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Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Tiempo Histórico. N°4 /13-21/ Santiago-Chile. 2012.

CICLOS DE LA MEMORIA

Bruno Groppo*.

Resumen Abstract

El articulo analiza el funcionamiento The article analyzes the functioning


de la memoria colectiva y sus ciclos, es decir of collective memory and its cycles, i.e. the
la sucesión de periodos de amnesia, de me- succession of periods of amnesia, “cold”
moria “fría” y de memoria “caliente”, com- memory and “hot” memory. It takes into
parando dos experiencias nacionales : la me- account two national experiences: the me-
moria del régimen de Vichy y de la guerra mory of the Vichy regime and of the Alge-
de Argelia, en Francia, y la memoria del na- rian war, in France, and the memory of the
zismo en la República Federal Alemana y en Nazi past in the German Federal Republic
la República Democrática Alemana. Sobre and in the German Democratic Republic.
esta base, propone algunas interpretaciones On this basis, the concluding remarks dis-
a propósito de los factores que influyen so- cuss some factors that influence the cycles
bre los ciclos de la memoria. of memory.

Palabras Claves Keyword

Memoria, Francia, Alemania, nazismo, gue- Memory, France, Germany, Nazism, Alge-
rra de Argelia rian War

Recibido: 15 de enero de 2012 Aprobado: 22 de febrero de 2012

* CNRS/Université Paris I - Centre d’Histoire Sociale du XXe Siècle

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Ciclos de la Memoria

Introducción ficultad que hay para reconocer y asumir


el pasado.

La primera es la experiencia de la

E
n un artículo sobre el despertar ocupación alemana entre 1940 y 1944 y
de la memoria colectiva en Po- del régimen de Vichy, que fue instaura-
lonia durante la época del mo- do como consecuencia de la derrota de
vimiento de oposición Solidarnozs (So- 1940 y cuya capital se encontraba en la
lidaridad), el filósofo polaco Bronislaw pequeña ciudad termal de Vichy (por
Baczko escribió: “Los dieciséis meses de esta razón se habla de “la Francia de Vi-
Solidarnosz representan un periodo “ca- chy”, “el régimen de Vichy”, la “memo-
liente” en la historia de la memoria co- ria de Vichy”). Vichy simboliza los “años
lectiva de los polacos. Como cualquier negros” de la Ocupación y de la colabo-
fenómeno social, la memoria colectiva ración, con sus masacres, sus persecu-
tiene una historia: ella atraviesa periodos ciones antisemitas, sus deportaciones.
“fríos”, durante los cuales parece “ador-
La segunda experiencia traumática fue
mecida”, y periodos “calientes”, durante
la guerra de Argelia, que duró de 1954
los cuales se despierta, vuelve a subir a la
a 1962 y que terminó con la indepen-
superficie de la vida social, encontrando
dencia de Argelia, que era considerada
formas de expresión ricas y diversifica-
antes como una provincia francesa. Las
das, periodos en los cuales aparece como
dos experiencias, Vichy y Argelia, han
una dimensión esencial de las mentali-
dejado huellas profundas y cicatrices
dades”1. Esta observación de Baczko nos
en la memoria de los franceses: perte-
servirá de hilo conductor para una re-
necen a “un pasado que no pasa” y que
flexión sobre el aspecto cíclico, o por lo
menos discontinuo, del funcionamiento todavía atormenta la sociedad francesa.
de la memoria colectiva. Mi reflexión se Cada una de estas dos memorias pasó
apoya en el análisis de la memoria colec- por diferentes fases, “frías” y “calientes”,
tiva en Francia y en Alemania después y tiene su propia historia. La memoria
de la Segunda Guerra mundial. En estos de Vichy ha sido analizada sobre todo
dos casos también se puede observar una por Henry Rousso, que publicó en 1987
sucesión de periodos de adormecimien- un libro, El Síndrome de Vichy, que se
to o de aparente ausencia y periodos de ha vuelto rápidamente un libro de con-
despertar que pueden llegar hasta verda- sulta2. Además, Rousso ha publicado
deras explosiones de la memoria social. numerosos trabajos sobre este tema. Él
distingue cuatro etapas o fases de la me-
En Francia dos experiencias trau- moria de Vichy: una primera etapa, de «
máticas ocupan un lugar importante en duelo inacabado », que dura diez años,
la memoria nacional y demuestran la di- de la Liberación (1944) hasta mediados

1 Bronislaw Baczko, “La Pologne de Solidarité: une mémoire explosive”, in Id., Les imaginaires sociaux. Mémoires
et espoirs collectifs (Paris: Payot, 1984), 192.
2 Henry Rousso, El Síndrome de Vichy (Paris: Seuil, 1987). (rééd. 1990). Ver tambien Eric Conan et Henry Rousso,
Vichy. Un passé qui ne passe pas (Paris: Gallimard, 1996). (1ère éd. Fayard, 1994); La hantise du passé (Paris: Textuel, 1998).

