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CAUSAS DE LA GUERRA DEL PACIFICO

1- LEJANAS O REALES
a- Defectuosa delimitación fronteriza entre las repúblicas de Chile y Bolivia
El antecedente más importante fue, la falta de límites precisos que con las Naciones
Americanas llegaron a obtener la Independencia. Las Naciones Americanas, al
independizarse adoptaron como límites los que resultaban los de uti possidetis (como
poseéis, es decir, respetando la posesión que se tenga en el momento de producirse el
problema en conflicto), de la época de la Independencia. El sistema no ofrecía
inconvenientes mientras no hubiera un motivo especial para incluir en el territorio nacional
una zona determinada; pero cuando tal caso llegaba, se suscitaba una controversia

b) Difícil situación económica de las repúblicas de Bolivia y Perú


En el momento que asumió el presidente Manuel Pardo en Perú (1872), el fisco se hallaba
en bancarrota porque las rentas públicas solo alcanzaban a saldar la mitad del presupuesto
nacional. El guano y el salitre de propiedad del estado peruano se estaban acabando. La
cuarta parte de los capitales salitreros de Tarapacá eran chilenos, así como la mayoría de la
población trabajadora.
Perú monopolizó el guano y el salitre, convencido de que se iban a lograr buenos
resultados para salir de la mala situación económica, pero esta medida resultó un fracaso.
El salitre bajó de precio por el fin de la guerra franco-alemana. Los capitalistas chilenos
negaron nuevos créditos a las compañías salitreras de Tarapacá y el gobierno peruano no
tuvo fondos para pagar al contado las expropiaciones y hubo que emitir certificados o
pagarés hipotecarios.
Los bolivianos tenían salitre en Tal-Tal, por lo que el monopolio de Perú era imposible.
Esto movió a Pardo a unirse a Bolivia y buscar la alianza con Argentina, para aprovechar
la momentánea superioridad naval del Perú y arrojar a Chile del Desierto de Atacama
c) Explotación de riquezas por capitales chilenos, en zonas con límites sin precisión
Las actividades de los chilenos en Tarapacá y Antofagasta preocupaban profundamente a
los gobiernos peruanos y boliviano, que creían que había un plan del gobierno chileno para
apoderarse de los territorios. Se suponía que la influencia y quehacer de los empresarios
chilenos pasaría a ser luego una acción oficial.
d) Tratado secreto de 1873
En ese año Perú y Bolivia firmaron el tratado de alianza defensiva, que más tarde
provocaría la Guerra del Pacífico. Establecía lo siguiente:
1. - Bolivia y Perú se garantizan la integridad de los territorios.
2. - La alianza se hace efectiva en el caso de que cualquiera de ellos viese amenazada su
soberanía o se le obligase a cambiar sus leyes.
3. - Cada parte se reserva el derecho de decidir si la ofensa recibida por la otra está
comprendida entre las expuestas en el artículo anterior.
4. - Las partes no pueden celebrar tratados de límites con otro país sin conocimiento previo
de su aliada.
5. - Solicitar la adhesión de otras naciones americanas.
6. - El pacto debe ser secreto.

e) Incumplimiento por parte de Bolivia del tratado chileno-boliviano de 1874.


En este tratado se estipuló de que:
1. - El límite de ambos países se mantendría en el paralelo 24.
2. - Se suprimía la medianería establecida en el tratado de 1866.
3. - Bolivia se comprometía a no aumentar las contribuciones existentes en un plazo de 25
años sobre los capitales e industrias chilenos.
En 1876 fue derribado el gobierno de Tomás Frías fue derrocado por el general Hilarión
Daza, quién en 1878 hizo aprobar un impuesto de 10 centavos por quintal de salitre
exportado. El gobierno chileno y la compañía entablaron reclamaciones, ya que esta
situación hería seriamente la industria salitrera chilena porque quedaba en situación de no
poder competir con el salitre de Tarapacá, aparte de ser una violenta y abierta violación al
tratado de 1874.

f) Aspiraciones hegemónicas de Perú en la región del Pacífico sur.


