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Teoria General de Los Contratos - German Orozco Gadea - Nicaragua
Teoria General de Los Contratos - German Orozco Gadea - Nicaragua
1
3.3.2.1.- Clasificación
3.3.3- La violencia y la intimidación
3.4.- Los vicios de la declaración de la voluntad
3.4.1.-La reserva mental
3.4.2.-Declaración en broma
3.4.3.- La simulación
3.4.3.1.- Requisitos del acto simulado
A.- Acuerdo simulatorio
B.- Intención de engañar
C.- Declaración divergente con la voluntad
3.4.3.2.- Simulaciones absoluta y relativa
3.4.3.3.- La acción de simulación
4.-El objeto del contrato
a) Identificación del objeto con el fin del contrato
b) El objeto es la cosa sobre la que versa el contrato
c) El objeto como prestación
d) El objeto es la materia del negocio
5.- La causa del contrato
5.1.- Concepción anticausalista
5.2.- Tesis neocausalistas
5.2.1.- Concepción objetiva
5.2.2.- Concepción subjetiva
5.2.3.- Concepción ecléctica
5.3.- La causa en el Código civil nicaragüense
6.- La forma en el contrato
6.1.- Formalidades ad substantiam o ad solemnitaten y ad
probationem
6.2.- La forma en el Código civil nicaragüense
7.- Requisitos accidentales: condición, término y modo
2
Unidad IV: La formación del contrato.
1.- Formación del contrato: los tratos preliminares
2.- La responsabilidad precontractual o in contrahendo
3.- La oferta, la contraoferta y la aceptación
3.1.- Vigencia de la oferta
3.2.- Extinción de la oferta
4.- El precontrato o contrato preliminar
4.1.- Requisitos del precontrato
4.2.- Efectos: la sustitución judicial de la voluntad rebelde al
cumplimiento
5.- El contrato de opción
5.1.- Elementos del contrato de opción
3
TEORÍA GENERAL DE LOS CONTRATOS.
4
en este período medieval se arriba una concepción genérica de Contrato, como
acuerdo de voluntades, es decir, en el sentido de numerus apertus y no cómo
éste o aquél Contrato, como se estilaba en el Derecho romano. Esto obedece a
múltiples factores como: a) la irrupción del Derecho canónico con sus
preceptos morales y cristianos que condenan la mentira y exigen la veracidad y
buena fe en la conducta de los hombres; b) El desarrollo del tráfico mercantil
desbordó las someras, reducidas y rígidas formas contractuales y fue necesario
expandir el concepto de Contrato para que pudiera abarcar las nuevas figuras;
c) La escuela de Derecho natural racionalista y las ideas de la ilustración y el
iluminismo que proclama que la fuente de las obligaciones asumidas por
Contrato es la voluntad humana: que lo que ley natural reconoce y a lo que da
validez es a la concurrencia de consentimientos expresados en forma legal;
así, todo acuerdo que reúna tales requisitos, es un contrato válido y su
cumplimiento puede ser exigido antes los tribunales.
5
‘Es un hecho obligatorio ilícito, el delito y el cuasidelito”.
Sin embargo, nuestro cuerpo codicial regula el contrato en Tomo II, Libro
Tercero: “De las obligaciones y contratos”, Título VII: “De los contratos” arts.
2435-2505 C.
1
M. ALBALADEJO, Derecho civil, t. II: “Derecho de obligaciones”, 11ª edic., puesta al día
con la colaboración de F. REGLERO, Bosch, Barcelona, 2002, pp. 364-365.
2
J. J. GUZMÁN GARCÍA y J. J. HERRERA ESPINOZA, Contratos civiles y mercantiles,
Helios, Managua, 2006, pp. 33-36.
6
la voluntad humana como por ejemplo, la muerte natural, un huracán, etc) y los
hechos jurídicos humanos, que dependen de la voluntad consciente de un
sujeto de derecho. Estos últimos, los hechos jurídicos humanos o voluntarios
se conocen también como actos jurídicos y se dividen en actos jurídicos en
sentido estricto y negocios jurídicos. En los actos jurídicos en sentido
estricto sus efectos jurídicos se atribuyen esencialmente ex lege (por la ley),
con independencia de que el agente los quiera o no; por ejemplo, si se causa
daño a otra persona interviniendo culpa o negligencia, hay que repararlo (art.
2509 C) o cuando se cita a unos testigos o a un perito para rindan una
declaración o dictamen en un juicio. En cambio, en los negocios jurídicos, sus
efectos jurídicos se producen primordialmente ex voluntate, es decir, por
voluntad del sujeto (s), por ejemplo, si alguien decide donar una propiedad y el
donatario la acepta, los efectos de este acto jurídico se producen porque así lo
quisieron los contratantes o si el testador instituye como heredero a fulano de
tal, éste será llamado a la sucesión. En resumidas cuentas, como señala el
profesor ALBALADEJO, en el primer caso hay efecto por se hizo el acto, en el
segundo hay efecto porque se quiso el acto 3. Los negocios jurídicos pueden ser
unilaterales si interviene solo la voluntad de un sujeto, como en el testamento
o bilaterales si intervienen dos voluntades, como en el caso de los contratos
(aunque pueden concurrir tres o más voluntades como en el caso de los
contratos plurilaterales como el contrato de sociedad).
3
M. ALBALADEJO, Derecho civil, t. I: “Introducción y parte general”, 15ª edic., Bosch,
Barcelona, 2002, p. 559.
7
intercambios de bienes y servicios; el tejido conectivo de la vida de los negocios; el
medio práctico de actuar las más variadas finalidades; el artificio indispensable
para satisfacer las necesidades económicas o de la empresa, comprendiendo un
complejo de intereses contrapuestos o al menos no coincidentes y sirviendo en
definitiva –el contrato: no cada contrato individual– a los intereses comunes. Es sin
duda, el último reducto de defensa del individuo, y cualquier régimen político que
respete al individuo tendrá que respetarlo, en la media en que ayuda al desarrollo
de la individualidad”4.
4
J. L. LACRUZ BERDEJO y otros, Elementos de Derecho civil, t. II: “Derecho de
obligaciones”, vol. I: “Parte general, Teoría general del contrato, 3ª edic., revisada y puesta al
día por F. RIVERO HERNÁNDEZ, Dykinson, Madrid, 2003, p. 338.
5
Citado por J. L. LACRUZ BERDEJO y otros, Elementos de Derecho civil, t. I: “Parte
general”, Vol. III: “Derecho subjetivo. Negocio Jurídico”, 2ª edic., revisada y puesta al día por J.
DELGADO ECHEVERRÍA, Dykinson, Madrid, 2000, pp. 125-126.
8
libertad de llevar a cabo negocios jurídicos; b) en la libertad de actuar el sujeto
del negocio por medio de representante; c) en la libertad de determinar el
contenido negocial; d) en libertad de modalizar sus efectos; e) en la libertad de
concluir negocios no correspondientes con los tipos legales y f) en la libertad de
forma6.
9
“dictados” o más técnicamente, los contratos de adhesión, los contratos entre
personas distantes o los contratos laborales en serie, en los que menos que un
convenio de voluntades, existe una imposición de una parte sobre la otra, de tal
manera que el contrato se vuelve mecánico.
10
la duración del mismo. De tal manera que es posible celebrarlos o no,
pero, en caso de hacerlo, los derechos y obligaciones de las partes
serán los que la ley establezca de forma imperativa, por ejemplo el
art. 2820 C limita el contrato de arrendamiento a un máximo de 10
daños; las leyes laborales establecen un salario mínimo.
9
M. ALBALADEJO, Derecho civil, t. II: “Derecho de...”, op. cit, nota 1, p.,12
10
I. ESCOBAR FORNOS, Derecho de obligaciones, editorial Manolo Morales, Managua,
1987, p. 18 y 19..
11
a) Los derechos reales corresponden a numerus clausus señalados
por la ley: La propiedad (con sus componentes de dominio y posesión),
usufructo, uso, habitación, servidumbre, hipoteca, derecho legal de retención y
la anticresis (art. 3936.2 C). En cambio los derechos de crédito no tienen
límites, las partes puede crear cualquier tipo de relaciones dentro de la
legalidad)11.
11
No obstante hay que aclarar que la situación es polémica, para cierta corriente
doctrinal los derechos reales debe considerarse como numerus apertus, los partidarios de esta
doctrina se apoya en la parte in fine del art. 3936.2 C, que luego de enumerar los derechos
reales deja abierta la posibilidad de que hayan otros con la frase: “… y demás derechos reales
sobre inmuebles”. La Ley 698, Ley General de Registro Públicos, parece plegarse a esta
posición en el art. 73: Títulos Objeto de Inscripción. En el Registro de la Propiedad Inmueble se
inscribirán, anotarán o cancelarán: 1. Los actos y contratos traslativos, constitutivos,
modificativos, extintivos y declarativos relativos al dominio así como el usufructo, uso,
habitación, servidumbres, promesas de venta, anticresis, derecho de superficie, propiedad
horizontal, multipropiedad y conjuntos inmobiliarios, así como cualquier acto o contrato de
trascendencia real que sin tener nombre propio en derecho modifique en el instante o en el
futuro algunas de las facultades del dominio sobre bienes inmuebles o inherentes a derechos
reales”.
12
f) En caso de colisión, en los derechos reales, prevalece el más
antiguo conforme a la regla prior tempore, potior iure, mientras que en los
derechos de crédito en principio la antigüedad no es razón de preferencia.
13
consumidores y protegerlos de abusos que cometan los empresarios ha sido
necesaria la intervención del Estado para tratar de equilibrar <<la balanza>> y
proteger al sector más débil de esta relación; el mecanismo seleccionado lo
encontramos en la Ley 182, “Ley de defensa de los consumidores” (LDC).
Entre las características más destacadas de esta norma señalamos las
siguientes:
“Son actos jurídicos regulados por esta Ley, los realizados por dos
partes que intervienen en una transacción en su carácter de proveedor y
consumidor, el objeto recaerá sobre cualquier clase de bienes o servicios
públicos o privados.
14
c) La cuestión de la interpretación. En caso de duda en cuanto a la
interpretación de los contratos, se deberá efectuar del modo más favorable al
consumidor (art. 23 LDC). La lógica de este razonamiento es que si el contrato
normalmente es redactado por el empresario, se va a presumir su mala fe en la
confección de cláusulas oscuras que se prestan a una doble interpretación y
por esta razón se le sanciona con interpretarlo en contra de sus intereses. Esto
no es más que una confirmación de la regla del “In dubio contra stipulatorem”
contenida en el art. 2503 C.
Artículo 24 que señala: “No producen ningún efecto las cláusulas de un contrato
cuando en ellas se establezca alguna de las siguientes circunstancias:
‘a) Modificación unilateral del contrato o la rescisión del mismo por parte
del proveedor, en perjuicio del consumidor;
‘b) Exoneración del proveedor de su responsabilidad civil; salvo que el
consumidor caiga en incumplimiento del contrato;
‘c) Fijación de término de prescripción inferiores a los establecidos en el
Código Civil;
‘d) Limitar u obstaculizar el derecho de acción del consumidor contra el
proveedor, o invertir la carga de la prueba en perjuicio del consumidor;
‘e) Imposición obligatoria del arbitraje;
‘f) Renuncia de los derechos del consumidor contenidos en la presente
Ley”.
