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Trotsky, el giro de 19289 y la naturaleza social de la
URSS (1)
Dada la extensión de la nota, la he dividido en varias partes
.
En una nota publicada a comienzos de 2011 (
aquí
,y
aquí
, también
aquí
) polemicé con
las tesis que dicen que la URSS fue un régimen socialista, un capitalismo de Estado o
un Estado obrero burocrático, y sostuve que se trató de un régimen burocrático, no
proletario y no capitalista, que bloqueó la transición a la socialización. Por
socialización entiendo el control y administración efectiva de los medios de
producción por los productores. En particular, y en oposición a la caracterización
trotskista de la URSS como Estado obrero, planteé que hacia fines de los 1930 había
cristalizado un aparato estatal colocado por encima de los trabajadores, y hostil a
estos. Decía: “… entre el período de la colectivización forzosa y la terminación del
llamado Tercer Proceso de Moscú, en 1938, ocurrieron cambios tan profundos, que
generaron un abismo social entre los productores directos y la burocracia. Se trató de
una catástrofe humana, de proporciones colosales, que acarreó la ruptura de la
alianza de los campesinos con el régimen; la muerte de millones de personas; la
eliminación de la vanguardia revolucionaria y crítica; la extensión del terror entre la
clase trabajadora (por cualquier falta menor en el trabajo, o discrepancia, se podía
terminar en un campo de trabajo forzado); y el consiguiente reforzamiento de la
burocracia como un grupo explotador”.
El presente escrito está dedicado a ese período crucial de la historia de la URSS,
marcado por el giro de la dirección stalinista hacia la colectivización y la
industrialización acelerada, y a la idea de Trotsky de que el régimen soviético, en
vísperas de la invasión nazi, no solo continuaba siendo un régimen obrero, sino
incluso había fortalecido ese carácter con respecto a 19289. Al colocar en el centro
del análisis la tensión entre burocracia y clase obrera, el enfoque trotskista es más
complejo que las caracterizaciones de la URSS como simplemente capitalista o
socialista; por eso también brinda las aristas más ricas para abordar los cambios
ocurridos en aquellos tiempos traumáticos del “giro a la izquierda” de Stalin.
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Rolando Astarita Trotsky, el giro de 19289 y la naturaleza social de la URSS (1)
Asimismo, se trata de la interpretación que más vínculos teóricos tiene con el
enfoque que defiendo.
A fin de facilitar su lectura, adelanto que la idea que recorre la nota es que la
colectivización y la industrialización acelerada marcaron
el quiebre definitivo de la
naturaleza proletaria del Estado soviético
. Naturalmente por lo tanto, se opone por
el vértice a la afirmación de Stalin de que la sociedad soviética, en 1931, había
entrado en la era del socialismo. Pero también la nota es crítica del balance de esa
etapa que hicieron Trotsky y los trotskistas. Es que si bien Trotsky denunció los
costos y excesos de las políticas stalinistas, pensó que a resultas de la colectivización
y de la industrialización se habían fortalecido los elementos socialistas del régimen
soviético. Un planteo este que remite al nudo de las diferencias que mantengo con el
trotskismo en torno a la naturaleza social de la URSS. Por eso, en esta Introducción
resumo su posición ante el carácter y los resultados de la política de Stalin en el
período considerado.
La interpretación de Trotsky del giro de 1928
Hacia 1928 en la Oposición de Izquierda –de la que formaba parte Trotsky la idea
dominante era que en la URSS estaba en curso una contrarrevolución termidoriana,
kulaks
encabezada por los campesinos ricos, o , y los “hombres de la Nueva Política
Económica”, (comerciantes, especuladores del mercado y similares). En los años
kulaks
precedentes los se habían fortalecido gracias a la política aplicada por Bujarin
y Stalin desde 19234, y en 1928 se asistía a una importante retención de ventas de
grano por parte de los campesinos. Lo cual amenazaba el abastecimiento de las
ciudades y la industria. Aunque no está claro que se tratara simplemente de una
kulaks
rebelión de los (véase más abajo) Stalin, sintiéndose acorralado, rompió con
kulak
Bujarin y el ala de derecha del Partido, denunció el avance y dio un brusco giro
hacia la colectivización del agro y la industrialización a marchas aceleradas.
