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LA CONSTRUCCIÓN
El presente trabajo es una aproximación·:q la filosofía

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de la ciencia con el propósito de aplicar algunos

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de sus desarrollos recientes a los problemas'de
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construcción teórica en antropología cultural. ·

La construcción teórica en antropología, constituye,

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pues, una propuesta de desarrollo teórico para el

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estudio de problemas sobre la cultura humana
desde una perspectiva científica y comparativista.
Tras una referencia a la actual coexistencia, dentro
de la filosofía de la ciencia, de metodologías --¡

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enfrentadas, se sitúa en una orientación metateórica
Aurora González Echevarría
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que considera a la ciencia una subcultura específica,

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cuyos rasgos distintivos son la crítica y la

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contrastación y cuyos métodos pueden aplicarse a ,

las ciencias sociales siempre que se definan las


condiciones adecuadas de contrastación. �W
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Desde este punto de partida, la autora se enfrenta

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a algunos de los problemas metateóricos más
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importantes de la antropología social y cultural.

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Aborda el carácter politético de muchos de los

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conceptos comparativos ingenuos de la antropología
-esas odd-jobs que cobijan significados que sólo
parcialmente se solapan-, discute las modalidades
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de investigación controlada a las que se puede
recurrir en el estudio de la cultura, y subraya la
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necesidad de que se defina con precisión el dominio
propuesto para cada teoría antropológica.
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La autora expresa respecto a es;1i:;Urnbau.:jµ.ioc... · .-·

objetivo ha sido, específicame e, discutir la lógica


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de una investigación antropol ica que pretenda

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de Barcelona, y ha centrado sJ; interés en torn o a. los
Antropología Social de la Univ rsidad Autónoma

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problemas de construcción teó ica en antropología y, : r1 H•i,
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en particular, los vinculados cor la comparación

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intercultural. Ha trabajado sobre-todoef}-teFRas-e�-"'i .•. _ ·-"·

brujería y parentesco.
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EDITORIAL DEL HOMBRE
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Aurora González Echevarría
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AUTORES. TEXTOS. Y TEMAS


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Dirigida por M. Jesús Buxó

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LA CONSTRUCCIÓN TEÓRICA
EN ANTROPOLOGÍA

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LIBRO : LA CONS fRLJCC li
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LA CONSTRUCCIÓN TE/ÓRICA
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A Gerardo, con el recuerdo de aquellas
horas de lectura incansable en la cocina de
nuestra casa de San Claudia.

Diseño gráfico: GRUPO A

Primera edición: abril 1987

© Aurora González Echevarría

l
Edita: Editorial Anthropos. Promat, S. Coop. Ltda.
Enrie Granados, 114, 08008 Barcelona
ISBN: 84-7658-028-2
Depósito legal: B. 8438-1987
Impresión: Diagráfic, Constitució, 19, 08014 Barcelona

Impreso en España Printed in Spain


-

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida,


ni en todo ní en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de
recuperación de información, en ninguna. forma iii por ningún medio, sea
mecánico, fotoquímico, electrónico,. magnético, electroóptico, por fotocopia,
o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.
-
INTRODUCCIÓN

«En la situación actual de la filoso­


fía de la ciencia no se trata de volver a
alguna especie de monolitismo escolásti­

r
co; de lo que se trata es de reflexionar
pausadamente sobre lo que uno hace
y/o pretende hacer y, si es posible,. to­
mar alguna decisión sobre el camino a
seguir, con una relativa independencia
de lo' que hacen los demás (si es que
deciden tomar alguno y no dejarse lle­
var por las alas de la moda).»

e.u. MouuNÉS,
Exploraciones metacientíf icas

Este trabajo es producto de una aproximacton en dos


tiempos a la filosofía de la ciencia, una aproximación heclia
en todo momento pal"a 1buscar ayuda desde fuera, con . el pro�
pósito de contribuir a la construcción científica en antropolo-
·

gía cultural.
il El primer paso formó parte de un intento de abordar las

i!
i! dificultades de la comparación intercultural y de la puesta a
"'
1
prueba de las teorías antropológicas desde dos temas clásicos
:i de la cultura: las acusaciones de brujería y el recurso a la
adivinación . . El resultado fue una revisión de teorías sobre
brujería africana y el convencimiento de que el camino a
seguir en otro tema en el que había empezado a trabajar, la

1
teoría del parentesco, tendría que empezar por una reflexión
sistemática sobre los métodos de construcción teórica (San

1
Román, T. y González-Echevarría, A., 1 983 : 133). Las pá-

1 1

r
ginas que siguen constituyen parte de las conclusiones de la tos verdaderos, podremos trabajar en algún punto a mitad de
primera fase de aquel proyecto. camino entre la certeza y el escepticismo, con aquel programa
La filosofía de la ciencia es una disciplina en ebullición, a la vez atractivo y modesto que nos proponía Lévi-Strauss
próxima en algunos · de sus desarrollos actuales al relativismo (1973b: 346): actuar un poco menos mal porque se conoce
cultural, en la que los especialistas hablan de «exploraciones» un poco mejor.
y en la que no es posible adoptar, sin riesgos científicos e ideo­ Este libro no es un libro de filosofía de la ciencia, sino
lógicos, una posición normativa. En consecuencia, si la cons­

L
un intento de aplicar ciertos desarrollos de la filosofía de la
trucción teórica quiere ser un ejercicio meditado y consciente, ciencia a algunos de los problemas de la Antropología Cultu­
en un contexto de metodologías científicas opuestas y enfren­ ral. El interés ha ido de la posibilidad de comparar culturas a
tadas, es necesaria una elección cuidadosa y una explicación la validez de las conclusiones del trabajo de campo, y, sobre
clara del punto de partida, que evidencie los riesgos que se todo, a la posibilidad de diseñar un trabajo de campo que
asumen. La explicitación es necesaria por dos razones, una haga posible la contrastación de teorías que se . suponen de
porque cualquier trabajo debe de ser juzgado, entre otras co­ ámbito intercultural. Busqué respuesta en la reflexión sobre
sas, por el valor que se otorgue a la orientación meta-teórica la estructura de la ciencia a estos problemas, encontrando :
seguida y por su adecuación a dicha orientación y otra porque 1 ) algunas respuestas satisfactorias, particularmente e n e l fal­
una orientación con énfasis en la contrastación, como la ya sacionismo metodológico de Popper· y en el más cauto de La­
adoptada en aquella revisión de teorías, debe de ser a su vez katos; 2) problemas nuevos, como la dificultad, o en ocasiones
continuamente puestá a prueba, tanto por sus implicaciones la imposibilidad, de comparar teorías desde criterios lógico­
sociales como por su coherencia interna y por su capacidad de racionales; 3) nuevas formas de abordar los problemas de
ayudar a producir, criticar y desechar nuevas ideas en cual­ desarrollo y racionalidad del proceso científico, en Shapere
quier ámbito del conocimiento. y en la lectura de Kuhn y de Lakatos a la luz de Sneed.
¿Qué hacer con el conocimiento científico en un momento Pero sean cuales sean las cuestiones no resueltas en rela­
en el que los especialistas se enfrentan desde métodos opues­ ción con el conocimiento, tengo la convicción de que la apro­
tos, mientras para la gente del común la ciencia es a la vez ximación científica a los problemas de la cultura debe con­
reducto privilegiado de los argumentos de autoridad . y campo tinuar, siempre que aceptemos que sólo llegaremos a compren­
de batalla contra el dogmatismo; donde se apela a,Ja «biblio­ der y actuar «un poco menos mal».
grafía sobre el tema» o se habla de hechos «demostrados cien­ Las explicaciones que construyamos, las soluciones que
tíficamente», por lo menos con la misma frecuencia con la que encontremos, serán, sin duda, provisionales. Nuevas transfor­
se insiste en que todas las teorías son igualmente refutables? maciones socioculturales, o la relectura de informes etnográ­
Moulines, en sus Exploraciones..., establece como primer ficos clásicos, pueden ponernos sobre la pista de relaciones
principio metafilosófico el principio de la relevancia de las que desconocemos. Concepciones nuevas acerca de la especie
distinciones graduales cuyo correlato negativo sería la peli­ humana y de la cultura pueden hacernos relegar datos que
grosidad de las distinciones conceptuales tajantes (1983 : 37). consideramos fundamentales, arrojar nueva luz sobre facto­
Es un principio difícil de aceptar, pero sin duda eficaz para res causales que ahora parecen secundarios. Por último, un
ordenar la acción. conocimiento más satisfactorio de la estructura de las expli­
Porque a pesar de las dificultades para delimitar el ám­ caciones científicas y de las relaciones entre teorías alternati­
bito de lo «científico», si se acepta el principio de Moulines, vas y/o sucesivas puede cambiar nuestras ideas sobre el desa­
si se está de acuerdo en que el énfasis ha de ponerse en la rrollo pasado de la Antropología, modificar los presupuestos
discusión y la crítica, más que en la seguridad de conocimien- que rigen el trabajo en curso.

10

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Popper dibujó una metáfora arquitectónica para señalar por no nombrarlo. Parece impúdico en frases de no especia­
el carácter convencional y provisorio de la base empírica de lista. Y, sin embargo, es en este punto donde la relación entre
la ciencia: no construimos sobre roca sino sobre pilotes, en filosofía de la ciencia y antropología cultural se invierte par­
un terreno pantanoso. Tampoco construimos de acuerdo con cialmente, donde la ciencia de la cultura puede proporcionar
planos inmutables; la metáfora puede extenderse desde la base modelos para la interpretación y la comparación de las meto­
al edificio entero, manteniendo requisitos situacionales de dologías científicas y para la comparación de teorías. Desde

l
firmeza, eficacia y claridad. No c.onstruimos para siempre, no una perspectiva universal, las teorías científicas y las termi­
nos detenemos en ninguna certeza absoluta: «Paramos sim­ nologías de parentesco son fenómenos de conceptualización,
plemente porque nos basta que los pilotes tengan la firmeza susceptibles de tratamiento etnosemántico. En la posibilidad
suficiente para soportar la estructura, al menos por el momen­
de utilizar un método que diferencie la elaboración de teorías
to» (Popper, 1967 : 106).
científicas y la elaboración de vocabularios para clasificar pa­
.El trabajo científico exige ·ciertas precisiones en el len­
gua1e Y la reflexión sobre la ciencia, la filosofía de la ciencia rientes se cifra a la vez la posibilidad de la ciencia como pro­
nos l�eva inevitablemente a términos específicos para la meta� ducto cultural específico y la posibilidad de un estudio com­
.
ciencia o meta-teoría. He utilizado «metodologías científicas» parativo del parentesco. De ahí el espacio que se dedica en las
consideraciones preliminares a las distintas propuestas de mé­
�e acuerdo con el uso habitual equivalente a lógica científica,
sistema para desarrollar y evaluar el conocimiento científico. todo científico y el valor que se atribuye a la formulación de
No se hace referencia bajo este término a los métodos y téc­ teorías antropológicas susceptibles de contrastación.
nicas espe�íficas de ninguna disciplina particular. Pese ª que Por último, orientación meta-teórica. No es un término

jor conocidos con un papel importante en el desarrollo de fa:·


·
en determmados momentos hablaré de algunos aspectos de la sencillo de definir. Hay una serie de elementos cada vez me·�:
metodología antropológica, lo haré sólo en relación �on pro­
blemas de dominio y de contrastación. Ni los métodos ni las ciencia: la existencia de lógicas distintas del conocimiento':

conocimiento, la presión institucional que determina qué l(.


técnicas de la Antropología Cultural son objeto central de este científico, la importancia de los valores en la evaluación del'
trabajo. Sí lo son, en cambio, los problemas de desarrollo
teórico en Antropología -objeto del capítulo segundo- y la bros se traducen, qué artículos se publican en cada revista,:
posibilidad de aplicar un método científico general a una cien.:' qué subvenciones apoyan o relegan una línea de investiga­
cia socia] como la Antropología, discusión de la que me ocupo ción. Debe tenerse también en cuenta la vigencia histórica y la
en el cuarto. aceptación por la comunidad científica de un programa de
¡:; El capítulo primero, «Con�ideraciones preliminares: De investigación y, para cada disciplina, la concepción del obje­
la certeza a la conjetura», y en especial el tercero «Rela- to de estudio, que en el caso de la Antropología Cultural hace
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. . . que quienes trabajan con conceptos distintos de cultura ha­
,

hvismo Y comparación», hacen referencia a la situación actual·


de la filosofía de la ciencia, donde coexisten metodologías e�­ blen lenguajes teóricos diferentes. A todos o parte de estos 1
frentadas e incluso la opinión de que es imposible cualquier hechos apuntan una familia de coriceptos que parcialmente ¡

l
lógica del conocimiento. Esto complica el trabajo del cientí­ se solapan: orientación sociológica general (Merton), orien­
fico, obligado no sólo a recurrir a la filosofía sino a comparar tación teórica (Kaplan y Manners), matriz disciplinar (Kuhn),
filosofías, y esto complica el lenguaje, de ahí la meta-meta­ estrategia de investigación (Harris). Mi propósito es anali­
c�enci�, o en el uso de Moulines, metafilosofía. Aunque este zarlos y proponer que bajo el término «orientación meta­
.
e1erc1c10 resulte en ocasiones inevitable, haré todo lo posible teórica» se articulen los componentes de las opciones metodo-

12 13
/ /

lógicas y epistemológicas que caracterizan cada proyecto an­ fenómenos culturales causa de fenómenos extraculturales
tropológico. (Goodenough, o.e.: 122). ·

Quizás sea conveniente indicar aquí -sin entrar en ab­ .•

No es mi intención discutir aquí si es la conciencia de los


soluto en la discusión de los conceptos de cultura- que voy hombres la que genera su ser social -que debería de ser con­
a utilizar «cultura» y «Antropología . Cultural» con sus signi­ siderado en este caso un producto de la cultura, «artifacts of
ficados más inclusivos, que recogen el estudio de problemas the culture», llama Goodenough a las distribuciones estadís­
relacionados con los distintos sistemas socioculturales. Rad­

L
ticas de los alineamientos de parientes (ibídem, nota 24,
cliffe-Brown, en Estructura y función en la sociedad primitiva,
p. 123). O si, en la vieja y rotunda expresión de Marx: «No
distinguió tres formas de adaptación del sistema social total:
es la conciencia de los hombres la que determina su ser so­
torno físico; 2) estructura social, o la disposición por la que
1 ) ecología, o la forma en la que el sistema se adapta al en­
cial; por el contrario, la realidad es la que determina su con­
ciencia» ( 1 970: 37). Lo que sí parece claro es que la antro­
se mantiene una vida social ordenada; 3) cultura, las' carac­
pología se ocupa desde hace más de un siglo de este tipo de
terísticas mentales que adaptan a la gente a su estructura so­
problemas, y que a pesar de las disputas entre escuelas Y
cial y a su ecología. de las decisiones administrativas, desde ambas perspectivas
Harris (197 1 : 144), a quien sigo en la cita, considera se han ofrecido descripciones detalladas y propuestas de ex­
inadecuado restringir el uso del término «cultura» al tercer
plicación de la variabilidad sociocultural, sea en las formas
subsistema, y propone para él el término ideología. Recurro
de organización social (por ejemplo, las formas de residencia
a un antropólogo americano porque no quiero entrar en la
postnupcial) o en los componentes cognitivos de la cultura
discusión terminológica entre antropología social y antropolo­
(p.e. formas de clasificar las enfermedades o los parientes).
gía cultural. Cuando la antropología británica se centró en el Pienso que la existencia de distintas orientaciones meta­
estudio de la «estructura social», era consciente de que no se teóricas en antropología no sólo es una cuestión de hecho, sino
trataba más que de un aspecto de la cultura, en el sentido de una cuestión racional, y que es deseable explicitar los conte­
Tylor y Frazer. Lo que se estaba introduciendo eran supuestos nidos de cada orientación metateórica para que sea posible la
sobre un orden de prioridad en el ámbito de la cultura (Fortes, crítica y la elección, para que se puedan comparar orientacio­
1975: 173-175). De un modo semejante, cuando una cierta nes metateóricas desde presupuestos y objetivos explícitos.
antropología americana prefiere hablar de «antropología cul­ Optar, como hago en el capítulo cuarto y último de este tra­

y comparativa es el resultado de elecciones que ª. lo lar?� �el


tural» frente a «antropología social» y entiende por cultura bajo, por una propuesta que implica una orientación científica

[
«standards para percibir, creer, evaluar, comunicarse y ac­
tuar>> (Goodenough, · 1970: 98 s.), está remitiéndose también libro trataré de formular, y que se vinculan a ciertos 1u1c10s
a un orden de prioridades, más que a un dominio cerrado, de valor sobre la función social de la ciencia, al interés por
como se pone de manifiesto cuando inmediatamente a conti­ ciertos temas y a la adopción de una lógica de la investigación
nuación se admite que la ciencia antropológica se ocupa de que recurre a la contrastación. Desde esta perspectiva, los
dos tipos de proposiciones: las proposiciones acerca de in­ enfoques «materiales» o «mentalistas» no son sino supuestos
terrelaciones entre las formas culturales, que son internas a la heurísticos que han de mostrar en la práctica científica su
cultura, y las proposiciones que vinculan la cultura con fenó­ adecuación.
menos extraculturales (entorno físico, nivel de bienestar, con­ Porque la aceptación de determinados presupuestos no
diciones sociales, emociones y talantes) sea para establecer la puede hacernos olvidar que existen otros presupuestos, no me­
«causa» de los fenómenos cultural�s, o para considerar a los nos racionales; la confianza en una lógica de la investigación
determinada no puede hacernos olvidar que, a través de los

14

1
15
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1
trabajos que oriente, debe de ser sometida a contraste con CONSIDERACIONES PRELIMINARES:
otras lógicas; el interés por la comparación intercultural no DE LA CERTEZA A LA CONJETURA
puede negar la mayor adecuación de enfoques particularistas
para ciertos propósitos y, en definitiva, la valoración del co­
nocimiento científico no puede negar el interés de otras fonnas
de conocimiento.

Los métodos científicos

Cuando se intenta una reflexión sobre la utilización de

plantean los diversos usos del término «ciencia». Rudn�t


métodos científicos en antropología, el primer problema )o

( 1 980: 24) hace notar que este término, y otros tan dispatés
como «Cosecha», «educación», «VOtO», etc., presentan uná
ambigüedad especial, la ambigüedad proceso/producto. TÓ:­
dos son términos que se utilizan con referencia a cierta actiV't•
dad o proceso, y también al resultado o producto de este piO::
ceso. En el caso de la ciencia, las actividades son el trabajo
de los científicos o de las instituciones científicas, experimen­
tar, observar, leer, investigar, proyectar, etc;, y el resultado es
lo que constituye nuestro conocimiento científico: un corpus
de enunciados que pretenden descubrir un aspecto u otro del
universo.
Si aceptamos estas precisiones de Rudner, el problema
inicial se concreta. De lo que se trata es de delimitar de forma

1
específica el proceso científico diferenciándolo de otros pro­
cesos que conducen también a conceptualizaciones del univer­
so. El modo en que Wallace (1980: 1 5 ss.) aborda esta cues­
tión puede servirnos de punto de partida.
Wallace escribe que, además de cualquier otro significado

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la formulación de teorías de las que se deducen hipótesis que


! que se le confiera, la ciencia es un modo de generar enuncia­
a) deben ser contrastadas, b) generan nuevas y más sistemá­
dos sobre el mundo y de contrastar su verdad. El método cien­
ticas observaciones (Wallace, 1980: 22).
tífico de generar y contrastar resultados lo contrapone a otros
Pero el precio de esta exhaustividad es una seria indeter­
tres métodos, a los que denomina autoritario, místico y 16gico­

11
minación. Tras analizar los distintos métodos de producción
racional. Para subrayar las diferencias que los definen los
de conocimientos señala que los casos reales suelen combinar­
caracteriza como sigue:
los todos Y que sólo permite clasificarlos el predominio o énfa­

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En el modo autoritario, el conocimiento se busca y se con­
sis r�lati:? en uno u otro procedimiento. Pienso que la inde­
trasta haciendo referencia a aquellos que están socialmente l
termm�ci?n se acentúa con l a confianza que otorga a los
definidos como productores cualificados de conocimiento
procedimientos para generar resultados. Estos procedimien­
(oráculos, ancianos, obispos, reyes, presidentes, profesores ).
t�s, �ue constituy n una condición cuasi-necesaria pero de
'
l. El que busca el conocimiento atribuye la capacidad de gene­ �
nmgun modo suficiente, son en este . momento uno de los re­
rar enunciados verdaderos al ocupante, natural o sobrenatu­
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1
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ferentes de los argumentos de autoridad. Porque los produc­
ral, de una posición determinada y aunque, eventualmente, la


.
tores cualificados de conocimiento no son ahora los ancianos

r
falta de acuerdo con los hechos puede llevar a la autoridad a
n los obispos, ni los reyes. Apenas lo son los profesores. Qui�
.. 1 perder su posición, pueden ser neéesarias un gran número de
zas lo son en mayor medida los oráculos. Pero lo son sobre
refutaciones efectivas antes de que esto suceda, o no llegar a

1
todo las encuestas, el trabajo de campo, los tratamientos in­
producirse nunca.
formáticos, los experimentos. Y Ja confianza en los procedi­
El modo místico está parcialmente relacionado con el au­
ditorio, ya que puede recurrir como fuente de conocimiento a °?"ientos minimiza la discusión sobre los objetivos que se per­
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siguen, sobre la adecuación de la investigación a estos objeti­
� ·. autoridades cognoscibles de modo' supranatural -profetas,
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vos Y sobre las pruebas a que deberían de someterse los re­
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médiums, dioses-, pero depende esencialmente del adecuado
estado psicofísico del consumidor de conocimiento, que pue­ sultados.
(
En cuanto a aquella otra confianza que señala Wallace
i� de alcanzar este estado por medio de purificaciones rituales

k
como propia del método científico, la confianza primaria en el
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y de procedimientos de sensibilización. También aquí pueden
acuerdo de los enunciados con efectos observables, ha sido,
ser necesarias un gran número de.refutaciones antes de que se
como veremos a continuación, una de las caracterizaciones
pierda la confianza en las bases místicas del conocimiento.
clásicas del método y parcialmente sigue siéndolo, con múlti­
.. En el modo lógico-racional, el juicio sobre el valor de ver­


ples matices y restricciones. Pero también lo ha sido si nos
dad de los enunciados que se proponen descansa sobre la ade­
situamos en una perspectiva histórica, el uso de las r glas de
cuación del procedimiento que se ha seguido · para generarlos,
la lógica formal para generar enunciados a partir de premisas
·

eri este caso su ajuste a las reglas de la lógica formal.


Finalmente, el método científico combina una confianza que se consideraban aceptables.
Es este carácter histórico, cambiante, . µeJ método cientí­
primaria en el acuerdo de los enunciados con efectos observa­
fico, una de sus características más notables. Paralelamente al
bles y una confianza secundaria en los procedimientos utiliza­
dos para generarlos . aumento del saber y a la investigación de Jos procesos de ad­
Hay en esta caracterización que hace Wallace del método quisición de conocimientos, se han formulado propuestas para
dotarlo de bases firmes. Las reflexiones han apuntado sucesi­
científico un aspecto muy sugestivo, la posibilidad -que uti­
liza en su trabajo-- de trazar un cuadro que integre todas las vamente a los procedimientos para obtener proposiciones cier­
fases del proceso científico, desde la observación y la medición tas, a la crítica de enunciados y a la racionalidad de los pro­

[
cesos de generación y substitución de teorías. Utilizaré « rné-
a las generalizaciones empíricas que pueden servir de base a

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todo científico» para esta crítica de conocimientos y, en tér­ Certezas
minos de aquella dicotomía proceso/producto, reservaré una A
parte del significado del término «ciencia» para un corpus de
J
Escapa por completo a mi propósito hacer una síntesis de
conocimientos que se somete a· crítica y la resiste: Así� la la historia de la filosofía de la ciencia, pero sí tengo interés
expresión «Del estatuto científico de la Antropología», apunta_ J en recordar -de manera esquemática- los cambios que han

¡i
a los trámites críticos y a la evaluación de los resultados. , sufrido a lo largo de la historia las reglas del método cientí­

L
Una vez hecha esta precisión es necesario insistir en Ja fico y en subrayar el carácter mutable de lo que constituye

1
historicidad de la lógica de la investigación científica, en la un componente básico de las orientaciones antropológicas. In­
variación en el tiempo de los criterios de cientificidad, .En oca�. terés especial tiene el poder situar en su contexto histórico al
siones ha sido de la psicología del conocimiento de donde han� método inductivo, vinculado a muchos de los desarrollos más
surgido dudas sobre los fundamentos del método. Otras, de la
J
representativos de la disciplina.
historia y de la sociología de la ciencia, del análisis de pro�.' '
Pensar el !proceso científico como un circuito que va de las

1
duetos unánimemente considerados científicos. Otras,' en firi, observaciones a los principios generales (sean éstos axiomas,

1
de la naturaleza de los fenómenos sometidos a estudio. No se leyes o hipótesis) y de estos principios de nuevo a las obser­
¡
·

I
escapa así del todo a la circularidad. Es un fenómeno que l
vaciones, es una imagen que se remonta, al menos, a Aris­
conocemos bien los antropólogos: nunca se escapa a- la' cul- .. tóteles:
tura. Pero que sea científico lo que responde a un· método--
-sujeto a crítica, cambiante- o que sea científico lo que .
J
l
� primeros
hacen los científicos, establece la diferencia entre la crítica y .
. ...
·
<f inducción
el autoritarismo.

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j
En cuanto a los métodos y técnicas que cada disciplina
t
datos prmc1p1os
particular utiliza para la selección de problemas y ámbitos de
estudio, para la obtención de datos, la formulación de gene- ·
1
deducción
ralizaciones y teorías, y, eventualmente, la puesta a prueba -
mediante procedimientos de contrastación, están estrechamen­
te ligados a los cánones de método científico vigentes en 1,ma
etapa histórica o en una comunidad científica determinada. 1
l
Lo que ha variado es el reconocimiento prestado a las
distintas fases del proceso, el énfasis en su discontinuidad o

1
Y aunque la discusión sobre el método científico y el análisis ¡ continuidad según se pensara que se daban o no «saltos induc­
de los métodos específicos más adecuados para el desarro­ tivos», el valor -confianza, escribía Wallace- que se ha
llo de un corpus científico por él delimitado son, como en otorgado a cada etapa y, más recientemente, el lugar en el

.¡1
todas las disciplinas, dos etapas distintas de la construcción que se sitúa el punto de partida.
teórica en Antropología Cultural, es precisamente esa depen­ De entre los modernos filósofos de la ciencia, seguramente
dencia de las metodologías particulares respecto al método ge­ es Lakatos quien ha abordado con más frecuencia la historia

,.
neral, no siempre consciente y muchas menos veces explícita, de los métodos científicos. Lo ha hecho en dos tipos de traba­
la que otorga interés a una reflexión sobre los métodos cientí­ jos. En unos intenta defender el falsacionismo de Popper y
ficos desde el interior de un proyecto antropológico. 1 superar sus inconsecuencias por medio del falsacionismo «so­
., fisticado», que propone como metodología alternativa. En
otras se enfrenta a una concepción generalizada, que le parece
errónea, y que consiste en pensar que la lógica de la investí-

20 21
¡
-- /

r
gación en matemáticas es la deducción (Lakatos, 1975a, 1 98 la, rio negaban la necesidad de llegar a conocimientos demostra­
198lb, entre otros). sino la posibilidad de hacerlo, frente a unos porque du­
dos,
Para Lakatos, las oposiciones fundamentales en relación daban de la certeza de las proposiciones que se aducían como

[
con el conocimiento están entre quienes lo creen posible y axiomas, frente a otros porque veían la inducción condenada
los escépticos, en primer lugar, y después, entre quienes pien­ a una regresión infinita.
san que el conocimiento puede proporcionar certezas, o sólo El punto de partida del racionalismo clásico fueron las

L
conjeturas. La certeza la ha encontrado la especie humana en ·
condiciones que Aristóteles exigía a los primeros principios.
diversos procedimientos: la adivinación, la revelación y la En el esquema aristotélico, de las observaciones se pasa a las
justificación empírica. Estos procedimientos que según Laka­ generalizaciones, por inducción enumerativa, y de las generali­
tos han constituido la vía a la certeza, se corresponden par­ zaciones a los primeros principios, por inducción intuitiva.
cialmente con los métodos de obtención de conocimientos Estos principios primeros, que servirían de punto de partida
autoritario, místico y lógico-racional de los que hablaba Wal­ para la deducción lógica de enunciados sobre los hechos, de­
lace. Sólo parcialmente por dos razones . La primera es que ben reunir una serie de requisitos extralógicos, entre ellos
ninguno de los dos intenta un análisis exhaustivo de los modos ser verdaderos e indemostrables.
de conocimiento no científico, tan familiares a los antropólo­ Lo problemático en este esquema era la intuición inducti­
gos. Así, aunque en este contexto podemos aceptar una corres­ va que permitía dár el salto hasta los principios generales.
pondencia entre revelación y modo autoritario de obtener el Puesto que la única garantía de certeza era la otorgada a los
conocimiento, y adivinación y modo místico, sabemos bien primeros principios y a la lógica deductiva, el método racio­
que la capacidad de adivinar descansa con frecuencia en re­ nalista, que dio forma a las teorías de tip() euclídeo, consistía
laciones de autoridad, como puede ser la de los hombres del en demostrar los teoremas a través de la lógica deductiva me­
común azande sobre las mujeres o los jóvenes, la de especia­ diante la aceptación de propiedades que se consideraban fun­
listas con funciones sociales particulares como los abomanga damentales, « nociones comunes�> que se proponían a título
nyakyusa, o la que ejercen por delegación de los jefes los
·

de axiomas.
adivinos nzakara (Evans-Pritchard, 1976; Wilson, 1970; Re­ Lakatos critica el carácter autoritario de la presentación
tel-Laurentin, 1969). Pero no es éste el tema que nos ocupa euclídea de las teorías. Vale la pena detenerse en este punto,
ahora, y para el que nos ocupa tiene más trascendencia la se­
porque las matemáticas han sido durante mucho tiempo el
gunda discrepancia entre Lakatos y Wallace : mientras Walla­
modelo por excelencia de ciencia pura, el ex:tremo de un eje

[_
ce, como hemos visto, opone al método lógico-racional un mé­
de certeza en el que las denéias sociales ocuparían el extre�
todo científico en cuya carácterización hay cierta carga induc­
mo opuesto. De acuerdo con Lakatos, esta imagen se debería
tivista, Lakatos agrupa deductivismo e inductivismo como in­
en parte a la presentación de las teorías -definiciones, axio­
tentos de la epistemología clásica de alcanzar la verdad.
En efecto, la justificación de los enunciados científicos se mas, postulados, teoremas y demostraciones.- que no recoge
ha intentado a través de dos vías, la del racionalismo clásico, el camino que lleva a los primeros principios, las conjeturas
que consistía en deducir el conocimiento a partir de axiomas ingenuas, las pruebas y las refutaciones.
evidentes, y la del empirismo que trataba de llegar a la ver­ Tal como nos ha sido transmitido por Pappus, en el mé­
dad por inferencia inductiva a partir de bases bien estableci­ todo euclídeo que Lakatos discute ( 1981b: 106 s.) no hay
das. Las dos formas de justificación tenían como ideal de un proceso de inducción inductiva. Se llega a los axiomas
conocimiento científico la verdad demostrada. El ideal lo com­ partiendo de conjeturas de las que se obtienen -por deduc­
partieron en las distintas etapas históricas los escépticos, que ción- conclusiones. Si éstas son falsas, la conjetura queda

22 23

r
]
•¡!
d
refutada· si conducen a principios aceptables, de los que a su
no sólo permite refutar teorías o aceptarlas, sino también mo­
vez pue a deducirse la conjetura, se la mantiene. .
. . dificarlas hasta que resulten aceptables. El estilo deductivista
En el sistema euclídeo, puesto que no se exphc1ta la fase
-'-escribe Lakatos en otro lugar- oculta la lucha y la aven­
de análisis, la conjetura aparece como un teorema que se de­
tura, puesto que presenta el teorema completamente desarro­
duce de los axiomas o principios primeros y un proceso de la
llado y suprime la conjetura original y el proceso en el que se
forma (a) se presenta como (b):
generan las definiciones, se introducen los postulados y se

L
modifican las conjeturas. Toda la historia se desvanece (La­

¡ j
katos, 1 978: 195 s.).
Primeros principios Primeros principios

l
Recuperar esa historia nos coloca en una reconfortante
análisis síntesis situación en la que llegar a una definición intercultural de
(deducción) (deducción) deducción
matrimonio no supone un proceso esencialmente . distinto al
conjetura teorema teorema que llevó a la definición de poliedro. Analizar la lógica del
(a) (b) descubrimiento matemático como un proceso de pruebas Y

¡
refutaciones fue uno de los puntos de partida de la metodolo­
gía de Lakatos. Volveré sobre Lakatos, y volveré sobre las
Se oscurece así también el hecho de que las definiciones Y
definiciones de matrimonio, examinándolas a la luz de ese pro­
los postulados que acompañan al teorema se desarrollan en
ceso de formulación de teoremas, deducibles de axiomas, en
el análisis, son necesarios para que la conjetura implique los
el que se definieron cosas tales como los poliedros y las pro-
axiomas que le sirven de prueba.
piedades del espacio euclídeo.
Euclides y quienes lo tomaron como modelo eliminaron . .
El empirismo clásico intentó llegar a conoc1m1entos c1erc�'
.

de la exposición no sólo el hallazgo de conjeturas, sino tam­

¡
tos por otra vía. Si en el racionalismo clásico se suponía que¿
bién el análisis. La formulación axiomático-deductiva de las
los valores de verdad iban de arriba hacfa abajo, de la eviden-o
l
teorías científicas mantuvo durante siglos su vigencia, pero la
cia de los primeros principios a los enunciados que se dedu�>
I certeza que pretendía otorgar fue relativizada much�s ve�es.
.
Unas, por autores que otorgaban a los axiomas .caracter ms­
cían de ellos, el empirismo trataba de asegurar las evidenciasf:·
por medio de la observación, de la base empírica, y desde ella•<'
trumental, considerando que no eran más que artificios que
. ascender inductivamente a los principios o leyes fundamen­
deductivamente permitían dar cuenta de los hechos; otras, por
tales. La etapa crucial era aquí la etapa inductiva y secunda­
concepciones metafísicas que situaban fuera de los hombres
riamente, alguna comprobación de los principios alcanzados
la certeza de los primeros principios; las más, por la discusión
por métodos inductivos. Roger Bacon, Escoto, Guillern;o de

d
interna sobre el carácter inmediatamente evidente de los axio­ .
Occam Francis Bacon volvieron una y otra vez al patron m­
mas o el carácter fundamental de los postulados.
ductiv -deductivo de Aristóteles y lo desarrollaron. Aquel cir­


Lakatos no sólo ha puesto de relieve los errores a que
cuito, enriquecido con la aceptación de hechos a los q�e se
conduce el estilo axiomático-deductivo a la hora de entender
llegaba mediante razonamiento aunque violasen los s�n 1do� ,
el método de análisis-síntesis, sino que duda que sea ésta
como por ejemplo que la tierra es redonda, y de h1pot:s1s
realmente la lógica del descubrimiento matemático. No se

�·
sobre la existencia de fuerzas ocultas, como la de la gravita­
trata, en su opinión, de un método deductivo en el que los


ción universal, daría lugar a lo que Lakatos llama el circuito
lemas y las definiciones se desarrollan sólo en el análisis si

derna (Lakatos, 1981b: 110 s.).


de Descartes, el circuito de análisis-síntesis de la ciencia mo­
se llega a primeros principios de los que no pueda de ucir�e
la conjetura, ésta se rechaza. De hecho la prueba, la smtes1s,

24
25
de los sentidos, es decir, tuvieran contrastaciories adicionales.

H
deducción Grossetesse introdujo como método de contrastación el modus
tollens: si � O, no O �no H. Guillermo de Occam impu­

r ¿\.b�l .
o.ve; / so a las teorías un requisito de otra índole, el de simplicidad.
\<:-:;/
Descartes, también Mill, llegaron a pedir la exclusión de todas
·· ·

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¡ primer
hecho
las hipótesis alternativas posibles.

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(experiencia hecho hipótesis > _

[
de los sen- . razonado ocultas principio Sin embargo, después de Descartes, la historia de la lógica,

. b'°' 'S""
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0 -v\: o",.;,.,�"\.
entendida como teoría de los canales de verdad, fue esencial­

lJcc.' ----
tidos)
'1Jq, ....__ mente una historia de crítica y perfeccionamiento de los cana­
.,
1ó,, - - ""
les deductivos y de la destrucción de canales inductivos, lo
o..z.<.> \<:',

[_
deducción inducCión
' que supuso la ruptura del circuito. Perdida la confianza en fa
conexión con los hechos como punto de partida, quedaron
·

tres vías abiertas: el escepticismo; la búsqueda de primeros


principios « que continuó durante siglos en todas las ramas del
,, i

Se ttataba de un circuito continuo, cc:in inyecciones de ver­

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r, l

• 1
.. ,

¡ dad en cualquier punto del circuito, con una base de apoyo conocimiento humano, e.g. en mecánica, en ética (Spinoza,
fuerte en la certeza que se atribuía a los axiomas y donde la Kant), en economía (L. von Mises), en filosofía política (Hob­
�-JI deducción cartesiana no es menos intuitiva que los saltos in­ bes)»· (Lakatos, 198 1b: 129), y el desarrollo de una lógica,

'1
:¡.
: ¡ ductivos de Newton, muy alejados ambos de la lógica aris­ « formal» al quedar desprovista de inyecciones de verdad y
totélica. que iba a servir de instrumento no ya a la demostración, sino

¡
'
Muchos teóricos de la ciencia· trabajaron durante siglos en
el desarrollo de métodos inductivos. Bacon, en el siglo xm,
a la confirmación y a la refutación, basadas en un· contacto
«a posteriori» de la teoría con los hechos.

)
insistió en la necesidad de aumentar la base factual añadiendo El resultado fue una disociación, no prevista ni en el cir­
a a observación la ·experimentación. Escoto desarrolló un cuito de inducción-deducción de Aristóteles, ni en el circuito
método de «acuerdos»: es necesario que siempre que se pro­ deductivo de análisis-síntesis de Pappus, ni en el complejo
duce un efecto B esté presente A para pensar que A es la circuito de Descartes, aunque la exposición axiomático�deduc­
causa de B. Guillermo de Occam añadió el métooo de la dife­ tiva la adelantara : la disociación entr¡;: el descubrimiento y la
rencia: si en presencia de A se produce un fenómeno y en su justifi9ación de teorías. Herschel, en A Preliminary Discourse
ausencia no se produce, A puede ser la causa. Perfecciona­ on the Study o/ Natural Philosophy (1830), la introdujo for­
mientos posteriores de los métodos inductivos trataron de ex­ malmente. El científico va de los hechos a las leyes de la natu­
cluir correlaciones accidentales, como las tablas de presencia, , raleza (sean éstas correlaciones de propiedades o secuencias
ausencia y variaciones concomitantes (Francis Bacon, Stuart de acontecimientos) y de las leyes a las teorías, aplicando
Mill). unas veces métodos inductivos, otras arriesgando hipótesis.
Pero la investigación nunca se dio por concluida al encon­ Pero el procedimiento utilizado para llegar a una teoría es irre­
trar una explicación del fenómeno. Nunca se fue consisten-· levante para su aceptabilidad; ésta depende de que sus conse­
temente inductivista, aceptando sin comprobaciones ulteriores cuencias deductivas sean confirmadas por la observación (Lo­
los principios a los que se había llegado a través de los méto­ see, 1979: 123 ss . ).
dos inductivos. Grossetesse y Bacon exigieron que las con­ Los problemas del contexto de· la validación (por usar una
clusiones que se pudiesen extraer deductivamente de los prin­ expresión generalizada más tarde por Reichenbach y a la que
cipios obtenidos por inducción fuesen más allá de los datos con frecuencia se recurre en los enfoques no inductivistas de

26 27
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la teoría antropológica) iban a ocupar a la filosofía de la teresamos en relación con la validación de conjeturas. En el

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i.
ciencia durante más de un siglo. Sería necesario esperar a la contexto de la validación nos encontramos con una situación 1,

'!
epistemología actual, para que por múltiples caminos (Piaget de la forma:
y Hanson, Lakatos y Shapere, Kuhn y Sneed) se volviera al
análisis de todo el proceso, recomponiendo la brecha del cir­ Teoría ------� Hechos observables .:

r
¡¿
cuito de actividad científica que atestiguara Herschel en una 1
y son los hechos que pueden deducirse de la teoría, que la
i'
nueva búsqueda de las pautas de racionalidad que expliquen

[
I'
los éxitos empíricos de la ciencia. teoría puede explicar o predecir, los que permiten juzgar su
Desde esta perspectiva histórica se pueden revisar algunos adecuación o inadecuación. (Puesto que las relaciones lógicas
de los capítulos recientes de la crítica antropológica. A par­ no se establecen entre hechos, sino entre enunciados, en la
tabla «T» y «O» no son teorías y hechos, sino enunciados

r
tir de los años sesenta, se hizo común la denuncia del induc­
tivismo, especialmente del inductivismo de la Antropología que representan teorías y hechos.)
Social británica. Pero en estas críticas, que se plantean como
Tabla de verdad de la implicación lógica
críticas metodológicas, se confunde el método científico con
una -mala- práctica científica. No se defendió nunca, en T- o T-»0
lá ciencia natural moderna, un método inductivo estricto.
1 1 1
A la confianza en un conocimiento que' fuera de lo particular

1
·1

¡
o o
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i a lo general, se añadió la exigencia de corroboración adicional

/:
o 1 1
para las explicaciones generales. De ahí el énfasis en la expe­ o o 1

El problema que se planteó Hersch�l era el de lle ar;-­


rimentación y el avance real del cónocimiento.
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'� 'i!<'

A) .
l;:
' j.,


La antropología por su parte, cuando fue inductivista, '. f(--i.

1 combinó la defensa de un método de inducción-deducción­ ª la aceptabilidad de T a partir de O, esto es, el .de la justi-·cc -{i

!1l
contrastación adicional con una práctica científica deficiente, ficación ·de una teoría propuesta por medio d� la observación. ·�
que se detuvo en principios prima facie generales, sin encon� No atribuía el mismo peso a todas las observaciones que con-.;­ -'l

r
trar casi nunca la ocasión o los créditos o el interés suficiente firmaran ·la teoría, sino que ··consideraba más significativos:,-:; -�".'
para poner a prueba esos principios, oscurecido el interés. de r 1) la extensión de una ley a casos ex:tremos; 2 ) los resultados
.� confirmatorios inesperados; 3) los experimentos cruciales. Por
; ·l
la puesta a prueba por la urgencia de recoger información so-
J
: •;
¡
bre pueblos y· culturas que estaban desapareciendo y trans- «experimento crucial» se entendía un experimento que lleva

teorías T1 yT2 porque T1--» O .y T2 -» no O, de manera que O



:¡ 1 :¡
formándose, aplazado ese interés por la vana esperanza de a la observación de un hecho O que permite elegir entre dos

¡1r¡ 1¡ s1
que las descripciones fueran de toda la cultura, lo que haría
posible, más tarde, la confrastación. De ahí los escasos logros refuta a Ti y confirma a Ti.

1
'!
'

teóricos de la antropología. Me detendré en este punto eil el Pero ¿qué significa «confirma»? Co1110 la tabla indica,.

¡ ;lf
�pítWo segundo. si T � O a partir de la verdad de D no podemos afirmar la
verdad de T. Si lo hiciéramos, cometeríamos el error al que

li j
r
.15.
los lógicos llaman «falacia de afirmar el consecuente», por­
que si O es verdadero, T puede ser verdadero o falso. Para
1
Conjeturas

1i l•
�¡ poder afirmar una teoría o una hipótesis a partir de una obser­

�i �•1..·
vac1on tendríamos ·. que conocer �odas las . hipótesis de las

fil.
Resulta útil recurrir a la tabla de verdad de la implicación

ji .�
'

t
lógica para sintetizar algunos de los problemas que pueden in- que O pudiera deducirse. Entonces, si se pudieran refutar


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1 28 29

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. . . .. .. ...
· -::::.. :..=7.:::�=-
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- .. .
-� __
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todas, menos una, estableceríamos la verdad de esta última. soria meta de que sus respuestas sean definitivas, ni siquiera
Era el método de división de Galileo y Descartes. Pero Galileo probables; antes bien, su avance se encamina hacia una fina­
y Descartes confiaban en la inducción para estar seguros de lidad infinita y sin embargo alcanzable: la de descubrir ince­
que habían enumerado todas las hipótesis posibles (Laka­ santemente problemas nuevos, más generales y más profun­
tos, 198 1 b : 127). Sin apoyarse en evidencias obtenidas por dos, y sujetar nuestras respuestas (siempre provisionales) a
inducción, los experimentos cruciales pierden valor, sirven contrastaciones constantemente renovadas y cada vez más ri­

L
para refutar teorías pero no prueban nada. Fue Duhem, en gurosas» ( 1967: 262). ·

B) Pero el propio Duhem no detuvo sus dudas sobre el


·

The Aim and Structure of Phisical Theory ( 1 909), quien com­


pletó la crítica a los experimentos cruciales y defendió como método científico en la crítica al valor confirmatorio de los
método científico el falsacionismo, cuyo principio es que las experimentos cruciales. Planteó otra cuestión, todavía hoy vi­
teorías no pueden ser verificadas sino sólo refutadas, falsadas. gente, que es la del valor restringido de la refutación, vincu­
La única inferencia lógica que puede hacerse sobre una teoría la.do a su ánálisis' de' las teorías científicas. La estructura que

0 -?
a partir de las observaciones es el modus tollens de . Grosse­ Duhem les atribuía se aproxima a lo que hoy se llama «con­

}_
teste, si T -? O, no no T. cepción standard», «·concepción enunciativa» o «concepción
Terminaba así el intento de caracterizar el conocimiento heredada» (del positivismo) . Las teorías son un ·cÓnjunto de
científico por su carácter de verdadero, a pesar de que la iden­ ehuriciadós que representan axiomas (entendidos ya no como
tificación entre ciencia y verdad sigue siendo parte de nuestra priineros prineipios, sino como supuestos hipotéticos) que
cultura folk. Sin duda fue Popper el que defendió con más cúmplen dos condiciones. La primera es que constituyen un
vigor el método crítico como diferenciador del proceso cien­ sistema, es decir: a) que estén exentos de contradicción (tanto
tífico. cada uno de ellos como entre sí) de manera que no pueda de­

!-
« El hombre de ciencia -escribe Popper-, ya sea teórico ducirse del sistema un enunciado arbitrario cualquiera, b) que
o experimental, propone enunciados o sistemas de enuncia­ sean independientes, esto es que ningún axioma se pueda de­
dos, y 'los contrasta paso a paso. En particular, en el campo de ducir de los axiomas restantes.

to�os los enunciados pertenecientes a la teoría y necesarios


las ciencias empíricas, construye hipótesis, o sistemas de hi­ . La segunda, que sean a la vez suficientes para deducir

pótesis; y los contrasta con la experiencia por medio de obser-


vaciones y experimentos» (1967: 27)� · ,

,

para este fin. (Más tarde se precisaría que los enunciados . de


Para Popper, el núcleo de la actitud científica es la actitud observación no se deducen de los axiomas directamente, sino
crítica, que consiste en enfrentar las hipótesis a experimentos
por medio de «reglas de correspondencia» que conectan los
especialmente diseñados para ponerlas a prueba, que no pue­ axiomas con predicciones sobre los hechos.)
den verificarlas pero sí refutarlas. Las teorías deben ser cohe­
Lo que implica este análisis es que si T . está constituida
rentes, no tautológicas y tales que supongan un avance en el
por un sistema de axiomas, de la falsedad de O no se deduce
conocimiento. Una teoría de estas características, cuando se
la falsedad de T, sino Ja de uno o varios de los axiomas que
somete a prueba, queda refutada o provisionalmente verifica­
constituyen T, y para evitar la refutación puede ser suficiente
da. No hay simetría entre verificación y refutación. La refuta­
modificar alguna o algunas de las hipótesis. De hecho, Duhem
ción es, para Popper, definitiva, mientras que una teoría que
pensaba que éste era el procedimiento científico normal y que
haya sido . verificada en alguna de sus predicciones . puede ser
una teoría no se desecha porque esté refutada, sino porque
derrocada posteriormente por observaciones relativas a esta
se ha hecho barroca y extravagante bajo el peso de las hipó­
u otras de sus consecuencias. Por consiguiente, el conocimien­
to siempre es provisional: «La ciencia nunca persigue la ilu- tesis que se le van añadiendo para adecuarla a . los hechos. Este

30 31

r
criterio de Duhem retoma la exigencia de simplicidad de es que T--:,0 1 , 02, 03, . . . On, y que 01, 02, 03, 00 son
• • •

Occam. verdaderos?
De lo que Duhem no dudó fue del carácter inmediato de En otras palabras, ¿todo lo que sabemos de una teoría
los enunciados de observación. Por eso, y porque le atribuye es, como decía Duhem, que no está (o está) refutada, o si
una excesiva disposición a mantener teorías refutadas, Laka­ muchas de las predicciones de la teoría resultan verdaderas
tos denomina al falsacionismo de Duhem falsacionismo (con­ puede hablarse de algún grado cuantificable de confirmación

l
vencionalista) dogmático, frente al método de Popper, tam­ y, en consecuencia, de teorías mejor confirmadas que otras?
bién falsacionista, consciente de la necesidad de establecer Estas preguntas, que parecen trasladar al contexto de la va­
convenios o decisiones metodológicas pero no para salvar teo­ lidación principios de evaluación inductivos, constituyen el
rías, sino para evitar las hipótesis ad hoc, y consciente tam­ punto de partida de un ambicioso programa de investigación
bién de la necesidad de acuerdos metodológicos para dotar de meta-teórica, que hoy sigue en marcha, y en el que Carnap ha
trabajado durante muchos años.
· ·

contenido empírico a los enunciados singulares (afirmaciones


acerca de hechos únicos) , al que Lakatos adjetiva de falsacio­ Carnap ha tratado de construir una medida de probabili­
dad de una teoría a partir de la evidencia que la confirma.

1
nismo metodológico ingenuo. (Lakatos, 198 1 b y 1983.)
Para ello ha revisado la historia de las teorías de la probabi­

¡
En efecto, Popper añade a su caracterización del método
científico como método de puesta a prueba de hipótesis, una lidad, en cuyo desarrollo piensa que se detectan dos tipos
serie de reglas metodológicas que propone a título de conven­ fundamentalmente diferentes de probabilidad, a los que de­
ciones. La de tipo más elevado dice que las demás reglas del nomina. probabilidad estadistica y probabilidad lógica, res­
pectivamente. \
método científico han de ser tales que no protejan a ningún
La probabilidad lógica fue definida primero para un L
'·-Y
"�··

resultado de la falsación (1967 : 53), y las más importantes


son las que intentan evitar el mantenimiento de teorías refu­ conjunto finito de acontecimientos, e interpretada como flf �

razón entre el número de casos favorables y el número d� �


'�
tadas mediante la introducción de hipótesis ad hoc, propo­

dad lógica como el límite de la frecuencia relativa de los cii


niendo que sólo se acepten hipótesis auxiliares cuya introduc­ casos posibles (Laplace). Más tarde se definió la probabfü'
F
ción no disminuya el grado de falsabilidad o contrastabilidad
del sistema, sino que, por el contrario, la aumenten, p_ara lo sos favorables en una serie indefinida de acontecimientos (vañtc �!}

que es necesario que den lugar a nuevas implicaciones ·contras- Mises y Reichenbach).
En 192 1 , John Maynard Keynes, en Treatise of Proba­
tadoras (o.e.: 79).
·

.
Lakatos, cuando intente enfrentarse a los problemas de
bility, propuso una interpretación lógica de la probabilidad
distinta de la frecuencial. Para Keynes, la probabilidad era
comparación de teorías y de mantenimiento de teorías refuta­
una relación lógica entre dos enunciados, de la que pensaba
das que Popper no resuelve, distinguirá su propio método
que sólo en casos especiales como el de los dados podría
como falsacionismo metodológico sofisticado. Como veremos
convertirse en un valor numérico. Ésta fue la línea de traba­
más adelante, la historia de la ciencia parece apoyar más a
Duhem que a Popper y más a Lakatos que a Duhem.
jo que Carnap consideró correcta. En su opinión, a partir de
los elementos de juicio disponibles se podría atribuir un va­
1!
C) Volvamos ahora a la tabla de verdad de la implica­ lor a la probabilidad lógica de una hipótesis. Lo que preten­
ción lógica. Sabemos que si T-:,O y O es verdadera, T pue­ dió fue construir una lógica inductiva para cubrir el conti­
de ser verdadera o falsa, y que esta incertidumbre ni siquiera nuo que va desde la implicación lógica (probabilidad 1 ) a la
la resuelven los experimentos cruciales. Pero la inseguridad negación lógica (probabilidad O). Un sistema tal que para
respecto a la verdad de T, ¿se mantiene si lo que sabemos todo par de oraciones, una de las cuales afirme los elemen-

32 33

r-
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-· / '

tos de juicio e y la otra enuncie una hipótesis h, podemos so sobre lógica inductiva. El tema sigue siendo importante
asignar un número que exprese la probabilidad · lógica de h porque un criterio de probabilidad numérico permitiría ele­
respecto a e. gir racionalmente entre teorías. Hintikka (citado por Suppe,
Desde este intento, Carnap recupera parte de la teoría 1977: 629 s.) ha intentado resolver el problema hablando no
clásica, porque supone que Laplace y otros como él aludían de individuos, sino de clases de individuos. De este modo,
muchas veces a la probabilidad lógica, aunque lo hicieran de una ley universal no hace afirmaciones sobre un número in­

l
forma confusa al no tener in mente la distinción entre la pro­ finito de objetos sino sobre un número finito de clases de ob­
babilidad lógica y la probabilidad frecuencial. jetos. Esto haría P (h, e) � O, pero hace depender a la pro­
Conviene aclarar, antes de seguir adelante, dos cuestio­ babilidad lógica de supuestos metafísicos acerca de cómo el
nes. La primera que Carnap no pretendía sustituir la proba­ mundo se divide en clases. Estos y otros desarrollos de la ló­
bilidad frecuencial por la probabilidad lógica. La • probabili­ gica inductiva nos alejan del propósito inicial de Carnap de
dlad frecuencial caracteriza una situación objetiva, la situación justificar el conocimiento cierto y nos acercan a la tendencia
de un estado físico, biológico o social. La probabilidad lógica, actual de estudiar la racionalidad del proceso científico, en
o inductiva, como también se la llama, trata de caracterizar este caso de hipótesis propuestas para dominios determinados .
la aceptabilidad de las proposiciones científicas. Se ha llegado Carnap adoptó otra posición, admitir que ningún cientí­
a hablar incluso de una tercera forma de probabilidad, la fico piensa que una teoría tiene validez universal y que lo
probabilidad subjetiva, que mediría la disposición de una único que está diciendo cuando afirma que una teoría está
persona a « apostar por» un acontecimiento incie.rto en función bien fundada, o es fiable, . es que apostaría a que la instancia
de un conjunto .racional de expectativas y valores'. siguiente de la teoría se ajusta a ello. Pero con esto habla­
La segunda aclaración es que la probabilidad inductiva o mos de confianza en teorías abrumadoramente verificadas, no
lógica no hace una referencia especial a las teorías probabi­ de probabilidad.
lísticas, es decir, no se trata de ver si las teorías probabilís­ Nos enfrentamos así a uno de los aspectos de la concep­
ticas son más o menos probables, sino si son más o menos ción positivista de la ciencia que ha resultado más endeble,
probables todas las teorías científicas. Como Popper insistiría y que ha generado muchas reflexiones recientes sobre los mé­
(o.e.: 239) y Blalock no cesa de subrayar (por ejemplo en todos científicos : la comparación de teorías y los criterios de
1966: 106 s.), las teorías probabilísticas, para que puedan ser substitución de una teoría . por otra.. Popper propuso, en su
puestas a prueba, exigen decisiones metodológicas explícitas Lógica del descubrimiento científico, dos criterios de elección
sobre el marger:i de desviación que estamos dispuestos a ad­ entre dos teorías, uno empírico, los experimentos oruciales, y

H1
mitir sin dar la teoría por falsada, pero una vez que estas de­ otro metodológico, en términos de grado de falsabilidad.
cisiones se explicitan, se enfrentan igual que las teorías no Pensaba Popper que si y Hi son dos hipótesis rivales
probabilísticas a la contrastación, a la corroboración y, si es relacionadas con el mismo tema y que han superado todas
posible establecerlo, al grado de probabilidad. las pruebas a que han sido sometidas hasta un momento de­

H1 H2
No ha sido posible · establecer la probabilidad lógica de terminado, es posible decidir entre ellas si se encuentra una
una proposición universal. Si h es una hipótesis de alcance contrastación con respecto a la cual y predigan resul­
universal y e un cuerpo finito de evidencia, la probabilidad tados que están en conflicto.
de h con respecto a e es siempre O. Es el mismo problema de Pero sabemos, desde Duhem, que no se debe sobreesti­
la verificación : ninguna evidencia finita puede hacer verda­ mar el papel decisorio de los experimentos cruciales. Respec­
dera -ni probable- una ley universal. to a la hipótesis que refutan, porque si, como es frecuente,
En este momento, son muchas las investigaciones en cur- forma parte de una teoría más amplia, la contrastación sólo

U N IVtfl SI DAD DE C!\LDM>


!3 l BUOTECA
34

f--
indica que es falso alguno de los supuestos en que se apoya puesto otro criterio métrico para comparar teorías, la verosi­
la teoría. Respecto a la hipótesis que corroboran, porque nin­ militud, que tampoco ·ha resistido la crítica. Para comparar la
gún experimento la puede establecer de modo concluyente. verosimilitud de dos teorías hay que comparar sus conteni­
Lo que hace un experimento es mostrar ambigüedades de dos de verdad (CT), conjunto de consecuencias verdaderas y
¡
una teoría, apoyar a otra, determinar la labor teórica y expe­ sus contenidos de falsedad (CF), conjunto de consecuencias
rimental subsiguiente. falsas. Así, por definición, una teoría sería más verosímil que

L
l .
El segundo método para comprobar teorías propuesto por otra si su contenido de verdad es mayor y su contenido de
Popper no consiste en recurrir a la experiencia, como en el fals edad es menor o igual, o bien si su contenido de verdad
caso de los experimentos cruciales, sino en utilizar un crite­ es mayor o igual y su contenido de falsedad menor.
rio metodológico, el mayor grado de falsabilidad. Una teoría Pero en 1 974, Tichy, Harris y Miller han demostrado que
es mejor que otra si es más falsable. Más tarde sustituyó la tanto con la primera formulación como con la segunda, una
falsabilidad por otra característica relacionada, el grado de teoría sólo es más verosímil que otra si su contenido de
corroborabilidad. Una teoría sería más corroborable cuanto falsedad es 1, es decir, si es verdadera (Quintanilla, 1 982:
mayor fuera su contenido empírico, la clase de sus posibles 47 4).
falsadores. Entendida así la corroborabilidad, una teoría más Niiniluoto ( 1 980) ha propuesto una medida alternativa
corroborable. tiene una probabilidad lógica menor (Popper, de la verosimilitud de teorías en la misma línea de la alter­
1967: 120 ss.). nativa que ha desarrollado Hintika a la probabilidad lógica
El uso que hace Popper en este contexto del término co­ de Carnap . Se trata de una medida para comparar teorías
rroborabilidad es deliberadamente polémico. Se trataba de formuladas en el mismo lenguaje y que presupone: a) que
enfatizar una vez más la asimetría entre refutación y confir­ desde el punto de vista de nuestro acceso cognoscitivo al
mación. Si se subrayan las coofirmaciones, a más confirmación mundo, éste está dividido en campos de investigación exclu�:;
más corroboración y más expectativas de que la teoría resul­ yentes; b) que aunque no podamos suponer que existe un�'
te adecuada. Si el énfasis se pone en las refutaciones, una teo­ sistema conceptual o lenguaje privilegiado, para la descrip••
ría es mejor si se la puede someter a más pruebas y las re­ ción del mundo en su totalidad, sí podemos suponerlo para;:
siste, y de ahí que la corroborabilidad vaya unida a la falsa­ cada campo de investigación. " ·.

bilidad y varíe de forma · opuesta a la probabilidad. " · De lo que se trata es de dar un contenido preciso a la
La métrica de la · corroborabilidad de Popper no ha tenido noción de progreso científico, que sería la suma de los pro­
más éxito que la · métrica de la probabilidad de Carnap. (La­ gresos relativos en cada área de investigación. Quintanilla
katos ha hecho notar que si corroborabiliad y probabilidad (1984), .a quien estoy siguiendo en este punto, piensa que el
son medidas opuestas y la probabilidad es siempre O, la co­ problema es que Niiniluoto: «pierde de vista uno de los ras­
rroborabilidad sería siempre 1 ). Sólo queda espacio para un gos más decisivos del desarrollo científico: el de que éste
uso de corroboración cuasi-inductivo y próximo a la confir­ se . produce en muchas ocasiones a través de cambios con­
mación. Así lo hace Popper cuando afirma: «Sólo se puede ceptuales que suponen una remodelación de las áreas de in­
superar una teoría que esté bien corroborada por otra de ni­ vestigación o una invasión de unas áreas de investigación por
vel de universalidad más alto, esto es, que sea más contras­ otras» (Quintanilla, 1 984: 48 1 ) .
table, y que, además, contenga la teoría antigua y bien co­ S i los primeros intentos de establecer los grados de pro­
rroborada (o, al menos, una buena aproximación de ella)» babilidad o corroboración de una teoría estuvieron vincula­
(Popper, 1 967: 2-57 ss.). dos al propósito de establecer un criterio firme que permi­
Más recientemente, Popper ( 1 963, 1 972, 1 976) ha pro- tiera separar la ciencia de la metafísica, lo que subyace a

36 37
/

buena parte de los desarrollos más recientes sobre probabi­ puestos básicos que soportan las teorías científicas, se había
lidad o verosimilitud de las teorías es el intento de mantener preguntado en qué ocasiones, y a través de qué procesos, un
una concepción acumulativa del progreso científico, decisiva­ conjunto de conceptos fundamentales o de presuposiciones
mente puesta en cuestión por la teoría de Kuhn sobre las re­ absolutas cambia y es substituido por otras. Durante el de­

y en las consecuencias que ha tenido para la ·teoría de l�


voluciones científicas. Voy a detenerme en la obra de Kuhn cenio de 1950, recuerda Toulmin:. « Esta cuestión fue reto­
mada y ampliamente discutida por historiadores y sociólogos

L
ciencia. De la interpretación de Kuhn hoy no se mantiene el tanto como por filósofos. N .R. Hahson la abordó en térmi­
dramatismo que introdujera con un concepto de « revolución nos explícitamente filosóficos en su libro Patrones del des­
científica» que suponía que dentro de las tradiciones cientí­ cubrimiento (1958); fue el tema de mis conferencias Mahlon
ficas se producían de cuando en cuando rupturas y brecha Powell, de 1960, en la universidad de Indiana, publicadas
s
insalvables. Pero sí se mantiene la conciencia de que en oca­ bajo el título Foresight and Understanding (1961), y está im­
siones -o siempre, según la interpretadón que se haga plícita en muchos trabajos · recientes sobre sociología de la
de
«teoría»- teorías alternativas explican el mundo o una par­ ciencia, por ejemplo, en la obra de Thomas Merton, Bernard
te del mundo con lenguajes distintos, y aunque no intraduci­ Barber y Joseph Bar-David» (Toulmin, 1977 : 109 s.).
bles son difícilmente conmensurables. Pero, sin duda, fue la respuesta de Kuhn la que obtuvo
más eco. En la interpretación de Kuhn (cf. 197 1a), el pro­
ceso científico se desarrolla a través de un período prepara­
Sociología y metodología de la ciencia digmático, con escuelas y teorías científicas en competencia
hasta que se impone un paradigma que «proporciona mode­
Cuando, en 1962, Kuhn publicó La estructura de las re­

f_
los de problemas y soluciones a una comunidad científica»
voluciones científicas, resultado de su detallado estudio de la (o.e.: 1 3); sigue un período de ciencia normal en el que no
revolución copernicana, las concepciones acumulativas
del se buscan fenómenos nuevos y nuevas teorías, sino que se
progreso científico sufrieron un rudo golpe. Nada sería más trabaja sólo en los problemas que el paradigma permite re­
ingenuo o menos kuhniano que pensar que la explicación de solver y durante el cual las anomalías se abren paso trabajo­
Kuhn sobre las revoluciones en el conocimiento surgió sú­ samente hasta que se instaura un período de investigación
bitamente de su cabeza, o que estudió por cásualidad la revo­ no ordinaria, en el que proliferan las articulaciones en con­
lución copernicana. Pensándolo en sus términos, cuando se flicto y que sólo se cierra cuando se produce una revolución
propone un nuevo paradigma y, como en este caso, cuaja, científica, « episodio de desarrollo no acumulativo en el que
es
porque se habían acumulado anomalías en el antiguo . un antiguo paradigma es reemplazado, completamente o en
No
quiero llevar más lejos el ejemplo de Kuhn, pero aquí y
allí parte, por otro» (o.e.: 149).
se desarrollaban alternativas críticas al positivismo y al ra­ Esta secuencia se oponía directamente a lo que para Pop­
cionalismo crítico de Popper, directas unas, implícitas las per constituía el rasgo distintivo del proceso científico : la crí­
otras, porque dirigían a las teorías científicas una visión más tica de conjeturas y el abandono de teorías !l"efutadas. La
comprehensiva. experiencia de falsación no sería una característica de la cien- ·

Entre las cuestiones que esperaban respuesta había una cia normal sino sólo de los períodos extraordinarios. La dis­
que, según Toulmin, se remontaba a veinte años · atrás, al re­ tinción entre ciencia normal y ciencia extraordinaria fue el
lativismo conoeptua1 de An Essay on Methaphysics, de Coll­ objeto de una polémica que enfrentó a Kuhn y a Popper, y
ingwood. Collingwood, impresionado por la analogía entre en la que Lakatos, Toulmin y Feyerabend tuvieron una par­
los sistemas conceptuales de distintas culturas y los presu- ticipación destacada (cf. Lakatos y Musgrave, 1975). En el

38 39
-n­
�1 carácter del cambio científico, y particularmente en el recha­ cia no es un sistema lógico sino una empresa racional, y la
necesidad de ver el cambio científico . como un problema
de

:I1
zo o mantenimiento de las teorías refutadas, se centró el de­
bate sobre las características del proceso científico. vari ación y perpf'.tuación selectiva de entidades teóricas. Una

f
Ciertamente, Popper nunca ha pretendido que su meto­ teoría de la ciencia de estas características implica que la in­
!
dología constituyese una generalización inductiva de lo que vestigación filosófica ha de dirigirse tanto a parte de lo que

miento » como a mucho de lo que Thomas Kuhn ha dejado


hacen los científicos (1975: 1 5 1), pero si, como Kuhn ha re­ los empiristas lógicos descartan como « contexto del descubri­

[
saltado, las refutaciones, las experiencias anómalas, no hacen
_

que se abandonen las teorías, tendría poco sentido hablar del para la sociología de la ciencia, y analizar el peso relativo
rechazo de las hipótesis falsadas como criterio distintivo de de los factores externc)s -que presumiblemente tendrán más
la actividad científica. Tanto Toulmin como Lakatos hicieron que ver con la variación- y de los factores internos de la
un esfuerzo por dar cuenta de una manera sistemática del ciencia, probablemente ,más vinculados a los procesos de se-
cambio de teorías e incluso del cambio de metodologías. Fe­ lección. , _

yerabend adoptó una postura más relativista, que le llevaría Lakatos desarrolla el que denomina falsacionismo sofisti­

f
a defender que las condiciones óptimas para el desarrollo del cado como nueva propuesta de criterio de demarcación, in­
conocimiento científico se dan con la libre utilización de to­ tentando resolver las inadecuaciones del falsacionismo tal
dos los métodos y que lq mejor para el desarrollo del cono­ como fue propuesto por Duhem y desarrollado por Popper.
cimiento es que compitan libremente todas las formas de co­ Piensa que dos· son las características comunes al falsacionis­
--

nocimiento. Centrémonos. en Toulmin y Lakatos en este pun­ mo dogmático y al falsacionismo metodológico ingenuo: 1 )
to, para terminar, con una reflexión sobre Feyerabend, estas que una coritrastación es un enfrentamiento entre teoría y ex­
perimentación; 2) que el único resultado interesante de la
-/fj,
consideraciones preliminares.
4

l
Toulmin establece un paralelismo entre las orientaciones confrontación es la falsación concluyente. Los únicos verda- �·
uniformista y catastrofista de la paleontología del siglo XIX y deros descubrimientos son las refutaciones científicas. ..,. "

los enfoques de Popper y Kuhn sobre un desarrollo progresi­ parte, i


Pero la historia de la ciencia (léase, en buena
vo o con rupturas del proceso científico. Propone que una Kuhn), sugiere: l .º) que las contrastaciones son, como míni­
teoría del cambio científico tome como modelo a teorías evo­ mo, enfrentamientos trilaterales entre una teoría, otra teoría ·b­
lucionistas que hayan conseguido establecer mecanismos de rival y el experiment o; 2.º) que algunos de los experimentos
variación y perpetuación. Con esta guía, la pregunta única
más interesantes resultan, a primera vista, de la confirmación
de cómo se producen las revoluciones en la ciencia debería
más que de la refutación (1975a: 228). .
Ante esta situación piensa Lakatos que: a) o la lógica de
.
de ser reformulada por dos conjuntos distintos de preguntas
la investigación (que entiende «como conjunto de reglas, po­
relativas a los factores que determinan el número y la natu­
raleza de las variantes teóricas que se proponen a considera­
siblemente no bien articuladas y desde luego, no mecánicas»
ción en una ciencia en un momento determinado y a los
factores y cónsideraciones que determinan cuáles son las va"
[ 1975b: 135]} desaparece y sólo se pueden dar explicaciones
riables intelectuales que logran aceptación. psicosociales del cambio de paradigmas (Kuhn, Polanyi); b)
9 se formula una nueva versión sofisticada del falsacionismo
Esta teoría de la ciencia nueva, cuyo diseño avanza Toul­
min (1979 [ 1 969]) y que después desarrolla hasta convertirlo metodológico, que trate de substituir a las versiones ingenuas
en el programa de trabajo de su Introducción de 1977 (1 972), del falsacionismo, dé una nueva fundamentación racional a
sobre el que volveré al hablar del desarrollo de los conceptos la fals�ción y ponga a salvo la metodología y la idea de pro­
antropológicos, tiene como ejes básicos la idea de que la cien- greso científico (sofisticación ya implícita en las condiciones

40 41
rr' '
'

i
j.