15
11.1.- El contrato reglamentado.
En esta clase de contratos no existe la libertad de las partes para fijar las
cláusulas del mismo, sino que es el legislador quien fija imperativamente
algunas de sus cláusulas; un área habitual donde se manifiesta esta figura
convencional la encontramos en el derecho administrativo, por ejemplo, en los
contratos de obras públicas sus condiciones suelen estar reglamentadas de
antemano. Otro típico ejemplo lo encontramos en los contratos de trabajo
donde el legislador ya reglamenta de antemano aspectos como salario mínimo,
vacaciones, aguinaldo, etc13.
13
J. L. LACRUZ BERDEJO y otros, Elementos de Derecho civil, t. II: “Derecho de...”, op.
cit, nota 4, p. 339.
14
J. L. LACRUZ BERDEJO y otros: op. ult. cit, p. 339.
16
11.2.- La predisposición de las cláusulas contractuales. Los
llamados contratos de adhesión.
Hay que destacar que estos contratos de adhesión cumplen con una
importante función, pues debido a las exigencias de la vida moderna como la
necesidad de la celeridad en la contratación y evitar negociaciones ociosas; es
decir, la justificación de esta forma de contratación resulta de la evolución de
los condicionamientos socio económicos actuales, en el sentido de que, por
ejemplo, un empleador no tiene ni el tiempo ni la posibilidad de discutir
individualmente cada uno de los convenios, de tal manera que esta figura
contractual tiene una función muy práctica; pero, como contrapartida, el peligro
que encierra esta forma moderna de contratación es evidente: la parte que
impone a la otra las cláusulas puede injustamente sacar provecho de tal
privilegio e imponer lo que la doctrina denomina “cláusulas abusivas”. Por otra
parte, es usual que estos contratos de adhesión sean consignados en letra
pequeña y con un estilo de redacción tan técnico que sólo puedan ser
comprendidos por especialistas en la materia. Precisamente para evitar estas
situaciones injustas se han promulgado leyes como la defensa del consumidor
como se ha explicado.
15
J. L. LACRUZ BERDEJO y otros: op. ult. cit, p. 340.
17
Fue RAIMUNDO SALEILLES, en su monografía sobre Declaración de la
voluntad, publicada en 1901, el primero que acuñó la expresión <<contratos de
adhesión>> para referirse a esta clase de contratos en donde la oferta no es
una mera invitación para empezar a discutir las cláusulas del contrato, sino
simplemente un dilema cerrado, en virtud del cual no resta a la contraparte sino
aceptar o abstenerse de celebrar el contrato 16.
16
A. DE COSSÍO Y CORRAL, Instituciones de Derecho civil, t. I: “Parte general.
Obligaciones y contratos”, revisado y puesto al día por M. DE COSSÍO Y MARTÍNEZ y J. L.
ALONSO, Civitas, Madrid, 1988, p. 369.
17
Diccionario Jurídico Espasa, Espasa Calpe SA, Madrid, 2007, p.372.
18
convenidos son denominados “contratos tipos” o “contratos de adhesión”. Y la
facultad de una de las partes de imponer a la otra las cláusulas del contrato es
denominada por la doctrina como “Condiciones generales de la contratación”.
Son contratos tipos porque ya están configurados en formatos preestablecidos
y son de adhesión porque el usuario, cliente o consumidor no puede modificar
las condiciones del contratos y solo tiene la opción de adherirse o no; ejemplos
de estos formatos jurídicos contractuales se expresan en áreas como la
bancaria, en los seguros, prestación de servicios básicos (agua, luz, teléfono).
18
J. L. LACRUZ BERDEJO y otros, Elementos de Derecho civil, t. II: “Derecho de...”, op.
cit, nota 4, p. 341.
19
A pesar que este tipo de contratos transitan de forma habitual en nuestra
realidad jurídica, aún no contenemos una normativa que los regule y eso
constituye en serio vacío jurídico en el ordenamiento jurídico nacional; el
Código civil italiano establece que las condiciones predispuestas por uno de los
contratantes son eficaces frente a otro si al momento de la conclusión del
contrato éste las conocía o habría debido conocerlas si hubiese sido
normalmente diligente (art. 1341 del Código civil italiano).
20
partes, sea o no autora material de la misma, y que han sido redactadas con la
finalidad de ser incorporadas a una pluralidad de contratos.
A prima facie se puede entender que esta ley regula aquellos contratos
cuyo contenido es implantado por una de las partes a la otra en el sentido de
que no cabe discutir con el empresario las condiciones del contratos que
vienen predispuestas; esa era ratio del la Ley de Defensa de los consumidores
española (LDC), cuestión que resultaba vulnerable, pues se podía escapar del
ámbito de la ley en aquellos casos y condiciones en que pesar de tener el
contrato mérito para ser regulado por la LDC, se eludía la norma porque existía
alguna o algunas cláusulas que habían sido objeto de mínima o aislada
discusión. Entonces, precisamente para solventar tal situación el art. 1.2 de la
Ley 7/1998 dice: “El hecho de que ciertos elementos de una cláusula o que una
o varias cláusulas aisladas se hayan negociado individualmente no excluirá la
aplicación de esta Ley al resto del contrato si la apreciación global lleva a la
conclusión de que se trata de un contrato de adhesión”.
21
1.2.- (inciso citado en el párrafo antepasado). Del precepto citado se entiende
que una c.g.c ha de reunir estos caracteres: contractualidad, predisposición,
imposición unilateral y uniformidad 19. El ámbito subjetivo es establecido por el
art. 2 de la referida norma que establece que la Ley se aplicará a los contratos
que contengan c.g.c celebrados entre un profesional (predisponente) y
cualquier persona física o jurídica (adherente). A los efectos de esta Ley se
entiende por profesional a toda persona física o jurídica que actúen dentro del
marco de su actividad profesional o empresarial, sea pública o privada. El
adherente podrá ser también un profesional, sin necesidad que actúe dentro
del marco de su actividad.
19
L. DÍEZ-PICAZO y A. GULLÓN, Sistema de Derecho civil, vol. II: “El contrato en general.
La relación obligatoria. Contratos en especial. Cuasicontratos. Enriquecimiento sin causa.
Responsabilidad extracontractual”, 2ª reimpresión de la 9ª edic., Tecnos, Madrid, 2002, p. 75.
22
las c.g.c. son consideradas como verdaderas normas jurídicas de obligatorio
cumplimiento para las partes (empresarios y clientes o consumidores). En estas
situaciones su naturaleza se equipara al Derecho objetivo. Pero más apropiado
sería considerar a las c.g.c. como una especie de “cláusulas derivadas” de una
verdadera norma objetiva constituida por la Ley o reglamento que impone las
pautas a seguir en estos contratos de adhesión20.
20
R. URÍA; A. MENÉNEZ y M. VÉRGEZ, “Especialidades de la Contratación mercantil, en lo
obra colectiva Curso de Derecho mercantil, t. II, Civitas, Madrid, España, 2001, pp. 54 y ss.
21
Ibídem, p. 55.
22
M. A. DEL ARCO TÓRREZ y M. A. DEL ARCO BLANCO (Coordinadores) y otros:
Diccionario..., op. cit., nota 11, p. 92.
23
la LDC no las define concretamente como cláusulas abusivas se deducen que
tienen tal carácter las descritas en el art. 24 de la LDC anteriormente citadas.
24
expresamente determinados); es decir, “sirven de como presupuestos
necesarios para la conformación, nacimiento y validez del contrato” 23.
Son naturales aquellos elementos que por considerarse que son los más
conformes con los intereses de las partes, la ley inserta en el contrato en
ausencia de pactos entre los contratantes, por ejemplo el saneamiento por
evicción en la compraventa (2599 y 2601 C).
Son accidentales los elementos que por voluntad de las partes pueden
acompañar a un determinado contrato como la condición, término o modo y
que modifican el contenido o los efectos del negocio.
3.- El consentimiento.
23
J. J. GUZMÁN GARCÍA y J. J. HERRERA GARCÍA, Contratos..., op. cit., nota 2, p. 37.
24
M. A. DEL ARCO TÓRREZ y M. A. DEL ARCO BLANCO (Coordinadores) y otros:
Diccionario jurídico básico, Comares, Granada, España, 2004, p. 120.
25
M. ALBALADEJO, Derecho civil, t. I: “Derecho de...”, op. cit, nota 3, pp. 677-678.
25
Hemos visto que el consentimiento es la conformidad de la voluntad
entre los contratantes, es decir, entre la oferta y la aceptación. Esta voluntad se
expresa a través de declaraciones que tienen que concordar, en caso contrario,
no hay acuerdo o contrato. Para expresar el consentimiento es necesario tener
la capacidad legal necesaria para contratar (art. 2471 C) 26.
26
Art. 2471 C: “Para que el consentimiento sea válido se necesita que el que lo
manifiesta sea legalmente capaz”. Art. 2472 C: “Toda persona es legalmente capaz. Son
incapaces en conformidad a los artículos 7 y 8 de este Código, absolutamente, los dementes, los
impúberes y los sordomudos que no pueden darse a o entender por escrito o de otro modo claro
o indubitable”.
27
Art. 6 C: “Las personas de existencia visible son capaces de adquirir derechos
contraer obligaciones. Le son permitidos todo los actos y todos los derechos que no les fueren
expresamente prohibidos, independiente de su capacidad política”.
26
es decir, nos referimos a ciertos requisitos de edad y capacidad de
razonamiento que el Código civil exige para considerar a una persona investida
con la capacidad de ejercicio. En este sentido, nuestra legislación considera a
una persona capaz de obrar a todo aquel que ha cumplido veintiún años de
edad28. De forma particular, nuestra legislación equipara a las personas que
han cumplido dieciocho años como si fueran mayores de edad, es decir, como
si tuviesen veintiún años o más, cuando han sido emancipados. La
emancipación puede darse por subsiguiente matrimonio o por autorización de
sus padres mediante una escritura pública realizada por un notario e inscrita en
el Registro del Estado Civil de las Personas 29. También se puede adquirir la
mayoría de edad por medio de un juicio a solicitud del interesado que concluye
con sentencia del Juez declarando al demandante mayor de edad (art. 280 al
282 C).
De todo lo anterior, podemos decir que para ser acreedor basta tener la
capacidad jurídica, pero para poder ejercitar el crédito, es necesario la
capacidad de obrar; de igual forma, para ser deudor basta la capacidad
jurídica, pero para efectuar el pago o cualquier otra forma de extinción de la
obligación, se necesita la capacidad de obrar.
28
Art. 278 C: “La época de la mayor edad se fija sin distinción de sexo en los veintiún
años cumplidos. El mayor de edad puede disponer libremente de su persona y bienes.