Al Perú no le convenía en absoluto que Chile controlara en el Océano Pacífico, y mucho
menos que fuera un competidor en la venta del salitre que pretendía establecer Perú como
un monopolio. Ante estas razones, olvidó los sacrificios que hizo Chile para liberarlo de la
dominación española, los esfuerzos que le costaron a Chile librarlo de la dominación
boliviana de 1838 y su abnegada cooperación en 1866, en que Chile se puso a su lado en
nombre de la solidaridad americana.
2. - RAZONES INMEDIATAS O APARENTES:
La razón inmediata de la Guerra del Pacífico es la confiscación de los bienes de las
compañías mineras chilenas y remates de las salitreras ordenado por el presidente de
Bolivia general Hilarión Daza.
Como la Compañía se negó a pagar, se dispuso el remate de sus propiedades, que no llegó
a efectuarse. El gobierno chileno representó la ilegitimidad de la medida y se empeñó en
que La Paz aceptase un arbitraje para dirimir el problema. Daza y sus colaboradores se
mantuvieron Intransigentes, contando con que la Alianza secreta con Perú les daba
seguridad ante un eventual conflicto.
Una nueva resolución boliviana agravó el conflicto. A comienzos de 1879 se dictó un
decreto que eliminaba el impuesto, pero en cambio se dispuso la anulación de las
concesiones salitreras otorgadas a la compañía. El gobierno peruano se alarmó y pidió a
Bolivia que enmendase su política y aceptase un arbitraje. Según el presidente Mariano
Prado no estaba en condiciones de ir a una guerra. Los tres países empezaron con
acelerados preparativos militares, porque la situación no parecía tener remedio alguno.
Desde el punto de vista jurídico, al atropello al Tratado de 1874 dejaba a Chile en libertad
para hacer valer sus antiguos derechos territoriales hasta el paralelo 23. Algunos barcos de
guerra fueron despachados a Antofagasta y desembarcaron tropas que se tomaron la ciudad
sin problemas mayores.
El 1 de Marzo de 1879 Bolivia declaró la guerra a Chile, y como en La Paz casi no había
cuerpo diplomático y se tenía interés en que la noticia fuera luego conocida en todo el
mundo para cerrarle a Chile el mercado de armas y buques, por conducto de su ministro en
Perú se comunicó la declaración al Cuerpo Diplomático residente en Lima. El gobierno de
Perú, secundando la obre Bolivia, transmitió por cable a Estados Unidos la noticia de esa
declaración de guerra. El 5 de abril se publicó por bando la declaración de guerra al Perú y
Bolivia.

Campaña Marítima
Comparación del poder de las escuadras.
Al iniciarse la guerra, el Perú contaba con una pequeña y antigua escuadra, la que además
de encontrarse en malas condiciones, con las calderas desmontadas, defectos en el sistema
de navegación, cañones mal instalados y escasa dotación de proyectil.
A comienzos de enero de 1879, cuando las relaciones entre Bolivia y Chile se pusieron
tensas, la escuadra peruana comenzó a ser reparada aceleradamente. A principios de abril
todavía no estaba lista. Si la escuadra chilena se hubiera dirigido al Callao en vez de
bloquear Iquique como lo dispuso Williams Revolledo, los dos únicos blindados peruanos
no hubieran podido hacerle frente, porque no estaban en condiciones de navegar.
Al comenzar las operaciones navales, Chile tenía el doble de unidades, siendo seis de ellas
diez años más modernas que las del Perú. Prácticamente las doblaban en tonelaje y grosor
de su blindaje. En velocidad dos de sus naves superaban a las peruanas, en cuanto a la
cantidad de cañones faltaba poco para que tuvieran el doble. Era una flota superior en
velocidad, blindaje y potencia de tiro.
Uno solo de sus blindados bastaba para vencer a los dos únicos blindados de la escuadra
peruana. Sus proyectiles podían perforar con facilidad la coraza de los buques peruanos,
pero los disparos de éstos no podían atravesar el blindaje de 9 pulgadas y media del
“Blanco Encalada” y del “Cochrane”
Sin embargo los historiadores chilenos dicen todo lo contrario “…, Chile necesitó asegurar
el dominio del mar, a pesar que sólo contaba con algunos barcos en buenas condiciones
como el Cochrane y el Blanco, en cambio Perú poseía una escuadra bien equipada, con los
blindados Huáscar e Independencia”.
Combate de Chipana (12 de abril de 1879)
Fue el primer encuentro de la guerra, las corbetas “Unión” y “Pilcomayo” a las alturas de
punta Chipana, ubicada entre Iquique y Antofagasta, distinguieron a la corbeta chilena
“Magallanes” y trataron de interceptarlas. Se produjo un intenso y recíproco cañoneo, la
corbeta chilena para poder escapar tuvo que abandonar su lancha de vapor donde se
encontraba correspondencias de su país.