�¡¡
que Popper ponía al cambio de hipótesis auxiliares para que desvelar y hacer explícitas las reglas de un método científi­
no fueran ad hoc). co que haga posible el desarrollo de programas de investiga­
La propuesta de Lakatos añade al falsacionismo una di­ ción progresivos. Ya he comentado que Lakatos empezó poi
mensión histórica, ya que sostiene que no hay refutación de estudiar la lógica del descubrimiento matemático que centra

�2 es «aceptable» o « científica» si tiene más contenido empí­


una teoría si no se dispone de una teoría nueva. Una teoría en la mejora de las conjeturas a través de la prueba. Las

rico corroborado que su predecesora T1 y sólo se puede con­


anomalías no impulsarían sólo a rechazar las teorías, sino

L
también a generar teorías nuevas. De modo que existe una
siderar refutada si se ha propuesto otra teoría T3 con más unidad intrínseca entre lógica del descubrimiento y lógica de

que explique todos los aciertos previos de T2 o en otros tér­


contenido empírico, es decir: que prediga nuevos hechos, la validación, porque las conjeturas iniciales se mejoran para
dar cuenta de las anomalías (1978 : 167, nota 1 ; 1 98 1 d: 277).
minos todo su contenido empírico no refutado, y cuyo con­ Después desarrolló esta idea de que no se avanza rechazan­
tenido excedente está, en parte, corroborado (of. Lakatos, do conjeturas, sino mejorándolas, hasta formular las reglas
1975a y Lakatos 1975b, o Lakatos 1983 , edición más accesi­ heurísticas para el desarrollo progresivo de los programas de
ble de estos artículos). investigación .
Si la primera condición de aceptabilidad de una teoría Lakatos sostiene que todo programa de investigación cien-
científica que propone Lakatos se puede comprobar inmedia­ tífica .se puede caracterizar por su núcleo. La heurística nega­
tamente, por medio de un análisis lógico a priori, la segunda tiva consiste en hacer ese núcleo irrefutable por decisión me­
sólo se puede comprobar empíricamente, y hacerlo exige un todológica, rodeándolo de un cinturón protector de hipótesis
tiempo indefinido. Como Feyerabend señaló inmediatamente, auxiliares. La heurística positiva en avanzar buscando verifi­
esta indefinición temporal constituye un defecto insalvable caciones, mejorando los métodos experimentales, modificando

�·
para cualquier pretensión normativa en la metodología de los conceptos, y respetando siempre la regla de que los cam­
Lakatos, pero vale la pena detenerse en ella por su valor heu­ bios de teoría han de ser teórica y empíricamente progresi-
rístico. vos.

rie ·de teorías Ti, T2, TJ . . . en la que cada una resulta de añadir
" Lo que interesa a Lakatos no es una teoría, sino una se­ En el capítulo segundo recurriré a la heurística positiva
de Lakatos, para discutir los cambios de conceptos de An­
'h

ij
:,, cláusulás auxiliares o de reinterpretar semánticamente la an­ tropología, pero ahora quiero señalar que hay un punto cen­

¡¡
terior, para dar acomodo a alguna anomalía, siempre que tral en la metodología de Lakatos y del que no da cuenta

[
'
¡J
cada teoría tenga al menos tanto contenido como el conteni­ satisfactoriamente. Se trata de la naturaleza de ese «núcleo
¡! do no refutado de su predecesora. Una serie de teorías es duro» de los programas de investigación que la heurística ne­
ii l
.i

!!
teóricamente progresiva si cada nueva teoría tiene algún ex­ gativa preserva de la falsación. De él sólo dice : « El núcleo
ceso de contenido empírico respecto a su predecesora, esto real de un programa de investigación no surge ya completa­
1ll
"
es, si se predice algún hecho nuevo o inesperado hasta en­ mente armado como Atenea de la cabeza de Zeus, sino que

li
. tonces, y una serie de teorías es además empíricamente pro­ se desarrolla lentamente, me diante un largo proceso prelimi­
gresiva si una parte de este contenido empírico excedente nar de ensayo y error. En este artículo no se trata de este
1ji1
1:
,,
está corroborado, esto es, si cada nueva teoría conduce al des­ proceso» (Lakatos, 1975a: 246, nota 163).

¡ ! !\
cubrimiento efectivo de algún hecho nuevo . Estas series de Así, lateralmente presentado, resulta tan vago como los
teorías suelen estar ligadas por una notable continuidad lo paradigmas de Kuhn, al tiempo que se plantea otra coinci­
¡11
,1 '

1 li
que hizo hablar a Lakatos de programas de investigación. dencia : la puesta a prueba de hipótesis de Popper -aquí el

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Una buena parte del trabajo de Lakatos ha consistido en largo proceso de ensayo y error- sólo se considera funda-

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mental para lo que en Kuhn sería un período de ciencia ex­ que otra no debemos impacientarnos, parte de este contenido

j traordinaria y en Lakatos el inicio de un nuevo programa de


investigación. Como veremos ·más adelante, la concepción es­
tructuralista de las teorías de Suppes y Sneed ha arrojado
puede llegar a ser corroborado en el futuro. La crítica de Fe­
yerabend fue inmediata e incisiva: puesto que no estipula el
tiempo que debe concederse a los programas de investigación
luz sobre la naturaleza de esa forma de quehacer científico para que se muestren empíricamente progresivos, como crite­
-no inmediatamente racional- que Kuhn describe bajo los rio de evaluación es vacío, y si lo estipulara -se apresura a
conceptos de paradigma y período de ciencia normal, y La­ añadir- sería otra forma de falsacionismo ingenuo (Feyera­

L
katos de heurística negativa de un programa de investiga­ bend, 1975 : 366).
ción . Pero no es este el único problema. ¿Qué ocurre con los
Constatemos por el momento que el énfasis en la conti­ programas de investigación que se solapan sólo parcialmente?
nuidad de los programas de investigación de Lakatos tiene ¿Con qué criterio los comparamos? Y lo que es más grave,
alguna reminiscencia de la ciencia normal de Kuhn (Lakatos, pese a Lakatos hay programas de investigación que se aban­
1975a: 244), pero que Lakatos piensa que la «ciencia nor­ donan sin que los sustituya otro mejor, como se sostenían,
mal» de Kuhn no sería más que un programa de investiga­ ¡
l
pese a Popper, teorías falsadas.

r
c ión que ha logrado el monopolio y que la regla metodológica Por último, cuando el criterio de cambio progresivo se !
¡

¡¡-
¡
debe de ser, por el contrario, que proliferen los programas de utiliza como. metacriterio para evaluar cambios de metodo­
investigación, porque para eliminar un programa de investi­ logía, sólo puede emplearse destruyendo la idea de la meto­
i
1
gación la única razón metodológicamente consistente es que -·


dología como norma para la evaluación de teorías. Lakatos
exista . un programa de investigación rival que explique los propone considerar progresivos a los cambios de metodolo­

1
l
éxitos previos del primero y tenga un poder heurístico adi­ gía si la nueva es capaz de dar cuenta racionalmente de más
cional. evaluaciones básicas de la «élite» científica (Lakatos, 1975b : ,

l
En efecto, Lakatos ha utilizado un criterio único para 479, 485), es decir, si considera científicas a un mayor nú- j
·..,_;
¡·

1

comparar teorías dentro de un programa de investigación, mero de teorías consideradas valiosas por los científicos. Esto ,_,.

programas de investigación rivales e incluso metodologías de significa que el metacriterio de Lakatos necesita recurrir a
la ciencia alternativas: el criterio de cambio progresivo, de una suerte de « base empírica» que son los juicios de los cien­
contenido excedente corroborado. ,,, tíficos, no necesariamente dependientes de las propuestas nor�· ""
Ya hice referencia a la crítica de Feyerabend, qué de una mativas de los filósofos.
manera convincente considera los criterios de aceptabilidad Las posturas de Lakatos y Kuhn tal vez no han estado
Y refutabilidad de Lakatos insuficientes tanto para comparar muy alejadas nunca (Kuhn, 1975a, así lo sostuvo), pero en
teorías como para evaluar la sucesión de programas de inves­ cualquier caso se han ido aproximando a medida que Kuhn
tigación. (1971b, 1975b, 1 979) modifica las tesis de 197 1a, al hacer
Hay una exigencia inicial de racionalidad, la de progreso más precisa la noción de paradigma y dejar de insistir en que
teórico, que reclama que se predigan hechos nuevos, que la aceptación de un nuevo paradigma es un fenómeno próxi­
· haya un contenido empírico excedente. Pero hay otra exigen­ mo a la «conversión» para atribuir más peso a los compro­

r
cia, la de progreso empírico o corroboración adicional, para misos y a las decisiones de los científicos.
la que Lakatos habla de racionalidad no instantánea, que No conozco ninguna propuesta de demarcación formal de
convierte al criterio del falsacionismo sofisticado en una re­ la ciencia posterior a la de Lakatos. Si algún principio me­
gla aplicable sólo a la evaluación de un período histórico ce­ tafilosófico tiene en este momento audiencia debe parecerse
rrado. Si se formula una teoría con más contenido empírico al principio de la relevancia de las distinciones graduales de

44 45
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11
· · · ··�-; ·

l
·no ha deja­
Este problema podría no ser grave si, como

e al �e­
do de sostener Popper y trasladándolo
- a progra mas de inves­
Moulines, al que hice referencia en la Introducción. Pero las
explic a siempr
reglas de la metodología de los programas de investigación tigación sostuvo Lakatos, una teoría
� progre so de la cien­
de Lakatos pueden ser útiles para el desarrollo de programas nos lo que explicaba la precedente : «El

\
que meram ente acumu­
progresivos, porque lo que incorporan es una idea sencilla y cia, pese a ser revolucionario más
re conser vador : una nueva
valiosa: que vale la pena tratar de corroborar una teoría « teó­ lativo, es en cierto sentido siemp
sea, siempr e debe ser capaz de
ricamente progresiva» -que prediga más hechos que una teoría, por revolucionaria que
el éxito de su predec esora. En todos

L
teoría previa que sirve de referencia- porque si resulta «em­ explicar plenamente
era aplicable, la nue­
píricamente progresiva» se producirá un avance en nuestro aquellos casos en los que su predecesora
conocimiento. produc ir resulta dos por Jo menos tan buenos
va teoría debe
como los de la anterio r y, de ser posible , aún mejores. Así
estos casos la teoría preced ente debe aparecer·' como
pues, en
buena aproxim ación a la nuev a teoría; mientr as que ha­
A modo de conclusión provisional una
teoría recien­
brá , sin duda alguna, otros casos en los que la
te producirá resultados diferentes y mejores
Por razones distintas a las que hacían pedir a Lakatos la que la antigua»
proliferación de teorías y programas de investigación, recha­ (P opper, 1983 : 125).
za Feyerabend (1974, 1975, 198 1 ) fa idea de que pueda ha­ El hecho es que la historia de la ciencia refuta a Popper
<<Una intuición
blarse de períodos normales en la historia de la ciencia. Su támbién en este punto. En términos de Bunge,
opinión es que Kuhn -en oposición a Popper- ha descu­ falsa de Popper, que nunca se mencio na, es la idea hegeliana
bierto la función de la tenacidad, de la resistencia frente a de Aufhebung, la idea de que el proceso históric o del cono­
las anomalías, pero que se equivoca al hablar de períodos cimiento se desarrolla en forma concént rica. Primero se tiene
de tenacidad frente a · momentos de proliferación que prece­ una teoría (T1); después otra que la encierra , la engloba Y la
derían a las revoluciones científicas. niega (Aufhebung) . Se llama negació n dialéctic a, y así suce­

Ti
Feyerabend sostiene que el principio de tenacidad y el sivamente» . Piensa Bunge que un modelo más realista del
principio de proliferación son característicos de todo el pro­ proceso de la ciencia sería pensar en como el �uerpo de
ceso científico (1975 : 361) y que es conveniente que así sea, conocim ientos . T2, más tarde, como recubrim iento parcial,
porque es la utilización de todos los métodos -proliferación con muchas cosas que quedan fuera y se desechan . El diagra­
de teorías, contrainducción, hipótesis ad hoc- lo que permi­ ma II recogería la idea de Bunge (1982 : 490) frente al
diagra­


�: te el desarrollo del conocimiento. ma I que recogería la de Popper.
Lo que subyace a la propuesta de proliferación de Feyer­
abend -a diferencia de lo que ocurría con Lakatos-, es la
consciencia de que la cuestión más difícil que se ha suscita­

1 �
do con la discusión sobre los cambios científicos es el proble­
ma general de la comparación de entidades teóricas, sean es­

�V
tas teorías en el sentido tradicional, paradigmas (en el uso
de Kuhn) o los programas de investigación de Lakatos. Por­
que si una entidad teórica no es sólo una explicación de un
fenómeno sino una forma de ver el mundo, más que de
teorías . rivales tendríamos que hablar de distintas Weltan­ Diagrama I Diagrama JI
schauung no necesariamente comparables.
47
46

•···· --- -�--- ---�-· ·- �-�----··----------._--


F l
T2
T1, ;f
j
'.W od Feyerabend ha sido el relativista
t :ría � rivales son inconmensurables,
Es ante una situación de este tipo en la que una teoría

··�
más genuino. Si las
deja indeterminadas una parte de las consecuencias de

·�i..,
l
piensa Feyerabend que
ante la que popperianos como Watkins recurren a la lógica

:]. ,·.i.
e hay ninguna razón para seguir sosteniendo que el desarro-

l
,l l
no

� � ?
inductiva como única esperanza: «Tener que renunciar . . .
o
J o
llo científico es racional, y al 1gua1 que e conoc1m1ent c1en-
1
.

abandonar la comparación de contenidos de teorías rivales


n
sería un golpe para la concepción popperiana del, progres tífico sólo puede desarroll�rse por edio de la c?n rontaci

·u-
o coexistencia de distmtas teonas, el conoc1m1ento solo
y la

'1 [
..

científico. Esta concepción ha sufrido ya un golpe . i


bastante
uede desarrollarse por medio de la confrontación y la coe-

? -:-<I � �
severo con el descubrimiento (Miller, 1974, y Tichy,
de los graves defectos que hay en las definiciones de
1974)
Pop­
ij; � istencia de distintas formas de pensamiento . En este pun-

�,l.:· to su propuesta metod lógica ue prolifer n tod s los


per de la verosimilitud. Espero que los esfuerzos que

1
están
·
_
se hacen md1sociables.
.
étod os- y su ideologia anarquista
.

haciendo actualmente Miller, Tichy, Niiniluoto, Tuome m 1

la,
·lt
i· !
Wilpien, Oddie y otros, por no mencionar a Popper mismo, Piensa que en presencia de ca.da di�ciplina no debemos re-
_
para reparar el daño producido, tengan éxito. [ . . ] Sin nun ciar a preguntarnos si su existencia es o no ;en ta1osa par�
nosotros, si contribuye a aumentar o no a1 fe1 1c1 dad Y 1 a 11-
la po­ _

.

sibilidad de la comparación de contenidos entre teorías


lógi­
camente incompatibles esta Filosofía de la Ciencia sería beitad de los seres humanos individuales, si « el hecho de
un que tengamos que vivir con ella, estudiarla, entenderla, es
desastre total» (Watkins, 1982 : 366).
Vale la pen� contraponer al diagrama de un beneficio o hay en ella tendencia a corromper nuestro en­
Bunge el de tendimiento y disminuir nuestro placer» (1975 : 359). Le pa­
Watkins, absolutamente significativo en

l
su disarmonía grá­ rece que la felicidad o el completo desarrollo del ser huma­
fica, que parece simbolizar la forma en

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1· 1 ! que Watkins vivió no individual es el valor más alto posible. Y es este valor
�· 1l esta revolución cultural de la filosofía de
los sesenta . básico el que excluye la utilización de los valores institucio­

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,i !I nales para «condenar» o incluso eliminar a aquellos que pre­


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fieren organizar sus vidas de diferente forma, para «educar»


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a los niños de tal modo que les haga perder sus múltiples ta­ ··�

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lentos y les haga estar limitados a un estrecho campo de pen­

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samiento, de · acción y de emoción . Será el tema central de
Feyerabend, 1 982 : La ciencia en una sociedad libre. .

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:
Me ocuparé del relativismo metateórico en el capítulo
tercero, como fenómeno vinculado a otras formas de relati­

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J i! vismo cultural. No sin razones fueron los filósofos de la
Bunge Watkins ciencia, entre quienes se interesaban por la antropología des­

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de fuera, los que han prestado más atención, en los últimos

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Por supuesto, la dificultad de comprar y cambiantes años, a la Antropología Cultural. Sin analizar
se agrava
Y T2 están formuladas en lenguajes teóricos distin
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si

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tos. ahora el valor heurístico de las propuestas de Feyerabend, su

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Es posible que no dispongamos de un criteri

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o lógico que nos anarquismo metodológico y hedonista nos estimula en la
per1nita elegir entre

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r _11 y T11 esto es lo que poní8 de manifies- construcción de una cultura más polimorfa, más tolerante,
¡ j! to Ouintanilla en el trabajo sobre verosimilitu
d de teorías al más dinámica. Pero aunque las formas más extremas de re­
que he hecho referencia.
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.

lativismo cultural parecen sumamente respetuosas, en rela­


Si la reconstrucción de Toulmin es adecuada,

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de cuantos ción con los indígenas de cada cultura resultan ser extrema­

1
1,, 1 mtentaron responder a la pregunta que
1 nos legara Colling- damente tiránicas. Una cierta disposición a la comparación

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¡ y a la experimentación puede servirnos para confrontar núes­
decisión que vaya más allá de toda argumentación racional»
tra cultura con otras culturas, para imaginar la cultura que
nos gustaría tener, para ensayar transformaciones que que­ (Popper, 1967: 37). _

ramos impulsar. Porque las palabras van delante de los he­ Si el falsacionismo ha quedado « refutado» es porque el
chos y pueden ser hipótesis, las palabras. estudio detenido del cambio de las teorías científicas ha des­
Creo que puede ser éste el momento de iniciar el camino, velado un proceso de más complejidad y porque se conoce
mejor el papel de la experiencia en la formación del conoci­

L
de ver cómo puede enseñarnos la Historia de la Filosofía de
la Ciencia a comprender errores que se han cometido a lo miento a través de la investigación sobre procesos de apren­
largo de la Historia de la Antropología, de discutir en qué dizaje. Y estas líneas de investigación revelan el interés que
momento la Antropología Cognitiva y la Filosofía de la Cien­ se sigue otorgando al conocimiento científico. Por los anti­
bióticos, pese al terror nuclear; por las mujeres del Tercer
cia se entrelazan, de preguntarnos si el trabajo de los últimos
años sobre la racionalidad del proceso científico puede ayu­ Mundo, y algunas de fos instersticios marginales del primero,
darnos a evaluar los desarrollos en curso en antropología, a que no quieren tener siete hijos para que sobrevivan dos.
orientar la investigación antropológica. También por los aviones. Por la posibilidad -a mitad de
Pero quiero terminar estas primeras páginas con una in­ camino entre Popper y Feyerabend- de cerrar el balcón del
congruente profesión de fe popperiana, que en nada turba estudio donde escribo, y después de quince minutos de auto­
la existencia de teorías científicas inconmensurables, ni la pista, atravesar la ciudad, otra vez autopista, media hora para
los controles del aeropuerto, agudizada la sensibilidad por el
constatación de que los procedimientos científicos son más
complejos de lo que la demarcación de la ciencia de Popper trabajo intelectual, aterrizar al cabo de dos horas junto al
Atlántico, extraña fascinación del mar. ·

podía hacernos esperar. Pienso que cualquiera que sea nues­


Si la metodología popperiana me sigue pareciendo valio­
tra visión del mundo, cualquiera que sea la orientación teó­
sa es por su énfasis en las propuestas, en los acuerdos, en la
rica a la que nos adscribamos, las teorías que propongamos
provisionalidad y en la puesta a prueba de los conocimien­
deben de ser tales que se puedan poner a prueba, si quieren tos. Por eso he querido rendir homenaje a Popper con el título
ser científicas. Fe popperiana incongruente porque pienso, de este primer capítulo, porque, aceptado el reto más profun­
con Feyerabend, que también deberíamos de preguntarnos si
la ciencia contribuye o no a aumentar nuestra felicidad y nues­ -�l
do del falsacionismo y dispuesta a vivir con conjeturas, pien­
·�;t
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so con Lakatos que «convertir nuestras conjeturas en conje­
tra libertad. turas criticables, y criticarlas, corregirlas y mejorarlas», es el
La respuesta será, seguramente, metafísica. Pero Popper, tema central de la nueva epistemología.
Feyerabend · y Russell y la lógica inductiva actual están lle­
nos de presupuestos metafísicos. Popper siempre ha sido ex­
plícito respecto al carácter convencional de los criterios de.
demarcación, y su criterio metodológico debía de ser consi­
derado como una propuesta para un acuerdo o convención.
« En cuanto a si tal convención es apropiada o no lo es, las

�1
opiniones pueden diferir; mas sólo es posible una discusión

i
razonable de estas cuestiones entre partes que tienen cierta
finalidad común a la vista. Por supuesto que la elección de
tal finalidad tiene que ser, en última instancia, objeto de una

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50

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1-
TEOR1AS Y CONCEPTOS TEÓRICOS
EN ANTROPOLOG1A , l
¡

La práctica inductivista en antropología

Si la inducción no puede garantizar la certeza de nuestros


conocimientos ni ayudarnos a establecer su probabilidad,
sólo le queda un reducto dentro de las etapas del procedí�
miento científico : que sea útil para la formulación de hipó�
tesis. Pero muchas veces, las conexiones teóricas entre los , r
hechos se formulan a pesar de sus conexiones aparentes, o �
son las teorías previas las que ayudan a seleccionar los h�-, .

1
chos y los ordenan.
En relación con la formulación de hipótesis, son muchos
los que suscriben hoy la crítica de Popper, los que piensan
que para invención de hipótesis no hay método, o si lo hay
es el de usar todos los métodos. Feyerabend es seguramente
el que ha ido más lejos, al pedir que para la formulación de
hipótesis no se supriman ni siquiera los procedimientos más
extravagantes del cerebro humano, que se permita «el con­
flicto, la flexibilidad individual, una suave locura» (1974:
162, 42). En la misma línea, Jarvie defiende la imaginación
frente a los hechos : «La cuestión no es inhibir nuestra ima­
ginación, sino ser muy crítico respecto a sus productos; tal
vez el científico debería estar borracho la noche antes y so­
brio como una piedra a la mañana siguiente» (1967: 6). De

53
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. .
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.

1 Jarvie dice Gellner, en el prólogo a The Revolution in An­ las leyes teóricas. El inductivista no excluye la especulación

1
tropology, que eligió para su libro un título deliberadamente siempre que vaya referida a observaciones. [ . . . ] En ¿¡ntro­
ambiguo porque, al tiempo que describe una revolución que pología el prejuicio inductivista se manifiesta en el famoso
sucedió en la generación anterior -la revolución de Mali­ lema de Radcliffe-Brown contra las conjeturas» (Llobera,
nowski-, está ansioso por encabezar otra, antiinductivista, 197 5 : 383 s.).
que está a punto de producirse. Corremos el riesgo de que una reconstrucción popperiana

L
En efecto, el método inductivo ha tenido un papel deter­ del inductivismo nos lleve a minimizar la propuesta de Rad­
minante en antropología, particularmente en la tradición bri­ cliffe-Brown. En el artículo ya citado de 1923, la crítica a las
tánica. Cuando, en 1923, Radcliffe-Brown trató de diferen­ teorías sobre el origen de las instituciones no pone el énfasis
ciar con precisión entre etnología y antropología social, lo en la formulación de conjeturas frente a las generalizaciones
hizo caracterizándolas por el empleo de dos métodos, el mé­ a partir de los hechos sino en la posibilidad o imposibilidad
todo histórico, que vinculó a la etnología, que trata de expli­ de verificación. Como ejemplo avanza lo que sería su teoría so­
car cada institución o conjunto de instltuciones averiguando ciológica del totemismo (Radclíffe-Brown, 1974a [ 1 929] ) y la
las etap'as de su desarrollo y, si era posible, la causa u oca­ contrapone a la de Frazer, que vinculaba el origen del tote­
sión de cada uno de los cambios, y otro tipo de estudio al mismo a creencias de los hombres primitivos sobre la inges­
que propone llamar «inductivo» porque por sus fines y mé­ tión de comida como causa del embarazo, insistiendo en que :
todos es esencialmente semejante al de las ciencias naturales « La objeción metodológica a esa teoría, y a todas las del mis­
o inductivas, y que sería el propio de la antropología social. mo tipo, es que no parece que haya forma de verificarla»
El postulado básico del método inductivo sería, siempre se­ ( 1975a: 4 1 ) .
gún Radcliffe-Brown, «que todos los fenómenos están suje­ Sobre l a génesis d e s u propia teoría escribe que, cuando

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tos a leyes naturales, y que es posible descubrir y demostrar, empezó a interesarse por el totemismo decidió estudiar, en
mediante la aplicación de determinados métodos lógicos, de­ primer lugar, «un pueblo ' primitivo que no conociera el tote­
terminadas leyes generales» . ( l 975a: 29). mismo, si es que podía encontrarlo» ( 1 975a: 43). Termina­
Radcliffe-Brown confiaba en que esa ciencia inductiva, do su trabajo de campo en las islas Andaman ( 1 906 a 1908),
que había conquistado un reino de la naturaleza tras otro : donde dedicó especial atención a los comportamientos ritua­
astronomía, física, química, biología, psicología, diese cuen­ les de los indígenas en relación con los alimentos o con los
ta, en el siglo xx, de los fenómenos de la cultura o de la animales que se utilizan como fuente de alimento (Radcliffe­
civilización, explicando los hechos particulares «mediante la Brown, 1 964: 27 1 ss.), se arriesgó a formular su hipótesis
demostración de que son ejemplos de una regla general». de trabajo sobre el totemismo, en la que opone · el tipo de
En los años setenta se ha convertido en un lugar común vinculación ritual que en las sociedades indiferenciadas
criticar la orientación inductivista de la antropología social como la andaman se establece entre el grupo social en su
británica. Llobera, en un artículo de 1975, consideraba al conjunto y los objetos importantes para la vida social, a . la
dogma empiricista e inductivista como el principal obstáculo forma que esta relación adopta en sociedades de distinto tipo,
para el desarrollo de la antropología científica: « La afirma­ por ejemplo las divididas en clases de parientes. En este caso,
ción central del inductivismo es que "científico " quiere decir ante un objeto de tanta trascendencia social como es la co­
"probado empíricamente " y que las teorías científicas única­ mida, la tendencia general es desarrollar relaciones rituales
mente pueden derivarse de los hechos. Para el inductivista el especiales entre cada uno de los segmentos, aquí clanes, y
procedimiento científico a seguir sería el siguiente: pasar de una o más especies de animal o planta, o con alguna división
los fenómenos a las generalizaciones empíricas y de éstas a de la naturaleza, que incluye una serie de especies.

54 55

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Con esta hipótesis fue Radcliffe-Brown a Australia, don­
de se encuentran algunas de las formas más interesantes de
respecto a ella. Si a algún ensayo se le puede atribuir
el títu­
lo de carta fundacional -.por usar una expresión favorita de
1 .

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totemismo, con la intención de pasar allí los ocho o diez años


1

Malinowski- . de la antropología social moderna, indudable­


mente sería a " Los métodos de la etnología y la · antropología
! que pensó serían necesarios para verificar su hipótesis. Al
cabo de dos años la guerra interrumpió su trabajo. Volvió a
social " » (Srivinas, 1975 : 14).
Inglaterra y más tarde se trasladó a Polinesia, donde encon­
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Inconsecuente en su práctica etnográfica con sus propios

1
1
tró restos de lo que podía ser un sistema totémico incorpo­ incipios, Radcliffe-Brown siguió sosteniendo en todos sus
rado en un sistema politeísta, de modo que concluye: « Si
escritos metodológicos que tras el establecimiento de genera­
bien no puedo decir que haya conseguido verificar comple­
1 tamente la hipótesis, sí que he podido ponerla a prueba en
lizaciones éstas debían ser verificadas a través de la compa­
ración intercultural. Así lo hace en 1932, en un prefacio a
un terreno bastante amplio. En cualquier caso, la presento una reedición de The Andaman Jslanders: «Hablando es­
aquí como ejemplo, no de una hipótesis verificada, sino de trictamente, la solución de cualquier problema funcional im­
una que por su naturaleza se puede verificar, cosa que no portante requiere el uso de un método comparativo, y en
ocurre con las hipótesis sobre el origen del totemismo» modo alguno la yuxtaposición de usos o creencias particulares
j ,
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( 1 975a: 43). de dos o más culturas diferentes superficialmente similares,

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Es decir, Radcliffe-Brown, a partir de su trabajo de cam­ a la que con frecuencia se denomina método comparativo. For­

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po (y si hemos de creerle en relación con su elección de las

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mulamos una hipótesis como la relativa a la naturaleza y

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!Islas Andaman, parcialmente antes), formula hipótesis, las función del ritual o del mito. Debe ser puesta a prueba, por

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pone a prueba, admite que no ha llegado a verificarlas pero una serie suficiente de estudios de culturas de diferente tipo,
valora que puedan verificarse.


en cada una de las cuales el sistema global del ritual o del ' � • "-';<

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No sé si esta inhabitual imagen de Radcliffe-Brown yendo mito debe de ser considerado en relación con la cultura como . ,,
totalidad» (Radcliffe-Brown, 1964: X). También insiste en __
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a Australia a poner a prueba una conjetura tiene gran vali­

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dez histórica; es verdad que, después del trabajo de campo la comparación para la verificación en 1 950, en su última
en las Islas Andaman y antes de Australia, recibió en Cam­ definición de «Antropología Social» (Radcliffe-Brown, 1975b). L i
,, ¡¡ bridge el impacto de Durkheim, que reflejaría toda su obra, Se trata ahora de un texto particularmente difícil de leer en .. ·

pero también es cierto que según E.L. Grant WatsoIY, que el que, 1) caracteriza a las ciencias naturales -modelo siem-
!,
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le conocía bien, «se veía empujado por su genio inventivo a
1¡1 pre para una antropología social entendida como sociología

: 11
fabricar las historias que contaba» (citado por Kuper, 1 973 : comparada de las sociedades primitivas- por el uso de un

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57). Pero éste es un detalle sin excesiva importancia. Como . método experimental que no debe entenderse como capacidad

'l/ 1
escribe Srivinas, en la Introducción a Radcliffe-Brown, un
año después de la muerte de Rivers, en 1923, se publicaron
de provocar fenómenos que el experimentador necesita ob­
servar, sino como disposición de someter sistemáticamente
¡
;/¡!1 las ideas generales a la prueba de los hechos (p. 154 s.); 2)
tres obras revolucionarias, Argonauts of Western Pacific, de
Malinowski; The Andaman Jslanders y el ensayo de Rad­
cliffe-Brown al que vengo haciendo referencia, y no es a The
remonta el método experimental a Bacon, 1 622, en cuyo
Novum organum se propone «ir de los sentidos y los porme­ f
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l
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Andaman Jslanders, sino al ensayo al que Srivinas atribuye nores a los axiomas, ascendiendo uniformemente y paso a !
1

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más trascendencia!: «Este ensayo constituye la primera expo­ paso» (p. 1 56); 3) duda de que la mera observación y des­ 1

¡
1
sición de Radcliffe-Brown sobre la naturaleza, el alcance y cripción llegue a aportar conocimiento, muestra su acuerdo

l
las filiaciones de la antropología social, y sus manifestaciones con Darwin, para quien sólo son útiles las observaciones en
1

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11
posteriores no revelan ninguna desviación fundamental con favor o en contra de una concepción previa; y 4) cita a Whe�

-,
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"l !.

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well : «Para obtener de los hechos alguna verdad general es ne­ bar si eran independientes, o si se daban entre ellos asocia­
cesario que se les aplique las ideas apropiadas que establez­ ciones que no se debían al azar. Por recoger sólo una de las
can entre ellos relaciones permanentes y definidas» (p. 1 57). etapas, recordemos cómo llegó a sus conjeturas sobre las re­

¡ 1
(Whewell consideraba que se llegaba al «tiempo inductivo» laciones entre evitación de parientes, forma de residencia y

!
de establecimiento de leyes y formulación de teorías tras un tecknonimia.
«preludio» en que se coleccionan hechos, se los descompone Como punto de partida tomó los datos sobre -las relacio­

u
en hechos individuales, y se les aplica un esquema concep­ nes de evitación de parientes. En términos absolutos, había
tual particular integrado por ideas que son o nociones genera­ encontrado evitación en 66 sociedades, lo que constituía más
les en el sentido kantiano o ideas básicas de las ciencias par­ de una sexta parte de la muestra. Estaban distribuidas de este
ticulares [ Losee, 1 979: 1 29 s.] .) m odo :
En este punto Radcliffe-Brown parece oscilar entre un
método inductivo-verificacionista y un método hipotético-ve­
rificacionista que le hace concluir : «La misión de la sociolo" évitación entre el marido y mutua evitación entre la esposa y
los parientes de la esposa los parientes del marido
gía comparada, como la de cualquier ciencia experimental,
es crear los conceptos analíticos apropiados en función de los 45 8 13
cuales hacemos generalizaciones, cuya relativa probabilidad
puede establecerse cuando se contrastan suficientemente me­
diante observaciones sistemáticas de los fenómenos» ( 1 975b : Al examinar las posibles «adhesiones» entre l a evitación
1 58) . S i hay un ejemplo de inductivismo claro en antropo­ y otros rasgos culturales, encontró que había correlaciones
logía, en el sentido de partir de observaciones tabuladas y signific ativas entre la evitación de parientes y las formas de

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sistematizadas, es el de Tylor (1 889) reproducido en Gra­ resi dencia postmatrimonial, - clasificadas en tres tipos : resi­
burn ( 1 97 1 ) . Tylor es doblemente explícito en relación con dencia del marido con la familia de la esposa, traslado de la
sus objetivos : le interesa el desarrollo de las instituciones, esposa a vivir con la familia del marido después de un tiem­

[J
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pero también le interesa mostrar que en ese estudio es posi­ po de matrimonio y residencia de la esposa con la familia
ble -el uso de métodos científicos : « Se da todavía una cierta det marido (65, 76,- 1 4 1 casos , respectivamente). -
incómoda vacilación en hombres comprofuetidos en las pre­ Si la distribución de las formas de evitación se hiciera al
cisas operaciones de las matemáticas, la física, la química y azar entre las formas de residencia, cabría esperar que en . 9
la biología, a la hora de admitir que los problemas de la an­ de las 65 sociedades en las _ que el marido se va a vivir con
tropología són susceptibles de tratamiento científico. Mi pro- - ­ la familia de la esposa se dieran relaciones de evitación. El
pósito e s mostrar que e l desarrollo de las instituciones pue­ hecho es que se dan en 14. Es en este punto en el que Tylor

de ser investigado sobre la base de la tabulación y la clasifi­ busca una explicación, y piensa que los parientes de la espo­
cación» (Tylor, 1 97 1 : 1 9). Para alcanzar su propósito se de, sa no reconocen (se comportan como si no conociesen) al
dicó durante muchos años a recoger datos sobre dos temas marido porque lo tratan como a un extranjero. Vale la pena
cuyas leyes quería establecer: el matrimonio y la filiación, y

r,
subrayar que esta explicación la _ aduce con reservas : «Por­
recogió información que hacía referencia a unas trescientas que la razón puede ser sólo análoga a la razón real, o corres­
cincuenta sociedades, que incluían desde «insignificantes hor: ponderse con ella sólo indirectamente, o expresarla sólo par­
das salvajes hasta grandes naciones civilizadas» (ibídem), y cialmente, como su correlación con otras conexiones puede
que hacían referencia a varios ítems. Llegado a un punto que eventualmente mostrar» ( 1 97 1 : 20). Y afirma explícitamente
le resultó satisfactorio, correlacionó sus datos para compro- que la reserva la mantiene a lo largo de todo el artículo, en

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58
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el que encuentra -por un procedimiento análogo al que mantener frente a las razones que daba de las adhesiones
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acabo de recoger- adhesiones entre matrilocalidad y teck­ entre rasgos culturales; Radcliffe-Brown, de que su teoría

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nonimia (llamar al esposo «padre del hijo») y fuertes adhe­ sobre el totemismo no estaba suficientemente verificada. Esto
siones entre evitación entre el marido y los parientes de la concuerda con la reconstrucción que hace Lakatos del cir-
esposa, tecknonimia y matrilocalidad, que le hacen suponer:
M�t cuito de análisis-síntesis de Descartes. Tylor dudaba de sus

.{! .
a) que la teckn:onimia, además de afirmar al marido como conjeturas; Radcliffe-Brown sabía que sus principios estruc-
padre de los hijos de su esposa, lo afirma como yerno de sus turales debían ser puestos a prueba, aunque no lo hiciera.
suegros; b) que los casos de evitación en sociedades patriloc La tercera es que la antropología social habría alcanzado
cales son supervivencias ; e) que residencia matrilocal, matri­ logros más claros si hubiera recurrido a la contrastación;
patrilocal y patrilocal son tres estadios evolutivos sucesivos. tanto de - generalizaciones inductivas como de conjeturasJma­
Interpretación análoga hace del levirato -propio de la ginativas. Retomaré aquí mi propia parcial inclinación :pop­
fase intermedia, en la que el matrimonio es más una rela­ periana. para sostener que la corroboración es más fértil si se .
ción entre dos familias que entre dos personas- y de la co­ busca refutar . una teoría que si se trata de probar que es
v�da, propia también de la fase intermedia, en la que eq¡- «relativamente probable» (cualquier cosa que «relativamen­
te probable» pueda significar) . Pensemos en el principio ma­
·

pieza a establecerse la importancia de la paternidad. ·

Pienso que este breve recorrido permite concluir tres co­ yor de Radcliffe-Brown, el principio de filiación. No se entien­
sas, la ·Primera es que se hace una identificación apresurada de, tras 1a lectura de Radcliffe-Brown (1 974b), por qué algunas
entre inductivismo y funcionalismo. El uso de métodos in­ sociedades con filiación patrilineal tienen terminologías de pa- _

ductivos es compatible con diversas orientaciones teóricas en rentesco de tipo omaha y otras no, a pesar de que la explica­
antropología. De las relaciones que se pueden establecer en­ ción que da Radcliffe-Brown de las terminologías omaha en
tre métodos científicos y orientaciones teóricas me ocuparé en función de la filiación patrilineal es muy convincente. Si se
el tercer capítulo, bajo el título de «Principios meta-teóricos». prosiguió la investigación sobre las terminologías de parentes"'.
Reservo para el capítulo 4 el análisis de las tesis de Meillas­ co omaha (y crow) fue por las muchas sociedades patrilineales
soux sobre la comunidad doméstica, que me parecen un claro que no tenían terminología omaha, a pesar de las muchas so�
ejemplo de orientación marxista y método inductivo empobre- ·
ciedades con términos de parentesco omaha y filiación patrfüt
cido. Parte de las relaciones entre orientaciones teóticas y mé­ neal, que constituían verificaciones de la teoría de Durkheim­
todos científicos puede conceptualizarse en términos de incom­ Radcliffe-Brown.
patibilidad. Así es posible re-interpretar la crítica de Radcliffe- . Pero como antropóloga, sólo puedo sentirme parcialmen­
Brown a la etnología ·-término que reservaba para la inves­ te popperiana. Si lo que nos interesa es dar cuenta de as�
tigación sobre los orígenes- por su incompatibilidad con lo pectes problemáticos de la cultura humana, la observación ,,
1

que , para él era el método científico : la generación inductiva participante y la reflexión sobre los datos etnográficos son
de hipótesis seguida de su validación •en términos de verifi­ campos . irreemplazables para descubrir problemas y correla­
cación. ciones, al menos en los primeros estadios. Y es, por supues-
La segunda consideración es que ni Tylor ni Radcliffe­ to, a una nueva _ investigación empírica a donde hemos de
Brown fueron inductivistas en sentido estricto, al menos no volver para la puesta a prueba. No hay que olvidar que en
Radcliffe-Brown en sus declaraciones de principio . (Afirma­ el origen _ de, Systems of Consanguinity and Affinitty of the
ción que, por supuesto, no extendería ni a todos lo� antro­ Human Family ( 1 87 1 ), de Margan, una de las empresas que
pólogos evolucionistas ni a todos los antropólogos funciona­ hacen sentirse orgulloso de la antropología, están los descu­
listas.) Tylor era consciente de las reservas que había que brimientos que hizo en 1 846 .sobre el sistema de relaciones

60 61
para la designación y clasificación de parientes de los iroque­ ir cas, testimonio de la efervescencia de esta etapa creativa de
ses, «a la vez único y extraordinario en su carácter, y ente­ la antropología. .
ramente distinto de cualquiera con el que estuviéramos fami­ ¿Por qué, entonces, no se hizo en antropología un trabajo
liarizados» (Morgan, 1 87 1 : 3). Ni podemos olvidar tampoco de contrastación, cuando al principio del siglo xx el énfasis se
que al no obtener resultados fiables de los primeros protoco­ puso en el trabajo de campo? Tyler habla de la doctrina de los
los que envió a misioneros, comandantes de puestos militares hechos Jo.cuaces, . de,. Ja orientación equivocada del inductivis­
y agentes del gobierno en territorio indio, con el propósito mo y del empirismo : «A través de la observación aguda de
de establecer la generalidad de su descubrimiento, hizo per­ numerosos casos deberían haber surgido las generalizaciones
sonalmente una investigación empírica entre buena parte de teóricas libres de concepciones previas; sin más ayuda que la
los indios norteamericanos. de · una apacible partería por parte del antropólogo» (Tyler,
Como muestra de la importancia que Morgan atribuía a la 1975 : 321). Pero, añade, citando a , Collingwood, los hechos
base empírica merece la pena subrayar. que otorgó el mayor son muchos si no se los acosa con preguntas. No hay un or­
valor a las tablas que recogían los términos para las relacio­ den natural que pueda descubrirse si uno aplica técnicas ob­
nes de consanguinidad y afinidad de las familias lingüísticas jetivas. El orden descubierto reside en la ·pregunta, y no es
-
semítica, aria, uraliana, ganowaniana, turania y malaya (Mar­ necesariamente inherente a los datos.
gan, 1 87 1 : 7 1 - 1 27, 279-382 y 5 1 1-577). Y esto a pesar de los .,: , . No se ha tenido suficientemente en cuenta, tampoco, que
ambiciosos resultados generales a los que llegó a través de la los hechos son innumerables. Y que a la hora de determinar
comparación de las tablas y de su solución conjetural al ori­ los relevantes para su trabajo de campo, cada etnógrafo iba
gen de los sistemas de parentesco no clasificatorio que en 1 887 a guiarse por razones más o menos teóricas, muchas veces
serviría de esqueleto a Ancient Society. De esas recopilaciones implícitas. De ahí la escasa justificación del entusiasmo de
de términos de parentesco, resultado de una indagación em­ Meyer Portes, cuando en 1 95 1 hacía balance de los logros de
pírica a través de su trabajo de campo y de una correspon­ la antropología social otorgando un lugar prominente a la
dencia paciente, escribe : « Las tablas son, sin embargo, el acumulación de datos obtenidos por observadores prepara­
principal resultado de esta investigación. Su importancia va . dos, porque pensaba que iban a proporcionar más oportuni-
: : más allá de cualquier . uso presente de sus contenidos que el dades que nunca para el estudioso « de sillón», para que se
autor pueda ser capaz de indicar. Si púeden llegar a com­ construyeran y se pusieran a prueba hipótesis con la ayuda
pletarse, y se les añaden los sistemas de las naciones no re­ de información detallada y fiable (Portes, 1 975 : 1 70). Pare­
presentadas, su valor · se incrementará enormemente» (Mar­ cía confiar ·en que las monografías acumuladas .eran, de acuer­
gan, 187 1 : 8)'. No hay que olvidar, por último, que las discu­ do con el ideal, balísticas . . Todo el que haya intentado poner
siones con sus corresponsales estimúlaron el trabajo de campo. · a prueba una hipótesis intercultural sabe · que pocas veces en­
para la contrastación de hipótesis, a veces alternativas, como cuentra los datos que busca. Fue una. constatación de este
sucedió con Fison en las Fiji y con Howitt en Australia. Tanto tipo, buscando datos sobre un tipo de prácticas adivinatorias,
el pre facio de Margan a Fison y Howitt ( 1 880), como el. de1 la que me haría interesarme por el uso de métodos científi­
Howitt ( 1 904) , en su obra sobre las sociedades del sudeste cos en antropología.
australiano, revelan esta retroalimentación entre teoría e in­ Pero la dificultad de puesta a prueba no acecha sólo a
vestigación etnográfica. En uh prólogo a la traducción caste"' ingenuos estudiantes de antropología que preparan memorias
llana de Ancient Society, Lison ( 1 97 1a) hace una descripción de licenciatura en bibliotecas no siempre bien dotadas, tam­
vívida de la vinculación entre background, trabajo de campo, bién .se cierne sobre etnógrafos que han vuelto a casa e in­
teoría, contactos intra�disciplinarios y concepciones extrateó� tentan llegar a· conclusiones sobre hipótesis que no habían

¡·
SIDA D Df CA LDA�
UNI VER
62 63
./
guiado su trabajo de campo. A juzgar por la literatura antro­
t h1pó tesis
Teorías .
pológica, la mayor parte de las veces de esta dificultad no son . �º .
mducc1on

conscientes, o la ocultan. Marwick ha tenido la honestidad de " 7 '

leyes de la
hablarnos de los problemas con que se encontró para la puesta -

t
naturaleza
a prueba de una hipótesis sobre los conflictos por la suce- / "'
métodos inductivos h ipótesis
. sión a la jefatura de los linajes matrilineales cewa, y de cómo
"' 7

L
·-abandonó el problema sin resolverlo. Pienso que la causa Aspectos
residió, también en - este caso, en que la investigación no se

t
relevantes
había diseñado para poner a pru'eba esta hipótesis. Con fre-
- cuenda, problemas que se descubren al preparar las conclu­ !

¡
Fenómenos I·
siones del trabajo de campo, y contradicciones aparentes que
complejos � ¡ .-
muestran los datos recogidos, son fuentes de hipótesis nuevas.
Pero estas hipótesis no pueden ponerse a prueba con los mis­ (Adaptado de Losee, 1979 : 124) ·
mos datos que las han sugerido. Héritier se encontró con una ,
contradicción aparente entre sus datos sobre los samo del Con los años, el viejo patrón de descubrimiento de Hers­
Alto Volta, al constatar que los enunciados de prohibiciones chel (1830) (véase el gráfico adjunto) está más próximo a las
matrimoniales y una alta tasa de endogamia local parecían ideas actuales . que la rígida distinción de Reichenbach, pero
contradecirse. Optó por enfrentarse al problema, y, contra lo no debemos olvidar que cuando la distinción se introdujo lo
que podía pensar Radcliffe-Brown, tardó en resolverlo más que se estaba combatiendo era la idea de que el uso de mé­
de diez años. De las dificultades de Marwick y del trabajo de todos inductivos era el camino que conducía a las certezas y

l
campo de Héritier me ocuparé también en el capítulo 4. Pien­ se trataba de subrayar que, a) muchos descubrimientos cien­
so que en el análisis que hace Héritier de sus datos etnográ­ tíficos importantes no se ajustan al patrón baconiano, y b) la
ficos se puede encontrar un modelo de procedimiento para aceptabilidad de las teorías no viene dada por los procedi­
resolver algunos de los problemas de desarrollo científico en mientos que llevan a formularlas sino por la confirmación ex­
antropología cultural. perimental de consecuencias contrastables que puedan dedu­
cirse de ellas.
Hoy, una y otra cuestión están lo suficientemente bien es­
tablecidas para que la cruzada contra la inducción haya per­
Modelos heurísticos y ·modelos teóricos dido parte de su interés y éste se centre en la posibilidad de
descubrir pautas de racionalidad en el desarrollo científico,
Cuando Reichenbach; en Experience and Prediction, . 1 938, tanto en la construcción o el descubrimiento de hipótesis como
formuló la distinción entre contexto del descubrimiento y con- en las razones últimas para su aceptación o rechazo.
. texto de la validación, no se limitó a recoger la dicotomía de Bunge, tras recordar que el ars inveniendi no ha sido· nun•
Herschel --!para el que, recordemos, la validación de una ca inventado, incluye entre las vías heurísticas la inducción,
teoría era independiente de cómo se había llegado a formu­ la analogía y la deducción a partir de suposiciones extracien- -
larla-, sino que fue mucho más allá, sosteniendo que no tíficas y piensa que el camino para llegar a hipótesis que son
había lógica alguna en el proceso de descubrimiento científico remates de cadenas inferenciales no demostrativas puede ser
y que esta etapa debía ser estudiada no por la epistemología, facilitado «por el sistemático reordenamiento de los datos, la
sino por la historia y la psicología de la ciencia. supresión imaginaria de factores con el fin de descubrir las

64
"
·''"'

variables relevantes, el obstinado cambio de representación en


busca de analogías científicas» (Bunge, 1974: 72).
f e independientemente, el físico francés Mariotte, descubrieron
que al aumentar la presión ejercida sobre un gas disminuía
Sin propósito alguno de ocuparme de forma sistemática la presión de éste. Es la ley de Boyle-Mariotte :
de todos los «patrones de descubrimiento», voy a prestar aten­
ción a dos aspectos relacionados de la construcción de hipó­

. .i
tesis: las características del objeto de estudio y el uso de mo­

L
delos con valor heurístico (no podemos olvidar que el modelo En el siglo xvm, diversos experimentos establecieron el
orgánico primero, después el lingüístico, han tenido un papel efecto que producía la temperatura sobre el volumen, prime­

pacio que han ocupado en nuestra disciplina las tipologías y - - �


1
fundamental en el desarrollo de la antropología) . Dado el es- ¡I_ ro para el aire y después para todos los gases. Gay-Lussac
reflejó estas observaciones en dos leyes : 1 ) a presión cons­

i}
las clasificaciones, requieren consideración aparte. Lo haré al tante, el gas se dilata al aumentar la temperatura; 2) si · ·
final del capítulo, después de haber discutido un aspecto esen- � un gas se calienta en un recipiente cerrado, es decir, a volu­
cial en la epistemología de Lakatos : la vinculación entre la
. lf
men constante, aumenta la presión.

[ ·. ·11
contrastación de teorías y la construcción de herramientas n Las tres leyes y las relaciones de dependencia entre las tres
conceptuales. ·'I variables -presión, volumen, temperatura- se sistematiza­

i
Hanson, que combatió en su obra la distinción entre con- ron en la ecuación de estado de los gases. Pero las leyes em­

j di

1
texto del descubrimiento y de la validación, ha insistido en píricas de Boyle-Mariotte y de Gay-Lussac permanecieron sin
que el patrón de descubrimiento básico es la «retroducción» :
es razonable formular una teoría si explica una serie de fenó-
J¡ explicación hasta que Maxvell y Boltzman desarrollan la teo­

�lf ría cinética de los gases a partir de las hipótesis sobre la

-,�·
¡ menos que se conocen previamente (Hanson, 1977 : 5 1-54).
'> T estructura molecular de la materia. De acuerdo con esta teo­
Hempel señaló que, con frecuencia, las teorías se introdu-
¡
'
'' f
ría, las moléculas gaseosas están en un movimiento constante
·

cen cuando estudios anteriores de una clase de fenómenos

¡
y desordenado, chocando entre sí y con las paredes del reci­
han revelado un sistema de uniformidades que se pueden ex- ;,i{ piente que las contienen, y en sus trayectorias se mueven a

el
ii

� : ���: : ! : �� �:���� �� � �:;�� ��� �!� �: i��


presar en forma de leyes empíricas. Las teorías intentan expli- velocidades que dependen de la temperatura y cuyo valor nu­

1r: ·'
car estas regularidades y dar una interpretación más profunda mérico obedece a una ley de distribución basada en el cálcu­

��� �e:�!� ; ;; �:�;; ;:i� !��= �::l:e!� �:��ª::�;=��


x e º n u i d os .lo de probabilidades.
n í n ó i > ic s so ·. · ·.·:' ··. Un caso más próximo en el tiempo y en el tema es el es"

�o a
ª e l s tudio de Durkheim sobre el suicidio. Interesado en explicar
· lf
taciones de entidades o procesos que están por detrás o por �f

�i..:,l_.·; .
l p e s por qué las tasas de suicidio son más altas en unas comunida­

!'
des que en otras, tomó una muestra de suicidios realizados

.
debajo de ellas. Se supone que hay leyes o principios teóricos durante varios años del siglo XIX en diversas comunidades
�...

plica las uniformidades empíricas que han sido descubiertas J�


que gobiernan estos procesos, y, a través de ellos, la teoría ex- europeas, y llegó a la generalización empírica de que el sui­
¡
�f.
·

'
. .·

cidio variaba con la afiliación ieligiosa católica y protestante�


previamente, y en general también predice nuevas generaliza-
f
�t Para explicarla, introdujo los conceptos de «conducta desvia­
i
ciones de tipo similar (Hempel, 1979b : 107).
'S�
da» e «integración social», defendió que el grado de integra­

la teoría cinética de los gases. Las propiedades genera!es de


Un ejemplo .paradigmático de este proceso lo constituye ción social es más alto en las sociedades católicas que protes"

-� '..f
I;
f'

,Jff�¡'.
tantes y afirmó que en los individuos la incidencia de la con­

l'
1
1

;
los gases se fueron conociendo paulatinamente; En parttcu ar, 1 ,, ducta desviada es inversamente proporcional al grado de inte­
durante el siglo XVII, el químico inglés Boyle, y más tarde, gración social.

11

�1_If.
i

66

f-
t ,
_:g _
I�
·'
-:
· ' ·
-�
,:� ;
.
.
siderarse como eI aumento o disminución del factor sobre
De una manera análoga, Morgan (187 1 ) estableció una
cuya base se hace la ordenación, es razonable rpensar que la
generalización empírica , la existencia de tres tipos básicos de
ordenación puede ·ser resultado de un proceso evolutivo.
sistemas de parentesco : el hawaiiano, el iroqués y el esquimal,
3) Si las características de un dominio pueden estimular
y trató de explicarlos por medio de una teoría evolutiva que
los conectaba con tres formas sucesivas de matrimonio : el la formulación de un tipo de teoría, las teorías recíprocamen­

L
te redefinen los dominios. Diferencias entre ítems que pare,
consanguíneo, el matrimonio punualúa y el matrimonio sin­
cían grandes pasan a ser superficiales y al revés, semejanzas
diásmico.
que parecían importantes dejan de serlo; e ítems que habían
Shapere ( 1 979) ha investigado las implicaciones que para
sido clasificados juntos pasan a formar agrupaciones indepen­
el desarrollo científico tienen las características de este con­
dientes y se asocian a otros grupos. A menudo los propios
junto de fenómenos, al que ha denominado dominio, que en
un momento determinado del desarrollo de una ciencia se ítems llegan a ser redescritos de manera que resultan muy
poco familiares : « Incluso allí donde en último término se
consideran problemáticos y « exigen una teoría». Las tesis
conservan las primitivas y más obvias asociaciones, sólo se
centrales de Shapere son éstas:
las conserva después de una crítica y sobre la base de que van
1 ) El dominio es un cúmulo de ítems de información
más allá de las meras semejanzas preconceptuales o presu­
problemática (Shapere, 1979: 570; la) ítems para evitar ha­
puestos primidvos no críticos que constituían la base más
blar de «hechos». Los componentes de un domi�io pueden

l
obvia de su asociación original» (Shapere, 1 979: 572).
ser fenómenos observables, pero también teorías formuladas
4) Además de problemas teóricos, hay problemas especí­
previamente o entidades hipotéticas. Para el estudio de los
ficos de dominio como los relativos a la definición del domi­
dominios, la distinción teórico/observacional es irrelevante;
nio, a su alcance, a la medida de las propiedades de los ítems

l
:il
lb) problemáticos, porque un dominio se convierte en objeto
o a las relaciones que entre ellos se establecen. �f
de estudio en la medida en que hay planteado algún problema
Tanto a la hora de enfrentarse a problemas teóricos como �
en relación con él. Se trata también de problemas que se con-

;f,
"} al abordar problemas de dominio, es muy frecuente recurrir

¡-
;.o�:
sideran importantes y tales que la ciencia está «lista» para
al uso heurístico de modelos. «Modelo» es un término ambi­ ,'€:
ocuparse de ellos. ·;::t�.c:

disciplina se van haciendo más definidos y específicos a fo lar-


;V

Shapere piensa que los problemas de los que se ocupa una -•·� guo, a causa de sus diferentes usos. En particular hay dos
,f;:[ usos de modelo casi opuestos. Cuando se habla de modelo de

[
�l;
una teoría se está haciendo referencia a un · conjunto o más
go de su desarrollo: «En las primeras etapas del desarrollo

:�: ·�:�E ·••:�.¡·-:�._•


probablemente a un sistema de fenómenos que verifican: la
de un campo determinado, la curiosidad, el embrollo general,

�: ::!:r{.�
��:YS���:r.�r:�:� ��E
· teoría. (Un sistema es un conjunto de fenómenos o individuos

· . .. ...
·· y una serie de relaciones o funciones que se dan entre ellos.)
.
.

.. .· En este sentido, y dada la imposibilidad de . traducir los tér­


minos teóricos a términos empíricos, rpiensa Nagel, como ve­
blemática y digna de investigación. A medida que una cien-
.
. .

·: f.�
.

remos, que al menos un modelo forma parte de la definición


.cia avanza se van haciendo cada vez más precisas las consi-
.�J:

������:�:�i�;r�����1�::1�)�·:�::::: ::: .-_·�:.:l-•1�.


de una teoría. Pero también se habla de modelo en un sen­
tido próximo a teoría, para representar la estructura de un
sistéma (o dominio) . Parafraseando a Mosterín ( 1 978), a quien

:���;n,: �i:: � :� �:���=��'. ;�: �; �::;;';! �!��:::: • i


d
regularid ades que se observa en . · voy a seguir en el intento de caracterizar los distintos usos,
y específicamente el tipo de i
i ª en el primer caso el modelo es el sistema que la teoría repre­
i · ·

.
d senta, en el otro la teoría que representa al sistema. Un tercer
i

·,,·
1,
'"¡'f¡ . ,·
69

1 ..
.


• : .� • " ..............................
: 1 .• . ..............
.. � . ...... �----:---

-:- �---: � -

-
f
r
uso del término modelo se hace cuando se habla de un sistema el paso de corriente eléctrica por los cables. Pero una vez
que sirve de modelo para otro. Sería propiamente un modelo se construye la teoría para el segundo sistema, hay que

es positivo, efectivamente S2 servía de modelo para S1. Si no


asegurarse de que se puede aplicar al primero. Si el resultado

[
heurístico, y en este uso está implícita la noción de modelo de

lo es, como modelo era inservible. En resumen, S2 sirve como


una teoría. La propuesta terminológica de Mosterín es muy

modelo para S1 si : S2 es más simple que S1; a partir de S2 se


rotunda: «Dado que el primer significado de la palabra "mo­

desarrolla una teoría T tal que S2 y S1 son modelos de T.


delo " -modelo como lo opuesto a teoría, modelo como siste­

·
. Otras veces S2 sirve de modelo para S1 porque S2 es un
l
ma en que se cumple lo que dice la teoría- es el único

sistema más conocido y se dispone de una teoría de la que S2


que ha sido precisado, estudiado y desarrollado -ahí está
el formidable arsenal conceptual de la teoría de modelos­
parece conveniente darle la preferencia al menos en el campo es modelo. De esté modo se han utilizado en antropología el

¡;

�\ '
de la metodología. Donde se emplea la palabra "modelo "
como sinónimo de teoría, lo más práctico sería dejar de usar�
la en dichos contextos y sustituirla por fa palabra "teoría ",
sistema orgártico y el sistema lingüístico como modelos para
el sistema cultural. El modelo orgánico sugiere que en ciertos
aspectos el sistema cultural mostrará relaciones y procesos
:1 de uso mucho menos confundente» (o.e., p . 138). similares a los encontrados en sistemas orgánicos. Como sub­
¡:
il' En antropología, hay una larga tradición de utilización rayan Kaplan y Manners, el uso heurístico de modelos puede
del término modelo en el sentido de «modelo teórico», y se� facilitar la formulación de teorías, pero también tiene riesgos.
ría difícil 1proscribir este uso. Lo que sí intentaré es precisar Uno es olvidar que se trata de una analogía hipotética y que
las diferencias entre modelo de una teoría, modelo heurístico sólo 1a investigación empírica de sistemas culturales específi­
Y modelo teórico, y hacer algunas consideraciones sobre las cos demostrará si el modelo es o no útil. Otro riesgo es con­
vertir la analogía en identidad y tratar los sistemas culturales

l�-
características de los modelos teóricos.
1 ) Modelos de una teoría. En su propósito de aclarar el como si fueran sistemas orgánicos, o, como se ha hecho al
sentido de modelo que considera más propio e inequívoco, identificar los fenómenos culturales con fenómenos lingüís­
Mosterín recurre a una analogía entre pintura y teoría. «Mo­ ticos, que la cultura «es una gramática lógica, un código o
delo» tendría el significado pictórico, «M es un modelo de T» una serie de reglas formales estructurales para generar actos
si T lo representa o describe. El estudio científico de un mo­ apropiados» (Kaplan y Manners, 1 979: 275 s.).
delo aspira a elaborar una teoría del sistema. Las variables de 3) Modelos teóricos. Un uso distinto del término modelo
está implícito cuando se habla de modelos como construccio­

r
esta teoría se refieren a los individuos del sistema y sus con­
ceptos corresponden a las relaciones y funciones del mismo nes supraempíricas. Se trata de esquematizaciones de la reali­
(o.e. : 134). ·una teoría puede tener varios modelos y la cien: dad de cuyos elementos se puede dar una descripción precisa,
cía «normal», en el sentido de Kuhn, sería la búsqueda de exhaustiva y no muy complicada. Para Lévi-Strauss, los mo­
nuevas aplicaciones o modelos de una teoría que se ha impues­ delos estructurales deben de reunir cuatro condiciones: 1 .ª)
to. Son posibles dos tipos . de investigaciones. Buscar teorías tener carácter de sistema, i.e. consistir de elementos tales que
que den cuenta de un dominio o buscar nuevos modelos para una modificación cualquiera en uno de ellos entraña una mo­
una teoría ya propuesta. dificación en todos fos demás; 2.ª) pertenecer a un grupo de
2) Modelos heurísticos. Cuando un sistema es muy. com­ transformaciones, de manera que el conjunto de estas transfor­
plicado y es difícil formular una teoría que dé cuenta de él, se maciones constituya un grupo de modelos; 3.ª) que se pueda
recurre a un sistema más sencillo que «sirva de modelo» para predecir cómo reaccionará el modelo si se modifica un ele­
el estudio del primero. Por ejemplo, cuando el paso de agua mento; 4.ª) que su funcionamiento pueda dar cuenta de todos.
por una tubería se utiliza como modelo heurístico para estu- los hechos observados (Lévi-Strauss, 1 977 [ 1953 ] : 25 1 s.) y

70 71

1-
¡ ¡

su propósito es construir la «estructura social» como un mo­ entre sí y en desacúerdo con Portes, Goody, Gough y Gluck­
delo estructural superempírico, frente a la estructura social de roan, que a su vez están más de acuerdo entre sí sobre cier·
Itadcliffe-Brown, que es un conjunto de relaciones sociales tos puntos que con los anteriores» (o.e.: 73 ) .
empíricas. También para Evans-Pritchard la estructura social É n el capítulo tercero, a l hablar de principios meta-teóri­
es un constructo teórico, pero se trata de un modelo teórico cos , trataré de analizar la naturaleza de estos acuerdos, pero
distinto. quiero adelantar que incluyen acuerdos metodológicos. Por

[
Schneider ( 1 965 : 58 s.) ha contrapuesto el modelo de so­ eso no es suficiente decir que en uno y otro caso los modelos
ciedad segmentada de Lévi-Strauss al modelo de sociedad seg­ teóricos son supraempíricos, hay que precisar también de qué
mentada de Evans-Pritchard y Portes. En el primero; los manera se vinculan con los hechos, porque ésta puede ser 1 ;·

l
una razón para preferir un modelo o el otro. i, l.