29
Art. 271 C: “El menor puede emanciparse: 1º Por medio de matrimonio. 2º Por
autorización del padre, o de la madre en su defecto. Art. 272 C: “La emancipación por el
matrimonio producirá únicamente todos sus efectos legales, cuando el varón o la mujer tengan
diez y ocho años”. Art. 274 C: La emancipación en el art. 271, número 2º, solamente puede
verificarse con la aceptación del menor y después que éste haya cumplido diez y ocho años. El
acto de la emancipación debe hacerse por escritura pública y no producirá efecto antes de la
inscripción en el Registro del Estado Civil”.
27
3.2.- Formas de manifestar la voluntad contractual.
28
circunstancias, adquiera la significación de una genuina declaración de
voluntad, como por ejemplo, cuando las partes así lo hayan acordado o se
deduzca de acuerdo a la costumbre o usos.
30
Citadas por M. ALBALADEJO, Derecho civil, t. I: “Derecho de...”, op. cit, nota 3, pp. 594.
31
Art. 3308 C: “Las personas que por su profesión u oficio se encargan de negocios
ajenos, están obligadas a declarar lo más pronto posible, si aceptan o no el encargo que una
persona ausente les hace; y transcurrido un término razonable, su silencio se mirará como
aceptación”.
29
violenta porque la persona que contrata carece de libertad o de consciencia
para emitir correctamente su voluntad. La doctrina denomina a estos eventos
como vicios del consentimiento y los clasifica en: el dolo, el error, la violencia y
la intimidación. En estos casos, a la víctima que ve viciada su voluntad no se le
puede exigir el cumplimiento de las obligaciones derivadas del contrato ni la
indemnización por daños y perjuicios que la inejecución ocasiona, más bien
tiene derecho a que se le indemnice por toda clase de menoscabos que haya
soportado.
3.3.1.- El dolo.
30
El primero daría lugar a una probable la impugnación del contrato y el segundo
a una obligación de reparar el daño causado.
31
nulidad del contrato si es empleado por el otro contratante y aparece claramente
que sin él no hubiere habido contrato”35.
3.3.2.- El error.
32
negocio. El error rompe la unidad del mutuo consentimiento por no
corresponder lo que quieren con error con lo querrían sin él. Hay una
discrepancia entre la declaración y la voluntad 37.
Para que el error tenga eficacia invalidante del negoció jurídico (contrato)
no ha de ser imputable al que lo alega, es decir, no merece la protección
jurídica, si el que sufre el error pudo haberlo evitado empleando una diligencia
normal, podríamos entender contenido este presupuesto del error inexcusable
en el adagio romano: Nemo auditur propriam turpitudinem allegans (No se oye
a quien alega su propia torpeza), por ejemplo, no podría alegar error el que por
comprar una vaca compró un caballo.
3.3.2.1.- Clasificación.
33
“No cabe duda que el error de Derecho no tiene que ver con la cuestión
de la obligatoriedad del cumplimiento de la ley, pues una cosa es que la
ignorancia o errónea noticia de ésta no excuse de incumplirla…, y otra que por
ignorarla o interpretarla erróneamente se emita una declaración… que, habiendo
conocido o interpretado bien aquella [la ley], no se hubiese emitido. Tal
compatibilidad del error de Derecho con que la ignorancia de la ley no excuse de
cumplirla, está recocida expresamente en el nuevo art. 6, núm. 1, de C.c.,
[Código civil español]38… Por ejemplo, no porque se ignore que la ley ordena el
pago de un impuesto, es posible excusarse de pagarlo, incumpliendo así aquella.
Mas, cosa diferente es que si se dona una cosa creyendo que el donatario
adquiere solo el derecho a usarla temporalmente, y después se llega a saber que
la donación lo convierte en dueño, se puede impugnar tal donación, porque
realmente no se quiso donar, solo dar en comodato”39.
34
superado y se le atribuye un sentido amplio que traspasa la materia, substancia
y esencia de la cosa, y se adentra a aquellos atributos, cualidades o caracteres
de la cosa que son conexos a la misma, por ejemplo, un terreno en su
sustancia no varía porque la ley permita o no edificar en él, pero su
inedificabilidad puede provocar un error in substantacia, sí, equivocadamente,
el comprador lo cree edificable42.
35
inspira a uno de los contratantes el temor racional y fundado de sufrir un mal
inminente y grave en su persona o bienes...”.
36
internamente) comprar una joya por creerla –erróneamente– de oro y declaro
comprarla: el error alcanza la voluntad interna y declaración de la voluntad. En
cambio, bajo este acápite haremos referencia a ciertos vicios que sólo afectan
a esa declaración de la voluntad, es decir, a la externación o emisión de la
voluntad sin conculcar la voluntad interna. La doctrina distingue como vicios de
la declaración de la voluntad a la reserva mental, la declaración en broma y
la simulación; en todos ellos, el que emite su voluntad de forma consciente y
deliberada declara algo que realmente no quiere.
45
Art. 2480 C: “Los contratos obligan tanto a lo que se exprese en ellos, como a las
consecuencias que la equidad, el uso o la ley hacen nacer de la obligación, según la naturaleza
de ésta”.
46
M. ALBALADEJO, Derecho civil, t. I: “Derecho de...”, op. cit, nota 3, p. 653.
37
En este supuesto el declarante también emite su voluntad sin ánimo de
obligarse, pero sin la intención de verdaderamente engañar, sino por broma
(jocandi causa), para que su declaración no sea tomada en serio o a lo sumo,
para que siendo tomada en serio en un primer momento, el destinatario se
percate de la broma antes de que se sigan con las consecuencias del error. La
consecuencia es la nulidad de la declaración no emitida seriamente. El jurista
DÍEZ-PICAZO cita el ejemplo del amigo que ofrece a otro venderle una propiedad
por un precio ridículo el día de los inocentes 47.
3.4.3.- La simulación.
47
L. DÍEZ-PICAZO, Fundamentos de Derecho civil patrimonial, vol. I: “Introducción. Teoría
del contrato”, 5ª edic., Civitas, Madrid, 1996, p. 76.
48
M. ALBALADEJO, Derecho civil, t. I: “Derecho de...”, op. cit, nota 3, p. 655.
38
implica el concierto de voluntades de los contratantes…, para engañar a un
tercero mediante una apariencia de realidad” 49.
39
un acto que aparente disminuir nuestro patrimonio; o se puede querer engañar
por jactancia, para dar la impresión de tener riqueza o por modestia se le dona
un bien a una persona necesitada y para ello se utiliza el nombre de otra; en
estos casos no existe un fin lícito en el engaño. En cambio, si existiría si se
simula un acto para defraudar a los acreedores o para evitar el pago de
impuestos53. El art. 2223 C señala que no se podrá anular el contrato simulado
si éste no afecta los intereses de un tercero y no violenta una ley.
53
M. ALBALADEJO, Derecho civil, t. I: “Derecho de...”, op. cit, nota 3, p. 658.
54
I. ESCOBAR FORNOS, Derecho de…, op. cit., nota 10, p. 309.
40
cuando se emplea para dar a un acto jurídico una apariencia que oculta su
verdadero carácter”.
Resulta lógico que un acto simulado puede ser atacado en los tribunales
por las personas interesadas y por los contratantes que la hicieron y sus
herederos; el fundamento de la acción de simulación se encuentra en la
necesidad de que se compruebe la realidad jurídica oculta bajo la apariencia de
la simulación y los efectos dañosos que ocasione; pero hay que aclarar que
sobre la acción de simulación es preciso distinguir si es lícita e ilícita, con
respecto a esta última, hay que remarcar que los que hubieran simulado un acto
con el fin de violar la leyes o perjudicar a un tercero, no pueden ejercer acción
alguna, el uno contra el otro sobre la simulación (art. 2224 C). A esta regla
general (de imposibilidad de ejercer la acción de simulación cuando es ilícita) se
contrapone la excepción contenida en el art. 2225 C en el sentido de que cuando
exista un contradocumento, sea lícita o no la simulación, los jueces podrán
conocer sobre él siempre que el contradocumento no contraviniere las leyes o
causare un daño a tercero56. Nuestra Corte Suprema de Justicia sostiene que el
55
J. L. LACRUZ BERDEJO y otros, Elementos de Derecho civil, t. II: “Derecho de...”, op.
cit, nota 4, p. 396.
56
Art. 2225 C: “Si hubiere sobre la simulación un contradocumento firmado por alguna de
las partes, para dejar sin efecto el acto simulado, cuando éste hubiera sido ilícito o cuando fuere
lícito, explicando o restringiendo el acto precedente, los jueces pueden conocer sobre él y sobre
la simulación, si el contradocumento no contuviere algo contra la prohibición de las leyes, o
contra los derechos de un tercero”.
41
art. 2224 C debe ser interpretado de consuno con el art. 2225 de manera que si
existe un contradocumento y éste no tiene nada de ilícito ni perjudica los
derechos de terceros, puede admitirse la acción de simulación aun cuando el
acto simulado haya sido ilícito57. En caso de ser lícita la simulación, se puede
ejercer la respectiva acción conforme los arts. 2222, 2223 y 2225 C. La acción
cabe tanto si la simulación es absoluta o relativa58.
42
sean contrarios a las leyes o buenas costumbres”. El objeto debe ser posible,
lícito y determinado (arts. 2474-2478 C)60.
60
Art. 2474 C: “No podrán ser objeto de contrato las cosas o servicios imposibles”. Art.
2475 C: “El objeto de todo contrato debe ser una cosa determinada en cuanto a su especie. La
indeterminación en la cantidad no será obstáculo para la existencia del contrato, siempre que sea
posible determinarla sin necesidad de nuevo convenio entre los contratantes”. Art. 2476 C: “Es
nulo el contrato cuyo objeto no sea física y legalmente posible”. Art. 2477 C: “En los contratos
sólo se considera como físicamente imposible lo que lo sea con relación absoluta al objeto del
contrato, pero no a la persona que se obliga. Art. 2478 C: “Tampoco pueden ser objeto de
contrato las cosas o actos que no se puedan reducir a un valor exigible, ni los actos contrarios a
la moral pública o a las obligaciones impuestas por la ley.
43
Pero téngase presente que el objeto de la obligación es la prestación, por eso
se le fustiga a esta doctrina de confundir el objeto del contrato con el objeto de
la obligación y de aceptar esto existiría uno solo objeto – una realidad– para
dos fenómenos jurídicos diferentes, lo cual desde todo punto de vista
constituye un imposible61.
61
J. J. GUZMÁN GARCÍA y J. J. HERRERA GARCÍA, Contratos..., op. cit., nota 2, p. 69.
62
M. ALBALADEJO, Derecho civil, t. I: “Derecho de...”, op. cit, nota 3, p. 674.
63
F. DE CASTRO Y BRAVO, El negocio jurídico, Civitas, Madrid, 1985, p. 192.
64
L. DÍEZ-PICAZO, Fundamentos de..., op. cit., nota 40, p. 201.
65
De tal manera que algunos autores agrupan las causas de acuerdo al tipo de
contrato, así en los contratos bilaterales la causa de la obligación de una de las partes se
encuentra en la obligación que contrae la otra; en los contratos reales la causa es la entrega de
la cosa; en los contratos gratuitos, la causa está en el animus donadi, en el ánimo de realizar
una liberalidad.