Combate de Iquique (21 de abril de 1879)


Aún sin completar las reparaciones, el Huáscar y la independencia, salieron el 16 de mayo
del Callao rumbo al sur, llevando al presidente general Prado. Al arribar a Arica se
enteraron que Iquique se encontraba bloqueado por la corbeta Esmeralda y la cañonera
Covadonga, el resto de la escuadra chilena navegaba hacia el Callao para dar caza a los
únicos blindados peruanos. Grau decidió enfrentarlos en la bahía. Mientras el Huáscar
enfrentaba a la Esmeralda la Covadonga aprovechó para huir, Guillermo More
comandante de la Independencia, persiguió a la fugitiva cañonera.
El combate entre Huáscar y la Esmeralda fue duro, después de los cañonazos Grau decidió
usar el espolón, cuya ejecución resultó fatal para la corbeta chilena, a los pocos instantes de
haberse producido la colisión empezó a naufragar, al verse perdido su capitán Arturo Prat,
tomó la decisión de abordar a su adversario, pistola en mano se enfrentó al teniente
Segundo Velarde a quien lo eliminó, convirtiéndose este en el primer héroe peruano de la
campaña naval. Casi al mismo tiempo el marinero peruano Mariano Portales, disparó un
certero balazo contra la frente de Prat, quien falleció instantáneamente, con este episodio
terminó el combate.
El comandante Grau ordenó a sus oficiales a salvar a los náufragos de la Esmeralda,
cuando los chilenos se encontraron en la cubierta del Huáscar gritaron “Viva el Perú
generoso”
Mientras tanto la Independencia perseguía al Covadonga que se pegaba a las costas
aprovechando su menor calado.
Esta táctica obligaba a la fragata peruana a mantenerse a cierta distancia tratando de darle
caza con el único cañón que tenía. Desgraciadamente este cañón pronto se malogró por lo
que More trató de espolonear a su rival. Cuando se encontraba a escasos 200 metros fue
sorprendido por una roca que no figuraba en las cartas de navegación. Nuestra nave pronto
se fue llenando de agua. Carlos Condell capitán de la Covadonga al darse cuenta de los
sucedido regresó para terminar de hundirla y ametrallar a sus náufragos que pugnaban por
salvarse. Desde la orilla el Coronel Cáceres y su tropa trataban de socorrer a los de la
Independencia que luchaban por alcanzar la costa. Luego que el Huáscar salvara a
cuarenta chilenos, se dirigió al sur en persecución de la Covadonga, que huyó al ver la
presencia del Huáscar.
Grau ordenó recoger a los sobrevivientes, retirar los cañones y quemar la fragata para que
el enemigo no aprovechara nada. En Iquique el Perú perdió la guerra. Una ventaja naval
abrumadora quedaba a favor de Chile.
El comandante More fue sometido a juicio por haber perdido a la Independencia y sufrió la
degradación como castigo. Murió como un héroe en defensa de Arica.
Las Correrías del Huáscar.
Después del combate de Iquique el Huáscar siguió muy activo lo que le dio prestigio para
después llenarse de gloria. Desde entonces se convirtió el Huáscar en el terror de los
chilenos, hasta el extremo de generar serias tensiones políticas dentro del gobierno de
Aníbal Pinto.
El 24 de mayo salió al sur de Iquique hundiendo a la goleta Recuperado, al llegar a
Mejillones incendió a la goleta Clorinda, destruyendo otras embarcaciones e instalaciones
portuarias. El 26 de mayo llegó a Antofagasta donde cañoneó a las defensas de tierras e
intercambió disparos con la Covadonga, luego cortó el cable submarino que comunicaba
con Valparaíso.
Al día siguiente apresó a la goleta Coqueta y a la barca Emilia, llegando a Arica con sus
presas. Al continuar sus correrías fue perseguido durante diez días por el blindado
Cochrane y la Magallanes, llegó al Callao con el fin ejecutar diversos arreglos en el barco,
pero recibió órdenes del director de Guerra, Aurelio García y García de volver al sur para
capturar buques menores.
El 23 de julio el Huáscar y la Unión capturaron al transporte artillado Rímac que conducía
a Antofagasta al escuadrón de Carabineros de Yungay, con su dotación completa de
caballos y aperos. La captura del Rímac provocó gran alegría en el Perú, pero en Chile se
produjeron altercados en el Senado, violentas, manifestaciones populares contra los
conductores de la guerra, que trajo la renuncia del almirante Williams Rebolledo, hasta se
habló de la renuncia del presidente Aníbal Pinto.