:!If.
s7gmentos están artict,dados en un sistema lógicamente rela­
ctonado por la norma de filiación, el modo de clasificación Entiendo las razones de Nutini cuando pide que la cons­ i

trucción de entidades teóricas supraempíricas vaya acompa­


¡¡
de los parientes y la relación de alianza perpetua entre seg­
il:
ñada de la estipulación de definiciones coordinativas que re­

1
mentos. En el otro, los segmentos están definidos por la norma

:�.1¡
de filiación, la exogamia y la extensión variable de los seg­ lacionen estas entidades con los fenómenos empíricos que ¡�
tratan de explicar, porque de lo contrario el cambio de posi­
�e?tos en t,é:minos de funciones específicas (domésticas, ju­ 1¡

1¡ :
nd1cas, ipohttcas, residenciales, territoriales, etc.). Propone ciones en antropología será del empirismo a la metafísica I
!�
lil1
l
(Nutini, 1 975 : 355 s.), pero es evidente que a Lévi-Strauss
·

llamar al primero «segmenta!» y al segundo «segmentary».


no le parece necesario. Así lo indica · explícitamente, citando
ij
Schneider explica las interpretaciones enfrentadas que se

l!¡:
hacen desde la teoría de la alianza y desde la teoría de la la justificación que hace Durkheim de la extensión de las ca­
racterísticas del totemismo a las características generales de la

L
filiación -para utilizar las expresiones de Dumont- de ��
cuestiones tales como el análisis de las terminologías de pa­ vida religiosa : «Cuando una ley ha sido probada por una ex­
periencia bien hecha, esta prueba es universalmente válida»

11 ·:
r7ntesco, el levirato, el sororato, la relación avuncular, el pre­
.
c10 de la novia y la estabilidad matrimonial como consecuen­ (1 977: 260 ), y así lo pone en práctica en Las estructuras ele­
mentales del parentesco. «De hecho -argumentaba Durk­
¡, 1 "

cia de los diferentes _modelos. Lo que no tiene sentido es dis­


cutir si efectivamente la estabilidad matrimonial depende de heim- es inconcebible que el mismo efecto se pueda deber
' '-·' "

la fuerza del linaje o del peso relativo de la consanguinidad' ahora a una causa, ahora a otra» (1 9 1 5 : 4 1 5). Para Lévi­
Strauss, y un buen número de antropólogos que le siguieron,

1
Y. de la finidad entre linajes porque se trata de «linajes» dis­
� .
tintos. S1 lo tiene comparar la teoría de la alianza y teoría de la causa, tanto de las ideas como de la acción, había que bus­
la filiación desde otros puntos de vista, por ejemplo subrayar, carla en las cualidades de la mente. La necesidad cartesiana
como hace . Schneider, que la teoría de la alianza es capaz de de «separar» hipótesis se simplifica así considerablemente . .
ocuparse del sistema simbólico como un sistema . distinto al Podemos estar o no de acuerdo con el estructuralismo,
sistema social pero vinculado a él, cosa que la teoría de la pero hemos de tener en cuenta que en la construcción de los
modelos estructurales están presentes hipótesis sobre la uni­

filiación no puede hacer ( 1 965 : 78). J
formidad de la mente humana y las constricciones que ejerce
'!',
1
Pero Schneider es extremadamente cauto con los términos , ·1

l
que utiliza, y aclara: «He utilizado los términos " teoría de la sobre la cultura, y que son estas hipótesis las que se aducen
para legitimar las generalizaciones. De modo más . general,

1 1
alia�za " y "teoría de la filiación" de acuerdo con la suge­
rencia de Dumont, y esas palabras sólo significan que en cier­ detrás de los distintos tipos de modelos teóricos aparecen filo­ ..
tos aspectos cuidadosamente determinados, Lévi-Strauss, sofías de la ciencia distintas, o en términos de Hanson : « Lo
¡l
1

¡i
Leach, Dumont y Needham están generalmente de acuerdo que los modelos deben hacer para ser modelos está relaciona-

[
73
d\¡ .!;
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!ii
11
72

i)!t
1 '11

1
Lo que hay
do con lo qu� la� teorías deben hacer para ser teorías y con Nº ay
h una antropología legítima y otra ilegítima.
ación entre los métodos
.
·

lo que las ciencias deben hacer para ser ciencias» . (Han,


�e -
discutir en cada caso es fa adecu
son, 1977: 63). y Jos fines. , . . ., .
sistema' t'ica posi' ble de da-
depende del ?rado de separación que esté dispuesto a acepta;
Dónde sitúe cada filósofo o cada científico la exigencia , , No hay una un1ca orgamzacion
os, una única posib le antropología. Héritier, en
t s etnográfic
entre los fenomenos y las representaciones que construye para I a paix et la pluie (1973
tuvo
: 137),
lugar en
nos des.cribe un consejo tra­
1968 en Dalo, uno de los
hacerlos inteligibles. dicional. tyiwo, que

L
antigu os del antigu o Alto Volta, durante
Hanson sitúa en un extremo del mundo filosófico a aque� oblados samo más
.
llos P��a qmenes cualquier diferencia sobre el modo de repre­ �l cual el tudan a, el señor de la tierra , propu so que se modi­
monio para que fuera posible ca-
se�tacion y las propiedades de los fenómenos es un defecto� ficasen las reglas de matri
io ado:
Dice de ellos que retrocederán ante los «grandes retratos» de sarse en tre sí, en el prop pobl

hacia eqmpos de ·laboratorio más precisos, hacia descripcione�


los feno,�enos, hacia técnicas de descripción más refinadas
. en el poblado.
Debéis daros los hijos entre vosotros
n que exija la ordalía .
que se acerquen cada vez más a lo que dice la experiencia No e s una cuestió
sensible . Los muertos no matarán a nadie por hacerl o.
. Como el Aristóteles de Rafael en La Academia de

i
Los demás no os los dan
Atenas, dice, «señalan hacia abajo», hacia el fundamento

e��a línea, pueden ser ubica�os entre los empiristas, o los po-
entregárselo?
de la experiencia. Según lo que estén dispuestos a avanzar por vais a expulsar a lo que es vuestro para
ía se arrast ran por el suelo
Y todas esas niñas que todav

.• el otro extr�mo está� los que acentúan «el cuadro mayor»


. . (ello me hace llora r).
s1t1v1stas, o los exper1mentabstas o los observaciona.Ustas. En arlas entre vosotros
_ Si decís que no queréis intercambi
os vecin os.
desaparecerán, se irán a puebl
«a n al nesgo posible de hacer una injusticia a la expe­ an en el mund o
. --:- ? Los hijos que pong
tros hijos.
< r1encia»-; como el Platón de Rafael señalan hacia arriba, y vendrán a disparar flechas sobre vues
pueden llegar a decir con Hegel « tanto peor para los he­
descripción etnográ­
chos». Es evidente la fuerza poética de esta
se expl ica que la endogamia de
0 El �r�pio Hanson parece elegir para sí mismo un lugar fica. Pero nada se pierde si
ión de «aislados» �a­
fil? ofos de todas �as tendencias que no estén dispuestos a ad­
,

poblados vecinos llevaba a la constituc


s samo, ! que �l Estado
m�s prox1mo- a este segundo polo, en el que se situaría con
. salvar la paz, tan im­
1! trimoniales en cuyos límites era posible
fl!lttr que «la teona, el pensamiento, las hipótesis y los expe­ portante como la lluvia en la vida de. l?
al haciendo mnecesa­
rimentos queden reducidos a nada más que un cúmulo de rompió la organización política tradicion

fl!un�o», . pe�o que quieren, al mismo tiempo, que Ja expe­


creo que tanto porque
encuentros, con los ojos abiertos, con los fenómenos de este rio el intercamb io. Por el contrario,
Lévi-Strauss, que en la
es una corroboración de la tesis de
ritica «por haber
r�e�cia c�entlfica s: pueda distinguir «de la experiencia ar­ Huxley Memorial Lecture de 1965 se autoc .
a Jos procesos mcons­
ttst1ca o mcluso mistica» (Hanson, 1977: 63 ss.). Los antro­ apelado de forma más bien apresurada

aun �uera de el, rechazando algunos explícitamente cualquier


llamados pueblos
pólogos se ha� situado en todos los puntos de ese espectro y cientes del espíritu humano, como si los
utiliz ar su intelecto
primitivos carecieran de la facultad de
seme1anza entre la antropología y las ciencias naturales unas a no ser involuntariamente» (Lévi-Strauss,
1973 a: 58), como
' la situa ción a la que se
v�es por miedo a que la antropología pierda carácter, es.pe­ porque ensancha la comprensión de
. . la lluvi a, y el tuda na samo,
c1ficidad; otras, por miedo a que un enfoque científico gene­ enfrentan el lamutyri, el señor de
. lo que se gana .
ralizador nos lleve a una visión empobrecida de la cultura. poética por dramática, es mucho

75
74
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¡:; ! ¡. 1 1j r

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1
explicaciones probabilísticas. Las leyes universales son enun­
No vamos a encontrar en la filosofía de la ciencia actual ciados que afirman la existencia de una conexión uniforme en­ ¡¡

1
descalificaciones. Al final de su trabajo sobre la comparación tre diferentes fenómenos empíricos o entre diferentes aspectos

:il1
de las distintas metodologías, Lakatos se pregunta si no sería de un fenómeno empírico. Las leyes probabilísticas sólo afir­

j ¡1
¡ : arrogante pedir que volviera a comenzar la actividad cientí­ man cuál es la probabilidad de que estas conexiones se pro­

! il
fica si, por ejemplo, resulta que la ciencia newtoniana o einste­ duzcan.

il

niana han violado las reglas a priori del juego de Bacon o En relación con lo que dicen de los. fenómenos, las expli­

[
Carnap o Popper y su respuesta es, por supuesto, que sería

il
caciones pueden ser causales, si dan cuenta de su existencia,

l
arrogancia (Lakatos, 1983 : 177). Pero aun aceptando un sis­ genéticas o evolutivas, si hacen entender su desarrollo y las
1
tema de autoridad pluralista, que recurre a veces a la sabi­ fases que han atravesado, y composicionales, si establecen las :l
duría del tribunal científico, otras al código del filósofo, con­ relaciones entre sus partes. Las explicaciones funcionales son ]·
fía Lakatos en la función de una buena metodología (« desti­ un tipo particular de explicación composicional. Por último, 1
:
lada» de las ciencias maduras) para las ciencias dudosas e in­ las explicaciones pueden ser endógenas _:si dependen de en­ 1
¡:
maduras (o.e . : 1 78, nota 1 33). tidades, procesos o propiedades componentes del fenómeno-,
Con escaso entusiasmo por l a metáfora jurídica, tan que­ o exógenas -si sitúan al fenómeno en conjuntos más amplios
rida a Toulmin, pienso que podemos aceptar de buen grado de los que es una parte (Nagel, 1978 : 3 1-36; Shapere, 1979 : ¡,
de la metodología y de la historia de la ciencia sugerencias Wallace, 1 980: 100-105).
;

sobre caminos a seguir, análisis de vías que están cerradas Dar una explicación deductiva de un fenómeno consiste
para llegar a ciertos fines, incluso el esclarecimiento de per­ en deducirlo de una serie de leyes universales y de unas cir­
plejidades. Los juicios ya los harán las instituciones. cunstancias particulares, es decir, en mostrar que el explanan­

l
dum es una consecuencia lógica de las premisas del explanans . ,, <
Hempel ( 1 979b : 80) afirma que las explicaciones nomoló- �'
Explicaciones deterministas y probabilísticas gico-deductivas nos permiten entender por qué ocurrió un <;.�:
fenómeno mostrándonos que, dadas las leyes en cuestión y las
Tipos de explicaciones circunstancias particulares, era de esperar que el fenómeno \\'.,
ocurriera. El esquema general de una explicación deductiva :z:;;.
Explicar un fenómeno consiste en dar causas de él_, tanto afirma que, si se dan unas condiciones de tipo P, se darán
si se trata de hechos, de tendencias o de regularidades. Una otras de tipo Q, y que para el fenómeno en cuestión las con­
explicación nomológica supone establecer unas leyes de acuer­ diciones específicas P se dan:
do con las cuales se producen los fenómenos. .
En una explicación hay dos constituyentes fundamentales, px Qx
el explanandum y el explanans. El explanandum es la propo­ Pa
sición que describe el fenómeno a explicar. El explanans las ªª
proposiciones que se aducen para dar cuenta del fenómeno.
La explicación causal es una explicación . nomológico-de-
El explanans está compuesto por una serie de proposiciones,
ductiva. En el contexto de la explicación científica -afirma
unas que representan leyes y otras que describen las condi­
Hempel- una «causa debe considerarse como una serie más
ciones iniciales o antecedentes.

Ci, C2
o menos completa de circunstancias y sucesos, que pueden
Hay varios ·tipos de explicaciones. Si nos atenemos al tipo
ser descritos por una serie de proposiciones . . . Ck». Así
de leyes en las que se basan, ·podemos hablar de explicaciones
pues, la explicación causal afirma implícitamente que hay le-
nomológico-deductivas, que se basan en leyes universales, y

77
76
yes generales o universales -L1,
Li, . . . Lr- en virtud de l ás
cuales el que ocurran los ante
cedentes mencionados en c1ones -con frecuencia tácitas- relativas al tipo de sucesos
C1, C2, . . . Ck, es una condición sufic que tienen importancia causal para el desarrollo · del sistema.
·
· ·

iente para que ocurra el


suceso del explanandum (Hempel,
1965 : 345-349, citado por En consecuencia; las premisas de una �xpl"icac10� ?ene't"tea no
· ,

Wallace, 1980 : 95 s.). 'lo incluyen enunciados singulares, smo supos1c10nes gene­
Las leyes suelen estar contenidas de
forma implícita en las
:� les acerca de las dependencias causales de diversos tipos de
explicaciones. Así, «se ha caído la sucesos (Nagel, 1978 : 36).

l
sopa en la cocina porque . .
me olvidé de quitar la tapa de la olla · Otro tipo particular de explicación son l �s �xphcac1ones

, funciones (o hasta disfunciones) que una umdad


», incluye una referencia
a la ley de Boyle-Mariotte (siempre funcionales o teleológicas, que son las que md1� an <<Una. . o

de �n
que se aumenta la tempe­ ·mas
ratura a la que está sometida un realiza
gas, manteniendo el volu­ , .
men constante, aumentará la pres para mantener o dar concreción a ciertas caractensttcas

del papel instrumental que desempeña una �cción al lograr


ión que ejerce sobre las pa­ .
redes del recipiente que lo contiene sistema al cual pertenece dicha unidad, o de la forroulac1on
) y otra al estado gaseoso
de la sopa por encima de su punto
de ebullición.
Hemos visto que, para que una expl cierto objetivo» (Nagel, o.e.: 34). Me ocupare con detalle de

taciones que han sostenido la individua!i�ad de las c1e�cias


icación causal resulte
satisfactoria, se requiere que sea la estructura de este tipo de explicaciones, vinculadas ª. on. �n­
contrastable independiente­
mente del fenómeno que explica.
Esto exige que las leyes en _
que se basa den lugar a otras pred .sociales sobre la base del carácter teleolog1co que atnbman a
icciones. El esquema de la
predicción es el mismo que el de los procesos sociales.
la ex,plicación :

'Illi'
Px Qx
Pa

11
Leyes universales y probabilísticas,


t i
, :1 ºª leyes empíricas y teóricas

r�1 ·I
1: La diferencia es que en la expl
icación Oa es un hecho co-
pero no todos los enunciados de este tipo son leyes. �ay una
nocido, del que se da cuenta a Una ley universal es un enunciado del tipo V,,, Px � Q,,,
partir de la ley y de Pa (las
r condiciones iniciales) y en la pred
icción Oa es un hecho toda­
' '!

. :1

'�
vía no conocido, cuya existencia universalidad accidental, «de hecho» -todos los romerales
se infiere,,a partir de la ley

..
o leyes y de Po.. que hay en esta caja son de hierro- y una universalidad ne-
l Las explicaciones genéticas constitu cesaria.
yen un caso particular Hempel recoge el criterio que Goodman propuso para dis-
de explicación causal. El propósito

1974: «Una ley puede servir, mientras que una genera�1zac1ón


de este tipo de explicacio­
les un sis�ema originario se ha tran
nes es determinar la secuencia de tinguirlas en The Problem of Counter factual Condi� ion�ls,
sucesos a través de los cua­
sformado en otro posterior.
Las prenusas de las que parten las accidental no, para justificar condicionales contr�fácti�os, es
explicaciones evolucionistas
o genéticas contienen un gran núm decir ' enunciados de la forma "Si A fuera (hubiera sido) el
ero de enunciados singula­
�es a�erca de acontecimientos pasados en el sistema caso. entonces B sería (habría sido) el caso" . Así, la aserción
mve� t�g . Nagel subraya ?os cue que se "Si hubiéramos puesto esta vela de parafina en una caldera
� stiones acerca de las premi­
sas m1ciales de las explicacion _ es de agua hirviendo, se habría fundido", podría justificarse adu­
genéticas . La primera es
el hecho obvio de que no se men ciendo la ley de que la parafina es líquida por encima de los
cionan todos los hechos pa­
sados en la evolución del siste 60 ºC (y el hecho de que el punto de ebullición del agua
ma. La segunda es que los su­
cesos que sí se mencionan se son 100 ºC) . Pero el enunciado, "Todos los minerales que hay
eligen sobre la base de suposi-
en esta caja contienen hierro ", no podría ser utilizado <;le

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78
79
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modo análogo para justificar el enunciado contrafáctico: "Si rías, se proponen cómo parte de una teoría. Las leyes teóricas !i

hubiéramos puesto este agujero en la caja, contendría hie­ ayudan a explicar leyes empíricas formuladas con anteriori­ i

1
rro". De modo semejante la ley, en contraste con una genera­ dad y permiten la derivación de leyes ·empíricas nuevas. Las
lización accidentalmente verdadera, puede justificar condicio­ leyes empíricas pueden sobrevivir a teorías sucesivas que las

11
nales subjuntivos, es decir, enunciados del tipo "Si acontecie­ expliquen.
ra A, entonces también acontecería B", donde se deja en sus­ Las leyes teóricas plantean dos problemas de los que ya fj

[
penso si A ha sucedido o no de hecho. El enunciado "Si pu­ he hablado: a) ¿cómo pueden descubrirse las teorías que las
siéramos esta vela de parafina en agua hirviendo, entonces se implican?; y b) ¿cómo puede obtenerse el tipo de conocimien­ 1·
fundiría", es un ejemplo» ( 1 979a: 88). to que permite justificar la afirmación de una ley teórica? 1
1


Además de leyes universales hay leyes estadísticas, que Para la primera pregunta, no hay respuesta. A una teoría 1
afirman la probabilidad de que se produzcan conexiones en­ no se llega por generalización a partir de los hechos, se la
tre dos fenómenos o entre aspectos diferentes de un fenómeno. inventa. Y, en relación con la segunda, ya se ha visto · que

Si las leyes no son universales, sino estadísticas, una argumen­ una teoría se propone como hipótesis: después no se la jus­
tación que se base en ellas no es deductiva, sino probabilís­ tifica, se pone a prueba. De la teoría se derivan ciertas leyes
tica, las premisas no implican formalmente el explanandum. empíricas. Pueden ser leyes empíricas bien conocidas, que de
«Las explicaciones probabilísticas -escribe Hegel- se este modo llegan a explicarse, o leyes empíricas nuevas que
presentan habitualmente cuando las premisas explicativas con­ explican por primera vez fenómenos. De hecho, la fuerza de
tienen una suposición estadística acerca de algunas clases de una teoría no está en que dé cuenta de las viejas leyes sino
elementos, mientras que el explanandum es un enunciado sin­ en su poder de predicción. En su poder para sugerir nuevas
gular acerca de un individuo de esta clase» ( 1 978: 33). Dado leyes que puedan ser confirmadas por medios empíricos.

l
el carácter estadístico de las leyes en que se basa, una expli­ Por su parte, las generalizaciones empíricas, a no ser que
cación probabilística sólo nos dice que, a la vista de las leyes tengan un respaldo teórico, se nos presentan como algo
específicas y de las circunstancias particulares, el fenómeno que puede ser tan sólo una serie notable de coincidencias. Éste
a explicar podía esperarse con más o menos probabilidad; es un punto que sirve con frecuencia de acusación contra las
mientras que una explicación deductiva muestra que, dada la ciencias sociales, ya que suelen fracasar a la hora de explicar
verdad de la información explicativa, el que ocurra el fenó-,, sus generalizaciones en términos de teorías sociales (Theo­
i;neno es cuestión que se sigue con certeza deductiva (Hempél, bald, 1 978: 1 08).
1 965, en Wallace, 1 980 : 96). En el epígrafe que sigue discu­ En relación con esta debilidad de las ciencias sociales,
tiré en qué medida se puede ac.eptar a las explicaciones pro­ Merton escribe que cuando se afirma que el objeto de la teoría
babilísticas como ex,plicaciones científicas genuinas, esto es, sociológica es llegar a uniformidades sociales, no se distinguen
contrastables. los dos tipos de enunciados de uniformidades que difieren de
Otra distinción que se puede hacer entre las leyes de la manera importante en sus relaciones con la teoría: las propo­
ciencia es la de leyes empíricas y leyes teóricas. Las leyes em­ siciones aisladas que resumen uniformidades observadas de
píricas son las que contienen leyes directamente observables relaciones entre dos o más variables y las leyes científicas,
por los sentidos o medibles mediante técnicas relativamente enunciados de invarianzas que se derivan de una teoría. Las
simples. A veces estas leyes reciben el nombre de generaliza­ generalizaciones empíricas sólo suministran las materias pri­
ciones empíricas para recordar que se obtienen mediante la mas para la sociología como disciplina. «La tarea teórica y
generalización de los resultados de las observaciones y medi­ la orientación de la investigación empírica hacia la teoría
ciones. Las leyes teóricas se establecen en el fo.terior de teo- empiezan cuando se establece por tanteo la relación de las

80 81
o con otra variable adicional
uniformidades con un conjunto de proposiciones relacionadas
entre sí» ( 1 972: 105).
Sin embargo, Merton insiste en que no pueden diseñarse
las investigaciones de modo que, limitándose a poner a prue­
ba hipótesis, anulen la posibilidad de seguir corazona�as, de
descubrir nuevas generalizaciones empíricas que despues pue­
den integrarse en una teoría: « La investigación empíric.a fruc­

L
tífera no sólo comprueb a hipótesis teóricamente derivadas,
(Blalock, 1 97 1 : 78 s.)

sino que también origina hipótesis nuevas. Esto puede llamar­ y e) Que exista una .teoría que vincule Y a X, y que la
se el ingrediente de " serendipid ad" de la investigación, o sea experiencia no haya refutado . .
el descubrimiento, por casualidad o por sagacidad, de resul­ Muchas veces se ha puesto en cuestión 1á validez de las
.

tados válidos que no se buscaban» (ibídem). correlaciones que se obtienen comparando dos o más contex­
tos culturales distintos . Leach, por ejemplo, critica la relación
que Murdock .establece entre la existencia de una regla de
Correlaciones y relaciones causales filiación matrilineal y una terminología de parentesco en la
que la hermana del padre y la hija de la hermaná del padre se
Con frecuencia, el resultado de una investigación es el sitúan en una categoría única. A Leach, este tipo de estadís­
establecimiento de correlaciones. Dos variables, X e Y, se
dice que están correlacionadas si a variaciones en magn�tud
ticas le parece carente de todo sentido. Pero alguno debe de
· tener cuando en una muestra de 239 sociedades, de las que
de X corresponden variaciones .proporcionales de magmtud 50 son matrilineales y 189 no, el porcentaje de equivalencias
en Y y viceversa. De la existencia de una correlación no po­ entre el término para la hermana del padre y el que se utiliza
demos inferir una r.elación causal X � Y. El establecimiento para la hija de la hermana del padre es de 4,4 % en los no
de una correlación sólo tiene valor predictivo en cuanto a la matrilineales frente al 42 % de los matrilineales (porcentaje
aparición de los factores; si X entonces Y, si Y entonces X. cuya posibilidad de ser igualado o superado en una muestra
Para que haya una relación causal tiene que darse: al azar es del 1 %0) (Murdock, 1 965 : 167). Los datos comple­
a) Una secuencia temporal, de forma que Y, por ejemplo, tos aducidos por Murdock son éstos:
sea precedida por X. Esto hace posible X � Y.
b) Que . se haya descartado la existencia de una variable o
variables que· generen X e Y y hagan la relación espúrea. Una
doble o
Filiación matrilineal Filiación' patrilineal
relación de este tipo sería
· ·

exclusiva con
exogamia bilateral .

/1
X
Pares de Igual Distinto Igual Distinto
parientes término término término término

'\i
z
hihePa-hePa 21 ' 29 8 . 181
y · hiHema-hiHe · 15 33 7 181

o, en una forma alternativa,


Y aunque comparto con Leach la evidencia de que este
¡¡-

tipo de estadísticas n� nos dice si la correlación se mantendrá

82 83
I'··:
1

[
o no en cualquier caso futuro, porque no hay detrás una teoría terios adecuados que determinan qué desviaciones de las fre­
· aceptada que dé soporte racional a las predicciones, en abs�­ cuencias observadas a partir de la probabilidad enunciada por
luto comparto la conclusión: «El parecido entre tal descubri­ una hipótesis ha de contar como base para rechazarla, o al

[
miento y un verdadero descubrimiento científico es absoluta­ menos para cuestionarla.
mente engañoso. El vínculo entre la filiación matrilineal Y el Supongamos una hipótesis teórica H, sea o no probabilís­
uso de términos de parentesco es una cuestión de lógica. La tica, y una consecuencia empírica C, de modo que H � C. Si
C es verdadera, no podemos afirmar la validez de H (falacia

L
correlación puede deducirse directamente de las operaciones
necesarias para crear una definición satisfactoria de "grupo de afirmar el consecuente), porque C puede explicarse por
de filiación matrilineal" . Lo sorprendente no es la asociación un número no determinado de teorías alternativas, pero no
empírica de hechos, sino su ausencia. La circunstancia de que rechazamos H. La aceptamos provisionalmente. De este modo
la estadística de Murdock no funcione al cien por cien nos corremos el riesgo de no descartar una hipótesis efectivamen­
proporciona una información útil, pero científicamente des­ te falsa. Este posible error, común a las hipótesis cuya forma
concertante, de que los datos culturales no siempre son cohe­ es un enunciado universal y a las probabilísticas, se llama en
rentes, y esto invalida toda la metodología comparativista» estadística un error de tipo 11 o � .
(Leach, 1975b : 1 70). El nombre de error 1 o a se reserva para otro riesgo,
Yo concluiría de otra manera. Más que datos culturales esta vez específico. de la falsación de hipótesis estadísticas.
incoherentes, la tabla me sugiere la posibilidad de factores que Si H es una hipótesis probabilística, de ella no se sigue nin­
actúen junto a la matrilinealidad sin que hayan sido todavía guna consecuencia C, cuya falsedad permita descartarla con
descubiertos. Murdock me hace pensar en las defectuosas co­ certeza. H sólo hace a C probable, y al descartar H si C es
rrelaciones que entre presión y volumen de un gas pudo obte­ falsa corremos el riesgo de descartar una hipótesis correcta.

l
ner Boyle, antes de que Mariotte descubriera que había que Éste es el error a de los estadísticos.
mantener la temperatura constante. Pero aunque esos factores
1
::;;
En una prueba estadística, la probabilidad del riesgo a se
l
no existieran, o no llegaran a descubrirse, junto con otros te­ puede poner en el valor que se desee. Este valor es el nivel de :¡)�'

mas de la antropología del parentesco que esperan aún su

[
.'\".':...
significación de la prueba. Voy a detenerme en los pasos nece­
l
�-
Maxvell, la tendencia es suficientemente fuerte como para que sarios para establecerlo. r,�. ,,

1
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constituya un problema a explicar.
1
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/ Cuando se asocian probabilidades con cada resultado po­ · �''

Jli
sible de un experimento, o con grupos de resultados, la dis­
tribución resultante de probabilidad se designa con el nom­
Explicaciones probabilísticas. en antr�pología bre de distribución de muestreo (Blalock, 1966: 135). Si se , ¡i

define probabilidad de un evento como límite de la razón de


Las explicaciones que se basan en leyes estadísticas pue­ los éxitos al número total de las pruebas, la distribución de
den aceptarse como e:x;plicaciones genuinas sólo en la medida muestreo se refiere al número de veces que esperamos obtener
en que puedan ponerse a prueba. Los enunciados probabilís­ ciertos resultados si el experimento se realizara un número
ticos no son lógicamente falsables, porque ningún enunciado muy grande de veces. Su cálculo es teórico, matemático, no
particular los puede refutar. Y, sin embargo, lo son empíri­ empírico, ya que el experimento sólo se realiza una vez o unas
camente, y tanto en física como en sociología y en muchas pocas veces.
otras disciplinas se utilizan sin dificultad, contrastando el gra- . Así definida la distribución de muestreo, los pasos a dar
do de concordancia entre las probabilidades· hipotéticas Y las para realizar una prueba estadística son los siguientes:
frecuencias observadas. Para ello es necesario contar con cri- 1) Formular una hipótesis que envuelve una serie n de

84 85

� ..
r

!

supuestos, de los cuales n-1 se aceptan y 1 se pone a prueba. tos contraproducentes serios (Blalock, 1966: 142; Nagel,
2) Obtener la distribución de muestreo. 1978: 447). Situaciones de este tipo se han utilizado para
3) Estipular en qué condiciones se descartará la hipótesis. subrayar el peso de la subjetividad en las ciencias sociales,
Esto supone dividir los resultados posibles, a partir del cono­ pero no es un problema de ciencias sociales o naturales; sino
cimiento de la distribución de muestreo, en dos grupos, los de ciencia pura o aplicada. Pensemos, por ejemplo, en la aero­
resultados improbables, que se designan como región crítica, dinámica, o en la utilización de materias radiactivas.
y que en caso de producirse llevarán al rechazo de la hipóte­ En antropología se han utilizado métodos estadísticos des"

L
sis, y los resultados que se consideran compatibles con la de hace por lo menos un siglo, cuando Tylor, en 1 889, en el
hipótesis. El establecimiento de la región crítica tiene por artículo ya mencionado, que Harris considera . el más impor­
objeto descartar cualidades de la muestra que no se deben a tante de todos los artículos de la antropología del siglo XIX
cualidades de la población, sino al azar. Pero si los supuestos (1978a: 1 36), buscó en más de 300 sociedades las probabili­
que se descartan son correctos, se comete el error a. La pro­ dades de asociación (adhesiones) entreJa residencia postma­
babilidad de cometer un error de este tipo, el nivel de signi­ triroonial, la filiación, la tecknonimia y la covada. Uno de los
ficación, es igual a la suma de probabilidades de que se den objetivos de -estas comparaciones estadísticas era, mediante la
resultados incluidos en la región crítica. Es decir, si la proba­ recopilaciqn de un gran número de datos, corregir los errores
bilidad de dos resultados en la distribución de muestreo es de la etnografía que servía de base a teorías sobre las regula­
de 3 % y 4 % , respectivamente, y decidimos establecer en ciones del matrimonio y la prohibición del incesto.
0,05 . el nivel de significación, al descartar ese resultado tene­ En el primer tercio del siglo xx siguieron haciéndose re­
mos un 7 % de probabilidades de descartar una hipótesis copilaciones de datos para obtener correlaciones estadísticas
verdadera. entre características de distintas sociedades. En particular, se

l-
4) Evidentemente, cuando crece el riesgo de cometer un trató de establecer áreas de difusión cultural, clasificando los

minuye el riesgo de cometer un error de tipo II o f3 (aceptar


error de tipo I o a (descartar una hipótesis verdadera), dis­ rasgos. culturales en funcionales, disfuncionales y no funciona­

una hipótesis falsa). A la diferencia entre 1 y {3 se le llama


les, y suponiendo más posibilidades de difusión entre culturas
cuyos rasgos no funcionales mostraran la mayor cantidad de
fuerza de la prueba. Hay varias pruebas estadísticas que per­ semejanzas. Harris (o.e.: 530 s.) recoge la historia de estas
miten analizar la bondad de los resultados obtenidos. En la compilaciones que no siempre se utilizaron al servicio de en­
práctica, se conviene situar la probabilidad de error de tipo I foques nomotéticos. El uso de i:nétodos estadísticos en las es­
a un nivel determinado, y se elige la prueba estadística que cuelas antropológicas .difusionistas estuvo relacionado con ten­
más reduce el riesgo de tipo II (Blalock, o .e. : 1 36-1 4 1 y dencias idiogtáficas y particularistas. En cuanto a · las . estrate­
210 s.). gias nomotéticas que recurren a la estadística, pueden hacerlo
En estadística se elige comúnmente como niveles de signi­ desde orientaciones inductivistas -fue el caso de Tylor, y
ficación 0,05, 0,01 y 0,00 1 . Cuál de estos niveles de significa­ es el caso de muchos desarrollos vinculados al Cross-Cultural
ción es el adecuado en cada investigación concreta, no siem­ Method de Murdock- o deductivo-falsacionista: se puede
pre es fácil de decidir, puesto que depende de razones diversas formular una hipótesis, a partir de datos de observación, intui­
el que se prefiera correr un riesgo mayor o menor de descar­ ciones, o correlaciones empíricas, y ponerla después a prueba
tar una hipótesis verdadera. No es lo mismo en una cuestión con datos diferentes a los que han servido de base para for­
puramente teórica, o si hay implicadas cuestiones de aplica­ mularla.
ción, por ejemplo utilizar o no un medicamento que puede La comparación de base estadística veciente está asociada
atajar una enfel11lel dad grave pero al que se le suponen efec- a Murdock y sus seguidores. El propósito de Murdock es elá-

86 87
borar una teoría del comportamiento humano y de la cultura. diversos componentes están ajustándose continuamente uno al
otro, a distinta velocidad e intensidad. Si no hubiera disrup­
1 r¡ r
1

Parte del supuesto de que todas las culturas, por ser humanas,
tienen mucho en común, lo que tiene que permitir generaliza­ ciones, los ajustes llevarían a la cultura a una posición de
ciones para toda la humanidad y toda la cultura. Su propósito equilibrio estable o perfecta integración; pero los hay constan­
es reunir la mayor cantidad posible de información sobre el temente, en forma de .factores externos, accidentes históricos,

L
mayor número de sociedades, pasadas y presentes, porque, influencias no culturales. Sin embargo, el análisis estadístico
como consecuencia de su supuesto básico, su universo de com­ de un número adecuado de sociedades revelará qué aspec­
paración es toda la vida humana, en cualquier tiempo y lugar. tos de la cultura se afectan entre sí con más intensidad. Entre
Las sociedades de las que reúne información las clasifica estos atributos hay lo que Murdock y sus asociados llaman
de acuerdo con ciertas características y atributos culturales. una relación funcional.
Una característica cultural es algún aspecto de la cultura Murdock se interesa por la cultura como un todo cerra­
(modo de matrimonio, afiliación lingüística, norma de resi­ do. Quizás esto explique la exclusión de entre sus caracterís­
dencia, etc.). Un atributo, el valor de una característica en ticas de factores externos, como el entorno físico y el tamaño
una sociedad concreta (matrimonio polígamo, lengua khoisá­ de la población, a pesar de que él mismo los considera causa­
nida, matrilocalidad) . El inventario entonces toma esta forma: les; factores económicos, como los recursos disponibles, la
división del trabajo; la super.población; factores de cambio
característica 1 , característica 2, etc., social, etc. (Barnes, 1 97 1 : 1 1-24).
símbolo valor símbolo valor
En la realización de este proyecto Murdock reúne, a par­
sociedad 1
sociedad 2 símbolo valor símbolo valor tir de 1937, los archivos etnográficos del Cross-Cultural Sur­
etc. vey, en el Instituto de Relaciones Humanas de la Universidad
de Yale, que a partir de 1945 se llaman Human Relation
La esencia del Cross-Cultural Method de Murdock es esta­ Area Files (HRAF). Las unidades de los HRAF son «cultural
blecer, mediante técnicas estadísticas, asociaciones entre pares files», que contienen información sobre una cultura o sobre
de atributos. Las correlaciones no tienen por sí mismas nin­ un grupo de unidades culturales relacionadas. La información
gún valor explicativo. Las explicaciones de estas asociaciones, relativa a cada unidad cultural está organizada en unas 700
que remiten a alguna teoría de la cultura construida con aytr­ categorías agrupadas en unos ochenta temas principales
da de la sociología, la antropología histórica, la psicología (cf. Murdock y otros, 1938 y revisiones posteriores).
behaviorista y el psicoanálisis, son .de tres clases: 1 ) genética: A partir de los materiales etnográficos reunidos en los
serán similares dos sociedades · si los miembros de una des­ HRAF y de bibliografía clásica se han construido diversas
cienden de los de la otra, por ejemplo, Australia en el siglo XX muestras culturales ( cf. entre otros Murdock, 1965 [ 1949];
y Gran Bretaña en el siglo x1x, o si los de ambas descienden Murdock, 1 975 [ 1957], 1966, 1967, 1968; Naroll, 1967; Tex­
de las de una tercera, en este caso de Gran Bretaña en el si­ tor, 1967; Naroll y otros, i970; Lagace, 1977).
glo xvm; 2) histórica: dos sociedades pueden ser similares Los archivos o, con más frecuencia, las codificaciones et­
porque una ha copiado rasgos de la otra (difusión); 3) rela­ nográficas que se han publicado a partir de ellos, han servido
ciones funcionales: otras similitudes están causadas por la para realizar dos tipos de trabajos: de una parte, el estableci­
adaptación mutua de los diversos atributos presentes en una miento de generalizaciones empíricas que se espera resulten
-
cultura. reveladoras, y por otra parte, la puesta a prueba de hipótesis,
Mur.dock está primordialmente interesado en las relacio­ como las de Schneider y Gough sobre la filiación matrilineal
nes funcionales. Parte de un modelo de cultura en el que los que Aberle ( 1 961 ), intenta comprobar. Pero, por razones de

88 89
' /

las que me ocuparé en el último capítulo, a pesar de la mucha nalmente, la existencia de una relación causal entre x e y,
literatura generada por el uso de métodos de comparación in­ · es necesario que x preceda a y, que se· haya descartado :una
tercultural, las realizaciones han sido poco valoradas cuando relación espúrea entre x e y, y que exista una teoría que
no ignoradas. Las críticas más frecuentes han sido al valor vincule a las dos variables.
de los datos, la elección de la muestra y la pertinencia de los Como no dejan de recordarnos los estadísticos (p.e., Ehr­
atributos, así como a las técnicas estadísticas utilizadas y al lich y Flament, 1 964: 120), la estadística por sí sola no puede

L
alcance teórico de las conclusiones. Examinaré brevemente las proporcionarnos explicaciones o, en el · lenguaje impresionista
dos últimas en este punto, para volver después sobre la com­ del que gusta Harris, no podemos tirar los datos contra la
paración intercultural con más detalle. pared a ver si se agarran, las correlaciones a las que se llega
Muchos estudios comparativos recogen sólo pruebas esta­ por ese método no son capaces de construir su propia macro­

¡
dísticas relativas a la significación . Las pruebas de significa­ teoría : « No podemos limitarnos a tirar nuestros datos contra
ción aseguran que las relaciones encontradas son reales, no se la pared y ver si se agarran según las pautas previstas. Antes
deben al azar, pero con frecuencia se las aplica más allá de bien, lo que tenemos que hacer es poner en cuestión nuestros
su capacidad de analizar los datos. En 1 975, Selvin anotó
_ datos, elaborarlos, clasificarlos y codificarlos de acuerdo con
trece errores típicos al interpretar estas pruebas, entre ellos las expectativas de nuestras premisas principales. Entonces,
no tener en cuenta que el que una relación sea real no signi­ y ·sólo entonees, el que no se agarren contra la pared se.rá una
fica que sea substantiva o teórica, puede ser espúrea, es decir, prueba contra nuestra premisa principal» (1978a: 548).
puede haber un factor enmascarado que sea responsable de la
relación. Dado que los antropólogos trabajan no con dos va­
riables, sino con tres, o cuatro, o muchas más, deben someter­ Componentes y evolución de los sistemas
se los d atos a exigencias adicionales antes de conceder a una
relación una significación substantiva. Hay un tipo de explicación que requiere un tratamiento
En cualquier caso, los niveles de significación deben fijarse especial, la explicación funcional, porque · con frecuencia se

[.
antes de conocer los datos, no después. A veces se escudriñan ha tratado de separar a las ciencias que se ocupan de los seres
los datos; se eligen los más prometedores y se les aplican tra­ vivos -biología, ciencias sociales-,- del resto de las ciencias,
tamientos estadísticos. Las pruebas de significación no tienen sosteniendo que las ciencias sociales y biológicas requieren
ninguna relevancia cuando la muestra aparece ya sesgada por · una especial metodología científica puesto que los procesos
la hipótesis. Cuando se procede correctamente, las pruebas de vitales, y a fortiori sociales, responden a . un propó,sito; tienen
significación sólo sirven para alertar a los científicos, para des­ carácter teleológico, van eiiéaminados a un fi n , y en conse­
cubrir un problema, para indicar que hay algo en los datos cuencia l as ciencias orgánicas tienen que dar cuenta de siste­
que probablemente necesita ser explicado. mas orientados (formular orientaciones teleológicas) y, en par­
Más allá de la existencia de una relación algo más que ticular, explicar fa función que cumplen los distintos compo-
azarosa, hay que reunir pruebas sobre la magnitud y la fuerza nentes de estos sistemas.

\,
·

de la correlación, utilizando métodos estadísticos de asocia.: En el lenguaje ordinario, hablamos del comportamiento de
ción y correlación.


los órganos vitales o de los grupos sociales como si este com­

\
Debemos recordar en este punto que las correlaciones no portamiento se explicara o fuera causado por ciertos objeti­
necesariamente suponen relaciones causales, y que como reco­ vos o fines. Pensemos en dos ejemplos comunes, la función
gí al hablar de explicaciones y correlaciones, si hay una aso­ de los leucocitos dentro del cuerpo humano y la del llanto
ciación entre x e y, para que se pueda aceiptar, aun provisio- ritual ante la muerte dentro de la sociedad trobriandesa. Las
\
\ 90 91

1-
afirmaciones que se hacen sobre unos y otros son de este· esquema de explicación incomparablemente distinto del co­
tipo : 1) la función que cumple un aumento de leucocitos en mún en las ciencias físicas. Y que el uso de tales explicaciones
la sangre durante períodos de infección es la de proteger al en la biología no es una razón suficiente para sostener que esta
cuerpo contra el ataque de los organismos invasores; 2) la disciplina exige una lógica de la investigación radicalmente
persistencia de la costumbre funeraria «X» en una sociedad «y» distinta (Nagel, o.e . : 389). Volveré sobre la estructura de las
se explica, no por las funciones o propósitos manifiestos que explicaciones funcionales y sobre su uso en antropología.
les atribuyen los miembros de dicha sociedad, sino por su fun­ Pero las explicaciones teleológicas no son específicas de las

L
ción latente: poner de relieve los sentimientos de solidaridad ciencias biológicas y sociales. Y la constatación de que en sis­
de sus miembros, mejorando así la moral ante el terror que temas químicos abiertos, si se perturba el estado estacionario,
la muerte inspira inevitablemente en la mayoría de los hom­ éste se restablece, siendo determinado más por las característi­
bres (Rudner, 1980: 34). cas de todo el sistema que por un estado específico (Berta­
Las explicaciones funcionales que tratan de dar cuenta Ianffi, 1956, 1 957, citado por Rapoport, 1977: 1 04), puso las
del comportamiento de partes de los organismos vivos o de bases para el desarrollo de una teoría general de los sistemas,
segmentos de la sociedad plantean dos problemas. El primero sean éstos físicos, biológicos, sociales o simbólicos. La teoría
es si la explicación teleológica es lógicamente diferente, o si general de sistemas es una de las tendencias más prometedoras
es reducible al tipo de explicación científica asociada a los dentro de la filosofía actual de la ciencia, y su propósito es
fenómenos no teleológicos. El segundo, si los comportamientos «integrar los distintos campos de estudio mediante una meto­
teleológicos son exclusivos de los seres vivos, y en consecuen­ dología unificada de conceptualizació n» que se aplique por
cia apuntarían a una especificidad de las ciencias biológicas igual al lenguaje -como sistema de símbolos- o al sistema
y/o sociales. De un sistema se dice que es teleológico si hay solar (Rapoport, ibídem).
ciertos estados hacia los que tiende a moverse o en los que Objetivo d e la teoría general d e sistemas e s clasificar a
tiende a permanecer. los sistemas . según la naturaleza de sus relaciones con sus
Nagel se ocupa del primer problema en relación con las respectivos entornos y la búsqueda de leyes que gobiernan el
explicaciones de la biología. Una afirmación del tipo de las comportamiento general de cada uno de ellos. Por sistema se

[.
anteriores se puede formalizar de este modo: «La función entiende un conjunto finito o infinito de partes, entre las que

medio M, realizar el proceso P», y puede reformularse en tér­


de A en un sistema S de organización C, es permitir a S, en el ,.. se dan una serie de relaciones especificadas, por lo que es
posible deducir unas relaciones de otras o, de las relaciones
minos que aproximan la explicación teleológica a otros tipos entre entidades, el comportamiento o la historia del sistema.
de explicación : «Todo sistema · s de organización C en el
medio M realiza el proceso P; si S de organización C en el me­
Siempre siguiendo a Rapoport ( 1 977), se pueden distin­
guir dentro de la teoría general de sistemas dos enfoques, uno
dio M no tiene A, entonces no desarrolla P; por lo tanto, S organísmico --el de Gerard (1958)- y otro matemático, que
de organización C debe tener A » (Nagel, 1 978: 367). defendería el propio Rapoport. Para Gerard, un «sistema» es
Nagel no trata, con esta propuesta, ni de negar las diferen­ ante todo un sistema vivo, y el proceso que lo define es el
cias patentes entre la biología y otras ciencias naturales con mantenimiento de una organización a la que llamamos «vida».
respecto al papel de los análisis funcionales, ni de arrojar du­ Existe una jerarquía de sistemas que va de las células a los te­
das sobre la legitimidad de estas explicaciones en cualquier jidos u órganos, y de los individuos biológicos a los agregados
dominio en que sean apropiadas debido al carácter de los sis­ sociales y a la totalidad de la biota.
temas investigados. Su propósito es mostrar que el predominio Esta jerarquía de seres vivos constituye las columnas de
de las explicaciones teleológicas en biología no configura un una matriz cuyas filas son la estructura, el comportamiento

92 93
. / .

y la evolución. La estructura describe las relaciones recíprocas tribución al mantenimiento de una característica o condición
entre los componentes de un sistema, la disposición de sus del sistema al que pertenece. Desde esta perspectiva, la bióló­
partes y la influencia potencial de unas sobre otras; el com­ gica es el modelo paradigmático para la investigación social
portamiento se refiere a los cambios de estado reversibles a (Nagel, 1 978: 470 s.). En cuanto al estructuralismo, una de
corto plazo de un organismo vivo, a sus respuestas inmediatas sus características -y lo que de acuerdo con . Kaplan y Man­
a los estímulos ambientales, a las funciones de sus dispositivos ners le da esa apariencia avant-garde que comparte con la
homeostáticos destinados a mantener ciertos estados estacio­ nueva etnografía-, es que gran parte de su metodología espe­

[
narios, etc., y la evolución corresponde a los cambios a largo cífica, su terminología y su marco conceptual ·derivan no sólo
plazo, típicamente irreversibles. de la lingüística estructural, sino de los avances más recientes
de la «alta ciencia», como las computadoras, la teoría de la
comunicación, la teoría de los juegos, etc. (1 979: 272).
·

célula sociedad biota Pero en el análisis funcionar han prevalecido; junto a l a


analogía biológica, otros postulados específicos sobre la so­
estructura
ciedad y la cultura de dudoso valor. Merton ( 1 972 : 35-44) ha
comportamiento

analizado tres de ellos, el postulado de la unidad funcional de


evolución

la ·sociedad, el postulado del funcionalismo universal y el pos-


tulado de la inevitabilidad. .
(enfoque organísmico de la teoría general de sistemas)

La intersección de columnas y filas define campos particu­ El primer postulado, el postulado de la unidad funcional
. . _·

· de la sociedad, no sólo es contrario muchas


lares de investigación, p.ej., la anatomía es el estudio de la veces a la realidad,
estructura al nivel del individuo; la historia el estudio del sino que implica riesgos heurísticos, porque distrae la aten·
ción del analista de posibles consecuencias dispares que un

L
desarrollo al nivel de la sociedad, etc.
El enfoque matemático de la teoría general de sistemas rasgo cultural o social dete001inado (una creencia, una nor­
pone más énfasis en conceptos como el de isomorfismo --co­ ma de conducta, una institución) tiene para diferentes grupos
rrespondencia biunívoca entre los elementos y las relaciones sociales o para los individuos de estos grupos. Merton subraya
de los dos sistemas- o sobre la construcción de modelos es­ que si no se especifican las unidades para las cuales es funcio­
tocásticos que permiten calcular la probaoilidad de estados nal una manifestación social p cultural, se puede llegar a de­
determinados. Uno y otro enfoque hacen hincapié respectiva­ fender la eficacia cohesiva de las guerras de religión. De ahí
mente en el valor heurístico de los modelos biológicos y de los la necesidad de que se admita de forma expresa que un ítem
modelos matemáticos para el estudio general de los sistemas. determinado puede tener consecuencias diferentes, funcionales
Una tercera fuente de la teoría general de sistemas es la ciber� y no funcionales, para los individuos, los subgrupos y la cul­
nética, que estudia los procesamientos de la información con tura y la estructura social más amplios.

11
independencia de la naturaleza física de los sistemas implica­ El postulado del funcionalismo universal fue una reac"
dos. En este sentido biología, matemáticas y cibetnética son ción claramente exagerada contra la doctrina de las supervi�

/
tres fuentes de la teoría general de sistemas como orientación vencías. Toda manifestación de cultura o de estructura so­
teórica, y tres ámbitos privilegiados para su desarrollo. cial puede tener funciones, pero no se puede afirmar, antes
1
Desde esta perspectiva es más fácil aproximarse tanto al de la investigación, que todas esas manifestaciones tienen · que·
funcionalismo como al estructuralismo como orientaciones teó­ ser funcionales.
ricas dentro de la antropología. Para el funcionalismo, el inte­ En cuanto al tercer postulado que Merton escudriña, el
rés de los elementos de la organización social está en la con- postulado de la indispensabilidad, postulado ambiguo que no

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se sabe si hace referencia a la función o a la cosa que tiene terísticas de un sistema teleológico y de las exigencias de una
la función o a ambas, contiene dos afirmaciones relacionadas explicación funcional.
entre sí pero diferenciables: que hay ciertos requisitos pre­ Para dar cuenta del funcionamiento de un sistema, de­
vios funcionales y que ciertas formas culturales o sociales bemos proponer, como mínimo :
son indispensables para la realización de cada una de estas
funciones. Y contra él Merton nos pone expresamente en 1 . Una identificación de los componentes o elementos del
guardia: «La sociología y la antropología social tienen el sistema - u, v, w.
mejor motivo para evitar el postulado de la inevitabilidad de 2. Una especificación de los aspectos o características de
estructuras dadas y para operar sistemáticamente con el con­ los componentes, en relación con los cuales se deben
cepto de alternativas funcionales y de substitutos funciona­ facilitar descripciones de los estados del sistema. Para
les. Porque así como los legos erraron durante mucho tiempo un sistema S, cuyos componentes u, v, w tienen las
al suponer que las "extrañas " costumbres y creencias de otras propiedades métricas P, Q, R, una descripción de es­
sociedades eran " meras supersticiones", así los científicos so­ tado de S en cualquier tiempo E será una suma de
ciales funcionales corren el riesgo de errar por el otro extre­ proposiciones que describan las variables de estado en
mo, primero apresurándose a encontrar valor funcional o ese instante, P(u, t) = l, Q(v, t) = m, R(w, t) = n.
adaptativo en esas prácticas y creencias; y, segundo, no vien­ Por ejemplo, · la descripción del estado de un gas
do que quedan excluidos modos diferentes de acción al afe­ en un instante determinado puede adoptar la forma
\
rrarse a las prácticas ostensiblemente funcionales. Así, no es P = 740 mm, T = 20 ºC, V = 2 L. Las magnitudes
¡
rara la propensión entre algunos funcionalistas a concluir l, m, n han de estar comprendidas en los intervalos
que la magia o ciertos ritos y creencias religiosas son funcio­ de variación de las propiedades métricas P, Q, R. En

L
nales a causa de sus efectos sobre el estado mental o la con­ el ejemplo citado, la temperatura no será inferior a
·-s
fianza en sí mismo del creyente. Pero muy bien puede suce­ -273 ºC.
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der en algunos casos que esas prácticas religiosas eclipsen a 3. Una explicación del conjunto de leyes de acuerdo con
prácticas seculares accesibles y más adaptativas y las reem­ las cuales los estados del sistema se suceden o prece­
placen» (1972: 44) . den, o con las cuales los elementos del sistema actúan
Si quisiéramos discutir las ventajas o desventajas heurís-,, recíprocamente según las características específicas en
ticas del funcionalismo tendríamos que evaluar sus resultados 2. Con relación de nuevo a los gases PV/T = cons­
escudriñando los campos para los que se han aducido expli­ tante. Si la presión de un .gas real pasa de 740 a
caciones funcionales. Pero para ·hacerlo correctamente, debe­ 760 mm y la temperatura aumenta 20 ºC, esta ley nos
mos tener presente otro trámite metodológico, que nos per­
permite calcular el valor (aproximado) que tendrá. el

l
mite tener presente en qué consiste una caracterización co­
volumen del gas en el segundo momento, a partir del
rrecta de un sistema teleológico, y a qué estructura deben
de responder las explicaciones funcionales. que tiene en el primero.

Un sistema T será teleológico, u «organizado direccional­


La estructura de las explicaciones funcionales mente», para evitar términos como fines y propósitos, como
Nagel ( 1 978: 373), si en el conjunto de los estados E del sis­
Rudner (1 980 : 138- 1 64-) , a quien voy a seguir en este tema existe un subconjunto G de modo que los estados G
apartado, ha realizado un esclarecedor análisis de las carac- sean «preferidos» o, en otros términos, que sean tales que el

96 97
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¡
sistema T tienda a moverse hacia uno de los estados G entre pira a la explicación de los hechos antropológicos a todos
todos los E posibles, o a mantenerse en un estado tal si éste los niveles de su desarrollo por su función, por la parte que
ya se ha logrado. Su descripción, pues, incluirá los compo­ tiene en el sistema integral de la cultura, por la manera
nentes, u, v, w, con los intervalos de los valores de sus pro­ en qúe están relacionados entre sí, dentro del sistema» (cita-
piedades métricas; las descripciones de estado y la especifi­ do por Rudner, 1 980: 1 48).
'
. • .
cación de los estados G preferidos (en los sistemas de parti­ Para definir un sistema funcional como tipo dentro de

L
da que incluían como componentes los leucocitos y las con­ los sistemas teleológicos es suficiente distinguir entre los po­
ductas funerarias · de determinados grupos, respectivamente sibles estados E de S algún estado o estados, llamados N, y
salud del cuerpo o mantenimiento de la sociedad). que la teoría contenga dos tipos de leyes, además de las ne­
Una teoría de un sistema teleológico T tiene que incluir: cesarias para explicar cualquier sistema teleológico, uno que
conecte ciertas descripciones de estado con N, y N, a su vez,
1 ) Generalizaciones que, juntamente con una descrip­ con algún estado G de los estados preferidos del sistema. Es­
ción del estado inicial en un tiempo t, nos permitan tos estados N aparecen como condiciones necesarias para que
deducir que una, y sólo una, descripción de estado se dé algún estado G de finalidad del sistema.
será válida en el instante t ± A.t. En términos de la función que Malinowski atribuye al
2) Generalizaciones que conectan con los estados E, es llanto ritual que aparece en algunas prácticas funerarias, la
decir, los enunciados del tipo de una ley de los cua­ propiedad R que expresa la pérdida que ha sufrido el grupo,
les, juntamente con la descripción de un estado E característica de un elemento w (llanto ritual), ha de ser cons­
inicial, es posible deducir la descripción de otros es­ truida como condición su/iciente para la aparición de un es­
tados E. tado N (cohesión y solidaridad del grupo), que, a su vez, es
3) Generalizaciones que conectan descripciones de es­ condición necesaria para la aparición (en este caso, mante­
tado con estados E. nimiento) de algún estado G de finalidad (supervivencia) del
4) Generalizaciones que conectan descripciones de es­ sistema.
tado con algún subconjunto específico G, de estados E. Rudner complementa este análisis señalando que en oca­
5) Generalizaciones que conectan descripciones de esta- siones el elemento descrito. como poseedor de una función
dos G con otros estados G. ,, no es considerado condición suficiente para la aparición del
6) Generalizaciones que conectan estados G con estados correspondiente estado N, sino como una condición correla­
no G. cionada estadísticamente con este estado. No hay ninguna di­
ficultad en hacer referencia a leyes estadísticas en lugar de
El estudio de los sistemas teleológicos ayuda a analizar leyes universales de condición suficiente. De hecho, no hay
los sistemas funcionales que son casos particulares de los una clase de sistema funcional, sino una variedad de clases,
mismos. Rudner apuntó que en las obras de antropología todas subtipos de los sistemas teleológicos, en las que el sen­
social o cultural, .donde el funcionalismo aparece como más tido de función es que w es una condición suficiente, o una
influyente, no siempre al hablar de funciones se incluye una condición necesaria y suficiente, e incluso tan sólo una con­
referencia abierta a sistemas funcionales, a pesar de lo cual dición correlacionada. ··

la inspección de los contextos típicos muestra que la referen­ Llegados a este punto se puede precisar qué requisitos hay
cia a tales sistemas es genuina, y virtualmente universal por que cumplir para procurar una explicación funcional de un
'
muy oculta, elíptica o implícita que pueda ser. Hay claridad rasga· cultural x:
en Malinowski cuando dice de la teoría funcional que: «As-

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1 1) Especificar x mediante una exacta descripción del no se demuestra que ninguna otra organización, existente o
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mismo. concebible, podría desempeñar dicha función (confusión im­
2) Definir un sistema Y. �f plícita en muchas defensas del futuro de la familia que se

¡
3) Mostrar que x es uno de los componentes de Y. apoyan en su universalidad o generalidad en el pasado).
4) Especificar las variables de estado de Y.

'f
La dificultad de la tarea de los científicos sociales no - im­
5) Mostrar que algunas propiedades de estado son pro­ plica que ésta sea imposible. Se ha hecho mucho hincapié
piedades de x, así como de otros componentes de Y,
;.
en la resistencia que opone el objeto de estudio de los cien­ 1

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de forma que se puedan dar las descripciones de tíficos sociales a la explicación científica. Un cierto énfasi s

J
estado. merece l a deficiencia d e s u (nuestra) formación académica,

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6) Especificar con exactitud qué constituiría el conjun­ ., .
el absurdo de salir al campo, no ya sin saber lo que se va a
to de estados E para el sistema total. encontrar, que es una cualidad de los caminos del conoci­
7) Especificar el s ubconjunto G de los estados de fina­ :
, - miento, sino lo que se debe buscar.
lidad de Y. Nagel ha subrayado que las e:x;plicaciones que tienden a
8) Especificar el subconjunto N de los estados N, nece­ poner de manifiesto las funciones de diversos elementos de

�r
sarios para la aparición de un estado G. l un sistema social en el mantenimiento o en la modificación
9) Especificar un conjunto de descripciones de estado del sistema, carecen de contenido substantivo si no se formu­
de Y, algunas de las cuales son temporalmente an­ la con precisión el estado que presuntamente se mantiene o
teriores (o posteriores) a aquélla en la que x es ca­ se modifica, y que las manifestaciones ocasionales de los fun­
racterizado por la propiedad relevante (es decir, la cionalistas -se presenten como «axiomas» o como hipótesis
propiedad que hace al rasgo «funcional»). que deben ser investigadas- respecto a la «unidad funcio­
10) Producir un cuerpo de teoría bien articulado que, nal» de los sistemas sociales producida por el «funciona- >
como la teoría de Y, contenga por lo menos leyes miento conjunto» de sus partes con «un grado suficiente de ·

que relacionen : a) las descripciones de estado ante­ armonía» o respecto a la «función vital» que un elemento

: ¡¡ -
¡¡¡
cedentes con la descripción de estado en la que Y tie­ desempeña en el funcionamiento del todo, no pueden ser .
ne la propiedad relevante: b) la descripción de esta­ juzgadas ni correctas ni incorrectas, porque en ausencia de '2:
!

do, en la que Y tiene la propiedad relevante, -con el descripciones precisas de los estados que presuntamente se

l)'. 1
¡ ' estado o estados N concretos del sistema total, y e) mantienen en un sistema social no pueden ser sometidas a

!11
el estado o estados N con el estado o estados G de Y.

¡1i¡1
control empírico, ya que son compatibles con toda situación
qj
(Según Rudner, 1 980: 1 64.) social que pueda descubrirse o concebirse (Nagel, 1 978: 437).
! Para que una hipótesis sea científica debe de ser suscep­
.J
tible de contrastación, y para que una hipótesis pueda ser
¡, La tarea no es fácil. Para Rudner, lo más difícil es cons­

1¡ truir la teoría; Nagel ( 1 978: 474 y 478) habla también de la


dificultad de establecer qué es un sistema y qué es un esta-
puesta a prueba debe de ser formulada de forma precisa, de
forma que prohíba (Popper) ciertos _ estados observables. De

U/

ÍI ' do de un sistema (tales como « sociedad», «supervivencia o las explicaciones funcionales en antropología puede decirse

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mantenimiento de la sociedad», «conservación del tipo es­ lo que decía Mary Douglas en la Introducción a Witchcraft

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,,
tructural»); de la dificultad de identificar. las variables de Confessions and Accusations: «Si bien me sumo a las críti­
cas hechas a los errores flagrantes de las hipótesis funciona�
1 estado y las relaciones entre ellas; de la confusión común

¡1
¡ l.·. entre las variables y sus funciones. Que una institución cum­ listas, también creo que no se han agotado las posibilidades
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pla una función indispensable no la hace indispensable si del análisis funcional. Igual que a la ética cristiana, se le

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puede defender con el argumento de que nunca se ha inten­ pára Lakatos, si existe otra teoría que es mejor porque tiene
tado ponerlo en práctica» ( 1976: 52). un contenido empírico adicional parcialmente corroborado.
Por su parte Rudner, que califica de «presentimientos pre­ En varios de sus escritos critica Lakatos esta visión · de
científicos» a las explicaciones funcionales que aducen los Popper, que le lleva a no ver en los hechos más que refuta­
antropólogos, es menos piadoso: «La ignoranda sustantiva ciones y le hace sostener una postura contradictoria, porque
no es nunca fallo de la ciencia, es la condición misma de la al tiempo que sostiene que no hay ninguna lógica del descu­

L
ciencia. Lo que constituye un pecado mortal científico es, sin brimiento, a la manera de Bacon o Descartes, sino mera psi­
embargo (y en manera alguna se limita a los científicos so­ cología del descubrimiento, afirma que el conocimiento avan­
ciales), la ignorancia metodológica que puede inducir a error, za por medio de conjeturas y refutaciones. Para Lakatos los
anular o matar la investigación que es necesaria tanto para hechos -anómalos- tienen más valor, sirven también para
el que tiene la ignorancia como para aquellos que son influi­ generar teorías nuevas.
dos por él» (1980: 165). En Pruebas y refutaciones (1978) desarrolla su lógica del
descubrimiento matemático, que consiste. en mejorar las con­
jeturas a través de la prueba. Se trata de buscar unas condic
Etnogenética y matrimonio: la construcción ciones en las que la conjetura sea verdadera y .de incorporar­
de conceptos y el desarrollo de los programas las de acuerdo con una regla que recomienda eliminar los con­
de investigación traejemplos que se aduzcan contra una conjetura transforman­
do ésta en un teorema más profundo con respecto al .cual ya
He hablado ya de una pauta de descubrimiento, la retro­ no sean contraejemplos.
dicción, que consiste en formular una teoría que dé cuenta La primera versión de este trabajo la presentó en 1961
de un conjunto de fenómenos, en particular de un conjun­ como parte de su tesis doctoral. En los años que siguieron,
to de fenómenos que presentan regularidades. Pero la mayor desarrolló esta idea de que no se avanza rechazando con­
parte del desarrollo científico no consiste. en formular teo­ jeturas, sino mejorándolas, hasta hacer de ellas las reglas heu­

[
rías completamente nuevas sino en modificar teorías, concep­ rísticas de su metodología para el desarrollo progresivo de
tos, clasificaciones, para dar cuenta de una manera cada vez los programas de investigación (Lakatos, 1 9 75a: 244 s .). Di­
más satisfactoria de los problemas que se . plantean en domi-
·
vide estas reglas en dos tipos : unas constituyen la heurís"
nios delimitados. tica negativa, y son reglas .p ara decir qué senderos de inves­
Lakatos ha estudiado el desarrollo de aquellas series de tigación se deben evitar; otras constituyen la heurística po­
teorías relativamente homogéneas a las que llamó programas sitiva, y son reglas para sugerir los senderos que se deben
de investigación. En el capítulo primero, al hablar de crite­ seguir. (Recordemos que un programa de .investigación es
rios de demarcación, ya he señalado como diferencia básica una serie de teorías tal, que cada una resulta de añadir a la
entre Lakatos y Popper, la de que Popper pone el énfasis en anterior hipótesis auxiliares o de reformularla · semánticamen­
la refutación, en la formulación de conjeturas y en el recha­ te para dar cabida a alguna anomalía, pero . con la condición
zo de teorías falsadas, mientras que Lakatos insiste más en de que cada teoría incluya al menos todo el contenido empí­
la modificación de las teorías, aun al precio de retener teo­ rico de su predecesora, y que un programa de investigación·
rías respecto a las cuales se conocen anomalías. «Anomalía>> es teóricamente progresivo si cada teoría tiene más contenido.
no es un eufemismo para refutación, porque «refutación» tie­ empírico que la anterior y empíricamente progresivo si una
ne en Popper y Lakatos significados distintos. Para Popper, parte de ese contenido excedente está corroborado.)

, , , , ,_ �,1· 'J. ! DAD Df CALDA�


una teoría está refutada si hay un hecho que la contradice, Una anomalía en un programa de investigación es un fe­

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1 02 1 03

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nómeno que debe de ser explicado en términos del progra­
el lenguaje cambia a medida que se desarrolla el conocimien­
ma. Siguiendo a Kuhn puede hablarse de «rompecabezas» y to» (Lakatos, 1978: 1 1 2 s., nota 1 52).
de desafíos (Lakatos había señalado una cierta analogía en­ La conclusión de Lakatos es que no se pueden separar
tre sus programas de investigación y los paradigmas que ri­
refutaciones y pruebas por una parte y cambios lingüísticos,
gen el trabajo intelectual en un período de «ciencia normal»). taxonómicos y conceptuales por otra parte. Ante un contra­
Un puzzle se puede resolver de tres formas : solucionándolo ejemplo, o se atrinchera uno en un lenguaje, excluyéndolo,
en el seno del programa original (la anomalía se convierte o se construye otro lenguaje que le dé cabida, pero siempre
en un ejemplo), neutralizándolo, esto es, solucionándolo me­ que suponga un desarrollo teórico progresivo.
diante un programa independiente y distinto (la anomalía de­ Con frecuencia los antropólogos han optado por una vía
saparece) o, finalmente, solucionándolo mediante un progra­ más «popperiana», rechazar la teoría, porque para los X (y
ma rival (la anomalía se convierte en un contraejemplo). aquí el pueblo con el que han hecho trabajo de campo) no es
Pero esto sucede con ei tiempo. De ahí la insistencia de La­ cierta . Este procedimiento, y el que ejemplifica bien la re­
katos en que los experimentos sólo son cruciales retrospec­
formulación -de conceptos como familia o matrimonio para
tivamente. dar cabida a los X, precisamente, ha hecho de la antropolo­
La heurística positiva explica también la relativa auto­ gía una disciplina en la que los problemas más se abando­
nomía de la ciencia teórica. La selección racional de proble­ nan que se resuelven (Nutini, 1 975 : 368, nota 5). Volvamos
mas que realizan los científicos que trabajan en problemas los ojos a nuestras mariposas lógicas.
de investigación importante está determinada por la heurís­ En una famosa conferencia que con el título «Replantea­

dujo en antropología una metáfora que sigue utilizando, al


tica positiva del programa y no por las anomalías psicológi­ miento de la Antropología» pronunció Leach en 1 959, intro­
camente embarazosas o tecnológicamente urgentes (Lakatos,
1 975a: 250). ponernos en guardia contra las mariposas azules. El referente
En cuanto a la heurística positiva, Lakatos piensa que en inmediato era la clasificación de las sociedades en «patrili­
d mismo proceso en el que se mejoran las conjeturas, se mo­ neales» y «matrilineales ». La advertencia de Leach era que
difican los conceptos y, refiriéndose una vez más a las mate-1 se estuviera abierto a la posibilidad de que esas categorías
máticas, discute la evolución del concepto de poliedro en el no tuvieran significación sociológica alguna, a la posibilidad
intento de explicar el teorema de Euler (el número de vér- -' de que «establecer una clase denominada sociedades matrili­
tices de un poliedro, menos el número de aristas más el nú­ neales sea tan irrelevante para la comprensión de la estruc­
mero de caras es igual a dos). En la discusión va mostrando tura social como lo pueda ser la creación de una clase de
cómo las conjeturas ingenuas y los conceptos ingenuos se mariposas azules para la comprensión de la estructura anató­
ven superados por conjeturas (teoremas) mejoradas y por mica de los lepidópteros» (Leach, 1 97 1 : 1 5).
conceptos generados por la prueba o conceptos teóricos, has­ El artículo es deliberadamente polémico y deliberada­


ta llegar a escribir: « Por lo que respecta a la clasificación in­ mente injusto. Se propone trazar un cuadro en blanco y ne­

l
genua, los nominalistas están cerca de la verdad cuando pre­ gro, y advierte que no va a ser respetuoso con las tonalida­
tenden que lo único que los poliedros tienen en común es el des. Eso puede explicar la insistencia en atribuir a Radcliffe­
nombre. Mas, a medida que pasan unos cuantos siglos de Brown la idea de que el fin de la antropología social era la
pruebas y refutaciones, y se desarrolla la teoría de los polie­ comparación de estructuras sociales . Pero Radcliffe-Brown

la b�lanza se inclina a favor del realista. Habría que conside­


dros con la clasificación teórica substituyendo a la ingenua, siempre fijó objetivos de mayor alcance a la disciplina que
quería fundar. En aquel texfo de 1950, que al comienzo de
rar el problema de los universales a la luz del hecho de que este capítulo he comentado con detalle, insistía en que eL pro-

104 105
¡
- .,

e
j ·

' persona, en las que ve una oposición entre relaciones - de per­


pósito era llegar a alcanzar una vez el conocimiento científi-
tenencia a un grupo y relaciones de alianza.
co de la sociedad humana» (Radcliffe-Brown, 1975b : 156).
En �l prefacio a African Political Systems, que Leach cita,
escnbe que «la tarea de la antropología social, como ciencia Lévi-Strauss, 1 977 ( 1 945): 43 Leach, 1971 ( 1 959): 27
natural de la sociedad humana, es la investigación sistemá­ +
tica de las instituciones sociales» (Radcliffe-Brown, 1940:
XI): �n tod�s l�s casos añade que el método para este co­
4 9
o A=O A
B

l ºl
noc1m1ento c1enttfico es comparar fenómenos observados de
a

manera que la inspección cuidadosa permita descubrir· uni­


' ,

=
formid�des subyacentes a la aparente diversidad. El propósi­
q

to es siempre establecer, a través de generalizaciones induc­


p = 1
A
tivas, los principios o leyes sociológicos generales, « los ca­ AB
racteres universales, esenciales, propios de todas las socie­
dades humanas pasadas, presentes y futuras» (Radcliffe­
con q = d escendencia paterna

Brown, 1 940, ibídem). No hará falta insistir que Radcliffe­


p = descendencia materna

Br?w� hablaba también de la verificación posterior de esos


.
prmc1p1os generales, aunque sólo fuera a través de la obser­ La teoría de la alianza de Lévi-Strauss está presente no
vación de nuevos datos etnográficos de los que se pudiera sólo en el modelo, también en el ataque 'a Radcliffe-Brown
dar cuenta por medio de estos principios. y en la discusión del papel del padre y la madre en la con­
¿Es sólo para simplificar su cuadro la _ distorsión de cepción (Lévi-Strauss, 1969 [ 1 949] , cap. XXIV: « El hueso
Leach? ¿O es que necesitaba atribuirle a Radcliffe-Brown un y la carne»). Por supuesto, nada de lo que ha señalado hace
interés limitado a las comparaciones y a las tipologías para la hipótesis de Leach menos brillante : «En cualquier siste­
difer:nciar. el :propósito de Radcliffe-Brown de su propio ma de parentesco y matrimonio existe una oposición ideo­
obJ �bvo, que no es otro que el establecimiento de generali­ lógica fundamental entre las relaciones que aseguran a un
.
_

.
zac10nes mductivas? «La generalización inductiva -escribe individuo la pertenencia a un grupo, a un " nosotros " (rela­
en el artículo que recoge aquella conferencia de' 1959- con­ ciones de incorporación) y las relaciones que ligan a " nues­
siste en percibir leyes generales posibles considerando casos tro grupo" con otros grupos del mismo género (relaciones
particulares, es una adivinanza, un riesgo, uno puede acer­ de alianza). Además, en el marco de esta dicotomía las rela­

l
tar o equivocarse, pero si acierta, se aprende algo verdadera­ ciones de incorporación se distinguen simbólicamente de las
mente nuevo» (Leach, 197 1 : 18). relaciones . de alianza porque las primeras son com;ebidas en
Pero el juego de oscuridades no acaba en distinciones su­ términos de substancia común y las i?egundas _ en términos de
influencia metafísica» (Leach, 197 1 : 41).

l
tiles de saltos inductivos; Leach no sólo atribuye a Radcliffe­
Brown unos objetivos que encubren la identidad entre el Así; los niños trobriandeses se parecen a s u padre, a pe­
n_iétodo de Radcliffe-Brown y el que afirma que va a usar, sar de que en las Trobriand no se atribuya a la cópula papel
en la reproducción.
smo �ue presenta, como construido a partir de la etnografía
Leach no es justo con Radcliffe-Brown , ni es justo · cdn
trobr1andesa y base para ulterior generalización, un modelo
que no es más que la aplicación del modelo de oposiciones Audrey Richards, a la que acusa de pensar que los cuñados
que utiliza Lévi-Strauss para interpretar la relación avuncu­ tienen problemas en las sociedades matrilineales sólo porque
lar a las concepciones de los trobriand sobre la génesis de la son matrilineales los bemba con los que hizo trabajo de cam-

1 07
106
r
_.,

po. Pero tampoco es justo con la teoría de la alianza a la truidos, o simplemente del uso acrítico de conceptos de nues­
que ·Se vincula, que sale reforzada sí además de dar cuenta tra propia cultura en el seno· de teorías antropológicas.
de la relación entre un hombre y el hermano de su madre.,,
o de la alianza matrimonial entre clases australianas, puede
Clasificaciones politéticas y conceptos teóricos

;1¡
explicar por qué los niños de los trobriand se parecen al
marido de su madre.
Quizá deba advertir que no siento una especial admira­ Detengámonos un momento en un concepto tan engorro­

[
ción por Radcliffe-Brown y que entiendo perfectamente que so como el de « incesto». Hay una primera constatación inge­
a principios de los sesenta, la antropología británica (Leach, nu a : en todas las sociedades se prohíbe el incesto. Hay, al
Jarvíe) se sintiera ahogada por un modelo organicista de la cabo de muchos años de trabajo etnográfico, una diversidad

1
organización social, un método inductivo poco fértil, unos en. el ámbito de las prohibiciones, los castigos asociados a la
principios explicativos oscuros y una restricción práctica in­ transgresión y las connotaciones ideológicas, abrumadora. Las
justificada del concepto de cultura. Pero no creo que negar consideraciones de Needham ( 1 97 1 ) no son muy distintas a
la existencia de teoría o distorsionar el método fuese -sea­ las de Goody ( 1969 [ 1 956]). Goody se ocupa de la dificultad


la . vía crítica más fecunda. de encajar las prohibiciones sexuales de los ashanti y de los
Ya hemos visto cómo Schneider, en 1 965, analizó muchos tallensi en conceptos propios de nuestra cultura : incesto; for­
de los enfrentamientos entre teóricos de la alianza y teóricos nicación, adulterio. Los ashanti diferencian · terminológica­

¡
de la filiación en términos de la oposición entre dos mode­ mente varias prohibiciones, y, en el interior de cada una,
los teóricos de sociedades segmentadas. Cada vez que se deja castigos diversos. Mogyadie «comer la .propia sangre» , son

-�]
de lado la teoría, se pierde la posibilidad de analizar los con­ las relaciones sexuales con mujeres del propio clan matrili­ - "f.<;;.

ceptos teóricos, de criticarlos y de desarrollarlos : «Son pre­ neal; se las castiga con la muer.te. Atwebenefie, «vagina pró­

l
cisamente los fallos, las incoherencias y las contradicciones de xima a la choza», es la relación con una muJer del subgrupo if
las ideas de una ciencia natural típica lo que da pie a los patrilineat también se castiga con la muerte o con la expul­ �f
problemas conceptuales de la ciencia, y, por tanto, lo que sión del matriclan; otras formas de atwebenefie, la relación

l
obliga a los cambios conceptuales dentro de su contenido in� con esposas de los hombres del matriclan o del subgrupo pa­
telectual» (Toulmin, 1 979 : 667). ,,,
trilineal; se castigan con pagos especiales como compensación
Piénsese, por ejemplo, de nuevo en el concepto de «ma­ por el adulterio. Di obi yere «comer a la esposa de un
trimonio». Si al discutir las definiciones de Lévi-Strauss, Spi­ hombre», se castiga con fa muerte si se trata de una mujer
ro, Leach, Gough (en Lévi-Strauss y otros, 1 974), perdemos
soltera forzada en la selva, o de la esposa de un jefe, y con
de vista la teoría de la alianza, la defensa que hace Murdock
el ridículo o algún tipo de multa, en otros casos (Goody,
de la universalidad de la familia nuclear y la teoría de la fi­


1969: 1 7).
liación, no seremos conscientes de que nos estamos enfren­
Los tallensi tienen u n solo término para· relaciones sexua­
tando a teorías alternativas, o a desar.rollos de conceptos en
les prohibidas, Poyamboon, literalmente, «asuntos relativos
el interior de una teoría, como el de Gough ( 1 974) que muy
a las mujeres». Si las implicadas son esposas de hombres del
bien pueden ser regresivos si, en términos de Lakatos, se li­
clan patrilineal, se mira a la relación con horror, pero si son
mitan a incluir monstruos (anomalías) sin añadir contenido
teórico alguno. mujeres del patriclan -una tía paterna, una hermana, una
También perdemos la posibilidad de saber si se trata de hija- la relación es sólo desaconsejable (Goody, 1969: 2 1 ) .
conceptos teóricamente pertinentes y lógicamente bien cons-· Una comparación semejante hace Needham ( 1 9 7 1 ) pres-

1 08 109

L
- J

- de los concep­
tando atención al rango y a las implicaciones morales del in- mación de conceptos en los niños y el. análisis
lenguaje cotidiano, que Wittgenste in compa­
tos usuales del
no debe
cesto. En el Mediterráneo se habla de «incest», «inceste»,
formado por numerosas fibras que
«incesto», términos todos ellos que proceden del latín cas­ ra con un tejido
lado a
su resistencia a que ninguna fibra lo recorre de un

¡
tum, e implican un atentado contra la decencia y la pureza
sino al hecho de que un gran número de fibras parcial­
moral; «Blutschande» (alemán), «bloedsohande» (holandés) otro,
c
y «blodskande» (noruego), son compuestos de «sangre» y mente se solapan. Es esto lo que propor iona a los objetos
agrup ados bajo un concepto ese «aire de familia», del que
«vergüenza», y su sentido es el de vergüenza pública ligada a

L
un delito contra el parentesco entendido como comunidad de volveremos a hablar a propósito de los paradigmas.
sangre; el término chino para incesto es luan lun, que signi­ En términos formales, los objetos de este tipo de clases,
fica desorden social, y se usa para cualquier ruptura del or­ a las que Needham , siguiendo a Sneath ( 1 962), llama polité­

/
den e? las relaciones sociales básicas: soberano/súbdito; pa� ticas, participan de una serie de propiedades en las siguien­
dre h110; hermano mayor/hermano menor; marido/esposa; tes condicione s: 1 ) Cada objeto posee un gran número (no
amigo/amiga. Por último, el _ término indonesio sumbang se especificado) de propiedades; 2) Cada una de las propiedades
es atributo de un gran número de obj-etos; 3) No hay ninguna
? adulteri� pero también para condenar las trampas en el
usa para cualquier conducta sexual inconveniente -incesto
p ropiedad que sea poseída por todos los miembros del con­
ju,nto.
Si los individuos son 1 , 2 y 3, y las propiedades a, b, e, d,
Juego, o para cualquier objeto o cualidad deforme ' sin armo-
nía (Needham, 1 97 1 : 26 s.).
« Incesto» -concluye Needham-, tal como se utiliza en nos encontraríamos ante una situación de este tipo:
antropología, no es más que una palabra, odd-job (para todo 2 3
uso), un término bajo el que tienen - cabida una serie de sig­
nificados que parcialmente se solapa'n . De ahí su conclu sión: a a b
b b e
«El incesto _,no es un concepto sociológico universal, sino e d d
erróneo. En consecuencia, no puede existir una teoría gene­
ral del incesto» (p. 29) . A análogas conclusiones llega tras su El significado de estas clases politéticas se hace más cla­

[
:
análisis de los término� «parentesco» , («no hay una cosa tal ro si consideramos dos ejemplos tomados de la antropología
como el parentesco, de lo que se sigue que ,no puede haber del concept o de
el análisis que el propio Needham ha hecho
_
una teoría del parentesco» [p. 5 1 ] ), «matrimonio» («también filiación, y la prQpuesta de definición de matrimonio de Leach.
Kob­
el matrimonio es una palabra -. odd-job, muy cómoda para Needham ( 1 97 1 : 8-1 3) sigue a antropólogos como
to de filiació n, pien­
todo tipo de descripciones, pero más que engañosa para usos ben o Lewis, que, discutiendo el concep
as sólo sobre
comparativos y desprovista de cualquier utilidad para . el aná­ san que no se pueden agrupar sociedades distint
ineales », sino que el concepto
lisis» [p. 7 ] ), y de otros con'c eptos como «filiación» o « ter­ la base de que son, p .e., «patril
lado en sus elemen tos compo­
minología d e parentesco de tipo omaha» . de filiación debe de ser desdob
distinta s clases de derecho s que se es­
Estas consideraciones de Needham en Rethinking Kinship nentes, que serían las
n y la forma de transm isión de estos de­
,and Marriage se hacen más precisas a la luz del capítulo 3 tablecen por filiació
a estos dos criterio s, Needh am estable ce
rechos . Atendiendo
de Needham (1983) « Polythetic Classification». Se discuten
las siguientes posibili dades lógicas:
allí los criterios que se utilizan para formar clases. Frente a.
la definición de los lógicos, por especificación de una o más
condiciones necesarias y suficientes, está el estudio de la for-

1 11
1 10

BIBLIOTE CA
f-
[
a) formas de transmisión H) dar a la · esposa todos o parte de los derechos sobre
los ·bienes que pertenecen real o potencialmente al
1 m�m patrilineal marido,

r-
2 f�f matrilineal I) establecer un fondo común de bienes -una asocia­
3 (m � m) + (f � f) bilineal ción- en beneficio de los hijo(as) del matrimonio,
4 {m � f) + (f � m)


alternante /) establecer una «relación de alianza» socialmente sig­
5 (m � m) // (f � f) paralela (con status sexuales nificativa entre el marido y los hermanos de la esposa;

[
distintos)
. .