Frente a este cambio, importantes dirigentes de la Oposición de Izquierda –Radek y
Preobrazhenski entre ellos pensaron que el régimen se había visto obligado a
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Rolando Astarita Trotsky, el giro de 19289 y la naturaleza social de la URSS (1)
adoptar la línea proletaria que defendía la izquierda, y pasaron a las filas de Stalin.
Trotsky y sus seguidores, en cambio, mantuvieron la exigencia de democracia obrera
y criticaron el giro, empírico y apresurado, de Stalin, así como la instrumentación
burocrática de las medidas. Sin embargo,
también consideraron que el cambio tenía
un contenido progresivo, en tanto frenaba la contrarrevolución
. Por eso, el 22 de
agosto de 1929 Christian Rakovsky y otros dos dirigentes, aliados de Trotsky,
hicieron pública una declaración en la que se manifestaban solidarios con la
realización del Plan quinquenal, aunque alertaban sobre el peligro de la burocracia.
Reconocían también que el agravamiento de la lucha de clases y el avance de la
derecha habían “abatido parcialmente las barreras entre el Partido y la Oposición de
Izquierda”. Un mes más tarde, Trotsky (que había sido expulsado de la USS) adhirió
al documento, y pidió que la Oposición tuviera su lugar en el Partido “a fin de poder
defender la causa de la revolución internacional de una manera que esté de acuerdo
con sus propios puntos de vista” (citado por Broué).
El trasfondo de esta postura era que Trotsky estaba convencido de que la liquidación
kulak
de la pequeña propiedad agraria y del , y la ampliación de la industria estatal,
eran sinónimo de
reforzamiento de los elementos socialistas por sobre los elementos
capitalistas
. Por eso, la declaración de agosto de 1929 no fue dictada por alguna
conveniencia política circunstancial. Estaba en línea con planteos que Trotsky había
desarrollado desde 1923, y analizaremos con algún detalle luego. Esto explica
también que en otro escrito, esta vez de 1931, saludara “el gigantesco éxito de la
tempo
economía soviética” y afirmara que el sin precedentes de la industrialización
había probado “todo el poder del método socialista de la economía”. En igual sentido,
sostenía que en la agricultura la dictadura del proletariado había tenido éxito,
“revelando todo su poder creativo”. De ahí que no importaban cuán grandes
pudieran ser los reveses y retrocesos en el futuro, la colectivización “significa una
nueva época en el desarrollo de la humanidad”. En la URSS había “disminuido
fuertemente el rol explotador de los estratos superiores” y “
la relación de fuerzas
entre los elementos socialistas y capitalistas de la economía han girado,
indudablemente, en beneficio de los primeros
” (1976; énfasis agregado). Los peligros
del dominio burocrático para el Partido y el Estado eran analizados en este marco.
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Rolando Astarita Trotsky, el giro de 19289 y la naturaleza social de la URSS (1)
La revolución traicionada
En , publicada en 1936, se expresó en términos parecidos:
“Los inmensos resultados obtenidos por la industria, el comienzo lleno de promesas
del desarrollo de la agricultura, el crecimiento extraordinario de las antiguas
ciudades industriales, la creación de otras nuevas, el rápido aumento del número de
obreros, la elevación del nivel cultural y de las necesidades, tales son los resultados
incontestables de la Revolución de Octubre, en la cual los profetas del viejo mundo
quisieron ver la tumba de la civilización. (…) … el socialismo ha demostrado su
El Capital
derecho a la victoria no en las páginas de , sino en la arena económica que
forma la sexta parte de la superficie del globo; no en el lenguaje de la dialéctica, sino
en el del hierro, el cemento y la electricidad” (1973).