Combate de Antofagasta (28 de agosto de 1879)


El Huáscar al visitar Antofagasta el 25 de agosto encontró a la Magallanes, Abato y al
Limari, ante la pasividad de éstos se retiró sin que se produjera combate alguno. Siguió
navegando hacia el sur. Al retornar a Antofagasta el 28 fue atacado por la Magallanes y el
Abato. En esa ocasión por primera vez se usaba torpedo de guerra. El Huáscar disparó
contra el abato un torpedo Ley pero por estar descompuesto el mecanismo no fue bien
lanzado y regresó contra el Huáscar. De haberlo tocado la suerte del Huáscar hubiera sido
fatal; pero uno de sus oficiales el teniente Fermín Diez-Canseco, viendo el peligro, se
arrojó al mar y logró desviar el curso del torpedo. Luego de este incidente el Huáscar
cañoneo a el Abato causándole serios daños. El combate duró tres horas al término del cual
Grau enrumbó su buque hacia el norte.
Al término del combate, Grau enrumbó su buque hacia el norte, haciendo escalas en
Mejillones, Cobija, Tocopilla e Iquique. Al arribar a Arica fue ascendido a contralmirante.
El alto mando militar chileno estaba muy preocupado por las correrías del Huáscar y la
habilidad que demostraba su comandante Miguel Grau. Al Huáscar lo veían por todos
lados al mismo tiempo. Los buques de guerra chileno no andaban solos, navegaban en
comboy para protegerse del solitario monitor. El terror llegó al punto hasta el faro del
puerto de Valparaíso se mantenía apagado.
Para acabar con esta situación todos los recursos navales se pusieron en acción con un solo
objetivo la captura del Huáscar. El nuevo Ministro de Guerra y Marina Rafael Sotomayor,
dispuso que todos los buques limpiaran fondo, cambiaran calderas en mal estado,
repararan maquinarias, completaran cañones para destruir al Huáscar.
El Combate de Angamos (8 de octubre de 1879)
Saliendo de la bahía de Antofagasta el 8 de octubre el Huáscar y la Unión distinguieron
tres barcos chilenos el Blanco Encalada, la Covadonga y el Matías Cousiño, que eran la
primera división naval del país del sur. Tratando de salir del área, Grau ordenó cambiar de
rumbo hacia su base, al llegar frente a la punta Angamos aparecieron los barcos Cochrane,
O’Higgins y Loa, Comprendiendo Grau que la hora de enfrentar a los blindados enemigos
había llegado ordenó al comandante García y García que escapara para que la Unión no
sea destruida.
La O’Higgins y Loa siguieron a la Unión, pero gracias a su mayor velocidad pudo escapar,
Se inició el combate el Huáscar hizo su primer disparo contra el Cochrane a las nueve y
veinte de la mañana. La presión de las calderas del monitor trabajaba al máximo, por lo
que corría el riesgo de explotar en cualquier momento. El blindado chileno no contestó el
fuego por que trataba de acercarse el monitor. Siete minutos más tarde cuando el Cochrane
se encontraba a solo 500 metros del Huáscar hizo su primer disparo. Por su blindado el
Cochrane no era dañado por los disparos del monitor. Uno de los disparos del buque
chileno inutilizó el cañón de la derecha y el segundo cayó de lleno en la torre de mando del
Almirante Grau a quien destrozó casi totalmente y dejó herido al teniente Diego Ferré. A
las 9.35 Ferré fue remplazado por el capitán de corbeta Elías Aguirre, quien siguió
luchando al mando del Huáscar. Pasado unos minutos el Cochrane volvió a efectuar dos
disparos que penetraron el monitor causado grandes destrozos y matando a parte de su
tripulación entre ellos al capitán Aguirre. Tomó el mando el capitán de fragata Manuel
Melitón Carvajal, quien actuó con el mismo valor y disciplina que os anteriores. La
cubierta estaba completamente perforada, el Huáscar se movía herida de muerte, otra bala
enemiga destruyó al timón. La nave quedó sin dirección, el Blanco Encalada destruyó la
sección de máquinas he hizo caer la bandera que flameaba sobre el buque, sin embargo, de
inmediato fue remplazado por otro.
Entre los dos poderosos blindados chilenos acribillaron al Huáscar. Finalmente Pedro
Gárezon al ver que la lucha era desigual, mandó abrir la válvula para hundirla entes de
caer en manos enemigas.
Cuando los chilenos abordaron el Huáscar, el buque ya tenía cuatro pies de agua en las
sentinas, cerrando velozmente y bombeando el agua acumulada, para mantenerlo a flote.
Capturado el Huáscar Chile quedó dueño del mar y comenzó su campaña militar por tierra
desde Tarapacá.
Carta de Miguel Grau a la viuda de Arturo Prat

Monitor Huáscar, Pisagua Junio 2 de 1879.