6 m/f � m/f cognaticia inventario sobre el que añade que el matrimonio no puede
servir, en ninguna sociedad, para establecer, simultáneamen­
b) Derechos te, todos estos tipos de derechos, que, por otra parte, en las
(a) nombre sociedades conocidas ninguno de estos derechos está estable­
(b) residencia cido invariablemente por el matrimonio y, por último, que se
(c) herencia debe reconocer que las instituciones descritas comúnmente
(d) pertenencia a un grupo bajo el nombre de matrimonio no tienen todas las mismas
implicaciones legales y sociales (Leach, 197 1 : 168).
de modo que en una sociedad determinada, a se transmite De la existencia de estas taxonomías politéticas, analiza­


del modo 1 , b del 2, e del 3 y d del 6 (se trata de un caso das en el lenguaje y utilizadas en tipologías de la botánica y
etnográfico real, el de los penan de Indonesia). la zoología en el siglo xvm, recuperadas por Wittgenstein
La propuesta de Leach para que se defina el matrimonio para la filosofía del lenguaje y de la ciencia, e introducidas

l
con un haz de derechos es bien conocida, pero adquiere toda en la antropología social en los últimos años, cabría concluir
su significación a la vista de este análisis. Partiendo de que dos cosas. Un mejor conocimiento del lenguaje enriquece el
las instituciones que comúnmente se clasifican como matri­ trabajo de campo, nos hace estar atentos a la polisemia y a
,f¡
monio versan sobre la atribución de un cierto número de los significados múltiples de los símbolos de los conceptos.
derechos, hace una lista no exhaustiva : Pero al mismo tiempo hemos de estar en guardia frente al
./
uso, como términos presuntamente teóricos, de términos acu­
establecer el poder legal de los hijo(as) de una mujer,
A) ñados para nuestras propias lenguas, polisémicos, politéticos,

[
B) establecer la madre legal de los hijo(as) de un hombre, no porque estén mal construidos sino porque su propia na­
C) dar al marido un monopolio sobre la vida sexual de la turaleza les confiere un limitado valor científico. Así «paren­
esposa, tesco» o «Ítlcesto» como han hecho notar Goody y Need­
D) dar a la esposa un monopolio sobre la vida sexual del ham. La definición de incesto de la edición d e 1970 del dic­
marido, cionario de la lengua española tiene estas características:
E) dar al marido una parte o el monopolio de los dere­ «pecado carnal cometido por parientes dentro de los grados
chos sobre el trabajo doméstico de la mujer, · en que está prohibido el matrimonio». Si en torno a esta de­

[
F) dar a la esposa una parte o e l monopolio de · los de­ finición vamos agrupando todo lo que en el quehacer etno­
rechos sobre el trabajo del marido, gráfico presenta «Un aire de familia», nos encontramos con
G) dar al marido todos o parte de los derechos sobre resultados como los que ambos autores critican. Es más ex­

[
los bienes que pertenecen real o potencialmente a la traordinario que Leach no esté describiendo una situación sino
esposa, haciendo una propuesta: « Mi punto de vista personal es que

1 12 1 13

_. :1. ..:.
.
, ::..e, _- �· .- -_::... - __:___ ·- ..
/

la definición dada por Notes and Queries es demasiado res­ prohibiciones aisladas; como si ellas solas fueran esen­

Lo que constituye el tema de las prohibiciones d�t


tringida, y que es deseable incluir en la categoría "matrimo­ ciales o definitivas. ·. · . . · ·

nio " varios subtipos de instituciones distintas» (ibídem). No 7)

-1
es extraño que, ante propuestas de este tipo, una reacci6n «incesto» no es más que el aspecto negativo · de la · re­

1
legítima sea volver a contextos etnográficos concretos, y es­ gulación del acceso a las mujeres. Lo único común · a
tudiar en ellos la adscripción de derechos y el establecimien­ las prohibiciones del incesto es su carácter de prohi-

l
to de alianzas, junto con las connotaciones económicas, po­ bición (Needham, 197 1 : 28 s.).
Es aquí donde se concluye que . no puede haber una teo­
·

lítiCas e ideológicas que los restituyan como hechos sociales


totales, en los términos de Durkheim y Mauss.
ría general del incesto. Y la argumentación parece collvin­
¿Son análisis contextuales lo único que podemos hacer
cente. ¿Va a proponer Needham u.na. teoría que dé cuenta
·

con la prohibición del incesto? Las conclusiones de Goody


de la dependencia femenina? ¿Algo que explique que las
y las de Needham difieren entre sí. Needham esboza una se- . .
mujeres seamos bienes sociales, como los alimentos que sir­
rie de consideraciones :
ven de base a la teoría del totemismo de Radcliffe-Brown?
Pues no. Aunque la teoría fuera necesaria -quiero decir
1 ) En cada caso estamos en presencia de reglas explícitas,
aunque hubiera algún problema que exigiera solución, cosa
es decir, de representaciones colectivas. Estas reglas
que no p�r�ce:- no sería posible, porque: . «Cada conjunto
pueden comportar elementos afectivos, e incluso estar
fundadas, en el límite, sobre un instinto o rasgo físi­ de proh1b1c1ones culturales forma un conjunto de reglas co­
co común. En cualquier caso, deben ser consideradas herente pero variable; la explicación contextual de estas re­
. hechos sociales. glas exige referencias a la lengua, la historia, la moral y
2) Por definición, las reglas regulan el acceso a las mu­ otras contingencias particulares. Los diversos conjuntos de
prohibiciones no forman, por consiguiente, una clase suscep­
jeres.
3) Las mujeres son bienes sociales. Para muchos pueblos,
tible . de una explicación única; la explicación semántica o
·

funcional de las reglas · de una sociedad puede no aplicarse


y en opinión de algunos antropólogos, son bienes de
en absoluto a las de otra» (o.e.: 28).
·

primer orden. .

Como mujer, difícil bien, prefiero la altemativade Goo­


4) El acceso a bienes reconocidos socialmente siempre
dy. También la prefiero como científica. Goody concluye que
está socialmente regulado. La regulación expresa el
valor que se les atribuye. es neces·ario ir mejorando los conceptos de incesto, adulterio
5) Las reglás definen lo que está prohibido y lo que está' y fornicación que . han servido de punto de partida. Como
clasificación alternativa de l.as prohibiciones . sexuales propo­
permitido.
6) En este sentido, la regulación del acceso a las muje­ ne la sigiuente (Goody, 1969 : 24), con el propósito de dar
res se parece a cualquier otra regulación; se permite cuenta de los hechos etnográficos reseñados: .
,·, _ :

el acceso a cierta categoría de mujeres y se prohíbe


a otras. Estas normas, positivas y negativas, forman' Persona soltera Persona casada
en cada caso particular un conjunto coherente y debe In ter-grupal Incesto Adulterio incestuoso
ser comprendido como tal, es decir, correlativamente. Extra-grupal Fornicación l : Adulterio con e sposas
Es incorrecto metodológicamente considerar sólo las de hombres del grupo
prohibiciones, dejando de lado las permisiones y las· 1 1 : Adulterio con esposas
de otros hombres .
prescripciones, y es aún más incorrecto considerar'

11 4 115
Al usar esta tipología alternativa puede arriesgar una tiles . Si se proponen y desarrollan en el interior de una teo­
hipótesis. Puesto que en los casos matrilineales, ashanti, tam­ ría fuerte, aumentan nuestro conocimiento. Es verdad que
bién trobriand, la relación prohibida más castigada es el in­ en los años sesenta había un descontento general con la di­
cesto, y en los patrilineales, tallensi y nuer, es el adulterio cotomía patrilineal/matrilineal, pero el descontento se debía
de tipo 1, y en uno y otro caso las mujeres más prohibidas a su infertilidad teórica, no a su forma lógica. Tanto Leach
son las reproductoras del grupo (respectivamente hermanas y como Needham par.ecen prisioneros de aquello que critican :
esposas), Goody formula la hipótesis de una conexión entre la pasión por la comparación. · _

1,
la prohibición del incesto y . el control de la reproducción. Terminaré, por tanto, con un análisis de · los distintos

L
Meillassoux trató de desarrollar una teoría de este tipo, pero conceptos lógicos que se utilizan en las ciencias, y de su
por razones que trataremos de explicar, consideró que la pro­ vinculación con el desarrollo de las teorías. Veamos en pri­
hibición del incesto era una invención de las sociedades pa­ mer lugar los conceptos clasificatorios. « Concepto clasifica­
trilineales. torio» es el que sitúa un objeto dentro de una cierta clase.
Habría que añadir que el contextualismo que Needham . A medida que las clases se hacen más restringidas, aumenta
propugna para estudiar la prohibición del incesto, no es su la información que el concepto proporciona sobre el objeto.

)
única propuesta metodológica. (Hay en Needham una in­ Para definir un objeto de clase podemos especificar las con­
vencible inclinación a la comparación etnográfka.) Pero para diciones que queramos, la única restricción lógica es que las
la comparación propone abandonar nuestras taxonomías cien-- condiciones no sean contradictorias, porque nos llevarían a 1
clases vacías en todos los mundos posibles. Salvada esta con­

¡-
tíficas convencionales, esto es, monotéticas, y utilizar térmi­
nos formales como « simetría», <� alternancia», «transitividad », dición, una clasificación será consistente, tenga o no miem-

1
«complementarieda d» (Needham, 1 983 : 64 ). bros en este mundo (Carnap, 1 969 : 77). .


Sin duda el análisis formal constituye una de las orienta­ Hasta aquí la caracterización lógica. Pero el interés cien­ '{;;t.·

1 tífico de una clasificación no se basa en su consistencia . lógi­ ·�;¡_,,


--.�·�·
ciones teóricas más influyentes de la antropología actual, pero
no quiero dejar de discutir las razones que llevan a Needham ca, sino en su pertinencia. En relación con la pertinencia, es
a abandonar otras formas de comparación, su idea de que importante clasificar a. los objetos en categorías que sean lo
más homogéneas posible en relación con las diferencias en­
las categorías monotéticas, los conceptos lógicamente cons- ,
J ;;-�/

,, tre categorías. Si la clasificación es útil, se verá en que las


truidos, no serían más que convenciones.
s al concepto de filiación. Antes de analizar las categorías son también homogéneas en relación con otras
Volvamo ··

variables. Blalock (1 966: 24) compara los resultados de cla­


posibilidades lógicas de transmisión de derechos de p adres a ·

hijos, Needham había desestimado la vieja propuesta de Ri­ sificar a las personas en razón de su religión frente a una
clasificación en función del color del pelo. Si ponemos en
vers. Rivers analizó los componentes del derecho. materno en ·

1
relación la religión con otra variable, por ejemplo el conser­
términos aún más ricos que los de Needham, filiación, paren­
tesco, herencia, sucesión, . autoridad, matrimonio, y subrayó vadurismo político (o -Durkheim- las tasas de suicidio)
que pocas veces se da una situación típica de derecho ma­ y encontramos correlaciones de interés, nos sirve como garan­
terno, porque en las sociedades concretas coexisten formas tía de pertinencia. Si clasificamos por el color del pelo, lo

¡
·

más probable es que no encontremos correlaciones estimables


de transmisión patrilineal y matrilineal de los distintos ras­
l
con otras variables de interés.

l
gos. De ahí su insistencia en que el término filiación (descent)
se limitara . al proceso que regula la pertenencia al grupo so­ l Este _criterio parece útil para . distinguir mariposas azules


de mariposas teóricas. Parte del valor de la tipología de
cial (Rivers, 1 975 [ 1926 ] : 166).
1
prohibiciones sexuales de Goody está en la posibilidad, que
Las definiciones monotéticas, si son arbitrarias, son inú-

1
1
117
1 16
',
' - 1
1
¡
e
j ·

habría que contrastar, de correlación con la forma de filia­ do, es el intento de Lewis (1965) por comparar la mayor o
ción. Pero sin olvidar que una hipótesis formulada a partir: menor fuerza de la patrilinealidad.
de cuatro o cinco casos etnográficos debe ponerse rigurosa­ Como es bien conocido, el tema lo plantea Gluckman

'1
mente a prueba. Leach ( 1 975a: 3 1 3 s.), desconfiando siem• (1950), al comparar el precio de la novia y la estabilidad ma­
pre de las clasificaciones en antropología, reclama una consi� trimonial entre los lozi y los zulú. · Los lozi poseen grupos
derable falta de respeto frente a las clasificaciones estable­ agnáticos unilineales exógamos, una unión matrimonial muy
cidas, como único medio de evitar que se anquilosen y

L
estable y unas transferencias de bienes con ocasión del ·· ma­
retarden el desarrollo de la investigación. También puede trimonio del grupo del marido al dé la esposa, que -afirmó
sostenerse la proposición inversa: si la investigación no se Gluckman en aquel momento- vinculan la capacidad rec
anquilosa, la adecuación de las hipótesis, el valor de las cla­ productiva de la esposa al grupo del marido (los hijos de la
sificaciones, la significación de los conceptos serán puestos esposa, incluso adulterinos, son del marido; si él muere, · 1a
a prueba, y se irá desarrollando el contenido teórico de las esposa sigue procreando para él. Si muere ella o es estéril,
clasificaciones y los conceptos. la sustituye una hermana).
En cuanto a los lozi, no tienen grupos de parentesco uni­
lineal sino grupos cognáticos localizados, el matrimonio es
Conceptos comparativos y cuantitativos: muy inestable y los hijos pueden establecerse en lugares so�
la fuerza de la patrilinealidad bre los que pueden aducir derechos a través del padre o de
la madre.
Los «conceptos comparativos» constituyen herramientas Gluckman concluía su artículo diciendo que, aunque de
más perfeccionadas que los conceptos clasificatorios para des­ manera un tanto imprecisa, la patrilinealidad parecía vincu­
cribir, predecir y explicar. Un concepto comparativo relacio­ larse a la estabilidad matrimonial.
na un objeto con otro en términos de mayor a menor. Los El artículo desencadenó una polémica que duró veinte
conceptos comparativos exigen la introducción de procedi­ años y en la que se discutieron cosas tales como «estabilidad

I (igual) y M (menor que), que deben satisfacer las siguien-


mientos para contar. Para ello son necesarias dos relaciones, matrimonial», «tasas de divorcio» y si los factores causales
estaban en el principio de filiación-o en la existencia o inexis­
tes condiciones: ,, tencia de matrimonios preferenciales o en factores económi­
cos. Gluckman recoge la discusión en 1 97 1 , y termina de ma­

2) I y M deben excluirse mutuamente;


1) I debe ser una relación de equivalencia; nera desconsoladora que, «muy probablemente el tipo de es�

3) M debe ser transitiva;


tabilidad depende de más de un tipo de factor» (Gluckman,
197 1 : 246), abandonando una vez más el problema sin re­
4) Para dos objetos cualquiera a y b debe darse uno de solverlo; pero en el contexto de esta polémica Lewis escri­

(b) M se cumple entre a y b, (c) M se cumple entre


los tres casos siguientes: (a) I se cumple entre a y b, bió un artículo muy interesante en el que se preguntaba si
la variación de la filiación patrilineal puede ser comparada
b y a. o incluso medida.
En términos internos a la teoría de la filiación, se pro­
La relación entre desarrollo de la investigación y la cons­ pone Lewis investigar la fuerza· de la patrilinealidad estu­
trucción de conceptos comparativos es análoga a la ya dis­ diando de qué manera en cuatro pueblos patrilineales, los
cutida para los conceptos clasificatorios. Un ejemplo notable; nuer, los tiv, los beduinos y los somalíes, se define el esta­
y estrechamente vinculado a los temas que he estado revisan� tus de una persona y sus derechos, en los planos jurídico, po-

.·:t ·idl SIOAD DE c,a,\..DA'�


1 18 119

BlBU01lCA
lógico, mostrando, por ejemplo, el dudoso estatuto cognos­
lítico y religioso. Para ello tomó como indicadores la profun­
citivo de las generalizaciones inductivas (lo que no parece
didad genealógica, el tamaño del mayor grupo de filiación
haber sido el objetivo de Leach); b) desde el punto de vista
corporativo, la existencia o inexistencia de principios orga­
intra-teórico, señalando su falta de pertinencia para contri­
nizativos distintos a la filiación, la existencia /J inexistencia
de Estado y la fuerza con la que el linaje retiene a sus muje­ buir a los objetivos básicos -ideales explicativos, diría con
una expresión mucho más elegante Toulmin ( 1977 : 164 )
res (a diferencia de Gluckman, piensa que la patrilinealidad
de la teoría desde la que se define; e) desde el punto de vis­
­

:.'J

L
. e.s.. más fuerte si el linaje retiene a sus hijas, que si incorpo-
ra a las esposas de sus hijos). . . " .
ta de una teoría alternativa, como parece intentar Leach,
. recordándonos que la comparación de teorías es otro enojoso
La conclusión de Lewis es doble. Por una parte, no pue­
de construir un concepto comparativo de patrilinealidad. El tema todavía no resuelto.
Devolviendo, para terminar, la elegante expresión de Toul­
comportamiento de los distintos pueblos varía en relación
min a su contexto, podemos empezar a aproximarnos a la
con los distintos índices, y Lewis carece de criterios para
comparación de teorías . Toulmin está de acuerdo · con Sha­
atribuir a algunos de los factores más significación que a
otros (Lewis, 1965 : 107 s.). pere en que los dominios no deben ser identificados por los
objetos que los constituyen, sino por los problemas que se
La segunda conclusión es que si lo que interesa son las
plantean en relación con ellos. Piensa que estos problemas
funciones específicas de la filiación, la distinción entre ma­
se deben a desequilibrios entre los ideales explicativos y las

¡-
trilinealidad y patrilinealidad puede ser irrelevante. Me ha
capacidades corrientes de representación de los fenómenos,
interesado recoger esta conclusión de Lewis por distintas ra­
y que son los · ideales explicativos de una disciplina científi­
zones. La primem y más obvia por el papel crítico de su ",. ·j;;;.;,ii
ca en un momento determinado los que actúan como víncu­
·j�
t=:J
intento de construir un concepto comparativo de patrifilia­

l
ción. La conclusión tiene forma de refutación : no puede los entre sus técnicas explicativas, sus conceptos, sus proble­ t

construirlo; y como consecuencia del análisis factorial que mas teóricos y sus explicaciones empíricas, de manera que la
realiza, duda de que la clasificación entre sociedades patrili­ secuencia de teorías, modelos, conceptos, la secuencia de ins­
·,�-t,
;� neales y matrilineales sea pertinente desde el punto de vista trumentos experimentales, debe su legitimidad a que permite ;¡:
.,

de las funciones de la filiación. resolver problemas para los que modelos y conceptos ante­
En muchos aspectos, Lewis es más riguroso que Leach;" riores eran inadecuados (Toulmin, 1977 : 164 y 159).
lo más interesante es que hace una crítica interna a la cla­ Hay un último tema que tengo interés en tratar en rela­
sificación. La dicotomía patrilineal/matrilineal puede ser o ción con la construcción de conceptos. Se trata del valor de
no ser pertinente en reiación con las funciones de la filia­ los conceptos cuantitativos. Pero no trato de insistir en cómo
ción, el establecimiento de pautas preferenciales de alianza su desarrollo forma parte del desarrollo de la teoría antropo­
matrimonial, la prohibición del incesto como parte de la or­ lógica -aunque no sería difícil establecer conexiones entre
ganización de la reproducción, etc. Se dice poco cuando se orientaciones evolucionistas y neo-evolucionistas- y el desa­
habla de la pertinencia de la clasificación en relación con la rrollo de conceptos cuantitativos, o el fracaso de los intentos
estructura social si no se define «estructura social» . Pero la de construirlos (pienso en los intentos de medir grados de
discusión substantiva ha envejecido y no es excesivamente evolución de sociedades a través de la cantidad de calorías
interesante en este momento, al inenos prima facie. Sí conser­ producidas por hora de trabajo). Hay otros ámbitos en los
van todo el interés los distintos planos críticos. Porque una que la construcción de conceptos cuantitativos tiene interés.
tipología en este caso, como cualquier otro constructo teóri­ Uno es muy concreto y se trata de construir escalas para cal­
co, se puede criticar: a) desde el punto de vista metodo- cular los valores estadísticos de una muestra, tanto si se tra-

1 20 121
; /

ta de llegar a inferencias estadísticas como si se quiere poner las magnitudes . de a y b. es la misma que la diferen­
a prueba hipótesis o teorías probabilísticas. El otro ámbito cia entre otros valores, digamos de e y d:
es mucho más general, es el del establecimiento de regulá­ si JDM (a,b,c,d) entonces M (a). - M (b) = . M (e}
ridades en el campo de la cultura,, establecimiento del que -'- M (d).
depende, en definitiva, la posibilidad de un enfoque cientí­
. . .
. - - - - ;

fico en antropología. En relación con los conceptos cuantitativos, es necesario


tener en cuenta que no podemos deeir realmente cuál es el

L
La introducción de «conceptos cuantitativos» -magnitu­
des-- exige : 1 ) saber contar, 2) introducir reglas de me­ significado de una magnitud cuantitativa hasta. que formu­
·

dición que nos dicen cómo asignar un número, la magnitud lemos reglas para medirla. No es que la ciencia elabore pri­
M, a un fenómeno o proceso. mero un concepto cuantitativo y luego busque la manera de
·

Carnap ( 1 969: 92 s.) desarrolla así las reglas necesarias medido, sino que el concepto cuantitativo, en realidad, se
para introducir conceptos cuantitativos. desarrolla a partir del proceso de medición. ·
Carnap se pregunta si es posible hacer mediciones en
R1) Especifica una relación empírica JM. La regla ex� cualquier ámbito de la naturaleza, y responde : «Si en un
presa que si vale la relación IM entre objetos a y b; ámbito de fenómenos encontramos suficiente orden como
los dos objetos tendrán valores iguales de la magni­ para hacer comparaciones y decir que, en algún aspecto, una
tud M, en símbolos : cosa está por encima de otra y ésta, a su vez, por encima de
si IM (a,b), entonces M (a) =M (b). otra, hay, en principio, la posibilidad de efectuar medicio­
R2) Especifica una relación empírica LM. Esta regla dice nes. Es cuestión nuestra idear reglas mediante las cuales sea
que si vale la relación LM entre a y b, el valor de posible asignar número a los fenómenos de manera útil ( .. . ).
la magnitud M será menor para a que para b : El primer paso consiste en hallar reglas de comparación ; lue­
si LM (a,b), entonces M (a) < M (b). go, si es posible, hallar reglas cuantitativas. Cuando asigna­
fü) Asigna un valor numérico, habitualmente cero, a la mos números a los fenómenos no tiene ningún sentido pre­
magnitud que queremos medir, especificando un es­ guntarse si' son los números «correctos». Simplemente, cons­
truimos reglas' que especifican cómo asignar números. Desde
tado fácilmente reproducible y prescribiendo que se
este punto de vista, no hay nada . que no sea medible, en
asigne el valor numérico a un objetó que se encuen­
principio» (o.e., pp. ' 140; 141 ).
tre en ese estado.
Pero ¿es · posible hacer mediciones en , el ámbito de la
R4) Llamad� habitualmente regla de la unidad, asigna
cuestiones de existencia o inexistencia de reguÍaridades en el
cultura?,· ¿encontraremos suficiente orden? Pienso que. a las
urt segundo valor especial de la magnitud a un oh".
jeto, especificando otro estado fácílmente reconoci­ ámbito de la cultura podríamos darles una respuesta análo­
ble y reproducible de ese objeto. El segundo valo� ga a la que Nagel y Popper dieron a las cuestiones sobre el
suele ser 1, pero puede ser cualquier número dife­ . principio de causalidad. Nagel (1978: 292) discute tres po­
rente del especificado por la regla 3 . sibilidades: que el principio de ·causalidad sea una genera­
Rs) Especifica las condiciones empíricas IDM, en las cua­ lización empírica, que sea un principio a priori y que sea
les diremos que dos dif erenoias (D) entre los valores una · norma conveniente para la investigación científicá.
de la magnitud (M) son iguales. Queremos especifi­ Una formulación especializada del principio de causali­
car las condiciones empíricas en las cuales diremos dad como generalización empírica es la de . Laplaoe (citado
que la diferencia entre dos valores cualesquiera de en p. 294)': «Si un sistema físico está en el mismo estado

122 123
mecánico en dos instantes cualquiera distintos, el sistema rente, ni cesar en los intentos de explicar causalmente cual­
pasará por las mismas evoluciones posteriores · a estos instan­ quier acontecimiento que podamos describir.
tes y poseerá las mismas propiedades en instantes correspon- No corremos ningún riesgo guiándonos, en antropología,
dientes de esta evolución».
·

por la confianza en la existencia de regularidades y en la


Esta formulación, como la de Stuart Mill, que supone que posibilidad de establecer leyes, seguramente probabilísticas.
en la naturaleza se producen casos paralelos y lo que sucede No carece este principio de fundamento empírico : si la an­
una vez volverá a suceder, dado un grado suficiente de se­ tropología se ha constituido como intento de dar cuenta de

L
mejanza en las circunstancias (ibü!ern.), .carecen de conteni­ las analogías y diferencias culturales, fue a partir de reitera­
do empírico. « Igual estado mecánico», o «grado suficiente das constataciones de semejanzas. Pero no se trata de justí­
de circunstancias semejantes» son afirmaciones tan impreci­ ficar la búsqueda de regularidades, sino de ponerla a prue­
sas que resultan compatibles con muchos estados de cosas: ba. Y cuando fracasemos, deberemos intentar dar cuenta del
si el estado predicho llega a producirse se confirma la afir­ desorden, de la diversidad.
mación, pero si no s·e da, las semejanzas podrían pensarse
insuficientes, o el estado mecánico distinto.
Por otra parte, la tesis determinista de Laplace, que SU"
ponía la estructura causal del mundo tan fuerte que dadá
una descripción completa del estado del mundo en un mo­
mento dado, entonces, con ayuda de leyes, podría calcularse
todo suceso pasado o futuro, es hoy insostenible, ya que mu­
chas de . las leyes de la física son probabilísticas, afirman -' 1\·'V.'.l.r

l
sólo que si ciertas magnitudes tienen determinados valores;
hay una distribución de probabilidad específica de los valo­
res de otras magnitudes�
Más adecuada le parece a Nagel la interpretación del
principio de causalidad como una norma para la investiga�
ción, Como ejemplo aduce la formulación de Silbersteirt
(cit., p . 296) : « Cuando se aborda un sistema incompleto o
perturbado, es menester hacer . todo lo posible por ampliarlo
hasta convertirlo en un todo sin perturbaciones, buscando su
complemento primero ante las cosas conocidas, cercanas y le­
janas. Si entre ellas no se encuentra el complemento desea­

1
do, búsqueselo entre las cosas desconocidas».
Esta concepción del principio de causalidad como reco­
mendación general para la búsqueda de teorías coincide con
la propuesta de Popper (1967 : 58) que, ante la imposibili­
dad de · decidir s i · el mundo está regido o no por leyes estric­
tas, piensa más útil sustituir el principio de causalidad por
una regla .metodológica· que compromete a no abandonar la
búsqueda de leyes universales y de un sistema teórico cohe� r· ,- ! .,

1 24 125

¡-
[
RELATIVISMO Y COMPARACIÓN.
,

Paradigmas

He terminado el capítulo primero hablando del impacto


que, sobre los intentos de establecer un criterio . de demarca­

l
ción que separe la ciencia del pensamiento no científico, tuvo
la teorización de Kuhn sobre la estructura de los cambios
científicos y la contraposición entre el tipo de actividad que
se desarrolla durante los períodos de ciencia normal y el que
caracteriza a la ciencia extraordinaria. De acuerdo con el
enfoque inicial de Kuhn la ciencia · normal está determinada
por la aceptación de un paradigma, una realización científi­
ca reconocida por todos que, durante su período de vigencia,
prÓporéiona modelos de problemas y soluciones a una comu­
nidad científica. Un paradigma se · impone . porque tiene .. más
éxito que sus eompetidores en resolver problemas que los
científicos sienten como agudos; pero no lcis resuelve todos,
y la ciencia normal es · precisamente el esfuerzo por resolver
los problemas pendientes, por realizar la promesa que el pa­
radigma representa. Las anomalías no hacen · que se rechace
el paradigma, se abren paso trabajosamente, y cuando se crea
la conciencia de que el viejo paradigma ya: no sirve para sa­
tisfacer los ideales explicativos, se inicia un período de. cien­
cia extraordinaria, con debates sobre métodos, . problemas y

¡---,
' 'i
, r
·
-
r
¡ : f

normas de soluciones aceptables, que termina con una revo­ En 1 962, el concepto de paradigma tenía en Kuhn múl­ :1
i

lución científica en la que el viejo paradigma es reemplazado tiples significaciones. No sólo era un modelo de problemas
por otro, completamente o en parte (Kuhn, 1 97 1a [ 1962 ] : y soluciones, sino que se trataba de un modelo único, unáni­
memente aceptado por los científicos una vez que se impo­

¡-
'

13, 52, 87, 149).


nía a las escuelas o subescuelas preparadigmáticas que com­

,
En su crítica a la distinción entre períodos normales y
extraordinarios en la ciencia, Toulmin piensa que es necesa­ petían en el inicio de una disciplina o, en el caso de una cien­
rio separa r los dos conceptos . básicos de Kuhn, el de perío­ cia ya madura, una vez que un nuevo paradigma se imponía

[
do de ciencia «revoiucionaria», para el que ya hemos. visto al antiguo después de una revolución. Además, con la adqui­

i
',

que encuentra poca justificación, y el de «paradigma», que sición c;le un paradigma el científico adquiría teoría, métodos

1
tiene una larga tradición dentro de la filosofía de la ciencia . e incluso normas de comportamiento, valores científicos y so­

¡--
Fue Lichtenberg, profesor de física en Gotinga, quien in­ ciales .

1l
trodujo el concepto de «paradigma» a mediados del si­ Los paradigmas también tendrían un papel básico en el
glo xvm, con la idea de que se podía analizar la red de ex­ aprendizaje de una ciencia, proceso que, según Kuhn, no
plicaciones de la física suponiéndola construida en torno a consiste en adquirir un conjunto explícito de reglas sino en
·'f ciertos patrones fundamentales de explicación o paradeigma­ aprender a reconocer los problemas que tienen un «aire de �

i

ta. Según Liohtenberg, los fenómenos desconcertantes se ex­ familia» con los modelos paradigmáticos. '.Extrapolaba así la
plicarían relacionándolos con alguna forma de procesos que respu esta que, en un contexto diferente, había · dado Witt­
estamos dispuestos a aceptar como obvia. En aquella época genstein a una vieja cuestión, la relativa a qué debemos co­
se pusieron los · cimientos del análisis .gramatical moderno y nocer con el fin de aplicar términos como «sillas», «hojas»
el término se usó de forma semejante en lingüística para de­ o «juego» de manera inequívoca y sin provocar discusiones.
signar las formas que servían de modelo para la conjugación Ante este problema, fa respuesta más común era que debe­

l
de los verbos y la declinación de los sustantivos . mos conocer un conjunto de atributos que definen el objeto.
Eclipsada durante el auge de las filosofías kantiana y he­ Wittgenstein, por el contrario, sostuvo que, dado el modo en
geliana, la idea de paradigma, como toda la obra de Lich­ que utilizamos el lenguaje y el tipo de mundo al que se apli-
tenberg, renació en Alemania a finales del siglo x1x, influ­ ca, no es preciso que haya tal conjunto de características que
yendo en las teorías de la percepción de Mach. Wittgenstein,, determinen inequívocamente un objeto. En palabras de Kuhn,
recogió el término paradigma y lo utilizó de acuerdo con su que suscribe el análisis de Wittgenstein : «Aunque un examen
uso original en filosofía de la ciencia y también como clave de algunos de los atributos compartidos por cierto número de
para comprender el modo en que los modelos . o estereotipos juegos, sillas u hojas a menudo nos ayuda a aprender cómo
filosóficos moldean nuestro pensamiento hacia direcciones pre� emplear el término correspondiente, no existe un conjunto
determinadas, no siempre correctas. Así entró en el debate filo­ de características que sea aplicable simultáneamente a todos
sófico de Grari Bretaña y EE.UU., y así fue utilizado por los miembros de la clase y sólo a ellos. En cambio, ante
Watson, discípulo de Wittgenstein, en su libro On Under­ una actividad que no haya sido observada previamente, apli­
standing Physics de 1938, por Hanson ( 1 958 [citado 1977]) camos el término "juego" con una serie de actividades que
y por Toulmin (1977: 1 1 6 y s.). Este último, tras declararse hemos aprendido a llamar. · previamente con ese nombre» ·
bien familiarizado con la noción, añade que en modo alguno (Kuhn, 1971a: 82 s.).
el uso de paradigmas implicaba cambios abruptos, disconti� Sin embargo, el propio Kuhn insiste en nota a pie de pá­
nuos o «revolucionarios», y que se pueden dar razones d(! gina en una aclaración que ya hacía en el text'o. Wittgens­
los cambios de paradigma. tein discutió los mecanismos que llevan a denominar a un

1 28 129
rl
objeto « silla» en contextos cotidianos, no en el marco de la
actividad científica, y no especificó si los mismos procedi­ r ó a otro conjunto, «porque se dio cuenta de · que el prime­
mientos de denominación se utilizan en otras situaciones, en ro le resultaba demasiado difícil». Que estos modelos indí­

[_
genas son, a menudo, críticos, es la tesis d Radin ( 1 957) en
« otros mundos». Por consiguiente, no se pueden atribuir a . . . �
Wittgenstein, aunque se inspiren en él, las ideas de Kuhn
Primitive Man as Philosopher� Si algo distmto pueden tener
los modelos conscientes de los antropólogos es el ser inten-
sobre la adquisición de conocimientos científicos como un
cionadamente contrastables. ·

l
proceso de familiarización con paradigmas a través de la edu­
Como profesora, estoy en absoluto desacuerdo ·con la idea
. .
cación y de la exposición a la literatura científica, «con fre­
, de qúe' el proceso de formaeióá''de los estudiantes co�siste
r
! '
cuencia sin conocer del todo o sin necesitar conocer qué · ca�· .
en enseñarles a identificar paradigmas . En vanas ocas10nes
racterísticas les han dado a estos modelos sti status de para-:
he enseñado matemáticas a niños y jóvenes de mi familia, y
digmas de la comunidad» (o.e.: 84).
sé reconocer a los malos estudiantes : son los que ante un
· •

Esta forma de conceptualizar la adquisición de los para­


problema no se preguntan en qué consiste y de qué bagaje
digmas científicos ha sido utilizada para identificar a la cien­ _ , com­
disponen para resolverlo, sino «de qué es» (¿de mteres
cia con todos los demás productos culturales cognitivos.; Como
puesto, de variaciones?). A riesgo de cierto platonismo creo
antropóloga, tengo serias dudas de que un proceso acrítico

\
que si se enseña así a los estudiantes, no debería enseñárseles.
de enculturación sea la única forma de aprendizaje de la
· A partir de Kuhn ( 1971a), no es difícil entender las con­
cultura. Lévi-Strauss tiene unas hermosas y bien conocidas
clusiones a las que llega Feyerabend·. Si los · paradigmas son
páginas . sobre los modelos indígenas conscientes, comúnmen­
Weltanschauung, formas globales de ver el mundo, las teo­
te llamados «normas» . y cuya función no consiste en expo-
rías científicas son incomparables. Pero Kuhn se ha resistido
_.ner los resortes de las creencias y los usos, sino en perpe­
a aceptar las consecuencias de su enfoque de la historia de
tuarlos. La distinción entre modelos conscientes e incons­
la ciencia. Ante la presión de críticas como las de Master­
cientes es de Boas, que ya en 1 9 1 1 advirtió, que el análisis
nam ( 1975), y de inferencias como las de Feyerabend, ha tra­
estructural es más difícil si la sociedad dispone de un mo­
tado, en 1 975b y sobre todo en 1 97 1 b, de precisar su postu­
delo consciente para interpretar los hechos o justificarlos.
ra y de concretar la noción de paradigma.
Lévi-Strauss, que cita a Boas, se muestra parcialmente de . .
En 1 9 75b deja de hablar de «ciencia normal» y «paradig­ .

•acuerdo con él, pero atribuye un interés especial .a los mo­


ma único» para hablar de los paradigmas de comunidades
delos conscientes, en ocasiones porque son adecuados, o, al
particulares de científicos. La noción d� período re�paradig­
menos, ofrecen un camino - de acceso a la estructura, otras, p
mático desaparece al tiempo que paradigma adquiere un sen­
porque aun cuando sean tendenciosos o inexactos, la tenden..:
tido más acotado. Los paradigmas pasan a ser ejemplares,

v�­
cia y el tipo de errores que encierran forman parte de los
soluciones-tipo a « familias» de problemas. También piensa
hechos que se deben estudiar .y tal vez se encuentran ent e
� . que se puede dar cuenta del cambio de teorías porque se
los más significativos (Lévi-Strauss, 1 977: 253 s.). Es un to­
lora en ellas la exactitud, el alcance, la simplicidad� la posi­
pico en antropología que los nativos tienen a veces conside­
bilidad de dar frutos; esto es · nuevo en el pensamiento de
rables dificultades para hacer entender a los etnógrafos sus
Kuhn, que con anterioridad no había atribuido razones ló-
complejos modelos. En Lévi-Strauss ( 1 969) hay algunos ejem- . .
gicas a_ los cambios de paradigmas; . .


plos relativos a reglas que rigen los intercambios ma �rim?'"
. . · ·• · · _ . ·
_

· En 1 9 7 1 b continúa este procesó."' Introduce un· nuevo con­


niales. En Nadel ( 1 970: 40, nota 1 ) se recoge la experiencia
cepto, el de matriz disciplinar; para designar todo l� qu� t ene
del autor con un adivino nupe que intentó enseñarle el arte . .
. en común una comunidad de científicos. La matriz disciph­
adivinatorio eba con un conjunto de objetos y después recu-
nar incluye: las generalizaciones simbólicas (leyes o definí-

[_ .
130
131
1
ciones); las partes metafísicas del paradigma (que proporcio­ refiere a un conjunto de princ1p1os teóricos y disciplinarios
nan analogías y modelos); los valores científicos y sociales, tomados conjuntamente como una sola totalidad. Si limitamos ·-· !

que van desde el consenso sobre aplicaciones lícitas de una nuestra atención a los principios teóricos, los cambios de pa­
disciplina a los niveles de error aceptables; los ejemplares, radigma no llevan inevitablemente a la incomprensión entre
modelos de resolución de problemas. científicos, y es posible pensar en la introducción de nuevos
Se mantienen sus ideas sobre las teorías y su aprendizaje: conceptos en una ciencia sin ninguna discontinuidad radical.
la:s teorías son generalizaciones que no se conectan con los Así, los conceptos teóricos de la física relativista de Einstein

l
datos a través de reglas de correspot1dencia sino m�diante quizá sean incompatibles con los de las teoría s clásicas de
ejemplares ; una teoría �e propone siempre junto con aplica­ Newton, en este primer sentido; sin embargo los defensores
ciones a cierto rango concreto de fenómenos naturales, sin de las dos posiciones . compartían suficientes fines disciplina­
ellas ni siquiera podría esperar ser aceptada. Después de su rios para poder discutir, con un vocabulario inteligible por
aceptación, esas mismas aplicaciones u otras acompañan a Ja ambas partes, cuál de las dos teorías realizaba una mejor tarea
teoría en los libros de texto donde aprenderán su profesión explicativa para la. .física teórica (Toulmin, 1977 : 135 s.).
los futuros científicos. Merece la pena revisar aquí el uso del término «para­
En 1979 -los tres artículos son de 1969 pero los estoy digma» en antropología. Se ha utilizado en ocasiones de acuer­
citando por su fecha de publicación en castellano- propone do con el primer Kuhn, y así se ha dicho, por ejemplo, que
incluso dejar de hablar de paradigmas y substituir definitiva" la antropología cultural estaba en una situación pre-paradig­

f
mente tan controvertido término por matriz disciplinar y mática. Con más frecuencia se utiliza paradigma en el senti­
ejemplares. Respecto a los ejemplares dice que no pueden do de Wittgenstein, pero aplicado a ejemplos-tipo de enti­
compararse entre sí, aunque puede compararse su capacidad dades muy diversas: · un modelo heurístico, una suerte de
problemas de dominio, un tema que recoge el enfrentamien­

L
de resolver problemas y de representar el mundo.
J

Es en este punto donde los planteamientos de Kuhn y to entre dos orientaciones ; así se dice que la analogía orga­ . �

de Toulmin se aproximan. Toulmin sitúa la paradoja central nicista fue paradigmática para la antropología social británi­
de l a teoría de las revoluciones científicas en el hecho de que ca, que el rechazo de la integración escolar de los niños de '.?-'
·J

l
implique inevitablemente la mutua incomprensión entre de­ las minorías marginadas es un paradigma de racismo, o que ?!·%
fensores de paradigmas diferentes, porque un nuevo paradigC la discusión sobre la estabilidad matrimonial es paradigmáti�
1
roa supone una ruptura total. Pero en toda ciencia, dice, hay ca en e] enfrentamiento entre teoría de la filiación y teoría de

¡
conceptos y principios de dos géneros muy diferentes: « Por la alianza. Por razones que veremos inmediatamente, hay un
una parte, están los principios ·" teóricos" básicos de la cien­ tipo de paradigma con una relevancia analítica particular: los
cia, como el principio de gravitación universal de Newton o ejemplares, o paradigmas en el segundo uso, más específico, 1

los principios genéticos de segregación y recombinación de de Kuhn, que constituyen ]as aplicaciones paradigmáticas de

1
Mendel. Por otra, están los principios " disciplinarios" -por una teoría. Pero dada la larga y controvertida historia del
ejemplo, que todas las funciones fisiológicas deben ser expli­ término, quizás sea más útil aceptar un uso amplio de para­
cadas en términos químicos- que defienden los objetivos digma y hablar de modelos heurísticos paradigmáticos, valo­ '

intelectuales básicos de una ciencia y le dan una unidad y res metodológicos paradigmátic os y, en su caso, aplicaciones
una continuidad reconocibles» ( 1977 : 133). paradigmáticas de una teoría. Así, el sistema solar, la multi­
Y la paradoja de las revoluciones científicas presenta un plicación de números enteros y el potlacht son aplicaciones
aspecto diferente si se define un «paradigma científico» en tér­ paradigmáticas de la mecánica clásica de Newton, la teoría

r
minos solamente de los principios teóricos aceptados o si se de grupos y lo que por el momento entrecomillaré como «teo-

133

r:
1 32
ría» de la alianza. Dejo de lado otro uso de «paradigma», '.Estructura, dinámica y comparación
como uno de los métodos de clasificación (junto con « índice», de las teorías científicas
«llave», « taxonomía» y « tipología») (Conklin, 1964a: 39-40)
que nos apartaría de la estructura de las teorías científicas. Las teorías como estructuras
A la hora de hablar de teorías científicas, nos encontra­
mos en este momento con una proliferación terminológica Los filósofos de la ciencia positivistas han . analizado de
distintos modos l a estructura delas teorías científicas. Lo que

r
notable: teoría en el sentido restringido, ejemplares, genera­
sus· análisis tuvieron en común fue el considerar a las teorías

L
lizaciones simbólicas, valores y componentes metafísicos de
una matriz disciplinar, principios teóricos y principios disci­ formulaciones lingüísticas, sistemas de enunciados. La con­
plinarios, programas de investigación. . . Los esfuerzos que ceptualización lingüística se fue modificando en el intento
se han hecho en los años setenta por devolver al proceso de . establecer la correspondencia entre los términos teóricos
centífico una racionalidad que parecía perdida apuntan a dos y los términos observacionales que debían ele describir los
realidades discernibles tras esta proliferación de términos. En datos empíricos capaces de poner a prueba las teorías .


primer lugar, como trataré de mostrar a continuación la con­
cepción estructural de las teorías se centra en dos ipos de 1 ) La concepción lingüística enunciativa tradicional es­
. tuvo representada en su versión última por la aproximación
entidades, los elementos y las redes teóricas, en cuya defini­
ción quedarían incorporadas las generalizaciones simbólicas de Carnap. Carnap consideraba que las teorías eran sistemas
de axiomas, expresados en un lenguaje formal integrado por
Y los ejemplar.es de Kuhn, los principios teóricos de Toulmin
términos lógicos y términos teóricos. Su propósito era cons­
Y el núcleo de los programas de investigación de Lakatos, y
que habría que identificar con una «gran teoría», como la truir un lenguaje formal observacional de modo que los tér­


minos teóricos recibieran una interpretación empírica por.
mecánica clásica o la teoría de la relatividad, cuyas aplica­
c ones especiales serían las teorías en sentido restringido, por medio de reglas de correspondencia que los conectaran con
términos observacionales. Éstos debían garantizar el conte­
e1emplo, la teoría de la gravitación universal. En segundo lu­
gar, exigen análisis aparte los componentes metafísicos y los nido empírico de una teoría, y en consecuencia su verifica­
bilidad, pmbabilidad o refutabilidad.
valores de una matriz disciplinar de Kuhn, o los principios
Los términos teóricos terminaron por revelarse irreducti­
disciplinares de Toulmin. Los discutiré en el épígrafe titulado
bles a términos observacionales. Es cierto que algunos térmi­
«principios meta-teóricos». Dejo para entonces la elucidación
de los conceptos emparentados con los que estamos discutien­ nos teóricos se pueden reducir a una conjunción de enuncia­
dos empíricos que constituyen su de/inición explícita, pero
do más influyentes en antropología, el concepto de «orienta­
otros sólo. pueden traducirse por medio de definiciones op-era­
ción teórica» de Kaplan y Manners, y el concepto de «estra­
tegia de investigación» de Harris.
cionales que indican que se aplica un predicado «P» si rea­
lizando determinadas operaciones se observan determinados
resultados, y otros aún sólo pueden introducirse por defini­
ción postulacional en el interior de una teoría, por medio de
un tipo de sentencia que se conoce como « oración de Ram­
sey» (que la aplicó a los electrones dentro de la física sub­
atómica) . La fórmula general de Ramsey es ésta: « Hay cier­
tos sucesos observables que es posible describir . mediante
ciertas funciones matemáticas dentro del armazón de cierto

1 34
sistema conceptual» (Carnap, 1969: 329). En estos casos, los carga teórica, las relaciones que puso de manifiesto Tylor en
términos teóricos no pueden separarse del armazón concep­ 1 889 entre la clasificación de los primos y la exogamia, y el
tual del que forman parte. análisis de Audry Richards (1983 [ 1950]) sobre la vincula­
ción entre principio de filiación, forma de matrimonio y resi­
dencia a la hora de desentrañar las relaciones de proximidad y
2) Por esta razón Nagel, que también pensaba que el
armazón de una teoría era un sish:ma o cálculo axiomático,
tensión dentro del puzzle matrilineal africano. Y esto no es
todo. El estudio de Evans-Pritchard sobre los azande había .
consideró que los axiomas debían de ir acompañados no sólo
de reglas de correspondencia que atribuyeran contenido em­ enseñado a « ver» en el sentido de Hanson, en este caso a

1
pírico a sus términos teóricos sino también de un modelo, ver que los conflictos sociales podían expresarse en términos

L
un conjunto concreto de fenómenos que verificaran los axio­ de acusaciones · de brujería.
No nos llevan estos hechos a una recurrencia infinita. Si
mas de la teoría y de este modo precisaran su contenido em­
pírico. Las teorías así definidas estarían formadas por: a) un . lo que tratamos es de formular o discutir una hipótesis sobre
cálculo abstracto --el sistema de axiomas- que constituy;e las acusaciones de brujería entre los cewa, a Tylor, Evans­
Pritchard y Richards los damos por supuestos. Pero no con­
el esqueleto lógico del sistema explicativo y que define im­
plícitamente las nociones básicas del sistema; · b) un conjun­
viene decir que se ha llegado a ella «observando» a los
to de reglas de correspondencia que asignan un contenido cewa. Algo de esto trató de resolver Popper al hablar del
carácter convencional, metodológico, de los enunciados singu­
explícito al cálculo abstracto, relacionándolo con los materia­
les concretos de la observación; e) una interpretación o mo­ lares, pero no todo. Iba a ser necesaria una larga labor críti­
ca antes de que Hempel (1979b: 1 10) distinguiese entre con­
delo del cálculo abstracto, que suministra carne al esqueleto,
por así decir, en términos de materiales conceptuales o intui­ ceptos teóricos y preteóricos (disponibles con anterioridad), o
Stegmüller, siguiendo a Sneed, entre los conceptos t-teóricos,
bles más o menos familiares (Nagel, 1 978:. 84-1 07). En con�
secuencia: que se definen implícitamente en el interior de una teoría t

r
determinada, y los conceptos · que no están determinados por ·
ella, lo que en modo alguno signiffca carentes de teoría (Steg­
con T =principios teóricos (axiomas)
·müller, 1 98 1 : 27 s.). i--
C = reglas de correspondencia

con e = cálculo axiomático abstracto

R = reglas de correspondencia 3) Más recientes son las caracterizaciones informales


e = modelo como la del propio Hempel, para quien una teoría está for­
mada por principios teóricos y principios puente, que vincu­
La filosofía de la ciencia actual ha terminado por aban­ lan de diversas formas a los principios teóricos con principios
donar la distinción entre teórico y observacional, aceptando pre-teóricos, o la de Rudner, para quien una teoría está for­
que tanto nuestras observaciones como los términos con. los mada «por un conjunto de enunciados sistemáticamente re­
que hablamos de ellas están cargados de experiencia, de pre­ lacionados que incluyen alguna generalización del tipo de una
concepciones, de teoría. ley y que pueden contrastarse empíricamente» ( 1 980 : 30).
Pensemos, por ejemplo, en la tesis de Marwick (1965) La constatación de que algunos términos teóricos sólo po­
sobre los conflictos que se producen entre los primos para­ dían ser interpretados mediante definiciones operacionales, y
lelos matrilaterales cewa por la sucesión a la jefatura del li­ de que otros sólo podían ser parcialmente interpretados por
naje como causa de las acusaciones de brujería. La expre­ su capacidad de dar cuenta de fenómenos empíricos que nos
sión «primos paralelos matrilaterales» incorpora, entre su son familiares, planteó serias dudas sobre la forma en que

1 36 137
' /

las teorías científicas representan la realidad.


En relación En su interior se plantearon problemas que no pudieron re-


·

con l � primera cuestión Nagel (1978: 1 18-149


) agrupa en solverse. Recordemos algunos de ellos :
tres t pos as posturas que se han mantenido . -: No se llegaron a establecer de manera precisa crite-
� en el debate,

- Cuando se abrió paso la idea de qu� no había térmi�


t�da�ia abierto, sobre el estatuto cognoscitivo
de las teorías rios de sencillez o probabilidad lógica . .,
científicas:
a) Realismo . Las teorías son verdaderas o falsas aun nos observacionales carentes de teoría, se puso en duda la po­

L
cua do . sólo podamos establecer su probabilida sibilidad de recurrir a una base empírica objetiva para la co­
� d. Cuando una
teo a encuentra a oyo adecuado en los .eleme rroboración o, en su caso, la refutación. di!.. teorías . .
n_ . � ntos de juicio
empmcos, a los Objetos que la teoría postula de =-- La carga teórica de los términos observacionales, el
una manera
- - ·-

ostensible (por ejemplo los átomos en la teoría condicionamiento teórico de la percepción y de la selección
atómica) se
les debe atribuir realidad física. de datos, también planteó problemas para la comparación de
. b) D�sc;riptivismo. Una teoría es una descripción te orías.
resu­ - 'El hecho, que ya había señalado Duhem, de que teo­
mida Y ehpttca de relaciones de dependencia
. entre sucesos y
P.r��iedades observables. Esta posición se vincul rías refutadas pudieran mantenerse por la introducción o la
aba a la po­ modificación de hipótesis ad hoc, puso en cuestión la racio­
sibilidad de traducir los términos teóricos a enunc
iados feno­ nalidad del conocimiento científico..
menalistas o a lenguajes fisic alistas, y al propó
sito de atribuir - La constatación de que el cor'-pus de cono cimientos
·

a las teona , s valor


es de verdad o falsedad.
en un momento determinado no necesariamente incluía todo
c) Instrumentalismo. Las teorías deben de ser entendí�
� .
as orno mstrumentos lógicos para organizar nuestr
: a expe­
el corpus de conocimientos anterior, el crecimiento no hege­
liano del conocimiento, por utilizar la expresión de Bunge,
nen�ia, pone orden en las leyes experimenta
� les y conducir arrojó dudas sobre el carácter progresivo del desarrollo cien­
las mvesti_gaciones, y no como enunciados acerca
de los cua­ tífico. En particular hizo crisis la idea de que el progreso
les se puedan plantear con utilidad problemas
?
false ad. Lo que debemos plantearnos es si son
de verdad o de
o no técnicas
científico por excelencia era la reducción de teorías, la subs­
titución de una teoría por otra que la incluyera entre · sus
efectiva� para representar o inforir fenómenos experimentales. aplicaciones.
·

La mterp etación descrip tivista de las twrías ha dejado De ahí las críticas de Kuhn a la idea de un crecimiento

de tener sentido tras el fracaso del intento · de traduci lógico y acumulativo de la ciencia, los intentos de Lakatos
r los
términos teóricos a términos observacionales. En cuanto de modificar la metodología de Popper y el programa de Toul­
a la
concepción realis�a, ya he comentado las dificult min, encaminado a explicar racionalmente la evolución de los
ades para
_
verificar , establecer la probabilidad e incluso refutar una c<?nceptos.
teoría. En cuanto al instrumentalistno, resulta insatisfactorio Esta · acumulación de problemas explica el interés de la
si no se especifica de qué tipo de instrumento lógico estamos concepción alternativa de las teorías que Suppes (1962, 1967)
hablando. Por otra parte, pocas veces las teorías científicas propuso y que se conoce como concepción estructuralista de
son «realistas», casi siempre se trata de aproximaciones a la las teorías. Para Suppes, una teoría es una estructura mate­
realidad de varios tipos : idealizaciones, abstracciones, simpli­ mática que puede atribuirse a conjuntos de fenómenos o in­
ficaciones. También pueden ser ficciones. Pero lo más común dividuos, que se predica de conjunto& d.e fenómenos . Enten­
es que distintas partes de la teoría tengan un estatuto dife­ diendo por estructura las relaciones entre los elementos de
rente (Suppe, 1977 : 708). un . conjunto y las propiedades de estas relaciones, formular
Pero volvamos a la concepción heredada de las teorías. una teoría es atribuir a un conjunto una estructura determi�

138 1 39

_
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nada. Un ejemplo tomado de la teoría matemática de con­ capítulo. Remito a él para las referencias bibliográficas con­
juntos nos ayudará a precisar estas nociones. Se dice que cretas. Haré aquí una presentación más informal.
un conjunto es un grupo si entre sus elementos se ha defini­ La primera cuestión importante que se debe subrayar es
do una operación interna que tenga la propiedad asociativa, qtie Sneed no habla de magnitudes físicas teóricas, sino t­
en relación con la cual exista un elemento neutro y que sea teóricas, expresando así que obtienen sus valores dentro de
tal que cada elemento tenga respecto a ella un elemento si­ la teoría a la que pertenecen, p . e. la fuerza de atracción
de la gravedad sólo puede medirse presuponiendo la teoría de
métrico. Así definida la estructura de grupo, se puede decir
del conjunto dé íos núttrero& enteros .con.Ja operac!9n de la
la gravitación universal de Newton. De manera más general
adición que es un grupo. De un modo análogo, se puede de­ no opone « términos teóricos » a « términos observacionales»,
1
porque piensa que cuando se califica a un término conio «teó­
finir la estructura que debe tener un sistema de partículas
físicas para que cumpla la teoría de Newton, es decir, para
rico» no se hace porque pertenezca a un tipo de lenguaje L
sino porque está definido implícitamente en una teoría. Las
que sea una mecánica clásica de partículas. Y del sistema
teorías intentan dar cuenta de hechos observables suponien­
solar, que se ajusta a la teoría de Newton, puede afirmarse :
do, conjeturando, que los fenómenos tienen ciertas propie­
«El sistema solar es una mecánica clásica de partículas».
dades y que se dan entre ellos ciertas relaciones . Estas pro­
En 197 1 , Sneed desarrolló la concepción estructuralista
piedades y es�as relaciones que se proponen para dar cuen­
de Suppes, aplicándola al análisis de la estructura matemá­ ta de los heohos que observamos son los términos y leyes
tica de las teorías físicas. Ejemplo que podríamos denominar teóricos. Volvamos los ojos a las formulaciones mejor cono­
paradigmático es precisamente el análisis de la mecánica clá­ cidas de la mecánica clásica para que nos sirvan de ejemplo.
r
sica de partículas en el que han trabajado Sneed y sus cola­

l
Hasta ·bien entrado el siglo xv los astrónomos pensaban que
boradores (cf. Moulines, 1983). Poco después de la publica­ la tierra estaba fija en el centro del universo y . que el sol, ''!:"

l
ción de la obra de Sneed, en 1973 Stegmüller puso de relieve la luna y los planetas giraban en torno a ella. Copérnico . '.:'
que si al análisis de Sneed se le añadían ciertos conceptos aclaró el verdadero movimiento de los astros; Kepler des- \,;-;
pragmáticos, hacía posible la justificación parcial de las filo­ cubrió las leyes que los rigen: 1 ) cada planeta describe una :,
sofías de la ciencia de Kuhn y de Lakatos. Estos conceptos elipse, en uno de cuyos focos se halla el sol; 2) el área que ::z,
pragmáticos son conceptos kuhnianos o de inspiración kuh­ barre en un período de tiempo t el radio vector que une al :'.'&:
'
niana, «comunidad científica», « desarrollo de la ciencia eñ planeta con el sol es proporcional a t; 3) los cuadrados de
un tiempo t», «poseer una teoría» . Es para tratar de ilumi­ los períodos de revolución son proporcionales a los cubos
nar los procesos de desarrollo . y cambio de las teorías para de los ejes mayores de las órbitas.
lo que nos interesa introducir esta concepción. Se trataba de leyes empíricas sobre las órbitas de los pla­
Veamos, pues, aunque sea someramente, el desarrollo que netas, de las que no se pudo dar explicación dentro de los
hizo Sneed de la concepción estructuralista de las teorías de sistemas teóricos preexistentes. Este hecho, unido a la tos­
Suppe y las posibilidades de explicar la dinámica de las teo­ quedad con que daban cuenta de la órbita de la luna alre­
rías desde un enfoque estructural, objeto en los últimos años dedor de la tierra, a la imposibilidad de hallar leyes adecua­
de un diálogo en el que han participado, entre otros, Steg­ das para las órbitas de los cometas y a la falta de explicación
mfrller ( 1 974, 1981); Sneed (1 976); Kuhn ( 1 977), y Moulines satisfactoria para el fenómeno de las mareas, provocó una
(1 983). He preferido recoger la descripción formal de la con­ situación de crisis en la astronomía de finales del siglo xvn
cepción de Sneed en un anexo porque el recurso al lenguaje (Moulines, 1983: 253) que no se resolvería hasta Newton.
de la teoría de conjuntos podría dificultar la lectura de este Newton explicó ,las leyes de Kepler mediante la ley de

140 141

�¡);.
, ;:;
Í es
la gravitación universal : dos cuerpos de masas m y m se
atraen con una fuerza F directamente proporcional al pro; la aserción empírica global de la teoría : se supone que
dueto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de los sistemas incluidos en I da cuenta el núcleo K ( 1974:
de la distancia q�e los separa. O en otros términos, las leyes 529 s.). Moulines habla de las aplicaciones propuestas por
de Kepler se explican si suponemos que existe una fuerza de una comunidad científica -CC- en un tiempo t determina­
atracción entre los cuerpos. F es un término t-teórico en la do , y caracteriza a la teoría por < K, A; CC, t> . Ambos es�
l�y de la gravitación universal, que constituye un caso par­ tán de acuerdo en la existencia y la permanencia de un sub�

L
t1c� la de l teoría mecánica clásica de las partículas, cuyo conjunto paradigmático de . aplicaciones propuestas. En el
:_ � _
prmc1p10 bas1co es que sobre una partícula en movimiento caso de ,la mecánica clásiea: : el sistema solar, distintos sub­

la por su aceleración, -esto es� f = ni X a.


está actuando una fuerza que es igual a la masa de la partícu­ sistemas, como el formado por la Tierra y la Luna o Júpiter
y sus lunas, varios cometas, los movimientos del péndulo, los
Si pensamos en una teoría como una estructura S hay cuerpos en caída libre eri las cercanías de la tierra y las ma­
'
na serie de objet s M que son los modelos de S y que cons" reas.
� ?
_
t�tuyen la extenston del predicado S, donde «M es un S» si Una ley especial tiene la misma forma. Un núcleo, espe­
tiene la estructura S. Si un fenómeno aparece en distintos cialización del núcleo de la teoría, y unas aplicaciones pro­
. puestas, que forman parte de las aplicaciones propuestas para
modelos, sus propiedades deben de tener en todos el mismo
valor, p. e. en la teoría de Newton, la Tierra debe de tener la teoría. De ahí que tanto « teoría» como « leyes especiales»
la misma masa si se considera el sistema solar o el sistema se subsuman bajo la expresión elementos teóricos. La teoría
Tierra-Luna. Estas condiciones reciben en el enfoque de es el punto de partida, el elemento básico de una red de ele­
Sneed una denominación precisa: condiciones de ligadura mentos teóricos que son especializaciones del' núcleo, leyes
(de los modelos). Los modelos y las condiciones de ligadura especiales válidas para alguna de las aplicaciones de la teoría.
c�n�tituyen e� núcleo de la teoría. Su base empírica, o do­ Lo que sí han de cumplir todas las aplicaciones son las leyes
mm10 de aplicaciones _ A, son las porciones de la realidad básicas .


que se conceptualizan como compatibles con el núcleo es Desarrollar una teoría consiste así en proponer nuevas


decir, que se piensan como posibles aplicaciones de la te ría aplicaciones, en formular leyes especiáles . El núcleo y las
·
están constituidas por clases de conjuntos : yéndulos, con­ aplicaciones paradigmáticas son intocables; son las leyes es­
.
juntos de números, sistemas planetarios, etc. · peciales, las nuevas aserciones empíricas lo que se pone a
Pero no basta el dominio de aplicaciones, o marco em� prueba. De acuerdo con. tina metáfora zoológica de Mouli­
pírico, para identificar el componente empírico de las teorías. nes, una teoría es como un pulpo: « La ca�eza delpulpo sería
En cada momento parte de estas aplicaciones son aplicacio­ el núcleo, el fondo del mar, del que el núcleo adquiere su
.
nes realmente propuestas. Algunas de las aplicaciones pro­ alimento, sería el campo de. aplicaciones, y los tentáculos
puestas pueden cambiar con el tiempo, pero por otra parte,
representarían las · leyes especiales. Para el pulpo (la teoría)
sólo es vital e imprescindible la cabeza (el núcleo) y una
las aplicaciones paradigmáticas, se proponen junto a la formu­
lación inicial de la teoría y · continúan siendo parte de la teo­
cierta porción segura del ambiente donde vive (las · aplica­
ría durante toda su historia.
ciones paradigmáticas) . En cambio, al pulpo (a la teoría) se
Stegmüller llama IcA al conjunto de aplicaciones real­
le pueden cortar algunos tentáculos (leyes especiales) sin que
mente propuestas, que serán aplicaciones más o menos se­
deje de existir como pulpo (como teoría). Incluso a veces se
guras o firmes de la teoría, y representa a la teoría por
pueden regenerar nuevos tentáculos (construir nuevas leyes
< K, I > , siendo K el núcleo e I las aplicaciones propuestas.
especiales)» (1983 : 86).