44
negocio. Por último, la corriente unitaria sostiene una opinión ecléctica y unifica
las teorías anteriores en el sentido de que junto al fin que el negocio persigue
en abstracto, hay que dar relevancia causal al propósito particular que indujo al
sujeto a realizarlo66.
A.- En los contratos en que las partes intercambian una cosa por otra
[por ejemplo, la permuta] o algún servicio por otro, la obligación que a cada
parte corresponde constituye la causa de la obligación de la otra.
B- Con respecto a los contratos en los que solo una de las partes se
obliga, como el préstamo, la obligación de devolver la cosa prestada tiene su
causa en la previa entrega que a él realizó el prestamista.
C.- Para los contratos gratuitos, en los que solamente una de las partes
hace la entrega o realiza la prestación, la causa puede verse desde dos puntos
de vista, para quien da la causa está configurada por cualquier motivo
razonable y justo, y este mismo motivo constituye la causa del acto de
aceptación del sujeto que recibe la cosa o prestación sin dar nada a cambio.
45
voluntariamente realiza una de las partes a favor de otra. Pero el mayor mérito
de esta jurista es haber distinguido la causa o fuente de las obligaciones de la
causa del contrato; así, este autor promulga la concepción de que la causa de
las obligaciones está constituida por el contrato, el cuasi contrato, el delito y el
cuasidelito.
46
Con el propósito de objetar los cuestionamientos formulados en contra
de la teoría de la causa, surge en el seno de la doctrina civilista un corriente
doctrinal que reformula la concepción tradicional de la causa; el problema de
estas tesis neocausalistas es la falta de uniformidad de criterios, pues solo
concuerdan en determinarla como un elemento esencial del contrato.
71
Op. ult. cit., p. 677.
72
Ídem, p. 677.
47
Como hemos afirmado, básicamente esta postura doctrinal sostiene que
la causa es el motivo o propósito particular que ha inducido al contratante para
concretar el negocio jurídico. Afirman que la causa no consiste en el fin
abstracto y permanente –siempre igual- de cada tipo de negocio, sino en la
finalidad concreta o inmediata perseguida por las partes.
73
J. L. LACRUZ BERDEJO y otros, Elementos de Derecho civil, t. II: “Derecho de...”, op.
cit, nota 4, pp. 431-432.
48
hipótesis contractual (contraprestación, servicio que se remunera, liberalidad)
ajeno a la intención o finalidad meramente subjetiva de los contratantes (móvil
interno>>. Pero a partir de sentencias como las de 14 de febrero de 1935 y 2 de
abril de 1935, se admite la transcendencia, dentro del contrato, del <<móvil
impulsivo y determinante>>, que adopta la figura de causa cuando conste con
seguridad la voluntad de las partes, aunque coexistiendo también con el
concepto objetivo que se considera como la regla general (SS. de 24 de
noviembre de 1978, 15 de febrero de 1982, 17 de noviembre de 1983, entre
otras). La irrelevancia de los motivos particulares, dice la S. de 8 de julio de
1977, no es incompatible con la posibilidad de que los móviles o motivos
particulares puedan llegar a tener trascendencia jurídica cuando se incorporan a
la declaración de voluntad en forma de condición, modo, etc., viniendo a
constituir parte de aquella a modo de causa impulsiva y determinante tanto de su
licitud (caso de la donación remuneratoria) como de su ilicitud (supuesto de
fraude de los acreedores), pero deberán ser reconocidos por ambos contratantes
y exteriorizados o al menos relevantes74.
Dentro de la críticas que se le formulan a esta doctrina, sobresale la
dificultad de delimitar objetivamente los casos en que el motivo del contrato
puede ser tomado en consideración por ser determinante75, es efecto, son pocos
los casos en los cuales el elemento subjetivo sea tenga suficiente relevancia
para configurar la causa del contrato.
49
elevarse sobre ellas, aunándolas, porque no son realmente contradictorias ni
incompatibles entre sí. Y junto al fin que el negocio persigue en abstracto, hay que
dar relevancia causal al propósito que indujo al sujeto a alcanzarlo (por lo menos
cuando este propósito se incorpora al negocio, como razón determinante de la
declaración de voluntad)”76.
76
M. ALBALADEJO, Derecho civil, t. I: “Derecho de...”, op. cit, nota 3, p. 678.
77
Art. 1832 C: Para la validez de una obligación son esencialmente indispensables: 1º
Consentimiento de los que se obligan; 2º Objeto o cosa cierta y posible que sirva de materia a la
obligación. Art. 2447 C: “No hay contrato sino cuando concurran los requisitos siguientes: 1º
Consentimiento de los contratantes; 2º Objeto cierto que sea material del contrato”.
78
Art. 1872 C: “Aunque la causa no esté expresada en la obligación, se presume que
existe, y es lícita, mientras el deudor no pruebe lo contrario”. Art. 1873 C: “La obligación será váli-
da, aunque la causa expresada en ella sea falsa”. Art. 1874 C: “La obligación fundada en una
causa ilícita es de ningún efecto. La causa es ilícita cuando es contraria a las leyes, a las buenas
costumbres y al orden público”. Con respecto la novación se lee en el art. 2097 C: “Si la primera
obligación había dejado de existir cuando se contrajo la segunda, no se verifica la novación. La
segunda obligación quedará sin efecto, a no ser que tuviera causa propia”. Art. 3613 C: " El que
hubiere firmado una obligación que tenía en realidad por causa una deuda de juego o de apuesta,
conserva a pesar de la indicación de otra causa civilmente eficaz, la excepción del artículo
anterior, y puede probar por todos los medios la causa real de la obligación.
79
Citado por L. DÍEZ-PICAZO y A. GULLÓN, Sistema de..., op. cit., nota 15, p. 47.
50
formalidades que son las únicas admitidas como medio de expresión de la
voluntad negocial (ver también arts. 1479 y 2761 C).
Las primeras son aquellas que necesitan una clase de negocios para su
existencia, por ejemplo, un matrimonio que no se celebra ante un juez o ante
un notario autorizado, no existe o, para la validez de la donación de un bien
inmueble, además del contrato correspondiente otorgado en escritura pública,
es necesario que ésta se inscriba en el registro de la propiedad (art. 2768 C) 82,
80
Por ejemplo, debido a los riegos que implica hacer una donación universal, nuestra
legislación civil, establece que debe hacerse en escritura pública y con inventario de los bienes
objeto de esta clase de contratos (art. 2774 C); también, si la donación es con causa onerosa o
por razón del matrimonio, debe hacerse en escritura pública (art. 2771).
81
A. VON TUHR, Tratado de las…, op. cit., nota 26, pp. 168-169.
82
Art. 2768 C: “No valdrá la donación entre vivos de cualquier especie de bienes raíces,
si no es otorgada por escritura pública debidamente inscrita”.
51
lo mismo se establece para el caso del usufructo (art. 1479 C 83). La forma en
ellos es substancia, como dice el aforismo romano forma est quat dat esse rei
(la forma es la que da el ser a la cosa). En cambio, la forma ad probationem es
requerida como prueba del negocio en el Derecho procesal. No condiciona la
eficacia negocial sino en un sentido limitado, pues se establece que para que el
negocio pueda ser probado, se debe cumplir con la forma preestablecida, por
ejemplo, en el caso de la fianza establece el art. 3683 C: “La fianza puede
contratarse en cualquiera forma: verbalmente, por escritura pública o privada;
pero si fuere negada en juicio, sólo podrá ser probada por escrito cuando exceda
de cien pesos”. Los mismo, se aplica para el caso de mutuo, puesto que el art.
3396 C dispone: “El muto puede ser contratado verbalmente; pero no podrá
probarse sino por instrumento público o por instrumento privado de fecha cierta
si el empréstito pasa del valor de cien pesos”. De cualquier manera, como dice,
el jurista alemán VON TUHR, “pese a estas diferencias, las dos funciones de
forma, mantienen entre sí una estrecha intimidad dentro de la vida jurídica, en lo
que toca a su eficacia. Un derecho que no puede probarse es, prácticamente,
como si no existiese”84.
83
Art. 1479 C: “El usufructo que ha de recaer sobre inmuebles por acto entre vivos, no
valdrá si no se otorgare por instrumento público inscrito.
‘Si se establece por testamento, debe también éste a su tiempo, inscribirse para que
exista el usufructo”.
84
A. VON TUHR, Tratado de las…, op. cit., nota 26, p. 169.
52
extinción de derechos reales sobre bienes inmuebles. 2- Los arrendamientos
de éstos mismos bienes por cuatro años o más. 3.- Las capitulaciones
matrimoniales que otorguen los esposos o cónyuges antes o después de la
celebración del matrimonio y las modificaciones que quieran hacer de las
mismas. 4.- La cesión, repudiación y renuncia de los derechos hereditarios o
los de la sociedad conyugal.... 5.- El poder para contraer matrimonio, como se
dispone en el tratado respectivo, el general para pleitos y los especiales que
deben presentarse en juicio escrito; el poder para administrar bienes y
cualquier otro que tenga por objeto un acto redactado o que deba redactarse
en escritura pública, o haya de perjudicar a un tercero. 6- La cesión de
acciones o de derechos procedentes de un acto consignado en escritura
pública. 7- La cesión de derechos litigiosos, en la forma prescrita en el capítulo
respectivo.
También deberán hacerse constar por escrito, aunque sea privado, los
demás contratos en que la cuantía de las prestaciones de uno de los dos
contratantes exceda de cien pesos.
85
Art. 2481 C: “Si la ley exigiere el otorgamiento de escritura u otra forma especial para
hacer efectivas las obligaciones propias de un contrato, los contratantes podrán compelerse
recíprocamente a llenar aquella forma desde que hubiere intervenido el consentimiento y demás
requisitos necesarios para su validez”.
86
J. L. LACRUZ BERDEJO y otros, Elementos de Derecho civil, t. II: “Derecho de...”, op.
cit, nota 4, p. 406.
53
Otros artículos que establecen la formalidad de la escritura pública como
valor constitutivo de la eficacia contractual son el 1479, 2768, 2743, 2749,
2774, 3182, 3900 C, etc.
54
Unidad III: clasificación de los contratos.
1.- Generalidades.
55
jurídico bilateral (por oposición al unilateral), es típico (por contraposición a los
atípicos), es oneroso (por contraste a los gratuitos), etc. La clasificación que a
continuación exponemos no es conclusiva, o sea, no se pretende agotar todos
los criterios de categorización posibles, sino simplemente exponer los más
importantes por tener una acusada trascendencia jurídica.