De aquí no debe deducirse que silenciara sus críticas a la dirección stalinista. Como
señala Deutscher (1980), en repetidas oportunidades Trotsky pidió al Politburó una
tregua en la ofensiva contra los campesinos, exigió que se aplicaran métodos más
humanos en el campo y que se permitiera abandonar las granjas colectivas a los
campesinos que así lo quisieran. Era consciente de que la socialización del agro no
podía imponerse con los métodos de la guerra civil, y tenía información de los
Revolución traicionada
sufrimientos de la población. En la anota: “Las pérdidas en
hombres (de hambre, de frío, a causa de las epidemias y de la represión) no se han
suman millones
anotado, desgraciadamente, como las del ganado, pero también ”
(1973; énfasis añadidos). Los costos eran gigantescos, las
muertes se contaban por
millones
. Sin embargo, el saldo del “giro a la izquierda” era positivo. Trotsky apunta
las muertes en masa, pero no reflexiona sobre sus consecuencias,
ni sobre su
significado para un proyecto humanista del socialismo
. En todo momento parece
sobrevolar la idea de que Stalin y la burocracia, al lanzar la ofensiva contra las
objetivamente
economías campesinas, habían defendido y fortalecido el carácter
proletario de la URSS. Es como si el avance de la “rueda de la Historia” se hubiera
cobrado un costo demasiado alto, debido al control burocrático, pero hasta cierto
punto justificado por el fin alcanzado, la derrota de la contrarrevolución.
El balance en sus seguidores
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Rolando Astarita Trotsky, el giro de 19289 y la naturaleza social de la URSS (1)
La evaluación globalmente positiva de la colectivización y la industrialización
forzadas se mantuvo, después de la muerte de Trotsky, entre sus simpatizantes y en
la Cuarta Internacional. Tal vez el caso extremo de valoración positiva fue Isaac
Deutscher. Según Deutscher, los cambios ocurridos en los años 192930
conformaron una verdadera revolución social, diferente de la de 1917, pero
objetivamente
igualmente irreversible. Incluso se habría cumplido, , la dinámica
planteada por Trotsky en las “Tesis de la Revolución Permanente”: “Lo que se
manifestó en ese cataclismo fue la ‘permanencia’ del proceso revolucionario que
Trotsky había profetizado” (1980). La colectivización y la industrialización forzadas
habían reemplazado la falta de extensión internacional de la Revolución, y la
kulaks
liquidación de los rusos era el sucedáneo de la derrota del poder burgués en el
extranjero. En la URSS se había producido una “revolución desde arriba”, fundada
sobre la supresión de toda actividad popular espontánea y su elemento motor había
sido no una clase social, sino el aparato del Partido. En otras palabras, Stalin había
actuado como el agente inconsciente de la revolución permanente, aunque Trotsky
no lo quisiera reconocer.
Sin llegar a ese extremo, el balance positivo del giro de 19289 se mantuvo en la
Tratado de economía marxista
Cuarta Internacional. Por ejemplo, en el , Ernest
Mandel reconocía que el pueblo soviético había tenido que pagar “un terrible tributo
por la rápida industrialización”, y criticaba los despilfarros y pérdidas ocasionadas
por la dirección stalinista. Sin embargo, esas medidas habían posibilitado un
extraordinario desarrollo de las fuerzas productivas. Solo en un pie de página,
Mandel anota: “El número de animales sacrificados fue pues más desastroso en 1930
(cerdos) y 1931 (bovinos y ovinos). La consecuencia fue un temible período de
hambre en 19323”. Es todo el comentario que merece la muerte de millones de
personas. Esto no puede explicarse por insensibilidad psicológica; encaja en un
criterio general de los “costos” que demanda el progreso revolucionario.
Luego, en otro texto, de fines de los 1970, Mandel explica que la colectivización y la
industrialización acelerada configuraron una etapa de acumulación primitiva
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Rolando Astarita Trotsky, el giro de 19289 y la naturaleza social de la URSS (1)
socialista
: “… el aislamiento de la Revolución de Octubre en un país económicamente
subdesarrollado con la resultante compulsión a efectuar una ‘acumulación primitiva
socialista’
implicaba deformaciones del modelo maduro de la sociedad de transición,
y al fin estas deformaciones se multiplicaron infinitamente, debido al desarrollo del
factor subjetivo (autoidentificación del PCUS con la burocracia soviética,
burocratización del partido, stalinismo, etcétera)” (1979; énfasis agregado). Lo
socialista
central del pasaje es que se ha realizado una acumulación . Este tipo de
análisis, por otra parte, lo comparten muchos militantes de izquierda, críticos del
stalinismo. “La colectivización y la industrialización se llevaron adelante con
métodos brutales, pero fortalecieron a la URSS; gracias a ello, se pudo derrotar luego
al nazismo”, vienen a decir.