142 143
\JN!VtBSHJAD Df. CAiJ;)Pi;'sa
_ -1

·1 wóUOTECA:
[
Si una nueva aplicación propuesta se mantiene, si otra dominio de presuntas aplicaciones, se nutre y tiene su base
aserción empírica resulta . corroborada, se incluye en la red en el subdominio de aplicaciones paradigmáticas.
de elementos teóricos < K1, 11 > , < K2, 12 > , . . Si queda
.
Este análisis es capaz también de explicar por qué el pro­

r
refutada «se corta un •brazo al pulpo»; no pasa nada, aun­ ceso de desarrollo de una teoría no es siempre deductivo, por
que por supuesto, que una teoría resulte fructífera, que cum­ qué no se limita a la formulación de predicciones y/o retro­
pla la promesa que entrañaba, depende de la capacidad de dicciones, por qué la «ciencia normal» en el sentido de Kuhn ¡,

generar redes teóricas progresivas, de las que formen parte se emplea en resolver enigmas, construyendo a partir de una

[
un número creciente de aplicaciones firmes. teoría las hipótesis auxiliares (aquí leyes especiales) adecuadas
para explicar hechos que parece que podrían ser modelos de·

la teoría.
Dinámica y comparación de las teorías Esta actividad es una de las que incluye Putnam en un
conjunto de esquemas que representarían los distintos modos
Veamos ahora cómo la concepción estructural de las teo­ de actividad científica (en Suppe, 1979b : 477):
rías muestra su capacidad de dar cuenta de los cambios teó­
ricos. Hemos abandonado la insatisfactoria terminología de Teoría
Hipótesis auxiliares
las hipótesis ad hoc, de los núcleos que se hacen invulnera­ Esquema I'
bles por decisión metodológica dentro de la heurística nega­ Predicción. ¿Verdadera o falsa?
tiva de cada programa de investigación, y estamos en condi­
Teoría
ciones de entender de forma satisfactoria el papel que juegan
? ? ? ?
los paradigmas en el quehacer científico: no es que sirvan Esquema II

L
para presentar de forma ostensible la teoría (aunque también Hechos a explicar
sirven para eso, y de este modo se puede utilizar la recons­
Teoría
trucción racional que ha hecho Moulines de la mecánica clá­
Hipótesis auxiliares
sica de partículas como modelo paradigmático de teoría en­ Esquema III
tendida como predicado conjuntista), sino que los ejempla� ? ? ? ?
res paradigmáticos sirven, sobre todo, para sostener una,,
teoría, para que aceptarla sea una decisión racional, porqÚe (En términos de Shapere, unas veces se buscan teorías
la teoría nace resolviendo un problema, sistematizando y ex­ para un dominio, otras dominios para una teoría.)
plicando uno o varios dominios o, al menos, eso es lo que Kuhn (1977) ha sostenido que si ·bien aprender una teoría
piensan quienes la proponen y quienes la aceptan. consiste en familiarizarse con especificaciones ejemplares (apli­
La fecundidad, el poder explicativo del análisis estructu­ caciones paradigmáticas) en un orden determinado, desarro­
ral, se pone de manifiesto si releemos a su luz a Causey llarla supone diseñar aplicaciones nuevas, y que la formación
(1979), donde se presenta la ciencia como un miriápodo, cu­ de un científico consiste en aprender a pas�r de sistemas que
yos brazos son las hipótesis auxiliares, donde una falsación se conceptualizan como posibles aplicaciones de la teoría a
comúnmente implica cortarle un brazo, pero que sólo muere aplicaciones que se proponen como firmes, cuestión que, cuan­
si se le corta la cabeza, si se aduce otra teoría más pertinen­ do se trata de sistemas poco típicos, exige una imaginación
te (Causey, 1979: 446). La metáfora de Moulines tiene la creadora. Por eso es un error considerar a la ciencia normal
superioridad de explicar por qué sobrevive la cabeza: por­ «rutinaria» . No hace falta insistir en que respecto al apren­
que al tiempo que escruta y extiende sus tentáculos hacia el dizaje de teorías sigo en desacuerdo con Kuhn; pienso con

1 44 1 45

r
f-
Stegmüller que las aplicaciones se pueden dar a conocer por Lakatos ._ Sólo con u� ��ncepto preciso de núcleo se puede
ostensión, pero también por enumeración y mediante la defi­ estar abierto a la pos1b1hdad de que se perfeccione el núcleo
nición de condiciones necesarias y suficientes, que son las inclus o si no aumentan las aplicaciones propuestas. Por otra

tidos dis tintos, traducibles al lerigúaje cíe la concepción es­

r .
formas tradicionales de definir conjuntos (Stegmüller, 1974: parte, Stegmüller señala que Lakatos usa teorías con dos sen­
532). _
Las nociones de elemento teórico y de red teórica permi­ tructural. Unas veces teoría en Lakatos equivale a programa
de investigación, así: la teoría de Newton. Otras, cuando se

L
ten analizar las distintas formas de desarrollo de una teoría e
integrar la ciencia normal en el contexto de los distintos tipos habla de las teorías como partes de un programa · de investiga­
de desarrollo científico . Los elementos teóricos están cons­ ción, equivalen a cada una de las leyes especiales que se pro­
tituidos, por definición, por un núcleo y un conjunto de apli­ ponen para dar cuenta de ampliaciones del dominio de apli­

['
caciones de la teoría y que pueden llegar a estar corrobo­
caciones firmes T = <k, l > . Las redes teóricas son suce­
radas.
siones de elementos teóricos cuyos núcleos constituyen suce­
Junto a las nociones de progreso teórico, empírico y eri
sivas especializaciones de un núcleo iniciaL
confirmación en una red teórica, introduce Stegmüller otro cri­
Stegmüller ( 198 1 : 50 s.) ha propuesto una tipología de
terio para calificar este progreso, que éste sea lineal (acumula,
formas de progreso de una red teórica. El progreso puede dar­
se en tres ámbitos : a) teórico, si se mejora el núcleo, si se tivo), o ramificado. El progreso ramificado se produciría si
,
dada Ja situación en un momento determinado t se pueden lo­
precisa y desarrolla la estructura S que constituye el predica­
grar con . éxito al menos dos refinamientos distintos de la
do de la teoría; b) empírico, si aumentan las aplicaciones
teoría.
propuestas; c) en la confirmación, si aumentan las aplicacio­
No se aducen ejemplos de progreso ramificado, sino que
nes firmes. La tipología de Stegmüller permite matizar la dife­
se propone por el momento como posibilidad lógica. Si una
rencia entre la ciencia normal de Kuhn y los programas de
situación empírica de desarrollo de una red teórica se puede
investigación progresivos de Lakatos. El primero parece que
calificar de progreso ramificado no sería ni ciencia normal ni
apunta sin más especificación al aumento de las aplicaciones,
ciencia extraordinaria. Esta última y también controvertida
mientras qúe Lakatos aceptaba que una teoría substituyera a
expresión de Kuhn debería de reservarse -si se está dispues­
otra en el interior de un programa de investigación si aumen­
to a utilizarla- para los cambios de núcleo. Las situaciones
taban las aplicaciones propuestas (se trata de,,su exigencia de
de progreso ramificado de una teoría constituirían encrucija­
contenido empírico excedente, de lo que considera progreso
das en las que no se puede recurrir a · la lógica porque se
teórico), aunque sólo de cuando en cuando hubiera progre­
carecería de razones lógicas para establecer la superioridad
so en la confirmación (corroboración de una parte del conte­
de una ·especialización del núcleo sobre otra. Pero ni siquiera
nido empírico excedente, a la que llama progreso empírico) .
estas situaciones deben pensarse como irracionales. : Si se dan,
Las discrepancias de notación entre Stegmüller y Lakatos :
habrá que recurrir a una razón práctica para hacer juicios,
Stegmüller Lakatos para decidir con qué especialización del núcleo se va a traba�
jar' Estas decisiones pueden depender de las presuntas apli­
progreso teórico .
caciones de las dos « ramas» de la teoría, y de qué dominios
progreso empírico == progreso teórico
-de los que parece que podrían . explicar- .resultan más
progreso en confirmación == progreso empírico
problemáticos desde una perspectiva pragmática en un mo­
mento determina do.
se aclaran inmediatamente si se piensa en la vaguedad de la
En cuanto a la actividad propia de la «ciencia nOrmal»,
n oción de «núcleo duro de un programa de investigación» en

147
1 46
Stegmüller, tras reformular la conceptualización de Kuhn . en pragmático « disponer de una teoría» extrae Stegmüller
im­

[
términos de la concepción estructuralista, se ha convertido portantes consecuencias:
en uno de sus defensores (cf. Stegmüller, 1974: 531 s.). Fren­ a) Personas que disponen de la misma teoría pueden sos­
te <t Popptr, po!."que no parece que la ciencia normal tenga que tener hipótesis recíprocamente excluyentes, y pueden pensar
ser dogmática, ni que la dinámica de fornmlación y puesta a que se aplican a distintos sistemas físicos; sólo se supone que
prueba de hipótesis se limite a los períodos revolucionados. tienen el mismo conjunto paradigmático de partida. De este
L a ciencia normal, entendida como el desarrollo de una teo­ modo se pone en cuestión la uniformidad que atribuye
. Kuhn
ría, está llena de hipótesis que se formulan y son sometidas

L
a quienes trabajan bajo el mismo paradigma.
a contrastaciones fuertes de las que resultan corroboraciones b) No es necesario hacer a la teoría inmune mediante hi­
o falsaciones . Frente a los ataques de Feyerabend Y W atkins, pótesis ad hoc, como pensaban tanto los empiristas (induc ¡ l
ti­
que preferirían revoluciones permanentes, porque «pedir a vistas) como los racionalistas críticos. Una falsación sólo
sig­
honestos y productivos científicos normales que sean como nifica que el científico no tuvo éxito en su intento de
estable­
Newton y como Einstein» , le par,ece cruel e · inhumano. cer una ley especial, una especialización del núcleo de
·

la teo­
Si s e encuadra a la ciencia normal junto a otras formas ría. Stegmüller sostiene aquí que cuando racionalistas
y em­
posibles de desarrollo científico, podemos enfrentarnos a las piristas hablan de teorías refutadas que se mantienen
cometen
tesis más problemáticas sobre la evolución de la ciencia. Steg­ un fallo lógico, porque de un número finito de intento
s de es-·
müller así lo hace en este trabajo de 1974 al que acabo de tablecer specializaciones del núcleo estructural
� no se sigue
que el nucleo no pueda ser ampliado con éxito. A
hacer referencia. Para ello define un concepto pragmático, la luz de
estas reflexiones . adquieren sentido algunas afirma
« disponer de o poseer una teoría» . Una persona o un conjun­ ciones
de Kuhn, de otro modo inquietantes. Si un científico
to de personas p «posee una teoría» en un momento t si se no tiene
éxito en resolver un problema con su teoría, el fallo
dan las siguientes condiciones : no es
de la teoría, sino del científico. Recordemos que se trata de
1 ) Ha existido una persona o conjunto de personas, que un
período de ciencia normal, esto es, del desarrollo de
crearon la teoría y que han fijado las aplicaciones pretendidas una teo­
ría que ya ·h a tenido éxitos.
de una teoría mediante un conjunto de aplicaciones paradig-
e) Las aplicaciones supuestas que no pertenecen al núcleo
máticas.
paradigmático se mantienen aunque no se tenga éxito en
2) La persona o conjunto de personas p acepta este con�" construcción de leyes especiales que den cuenta de ellas, hasta
la
junto de aplicaciones paradigmáticas como parte de las apli­ que se considera inútil proseguir los intentos de convert
irlas
caciones de la teoría que consider!l aceptables en el mo- en modelos de la teoría y si al final se abandonan, no
es
mento t. porque S -la estructura que constituye el predicado
de la
3) Está convencida de que se puede perfeccionar . el nú- teoría- sea falsa, sino porque los sistemas de los que
se ha­
cleo de la teoría elegida por ella, de modo que los sistemas bía supuesto que eran aplicaciones de la teoría no tienen

'1·
la
físicos que constituyen las aplicaciones firmes podrán ser estructura s_
explicados mejor en el futuro, es decir, mediante más Y más Hasta aquí los problemas relativos al desarrollo de
una
exactas leyes (a ,esta condición la llama Stegmüller creencia < ·i
teoría. Otra cuestión es el desarrollo de la ciencia en su tota­

Ji'
en el progreso teórico) . lidad, y en particular explicar por qué se cambia una >¡
teoría

'. )! •.
JI .

4) Está convencida de que s e pueden encontrar nuevas por otra y si se trata o no de un proceso acumulativo.
Para
esto hemos de comparar teorías, o si se prefiere progra

!i: i'!'1
aplicaciones de la teoría (creencia en el progreso empírico) . mas de i · ¡! .'
De la definición estructural de las teorías y del concepto investigación o redes teóricas. Cuando Kuhn y Feyera
bend ha-
:

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uN !\lf: RSI DAD DE CALDA� h1·1 , :'.1 ·


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'

1 48 1 49

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/

blan de teorías inconmensurables -piensa Stegmüller- es­


tán hablando de núcleos estructurales distintos.
ti
g ro de �u� no hay retroces�s re�olucionario� . �
quí Steg­
.
müller comc1de con aquella exigencia del falsac1omsmo sofis­
Creo que aquí hay dos problemas implicados. Uno en rela­
ticado _de Lakatos, que pedía contenido excedente a un pro­
ción con la posibilidad o imposibilidad de comparar redes
grama de investigación que sustituye a otro; ' · · · · ·

teóricas simultáneas. Moulines hace notar que Kuhn no se • Pero Kuhn ( 1 977 : 159 s.) muestra dudas ante esta reduc•
plantea esta posibilidad, porque piensa que en una disciplina
ción de teorías que se postula. Sus argumentos son claros .
en un momento determinado habrá una sola tradición domi­

L
Cuando de los sistemas se piensa que son modelos posibles de
dos teorías Ti y Ti es porque se les atribuyen estructuras com­
nante, mientras que Lakatos sí que habla de la coexistencia
de dos programas de investigación en competencia (Mouli­
patibles con los núcleos de las teorías. Una reducción de los
nes, 1 983 : 354 s.). Éste sería también el resultado de aquel . . ,
modelos de una teoría a los modelos de la otra ex1gma rela­
progreso ramificado de Una teoría del qué hablaba Stegmüller,
cionar los conceptos, o propiedades formales o estructuras ma­
que supondría la: bifurcación de una red teórica. Cuando hay
temáticas que subyacen a las aplicaciones posibles de las dos
dos programas independientesen competencia, igual que cuan,
teorías. Tarea que parece problemática. Kuhn insiste en que
do se ptódüzca ·una bifutca:ción teórica, será necesario recurrir
.
más que de reducción se trata de un problema de traducción
a critetiós, pl:ágmátícos de· racionalidad.
que todavía no ha sido resuelto formalmente, si es que puede
·

El otro ·probleIDa: está en la comparación de dos redes resolverse en estos términos.


·

teóricas o . programas de inyestigación sucesivos. Stegmüller Es cierto que si una teoría no puede reducirse a la que
ha tratado de enfrentarse a él postulando la necesidad de de­ sustituye no puede hablarse de progreso, pero hay recursos
sarrollar dentro de la concepción estructuralista un nuevo con­ · racionales de elección, razones prácticas para decidir si se
cepto de reducción, que contemple una situación en la que trabaja o no con una nueva teoría que se propone, y soti del
no se reducirían leyes o conceptos teóricos sino rendimientos. mismo tipo que las que permiten decidir si se trabaja con una

p
Esto es; nó sé tl:átaría: de · deducir las leyes y explicaciones de u otra de dos teorías alternativas en competencia.

expliqué, y prediga a[ménof tanto . como Ja anterior. Si este


una teofíi(cte :Otfa iriás otente; sino de que la nueva teoría He hablado en el capítulo segundo de Shapere, de cómo

proyedo -pi,tdfora llevarse a cabo;· fa no acl1inulatividad de los cada de la realidad, de un dominio problemático, lo que es­
Shapere piensa que es la · existencia de una parcela no expli­

cambios de núcleo de las revoluciones teóricas. sería compati­ timula la propuesta de hipótesis, y de cómo las característi-
ble con. el aumento acumulativo de. cpriocjmientos : «La apa­ �
cas de un dominio, su organización y la clase de problemas

lo equiyqcq:, ge Ja tJ.Xpres!ón " a�ull1u.lativ�.". El proceso es no


rente contradicción desaparece en tanto en cuanto se reconoce que genera hacen un tipo de hipótesis plausibles. Querría aña­
dir ahora que Shapere sostiene que el mismo tipo de razones


estructur fos. de las teo�ías sdn disti t s (y, por tanto, existe
acumulativo en el sentido de Kuhn en tanto que los nucleos ,
que hace que se introduzca una teoría cuando no hay ninguna,

en térriíirio.ll .;deJa corice:Pci\5.11 lingiiísU�a . µi;iá · incompatibilidad


n o

I'
explican la introducción de nuevas hipótesis, y que es razona­

del andaiiiJaj e coriceptual yjeórico de' �wfü1s teorías). El pro­


ble aceptarlas si: 1 ) hay un cierto hecho; 2) se puede mos­

ceso es acumü1iitivb en táñto que existe í.üia reducción de la


trar que el hecho pertenece a un conjunto de hechos para el
que se espera una interpretación unitaria (teoría); 3) la teoría
teoría antigua ª Ja nueva» (Stegmüller, 1974: 545). clásica para el dominio al que estos heohos pertenecen no
La posibilidad de establecer un nuevo concepto de reduc­ consigue explicar estos hechos particulares, o lo hace �ólo
ción le parece fundamental a Stegmüller: Piensa que sin re­ mediante la adición de hipótesis arbitrarias; 4) la nueva h1po­ ,
ducciórr no se puede hablar de progreso científico. Sólo hay tesis puede explicar estos hechos con facilidad. « Tanto si se
dinámiea revolucionaria: de teorías, sin que se pueda estar se- trata de un período " normal" como de uno "revolucionario"

[ '.
1 50 151

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1

1

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.

(por usar la engañosa expresión de Kuhn), el estado de un Una de las razones que sin duda explica la recepción en­
dominio en un momento determinado (dentro del qu� debe tusiasta de la aproximación antropológica de Lévi-Strauss en
.

considerarse la información previa) juega un papel iro�or­ la Inglaterra de los años sesenta fue el estancamiento de la

cia puede �esa�wllarse nor?Ialmen�� · y la . mtr�du�cion de


tante en la determinación de las direcciones e� las que l.� cien­ teoría de la filiación, su incapacidad para dar cuenta de .as­
pectos de la cultura no subsumidos bajo el subsistema deno.)
nuevas hipotesis, sean radicales ( revolucionari�s ) o no minado «estructura social» , junto a fallos e inconsistencias
("normales "), puede ser y es habitualmente, mate�ia de deba­ como los puestos de relieve por Lewis ( 1 965) como fos impu­

[
te y discusión» (Shapere, ros. «Ün the Introduction of New tables a Marwick. Pero ningún partidario de la «teoría» de la
Hypotheses in Science», citado por Suppe, 1 97 7 : 699 ) .
'

¡
·¡

alianza se encontrará con dificultades para leer a Evans-Prit­


El que aceptemos una nueva hipótesis o teoda, aunque no chard, con la sola ayuda de un papel para anotar ciertas de­
explique todo lo que la anterior explicaba, �u.ede depender finiciones, ni para entender las funciones políticas que atri­
de la importancia que atdbuyamos al subdommio que la nu�� buye a los linajes nuer. Con la experiencia de cómo los estu­
va teoría explique y que la precedente no era capaz de expli­ diantes de primer ciclo de antropología son capaces de enfren­
car. Aunque, por supuesto, nuestro ideal será un desarrollo tarse a los distintos usos de filiación y descendencia y a las
acumulativo de los conocimientos y si disponemos de dos teo­ distintas definiciones de matrimonio, estoy de acuerdo con
rías que se solapan parcialmente, intentaremos desarrollar una Kuhn ·en que lo que hay envueltos son problemas de traduc­

cera cuyo dominio de aplicaciones englo�e los domi.mos . �e


de ellas hasta que explique lo que explica la otra, o ��a ter­ ción, dificultades salvables si se conocen las dos teorías. El

l
partidario de la alianza puede no leer Los nuer porque no le
las dos teorías precedentes. Seguramente esta es la s1tuac1on interesa, lo que es difícil es que diga que no lo entiende o
1
actual de la teoría antropológica del parentesco. . .
.
-excepto en situaciones polémicas como las · que parecen '

l
Del mismo modo que Stegmüller pensaba que la pos,1b1h­ gratas a Leach- que carece de interés por completo; Dedi­
r
l
i
dad lógica de un progreso ramificado dentro de una teona no caré ·el apartado que sigue a los condicionamientos culturales
debía alterar nuestra confianza en la racionalidad, creo que de la racionalidad.

de investigación o teorías sucesivas se sol�pen solo P.arcia_l­


tampoco debe alterarla la posibilidad de que dos , progra1"?as

en los problemas que T2 explica y de los que �1 no podia dar


mente. Los que decidan aceptar T2 lo haran por su 1?teres ,,,

cuenta En cuanto a las insuficiencias de T2, siempre pueden


La ciencia como · subcultura específica
':, ,
";

1
1
l'
suplirs� recurriendo a explicaciones formuladas en términos
Sosegada la revolución que el primer Kuhn produjo en la
filosofía de la ciencia, podríamos pensar que ha cuajado una
de la teoría anterior. nueva meta-teoría que puede servir para explicar y orientar el
trabajo de las ciencias empíricas. En particular, la distinción
entre los diferentes componentes de una matriz disciplinar, la
definición de las teorías como estructuras atribuidas a fenó­
menos y la discusión sobre el papel de los ejemplares o apli­
caciones paradigmáticas, ha permitido caracterizar de una ma­
nera lógica dos procesos distintos de desarrollo científico: los ·

que atañen a la evolución del núcleo de una teoría, con la


formulación de especializaciones teóricas que dan cuenta de
nuevos dominios, y los que consisten en la propuesta de teo-

152

f.
rías nuevas, que pueden terminar siendo olvidadas o por el �
y ndo el carácter interpretativo de la percepción. El último
contrario imponerse, sustituyendo parcial o totalmente a teo,
capítulo de Needham ( 1983) se dedica a las «Wittgenstein's
rías anterior·es. Arrows». Si las flechas (a) � +--, (b) � �· o (e) +-- � apun­
En estos procesos hay tomas de decisiones que pueden en- tan o no en la misma dirección, es algo que depende del sis­

nuevas aplicaciones de una teoría, o el intento de dar cuentá


. tenderse en términos estrictamente lógicos. La búsqueda de tema que consideremos . Las flechas de (a) y (e) parecen apun­
tar en direcciones distintas , pero lo harían en la misma direc­

l
de un dominio problemático por medio de una teoría ya pro­ ción si en (a) imaginamos un blanco «X» entre las dos flechas,
puesta, son ejercicios en los que se formulan hipótesis que se así � «X» +--, o si en (e) suponemos que están situadas sobre
someten a contrastación. Algunas formas de actividad cien, la superficie de un cilindro. Estos ejercicios, como los · ejem­
tífica pueden ·enfatizar la búsqueda de objetos cuya existencia plos en los que se detiene Hanson ( 1 977: 88 s.) sobre patos
ha sido prevista o negada por una teoría, sean éstos nuevos y ciervos, ancianas parisinas y jóvenes a lo Toulouse-Lautrec;
elementos del sistema periódico, otros planetas del sistema tienen la facultad de enseñarnos a ver cuánto hay de interpre­
solar (como sucedió con Urano), matrimoníos asimétricos con tación en lo que percibimos . Algo semejante hace don Juan
primas cruzadas patrilaterales o sociedades en las que se nie� con Castaneda en aquel viejo libro, no por casualidad citado
gue a la madre toda participación en los procesos fisiológicos por N eedham en este trabajo tan reciente : lo que intenta
de procreación. Otras investigaciones tratan de averiguar lá hacer don Juan con Carlitos es romper su visión del mundo
verdad o falsedad de una predicción o retrodicción determina­ (Needham, 1 983 : 3 1 , Castaneda, 1 968).
da. Otras más, buscan d establecimiento de las reglas de co�
rrespondencia, principios puente, teorías intermedias o leyes
especiales que permitan dar cuenta de un dominio deter­
minado.
También pueden entenderse en términos lógicos las deci­
siones de trabajar en programas de investigación que se reve­
lan progresivos, o en evoluciones progresivas de redes teóricas
en el sentido de Stegmüller.
Menos inmediatos son los cambios de teoría, incluso los Una primera dificul tad para aceptar estos cambios de vi­
« acumulativos» ; aquellos en los que una teoría T1 es substi­ sión depende de la tendencia al relativismo o al dogmatis­
tuida por una teoría T2, cuyo contenido empírico corroborado mo, del monolitismo o la pluralidad de la enculturación reci�
o dominio de aplicaciones bien establecidas incluye el domi� bida. Pero es posible chocar con otro tipo de resistencia y que
nio bien establecido de la anterior. Como han señalado co7 procede de aquellos otros elementos de la matriz disciplina-
rrectamente tanto Feyerabend como Kuhn, los procesos de
reducción no dejan de ser problemáticos porque se piensen
en términos de dominio y no de núcleos estructurales. La sus�
titución de una teoría que da cuenta de un dominio por otra
teoría sobre el mismo dominio, exige un cambio de visión.
Los elementos del dominio son los mismos, pero el sistema in,
tegrado por estos ·elementos y la red de propiedades y relacio�
nes que los vinculan no lo es. Tanto Wittgenstein como Han­
son han enfatizado las implicaciones del « ver que», subra-

1 54 155

r-
r
1

1 i1
¡
i
1 1
ria en el sentido de Kuhn que habíamos dejado de lado: los tido a él ·en sus primeras caracterizaciones del progreso cien­

¡;
componentes metafísicos, que proporcionan analogías y mo­ tífico como un proceso de conjeturas y refutaciones: las con­ ¡,
delos, y los valores. jeturas serían las mutaciones, las refutaciones el proceso de '

1
'

Para un antropólogo no hay (no creo que haya) grandes selección que hace que algunas de las conjeturas provisional­
implicaciones en que la figura adjunta (Hanson, 1977: 91) mente sobrevivan. Toulmin ha enriquecido el uso del modelo \'
s e perciba como un tipo u otro de animal. No ocurre l o mismo darwiniano en la ciencia recurriendo al «pool» genético, que
con la prohibición del incesto. Las mujeres estudiantes de an­ permite pensar el proceso de cambio científico como la varia­

:r
tropología, en especial las próximas al movimiento feminista, ción y perpetuación selectiva de una población de conceptos �:i
l
, --
(Toulmin, 1 977: 144 s.). Para que haya innovación debe de i
1

llT
sienten una especial irritación ante las páginas de Lévi-Strauss
(1 969) ·en las que se explica que son las tendencias natural­ haber presión selectiva: teorías en competencia. Las noveda­ L
mente polígamas de los machos de la especie humana las que des se someten después a selección crítica. Quintanilla (1973)
hacen de la mujer un bien escaso . Needham no parece sentir� oponiendo a la epistemología de Popper l a de Piaget, añadiría
se a disgusto con la idea. Por .el contrario, los hombres estu­ al · «pool» la dotación de formas de operación genética y cul­
diantes de antropología se sienten incómodos cuando se sub­ turalme nte adquir idas. i:.
¡!
'

logía intelectual. si dos teorías dan cuenta de dominios dis­


raya que de una relación sexual potencialmente satisfactoria Hemos de aceptar los límites lógicos de esta suerte de eco­
tanto para el hombre como para la mujer, para el hombre
nada se sigue, mientras que para la mujer puede seguirse un tintos, o .parcialmente distintos, no hay posibilidad de estable­ ,1 · ·
embarazo, o en términos más transparentes, que son las mu­ cer una teoría como superior a la otra (excepto si contáramos

l
jeres las que tienen hijos . Hecho bien familiar que se ve a con una medida de la corroboración). Que se prefiera a una
L
i
otra luz cuando se lo considera posible principio básico de
de ellas, dependerá de las presiones institucionales y de la

l
,.,
una teoría del parentesco. Ejemplo paradigmático de hasta
pertinencia que se otorgue a los problemas que caracterizan
qué punto creencias religiosas o valores sociales pueden ser
a los dominios en cuestión. Y distintas comunidades científi­
cuestionados por teorías científicas fue la oposición desper­
cas pueden trabajar en distintas teorías. Que se trabaje en
tada por el heliocentrismo.
mejorar una teoría o en formular otra alternativa, dependerá
Y hasta aquí se trata de resistencias ante situaciones que
de la presión que ejerzan las anomalías, de la necesidad de
objetivamente se pueden calificar de progresivas desde un pufü /
explicar nuevos dominios, y de la capacidad individual de
to de vista lógico, y en las que se puede esperar que el debate,
creación.
las pruebas, venzan a los prejuicios. Cuando nos encontramos
. Los componentes sociológicos de la ciencia, la necesidad
con procesos de desarrollo científico ramificado, aquellos que. .
de explicar por razones externas ciertas resistencias, ciertas
en el interior de una red teórica pueden llevar a dos especia­
innovaciones, la dificultad de establecer un criterio inequívoco
lizaciones del núcleo divergentes o que consisten en la substi­
tución de una teoría por otra que sólo parcialmente da cuenta de demarcación, h a llevado en ocasiones a negar toda especi­
del dominio de la primera, la carga cultural de la elección se ficidad a la ciencia dentro del sistema cognitivo.
acrecienta. Stegmüller ha hablado de racionalidad pragmáti­ Esto es lo que hace B. Barnes en 1 982, remitiéndose a las
ca y he mostrado mi acuerdo. Pero . a condición de desvelar enseñanzas del primer Kuhn. El concepto central en Barnes
los intereses y objetivos a los que se hace referencia implícita es el de tradición de investigación, que incluye procedimien­
bajo el término «pragmático». tos, representaciones y conceptos heredados y también una
El modelo evolutivo de Darwin se ha invocado con fre­ clase heredada de problemas. Estas tradiciones de investiga­
cuencia dentro de la filosofía de la ciencia. Popper se ha remi- ción son subculturas, y el sociólogo de la ciencia debe estu-

l
' i
1 56 157
. /

fír . ·_ ) a un paradigma, que comparte con él un cierto aire de


7 '

famt· 11a · Se. dice .que es un modelo de . 1 a teoria, _se 1e atn'b9ye


diar las subculturas de la ciencia como el antropólogo estuc c1sa
·
culturas ajenas (Barnes, 1982: 7). . . .
'

estructura, es decir, una serie de propiedades, �el ac�' ones


mecanismos de socialización de los científicos. Y . aquí. eL

El mecanismo de transmisión de esta subcultura son Jos ,
, funciones métricas. Esto es lo que haoe a las teonas c1ent1-
4 �c as capaces de ·explicar pre�eci; . Esto es l,o q�e hace que se
del profesor apoyado por el aparato institucional que léi so� '
viejo Kuhn. Se aprende en libros de texto, bajo la autorida ;
u ·da evaluar a las teonas c1enttficas en termmos de mayor
��
·

l
porta, El entrenamiento científico ·es dogmático y autoritarió; ' enor f.ecundidad para dar cuenta de dominios problec
y no podría ser de otra manera. Lo que el estudiante. debe : máticos. , ,
· - un pato o un t10 ma-
·

No es lo mismo mostrarle a un mno


obtener es una forma de percepción, una visión del mundo .
proporcionada por paradigmas: «De hecho, l a manera más} terno que explicarle a un estudiante la mecánica clásica d�
satisfactoria de describir el conocimiento científico, es simple� artículas o las teorías de Lévi-Strauss sobre la alianza matn­
mente como un repertorio de paradigmas» (Barnes, o.e.: 18)'; � onial; y por otra parte, para trabajar en el desarrollo de la
te oría de la relatividad o en el análisis formal de la� estructu-
Las teorías -continúa Barnes- no se justifican ante los .
as de alianza matrimonial de los pueblos indones10s, no es
estudiant·es. Las tablas de acuerdo entre predicciones y resul�
tados no se incluyen en los libros de texto para justificar las
·
: ecesario suponer que sólo hay una forma de percibir el mun­
do, Por el contrario, puesto que percibimos e interpretamos
teorías, sino para mostrar lo que se entiende por acuerdo. Sé
el mundo de acuerdo con patterns preteóricos muy diversos
aprende por ostensión, como los niños aprenden de la mano .
de sus padres a identificar los patos y a distinguirlos de los (y aquí estaría de acuerdo con Shapere en que no necesaria-
. mente estos patterns son teorías científicas, hay muchas es­
cisnes.

cientes), proponer y/o desarrollar una teoría exi.g e continuas


tructuras interpretativas folk, operaciones, modelos incons"
Y cuando habla del cambio de paradigmas, lo vincula a .
objetivos de predicción y control que en modo alguno consi­ .
rupturas de nuestra visión del mundo, aunque no siempre sean
dera específicos de la ciencia, sino compartidos por distinta$
contrainductivas o dramáticas. · . ··
ideologías (o.e . : 102). .
. Tengo entre manos, desde hace un tiempo, un �royecto
Dos problemas que se suscitan en el libro de Barnes, Ja .
de investigación en ·el que se incluye la comparac1on . entre
falta de especificidad de las subculturas cienty¡cas y el carác­
conceptualizaciones de la pei:sona y la puesta a �rueba de co­
ter neoesariamente autoritario y dogmático dél proceso de en�


rrelaciones hipotéticas entre determinadas relaciones de. pa­
culturación de los científicos, tienen que ver con su interpre�
rentesco y la interpretación de las funciones ·básica� e �a
tación del conocimiento científico como un conjunto de roo:

Í
fecundación el embarazo y el parto. Una de las htpotes1s
delos de problemas y relaciones paradigmáticas que se apren�
ingenuas in ciales era la existe�ci � , de correspo�den��as e�tre
de por ostensión. Hay tanto en el primer Kuhn como en B�r� .
los principios unilineales de fihac10n y la contnbuc10n pnv1-
nes (que se apresura a señalar que no le importa el probabl(!
legiada del hombre o de la mujer en Ja procrea�ión. Co�o es
desacuerdo del segundo Kuhn, p . 34 s.) una identificació� .
bien conocido, y entendiendo filiación en el sentido de Rivers,
errónea de los paradigmas con objetos. Pero las teorías, dé
no en el de Needham, las sociedades unilineales han sido . ma­
acuerdo con el análisis que estoy utilizando, no son cisnes,
yoritarias entre las tradicionalmente estudiadas por los antro­
ni sillas, ni juegos. Son funciones, predicados que atribuyen
pólogos (753 de un total de 1 . 179 en Murdock [ 1967 ] ; de
estructuras a un dominio, que lo constituyen en sistema (Mou­
ellas, 589 patrilineales y 164 matrilineales). De acuerdo con
lines, 1 983 : 328-345). Esta estructura son las condiciones de
estos datos y con la primera hipótesis ingenua reseñada, se
definición de la teoría. Cuando se da cuenta teóricamente de
esperaría una participación mayor del hombre en la procrea-
un dominio no se dice que es análogo (de una manera imp:re�

159
1 58

1-

dades. Por eso una lec­ En definitiva, y aunque comparto lfl esperanza de Toul­
ción en al menos la mitad de las socie
Why te ( 1 978) me puso sobre la pista e min (1977: 1 7-54) respecto a una futura integración de la
tura superficial de
de Whyte, a partn fisiología de la percepción, la sociología del conocimiento y la
una posible falsación. Los resultados
s-Cultural Sample» de psicología de la formación de conceptos que nos devuelva una
de una submuestra del « Standard Cros
derivada del Ethnogra­ imagen unitaria de la ·epistemología, creo que mientras se tra­
Murdock y Whyte ( 1 969) -a su vez
ación del hombre Y de baja ·en esta línea no debería de extremarse la analogía entre
phic Atlas- en relación con la aport

[
entes (Whyte, 1 978: la formación de conceptos en los niños y el desarrollo del co­
la mujer a la procreación, eran las sigui
nocimiento científico, ni entre las tipologías folk y las teorías
20 1 s.):
científicas. Se ha discutido de Lévi-Strauss alguna compara­
ción entre niños y primitivos, pero tal vez no sea indispen­
Frecuencia Porcentaje
sable identificar a los científicos con niños para restablecer el
equilibrio.

1
Por otra parte, una sociología de la ciencia interpretativa,
1) Se atribuye un papel ma­
7 ,5 como la propuesta por Barnes, puede cometer varios errores
yor al hombre
2) Se cree que la contribución si opta por utilizar en la forma en que lo hace una metodología
1
1
es equilibrada o no hay evi­ etnosemántica para el estudio de las teorías científicas: ·

a) Puede considerar que las teorías científicas, las termi­

1
dencia de mayor contribución
87,l nologías de parentesco y las clasificaciones de los colores son

¡
de un sexo u otro 81
3) Se piensa que las mujeres entes de la misma naturaleza.
b) Puede atribuirles los mismos objetivos y fines.

1
tienen un papel más impor­
e) Puede deducir, de la variabilidad, que son visiones del
5 5,4
tante

1
mundo inconmensurables y, en consecuencia, que su mayor
o pienso) que he o menor adecuación (a los objetivos y fines que se le atribu­
Tomé nota del problema, pensando (com
porcentaje de socieda­
11
yen) no puede evaluarse.
de ocuparme de comprobar cuál es el
a por Whyte, Y muy d) Puede perder de vista el contexto social en el· que los
des patrilineales en la submuestra elegid

1
os de l�s 8 1 casow hanunoo de Filipinas clasifican a las plantas por sus caracte­
especialmente, de intentar saber para cuánt
incluidos en la fila 2 no hay evidencia
(!), de analizar la ade­ rísticas cromáticas (Conklin, l964b), y los departamentos de
mi hipótesis so­
1
11
ar despu és física teórica, sociología o antropología enseñan en las univer­
cuación de la muestra, y de revis
papel mayo r en la procrea­ sidades españolas, británicas y americanas. Bajo una óptica
bre la atribución al hombre de un


les. No fui consc iente hasta marxista, los componentes dogmáticos y autoritarios del pro­
ción en las sociedades patrilinea
que me lo hicieron notar, de la ing n
� � a form u a�ión . e ?
mi ceso de transmisión de conocimiento científico tienen menos
ment e d1stm ta parttc1pac 1on del que ver con las distinciones entre patos y cisnes y más con el
hipótesis. Dada la ostensible
mantenimiento de un sistema de status y con la función ideo­
1
y en el parto, en los
hombre y de la mujer en el embarazo
, no dejaría de ser notable que un lógica de los aparatos del Estado.
datos de Whyte ( 1 978)


al hombre Si algo puede caracterizar aL conocimiento científico, es
87 1 % de las sociedades estudiadas atribuyeran
e (si no resulta que su carácter crítico; si algo podemos enseñar a los estudiantes,
y la mujer una contribución comparabl
s para las que sobre Y ·esto hace p articularmente satisfactorias la antropología cul­
lo más notable ·es el número de sociedade
de la enculturación en tural y la aproximación a la ciencia de la filosofía actual, es
este ítem no hay datos ). Malas pasadas
que hay distintas maneras de percibir y representar el mundo.
una sociedad cognaticia.

1 161

1
1 60

· a.
Barnes sustenta en torno a la naturaleza y la forma de trans­


Los fracasos en los intentos de establecer una demarcación
misión de los paradigmas científicos, hay un concepto central
entre ciencia y metafísica no tienen por qué hacer pensar que
en s� libro en el que me interesa detenerme, el concept de
no hay diferencia entre una teoría científica y una tipología


t��diciones de investigación, subculturas donde la investiga­
folk, ni entre una teoría científica y una ideología religiosa o
cton se l eva a cabo con un conjunto de procedimientos, re­
política: « Pues la demarcación que verdaderamente importa
presentaciones y conceptos heredados, sobre un conjunto de
establecer es la que existe entre teorías presentadas como dog­
. clases de problemas heredados también (Barnes, 1 982 : 7).

l
mas mexpugnables -por consiguiente, inmunes a la crítica­
No sé quién fue el primero en utilizar el concepto de tra­
y teorías en principio susceptibles de sucumbir ante esta úl­
dición de investigación, ni en este contexto tiene importancia.
tima» (Muguerza, 1 97 1 : 55).
Harris ( 1 982 : 40) cita a Laudan, que lo utiliza en un sentido
parcialmente diferente: «Una tradición de investigación es un

?
conjunto de presupuestos generales acerca de las entidades y
Principios metateóricos
pr cesos de un determinado campo de estudio, así como de los
metodos apropiados para investigar problemas y construir teo-
A lo largo de todo el capítulo anterior he venido entreco­
rías en dicho campo» (Laudan, 1977 : 8 1 ) . .
millando « teoría» cuando hablaba de la teoría de la alianza
. Semejanzas parciales presentan también tanto el concepto
o de la teoría de la filiación. La razón es que bajo estas dos
de tradiciones de Barnes como el de Laudan, con otros con­
expresiones, no sólo no se alude a teorías en sentido restrin­
ceptos como el de «disciplina» en Toulmin (1977) . «matriz
gido, sino que se incluyen más componentes de los que corres­
disciplinar» en Kuhn (1971b y 1 979), «orientaciones teóricas»
ponderían a una teoría en sentido amplio, sea éste el de Sneed
e? Kaplan y Manners (1 979), y «estrategia de investiga­
-un núcleo constituido por los modelos y las ligaduras, más , .
c1on» en Harr1s ( 1 978a, 1981a, 1 982), que exhiben un « aire
las aplicaciones paradigmáticas-, el de Kuhn -generaliza­
de familia» que parece que permite clasificarlos juntos en una
ciones simbólicas que adquieren a través de ejemplares su
clase politética en el sentido de Needham. Como hiciera Leach
contenid? empírico- o el de Lakatos : el núcleo intocable y
con los distintos usos del término matrimonio, voy a tratar de
los sucesivos desarrollos de un programa de investigación.
analizar .los componentes que se incluyen en estos conceptos
Ya hemos visto que Schneider usaba con precauciones los
que, si efectivamente constituyen una clase politética, se sola­
términos acuñados por Dumont y que al hablar de « teoría de
parán parcialmente.
la alianza» y «teoría de la filiación», sólo quería significar que
No he incluido en esta lista, que en absoluto es cerrada,
«en ciertos aspectos cuidadosamente determinados (la cursi­
conceptos como «paradigma» o «programa de investigación» .
va es mía) Lévi.:Strauss, Dumont, Leach y Needham están
Paradigma o equivale a «matriz disciplinar», o s i tiene el sen­
generalmente de acuerdo entre sí y en desacuerdo con Portes,
tido de ejemplar está incluido en este segundo concepto, del
Goody, Gough y Gluckman, que a su vez están más de acuer­
mismo modo que tanto los «principios disciplinares�> de Toul­
do 'en ciertos puntos entre sí que con los anteriores» (Schnei­
min como sus «principios teóricos» están incluidos en su con­
der, 1 965 : 73).
cepto de « disciplina». En cuanto al «programa de investiga­
Dilucidar cuáles sean estos acuerdos, es un tema que es
ción» de Lakatos, entendido como una serie de teorías t1,
necesario abordar para discutir si es posible o no la compa­
t2, . . . tJ, muy semejantes, presenta más analogías con otros

1:
ración entre diferentes desarrollos científicos. Aunque . por su
conceptos como el de red teórica, que significan una teoría
naturaleza creo que no sería posi:ble establecer un inventario
en sentido amplio, mientras que el concepto de «metodología
exhaustivo de todos ellos. Volvamos a Barnes.
de los programas de investigación» podría integrar otra clase
A pesar del desacuerdo ya expresado sobre las tesis que

1:
1 63
1 62

¡�
[
abordar problemas teóricos o p ácticos» (p. 152), y en resol­
politética con otros conceptos, entre los que incluiría el de r
«ciencia normal» de Kuhn, el de «variación y selección con­ ver los problemas científicos, que son las diferencias entre los
ceptual» de Toulmin y el de « evolución de una red teórica», ideales explicativos y las capacidades corrientes . Esto es el
de Sneed, Stegmüller y Moulines. De una manera un tanto principio de explicación de la variación y selección de con­
impresionista, se podría pensar en las disciplinas, las tradi­ ceptos y teorías que Toulmin considera fundamental dentro
ciones de investigación o las matrices disciplinares como lo de su modelo evolutivo.

[
que comparte una comunidad de científicos, y de la ciencia Pasemos ahora al concepto de matriz disciplinar de Kuhn.
normal y el desarrollo de los programas de investigación como Como sabemos, lo desarrolló en tres artículos distintos que se
lo que hacen los científicos que comparten la misma tradición. publicaron en 1 969, y que, con ligeras variantes, tratan de
Agrupación vaga porque, insisto, los conceptos que estamos responder a las críticas a la ambigüedad del término «para­
discutiendo no constan de los mismos atributos. digma» . Los tres artículos fueron redactados en orden inverso
Como he tratado de mostrar, el concepto de evolución de a su traducción al castellano, es decir, Kuhn ( 1 979); Kuhn
una red teórica ha permitido reconstruir en forma lógica ia (19 75a) y Kuhn ( 1 97 1 b). Más explícitos sobre las matrices
idea de un período de ciencia normal o de desarrollo de un disciplinares son Kuhn ( 1 979) «Segundas reflexiones sobre
programa de investigación, del mismo modo que el núcleo paradigmas», y Kuhn ( 1 97 1 b) «Posdata: 1 969» en La Estruc­
de una teoría tal como lo han analizado Sneed y quienes tura de las Revoluciones Científicas, especialmente este último.
trabajan en la misma línea, ha permitido dar cuenta de la En los tres hay un propósito común, responder a los críti·
estabilidad del núcleo de un programa de investigación o de cos, y en particular a Masternam ( 1 975 [ 1 965] ), que al ana­
la vinculación entre ejemplares y generalizaciones simbólicas. lizar la naturaleza de los paradigmas kuhnianos había consta­
Lo que nos interesa ahora son los atributos metateóricos que tado que por «paradigma» se entendía desde «logros científi­

l
caracterizan a aquella primera familia de conceptos. cos concretos » a un «conjunto característico de creencias y
En La comprensión humana de Toulmin, el concepto de preconcepciones», incluidos en este último cometidos instru­
disciplina es un concepto central. Una disciplina incluye una mentales, teorías y metafísicas.
población de conceptos y teorías y unos principios disciplina­ Kuhn acepta la crítica, pero piensa que hay dos usos bá­
rios o ideales explicativos (también ideales de orden natural), sicos subyacentes : « Cualquiera que sea su número, los usos
que son los que hacen que determinados aspectos de un do./ de " paradigma " en el libro se dividen en dos conjuntos bási­
minio resulten problemáticos, así como una tradición comu­ cos que requieren diferentes nombres y un análisis distinto.

[
nal de procedimientos y técnicas para abordar problemas teó­ Un sentido de paradigma es " global '', abarcando todos los
ricos y prácticos. Los científicos «ubican y especifican lós cometidos particulares importantes y, de este modo, es un
inconvenientes de sus conceptos corrientes reconociendo la subconjunto del primero» (Kuhn, 1979: 5 10).
distancia entre su capacidad común para " explicar " los carac• Nos hemos detenido ya en el uso particular de paradigma
teres importantes del mundo natural y las ambiciones expli­ como ejemplares, devolvámoslo ahora a su contexto global,
cativas definidas por sus ideales corrientes de orden natural el de las matrices disciplinares.
o modelos de inteligibilidad completa>> (Toulmin, 1977 : 1 62). Es en Kuhn ( 1 979: 5 1 3 s.), donde se introduce el término
Son, por tanto, los principios disciplinarios los que definen «matriz disciplinar» : «disciplinar», porque es la posesión
los objetivos básicos de una ciencia y J.e dan una unidad y común de los que practican una disciplina profesional; «ma­
una continuidad reconocibles (p. 1 33). Los miembros de una triz», porque está compuesta de elementos ordenados de varias
comunidad científica que forman parte de una disciplina tra­ clases, cada uno de los cuales requiere especificación. No in­
bajan en «aplicar y mejorar los procedimientos y técnicas para tenta una lista exfüaustiva, sino que trata de identificar tres

1 64 1 65

¡-
:1
de ellos, que por ser centrales para la función cognitiva del
grupo supone que interesaban de modo particular a los filó­
sofos de la ciencia. Se refiere a ellos como generalizaciones
a las predicciones: deben ser exactas; las predicciones cuan­
titativas son preferibles a las cualitativas, cualquiera que sea
¡
ll
11
el margen de error permisible, éste debe ser satisfecho conse­
·¡

[
simbólicas, modelos y ejemplares. En Kuhn ( 1 97 1 b : 268 s .),
cuentemente en un campo dado, etc.), valores que se utilizan
añade un cuarto elemento de las matrices disciplinares, los
en el enjuiciamiento de todas las teorías (éstas deben permitir,
valores compartidos .
antes que nada, la formulación del enigma y su solución ;

l
Poco debemos añadir a lo y a discutido sobre las generali­ deben d e ser, hasta donde sea posible, simples, autoconsisten­
zaciones simbólicas del tipo f = m X a, que en parte funcio­ tes con r·especto a otras teorías comúnmente extendidas, com­
nan como leyes y en parte como definiciones de alguno de los
patibles y plausibles) y un tercer tipo de valores, directamente
símbolos que enumeran, y de los ejemplares. Nos interesan en sociales, por ejemplo que la ciencia no debería (o no necesita)
este punto los otros dos tipos de elementos, los modelos (que
ser socialmente útil (Kuhn, 1 97 1 b : 282 s.).
no deben pensarse como modelos teóricos, tal como los he Los valores del segundo tipo pueden variar considerable­
definido en el capítulo segundo) y los valo1;es. mente de un individuo a otro, mientras que los juicios de exac­
En el libro de 1 962 se refería a los modelos como «para­ titud son relativamente estables, aunque no del todo. No suce­
digmas metafísicos » o como «partes metafísicas del paradig­ de así con los juicios de simplicidad, incompatibilidad, plausi­
ma» . Los modelos son formas de representar los fenómenos bilidad, etc. Una anomalía puede ser aeeptada por un científico,
sobre los que los acuerdos del grupo varían, con consecuen­ con la esperanza de que la dificultad terminará por resolverse,
cias no triviales, a lo largo del espectro que va desde los mo­ o ser considerada por otro una incompatibilidad insoportable.
delos heurísticos a los metafísicos (Kuhn, 197 1 b : 282, y 1 979, Se ha considerado que ésta era una debilidad insalvable en la
nota 9, p. 5 1 3), porque en el límite pueden llegar a propor­ teoría de Kuhn, porque abría la puerta a la subjetividad y a
cionar al grupo una ontología. Pero la naturaleza de las fun­ la irracionalidad. Pero Kuhn responde -y creo que correcta­
ciones cognitivas de los modelos ontológicos y de los modelos mente- que es más bien una característica inherente al desa­
heurísticos le parece a Kuhn la misma : proporcionan al grupo rrollo científico. Si todos los científicos de la comunidad res­
las analogías y metáforas preferidas o permisibles, y así « ayu­ pondieran a cada anomalía declarándose en crisis, o acepta­
dan a determinar lo que será aceptado tanto como una expli­ ran cada teoría que se propone, o si, por el contrario, nadie
cación o como una solución-enigma, e inversamente, ayudan reaccionara ante las anomalías, ni corriese el riesgo de traba­
a la determinación de la lista de enigmas sin solución y en la jar con una teoría nueva, no habría ciencia. Kuhn ( 1 97·1 b :
evolución de la importancia de cada una de ellas» (Kuhn, 286) habla de una suerte de distribución de riesgos que ase­
197 1 b : 283 ). gura el éxito a largo plazo.
Sin embargo, Kuhn advierte que los miembros de comu­ Dentro ya del campo de la antropología, Kaplan y Man­
nidades científicas no deben compartir necesariamente mode­ ners ( 1 979 [ 1 972] ) han utilizado, tomando como modelo a

!
los heurísticos, aunque usualmente los comparten. Merton ( 1 967), el concepto de orientación teórica.
Los valores, por último, son menos específicos de una Estos autores empiezan por distinguir entre la metodolo­

1
matriz disciplinar, y son compartidos por diferentes comuni­ gía, que en su sentido más . preciso se ocupa de la forma o de
dades científicas, en mayor medida que las generalizaciones la lógica de la investigación científica, y las teorías, que se

1
simbólicas o los modelos. A esto atribuye Kuhn el que los ocupan de entidades que tienen implicaciones empíricas espe­
·Científicos naturales tengan un sentimiento de comunidad cíficas y de su interrelación. A diferencia de las teorías, los
única. temas y los problemas metodológicos no se limitan en general
Distingue Kuhn entre valores precisos (los que se refieren a una disciplina, sino que pueden ser vistos en el contexto de
.,.

l:
166
l·: . "

r
\ ·,,

un grupo de ellas o, en un nivel más general, en términos de


toda la investigación científica ( 1 979: 67). Las metodologías
son formales, mientras que las teorías son esenciales.
Sin embargo, en ciencias sociales lo que con frecuencia
.
·

, -',-
-�
pendiente". El otro ejemplo de Merton es la orientación de
Malinowski considerando que la formación de sentimientos
era determinad a por la estructura social, de ahí su examen
de la noción freudiana de complejo de Edipo en una socie­
1"1 .,
. 'j

·1 ·
'
r
es considerado como metodología puede estar relacionado
con algo más que con los procedimientos formales de la inves­
dad de estructura diferente a la de Europa Occidental (citado
por Kaplan y Manners, 1 979: 68 s.). En ambos casos, las l1¡
[
orientaciones generales indicaban la relevancia de algunas
1r
tigación. Ésta sirve para orientar a los científicos sociales ha­ ·�
variables estructurales; la tarea de averiguar qué variables

11
ci� los problemas esenciales que les interesan y, por consi­
debían ser incluidas en cada problema concreto debía de rea­
,1
guiente, puede tener implicaciones teóricas definitivas. Son
estos enfoques los que los autores han querido diferenciar con
la expresión « orientaciones teóricas», porque les parecen
lizarse posteriormente.
En definitiva, para Kaplan y Manners las orientaciones �·
Ji

·I
« �lgo m�, s que las metodologías estrictamente formales y al teóricas son «formas de seleccionar, conceptualizar y ordenar :¡:
I•

mismo tiempo algo menos que teorías completamente madu­ la información, para responder a cierto tipo de cuestiona­
, ¡;
¡,
.
ras» (ibídem). E indican que los antropólogos a veces usan mientos. Estos enfoques pueden ayudar a generar teorías,
términos como metodología, ·enfoque teórico y enfoque meto­ pero no son, en sí, teorías» (o.e . : 69).
dológico indistintamente, pero el contexto suele aclarar cuán­ En el capítulo que, en la Introducción crítica a la teoría
do estos términos se refieren a lo que proponen llamar orien­ antropológica, dedican a las orientaciones teóricas en antropo­
taciones teóricas en lugar de referirse a una metodología pu­ logía, se ocupan de los dos ·evolucionismos, el decimonónico y
ramente formal. el actual, del funcionalismo, de la historiografía y de la eco­
logía cultural. Problemas especiales les plantean los antropó­
Pa�a el c:ontenido remiten a Merton (1967: 141 s.), y a

L
logos que se han ocupado de los enfoques conceptuales nati­
sus orientaciones sociológicas generales. Kaplan y Manners
vos, porque se trata de un interés manifestado de distintos
ha� preferido hablar de orientaciones teóricas, porque «orien­
modos por el estructuralismo, la etnociencia, la etnosemánti­
tac1o�es antropológicas generales» les pareció una expresión
l
l
ca, el análisis componencial, etc. Kaplan y Manners dudan si
excesivamente embarazosa.
integrarlas parcialmente en el funcionalismo (parte de los tra­
De acuerdo con Merton, lo que estas orientaciones inclu­
¡
!
bajos de Lévi-Strauss), la ecología cultural (p.e. las formas de
yen son «postulados generales que indican los tipos de varia- " f

b es que deben tom�rse en consideración, en lugar de espe­


¡ clasificar y categorizar el medio ambiente), y por último optan

l
. por tratarlos en capítulo aparte, atendiendo a su carácter me­
cificar ciertas relaciones entre variables particulares». Así
todológico especial, puesto que «el nuevo enfoque formal de
proporcionan «el armazón más general para la investigación
empírica», su función es «proporcionar un contexto general los " modelos nativos " incorpora algunos elementos metodoló­

J
gicos tomados de la lingüística, de las ciencias de la comuni­
para la investigación y facilitar el proceso para llegar a deter­
cación, de la cibernética, de la lógica simbólica, etc.» (o.e. 70) .
minadas hipótesis» .

í
t Volveré sobre esta clasificación.
Dos ejemplos d e Merton apoyan s u argumentación. Uno

J'
El último concepto de esta familia que me propongo ana­
son las hipótesis genéricas de Durkheim sobre la causa de los
lizar es el concepto de estrategia de investigación de Harris.

!
hechos sociales, que debe buscarse entre los hechos que les
Harris lo utilizó en The Rise of Anthropological Theory,

i
preceden, sobre la identificación del factor social con las · nor­
1968 (Harris, 1 978a) y la definió en la revisión de Culture,
mas institucionales que orientan el comportamiento y sobre la
conveniencia de mirar a l a sociedad como «un sistema inte­
¡ Man and Nature, su introducción general a la antropología
cuya versión primera es de 1 97 1 . (Las citas son de Harris
grado de partes interrelacionadas y funcionalmente interde-

.¡ 1 69
1 68
[ 1 98 la], traducción castellana de la tercera edición.) En este t98 1a) reconstruye, con mayor o menor fortuna, la historia y
texto sostiene que para explicar la diversidad de las investiga­
los problemas generales de la antropología, y el mismo aµtor
ciones que realizan los antropólogos y las conclusiones que ex­
(1980, 1 98 1 b, y capítulo 4 de 1982) da cuenta de todos o casi
traen de ellas hay que tener en cuenta dos cuestiones cen­
todos los enigmas de la cultura, amenazando con (para otros,
trales:
prometiendo) hacer de la antropología una ciencia no ya ma­
a) Si consideran o no que para el estudio de los fenóme­ dÜra, sino completa. En un apéndice a 1 981a (p. 550 s .), cla­

L
nos humanos es útil emplear los métodos que los científicos
sifica así las estrategias de investigación alternativas : A) Ideo­
usan para estudiar los fenómenos naturales (se trata de la
gráficas: difusionismo, particularismo histórico, fenomenolo­
vieja distinción entre quienes piensan que la antropología ha
gía; B) Nomotéticas: sociología, funcionalismo estructural,
de ser una disciplina idiográfica, que se ocupe de establecer
cognitivismo, antropología psicológica, estructuralismo, mate­
proposiciones o afirmaciones particulares, frente a quienes
rialismo dialéctico, eclecticismo.
consideran, por el contrario, que la antropología ha de ser un Volveré también sobre la clasificación de Harris de las
estudio nomotético, encaminado a la búsqueda de explica­
estrategias de investigación y sobre el uso que hace de su ma­
ciones científicas y al establecimiento de leyes).
terialismo cultural. Pero sin separarme ahora del fema central,
b) Aun si se buscan explicaciones causales, hay que tener he de prestar atención a Harris ( 1 982 [ 1 979 ] ), que se dedica
en cuenta las discrepancias respecto a cuáles puedan ser las por completo a definir el materialismo cultural como estrate­
causas de las instituciones y de los estilos de vida. gia de investigación y a compararlo con otras estrategias de
A estos supuestos básicos, en torno a la pertinencia de la
investigaciones alternativas. En este trabajo el concepto de es­
ciencia para la experiencia humana y en torno a la presencia trategia de investigación se hace más cbmprehensivo: «Por
o ausencia de diferentes clases de procesos causales, es a Jo estrategia de investigación entiendo un conjunto explícito de
que llama Harris «estrategias de investigación» y de los que
directrices relativas al estatuto epistemológico de las variables
piensa que influyen fuertemente en el tipo de investigación
a estudiar, las clases de relaciones o principios sujetos a leyes
. que realizan los antropólogos y en las conclusiones que ex­
que probablemente manifiestan tales variables y el creciente
,: traen ( 1 98 l a : 1 6 s.).
corpus de teorías interrelacionadas a que la estrategia ha dado
Inmediatamente precisa la suya, el materialismo cultural, lugar hasta el presente» (Harris, 1 982 : 42); y se presenta
-,· -que es: ,, como un esfuerzo por seguir las recomendaciones de los filó­
1) Cientifista, porque pertenece al grupo de las estrategias sofos de la ciencia y convertir presupuestos rudimentarios, im­
de investigación que sostienen que la tarea fundamental de la plícitos e inconscientes en directrices organizadas, explícitas Y

tegias de investigación» « [ ] a la vista del desacuerdo que


antropología es dar explicaciones causales de las diferencias conscientes. Para estas directrices propone la expresión «estra­
y semejanzas en el pensamiento y la conducta que hallamos . . .

entre los grupos humanos. atañe a la equivalencia parcial de términos como "paradigma"
2) Materialista, porque parte del supuesto de que el mejor (Kuhn), " tema" (Holton), "programas de investigación" (La­
modo de realizar esta tarea consiste en estudiar las constric­
katos), " tradición de investigación " (Laudan) y "proyecto "
ciones materiales a que está sujeta la existencia humana; cons­ (Maxwell) . Tiene la ventaja sobre "paradigma " , " tema" Y
tricciones que provienen de la necesidad de producir alimen­
" tradición" de que denota una explicitud consciente, y es
tos, abrigos, útiles y máquinas y reproducir las poblaciones
preferible a "programa" o "proyecto ", que llevan la conno­
humanas dentro de los límites fijados por la biología y el me­
tación de rígida adhesión a una serie preesta,blecida de obser­
dio ambiente. vaciones y experimentos» (Harris, 1 982 : 4 1 ).
En términos. de este materialismo cultural, Harris (1978a, Una vez definido el concepto de estrategia de investiga-

1 70 171

--<=z:h'+G'-f-- &4&& _," 5 ,


antropólogos describan explícitamente sus objetivos, reglas y

1
ción, Harris se muestra de acuerdo con Laudan ( 1977), res­
presupuestos básicos, y pienso que su propio esfuerzo de ex­
pecto a la necesidad de evaluar comparativamente tanto las
plicitación es notable dentro de la antropología contempo­
teorías como las tradiciones de investigación, y con Maxwell
( 1974a y 1974b), respecto a la posibilidad de evaluar ciertos ráne a.
Pero, ¿ cómo comparar los «paradigmas»? Lejos de propo­
paradigmas y teorías si aceptamos un supuesto crucial acerca
ner un principio metafísico general, o un nuevo término fren­
del propósito de la ciencia : que la meta final de la ciencia es
te a tradición de investigación, disciplina, matriz disciplinar,
descubrir el máximo grado de orden inherente al universo o a

[
orientación teórica y estrategia de investigación, que son los
cualquier campo de estudio . Maxwell piensa que este «empi­
elementos de una clase no cerrada que he defindo con detalle,
rismo orientado hacia una meta» -la expresión es suya- per­
voy a tratar de obtener alguna luz de un análisis componen­
mite comparar núcleos o paradigmas rivales en el momento
cial de estos conceptos .
en que se proponen, puesto que podemos valorar a priori la
promesa que encierran ( 1974a: 152, citado por Harris, 1982 :
Conceptos A tributos
40 s.). Hay implícita una idea de crecimiento acumulativo de·
la ciencia que también se constata en Harris : «Debemos acep­ l. Tradición de investigación a procedimientos
tar la posibilidad de evaluar las consecuencias de la falsa­ (Barnes) b representaciones
ción en relación con una red de teorías interrelacionadas y c1 conceptos
estar preparados para aportar una teoría, en substitución de c2 clases de problemas
la rechazada, que encaje " mejor" en esta o en otra red de
11. Tradición de investigación b presupuestos generales
teorías ("mejor" en el sentido de que ayude a explicar -pre­ -·
(Laudan) acerca de las entidades y
decir, describir- más cosas que la teoría rechazada)» procesos de un campo de
( 1 982 : 39).

l
estudio
Por lo demás, Harris, que a diferencia de Maxwell utiliza a métodos apropiados para
paradigma como «matriz disciplinar», piensa que el «empiris­ investigar problemas y
mo orientado hacia una meta» también permite comparar pa­ construir teorías
radigmas : « Los paradigmas cuyo objetivo consiste meramente
111. Disciplina b ideales de orden natural
en averiguar qué es lo que hay en un determinado campo, ,,,
(Toulmin) (p.e. que todas las funcio­
desinteresándose por el descubrimiento de relaciones ordena­ nes fisiológicas deben ser
das, se consideran así acientíficos o, como mínimo, menos explicadas en términos
científicos que sus competidores» · (ibídem : 40). químicos) ·

Tengo que confesar que si bien entiendo la distinción en­ a procedimientos y técnicas
tre disciplinas idiográficas y nomotéticas, qué puedan ser pa­ para abordar problemas

[
radigmas menos científicos que otros, se me escapa. Pero a teóricos · y prácticos
pesar de las discrepancias con algunas de las consideraciones e población de conceptos y
de Harris acerca de las estrategias de investigación y la estruc­ teorías
tura de la ciencia ( 1 982: 20-43), en especial con el uso no dis­ IV. Matriz disciplinar c1 generalizaciones simbólicas
criminado de paradigmas y programas de investigación, con el (Kuhn)
supuesto de que el desarrollo científico es progresivo y con su b modelos ontológicos _y
forma de evaluar las estrategias de investigación alternativas, heurísticos
estoy de acuerdo plenamente con él en la necesidad de que los d valores metodológicos

1 72 173

r
e valores sociales VIII
CONCEPTOS 1 11 111 IV V VI VII
c2 ejemplares

V. Orientación teórica b postulados sobre los tipos A


(Merton, Kaplan y fundamentales de varia­ T a a a

Manners) bles (que proporcionan R


formas de seleccionar, 1 b b b b b b
B

[
conceptualizar y ordenar la
información) u C¡ e C¡ e e C¡
T C2 C2
VI. Estrategia de investigación f presupuestos sobre el esta­ o
(Harris) tuto epistemológico de las s d
variables (en un dominio o e
campo de investigación de­ f
terminado)
b hipótesis sobre tipos de

Sin dificultad, podemos devolver a Jos atributos nombres


relaciones y principios so­
metidos a leyes
que nos son familiares : a) métodos y técnicas de cada disci­
plina particular; b) orientaciones teóricas; e) teoría y concep­
e corpus creciente de teorías

tos teóricos; d) valores metodológicos y cánones de evalua­


interrelacionadas
g objetivos de las ciencias
particulares o de la cien­ ción; e) valores sociales; f) presupuestos epistemológicos so­
cia en su conjunto bre las variables a estudiar.
Si puedo permitirme una pequeña y poco insistente suge­
rencia terminológica, llamaría a los valores sociales «princi­
r
f--
Si a esta lista de conceptos añadimos ahora «programa de
investigación» o «red teórica» nos encontramos con variantes pios extrateóricos» (seguramente hay otros, como las presio­
del atributo «e» : nes institucionales), y a los valores m0etodológicos y los pre­
supuestos epistemológicos sobre las variables, «principios me­
VII. Programa de investigación e sucesión dé teorías con un tateóricos» .
(Lakatos) núcleo común Antes de utilizar este análisis para volver, por última vez
y en el marco concreto de las orientaciones metateóricas en
VIII. Red teórica c1 sucesión de elementos teó­
(Stegmülier, Mouiines) ricos que son especializa­ antropología, sobre los problemas generales de la compara­
ciones de un núcleo inte­ ción, quisiera hacer algún comentario a la matriz de atributos
grado por modelos y liga- y conceptos que antecede.
c2 duras A pesar de la denominación familiar de los atributos, no
debemos de subestimar su carga teórica. Un atributo como
Si construimos una matriz en la que aparezcan reordena­ «a», aparentemente neutro, está estreohamente relacionado
dos Jos atributos que integran cada uno de los conceptos, el con «b» y también con «f». Pensemos en la resistencia de al•
resultado es éste: gunos antropólogos a «usar» en antropología métodos estadís­
ticos habituales e n sociología, o en la utilización, considerada
tan relevante por Kaplan y Manners, de métodos tomados de

175
174

1-
la lingüística, la cibernética y la lógica simbólica en los análi� modelos como heurísticos, a profesar alguna forma de realis­
sis formales que parten de la concepción de la cultura como mo hipotético.
un sistema de comunicación. En cuanto a los valores que introduce Kuhn en la caracte­
En esta misma línea es necesario recordar que en «C» se rización más completa de la matriz disciplinar, he separa­
incluyen concepciones distintas de las teorías y de su carácter do valores metodológicos y valores sociales. Es verdad que los
más o menos sistemático. Toulmin insiste en la falta de siste­ valores metodológicos son problemáticos y que deben de ser
maticidad cuando elige la expresión «poblaciones de teorías y escrutados con el mismo detenimiento que los otros principios
conceptos» y piensa en vna «población histórica» de conceptos metateóricos. Pero si analizamos junto a éstos los valores so­
y de teorías lógicamente independientes, cada uno con su his­ ciales, expresión de contenido amplio y diverso, hemos de t-

toria, su estructura y sus implicaciones propias (Toulmin,


1977: 1 39). En cuanto a la distinción «C1» y «Cz», he querido
aceptar que el concepto de comunidad científica, en sí mismo
laxo, lo sea tanto que en el límite cada comunidad científica l
apuntar con ella a aquellas concepciones de las teorías que estará integrada por un individuo.
suponen una definición intrateórica de los términos t-teóricos, Veamos ahora las relaciones entre atributos suprateóricos
y que en consecuencia incluyen ejemplares o modelos en la en el dominio de la antropología.
definición de las teorías.
A lo largo de este capítulo he prestado una atención espe­
Orientaciones metateóricas en antropología
cial al análisis de las teorías de Sneed-Stegmüller-Moulines
porque proporcionan valiosas claves para la comprensión del
La introducción en la discusión sobre la lógica de la in­
desarrollo científico, que en filosofía de la ciencia se plantea
vestigación científica de los presupuestos acerca del estatuto
casi siempre a partir de las ciencias «fuertes», como las mate­
científico del objeto de estudio, a través del concepto de es­

L
máticas o las ciencias naturales, pero mi impresión es que
trategia de investigación de Harris, es absolutamente funda­
para la mayor parte de las teorías antropológicas debemos re­
mental para entender las distintas líneas del trabajo antropo­
currir a análisis más informales, como los de Hempel y Rud­
lógico.
ner o, en el mejor de los casos, si tratamos . de teorizar sobre
No es por casualidad que esta incorporación se produzca
sistemas, a la axiomatización de Suppes. La razón es que el
precisamente por la aportación de un antropólogo. Los otros
estructuralismo de Sneed se ha aplicado, al menos hasta aho-/
conceptos recogidos en la matriz fueron acuñados por filóso­
ra, a teorías propuestas sobre dominios para los que se pos­ fos, científicos e historiadores de la ciencia que reflexionaban
tulan magnitudes cuantificables, mientras que en antropología sobre ella; no dudaban de su pertinencia en un campo deter­
predominan las teorías cualitativas, y la introducción de mag­ minado. En antropología, en cambio, la discusión sobre el
nitudes tiene un carácter predominantemente convencional y carácter científico o no científico de la disciplina es una discu­
operacionalista. sión previa, que permea toda su historia. No olvidemos que
El problema fundamental con las orientaciones teóricas la distinción idiográfica/nomotética tuvo en su inicio, al ser
es el deslizamiento que discutía Kuhn entre modelos y presu­ propuesta por el neokantiano Wilhelm Windelband, una con­
puestos ontológicos y heurísticos. En ocasiones los análisis on­ notación peyorativa hacia el empleo de métodos racionalistas
tológicos -las discusiones sobre los tipos de cosas que hay­ en el estudio de la cultura humana.
son imprescindibles, y he tenido que recurrir a Moulines En consecuencia, si reordenamos en términos de determi­
(1 983: 227) para discutir si las teorías son o no cisnes. Pero nación los atributos de la matriz, encontramos que el debate
me siento más inclinada a pensar en los presupuestos y en los en antropología empieza por su cientificidad:

1 76 177
[
A) / : estatuto epistemológico del objeto de estudio
Ple)O O u n detalle debe ser separado d e s u matriz cultural para
· ..

d: metodología científica a utilizar, en el caso de que


· ·.

se adopte una orientación cientifista


.
que pu eda ser comparado con los de un contexto soc1ocu • 1tura1
B) b : orientaciones teóricas diferen te» (Kap lan y Mann ers, 1 979: 25).
. .
a: métodos y técnicas de investigación particulares . E tos autores distinguen dos tesis dentro del relat1v1smo.
C) c: corpus de elementos teóricos: conceptos, clasifica­ :
En s s términos, la tesis ideológica del relativismo, que es la
que acaba de ser definida, establece que cada .
cultura es una

[
ciones, teorías .