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de los años 50; una segunda etapa, de re- ral De Gaulle y por los comunistas, de
presión –en el sentido psicoanalítico– de un país casi unánimemente resistente.
la memoria de Vichy, que llega hasta el A la luz de este mito, “la Colaboración
inicio de los años 70 y que se caracteriza fue considerada como un paréntesis, un
por el triunfo del mito “resistencialis- fenómeno dramático pero minoritario,
ta”, es decir de la imagen de una nación que había movilizado solo un pequeño
casi unánimemente resistente contra la grupo de traidores, mientras que los va-
ocupación alemana (se habla de mito lores de la “Francia eterna”, habían sido
porque en realidad la Resistencia fue la encarnados por la Resistencia”4. De esta
obra de una minoría valiente, y no de la manera la memoria gaullista y la memo-
gran mayoría de la población). La terce- ria comunista, diferentes en general pero
ra etapa de la memoria de Vichy ocupa convergentes en este punto particular,
la primera mitad de los años 70 y se dis- contribuyeron a consolidar la legitimi-
tingue por la crisis del mito resistencia- dad de la nueva República: el precio fue
lista y por el “retorno de lo reprimido”, el silencio sobre los aspectos del pasa-
es decir por el despertar de una memoria do que entraban en contradicción con
más conforme a la realidad de los “años el nuevo mito nacional, el mito de la
negros”. La cuarta y última fase, que Resistencia. Ocupando una gran parte
empieza hacia mediados de los años 70 del espacio público de los años 50 y 60,
y llega hasta el presente, se caracteriza el recuerdo de la Resistencia funcionó
por una presencia obsesiva de la memo- como un recuerdo/cortina que ocultaba
ria de Vichy3. El itinerario que describe el recuerdo de Vichy, mientras que otras
H. Rousso va de una ausencia y repre- memorias, como la de los prisioneros
sión de la memoria hacia un retorno de de guerra o la de los deportados judíos,
lo reprimido y un exceso de memoria. eran confinadas hacia los márgenes de la
En un primer momento se intentó de memoria nacional francesa.
poner entre paréntesis el recuerdo de
Vichy y de olvidarlo: olvidar el trauma El retorno de la memoria re-
de la derrota de 1940, olvidar la Cola- primida de Vichy al inicio de los años
boración, el antisemitismo de Vichy, ol- 70 fue el resultado de varios factores.
vidar que la administración francesa en Se pueden mencionar en particular: la
su conjunto se había puesto al servicio película de Marcel Ophuls intitulada La
de los ocupantes y que, por ejemplo, ha- tristeza y la piedad (1969), una serie de
bía organizado y efectuado ella misma entrevistas con personas que vivieron
los arrestos de los judíos destinados a la el periodo de la Ocupación, que tuvo
deportación hacia los campos de muer- un gran eco y fue un verdadero deto-
te. Había muchas cosas que olvidar. El nador; la gracia otorgada por el presi-
instrumento principal para “organizar el dente Georges Pompidou en 1971 a
olvido” fue el mito, creado por el gene- Paul Touvier, miembro de la Milicia de

3 Paul Ricoeur nota: “La obseción es selectiva y los relatos dominantes borran una parte del campo de la mirada. (…)
Ver una cosa es no ver otra. Contar un drama es olvidar otro drama” (Paul RICOEUR, La mémoire, l’histoire,
l’oubli (Paris: Seuil, 2000), 584.
4 Conan et Rousso, Vichy, un passé qui ne passe pas..., p. 29.

