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Ciclo evolutivo de la familia: retos y

conflictos
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Georgina Burgos Gil

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La vida de una familia pasa por una serie de etapas que se


consideran normativas, y por tanto, constituyen el proceso de
evolución que se espera en una familia.

Si bien es cierto que la relación familiar puede llevar a una


ruptura en alguna de estas etapas, también es cierto que los
miembros de esa pareja pueden retomar de nuevo la
formación de una nueva familia y, en tal caso, volverán de
nuevo a iniciarse y evolucionar a lo largo de un nuevo ciclo
familiar, con la complejidad que comporta haber iniciado y roto
un ciclo familiar anterior.

Cada una de las etapas del ciclo familiar tiene unas


características, unos retos evolutivos y unos conflictos
nucleares específicos. A continuación se abordarán estas
cuestiones con mayor detenimiento.

1. Etapa de galanteo y emancipación del joven adulto


En este momento la persona deja el hogar de su familia de
origen para formar el suyo propio; puede ser que vaya a vivir
solo, con un grupo de amigos o en pareja. No obstante, en las
últimas décadas, debido a la situación económica y laboral,
los jóvenes se independizan cada vez a edades más
avanzadas, dando lugar a lo que se ha denominado el nido
repleto, quedándose a vivir en casa de los padres.

En el caso del nido repleto surgen una serie de conflictos


relacionados con el tránsito de la relación paterno-filial que
implica la relación adulto-adulto entre padres e hijos, donde
puede haber intereses y necesidades encontradas.
2. Matrimonio o convivencia en pareja
La persona forma una pareja y ambos miembros deciden
convivir en el mismo hogar. En estos momentos es necesario
llegar a acuerdos sobre cómo manejar la relación con las
familias de origen de cada miembro de la pareja, organizar
aspectos prácticos de la vida cotidiana en común (las tareas
domésticas, la gestión de la economía y del ocio, etc). El reto
en esta etapa es abandonar la dependencia de los valores de
la familia de origen para adoptar otros más adecuados para la
pareja, de forma consensuada y consciente; es decir, separar
de la influencia parental las decisiones que toma la pareja.

Los retos de esta etapa pueden generar gran diversidad de


conflictos, ya que puede haber diversidad de intereses y
necesidades en relación al modo de organizar los gastos, el
reparto de las tareas domésticas, el momento de tener hijos,
la existencia de un balance negativo hacia las elecciones
libres en pareja (por no poder desprenderse de la influencia
parental), la organización del tiempo de ocio por preferencias
diferentes, el modo en que se organiza el tiempo de pareja
con respecto a las actividades en común y el tiempo personal
para las aficiones propias de cada uno...

3. Nacimiento de los hijos


Esta etapa implica la acogida de un nuevo miembro (o más)
en la familia. Si bien es un evento que genera grandes
satisfacciones, también implica una serie de dificultades y
retos que llevan a la pareja a la reorganización de su tiempo y
de sus actividades, además de sus afectos.
La llegada de los hijos puede generar tensión en la pareja,
acrecentar los conflictos ya existentes así como añadir otros
nuevos, como son: el conflicto de la madre y su
autorrealización, su reincorporación al mercado laboral y los
sentimientos que ello conlleva al tener hijos, sentimientos
encontrados entre la pareja (celos, sensación de abandono,
etc).

En esta etapa, además, las familias de origen de cada uno de


los miembros de la pareja adquieren un nuevo rol, ya que los
padres pasarán a ser abuelos y los hermanos se convertirán
en tíos, lo que implicará una reorganización de las relaciones
familiares entre los miembros de la familia nuclear y la familia
extensa y ello supondrá la aparición de nuevos conflictos
como la diferencia de opiniones de los abuelos y los padres a
la hora de educar a los hijos, los tiempos más adecuados para
las visitas, etc. Los abuelos y tíos pueden tener ideas muy
diferentes a las de la pareja en cuanto a la educación de los
nuevos miembros de la familia y ello puede generar conflictos
y tensión en la pareja, tanto en esta etapa como en las
siguientes.