'
Podríamos hablar de A = < /, d > como orientaciones. con fig uración única, eón su propio saber, estl 1 o y espmtu ( 1ºb'1-
. . .
=
.
, ·

metateóricas y de B
. .
< b, a > como orientaciones teóricas. dem). Frente a .ella, la tesis metodologzca del relativismo, « no s
metateóricas. No tendría inconveniente en llamar a < /, d,. recuerda claramente que al estudiar culturas diferente¡¡ a la

.
.
b, a, e > estrategia de investigación. En relación con el uso nuestra debemos tratar de no de1arnos mflmr por nuestras pre-

!
actual en antropología sólo sería necesario advertir que se concepciones culturales» (o.e.: 27).
.
trata · de un concepto más inclusivo que el de Harris, y que . Si la tesis metodológica del relativismo es tan impor ante
incorpora explícitamente el concepto de « orientación teóri­ en antropología que no sería reconocido como antropolo?o
ca», cuyo valor es indudable. Puede pensarse que lo que el nadie que no la compartiera, y al mismo tiempo en lo que �1e-
concepto de estrategia de investigación denota se aproxima ne de crítica al etnocentrismo constituye la mayor aportación
,
tanto a lo que siempre han llamado «escuela» los historiado­ de 'la antropología a la sociedad contemporane� , co_n traponer-
.
res de la antropología, que era innecesario tan largo camino la a una « tesis ideológica» me parece termmolog1camente


para llegar a él. Pero creo que este camino ha permitido acla­ ·
desafortunado .
rar los componentes sociológicos, lógicos y teóricos del cono­ Porque «ideológico» connota juicios e valor, y au:ique
cimiento científico y que facilita el análisis de las distintas haya juicios de valor implícitamente defimdos en las �pc1�nes
propuestas . de construcción teórica en antropología. En par­ metateóricas, la opción entre relativismo y co�paracion tle?e
ticular, la discusión sobre las líneas básicas de las distintas un contenido epistemológico preciso. La may� na de las soc�e­
.
orientaciones metateóricas es necesaria en este trabajo, porque, dades tienen instituciones aparentemente analogas -fam1ha,
como indiqué en la Introducción, la aproximación a la filoso­ educación de los niños, mantenimiento del orden- pero c�n
fía de la ciencia sólo tiene interés para un a;itropólogo si se estructuras internas e interrelaciones distintas. Lo hemos vis­
acepta la posibilidad de una antropología científica. No me to a propósito del matrimonio (Leach), lo hemos visto a pro­
ocuparé, en cambio, de las orientaciones teóricas y metodoló­ pósito de la prohibición del incesto (Needham, Goody), lo
.
gicas. En relación con las metateóricas, tras este planteamien­ hemos visto a propósito de las sociedades con grupos de fiha­
ción (Lewis). No es extraño que se haya dudado de la existen­ _
to general dedicaré el último capítulo a especificar la orienta­
ción metateórica nomológica, hipotético-deductiva y compara­ cia de leyes transculturales, de uniformidades fuera de orde_n a­
tivista que he venido defendiendo. mientos institucionales específicos. Ni que muchos antropolo­
Es una cuestión de presupuestos epistemológicos la que gos se resistan a la comparación si lo que se propone es una
opera la primera dicotomía metateórica entre relativismo y especie de mínimo denominador común, que no lleve apa�e­

1'
comparación. Es una distinción clásica y bien conocida, en la jado más que una pérdida de contenido, de sabor, de especifi-
cidad.
Pero si no buscamos comparar para clasificar en tipo1ogrns ,
que no es necesario ·especial detenimiento: « Los relativistas ·

nos dicen que una cultura debe ser examinada como una tota­

?
lidad y sólo en términos de sí misma; mientras que los com­ ingenuas, sino más bien tratamos de establecer teorías que nos
parativistas afirman que una institución, un proceso, un com- permitan explicar y comparar, es posi le pen� ar en una com­
.
paración que no empobrezca la d1vers1dad, e mcluso que per-

i
f'
'. /
1 78 .¡
1 79

¡-
mita agrupar fenómenos aparentemente dispares porque se ha
podido dar cuenta teóricamente de ellos : «El hecho de que
los procesos sociales varían según sus marcas institucionales
r� !
- · ·,· t
de las que están próximas, o se dice que están próximas al
partido trotskista británico . Pero serán juicios estéticos, polí­
ticos, éticos, serán, en definitiva, juicios sociales de valor.
y de que las uniformidades específicas que se encuentran en Otro problema es que consiga o no dar cuenta del control so­
una cultura no puedan extenderse a todas las sociedades, no cial y de las configuraciones cognitivas de ciertas sociedades

i
europeas o africanas, de ciertas organizaciones políticas esta­

¡
excluye la posibilidad de que dichas uniformidades sean espe­

r
cializaciones de estructuras relacionalés invariantes en todas tales, y que este conocimiento añada racionalidad a mis jui­
las culturas» (Nagel, 1 978: 4 17). f cios. Pero si en este caso comparo sociedades, en términos de
La existencia de estructuras subyacentes, sean estrategias ¡ valores que se hayan especificado, estoy hablando de otra for­

d
t
sociales o estructuras mentales universales, no puede afirmar­ l ma de comparación.
se a priori, pero sí puede suponerse como hipótesis y encami­ : ¡
Hay pues una orientación epistemológica relativista en an­
nar la investigación por senderos que nos permitan, si es que tropología, que se opone a la orientación comparativista, pero

l
efectivamente existen, descubrirlas y explicarla s. Sólo si con­ la oposición entre relativismo y comparación no ·debe de con­
seguimos explicarlas podremos estar seguros de estar ante

¡
fundirse con la oposición entre orientaciones idiográficas y
estructuras que pueden agruparse juntas en una clasificación nomotéticas. Porq_ue es posible la formulación de explicacio­
t-teórica, podremos estar seguros de -como quería Leach­

l
nes y el establecimiento de leyes en culturas particulares, y
haber encontrado algo nuevo. En este sentido, en antropología también es posible tratar de construir un lenguaje común para
pueden perseguirse dos tipos de descubrimientos: el descubri­ describir sociedades distintas, que no presuponga la existencia
miento de la diversidad de la cultura y el descubrimiento de
explicaciones de la cultura. Needham hablaba de que las lla­ ¡ de leyes de validez intercultural.

L
En un artículo al que aludí en la Introducción, y que Lévi­

¡
madas «prohibiciones del incesto» no tienen en común más Strauss escribió en 1 964 en respuesta a una encuesta de la
que su carácter de prohibiciones, el aspecto negativo de la
UNESCO que se proponía extender a las ciencias sociales y
reglamentación del acceso a las mujeres. Tienen también en
humanas una prospección ya realizada para las ciencias exac­
común su aspecto de problema, de sugerenc ia. Porque nos
tas y naturales, se interesaba por las diferencias que existen
están planteando la necesidad de una doble explicación con­
entre las disciplinas que, en ocasiones de manera imprecisa y
textual y teórica, sea ésta en términos de un principio de ope-,,
ración mental de reciprocidad, o en el marco de una teoría
que varía con las distintas tradiciones académicas, se englo­
ban bajo la expresión «ciencias humanas y sociales», y por las
general, p .e . sobre el control de la reproducción. Sólo necesi­
características que las distinguen de las ciencias naturales y
tamos que se trate de una explicación que se pueda someter a
exactas.
crítica, que sea contrastable.
Si además de una tesis metodológica del relativismo, y de
Del conjunto de las « ciencias sociales y humanas», desgaja
Lévi-Strauss las «artes y las letras» -«disciplinas a las que el
una tesis epistemológica (del relativismo o de la comparación)
término " ciencia" no inspira ninguna concupiscencia, ni si­
hemos de hablar de un relativismo ideológico, y quizá sería
quiera nostalgia»- y que practican una investigación en la
mejor relativismo axiológico, es cuando se sostiene que no po­
que pesa más la erudición, la reflexión moral o la creación
demos hacer juicios de valor respecto a rasgos culturales pro­
estética, y divide el resto --con criterios que no voy a dis­
pios de cada cultura . Pero naturalmente que podemos. A mí
cutir- en « ciencias sociales» y « ciencias humanas». Las cien­
puede gustarme o no gustarme la prohibición del incesto, el
cias económicas y políticas, y ciertas ramas de la sociología y
funcionariado, o la caza de brujas, sean��as que tie­
de la psicología social. Del lado de las ciencias humanas agru-
nen, o se dice que tienen serpientes pitón en el eStómago, o

1 80 181

l-
pa la prehistoria, la arqueología y la historia, la antropología,
la lingüística, la filosofía y la psicología.
'.f�
Jl
,,.
, ;1
t
· desarrollo histórico, aunque sea la parte más accesoria. Lévi­
Strauss señala que en su punto de partida las ciencias físicas
Al enfrentar «ciencias sociales y humanas» a «ciencias se han beneficiado de una situación de favor, ocupándo�e du­
exactas y naturales», cifra la diferencia más notable en el he­ rante siglos o milenios de cuestiones por las que el grueso de
cho de que, mientras en las ciencias exactas y naturales las la población no se sentía concernida, lo que les permitió
definiciones en extensión y en comprensión coinciden, esto desarrollarse de una forma gratuita, trabajando en las cosas

L
es, el conjunto de actividades empíricas cuyo inventario recu­ que creían poder explicar, sin que se les exigiese desde el
bre el dominio de las ciencias naturales son científicas, no comienzo que se ocupasen de lo que interesaba a los otros,
sucede así en las ciencias humanas y sociales, para las que el mientras que en nombre del interés que el hombre siente por sí
término «ciencia» no es más que una apelación ficticia que mismo, empezó por negarse «a ofrecerse a la ciencia como
designa un gran número de actividades perfectamente hetero­ objeto de investigación, porque esta concesión le habría obli­
géneas y de las que sólo un pequeño número tiene carácter gado a moderar y a limitar sus impaciencias» (o.e.: 343 ) . De
científico. De hecho -añade Lévi-Strauss..:_ muchos de los manera más provocativa expresa Gustavo Bueno una idea
especialistas que trabajan en áreas de investigación arbitraria­ complementaria, y es que podemos entender ciencias humanas
mente alineadas bajo la etiqueta de las ciencias sociales y hu­ en su acepción temática, pero también en su acepción etio­
manas son los primeros en rechazar cualquier pretensión de lógica. Y que las ciencias etiológicamente humanas, las cien­
que lo que hacen sea trabajo científico, al menos en el mismo cias hechas por el hombre, fueron durante siglos precisamen­
sentido y con el mismo espíritu que sus colegas de las ciencias te las ciencias de la naturaleza (la física, la química, las ma­
exactas y naturales. En consecuencia, sólo una pequeña parte temáticas), ciencias por abstracción según los teólogos esco­
de las ciencias sociales y humanas puede ser tratada como lásticos frente a las ciencias divinas, las ciencias por revela­
cabe tratar al conjunto de las ciencias exactas, y esta zona, ción que no eran propiamente ciencias, en tanto que depen­
restringida, ni siquiera está bien delimitada (Lévi-Strauss, dían de la Fe y de la Gracia santificante (Bueno, 1 982 : 3 1 7).
1 973b : 341 s.). Que no se trata de un recordatorio trivial, puede comprobarse
Ante esta situación, Lévi-Strauss duda si un balance ela­ no ya en una historia de la antropología del siglo x1x, sino en
borado en 1 964 debe describir lo que realmente sucede o dar la reacción que suscitan algunas clases de antropología reli­
a la palabra « tendencia» su sentido más rico y más pleno, y giosa o incluso de antropología del parentesco.
por eso su informe se esfuerza en ser «una atrevida medita­ Pero hay una cuestión más esencial en esa parcial cientifi­
ción sobre lo que todavía no existe», antes que un balance fal­ cidad de las «ciencias humanas», y tiene que ver con la inclu­
seado por la incomodidad de exhibir la insuficiencia de los sión en su objeto de estudio del sujeto cognoscente. Es ella la
resultados obtenidos, una meditación: «Oue, al precio de un que puede dar cuenta de aquella división que Kaplan y Man­

[
esfuerzo constructivo en el que tendrá un papel la imagina­ ners establecían entre orientaciones teóricas substantivas (evo­
ción, trate de adivinar las gestaciones latentes, de trazar las luci�nismo, funcionalismo, ecología cultural) y análisis forma­
líneas de evoluciones indecisas; que se ocupe no tanto de des­ les . Dejo para el capítulo siguiente el análisis concreto de las
cribir el estado presente de nuestras ·ciencias como de presen­ objeciones que se hacen a la aplicación de métodos científicos
tar la vía por la que -quizá gracias a él- podrán compro­ a las ciencias sociales, y en particular a la antropología, a
meterse las ciencias de mañana» (ibídem : 364). causa de otras características específicas o supuestamente es­
Si tratamos de explicar esta situación, en la que sólo pue­ pecíficas de los hechos sociales, no sin indicar que la discu­
den adjetivarse de «científicas» algunas realizaciones de las sión ha perdido fuerza en los últimos años. La idea de una
ciencias sociales y humanas, uná parte de la clave está en el ciencia social específica, distinta a la ciencia natural, que ten-

['
1 82

Bl 8 llOTfCA

1-
dría que ver con la implicación entre observador y objeto, las adecuados los conceptos de «cultura» y de «ciencia de la cul­
dificultades de predicción, los métodos estadísticos o la pecu­ tura» más que « ciencias antropológicas», « si es que la antro­
liaridad de las explicaciones teleológicas se ha desdibujado pología no puede perder nunca la referencia a los organismos
ante la utilización creciente de métodos estocásticos en ciencias individuales operatorios que están incluidos en el formato del ·
naturales , el principio de indeterminación, el estatuto científi­ concepto " hombre" en cuanto concepto clase» (o.e.: 3 3 1 ) .
co que algunos filósofos de la ciencia atribuyen a explicaciones Por fin, dentro d e las ciencias d e l a cultura, s e estudiarían
que, como las evolucionistas, no predicen, y que podríamos unas veces procesos y estructuras análogos a los que estudian
pensar como condiciones necesarias, y el desarrollo de la teoría

1
las ciencias naturales y otros procesos y estructuras específicos
de sistemas. En este sentido, el final de la disputa entre cien­ de las ciencias humanas y etológicas, como los que estudia el
cia y ciencia social podría tener su análogo y su solución estructuralismo de Lévi-Strauss.

t za Bueno las dos �ituaciones que pueden darse dentro de los


parcial en la cancelación de la disputa que enfrentó durante Veamos ahora de manera más detallada, cómo caracteri­
más de un siglo a mecanicistas y vitalistas, con el abandono
de la ciencia natural como ideal único de ciencia. t
·

-
campos semánticos propios de cada ciencia. La situación pri­
Gustavo Bueno, en el artículo ya citado, habla de dos si­ mera, a, es la de aquellas ciencias «en cuyos campos no apa­
tuaciones en principio muy bien definidas, dentro de los cam­ rece formalmente, entre sus términos simples o compuestos,
pos semánticos propios de cada ciencia, y que se diferencian el sujeto gnoseológico (S.G.) o también un análogo suyo rigu­
por la inclusión o no inclusión en sus campos semánticos del

[
roso, pongamos por caso, un animal dotado de capacidad ope­
sujeto gnoseológico . En el segundo caso estarían las ciencias rativa». La situación segunda, �. es la de aquellas ciencias
físicas, la química, la . biología molecular. En el primero, las «en cuyos campos aparezcan (entre sus términos) los sujetos
ciencias humanas, si atribuimos a «hombre» su significado gnoseológicos o análogos suyos rigurosos». La situación pri­

L
más específico, el de sujeto cognoscitivo . Así, las ciencias hu­ mera sería -como ya he recogido- la de las ciencias físicas,
manas en el sentido más preciso serían las ciencias de la cien­ la química, la biología molecular. La segunda, la de las cien­
cia, la historia y la sociología de la ciencia (1982 : 323, 325). cias humanas, donde «hombre» ha adquirido ahora un signi­
Dentro de las ciencias humanas, pueden definirse dos tipos ficado preciso, el de sujeto gnoseológico.
de metodologías, según se neutralice o no el sujeto operatorio. Dentro de las ciencias humanas pueden definirse metodo­
Los límites de estas dos metodologías son respectivamente la,, logías �-operatorias, cuando el sujeto operatorio se incluye en
reducción de los procesos de conocimiento a la química o a sus campos y a-operatorias, cuando a este S.G. se le neutra­

1
la bioquímica o, en el otro extremo, las disciplinas donde las liza. El límite de estas metodologías a-operatorias, que tienden
operaciones del sujeto cognoscitivo son requeridas a título de a hacer a las ciencias humanas ciencias naturales por su obje­
decisiones, estrategias, planes (Jurisprudencia, Política Eco­ to formal, aunque por su objeto material sigan siendo ciencias
nómica, etc.), esto es, la cientificidad natural y la praxis. Den­ «del hombre» (p. 330) sería una metodología a1, consistente
tro de las situaciones intermedias, Bueno distingue aquellas en una reducción a la química o a la bioquímica. Las metodo­
en las que se estudian procesos o estructuras dados por me­ logías a no reduccionistas serían las a2, que aiín cabe dico­
diación de los hombres. Bsta sería la situación en las ciencias tomizar en 1-az y II-a2. Metodologías 1-az se aplicarían cuan­
de la cultura, que son ciencias humanas sui generis. « Cien­ do las estructuras o procesos a los cuales llegamos por medio
cias» ·p or la neutralización de las operaciones gnoseológicas,
de operaciones � son del tipo a, pero además co�un�s (gené­
« humanas» porque hay que contar con ellas internamente; ricos) a las estructuras o procesos dados en las ciencias natu­
ciencias humanas sui generis por fin, porque no es propiamen­ rales. Metodologías 11-az serían propias de estructuras o pro­
te el hombre lo que ellos consideran. Para ellas le parecen cesos específicos de las ciencias humanas o etológicas.

1 84 1 85

f-
Bueno piensa que los estados de equilibrio az son las si­ tivas, que se distinguen por su objeto y por el lugar donde
tuaciones más características de las ciencias humanas, ciencias sitúan las determinaciones. Hay una antropología a la que voy
por la neutralización de las operaciones gnoseológicas, huma­ a llaniar sociocultural, que estudiaría la cultura en sus estruc­
nas porque hay que contar con ellas internamente y que al turas y procesos objetivados, próxima a las ciencias naturales,
mismo tiempo son ciencias humanas sui generis porque no es caracterizada en un tiempo por el uso de métodos inductivos
propiamente el hombre lo que ellas consideran sino procesos y que, al menos idealmente, recurriría cada vez más al método

[
o estructuras dadas por mediación de los hombres. hipotético-deductivo (término que prefiero al inductivo-deduc­
En cuanto a las metodologías �-operatorias, el límite serían tivo que Harris utiliza, puesto que ni los hechos llevan direc­
estados fü donde las operaciones del S.G. no sólo no son eli­ tamente a las hipótesis, ni la úniea vía a las hipótesis son los
minadas de los resultados, sino que son requeridas por éstos hechos). Dentro de esta antropología empírica coexisten varias
a título de decisiones, estrategias, planes (jurisprudencia, po­ orientaciones teóricas, . de las que el evolucionismo, el funcio­
lítica económica, etc.), mientras que en los estados �1 las ope­ nalismo y la ecología y el materialismo cultural han sido las
raciones del sujeto gnoseológico no aparecen como determi­ más influyentes.

1
nantes de términos del campo que sólo tienen realidad a tra­ Junto a esta antropología hay otra, la antropología for­
vés de ellas, sino como determinadas ellas mismas por otras mal,* en la que se incluyen tanto el esfuerzo de la antropolo­


f
estructuras o por otras operaciones. También en �1 son dos gía ·estructuralista por descubrir las estructuras formales sub­
los modos en que puede tener lugar esta determinación, 1-�1, yacentes a estructuras sociales o superestructuras ideológicas,
a través de contextos objetivos (objetuales) que remiten a la relaciones de oposición, de complementariedad o de supera­

1
forma en que fueron construidos, por ejemplo, la «ciencia de ción de la contradicción que sería la forma de operar del ce­

1
estructuras tecnológicas», en las que las operaciones resultan ¡ rebro humano, como la antropología cognitiva, para la que la
determinadas por objetos iguales o similares a las que ellas cultura estaría formada por códigos que ordenan la experien­
mismas produjeron, frente a II-B1, modo en el que las opera­ ! cia Y explican el comportamiento y las formas socioculturales,

'! '.
'

ciones aparecen determinadas por otras operaciones proceden­


¡ integradas por principios conceptuales, reglas cognoscitivas y
1
la �structura de la mente humana. Esta segunda antropología,
tes de otros S.G. (p.e. la teoría de los juegos). categorizaciones, y cuya forma lógica estaría determinada por
En resumen, nos encontramos ante seis situaciones, dos
de ellas límite - a1 : cientificidad natural; �z: praxis, tecno­
estimulada por el desarrollo de la lingüística en América a
logía- y con cuatro estados intermedios, 1-az, 11-az en los partir de los años cuarenta, pero que se remonta a los análisis
que nos enfrentamos a procesos y estructuras objetivos -ge­ de las categorías gramaticales de los lenguajes primitivos de
néricos fos primeros, propios de las ciencias humanas los se­ Boas y Sapir (cf. Dell Hymes, 1 964 : 121-123, 1 28) -(no olvi­
gundos-- y l-�1, II-�1, que se ocupan de operaciones genéri­ demos que también Lévi-Strauss hace una antropología de
cas y específicas, respectivamente. raíces americanas al mismo tiempo que heredera de l'Année
Y ante una dialéctica propia de las ciencias humanas, inte­ Sociologique)- tendría como meta: «La construcción de mo­
gradas por un doble plano operatorio, a., B, frente a las cien­ delos formales que nos ayudan a descifrar y a comprender las
cias naturales, que se moverían sólo en un plano asimilable
* Dejo de lado, por incompetencia, el esfuerzo interdisciplinario
al plano a. de una tercera antropología que integrando el análisis de Ja cultura
Resulta útil la aplicación de este análisis a la antropología Y �l �e la personalidad trata de dar cuenta del papel de los modelos
(término que pese a las reservas de Bueno seguiré aplicando ps1qu1cos en el comportamiento culturalmente determ'inado, sin cuya
a las ciencias de la cultura) porque frente a la antropología comprensión una parte de Ja cultura humana necesariamente se nos
descriptiva y/o interpretativa hay dos antropologías explica- escapa.

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1 86 187

1-
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1
intrigaciones de estos códigos y a conducirnos al funciona­ exigencias comunes a toda la vida humana o mediante una
miento lógico de la mente humana» (Kaplan y Manners, 1 979: combinación de las tres cosas» (Toulmin, 1 977: 1 07 s.).
274, 271). Porque no debemos olvidar que las orientaciones meta­
En relación con el método científico que la antropología teóricas no son sino supuestos sobre objetivos explicativos y
formal utiliza, hemos visto que en 1953 Lévi-Strauss, siguien­ métodos adecuados para alcanzarlos, y que las orientaciones
do a Durkheim, hablaba de «un método estructuralista» que teóricas no son sino modelos heurísticos, hipótesis de la forma

r
consistiría ·en «analizar en profundidad un pequeño número más general que guían la formulación de hipótesis teóricas
de casos y probar así que, a fin de cuentas, una experiencia concretas, y que deben de probar su valor precisamente en la
bien hecha vale una demostración» y de colocarse «en un pun­ generación de hipótesis que soportan la contrastación.
to de vista lo bastante general para hacer válidas las explica­ Sin la publicidad y el ejercicio de la contrastación, no es­
ciones más allá del dominio limitado para el que se las con­ tamos ante estrategias de investigación científica alternativas,
cibió originalmente» (Lévi-Strauss, 1 977 [ 1 953 ] : 260). Esta sino ante la formulación de explicaciones especulativas, que
forma de inductivismo tiene su complemento en el proyecto ¡ varían según sea Harris, Lévi-Strauss o Radcliffe-Brown el

¡
. t
de la antropología cognitiva de pasar de las propiedades for­ que especula. Y esto es más flagrante en Harris, porque es
males de los códigos a los procesos mentales, salto inductivo quien más insiste en el carácter no sólo materialista, sino tam­
cuyos peligros han señalado Wallace y Atkins ( 1 960), y Walla­ bién cientifista de su estrategia, pero que cuando escribe sobre
ce ( 1 965), por la brecha entre la realidad de los análisis es­ «enigmas de la cultura» sitúa muchas veces la superioridad

l
tructurales y la realidad psicológica nativa, y que Burling ha de sus explicaciones no en la fuerza de las contrastaciones
constatado primero, al mostrar la posibilidad de distintos que han soportado sino en su carácter «materialista cultural».

t
¡
análisis estructurales de los términos de parentesco njamal y Así, cuando tras discutir la explicación que Radcliffe-Brown

L
.'1;. . ,:;4
garo (Burling, 1 962, 1 963), y sobre el que ha teorizado des­ da de la relación avuncular por medio del principio de la «uni­
.,._�:·
pués, al discutir el estatuto cognoscitivo de los análisis com7 dad del grupo de hermanos» que haría que Ego viera en el
-.;<,'.

ponenciales, en su famoso artículo de 1 964 (Burling, 1 969). hermano de su madre una especie de «madre masculina» al
,-.-,

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'"

Si, como Lévi-Strauss escribía en 1 964 : «no hay por un que podría gastar bromas y del que esperaría siempre afecto y
-

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lado ciencias exactas y naturales, por otro ciencias sociales y ayuda, propone «una alternativa materialista cultural», la al­ -"d
�;�,:';
humanas. Hay dos aproximaciones, de las que sólo una es , , ternativa consiste en sostener que Ego abusa del · hermano
científica por su espíritu: la de las ciencias exactas y natura­ de su madre porque tiene un derecho sobre la mujer y los
les que estudian el mundo, y en las que las ciencias humanas hijos de este hombre que se genera porque el hermano de la
tratan de inspirarse cuando estudian el hombre en tanto que madre ha obtenido a su mujer, directa o indirectamente, con
parte del mundo» ( 1 973b: 361); esas propiedades formales el precio de la novia que el patrilinaje de Ego pagó por la
de la mente que podemos vislumbrar a través del análisis es­ madre de Ego, de modo que cuando Ego roba la lanza del
tructural tanto en antropología como en lingüística, deben hermano de su madre, o cuando le hace proposiciones a su
ser explicadas científicamente. Como Toulmin decía de las muJer o se escapa con sus ofrendas sepulcrales, « todo esto
afirmaciones de Chomsky acerca de los esquemas universales cumple con la función de recordar a los miembros del patri­
de ·estructuras gramaticales que exhibe todo pensamiento y linaje de la madre, que fue el patrilinaje del marido de su
lenguaje humano, toda suposición de una estructura universal hermana el que les dio el ganado al que dehen en gran parte
o invariable del pensamiento o la gramática debe ser expli­ su bienestar» (Harris, 1 978a: 458).
cada: «quizás en términos neuro-anatómicos, quizás apelando Si las objeciones a la explicación de Radcliffe-Brown son
a nuestros antepasados evolutivos, quizá como reflejo de las bien conocidas, la explicación alternativa de Harris no resulta

1 88 1 89
1

1
1
Hay una última cuestión que en antropologí� h � �cupado
po espacio, y es la disputa entre la filosofia dialectica y el
,
1
·.

¡
co
positivismo sobre el uso de 1a razon d'ialecttca
' en 1as ciencias
· ·

1
' ·

ociales. Durante muchos años la antropología occidental y el


� arxismo tuvieron desarrollos disjuntos, y cuando en la antro- ,}
'l
ología francesa y en la antropología americana se desarrolla­
� on corrientes de orientación e inspiración marxista, respec­
tivamente, no hubo « antropólogos filósofos» que, al modo de
los «sociólogos filósofos» -Adorno, Horkheimer, Gurvitch,
Lefebvre-, exaltaran la dialéctica como método científico es­
p ecífico en el ámbito de las ciencias hu.manas (cf. Moya,
197 1 : 9 1 ). El compromiso crítico de la antropología, cuando
se manifestó, lo hizo en la lucha contra el etnocentrismo, en
la denuncia del racismo y del etnocidio, en la discusión . de los
mecanismos de dominación masculina y en la investigación
de las instituciones que han sostenido la lucha de la sociedad
contra el Estado. Por lo demás, el tiempo transcurrido desde
los grandes debates de los años sesenta, como el que enfrentó
a Adorno y Popper (Adorno y otros, 1973 ( 1 969] ), parece
que ha sido decisivo tanto para el positivismo como para la
razón dialéctica y hoy hay una conciencia general del papel
de la praxis social en la generación de visiones del mundo y
en el desarrollo del conocimiento.
La opción por la razón analítica ha tenido una carga ideo­
lógica indudable . Pero yo no diría que en una socieda.d de
clases, con una conciencia dialéctica del sistema de relac10nes
de poder y del papel de la universidad en el marco de las re­
laciones de poder, con la constatación empírica de que en el
primer mundo hay una disponibilidad e interés escasos en
relación con el asalto al poder, indisociables de los resultados
prácticos de las revoluciones leninistas, la opción por un co­
nocimiento contrastable que haga posible alguna suerte de

susceptible de aplicación, capaz de predecir, aun con un cie�­


«ingeniería social» sea simplemente acrítica. Una antropología

to margen de error, puede ayudar a que se defienda una poh­


tica de presencia de la familia frente a una política de profi­
láctico aislamiento en las uvr de nuestros hospitales, a que se
recomiende la distribución de familias gitanas por los barrios
de una ciudad o se proponga la construcción de un grupo de
�r . ..-

-·:-:· _
valor heurístico para cada dominio. Y se une también a l � de
casas de características particulares en hábitats no marginales, teóricas, que deben probar, a través de su fecundidad su
a que se atribuya peso específico en la subordinación feme­
nina a la procreación o a la especialización en trabajos do­ las teorías, cuyo desarrollo será progresivo si aumenta su ám­

l
mésticos, con una probabilidad suficiente para que resulte ra­ bito de aplicación.
Hay otro tipo de racionalidad, la axiológica, que puede
f
cional defender los cambios culturales que podrían terminar
con la situación en la lucha por una revolución ideológica, dar cuenta de las opciones de cada científico, pero de más
difícil intersubjetividad. Esto es lo que hace que conceptos

r
¡
en el programa de un partido político o en las reivindicaciones !
¡ como «matriz disciplinar» sean conceptos abiertos, lo que

1
de una coordinadora de barrio. Para estos objetivos, un mé­
todo científico empírico puede tener una utilidad parcial, pero hace que no pueda darse una lista exhaustiva de atributos
ni la etnometodología ni el análisis formal la tiene. No quiero compartidos por una comunidad científica, y que el propio

1
concepto de comunidad científica sea laxo.
decir en absoluto que carezca de interés el estudio de las 1
! Creo que podría explicar mi opción por un lenguaje ana­
construcciones que las formas de funcionamiento de la mente
¡
·

ejercen sobre las realizaciones de la cultura. Pero este estudio lítico en antropología. Recordaría el otoño del setenta y cinco,

l
una manifestación convocada en Barcelona al día siguiente

l
debería de hacerse dentro de una orientación teórica ambi­
del fusilamiento de Txiqui, y una reunión que se celebró a la
ciosa que tratara de vincular las necesidades del hombre y sus
capacidades, que englobara los enfoques formales y substanti­ ' misma hora, y en . la que otras tres mujeres, dos asistentes
sociales y una antropóloga, discutían un plan concreto de

L
vos de la antropología. Tendría que buscar explicación no sólo
al porqué de los condicionantes materiales y psíquicos y de actuación en el ámbito escolar en un barrio periférico. En
las constricciones mentales, sino al cómo en la organización aquel día en el que muchos españoles nos despertamos des­
de la producción y de la reproducción se hace uso de ciertas cubriendo que sí se habían atrevido a hacerlo, fue en la reu­

L
•, !

nión donde encontré una cierta sensación de paz. Pero segu­ ''''!·
estructuras mentales y de ciertos modos de operación para
_..¿e
.,.

cuya génesis habrá que recurrir no sólo a las características ramente no comparto estos elementos de mi biografía con ·:
1

otros antropólogos de orientación nomológica, como proba­


neurofisiológicas del cerebro humano, sino también a la ad­
blemente no comparto tampoco con muchos de ellos mi valo�

�'
quisición de modelos de comportamiento en las fases más tem­
ración extremadamente positiva de trabajos como el de Griau­
pranas del proceso de enculturación y a la adquisición de ope­ -�

J.e sobre el Dieu d'eau dogon, porque aumentan, nuestra capa­


raciones lógicas a lo largo del proceso de maduración psíquita
del individuo. cidad de comprensión y .de · acción enseñándonos a ver otros

L
Entre tanto la unificación de las tres antropologías no se mundos, como sin duda comparto con muy pocos -de los
antropólogos «empiricistas»- una fascinación especial ante
·

produzca, la opción entre estudiar propiedades formales de


los procesos culturales y de los productos cognitivos, o con­ el reto que suponen para el entendimiento humano la elabo­
ración y la explicación de las terminologías de parentesco de

[
dicionantes materiales y psíquicos de la cultura, obedece a un
tipo de racionalidad no lógica, que tiene que ver con los ob­ tipo crow y ornaba.
jetivos explicativos y pragmáticos de la investigación que se
quiere realizar. Porque sí podemos utilizar criterios objetivos
Anexo: La definición . estructural
a la hora de comparar orientaciones metateóricas, basándonos
de las teorías científicas
en la adecuación de los enfoques epistemológicos y metodoló­
gicos tanto a los objetivos de la investigación como al tipo de
explicación que se busca para un dominio determinado. Esta A la concepción tradicional de las teorías, que las consi­
racionalidad se une a la que permite evaluar las orientaciones deraba enunciados que describían un sistema de axiomas y

1 92 1 93

_i·
(S
r
unas reglas de correspondencia que vinculaban los términos
es la función que representa la posición en el espa­
teóricos de las proposiciones axiomáticas con términos obser­
cio de cada partícula en cada instante);
vacionales que describieran fenómenos o propiedades de los
fenómenos observables, opuso Suppes una concepción axio� 5) m es una función de P en los números reales positivos
(que representa la masa m de cada partícula);
f es una función de P X T en R3 (que representa la
mática alternativa, por medio de la definición de un predica�
do conjuntista, aplicable a individuos o sistemas, y que des·
fuerza resultante que actúa sobre cada partícula en cada
cribe la estructura matemática de las teorías. Un par de

l
instante);

S (p, t)
ejemplos, uno tomado de la teoría de grupos y otro de la
teoría de Newton, nos ayudarán a precisar en qué consiste 7) Para todo p en P y para todo t en T se cumple:
m (p) D2t = f (p, t)
la concepción estructuralista de las teorías de Suppes :
·

(es decir, la masa de una partícula multiplicada por la


derivada segunda de su posición respecto al tiempo es

G e s un grupo, s i G es un conjunto en e l que se ha de­


Ejemplo A :
igual a la fuerza resultante. Es la ley fundamental de
esta axiomatización, el segundo principio de Newton que
finido una operación interna * tal que: suele enunciarse diciendo que la fuerza es igual a la

sea asociativa, i.e. V a, b, c E G (a * b) * c = a * (b


masa por la aceleración) (Moulines, 1983 : 79) .

exista un elemento neutro, i.e. '.3: e E G / V a E G


• * e) .
Como hemos visto, Suppes considera que la teoría física

1

a* e=a se conecta con los datos a través de una jerarquía de teorías,

V a E G, '.3: a·1 E G / a * a"1 = e


• cada elemento tenga un simétrico, i.e. formada por la teoría de la medida, la teoría del experimen­
to, la teoría del diseño experimental y la teoría de los datos

�-
(que debe incorporar una teoría del error). Las magnitudes
Un ejemplo de grupo es el conjunto Z de los números teóricas reciben su significación y sus valores a través de la
enteros con la operación de adición : < Z, + > es G. teoría de la medida. Sneed, en cambio, define las magnitudes
teóricas en el interior de la teoría T por medio de una ora­
ción de Ramsey. Veamos, dentro del enfoque de Sneed, cómo

S, S,
Ejemplo B: _,, . . se prosigue el análisis estructural de las teorías.
En el caso de la mecánica clásica de partículas (MCP) la
1) Dada la estructura matemática de siendo por

S
definición conjuntista «X es una MCP» tiene esta forma:
ejemplo, un grupo o una mecánica clásica de partículas, hay

S,
una serie de objetos que son modelos posibles de -en

S
MCP (x) y sólo si existen P, T, m, tales que : un caso conjunto en los que se han definido operaciones

X = < P, T, S; m, p > ;
y en el otro partículas en movimiento-. Los modelos de
1) se pueden dividir en tres clases:
2) P es un conjunto finito no vacío (que representa uh
conjunto de partículas físicas); Es el conjunto de modelos posibles que incluyen el apa­
3) T es un intervalo cerrado de números reales (que repre­ rato de los conceptos teóricos. (En el ejemplo de Mou­
senta el intervalo temporal durante el cual se conside.: lines, cumplen las cláusulas ( 1 ) a (6). En (5) y (6) se

S
ran las partículas); _
incorporan los conceptos de «masa» y «fuerza», t­
4) es una función del producto cartesiano P X T en el teóricos en la MCP .)
espacio vectorial R3, y S es dos veces diferenciable en T Es el conjunto de modelos parciales potenciales que se

194 1 95

: F

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obtienen «expulsando» los componentes teóricos (en si se considera el sistema solar que si se considera el siste­
Moulines, o.e., las partículas que cumplen las condi­ ma Tierra-Luna.
ciones preteóricas de las teorías). Moulines subraya que las condiciones de ligadura pue­
M Son los modelos que cumplen tanto las condiciones es­ den considerarse axiomas de la teoría, pero que tienen un
tructurales como las leyes fundamentales (en el ejem­ status distinto al de los axiomas que aparecen como condi­
plo que se estaba considerando, las cláusulas ( 1 ) a (7) . ciones de definición de los modelos, puesto que las condicio­
De ellas ( 1 ) a (4) son cláusulas preteóricas; (5 ) Y (6) nes de ligadura se aplican a varios modelos a la vez (Mouli­
t-teóricas y (7) es la ley fundamental). nes, 1 983: 82).
4) Así llegamos a lo que constituye el núcleo de una
2) Si a es un Mvv, para llegar a afirmar que «a es un S» teoría de acuerdo con este análisis : los modelos que cons­
se debe utilizar una sentencia de Ramsey, de la forma : un tituyen la extensión del predicado conjuntista que define la
fenómeno se puede explicar si suponemos que tiene una es­ estructura de la teoría, divididos en Mp, Mvp y M, y las con­
tructura determinada, en este caso, para afirmar de un siste­ diciones de ligadura C, que deben cumplir los distintos mo­
ma <<a» que tiene una estructura S determinada : a) se le delos
añaden a «a» las funciones teóricas que se le quitaron, Y el
producto resultante se llama «expansión teórica x de a»; b) Núéleo K == < Mp, MPP• M, e >
la afirmación empírica no toma la forma «a es un S», si no
existe una expansión teórica x, tal que «X es un S» (Steg­ 5) Ahora se trata de definir su base empírica. El núcleo
müller, 1 974 : 523) . es la estructura conceptual que se aplica a ciertas porciones
Este punto es fundamental en el análisis de Sneed, que de la realidad que el científico se propone sistematizar, ex­
muestra aquí su especialidad :
1
plicar y predecir. Para poder hacerlo es necesario que, pre­
1 ) A diferencia de Suppes, la afirmación a partir de un
L
viamente, · se hayan conceptualizado esas porciones de la rea­
sistema físico no es que el sistema sea un S, sino que lo es lidad en términos compatibles con el núcleo, aunque no
una expansión teórica del sistema, a la que se han incorpora­ presupongan los conceptos y principios específicos de la teo­
do las funciones t-teóricas. ría. Es decir, los sistemas empíricos a los que se intenta apli­
2) A diferencia de Ramsey, no se sostiene que el conte-­ car el núcleo han sido conceptualizados como modelos po­
nido empírico de una teoría pueda ser r·eproducido mediante tenciales, estructuras que son compatibles con la teoría, pero
una sentencia de Ramsey, sino que debe ser representado así. que no Ja presuponen. Al conjunto de las porciones de la
Sneed piensa que esto es lo que quieren decir los físicos realidad así conceptualizada se le llama dominio de aplica­
cuando utilizan en sus expresiones magnitudes teóricas, Y
·

ciones (propuestas) de la teoría, A s;. P (Mpv) (Moulines, 1 983 :


Stegmüller comenta que nadie ha demostrado todavía que 1 1 1 ). A es una clase de conjuntos (no un conjunto de siste­
esté equivocado (Stegmüller, 1 98 1 : 36). mas físicos) incluida en el conjunto de partes de MvP ·
.
3) Las teorías no se proponen con una presunta apli­ Pero no basta el dominio de aplicaciones, o marco empí­
cación sola, sino con varias . Las condiciones de ligadura, rico, para identificar el componente empírico de una teoría.
que son un nuevo componente de las teorías, exigen que si Es necesario que existan una serie de sistemas físicos, inclui­
un fenómeno aparece en distintas aplicaciones, sea con va­ dos .en el dominio, de los que realmente se afirma que son

J
lores iguales para cada función, es decir, fijan los valores modelos de la teoría. Stegmüller los caracteriza formalmen­
que puedan tomar las funciones de un elemento común a te : se trataría de sistemas físicos pertenecientes al dominio
varios modelos, p .e. la Tierra debe de tener la misma masa (i.e. que cumplen las condiciones pre-teóricas de estructura)

1 96
1 97

i �- -

f-
y a los que se les pueden añadir las funciones teóricas ciones realmente propuestas de la teoría. Por otra parte, la
modo que satisfagan las condiciones de ligadura, esto es roatriz disciplinar está constituida por elementos comparti­

E r [P(M) íl C]
dos en distinto grado por los científicos. Algunos pueden ser
l � A, tal que l comunes a todos los que trabajan en una ciencia o en varias,
otros, a los miembros que integran lo que tradicionalmente se
siendo r la función de restricción que convierte a los modelos ha llamado una escuela. Incluso determinantes importantes

L
en modelos parciales potenciales excluyendo los componen­ para el desarrollo de una teoría pueden ser idiosincrásicos:

núcleo. Al conjunto l de Mvv con extensiones teóricas defi­


tes t-teóríc<>s y que a veces se incluye como componente del hay investigadores o equipos que se niegan a trabajar en apli­
caciones con cuyo uso potencial están en desacuerdo, como
nidas se le llama aserciones empíricas de la teoría (Stegmü­ microtecnología susceptible de ser aplicada en la «guerra de
ller, 1974: 529 s.). Moulínes hace una caracterización prag­ las galaxias» o estudios sobre la economía sumergida. En de­
mática de los sistemas de A que se consideran modelos rea­ finitiva, el concepto de comunidad científica es demasiado
les de la teoría : son las aplicaciones propuestas por una co­ laxo, si no se intenta -como ver.emos que ha hecho Stegmü­
munidad científica (CC) en un tiempo determinado. ller- sustituirlo por un concepto lógicamente preciso de
·

6) A partir de aquí, tanto Moulines como Stegmüller ha­ personas que comparten una teoría.
blan no de teorías sino de elementos teóricos, porque, como · En cualquier caso, Moulínes y Stegmüller comparten una
veremos, una ley especial tiene la misma forma que la teoría. idea crucial: que el núcleo y los modelos paradigmáticos son
Hay una diferencia entre los dos autores. Para Moulines, un intocables. Significa esto que para cada teoría «hay múlti­
elemento teórico incluye < K, A, CC, t > , es decir, el nú­ ples aplicaciones propuestas l, parcialmente solapadas, todas
cleo, el dominio de aplicaciones y la comunidad científica las cuales están " ancladas" en un subconjunto paradigmáti­

[
durante un tiempo t determinado. Para Stegmüller el elemen­ co lo de l» (Stegmüller, 198 1 : 42), o con una metáfora zoo­
to teórico es < K, l > , esto es el núcleo y las aserciones lógica de Moulines en la que se incorporan ya las leyes es­
empíricas de la teoría, y sólo introduce a la comunidad cien­ peciales que se definen de inmediato, que una teoría es como
un pulpo : «La cabeza del pulpo sería el núcleo, el fondo
__

tífica y el tiempo de vigencia de un elemento teórico cuan­


do habla de «elementos teóricos pragmáticamente enrique- del mar, del que el núcleo adquiere su alimento, sería el
cidos». campo de aplicaciones y los tentáculos representarían las le­
·
,,

Voy a seguir el uso de Stegmüller ( 1 98 1 ), y no el de yes especiales. Para el pulpo (la teoría) sólo es vital e im­
Moulines ( 1 983), por dos razones. La primera es que Moulí­ prescindible la cabeza (el núcleo) y una cierta porción segu­
nes ( 1 983) contíene artículos de distintas etapas, con discre­ ra del ambiente en que vive (las aplicaciones paradigmáti­
pancias terminológicas entre ellas. Lo mismo ocurre con cas). En cambio, al pulpo (a la teoría) se le pueden cortar
Stegmüller ( 1 974, y Stegmüller, 198 1 ) y la razón es clara : algunos tentáculos (leyes especiales) sin que deje de existir
los cambios en la terminología responden a la situación de como pulpo (como teoría). Incluso a veces se pueden rege­
desarrollo de la metateoría en la que trabajan. La otra razón nerar ciertos tentáculos (construir nuevas leyes especiales)»
· (Moulines, 1983 : 86).
es más teórica. Tanto Stegmüller como Moulínes hablan de
paradigmas, en Moulines conjunto paradigmático de aplica­ 7) En efecto, la teoría < K, l > se convierte en el pun­
ciones Ao e A y en Stegmüller conjunto paradigmático de to de partida, el elemento básico de una red de elementos
aserciones empíricas la e l, ambos se remiten a los ejem­ teóricos que se obtienen por especialización del núcleo, al
plares de Kuhn y me parece más acorde con Kuhn pensar en que se añaden leyes especiales que se aplican . a un subdo­
los paradigmas como un subconjunto particular de aplica- minio de aplicaciones.

198 tA\J}¡��g
U Nl\if:. HS\ DAD Df
meuottcA

1-
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Una ley especial es < K', !' > , con M' � M, C' � C, ra que lo sea un subconjunto de las aplicaciones J
I' e I y son estas leyes especiales, la condición de modelos de T escogidas por ella en t; 3 .0) p está convencida
de los sistemas que constituyen J, lo que se pone a prueba. de que existe una especialización E del núcleo es­
Si se mantiene, se incluye en la red de elementos teóricos; tructural por ella misma escogido, de modo que I sea
si queda falsada, «se le corta un brazo al pulpo»; no pasa un elemento de la aplicación de esta especialización;
nada, si bien que una teoría resulte fructífera, que cumpla 4.º) p está convencida de que existe una especializa­
la promesa que entrañaba, depende de su capacidad de gene­ ción auténtica del conjunto I que es un elemento de
rar redes teóricas progresivas. la aplicación de T. (La penúltima de estas condicio­
8) Este análisis de las teorías, que se centra en las estruc� nes podría dominarse creencia de p en el progreso
turas y las aplicaciones que constituyen los elementos teó­ teórico, en la cual se expresa la convicción de que
ricos, permite entender la función que Kuhn atribuía a los la conducta de los sistemas físicos I podrá ser ex­
paradigmas entendidos como aplicaciones ejemplares. Steg­ plicada mejor en el futuro, es decir, mediante más
müller ha intentado también atribuir un contenido lógico al y más exactas leyes. A la última estipulación se la
concepto kuhniana de comunidad científica, definiendo «dis­ puede llamar creencia de p en el progreso empírico,
poner de una teoría» en sentido semántico y en sentido prag­ pues esta estipulación expresa el convencimiento de
mático (Stegmüller, 1 974: 53 1 s.; modifico ligeramente la p de que se encontrarán nuevas aplicaciones de la
terminología para adaptarla a la de Stegmüller, 1 98 1 , que he teoría.)
venido utilizando). La consecuencia más notable de la definición que hace
A) Una persona o conjunto de personas p dispone de Stegmüller de poseer una teoría en sentido pragmático es
una teoría, en sentido semántico, en el momento de que se pierden las connotaciones de dogmatismo y monolitis­ 1

L
1
tiempo t, si hay una teoría T, una especialización E
�t
mo asociadas al concepto de «comunidad científica» . Poseer la
del núcleo estructural de esa teoría, y un conjunto J misma teoría significa aceptar un núcleo básico y unas apli­
de sistemas físicos, de modo que p sabe en el mo­ caciones paradigmáticas. A partir de aquí, científicos que po­
mento t las tres cosas siguientes : 1 .º) que I es el seen la misma teoría pueden aceptar distintas aplicaciones no
paradigmáticas de ella, o trabajar en especializaciones del nú­
"'

elemento de la aplicación de E; 2.0) que este E es


la más fuerte especialización del núcleo conocida, a , , cleo básico distintas e incluso incompatibles, dando lugar
la que la .&plicación I pertenece; 3 .0) que I es un a redes teóricas ramificadas.
conjunto maximal perteneciente a la aplicación de E.
(Aquí «p sabe que X» debe significar lo mismo que
«p cree que X», y además, p dispone de datos empí­
ricos que apoyan este convencimiento�)
B) Una persona o conjunto de personas p dispone en t
de una teoría T en sentido pragmático, si T es una
teoría de la cual p en t dispone en sentido semánti­
co y si además: 1 .0) existe una persona Po (el crea­
dor de la teoría, por ejemplo Newton) que ha fijado
las aplicaciones pretendidas de T mediante un con­
junto de ejemplos paradigmáticos lo; 2.0) p acepta
este conjunto de ejemplos paradigmáticos, de mane-

200 201
]
>r1
!
;
DEL ESTATUTO CIENT1FICO
1
't DE LA ANTROPOLOGÍA .

['
l

Sobre el carácter de los hechos sociales

Complejidad, holismo, signifiCaci6n

Cuando se oponen « ciencias sociales» a «ciencias natu­


rales y exactas», todo el mundo está de acuerdo en el retra­

[_
so relativo de las ciencias sociales. El acuerdo se rompe
cuando se pasa a discutir si puede ser útil el empleo de los
métodos científicos tradicionalmente utilizados por las cien­
cias naturales para el estudio de la cultura y de la sociedad,
hasta el ·punto de que los llamados antinaturalistas («intui­
cionistas») atribuyen los escasos resultados obtenidos hasta
ahora en ciencias sociales precisamente a los intentos de apli­

¡
car métodos tomados de disciplinas « duras» .
L a crítica a l empleo del método tradicional d e l�s cien­
Cias naturáles se basa en una serie· de problemas que, se sos­
tiene, son característicos de las ciencias sociales. Los que se
aducen más comúnmente son: la imposibilidad de aplicar
métodos cuantitativos; la complejidad de los hechos sociales;
su carácter global; su naturaleza subjetiva, que exigiría un
método específico, la comprensión empática (verstehen); la
imposibilidad de repetición y, por tanto, de experimentación;
la dificultad para hacer predicciones, ya que el conocimiento
de las teorías de los científicos puede modificar el comporta­
miento de los actores; y, por último, el sesgo valorativo que

203
1
introduce el experimentador, vitalmente implicado tantas ve­ des sociales no son entidades naturales concretas sino mode­
ces en el análisis y la interpretación de los datos . los abstractos construidos para interpretar ciertas relaciones,
Es cierto que estos problemas no los han inventado los abstractas y seleccionádas, entre individuos (Popper; 1973 :
antinaturalistas (palabra que utilizo con disgusto, en modo 26 y 1 54).
alguno las ciencias naturales son hoy el único paradigma de En la forma más extrema, pero también más lógica, esta
ciencia para la antropología), y para defender la unidad del tesis sobre la imposibilidad de un estudio científico de los
método científico hay que ocuparse de ellos . Algunas de es­ fenómenos complejos no se sostiene sólo frente a los fenóme-

la ciencia es imposible. El error consiste en suponer que la �,'. ,:, ·'-' '
tas características de los hechos sociales dificultan el hallaz­ nos sociales sino frente a todos los fenómenos, e implica que , . , ,, ,. "
go de hipótesis, otras crean problemas para la contrastación.
Las cuestiones relativas al carácter de los hechos sociales ciencia debe reproducir la realidad. Einstein subrayó una vez, � >•
(complejidad, holismo, significación) y a las distorsiones que que la función de la ciencia no era dar sabor a la sopa. La

sopa, ni la ciencia transmitir todas las características de un , -�


la ideología del investigador puede introducir, voy a tratar­ descripción del sabor de la sopa no tiene por qué saber a
0 1 ·:j
las brevemente en este apartado ; de la dificultad de predic"
ción y experimentación en ciencias sociales me ocuparé en fenómeno de las que podemos tener experiencia (Rudner, -
el siguiente con más detalle. Las formas de contrastar hipó­ 1980: 109 s.).
tesis en antropología serán objeto del resto del capítulo. Carnap, en la- Fundamentación lógica de la Física se
Una de las objeciones que se hacen a la extensión del ocupa de esta «pérdida de contenido» que supone la ciencia
método . científico a las ciencias sociales se basa en la com­ en un capítulo que titula «La concepción mágica del lengua­
plejidad de los hechos sociales. En física, se dice, la materia je». Comenta en él un libro de Kunt Riezler ( 1 940), en el que
es menos complicada y además se la aísla experimentalmen­ se pone en boca de Aristóteles una objeción a los físicos:

L
te. Podría suceder que aunque hubiera uniformidades socio­ «El día está frío para un negro y cálido para un esquimal.
lógicas inmutables, como las del campo de la física, no fué­ Vosotros dirimís la disputa leyendo 20 ºC en el termómetro»,
semos capaces de encontrarlas, dada la complejidad de los y cita una reseña crítica de Nagel al libro de Riezler, en la
datos. Y si no podemos encontrarlas, no tiene objeto mante­ que Nagel sostenía que ni las teorías físicas son substitutivas
ner que a pesar de todo existen. de las cosas concretas -«extensiones de lo imaginario» lla­
Cuando en los años cuarenta Popper se ocupó de las cien- ,, maba el matemático René Thom a los grandes progresos cien­
cías sociales, recogió esta objeción y respondió a ella que no tíficos en una entrevista reciente-, ni es razonable esperar

1
hay duda de que el análisis de cualquier situación social que las palabras nos calienten.
concreta se hace extremadament� difícil por la complejidad, Carnap acepta hablar de una temperatura de 20 ºC, . aun
pero lo mismo ocurre_ con cualquier situación física concreta. cuando se omitan las sensaciones de calor y de frío que ex­
El prejuicio ampliamente compartido de que las situaciones perimentan, respectivamente, el esquimal y el negro. Espe­
sociales son más complejas que las físicas parece surgir de rar que l a palabra «frío» transmita una sensación real . le
dos fuentes : 1 ) Comparar lo que no es comparable : situacio­ parece un buen ejemplo de la concepción mágica del lenguaje
.nes sociales concretas con situaciones físicas experimentales. que probablemente es una de las causas de la oposición de
Sería más preciso pensar en alguna situación social «aislada», muchos filósofos al uso del lenguaje cuantitativo en la cien­
.en algún tipo de comunidad seleccionada _ como experimental. cia: «Es posible, supongo, que Riezler sólo haya querido de­
2 ) Creer que una situación social ha de ser descrita de una cir que la ciencia no debe concentrarse tan exclusivamente
manera tan exhaustiva que incluya el estado mental y tal vez en los conceptos cuantitativos que llegue a descuidar todos
el . físico de todos los individuos implicados. Pero las entida-

.¡·
esos aspectos de la . naturaleza que no se ajustan muy . bien a
"":

204 .- -:
<-.-
.
••;
·-. 205
[
las fórmulas con símbolos matemáticos. Si esto es todo lo
'1!9�1'9tiémos . permitir-J�� .g!!I.letes:· de- fas preconcel'cion�§ de
única de la antropología a una visión holística d�l ��-�bre,
que quiere decir, entonces, por supuesto, estaríamos de acuer­
do con él [ . . . ] . Pero siempre es difícil decir de antemano
una ..ciencia _materialista Y--�mpJ!'.ka» (Tyler, 1975: 33 1 ).
dónde será útil introducir la medición numérica. Debemos Hay algo en común entre las líneas de Tyler y aquellas
dejar este problema en manos de los que trabajan en cada otr sobre la «pérdida de contenido» de Carnap. La ciencia
as
campo de investigación. Si conciben alguna manera de hacer­
es sólo uno de los modos posibles de hablar de las cosas. Si
lo provechosamente, la introducirán. No debemos desanimar

L
optamos por ella, se reduce el ámbito de lo que podemos
estos esfuerzos de antemano» (Carnap, 1969: 1 65 s.). decir, pero se reducen, al mismo tiempo, las posibilidades de
Otro argumento que se aduce en contra de la unidad de error. Y si en ciencias sociales es particularmente castrante
las ciencias es el carácter de totalidades orgánicas que pre­ esta mutilación del objeto que parece el precio que debemos
sentan los seres vivos. El núcleo de esta argumentación es
pagar, también es acuciante la necesidad de poder poner a
que la sociología, como todas las ciencias biológicas, es de- · prueba nuestras afirmaciones, si queremos, como decía Lévi­
cir, todas las ciencias que tratan de objetivos vivientes, no Strauss, saber un poco más para poder actuar un poco mejor.
debería proceder de una forma atomística, sino de una for­ Estas diferencias del objeto de estudio, que hacen que
ma holística. Porque los objetos de la sociología, los grupos
nos resistamos a simplificarlo, a diseccionarlo, se resaltan
sociales, nunca deben de ser considerados como meros agre­
también en la tercera objeción al empleo de un método co­
gados de personas. El grupo social es más que la mera suma mún a todas las ciencias que voy a comentar. Se insiste aquí
total de sus miembros. Y también es más que la suma total
en el carácter «subjetivo», «impregnado de valoraciones» del
de las relaciones personales que existen en cualquier momen­ objeto de las ciencias sociales. Sería ésta la acción humana
to entre cualesquiera de sus miembros. intencional, dirigida al logro de diversos fines o valores, sea
Nagel responde a lo que se presenta como especificidad con un propósito consciente, sea por la fuerza de un hábito
de las ciencias biológicas, que el conoeimiento científico sólo adquirido, sea a causa de . un compromiso inconsciente. Una
se adquiere mediante el análisis o el uso del llamado «método caracterización más restrictiva, la de Max Weber en The
de abstracción», es decir, concentrando la atención en un Theory of Social and Economic Organization ( 1 947), limita

l'
conjunto limitado de las propiedades que poseen las cosas e dicho objeto a las respuestas que los hombres dan a las ac­
ignorando otras (al menos por un tiempo) C} investigando en ciones de otros hombres, a la luz de expectativas y evalua­
condiciones controladas las características elegidas para su ciones concernientes a las respuestas que estos otros a su
estudio ( 1 978: 403). vez darán. En esta perspectiva, un granjero que cultiva el
En antropología se han hecho con frecuencia profesiones suelo solamente para proveerse de alimentos no realiza una
de fe holísticas. Y aunque como ideal está en desuso, desde actividad social. Su conducta sólo es social si hace planes
que se ha generalizado la comprensión de que describir es para satisfacer sus propias necesidades con referencia a las

discurso científico. <�fü queren_ios una ciencia del hombre,


siempre interpretar, aun como ideal es incompatible con el supuestas necesidades de otros hombres (Nagel, 1 978: 427 s.).
Desde ambas delimitaciones del tema de las ciencias so­
entonces nos tenemos que contentar con una descripción re­ ciales se afirma comúnmente que su estudio presupone la fa·
lativista- en que la naturaleza del hombre está deterininada miliaridad con las motivaciones y otras cuestiones psicológi­
por el punto de vista académico y disciplinario del obser:ya­ cas ·· que constituyen los resortes de la conducta humana in­
dor. Tendremos no sólo al hombre económico, sino al hom­ tencional, así como con los objetivos y los valores cuyo lo­
bre biológÍCo, al hombre artístico, y al hombre antropol<S­ gro es la finalidad explícita o implícita de tal conducta. La
gico. Por otra parte, si queremos preservar la dedicación sociología debe estudiar los propósitos y los significados del

l'
206 207
IT
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rr caso , para salir al paso de las críticas que se han hecho al
comportamiento. Pero para ello el método científico es ina­
1 } 1
decuado . Las motivaciones, las disposiciones, los fines busca­ desarrollo de la antropología en el período colonial. Que los
1 :
dos y los valores no son cuestiones susceptibles de una ins­ problemas que los antropólogos seleccionaron para su estu­
pección sensorial, son cuestiones que sólo pueden conocerse dio y el marco analítico dentro del cual manejaron estos pro­
a través de una experiencia subjetiva, mediante un proceso blemas estuvieron fuertemente influidos por el medio polí­
de comprensión individual, empatía o verstehen. Esta es la tico, económico e ideológico en el cual trabajaron, no signi­

[
idea no sólo de Max Weber, en la obra citada, sino también fica que el análisis de los problemas que seleccionaron fuera
de Mac Iver (1942), Van Mises ( 1 957), Peter Winch ( 1 958) necesariamente erróneo o impreciso . Por supuesto que pudo
y Dakeshott (1 962), entre otros. serlo, pero si es así -señalan-, debe demostrarse sobre
Efectivamente, si el método de conocimiento en las cien­ otras bases que la simple afirmación de que la ideología que
cias sociales fuera la comprensión empática, nos encontra­ inspiró este análisis es objetable. . .

ríamos con una diferencia insalvable. Pero no sólo es discu­ Probablemente es cierto que los estudiosos. de las cien­
tible limitar el estudio a conductas intencionales, sino que cias humanas sólo examinan materiales a los que se atribu-
cuando son estos comportamientos los que se analizan, el ye « significación cultural», de modo que en su elección del
hecho de que el científico social pueda proyectarse en ellos material de investigación está implícita una orientación . va­
y utilice los conocimientos que tiene sobre sí mismo para lorativa. Pero- esto no es privativo de las ciencias soci�les;
construir hipótesis sobre otras personas, es algo que concier­ ningún científico lo estudia todo, elige lo que más le intere-
ne a la generación de las Wpótesis, no a su validez. La xt!lª­ sa, y esto no es un inconveniente para el éxito de su inves­
_ción de empªtía puede tener valor heurístico, pero no sus_ti:_ tigación. Cuando Naroll critica a Murdock que . la selección
. tuye a la necesidad de elementos de juicio objetivo que ga:_ de culturas del Human Relatíons Area Files se haya inclina-

L
ranticen la validez de la identificación · del investigador con do en favor de los intereses de los Estados Unidos (cf. Bar­
,el investigado. El esfuerzo de Tylor por ponerse en el lugar nes, 1 97 1 : 6), puede tratarse de una crítica metodológica­
de aquellos de sus contemporáneos primitivos que creían en mente irrelevante -a pesar de su fuerza ideológica- si a la
almas, espíritus y dioses no le ahorraron las duras críticas hora de utilizar los archivos, por ejemplo en la «Muestra
de Evans-Pritchard, a quien tanto impacientaban los argumen- etnográfica mundial»_ se ponen en práctica los criterios que · :f,

tos del tipo «si yo fuera un caballo» ( 1 973 : 4 1 s .). ,, se explicitan (Murdock, 1 975 : 205-207). Un problema dis�
tinto e s que a la muestra construida con esos criterios, que

1
no es una selección aleatoria de las culturas conocidas, se
Sesgos valorativos y objetividad le aplique un tratamiento disefi.ado para · muestras obt.enidas
·

al azar. Pero no se trata aquí de una distorsión ideológica,


Si en la actualidad hay una tendencia a minimizar las sino de un error en el uso de la estadística.
diferencias entre ciencias sociales y naturales que se basan Más peligrosa es la influencia de los juicios de valor del
en la especificidad de los datos de aquéllas , hay otro aspecto investigador en el contenido de las conclusion�s; · Nadel ha
cuya importancia no suele negarse, y es la incidencia que hecho una aportación clásica en este punto. En primer lugar,
pueden tener sobre la investigación los valores sociales de sosteniendo que si la subjetividad es inevitable, por lo menos
los científicos. Estos valores pueden influir al menos en dos ha de manifestarse abiertamente. Piensa que· el mayor ries­
momentos: la determinación del problema que se va a estu" go de tratar mal los problemas científicos radica, no en los

r-
diar y el establecimiento de las conclusiones. puntos de vista y · las filosofías diferentes, ni quizás en las
Kaplan y Manners ( 1979 : 325) han discutido el primer personalidades divergentes de los científic()S, sino en no ex-

208 209
plicitar los supuestos y los conceptos con los que se opera .
que la investigación social tiene con frecuencia una orien­
. tación valorativa» (Nagel, 1 978: 440).
Pero también señala que hay al menos tres aspectos en los
que los juicios de valor; que están siempre. presentes, deben
exhibirse: 1 ) cuando se habla de la satisfacción de necesi­
Experimentación y predicción en ciencias sociales
dades psico-físicas que proporciona una cultura; 2) cuando
se calcula la influencia de los hechos sociales sobre la super­
vivencia; 3) cuando se juzga. el grado de integración Y de
Cuando Radcliffe-Brown hablaba de la utilización del mé­

L
todo experimental en ciencias sociales, recordaba que etimo­
estabilidad social (Nadel, 1974 [ 195 1 ] : 61 s.).
lógicamente experieri significó «poner a prueba», y su idea
Para reducir los efectos de la ecuación personal, en an­
era que se pusiesen a prueba las hipótesis sobre la organiza­
tropología se ha propuesto : a) controlar al observador; b) exi­ ción social observando un número de sociedades diferentes.
girle un psicoanálisis previb al trabajó de campo; e) ense­ Pero sin duda en su uso actual más común «experimentación»
ñarle psicología ; ·· d) recomendar que ·trabaje en equipo. Os­ significa provócar voluntariamente un hecho en circunstancias

trolar la subejtividad (1975:· H 7). un� propuesta notable en


ear Lewis ha insistido en .el valor de los reestudios para con­ determinadas de antemano y, si nos atenemos a ese uso, he­
mos de pensar en dos formas de contrastación, una experi­

En su forma más general, un hipótesis H dará lugar a


un campo en el que se intenta habitualmente elegir como ob­ ¡p.ental y otra no experimental.
jeto de estudio, · culturas sobre las que no se ha trabajado
con anterioridad.
·

implicaciones contrastadoras prediciendo que si se dan con­


Sin embargo, Nagel ha criticado Ja ingenuidad de quie­ diciones de tipo C se producirá un acontecimiento de tipo E.
nes piden que se expliciten los supuestos, muchas veces in­ En situaciones con las que el control experimental es posible,
conscientes, o se eliminen orientaciones valorativas tácitas. se crean las condiciones C y se comprueba si el aconte­
Nagel confía más en que preferencias y valores se superen, cimiento E se produce o no se produce, pero cuando el
aunque sea sólo gtadualmente; a través de mecanismos auto­ control experimental es imposible, es decir, cuando las con­
correctivos ' de la ciencfa cóirió empresa social: «Pues la diciones contrastadoras no pueden ser provocadas o variadas

crítica -Übr.e ·pero responsablé.: de ideas;:,_. alienta la com­


ciencia niciderna estimula fa invención, el intercambio y la a voluntad por medios tecnológicos disponible s: «Entonces
habrá que contrastar las hipótesis de un modo no experimen­
petencia en: Ja búsqueda . de conocimiento ·entre investigacio­ tal, buscando o esperando que se produzcan casos en que es­

les difieran; y <fistn._inuye · progresivamente los efectos de las


nes independiente�; · aun cuando sus· orientaciones intelectua­ tas condiciones específicas se den espontáneamente, y com­
probando luego si E se produce» (Hempel, 1 979b: 40).
actitudes .': parcialis.·.·con�étVaódb soláin.erite. aquellas conclu­
·
. . Oue la cita corresponda a la Filosofía de la Ciencia Na­
siones de . hts igv;estigaciónes que .sobreviven al examen críti­ tural, de Hempel, nos indica que las situaciones en las que

sean cuale� - fueren . sus preferencias v11lorativas o sus adhe­


co de una co1lluP.ii:f�cf.·. it1deJit1icJ.11.t.me11 e &n-1.nde de estudiosos, no pueden provocarse a voluntad las condiciones contrasta­
· doras en modo alguno son específicas de las ciencias socia­

nismo in� titucforializad() para filtrar creencias bien fundadas


siones doctrinaria_s_: Se.ría; ·absurdo . pretender · que este meca­ les, como con frecuencia sostienen quienes niegan la unidad

,_
del método científico. Nagel desarrolla con detalle las dife­
ha actuado o es pro}Jable que actúe en la investigación social
rencias entre la · puesta a prueba experimental y no experi­
de manera tan efectiva como en las ciencias naturales. Pero
mental de las hipótesis científicas. Como características del

nocimiento co�fiable de . cuestiones . humanas. simplemente por-


control experimental o, en sus palabras, del «experimento
no sería menos abimrdo c,oncll1ir que es inalcanzable un co­
controlado» indica las siguientes: el experimentador que pue-

21 1

¡:
. ' . ·, ;> . · , p·'·
210
: ¡_ � t -.J d.,..:' r\U ......... t ,..