88
L. DÍEZ-PICAZO y A. GULLÓN, Sistema de..., op. cit., nota 15, p. 35.
56
Hemos visto que el negocio jurídico según sea celebrado por una o dos
partes89, pues ser unilateral (el testamento) o bilateral pero el contrato, por su
propia naturaleza se inserta dentro de la categoría de negocio jurídico bilateral
(o plurilateral), porque siempre intervendrán dos o más partes cada una de ella
obligadas. Por lo tanto, cuando hablamos de contratos unilaterales o bilaterales
no hacemos referencia a número de partes que ellos intervienen, sino a que
genera obligaciones a cargo de una sola de las partes o de ambas; hecha la
correspondiente aclaración, podemos decir que los contratos unilaterales solo
crean obligaciones para una de las partes, p. ej., el depósito gratuito, el
préstamo de cosa (comodato) o de dinero, la donación, etc. En cambio, los
contratos bilaterales, conocidos como sinalagmáticos, originan obligaciones
recíprocas a cargo de ambas partes, como el típico ejemplo de la compraventa
que crea la obligación del vendedor de entregar la cosa y la del comparador de
pagar el precio. Por último, los contratos plurilaterales imponen obligaciones a
tres o más partes (recordemos que conforme al art. 2435 C, el contrato es un
acuerdo entre dos o más personas), las obligaciones que se asumen en este
tipo contractual no es frente a la otra parte, sino frente a todas las demás y el
clásico ejemplo es el contrato de sociedad cuando es suscrito por tres o más
personas (Arts. 3175 C y ss).
El art. 2443 C nos dice que “Es contrato unilateral aquel en que
solamente una de las partes se obliga; bilateral, aquel en que resulta obligación
para todos los contratantes”.
89
No hay que confundir el término personas con partes, pues no necesariamente deben
converger, en la mayoría de los casos pueden coincidir, por ejemplo, en una compraventa entre
dos personas, A adquiere el bien de B, ambos son personas y partes en el contrato; pero,
puede suceder que en un mismo negocio jurídico varias personas pueden estar en un mismo
lado o parte, en vez de esta frente a frente, verbigracia, cuando A, B y C venden a D una cosa
común, de manera que A, B y C constituyen una misma parte – la parte vendedora– y D viene a
ser la otra parte: compradora. De manera que lo que determina si el negocio jurídico es bilateral
o unilateral no es el número de personas obligadas sino el número de partes obligadas.
57
bilateral, pues a la obligación del mandatario de cumplir con el encargo se le
añade la obligación del mandante de pagar las retribuciones convenidas.
90
Art. 3337 C: “El mandante está obligado:… 2º A reconocerle los gastos razonables
causados en la ejecución del mandato”. Art. 3486 C: “El deponente está obligado a indemnizar
al depositario de todos los gastos que haya hecho en la conservación del depósito y de los
perjuicios que por él haya sufrido”.
91
M. ALBALADEJO, Derecho civil, t. II: “Derecho de…, op. cit., nota 1, p. 422-423.
92
Ídem, p. 423..
93
Art. 1859 C último párrafo: “En las obligaciones recíprocas ninguno de los obligados
incurre en mora si el otro no cumple o no se allana a cumplir debidamente lo que le incumbe.
Desde que uno de los obligados cumple, empieza la mora para el otro”.
94
Art. 2593 C: “El vendedor no está obligado a entregar la cosa vendida si el comprador no
le hubiere pagado el precio”.
58
Segunda: en caso de que una de las partes no cumple con el contrato y
la otra ya lo ha honrado, puede exigir ésta que se obligue a la parte infractora el
cumplimiento forzoso o solicitar la resolución del contrato y en ambos casos
puede también pedir la indemnización de daños y perjuicios (art. 1885 C) 95.
En los negocios onerosos, los sacrificios que realizan las partes se ven
compensados con los beneficios que obtienen. Por el contrario, en los
contratos gratuitos, el beneficio que obtiene una de las partes no está
acompañado de ningún sacrificio que sea su contrapartida (estos contratos son
conocidos también como lucrativos precisamente por el lucro que obtiene una
de las partes) y viceversa; el ejemplo típico de esta clase de contrato está
representado en la donación pura, pero cabe destacar que existen otros
contratos gratuitos en los que no se da la relación (empobrecimiento de uno, el
donante, y el enriquecimiento del otro, el donatario); así, por ejemplo, el
comodato.
95
Art. 1885 C: “La condición resolutoria va siempre implícita en los contratos bilaterales
para el caso de que uno de los contrayentes no cumpliere su obligación.
“En este caso, el contrato no se resuelve de pleno derecho. La parte respecto de la cual
no se ha ejecutado la obligación, tiene la elección, o de obligar a la otra a la ejecución del
contrato, si es posible, o de pedir su resolución además del pago de los daños y perjuicios en
ambos casos”.
96
I I. ESCOBAR FORNOS, Derecho de…, op. cit., nota 10, pp. 41-42.
59
a) Por regla general en los contratos onerosos se responde por la
evicción (venta, permuta, sociedad, etc.); en cambio en los contratos gratuitos,
en principio, el deudor no responde de la evicción (art. 2800 C) 97.
97
Art. 2800 C: “En caso de evicción de la cosa donada, el donatario no tiene recurso
alguno contra el donante, ni aún por los gastos que hubiere hecho con ocasión de la donación”.
98
Art. 2226 C: “Todo acreedor puede demandar la revocación de los actos celebrados
por el deudor en perjuicio o en fraude de sus derechos”.
99
Art. 2223 C: “Si la acción de los acreedores es dirigida contra un acto del deudor a título
oneroso, es preciso para la revocación del acto, que el deudor haya querido por ese medio
defraudar a sus acreedores, y que el tercero con el cual ha contratado, haya sido cómplice en el
fraude”.
100
Art. 2232 C: “Si el acto del deudor insolvente que perjudicare a los acreedores, fuere a
título gratuito, puede ser revocado a solicitud de éstos, aunque cuando aquel a quien sus bienes
hubieren pasado, ignorase la insolvencia del deudor”.
101
Art. 1895 C: “El derecho del acreedor que falleciere en el intervalo entre el contrato
condicional y el cumplimiento de la condición, se transmite a sus herederos, y lo mismo sucede
con la obligación del deudor.
‘Esta regla no se aplica a las asignaciones testamentarias, ni a las donaciones entre
vivos”.
60
Dentro de los contratos gratuitos, cabe distinguir entre los gratuitos
estrictos (en los que se hace la liberalidad por el simple ánimo de donar) y los
remuneratorios, que son aquellos en se efectúa la liberalidad como muestra de
agradecimiento y en retribución de los beneficios obtenidos, pero no en
concepto de pago, por ejemplo, cuando un paciente agradecido con el médico
que le salvó la vida, además de pago de sus honorarios, le recompensa con
una donación (art. 2798 C)102.
61
6.- Contratos típicos y atípicos.
partes, ya para una o algunas de ellas, depende de un acontecimiento incierto”. Art. 3536 C: “Los
contratos aleatorios son: 1º El contrato de seguro. 2º El préstamo a la gruesa o riesgo marítimo.
3º El juego y la apuesta. 4º La renta vitalicia. 5ºLa compra de esperanza”.
104
L. DÍEZ-PICAZO y A. GULLÓN, Sistema de..., op. cit., nota 15, p. 36.
105
J. L. LACRUZ BERDEJO y otros, Elementos de Derecho civil, t. II: “Derecho de...”, op.
cit, nota 3, p. 483.
106
Art. 2480 C: “Los contratos obligan tanto a lo que se exprese en ellos, como a las
consecuencias que la equidad, el uso o la ley hacen nacer de la obligación, según la naturaleza
62
En nuestro ordenamiento jurídico destacamos como contratos atípicos el
leasing, el factoring, el catering el contrato de garaje y de parqueo, etc.
63
situadas en un plano de igualdad y libertad para discutir la cláusulas del
contrato conforme a lo más adecuado a sus intereses, por ejemplo, A ofrece
venderle un inmueble a B, y ambos discuten y regatean lo relativo al precio,
forma de pago, lugar de pago, etc.
64
mercantil. En este sentido dice el art. 1.1 del Código de comercio: ““El presente
Código de Comercio, será observado en todos los actos y contratos que en el
mismo se determinan, aunque no sean comerciantes las personas que los
ejecuten”. No obstante, para otra postura doctrinal y codicial, se debe atender a
las personas que intervienen en la configuración del acto jurídico, de manera
que sí una de ellas es comerciantes, se considerará como acto de comercio o
mercantil, que debe ser regulado por el Derecho mercantil; en este sentido el
art. 1.2 del mismo cuerpo de leyes nos explica que “Los contratos entre
comerciantes se presumen siempre actos de comercio, salvo prueba en
contrario, y de consiguiente, estarán sujetos a las disposiciones de este
Código”. Así, por ejemplo, para determinar si una compraventa de un bien
mueble es mercantil o civil, se toma en consideración si es efectuada por
comerciantes, entonces se presumirá mercantil, salvo prueba en contrario. Si
no son comerciantes, ni el comprador ni el vendedor, se considerará mercantil
la operación si está tipificada como tal en el Código mercantil o cuando se
adquieren los objetos muebles con el ánimo de revenderlos o alquilarlos 111.
65
físicas para la realización de trabajos específicos y concretos no habituales; b)
los que tienen un objeto distinto al descrito con anterioridad pero que tengan
una naturaleza administrativa especial por resultar vinculados al giro o tráfico
específico de la administración contratante, por satisfacer de forma directa o
inmediata una finalidad pública de la específica competencia de aquélla o por
declararla así una ley112.
112
M. ALBALADEJO, Derecho civil, t. II: “Derecho de…, op. cit., nota 1, pp. 413-414.
66
Unidad IV: La formación del contrato.
67
preliminares se entienden aquellos actos que permiten a las partes tener sus
primeros encuentros como preparación del contrato, es decir, son aquellos
contactos que se producen entre las partes, preparatorios de la celebración de
un futuro contrato y que pueden tener un contenido variado, puesto que pueden
consistir en simples conversaciones, en remisión de escritos, en estudios
técnicos113.
113
J. J. GUZMÁN GARCÍA y J. J. HERRERA GARCÍA, Contratos..., op. cit., nota 2, p. 110.
114
Citado por L. DÍEZ-PICAZO y A. GULLÓN, Sistema de..., op. cit., nota 15, p. 64.
68
contrahendo y como aún no existe ningún contrato, esta responsabilidad es
extracontractual y se ampara en el principio de derecho romano alterum non
laedere (no hacer daño a los demás) contenido en el art. 2509 C: “Todo aquel
que por dolo, falta, negligencia o imprudencia o por un hecho malicioso causa a
otro un daño, está obligado a repararlo junto con los perjuicios”. Ante la
ausencia de normas específicas que regulen esta materia precontractual se
podría aplicar analógicamente el art. 2480 C que hace referencia a las
consecuencias de la contratación conforme a la buena fe 115.
115
Art. 2480 C: “Los contratos obligan tanto a lo que se exprese en ellos, como a las
consecuencias que la equidad, el uso o la ley hacen nacer de la obligación, según la naturaleza
de ésta”.
116
J. L. LACRUZ BERDEJO y otros, Elementos de Derecho civil, t. II: “Derecho de...”, op.
cit, nota 3, p. 378.
117
A. DE COSSÍO Y CORRAL, Instituciones de…, op. cit., nota 13, p. 388.
118
El Tribunal Supremo español señala en Sentencia de 14-06-1999 que en materia de
responsabilidad precontractual, para que la ruptura de los tratos preliminares sea calificada
como conducta antijurídica, la doctrina científica exige la concurrencia de los siguientes
elementos: a- La suposición de una razonable situación de confianza respecto a la plasmación
del contrato; b- el carácter injustificado de la ruptura de los tratos; c- la efectividad de una
resultado dañoso para una de las partes; y d- relación de causalidad entre este daño y la
confianza suscitada. M. ALBALADEJO, Derecho civil, t. II: “Derecho de...”, op. cit, nota 1, p. 379.