Una interpretación alternativa
El enfoque que recorre la nota que presento es, por lo tanto, muy distinto del que
prevalece entre los trotskistas y simpatizantes de Trotsky (y por supuesto, muy
distinto de lo que dicen los stalinistas). Afirmo que, si bien la industrialización fue
clave en la derrota de los nazis, para ese entonces el régimen soviético había dejado
de tener un carácter proletario precisamente a causa de los métodos y la forma con
que se llevaron adelante la industrialización y la colectivización. Es que en los treinta
la industrialización incrementó el número de obreros empleados en la economía
estatal, pero estos perdieron toda posibilidad de gestión directa del Estado, o de los
medios de producción. En términos más generales, el aumento cuantitativo de la
clase obrera no implica mecánicamente su emponderamiento político. Además, los
costos en términos de sacrificios humanos afectaron radicalmente la capacidad de
respuesta y resistencia obrera frente a la burocracia. Nunca debería olvidarse que la
industrialización acelerada en la URSS tuvo como premisa condiciones de vida a
nivel de supervivencia fisiológica, con el telón de fondo de los miles de campesinos
que migraban a las ciudades, escapando de las hambrunas que hacían estragos en las
aldeas. Sin contar que en las empresas y granjas colectivas se impusieron duros
castigos a quienes no cumplían las metas de producción; y que se fomentó (con el
movimiento stajanovista) la división en las filas obreras. Estos no fueron meros
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Rolando Astarita Trotsky, el giro de 19289 y la naturaleza social de la URSS (1)
factores a colocar en el pasivo de un balance con saldo positivo para el socialismo, ya
que conformaron las condiciones para que
la burocracia se consolidara como un
estamento antisocialista, que vivía de la explotación del trabajo
.
Algo similar cabe decir de la colectivización, el complemento necesario de la
industrialización stalinista. No solo por las hambrunas y las migraciones ya
mencionadas, sino también porque su consecuencia más duradera fue
la ruptura de
la alianza de los campesinos con la Revolución
. Trotsky tenía razón cuando, en 1923,
afirmaba que “[e]l sentimiento de confianza del campesinado hacia el proletariado…
es uno de los principales soportes de la dictadura del proletariado”. Esta idea era
compartida por todos los dirigentes bolcheviques. Pero ese “sentimiento de
desapareció entre fines de los 1920 y comienzos de los 1930
confianza” . Por eso,
desde entonces y hasta el colapso final de la URSS, todo estímulo a la productividad
del campesinotrabajador rural pasó por las sucesivas concesiones de los gobiernos
soviéticos a la producción individual
(basada en los lotes que se permitieron al
interior de las granjas colectivas)
. El camino a la socialización en el agro estaba
bloqueado.
Enfaticemos también que estos resultados no pueden entenderse al margen o por
fuera de los padecimientos de los millones de seres humanos afectados por la
no fue socialista
colectivización. La “acumulación primitiva” , como pensaba Mandel;
fue solo “primitiva”, dado el nivel de violencia desplegada a nivel de masas. Y esa
violencia abonó el terreno para las grandes purgas. En los años veinte, y a pesar de la
represión al Kronstadt
(cientos de fusilados y miles de deportados)
, o a los opositores
(hacia fines de la década los deportados sumaban varios miles), no se había conocido
nada de la magnitud, en términos de represión, de lo que ocurrió durante las purgas
iniciadas en 19356. Pero el eslabón que conecta esos dos escenarios es el giro “de
izquierda” de 19289. Fue en 1929 que aparecieron los campos de trabajo para
prisioneros en masa, y las deportaciones, también masivas. Por eso, se equivoca
Broué cuando dice que la represión desatada por el asesinato de Kirov (en diciembre
de 1934), fue “el comienzo de la represión en masa en la URSS”. La represión en
kulaks
masa había comenzado por los kulaks
, seguido por los “ ideológicos”
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Rolando Astarita Trotsky, el giro de 19289 y la naturaleza social de la URSS (1)
(campesinos que se resistían a entrar en las granjas), y continuado contra los
“saboteadores”, buscados en las granjas colectivas y en las fábricas. Una escalada que
estuvo amparada en la lógica de “la lucha de clases para derrotar a la
contrarrevolución burguesa”, a partir de la cual el Gobierno movilizó a obreros y
militantes del Partido para controlar y aplastar a campesinos y obreros que
intentaban resistir el despotismo de la burocracia. La idea de que se luchaba contra
una contrarrevolución burguesa en ascenso dio pie a esta división de los
trabajadores;
y esa división fue funcional a la represión de la segunda mitad de los
treinta
. El enfoque trotskista, en cambio, al pasar a segundo plano la represión y el
hambre de masas que permearon el giro de 19289, no tiene manera de explicar
cómo el aparato pudo lanzar, a partir de 1936, los grandes juicios, las purgas, los
internamientos masivos en los campos de trabajo forzado y los fusilamientos de
cientos de miles, sin encontrar prácticamente resistencia por parte de los elementos
“socialistas” que, supuestamente, se habían reforzado a partir de 1929.