B l 8 U OTECA
��l f)
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de manipular a su voluntad, aunque dentro de límites deter­ y, por otra p � rte, el alcance de las predicciones . Cr·eo que
minados, ciertos aspectos de una situación (llamados «Va­ se puede aludir brevemente al primer aspecto. El descubri­
riables» o « factores») que se supone constituyen las condi­ miento de que hay profecías que se autorrealizan y prediccio­
ciones para la aparición de los fenómenos estudiados, de nes suicidas, porque su conocimiento impide que llegue a
modo que al variar repetidamente alguno de ellos -uno solo su ceder lo que predicen, amplió el campo de estudio de las
en el caso ideal-, el observador pueda observar el efecto de ciencias sociales hasta incluir en él los efectos del conocimien­
dichos cambios sobre el fenómeno y descubrir las relaciones to científico de los fenómenos. En 1 96 1 , Nagel escribía: «Si
constantes de dependencia entre el fenómeno y las variables. el conocimiento que los hombres poseen de los procesos so­
El experimento controlado no sólo supone ciertos cambios ciales es una variable que interviene ·en la determinación de
dirigidos a las variables sino la reproducción de los efectos los fenómenos sociales, no hay ningún fundamento a priori
inducidos por dichos cambios . p ara sostener que los cambios de esta variable y los efectos
Junto al experimento controlado, otra forma de contras­ que ellos puedan producir no puedan ser objeto de leyes so­
tar hipótesis es la « investigación controlada», que consiste en ciales» (Nagel, 1 97 8 : 425 ) .
la búsqueda deliberada de situaciones diferentes en las cua­ De hecho, cuando en las elecciones d e r·epresentantes de

les el fenómeno en estudio se manifiesta (en modos idénticos los estados parlamentarios se divulgan sondeos que presen­
o diferentes) o se manifiesta en unos casos pero no en otros, tan a alguno o algunos de los candidatos como favoritos to­
'
d�s nos preguntamos a quién favorece el que se hagan pú­

ri
y en el examen posterior de ciertos factores de estas situa­
ciones que se suponen relacionadas con el fenómeno para blicos ·estos sondeos, dando por supuesto que quienes lo han
discernir si las variaciones de estos factores se relacionan con divulgado lo saben. Y, si no lo supieran, de la no realización

diferencias en el fenómeno (Nagel, 1 97 8 : 4 1 4 s.) . de una predicción a causa del conocimiento de ésta no se

L
sigue una refutación de la ley que dio lugar a la predicción.
Es cierto que en ciencias naturales la contrastación de
hipótesis se lleva a cabo principalmente por medio de expe­ Hay en Nadel un fuerte argumento lógico contra este supues­
to tan común: « S i la acción basada en el conocimiento de
rimentos controlados, pero no siempre -astronomía, geolo­
una ley determinada no es una de las condiciones que la ley
gía, embriología-. Y también es cierto que la experimenta­
ción rara vez es posible en ciencias sociales, aunque también menciona en su cláusula antecedente y de la que afirma que
va acompañada de ciertas consecuencias cuando se cumplen
haya excepciones. Pero sin duda, el procedimiento que puede /
ciertas condiciones, no se demuestra que la ley sea errónea
utilizarse con más frecuencia en ciencias sociales para poner
a prueba las teorías es la inv·estigación controLad_& no experi­ cuando se descubren situaciones en las cuales se realiza tal

mental, que trata de establecer si « algún suceso, conjunto de acción pero no aparecen las consecuencias anunciadas» (ibí­

sucesos o complejo de características está o no relacionado dem).

l'
casualmente con la aparición de ciertos cambios o caracterís­ Otra cuestión es la del alcance de las predicciones . Si el
ticas sociales en una sociedad determinada» (Nagel, ibídem). conocimiento de una predicción puede modificar la acción,
Como se ha dicho tantas veces, el laboratorio en antropolo­ el cr·e cimiento constante del conocimiento social limita las

ji
posibilidades de predicción histórica o sociológica. Popper
gía es el trabajo de campo, aunque no sea éste el único la­ · 1¡ ·
boratorio. ha distinguido dos clases de predicciones en relación con el
Un segundo p roblema para la puesta a prueba de hipóte­

' , ¡, ,
alcance, las que predicen que se producirá un cierto aconte­
11·¡
¡,
:
¡: �
sis en ciencias sociales es la dificultad de realizar prediccio­ cimiento, a las que llama profecías, y las que fijan las con­

.l ¡
nes. El problema es doble . Está, por una parte, el carácter de diciones de aparición y construcción de las instituciones so­


variable social que tiene el conocimiento de los fenómenos ciales, a las que denomina predicciones tecnológicas.

j. I

1!
. ¡
1

212 213

j: j
r F
¡-'
objeto de la _s_ociología te?rica las _ �rediccion:s a gran escala,
1
- En una de sus críticas al historicismo -que fija como características culturales. L a forma en que esta manipulafión
se realiza es más o menos la misma entre los antropólogos
_
en la terminología anterior profec1as-, senala Pop�er. que que se dedican a esta ingeniería social, pero sus diferentes

J_
«sólo es posible derivar profecías a lo largo de pred1c c1ones ideologías configuran el proceso de toma de decisiones sobre
científicas condicionales si se aplican a sistema s que pueden los cambios convenientes a producir, que puede situarse en
ser descritos como aislados, estacionarios y recurrentes . Es­ la Administración, en el propio antropólogo o en la comuni­

derna, sin duda, no es uno de ellos» (Popper, 19:3 : 391 ).


tos sistemas sori muy raros en la naturaleza y la sociedad mo­ dad que va a realizar el cambio. El proceso implica la exis­

L
tencia previa de hipótesis que relacionan factores culturales
De hecho, lo que considera posible son las predicciones te� entre sí y, paralelamente a las implicaciones sociales y polí­
nológicas, qµ� ade1nás pueden ponerse a prueba en experi­ ticas, la manipulación de estos factores por parte del antro­

1
__

mentos sociales - fragmentarios. pólogo lleva consigo la puesta a prueba de sus hipótesis (San
Esto rtos lleva a un tema del que no he hablado a la hora Román, 1984a: 1 76-179).
·

contrastación, el cambio social observado, Y más espe­


cialmente • dirig-ido, coino forofa de- obtener conocimiento com­
de la De este modo, la antropología aplicada y la teoría antro­

l;
pológica se prestan un apoyo recíproco y nos permite pensar
parando ior<resultados obtenidos · eón· los resultados espera-
_ en ciertas formas de control experimental de hipótesis que
dos. - se unen a las posibilidades de observación controlada.
·

Cuando se habla de ingeniería social, y, en concreto , de A este control experimental de hipótesis, que añade la

¡-
antropología aplicada, se insiste o bien en la nec�sidad de antropología aplicada al ámbito de la contrastación, se une
que los - antropólogos se ocupen de problemas sociales rete� · ta simulación por medio de ordenadores para ampliar el «la­
vantes, se involucren directa o intensamente en los problemas boratorio de la antropología» (cf. Ballanoff, 1974). En defi­

ceso de éjjfasl.feii effüíbájo áplicadó ahogue la aparición de


sociales contemporáneos , o bien en el riesgo de que un ex­

¡
nitiva, por medio de la observación controlada -stricto sen­

concepfos' nufros é ideás - fe<:undas, _ y detenga el crecimiento


su o a través de archivos etnográficos-, y del control expe­

[
rimental, empírico o matemático, las dificultades de puesta
de la teoría ila explfoación dentro de la disciplina (p: e. Ka- a prueba en antropología se reducen notablemente.

_
plan y Manners, ·1979: 334 s.). -
__

No pretendo con esto negar la existencia de problemas

importancia :.en relación con la. contrastac1on de. �1�ótes1s Y


-
. .
Hay otro - aspecto de la antropolog1a �?hcada �ue t�ent: para el desarrollo científico de los conocimientos sociales,
, -
_
1

pero se trata de problemas parcialmente solubles. «Parcial»

[_:
que muy -frecuentemente se olvida, y es la . pos1b1hdad que me pareció, en un tiempo, suficiente para una descalificación.
ofrece el séleceioriai: los factof�ll qú� se modifican en un pro­

�=t�pueh�,
Ahora, menos holista en el método y en la ideología, puedo
ceso de canib,io, de poner a prueba la validez de los supuestos restituir con gusto a su contexto las palabras de Lévi-Straus�

hay qtli nes piensan que l� - antropología apli�


de que recogía en la Introducción : «Las ciencias humanas no

[
� explican nunca, o muy raras veces, hasta el final, y no pre­
- �
_

cada n� de �11ténderse sino co1llo aquella parte e la an­ _


dicén sino con una seguridad limitada. Pero de este modo,
tropología dei ··- cambiC> social · en la: �?e el antropol?
1

1 - _
go es comprendiendo por cuartos o pOr mitades, previendo una vez
n de un cambio par" sobre dos o sobre cuatro, no dejan de ser menos aptas, por
parte activa en el intento de pr�voca�1?
ulac1on de factores de cam· la íntima solidaridad que instauran entre esas semi-mitades,
cial concreto. Se trata de la mamp
la
bio que se - han establecido como tales P�t;viame�te o de para otorgar a quienes las practican algo que está a mitad

asume 'tj_iie sC>n necesarias para mantener invariables ciertas


modificación-·de las condiciones que, tamb1en previam ente, se de camino entre el conocimiento puro y la eficacia : la sabi­

¡_
duría, o por lo menos cierta forma de sabiduría que permi-

214 2 15
1
'?l"'"" '

!
- ¡

mejor, Mónica Wilson, en 1 95 1 , puso de manifiesto que entre los


te actuar algo menos mal porque se comprende algo
se debe nyakyusa las acusaciones de brujería típicas se · hacían con­
pero sin poder deslindar nunca con exactitud lo que
aspec to. Ya que la sabidu ría (sages se) es uná tra vecinos (de 3 8 casos de infortunio atribuidos a brujería
a uno y otro
o y a la que estudia, 23 se acusa a compañeros de poblado) (Wilson,
virtud equívoca que remite a la vez al conocimient ;

ellos tomad os . i 1 970: 198-2 14). En su opinión las causas habría que bus­
acción, difiriendo radicalmente de cada uno de i
1
carlas en la estructura de los poblados de edad nyakyusa, en
en particular» (Lévi-Strauss, 1 973 b : 346). 1

[
confian­ oposición a las reglas de herencia patrilineales. Como es sa­
Con esta limitación y al mismo tiempo con esta
etnogr áfico, fuente de bido, los niños nyakyusa van construyendo progresivamente,
za, podemos volver los ojos al trabajo
mismo tiempo lugar por junto con sus compañeros de edad, un poblado al que termi­
la mayor parte de las hipótesis y al
nan por trasladarse y al que llevarán a sus esposas. Esto hace
excelencia para la puesta a prueba de las teorías antropológi­
in­ que los vecinos no estén obligados a ayudarse por relaciones
cas. Comenté en el capítulo 2, al hablar de las prácticas
, que las hipóte sis que sugiere n los de parentesco, sino por normas de generosidad y hospitalidad.
ductivas en antropología
se pue­ Las acusaciones de brujería contribuirían al control de esta
datos obtenidos en el trabajo de campo difícilmente

¡
con los datos que las han sugeri do, y situación social (Wilson, 1 95 1 : 309 s.). Nadel, por su parte,
den poner a prueba
es fuente de dificul tades cuand o se intenta n ha observado que las acusaciones de brujería entre los nupe
que este hecho
sobre hipóte sis que no han guiado la afectan principalmente a mujeres, y lo atribuye a la hostili­
extraer conclu siones
dad entre los hombres y las mujeres nupe, poco dependientes

j
encon­
investigación etnográfica. Un ejemplo notable podemos
con acusa­ estas últimas a causa de la libertad que les· otorga · su · dedica­
trarlo en diversos libros y artículos relacionados
l que Mar: ción al comercio (Nadel, 1 952 y 1 970 : 172- 1 75); No voy a
ciones de brujería entre los cewa de África Centra
discutir ahora la adecuación de estas explicaciones, que me
wick publicó entre 1 952 y 1 967.


interesan sólo en este punto como ejemplo del interés por ·�
la función política de las acusaciones de brujería. * .;�·f

El trabaj o· de campo y las limitaciones del empir


ismo Un conjunto notable de acusados son, en algunas socie­ r'Ñ

dade� africanas, jefes de segmentos locales de un linaje . o


que candidatos a serlo. Parece que en estos casos las acusaciones
Como sucede casi siempre, excepto en investigaciones
as, el trabajo de Marwi ck se inscri� ,,, sirven para frenar, o precipi tar, un proceso de fisión exigido
son completamente pioner
·

mos denom inar, de acuerd o con el uso por conflictos internos o por el crecimiento demográfico. Se
be en lo que podría
el ha dicho que en estos casos la potente ideología del parentes-
de Lakatos, un programa de investigación, en este caso
Evans- Pritcha rd, sobre el · papel de los conflic - . co que mantiene unido al linaje debe ser rota por Una ideo­
iniciado por

1i·,..
en la génesi s de acusac iones de brujerí a en socie-· logía igual de fuerte : la de la brujería. Para desobedecer al
tos sociales
...----- anciano lugbara hay que hacer de él un ser blanco, peligro­
dades tribales africana s.
so, caníbal, inclinado al incesto: más peligroso que los euro­
Evans-Pritchard ( 1 976 [ 1937]) había dedicado un capí­
tulo a mostrar, en parte, mediante unos cuantos ejemplos·
J peos o los azande, de los que ya todo se espera, el enemigo


(pp . 1 1 8- 1 19) que «quienes padecen desgracias buscan bru-
jos entre sus enemigos». Cofno Mary Douglas ( 1 976) ha de-'
de los 1 * De las tesis de Wilson y Nade! me he ocupado de fonna .crítica
fendido con detalle, tras la Segunda Guerra Mundial,


en González Echevarría ( 1 984: .75 ss.), de donde tomo parte del aná-
. 1f.
· ·

Evans- Pritcha rd, no inte.;·


·

caminos abiertos por el trabajo de lisis que sigue. Agradezco al editor las condiciones cóntractuales que
resó tanto su aportación a la sociolo gía del conoci miento establece, generosas para con el autor, permitiéndole disponer siem­

como los aspectos políticos de las acusaciones de brujería.


·

pre de su trabajo.
·-¡.

216
r1
/

;
71 V
'

dentro, ser social invertido en el núcleo de la organización

¡1. ¡:
L; i
la etnografía cewa. Para hacerlo desarrolla con más detalle
ft 1
social (Middleton, 1960). . la hipótesis tercera.
·

H¡¡ Estudios clásicos sobre la función de este tipo de acusa­ '• .- ¡


Tres son, para este autor, los factores que determinan

¡¡ !

j

ciones en la fisión de linajes matrilineales se han realizado

í
;i ! la tensión en una relación social, identificada con una rela­
entre los cewa (Marwick, 1952, 1963, 1 965, 1966, 1967),
:
ción de competencia:
los yao (Mitchell, 1956) y los ndembu (Turner, 1957). V: El valor conferido al objetivo por el que se compite.
-, ,
,¡, !
;;- '
El trabajo de campo entre los cewa lo inició Marwick en

L
.u
{ P : La medida en que la relación envuelve a toda la per­
h j
1946. Durante más de un año estudió su lengua y su cultu­ sonalidad.
}�.: ra y empezó a tomar notas de casos de infortunio. Dos viajes

¡:
C: La medida en que la relación está circunscrita tradi­
en los veranos de 1948-49 y 1952-53 le permitieron comple­ cionalmente, por ejemplo, por normas legítimas tales como
¡_; tar su información hasta 194 casos. las que sostienen la distancia social. En este sentido, los sta­
��
:-
,..,

En repetidas ocasiones (1952, 1 966 [ 196 1 ] , 1965), Mar­


lü tus adscritos son fuente de mucha menos tensión, mientras
wick se adscribe al método hipotético-deductivo. No trata de
l,-i que si el acceso a un status está más libre de determinacio­
inducir generalizaciones, sino de presentar sus datos de for­
�i
i
nes sociales generará muchos más conflictos.
·-;:;

Id1:-
ma que puedan servir como contrastación a hipótesis que Por otra parte, la tensión será expresada en acusaciones
otros autores que se han ocupado de brujería suscriben, al de ·brujería y hechicería si: a) Hacerlo es congruente con las

1
menos implícitamente. creencias tradicionales; b) Hay suficiente material bruto, en
Estas hipótesis, reformuladas con algunas variantes a lo
. forma de desgracias, para creer en ataques de brujas y hechi-

1
largo de sus escritos, son, en esencia, las sigiuentes : ceros; e) No existen o no se prefieren medios alternativos de
1 ) Las creencias e n brujería proporcionan una teoría de expresar tensiones ( 1 966: 17 3).
la causación. Más concretamente, y acercándose ya a lo que se ha lla­

l
2) Las creencias proporcionan una salida a la hostili­ mado hipótesis obstétrica: «Las acusaciones de brujería, como
dad, la frustración y la ansiedad. ejemplos de conflicto social, tienen la función, inter alía, de
3) Las creencias sirven para formular las tensiones que formular tensiones de modo que permitan la ruptura de rela­

¡
se dan en algunas relaciones sociales y para reformular o 1
1::- ciones personales estrechas que no pueden ser canceladas y
cortar estas relaciones. Y esto en un doble aspecto : a) las que no se pueden seguir manteniendo porque resultan inso­

1
acusaciones son un índice de tensiones entre acusador Y acu­ portables» (ibidem).
sado; y b) las informaciones que proporciona la gente cuando . Antes de evaluar la contrastación de hipótesis de Mar­
habla en abstracto de brujería, aunque no coinciden con la wick, es necesario bosquejar brevemente los aspectos de la
práctica de las acusaciones, dan a conocer su apreciación de organización social y de las creencias cewa relevantes para
las tensiones sociales. las acusaciones de brujería.
4) Las creencias sirven de soporte a los valores socia­
entre los que fa · ganadería tiene un interés creciente debido
Los cewa del norte de Rodesia son cultivadores de azada,
les, porque indican el tipo de comportamiento que puede dar
lugar a una acusación y porque, al trazar la imagen del bru­
al éxito de la lucha contra la mosca tsé-tsé. Son matrilinea­

/_
jo, definen dramáticamente lo que es malo en cada cultura.
les; con matrimonio inicialmente virilocal, al cabo de un
(Marwick, 1952: 120 SS., y 1966:. 1 7 1 .)
.

tiempo la pareja se instala en el poblado de la esposa. E��s


De la segunda hipótesis, que es la de Kluckhohn ( 1 972 _
poblados tienen entre 40 y 200 chozas, y a veces estan d1v1-
[ 1 944] ), se desembaraza Marwick con prontjtud. Son las (1), didos en secciones. Los poblados, o las secciones de un po­

i¡ l;
(3) y (4) las que quiere someter a contrastación a través de blado, están ocupados por matrilinajes, khol. Dentro del khol

i 218 219

¡-
\

i 1,

por la miliares y transmiten su arte dentro de la familia' enseñán­


se distinguen segmentos mawele (sing. bale) ordenados dolo a un hij � o a un ni�to. De los nfiti dicen los cewa que
se hace inma nejab le,
edad de sus cabez as. Cuando un linaje .
son mayontanamente mu1eres.

0�10
se rompe en segmentos. A veces distinguen dos tipos de nfiti, los que actúan por
e
Los miembros matrilineales de la sección son usualment . Y aquellos a los que mueve el deseo de carne (Mar­
un hombre, el jefe, con sus herm anas, los hijos de sus her­
manas, los hijos de las hijas de sus hermanas, etc. Viven �1 :k, 1965 : 73-79). Yo hablaré en general de brujas y bru-

!'l [
1ena, porque la naturaleza del poder del nfiti es en este con­
1
el de
con él además sus propios hijos. El jefe del poblado es
Dicen los cewa que la brujería se usa sobre todo en el
texto irrelevante.
la sección del linaje funda dor. 1

con. el acceso a la jefatura , o en dfaputas por propiedad, es­


interior del linaje, aunque no entre hermanos y en relación

de introducirse. También actúa la brujería entre co-esposas y


i
pecialmente de ganado, que en los años cincuenta acababa

Ó' � Ó' � � =
í
= = e�tre gente que trabaja para el mismo patrón. De hecho Mar­
(1)
logos � las hip?�esis emic de los cewa. Y lo hace por medio
(1) w1ck contrasta a la vez las hipótesis teóricas de los antropó­

de �a mformac1011 sobre 1 94 casos de infortunio _ que consi­


¡

l
nTI rTn n
1
1

Ó' �
.
Ó' Q Q = Ó' � Q
gmo recoger a lo largo de su trabajo de campo.

�= Q �

cionan una teoría de la causación.



(2) (�) (2) A) Hipótesis ( 1 ) : Las creencias en fa brujería propor-
.

1
En el caso cewa, la explicación del infortunio en los epi­
.
sod10s para los que hay información suficiente, es la siguiente
(Marw1ck, 1965 : 16):

f
La norma de sucesión a la jefatura es de hermano ma­
..-,
yor a hermano menor. Cuando muere el último de los herma
nos, el heredero es el hijo mayor de la herma na mayor , péro

l
puede sustituirlo otro hombre de la generación segunda (un Tipo de explicación ofrecida _ Total Porcentaies
primo paralelo uterino) si éste demuestra su capacidad y des-
califica al heredero. Este m·argen pará la acción personal/
unido a la valoración de la jefatura y a las intensas relacio•« 1)
nes entre primos uterinos, hace de la competición I>Q_r. el car�i
Causas naturales ( «actos de Dios») 49 25,3

go una fuente de tensión. .


us del lina�� 2) Actos de personas que no son, brujos
. Los cewa creen en un Ser Suprem o, en espírit
je (los del hermano de la madre y el hermano de la madre; --"- Venganza por brujería 11
de la madre), en un complejo de fuerzas sobrenaturales im-'

;�ti
- Otros actos, como ruptura de ta-
personales y en el poder de la · magia . búes, uso de magia protectora de la 17
A todos los que hacen mal por medios místicos los llaman ·
_.

propiedad o anti-adulterio ' suici-


nfiti. Se trata de ser-es necrófagos, que atacan a sus parietl"' ·

dios 22
tes matrilineales mediante el uso de medicinas, poseen fa:

-�; ·
221
·-\�t-� -· ··-. .
220 -
- ;:p_,',

';t; F
:-·:;� _§; <-- _-

1-
:1
�---- ---- -
¡
3) Actos de brujos roa, y 15 con faltas de allegados. Estas cifras eran; respecti­
vamente, 30, 27 y 19 para los 76 casos restantes, en los . que
- Brujos muertos por su propia bru­ las causas del infortunio eran naturales, o se debían a los
jería o en enfrentamientos con
actos de no brujos o de espíritus (o.e., p. 1 6). Es decir, un-:
otros brujos 6 l
- Ataques de brujos contra no brujos 101 S 55,l
total de 1 1 7 desgracias se vinculaban con _ transgresiones de : _ -�

las normas morales, y sólo 77 carecían de estas implicaciones. �,

L
4) Actos de espíritus 5 2,6 Marwick ha recogido y comentado las transgresiones más fre- -
cuentes (o.e., pp. 227 ss.) que son - incumplimiento de obli­
gaciones tradicionales (23 casos), fallos en el ritual o ruptura
Del total de 194 casos, 1 18 implican creencias en bruje­ de tabúes (10), promiscuidad sexual ( 1 7), celos sexuales y
ría. Sin embargo, las desgracias que se deben a la actuación _ adulterio (7), ·ser brujo (17), excesivamente :rico ( 12) o ambi­
del brujo (55,1 % ), o se relacionan con brujería (60,8 % ) - cioso (5), agresivo (10), o - ladrón (10) y, finalmente, poco
no responden a las afirmaciones de los cewa, que atribuyen viril e insociable (6);
a brujería «casi todos» los infortunios. Marwíck se limita a Los datos parece que, efectivamente, corroboran las hi­
constatar esta discrepancia entre las declaraciones y los he­ pótesis (1 ) y (4), veamos ahora qué sucede con la hipótesis
chos, discrepancia que se repite a propósito del sexo de los tercera.
brujos, pues lejos de ser «casi todos mujeres», en los cien
casos en los que el sexo del brujo se conocía, 58 eran hom­ C) Hipótesis (3): Las creencias en brujería sirven para
bres, y mujeres, 42 (Marwick, 1965: 103). formular las tensiones que se dan en algunas relaciones so­
ciales y para reformular o cortar estas relaciones.·

�-
B) Hipótesis (4): Las creencias de brujería sirven de El análisis de los datos es especialmente importante para
soporte a los valores morales. corroborar o refutar la tesis obstétrica : si efectivamente las


Las informaciones relativas a los casos de desgracia mues­ acusaciones de brujería son un índice de las relaciones socia­
tran también que las creenci s de brujería sirven de sopor­ les tensas, si la más tensa entre los cewa es entre posibles
te a las normas morales, y no tanto por las características de
competidores por la - jefatura del matrilinaje, y si además una
los brujos, a los que se atribuyen rasgos antisociales en la
de las funciones de las acusationes es permitir que se rom­
mitad de los casos, como por las relaciones que se establecen
pan relaciones personales estrechas que se han hecho inso­
entre las desgracias y el comportamiento moral de las víctimas
portables, cabría esperar un máximo de acusaciones entre
y sus allegados. -
gente de distintos segmentos del mismo linaje, especialmente
En los 101 casos de brujos que atacan a los no brujos,
entre primos paralelos matrilaterales .
49 de los acusados tienen características reprochables: 17
¿Y qué dicen los datos? Muy poco. Tanto en el artículo
son y a brujos conocidos; 9, celosos o avaros; 7, violentos y
de 1961 (citado 1966) como en Sorcery in its social setting
pendencieros ; 5 están envueltos en actividades siniestras,
como incesto y magia de caza; 4 son impotentes o estériles
(1965), Marwick proporciona varias tablas donde se recogen
las relaciones de parentesco y espaciales entre acusado y víc­
l ; y 7 tienen otras características negativas (Marwivk, 1965 :
239). tima, acusado y acusador, acusador y víctima ( 1 966: 167;
En cuanto a las víctimas, en los 1 18 casos en que la des­ 1965, especialmente 1 52-1 53). Los números para acusador,
gracia tenía relación con brujería, 47 carecían de implicacio­ acusado y víctima no coinciden con el número de casos, 101,
nes morales, 56 tenían que ver con faltas de la propia vícti- porque 1 .º) e n sólo 79 hay información sobre la identidad .

[
222 223

11
de los acusadores, y 2 .º) en varios de los casos, acusado y/o . mento (33 % y 1 3,4 o/o respectivamente), también lo es que
víctima y/ o acusador son más de uno. en la mitad de los casos, acusador y acusado no pertenecen

jes de lazos entre 1 ) brujo y víctima, 2) acusa�or Y bru30,. y


·

Voy a recoger sólo una tabla, donde se dan los porc�nta" al mismo matrilinaje. En definitiva, sólo un tercio del total
de acusaciones se da entre personas que pueden estar en la
3) acusador y víctima, distribuidos por categonas de relacio­ situación que se ha supuesto más conflictiva. Y subrayo pue­
nes (Marwick, 1 965 : 152): den, porque del hecho de que dos personas pertenezcan a
distintos segmentos de un matrilin:aje no se deduce qu� estén
Distribución porcentual de relaciones
en situación de competir por el puesto de jefe. Y en los ca­
sos que se recogen en Marwick ( 1952) así se indica.
Tipo de relación soé:ial
u
1) Brujo y 2) Acusador 3) Ac sador Pero aun limitándose al matrilinaje, un 33 o/o de acusa­
víctima y brujo y víctima
-. ciones entre segmentos frente a un 1 3 ,4 o/o en el interior
·del mismo segmento no significa 'Por sí solo que las tensiones .

¡
(N = 11 5) (N = l l2) - (N = 90)
entre segmentos sean más fuertes que en el interior. Si un
¡
Parentesco matrilineal hombre tiene un hermano y tres primos paralelos matrilate­
igual segmento 17,4 13,4 33,3
rales, para que hubiese un indicio de tensión con sus primos
29, 6 33,0 ,22,2' .¡
distinto segmento mayor que con sus ·hermanos, los enfrentamientos con aqué­
1 1 ,3 3,6 22,2
segmento indetermina- llos tendrían que ser más de tres veces más frecuentes que
do
50,0 7 7,7
con el hermano, a no ser que la relación entre primos sea
(a) 58,3
menos frecuente.
Parentesco no matrilineal
Marwick es consciente de esta debilidad, de que tendría
esposas . 5,2 1 ,8 _ 4,4 que haber recogido no tasas brutas sino frecuencias relati­
coesposas, reales o po- vas al volumen de interacción. Lo es ya en 1 96 1 , aunque in­
· tenciales 1 ,7 0,9 tenta una aproximación tangencial comparando los porcen- .
otros afines 1 1 ,3 3 1, 2 8,9 tajes de las relaciones acusador-víctima, acusador-brujo en
7,8
7,1 el interior de cada categoría de parentesco (p. 1 8 1 ) . Pero
1
otros 13,9 '
c. /
una vez más, que el hermano acuda al adivino no implica

1
32,1 41 ,0 2 1 ,L•':
(b) hostilidad hacia los primos, a no ser que aquí se esté llaman­
No parientes (e) 8,7 8,9 l,l do hostilidad a la distancia genealógica.
En 1 965 sigue confiriendo significación a lo que llama ba­

'[
Relación desconocida (d) 0,9
lance entre «hostilidad» y «afiliación», cada vez con menos
entusiasmo. En 1 967, claramente liberado ya de la obliga­
c s
. En relación con la función obstétrica �e las acusa ion�

1
ción de escribir «SU monografía» sobre los cewa, admite:
de brujería, con su papel de instrum ento para su � rar las ft­ «Dentro de cada categoría de relación hay que expresar las
rup­
delidades del parentesco matrilineal y hacer posible. la acusaciones de brujería como proporciones del volumen total
lo que podem os d d cir de es­
tura del linaje, es muy poco . � � de interacción que caracteriza a dicha relación antes de que
las decisio nes de prmci p10 d M
� .arc
tos datos o, si aceptamos se puedan hacer comparaciones válidas. El número de per­
puede n corrob orar. Por q e s1 bien
wick, lo que estos datos . � sonas con las que Ego mantiene una relación particular no
y brujo perten ecen a disti ntos seg­
es cierto que acusador . es más que una de las bases para estimar el universo de in­
del doble de veces que al mism o seg ¡: teracción social característico de la categoría de relación con-
mentos del linaje más

224 225
¡·
cernida. Otra puede ser la cantidad de tiempo que pasa con mente proporcional a V, la importancia que se confiere al
personas con las que está en una relación determinada, y otra, objeto por el que se compite; b) directamente proporcional
la medida en que esta interacción con ellos, frente a la que a P, medida en que la relación envuelve a toda la personali­
tiene, por ejemplo con sus propios hermanos, está pautada dad, y e) inversamente proporcional a C, medida en que la

•¡'
por nociones de etiqueta, evitación y familiaridad» (Marwick, relación social está tradicionalmente pautada; tenemos que

V, P
1967: 243). arbitrar definiciones operacionales que nos permtian medir

L
Pienso que esas últimas líneas de Marwick, las que co- y C.

J
Wallace recoge de Zetterberg, On theory and verification
rresponden en cierto modo a su autocrítica, son el aspecto
más relevante, desde el punto de vista metodológico, de su
. (1954) un ejemplo sociológico. Para verificar la hipótesis
«cuanto mayor es la división del trabajo en una sociedad,
tesis obstétrica. Es verdad que su propia conclusión vuelve

puede seleccionar el número de ocupaciones para represe�tar


menor es el rechazo de desviados en la misma sociedad» se
a ser holística, porque supone que el trabajador de campo
en una sociedad basada en el parentesco debería de recoger
todos los datos genealógicos y demográficos que conciernen la división del trabajo y la proporción de leyes que solicitan
a personas · envueltas en supuestos ejemplos de brujería, de la pena de muerte, la deportación y las largas condenas a pri­
manera que los datos sirvan para estimar el universo de in­ sión como representación del grado de rechazo que la socie­
teracción que se debe construir. dad manifiesta ante los que se desvían de las normas (1980:
Marwick no parece tener presente que «todos» los datos
68 s.).

ción que otorgue significación a los datos en funció� de las


Por supuesto que se puede discutirla fiabilidad y la vali­
sólo pueden ser recogidos a partir de un diseño de investiga�

1
. ·

dez del número de ocupaciones. para representar la división


del trabajo, como se podrían haber discutido la validez y la
hipótesis que queremos poner a prueba, y que sin este clise"

¡
fiabilidad de las operaciones que hubieran definido conceptos
ño previo el trabajo de campo no proporcionará materiales
teóricos tan difíciles de representar como la «importancia
adecuados para la contrastación.
que se confiere al objeto por el que se compite», o la «me­
· ·

El discurso de Marwick no es tan hipotético-deductivo


dida en que la relación envuelve a toda la personalidad».
como sostiene, porque aunque iniciara el trabajo de campo
Pero en antropología son necesarias decisiones metodológi­
atento a las creencias en brujería como indicadores de ten­
cas de este tipo si se quieren buscar explicaciones acepta­
sión, su papel en la ruptura del linaje no párece que se con­
bles de los fenómenos. Sólo mediante el ar·bitrio de indicado-
vierta en hipótesis hasta que las afirmaciones de los propios

1
res para medir V, P, C, podemos decir si ·la relación entre
cewa le ponen. sobre la pista. De hecho, en 1952, lo que afir­
ca-esposas es más tensa o menos tensa que la relación entre
ma es que: a) «se toma las creencias en brujería como ín­
primos paralelos matrilaterales y si existe una incidencia co­
dice de la tensión social»; b) «se las considera como fuerzas
rrelativa, incidencia medida por procedimientos que también
que soportan el sistema de valores, y en consecuencia la · es­
deben especificarse, de acusaciones de brujería, · hecho que
tructura social».
iría eti apoyo de la hipótesis de que las creencias en bruje­
Pero aun si se tienen ciaras las hipótesis, no basta. Hay
ría sirven para formular tensiones sociales.
que establecer formas de correspondencia entre teoría y da­
·

Al mismo tiempo, si' lcis antropólogos se propusieran se­


tos que establezcan el tipo de informaciones que tenemos
riamerite contrastar sus hipótesis, serían más cautelosos a la
que buscar. Si una de las hipótesis que se va a poner a
hora de formular explicaciones en términos de la «medida
prueba es que las creencias en brujería son índice de la ten­
en que toda la personalidad está envuelta en una relación so­
sión social y se supone, como hace Marwick, que la tensión,
cial» o en términos de «la unidad del grupo de . hermanos» .
en este caso en una relación de competencia, es : a) directa-

226

8 1 f:\UOTECA

r-
Nunca se insistirá bastante en el riesgo que se corre en las in vestigación empírica ( 1 972: 1 1 3). Pero aunque la etnogra­
ciencias de la cultura cuando se utilizan como términos teó­ fía sirva a la vez para generar hipótesis, para ponerlas a
ricos conceptos con cuyo uso preteórico estamos familiariza� prueba, y para modificarlas y clarificarlas, conviene no con­
dos, un ejemplo notable es «matrimonio», sin que se dé una fundir los distintos trámites, que tienen exigencias distintas.
caracterización adecuada del uso teórico de dichos términos
dentro de la teoría, cuya formulación los incluye.
Volviendo a las hipótesi5 de Marwick: si son las propias Etnografía y contrastación

L
acusaciones de brujería las que se toman como indicadores
de tensión, entonces una relación será más tensa que otra . si Prospección y contrastación en el trabaio de campo
la incidencia -de nuevo «adecuadamente medida»- de .las
acusaciones de brujería es mayor, pero en este caso sería la Si la puesta a prueba de hipótesis sobre problemas . rela­
tensión así definida la que hay que explicar. Y si es la «ima- tivos a la cultura humana exigiría que la toma de datos et­
. gen del brujo» la que se toma como indicador de tensión nográficos se hiciese de acuerdo con un diseño de investiga­
(sería la hipótesis 3b) -en el caso cewa la afirmación emic ción específico, pocas veces se han realizado de este modo 'Í' '

de que los nfiti son mayoritariamente mujeres-, hay que los trabajos de campo etnográficos. Las razones son varias,
explicar la discrepancia entre la teoría indígena y las acusa­ y bien conocidas. Por una parte, la antropología se ocupó
·

ciones reales por una vía que no sea invocar «proyecciones» durante mucho tiempo de la cultura de sociedades sometidas
no corroborables. a procesos rápidos de cambio social generados por el contac­
En aquel artículo· de 1952 Marwick concluía que las creen­ to con la cultura occidental. Se dio prioridad a la descrip­
cias en brujería proporcionan un medio de romper relacio� ción del mayor número posible de sociedades con culturas
nes sociales que se han esclerotizado o se han hecho dema­ distintas a la nuestra. Un ideal de descripeión balista hizo
siado insistentes, y que incluso pueden ser el único medio confiar en una recogida exhaustiva de datos que permitiese
de romper o alterar fundamentalmente una relación cuando la ulterior verificación de hipótesis teóricas. Este ideal orien­
ha llegado a hacerse insoportablemente tensa y cuando no hay taba los esquemas para la toma de datos de acuerdo con un
ningún modo socialmente aprobado de hacerlo. patrón intersubjetiva a la manera de Notes and Queries on
Es esta conclusión, convertida en hipótesis como ya .he Anthropology, para el que entre 1874 y 195 1 prepararon edi�
recogido, que haría de las acusaciones de brujería un medio ciones revisadas, comisiones designadas para ello primero


para cancelar relaciones estrechas que se han hecho insopor­ por la British Association for the Advancement of S cience,
tables ( 1966: 173), Ja que no ·puede poner a prueba con los después por el Royal Anthropological Institute of Great Bri­
mismos datos que la habían sugerido. l!ste es el problema tain and Ireland. En la confianza en la comparación a · poste­
con el que se bate Marwick en 1963, 1965, 1 966 y al que riori subyacía otro ideal propio de la ciencia de la época, el
finalmente, en 1967, se rinde. El trabajo de campo, o es puesta de una observación libre de sesgos o «prejuicios» teóricos. De
a prueba de hipótesis formuladas previamente, y debe res­ este modo, se jerarquizaban en el tiempo los tres trámites que
ponder a un proyecto diseñado con este fin, o es la fuente · debía seguir la cienda de la cultura, para los que se utiliza­
de nuevas hipótesis que deben de ser a su vez corroboradas ron con frecuencia tres términos: etnografía, etnología y an­
o refutadas en contraste con nuevos datos. También puede fropología (social y/o cultural). Aquí «etnología» no -tiene la
ser las dos cosas. Merton ha subrayado bien el elemento de' _carga teórica, crítica y peyorativa que le añadía Rádcliffe­
serendipity, de posibilidad de hacer descubrimientos inespe" Brown cuando utilizaba este término para designar los inten­
radas de forma accidental, al que debe de estar abierta toda· tos de la antropología del siglo XIX de explicar los orígenes :.1

1
-,¡
. .,

'..¡!
228
j
229
l
¡
.
• ·'.i
r
de las instituciones, ni, de acuerdo con el uso de algunas tra­ Así, los trámites descriptivo, comparativo y teóric
diciones continentales, equivale a antropología teórica, sino o de la
vieja antropología están siendo substituidos por trámi
que designa una fase de comparación que sería la base para tes más
próximos a aquella «jerarquía de teorías» que de acuer
inducir generalizaciones teóricas. do con
Suppes media entre las teorías -aquí antropológ
icas- y los
No muy distinto, aunque más ambicioso, fue el proyecto datos, y que en nuestro caso están representadas por
teorías
de recogida, codificación y archivo de datos dirigido por Mur­ del trabajo de campo, por teorías del diseño experiment

se p�blicaron del Outline of Cultural Materials (la má.s re­

L
al y
dock de acuerdo con las sucesivas ediciones que desde 1938 por teorías sobre el tipo de datos que pueden refuta
r o corro­
borar las teorías antropológicas. Consecuentemente,

revisadas del Notes and Queries . . . o del Outline . . . son una


ciente es de 1982). Las sucesivas ediciones o reimpresiones la cons­
trucción teórica en antropología se concibe con una
relación
entre teorías y datos, y el término «etnologfa¡¡ -con
buena muestra de cómo la cultura, o si se prefiere los diferen­ el sig­
nificado de comparación temática o regional- va cayen
tes ítems y subsistemas culturales, han sido siempre construc­ do en
desuso.
·

tos teóricos. Así, entre los ítems añadidos al índice de Mur­ Algunas de las teorías que median entre las teoría
dock y de sus colaboradores desde 1971 (fecha en que se reim­ s antro­
pológicas y los datos etnográficos tienen vieja raigam
primió con modificaciones la quinta edición revisada de 1961) bre en la
disciplina. Hay teorías sobre el trabajo de campo no ya
figuran el 179 «Planificación económica y desarrollo», e l 209 desde
Rivers, Boas y Malinowski, sino desde el comienzo

más significativo, una nueva rúbrica general, !ª : 1 («Ciu�a­


de la an­
«Proxémica» el 318 «Calidad ambiental» y, lo que puede ser tropología profesional (recuérdese que es de 1874 la
primera
edición de Notes and Queries on Anthropology y
que desde
des», que incluye 27 ítems) se une a las 80 rubncas anter10- 1882 se publicaron en España numerosos cuestionarios
res. No se necesita mucha reflexión para encontrar la causa pro­
movidos por sociedades folklóricas regionales

�·
[ver Lisón,
de estas adiciones en la preocupación ecológica de nuestra 1971b : 145 s]). Las teorías del diseño experimental son
sociedad, en el desarrollo de la antropología aplicada, en el más
recientes. Pero todas estas teorías mediadoras se constr
estudio del uso social del espacio y en el crecimiento de la uyen
desde el interior de la antropología y son función de
los prin­
«antropología urbana». No es arriesgado suponer que difí�il­ cipios metateóricos aceptados, de las orientaciones

on Anthropology o por versiones anteriores del Out!i;ze o/


mente informes etnográficos guiados por Notes and Ouerzes teóricas
. vigentes y de los temas de la cultura que en cada mome
nto
resultan problemáticos. Así, se pondrá énfasis en la
· Culture Materials recogerán datos sobre la estructuracion del consecu­
ción de datos conceptuales o conductuales de la cultur
espacio que, consciente o inconscientemente, se produce en_ la a ; en
las normas o en la frecuencia real de los fenómenos.
Piénsese,
comunicación · interpersonal (proxémica) o sobre la medida. por ejemplo, en la llamada «nueva etnografía», que
privile­
en que la calidad del espacio físico resulta alterad? como co�­ gió el estudio de las visiones folk del mundo y se apoyó
. en la
secuencia de la actividad humana (calidad ambiental). Asi, lengua como modelo no ya heurístico, sino ontológico,
con­
siempre es difícil verificar con datos recogidos con anteriori­ ceptualizando la cultura como un vasto sistema de comun
ica­
dad teorías que se suponen construidas a partir de la compa� ción e insistiendo consecuentemente en la necesidad
de anali­
ración o teorías inventadas para dar cuenta de aspectos pro: zar las discriminaciones que dan soporte formal al signifi
cado
blemáticos de los fenómenos, y cada vez se es más conscient� �e las expresiones verbales o de los comportamientos. O
en ·
en antropología de la necesidad de que la observación. ���� los distintos tipos de trabajo de campo que invent
aría Levine
«controlada por un diseño que especifique los datos relev?nt�s; en el artículo sobre diseño experimental al que hice anteri
or
para poner a prueba generalizaciones relativas a las relaciol}es,. r�ferencia; Para Levine, los trabajo s de campo que se
realizan
entre variables» (Levine, 1970: 18.3) . ·
· en sociedades culturalmente homogéneas puede
n hacerse: en

230

1-
una sola comunidad; en varias sociedades de distinto tamaño; la puesta a prueba de nuevas hipótesis, si bien
en ocasiones
en varias sociedades de tamaños distintos, de modo que se se pu�de hacer con datos recogidos previamente, con
más fre­
estudien varias sociedades de cada uno de los tamaños; sobre cuenc1a exige la realización de trabajos de camp
o especial­
una distribución grande y continua de sociedades de acuerdo mente diseñados con este fin.
con el tamaño, dentro de un rango de tamaños restringidos Pero se trate de un trabajo etnográfico prosp
ectivo, o dise­
(p.e. entre 50 y 300 personas); sobre una distribución grande ñado para la contrastación, una cosa es necesaria
. para que el
y continua de sociedades dentro de un rango de tamaño traba10 de campo resulte útil, y es la validación

I�
de las con­
grande (p.e. entre 50 y 300 personas, y más de 2.000) (Levi­ clusiones.
ne, 1970: 185-188).
En la tipología de Levine no sólo está explícita la necesi­
dad de seleccionar sociedades donde una o más instituciones La puesta a prueba de las conclusiones *

estén presentes o ausentes, sino que se da una prioridad fun­


cional al tamaño de la población. Si la orientación teórica Con frecuencia, cuando se piensa en el uso
de métodos
implícita o explícita exige distinguir las instituciones que se estadísticos en antropología cultural se tiene como
referencia

n�mer� de s�ciedades, bien sea para la puesta


transmiten por difusión de las que se han generado indepen­ la utilización de datos etnográficos procedentes
de un gran
dientemente, el énfasis se pondrá en elegir sociedades sepa­ a prueba de
, as
h�pótes1s teor1c
radas geográficamente o de las que no se conozca un origen o para el establecimiento de relaciones ge­
.
común, de manera que se minimice el riesgo de atribuir cau- nettcas entre culturas o de áreas de difusión de rasgo
s cultura­
sas funcionales a elementos de la cultura tomados de otras les. Pero hay otro uso de métodos estadísticos y
··
es en el tra­
sociedades, i.e., de manera que se resuelva el famoso pro­ bajo de campo, cua�do se trata de establecer la
corrección y
blema que Galton planteó a las «adhesiones» de Tylor (Ty­ el grado de generalidad de las hipótesis con las
que se con­

1
lor, 1889; Galton, 1889 en Tylor, 1889; Naroll, 1965 y 1968). cluye la observación participante. La necesidad
de técnicas


Esta preocupación ha guiado a Murdock y a Naroll, entre estadísticas se plantea siempre que el universo
observado no
otros, en el establecimiento de las muestras ·citadas en el ca­ coincide con la unidad de análisis. De este modo
se vinculan
pítulo 2, al hablar de las teorías probabilís*as en antropo­ dos de los problemas que se plantean con más
frecuencia en
logía. -" el trabajo de campo, precisar la unidad de
análisis y validar
Si queremos hacer una etnografía que permita que se pon­ las conclusiones. ..

�omán (19846: 125)- la unidad de análisis se aíslaribe


gan a prueba hipótesis y ayude al desarrollo de las teorías «Cuando se plantea un trabajo de campo -esc
San
debemos realizar el trabajo de campo de acuerdo con un. clise; arbitra­
ño experimental previo, pero hay otro problema en relació.n namente, se la supone autónoma y . no se corre
sponde, por lo

pología estudia muchas veces culturas que nos son desconocí• · �i.,
con la etnografía que no se puede soslayar, y es que la antrc>:� ;, •:r general, con lo que de hecho se observa, lo
que lleva direc-

das o aspectos de nuestra cultura de los que tenemos una vi- ;;: · : * Debo � Teresa San Romá
ba10 este �p1g��fe, Y los eje�plos que lo
·

n parte de las ideas que se desarrollan


sión folk previa, y las hipótesis teóricas sólo llegan a formu- . ;;

cur�o. . de un traba10 de campo cuyas


de él, de modo que : e s necesario algún tipo de trabajo , de .¡���(
larse durante un trabajo de campo exploratorio, o después X1 la ·nuclear1zac10n d� la familia extensa
ilustran. Las hipótesis sobre

pus1er?n a pr�eba en el curso de una


campo exploratorio; en esta fase exploratoria o prospecHva., ·{�j1},
gitana se desarrollaron en el
conclusiones provisionales se

ba!º de campo se publicó después de esta contraresultante del tra­


investigación interdisciplinar
PP�tenor (Equipo GIEMS, 1976). La monografía
la recogida de datos se hace de acuerdo con el backgr.ou11d :
man, 1976).
.
staci6n (San Ro­
teórico previo, es decir, dentro del marco teórico existente¡
.

232 233
[
tamente a la extrapolación de las respuestas.» En el mismo éorrelato de un hábitat de construcción vertical propio de la
texto señala que cuando se propuso estudiar a los gitanos periferia de la ciudad. Entre las causas que se manejaban
nunca pensó en estudiarlos a todos : hay millones desperdiga­ como explicación estaba la convivencia con payos, la dimen­
dos por todo el mundo y muchísimos de los que no se sabría

r
sión reducida de los pisos y la escasez de viviendas que obli­
decir si lo son o no. Aceptó que la única posibilidad era aislar gaba a los j óvenes que contraían matrimonio a establecerse
1
.,
una o dos comunidades y realizar el trabajo en ellas. « Pero no ya en otro bloque, sino muchas veces en un barrio distinto

l
tampoco se podían aislar las comunidades, entremezcladas al que ocupaba la familia de orientación. Pero en relación con
(más bien inexistentes) entre chabolas o bloques sin disconti­ estas conclusiones provisionales, y con otras que se tenían al
nuidad, sin límites ni geográficos ni culturales» (ibídem). Pen­ termin.ar el trabajo etnográfico, se era consciente de que no se
saba que· podía apoyarse en la unidad cultural de los gitanos podían extender a toda la población gitana de Madrid (ni

f
y trató a ambas comunidades -se trataba de un barrio de a fortiori a los gitanos españoles ni a los gitanos) sin ha­
Barcelona y otro de Madrid- como si fueran una unidad. berlas comprobado, de que « del trabajo de campo uno sale
Pero no lo eran. Unos y otros no «sólo eran gitanos entre con un manojo de hipótesis científicas pero con nada más que

r
gitanos que ya suponía diferentes, sino que sus relaciones, sus pueda llamarse científico» (San Román, 1984b: 127 s.).
)!
creencias, sus valores, su forma de entender el mundo y de El estudio estadístico que siguió (Equipo GIEMS, 1976),
vivir la . vida se mezclaban continuamente con los payos, con y que se realizó con muestras extraídas de dos barrios de cha­
) la ciudad, con el Ayuntamiento, con Cáritas, con todo» (ibí­ bolas, uno de casas bajas, otro de viviendas de altura, y una

[
f
dem). La segunda renuncia consistió en trabajar con una par­ UVA (Unidades Vecinales de Absorción, que la Administra­
te de la cultura sabiendo que no era todo. ción preveía como paso intermedio entre las chabolas y los
Si algunos de los problemas que se señalan en las líneas pisos), obligó a replantear las conclusiones para que tomaran
J

��
precedentes parecen propios de las situaciones culturales com­ la forma de hipótesis expresadas en categorías susceptibles de
. plejas, en las que coexisten mayorías y minorías étnicas o va­ comprobación. Y aunque las estadísticas confirmaron la mayo­
. rías subculturas, otros son propios de cualquier situación et­ ría de las hipótesis para la mayoría de la población, los resul­

r·,\
nográfica, con la única posible excepción de pequeñas bandas tados fueron frecuencias, no generalizaciones universales. Más
aisladas de cazadores y recolectores. Por ejemplo, los nuer del aún, en algunos casos se encontraron proporciones bajísimas
Sudán Oriental, sobre los que Evans-Pritchard publicó varias para relaciones que en todo momento habían parecido evi­
obras bien conocidas, eran aproximadamente �00.000 en la dentes. Ciertos modos de comportamiento tan sólo eran pro­

f
época en que realizó entre ellos trabajo de campo (Evans-Prit­ pios de una mayoría de chatarreros, pero no de gente ocupada
1
chard, 1977: 15). Resulta difícil imaginar con qué frecuencia: en otras tareas, ciertas creencias se correlacionaban con una
se producen los fenómenos que Evans-Pritchard describe. edad determinada, preferentemente, y ciertas aspiraciones con
1
Y ni siquiera estoy pensando en aquellos otros trabajos etno­

[,
gitanos procedentes de Extremadura, tan sólo. Cierto tipo de
gráficos sobre los que Harris ironiza, y en los que los datos valores (como el de la solidaridad con otros gitanos) no pare­

!.
se toman de «un informante bien informado» (Harris, 1978a: cían vincularse en absoluto con feriantes ni con f amilias de
506-509). tradición carcelaria.
El trabajo de campo sobre gitanos españoles al que estoy De este modo, una buena parte de las conclusiones pro­
haciendo referencia llevó a establecer, entre otras, la hipótesis visionales del trabajo de campo se sometieron a contrastación
de que para la población chabolista gitana de Madrid a . co-. antes de la publicación de los resultados (San Román, 1976).
mienzos de los años setenta, la tendencia a atomizar la familia Algunas -las más- resultan corroboradas, pero otras tuvie­
extensa en familias nucleares se originaba en gran parte en el ron que rechazarse.. Entre las hipótesis que se pusieron a

234 235
¡-
r"''
' " "

- .�

prueba estuvo aquella sobre la incidencia del hábitat sobre el Poliginia y paz entre los samo del Alto Volta

¡.
desmembramiento de la familia extensa, y se pudo constatar
que la tendencia estaba relacionada no con el cambio de há­ Hay un aspecto de la relación entre datos etnográficos y


bitat por sí mismo, sino con el cambio desde trabajos tradi­ contrastación de hipótesis teóricas del que he venido hablan­

Lo que ocurría era que al pasar de la población chabolis­


cionales como el chatarreo a trabajos asalariados. do reiteradamente y que me gustaría tratar con más deteni­
miento : la situación en la que se ponen a prueba hipótesis

1 L
ta, compuesta en su mayor parte por chatarreros, a pisos de formuladas al hilo de una investigación de campo con datos
barriada, la imposibilidad de mantener un caballo y un ca­ recogidos en la misma estancia sobre el terreno. Hasta dónde
rro en el nuevo hábitat y un lugar para la preparación de la esa constatación es posible dependerá, en cada caso, de la
mercancía, hacía inviable tal ocupación. En un momento en
1 exhaustividad de los datos recogidos y de la naturaleza de las

[ -.
el que aún era posible encontrar trabajo con cierta facilidad, hipótesis que se formulan : hemos visto cómo Marwick no
los chatarreros se convertían en asalariados al pasar de las pudo llegar a conclusiones sobre ciertas conexiones entre las
chabolas a los pisos. Y abandonaban la organización en fa- .· acusaciones de brujería y la competencia por la jefatura del
milias extensas. La hipótesis de partida, que explicaba la linaje matrilineal. Si bien muchas de las hipótesis antropoló­

r
transformación de la familia por el hábitat vertical, se modi­ gicas tienen que ver con el establecimiento de correlaciones

¡
1
ficó al constatarse que, aquellos que pasaban a otro tipo de o de relaciones de implicación, muchas otras apuntan al gra­
hábitat, tales como poblados prefabricados o barrios especia­ do real de cumplimiento de las normas, y a la existencia de

L
les de viviendas unifamiliares, adquirían también una pobla­ estructuras o regularidades subyacentes, y otras, en fin, tratan
ción asalariada, y presentaban igualmente la tendencia, y los . de la incompatibilidad de las instituciones, de las constriccio­
deseos para el futuro, de atomizar las tradicionales familias nes que ejercen entre sí los diversos componentes de la cultu­

que puso a prueba Héritier con los datos genealógicos obteni­

�.
extensas gitanas patrilocales en familias nucleares. ra. Ejemplo de hipótesis de estos tres últimos tipos son las
t
Las conclusiones del trabajo de campo, reformuladas como ,}

hipótesis, refutadas a veces, concretadas otras en generalizacio­ dos en tres poblados samo del antiguo Alto Volta (hoy Bur­ .�
nes estadísticas, pudieron al fin establecerse para los gitanos kina Faso).

l-
-}
madrileños de los años setenta. Probablemente no eran aplica­ Si nos atenemos al prólogo de Héritier ( 1 981 a), esta inves­
bles en aquel momento a zonas rurales, pero seguramente sf,,.. tigación tuvo también un elemento de feliz casualidad, de
lo eran a grandes zonas urbanas de Vigo, Barcelona, Bilbao. serendipity. En 1965, durante su tercera estancia en Alto ·
Pero si quisiéramos en este momento hacer algo con ellas, sea Volta, Héritier empezó a recoger genealogías de los habitantes
el traslado de una población chabolística barcelonesa, sea un de los poblados Dalo, Twaré y Gono, que constituían una
análisis intercomunitario que nos permitiera hablar de «gita­ federación local de ayuda mutua dentro del esquema político
nos urbanos españoles actuales», tendríamos que elegir mues­ tradicional que se basaba en organizaciones locales (Héritier,
tras representativas de los correspondientes universos y, de 1973 : 1 22 s.). No sabía que los samo teriían un sistema de
nuevo, someterlas a prueba. En efecto, así se ha hecho en el parentesco y de alianza de tipo omaha, ni identificó sus datos
barrio de la Perona, en Barcelona, entre 1979 y 1983 (San como relativos a un sistema de estas características hasta que
Román, 1 984c) y así se está haciendo en este momento en estuvo de vuelta en París.
Granada, por otra antropóloga, en una investigación en curso. Precisamente en 1 965 Lévi-Strauss había pronunciado su
famosa conferencia sobre « El futuro de los estudios de paren­
tesco» (Lévi-Strauss, 1 973a). Sostenía en ella que no se podría
hacer una teoría general del parentesco hasta que no se cono-

236 237

r-
(Del parentesco como sistema de comunicaciones se ocupa
ciera el funcionamiento real de los sistemas complejos y que
el punto de articulación entre los elementales y los complejos en la primera parte de Héritier [ 1 98 la] y de las técnicas de
tendría que buscarse en los sistemas crow-omaha, que se fun­ codificación y tratamiento de datos que utilizó, en la segunda
parte de Héritier [ 1 975] y en Héritier [ 1 98 1 b ]). Estas hipóte- -
d�n �o sobre p�es�;ipciones, sino sobre prohibiciones, pero en
sis tienen orígenes diversos: «Al emprender el trabajo de trata­
termmos de fihacton, lo que las hace aproximarse a los siste­
miento por ordenador deseábamos, por una parte, verificar si

l
mas elementales, a la vez que las redes de alianza que generan

e! estudio d� los sistemas crow-omaha por medio de la simula­


se respetan las prohibiciones que se establecen (recordando
las acer�aría a lo� sistemas complejos. Lévi-Strauss apoyaba

L
¡
·¡ . siempre que es poco verosímil, como ya lo hizo notar Mali­
ción con ordenadores. Suponía que el efecto conjunto de la:s nowski, que ninguno de los miembros de una sociedad infrinja
prohibiciones matrimoniales (que en un sistema omaha pare­ ¡ nunca ninguna regla, por constrictivas que sean), por otra

r
parte, poner a prueba un cierto número de hipótesis. Éstas
¡
l
cen tratar de evitarla reiteración de alianzas) introduciría en
han nacido de dos maneras diferentes, algunas en función de
¡
l� sociedad un elemento de libertad, de cambio, y que sólo a
los datos de observación, pero también y sobre todo en fun­

¡
mvel e�tadístico �e podría establecer la existencia de alguna
ción del examen atento de la manera en que las reglas se

¡
¡
red de mtercambios. Pero el número de combinaciones matri­

faulm,
moniales posibles en un sistema omaha es elevado (Bernard anuncian o son recogidas por los antropólogos, tanto para los ·

!
!
. Sama como para otras sociedades, tomando en consideración
a petición de Lévi-Strauss, calculó 23 .436 tipos ma­
_ . no sólo Jo que las reglas dicen explícitamente, sino también
t�1momales �ª�ª una sociedad que tuviera siete clanes y en la -

1� madre) y las sociedades con sistema omaha descritas, par- _


. sus silencios» (Héritier, 1981a: 88). -
que las prohibiciones afectaran sólo al clan del padre y al de

t
Los sama tienen linajes patrilineales, residencia virilocal
ttcularmente en América, están formadas por pocos indivi­ y un sistema de herencia del hermano mayor al hermano me­
nor para la autoridad y el patrimonio familiar y de padres a
1
1
duos, en torno a 5 .000, de modo que en cada generación sólo

Estos par�metros hicieron pensar a Lévi-Strauss que el estudio


tendrá lugar un número muy limitado de las uniones posibles. ¡ hijos para los bienes personales. Su sistema de apelación oma­
ha introduce cierto bilateralismo en las apelaciones (p.e. Ego
de estos sistemas de parentesco sólo podría hacerse por medio varón llama hijo-a a los hijos del hermano de la madre, que
pertenecen a un linaje distinto del suyo), e introduce relacio­
de la comp�ta�ión, y que si se conseguía, la teoría del paren­
tesco lograrta mtegrar «el modelo mecánico de las prohibicio­ nes de filiación entre parientes de la misma generación y de
«germanidad» entre parientes de generaciones diferentes (Ego
nes, el modelo estadístico de los grados de prohibición entre
afines, Y la terminología» y dispondría del aparato analítico varón llama hermano-a a los hijos de la hija de la hermana del
f
padre, a la que llama hermana del padre) . Las reglas matrimo­

1
necesario para - abordar los problemas planteados por el pa­
rentesco y el matrimonio en las sociedades modernas. En niales que los samo proporcionan espontáneamente se refieren
cualquier caso, hasta 1 965 los esfuerzos de simulación reali­ a un Ego masculino e indican que no puede casarse : ni eri su
z�dos en est sentido en el Laboratoire d'Anthropologie So­ linaje, ni en el de su madre, ni en el de la madre del padre ni

¡
� en el de la madre de la madre; ni en un linaje donde se haya
ciale del College de France sólo habían tenido como resultado
casado un «padre» o un «hermano» de linaje; ni en los cua­
«sobrecargar la computadora con más información de la que

l
tro linajes -propio, de la madre, de la madre del padre y
1
·

¡
podía manejar» ( Lévi-Strauss, 1973a: 76-8 1 ) . ¡
de la madre de la madre- de una esposa anterior.
Héritier prefirió abordar e l estudio d e los sistemas omaha 1
A estas prohibiciones habría que añadir ciertas reglas de

¡
i a partir del caso sama. Voy a seleccionar de su trabajo as­
decoro que impiden casarse con la viuda del hermano de la

¡-
1 pectos que envuelven hipótesis sobre la regulación matrimo­
esposa o con una muchacha del mismo barrio, y otras prohibí-
nial que han sido puestas a prueba con los datos de campo.
1
239
238

�-
jM..c_�..:::;=�-=J -% - -- '*--·---"=" -4-- -•-• ·z•d&Wn!RM
ciones que Héritier estableció en el curso de una encuesta ex­ ;fr y que «la intervención de este tercer orden de parentesco
¡-
plícitamente dirigida a saber si las aplicaciones relativas a los (junto a la filiación y la alianza) implique necesariamente una
linajes también afectan a las mujeres, y si hay otros matri­ dispersión mayor de las alianzas matrimoniales» (o.e. : 1 8) son
monios prohibidos, esto es, si el bilateralismo de las apelacio- .· conclusione� del análisis que se proponen a título de hipótesis
nes incide en la alianza (Héritier, 1 968). de alcance general. ,
/
. . .. . ,

La suposición (compartida de este modo por Lévi-Strauss


y Héritier) de que un sistema de prohibiciones que afecte a

1 1
o il o A
1 1
todos los primos de 4.º, 5.º y 6.º grado (se cuenta un grado
por cada eslabón de la cadena genealógica y que vincula a
o o o o
1 1
Ego y a Alter pasando por el antepasado común) implicaría
una dispersión de las alianzas matrimoniales, convirtió en ex­
il • tremadamente problemáticos datos que Héritier encontró en
el curso de la investigación, mostrando una alta tasa de endo­
( 1) (2) gamia a nivel de los tres poblados que constituían el marco
de referencia (Héritier, 1 973).
Héritier comprobó que la simetría (entendida como una Antes de pasar _a considerar algunas de las hipótesis que se
posibilidad de intercambiar los dos sexos en los extremos de produjeron para dar cuenta de esta aparente contradicción
la cadena genealógica, de modo que la situación 2 sería simé­ entre extensión de las prohibiciones matrimoniales y endoga­
trica de la 1) se da efectivamente en las prohibiciones, pero mia, quisiera hacer un comentario sobre el «silencio de las
que además se da una prohibición que impide el matrimonio reglas» del que se habla en el artículo de 1 968, de cuyas con­
entre personas que comparten el mismo linaje materno, que clusiones acabo de hacerme eco. Tanto en este artículo como
tienen en común el linaje de una abuela, o tales que el linaje en trabajos posteriores sobre el mismo tema Héritier indica
materno de una es el linaje de una de las dos abuelas de la que los sama proporcionan las prohibiciones que. afectan a
- f
otra. Ego no puede casarse con quien llama nére' (tío mater­ Ego varón «espontáneamente». Debe entenderse que no se han
no) a su nére', yilo (abuelo) a su nére', nére' a su yilo, o que recogido por procedimientos análogos a los que han permitido
llama yilo a su propio yilo (Héritier, 1 968: 9). Estas últimas� establecer que las prohibiciones relativas a los cuatro lina­
prohibiciones (que se corresponden con el bilateralismo de las jes E, M, fM y MM afectan también a las mujeres y que tam­
apelaciones) no pueden deducirse de la simetría, aunque sí poco pueden casarse quienes comparten el linaje de la madre
sería posible la relación inversa :_ un sistema en el que las pro­ o el de una de las abuelas. Si esto es así y mUectura de estas
hibiciones matrimoniales no se establecen sólo en función del ' líneas poco explícitas de Héritier es correcta, la interpreta­
sistema de filiación, sino que se extienden a los parientes hila- • ción más común, de los sistemas omaha como propios de so­
terales dentro de ciertos grados «implica prohibición matrk ciedades patrilineales (p .e. Radcliffe-Brown, 1974b ) . respon­
,,

monial debido a que se comparte el mismo linaje materno o·, dería al sesgo indígena que privilegia conceptualmente las re­
el de una abuela, lo que implica simetría entre las situaciones laciones de filiación patrilineal frente a las relaciones de des­
del hombre y de la mujer» (o.e.: 17). Que sea la introducción cendencia bilateral . A esto apunta Héritier cuando subraya
de conjuntos de descendencia bilateral donde los aliados -léa­ que el orden en que se formulan las prohibiciones -,-linaje de
se el hermano de la madre, el abuelo materno, el hermano de Ego, de su madre, de la madre del padre y de la madre de la
la madre del padre, etc.-:- son consanguíneos, lo que da lugar • madre-, represei;it_a la gradación indígena de las prohibicio­
a la simetría entre los . casos de Egos femeninos y masculinos, nes. del incesto, y . que es Ja forma fija y estable del grupo de

241

[
240
rr·· ·.,··'"
·

.
·•. •.
- r ·. .· .
·
.
·
·
.
j
filiación unilineal lo que la sitúa en primer término en la ·. ¡ entregar a la hija tenida con la segunda esposa al hermano
expresión autóctona de las reglas y enmascara a ojos de los

\ de la primera para que la case con su hijo, lo que constituiría
antropólogos el lugar ocupado por la cambi.�nte realidad de ' í
� una « devolución» sin violar ninguna de las reglas) (Héritiér,
la consanguinidad cognaticia : « Las reglas hablan en mascu: r
.··.