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Vichy y responsable de varios crímenes ponsabilidades. Hace más de diez años


durante la Ocupación; el despertar de la el historiador Benjamin Stora, el me-
memoria judía, que se puede datar de la jor especialista en la cuestión, titulaba
guerra arabe-israelí de 1967. La memo- La gangrena y el olvido a un libro sobre
ria judía en Francia se hizo más y más la memoria de la guerra de Argelia5. Y
presente e importante en las últimas en 1999 la socióloga Dominique Sch-
décadas, paralelamente a una presencia napper se preguntaba todavía pública-
más y más grande de la memoria de la mente: “¿Cuándo la memoria de la gue-
Shoá a nivel internacional. Entretanto, rra de Argelia cesará de ser reprimida?”6.
una nueva generación, nacida después Durante los últimos años la situación ha
de la guerra, había llegado a la madurez. cambiado. Hace poco, el 19 de marzo
Ella no había vivido la guerra y no tenía de 2002, B. Stora publicaba en el dia-
ninguna responsabilidad personal en lo rio Le Monde un artículo titulado “La
que había pasado entre 1940 y 1944: memoria re-encontrada de la guerra de
por estas razones podía mirar a estos Argelia”, donde constataba que, de una
acontecimientos de manera diferente a sensación de ausencia, se había pasado
la generación de sus padres o abuelos. en estos últimos años a una especie de
sobreabundancia7. En el año 2001 la pu-
La guerra de Argelia constituyó blicación, en el mismo diario Le Mon-
el otro episodio doloroso y difícil de la de, del testimonio de Louisette Ighilariz,
memoria francesa. Fue una guerra que una ex-militante de la independencia ar-
no decía su nombre, porque oficial- gelina que había sido horriblemente tor-
mente no se trataba de una guerra sino turada por el ejército francés durante la
de “operaciones de mantenimiento del guerra, había provocado un intenso de-
orden”. Sólo tardíamente, el 10 de ju- bate en los medios sobre la utilización de
nio de 1999, un voto (unánime) de la la tortura durante la guerra de Argelia.
Asamblea Nacional francesa acabó con Participaron en este debate, que todavía
esta hipocresía y reconoció que había no cesó, varios testigos, entre los cuales
sido efectivamente una guerra. Como en se contaban algunos generales franceses
el caso de Vichy, la memoria de la guerra (Jacques Massu, Paul Aussaresses). En
de Argelia también ha sido el objeto de marzo del 2002 la televisión francesa
una represión tenaz (hablo de represión difundió un documental en tres partes
siempre en el sentido psicoanalítico). En de Patrick Rotman, intitulado “El ene-
política, por razones diferentes ni la de- migo íntimo”, sobre la tortura durante
recha ni la izquierda quería evocar este la guerra de Argelia: una serie de terri-
periodo. Todos tenían muchas cosas que bles confesiones de soldados y oficiales
olvidar. Así se organizó el olvido, entre franceses implicados en la tortura. Las
otros modos con varias leyes de amnis- tres emisiones culminaron con un deba-
tía, evitando interrogarse sobre las res- te televisivo, de extrema violencia, entre

5 Benjamin Stora, La gangrène et l’oubli. La mémoire de la guerre d’Algérie (Paris: La Découverte, 1991).
6 Dominique Schnapper, “La mémoire en politique”, in Françoise Barret-Ducroq (sous la dir. de), Pourquoi
se souvenir? (Paris: Grasset, 1999), 100.
7 Benjamin Stora, “La mémoire retrouvée de la guerre d’Algérie ?”, Le Monde, 19 mars 2002.

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varios testigos y algunos historiadores. Alemania


Varios libros autobiográficos han sido
publicados en los últimos dos años, en- En Alemania la memoria del na-
tre otros el del general Aussaresses que zismo y de sus crímenes tuvo una evolu-
justifica la utilización sistemática de la ción diferente en las dos partes del país,
tortura. Todo lo que había sido ocultado RFA y RDA, separadas políticamente
o reprimido durante largo tiempo reapa- durante más de cuatro décadas. Hubo
rece ahora con fuerza en la conciencia dos memorias oficiales, muy diferentes,
pública8. La sucesión de las generacio- pero también con analogías no secun-
nes desempeña un papel predominante darias. El problema fundamental era el
mismo en los dos casos: ¿cómo recordar
en este retorno de la memoria. Comen-
el pasado nazi; un régimen criminal que
zó, aparentemente, una nueva fase de
sin embargo había sido beneficiado con
la memoria de la guerra de Argelia. Es
el apoyo de una parte importante de la
probable que esta memoria ocupe un
población y que había sido eliminado
lugar más y más importante en la me-
solamente gracias a la intervención de
moria nacional, y podría ocurrir que se
ejércitos extranjeros? ¿Quién era respon-
vuelva una obsesión, como sucedió con sable de los crímenes cometidos y del
la memoria de Vichy9. Lo que está en desastre nacional?
juego no es solo la experiencia argelina,
sino el pasado colonial en su conjunto, En Alemania occidental la recons-
es decir, un pasado que todavía no ha trucción se efectuó bajo el signo de la
sido completamente integrado a la me- amnesia nacional y de la represión del
moria nacional. pasado nazi, intentando olvidar los crí-
menes y el apoyo popular al régimen.
El ejemplo de la guerra de Arge- Millones de alemanes que habían apo-
lia es interesante y significativo también yado a Hitler no se consideraron respon-
porque plantea el problema de una do- sables, sino víctimas de la guerra, de los
ble memoria, francesa y argelina, del bombardeos aliados, de las expulsiones
mismo acontecimiento. Cada memoria y migraciones forzadas y de los actos
es un espejo de la otra. La memoria ar- de venganza de las tropas soviéticas. La
gelina de la guerra presenta una evolu- represión del pasado nazi fue tanto más
ción análoga a la de la memoria francesa fuerte cuanto más profunda había sido
(represión, mitificación, silencios, retor- la adhesión al régimen, y duró hasta los
no parcial del reprimido); pero este pro- años 60. En la atmósfera de la guerra
blema excede el marco de esta ponencia. fría y en nombre del anticomunismo,