Tragedia de millones y sus consecuencias sociales y políticas
En base a lo argumentado, sostengo que el balance de la colectivización y la
industrialización no debería hacerse en términos de “acero, carbón y grano
producidos”, sino de aumento de la coerción y del control burocrático; con el foco
colocado en los efectos de esa coerción sobre la organización, conciencia socialista y
poder efectivo de las masas trabajadoras, urbanas y rurales. La hipótesis que
adelanto es que la tragedia que abarcó, a partir de 1929, a millones de personas,
marcó un quiebre en las conciencias y determinó uno de los fenómenos duraderos
que más llamaron la atención de la sociedad soviética madura, a saber, el
apoliticismo y la pasividad, que habilitaron al control del aparato estatal. Esto es, el
régimen no se sostuvo solo ni en forma permanente por medio de la represión
abierta."En cuanto al modelo totalitario que implica una toma total del control
político sobre la sociedad, se acomoda mal con los comportamientos reales: el
apoliticismo de la gran mayoría de los ciudadanos. Más que los excesos del
encuadramiento, es la pasividad de la sociedad la que plantea un problema",
observaban Basile Kerblay y Marie Lavigne en los años 1980. Pienso que no hay
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Rolando Astarita Trotsky, el giro de 19289 y la naturaleza social de la URSS (1)
forma de desligar este comportamiento social de las formas brutales que asumió la
socialista
llamada "acumulación primitiva ". Pero al minusvalorar los efectos sociales
y políticos de las formas brutales de la colectivización y la industrialización forzadas,
el trotskismo no podía entender por qué, en 1990, la clase obrera no defendía las
"conquistas sociales del Estado obrero", y por qué la caída del régimen no se traducía
en la tan esperada "revolución política de carácter socialista". Para ponerlo más en
claro: si el saldo del giro de 19289 había sido el reforzamiento de los elementos
proletarios; si a ello le siguió la derrota de la Alemania nazi por el Estado "obrero";
¿cómo es posible que la clase obrera no avanzó al socialismo en el momento del
colapso de la burocracia? No hay forma de establecer un hilo lógico en este enfoque.
Por eso el balance en términos principalmente de "acero, carbón y grano" de la
colectivización e industrialización debe ceder el lugar a la pregunta de qué sucedió
con el trabajador común, de la granja colectiva o de la fábrica, en ese período terrible.
Lo cual conecta con la idea de que el comunismo debe entenderse como un
humanismo. No es solo una cuestión ética, sino de comprensión de la naturaleza
social de una revolución. Las transformaciones revolucionarias no pueden
acometerse al margen de la participación activa y consciente de los millones de
trabajadores que mueven las economías y generan la riqueza. No hay forma de
realizarlas por fuera o por encima de lo que están dispuestos a hacer aquellos que
conforman el centro vital de las fuerzas productivas. Y las conciencias y voluntades
no pueden ser dirigidas “desde las cumbres de la dirección iluminada con la ciencia
del marxismo leninismo”. Por eso, décadas de privaciones, o muertes por millones,
no se pueden justificar diciendo que “los pueblos están construyendo el futuro
venturoso.” La realidad es que para la gente común, de carne y hueso, que conforman
los millones de seres que tienen familias, sueños, esperanzas, trabajos, frustraciones,
alegrías y tristezas en el día a día, el socialismo debe ser un medio para vivir una vida
digna de ser vivida, y no un fin en sí mismo. Como alguna vez lo decían Marx y
Engels, hay que partir de los hombres concretos, de carne y hueso –de nuestros
vecinos, de nuestros compañeros de trabajo, de la gente con la que nos relacionamos
todos los días de lo que ellos sienten, quieren y piensan, y no de lo que “la
vanguardia” quiere que sientan, quieran y piensen.