Señora Carmela Carvajal de Prat:
Dignísima señora: Un sagrado deber me autoriza dirigirme a usted y siento profundamente
que en esta carta, por las luchas que va a rememorar, contribuya a aumentar el dolor que
hoy, justamente debe dominarla.
En el combate naval del 21 del próximo pasado, que tuvo lugar en las aguas de Iquique,
entre las naves peruanas y chilenas, su digno y valeroso esposo, el Capitán de Fragata don
Arturo Prat, Comandante de la Esmeralda, fue, como usted no lo ignorará ya, víctima de
su temerario arrojo en defensa y gloria de la bandera de su Patria.
Deplorando sinceramente tan infausto acontecimiento y acompañándola en su duelo,
cumplo con el penoso deber de enviarle las, para usted, inestimables prendas que se
encontraron en su poder y que son las que figuran en la lista adjunta. Ellas le servirán
indudablemente de algún pequeño consuelo en medio de su desgracia, y para eso me he
anticipado a remitírselas.
Reiterándole mis sentimientos de condolencia, logro, señora, la oportunidad de ofrecerle
mis servicios, consideraciones y respetos con que me suscribo de usted, señora, muy
afectísimo seguro servidor.
MIGUEL GRAU
Los objetos encontrados al Capitán de Fragata don Arturo Prat, Comandante de la Corbeta
chilena "Esmeralda", momentos después de haber fallecido a bordo del monitor Huáscar,
fueron:
 Una espada sin vaina, pero con sus respectivos tiros.
 Un aro de oro de matrimonio.
 Un par de gemelos y dos botones de pechera de camisa, todo de nácar.
 Tres copias fotográficas, una de señora y las otras dos probablemente de sus niños.
 Una reliquia del Corazón de Jesús, escapulario del Carmen y medalla de la Purísima.
 Un par de guantes de Preville.
 Un pañuelo de hilo blanco, sin marca.
 Un libro memorándum.
Una carta cerrada y con el siguiente sobre escrito:
Señor J. Lassero, Gobernador Marítimo de Valparaíso, para entregar a don Lorenzo M.
Paredes.
Al ancla en Iquique, Mayo 21 de 1879. El oficial de Detallía. P. Rodríguez Salazar.
Carta de la viuda de Arturo Prat a Miguel Grau.
Valparaíso, agosto 1º de 1879.

Señor, don Miguel Grau.


Distinguido señor: recibí su fina y estimada carta fechada al bordo del Huáscar el 2 de
junio del corriente año. En ella, con la hidalguía del caballero antiguo, se digan Ud.
acompañarme en mi dolor, deplorando sinceramente la muerte de mi esposo y tiene la
generosidad de enviarme las queridas prendas que encontraron sobre la persona de mi
Arturo, prendas para mí de un valor inestimable por ser; o consagradas por su afecto, como
los retratos de familia, o consagradas por su martirio, como la espada que lleva su nombre.
Al proferir la palabra martirio, no crea usted señor que sea mi intento culpar al jefe del
Huáscar de la muerte de mi esposo. Por el contrario, tengo conciencia de que el distinguido
jefe que arrostrando el furor de innobles pasiones sobreexcitadas por la guerra, tiene hoy el
valor, cuando aún palpitan los recuerdos de Iquique, de asociarse a mi duelo y poner muy
en alto el nombre y la conducta de mi esposo en esa jornada , y que tiene el más raro valor
de desprenderse de un trofeo poniendo en mis manos una espada que ha cobrado un precio
extraordinario por el mismo hecho de no haber sido jamás rendida; un jefe semejante, un
corazón tan noble, se habría, estoy segura, interpuesto, de haberlo podido, entre el matador
y su víctima, y habría ahorrado un sacrificio tan estéril para su patria como desastrosos
para mi corazón.
A este propósito no puedo menos que expresarle a Ud. que es altamente consolador en
medio de las calamidades que origina la guerra, presenciar el grandioso despliegue de
sentimientos magnánimos y luchas inmortales que hacen revivir en esta América las
escenas y los hombres de la epopeya antigua. Profundamente reconocidas por la
caballerosidad de sus procedimientos hacia mi persona y por las nobles palabras con que se
digna honrar la memoria de mi esposo, me ofrezco muy respetuosamente de Ud. su atenta
y afectísima segura servidora.

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