8 Paul Aussareses, Services spéciaux, Algérie 1955-1957 (Paris: Perrin, 2001).


9 Henry Rousso llama la atención sobre la analogía entre el ciclo de la memoria de Vichy y el de la guerra de Argelia.
Cf. Henry Rousso, “La guerre d’Algérie et la culture de la mémoire”, Le Monde, 5 avril 2002.

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una gran parte de los criminales y cóm- lar Ernst Nolte, se inquietaron pública-
plices quedó impune y pudo continuar mente respecto de este “pasado que no se
tranquilamente sus actividades y carre- decide a pasar”. Hacia mediados de los
ras. En los años 60 dos psicoanalistas, años 80 un debate público importante
Alexander y Margarethe Mitcherlich, en los medios de comunicación alema-
pusieron en evidencia la incapacidad de nes, llamado la “controversia de los his-
los alemanes de hacer el duelo del nazis- toriadores”, demostró la imposibilidad
mo10. Sin embargo, los años 60 fueron de olvidar o reprimir el pasado nazi. La
también testigos de un despertar de la importancia creciente de la memoria de
memoria, reactivada en particular por la Shoá a nivel internacional contribuyó
algunos episodios judiciales como el y contribuye a hacer de la memoria del
juicio contra Aldolf Eichmann, uno de nazismo un tema de interés permanente.
los organizadores del genocidio judío,
en Jerusalem, y en Alemania misma el La Alemania oriental (RDA),
juicio contra varios guardias del campo donde la memoria oficial era estricta-
de concentración y de exterminio de mente controlada y manipulada por el
Auschwitz. Uno de los factores que más partido comunista, quiso también evitar
contribuyeron a poner fin a la amnesia un debate sobre la responsabilidad por
fue la sucesión de las generaciones, es los crímenes nazis. Esta responsabilidad
decir la llegada a la edad adulta de una fue atribuida exclusivamente al “gran
generación nacida después de 1945. Es- capital” y a un pequeño grupo de crimi-
tos jóvenes empezaron a descubrir el pa- nales nazis. La idea fundamental era que
sado nazi y a pedir cuenta a sus padres la RDA no tenía nada que ver con el pa-
de lo que habían hecho durante la dicta- sado nazi y que los culpables se encon-
dura. El clima político del país también traban exclusivamente en la Alemania
había cambiado. Después de una larga Federal. De esta manera, se construyó la
época de gobiernos conservadores que leyenda de un pueblo fundamentalmen-
habían dirigido la reconstrucción del te antifascista, que había resistido bajo
país, un antiguo exiliado político y resis- la dirección del partido comunista. La
tente, el socialdemócrata Willi Brandt, memoria comunista se volvió la memo-
se convertía en jefe del gobierno e inau- ria oficial de la RDA y excluyó a todas
guraba una nueva política hacia el Este y las otras memorias. La evocación del pa-
una serie de reformas importantes. Hay sado nazi se encontraba omnipresente,
un cierto paralelismo entre el retorno pero de manera políticamente muy se-
de la memoria del nazismo en la RFA lectiva: el exterminio de los judíos casi
y el retorno de la memoria de Vichy en no era evocado, o solo de manera margi-
Francia. En los años 70 y 80 la memo- nal, porque no era posible explicar este
ria del nazismo ocupó un espacio más y evento según los criterios de la leyenda
más grande, hasta el punto que algunos oficial. El resultado fue en parte pare-
historiadores conservadores, en particu- cido al de la RFA, es decir la represión

10 Alexander et Margarete Mitscherlich, Le deuil impossible: les fondements du comportement collectif (Paris:
Payot, 1972).

