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Uno, siete, cuatro, cinco, dos, siete, 174 mil 527, con este número, Primo Levy fue
marcado a su ingreso en Auschwitz- Monowitz, y ese número preside su tumba,
ubicada en el Cementerio Monumental de Turín, en un claro y perene recordatorio
de su paso por el Lager 1. Pareciera que ni en su última morada, Primo Levy
desiste en esa vocación adquirida en el campo de concentración, la de ser
“testigo” de los horrores de que es capaz el hombre.
Quiero antes de continuar, agradecer a la “Cátedra Primo Levi”, a la Dra.
Dulce María Zúñiga y al Dr. Moloeznik, por haberme invitado a presentar este libro
colectivo donde se reflexiona de manera profunda y erudita sobre el legado
humanista de este escritor, químico, antifasista, partisano, pensador, testigo-
historiador, solo por mencionar sus facetas más renombradas.
No fue menor el reto en el que de pronto me vi inmersa. ¿Cómo prepararme
emocionalmente para iniciar la presentación de un libro que de entrada me evoca
la época de mis primeras lecturas sobre el nazismo y sobre los estragos que
causó no solo a la población judía y a de Europa, sino al mundo entero? ¿Cómo si
no era releyendo a los dos autores que más me marcaron en aquella época de
juventud: a Primo Levi, con Si esto es un hombre; y a Víctor L. Frankel, con El
hombre en busca de sentido.
1
Ovejero, Joseé , “Solo el núé mero 174.517 en la túmba de Primo Levi recúerda sú paso
por Aúschwitz” en El País Semanal .
https://elpais.com/elpais/2019/06/03/eps/1559569461_517058.html, consúltado
el 4 de júlio de 2019.
1
Ya había iniciado la lectura del libro, con el maravilloso ensayo del Dr. Fabio Levi, “
‘Os encomiendo estas palabras’. Primo Levi testigo, escritor y químico”. Lo leí
detenidamente, considerando el puntual análisis del subtexto incluido en el poema
que antecede a Si esto es un hombre:
2
El Dr. Fabio Levi hace énfasis en cómo Primo Levi habla directamente al
lector, lo interpela explícitamente, en lo que el interpreta como una “invitación” a
“detenerse un momento, concentrar la propia capacidad mental en un intento de
penetrar en el horror, el desconcierto, la desesperación e iniciar, en lo posible, un
esfuerzo de reflexión sobre un suceso tan insólito y detonante.” 2 Así, la cualidad
que el autor destaca en Primo Levi, es su capacidad de “contener las pasiones”,
para ofrecer un “caso útil” para un “estudio sereno de algunos aspectos del ánimo
humano”3. Ese espíritu científico, con toda seguridad herencia de su formación
como químico, se conjuga con su oficio de testigo y escritor, y los cuales quedan
de manifiesto en la obra de Primo Levi, como lo señala el autor mientras nos
ofrece un recorrido por ella y por los aspectos más importantes de su vida
posterior, marcada por el Lager, el lugar de la extrema abominación; por su
obsesiones intelectuales entre las que se encuentra la potencialidad del lenguaje,
las lenguas y sus palabras, su etimología, la complejidad de la comunicación, las
relaciones entre lenguas y culturas...
Y allí estaba yo, lectora, otra vez entrando a la Historia y las historias del
mal llamado Holocausto, como bien indica más adelante el Dr. Moloeznik en
palabras de Primo Levi: “Entre paréntesis, nunca me ha gustado la palabra
“holocausto”. No me parece un término apropiado, es retórico y, sobre todo,
erróneo”. No obstante, no pude continuar. Tenía que regresar al autor, releerlo,
recordarlo. Debía ponerme en su piel, reconstruir, figurarme a mí misma en las
condiciones que narra, que describe; imaginar la mirada de científico social,
analizando su entorno y sopesando los eventos que después sirvieron para
escribir su obra. Debía hacerlo si no quería desvirtuar el objetivos de los trabajos
que tenía ante mí en este libro que ahora nos ocupa: que es el de observar su
legado humanista.
Una vez a tono con lo que me disponía a leer, retomé el trabajo. Debo
resaltar que, más allá de la perfección con que están escritos y sustentados los
ocho trabajos que compone este libro, todos tienen una cualidad que se va
2
Levi, Fabio. “ ‘Os encomiendo estas palabras’. Primo Levi testigo, escritor y químico”, en Primo
Levi..., p. 17.
3
Ibid, p. 18.
3
percibiendo en el transcurso de su lectura: son todos ensayos independientes y a
la vez transversales, co-dependientes, suplementarios, coadyuvantes, se
completan unos a los otros. Todos buscan desentrañar las aportes “de”, “en” y “a
través” de la obra de Primo Levi, desde distintas miradas que destacan las
sutilezas de su pensamiento humanistas y yo agregaría, insisto, de científico
social, que pasa por lo filosófico, lo político, lo literario, lo histórico, lo ético, lo
antropológico, lo psicológico...
En este sentido, los ocho trabajos constituyen un vaivén por una serie de
temas inevitables si se quiere pensar el “legado humanista de Primo Levi”: la
capacidad humana para infligir y soportar lo indecible sobre su prójimo; la
divinidad como imagen y semejanza de ese hombre abominable; la memoria y el
olvido del horror; y con ello, la necesidad de reconstruirlo, de atestiguarlo, de
narrarlo, de comunicarlo y comunicárselo a sí mismo, ya sea como relato histórico,
como descripción etnográfica, pero también como acto poético; y por supuesto, las
enseñanzas que la humanidad no debería pasar por alto, a partir del juicio de esas
catástrofes humanas. Se trata, en fin de un vaivén no solo intelectual, sino sobre
todo emocional, donde los autores y nosotros lectores, nos adentramos en ese
“mar abierto” de la memoria y el testimonio de Primo Levi, tan bellamente evocado
en el capítulo “El viaje de Ulises”, en Si esto es un hombre, a través del Canto
XXVI de la Divina Comedia, y que está magistralmente analizado en el ensayo del
Dr. Franc Ducros, “Presencia de Dante Alighieri en la obra de Primo Levi”.