69
tratos y en la formación del contrato deben comportarse con arreglo a la buena
fe”119.
Acerca de la oferta el art. 2450.1 C dice que “El que hace una
proposición puede retirarla mientras no haya sido aceptada por la otra parte;
pero el contrato será válido, si la persona a quien se hizo la proposición la
acepta puramente antes de tener noticia de que había sido retirada...”.
119
Citado y comentado por A. DE CUPIS, El daño. Teoría general de la responsabilidad
civil, trad. De la 2ª edic. por Á. MARTÍNEZ SARRIÓN, Bosch, Barcelona, 1975, pp. 167-168.
120
M. A. DEL ARCO TÓRREZ y M. A. DEL ARCO BLANCO (Coordinadores) y otros:
Diccionario..., op. cit., nota 5, p. 373. El jurista DIEZ-PICAZO explica que “La oferta es una
declaración de voluntad en la que el oferente manifiesta su intención alcanzar la formación de
un contrato y, además, establece los requisitos necesarios del contrato al que quiere llegar, de
manera que éste quedará formado si recae la aceptación. L. DÍEZ-PICAZO, Fundamentos de...,
op. cit., nota 40, p. 283.
121
L. DÍEZ-PICAZO y A. GULLÓN, Sistema de..., op. cit., nota 15, p. 64. Por ejemplo, las
STS de 28 de mayo de 1945, la de 26 de noviembre de 1987 y la de 31 de diciembre de 1998
establecen que “la declaración de voluntad por parte del oferente ha de manifestarse de modo
que inequívocamente revele el propósito de vincularse contractualmente, con los
correspondientes requisitos de consentimiento – con capacidad– objeto, causa, y de forma tal
que puede quedar perfecto el contrato por la simple adhesión de la otra parte”.
70
La oferta pueda estar dirigida a la otra parte (A propone a B venderle su
casa por medio millón de córdobas) o al público en general (A publica un
anuncio para ofrecer su casa a quien le pague el medio millón de córdobas). La
primera se denomina determinada y la segunda indeterminada.
122
Citada por M. ALBALADEJO, Derecho civil, t. II: “Derecho de...”, op. cit, nota 1, p. 381.
123
J. L. LACRUZ BERDEJO y otros, Elementos de Derecho civil, t. II: “Derecho de...”, op.
cit, nota 3, p. 375.
71
Con respecto a la vigencia de la oferta, el art. 2451 C dispone que “Si las
partes estuvieren presentes, la aceptación debe hacerse en el mismo acto de la
propuesta, salvo que ellas acordaren otra cosa”.
124
Art. 2454 C: “Si al tiempo de la aceptación hubiere fallecido el proponente o se hubiere
vuelto incapaz, sin que el aceptante fuere sabedor de su muerte o incapacidad, quedarán los
herederos o representantes de aquel obligados a sostener el contrato”.
125
Citado por I. ESCOBAR FORNOS, Derecho de…, op. cit., nota 10, p. 60.
72
Ya sabemos que si estando vigente la oferta, el destinatario de la misma
externa su aceptación y llega a conocimiento del oferente, el contrato se
celebra mediante la concurrencia de la oferta y la aceptación, amen de cumplir
con los otros requisitos esenciales del contrato. Por el contrario, mientras el
contrato no se haya perfeccionado, la oferta puede extinguirse cuando: a) es
rechazada, lo que sucede tanto si se rechaza sin más, como cuando se hace
una contraoferta, puesta que ésta supone la desestimación de aquella; b)
cuando es revocada o retirada por el oferente 126.
126
M. ALBALADEJO, Derecho civil, t. II: “Derecho de...”, op. cit, nota 1, p. 384.
127
A. DE COSSÍO Y CORRAL, Instituciones de…, op. cit., nota 13, p. 393; J. L. LACRUZ
BERDEJO y otros, Elementos de Derecho civil, t. II: “Derecho de...”, op. cit, nota 4, p. 380.
73
La línea de pensamiento tradicional recién expuesta es objeto de un
severo cuestionamiento; ciertamente, se le achaca de ser una construcción
superflua e inútil; así, por ejemplo, si A promete a B que le venderá su casa en
X precio, ¿para qué obligar a la prestación de un nuevo consentimiento
contractual si ya está dado por A al prometer y por B al aceptar la promesa? 128.
128
L. DÍEZ-PICAZO y A. GULLÓN, Sistema de..., op. cit., nota 15, p. 69.
129
Citado por L. DÍEZ-PICAZO y A. GULLÓN, Sistema de..., op. ult. cit., nota 15, p. 69.
130
J. L. LACRUZ BERDEJO y otros, Elementos de Derecho civil, t. II: “Derecho de...”, op.
cit, nota 4, p. 381.
74
La promesa de compraventa está regulada en el art. 2541 C en los
siguientes términos: “La promesa de vender o comprar habiendo conformidad
en la cosa y en el precio, dará derecho a los contratantes para reclamar
recíprocamente el cumplimiento del contrato.
131
K. LARENZ, Derecho de obligaciones, t. I, trad. por J. SANTOS BRIZ, Editorial Revista
de Derecho privado, Madrid, 1958, p. 100.
75
cuando una de las partes no cumpla. Al principio, los tribunales hispanos
negaban la posibilidad de que el juez reemplazara la voluntad de la parte
renuente a cumplir con lo dispuesto en el precontrato acorde con la teoría
clásica según la cual la obligación que nacía del pactum de contrahendo, no
era más que la de hacer, o sea, dar el consentimiento para un futuro contrato,
que por su naturaleza es personalísima e incoercible; su incumplimiento, decía
el TS español daría lugar a la indemnización de daños y perjuicios
exclusivamente (Sentencia de 11 de noviembre de 1943, de gran repercusión
de muchas posteriores). Pero, una vez superada la doctrina clásica y se niega
esa división absoluta entre precontrato y contrato definitivo, y viendo en el
primero una relación jurídica configurada con todos sus elementos esenciales,
solo pendiente de ejecución o exigencia, se faculta al juez la sustitución de la
voluntad reacia al cumplimiento por la voluntad del juez; de manera que la
promesa bilateral de compraventa puede ser cumplida por el juez, otorgando la
correspondiente escritura pública (Sentencias de 1 de julio de 1950 y de 26 de
marzo de 1965, entre otras) 132. Diferente es la solución en el caso que el
precontrato origine una obligación infungible y en caso de negarse el deudor a
cumplirla, pues el mismo se resolvería con indemnización daños y perjuicios.
132
L. DÍEZ-PICAZO y A. GULLÓN, Sistema de..., op. ult. cit., nota 15, p. 71.
76
durante tres meses. El único obligado es el que ofrece la finca y el otro tiene la
opción de comprarla o no.
77
contrato de opción, pues de él depende que el convenio despliegue sus efectos
definitivos, pero se debe enfatizar que la opción, como su nombre lo indica es
un derecho y no una obligación.
1.-Concepto.
135
A. VON TUHR, Tratado de las…, op. cit., nota 26, p. 193.
78
frente a situaciones nuevas o no previstas en el contrato. En cualquier caso,
“hay <<actividad hermenéutica>> la cual no consiste en reformular el contrato,
sino en discernir y explicar de modo ordenado y exhaustivo los efectos jurídicos
que produce la declaración según la voluntad de las partes y los otros factores
a tomar en cuenta”136.
79
por ejemplo, supongamos un contrato de compraventa de un bien inmueble en
el cual las dos partes no se ponen de acuerdo porque el comprador alega que
la compraventa de la casa incluye todo su mobiliario; por el contrario, el
vendedor sostiene que el contrato solo contempla el bien raíz sin los objetos
muebles. El intérprete primero debe atender a la voluntad particular de las
partes, de manera que si se pudiese demostrar con documentos (un promesa
de venta, algún recibo, grabaciones de video o de audio) o con testigos que la
real voluntad de las partes era enajenar el inmueble con todos sus accesorios,
pues en ese sentido se orientará la interpretación. En el caso de que sea
imposible demostrar esa voluntad subjetiva, se recurre subsidiariamente a la
interpretación objetiva, que en el ejemplo expuesto, plantea que según el tráfico
jurídico o la costumbre en la vida social, se suelen vender las vivienda sin
incluir su mobiliario.
80
B (sus ascendientes), en este caso cabe que el judicial efectúe una
interpretación restrictiva y concluir que donde dice ascendientes, el donante se
refería solo a los padres de B. Finalmente, es declarativa, cuando el espíritu y
la letra coinciden plenamente.
81
“Si los términos de un contrato son claros y no dejan duda sobre la
intención de los contratantes, se estará al sentido natural 138 de sus cláusulas139.
Este precepto recién citado se aplica si las palabras usadas en el convenio
están bien meditadas y son precisas, de manera que de ellas se desprende sin
mayores dificultades el sentido intrínseco de la declaración; como dicen los
adagios romanos: In claris non fit interpretatio (“De las cosas claras no se hace
interpretación”, Paulo, D. 32.25.1) y Cum in verbis nulla ambigüitas est, non
debet admiti voluntatis quaestio (“Cuando no hay ambigüedad en las palabras,
no debe admitirse la cuestión de interpretar la voluntad”). Pero, en la
precipitación con que muchas veces se desarrollan los negocios y si se
considera la escasez de conocimientos jurídicos que adolecen las partes,
ocurre que muchas e importantísimas declaraciones se formulan de manera
imperfecta o defectuosa. En estos casos, no basta la interpretación de las
palabras140, y se debe aplicar el párrafo segundo de la misma norma recién
citada (art. 2496.2 C) que dice: “Si las palabras parecieran contrarias a la
intención evidente de los contratantes, prevalecerá éstas sobre aquellas”. De
manera que, puede haber claridad gramatical pero discordancia con la
intención evidente de las partes. La evidencia puede surgir del propio contexto
del contrato, de alguna cláusula destacada del mismo o de los propios actos de
los que contratan, coincidentes o no en el tiempo con su perfección (STS
español de 27 de octubre de 1966) 141. La norma antes transcrita se
complementa con el precepto 2498 C que dice, “Cualquiera que sea la
generalidad de los términos de un contrato, no deberán entenderse
comprendidos en él cosas distintas y casos diferentes de aquellos sobre que
los interesados se propusieron contratar”.
138
Del “sentido literal” dice el modelo original que es el art. 1281 del C de España.
139
Los términos claros son los que no dejan lugar a dudas, diversas interpretaciones,
contradicciones y no necesitan para su comprensión de razonamientos susceptibles de
interpretación (STS español de 20 de febrero de 1940 y 18 de noviembre de 1974). Se estima
entonces que las partes no quisieron convenir otra cosa que lo que la claridad gramatical indica
(STS español de 27 de octubre de 1966 y de 11 de diciembre de 1999). Citadas por L. DÍEZ-
PICAZO y A. GULLÓN, Sistema de..., op. cit., nota 15, p. 80.