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del pasado y la amnesia. Es difícil decir mento, porque la memoria es siempre


en qué medida esta memoria comunista tributaria del presente.
oficial se había vuelto realmente la me-
moria de la población. Lo que es cierto, Las etapas o fases de una memo-
es que el tema de la responsabilidad, y ria, si se las mira desde otra perspectiva,
de manera general una confrontación son al mismo tiempo las del olvido. A
crítica con el pasado nazi, no tuvo lu- los ciclos de la memoria corresponden
gar. En la RDA no hubo un verdadero ciclos del olvido. Memoria y olvido, en
despertar crítico de la memoria como efecto, son indisociables. A menudo la
el que comenzó en la RFA en los años memoria colectiva es una manera de
60 y que se intensificó después. Por esta organizar el olvido, porque, haciendo
razón, distinguir las etapas o fases de la resaltar ciertos aspectos del pasado, deja
memoria en la Alemania comunista es inevitablemente en la sombra otros as-
pectos: es un juego de luz y sombra. Así,
mucho más complicado que en el caso
por ejemplo, en Francia la memoria de
de la RFA.
Vichy se ha concentrado sucesivamente
sobre la Resistencia, la Colaboración, el
antisemitismo y la deportación.
Conclusiones
Las fases en las cuales una me-
¿Qué conclusiones sugieren las moria se articula y se desarrolla pueden
experiencias de memoria que hemos ser más o menos largas. El ritmo con el
evocado? cual se suceden depende de numerosos
factores, a menudo imprevisibles, como
Primero que la memoria de un por ejemplo los cambios de la coyun-
acontecimiento tiene su propia historia tura política. Uno de estos factores es
y que no se transmite de manera idénti- particularmente importante y a menu-
ca, sino transformándose continuamen- do determinante: la sucesión de las ge-
te y pasando por diferentes fases. Según neraciones. Hay que distinguir, por su-
la fase y el momento varían los aspectos puesto, entre generación en un sentido
que se encuentran en el centro del tra- biológico, es decir los que pertenecen a
bajo de rememoración. Desde el punto un mismo grupo etario, y generación en
de vista de la memoria, el pasado no es un sentido político, es decir los que vi-
algo inmutable, sino una reconstrucción vieron juntos un mismo acontecimien-
que se renueva sin cesar. Hay una suce- to o una misma experiencia que los ha
sión de memorias, y ninguna de ellas marcado profundamente en el tiempo.
puede ser considerada más verdadera o El hecho de pertenecer a cierta genera-
más auténtica que las otras: todas son ción y de haber vivido personalmente
reconstrucciones del pasado, que hacen ciertas experiencias tiene consecuencias
hincapié sobre aspectos diferentes. Sin importantes desde el punto de vista de
embargo, estas reconstrucciones no son la memoria colectiva, porque crea pun-
arbitrarias: se hacen en función del pre- tos de referencia comunes y una manera
sente y de las preocupaciones del mo- análoga de sentir y de reaccionar. Los

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que sufrieron por causa de eventos trau- La transmisión de una memoria