Cada trabajo es excepcional en sí mismo, aporta elementos de reflexión en
los que es necesario detenerse para escudriñarlos, repensarlos, o incluso sentirlos
plenamente.
En el capítulo 2, que lleva por título “¿Quién escuchó a Berthold Jacob? La
revelación del rearme alemán y la letal sordera de las potencias europeas”, por
ejemplo, el Dr. José Gabriel Paz nos presenta el caso del periodista judío Berthold
Jacob, quien anticipó “con gran antelación a la guerra los planes expansionistas
de Hitler”. Se trata de un caso paradigmático en el mundo del periodismo de
investigación y de denuncia, que puso de relieve los riesgos a los que se enfrenta
de la libertad de expresión, siempre bajo amenaza en los regímenes totalitarios. El
4
Dr. Paz destaca “la paradoja de la impotencia”: “En un dramático llamado al
mundo, con la esperanza que reaccione ante el avance del Tercer Reich, ese año
también publicó el libro ¿Por qué el mundo está en silencio?. En él expresa su
incomprensión ante el inexplicable silencio del mundo frente al trágico avance del
régimen nazi como brutal maquinaria de guerra, reiterando su anuncio sobre el
inminente desencadenamiento del conflicto”. Este grito desesperado de Jacob, me
llevó a pensar en nuestra propia realidad nacional, en los gritos desesperados de
las madres de ejecutados y desaparecidos que aúllan: “¿Por qué nadie grita?”.
Fue inevitable para mí evocar otros holocaustos, otras catástrofes, otras
abominaciones y horrores, los nuestros, los del aquí y el ahora.
Pero volvamos al libro. Aunque el capítulo del Dr. Paz se centra en la vida y
el trabajo periodístico de Jacob, se ofrece al lector un marco histórico previo a la
Segunda Guerra Mundial, que servirá de antesala al trabajo del Dr. Moloeznik en
el apartado 3: “Aproximación al marco histórico del legado de Primo Levi como
víctima del genocidio nazi”. Se trata de un trabajo sumamente detallado e
informado, como el precedente, sobre los eventos particulares del genocidio judío
a manos de los nazis, donde además de los testimonios, datos, fechas y nombres
específicos, destaca el que permite entender “el genocidio” como “política de
Estado”, cuyas “(...) notas esenciales (fueron) su intencionalidad y premeditación” 4.
Todo esto creo que queda muy bien expresado en la cita de Primo Levi que
incluye el Dr. Moloeznik (p. 84), tomada del video testimonial que la RAI le hizo en
1982 en ese Regreso a Auschwitz. Ante la pregunta de qué representó el
Holocausto para el pueblo judío dice:
5
Europa se convirtió en una enorme trampa, esto fue lo novedoso y
lo que determinó para los judíos un profundo cambio, no
solamente en Europa sino también para la comunidad judía en
Estados Unidos y para los judíos del mundo entero.
6
lo han hecho generalmente en voz baja, casi en un susurro, como entre el silencio
y la palabra.” (p. 115) El autor hace un recorrido por los diarios, testimonios,
memorias, poesía y novela que han tratado de entender el Holocausto sus causas
y sus consecuencias hasta el día de hoy.
Y en esta evocación literaria-poética se instala el trabajo de Myriam
Moscona, en el apartado 6, cuyo inicio es sugerentemente fantástico:
5
Moscona, Myriam. “La memoria: ún inqúilino incoé modo”, en Primo Levi..., p. 141.
7
discreto” que excepcionalmente va “alternando relato y citas de Dante, crónica y
poesía”6
Debo reconocer que mucho antes de que hubiera r legarno he podido resistir la
tentación de extrapolar nuestro momento actual, sobre todo el que vive México,
sumido en la violencia del narcotráfico, de las redes criminales, de los feminicidios,
de la anomia social que se respira por momentos con lo testimoniado por Primo
Levi. Encontrar puntos de contacto con sus reflexiones, con sus dolores y
hallazgos. En ese sentido, valdría la pena reconsiderar la respuesta que Primo
Levi da a Emanuele Ascarelli y Daniel Toaff, que lo acompañaran en junio de 1982
en su “Regreso a Auschwitz”, ante la pregunta:
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la razón por la que sería difícil asistir al renacimiento de algo
parecido por mucho tiempo... en algunas décadas, pongamos,
cincuenta o cien años, Alemania podría conocer un resurgimiento
del nazismo parecido al anterior, y en Italia aparecería un
fascismo como el de antes. Sin embargo, pienso que no será
posible en Europa; también pienso que en otros países se está
gestando el deseo de un nuevo Auschwitz, simplemente les faltan
los recursos.7
“Son los que pueblan mi memoria con su presencia sin rostro, y si pudiese
encerrar a todo el mal de nuestro tiempo en una imagen, escogería esta imagen,
que me resulta familiar: un hombre demacrado, con la cabeza inclinada y las
espaldas encorvadas, en cuya cara y en cuyos ojos no se puede leer ni una huella
de pensamiento.” (p. 54)
7
Video disponible en https://www.yoútúbe.com/watch?v=ypjbsI5Py-k. Transcripcioé n
tomada de https://www.letraslibres.com/mexico-espana/regreso-aúschwitz