< ·· . �
1 975 : 1 04) .
lino y hablan de linajes . (y s(fría necesario mostrar de qu� -:- t Las tasas de infracción de las reglas matrimoniales son
manera ·esto corresponde a sistemas ideológicos), pero �u si­ ¡ bajas. Sobre 1 .047 matrimonios estudiados (si bien no se tiene
lencio sobre otras realidades no debe y no puede. ser mter­ para cada uno de ellos toda la información requerida para

L
pretado como la prueba de que no existen o están desprovis­ '
¡
comprobar si se cumple cada una de las prohibiciones), en un
tas de importancia » (Héritier, 198,la: 105). . ¡
i 3 ,5 % se infringen las prohibiciones que afectan a los cuatro

plantea, a los datos ya reseñados hay que aña� ir q�e lo� sa�o
Para volver a la endogamia samo, y a los problemas que l linajes principales, en un 0,3 la que excluye linajes donde ya
se ha casado un «padre»; en un 3 ,7 % la que excluye aque­
tienen tres estatutos matrimoniales : un matnmomo pnmano, llos donde se ha casado un «hermano» · y en un 9 % de los

r
fur� . que es la expresión de un acuerdo que envuelve . ª los ¡ casos las prohibiciones relativas a la poliginia. Puesto que no
linajes y que teóricamente es indisoluble; un matr.im?n.10 se­ parece que sean las infracciones las que hacen posible la en­

1t
cundario, sana, que necesita sólo del acuerdo entre mdividuos, dogamia, Héritier explora sus hipótesis alternativas. De 407
que se produce tras la ruptura del lazo furu por viu e�ad o � matrimonios en los que se conocen los bisabuelos de los dos
por una separación válida (cosa infrecuente) o no .vahd�, Y . cónyuges, 1 74 son entre consanguíneos que tienen bisabuelos
por último el tercer estatuto, que hace a los partenair�s sada- :

[_
comunes, en 45 de estos últimos el linaje de Ego masculino o
na, y que se refiere a una relación preconyugal ofic.i�I que femenino es el linaje FMM, FFM, MFM, MMM de Alter;
1
l
cada muchacha mantenía con un hombre de su eleccion que en 32, lo es el linaje de la madre de Ego; en 2 1 , el de la
i
la visitaba en casa de su padre hasta que nacía el primer hijo madre del padre y en 1 6 el de la madre de la madre; por últi­
(que sería adscrito al marido furu), o en caso de esterilidad
r ­-
mo, en 1 2 el linaje de un bisabuelo de Ego de estos tipos es

l�
hasta qÜe transcurrían tres años. Tras este período la mucha- . también el de un bisabuelo de Alter (Héritier, 1 976 : 34 s.).
cha se unía al esposo que se le había atribuido en un matri- Estos datos le hacen pensar en una preferencia por los con­
m,onio primario . . . , , sanguíneos más próximos, en un «reanudamiento» de las

furu, los qtie .concerta?an los ·


Al estudiar los tres pueblos de referencia ;;e encontro He- ' alianzas en cuanto cesan las prohibiciones. La segunda hipó­
ritier que para los matrimo nios tesis consideraba la posibilidad de intercambios restringidos,
linajes, el índice de endogam ia era del 75 % s,i se consideraba y éstos se constatan en 32 1 de los matrimonios considerados,
a los ires poblado s juntos, y que si se hacía de uno en uno el '
. .
es decir, en un 30 % También encontró en los datos eviden­
mayor número de matrim onios primari os se hacían en el mis- cia en apoyo de otras hipótesis que había formulado, en par­

.�
e


mo poblado ( 1975 : 103). Esto le llevó a formular dos gran- ticular sobre la existencia de ciclos de intercambio genera­
des hipótesis: 1 ) que no se cumplieran . las proh.ibici? nes ma- lizado (ibídem). La conclusión general de Héritier es que en
trimoniales; 2) que existieran estrategias matrtmomales vo- '. estructuras semicomplejas como la ornaba se encuentran re­

guíneos �n cuanto cesen las prohibicione�


.
n- '
luntarias . entre ellas: a) que la gente . se case con consa. des preferenciales de alianza que se sitúan en el plano del
, b) que las d1s: ·
parentesco, y que junto a las · reglas negativas, explícitas, que

a mn-:
s1, de manera q .
e:
tintas reglas negativas se anulen entre ? ; constituyen las prohibiciones y que, al menos en el caso samo,
la exigencia de que esposas sucesivas no pertenezi:an en buena medida efectivamente se cumplen, hay otros meca­

l guno de los cuatro linajes principales de las anteriores


posibles los :intercambios restrin gidos (p.e, un hombr e
hace '
puede 1
nismos, no explícitos, e incluso inconscientes, que rigen la
alianza: matrimonio preferencial con consanguíneos no afee-

242

¡-
..r--
• 1
1

tados por las prohibiciones, intercambio restringido entre lina­ «bien común », y cuya crisis se constató en el consejo
jes, prestaciones circulares generalizadas. Y de modo más ge- de Dalo

hipó­
. que Héritier presenció en 1 968 .
neral, que los sistemas ornaba son un sistema de reparto de Héritier subraya, en 1 98 1a, datos que corroboran su
mujeres como lo son los sistemas de parentesco elementales. tesis sobre el reanudamiento de alianzas. Están en primer lu­

!
La diferencia radica en que mientras en los sistemas elemen­ gar los 49 casos de matrimonio entre consanguíneos en
tales se señalan como partenaires privilegiados los parientes los
f que el linaje de Ego es uno de los linajes vinculados a Alter.
próximos, los semicomplejos reivindican como cónyuges a los

1
En la medida en que el matrimonio más frecuente entre con-
.

L
parientes alejados ( 1 976: 4 1 s.). sanguíneos es el que vincula a parientes permitidos más pró­
Adams, en un comentario que hace a Héritier ( 1 974),

l
ximos (y son los criterios samo de «proximidad» y « distan­
donde se habían adelantado estas conclusiones, señala que cia» los que se están utilizando) piensa que efectivamente se
han de ser fortalecidas en tres puntos : 1 ) debe encontrarse

1
!
í
puede hablar de preferencia (Héritier, 1 98 1 a: 1 15). Otros
una forma lógica más rigurosa de medir la «proximidad» . de datos que aduce en apoyo de la plausibilidad de su interpr

1

Jos parientes; 2) debe haber una medida más rigurosa para tación resultan del estudio detallado de uno de estos matrimo­
mostrar que existe una preferencia real por los parientes pró­ nios entre consanguíneos, el de un ho111bre que se casó con

,_
l
ximos, y que los porcentajes obtenidos no son s?lamente 10s la FFZDSD. * Héritier llega a calcular que eligió a esta esposa
, .
1
que resultan del azar de la frecuencia de. «parientes prox1- entre unas 50 posibles cónyuges disponibles en los tres po­
mos» entre el rango de personas con las que el matrimonio ¡1
'

blados (o.e.: 1 1 7 s.), pero no parece que estos últimos datos

1
es posible; 3) debe encontrarse una manera satisfactoria · de
eliminar la posibilidad de que lo que se presenta como «pr ­

¡ sean suficientes para contestar a las objeciones planteadas.
Pienso con Adams que sólo descartando la preferencia de ve­
Jerencia por los parientes», no sea simplemente la preferencia cinos por el estudio de la proporción de parientes de grados
. por casarse con vecinos . Esto podría hacerse mostrando �ue
-8
prohibidos entre los vecinos de los tres poblados, puede ha­

l
. . hay no parientes entre los vecinos, o que se prefieren parien­ blarse con seguridad de preferencia de parientes. Sin esta con­ .. -
'j::
tes distantes a ·extraños próximos»· (Adams en Héritier, 1 974: trastación -que quizá pueda programarse sobre los datos ya
-

,. �'
2 1 3). . . recogidos- las hipótesis que pueden considerarse corrobora­


,,,�-
•.

De las tres objeciones, la que parece más pertinente desde das deben matizarse, formulándolas como compatibilidades :::::; < '}!

el punto de vista del contexto etnográfico es la tercera; ós entre instituciones, y así lo hace Héritier: « La reanudación
.


datos sobre la organización política de los samo que Hertt1er de alianzas ( " bouclage ") entre consanguíneos puede tener
lugar, por caminos preferenciales, desde el momento en que

[_
proporciona en 1 973 nos hablan de una dialéctica de hosti i­
. dejan de ejercerse las prohibiciones; la lógica de la articula
dad y asociación entre comunidades locales y de la existencia ­
ción de las reglas prohibitivas no excluye la posibilidad de
de varios tipos de federaciones. Como se recordará, Dalo,


intercambios restringidos regulares entre linajes» ( 1 98 1 a :
Tware y Gano, los tres pueblos donde se realizó la encuesta

f
114).
genealógica y que resultaron ser una suerte de « aisla ? rná­
Lo que en modo alguno constituye un hallazgo menor,


trinionial» constituían al . mismo tiempo una federac1on de
dada la hipótesis generalizada anterior sobre la centrifugación

ración de alianzas con parientes, hay que descartar que se�


ayuda def nsiva mutua. Para sostener que se busca la reite-

f
de alianzas que generaría un sistema de prohibiciones de tipo
·

ornaba. En qué medida considera Héritier que este funcio­


una consecuencia de Ja reiteración de alianzas entre vecinos, namiento endógamo del sistema ornaba samo se puede exten-
aquellas alianzas que el Estado estaba destruyendo al destruir
las bases de la autodefensa y modificar los contenidos del * Hija del hijo de la hija de la hermana del padre de su padre.

244 245

¡_
¡-

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n ;·.

[
li.
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presentante será el propio Meillassoux (Pouillon, 1 976); la

,[
der a otros sistemas crow y omaha, y que este «bouclage»
'' •

entre consanguíneos puede darse en ·· sistemas de parentesco atención requerida por el Tercer Mundo en los años cincue.n­
ta-sesenta, e n especial la incidencia de los procesos de deseo-·

tt
complejos, es una cuestión que abordaré al hablar del domi­

l
[: :
nio y de las especializaciones de las teorías antropológicas. Ionización y la aceleración del desarrollo desigual; el movi­

t
miento feminista y el interés por temas como «el matriarcado»
y el origen de la opresión de la mujer.

1
De este complejo de factores teóricos, histórico-políticos

l
'
Contrastación intercultural
1 y sociales parece que el factor histórico fue el determinante.
Marxismo e inductivismo en la «comunidad doméstica» El objeto de estudio preferente de Meillassoux, cuya démar­
·de Clatide Meillassoux che intelectual es posible reconstruir a partir de los artículos

1
recogidos en Terrains et Théories (Meillassoux, 1977a), es la
Hay un trabajo antropológico relativamente reciente en el explotación colonialista y neocolonialista. Esto exige el cono­
que se conjugan, 1 .º) principios metateóricos que establecen la cimiento de la sociedad explotada y de los mecanismos de di­
primacía de la praxis social sobre la mera comprensión . ferenciación interna que han servido de instrumento a la ex­
teórica, 2.º) una orientación teórica marxista desde cuyo plotación colonial y a la explotación imperialista. De ahí el
marco se abordan dos temas clásicos de la antropología, interés de Meillassoux: a) en las economías de subsistencia;
la economía y el parentesco en las sociedades tradiciona­ b) en los mecanismos de inclusión de la comunidad domés­

L,
les de autosubsistencia, y 3.º) formulaciones teóricas de tica en formaciones sociales más amplias: comercio, esclavi­
pretendido alcance intercultural. Se trata del trabajo de tud, imperialismo.
Meillassoux sobre la comunidad doméstica cuyas conclu­ El estudio de las sociedades con economía de subsistencia
siones se publicaron en la primera parte de Femmes, gréniers lo hace Meillassoux desde una perspectiva marxista, pero no
et capitaux.. Las tesis de Meillassoux sobre la s características se propone utilizar como modelo el modo de producción ca­
de la comunidad doméstica, y la adecuación y alcance de sus pitalista, sino los principios de análisis utilizados por Marx y
proposiciones, serán el último «caso» de vinculación entre Engels y algunas de sus sugerencias sobre las formaciones eco­
teorías antropológicas y base etnográfica que voy a analizar nómicas precapitalistas. En particular trata de superar la opo­
en este intento de formular algunos de los problemas que la sición entre parentesco y economía de la etnología clásica, y
construcción teórica en antropología debe de resolver en rela• en el prólogo de Meillassoux ( 1 977e) recuerda que Engels, al
escribir El origen de la familia, de la propiedad privada y del

f
·

ción con la contrastación de hipótesis .

p
Para entender el trabajo de Meillassoux, y el eco que .ha Estado, concede un papel determinante (que después el mate­
suscitado, pienso que han de tenerse en cuenta cuatro fac­ rialismo histórico no desarrolla) a la organización de la re ro­
tores:. la obra de Marx y Engels más vinculada con el tradi­ ducción de los medios de existencia, de la producdón de los
cional objeto de la antropología (Marx, 1970 [ 1 867 ] ; hombres mismos, y de la reproducción de la vida inmediata,
1 974; Engels, 1 972) y el impulso crítico que recibió el los factores determinantes en última instancia de la vida social.
xismo en los años sesenta; la situación de la antropología eco­ Dentro de este marco metateórico y teórico, Meillassoux :
nómica a finales de los años cincuenta, en particular la polé­ 1) hace trabajo de campo entre los guro, de Costa de Marfil
mica entre formalismo y substantivismo dentro de la antropo­ en 1958-59; 2) escribe, en 1960, un ensayo de interpretación
logía económica anglosajona y la aparición en Francia de una de las economías que sustancialmente ¿anticipa?, ¿refleja ? su
antropología económica de orientación marxista, cuyo concep­ análisis de la economía guro (Meillassoux, 1 977b); 3) presen­
to básico es el de « modo de producción» y cuyo principal re- ta, en 1 962, su tesis sobre los guro, publicada poco después

246 247

¡-
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9
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�::: :,�y�:.:; � v :ti;:�: , •··
que existen ·en este tipo de sociedad; por la deducción de las
características de las sociedades a las que conduce el desarro­

.
presentado en 1 964, cuyo objeto son los sistemas económicos llo del modelo; en fin, por la inserción del modelo en un con­
, ,
1

·¡.·.
··

africanos y en el que con la colaboración de E. Pollet, G. Nin-¡ jun to más general de modelos aplicables a otros tipos de so­

·
ter y J. L. Amselle trata de estudiar las economías de subsis� ciedades, Y por la homogeneidad de los conceptos que se apli­

. ·¡
tencia, la economía de pillaje, la economía mercantil, la escla- can en cada uno de ellos» (Meillassoux, 1 977d: 1 1 9 s.).

!/
vitud y el monopolio real (Meillassoux, 1 977c); 5) construye

[
Esta última prueba es la que le parece a Meillassoux más
en 1 967 un modelo de economía cinegética, basado en los .
exigente Y más rigurosa, puesto que «no es suficiente que el
materiales de Turnbull ( 1 965), y Althabe (1965), sobre los'. modelo se aplique para que sea válido, es necesario además
pigmeos mbuhi y baka respectivamente de África Central
que contenga conceptos de aplicación general que lo hagan

l
(Meillassoux, 1 977d); 6) realiza diversos estudios sobre mer-
.

operativo dentro de un conjunto más amplio» (ibídem). ·


.

cado, urbanización, esclavitud, en el marco del proyecto de


Parafraseando a Meillassoux, podríamos decir que no es
1964 que quedó circunscrito a la economía doméstica, el co-�
suficiente que los modelos se coordinen para que sean válidos,
mercio, el esclavísmo, y la transformación de estos sistemas

\
l sino que es necesario además que se apliquen. Y, en sus pro­
bajo la explotación colonial, y publica, solo o en colaboración '·
pios términos, que se apliquen: «a sociedades que no hayan

1
..

varios trabajos, entre los que se incluye, ·en 1975, Femmes'


servido como materiales para su elaboración ». Aun a título
gréniers et capitaux (Meillassoux, 1 977e).
ilustrativo -y siempre con el propósito de analizar la relación

L
Las tesis sobre la comunidad doméstica de la primera par­
que se da en antropología entre «los terrenos y las teoría s»­
te de Meillassoux ( 1 977e) incorporan los modelos de sociedad
vale la pena discutir y contrastar algunas de las tesis de Mei­
cinegética y sociedad agrícola de subsistencia que se basan
llassoux en relación con la definición y delimitación de las so­


casi exclusivamente en la descripción de Turnbull de los ·
ciedades cuyo modo de producción y reproducción es la comu­
pigmeos mbuti, en las consideraciones sobre el cambio social
nidad doméstica, que concluyen o implican proposiciones so­
entre los baka de Althabe y en su propio estudio de los guru.;
bre las sociedades de cazadores y recolectores y sobre las
Nada se opone, en principio, a esa construcción inductiva de

l
sociedades de agricultores matrilineales:
.;¡

los modelos. En Meillassoux ( 1 977d), al discutir el método


. .!�

empleado para la elaboración del modelo de una economía"


agrícola de subsistencia ( 1 977c) y exponer su propósito de
·: 1 A) Tesis fundamentales de Meillassoux ( 1 977e), l.ª par­
te, en relación con la definición, delimitación y caractedsticas

l
construir un modelo de sociedad cinegética coordinable con
de la comunidad doméstica.
su . modelo agrícola, enunciaba las condiciones de validez·
y adecuación de un modelo cuyo propósito es mostrar «las
condiciones necesarias para que el sistema económico pue­
! 1 ) En grupos de pequeño tamaño la movilidad de los adul­
tos es necesaria para la reproducción del grupo. Esta movili­
1 dad se realiza: espontáneamente en las hordas de cazadores y
da producir y reproducirse, dentro de los límites impues­
tos por la acción recíproca de estos rasgos fundamentales
y la organización social, política e ideológica que se vincu­
¡ recolectores; permaneciendo ]as mujeres en su lugar natal y
circulando los hombres en las sociedades ginecoestáticas; por
lan a ellos» ( 1 977d: 1 1 9). La validez de un modelo de . intercambio de mujeres en las sociedades ginecomóviles.
- r

j
. ¡

estas características aplicado a la realidad -escribe Meillas�· 2) En las hordas de cazadores y recolectores se organiza
1

soux- se puede poner a prueba de varios modos: «por su 1 el acoplamiento y la adhesión (adscripción) al grupo, pero no
aplicación a sociedades que no hayan servido como materiales ¡ existe parentesco (entendido como filiación) . Tampoco hay re­

l
para su elaboración; por el descubrimiento de rasgos ocultos glas de acceso a la tierra.
l
{'

248 249

l
1-
. .·.
i·..- .- .·;.·:
-

.
nos g/wi (Silberbauer, 1 983), los pigmeos mbuti (Turnbull,
:-.¿-,

3 ) E n las sociedades de cazadores y recolectores n o hay


1975), los hadza de Tanzania (Woodburn, 1 975), los ainu
(Wa�abane, 1 975), los birhor de la India (Williams, 1975), los
diferencia de status entre hombres y mujeres.
.

1
..:
- -..�
.. .

4) Las formas de organización matrilineal están asociadas


abongenes australianos (Hiatt, 1 975a y 1 975b; Meggitt, 1 975;
a la agricultura de cultivo con vástago complementada con
Yengoyan, 1 975; Rose, 1 975; Hart y Philling, 1 979), los es­
productos de la caza y de la recolección . Cuando la caza es el .
quimales netsilik (Balikci, 1 970 y 1975), los dogrib de Cana­
elemento estructurante (protoagricultura), predominan las re­
dá (Helm, 1 975) y los selk'nam (ona) y los hauzh de la Tierra

f1
laciones de adhesión al grupo (si bien ahora de familias, no de
de Fuego (Chapman, 1 982).* Quiero hacer notar que excepto

L
individuos), se concede a cada célula la descendencia de sus
C�apman (1 982) y Silberbauer ( 1 983) se trata de trabajos pu­
mujeres y las mujeres son sometidas para ser robadas o cui­
blicados con anterioridad a la formulación de las tesis de
dadas .
Meillassoux de 1 975. En particular la primera edición de Man
5) En las sociedades matrilineales agrícolas (cuya teoría
the Hunter, una de las visiones amables de la vida de los caza­
general deja Meillassoux «al cuidado de otros investigadores
dores Y recolectores , la que hizo preguntarse a Sahlins si no
más calificados»), hay una toma de conciencia colectiva de los
problemas políticos a resolver y se instituye un poder civil que
tiende a pacificar la sociedad en el respeto a la filiación ma­
trilineal y a establecer fórmulas correctivas de patrilinealidad
1 se trataba de la primera sociedad opulenta, es de 1968; la pri­
mera de The Tiwi of North Australia de 1960, y muchos de
los datos de Chapman proceden de los informes sobre los
fueginos de Lothrop y Gusinde, publicados cincuenta años

. ·· ¡ . 1
y, eventualmente, un modo pacífico de circulación de mujeres.
antes.
6) Las comunidades domésticas se caracterizan por los si­

[_
1
1 '
i-1 ¡
La primera cuestión que hay que plantearse es si se puede
guientes rasgos: acceso a la tierra a través de relaciones socia­
entender por parentesco el establecimiento de reglas de filia­
c�ón. Es cierto que « parentesco» es otro de los conceptos teó­
les previas; desarrollo de una agricultura cerealística muy pro­
1
::1: i

ductiva, que permite concentraciones de población importan­


¡ __: ;

ricos engorrosos de la antropología, y que Meillassoux está en


tes; robustecimiento de la autoridad civil; autoridad en manos
su derecho si quiere hacer una propuesta en este sentido aun­
que parecería un poco arcaica tras la constatación de ia im­
de los más ancianos; circulación ordenada de las mujeres; so­
metimiento de las mujeres durante el período reproductivo;
portancia de las relaciones de parentesco en sociedades con
institución del matrimonio, i.e., de la filiación patrilineal; pro­
parentelas bilaterales e incluso en sociedades bilaterales sin
hibición de la endogamia cuando el crecimiento,,del grupo la
parentelas; pero el hecho es que cuando contrapone las socie­
hace posible; prohibición del incesto para reforzar la prohi­
dades con relaciones de « adhesión» a las sociedades con rela­
bición de la endogamia; herencia horizontal de hermano ma­

¡_
ciones de parentesco, no se limita a decir que en hordas de
caza�?res y recolectores no existen lazos de filiación, sino que
yor a hermano menor; control de los generadores de desigual­
dad por medio de : a) la circulación de los niños; b) la coloca­
los h11os « después del destete, y a veces antes, son adoptados
ción en esferas económicas no comunicables de los bienes que
por el conjunto de los miembros de la horda y no siguen nece�
se utilizan como dotes matrimoniales (donde se acumula tra­
sariamente a sus progenitores en sus desplazamientos» (Mei­
bajo de los jóvenes) .
llassoux, 1 977e: 3 1 ). En sus formas débil y fuerte esta tesis
B) Discusión y contrastación etnográfica de las tesis de
C. Meillassoux sobre las hordas de cazadores y recolectores.
Para poner a prueba las tesis de Mei11assoux sobre las hor­
* En la lectura de cuatro de estos trabajos he contado con la

das de cazadores y recolectores, voy a prestar atención a infor­


a�uda de Isabel Alcedo, Alicia Pelegrín, Blanca Olivia Peña y Xa­
vier Roigé, que participaron en un seminario en el que diScutí algu­
mes sobre los bosquimanos kung ( Lee, 1975), los bosquima- nos de estos temas.

25 1
250
�- ¡

sobre la inexistencia de relaciones de parentesco entre caza­ lineales de los tiwi y los «territorios» y « cielos» ona, patrilo­
dores y recolectores parece en desacuerdo con los datos. El cales Y patrilineales, nos permiten incluso pensar en un pa­
papel del parentesco se subraya en los bosquimanos g/wi, rentesco entendido como filiación.
donde las relaciones de parentesco proporcionan el marco Los datos, por supuesto, serían insuficientes para otro pro­
conductual, en los fueginos -que enfatizan el parentesco bi­ pósito que el que me ha guiado al aducirlos, y no quiero in­
lateral, a pesar de la tendencia patrilineal y patrilocal- y en i tentar ninguna generalización. Sin embargo, las monografías

l
los esquimales. Los ,tiwi tienen linajes matrilineales laxos, pero más detalladas -Tierra de Fuego, esquimales netsilik, tiwi
claras relaciones de parentesco nucleares. Los bosquimanos de Australia, bosquimanos g/wi- son ilustrativas de una
g/wi, los fueginos y los esquimales atribuyen al padre un pa­ gradación de formas de organización que van del grupo patri­
pel especial. Se podría decir también de los pueblos revisados local, patrilineal, exógamo de los selk'nam y hauzh de la
(que se han elegido con criterios puramente pragmáticos, pues­ Tierra de Fuego a la fórmula más bilateral de los bosquima­
to que Meillassoux hablaba en general de cazadores y reco­ nos g/wi. El peso de los clanes matrilineales en la organiza­
lectores), que atribuyen un papel importante al parentesco bi­ ción social de las tribus australianas sigue resultando proble­
lateral, excepto los bosquimanos kung y los mbuti (para los mático, más de cincuenta años después del famoso artículo
que los artículos consultados no incluían datos sobre las cone­ de Radcliffe-Brown, 1 930.
xiones genealógicas entre los componentes de los campamen­ Meillassoux no debería de haber confiado tanto en la po­
tos). Hay un sesgo patrilateral entre los bosquimanos g/wi, derosa tradición a la que debe sus conceptos teóricos y en la

¡'
los birhor de la India, los esquimales y los fueginos; un sesgo coherencia de sus modelos y tan poco en la importancia de la
matrilateral entre los hadza y en las tribus australianas y au­ base empírica, por teóricamente orientada y parcial que re­
sencia de sesgo y/o de datos entre los bosquimanos kung, los sulte siempre la etnografía. Pero el problema está también

� .·
,., ,

pigmeos mbuti, los dogrib del Canadá y los ainu . en la falta de definición del ámbito de las teorías antropológi­
Para no hacer la exposición reiterativa, he resumido en el cas o en la ingenua -en aquel sentido de Lakatos- defini­
cuadro adjunto los datos que tienen relación con las propo­ �ión de ámbitos. « Cazadores y r-ecolectores», por ejemplo.
siciones de Meillassoux sobre el libre acceso a los recursos, ¿Que, razones hay para suponerles una organización de la
la inexistencia de reglas de residencia postnupcial, la no ads­ producción y de la reproducción común, como no sea « reto­
cripción de los hijos al grupo de los padres, la inexistencia mar una sugestión de Marx»? (Meillassoux, 1 977c: 28). Pero
de más reglas « matrimoniales » que las que regulan el acopla­ frente a la sorprendente riqueza de los Ethnological Note­

l_
miento y la igualdad de estatutos entre hombre y mujer. En books of Karl Marx (Krader, 1 974), ¡qué absurdo sería dejar
relación con este último punto, me parecen de interés el re­ de lado un siglo de etnografía, y no considerar las variaciones
parto de tareas, los status sexuales y de edad y el acceso a las correlacionadas con la mayor aportación de los hombres o de
posiciones de prestigio. las mujeres a la economía de subsistencia, con el peso mayor
Los datos permiten cuestionar tesis directas e indirectas de de la pesca, de la recolección o de la caza, con la variabilidad
Meillassoux sobre los cazadores y recolectores : no siempre la estacional de los recursos , con la despoblación o con la gue­
movilidad de los adultos es espontánea (o no lo es casi nunca); rra! Hay correlaciones de estos factores con los tipos patrilo­
hay reglas -aunque sean formales, de cortesía- de acceso cal, matrilocal o biloca! de residencia en Ember ( 1 975). Para
a los recursos; hay prohibiciones sexuales y si no fuera sufi­ alg�nas d� estas correlaciones se han aducido hipótesis expli­
ciente el énfasis general en el parentesco bilateral, la tenden­ cativas mas o menos firmes o tentativas, como las que vincu­

l
cia matrifocal de los hadza, las familias extensas patrilocales lan la residencia a la división sexual de tareas y a • 1a mayor o
y las fraternales de los esquimales netsilik, los clanes matri- menor aportación de un sexo u otro a la subsistencia. No es

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Limitación Residencia Reglas Prohibiciones Alianzas


del uso pre-nupcial de adscripción sexuales matrimoniales
del territorio de los hijos

Bosquimanos s.d. énfasis en la mo- s.d. s.d. s.d.


kung vilidad

Bosquimanos uso limitado a ideal matri-patrilo- cierta estrictas entre her- ideal: exogamia de ban­
g/wi Jos miembros cal; de hecho: ma- patrilateralidad manos; tabú san- das; matrimonio entre
de la banda o trilocalidad, patri- gre menstrual; tabú primos cruzados o entre
invitados localidad o neolo- postparto personas con relación
calidad cortés; sororato; herencia
de viudas

Pigmeos s.d. énfasis en el flu.io s.d. s.d. s.d.


mbuti

Hadza libertad de uso matrifocalidad matrilateralidad s.d. exogamia de parientes


próximos; servicio por la
novia
\

Ainu s.d. s.d. s.d. s.d. s.d.

Birhor de libertad de uso patrilocalidad s.d. s.d. exogamia de parientes


la India próximos y/o de bandas;
intercambio de hermanas
o de bienes de cierta

L��
cuantía

> : ••\• ••.·,; .


..
... · • . .
------ ------- ----....·-

A�str�ü�' uso limitado a cierta patrílatera­ s.d. s.d. exogamia de clase. Dere·
los patriclanes lidad chos en términos genealó­
o invitados gicos o matrimonios pac­
tados por la Ma o el
Herma (intercambio de
sobrinas) dentro del siste­
ma de clases. Poliginia

Tiwi del N. bandas cierta patrilatera­ patrilatera!idad + control del adulte­ exogamia de matriclán;
de Australia lidad matrilinealidad rio entre jóvenes intercambio de hijas o de
esposas y hombres madres
de la unidad do­
méstica

Esquimales libertad de uso patrilocalidad patrilateralidad + amplia libertad se­ preferencia de primos,
Netsilik del territorio adopciones xual antes y den­ incluso de primos herma­
tro del matrimonio. nos. Poliandria
(En el caso de mu­
jeres casadas, es el

j
-c.:·' hombre quien de­
:;2:. cide.)

::�·
• ' Dogrib del bandas bilateralidad s.d. s.d.
,:,:() servicio por la novia
;;e
m Canadá

E_;
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-
("¡ Selk'nam grupos patrili­ patrilocalidad patrilinealidad s.d. exogamia de «cielo» y de
:::::¡ (ona) y Hauzh neales o invi­
1r·;., e parientes bilaterales. Pre­
'liti- de la Tierra tados


\) ferencia por la prima cru­
� de Fuego zada matri!ateral lejana ..

t.V
Contrastación etnográfica de las tesis de Meillassoux sobre sociedades de cazadores y recolectores

-- -- -- --,
¡--- --
--
1

Reparto de Status Status de edad Posiciones de


tareas sexuales y posiciones prestigio
de debilidad

Bosquimanos los hombres cazan; las s.d. posición respetada s.d.


k u ng mujeres recolectan de los ancianos

Bosquimanos los hombres cazan; \as cierta autoridad del los ancianos suelen ciertos líderes ocasio­
g/wi mujeres recolectan (tam­ padre vivir en familias ex­ nales «dueños» :
bién los hombres en épo­ tensas «maestros»
cas secas); los ancianos
cuidan el campamento

Pigmeos s.d. s.d. s.d. s.d.


mbuti (excepto el abandono
de un herido)

Hadza los hombres cazan; las oposición entre hombres las madres reciben re­ s.d.
mujeres y los niños reco­ y mujeres en los campa­ galos de sus yernos.
lectan. Se prohíbe cazar mentos grandes. Mayor (Hay datos del aban­
a las mujeres. prestigio de la caza, en­ dono de un muchacho
fatizado con ritos enfermo.)

Ainu la caza individual de s.d. La posición de los s.d.


grandes mamíferos nunca ancianos y de los en­
es tarea femenina fermos varía con el
grado de nomadismo

!�
Birhor de 5.d. s.d. s.d. � ..d.,_ _ ••
',•J \ : ,


la . India
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Australia s.d. s.d. s.d. s.d.

Tiwi del N. los hombres cazan, las Jos hombres perdían im­ desigualdad entre hom­ importancia del cabe­
de Australia mujeres recolectan; Jos portancia económica y bres de distintas eda­ za de una familia
ancianos vigilan el cam­ prestigio antes que las des grande
pamento mujeres

Esq uimales los hombres cazan y pes­ los padres · decidían los el jefe de la familia s.d.
Netsilik can; las mujeres prepa­ infanticidios, casi siempre extensa es el padre
ran los alimentos de niñas, y Jos esposos o el hermano mayor
decidían sobre la sexua­
lidad de sus esposas

Dogrib del s.d. sd. s.d. s.d.


Canadá

Selk'nam Jos hombres cazan y pes­ estratificación sexual: mi­ ha y ciertas ocasiones shamanes, sabios, pro­
(ona) y Hauzh can; las mujeres, pesca y to del matriarcado, cere­ (como las ceremonias f.etas, que son con
de la Tierra caza menor. Las tareas monia de iniciación mas­ de iniciación) en las más frecuencia hom­
de Fuego masculinas están prohibi­ culina Hain, posiciones que los adultos se im­ bres que mujeres
das a las mujer·es de prestigio ocupadas con ponen a los jóvenes
mayor frecuencia por Jos
hombres

Contrastación etnográfica de las tesis de Meillassoux sobre socie dades de cazadores y recolectores

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mi intención discutir las teorías sobre cazadores Y recolec­ dencia de las mujeres se incrementan en el Ethnographic At­
tores, que han sufrido tantas modificaciones desde Radcliffe­ las: de 164 sociedades matrilineales inventariadas, 62 , son
Brown (1 930), o Steward ( 1 936), hasta que Sahlins publicó avunculocales, 53 matri-uxorilocales, 30 patri-virilocales y 1 9
en 1 972 Stone Agé Economics. Pero entre aquellos cazadores con otras formas de residencia (citado e n Harris, 1981a: 297).
y recolectores sujetos a penurias, rígidamente patrilineales y En consecuencia, hay: 1) sociedades matrilocales no matri­
patrilocales y estos móviles y «opulentos», pueden buscarse lineales (entre ellas algunas de recolectores comó los haclza);
generalizaciones que se apliquen « al mayor número posible 2) sociedades matrilineales y virilocales, bien con una eco­
de cazadores y recolectores durante la mayor parte del tiem- nomía muy simple y movilidad en la residencia (es el caso

l
po», sin caer bajo la sospecha que hoy se cierne « sobre cual- de los tonga y de los kaguro) o en proceso de cambio, con
quier generalización que intentara aplicarse a todos los hom- creciente propiedad privada masculina (Colson, 1 96 1 ; Beidel­
bres que hayan podido cazar en cualquier sitio y lugar» (De man, 1 97 1 ; Richard, 1 983 [ 1 950] ) ; 3) sociedades matrili­
Vore, 1 975 : 339). neales y matrilocales , aunque no se ajusten por completo a
·

las tesis de Meillassoux (p ..e. la truk, Goodenough, 1 956); 4 )


C) discusión y contrastación etnográfica de las tesis de · sociedades matrílineales avunculocales y duolocales tan cono­
G. Meillassoux sobre las sociedades matrilineales. cidas como la trobriand, la nayar y la ashanti, con agricultu­
Si bien Meillassoux parte de una oposición básica entre ra, comercio y tributos impuestos por medio de la guerra y
ginecoestatismo y ginecomovilidad, en la que la residencia grados distintos de centralización política.
aparece como subproducto de la ordenación de las mujeres Meillassoux sólo podría haber hecho una teoría de la mo­

[
púberes, y ésta, de los imperativos políticos y demográficos, vilidad f.emenina rompiendo por completo con el esquema clá­
tantó al hablar de las sociedades matrilineales como al asociar sico de la filiación. Porque su análisis a la vez oscurece que
la ginecomovilidad a las sociedades organizadas como comu­ hay muchas sociedades matrilineales ginecomóviles y que no
nidades domésticas, están presentes las asociaciones: todas las sociedades ginecomóviles son patrilineales. Se tiene

¡,
la impresión de que Meillassoux, al huir de la teoría estruc­
turalista de la alianza cae en las redes de la teoría de la filia­
l
ción. Así, porque identifica control sobre la capacidad repro­
ginecoestatismo / matrilocalidad / matrilinealidad
ginecomovilidad / patrilocalidad / patrilinealidad
..

ductiva de las mujeres con circulación de mujeres, no estudia


También aquí, el reproche que se le puede hacer a Mei­ otras formas de control, como la del anciano del matrilinaje
llassoux es una excesiva indiferencia ante la etnografía. Cuan­ truk con residencia sororilocal, o la de los hermanos con resi­
do vincula ginecoestatismo y matrilinealidad, y ginecomovili­ dencia avunculocal o duolocal . Y porque identifica control
dad y patrilinealidad, se disponía de amplios inventarios como . político sobre las mujeres con patrilinealidad, oscurece el con­
el de Murdock ( 1 957), o el de Murdock (1 967). En la Muestra trol creciente que ejerce cualquier forma de poder político.
Etnográfica de Murdock, un total de 565 pueden clasificarse Así, la considerable libertad de las mujeres «ginecomóviles»
de este. modo de acuerdo con la forma de organizar el paren­ en sociedades virilocales igualitarias, haya o no grupos matri­
tesco: patrilineales : 248; bilaterales: 204; matrilineales, 84; Iineales de filiación, contrasta con la situación de las muje­
duolineales : 28; inclasificables : 1 . res nayar, que parecen constreñidas a procrear para su casta
De las 84 sociedades matrilineales, 41 tienen residencia dentro de un sistema estratificado de castas.
matrilocal, 22 avunculocal, 15 patrilocal y 6 duolocal, neolo­
cal o biloca! (citado por Aberle, 196 1 : 663). Los datos que
reflejan una falta de congruencia entre la filiación y la resi-

258 259

¡-
Frecuencias y re/utaciones ra de parentesco. El propio Goodenough atribuye a la influen­
cia de la obra de Murdock la urgencia de modificar los con­
En esta última parte de ia crítica a las tesis de Meillassoux ceptos tradicionales. Ejemplo del escepticismo que han susci­
sobre la comunidad doméstica he recurrido fuqdamentalmen­ tado algunas de las tipologías usadas por Murdock es la resis�
te a datos etnográficos inventariados por Murdock en 1 957 tencia de Leaoh a que se clasifiquen juntos, como «grupos de
(Murdock, 1975) o en los años siguientes (Murdock, 1967, filiación p atrilineal» , a grupos sociales como los paito de la

[
con ampliaciones posteriores) . No debe hacerse sin reservas. pequeña isla polinesia de Tikopia, los thok dwiel de los nuer
Esta comparación intercultural para la contrastación tiene que del Sudán Oriental, los amyu de los katohin del norte de
enfrentarse a problemas todavía no resueltos. No es el menor Birmania y los tsung-tsu chinos (Leach, 1 975b : 1 7 1 ) . Si el
el de la pertinencia de las categorías teóricas que se emplean. conoepto «grupo de filiación patrilineal» está bien construido
He utilizado «matrilineal» y «patrilineal» sin reservas explí­ lógicamente, y se aplica a los paito, a los thok dwiel, a los
citas, pero ya he recogido en el capítulo 2 la discusión que amyu y a los tsung-tsu, no parece que deba frenarnos el hecho
ha suscitado una clasificación de las sociedades en estos tér­ de que estos grupos sociales sean heterogéneos respecto a
minos. Lo mismo ocurre con las formas de residencia. He otras características. El problema se plantea si lo son respec­
usado matri-uxorilocal, patri-virilocal, duolocal, etc., como los to a todas las demás características (recuérdese aquí la críti­
usa Murdock. Pero he remitido para la etnografía de las truk ca de Lewis, 1 965). Sucede lo ' mismo si clasificamos a las

l --
al famoso artículo de Goodenough sobre las formas de resi­ sociedades ·en ginecoestáticas y ginecomóviles. La pertinencia
dencia, donde critica los útiles tradicionales de clasificación, de los conceptos teóricos la otorga su integración en teorías
para poner de manifiesto que si bien en una primera aproxi­ que resistan la contrastación .
mación disponemos de recursos suficientes para rechazar o Cuando se intenta poner a prueba una hipótesis a partir ,·��

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dudar de algunas propuestas, la crítica debe de permitirnos de publicaciones que recogen, ya codificados, materiales etno­

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no sólo rechazar conjeturas, sino mejorarlas. Si no lo hace­ gráficos reunidos en archivos, puede suceder que la informa­
mos, en ausencia de instrumentos más perfeccionados seguire� ción que se precisa no esté codificada. Puesto que las entradas . _- .-!:


mos hablando de sociedades matrilineales o patrilineales, ma­ de estos códigos son determinadas por quienes seleccionan los
tri-uxorilocales y patri-virilocales, aunque sea con un grado datos (p. e. Murdock y otros, 1 938 y sucesivas revisiones),

1
considerable de reserva, y a pesar del interés que suscitó la,, en los repertorios una parte de la información se pierde. Así

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publicación de Meillassoux ( 1 977e). Al hablar de ginecoes" Aberle escribe en su capítulo sobre «Matrilineal Descent in

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tatismo y ginecomovilidad apuntaba a una nueva visión del Cros-Cultural Perspective» de Matrilineal Kinship : «Este ca­
parentesco, en la que el punto focal era la organización de la pítulo pretendía inicialmente poner a prueba una serie de
1

procreación, y que podría llegar a subsumir temas clásicos generalizaciones hechas por Schneider y Gough con una mues­

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como el de la adscripción jurídica y moral de los hijos al
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tra mayor que los casos etnográficos familiares a los autores


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grupo social de uno de los progenitores culturalmente reco­


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de este libro. La Muestra Etnográfica Mundial de Murdock

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nocidos o el eventual establecimiento de alianzas y de estruc­ proporciona una muestra seleccionada de 565 sociedades cla­
turas políticas jerárquicas por medio de la circulación recípr97 sificadas con referencia a 30 variables, e incluía 84 casos ma­


ca o asimétrica de mujeres procreadoras. trilineales. Me pareció que la muestra podía ser utilizada
Las categorías del análisis cultural, y los atributos que ca­ para la puesta a prueba de estas generalizaciones, pero a me­

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lifican estas categorías, son constructos teóricos, incluidas las dida que el trabajo progresaba se fue haciendo evidente que

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variables discriminatorias que Goodenough ( 1 970: 1 3 1-142) muchas de las variables que Schneider y Gough habían utili­
utiliza para el análisis componencial de la terminología kariti- zado no estaban codificadas en la muestra, de modo que sólo

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Murdock señala que
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unas pocas de sus proposiciones podían ser validadas por este
una selección al azar, 1 ) incluiría infor­
método . No estaba en condiciones de desarrollar una nueva
maciones deficientes y podría dejar fuera buenas observacio­
" muestra mundial" y codificar en ella las variables pertinen­
nes etnográficas; 2) no haría justicia a la distribución por ti­
tes, ni de volver a las fuentes de Murdock para añadir los da­
pos culturales. « Las zonas como Europa o el Lejano Oriente
tos relevantes de las 565 culturas de su muestra» ( 1 96 1 :
-escribe- con pocas naciones, grandes y · culturalmente ho­
655 s.).
mogéneas, por ejemplo, tenderían a estar muy sobrepresen­
Esta frustrante experiencia lleva a Aberle a ocuparse de
tadas en relación con áreas como los aborígenes australianos,

L
los problemas de método que surgen al trabajar con un gran
con cientos de culturas distintas pero no notablemente diver­
_

cuerpo de materiales codificados «por alguien que no tenía en


gentes» ( 1 975 : 204); y 3 ) se excuirían (tal vez) culturas úni­
la cabeza mis problemas inmediatos». Pero no parece que
cas, como los ainu del Japón, los dorobo del África Oriental
en estos casos pueda hacerse otra cosa que volver a los archi­
y los guanches de las islas Canarias. Piensa que una muestra
vos etnográficos, a los que en cualquier caso debemos la recu­
etnográfica satisfactoria: «Debe representar a todos los tipos
peración, la crítica y la traducción, a esa suerte de esperanto
culturales diferenciados, y a los subtipos, de los que se dis­
científico que ha terminado por ser el inglés, de muchas mo­
ponga información, aun cuando ésta sólo incluya un eje',llplo
nografías que de otro modo resultarían inaccesibles. En esto,
conocido. De forma similar, debe representar a todas las areas
más que en los atlas etnográficos que han ayudado a trazar,
y subáreas culturales del mundo. Debe incluir ejemplos de las
creo que radica el principal valor de los Human Relations
antiguas civilizaciones documentadas, de las complejas civi­
lizaciones modernas de Europa y Asia, de las culturas eu­
Area Files.
Como ya he apuntado al hablar de «Etnografía y contras­
ropeas y americanas trasplantadas a otros continentes y de los
tación», otras veces será en el propio material archivado don­
pueblos indígenas aculturados sobre las mismas bases que las
de no encontraremos datos para poner a prueba hipótesis teó­
culturas etnográficas indígenas, -es decir, aproximadamente en
ricas formuladas en relación con un problema determinado.
proporción a su grado de diversidad cultural» (ibídem) .
Sólo desde una postura inductivista extrema se pudo confiar
En 1 957, Murdock minimiza el papel de las conexiones
.
en que coleccionando ingentes cantidades de material etno- -
históricas, porque piensa que tanto los elementos tomados de
gráfico se estaría en condiciones de construir después la teo­
otras · sociedades como los inventados y tradicionales «sufren
ría. El hecho es que los datos etnográficos específicamente re­
un continuo proceso de selección integradora que conduce a
levantes van detrás, no delante de las teorías, y que cuando
la emergencia de nuevas configuraciones independientes» (o.e.:
no se dispone de datos para contrastar hipótesis que intentan
205). Así, se limita a evitar la inclusión de dos culturas de la
dar cuenta de un problema nuevo, o explicar un viejo proble­
misma área, si son geográficamente continuas o hablan len­
ma poniendo énfasis en nuevas variables, la única alternativa
guas mutuamente inteligibles, a menos que revelen diferen­
es impulsar los trabajos de campo pertinentes.
cias básicas claras, y opta por una muestra estratificada. Para
Otro bloque de problemas que se plantean en la con­
construirla divide el mundo en seis regiones -África, Circun­
trastación intercultural de base estadística a partir de ma­
mediterránea, Eurasia Oriental, Pacífico Insular, América del
teriales archivados es la elección de una muestra. Una mues­
Norte y América del Sur- y cada región en seis áreas. De
tra de las sociedades del mundo no puede construirse, por•
cada área selecciona aproximadamente diez culturas, intentan­
que no se dispone de una descripción de cada una de las
do que cumplan ciertas especificaciones (Murdock, 1 975:
sociedades pasadas, ni de las actualmente existentes. Hay que
206 s .).
reducir el universo de la muestra al ámbito de variación co­

Después de la publicación de la Muestra Etnográfica de


nocido. Dentro de él, deben operarse varias restricciones.
Murdock se ha seguido discutiendo el sesgo que podía intro-

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hitos consuetudinarios del pensamiento y de la acción, junto
<lucir la difusión. Como ya hemos visto, ha habido distintas
propuestas para eliminar esta distorsión (Naroll, 1 96 1 ; Naroll al equipo material, y de sociedad, como grupo de gente or­
y D'Andrade, 1 963; Naroll, 1964 y 1965), y se han construi­ ganizada y relativamente autónomo que comparte una cultura.
do diversas muestras. Algunas se proponen para uso general. La primera dificultad es que, inmediatamente, pasa de
El propio Murdock, después de reunir información sobre una a otra. Es imposible estar en interacción manteniendo
1 . 100 sociedades en 1 967, selecciona una muestra de 200 puntos de vista radicalmente distintos y pensar igual sin que
(Murdock, 1 968) que aún reduce posteriormente (Murdock y se interaccione. Esto significa que las unidades de cultura
White, 1969) para evitar que unos círculos culturales se en­ común no se equiparan necesariamente a las unidades de
\' cuentren más representados que otros. Otras veces, la mues­ interacción o sociedades. Murdock trata las unidades de cul�
f=1\ tura Y sociedad como si fueran isomorfas y usándolas indis­
:

tra se selecciona para un trabajo determinado. Swanson ( 1 960)


partió de las . 565 sociedades seleccionadas ·en 1957 por Mur­ tintamente. Lo que tiene en cuenta como unidad de estudio
dock, eliminó, por medio de expertos en cada zona, informes no es tanto una cultura distinta como la cultura de un grupo
inadecuados en relación con los temas que le interesaban, y distinto. Así, dos grupos distintos con la misma cultura son
después seleccionó al azar una sociedad de cada una de las tratados como dos culturas. El problema se acrecienta cuando
áreas culturales de Murdock (citado por McEwen, 1 975: 248). se incluyen naciones como unidades de la muestra. La nación
Ember, en aquel artículo de 1 975 sobre variaciones en la es una unidad social, bajo un solo gobierno, que rebasa las
.
umdades culturales dando lugar a instituciones culturales
residencia de las sociedades de cazadores y recolectores ya ci­
que no son partes de las culturas componentes. Toda esta di­

1
tado, trabaja con una muestra de 50 sociedades. Puede ser
ilustrativo recoger la forma en que llegó a ellas. Como primer versidad -culturas componentes, instituciones específicas­
paso las seleccionó a partir del Ethnographic Atlas, de 1 967. se pierde cuando, bajo la rúbrica de una característica deter­
Consideró sociedades de cazadores y recolectores a las que minada, se hace corresponder a una nación un atributo y
sólo uno .
1 dependían en menos de un 1 5 % de la agricultura o de la
A la confusión ·entre cultura y sociedad se añade la con­
¡-
ganadería. Puesto que de la residencia le interesaban los fac­
tores que pudieran determinar matrilocalidad vs. patriloca� fusión entre el comportamiento de hecho y las pautas ideales.
lidad y unilocalidad vs. bilocalidad, excluyó todas las socie­ Murdock trata a la cultura como una constelación de «hecho­
dades de las que se decía que eran básicas o alternativamente ideal» sin explicitar cómo ha llegado a esta construcción . El
avunculocales, duolocales o neolocales. Para facilitar el tra­ esquema de atributos se dibuja así como si estuviera tratan-
bajo con otras variables además de la residencia, seleccionó do con una muestra de sociedades perfectamente integradas,
·

en primer lugar lás sociedades de cazador·es y recolectores del donde el comportamiento se adecua perfectamente a las nor­
Atlas que estaban también en los Human Relations Area Files mas, y esto mientras se reconoce todo lo contrario, que los
(HRAF). Obtuvo así 36 casos a los que añadió 14 selecciona­ factores disruptivos imposibilitan que ninguna cultura llegue
a una integración perfecta.
dos al azar entre los cazadores y recolectores del Atlas . Para
estos últimos 1 4 casos, obtuvo la información pertinente en Otro problema que impide que las unidades que se com­
las fuentes etnográficas indicadas en la bibliografía del Atlas paran sean -equivalentes, es que no se tiene en cuenta ni el
(Ember, 1975 : 200). tiempo que ha persistido una cultura ni el número de perso­
De las que conozco, la crítica más seria que se ha hecho a nas que la han adoptado. De datos sobre la duración tempo­
los archivos de Murdock es la relativa a la unidad de compa­ ral difícilmente podemos disponer, pero la introducción del
ración (Barnes, 1 97 1 : 25-39 y 84-95). Murdock se atiene en factor población daría pesos relativos distintos a China y a
principio a las definiciones de cultura como conjunto de há� Tikopia, ejemplo de la comparación más extrema.

264

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La última cuestión que Barnes plantea es si las culturas

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archivado en las comparaciones y contrastaciones intercultu­
son delimitadas o « sin piel» . Se puede partir de dos supues­ rales. Quien se decida a hacerlo, ha de analizar por sí mismo
tos: o las culturas existen en la naturaleza como unidades "
los criterios para utilizar una determinada muestra, y et tipo
discretas y hay que identificarlas, o son construcciones ana­ de prueba estadística que. va a aplicar a las correlaciones ob­
líticas. Murdock hace la primera opción. Pero es el observa­ tenidas.
dor el que ve similitudes entre gente y las conceptualiza como
una cultura. Los participantes a su vez pueden conceptuali­

L
zarse como una o varias. E inversamente, gente con senti­ Segundas conclusiones: dominio y especialización
mientos de identidad pueden mostrar fuertes diferencias cul­
turales. ¿Cuántas y cómo han de ser las similitudes para cons­
de las teorías antropológicas

tituir una cultura? La tradición varía a veces de aldea en Los antropólogos pueden llegar a tener un número con­
aldea y de casa en casa. Si hubiera culturas definidas, bas­ siderable de difer.encias en relación con su propia disciplina.
..
taría con trazarlas sobre un mapa. Como no es posible, no Pueden diferir incluso en la forma de construir el concepto
podemos confiar en estar manejando unidades homogéneas y de «cultura». Pero en una cosa hay acuerdo : en que el pro­
equivalentes si antes no hemos definido los criterios para tra­ pósito más general de la antropología es describir la cultura
¡¡ zar los límites. d.e las sociedades humanas, y dar cuenta de las analogías

r
El problema es que la dificultad no está en Murdock, -notables- y de las diferencias. Las discrepancias reapare­
f sino en la mayor parte de la etnografía . Héritier, por ejemplo, cen a la hora de precisar los criterios para la descripción y a

1
ha estudiado por medio de una encuesta genealógica detallada la hora de representar las variaciones. Mi objetivo ha sido,
. '

las relaciones de parentesco, actuales y r-ecordadas, de los


. 1

específicamente, discutir la lógica de una investigación antro­


t\ habitantes de tres poblados sama, con excepción de los per­ pológica que pretenda explicar intersubjetivamente problemas

[
tenecientes a la casta de los herreros, que tienen comporta­ de la cultura humana.


'��
�1: mientos matrimoniales particulares. Podemos preguntarnos,
con razón, si estamos dispuestos a extender sus conclusiones
Una aproximación de este tipo no trata de excluir los
sesgos teóricos, sino domesticarlos. Hay teoría -teoría de la

1 sobre la endogamia y sobre la preferencia �o si se prefiere ciencia- al hablar de «intersubjetividad». Cuando se con­
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. '
posibilidad- de casarse con parientes próxim,0s o prohibi­ fiaba en que este desarrollo de nuestra cultura que es la cien­
dos. Pienso que de la misma manera que Goodenough ha cia nos permitiría llegar a un conocimiento seguro de las
subrayado que los trabajos de Murdock han impulsado la crí­ cosas se habría escrito «explicar objetivamente». Hay tam­
tica a los conceptos teóricos de la antropología, la crítica de bién aceptación de la carga teórica de la selección de 'Clatos
Barnes apunta a la necesidad de an�lizar con más detalle las que operan las distintas orientaciones teóricas. Obedecen, en
implicaciones de los distintos constructos a los que denomina­ último término, a supuestos sobre el tipo de conexiones que
mos «cultura». Pero, en la práctica, el que estas objeciones vinculan los distintos elementos de la organización y de la
paralicen o impulsen la comparación intercultural, depende­ representación de la vida humana, y estos supuestos no pue­
rá de la medida en que estemos dispuestos, como Lévi-Strauss, den ser sino hipótesis que deben de probar su fecundidad�
a conocer por cuartos o por mitades, como Popper a cons­ Hay, por último, asunción de la carga precientífica y teórica
truir nuestras teorías no sobre bases firmes, sino sobre terre­ que permea la descripción de datos etnográficos y su inter­
nos pantanosos. pretación. Por eso el objetivo es convertir la carga precien­
Lo que sí puede .concluirse es que no hay ningún consen­ tífica en carga científica, contrastable, y que este lenguaje
so en antropología, respecto al uso de material etnográfico Jeórico se vaya construyendo por medio de la formulación de

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teorías que permitan explicar más, predecir mejor y que se estudio del sistema samo, va a permitirnos ahora hacer algu­
puedan poner a prueba de manera cada vez más satisfactoria. nas consideraciones· sobre el dominio de las teorías antr()po­
Qué cosa sea «explicar más», «predecir mejor» y « soportar lógicas. El análisis teórico de Héritier ( 1 98 1a) se desarrolla
contrastaciones satisfactorias», depende, por supuesto, de la en tres etapas. En la primera se ocupa de las leyes generales
autoexigencia de la ciencia. La antropología de la que estoy que subyacen a la elaboración de las terminologías de paren­
hablando es, sin duda y sin reticencia alguna, un producto tesco. La segunda, del funcionamiento de las estructuras se­
de nuestra cultura. De ahí los dos capítulos que he dedicado micomplejas de alianza. La tercera, de las posibilidades de
en este libro al método científico. que su análisis, si se acepta, pueda extenderse a las estructu­

L Para qtJe la antropología se desarrolle desarrollando teo­


rías que puedan contrastarse, mejorarse y desecharse es nece­
sario que estas teorías se puedan poner a prueba. Por el tipo
ras complejas de alianza.
¿En qué medida podemos aceptar el análisis que hace
Héritier de las estructuras semi-complejas y su aplicación a las
de proposiciones que incluyen, la mayor parte de las teorías estructuras complejas? Vayamos por partes.
antropológicas son susceptibles de contrastación. Pero hay 1 ) Están en primer lugar las cuestiones de definición de la

podría decirse -trivialmente criticables, y es la vaga definición


un aspecto que las hace más difícilmente criticables, también sociedad y homogeneidad de la cultura samo que con ca­
rácter general plantea Barnes en su crítica a Murdock. Po­
de su dominio de aplicación. Con excésiva frecuencia se adu­ demos aceptar que la sociedad samo existe, o por lo menos
cen teorías qúe pa:recen proponerse para todas las sociedades ha existido, como unidad discreta, y que es culturalmente
humanas pero que, recordemos a De Vore sobre el hombre homogénea. Héritier había hecho trabajo de campo entre los
cazador, difícilmente podrán aplicarse a todas las culturas samo y entre los mossi antes de llevar a cabo la encuesta ge­
humanas de todo tiempo y lugar por mucho que se las acom­ nealógica en Dalo, Twaré y Gono, los tres pueblos que cons­
pañe de algunos «casos» que las corroboran. Porque los fac­ tituyen su marco de referencia. Podemos suponer que conocía
tores que se incluyen en una teoría antropológica explicativa el marco social global, y que si los samo no fueran cultural­
delimitan; si se lOs pféc:ísa; su campo de aplicación� Pueden mente homogéneos, habría hecho alguna advertencia sobre las

ciedades que obtienen dé la caza y de 1a recolección al me­


ser teorías sobre las sociedades estatales, o teorías sobre so­ características especiales del «aislado matrimonial» que estu­
dia intensivamente, del mismo modo que hace notar la espe­
nos un 85 % de su subsistencia o teorías sobre los sistemas cificidad cultural de la casta de los herreros.
de parentesco semicomplejos. También pueden ser, si se pre­ 2) Tenemos, pues, las conclusiones de Héritier sobre el
cisa explícitamente, teorías deterministas o más comúnmente funcionamiento del sistema de alianza omaha samo, como te­
probabilistas sobre todas las sociedades humanas. Pero eri níamos las conclusiones de Meillassoux ( 1 964) sobre la comu­
cada uno. de estos u;11ivei:ms las refutaciones han de ser toques nidad doméstica de los guru, y las de Turnbull ( 1 965), Altha­
de atención, no en esa coloquial y . antipática expresión «ex­ be ( 1 965), sobre los pigmeos mbuti y los pigmeos baka. No
cepciones que confirman la -regla». - ·- insistiré en las consideraciones que se pueden hacer sobre el

da por Héritier sobr·e fos samo del Alto Volta. La exhausti­


He examinado cori detenimiento:la investigación realiza­ estatuto de las conclusiones de Héritier. Si lo que se sostiene
-es que el sistema ornaba samo, con su abanico de prohibicio­
vidad de su encuesta geneal6g1ca le permitió poner a prueba nes, es compatible con el reanudamiento de alianzas con los
, conclusiones provisionales del trabajo de campo que formuló consanguíneos, con la existencia de intercambios directos y
como hipótesis en un trabajo que nos ha servido para discu­ con el establecimiento de ciclos de intercambio generalizado
tir algunos de los problemas de la contrastación etnográfica. (al menos entre sublinajes y para el matritponio primario
L'exercice de la pa.renté, la reflexión teórica que siguió a su furu), parecen claras. Como ya he señalado, estoy de acuer-

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do con Adams en que sin comprobar la proporción de parien� tesis más que para establecerla con rigor (o.e.: 1 18). Yo no

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tes entre los vecinos es difícil asegurar que la reiteración de voy a insistir en la necesidad de establecerla estudiando, por ,:¡
alianzas entre consanguíneos se deba a la preferencia por los medio de fuentes preexistentes o de investigaciones nuevas,

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parientes. Podría tratarse también de una preferencia política todos los sistemas semicomplejos conocidos o al menos una
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por la endogamia local . En este punto habría que diferenciar muestra de ellos que se considere adecuada.
la orientación teórica de la comprobación estadística . Desde 4) Por último, Héritier se plantea si la preferencia por

[
la perspectiva de la alianza, esta posible preferencia por los los consanguíneos se extiende a las sociedades puramente cog­
parientes resulta -y me resulta- extraordinariamente suges­ naticias. «Puesto que el matrimonio entre consanguíneos es '¡
tiva. Pero Leach, por ejemplo, y con él quienes hemos leído

estadísticamente inevitable -escribe-, la cuestión será sa­
con entusiasmo su análisis sobre las implicaciones estructu­ ber si se lo busca conscientemente, a qué nivel se sitúa, en

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rales del matrimonio asimétrico de los kachin de Birmania, qué proporción se realiza» ( 1 981a: 147). Recoge datos de t1
podría sentirse tentado por otra hipótesis que vinculara la Freeman sobre los iban de Borneo, de Hecht sobre los pu­
organización política tradicional de los samo y su ·endogamia .
.[
kapuka de las islas Cook de Polinesia, de Feinberg sobre
:
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Si hemos de ser rigurosos metodológicamente, cuando Anuta, un islote polinesio de las islas Salomón, de Tassin
se proponen dos hipótesis alternativas que pueden dar cuen­ sobre una familia islandesa semilegendaria y de Fox sobre
ta de un problema, sólo en el orden en que se ponen a prue­ los habitantes de las islas Tory. Del análisis de estos datos
ba las hipótesis podemos dejar mandar a nuestras prefe­ concluye: «De ·estos ejemplos parece desprenderse que las
rencias.
sociedades cognaticias tradicionales con prohibiciones matri­
3) Héritier ( 1 98 1a, 128 s.) se pregunta si el esquema
lineales practican sistemáticamente, por no decir preferen­
construido para los sama es general, y si más allá de la vo­

L
cialmente, el matrimonio por reanudamiento de las alianzas
luntad de endogamia local que se encuentra entre los samo
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en el seno de la consanguinidad, desde que dejan de ejercerse


(nota 30, p. 1 36), la endogamia entre consanguíneos desde
,-.,,

las prohibiciones, y por otra parte, simultáneamente, el


que acaba el alcance de las prohibiciones matrilineales, los
intercambio de hermanas y el redoblamiento de las alianzas

[
intercambios restringidos entre linajes y los circuitos entre
grupos no corresponderán a una estructura general de la alian­ por medio de consanguíneos del mismo sexo» (Héritier, -?:
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1

za. También entre los mkako del Camerún se expresa la re-


1
198la: 149).
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gla que Héritier considera fundamental para la comprensión No quiero insistir ·en que es necesario mostrar que este
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del sistema: prohibición del redoblamiento de la alianza para «bouclage» entre consanguíneos no es inevitable, aunque tra­
consanguíneos de distinto sexo. Hay otras informaciones in­ tándose de islas debería de hacerse. La cuestión que me gus­
1

teresantes sobre otros sistemas africanos del tipo omaha o taría subrayar para terminar es que las orientaciones teóricas
crow: en los minyanka de Mali, reglas prohibitivas acompa­ juegan también un papel en la delimitación hipotética del do­
minio de una teoría. Si se piensan esta endogamia y esta
ñadas de una tendencia a casarse con primos alejados que se
puede constatar; fuerte endogamia local entre los mafu del reiteración de los intercambios en términos de principios es­
Camerún; también en el Camerún, intercambio de hermanas tructurales universales de reciprocidad, es lógico pensar en
entre los mouktele. Se constata una estructura semicompleja su posible extensión a todas las sociedades tradicionales cog­
de alianza, con estas características y asociada a una nomen­ naticias. Si se piensa en términos de las funciones no estric­
clatura de tipo hawaiiano entre los tanebar-evau, una peque­ tamente reproductivas que pueden asumir las relaciones de
ña sociedad indonesia, situada en una isla del archipiélago parentesco, la lectura de estos ejemplos sugeriría una primera
de las Malucas. Héritier cita estos datos en apoyo de su hipó- hipótesis sobre la extensión de estructuras propias de los sis-

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temas semicomplejos de parentesco a estructuras cognaticias brá que diseñar y realizar nuevas investigaciones sobre el
¡I con parentelas. terreno. Nada distinto, ni más laborioso, ni económicamen­
1
Cualquiera que sea la orientación teórica desde la que se te más costoso sucede en el campo de la física, de la
formule, los límites del dominio de una hipótesis se proponen microelectrónica o de la ingeniería molecular, por recurrir
con carácter tentativo, aunque teóricamente fundado, y se como ejemplo a las ciencias que en este momento se con­
comprueban de forma empírica. Sucede lo mismo cuando lo sideran especialmente prometedoras. Y si nosotros, o las ins­
que se trata de ver es si una teoría formulada para un aspecto tituciones que subvencionan nuestro trabajo, nos resistimos o
de la cultura es capaz de dar cuenta de otro, por ejemplo si se resisten a utilizar el tiempo y/ o el dinero en investigacio­
la alianza puede explicar no sólo el reparto de mujeres, sino nes que permitan formular y contrastar hipótesis sobre pro­
también la distribución de bienes o si una teoría que se ha blemas de la cultura humana no culpemos «al carácter de los
propuesto para minorías étnicas puede aplicarse a otras situa­ hechos sociales», sino a las características de la sociedad y de
ciones de marginación social. Este tipo de desarrollo de una la cultura en cuyo ámbito estos estudios socioculturales se .
teoría a través de sucesivas aplicaciones o especializaciones desarrollan, no si.empre interesada en un conocimiento cien­
obliga a desarrollar los útiles teóricos y a diversificar los ám­ tífico de los fenómenos sociales.
bitos de contrástación. Se ha dicho con frecuencia . que no es posible un estudio
Nada parece oponerse a que la vinculación entre las teo­ científico de la sociedad pnrque el conocimiento de las pre­
rías y los datos se establezca en antropología de una manera dicciones modifica la conducta, y en consecuencia, a fas pre­
semejante a como se establece en otras disciplinas. Las hipó­ dicciones las refuta. Deberíamos de preguntarnos si no es la
tesis se formulan para dar cuenta de problemas. Éstos pueden conciencia de que cuando se conocen las predicciones se mo­
· surgir en la práctica, por ejemplo, porque se proyecta el tras- difica la conducta, lo que convierte en estimulante el estudio
lado de una población chabolista, o ser intrateóricos. Así, la científico de la cultura y de la sociedad. Y no se entienda
.convicción de Lévi-Strauss, compartida por Héritier, de que esto como un canto final idealista sobre una verdad que nos
el estudio de los sistemas de parentesco de tipo crow y omaha hará libres, sino como el convencimiento de que sólo podre­
. facilitaría el acceso al papel que juega el parentesco en los mos construir o modificar una determinada cultura si somos
.sistemas complejos, tema vinculado al de la discusión · de los capaces de predecir en qué medida las instituciones se im­
orígenes de la sumisión femenina, que fue una de las razones plican o son incompatibles por medio de conjeturas que po­
del eco de las teorías de Meillassoux, y que puede estar lleno damos criticar, rechazar o mejorar.
de consecuencias prácticas.
Para explicar los problemas, se formulan hipótesis te6:­
ricas. Las hipótesis las pueden sugerir ciertos datos, por ejem�
plo la atomización de las familias extensas ·en los .gitanos mil�
drileños que iban a vivir a pisos, la utilización de acusaciones
de brujería para cancelar la unidad de fos linajes patrilinea�

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les lugbara o matrilineales cewa, o la constatación de un ín�
dice sorprendente de endogamia en los poblados de la sacie� .
dad de tipo omaha samo. Si con los datos disponibles -tanto
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si proceden del propio trabajo de campo como de investigá: •


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dones de otros etnógrafos- es posible poner a prueba estas
hipótesis, tanto mejor. Si la contrastación no es posible, ha-'

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Introducción 9

l
CONSIDERACIONES PRELIMINARES: DE LA
CERTEZA A LA CONJETURA
{


Los métodos científicos . 17
Certezas 21
Conjeturas . 28
Sociología y metodología de la ciencia 38
A modo de conclusión provisional . 46

¡
TEORlAS Y CONCEPTOS TEÓRICOS
EN ANTROPOLOGlA

¡
La práctica inductivista en antropología . 53
Modelos heurísticos y modelos teóricos 64
Explicaciones deterministas y probabilísticas . .
·.

76

l
Tipos de explicaciones . 76
Leyes universales y probabilísticas, leyes
empmcas y teóricas . 79
Explicaciones probabilísticas en antropología 84

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. .

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Introducción 9

CONSIDERACIONES PRELIMINARES: DE LA
CERTEZA A LA CONJETURA

Los métodos científicos . 17


Certezas 21
Conjeturas . 28
Sociología y metodología de la ciencia 38
A modo de conclusión provisional . 46

TEORfAS Y CONCEPTOS TEÓRICOS


EN ANTROPOLOG1A

La práctica inductivista en antropología . 53


Modelos heurísticos y modelos teóricos . 64
Explicaciones deterministas y probabilísticas . 76
Tipos de explicaciones . 76
Leyes universales y probabilísticas, leyes
empíricas y teóricas . 79
Explicaciones probabilísticas en antropologia 84

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294

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