máticos intentan a menudo olvidarlos y es también transmisión de una identi-
evitan de evocarlos, porque recordar re- dad. Para que la transmisión se efectúe,
nueva el sufrimiento. Cuando se trata de de una generación a otra, se necesitan
crímenes, los que los cometieron o fue- vectores de la memoria y también recep-
ron sus cómplices intentan borrarlos de tores, dispuestos a recibirla y a apropiár-
la memoria pública porque no quieren sela.
afrontar la cuestión de la responsabili-
dad y la culpabilidad. Después de la de- ¿Por qué una memoria que pare-
rrota del nazismo la mayoría de los ale- cía adormecida se despierta de repente?
manes se refugió durante mucho tiempo Las causas pueden ser varias: el azar del
en la amnesia y evitó interrogarse, por lo calendario, por ejemplo, que hace que
menos públicamente, acerca de las res- una fecha llena de significados caiga
ponsabilidades individuales o colectivas en un determinado momento (ver los
por los crímenes cometidos en nombre ejemplos citados por Baczko en su ar-
de Alemania. Los que invitaban a una tículo), una película (ex. La tristeza y la
reflexión de este tipo, como por ejemplo piedad) o una emisión de televisión (ex.
el filósofo cristiano Karl Jaspers, queda- Holocausto, en la RFA de los años 70)
ron aislados11. La mayoría prefirió consi- que encuentran un eco imprevisto, un
derarse víctima, no culpable, y recordar evento judicial (ex. el juicio a Eichmann
los sufrimientos padecidos y no los que en Jerusalem, el arresto de Pinochet en
ellos habían provocado a otros. Londres), la desaparición de un pro-
tagonista o de un testigo, etc. Se trata
El hecho de pertenecer a una ge- de causas inmediatas. Si hacen detonar
neración que, nacida más tarde, no tiene algo, es que había ya un potencial de
responsabilidades personales respecto de memoria acumulado.
un pasado dramático crea una relación
diferente con este pasado. Los jóvenes Y ¿Por qué una memoria se «en-
miran de otra manera los eventos trau- fría» y deja lugar al silencio? En este caso
máticos que la generación de sus padres también los factores posibles son nume-
preferiría olvidar o cubrir de silencio: rosos: la “erosión” natural de los recuer-
quieren saber que pasó, como se com- dos, la voluntad de reprimir y ocultar un
portaron sus padres, les piden que se pasado desagradable, la desaparición de
justifiquen. Los hijos de las víctimas de los vectores de esta memoria, etc.
un evento traumático siguen, a menudo,
sufriendo las consecuencias del trauma El territorio de una memoria es
que sufrieron sus padres: es lo que se ob- aquel lugar donde viven las personas que
serva, por ejemplo, en los hijos de sobre- son los vectores de esta memoria. La me-
vivientes de la Shoá. moria social funciona en amplia medida

11 Karl Jaspers, El problema de la culpa (Barcelona – Buenos Aires: Paidos, 1998) (1era ed. Alemana 1946).

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dentro del marco nacional que le ofrece colectiva funciona en condiciones muy
sus puntos de referencia; sin embargo, a diferentes que antes, y se vuelve también
menudo es también tributaria de facto- más “global”. Un evento como la des-
res externos o de una coyuntura interna- trucción de las torres gemelas fue vivido
cional. Así, por ejemplo, el juicio a Ei- en directo por millones de personas en
chmann en Jerusalem tuvo un impacto el mundo entero y se convierte en parte
importante sobre la memoria alemana y
de una memoria colectiva mucho más
contribuyó a despertarla. El arresto de
amplia que la sola memoria estadouni-
Pinochet en Londres contribuyó a rea-
dense: se podría casi decir que es parte
vivar la memoria de los crímenes de la
dictadura chilena, y hubo un impacto de una memoria planetaria, aunque el
no solo en Chile sino también en otros significado que se le atribuye pueda va-
países. El ejemplo más significativo de la riar mucho de un país a otro.
influencia que puede tener una coyun-
tura internacional es sin duda el de la La memoria de una sociedad es
Shoá. La memoria de este evento adqui- algo que es difícil definir exactamente en
rió progresivamente una dimensión in- sus contornos. No es algo “natural”, que
ternacional más y más importante, hasta se forma de manera espontanea, sino el
volverse un paradigma y una referencia resultado de una competencia y de un
ineludible. Así, podemos ver que en el enfrentamiento entre las memorias so-
funcionamiento de la memoria colectiva ciales particulares que existen en una
de un país intervienen no solo factores sociedad. Cada memoria aspira a ser re-
nacionales, sino también factores exter- conocida y a ocupar el espacio público:
nos al marco nacional. La globalización, la competencia se transforma a menudo
que borra en parte las fronteras nacio- en auténticas batallas de memoria para
nales, puede acentuar la influencia de
conquistar el espacio público. Cada me-
estos factores externos. Gracias a la te-
moria tiene sus fases, sus ciclos, su evo-
levisión, los eventos traumáticos que se
lución. Para comprender una memoria
inscriben en la memoria colectiva de un
país (como la purificación étnica en la nacional, es decir el patrimonio común
ex-Yugoslavia, el genocidio en Ruanda, de recuerdos y de olvidos de una socie-
los atentados del 11 de septiembre en dad, es necesario tomar en cuenta las di-
Nueva York) se desarrollan en parte bajo ferentes memorias sociales que la com-
la mirada de la opinión pública interna- ponen y que son como fragmentos de
cional. Es decir que ahora la memoria un mosaico en continua recomposición.

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