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Rolando Astarita Trotsky, el giro de 19289 y la naturaleza social de la URSS (1)
¿Qué fuerza social?
Señalemos todavía otro problema que encierra la valoración trotskista sobre el giro
de 19289 en la URSS. La cuestión es, ¿cuál fue la fuerza social detrás del
fortalecimiento de los elementos socialistas por sobre los elementos capitalistas,
durante el período bajo análisis? Tengamos en cuenta que, según el enfoque de
Trotsky, el carácter de clase de un Estado es, necesariamente, en la época actual,
burgués o proletario. No hay otra alternativa. Pero si esto es así, la fuerza social que
impulsó el afianzamiento de los elementos socialistas por sobre los capitalistas tuvo
que ser, necesariamente, obrera. Sin embargo, hacia 19289 la clase obrera soviética
se encontraba en una situación de extrema pasividad. El desaliento, las privaciones y
el hambre, la habían debilitado social y políticamente. Por eso, la explicación última
de Trotsky de por qué se habían impuesto ideas conservadoras –el objetivo de
construcción del socialismo en un solo país, el sesgo nacionalista y la burocracia
remite a esa pasividad. En 19289 las deportaciones de opositores, que para entonces
eran considerables, acentuaban el quietismo y la confusión. Por lo tanto, y de nuevo,
¿cuál fue la base social del avance en sentido socialista que caracteriza Trotsky?
Deutscher responde, como vimos, con la tesis del sustituismo; el aparato partidario
sustituyó a la clase obrera (y presenta la misma tesis para explicar la revolución
“socialista” en la China de 1948, casi carente de clase obrera). Pero Trotsky no
adhiere a una teoría de este tipo, y explica el avance de las estatizaciones por la
naturaleza del Estado soviético y de la burocracia. Esta habría cumplido la tarea
“progresiva” no porque sustituyó a la clase obrera, sino porque formaba parte de la
clase obrera (su estrato “privilegiado”). Pero así el argumento descansa enteramente
en la noción de que estatización es sinónimo de avance socialista. Por lo cual cae en
una petición de principio: la estatización de los medios de producción avanzó porque
el Estado soviético y la burocracia eran de naturaleza proletaria; y el Estado
fortaleció su naturaleza obrera porque los medios de producción pasaron a manos
del Estado obrero, dirigido por la burocracia obrera. Las cuestiones, decisivas en el
enfoque que defiendo, del rol de esa burocracia para bloquear la socialización, y
como capa social enemiga de la clase obrera, desaparecen del radar del análisis.
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Rolando Astarita Trotsky, el giro de 19289 y la naturaleza social de la URSS (1)
Textos citados
:
Trotsky
Broué, P. (1988): , Paris, Fayard.
Trotsky. Le prophète horslaloi 19291940
Deutscher, I. (1980): , Paris, Juillard.
Les soviétiques des annés 80
Kerblay, B. y M. Lavigne, (1985): , Paris, Armand Colin.
Mandel, E. (1979): “Diez tesis acerca de las leyes socioeconómicas que rigen las
Acerca de la naturaleza social de la Unión Soviética
sociedades de transición”, en ,
AA.VV. Universidad Autónoma de Puebla, pp. 97123.
Tratado de economía marxista
Mandel, E. (1969): , t. 2, México, Era.
Trotsky, L. (1923): “Theses on Industry”,
https://www.marxists.org/archive/trotsky/1923/04/industry.htm
.
Trotsky, L. (1976): “Problems of Development of the USSR”,
Towards Socialism or
Capitalism?
, New Park Publications, Londres, pp. 6391.
La revolución traicionada
Trotsky, L. (1973): , Buenos Aires, Yunque.
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