Esta etapa implica llevar a cabo una revisión del reparto de las
responsabilidades de ambos miembros de la pareja. A partir
de ahora uno de los grandes retos será cómo compatibilizar el
rol de padres con el tiempo para uno mismo y el tiempo de
pareja.
4. La familia con hijos en periodo intermedio
En esta etapa los hijos van creciendo y los padres les
acompañan a lo largo de su desarrollo en la infancia,
adolescencia y primera juventud. Gran parte de las
conversaciones de la pareja giran en torno a los hijos. Y los
conflictos de esta etapa se relacionan sobre todo con
cuestiones relacionadas con el ámbito laboral; por ejemplo, un
padre en paro puede sentir que no cumple con su rol de
proveedor, una madre que no tiene un trabajo deseado puede
pensar que sus renuncias durante el tiempo de crianza le
pasan factura, el éxito laboral de uno de los miembros de la
pareja puede hacer que el otro se sienta frustrado, o bien que
él mismo no se sienta valorado por sus logros. Todas estas
cuestiones son fuente importante de conflictos.
En esta etapa se añaden los conflictos ocasionados por el
tránsito a la adolescencia de los hijos. Es una etapa nada
banal para los padres, y menos aún para los hijos. El intento
de ganar libertad e independencia del adolescente puede
generar tensiones en la familia y entre la pareja, lo que se
agravará si hay consumo de drogas y alcohol, fracaso escolar
y otras situaciones críticas.

Tanto en esta etapa como en la anterior pueden existir


diferencias en el modo de considerar el cuidado de los hijos
entre la pareja, lo que a su vez también es fuente de conflicto.

5. El destete de los padres o nido vacío


En esta etapa los hijos abandonan el hogar familiar y se
produce lo que se ha conocido como el nido vacío. Es una
etapa en que la pareja volverá a reencontrar su intimidad en el
hogar, lo que si bien puede ser muy satisfactorio y abrir
nuevos horizontes en la relación, también puede ser una
nueva fuente de conflictos, ya que la pareja a veces descubre
que se siente distante o que el otro, con el paso del tiempo, se
ha convertido en un desconocido, o bien desea volver a
sentirse joven y busca otras parejas que contribuyan a hacer
realidad este deseo.

Es además una etapa que suele coincidir con el


envejecimiento de los padres de ambos miembros de la
pareja, con el correspondiente incremento en la demanda de
cuidados y atención y finalmente la pérdida de aquellos por
defunción. Todo ello generará dificultades, dolor y tensiones
en la pareja.

En esta etapa lo más probable es que la pareja se embarque


también en el aprendizaje de ser abuelos y, si bien la relación
con los nietos es una fuente intensa de satisfacción, hay
veces en que debido a la sobrecarga que supone su cuidado
–ya que muchos abuelos se convierten en sustitutos de los
padres- puede ocasionar tensiones en la pareja por
agotamiento y por falta de tiempo libre en un momento en que
ellos mismos también están envejeciendo.
6. Retiro de la vida activa y envejecimiento
Es la etapa marcada por la jubilación, lo que implica una
nueva reorganización del tiempo y de la economía familiar.
Esta etapa puede estar asociada a sentimientos negativos
sobre la propia capacidad personal.

Es también la etapa que coincide con el envejecimiento y el


deterioro de las facultades físicas y cognitivas, así como con
la posible aparición de enfermedades graves. También es la
etapa normativa en que suele tener lugar la pérdida de la
pareja por fallecimiento de uno de los miembros. No obstante,
la viudedad abre la posibilidad de llevar a cabo una nueva
vida.
En esta etapa los hijos vuelven a implicarse en un sentido
diferente. Serán ellos los que ahora deberán encargarse del
cuidado del padre o madre ancianos, y muchas veces se
verán en la situación de llevarlo a una residencia o de
acogerlo en su casa cuando ya no sea capaz de llevar una
vida autónoma e independiente.

A lo largo de estas etapas cada familia va afrontando los retos


y conflictos a su manera, resolviendo las dificultades con éxito
y encontrando soluciones adecuadas.

A veces, sin embargo, lidiar con estas dificultades resulta


complejo y confuso. En estos casos, una alternativa posible es
la ayuda que ofrece la orientación familiar.
Bibliografía:

García, L., y Bolaños, I. (Coords.) (2010). Cómo resolver los


conflictos familiares, Comunidad de Madrid: Dirección General
de Familia.

más: Ciclo evolutivo de la familia: retos y


conflictos https://www.saludterapia.com/articulos/a/2588-ciclo-evolutivo-familia-retos-
conflictos.html#ixzz5HvXxpej7
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