140
A. VON TUHR, Tratado de las…, op. cit., nota 26, p. 194.
141
L. DÍEZ-PICAZO y A. GULLÓN, Sistema de..., op. cit., nota 15, pp. 80-81.
82
contenido general del convenio 142, con esta técnica se solventan los posibles
errores de redacción en que puedan incurrir las partes. Pero a veces, la
intención de las partes no es tan evidente y es necesario recurrir a otros
métodos para escarbar esa voluntad.
142
El principio “In claris non fit interpretatio” (de las cosas claras no se hace
interpretación) se restringe con esta parte final del art. 2496 C que señala que aun habiendo
claridad gramatical, prevalecerá la intención evidente de las partes cuando ambas se excluyan.
143
L. DÍEZ-PICAZO y A. GULLÓN, Sistema de..., op. cit., nota 15, p. 81.
83
entre varias interpretaciones lógicas, aquellas que produzca los efectos más
conforme a la naturaleza y objeto del contrato. Como dice el art. 2501
refiriéndose ya no las cláusulas sino a las palabras: “Las palabras que puedan
tener distintas acepciones serán entendidas en aquella que sea más conforme a
la naturaleza y objeto del contrato”. La naturaleza remite a la clase de contrato
(p. ej., compraventa, arrendamiento) y el objeto a fin perseguido por los
contratantes144; en este sentido, supongamos que existe una controversia sobre
quién debe entregar la cosa objeto del contrato de compraventa y sobre quién
debe costear las gastos de transporte, pues el intérprete puede acudir a este
criterio finalista y determinar que corresponde al vendedor la obligación de
entrega y de gastos de transporte de la cosa sobre la que versa el contrato de
compraventa, salvo pacto en contrario (arts. 2584 y 2590 C)145.
144
Ídem, p. 81.
145
Art. 2584 C: El vendedor debe entregar junto con la cosa los accesorios de ella, como las
llaves de los edificios, los aumentos que haya tenido después de la venta y los frutos
producidos después de la fecha fijada para la entrega”. Art. 2590 C: “El vendedor debe
satisfacer los gastos de la entrega de la cosa vendida, si no hubiere pacto en contrario”.
146
Que recordemos establece, “La interpretación de las cláusulas oscuras de un
contrato no deberá favorecer a la parte que hubiere ocasionado la oscuridad” (interpretación
contra proferentem).
84
el sentido pretendido por su autor, así como tampoco podrá valerse en el
mismo precepto si la oscuridad es subsanable según los usos del tráfico con
fundamento en el art. 1287 [modelo del art. 2502 de nuestro Código civil] 147.
147
L. DÍEZ-PICAZO y A. GULLÓN, Sistema de..., op. cit., nota 15, pp. 82-83.
148
Artículo 22 de la LDC: “Los contratos de adhesión deberán cumplir con los siguientes
requisitos: a) Estar escritos en idioma español. En las comunidades indígenas que se expresan
en lenguas autóctonas, el contrato deberá también estar escrito en sus propias lenguas; b)
redactados en términos claros y sencillos; c) Legible a simple vista para una persona de visión
normal; d) No ser remitidos a textos o documentos que no se faciliten al consumidor, previa o
simultáneamente a la celebración del contrato, cuando tales textos o documentos no sean del
conocimiento público”. Artículo 23 de la LDC: “Las cláusulas de los contratos serán
interpretados del modo más favorable al consumidor”.
149
STS español de 24-06-1964, citada por M. ALBALADEJO, Derecho civil, t. I:
“Introducción..., op. cit., nota 3, p. 779.
85
El uso y la costumbre pueden servir como elementos esclarecedores
cuando el contrato contenga cláusulas ambiguas que impidan deducir la
intención de las partes. El uso integra en el contrato cláusulas que
normalmente se repiten según la clase de convenio de que se trate y que no
aparecen en él. La utilización de los usos para interpretar los contratos está
consagrada en el art. 2502 C, “El uso o la costumbre del país se tendrá en
cuenta para interpretar las ambigüedades de los contratos, supliendo en éstos
la omisión de cláusulas que de ordinario suelen establecerse”.
“Cuando absolutamente fuere imposible resolver las dudas por las reglas
establecidas en los artículos precedentes, si aquellas recaen sobre circunstancias
accidentales del contrato, y éste fuere gratuito, se resolverán en favor de la menor
transmisión de derechos e intereses. Si el contrato fuere oneroso, la duda se
resolverá en favor de la mayor reciprocidad de intereses”.
150
Art. VI, 14ª.1 del Título preliminar: “Los contratos en cuanto a su forma, están sujetos a
la ley del lugar en que se celebran; y en cuanto a sus efectos, a la ley del lugar en que hayan
de aplicarse”.
151
M. ALBALADEJO, Derecho civil, t. I: “Derecho de...”, op. cit, nota 3, p. 774.
86
No olvidemos que los requisitos accidentales son aquellos que pueden o
no estar incluidos el contrato como la condición, el término o el modo; y según la
disposición transcrita, si la duda recae sobre estos elementos accidentales se
resolverán en el sentido menos oneroso posible, por ejemplo, si con respecto al
modo, se duda sobre dos montos de una pensión vitalicia otorgada en un
testamento, se aplicará el menos gravoso o si existen dos términos, se aplicará
el que vence más pronto si ello implica menos onerosidad, el mismo criterio se
aplicará en cuanto a la condición.
El párrafo segundo del mismo precepto 2505 del Código civil establece:
“Si las dudas de cuya resolución se trata en este artículo recayeren sobre el
objeto principal del contrato, de suerte que no pueda venirse en conocimiento
de cuál fue la intención de los contratantes, el contrato será nulo”.
152
Ibidem, pp. 783-785.
87
El silencio considerado como una declaración de voluntad positiva
(aceptación) se da más frecuentemente en medio de presentes que entre
ausentes, y más entre los que ya tienen relaciones que entre los que no la
tienen; como dice la STS español de 14 de junio de 1963: “Cuando entre éstas
[las partes] hay relaciones seguidas de negocios, existe el deber de hablar”
(para rechazar, lo que, guardando silencio, puede considerarse por la otra
como aceptación tácita).
88
Unidad VI: Efectos y eficacia del contrato.
89
El contenido de esta lex privata entre las partes va más allá del mera
literalidad del contrato. Con esto queremos recalcar que los contratantes
resultan obligados a lo estipulado, pero no solamente a lo expresamente
pactado, sino también a todas las consecuencias que, según la naturaleza de
la obligación, sean conforme a la equidad, al uso y a la ley (art. 2480 C); de
modo que ninguna de las partes puedan escudarse en que no se hizo mención
de tal o cual extremo, para así eliminarlo de la conducta total que viene
obligada a cumplir. Así, cuando se trata de algo que, aún no especificado,
queda dentro de lo que por la ley, por uso o por buena fe, viene a constituir una
conducta debida por el obligado, podrá serle exigido aunque no sea
explícitamente pactado; se trata principalmente de las obligaciones
secundarias, complementarias y de seguridad que contribuyen, en cierta
manera, a redondear y perfeccionar las obligaciones centrales del deudor 155.
155
M. ALBALADEJO, Derecho civil, t. I: “Derecho de...”, op. cit, nota 3, p. 452.
90
en el cumplimiento de las transacciones y promesas para la existencia del
crédito156.
Art. 2439.1 C: “Los contratos sólo producen efectos entre las partes que
lo celebran y sus herederos, salvo, en cuanto a estos, el caso en que los
derechos y obligaciones que procedan del contrato no sean transmisibles, ya
por su naturaleza, ora por pacto o por disposición de la ley”
Significa este artículo que los efectos del contrato sólo operan entre las
partes contratantes y sus herederos en caso de ser derechos transmisibles. No
hay pues, por regla general, eficacia para los terceros, frente a los cuales el
contrato es res inter alios acto alteri non nocet 157.
Pero antes de continuar hay que precisar ¿Qué se entiende por partes y
por terceros?
156
J. L. LACRUZ BERDEJO y otros, Elementos de Derecho civil, t. II: “Derecho de...”, op.
cit, nota 4, p. 511.
157
Los asuntos realizados entre unos no perjudican a terceros.
91
Las partes son quienes otorgan el contrato ya sean por sí o por
apoderado. Los herederos se convierten en partes cuando heredan los
derechos y obligaciones de las partes, como dice el jurista español LACRUZ
BERDEJO, “Los herederos llegan a ser parte cuando heredan y asumen el
conjunto de relaciones del causante como un todo: los contratos concluidos por
éste devienen contratos suyos”. También pueden considerarse parte quienes
adquieren a título particular la posición del anterior contratante, por ejemplo, la
cesión de crédito sitúa al cesionario en la misma posición jurídica del acreedor
cedente.
92
explícita nuestro legislación civil para adquirir derechos (art. 2439.2 C 158), y, con
mayor razón, se requiere para adquirir obligaciones 159.
93
De todo lo dicho, podemos definir a esta figura en los siguientes
términos: “hay contrato a favor de tercero, cuando los contratantes estipulan
que uno de ellos realizará una prestación en provecho de un tercero extraño al
contrato” 161.
94
hecho saber su aceptación al obligado antes de que aquella haya sido
revocada”162. Esta norma contempla el convenio objeto de nuestro estudio:
<<contrato con estipulación a favor de un tercero>>, que da lugar al nacimiento
de un crédito a favor de persona distinta de las partes (las STS español de 31
de enero de 1986; de 23 de octubre de 1995 y de 6 de marzo de 1989
condicionan la aceptación por el tercero su eficacia para éste) y a partir de la
aceptación comunicada, el tercero beneficiado tiene acción para exigir el
cumplimiento de la prestación a pactada a su favor <<ya que es titular del
derecho hacia él derivado, y no simplemente el destinatario de la prestación
(STS de español de 23 de octubre de 1995) 163.
162
Ver también arts. 2489 a 2492 C. Art. 2489 C: “La estipulación hecha en favor de
tercero es válida”.
163
J. L. LACRUZ BERDEJO y otros, Elementos de Derecho civil, t. II: “Derecho de...”, op.
cit, nota 4, p. 518.
164
I. ESCOBAR FORNOS, Derecho de…, op. cit., nota 10, p. 83.
95
Se sostiene que no es necesario que el tercero tenga capacidad de
ejercicio, sino que basta que tenga capacidad de goce, ya que no es parte del
contrato; de manera que se puede estipular a favor de un incapaz; por ejemplo
cuando el padre de familia contrato un seguro de vida a favor de sus hijos e hijas
menores de edad; obviamente, en estos casos la aceptación debe ser realizada
por la madre o el guardador del menor165; incluso, la doctrina considera que el
beneficiario, que no interviene en el contrato, no solamente no es preciso que
sea capaz, sino que puede aun no existir al momento de celebrarlo (STS
español de 1 de julio de 1976); tampoco es indispensable que el estipulante
designe inmediatamente al beneficiario, de manera que puede reservarse tal
derecho para un momento posterior166.
165
Íbidem, p. 87.
