología aplicada realizados ya en el presente siglo, todos

3 Henri Moniot, "La historia de los pueblos sin historia", en Hacer la historia, Barcelona, Laia,
vol. I, 1978, p. 117.
4 D. S. Margoliouth, Islamismo, Barcelona, Labor, 1935, pp. 12, 13. 5 Véase Dominique Perrot y Roy Preiswerk, Etnocentrismn e historia, México, Nueva Imagen,
1979, pp. 92-93.
ASIA YÁTRICA EN LA HISTORIA:
46 J. Daniel Toledo B. ENFOQUES, IMÁGENES Y ESTEREOTIPOS 47

los cuales prestaron un precioso servicio a la cultura de la domina- locales, en un ejercicio de exaltación nacionalista y revanchista. Supo-
ción colonial. ne, al menos, cubrir una serie de etapas y realizar otras tantas acciones,
El eurocentrismo está también en la base de ciertos enfoques que entre las cuales no deberían descartarse las siguientes: en primer lugar,
han dado por resultado una serie de dicotomías clásicas: civilizado-bár- pasar de las visiones estáticas, tradicionales, sesgadas, ambiguas, distor-
baro, cristiano-pagano, fiel-infiel, blanco-negro, superior-inferior, mo- sionadas, estereotipadas, maniqueas, unilaterales, etcétera, a un enfo-
noteísmo-politeísmo. Estado-tribu, s e d e n t a r i s m o - n o m a d i s m o , que más integral y dinámico de las sociedades asiáticas y africanas,
adelantado-atrasado, desarrollado-subdesarrollado, etcétera, que hoy recreadas en su propio medio y con sus propias perspectivas espacio-
día forman parte de nuestro vocabulario cotidiano. temporales. Por este camino metodológico no sólo se trataría de pasar
Otro de los objetivos centrales del eurocentrismo que se cumplió a de la idea de la "unicidad" y "esencialidad" del "Oriente" o de África, a la
cabalidad fue el haber reforzado la convicción de que toda acción colo- idea de la pluralidad de los "orientes" y de las "áfricíis", sino que aban-
nialista conlleva una misión civilizadora y una justificación de la relación donar también los parámetros históricos impuestos por "Occidente",
conquistador-conquistado, que equivale a la de explotador-explotado. El como por ejemplo el conocido cuadripartismo histórico, y transitar hacia
paso siguiente fue la legitimación de la sumisión de asiáticos, africanos, una flexibilización y diversificación de los tiempos y los espacios que
latinoamericanos, etcétera, a las potencias coloniales, y por extensión a rescate la perspectiva y la dinámica histórica de cada pueblo y de cada
las neocoloniales, en donde la dominación es ejercida en virtud de un cultura, como ya se ha subrayado.
mandato histórico, pues las "razas" superiores deben tomar en sus manos la Es también fundamental abandonar la idea de la compartimen-tali-
suerte de las razas inferiores para "corregir" sus defectos que son: la infe- zación continental y regional, de los aislamientos e ínsulas geográficas,
rioridad congénita, la barbarie, el salvajismo, el paganismo, el atraso y el para trabajar en torno a la idea de una geografía y una historia en movi-
"tribalismo". También las costumbres extrañas y los hábitos exóticos que miento, proclives a las conexiones, comunicaciones e intercambios, que
pasan a ser propias de asiáticos y africanos. son el verdadero nutriente de la historia de las civilizaciones. Desde esta
El resultado de todos estos enfoques y concepciones no podía ser perspectiva hay que considerar que las rutas comerciales son también
otro que manuales, planes y programas, medios de comunicación, et- rutas de ideas; que las migraciones humanas, en muchos casos bajo la
cétera, centrados en gran parte en la historia de Europa, de "Occiden- forma de invasiones, implican la circulación de técnicas y la aclimata-
te", y en donde las menciones y espacios destinados a otras culturas no ción de bienes; en fin, que los espacios y las acciones militares, comer-
se hace sino en la medida y en el momento en que entran en contacto ciales, políticas, culturales, etcétera, se expanden, contraen o superponen,
con ella, o adquieran un interés especial para Europa. Así, las historias según sea el lugar y la época histórica, y eso es lo que ha ocurrido entre
de África o Asia no pasan de ser una prolongación, una extensión o AsiayÁfrica, entre el "Oriente"y el "Occidente" durante mucho tiempo,
ramificación de la historia de occidente, o historia universal per se. Has- construyendo una historia que es más intercambio que confrontación.
ta hace muy poco las historias "locales" de Asia y África no tenían vida En ese contexto no tienen lugar líis dicotomías Oriente-Occidente, ni
propia, sólo empezaban a existir cuando se topaban con la de Europa y mucho menos aquellas imágenes de un "Oriente" o una África como de
Occidente. Generaciones de historiadores, no sólo de Europa, sino de algo superado, arcaico, agresivo, inferior. Otro paso fundamental consis-
todo el mundo "occidental y cristiano" y sus esferas de influencia, han te en recobrar y reconstruir las fuentes testimoniales de cada pueblo y
sido formados (o deformados) bajo esa versión de la historia universal cultura, única manera de desentrañar las raíces de la identidad, recons-
que es, en realidad, historia unilateral. truir la memoria colectiva y definir el destino racional. En este sentido,
Todo lo anterior plantea un cambio de enfoques y metodologías desfalsificar la historia supone establecer una auténtica relación con el
para abordar los estudios asiáticos y africanos, mismo que debe empe- pasado, en tanto la visión y memoria que tiene de él el pueblo porque,
zar por su necesaria descolonización. En este terreno, como en otros, como alguien ha dicho, la historia es antes que nada esa relación dialéc-
la tarea de la destrucción del marco teórico-conceptual del colonialis- tica de la nación con su pasado.
mo no es tarea fácil, ni rápida. Tampoco se resuelve por la simple susti- El postular por la sustitución de los enfoques eurocentristas, y so-
tución de la historia de los gobernantes coloniales por la de los jefes bre todo por su concepto de historia universal en tanto historia unila-
48 .1- Daniel Toledo B.

teral, no significa desechar la historia europea por otra. Hay que distin-
guir claramente entre la historia europea, es decir la que se hace en
Europa, de la historia eurocentrista, es decir, la que se hace para Euro-
pa. Por otro lado, el eurocentrismo no debe ser reemplazado mecáni-
c a m e n t e p o r n i n g ú n o t r o "ismo", llámese "asiocentrismo" o
"africanismo", etcétera. En las nuevas opciones y perspectivas de la in-
vestigación y difusión de la historia de Asia y África entre nosotros no
debe haber inversión mecánica, automática, de los enfoques y análisis
hechos hasta ahora. No se trata, pues, de destruir un mito y reempla-
zarlo por otro. Es mucho más que eso.
Por lo pronto, postulamos por una historia mundial, más que uni-
versal, que incluya a todas las culturas, respetando su diversidad y tem-
poralidad; postura que necesariamente nos exige una perspectiva
histórica más global y flexible, que posibilite aprehender la identidad
cultural y la peculiaridad histórica de los pueblos africanos y asiáticos
en toda su diferencia y originalidad, pero también en sus interaccio-
nes, intercambios y complementaridades. Ahora sí, una historia mun-
dial que recupere lo universal de la experiencia humana.

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