166
J. L. LACRUZ BERDEJO y otros, Elementos de Derecho civil, t. II: “Derecho de...”, op.
cit, nota 4, p. 519.
167
L. DÍEZ-PICAZO y A. GULLÓN, Sistema de..., op. cit., nota 15, p. 91.
168
Ídem, p. 91.
169
A. DE COSSÍO Y CORRAL, Instituciones de…, op. cit., nota 13, p. 418.
96
El promitente queda liberado de su obligación cuando el tercero acepta
cumplir la promesa o en caso de que el tercero ha muerto o deviene en incapaz
para realizar lo que aquél prometió antes de que haya aceptado. El promitente,
salvo estipulación en contrario, no es fiador del tercero, no responde que,
después de haberse obligado con el promisario (a quien se le hace la
promesa), cumplirá su obligación.
170
Sentencia de las 11:30 am del 21 de Diciembre de 1934, BJ p. 8860. Citada por I.
ESCOBAR FORNOS, Derecho de…, op. cit., nota 10, p. 87.
171
J. L. LACRUZ BERDEJO y otros, Elementos de Derecho civil, t. II: “Derecho de...”, op.
cit, nota 4, p. 517.
172
Párrafo segundo del art. 2440 C: “El contrato celebrado a nombre de otro por quien no
tenga su autorización o representación legal, será nulo, a no ser que lo ratifique la persona a cuyo
nombre se otorgue antes de ser revocado por la otra parte contratante.
97
ratificación por parte del tercero consiste en una declaración unilateral que
puede dirigirse al promitente o promisario; se halla exenta de forma alguna y
puede efectuarse incluso de manera tácita, mediante actos que pueden
interpretarse como un asentimiento del contrato celebrado, tiene un carácter
irrevocable y sus efectos son retroactivos; además, el contrato solo puede
ratificarse tal y como se celebró, es decir, sin modificaciones y en toda su
integridad173.
173
A. VON TUHR, Tratado de las…, op. cit., nota 26, pp. 259-260.
174
L. DÍEZ-PICAZO y A. GULLÓN, Sistema de..., op. cit., nota 15, p. 90.
175
Ibídem, p. 91.
176
A. DE COSSÍO Y CORRAL, Instituciones de…, op. cit., nota 13, p. 419.
98
Ya hemos mencionado el deber que tienen las personas de respetar las
situaciones jurídicas anteriores. En este caso, es clara la responsabilidad
contractual por incumplimiento en que incurre la compañía A en perjuicio del
concesionario B (responsabilidad contractual art. 1860 C). La responsabilidad
de C debe establecerse en función de que si conociese o no que se producía la
lesión. Si no conocía la existencia del anterior contrato, no incurre en
responsabilidad. Pero, en caso contrario de que sepa la existencia del anterior
pacto y la correspondiente lesión que el nuevo contrato causa, incurre en
responsabilidad extracontractual de conformidad con el artículo 2509 C. En
esta última situación ambos deben indemnizar solidariamente los daños y
perjuicios. Además, cabe mencionar que si son conscientes que por medio del
contrato lesionan un derecho ajeno, es un contrato con causa o un objeto ilícito
y el perjudicado pueda solicitar nulidad absoluta. Y actúan inmoralmente
porque a pesar de ser consientes de las consecuencias de su acto lo celebran
de todos modos.
99
Esta clase contratos no está regulado explícitamente por nuestro Código
civil y por lo tanto constituye un contrato atípico.
1.- Concepto.
177
J. L. LACRUZ BERDEJO y otros, Elementos de Derecho civil, t. II: “Derecho de...”, op.
cit, nota 4, p. 529.
100
Por otra parte, téngase presente que la ley exige ciertos requisitos que,
si no concurren, no puede quedar el negocio jurídico válidamente constituido;
por ejemplo, la ausencia del los elementos esenciales o el vicio que puede
deformar al acuerdo de voluntades, convierten al negocio en ineficaz; pero
también la ineficacia de los contratos se da cuando el convenio nace de forma
legal, cumple con todos los requisitos, no tiene ningún vicio del consentimiento
y las partes acuerdan que el mismo no despliegue ningún efecto jurídico o,
incluso, por causas ajenas a la voluntad de las partes, el negocio puede perder
su eficacia.
101
los actos celebrados por los absolutamente incapaces; los negocios jurídicos
simulados que violenten la ley o derechos de terceras personas.
2.- Inoponibilidad.
179
J. J. GUZMÁN GARCÍA y J. J. HERRERA GARCÍA, Contratos..., op. cit., nota 2, p. 130.
180
J. L. LACRUZ BERDEJO y otros, Elementos de Derecho civil, t. II: “Derecho de...”, op.
cit, nota 4, p. 531.
102
casos en que la inoponibilidad se manifiesta claramente los encontramos en los
arts. 154 C181; 1713 C182; 3816 C183.
181
Art. 154 C: “Las capitulaciones matrimoniales pueden alterarse después de celebrado
el matrimonio; pero el cambio no perjudicará a terceros posteriores a él, sino después que la
nueva escritura esté inscrita en el Registro respectivo, y que se haya anunciado por el periódico
oficial que los cónyuges han alterado sus capitulaciones”.
182
Art. 1713 C: “La división de una cosa común, no perjudica a tercero, el cual conservará los
derechos de hipoteca, servidumbre u otros derechos reales que le pertenecieren antes de hacer
la partición. Conservarán igualmente su fuerza, no obstante la división, los derechos personales
que pertenezcan a un tercero contra la comunidad”.
183
Art. 3816 C: “La constitución de la hipoteca no perjudica a terceros, sino cuando se ha
hecho pública por su inscripción en los Registros tenidos a este efecto. Pero las partes
contratantes, sus herederos y los que han intervenido en el acto, como el escribano y testigos, no
pueden prevalerse del defecto de inscripción; y respecto de ellos, la hipoteca constituida por
escritura pública, se considera registrada”.
103
1º) Cuando falta alguna de las condiciones esenciales para su formación
o para su existencia. Por ejemplo, cuando el contrato carece de los requisitos
esenciales (consentimiento, objeto, causa y forma) o no cumple con una
condición indispensable para su existencia, como la indeterminación del sexo
en el matrimonio.
184
J. L. LACRUZ BERDEJO y otros, Elementos de Derecho civil, t. II: “Derecho de...”, op.
cit, nota 4, p. 536. Pero este autor señala que “cuando, de hecho, haya surgido cierta
apariencia negocial, podrá ser útil, y aún prácticamente necesario, ante la resistencia del que
sostenga la validez, solicitar la intervención judicial”. o. u. c., pp. 536-537.
185
Citada por L. DÍEZ-PICAZO y A. GULLÓN, Sistema de..., op. cit., nota 15, pp. 104-105.
186
“Lo que es nulo no produce efectos jurídicos”.
104
patrimonial se hubiere realizado en virtud de un contrato nulo, éste debe
deshacerse para restablecer la situación jurídica de las partes a aquella que
existía antes de la celebración del contrato. Sobre este tema, expresa la
jurisprudencia española que la restitución es una obligación que surge ex lege
de ella, y de ahí que pueda ser acordada en el fallo de la sentencia aunque no
haya petición de parte (STS español de 24 de febrero de 1992, 24 de marzo de
1995 y 9 de noviembre de 1999)187.
187
Citada por L. DÍEZ-PICAZO y A. GULLÓN, Sistema de..., op. cit., nota 15, p. 105.
188
art. 2204 C: “La nulidad absoluta puede alegarse por todo el que tenga interés en ella, y
debe, cuando conste en autos, declararse de oficio, aunque las partes no la aleguen; y no puede
subsanarse por la confirmación o ratificación de las partes, ni por un lapso menor que el que se
exige para la prescripción ordinaria”.
189
L. DÍEZ-PICAZO y A. GULLÓN, Sistema de..., op. cit., nota 15, p. 107.
105
3.3.- Casos de nulidad absoluta.
190
J. L. LACRUZ BERDEJO y otros, Elementos de Derecho civil, t. II: “Derecho de...”, op.
cit, nota 4, p. 537.
191
Art. 1874 C: “La obligación fundada en una causa ilícita es de ningún efecto. La causa
es ilícita cuando es contraria a las leyes, a las buenas costumbres y al orden público”.
192
Art. 2768 C: “No valdrá la donación entre vivos de cualquier especie de bienes raíces, si
no es otorgada por escritura pública debidamente inscrita”. Art. 1479 C: “El usufructo que ha de
recaer sobre inmuebles por acto entre vivos, no valdrá si no se otorgare por instrumento público
inscrito”.
106
Como se indica en este subtítulo, la anulabilidad es un tipo de ineficacia
relativa. En este caso, el contrato nace y despliega todos sus efectos jurídicos
desde el momento de la perfección como cualquier otro contrato normal; pero,
sus efectos pueden ser anulados a instancia de la parte perjudicada mediante
la correspondiente acción de anulabilidad o pueden ser convalidados por la
confirmación del mismo negocio o porque se vence el plazo legal para ejercer
la acción. Mediante esta acción se protege unos intereses concretos y
determinados, razón por la cual solo se faculta al contratante titular de los
mismos para interponerla.
107
Una vez obtenida la declaración judicial de nulidad, los efectos legales
que se han venido produciendo por el contrato se invalidan y se tendrán por no
existentes desde el inicio; de esta manera se procurará la restitución al estado
de cosas que existía a la celebración del contrato 195. En este sentido expresa el
art. 2211:
“La nulidad absoluta, lo mismo que la relativa, declaradas por sentencia firme,
dan derecho a las partes para ser restituidas al mismo estado en que se hallarían si no
hubiere existido el acto o contrato nulo, siempre que la nulidad no sea por lo ilícito del
objeto o de la causa, en cuyo caso no podrá repetirse lo que se ha dado o pagado a
sabiendas”.
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3º Cuando el contrato se ejecuta por incapaces relativos, como los
menores adultos.
197
Art. 2213 C: “Sin la previa entrega o consignación de lo que debe devolver con motivo
de la nulidad, no puede una parte exigir que se compela a la otra parte a la devolución de lo que
le corresponde.”
109
5.- Rescisión de los contratos.
Por rescisión del contrato se entiende una figura jurídica utilizada para
reparar los perjuicios que el contrato causa a las partes a través de hacer cesar
su eficacia, por eso se considera como una ineficacia sobrevenida. La rescisión
es una medida excepcional y opcional; en estos casos el contrato nace y
despliega sus efectos jurídicos que perjudican a una de las partes y como
consecuencia de esto y por no existir otro remedio, se concede la acción
resarcitoria al perjudicado. El jurista español DÍEZ-PICAZO, nos explica que
según el Código español (art. 1291), se consideran contratos susceptibles de
rescisión: 1º- Los que pudieran celebrar los tutores sin autorización judicial; 2º-
Los celebrados en representación de ausentes, 3º- Los celebrados en fraude
de acreedores, 4º- Los contratos que se refieren a cosas litigiosas, cuando
hubiesen sido celebrados por el demandado sin el conocimiento y aprobación
del demandante o de la autoridad judicial competente 198.
198
L. DÍEZ-PICAZO y A. GULLÓN, Sistema de..., op. cit., nota 15, p. 112.
110